Guerra en el paraiso

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B ENEMÉRITA U NIVERSIDAD A UTÓNOMA DE P UEBLA F ACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS C OLEGIO DE LINGÜÍSTICA Y LITERATURA HISPÁNICA Seminario Optativo de Novela Política Maestro Francisco Javier Ramírez Arenas M ONOGRAFÍA DE LA NOVELA : G UERRA EN EL P ARAÍSO Sara Luan Cabral Carrillo 200719161 Evaluación a docentes: 23 de noviembre de 2012, 11.50 am

Transcript of Guerra en el paraiso

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRASCOLEGIO DE LINGÜÍSTICA Y LITERATURA HISPÁNICA

Seminario Optativo de Novela PolíticaMaestro Francisco Javier Ramírez Arenas

MONOGRAFÍA DE LA NOVELA: GUERRA EN EL PARAÍSO

Sara Luan Cabral Carrillo200719161

Evaluación a docentes: 23 de noviembre de 2012, 11.50 am

Puebla, Puebla a 27 de noviembre de 2012

Introducción

El presente trabajo tiene por objetivo realizar el análisis

de una novela política mexicana, en este caso: Guerra en el

Paraíso, del escritor mexicano Carlos Montemayor, para lo cual

es necesario sentar las bases de lo que es la novela política

y, dado el momento histórico relatado en el texto escogido,

realizar una breve investigación acerca de la guerra sucia en

México, acaecida a finales de los años 60 y durante la década

de los 70.

2

I Novela política: Relación entre arte y política

Héctor Ceballos Garibay, en su ensayo El saber artístico,

realiza una serie de análisis acerca de las relaciones que se

tejen entre el arte y la política, y nos dice que “el arte

político, constituye la manifestación más directa y enfática

[…] de la relación dialéctica entre la praxis artística y el

contexto histórico donde ella nace y se desarrolla.”1, de lo

cual se desprende una reflexión posterior que nos indica las

dos vías que pueden seguir las manifestaciones artísticas de

este tipo: la primera de ellas es la de servir como medio

legitimador del régimen sociopolítico que existe de antemano

en la sociedad donde se desarrolla –y que, por lo general,

1 Ceballos Garibay, H. (2000). El saber artístico. México: Ediciones Coyoacán. 204 pp.

3

tiende a denigrar al ser humano– y la otra, diametralmente

opuesta, es la que cuestiona al sistema, tratando de ponerlo

en evidencia y hacerlo flaquear, con el objetivo de llevar a

los habitantes de tal sociedad a la reflexión y la

concientización que, tarde o temprano, los harán optar por un

sistema político y de vida distinto del que son presas.

De este pensamiento, podemos inferir que han existido –y

seguirán existiendo–, artistas que se inscriban en una u otra

de las líneas, y que, dada su calidad intelectual, funcionan

como guía moral para la nación que habitan, ya sea que

introduzcan un elemento de quiebre con el sistema o que lo

validen y sirvan de su portavoz. Además, entendemos que los

hechos políticos y sociales relevantes, que la historia no

siempre registra a pie juntillas, constituyen campos de

abundante investigación para ellos y se pueden llegar a

convertir en el pretexto de sus obras y, muchas de las veces,

en el estandarte que los abanderará por largo tiempo, lo cual

no quiere decir que su posición política vaya de la mano con

la calidad estética de su producción, ya que si hubiera una

falta de aquélla, nos encontraríamos frente a mera propaganda

y no ante una obra de arte como tal, dado que el verdadero

arte político logra una conjunción entre forma y contenido,

donde la una no socava al otro ni viceversa, sino que se leen

como un conjunto indivisible que deja huellas permanentes en

sus observadores.

4

Debido a la tarea que nos incumbe en el presente

trabajo, es necesario dejar claro que no sólo la literatura

se encuentra cercana a la política, sino que, como bien lo

indica Ceballos Garibay, todas las expresiones artísticas,

desde el drama hasta la música, pasando por las obras

plásticas y visuales, han tenido sus representantes en las

dos líneas políticas definidas con anterioridad y que, muchas

veces, una obra artística de cierto naturaleza complementa a

otra de un género distinto, ya sea para criticarla o para

darle mayor fuerza. Además, la obra artística política no es

propia de nuestro país, sino que ha visto su florecimiento

desde tiempos remotos en todo el mundo, aunque los tintes que

adquiere en cada región la hacen única e irrepetible, tal es

el ejemplo del muralismo mexicano, que se constituyó como una

“creación de arte didáctico y comprometido ideológicamente”2

y que difícilmente podría ser repetido aun en nuestro

contexto mexicano.

Por su parte, Federico Campbell, en su obra: La invención

del poder, nos plantea las múltiples facetas que éste detenta y

que, por lo mismo, lo convierten en un terreno de tan difícil

acceso; no deja de pasar por aseveraciones que indican que el

poder es malo3 pero también retoma, de manera muy lúcida, que

el valor del concepto de poder está fincado, sobre todo, en

lo político y lo social, mucho más que en lo teórico, porque

2 Ceballos Garibay, H. (2000). El saber artístico. México: Ediciones Coyoacán. 227 pp. 3 Campbell, F. (1995). La invención del poder. México: Aguilar. 22 pp.

5

el poder se detenta dentro de un campo de relaciones, lo cual

lo ha convertido en el detonante de los diversos

acontecimientos históricos que ha vivido la humanidad; por su

parte, la sociedad es la que transmite tal poder, ya que

determina quiénes serán sus líderes y poderosos o, al menos

así debería de ser, dado que las artimañas de las que se

valen muchos malos dirigentes poco o nada tienen que ver con

las decisiones que toma la sociedad, no ocurriendo así con

los líderes surgidos desde abajo, que comprenden y son parte

de la problemática del que menos tiene y que se lanzan en una

lucha por sacarlo de su situación, lucha que, las más de las

veces, termina en guerrilla.

Y justamente de una guerrilla es de la que trata la

novela que analizaremos más adelante, de una poco conocida

por el mexicano común; novela que, como menciona Campbell en

sus reflexiones en torno a la novela política en general, “es

(también) una meditación sobre el poder y sus mecanismos, […]

las manipulaciones de un poder…”4.

Además, en este mismo texto, Campbell nos indica que en

toda novela policiaca habría un sustrato de novela política

en tanto la primera lleva implícita una reacción frente al

poder, la cual se constituye como una puesta en tela de

juicio5, lo mismo sucedería con la novela de espionaje; y es

que hablar de política como calificativo de una novela no ha

4 Campbell, F. (1995). Máscara negra. Crimen y poder. México: Joaquín Mortiz. 48 pp.5 Ibíd., p. 50

6

sido siempre bien visto, aunque la política siempre ha

logrado colarse como temática de muchas obras.

Por su parte, la novela que sí detenta el adjetivo de

política, constituye un tipo de narrativa que no dejará al

lector con la misma percepción que ostentaba antes de iniciar

su lectura, porque las ideas políticas que en ella se dejan

ver, mediante juegos de mostración y ocultamiento crean un

clima político propicio para la reflexión y la crítica6, aun

cuando los sucesos relatados se encuentren separados en

tiempo y espacio, cuánto más si nos son cercanos de alguna

manera o si logramos la identificación.

En contraparte a esta tendencia de la narrativa a

politizar, se presenta la llamada “literatura light”7 –de la

que Vargas Llosa habla en la Cátedra Alfonso Reyes del

Tecnológico de Monterrey– la cual ha cobrado gran auge en la

actualidad y que, desafortunadamente, no da cabida al tema

político; Vargas Llosa ofrece una explicación en torno de la

labor del artista que creció en su época, acerca del

compromiso que éste mostraba para con la sociedad que lo

rodeaba y del interés que se tenía entonces por llegar a las

masas justamente para ayudarlas a salir del letargo social y

económico que las ahogaba, postura poco compartida por los

escritores jóvenes, que no dan cabida a pensamientos de tal

índole y que han querido encontrar en la fórmula “al arte por

6 Ibíd., p. 48.7 Vargas Llosa, M. (2003). Literatura y Política. México: Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. 47 pp.

7

el arte” su bandera, sin detenerse a pensar en las

repercusiones que sus obras pueden tener y en el bien que le

harían a la sociedad en caso de que se decidieran a denunciar

los males de nuestros tiempos, con lo cual no pondrían en

riesgo su calidad estética, pero sí llevarían una gran

ganancia moral a cuestas. Además, Vargas Llosa continua

diciendo que, así como es inevitable que en una obra el amor

aparezca –ya sea de manera directa o no–, lo mismo debe de

suceder con la política, la cual es “inseparable de la vida

de una colectividad”8, la cual podrá siempre tendrá

problemas, un orden –y, por ende, desorden– y autoridades.

Así es como el autor subraya que, si bien la literatura no

debe de ser sólo política, aunque sería imposible que una

buena literatura no lo fuera también9, ya que deberá dar

cuenta de una problemática social y proponer para ella

soluciones, ya sea de manera explícita o dejando que el

lector tome la decisión, lo cual implica una reflexión de su

parte y es justamente a ese punto donde todo buen escritor

desea llegar.

8 Ibíd., p. 63.9 Ibíd., p. 71.

8

II Guerra Sucia en México: Violencia urbana y social.

9

La Guerra Sucia en México es un suceso poco conocido por la

población, ya que, a diferencia de lo que sucedió con otros

países latinoamericanos, la prensa dio poca o nula cuenta de

ella, ya sea por su carácter casi oculto o porque sus brotes

no vieron la unificación del país en ellos. Además, los

archivos que de ella se conocen se abrieron recientemente, en

el sexenio del presidente Vicente Fox (2000 – 2006), lo cual

dio pie a una investigación judicial sobre los crímenes de

Estado que se cometieron contra los diversos movimientos

políticos que vieron la luz a finales de la década de los 60

hasta finales de la década de los 70, período que duró esta

guerrilla. Dicho distanciamiento temporal tiene que ver, en

parte, con la caída del poder del Partido Revolucionario

Institucional (PRI), que fue el brazo opresor, por medio de

diferentes mecanismos y organismos, de los representantes y

partidarios de esta Guerra de baja intensidad10, sin embargo,

y como era de esperarse, la llegada al poder del Partido

Acción Nacional (PAN) tampoco ha dado resultados en lo que

respecta a la resolución y juicio de los involucrados en esta

masacre, porque ambos partidos se encuentran coludidos en su

centro y la creación de una comisión especial11 por parte de

Vicente Fox no fue más que una estrategia política para ganar

10 Nombre con el que también es conocido este período dadas sus diferencias con otras guerrillas americanas.11 Tal organismo es la Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), la cual ha logrado articular los hechos históricos pero no ha podido tomar resoluciones legales concretas contra los que se han señalado como responsables directos de la Guerra Sucia.

10

adeptos, más que una resolución tajante por resolver los

crímenes cometidos en aquél período, lo cual llevaría por

delante a muchas personas aún involucradas con el poder en

México.

Los antecedentes de esta guerrilla datan del movimiento

ferrocarrilero de 1958, el cual dio pie a otros movimientos

de tintes comunistas que fueron sofocados a lo largo del

país. Dentro de tales movimientos se encontraba la Liga

Comunista 23 de septiembre, la cual surge a principios de los

70 y toma su nombre de la fecha del ataque al cuartel de

Madera en Chihuahua (el 23 de septiembre de 1965). La Liga

Comunista contaba con una amplia representación a lo largo

del país, ya que ciudades como Guadalajara, Monterrey y el

Distrito Federal poseían militantes de la misma. La

contraparte de esta liga era la Brigada Especial –también

conocida como Brigada Blanca–, que tenía como misión limitar

las actividades de la Liga, deteniendo a los guerrilleros que

en ella participaban, tales actos de represión iniciaron en

estados como Puebla, Morelos, Guerrero, Jalisco, Sinaloa,

Chihuahua y Nuevo León, pero no tardaron en extenderse por

todo el país gracias al mandato del entonces presidente de la

nación, de Luis Echeverría. Así observamos cómo el gobierno

del país nunca deja espacio para la manifestación de

movimientos de lucha social y los apaga de inmediato, ya sea

por la vía pacífica o la violenta, aun cuando este segundo

camino tenga consecuencias funestas y casi nunca conocidas,

11

ya que es poco o casi nada lo que se documenta acerca de los

abusos que ejercen los altos mandos de poder para apagar el

fuego de la insurgencia, muchos de los cuales son revestidos

como “accidentes” y así son conocidos y presentados a la

prensa y la sociedad.

Por su parte, en el estado de Guerrero –el cual ocupa

una extensión de 63,794 kms² y es conocido mundialmente por

alojar en su seno al ampuloso puerto de Acapulco, lo cual

contrasta con su posición de una de las entidades más

marginadas del país– la marginación y la diferencia social

que sufría su población en la década de los 60 [situación que

no se ha corregido en la actualidad y que ha cobrado tintes

muy dramáticos en la llamada “Guerra contra el narcotráfico”

que el presidente Felipe Calderón ha impulsado durante su

mandato político (2006 – 2012)], aunadas al autoritarismo de

las altos mandos, la arbitrariedad en la ejecución del poder

y la impunidad, generaron varios movimientos sociales, los

cuales derivaron en grupos de insurrección armados. Incluso

las organizaciones y cooperativas que nacieron en el pueblo

con la finalidad de ayudarlo fueron corrompidas cuando se las

invitó a formar parte del poder empresarial y político que

antes criticaban.

Por otro lado, y dado que las empresas de la región,

coludidas con el poder político, dejaron de cumplir los

contratos contraídos con el pueblo, y no habiendo

organizaciones que defendieran a los obreros y campesinos de

12

tal situación, el profesor Lucio Cabañas Barrientos, en

compañía de ejidatarios, bloqueó –como medida de protesta– el

acceso a Mexcaltepec, lo cual obligó a los camiones madereros

y talamontes que trabajaban en la zona a salir del lugar; por

su parte, el ejército no tardó en reprimir a los pobladores

porque la merma económica que eso representaba era cuantiosa

y no se podían permitir pérdidas de ningún tipo en ningún

estado.

Prosiguieron los problemas cuando, el 21 de agosto de

1966, el comandante de la 27ª zona militar se presentó a una

reunión de ejidatarios tratando de hacerla pasar por

conspiración para suspenderla.

Un año más tarde, en 1967, el “charrismo sindical” había

ya formado parte de las organizaciones del pueblo, así que no

se hizo esperar su intento por democratizarlas, dada la

alianza que el “charrismo” promueve entre los líderes

sindicales y el aparato gubernamental –siempre en detrimento

de los sindicalizados, no así de sus líderes y del gobierno–,

muchos de los integrantes de los sindicatos se opusieron, a

lo que los gobiernos tanto federal como estatal respondieron

con un encuentro armado contra los campesinos, para acabar

con los inconformes. Este enfrentamiento, ocurrido el 20 de

agosto de 1967, dio pie al encarcelamiento de los principales

manifestantes –entre los que se encontraba Genaro Vázquez

Rojas, Antonio Sotelo, Pedro Contreras, Fausto Ávila, entre

otros–, y a la posterior petición de libertad de los mismos

13

por parte del Consejo de Auto-defensa del pueblo de Guerrero.

En el momento de la liberación de los presos políticos se da

la trasformación de la Asociación Cívica Nacional

Revolucionaria (ACNR) a guerrilla, cuyo líder, Genaro Vázquez

Rojas, perseguía objetivos similares a los de Lucio Cabañas

Barrientos, líder de otro grupo de insurrección en Guerrero:

la Brigada de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres.

Como se ha visto, la Guerra Sucia dejó un gran número de

muertos, otro mayor de desaparecidos y, sobre todo, una gran

impunidad a su paso, los más de 550 expedientes de personas

desaparecidas son manejados en secreto por razones de

seguridad y lejos se encuentra el momento en que se logre una

resolución del caso por más que se conozcan los nombres de

los involucrados directos e incluso el presupuesto

exorbitante que se utilizó para apagar la revuelta.

Innumerables son los casos de personas detenidas en la

carretera en algún retén y de las cuales no se volvió a saber

nada o que simplemente “sufrieron un accidente” que los llevó

a la muerte, tal es el caso de algunos de los dirigentes del

movimiento y, por curioso que parezca, incluso el caso de

algún músico como Rosendo Radilla Pacheco,12 que no hacía otra

cosa sino componer corridos a favor de la guerrilla, y que

fue detenido en un retén militar cercano a Acapulco donde,12 Olivares Alonso, E. (2009, 8 de julio). Incorrecto que se juzgue por undelito cometido hace 35 años: Gómez Mont. La Jornada.  [En línea], disponible: http://www.jornada.unam.mx/2009/07/08/index.php?section=politica&article=015n2pol.

14

según su hijo, que fue testigo presencial de los hechos, se

lo acusó y “levantó” arbitrariamente puesto que no había

delito que perseguir, tal y como lo afirmaron los mismos

militares que llevaron a cabo la acción.

Fue así como, después de tener el ejemplo de la tardía

Revolución Cubana que logró la revelación del pueblo y su

transformación social, México y muchos países de

Latinoamérica atravesaron un proceso crítico, naciente de los

caciquismos añejos, los abusos, la corrupción, los crímenes y

violaciones, de las condiciones insalubres y la miseria que

provenía de una inequitativa distribución de la riqueza y que

derivaba en atraso de todo tipo; y donde estados como

Guerrero se lanzaran a las armas lo cual provocó un sofocón

por parte de las autoridades y lanzó a los campesinos a los

sembradíos de droga como único recurso para subsistir, o al

ingreso de movimientos armados, donde ambos fenómenos dan pie

a un gran número de homicidios.

Por su parte, otro de los grandes líderes de esta

guerrilla, junto con Genaro Vázquez Rojas, fue el antes

mencionado Lucio Cabañas Barrientos, nacido en El Porvenir,

municipio de Atoyac de Álvarez, el 12 de diciembre de 1938 en

el seno de un hogar campesino, donde también el dolor y la

marginación de generaciones enteras habían hecho estragos

difíciles de superar en la población campesina de Guerrero.

Estudió la carrera de maestro en la Normal de Guerrero y

comenzó a realizar batallas legales desde entonces, siempre

15

dentro de una activa vida estudiantil, apasionado de la

política. Participó como líder estudiantil, y llegó a ser

líder de la Normal, representando a sus estudiantes en

diversas partes de la República. Abandonó sus estudios cuando

fue elegido Secretario General de la Federación de

Estudiantes Campesinos Socialistas de México en 1962, pero

regresó posteriormente a la Normal para terminar con su

educación.

Al salir de la carrera, recibió una plaza en el poblado

de Mezcaltepec, municipio de Atoyac, a 100 kilómetros de la

Sierra, de ahí partío a la escuela “Modesto Alarcón” en

Atoyac, cabecera municipal, donde se hizo líder magisterial

para representar a los maestros de la zona. Era llamado

frecuentemente como conciliador de problemas incluso de otras

escuelas. Precisamente en 1965, el hecho de intervenir en la

solución de un conflicto de la Escuela "Juan Álvarez" originó

que el entonces gobernador del Estado, Dr. Raymundo Abarca

Alarcón promoviera su cambio al Estado de Durango. En Durango

también participó en movimientos, como el Movimiento del

Cerro del Mercado, contra el gobernador Alejandro Páez

Urquidi, razón por la que fue devuelto a su lugar de origen.

Lucio tuvo como primera formación las escuelas rurales

que instituyó el mandato Cardenista que tenían como objetivo

la reivindicación de derechos agrarios, políticos y sociales

de las zonas rurales, y es que las Escuelas Normales fueron

un bastión durante el período de Lázaro Cárdenas para la

16

formación socialista de la época, que tenía toda la teoría

marxista y las ideas de la Revolución Cubana.

17

III Análisis de la novela Guerra en el Paraíso de Carlos

Montemayor

“Nosotros nacimos en Ayotzinapa haciendo todo, yo meacuerdo que estaba en 6º de primaria cuando hicimos laprimera asamblea con cinco compañeros: “Compañerosestamos estudiando, vamos a terminar la primaria. ¿Quévamos a hacer por el pueblo? Parece que vamos a haceruna revolución.” Ah, pero hablar de revolución en 6º deprimaria era muy raro, entonces hablábamos derevolución antes de irnos a la escuela.”

Lucio Cabañas

Luis Mario Schneider, en su ensayo: La novela mexicana, entre el

petróleo, la homosexualidad y la política, señala que Guerra en el Paraíso,

cuarta novela de Carlos Montemayor es una novela política

donde existen dos miradas, la primera de ellas concerniente

al gobierno (tanto federal como estatal) y la segunda

perteneciente a la población civil que participó activamente

en la Guerra Sucia de México en la entidad de Guerrero.13

La novela está escrita con un estilo particular, sin

falsos pudores, puesto que la mayoría de los personajes

llevan los nombres originales, sin tapujos –aunque algunos

otros son inventados por el escritor–, lo cual le otorga a la

novela cierto carácter documental, ya que da testimonio y

13 Schneider, L.M. (1997). La novela mexicana entre el petróleo, la homosexualidad y la política. México: Nueva Imagen. 117 pp.

18

cuenta hechos verídicos a modo de crónica sobre lo que

ocurrió en la sierra y en las principales zonas rurales donde

el movimiento guerrillero se gestó, sin dejar de tomarse en

cuenta las digresiones en el tiempo que dotan de agilidad y

complejidad su lectura.

Es interesante analizar por otro lado, la maestría

presente en la forma de narrar de Carlos Montemayor, ya que,

siguiendo un estilo muy particular, “suelta” la voz narrativa

y la otorgar a los personajes, genera así las atmósferas

adecuadas. Tales recursos se consiguen gracias al

conocimiento que el autor posee del tema y a la ardua

investigación de campo que se deja ver entre líneas.

Por otro lado, estamos ante una novela de corte

descriptivo, donde los escenarios nos dan la pauta para la

recreación fidedigna de los acontecimientos.

Además, no podemos dejar de ver el compromiso social de

Montemayor al arriesgarse por temas tan escabrosos en la

realización de un texto literario con este tinte político y

social, ya que eso implica un rechazo a la historia mal

construida que los anales oficiales dejan ver, sobre todos si

tomamos en cuenta el estado represor en el que vivimos y que

ha se ha dado a la tarea de no dejar huellas o de borrarlas o

guardarlas secretamente de manera celosa, lo cual complica la

labor de investigación en gran manera y obstaculiza la

búsqueda de libertad del yugo capitalista incluso por la vía

artística.

19

La postura que toma la novela, ante una sociedad como la

nuestra, mucho más moderada que la de la época en la que el

relato se desarrolla, es muy interesante, porque logra

incidir en el pensamiento de personas que no conocen la

historia verídica y que están apartadas de ella por tiempo y

espacio y quizá sin interés alguno en comprenderla, sin

embargo, a lo largo de sus páginas, la novela atrapa y hace

reflexionar al lector.

Es por ello que una investigación más profunda del texto

bien valdría la pena por el alto contenido intelectual,

político y literario que posee.

__________

Carlos Montemayor narra poéticamente los acontecimientos

ocurridos en el estado de Guerrero durante la guerrilla de

los luchadores sociales Lucio Cabañas Barrientos y Genaro

Vázquez Rojas. La novela transita, durante 9 capítulos, por

los antagonismos que el estado mexicano represor muestra, las

acciones del ejercito que serán contundentes en la llamada

“guerra sucia” y los personajes más importantes para la

novela y para la historia misma: los campesinos, que dieron

lucha a una guerra por la dignidad humana y la liberación.

Guerra en el Paraíso inicia con la narración de los hechos

acontecidos entre noviembre de 1971 y febrero de 1972 cuando,

tras el levantamiento de Chilpancingo y los movimientos de

20

las Escuelas Normales, el gobierno realiza su primer ataque

represor, mismo que desencadenara o dará paso a los

movimientos posteriores ya encaminados al levantamiento

armado guerrillero y a la formación del Partido de los Pobres

creado por Cabañas. Tal movimiento represor dio muestra de

brutalidad desde un inicio, sin importarle que hubiera,

dentro de los convocados a los primeros mítines, población

civil:

-¡Cuidado, profesor! –alcanzó a oír Lucio en medio de la ondulante

multitud que gritaba desordenada bajo el ruido de la descargas de

pistolas y ametralladoras. Lucio sintió que los que estaban junto a él lo

arrastraban, lo volvían a encerrar en medio de un nutrido grupo,

alejándolo de la gente que le había arrebatado ya el micrófono.14

Como se puede observar claramente, los levantamientos

revolucionarios –que no sólo se preocupan por intereses

propios, sino que buscan realmente un cambio social–, dejan

de lado, poco a poco, los mítines, las marchas, etc., para

comprometerse con la sociedad, creando así una guerrilla que

responda del mismo modo en que responden los grupos

poderosos, es decir la violencia.

En el desarrollo de la novela se da cuenta de un fenómeno

conocido por todos, donde el estado represor y su contra-

campaña tratan de desacreditar al movimiento guerrillero,

14 Montemayor, C. (1991). Guerra en el Paraíso. México: Diana. 19 pp.

21

para lo cual hacen alianza con los medios de comunicación y,

por supuesto, con el ejército, los cuales no son, en el

fondo, sino dos brazos más del poder, cada uno va por su

propio derrotero pero siempre sirviendo al mismo amo. De tal

forma se logra ocultar la información verdadera y se muestra

una falsa que provoca que las miradas hacia los guerrilleros

los carguen negativamente, como personas ajenas y peligrosas

para la población.

El ejército en Guerrero sólo desempeña actividades sociales. Lleva

alimentos, medicinas, agua, a los lugares más remotos de la sierra. Ésa

es nuestra labor. Porque en Guerrero nadie apoya a Vázquez Rojas. Él

conoce bien la sierra y se mueve de un sitio otro como un bandido.15

Por otro lado, podemos encontrar varias descripciones

del entorno natural, donde los campesinos casi se mimetizan

con su entorno, ya que ellos son los verdaderos conocedores

del lugar y se mueven por él como pez en el agua, lo cual

provoca que sea difícil para un militar penetrar en la sierra

y dar con las personas buscadas, pues los lugareños no sólo

tienen una tradición ancestral de contacto con lo natural,

sino que también conocen a perfección los caminos y a la

gente, no así los militares.

Es interesante observar cómo Montemayor aborda el tema

de la organización, pues a través de la descripción de los

15 Ibíd., p. 13.

22

pasajes se puede notar la diferencia en la organización

urbana que está representada por muchas organizaciones de la

época de donde vino la formación del partido Comunista

Mexicano, entre otras, con las formas en que se desarrollara

la guerrilla rural, donde la confianza en la gente y la

identificación formaron parte importante para favorecer al

movimiento de liberación.

Muchos fragmentos ilustran como le gente trato de ser

sobornada, presionada y hasta obligada a ir contra el

movimiento campesino, pero es entonces cuando los

antagonismos dan paso a una revolución que es inevitable, es

por eso que el papel de Lucio es sumamente importante pues él

no sólo fue un líder sino que también desarrolló, junto con

otros, la forma de formación de un pueblo rural, que se

encontraba muy lejos de la formas de organización que

planteaban los militantes de los partidos y organizaciones de

izquierda de la época, vendidas al charrismo sindical.

La novela, aunque con un gran valor estético, no

persigue el fin de mostrarlo como tal sino que su objetivo se

centra en desarrollar las distintas etapas de la lucha

armada, comenzando con el ya mencionado capítulo del mitin en

Atoyac, al que le sigue un salto en el tiempo, puesto que se

pasa al del año 67 a pasa a narrar acontecimientos surgidos

en el 71. A pesar de estas prolepsis, se deja ver claramente

que se trata de la misma historia, de su continuidad, de dos

23

hechos narrados de forma paralela, donde se juega con el

tiempo, con los personajes y con el lector mismo.

En cuanto a las historias que se presentan, la primera

de ellas está escrita en letra cursiva y es el recuento del

surgimiento y formación de la guerrilla, del porqué de la

decisión de partir a la sierra y abarca, brevemente, la

muerte de Genaro Vázquez.

La segunda historia trata de la guerrilla formada como

tal, las causas de ésta y las reacciones del gobierno de

Echeverría ante una situación tan desconcertante en el Estado

de Guerrero, que poco a poco comienza a extenderse por el

resto del país.

Y es que, gracias al sistema político imperante, mientras

unos campesinos –muertos de hambre–, luchan por una mejora

social y calidad de vida, otros son utilizados por el sistema

que mata y humilla a su gente.

Vea usted a nuestros soldados. Véanlos ustedes, señores. Todos son

muchachos sanos. De lo más profundo de nuestro pueblo. Son hijos de

campesinos, de pescadores, de trabajadores. Nuestro ejército es un ejército

del pueblo. (Montemayor, 1991: 27).

En este pasaje, Lucio reconoce a sus enemigos como si fueran

él, son él, pero utilizados por el ejército que los humilla y

los hace despreciar a su propia gente. Ellos evidentemente no

24

tienen la culpa, la búsqueda por mejorar su calidad de vida,

lleva muchas veces a los campesinos a darse de alta en la

milicia, ya que ahí recibirán instrucciones y un poco de

dinero sin tener estudios.

…sentía a los soldados que fumaban tranquilos, dejando escapar alguno de

ellos una clara risa que se elevaba desde la carretera hacia la noche. Todos

eran jóvenes, fuertes. Indios como él en su color, en sus rostros de amplia

nariz, de oscuros ojos rasgados, de fuertes manos. (Montemayor, 1991: 23).

Conforme va avanzando la novela, podemos ser testigos de la

problemática que vive el país, y los problemas internos de la

guerrilla, ya que al asumir un papel revolucionario armado,

toda la fuerza bruta del país se vuelca sobre ellos, para

acabar con su proyecto transformador, esto con el fin de que

la gente no sea capaz de adquirir una conciencia crítica y

vea las condiciones en las que viven, para eso son de suma

importancia los medios de comunicación, que juegan con la

opinión pública del país, sino de todos, por los menos de la

clase media.

El secuestro del secretario de gobernación Rubén Figueroa

será una parte importante pues es una acción verídica a la

que se llegó para poder mantener a la guerrilla, con el afán

de pedir un rescate que pudiera abastecer al movimiento

armado, siendo que la lucha campesina no puede subsistir por

25

si sola y pertenece a un estrato social muy bajo, por otro

lado se observa como dentro de la personificación y contraste

del personaje Rubén Figueroa se distingue la firmeza y

convicción de los campesinos en oposición a el trato amañado

y prepotencia de ese personaje de la historia de México que

fue una pieza crucial para el cese de la guerrilla por parte

del ejército.

al describir a un dirigente guerrillero más real, es decir,

humaniza cada acto de Lucio, dejando de lado cualquier imagen

inalcanzable que se pudieran creer de él en esa época, lo

describe como un maestro rural que arenga a la multitud a no

dejarse humillar por las autoridades, un personaje

identificado con los necesitados y de los cuales recibe

protección aún a costa de las vidas de aquellos que lo

protegen.

Escenas que se siguen unas a otras mostrándonos diversos

rostros del revolucionario guerrerense. Montemayor nos

presenta, a pesar de que en algunas partes su pasión se

refleje de manera obsesiva, el retrato de un ser humano

agobiado por la incertidumbre del destino. Soliloquios

oníricos o internos que nos dan una imagen del guerrillero

teniendo como fondo las montañas de Guerrero y la luna en el

cielo, torturado por lo que debe hacerse y lo que debe dejar

de hacerse. Diálogos inexistentes que cuestionan al propio

Lucio a través de su vida personal por un lado, y la

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persecución de la justicia por el otro. La sombra del pasado

se va apoderando de la imagen del Lucio Cabañas guerrillero

para convertirlo en un hombre de recuerdos y obsesiones.

Avanzaba septiembre, lento como la inmensidad de las lluvias y del río. Lucio

contemplaba la corriente. Contemplaba a la distancia de la otra orilla, bajo

la lluvia, con el dolor intenso que se aferraba a su cabeza durante horas, la

calma de la luz que desde muchos años atrás, desde su infancia, llegaba

hasta él. Ahí mismo había contemplado de niño la paz profunda del mundo

que parece brotar al mirar lo lejano. Ahora parecían invertirse los años…

(Montemayor, 1991: 153).

Montemayor dibuja la obsesión y la sed de justicia de una

manera objetiva en tanto no deja de lado la experiencia que

dentro de la realidad y en el pasado del guerrillero se ha

ido formando como un proceso que, después de explorar varios

caminos para lograr lo que busca, ha optado, por ser el

único, seguir el camino de la rebelión armada.

Ahora nos toca a nosotros vengar al pueblo

Cuando nos matan compañeros hay que matar enemigos

Cuando matan al pueblo hay que matar enemigos del pueblo

Nomas eso esperábamos, que nos dieran un motivo..

Estamos cansados de la lucha pacífica sin lograr nada

Por eso dijimos: ¡Nos vamos a la sierra!

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Palabras de Lucio Cabañas tomadas de un discurso.

El liderazgo y la militancia se vuelven muy importante

para una sociedad estudiantil que está en contacto directo

con las ideas revolucionarias, y que observan el devenir de

sus sociedades. Los estudiantes rurales por tanto miraban al

campesino con un pasado lleno de carencias y desigualdad,

abusos y discriminación por lo que esta situación fue la

pauta para que se gestará un movimiento radical armado que

había escuchado los discursos de Fidel Castro y el Ché

Guevara en favor del proletariado oprimido y contra la

burguesía opresora.

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Bibliografía

Montemayor, Carlos. “Guerra en el paraíso”. México: 2009.

Ed. De bolsillo. Impreso.

Fanon, Frantz. Los condenados de la

tierra. http://www.elortiba.org/

Título Original:  Les damnés de la terre. (1961). Traducción:

Julieta Campos (Fondo de Cultura Económica, 1963). Con

Prefacio de Jean Paul Sartre.  

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