La Biblia y la Teología de la Liberación. Un desafío.

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cuuaruu ue la oerna TT LA BIBLIA Y LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN. UN DESAFÍO Eduardo de la Hace 40 años la Teología de la Liberación (TL) hizo su “presentación en sociedad”. Una serie de escritos, entre los cuales el libro, con el mismo título, de Gustavo Gutiérrez irrumpió en el ambiente teológico internacional. De diversas maneras se intentó desacreditarla, sea minimizándola o focalizando-distorsionando algún aspecto (“es teología pastoral”; o “es marxista”, decían), pero la TL se siguió abriendo camino en el pensamiento teológico latinoamericano, y muy rápidamente ingresando en el pensamien- to africano, asiático, negro, indígena, femenino, etc.). Esto no im- plica que mermaran las críticas, más bien, se le sumaron persecu- ciones y martirios. Pero limitándonos al estricto plano teológico, la cuestión fundamental de la oposición, radicaba y radica en que, según los adversarios, esta no es verdadera -o recta- “teología”. Por eso, en un primer momento los diferentes escritos de la TL se concen- traron en la pertinencia de tal pensamiento teológico. Uno de los principales interrogantes era si estábamos ante una “teología de genitivo” (teología acerca de la liberación; así como había teolo- gías de la esperanza, o teología del desarrollo), o si se estaba pre- tendiendo algo más. Con el tiempo, empezaron a surgir distintos 1Correo electrónico: [email protected]

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LA BIBLIA Y LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN. UN DESAFÍO

Eduardo de la

Hace 40 años la Teología de la Liberación (TL) hizo su “presentación en sociedad”. Una serie de escritos, entre los cuales el libro, con el mismo título, de Gustavo Gutiérrez irrumpió en el ambiente teológico internacional. De diversas maneras se intentó desacreditarla, sea minimizándola o focalizando-distorsionando algún aspecto (“es teología pastoral”; o “es marxista”, decían), pero la TL se siguió abriendo camino en el pensamiento teológico latinoamericano, y muy rápidamente ingresando en el pensamien­to africano, asiático, negro, indígena, femenino, etc.). Esto no im­plica que mermaran las críticas, más bien, se le sumaron persecu­ciones y martirios.

Pero limitándonos al estricto plano teológico, la cuestión fundamental de la oposición, radicaba y radica en que, según los adversarios, esta no es verdadera -o recta- “teología”. Por eso, en un primer momento los diferentes escritos de la TL se concen­traron en la pertinencia de tal pensamiento teológico. Uno de los principales interrogantes era si estábamos ante una “teología de genitivo” (teología acerca de la liberación; así como había teolo­gías de la esperanza, o teología del desarrollo), o si se estaba pre­tendiendo algo más. Con el tiempo, empezaron a surgir distintos

1 Correo electrónico: [email protected]

escritos sobre los grandes temas teológicos, presentados “desde” la TL: cristología, eclesiología, antropología, sácramentos, pasto­ral, espiritualidad, pneumatología, etc., con lo que iba quedando cada vez más claro que se trataba de un pensar teológico integral que no quiere limitarse a un tema, la liberación, sino que desde la experiencia creyente de la liberación, pretende “hacer teología”.

La TL pretendió y pretende hacer teología “desde” un lu­gar, desde “el lugar del pobre”, “desde el reverso de la historia”, “desde las víctimas”. Por eso se presentó desde los comienzos co­mo “acto segundo”, como un hablar a partir de la praxis, un “/«- tellectus amoris”, un “principio misericordia”. Este “hablar des­de” fue diferente según el propio “lugar” en el que se vive. O, no es la misma la realidad del indígena en Guatemala que en Uru­guay, el afro en Brasil que en Chile, las víctimas de la violencia en El Salvador que en Venezuela... Así como no son las mismas realidades de opresión e injusticia, son también distintas las expe­riencias integrales o parciales de liberación: los Sin Tierra son brasileños, el sandinismo es nicaragüense, el peronismo es argen­tino, el EZLN es mexicano y el sumak qawsay es andino. En el mismo sentido, las praxis pastorales son diferentes en sus expre­siones y sus planteos. Es “desde” aquí, desde estas praxis creyen­tes, que la TL empieza a “hablar de Dios”.

Pero la TL, porque “es teología”, tiene su método. Afir­mar que este es “ver-juzgar-actuar” es cierto, pero es a su vez re­lativo porque todo ver ya tiene introyectado un juzgar, un prejui­cio, y se realiza desde un actuar; el juzgar, a su vez, es siempre desde “un lugar”, no existe un juzgar “químicamente puro”, y el actuar es siempre a su vez un ver. Este método se vio comple­mentado por otros métodos, como es el caso de la “hermenéutica de la sospecha”, aportada por la teología feminista2. Digamos, en­tonces, que el método ver-juzgar-actuar, con estos matices, es el método propio de la TL. Pero hay más: Clodovis Boff trabajó in­tensamente el tema del método de la TL3. Intentó -y a mi juicio

Sobre el tema escribí en E. de la Sema, “¿Ver-Juzgar-Actuar en San Pablo?", RevistB 52 (1990) 85-98.iQ»n^°^’ Teología *° político. Sus mediaciones, Salamanca. Sígueme,

, Teoría do método teológico. Petropólis: Vozes, 1999 (2a. edición revi- saxici).

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logró- dar respuesta a un interrogante fundamental: ¿hacen teolo­gía los pobres? Porque si se piensa “desde los pobres”, ¿cómo se hace?, ¿qué dicen? Así presenta este breve esquema que parece fundamental para entender el pensamiento teológico y su mé­todo4:

TL profesional TL pastoral TL popular

Descripción Más elaborada y rigurosa

Más orgánica con relación a la praxis

Más difusa y ca­pilar, casi es­pontánea

Lógica De tipo científico: metódica, siste­mática y dinámica

Lógica de la acción: concreta, profètica, propulsora

Lógica de la vi­da: oral, gestual, sacramental

Método Mediación socio- analítica, media­ción hermenéuti­ca, y mediación práctica

ver-juzgar-actuar Confrontación Evangelio y vida

Lugar Institutos teológi­cos, Seminarios

Institutos pastora­les, centros de for­mación

Círculos bíbli­cos, CEBs, etc.

Momentosprivilegiados

Congresos teoló­gicos

Asambleaseclesiales

Cursos de entre­namiento

Productores Teólogos de pro­fesión (profesores)

Pastores y agentes pastorales, seglares, religiosas, etc.

Participantes de las CEBs con sus coordina­dores

Producciónoral

Conferencias, aulas, asesorías

Discusiones, evan­gelio

Comentarios,celebraciones,dramatizaciones

ProducciónEscrita

Libros, artículos Documentos pasto­rales, mimeografia- dos varios

Itinerarios,mapas

4 C. Boff, “ Epistemología y método de la Teología de la ”, en I. Ella-curía - J. Sobrino, Mysterium Liberationis. Conceptos fundamentales de Teo­logía de la Liberación I, Madrid: Trotta, 1990, p. 93.

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Sin duda que se podría completar el cuadro, ya que faltan -por ejemplo- canciones, papelógrafos, en las producciones po­pulares; y falta también una reflexión acerca de dónde se “nutre” la TL, pero valga esto a modo de esquema. Es precisamente des­de este cuadro que parece pertinente mirar el lugar de la Biblia y los estudios bíblicos en y para la TL.

1.- La Biblia y la Teología de la Liberación

Los estudios bíblicos también pueden presentarse en es­tos mismos tres niveles: popular, pastoral y profesional, o acadé­mico. Pero es necesario destacar que estos tres niveles no pueden funcionar como compartimentos estancos, y que deben nutrirse mutuamente, inspirarse, acompañarse. Es verdad que no deberían entremezclarse, ya que un libro académico difícilmente “diga al­go” en ambientes populares, o una dramatización difícilmente sea tenida en cuenta en la academia. Pero a su vez, también, sería grave que un nivel o modo de pensar se considerara “superior”, excluyente o considerara irrelevante a otro, ya que los tres son necesarios e importantes en el pensar teológico.

La Lectura Popular de la Biblia es un modo claro de un hacer teología (= Biblia, en este caso) en un sentido popular. Del mismo modo, la colección “Comentario Bíblico Ecuménico”, o la revista RIBLA, por ejemplo, tienen una intencionalidad pasto­ral. Esto no significa que no haya interconexiones: las magníficas obras de Carlos Mesters, se dirigen a la lectura “ ” de laBiblia, pero son textos “ pastorales”, y muchas obras del DEI (Costa Rica), o escritos en RIBLA son claramente académicos, o profesionales. Sin embargo, quizás debamos decir que desde la muerte de Milton Schwantes y José Severino Croatto se extraña en el pensamiento bíblico latinoamericano, importantes obras académicas que sigan una metodología “profesional”, pero pen­sando y escribiendo “desde” la praxis de liberación de América Latina.

Demos todavía un paso más. Si miramos con atención al­gunas obras teológicas fundamentales de la TL deberíamos con­

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cluir que los estudios bíblicos latinoamericanos desde una pers­pectiva académica son todavía una deuda en la TL.

La obra “fundacional” de Gustavo Gutiérrez, Teología de la Liberación, al hablar de la pobreza en su multidimensionali- dad, al analizar los textos bíblicos5, cita con frecuencia a A. Ge- lin, A. George, J. Dupont, Van der Ploég, J. González Ruiz, entre otros. Lo mismo puede decirse de su excelente: Hablar de Dios desde el Sufrimiento del Inocente. Una reflexión sobre el libro de Job6 cita a N. C. Habel, W. Vogels, J. L. Sicre, J. Lévéque, R. Gordis, C. Westermann, entre otros.

Podemos señalar también que Jon Sobrino en Jesucristo liberador, para mirar el Jesús histórico, recurre con frecuencia a Rafael Aguirre; Víctor Codina en Para comprender la Eclesio- logía desde América Latina recurre a Norbert Lohfínk, Ray- mond Brown, Rafael Aguirre; L. Boff, que escribe antes de la “tercera pregunta” sobre el Jesús histórico, en Jesucristo libera­dor, recurre a Rudolf Bultmann, H. Zimmermann; Ignacio Ella- curía, en Conversión de la Iglesia al Reino de Dios, al comentar las bienaventuranzas, recurre a M. E. Boismard, P. Bonnard...7

La lista podría seguir, pero simplemente se pretende aquí señalar un primer objetivo: al recurrir a fuentes bíblicas para “hablar de Dios”, los teólogos de la liberación no recurren a'bi- blistas latinoamericanos. Es probable que la razón se deba a que la inmensa mayoría de los biblistas en América Latina se dedi­quen con entusiasmo y ardor pastoral a los otros campos teológi­cos ( pastoral y popular), y por lo mismo son realmente pocos lostrabajos y artículos académicos de biblistas latinoamericanos que piensan y estudian “desde” el lugar del pobre.

5 G. Gutiérrez, Teología de la Liberación. Perspectivas, Salamanca: Sígueme 1972, pp. 369-386.6 G. Gutiérrez, Hablar de Dios desde el Sufrimiento del Inocente. Una refle­xión sobre el libro de Job, Salamanca: Sígueme 1995.7 J. Sobrino, Jesucristo Liberador, Madrid: Trotta 1991; V. Codina, Para Comprender la Eclesiología desde América Latina, Navarra: Verbo Divino, 1990; L. Boff, Jesucristo Liberador. Ensayo de cristología crítica para nuestro tiempo, Santander: Sal Terrae 1987; I. Ellacuría, Conversión de la Iglesia al Reino de Dios. Para anunciarlo y realizarlo en la historia, Santander: Sal Terrae, 1984.

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Aquí surge un interrogante. Es cierto que hay una impor­tante cantidad de biblistas europeos y norteamericanos que tienen una interesante apertura a lo social, lo latinoamericano y la reali­dad del pobre. Algunos están citados más arriba. Es importante tener presente que la característica principal de la TL radica pre­cisamente en el “desde” dónde se piensa, se vive, se escribe... No deja de ser, a su vez, cierto que hay muchos teólogos y biblistas en América Latina que no escriben y reflexionan desde la reali­dad de los pobres, sino desde la academia, las ciencias, “desde un escritorio”; pero en nuestro caso, se echa de menos la falta de bi­blistas que estén en medio de la realidad de vida y muerte lati­noamericanas para su pensar y escribir. Aquello que con frecuen­cia repite Jon Sobrino, el Sitzim Leben y el Sitz im Tode desde el que se “hace teología”. Veamos, a modo de ejemplos:

❖ La reflexión teológica latinoamericana parte con mucha fre­cuencia del Jesús histórico, tanto para la cristología, como para la espiritualidad, la moral y la reflexión del discipulado y el seguimiento. Sobre el tema se está trabajando exhausti­vamente en todo el mundo, pero en la inmensa mayoría de los mejores trabajos llama la atención la ausencia del tema de “los pobres”. Seguramente por eso, José Ignacio González Faus se atreve a sugerir que en el “sínodo” ficticio que da ori­gen a Un Judío Marginal, falta un estudioso “del Tercer Mundo”8. Es verdad que hay algunos trabajos que tienen en cuenta la realidad del pobre, pero varios de ellos son de una preocupante falta de seriedad y rigor académico. Por otro la­do también es cierto que hay muchos de alto nivel académico, como los de Rafael Aguirre, por ejemplo, pero aunque los hay sensibles a la dimensión de la pobreza, no los hay “des­de” el pobre.

♦♦♦ Desde Juan Luis Segundo hasta nuestros días se señala la im­portancia que tiene el tema de la “idolatría” en el pensamien-

8 J. I. González Faus, Otro mundo es posible... desde Jesús, Santander: Sal Terrae 2010, p. 430; se refiere a que J. P. Meier dice que su objetivo es escribir un libro corno el que escribirían en un “cónclave no papal” estando de acuerdo sobre el Jesús histórico, un católico, un protestante, un judío y un agnóstico (J. P. Meier, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús Histórico I. Las raíces del problema y la persona, Navarra: Verbo Divino 1998, p.29).

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to teològico. E1 gran teòlogo uruguayo ya afirmaba (1970) que en América Latina el problema no es -como lo es en el “Primer” mundo-, el ateísmo, sino “la idolatría”. El tema si­gue patente, por ejemplo en los trabajos de Jung Mo Sung. Y hay buenos escritos sobre el tema, como por ejemplo en la tradición profètica, planteado por José Luis Sicre. Sin embar­go, tampoco hay abundantes estudiosos latinoamericanos que escriban padeciendo la idolatría “en carne propia” (aunque, es evidente, la idolatría no es tema exclusivamente latino­americano; que de “ídolos” el primer mundo sabe bastante)9.

♦♦♦ La reflexión política sobre el Imperio no es nueva, pero es a su vez siempre nueva. Imperio supone poder, ejercicio del poder, súbditos, esclavos... Hay dominador y dominados. En los últimos tiempos se ha trabajado y sigue trabajando mucho la ideología-teología imperial en tiempos de Pablo y del cris­tianismo de los orígenes. El aspecto profundamente subversi­vo y contra-cultural resalta con frecuencia (lo mismo ha de decirse frente al imperio Babilónico, o Persa, como destaca­ron Schwantes y Croatto). Y aunque hay muchos que escri­ben en zonas “imperiales” sensibles a esta realidad, no es lo mismo un texto escrito por quienes tienen esa sensibilidad que otro escrito por o desde las víctimas.

❖ El Espíritu. La importancia del espíritu y la espiritualidad acompaña al pensamiento teológico latinoamericano desde los orígenes, y continúa vigente en nuestros días10. Señala

9 Ver E. de la Sema, La idolatría, una clave de interpretación de 1 Corintios, RIBLA 20 (1995) 131-148; ampliado y actualizado en La idolatría en 1 Co- rintios, ¿una clave de interpretación?, en V. M. Fernández - C. M. Galli (eds.)Testigos... y servidores de la palabra, Le 1,2. Homenaje a Luis Heriberto Rivas, San Benito, Buenos Aires 2008, 111-134; ibid., Los ídolos, causantes del asesinato de Jesús de Nazareth, Cuadernos de Teología 16 (1997) 117-128.10 Ya en Teología de la Liberación, G. Gutiérrez planteaba el tema de la espiri­tualidad, cosa que continuó en Beber en su propio pozo: en el itinerario espi­ritual de un pueblo (1983), del mismo modo J. Sobrino, Liberación con espí­ritu. Apuntes para una nueva espiritualidad, (1985) y Víctor Codina, Creo en el Espíritu Santo. Pneumatología narrativa (1994); No extingáis al Espí­ritu (1 Tes 5, 19). Una iniciación a la pneumatología (2008); y recientemente Prioridade teológico-pastoral da pneumatología hoje: “ Espirito precede a vinda de Cristo” (Sao Basilio) en Perspectiva Teológica, Belo Horizonte, Año 44, Numero 122 (Jan/Abr 2012), p. 69-86.

Víctor Codina, la diferencia de “orden o precedencia” de Cristo-Espíritu propia de Juan, y la precedencia Espíritu-Cris­to de los escritos lucanos11. La importancia de la espirituali­dad en todos los aspectos eclesiales, y el desarrollo que ha te­nido en la TL invitan a una profunda mirada desde el “propio pozo”, en un caminar histórico conducidos por el espíritu en nuestra propia realidad latinoamericana. Estudios bíblicos profundizando nuestra espiritualidad, desde nuestro propio pozo, desde nuestro caminar eclesial siguen todavía siendo esperados y necesarios para enriquecer el caminar teológico.

Valgan estos ejemplos simplemente como muestra. Pero avancemos un poco más, siempre señalando aspectos que no pre­tenden ser ni exhaustivos ni complexivos.

J i v u i w y i u la I I U C I C I U I U M . U l l U t í S a T I O

2.- De la Teología a la Biblia

Veamos algunos temas que se han trabajado en la TL y que bien podrían ser más estudiados por biblistas latinoameri­canos:

❖ Pensando “desde” su propia realidad conflictiva, desde Mons. Romero, y especialmente Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino en El Salvador han teologizado temas como el martirio, la vio­lencia, el Siervo Sufriente, las víctimas. La fecundidad de su pensamiento desde la propia realidad de vida-muerte invita a buscar en el mundo bíblico decenas de aspectos y temas que podrían aportar “alma” a la teología salvadoreña. No sólo re­currir a los llamados “ Cantos del Siervo Sufriente de Lave”12;también podemos tener en cuenta la realidad de un “pueblo crucificado” -tema propio de Ignacio Ellacuría-que puede

1 Lo señaló recientemente en su ponencia en el Congreso Intercontinental de Teología, Sao Leopoldo (Brasil), 9 de octubre 2012, de próxima publicación.

La lectura de los Cantos del Siervo de Yavé tiene hoy muy distintas posibili­dades de interpretación, y es académicamente razonable mesurarlas para adoptar aquella que tenga más visos de probabilidad, y no la que más “nos conviene”; cf. J. L. Sicre, Introducción al profetismo bíblico, Navarra: Verbo Divino 2011, pp. 314-315.

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también analizarse en textos de Pablo (1 Co 1) o del Evange­lio de Marcos, por ejemplo13.

❖ Pensando “desde” la realidad indígena, Eleazar López y el CENAMI, o desde el mundo afrobrasileño, Toninho y el gru­po ATABAQUE, han teologizado temas como la tierra, la inculturación y la síntesis o sincretismo. Las propuestas de “des-helenizar el cristianismo”, que recientemente reiteró J. I. González Faus14 muestran con algunos ejemplos que algunos temas o ideas centrales del cristianismo son más bien heléni­cos que judeo-cristianos. Una buena deconstrucción ayudaría a no confundir como propio lo que es accidental, que es una de las acusaciones principales que se formula a estas teolo­gías; saber reconocer lo propio del mundo bíblico para pro­fundizarlo distinguiéndolo de lo propio de una encamación cultural, parece una tarea recién en sus comienzos. No es ne­cesaria o propiamente cristiano lo que de hecho es una incul­turación en el mundo helénico, y que bien podría ser a su vez realidad “encamada” en otros ambientes. Por otra parte, des­tacar la importancia de lo sapiencial por sobre lo académico- científico en la teología podría ayudar a entender que no hay “una sola manera” de hacer teología. Repensar en el “teólogo Jesús”, que “habla de Dios” ortodoxamente, con un lenguaje sapiencial, bien podría ayudar a encontrar elementos para ha­cer teología desde realidades que no se estructuran según la “lógica occidental” pero son verdadera teología. Como la de Jesús.

❖ Pensando desde la realidad de las periferias de las ciudades, Pedro Trigo en Venezuela, o los grupos cercanos a la “teolo­gía del pueblo” iniciada por Lucio Gera en la región urbana o sub-urbana de Buenos Aires15, teologizan también la dimen-

13 E. de la Sema, El pueblo crucificado. Aspectos bíblicos, Proyecto 33 (1999) [en Homenaje a Ignacio Ellacuría] 115-141.14 Cfr. J. I. González Faus, Des-helenizar el cristianismo, entre otros lugares en www.curasopp.com.ar/36.php.15 P. Trigo, La cultura del barrio, Caracas: Gumilla-UCAB, 2008; J. C. Scannone, Aportaciones de la teología argentina del pueblo a la teología latinoamericana, en S. Torres - C. Abrigo (Coord.) Actualidad y Vigencia de la Teología Latinoamericana. Renovación y Proyección; Santiago de Chile: Univ. Católica Silva Henríquez, 2012, 203-225.

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sión de “Pueblo de Dios’V cultura, historia. No es este el lugar de pensar lo que se llama la “Pastoral Urbana”, a veces de moda en algunos lugares (moda que implica “dinero”) y otras veces muy seriamente pensada16; la realidad de las periferias es un tema complejo, muchas veces bastante diferente a la de las urbes. Bíblicamente, son interesantes los aportes por ejemplo de John H. Elliott a la Ia carta de Pedro desde las ciencias sociales17; los estudios -aunque conflictivos en los últimos tiempos- sobre la Historia de Israel y su relectura querigmática de los autores veterotestamentarios, los estudios sobre el Evangelio de Mateo en su diálogo y tensión con las autoridades judías sobre Israel, la distinción tardía entre cris­tianos y judíos18 sin duda aportan al pensar teológico del pue­blo de Dios y la cultura.

Estos ejemplos, suponen un “desde” que es común por una parte, pero con “propios” de cada región; y sin duda son sim­plemente ilustrativos ya que podrían multiplicarse. ¿Se debería esperar que biblistas europeos o norteamericanos investiguen y escriban sobre ellos y “desde” ellos, o sería razonable que tam­bién biblistas latinoamericanos hagan suyos los planteos para “hablar de Dios” desde nuestra propia realidad.

Es acá donde quizás se impone el diálogo, por una parte entre teólogos y biblistas, a fin de que por un lado no se pretenda o se elabore una teología que no parta y se nutra de la Biblia (“la Biblia, alma de la teología”) y a su vez biblistas que aporten fun­damentalmente al pensamiento teológico para “deshacer ídolos” y “hablar rectamente de Dios” y no preocupados por detalles meno­res o análisis extraños. Pero, por otra parte, el diálogo entre los que participan de la lectura popular de la Biblia y los estudiosos profesionales, a fin de que los primeros no terminen haciéndole

16 Como es el caso de C. Galli, Dios vive en la ciudad. Hacia una nueva pas­toral urbana a la luz de Aparecida, Buenos Aires: Ágape libros, 2012.

Ver J. H. Elliott, Un hogar para los que no tienen patria ni hogar: Estudio crítico social de la Carta primera de Pedro y de su situación y estrategia(título que no mantiene el interesante juego de palabras del original inglés: A Home for the homeless), Navarra: Verbo Divino 1995; luego retomado en su monumental comentario a 1 Pedro de la colección Anchor Yale Bible (2001).

Eduardo de la Sema, De Jesús a la “Gran Iglesia”. El nacimiento del cris­tianismo, Buenos Aires, Ágape libros 2012.

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decir a la Biblia lo que esta no dice (riesgo siempre patente), y que a su vez los biblistas académicos se nutran del “desde” que la lectura popular puede aportar, y no terminen investigando -como se dice irónicamente- “si los ángeles pueden volar para atrás”.

No se entienda que hablamos de “encerrarse” en autores latinoamericanos o del Tercer Mundo. Sin duda hay enormes bi­blistas y estudios en América del Norte y Europa que no se pue­den ni deben ignorar; sea para discutir o dialogar, sea para recibir o asumir. Pero por otro lado no podemos ignorar que casi todo es­tudio serio de América Latina es ignorado en una suerte de “prin­cipio Natanael” (¿puede salir algo bueno de América Latina?) por teólogos y biblistas del Primer Mundo. Si bien los grandes y tra­dicionales teólogos de la liberación ya han conseguido ciertas cartas de “ciudadanía” en la comunidad académica (aunque sea para rebatirles o criticarlos), eso no sucede ni con la mayoría, en especial las nuevas generaciones, ni con los pocos biblistas aca­démicos que intentan escribir “desde” la realidad, vida y muerte de los pobres. A veces, tampoco por parte de los mismos teólogos latinoamericanos.

3.- De la Biblia a la Teología

Me permito, a continuación, señalar algunos temas bíbli­cos (que tampoco pretenden ser exhaustivos) que podrían pensar­se académicamente por biblistas latinoamericanos, y que parecen ausentes en otros estudios teológicos19.

❖ Viviendo y padeciendo el mundo del (dios) Mercado, de una ciudadanía que se adquiere por el acto de comprar y vender, donde muchos son rechazados o ninguneados o invisibiliza- dos por no tener acceso al mercado, y son tenidos por “no-

19 En lo personal, he trabajado alguno de estos temas en revistas académicas co­mo la Revista Bíblica, de Argentina, y en otros ámbitos. También debo aclarar que siendo profesor de Nuevo Testamento, y dedicándome especialmente a San Pablo, seguramente me faltan elementos para encontrar más temas en el mundo veterotestamentario, del judaismo, y el mundo apócrifo. Además no podemos, sin embargo, ignorar la dificultad de publicar artículos en revistas académicas o libros en nuestra región.

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humanos” sin derechos reconocidos por los auténticos “ciu­dadanos”, los trabajos ya mencionados de J. H. Elliott sobre los “extranjeros” en 1 Pedro, sobre “los que no tienen hogar”, los “no ciudadanos”, o “no pueblo”, adquieren otros matices. La urgencia de la hospitalidad remarcada por la misma carta (y en varios escritos de las primeras generaciones cristia­nas)20, tiene miradas muy diferentes en territorios de tanto desplazamiento por la violencia, de tantos migrantes por el hambre y la desocupación, de tantos que son tratados como “extranjeros” en su propia tierra (con lo que también remiti­mos a la situación vivida por muchos israelitas en tiempos del post-exilio, que significó -y se acrecentó con el correr de los imperios- volver o estar en una tierra que ya no sería suya). La importancia que adquieren los “códigos domésticos” (1 Pe, Col, Ef) leídos desde las ciencias sociales, en este contexto, no debería dejar de resaltarse y repetirse con nuestras propias realidades culturales en el horizonte.

❖ La idea de la “ciudadanía”, en contraste conflictivo con la “ciudadanía imperial”, romana, no debe dejarse de lado. Ya no se piensa -por ejemplo en Pablo- que somos “ciudadanos del cielo” en el sentido de que no somos “de este mundo”; en Fil 3,20 la idea paulina es que la comunidad cristiana de Fili- pos (que era colonia romana) debe verse a sí misma como “colonia de Dios” en medio de la ciudad pagana, colonia ro­mana, y debe dejarse conducir por la novedad traída por Cris­to que está en los cielos (Rm 10, 6), “ diciendo quecada cristiano de su auditorio, incluso los esclavos, tienen un mundo común (commonwealth) más grande y superior y que su ciudadanía radica en una capital más distante que Roma, llamada cielos”21. Ante tantos tenidos por no-ciudadanos, seaen el exilio, por la pobreza, por género, orientaciones sexua­les, color de piel, o las más diversas razones, no deberíamos descuidar un nuevo modo diferente de ciudadanía de la pro­

Ver Femando Rivas, Modelos de hospitalidad en la primera Caria de Cle­mente a los Corintios, en C. Bernabé Ubieta y C. Gil Arbiol, Reimaginando los orígenes del cristianismo. Relevancia social y eclesial de los estudios sobre Orígenes del cristianismo, Navarra: Verbo Divino, 2008, pp. 373-398.

Ben Witherington III, Paul’s Letter to the Philippians. A Socio-Rhetorical Commentary, Michigan - Cambridge: Eerdmans, 2011, 216-217.

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puesta por la “ciudadanía” ilustrada. En este caso, es evidente que se tiene por ciudadano el que se adapta a un determinado modo de vivir, pensar y actuar; nada más distante al otro mo­do posible que propone Pablo. En este mismo sentido parece que deben entenderse, por ejemplo los exorcismos. Mientras muchos pretenden que los sectores marginales de la sociedad se “adapten” a este mundo, y muchos quedan a los márgenes de la sociedad, especialmente los sectores más vulnerables: niños, mujeres, pobres, que quedan, en muchas ocasiones, alienados y quebrados, Jesús les propone otro mundo posible, el Reino en el que tienen cabida sin necesidad de adaptarse al “mundo este”22.

❖ La tensión escatológica que Pablo plantea entre “este mundo”, que no debe entenderse en sentido dualista helénico, en con­traste con el “otro mundo posible”, tiene una riqueza teológi­ca sumamente importante. Como se dijo más arriba, se ha tra­bajado recientemente el anti-imperialismo de Pablo23, el mis­mo lenguaje paulino parece cargado de términos que deben ser entendidos como contra-culturales frente al Imperio. Bas­ta con ver el sentido con que se utilizaban términos tales co­mo fides/pistis, ekklesía, evangelio, hijo de Dios, exaltación, paz, salvación, parusía/venida, cruz, gracia para descubrir la propuesta claramente subversiva del Apóstol y los primeros cristianos. La sociedad de consumo, el statu quo, el “concier­to de las naciones”, estar “insertados en el mundo” parece ser el único modo posible de vivir y ser, y hacia el cual todos de­berían aspirar, aun sabiendo que nadie podrá alcanzarlo. Sin duda que la tensión paulina entre carne y espíritu debe ser vista en este sentido. Un análisis de todas “las obras de la car­ne” en “el mundo este”, que en América Latina tiene rostros muy marcados, podría dar cabida a nuevos “catálogos de vi­cios”, y dar más fuerza a los frutos de los nuevos tiempos pa­ra los que la ley del mercado no tiene cabida. El contraste

22 Ver, por ejemplo, Esther Miquel, Jesús y los espíritus. Aproximación an- tropológlca a la práctica exorcista de Jesús, Salamanca: Sígueme 2009. La autora propone una distinción entre terapeutas “morales” que son los que pre­tenden adaptar al sujeto a la realidad circunstante, y terapeutas “amorales”, co­mo es el caso de Jesús, que busca reconstituir a la persona de un modo crítico del statu quo (pp. 93-96).23 David Alvarez, Pablo y el Imperio Romano, Salamanca: Sígueme 2009.

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contra-hegemónico entre este mundo y sus poderosos que asesinaron al profeta desarmado de Galilea, y la debilidad extrema de Jesús (especialmente contrastada en Filipos que, no por casualidad, era colonia romana), sirve de buen ejem­plo24. Una revalorización subversiva de los valores contracul- turales inaugurados por Jesús viene a contrastar con “este mundo” que parece ser el mundo de “paz y seguridad” (1 Tes 5,3), el mundo “como debe ser”, para los poderosos.

❖ Los temas que se estudian en los ambientes académicos bí­blicos podrían multiplicarse, y cientos de ellos podrían apor­tar mucho al pensamiento teológico latinoamericano, y por ello sería importante que también fuera trabajado e investiga­do por biblistas latinoamericanos a fin de enriquecer con el propio “desde” tanto a los biblistas como a los teólogos. Casi a modo de síntesis de esta parte, mencionemos brevemente algunos temas más: La mujer. La importancia de la mujer, en este caso entendido como “tema”, debería ser profundizado casi urgentemente. No deja de estar presente en muchos ám­bitos tanto los muchos y excelentes trabajos de teólogas (y teólogos) feministas de todo el mundo25, en trabajos bíblicos, también de todo el mundo26, y en teólogas (y teólogos) de la liberación. Sin embargo, la indispensable liberación femenina requiere una mirada propia de teólogas/os latinoamericanos (¡y la hay!) y de biblistas. En lo personal, conocemos algunos trabajos bíblicos populares o pastorales, pero no académicos en favor de la liberación femenina, y creemos que son impor­tantes y necesarios27. Especialmente, porque la mujer pobre es doblemente víctima, por no hablar de la triple victimiza-

24 N. Miguez, Filipenses: la humildad como propuesta , RIBLA 62(“Las voces originarias de Pablo”) (2009) en http://www.claiweb.org/ribla/ribla 62/nestor.html.25 Sin pretender agotar el tema, basta recordar a modo de ejemplo los excelentes trabajos de E. Schüssler Fiorenza y de E. Johnson.

Recientemente E. Estévez, Qué se sabe de... Las mujeres en los orígenes del cristianismo, Navarra: Verbo Divino 2012 (en pp. 13-74 presenta un exce­lente estado de la cuestión de los trabajos feministas, del rescate de la mujer, su visibilización).

Hemos escrito sobre el tema en E. de la Sema, El lugar de la mujer en los escritos de Pablo, en Donde está el Espíritu, está la libertad. Homenaje a Luis H. Rivas con motivo de sus 70 años. (E. de la Sema - J. L. D’Amico, coords.) (Buenos Aires 2003) págs. 379-407.

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ción de las mujeres pobres indígenas o afro. No se trata de repetir lo que dicen las teólogas o biblistas del Primer Mundo, con realidades propias y diferentes (aunque con mucho en co­mún que debe ser tenido en cuenta), pero la realidad del dolor causado a la mujer (incluso en el seno de la propia Iglesia) merece un pensamiento propio, para lo que los biblistas ten­drían mucho que aportar.

❖ Finalmente, notemos la importancia que empieza a tomar en varios estudios bíblicos la religiosidad popular. Es el caso de los aportes que la nueva arqueología permite descubrir. Una sociedad en la que el 85% de la población vivía en el am­biente campesino, difícilmente podía ser reconocida en las in­vestigaciones sobre palacios o templos. Conocer la religiosi­dad israelita, por ejemplo, permite un análisis más preciso de los mensajes de los autores veterotestamentarios28, lo mismo que conocer la realidad de las comunidades paulinas o de las primeras generaciones cristianas. Resulta extraño que inten­tando mirar “desde” el “lugar del pobre”, y buscando una “lectura popular”, en muchos casos, al hablar de “religiosidad popular” una de las primeras palabras que se opone es un “pero...” acompañado por “purificación”, “concientización”, o ideas semejantes que no parecen reflejar un “desde” el po­bre, sino “desde” la ilustración. Una mirada a la síntesis que se va dando entre la fe de Israel y los pueblos que lo rodean, o entre el Evangelio de Jesús y lo propio de cada región y de cada lugar, puede aportar al pensamiento teológico latino­americano. Y la pregunta a los textos bíblicos “desde” la mi­rada del pobre, puede aportar respuestas siempre nuevas y siempre desafiantes.

28 A modo ilustrativo puede verse W. G. Dever, Did God Have a Wife? Archaeology and Folk Religion in Ancient Israel, Michigan-Cambridge: Eerdmans, 2005, donde los dos primeros capítulos analiza los conceptos de reli­gión, religión popular, y el contexto (pp. 1-31) y la “historia de la historia” y las aproximaciones a la misma (pp. 32-62).

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Conclusión

En este trabajo, expresamente, no hemos pretendido ago­tar el tema, simplemente hemos mostrado espacios, temas, y am­bientes en los cuales queda mucho por hacer y hay mucho más por decir. Creemos haber mostrado, al menos, que entre los estu­dios bíblicos académicos y la TL hay un encuentro y un diálogo pendientes. Para empezar, ambos deben estar en atenta escucha del “clamor del pueblo” de Dios, de los pobres, que en sus dolo­res y esperanzas, en sus pasos y sus sufrimientos señala a teólo­gos populares, pastorales y académicos el paso de Dios en nuestra historia a fin de que la “praxis creyente” a favor del pobre nos conduzca al “acto segundo” de la reflexión teológica. En este diá­logo está pendiente, por parte de los teólogos: preguntar, cuestio­nar, desafiar y escuchar a los biblistas latinoamericanos para que se elaboren serios, rigurosos y académicos trabajos de investiga­ción bíblica en orden a aportar al pensamiento teológico latino­americano. Por parte de los biblistas, mirar con atención los gran­des desafíos teológicos del presente, de nuestro “aquí y ahora”, en atenta escucha de los signos de los tiempos a fin de escrutar la Palabra de Dios, de preguntarle desde un lugar propio a fin de aportar a los teólogos y de pensar desde el Sitz im Leben und Sitz im Tode latinoamericanos. El diálogo mutuo, la pregunta mutua, el aporte mutuo, la respuesta, la mirada común parecen una tarea pendiente. Y un desafío.