"El pacto constitucional del Lago Meech", Revista de Estudios Canadienses, núm. 1, septiembre de...

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Revista Española de Estudios Canadienses . <: .:., Volumen I - Número 1 - Septiembre 1990

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Revista Españolade Estudios

Canadienses

.<: .:.,

Volumen I - Número 1 - Septiembre 1990

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Bernd DietzAngel López

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1.s.B.N.: 84-87070-27-2

Alan F.]. Artibise (Canadá)Richard Beach (Canadá)M~ Teresa Cabré Castellví (España)Hans Hauge (Dinamarca)Pierre La/leur (España)Marcelo A. Loprete (España)Danran Mao (China)Hans-]. Niederehe (Alemania)J. Antonio Prieto (España)Thomas M. Robinson (Canadá)

W José Alvarez Maurin (España)León A. Bagramov (Rusia)Reginald Berry (Nueva Zelanda)Isabel Carreras (España)Jean-Michel Lacroix (Francia)Roger Lemos Ramalhete (Portugal)Doirean MacDermott (España)Francisco José Montes (España)Dolores Ortiz (España)Sang Ran Lee (Corea)Agustín Ruiz Robledo (España)

La revista española de estudios canadienses es el órganooficial de la Asociación de Estudios Canadienses en España.Prioritariamente publicará trabajos de sus asociados y en al­gunos casos se solicitarán colaboraciones especiales. Todo tra­bajo tendrá que versar sobre aspectos relacionados conCanadá. Podrán estar redactados en cualquiera de las lenguasoficiales de Canadá o en castellano, catalán, gallego y vasco.La extensión máxima será de 25 páginas, mecanografiadas adoble espacio y las notas irán al final. Todo artículo deberá in­cluir un breve resumen en castellano. Se admitirán gráficos eilustraciones cuando el trabajo lo requiera. La orientación dela revista es la de la investigación e información tanto científi­ca y humanística como artística. Inicialmente no se estableceperiodicidad pero cada tres números formarán un volumen.Este número uno se envía gratuitamente y para los sucesivosse fijará el precio de la suscripción. Hasta que no redacten losestatutos de la revista, ésta estará dirigida colegiadamente por:

EL PACTOCONSTITUCIONALDEL LAGO MEECH

Revista Española de Estudios Canadienses. Volumen 1, número 1.

INTRODUCCION

Para terminar con ese anacronismo se produjeron múltiplesintentos de "repatriar" la Constitución a 10 largo de todo el si­glo XX (básicamente en 1927, 1936, 1950, 1964 Y1971) que sesaldaron con el fracaso, y no por una negativa británica sinoporque no fue posible un pacto constitucional entre el Esta­do central y las provincias que satisfaciera a todos, muyespe­cialmente en la regulación de la reforma constitucional dondelos intereses de las grandes provincias (Quebec, principalmen­te) chocaban con los de las menos pobladas.

En mayo de 1980 se celebró el crucial referéndum en Que­bec sobre su soberanía-asociación con Canadá y, aunque éstafue rechazada, era evidente para todos los partidos que el sta­tus quo constitucional no podía mantenerse. Por eso, Pierre

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Cuando los padres de la Confederación canadiense organi­zaron los poderes de su Estado, la única fórmula que encon­traron para unir las colonias protestantes anglófonas entre síy con la católica Quebec fue el federalismo; pues -en pala­bras de Carrier- sólo el sistema federal "deja al gobierno cen­tral el control de los asuntos de interés general sin por elloprivar a las minorías de sus derechos~'

Pero lejos de seguir e! ejemplo de su poderoso vecino delSur, Canadá no rompió completamenre los lazos con la "Ma­dre Patria" y el Reino Unido mantuvo cierra tutela sobre la nue­va organización política que recibió el extraño -y bíblico­nombre de Dominio.

Así, la nueva Constitución fue aprobada por e! Parlamentobritánico en 1867 con el nombre de Ley de la América del NorreBritánica y permitía una serie de intromisiones difícilmentecomprensibles para un Estado soberano: cierras leyes ingle­sas tendrían vigencia en el territorio de! Dominio, la represen­tación exterior quedaba en manos de! gobierno inglés, la másalta instancia judicial canadiense sería el Comité Judicial delConsejo Privado, etc. Lentamente, esas intromisiones han idodesapareciendo (Estatuto de Westminster de 1931 que dero­ga la potestad del Parlamento inglés para legislar para los Do­minios, abolición de la jurisdicción del Comité Judicial en1949, etc); quedando, sin embargo, en la década de los 80, lamás importante: Canadá era el único Estado soberano del mun­do cuya Constitución no podía ser modificada por sí mismo,sino que necesitaba la aprobación del Parlamento británico.

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Trudeau, Primer Ministro canadiense, propuso repatriar y re­formar la Constitución. Tras un largo y complicado procesoen el que no podemos detenernos, la nueva Ley Constitucio­nalse promulgó el 17 de abril de 1982. Apartir de ese momentoya, ni siquiera formalmente, ningún poder extranjero debe­ría intervenir en un asunto íntimamente canadiense. La refor­ma constitucional llevaba la firma del Primer Ministro Federaly de nueve de los provinciales; pero faltaba la de René Leves­que, el Primer Ministro de Quebec, que la consideró inacep­table, fundamentalmente por no reconocer el derecho de vetode Quebec en las modificaciones constitucionales.

De esta manera, si legalmente la reforma era válida, políti­camente se produjo una fractura entre Quebec y el resto deCanadá imposible de superar apelando únicamente a los cri­terios jurídicos. Para cerrarla, para "volver a Quebec al senode la gran familia canadiense" -en frase que ha hechofortuna- los 10 Primeros MinislfOs de las Provincias y el deCanadá pactaron el 30 de abril de 1987 en la ribera del LagoMeech (cerca de Montreal) una modificación de la Constitu­ción, que fue firmada por todos ellos en Ottawa el 3 de juniode 1987.

No vamos a centrarnos aquí en la pequeña historia de eseacuerdo ~quecomenzó con la declaración de Edmonton deagosto de 1986- y en su larga negociación. Bástenos con se­ñalar que sólo se ha conseguido una vez que Trudeau, el granartífice de la repatriación, fuera sustituido en 1984 enla]efa­tura del Gobierno canadiense por una persona más flexible,el conservador Brian Mulroney, y una vez que el Gobierno deQuebec hubiera vuelto a las manos de un federalista conven­cido, el liberal Robert Bourassa.

Las cinco condiciones que éste, tras su victoria electoral de1985, propuso para que Quebec volviera al redil constilLlcio­nal fueron las siguientes:

1) Reconocimiento de Quebec como una "sociedad dislinta:'2) Garantías para mantener la identidad cultural de Quebec,

de forma especial en materia de inmigr,¡ción.3) Limitar el poder financiero de la Federación.4) Derecho de veto para Quebec en las reformas constilLl­

cionales que esta provincia considere contrarias a sus intere­ses y

5) Participación en la elección de los magistrados del Tri­bunal Supremo.

Todas estas demandas fueron aceptadas en el Lago Meechy luego plasmadas en el proyecto de Ley de Reforma Consti­lLIcional de 1987. Sin ánimo de ser muy precisos y exhausti­vos, podemos resumir los 17 artículos de ese proyecto en lossiguientes 7 puntos:

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1. Se reconocen (y se eleva a la categoría de regla de inter­pretación de la Constitución) tanto que la existencia de angló­fonos y francófonos es una característica esencial del Canadácomo la diferencia de la sociedad de Quebec dentro de él (nue­vo art? 2 de la Ley Constitucional de 1867).

2. Cuando se produzca una vacante en el Senado, el Gobier­no deberá elegir al nuevo senador entre las personas que leproponga el Gobierno de la Provincia a la que pertenezca lavacante (art? 25).

3. Se autoriza a la provincia que lo desee par-a negociar unpacto con el gobierno central en materia de inmigración "adap­tado a sus necesidades" (arts? 95A y ss).

4. De los nueve jueces que componen el Tribunal Supremocanadiense, tres serán elegidos por el gobierno central entrelos juristas que le proponga el Gobierno de Quebec y los otrosseis de entre los que le propongan los demás gobiernos pro­vinciales (arts? 10lA y ss).

5. Si una provincia no desea participar en un proyecto na­cional cofinanciado (por ejemplo, la construcción de una auto­pista imerprovincial), tendrá derecho a recibir una "justacompensación" (aft? 106A), igualmente dará derecho a tal in­demnización si se transfiere una competencia provincial al Par­lamento canadiense (artO 40).

6. El procedimiemo de reforma ordinario que contenía laLey .constitucional de 1982 (7 provincias que representaránel 50% de la población del Canadá) es derogado para incor­porar sus materias (Senado, Tribunal Supremo, etc.) al proce­dimiento agraviado de la unanimidad.

7. Se constitucionalizan las conferencias de Prin1eros Minis­tros sobre economía así como para la reforma de la Consti­tución.

La polémica sobre este proyecto fue inmediata en la opiniónpública, en la doctrina constitucional y, también, en la propiaclase política. Y las opiniones oscilan desde considerarla unéxito por permitir la unidad de la familia canadiense (Mulro­ney) hasta ver en ella el fin del suetlO de un solo Canadá (Tru­deau) o compararla con el SIDA porque "al principio lossíntomas son innocuos, pero es un virus que al crecer va de­bilitando el cuerpo, hasta volverlo incurable" (David Elton).Todos y cada uno de los siete puntos que acabamos de expo­ner son debatidos con pasión, de tal forma -y por citar unsolo ejemplo- que si para unos las Conferencias sobre eco­nomía y otras materias permiten la participación de las pro­vincias en las grandes cuestiones nacionales y son un paso enla lÍnea del federalismo cooperativo; para otros se trata de unagratuita cesión de competencias del Estado central que se en­corseta con un organismo pesado, incapaz de dar respuestas

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adecuadas con la rapidez que la mayoría de los asuntos nacio­nales -y especialmente los económicos- necesitan.

En el ámbito estrictamente político, la Ley de Reforma Cons­titucional de 1987 no ha causado menos debates y si ya ha si­do ratificada por el Parlamento Central y por los de ochoProvincias, no parece que los de Manitoba y Nlleva Brunswicklo hagan si no se produce un "P<lcto paralelo" que dé satisfac­ción a sus intereses ..Su consentimiento es necesario para quela reforma entre en vigor ya que afecta a temas que exigen launanimidad.

El estudioso extranjero que inocentemente pretende ana­lizar el pacto se siente abrumado ante la abundancia de mate­rial en forma de artículos de periódico, libros e informes quese le suministra y su instinto le advierte de que lo mejor quepuede hacer es salir corriendo y buscar otro tema canadiensemenos controvertido.

Si, contra toda lógica, persiste en su descabellado propósi­to es posible que llegue a la siguiente conclusión: políticamentetodos los puntos mencionados más arriba son importantes; pe­ro desde un punto de vista constitucional, la mayoría no ofre­cen muchas dudas. Poca interpretación es posible sobre elmandato que obliga a los Primeros Ministros a reunirse unavez al al10 o sobre el que exige la aprobación de la Cámara delos Comunes, el Senado y todos los poderes legislativos pro­vinciales para la expansión de las provincias existentes a cos­ta de los territorios. Serán convenientes o inconvenientes, peroson normas bastante claras.

Ami juicio, la disposición más interesante para el constitu­cionalista, la que más problemas de interpretación presenta yla que, posiblemente, más trabajo proporcione al Tribunal Su­premo si finalmente el proyecto se transformase en normaconstitucional es el nuevo artículo dos de la Ley Constitucio­nal de 1867 que ordena que toda la Constitución canadiensedeberá ser interpretada teniendo en cuenta que:a) constituye una característica fundamental de Canadá laexistencia de francófonos, "centrados en Quebec pero tam­bién presentes en el resto de Canadá" y de anglófonos, "con­centrados fuera de Quebec pero también presentes enQuebec";b) Quebec constituye dentro de Canadá una sociedad distinta.

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E ta cláusula cuyo alcance e dificil de precisar se comple­menta con los siguiemes párrafo :

1. El Parlamento de Canadá y las Asamblea legislativa pro­vinciales tienen la función de . proteger la característica fun­damental de Canadá referida en el párrafo la:'

2. El poder legislativo y el gobierno de Quebec tienen la fun­ción de "proteger y promover la característica distinta de Que­bec señalada en el párrafo lb:'

3. "El preseme artículo no tiene el efecto de derogar los po­deres, derechos o privilegio del Parlamemo o del gobiernode Canadá, o de los legislativos o de lo gobiernos provincia­le ,incluyendo entre esos podere ,derecho o privilegio lorelativos a la lengua:'

El artículo e si e nos permüe la ironía, un verdadero re­galo de reyes para los juristas ya que la dificultad de su inter­pretación es tal que permitirá elaborar cientos de trabajos sobresu exacto significado.

Empecemos por lo que, en mi opinión, no es: aunque lospárrafos uno y do parecen configurarse como unos tímloscompetenciales en cuanto otorgan cierras funcione ("prote­ger:' en un ca o, "proteger y promover" en otro) a unos órga­no con titucionales· la tajante prohibición del párrafo trehace que esa idea se desvanezca.

Por tanto, el si tema de distribución de competencias no seve alterado por este polémico artículo dos: el Parlamento ca­nadiense tiene la misma capacidad antes y después del pactoconstitucional de 1987 para regular el comercio interprovin­cial, el seguro de desempleo, el ejército y todas las demás ma­terias que le e tán reservadas por la Constitución(principalmente en el arúculo 91). Igualmente, las provinciascominuarán con la competencias que le reservan el artícu­lo 92 y iguiemes. ería incon titucional-por citar un ejem­plo que a veces e arguye- que el Parlamento de Quebecapoyándose en u función de proteger el francés aprobará unaley creando escuelas e institutos en todo el Canadá, pue vio­laría el artículo 93 que restringe su competencia legislativa enmateria de educación a su ámbito provincial.

Tampoco la función de proteger y promover la sociedad dis­tima de Quebec otorga competencias específicas, que ya notuviera e a provincia. El miedo que alguna femini ras han ex­pre ado en relación a que el Parlamento de Quebec pudieraprohibir el divorcio dado su carácter católico nos parece deltodo infundado: a esta provincia únicamente le corresponderegular la formalización del matrimonio (art? 92.12 de la LeyCon [Ímcional de 1867), mientras que es competencia del Par­lamento canadiense regular los aspectos esenciales delmatri­monio yel divorcio (art? 91.26).

"Proteger' y "promover" sí, pero siempre dentro de uscompetencia . lo párrafo uno y dos de e te artículo egun­do son por tanto normas programáticas normas que vincu­lan a los podere público, en cuanto le atribuyen unarespon abilidades determinadas (velar por la caracterí ticasfundamentales del Canadá) pero no les conceden ninguna nue­va competencia.

Limi tado de esta forma el alcance del artículo dos podemosintentar adenu'arnos por el significado de la regla de interpre­tación del apartado primero. Comienza éste con una orden ta­jante: "Toda interpretación de la Constitución.. :' e decir, quee aplicará en I dos parte clásica en que e divide consti­

tución, en la parte dogmática y en la orgánica. Pero lo ciertoe que en esta última su campo de actuación erá muy reduci­do: en poco puede afectar la cláusula interpretativa de que Que­bec constituye una sociedad distinta al artículo 17 de la LC de1867 que establece que el Parlamento de Canadá estará com­puesto por "la Reina, una Cámara Alta llamada Senado y la delo Comune "; o al23 que regula los requisitos para ser eoa­dar. i acaso podrá servir para dar apoyo con titucional escritoa cierta práctica tradidonale. A í, e podría ver reforzadala tradición -hoy un tanto abandonada- de que un angló­fono y un francófono e alternen en la Pre idencia de la Cá­mara Baja.

Pero donde esta regla de interpretación de plegará u ma­yor efecto es, en mi opinión, en la parte dogmática, es decir,en la fijación de los derecho y deberes de los ciudadanos. Encontra de lo alegado por alguno juristas ante la Comisión Mixtaenado-Cámara de lo Comune que estudió el pactO (de for­

ma preeminente el profesor William Lederman) es evidenteque la 'ociedad di tinta de Quebec" e una pauta de inter­pretación que obliga a interpretar que los derechos fundamen­tales pueden tener un contenido no exactamente idéntico enQuebec que en el resto de Canadá, porqu e a cláusula igni­fica -en palabras de Laforest- que "no hay una perfecta iden­tidad en Canadá entre lo que es el bien común para la mayorparte del país y lo que es el bien común para Quebec:' Hastadónde puede llegar esa diferencia, hasta dónde no se trataríaya de interpretación y sí de modificación del contenido de undeterminado derecho es una cue tión casuí tica impo ible dere olver a priori, O -al meno - para la que yo no me sientocapacitado.

10 quiero terminar esta pequeña expo ición del pacto con ­titucional del Lago Meech sin dar mi opinión, nada científicay í completamente personal, sin más título que el cariño quedispenso a ese país: el pacto es una salida del largo tunel enel que se encontraban sepultadas las relaciones entre Quebec

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y el resto del Canadá; para lograrlo fue necesario una gran dosisde generosidad de todos los firmantes y sin duda nuevos pac­tos y nuevas reformas constitucionales lo mejorarán y com­pletarán. Esperemos que no lo estropeen regateos camineros.

Agustín Ruiz Robledo.

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Una visión general y sintética del federalismo canadiense, desde sus orígeneshasta nuestros días, puede obtenerse consultando Smiley, David V.; The Fedemlcondlfion in Canada, McGraw-Hill, Taranta, 1987, Para más detalle, Beaudoin,Gérald-A,; Le Parlage des pouvoirs, 2' Ed., Universidad de Ottawa, 1982.Los principales textos politicos de las reladones entre Quebec y el restode Canadá los han publicado Morchain, Janet y Wade, Masan; Seareh jor aNation, Filzlienry and Whiteside, Toronto, 1980. Para los textos jurídicos cfr.Remillard, Gil; Lejédératisme canadien, Québec-Amérique, Montreal, Tomo 1,1983; donde además se encontrará un estudio juridico desde lo que se puedellamar una visión "quebecoi:'Las vicisitudes de la "repatriación" de la Constitución pueden seguirse enel Tomo íl de la obra citada de Remillard, Gil (1985). También, más sudntamentey menos "quebecoi:' Milne, David: The New Canadian Constitution, Lorimer,Taranta, 1982. Entre nosotros Iia explicado ese proceso, Rupérez, Ignacio;"Canadá; Polémica Constitucional y polémica autonómica;' RevistaUNIVERSIDAD y SOCIEDAD, núm. 3, 1982, págs. 109 y ss. Para los cambiosconstitucionales originados por la Ley Constitucional de 1982, cfr. Beck, StanleyM. y Bemier, Ivan (comps.); Canada and Ihe nen COl1stilulion, The Institutefor Research on Public Policy, Montreal, 1983.El texto del Pacto constitucional de 1987 lo ha publicado, con comentarios a cadauno de sus puntos, Hogg, Peter: Meecb Lake Constitulional Accord annoted,Carswell, 1988. Los debates en el Parlamento canadiense se han recogido en elReport oj Ihe Specialjainl Commillee o! Ihe Senale and Ihe House oj Commonson the 1987 Conslilutional Aeeord, Queen's Printer, Ottawa, 1987. Muchos de losartículos periodísticos que el Pacto ha originado están agrupados(lamentablemente sin unos buenos índices) en Le Québee elle Lae Meeeh (Undossier du Devair), Guerin, Montreal, 1987. El famoso artículo de PierreTrudeau, "Say Goodbye to the Dream of one Canada;' al que me refiero en eltexto, se publicó por vez primera en el Toronlo SIa¡' de 27 de mayo de 1987, y loha recogido, con otros trabajos, Gibbins, Roger (comp.); Meeeh Lake andCanada (Perspectives !rom Ihe llést), Academic Printing & Publishing,Edmonton, 1988. Para una "perspectiva desde el Este;' cfr. AAVV; L'adbésiondu Quéhee a I~ecord du Lae Meech, Les Editions Thémis, Montreal, 1988. La granvariedad de posturas doctrinales se completa con Schwartz, Bryan: FathomingMeeeh Lake, legal Research institute 01 the University of Maniloba, Winnipeg,1987; y Swinton, Katherine E. y Rogerson, Carol]. (comps.); Compefingconstitulional visions The Meecb Lake Aecord, Carswell, Toronto, 1988.

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