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El fortalecimiento de la ciudadaníade las mujeres en el contexto de laconstrucción del Estado: La experiencia de Sierra Leona

Clare Castillejo

6969 Working Paper / Documento de trabajo

Septiembre 2008 Working Paper / Documento de trabajo

6Acerca de FRIDE

FRIDE es un centro de estudios independiente, con sede en Madrid, dedicado a cuestiones relativas a la democracia y losderechos humanos, la paz y la seguridad, y la acción humanitaria y el desarrollo. A través de la investigación en estasáreas, FRIDE trata de influir en la formulación de las políticas públicas y de informar a la opinión pública.

Documentos de trabajo

Los documentos de trabajo de FRIDE tratan de fomentar un debate más amplio sobre estas cuestiones y ofrecer consi-deraciones pertinentes para las políticas públicas.

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Septiembre 2008 Working Paper / Documento de trabajo

El fortalecimiento de la ciudadaníade las mujeres en el contexto de laconstrucción del Estado: La experiencia de Sierra LeonaClare Castillejo

Septiembre 2008

Clare Castillejo es Licenciada en Antropología Social por la Universidad de Sussex y tiene un Máster en

Antropología del Desarrollo por la Universidad de Londres. Su trabajo está enfocado en cuestiones relacionadas

con derechos humanos y desarrollo social, con una especialización geográfica en Asia. Trabajó en la región Asia-

Pacífico y en Sudáfrica. Antes de incorporarse a FRIDE, fue asesora para el Desarrollo Social en el Department

for International Development (DFID) del Reino Unido. Trabajó en Amnistía Internacional y desarrolló

programas sobre VIH y derechos humanos en varios países asiáticos para el PNUD. Fue también investigadora

del European Monitoring Centre on Racism (EUMC) en Viena y del South Asia Human Rights Group en

Londres.

Foto portada: ISSOUF SANOGO/AFP/Getty Images

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aecidGOBIERNODE ESPAÑA

MINISTERIODE ASUNTOS EXTERIORESY DE COOPERACIÓN

Índice

Introducción 1

Marcos de análisis para la ciudadanía de las mujeres en Sierra Leona 1

La ciudadanía de las mujeres en relación con la autoridad tradicional 2

La ciudadanía de las mujeres en relación con el Estado moderno/formal 3

Las fronteras cambiantes entre la autoridad tradicional y la autoridad del Estado moderno 4

La ciudadanía de las mujeres en un Estado frágil 5

La participación de las mujeres en el gobierno y en el proceso de toma de decisiones 6

La participación de las mujeres en el gobierno de las comunidades tradicionales 6

La participación de las mujeres en el gobierno local 6

La participación de las mujeres en el gobierno nacional 7

El impacto de los donantes internacionales en la participación de las mujeres en el proceso de toma de decisiones 8

Los derechos de las mujeres y el sistema judicial 9

Los derechos de las mujeres en el sistema de justicia tradicional 9

Los derechos de las mujeres en el sistema judicial formal 11

En busca de justicia para la violencia de género 11

Las barreras existentes para reclamar por los derechos de la mujer 13

Las mujeres se movilizan por el respeto de sus derechos y una mayor participación 13

Conclusiones 14

Referencias 15

El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres en el contexto de la construcción del Estado: La experiencia de Sierra Leona Clare Castillejo

1

Introducción

Existe actualmente gran interés en el proceso de cons-

trucción de ciudadanía en el discurso y la práctica del

desarrollo. Los analistas de estas cuestiones conside-

ran a la ciudadanía como un elemento central de la

democracia y de la rendición de cuentas, y un marco

importante para comprender “hasta donde los más

desfavorecidos son capaces de participar en las estruc-

turas de toma de decisiones que condicionan los hechos

y resultados de sus propias vidas”.1 Las académicas

feministas han sostenido que la ciudadanía es también

un marco útil para comprender y apoyar las luchas de

las mujeres por la igualdad, en tanto revela cómo las

mujeres pueden influir en las instituciones, las políticas

y las estructuras que condicionan sus vidas. Mientras

que existen varias definiciones de ciudadanía, quizás la

más útil en el contexto del desarrollo y la igualdad de

género, es aquella que la define como la capacidad de

ejercer los derechos y participar en el gobierno. Esta es

la definición utilizada en este trabajo.2

Tras el devastador conflicto interno acaecido en Sierra

Leona se observa ahora un proceso de construcción de

capacidades estatales. Bajo estas circunstancias se

están creando nuevas instituciones y otras viejas están

siendo reformadas, y los límites entre la autoridad for-

mal del Estado y los actores tradicionales se redefinen.

Este proceso tiene profundas implicaciones para los

derechos y participación de las mujeres en relación al

Estado formal, la autoridad tradicional y la comuni-

dad, y contiene un potencial para reconfigurar signifi-

cativamente la experiencia femenina de ciudadanía.

Este trabajo explora cómo la construcción de capaci-

dades estatales en Sierra Leona puede ofrecer una

oportunidad para fortalecer la ciudadanía de las muje-

res e influir las estructuras de toma de decisiones que

afectan sus vidas. Se analizarán las formas de ciuda-

danía actualmente disponibles, los desafíos a los que se

enfrentan las mujeres cuando reclaman por sus dere-

chos, la participación en el gobierno, y los cambios que

se están produciendo en el proceso de fortalecimiento

del Estado. También se harán recomendaciones sobre

cómo la ciudadanía de las mujeres puede ser colocada

en una posición más relevante en el proceso de la cons-

trucción de las capacidades estatales.

El trabajo se basa en un estudio de campo realizado por

FRIDE y la Iniciativa por el Buen Gobierno (Campaign

for Good Governance) en Sierra Leona durante junio de

2008. La investigación fue realizada en los distritos de

Freetown y Moyamba, Kono y Koinadugu.

Marcos de análisispara la ciudadanía de las mujeres en

Sierra Leona La teoría liberal tradicionalmente ha concebido a la

ciudadanía como una relación entre el individuo y el

Estado, en la cual los ciudadanos operan en una estruc-

tura igualitaria y no se ven afectados por su identidad

social o por sus pertenencias grupales. Esta concepción

de ciudadanía inspira a una gran cantidad de investiga-

ciones y programas de estudio sobre el tema llevados a

cabo en países en desarrollo. Sin embargo, esta defini-

ción ha sido criticada por las académicas feministas y

aquellas que trabajan con una perspectiva desde los

países pobres, ya que consideran que la definición no

captura la experiencia de ciudadanía de las mujeres y

otros grupos marginalizados y, en líneas generales, de

los pueblos en las sociedades no occidentales. 3

En años recientes se ha desarrollado un enfoque más

amplio que considera a la ciudadanía como una rela-1 Sweetman, Editorial, “Gender and Development”, 2003.2 Para un análisis y crítica de los discursos sobre el desarrollo refe-

ridos a la ciudadanía, ver Robins (et. al) “Rethinking 'Citizenship' in thePostcolony” Third World Quarterly, 2008.

3 Por ejemplo, ver Caber (ed.), “Inclusive Citizenship: meanings andexpressions”, 2005.

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ción del individuo con el Estado y con la sociedad.4 En

esta concepción, la ciudadanía opera en varios niveles.

Los individuos experimentan diferentes formas de ciuda-

danía según los colectivos sociales a los que pertenezcan

(grupos étnicos o religiosos, comunidades locales y hasta

familias) y su relación con el Estado está condicionada

por su pertenencia a estas diferentes instancias colecti-

vas.5 Esta perspectiva es útil para poner de manifiesto el

papel de la identidad social, el poder y la desigualdad en

la conformación de las experiencias individuales de ciu-

dadanía, y revela también los caminos que las personas

transitan a partir de diferentes identidades, discursos y

relaciones sociales para luchar por sus derechos o par-

ticipar en los procesos de toma de decisiones.6

Es a menudo en el nivel comunitario o doméstico que

las mujeres conquistan derechos y participan en la

toma de decisiones, por lo que la concepción tradicio-

nal de la ciudadanía en tanto sólo una relación del indi-

viduo con el Estado puede oscurecer las experiencias

ciudadanas y las actividades de las mujeres. Un enfo-

que más amplio y de varios niveles posibilita compren-

der cómo las mujeres operan como ciudadanas dentro

de los grupos sociales a los que pertenecen y cómo la

relación de la mujer con el Estado está constituida por

su identidad social y mediatizada por su participación

en la comunidad -por ejemplo, si las decisiones sobre

las vidas de las mujeres son delegadas a nivel de la

comunidad o si las mujeres están “representadas” en

sus tratos con el Estado por los líderes varones del

grupo. Sin embargo, mientras que un enfoque más

amplio sobre la ciudadanía que incluya la perspectiva

comunitaria es útil para comprender la experiencia ciu-

dadana de las mujeres, es importante que la condición

ciudadana a nivel comunitario no se considere como

suficiente. En tanto que es el Estado el que establece

en última instancia las estructuras que determinan la

distribución de derechos, los recursos y el poder en

todos los niveles de la sociedad, es de vital importancia

que las mujeres puedan también actuar independiente-

mente como ciudadanas en su relación con el Estado.

En Sierra Leona existen dos marcos de gobierno dis-

tintos, dentro de los cuales se definen y ejercen los

derechos y se toman las decisiones. El primero es el

marco comunitario tradicional, dentro del cual la ciu-

dadanía se basa en la identidad social, la participación

en el grupo y la relación cercana y local con los otros

miembros. Por otra parte, existe el Estado democráti-

co con sus estructuras formales, en el cual la ciudada-

nía se estructura a partir de la nacionalidad y un cuer-

po jurídico de alcance general. La relación y distribu-

ción de poder entre estas dos esferas establece el con-

texto dentro del cual las mujeres pueden reclamar por

sus derechos y participar en el proceso de toma de

decisiones, además de condicionar sus experiencias de

la vida ciudadana. Los cambios que están ocurriendo

actualmente en esta relación, en el contexto del proce-

so de reconstrucción de las capacidades estatales,

constituyen importantes oportunidades para fortalecer

la ciudadanía de las mujeres.

La ciudadanía de las mujeres en

relación con la autoridad tradicional

El elemento más importante de la identidad social de

los habitantes de Sierra Leona reside en la familia, la

cual se despliega en la tradición comunitaria y en los

vínculos históricos con el terruño. Es a través de esta

participación en la comunidad que se ejercen los dere-

chos de propiedad de la tierra y se accede al sistema

de justicia, en un sistema regulado por la autoridad

tradicional de los ancianos y adultos mayores. El sis-

tema tradicional de autoridad (dirigido por un jefe

supremo) fue establecido durante la época colonial,

igual que en otros casos africanos, y es una suerte de

reificación de las viejas estructuras de poder y prácti-

cas sociales que han reforzado la subordinación de la

mujer en nombre de la “tradición”. La autoridad con-

suetudinaria fue seriamente debilitada durante la gue-

rra civil, en tanto que muchos de los jefes comunitarios

fueron víctimas de la violencia imperante y abandona-

4 Este enfoque fue originalmente propuesto por Marshall en losaños cincuenta. Ha sido más desarrollado recientemente por académi-cos que analizaron la cuestión de la ciudadanía de las mujeres y de otrosgrupos excluidos.

5 Para una elaboración más amplia de estos enfoques más “inclu-sivos” de la ciudadanía, ver Kabeer, Yuval-Davis y Swetman, entre otros

6 Para una discusión sobre las diferentes maneras en que las per-sonas actúan como ciudadanos, ver Robins (et al.) “Rethinking‘Citizenship’ in the Postcolony,” 2008.

El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres en el contexto de la construcción del Estado: La experiencia de Sierra Leona Clare Castillejo

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ron sus pueblos. Sin embargo, el gobierno y los donan-

tes internacionales reconstruyeron rápidamente estas

estructuras tras la finalización del conflicto, con el fin

de reestablecer algún tipo de autoridad local.7 Esta

estrategia se llevó a cabo a pesar de las advertencias

derivadas de la evaluación realizada por el

Departamento para el Desarrollo Internacional

(Department for International Development, DFID)

del Reino Unido que mostró amplio rechazo por parte

de la población de este tipo de liderazgo por los abusos

de los jefes. Aunque el gobierno realiza actualmente

algunos esfuerzos para reformar las estructuras con-

suetudinarias de autoridad, éstas continúan siendo

básicamente patriarcales y elitistas.8

Hasta hace poco las autoridades tradicionales han

tenido responsabilidad total sobre la vida cotidiana de

la comunidad, y por ende sobre las cuestiones más rele-

vantes para las mujeres como el matrimonio, la heren-

cia, la propiedad y el derecho familiar y a la propiedad

de la tierra. Como señala Yuval-Davis, cuando el

Estado establece sus áreas de regulación y deja otros

ámbitos sociales a la autoridad comunitaria, está deli-

neando las fronteras entre lo “público” y lo “priva-

do”.9 El hecho de que tradicionalmente el Estado

haya relegado a la esfera “privada” y al arbitrio de las

autoridades tradicionales los ámbitos de acción social

más relevantes para la mujer ha tenido profundas con-

secuencias en el ejercicio de sus derechos.

Aun cuando existen variaciones significativas a lo largo

del país, el derecho consuetudinario que gobierna la

vida de las mujeres es altamente discriminatorio y con-

tradictorio con los derechos establecidos constitucio-

nalmente y una práctica respetuosa de los derechos

humanos.10 Poco tiempo atrás todavía no existían

mecanismos para la participación de las mujeres en el

establecimiento de los derechos o en la posibilidad de

deliberar sobre ellos. Además, la delegación del control

sobre los temas relevantes para las mujeres al derecho

consuetudinario significa que la participación de éstas

ha estado limitada al nivel comunitario, el cual está

estructurado a partir de normas patriarcales y poco

democráticas. Como resultado, las mujeres tienen poca

interacción con las estructuras del Estado formal

moderno y han sido incapaces de ejercer sus derechos

y hacer responsable de ello al Estado formal. Sin

embargo, a pesar de la discriminación de género den-

tro de las estructuras tradicionales, y de la frustración

de las activistas, es importante señalar que muchas

mujeres respetan y valorizan las normas, estructuras y

autoridades tradicionales que dan forma a sus vidas,

las cuales muchas veces han sido más significativas

para ellas que las estructuras formales y a veces dis-

tantes del Estado moderno.

Como parte de los esfuerzos para reconstruir y forta-

lecer las instituciones estatales, y consolidar la autori-

dad, se observa que el Estado sustrae crecientemente

del área de la autoridad tradicional responsabilidades

de regulación de las esferas de la vida doméstica. Este

proceso se revela claramente en las tres “leyes de géne-

ro” dictadas por el Parlamento en 2007, las cuales

otorgan a las mujeres mayores derechos y protección

legal en áreas como el matrimonio, el divorcio y la

herencia y otras como la violencia doméstica -todos

ámbitos previamente regulados por el derecho consue-

tudinario. Aunque la implementación de estas leyes es

aún un desafío y existe cierta resistencia por parte de

las autoridades tradicionales, estos nuevos instrumen-

tos legales tienen el potencial de fortalecer la ciudada-

nía de las mujeres en el marco del Estado moderno.

La ciudadanía de las mujeres en

relación con el Estado

moderno/formal

Tras la destrucción provocada por la guerra civil, en

Sierra Leona el Estado se encuentra en un proceso de

reconstrucción de sus instituciones principales y de for-

7 Cuando en 1999 se estableció el Secretariado para la Reformadel Gobierno, financiado por el DFID, una de sus prioridades fue reesta-blecer la autoridad de los Jefes supremos locales en las áreas controla-das por el gobierno. Ver Thomson, “Sierra Leone: Reform or Relapse?Conflict and Governance Reform” 2007.

8 La exclusión de los jóvenes de las estructuras tradicionales depoder ha sido reconocida como una de las causas que provocaron la gue-rra civil en Sierra Leona.

9 Yuval-Davis, “Women, Citizenship and Difference”, 1977.10 Esto también incluye al CEDAW el cual Sierra Leona firmó y

ratificó en 1988.

talecimiento de la democracia y Estado de derecho a

partir de un considerable apoyo de donantes externos.

El proceso de reconstrucción estatal ha incluido el for-

talecimiento del Parlamento, el restablecimiento de las

elecciones locales (abolidas en 1972) y la creación de

instituciones responsables y de supervisión, incluyendo

un sistema judicial independiente, el defensor del pue-

blo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la

Comisión Anticorrupción. Este proceso de democrati-

zación y descentralización ha creado nuevas estructu-

ras a través de las cuales las personas pueden ejercer

la ciudadanía, participando en el proceso de toma de

decisiones y haciendo respetar sus derechos. Sin

embargo, el alcance del funcionamiento efectivo de

estas instituciones y la capacidad de las mujeres y los

pobres de acceder a sus recursos muestran resultados

ambiguos, en tanto la capacidad y los recursos siguen

siendo todavía extremadamente limitados, y la corrup-

ción sigue siendo una práctica generalizada. Además,

tal como Robins (et al) lo ha señalado, las nuevas ins-

tituciones democráticas están “marcadas por los tra-

zos de las relaciones de poder existentes”11 y es inevi-

table que las nuevas instituciones reflejen las desigual-

dades de género y la discriminación ejercida por la

sociedad.

La mayoría de las instituciones nacionales utilizan el

idioma inglés como lengua oficial y desarrollan la

mayor parte de sus actividades en Freetown. El alcan-

ce de su influencia al resto del país es limitado, así

como los recursos y la capacidad técnica de los funcio-

narios. Estos son inaccesibles para la mayoría de la

población y particularmente para las mujeres que care-

cen de los recursos económicos, movilidad, autonomía

y educación para peticionar. Los testimonios de los

informantes locales revelan que las estructuras estata-

les nacionales tienen escaso significado para la mayo-

ría de las personas que no comprenden su accionar y a

las cuales consideran distantes e irrelevantes para sus

vidas. Sin embargo, si estas instituciones fueran forta-

lecidas con recursos humanos capacitados, fondos y

posibilidades ciertas de llegar al nivel local – así como

también con conocimientos y voluntad política para

actuar en las cuestiones de género – serían instrumen-

tos útiles, debido a su potencial y a la legitimidad de su

mandato; en un contexto más positivo las mujeres se

comprometerían en los procesos de toma de decisiones

a nivel nacional y podrían ejercer sus derechos.

El proceso de descentralización es el que quizás haya

creado las más importantes oportunidades para forta-

lecer la ciudadanía de las mujeres en el contexto del

fortalecimiento del Estado moderno. Las elecciones

locales de 2004 establecieron los Consejos Locales,

cuyo mandato es proveer al desarrollo comunitario.

Estos Consejos se encuentran en la cabecera de distri-

to y se relacionan con la población a través del sistema

de Comisiones Vecinales que opera a nivel local. Estas

instituciones han logrado que las estructuras del

Estado formal sean mas accesibles a las mujeres, debi-

do a la cercanía física y la comunicación en el lengua-

je propio y a su capacidad para hacerse cargo de las

cuestiones relevantes para la vida cotidiana de las

mujeres y estimular su participación. No obstante, al

igual que las instituciones estatales nacionales, las

autoridades locales también enfrentan serios desafíos

en cuanto a su capacidad, escasez de fondos y corrup-

ción, y en muchos casos no han podido satisfacer las

altas expectativas de la población.

Las fronteras cambiantes entre la

autoridad tradicional y la

autoridad del Estado moderno

A través del proceso de construcción de las capacida-

des estatales (especialmente la democratización, des-

centralización y el fortalecimiento del Estado de dere-

cho) el aparato público en Sierra Leona ha extendido

efectivamente los límites de su autoridad y por lo tanto

ha reducido -o al menos desafiado- la fortaleza de las

estructuras de poder tradicional. Las nuevas posibili-

dades que esta situación crea para el ejercicio de la

ciudadanía por parte de las mujeres se observa en el

proceso de descentralización, en tanto permite mayor

participación en los procesos formales de toma de

decisiones. Las “leyes de género” proveen nuevos

Documento de Trabajo 69

4

11 Robins (et al), “Rethinking ‘Citizenship’ in the Postcolony”,2008.

derechos a las mujeres y responsabilizan al Estado por

su protección.

El avance del Estado en el dominio del poder consue-

tudinario genera controversias y está siendo desafiado.

Existen evidencias de conflictos significativos entre las

autoridades estatales locales y los líderes tradicionales

a lo largo del país, especialmente sobre cuestiones de

recaudación de impuestos. Los jefes comunitarios son

responsables de ciertos tipos de impuestos y se supone

que deben compartirlos con el Consejo local. Sin

embargo las autoridades de estos Consejos denuncian

que no se realizan las transferencias, mientras que los

líderes comunitarios sostienen que los recursos no son

suficientes para financiar los gastos de su propia admi-

nistración.12 También se observa una situación tensa

entre las Cortes tradicionales y las cortes judiciales

(pertenecientes al aparato estatal moderno), ya que

éstos se quejan que los primeros invaden sus prerroga-

tivas. El que los límites entre el Estado moderno y las

autoridades tradicionales sean cambiantes y difusos

provee nuevas oportunidades a las mujeres, y también

significa que éstas tienen que comprender y negociar

dentro de estas estructuras dinámicas, lo que podría

dificultar su capacidad para identificar a los actores

responsables de proteger sus derechos y controlar que

cumplan con su obligación correctamente.

La ciudadanía de las mujeres en

un Estado frágil

Las teorías sobre ciudadanía se basan generalmente en

el concepto de un Estado capaz de determinar los lími-

tes de su autoridad e implementar efectivamente sus

políticas y la aplicación del derecho. Sin embargo, el

Estado surgido después de la guerra civil es frágil y

con escasa capacidad para llevar a la práctica sus polí-

ticas y ejercer la autoridad. El Estado simplemente se

ve incapacitado para hacer cumplir los derechos y

oportunidades formalmente reconocidos a las mujeres

debido a sus limitaciones burocráticas, a la corrupción

reinante y al bajo compromiso político relacionado con

los derechos de género. Bajo esta perspectiva, el forta-

lecimiento de la ciudadanía de las mujeres es básica-

mente abstracto y la pertenencia a la comunidad y sus

vínculos tradicionales es la única vía que éstas poseen

para ejercer sus derechos y participar en la toma de

decisiones.

Otro factor importante que afecta la consolidación de

la ciudadanía está relacionado con la influencia y el

poder de los actores internacionales. La ayuda interna-

cional representa casi la mitad del presupuesto nacio-

nal y los donantes tienen gran influencia en las políti-

cas estatales.13 Algunas compañías extranjeras, sobre

todo aquellas del rubro minero, también ejercen espe-

cial influencia en algunas áreas específicas del gobier-

no. El que el Estado sea débil y esté influido por acto-

res externos –a los cuales la población no tiene acceso

ni puede hacer responsables de sus actos- inevitable-

mente limita la capacidad de los ciudadanos para par-

ticipar de modo significativo en el gobierno y exigir su

buen funcionamiento.

Habiendo señalado brevemente las condiciones en que

opera el ejercicio de la ciudadanía femenina en relación

con la autoridad tradicional y la moderna, el resto de

este trabajo se enfocará en dos elementos importantes

en la constitución de la ciudadanía -la participación

de las mujeres en el gobierno y el fortalecimiento de los

derechos de las mujeres, especialmente su acceso al

sistema de justicia. También se analizará cómo se

están movilizando las mujeres en Sierra Leona para

demandar por sus derechos y cómo se está desplegan-

do su participación. Finalmente, el trabajo propondrá

algunas medidas para que los donantes puedan apoyar

el fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres en el

proceso de consolidación del Estado.

El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres en el contexto de la construcción del Estado: La experiencia de Sierra Leona Clare Castillejo

5

12 La rivalidad entre los líderes comunitarios tradicionales y losConsejos Locales se debe en parte a la confusa división de responsabili-dades entre estas dos formas de autoridad, las cuales fueron estableci-das en la Ley de Gobierno Local de 2004. Para un análisis de los líde-res tradicionales y su relación con los Consejos Locales, ver Thomson,“Sierra Leone: Reform or Relapse ¿ Conflict and Governance Reform”2007 y Fanthorpe, “Chieftaincy and the Politics of Post-WarReconstruction in Sierra Leone” (manuscrito no publicado).

13 Sierra Leona tiene un número limitado de donantes comparadocon países similares. La UE es el donante más importante y el DFID, elmás influyente. Para un análisis del impacto de los donantes sobre la efi-ciencia del gobierno, ver EURODAD y Campaign for Good Governance,“Square Pegs in Round Holes: Aid and Accountability in Sierra Leone”,2007.

La participación delas mujeres en elgobierno y en el

proceso de toma dedecisiones

La participación de las mujeres en

el gobierno de las comunidades

tradicionales

Como se ha mencionado con antelación, las cuestiones

más importantes sobre la vida de las mujeres de Sierra

Leona se han decidido en el ámbito de la autoridad tra-

dicional, basado en el derecho consuetudinario y las

costumbres ancestrales. Mientras que las prácticas

varían significativamente a lo largo del país, en general

la participación de las mujeres en estos ámbitos es

limitada. En el norte, las mujeres están prácticamente

excluidas de las estructuras de poder tradicional y las

elecciones en el ámbito comunitario están a menudo

controladas por sociedades secretas conformadas por

hombres. Por su parte, en el sur las mujeres pueden

tener un papel mayor y hasta alcanzar liderazgos sig-

nificativos y llegar a ser jefes supremos,14 aunque esto

no sea la regla. En tanto la relación de autoridad se

basa en la familia o en la comunidad, las autoridades

raramente consultan directamente a las mujeres o a

los jóvenes, los cuales están “representados” en las

consultas por los jefes de familia o por los ancianos.

Por ejemplo, las activistas en el distrito de Kono se han

quejado de que los jefes comunitarios ni siquiera habí-

an accedido a reunirse con ellas y que los procesos de

consulta en los proyectos de desarrollo están “orques-

tados” por los jefes y los ancianos por lo que sólo sus

intereses están representados.

Sin embargo, es importante recordar que aunque las

mujeres se encuentran subordinadas en la estructura

de poder tradicional, no son solamente sujetos pasivos

del sistema. De hecho las mujeres participan en el pro-

ceso de decisiones comunitario de varias maneras,

incluyendo en esto a las “Reinas madre”15 que operan

a través de sociedades secretas femeninas, conexiones

familiares y otros mecanismos informales. Además, las

normas patriarcales de autoridad tradicional han sido

sacudidas por los conflictos sociales provocados por la

guerra civil. Muchas mujeres han sido desplazadas de

las áreas rurales a las ciudades durante la guerra, lo

que representó una oportunidad para alcanzar mayor

autonomía y participación. El conflicto también ha

provocado que las mujeres se volvieran jefas de fami-

lia, desafiando la noción tradicional de que el hombre

es siempre el proveedor y representante principal de la

unidad familiar.

La participación de las mujeres en

el gobierno local

Como parte del esfuerzo post-bélico para reconstruir el

Estado y desarrollar instituciones más fuertes y res-

ponsables, ha habido un proceso de descentralización

en los cuales los Consejos Locales, democráticamente

elegidos, han sido restablecidos.16 Estos operan en con-

sonancia con las estructuras tradicionales de poder, con

conexiones formales mínimas entre ambos sistemas.

Bajo esta estructura dual muchas de las cuestiones

domésticas importantes para las mujeres (incluyendo

el acceso a la tierra) permanecen en el ámbito de la

autoridad tradicional, mientras que el Consejo Local es

responsable por los proyectos de desarrollo, es decir,

infraestructura y servicios, de especial importancia

para la vida de las mujeres.

No hay dudas de que los Consejos Locales represen-

tan para las mujeres un espacio importante para la

participación en el proceso de toma de decisiones,

Documento de Trabajo 69

6

14 Los Jefes supremos son la máxima autoridad sobre un área espe-cífica y tienen lazos básicos con las estructuras del Estado moderno.

15 Ancianas que tienen un papel de liderazgo dentro de la comunidad.16 Estos nuevos Consejos fueron establecidos a partir de las elec-

ciones de 2004; cuatro años después, el 5 de julio de 2008, se volvierona realizar elecciones para estos Consejos.

dado que están directamente relacionados con las

estructuras formales del Estado, y son una vía ade-

cuada para el ejercicio de nuevas formas de ciudada-

nía –aquellas basadas en las ideas de igualdad y

democracia, más que en la pertenencia a una comuni-

dad o una identidad tradicional. Sin embargo, la par-

ticipación de las mujeres en los gobiernos locales ha

sido más bien limitada. Mientras que las comisiones

vecinales deben estar constituidas según la ley por

cinco hombres y cinco mujeres, los cargos electivos de

los ayuntamientos están dominados en su mayoría por

hombres.

Una de las mayores barreras a la participación de las

mujeres en el gobierno local es el bajo nivel de educa-

ción y la escasa confianza en sus capacidades, así como

en los bajos recursos económicos y políticos, su fuerte

carga laboral doméstica y su limitada movilidad. La

participación femenina en la vida pública es percibida

como una actitud poco femenina y potencialmente peli-

grosa para los valores tradicionales. La percepción de

que las mujeres no están capacitadas para ocupar car-

gos públicos también hace difícil que éstas obtengan

apoyo –inclusive de otras mujeres- cuando se presentan

en las elecciones de los gobiernos locales. Algunas

activistas han denunciado que varias mujeres han sido

intimidadas por otros candidatos varones y por líderes

comunitarios temerosos de que la participación feme-

nina amenace las jerarquías tradicionales. Por ejem-

plo, en la ciudad de Koidu, en el distrito de Kono, se ha

reportado que importantes Jefes supremos presiona-

ron a las candidatas, incluso con la amenaza del uso de

la violencia, para que retiren su postulación en las elec-

ciones locales de julio 2008.

A pesar de estas amenazas las candidatas se presenta-

ron como consejeras, y la participación de los votantes

fue sustancial, lo que permitió utilizar los mecanismos

del Consejo para discutir sus preocupaciones. Se ha

desarrollado un trabajo consistente por parte de las

organizaciones de mujeres con el objetivo de fortalecer

las posibilidades de las candidatas y los resultados de

las elecciones de julio de 2008 mostraron una tenden-

cia positiva, ya que hubo más postulantes que en las

elecciones de 2004. Por ejemplo, en el distrito de

Koinadugu, donde no hubo candidatas en 2004, se pre-

sentaron 14 mujeres en 2008.17

En términos de la capacidad de respuesta del Consejo

a las necesidades de las mujeres, los grupos patrocina-

dores de sus intereses han informado que sus autorida-

des han consultado y escuchado sus preocupaciones,

pero sin acciones concretas consecuentes. Debido a las

serias deficiencias económicas y a las restricciones en

términos de capacidad de los recursos humanos dispo-

nibles, los Consejos deben hacer frente a las altas

expectativas despertadas en la población, y cuentan

con pocos recursos para ocuparse de las cuestiones de

las “minorías”. También se podría considerar que exis-

te una débil voluntad política por promover los dere-

chos de las mujeres y su participación. Las institucio-

nes estatales están inevitablemente influidas por las

actitudes patriarcales imperantes en la vida privada y

los individuos a cargo de los gobiernos locales son

exponentes de comunidades con una fuerte tradición

patriarcal.18 A pesar de estos desafíos, sin embargo, las

nuevas estructuras de gobierno local ofrecen una

importante oportunidad para las mujeres de Sierra

Leona de participar en el proceso de toma de decisio-

nes en una escala relevante de sus vidas y de experi-

mentar una forma de ciudadanía diferente respecto al

sistema tradicional.

La participación de las mujeres en

el gobierno nacional

En el Parlamento nacional las mujeres están notoria-

mente subrepresentadas: son 16 sobre un total de 124

miembros. La Comisión sobre la Verdad y la

Reconciliación, establecida después de finalizada la

guerra civil, recomendó una cuota del 30 por ciento de

mujeres en el Parlamento y éstas batallaron fuerte-

mente por alcanzar ese porcentaje. Sin embargo, los

partidos políticos, dominados por hombres, lo vieron

como una amenaza y la medida no fue adoptada.

El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres en el contexto de la construcción del Estado: La experiencia de Sierra Leona Clare Castillejo

7

17 Campaign for Good Governance, “July 5, 2008 Local CouncilElections Report”, 2008.

18 Para una discusión sobre estos temas, ver Goetz, “GenderJustice, Citizenship and Entitlements”, 2007.

Los obstáculos que enfrentan las mujeres para formar

parte del Parlamento nacional son similares a aquellas

encontradas a nivel de gobierno local. La lista de

barreras es variada: restricciones económicas, prejui-

cios culturales que sostienen que la mujer no debe par-

ticipar en política, insuficiente capital político y escasa

educación – este último punto es particularmente

importante en el Parlamento nacional en tanto el len-

guaje utilizado es el idioma inglés. El que la educación

y la pobreza sean barreras tan marcadas demuestra

claramente que las cuestiones de la sociedad civil y los

problemas políticos se interrelacionan en forma estre-

cha e indivisible con aspectos económicos y culturales.

Existe alguna evidencia de que el gobierno central está

comenzando a considerar seriamente a las mujeres en

su calidad de actor político y que su voz empieza a

ser escuchada. En este sentido, las organizaciones

sociales han señalado el impulso dado por el anterior

presidente a las “leyes de género” debido a la impor-

tancia del voto femenino. En la maquinaria estatal se

puede mencionar al Ministerio de Bienestar Social, de

la Mujer y de la Niñez, que mantiene una política de

consultas permanentes con las organizaciones que

patrocinan los intereses de las mujeres. Sin embargo,

este ministerio cuenta con una limitada capacidad y fue

descripto por un donante como “completamente dis-

funcional”.

El impacto de los donantes

internacionales en la participación

de las mujeres en el proceso de

toma de decisiones

Casi la mitad del presupuesto nacional de Sierra Leona

está conformado por la asistencia al desarrollo; el

DFID, la UE y el Banco Mundial son los actores más

importantes. Dado este considerable nivel de asistencia

y la limitada capacidad del gobierno, es inevitable que

éste se encuentre fuertemente influenciado por los

donantes, con serias consecuencias para los ciudada-

nos. En este sentido, en tanto el gobierno no tiene el

control de su propia agenda, las posibilidades de las

mujeres de participar efectivamente en el proceso de

decisiones son limitadas.19

Está más allá del alcance de este trabajo explorar la

compleja y contradictoria influencia de los donantes

sobre el proceso de construcción de ciudadanía y el

establecimiento de un aparato estatal más responsa-

ble. No obstante, hay una serie de puntos que es nece-

sario considerar. Primero, los ciudadanos alejados de

la capital y sólo hábiles en el lenguaje local, cuentan

con poca información sobre las actividades de los

donantes dado que las consultas se realizan habitual-

mente en Freetown y en idioma inglés. Esto hace

imposible que las mujeres fuera de la capital o con

poca educación puedan informarse o comprometerse

con las políticas de los donantes.20 Segundo, aunque

los donantes han provisto algunos fondos para las

actividades de la sociedad civil relacionadas con las

cuestiones de género, la mayoría de los recursos han

sido otorgados a un conjunto selecto de ONG para

implementar proyectos armónicos con las agendas de

los donantes, más que para apoyar los proyectos de las

mujeres definidos a partir de sus propias prioridades.

De hecho, existen múltiples críticas por parte de las

ONG locales sobre la forma en que los donantes “dise-

ñan” la sociedad civil de Sierra Leona.21 Además, las

organizaciones de mujeres están preocupadas porque

los donantes no dan la suficiente prioridad a las cues-

tiones de igualdad de género.

Documento de Trabajo 69

8

19 Muchas activistas de la sociedad civil han expresado su males-tar porque creen que los donantes, especialmente el DFID, están efecti-vamente dictando la agenda de gobierno según sus propios intereses ypreocupaciones.

20 Diversas organizaciones de la sociedad civil han manifestado supreocupación porque consideran que el proceso de consultas llevado acabo por los donantes no tiene otro objetivo que buscar el “sello deaprobación” para programas que ya han sido previamente decididos.

21 Para una discusión sobre el impacto de los donantes en la socie-dad civil, ver EURODAD y Campaign for Good Governance, “SquarePegs in Round Holes: Aid and Accountability in Sierra Leone”, 2007.

Los derechos de lasmujeres y el sistema

judicial

Al igual que muchos países de África, Sierra Leona tiene

un sistema judicial dual. La ley consuetudinaria pervive

a nivel tribal y es administrada por las Cortes tradiciona-

les y la policía local, cuyos oficiales son elegidos por el

jefe supremo de la comunidad.22 En general, las Cortes

tradicionales tienen jurisdicción sobre los delitos menores

y cuestiones domésticas: reparto de tierras, herencia,

divorcio, sostenimiento familiar y deudas menores –temas

de gran relevancia para la vida de las mujeres. Por su

parte, el sistema legal a nivel nacional está conformado

por una policía nacional, la Corte Suprema y las Cortes

locales y se ocupan de delitos mayores, así como velan

por la aplicación de las leyes de alcance nacional.

Este sistema dual significa que las personas deben utilizar

diferentes tipos de identidades y reclamos, en contextos

diferentes, para reclamar por sus derechos. En las cortes

tradicionales, las personas hacen sus reclamos como

miembros de una comunidad y las decisiones están basa-

das en las normas de la misma y en la identidad específi-

ca de los litigantes. En el sistema formal moderno, las per-

sonas participan como ciudadanos individuales en tanto

iguales ante la ley, aunque sus identidades tribales y tradi-

cionales también desempeñan algún papel en cuanto a su

capacidad de ser escuchados y los resultados del proceso.

En ambos sistemas, las mujeres enfrentan desafíos impor-

tantes a la hora de reclamar por sus derechos.

Los derechos de las mujeres en el

sistema de justicia tradicional

La mayoría de las personas en Sierra Leona recurren al

sistema judicial a nivel tradicional en tanto miembros

de la comunidad, sea en las Cortes tradicionales o a tra-

vés de mecanismos informales de resolución de disputas

administrados por los líderes o los ancianos. Las Cortes

tradicionales están en cierta forma integradas a las

estructuras estatales y son de alguna manera responsa-

bles frente a las autoridades formales del Estado (están

reguladas por el Acta de las Cortes Locales y deben

reportar al Ministerio de Asuntos Internos, Gobierno

Local y Asuntos Agrarios). Pero los mecanismos infor-

males de justicia no rinden cuenta a nadie y son des-

criptos como la “corte de los canguros”, una forma

popular de referirse a tribunales amañados donde no

se cumplen los procedimientos formales normales.

Como en otras partes del África subsahariana, las

Cortes tradicionales y los mecanismos informales de

justicia son frecuentemente usados debido a su proxi-

midad física entre las partes, y porque responden a

patrones culturales establecidos y son relevantes y com-

prensibles para todos. Estas estructuras ponen énfasis

en el concepto de la mediación, operan en lenguaje

local, son ejecutivos a la hora de dispensar justicia y son

percibidos como más económicos vis à vis los tribuna-

les formales del Estado (aunque la práctica generaliza-

da de aplicar tarifas exorbitantes por parte de este tipo

de Cortes relativiza esta última afirmación).

Las mujeres son particularmente dependientes de estas

Cortes tradicionales para reclamar por sus derechos,

debido a que éstas tienen jurisdicción sobre los asuntos

domésticos y comunitarios y porque el acceso al siste-

ma formal es aun más restrictivo. Las mujeres se

encuentran en situación desfavorable porque son más

pobres, menos educadas y tienen menos movilidad y sus

trabajos son más pesados que los ejecutados por los

hombres. Las barreras culturales, de conocimiento y

de lenguaje, así como los recursos económicos, dispo-

nibilidad de tiempo y de movilidad necesarios para

reclamar por sus derechos en las cortes formales

representan un desafío para las mujeres.

Existen variaciones significativas en la forma como

opera la justicia consuetudinaria y la participación de

las mujeres en el sistema. En particular hay una mar-

cada diferencia entre el norte, donde las mujeres están

excluidas, y el sur donde juegan algún rol, aunque sub-

El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres en el contexto de la construcción del Estado: La experiencia de Sierra Leona Clare Castillejo

9

22 El Jefe supremo recomienda al Presidente de la Corte Local, elcual es formalmente designado por el Ministerio de Asuntos Internos,Gobierno Local y Asuntos Agrarios.

ordinado.23 Los jefes locales y los miembros de las

Cortes tradicionales pueden elegir si realizan la consul-

ta o informan a la sociedad sobre nuevas leyes y muchas

veces no lo hacen. Por ejemplo, los miembros de la

Corte tradicional en el distrito de Kono han informado

que no otorgan ningún tipo de información sobre la nor-

mativa vigente y aducen que “se conoce la ley cuando

se comete el delito”, no obstante, muchos individuos

conocen las leyes tradicionales. Las activistas expresan

su preocupación por esta escasa difusión de las leyes

locales sólo conocidas por los ancianos o adultos mayo-

res, lo que imposibilita reclamar por los derechos.

La ley tradicional es administrada por el presidente de la

Corte Local más cuatro miembros. La mayoría de las

veces está formada por hombres aunque en algunos casos

se observan mujeres, sea como miembros o con un papel

de asesoramiento. Los mecanismos informales de justi-

cia son aun más reactivos hacia las mujeres. Muchas dis-

putas pueden ser saldadas por “sociedades secretas” de

hombres a las cuales las mujeres no tienen acceso.

El principal desafío para las mujeres es que la ley tra-

dicional las discrimina, un aspecto contradictorio con

los derechos constitucionales reconocidos y los com-

promisos en materia de derechos humanos a los que

Sierra Leona ha suscripto, incluyendo el CEDAW. Es

así que las mujeres no pueden disfrutar de sus derechos

constitucionales porque el Estado acepta que la esfera

doméstica y comunitaria sea regulada por las autori-

dades consuetudinarias a través de leyes basadas en la

tradición; su condición legal se debilita en tanto sólo

son consideradas como miembros de la comunidad y no

como ciudadanas con igualdad de derechos reconoci-

dos por autoridades estatales legales y formales.24

Las organizaciones de la sociedad civil y el Programa

para el Desarrollo del Sistema Judicial (JSDP, por sus

siglas en inglés)25, patrocinado por el DFID, están tra-

bajando con las autoridades tradicionales para permi-

tir que las leyes consuetudinarias armonicen con los

principios constitucionales, especialmente la normativa

relacionada con los derechos humanos. Los informes

denotan una respuesta mixta a esta iniciativa, dado

que algunos jefes y miembros de las Cortes han res-

pondido positivamente y otros consideran que el dere-

cho consuetudinario forma parte de una larga tradición

y no puede ser modificado. Una activista informó que

cuando adujo cuestiones relacionadas con los derechos

de las mujeres frente a un jefe local, éste desechó la

postura aduciendo que “esto no es América”. Este es

un ejemplo claro de que la subordinación de la mujer

está profundamente enraizada en la cultura local y los

derechos de género son rechazados por ser “extranje-

ros” y amenazantes al sistema. Aun en el distrito de

Moayamba, donde el proyecto patrocinado por el

JSDP ha trabajado extensamente con las autoridades

judiciales comunitarias, las activistas informan que los

líderes consideran que las mujeres ya han obtenido

demasiadas prerrogativas y que tal situación resulta

peligrosa para la sociedad tradicional.

Como ha sido mencionado previamente, a través de las

“leyes de género” de 2007 el Estado ha provisto a las

mujeres con nuevos derechos y reunido diversas cues-

tiones domésticas bajo el manto del sistema judicial

moderno. Sin embargo esta expansión es problemáti-

ca debido a la escasa conciencia de las mujeres sobre

la nueva situación y a la resistencia mencionada. Los

magistrados del sistema judicial moderno, abogados,

policías y activistas sociales expresan su preocupación

de que muchas Cortes tradicionales tratan las cuestio-

nes domésticas como el divorcio, la herencia o la vio-

lencia familiar sobre la base del derecho consuetudina-

rio, en contradicción con los principios de los derechos

humanos reconocidos por el Estado. Se informa que

también las Cortes tradicionales tratan casos de viola-

ción u otros delitos que están más allá de su potestad

Documento de Trabajo 69

10

25 El JSDP en un programa financiado por el DFID, y administra-do por el British Council, y está dedicado a fortalecer el sistema judi-cial. Está previsto que el programa sea eventualmente absorbido por elMinisterio de Justicia y reciba fondos de otros donantes.

23 Las diferencias observadas durante la investigación han sidosignificativas debido a que el trabajo de campo se realizó en el sur, en eldistrito de Moyamba, donde se desarrolló el proyecto piloto JusticeSector Development Program (JSDP), el cual ha promovido la inclusiónde los derechos de las mujeres en el sistema de justicia tradicional, almismo tiempo que procuraba fortalecer el sistema judicial moderno.

24 En teoría, es posible desafiar judicialmente en tribunales esta-tales a aquellos aspectos del derecho consuetudinario considerados con-tradictorios o violatorios de los principios constitucionales. No obstante,altos funcionarios del sistema judicial han informado que esto nunca haocurrido.

y que deberían ser considerados por los tribunales for-

males del Estado. Se estima que las mujeres llevan este

tipo de casos a la Cortes tradicionales porque son más

accesibles y menos costosas, y porque no se sienten

cómodas con los mecanismos de la ley formal y desco-

nocen los vericuetos legales de este tipo de sistema.

Las organizaciones de la sociedad civil están tratando

de superar esta situación a través de una campaña de

información y educación, dirigida a las Cortes tradicio-

nales y a las mujeres, basadas en las “leyes de género”

y los derechos que promociona.

Los derechos de las mujeres en el

sistema judicial formal

El sistema judicial formal está comprendido por una

fuerza policial nacional con presencia a lo largo de

todo el territorio, Cortes a nivel de cabeza de distrito y

una Corte Suprema establecida en Freetown pero que

realiza visitas itinerantes a las capitales de cada pro-

vincia. Todas estas instituciones judiciales enfrentan

serios desafíos debido a la escasez de recursos huma-

nos, infraestructura y fondos, lo que provoca grandes

demoras en el proceso. Esta situación hace que muchos

peticionantes abandonen sus causas debido a la impo-

sibilidad de participar en las audiencias y que los acu-

sados pasen largos periodos en prisión preventiva sin

sentencia firme. La corrupción también es un problema

importante, especialmente en la policía; las organiza-

ciones de derechos humanos han denunciado los pedi-

dos de coimas de las fuerzas policiales para realizar

algún tipo de acción o para manipular los casos. Los

costos para llevar los casos a la corte son elevados; los

individuos deben pagar los gastos de transporte, aban-

donar parcialmente sus tareas laborales, erogar los

gastos de los testigos y en algunos casos sobornar.26 En

tanto que estos costes dificultan la posibilidad de peti-

cionar frente a un tribunal por la mayoría de la pobla-

ción, tales circunstancias son particularmente críticas

para las mujeres que suelen encontrarse en los estratos

más pobres, con menor movilidad y autonomía econó-

mica.

No hay representación legal gratuita, excepto en los

casos más graves, y no existen abogados fuera de

Freetown, lo que significa que la mayoría de los acusa-

dos deben defenderse a si mismos. Esto significa un

serio desafío para las personas menos educadas, espe-

cialmente las mujeres. El idioma inglés es el lenguaje

utilizado en las cortes, con traducción al krio cuando

es necesario. Sin embargo, la mayoría de las personas

intervinientes entrevistadas, incluidos los magistrados,

aducen que las personas que se acercan a las cortes a

peticionar tienen poca comprensión de los procedi-

mientos. Dadas estas restricciones, no sorprende que

éstas sean reacias a un sistema judicial formal consi-

derado caro, lento, incomprensible y culturalmente

extraño; un sistema donde la justicia se inclina usual-

mente por aquel que paga más.

A pesar de estas serias deficiencias del sistema judicial,

sigue siendo el principal canal que las mujeres tienen

para reclamar por sus derechos y apelar las injusticias

sufridas en las Cortes tradicionales.27 Se han realizado

donaciones significativas por parte de los donantes para

fortalecer el sistema judicial estatal –aunque son necesa-

rios más recursos—y ya comienzan a verse algunos resul-

tados. Por ejemplo, en el distrito de Moyamba, donde el

proyecto JSDP está apoyando el sistema de Cortes loca-

les formales, se ha observado una mayor rapidez en el

tratamiento de los casos y una mayor cantidad de perso-

nas han peticionado. Para las mujeres, cuya movilidad es

particularmente limitada, estas medidas que acercan el

sistema judicial a las comunidades pueden tener un gran

impacto en su capacidad para utilizar el sistema judicial

formal para reclamar por sus derechos.

En busca de justicia para la

violencia de género

Examinar la capacidad de las mujeres para enfrentar

los casos de violencia de género permite comprender

los desafíos enfrentados para acceder a la justicia, sea

El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres en el contexto de la construcción del Estado: La experiencia de Sierra Leona Clare Castillejo

11

26 Las partes deben hacerse cargo de los gastos para que los tes-tigos comparezcan frente al juez.

27 Es posible apelar las decisiones de las Cortes Locales frente a laCorte local. Sin embargo, estos mecanismos de apelación no son usual-mente utilizados debido a los costos, y en los casos en que se ponen enpráctica es para apelar multas excesivas impuestas por la Corte Local.

moderna o tradicional, y nos ilustra sobre los cambios

que están ocurriendo en los derechos de las mujeres en

el contexto de la construcción de las capacidades esta-

tales, especialmente la reforma del sistema judicial.

Las Cortes tradicionales tienen autoridad para tratar

algunos aspectos de la violencia de género, pero se ha

informado que estos cuerpos avanzan a veces más allá

de sus prerrogativas y se adjudican casos que están

fuera de su jurisdicción. Cuando se enfrentan a conflic-

tos de tipo doméstico, estas Cortes ponen énfasis en la

mediación y en el mantenimiento del status quo, lo que

resulta muchas veces en un pedido a la mujer para que

acepte el abuso o la ofensa y obedezca a su marido por

el bien de la familia En los casos de violación o abuso

sexual, a menudo las Cortes tradicionales le piden al

victimario que se case con la víctima y evitan trasladar

el caso a las Cortes formales tal como lo exige la ley.

Es así que las Cortes tradicionales están negando los

derechos establecidos en la Ley de Violencia Doméstica

de 2007 (una de las tres “leyes de género”). Sin

embargo, es importante señalar que estas circunstan-

cias no se repiten en todos los casos y que ha habido

hechos de violencia de género que las Cortes tradicio-

nales han denunciado a la policía y a las Cortes for-

males para que se hagan cargo.

Como parte de los esfuerzos para fortalecer el sistema

judicial moderno en relación con la violencia de géne-

ro, se han establecido las Unidades de Apoyo Familiar

(UAF) en los establecimientos policiales situados en

las cabeceras de distrito. Las UAF no cuentan con los

recursos necesarios, pero no obstante la demanda por

sus servicios es alta. Por ejemplo, en la estación de

policía de Koidu, sobre un personal de 200 miembros,

la UAF cuenta con sólo seis efectivos; no obstante la

unidad es la que envía más casos a las cortes. Se ha

realizado un plan de difusión masivo sobre las carac-

terísticas de las UAF y el hecho de que sean tan inten-

samente utilizadas muestra la conciencia de las muje-

res sobre sus derechos y sus deseos de buscar justicia

en tanto ciudadanas dentro del sistema judicial moder-

no. Sin embargo, a pesar de la presencia de las UAF

siguen persistiendo serios problemas debido a la mane-

ra que la policía enfrenta los casos de violencia de

género. Las organizaciones de derechos humanos

denuncian que las fuerzas policiales aducen frente a las

mujeres que la violencia doméstica no es una cuestión

policial y son enviadas al sistema de Cortes tradiciona-

les; en algunos casos de violación la policía retira los

cargos después de haber recibido dinero.

Los casos de violación deben ser elevados de la Corte

local formal a la Corte Suprema, pero el procedimien-

to es lento y las víctimas deben erogar fuertes sumas

de dinero para enfrentar todo el proceso y hacer com-

parecer a los testigos. Además, el Estado no se hace

cargo de los gastos derivados de los exámenes médicos

o para que los profesionales de la salud testifiquen,

aunque en algunos casos algunas ONG financian estos

costes. Se ha informado que en algunos casos los acu-

sados han sobornado a los jueces para retrasar el pro-

cedimiento con el objeto de dejar caer la causa.

Las organizaciones de la sociedad civil advierten que

los conocimientos y las actitudes sociales negativas evi-

tan que las mujeres busquen justicia en los casos de

violencia de género, especialmente la violencia domés-

tica. Muchas mujeres, particularmente en las áreas

rurales, desconocen sus derechos, no advierten que la

violencia doméstica es un delito y no tienen conoci-

miento del funcionamiento del sistema judicial.

Además, las mujeres que buscan reparación contra

miembros masculinos de la familia son estigmatizadas

como “malas mujeres” o de “corazón duro”. Llevar

casos de violencia doméstica a la justicia puede provo-

car que la familia abandone o expulse de la comunidad

a la denunciante -estas circunstancias representan

una situación riesgosa dado que los lazos comunitarios

son fundamentales. De igual modo, muchas mujeres no

buscan reparación judicial de los casos de violación

debido al estigma asociado a este tipo de delito y a las

serias consecuencias en términos de su futuro matri-

monial.

Documento de Trabajo 69

12

Las barreras existentes para reclamar

por los derechos de la mujerTodos los informantes sobre el terreno han afirmado

que los altos costes económicos son la principal barre-

ra para acceder a los tribunales, sean comunitarios o

aquellos del Estado moderno. El segundo elemento

está relacionado con la escasa educación y conciencia

de los derechos adquiridos. Como se ha visto en el caso

de la participación política de las mujeres, es evidente

que sus derechos civiles y políticos pierden significa-

do sin los derechos económicos y sociales que permiten

acceder a aquéllos.

Es así que el mayor obstáculo para los derechos de las

mujeres en Sierra Leona reside en el hecho de que las

Cortes tradicionales y los mecanismos informales de

justicia, aquellos a los cuales las mujeres tienen un

acceso más fluido, no respetan sus derechos humanos

básicos; mientras que los tribunales formales estatales

que deben defender los derechos establecidos (aunque

en la práctica muchas veces no lo hagan) son inaccesi-

bles para la mayoría de las mujeres.

El sistema de derecho consuetudinario y el sistema

moderno siguen siendo inadecuados para canalizar la

defensa de los derechos de las mujeres y exigir respon-

sabilidad por los actos del Estado. Pero las recientes

reformas del sistema legal moderno, -especialmente las

“leyes de género”, el establecimiento de las UAF, y la

expansión del sistema de justicia formal sobre la esfe-

ra del derecho comunitario tradicional –tienen el

potencial para que las mujeres puedan peticionar por

sus derechos al Estado en tanto ciudadanas. Además,

el hecho de que las mujeres cuenten con dos canales –el

consuetudinario y el formal y moderno- a través de los

cuales pueden buscar reparación legal en temas

domésticos les permite eventualmente enfrentar al sis-

tema tradicional cuando es ineficiente y quizás dé lugar

también a una reforma más profunda del mismo. Pero

para que esto sea realidad son necesarias modificacio-

nes en la difícil situación económica-social que vive el

país.

Las mujeres semovilizan por el respetode sus derechos y unamayor participación

En Sierra Leona se ha conformado una sociedad civil

pequeña pero creciente tras la guerra civil, con una

variada gama de organizaciones representativas de

diferentes grupos y activas en múltiples tareas. Hay

una marcada preocupación en la sociedad civil respec-

to de las cuestiones de gobernabilidad. De acuerdo con

un informe de representantes de las Naciones Unidas,

la sociedad se ha involucrado fuertemente con las cues-

tiones de la democracia y las exigencias de un Estado

responsable y presiona al gobierno en torno de estos

temas.

Existe un amplio abanico de organizaciones de mujeres

que se ocupan de sus derechos y estimulan la partici-

pación. Estas organizaciones están especialmente dedi-

cadas a los temas de educación y a estimular la con-

ciencia social en el nivel comunitario. El objetivo es for-

talecer la capacidad de las mujeres para participar en

política y enfrentar a las organizaciones públicas para

exigir por sus derechos, logrando así que éstas se vuel-

van más responsables de sus actos y más sensibles por

los derechos de género.

La fortaleza de las organizaciones de la sociedad civil,

incluidos los grupos de mujeres, es considerable si se

la compara con la burocracia estatal y otros grupos

sociales. Sin embargo, muchas organizaciones de muje-

res se han visto debilitadas debido a la falta de fondos

-especialmente a nivel local- por lo que se hace nece-

sario el aumento de las donaciones.

El movimiento de mujeres en Sierra Leona ha tenido

algunos éxitos significativos. La lucha por la promul-

gación de las “leyes de género”, por ejemplo, ha sido de

mucha importancia en la postulación para cargos loca-

El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres en el contexto de la construcción del Estado: La experiencia de Sierra Leona Clare Castillejo

13

les y nacionales. La firme posición para la promoción

de elecciones libres y no violentas ha significado tam-

bién un hecho importante debido a los resultados posi-

tivos alcanzados. Existen fuertes lazos entre las orga-

nizaciones locales, regionales y nacionales y los esfuer-

zos conjuntos, tanto a nivel local como nacional, han

constituido una estrategia efectiva.

La representatividad y autoridad de las organizaciones

de mujeres para hablar por sí mismas es una cuestión

abierta. Teniendo en cuenta la débil educación de las

mujeres y que el poder se despliega a través de redes

patriarcales, es quizás inevitable que muchas de las acti-

vistas sean miembros de una élite educada, con manejo

fluido del idioma inglés. Sin embargo, hay organizaciones

con bases populares que pueden movilizar cuantiosos

contingentes de voluntarias a nivel local. Todas las acti-

vistas entrevistadas han mencionado que el principal

desafío es llegar a las mujeres en las zonas más alejadas

debido a que son las que muestran la mayor carencia en

cuanto a la conciencia de sus derechos.

ConclusionesSierra Leona es un claro ejemplo de cómo la ciudada-

nía de las mujeres es un proceso que se conforma entre

los límites y tensiones desplegadas entre las normas

consuetudinarias y aquellas desarrolladas por el

Estado moderno. Como en otros países africanos, en

Sierra Leona la capacidad de las mujeres para ejercer

sus derechos y participar en el gobierno ha sido seve-

ramente limitada por la subordinación de las cuestio-

nes domésticas y comunitarias a la esfera del derecho

consuetudinario y la tradición y la débil capacidad para

acceder a los mecanismos jurídicos formales estableci-

dos por el Estado moderno.

Sin embargo, la experiencia en ese país también

demuestra que el proceso de reconstrucción de las

capacidades estatales después de la guerra civil puede

ser una oportunidad para conformar y fortalecer la

ciudadanía de las mujeres – otorgándoles nuevas y más

fuertes oportunidades para acceder al Estado moder-

no y reformando las estructuras de poder tradicional y

comunitario con el objeto de garantizar mayor canti-

dad de derechos y una participación sustantiva. La evi-

dencia demuestra que el proceso de reconstrucción

estatal es una buena oportunidad para fortalecer la

ciudadanía de las mujeres en las cinco formas que se

describen a continuación:

• La extensión de la autoridad estatal puede abarcar

diferentes aspectos de la vida comunitaria y domés-

tica significativas para la vida de las mujeres, brin-

dando así nuevas oportunidades para reclamar por

sus derechos.

• La creación de nuevas organizaciones estatales y la

expansión de las existentes (inclusive a través del

proceso de descentralización) torna más accesible a

las mujeres el Estado formal.

• Las iniciativas para fortalecer el Estado de derecho.

• La democratización y el desarrollo de los mecanis-

mos de participación.

• Las reformas institucionales que brinden la oportu-

nidad de modificar mecanismos -en la estructura

tradicional y en la moderna- discriminatorios hacia

las mujeres.

Para alcanzar los beneficios potenciales derivados de

la consolidación de la ciudadanía de las mujeres, el

proceso de constitución del aparato estatal debe con-

templar la necesidad de fortalecer sus derechos y la

participación en el sistema político como objetivos

principales desde el inicio del proceso de paz.28

También es importante que el proceso de moderniza-

ción se enfoque en las estructuras de poder tradicional

centrales para la vida de las mujeres y evite construir

un aparato estatal que se apoye en una estructura de

poder tradicional sin modificaciones significativas, ya

que no representaría un verdadero cambio para la vida

cotidiana de las mujeres.

A partir de los resultados alcanzados en la investiga-

ción desarrollada en Sierra Leona, se recomienda a los

Documento de Trabajo 69

14

28 En Sierra Leona las nuevas oportunidades para la consolidaciónde la ciudadanía de las mujeres muchas veces no son más que efectossecundarios de un proceso de construcción estatal poco identificado conlas cuestiones de género, especialmente en los temas relacionados conel gobierno local.

donantes que actúan en escenarios post conflicto que

fortalezcan la ciudadanía de las mujeres en el proceso

de construcción estatal a través de las siguientes medi-

das:

• Incluir de manera explícita en el proceso de cons-

trucción de capacidades estatales, democratización y

fortalecimiento institucional, el sostenimiento y

ampliación de los derechos de las mujeres y su parti-

cipación.

• Enfocar, comprender y apoyar el proceso de reforma

de las estructuras de gobierno tradicional, y evitar

trabajar solamente con las estructuras formales

modernas, aquellas donde los donantes se sienten

más cómodos.

• Fortalecer el contexto económico y social para hacer

posible el fortalecimiento de los derechos de género

y políticos.

• Proveer apoyo institucional a las organizaciones de

mujeres a nivel local y nacional, con el objeto de

alcanzar una verdadera representación social y polí-

tica.

• Desarrollar enfoques comparativos para comprender

cómo el proceso de construcción estatal afecta a las

mujeres y puede ser una plataforma para el desarro-

llo de los derechos de género.

En conclusión, es evidente que aún persisten muchos

desafíos para la participación de las mujeres y la

defensa de sus derechos. Sin embargo, también es cier-

to que existen cambios positivos y que las mujeres se

han beneficiado del proceso de fortalecimiento de la

ciudadanía y de las movilizaciones realizadas para

enfrentar la discriminación existente dentro de las

estructuras modernas o tradicionales de gobierno

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Documento de Trabajo 69

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DOCUMENTOS DE TRABAJO69 El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres en el contexto de la construcción del Estado: La

experiencia de Sierra Leone, Clare Castillejo, Septiembre 200868 La Política de la energía: Una comparación entre Azerbayán, Nigeria y ArabiaSaudí, Jos Boonstra,

Edward Burke and Richard Youngs, Septiembre 200867 Democratising One-Party Rule? Political Reform, Nationalism and Legitimacy in the People’s Republic of

China, Shaun Breslin, September 200866 The United Nations Mission in Congo: In quest of unreachable peace, Xavier Zeebroek, July 200865 Energy: A Reinforced Obstacle to Democracy?, Richard Youngs, July 200864 La debilidad del Estado: Mirar a través de otros cristales, David Sogge, Julio 200863 IBSA: Un actor internacional y un socio para la UE, Susanne Gratius, Julio 200862 The New Enhanced Agreement Between the European Union and Ukraine: Will it Further Democratic

Consolidation?, Natalia Shapovalova, June 200861 Bahrain: Reaching a Threshold. Freedom of Association and Civil Society in the Middle East and North

Africa, Edward Burke, June 200860 International versus National: Ensuring Accountability Through Two Kinds of Justice, Mónica Martínez,

June 200859 Apropiación con adjetivos. Armonización de los donantes: Entre la eficacia y la democratización- Informe de

síntesis, Stefan Meyer and Nils-Sjard Schulz, Marzo 200858 Esfuerzos europeos en Justicia Transicional, María Avello, Mayo 200857 Desmovilización paramilitar en Colombia: Luces y sombras, Felipe Gómez Isa, Marzo 200856 La libertad de asociación y la sociedad civil en Oriente Medio y el Norte de África: Jordania, Ana Echagüe,

Marzo 200855 The Democracy Promotion Policies of Central and Eastern European States, Laurynas Jonavicius, March 200854 Marruecos: Negociar el cambio con el Majzen. La libertad de asociación en Oriente Medio y el Norte de África:

Informe 1, Kristina Kausch, Febrero 200853 El Proceso de Estabilización y Asociación: ¿Están fracasando los incentivos de la UE en los Balcanes

Occidentales?, Sofía Sebastián, Febrero 200852 Haiti: Las voces de los actores. Un proyecto de investigación sobre la Misión de la ONU, Amélie Gauthier y Pierre

Bonin, Enero 200851 La democratización de un Estado dependiente: El caso de Afganistán, Astri Suhrke, December 200749 Perú: ¿el reino de las ONG? Proyecto: Armonización de los donantes: Entre la eficacia y la democratización,

Enrique Alasino, Febrero 200848 El reto nicaragüense. Proyecto: Armonización de los donantes: Entre la eficacia y la democratización, Claudia

Pineda y Nils-Sjard Schulz, Enero 200847 EU Democracy Promotion in Nigeria: Between Realpolitik and Idealism, Anna Khakee, December 200746 Dejando atrás el espíritu de Dayton: La reforma constitucional en Bosnia-Herzegovina, Sofía Sebastián,

Noviembre 200745 La “tercera ola populista” de América Latina, Susanne Gratius, Octubre 200744 OSCE Democracy Promotion: Grinding to a Halt?, Jos Boonstra, October 200743 La fusión entre seguridad y desarrollo: ¿Otro estancamiento europeo?, Richard Youngs, Septiembre de 200742 El laboratorio de ayuda de Vietnam. Armonización de los donantes: Entre la eficacia y la democratización.

Estudio de caso I, María Delfina Alcaide y Silvia Sanz-Ramos, Septiembre 200741 Marco analítico-conceptual y metodologías para los estudios de país. Proyecto: Armonización de los donantes:

Entre la eficacia y la democratización, Stefan Meyer y Nils-Sjard Schulz, Septiembre de 2007

El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres en el contexto de la construcción del Estado: La experiencia de Sierra Leona Clare Castillejo

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40 La cooperación española para el desarrollo: ¿Aspiraciones hechas realidad?, Stefan Meyer, Julio de 200739 La Unión Europea y el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo Pérsico, Ana Echagüe,

Mayo de 200738 El papel de la OTAN en la reforma democrática, Jos Boonstra, Mayo de 200737 El Estado de América Latina ¿Fallido o en proceso de formación?, Laura Tedesco, Mayo de 200736 ¿Trabajo inconcluso? Ampliación hacia el Este y Condicionalidad Democrática, Geoffrey Phidham, Abril

de 200735 Brasil en las Américas: ¿Una potencia regional pacificadora?, Susanne Gratius, Abril de 200734 Bielorrusia: Entre Rusia y Occidente, Balazs Jarabik and Alastair Rabagliati, Marzo de 200733 Europa y Rusia, más allá de la energía, Kristina Kausch, Marzo de 200732 Nuevos gobiernos, ¿nuevas direcciones en las políticas exteriores europeas?, Richard Youngs (Editor),

Enero de 200731 La Refundación del Estado en Bolivia, Isabel Moreno y Mariano Aguirre, Enero de 200730 Crisis del Estado y dominios civiles en África, Mariano Aguirre y David Sogge, Diciembre de 200629 Democracy Promotion and the European Left: Ambivalence Confused?, David Mathieson and Richard

Youngs, December 200628 Promoting Democracy Backwards, Peter Burnell, November 200627 Respuestas globales a amenazas globales. Seguridad sostenible para el siglo XXI, Chris Abbott, Paul

Rogers y John Sloboda, Septiembre de 200626 Cuando más es menos: contribuir a la construcción del Estado en Afganistán, Astri Suhrke, Septiembre de 200625 The Crisis in Timor-Leste: Restoring National Unity through State Institutions, Culture, and Civil Society,

Rebecca Engel, August 200624 Misión de la ONU en la República Democrática del Congo: Imponer y consolidad la paz más allá de la

elecciones, Luis Peral, Julio de 200623 Angola: La “buena gobernanza” global también es necesaria, David Sogge, Junio de 200622 La recuperación del conflicto armado: Lecciones aprendidas y próximos pasos para mejorar la asistencia

internacional, Megan Burke, Abril de 200621 Democracia y Seguridad en Oriente Medio, Richard Youngs, Marzo de 200620 Defining ‘Terrorism’ to Protect Human Rights, Ben Saul, February 200619 Failing States or Failed States? The Role of Development Models: Collected Works; Martin Doornbos,

Susan Woodward, Silvia Roque, February 200618 Facing the Victims in the Global Fight against Terrorism, Jessica Almqvist, January 200617 Transition and Legitimacy in African States: The cases of Somalia and Uganda, Martin Doornbos,

December 2005

DOCUMENTOS DE TRABAJO

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Existe actualmente un gran interés en el fortalecimiento de la ciudadanía dentro

del marco del desarrollo comunitario. Una ciudadanía fortalecida es considerada

como un ingrediente básico para el buen gobierno y el desarrollo, y el

fortalecimiento de la ciudadanía de los más pobres es visto como una forma de

asegurar sus derechos y participación política.

Uno de los principales retos es buscar cómo fortalecer la ciudadanía para las

mujeres en los países en desarrollo. En muchos países africanos las mujeres tienen

poco contacto con los estados formales y sus vidas están regidas por sistemas de

gobernanza tradicionales que limitan seriamente sus derechos y oportunidades

para una participación política. Esto es particularmente cierto para las mujeres

que viven en estados frágiles, donde el estado formal es débil e inaccesible.

Basado en un trabajo de campo de Sierra Leona, realizado por FRIDE y CGG,

este Documento de Trabajo de Clare Castillejo examina cómo el proceso de

construcción del estado en períodos de post-conflicto ha re-definido los límites de

la autoridad entre el estado formal y los sistemas de gobernanza tradicional y de

este modo ha promovido nuevas oportunidades para el refuerzo de la ciudadanía

de las mujeres.

En este informe se exploran los cambios actuales en temas como los derechos de

las mujeres, su participación política y la movilización de las mujeres en Sierra

Leona, dentro del contexto de la construcción del Estado. Por último, se hacen

recomendaciones sobre cómo los donantes pueden apoyar el fortalecimiento de la

ciudadanía de las mujeres como parte de su apoyo a la construcción del estado en

África.