Glandes inscriptae de la Península Ibérica

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ZETTSCHRIFT FUR PAPYROLOGIE UI.{D EPIGRAPHIK herausgegeben von Werner Eck, Helmut Engelmann, Dieter Hagedorn, Jürgen Hammerstaedt, Rudolf Kassel Ludwig Koenen, Wolfgang Dieter Lebek, Reinhold Merkelbach und Cornelia Römer BAND 153 DR. RUDOLF HABELT GMBH . BONN 2005

Transcript of Glandes inscriptae de la Península Ibérica

ZETTSCHRIFT

FUR

PAPYROLOGIE UI.{D EPIGRAPHIK

herausgegeben

von

Werner Eck, Helmut Engelmann, Dieter Hagedorn, Jürgen Hammerstaedt, Rudolf Kassel

Ludwig Koenen, Wolfgang Dieter Lebek, Reinhold Merkelbach und Cornelia Römer

BAND 153

DR. RUDOLF HABELT GMBH . BONN

2005

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Gttwons TNSCRTqTAE DE LA pBNÍNsure IsÉRrce.

1. El número de glandes inscriptae halladas en la Península Ibérica se acerca en la actualidad alcentenar de ejemplares, son por lo tanto uno de los conjuntos de inscripciones más numerosos de laepigtafía latina hispana de época republicana.l A los proyectiles con textos latinos hemos de sumar unreducido grupo de alrededor de una docena de piezas con leyendas en griego, ibérico y neopúnicodescubiertas en distintos lugares de la Península. Tanto por la abundancia de material - en un periodobastante parco en documentos epigráficos - como por la importancia de los datos contenidos en estetipo de inscripciones,Ias glandes inscriptae deben considerarse como una fuente de gran utilidad para elestudio de la actividad militar romana en Hispania durante los siglos segundo y sobre todo primeroantes de la era.

El trabajo que aquí se presenta pretende servir de punto de partida para el estudio de este ricoconjunto documental. El objetivo del mismo ha sido encuadrar los materiales procedentes de laPenínsula Ibérica dentro del contexto general de uso de proyectiles plúmbeos - inscritos o no - en elámbito mediterráneo durante la antigüedad y analizar los principales problemas de datación e inter-pretación que las piezas hispanas plantean, Como colofón se incluye una tabla con el listado de laspiezas disponibles.

Antes de comenzar, hay que llamar la atención sobre el preocupante hecho de que ninguno de losabundantes proyectiles inscritos descubiertos en las dos últimas décadas en la Península Ibérica procedade excavaciones arqueológicas científicas; todos ellos han aparecido como consecuencia de hallazgosfbrtuitos o de rebuscas clandestinas apoyadas por detectores de metales y han pasado a través del co-mercio de antigüedades a diversas colecciones privadas. Como consecuencia de esta anómala situacióndesconocemos el contexto arqueológico exacto en el que aparecieron las piezas, y en muchos casos notenemos sino datos aproximados de su procedencia. Además, al estar en su mayoría en manos de colec-cionistas privados no es posible realizar la autopsia de los materiales, por lo que debemos fiamos delbuen hacer de sus respectivos editores. En semejantes circunstancias no debe descartarse que entre elabundante grupo de glandes recientemente publicados se encuentren algunos ejemplares falsos, aunquec<rn los datos actuales no hay argumentos determinantes para dudar de la autenticidadde ningunapieza,¡xu Io tanto, con las debidas cauciones, he decidido considerar toda la documentación disponible.2

2, Atrnque la honda fue utilizada de forma habitual desde la prehistoria, las balas de plomo sonc:tltllPitr¿ttivamente una innovación reciente. Este tipo de proyectiles representaron un claro avancet'csf )ccto cle la tradicional municiónpétrea,ya que gracias a sus mejores condiciones balísticas permitían¿ttllltc¡llitr considerablemente el rango de alcance de la honda y por lo tanto su eficacia.3 Su uso comenzó

' l)¡tllc tlc este estudio se realizó durante una estancia de tres meses en la Escuela Española de Historia y Arqueologíac¡t llolll¡t, itcogido por el Dr. X. Dupré, y se ha visto enriquecido por las atentas sugerencias del Dr. F. Beltrán de laI I rr i vclsirl ¡rtl da Zivagoza.

| ('f , Âlrilscfll, J. M. (2003), La recepción de la cultura epigrráfica romana en Hispania. De lberia in Hispaniam,Alic¡rrrtc.245.

2 llrty vllios ¡rrece<Jentes de falsificaciónd,e glandes inscriptcte sobre todo en ltalia, el caso más conocido es el deViccllzirri, t¡lt ilctlatlo tle Áscoli que en la segunda mitad del XIX, animado por la creciente demanda de este tipo de piezasl)or l)tlrtc tlc los gtantles rnuseos y coleccionistas europeos, realizó multitud de proyectiles inscritos falsos, vid. EE VI 107-123 y t-rrl'l'i, tJ. (l9ttl),Artsurlum ILRicerche antiquarie efalsificazioni ad Ascoli piceno nel secondo ottocento.pisa. Estasf¿rlsificacit¡rrcs ititliart¿rs llegaron incluso a España ya que E. Hübner indica que vio algunas de ellas en la colección deMateos Gago junto ir otlos ejemplares auténticos,cf. CIL IIsupp.6248,3-g.

3 Jenofìrntc (Anub, lll.3.l7) indica explícitamente que el alcance de los honderos rodios, habituados al uso de balas deplomo, era el doble qtre el de los persas que utilizaban piedras de gran tamaño como munición. Esta afi¡mación se ve en parteconfìrmada por los cálculos de Baatz, D. (1990), Schleudergeschosse aus Blei. Eine waffentechnische Untersuchung,

220 B. Díaz Ariño

a implantarse en Grecia hacia el último tercio del siglo V a.c. j a rtí'z de las transformaciones sufridas la

estrategia militar griega en ese periodo, que tenclían a otolgar un creciente protagonismo a las tropas

ligeras - entre ellas a los honderos - frente a la infantcría pesada hoplítica.s Fue, sin embargo, en época

helenística cuando el nuevo tipo de proyectil acabó pol generalizarse.

Es difícil precisar la fecha de introducción de la glans plumbea en ei ámbito itálico, algunos

ejemplares etruscos podrían datarse ya en el siglo IV a.e., aunque sin demasiada fiabilidad.6 Tampoco

puede determinarse el momento en el que los romanos empezaron a tttllizar estos proyectiles, pero

resulta verosímil considerar que conocieron el uso - y la eficacia - de las balas de plomo a lo largo el

siglo III a.e. como consecuencia de su contacto con los ejércitos helenísticos en Magna Grecia y Sicilia.

En cualquier caso, se puede afirmar que durante el siglo II a.e. su uso era algo habitual en el ejército

romano.Entre los pueblos del extremo occidente europeo la aparición de proyectiles de plomo es una

consecuencia más del contacto con las prácticas militares romanas. Así sucede tanto en la Galliai como

en BrítanniaS y especialmente en Hispania, donde, a pesar de ser habitual la presencia de ese tipo de

piezas en contextos arqueológicos indígenas - sobre todo en la zona estrictamente ibérica y en el

interior del valle del Ebro - y de que se conozcan glandes inscriptae con textos en ibérico y neopúnico,g

las piezas datadas con cierta precisión remiten siempre a momentos posteriores a fines del siglo Itr a.e. y

pueden relacionarse con las ocasiones de mayor actividad bélica de las tropas romanas en la

Península.10

Tras varios siglos de presencia continuada en los arsenales griegos, primero, y más tarde romanos,

el uso de glandes plumbeae decae de forma radical a lo largo del siglo I d.e. Algunos investigadores

modernos han puesto en relación este fenómeno con la reforma del ejército iniciada por Augusto y

destinada conseguir la definitiva profesionalizacióny homogeneizac\6n de las tropas auxiliares,ll entre

cuyas consecuencias se cuenta la eliminación de las unidades especializadas en el uso de la honda que

habían sido habituales e¡ los ejércitos republicanos.l2 Pero no pal'ece que haya una relación directa

entre la paulatina desaparición de las balas de plomo, y la redefinición del papel de los auxilia dentro

del organigrama militar romano de época imperial, dado que este tipo de munición no era utilizado sólo

SaalbJb 45 ,59-67 ,según los cuales el rango de acción de los proyectiles plúrnbeos es casi un 52 Vo s[períot al de 1os pétreos

y rn76 Vo alde los realizados en cerámica.

4 En lu, excavaciones de Olinto se han encontrado algunos proyectiles de plomo con la leyenda'A0qvaíov, que podrían

corresponder al conflicto entre Olinto y Atenas del 421 a.e., vid, Robinson, D. M' (1941), Excavations at Olyntus' PartX,

Baltinorc,423424 y Guarútcci (1995) 518-519.5 Foss, C. (197 5), A bullet of Tissaphernes, BCfl 9 5' 25-27'

6 Cf. H"*y (1978) 10, que propone una horquilla cronológica para los proyectiles eftuscos del IV-I a.e. en la que de

forma genérica se datan las inscripciones en ellos realizadas'

7 H"ory (lgi5_i6).Los escasos proyectiles de honda encontrados por el momento en contextos indígenas delaGallia

no mediterránea son todos de piedra o terracota, vid. Deyber, A. (1986), Contribution a l'étude de la guerre a la fin de

l,époque de La Tène: l'emploi d1 l'armament celtique en Gaule au premier siècle avant notre ère, Actes du VIIr coiloque sur

les ages du fer en France non méditerranéenne , Burdeos, 336-337 '

8 El "uro

británico es muy ilustrativo ya que durante la Edad del Hierro el uso de la honda estaba muy extendido, y los

hallazgos de proyectiles de cerámica son habituales en contextos indígenas del sur de la isla, mientras que los hallazgos de

gtandis plumbeae,datablestodos en época posterior a Ia conquista se localizan preferentemente en el límite septentrional del

dominio romano, cf. Greep (1987) 194-195 y 198-199.

9 Vid. nota 97.

10 Cf. quesada (1997) 11 6 . En contra Aranegui (2003), 50-5 1 '

11 Cf. Ch""r-an (1914) 7-20,Watson (1969) 15 y Griffiths (1989)270'

12 Vid. Vy'ut.on (1969) 61. No conocemos en época imperial epígrafes que mencionen unidades específicas defundito-

res, cf. Cheesman (1914) 131-133 y Saddington, D. B. (1982), The development of the Roman auxiliary forces ftom Caesar

to Vespasian,Zimbabwe,l40. Por otro lado, en lafamosa alocución de Adriano pronunciada ante los militares delaCohors

VII Commagenorum conservada en una inscripción de Lctmbaesis el uso de la funda se menciona como una prâctica más de

los miembros de esa unidad, y no cómo su dedicación exclusiva, vid. CIL VIII l8O42y Watson (1969) 60'

Glandes inscriptae de la Península lbéríca 22t

por los funditores - es decir, por soldados auxiliares armados a la ligera -, sino que su uso también era

normal entre las tropas legionarias - la infantería pesada que formaba el grueso del ejército - por 1o

menos desde finales del siglo II a.e.l3 La desaparición de las glandes plumbeae debe achacarseexclusivamente al alto coste de la materia prima necesaria para su fabricación y la relativa dificultad de

acceder a ellara en un momento en que los cambios de la estrategia militar romana - que pasaba de

ofensiva a defensiva- y el perfeccionamiento de laartillería mecánicals hacían de la honda un aÍnamucho menos importante que en etapas anteriores.

Tampoco podemos datar con precisión el momento en que la costumbre de consignar mensajesescritos sobre las glandes plumbeae anaigó entre los romanos si bien es cierto que esta prácticapodríaremontarse incluso hasta fines del III a.e., no se conoce por el momento ningún ejemplar bien fechadoanterior al 133 a.e., año en el que se datan los proyectiles de ,L. Piso L.f. // cos. encontrados enHenna(Sicilia),16 pero es algo más tarde, durante las guerras civiles del siglo I a.e., cuando este tipo demunición se utiliza con mayor asiduidad. En los conflictos bélicos internos de finales de la república eluso de balas con inscripción cobró una significación nueva respecto de etapas anteriores, debido sobretodo la trascendencia política e ideológica de los mismos. Este hecho motivó que los escuetos mensajesrealizados sobre los glandes adquirieran una marcada dimensión ideológica y se convirtieran en sopofiede la propaganda política. Conocemos, por ejemplo, un buen número de glandes inscriptae del BellumSociale en las que los itálicos plasmaron mensajes del tipo: Italie(n)ses,17 o Inli // T(itus) Lctflrenius)pr(aetor),t8 cuyo trasfondo simbólico en un conflicto que enfrentaba a los romanos con sus antiguosaliados itálicos es evidente. El uso que los romanos hicieron de este tipo de proyectiles en Hispania se

encuadra mayoritariamente - cómo veremos - dentro de esa práctica propagandística.

3. A pesar de los problemas derivados de la procedencia irregular de buena parle de los materiales,resulta factible reconstruir las líneas maestras del uso de glandes inscriptae en la Península Ibérica en elcontexto de la actividad bélica romana de época republicana, Esto es posible gracias, en primer lugar, ala abundancia de ejemplares disponibles y a la repetición sistemática de determinados tipos de leyenda,que permite observar sus patrones de dispersión y las posibles asociaciones entre piezas con distintasinscripciones; a 1o que debemos sumar la particularidad de que muchas de las piezas se pueden datarcon bastante precisión por los personajes o unidades militares que en ellas se mencionan, y es posiblerelacionarlas con conflictos concretos.

La totalidad delas glandes inscriptae hispanas fechadas corresponden a las gueras civiles del sigloI a.e., a excepción de algunos escasos proyectiles con inscripciones griegas. Evidentemente, nadaimpide que algunas piezas inscritas romanas se puedan datar durante la segunda mitad del II a.e.,aunque no creo que en momentos anteriores - al menos en Hispania - según se infiere de los datosdisponibles.

No hay evidencias razonables que permitan datar ningún proyectil hispano a fines del siglo III a.e.

Conviene por lo tanto revisar la cronología de algunas piezas que se han relacionado en distintasocasiones con la Segunda Guerra Púnica, principalmente las procedentes del yacimiento de El Gandul,

13 Es bastante frecuente la mención de unidades legionarias y de sus oficiales en las leyendas de las glandes inscríptaedesde finales de II a.e., vid. p.ej. CILI'z 847 ,86't ,869 y ILLRP 1114-1115.

14 De hecho fue Britannia el único lugar donde continuó empleándose este tipo de munición hasta fechas tardías, vid.Greep (1987) 191-192,195 y 198-199 y Völling (1990) 51. Las tropas romanas destinadas en el limes germánico siguieronutilizando glandes plumbeae sóIo durante épocajulio-claudia, cf. Völting (1990) 51.

15 Cf. Russo, F. (2004),L'artiglieria delte legioni romane,Roma, 199-308.16 Cl . 1z 847. A mi juicio debe tomarse con cautela la identificación de la leyend a LAEVI recogida en un único glande

siciliano con eI cognome¡z del cónsul del 210 a.e. Marcus Valerius Laeuinus, que propone Manganaro (1982) 242, nota 32 y(2000) t29.

r7 crLt'853, cf. crLr2 848-852.l8 cIL I' 842.

222 B. Díaz Ariño

en el municipio sevillano de Alcalá de Guadaira. En este lugar son habituales los hallazgos de monedas

púnicas, que han permitido identificar la probable existencia de un campamento militar cartaginés.l9 En

este mismo lugar o en sus cercanías se han localizado abundantes balas de plomo algunas de ellas con

las leyendas l(egio) XIil ll QQ)y A(?),así como otras anepígrafas con Íepresentaciones defulmina.z0

Su primer editor propuso relacionar estas p\ezas con el conflicto entre romanos y carlagineses' Estos

glandes documentarían - según el mismo autor - la presencia de la decimotercera legión en Hispania, a

donde habría llegado como refuerzo en fechas inmediatamente posteriores al año 210 a.e. procedente de

Sicilia.2l Si los proyectiles con la mención de la legio XIil - y los que llevan grabados haces de rayos -pertenecían a las tropas romanas, algunos autores consideraron - en contraposición - que los que

porlaban lamarcaA(?) debían corresponder precisamente a sus rivales cartagineses.22

Sin embargo, creo que hay motivos suficientes para poner en duda la datación de la los proyectiles

inscritos de El Gandul en época de la Segunda Guerra Púnica. Para empezar, debemos recordar que

estos materiales no proceden de excavaciones científicas, si no de rebuscas clandestinas. Por lo tanto, no

conocemos su contexto arqueológico concreto y no sabemos hasta que punto es segura la asociación

'numerario cartaginés-glandes inscriptae'tradicionalmente admitida, ya que - aún suponiendo que

ambos materiales fueran descubiertos en el mismo lugar - pueden provenir de contextos arqueológicos

diferentes y ser de distinta cronología. Además, de aceptarse la cronología de fines del siglo III a'e.

estaríamos ante las glandes inscriptae en lengua latina más antiguas, sin paralelos de esa misma época,

y casi ocho décadas anteriores a las de Lucio Pisón procedentes de Henna,23 que son, por el momento,

los proyectiles de cronología más temprana datados con certeza. Por otro lado, hay problemas para

defender la presencia de una tegio XIII en El Gandul hacia el2l0 a.e.za Así pues, ni disponemos de

datos arqueológicos fiables que permitan fechar las piezas a fines del siglo III a.e., ni contamos con

paralelos epigráficos de esa misma cronología, ni podemos ubicar con seguridad la citada legión en ese

lugar durante esas fechas. Como colofón, un reciente trabajo plantea - sobre la base del estudio del

numerario carlaginés encontrado en El Gandul - que el campamento estuvo ocupado exclusivamente en

época previa al desembarco de Amílcar en la Península, momento en el que seguramente fue trasladado

al cercano yacimiento de Montemolín, en el municipio de Marchena (Sevilla), y por lo tanto ya estaba

abandonado en época de la guerra contra Roma.25

En consecuencia, no puede defenderse una cronologíalan temprana para esos proyectiles, sino más

bien al contrario, probablemente se trate de piezas de mediados del I a.e. Durante las guerras entre

cesarianos y pompeyanos hubo dos legiones con ese número que sirvieron en Hispania. Una de ellas

debió de incorporarse procedente de Italia a las tropas cesarianas acantonadas en el norte de Hispania en

vísperas de la campaiade llerda del año 49 a.e.26 La otra, que luchaba en favor de los pompeyanos,

19 La posible existencia de un campamento cartaginés en El Gandul fue propuesta por Villaronga (1983) 62 y 72,yposteriormente recogida por Chaves (1990) 619.

20 An"*o n" 58-59,81-82. Para los proyectiles anepígrafos con imágenes de fulmina,vid. Villaronga (1983) 62y 72yCasariego, Cores, Pliego, (1987) 2O-ZI. Procedente de Palmar de Troya (Sevilla) se conoce otro proyectil con la leyenda

A(?) semejante a los encontrados en El Gandul, vid' anexo no 80.

2 1 Vil*onga, (1953)'7 2, v id. tb. Casariego, Cores, Pliego, (I9 87 ) 21.22 Casariego, Cores, Pliego (1987),20-21.23 ctLrt 847.24 No huy datos de que ninguna legio XIIIhtchara contra los cartagineses en el sur de Hispania hacia en 2I0 a'e' llegada

desde Sicilia. Livio (XXIX.2.9) sóio informa de la presencia de una legión con ese número en el 205 a.e. en la Citerior

combatiendo contra Indíbil y por lo tanto a centenffes de kilómetros de El Gandul, cf. Quesada (1997) 471 ,tota 1.

25 Pbego,R. (2003), Sobre el reclutamiento de mercenarios turdetanos: el campamento cartaginés de El Gandul (Alcalá

de Guadaira, Seviila), Habis 34,39-56. Sobre el campamento de Montemolín: Chaves (1990) 618-621.

26 Rambaud, M., (1976), Les marches de césariens vers l'Espagne au début de la guerre civile, Mélanges offerts à

Jacques Heurgon,II, Roma, 859-860 y Rodríguez (2003) I, 33I-333'

Glandes inscriptae de la Península lbérica LZJ

¡rtrrlicipó en la batalla de Munda en 45 a.e. y posteriormente defendió Corduba frente a los cesarianos.2T(Ìtritlquiera de las dos legiones podría corresponder con la mencionada en las glandes de El Gandul,scguramente la segunda de ellas, pues su presencia en la zona está mejor documentada. Además, latlittación de los proyectiles con la leyenda l(egio)XIII / Q(?)durante la guerra civil de mediados del lir.c. es más acorde con el aspecto general de las piezas, con su paleografía y permite enlazarla con lacckrsión del uso de proyectiles inscritos en esas fechas. El resto de proyectiles provenientes de El(ìandul probablemente sean de la misma cronología. Los proyectiles con la marca A(?) no desentonan -¡r pcsar de su rareza - con los abundantes monogramas, marcas y signos 'pseudoalfabeticos' que se

tkrcutnentan en glandes de Osuna aparecidos junto a otros con leyendas alusivas a Pompeyo, en algunas

¡riczas onubenses y en varias balas de catapulta procedentes de distintos lugares también del siglo I a.e.

l)or su parte, los glandes con representaciones de fulmina carecen de paralelos bien fechados en lal)cnínsula Ibénca, a pesar de ser bastante frecuentes; no obstante, considero que como hipótesis de

lrrrtrajo puede considerarse para ellos una cronología de mediados del I a.e.'farnbién plantea problemas la datación en fechas de la Segunda Guerra Púnica de cuatro ejemplares

consiclerados saguntinos con las leyendas griegas Eór10íôa y 'Apví¡¡.28 Los proyectiles habrían sidoutilizados - según algunos investigadores - por mercenarios griegos a las órdenes de Aníbal durante el¡tscrlio de Sagunto enel2I9 a.e,29 o bien por auxilia de las tropas de los Escipiones que conquistaron lacirrdad entre el 2I4y el 2II a.e.30 Estas cuatro piezas - y una quinta arrcpîgrafa que se conserva concllits - son un hallazgo antiguo, fueron depositadas en el Museo Británico en 1826 por Sir Ed.(\rtlrington, que afirmó que procedían de Sagunto.3l Se desconoce el lugar exacto en el aparecieron yc(lnro llegaron a manos de Codrington, y, desafortunadamente, no tienen otros paralelos procedentes de

lli,rpania.32 C. Aranegui que los ha estudiado detenidamente considera probable su procedencia sagun-linl pero es incapaz de certificarla.33 Por lo tanto, estos proyectiles deben considerarse con cautela, alno tener cefteza de su origen saguntino - e incluso hispano - y carecer de elementos que permitantl¡tt¿trlos con fiabilidad. Podrían ser "anteriores a las guerras romanas de conquista de Hispania" - como¡tl'ilrna Aranegui -,34 pero también pueden tomarse como un ejemplo más de la participación de auxiliagliogos durante el siglo II a.e. en esas mismas gueffas de conquista, como claramente documentan losglirrtdes numantinos del 133 a.e. - uid. infra.

'lampoco se puede datar ninguna glans latina durante el siglo II a.e. Tradicionalmente se habíafbchado en esta centuria una bala de plomo conservada en el Museo de Jaén cuyo texto se había leídot'otno AE ' LE.3s EsÞ proyectil se relacionó con las tropas de Marco Emilio Lépido que luchó contra losItitlritantes de Pallantia en el 137-136 a.e.,36 aún a pesar de las dificultades que provocaba dicha

LtBell.Hisp.3O-3l.Iy34,cf.Gabba(1970) 139-140 ynota14yRodríguez(2003)I,330.28 EE VI pp. XXXI y 49,ClLll strpp.6243,Beltrán, F. (1980), Epigrafia latina de Saguntum y sr territorium,

V ¡rlcncia, 1 I , De Hoz, M. P. ( 1997), Epigrafía griega en Hispania, Epigraphica 59, 63, Corell, J. (2002),Inscripcions romanesr/r' Sirguntum I el seu territori,Valencia, 398-399 y recientemente Aranegui (2003).

29 La hipótesis fue formulada por Hübner en CIL II supp.6243 y asumida por Schulten, A. (1935), FHA. III. Las

¡tu(nus de 237-154 a de J.C., Barcelona, 38-39 y Schulten (1936) 338. Recientemente ha sido retomada por Manganaro(2000) 128.

30 Aranegui (2003) 51.3l Vid. Aranegui (2003) 43.32 S"

"ono""n dos proyectiles con leyendas semejantes, una del museo de Nápoles, EE VI p. XXV[, y otra procedente

tlc Sicilia, Manganaro (2000) 128, que permiten hipotetizar sobre la posible procedencia italiana o siciliana de estas piezas.33 Aranegui (2003) 52.34 Aranegui (2003) 5 1

35 García y BelLido (1976) 8I-S2.Anexo no 65.36 Ga¡cîa y Bellido (1976) 8l-82. Cf. Liv. Per.56 y App. Ë1lsp. 80-83.

B. Díaz Ariñoaa,4

identificación - Emilio Lépido fue gobernador de la Citerior'3T y el Bellum Pallantínum se desarrolló

en la Meseta norte, muy rejos por io tanto de ra provincia de Jaén de donde seguramente procede la

pieza. Sin embargo to¿a ta teoiía estaba cimentada sobre un error de lectura' ya que el texto real es

Ac(c)ipe- con un haz deravos en su parte ;;;;;;;;- ::i:-l1.Ïuicado A' u' Stvlow'38 Resulta por lo

tanto imposible datar .rt" gr-a. "n "1

.iglo II a.e. una vez revisada su lectura. probablemente se trate

de un pråyectil de las guerras civiles de mediados del I a'e' riohilirte. en el sislo

Losúnicosp,oy".til.,inscritosquepuedendatarseconciertafiabilidadeneisiglolla.e.soncrncoejemplares con la

"y;; g.i"gu ,qïroilôv encontrados en las cercaní as de Numantia'39 que segura-

mente fueron llevados allí por honderos etolios integrados como auxilia en las tropas de Escipión

Emiliano durante el asedio áe la ciudad arévacaen el 133 a'e'40 De ser acertada - como pafece - esa

cronología podemos ;fir-. que son las glandes inscriptae más antiguas de la Península Ibérica - junto

con los ejemplares supuestamente saguntinos, si damos como buenã su procedencia' Resulta paradig-

mático que se trate debalas utilizadas po'ì'opu' 'helenísticas" dado qu" "tt

esas fechas lapráctica de

consignar mensajes sobre los proyectiles O" io-o estaba mucho más arraigada entre los griegos que

entre los romanos, que no empezaron atri)arese tipo de proyectiles de forma generalizada hasta el

de informar de

siglo I a.e. epigráfico que

la presenc sobre una base

demuestra

étticaintegrada dentro del ejército romano'

Paraelsigiola.e.contamosconunconjuntomásnumerosodeglandesinscriptae'hastaelpuntoque se convierten en una fuente run¿u-"niui f.u "r

conocimiento del desanollo de las guerras civiles

en la Península lbérica' Las piezas disponibles se adscriben guerras

serlorianas - como al 48 al 45 a'e'- enfrentamiento entre César

LosproyectilesdeQuintoCeciliotvt"t"toydesurivalQuintoSeosdatosque nos ofrecen las fueies ace.fcade los distintos teatros de operac eron los

enfrentamientos.4z La primera fase de ru g*ou Sertoriana se desarrolló principalmente en laulterior'

en la que Serlorio desernbarcó en el 80 "'3'

v ¿àt¿" permaneció hasta el 77 a'e''cuando deja el control

de la misma a Hirluleyo. Entre e|79 y,e|76 a.e, - año de la derrota definitiva de Hirtuleyo - los

ejércitossenatorialesde|a|JlteriorestuvieronbajolasórdenesdeMeteloquecombatióalosserlorianosprincipalmenteenLusitania!3Paraesteperiodocontamoscondosconjuntosdeproyectiles-ambosde

3? cf. suliou. de Frías, M. (1995), EI gobierno de las provincias hispanas durante la repriblica romana (218-27 a'c')'

salamanca, l'16-1'7'7 ' 2/5 56, siguiendo la indicación de L. wickert que vio ra pieza du¡ante su

38 La nueva lectura ha sido publicada en CIL II'

visita a EsPaña entre 1928 Y 193 1 '

39 s"hult"n (tg2'7) 43,(1931) 148, 168 y lám' 34ftg'23',(1936) 338' Gonzílez (1996)', HEp' 7', 945 v Manganaro

(2000) 128. :-*^,r,rin F.ninión .¡ Numanfia en 1o referido al

40 Frontino (Strat.IY.7 .2'7) habla de las innovaciones estratégicas que introdujo Escipión ert Numan

uso de arqueros Y honderos'

4lVid.Schulten(192't)43,(1931)148y168'(1936)338'yrecientementeGonzález(1996)'

42 pururas Guenas Sertorianas puede consultarse er clásico trabajo de Schulten (1929)' y los más recientes de Spann

(1gg7), Beltrán (1gg0) y carciaGggí).Las referencias de los autores antlguos pueden verse en schulten (193'l) 160-251'

Además de los proyectiies que aquí ," ,".og"n .u.bién se ha relacionado con e' conflicto sertoriano ,lna glans inscrtpta

procedente de terrirorio 'r*;.:

en åoncreto ¿ã fU". ã;Àg"nais (Lot-et-Gar.one) - en la que se puede 1

que según Feugère' M' ¿öõ;;' L;-quipement iili'"it"-á:ep"quà républicaine en Gaule' JRMES 5'7

referencia aLt'tcius Manlius'gobernador d1 !1-\ïbon"nse' deirotado por Hirtuleyo en el 78 â'e'' que

aquiranos duranre ru r",oJu,'.ri¿. caes. ¡GIII.20,;i. García(1992) 109-110 y 112-116' sin embarg

debe revisarse u l" to, ¿"i "rirdio

de Stiebel (1997) ';; "i;t"' gì^"iu* u o"u g lans inscripta con la misma leyenda procedente

de Israel, plant"u fu potiuìrläuJã" q"" "l

personaje mencionado sea realmente Marco Antonio'

43 Vid. Spann (1987) 67-72.

Glandes inscriptae de la Península lbérica 225

Iazona sur de Lusitania en sentido amplio -, uno procedente de Aztaga, en Badajoz,44 enel que se

menciona el nombre del propio Metelo - y en consecuencia debe fecharse hacia el 79-76 a.e. - y oftode Encinasola, en Huelva,4s correspondiente a Sertorio, datable entre el 80 y el 77 a.e., fecha quepodríamos adelantar al76 a.e. si consideramos que las tropas de Hirtuleyo seguían utilizando glandes

con el nombre de Sertorio, después de que éste se trasladase aIa Citerior.En Encinasola se descubrieron juntas en torno a una decena de balas de honda de las que sólo dos

estaban inscritas; este hallazgo se ha interpretado, de forma muy razonable, como la munición que

llevaría consigo un hondero j6 desafortunadamente nada se sabe del contexto arqueológico inmediato deestas piezas. El caso de Azuaga es radicalmente distinto al onubense, allí se localizaron juntas y ordena-das un total de unas dos mil glandes, de las que sólo algunas llevaban inscripción. La prospeccióndesarrollada en la loma donde se produjo el hallazgo y sus cercanías permitió localizar abundantesescorias de plomo que indican que se trataba de munición almacenada en el mismo lugar en el que fuefabricada, y que, por lo que fuera, no llegó a ser utilizada.aT Un último proyectil bético procedente de

Osuna podría pertenecer también a las tropas de SertorioÍ8 pero su lectura resulta demasiado hipotéticapara afirmarlo con seguridad.ag

En la Hispania Citerior se han encontrado exclusivamente proyectiles pertenecientes al bandoseftoriano. Todos ellos han sido descubiertos en el interior de la provincia - Navarra, Huesca, Soria,Zaragoza y Guadalajara. No se han localizado por el momento glandes de este periodo en la costalevantina, donde los enfrentamientos entre las tropas senatoriales y las de Sertorio fueron muy intensosdurante los años 77 y 75 a.e.so

Procedente de las cercanías de la ciudad de Osca - el centro neurálgico de la actividad de Sertorioen la Citerior5r - se conoce una única glans inscripta encontrada de forma casual en el municipiooscense de Usón.s2 Otro proyectil semejante ha sido localizado en la provincia de Zaragoza.s3 Notenemos datos del lugar concreto en el que apareció, pero puede ponerse en relación con la actividaddesarrollada por las tropas sertorianas en esta zona,s4 en torno a la ciudades de Bursao - junto alMoncayos5 -, Bilbilis - plaza clave en el acceso a la Meseta por la ruta del Jalóns6 - y en pleno centrodel valle del Ebro, donde podemos ubicar la ciudad de Castra Aeliasl que sirvió de apoyo para el asediode la cercana localidad celtibérica de Contrebia del airo 77 a.e.s8

44 Anexo n" 1-3.45 Anexo no 5-6.46Chi",G.(1986),Q,sertorius,proconsul, Epigrafiahispánicadeépocaromano-republicana,Zangoza,lTl-172.47 Vid. Domergue (1970).48 Anexo no 7.49 No itt"lryo entre los ejemplares sertorianos el famoso proyectil de Montoro (Córdoba) por preferir la lectura

lladicional d,e ac(c)ipe a la propuesta de Stylow en CIL lI2l7 ,128 de reconstrur [Q(uinti)] $çftCf t¡l / [proco(n)s(ulis)], vid.rtncxo no 64.

50 En el airo 77 a.e.las tropas sertorianas destruyeron Lauro,vid. Oros. V.23.6-9, Front. Strat.Iir5.3l,App. BC, I.109,l'ltr|.Pomp.l8; yenelT5a.e.seprodujolabatalladeSucro traslatomadeValentiaporPompeyo,vid.Sall.H.ep.Pomp.6,f 'ltrt. S¿rf. 19, Plut. Pomp.19, App. BC. L110; cf. Spann (1987) 94-97 y ll0-112.

sl Cf. Spann (1987) 167-168 y García (1992) 173-179.52 Anexo no 19.

53 Anexo n" 20.54 Sobt" la repercusión de las guerras sertorianas en esta zona vid. Beltrán, M. (2002),La etapa de Sertorio en el Valle

rlcl ljbro. Bases arqueológrcas, Pallas 60,45-92.55 Cuyo territorio es asolado por Sertorio en e776 a.e., vid. L\v.frg.91 ,

56 pon¿" se produjeron combates entre Sertorio y Metelo en el74,vid. Str. III.4.I3.57 La ubicación exacta de esta ciudad - mencionada sólo en Liv. frg. 91 - todavía es discutida, probablemente corres-

¡rotttlit con el yacimiento de 'La Cabañeta', en El Burgo de F,bro (Zaragoza), cf. Ferreruela,.{., Mínguez,J. A. (2003),Dosntotlckrs de implantación urbana romanorrepublicana en el valle medio del Ebro: las ciudades de la Cabañeta y la Corona,

B. Díaz Ariño226

Renieblas (Soria)6s - en la cabecera del Duero' m

este campamento romano en época de las gueffa

Schulten.69

Quinto Serlorio utilizó ¿as glandes asiduamente como vehículo de su propaganda política' una

prâcticaque no tuvo su conelato entre los generales pro-senatoriales' se9ú1 :: i:iÏproyectilesinscritosdeMetelooenlasbalasdecatapultadeCalagurris.LosmensaJsobre los proyectiles sertorianos manifiestan de forma "t*u ,l ::t::1t:":, )i),T,, acomoañadai:Ïilärtö:i:tï Serrorio aparece casi siempre seguido de la expresiîn proconsur, acompaiada

:,d;:b-2^:7^'l::?,.',T:,#^yPina,F.,Pérez,c.(1998),E1oppidumCastraT" í,:; r: ;' :"* íi^ i" í, t

"'ius en 1o s atos't'7 -'t 6 a'c'' r RA t t' 245 -264'

J' ä ,ö'^;oï;;'"- dogT so" rrSnlea'i:.ï*lï:1"^:1,: ",ï::Y:,iT:::'å1:î:i.*::îïn'å'":H"""i;

^" rlii:;;Tå;i,i;å,'J.iTrrÏ2.ÏÏ:iä"i'J"o'Ji'ff, Minas en Bororrira lzarugoz$,cuva ubicación es bastante acorde con

õ--^-+:- ^ -^rê ^ñ ti" t^.nqraohv ofthe Sertorianwar'Historiaii:::::':"'L:;.::,ül¡iili]'Jr1",;:,;;öHöä us. segonria. A note on tÃe topographv of the sertorian war' Historia

' r--:^-1^ ^^ L'- añ^^nr,rìn ahrrnrlantes proYectiles de catapulta en

;1r:"iî:1fii1'jåiå ,ttJål;iäri;ìi#iåi:ää" yacinìiento se han enconrrado abundantes provectiles de catapulta en

-r^^L:^-r-:^ô nttc tal vez corresoondan al citado asedio' Jordán' C'

;l;l::lil:1i"',',i:Ïii#í#ä,::"Hñ;;*d;*j":f:"::;:::i"ä",'1,";i- ar ci'lado asedio' rordán' c '

3':J,ï i:ä;åli åää ;;:J";;J; õ" "'"uil

s "r

aii c a' P a t a e o h i s p a n i c a t' 3 0 r -3 02'

59 An"*o n" 10-13'60vid.Liv.per.g3,App.BC.f.Ilz.Paralosproyectilesdecatapultacalagurritanosvid'cinca'J'L"Ramírez'J'L''

yelaza,J. (2003), un depósiäde proyectiles de catapulá hallado en calahorra, AE spA76 '263-27I '

6l calagurris,junto con clunia y (Jxama fuetonlos únicos focos de resistencia que continuaron activos tras la muerte

de Sertorio, vid. Exup. S, ¡llo'' II'f O' óros V'23'14' Val Max' VII'6; cf Spann (1987) 137'

62 An"*o n" 8-9Y I4-I7 '

63 Lu úni"u mención a operaclones militares en telritorio de los vascones durante las guerras seforianas apafece

recogida en un conflictiuo rrág*"nto de salustio (ÉIrsl. II.93), cf. Pina (2004) 236 nota 140 '

64 Sobr" esta cuestión vid Pina (2004) 236238'

65 Att"*o n" 2l-24'66 cf. SPann(1987) 80-81'

67 En la provincia de Guadalajara debe ubicarse el episodio narrado por Plut¡

: Santiago de Vilillas, en Driebes (Guadalajara)' vid' TIR' K-30' pp' 81-82'

68 Anexo n" 18.

69Scholt"n(Ig2g)Izl.sobreestacuestiónvid.GarcíayBellido(1976)6.7-6s;García(1992)272-276'Gómez,

Morales (2002)yJimeno,A. (2002),Numancia: campamentos lomanos y cefco deEscipión,.4-EspA15,164-|66y 112,

70 Sobr" esta cuestión vid Beltrán (1990) passtm'

Glandes inscriptae de la Península lbérica 227

habitualmente de los términos pietas, fides, ius, y probablemente también libertas,tr conceptos quedefinen de forma clara y concisa su discurso político y justifican la legalidad de su lucha.

Sobre varias balas serlorianas se documentan representaciones figuradas, en tres de ellas aparecengubernacula y en una un ancora.l2 Resulta difícil de precisar el significado de estos símbolos. Elgubernaculuir?? es un atributo propio de Isis-Fortuna y podría interpretarse desde una óptica político-ideológica si consideramos que está indicando la asociación simbólica de esa divinidad con Sertorio,que se mostraría por lo tanto como felix,'aforltnado'.73 Pero dicha identificación presenta algunasdificultades: por un lado no resulta muy acorde con el discurso legitimista en favor del ordenrepublicano que transmiten el resto de leyendas grabadas en los glandes sertorianos, y por oúo chocacon la representación del ancora que no puede ser interpretada en términos semejantes. Queda otraposibilidad - sin descartar la función meramente decorativa -, que se trate de los emblemas de lasdistintas unidades militares que hicieron uso de los proyectiles, que - a modo de hipótesis - parece serla opción más razonable.T4

El enfrentamiento entre cesarianos y pompeyanos nos ha dejado abundantes proyectiles inscritos.Todos ellos pertenecientes a la segunda etapa del conflicto - la más virulenta en lo que a la PenínsulaIbérica se refiere -, entre el 46 y el 45 a.e.Js desde el desembarco de Gneo Pompeyo Magno enHispania hasta su derrota definitiva.T6 Podemos identificar con facilidad Ias glandes del ejércitopompeyano, ya que en ellas aparecen siempre textos del tipo: Cn(aeus) Mag(nus) imp(erator),C(naeus? ) M(agnusT ) o Pompeü.17 Estas piezas se localizan en los principales escenarios de la guerra -en el interior de la actual Andalucía, en la provincia de Sevilla y el sur de la de Córdoba78 -, comoAtegua, que fue objeto de un duro asedio a comienzos del año 45 a.e.,79 y lazona que se encuentra entreUrso y Astigi, donde se produjo el enfrentamiento definitivo frente Munda en el 45 a.e.,80 cuyaubicación se ha podido precisar en parle gracias a los abundantes hallazgos de balas de plomo en los

tt Pietas es la leyenda más habitual, aparece sobre cinco proyectiles, cuatro navarros y uno de Renieblas, anexo n" 8-10,14 y 18, sobre ella vid. Beltrán (1990)217-226.Fides sepuede leer en un proyectilnavarro, anexo n" 15,y ius en otrosdos de Guadalajara, anexo n" 21 y 24.Lalectwa flibler'itas es incierta y debe tomarse como hipotética, anexo n" 4.

72 Los ejemplares con gubernacula proceden de Usón y Navarra, anexo no 16-17 y 19, mientras que la g/ans con elu ttcora flle encontrada en la provincia de Zatagoza, anexo no 20.

73 EI gubernaatlum apatece en las acuñaciones monetarias asociado generalmente a representaciones de Fortuna yVictoria, cf. Stevenson, S. W., Roach, C., Madden, F. (1964), Dictionary of Roman Coins, Londres,441.

74 La plasmación de los símbolos de las unidacles militares sobre sus proyectiles era habitual entre los honderos griegos,

¡ror ejemplo las balas de plomo empleadas por los rodios solían llevar una rosa, vid. Michaelidou-Nicolaou, I. (1972),(ihiande missili di Cipro,ASAtene (1969-70) 4748,361,367 y figura 2.2.Por su parte, es muy probable que los frecuenteslr¿tces de rayos representados sobre la munición romana correspondiera al símbolo de las unidades que la empleaban, ya queCrste era un emblema muy utilizado por las tropas romanas cf. Keppie, L. (1984), The making of the Roman army,Londres,209-210.

75 Ettu. fechas podrían retrasarse al 48 a.e., año de la rebelión de las tropas acantonadas en Hispania contra el

¡¡obernador de Ia Ulterior Casio Longino.T6sobt.esteconflictovid.p.ej.Gabba(1970),Harmand,J.(1970),Césaretl'Espagnedurantle secondbellumciuile,

Lt¡¡io VII Gemina,Leótl180-203, Corzo(1973),Pemán (1988) y Ferreiro (1994). Para las referencias de los autores clásicos

¡rtrcrle consultarse Schulten,A.(1940),FHA.V.Las gueruas de 72-19 a.de J.C.,Barcelona, 45-168.77 An"*o n"25-57.78 No s" ha encontrado por el momento ningún proyectil de con leyendas alusivas a Gneo Pompeyo fuera de esa zona.

Lit g/cns pompeyana publicada por Marion, J. (1960), Volubilis: Balles de fronde estampillées du I" siècle av. J.-C., BAM 4,4lltl-489, y catalogada por Völling (1990) 35 y 50, como procedente de Volubilis, realmente fue descubierta en lascxeirvaciones de A. Engel y P. Paris en Osuna, cf , AE ,19641p.

19 y CIL Ir p. 960, vid. anexo no 26.79 B"il. Hisp.6-22, cf. Fereiro (1994) 439441 y TIR. J-30, pp. 92-93. Contrala tradicional identificación de Cortijo

rle 'f 'cba con Ategua vid. Pemán (198S) 53 y nota2, que la identifica de forma improbable con Écija.8(t B"ll. Hisp.28-32.

228 B. Díaz Ariño

cefïos llamados 'de la Camofia' y'delas Balas', en toÏno al'cortijo de Nuño''81 Por el contrario' no

disponemosdeningunaglansces,ariana,únicamentepodemosrastrearelnombredelrivaldePompeyoen un proyectiljienense ãn el qu" con dificultad se puede leer el mensaje cae(sar?) ll ac(c)ipe, grabado

de forma poco cuidadosa.s2

Las leyendas de los proyectiles pompeyanos se enmarcan - como sucede con los de Sertorio -dentro de un claro discurso propagandístico,þe busca asociar a Gneo Pompeyo hijo con su padre'83 del

que asume el nombre "o-pi"to "n la

"r"rr"å y expresiva forma Gnaeus Magnus imperator recogida

hasta la saciedad en las glancles béticas, y "n

tut acuñaciones pompeyanas realizadas en Hispania

durante los años 4645 a.e.8a

Las dos únicas legiones, la II y la X[II' nombrad

das directamente con la guerra entre cesananos y p(

rsente en Hispania desde al menos el 52 a'e' Tras la

) a.e. la legión pasó a mando de César y permaneció

en la península. En el 4g a.e. se sublevó junto con la legio Vernacula contra el gobernador de la Ulterior

casio Longino y acabó por reglesar al bando pompeyano' En el 45 a'e' efa una de las legiones que

lucharon a favor de Gneo Pompeyo hijo en tøui¿ay fo.tott derrotadas por César'86 De ser correcta esa

identificación,1a datación de este proyectil probablemente haya que enmalcarla entre el asedio de ulia

en el año 48 a.e. en el que participó87 y el45 a'e'

En diversos tugares de la (Jlterior han aparecido, junto a proyectiles pompeyanos, otros ejemplares

inscritos que seguramente fueron utilizados en el mismo conflicto bélico que aquellos' Los datos más

interesantes al respecto proceden de las excavaciones realizadas por A' E"g^"l v P' París en una zona

llicana de Osuna en 1903'88 En estas excavaciones

¡landes inscriptae bicónicas con la leyenda Cn(aeus)

de factura mucho más tosca, con diversas marcas y

ifícil lectura. Sus halladores consideraron que eran

laro en el signario paleohispánico' Entre estas piezas

había dos en las que se podía leer el monograma 'AVF' o',4v8'2t que cuenta con paralelos en otros

81 sobre esta cuestión vid. corzo (1973) 24'7-252,DvíLn,V., Ferreiro, M. (1984), Acerca del lugar donde se dio la

batalla de Munda, Habi.s 15,22g.-236,Ferreiro, M. (1983), El emplazamiento de Munda' Actas del I congreso sobre

i¡"i"i¡, ¿, Éciia,É'cr1a,2'71-276,Fetreiro (1994) 443444vTLP.'J-30'p'24s'

82 Anexo no 61 '

83 Cf . Sym", R. ( 1958), Imperator Caesar: a study in nomenclature, Historia 7 , l'14-17 5 '

atro series de denarios y una de ases' en todas ellas

de la abreviatuta flilius) -' RRC 469-471' Sexto

vlaRnusr*Tiåii"iiåi,.ttr#ffxÐ.que'dentrodelmismo85 Anexo n" 60'86 Bru. Hisp.7-3l.Sobre esra legión vid. Gabba (1970) 134-136 y Rodríguez (2003)r"71-72'

81 B"It. Atex.57-62.88 Engel, Paris (1906)'

89 Anexo n'26.90 Engel, paris (1906) oire ibériques"; vid anexo n" 72-79' En las excavacrones

desarroradas por R. corzo osuna, junto ar rugar donde habían trabajado A' Engel y p'

paris, aparecieron abundan marcas semici¡culares, de tiporogía muy semejante a los

encontrados por los investi osuna de Pompeyo a césar' Excavaciones en la muralla

republicana,sevilla, 51 Y lám' XVI'91 An"*o n" 66-67.

Glalldos inscli¡ttirc tlc ltt l't,ttt'tt,t'ttltt I btirica 229

proyectiles encontrados en Ecija y Herrera, ltralid¿rdos ¿uììb¿rs erì que se han descubierto balaspompeyanas.92 En esas mismas excavaciones a¡rarccicl'<llr algrrrros ¡lroyectiles de catapulta con distintasmarcas, la mayor parte de ellas correspondían a nu¡neralcs latinos, ¡lcrul varias de ellas tampoco podíanseridentificadas claramente como letras latinas o paleohisprincas.e3 Con esta serie de glandes de Osunacabría relacionar otras seis balas onubenses que formaron parte tJc la colección de Mateos Gago. Sobrecinco de estas piezas se grabaron letras latinas - una o dos por proyectil - mientras que en una de ellasel signo grabado no corresponde estrictamente a ninguna letra clel alf¿rbeto latino, por desgracia estaspiezas están actualmente desaparecidas y apenas contamos con los escasos datos que de ellas aporta sueditor.9a

No está nada claro cual es el significado de estos proyectiles.g5 Por sus características difierenclaramente de las balas con leyendas alusivas a Pompeyo. Son de distinta forma y de facturaostensiblemente más tosca, seguramente por haber sido confeccionadas por artesanos distintos y -probablemente - por estar destinadas a diferentes usuarios. Si parece razonable pensff que losdestinatarios de las glandes con leyendas pompeyanas eran los soldados del ejército regular - loslegionarios; es probable que los destinatarios de los restantes proyectiles inscritos fuesen las propiastropas auxiliares dedicadas de forma específica al manejo de la honda, seguramente formadas porindígenas. En consecuencia, puede plantearse - retomando en parte la teoría de Engel y París - queestas marcas fueron realizadas por indígenas hispanos miembros de unidades d,e funditores. Estaposibilidad no debe resultar extraña dado que el uso de glandes de plomo está bien documentado enambientes indígenas96 y contamos con algunos raros ejemplares de proyectiles con leyendas en ibérico yneopúnico.97 Asimismo, varios de los proyectiles de catapulta de Calagurris y Contrebia Belaiscatienen grafitos paleohispánicos. La única salvedad es que los signos realizados en las glandesursonenses no parecen corresponder - a 7a htz de los datos de que disponemos - a la escriturapaleohispánica, sino más bien a una adaptación de las letras latinas, talvez destinadas a servir comonumerales o marcas de artesano.

Cabe la posibilidad de relacionar con las gueras cesarianas otro pequeño conjunto de proyectilessobre los que se grabó el lexto ac(c)ipe, acompaiado en ocasiones de la imagen de unfulmen gs Aunqueno existen datos concluyentes que permitan fechar estas piezas a mediados del I a.e., hay algunosargumentos que respaldan parcialmente esta dalación.gg Todas estas piezas han aparecidoexclusivamente en el sur peninsular - Extremadura, Sevilla, Córdoba y Jaén - en la zona donde se

92 An"xo n' 68-71.93 Las piezas son semejantes a las encontrad as en Calagurris y Contrebia Belaisca,vid. supra, aunque de dimensiones

algo mayores, Engel, Paris (1906) 439443 y García y Bellido (1976) 80-81 y 93.94 D" lot esquemáticos dibujos publicados por Hübner, que las vio en di¡ecto, se deduce que debía tratarse de piezas de

factura algo tosca e irregular, y "minores quam ltalicas" según afirma. El erudito alemán las consideraba auténticas"genuinae uisae sunt" y como tales las inciuye en el supplementun de CIL II, aunque prudentemente afima"tamen Renuinasesse non spondeo" , CILII supp. 6248,3-8. Anexo no 90-95.

95 E ttt" las piezas latinas extrapeninsulares sólo pueden mencionarse cómo posibles paralelos algunas de Ìasconservadas en Ia'Collezione Gorga' de procedencia desconocida, Cerciai, C. (1982-83), Les glandes plumbeae dellaCollezione Gorga,BCom88,209-210. Por el contrario, en los proyectiles griegos es más habitual encontrar letras sueltas,signos y monogramas, vid. p. ej, Empereur, J. Y. (1981), Collection Paul Canellopoulos (XVII), BCH 105,557 y Hellmann,M. C. (1982), Collection Froehner: Balles de fronde grecques,BCH 104,77 y 84-g5.

96 Cf . quesad a (1997 ) 47 64i B y 922-924 y Aranegui (2003) 50-5 1 .

97 Con leyendas en ibérico hay dos ejemplares, uno con el texto en relieve encontrado en el Pico de los Ajos (Ayora,Valencia) y otuo con eI texto inciso procedente de algún lugar indeterminado de Andalucía, cf. MLH. F.20.5,García. Lalana(1991-93) 106-107, Quesada (1997) 923 y Aranegui (2003) 51. En escritura neopúnica se conocen rres proyectilesandaluces, vid. García, L. A. (1986), Sobre el decreto de Paulo Emilio y la Turris Lascutana, Epigrafía hispanà de épocar om ano - r ep u b lic an a, Zaragoza, 202 y García, Lalana ( 1 99 I -9 3) l0 4-lTj .

98 An"*o n" 6l-64.99 cr. A. U. Srylow apud CIL rI2l5 56.

B. Díaz Ariño230

desanolló este conflicto. El término ac(c)ipe apafece sobre el glande jienense en el que se puede

reconstruir una alusión a Cae(sar?)'roo ¡41in¡'u' que las representaciones de fulmina sobre glandes

documentadasenHispanlaselimitan alaglansdeiategiolldelaqueyasehahablado'lol tunaserie

de proyectiles anepígrafos descubiertos en El Gandul donde aparãcieron los ejemplares de la legio

XIII ,(ozque Son ¡unto .o,' las piezas con la leyenda ac(c)ipe las únicas con ese tipo de representación

encontradas de momento en la Península'

Para terminar quedan una serie de glandes, todos ellos andaluces' que de momento no pueden

adscribirse a un conflicto bélico concreto. Se trata en todos los casos de piezas raras' de inciefta

procedencia y de las .ono."-o. pocos ejemplares, por lo tanto su valoración debe realizarse con mucha

cautela. Entre ellas se encuentran t ",

p'oyeåtil"s cån las leyendas louis y louis uict(oria)1}3 q.d'e son un

caso rearmen," "^""n1iåät"ïö*;:Uílin1*i;;ãn ras únicas gtandes inscriptae ratinas en ras

CP, de incierlo desarrollo Y que

fJnapiezaProcedente de la Puebl

lalvez corresponda a un antropónimo.106 Otro ejemplar

NA, que también podría tratafse de una fórmula- onomástica abreviada'iO7 Finalmente hay que

mencionar un proyectil muy laro, "on "l

texto - qrrizáts griego - en escritura retrógrada MIKINA o

MIKINA,y la representación de tn gubernaculum, qtede momento se resiste a cualquier interpretación

razonable.ioS

4. Tras repasar la documentación hispana, podemos concluir que el uso de glandes inscriptae no fue

habitual en la penínsuia Ibérica hasta el ,iËr" r a.e. No existen ejemplares latinos datables durante la

Segunda Guerra Púnica, ni en el siglo II" a'e', y con los datos actuales podría postularse que es

improbablequeapalezcanproyectilesconinscripcioneslatinasanterioresaiúltimoterciodels.Ila'e'Las glandes inscriptaehispanas datadas en fechas más antiguas son por el momento los proyectiles

numantinos con leyenda griega - a los que quizás también debamos sumaf las conflictivas piezas

saguntinas -, que como era de esperar corresponden a tropas auxiliares seguramente especializadas en eI

uso de la honda'

En este sentido, podemos tomar como un buen indicio de que las glandes inscriptae no eran

utilizadas de forma habitual por los soldados ïomanos destinados eà Hirpanio durante el siglo II a'e'' el

hechodeque"nrt"lor"r"urorproyectilesplúmbeosencontradosenNumantiayenloscampamentosfomanos de la circumuallatio escipiónical0ô - y por io tanto relacionables directamente con el asedio

100 6n"*o n' 61.

10i 6n.*o tr' 6¡.102 ¡tr"*o n'58-59.1036,'"'on.83-85.EnCILf.215l34.Tseplanteaquepodríancorresponderalconflictoentrecesarianosypompeyanos,

aunque no hay más -r";;;;;;a-defender ".u ¿"ijäøn - pof otfa parte bastante verosímil - que la propia procedencia

-t"tL?i:"l]:j'"]ï:" aigunas piezas griegas con leyendas semejantes vid. p. ej.: víro aròç Kepcrovíor, ví'r*'40&vaç o

ì conjunto de glandes inscriptae con teónimos procedentes de

proPonen fechar estas piezas en el 45 a'e'' datación que a ml

nenio datos suficientes que la justifiquen'

106 4n"ro no 33.

i07 6tr""o n' 39.

108 Brlu pieza fue encontrada en osuna, vid. García, Lalana (1991-93) 104 y 107 y cll II'z/5 ',

1 106'

109 4¿"655 de los ejemplares de plomo también se han descubierro en Numanrlø algunos proyectiles ceriámicos' para

rodos ellos vid. schurten (1921)252,257,16ms.:s V s¡,iiô:r)269-.2'.,0,2'19''áms.38 y 58 v Quesada(199'7)418v 923'

Glandes inscriptae de la Península lbérica 231

del 133 a.e.- los únicos inscritos sean precisamente los pertenecientes a los honderos etolios. La únicaglans latina procedente del entorno numantino es - como hemos visto - mucho más moderna,corresponde a la reocupación del campamento de Renieblas durante las guerras serlorianas, ya en plenosiglo I 4.e., y por lo tanto se enmarca dentro de una coyuntura histórica distinta, en la que los proyectilesinscritos tuvieron una función más definida que en etapas anteriores.

La proliferación de glandes inscriptae en Hispania durante el siglo I a.e. está estrechamentevinculada al sistemático uso de este tþo de proyectiles como soporte de propaganda política en elcontexto de las guerras civiles, primero entre Sertorio y los ejércitos senatoriales y luego entre César ylos hijos de Pompeyo. El nuevo papel jugado por los proyectiles inscritos durante este convulso periodopernite plantearse dos cuestiones de cierta trascendencia: quiénes eran realmente los usuarios de estetipo de munición, y a quién iban destinados los mensajes que se plasmaban en ellas.

La aparición de leyendas alusivas a distintas legiones en los glandes hispanos evidencia que lahonda formaba parte de la panoplia habitual del soldado romano durante el siglo I a.e. En este sentido,las recomendaciones rcalizadas por Vegecio en el siglo IV d.e. de que todos los soldados se habituasenen el uso de la honda ya que era un arma de poco peso y muy útil eran perfectamente válidas en épocatardorrepublicana.llO Por lo tanto, es verosímil que los usuarios de las glandes inscriptae latinasencontradas en la Península Ibérica fueran los propios integrantes del ejército regular, romanos o itálicosen sentido amplio, que además eran los únicos capacitados para leer - y realizar - los mensajes en ellasconsignados. Evidentemente este hecho no impide que las tropas auxiliares de funditores utilizasentambién proyectiles plúmbeos, como documentan las balas con leyendas en griego, neopúnico e ibéricoencontradas en suelo hispano, y probablemente también - como se ha propuesto - los ejemplares conmonogramas, signos y letras de difícil interpretación procedentes mayoritariamente de Osuna.

Probablemente esos mismos legionarios eran los destinatarios de la propaganda consignada en losproyectiles, y no las tropas enemigas que difícilmente tendrían opción de leerla. El uso de este soportepublicitario permitía que el mensaje deseado se difundiera de forma râpida y generalizada entre toda latropa a un coste muy reducid6.111 Bss¡11a fácilmente explicable que exclusivamente Quinto Sertorio yGneo Pompeyo hijo se sirvieran de este novedoso canal propagandístico, ya que tenían mayor necesidadque sus adversarios de justificar ante sus propios seguidores que su causa era legítima y que por ellamerecía la pena enfrentarse a un enemigo mucho más poderoso. Quizás por eso no encontremosproyectiles semejantes en el bando cesariano y los mensajes consignados en los de Metelo sean muchomás escuetos o de otra nattraleza, como los de las balas de catapulta de Calagurris.

lloY"*. Mit.L16.111 Precisamente, Manganaro (2000) 128 nota 46,pone en relación la presencia de antropónimos en los proyectiles

griegos con la necesidad de difundir los nombres de los comandantes del ejército entre los soldados. En esta línea, Stiebel(1997) 304, considera que la plasmación en proyectiles de honda del nombre de Marco Antonio era utilizada "as a source ofencouragement for his admiring soldiers".

232 B. DíazAriño

PùMIo''rffi1e"æn

4'.u.4"

ryypúrdãm dæütccdâ

MAPA IE glúdes i'æriqtæ de SertorioI glandes irocnÞl¿e de Metelotr balas de cahPulh inscrites

Mapa 1: ubicación de los hallazgos de proyectiles inscritos vinculados a las guerras sertorianas.

po. de Hrtefua' 490-95

Enci¡ralàl.l, -r

PaLnæ /de Trova

Eao -

ø lcg(io)I

Ë t:ä""

Mapa2.. glandes inscriptae procedentes del sur peninsular, se excluyen los relacionados con las guerras sertoflanas '

Glandes inscriptae de la Península lbérica LJ-''

Figs. 1-2 ' glans de Sertorio, de procedencia indeterminada, n" 4, sg. Casariego, Cores, pliego (lg|:.) 20. Fig. 3 , glans de

Metelo de Azuaga, no l, sg. Domergue (1970) 626. Figs. 4-5, glans de Sertorio de Taracena, n" 2l,sg.Abascal (IggO) 274.Fig 6 glans de Pompeyo de osuna, n' 50, sg. Pemán (1988) 57. Figs. 7-8, glans d,ela Legio XIII de Alcalá de Guadaira, n"59, sg. Casariego, Cores, Pliego (1987) 20. Fig. 9, glans de Alcalá de Guadaira, no 81, sg. Casariego, Cores, pliego (19g7)20. Figs. 10-71, glans de Montoro, n" 64, sg. Count D'Albanie (1861-1864), Inscribed sling-buliet of lead, found in thedistrict of cordova, spain, Proceedings of the society of Antiquaires of London ser.rr,2,266.

Anexo. Listado de glandes inscriptae de la península Ibérica

En este listado se recogen todas las glandes inscriptae latinas de la Península Ibérica actuaknentepublicadas. Están ordenadas de forma cronológica y agrupadas por tipos. Cada entrada consta de:número de orden, datación, transcripción, forma, medidas y peso - cuando se dispone de datos - ybibliografía. Aparece en cursiva el texto de aquellas glandes cuya trascripción no ha podido serdebidamente contrastada con buenas fotografías, en esos casos la lectura que se ofrece dependedirectamente de las indicaciones ofrecidas por los editores precedentes. La procedencia de lasinscripciones puede consultarse en los dos mapas adjuntos. Debe indicarse que el catálogo esbásicamente el resultado de la sistematización de las noticias dispersas publicadas de los distintosejemplares, por 1o tanto hay que considerarlo un punto de partida y no un corpus definitivo.

No DATACIÓN TEXTO FORMÄ MEDIDAS PESO BIBL.c 79-16 a.e. Q(uintus) .'Me'(tellus) ovalado c 4'2x1"7 cm 50e Cn \217 885c

2 c.79--76 a.e. Q(uintus)''Met' (ellus) ovalado c.+ ¿x I I cm. 5og ctLIt2lT 885b3 c.'79-76 a.e Q(uintus) M(etellus) ovaÌado c.4'2xl'J cm. 50s cILlI2lT 8g5aA c.80J2 a.e. Q(uintus) . Sertor(ius) / proco(n)s(ul) //

flibler'i-tas (?)ovalado Casariego, et alü (1987) 20

) c. 80-76 a.e. Q(uintus) Sertori(us) / pro'co(n)s(ul) ovalado 3'3 cm 50 s. CILA I 196 c.8016 a.e. [Q(uintus) Sertori(us)] / [pro]co(n)s(ut) ovalado 3'2cm. 50 s. CILA I 191 ¡.8O--76 a.e;! t---- -l? // fpro?lco(n)s(ul). cn lr/5 Í048 c.7'7-'72 a.e. Q(uirtus) Sertor(ius) / proco(n)s(ul) // pietas ovalado 1'3x0'9x3'5

cm.39',40ç

HEp 4,571

o c.7712 a.e. Q(uintus) Sertor(ius) / [proco(n)]s(ul) //p[iet]as

ovalado 1x1'3x1'5cm.

43'62 HEp 4,571

10 c.7'7-72 a.e. Q(uintus) Serto(rius) // pietas ovalado Medrano, Díaz (2003) 395-398

11-t3

c.7'7-72 a.e. Q(uintus) Serto(rius) ovalado Medrano, Díaz (2003) 395-398

B. Díaz Ariño234

Qfuintns) Sertori(tts) / proco(n)s(trl) // pietas ovalado cm. lQ'R o G ar cía, Lalana ( I 99 1 -9 3 )10 1- 10512 c.'7'7J2 a.e.

4 cm. ?o'? o García, Lalana (1991-93)101-i0515

ß

c.7'l-'72 a.e.

---==--::-c- ll-l¿ae.

þ¡tirttus ¡ S ert ( orius ) / p ro co (n ) s ( ul ) / / Jìde s ovalado

Qfuíntus) Sert(orius) / proco(n)s(ul) //lgubemaculum)

ovalado 3'8 cm. 33'2 s García, Lalana (1991-93)10 1-105

ovalado

ovalado

4 cm. 31'8 g García, Lalana (1991-93)101-105l'7 c.'l'l-72 a.e. Qfu intus ) S erto r i( u s ) / pro co ( n ) s( Lt L )

(gubernaculum,)1'5 x 3'65 cm. 30'65 Gómez, Morales (2002)

18 c.77-72 a.e Q(uintus)' Sert(orius) / proco(n)s(ul) // ptetas

ovalado 3'6 x 1'7 cm A)o HEp.I,362L9 c.77-:72 a.e. Q(uintus) Sert(orius) / proco(n)s(uI)

(tubernaculum)ovalado 4 cm. 31'8 s García, Lalana (199 1-93)

103-10520 c.'7'l-'12 a.e. Qft,tintus) Sertor(ius ) I proco(n)s(ul ) / /

ovalado 4x1'8cm HBp.4,464c.7'7--'72 a.e. Q(umruS) òefr(orlus, / | Plruçu\rUJ\ury

Abascal, Gimeno (2000) 131

c.'17-'12 a.e. ovalado22

i ovalado? Abascai, Gimeno (2000) 131Q(túntus) Jerllotus) / Prus 54'5 0 Abascai, Gimeno (2000) 131

24 c.7'7-:72 a.e. Q(uintus) Sert(orius) / proco(n)s(ul) // ius ovalado I'bx¿ lxcm.

doble cono CIL I, 88525

26

c.4645 a.e. 'n(aeus)' lulaglnus ) t/ ttltA82 s. CIL I3 p.960

; A645 ::eJ Cn(aeus)' Mug(n'{4j-4".9j9') doble cono

¿doble conoi

4'ð cmcrLr2l' llo2

2'l-31

c 4645 a.e Cn(aeus) Mag(nus) // imP(erator)

7O'l o

cIL u'z/5 I I02JL c.4645 ae' Cn(aeus) 'Mag(nus) // imP(erator) doble cono

Abascal, Gimeno (2000) 224-22533 c.4645 a.e. Cn(aeus)' Mag(nus) //imp(erator) loble cono 5 x2'2 cm

loble cono '1 v )'4 CILA II 68534 c.4645 a.e. Un(aeus) -vrag(nus., ii urPw

ÁQo García, Lalana (199 1-93)103-105)5 1c.4645 a'e. Cn(aeus) Mag(nus) // imP(erator) loble cono 5 cm.

loble cono Rodnguez de Berlanga i I 903)

9't-9836 .4645 a.e Cn(aeus) Mag(nus) // imP(erator)

doble cono :r,[215 983aat Ln(deus)' MaSlnus ) tt IttIA

:r-]tr215 701438-39

c.4645 a.e. Cn(aeus) Mag(nus) // imP(erator) ¿dobie cono

doble cono iLrrls 480b40 c 4645 a.e. I Lnl aeus I I Maßlnus I I íilP'\

c 5cm. ftt541 c.4645 a.e. Cn(aeus)' Mag(nus) // imp(erator ) doble cono

lL il'zl5 480a42-4'l

c.4645 a.e. Cn(aeus) Mag(nus) // ímP(erator) ¿doble cono?

d"bl" -t" crlrzls 134848 c 4645 a.e

doble cono 4"7 cILl lr2349 45 ae. Cn(aeus) Maslnus) /t tntq

Pemán (1988) 5750 c.4645 a.e.

doble cono 3'5x49doble cono c.4'5-5'8 ctr,rr'¿15 480a

51-54

c.4645 ae.

cA645 "..

Cn(aeus) Mag(nus)

C(naeus? ) M(agnus? )cILII'?/5 1103

55 ctr-rl1 15 11.2256 45 a.e. C(naeus? ) M(agnus? )

ovalado

c.100 CIL II,/5 48OA5'7 c.4645 a.e. Pompeü

4'3 cm. 100'5 García, Lalana (199 1-93)102-10558 c.4645 a.e. L(esio) 'XilI // Q(? )

ovalado t20'4É'

Villaronga (1983) 62Y 7259 c 4645 a.e L(egio) 'XilI // Q(? )

ovalado García, Lalana (1991-93)106-10760 c.4845 a e Lee(io)'II // (tulnelr)

Cae(sar?) // ac(c)iPe 4'5 cm. cIL il'zl5 556l c.4645 a.e

ovalado G arcía, Lalana ( 1 99 1 -93)106-10762 ¿4645 a.e ? Ac(c)ipe // (fulmen)

ovalado 6 cm. 105'5g.

García, Laìana ( 199 l-93)106-10763 ¿4645 a.e.? Ac(c)ipe / ac(c)iPe

ovalado 93',83 CIL II?7 16864 ¿4645 a.e;! Ac(c)ipe /------? // (fulmert)

doblepi¡ámide

ovalado

5'8 cm. cIL II'z5 5665 ¿4645 a.e.2 Ac(c)ipe // (tulmen,)

5'3 cm. cILII'?/5 110566 ¡4645 a.e;l AVF'

67 ;46-45 a e ?,AVE'

ovalado 5'8 cm cILII]5 110568-'70

¿,4645 a.e ?,AWE' c 5'5 x2 cm CL II15 983A

11 ¡.45 a c? ,AVF'c.5'5 cm. cIJÍt5 112

72 ¿,46 45 lc? VAD // MM ovalado 5'2cm Engel, Paris 906) 44673 46 45 ¡c' VEII // ++ ovalado 6cm Engel, Paris ( 906) 44644714 ¿,46 /15 l c.

¿,46 ,1.5 rr.c

¿,'l(r .15 ir,tr

¿,4(r ,15 ;r e .

l,/l(r '15 ir e

1,4ó ,15 ¡r e

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¿,s lrrc'l¿,s I rr r' 'l

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¡,s Irrr''¿,s Irrr''l,s, I ¡r r' ,'

¿,s lrrl l

,s lll("'

VAII // MI ovalado 4'5 cm Engel, Parìs ( 906) 446447t) VA ovaìado 5 cm. Engel, Paris ( 906) 446441/o +IIV ovalarlo 4'5 cm Engel, Paris ( 906) 44644777 rllV ovÍtIaoo 4'8 cm. Engel, Paris ( 906) 44644',778 VII+ <lval¿rcl<t 4'8 cm. Enge1, Paris ( 906) 44644't79 Vt ov¡ latlrr 4'5 cm Engel, Paris (1906) 44644780

^('/)oviU¿t0o 3'8 cm 5a'5 o García, Lalana ( 199 1-93)

102-1058l A('¡) oviiltdo 3'6 x212'2 cm 6ZJ Villaronga (1983\ 62 v 7282

^('/)ovalatl<r 3'.5x l'8/2cm 64'2 p Villaronga 11983) 62 v 72

83 kruis uict(oria) doble cono 4'I x l'4l2 cn 4'7 s.. cILII'1lS 134'7a84 I IS tloble colo 4 cl.D 64',5 s CTLII,Is 1347b8.5 lorrils) rrict(oria) cloblc cono 4'5 cnl. 47'6 e CILil2I5 1347C8f; I\4 ( 'l) ovalado 4'ô crrr 75 s. c[,Íts 4'7381

^,1('l'ovalaclo 4'(r cnl 75 s. CILil1l5 473

88 ßt.:tv / PEoto ovalarlo 4' I cnr, 8l g. García, Lalana ( I99l-93)104-105

89 ovalaoo 3 cnr 26s CIL [215 10690 v CIL II supp. 6248 ,39l ) CIL II supp 6248 ,492 CILII supp 6248,59l At CIL II supp. 6248,694 CIL lI supp. 6248,7o5 CIL Il supp 6248,8

Glandes inscliptae de la Península lbérica 235

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