Fundamentos Antropológicos

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1 Fundamentos Antropológicos Profesor Diego Honorato E. Trabajo de Jacqueline Valenzuela Septiembre 2013

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Fundamentos Antropológicos

Profesor Diego Honorato E.

Trabajo de Jacqueline Valenzuela

Septiembre 2013

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¿POR QUÉ FILOSOFÍA?i

"Los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en tiempos

de crisis moral mantienen su neutralidad."

Dante Alighieri

INTRODUCCION

Mi reflexión se relaciona con la primera clase, donde conversamos sobre la importancia

de la Filosofía en nuestros días. El presente documento es mi síntesis reflexiva sobre esta

materia y la fundamentación de la relevancia de la disciplina de la Filosofía en la

contingencia humana global.

Hemos sido educados durante el último siglo, en el paradigma de la eficiencia, el logro de

metas y objetivos, la vida agitada, que todo es para ayer, la vida en la urgencia, vida

estresada, vida deprimida.

Conversaba con una amiga exitosa, en su vida profesional, eso quiere decir que tiene un

cargo ejecutivo, en la cima del poder de un holding financiero, pero con una vida personal

vacía, ausente, ausente de su familia y de sí misma, y con diagnóstico de depresión por

agotamiento. Esto es muy conocido por todos nosotros, lo vemos en otros, y nos pasa

también a nosotros mismos, y no sabemos cómo cambiar esta situación, como que no

tuviéramos poder alguno y menos voluntad para ello. Ya fuimos derrotados.

Pienso que este síntoma, tiene que ver con el paradigma del éxito que nos posee y cómo

somos educados para ser exitosos, tanto por nosotros los padres, desde nuestros miedos,

como por los colegios, cualquiera sea éste, particular, subvencionado, público, y disculpen

si se me queda alguna distinción sobre colegios de nuestro país tan segregado.

Se nos privilegia la formación en las matemáticas y las ciencias, antes que la música y la

educación física. La poesía es para matar el tiempo libre, si es que te queda tiempo, las artes

son vistas en materia educacional, como prescindibles, incluso la historia y la literatura. Si

algún hijo nos declara su pasión por la pintura y las artes, le decimos que mejor no continúe

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por ese camino, ya que se morirá de hambre. Mejor visto es que nuestros niños les guste la

ciencia, los números y quizá el lenguaje. Y finalmente se decidan por carreras donde el

dinero fluya rápidamente y de esa manera puedan ser exitosos. O sea, hasta ahora el

paradigma del éxito es sinónimo de dinero, a mayor ingreso de dinero, o capital como se le

llama, mayor éxito. Así decimos que las personas exitosas son las que tienen más plata,

como el ejemplo de emprendedor que nos mostraron en una prestigiosa escuela de

negocios, quien declaró sonriente y parece que feliz, que tenía claro el objetivo de si vida:

“tener cien millones de dólares de patrimonio” y ahora ya tenía doscientos millones. Lo

más impresionante para mí, fue que el auditorio aplaudía a rabiar, mientras yo me revolvía

en mi asiento, diciéndome de esto no quiero aprender. Esa vez en mi lucha contra mi

vulnerabilidad, perdí, y ganó el miedo y la vergüenza de ser el único dedo parado en

disidencia de ese aprobatorio aplauso.

Nos quejamos que la educación de hoy en Chile, no es suficiente, es de mala calidad, y nos

comparamos con los países asiáticos, donde decimos que la educación es buena, y como

nos importan las ciencias, les reconocemos que son muy buenos, sobre todo en matemáticas

y que países como el nuestro está lejos de llegar a los indicadores orientales. Nuestros niños

chilenos, no sabrían entender lo que leen y de números estarían muy atrasados. También

sabemos que la educación en países como Singapur y otros lugares aledaños, obliga a sus

pequeños participantes a una competencia feroz desde los primeros años de vida, donde el

lugar que ocupa en el curso será determinante para sus futuras posibilidades. ¿Queremos

como occidentales este tipo de educación, con la cual nos aseguraríamos que aprenderían

matemáticas, ciencias y lenguaje? Y de paso, parece que podrían ser exitosos, es decir que

ganarían mucha plata. ¿Queremos seguir viviendo en el paradigma de la competencia,

donde siempre hay un perdedor?

¿Sabemos nosotros adultos mal educados, lo que necesitan de educación, nuestros niños?

Porque nos juzgamos de haber recibido una mala educación y queremos otra cosa cuando

se trata de nuestros hijos, sin embargo, ¿hemos reflexionado sobre lo que queremos para

ellos? ¿Conocemos lo que queremos? Aquí ya comienzan las preguntas filosóficas.

Admiramos a los que tienen buena educación, a los más letrados, académicos bien

formados en universidades locales y extranjeras, que saben leer, escribir, sumar y restar, y

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muchos de ellos ocupan cargos bien remunerados, cargos ejecutivos en empresas y en el

gobierno.

Producto de su sapiencia y buena educación, reconocen los resultados negativos, cuando

restan ingresos menos costos, y actúan sobre ellos, con simpleza de subir ingresos o bajar

costos para que la resta no salga negativa. Así tenemos los resultados de esas acciones en

todas las empresas, dónde una persona bien educada, exitosa y con poder, declara que se

debe subir el precio del producto, porque la operación matemática, no da, o bien se requiere

despedir empleados para que la operación termine en azul. ¿Considera esa persona bien

educada, el impacto social que tienen sus decisiones basadas en la resta?

¿Esa es la educación, la formación que admiramos, la que queremos para nuestros niños?

¿Qué se formen cómo personas que saben restar ingresos menos costos y actuar en

consecuencia? ¿Es que todo el objetivo tiene que ver con el margen, con la rentabilidad?

¿Cuáles son las consideraciones con el consumidor y cuales con los propios trabajadores en

estas sumas y restas?

Así que empecemos a filosofar, para que vayamos entendiendo el título y comencemos con

la pregunta: ¿Para qué queremos educar a nuestros hijos?

¿Para que sepan de matemáticas y ciencias? ¿Para que sean buenos competidores en el

mercado laboral? ¿Para que piensen como nosotros y no se sientan discriminados por

diferir de la mayoría? ¿Para qué sepan algo que les ayude en el futuro? (aun cuando no

sepamos lo que necesitarán en el futuro… o éste les demande…) ¿Para que ganen plata?

¿Para que transformen el mundo? ¿Para que hagan lo que nosotros no pudimos? ¿Para que

sean famosos, artistas? ¿Para que sean fervientes servidores del prójimo? ¿Para qué se

realicen en lo que ellos elijan en su adultez? ¿Para que puedan elegir sin la limitación de

una mala formación?

¿Para qué educamos a nuestros niños? ¿Para que dejen de ser niños? como nosotros lo

hicimos, olvidándonos de las competencias de la infancia.

Quizá algunos se identifiquen con algunas preguntas y tendrán sus respuestas, y diga, eso

quiero yo para mis hijos.

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No estoy contra la enseñanza de las matemáticas ni del lenguaje, como ahora le dicen a las

asignaturas que antes llamábamos castellano. Y es que estamos insatisfechos, porque la

mayoría de nuestros niños, no recibe una buena instrucción en estas materias que

consideramos son básicas para la educación. Y me pregunto, ¿Estas son las materias

fundamentales en la educación de un ser humano? Porque me surgen otros temas para la

formación humana.

Nacemos con disposición a ser seres humanos, la humanidad la vamos ganando en el

proceso de formación. Y algunos de nuestros congéneres, se han lucido en la historia, por

su falta de humanidad. Ahí tenemos los líderes, dictadores brutales, asesinos, humanos de

una crueldad sin límites. ¿Cuál fue la formación que tuvieron o la que les faltó?

¿No sería mejor formarnos como seres humanos? De esta forma, las materias

fundamentales para nuestros niños serían sólo el incentivar lo mejor que traemos, como por

ejemplo: aprender a disfrutar de aprender; aprender que el otro es como yo, que al prójimo

le pasan cosas similares a mí; aprender a cuidarme; aprender a cuidar a los otros, aprender

amar. Pienso que si nuestros niños, tuvieran este entrenamiento humano, el aprendizaje de

las matemáticas, ciencias, la poesía, El Quijote, Heráclito, Shakespeare, Bach, Picasso,

vendrían solitos.ii

¿Por qué Filosofía?

¿No le parece mucha pregunta? Y es que la filosofía nos regala la oportunidad de

cuestionarnos y de indagarnos, de escudriñar nuestras almas y lo que nos gritan. Podemos

tener muchos conocimientos y técnicas, pero nuestra incompetencia mayor es apagar esa

sapiencia, ya que somos incapaces de reflexionar acerca de nuestra condición de ser

humano, y de cómo nos relacionamos, del sentido que nuestra comunidad humana tiene en

el planeta. Y estos son, precisamente, los temas que la filosofía ha desarrollado a lo largo

del tiempo.

Y no se trata que la filosofía nos proporcione la respuesta correcta, o la verdad, aunque

todos quisiéramos llegar a ella, esto es una condición humana, esa motivación de indagar

en el misterio de la existencia. Sin embargo, la filosofía, nos da la posibilidad de construir

preguntas poderosas, que son guías para diseñar nuestras vidas. No son preguntas

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instrumentales como ¿a qué hora nos reunimos? O ¿Qué hay de almuerzo hoy día? (a veces

esta pregunta es muy importante…si estamos a dieta) Y tenemos siempre respuestas a estas

preguntas, respuestas que influirán muy poco en nuestras vidas, quizá cambiaremos de

restorán o tomaremos un taxi para apurarnos. Pero qué pasa con las preguntas que he

planteado anteriormente o las que podría hacer para acompañar las dos anteriores: ¿para

qué estoy corriendo, tratando de llegar a la reunión? ¿Qué sentido tiene correr? ¿Quién

estoy siendo que le ocurre que comienza a correr? ¿Qué es el tiempo? Estas son preguntas

para el alma, para ese testigo profundo que nos habita y es que muchas veces no tenemos

palabras siquiera para responder estas inquisiciones, pero si podemos experimentar las

preguntas en nuestras entrañas.

Como dice Fernando Savater filósofo español, “la filosofía quizás no sea propiamente una

sabiduría, sino una ignorancia enriquecida, una ignorancia de alguna forma vitalizada,

una ignorancia consciente de lo que no sabe.”iii

Y cuando somos ignorantes, ya hemos

dado un paso en el aprendizaje, sabemos que no sabemos y este conocimiento de nuestra

ignorancia nos puede empujar a la declaración de quiero aprender y a formular más

preguntas, como un niño.

Y la filosofía tan poderosa con sus preguntas, tampoco nos garantiza nada, de hecho

también podemos sufrir de su tragedia.

Y la tragedia de la filosofía, puede quedar bien mostrada en el diálogo de Sócrates con

Calicles, en el Gorgias de Platón.iv

Este diálogo hace un diagnóstico de la sociedad de su

tiempo. Los tres males, según Platón, que aquejaban al hombre y a la sociedad de entonces,

eran: la pobreza, la enfermedad y la injusticia. ¿Le suena parecido?

Calicles es aparentemente un personaje ficticio, pero muy real al representar a personas que

observamos hoy, que actúan como Calicles.

Calicles, es quien comienza la tertulia, lanzándole una burla a Sócrates, por haber llegado

tarde a la conversación. Pero no es una broma, sino que le atribuye a Sócrates la táctica de

llegar tarde a la guerra y al combate, porque es lo que más conviene para impacientar y

desgastar al enemigo.

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Cuando Sócrates sostiene que es mejor padecer una injusticia que infringirla. Calicles, se

muestra arrogante y violento, y le dice que eso es una tontería, ya que se sabe que es mejor

cometer una injusticia que padecerla, además que no existe verdadera injusticia en la

voluntad del fuerte. Agrega Calicles, que el verdadero bien, lo realmente bueno, es la

voluntad del fuerte. Los débiles son los que tratan de crear ese consenso del renunciamiento

y la bondad, pero, en el fondo, lo hacen para disimular su debilidad y para impedir que los

fuertes se afirmen. Calicles sostiene tesis como esas, que luego otros autores, digamos más

peligrosos que Calicles, han hecho conocidas y otros han actuado en consecuencia, con

desastrosos resultados para la humanidad y el planeta.

Sócrates discute con Calicles e intenta poner objeciones, y éste, en un primer momento,

continúa razonando de manera arrogante y violenta. Sin embargo, poco a poco va dándole

la razón a Sócrates, quién, sorprendido, le dice, que al fin están de acuerdo. Sin embargo

Calicles exclama que no están de acuerdo y lo que diga Sócrates le da lo mismo. Lo que

Calicles quiere decir con eso es que él no entra en el juego de la persuasión, que no quiere

ser persuadido, que le da lo mismo cuanto pueda decírsele, puesto que él se va a imponer de

todos modos.

El momento crítico en el diálogo, que lo es también para la filosofía y para la sociedad

misma, como lo es hoy, se presenta cuando Calicles se niega a continuar la discusión. De

manera muy determinante le manifiesta a Sócrates que no le interesa absolutamente nada de

lo que éste dice. Sócrates le pregunta cuál será el rumbo de la conversación y Calicles, le

deja tres opciones: terminar la conversación ahí, continuarla con otro o seguir hablando

solo: pregúntate y respóndete tú mismo, le dice.

Cuando se corta la posibilidad del diálogo, cuando se cierra toda posibilidad a una

conversación, se acaba la posibilidad de conectarnos con el otro, se termina la posibilidad

de construir juntos.

Calicles posiblemente es racional, porque él quiere conseguir unos objetivos, para lo cual

empleará la fuerza, pero no es razonable, puesto que no está dispuesto a tratar a las

personas como un legítimo otro. Calicles lucha contra su vulnerabilidad, contra su miedo a

ser persuadido, y en esa lucha niega al otro, a Sócrates.

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La filosofía es una forma de mantener en pie la pregunta por el ser humano, por la

excelencia humana, de no dar por hecho que el mundo funciona con un piloto automático.

Hay una dimensión de la que trata la filosofía, y ella tiene que ver con la reflexión sobre lo

que somos, sobre lo que nos proponemos hacer, sobre nuestro misterio y nuestra

perplejidad, y es esa reflexión la que da sentido a la vida.

Qué tiene que decir la filosofía acerca de nosotros, los seres humanos, en un mundo cada

vez más complejo, globalizado, interconectado. Un mundo tan diverso y en cambios

vertiginosos en todos los ámbitos: sociales, científicos, tecnológicos, políticos, religiosos,

económicos. La filosofía nos proporcionará las preguntas del ser humano, las que

prevalecen desde siempre, de su misterio, de sus posibilidades, de nuestros sueños

humanos.

Si podemos hacernos preguntas poderosas, podremos enfrentar problemas también

poderosos. Esto es, siempre que Calicles no nos posea y podamos conversar con el otro, el

próximo, como uno legítimo otro, tan legítimo como yo.

Quizá ha tenido esta experiencia de contemplar la naturaleza, ya sea desde el mar la

montaña, el bosque o la estepa, en esa contemplación es posible sumergirse en un estado de

conciencia, de lo fascinante, lo misterioso, lo terrible que nuestra alma dice conocer. Y si le

llegan las imágenes más amorosas de su vida, y una lágrima decora su faz, si ha tenido esa

experiencia, usted ya sabe lo que es filosofar.

Ahora me haré otra pregunta y ¿para qué filosofía?, ¿para qué filosofar?

En muchos ámbitos de nuestra vida vemos que queremos hacer cambios bien profundos,

queremos ser más equitativos en nuestra sociedad, mejorar la salud, la previsión, la

educación y nuestra calidad de vida, hasta queremos ser felices. Y no sabemos cómo

hacerlo, no hay modelo que copiar, ni ideologías que seguir, como lo hicimos antaño.

Entonces parece que tenemos que ir a nuestras raíces que nos constituyen como seres

humanos, y volver a hacernos las preguntas que ya conversamos anteriormente.

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Y ¿para qué? Para construir una sociedad “humana”, y la pongo entre comillas porque aún

nos queda entender “lo humano”. Una sociedad humana, en el sentido común que la

entendemos, es una sociedad en la que prevalece el respeto por el otro, la igualdad de

oportunidades, la colaboración, la solidaridad. Donde el significado del éxito va en directa

relación con mis aportes emocionales, sociales y de sustentabilidad en la comunidad que

opero.

Hoy hay una salida poderosa, atractiva, para muchos desalentados por la vida que realizan y

que se preguntan si vale la pena existir. Hoy tenemos una razón para existir, somos

responsables de lo que hemos construido, de la sociedad en la que vivimos, y podemos

transformarlo todo, como siempre lo ha hecho el ser humano en su corta historia en el

planeta.

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Referencias

i Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Filosof%C3%ADa (consultado el 3 de septiembre de 2013)

La invención del término «filosofía» suele atribuirse al pensador y

matemático griego Pitágoras de Samos, aunque no se conserva ningún escrito suyo que lo

confirme. Según la tradición, hacia el año 530 a. C., el tirano León trató de sabio a

Pitágoras, el cual respondió que él no era un sabio, sino alguien que aspiraba a ser sabio,

que amaba la sabiduría. Admirado León, le preguntó a Pitágoras quiénes eran los filósofos,

y qué diferencia había entre ellos y los demás; y Pitágoras respondió que le parecían cosas

semejantes la vida del hombre y la feria de los juegos que se celebraba con toda pompa ante

el concurso de Grecia entera; pues, igual que allí, unos aspiraban con la destreza de sus

cuerpos a la gloria y nombre que da una corona, otros eran atraídos por el lucro y el deseo

de comprar y vender. Pero había una clase, y precisamente la formada en mayor proporción

de hombres libres, que no buscaban el aplauso ni el lucro, sino que acudían para ver y

observaban con afán lo que se hacía y de qué modo se hacía; también nosotros, como para

concurrir a una feria desde una ciudad, así habríamos partido para esta vida desde otra vida

y naturaleza, los unos para servir a la gloria, los otros al dinero, habiendo unos pocos que,

despreciando todo lo demás, consideraban con afán la naturaleza de las cosas, los cuales se

llamaban afanosos de sabiduría, esto es, filósofos. Cicerón, Cuestiones Tusculanas, Libro

V, capítulos 7 a 11 .

ii Naranjo, Claudio 2007. Cambiar la Educación para cambiar el mundo. Primera Edición, Editorial

Cuarto Propio.

Claudio Naranjo dice que el aprendizaje para humanizarnos son :

Auto-conocimiento

Inyección espiritual no dogmática, con prácticas concretas que sirvan al cultivo de

la mente profunda.

Visión global de mundo: sentimiento de hermandad, que alcance un sentido

comunitario plenamente desarrollado y una perspectiva planetaria, necesitamos

una educación del sentimiento de humanidad. Se trata de alumbrar el yo, el tú y el

nosotros

Una educación del cuerpo, las emociones, la mente y el espíritu.

Aprender a obs-cuchar al otro.

Aprender a cuidar (me)

Aprender que estamos relacionados, que todos dependemos de todos. Saber acerca

de las relaciones, interconexiones, interdependencias e intercambios de todo con

todo, en todos los puntos y en todos los momentos.

iii Savater, Fernando. 2002. Conferencia pronunciada en octubre del 2002 titulada: Necesidad de la

filosofía en un mundo globalizado. url: http://www.fernandoflores.cl/node/1053, (consultado el 3 de

septiembre de 2013)

iv Platón. Diálogos: Gorgias o de la Retórica. 1938. Cuadragésima quinta edición, Espasa Calpe,

S.A.