hydro-logics and conflict

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Riego y desorden tecno-lógico. La disputa por el agua, el conocimiento y la técnica de la agroindustria en el valle del Jordán (Jordania) MAURO V AN AKEN Universidad de Milán-Bicocca (Italia) «Agua para los sedientos y conocimiento para los ignorantes» (Corán) Resumen La modernización de los sistemas de riego en el contexto de la agroindustria del valle del Jordán ha introducido un nuevo orden social, así como nuevas concepciones del territorio, el tiempo y el sentimiento de pertenencia. El nuevo orden técnico-hidráulico, caracterizado por un desorden continuo y por las manipulaciones locales que tienen lugar cada día sobre el terreno, nos muestra el predominio de un modelo altamente interdependiente, la relación contemporánea entre el agua y la sociedad, la creciente competición entre los múltiples actores y la dimensión cultural de este cambio radical en la gestión de los recursos. Palabras clave: riego, Jordania, valle del Jordán, gestión y manejo de los recursos, H 2 O, conocimiento, savoir faire, red, tecnología. 59

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Riego y desorden tecno-lógico. La disputa por el agua, elconocimiento y la técnica de laagroindustria en el valle del Jordán(Jordania)

MAUROVAN AKEN

Universidad de Milán-Bicocca (Italia)

«Agua para los sedientos y conocimiento para los ignorantes» (Corán)

Resumen

La modernización de los sistemas de riego en el contexto de la agroindustriadel valle del Jordán ha introducido un nuevo orden social, así como nuevasconcepciones del territorio, el tiempo y el sentimiento de pertenencia. Elnuevo orden técnico-hidráulico, caracterizado por un desorden continuo ypor las manipulaciones locales que tienen lugar cada día sobre el terreno, nosmuestra el predominio de un modelo altamente interdependiente, la relacióncontemporánea entre el agua y la sociedad, la creciente competición entre losmúltiples actores y la dimensión cultural de este cambio radical en la gestiónde los recursos.

Palabras clave: riego, Jordania, valle del Jordán, gestión y manejo de losrecursos, H2O, conocimiento, savoir faire, red, tecnología.

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1. Introducción

El valle del Jordán ha sido testigo en el último siglo de una intensa transforma-ción de sus paisajes y su población, en un contexto marcado por un pasado decontinuos enfrentamientos, tensiones fronterizas entre Jordania y los TerritoriosOcupados y la agroindustria. Estos tremendos cambios sociales y medioam-bientales han estado enmarcados por unos planes de desarrollo basados en unaagricultura intensiva en el uso del agua: el agua también se ha «desarrollado»insertándose en las nuevas lógicas y paradigmas y las nuevas infraestructurashidráulicas han establecido una nueva organización espacial. Pero la nueva rea-lidad técnica instaurada por el boyante mundo de la agroindustria no ha sidola única novedad, la gestión contemporánea del agua también ha introducidoun nuevo orden social y nuevas concepciones sobre el territorio, el tiempo y elsentimiento de pertenencia. En este entorno multicultural y de alta tecnología,el centro de la disputa, más allá de la pelea que los regantes mantienen por elagua, se ubica en el marco sociocultural y simbólico.

Consideraremos la historia contemporánea del valle del Jordán como un labo-ratorio hídrico de la modernidad, y al agua como la correa de transmisión delas relaciones sociales y culturales. A lo largo de la historia colonial de la India,Egipto o Sudán, así como de las Indias Neerlandesas, la gestión del agua y elriego siempre han jugado el papel de institución disciplinaria; un instrumentoindispensable en el intento por controlar la población y extender el dominioimperial a través de la incorporación de las áreas rurales a la colonia que mástarde sería nación. De la misma manera en que el Reino Unido convirtió a laIndia en un laboratorio de ingeniería hidráulica en la última mitad de siglo,1

los Estados Unidos y otros actores internacionales y plurinacionales han trans-formado, de manera similar, las zonas áridas del valle del Jordán en un labo-ratorio posmoderno de técnicas agronómicas e hidráulicas.

El caso del valle del Jordán, de manera más acentuada si cabe debido a las si-tuaciones de emergencia vividas en el último siglo, resalta algunas de las con-secuencias principales de la transformación radical de la relación entre el aguay la sociedad. Esta transformación se ha caracterizado por la introducción, nosin oposición, de una nueva relación de agua con nuevos patrones de conoci-miento y de tecnología, nuevas técnicas de trabajo y nuevos valores. El riego

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1 D. Gilmartin, «Scientific Empire and Imperial Science: Colonialism and Irrigation Technology in the IndusBasin», The Journal of Asian Studies, vol. 53, n.º 4, 1994, págs. 1127-1149.

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es un fenómeno social integral y, aunque generalmente se incluye dentro delterreno de lo técnico y de los expertos, constituye una red densa de interrela-ciones que conecta no sólo las diferentes técnicas y concepciones de la agri-cultura, sino las diferentes maneras de entender la relación del agua con elmundo y con la vida desde ópticas culturales y sociales que, a menudo, se opo-nen entre sí y, a veces, se superponen.

El nuevo orden hidráulico, técnicamente más eficiente, de la red hídrica hoyen día se caracteriza, aparentemente, por un continuo desorden: robos per-manentes de agua, manipulación de válvulas, sabotaje del agua o de los me-didores de presión por gran parte de los regantes locales. En pocas palabras,se viola constantemente la modernidad representada por la nueva infraes-tructura hidráulica. El agua se ha convertido, a buen seguro, en la piedra an-gular de una lucha local (y no tan local) y de la apropiación y manipulaciónde la nueva organización técnica. Estas prácticas, que suceden a diario, noson simples acciones «ilegales» u obstrucciones que rechazan la eficienciadel sistema o que pretenden cambiar su funcionamiento. También reflejanla conflictiva relación existente entre la población local y el Estado y su ayudaen el marco del sistema de producción de la agroindustria, o dicho de maneramás precisa, en el sistema de producción hídrica para la agricultura inten-siva.

Aun cuando habitualmente haya sido la representación de la naturaleza, la pu-reza y la transparencia, el agua también se produce y el sistema de producciónimplica un conjunto de relaciones de poder que no son ni transparentes nipuras ni naturales. A través de estas prácticas locales y habituales de manipu-lación del agua, expresiones tácitas de oposición que tratan de conseguir unespacio para la maniobra, los regantes manifiestan y hacen pública la dimensiónpolítica que acompaña al agua. Así pues, el conflicto que rodea al agua es unabatalla diaria en la que la alta tecnología ha reformulado de manera radical lasrelaciones entre el agua y la sociedad a través de una tupida red de interdepen-dencias y de la competición creciente entre los múltiples y heterogéneos actoresimplicados en la gestión del agua.2

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2 Este artículo está basado en el trabajo de campo desarrollado en el valle del Jordán dentro del programa deinvestigación sobre la trayectoria del agua de la cuenca del río Jordán (M. Van Aken, R. Courcier, J. P. Venoty F. Molle, Historical Trajectory of a River Basin in the Middle East: The Lower Jordan River Basin (in Jordan),Ammán: International Water Management Institute/French Regional Mission for Water and Agriculture,2007).

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2. Lo que fluye junto con el agua

Los canales no sólo transportan agua sino también proyectos de sociedad, co-nocimiento, concepciones del espacio y de la comunidad. En el pasado, el aguasiempre ha estado íntimamente ligada a la imaginación imperial, a la ideologíaoccidental de emancipación a través de la dominación de la naturaleza, a losasentamientos rurales integrados en diseños de irrigación a gran escala comomedio para incorporarse al mundo moderno. En este sentido, las planificacio-nes hídricas en el valle del Jordán persiguen el mismo objetivo que las plani-ficaciones de los asentamientos: controlar el territorio dentro del proceso defundación de una joven nación, así como a la población heterogénea y móvilque habita un valle de 100 km de largo, es decir, a los beduinos que ya contro-laban el valle, a los palestinos que encontraron allí refugio o a los trabajadoresmigrantes egipcios de las últimas décadas.

Los cambios en la relación entre el agua y la sociedad nos trasladan inevita-blemente al cambio principal que tuvo lugar en el mundo occidental con latransformación del agua en H2O,3 su secularización y consiguiente desencanto,la «urbanización»4 del agua y el creciente protagonismo adquirido por el cono-cimiento experto. En este sentido, la agroindustria del riego ha encabezado laintroducción (o imposición) de nuevas ideas y prácticas en lo concerniente alagua; pero este nuevo entorno sociotecnológico no ha tenido lugar en unapágina en blanco, sino que se ha encontrado con modelos locales de manejo ycon estrategias innovadoras de reproducción y manipulación del agua.

Ciertamente, la orilla este del valle del Jordán ha sido planificada y rediseñadacomo si no hubiese nadie viviendo allí. Condicionados por la situación de emer-gencia de los refugiados palestinos y su afluencia en 1948 y, de nuevo, en 1967,los proyectos de irrigación fueron ideados para situar, asentar y controlar auna población en tránsito, pero también para domesticar un entorno hostil.Dentro de lo que fue la misión hidráulica poscolonial de las décadas de los cin-cuenta y los sesenta,5 basada en el entusiasmo que generaba el método científicode la irrigación y el populismo moderno, el riego se convirtió en la herramientasocial y técnica para rediseñar el territorio a través de una nueva organizaciónde los pueblos y de la distribución de tierras en un intento político por controlarel área fronteriza y gestionar el agua a través de la burocracia nacional. El canal

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3 I. Illich, H2O and the Waters of Forgetfullness, Londres: Marion Boyars, 1986.4 M. Kaika, City of Flows. Modernity, Nature and the City, Londres: Routledge, 2005.5 F. Molle, P. P. Mollinga y P. Wester, «Hydraulic Bureaucracies: Flows of Water, Flows of Power», Water Al-ternatives, vol. 2, n.º 3, 2009, págs. 328-349.

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del Gor oriental o East Ghor (al-Gor es el nombre local del valle del Jordán),construido en 1957, con agua procedente del río Yarmuk, en la frontera nortecon Siria, ha permitido el desarrollo de la «Revolución superverde»6 del va-lle con el cultivo de verduras, pero también de huertas y plátanos.

En consecuencia, el generalizado mito de «hacer que el desierto florezca», querequiere un riego intensivo y consume el 70!% de los recursos hídricos de unode los países más pobres en reservas de agua del mundo, se enfrenta ahoraa la competición creciente que suponen los usos y los usuarios de las zonasurbanas e industriales, por lo que el agua se ha convertido en un tema de se-guridad nacional. Teniendo en cuenta la situación de agotamiento y sobreex-plotación de las aguas subterráneas y que, previsiblemente, se incrementará eltratamiento de aguas residuales para su utilización en el riego, se hace cada vezmás necesaria la reasignación de recursos del valle del Jordán a las áreas urbanas.En este contexto, se está estudiando, siguiendo la larga tradición de infraes-tructuras caracterizadas por su grandiosidad, la viabilidad de proyectos de granmagnitud y alto coste como el Disi,7 que pretende transferir aguas subterráneasa Ammán, o el canal entre el Mar Rojo y el Mar Muerto. Sin embargo, estosproyectos, pensados para resolver múltiples problemas, se encuentran demasiadoalejados de las realidades locales y sociales.

De este modo, la cuenca del valle del Jordán se dirige hacia un creciente cierrede las canalizaciones, lo que supondrá una mayor competitividad e intercone-xión entre los diferentes actores e intereses y una menor disponibilidad deagua.8 La escasez y la situación de emergencia perfilan los discursos y las po-líticas, aun cuando la escasez no sólo responde a dinámicas físicas y climáticas,sino también a una construcción cultural, social y política. La escasez actuales la consecuencia de elecciones políticas que han dado lugar a un desarrolloinsostenible de los recursos, y el razonamiento bajo el cual operan estas elec-ciones implica una concepción fuertemente antropocéntrica desde el momentoen que la escasez del recurso se establece en relación al uso y las relaciones so-ciales en que se inserta.

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6 S. S. Elmusa, A Harvest of Technology. The Super-Green Revolution in the Jordan Valley, Washington D. C.:Centro Contemporáneo de Estudios Árabes, Universidad de Georgetown, 1994.7 El proyecto Disi-Mudawwara pretende construir un conducto que vaya desde el acuífero de Disi, en lafrontera de Jordania con Arabia Saudí, hasta Ammán, con la intención de abastecer a la ciudad con 100 millonesde metros cúbicos de agua al año y con un coste estimado de capital base de 600 millones de dólares (véaseWater-technology.net, «Greater Amman Water Supply Project, Jordan» [en línea], <http://www.water-technology.net/projects/greater_amman/>). 8 Las severas sequías que tuvieron lugar entre 1997 y 1999 obligaron a reducir las asignaciones de agua paralos siguientes años.

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No es sólo agua lo que fluye a través de los canales de la nueva red, sino quetambién se canalizan los proyectos sociales y las nuevas ideas de los lugares yla comunidad. Una breve presentación histórica de la vida social construida al-rededor del agua nos permitirá entender las lógicas, valores y relaciones socialesque están en juego y que se ven atravesadas en el terreno por el agua.

2.1. El agua y las políticas de asentamiento

Como bien muestra Van der Ploeg en su estudio sobre las luchas campesinascontemporáneas, las multinacionales de la alimentación generan nuevos mode-los de interdependencia entre lugares lejanos al mismo tiempo que, a travésde la imposición de nuevos principios de ordenación, desconectan y reformulanla realidad local y la historia y cultura rurales. Ésta es, en parte, la historia delvalle del Jordán, que, desde finales del siglo XIX, ha sido objeto de numerososestudios de viabilidad hidráulica y agrícola, convirtiéndose así en una de lasregiones con mayor potencial para el asentamiento de la agricultura en OrienteMedio. Según expertos extranjeros, el valle representaba un símbolo por el po-tencial productivo que ofrecía, pero se encontraba con la limitación del abandonoy el oscurantismo local. Por esta razón, la intervención externa era urgente ynecesaria, como ya apuntaba Merril: «Los agricultores americanos ponían susojos, llenos de envidia, sobre las fértiles tierras de este valle».9

Los primeros planes y estudios del valle del Jordán se centraron en los recursosfísicos de la región en relación con la «capacidad de absorción» de asentamien-tos de inmigrantes judíos, tribus beduinas y, especialmente tras los desplaza-mientos de 1948, refugiados palestinos.10 En muchos de los informes realizadospor las expediciones en esta región se describía a sus habitantes como «con-servadores, ignorantes, terriblemente pobres, incapaces de enfrentarse a lasfuerzas de la naturaleza»,11 se decía también que vivían en «tierras vacías»,12 ali-mentando de esta manera la fuerte retórica característica del discurso sionistade ese periodo por la cual ésta era «una tierra sin gente para una gente sintierra». El valle encajaba perfectamente con la «imagen de estado salvaje» ha-

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9 S. Merril, East of the Jordan, Londres: Richard Bentley and Son, 1881, pág. 139.10 Ibídem; A. Mallon, «Notes sur le Ghor», Journal of Palestine Oriental Society, vol. 11, 1931, págs. 55-62 y159-163; W. C. Lowdermilk, Palestine. Land of promise, Londres: Victor Gollanez Ltd., 1944; M. G. Ionides,«The Perspective of Water Development in Palestine and Transjordan», Journal of the Royal Central AsianSociety, vol. 33, n.º 3-4, 1946, págs. 271-280.11 J. Gottman, «The Pioneer Fringe in Palestine», Geographical Review, vol. 27, 1937, págs. 550-565 (pág. 556).12 La relación entre la inexistencia de habitantes en estas tierras (aun cuando existiese población ocupando ycultivando esas tierras) y la urgencia colonizadora es recurrente: «Estas tierras vacías, dominadas por nómadas,claman por pioneros en búsqueda de “un lugar bajo el sol”» (ibídem, pág. 550).

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bitado por «árabes salvajes», lo que abonaba el prejuicio que presentaba un es-cenario exótico y primitivo. En juego estaba el concepto de evolución de las co-munidades locales. Se estableció una jerarquía técnica, según la «modernidad»o «atraso» en los modos de uso del agua y la planificación hidráulica, asociadaa una «economía moral» en la que el valor simbólico de los proyectos era a me-nudo más importante que el económico;13 un valor que, aún hoy en día y conmayor intensidad si cabe, condiciona las relaciones entre agricultores, burócratasy expertos.

Como ya ocurriera en la India, los canales representaban, inevitablemente, unmétodo de «civilización»; eran símbolos de los esfuerzos por modernizar áreasrurales y conectar territorios indisciplinados bajo la nueva autoridad centralde una nación y un nuevo conjunto de dependencias.

El paradigma de la modernidad, por tanto, estaba basado en ideologías sobremétodos de irrigación que deberían haber solucionado múltiples problemasen esta área fronteriza. Las representaciones morales de un atraso local nece-sitado de modernidad hidráulica ignoraron por completo la existencia de mo-delos locales en el manejo de los recursos, que no sólo fueron silenciados sinointerrumpidos de manera explícita, primero por las políticas del Mandato bri-tánico y, después de 1948, por el desarrollo y las ayudas implementadas, prin-cipalmente por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional(United States Agency for International Development, USAID),14 el Banco Mun-dial y la constelación de agencias y actores relacionadas con el agua. Los pro-yectos se sostenían sobre la creencia, bastante optimista, de que la transferenciade recursos técnicos y los conocimientos del mundo exterior resolverían cual-quier problema que tuviera la población local. El agua, concebida como merarealidad técnica, se convirtió en el problema principal, mientras las dinámicaspolíticas que se generaban en torno a la intervención del Estado, el desplaza-miento y absorción de los refugiados o el cambio en los modelos sociales demanejo de recursos se diluían en la retórica del agua y sus canalizaciones.

Ciertamente, la planificación del riego se consideraba como el primer pasopara atraer a «nuevos agricultores a una tierra abandonada».15 De esta manera,el valle se convertía de manera paulatina en el lugar en el que los pastores nó-

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13V. Bernal, «Colonial Moral Economy and the Discipline of Development: The Gezira Scheme and “Modern”Sudan», Current Anthropology, vol. 12, n.º 4, 1997, págs. 447-479.14 Como ya explicara un directivo de la USAID sobre Oriente Medio, «el desarrollo de los recursos hídricos esun asunto fundamental en la política exterior de los Estados Unidos» (J. R. Starr, D. C. Stoll (eds.), «U. S. Go-vernment Policy Structure», The Politics of Scarcity. Water in the Middle East, Londres: Westview, 1988, pág. 125).15 W. C. Lowdermilk, op. cit.

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madas podrían transformarse en agricultores sedentarios, y la modernizaciónen el sistema de irrigación representaba un proceso paralelo al de la destriba-lización, que se materializaría con el asentamiento de los beduinos en coloniasagrarias que formaban parte de los proyectos promovidos en la década de loscincuenta por diferentes organizaciones internacionales.

Esta tendencia en contra de lo tribal y de las poblaciones nómadas es recurrenteen la historia de la planificación de la cuenca del Jordán, en la que lo tribal a me-nudo se entiende como primitivo, reacio a los cambios e ineficiente en la gestiónde los recursos, pero nunca como posible agente de cambio. Los beduinos final-mente accedieron a asentarse y cultivar, pero la solidaridad tribal no desapareció;muy al contrario, ésta se reforzó y readaptó al nuevo entorno sociotecnológico.

Actualmente, los beduinos conservan patrones de relación histórica con el Gorcomo parte de su antigua dira (‘territorio tribal’), pero han perdido parte delcontrol sobre esta tierra en favor del Estado. El término dira proviene de dar,que literalmente significa ‘casa’ y que posiblemente no represente una cons-trucción mucho mayor que una tienda de campaña. La dira representaba unespacio compuesto por pastos y cultivos que formaba parte de la ruta utilizadapor los grupos migratorios de pastoreo. La exclusividad del control y gestiónde la tierra y el agua se asentaba sobre las relaciones de lealtad y se ajustaba ala presión demográfica y a las condiciones climáticas, permitiendo el accesoa otras tribus en momentos de necesidad.

Las ideas locales sobre la propiedad de los recursos no coincidían con la nociónde propiedad privada introducida por los procesos de planificación. Como yaapuntaba Lancaster, «la propiedad viene dada a través del acceso, el uso y laacción y se valida por su defensa y la reputación».16 De hecho, la idea de darvida a la tierra yerma (ihya al-mawat) con mejoras y trabajo, y no por la meraposesión de la tierra, garantizaba los derechos y el control de la tierra y el agua.En contraposición con el sistema impuesto por el Mandato británico, «la pro-piedad está en función de su reivindicación y del acceso a los recursos, y no estanto un sistema de control o un derecho absoluto de disponibilidad […]»;17

de esta manera, los modelos cooperativos de la gestión del agua están íntima-mente ligados a un control común de los recursos en lo que a la construccióny mantenimiento de la infraestructura se refiere.18

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16 W. Lancaster y F. Lancaster, People, Land and Water in the Arab Middle East, Ámsterdam: Harvood AcademicPublishers, 1999, pág. 31.17 Ibídem, pág. 198.18 De nuevo en palabras de Lancaster, «la propiedad proviene del desarrollo de los recursos más allá de sus ca-pacidades naturales, lo que incluye sistemas de riego, pozos, cisternas y cultivos perennes» (ibídem, pág. 68).

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A lo largo de la historia, en esta zona, el agua se ha percibido no tanto comoun recurso escaso, sino como un «recurso variable e impredecible».19 A la horade enfrentarse a las sequías, las comunidades locales adoptaban múltiples es-trategias: incrementar la movilidad, reducir la cantidad de ganado, recurrir alos asaltos y a los trabajos asalariados o el sistema de aparcería.20 De este modo,la agricultura se asociaba, en lugar de oponerse, a la movilidad, al pastoreo,a la migración condicionada por las necesidades, a las alianzas políticas y a loscambios en el entorno. Así, este modelo de gestión, caracterizado por una altaflexibilidad y resistencia, así como por una fuerte capacidad de adaptación alentorno, ha constituido la estructura social mediante la cual las comunidadestradicionales han respondido a las limitaciones del valle, a las condiciones cli-matológicas y a la escasez de agua.

El agua era, y a menudo todavía lo es, un elemento fundamental dentro de lasrelaciones personales del grupo tribal o de linaje, y la solidaridad grupal se sos-tenía sobre una red de relaciones de parentesco y genealogía que conformabanla idea de la dira. La manipulación de las alianzas y conflictos tribales fue posiblegracias a la flexibilidad de la idea de la dira en lo que a tiempo y espacio se re-fiere. La dira constituía, por tanto, un concepto político asociado al agua que,actualmente, se ubica en el corazón del enfrentamiento con los turnos estable-cidos burocráticamente y de la legitimidad reivindicada por los regantes localesa través de la manipulación y apropiación del agua. La planificación hídricaera el medio a través del cual se sustituirían y erradicarían las instituciones ysabiduría local, considerados como el obstáculo principal para la apropiaciónde tierras y el desarrollo de sistemas de riego, como ocurrió en el caso de la re-distribución cíclica de tierras, el sistema de musha‘, que se convirtió en el objetivoprioritario de las políticas británicas.21 Es importante recordar la batalla quese libró en contra de las instituciones locales, así como su posterior desaparición,para entender la relación que se ha generado entre el Estado y los agricultores.La situación actual, en la que predominan la desconfianza y los robos diariosde agua, encuentra su germen en el conflicto histórico y en la censura de lalógica cultural local basada en la idea de comunidad que se refleja en el uso ydistribución del agua.

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19 Ibídem, pág. 142.20 Ibídem.21 Sistema que consistía en el conjunto de diferentes tipos de sistemas colectivos basados en la comunidad deun asentamiento. Cada agricultor recibía, dentro del proceso de redistribución, una nueva parcela en un lugardiferente cada 5 u 8 años. De hecho, musha‘ significa ‘propiedad colectiva’ e implica que la propiedad de latierra agrícola recae sobre la comunidad y la redistribución se realiza entre los cabezas de familia (véaseL. Wåhlin, «Occurrence of Musha‘ in Transjordan», Geografiska Annaler. Series B, Human Geography, vol. 88,n.º 1, 1988, pág. 24).

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2.2. El agua como solución para los refugiados

En 1948, 774!000 palestinos fueron desplazados por la creación de Israel,22 delos cuales entre 70!000 y 110!000 escaparon directamente al margen este delJordán, que en ese momento contaba con una población indígena de unos440!000 habitantes.23 Por este motivo, Jordania se anexionó el margen oeste,garantizó la ciudadanía jordana a sus habitantes y extendió la ciudadanía atodos los palestinos que allí se encontraban, incluyendo a los 220!000 refugiados,así como a los refugiados del margen este, como primer paso para la unidadde las dos orillas.

El desplazamiento de refugiados de 1948 no varió los planes establecidos parala región; simplemente incrementó la urgencia por desarrollar los sistemas deirrigación. De hecho, el mandato de la Agencia de Naciones Unidas para losRefugiados de Palestina en Oriente Medio (United Nations Relief and WorksAgency for Palestine Refugees in the Near East, UNRWA) promovió en el valledel Jordán planes económicos centrados en los sistemas de irrigación en losque priorizaba la modernización agrícola por encima de la cuestión política delos refugiados. Aun cuando el cometido de la agencia era eminentemente hu-manitario, la actividad en la que se centró durante su primera década fue pro-mover una ideología del riego, convirtiendo la cuestión de los refugiados enun problema técnico relacionado con el riego.24

Entre junio y septiembre de 1967, 395!000 palestinos cruzaron, en una nuevahuida, el río Jordán. En el valle, el proyecto del canal del Gor oriental se paralizódurante el conflicto de 1967 hasta 1971. Israel ocupó la ribera occidental y elvalle del Jordán se convirtió durante unos años en un campo de batalla entrelos fedayines (combatientes) palestinos e Israel y, hasta 1971, entre la infraes-tructura guerrillera palestina y el ejército jordano. Los bombardeos estratégicosisraelíes se centraron en el canal del Gor oriental por su alta vulnerabilidad,pero también atacaron pueblos y campos de cultivo del valle del Jordán en res-

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22 United Nations Conciliation Comission for Palestine, Final Report of the United Nations Economic SurveyMission for the Middle East, Nueva York: Naciones Unidas, 1949, pág. 18.23 L. A. Brand, «Palestinians and Jordanians: A Crisis of Identity», Journal of Palestine Studies, vol. 24, n.º 4,1995, pág. 47.24 Los intentos para resolver los problemas políticos más amplios se centraron en el «proyecto unificado» quetrataba de encontrar soluciones conjuntas entre Israel y los Estados árabes en relación a los recursos hídricosdel valle del Jordán. El programa de asentamientos del valle del Jordán estuvo claramente influenciado por laUSAID y el Banco Mundial y su diseño siguió los patrones de «desarrollo integrado» establecidos por la Autoridaddel Valle de Tennessee (TVA), símbolo del milagro del agua e icono de los proyectos hidráulicos a gran escala.Los dos primeros directores de la UNRWA, la agencia ideada para la asistencia humanitaria de los refugiados,eran, de hecho, miembros de la TVA.

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puesta a la infiltración palestina y a los ataques de los fedayines sobre las in-fraestructuras hidráulicas israelíes en los terrenos ocupados al oeste del valle.La infraestructura hidráulica, pensada en teoría como estabilizador y neutra-lizador del conflicto político, se convirtió al mismo tiempo en objetivo principaldel conflicto desde las dos orillas del río.

Así pues, la planificación hídrica del valle del Jordán ha supuesto una reorga-nización espacial de la región en la que la planificación y el trazado de mapashan sido cruciales en la congelación de los conflictos, y no tanto en su resolución,al actuar como sustituto de la política. En este contexto, los planes de irrigaciónhan jugado en todo momento un papel estratégico y multifuncional, tanto enJordania como en Israel y en la ribera occidental, y aún más importancia ad-quirirían con el discurso sionista, cuyo énfasis se centraba en el trabajo agrícolacomo método de salvación y domesticación de la tierra. Sobre la base de estapresión ideológica ejercida en ambas riberas, Jordania invirtió económica perotambién simbólicamente en la domesticación de esta área limítrofe del valle através de la agricultura de regadío. Así, la modernización de los sistemas hídricosha supuesto, al mismo tiempo, una inversión económica estratégica y un recursosimbólico y político en la construcción de consenso e imposición del controlen el Estado jordano.

2.3. El H2O y la creación del agricultor

La transformación del agua en H2O y, por tanto, de los diferentes significadosadjudicados por las comunidades locales, como bien ha apuntado Illich en otroscontextos,25 ha supuesto un intento de disociar la gestión del agua de un contextomás amplio basado en relaciones históricas, simbólicas y sociales. La definiciónreduccionista y cuantitativa del agua como un recurso a gestionar por expertosen conocimientos hidráulicos ha supuesto un cambio radical en el contextoeuropeo cuya intención ha sido eliminar el potencial simbólico y social del agua.

La nueva gestión del agua y la infraestructura basada en la alta tecnología haneliminado los modelos locales de relación entre el agua y la sociedad, y éstosafloran una y otra vez en el conflicto existente en torno a la distribución delagua. De hecho, el establecimiento de una burocracia local para la gestióndel agua, el papel central del agua como medio de control local del territorioy la población y el consiguiente distanciamiento del agua de su mundo tribal

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25 I. Illich, op. cit.

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y social han sido la base para englobar a toda la población (local y desplazada)dentro de una misma comunidad agrícola, virtual y homogénea. A través dela ideología del riego se ha introducido la idea de generar el arraigo de unanueva comunidad de agricultores gracias al trabajo agrícola, en un proceso paralelocuya intención ha sido domesticar y garantizar la seguridad de la tierra. El re-sultado ha sido un desarrollo en la política del agua estrictamente asociado alcontrol de las fronteras y a la estabilidad nacional, en un intento por destribalizary modernizar los grupos de pastoreo y los refugiados ignorando en el procesolas maneras locales de definirse de los diferentes grupos sociales. La etiquetade agricultor (muzari‘) ha eliminado otras definiciones de pertenencia asociadasa modelos locales de gestión de los recursos y a redes de solidaridad. Las po-blaciones locales asocian la vida diaria, la comunidad y el riego a categoríascomo fellah (‘campesino’), en un sentido moral de pertenencia muy diferentede la definición técnica de agricultor o de la de bedu (‘beduino’), y estas con-cepciones están vinculadas a una memoria genealógica y a modelos tribales decontrol y distribución del agua.26

Los nuevos proyectos de sociedad se introdujeron en esta zona a través de loscanales de agua, incrementando los nexos entre el territorio y la nación pormedio de la infraestructura hidráulica e ignorando otras concepciones históricaslocales, modelos de control o instituciones relacionadas con el agua. Más ade-lante, el valle del Jordán sería testigo de la militarización del asunto del agua yse convertiría en una zona estratégica donde los proyectos sociales y la estrategiamilitar estarían relacionados de manera inevitable con los programas hidráu-licos.27 Finalmente, la transferencia tecnológica introdujo nuevas formas deconocimiento al tiempo que dio paso a un proceso de pérdida de saberes: el co-nocimiento agrícola local, enfrentado con el desarrollo científico, entró en unproceso confuso que finalmente lo invisibilizó en muchos de los casos. Todoesto ha permitido que se diera un proceso en el que la autoridad que previa-mente descansaba sobre los jeques o sheijs (representantes de tribu o linaje),los mujtars (representantes de los pueblos) y los mediadores del agua ha sidotraspasada a expertos técnicos, de modo que se ha generado una disputa sobre

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26 En el mundo actual de la agroindustria, no es necesario que el agricultor sea propietario de tierras, comotampoco lo es que esté establecido o que sienta arraigo por un área rural concreta, sino que se encuentreinmerso dentro de una economía múltiple en la que el acceso al capital es fundamental. La agricultura en elvalle se ha convertido en un entramado de inversiones móviles asociadas al acceso a la tecnología y al capitaly basadas en los trabajadores de bajos costes que aportan los grupos migrantes. Así, los migrantes egipcioshan reducido los costes laborales haciendo posibles los modelos de trabajo flexible que necesita la agroindustria. 27 Entre 1913 y 1964, se plantearon veintiuna propuestas que procedían de acuerdos sobre la gestión del aguaestablecidos entre las dos orillas de la cuenca, de las cuales la mitad de ellas fueron planteadas entre 1950 y1967.

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quién posee el conocimiento y quién debe detentar la autoridad. De esta manera,los planes de las últimas décadas han contribuido a la disociación entre el linajey su tierra y, al mismo tiempo, han desvinculado a la población campesina (fe-llahin) de su conocimiento tradicional estructurado en torno a la familia.

El ámbito local siempre ha sido considerado falto de conocimiento, razón porla cual los sistemas de autoridad locales y el savoir faire han sido ignorados oreprimidos. En la práctica, el riego muestra la contraposición que se da hoy endía entre los diferentes tipos de conocimientos prácticos en torno a la agricultura.El manejo de la irrigación local, como en el caso del riego tradicional de surcosde tellim y dullab, se basaba en el conocimiento preciso de los diferentes flu-jos de agua necesarios para la irrigación en superficie,28 del correcto niveladode cada cuenca, de la posición de cada canal y desagüe, del conocimiento dela capacidad de absorción de cada terreno en relación al cultivo, de las diferentesy variables calidades del agua en cada periodo del año y de la habilidad paradesarrollar una actividad con un alto consumo de tiempo.

En resumen, los proyectos hídricos estuvieron íntimamente ligados a un plande ingeniería social cuyo fin era la construcción de nuevas comunidades agrícolasbajo el mito de la integración social y la modernización. Se consideraba quelos objetivos políticos y sociales sólo se conseguirían a través de la técnica y dellevantamiento de una infraestructura del agua, símbolo de la modernidad deuna nación. Por otro lado, la agricultura de regadío en una zona árida repre-sentaba una forma de chantaje cuyo fin era asegurarse la lealtad de actores so-ciales claves en las tribus de alto estatus, convirtiendo los subsidios al riego enuna herramienta de cara a la estabilidad política. Pero el orden social y espacialimpuesto por estos planes o, lo que es lo mismo, la herramienta política fun-damental de la construcción nacional es muy diferente del entramado social yde la vida diaria que se genera en torno al sistema hídrico.

2.4. El nuevo entorno técnico y social

Los cambios radicales que han tenido lugar en la distribución del agua, con laintroducción de una red de funcionamiento a presión y del riego por goteo,han transformado el entorno en el ámbito técnico y social; la intervención enla planificación hídrica, lejos de ser moderada o neutral, ha cambiado las rela-

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28 Aunque la presión no representaba una variable tan importante como lo es en el sistema de riego actual, elflujo de agua que se utilizaba para el riego de tierras se regulaba manualmente dependiendo del tipo de cultivo,de la presencia de semillas y de la etapa de crecimiento de la planta.

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ciones de poder, las percepciones del entorno y las representaciones y prácticasvinculadas a un recurso común como el agua.

El canal que, en 1987, fue nombrado como Canal Rey ‘Abdullah, abierto y de100 km de longitud, que extendió el riego desde la frontera norte de Siria hastael Mar Muerto, hoy recibe el suministro adicional de agua procedente de laspresas construidas durante los últimos cincuenta años en los wadis adyacentes.La canalización abierta de agua, en la que el agua era visible y los robos estabanexpuestos a los ojos de todos, ha sido enterrada en los últimos veinte años. Hoyen día, la red subterránea distribuye agua, gracias a una estación común de bom-beo, a un territorio de entre 400 y 500 ha, una zona mucho más amplia que laque cubría la teoría y práctica hídrica previa en ese lugar. Cada unidad agrícolaestá conectada a un dispositivo de producción agrícola (FTA), que consiste enuna caja de hormigón con una cobertura metálica que contiene al menos unaválvula de compuerta, un medidor de agua y un limitador de corriente; habitual-mente están cerradas con candados de tal manera que su apertura, reparación omodificación está restringida a los empleados de la Autoridad del Valle del Jordán(Jordan Valley Authority, JVA), la institución nacional al cargo de la planificacióny distribución del agua en el valle del Jordán. De este modo, el FTA se ha convertidoen el nuevo grifo del agua diseñado por autoridades específicas (la JVA, los expertosy las estructuras burocráticas) y por las nuevas ideas sobre las formas de trabajovinculadas al agua. Paradójicamente, los FTA se han convertido en los puntosprincipales de manipulación «ilegal», apropiación y sabotaje por parte de los re-gantes locales con el consiguiente desorden que esto supone de cara a lo que losplanificadores han presentado como un sistema ordenado y eficiente.

La intervención humana que se da en un recurso como el agua destaca en estecaso por las consecuencias que tienen las manipulaciones «ilegales» que se su-ceden ante esta nueva situación. El sistema jerárquico tribal de distribucióndio paso a una planificación centralizada del agua y a unos subsidios para elregadío en los que la distribución, a menudo, dependía de las necesidades bu-rocráticas en lugar de centrarse en las necesidades de los regantes. Por otrolado, el cambio del riego en superficie al riego por goteo y los conductos a pre-sión ha cambiado radicalmente, en muy poco tiempo, los modos de percibir yrelacionarse con el agua, mucho más de lo que lo haya podido hacer ningunaotra innovación técnica en el pasado. Ciertamente, los regantes locales han sidotestigos de mucho más que una simple y nueva tecnología de irrigación.

Uno de los mayores cambios ha sido la transición de un concepto de asignaciónde agua centrado en los cabezas de familia y representantes hacia una asignacióndependiente de los cultivos de las tierras (o la no asignación de fondos a cultivos

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ilegales o sin licencia). De esta manera, el rango social o personal del regantequeda relegado y es sustituido por una representación atravesada por la buro-cracia y la concepción de lo eficiente y funcional.

El segundo de los grandes cambios ha sido la transformación de un modelode distribución del agua basado en un modelo tribal de alianzas sociales localesy territorios tribales (dira), en el que las disputas por el agua se resolvían conagentes como el sheij, de jerarquías y con un sentido fuerte de igualdad, haciaotro modelo que tendía a centralizar todas estas estructuras en una sola connuevas autoridades y modelos de intermediación. Es por esto que lo que estáen juego son las ideas del territorio y la adquisición de poder; lo que se relacionacon el tercero de los grandes temas: los turnos (dor) para disponer de agua es-taban relacionados con la idea de un tiempo social dentro del contexto social yde las disposiciones tribales. Las presas y los canales se construían a partir delos wadis adyacentes acumulando barro entre las piedras, ramas de árbolesy los matojos con la intención de dirigir el agua hacia los canales que conducíanhacia las tierras. Su construcción y mantenimiento formaba parte de un trabajocooperativo interno enmarcado en el sistema de linaje. En pocas palabras, elagua estaba vinculada de manera directa e íntima con una red de solidaridad(yama‘a) asociada al manejo, distribución y mantenimiento de los canales y ala resolución de conflictos. Las cuotas de agua podían ser vendidas o intercam-biadas de manera que el sistema de cuotas, con relación a su concepción deltiempo, pudiera adaptarse a las necesidades locales de manera sencilla.

Sin embargo, con la introducción de la planificación centralizada, el agua seha convertido en un objeto cuantificable apartado de las relaciones sociales lo-cales. Hipotéticamente, la red funciona de manera eficiente en el momento enque los agricultores, empleados y estaciones de bombeo son capaces de controlarlas nuevas variables, como pueden ser la presión o la distribución centralizada.Pero la realidad es muy distinta; los metros cúbicos o los indicadores de presiónpueden significar cosas muy diferentes para un agricultor o para un empleadode la JVA, pues la idea del agua se encuentra inmersa en un marco interpretativomúltiple.

3. Un trabajo subterráneo: la violación del sistemahidráulico

Las constantes aperturas ilegales, la destrucción de los FTA, la manipulación deválvulas, el robo de agua y el sabotaje de los medidores de presión son señales

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manifiestas de la existencia de un conflicto. Lejos de ser meros «obstáculos deuna tradición tribal» o la consecuencia de comportamientos locales no coope-rativos, como son descritas habitualmente en un intento por reprimir estas ac-titudes, estas fricciones, que se producen a diario, hacen explícita la relaciónasimétrica existente entre el Estado, la imposición de los expertos y la comunidadregante, y representan las nuevas dinámicas locales de exclusión que se dan entorno al agua. Al mismo tiempo, el intento por reubicar el agua dentro de uncontexto local y social, aun cuando sea a través de manipulaciones ocultas, tienecomo objetivo recuperar un espacio de acción para los regantes como reivin-dicación de representaciones culturales encubiertas y relaciones sociales rela-cionadas con el agua. El soterramiento de la red y sus conductos, así como elestablecimiento de una gestión opaca y centralizada, se visibilizan a través delas prácticas locales; aquello que ha sido arrebatado del control y conocimientoslocales se resocializa con las aperturas ilícitas que se producen a diario.

La situación generada por el cierre del acceso al agua en toda la cuenca con lacreciente competitividad que esto supone, la falta de flexibilidad en los calen-darios de rotación elaborados por la Administración sin tener en cuenta las ne-cesidades de los agricultores, sumadas a la falta de transparencia en el suministrode agua o en sus cortes, han sido algunas de las causas del estrés generado enlos cultivos y en los agricultores. Cuando éstos no saben si realmente están re-cibiendo la cantidad de agua que les corresponde, se sienten en la legitimidadpara tomar fuera de su turno la que creen que necesitan reproduciendo modelosprevios e ideas de manejo locales.

La gran segmentación de la composición social, así como la diversidad en lasideas de comunidad que determinan los modelos de cooperación en el manejode los recursos, son dos de los elementos claves para entender la falta de unsentimiento de pertenencia entre los habitantes del valle del Jordán. Con todoy con eso, las manipulaciones generalizadas se han convertido en un sentimientocompartido de oposición al régimen impuesto sobre el agua y han trascendidotodas las fronteras sociales. Dentro de las nuevas y mayores dependencias y dela segmentación económica establecidas por la agroindustria, las manipulacionesen el sistema hídrico representan, de manera especial para el grupo marginalde regantes, una manera de reservarse un espacio de acción desde el cual de-fender una idea de autonomía vinculada al concepto de honor y basada en losmodelos cooperativos sobre los que se asienta la red de solidaridad (familia extensa, linaje y tribu). Los modelos de resistencia y oposición, en lugar de manifestarse abiertamente, se convierten en actos prácticos y tácitos y en adap-taciones creativas al nuevo entorno técnico y a su complejidad.

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3.1. Robos de agua

En las palabras de muchos agricultores, «bi-l-haram, bi-l-halal, hemos estadorobando», con la importancia que se le concede a conceptos como haram yhalal, palabras que definen qué debería estar prohibido y qué permitido, en-contramos un significado sagrado y normativo. Del mismo modo, frases como«bi-l-Gor ma fish dor» (‘en el valle del Jordán no existen los turnos’) muestranla cotidianeidad pero también la valentía de la práctica de los robos. Los fraudesy robos se han convertido en parte de las prácticas de riego, aun cuando losdamnificados no sólo sean la JVA, sino también agricultores vecinos. Pero es lamisma estructura de gestión del agua, rígida, jerárquica y opaca, la que obligaa los agricultores a apropiarse de agua si quieren regar sus cultivos. Si el aguaes símbolo de pureza y transparencia, el uso y relaciones que se generan entorno a ella son, por el contrario, opacos y ocultos.

Tras décadas de relaciones verticales planificadas, el tema del agua se percibecomo un recurso cuyo control le ha sido arrebatado a los agricultores y sujetoslocales en favor de la JVA, que detenta el monopolio del suministro. Por estarazón, el robo de agua no recibe condena moral alguna. Estas prácticas se le-gitiman a través de códigos religiosos: el derecho a la sed se reivindica comoprincipio universal de igualdad entre los necesitados. Primeramente, está el«derecho a la sed» o shafa, reconocido por el islam dentro de un marco moraly religioso como derecho universal de las personas a saciar su sed y la de susanimales. A este derecho le sigue el derecho de riego o shirb, que otorga el de-recho de riego de cultivos en caso de necesidad.

«Aquí todo el mundo ya robaba, y si no lo hacías te morías junto con tus cul-tivos». Esta declaración demuestra la sensación de pasividad vivida por los agri-cultores y el círculo vicioso en el que entran con los robos de agua.

En este contexto, los agricultores se ven en el derecho de sortear las normas, yla reapropiación de agua fuera del turno correspondiente se ha convertido enuna práctica diaria, colectiva y necesaria. Para los agricultores del valle del Jordán«en lo que se refiere al agua, el poder (quwwa) está por encima de la ley (qanun)».De este modo, la jerarquía local de poder, en la práctica, se salta las normas ylos calendarios impuestos, máxime cuando los sujetos con influencia políticay económica tienen la capacidad para negociar mejoras y aumentos en la dis-tribución de agua a través de la intermediación (wasta) con la Administración.

Los agricultores de bajo estatus, por su parte, elaboran nuevos métodos paraabrir los conductos a presión: rompen las válvulas de las compuertas, modifican

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el diámetro de los limitadores de corriente de la toma de riego (o FTA), bombeandirectamente desde el canal principal, abren la válvula de toda la red mientrascontrolan las carreteras para evitar las multas o roban el agua durante la nocheaprovechando que los controles son menos intensos. Por otro lado, aquellosque tienen la capacidad para intermediar (wasta) con la esfera política no tienenla necesidad de mancharse las manos manipulando el sistema sobre el terreno;simplemente recurren a su red de solidaridad dentro del aparato administrativocomo herramienta a través de la cual consiguen las llaves para abrir la FTA oun turno adicional. Evidentemente, este modelo doble y superpuesto conducede manera inevitable a dinámicas oportunistas y a una competición creciente.

La continua creatividad demostrada en la reinvención de métodos para el robode agua ha generado una presión creciente por parte de los donantes sobre laJVA de cara a una gestión más eficiente y a que se efectúen controles más es-trictos. La exigencia de esta reacción se centra en el aspecto técnico que persigueesconder el agua e impedir el acceso de los agricultores al agua, sin interésalguno por las causas generales de la mutua desconfianza. Aunque su ámbitode operación sea de carácter local y económico, el agua representa principal-mente un problema simbólico y político.29 La lucha entre el sistema de distri-bución burocrático e informatizado, por un lado, y los métodos ilegales deacceso al agua de reinvención diaria, por otro, expresan las diferentes y con-trapuestas maneras de entender un proyecto dentro de la misma red, así comolas diferentes ideas de agua y comunidad.

Desde el momento en que los planes de cambio se reducen a un ámbito técnico,la reacción local se convierte en tecno-lógica con un viraje de las estrategiaslocales hacia la manipulación continua de los aparatos técnicos y de las lógicasculturales implícitas. En muchas investigaciones sobre el riego en la época co-lonial, el asunto del nuevo orden tecnológico se vincula de manera explícita alestablecimiento de una nueva estructura social y política, como es el caso dela Administración británica en la India,30 y al carácter transformador de las in-fraestructuras hidrológicas como iconos de la modernidad y símbolos de laconstrucción nacional y del populismo hidráulico.31 La tendencia a convertirel cambio local en gestión técnica y eficiente ha sido la herramienta colonialfundamental en el proceso de despolitización de las formas locales de oposición

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29 El agua no constituye el mayor gasto en una explotación agrícola, pero la imposibilidad de predecir el aguaque habrá puede generar graves problemas económicos.30 D. Gilmartin, op. cit.31 W. M. Adams, «Large Scale Irrigation in Northern Nigeria: Performance and Ideology», Transaction of theInstitute of British Geographers, vol. 16, n.º 3, 1991, págs. 287-300.

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y el manejo de los recursos. En las diferentes experiencias coloniales, la respuestalocal ha centrado sus objetivos en el sabotaje o la manipulación del equipamientotecnológico con la intención de adaptarlo a las necesidades locales y a su con-cepción de la autonomía.32 Es por esto que los continuos sabotajes del aparatotecnológico, así como del sistema de conocimientos y el orden social que éstetraía aparejado, convierten la reacción al régimen colonial en una reaccióntecno-lógica.

De esta manera, en el valle del Jordán, un laboratorio en Oriente Medio denuevas técnicas de irrigación y nuevos modelos de control político a travésde la gestión del agua, la oposición local no ha asumido el formato de mani-festaciones o debates públicos en torno al agua; en su lugar ha predominadoel modelo de boicot constante de la red y de reapropiación del agua por mediode la red social y local: lo que le ha sido arrebatado a la sociedad se recuperadesde el contexto social y local.

3.2. La comunidad de la práctica

Las manipulaciones constantes de la red están relacionadas con la comunidadde la práctica, es decir, con un ethos y un sentimiento de solidaridad compartidoque se traducen en estrategias y técnicas diarias y en la readaptación del co-nocimiento local al contexto altamente artificial de la infraestructura hídrica.Esto encierra un savoir faire muy creativo, un conocimiento pormenorizadodel aparato tecnológico que persigue manipularlo para otros fines.

Este significado de la comunidad de la práctica representa un código moraltransversal compartido por las diferentes comunidades del valle que, en la prác-tica, se rebela contra el Estado como proveedor de agua y contra las desigual-dades de la distribución burocratizada. La reapropiación del agua se convierteen un valor en sí mismo, un sentimiento de orgullo de la juventud (shabab) porser lo suficientemente listos (shatir) como para manipular el sistema a pesar dela represión, los juicios y las multas económicas. En el fondo de la cuestión estáel intento por controlar su propio territorio (y su agua) rechazando la intro-misión externa y por ganar un espacio de autonomía, maniobra e independenciaen el manejo de los recursos en un contexto en el que las relaciones cada vezgeneran más dependencia y más riesgos.

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32 En el caso de las Indias Neerlandesas los conductos de agua potable eran considerados por la poblaciónlocal como «la piedra angular del poder colonial» (R. Mrazek, Engineers of a Happy Land. Technology and Na-tionalism in a Colony, Princeton [N. Y.]: Princeton University Press, 2002). En el caso del proyecto de irrigaciónde Gezira, en Sudán, «los agricultores podían expresar su resistencia de manera directa en el proceso de pro-ducción dejando de trabajar» (V. Bernal, art. cit., pág. 464).

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Las acciones evasivas mediante las cuales se roba el agua junto con el resto delos métodos ideados para sortear las reglas formales deberían entenderse comoconsecuencias de la asimetría de las relaciones entre los agricultores y el Estadoy su entramado de expertos. Son consecuencias del pluralismo legal actual ydel régimen múltiple de justificación, y se ven amplificadas por la competiciónpor el agua que tiene lugar sobre el terreno. Este contexto, en el que predominala alta tecnología, no debería entenderse como un conflicto entre un sistematradicional y otro moderno, sino como la interacción entre diferentes sistemasde autoridad y relación «unidos por el agua» en la que los grupos de bajo estatusmanipulan la red con la intención de ganar flexibilidad. Así, el control estatalha obtenido resultados contradictorios y la principal fricción está relacionadacon la erosión de los modelos locales de cooperación e, incluso, el enfrentamientoentre ellos:

Antes, si necesitaba agua se la podía pedir a un vecino intercambiando horasde agua. Ahora tengo que ir a la JVA: ahora, en vez de estar todos del mismolado, nos enfrentamos entre nosotros.

De esta manera, las redes locales de solidaridad son el medio y el contexto enel manejo del agua, al tiempo que se enfrentan a su propio proceso de frag-mentación provocado por el desplazamiento, la separación del linaje de su tierray el proceso modernizador que ha censurado el conocimiento local y los lazossociales establecidos en torno al agua.

4. El riego por goteo como conexión estructural

La imposición de la misión hidráulica como meta técnica a gran escala ha co-nectado a la población con el Estado deslegitimando a un amplio sector localautónomo en el manejo de los recursos, de la misma manera que ha reestruc-turado la relación entre el agua y la sociedad, especialmente entre el territorio,la sociedad y el agua. Las canalizaciones modernas, con su estructura soterraday escondida, han introducido, por tanto, nuevas formas de dependencia con-virtiendo a la población local en regantes individuales no conectados, pero tam-bién ha creado una nueva percepción del agua.

La discreta introducción del riego por goteo, con todo el aparato de cadenatecnológica que le acompaña, ha establecido una nueva forma de interdepen-dencia local que supera la dimensión local. El agua actúa como medio de lacomunicación humana teniendo en cuenta la perspectiva por la cual el medio

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es el mensaje,33 y cualquier cambio en el medio, en este caso en la distribucióndel agua, supone difusión y modificación de los modelos de comunicaciónsocial, de percepción cultural y de dependencia, con las interconexiones y trans-formaciones que esto supone en las comunidades locales. Por decirlo en pocaspalabras, el riego por goteo ha generado una nueva conexión cultural: una in-terdependencia a través de la infraestructura hidráulica en un contexto de es-casez que vincula a diferentes y distantes actores sociales por medio de lacompetición instándoles a generar nuevas formas de cooperación.

4.1. Nuevas ideas de lo local

El nuevo trazado de riego ha introducido nuevas ideas y ha reorganizado y re-nombrado el territorio y el paisaje del valle. La distribución hidráulica hadividido el valle bajo tres directorios principales, cada uno de ellos subdivididoen áreas de desarrollo conectadas a las estaciones de bombeo que, a su vez,están divididas en secciones y subsecciones de la red de riego. La organizaciónde toda la red se controla a través de diez oficinas de fases.

El Área de Desarrollo (Development Area, DA), la Oficina de Producción (TO

41), la Sección 16 (una de las secciones de producción), los nombres de lassubsecciones o FTA n.º 178 (dispositivo de producción agrícola que suministraagua a una unidad agrícola específica y numerada) son algunas de las nuevasdefiniciones de lugares. Definiciones administrativas, neutrales y ajenas al en-torno social que se mezclan con los nombres previos adjudicados a esos lugaresy comunidades por la memoria genealógica o las representaciones de la dira, yque aún se utilizan en el ámbito local por diferentes grupos sociales para referirseal territorio.

Por otro lado, las secciones de riego actuales no constituyen ni una comunidadni un grupo social, pues esa misma red ha dispersado a las comunidades y haalejado las tierras de cultivo de sus hogares.34 Asimismo, este sistema ha intro-ducido nuevas ideas de lo local y ha manipulado los cursos naturales de loscauces:

¡En todo el mundo, el agua fluye de arriba a abajo. Aquí ocurre todo lo con-trario: el agua va de abajo a arriba, del valle a la ciudad, luego a la cisterna,y vuelve aquí! (agricultor del valle del Jordán).

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33 M. McLuhan, Understanding Media. The Extensions of Man, Londres: Routledge, 2001.34 Este hecho tiene una mayor magnitud en el caso de los arrendatarios que tienen que alejarse de sus casasen busca de nuevas y mejores tierras.

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La ironía de esta declaración nos muestra los aspectos cruciales que se dirimenhoy en día en torno al agua en el valle del Jordán en un entorno artificial ge-nerado por la transferencia de agua. Describe un proceso paralelo de tendenciacreciente en las últimas décadas en el cual, por un lado, se ha bombeado aguapotable, previamente dedicada a la agricultura, desde el Canal Rey ‘Abdullaha Ammán y, por otro, se ha aumentado el uso de agua residual procedente dela capital para el riego de los cultivos locales. También describe las dinámicaspolíticas y morales que se generan en torno al agua como medio de las relacionesde poder entre los diferentes lugares del valle del Jordán. Por último, expresala desorientación que producen los diferentes tipos de agua que son introducidos(residual, desalinizada, salobre) en los diferentes lugares con las conexioneshidráulicas y sociales que se generan.

Así pues, el cierre de las canalizaciones de la cuenca y la competición entre lasnecesidades urbanas y rurales conducen a una mayor interrelación e interde-pendencia entre los usuarios y los sistemas hídricos. La interdependencia delos múltiples actores institucionales se produce en el ámbito nacional (asigna-ción de agua para la ciudad y para el riego, la competición entre los tres direc-torios de la JVA en el valle del Jordán) tanto como en cada unidad agrícola, quees lo que nos interesa, de tal manera que si un sector o región recibe más agua,otro sector o región recibe menos.

4.2. Nuevas interdependencias hidráulicas

El riego por goteo ha introducido de manera repentina un amplio aparato técnicoen forma de bombas, filtros y fertilizantes, así como un nuevo conocimiento ex-perto en infraestructura hidráulica que ha transformado radicalmente el entornoagrícola y los usos del agua. El riego, hoy en día, se enfrenta a una incertidumbreconstante debido a la falta de transparencia y a la rigidez del sistema burocráticode distribución que entra en conflicto con la necesidad del riego por goteo deuna periodicidad frecuente y fiable, especialmente en los periodos delicadosde la primavera y el otoño.35 Esta incertidumbre está relacionada con la percepciónlocal de haber perdido el control del agua y con la invisibilidad de la nueva red.En este contexto tecnificado, la mayoría de las veces, el agua ha sido consideraday calculada como recurso para los cultivos más que para las personas que los

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35 En el riego en superficie por surcos es necesaria una mayor cantidad de agua de manera menos frecuente;por el contrario, en el riego por goteo se requiere menos cantidad de manera más frecuente con menor cargade trabajo.

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cultivan, de manera que se ha desvinculado la práctica del riego de su contextosocial, mucho más amplio.

El nuevo sistema hidráulico consiste en una red a presión: a diferencia de todaslas experiencias previas de distribución de agua, la red a presión funciona mejorcuando distribuye el agua de manera simultánea a lo largo de toda la red y nosólo por una de las secciones de riego, ya que a menor flujo en las tuberías,menores pérdidas de carga. Cuantas más secciones de la red entren en funcio-namiento, mejor y más equitativo es el reparto de presión. Por el contrario, elriego tradicional se concebía como un proceso localizado y visible a lo largode canalizaciones secundarias o, como sucede actualmente, a través de una delas secciones de las tuberías a presión de la estación de bombeo. De una actividadlocalizada se ha pasado a otra deslocalizada y fragmentada, y del espacio de50 ha que componía un vecindario que compartía el sistema hídrico, a una redmayor que ocupa entre 400 y 500 ha.

La nueva interconexión hidráulica entre los usuarios de agua debería entendersetambién como una nueva interdependencia social e intensiva entre agricultoresdentro de una red mayor. Esto no sólo se debe a la escasez de agua, sino a unnuevo sistema que confiere una mayor importancia a las conexiones hidráulicasque se dan entre agentes distantes entre sí. El cambio de una definición temporaldel agua por otra basada en la cantidad de presión supone una notable transiciónhacia diferentes maneras de entender el agua, más allá de la gestión técnicade la misma; de una conexión entre el tiempo y la tribu se ha pasado a otra en-tre la red a presión y la burocracia.

El regante, hoy en día, está conectado a otros grupos sociales con los que nocomparte el territorio ni los modelos activos de cooperación, e incluso con losque son sometidos a algún tipo de exclusión. Esto último ocurre con algunosgrupos tribales, con los refugiados de bajos ingresos y con las comunidadesnegras (aswad, antiguos ‘abid o esclavos), ya sean de origen palestino o gawarine(la población nativa del Gor), que, debido al alto grado de interdependencia,se ven sometidos a un mayor nivel de exclusión en el acceso al agua. Todo estoha incrementado las apropiaciones «ilegales» de agua: si alguien roba agua conel sistema actual, no sólo reduce la cantidad de agua disponible en ese turnopara otros agricultores de la misma red, sino que también disminuye la presióndel agua y provoca que los regantes del turno afectado se vean obligados o in-ducidos a robar agua fuera de su turno, generando así un círculo vicioso. Todasestas interdependencias suponen una fragmentación en el contexto social ydestruyen los modelos locales de cooperación.

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En este contexto, es útil recurrir al trabajo de Kaika sobre los procesos de ur-banización a través del agua y la extensión de la red hidráulica en la historiacontemporánea europea, ya que ha sido el modelo exportado a otras regiones,36

entre ellas, al valle del Jordán. Como si del mito de Prometeo se tratase, el aguaha sido siempre el eje sobre el cual ha girado el intento de «controlar» y dominarla naturaleza a través de un sistema de producción, en este caso una red hi-dráulica como icono de la modernidad, que ha seguido un proceso progresivoy oscuro en el que al agua se la ha invisibilizado bajo tierra. De la misma ma-nera, en un proceso paralelo, las relaciones de producción comprometidascon el control, la purificación, la gestión y la distribución del agua también sehan visto afectadas. La red no sólo se ha hecho más amplia y más interdepen-diente a nivel nacional, sino que se ha «naturalizado», se ha hecho invisible yha generado dependencias entre los regantes y los «medios tecnológicos ubi-cados en un lugar distante».37 El hecho de que este sistema se haya implantadode manera subrepticia no es casual; el objetivo de esta estrategia trata de restarimportancia a las prácticas locales de oposición y manipulación que buscanestablecer el campo de batalla en torno a las ideas y a un control más equitativodel agua. Lo que aquí tratamos de evidenciar es que, en este contexto de ámbitosocial y técnico, se ha producido un proceso por el cual se han naturalizadolas relaciones de poder, se ha escondido la mercantilización del agua,38 se hanignorado las relaciones sociales y culturales que servían de estructura al procesoanterior y se ha evadido el conflicto político existente entre los diferentes ac-tores que reivindicaban su derecho de acceso al agua, así como las diferen-tes concepciones de relación entre el agua y la sociedad. Aun cuando la gestióndel agua, sobre el papel, es de autoridad pública, en la práctica, su control hasido privatizado: el conocimiento, el sistema de producción y la distribuciónson ajenos a la dimensión pública, aunque las estrategias de los agricultoresrecompongan diariamente la dimensión sociopolítica de la distribución delagua.

4.3. El nuevo régimen de manejo de recursos

El riego por goteo también ha introducido prácticas especializadas, nuevasoperaciones y conocimientos más amplios e intensivos. Si bien es cierto que elriego por goteo es menos intensivo en lo que al trabajo se refiere, pues permite

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36 M. Kaika, op. cit.37 Ibídem.38 «Las redes, a través de su mera existencia, hacen explícitos los procesos socioeconómicos, y su flujo representala transformación de la naturaleza en mercancía» (ibídem, pág. 33).

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a los regantes ahorrarse las horas que antes empleaban en los largos turnos deriego en superficie, también lo es que se ha convertido en una práctica altamenteintensiva en conocimiento, con lo que las relaciones con los expertos se han con-vertido en la piedra angular de la segmentación social. De esta manera, la dis-ponibilidad de capital o la conexión con el sistema de expertos es mucho másimportante que la propiedad de la tierra. El acceso y el control de la informaciónsobre el agua se han convertido, por tanto, en herramientas estratégicas en lagestión del agua, y los profesionales alternativos del nuevo sistema han hechosu aparición en escena deslegitimando e ignorando a los expertos históricos lo-cales y el conocimiento local del agua.

Como ya explicara Waller, «los gestores del agua usan sus conocimientos ex-pertos para presentar las decisiones y los cambios como técnicos y no comopolíticos».39 Esta idea es fundamental en el valle del Jordán, pues la gestión delagua frecuentemente se ha dibujado como un cometido a realizar por expertosya que su manejo es demasiado complejo para los agricultores. La prioridadtécnica ha despolitizado las decisiones tomadas en torno al agua y ha neutra-lizado el debate político sobre el tema del agua en el Jordán, dejando las deci-siones en manos de los expertos, los asesores y los políticos.

«Agua para los sedientos y conocimiento para los ignorantes» es una reivin-dicación del Corán, pero los sedientos de hoy en día no sólo necesitan agua,como recuerda ese verso; en la lucha por el conocimiento y el simbolismo querepresenta el agua, también son primordiales la garantía del acceso a estevalioso recurso, el acceso permanente al conocimiento y el control de la in-formación.

5. Conclusiones

Una red hídrica no es sólo un desafío técnico, sino que es una transformaciónintegral en los ámbitos sociales y técnicos que ha cambiado radicalmente lasmaneras de concebir, percibir y «usar» el agua. Ciertamente, la tecnología hi-dráulica es un sistema de relación y de comunicación. La nueva configuración,altamente tecnológica, ha generado nuevas ideas del territorio, de la identidad(la comunidad agrícola neutral) y del conocimiento y savoir faire asociados alagua que han supuesto un conflicto con los modelos preexistentes.

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39 T. Waller, «Expertise, Elites and Resource Management Reform: Resisting Agricultural Water Conservationin California’s Imperial Valley», Journal of Political Ecology, vol. 1, 1994, págs. 13-42 (pág. 20).

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El sistema de producción, que implica cambios en la autoridad y en la organizaciónpolítica, ha censurado los modelos sociales que se han generado en torno al aguaa lo largo de la historia en este valle. El agua se ha convertido en «algo que, porun lado, se produce de manera material como híbrido y como mercancía (y,como tal, está sujeto a las relaciones sociales de la producción) pero, por otrolado, es una construcción social en la que se la presenta como parte de la natu-raleza (y, como tal, supuestamente ajena a los procesos sociales)».40 En el valledel Jordán el agua todavía se presenta como hecho natural en el que la escasezse vincula a factores bioclimáticos y a la creciente demanda urbana, cuando, enrealidad, es un hecho político y cultural que, a través de la intervención humana,se convierte en un talismán de las relaciones de poder ignorado persistentemente.

La dimensión pública del agua ha sido censurada aunque sea recuperada adiario a través de las apropiaciones locales. Las instituciones gestoras del aguahan sido, como la historia nos ha demostrado en numerosos casos, lugares pú-blicos en los que las comunidades han podido cooperar y relacionarse en tornoa un bien común, intercambiar valores, estatus y conocimientos que formabanparte del dominio público, pero también han sido un lugar en el que los recursossimbólicos y la distribución del agua han ido de la mano.

En el valle del Jordán, el riego ha dejado de ser una actividad pública y de do-minio público aun cuando las violaciones continuas del sistema llevadas a cabopor los regantes locales muestren otras ideas sociales y culturales vinculadasal agua y a su distribución. Estas violaciones también descubren aquello queha sido soterrado convirtiéndose en invisible: la red como estructura de inter-dependencia, la relación problemática entre el Estado y el ciudadano y la faltade transparencia de un fluido que en el pasado era transparente.

Del mismo modo que la complejidad del sistema hidráulico ha sido la trincheratras la cual se han ocultado las dinámicas políticas que buscaban incorporar alas áreas rurales y controlar a la población local y a la desplazada, las prácticasdiarias de los regantes son, a pesar de sus maneras contradictorias, la herra-mienta mediante la cual se visibiliza el conflicto: una lucha económica en tornoal agua, pero, sobre todo, una lucha simbólica por ideas como el territorio, lasolidaridad y la transparencia de las relaciones que se dan en torno a este recursofundamental.

[Traducido del inglés por Mario Tornero. AEIOU Traductores.]

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40 M. Kaika, op. cit., pág. 267.

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