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Engineers and master builders of the fortified enclosure of Pamplona in the Sixteenth century....
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PROCEEDINGS OF THE
INTERNATIONAL CONFERENCE ON
FORTIFIED HERITAGE:
MANAGEMENT AND
SUSTAINABLE DEVELOPMENT
PAMPLONA, 15 – 17 OCTOBER 2014
[COMPLETE SET OF PAPERS]
PROCEEDINGS OF THE
INTERNATIONAL CONFERENCE ON
FORTIFIED HERITAGE: MANAGEMENT AND SUSTAINABLE
DEVELOPMENT
PAMPLONA, 15 – 17 OCTOBER 2014
[COMPLETE SET OF PAPERS]
Publisher: Pamplona City Council - Ayuntamiento de Pamplona
Bayonne City Council - Mairie de Bayonne
Authors: Various
Coordinators: José Vicente Valdenebro García y Esther Elizalde Marquina
Production: Giovanni Malucelli, Javier Liberal
Translation: Architrad
e-ISBN: 978-84-95930-73-6
D.L.: NA 816-2015
Pamplona, April 2015
Publlication @ Pamplona City Council
Text and photographs @ their authors
www.fortiuspamplonabayonne.eu
www.pamplona.es
www.bayonne.fr
Engineers and master builders of the fortified
enclosure of Pamplona in the Sixteenth century
Ingenieros y maestros de obras del recinto fortificado de Pamplona
en el siglo XVI
María Josefa Tarifa
DOCTORA EN HISTORIA, UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA
Abstract
This study provides information on the various engineers and master builders who
participated in the renovations that suffered the fortified enclosure of Pamplona
during the sixteenth century after the Spanish conquest of the Kingdom of Navarre
in 1512. Among them we can mention the names of Pedro Malpaso, responsible for
designing the new Castle ordered by King Ferdinand in 1513, Pedro de Mendizabal,
in front of the factory from 1516, or the Genoese Juan Luis de Musante, master
builder of the royal works at the service of Philip II, responsible for the construction
of the citadel (1575 and 1587) according to the plans given by the engineer Jacobo
Palear Fratín.
Resumen
El presente estudio aporta información de los diferentes ingenieros y maestros de
obras que participaron en las remodelaciones que sufrió el recinto fortificado de
Pamplona a lo largo del siglo XVI, a raíz de la conquista castellana del Reino de
Navarra en 1512. Entre ellos destacan los nombres de Pedro de Malpaso,
responsable del diseño del castillo mandado construir por el rey Fernando el Católico
en 1513, Pedro de Mendizábal, al frente de dicha fábrica desde 1516, o el genovés
Juan Luis de Musante, maestro mayor de las obras reales al servicio de Felipe II,
responsable de la edificación de la ciudadela (1575 y 1587) de acuerdo a las trazas
dadas por el ingeniero Jacobo Palear Fratín.
Keywords: Citadel of Pamplona; fortification; master builders; Jacobo Palear Fratín;
Juan Luis de Musante; renaissance; architecture.
Palabras clave: Ciudadela de Pamplona; fortificación; maestros de obras; Juan Luis
de Musante; renacimiento; arquitectura.
Proceedings / 517
Las primeras remodelaciones del recinto fortificado medieval
La incorporación de Navarra a la corona castellana (1512-1515) supuso para
Pamplona un cambio significativo en la fisonomía y funciones de la ciudad, al
convertirse en el principal y más próximo enclave defensivo que debía contrarrestar
el ataque del nuevo enemigo francés. No obstante, la guerra no concluyó
definitivamente hasta 1521, ya que en tres ocasiones los últimos reyes privativos
navarros, Juan III de Albret y Catalina de Foix, exiliados en Bearne desde 1512
(Usunáriz, 2012, pp. 299-301), intentaron recuperar Navarra por las armas (1512,
1516 y 1521), aunque sin éxito, ante la falta de recursos económicos, militares y
de autoridad con respecto a la potencia militar y económica de Castilla (Fortún Pérez
de Ciriza, 2012, pp. 201-298).
La nueva realidad de la capital del Reino navarro en el contexto político de la
Monarquía Hispánica provocó irremediablemente la mejora de sus defensas militares
(Echarri Iribarren, 2005, pp. 33-43), que no reunían las condiciones adecuadas para
resistir las modernas técnicas bélicas de la artillería. La ciudad únicamente contaba
con el cinturón de murallas medievales reforzado por torres cúbicas, un castillo
medieval en el interior del recinto urbano y en la trama urbana las torres fortificadas
de las principales parroquias, como San Cernin, San Nicolás y San Lorenzo. Tampoco
tenía la capacidad de respuesta artillera, con escasos cañones que apenas cubrían
el perímetro amurallado.
La consulta en el Archivo General de Navarra del Fondo Rena (Chocarro Huesa y
Segura Urra, 2013), documentación generada por micer Juan de Rena, clérigo
veneciano, que además de desempeñar su cargo de pagador de obras y de gastos
extraordinarios de la Hacienda de Castilla en Navarra (1512-1539), acumuló otros
cargos civiles y eclesiásticos dentro y fuera del territorio foral, llegando a ostentar
la mitra pamplonesa (1538-1539), nos ha permitido aumentar la nómina de los
maestros de obras hasta ahora conocidos que trabajaron en la fortaleza
pamplonesa, desde poco después de la conquista castellana en 1512, hasta el
año de 1538 (Archivo General de Navarra (AGN). Archivo Particular (AP). Rena, caja
62, n. 1; caja 21 y caja 22 y otras que se irán especificando a lo largo del texto).
No pretendemos aquí, ni es objeto del presente estudio, recoger un listado
exhaustivo de los mismos, además de los canteros, peones, carpinteros y otros
oficiales que participaron en su construcción, sino por el contrario referir las
actuaciones de los más destacados en las distintas fases de remodelación de las
defensas de la ciudad.
518 / International Conference on Fortified Heritage: Management and Sustainable Development
Tras la conquista castellana de Navarra, Fernando el Católico ordenó la inmediata
construcción en 1513 de un castillo nuevo en la zona más vulnerable de Pamplona,
la parte sur del recinto amurallado, un espacio comprendido entre el burgo de la
Navarrería y la Población de San Nicolás, que estaba protegido por la fortaleza
levantada en tiempos del rey Luis Hutín (1308-10) y el monasterio de Santiago
perteneciente a la orden de Dominicos. Sobre dicho complejo monástico se erigió
el castillo, una vez concedida la licencia de expropiación por el papa León X en 1514,
iniciándose la demolición tras la orden dada por el monarca al virrey Diego Fernández
de Córdoba, en los últimos meses de 1514. Previamente, el monasterio fue tasado
por Pedro de Legorreta, Martín de Orendain y Miguel de Garreta (Salvador y Conde,
1977, p. 531), encargándose de medir el solar ocupado por el mismo Pedro de
Malpaso, veedor de las obras (cuya figura estudian Chocarro Huesa y Segura Urra,
2013, pp. 68-70) y Pedro de Mendizábal, maestro mayor de las obras de cantería de
Su Alteza (AGN. Tribunales Reales. Procesos. Sig. 130344).
En compensación, los frailes dominicos recibieron unos terrenos al otro extremo de
la ciudad, en los límites de la Navarrería, junto a las murallas, en el espacio
denominado el barranco, situados detrás de la Casa Consistorial, donde edificar otro
complejo conventual, además de la entrega de 100 ducados anuales y 100 fanegas
de trigo destinados a su construcción, asignación real que Carlos I duplicó en 1519
(AGN. Comptos. Papeles Sueltos. 1ª Serie, leg. 22, n. 14; leg. 22, n. 15; leg. 22, n.
16). Inicialmente se ocupó de la construcción del convento dominico Pedro de
Echaburu, cantero natural de Vergara, quien trabajó en el mismo desde septiembre
de 1515, si bien el contrato notarial no se firmó hasta el 27 de junio de 1516, en
presencia de Juan Remírez, visitador general de sus altezas en Navarra y provincia
de Guipúzcoa, Pedro de Malpaso y Juan Rena (Tarifa Castilla, 2012, pp. 501-504).
Echaburu también participó en las obras de reparación de la fortaleza de Maya, por
lo que percibió pagos en octubre de 1518 (AGN. AP. Rena, caja 32, n. 13-7)
Por lo que se refiere a la edificación del nuevo castillo mandado edificar por el rey
Fernando, las obras comenzaron el 8 de agosto de 1513 de acuerdo al diseño de
Pedro de Malpaso, veedor general de obras, una fortificación de planta cuadrada y
cubos redondos en los ángulos, que contaba con las últimas novedades en materia
de fortificación para hacer frente al poder de la moderna artillería (Echarri Iribarren,
2004, pp. 90-92. Echarri Iribarren, 2007, pp. 59-61. García-Barberena y Unzu
Urmeneta, 2012, pp. 164-178). En el verano de 1515 la construcción estaba
avanzada (Recondo, 1956, pp. 41-44), quedando al frente de la misma desde 1516
Pedro de Mendizábal (AGN. AP. Rena, caja 42, n. 1; caja 42, n. 2), quien tras la muerte
Proceedings / 519
de su suegro, Pedro de Legorreta, acaecida para septiembre de 1518, le sucedió en
el cargo de maestro mayor de obras reales, título que seguía ostentando en junio de
1527 (AGN. AP. Rena, caja 17, n. 5).
Además de dirigir las obras de la fortaleza, Pedro de Mendizábal contrató
personalmente la ejecución de algunas de sus partes, como el trabajo de cantería
en la cava por el que percibió en mayo de 1517 la suma de 36.500 maravedís (AGN.
AP. Rena, caja 32, n. 9-1). También participó el 12 de septiembre de 1521 en la
tasación del convento medieval de San Francisco, ubicado extramuros de la ciudad
en la zona del Bosquecillo, que debía ser derruido como medida defensiva frente al
posible ataque del enemigo francés, labor estimativa que acometió junto a los
canteros Pedro de Orendain, Pedro de Çayça y maestre Bernat (Tarifa Castilla, 2012,
pp. 505-506).
Asimismo trabajaron en la fortaleza pamplonesa en estos primeros años de su
construcción los canteros Miguel de Larreta, identificado como aparejador, a lo largo
de los años 1514-16 (AGN. AP. Rena, caja 25, n. 11), Pedro de Legorreta, que también
desempeñó el cargo de maestro mayor de las obras de los condados de Rosellón y
Cerdeña (AGN. AP. Rena, caja 23, n. 4-51; caja 26, n. 17-1; caja 32, n. 27-7), Francisco
de Ancillo, quien en 1516 concertó obras por valor de 18.000 ducados (AGN. AP.
Rena, caja 26, n. 17-3) y Juan de Peña, vecino de Legorreta (AGN. AP. Rena, caja 47,
n.1-2; caja 47, n.1-23. AGN. Comptos. Papeles Sueltos. 1ª Serie, leg. 172, n. 5),
siendo igualmente destacado su papel en la fortaleza de Maya (1517) (AGN. AP.
Rena, caja 24, n. 24-17; caja 32, n.13-1).
Paralelamente se acometía el reforzamiento de la zona amurallada entre los portales
de la Tejería y la Judería, en la que trabajó el cantero guipuzcoano Miguel de Larreta
(Ostolaza Elizondo, Panizo Santos y Berzal Tejero, 2011, pp. 133-135 y 513 (doc.
863), quedando el castillo inconcluso en 1521 (Echarri Iribarren, 2004, pp. 92-97).
Las mejoras de la plaza fuerte
Las intervenciones arquitectónicas de tipo militar en Pamplona continuaron bajo el
gobierno de Carlos I, otorgándole a la ciudad el carácter de plaza fuerte,
principalmente con la remodelación de la muralla medieval a la que se le dotó de
baluartes (Cobos Guerra y de Castro Fernández, 2005, pp. 127-146), con objeto de
alojar la artillería, bastiones construidos en los cuatro ángulos del recinto, junto a la
puerta de Santa Engracia, la torre Redonda, la torre de la Tesorería y el bastión sobre
520 / International Conference on Fortified Heritage: Management and Sustainable Development
el molino de Caparroso. En el fondo Rena hay numerosa documentación referente
a los gastos en las obras y reparos de la ciudad y fortaleza pamplonesa durante
este reinado (AGN. AP. Rena, caja 45, n. 1-1; caja 45, n. 1-6; caja 15, n. 2-2; caja 15,
n. 2-7; caja 45; caja 35), a la que pudo acceder hace un tiempo Idoate, refiriendo el
trabajo realizado entre el Portal de la Tejería y el bastión de la Judería por los canteros
Miguel de Arre, Miguel de Larrínaga, Domingo de Berástegui, Sancho de Alzazu y
Pedro de Garnica (Idoate, 1954, p. 66).
De mayor peso resulta la figura del maestro Lope de Isturrizaga, quien el 10 junio
de 1527 realizó un condicionado en el que dio a conocer las intervenciones
arquitectónicas necesarias para mejorar las defensas de la ciudad, con la edificación
de nuevos cubos y el castillo nuevo (AGN. AP. Rena, caja 18, n. 3-2), obras que volvió
a supervisar en 1529 (AGN. AP. Rena, caja 47, n. 1-1). En el mismo mes de junio de
1527 percibió 2 ducados de oro de manos de Juan Rena por la tasación de la obra
acometida en el nuevo monasterio de San Francisco reedificado intramuros, tras
derribarse el medieval por orden real (AGN, AP. Rena, caja 32, n. 32. Tarifa Castilla,
2012, p. 507). Isturrizaga recibió nuevos pagos en junio de 1535, cuando
desempeñaba el cargo de maestro mayor de obras de Fuenterrabía, por los
desplazamientos realizados a Pamplona con ocasión de supervisar las obras de la
fortaleza (AGN. AP. Rena, caja 47, n.1-43).
También resulta muy interesante el informe realizado en 1528 por Antonio Vagneront
o Vagarrote, que acompañó de una relación con las medidas tomadas de la parte
exterior de la muralla para completarlo con un modelo de madera (AGN. AP. Rena, caja
18, n. 4).
Por su parte, el cantero Miguel de Amasa contrató en 1529 a destajo las obras del
cubo de San Lorenzo (AGN. AP, Rena, caja 36, n .1), cuya traza había facilitado el
referido Lope de Isturrizaga, avecindado en San Sebastián (A.G.N. AP. Rena, caja 49,
n. 1). Parte del recinto fortificado en el que también participaron por estos mismos
años los canteros Miguel de Iriarte y Juan de Huarte (A.G.N. AP. Rena, caja 49, n. 1),
volviendo éste último a contratar obras en 1535 (AGN. AP. Rena, caja 36, n. 1)
Otros de los maestros documentados en la construcción de las defensas militares
de la ciudad pamplonesa en 1529 son Juan de Peña, Pedro de Echaburu II, hijo de
su homónimo padre y responsable de la finalización de la iglesia de Santiago de
Pamplona –Santo Domingo- (Tarifa Castilla, 2012, p. 504), Juan de Hernani, Juan de
Baracaldo, Pedro de Montoro, Alonso de Angulo, Tristán de Huarte, Gonzalo de Salazar
Proceedings / 521
y Pedro de Eceiza, que también desempeñó el cargo de maestro mayor de las obras
en el mes de julio, regresando en 1530 a Pamplona desde su residencia guipuzcoana
para trazar la puerta que se hizo en el lienzo del cuartel de San Lorenzo (AGN. AP.
Rena, caja 49, n. 1).
En 1535 trabajaron en la fortaleza Pedro de Echaburu II y Juan de Huarte (AGN. AP.
Rena, caja 47, n. 1-77), encargados de realizar un cuarto, el yesero zaragozano
maestre Gaspar Pex, quien percibió 150 ducados de oro viejos por las bóvedas altas
del cuarto de la fortaleza que daba hacia el molino de Caparroso, el yesero
pamplonés Juan de Ortiz, encargado de las bóvedas de ladrillo, o los Ibiricu, familia
de fusteros, que operaron en la casa de la Munición (AGN. AP. Rena, caja 49, n 5).
También se construyó activamente en este año de 1535 en la puerta de San Lorenzo,
con ocasión de la construcción de un nuevo bastión, donde intervinieron los canteros
Pedro de Echaburu II, Juanes de Aguinaga, Domingo de Ibarra, Martín de Arruti,
Domingo de Gorriti, Domingo de Garro, Martín de Lezcano, Andrés de Aguirre, Juan
de Arteaga y Martín de Urrutia, entre otros (AGN. AP. Rena, caja 46, n. 5-1, n. 5-2, n.
5-3, n. 5-4, n. 5-5 y n. 5-6). Para dicho portal los entalladores maestre Miguel (AGN.
AP. Rena, caja 49, n. 5), maestre Guillén y Juan de Nevar (AGN. AP. Rena, caja 49, n.
1), vecinos de Pamplona, se encargaron de acometer entre julio y agosto de 1535
el escudo con las armas imperiales destinado al mismo, estructura arquitectónica
cuyos vestigios fueron demolidos en 1808 a raíz de las obras de reconstrucción de
la iglesia del mismo nombre, acorde al nuevo gusto neoclásico (Martinena Ruiz,
1981, p. 389).
Juan de Huarte percibió en 1536 la suma de 456.208 maravedíes por su trabajo en
el lienzo del cuartel de San Lorenzo, desde el cubo grande hasta la puerta de Santa
Engracia, cuya tasación corrió a cargo de maestre Juan Peña y Juan Sánchez de
Peñafiel (AGN. Comptos. Papeles Sueltos. 1ª Serie, leg. 174, n. 1-34) . El propio
Huarte y Pedro de Echaburu II recibieron este mismo año 90.942 maravedíes por las
obras de cantería desarrolladas en el cuarto de la Judería de la fortaleza pamplonesa
el año anterior (AGN. Comptos. Papeles Sueltos. 1ª Serie, leg. 173, n. 8-10), canteros
que siguieron trabajando en la fortaleza en los años siguientes (AGN. AP. Rena, caja
36, n. 1).
Por su parte, Pedro del Peso, veedor de las obras reales, trabajó activamente en la
obras de rehabilitación del Palacio Real de Pamplona, emplazado en un punto
dominante de la muralla de la ciudad, en el tramo comprendido entre los portales
llamados de la Rochapea y de Francia o del Abrevador. Un edificio de origen medieval,
522 / International Conference on Fortified Heritage: Management and Sustainable Development
Figura 1. Escudo con las armas imperiales de Carlos V (1542), procedente del Castillo nuevo
promovido por Fernando el Católico. Palacio Real de Pamplona (Archivo Real y General de
Navarra).
Proceedings / 523
construido en tiempos de Sancho VI el Sabio (1150-1194) y donado por Sancho el
Fuerte al obispo de Pamplona en 1198, con dos grandes naves, dispuestas en L, y
una torre de esquina, que había quedado en desuso tras la partida de los monarcas
privativos navarros en 1512, lo que había provocado el deterioro del mismo. La
intervención arquitectónica fue promovida hacia 1539-1540 por el virrey marqués de
Cañete, al volver a habitar este edificio como lugar de residencia, quedando el edificio
articulado en torno a un patio central, de planta cuadrangular, formado por galerías
o crujías porticadas, con un segundo piso sustentado por pilares que remataban en
zapatas de madera, desde el que se accedía a las distintas habitaciones y
dependencias. Además de Pedro del Peso, bajo cuya dirección se acometió la
reforma, intervinieron en la obra de carpintería los maestros Juan de Ibiricu, Nicolau
de Esténoz y Alonso Durazno (Martinena Ruiz, 2004, pp. 147-149).
Tras la última intervención acometida en el edificio, con objeto de albergar el Archivo
Real y General de Navarra de acuerdo al proyecto del arquitecto Rafael Moneo (1994-
2004), el palacio tan solo conserva la planimetría originaria del patio renacentista,
porticado en dos de sus lados y sustentado por pilares cuadrados de ángulos
ochavados.
El monarca Carlos V acudió a la ciudad en junio de 1542 (Iribarren, 1957, pp. 21-
22. Martinena Ruiz, 1988, pp. 187-188), colocándose entonces sus armas
imperiales sobre la puerta de entrada del castillo promovido por Fernando el Católico,
orladas con el collar de la orden del Toisón de Oro y timbradas con la corona-mitra
y el águila bicéfala de los Habsburgo, emblema que quedó flanqueado por dos
columnas con la leyenda del Plus Ultra. Allí permanecieron hasta que en 1592, con
objeto de la visita de Felipe II a la ciudad, se trasladaron a la fachada principal del
palacio real de Pamplona (Tarifa Castilla, 2013, pp. 895-896) (Fig. 1).
También es significativo en este momento la construcción de nuevos portales (Echarri
Iribarren, 2004, pp. 90-109), como el de Francia (Elizalde Marquina, 2012, pp. 249-
250) y la Rochapea, ejecutados en 1553 bajo el virreinato del duque de
Alburquerque, como rezan las inscripciones que acompañan al escudo imperial (Fig.
2). El portal de la Rochapea desapareció en 1914 para ampliar el acceso por la
cuesta de Santo Domingo, si bien el escudo imperial se trasladó hacia 1960 al
renovado portal nuevo (Elizalde Marquina, 2012, pp. 216-218) (Fig. 3).
En definitiva, las remodelaciones del recinto fortificado durante el gobierno del
monarca Carlos I, una obra ingente y dilatada en el tiempo, que se prolongó hasta
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Figura 2. Escudo imperial de Carlos V (1553). Portal de Francia. Pamplona.
Figura 3. Escudo imperial de Carlos V (1553), procedente del Portal de la Rochapea. Portal
Nuevo. Pamplona.
Proceedings / 525
la década de 1560, estuvo a cargo de numerosos veedores de obras, ocupados de
la supervisión de la obra, previsión de la adquisición de materiales y contratación de
operarios, desde Pedro de Malpaso (1513-1521), Antonio de Malpaso (1521),
Francisco del Castillo (1527), Alonso de Angulo (1528), Pedro del Peso, Alonso de
San Pedro (1534), Diego de Tejada (1535) y Alonso de Angulo (1536), entre otros
(A.G.N. AP. Rena, caja 49, n. 1). Intervenciones arquitectónicas que a su vez fueron
supervisadas por los ingenieros Benedicto de Rávena (1538-1540), Luis Pizaño
(1542), Juan Bautista Calvi (1554) y Juan Bautista Antonelli (1569) (Echarri Iribarren,
2004, pp. 102-110).
La edificación de la ciudadela
De todas las intervenciones arquitectónicas de tipo militar acometidas en Pamplona
a lo largo del siglo XVI, la más importante fue sin lugar a dudas la edificación de la
ciudadela o fuerte real durante el reinado de Felipe II, en el extremo suroeste, fuera
del recinto urbano, cuya construcción, a la que también se le denominó castillo nuevo,
se inició en 1571, bajo el virreinato de Vespasiano Gonzaga Colonna, duque de
Trayeto y marqués de Sabionetta, que tenía amplios conocimientos de poliorcética
(Cámara Muñoz, 1998, pp. 95-101), como sigue recordando la inscripción de la
lápida existente en la puerta principal de acceso al recinto fortificado que se abre a
la actual avenida del Ejército (Fig. 4). Ciudadela que fue unida con la ciudad gracias
a la construcción de nuevos lienzos de muralla, englobando el campo de la Taconera,
hasta entonces extramuros, fijando el espacio que ocupó el casco urbano de
Pamplona hasta fines del siglo XIX.
Una obra de ingeniería militar que emulaba las formas del Renacimiento italiano
(Cámara Muñoz, 2005, pp. 225-249), ya que presentaba una planta pentagonal y
silueta estrellada, con baluartes en los ángulos, que serían bautizados con los
nombres de San Antón, San Felipe el Real, Santa María, Santiago y La Victoria, y
muros de recia sillería dispuestos en talud y terraplenados hacia el interior del recinto,
como respuesta defensiva a los ataques de la artillería, con amplios fosos secos
rodeando el perímetro de los muros, que hay que poner en conexión con tratados de
arquitectura, ingeniería y arte militar como los de Francesco di Giorgio. Un proyecto
que seguía el modelo de la desaparecida fortaleza de Amberes, la más ambiciosa
de su tiempo, proyectada en 1567 por Francesco Paciotto de Urbino, autor asimismo
de las trazas de la ciudadela de Turín (1563) y que guardaba gran semejanza con el
palacio Farnese de Caprarola, obra trazada en 1512 por Antonio de Sangallo y
transformada en un confortable palacio por Vignola (Echarri Iribarren, 2004, pp. 123-
131).
526 / International Conference on Fortified Heritage: Management and Sustainable Development
Figura 4. Puerta principal de la ciudadela de Pamplona con la inscripción alusiva al inicio de
las obras en 1571 bajo el virreinato de Vespasiano Gonzaga.
Proceedings / 527
El proyecto de la ciudadela pamplonesa fue diseñado en 1571 por el ingeniero
Jacobo Palear Fratín (Viganó, 2004. Viganó, 2005, pp. 207-224), quien inicialmente
se ocupó de la supervisión de las obras. Tras su fallecimiento en 1586 le sucedieron
en la dirección de la fábrica a lo largo de los años 1587 y 1608 su hermano Jorge
Palear Fratín, Jerónimo Marqui, Tiburcio Spannocchi y Francisco Fratín (Idoate, 1954,
pp. 76-87. Echarri Iribarren, 2004, pp. 137-177. Cámara Muñoz, 2007, pp. 33-55.
Echarri Iribarren, 2007, pp. 61-64. Martinena Ruiz, 2011, pp. 15-40).
En esta magna empresa participaron importantes maestros de obras mayores, entre
los que sobresale el genovés Juan Luis de Musante y Rubiano, cuyo principal
cometido consistió en la dirección de las obras durante las largas ausencias del
Fratín, custodiando los planos y órdenes dadas por éste, desde aproximadamente
1575 hasta su fallecimiento en 1587, fundamentales para comprender la unión y
engranaje del viejo recinto amurallado, y sus modificaciones en determinados
bastiones con la nueva fortaleza (Tarifa Castilla, 2011b, pp. 583-602). Incluso,
Musante viajó a Madrid, a la Corte, en 1576, probablemente con objeto de llevar una
de las trazas de la ciudadela dibujadas por Fratín requerida por el monarca Felipe II,
posiblemente el plano de la plaza y ciudadela pamplonesa que dio a conocer
Florencio Idoate, en la actualidad en paradero desconocido (Fig. 5), en la que se
señalaba con un color las murallas y castillo de Santiago anteriores a 1571, y lo
Figura 5. Proyecto para la plaza y ciudadela de Pamplona. Jacobo Palear Fratín, 1571.
528 / International Conference on Fortified Heritage: Management and Sustainable Development
realizado a partir de esta fecha con otra tonalidad, con la ciudadela y nuevas
fortificaciones de la ciudad.
Durante el desempeño de su cargo como maestro mayor de obra reales, Musante
también poseyó los informes y diferentes diseños dados por Fratín para el buen
desarrollo de la construcción, como los resultantes de la visita de 1578 cuando
delineó las trazas de las casamatas, en la línea de uno de los dibujos del ingeniero
italiano conservadas en el Archivo General de Simancas (Planos y Dibujos, XVI-16),
además de los estados de las obras en sus visitas de octubre de 1584 y noviembre
de 1585 con las correspondientes instrucciones para la prosecución de la fábrica
de la fortaleza, entre otros.
En definitiva, Musante poseía un nivel
cultural muy superior al de muchos de los
maestros de obras contemporáneos
presentes en el territorio navarro,
perfectamente formado y capacitado para
poder comprender e interpretar las
órdenes y diseños del Fratín sobre la
fortaleza pamplonesa y llevarlos a la
práctica correctamente. Así lo revela su
variada y nutrida biblioteca formada por
114 volúmenes (Tarifa Castilla, 2011a,
pp. 31-46), con los libros de tratadística
arquitectónica, como una de las ediciones
italianas de Los Diez Libros de
Arquitectura de Vitruvio, editados por
Daniele Barbaro (fig. 6) y materias afines
a la construcción, como la geometría, la
aritmética, perspectiva y matemáticas,
entre los que se encontraba La Pratica
della Perspettiva di Monsignor Daniel
Barbaro (Venecia, 1569) (fig. 7). El mayor
número de libros están dedicados a la poliorcética y castramentación, con obras de
Vegecio, Nicolo Tartaglia o M. Galaso Alghisi, en cuyo tratado Delle forticationi
(Venecia, 1570) explica cómo edificar una ciudadela regular, en forma de estrella
con cinco puntas, dibujo que ilustra el texto (Fig. 8). También contaba con uno de los
tratados escritos por Giacomo Lantieri, ingeniero militar del reino de Nápoles al
Figura 6. Daniele Barbaro, I dieci libri
dell’architettura di M. Vitruvio. Venecia,
Francesco Marcolini, 1556.
Proceedings / 529
servicio de Felipe II, titulado Del modo di
fare le fortificationi di terra, publicado en
italiano en Venecia en 1559, en cuya
segunda parte estudia las obras de
fortificación de la ciudad. Curiosamente,
una de las peculiaridades que presenta
la ciudadela de Pamplona, a cuyo frente
en la dirección de las obras se encuentra
nuestro arquitecto genovés, es que está
circundada por un estrecho fosillo que se
distancia de los baluartes, dejando a
veces una estrecha banqueta, que le
sirve de cauce al agua en uno de sus
lados, rasgo habitual en el diseño véneto,
una idea avanzada que difundieron los
principales tratadistas venecianos desde
mediados de siglo como Lantieri.
Figura 8. M. Galaso Alghisi, Delle forticationi, Venecia, 1570. Diseño de una fortaleza en
forma de estrella con cinco puntas.
Figura 7. Daniele Barbaro, La Pratica della
Perspettiva, Venecia, 1569.
530 / International Conference on Fortified Heritage: Management and Sustainable Development
El prestigio profesional del que gozaba Juan Luis de Musante propició que acometiera
paralelamente otras empresas arquitectónicas en el territorio navarro, tanto de
carácter civil como religioso. Así, se ha documentado su participación en la
edificación del desaparecido convento de Nuestra Señora de la Merced de Pamplona
desde 1580-1581, del nuevo monasterio de Leyre desde 1578 hasta su
fallecimiento, de acuerdo a un plano más simplificado que diseñó en 1586 (Tarifa
Castilla, 2008, pp. 609-612), facilitando igualmente la traza, junto con Amador de
Segura, de la ampliación del crucero y cabecera de la iglesia parroquial de Lerín,
ejemplo sobresaliente de arquitectura clasicista en Navarra (Tarifa Castilla, 2009, pp.
10-12 y 18-29. Tarifa Castilla, 2010, pp. 187-188 y 192-194).
Musante también trabajó en las obras de remodelación del Palacio Real de Pamplona
bajo el gobierno del virrey Sancho Martínez de Leiva (1575-1579), financiadas de su
propio bolsillo, que permitieron mejorar la habitabilidad del mismo con la edificación
de nuevos aposentos, por ejemplo, poniendo en funcionamiento un sistema de
calefacción. El complejo palacial fue embellecido con la creación de un espacio
próximo destinado a jardín y huerta, comprendido entre el muro de piedra del lado
oeste, el camino de ronda de la muralla de la ciudad y la huerta del convento de los
Figura 9. Vista lateral del Palacio Real de Pamplona con las murallas del jardín.
Proceedings / 531
dominicos (Tarifa Castilla, 2013, pp. 893-894) (Fig. 9). Unos años más tarde, dirigiólas remodelaciones emprendidas en el Palacio Real de Olite, dando la traza ysupervisando las importantes reformas que el marqués de Almazán, FranciscoHurtado de Mendoza y Fajardo, virrey desde 1579, acometió en el edificio en ladécada de 1580 (Tarifa Castilla, 2013, pp. 897-900).
Musante también desempeñó la dirección de otros proyectos urbanísticos de carácterpúblico acometidos en la capital navarra, auspiciados por el regimiento pamplonés,como la construcción de las desaparecidas cárceles reales (1585) en el espacio dela actual Plaza de San Francisco, así como las obras de nivelación y cimentación dela calle Nueva, resultado de rellenar el foso existente entre el burgo de San Cerniny la población de Nicolás. Éstas fueron promovidas por el virrey Almazán, de quientomaría el nombre de calle Nueva de Almazán, iniciándose en 1582 bajo la direccióny supervisión de Musante (Arazuri, 1979, pp. 308-310. Martinena Ruiz, 1974, pp.274-282. Tarifa Castilla, 2008, p. 610), actuación que benefició sanitariamente a laciudad al cegar un espacio habilitado como basurero y depósito de inmundicias.
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