GLOBALIZACIÓN, IDENTIDAD Y ESTADO EN AMÉRICA LATINA Manuel Castells

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GLOBALIZACIÓN, IDENTIDAD Y ESTADO EN AMÉRICA LATINA Manuel Castells INTRODUCCIÓN Esta ponencia analiza los cambios en la relación entre identidades y Estado en América Latina en el contexto de la globalización. Se plantea en primer lugar el análisis de la interacción entre globalización, identidades y Estados en base a la experiencia comparada a escala mundial. A continuación, se analiza la especificidad de dichos procesos en América Latina. Se señalan en fin cuatro problemas fundamentales planteados a las políticas de Desarrollo Humano en América Latina, sugiriendo algunas líneas de acción pública encaminadas al tratamiento de dichos problemas. La ponencia está basada en fuentes bibliográficas y documentales que se citan en las referencias. No se trata, sin embargo, de un análisis empírico propiamente dicho, sino de una reflexión fundada en la observación de las tendencias de cambio social global a fines del siglo XX. 1. GLOBALIZACIÓN Globalización no es sinónima de internacionalización. En sentido estricto es el proceso resultante de la capacidad de ciertas actividades de funcionar como unidad en tiempo real a escala planetaria. Es un fenómeno nuevo porque sólo en las dos últimas décadas del siglo XX se ha constituido un sistema tecnológico de sistemas de información, telecomunicaciones y transporte, que ha articulado todo el planeta en una red de flujos en las que confluyen las funciones y unidades estratégicamente dominantes de todos los ámbitos de la actividad humana. Así, la economía global no es, en términos de empleo, sino una pequeña parte de la economía mundial. Pero es la parte decisiva. La economía global incluye, en su núcleo fundamental, la globalización de los mercados financieros, cuyo comportamiento determina los movimientos de capital, las

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GLOBALIZACIÓN, IDENTIDAD Y ESTADO EN AMÉRICA LATINAManuel Castells

INTRODUCCIÓN

Esta ponencia analiza los cambios en la relación entreidentidades y Estado en América Latina en el contexto de laglobalización. Se plantea en primer lugar el análisis de lainteracción entre globalización, identidades y Estados enbase a la experiencia comparada a escala mundial. Acontinuación, se analiza la especificidad de dichos procesosen América Latina. Se señalan en fin cuatro problemasfundamentales planteados a las políticas de Desarrollo Humanoen América Latina, sugiriendo algunas líneas de acciónpública encaminadas al tratamiento de dichos problemas. Laponencia está basada en fuentes bibliográficas y documentalesque se citan en las referencias. No se trata, sin embargo, deun análisis empírico propiamente dicho, sino de una reflexiónfundada en la observación de las tendencias de cambio socialglobal a fines del siglo XX.

1. GLOBALIZACIÓN

Globalización no es sinónima de internacionalización. Ensentido estricto es el proceso resultante de la capacidad deciertas actividades de funcionar como unidad en tiempo real aescala planetaria. Es un fenómeno nuevo porque sólo en lasdos últimas décadas del siglo XX se ha constituido un sistematecnológico de sistemas de información, telecomunicaciones ytransporte, que ha articulado todo el planeta en una red deflujos en las que confluyen las funciones y unidadesestratégicamente dominantes de todos los ámbitos de laactividad humana. Así, la economía global no es, en términosde empleo, sino una pequeña parte de la economía mundial.Pero es la parte decisiva.

La economía global incluye, en su núcleo fundamental, laglobalización de los mercados financieros, cuyocomportamiento determina los movimientos de capital, las

monedas, el crédito y por tanto las economías en todos lospaíses. Los mercados de divisas cambian diariamente 1,5billones de dólares, haciendo imposible para cualquiergobierno sostener su divisa en contra de turbulencias masivasde los mercados financieros. El desarrollo y creación desofisticados productos financieros (derivados, nuevos tiposde futuros, opciones etc.) articulan valores bursátiles endistintos mercados, estableciendo su interdependencia através de transacciones electrónicas que mueven miles demillones de dólares en segundos. Según algunos cálculos, elvalor de mercado de la capitalización del total de productosfinancieros derivados en 1998 era equivalente a 12 veces elvalor estimado del producto bruto total del planeta. No hay,hoy por hoy, control o regulación de los flujos globales decapital, lo que convierte a todas las economías, endependientes del comportamiento de los valores de susempresas, acciones y obligaciones, en los mercadosfinancieros.

La globalización de la economía también incluye laimportancia creciente del comercio internacional en elcrecimiento económico, el aumento considerable de lainversión extranjera directa, la globalización de una parteesencial de la producción de bienes y servicios en torno aempresas multinacionales y a sus redes auxiliares, lainterpenetración internacional de mercados de bienes yservicios, la formación de un mercado global de trabajadoresde especial calificación (de los ingenieros de software a losfutbolistas) y la importancia de las migracionesinternacionales de mano de obra desplazada por las crisiseconómicas hacia zonas con mayores oportunidades de empleo yprogreso.

Junto a la globalización económica en sentido estricto,asistimos también a la globalización de la ciencia, latecnología y la información; la globalización de lacomunicación, tanto en los medios de comunicación masiva ymultimedia, como en las nuevas formas de comunicación através de Internet; y, en una dimensión más siniestra, la

globalización del crimen organizado tiende a penetrar lasinstituciones de gobiernos en numerosos países, con efectosperversos considerables sobre la soberanía y la legitimidadpolíticas.

El nuevo sistema global que se constituye a partir de redesde intercambio y flujos de comunicación es a la vezextremadamente incluyente y extremadamente excluyente.Incluyente de todo lo que tiene valor según los códigosdominantes en los flujos y excluyente de todo aquello que,según dichos códigos, no tiene valor o deja de tenerlo. En lamedida en que la globalización se ha desarrollado,esencialmente, como instrumento de articulación de mercadoscapitalistas, la rentabilidad económica (ya sea medianteganancia o acrecentamiento del valor patrimonial, según loscasos) se convierte en el criterio fundamental para lainclusión o exclusión en las redes globales. Se constituyeasí un sistema extraordinariamente flexible y dinámico, perosometido a fuertes oscilaciones y a una dinámica competitivaque no admite tregua o error. Las redes globales articulanindividuos, segmentos de población, países, regiones,ciudades, o barrios, al tiempo que excluyen otros tantosindividuos, grupos sociales o territorios. Todos los países yterritorios están atravesados por dicha lógica dual, de formaque se crean redes transnacionales de componentes dinámicosde la globalización, al tiempo que se segregan y excluyensegmentos sociales y territorios al interior de cada país,región o ciudad. Naturalmente, en proporciones altamentevariables según las zonas del mundo en que opere lacompetitividad. Si en África, la gran mayoría de la poblaciónestá excluida del sistema globalizado (aunque sufre lasconsecuencias de lo que ocurre en dicho sistema), en EstadosUnidos la proporción oscila en torno al 20%, aunque en elcentro-sur de Los Ángeles asciende al 30%. Esta geografíadiferencial de la exclusión social se complica aún más con lageometría variable de la globalización, cuando turbulenciasinformativas en los mercados financieros propulsan sectoreseconómicos y territorios hacia la prosperidad (valoresInternet) o la desintegración (Indonesia, 1998) según

procesos que sólo parcialmente responden a cálculosestrictamente económicos.

Las fuentes de productividad y competitividad en la nuevaeconomía global dependen fundamentalmente de la capacidad degeneración de conocimiento y procesamiento eficaz de lainformación. La cual depende, a su vez, de la capacidadcultural y tecnológica de las personas, empresas yterritorios. En la economía informacional, la educación y lainnovación se constituyen en fuerzas productivas directas.Pero siendo condiciones necesarias para el nuevo modelo dedesarrollo, no son suficientes. Porque en la medida en que elexcedente se transfiere al mercado financiero, elcomportamiento del mercado financiero, sometido apercepciones de psicología colectiva y a turbulenciasinformativas de todo origen, influye decisivamente en lariqueza y la pobreza de las naciones. En este nuevo modelo dedesarrollo informacional, la sociedad y las institucionesjuegan un papel decisivo. Ello es así, por un lado, porque laproductividad y competitividad dependen de la calidad de losrecursos humanos y de la capacidad estratégica, deinstituciones y empresas, para articular dichos recursos entorno a proyectos de inversión viables y sustentables. Porotro lado, porque la estabilidad social y política y eleficaz funcionamiento de las instituciones son factorespsicológicos esenciales para los inversores globales, de cuyocomportamiento depende, finalmente, el valor de empresas ypaíses en los mercados financieros.

La globalización, en su encarnación actual de capitalismoinformacional desregulado y competitivo, supera a losEstados, pero articula a los segmentos dinámicos de lassociedades en todo el planeta, al tiempo que desconecta ymargina a aquellos que no tienen otro valor que el de suvida.

2. IDENTIDAD (es)

La informacionalización y la globalización son procesoscentrales de la constitución de una nueva economía y unanueva sociedad en el cambio de milenio. Pero junto a ellos, yen interacción compleja, otro fenómeno, de índole cultural ypolítico, está transformando el mundo. El reforzamiento delas identidades culturales como principio básico deorganización social, seguridad personal y movilizaciónpolítica. Identidad, en términos sociológicos, es el procesopor el cual los actores sociales construyen el sentido de suacción atendiendo a un atributo cultural (o conjuntoarticulado de atributos culturales) al que se da prioridadsobre otras fuentes posibles de sentido de la acción. Puededarse el caso de varias identidades en un individuo, pero talpluralidad es siempre fuente de tensión. No siempre se defineun actor por su identidad, pero cuando el principio dedefinición es identitario, es un principio fuerte que tiendea cobrar preeminencia sobre otras fuentes de sentido. Ennuestro tiempo histórico, las identidades religiosas,nacionales, territoriales, étnicas y de género, aparecen comoprincipios fundamentales de auto-definición, cuyo desarrollomarca la dinámica de las sociedades y la política de formadecisiva. Sin entrar en controversias poco útiles sobre lanovedad histórica de esta explosión identitaria, sí puedesostenerse que su existencia invalida la tesis de la de-sacralización y des-ideologización de la sociedad moderna. Lasuperación de las identidades, que era el gran proyectohistórico del racionalismo (liberal o marxista) ha sidosuperada por el renovado poder de la identidad.

Junto a estas identidades fuertes, comunitarias,aparentemente fundadas en experiencia histórica y tradicióncultural, hay también el surgimiento de identidadesindividuales, auto-construidas en torno a un proyectopersonal, a un principio electivo. Tales identidadesindividualistas son particularmente importantes en sectoressociales o sociedades en que las identidades comunitarias nose desarrollan, pero en las que los principios abstractos depertenencia simbólica (tales como ciudadanía, clase socialetc.) se debilitan como resultado del vaciamiento de

contenido histórico de las instituciones y organizaciones queencarnaban dichos principios (el estado-nación, lossindicatos de clase etc). Una identidad individualistaparticularmente importante es la identidad familiar, oindividualismo familiar, en la que se funde el sustratocomunitario y el proyecto autónomo de existencia, vaciado detodo otro contenido que la afectividad inmediata y defensivahacia uno mismo y los suyos.

¿Por qué se desarrollan las identidades como principiosconstitutivos de la acción social en la era de lainformación? Mi hipótesis, apoyada en la observación demovimientos sociales y expresiones identitarias en todo elmundo, es que este desarrollo es consecuencia de laglobalización y de la crisis de las instituciones del estado-nación y de la sociedad civil constituida en torno al Estado.Explico. La globalización desborda la capacidad de gestión delos estados-nación. No los invalida totalmente, pero losobliga a orientar su política en torno a la adaptación de lossistemas instrumentales de sus países hacia la navegación enlos flujos globales. Al hacerlo, los Estados tienen quesacrificar intereses de sectores hasta entonces protegidospor él. Es más, la sociedad civil, según la concepcióngramsciana original, no se constituye contra el Estado, sinoen articulación con el Estado, orientada hacia el Estado:sindicatos, cooperativas, organizaciones religiosas yciudadanas. Cuando el estado tiene que atender,prioritariamente, a la dinámica de flujos globales su acciónhacia la sociedad civil se torna secundaria y porconsiguiente el principio de ciudadanía emite un significadocada vez más débil hacia los ciudadanos. En esas condiciones,los sectores golpeados por los ajustes que impone laglobalización buscan principios alternativos de sentido ylegitimidad. En esa búsqueda la gente se hace consciente deldéficit democrático que existe tras el andamiajeinstitucional e ideológico del sistema político. Y aunque nose suele poner en cuestión la democracia (cuya conquista,casi siempre, costó sangre y lágrimas), surge una oposiciónexplícita a la globalización y a su agente, el estado ex-

nacional, ahora agente racionalizador de la globalización, entorno a un principio constitutivo distinto. En muchos casosse separa la nación del Estado, oponiendo al estado-nación lanación-estado (nacionalismo francés o estadounidense, ovenezolano); o, bien, oponiendo al estado-nación, la naciónsin estado (nacionalismo catalán, escocés of quebecois). Enmuchos otros casos el principio de etnicidad oprimida seutiliza como fuente de nueva legitimidad democrática (loszapatistas de Chiapas, los kataristas bolivianos). Laidentidad regional se constituye en principio derecomposición social frente a la crisis del estado nación,como en Colombia. Pero tal vez es la identidad religiosa,fundamentalista o moderada, la que se constituye como elprincipal principio alternativo de reconstrucción del sentidoa escala planetaria. Es el caso del islamismo, del hinduismo-nacionalista, del judaísmo ortodoxo, del fundamentalismocristiano, particularmente influyente en Estados Unidos yentre los evangelistas de América Latina. En forma distinta,el desarrollo del comunitarismo de base en la Iglesiacatólica latinoamericana proporciona un refugio y un sentidoalternativos a las secuelas sociales de la globalización sincontrol, al individualismo agresivo asociado alneoliberalismo, a la crisis de las ideologías socialistastradicionales y al formalismo retórico de las declaracionesliberales de ciudadanía. En la mayoría de los casos demovimientos sociales identitarios en el mundo hay un rechazoexplícito de la globalización y una denuncia del Estado,convertido en rehén de los flujos globales. No estoyinterpretando el sentido de los movimientos identitarios,sino constatando el sentido que se atribuyen a sí mismos.Conforme las identidades surgen como principios constitutivosde la acción social, corroen el principio fundamental deciudadanía, sobre el cual se basó el estado-nación construidoen la edad moderna. Si la identidad fundamental es lareligiosa o la nación como entidad histórica, ser ciudadanoes aún una fuente de derechos, pero ya no de sentido. Ellaicismo y el individualismo de la democracia liberal, comoconstrucción racional y abstracta emanante del contratosocial, deja de ser el principio de pertenencia y, por tanto,

el principio de legitimidad. El poder de la identidaddestruye la legitimidad del Estado como fuente de sentido.Sometido a las presiones contradictorias de la globalizacióny las identidades culturales comunitarias, el estado-naciónsoberano y la sociedad civil constituida en torno a él,entran en un proceso de declive histórico que pareciera serirreversible.

3. EL ESTADO RED

Sometido a las presiones de cambio tecnológico, económico ycultural, el estado no desaparece: se transforma. Busca, porun lado, alianzas estratégicas, tanto estables comocoyunturales con otros estados, para tratar conjuntamente losproblemas planteados por la globalización. Surgen así estadosco-nacionales, como es la Unión Europea, con un Banco CentralEuropeo independiente, una moneda única y, por tanto, unaeconomía unificada, a la que se añaden múltiplesinstituciones y leyes de ámbito europeo. Se refuerza el papelde las instituciones internacionales, como las NacionesUnidas, la Organización de Estados Americanos, laOrganización de la Unidad Africana y las distintasorganizaciones de seguridad regionales, en Europa, en elPacífico, en América Latina. Se constituyen alianzasmilitares fuertemente integradas, como la OTAN, que, en lapráctica, funden las fuerzas armadas de sus miembros en unasfuerzas armadas supranacionales con mando conjunto. Surgenformas políticas “sui generis”, a medio camino entre estadosco-nacionales e instituciones internacionales, como laComunidad de Estados Soberanos, entre las ex-repúblicas de laex-Unión de la Sovietica. Proliferan las áreas deintegración económica que trascienden la soberanía económicanacional, como son Mercosur, el Tratado de Libre ComercioNorteamericano o, en embrión, el Acuerdo de CooperaciónEconómica en el Pacífico y la Unión Arancelaria de los paísesdel ASEAN en Asia del Sudeste. Y se constituyen institucioneseconómicas supranacionales, de ámbito global, como son elFondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, coninfluencia decisiva en la regulación de la desregulación

económica global, bajo control del exclusivo club G-7, enbase a la influencia de su opinión en los mercadosfinancieros internacionales. Así, el estado-nación se dota deinstrumentos cooperativos de gestión, navegación ynegociación en la globalización. El precio es alto: lapérdida de soberanía y el paso irreversible al podercompartido. O sea, se pierde poder para mantener influencia.Pero la alternativa es la irrelevancia de decisiones queningún estado (ninguno, ni siquiera los Estados Unidos) puedeaplicar por sí mismo. Es más, ni siquiera esta confluencia depoderes y recursos permite asegurar el control de losgobiernos sobre los flujos de capital, información ytecnología, como se ha verificado en momentos tales como lacrisis financiera asiática o los repetidos fracasos encontrolar Internet. Pero, al menos, la construcción deesferas de poder compartido permite acrecentar la capacidadde negociación e intervención en relación con los flujosglobales.

Por otra parte, el estado-nación, en casi todo el planeta,está buscando su relegitimación mediante la descentralizaciónadministrativa y la participación ciudadana. Se transfierencompetencias a gobiernos locales y regionales, al tiempo quese democratiza su elección y se intenta fortalecer sucapacidad autónoma de gestión. En algunos casos, estadescentralización va de par con el reconocimiento de fuertesidentidades nacionales, regionales y locales, intentando asíhacer compatible el principio de ciudadanía política y laafirmación de la identidad cultural. También han procedidolos estados a un reconocimiento creciente de la esfera deacción “para-pública”, mediante el desarrollo de ONGs(organizaciones no-gubernamentales) que complementan laspolíticas públicas, articulando recursos privados ydesburocratizando la gestión de programas sociales. A menudolas ONGs prolongan su acción en la esfera internacional, enun desarrollo paralelo a la internacionalización cooperativade la intervención de los Estados. La descentralización delestado-nación y su apertura creciente (al menos formalmente)a la participación acentúan su pérdida de poder pero, por

otro lado, permiten restaurar parte de su legitimidad encrisis.

Este doble movimiento del estado-nación hacia la cooperacióninternacional y hacia la devolución de poder a ámbitos sub-nacionales, conduce a la construcción de un nuevo sistemainstitucional, hecho de redes de órganos gubernamentales dedistinto nivel, articuladas a estructuras no gubernamentales.Para cada problema, para cada ámbito de decisión se produceuna configuración distinta de la combinatoria administrativaque compone el nuevo estado. Es un estado-red, que funcionamediante la interacción de sus distintos componentes en unproceso continuo de estrategia, conflicto, negociación,compromiso, co-decisión y decisión, que constituye lapráctica político-administrativa concreta de nuestrassociedades. Tras la fachada grandilocuente del estado-naciónsoberano que aún se proclama como tal, los restos de unestado maltrecho por la globalización y las identidades sereconfiguran en redes de colaboración y puesta en común derecursos. La flexibilidad de estas redes y su acceso amayores fuentes de recursos y competencias permite a losestados no sólo sobrevivir, sino prosperar en la era de lainformación. Sin embargo, la complejidad de la decisiónpolítica en ese mundo de redes institucionales, desbordandocotidianamente el ámbito nacional, complica considerablementela representación y el control democráticos. Falto de unanclaje en una sociedad civil que sea a la vez supra-nacionaly local, el estado-red gana en flexibilidad y eficacia lo quepierde en democracia y transparencia.

4. AMÉRICA LATINA: En el cambio de milenio

La problemática latinoamericana a fines del siglo XX puedeestructurarse en torno a su relación específica con laglobalización, las identidades y el estado. Globalización

La globalización ha transformado profundamente las economíasy las sociedades en toda América Latina. En su dimensiónfundamental, la financiera y monetaria, la globalización ylas políticas de ajuste que de ella derivan han inducido unnuevo marco macroeconómico, caracterizado por la estabilidadmonetaria, el control de la inflación como objetivoprioritario, la liberalización del mercado de capitales, ladesregulación económica y la privatización de empresaspúblicas en casi todos los países. En ese sentido elfuncionamiento de las economías latinoamericanas se haaproximado sustancialmente al de las economías más avanzadas,creando las condiciones para una relativa homogeneización dela inversión de capital y para el libre movimiento demercancias. Y eso es lo esencial de la globalización: launificación de criterios de mercado en un espacio económicoampliado. La inversión extranjera, tanto directa como en elmercado de valores, se ha multiplicado, proporcionandorecursos para el crecimiento económico y favoreciendotransferencia de tecnología y mejora de la gestiónempresarial. El comercio internacional se ha diversificadopor sectores y por regiones del mundo. Y se ha dinamizado, encalidad y en cantidad. El Tratado de Libre Comercio en elnorte y Mercosur en el sur han constituido áreas económicascrecientemente integradas que amplían mercados y contribuyena mejorar la competitividad. El punto débil de América Latinacontinua siendo sin embargo la baja capacidad tecnológica,tanto en generación como en uso de nuevas tecnologías. Elloimplica que la mayor parte de las exportaciones, en todos lospaíses menos Brasil, corresponde aún a productosagropecuarios, materias primas y productos extractivos. Laexportación de productos manufacturados, en todos los países,sigue concentrándose en los sectores de menor valor añadido.Las exportaciones de servicios continúan tambiénmayoritariamente en las líneas tradicionales, como turismo(generalmente controlado por tour-operadores globales), conescasa competitividad en los servicios a las empresas,actividad de alto crecimiento y alto valor añadido. Una nuevadependencia, la tecnológica, marca la nueva economíalatinoamericana en un momento decisivo de su articulación a

la economía global. Por cierto que puede concebirse undesarrollo tecnológico que se traduzca en aumento deexportaciones primarias. Así las economías exportadorasestrella de los noventa, la Argentina y la Chilena, siguenconcentrando sus exportaciones, en buena medida, en la líneaagro-alimentaria. Y la utilización de tecnología avanzada,tanto biológica como de gestión informatizada, ha sidoimportante en la competitividad de las empresas más dinámicasdel sector en ambos países.

Con todo, a finales de los noventa puede decirse que, en suconjunto, América Latina está integrada en la nueva economíaglobal. Pero de forma desigual, con altos costos sociales yeconómicos en la transición, y con amplios sectores socialesy territorios excluidos estructuralmente de ese proceso demodernización e integración económicas. Los índices dedesempleo, pobreza y desigualdad varían, pero con excepciónde Chile (que ha mejorado su situación social, en parte porel bajo nivel de partida, en comparación con la situación demarginación masiva heredada de Pinochet) han aumentado en elconjunto de América Latina a lo largo de la década. Eldesarrollo desigual territorial se ha acentuado y laconcentración de población y recursos en las grandes áreasmetropolitanas sigue creciendo, suscitando tensiones socialesy deterioro medio-ambiental por falta de control yplaneamiento de este proceso de urbanización acelerada, queha llevado ya a las ciudades al 75% de la poblaciónlatinoamericana. Se observa una distancia creciente entre elsector moderno, globalizado de la economía y el sectorinformal y de economía de supervivencia en el que trabaja lamayoría de la población. Si la marginalidad urbana era unmito cuando se formuló su teoría en los sesenta (puesto quela mayor parte de los llamados marginales estaban integradosen la economía formal) en estos momentos sí asistimos a dosdinámicas diferentes entre la articulación dinámica y lasupervivencia informal. En parte ello se debe a ladescomposición/recomposición de la economía por los costosdel ajuste, que han desintegrado sectores protegidos de laempresa pública y han estrangulado a numerosas pequeñas y

medias empresas por las altas tasas de interés, generando asíparo estructural y no sólo sub-empleo. Junto a ello, altastasas de crecimiento económico han generado un amplio estratomedio-alto urbano de nuevo tipo, ligado a la empresa privada,con altos niveles de educación, sofisticación profesional ypatrones de consumo homologables a los estadounidenses yeuropeos.

La crisis de amplios sectores de la población y de muchasregiones creó las condiciones para su utilización por partede las mafias globales, que han realizado lo que denomino laconexión perversa, es decir la reconexión de sectores de lapoblación y regiones con la economía mundial, medianteactividades criminales de todo tipo (centradas en el tráficode drogas y en el lavado de dinero) que encuentran mercadosen expansión en las sociedades más ricas. La economía globalcriminal se ha convertido en un sector altamente dinámico,generador de riqueza y empleo, pero también destructivo einductor de inestabilidad, en varios países de la región. Ladinámica de la globalización, y la aceleración delcrecimiento económico, incontrolado y espoleado por labúsqueda constante de competitividad han conducido a unadestrucción masiva del medio ambiente. Tanto en áreas rurales(Amazonía, Yucatán, delta del Orinoco, Bío-Bío y tantasotras) como en las periferias de las grandes metrópolis, seestá produciendo un deterioro irreversible del equilibrioambiental que amenaza con degenerar en verdadero desastreecológico. En suma, América Latina está, de lleno, en laglobalización. Con sus procesos de crecimiento dinámico,competitivo y modernizador, del que forman parte, hoy por hoyindisoluble, procesos de exclusión social y destrucciónmedioambiental.

Identidades

¿Cómo se relaciona este proceso con la evolución de las identidades colectivas en AméricaLatina? Cabe distinguir, aunque coexistan de formaarticulada, tres identidades distintas: la étnica, la

regional, la nacional. La étnica se ha manifestadofuertemente en la última década, de Chiapas, Guatemala yBolivia, al Amazonas y al resurgir de las reivindicacionesmapuches. Para países como Guatemala y Bolivia es unprincipio fundamental de identidad, aún fraccionado, como enBolivia, en distintas culturas. Pero para la mayoría depaíses latinoamericanos es una identidad específica decomunidades que son minoritarias, marginadas u olvidadas, porlo que difícilmente se ha constituido en principio deidentidad más allá de los sectores movilizados por una luchaespecífica, generalmente defensiva. La integración dominadade la cultura indígena en el Perú o de la cultura africano-brasilera en las ciudades de Brasil, son fenómenos másrepresentativos de las tendencias en curso que la afirmaciónde la dignidad de los indios mexicanos simbolizada por lasbanderas zapatistas.

La identidad regional también se ha manifestado con másfuerza en el espacio público en la década de los noventa,marcando comunidades más allá de la cotidianeidad y elcostumbrismo. Las culturas regionales colombianas, deAntioquía al Cauca, son principios definitorios de redes deprotección social ante la crisis general del estadocolombiano. El norte mexicano encuentra su identidadreforzada por su carácter de polo dinámico del nuevo espacioeconómico, al tiempo que Yucatán busca principios demovilización identitaria en su lucha contra una marginacióncreciente.

Pero a lo largo del siglo, el principio identitario dominanteen toda América Latina ha sido la identidad nacional. Era unaidentidad proyecto, como la Argentina por ejemplo, unaidentidad construida en torno a un estado-nación que, ya seasobre bases populistas o clientelares, afirmaba un proyectode desarrollo y una especificidad a la vez frente a lospaíses poderosos (aun sirviéndolos en lo político y en loeconómico - pero nunca en lo cultural, véase México-EEUU) yfrente a los vecinos, siempre sospechosos de algún maldesignio. El estado construye la nación y la identidad

nacional aparece como la principal fuente de identidadcolectiva, articulada en lo privado a la identidad religiosay en lo público a la identidad política - directamenteinspirada por el estado (justicialismo, priismo, varguismo,fraccionamiento atroz entre identidades liberal yconservadora en Colombia).

Pues bien, en la medida en que el estado aparece en losnoventa como agente de la globalización y en la medida en quese despega de sus bases sociales tradicionales, la separaciónentre estado y nación lleva a una crisis de la identidadnacional como principio de cohesión social. Con una identidadnacional cuyo principio histórico fue construido por elestado, al desligarse dicha identidad de su sujeto (elestado), para la mayoría de la población la identidadnacional se convierte en un principio débil, en un principioque no basta para construir el sentido de la vida. Laidentidad nacional tiende a ser suplantada por dos fuentesdistintas de sentido. Por un lado, el invididualismo(incluido el familismo), legitimado por el mercado, seconvierte en fuente de racionalidad y de proyecto. Por otrolado, el repliegue hacia identidades comunitarias más fuertesque una identidad nacional en crisis, lleva hacia un resurgirreligioso y hacia el renacimiento de las identidades étnicasy regionales para quienes no las han perdido. Ahora bien,para la mayoría de la población, pareciera que la tendenciadominante fuese la de constituir una comunidad territorialdefensiva como apoyo de estrategias de supervivenciaindividual. No se observa, en general, el surgimiento de unprincipio identitario unificador que llene la orfandad de unanación abandonada por su estado.

Estado

Por tanto, la evolución del estado parece ser la clave de lacrisis y/o reconstrucción de la identidad en América Latina.¿Que está sucediendo?

Aunque es arbitrario hablar en general del estado en AméricaLatina me atreveré a formular una hipótesis. Fue,históricamente, un estado débil que, desde los años treinta,construyó su permanencia en base a una alianza con lossectores medios urbanos y con los trabajadores organizados.Sobre esta alianza se construyó un estado populista (priismo,varguismo, justicialismo) o democrático (Chile, Venezuela,Colombia), pero siempre clientelista. Siempre dependiente desu capacidad para captar la riqueza del país, pagar su cuotaa los socios extranjeros y distribuir los recursos al sectorurbano organizado, mediante la administración pública,mediante las empresas públicas y mediante un estado delbienestar hecho a la medida de las clientelas políticas. Almargen quedaban los campesinos y los sectores populares noorganizados, así como, en algunos estados, los sectorescapitalistas autónomos (grupo Monterrey en México). Sólo lasrepúblicas centroamericanas (pero no Costa Rica) y Paraguay,corresponden al cliché del estado instrumento directo yexclusivo de la oligarquía. La política cepalina fue elmodelo económico adaptado a las condiciones políticas de eseestado nacional-popular. Cada vez que se intentó romper eseequilibrio de alianzas entre sectores populares organizados,clases medias burocráticas y grupos económicos dominantescomo capitalistas pero no como actores sociales, se produjouna crisis del estado (Argentina en los cincuenta, Brasil enlos sesenta, Chile en los setenta, México en los ochenta).Sólo se consiguió una estabilidad relativa cuando de algunamanera, explícita o implícita, dichas alianzas serecompusieron. Pero en los noventa, para superar la crisisestructural de los ochenta, el estado intentó asumir un nuevopapel: el de modernizador en el marco de la globalización.Es un papel contradictorio porque, a diferencia del estadodesarrollista, la modernización como adaptación a la economíaglobal, consiste sobre todo en traspasar al mercado lo queera del estado. Para llevar a cabo ese proyecto,indispensable para la modernización tecnológica y laparticipación del sector dinámico de la economía en el nuevocapitalismo global, los estados utilizaron con frecuencia susapoyos tradicionales para, de hecho, romper los privilegios

de dichos sectores y dejarlos expuestos a la competitividad.Del estado nacional-popular se pasó al estado liberal. Esafue la política de Pinochet, en su versión autoritaria; lapolítica de Salinas y luego de Zedillo, la política de Menem,la política de Sánchez de Losada, la política de Fujimori. Lapolítica de Cardoso corresponde a ese esquema en susobjetivos, pero no en sus apoyos políticos. Para sentar lasbases de una política liberal, Cardoso buscó apoyos decentro-derecha, enfrentándose de hecho a la coalición decentro-izquierda que representó los intereses del sectorpopular clientelista del estado. Este proyecto de adaptacióna la nueva economía global tuvo una conducción política endistintas versiones. Algunos gobiernos, como el de Cardoso,lo hicieron con sensibilidad social y respeto democrático.Otros, como Fujimori, de forma autoritaria. Otros, como enMéxico, profundizando la exclusión social al dar prioridadabsoluta a la integración en la economía global. Pero entodos los casos desmontaron buena parte del sistema dealianzas y privilegios en torno al estado del que dependíanlas clases medias urbanas tradicionales y los sectoresobreros organizados. Aun así, los gobiernos modernizadoresganaron elecciones en aquellos países (Argentina, Brasil) enque para la mayoría de la población las condiciones de vidamejoraron (pese al aumento de la desigualdad) y la inserciónen el sistema global ofreció una perspectiva. Allá donde lossectores agrupados en torno al estado fueron suficientementefuertes para frenar a liberalización (Ecuador, Colombia y,sobre todo, Venezuela) se caotizó la economía entre medidasformalmente liberales para consumo externo y el mantenimientode los intereses corporativos en torno a la economía pública.En México, el proceso fue más complicado en la medida en quelas clases medias urbanas rompieron definitivamente con elPRI, mientras que los sectores populares organizadosdecidieron apostar a una nueva ronda de clientelismo,mientras pudiese durar. Pero el resultado generalizado fue laquiebra del estado corporativo y/o clientelista, la rupturade las alianzas sociales, la fragmentación del sistemapolítico y la recomposición de la dirección política en tornoa liderazgos personalizados democráticos (es decir,

refrendados por procesos electorales). En el caso másextremo, en Venezuela, la corrupción generalizada de la clasepolítica venezolana intento de aferrarse al estadoclientelar llevó a la crisis general de ese estado. Elplebiscito popular en favor de Chávez, expresa un nuevo tipode populismo que, a diferencia de los demás gobiernos,plantea una alternativa nacionalista a la globalización,abriendo así un proceso cuyo desarrollo y desenlace estánllenos de significación. Allá donde la clase política oscilaentre el salto adelante de la liberalización y elmantenimiento del estado tradicional, como en Colombia, elestado entra en descomposición, momento que pudo seraprovechado por fuerzas insurreccionales que habían mantenidouna resistencia testimonial en nombre de los marginados desiempre.

En resumen, el estado-nación latinoamericano dejó de sernacional en la década de los noventa. Como consecuencia, serompió la alianza tradicional con los sectores medios urbanosy sectores populares organizados, que son aún la base delsistema político latinoamericano. Ello conduce a larecomposición del sistema político de representación yliderazgo, y a la creación de una política dependiente depersonalidades y de una relación mediática con las masaspopulares. Un populismo mediático agente de la globalizaciónen contraste a un estatismo corporativo defensor de la naciónson los dos proyectos en competencia y en busca de apoyossociales. Entre ambos, la capacidad integradora del estado seha perdido. Y la ideología del mercado sustituye a laideología de la nación.

Pero la crisis del estado es también consecuencia de ladescomposición de la clase política en muchos países comoresultado de dos procesos inter-relacionados que desembocanen una práctica política autodestructiva: la política delescándalo.

El primer proceso es la penetración del estado y del sistemapolítico por redes criminales organizadas. No es un fenómeno

significativo en todos los estados, por ejemplo no lo es enChile y no parece que en Brasil vaya mucho mas lejos que latradicional corrupción de las mafias policiales. Pero losmedios de comunicación han revelado corrupción sistémica enColombia, en Bolivia, en Paraguay, en Venezuela, en la mayorparte de América Central y el Caribe y, con particularintensidad, en México, en donde la crisis violenta que sufreMéxico no es separable de las luchas que libran los cartelesmexicanos del narcotráfico por obtener influencia en losdistintos niveles del estado. La corrupción resultante deesta penetración criminal deslegitima al estado y bloquea sucapacidad de maniobra en un momento decisivo de sureorientación.

El segundo proceso al que hago referencia es la emergencia,en América Latina como en el resto del mundo, de una nuevaforma de competencia política, la política informacional. Setrata de que los medios de comunicación se han constituido enel espacio preferente de la política. No es que los medioscontrolen la política, sino que los líderes y partidospolíticos compiten entre ellos y se relacionan con losciudadanos en y por los medios. La política mediática tienesus reglas, a saber la personalización de los liderazgos y lacredibilidad de personas y siglas como valor fundamental enla formación de la opinión de los ciudadanos. Si lo esencialpara ganar el apoyo popular es establecer dicha credibilidad,el arma de lucha política esencial es destruir lacredibilidad del adversario. Y para ello el medio más eficazes la difusión en los medios de comunicación de informacionesnegativas sobre personas y organizaciones políticas. La mayorparte de esas informaciones provienen del entorno de lospropios partidos, así como de grupos de interés que tienenpor objetivo el desgastar a una persona o partido. Sonfiltraciones a los medios más que periodismo de investigaciónlo que alimenta la política del escándalo. Los niveles decorrupción son suficientemente altos como para proporcionarabundante material. Pero si no hay bastante, se fabrica, semanipula, se desinforma. Y como todos (o casi todos) lohacen, y como hay que tener munición en reserva para disuadir

al adversario, el debate político aparece dominado cada vezmás por las denuncias, contra-denuncias y desmentidos sobrela corrupción y abusos de poder de la clase política. Y comolos medios de comunicación son cada vez más flexibles yomnipresentes en la vida de la gente, son esas imágenes, y nolos debates sobre alternativas políticas, los que semuestran, con el consiguiente desprestigio de la clasepolítica y de la legitimidad del estado.

Tras haber visto disiparse la relación entre estado y nación,los ciudadanos asisten a la disociación entrerepresentatividad y legitimidad. La crisis del estado sedobla de la crisis del sistema político. La deriva políticaconduce a la deriva de la identidad.

5. CUATRO PROBLEMAS…y algunas consideraciones para sutratamiento eventual.

América Latina entra en el siglo XXI con tres grandesdesafíos por resolver: la exclusión social de una buena partede la población, el deterioro acelerado del medio ambiente yla creciente distancia entre instituciones del estado yvivencia de la sociedad. En la raíz de esta triple crisis seencuentran cuatro grandes problemas que se manifiestan condiferente intensidad en distintos países y regiones del área.

El primero es la transición al informacionalismo como nuevomodelo de desarrollo. Si no hay una adopción exitosa delmodelo de crecimiento que caracteriza la era de lainformación, no habrá capacidad económica para integrar en eldesarrollo al conjunto de la población y a los imperativos desustentabilidad ambiental. Las estrategias encaminadas afacilitar esta transición incluyen por un lado la creación deuna infraestructura tecnológica centrada en la comunicación yen la información, aunando esfuerzos públicos y privados. Porotro lado, la promoción de recursos humanos, que pasa, enprimer lugar, por una verdadera reforma educativa, en todoslos niveles del sistema educativo. La educación es laprincipal inversión de infraestructura en la era de la

información. Pero la reforma educativa no consiste sólo enmayor escolarización o en introducir Internet en lasescuelas. Pasa, sobre todo, por la formación de losformadores, tanto en método pedagógico, como en conocimientosespecializados y en familiaridad con las nuevas herramientastecnológicas. Lo cual implica una mejora sustancial de laremuneración y condiciones de trabajo de los maestros yprofesores y una profunda reforma de su formación y carreraque debe hacerse, necesariamente, en consulta directa con susorganizaciones profesionales. No es una política fácil nirápida, pero es la condición indispensable para la transicióndel conjunto de la sociedad al informacionalismo. LaUniversidad es, potencialmente, la principal fuerzaproductiva en el nuevo modelo de desarrollo. Pero la reformay dotación de la Universidad no conducen a nada si no trabajacon material humano que ha sido educado convenientemente enlos niveles primario y secundario. Ahora bien, como latransformación de las economías de los países depende de loque suceda en la próxima formación del sistema educativo ensu conjunto, es necesario reforzar centros de excelenciauniversitarios, nacionales o de ámbito latinoamericano, quehagan de locomotoras científicas y tecnológicas en relacióncon el conjunto del sistema. El desarrollo científicodesigual en el marco de un país no es elitista si estáintegrado en una estrategia de conjunto de difusión de losbeneficios de dicho desarrollo.

El segundo gran problema, condicionante del conjunto de laacción pública es la importante corrupción existente ennumerosas instancias del estado. Esto es tanto más gravecuanto que buena parte de esa corrupción tiene su origen enla economía criminal global y, por tanto, cuenta con recursosy ramificaciones incomparablemente más importantes que enépocas pasadas. La lucha contra la economía criminal globalpasa por una acción internacional concertada en la que larepresión policial de tráficos ilícitos sea sólo unadimensión de la política. La prevención del consumo dedrogas, la educación contra la prostitución de todo tipo y elcontrol efectivo del tráfico de armas son otros elementos

importantes de dicha política. Y tal vez sería necesarioavanzar en un debate internacional sobre la legalizaciónparcial y selectiva del consumo de drogas como forma dedesligar el problema de salud que representan las drogas, desu dimensión criminal. Pero sin esperar a resolver el desafíoplanteado, es absolutamente perentorio atajar la corrupcióndel estado. Si el proceso de descomposición de lasinstituciones públicas continúa, vamos hacia sociedadessalvajes. El hecho de que en muchas ciudades latinoamericanaslos ciudadanos tengan mas miedo de los policías que de loscriminales es altamente significativo. La penetración delsoborno y la intimidación en los más altos niveles de laadministración, la política, la judicatura y la policía demuchos países plantean una amenaza sin precedentes para ladestrucción de las instituciones. Existen experienciasinternacionales de lucha sostenida de los estados contra sucorrupción, experiencias de las que se puede aprender. Perosólo cuando los gobiernos asuman esta tarea como una baseesencial de su acción, y sólo cuando no minimicen el problemaen anecdotario irrelevante, se podrá tratar. El primer pasopara resolver un problema es reconocer que existe.

El tercer gran problema con el que se encuentra AméricaLatina es la obsolescencia administrativa y la crisis delegitimidad política de sus estados.

Líneas de acción para contrarrestar esa decadencia pasan, porun lado, por la democratización del estado; por otro, por lareforma de la administración pública.

Con respecto a la democratización, no basta simplementeasegurar los principios de elecciones democráticas. Hay quevelar por la limpieza del proceso y la información a losciudadanos. Pero la experiencia reciente demuestra que larepresentación democrática, con ser esencial, no essuficiente para la democracia. Hay que acercar mucho más elestado al ciudadano. Y para ello, la palanca más eficaz es elreforzamiento de los gobiernos municipales y la extensión dela participación ciudadana en el ámbito local. Ello implica

descentralización de recursos y competencias, entrenamientode los funcionarios locales y desarrollo de mecanismos departicipación real que articulen las ONGs existentes a laadministración municipal. Al mismo tiempo, el estado centralnecesita establecer fórmulas compensatorias de distribuciónde recursos que impidan que la autonomía municipal no seconvierta en mecanismo de segregación social.

Con respecto a la obsolescencia del actual estado, lanecesidad de acción internacional concertada en eltratamiento de problemas que son globales en su origen,empujará cada vez más a los estados latinoamericanos a hacerde la cooperación internacional una esfera privilegiada deactuación. Junto con la descentralización regional ymunicipal ello implica la constitución de lo que denomino unestado-red, en el que diversos niveles y ámbitos de actuaciónse combinan incesantemente en un ejercicio de soberaníacompartida. De ahí se deriva la necesidad de una nuevaadministración pública, flexible, ágil, desburocratizada,capaz de funcionar en red y en cooperación, utilizando lastecnologías de información.

No es un sueño imposible si los funcionarios reciben mejorcompensación, si provienen de mejores programas de educacióny entrenamiento y si son motivados en un nuevo tipo degestión pública democratizada. Naturalmente, para ello hacenfalta recursos, pero esta reforma se plantea en el marco deun modelo de desarrollo dinamizado, de alta productividad, enparte impulsada por esa misma eficacia administrativaobtenida del nuevo tipo de estado: se propone pues inducir uncírculo virtuoso entre productividad privada y reformapública.

El cuarto problema es la reconstrucción de identidadescomunicables. Es decir, la crisis de identidad no parecepoder ser superada por una nueva identidad englobante,centrada en el estado-nación, en la medida en que el estado-nación pasa a ser un nudo de una red más amplia en la que loscódigos deben ser compatibles y comunicables. Más aún, dada

la crisis de legitimidad del estado, el proceso parece ser elinverso, a saber: la reconstrucción de la legitimidad delestado mediante su capacidad de reconocimiento e integraciónde identidades plurales emergentes de la sociedad. Porconsiguiente, no puede ni debe haber política identitaria,sino atención pública al dinamismo de la sociedad civil,asegurando puentes de comunicación entre las distintasidentidades que van surgiendo, incluidas identidadesindividuales y auto-construidas. Lo esencial es que lasnuevas identidades, o el renacimiento de identidadeshistóricas, no se aíslen en comunas identitarias excluyentesde las otras, como pueden ser corrientes fundamentalistas oetnicidades separatistas.

La acción pública en ese nuevo contexto consiste enproporcionar puentes de comunicación simbólica, no parafundir las identidades, o subyugarlas en nombre de unaidentidad única, sino para permitir su diálogo y estimular suco-evolución. ¿En qué consisten esos puentes? La escuela esel fundamental, y por eso la escuela pública es esencial, nosólo para la educación sino para la capacidad de convivir enun mundo de identidades plurales. Pero los medios decomunicación, sobre todo en un paradigma tecnológicocaracterizado por los multimedia, es el otro gran puente: elhipertexto interactivo en que todo se vincula con todo. Laspolíticas públicas, afortunadamente, no controlan los mediosde comunicación. Pero pueden ejercer accionescomplementarias, a través de canales públicos audiovisuales,así como mediante promoción y apoyo a la presencia mediáticade culturas y expresiones minoritarias, de forma que elimaginario colectivo se enriquezca constantemente con lasnuevas voces que hablan las lenguas surgidas en la sociedad.

Sobre estas bases, con un dinamismo económico basado en unmodelo eco-informacional, una sociedad educada y un estadodemocrático y descentralizado, se pueden generar políticas demodernización.

¿Quién es el actor del cambio, en ese contexto? Hay actoresemergentes en la sociedad civil, pero son demasiado débilesen estos momentos para marcar el rumbo del cambio. Hoy porhoy, el gobierno nacional, con todos los límites señalados enesta ponencia, es la única instancia que puede potenciar unainserción autónoma en el proceso de globalización. Pero nopodrá conducir solo ese cambio sin la sociedad. Y no serácapaz de superar los conflictos y problemas inherentes alproceso de cambio si no: a) descentraliza y facilita laparticipación; b) supera el déficit democrático; c) reformala administración; d) se internacionaliza y amplia lascooperaciones internacionales; e) pasa por una auto-reflexiónde lo que quiere decir el nuevo modelo de desarrollo eco-informacional, tomando en serio la adjetivación sugerida por"eco". Y en la sociedad, es necesario que surja (desde launiversidad y desde los medios de comunicación) un debateautónomo sobre identidad y sentido que recupere la mejortradición latinoamericana, saliendo de la nueva dependenciacultural representada por postmodernismo y neo-liberalismo,pero superando definitivamente el lastre de un pensamientomarxista que poco tiene que ver con la sociedad del sigloXXI. En el umbral de esa sociedad el desafío paraLatinoamérica es ser capaz de reinventarse, en un nuevo mundoabierto al conflicto y a la creación, más allá del mercado ymás acá del estado, aprendiendo a conectar lo local y loglobal.

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