El proceso de desplazamiento de la lengua aymara en Chile (2009)

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Cuadernos Interculturales ISSN: 0718-0586 [email protected] Universidad de Playa Ancha Chile Gundermann, Hans; Vergara, Jorge Iván; González, Héctor El proceso de desplazamiento de la lengua aymara en Chile Cuadernos Interculturales, vol. 7, núm. 12, 2009, pp. 47-77 Universidad de Playa Ancha Viña del Mar, Chile Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=55211259004 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Cuadernos Interculturales

ISSN: 0718-0586

[email protected]

Universidad de Playa Ancha

Chile

Gundermann, Hans; Vergara, Jorge Iván; González, Héctor

El proceso de desplazamiento de la lengua aymara en Chile

Cuadernos Interculturales, vol. 7, núm. 12, 2009, pp. 47-77

Universidad de Playa Ancha

Viña del Mar, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=55211259004

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Cuadernos Interculturales. Año 7, Nº 12. Primer Semestre 2009, pp. 47-77 47

El proceso de desplazamiento de la lengua aymara en Chile1*

The displacement process of the Aymara language in Chile

Hans Gundermann2**

Jorge Iván Vergara3***

Héctor González4****

Resumen

ElartículoexaminalasituacióndelalenguaaymaraenlasregionesdeTarapacáyArica-Parinacota. A partir de la información obtenida mediante la aplicación de una encuesta sociolingüística, se describen los actuales niveles y condiciones de com-petencia, uso y aprendizaje del aymara y del castellano. A continuación, se busca caracterizar y analizar las principales dinámicas de continuidad y cambio sociolin-güístico de esa lengua, particularmente la tendencia a su desplazamiento a favor del castellano, para, finalmente, intentar relacionarlas con las transformaciones sociales, culturales y políticas experimentadas por la población aymara de la Región.

Palabras clave: lengua aymara, vitalidad lingüística, desplazamiento, norte de Chile

*1 Recibido: enero 2009. Aceptado: junio 2009.

Este artículo fue elaborado en el marco del proyecto Fondecyt Nº1085332: “Integración y dife-rencia entre identidades étnicas y regionales. Un análisis comparativo de aymaras y mapuches en cuatroregiones(Parinacota-TarapacáyLosRíos-LosLagos)”,acargodeJorgeIvánVergarayHansGundermann. La presente es una versión ampliada y corregida de un trabajo previo (Gunder-mann, González y Vergara, 2007).

**2 InstitutodeInvestigacionesArqueológicasyMuseoR.P.GustavoLePaigeS.J.,UniversidadCatólicadelNorte,SanPedrodeAtacama,Chile.Correoelectrónico:[email protected]

***3 Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad de Antofagasta, Antofagasta, Chile. Correoelectrónico:[email protected]

****4DepartamentodeAntropología,UniversidaddeTarapacá,Arica,Chile.Correoelectrónico: [email protected]

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Abstract

ThispaperexaminestheactualsituationoftheAymaralanguageinTarapacáandArica-Parinacota, the traditional territory inhabited by this indigenous people in Chile. Its aims is to analyse the usage, knowledge and the characteristics of the gradual displacement of the Aymara language by Spanish, the dominant local language.Todoso,thecurrentlevelsofcompetence,conditionsandcontextsofusage and learning, both of the Aymara and Spanish languages are described. Fi-nally, the sociolinguistic dynamics of continuity and change are to be discussed.

Key words: aymara language, linguistic vitality, displacement, north of Chile

1. Introducción

“Lamejordefensadelalenguaeshablarlalengua”(Abram, 2006: 119)

La temática lingüística ha sido una preocupación secundaria en los estudios y políticas públicas relativos a los pueblos indígenas en Chile. Esto es doblemente cierto en el caso delaymara,queharecibidounamuchamenoratenciónqueelmapuzugun, la lengua nativa del pueblo mapuche, el más importante en población y relevancia política1. Esta condición subordinada se explica en buena medida por el tardío reconocimiento gu-bernamentaldelosaymaraschilenoscomoetniaoculturaindígena,queseremontareciénainiciosdeladécadaanterior.Hastaentonces,losaymarasdeTarapacáhabíansido tratados como un grupo social indiferenciado del resto de la sociedad población regional y nacional.

Por su parte, las investigaciones sobre el aymara hablado en Chile se han aboca-do preferentemente a la descripción de su fonología y gramática, pero en las últimas dos décadas se ha venido otorgando mayor interés a las dimensiones sociolingüística e histórica (Salas, 1992 y 1996)2. En efecto, desde mediados de la década de 1980 se han realizado varias encuestas sociolingüísticas en la población aymara regional3 y la encuesta de Caracterización Socio Económica Nacional (CASEN) incluye, desde el año

1 Comparativamente, Chile ocupa el último lugar en cantidad de estudios del aymara respecto de los tres países donde se habla dicha lengua (Cerrón-Palomino, 2000: 52). El trabajo de Vasiliadis so-brelafonologíadelaymarahabladoenlaRegióndeTarapacá,de1976inicialosestudiosenChile.Para la distribución de los dialectos aymaras entre Perú, Bolivia y Chile: véase: Briggs (1993: 2-6) y Cerrón-Palomino (2000: cap. III, 57-70, especialmente 66-69)

2 Para caracterizar la situación del aymara, Salas se apoya en los trabajos de Grebe (1986), Gunder-mann (1986a y 1986b) y Harmelink (1985).

3 Al igualqueen la investigaciónquedaorigenaeste trabajo, ahoraconcoberturanacionaleincluyendo a población no-indígena.

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2000, una sub- muestra especial para indígenas y una pregunta sobre sus lenguas (En-cuestaCASEN,2000,2003y2006).Todoloanteriorhapermitidogenerarvaliosainfor-mación respecto a temas de gran importancia como la vitalidad lingüística y el uso de su lengua por parte de los aymaras de la zona4. Sin embargo, dicha información es dis-continua en el tiempo. Los dos primeros estudios sociolingüísticos sobre el aymara en Chile se realizaron en 1986 y 1990, respectivamente; dos nuevas investigaciones de este tiposellevaronacabomásdeunadécadadespués,enlosaños2002y2005.Tambiénexistendificultadespara lacomparacióndelosdatosdebidoaquesehanabarcadodistintasáreasgeográficasysociales.Loqueesmásimportante,enestostrabajosnose otorga suficiente atención a los factores históricos y contextuales, en parte por la metodología empleada (encuestas sociales), pero también debido al predominio de una visión teórica marcadamente sincrónica e internalista del fenómeno del lenguaje. Estetrabajopretendeserunapequeñacontribuciónaldesarrollodeunanálisissocio-lingüísticoquesupereestasdoslimitaciones,asumiendolahistoricidaddelalenguayla importancia de los factores sociales o, en dichas transformaciones.

Como sugerimos al inicio, la relevancia del tema tratado no se limita al ámbi-to académico; tiene implicancias políticas, educativas y culturales. Dentro de la actual política estatal de reconocimiento étnico, las lenguas indígenas habladas en nuestro país han dejado de ser consideradas como elementos de atraso y un obstáculo para la integración de los pueblos originarios a la nación chilena. Se las valora como una ex-presióndeenriquecimientodenuestroacervoculturalylingüístico,implementándose,desde mediados de los noventa, una política educativa tendiente a su aprendizaje y conservación a nivel escolar, la Educación Intercultural Bilingüe (EIB). No obstante ello, sin un conocimiento básico del estado de las lenguas vernáculas y de sus tendencias de cambio no es posible diseñar e implementar medidas efectivas de protección cultural y revitalización de dichas lenguas. De ahí la importancia de establecer de un modo fidedigno la situación actual de la lengua aymara y sus tendencias de cambio.

LaincorporacióndelaEIBtienelugardespuésquelaslenguasnativashanestadosometidas a una prolongada e intensa presión para su abandono, en particular a través de la escolarización y una política monolingüística a favor del español. El impacto de estos procesos sobre las lenguas indígenas ha sido muy profundo; inclusive, ha llevado a muchos indígenas y no-indígenas a creer en su posible desaparición en un futuro no muy lejano. En muchoscasos,estamosanteunaposturaque,apartirdeunaafirmaciónpretendidamenteempírica o relativa a una situación de hecho, pretende sustentar la necesidad o inevitabili-dad del abandono definitivo por los aymaras (u otros pueblos indígenas, según el caso) de su lengua y cultura a favor de su real progreso e integración nacionales5.

Los datos aquí presentados no avalan una tesis tan radical, peromuestran laexistencia de una fuerte tendencia al abandono del aymara en favor del castellano.

4 Gundermann (1986b, 1994 y 1997); Grebe (1986); S. González (1990); Instituto de Estudios Andinos (2002); Mamani (2003) y Gundermann et. al. (2005).

5 Ilustrativo es el comentario realizado a propósito del aymara hablado en Bolivia por el Capitán Abel Peña y Lillo en su Síntesis geográfica de Bolivia (1947: 39): “Ya una mayoría de la población aymarautilizaelcastellano,siendoestehechosistemáticodeunindudableíndicedeevolución”.

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Permiten, sobre todo, contar con un diagnóstico de la intensidad y extensión del des-plazamiento de la lengua originaria. Considerando la amplitud de la temática, hemos centrado nuestra descripción en cuatro aspectos centrales: los niveles de competencia en aymara y el castellano; el aprendizaje y las frecuencias de uso de ambas lenguas y el grado de desplazamiento por el castellano.

Aunque losantecedentesyanálisisaquípresentadosse refierenúnicamenteaChiley,específicamente,a lasRegionesdeTarapacáArica-Parinacota,dondesecon-centraelgruesodelosaymaraschilenos,sedeberecordarqueelaymaraeshabladoen tres países fronterizos y entre los cuales existe mucho flujo de migrantes y población flotante: Bolivia, Perú y Chile. Las dinámicas regionales y nacionales de dicha lengua es-tán condicionadas por los desplazamientos e intercambios entre los hablantes de estos tres países, especialmente de Bolivia a la zona andina chilena6, cuyas características e importancianoesposibleestablecerdadalafaltadeestudioscomparativos.Loque,probablemente, distinga el caso de Chile sería la mayor intensidad del desplazamiento del aymara por el castellano y, en consecuencia, el retroceso del bilingüismo y el creci-miento del monolingüismo castellano.

2. Perspectiva teórica

Nuestro análisis se basa en tres premisas teóricas fundamentales. En primer lugar, y enoposiciónalsupuestopredominanteen lateoría lingüística,consideramosque ladimensión histórica es tan importante para el análisis de una lengua como el cono-cimiento de su estructura interna en un momento dado. Como se recordará, el padre de la lingüística moderna, Ferdinand de Saussure, propuso un análisis sincrónico de la lenguaentanto“sistemadesignosqueexpresanideas”,mientrasconsiderósecundarioelestudiohistóricodelamismayaque“lossucesosdiacrónicossiempretienencarácteraccidentalyparticular”(Saussure,1965[1915]:60y165)7. Esta tendencia continuó pre-valeciendo en las diferentes escuelas lingüísticas, especialmente en el estructuralismo, pese a las tempranas críticas de Roman Jakobson y el Círculo de Praga8.

Este fue también el caso de la filosofía del lenguaje del siglo XX y, específica-mente, de sus dos más importantes representantes : Wittgenstein y Heidegger9. Si bien

6 Principalmente, a zonas de agricultura para el mercado (Azapa y Lluta) o directamente a la ciudad de Arica, en la actual región de Arica-Parinacota.

7 Ya en un texto temprano, Saussure había subrayado la necesidad de estudiar los sistemas de signos, especialmentelalengua,“fueradetodapreocupaciónhistórica”(cit.enJakobson,1996[1980]:18).

8 RomanJakobsonafirmóalrespecto:“Noeslógicosuponerqueloscambioslingüísticosnoseanmásquegolpesdestructivosdados al azar yheterogéneos respectodel sistema. Los cambioslingüísticosapuntanconfrecuenciaalsistema,asuestabilización,asureconstrucción”(TravauxduCercleLinguistiquedePrague,TomoI,Praga,p.7-8cit.porAlonso,1965:16,n.1).

9 Paraunacomparaciónentreestosautores,véase,entreotros:Apel(1989)yTaylor(1995).Deacuer-do a Martin Jay (1988: 34).

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Wittgenstein subrayó la relación entre usos lingüísticos, reglas y formas de vida, lo hizo desdeunaperspectivamarcadamentesincrónica.Almismotiempo,bosquejóunateo-ría pragmática de los juegos de lenguaje y de la significación, de acuerdo a la cual “el significadodeunapalabraeslaformaenqueselautiliza”(Wittgenstein,2003[1949-1951]:10,§61;también1953:61,§43;267,§340);mientrasque,porelcontrario,desdelaperspectivasaussiriana,“elsentidoesinmanentealaformalingüística”(Greimas,1971[1956]:25)10.

Heidegger comparte el rechazo de Wittgenstein a la idea tradicional del lenguaje como un instrumento de expresión de ideas. El lenguaje existe en tanto el hombre esté presente, como una actividad (Betätigung)suya,quesemanifiestaen“elhablar”(das Sprechen), o sea como una relación activa entre el hablante y la lengua (Heidegger, 1991[1934]:6y2003[1959]).Almismotiempo,Heideggerontologizaradicalmenteellenguajealconsiderarlocomoel“aconteceroriginario”(Urgeschehnis) a través del cual el ser quedaexpuesto ante la totalidaddel ente, elmundo (Heidegger, 1991 [1934]:124).Deallíquesostengaque “el lenguajees lacasadel ser” yelhombresupastor(Heidegger, [1934]1991:6y2004a [1946]:313).Esta relación fundanteseha rotoporelpredominiodelatécnicaylacienciamodernas,loquehacenecesariorecuperarlalengua originaria (Ursprache)enquedichoserse-hace-presente,posibilidadqueradicaante todo en el lenguaje poético. El lenguaje se convierte, así, en una entidad con vida propiaporsobrelaacciónhumana.Enefecto,Heideggerafirmaqueelhombreactúacomosifueraelcreadoryelmaestrodellenguajeperoque,enrealidadellenguajeesel“dominador”delhombre11.

La idea no es original, tiene claros precedentes en la tradición alemana12. Fue re-tomadaporlosestructuralistasfranceses,paraquienesnoeselhombreelquehablaellenguaje,sinoellenguajeelquehablaatravésdelhombre13. De acuerdo a Lévi-Strauss, el fundador de esta corriente, el lenguaje conforma un sistema o estructura regidos por leyes inconscientes, cuyo posible conocimiento por parte del hablante no modifica sus efectos(Lévi-Strauss,1995[1958]:98).AúnmásenfáticoesensupolémicaconSartre,

10 Demanerasimilar,“VoloshinovrechazalaexpulsióndelossujetosquerealizóSaussureparacons-tituir el sistema de la lengua: el lenguaje no existe independientemente de sus usuarios, y los usuarios sólo utilizan el lenguaje en situaciones históricas concretas. Como consecuencia de esto, el valor no es una propiedad del signo en tanto unidad del sistema de la lengua sino en tanto unidaddelacomunicación”(Raiter,1999:19).

11 “Der Mensch gebärdet sich, al sei er Bildner und Meister der Sprache, während sie doch die Herrin desMenschenbleibet....UnterallenZusprüchen,diewirMenschenvonunshermitzumSprechenbringenkönnen,istdieSprachederhöchsteundderüberallerste”(Heidegger,2004b[1952]:140).

12 En sus Aforismos (1909), Karl Kraus hace observaciones muy similares: “Yo no domino el lenguaje, el len-guaje me domina a mí completamente. No es el servidor de mis pensamientos…es el dominador de mispensamientos”(Sitioweb:Textlog.de;http://www.textlog.de/39296/html.Visitadoel22.3.2008).

13 En relación a las coincidencias teóricas entre la filosofía de Heidegger y el estructuralismo francés, véase: Rockmore (2000: 112-116). En el caso de Althusser, éste reconoció la influencia heidegge-riana, especialmente de su Carta sobre el humanismo, en su interpretación anti-humanista del marxismo (Althusser, 1993: 235).

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dondereafirmalasoberaníadellenguajesobreelhombrealsostenerque«lalingüísticanos pone en presencia de un ser dialéctico y totalizante, pero exterior (o inferior) a la concienciayalavoluntad.Totalizaciónnoreflexiva,lalenguaesunarazónhumanaquetienesusrazones,yqueelhombrenoconoce»(Lévi-Strauss,1964[1962]:365)14.

En segundo lugar, y en contraposición a lo sostenido por Heidegger y Lévi-Strauss, nos interesa subrayar el papel reflexivo y activo de los hablantes en relación conlaolaslenguasquehablan;porende,comosujetoscapacesdetomardecisionesrespectodesuuso,transmisiónoenseñanzaaunquesiemprebajocircunstanciasso-cialesehistóricasquelascondicionan15. Este es un aspecto muy importante en el caso delaslenguasindígenas,yaqueesusualqueloshablantesdeunalenguaamenazadao en condición minorizada culpen a la sociedad mayor y sus instituciones de haber generadolasituaciónnegativadesulengua.Conellonosólonieganelpapelquelescupoenelpasadoendichoretroceso,sinotambiénelquetienenactualmenteensuconservación o revitalización.

Desde las ciencias sociales, el surgimiento de la sociolingüística (y otras discipli-nas relacionadas como la antropología lingüística, la sociología del lenguaje y psicolin-güística social), desde la década de 1950, puede verse como una respuesta a la poca preocupaciónporlaslenguasentantoqueproduccióndecomunicaciónencontextossociales(Fishman,1988,quienprefiereladenominacióndesociologíadellenguaje).Enlo sucesivo se dispondrá de un repertorio de categorías y conceptos, a veces objeto de revisiones, desarrollos y crítica desde el cual tematizar los fenómenos originados en la relación entre lengua y sociedad, su dinámica y cambios16. En esta perspectiva, las transformacionesqueexperimentaunalengua,sobretodoenuncontextoplurilingüe,no pueden ser comprendidas adecuadamente solo en función de factores internos, sinoquetambiénenrelaciónconlascondicionessocialesqueafectanalgrupoensuconjunto y, muy especialmente, a la comunidad de hablantes. Como afirman Gumperz y Bennett (1980: 130): “la diversidad lingüística está en estrecha relación con la vida po-líticadelacomunidadenquesemanifiesta”.Estoesespecialmenteciertoenelcasodelenguasminorizadascomoelaymara,que“estándefinitivamentecondicionadasensuusoporcircunstanciassociales(sociopolíticasysociopsicológicas)”(Sichra,2003[1986]:29)17. Este condicionamiento debe ser entendido como un fenómeno complejo, en el

14 Unatesisqueelautorextiendealconjuntodelaacciónhumana,pues“lahistoriaesalgoquelesu-cedealhombre…loqueacaeceessiempremuydistintodeloqueloshombreshubiesenqueridohacersihubiesedependidodeellos”(Lévi-Strauss,1987:82).

15 “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen libremente, bajo condiciones elegidas por ellos mismos, sino bajo condiciones inmediatas, generales y transmitidas desde el pasado. La tradicióndetodaslasgeneracionesmuertasoprimecomounapesadillaelcerebrodelosvivos”(KarlMarx,1965[1852]:9).

16 Una presentación del campo de la sociolingüística y de sus figuras señeras: Hymes, Gumperz, Fishman, Lavob y otros, puede verse en Lastra (1992) y Coupland y Jaworski (1997).

17 Entendemos por minorización un proceso histórico según el cual una lengua (o un dialecto), por relaciónaotrauotraslenguasovariantesenunaregiónoenunEstado,nohallegadoaadquirirel estatus de lengua oficial, no es empleada ni su uso es autorizado para fines institucionales o bu-

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queciertoselementostienenmayorimpactoqueotrosydondeeltiempoesunfactormuy relevante: determinadas consecuencias pueden hacerse efectivas de forma más o menos inmediata; otras se presentarán a mediano plazo y algunas se harán efectivas en un período más largo.

Elimpactodelascondicionessocialessobrelalenguanoesdirectosinoqueestámediadoporlasaccionesydecisionesdesushablantes,quesonlasqueledanvidaauna lengua y le permiten reproducirse en el tiempo o llegar a desaparecer18. Así, para el aymara hablado en Chile buscaremos mostrar cómo ciertos fenómenos de orden social y cultural (sin ir más lejos, la instalación de la escuela pública en las comunidades indí-genas), contribuyeron a generar un cambio en la actitud de los padres en relación con la transmisión de su lengua, favoreciendo su reemplazo por el castellano.

3. Técnicas de recolección y análisis de la información

Los antecedentes fueron obtenidos a través de una investigación llevada a cabo entre los años 2002 y 2003 para el Programa de Educación Intercultural Bilingüe (PEIB) del Mi-nisteriodeEducación,laqueincluyóalospueblosaymara,atacameñoymapuche19. La interpretaciónaquípresentadaesnuevaydeexclusiva responsabilidadde losautoresdeestetrabajo.TrataremossólolorelativoalapoblaciónaymaradelascomunasdeGe-neral Lagos y Putre, en la provincia de Parinacota; y de Huara, Camiña, Colchane, Pica y PozoAlmonte,enladeIquique.Debidoalosrequerimientosdelestudio,noseincluyeronla comuna de Camarones ni los valles de Lluta y Azapa de la comuna de Arica, donde tambiénresidenpersonasdeorigenaymara.Losrequerimientosdelestudioincluíanelaplicar una encuesta sociolingüística a una muestra representativa de la población rural existente en las siete comunas mencionadas de acuerdo al Censo del año 200220. No fue

rocráticos, no constituye o lo es en una medida muy limitada un medio de enseñanza, no ha sido objeto de un proceso de normalización o estandarización, su reproducción es básicamente oral y suadquisiciónsellevaaefectoesencialmenteenelmediofamiliar,elaccesoa,ysuempleoen,losmedios de comunicación de masas es inexistente o limitado, su valor como capital cultural para quienlaaprendeesbajoysusfuncionescomunicativassonvernacularesyemblemáticas(Kasba-rian, 1997:185-188). El perfil corresponde bastante bien con la posición de las lenguas amerindias u originarias en Chile respecto de la promoción y el sustento oficial del castellano.

18 “El lenguaje no existe independientemente de sus usuarios, y los usuarios sólo utilizan el lenguaje en situaciones históricas concretas. Como consecuencia de esto, el valor no es una propiedad del signo entantounidaddelsistemadelalenguasinoentantounidaddelacomunicación”(Raiter,1999:19).

19 El estudio fue realizado por un consorcio conformado por el Instituto de Estudios Andinos de la UniversidadArturoPrat,elInstitutodeEstudiosRegionalesdelaUniversidadCatólicadeTemucoy el PROEIB-Andes de Cochabamba de Bolivia. Los resultados concernientes al total de pueblos y regiones comprendidos pueden verse en: Gundermann, Vergara et al (2005).

20 Estascomunassonenteramenterurales,porloquelamuestraescoextensivaconlapoblaciónco-munal.TambiénseincluyeronlaslocalidadesdePutreyPica,consideradascomocentrosurbanosenlaclasificacióncensal,peroqueeranecesarioincorporarporencontrarseallíunaconsiderable

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posible,porescasezderecursosytiempo,corroboraroenriquecerlainformaciónatravésde entrevistas o aplicación de instrumentos con hablantes.

Laencuestaincluyólapoblacióntotal,indígenaynoindígena,puestoque,portratarse de una muestra aleatoria, ambos segmentos deberían tener la misma proba-bilidad de ser seleccionados al momento del sorteo y en relación a sus parámetros. Se consideró solamente a los individuos de 18 y más años de edad por cuanto podían dar mejor cuenta de su acervo sociolingüístico, determinar con mayor precisión su com-petencia lingüística y entregar, en general, información de mejor calidad. Asimismo, dadoqueelsistemadeentrevistasenbasealsujetodelhogarsorteadoquerecibieraal encuestador o tuviese la disposición de contestar no aseguraba una proporción de casos por sexo acorde con los parámetros, se establecieron cuotas para hombres y mu-jeres, utilizando el índice de masculinidad existente en cada comuna y considerando solamente las viviendas particulares.

Se trabajó con un margen de error muestral de un 5%, hipótesis de varianzas del 50% y un nivel de confianza de 2 sigmas; esto es, del 95,5%. Para el cálculo de las mues-trasseutilizóunafórmuladeusocorrienteparauniversosfinitos.Aunqueeltotaldelamuestra se distribuyó de manera proporcional entre las comunas de acuerdo a su peso poblacional,seaumentarona30lasunidadesentodasaquellasenque,alaplicaresteprocedimiento,resultaseunacuotamenoraestacantidad,demaneraquehubieraunmínimo suficiente de casos por comuna. Para la ubicación geográfica de la base mues-tral y la localización específica de las entidades consideradas en la muestra, se utilizó la información censal y cartográfica del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Para ello se numeraron los individuos existentes en cada comuna, ubicándolos en el agregado mínimo censal correspondiente al sector, o sea, a una mitad de manzana en sectores urbanos o nucleados y viviendas o grupo de viviendas aisladas en sectores de residen-ciadispersa.PuestoqueelCenso2002aúnnoestabadisponibleconestosnivelesdedesagregación, el procedimiento se realizó a través de la base censal del Censo 1992 de cadaregión,utilizandoelsistemaREDATAM.Setuvoenconsideración,además,queenlos sectores rurales las variaciones de población son generalmente menores y pueden ser corregidas en terreno, agregando nuevos sectores y viviendas.

El sorteo se realizó mediante un programa especial de selección de números alea-torios. Aparte de los casos correspondientes por muestra, se sortearon también los re-emplazos. Para identificarlos en terreno se establecieron hojas de ruta con el orden de encuestaje, acompañadas de la cartografía correspondiente para ubicar y sortear vivien-das(agregandolasvariacionesquepudiesehaberdesdeelCensode1992alafecha)ydeacuerdo a las unidades correspondientes al sector con individuos sorteados. La informa-ción obtenida fue codificada y traspasada a una base de datos para su análisis mediante el programa SPSS (Statistical Package for Social Sciences). En la elaboración de la informa-ción se privilegió una dimensión geográfica relativa a los pisos ecológicos existentes en el sector rural regional: altiplano, valles altos o precordilleranos y valles bajos y oasis. Estos sectores geográficos determinan distintas especializaciones productivas agropecuarias, diferentes conexiones con la sociedad regional y procesos lingüísticos divergentes.

población aymara y establecimientos escolares ejecutando un programa de EIB.

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Mapa: Regiones de Tarapacá y Arica- Parinacota con las principales localidadesandinas y segmentación de áreas sociolingüísticas

Mapa elaborado por los autores

4. Distribución de hablantes, competencia, aprendizaje y uso del aymara

4.1. Población, adscripción étnica y hablantes de lenguas indígenas en las localidades estudiadas

Las comunidades estudiadas corresponden a zonas de la precordillera y altiplano, en que losaymaras sonmayoría, y áreasdevallesbajosuoasis,donde laproporcióndeno-indígenas aumenta. Como veremos más adelante, la distribución de las prácticas cul-turales indígenas, entre ellas el aprendizaje y uso de la lengua, está vinculado al sector de asentamiento. Según la información reunida, la población aymara se distribuye en toda el

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área,aunqueconimportantesvariacionesdeacuerdoalsectorgeográfico.Engeneral,laidentificaciónétnicaaymaradecreceenunejelongitudinalamedidaquesedesciendede los sectores más altos a los más bajos. Es claramente mayoritaria en el altiplano (89,9%), quecorrespondelascomunasdeGeneralLagosyColchane,ensutotalidad,ypartedelasdePutreyPica.Enlazonadeprecordillera,quecomprendetodalacomunadeCamiñay un sector de las de Putre, Huara y Pozo Almonte, dicha identificación experimenta una importante baja pero sigue siendo mayoritaria dentro del conjunto (un 58,5%). En la zona devallesbajosyoasisqueabarcatodalacomunadePicayotrosectordeladeHuara,sereduceaun29,1%,mientrasqueenelsectordelapampa,queincluyepartedelascomu-nas de Huara y Pozo Almonte, alcanza su nivel más bajo: un 16,4%21.

Por las características del estudio y el tamaño de la muestra, se consideraron úni-camente las autodeclaraciones de competencia, no siendo posible hacer mediciones directas a través de un instrumento de evaluación aplicado por hablantes entrenados. Pese a ello, los datos obtenidos muestran una alta consistencia interna y son, en lo fundamental, coherentes con los estudios previos realizados dentro de la misma zona (Gundermann, 1987, 1994, 1997; González, S., 1990; Instituto de Estudios Andinos, 2002; Gundermann et. al., 2005). La mayoría de la población del área estudiada (un 64,5%) declara carecer de competencia lingüística en alguna lengua indígena.

Comoserecordará,lanocióndecompetencialingüísticaesmásrestringidaquela de competencia comunicativa, acuñada por Hymes (1988). Convergen en ella dos componentes. El primero es el conocimiento de un léxico y de reglas y convencio-nes (fonológicas, sintácticas y gramaticales) indispensables para la comunicación. En situaciones sociohistóricas de pérdida acelerada de una lengua o de re-aprendizaje elemental, como ocurre hoy con las lenguas indígenas de Chile, la variación de este conocimiento puede ser muy alta. El otro componente es la producción lingüística, la capacidad de emplear la lengua, iniciando o incorporándose a actos comunicativos. Nuevamenteaquíencontramosunaaltadiversidaddesituacionesalinteriordelaco-munidad aymara hablante. A su vez, comunidad lingüística es un término difícil de defi-nir. Lo empleamos, latu sensu,paradesignarunacolectividaddehablantesquemantie-neespecificidadlingüística;porejemplo,unbilingüismocomoelqueanalizamos.

Siseconsiderasolamentealgrupode181personasqueseautodefinencomoay-maras, un 65,7% (119 casos) señala poseer competencia (en grados variables) en su lengua. Como es predecible, estos porcentajes experimentan importantes variaciones en relación con los sectores geográficos: mientras en el altiplano la competencia se eleva a un 95,2%, en

21 Encuantoaalgunaspersonasqueseautoidentificancomoquechuas,enlagranmayoríadeloscasosno se trata de migrantes o miembros originarios de esta etnia, sino de habitantes de algunas localida-des precordilleranas (como Mamiña, en Pozo Almonte) y de valles bajos (como Miñe-Miñe en Huara, y Pica,enlacomunahomónima)queseautoadscribencomotalesparadiferenciarsedelosinmigrantesaymaras instalados en sus localidades y, mediante esa vía, lograr una posición de autonomía en la rela-ciónconlasagenciaspúblicasqueimplementanlapolíticaindígena.Loscasosderepresentantesdeotros pueblos originarios son muy pocos y corresponden a inmigrantes mapuches, autoadscripciones sinbasebiográficaeidentificacionesdesolidaridadode“tribalidad”cuyaextracciónesmásbienurba-na(Gundermann,FoersteryVergara,2005).Cabeprecisartambiénquelaausenciadeautoadscripciónétnica no siempre se corresponde con la ausencia de antecedentes familiares indígenas.

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la precordillera baja a un 61,2% y en la zona de valles bajos, oasis y pampa alcanza sólo a un 38,6%.Lomismoquelaautoadscripción,lacompetenciaenlenguaaymaradesciendeendirecciónalossectoresmásbajos,temasobreelquevolveremosmásadelante(TablaNº1).

Tabla N°1: Declaraciones de competencia en lengua indígena por parte depersonas autoadscritas como aymaras, según sector geográfico

Fuente: Encuesta Contexto Sociolingüístico de Comunidades Escolares Indígenas, 2003

Conocer el nivel de competencia activa permitirá apreciar mejor la información reciénpresentada.Delaspersonasquedeclarantenercompetenciaenlalenguaayma-ra22, poco menos de un tercio (un 30,9%) declara tener alta capacidad de producción lingüística; un 20,6%, en tanto, afirma tener una competencia media o incluso suficiente; i.e, no se consideran hablantes conspicuos, pero tampoco creen poseer limitaciones se-veras en su desempeño. Unos y otros suman algo más de la mitad de los casos (un 51,5%). Losrestantessonhablantesqueafirmanpoderdesenvolverseactivamente,aunqueconimportantesdificultadesylimitaciones,lasquellegaríanenalgunoscasosaserseveras,hasta el extremo de una capacidad de emisión sólo muy elemental (algún léxico, saludos, frases de circunstancia, etc.). Estos últimos representarían algo más de la mitad en este niveldecompetencia,siseconsideraqueun26,5%deltotalestimaquedisponesólodeuna comprensión limitada (entienden poco, logran solo una comprensión reducida) de la lenguaindígenaenloseventoscomunicativosenquetomanparte(TablaNº2).

Tabla N°2: Competencia activa en la lengua aymara, según sector geográfico

Fuente: Encuesta Contexto Sociolingüístico de Comunidades Escolares Indígenas, 2003

22 Ademásde las 119queconsignaroncompetencia, incluimosaquí 17personasqueno se autoadscriben como aymaras, pero sí aseguran poseer conocimientos y capacidades en ese idioma. El caso es indicativo de las complejidades y paradojas de las identificaciones étnicas en Chile (cf. Gundermann, Foerster y Vergara, 2005).

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Atendiendo a las características de la muestra, las proporciones encontradas23 permiten situar algunos hitos de referencia. Primero, son representativas de la situación devigenciadelaymaraenlascomunasestudiadasyaquelamuestraesproporcional,conpequeñosajustes,alapoblacióndedichascomunas.Ensegundolugar,portratar-se de zonas con una prolongada e ininterrumpida residencia indígena (Gundermann, 2003) y en donde se reconoce una mayor permanencia de la cultura y la lengua ay-maras, es en ellas donde podemos encontrar los más altos porcentajes de hablantes. Tercero,dadoqueloscentrosurbanosconcentranlamayorpartedelapoblaciónindí-genaregional(losindígenasurbanosalcanzanaun78,5%),pudieraserqueallíhayaunamayor cantidad de hablantes, pero difícilmente de hablantes competentes. Volveremos sobre este tema en las conclusiones del trabajo.

Porotraparte,unporcentajebastantealto(87,2%)delosquedeclarancompeten-ciaenlenguaaymaraseñalaunacompetenciasolventeencastellano,mientrasqueloscasos de baja competencia representan sólo un 12,8% (asimilables entonces a bilingües enqueelcastellanoestáenposiciónsubordinada).Estaaltacompetenciasecontraponevisiblementeconel48,5%decompetenciabajaquesedeclaraparaelaymara.Enelmis-mo sentido, el amplio dominio del castellano contrasta con la mucho menor proporción (30,9%)depersonasqueasegurantenerunmanejocomparableenjaqui aru. Lo indica-doseconfirmayacentúasiseconsideraque,aproximadamente,unterciodeltotaldequienesseidentificancomoaymarassonmonolingüesdelcastellano,mientrasqueha-bría desaparecido completamente el monolingüismo aymara. Los entrevistados también convergenenseñalarquelosniñosbilingüessonhoyunarareza.Casosdebilingüismoaymara-castellano entre niños y escolares se presentan sólo en los sectores geográficos más altos, como el altiplano. Estamos entonces en presencia de contextos sociales en quedichobilingüismoestápresenteenpocomásdeunterciodeltotaldeloscasos(un35,5%)24; o sea, donde prevalece claramente el monolingüismo castellano.

4.2. El aprendizaje del aymara y del castellano

Entreaquellosquedeclarancompetenciaenlenguaaymarasedaunasituaciónbas-tanteheterogénearespectoalaprendizajedelaprimeralengua,quepuedeserelcas-tellano, el aymara o las dos lenguas a la vez. La mayor parte (un 44,8%) ha aprendido simultáneamente ambas lenguas; un 31,3% aprendió primero castellano y después ay-mara; la situación inversa (aprendizaje del aymara y luego del castellano) sólo se pre-senta en un 23,9% de los casos y corresponde, principalmente, a adultos mayores.

Siguiendo la tendencia a la permanencia de la lengua en los sectores ubicados a másaltitud,elmayornúmerodepersonasquedeclaranteneralaymaracomoprime-

23 Caberecordarquelosentrevistadosfueronhombresymujeresde18añosdeedadymás.Aten-diendo a la distribución por edad del conocimiento de la lengua, si se hubiese considerado ado-lescentes y niños, los resultados habrían sido todavía más desfavorables.

24 Desestimamos por improbables dos declaraciones de competencia nula en castellano por corres-ponder, seguramente, a un grado avanzado de bilingüismo subordinado del castellano.

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ra lenguaresideenelaltiplano(83,9%),porcentajequetambiénincluyeaquienes loaprenden simultáneamente con el castellano. Lo inverso ocurre en las zonas bajas. La distribución del aprendizaje de la primera lengua es indicativa de un rápido proceso de reemplazoporelcastellano,queestáaprendiéndosedemaneramasivaytempranaentodos los hogares indígenas de la zona rural de la región. En la práctica ya no se presen-taelcasodequeseesténcomunicandoprimeroenaymaraymástardeencastellano.A diferencia de lo señalado por Grebe (1986) y Salas (1996) hace dos décadas, el aymara, cuandollegaaadquirirse,lohacejuntooconposterioridadalcastellano.

La lengua andina no parece ser objeto de un esfuerzo consciente de aprendizaje equivalentealdelcastellano,másbienalcontrario:lospadresvoluntariaoinvoluntaria-mente tienden a limitar su empleo y, por hábito o decisión, se comunican en castellano con sus hijos y otras personas de la localidad. El aymara se adquiere únicamente sihay condiciones favorables y constituye un medio de comunicación usual en la red social inmediata. Su transmisión inter-generacional se ve reforzada por la pertenen-cia a familias con hablantes activos, por vivir o estar en contacto continuo con locali-dades altoandinas, donde históricamente dicha lengua ha sufrido una menor presión del castellano, o por tener posibilidades de interacción frecuente con adultos mayores quelaempleanregularmenteenelhogarylocalidad.Laintervencióndelospadresymiembrosdelhogaresdeterminante:lagranmayoríadelosencuestadosquedominael aymara lo aprendió de sus padres. La red parental y la localidad pueden tener una influencia favorable para la mantención y, eventualmente, la ampliación de los cono-cimientos lingüísticos, pero es indispensable la acción de la familia, donde se aprende realmente la lengua.

En contraposición, la translocalización de la población andina por las migracio-nes, su redistribución en la región y el aumento de la residencia urbana producen una fragmentación de las redes de familiares y de crianza de los niños. La familia nuclear se encuentra con frecuencia fuera de las localidades rurales, en tanto las formas de agru-pación familiar más amplias están residencialmente dispersas en la región. En efecto, mientras los adultos mayores, aymara hablantes, residen, en un importante número, en las localidades rurales, la mayor parte de los niños y jóvenes estudia y vive en sectores urbanos,salvodurantelosbrevesperiodosdelañoenquepuedenretornarasuscomu-nidades de origen. Por ende, dejan de presentarse o disminuyen las condiciones favo-rables para el uso del aymara y, sobre todo, su aprendizaje por las nuevas generaciones. Como consecuencia, el castellano domina hoy ampliamente en las interacciones socia-les dentro del hogar, las redes familiares y la localidad de residencia.

Elusodiferenciadodelaymarayelcastellanosegúnelcontextodequesetratehallevadoapensarqueexistiríaentrelasdoslenguasunadiglosiainstitucionalizada.Losresultadosaquíexpuestosindicanqueestonoesefectivo.Elbilingüismohaidoretro-cediendo y los usos y funciones de cada lengua no están separados entre sí en forma equilibradaocomplementaria.Inclusoenlosespaciosdeinteracciónintraétnica,comolacomunicación al interior de los hogares o en la educación de los hijos, se está empleando extensivamente el castellano o se lo alterna con el aymara. Como se recordará, en su sentido original, propuesto por Ferguson (1959), este concepto designa las situaciones debilingüismoodevariacióndialectalenquehayespecialización,relativamenteestable,de funciones de esas lenguas o variedades. La diglosia en su formulación clásica es la de

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unalengua“culta”confuncionesdistintasalasdeuna“baja”opopularempleadaparaotros fines. Las situaciones de diglosia suelen estar asociadas a condiciones de domina-ción social y política, pero no siempre se da esta relación25. En esta medida, el estudio de la subordinación o minorización, económica y sociopolítica del grupo poseedor de una lengua nativa y la relación de todo ello con las lenguas o variedades concurrentes debe analizarse de manera más general, representando los estados de diglosia sólo un resulta-do posible. A nuestro entender, el caso de las lenguas indígenas de Chile ejemplifica bien situacionesenque tiene lugarunaminorizacióneconómica, social y lingüísticade laslenguasindígenassinquehayadiglosia.EnlaterminologíadeFishman(1988),haybilin-güismo pero no diglosia: una situación característica de procesos de cambio y reemplazo lingüístico en rápida progresión. La lengua aymara sería hoy prescindible o reemplazable por el castellano prácticamente en todos los ámbitos comunicativos.

4.3. Los usos del aymara y del castellano

Los antecedentes presentados ponen en evidencia una situación crítica de la lengua aymara. Este diagnóstico puede ser confirmado considerando las condiciones y carac-terísticas del uso de la lengua indígena y del castellano. Un primer aspecto a tratar es la segmentacióngeográficaysocialdelusodelaymara.Empecemosseñalandoqueunimportante grupo de personas -la mayoría con indudable ancestro indígena- no sólo nohablaelaymarasinoque,además,loescuchaconmuypocafrecuencia.Enconcor-dancia con lo ya visto, este fenómeno se pronuncia en dirección a los sectores geográ-ficos más bajos. En estas áreas, la lengua originaria se emplea poco y, además, presenta segmentacionesinternasqueconllevanunusodelaymarasocialmentediferenciado.En efecto, si focalizamos la atención en los pueblos de precordillera, valles bajos y oasis, advertiremosqueexisteunanotoriadistanciasocialentrelosinmigrantesconmayordominio del aymara y los residentes originarios sin competencia en esta lengua. Estos agregados de personas suelen interactuar intensamente, pero lo hacen en castellano, la lengua conocida por todos y claramente prevaleciente en la comunicación. El empleo del aymara en tanto, se circunscribe a los espacios de interacción entre los inmigrantes, únicosquepuedenhablarlo (ver también:VanKessel,1987).Cuandoestos interlocu-tores están más dispersos, como en los pueblos del desierto o en las ciudades de la costa, el uso del aymara se limita al hogar (si existen internamente las condiciones y hábitos para ello), o a instancias comunicativas con integrantes de redes parentales y de la comunidad de origen. En el altiplano y la frontera con Bolivia, en cambio, se emplea en una variedad de interacciones, no obstante el peso del castellano también se hace sentir en cuanto lengua de dominio común y en las relaciones externas con agentes escolares o autoridades.

No es suficiente señalar atributos de la organización social del uso del aymara. Como segundo aspecto se debe también determinar la periodicidad en su utilización. De acuerdo a la información obtenida, las frecuencias de uso del aymara son general-

25 Una rediscusión y desarrollo del concepto se encuentra en: Fishman (1988: 120-133); su reelabora-ción y ampliación en: Fasold (1996: 71-108).

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mente bajas. Nuevamente son notorias las variaciones según pisos altitudinales. Sólo pocomásdeunterciodequieneslahablan(un37,3%)lohacediariamente,ensugranmayoríaresidentesenelaltiplano,entantoqueelrestolaempleaocasionalmente(un30,5%) y rara vez o casi nunca (un 32,2%)26. La distribución de los casos se ajusta a la ten-dencia ya mencionada de descenso en vitalidad de la lengua a lo largo de la gradiente altitudinalandina.Enelaltiplanoesusadademaneramásfrecuente,dadoqueexistencondiciones favorables; en el otro extremo, valles bajos, oasis y pampa menos personas la conocen y es empleada muy poco u ocasionalmente. En las zonas de precordillera, sibienhaymáshablantesqueenlossectoresbajos,suempleoestambiénocasionalopocofrecuente.Serecordaráque, tantoen losvallesprecordilleranoscomoen lossectores más bajos, el uso del aymara está circunscrito a los inmigrantes bolivianos y chilenos del altiplano y no existe un núcleo de hablantes originarios.

Laestructuracióndelusodelaymaraadquiereasíunafisonomíacaracterística:en las comunas altoandinas tiende a darse una concordancia entre agregados sociales y lingüísticos; en cambio, en las zonas de precordillera, valles bajos y oasis del desierto, seproduceuna segmentaciónétnicay socialentrequieneshanemigradodesdeelaltiplanoytienencompetenciaenaymarayquienessonoriundosdeestossectoresyyanolacomprendennilahablan.Hayunafronterasimbólicaentrelosdosgruposquedefine y refuerza estereotipos sociales27.Los“originarios”identificanalosinmigrantescomoungrupoclaramentedistintoyseparadodeellos,alosqueaplicandenominacio-nesdevaluadoras:“paisanos”o“indios”.Enelmismoactonieganparasímismosdichacondición de indígenas y, con ello, la asociación con la lengua aymara; en ocasiones incluso al nivel de la memoria histórica. Pese a ello, en los últimos años se ha producido en este grupo un fenómeno de reidentificación étnica (especialmente inducido por las agenciasestatalescomoCONADI)que,aparentemente,nohaeliminado,perosídismi-nuidoladistanciasocialconelotrosector,loquepodríaconllevaruncambiodeactitudfavorable hacia la lengua aymara.

El empleo del aymara se organizaría entonces según dos principios: la menor o mayor amplitud del círculo de interacción social y el carácter intra o extra étnico del mismo.Puedeesperarsequelalenguavernáculasehablemayormenteeninteraccio-nes sociales entre indígenas y personas socialmente cercanas; o sea, ámbitos intraét-nicos y socialmente restringidos. A la inversa, su uso disminuye exponencialmente a medidaquenosintroducimosenespaciosderelacióninterétnicay/odondeconfluyenunmayornúmerodeparticipantesquenoguardanentresírelacionesfamiliaresodecomunalidadyenqueresultacomúnlapresenciademonolingüesdelcastellano.Así,

26 Siseobservaloqueocurreconlaspersonasquenolaconocen,lamayorparte(un71,3%)declaraquenohaescuchadohablarlaenmásdeunmesprevioalarealizacióndelaencuesta.Estoesindicativo tanto de la segmentación social del uso del aymara, recién comentada, como del patrón de uso recesivo de dicha lengua.

27 Al respecto, afirman Gumpertz y Bennet (1981: 133): “Los juicios de los hablantes sobre el significa-do social y cognitivo de determinadas diferencias lingüísticas concretas tienden a reflejar estereo-tiposantesquehechosconcretos.Elresultadodeestoesquelaexistenciamismadediferenciasentre sistemas lingüísticos, sean éstos códigos o estilos, se convierte en vehículo de transmisión y mantenimientodelosestereotipossociales”.

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mientrasmayorcercanía sedéen la interaccióncomunicativa,másplausibleesquelos actores involucrados opten por el aymara. Por el contrario, mientras más público y externoseaelambiente,habráunamayorutilizacióndelcastellano(TablaNº3).

Tabla N°3: Empleo de la lengua aymara en la interacción lingüística entre hablantes ac-tivos en esa lengua según contextos de interacción social en la Región de Tarapacá

Fuente: Encuesta Contexto Sociolingüístico de Comunidades Escolares Indígenas, 2003

Según la tabla precedente, los espacios de interacción social más asociados con el uso del aymara son los hogares, las relaciones con familiares o las actividades agrarias entre campesinos indígenas. En cambio, las reuniones comunitarias, la comunicación en el ámbito escolar y, se podría agregar, muchas de las relaciones con el mercado, tienden a realizarse en castellano.

Desde una perspectiva etnográfica, se observa un importante grado de flexi-bilidad en la organización social del uso del aymara. Un ejemplo significativo son las situaciones de interacción en las localidades fronterizas. Quienes participan en ellas son conscientesdesucondiciónde“aymaristas”(hablantesdeljaqui aru), pero usualmente no son parientes ni integrantes de un mismo grupo social particular (localidad, comuni-dad, sector). Así, en la feria tripartita de la localidad de Visviri en la provincia de Parinaco-ta, donde convergen aymaras peruanos, bolivianos y chilenos; y en la de Colchane, en laprovinciadeIquique,entreaymarasbolivianosychilenos,escomúnquelacomprayventa de productos se lleve a cabo en lengua aymara, especialmente si el comprador y elvendedorseconocendesdehaceciertotiempo,noobstantequeambossonbilin-gües y puedan hablar en castellano. Contrapartes peruanas y bolivianas son reconoci-das como hablantes competentes del aymara y, si los interlocutores chilenos también loson,lacomunicaciónpuededarseenlalenguavernáculaporquelosinteractuantesylasituaciónsocialenlaqueseencuentranimplicadosloestimulaolopermite:lugarde frontera, hablantes indígenas peruanos o bolivianos con un patrón de cambio de código diferente a los chilenos, conocimiento y confianza recíprocos, sentimiento de familiaridad lingüística.

Si consideramos los contextos formales de interacción, la tendencia se extrema y el empleo del aymara se hace muy bajo o inexistente. Por ejemplo, el 78,2% de los

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respondentes señalanque la lenguavernáculanoes empleada (no se le escuchaono se usa) en la escuela correspondiente a su comunidad28. Lo mismo ocurre en otros espacioslocales,sobretodocuandointervienenagentesestatalesque,salvoalgunosfuncionarios aymaras, ignoran del todo dicha lengua: la escuela, los gobiernos locales y las instituciones públicas, en todas las cuales no existe otro código de comunicación queelcastellano.

Mientras más nos alejamos desde las tierras altas en dirección a la costa pacífica y los centros urbanos, las posibilidades de uso del aymara van disminuyendo propor-cionalmente.Nosetratadequesuusoseaimpensablefueradelosespaciosétnicosodequevayaasernecesariamenteobjetoderepresiónexplícita,sinodeque,antelapresencia de personas no-aymaras y monolingües del castellano, el cambio de código ocurre casi automáticamente. El paso al castellano se produce también en las interac-cionesentreaymarasenlasqueparticipaunno-hablanteocuandolaspersonasconsi-deranquetienenunmejordesempeñoenespañol.Puedeinclusoemplearseelaymaraparainformar,concordarocomentarasuntosrespectodeloscualesnosequierequeuno o más presentes se enteren, pero ello es algo circunstancial, breve y normalmente discreto. En estos casos, la alternancia de códigos es usual, ocupando el aymara una situación doblemente desventajosa respecto del castellano: su alternancia es más fre-cuentequeenelsentidoinversoyelcastellanoeslalenguaconocidaportodosynopresenta rechazo social alguno. Por ende, en el plano de las interacciones el empleo delaymaradependedevariosfactores:a)quiénesentablaneldiálogo;b)certidumbreacerca de las capacidades lingüísticas de los interactuantes, c) una expectativa recípro-ca o disposición al diálogo en ella y, d) el contexto o situación comunicativa. Si ellos no se presentan favorablemente, se recurre al castellano.

De esta manera, si no hay una competencia y un empleo extendidos de la lengua indígena; si los procesos de aprendizaje son tendencialmente y en progresión ascen-dente realizados en castellano; si los contextos de comunicación están dominados por él, no son identificables dominios y funciones exclusivas o donde regularmente preva-lezca el aymara y, por último, si la tendencia en todos estos ámbitos es a su reemplazo por el castellano, entonces, muy difícilmente puede sostenerse la existencia de diglosia. Nosenosescapalaposibleconvenienciaparaladefensadelalenguapropiaelquepudiera justificarseunestadodediglosia.Significaríaque,aunquehistóricamentehacedidoterrenoalcastellano,detodosmodosconservadominiosyfuncionesenquesuempleoesexclusivoomayoritarioyqueellosesostieneeneltiempo.

28 Nodebeolvidarsequelaescuelapúblicahasido,desdesullegadaalaregiónandina,unexitosoinstrumento de castellanización y chilenización (en el sentido de generar la identificación con Chile).Noesseguroquepuedaahoracumplirlatareacontraria:lamantenciónyenseñanzadelaymara,másaúncuandomuchospadrescreenqueelbilingüismosuponeunbajodominiodelcastellanoyprefierenquesushijosseanmonolingüesenestaúltimalenguayeviten,así,expo-nerse a actos de discriminación por el resto de los chilenos (Grebe, 1986; Gundermann, 1986a). Noesrarotampocoqueloshablantesactúenmotivadosporlaconviccióndequesulenguaestácondenadaadesaparecery,aunquepuedanlamentarsupérdida,decidanfavorecerelaprendi-zaje del castellano por parte de sus hijos e, incluso, dejen de hablarla delante de ellos y la utilicen exclusivamente en compañía del cónyuge o de personas mayores.

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No obstante, las situaciones de interacción entre aymaras y chilenos no-indígenas toleranhoyunarelacióndeausencia/presenciamáscomplejaquelasimpleexclusióndeantaño.Tomemoscomoejemplolosritospracticadosporoficiantesaymarasalini-ciodeunareuniónconautoridadesdegobierno,quehanrecibidoladenominaciónde“rogativa”opawa(enaymara)yque,actualmente,sonpartedelprotocolooficialdelas instituciones públicas chilenas. Estas ceremonias tienen un doble carácter, político y religioso, y en ellas se conjugan elementos muy heterogéneos tanto a nivel de la ac-tuación (performance) como de los símbolos utilizados (Maluenda y Valenzuela, 2004: cap. 4, 77-117)29.Losritualessellevanacabopreferentementeenespañol,aunquesere-curre a ciertas expresiones o frases breves en lengua indígena, cuyo empleo responde a una doble función: expresiva y simbólica; la lengua misma se transforma en símbolo en desmedro de su capacidad comunicativa (ver al respecto: Salvador, 1993: 97). Los oficiantesconsideranquelaejecucióncorrectadelosritosdeberíahacerseenaymara,peroaceptanojustificanelusodelespañolanteel“olvido”dedichalengua.Enelcasode un hablante bilingüe, estaríamos ante una forma de interferencia lingüística (Siguán, 2001: 175-187), pero los aymaras monolingües del español recurren a estas sustituciones lingüísticas como una forma de trazar una frontera étnica respecto a los chilenos no-indígenas y como un medio de mostrar su fidelidad y competencia en su cultura30. Este uso simbólico del aymara no se acompaña de un interés por aprender la lengua, de manera similar al uso cada vez más frecuente de términos en inglés entre hablantes de españolenChile,sobretodoentrelasgeneracionesmásjóvenes,quenoestárelaciona-do generalmente con una necesidad funcional ni con una competencia dicha lengua (Sáez-Godoy,2005).Unadificultadadicionallorepresentaelhechodeque,pordiversasrazones, el léxico del aymara se ha ido confinando a las representaciones y prácticas culturalestradicionales,mientrasquelosobjetosyexperiencias“modernas”sondomi-nioexclusivodelespañol,loquecorresponderíaaunempobrecimientolexical(Chiodiy Loncón, 1995: 24-25, en referencia a la lengua mapuche).

La existencia de fenómenos como el recién analizado (el uso de la lengua como recursosimbólicoenritualespolíticos),oquedesdeelEstadoyladirigenciaeintelec-tualidadindígenaandinasedenseñalesensentidocontrario,nosmuestraqueesta-mos no sólo frente a un fenómeno objetivo de disminución relativa del uso del aymara respecto de las esferas funcionales donde puede ser empleado exitosamente como medio de comunicación, sino también ante la continuidad del estatus cultural dismi-nuidodedichalenguaparasushablantes,quetiendenaconsiderarlacomo“atrasada”e intrínsecamente limitada respecto del castellano. Obviamente, no existe tal limitación:

29 Este doble carácter está bien subrayado por Schroedl (2008: 21): “No existe una separación estricta entrelosritualesengeneralylosritualespolíticosenparticular.Másbiensepuededecirquelosritualespolíticosseencuentranjustamenteentreelámbitodelapolíticaydelareligión”.Almismotiempo, señala su carácter mediador entre dos partes (en este caso, la aymara y la del Estado chileno): “los actores de los rituales políticos colectivos constan por una parte de la sociedad o cualquiergruposocial,yporotradelEstadoodeunaautoridadpolítica.Despuésdetodo,elne-gociarlarelaciónentreestosdospartidosesjustamenteloquesepuedeconsiderarcomofunciónprincipaldelosritualespolíticos”(Schroedl,2008:21).Véasetambién:Gareis(2008).

30 Algo muy semejante se presenta entre los mapuches del centro sur de Chile.

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setratadeunproblemadedesarrollolingüísticodelaymara,quenocuentaconlosre-cursos de apoyo de lenguas como el castellano, escritas y codificadas desde hace varios siglos,loquepermitequesirvacomomediodecomunicaciónyenseñanzaenámbi-tos sometidos a cambios muy dinámicos como la ciencia, la tecnología y la economía. Estonoocurreconlaslenguasindígenas,quehansidohastahacemuyrecientementelenguasdetradiciónoralyque,conexcepciónde lasgramáticascolonialesy textosescolares de EIB actuales, no han sido codificadas para su enseñanza y uso en ámbitos formales.Esnotorioelhechodeque,enlosprogramasdeeducacióninterculturalbi-lingüe, dichas lenguas sean incorporadas sólo como materia de estudio en sí mismas, y nocomoherramientasdeenseñanzadematemáticas,cienciasuotrasmaterias,loquetermina por reafirmar su posición subordinada frente al castellano31.

5. El desplazamiento de la lengua aymara por el castellano

LosactualeshabitantesdeláreadecomunidadesaymarasdeTarapacáyArica-Parina-cota son principalmente castellano-hablantes. Sólo un 35,5% de total de entrevistados declarótenercompetenciaen lenguas indígenasy,entreaquellosquesereconocencomo aymaras, un poco más de la mitad (un 51,5%) indica niveles de competencia acti-vaaltaomediaensulengua.Estosignificaquepocomenosdeunquinto(17,4%)delosresidentes, indígenas y no indígenas tendría un manejo fluido del jaqui aru. Estos datos corresponden,además,a lapoblaciónrural(salvoPicayPutre),eláreaquesepodríaesperar fuese la menos afectada por el desplazamiento lingüístico.

Se entiende por desplazamiento lingüístico al proceso mediante el cual una lengua o variedad lingüística va siendo reemplazada por otra. Las causas pueden ser múltiples: políticas lingüísticas, cambios religiosos, opresión cultural, migraciones, etc. Su duración puede también ser muy disímil de caso en caso. La inestabilidad en el bilingüismo, la competencia entre lenguas y los fenómenos de desplazamiento sonmuycomunesenladinámicadelaslenguasencualquierpartedelmundo.Latendencia general durante el siglo XIX y, sobre todo en el XX, es a la expansión de lenguas y variedades constituidas en nacionales y oficiales. En las últimas décadas tiene lugar la consolidación de lenguas globales en grandes regiones del planeta. Es común en la dinámica de las lenguas indígenas en Chile y Latinoamérica una transición desde el monolingüismo indígena, pasando por un bilingüismo sin di-glosia con competencia por dominios, a la desaparición de la lengua vernácula en favor del castellano.

31 En esto se hace visible una continuidad con la lógica colonial hispana, no obstante las muchas diferencias en términos de implementación práctica. Como se recordará, en su Gramática Cas-tellanade1492, laprimeradeestaycualquierotra lenguaeuropeamoderna,Nebrijaafirmabalaconviccióndequesuobradebíaservircomo“instrumento”o“compañeradelImperio”,pues“despuésquevuestraAltezametiessedebaxodesuiugomuchospueblosbárbarosynacionesdeperegrinaslenguas:yconelvencimientoaquellosteníannecessidadderecebirlasleies:quelvencedorponealvencidoyconellasnuestralengua”(Nebrija,1492).

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La vigencia del aymara dentro del espacio andino es históricamente muy varia-ble. El altiplano y la alta cordillera -y, junto con esta zona, las regiones limítrofes bolivia-nas- han sido los grandes reservorios de conservación de esta lengua, a pesar de los rápidoscambiosquehantenidolugarenellos,particularmenteenlasúltimasdécadas.Enlosvallesbajos,losoasisylapampa,aligualqueenloscentrosurbanosregionales,predomina ampliamente el castellano. El área de valles altos o precordillera presenta una situación intermedia. En esta zona se mantuvieron algunos hablantes hasta hace unas décadas atrás y es también el destino de migraciones desde el altiplano y regio-nes aymaras bolivianas aledañas a la frontera. La tabla Nº4 muestra el empleo declara-do del aymara y del castellano (como lengua de uso exclusivo o prevaleciente según el conocimiento de los declarantes) por parte de los antecesores de los entrevistados quedeclarancompetenciaenlalenguaoriginaria.Entrelosprogenitores,un57,2%ha-bría hablado con similar destreza ambas lenguas (se entiende, la lengua originaria y un “castellanoandino”,Salas1996:261),entantoqueun25,5%habríausadodemanerapredominante la lengua vernácula. Estos últimos no necesariamente son monolingües aymaras:setratamásbiendebilingüesenqueelcastellanoocupaunaposiciónsubor-dinada.

Tabla N°4: Lengua empleada exclusiva o predominantemente por los proge-nitores y abuelos directos según sector de nacimiento del entrevistado

Fuente: Encuesta Contexto Sociolingüístico de Comunidades Escolares Indígenas, 2003

(a) TodoslosprogenitoreshabríannacidoenBolivia (b) En 14 de los casos, los progenitores se declaran nacidos en Bolivia (c) Abuelos directos de los entrevistados nacidos en Bolivia (d) En 12 de los casos, se trata de abuelos directos nacidos en Bolivia

Los valores en favor del aymara son ligeramente mejores si se considera a las muje-res(lasmadresdelosentrevistados),loqueconcuerdaconelantecedentedequeesen-tre las mujeres donde hay mayor competencia en aymara (Harmelink, 1985; Grebe, 1986; Gundermann, 1986a). Los resultados también confirman la importancia de la provenien-cia altoandina chilena y boliviana en la vigencia de esta lengua. En efecto, un 63,7% de

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losprogenitoresinformadoshabríanacidoenelaltiplanoy,siagregamosaquellosprove-nientes de Bolivia, el porcentaje sube a un 82,4%. Ellos concentran la competencia en la lenguaindígena:el90,3%deloscasosenquesedeclarausoprevalecientedelaymaraen-trelosprogenitores;yel79,1%deaquellosacercadelosquesedeclaraunempleoequiva-lente de las dos lenguas. Si se indagara con más detalle en los casos de progenitores con dominio del aymara por parte de sujetos nacidos fuera de las tierras altas, probablemente la mayoría de ellos tendría antecedentes familiares altoandinos.

A su vez, la información respecto de los abuelos de los entrevistados32 pone en evidencia resultados congruentes con los observados para los progenitores en cuanto a la situación y tendencias del bilingüismo. Como era esperable, aumenta considerable-menteelporcentajedeaquellosqueempleanpredominantementeelaymara(51,2%)ydisminuyeeldequienesempleanambaslenguas(33,7%),manteniéndoseaproximada-menteenelmismoordendemagnitudlosqueusanexclusivaoprevalecientementeelcastellano (15,1%). Este grupo muestra, así, un alto grado de vigencia del aymara y una menor frecuencia del castellano, aun cuando este se encuentra sólidamente instalado en algunas zonas. La diferencia en las competencias y usos de la lengua cuando se pasa delageneracióndelosabuelosaldelosprogenitoresradicaenelaumentodequienesempleanambaslenguasyladisminucióndequieneshablanexclusivaoprincipalmen-te aymara. Se confirma, asimismo, el peso de la proveniencia altoandina y boliviana en estospredecesores:un32,2%esdeorigenaltoandinochileno, loque, sumadoa losaportes aymaras de Bolivia, representa un 51,2% de los casos33.

La vigencia de la lengua aymara en las zonas bajas se explica por la inmigración recientedeindividuosyfamiliasdelocalidadesaymarófonas, puestoqueallíhabíansido desplazada tempranamente por el castellano, un proceso en curso desde hace más de un siglo (Gundermann, 1997). La nueva distribución espacial no se puede aso-ciar, entonces, con una permanencia estable de hablantes bilingües en estas áreas. Ac-tualmentesepresentalaparadojaly,alavez,problemáticasituacióndequehayunaproporción cada vez menor de hablantes respecto del total de la población indígena, queestán,además,distribuidosalolargodetodalaregión, inclusiveensectoresur-banos. El aymara perdió su carácter de lengua concentrada en la alta geografía andina paradispersarse,a laparquesushablantes,portoda la región,peroconelloquedamásexpuestaalaspresionesprovenientesdelalenguadominante,loqueconfirmalarelevancia de los procesos migratorios en la dinámica sociolingüística del aymara, cuya irradiación se corresponde con la redefinición de las fronteras étnicas.

32 Reconociendoqueentre éstos encontramosedadesmuydisímiles, de 18 años en adelante yque,por lotanto, losabuelosdifícilmenteconstituyenunageneración,sinoquesóloungrupoconstituido a partir de un nexo parental y genealógico. Pero, de todos modos, la de los abuelos corresponde, en promedio, a situaciones anteriores en dos o tres décadas a la de los progenitores yeldeéstosauntiempoequivalenteprevioaldelosentrevistadosenesteestudio,loquenosentregaunpanoramadeloscambiosenelbilingüismo.Encualquiercaso,losresultadossonbas-tante indicativos.

33 El relativamente mayor porcentaje de orígenes altoandinos y bolivianos en el grupo de los pro-genitores en relación al de los abuelos se explica por la envergadura de la inmigración hacia la precordillerayvallesbajosquedesdeesasáreasseproducedurantelasúltimasdécadas.

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Según la información histórica disponible, hasta la primera mitad del siglo XIX, la lengua aymara se extendía a lo largo de todo el espacio andino, incluidas las comuni-dadesde“indios”ubicadasenlosvallesbajosyloscentrosmineroscercanosaIquiquedonde laborabanpeonesaymaras (Gundermann,1997).Elaymaraera la lenguaquepresentaba la más amplia distribución y el mayor contingente de hablantes en toda laregión,dadoquelosindígenasconformabanelgruesodelapoblación.Apartirdeentonces se inicia un proceso de profundos cambios asociados a la conformación de un ciclo minero exportador de salitre en el desierto, el desarrollo de la burocracia es-tatal peruana y el arribo de población mestiza a la zona, incluso a los valles andinos. La participaciónaymaraenlamineríaylasactividadesasociadascondujoaquenumero-sos habitantes de los valles bajos y medios empezaran a definirse como no-indígenas dentro de un proceso mayor de diferenciación social interna, redefinición de las identi-dades sociales y abandono de la lengua originaria. Complementariamente, la relación con contingentes de inmigrantes monolingües del castellano en los campamentos mi-neros y sectores como los valles, sujetos a la influencia directa de la industria salitrera, la acción de las escuelas de enseñanza elemental y el propio interés de los pobladores andinos por castellanizarse ayudó al sostenido retroceso de la lengua amerindia.

La disminución del número de hablantes por el avance del castellano en la po-blaciónde los sectores bajos llevó a que su espaciode vigencia se fuera limitandopaulatinamentealastierrasaltas.UnavezquelaregiónseanexaraaChile(Tarapacáen1881; Arica y Parinacota en 1929), la lengua aymara siguió siendo usada extensivamente sólo en la precordillera alta y en el altiplano. Se refuerza la definición de las tierras altas comounáreadeindígenaso“indios”(segúnelénfasismásneutroodespectivoqueselequisieradar),condiciónquesevinculaalconocimientoyusodelalenguaaymara(Gundermann,1997y2001).Caberecordarque,por lomenosdesdefinalesdelsigloXIX,ladenominaciónde“indio”esexpresivadeunacategoríasocialyculturalinferior(“atrasado”,“incivilizado”),loqueterminaporfacilitaralabandonodelalenguaconlacual está asociada. Los efectos de esta valoración negativa siguen estando presentes hoy,pesealaexistenciadeunapolíticaindigenistamulticulturalquereconoceyvaloraladiversidadétnicayaquehaidosurgiendoenalgunossectoresdelasociedadchilenauna actitud favorable hacia las culturas y las lenguas indígenas.

Durante el siglo XX, la apertura de caminos y el mejoramiento general de la in-fraestructura aceleraron la integración económica y política de las zonas interiores a los centros regionales. Allí donde su dominio todavía no se generalizaba, la escuela pública difundió la identificación nacional y el uso del castellano, además de conteni-dos instrumentales. El servicio militar incentivó la adhesión a los valores nacionales (y también castellanizó junto con capacitar en lectoescritura) entre los jóvenes varones aymaras. La acción del mercado sobre las comunidades aymaras complementó la del Estado, llevando a los campesinos a profundizar la mercantilización y monetarización de sus economías. Con ello, incrementó su dependencia de fuentes de trabajo y abas-tecimientoexternos(losvallesbajosoBolivia),loquetambiénsupusoelestablecimien-to de relaciones fluidas con agentes mercantiles monolingües del castellano. Desde la década de 1930 en las zonas aymarófonas tienen lugar dificultades de sostenibilidad agraria,fenómenoqueprecipitalasalidadenumerosaspersonasdesdelosvallesylacordillera. El desmantelamiento progresivo de las empresas salitreras con salida de su

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población obrera limitó las opciones de ingresos y colocación de productos a los agri-cultores de los valles. A su vez, el aumento de población no pudo ser sostenido por la economía ganadera tradicional de las tierras altas. Se produjeron entonces migraciones azonasandinasynoandinasdeldesiertoylacosta(AricaeIquique,PozoAlmonte),unaredistribución de la población aymara en la región y un incremento de la movilidad espacial. En años recientes, la demanda por educación y acceso a servicios urbanos ha sido también un poderoso estímulo a las migraciones desde las áreas indígenas tradi-cionales (Gundermann, 2001).

Estos procesos tuvieron un efecto de conjunto en favor de la asimilación cultural, el desplazamiento lingüístico del aymara y el aumento del monolingüismo castellano. Resulta entonces limitado el modelo de descripción del desplazamiento de la lengua aymara según el criterio ecológico de aislamiento (mayor o menor distancia desde cen-tros urbanos, accesibilidad, presencia o no de escuelas y servicios públicos en poblados primados, etc.) propuesto por Harmelink (1985: 18-29) y retomado por Salas (1996: 260-262). No es adecuado para entender el pasado ni aclarar el presente. Las dimensiones geográficas y espaciales no son factores explicativos en sí mismos, sino únicamente en cuanto se asocian con determinadas configuraciones de las relaciones sociales y con distintassituacioneshistóricas.Asimismo,setratadeunarepresentaciónmuyesque-mática de hechos y tendencias complejos. Desde este modelo no podría entenderse el fenómeno de la conscripción militar de los jóvenes aymaras -incluidos los de las zonas aisladas- y su impacto castellanizador, efectivo desde la primera mitad del siglo XX. TampocoelqueenzonasdondenosehabíaexpandidoaúnelsistemaescolarnacionalcomoIslugayCariquimahacia1940y1950,comunidadesconsideradasconservadorasen materias culturales y lingüísticas, se contrataran profesores particulares de los valles yBoliviaparalaenseñanzadeprimerasletrasencastellano,queobviamentecontribu-yeronadifundirlo(González,2002);entantoque,almismotiempo,enelpobladodeChapiquiña,vecinoalacentralhidroeléctricadelmismonombreydonde,porende,sedaban relaciones frecuentes con personal monolingüe del castellano, existieran toda-vía en 1986 varios ancianos hablantes del aymara cuyas familias eran originarias de allí.

Demaneramásdecisiva,estemodelonoofrecehipótesisquepermitan inter-pretar histórica y sociológicamente las consecuencias lingüísticas de la división social, étnica y cultural vigente, ya hacia finales del siglo XIX, al interior del espacio andino entre los valles occidentales y las tierras altas. Unos agricultores, otros ganaderos; unos noseconsideran“indios”,adjetivaciónquerestringenalosdelaltiplano,mientraslosotros,deaceptarla,lohacíanaregañadientes;aquélloseranyacastellanohablantesoaumentaron su contingente terminando por completar la castellanizaron, mientras los de las tierras altas mantuvieron una actitud lingüística más conservadora. Por lo demás, el aislamiento de algunos valles era tan severo como el del altiplano, cuya economía ganadera estuvo muy conectada a la minería del desierto, de los valles bajos o de los puertos.Lasdiferenciaslingüísticasqueenellargoplazosefueroncreandollegaronaser bastante reales y con consecuencias sociales prácticas. Los nexos de los pastores de las comunidades altoandinas con las tierras bajas, los valles, la minería del desierto y la costa fueron durante el último siglo y medio mediados por los agricultores, arrieros, comerciantes,pequeñosfuncionariosyautoridadesdeoasentadosenlosvallesypre-cordilleraandina.Lasrelacionesdequesenutrióestamediación(intercambiosasimé-

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tricos, peonaje, diferencias de prestigio y autoridad, etc.), dieron origen a una forma de dominación estamentaria no institucionalizada. Constituyeron un modo de contención socialyculturaldeunos(quecontribuyeasuconservadurismoculturalylingüístico),alavezqueunmedioparalaproyecciónhaciaafueradelosotros(hacialoscentroseconómicos y de poder en la minería del desierto y de la costa) (Gundermann, 2001).

Porotraparte,sedebereconocerqueestoscambioslingüísticosnohabríanteni-do lugar si no hubiera existido una decisión de los propios hablantes aymaras de dejar de enseñar y hablar su lengua en el seno de sus hogares y comunidades. Por el contra-rio, la visión predominante entre los dirigentes y educadores aymaras de hoy atribuye a los factores externos la responsabilidad exclusiva o casi exclusiva en la pérdida del ay-mara. Ello significa considerarse víctimas pasivas de las acciones realizadas sobre ellos, peropordesigualquehayasido(ysea)larelaciónconlasociedadchilena,ellanoanulala reflexividad y la capacidad de acción de parte de los indígenas andinos. Subyace a estamiradaunarepresentaciónerróneadelfenómenodelpoder,queconsistesiempreen una relación entre sujetos (individuales o colectivos) y, por ende, donde una parte no puede anular la capacidad de oposición o resistencia de la otra parte sino a condición de eliminar al otro sujeto en tanto tal; esto es, dando fin a la relación y, por tanto, a la condición de posibilidad del poder (Jonas, 1987: 34-36). De ello puede desprenderse queelpoder(o,mejordicho,elpolodominanteenlarelacióndepoder)sehacemásfuerte cuando logra concitar el apoyo del dominado34.

Enelcasoquetratamos, losaymaras fueronmásalláde lameraaceptaciónalproceso de integración conducido por el Estado chileno y sus autoridades regionales. Durante todo el siglo XX solicitaron a ellos la instalación de escuelas públicas en sus localidades e, inclusive, cuando éstas aún no existían, procediendo a la creación de es-cuelasconrecursospropios(González,S.,2002).Y,sibienesciertoquelaescuelaejercióun rol decisivo en la introducción del castellano y en el retroceso del aymara, también esefectivoqueestotuvolugaralinteriordelespacioescolarynofueradeéste,noalmenos de modo sistemático o constante35. Por lo tanto, el abandono del aymara al inte-rior de los hogares no puede ser explicado como consecuencia directa de la acción de la escuela sino, en primer término, como resultado de las decisiones de los hablantes. Lasmotivacionesqueconcurrieronaelloson,porcierto,designodiverso:adecuaciónalosairesdecambiodominantes,afanesgenuinosdeintegración,búsquedadesalidaaladenigracióndelacondiciónde“indio”,mecanismodedefensaanteprejuiciosyactosdiscriminatorios, etc.

34 Como señala acertadamente Godelier (1982: 88), precisamente a propósito de las relaciones entre poder y lenguaje: “la fuerza más fuerte de un poder de opresión, de dominación, no es cierta-mente la fuerza violenta, sino por el contrario, un consentimiento de los dominados frente a su dominación”.

35 TaleselcasoEvoMorales,actualpresidentedeBolivia,quien tienealaymaracomosu lenguamaterna e inició el aprendizaje de español en la escuela pública, conservando la lengua andina enlacomunicaciónenelhogarylacomunidad,dondetambiénsehablabacastellanoyquechua(SubercaseauxySierra,2007:23).Pero,“conelcorrerdelosaños,optóporelespañolyaque,ensus palabras, le permitía centralizar la comunicación. Ciertos rivales campesinos y originarios criti-caríansuincapacidadparadardiscursosenaymaraoquechua”(Sivak,2008:56).

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Tambiéndebedestacarseelpapelactivodelascomunidadesensolicitaralgo-bierno la construcción de caminos o la provisión de servicios (como luz eléctrica), o en migrarhacialoscentrosurbanosparaquesushijospudierancompletarunaescolaridadmás avanzada y de mejor calidad. Dichas demandas se formularon, además, desde una autodefinición como agricultores, pobladores del interior o habitantes de zonas fronte-rizas, entre otras, pero no desde una identidad como aymaras36. Así, no sólo en su con-tenido, también en su forma las reivindicaciones aymaras se ajustaron a un patrón inte-gracionistaeinvisibilizaronlacondiciónindígenaque,hastaunadécadaymediaatrás,poco más o menos, siguió siendo un elemento de identificación comunitario local o en las relaciones entre comunidades, pero no dentro de un espacio público interétnico. En ese contexto de rápidos e intensos cambios, los conocimientos, instrumentos y códigos de comunicación fueron siendo cada vez más los provistos por la cultura nacional y la lengua castellana.

6. Conclusiones

Losresultadosdelestudiomuestranquelamayorparte(un66,3%)deloshabitantesdelas comunas rurales (incluidos los pueblos de Pica y Putre) pertenecientes a las regiones deAricaParinacotayTarapacásoncastellano-hablantes.Siseconsiderasolamentealaspersonasqueseautodefinencomoaymaras(181casos),un65,7%(119casos)señalaposeer algún grado de competencia en su lengua. Si se agregan los casos de personas quenoseautoadscribencomoaymarasperosítienenalgúnconocimientodelalen-gua (198 casos), los hablantes eficientes de la lengua representarían un 35,2% del grupo bilingüe;oseaquealgomenosdeunquinto (un17,4%)del total tendríaunmanejofluido del aymara.

La distribución del conocimiento y uso del aymara dentro del espacio regional no es homogénea, presentando importantes variaciones entre sectores socio-geográficos. La cantidad de aymara hablantes y la frecuencia de uso de esta lengua disminuyen si-guiendo una gradiente altitudinal. En el altiplano es hablada con mayor frecuencia por-queallíconcurrencondicionessocialesylingüísticasmásfavorables.Enelotroextremoseubican losvallesbajos, losoasis y lapampa,dondeexistenmenospersonasquela conocen y es empleada muy poco u ocasionalmente. En las zonas de precordillera encontramosunasituaciónintermediayaque,sibienexistenmáshablantesqueenlossectores más bajos, su empleo es también ocasional o poco frecuente.

Tambiénsepresentandiferenciasenelmanejodelalenguasegúnloscontextosde uso. El aymara mantiene su vigencia en ámbitos privados e intraétnicos, mientras queenlosespaciospúblicoseinterétnicosprevalececasiexclusivamenteelcastella-no. Se sigue usando al interior de los hogares, en las relaciones con familiares o en las actividades económicas y religiosas tradicionales, pero incluso mucha de la interac-ción comunicativa interna, en el medio escolar o en las relaciones con los funcionarios

36 Yaquelaetnificaciónaymara,i.e.,suconformacióncomopersonasygruposqueadoptantomasde posición étnica, es posterior y, en parte, uno de los resultados de estos procesos.

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públicos, así como la mayor parte de los vínculos con la sociedad regional se realiza en castellano. Por lo demás, este perfil es válido solo para los sectores de altura, ya en las zonas bajas el aymara se mantiene vigente solamente en segmentos de personas provenientes del altiplano chileno o boliviano, en donde el empleo de la lengua es to-davía más circunscrito. Los habitantes originarios, en cambio, dejaron de hablarla hace muchas décadas e incluso varias generaciones.

El avance del castellano y el retroceso del aymara no pueden explicarse única-mente por las posibilidades y frecuencias de la interacción social con hablantes de la lengua dominante. Desde una perspectiva histórica, son el resultado de las relaciones socialesestablecidasentresegmentos indígenasquehanexperimentadoprocesosde cambio cultural y social muy diferentes. Los habitantes de los sectores más bajos iniciaron en el siglo XIX un proceso de asimilación y relativo abandono de la cultura ylenguaoriginarias,dejandodeconsiderarse“indios”.Dichacondiciónlareservaronparaloshabitantesdelossectoresmásaltos.Deestamanera,ladistinción“peruano”o “chileno” en oposición a “indio”, fue reincorporada como esquema de categori-zación social al interior del mismo mundo aymara, produciendo su división en dos agregados opuestos por relación con su identificación colectiva. Junto con ello, entre los propios aymaras históricos se abre una brecha social y étnica a partir de la cual se producen relaciones de desigualdad -y dominación- fundadas en la pertenencia a unauotracategoríasociocultural.Deaquíquelasdiferenciassegúnestratossocio-geográficos resulten muy importantes para comprender la distribución y los cambios de la lengua aymara en la región. En los sectores más bajos, el aymara fue desplazado tempranamenteporelcastellano,por loquelapresenciaactualdeesta lenguaenellos seexplicapor lapresenciade individuosy familiasquehanemigradodesdezonas aymarófonas.

En la actualidad, las fronteras lingüísticas se han redefinido de forma contradic-toria: si bien los aymaras se han dispersado por toda la región y han disminuido las presiones para el ocultamiento y abandono de la lengua nativa, las condiciones so-ciales dominantes no favorecen tampoco su mantención y recuperación. Su cultura y su lengua son apreciadas por muchos aymaras como algo del pasado o como una tradiciónaconservarsóloenlamedidaquenoobstaculicesuintegraciónalasocie-dad mayor. La lengua aymara puede persistir en ámbitos internos a la vida social fami-liar y comunitaria, pero no es funcional a la regionalización de la comunidad aymara enelmodoenqueellasehadadohastaahora.Portodoello,sedebeenfatizarquenonosencontramosanteunasituacióndedisglosiaenelsentidoque loentiendeFerguson (1959), el creador del concepto. La lengua aymara puede ser reemplazada por el español, y lo está siendo, en todos los ámbitos de interacción de los hablantes de dicha lengua.

Unacuestión fundamentalquenohasidoobjetode investigaciónes la situa-ción de la lengua aymara en las ciudades, donde hoy reside la mayor parte de esta población indígena. A falta de estudios sobre la materia, sólo pueden plantearse algu-nas conjeturas. El primer elemento a tomar en cuenta son las migraciones. Al interior del contingente de aymaras urbanos provenientes de los sectores y poblados rurales encontramos hablantes de la lengua vernácula. Sin embargo, los espacios sociales y lingüísticosalosquesehanincorporadoproporcionanoportunidadeslimitadasycon-

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dicionesrestrictivasparasuuso,quesereduciríabásicamentealoscontextosétnicosdeinteracciónoalámbitodelhogar.Aunquelosemigrantesdesdezonasaymarófonas,incluidas las bolivianas de la frontera, se dirigen en una proporción alta a los valles ba-jos (Azapa y Lluta en particular) y a las ciudades costeras, encuentran una comunidad residentequeensugranmayoríadesconoce, lees indiferenteodesprecia la lenguaindígena. Por ende, el uso del aymara por parte de las generaciones mayores tendería a disminuir o minimizarse, siendo sus hijos y nietos probablemente hablantes pasivos o bien monolingües del castellano.

Almismotiempo,sería importanteconsiderar las relacionesque losmigrantesde estas zonas mantienen con sus localidades y, en el caso de Bolivia, desde ellas hacia Chile,dondeencuentrantrabajoyapoyodesus “paisanos”. Juntocon laemigracióndefinitiva, encontramos una movilidad espacial cada vez mayor de población aymara desde ese país, facilitada por los cada vez más expeditos medios de transporte y comu-nicaciónconquecuentalaregión.Losmigrantesoriundosdezonasaymarófonasestánexpuestosa la influenciaquegenerasupermanenciaycontactoconunapoblaciónquemayoritariamenteeshablanteexclusivadelcastellano.Perotambiéninfluyenlosretornos temporales de los emigrantes a sus comunidades de origen, con frecuencia ostentando logros materiales y un capital cultural más diverso y prestigiado. Por esto mismo, es de importancia incorporar un elemento subjetivo al análisis del desplaza-miento lingüístico: los emigrantes aymaras bolivianos en Chile son apreciados como personascomparativamentemásexitosasylaregiónalaquelleganesvistacomopar-tedeunpaísqueofrecemásposibilidades,esmásdesarrollado,conmayorprogresoy“civilización”.Elcastellanoformaríapartedeestecualitativamentedistintoymejoresta-dodecosaspordiferenciaconlaminorizaciónenquepermaneceelaymara,materiastodasellasquedeberíanserobjetodefuturasinvestigaciones.

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