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“El niño bello”: El discurso de Manuel Dídimo Pizarro
y el escolar de la escuela común de Argentina, 1881 1
Agustina González Nuñez Georgetown UniversityWashington, D.C.,USA
“I love all beauteous things, I seek and adore them;
God hath no better praise, And man in his hasty days,
Is honored for them”
Robert Bridges
Abstract: A Beautiful Mind”: The Discourse of Manuel Dídimo Pizarro and the identity of the student
attending common schools,” Argentina, 1881”.There was a strong debateabout education during the first stages of the state building ofArgentina, the 1880s. Traditionally, historical studies about theeducational system focus on the controversy between lay versus catholicschooling. But there is a lack of analysis about the “common school” andits students. A “common school” depended on either the province or thecity-hall. It gave a six years instruction. Likewise, their studentsbelonged to low income families. This paper delves into the discourse ofManuel Dídimo Pizarro – a well-known politician born in Córdoba – andhow he shapes a new identity for the kids attending to “common schools.”Pizarro’s goal was to preserve the catholic teaching at those schools;that is to say a “catholic nation” confronting the threat of a “laystate.” The common tread of this study is the relationship betweenBeauty and Religion. Finally, the goal of this article is to establish arelationship between the Jesuits and Pizarro’s thought, to examinePizarro’s shaping of the student, its family background, the status ofthe “common school”, and the national budget allocated to thoseinstitutions. Key words: identity, education, school, Jesuits, Pizarro,Catholicism.1 El presente trabajo ha contado con el respaldo de Tinker Tank Grant Foundation, Centerof Latin American Studies, Georgetown University. Este artículo fue publicado en laRevista de la Junta Provincial de Historia de Córdoba, volúmen 23 de 2006,publicada anualmente en la Junta Provincial de la Historia de Córdoba.
1
Abstract : En la década de 1880, la educación constituyó el eje de undebate acalorado, tornándose así en un tema candente entre la enseñanzacatólica o laica y la viabilidad del proyecto sarmientino. Sin embargo,hay un vacío respecto del rol de las “escuelas comunes” y el escolar detal establecimiento; aquella personita que siendo su principalprotagonista, está ajeno a la controversia educativa nacional. Laoriginalidad de este artículo reside en analizar la identidad que ManuelDídimo Pizarro crea para el niño que estudia en las “escuelas comunes”.Pizarro nació en Córdoba. Su trayectoria política fue altamentereconocida y sus ideas influyeron a nivel provincial y nacional. Pizarrodefendió la importancia de la educación confesional; es decir una“patria católica” frente a la amenaza de un “estado laico”. La ideaconductora de este artículo es la constante asociación entre la bellezay la religión. Los objetivos de esta investigación son establecer unarelación entre el pensamiento jesuítico y el de Manuel Pizarro,profundizar en la identidad y la extracción social del educando, yevaluar el presupuesto nacional asignado a las “escuelas comunes”.Palabras claves: identidad, educación, jesuitas, Pizarro, catolicismo,escuela.
Introducción
En la década de 1880, la educación constituyó el eje de
un debate acalorado, tornándose así en un tema candente
entre católicos y liberales; entre las provincias y la
nación, entre las mujeres y los hombres y entre los
argentinos y el aluvión inmigratorio. Una vez originada la
polémica, el pensamiento católico se lanzó a la arena
política para defender la tradicional enseñanza católica
frente a los diseños educativos laicos llevados a cabo por
el pensamiento liberal predominante de la clase dirigente.
La cuestión abarcaba un abanico amplio de prioridades a
definir: la instrucción laica o confesional; los planes de
2
estudios; los colegios nacionales; el presupuesto municipal,
provincial y nacional; y la educación gratuita o arancelada.
Sin embargo, es posible observar un vacío respecto a los
protagonistas de la “escuela común”.2 Manuel Pizarro –
eminente político católico y cordobés– resucitó la
relevancia de esos estudiantes. Con su aguda inteligencia
fundamentó preservar la escolarización de tales centros y su
formación religiosa.
Este ensayo plantea la hipótesis: que Manuel Dídimo
Pizarro construye una identidad humanística/jesuítica para
el alumno de la escuela popular, escenario de la enseñanza
pública provincial y municipal. Desde la perspectiva de
Pizarro, él imagina que el niño es “bello” porque cultiva el
humanismo y la religión. Así el concepto filosófico de
belleza se constituye en el eje de reflexión de este trabajo;
la belleza en oposición al utilitarismo.
El primer objetivo consiste en explicar cuáles son las
virtudes de la figura de ese pequeño. La idea de belleza de
Pizarro se nutre del pensamiento clásico filosófico que se
remonta a Santo Tomás de Aquino, la belleza como simetría.
Por otro lado, demuestra el modo en que Pizarro utiliza el
proyecto pedagógico de Domingo Faustino Sarmiento para
comparar con el propio. Una lectura de entrelíneas del
discurso conservador y católico jesuítico de Pizarro permite
2 Para facilitar la lectura de este estudio, usaré por primera vez “escuelacomún” y en adelante sacaré las comillas. Sólo en casos para destacar la ideaaparecerá “escuela común”.
3
inferir su posición respecto de los rasgos que moldean la
identidad del niño “bello”.
El segundo propósito es examinar el concepto filosófico
de belleza, a los fines de observar cómo se articula éste
con la noción de alumno en el imaginario de Pizarro, es
decir, cuál es el pensamiento del cual surgen sus
características de la escuela popular. Por último, analizar
la dinámica de la dicha entidad dentro del engranaje del
sistema educativo: establecer el rol que juega tal
institución en relación a los hijos, sus familias, se
delinean los planes de estudios y se examinan la actitud del
estado con respecto a las escuelas comunes.
Tradicionalmente, los trabajos históricos sobre la
educación de la década de 1880 se centran en los debates
entre el laicismo, el catolicismo y la viabilidad del
proyecto sarmientino e nclusive a partir del crecimiento de
la corriente de las clases populares, pocas son las
investigaciones históricas que toman como unidad de análisis
y profundizan la realidad del de estudiante de la escuela
del pueblo, aquella personita que, siendo el principal
protagonista, está ajeno a la polémica nacional.
Finalmente, en las conclusiones, la tercera razón es
cómo los conceptos y herramientas hermenéticas de género
articulan paralelismos con la mentalidad patriarcal de
Manuel Pizarro.
4
La originalidad de este artículo es rescatar del olvido
y colocar como centro de atención al colegial y su escuela.
De igual manera se pretende, reflexionar con respecto al rol
del niño “bello” desde la perspectiva de la historia
cultural. Finalmente, poner en relevancia al concepto
filosófico de belleza al que se remite continuamente en todo
el texto.
Ante el colapso actual del sistema educativo nacional,
es crucial crear nuevas identidades de maestros, directores
y colegiales de nivel primario; redefinir los roles de la
familia; y, de la misma manera, insertar al alumno en el
mundo laboral. En un contexto de alto desempleo, violencia y
pérdida de respeto a la educación, la escolarización
elemental surge como la llave maestra para la continuidad de
la escolarización. Cabe entonces la pregunta: ¿Qué virtudes
y defectos tienen los los presentes actores de las escuelas
provinciales? Históricamente la década de 1880 es una fecha
de ruptura del devenir del sistema escolar de Argentina
donde competía la formación laica y la católica.
Los conflictos actuales de nacionalidad, étnicos de
inmigración e identidad nacional y regional, nos conducen a
ponderar con respecto a los rasgos constitutivos del
ciudadano escolar quien se enfrenta a la definición de su
identidad, personal y social. Esta investigación aporta
nuevas perspectivas a disciplinas tales como la
5
antropología, la literatura, el género, la sociología y la
religión.
Una pintura de la biografía de Manuel Dídimo Pizarro
Manuel Dídimo Pizarro (1841-1909) nació en el seno de
una familia tradicional católica de Córdoba, cuyo apellido
se remonta a la actuación del capitán Manuel Demetrio
Pizarro en las guerras de la independencia.3 Cursó sus
estudios primarios en el Seminario de Nuestra Señora de
Loreto y los secundarios en el Colegio del Monserrat. Desde
pequeño sobresalió por su personalidad de líder, su aguda
inteligencia, un pensamiento profundo y su militancia
católica. Su catolicismo estaba inspirado en la ideología
jesuítica, por elección personal y tradición familiar. En su
juventud descolló como periodista del diario del colegio El
Lauretano. Condiscípulo de Leopoldo Lugones (1874-1938) y
junto con Juan Crisótomo Albarracín (1841-1884), fundaron el
“Eco Libre de la Juventud”, un espacio para expresar sus
ideas Una vez abogado, egresado de la Universidad Nacional
de Córdoba, continúo una influyente actividad política a
nivel provincial y nacional. Los antecedentes políticos de
su familia estaban íntimamente ligados a la Confederación
Nacional Argentina.4
3 Manuel Dídimo Pizarro está sepultado en la iglesia de San Francisco deCórdoba.4 Uno de sus parientes, Modestito Pizarro, colaboró con el gobernador liberalRoque Ferreira (1855-1858) de la provincia de Córdoba durante la presidencia del
6
Manuel Pizarro tuvo intervenciones célebres en la
política económica, social y religiosa argentina porque
ostentó cargos de alto rango. Sus encuentros polémicos con
Bartolomé Mitre y Domingo Sarmiento son dignos debates entre
personas con convicciones profundas. Comenzó su vida
política en la provincia de Córdoba donde fue presidente del
Supremo Tribunal de Justicia de Córdoba y gobernador de
dicha provincia. Luego fue elegido senador nacional en 1877
por la provincia de Santa Fe. Sin embargo, renunció a su
mandato para aceptar la cartera de Justicia e Instrucción
Pública en 1881 y fue ministro hasta 1882.5 También fue
vocal de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Finalmente, fue reelecto como senador por la provincia de
Santa Fe en 1884 y terminó su mandato en 1892. Como senador
se convirtió en un protector de los profesores y maestros de
establecimientos educativos religiosos.
La Academia Literaria del Plata, la Compañía de Jesús y Manuel Pizarro
Manuel Dídimo Pizarro se incorpora a la Academia
Literaria del Plata en 1879, una institución fundada por la
Compañía de Jesús el mismo año que él ingresó. El fin de la
Academia era crear un espacio de debate intelectual en el
que se deliberasen las cuestiones de actualidad. Es
General Justo José Urquiza (1854-1860). @5 Manuel Dídimo Pizarro fue reemplazado como ministro de Educación y Culto, porEduardo Wilde en 1882. Wilde fue ministro hasta el final del mandatopresidencial de Julio Argentino Roca, (1881-1886).
7
coherente que, con sus creencias y su vida política, el
propósito principal era defender los principios católicos y
luchar en contra de una “sociedad laica”. En consecuencia,
perseguía obliterar el laicismo a través de la participación
política, el periodismo, la academia y la iglesia.6 La
Academia reunía destacados políticos, literatos, jueces,
abogados y hacendados; todos ellos eran unos “cruzados”,del
siglo duodécimo -de un catolicismo jesuítico que resguardaba
los valores cristianos tradicionales de la sociedad
argentina. Los jesuitas tenían sus propios motivos y uno de
ellos era constituir un ateneo en donde difundir su
pensamiento en todos los ámbitos de decisión política.
La Academia fue inspirada e iniciada por los padres
Estanislao Soler, Esteban Salvadó, y Miguel Cardoniú. Sin
embargo, el alma mater de la Academia fue Vicente Gambón, un
joven de 22 años.7 Gambón llegó a la Argentina de España
para continuar sus estudios de noviciado. Su liderazgo lo
convirtió en el artista que pinceló los temas a debatir;
cohesionó y canalizó las ansias de los jóvenes de educarse
bajo la mentalidad inculcada por la Compañía de Jesús. Por
su tenacidad y su carácter ejecutivo, Gambón fue el
arquitecto que construyó el armado completo de la Academia.
6 En 1882, José Manuel Estrada, Pedro Goyena y Tristán Achával Rodríguezfundaron un diario católico llamado “La Unión”. Fuentes ineludibles son lossermones, los retiros espirituales, las ponencias en conferencias y losprogramas de estudios de colegios católicos ya que cada uno de ellos revelan losdiferentes puntos de vista dentro de la Iglesia. 7 Auza, Néstor, “Tomás. Historia y Catolicidad, 1869-1910.” Buenos Aires,Editorial Docencia, 2001. pp. 210-211.
8
Él fue guía espiritual de los académicos desde 1879 hasta
1925, pero su cargo era informal porque aún no era
sacerdote. Gambón cumplió sus obligaciones, excepto por un
interludio de nueve años (1887-1896) cuando viajó a España
donde ser ordenó de sacerdote en 1896.8 El padre Camilo
Jordán reemplazó la misión de Gambón. Fue electo debido a su
inteligencia y su experiencia docente. La diferencia entre
uno y otro era que Vicente Gambón era un hombre de acción y,
por su edad, rápidamente desarrolló un rapport excelente y
especial con los jóvenes; mientras que Camilo Jordán tenía
inclinaciones intelectuales. Estaba especializado en
pedagogía y publicó libros y numerosos artículos para la
revista Estudios. Una vez que Gambón recibió los hábitos,
volvió a Argentina y retornó a sus anteriores actividades de
guía espiritual de la cofradía.
La organización de la Academia estaba formada por un
presidente –elegido entre los miembros–, un director
espiritual asignado por los jesuitas y los socios. El primer
puesto de presidente recayó sobre Santiago Klappenbach. En
los comienzos, los primeros afiliados fueron los estudiantes
de cursos superiores, los alumni del Colegio del Salvador y
socios honoríficos.
Pero en menos de cuatro meses de su creación, se
sumaron una inesperada cantidad de socios. En efecto, eran
católicos preocupados por el rumbo que iba tomando el país;
8 Ibid., pp. 213.
9
partir de allí, encontraron en la Academia un ambiente
propicio para llevar a la acción sus ideales. Todos eran
hombres de reconocida trayectoria; entre ellos se contaba a
Manuel Pizarro, Tristán Achával, Manuel de Estrada, Pedro
Goyena, Pedro Funes, Emilio Lamarca, Apolinario Casabal,
Santiago Estrada (hermano de José Manuel Estrada), Miguel
Navarro Viola, Toribio Ayerza, Enrique Prack, Ramón
Santamarina, Santiago O’Farell e Isaac Pearson.9
Era razonable que esos católicos se adhiriesen a la
Academia porque era la agrupación católicá de más prestigio
de la comunidad cristiana. Niguna otra agrupación podía
disfrutar del nivel de influencia y de contactos que tenía
la Academia en la vida política del país.10 Al mismo tiempo,
el círculo coexistía con el Club Católico creado por Félix
Frías en 1877 que luego de seis años (1883) se tornaría en
la Asociación Católica de Buenos Aires. Una segunda
asociación, muy semejante a la mencionada anteriormente, fue
la Sociedad Juventud Católica. La era dorada y el despliegue
de la obra de la Academia comenzó perdiendo su fervor a
finales de 1928 ante la aparición de la competencia a través
9 Otros afiliados fueron José M. Berráz, Enrique Mosquera, Pedro S. Alcáncer,Luis Boerr, Carlos M. Reyna, Santiago Hechart, Vicente Marínez Rufino, CeferinoG. Araujo, Claudio M. del Castillo, Adolfo Berraondo, Julio E. Padilla, GerardoAraujo y Luis J. Roca.Algunos socios de la segunda generación fueron Pedro Olaechea y Alcorta, Juan F.Cafferata, Pedro Tilli, Julio López Mañan, Rafael Obligado, Arturo Barcia Lopez,César E. Pico, Gustavo Martínez Zubiría, Rafael Jijena Sánchez, Atilio Dell’OroMaini, entre otros. Se incorporaron hombres de ciencia; tales como, Félix Outes,Adán Quiroga, Rómulo Carbia, Rafael García Mata y Alejandro Bunge.10 Auza, Néstor, Tomás. Historia y Catolicidad, 1869-1910. Buenos Aires, EditorialDocencia, 2001. pp. 185.
10
de nuevas revistas de corrientes cristianas. Sin embargo, la
vida de la empresa de la Academia Literaria del Plata aún
desenvuelve una vida vibrante dentro del ámbito de laicos y
padres de la Compañía.
Manuel Pizarroy Tristán Achával Rodríguez fueron los
primeros miembros de la Academia originarios de la provincia
mediterránea.11 Compartieron seminarios junto a personajes
de la talla de José Manuel Estrada (1842-1894) y Pedro
Goyena (1843-1892).
Para comprender la envergadura y la dimensión social y
política de la que gozaba la Academia Literaria del Plata,
es pertinente de las describir brevemente a los hombres más
destacados. Uno de ellos es la figura que se analiza en esta
investigación; Manuel Dídimo Pizarro y su biografía ya está
narrada en párrafos anteriores. En una de sus variadas
presentaciones preparó un discurso que fue publicado en
“Estudios” bajo el título de “Literatura y Fe”.12 En este
ambiente, Pizarro animó a la audiencia desgranando las
relaciones entre la fe y la literatura.
Es importante describir los antecedentes de José Manuel
Estrada, Pedro Goyena y Félix Frías. En primer lugar, los
11 Tristán Achával Rodríguez cursó sus estudios secundarios en el Colegio deMonserrat de Córdoba y recibió su título de abogado en la Universidad de lamisma ciudad. Fue secretario particular de su tío Wenceslao Rodríguez, Obispo deCuyo. Fue electo diputado por la provincia de Córdoba, su siguiente cargo fueministro plenipotenciario de Perú, luego prefirió nuevamente representar aCórdoba en la Cámara de Diputados de la Nación. 12 “Estudios”, Redactada por la Academia Literaria del Plata. Año Primero. Tomo I.Buenos Aires. Redacción y Administración en Callao 542, 1911. Tomo I, año 1,1911. Buenos Aires, República Argentina. Redacción 1909. pp. 71-76.
11
tres, al igual que Manuel Pizarro, eran el arquetipo del
ciudadano político comprometido con el catolicismo de la
segunda mitad del siglo XIX.
José Manuel Estrada, al igual que Pedro Goyena, eran
porteños. Ambos fueron conspicuos defensores de los valores
cristianos y de una “nación católica”. Estrada cursó sus
estudios primarios y secundarios en la Academia Nacional del
Plata. No recibió una educación esmerada pese a pertenecer a
la aristocracia argentina ya que era bisnieto del Virrey
Liniers. Fue un autodidacta. Se desempeñó como maestro de
colegios normales pero no tuvo cátedras universitarias.
Estrada nunca evitó polemizar por escrito con los autores
críticos al catolicismo. Fue un paladín de una “sociedad
cristiana” que estaba convencido que la educación y el
matrimonio debían ser regulados por la Iglesia. Su
mentalidad no concebía una alternativa diferente al “estado
confesional” porque los valores sólo emanaban del
catolicismo. Sin religión no había valores. Tuvo un amplio
desempeño público: fundó revistas, tuvo cargos públicos pero
rechazó aquellos que iban en contra de sus convicciones y
redactó libros de historia y política. Todos sus libros
están compilados en los doce tomos de las Obras completas de
José Manuel Estrada. Es recordado como un hombre de letras y sus
obras más conocidas son El génesis de nuestra raza, El catolicismo y la
democracia, La política liberal bajo la tiranía y los tres tomos de Curso
de Derecho Institucional.
12
Pedro Goyena se graduó como abogado de la Universidad
de Buenos Aires en 1869. Goyena y Estrada eran comparados
con la misma envergadura. La actuación política e
intelectual de Goyena comprendió un amplio abanico de
actividades, desde la política en la legislatura de Buenos
Aires hasta el Congreso de la Nación. Entre ellas fue
periodista, profesor universitario de derecho romano y
crítico literario. Su deleite por la literatura lo motivó a
fundar la famosa “Revista Argentina”.
Félix Frías nació en la ciudad de Buenos Aires y egresó
de la misma universidad que Goyena.13 Fue uno de los
miembros de mayor edad entre el grupo de jóvenes quien lo
respectó de manera particular por sus años de experiencia de
la política argentina. Fue un hombre importante porque
comenzó su actuación política tres años después de redactada
la constitución del país, en 1853. Fue diputado en 1856 de
Buenos Aires, senador de la misma ciudad y también lo
designaron para el alto cargo de Ministro de Justicia y
Culto de su provincia. Se hizo conocido ante el gran público
13 Es esencial no confundir la ascendencia de Félix Frías, miembro de laAcademia y porteño, con la familia Frías de Córdoba. En el mismo período, JoséFrías contó entre uno de los más relevantes políticos católicos de alturaprovincial y nacional; por ejemplo, fue senador nacional. Perteneció a loshombres que reformaron las políticas educativas, sociales, económicas de laprovincia mediterránea. Al igual que los socios de la Academia, José Frías teníaprofundas convicciones católicas y en todos sus libros, su admirada oratoria ysu actuación política estaba presente que la única realidad para Argentina eraun “estado católico”. Para dar un marco a la vida de José Frías, él pertenecía auna familia tradicional y con fuertes raíces católicas de Córdoba. Fue alumnodel Colegio del Monserrat y se recibió de abogado en la Universidad de Córdoba.
13
por sus discursos de 1888 en contra del matrimonio civil de
1888.
Pizarro, Estrada y Goyena compartían una convicción
católica muy marcada, tuvieron una participación inigualable
en la defensa de los proyectos de la educación laica (1884)
y el matrimonio civil (1888). Sus discursos son piezas de
persuasión elocuentes. También fueron reconocidos tanto por
sus admiradores como también por sus detractores, aquellos
de la clase dirigente de la época y de la actualidad. Las
reuniones de la Academia eran muestras de destreza retórica
y de erudición literaria al punto de conmover a la
audiencia.
Acerca de la belleza
El Diccionario Durvan de la Lengua Española define a la belleza
como “…piedad de las cosas que infunden en nosotros un
deleite espiritual. Existe, en la naturaleza y en las obras
literarias y artísticas. Absoluta reside en Dios.”
(Diccionario Durvan de la Lengua Española, 1977:183)@. El valor de
belleza está presente en todo el discurso de Manuel Pizarro,
desde la definición de las características del alma interior
del niño “bello” hasta la comprensión de la existencia de
Dios como la belleza suprema. Pizarro se forma la idea del
tal infante porque entiende que la orientación humanista y,
por sobre todo, católica lo transformará en un ciudadano
14
argentino. Del discurso de Pizarro se desprende el
privilegia de la filosofía jesuítica antes que el
pensamiento de la doctrina y la organización secular. Este
escrito se limita sólo a designar la expresión niño “bello”
a los alumnos de la escuela popular. Razón por la cual, no
se incluyen los estudiantes de colegios privados ni
nacionales.14
Para Pizarro, el niño es bello por sus virtudes
humanísticas y principalmente porque es religioso. Dios es
la belleza absoluta y, por ende, las características del
escolar son bellas porque son dadas por la providencia. De
las lecturas de Manuel Pizarro, se infiere que la belleza es
una virtud indispensable del ser humano que debe embeberse y
cultivarse desde la niñez hasta la madurez.
Las definiciones de niño “bello” y escuela común están
íntimamente entrelazadas. La segunda depende del municipio o
de la provincia; el estado provee instrucción elemental a la
mayoría de la población.15 Principalmente, era gratuita,
obligatoria y confesional. De esta manera, sus programas de
estudios incluían la asignatura “Religión y Moral”.16
14 El nombre técnico de las escuelas sarmentinas es colegio nacional perotambién se las llama escuelas normales.15 La escuela común también se denomina escuela popular o del pueblo.16 El congreso reformó la ley de educación provincial de Buenos Aires en 1875;se agregó al pliego de ley un Reglamento General de las Escuelas. Tal reformapreserva la escuela primaria confesional con la materia de “Religión y Moral”.El artículo 35 del Reglamento General de las Escuelas, explicita que “LaReligión se enseñará en el local de las escuelas por párrocos o sacerdotes”. Elmismo artículo estipula que los consejos escolares podrán reunir varias escuelasen una, para recibir esta enseñanza.
15
Estas escuelas se distinguen de los colegios nacionales
porque representan un nuevo modelo educativo; la mayoría de
los cargos directivos de los colegios son ejercidos por
mujeres americanas, los estudiantes proceden de estratos
sociales medios y altos, proporciona preparación secundaria,
otorga un título de maestro cuyo primordial valor agregado
es dar prestigio. En cuanto a la religión, el colegio normal
sustituye la materia “Religión y Moral” por la de “Moral y
Urbanidad”.17 Para el imaginario colectivo de la época, las
escuelas populares eran menospreciadas, mientras que los
colegios nacionales adquieren notoriedad.
La aspiración de Manuel Pizarro es que la primaria del
pueblo y los colegios nacionales tuviesen syllabi iguales en
escolarización para toda la población. Él declara que una
ley ampara la igualdad: “La instrucción primaria y pública son iguales,
deberían tener igual plan [de estudios primarios]…”.18 Pizarro, indignado
ante la falta de equidad para todos los niños argentinos,
afirma que la escuela común “…no es ni puede ser material
extraña á un plan de instrucción general…”.19 Manuel Pizarro
asevera que la equidad de oportunidades está consignada en
la Constitución Nacional. Sostiene que había una lectura
incorrecta del artículo cinco de la Constitución Nacional y
17 Sarmiento, Domingo Facundo. ¡La escuela sin la religión de mi mujer!, Buenos Aires:Editorial Américalee, 1958. pp. 27.18 Pizarro, Manuel. Misceláneas. Discursos forenses, memorias, mensajes, notas, cartas y artículos dediario. Vol. I a II. Córdoba: ed. La Minerva, 1897. pp. 178. He mantenido laredacción y la ortografía del texto original aunque actualmente seanconsiderados errores; por ejemplo, en la cita aparece “prepara ó determina”cuando hoy escribiríamos “prepara o determina” 19 Ibid., pp. 178.
16
expresa que la “…Instrucción primaria depende del municipio y provincia e
instrucción pública depende de la Nación [que a su vez se] basa en artículo 5 de
la Constitución…”.20
Otra contrariedad que molesta a Pizarro es la
inexistencia de belleza de la arquitectura del
establecimiento. La distribución de los diferentes espacios
de la institución -las aulas, la biblioteca, los patios, la
dirección, la sala de maestras -era confusa y no establecía
jerarquías. También estaban en malas condiciones edilicias y
al plantel docente carecía de suficiente preparación. El
problema radica en que no representaban una prioridad para
el gobierno nacional. Pizarro señala que “…el estado sólo debe
participar con subsidios para dichas escuelas del tesoro público…”21. Sobre
esta cuestión, Pizarro está convencido de que la nación
debería revertir el déficit de las escuelas comunes mediante
una reforma de la enseñanza primaria por vía de un decreto.
Más allá de ello y de los excelentes discursos persuasivos
que diera en el senado, no logró cambiar la visión sesgada
con respecto a las escuelas populares; a pesar de describir
sus condiciones de abandono. Considera que el aprendizaje
elemental es imprescindible para crear ciudadanos letrados y
argumenta que “… la instrucción pública en general; [es] lo que la raíz al
árbol: ella es al progreso de la ilustración, lo que el árbol al fruto produce…”22
Manuel Pizarro menciona varios modelos educativos. El admira
20 Ibid., pp. 177-178.21 Ibid., pp. 196.22 Ibid., pp. 177-178.
17
la organización alemana y propone que es un ejemplo a
imitar. Su asombro fue la preparación académica y la
infraestructura. Pizarro elogia el orden y la pulcritud ya
que son características propicias para estudiar. A ello se
agrega la belleza exterior de la arquitectura. Una estética
simple, espacios elegantes, la disposición conveniente de
mapas, jardines, la entrada y otros sectores. Pizarro
subraya la importancia de que las paredes estén empapeladas
por láminas –dibujados por estudiantes o afiches– por sus
queridas ideas de tradición y patria. Está embelezado por
los cuadros que acentúa el patriotismo, los hechos
históricos y el heroísmo de la nación alemana.
El niño “bello”, un ciudadano elegante
El niño escolar es ciudadano argentino. Frente a la
lectura del discurso de Manuel Pizarro en el senado en 1881
acerca del problema de las escuelas comunes. El desafío que
asume este artículo consiste en explicar por qué Pizarro
designa niño “bello” al alumno. Con este propósito, de
Misceláneas se extrae una cita que ilustra el pensamiento de
Pizarro: “…hemos subordinado lo necesario a lo útil y lo útil a lo bello en la
instrucción pública…”.23
23 Ibid., pp. 176.
18
De sus escritos surgen interrogantes como: ¿Qué
defectos y virtudes encuentra Pizarro en el la identidad del
niño “bello”? ¿Tiene su concepto de belleza una relación
distintiva con el bien y la moralidad; la literatura y el
comercio; el espiritualismo y el materialismo; la nación y
un mundo cosmopolita; la tradición frente a la modernidad?
Finalmente, la búsqueda de respuestas para tales
interrogantes remite a la idea subyacente de este trabajo,
es decir, estudiar si la relación entre la virtud, la
belleza y la religión es inmanente en el imaginario de
Manuel Pizarro. En los siguientes párrafos, se analizan las
virtudes de ese pequeño.
El bien
Para Pizarro el bien representa la justicia y la
caridad. Es dar cobijo a las adversidades de la humanidad.
El bien es una virtud inculcada por la ética religiosa,
niega la existencia de una ética fuera del catolicismo.
Explica que un alumno que hace el bien a los terceros, es
aquel que tiene una sensibilidad especial para palpar y
tener una mirada crítica a las arbitrariedades sociales. En
este sentido declara que:
propagar la noción del bien en todas sus manifestaciones: ádespertar é ilustrar el sentimiento del deber en todas las clasessociales y condiciones de la vida humana; á crear la aptitudnecesaria para realizar el uno y cumplir el otro en armonía con un
19
designio providencial: la instrucción del pueblo es la cuestión socialpor excelencia, que en sí reúne y condensa todos los problemas deeste orden, cuya solución prepara ó determina en sudesenvolvimiento…”24
El humanismo y la belleza
La enseñanza de la escuela del pueblo debe formar a un
alumno humanista como siempre ha sido la tradición
argentina. Pizarro opina que la seguridad, el
conservadurismo y la tradición son características que
contribuyen a modelar al educando. Es por ese hecho, que
desarrolla la agudeza mental y el sentido común de adaptarse
a los cambios culturales y sociales de tal manera de
preservar la nación argentina armónica y católica.
No obstante, hay grandes diferencias de los programas
de estudios humanistas del Colegio Inmaculada de Concepción
de Santa Fe, fundado por la Compañía de Jesús en 1863, y los
de la escuela popular. El programa de la Inmaculada es un
paradigma que engrandece el alma. A continuación, se ofrece
el programa completo de estudios de la Inmaculada de
Concepción de 1881 que está escrito en latín25:
1881 Collegium et convictus ad Sanctae Fidei
Nombres de
profesores y
personas
Función
24 Ibid., pp. 176. Subrayado por el autor.25 El autor prefiere presenta el programa de estudios en latín ya que lasmaterias serán explicadas en castellano en los párrafos siguientes.
20
con otras
actividades
Josephus Reinal Vice-Rec.
Direct. Congr. B. M. V.
de Mirac.
Conf. int.
Salvador Barber Min.Praef. Stud. Et
conv.
Direct. acad.
Litt. Cons. A. 2.
Aloisius Sanfuentes Lect. Chim.
Geon. et. Trigon.
Doc. ling. Angl. 1 et 2
a.
Adhort. In sac. B. M. V. de
monte cam.
Cosmas Roselló Lect. Log.Metaph. et
algebra.
Doc. ling. gall. a. 2.
Direct. Congr.
Alumn.
Praef. Bibl. et lect. Ad
mens.
Expl. Med. FF.
CC.
Conf. alumn. Et
in t.
21
Josephus
Repetti
Praef. Coll. Cas.
Cons.
Praef. Spir. NN.
Adhort. Alumn.
Catech. fam.Admon.Conf. alumn. Et
in t.
Laurentius Canal Proc.Direct. sem. Et assoc. S.
Vinc. A Paul
Adhort. Alumn.
Cons. A. 11
Conf. alumn. Et
in t.
Martinus Rando Sub-proef. conv.Praef. atr. Et
extern.
Suppl. Pro schol.
Cons. A 1.
Sebastianus Colomer Lect. theod. Eth.
Fundam. Fid. Et
phys.
Conf. Alumn.
Magistri
JesuitsLaurentius Wolter. Suppl. pro schol.Joachim Domingo, Doc. ling. gall.
Josephus Viscarro, Suppl. pro schol.Antonius Fauli, Expect. dest.
22
La finalidad de la educación jesuítica es modelar
líderes, en consecuencia los syllabi son integrales y
exigentes. Pizarro opina que las asignaturas del Colegio de
Inmaculada Concepción ponen en evidencia los puntos
fundamentales para la construcción de la identidad del
estudiante del la escuela común. En primer lugar, cultivar
las lenguas muertas: el latín y el griego.26 En efecto, el
colegio de la Inmaculada Concepción considera fundamental la
enseñanza de la gramática inferior, media y superior, la
retórica, la historia y las lenguas vivas son pilares de un
humanista. Los estudiantes aprenden el idioma y la historia
de Francia. Dependiendo de los grados del cursado, aparecen
las disciplinas de historia antigua, medieval y moderna.
Como orden religiosa, la Compañía Jesús enseña por
excelencia la filosofía y la teología; y también pone el
acento en profundizar otros aspectos de la religión como,
por ejemplo, la jurisprudencia canónica, la historia
eclesiástica y de las escrituras, el dogma teológico, los
ejercicios espirituales y bíblicos, y la catequesis.
Cabe, asimismo, aquí introducir una distinción entre
las dos órdenes católicas intelectuales: los dominicanos y
los jesuitas. Históricamente, las grandes disciplinas son la
filosofía y teología. Pero, desde la misma creación de la
Compañía, introducen la investigación de las llamadas
comúnmente “ciencias duras”; las que incluyen la física, la
26 Catalogus Sociorum et Officiorum de la Provinciae Aragonae, 1876.
23
biología, la aritmética, la matemática, y la minería, entre
otras. Del mismo modo, la Inmaculada Concepción es
innovadora porque enseña trigonometría, álgebra y química.
Se selecciona como ejemplo el syllabus de la Inmaculada
Concepción para esclarecer qué debe ser para Pizarro un
alumno formado en las letras y la religión. Pizarro es
conciente de que es imposible que las limitaciones de las
escuelas populares alcancen el nivel de excelencia de
aprendizaje porque este ejemplo es extraído del colegio
jesuítico de mayor irradiación en Argentina desde su
creación. Él aclara que es un buen paradigma a imitar.
Frente a los cambios sociales, económicos y culturales
de la década de 1880, Pizarro está horrorizado ante el
crecimiento comercial y económico que lentamente va
relegando a su mínima expresión el humanismo. El desembarco
del materialismo, el utilitarismo, el pragmatismo y el lucro
atentaban el tradicional magisterio público. En este
sentido, Pizarro razona:
Los humanistas han dejado de lado por la ciencia, el comercio y laindustria y las ciencias. ¿A qué leyes obedece? A ninguna. ¿Quépropósitos la inspiran, á qué fines sociales responde? A ninguno;como no sea la tradicional preparación de nuestros hombrespúblicos en las carreras profesionales y científicas de nuestrasantiguas Universidades.”27
27 Pizarro, Manuel. Misceláneas. Discursos forenses, memorias, mensajes, notas, cartas y artículos dediario. Vol. I a II. Córdoba: ed. La Minerva, 1897. pp. 176. Subrayado por elautor.
24
Pizarro no niega la necesidad del comercio, pero lo
considera una actividad secundaria a cualquier profesión. El
asunto sobre el que alerta el peligro que representaría el
comercio y el utilitarismo invadiesen las aulas de las
escuelas argentinas y las mentes de los niños. Pizarro
interroga “…¿cuáles son los pasos progresivos de su desenvolvimiento en
armonía con la índole de nuestras instituciones políticas y con las exigencias
nuevas de nuestra sociabilidad?...” y le asusta ver cómo el comercio
desplaza al humanismo en “...la proporción en que se encuentran los
estudios científicos con los meramente literarios, y las relaciones en que la
instrucción pública se haya con la población, el comercio, la industria, las artes,
ó las ciencias…”28
El discurso de Pizarro prueba el deterioro de la
escolarización de los niños “bellos” frente a la integración
de materias que favorecen el crecimiento de la industria.
Las nuevas asignaturas crean educandos que atentan contra
una sociedad humanística; de tal modo Pizarro opina con
fuerza:
No la [educación en España] tendría hoy entre nosotros quepodemos llegar á reproducir el fenómeno, creando un verdaderoanacronismo político y social, rodeado de todos los peligros que M.Laveleye señala, cuando estudiando la influencia de la instruccióngeneral del pueblo en sus relaciones con la producción y la riquezacon la política y el movimiento democrático de las sociedadesmodernas, dice “Si se mantiene en las esferas superiores lailustración, la riqueza, el egoísmo, y en las inferiores la ignorancia,
28 Ibid., pp. 176. Subrayado por el autor.
25
la miseria, la envidia, fácil es proveer y esperar trastornos yconvulsiones sangrientas.”29
La mayoría de las ideas de Domingo F. Sarmiento eran
opuestas a las de Manuel Pizarro. Pizarro, como defensor de
la escuela religiosa, enfrenta las ideas de Domingo F.
Sarmiento –referente en excelencia nacional en esa materia–
quien propone un estudiante laico, liberal y cosmopolita.30
Otra crítica a Sarmiento es que privilegia los estudios
superiores de grado y postgrado, y las ciencias. En
contraste, Pizarro otorga mayor valor a las escuelas
comunes. Para Sarmiento, las escuelas del pueblo serán
reemplazadas por los colegios nacionales. Pizarro enfatiza:
Hemos apresurado á tocar las altas cumbres de la instrucciónpública y hemos abandonado el valle inmenso que se estiende alpié de-ella y la sustenta. Hemos formado así el Colegio y laAcademia para los estudios superiores, profesionales ó científicos,hemos descuidado la Escuela Primaria y la educación común delpueblo; hemos construido el Observatorio Astronómico, y hemosmirado con indiferencia ó desden la Escuela de Artes y Oficios…”.31
Y agrega:
Nos hemos preocupado más de lo material que de lo formal enella, hemos creido haberlo hecho todo de la construcción de
29 Ibid., pp. 184. Los corchetes son agregados por el autor. 30 Domingo Facundo Sarmiento (1811-1888) fue presidente entre 1868 a 1872. Suproyecto político fue la educación y fue exitoso. Se subvencionaron escuelas conproblemas monetarios, se crearon bibliotecas populares; principalmente seconstruyó una red de colegios nacionales a lo largo de todo el país cuyo fin eraalfabetizan toda la población. 31 Ibid., pp. 174-176.
26
nuestros Colegios y Academias y en la fundación de nuestrosMuseos, Gabinetes y Bibliotecas accesibles solo á cierta clase ynumero de personas, pero enteramente inútiles y completamenteestranos [extraños] á las masas populares que han permanecidotan ignorantes y desvalidas como antes…32
Pizarro declara que las ciencias y las creaciones del
observatorio, las Academias de Ciencias Exactas y los
estudios naturalistas del Museo de la Plata constituían una
afrenta al saber humanístico. Pizarro sostiene también que
hay que priorizar la enseñanza primaria de las escuelas
comunes ya que estaba en decadencia.
El niño “bello” y su religión
Manuel Pizarro –como creyente y político -esta
desconcertado ante la probabilidad de destruir la formación
religiosa de las escuelas del pueblo. Ante el peligro de la
instrucción laica, su temor es, radicaba la manera en que
“belleza” de ese chiquillo se iría desvaneciendo y en
consecuencia su virtud absoluta: la creencia en Dios.
Pizarro cree que sus valores cristianos son los que
construyen la identidad del hombre humanista, hacedor del
bien y, sobre todo, iluminado por los principios jesuíticos.
Razona que sin la absoluta belleza de la religión el alma no
tiene sentido, falta la trascendencia. También asevera con
seguridad que la belleza absoluta se logra luego de la
32 Ibid., pp. 175-176.
27
muerte y su sentido es la cercanía entre el alma y Dios.
Concluye en que la orientación religiosa tiene mayor alcance
que la propuesta por el gobierno; y el objetivo de su
batalla lo hace en pos de todos los ciudadanos de la nación.
Así fundamenta:
Arrebatados por el espíritu de la época, hemos seguido envertiginoso giro sus evoluciones, en medio de nuestras últimasconvulsiones de organización política, y el mundo ha saludado conmerecido aplauso nuestro entusiasta esfuerzo en esta nueva luchacon la ignorancia –lucha cristiana de todas las naciones, que noarranca lágrimas sino que las enjuga…33
Al mismo tiempo, Pizarro les recuerda a los senadores –
católicos o no–que no olviden que la Constitución Argentina
garantiza la religión católica y enfatiza:
Yo creo así poder observar que la instrucción pública carece hastael presente de propósitos definidos, y no reviste el carácter degeneralidad é intención económica que la Constituciónvisiblemente le asigna, en armonia y con las exigencias de nuestropresente y futuro estado social…34
Los cursos de religión son una guía que asegura el
tránsito al niño del colegial de una vida terrenal a una
trascendental; característica vital para mantener una
“nación católica”.
Los programas de estudios del niño “bello”: su nación y su tradición33 Ibid., pp. 174.34 Ibid., pp. 177.
28
El patriotismo y la nación son dos nociones esenciales
para Manuel Pizarro y dichas ideas deberían esbozarse en los
programas de estudios. En el senado, las palabras de Pizarro
acentúan la importancia que otorga a la idea de patria, y lo
expresa en la siguiente frase “…la ingénua franqueza de este juicio
tratándose patrióticamente con vosotros el más importante asunto de familia en
el seno de la Asamblea Nacional…”.35 Pizarro insiste en que el
aprendizaje, más allá de ser religios debe ser respetuoso al
concepto de patria. Nuevamente afirma la importancia de la
idea de patria y esbozó que “…sin las observaciones que
acabo de presentar á vuestra consideración son exactas,
pienso que es patriótico y vale siempre más merecerlo que
obtenerlo…” 36
La custodia de la idea de patria de Pizarro alude a que
los argentinos pueden resolver los problemas del país con
soluciones desarrolladas por sus ciudadanos. Pizarro no
queda deslumbrado ante los planes de estudios extranjeros.
Considera que el esquema de Sarmiento de fundar colegios
nacionales en áreas urbanas y rurales inhóspitas –a lo largo
de todo el país– es una imitación foránea.37 Por ende,
educarán ciudadanos laicos y no se asegurará el afecto hacia
la patria y la nación que los niños “bellos” garantizan.
Pizarro se pregunta si no es pertinente invertir dinero en
35 Ibid., pp. 177.36 Ibid., pp. 177.37 Para el proyecto de ley de educación laica, Domingo F. Sarmiento analizó lasleyes educativas belga de 1879 y francesa de 1881.
29
mejorar la instrucción elemental frente al ambicioso diseño
de Sarmiento cuyos resultados son inciertos. En efecto,
tilda a Sarmiento de extragerizante. Irónicamente, Pizarro
sostuvo “…y no temo comprometer las seriedad de estas opiniones ante el
juicio favorable y lisonjero con que Hippeau nos honra desde el extrangero,
observando nuestros progresos relativos y recientes en ella…”.38 Pizarro
sugiere elaborar programas de estudios nacionales iguales
para la iniciación primaria en los que es vinculan las ideas
de patria y de nación ante la llegada de inmigrantes de
todas las nacionalidades. Sin embargo su propuesta es
contradictoria. ¿Cómo pueden convivir los planes de estudios
uniformes cuando la escuela del pueblo es confesional y el
colegio normal es laico?. Se crearía un conflicto en la
sugerencia de diseños del syllabi ya que se debería optar por
incluir o descastar la asignatura “Religión y Moral”.39 Su
impronta jesuítica es patente cuando sugiere enriquecer la
orientación humanística y explica:
bajo la influencia más ó menos viva de nuestras preocupacionestradicionales por los estudios políticos y morales que hemosenriquecido con otros nuevos y más estensos, y que hemosrecargado inconsideradamente con nuestros programas deenseñanza preparatoria, estranios en gran parte á su objeto, y quehacen perder á la instrucción en instensidad lo que se le dáestensión; pero asperidad del arte de eso, nada hemos hecho en lofundamental; nos faltan planes de instrucción general yuniversitaria, que reglen. Metodicen y dirijan la instrucción públicaen el sentido de nuestras exigencias sociales, y según los propósitos
38 Ibid., pp.177.39 Por ley nacional, los colegios nacionales o normales son laicos.
30
de la Constitución al encomendar al Congreso la facultad deproveer lo conducente á la prosperidad del país, al adelanto ybienestar de las provincias y al progreso de la ilustración, dictandoplanes de instrucción, general y universitaria, y promoviendo laindustria, la inmigración, la colonización de tierras de propiedadnacional, la introducción y el establecimiento de nuevas industrias,etc.…”40
Manuel D. Pizarro sostiene que la construcción de la
identidad del niño “bello” es la base del sistema escolar –
la escuela del pueblo– celebra la religión, la patria y la
nación. Los primeros pasos a seguir son los siguientes:
aceptarla, restaurar su infraestructura, renovar sus
utensillos@ escolares y capacitar a sus maestros.
El niño “bello” en familia
La primordial inquietud de Manuel Pizarro es la falta
de interés de los dirigentes de país por la escuela del
pueblo, por ende, la desaparición de las perspectivas y las
repercusiones sobre la movilidad social y la capacitación en
un oficio de sus educandos. Ante la circunstancias de
extracción social, tal entidad es la opción que la nación
ofrece a familias de clases humildes, con bajos recursos
económicos y culturales. Teniendo en cuenta que el sistema
educativo de principios de la década de 1880 aún no poseía
la flexibilidad que adquiriría en el futuro, la escuela
común resulta igualadora en oposición a los colegios40 Ibid., pp. 176-177.
31
nacionales. Sarmiento plantea un sistema educativo con
diferentes jerarquías entre las escuelas comunes y los
nacionales. La mayor exigencia para ingresar al colegio
nacional significa que la familia posea una situación
económica desahogada para ahorrar y pagar tutores, a los
fines que sus hijos alcancen el nivel de preparación para
matricularse en ellos. Pizarro demuestra la injusticia:
las escuelas primarias están [tan] mal que han obligado á laNación á fundar escuelas primarias anexas á los Colegios deenseñanza media, y á crear en las Escuelas Normales cursospreparatorios de primera instrucción para la admisión de losalumnos normales á los cursos de este grado de las Escuelanormales…”41
Parte de la propuesta de Pizarro consiste en “…crear una
doble fuerza [estado y provincia], que dilate y dé mayores ensanches á este
primer elemento y base natural de la instrucción pública en su desenvolvimiento
ulteriores…”.42
La realidad es que la mayoría de los niños “bellos”
pertenece a una extracción humilde. A ello se le agrega que
el estudio se les hace más dificultoso porque, generalmente,
su entorno familiar carece de las comodidades diarias y
ambiente de trabajo, en comparación a una familia de clase
media o alta. El imaginario colectivo cree que mientras
mayor confort, mayor excelencia académica. Pero, está la
otra suposición que ante más obstáculos, más esfuerzo para
41 Ibid., pp. 183.42 Ibid., pp. 179. Las correcciones han sido hechas por el autor.
32
alcanzar las metas propuestas. Ambas ideas concomitantes son
aplicables para el alumnado pero nunca será complicado
medirlas estadísticamente.
La generalidad de los políticos y las clases acomodadas
consideraban que tales centros de aprendizaje son para las
“masas” o simplemente desconocen su existencia.43 Educan a
sus hijos en colegios privados.44 En consecuencia, Pizarro
exhorta:
[Nos] Hemos apresurado á tocar las altas cumbres de la instrucciónpública y hemos abandonado el valle inmenso que se entiende alpié de-ella y la sustenta. Hemos formado así el Colegio y laAcademia para los estudios superiores, profesionales ó científicos[,] hemos descuidado la Escuela Primaria y la educación común delpueblo; hemos construido el Observatorio Astronómico, y hemosmirado con indiferencia ó desden la Escuela de Artes y Oficios…45
Es por ello que Pizarro reclama por mejorar la situación
de la escuela del pueblo para que aumente el porcentaje de
niños letrados y católicos.
El estado y su ciudadano: el niño”bello”
43 Los diputados y senadores conocen la existencia de la escuela popular, peropolíticos alejada a las cuestiones educativas o de menores puestos estánalejados a ellas. Casi con seguridad las mujeres de los políticos no las conoceno no dudan cuyo magisterio es para los sectores populares. 44 Las opciones más comunes eran colegios religiosos o inglesas. Las escuelasinglesas se concentraban en la Capital Federal, mientras que losestablecimientos de enseñanza religiosos predominaban en las provincias. Sinembargo, ya comenzaba la excelencia académica de los colegios nacionales y susalumnos proveían de las clases medias altas y altas. 45 Ibid., pp. 174-175. El autor ha añadido cambios entre corchetes.
33
Manuel Pizarro analiza la relación entre el estado y la
escuela del pueblo, y está desconcertado ante el hecho de
que la clase dirigente no tuviese conciencia de la
capacitación de los maestros de la escuela común cuando él
consideraba que aquella era uno de los pilares del sistema
educativo.46 Frente a tal escenario, Pizarro considera que
ha llegado la hora que “…la nación revindique sus plenos poderes en lo
relativo á la instrucción primaria y á la instrucción común del pueblo…”.47
Pizarro enfatiza que la “…instrucción del pueblo es una cuestión social…”.48
Él presenta un proyecto de ley que corregirá la falta
de ecuanimidad entre el colegio popular y el nacional, la
propuesta se divide en cuatro aspectos: la distinción entre
las dos instituciones de enseñanza, el presupuesto nacional,
los syllabi y dos modelos educativos niveladores en vigencia
en el interior del país.
Pizarro estaba hastiado de las grietas cada vez más
profundas de las desigualdades entre ambos establecimientos.
En primer lugar, alerta el contraste de oportunidades
laborales, aquellas de la mayoría de la población son
inciertas mientras que las sarmientinas son seguras. Lo que
es más, las posibilidades diferentes de trabajo crean
injusticias. La escuela común encontrará un trabajo cuya
46 La Academia Literaria del Plata debatió el sistema educativo argentino enmuchas sesiones y publicó gran cantidad de artículos en “Estudios”. El artículomás conocido fue Derecho de enseñanza en el estado escrito por el jesuita Camilo MaríaJordán Camilo.47 Ibid., pp. 178.48 Ibid., pp. 174.
34
remuneración será baja en comparación al del colegio normal
e inclusive, sus graduados, como eran maestros, es muy
factible que terminasen enseñando en tal entidad.
Exaspera a Pizarro la indiferencia de la nación ante el
desamparo en que quedarían los niños “bellos”, es decir, por
la carencia de una escolarización de nivel primario. Como
hombre de ley, Pizarro menciona que es “…uno de los primeros
deberes del gobierno en épocas normales, y constituye así uno de los rasgos
característicos prominentes del siglo…”.49
Subraya otra diferencia: las penosas circunstancias de
los docentes e infraestructura de la escuela común, en
consecuencia el impacto sobre la formación de los niños
“bellos”. Pizarro manifiesta que es fundamental defender las
escuelas del pueblo porque eran centros de iniciación
elemental, básicamente les da dignidad y se los instruye en
un oficio.
La segunda inequidad es el presupuesto destinado a la
escuela del pueblo. La finalidad de Pizarro era revertir esa
situación para devolverles el estatus que tenían antes de
los proyectos laicistas de educación. De esta manera, lleva
a cabo un fino análisis del presupuesto destinada a ella y
se concentra en lo que atañe a la proporción asignada al
nivel primario.
Resalta que los presupuestos de los municipios y las
provincias no son suficientes para mantener una
49 Ibid., pp. 174.
35
infraestructura decente y un plan de de maestros
capacitados. Manuel Pizarro le reclama al senado que el
dinero reservado a “…la instrucción primaria en la provincias, está
destinado en primer término á la construcción de edificios para escuelas
públicas…”.50 En que la falta monetaria de las provincias
impide solventar “…todo lo concerniente a los libros, sueldos,
mobiliario…”.51 También evalúa el presupuesto nacional y prueba
que “Para todo esto, basta la suma de aproximativa de cuatrocientos mil pesos
fuertes que la Nación inverte anualmente de sus rentas, en subvenciones y
fomento á la instrucción primaria con tan escasos resultados…”.52 Se queja
de que la nación no asigna suficiente dinero para la escuela
común porque prioriza los colegios nacionales. En este
sentido, propone hacer cambios en el presupuesto nacional,
lo que implica que:
de todos modos, si el sistema observado hasta hoy ha de continuaren vijencia, será necesario establecer como condición indispensablede la subvención, que los gastos á que la Nación tienen señalados yha distribuido inútilmente entre los Gobiernos y Municipalidadesde Provincia…53
Debido al uso discrecional del presupuesto, la partida
para la escuela del pueblo disminuye; Pizarro escuda su fin
criticando a la oposición y acentúa que el “…tesoro destina un
presupuesto [nacional] alto para instrucción primaria pero se lo destina a otras
50 Ibid., pp. 181.51 Ibid., pp. 181.52 Ibid., pp. 182.53 Ibid., pp. 182.
36
áreas…”.54 Pizarro asevera que la mayoría del senado comparte
un fuerte consenso de asignar gran parte del presupuesto a
educación pero destinado a los colegios nacionales, los
estudios universitarios y la investigación en ciencias; sin
embargo, los senadores no tienen en cuenta la escuela común.
Pizarro sostiene como imperativo esbozar un plan de
estudios primarios generales. Según su perspectiva, el
primer paso consiste en encontrar un sentido al nuevo
programa general. Declara que a igual preparación primaria,
mayor armonía en la sociedad. Considera que la conformidad
de los planes son requisitos esenciales para dar a todo el
argentino en edad escolar la posibilidad de ser alfabeto. De
igual forma, exige la necesidad de “Planes generales de
instrucción general”.55
En consecuencia, Pizarro expresó “Yo creo así poder observar
que la instrucción pública carece hasta el presente de propósitos definidos, y no
reviste el carácter de generalidad é intención económica que la Constitución
visiblemente le asigna, en armonia y con las exigencies de nuestro presente y
futuro estado social”.56 Asimismo, formula un diseño para resolver
las disparidades entre los la variedad de planes y explica
que:
se adopte el sistema de asociar a la acción nacional á la de lasmunicipalidades y gobiernos locales, ó bien que se deje á estasdiversas fuerzas educacionales obrar separada éindependientemente, en órbitas concéntricas sobre un mismo
54 Ibid., pp. 181.55 Ibid., pp. 179.56 Ibid., pp. 177.
37
plano, repito [que es] indispensable reglamentar la instrucciónprimaria por una legislación especial, creo que sería altamenteconveniente. Escuela Graduada de primer órden, yconvenientemente reglamentada, en cada centro importante depoblación sin perjuicio de los demás establecimientos de estegénero [la escuela común] que pudieran y debieran fundarse enellos según sus recursos y necesidades…57
En último lugar, Pizarro expone al senado un modelo
educativo que solucione la imparcialidad entre los syllabi. A
pesar de que él prioriza la escuela común frente al colegio
nacional; reconoce la relevancia de ellos. Si por diferentes
causas, el niño “bello” no puede asistir a ella, el colegio
nacional es una alternativa válida, sólo si se les brinda
cursos de ingreso gratuitos para luego matricularse en ella.
En este sentido, menciona como ejemplo la provincia de
Córdoba que tradicionalmente fue foco de saber jesuítico y
esclarece:
Es así que se han fundado, con algunas escuelas primarias en lasColonias y Territorios Nacionales, la Escuela Graduada anexa alColegio Nacional de Córdoba, las Escuelas Normales de Niñas deCatamarca y Salta; que se hacen los trabajos preparatorios para elestablecimiento de la Escuela Normal en Córdoba, y la traslaciónde la del Rosario á la ciudad de Santa Fe en los términos ycondiciones de la ley de 25 de Setiembre de 1875, y que se hanrealizado, en fin, todos los demás actos de que instruyen los Anexosde esta Memoria. Entre los que esperan vuestra aprobación, seencuentra la creación misma del Consejo Nacional de Educación enque fué refundida la Antigua Comisión Nacional de Educación,para poder atender, con mayor economía en los gastos, á lasexijencias de la situación nacida de la federalización de esta ciudad
57 Ibid., pp. 182-183.
38
y municipio, que puso á cargo de la Nación la administración ydirección técnica de sus establecimientos escolares, y de instrucciónmedia y superior, antes á cargo de la Provincia [Córdoba]…58
Con respecto a los programas de estudios, Manuel
Pizarro presenta su proyecto de ley a la cámara de senadores
con el propósito de perpetuar la multiplicación de niños
“bellos”. De esta manera, elogia los casos en que se están
llevando a cabo estrategias para dar una opción al pequeño
para asistir a los colegios nacionales en las provincias de
Córdoba, Santa Fe, Catamarca y Salta.
Conclusiones
Este proyecto se retrotrae a los problemas de la
educación primaria del último tercio del siglo decimonónico.
En este sentido, la elección de Manuel Pizarro es realmente
significativa porque fue un prestigioso servidor público
cuyo proyecto político era mejorar y amparar la enseñanza
católica. En la década de 1880 florecen una variedad de
divergencias insalvables dentro de la clase dirigente; unas
de ellas, fueron las diferentes perspectivas con respecto a
la escolarización primaria. Hasta nuestros días, tal quiebre
entre la elite política, es lo que la Historia llama
tradicionalmente el “combate entre los liberales y los
clericales”.
58 Ibid., pp. 185.
39
Este artículo sólo se centra en la percepción que
Pizarro tiene del colegial de la escuela común. La
originalidad de esta propuesta reside en cómo Pizarro
construye la identidad del estudiante en un “niño bello”.
Principalmente, es fundamental articular la percepción del
estudiante y su inclinación a la cosmovisión del movimiento
jesuítico.
La discusión con respecto a las escuelas del pueblo no
tuvo la trascendencia que Manuel Pizarro hubiese esperado.
Pero su discurso es una fuente histórica para demostrar el
argumento que plantea este análisis. El discurso de Pizarro
devela la preocupación de moldear una caracterización
jesuítica/humanística para el “niño bello”. Pizarro concluye
que su identidad consiste en cultivar el bien, el humanismo,
la religiosidad, el respeto a la patria y a la nación,
siendo lo esencial la virtud de la belleza absoluta: la
creencia en el Dios católico.
El vínculo entre los jesuitas, Manuel Pizarro y el
“Creador” es el prestigio de la educación primaria,
secundaria y universitaria de la Compañía de Jesús,
humanística e integral. Pese a su visión conservadora del
mundo, es una orden vanguardista en temas educativos e
incluye materias científicas en los programas de estudios.
En la Iglesia de esa época, la ciencia era un tema
controversial porque sus explicaciones eran racionales y
negaba que la última explicación del mundo estaba en manos
40
de Dios; es así que se tenía sospecha, desconfianza y recelo
de la ciencia.
Las transformaciones de la segunda mitad del siglo XIX
se llevaron a cabo sólo en ciertas áreas que los católicos
criticaban y denominaran utilitarismo y materialismo.
Pizarro admite que el comercio es una actividad esencial
para el progreso de todo país. No obstante, otorgar un rol
predominante al comercio, la industria y las transacciones
comerciales amenazan y desvanecen las letras, la poesía, y
la música. En Misceláneas no hace explícito pero menoscaba el
crecimiento desmesurado del comercio y las actividades
relacionas a ella porque cambian la visión holística y
humanística del mundo.
A pesar de su examen minucioso del educando de la
escuela del pueblo, queda confuso a qué sexo hace referencia
cuando sueña a los asistentes: niñas y/o niños. En una
sociedad patriarcal, se supone que colegiales serían
masculinos. Sin embargo, la sexualidad de los estudiantes
queda como una incógnita. Pizarro no presta atención en las
diferencias sexuales de los infantiles. En efecto, la
distinción de género está ausente en su concepción de la
vida.
Manuel Pizarro profundiza la importancia de la escuela
popular y argumenta que el colegio laico destruye su
tradicional formación religiosa. Desafortunadamente, recurre
al mismo argumento para criticar el hecho de que los hijos
41
de familias humildes perderían la oportunidad de recibir una
iniciación elemental y religiosa. A pesar de su fuerte
ataque a los colegios nacionales, acepta que es una
alterativa viable para una niña ante la imposibilidad de
ingresar a la escuela del pueblo. Sin embargo, Pizarro no
tiene en cuenta otros centros de enseñanza primarios como el
que brindadan las Damas de la Sociedad de Beneficencia.
Pizarro propone una ley para la unificación de los
programas de estudios y la considera indispensable para
nivelar las fundaciones consagradas al nivel primario. Sin
embargo, su principal meta es resguardar la escuela
católica. Censura y desprestigia reemplazar la materia
“Religión y Moral” por la de “Urbanidad y Moral”. A su
entender no tiene sentido la moral sin religión. Pese a sus
recurrentes comparaciones entre la escuela popular y los
colegios nacionales; no hace mención alguna de las escuelas
de monjas a donde concurren niñas. Éstas son paradigmas
excelentes para analizar cómo se encara la orientación de
los estudios de religión, que es crucial en su nivel
primario. Nuevamente surge su mentalidad patriarcal. Su
enfoque no establece ninguna relación entre la
escolarización de varones y de mujeres en la escuela común.
Ve con recelo la educación mixta; varones y mujeres
necesitan sus respectivas instituciones educativas.
Sorprende que no mencione que el estado no impuso la
escolarización laica en los programas de los colegios de
42
monjas, por el contrario respetó la formación religiosa de
dichos establecimientos.
Este trabajo demuestra que Pizarro acusa al estado
nacional de desentenderse de la importancia y la viabilidad
de las escuelas comunes. El mismo Pizarro es escéptico pero
su reclamo es imperante para respaldar la formación
religiosa. Igualmente señala una dificultad alarmante,
cuáles serán las futuros estadistas de alfabetización de la
mayoría de los educandos de la escuela popular. Es realista
y teme la inevitable implementación de los syllabi laicos. Con
respecto a su evaluación del presupuesto nacional asignado
para la partida para el nivel primario, acusa el uso
discrecional del presupuesto nacional. Demuestra que se
privilegia a los colegios nacionales analizando cómo
incrementa el dinero destinado a los colegios y disminuye el
de las comunes.
En la Argentina de la década de 1880, los debates
educativos tenían un sentido ideológico y práctico. La
educación era una prioridad de estado y enfrentó la
identidad de un estudiante laico a la de uno religioso El
proyecto sarmientino aumentó la alfabetización en una
proporción exponencial como se refleja en el censo nacional
de 1914. La diferencia entre los finales de siglo XIX y uno
después es que la educación no es una cuestión de estado y
los debates son discursivos y no se ponen en acción.
43
En la actualidad, la identidad del alumno escolar en
edad de recibir una instrucción primaria está definida ya
sea por costosas escuelas privadas o por colegios nacionales
y provinciales que están en crisis. En el presente, en la
sociedad argentina han crecido las desigualdades en la
enseñanza primaria pública, por ende ha perdido su anterior
excelencia. La pregunta actual radica en cuál será la
identidad de los alumnos que egresen de ambos tipos de
colegios.
Bibliografía
Fuentes primarias
Pizarro, Manuel. Misceláneas. Discursos forenses, memorias,
mensajes, notas, cartas y artículos de diario. Vol. I a II. Córdoba: Ed.
La Minerva, 1897.
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