Interpretaciones de Aristóteles: homenaje a Quintín Racionero

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Interpretaciones contemporáneas de Aristóteles. (El Aristóteles de Quintín Racionero 1 : una racionalidad ampliada). Simón Royo Hernández 2 Independent scholar Quintín Racionero era un hombre enciclopédico con múltiples conocimientos y saberes muy amplios. Consideraba que la experiencia era radicalmente histórica e insistía en que el conocimiento de los contextos históricos y de las controversias filosóficas (referentes polémicos) eran indispensables para poder entender a cualquier pensador, así como todo el devenir del saber desde los griegos hasta nuestros días. Aristóteles (junto con Leibniz o el segundo Wittgenstein) era el pensador que le resultaba más afín, así como del que más sabia; si bien contaba con una sólida formación en toda la historia del pensamiento. Traductor de La Retórica de Aristóteles, trabajo que le llevó 11 años de su vida 3 , pensaba que esa obra era sumamente relevante dentro del pensamiento del Estagirita. Intentaremos dar cuenta de su visión del tenido por más grande sabio de todos los tiempos, Aristóteles, señalando sus afinidades y discrepancias con las interpretaciones más reputadas actualmente del filósofo en cuestión. Vamos, por tanto, a suprimir las también variadas lecturas de Aristóteles por parte de los exégetas antiguos, los seguidores del Liceo, los lectores de época helenística, los romanos, árabes, medievales y hasta los modernos (hegelianos y neokantianos), para centrarnos, salvo excepciones puntuales, en los contemporáneos. Con ello hablaremos con 1 Quintin Racionero Carmona: Wikipedia (14/04/2015): http://es.wikipedia.org/wiki/Quint%C3%ADn_Racionero#Bibliograf.C3.ADa Dialnet: http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=70729 2 Dialnet: http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=173082 3 El trabajo de traducción de Quintín Racionero tuvo que tener en cuenta célebres traducciones anteriores a fin de procurar mejorarlas, como la de Antonio Tovar en castellano, pero aún más importante fue que tuvo muy en cuenta los principales y más completos y consistentes comentarios, como el monumental trabajo en alemán de R. Kassel Der Text der aristotelischen Rhetorik (1971) y su consiguiente traducción (1976). Racionero adjuntó a su traducción una extensa Introducción sobre el estado de la cuestión de la Retórica en Aristóteles y mediante sus 1.580 notas a pié de página proporcionó un comentario sistemático proponiendo una interpretación sintética general, discutiendo puntualmente los problemas de crítica textual y ofreciendo un análisis histórico y filosófico del texto en cuestión. 1

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Interpretaciones contemporáneas de Aristóteles.(El Aristóteles de Quintín Racionero1: una racionalidad ampliada).Simón Royo Hernández2

Independent scholar Quintín Racionero era un hombre enciclopédico con múltiplesconocimientos y saberes muy amplios. Consideraba que laexperiencia era radicalmente histórica e insistía en que elconocimiento de los contextos históricos y de lascontroversias filosóficas (referentes polémicos) eranindispensables para poder entender a cualquier pensador,así como todo el devenir del saber desde los griegos hastanuestros días. Aristóteles (junto con Leibniz o el segundoWittgenstein) era el pensador que le resultaba más afín,así como del que más sabia; si bien contaba con una sólidaformación en toda la historia del pensamiento. Traductor deLa Retórica de Aristóteles, trabajo que le llevó 11 años desu vida3, pensaba que esa obra era sumamente relevantedentro del pensamiento del Estagirita. Intentaremos darcuenta de su visión del tenido por más grande sabio detodos los tiempos, Aristóteles, señalando sus afinidades ydiscrepancias con las interpretaciones más reputadasactualmente del filósofo en cuestión. Vamos, por tanto, asuprimir las también variadas lecturas de Aristóteles porparte de los exégetas antiguos, los seguidores del Liceo,los lectores de época helenística, los romanos, árabes,medievales y hasta los modernos (hegelianos yneokantianos), para centrarnos, salvo excepcionespuntuales, en los contemporáneos. Con ello hablaremos con1 Quintin Racionero Carmona: Wikipedia (14/04/2015): http://es.wikipedia.org/wiki/Quint%C3%ADn_Racionero#Bibliograf.C3.ADaDialnet: http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=707292 Dialnet: http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1730823 El trabajo de traducción de Quintín Racionero tuvo que tener encuenta célebres traducciones anteriores a fin de procurar mejorarlas,como la de Antonio Tovar en castellano, pero aún más importante fueque tuvo muy en cuenta los principales y más completos y consistentescomentarios, como el monumental trabajo en alemán de R. Kassel Der Textder aristotelischen Rhetorik (1971) y su consiguiente traducción (1976).Racionero adjuntó a su traducción una extensa Introducción sobre elestado de la cuestión de la Retórica en Aristóteles y mediante sus 1.580notas a pié de página proporcionó un comentario sistemáticoproponiendo una interpretación sintética general, discutiendopuntualmente los problemas de crítica textual y ofreciendo un análisishistórico y filosófico del texto en cuestión.

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mayor detenimiento de una serie de autores (entre los quese cuenta quien fuera nuestro profesor y amigo), loscuales, si bien no son desde luego todos los que son, sique, con seguridad, son los mejores de entre los que hay enla actualidad4.

Podría decirse que entre las mejores lecturas deAristóteles contemporáneas contamos actualmente con unasseis visiones, no necesariamente contrapuestas totalmenteentre sí, pero sí diferentes, que serían dignas de señalarcomo las más importantes:

1. La interpretación unitaria, neo-escolástica yteológica (Monseñor Agustin Mansion5; J. Owens;Giovanni Reale6).

4 La vigencia de las consecuencias de la lectura de Aristóteles porparte de investigadores como Enrico Berti y Quintín Racionero en lacomunidad científica, unas consecuencias que aparecen, por ejemplo, enpensadores políticos de la actualidad, es bien notoria. Como ejemplobaste citar el siguiente párrafo de una obra reciente de ErnestoLaclau: “¿qué ocurre si el campo de la lógica fracasa en suconstitución como un orden cerrado y se necesitan mecanismos retóricos(…) se convierten entonces en instrumentos de una racionalidad socialampliada”. (Ernesto Laclau La razón populista. FCE de España, 2005.Capítulo I: «La denigración de las masas», pág.26).5 En Lovaina se fundó toda una colección de estudios aristotélicos enla que se publicaron obras de insignes estudiosos tales como A.Mansion, E. Nuyens y G. Colle; el Pontifical Institute of MedievalStudies de Toronto publico la monografía sobre la metafísica aristotélicaescrita por J. Owens, una interpretación teologizante y unitarista.(Véase: A. Mansion Introduction a la Physique aristotélicienne. Lovaina-París,1945)... Puede resultar sorprendente que el tomismo aristotélico-escolástico sobreviva sobre todo entre estudios relacionados con lalógica y la ciencia, pero no sorprende tanto si se descubre que de loque se trata con ello es de pretender afianzar la legitimación yjustificación de la creencia teísta en principios absolutos. Lo mismocabe decir del central interés por la Metafísica, a partir de la cualleen la Física en esta corriente de interpretación. En España puedecitarse el trabajo de Jesús de Garay Los sentidos de la forma en Aristóteles(Eunsa. Ediciones de la Universidad de Navarra. Pamplona, 1987) comoun ejemplo de la actualidad de las interpretaciones medievales delEstagirita.6 Giovanni Reale Il concetto di filosofia prima e l’unità della metafisica di Aristotele.

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2. La interpretación idealista y neo-kantiana (A.Trendelenburg7; F. Brentano8).

3. La interpretación genético-evolutiva (W. Jaeger; F.Solmsen).

4. La interpretación problemático-aporética (I. Düring9;P. Aubenque10).

5. Las interpretaciones teofrástica y hegeliana (Hegel11,Zücher12).

7 Idealista, platonista y kantiana, la lectura de Trendelenburg de Aristóteles -asimilado como continuador y en consonancia con el Platónidealista- ya no es muy tenida en cuenta y ha quedado un tanto obsoleta. Su traducción del De Ánima está muy viciada por sus presupuestos y pre-comprensiones. 8 Mejor suerte que el anterior ha tenido Franz Brentano que se ordenósacerdote católico en 1864 pero que en 1870, cuando el Vaticanodeclaró dogma la infalibilidad del Papa, abandonará los hábitos ycontraerá matrimonio. Su obra Von der mannigfachen Bedeutungen des Seiendennach Aristoteles (Freiburg im Breisgau 1862) [Sobre los múltiples sentidos del ente enAristóteles. Traducción de Manuel Abellá. Editorial Encuentro. Madrid2007] comienza por una dedicatoria a Trendelenburg. Ha sido importantepor la recepción de su filosofía por parte de filósofos como EdmundHusserl y Henri Bergson, o incluso Martín Heidegger y Pierre Aubenque,entre otros… Al final de su vida, en 1911, publica el volumen segundode su Psicología de 1874 y dos estudios sobre Aristóteles, Aristoteles undSeine Weltanschauung (Aristóteles y su concepción del mundo) y Aristoteles’Lehre vom Ursprung des menschlichen Geistes (La doctrina de Aristóteles acercadel origen del espíritu humano). Centrado en La Metafísica Brentano sesitúa más bien junto a los intérpretes más metafísicos y escolásticosde Aristóteles frente a los más historicistas (hegelianos) yneokantianos, influyendo no obstante en la posterior fenomenología(doctrina de la intencionalidad), en la posterior filosofía analíticadel lenguaje y en la posterior psicología. Sus interpretaciones deAristóteles suponen un referente polémico fundamental para elAristóteles de Quintín Racionero, siendo en gran medida antagónicassus visiones del Estagirita.9 Ingemar Düring Aristoteles. Darstellung und Interpretation seines Denkens. C. WinterUniversitätsverlag, Heidelberg 1966. [Aristóteles. Exposición e interpretación de supensamiento. Traducción y edición de Bernabé Navarro. UNAM, México1987].10 Pierre Aubenque Le problème de l´être chez Aristote. Bibliothèque de philosophiecontemporaine. Presses Univ. de France, 1962. [El problema del ser en Aristóteles.Taurus, Madrid 1981]. Aubenque sigue una interpretación de cuñoheideggeriano, mediante la cual demuestra que el concepto de analogíausado posteriormente por Tomás de Aquino constituye una formulaciónque no se encuentra en Aristóteles. No obstante Aubenque es tambiéndeudor, en cierta aunque menor medida, de la platonización tomista deAristóteles, como se evidencia en su decisión de traducir phrónesis porprudencia. Pierre Aubenque La prudence chez Aristote. Paris. 1963. [La prudencia

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6. La interpretación hermenéutico-retórica (Q.Racionero13; Enrico Berti14).

La más importante de todas las interpretacionescontemporáneas del Estagirita ha sido la genético-evolutiva, propuesta en los trabajos de Werner Jaeger15

desde su: Aristóteles: bases para la historia de su desarrollo intelectual(1923; traducción española 1946). Jaeger ya proporcionóallí su tesis fundamental según la cual habría unen Aristóteles. Editorial Crítica. Barcelona 1999].11 No podemos aquí abordar algo tan amplio como las lecturas hegelianasde Aristóteles de modo que remitimos a un artículo de Fray José MaríaArtola Barrenechea sobre el particular: «La lectura hegeliana de lafilosofía de Aristóteles» (1978) quizá un poco anticuado y detendencia teologizante y tomista pero sin embargo ilustrativo yrealizado por un gran conocedor del filósofo alemán:http://revistas.ucm.es/index.php/ASEM/article/download/ASEM7878110029A/18407 (Descarga: 2/03/2015). Para abundar en ello a través de un estudiopormenorizado y más reciente puede verse: Alfredo Ferrarin Hegel andAristotle. Cambridge University Press. United Kingdom 2004.Según Quintín Racionero la lectura hegeliana de Aristóteles adolecíade una inconmensurabilidad esencial, dadas sus respectivasconcepciones de la Historia. Para Aristóteles -según QuintínRacionero- la Historia era “lo irracional”, lo más irracional, alcontrario que para Hegel. Quintín indicaba que tal cosa se hacíabastante evidente si se tenía en cuenta lo que nos decía el Estagiritaen su Poética: “La poesía es más filosófica y elevada que la historia,pues la poesía canta más bien lo universal, y en cambio la historia loparticular” (Aristóteles Poética 1452a).12 Una tesis revolucionaria respecto a Aristóteles fue la de Zürcherque consideraba que el Estagirita era autor tan sólo de un 20% o 30%de lo que conservamos como su obra, siendo el resto en realidad obrade Teofrastro, el cual, trabajó durante una treintena de años sobrelos materiales legados por el filósofo. [Josef Zücher Aristoteles Werk undGeist. Verlag Ferdinand Schoningh, 1952]. Constituye una radicalizaciónde la tesis evolucionista de Jaeger pues afirma que la evolución delCorpus desborda ampliamente la evolución de Aristóteles. Su trabajo dediscriminación se basó en recurrencias estadisticas de partículasgriegas, amparándose en el Index Aristotelicum de Bonitz, pero no haprosperado ante las críticas de otros especialistas. La parte exactaque pudiera corresponder a Teofrastro dentro del Corpus aristotélicoestá aún por determinar.13 Para el Aristóteles de Quintín Racionero nos basamos en suIntroducción y notas a su traducción de la Retórica, en su curso sobreAristóteles de 1993, en inéditos y publicaciones periódicas, como Lapalabra persuasiva. Centros de interés de la Retórica de Aristóteles (Doxa 29, 2006), ensus 30 años de clases orales y conferencias sobre el Estagirita, asícomo en sus lecciones magistrales publicadas en La Inquietud en el barro I

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desarrollo paulatino de la filosofía de Aristóteles (enlugar de la concepción de un “Sistema16”). Según Jaeger elEstagirita pasaría primero de un platonismo fiel a unaruptura y un platonismo reformado, para después abordar sufilosofía especulativa, terminando su vida con una etapaempírica y naturalista. La tesis de la evolución delpensamiento de Aristóteles influiría en todos losespecialistas y sería proseguida por el discípulo deJaeger, Friedrich Solmsen, en lo que toca a la Lógica y laRetórica17. La noción de desarrollo de una obra, de un

(Dykinson, 2010). También en lo relativo a Grecia hemos atendido aotros de sus escritos, como los ensayos El Discurso de los Reyes (UCM, 1991)o Lo sagrado y lo perfecto (Trotta, 1993) así como su artículo Lógos, mito ydiscurso probable (UCM, 1997). Sin necesidad de citarle con precisiónprácticamente todo lo que decimos sobre Aristóteles en el cuerpo delpresente artículo procede de Quintín Racionero. En caso contrariosolemos usar las notas a pié de página. Tampoco citamos la referenciaexacta de los párrafos de los más famosos libros sobre Aristóteles quehemos expuesto, ya que nos parece obsoleto tomarnos el trabajo delaparato crítico completo cuando con los medios electrónicos actualescualquiera puede localizar cualquier cita en el libro electrónicocorrespondiente al mencionado o buscar en la Red, accediendo de esemodo al contexto y verificando de esa manera la exactitud de lafuente. Con todo hemos tratado de dar las referencias necesarias parael objetivo didáctico del presente escrito, que no es otro sinomostrar las interpretaciones vigentes más relevantes y actuales delEstagirita.14 Enrico Berti Le racione de Aristotele. Laterza, Roma 1989. [Las razones de Aristóteles. Oinos, Buenos Aires 2008].15 Un dato interesante que conviene saber es que Jaeger era discípulo de Wilamowitz, el gran filólogo y furibundo crítico de Nietzsche.16 Ya Heidegger nos advirtió en La época de la imagen del mundo (Holzwege,1960) que los griegos no tenían la noción de “Sistema”, lo cualdeslegitimará las lecturas tomistas y hegelianas que han pretendidoque en Aristóteles hubiese un Sistema.17 Prolífico historiador de las ideas especializado en el mundoclásico, Solmsen escribió inicialmente su: Die aristotelische Methodenlehre unddie spätplatonische Akademie, dissertation. Berlin 1928. Revisada ypublicada como: Die Entwicklung der aristotelischen Logik und Rhetorik, en 1975 y denuevo en 2001. Su contribución principal fue la realizada mediante susestudios sobre la Retórica de Aristóteles, si bien además se dedicó alestudio de Lucrecio y Epicuro o a cosas tan importantes como la deesclarecer el concepto de materia del Estagirita. En la vinculaciónentre Aristóteles y Epicuro destaca también entre toda la literaturaexistente sobre la materia el importante estudio crítico de EttoreBignone L’Aristotele perduto e la formazione filosofica di Epicuro. La Nuova ItaliaEditrice. Firenze 1936.

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continuo work in progress que implica a la temporalidad, queinvolucra a la necesaria e inevitable realizacióndiacrónica de la labor filosófica, nos enfrenta a esasfalsas sincronías que sugieren todas las teorías cuando sontomadas como una totalidad discreta y sistemática visiblede una sola vez en un momento dado del tiempo. No es deltodo una ilusión la hipótesis, según la cual, elpensamiento de un autor se puede captar exclusivamentedesde el propio presente manifiesto y, por tanto,mediatizado por cada época que se ha hecho cargo de eselegado. Pero gracias a la temporalidad con progresividades(e involuciones, que no escatología lineal ascendente) dela escritura, podemos contrastar los paradigmashermenéuticos de cada época con el nuestro y hallar, si esque no el siempre perdido verdadero Aristóteles griego, síal menos el Aristóteles consensuado por la historia de suinterpretación

Hay que quitarse de la cabeza el Aristóteles escolásticoque está dominado por una jerarquía de saberes quecomienzan por una Metafísica, prosiguen con una Lógica yfinalizan con una Ética y una Política; como si primero sehiciesen los libros teóricos y luego los prácticos. Esteorden es falso. La concepción de una filosofía como unpensamiento perfectamente articulado y acabado con su ejecentral en la Metafísica y en la Lógica, adolece de creerque los pensadores ya tenían toda su filosofía en la cabezadesde el principio de su labor de enseñanza y escritura. Alcontrario, cualquier experiencia de índole filosóficademuestra que las reflexiones se van realizandopaulatinamente y, en el caso de Aristóteles, abarcandovarios frentes que serían revisados y retocados enmúltiples ocasiones.

El método genético o evolutivo de Jaeger consistió, segúnsus propias palabras (en su libro paradigmático yaseñalado): “En aplicar el principio de desarrollo orgánicoa su creador (…) a fin de obtener la historia de sudesarrollo intelectual (…) impedida hasta ahora por la ideaescolástica de su filosofía como un sistema estático deconceptos (…) tan pronto como esta idea se abandona surgenaturalmente la cuestión del desarrollo histórico, pues es

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absolutamente imposible explicar el peculiar estado en quese encuentran los escritos conservados, sin hacer lasuposición de que contienen las huellas de diferentesestadios de evolución”.

También Ingemar Düring apuntalará el hecho de la evolucióndel pensamiento del Estagirita hasta postular unAristóteles aporético, esto es, con una filosofíainacabada, problemática y contradictoria. Con sus propiaspalabras, también, cabe señalar que: “FundamentalmenteAristóteles era un pensador problemático y un creador demétodos. Tenía ciertamente una fuerte tendenciasistemática, pero a aquello a lo que tendía era a unasistemática de los problemas (…) es imposible encontrar enAristóteles un sistema acabado, si se entiende con esetérmino una filosofía que exponga un edificio doctrinalbien conectado y fundado sobre un concepto de unidad”.

Quintín Racionero, asimilando la centralidad de la lecturagenético-evolutiva y de la lectura problemático-aporética,no estaba sin embargo de acuerdo con sus representantes enmuchas ocasiones. Con respecto a Jaeger discrepaba enmuchos detalles, como, por ejemplo, con la tesis del alemánsegún la cual Aristóteles habría tenido una brusca rupturacon el platonismo. Según Quintín, la ruptura con Platónhabría sido paulatina pero constante y habría surgido muypronto su discrepancia dentro de la Academia, aunque noabandonase del todo nunca un cierto platonismo. Aristótelesse acercaría a los retóricos y sofistas pero, como viejoacadémico, rechazaría caer en el relativismo, el despotismoilustrado y el ese panhelenismo de los mencionados (pues elsuyo sería algo diferente), salvando el programa de lafilosofía urdido por Platón a costa de rebajar suspretensiones epistemológicas. La exégesis de Aristótelespor parte de los especialistas llega a grandescomplejidades y profundiza en muchos detalles, siendo lamicro-exégesis tan importante en ocasiones como la macro-exégesis. Por ejemplo, Jaeger consideraba el Protréptico comoun escrito plenamente seguidor del platonismo, mientras queQuintín Racionero, ponía de manifiesto que ya habría decontener serias críticas a Platón. Una cuestión muy difícilde dirimir dado el estado del texto y aún más si además

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tenemos en cuenta que ya Platón se auto-criticó en suvejez.

En cualquier caso, hoy parece que la mayoría de losinvestigadores sostienen que la obra de Aristótelesconservada son composiciones a partir de un conjunto decursos que se retocaban y mejoraban a lo largo del tiempo,agrupadas por tratar de las mismas materias o asuntos. Susreceptores eran principalmente los alumnos de El Liceo, esdecir, personas preparadas de antemano para su comprensión,lo que hace de sus escritos un conjunto esotérico. Habríacompuesto el Aristóteles joven diálogos, como su maestro,pero no los hemos conservado. Existen varios catálogosantiguos de las obras de Aristóteles, como el conocido deDiógenes Laercio, pero la Obra que finalmente recibimos esla que preparó Andrónico de Rodas en el siglo I a.C.

Respecto a Jaeger nuestro profesor Quintín Racioneroabsorbió sus muchas virtudes y criticó sus escasosdefectos, uno de los cuales señalaba al decir que había queponer un límite al genetismo jaegeriano, ya que, aunquedeficiente, la compilación de textos que habíamos recibidoy que habían sido efectivos históricamente fue la realizadapor Andrónico de Rodas, en la que se basó la primera granedición crítica de Bekker (1831) por la cual citamos a Aristóteleshoy en día. De no hacerse así Aristóteles se nos diluiríaentre los aristotélicos y, para que no ocurra tal cosa,contamos con sus referentes polémicos, que sonprincipalmente tres: Demóstenes, Isócrates y Pirrón.

A través de su estudio de la Retórica de Aristóteles nosofreció Quintín Racionero tanto una interpretación de lamencionada obra en particular como una lección sobre elpensamiento del filósofo en general, ya que las cuestionesanalíticas y unitarias que problematiza en ese caso concreto sereproducen y son válidas para aplicarlas a la totalidad. Elestado de la cuestión aristotélica precedente había sidoevaluado por última vez con anterioridad por Enrico Berti18

y Quintín Racionero vuelve a realizar y actualiza eseestado de la cuestión. La vocación filosófica de nuestroprofesor le obligaba, finalmente, en contra de su propio

18 Enrico Berti Aristotele nella critica e negli Studio contemporanei (Milán, 1957).

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programa de investigación, a poner límites a lasinvestigaciones analíticas, con el fin de poder sostenerque, pese a todo, existe una especie de filosofía deAristóteles unitaria, con voluntad sistemática y que puedeser comprendida y trabajada en su conjunto ya queconformaría una visión omnicomprensiva de la realidad. Tuvoque poner por ello en entredicho la posición genético-evolutiva derivada de Solmsen, que con razón aislaba dosmomentos principales de redacción de la Retórica, unocorrespondiente a la época de la Academia y otro a la épocadel Liceo19. De modo que pudiera decirse que Quintín, peseal carácter fragmentario y distendido en el tiempo de laredacción de sus obras, terminaría por ser un defensor dela existencia de un “sistema” de Aristóteles20.

Según Quintín dadas las bases de la interpretacióngenético-evolutiva nos quedamos sin filosofía deAristóteles, lo cual, le parece inadmisible, de ahí su dar19 Aquí podemos recordar a Nietzsche (en: Homero y la filología clásica)diciendo que aunque la investigación analítica de la filología modernademostraba que las obras homéricas eran un refrito de textos dedistinta procedencia y, seguramente, de diversa mano, sin embargo paraél Homero era la Biblia de los griegos y una unidad de sentido y depensamiento.http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2580413 20 En esto discrepamos de quien fuera nuestro profesor, amigo ydirector de Tesis. De todas las investigaciones historiográficas yfilosóficas de Quintín Racionero se tendría que derivar,consecuentemente, una posición cercana al escepticismo y de ungenetismo, problematismo y analiticidad radicales, pero no pudonuestro profesor sino ser como los grandes pensadores que leprecedieron, defendiendo la posibilidad y teniendo la firme voluntadde proporcionar una visión comprehensiva, sistemática y conjunta de larealidad, si bien su prematura muerte le impediría haberla llevado atérmino. La Filosofía tendrá que dar el paso alguna vez de reconocerque no hay Sistema alguno de Filosofía, que todas esas tradiciones soninventadas y que al mirar con detalle el proceso de composición yredacción de la mayor parte de los pensamientos filosóficos siempre sedescubre que están forjados a pedazos, escribiendo y reescribiendo,corrigiendo y desdiciéndose o contradiciéndose, siendo truncados todosellos por la muerte de sus realizadores, pues el trabajo de una vidatiene la misma duración que la vida misma de su autor. El llamadopensamiento de Aristóteles empezó con él pero resta inacabado y todoslos que lo interpretamos no hacemos otra cosa sino procurardesarrollarlo y perfeccionarlo, pero sin llegar a lograrlo nunca, locual, como es bien sabido por Gadamer, es una consecuencia de lainfinitud de la interpretación.

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una de cal y una de arena y situar la decisión sobre elproblema en un ámbito meta-históriográfico y meta-filológico que presupone a ambos, es decir, en el ámbitodel propio pensamiento filosófico contemporáneo:

“El resultado es un predominio de lo discontinuo y el fragmento, endonde la coherencia del filósofo es sacrificada a la metodología delintérprete o, dicho de otra manera, en donde la lectura sintética de lasobras es preterida a favor de una lectura analítica de sus conflictos; yello en una forma en la que Aristóteles queda completamentedesarticulado, de suerte que sólo cabe ya al modo como lo intentóJaeger una interpretación global de su pensamiento en tanto quereferido al curso íntegro de su biografía. (…). Así pues, lasuperación de las interpretaciones genéticas, configura, hay queinsistir en ello, el clima de las actuales investigaciones sobre laRetórica. Sin embargo, si con esto resulta claro que la interpretaciónha de situarse en las coordenadas de una explicación unitaria ysuficientemente comprehensiva del pensamiento de Aristóteles, contodo, sería absurdo suponer que la aplicación de tal criteriometodológico suprime los problemas que plantea la composición de susobrasEn el caso que nos ocupa, las evidencias sobre tensiones conceptuales,reajustes y desarrollos diacrónicos son demasiado fuertes como para nopensar que la Retórica ha tenido una gestación morosa y acumulativa, enun transcurso de tiempo que además hemos de suponer dilatado. Ahorabien, si con la información de que disponemos no se alcanza, por lotanto, a suspender esta mayor verosimilitud de las hipótesisdiacrónicas, lo que en estos márgenes quiere decir la superación delos métodos genéticos es que, por primera vez, el análisis de losdiferentes niveles de composición de las obras del filósofo puedeafrontar una interpretación razonada de conjunto, sin desatender porello la historia real de su pensamiento. Nada impide que Aristóteles,a medida que haya ido corrigiendo y aumentando el cuerpo de suslecciones, se haya guiado en todo instante por un criterio deintegración sistemática; pero, más aún, lo que la aplicación de un ejediacrónico permite establecer es eso precisamente: el esfuerzo desíntesis, tal como queda reflejado en los sucesivos episodios de laescritura de sus obras. A partir de ahí, la tarea del investigador noes ya o no de un modo predominante la de preguntarse qué tensiones oqué estratos cronológicamente diferenciados se pueden reconocer en losescritos de Aristóteles, sino en virtud de qué criterios ha tenido éltales estratos y tensiones como conciliables sistemáticamente, hastaelaborar con ellos un único producto intelectual. Y éste es el núcleode la cuestión. (…).Si las hipótesis que he manejado en mi edición son ciertas, estareordenación final de la Retórica debió de tener lugar a principiosdel periodo del Liceo, más o menos entre 335 y 330. Pero lo importantees hacer notar cómo a lo largo de una composición que los dos estratosprincipales nos muestran tan dilatada, Aristóteles ha juzgado siempretener entre manos un mismo proyecto, bien fundido y coherente. La

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pregunta que se plantea es si podemos descubrir el sentido, el valoríntimo -y, en todo caso, uno- de este proyecto. Pero tal problema noslleva ya a cuestiones de análisis filosófico21”.

El marco filosófico contemporáneo desde el cual habría quesolventar el problema de la filosofía de Aristóteles enparticular (y de la filosofía actual en general) seríasegún la línea de pensamiento de Quintín Racionero el quesurgió en Alemania en los años setenta y ochenta del pasadosiglo XX entre pensadores como Gadamer, Habermas, Apel,Höffe, Kuhn, Schnädelbach, Riedel, Hennis, Lorenzen,Bubner, etc., referido a la racionalidad de la praxis yremitido a relecturas de Aristóteles tendentes a lareconfiguración de la racionalidad en un marco pragmático,argumental y controversial. En la posición de larecuperación de la retórica como elemento fundamental parala filosofía, (ahora, decididamente, filosofía práctica),fueron compañeros de viaje de Quintín Racionero, tanto M.Riedel (relación entre praxis y racionalidad) como Ch.Perelman (importancia de la retórica y de los ámbitos de laopinión, de lo verosímil y de lo probable), a lo quenuestro profesor y amigo añadiría su propia tesis de losespacios controversiales, de las polémicas como motores dela historia de la filosofía. La hermenéutica y lasociología de la ciencia (Heidegger y su noción deepocalidad, Thomas S. Kuhn y su noción de paradigma o ImreLakatos y su noción de programa de investigación), junto ala pragmática y la filología clásica, serían los elementosbásicos fundamentales de su interpretación y lectura deAristóteles, así como de su propia posición filosófico-política.

Ciertamente, gracias a estudiosos como Quintín Racionero laretórica de Aristóteles ha sido recuperada en nuestros díascomo teoría de la argumentación y la filosofía aristotélicaha sido en buena parte rehabilitada con respecto a supasado tomista y reajustada a la crítica certera a unamodernidad que creía que todo podía ser objeto deconocimiento científico riguroso. Ya no se tratará conPlatón de responder a la pregunta “¿Qué es lo justo?”, sinode dirimir en cuáles de todos los modos de vida posibles21 Quintín Racionero La palabra persuasiva. Centros de interés de la Retórica de Aristóteles (Doxa 29, 2006).

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hay encerrada una mayor dosis de justicia. Respecto a laética y la política, la epistéme de Platón, tiene que sersustituida por la phrónesis de Aristóteles. Pero, sinembargo, de no ser tan pregnante ya su uso, habría quecorregir la traducción usual de phrónesis por “prudencia”,por ejemplo, traduciéndola por “sensatez” o“razonabilidad”, ya que la primera palabra tiene unasconnotaciones cristianas que remiten exclusivamente a lavirtud moral, mientras que la palabra griega remite tambiéna una excelencia (areté) intelectual (noús)22. Gran parte delas confusiones terminológicas del legado aristotélico sehan debido al neoplatonismo (Plotino, Porfirio), y a latraducción al latín de los términos griegos realizada porBoecio en el siglo V-VI d.C. La tergiversación de SantoTomás de Aquino -siempre según Quintín Racionero- fue frutode una absorción por parte del santo del neoplatonismo y elagustinismo realizada con la finalidad de poder llevar aefecto una apropiación concienzuda de Aristóteles destinadapara su adaptación al cristianismo23. Pierre Aubenque22 Hay que tener cuidado con algunas traducciones de Platón yAristóteles al español que sorprendentemente gozan de difusión y hastase reeditan, como las de Francisco Samaranch o Patricio de Azcárate,realizadas del francés y no directamente del griego, que son por elloerróneas e inmanejables. Sobre las malas traducciones del liberaldecimonónico Azcárate es una buena muestra el excelente artículo deMaría González González «La censura en las traducciones de losclásicos griegos». Un texto que se puede encontrar en Internet:http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2960364Sobre las malas traducciones de F. Samaranch (no del griego sino delfrancés), no sólo de Aristóteles sino, por ejemplo, también delLeibniz latino, ya se pronunció en su día Quintín Racionero: “y la deF. de P. Samaranch, La profesión de fe del filósofo, Madrid, 1966, la peor detodas, traduce, no del latín ni de Leibniz, sino del francés y deBelaval, a quien también copia sus notas”. [Y aún así hay que lamentarque Samaranch -que al menos sabía francés- no obtuviese la cátedra deFilosofía griega de la UNED].23 Más acertado que el de Santo Tomás y sin contaminación platonizantepensamos que fue el Aristóteles de Averroes (origen del averroísmolatino). El averroísmo (seguido por Siger de Brabante) leía bien aAristóteles al determinar que para el Estagirita el mundo no eracreado sino eterno y que el alma individual no era inmortal, sino queperecía con el cuerpo, restando tan sólo como incorruptible elentendimiento activo o agente (nous poietikós), que no es individual sinocolectivo, perteneciente a toda la especie humana. Esa mente universal esla que hace posible que las mentes individuales conozcan. Pero en laHistoria, a menudo, no perdura ni triunfa lo más razonable y sensato.Las tergiversaciones pueden durar siglos y ser consideradas como

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habría recogido el error antecedente heredado del tomismoal traducir phrónesis por prudencia, recargando la virtudmoral en detrimento de la inteligencia, cuando phronein espensar y se relaciona con noein que es inteligir. La sensatez(phrónesis) consistirá en calcular las posibilidadesracionalmente para tomar una decisión.

Según Racionero aunque no se pueda mantener el idealcientífico de Platón podemos sin embargo realizar una éticay una política, así como una retórica y una poética. Nopodemos hacer una ciencia demostrativa del bien y del mal,individual (ético) o colectivo (político), pero sí que esposible calcular cuáles conductas son probablemente mejoresrespecto de aquellas que son probablemente peores.“Aristóteles renuncia a que la filosofía como cienciaabsorba todo lo real”. Mientras Platón pensaba en lajusticia y la ciudad ideal, sacando conclusiones de su merorazonamiento, Aristóteles recogía más de un centenar deconstituciones para indagar sobre cuál podría ser la másjusta. En este sentido es cierto que hay en el Estagiritaun componente empirista que no se encuentra en su maestro.Respecto a los intereses empíricos y biológicos deAristóteles, se puede decir que no estarían solamente alfinal de la vida del filósofo, como sugiere Jaeger, sino yadesde el principio, si tenemos en cuenta que su padre eramédico del rey de Macedonia y que pasó su niñez yadolescencia rodeado del gremio de los médicos.

Coincidirá Quintín Racionero con el también gran estudiosoEnrico Berti en mostrar que la racionalidad en Aristóteleses más amplia que la racionalidad científica como sedemuestra en las áreas de la retórica y de la poética dondeel discurso de la razón persuasiva y de la razón miméticapueden ser racionales pese a no ser susceptibles de untratamiento científico. Las propuestas de interpretación deBerti y Racionero tienen lo suficientemente en común paraque podamos agruparlas conjuntamente en la interpretaciónde Aristóteles que nos parece más acertada, la de lacorriente que bien pudiéramos denominar como exégesis

correctas y fieles interpretaciones luego regirse por laverosimilitud, si es que es mejor que pretender la verdad, nogarantiza tampoco el acierto, aunque puede que minimice el error.

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hermenéutico-retórica. Su tesis principal reside en laafirmación de que existen formas de racionalidad noreductibles a la racionalidad científica, donde loselementos subjetivos (pasiones y afectos) no se puedeneliminar y, sin embargo, ello no quiere decir que no sepuedan manejar de manera análoga a dicha racionalidad, nobuscando la verdad axiomática, sino lo que se parece a laverdad, esto es, lo verosímil, lo que es más probable quesea cierto. Esto sería algo ya propuesto por Aristótelespero olvidado recurrentemente por la Historia. Y lo mismoocurrirá con la ética y la política. La filosofía del jovenHeidegger24 sobre Aristóteles y la del viejo Gadamer25 sobrela phrónesis aristotélica como la forma más elevada delsaber práctico y modelo epistemológico de la hermenéutica,también influirán notablemente en la lectura de nuestroprofesor.

No estará, sin embargo, de acuerdo Quintín Racionero, conla defensa por parte de los teístas y teologizantes,incluso de los de la talla de Giovanni Reale, quedefenderán la unidad de la Metafísica de Aristóteles,encontrándose más bien entre quienes, como JonathanBarnes26, defiendan los diferentes estratos y épocas de sucomposición y su carácter, no de obra unitaria, sino de

24 Martin Heidegger Frühe Schriften, ed. de F.-W. von Herrmann, 1978. [Cfr.Franco Volpi Heidegger y Aristóteles. Buenos Aires, FCE, 2012]. Lasinterpretaciones heideggerianas de Aristóteles serán muy pregnantes enla contemporánea exégesis erudita del filósofo griego, sobre todo porsus tempranas Phänomenologische Interpretationen zu Aristoteles (Wintersemester1921/22) [Herausgegeben von Bröcker, Walter / Bröcker Oltmanns, Käte2., durchges. Aufl. 1994]. [Aristóteles Interpretaciones fenomenológicas sobreAristóteles. Informe Natorp (Trotta, Madrid 2002)].25 “Pues también el problema hermenéutico se aparta evidentemente de un saber puro,separado del ser. Hablábamos antes de la pertenencia del intérprete a latradición con la que se confronta, y veíamos en la comprensión mismaun momento del acontecer. El enorme extrañamiento que caracteriza a lahermenéutica y a la historiografía del XIX por razón del métodoobjetivador de la ciencia moderna se nos había mostrado comoconsecuencia de una falsa objetivación. El ejemplo de la éticaaristotélica podrá ayudarnos a hacer patente y evitar estaobjetivación, pues el saber moral tal como lo describe Aristóteles noes evidentemente un saber objetivo, esto es, el que sabe no seenfrenta con una constelación de hechos que él se limitase aconstatar, sino que lo que conoce le afecta inmediatamente”(H.G.Gadamer Verdad y Método. Salamanca, Sígueme, 1988, p.385).

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colección de textos27. La hermenéutica ha puesto demanifiesto que la obra de Aristóteles no es intemporal yque un autor, como dijera Gadamer, viene a ser ese autormás todas las interpretaciones que se han realizado sobreél.

En el caso de la Metafísica es importante señalar que unabuena parte de su controversia gira en torno a la famosafrase fundamental que aparece en el libro IV: “el ser se dice devarios modos” (Met., IV, 2; Bk 1003 a 33). Una interpretaciónescolástica que se remontaría a Santo Tomás habríaplatonizado a Aristóteles al atribuirle un sentido deanalogía entre el bien y el ser a dicha frase, lo cualestudiosos como Pierre Aubenque o Quintín Racioneroconsideraron del todo erróneo y no fiel al pensamientointegral del Estagirita. Así, nos dice Aubenque: “Y si, contodo, el ser en cuanto ser conserva cierta unidad designificación, no es la analogía la que permitirá explicareso. El error de los intérpretes escolásticos reside enhaberse apoyado en su propia teoría de la convertibilidaddel ser, lo uno y el bien, para extender al campo del serlo que Aristóteles sugiere únicamente a propósito de lassignificaciones múltiples del bien. Pero no hay textoalguno de Aristóteles que permita colocar al bien y lo unoen el mismo plano que el ser”. Seria salirse del propósitoy dimensión de estas páginas entrar a dirimir los problemasdel pensamiento aristotélico con detalle, baste, por tanto,26 Jonathan Barnes Aristotle (1982); hay traducción al español: Aristóteles. Cátedra 1998.27 1. La de la Metafísica de Aristóteles es una controversia digna deseñalar, (aunque la controversia sobre el carácter fragmentario de losescritos del Estagirita se ha producido prácticamente con toda suobra), por la importancia que le dieron a esa obra los medievales.Éstos la consideraron un vértice de su supuesto Sistema riguroso,acabado y omnicomprensivo. Se trata de una polémica que recuerda elenfrentamiento entre los filólogos del siglo XIX, entre losunitaristas y los analíticos, en relación con diversos autores griegosde literatura, historia o filosofía, que, a su vez se remonta a laexégesis bíblica sobretodo neotestamentaria. 2. Muchas obras clásicasgreco-latinas son en realidad fragmentos, así como muchos de lostenidos por fragmentos presocráticos, por ejemplo, consideradoserróneamente como “aforismos”, no son sino frases sueltas de lo quefueron en su mayoría libros completos, obras extensas de las que,solamente, quedan retazos, residuos, restos, frases sueltas.... Cfr. http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/royo67.pdf

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con señalar que la tesis escolástica según la cual el seren Aristóteles sería análogo o, como lo llamarían también,trascendental, le parecía a Quintín Racionero comorotundamente falsa, motivada por una tergiversación y porla inoculación de platonismo en el aristotelismo.

Aun sin tiempo ni espacio de desarrollo del problemaantedicho algo habremos de explicar sobre ello, sinembargo. Aristóteles parece afirmar la unidad del ser, perotambién dice que hay varias formas de ser al declarar queel ser se dice de muchas maneras. Esto resulta a primeravista contradictorio. Se llegó entonces a la conclusión deque el ser no era un término univoco, y luego de que elSer, el Ente, no era ni unívoco ni equívoco, sino más bienanálogo. Pero en el vocablo ser no hay homonimia oequivocidad (varios términos de igual forma, pero distintosignificado) sino sinonimia o igualdad. Para pretenderseguir resolviendo el entuerto la unidad de sentido deltérmino ser será llamada más tarde analogía deatribución, sosteniendo para ello que “ser” se dice propiay principalmente de la sustancia, y de todo lo demás porreferencia a ella. Pero en realidad, explícitamente,Aristóteles sólo llamó analogía -como bien señala Aubenque-a la proporción matemática, o igualdad de relaciones (porejemplo al describir la justicia distributiva en Ética aNicómaco, V, con lo que, erróneamente, los escolásticosvincularon bien y ser). Se trataría ahora de la llamada,también, más tarde analogía de proporcionalidad, pero queno resulta aplicable a la Ontología por más que aparezca enla Ética.

Justificando el punto de vista contemporáneo PierreAubenque defendió la tesis problemática o aporética segúnla cual tendríamos que distinguir entre las intenciones deAristóteles y las realizaciones efectivas de supensamiento. De modo que la anunciada ciencia del ser encuanto ser no será finalmente posible como cienciademostrativa. Con todo la Ontología lograría ser de algúnmodo una especie de ciencia del ser en cuanto ser y, almismo tiempo, tener múltiples modos de decirse,eminentemente cuatro, pues el ser se dice en Aristóteles:bien como sujeto (y predicados), bien como sustancia (y

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accidentes), bien como forma (y materia), o bien como acto(y potencia). Junto a la distinción entre sustrato omateria, forma y privación, Aristóteles crea otradistinción entre ser en potencia y ser en acto.

Que el ser se enuncia de varias maneras significa además que el sertiene diversos predicamentos o categorías. Hay dos tipos desubstancias: sustancia primera (el individuo concreto)y sustancias segundas (la especie y el género). Sinembargo, en sentido estricto, la sustancia es el individuo concreto.Las sustancias segundas son también algo real sin embargo,puesto que la ciencia es sobre lo universal. Estassustancias segundas, sin embargo, no existen separadamentede la sustancia primera, sino únicamente en ella.

En definitiva, la sustancia primera es lo verdaderamentereal, la sustancia en sentido estricto: ella esel sujeto último en el que tienen su existencia la especiey el género (e igualmente la esencia y la forma). Y lasustancia, es decir, el individuo concreto, es un compuesto(synolon) de materia (hylé) y forma (morphé), de ahí que sehaya tenido al modo de decir el ser como sustancia como elmás eminente (la ousología, como ciencia de las primerascausas y los primeros principios), si bien, ya QuintínRacionero, en sus lecciones, señalaba que la traducción deousía por substantia debida a Boecio y asimilada por losescolásticos era harto problemática.

Resulta importante señalar que la trabazón de los modos dedecir el ser en Aristóteles lleva a una disolución de loscompartimentos estancos de las distintas áreas de lafilosofía, ya que las ciencias quedan más cerca entre sí delo que tradicionalmente ha venido siendo considerado y lasformas de decir el ser (sustancia, forma, acto) resultan alfinal co-implicadas. Ciertamente habrá una relación entrela Ontología y la Ética pero no como la que pensaron losescolásticos y medievales, no al modo platonizante deigualar el bien y el ser (aunque en sentido estricto Platónincluso llegase a hablar de “el Bien más allá del ser” ensu República) sino al modo lógico-ontológico de considerarla perfección (entelecheia) del ser como aquello quejustifica la unidad de la pluralidad de decires en que se

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descompone el discurso de la Metafísica. Así lo explicabaQuintín Racionero:

“Resulta escandaloso que no se haya querido ver el estricto paralelismoentre Metafísica Z, capítulo 3, 1047 A 30 donde se cita exactamente laentelecheia como la condición ontológica del mundo, y Ética a Nicómaco 7-13en el que se propone un mismo programa y se habla de la “actividad quees dirigida”. Se trata, para ser moral, de llegar a ser y el mal totales obstaculizar la entelecheia (igual al “dejar ser al ser” deHeidegger...). La ontología aristotélica es por eso, en realidad, unaontopraxeología. El programa de la metafísica, en el nivel epistémicojustifica la ciencia, y en el nivel real requiere, integra, a la praxis.No cabe hablar de una ontología estática, sino que se hace dinámicamentea través de la acción del hombre, de la acción ética y de la acciónpolítica. De esta manera, las fronteras entre naturaleza y arte se hacenefímeras, se difuminan, el mundo queda pensado artísticamente (en elsentido griego de la expresión). Pero este mismo pensamiento, desde elpunto de vista negativo, supone que habrá que explicar por qué latradición aristotélica de Occidente se ha situado en otro punto devista: de la fisicidad en lugar del de la techné”.

Hemos de retroceder nuevamente para exponer mayormente lainterpretación de Aristóteles que Quintín Racionero nosofrecía, una lectura al hilo de los tiempos, unacomprensión simpatética al tiempo que distanciada (pues lapropia filosofía de nuestro profesor estaba imbricada eimplicada con la de Aristóteles, la de Leibniz28 y la deWittgenstein, principalmente29). Según Racionero, como yahemos apuntado, las más elevadas pretensiones deAristóteles no se habrían llevado a cabo en su totalidad ysi a algo pudiera denominarse el sistema aristotélico sería

28 Para Quintín no Hegel ni Marx sino el aristotélico juez de lascontroversias que veía en Leibniz sería quien principalmente habríaprocurado una cierta racionalización de la Historia: “Si la Ciencia, osea, la Filosofía, no contiene lo real sino a través de referenciasgenerales, incompletas y abstractas, y si las verdades no científicasson siempre verdades contingentes pero denotan lo real, esto no quieredecir que de estas últimas no quepa también un complexus doctrinarum, unsistema ordenado de conocimientos. Tal sistema no es ciertamente laCIENCIA, pero es la HISTORIA” (Quintin Racionero Ciencia e historia en Leibniz.1. Ideas leibnizianas de filosofía de la Historia: lo universal-abstracto y lo singular-concreto (real). Revista de Filosofía. Nº2/127-154 (3ª época). Editorial Universidad Complutense. Madrid,1989).29 “…el tipo de filosofía que uno escoge, depende, pues, de la clase depersona que se es” (J.G. Fichte Introducciones a la doctrina de la ciencia.Madrid. Técnos. 1987).

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a un programa de investigación (en el sentido de Lakatos)no llevado a término y del que estaría por discutir sugrado de consistencia y acabamiento. Esto es algo queaparecería ya en una obra tan temprana como el Peri hermeneias(De interpretatione) que delimitaría el lógos (discurso) propiodel Organon (instrumento, Lógica), un discurso que deberíaincluir (cosa que no hizo ni Andrónico ni los medievales) ala retórica y a la poética. El criterio de demarcaciónentre lo que es ciencia y lo que no es ciencia estaría enla teoría de la definición del Estagirita. Todo enunciadoes reductible a un enunciado de identidad del tipo S es P.Ciertamente podemos obtener definiciones de un sujeto decuya esencia se deducen unos predicados o atribuciones(categorías, palabra que en griego clásico tenía un origenlegal y remitía al acusado: Aristóteles no cierra la listaque ofrece). El sujeto es uno y los predicados muchos, lascategorías serán géneros que pueden ser rellenados porcualquier ente real (caballo, hombre, etc), con lo cual,tenemos, que una definición saturada sería la verdad incontestable, loque se da, dice Aristóteles, en muy contadas ocasiones, (sies que se da), ¿y cómo se da? Como ciencia teórica. Quintínlo explicaba del siguiente modo:

“Una definición saturada se da si actuamos de una manera que, enrealidad, no se produce jamás, es decir, se da en una forma que no seproduce nunca en la realidad. ¿Y eso por qué? Pues porque el lenguajereal (natural) arrastra afectos, opiniones y pasiones, a diferenciadel lenguaje formal. Luego en el lenguaje real no se da la definición.Para que se de tenemos que forzar el lenguaje, generar un lenguajeartificial, el lenguaje de la ciencia, el discurso apofántico odemostrativo (apo-fansis, significa, restar al enunciar todaadherencia sociológica o psicológica). La expresión A es B, C, D, ynada más, es una definición saturada, pero es también una abstracciónuniversal. Aristóteles dice que sólo cabe ciencia de lo universal,pero lo real es lo concreto, luego la definición saturada no es real(como quería Platón), porque en cuanto ponemos un sujeto real(concreto) los predicados se nos vuelven infinitos. Una definiciónesencial o saturada, un enunciado tal que muestre plenamente larealidad, sería posible si yo pudiese agrupar todas lascaracterísticas de un ente, por ejemplo, el caballo, lo que requeriríaun conocimiento de todos los caballos singulares (inducción completa)o bien una intuición (tal que viendo un caballo veo todos loscaballos) pero ambas cosas son según Aristóteles imposibles. Laintuición intelectual y la inducción completa son imposibles, (elprograma del racionalismo y el empirismo extremos nació muerto). Deahí que con Aristóteles haya que situar la ciencia en el campo de la

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probabilidad, de la inducción (epagogé) no completa, por acumulación deexperiencias singulares e históricas, pasando del muchos al todos. Ymediante ese paso ilegitimo sí que se produce una intuiciónintelectual, si hasta ahora no se ha dado una experiencia de un cisnenegro puedo dar el salto del enunciado -muchos cisnes son blancos- a -todos los cisnes son blancos- pero la intuición intelectual no es unaplenitud del conocimiento (como pretendieron los románticos al dotarlade características de aprehensión de lo absoluto) sino un artificiopara el descanso del conocimiento”.

De este magnífico modo se expresaba Quintín Racionero alexponer y explicar a Aristóteles, enseñándolo yactualizándolo, sin que sepamos cuánto pudiera poner elintérprete mismo en el autor estudiado y cuántocorrespondería al inaprensible pensamiento originario delEstagirita30.

30 Con asimilar un mínimo de pensamiento hermenéutico resulta yaquimérico, si es que no irrisorio, la costumbre escolar de trabajar lafilosofía clásica por autores, se realizan tesis sobre Platón,Spinoza, Kant, Hegel, y un largo etcétera, pretendiendo el absurdo derestituir “lo que verdaderamente dijo fulano” y tratando sus textoscomo si de la Biblia se tratase y sus autores fuesen los únicosdepositarios de la verdad completa. De ese modo surgen los fieles auna Iglesia, los platónicos, los tomistas, los spinozistas, loskantianos, los marxianos… o contemporáneamente, los heideggerianos,los deleuzianos, los derridianos… El especialista es obispo de laIglesia si es que no el mismísimo Papa y como resultado, no se piensa,sino que se repite como un papagayo lo que dicen que dijo fulano detal. Eso basta para hacer carrera académica, es quizá incluso loable ypuede incluso llegar a ser pedagógicamente provechoso, pero eso no esfilosofía, sino una sucursal de la historiografía. Si todos losestudiosos se limitasen a decir lo que dicen otros y a no decir nuncanada ellos mismos no habría nada nuevo nunca bajo el sol. Un buencatedrático de filosofía, como Quintín Racionero, no sólo dominaba ycombinaba un gran elenco de pensadores, aunque por supuesto estuvieseespecializado mayormente en unos que en otros, sino que tambiénconocía bastante bien muchas otras disciplinas además de la de lahistoriografía filosófica y, lo que es más, llegaba a tener unpensamiento propio con el cual estaban relacionados, cómo no, lospensadores que más le eran afines y más había estudiado. Su tempranamuerte y sus dificultades para el medio escrito, dos handicaps entremuchas virtudes que contrastaban altamente con su increíble talento yfacilidad oratoria, le impidieron escribir libros en los que hubieseplasmado su pensamiento propio. Aunque parece que hoy todo el mundoescribe, sin embargo, de los cerca de 400 catedráticos de filosofíaque hay en España, tan sólo puede decirse que escriban un pensamientopropio, como mucho, una exigua docena, pues los demás o se hanconsagrado a una Iglesia (dedicando sus vidas a dirimir cuántosremeros tenía Agamenón, como dijera Séneca en su Sobre la brevedad de la

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Quintín Racionero gustaba de poner ejemplos clarificadores,como buen maestro y pedagogo, y uno de los que solíacomentar al explicar a Aristóteles era ese del cisne. Porlo visto en Australia, donde aparecen de vez en cuandoanimales muy raros, se descubrió un cisne negro en el sigloXVIII, con lo cual, añadía Quintín, no pasaría nada,excepto que habría que modificar la definición y ya nopodría mantenerse que “todos los cisnes son blancos”,teniendo entonces que retornarse a la rebaja epistemológicade enunciar que “la gran mayoría de los cisnes sonblancos”31. Lo mismo ocurrió con el postulado o axioma de

vida) o, simplemente, ya no hacen nada excepto esperar la jubilación,viajar gratis y vivir del Estado, aprovechando a los becarios para queles hagan el trabajo docente y consiguiendo negros que les escribanlos manuales al uso. No es políticamente correcto declarar loantecedente en la Academia, quizá es propio de resentidosinvestigadores independientes que no han conseguido un puestovitalicio en la Universidad debido a su ineptitud o a la endogamia,pero no es el caso presente el de alguien que esté en contra de laUniversidad, sino, al contrario, el de quien suscribiría punto porpunto el gran escrito de Jacques Derrida La universidad sin condición. De ahíque nos podamos considerar honrados por escribir y poder aportar estaslíneas, aunque pensemos que, la labor filosófica, tendría querealizarse mayoritariamente por temas y no por autores, excepto en loscasos en que la pretensión de dicha realización sea estrictamentepedagógica y educativa. Es difícil en este punto que no se nosinterprete mal, pues quien escribe estas líneas tiene buenos amigos yexcelentes en su labor filosófica y pedagógica tanto en educaciónsecundaria como en la universidad. Se les paga por su docencia, estoes, por enseñar no Filosofía (acaso imposible) sino Historia de laFilosofía, y como no todos los dedicados a la enseñanza son iguales, -aunque haya personajes corruptos y fraudulentos en todos los empleos,abundantemente en la política e incluso en la filosofía-, tengo queelogiarles con respeto y admiración por su buena labor. En Españatenemos incluso grandes sabios que, en ocasiones, ostentan con decoroy pleno derecho el noble título de catedráticos (de filosofía u otrasáreas) máximos exponentes de unos estudios serios, académicos yreglados. Quintín Racionero fue uno de ellos. http://www.filosofiayliteratura.org/Lindaraja/transmutacionescritura.htm31 El ejemplo de los cisnes (blancos y negro) fue argumentado por elneopositivista Karl Popper en su ensayo “La lógica del descubrimientocientífico” (1934), que fue recogido como una corrección delverificacionismo por parte de su propuesta de falsacionismo. Elfalsacionismo será discutido y puesto en entredicho por Imre Lakatos ysi bien en filosofía de la ciencia es Popper muy respetado yrespetable, a nuestro juicio no puede tenerse en la misma

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las paralelas de Euclides, una supuesta verdad evidente eincontestable, definición saturada durante dos milenios:“por un punto exterior a una recta puede trazarse una ysólo una paralela”, la cual, con el advenimiento de lasgeometrías no euclídeas y el descubrimiento de la curvaturadel espacio, nuevas geometrías que definieron que: “por unpunto exterior a una recta pueden trazarse infinitasparalelas”, tuvo que redefinirse de la siguiente manerapara seguir siendo válido: “por un punto exterior a unarecta puede trazarse una y solo una paralela en el plano,es decir, en un espacio euclídeo de curvatura cero otendiente a cero”. Lo cual nos lleva a reconocer que lasdefiniciones son ciertamente posibles pero sonprovisionales y están sujetas a su posible futuramodificación o corrección. Puesto que finalmente parece queno podemos demostrar, sí podemos, sin embargo, refutar(falsacionismo), lo cual, no nos lleva ni al escepticismoni al relativismo, pues si el escéptico habla y afirma poneen marcha con ello el principio de no contradicción, esdecir, cualquier enunciado presupone operaciones de lainteligencia (nous). Y si el escéptico no habla tendráentonces que abandonar la comunidad humana.

Antes y previamente a las ciencias (teóricas: Filosofía primera,Matemática y Física, prácticas: Ética y Política y productivas:saberes técnicos y artísticos) hay una serie de principioso axiomas indemostrables que son necesarios para poderllegar a definiciones esenciales. De esos principios seocupa la Lógica, y ésta, está conformada por el Organon,compuesto como es bien sabido por las obras de Aristóteles:Categorías, De la interpretación, Analíticos Primeros, Analíticos Segundos,Tópicos y Sobre las Refutaciones sofísticas, un órgano del pensar oinstrumento de la filosofía dentro del cual habría queponer también, como se viene insistiendo, la Retórica y laPoética, como hiciese ya la tradición exegética árabeantaño. Los principios de la lógica, el principio de identidad,el de contradicción y el de tercio excluso, que son comunesa todas las ciencias y sin los cuales no se podría si

consideración su incursión en la filosofía política, ya que La Sociedadabierta y sus enemigos es una obra llena de falacias en la que se hanseleccionado muy injustamente las referencias para dar una imagentotalitaria de unos autores que, mirados de cerca y como buenosfilósofos, serían mucho menos absolutistas de lo que se presupone.

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quiera realizar ningún tipo de comunicación con sentido. Apartir de ello se llevan a cabo las operaciones dededucción (razonamiento silogístico) del lenguaje formal ocientífico. Aristóteles no señala que la realidad sea comodice, sin embargo indica que de no ser así no se podríasostener ninguna comunicación y por tanto, se destruiría lacomunidad humana. La ontopraxeología que Quintín Racionerodescubría en Aristóteles, (considerándola afín a las tesissobre los usos del lenguaje del segundo Wittgenstein), eralo que le llevaba a tener siempre presente la co-implicación ser-lenguaje, de modo que, lo que justificaríaen última instancia la ciencia, según Aristóteles, sería endefinitiva que de hecho nos comunicamos y que existe unacomunidad de hablantes que hace uso de la razón. El hechoontológico previo a la constitución de una ciencia es laexistencia de una comunidad, de ahí que según QuintínRacionero el método de Aristóteles, si pudiera decirsecartesianamente, sería un método hermenéutico. Sin unlenguaje común no habría ciencia pero como hay comunidadlingüística hay ciencia, y -señalaba Quintín conrotundidad- ciencia estricta y rigurosa.

Hay dos tipos de razonamientos silogísticos segúnAristóteles, el silogismo científico, consagrado a establecerdemostraciones, y el silogismo dialéctico, que no logrademostraciones pero sí probabilidades mayores o menores. Elúltimo tiene que estar abierto a las opiniones plurales, yaque cuando no tenemos una axiomática aún podemos tener unatópica (lugares), unas opiniones -análogas a la verdad diceAristóteles- mayormente verosímiles. De ahí la preferenciaaristotélica por un régimen político democrático orepublicano (politeia). En este punto pensamos queAristóteles estaría recogiendo la noción de alethés dóxa uopinión verdadera desperdigada por los diálogos de Platón.Porque donde no hay demostración científica hay diálogo(debate, confrontación de opiniones), hay una noción dedialéctica distinta de la pretendida por Platón y máscercana a la sofistica. Si bien frente a la confrontaciónradical de lógos de los sofistas (dissoi logoi), Aristóteles,propusiera un encadenamiento de lógos, un hacer uso de ladeducción. La ciencia (axiomática) no se discute, se hace,mientras que la dialéctica en Aristóteles necesita del

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debate y el acuerdo. Es en ese contexto de esa dialéctica(intermedia entre la platónica y la sofistica) en el cualAristóteles introduce la retórica, porque se hace entoncesindispensable una teoría de la persuasión, como complementode la dialéctica. Entra en juego el razonamiento sucio,pasional, atravesado por el thymós (pasiones y emociones),los discursos capaces de incorporar elementos afectivos ypasionales (enthymemas) sin destruirse por ello y quelogran ser tratados racionalmente. Así, si la retórica y lapoética no pudiesen entrar en la respuesta a la pregunta“¿cómo es posible la ciencia?” no formarían parte delOrganon, sin embargo, pensaba Quintín Racionero, como síque tendrían que entrar dentro de una Teoría General de laRacionalidad, entonces sí que tendrían que sercomprendidas, a su juicio, dentro del Organon.

La poética será junto a la retórica, la medicina natural,la ética y la política, otra de las disciplinas quetendrían que ser integradas en esa teoría de laracionalidad ampliada que Quintín Racionero veía yapresente en Aristóteles. Los enunciados históricos son paraAristóteles las narraciones tradicionales (mythoi) queconsisten en una acumulación infinita de acontecimientos,tratándose de un lenguaje distinto, diferente, al lenguajede la universalidad32. En un discurso abstracto del que sehubiesen abstraído los elementos de la subjetividad noentraría la Historia, luego desde el punto de vista de lalectura de Quintín Racionero de Aristóteles el materialismohistórico de Marx sería imposible. Para Aristóteles lohistórico es lo singular (hecho, suceso) y eso esirracional, por más que sea concreto. Sin embargo hay que

32 No vinculaba en este punto Quintín Racionero a la Poética aristotélicacon el estructuralismo de la antropología de Lévi-Strauss (mitos comouniversales estructurales y pensamiento salvaje como lenguaje de loconcreto), ni con los mitemas de T.S.Kirk, si bien había tomadopréstamos de Jean-Pierre Vernant en su “Discurso de los reyes”.Suponemos que Quintín Racionero o bien no tuvo tiempo de realizar estaconexión (no le interesaba demasiado el pensamiento francéscontemporáneo), o bien encontraba cierta inconsistencia en fundir unlenguaje de lo universal-estructural (esto es, abstracto) con unlenguaje de lo concreto (esto es, singular y real), pese a que vieseperfectamente y declarase que así era como operaba la poéticaaristotélica.

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decir aquí también que si actuamos en la Historia quizátambién podamos intervenir en ella.

Para Quintín Racionero una ontopraxeología como la que senos presenta en Aristóteles es también una teoría de laracionalidad ampliada. Ante la pregunta por “¿cómo accedera una universalidad que no es la científica pero que sí esracional?” en el caso de la retórica se respondería quetratando las pasiones (pragma, êthos, pathe; asuntos-hechos,carácter-costumbre, pasiones) como si fuesen susceptibles degeneralización, de modo que una mayor probabilidad depersuasión habría que presuponer como símbolo o signo deuna mayor analogía con la verdad o verosimilitud. Con elloAristóteles llega a una cierta reconciliación con laSofística. En el caso de la Poética de lo que se trataríaes de la creación no de universales abstractos sino deuniversales concretos (singulares), análogos a losabstractos, con los cuales se trataría de conseguir algomás que con la retórica ya que mediante los dispositivos dela ejemplaridad de los discursos poéticos se procura nadamás y nada menos que una paideia (educación) y, por tanto,una intervención social importantísima desde Grecia anuestros días. La estrategia de la ejemplaridad(paradeigmata) de la poética (y aquí Aristóteles sí que esplatónico, pese a reconfigurar el concepto de mímesis quedejaría de ser lo más bajo para convertirse en un modo denombrar al universal concreto) tendría que ser tambiénrecogida dentro de una teoría de la racionalidad ampliada.Aunque antiplatónico por su rehabilitación de la mímesis(imitación) Aristóteles también vincula la poesía a lamoral al decir que la primera tiene que ser moralmenteedificante y servir como paideia. Porque acciones diferentespero análogas son expuestas por un mismo signo (semiótica)de modo que además de las operaciones abstractas habríaoperaciones simbólicas. Los universales concretosracionales de la poética sirven de prototipo educativo yson la Epopeya (épica), la Tragedia y la Comedia33.33 Aristóteles expone en su Poética, como es bien sabido, que mediantela tragedia se desencadenaba una catarsis, una experiencia de espantoy turbación, de terror y miedo, que serviría de depuración de laspasiones, eliminando la desmesura, purgando el ánimo (purificación),limpiando y descargando el cuerpo y la mente de una pesada carga. Unade las razones del rechazo por parte de la filología clásica de la

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Prototipos poéticos serían por ejemplo las personalidades,como Don Juan, El Quijote, o el maquiavélico, quefuncionarían como paradigmas universales y concretos almismo tiempo, con lo cual, señalarían una ciertauniversalidad o generalidad, como aquella a la que nosremitimos cuando hablamos del donjuanismo, del quijotismo odel maquiavelismo34.

De acuerdo con la lectura de Racionero de Aristótelessiguiendo al Estagirita habría que concluir que el únicopunto de la realidad al que podemos acceder en últimainstancia es el de la acción, lo que significa que lateoría está muy bien pero que la prueba de fuego de lapraxis no puede ser dejada de lado. Por eso hablaba tantode ontopraxeología y por ello acuñó el concepto depragmática sucia, involucrando en el saber los intereses, lassubjetividades, las emociones y las pasiones. Es obvio quepuede descubrirse una geometría de las pasiones -al modo delos spinozistas, como Remo Bodei- y que se puede descubriruna racionalidad de los procesos emocionales y subjetivos,pero ello no quiere decir que los sentimientos contengan

primera obra de Nietzsche, El Nacimiento de la tragedia a través del espíritu de lamúsica, fue precisamente que el genial filósofo alemán ofrecía unaexplicación distinta a la de Aristóteles sobre la Tragedia. Ahorabien, puestos en este punto pensamos que, y es una tarea por realizar,la tesis del joven Nietzsche según la cual la tragedia sería unasíntesis de lo apolíneo-dionisíaco que reflejaría los dos impulsosestético-ontológicos constitutivos de la gran Grecia clásica, no seríainconciliable, si se la expurga de Romanticismo alemán, con la tesisde la función catártica de la tragedia de Aristóteles. Respecto a lacomedia, célebre hizo Umberto Eco la probable posibilidad de lapérdida del segundo libro de la Poética, aunque hoy se piensa que,efectivamente, o bien se perdió, o bien incluso nunca llegó a serescrita. En la comedia habría también una catarsis, una descarga quenos es bien conocida por el uso que hacemos de los chistes y lasbromas, que usan la hipérbole o exageración, la paradoja, la ironía yla desmesura, esta vez, contra la carga de lo políticamente correcto,algo que en términos freudianos encajaría con la liberacióninconsciente de lo no permitido y reprimido constantemente por laconciencia. 34 Frente al carácter ejemplarizante de la poética aristotélica vemosque en la historia de la literatura y las artes (o en dos de losejemplos propuestos: donjuanismo y maquiavelismo) abundarán los anti-héroes o prototipos del mal y no del bien, unos paradigmas queAristóteles, si bien no los censuraría, como Platón al expulsar a lospoetas que los generan de su república, seguramente no los aprobaría.

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racionalidad. No se ha inventado hoy la perogrullada de lainteligencia emocional sino que los oradores han sabido siemprecomo provocar en su auditorio ira, llanto, alegría,tristeza, así como siempre han sabido los filósofosrealizar introspecciones propias sobre sus propiossentimientos. Y aunque la introspección o el auto-psicoanálisis no tengan mucha validez por carecer de unavisión o control exterior, de ahí que uno no pueda, enrigor freudiano, auto-psicoanalizarse, el tratamientoracional de nuestras irracionalidades ha estado siemprepresente en el campo de la filosofía, concretamente, de unafilosofía práctica, pragmática o de la praxis.

A la pregunta kantiana y leninista sobre el “¿qué hacer?”se puede responder de diversas maneras y es coherenteresponder que lo que hay que hacer es hacer. Pero con elpragmatismo contemporáneo hay que tener tanto cuidado comocon los dogmatismos que intenta exorcizar, ya que, si de loque se trata no es de ser filósofo, ni artista, nicientífico, sino alguien dedicado a resolver problemas másallá de toda ideología, -y eso en aras de la coexistenciade la pluralidad y de la multiplicidad de proyectos de vidadiferentes-, se corre el peligro de comulgar con todo,aceptarlo todo y resolver los conflictos no ya de manerainevitablemente sucia, sino de forma nauseabunda.

Sin ocio35, azuzados por el negocio (nec-otium) y acuciadospor el tiempo acelerado de la producción y el consumo, nopuede haber escuela (scholé) ni Academia, ni Liceo, ni Uni-(di)-versidad. No puede haber ni pensamiento, ni arte, niciencia, lo cual, a la larga, es una solución que crea másproblemas de los que resuelve, pues tampoco podemosabandonar y retornar a un tiempo idílico anterior a laHistoria misma del tiempo y a la revolución neolítica, yaque semejante avance requeriría la muerte y la destrucciónde todo lo existente. El saber no está por encima del

35 “La felicidad perfecta consiste igualmente en el ocio. No nosprivamos de los ocios más que para conseguirlos, y es para vivir enpaz para lo que hacemos la guerra” (Aristóteles Eth. Nic. X, 7, 1177b 4-6). Sobre el ocio (scholé, otium) y su oposición a negocio (nec-otium),véase: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4139090

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tiempo. Tuvo su nacimiento y, probablemente, tendrá sufinal.

Aristóteles no era pragmatista pues siguió aferrado alproyecto de la ciudad-estado de la Grecia clásica aúncuando el Imperio macedónico (la primera globalización) eraya una realidad. Las filosofías helenísticas y elescepticismo académico fueron la primera anti-globalización, la respuesta a Alejandro Magno. Despuésvendrá la globalización de Roma y el auge del Derecho. Trasello más de mil años de oscuridad. En ese debate entre logreco-latino y lo judeo-cristiano, aún nos debatimos,intentando sin mucho éxito la participación de otrosinterlocutores. El ser humano es lo que hace y lo más nobleque puede hacer es filosofía, arte y ciencia (teórica,práctica y productiva), además de la nobleza que ya entrañaser una buena persona (un buen hombre y un buen ciudadano)portando una buena máscara. Dicho sea sin la carga deromanticismo alemán que tuvo Goethe al traducir de ese modo(y de otros más) el comienzo del heraclíteo evangeliojoánico de Efeso, terminaremos diciendo, como el autor delFausto: y al principio fue la acción y la acción se hizo palabra. ¿Qué otracosa nos queda hacer sino proseguir esa conversación?

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