Existencia y devenir del pensamiento filosofico de Paulo Freire

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Existencia y devenir del pensamiento filosófico de Paulo Freire Dra. Anastacia Rivas Olivo No se pretende seguir un itinerario abarcador de toda la rica vida y obra del filósofo educador, Paulo Freire. Habría contenido en sí mismo para varias monografías y ensayos. Se trata de un esbozo panorámico que asume y despliega sus hitos esenciales, en su evolución progresiva. 1.- Antecedentes y contextos. Influencias ideológicas y filosóficas. “Paulo Freire es un pensador comprometido con la vida; no piensa ideas, piensa la existencia” ( [1] ). Paulo Freire se ha constituido como uno de los educadores más sobresalientes en los últimos cuarenta años de historia latinoamericana y en un intento de acercarnos a su obra, trataremos en esta primera parte, de reconstruir el itinerario de su vida, de tal forma que en una perspectiva personal, logremos contextualizar lo más adecuadamente posible su pensamiento en constante evolución. De hecho, en la gran mayoría de las investigaciones donde se hace presente el análisis de la obra de algún importante pensador, resulta por demás necesaria la contextualización. Ahora bien, y tratándose de Paulo Freire que toma como punto de referencia la realidad, la que se constituye en fundamento y soporte para toda acción pedagógica, es una exigencia ineludible, puesto que todo su trabajo tiene su génesis en la realidad misma de su vida. Paulo Freire, como ya lo señalamos en la introducción, se configura como un hombre capaz de vivir intensamente su época, de formular un análisis serio y crítico de la realidad que le toca vivir junto a su pueblo. Análisis y crítica que para muchos es controvertida y utópica, en tanto que los sistemas gubernamentales lo limitan. Para otros totalmente aceptable que encauzan su pensamiento y dan a su vida un sentido social y de servicio a los más necesitados, es decir, de vivir

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Existencia y devenir del pensamiento filosófico de Paulo Freire

Dra. Anastacia Rivas Olivo

No se pretende seguir un itinerario abarcador de toda la rica vida y obra del

filósofo – educador, Paulo Freire. Habría contenido en sí mismo para varias

monografías y ensayos. Se trata de un esbozo panorámico que asume y despliega

sus hitos esenciales, en su evolución progresiva.

1.- Antecedentes y contextos. Influencias ideológicas y filosóficas.

“Paulo Freire es un pensador comprometido con la vida; no piensa ideas, piensa

la existencia” ([1]).

Paulo Freire se ha constituido como uno de los educadores más sobresalientes

en los últimos cuarenta años de historia latinoamericana y en un intento de

acercarnos a su obra, trataremos en esta primera parte, de reconstruir el itinerario

de su vida, de tal forma que en una perspectiva personal, logremos contextualizar

lo más adecuadamente posible su pensamiento en constante evolución.

De hecho, en la gran mayoría de las investigaciones donde se hace presente el

análisis de la obra de algún importante pensador, resulta por demás necesaria la

contextualización. Ahora bien, y tratándose de Paulo Freire que toma como punto

de referencia la realidad, la que se constituye en fundamento y soporte para toda

acción pedagógica, es una exigencia ineludible, puesto que todo su trabajo tiene

su génesis en la realidad misma de su vida.

Paulo Freire, como ya lo señalamos en la introducción, se configura como un

hombre capaz de vivir intensamente su época, de formular un análisis serio y

crítico de la realidad que le toca vivir junto a su pueblo. Análisis y crítica que para

muchos es controvertida y utópica, en tanto que los sistemas gubernamentales lo

limitan. Para otros totalmente aceptable que encauzan su pensamiento y dan a

su vida un sentido social y de servicio a los más necesitados, es decir, de vivir

activa, crítica y racionalmente como un hombre contextualizado que busca una

concreta, real y verdadera liberación.

Freire es la clase de hombres que saben reconocer el valor de lo humano y de lo

propio. Logra descubrir esa complejidad misteriosa que encierra el hombre y lo

dinamiza, pero a la vez, lo concibe como un ser inacabado, siempre en búsqueda

y en permanente auto-construcción. Es un pensador comprometido consigo mismo

y con la vida, cuyas ideas toman energías para dinamizar conciencias. Educador

que parte de la realidad para aprender con los demás. ( [2]). Tiene la claridad para

reconocer que, a pesar de su capacidad personal, el hombre no está solo en el

mundo, sino que es un ser eminentemente social-relacional.

El propósito de iniciar el discurso con la exposición breve de un esbozo biográfico

de Freire es el de acentuar la concepción que se tiene no del hombre

extraordinario, sino más bien de un hombre que realmente ha tomado en serio su

historia, la historia de su pueblo, y su propia vida, especialmente de ese pueblo

pobre y marginado por la sociedad, en cuya transformación, según lo afirma en

todo su pensamiento, no trabajarán otros, sino el propio hombre, y que al

visualizar esta transformación como algo dinámico, se plantea como tarea a

cumplir por el propio pueblo.

Para poder comprender lo que significa Freire y lo que propone como educación,

es fundamental conocer el contexto que ha vivido, ya que es a partir de él que

surgen sus propuestas, porque todas y cada una de las propuestas evidentemente

han sido acuñadas a la luz de la palabra expuesta por los “0primidos”, con los que

ha compartido las carencias, las limitaciones que dejan huella y que a partir de

esas vivencias fue integrando de manera objetiva toda una metodología, no sólo

para el aprendizaje de la lecto-escritura como aspecto primario, sino una

metodología para el pensar, el reflexionar, el vivenciar de lejos una realidad, y

especialmente para no quedarse en una postura contemplativa, sino llegar a la

praxis para mejorar.

Freire es un autor que plasma sus influencias intelectuales, llenándolas de un

contenido nuevo, donde se va esbozando su particular manera de ir dialogando

con la realidad, esa realidad que vivió de cerca y miró de lejos, y al hacerlo fue

reconociéndola, fue reencontrándola, lo que menciona él mismo en uno de textos,

y se corrobora al leerlo.

“Las dificultades que tuve que enfrentar con mi familia en la infancia y

adolescencia forjaron en mi ser, no una postura cómoda frente al desafío, sino

todo lo contrario, una apertura de curiosidad y de esperanza al mundo” (….) [3].

La obra de Freire contiene las ideas nuevas y revolucionarias que surgen en

América Latina en los años „60. Por una parte, da cuenta de su formación católica

imbuido del lenguaje liberacionista proveniente de las corrientes progresistas del

catolicismo, que hacen surgir la teología de la liberación cuyos conceptos parten

de las circunstancias concretas de las condiciones de opresión que viven los

pueblos y más tarde proceden a teorizar sobre estos hechos. Teología que tiene

un carácter militante en tanto que sus practicantes están activamente

comprometidos con la conquista de la liberación. Por eso conceden una

importancia capital al concepto de praxis.

Su filiación existencial cristiana es explícita y además, utiliza elementos de la

dialéctica marxista que le aportan una pauta nueva de visión y comprensión de la

historia.

En el período en que escribe, contempla los traumas y dificultades por los que

atraviesa la gran mayoría de los hombres campesinos del norte de Brasil

(nordeste), producto de una educación alienante que lleva al pueblo a vivir su

condición de miseria y explotación con una gran pasividad y silencio.

La cultura del pueblo nordestino ha sido considerada como una visión sin valor,

que debe ser olvidada y cambiada por otra cultura, la de las clases dominantes,

valorada como buena, y que es transmitida por todos los medios disponibles. El

pueblo pobre es tratado como ignorante y es convencido de ello, lo que produce y

explica la pasividad con que se soporta la situación de esclavitud en que se vive.

Freire al sentir y vivir esta situación desde temprana edad reflexionaba afirmando

que “En el mundo había algo equivocado que no podía ni debía continuar” ( [4]).

Brasil, es un país que a lo largo de toda su historia ha estado sometido bajo

influencias de otras culturas y que inevitablemente los hombres, especialmente los

campesinos, no habían desarrollado una capacidad de crítica que les permitiera

liberarse de su sometimiento cultural.

En Brasil, la colonización tuvo características marcadamente depredadoras, lo que

produjo una fuerte explotación convirtiéndola en una gran "empresa comercial",

donde el poder de los señores dueños de las tierras sometía a la gran masa

campesina y nativa del lugar, otorgándole trato de esclavos, los que pasivamente

aceptaban su situación, la que según ellos provenía del destino. ” ( [5]).

Ante esta realidad, Freire plantea que el hombre debe ser partícipe de la

transformación del mundo por medio de una nueva educación que le ayude a ser

crítico de su realidad y lo lleve a valorar su vivencia como algo lleno de valor real,

que no puede mantenerse a la expectativa, mirando sin percibir y sin actuar.

La educación de los colonizadores pretendía mostrar a los aborígenes la

indignidad de su cultura y la necesidad de aplicar un sistema educativo cultural

ajeno, que mantuviera esta situación de explotación e indignidad humana.

El hombre brasileño fue creciendo en un ambiente de autoritarismo y

proteccionismo, con soluciones paternalistas que surgen del mutismo brasileño,

conciencia mágica, donde en la sociedad no existe el diálogo ni la capacidad

crítica para relacionarse con la realidad, porque el que dice la palabra, que es el

que sabe, admite que los demás no saben, es decir, los ubican en esa mágica

conciencia de la ignorancia total. ([6]).

Las relaciones sociales, divididas por las diferencias económicas, crean una

relación de amo y señor. El mutismo brasileño está marcado por la falta de

vivencia comunitaria y por la falta de participación social. Ya que no había

conciencia de pueblo ni de sociedad, la autoridad externa era el señor de las

tierras, él era el representante del poder político y todo lo administraba, por lo

que ese mutismo se reflejaba en expresiones mismas de Freire al referir que el de

haber crecido en una familia cristiana no se orientó a aceptar tal situación como

voluntad de Dios, o caer en el fatalismo de decir que nada se podía hacer.

Esta forma de dominación impedía el desarrollo de las ciudades: el pueblo era

marginado de sus derechos cívicos y alejado de toda experiencia de autogobierno

y de diálogo. ([7]).

Marginación silenciosa, en donde el enmudecimiento, producto de la adversidad

vivida, y de la aceptación irrazonada llevaba a la población a un permanente

abatimiento surgido de la ignorancia en que se encontraba, aceptando la palabra

dicha por los gobernantes en turno.

Este es el Brasil visto y vivido por Freire que le va a motivar a crear una

educación que pueda ayudar al hombre a salir de su experiencia anti-democrática,

experiencia anti- humana que no permite al hombre descubrirse como re-creador

de su mundo, como un ser importante y con poder de mejorar las cosas.

Freire busca hacer efectiva una aspiración nacional que se encuentra presente en

todos los discursos políticos del Brasil desde 1920: la alfabetización del pueblo

brasileño y la ampliación democrática de la participación popular.

“Mientras trabajaba con comunidades campesinas brasileñas, Freire demostró que

su trabajo presentaba una notable similitud con algunos de los principios teóricos

fundamentales de la nueva sociología de la educación. Desarrolló un tipo similar

de análisis crítico en el que afirmaba que las formas tradicionales de la educación,

particularmente de la alfabetización, funcionaban para cosificar y alienar a los

grupos sometidos” ([8]).

El régimen oligárquico, imperante en Brasil hasta 1930, tomó el tema del

analfabetismo y lo convirtió en tema de sus discursos, transformando la

alfabetización en un verbalismo vacío, carente de acción concreta.

El sistema gobernante que viene luego del régimen oligárquico continúa en la

misma línea demagógica que no busca, en la práctica, un cambio real y efectivo:

la liberación del hombre, sino más bien la elaboración de un discurso atrayente y

de moda en su época.

Desde una perspectiva histórica, nos encontramos frente al momento en que

comienza la decadencia de la sociedad capitalista brasileña, dedicada

fundamentalmente a la producción agraria exportable.

La gran crisis económica mundial de 1929 y la redefinición del mercado

internacional, aceleraron el proceso de transformación de las estructuras, lo que

en el fondo significa: mayor urbanización e industrialización, con el consiguiente

aumento de las migraciones populares hacia las grandes ciudades. Desde la

economía agraria, en el plano económico hacen su aparición las clases populares

urbanas, se redefinen las alianzas de las clases sociales a nivel de Estado, lo que

produce una gran crisis a nivel de las élites.

A pesar de que, desde 1930, se ha producido la desestructurazación del régimen

oligárquico, esto no significa que ha perdido el poder político y económico, ya que

el poder local y regional de los grandes latifundios sigue siendo una base de

decisión fundamental para el control y la estabilidad del poder nacional.

Si nos detenemos un poco y miramos la realidad mundial, (2007) encontramos

que la pantalla de la globalización neoliberal ha acentuado con mayor fuerza el

sistema oligárquico, porque no es una persona, sino grupos elitistas y cerrados los

que mantienen el poder económico y con ello la supremacía política que

veladamente se constituye en una democracia falseada y repetitiva, y

desafortunadamente, ese mismo poder establece mecanismos para hacer creer a

las mayorías que es la democracia la imperante, democracia en donde todos

opinan y votan pero sólo unos deciden.

En 1930 hace su aparición en el escenario nacional la clase popular urbana, sin

embargo, las clases rurales, que son mayoría, ya que "abarcan la mitad de la

población brasileña", continúan siendo marginadas del proceso social, político y

económico, etc., es decir, no participan de ninguna de las decisiones importantes

para el país permaneciendo en el silencio.

El trabajo de Pablo Freire queda críticamente ligado a este incipiente proceso de

ascensión popular y su praxis político-educativa, se desarrolla en Brasil, en medio

de un esquema clásico de dependencia y subdesarrollo.

Freire es quien crea el movimiento de educación popular en Brasil, con él busca

sacar al hombre analfabeto de su situación de inconciencia, de pasividad y falta de

criticidad. Su esfuerzo por contribuir a la liberación de su pueblo se inscribe en una

época en que son muchos los que están buscando algo similar.

En este período podemos identificar numerosos procedimientos de naturaleza

política, religiosa, social y cultural, para movilizar y concientizar al pueblo, desde la

participación popular creciente, por medio de votos, hasta el movimiento de cultura

popular organizado por los estudiantes. Se desarrolla también todo un movimiento

del sindicalismo rural y urbano. Aparecen instituciones como la SUPRA, que

agrupaba a clases campesinas para la defensa de sus intereses, provocando

grandes repercusiones políticas.

El movimiento de educación de Freire comienza en 1962, en el nordeste de Brasil,

una de las regiones más pobres. De veinticinco millones de habitantes, quince

eran analfabetos. Durante cuarenta y cinco días él trabaja con trescientos

trabajadores aplicándoles su método de alfabetización. Los resultados

impresionan, por el éxito alcanzado, profundamente a la opinión pública. Su

método es aplicado en todo el territorio nacional.

La reacción de las élites no se deja esperar. Los grupos dominantes, unidos a una

Iglesia católica conservadora, no pueden comprender cómo un educador católico

puede hacerse un portavoz de los oprimidos, poniendo en peligro, los privilegios

de los que han gozado desde siempre. Desde aquí surgen las acusaciones que se

hacen a Freire de agitador político, comunista y agitador de las masas, al hacerlas

tomar conciencia de su realidad, lo que pone en peligro la estabilidad y la

seguridad de la sociedad fundada sobre los principios excluyentes de una

sociedad opresora.

Este proceso de liberación popular, a través de una educación para la libertad, fue

detenido a causa del golpe de Estado hecho por los militares, situación que impide

la realización del primer plan nacional de educación popular.

No sólo a causa de sus ideas, sino sobre todo, porque quiso ayudar al hombre a

liberarse, Pablo Freire es exiliado, continuando su búsqueda en torno a la

educación popular en otros países de América Latina. Esto muestra claramente

que el pensamiento de Pablo Freire brota desde la misma realidad que le toca vivir

en el nordeste brasileño, que él intenta comprenderla y liberar al hombre de ella,

devolviéndole la capacidad de reconocer su fuerza transformadora. Fuerza que

brota desde los mismos oprimidos, único camino de liberación real

posible. Liberación que los encamina a la superación y mejora de sus

circunstancias, liberación que declaraba la guerra sin cuartel al analfabetismo,

supremo mal que imposibilita la comunicación entre los hombres. ( [9]).

Conocer el contexto socio-político en el cual Paulo Freire desarrolla su

pensamiento y obra permite reafirmar que el hombre es un ser de trascendencia,

en tanto que se relaciona con su realidad, en tanto que dialoga con los demás, en

tanto reflexiona y analiza su entorno leyéndolo, entendiéndolo y ubicándolo en el

punto exacto para valorarlo, conservarlo o transformarlo.

Es esta realidad la que indudablemente permitió a Paulo Freire plantearse la

liberación propia y la de su pueblo. Liberación que implicaba un acto valiente, pero

pensado y fundamentado en el proceso dialógico y de relación humana, en donde

se entrelazan las palabras vivas hechas praxis.

En su pensamiento crítico existen varias influencias, pero su espíritu electivista y

creativo no asume ningún sistema filosófico acríticamente, sino lo que considera

idóneo en correspondencia con sus búsquedas. No cree en una omnisciencia que

dé respuestas a todas las inquietudes humanas. Se preocupa ante todo en su

filosofía pedagógica crítica por seguir la lógica de la realidad viviente; sin embargo,

en su obra se destacan con fuerza el personalismo fenomenológico de corte

católico, muy cercano a J. Maritain, el existencialismo, el marxismo, el

pensamiento latinoamericano, particularmente la filosofía de la liberación, la

teología de la liberación, y otras tendencias, corrientes e ideas, que influyen,

confluyen o coinciden; pero todas asumidas con carácter crítico creador, como es

común en los grandes ingenios[10].

Del personalismo fenomenológico, de matiz católico, muy cercano a J. Maritain, se

observan algunas influencias, particularmente su visión plural en el conocimiento

de la realidad, la epistemología y los diversos grados e interrelaciones del

conocimiento en la asunción de la realidad, y sobre todo, la tesis que existir es

actuar y que la cooperación siempre es posible cuando se persigue un bien

común.

Con relación al existencialismo, las ideas de Jaspers se reflejan en algunos

momentos de su obra, particularmente lo relacionado con los márgenes y límites

de la experiencia, el tema de la libertad, pero no como horizonte indefinido, sino

lograble a través de la praxis. En Freire se nota, además, la asunción crítica de los

temas en torno a las situaciones límites como el azar, el sufrimiento, el conflicto, la

culpabilidad y la muerte, pero ausente de una visión pesimista, como fue propio en

el pensador francés.

El marxismo lo asume en muchos de sus ideas esenciales, especialmente el

concepto de praxis, el condicionamiento histórico social del hombre y la sociedad,

su visión de la ideología y la teoría de las clases, el papel del factor económico, la

crítica al capitalismo, y con gran fuerza, el tema marxista de la subjetividad[11],

entre otros. Ideas que aplica con originalidad en el análisis de la sociedad y el

papel liberador que debe desempeñar la educación en pos del diálogo y la

libertad.

Los temas de su momento histórico, desarrollados por la filosofía de liberación y la

teología de la liberación, están presentes de una forma u otra en el discurso

freiriano, particularmente la crítica al status quo existente y la necesidad de lograr

la equidad social, incluyendo la emancipación terrenal, y no sólo celestial como

era costumbre de los clérigos ideólogos. En esta dirección, con la toma de partido

por los desposeídos y marginados Freire hace causa común con el marxismo, la

filosofía de la liberación y la teología de la liberación, desde su posición de

religioso católico laico.

Es necesario enfatizar que si realmente el pensamiento de Freire posee sus

influencias y coincidencias, lo más destacado es que su filosofía pedagógica se

nutre de la realidad, de las experiencias prácticas de Brasil y el mundo. Un

pensamiento con alma política, pues al enfrentar la realidad, en general y la

educativa, en particular, ya está entrando en el terreno político. Él estaba

consciente de ello, y fue consecuente con su misión. “Cuando inicié mi práctica

educativa – señala Freire - no estaba seguro de las consecuencias políticas

potenciales. Pensaba muy poco en las implicaciones Políticas y menos aún en la

naturaleza política de mi pensamiento y mi práctica. Sin embargo, la naturaleza

política de estas reflexiones fue y es una realidad”[12].

2.- Formación Inicial

Paulo Freire nació un 19 de Septiembre de 1921, en Recife Brasil. Su padre

Joaquín Freire, era oficial de la policía militar de Pernambuco. Su madre Edeltrudis

Neves Freire, también era oriunda de Pernambuco. ([13]).

Freire vivió en un ambiente hogareño y según él mismo explica, bastante cálido,

donde aprendió la forma de trabajar, que más tarde podría compartir y desarrollar

con su propia familia. Reconoce que es en el mismo seno familiar en donde

aprendió el significado y aplicación del respeto y la importancia de la opinión de

los demás, conducta reforzada por la actitud y ejemplo vivo de su padre, quien

respetaba la creencia religiosa de su madre, a pesar de no compartirla. Siguiendo

esa línea de vida, de reconocimiento, respeto y congruencia en el decir y actuar,

más tarde, Freire realiza su propia opción religiosa, inclinándose por el

catolicismo, decisión que también es respetada por su padre. ([14]).

Es precisamente en ese ejemplo de respeto y tolerancia, practicado permanente

en la vida familiar, en donde Paulo Freire va introyectando el sentido real de la

convivencia y diálogo, ambiente idóneo donde se comparten ideas, y aunque sean

diferentes, se aceptan y respetan para propiciar una armonía que propicia el

crecimiento.

“Jamás me sentí ni siquiera amenazado por la duda sobre el cariño que se tenían

mis padres, como tampoco de su amor por nosotros, por mis hermanos, por mi

hermana y por mí. Y debe haber sido esa seguridad la que nos ayudó a enfrentar

razonablemente el problema real que nos afligió durante gran parte de la infancia y

adolescencia: el hambre. Hambre real, concreta, sin fecha señalada para partir,

aunque no tan rigurosa y agresiva como otras hambres que conocía”. ([15]).

Se ha considerado que la relación prevaleciente entre Freire y su padre lo inició

también en ese descubrimiento de su método alfabetizador, ya que antes de que

Paulo empezara a ir a la escuela le escribía con un trozo de madera en la arena,

palabras del universo cultural del niño, después dividía estas palabras en sílabas y

las reunía formando otras palabras, siendo su padre mismo quien le enseñó el

alfabeto.

En 1931, por dificultades económicas, la familia Freire se ve obligada a trasladarse

a Jaboato, lugar donde fallece su padre. Con esto la vida de Freire se complica

bastante, pues a raíz de la orfandad y condiciones de precariedad en que crecía

conoció el hambre y el sufrimiento, situaciones que lo llevaron a madurar a

temprana edad.

“Cuántas veces fui vencido por el hambre sin tener con qué resistir a su fuerza, a

sus “ardides”, mientras trataba de hacer mis tareas escolares. A veces me hacía

dormir de bruces sobre la mesa de estudio, como si estuviera narcotizado. Y

cuando reaccionaba frente al sueño que trataba de dominarme abría grandes ojos

y los fijaba con dificultad en el texto de historia o de ciencias naturales, “lecciones”

de mi escuela primaria-, eran como si las palabras fueran trozos de comida” ([16]).

Esa era la realidad de Paulo Freire, realidad a temprana edad que deja huellas

imborrables, y que precisamente de esa realidad vivida es de donde surge la

esperanzadora idea de su pedagogía, la del oprimido, que sin comer visionaba un

cambio por él mismo y con los demás. Esa es la realidad que aún viven millones

de niños y adolescentes, hambre provocada por los gobiernos, que envuelven,

atrapan, convencen, haciendo creer a las mayorías que su línea es la mejor, y que

esos niños y adolescentes hambrientos sin tener la certeza del amor y

comprensión de sus padres, de su familia, se vuelven fatalistas, agresivos, y a fin

de saciar su hambre se integran a las bandas del narcotráfico para destruirse a sí

mismos.

Por su experiencia personal, Freire comenzó a descubrir la singularidad de la

sociedad moderna y esto lo llevó a buscar medios adecuados, según su propia

perspectiva y visión de la realidad, para la transformación de los males de esta

sociedad, que en su opinión, oprimían al hombre y no lo dejaban ser cada vez más

hombre, más digno.

A pesar de haber tenido algunos problemas en la secundaria, Freire pudo realizar

estudios de Derecho, Filosofía e iniciarse en la Psicología del Lenguaje. Además,

se desempeñó como profesor de portugués en la escuela secundaria. Este trabajo

le permitió ayudar económicamente a sus hermanos mayores y a la vez, lo

introdujo en la problemática educacional, vocación que comienza a descubrir.

En relación a su vida de fe se conoce la existencia de algunas crisis provocadas

en su mayoría por la situación de incoherencia que vivía la Iglesia de aquel

entonces, cuando se predicaba una cosa y abiertamente hacía lo contrario. Su

vida de fe se consolida gracias a la lectura de autores tan importantes como

Jacques Maritain, (1882-1973) filósofo francés, quien sostenía que existir es

actuar y que la cooperación siempre es posible cuando se persigue un bien

común. ([17]).

En 1944 contrae matrimonio con Elsa María, originaria de Recife, con quien tiene

cinco hijos. En su hogar intenta desarrollar el mismo ambiente de diálogo que vivió

en la casa paterna durante su infancia. Su esposa quien era profesora llegó a

ejercer el cargo de directora de un colegio, lo que influyó positivamente en que

Freire se interesara por la educación.

Durante uno de sus primeros trabajos en un departamento de servicio social,

aunque de tipo asistencial -SESI-, (Servicio social de Industria) se fortalece el

diálogo con el pueblo, ocupando posteriormente la dirección del Departamento de

Educación y de Cultura del SESI, de Pernambuco, y después en la

Superintendencia. En 1946 y 1954 realizó las primeras experiencias que lo

llevaron a iniciar su método de alfabetización, el cual surgió precisamente

fundamentado en esa relación dialéctica con los campesinos, relación de respeto

que motivó la apertura, a través de la cual conoció el verdadero sentir del

oprimido, quien al inicio se concretaba a aceptar la perfección del enseñante,

como una manera de aceptar el sistema de opresión en que se encontraba. Freire

manifiesta que:

“La Pedagogía del Oprimido no podría haberse gestado en mí sólo por causa de

mi paso por el SESI, pero mi paso por el SESI fue fundamental, diría yo

indispensable para su elaboración” ([18]).

En 1961, participa en el movimiento de cultura popular de Recife, donde es

considerado uno de sus fundadores.

Desarrolla un método de alfabetización que no se conforma con enseñar a leer y a

escribir, sino que busca producir un cambio efectivo y real en el hombre y en su

autocomprensión personal y en la del mundo que lo rodea. Se plantea como un

método participativo que se auto gesta en la medida en que el hombre se

compromete con él.

El golpe militar de Estado que se produce en Brasil en 1964, además de detener el

proceso de educación de adultos y de la cultura popular en general, lleva a la

cárcel a Paulo Freire por cerca de 75 días, y en una de sus entrevistas asevera lo

siguiente:

“Fui encarcelado por un breve período después del golpe de Estado de 1964. De

hecho hubo gente que fue encarcelada por un tiempo mucho más prolongado.

Antes del exilio estuve dos veces en prisión, durante 75 días en total. Fue para mí

una experiencia interesante, si bien no soy masoquista. No me gusta sufrir y

ciertamente no quisiera experimentarlo de nuevo. Pero aproveché el tiempo para

reflexionar sobre algunas cosas. Aquellos días fueron una experiencia de

aprendizaje. Obviamente fui encarcelado por la naturaleza política de la

educación (...) ([19]).

Luego de ser interrogado es trasladado al I.P.N. de Río. Logra refugiarse en la

embajada de Bolivia en Septiembre de 1964. Las acusaciones por las que se le

quiere juzgar se basan fundamentalmente en las siguientes: "subversivo

internacional". "traidor de Cristo y del pueblo brasileño, ignorante, etc.".

"Lo que parecía muy claro en toda esta experiencia, de lo que salí sin odio ni

desesperación, era que una ola amenazante de irracionalidad nos había invadido

forma o distinción patológica de la conciencia ingenua, peligrosa en extremo a

causa de la falta de amor que la alimenta, a causa de la mística que la

anima". ([20]).

Vivir encarcelado, en mi juicio, fue para Freire una de las experiencias más

sobrecogedoras que le permitieron vivenciar el desprendimiento de la libertad, esa

libertad enunciada y defendida con vehemencia por los clásicos ( [21]). Y que

representa uno de los cinco problemas básicos de la filosofía de K. Jaspers:

historicidad del hombre, existencia, comunicación, libertad y trascendencia; ([22]).

Freire al constituirse testigo de los aberrantes sucesos vividos por jóvenes

prisioneros ([23]). Posiblemente llegó a reafirmar sus ideas sobre el significado de

la libertad estableciéndola como uno de los elementos sustantivos de su

pensamiento filosófico, ([24]) iniciando esa insistente defensa hacia los oprimidos,

esos que aún viviendo en tierra propia se ven impedidos de enunciar su presencia,

sus anhelos, sus esperanzas, oprimidos y exiliados que temiendo a las estructuras

políticas prevalecientes, asumen posturas de entendimiento y adaptación,

denotando su miedo a la libertad.

Paulo Freire aborda el tema de la alfabetización de adultos, que culmina con la

elaboración del método psicosocial en 1961. Éste se proponía, en cuarenta y cinco

días, lograr el aprendizaje de la lectura y la escritura, de modo que los

alfabetizandos lograran, también, “decir y escribir su palabra”.

Rápidamente, su experiencia y propuesta educativa se difundieron por el resto de

Brasil. El “método Paulo Freire” -como empezó a llamársele- despertó el interés

del gobierno populista de Joao Goulart, que se preparaba para impulsar un Plan

Nacional de Alfabetización.

De este modo, Freire llega a ser encargado por el Ministerio de Educación y

Cultura de Brasil, del sector de Alfabetización de Adultos. Con amplia colaboración

de universitarios creó “círculos de cultura” y “centros de cultura popular” en todo el

Brasil. Y de igual manera durante su exilio en Chile.

El “Movimiento de Educación de Base”, patrocinado por el Episcopado Brasileño,

tomó el “método Paulo Freire” como línea programática antes de 1964.

Más tarde, en Brasil, se publica su primer libro: La educación como práctica de la

libertad (1965). Pronto comienza su largo exilio, que lo lleva en primer término a

Bolivia:

“Yo tuve una primera experiencia de exilio en Bolivia, en La Paz, donde sufrí el

mal de la altura. En La Paz, cargar un paquete, incluso pequeño, significaba un

esfuerzo extraordinario para mí. No me gustaría experimentarlo nuevamente, no

solamente el exilio, pero la altura tampoco. Pasé un mes en La Paz, pero quince

días después que yo llegué hubo un golpe de Estado. Eso era una zafra de golpes

y yo percibía que además de la altura estaba el golpe. Yo no me podía quedar en

Bolivia y escribí a unos amigos brasileños que estaban en Santiago”. ([25]).

De esta suerte, Paulo Freire llega a Chile, comenzando a vivir su “período

chileno”, entre noviembre de 1964 y 1969.

En Chile, trabaja como profesor universitario y vinculado a diversas instituciones

preocupadas del desarrollo rural da a conocer su método alfabetizador en el

Ministerio de Educación, en la Corporación de la Reforma Agraria (CORA), en el

Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) y en el Instituto de Capacitación e

Investigación en Reforma Agraria (ICIRA).

El método psicosocial es utilizado en la ejecución de los Planes Extraordinarios de

Educación de Adultos, implementados por el gobierno de Eduardo Frei Montalvo y

tiene una amplia difusión en el ambiente educativo chileno.

En Chile, Paulo Freire publica la edición castellana de La Educación como

Práctica de la Libertad, ¿Extensión o Comunicación?, y escribe la Pedagogía del

Oprimido, una de sus obras más difundidas y que ha provocado múltiples

cuestionamientos, razón que llevó a Freire a establecer aclaraciones y

reafirmaciones de su obra en el libro que posteriormente publicara en 1992

denominada “Pedagogía de la Esperanza. Un reencuentro con la Pedagogía del

oprimido”, libro en donde ratifica y aclara, en donde presenta las diversas tramas

de sus vivencias, las que indudablemente le dieron el soporte necesario y

requerido para elaborar una serie de planteamientos teóricos que enmarcan la

praxis educativa dentro de su “pedagogía crítica”.

Estando todavía en Chile, Freire es invitado a Estados Unidos por la Universidad

de Harvard, donde ejerce como profesor por diez meses, partiendo con Elza y los

chicos para Cambridge, donde, además de Harvard, participó en un interesante

programa con un buen grupo de intelectuales.

Entre 1970 y 1979, Paulo Freire trabaja como consultor del Departamento de

Educación del Consejo Mundial de Iglesias, en Ginebra. En este período conoce

Africa: colabora en campañas de alfabetización y en otras experiencias educativas

en Tanzania, Zambia, Sao Tomé y Príncipe, Angola, Mozambique, Cabo Verde y

Guinea Bissau.

El conocimiento de países tan diversos, influye profundamente en el pensamiento

de Freire, dándole nuevas dimensiones. En Angola, en Guinea Bissau, en Cabo

Verde y en Sao Tomé y Príncipe, Freire trabajó con los partidos políticos que

estaban en el poder y que encabezaban un proceso de transformación

revolucionaria. En dichos países, recientemente independizados, encontró

nacientes revoluciones populares, plenas de riqueza y esperanza, que marcarían

en forma decisiva el pensamiento ([26]).

Como el propio Freire afirma, de su primer contacto con África: “Fue un encuentro

amoroso con un continente rico en experiencias, con una extraordinaria historia,

ignorada conscientemente por Occidente, con pueblos que llevaban a cabo una

lucha contra la opresión, a veces en forma silenciosa y desapercibida ante los ojos

extraños, pero no por ello menos difícil y valiente. Expresa además que fue grato

reencontrarse en esas tierras, pues pareciera que no llegaba sino que

regresaba. ([27]).

Dentro de este período tan rico en experiencias, Freire tiene oportunidad de volver

transitoriamente a Chile, a mediados de 1972. Aquí, se interesa por conocer la

nueva actitud de algunos cristianos chilenos frente al proceso actual, esto es, en

relación al proceso vivido durante el gobierno de la Unidad Popular.

Entrega al teólogo Hugo Assmann el escrito “La misión educativa de las Iglesias

en América Latina”, que se publicará en Chile en octubre de 1972.

También en la década del setenta, Freire funda, en Ginebra, junto a otros

intelectuales comprometidos, el Instituto de Acción Cultural (IDAC). En este

período publica Cartas a Guinea-Bissau: Apuntes de una experiencia pedagógica

en proceso (1977), y elabora diversos materiales educativos para ser utilizados en

países africanos. Más adelante, tiene ocasión de colaborar en algunas

experiencias en América Central.

En 1979, Freire fue invitado a Granada y Nicaragua para colaborar en el diseño de

sus respectivas campañas de alfabetización, ambas realizadas en 1980. En Junio

de 1980, vuelve a Brasil, finalizando, así, su largo y fecundo exilio.

Durante la década de los ochenta, es a menudo invitado a diversas partes del

mundo a realizar cursos y seminarios en Universidades, y en una de sus

conversaciones expresa:

“He tenido y sigo teniendo experiencias muy ricas, muy interesantes, en los

Estados Unidos y en Europa. De manera más o menos sistemática, en algunas

Universidades de los Estados Unidos, del Canadá, de Brasil y de Suiza; de

manera menos sistemática, en otras Universidades americanas, latinoamericanas,

europeas y africanas. Te diría que los resultados de mi práctica han sido mucho

más positivos que negativos. Ahora, en julio pasado, antes de venir a Ginebra,

coordiné tres cursos durante el mes, con actividades diarias, en las Universidades

de Brittsh Columbia, en Vancouver, y de Alberta, en Edmonton, Canadá. Trabajé

con los estudiantes, no para ellos y mucho menos sobre ellos. ([28]).

Ahora, en este recorrido de experiencias de vida, llenas de colorido y sentimiento,

es que se fue reafirmando el pensamiento de Freire, ese pensamiento que en

diversidad de ocasiones señaló el verdadero rumbo de la unidad en la diversidad,

de la singularidad en la complejidad, de la integración del hombre a su entorno,

esa integración producto del análisis crítico y de la reflexión, que le hacen

trascender porque sabe interactuar para transformar.

En agosto de 1984, en Ginebra, “habla” el libro Hacia una pedagogía de la

pregunta, con el filósofo chileno Antonio Faúndez, quien lo reemplazó en su cargo

en el Consejo Mundial de Iglesias cuando Freire volvió a su patria. En 1987, es

invitado a un Congreso de Psicología en Cuba.

Por esas fechas, Freire es militante del Partido de los Trabajadores en su país.

Trabaja y preside el Instituto de Cajamar, “una semilla de Universidad popular”,

esto es, un centro de estudios y de formación de la clase trabajadora brasileña.

En 1989, con sesenta y ocho años, Freire acepta estar a cargo de la Secretaría de

Educación de la Prefectura de Sao Paulo:

“Yo empezaría diciendo a ustedes que cuando cumplí 68 años, en Brasil fui

finalmente invitado para ser secretario de educación de una ciudad como Sao

Paulo, que corresponde a un país en América Latina. Pensé un poco, discutí con

los hijos y luego acepté. Me gustaba experimentar con una responsabilidad

política, administrativa y pedagógica y dije que sí. Dejé la secretaria a fines de

mayo de este año, porque ya no podía resistir la falta de leer y escribir. Pasé dos

años y medio y leí un libro. Cuando asumimos la secretaría había 375 escuelas

casi destruidas. Eso es un absurdo: el desgano por la cosa pública. Pero nosotros

conseguimos reparar eso y ampliar la red escolar. Tenemos hoy día casi un millón

de niños estudiantes y cerca de 35 mil profesores. ([29]).

“Desgano por la cosa pública” frase que inevitablemente descubre una situación

problemática dentro del sector educativo, situación problemática que prevalece en

la actualidad, porque el porcentaje asignado por los gobiernos para atender este

elemental derecho, el de la educación, impide cubrir las necesidades

prevalecientes de materiales didácticos y formación profesional, “desgano” que al

ser observado “leído” por Freire, lo mueve a establecer acciones remediales.

Seguramente dentro de los sistemas de gobierno actuales, urge contar con

administradores que aprendan a “leer” el entorno donde se desempeñan, para que

con esa actitud crítica y reflexiva reconozcan la problemática, y según sus

facultades y funciones actúen y resuelvan.

Cuando Freire señala el inminente abandono de la secretaría, presenta una

“dolencia”, una queja personal expresando que sólo un libro había leído en dos

años. Esa queja, causa del abandono administrativo que prevalecía en la

secretaría, da señal del apego de Freire a la lectura, apego que como ejemplo

deberíamos tener muchos de los docentes, para informarnos, para conocer, para

actualizarnos, ejemplo que debe ser recogido, difundido y promovido porque

evidentemente en el mundo y en México en particular, ni los docentes, aún menos

los estudiantes, tienen el gusto por la lectura, desconociendo que la lectura como

tal nos acerca al mundo, y si se lee el mundo con espíritu crítico se aprehende

para problematizarlo y transformarlo en la medida de nuestras posibilidades.

Es importante acotar que en 1992 Freire recibe el Premio Interamericano de

Educación Andrés Bello, concedido por la OEA, hecho que determinantemente

señala el reconocimiento que a nivel internacional ya había logrado Paulo Freire

por su pensamiento filosófico y obra realizada en pos de la educación popular.

En los 90, en Brasil, Paulo Freire se dedica a reflexionar y a escribir. También, de

acuerdo a la vitalidad que lo caracteriza, se vuelve a enamorar, luego del

fallecimiento de Elza en octubre de 1986. Se casa con Ana María Araujo Freire,

con quien trabaja en la elaboración de su libro Pedagogía de la Esperanza. Un

reencuentro con la Pedagogía del oprimido. Esta obra, recientemente traducida al

castellano, editada en 1992, constituye el relato de sus memorias y de sus

sueños, según lo señala Carlos Núñez Hurtado:

“Es el libro de sus ideas, sus sueño, sus búsquedas y sus siempre coherentes

compromisos. Porque es el libro de la esperanza, que tan generosamente nos

ofrece para que la hagamos también nuestra” ([30]).

Paulo Freire fallece el 2 de mayo de 1997, víctima de una afección cardíaca. En

abril de ese mismo año había publicado el que sería su último libro, la Pedagogía

de la Autonomía.

Es este contacto básico inicial de recreación breve sobre la vida y obra de Freire lo

que nos permite tener una visión más objetiva sobre su obra pedagógica, y

conocer esos criterios vivos que le dieron dinamismo a su pensamiento, a su

filosofía crítica, a través de la cual, como visión utópica, pretende llevar a hombres

y mujeres a transformarse, a constituirse en entes histórico- culturales, capaces de

integrarse activamente en la “realización” de su vida para ser más.

3.- Desarrollo y sistematización de su pensamiento.

Evidentemente el siglo XXI se perfila como una época distintiva de cambios y

avances tecnológicos, muchos de ellos generados a mediados y finales del siglo

XX, cambios que si bien han contribuido a una vida más cómoda, también han

llevado al hombre de nuestro tiempo a huir de la reflexión profunda sobre el

sentido último de las cosas y de las personas, prefiriendo las primeras,

otorgándoles prioridad en el existir, y cosificando a las segundas como lo refiere

Paulo Freire al señalar que: “para los opresores, persona humana son solo ellos,

los otros son “objetos, cosas,”([31]). Precisamente esa falta de reflexión sobre el

verdadero reconocimiento del otro como persona, es ausencia en el

pensamiento, puesto que solo la reflexión encausa la acción transformadora que

deviene solo de quien conciente de si y de su entorno busca esa transformación,

dándole sentido a la existencia a la vida. Freire explica lo anterior cuando señala

que “toda comunicación sin acción es solo verbosidad, y toda acción sin

comunicación es solo activismo” es decir, en uno u otro axioma se evidencia la

ausencia de reflexión, especialmente la falta de sentido en el vivir, en el actuar, y

en esa búsqueda es que nos ubica el Dr Rigoberto Pupo al señalarlo en su

poemario “Buscando Sentido” en donde aborda la necesidad de la

contextualización de la educación, del reconocimiento y valoración del otro, de la

dignidad del hombre al caminar y continuar, sin olvidar que ha dejado huella y

humanismo:

Buscando sentido no intenta hacer buena poesía. Es una meta ardua, difícil, y a

veces, imposible.

Es sencillamente eso: buscar sentido a la vida, a través de la poesía, que tanto

anima y engrandece el espíritu.

Buscar sentido en cualquier parte, pero sobre todo, en nuestro mundo cotidiano

y en aquellas figuras, cuya obra resume un grande cosmos lleno de sentido

humano y vocación ecuménica.

Buscar sentido es experimentar nostalgia, ensueño. Es sentir añoranza, deseos

y sobre ellos levantarnos para continuar.

El hombre siempre necesita de cauces orientadores para andar y hacer camino.

Y hacer camino es encontrarse a sí mismo y construir su mundo para bien de

todos.

Buscar sentido es abrirse al mundo con ojos humanos y respetar al otro. Crear

espacios comunicativos para “construir” verdades y revelar valores.

Encontrar bondad, verdad y belleza, porque se llevan dentro, e insertarlas en la

cultura para que echen raíces y den frutos lozanos. Eso busca este humilde

poemario. ¡Ojalá tenga sentido y se acerque a lo buscado (...)([32]).

Indiscutiblemente buscar sentido a la existencia, reconociéndonos en el otro, es

uno de los principios del pensamiento de Paulo Freire, principio que desde el inicio

le lleva a situarse como mediador.

Es pues que en una época de eminente pragmatismo es preciso dar a conocer la

obra de pensadores que han buscado en su razón la explicación de las

circunstancias y los fenómenos que les ha tocado vivir.

Uno de los aspectos de mayor complejidad para los seres humanos, es

precisamente la interpretación efectiva y verás del pensamiento de los demás

congéneres, puesto que “el pensamiento es la actividad y creación de la mente”,

creación que se va conformando en la medida que las vivencias y experiencias se

incorporan a la vida misma e indudablemente en esa incorporación, se van

gestando sentimientos y emociones que a la vez producen otras ideas, otros

pensamientos que necesariamente influirán en la persona misma y en el contexto.

En el caso de Paulo Freire, consideramos que esencialmente el contexto en el que

vivió, la formación familiar, el devenir crítico de su experiencia en el exilio las

condiciones socioeconómicas y políticas de su país entre otros

aspectos, determinaron invariablemente el surgimiento de su pensamiento

analítico y crítico por antonomasia, así como su sistematización como filosofía

educativa crítica, pues como él afirma “ La existencia, en tanto humana, no puede

ser muda ni silenciosa, ni tampoco nutrirse de falsas palabras, sino de palabras

verdaderas con las cuales los hombres transforman el mundo; existir

humanamente es pensar y pronunciar el mundo, es transformarlo” ( [33]).

Es entonces que cada una de las ideas en torno a “su mundo” y a la

transformación del mismo, se acuñaron con vehemencia, de tal manera que

Ernari María Fiori 1975 P. Freire. Al interpretarlo afirmara que:

“Paulo Freire no inventó al hombre; sólo piensa y practica un método pedagógico

que procura dar al hombre la oportunidad de redescubrirse mientras asume

reflexivamente el propio proceso en que él se va descubriendo, manifestando y

configurando” ([34]).

Cuando se intenta interpretar el pensamiento de los hombres, es necesario

establecer esa relación intrínseca entre el contexto, la idea, la reflexión y la

palabra porque:

El pensamiento no sólo se refleja en el lenguaje sino que lo

determina.

El pensamiento precisa el lenguaje

El lenguaje transmite los conceptos, juicios y raciocinios del

pensamiento.

El pensamiento se conserva y se fija a través del lenguaje

El lenguaje ayuda al pensamiento a hacerse cada vez más concreto.

([35]).

Es pues, que en esa unidad, se va gestando la historia de la humanidad, ya

que es el hombre quien la construye, porque con sus acciones comprometidas y

sus palabras “vividas”, va integrando el entramado de la vida. Es por esto que al

establecer un acercamiento a la vida de Freire, al conocer los principios y

fundamentos de su filosofía, los cuestionamientos que desde temprana edad se

hiciera sobre las anormalidades de la sociedad, sobre los equívocos que nadie se

atrevía a señalar, se nota la autoconciencia de su propio devenir:

“Desde la más tierna edad yo pensaba que el mundo tenía que ser transformado.

Que en el mundo había algo equivocado que no podía ni debía continuar. Tal vez

este fue uno e los aspectos positivos y lo negativo del contexto real en que mi

familia se movía: el que al verme a ciertos rigores que otros niños no sufrían,

fuese capaz de admitir, por la comparación de situaciones contrastantes que el

mundo tenía algo equivocado que necesitaba reparación” ([36]).

Nos damos cuenta entonces que es a través de sus “palabras generadoras”, que

inicia, desarrolla y sistematiza todo un movimiento pedagógico dando origen a la

pedagogía social, pedagogía crítica que abarca no sólo el concepto de

transformación, sino de liberación del hombre. Ya estamos en presencia de una

madurez intelectual registrable, sustentada en un pensamiento filosófico educativo

sistematizado.

De acuerdo a la filosofía Freiriana el pensamiento es el resultado de un proceso

de conocimiento dialéctico e históricamente determinado, y es ante todo, un acto

colectivo que no puede ser atributo exclusivo de unos cuantos, existe: “un

pensamos y no un yo pienso” ([37]).

Es el “pensamos” lo que evidencia el trabajo colectivo, ese en el que se conjugan

la creatividad, la aceptación o el rechazo, la negación o la afirmación. Ese

pensamos que primero parte de una visión individual de las cosas y hechos,

mismos que ante una mirada colectiva develan sus aristas y componentes, de tal

manera que se descubren y redescubren para transformarlos, para mejorarlos.

Es la filosofía y el pensamiento de Freire lo que permite integrar al hombre en los

hechos, y los hechos al hombre y en un “pensamos”, hacemos, actuamos,

transformamos. Se va consolidando la acción dialógica y de colaboración que

debe prevalecer en los seres humanos.

Acercamos al pensamiento y obra de Freire nos permite no sólo delinear sus

ideas, sino aprehenderlas, para proyectarlas renovadoramente ante las

circunstancias actuales que también laceran y lastiman a los necesitados y

oprimidos como en el tiempo en que Freire las acuñó, pero que él mismo y a

finales del siglo XX señala aún como en los sesentas, que en el mundo había

algo equivocado que no debía ni podía continuar (…)([38]), que el mundo tenía algo

que necesitaba reparación.

Reflexión que nos ubica en el hoy para llevarnos a cuestionar este presente en

donde la paranoia gana terreno pues la eliminación del hombre por el hombre es

lo que impera.

Dentro de toda la riqueza humanista y pedagógica que nos aporta

Freire, encontramos que en su pensamiento y producción entre 1968 y 1981, ya

existe un pensamiento filosófico educativo maduro y sistemático. Aborda temas

vinculados entre sí, conteniendo elementos teóricos suficientes para descubrir la

profundidad en aspectos relevantes de su pensamiento, elementos como “la

opresión”, “la liberación del hombre”, “la educación bancaria”, “la educación

problematizadora”, “el proceso de codificación, descodificación”, “la comunicación

dialógica”, “el hombre y su finitud” y otros más que surgen durante su devenir, y

que además de ir afianzando la aportación filosófica-pedagógica de Freire se va

encontrando su aplicación congruente y pertinente, coincidiendo muchos de sus

seguidores que no solo es la aportación de un método alfabetizador sino que es

toda una cultura nueva sobre la concepción de la educación según lo señala

Henry A. Giroux:

“Su trascendencia no tiene límites, pues cruza las fronteras para proveer a otros

de nuevas ideas, es Freire en Recife como lo es en cualquier lugar del mundo y

una vez más Freire nos demuestra que no solo es un hombre del presente, sino

un hombre del futuro ([39]).

Uno de esos elementos teóricos es el énfasis que establece para la comunicación,

pero ésa que permite la relación especial entre seres humanos para conocerse y

comprenderse, relación dialógica en donde la palabra es de todos, palabra que

lleva fuerza para transformarse y crecer, es decir, esa esencia del diálogo que

lleva a la reflexión - acción, como lo indica al expresar: “ El mundo social y

humano, no existiría, como tal, si no fuese un mundo de comunicaciones, fuera del

cual, sería imposible el conocimiento humano”. ([40]).

Es en el plano de la comunicación humana que se construye, pero

indiscutiblemente sólo a través de la comunicación dialógica, puesto que las

ideas al incorporarse a los diálogos originan proyectos de vida y para la vida. La

comunicación dialógica es en donde se origina el conocimiento:

“Sin la relación comunicativa entre sujetos cognoscentes, en torno a un objeto

cognoscible,- escribe Freire, mostrando un pensamiento sistematizado y profundo-

desaparecería el acto cognoscitivo, por lo tanto la función gnoseológica no puede

quedar reducida a simples relaciones sujeto-objeto” ([41]). El filósofo brasileño,

conscientemente se acerca a un paradigma hermenéutico comunicativo, como

sustento de la comunicación o la intersubjetividad. No se queda – en el acto

cognoscitivo - en la simple relación sujeto – objeto, exige pasar a la relación sujeto

– sujeto, mediado por la praxis, que tanto apreció bajo la influencia del

marxismo.

Freire hace énfasis precisamente, en esa comunicación dialógica iniciada desde

los tiempos de Sócrates en el año 470 AC a través de la mayéutica, pues Sócrates

pensaba que toda persona tiene conocimiento pleno de la verdad última contenida

dentro del alma y sólo necesita ser estimulada por reflejos conscientes para darse

cuenta de ella ([42]).

Es a través del diálogo, de esa apertura de pensamientos que se descubren las

emociones, las sensaciones, las necesidades, las injustitas, las realidades de los

seres humanos y quienes a través del descubrimiento de su realidad y de su

experiencia pueden reflexionar y actuar, llegando a esa praxis tan necesaria para

transformar.

En el contexto histórico social encontramos frecuentemente la inexistencia de este

proceso dialógico entre las personas, proceso que demanda conexiones e

interrelaciones, en donde la tolerancia, la aceptación, el respeto al unísono

permitan la integración total para la transformación, en ausencia de esa

dialogicidad el ser humano se convierte en un ser sin palabra, un ser dentro de la

cultura del silencio, que impide la reflexión y el habla y que en ocasiones aún

existiendo reflexión, se tiene miedo a la comunicación, como lo señalara un

campesino durante una de las sesiones de alfabetización en Santiago de Chile al

preguntarle porqué no había aprendido a leer:

“Amigo mío- dijo-, antes ni siquiera pensaba. Tampoco lo hacían mis amigos” -

¿Porqué? – le preguntamos.

“Porque no era posible. Vivíamos cumpliendo órdenes. No teníamos nada qué

decir. Sólo cumplíamos órdenes. – fue una enfática respuesta.

“no teníamos nada que decir”, respuesta que es la evidencia existencial de la

cultura del silencio, en donde existir es sólo “vivir”, en donde el cuerpo sólo cumple

órdenes superiores, en donde pensar es difícil y hablar es prohibido. “( [43]).

Esta situación es otra de las causas por las que el pensamiento de Freire se ubica

en esa realidad para sustraer, a través de la reflexión crítica con los demás, esa

cultura del silencio a fin de que emerja la nueva cultura, la de la comunicación,

dialógica, reflexiva para admirar la realidad, y a través de la praxis

transformarla[44].

Los principios de la pedagogía de Paulo Freire son las palabras articuladoras del

pensamiento crítico y la pedagogía de la pregunta, principios que evidentemente

llevan a la codificación y descodificación de la realidad, principios que facilitan el

transito de la educación que sólo informa hacia aquella que forma, que facilita el

tránsito de la pasividad a la actividad con sentido y direccionalidad, que en suma

mueve al ser humano a vivir y hacer su historia, y en una dinámica de praxis real

se ubica no como un ser aislado, sino acompañado, como un ser social que

piensa, siente, valora, actúa y se comunica.

Todo lo anteriormente expuesto, evidencia la existencia del desarrollo y

sistematización de su pensamiento filosófico y su concreción en la educación y la

cultura, en general. Un pensamiento constituido en un fuerte corpus de conceptos,

ideas y principios, capaz de dar cuenta y razón de una realidad alienante que debe

ser cambiada de raíz.

Referencias:

[1] Ernari María Fiori (1975) P. Freire Pedagogía del Oprimido siglo XXI editores.

[2] Ernari María Fiori (1975) P. Freire Pedagogía del Oprimido siglo XXI editores.

[3] P. Freire (1996) “Cartas a Cristina, Siglo XXI editores México pag 31.

[4] Freire P. (1996) “Cartas a Cristina, Siglo XXI editores México pág 31.

[5] Freire P. ( 1998) La educación como Práctica de la Libertad, Siglo XXI

editores México

[6] Freire P. (1973) ¿Extensión o Comunicación?, Siglo XXI editores México

[7] P. Freire (1998) La Educación como Práctica de la Libertad, Siglo XXI editores

México

[8] Giroux Henry A.(1990) Hacia un nuevo diseño y enseñanza de las

profesiones, Paidos Barcelona.

[9] P. Freire (1990) La naturaleza política de la educación; Cultura, poder y

liberación. Paidós España. Ministerio de educación y ciencia.

[10] “Me interesaba estudiar el idioma portugués, y en particular su sintaxis, así

como ciertas lecturas que hacía por mi cuenta referidas a la lingüística, la

filología y la filosofía del lenguaje, que me condujeron a las teorías de la

comunicación en general. Estaba especialmente interesado en las cuestiones del

significado, los signos lingüísticos y la necesidad red de la inteligibilidad de los

mismos entre interlocutores para que hubiera auténtica comunicación. Entre los

diecinueve y los veintidós años esas cuestiones constituían mis principales

intereses intelectuales. Otra influencia importante fue mi esposa Elza. (Ahora

tenemos siete nietos.) Elza ejerció una enorme influencia.

Por lo tanto, mis estudios de lingüística y el hecho de conocer a Elza me

condujeron a la pedagogía. Comencé a desarrollar ciertas ideas pedagógicas con

matices históricos, culturales y filosóficos. Sin embargo, a medida que

desarrollaba estas ideas, me tenía que enfrentar a las extremadamente

dramáticas y desafiantes condiciones sociales de mi tierra natal, el noreste de

Brasil, Yo había tenido una infancia sumamente difícil debido a la situación

económica de mi familia. Como adulto, al trabajar con obreros campesinos y

pescadores tomé nuevamente conciencia de las diferencia entre las clases

sociales”(Entrevista incluida en el libro “ La Naturaleza Política de la Educación.

Cultura, poder y liberación de Paulo Freire. Editorial PAIDÖS 1985 Madrid

España).

[11] “Estas cuestiones relativas a la subjetividad son similares a aquellas referidas

a la teoría y la práctica, y a la existencia en general. Estas son cuestiones que a

través del tiempo se acercan a la reflexión filosófica. De algún modo, estas

cuestiones funcionan en términos de cómo se concibe el efecto de la conciencia

sobre la objetividad. Existe la posibilidad de caer en un idealismo que podría ser

prehegeliano o hegeliano, puesto que dispone del poder para crear la objetividad.

También se puede caer en una concepción antagonista en la cual la subjetividad

sólo sería una pura abstracción, una copia de la objetividad. Es decir, en lo que se

refiere a estas preocupaciones idealistas, Marx da un gran salto. Pero creo que

muchos de los que portan e1 estandarte marxista se adscriben a explicaciones

puramente mecanicistas, dependiendo de un fatalismo que yo a veces

humorísticamente denomino fatalismo liberador. Es una liberación entregada a la

historia. Por lo tanto, no es necesario hacer ningún esfuerzo para provocarla. No

importa qué suceda, se producirá. Por supuesto, no creo en este fatalismo. No me

permito caer en ningún tipo de subjetivismo: ni en el que determina la historia ni

en el otro que denomino fatalismo liberador. Podría estar totalmente equivocado,

pero incluso en el marco de una concepción marxista crítica, el problema de

comprender el rol de la subjetividad en la historia es un factor, un problema real

que deberemos asumir plenamente antes de fin de siglo. „La subjetividad está

relacionada con los problemas de la libertad, de la reconstrucción del mundo y de

la revolución, una revolución que debe eliminar, o por lo menos, legislar la

subjetividad de forma tal que siga los designios del pensamiento objetivo. Me

parece que ahora es epistemológicamente incomprensible. Por lo tanto, creo que

todas estas cuestiones deberán abordarse correctamente antes de fin de siglo,

problemas tales como el rol de los movimientos sociales y las cuestiones de

poder. Puesto que me interesa y creo que la subjetividad y la conciencia poseen

un rol vital en la construcción de la historia, pienso que en la transformación de la

sociedad lo importante no es tomar el poder sino reinventarlo. Sin caer en una

concepción idealista o en una explicación mecanicista de la historia, creo que la

educación (que no es una herramienta para la transformación) tiene mucho que

ver con la reinvención del poder. Los pensadores, los educadores y los

académicos como Giroux tienen una función primordial que desempeñar en este

país. Cuando me refiero a Giroux, también incluyo simbólicamente a un gran

número de otros educadores de su generación, al igual que a economistas como

Carnoy, que ha intentado superar su pensamiento anterior, menos dialéctico. Hoy

en día, Carnoy avanza más y más hacia concepciones de las cuales hablé al

responder a tu pregunta. Encontrarás las mismas cuestiones en los libros de

Agnes Heller, ex estudiante de Lukács,‟ Respecto de estos temas, no creo que

pueda contribuir en mucho, y lo digo no con falsa modestia sino con tristeza”.( “ La

Naturaleza Política de la Educación. . Cultura, poder y liberación de Paulo

Freire.Editorial PAIDÖS 1985 Madrid España).

[12] ”.( “ La Naturaleza Política de la Educación. . Cultura, poder y liberación de

Paulo Freire. Editorial PAIDÖS 1985 Madrid España).

[13] Centro de altos estudios en investigación pedagógica CECyTE N.L. 2005,

Veinte experiencias educativas exitosas en el mundo. Aula XXI Santillana.

[14] Ibídem, pp. 262

[15] P. Freire (1996) Cartas a Cristina, Siglo XXI editores México. pág 33

[16] Ibídem, p 33.

[17] Jacques Maritain (1882-1973), filósofo francés, conocido por su aplicación de

las enseñanzas del filósofo escolástico medieval santo Tomás de Aquino a los

problemas de la vida moderna. Desde 1945 hasta 1948 fue embajador de Francia

ante el Vaticano. Se retiró a Toulouse, Francia, donde murió el 28 de abril.

Maritain mantenía que existir es actuar y que la cooperación siempre es posible

cuando se persigue un bien común. Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta®

2002. © 1993-2001 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

[18] Freire P. (1999) Pedagogía de la Esperanza, Siglo XXI editores México.

[19] Freire P. (1999) Revisión de la Pedagogía Crítica. Entrevista a Paulo Friere

por Donaldo Macedo

[20] P. Freire 1985

[21] Fermoso P. (2005) Realización y transformación del hombre por la libertad.

Ed. Trillas México. Pág296

[22] Ibídem, p. 297

[23] Freire (1996) Cartas a Cristina, Siglo XXI editores México. Pp 24-25

[24] “Freire P. 1994 Cartas a Cristina, Décimo quinta carta. Siglo XXI

editores. pp178

“El gusto que tengo por la libertad, que me ha hecho soñar desde la mas tierna

edad con la justicia, con la equidad, con la superación de los obstáculos para la

realización, jamás absoluta en la historia, de lo que mas tarde vendría a llamar la

vocación humana para ser más, me ha comprometido hasta hoy, a mi manera, en

la lucha por la liberación de hombre y mujeres. El gusto por la libertad

generándose en el amor a la vida, en el miedo de perderla. Ése se fue

convirtiendo en el tema central, fundamental, que vengo tratando, a veces en

forma explícita y a veces no, en todos lo textos que escrito. También ha sido el

tema central de la mayoría de los encuentros a los que he asistido dentro y fuera

de Brasil”

[25] Freire P. (1999) Pedagogía de la Esperanza, Siglo XXI editores México.

Pág. 32

[26] Freire P. (1985) Pedagogía de la Esperanza Siglo XXI editores México.

[27] P. Freire (1981) Cartas a Guinea –Bissau Siglo XXI editores México pág.12

[28] P. Freire (1986) Hacia una Pedagogía de la Pregunta Ediciones La Aurora,

Buenos Aires.

[29] “Diálogo con Paulo Freire” 1988 Entrevista realizada en Cuba por Esther

Pérez y Fernando Martínez. Revista Tarea, Lima.

[30] Paulo Freire, 1999. Pedagogía de la Esperanza: Un reencuentro con la

Pedagogía del Oprimido, siglo XXI editores México pág VII.

[31] Freire P. 1985, Pedagogía del Oprimido. Siglo XXI editores México. p 52).

[32] Pupo, R. (2005) Poemario Presentado en la cátedra sobre Axiología en el

INESJM

[33] Freire P (1985) Pedagogía del Oprimido.

[34] Freire P (1985) Pedagogía del Oprimido.

[35] La biblioteca de Celso en Wikipedia, El pensamiento (2001) enciclopedia

libre..

[36] Freire P. 1994 Cartas a Cristina, Siglo XXI editores. pp 31

[37] Varela Barraza y Escobar Guerrero (2001) La importancia de Leer y el

proceso de liberación de P. Freire 2001 Siglo XXI editores México

[38] Ibídem pp 31

[39] Freire P. 1990 La naturaleza política de la educación. Cultura, poder y

liberación. Siglo XXI editores México p 31.p.25

[40] P. Freire. Pedagogía del Oprimido 1975 Siglo XXI editores México. Pag. 99

[41] (P. Freire ¿Extensión o comunicación? Siglo XXI editores 2001pág 73).

[42] (Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2002. © 1993-2001 Microsoft

Corporation).

[43] Freire P. (1990) La naturaleza política de la educación. Cultura, poder y

liberación. Siglo XXI editores México p 31.p.80

[44] Ver P. Freire 1990 La naturaleza política de la educación. Cultura, poder y

liberación. Siglo XXI editores México p 31.p.80.