“El niño bello”: El discurso de Manuel Dídimo Pizarro y el escolar de la escuela común de...

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“El niño bello” : El discurso de Manuel Dídimo Pizarro y el escolar de la escuela común de Argentina, 1881 1 Agustina González Nuñez Georgetown University Washington, D.C.,USA “I love all beauteous things, I seek and adore them; God hath no better praise, And man in his hasty days, Is honored for them” Robert Bridges Abstract: A Beautiful Mind : The Discourse of Manuel Dídimo Pizarro and the identity of the student attending common schools,” Argentina, 1881”.There was a strong debate about education during the first stages of the state building of Argentina, the 1880s. Traditionally, historical studies about the educational system focus on the controversy between lay versus catholic schooling. But there is a lack of analysis about the “common school” and its students. A “common school” depended on either the province or the city-hall. It gave a six years instruction. Likewise, their students belonged to low income families. This paper delves into the discourse of Manuel Dídimo Pizarro – a well-known politician born in Córdoba – and how he shapes a new identity for the kids attending to “common schools.” Pizarro’s goal was to preserve the catholic teaching at those schools; that is to say a “catholic nation” confronting the threat of a “lay state.” The common tread of this study is the relationship between Beauty and Religion . Finally, the goal of this article is to establish a relationship between the Jesuits and Pizarro’s thought, to examine Pizarro’s shaping of the student, its family background, the status of the “common school”, and the national budget allocated to those institutions. Key words: identity, education, school, Jesuits, Pizarro, Catholicism. 1 El presente trabajo ha contado con el respaldo de Tinker Tank Grant Foundation, Center of Latin American Studies, Georgetown University. Este artículo fue publicado en la Revista de la Junta Provincial de Historia de Córdoba, volúmen 23 de 2006, publicada anualmente en la Junta Provincial de la Historia de Córdoba. 1

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“El niño bello”: El discurso de Manuel Dídimo Pizarro

y el escolar de la escuela común de Argentina, 1881 1

Agustina González Nuñez Georgetown UniversityWashington, D.C.,USA

“I love all beauteous things, I seek and adore them;

God hath no better praise, And man in his hasty days,

Is honored for them”

Robert Bridges

Abstract: A Beautiful Mind”: The Discourse of Manuel Dídimo Pizarro and the identity of the student

attending common schools,” Argentina, 1881”.There was a strong debateabout education during the first stages of the state building ofArgentina, the 1880s. Traditionally, historical studies about theeducational system focus on the controversy between lay versus catholicschooling. But there is a lack of analysis about the “common school” andits students. A “common school” depended on either the province or thecity-hall. It gave a six years instruction. Likewise, their studentsbelonged to low income families. This paper delves into the discourse ofManuel Dídimo Pizarro – a well-known politician born in Córdoba – andhow he shapes a new identity for the kids attending to “common schools.”Pizarro’s goal was to preserve the catholic teaching at those schools;that is to say a “catholic nation” confronting the threat of a “laystate.” The common tread of this study is the relationship betweenBeauty and Religion. Finally, the goal of this article is to establish arelationship between the Jesuits and Pizarro’s thought, to examinePizarro’s shaping of the student, its family background, the status ofthe “common school”, and the national budget allocated to thoseinstitutions. Key words: identity, education, school, Jesuits, Pizarro,Catholicism.1 El presente trabajo ha contado con el respaldo de Tinker Tank Grant Foundation, Centerof Latin American Studies, Georgetown University. Este artículo fue publicado en laRevista de la Junta Provincial de Historia de Córdoba, volúmen 23 de 2006,publicada anualmente en la Junta Provincial de la Historia de Córdoba.

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Abstract : En la década de 1880, la educación constituyó el eje de undebate acalorado, tornándose así en un tema candente entre la enseñanzacatólica o laica y la viabilidad del proyecto sarmientino. Sin embargo,hay un vacío respecto del rol de las “escuelas comunes” y el escolar detal establecimiento; aquella personita que siendo su principalprotagonista, está ajeno a la controversia educativa nacional. Laoriginalidad de este artículo reside en analizar la identidad que ManuelDídimo Pizarro crea para el niño que estudia en las “escuelas comunes”.Pizarro nació en Córdoba. Su trayectoria política fue altamentereconocida y sus ideas influyeron a nivel provincial y nacional. Pizarrodefendió la importancia de la educación confesional; es decir una“patria católica” frente a la amenaza de un “estado laico”. La ideaconductora de este artículo es la constante asociación entre la bellezay la religión. Los objetivos de esta investigación son establecer unarelación entre el pensamiento jesuítico y el de Manuel Pizarro,profundizar en la identidad y la extracción social del educando, yevaluar el presupuesto nacional asignado a las “escuelas comunes”.Palabras claves: identidad, educación, jesuitas, Pizarro, catolicismo,escuela.

Introducción

En la década de 1880, la educación constituyó el eje de

un debate acalorado, tornándose así en un tema candente

entre católicos y liberales; entre las provincias y la

nación, entre las mujeres y los hombres y entre los

argentinos y el aluvión inmigratorio. Una vez originada la

polémica, el pensamiento católico se lanzó a la arena

política para defender la tradicional enseñanza católica

frente a los diseños educativos laicos llevados a cabo por

el pensamiento liberal predominante de la clase dirigente.

La cuestión abarcaba un abanico amplio de prioridades a

definir: la instrucción laica o confesional; los planes de

2

estudios; los colegios nacionales; el presupuesto municipal,

provincial y nacional; y la educación gratuita o arancelada.

Sin embargo, es posible observar un vacío respecto a los

protagonistas de la “escuela común”.2 Manuel Pizarro –

eminente político católico y cordobés– resucitó la

relevancia de esos estudiantes. Con su aguda inteligencia

fundamentó preservar la escolarización de tales centros y su

formación religiosa.

Este ensayo plantea la hipótesis: que Manuel Dídimo

Pizarro construye una identidad humanística/jesuítica para

el alumno de la escuela popular, escenario de la enseñanza

pública provincial y municipal. Desde la perspectiva de

Pizarro, él imagina que el niño es “bello” porque cultiva el

humanismo y la religión. Así el concepto filosófico de

belleza se constituye en el eje de reflexión de este trabajo;

la belleza en oposición al utilitarismo.

El primer objetivo consiste en explicar cuáles son las

virtudes de la figura de ese pequeño. La idea de belleza de

Pizarro se nutre del pensamiento clásico filosófico que se

remonta a Santo Tomás de Aquino, la belleza como simetría.

Por otro lado, demuestra el modo en que Pizarro utiliza el

proyecto pedagógico de Domingo Faustino Sarmiento para

comparar con el propio. Una lectura de entrelíneas del

discurso conservador y católico jesuítico de Pizarro permite

2 Para facilitar la lectura de este estudio, usaré por primera vez “escuelacomún” y en adelante sacaré las comillas. Sólo en casos para destacar la ideaaparecerá “escuela común”.

3

inferir su posición respecto de los rasgos que moldean la

identidad del niño “bello”.

El segundo propósito es examinar el concepto filosófico

de belleza, a los fines de observar cómo se articula éste

con la noción de alumno en el imaginario de Pizarro, es

decir, cuál es el pensamiento del cual surgen sus

características de la escuela popular. Por último, analizar

la dinámica de la dicha entidad dentro del engranaje del

sistema educativo: establecer el rol que juega tal

institución en relación a los hijos, sus familias, se

delinean los planes de estudios y se examinan la actitud del

estado con respecto a las escuelas comunes.

Tradicionalmente, los trabajos históricos sobre la

educación de la década de 1880 se centran en los debates

entre el laicismo, el catolicismo y la viabilidad del

proyecto sarmientino e nclusive a partir del crecimiento de

la corriente de las clases populares, pocas son las

investigaciones históricas que toman como unidad de análisis

y profundizan la realidad del de estudiante de la escuela

del pueblo, aquella personita que, siendo el principal

protagonista, está ajeno a la polémica nacional.

Finalmente, en las conclusiones, la tercera razón es

cómo los conceptos y herramientas hermenéticas de género

articulan paralelismos con la mentalidad patriarcal de

Manuel Pizarro.

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La originalidad de este artículo es rescatar del olvido

y colocar como centro de atención al colegial y su escuela.

De igual manera se pretende, reflexionar con respecto al rol

del niño “bello” desde la perspectiva de la historia

cultural. Finalmente, poner en relevancia al concepto

filosófico de belleza al que se remite continuamente en todo

el texto.

Ante el colapso actual del sistema educativo nacional,

es crucial crear nuevas identidades de maestros, directores

y colegiales de nivel primario; redefinir los roles de la

familia; y, de la misma manera, insertar al alumno en el

mundo laboral. En un contexto de alto desempleo, violencia y

pérdida de respeto a la educación, la escolarización

elemental surge como la llave maestra para la continuidad de

la escolarización. Cabe entonces la pregunta: ¿Qué virtudes

y defectos tienen los los presentes actores de las escuelas

provinciales? Históricamente la década de 1880 es una fecha

de ruptura del devenir del sistema escolar de Argentina

donde competía la formación laica y la católica.

Los conflictos actuales de nacionalidad, étnicos de

inmigración e identidad nacional y regional, nos conducen a

ponderar con respecto a los rasgos constitutivos del

ciudadano escolar quien se enfrenta a la definición de su

identidad, personal y social. Esta investigación aporta

nuevas perspectivas a disciplinas tales como la

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antropología, la literatura, el género, la sociología y la

religión.

Una pintura de la biografía de Manuel Dídimo Pizarro

Manuel Dídimo Pizarro (1841-1909) nació en el seno de

una familia tradicional católica de Córdoba, cuyo apellido

se remonta a la actuación del capitán Manuel Demetrio

Pizarro en las guerras de la independencia.3 Cursó sus

estudios primarios en el Seminario de Nuestra Señora de

Loreto y los secundarios en el Colegio del Monserrat. Desde

pequeño sobresalió por su personalidad de líder, su aguda

inteligencia, un pensamiento profundo y su militancia

católica. Su catolicismo estaba inspirado en la ideología

jesuítica, por elección personal y tradición familiar. En su

juventud descolló como periodista del diario del colegio El

Lauretano. Condiscípulo de Leopoldo Lugones (1874-1938) y

junto con Juan Crisótomo Albarracín (1841-1884), fundaron el

“Eco Libre de la Juventud”, un espacio para expresar sus

ideas Una vez abogado, egresado de la Universidad Nacional

de Córdoba, continúo una influyente actividad política a

nivel provincial y nacional. Los antecedentes políticos de

su familia estaban íntimamente ligados a la Confederación

Nacional Argentina.4

3 Manuel Dídimo Pizarro está sepultado en la iglesia de San Francisco deCórdoba.4 Uno de sus parientes, Modestito Pizarro, colaboró con el gobernador liberalRoque Ferreira (1855-1858) de la provincia de Córdoba durante la presidencia del

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Manuel Pizarro tuvo intervenciones célebres en la

política económica, social y religiosa argentina porque

ostentó cargos de alto rango. Sus encuentros polémicos con

Bartolomé Mitre y Domingo Sarmiento son dignos debates entre

personas con convicciones profundas. Comenzó su vida

política en la provincia de Córdoba donde fue presidente del

Supremo Tribunal de Justicia de Córdoba y gobernador de

dicha provincia. Luego fue elegido senador nacional en 1877

por la provincia de Santa Fe. Sin embargo, renunció a su

mandato para aceptar la cartera de Justicia e Instrucción

Pública en 1881 y fue ministro hasta 1882.5 También fue

vocal de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Finalmente, fue reelecto como senador por la provincia de

Santa Fe en 1884 y terminó su mandato en 1892. Como senador

se convirtió en un protector de los profesores y maestros de

establecimientos educativos religiosos.

La Academia Literaria del Plata, la Compañía de Jesús y Manuel Pizarro

Manuel Dídimo Pizarro se incorpora a la Academia

Literaria del Plata en 1879, una institución fundada por la

Compañía de Jesús el mismo año que él ingresó. El fin de la

Academia era crear un espacio de debate intelectual en el

que se deliberasen las cuestiones de actualidad. Es

General Justo José Urquiza (1854-1860). @5 Manuel Dídimo Pizarro fue reemplazado como ministro de Educación y Culto, porEduardo Wilde en 1882. Wilde fue ministro hasta el final del mandatopresidencial de Julio Argentino Roca, (1881-1886).

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coherente que, con sus creencias y su vida política, el

propósito principal era defender los principios católicos y

luchar en contra de una “sociedad laica”. En consecuencia,

perseguía obliterar el laicismo a través de la participación

política, el periodismo, la academia y la iglesia.6 La

Academia reunía destacados políticos, literatos, jueces,

abogados y hacendados; todos ellos eran unos “cruzados”,del

siglo duodécimo -de un catolicismo jesuítico que resguardaba

los valores cristianos tradicionales de la sociedad

argentina. Los jesuitas tenían sus propios motivos y uno de

ellos era constituir un ateneo en donde difundir su

pensamiento en todos los ámbitos de decisión política.

La Academia fue inspirada e iniciada por los padres

Estanislao Soler, Esteban Salvadó, y Miguel Cardoniú. Sin

embargo, el alma mater de la Academia fue Vicente Gambón, un

joven de 22 años.7 Gambón llegó a la Argentina de España

para continuar sus estudios de noviciado. Su liderazgo lo

convirtió en el artista que pinceló los temas a debatir;

cohesionó y canalizó las ansias de los jóvenes de educarse

bajo la mentalidad inculcada por la Compañía de Jesús. Por

su tenacidad y su carácter ejecutivo, Gambón fue el

arquitecto que construyó el armado completo de la Academia.

6 En 1882, José Manuel Estrada, Pedro Goyena y Tristán Achával Rodríguezfundaron un diario católico llamado “La Unión”. Fuentes ineludibles son lossermones, los retiros espirituales, las ponencias en conferencias y losprogramas de estudios de colegios católicos ya que cada uno de ellos revelan losdiferentes puntos de vista dentro de la Iglesia. 7 Auza, Néstor, “Tomás. Historia y Catolicidad, 1869-1910.” Buenos Aires,Editorial Docencia, 2001. pp. 210-211.

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Él fue guía espiritual de los académicos desde 1879 hasta

1925, pero su cargo era informal porque aún no era

sacerdote. Gambón cumplió sus obligaciones, excepto por un

interludio de nueve años (1887-1896) cuando viajó a España

donde ser ordenó de sacerdote en 1896.8 El padre Camilo

Jordán reemplazó la misión de Gambón. Fue electo debido a su

inteligencia y su experiencia docente. La diferencia entre

uno y otro era que Vicente Gambón era un hombre de acción y,

por su edad, rápidamente desarrolló un rapport excelente y

especial con los jóvenes; mientras que Camilo Jordán tenía

inclinaciones intelectuales. Estaba especializado en

pedagogía y publicó libros y numerosos artículos para la

revista Estudios. Una vez que Gambón recibió los hábitos,

volvió a Argentina y retornó a sus anteriores actividades de

guía espiritual de la cofradía.

La organización de la Academia estaba formada por un

presidente –elegido entre los miembros–, un director

espiritual asignado por los jesuitas y los socios. El primer

puesto de presidente recayó sobre Santiago Klappenbach. En

los comienzos, los primeros afiliados fueron los estudiantes

de cursos superiores, los alumni del Colegio del Salvador y

socios honoríficos.

Pero en menos de cuatro meses de su creación, se

sumaron una inesperada cantidad de socios. En efecto, eran

católicos preocupados por el rumbo que iba tomando el país;

8 Ibid., pp. 213.

9

partir de allí, encontraron en la Academia un ambiente

propicio para llevar a la acción sus ideales. Todos eran

hombres de reconocida trayectoria; entre ellos se contaba a

Manuel Pizarro, Tristán Achával, Manuel de Estrada, Pedro

Goyena, Pedro Funes, Emilio Lamarca, Apolinario Casabal,

Santiago Estrada (hermano de José Manuel Estrada), Miguel

Navarro Viola, Toribio Ayerza, Enrique Prack, Ramón

Santamarina, Santiago O’Farell e Isaac Pearson.9

Era razonable que esos católicos se adhiriesen a la

Academia porque era la agrupación católicá de más prestigio

de la comunidad cristiana. Niguna otra agrupación podía

disfrutar del nivel de influencia y de contactos que tenía

la Academia en la vida política del país.10 Al mismo tiempo,

el círculo coexistía con el Club Católico creado por Félix

Frías en 1877 que luego de seis años (1883) se tornaría en

la Asociación Católica de Buenos Aires. Una segunda

asociación, muy semejante a la mencionada anteriormente, fue

la Sociedad Juventud Católica. La era dorada y el despliegue

de la obra de la Academia comenzó perdiendo su fervor a

finales de 1928 ante la aparición de la competencia a través

9 Otros afiliados fueron José M. Berráz, Enrique Mosquera, Pedro S. Alcáncer,Luis Boerr, Carlos M. Reyna, Santiago Hechart, Vicente Marínez Rufino, CeferinoG. Araujo, Claudio M. del Castillo, Adolfo Berraondo, Julio E. Padilla, GerardoAraujo y Luis J. Roca.Algunos socios de la segunda generación fueron Pedro Olaechea y Alcorta, Juan F.Cafferata, Pedro Tilli, Julio López Mañan, Rafael Obligado, Arturo Barcia Lopez,César E. Pico, Gustavo Martínez Zubiría, Rafael Jijena Sánchez, Atilio Dell’OroMaini, entre otros. Se incorporaron hombres de ciencia; tales como, Félix Outes,Adán Quiroga, Rómulo Carbia, Rafael García Mata y Alejandro Bunge.10 Auza, Néstor, Tomás. Historia y Catolicidad, 1869-1910. Buenos Aires, EditorialDocencia, 2001. pp. 185.

10

de nuevas revistas de corrientes cristianas. Sin embargo, la

vida de la empresa de la Academia Literaria del Plata aún

desenvuelve una vida vibrante dentro del ámbito de laicos y

padres de la Compañía.

Manuel Pizarroy Tristán Achával Rodríguez fueron los

primeros miembros de la Academia originarios de la provincia

mediterránea.11 Compartieron seminarios junto a personajes

de la talla de José Manuel Estrada (1842-1894) y Pedro

Goyena (1843-1892).

Para comprender la envergadura y la dimensión social y

política de la que gozaba la Academia Literaria del Plata,

es pertinente de las describir brevemente a los hombres más

destacados. Uno de ellos es la figura que se analiza en esta

investigación; Manuel Dídimo Pizarro y su biografía ya está

narrada en párrafos anteriores. En una de sus variadas

presentaciones preparó un discurso que fue publicado en

“Estudios” bajo el título de “Literatura y Fe”.12 En este

ambiente, Pizarro animó a la audiencia desgranando las

relaciones entre la fe y la literatura.

Es importante describir los antecedentes de José Manuel

Estrada, Pedro Goyena y Félix Frías. En primer lugar, los

11 Tristán Achával Rodríguez cursó sus estudios secundarios en el Colegio deMonserrat de Córdoba y recibió su título de abogado en la Universidad de lamisma ciudad. Fue secretario particular de su tío Wenceslao Rodríguez, Obispo deCuyo. Fue electo diputado por la provincia de Córdoba, su siguiente cargo fueministro plenipotenciario de Perú, luego prefirió nuevamente representar aCórdoba en la Cámara de Diputados de la Nación. 12 “Estudios”, Redactada por la Academia Literaria del Plata. Año Primero. Tomo I.Buenos Aires. Redacción y Administración en Callao 542, 1911. Tomo I, año 1,1911. Buenos Aires, República Argentina. Redacción 1909. pp. 71-76.

11

tres, al igual que Manuel Pizarro, eran el arquetipo del

ciudadano político comprometido con el catolicismo de la

segunda mitad del siglo XIX.

José Manuel Estrada, al igual que Pedro Goyena, eran

porteños. Ambos fueron conspicuos defensores de los valores

cristianos y de una “nación católica”. Estrada cursó sus

estudios primarios y secundarios en la Academia Nacional del

Plata. No recibió una educación esmerada pese a pertenecer a

la aristocracia argentina ya que era bisnieto del Virrey

Liniers. Fue un autodidacta. Se desempeñó como maestro de

colegios normales pero no tuvo cátedras universitarias.

Estrada nunca evitó polemizar por escrito con los autores

críticos al catolicismo. Fue un paladín de una “sociedad

cristiana” que estaba convencido que la educación y el

matrimonio debían ser regulados por la Iglesia. Su

mentalidad no concebía una alternativa diferente al “estado

confesional” porque los valores sólo emanaban del

catolicismo. Sin religión no había valores. Tuvo un amplio

desempeño público: fundó revistas, tuvo cargos públicos pero

rechazó aquellos que iban en contra de sus convicciones y

redactó libros de historia y política. Todos sus libros

están compilados en los doce tomos de las Obras completas de

José Manuel Estrada. Es recordado como un hombre de letras y sus

obras más conocidas son El génesis de nuestra raza, El catolicismo y la

democracia, La política liberal bajo la tiranía y los tres tomos de Curso

de Derecho Institucional.

12

Pedro Goyena se graduó como abogado de la Universidad

de Buenos Aires en 1869. Goyena y Estrada eran comparados

con la misma envergadura. La actuación política e

intelectual de Goyena comprendió un amplio abanico de

actividades, desde la política en la legislatura de Buenos

Aires hasta el Congreso de la Nación. Entre ellas fue

periodista, profesor universitario de derecho romano y

crítico literario. Su deleite por la literatura lo motivó a

fundar la famosa “Revista Argentina”.

Félix Frías nació en la ciudad de Buenos Aires y egresó

de la misma universidad que Goyena.13 Fue uno de los

miembros de mayor edad entre el grupo de jóvenes quien lo

respectó de manera particular por sus años de experiencia de

la política argentina. Fue un hombre importante porque

comenzó su actuación política tres años después de redactada

la constitución del país, en 1853. Fue diputado en 1856 de

Buenos Aires, senador de la misma ciudad y también lo

designaron para el alto cargo de Ministro de Justicia y

Culto de su provincia. Se hizo conocido ante el gran público

13 Es esencial no confundir la ascendencia de Félix Frías, miembro de laAcademia y porteño, con la familia Frías de Córdoba. En el mismo período, JoséFrías contó entre uno de los más relevantes políticos católicos de alturaprovincial y nacional; por ejemplo, fue senador nacional. Perteneció a loshombres que reformaron las políticas educativas, sociales, económicas de laprovincia mediterránea. Al igual que los socios de la Academia, José Frías teníaprofundas convicciones católicas y en todos sus libros, su admirada oratoria ysu actuación política estaba presente que la única realidad para Argentina eraun “estado católico”. Para dar un marco a la vida de José Frías, él pertenecía auna familia tradicional y con fuertes raíces católicas de Córdoba. Fue alumnodel Colegio del Monserrat y se recibió de abogado en la Universidad de Córdoba.

13

por sus discursos de 1888 en contra del matrimonio civil de

1888.

Pizarro, Estrada y Goyena compartían una convicción

católica muy marcada, tuvieron una participación inigualable

en la defensa de los proyectos de la educación laica (1884)

y el matrimonio civil (1888). Sus discursos son piezas de

persuasión elocuentes. También fueron reconocidos tanto por

sus admiradores como también por sus detractores, aquellos

de la clase dirigente de la época y de la actualidad. Las

reuniones de la Academia eran muestras de destreza retórica

y de erudición literaria al punto de conmover a la

audiencia.

Acerca de la belleza

El Diccionario Durvan de la Lengua Española define a la belleza

como “…piedad de las cosas que infunden en nosotros un

deleite espiritual. Existe, en la naturaleza y en las obras

literarias y artísticas. Absoluta reside en Dios.”

(Diccionario Durvan de la Lengua Española, 1977:183)@. El valor de

belleza está presente en todo el discurso de Manuel Pizarro,

desde la definición de las características del alma interior

del niño “bello” hasta la comprensión de la existencia de

Dios como la belleza suprema. Pizarro se forma la idea del

tal infante porque entiende que la orientación humanista y,

por sobre todo, católica lo transformará en un ciudadano

14

argentino. Del discurso de Pizarro se desprende el

privilegia de la filosofía jesuítica antes que el

pensamiento de la doctrina y la organización secular. Este

escrito se limita sólo a designar la expresión niño “bello”

a los alumnos de la escuela popular. Razón por la cual, no

se incluyen los estudiantes de colegios privados ni

nacionales.14

Para Pizarro, el niño es bello por sus virtudes

humanísticas y principalmente porque es religioso. Dios es

la belleza absoluta y, por ende, las características del

escolar son bellas porque son dadas por la providencia. De

las lecturas de Manuel Pizarro, se infiere que la belleza es

una virtud indispensable del ser humano que debe embeberse y

cultivarse desde la niñez hasta la madurez.

Las definiciones de niño “bello” y escuela común están

íntimamente entrelazadas. La segunda depende del municipio o

de la provincia; el estado provee instrucción elemental a la

mayoría de la población.15 Principalmente, era gratuita,

obligatoria y confesional. De esta manera, sus programas de

estudios incluían la asignatura “Religión y Moral”.16

14 El nombre técnico de las escuelas sarmentinas es colegio nacional perotambién se las llama escuelas normales.15 La escuela común también se denomina escuela popular o del pueblo.16 El congreso reformó la ley de educación provincial de Buenos Aires en 1875;se agregó al pliego de ley un Reglamento General de las Escuelas. Tal reformapreserva la escuela primaria confesional con la materia de “Religión y Moral”.El artículo 35 del Reglamento General de las Escuelas, explicita que “LaReligión se enseñará en el local de las escuelas por párrocos o sacerdotes”. Elmismo artículo estipula que los consejos escolares podrán reunir varias escuelasen una, para recibir esta enseñanza.

15

Estas escuelas se distinguen de los colegios nacionales

porque representan un nuevo modelo educativo; la mayoría de

los cargos directivos de los colegios son ejercidos por

mujeres americanas, los estudiantes proceden de estratos

sociales medios y altos, proporciona preparación secundaria,

otorga un título de maestro cuyo primordial valor agregado

es dar prestigio. En cuanto a la religión, el colegio normal

sustituye la materia “Religión y Moral” por la de “Moral y

Urbanidad”.17 Para el imaginario colectivo de la época, las

escuelas populares eran menospreciadas, mientras que los

colegios nacionales adquieren notoriedad.

La aspiración de Manuel Pizarro es que la primaria del

pueblo y los colegios nacionales tuviesen syllabi iguales en

escolarización para toda la población. Él declara que una

ley ampara la igualdad: “La instrucción primaria y pública son iguales,

deberían tener igual plan [de estudios primarios]…”.18 Pizarro, indignado

ante la falta de equidad para todos los niños argentinos,

afirma que la escuela común “…no es ni puede ser material

extraña á un plan de instrucción general…”.19 Manuel Pizarro

asevera que la equidad de oportunidades está consignada en

la Constitución Nacional. Sostiene que había una lectura

incorrecta del artículo cinco de la Constitución Nacional y

17 Sarmiento, Domingo Facundo. ¡La escuela sin la religión de mi mujer!, Buenos Aires:Editorial Américalee, 1958. pp. 27.18 Pizarro, Manuel. Misceláneas. Discursos forenses, memorias, mensajes, notas, cartas y artículos dediario. Vol. I a II. Córdoba: ed. La Minerva, 1897. pp. 178. He mantenido laredacción y la ortografía del texto original aunque actualmente seanconsiderados errores; por ejemplo, en la cita aparece “prepara ó determina”cuando hoy escribiríamos “prepara o determina” 19 Ibid., pp. 178.

16

expresa que la “…Instrucción primaria depende del municipio y provincia e

instrucción pública depende de la Nación [que a su vez se] basa en artículo 5 de

la Constitución…”.20

Otra contrariedad que molesta a Pizarro es la

inexistencia de belleza de la arquitectura del

establecimiento. La distribución de los diferentes espacios

de la institución -las aulas, la biblioteca, los patios, la

dirección, la sala de maestras -era confusa y no establecía

jerarquías. También estaban en malas condiciones edilicias y

al plantel docente carecía de suficiente preparación. El

problema radica en que no representaban una prioridad para

el gobierno nacional. Pizarro señala que “…el estado sólo debe

participar con subsidios para dichas escuelas del tesoro público…”21. Sobre

esta cuestión, Pizarro está convencido de que la nación

debería revertir el déficit de las escuelas comunes mediante

una reforma de la enseñanza primaria por vía de un decreto.

Más allá de ello y de los excelentes discursos persuasivos

que diera en el senado, no logró cambiar la visión sesgada

con respecto a las escuelas populares; a pesar de describir

sus condiciones de abandono. Considera que el aprendizaje

elemental es imprescindible para crear ciudadanos letrados y

argumenta que “… la instrucción pública en general; [es] lo que la raíz al

árbol: ella es al progreso de la ilustración, lo que el árbol al fruto produce…”22

Manuel Pizarro menciona varios modelos educativos. El admira

20 Ibid., pp. 177-178.21 Ibid., pp. 196.22 Ibid., pp. 177-178.

17

la organización alemana y propone que es un ejemplo a

imitar. Su asombro fue la preparación académica y la

infraestructura. Pizarro elogia el orden y la pulcritud ya

que son características propicias para estudiar. A ello se

agrega la belleza exterior de la arquitectura. Una estética

simple, espacios elegantes, la disposición conveniente de

mapas, jardines, la entrada y otros sectores. Pizarro

subraya la importancia de que las paredes estén empapeladas

por láminas –dibujados por estudiantes o afiches– por sus

queridas ideas de tradición y patria. Está embelezado por

los cuadros que acentúa el patriotismo, los hechos

históricos y el heroísmo de la nación alemana.

El niño “bello”, un ciudadano elegante

El niño escolar es ciudadano argentino. Frente a la

lectura del discurso de Manuel Pizarro en el senado en 1881

acerca del problema de las escuelas comunes. El desafío que

asume este artículo consiste en explicar por qué Pizarro

designa niño “bello” al alumno. Con este propósito, de

Misceláneas se extrae una cita que ilustra el pensamiento de

Pizarro: “…hemos subordinado lo necesario a lo útil y lo útil a lo bello en la

instrucción pública…”.23

23 Ibid., pp. 176.

18

De sus escritos surgen interrogantes como: ¿Qué

defectos y virtudes encuentra Pizarro en el la identidad del

niño “bello”? ¿Tiene su concepto de belleza una relación

distintiva con el bien y la moralidad; la literatura y el

comercio; el espiritualismo y el materialismo; la nación y

un mundo cosmopolita; la tradición frente a la modernidad?

Finalmente, la búsqueda de respuestas para tales

interrogantes remite a la idea subyacente de este trabajo,

es decir, estudiar si la relación entre la virtud, la

belleza y la religión es inmanente en el imaginario de

Manuel Pizarro. En los siguientes párrafos, se analizan las

virtudes de ese pequeño.

El bien

Para Pizarro el bien representa la justicia y la

caridad. Es dar cobijo a las adversidades de la humanidad.

El bien es una virtud inculcada por la ética religiosa,

niega la existencia de una ética fuera del catolicismo.

Explica que un alumno que hace el bien a los terceros, es

aquel que tiene una sensibilidad especial para palpar y

tener una mirada crítica a las arbitrariedades sociales. En

este sentido declara que:

propagar la noción del bien en todas sus manifestaciones: ádespertar é ilustrar el sentimiento del deber en todas las clasessociales y condiciones de la vida humana; á crear la aptitudnecesaria para realizar el uno y cumplir el otro en armonía con un

19

designio providencial: la instrucción del pueblo es la cuestión socialpor excelencia, que en sí reúne y condensa todos los problemas deeste orden, cuya solución prepara ó determina en sudesenvolvimiento…”24

El humanismo y la belleza

La enseñanza de la escuela del pueblo debe formar a un

alumno humanista como siempre ha sido la tradición

argentina. Pizarro opina que la seguridad, el

conservadurismo y la tradición son características que

contribuyen a modelar al educando. Es por ese hecho, que

desarrolla la agudeza mental y el sentido común de adaptarse

a los cambios culturales y sociales de tal manera de

preservar la nación argentina armónica y católica.

No obstante, hay grandes diferencias de los programas

de estudios humanistas del Colegio Inmaculada de Concepción

de Santa Fe, fundado por la Compañía de Jesús en 1863, y los

de la escuela popular. El programa de la Inmaculada es un

paradigma que engrandece el alma. A continuación, se ofrece

el programa completo de estudios de la Inmaculada de

Concepción de 1881 que está escrito en latín25:

1881 Collegium et convictus ad Sanctae Fidei

Nombres de

profesores y

personas

Función

24 Ibid., pp. 176. Subrayado por el autor.25 El autor prefiere presenta el programa de estudios en latín ya que lasmaterias serán explicadas en castellano en los párrafos siguientes.

20

con otras

actividades

Josephus Reinal Vice-Rec.

Direct. Congr. B. M. V.

de Mirac.

Conf. int.

Salvador Barber Min.Praef. Stud. Et

conv.

Direct. acad.

Litt. Cons. A. 2.

Aloisius Sanfuentes Lect. Chim.

Geon. et. Trigon.

Doc. ling. Angl. 1 et 2

a.

Adhort. In sac. B. M. V. de

monte cam.

Cosmas Roselló Lect. Log.Metaph. et

algebra.

Doc. ling. gall. a. 2.

Direct. Congr.

Alumn.

Praef. Bibl. et lect. Ad

mens.

Expl. Med. FF.

CC.

Conf. alumn. Et

in t.

21

Josephus

Repetti

Praef. Coll. Cas.

Cons.

Praef. Spir. NN.

Adhort. Alumn.

Catech. fam.Admon.Conf. alumn. Et

in t.

Laurentius Canal Proc.Direct. sem. Et assoc. S.

Vinc. A Paul

Adhort. Alumn.

Cons. A. 11

Conf. alumn. Et

in t.

Martinus Rando Sub-proef. conv.Praef. atr. Et

extern.

Suppl. Pro schol.

Cons. A 1.

Sebastianus Colomer Lect. theod. Eth.

Fundam. Fid. Et

phys.

Conf. Alumn.

Magistri

JesuitsLaurentius Wolter. Suppl. pro schol.Joachim Domingo, Doc. ling. gall.

Josephus Viscarro, Suppl. pro schol.Antonius Fauli, Expect. dest.

22

La finalidad de la educación jesuítica es modelar

líderes, en consecuencia los syllabi son integrales y

exigentes. Pizarro opina que las asignaturas del Colegio de

Inmaculada Concepción ponen en evidencia los puntos

fundamentales para la construcción de la identidad del

estudiante del la escuela común. En primer lugar, cultivar

las lenguas muertas: el latín y el griego.26 En efecto, el

colegio de la Inmaculada Concepción considera fundamental la

enseñanza de la gramática inferior, media y superior, la

retórica, la historia y las lenguas vivas son pilares de un

humanista. Los estudiantes aprenden el idioma y la historia

de Francia. Dependiendo de los grados del cursado, aparecen

las disciplinas de historia antigua, medieval y moderna.

Como orden religiosa, la Compañía Jesús enseña por

excelencia la filosofía y la teología; y también pone el

acento en profundizar otros aspectos de la religión como,

por ejemplo, la jurisprudencia canónica, la historia

eclesiástica y de las escrituras, el dogma teológico, los

ejercicios espirituales y bíblicos, y la catequesis.

Cabe, asimismo, aquí introducir una distinción entre

las dos órdenes católicas intelectuales: los dominicanos y

los jesuitas. Históricamente, las grandes disciplinas son la

filosofía y teología. Pero, desde la misma creación de la

Compañía, introducen la investigación de las llamadas

comúnmente “ciencias duras”; las que incluyen la física, la

26 Catalogus Sociorum et Officiorum de la Provinciae Aragonae, 1876.

23

biología, la aritmética, la matemática, y la minería, entre

otras. Del mismo modo, la Inmaculada Concepción es

innovadora porque enseña trigonometría, álgebra y química.

Se selecciona como ejemplo el syllabus de la Inmaculada

Concepción para esclarecer qué debe ser para Pizarro un

alumno formado en las letras y la religión. Pizarro es

conciente de que es imposible que las limitaciones de las

escuelas populares alcancen el nivel de excelencia de

aprendizaje porque este ejemplo es extraído del colegio

jesuítico de mayor irradiación en Argentina desde su

creación. Él aclara que es un buen paradigma a imitar.

Frente a los cambios sociales, económicos y culturales

de la década de 1880, Pizarro está horrorizado ante el

crecimiento comercial y económico que lentamente va

relegando a su mínima expresión el humanismo. El desembarco

del materialismo, el utilitarismo, el pragmatismo y el lucro

atentaban el tradicional magisterio público. En este

sentido, Pizarro razona:

Los humanistas han dejado de lado por la ciencia, el comercio y laindustria y las ciencias. ¿A qué leyes obedece? A ninguna. ¿Quépropósitos la inspiran, á qué fines sociales responde? A ninguno;como no sea la tradicional preparación de nuestros hombrespúblicos en las carreras profesionales y científicas de nuestrasantiguas Universidades.”27

27 Pizarro, Manuel. Misceláneas. Discursos forenses, memorias, mensajes, notas, cartas y artículos dediario. Vol. I a II. Córdoba: ed. La Minerva, 1897. pp. 176. Subrayado por elautor.

24

Pizarro no niega la necesidad del comercio, pero lo

considera una actividad secundaria a cualquier profesión. El

asunto sobre el que alerta el peligro que representaría el

comercio y el utilitarismo invadiesen las aulas de las

escuelas argentinas y las mentes de los niños. Pizarro

interroga “…¿cuáles son los pasos progresivos de su desenvolvimiento en

armonía con la índole de nuestras instituciones políticas y con las exigencias

nuevas de nuestra sociabilidad?...” y le asusta ver cómo el comercio

desplaza al humanismo en “...la proporción en que se encuentran los

estudios científicos con los meramente literarios, y las relaciones en que la

instrucción pública se haya con la población, el comercio, la industria, las artes,

ó las ciencias…”28

El discurso de Pizarro prueba el deterioro de la

escolarización de los niños “bellos” frente a la integración

de materias que favorecen el crecimiento de la industria.

Las nuevas asignaturas crean educandos que atentan contra

una sociedad humanística; de tal modo Pizarro opina con

fuerza:

No la [educación en España] tendría hoy entre nosotros quepodemos llegar á reproducir el fenómeno, creando un verdaderoanacronismo político y social, rodeado de todos los peligros que M.Laveleye señala, cuando estudiando la influencia de la instruccióngeneral del pueblo en sus relaciones con la producción y la riquezacon la política y el movimiento democrático de las sociedadesmodernas, dice “Si se mantiene en las esferas superiores lailustración, la riqueza, el egoísmo, y en las inferiores la ignorancia,

28 Ibid., pp. 176. Subrayado por el autor.

25

la miseria, la envidia, fácil es proveer y esperar trastornos yconvulsiones sangrientas.”29

La mayoría de las ideas de Domingo F. Sarmiento eran

opuestas a las de Manuel Pizarro. Pizarro, como defensor de

la escuela religiosa, enfrenta las ideas de Domingo F.

Sarmiento –referente en excelencia nacional en esa materia–

quien propone un estudiante laico, liberal y cosmopolita.30

Otra crítica a Sarmiento es que privilegia los estudios

superiores de grado y postgrado, y las ciencias. En

contraste, Pizarro otorga mayor valor a las escuelas

comunes. Para Sarmiento, las escuelas del pueblo serán

reemplazadas por los colegios nacionales. Pizarro enfatiza:

Hemos apresurado á tocar las altas cumbres de la instrucciónpública y hemos abandonado el valle inmenso que se estiende alpié de-ella y la sustenta. Hemos formado así el Colegio y laAcademia para los estudios superiores, profesionales ó científicos,hemos descuidado la Escuela Primaria y la educación común delpueblo; hemos construido el Observatorio Astronómico, y hemosmirado con indiferencia ó desden la Escuela de Artes y Oficios…”.31

Y agrega:

Nos hemos preocupado más de lo material que de lo formal enella, hemos creido haberlo hecho todo de la construcción de

29 Ibid., pp. 184. Los corchetes son agregados por el autor. 30 Domingo Facundo Sarmiento (1811-1888) fue presidente entre 1868 a 1872. Suproyecto político fue la educación y fue exitoso. Se subvencionaron escuelas conproblemas monetarios, se crearon bibliotecas populares; principalmente seconstruyó una red de colegios nacionales a lo largo de todo el país cuyo fin eraalfabetizan toda la población. 31 Ibid., pp. 174-176.

26

nuestros Colegios y Academias y en la fundación de nuestrosMuseos, Gabinetes y Bibliotecas accesibles solo á cierta clase ynumero de personas, pero enteramente inútiles y completamenteestranos [extraños] á las masas populares que han permanecidotan ignorantes y desvalidas como antes…32

Pizarro declara que las ciencias y las creaciones del

observatorio, las Academias de Ciencias Exactas y los

estudios naturalistas del Museo de la Plata constituían una

afrenta al saber humanístico. Pizarro sostiene también que

hay que priorizar la enseñanza primaria de las escuelas

comunes ya que estaba en decadencia.

El niño “bello” y su religión

Manuel Pizarro –como creyente y político -esta

desconcertado ante la probabilidad de destruir la formación

religiosa de las escuelas del pueblo. Ante el peligro de la

instrucción laica, su temor es, radicaba la manera en que

“belleza” de ese chiquillo se iría desvaneciendo y en

consecuencia su virtud absoluta: la creencia en Dios.

Pizarro cree que sus valores cristianos son los que

construyen la identidad del hombre humanista, hacedor del

bien y, sobre todo, iluminado por los principios jesuíticos.

Razona que sin la absoluta belleza de la religión el alma no

tiene sentido, falta la trascendencia. También asevera con

seguridad que la belleza absoluta se logra luego de la

32 Ibid., pp. 175-176.

27

muerte y su sentido es la cercanía entre el alma y Dios.

Concluye en que la orientación religiosa tiene mayor alcance

que la propuesta por el gobierno; y el objetivo de su

batalla lo hace en pos de todos los ciudadanos de la nación.

Así fundamenta:

Arrebatados por el espíritu de la época, hemos seguido envertiginoso giro sus evoluciones, en medio de nuestras últimasconvulsiones de organización política, y el mundo ha saludado conmerecido aplauso nuestro entusiasta esfuerzo en esta nueva luchacon la ignorancia –lucha cristiana de todas las naciones, que noarranca lágrimas sino que las enjuga…33

Al mismo tiempo, Pizarro les recuerda a los senadores –

católicos o no–que no olviden que la Constitución Argentina

garantiza la religión católica y enfatiza:

Yo creo así poder observar que la instrucción pública carece hastael presente de propósitos definidos, y no reviste el carácter degeneralidad é intención económica que la Constituciónvisiblemente le asigna, en armonia y con las exigencias de nuestropresente y futuro estado social…34

Los cursos de religión son una guía que asegura el

tránsito al niño del colegial de una vida terrenal a una

trascendental; característica vital para mantener una

“nación católica”.

Los programas de estudios del niño “bello”: su nación y su tradición33 Ibid., pp. 174.34 Ibid., pp. 177.

28

El patriotismo y la nación son dos nociones esenciales

para Manuel Pizarro y dichas ideas deberían esbozarse en los

programas de estudios. En el senado, las palabras de Pizarro

acentúan la importancia que otorga a la idea de patria, y lo

expresa en la siguiente frase “…la ingénua franqueza de este juicio

tratándose patrióticamente con vosotros el más importante asunto de familia en

el seno de la Asamblea Nacional…”.35 Pizarro insiste en que el

aprendizaje, más allá de ser religios debe ser respetuoso al

concepto de patria. Nuevamente afirma la importancia de la

idea de patria y esbozó que “…sin las observaciones que

acabo de presentar á vuestra consideración son exactas,

pienso que es patriótico y vale siempre más merecerlo que

obtenerlo…” 36

La custodia de la idea de patria de Pizarro alude a que

los argentinos pueden resolver los problemas del país con

soluciones desarrolladas por sus ciudadanos. Pizarro no

queda deslumbrado ante los planes de estudios extranjeros.

Considera que el esquema de Sarmiento de fundar colegios

nacionales en áreas urbanas y rurales inhóspitas –a lo largo

de todo el país– es una imitación foránea.37 Por ende,

educarán ciudadanos laicos y no se asegurará el afecto hacia

la patria y la nación que los niños “bellos” garantizan.

Pizarro se pregunta si no es pertinente invertir dinero en

35 Ibid., pp. 177.36 Ibid., pp. 177.37 Para el proyecto de ley de educación laica, Domingo F. Sarmiento analizó lasleyes educativas belga de 1879 y francesa de 1881.

29

mejorar la instrucción elemental frente al ambicioso diseño

de Sarmiento cuyos resultados son inciertos. En efecto,

tilda a Sarmiento de extragerizante. Irónicamente, Pizarro

sostuvo “…y no temo comprometer las seriedad de estas opiniones ante el

juicio favorable y lisonjero con que Hippeau nos honra desde el extrangero,

observando nuestros progresos relativos y recientes en ella…”.38 Pizarro

sugiere elaborar programas de estudios nacionales iguales

para la iniciación primaria en los que es vinculan las ideas

de patria y de nación ante la llegada de inmigrantes de

todas las nacionalidades. Sin embargo su propuesta es

contradictoria. ¿Cómo pueden convivir los planes de estudios

uniformes cuando la escuela del pueblo es confesional y el

colegio normal es laico?. Se crearía un conflicto en la

sugerencia de diseños del syllabi ya que se debería optar por

incluir o descastar la asignatura “Religión y Moral”.39 Su

impronta jesuítica es patente cuando sugiere enriquecer la

orientación humanística y explica:

bajo la influencia más ó menos viva de nuestras preocupacionestradicionales por los estudios políticos y morales que hemosenriquecido con otros nuevos y más estensos, y que hemosrecargado inconsideradamente con nuestros programas deenseñanza preparatoria, estranios en gran parte á su objeto, y quehacen perder á la instrucción en instensidad lo que se le dáestensión; pero asperidad del arte de eso, nada hemos hecho en lofundamental; nos faltan planes de instrucción general yuniversitaria, que reglen. Metodicen y dirijan la instrucción públicaen el sentido de nuestras exigencias sociales, y según los propósitos

38 Ibid., pp.177.39 Por ley nacional, los colegios nacionales o normales son laicos.

30

de la Constitución al encomendar al Congreso la facultad deproveer lo conducente á la prosperidad del país, al adelanto ybienestar de las provincias y al progreso de la ilustración, dictandoplanes de instrucción, general y universitaria, y promoviendo laindustria, la inmigración, la colonización de tierras de propiedadnacional, la introducción y el establecimiento de nuevas industrias,etc.…”40

Manuel D. Pizarro sostiene que la construcción de la

identidad del niño “bello” es la base del sistema escolar –

la escuela del pueblo– celebra la religión, la patria y la

nación. Los primeros pasos a seguir son los siguientes:

aceptarla, restaurar su infraestructura, renovar sus

utensillos@ escolares y capacitar a sus maestros.

El niño “bello” en familia

La primordial inquietud de Manuel Pizarro es la falta

de interés de los dirigentes de país por la escuela del

pueblo, por ende, la desaparición de las perspectivas y las

repercusiones sobre la movilidad social y la capacitación en

un oficio de sus educandos. Ante la circunstancias de

extracción social, tal entidad es la opción que la nación

ofrece a familias de clases humildes, con bajos recursos

económicos y culturales. Teniendo en cuenta que el sistema

educativo de principios de la década de 1880 aún no poseía

la flexibilidad que adquiriría en el futuro, la escuela

común resulta igualadora en oposición a los colegios40 Ibid., pp. 176-177.

31

nacionales. Sarmiento plantea un sistema educativo con

diferentes jerarquías entre las escuelas comunes y los

nacionales. La mayor exigencia para ingresar al colegio

nacional significa que la familia posea una situación

económica desahogada para ahorrar y pagar tutores, a los

fines que sus hijos alcancen el nivel de preparación para

matricularse en ellos. Pizarro demuestra la injusticia:

las escuelas primarias están [tan] mal que han obligado á laNación á fundar escuelas primarias anexas á los Colegios deenseñanza media, y á crear en las Escuelas Normales cursospreparatorios de primera instrucción para la admisión de losalumnos normales á los cursos de este grado de las Escuelanormales…”41

Parte de la propuesta de Pizarro consiste en “…crear una

doble fuerza [estado y provincia], que dilate y dé mayores ensanches á este

primer elemento y base natural de la instrucción pública en su desenvolvimiento

ulteriores…”.42

La realidad es que la mayoría de los niños “bellos”

pertenece a una extracción humilde. A ello se le agrega que

el estudio se les hace más dificultoso porque, generalmente,

su entorno familiar carece de las comodidades diarias y

ambiente de trabajo, en comparación a una familia de clase

media o alta. El imaginario colectivo cree que mientras

mayor confort, mayor excelencia académica. Pero, está la

otra suposición que ante más obstáculos, más esfuerzo para

41 Ibid., pp. 183.42 Ibid., pp. 179. Las correcciones han sido hechas por el autor.

32

alcanzar las metas propuestas. Ambas ideas concomitantes son

aplicables para el alumnado pero nunca será complicado

medirlas estadísticamente.

La generalidad de los políticos y las clases acomodadas

consideraban que tales centros de aprendizaje son para las

“masas” o simplemente desconocen su existencia.43 Educan a

sus hijos en colegios privados.44 En consecuencia, Pizarro

exhorta:

[Nos] Hemos apresurado á tocar las altas cumbres de la instrucciónpública y hemos abandonado el valle inmenso que se entiende alpié de-ella y la sustenta. Hemos formado así el Colegio y laAcademia para los estudios superiores, profesionales ó científicos[,] hemos descuidado la Escuela Primaria y la educación común delpueblo; hemos construido el Observatorio Astronómico, y hemosmirado con indiferencia ó desden la Escuela de Artes y Oficios…45

Es por ello que Pizarro reclama por mejorar la situación

de la escuela del pueblo para que aumente el porcentaje de

niños letrados y católicos.

El estado y su ciudadano: el niño”bello”

43 Los diputados y senadores conocen la existencia de la escuela popular, peropolíticos alejada a las cuestiones educativas o de menores puestos estánalejados a ellas. Casi con seguridad las mujeres de los políticos no las conoceno no dudan cuyo magisterio es para los sectores populares. 44 Las opciones más comunes eran colegios religiosos o inglesas. Las escuelasinglesas se concentraban en la Capital Federal, mientras que losestablecimientos de enseñanza religiosos predominaban en las provincias. Sinembargo, ya comenzaba la excelencia académica de los colegios nacionales y susalumnos proveían de las clases medias altas y altas. 45 Ibid., pp. 174-175. El autor ha añadido cambios entre corchetes.

33

Manuel Pizarro analiza la relación entre el estado y la

escuela del pueblo, y está desconcertado ante el hecho de

que la clase dirigente no tuviese conciencia de la

capacitación de los maestros de la escuela común cuando él

consideraba que aquella era uno de los pilares del sistema

educativo.46 Frente a tal escenario, Pizarro considera que

ha llegado la hora que “…la nación revindique sus plenos poderes en lo

relativo á la instrucción primaria y á la instrucción común del pueblo…”.47

Pizarro enfatiza que la “…instrucción del pueblo es una cuestión social…”.48

Él presenta un proyecto de ley que corregirá la falta

de ecuanimidad entre el colegio popular y el nacional, la

propuesta se divide en cuatro aspectos: la distinción entre

las dos instituciones de enseñanza, el presupuesto nacional,

los syllabi y dos modelos educativos niveladores en vigencia

en el interior del país.

Pizarro estaba hastiado de las grietas cada vez más

profundas de las desigualdades entre ambos establecimientos.

En primer lugar, alerta el contraste de oportunidades

laborales, aquellas de la mayoría de la población son

inciertas mientras que las sarmientinas son seguras. Lo que

es más, las posibilidades diferentes de trabajo crean

injusticias. La escuela común encontrará un trabajo cuya

46 La Academia Literaria del Plata debatió el sistema educativo argentino enmuchas sesiones y publicó gran cantidad de artículos en “Estudios”. El artículomás conocido fue Derecho de enseñanza en el estado escrito por el jesuita Camilo MaríaJordán Camilo.47 Ibid., pp. 178.48 Ibid., pp. 174.

34

remuneración será baja en comparación al del colegio normal

e inclusive, sus graduados, como eran maestros, es muy

factible que terminasen enseñando en tal entidad.

Exaspera a Pizarro la indiferencia de la nación ante el

desamparo en que quedarían los niños “bellos”, es decir, por

la carencia de una escolarización de nivel primario. Como

hombre de ley, Pizarro menciona que es “…uno de los primeros

deberes del gobierno en épocas normales, y constituye así uno de los rasgos

característicos prominentes del siglo…”.49

Subraya otra diferencia: las penosas circunstancias de

los docentes e infraestructura de la escuela común, en

consecuencia el impacto sobre la formación de los niños

“bellos”. Pizarro manifiesta que es fundamental defender las

escuelas del pueblo porque eran centros de iniciación

elemental, básicamente les da dignidad y se los instruye en

un oficio.

La segunda inequidad es el presupuesto destinado a la

escuela del pueblo. La finalidad de Pizarro era revertir esa

situación para devolverles el estatus que tenían antes de

los proyectos laicistas de educación. De esta manera, lleva

a cabo un fino análisis del presupuesto destinada a ella y

se concentra en lo que atañe a la proporción asignada al

nivel primario.

Resalta que los presupuestos de los municipios y las

provincias no son suficientes para mantener una

49 Ibid., pp. 174.

35

infraestructura decente y un plan de de maestros

capacitados. Manuel Pizarro le reclama al senado que el

dinero reservado a “…la instrucción primaria en la provincias, está

destinado en primer término á la construcción de edificios para escuelas

públicas…”.50 En que la falta monetaria de las provincias

impide solventar “…todo lo concerniente a los libros, sueldos,

mobiliario…”.51 También evalúa el presupuesto nacional y prueba

que “Para todo esto, basta la suma de aproximativa de cuatrocientos mil pesos

fuertes que la Nación inverte anualmente de sus rentas, en subvenciones y

fomento á la instrucción primaria con tan escasos resultados…”.52 Se queja

de que la nación no asigna suficiente dinero para la escuela

común porque prioriza los colegios nacionales. En este

sentido, propone hacer cambios en el presupuesto nacional,

lo que implica que:

de todos modos, si el sistema observado hasta hoy ha de continuaren vijencia, será necesario establecer como condición indispensablede la subvención, que los gastos á que la Nación tienen señalados yha distribuido inútilmente entre los Gobiernos y Municipalidadesde Provincia…53

Debido al uso discrecional del presupuesto, la partida

para la escuela del pueblo disminuye; Pizarro escuda su fin

criticando a la oposición y acentúa que el “…tesoro destina un

presupuesto [nacional] alto para instrucción primaria pero se lo destina a otras

50 Ibid., pp. 181.51 Ibid., pp. 181.52 Ibid., pp. 182.53 Ibid., pp. 182.

36

áreas…”.54 Pizarro asevera que la mayoría del senado comparte

un fuerte consenso de asignar gran parte del presupuesto a

educación pero destinado a los colegios nacionales, los

estudios universitarios y la investigación en ciencias; sin

embargo, los senadores no tienen en cuenta la escuela común.

Pizarro sostiene como imperativo esbozar un plan de

estudios primarios generales. Según su perspectiva, el

primer paso consiste en encontrar un sentido al nuevo

programa general. Declara que a igual preparación primaria,

mayor armonía en la sociedad. Considera que la conformidad

de los planes son requisitos esenciales para dar a todo el

argentino en edad escolar la posibilidad de ser alfabeto. De

igual forma, exige la necesidad de “Planes generales de

instrucción general”.55

En consecuencia, Pizarro expresó “Yo creo así poder observar

que la instrucción pública carece hasta el presente de propósitos definidos, y no

reviste el carácter de generalidad é intención económica que la Constitución

visiblemente le asigna, en armonia y con las exigencies de nuestro presente y

futuro estado social”.56 Asimismo, formula un diseño para resolver

las disparidades entre los la variedad de planes y explica

que:

se adopte el sistema de asociar a la acción nacional á la de lasmunicipalidades y gobiernos locales, ó bien que se deje á estasdiversas fuerzas educacionales obrar separada éindependientemente, en órbitas concéntricas sobre un mismo

54 Ibid., pp. 181.55 Ibid., pp. 179.56 Ibid., pp. 177.

37

plano, repito [que es] indispensable reglamentar la instrucciónprimaria por una legislación especial, creo que sería altamenteconveniente. Escuela Graduada de primer órden, yconvenientemente reglamentada, en cada centro importante depoblación sin perjuicio de los demás establecimientos de estegénero [la escuela común] que pudieran y debieran fundarse enellos según sus recursos y necesidades…57

En último lugar, Pizarro expone al senado un modelo

educativo que solucione la imparcialidad entre los syllabi. A

pesar de que él prioriza la escuela común frente al colegio

nacional; reconoce la relevancia de ellos. Si por diferentes

causas, el niño “bello” no puede asistir a ella, el colegio

nacional es una alternativa válida, sólo si se les brinda

cursos de ingreso gratuitos para luego matricularse en ella.

En este sentido, menciona como ejemplo la provincia de

Córdoba que tradicionalmente fue foco de saber jesuítico y

esclarece:

Es así que se han fundado, con algunas escuelas primarias en lasColonias y Territorios Nacionales, la Escuela Graduada anexa alColegio Nacional de Córdoba, las Escuelas Normales de Niñas deCatamarca y Salta; que se hacen los trabajos preparatorios para elestablecimiento de la Escuela Normal en Córdoba, y la traslaciónde la del Rosario á la ciudad de Santa Fe en los términos ycondiciones de la ley de 25 de Setiembre de 1875, y que se hanrealizado, en fin, todos los demás actos de que instruyen los Anexosde esta Memoria. Entre los que esperan vuestra aprobación, seencuentra la creación misma del Consejo Nacional de Educación enque fué refundida la Antigua Comisión Nacional de Educación,para poder atender, con mayor economía en los gastos, á lasexijencias de la situación nacida de la federalización de esta ciudad

57 Ibid., pp. 182-183.

38

y municipio, que puso á cargo de la Nación la administración ydirección técnica de sus establecimientos escolares, y de instrucciónmedia y superior, antes á cargo de la Provincia [Córdoba]…58

Con respecto a los programas de estudios, Manuel

Pizarro presenta su proyecto de ley a la cámara de senadores

con el propósito de perpetuar la multiplicación de niños

“bellos”. De esta manera, elogia los casos en que se están

llevando a cabo estrategias para dar una opción al pequeño

para asistir a los colegios nacionales en las provincias de

Córdoba, Santa Fe, Catamarca y Salta.

Conclusiones

Este proyecto se retrotrae a los problemas de la

educación primaria del último tercio del siglo decimonónico.

En este sentido, la elección de Manuel Pizarro es realmente

significativa porque fue un prestigioso servidor público

cuyo proyecto político era mejorar y amparar la enseñanza

católica. En la década de 1880 florecen una variedad de

divergencias insalvables dentro de la clase dirigente; unas

de ellas, fueron las diferentes perspectivas con respecto a

la escolarización primaria. Hasta nuestros días, tal quiebre

entre la elite política, es lo que la Historia llama

tradicionalmente el “combate entre los liberales y los

clericales”.

58 Ibid., pp. 185.

39

Este artículo sólo se centra en la percepción que

Pizarro tiene del colegial de la escuela común. La

originalidad de esta propuesta reside en cómo Pizarro

construye la identidad del estudiante en un “niño bello”.

Principalmente, es fundamental articular la percepción del

estudiante y su inclinación a la cosmovisión del movimiento

jesuítico.

La discusión con respecto a las escuelas del pueblo no

tuvo la trascendencia que Manuel Pizarro hubiese esperado.

Pero su discurso es una fuente histórica para demostrar el

argumento que plantea este análisis. El discurso de Pizarro

devela la preocupación de moldear una caracterización

jesuítica/humanística para el “niño bello”. Pizarro concluye

que su identidad consiste en cultivar el bien, el humanismo,

la religiosidad, el respeto a la patria y a la nación,

siendo lo esencial la virtud de la belleza absoluta: la

creencia en el Dios católico.

El vínculo entre los jesuitas, Manuel Pizarro y el

“Creador” es el prestigio de la educación primaria,

secundaria y universitaria de la Compañía de Jesús,

humanística e integral. Pese a su visión conservadora del

mundo, es una orden vanguardista en temas educativos e

incluye materias científicas en los programas de estudios.

En la Iglesia de esa época, la ciencia era un tema

controversial porque sus explicaciones eran racionales y

negaba que la última explicación del mundo estaba en manos

40

de Dios; es así que se tenía sospecha, desconfianza y recelo

de la ciencia.

Las transformaciones de la segunda mitad del siglo XIX

se llevaron a cabo sólo en ciertas áreas que los católicos

criticaban y denominaran utilitarismo y materialismo.

Pizarro admite que el comercio es una actividad esencial

para el progreso de todo país. No obstante, otorgar un rol

predominante al comercio, la industria y las transacciones

comerciales amenazan y desvanecen las letras, la poesía, y

la música. En Misceláneas no hace explícito pero menoscaba el

crecimiento desmesurado del comercio y las actividades

relacionas a ella porque cambian la visión holística y

humanística del mundo.

A pesar de su examen minucioso del educando de la

escuela del pueblo, queda confuso a qué sexo hace referencia

cuando sueña a los asistentes: niñas y/o niños. En una

sociedad patriarcal, se supone que colegiales serían

masculinos. Sin embargo, la sexualidad de los estudiantes

queda como una incógnita. Pizarro no presta atención en las

diferencias sexuales de los infantiles. En efecto, la

distinción de género está ausente en su concepción de la

vida.

Manuel Pizarro profundiza la importancia de la escuela

popular y argumenta que el colegio laico destruye su

tradicional formación religiosa. Desafortunadamente, recurre

al mismo argumento para criticar el hecho de que los hijos

41

de familias humildes perderían la oportunidad de recibir una

iniciación elemental y religiosa. A pesar de su fuerte

ataque a los colegios nacionales, acepta que es una

alterativa viable para una niña ante la imposibilidad de

ingresar a la escuela del pueblo. Sin embargo, Pizarro no

tiene en cuenta otros centros de enseñanza primarios como el

que brindadan las Damas de la Sociedad de Beneficencia.

Pizarro propone una ley para la unificación de los

programas de estudios y la considera indispensable para

nivelar las fundaciones consagradas al nivel primario. Sin

embargo, su principal meta es resguardar la escuela

católica. Censura y desprestigia reemplazar la materia

“Religión y Moral” por la de “Urbanidad y Moral”. A su

entender no tiene sentido la moral sin religión. Pese a sus

recurrentes comparaciones entre la escuela popular y los

colegios nacionales; no hace mención alguna de las escuelas

de monjas a donde concurren niñas. Éstas son paradigmas

excelentes para analizar cómo se encara la orientación de

los estudios de religión, que es crucial en su nivel

primario. Nuevamente surge su mentalidad patriarcal. Su

enfoque no establece ninguna relación entre la

escolarización de varones y de mujeres en la escuela común.

Ve con recelo la educación mixta; varones y mujeres

necesitan sus respectivas instituciones educativas.

Sorprende que no mencione que el estado no impuso la

escolarización laica en los programas de los colegios de

42

monjas, por el contrario respetó la formación religiosa de

dichos establecimientos.

Este trabajo demuestra que Pizarro acusa al estado

nacional de desentenderse de la importancia y la viabilidad

de las escuelas comunes. El mismo Pizarro es escéptico pero

su reclamo es imperante para respaldar la formación

religiosa. Igualmente señala una dificultad alarmante,

cuáles serán las futuros estadistas de alfabetización de la

mayoría de los educandos de la escuela popular. Es realista

y teme la inevitable implementación de los syllabi laicos. Con

respecto a su evaluación del presupuesto nacional asignado

para la partida para el nivel primario, acusa el uso

discrecional del presupuesto nacional. Demuestra que se

privilegia a los colegios nacionales analizando cómo

incrementa el dinero destinado a los colegios y disminuye el

de las comunes.

En la Argentina de la década de 1880, los debates

educativos tenían un sentido ideológico y práctico. La

educación era una prioridad de estado y enfrentó la

identidad de un estudiante laico a la de uno religioso El

proyecto sarmientino aumentó la alfabetización en una

proporción exponencial como se refleja en el censo nacional

de 1914. La diferencia entre los finales de siglo XIX y uno

después es que la educación no es una cuestión de estado y

los debates son discursivos y no se ponen en acción.

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En la actualidad, la identidad del alumno escolar en

edad de recibir una instrucción primaria está definida ya

sea por costosas escuelas privadas o por colegios nacionales

y provinciales que están en crisis. En el presente, en la

sociedad argentina han crecido las desigualdades en la

enseñanza primaria pública, por ende ha perdido su anterior

excelencia. La pregunta actual radica en cuál será la

identidad de los alumnos que egresen de ambos tipos de

colegios.

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