EL ASESINATO - Dirección General de Bibliotecas
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EL ASESINATO
GOBERNADOR DEL ESTADO
. ---
lREMINISCENCJ4S - POR-
MANUEL MURO.
SlBLI0TECA DE MEXICO
SA N LUIS POTOSI.
Tip. de la E. l. Militar dirigida por Aurelic B. Ccrtés.
1908
RASGOS BIOGRÁ.FICOS y RESEÑA ADMINISTRA TIV A.
Me había propuesto publicar únicamente los dato relativos al ases inato. de que fué victima el SI'. Gobemadol' Reyes, pero despues creí conveniente hacerlos preceder de algunos rasgos biográficos y de una corta reseña de los servicios que aquel desgraciado funcionario prest6 al Estado, durante su azarosa administraci6n . ·
Por las acusaciones que sus pocos enemigos le hacían pública y privadt.l.mente con el fin de desprestigiarlo, previniendo el juicio público para que el atentado que maquinaban encontral'a discu lpable explicaci6n, una parte de la sociedad de San Luis, sin conocimiento de los hechos ni de las personas, ha cl'eído que el Sr. Reyes fué UlI gobernante déspota y arbitrario, que s610 se ocup6 de so tenel' e en el puesto, sin hacer al Estado ninguna obra benéfica, sino algunos peque-110 servicios al ramo de la instrucci611.
Esa fu é la impresi6n que dejaron en lo" án imos, los enemigos de aquel gobernante . De pués se fué viendo poco á poco que toda las calumnias se iban desvaneciendo por el impel'io de la raz6n y de la justicia, pero el crimen qued6 impune, porque no fué castigado en San Luis en las personas de los v iles instmmentos del delito, ni siquiera en
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uno de los que lo fragua~?n y lo pag~l'on; O 'e supo lecralmente .qulenes fueron esto.'
n ::. b Ibl" I d ni se conocieron en el pu ICO, .1~n~)J'an ose lo. detalles del horrendo hOllllCldlO, hasta hoy que lo do~ á luz. ..,
La enumeraCión de los actos admllllstratl-\'OS del seiiOl' Reyes, servirá pal'a que, al publicarse la reseiia del a esinato, ~ea el lector si (:'::;e crobernante merecía la muerte que tu~o , y haga una compal'aci?n concienzuda entre él y sus infames enemigos.
* * •
~ació el sellOI' Don Julián (1 (, los Reye E! , en el Valle de San Francisco, el día nueve de Enero de 1811. En San Luis, rec ibió la instrucción primaria. En el colegio de San Nicolá~ de Morelia hizo algunos estudios secundarios y luego volvió á San Luis, nedicándose al comercio. Tuvo una panadería, la mejor de aquel tiempo, en la segunda calle de la Merceo, hoy séptima de Zaragoza; emprendió en negocios de minería, en sociedad con Don Ricardo Espinosa, explotando con magnifico éxito en Guadalcázar, las mina. de azogue. Fué también comerciante en abarrotes extranjeros y del país,estableciendounagran negociación titulada .. El Crepú culo, » en sociedad con Don Jo é María Aranda, en la misma casa en la que están ahora es tablecidos los señores Emeterio Lavín é hijos, Sucs
Por sus antecedentes de familia , por su dedicación al trabajo y por 'u talento é instrucción, empezó desde muy joven á ocupar honorosos puestos en la admini tración pública. y á disfrutar del aprecio y consideraciones de la buena sociedad.
A los veinticuatro años de edad fué electo regidor del Ayuntamiento, en cuya corporación sirvió también en años posteriore~ como Síndico y como Presidente, por haber sido nombrado Alcalde 1°; en virtud de que en e-
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'a é poca lo l;uatro Alcaldes Cl'nn miembros del Ayuntamiento conforme á la ley, y la pl'e idrncia la de empeñaba el primero en propiedad, cuhriendo la~ fal tas accidentales lo otrús tre alcaldes y los regidores por el Ol'op.n de sus nombramientos . Fué sor.io de la Compañia Lan casteriana, Magistl'ado del Tribuna! Mercantil,Prefecto rl r l Departamento de la Capital, Diputado á laR. Legislatura y Gobernador del Estado desde el cinco de Febrero de 1848, teniendo treinta y siete a· ño de edacl, hasta el ocho de Enero d~ 1853 que sucumbi6 á los artero-- golpes de traidores y malvados asesinos.
Aunque su 'primer ascenso al Poder Ejecutivo no fué con arreglo á ·la Constituci6n, ino por un acto ilegal ne la misma leg isla
tura que sin formaci6n de causa destituy6 al Gobernador anterior; en aquel ti empo, como es bien sabido, era cosa común y corriente qué los pronunciamientos quitaban y ponían gobern~ntes, désde Presidente de la Repúblir.o hasta los últimos alcaldes de los pueblos, siendo ya una costumbre que éstos 0-
bedeciel'an á lo~ gobiernos de hech0 que se e tabl ecían.
En el caso del seüor Reyes siquiera no huvo motin militar; el mismo Congl'eso di6 el golpe de Estado, quitando viclentamente al Gobernador constitucional y nombrando al eñor Reyes para que lo reemplazara. .
El mismo año expidi6 convocatoria la LefJ" islatura para la elecci6n del nuevo Gobernado!' y Vicegobemador constitucionnles, l'esultando electos, respectivamente, los señores Drm Juliá'n de los Reyes y Don José María Otahegui. · . .
El señor Reyes tom6 posesi6n de su cargo el día 18 de Agosto de 1849. .
Al mes de pstar el señor Reyes én el Gobierno provisional, esta1l6 un pronunciamientú en su contra en Rioverde, y desde entonce tuvo dicho funcionario que sostener una
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lucha ince:,ante cOJltra la opo~ici6n h;temática y contra lo. r ", ~rolu ion~I'!o:':i; y á pes~r de e:;a:-: circun tan01a tan dlflclle , atendlc1 con laudable emp ilo todo~ los ramo ' de la admini. traci6n.
• • • La ' O'a J'Ítas e tahan situada' en lo límites
de la ciudad con la antigua Villas uburbia ' , hoy barJ'io', e decir, de~t l'o de la c~Jle ,de manera que ~iendo la cIUdad tan ablE:l:ta.' ~ l contrabando era muy frecuente, con perJUICIO del ti co y del comercio de buena fe
Para evitar e e grave mal, construy6 nueva:-; ~aritas muy di tan te- de la orillas do .las e1:: villa, ai lada sGbr los cam ino nacIOnales y vecinales que conducen á la c iudad~ de modo que el guarda podía cli., tinguir á lo lejo á Jo introductore de m I'canda .
E"a 'aritas, qu on reO'ulare edificios con portal, exi ten todavía aunque ya no irven para el objeto, desd que qued6 abolido el i tema de alcabal a~ .
• • • El Rastro estaba n el call j6n do e.'e nom
bre llamado hoy cLa Pa torfl, ~ mu} céntrico, entre la plaza oe an Juan de Dios y el Convento del Carmen, y era tan estrecho que no cabían Jos animal e qu diariamente se !-;a· crificaban para el consumo de Ja poblaci6n. Por tal motivo el Ayuní-ami nto no obligaba á todo. 10 comerciante-' d I ramo á quo ma" t~ran en el Ra t1'o; iban a1l1 108 qu voluntarIamen te querían matar 'u animale en e 'a casa, y e permitfa qu lo!! demá, mataran donde quisieran.
Esa libertad oca ionaba mucha' veces en!e1'medade en las gente , qua compraban carne de mala calidad 6 en estado de descompo ici6n.
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Para evitar esos inconvenientes, el sefiol' Reyes mandó constmir ~l Rastro que toda-da oxiste en servicio; entonces bien situado, porque e:,taba en la orilla dola ciudad y sin vecindario al rededor. Ahora ya es allí incoov6niente pOt' el aumento de población en e e rumbo.
'" • • Mandó construir el camino de Escalerillas,
entonces de muy frecuente tránsito, por las romerías de San J lIan de los Lagos. por lo~ introductores á Sao Luis de manteca de cerdo y de cerdos en pié, y de frutas y legumbl'es de los pueblos del Bajío, y por expot'-. tadores de piloncillo, vinos de maguey y o.: tras frutas de la zona del oriente. Celebró contl'ato con una compañía formada de propietarios y comerciantes, para que hicieran el camino,autorizándola para cobraruna corta cantidad por peaje, mientras se indemnizaba del gasto que hicieraen laconstrucción.
, No sé si todavía existirá esa compañía y s i seguirá cobrando ese peaje .
• • • Dió buen impulso á los trabajos en el ca
mino de San Luis á Tampico, pasando pOL' C. del Maíz. Este fué uno de los motivo::; ne enemistad cún él de algunas personasde Rioverde, que querían que ese camino pasara por aquellaciudad, Después sevióque cuando en el Gobierno del Estado influían personas de Rioverde, los trabajos se hacían en dirección á esa ciudad, y cuando los políticos de influencia eran de C. del Maíz, entonce::; se llevaban dichos trabajos por esa población; lo cual dió' por resultado que ninguno de los dos caminos llegó enese tiempo á terminars0. '
Construyó el mercado de fL'Utas y legumbres en el sitio en que ahora se encuentra El Palacio Mercantil, mejora de mucha impor-
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tancia, pOl'que e as mercan cía~ ~ . yondían al ail'e lihl'c, bajo de sombl'as do Ixtle y el piso siempre fan goso y lI (\ no de hoyos en que éstas:';8 colocaban por lo, clu~i'los de puestos; sombl'a:- que se usan todaYIa en algunos parajes ó plazas donde no hay techo,.; que los cubran del 01 Y del ag ll a.
Construyó el Panteón de Guadal upa" dejando la obra en el e~tado en que todavl:l SO
encuentra. Ese panteón fué el tínico cementerio mediauamente decento que tUYO Sall Luis durante muchos año:-.
Reclamó al Gobiel'Oo Gene l'al el Cuartel de la Estacada como propiedad del Estado, defendiéndolo en una :el'ie de comunicaciones que se cambió con el Mini terio de la Guerra, hasta que consilYuió que el Gobierno de México mandara que ,e le entl'egal'a dicho cuartel, y eutoncefo1 fabl'ic6 en lotes con vista alNorte, varia ca as cuyo productos por al-rendamiento ing resaban ~ la Tesorería d~ la in , tl'uci6n ~ cundaria.
Viendo el sei'íor Reyes quela clase nOl'mal encomendada al eflor Don Pedro Vallejo en la escuela lancastel'iana, únicamente pal'a los ayudantes é ilistl'Uctore~ de la escuela que dirigío, daba re 'ultado ' uti factol'Ío ', fund6 en toda fOI'ma la escuela normal que e:x:i 'te todavía, poniéndola bajo la d irección del mismo sellor Vallejo, quien para ese 'objeto .;:e separ6 de la escuela lan ca. tel'iana pal'a niños que tenía á su cargo.
Aunque este artículo result un poco má~ larg.o de lo que me pI'oponía, voy á in ertar al dI curso que el seño l' Don .Tulián de lo Reyes pronunció on el acto de la inau lY ura-E"-
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ci6n de esa escuela y u n oxtl'al:tO oe la cont .' taci6n el e aquel in truido l'r'ofesor, por ser ambas piezas probablA1Ilente poco conocidas, pues yo las adquirí ol'iginale por obsequio que de ellas me hiz'l la hermana de dicho Profe.or, Sra. Lui a Vallejo oe Armenta.
• ,.' J
DISCl R~O PRONUNCIADO POR EL EXMO. SR,
G OBERNADOR DEL ESTADO, DON
.TULIÁN DE LOS REYES, EN LA E SCUELA N OR
MAL DE PROFESORES DE PRI-
MERAS LETRAS DE ESTA CAPITAL, EL DIA
4 DE MARZO DE 1849.
Señore.;::
Ninguna cosa contribuye más eficazmente á la pro peridad y engrandecimiento de los pueblos, que la educación de la juventud. En vano se dictarán leyes para dar impulso al comercio, para proteger las artes y para abrir las fuentes de la riqueza pública' inútil será edtablecer en los colegios fundamentales los límites que no deben traspasar los mandatarios del poder; in cribir en ellos los derechos y gaJ'antías de los ciudadanos, si la ilustración y virtudes de éstos no vienen en apoyo de los precepto,.; dellegisladorj y esta base sólida de la felicidad común, no se cimenta sino en las costumbres de los asociados, formando por medio de una buena educación en la edad en que ni las pasiones, ni los errores pueden poner obstáculo á la inspiración de los conocimientos útiles. Por eso los pueblos que abandonan ]a educación primaria de sus hijos, tienen por patrimonio ]a pobreza y la miseria; son víctimas por 1ú común del despotismo del más fuerte, y no conociendo los principios de moralidad, carecen de los dulces vínculos de la vida social. No hay duda, señores, la historia de to-
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das las naciones noo;; convence de que la e· ducaci6n de la juventud es la única sonda trazada por la Provi.dencia para el.evarse desde la vergonzosa vIda del salvaje, hasta el estado de la civilizaci6n en quo hoy vemos al género humano. .
Con raz6n, pues. el Estado de . San Lms, á pesar de la penosas cirr.unstanClas en que se h$l on~ontl'acto, ha visto com~ uno ~e Sl~ S principnle deberes, la educaCl6n pnmarla dp, la j llventud , Pl'omoviéndola por cuantos medios ha sido pos ible.
Con tan impOl'tante objeto el Cuerpo Leg islativo, por iniciativa del Gobierno, dict6 el decreto número 41 fiue estableee en esta capital la Escuela NOl'mal do Profesores, que felizmente da principio á sus útiles h'abajos.
Sin necesidad, señores, de persuadiros en este instante de la conveniencia de este Establecimiento, vosotros estáis convencidos de las inmensaQ ventajas que va á proporcionar atEstado en que vivimo ,este plantel, en el que formándose profe ores hábiles y virtuosos, después se dediquen á la educaci6n de nuestros hijos. comunicándoles los últimos conocimientos é inspirándoles el amor al tl'abajú y á la virtud. Me cong~'8tulo , pues, con vosotros, porque veo puestos los fundamentos de la futura felicidad de San Luis.
J6venes que os habéis inscrito como alumnos de la escuela; vosotros que anheláis por el honroso y delicado título de pi'ofesores, habéis comprendido toda la importancia, toda la gravedad del cargo que apetecéis. Vosotros vais á instruiros, no para v uestl'a utilidad particular, sino para que dirijáis, para que eduquéis á vuestros j6venes conciudadanos'. El Estado pondrá en v uestras mano las esperanzas de su porvenir, y vosotros seréis responsables ante Dios y los hombres si no corre pondéis á esta noble confianza~ Procurad in desean o vuestra mayor instrucción; sed virtuosos para que algún día
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seais obleto del aprecio universal, · y_ merezcáis la gratitud con que los pueblos honr:an siempre á los que les prestan"útiles é impor-,tantes servicios. '.
Comprended vuestL'a decorosa misión; no olvidéis jamás ese espíritu desinteresado y patt'jótico qua os ha conducido á este Jugar. Sed, por último, dóciles · á lae- insinuaciones de vuestro prudente é ilustrado preceptor."
• •• • .. El señor Vallejo, significando gratitud por
.la confian:ra que le :dispensaqa el Gobierno, ofreció corresponder á e]Ja y al favor del" público con su constante dedil~ación en el «umplimiento de sus deberes, ambicionando como recompensa á sus trabajos la, gl'ata satisfacción de Ilegal' á V'er á sus discípulos en ellugal' que él ocupaba en ese momento, amparados con los primeros títulos profesionales que se extendieran en San Luis por el ,benemél'i,to fundador de aquella escuela; y que la generación á que esos jóvel.les les tocara dedical' sus trabajos, consagrara un recuerdo de cariño al primer director de la Normal., haciéndole la justicia de colocarlo entre los amantes sinceros y entusiastas de JI! instrucci6n de la juventud, entre los admiradores de la ilustrada sociedad potosina y como el último de su", hijos adoptivos por u esr.aso mérito, pero como el primero por
el amor que profesaba á San Luis y por la gratitud en que ~e.bosaba su coraz6n. - .
El programa de estudios para los norma-listas, que fij6 el reglamento de 10 de Enero de ,1849, \\ fin· de ese año lo reformó el señor Reyes .. en los términos siguientes: .
Historia Sagrada.-Aritmética completa, Algebra, Geom6tría y Trigonometría pórVallejo.-Gramática de la Lengua Castellana con
t el tratado completo-de puntuación, prosodia,
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ortografía antig';la y modern~ y la análisis gramatical y 16gICa por ~artmez L6pez.:Literatura.-Geografía Unlversal.-~lstorIa Universal antigua y moderna. -LeCClOne~ de Historia de México arregladas por Pedro Vallejo.-Agrimensura.-.Teneduría de ~ibros por partida doble. - IdIOmas francés é mglés -Náutica.-Dibujo. - Música.
Ese plan de estudios rigi6 desde el año de 1850 hasta el de 1854 que se disminuy6 el número de materias á petici6n del profesor de la Escuela Normal en ese año, D. Francisco Pascual, apoyado por el anteceSOI' en la misma escuela, Don Bibiano G. Casa Madrid. Los estudios quedaron casi tan limitados como los que se enseñaban á los niños en toda la instrucci6n primaria. '
Fund6 un hospicio para pobres en el antigu6 mes6n de San Francisco, finca en quo hoy existe un templo protestante en la plazuela de Liflán. Desde luego se abri6 ese eso , tablecimiento con 65 , mendigos ancianos 6 baldados, 42 mujeres y 32 niños.
La invasi6n del c6lera morbus de 1850 da materia para un artículo especial, comparándola son la de 1833. Lo escribiré y lo publicaré luego que me sea posible; pero por ahora viene al caso hacer constar que esa terri- l ble epid~mia no cogi6 desprevenido á San Luis. El señor Gobernador Reyes había dictado muchas medidas para esperar al vi jero del Ganges, y luego que aplreci6 en Salinas, primera poblaci6n del Estado invadida, mand6 al Dr. D. Ignacio Gama con un buen surtido de medicinas, para asistir por cuenta del Gobierno á la~ personas que fueran ataca?as p.or el raaI; lo mismo hizo al pasar la epld~~la al Venado: allá mand6 en iguales condIcIOnes al Dr. José Marks, yen San Luis prepar6 el servicio de médicos y boticas, todo á cargo del Estado para 108 enfertnbs po'-
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bres, entendiéndoso como tales, no solamente los de la clase del pueblo, sino también las familias de la clase media, \que por pe' queñez de sueldos 6 escasos productos de comercio 6 de artes, no tuvieran lo necesario para los gastos urgentes y precisos de mé· dico, botica y alimentaci6n. ,
Para recibir este beneficio, las familias i~teresadas s610 tenían que avisar en la boti.ca del Refugio, del enfermo 6 enfermos que lo necesitaban. En el acto SQ tomaba rat6n dt:l1 jefe de la ~ami1ia y de la calle y casa en que habitaba, se le avisaba al médico del cuartel y ese facultativo tenía que ocurrir inmedia-tamente á visitar al paciente. .
Como entonces no había en San Luis muchos médicos, se reparti6 -el serviQio de la ciudad y de las villas suburbias, entL'e los pocos que había titulados, completándose ' con cirujanos latinos y romancistas y ' con ompírico~ 6 enfermeros que se dedicaban á curar.
El señor Reyes hizo obligatorio el servicio, mientras durara la epidemia, á los médicos y sacerdotes, sin dejar por esto de paga-r á los primeros los' honorarios convenidos: de manera que cuando había queja de que el 'médico del cuartel 6 un sacerdote se habían negado á prestar sus auxilios ~ un enfermo, les imponía fuertos multas, dando orden al Prefecto de que irremisiblemente iils hiciera eftlctivas. ~- Esta severidad fué causa de que dos médicos huyeran de la ciudad, dejando abandonado uno de ellos el Hospital de San Juan be Dios del q 'le era Director. 'En cambio, otros médicos como lJon Joaquín L6pez Hermosa y Don José Arturo Pierllás, se dedicaron á asistir á los colériéos con todo empeño.
Personalmente sali6 á pedir.á los propietarios y comerciantes dinero ¡Jr~stad J y donativos para socorrer á los pobres. Consigui6 en calidad de préstamo con un añó de plazo. veintiséis mil pesos, y seis mil de do-
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nativos, Ambas cantidades las puso en ¡panos de una comisi6n de respetables damas, compuesta.de las señoras Doña IgnaciaRionda de Am'ador, Doña Jesús Lacávex de Cabrera, Doña Rita Vild6&0la de Urtétegui, D~ña Josefa Portillo de Salazar y Doña Antonia Malabear de Oth6n, para que ellas hicieran las distribuciones que creyeran convenien-
' tes.. El Gobierno pagab'i aparte los honora. rios de los ,médicos y el valor de las medicinas,
Todos los días á mañana y tarde, recorr~a el señor Reyes la ciudad y las villas subm'bias, informándose donde había enfermos.Y 'si estaban bien asistidos; entraba á las casas yen las que veía que había pobreza, dejaba 'á la familia algún diner,) 6 una recomendac.i6n para la comisi6n de señora~.
En todos estos actos de filantropía andaba solo, porque la señora Sagrerlo, su prim~l'~ esposa, habrá fallecido el año anterior. Si h,ubiera vivido, indudablemente lo habría acompañado .
.Las cantidades confiadas á la comisi6n de señor~s, se estuvierog reponiendo . las veces que fué necesario.
Reconstruy6 el camino carretero de esta ciudad á la Villa de Pozos y lJonstruy6 el muy recto de la plaza de la H'lcienda ' de la Pila al Rancho del Venadito rumbo á Santa María del Río: el ·primero de tres loguas y p.l segundo de cineo, y los dos para facilital' el tráfico de mercancías que salían 6 venían de la Capital de la República. -
, Podría todavía anotar otros serViCIOS de más 6 menos importancia; pero cI'eo que bastan los referidos, para que los lector~s que gust~n leer este opúsculo en el que refieño la horrIble :Q1uerte que sufL'i6, juzguen en,Cop-
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ciencia si en vez de ser tan villanamente sacrificado, no habríá merecido con toda justicia los honores y agradecimientos á que son acreedores en la sociedad los hombres útiles y provechosos. .
Un cuadro en la sala de sesiones de la Junta de Profesores, con el nombre de Julián de los Reyes, con letras doradas sobre fondo azul; la antigua calle de Gorriño, en la que construy6 ' algunas fincas para el Colegio Guadaluparfo Josefino, hoy Instituto Científico y Literario, y á la que se le di6 el nom-. bre de Reyes; el cambio del nombre de Va: lle de Ran Francisco por elde Villa de Reyes, por haber nacido en esa poblaci6n; y una pensi6n decretada á su hija la señorita Andrea. que vive y la disfruta, es lo que han hecho para honrar la memoria de Don Julián de los Rey.es, 103 Gobiernos posteriores.
Algo es algo. Peor habría sido que no hubieran her,ho nada, como ha sucedido con otros potosi nos iI ustres de distintas épocas, que si yo no hubiera sacado á luz sus nombres y sus set'vicios, ni siqlliera se supiera que habían existido en el mundo.
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El.; ASESINATO -DEL-
GOBERNADOR DEL ESTADO
O. Julián de los Reyes. ViendQ que después de treinta años del ho
rl'iblo asesinato del Señor Don Julián de los Reyes, ninguno de los pocos testigo:; que sobrevivían, ni de lo!' que podían saber algunos detalles del suceso, daban á luz lo que presenciaron 6 supieron, para satisfacer el interés de la sociedad, tratándose de un delito raro entl'e nosotros y que al'l'oj6 tan toITihle mancha sobre el Estado, pensé escri bir algo sobre el par'ticulal', porque s iempre es ,provechoso que se conozca un suceso trájico como el del 8 de Enero de 1853, á fin de que el pueblo. palpando la maldad que el hecho manifiesta, condeno la vil conducta. de los que el irecta 6 indirectamente tuvieron participio en el crimen, y adquiera la persuaci6n de quo un atolltado de esa natul'alez~ no es útil para satisfacer firies políticos ni venganzas pOI'sonales, y s610 sirve pal'a manchar indeleblemente la historia de un pueblo y para cubrir de ignominia á los que apelan li semejantes medio~de rencor y de venganza.
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Pero en virtud de que la voz pública acusaba á personas conocida. , de ha?er tenido inO'erencia en la direcci6n del crunen, que
o vivían alO'lmas de esas per:;onas, y que aun-que poc~ á poco iban deslpareciendo del munoo, quodaban familias más 6 menos allegadas á ellas. me ab tu ve por ntonce' de e. -cribir, por consideración y rdspeto á e:;a ' familias, dejándolo pal'a m~s tarde, s i no había Otl'O cr'Onbta que lo hiciera antes que yo y si la vida me alcanzaba cuando ya me persuadiera de que por falta de datos auténti cos y verídicos, no habría quien pudiera emlJronder e o trabajo.
Con esa persuaci6n, porque ya han tl'anscunido veinticinco año más , porque bien puedo ahora narrar el suceso sin nece:,idad de mencionar lo.' nombre de lo ' instigadores y cómplices, que á la actpal g eneraci6n no le será fácil conocel' pOI' el relato, y quo probablem~nte tampoco tendrá intel'és pOI' descubrirlos, porque ahora rifa el Dio ' éxito y sólo impol't'i hacel' dinero, viendo con ab.sol uta indiferencia todo ' lo~ atentados que se cometen y puedan cometel'se contl'a autoridades y contra particulare. , voy á ref61'il' algo de lo que sé del hecho cl'iminal, impulsándome tambión á h 'l 1'10, la con ' idol'ación de que tal vez s610 yo tenga datos y apuntes exactos acerca de é l y que:-;i no lo' doy ahora á luz, la tl'adici6n continuará tan escasa y tan infiel como hasta hoy ha sub i lido.
Desdl" el segundo aniversario del a:esinato del señor Heyes. emp 7.Ó á circular anualmente cada día 8 de Enel'o, una hoja impeosa titulada: "La Sombra de D. tI ulián," ti rmada por" vados amigos," en la que, enalteciendo los méritos del finado, y execrando á sus asesinos, pedían que la justicia fuel'a i nexol'able con éstos_
Más tarde, cuando mi amigo y condiscípulo Julián de los Reyes (jI'.) lleg6á edad competente, tom6 á su cargo la redacción y pn-
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b!icaci6n anual de la indicada hoja COIl el mism() rubro de "La Sombra de D .. Julián," en la cllal hoja desahogaba sus sentimientos y amor filiales, sus odios y rencore&. contra los asesinos de su padl'e, y. como siemp.re se le neslizaban, si no preci~amente los nombl'ei de los que él creía autores del delito, sí al,gunas sei\ales y dato3, : especie de siluetas que c)nfacilidad dabm á entender á qué pel':wnas dirigía sus terl'ibles aClBaciones.
l\1uch :i~ veces traté ne p3r~madirlo, ~n lo Íntimo de la.amistad, de que entl'e esas personas había tl'es que 11:;> ' hlbían tenido ningún participio'en los preparativos y dirección del crimen, pElro nunca'logré conven-. cedo. Yo no podía hablade con entera claridad, por las razones que indico en el segunfio pál'l'afo de este escrito, mis nunca qniso creel'me y baJó á la tumba p:irticipando de los ar1'ores ,del público y mlldiciendo con toda la fuel'za de su raconeentrado odio 'todos los que él juzgaol firm lmEmte que lo habían privado, en corta edad, nel carii\o y de los cuidados paternales.
Las personas que gusten leer este cuadernito, conocerán los principales detalles de la horrible tragedia, ya que entonces so echó un tupido velo SObl'O ella y que P;>l' este motivo ni los contemporáneos del suceso ni los postel'iores, han sabido sino lo que circuló entre el vulgo en lo.;; días del acontecimiento.
• * •
ANTECEDENTES.
En la época do la gúerra con los Estados Unidos del Norte, el'a Gobel:nador del E~tado de San Luis Potosí, el ':-;ei\or Lic. don Ram,ón Adame, quien dió las más gra~de:i pruebas de actividad y pltl'iotismo, haClendo que 'San Luis se distinguiera como el
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primel'o de Jos Estados de la Repú?lica P::>.l' sus servicios en la defensa de la patrla, servlcios que le valieI'on pOI' aclamación de la prensa nacional, el hOIll'080 título de San üt:ís de lct Pah·ict.
Al ocupar á la capital del país el ejél'cito americano,queSantaAnna dej6 el mandoyque el Gohiel'n/) mexicano inteI'in'1:se tL'R ladó á ' Quel'étaL'o, el Pt'e¡¡idente Peña y Peña cit6 al Congl'eso General para que se reuniera en el mismo Querétaro, y convocó una Junta de Gobernadores de Jo ' Estado pal'a que discutiel'a y diera su parecel' sobre la conve· niencia de celebrar la paz en los términos que proponía el Ministro americano, enviado por el Gobierno de la ~asa Blanca con esa misi6n especial.
El señor Adame concurri6 á esa junta, quedando encargado del Gobiel'no el Vicegobernadol', Licenciado don Mal'iano A vila.
Cuando el S01101' Adame l'omprendi6 que el Gobierno interino de la República 63taba l'esuelto á celebral' la paz, diriji6 una ex'tensa nota al Ministro de Relaciones y Gobernaci6n, avisándole que se retiraba para San Luis, en virtud de que c'l'eía ya inútil su presencia en la Junta de Gobernadoros, porque no estando el Estado potosi no P !W la celebraci6n de la paz con los E. tados Unidos, mien tras sus tl'opa.' ocupal'an el terdtol'Ío, las negociaciones en fll selltido de realizRl'la el'an contI'aría á lo de eos de San Lui y por consiguiente daba pOl' terminada la misión que lo había ~l e vado á Quee 'tal'o.
Enteetanto, el Vicegoberuanor Avila, elev6 una iniciativa al Cong l'eso pam que e l Estado protestal'a contl'a el hecho de haberse declal'ado el Gobierno General en favor de la paz con 10:-; Estados Unidos, celebI'andú confel'oncias con el comisionan/) de aquella Naci6n para llevarla á efecto sin que el ejército americCtno rlesoc1/.pn1"fl previa.mente el ten'üorio nCtcionnl.
La Leg islatura reprobó esa iniciativa y esto dió lugar á serias desavenencias entre lo diputado y el Vicegobel'nador, cuyo alto funcionario, hostilizado por el ConO're-
" n o, recurrió al arbitrio de disolverlo, di-ciéndole en el oficio en que se lo comunicó, entre otras cosas, lo siguiente: "México debe llevar adelante la guerra con los Estados Unidos hasta disputarle~ palmo á palmo todas las poblaciones de la Re públ ica, s in dejar de hostil izarlos en las ciudades, en las Villas, en las Haciendas, en los Ranchos, en los caminos, en los montes y en los cel'ros, como una pL'otesta permanente contra la injusta invasión que hlIn hecho á nuestro territorio." Le echó en cara á la Legislatura su' inconsecuencia con el comportamiento de todo el pueblo potosino desde que empezó la guerra, calificó severamente .á. los diputados de falta de patriotismo y de valor civil, y les dijo que se fueran á sus casas toda vez que no coreespondían á la confianza que el pueblo había depositado en éllos.
La Leg islatura pidió el auxilio de la Federación al Comandante General, confiada en que estando ella ele acuerdo con el Gobieeno inteeino de la Rppública paL'a la celebL'ación de la pa?;, le seda desde luego conced ido, como e n efecto lo fué,
El eñor Adame ll egó á San I Luis en los momentos de e ~e co ntticto e ntre los p::>dere~ Legislativo y Ejecutivo; el pr imero consignó al s~i'í.or Avila á la sección del g ran jurado po'r rebelión contea el Gobiel'no de la República y por atent'lL' contea la so!:>sL'ania del Estado, y tanto la miSffi'l Legislatul'a como el Comandante General, excitab'an al seTior Adame para que se rec ibiel'a del Gobierno, puesto que él era el Gobernador propietario.
El señoe Adame accedió, recibió el mando, pAL'O como ooinaba de igual manera que e l señor A vila respecto á las negociaciones iniciada en Querétaro para celebrar la paz,
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tl'ató luego de promover .una reconciliación entre el Congreso y el VICegobernador, p~ro los diputados la rehusaron por haber SI
do ofendidos y humillados por aquel funcionario.
La actitud del señor Adame en ese asunto, se presentaba como un obstáculo poderoso para que el Estado diera su aprobación á los tratados de paz; entonces los diputados, de acuerdo con el Comandante General y con los demás funcional'Íos y particulares partidarios de la paz, ofreciel'Oll un banr.¡uete al señor Adame en una huerta de Teq uisquiapam en celebridad de que había vuelto al Gobierno, y mientras que esa fiesta se verificaba, se publicaba en la ciudad un decreto de la Legislatura destituyendo á los señores Adame y A vila de los cargos populares q ne desempeñaban, consignaba al primero al gran jurado como ya lo estaba el Vicegobernador y se nombraba Gobernador interino á don J ulián de los Reyes.
El señor Adame al volver del día de campo. supo que andaba en las call e el bando publicando el decreto de su destitución, sancionado ya por el señor Reyes. Se retiró para su casa sin hacer ninguna observación; pero en la noche del propio día fué reducido á prisión por orden de ]a sección del gran jurado.
Lo curioso del caso fué que un diputado hizo la racional observación de que no .habiéndose opuesto los señores Adame y Avila al decreto que los desti tuyó, creía innecesal'ia la aprehensión; que podía seguirse el juicio de .responsabilidad hasta pronunciar el veredicto, y que si éste era condenatol'io, al pasarlo al Tribunal como jurado de sentencia, éste determinaría lo que fuere de justicia.
Pero oteo diputado, sabia'm,ente práctico, contestó que era muy necesaria la aprehen -
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i6n de los referidos funcionarios, porque s610 así podría el Congreso juzgarlos y declararlos cul pabIes , si n réplica .
Este diputado gan6 redonda la cu~sti6n. Se aprob6 así por todos los votos menos el del diputado anterior, y á los pocos días expidi6 el Congreso el oecl'eto Si W1 iente:
Artículo 1°._ Han cesado ya enteramente, por voluntad del Estado, el GobernadOL' Don Ramón Adame y el Vicegobel' nador D. Mariano A vila, en el ejercicio de sus func iones.
Artículo 2°._ Esta declaraci6n no impide la continuaci6n de la causa que entre am . bos funcionarios se instruye, por los delitos de que' han sido acusados.
Por esas disposiciones tan irregulares y atentatorias, acab6 el Gobierno legítimo de los señore.s Ada'me y A vila empezando bajo tan malos auspicios el del señor Reyes, quien desde luego comenz6 á luchar con una oposici6n formidable, compuesta de los enemigos de los tratados de paz.
Aprobarlos é tos, y establecido otr~ vez en México el Gobierno General, parecía que la administraci6n pública de San Luis iba á seguir una marcha pacífica y tranquila, pel'O¡ no fué así. Llegado el tiempo de hacer nueva' elecci6n de diputados, éstos, en su mayor parte. fueron de los enemigos del señor Reyes,desarrollándose una serie de acusaciones contl'a los diputados por el Gobernador y contra éste por aquéll os, quienes las hicieron no solamente ante el g ran jurado del mismo Estado. sino también:ante el Congreso de la Uni6n, y como el señor Reyes fué siempre absuelto, empez6 á tl'atar á sus enemigos con ext{'ilOl'dinaria severidad,hastaconseguirque los de poco espíritu le tuviel'an un gran temor.
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PRONUXCIAMIENTO DE PAREDES y JARAUTA
En esos días estalló una revolución acaudillada por el General Paredes contra el Góbierno Genel'al con pretexto de que se habia cel cbr~do una paz ignominosa par'a México; ese General se dirigió á San Luis con el fin de seducir á su guarnición para que se sublevara contra el Gobierno, pero el señOl' Gobernador Reyes le prohibió que entrara á la ciudael, A los pocos días llegó á San Luis el sacerdote don Celedonio Domeco de Jarauta, con el objeto de conspirar á favor cie la causa de Paredes, logrando seducir á varios jefes de la guarnición y á algunos veci nos de la ciudad, Terminados sus trabajos se fué para Lagos, dejando en poder ele cion Ramól1 Pastor y Oviedo, diputado á la Leg islatura, una cantidad de diner'o para que la repartiera entre dos jefes y tl'es ondales que se habían compl'ometido á pl'oclamar la revolución,
Ese pronunciamiento e~talló la noche del 9 al 10 de Mayo, sublevándose contra el Gobierno el Batallón número 16 y poniéndose al frente del movimiénto el COl'onel don Cayetano Martínez. A las dos de la mañana salió este jefe elel cuartel del Carmen y se dirigió al Santuado de Guadalupe, donde había tO piez~s de artillería, parque y muchas armas de fuego y blancas.
El Comandante de la plaza, Genel'al Amador,con el resto de la guamición que permaneció fiel al Gobierno, sal ió inmediatamente á atacar á 10>5 sublevados, logn>ndo del'l'otarlos y fugán :lose Martínez y los oficiales más comprometidos.
El señor Reyes presentó luego acusación ante la Legislatura contra el diputado Pastol' como cómplice en el pronunciamiento del día 10, pero esa corpol'ación declar6 que no
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De acuerdo con otros disgustados de San Luis, el ex-empleado susodicho, sedujo al Coronel Don Eleutorio Quii'oz, para que con su gente de la sierra de Xichú y del mismo Departamento de Rioverde, que entonces lo formaban los que son hoy Partidos de Cerritos, Riovel'de, Hidalgo, y Ciudari del Maíz, aceptal'a y defendiel'a con las al'mlS un plan político, que si ahora hubiel'a quien lo proclamara, causaría un gl'an escándalo, y que pOI' 10 mismo de ser tan notable, no me dispenso de copiar'lo en seguida.
Dice así:
PLAN POLíTICO Y EMINENTEjIE~TE SOCIAL, PROCLAMA DO E l
ESTA C AD POR EL E.TÉRCITO . REGENERADOR DE SIERRA GORDA. -----
Artículo 1 n. - El Ej é rcito Regenel'adol' I'econoce la Constitució n Federal de 1824 y la Acta de l'erol'mas de 1847.
Artículo 2 ) - Reconoce t'lmbión al Gohiel'no Genel'al de la Naci6n pOi' legítimamente constituírlo, y á lo altos funcional'ios CJ.ue en la actualinarllo fOI'man .
Artículo 3°. - El orden de co~n~ de f;all Luis volvel'á nI estarlo que g ual'daba antes rl el 6 ne EnMo dA 1848; Y en con ~ec\lencia volverán á sus pue:stos ltlS ex,~elentí8imo eñOi'es Don Ramón Adame, Don Mariano A vila y todo" los demá funcionarios público ' de aquella época, por haber sido lanzados revol ucionariamente de los empleo' en que habían sido legalmente constitllído .
Artículo 4°.-EI ejército permanente e l'á disuelto por completo, dentro del pel'entol'io término de un mes contado desde e ta fecha, y la fuerza armada de la Repúbl ica se compondrá de guardia nacional.
Artículo 5°.-Los legisladore premiarán á los jefes, oficiales y tl'opa permanente que
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hay.an pres tado buenos set'vicios á la Naci6n, calificados por una junta de notables que se fOL'mará con tal objeto.
Artículo 6°.- El clero será eefoL'mado confoeme lo exije el bienestal' de la República, para moralizar á sus individuos, y para al'rancar de su. manos ese poder político tan fOl'midable y tan 'pe rjudicial á las libertades públicas, que han tenido siempre por sus cuantiosas rentas y poca ilustl'aci6n de las masas.
Artículo 7°~-Ningún culto se rá tolel'ado en la Repllblica, mas que el cat6lico, apo.tól ico, romano.
Artículo 8°._ Los legisladores extinguirán los fueros privilegiados, y establecerán. el juwio por.jurados.
Al'tíClllo 9°.- Para quitar el aspirantismo á los empleos públicos, tan generalizado entL'e los mexicanos , serán ser,vidos_ por cargo concej il todos los d~stinos de elecci6n po-,pulat'. .
Artículo 10.°-El Congl'eso General ~e ocupará de toda pI'eferencia en dictar leyes verdaderamente justas y sabias,que al'reglen la propiedad tel'L'itorial bien distribuida, á fin de que la clase n;tenesterosa del campo mejOl'e en s ituación.
Artículo 11°.- 80 erigirán on pueblos las haciendas y ranchos que tengan de mil y quinientos habitantes arriba, en el casco, y Jo ' elementos de prospeL'idad necesarios, y los legi 'ladores art'l'glarán el modo y té rminos de la distribuci6n de las .tiel'ras, y de la indemnizaci6n á los propietarios
Artículo 12°.- Los arrendatarios de las haciendas y ranchos, sembl'arán las tieL'ras á una renta model'ada, y de ninguna manera á partido, y los propietarios estarán obligados á reparti!' entre aquéllos, los tOL'!'enos que no sembral'en po!' su cuenta
AL:tículo 13°.-Los arrendatarios dichos, no pagarán ninguna renta pOI' piso de casa, pa -
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tura do animales de servicio, lolla, mag uey, tuna lechuD'uil1a y demás fmtos natueales del dampo que consuman en sus famil ias.
Artículo 14°. - Ninguna faena harán los propios arrendatario!:; , ni se rv icio alguno que no sea justamente pagado,
Artículo 15°- Los peones y alquilados que ocuparen los prúpietario., e rán satisfechos de u tl'abajo en dinel'o, ó en efectos de buena calidad y á pl'ecios co rl'ientes de plaza .
Articulo 16°.- - Los habitantes de la Siel'ra Gorda que han defendido y defienden con las armas en la mano este plan político y eminentemente social, quedar'án exentos de toda conteibución dir'ecta 6 indirecta, y del pago de obvenciones parI'oquiales, en · justa retribución de sus bueno. se l'vicio.·.
Artículo 17°.-Los exp resados habitantes de la Sierra GOI'da recibirán del Gobierno General un despacho en que conste la clase en que ha servido cada uno á las órdenes de Don Eleutel'ioQuiroz, jefe del Ej él'c ito Regenerador, para que les sÍl'va de credencial á fin de gozar de las franquicias que se lf' ¡;; concede en al artículo antel'ior,
Artículo 18°,- EI referido jefe Don Eteuterio Quiroz, obtendrá del Gobiel'no General despacho de Coronel de la Milicia Nacional, cuyo empleo goza l'á (/,(1 honorem, y se le asignal'á una pensión de c ien pesos mensual es durante su vida, en la comisa l'Ía d ~ g uel' ra (le Guanaj uato , y por nin g-ú lI caso se le quedaeá á d6bel' cantidad alguna, aun cuanrl o la caja cal'ezca de recuesos, pue en fa l evento se sacat'á el dinel'o de cualqui l' oteo fondo público. . .
AI,tfculo 19Q.- Los jefes ' ubo l'd inados del seño l' Quil'oz , disfmtal'án una pen i6n mellsual de sesenta peS08 dUl'ant:' ' u vida y so rán pagados en los mismos tél'minos qu:) el jefe principal.
Al'tículo 20°, - Lo;5 oficial es, de capitán abajo, di frutar'án tl'einta pe~os memmales y
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során pagados con la misma exactitud que el señor Quiroz,
Artículo 21°,- La clase de tropa, de sargento abajo, disfrutarán de entera libertad ' para vivir sin ser molestados por autoridad alguna y disfrutará de los privilegios y franquicias que este plan le concede á la clase de proletarios. _
Artículo 22°,- Tan luego como el Gobierno general cumpla con las obligaciones que este plan exije, se l>etirarán á bUS casas pacíficamente todos los habitantes de la Siorra Gorda y entl'egarán las armas que sean de munición al mismo señor Quiroz, cuyo jefe las pondrá en manos del comisionado que' nombre la supel'ioridad, con lo cual se dará por concluída la prenente revolución,
Rioverde, Marzo 14 de 1849.
Como se ve, au nq ne en lo artículos 1", 2" Y 3° S3 pI'otestaba obediencia á la Constitución de 1824, vigtmte en ese tiempo, y se reconocía al Gobierno General de la República, proclamando la destituci6n del señor Gobernador Reyes y la vuelta al poder de los ~eñores Adame y Avila, desde el artículo 4° en adelante ya todo era contra el mismo Gobierno General, contra el Ejército Nacional, contra el clero y contra la propiedad,
C\'1l10 esa revolución cundió en toda la SierradeXichú,secundándola algunas poblaciones de los Estados, de Guanajuato y Querétaro, el Gobie¡'no de México destinó otra vez para combatil'la al Genel'al Bustamante con su División que estaba en Querétaro, cuyo jefe, de pués de algunos meses de campaña, del'rotó dos vece. á QUÍl'oz. cogiéndolo pri3ionero en la segunda y fusilándolo el 5 de Diciembre de 1849.
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LA OPOSICIÚN AUi\1EN'1~A y SE ORGANIZA
Desalojados lo:; pronunciados de Rioverde, fué ocupada la ciudad pOI' las tropas del Gobierno, siendo remitido á San Lui¡;;, en calidad de preso, el autor del plan revolucionario y directol' del movimiento. Este señor permaneci6 en tal conrlici6n más de un mes y luego di6 ordeu el Gobernador Reyes de que aliera desterrado del te1'ritorio del Estado, por considerar nociva u permanencia á la paz y tranquilidad del mismo Estado
El ex-empleado pidi6 ampal'o y pI'otecci6n al juzgado de Dist1'ito, y aunque todavía no estaba reglamentado el artículo 25 de la acta de refol'mas á la Constituci6n de 1824, el juez apoy6 en él su fallo dacla1'ando que .. El juzgado dLpen a á don N. N. la protecci6n que solicita, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 25 de la acta de 1'eformas, para que no pueda se l' desterrado del Estado sin que pI'eceda la fOI'maci6n del juicio y pronunciamiento del fallo por la autoridad judicial á quien exclusivamente corresponde por la Con tituci6n;debiendo quedar entl'e tanto el quejoso, (',n el pleno uso de los derechos y libertad que la misma cal'ta fundamental le concede como ciudadano mexicano »
Este fué el primel' juicio de amparo que se vi6 en San LuL; rectm.,o lE:'gal hasta entonces desconocido, que dl' pués fu é consignado en la Con tituci6n de 1857 y reglamentado en dos épocas po~te 1'Íores.
Días antes que el juez de Distrito pronun-
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cia1'a e e fallo, el quejoso había sido puesto en libertad y revocada la ol'den de de ~ tierl'o, pOI' influencias de persona allegada. al señor Reyes, . in perjuicio do que al conocer ese fallo el Gobernaool' le hizo observaciones sosteniendo que con él Se atacaba la soberanía de) Estado. on tal motivo , e cambia-
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ron ambos funcionarios diversas comunicacione. , que aunque en ellas campeaban Jas razones y fundamentos legales que cada uno creía tener á su favor, no dejaron db deslizar algunas frases ofensivas que ag riaron la cuestión.
E 'e asunto insolentó á los enemigos del eñorR\:Iyes. Indudablemente ninguno de los
gobiernos que "ha tenido el Estado de San Luis, ha luchado con una opa ición tan tenaz y tan vehemente como el el el se110L' Reye ; pero también es necesario advel'tir, que 01 gobiemo de este señal' no merecía esa fuerte oposición. pues fué 11no de lo mojares qUEl ha habido en el Estado.
Ante y después del seño-r Reyes, ha habido otro gobiernos y otro funcionarios infel'iores, verdadel'amcnte merecedores de cenSUI'a por errores administrativos, por arbitL'ariedades, por infracci6n de la leyes, por infidelidad á compromisos políticos, por perjuro, por ignorancia nativa y por añadidura ha ta pOL' orgullo y fatuidad: pel'O también ni antes ni después ha habido un hombre, y difícilmente lo volverá á haber. de la condición, de lo sentimientos rencoroso, del talento pal'a el mal, de la aunacia y de la resolución para emplear los medios más expeditos. por muy reprobados que fueran, para llegar sin tropiezo al fin que bu caba, 6 para satisfacer una cl'uel venganza, como el exempleado á que he hecho referencia. E~te organizó la opa ici6n, reunió los ele
mentos hostiles al Gobierno y con el conocimiento que tenía de todos los hombre, e cog ió lo que por identidad de idea ,de tendencias al mal y de r olución para afl'entaL' la más difíciles y peligrosas cil'cun tancia. , podían servir paea los fines políticos que perseguían los descontentos, ayudándole de paso á Yengar lo que él consideraba ofen 'a y que realmente s610 fuel'on disposicioues ju tific~das.
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Los trabajos de la oposici6n en 1852, dirigido:. en Rioverde por el autor de la revoluci6n de Quiroz y por tres personas más, y en San Luis por otras tres, volvieron á encaminarse á o)'ganizar otra revoluci6n contra el señor Reyes, pero no pudiendo llevarlos á cabo sin gran peligro en la Capital, empezaron los enemigos del señor Reyes á salir paulatinamente de esta ciudad para la deRioverde, donde se dieron cita á fin de reunirse allá todos los descontentos y promover la nueva local contra el Gobierno del Estado.
Todas esas personas se constituyeron en Dit'eclorio, nombraron jefes que en distintos puntos del Oriente d_el Estado enarbolaron el estandarte de la rebeli6n,y celebraban fl'ecuentes sesiones para acordar las medidas que juzgaban conducentes al objeto que se proponían.
En esos días esta1l6 la revoluci6n de GuadalajaL'a acaudillada por Blancal'te, y pocos días después defeccion6 Draga adhiri éndose á ella y recibiendo el mando en jefe de la guarnici6n pronunciada; á la que agl'eg6 la División que le había confiado el Presidente Arista para combatirla.
El Coronel Don Francisco G. Casanova se pronunció en Tampico por el plan dp Guadalajara, haciéndole algunas modificaciones, y tanto en ese movimiento como en el de la Capital de Jalisco, vieron una tabla de salvación los revoltoso"" de Rioverde, quienes luego proyectaron adheL'il'se al pl'onunciamiento de Casanova y ponerse también á las 61'denE's de Draga.
Como la persona del sei'íor Reyes era un obstáculo para la real ización de esos proyectos, POr.lR actividad y energía que sabía desplegar en casos ofl'ecidos, en una de las sesiones del Directorio surg i6 la idea de apoderarse del señOl' Reye::;, y lleyado á Riovel'de, pal'a que en San Luis ~ e pudiera consumar la revoluci6n.
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A p r o b a d o ese pensamien to , u n o de los m i e m b r o s d e aque l la sociedad ofreció p re sen t a r d e n t r o de cinco ó seis días , á un hombre d e a rmas y de g ran va lor q u e podr ía organ iza r una pa r t ida de ind iv iduos b ien montados y a rmados , para s o r p r e n d e r al señor Reyes en a l g u n o de los p u n t o s de la c iudad , lejanos del cen t ro , a d o n d e acos tumbraba ir á hacer ejercicio, y ob l iga r lo á mon ta r en su cabal lo : q u e c u a n d o en el Palacio y en los cuar te les t u v i e r e n aviso del secues t ro , la part ida, con el g o b e r n a d o r p l ag iado , ya estarían á más de dos l eguas sobre el camino de la s ie r ra , ventaja q u e , si e ran pe r segu idos , aumen ta r í a en vez de d i sminu i r , por la buena, ca l idad de los caballos y p o r la habi l idad de los g ine tes .
Todo se a p r o b ó p o r aquel la r eun ión de h o m b r e s dominados por la pasión polí t ica, y se ci tó para el sex to día , con el fin de o i r ias p re tens iones del i nd iv iduo q u e iba á sor p r e sen t ado , y en el caso de admi t i r las , darle las ins t rucc iones necesar ias .
E U L O G I O MORALES (a) EL AMITO A N D R É S
Después de cua lqu ie ra c ruen ta g u e r r a civil ó ex t ran je ra , los gob ie rnos establecidos tenían q u e d a r de baja á muchos oficiales y so ldados improv isados de milicias auxi l i a res q u e tomaban par to en aquél la , p o r q u e no les e ra pos ib le ni necesar io sos tener un crec ido n ú m e r o de so ldados , después de te rminada u n a campaña : pe ro todos esos hombres q u e de la noche á la m a ñ a n a q u e d a b a n sin ocupac ión , sin más olicio q u e el de empuñ a r una a r m e , sin recursos y acos tumbrados en dos , t res ó más años de íucha , á v iv i r sob re el país , se conver t í an en ra te ros ó se d i spe r saban en dis t in tas d i recciones , formand o gavi l las q u e asal taban á los caminantes ó á las casas en las poblac iones .
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Así sucedió después de la g u e r r a con los americanos y de las t res revoluciones q u e sigu ie ron en la s ierra de Xichú .
San Luis , Guana jua to , Jal isco y Zacatecas, se l lenaron de bandoleros y rateros; el s e ñ o r l íeyes, de acuerdo con los Gobernadores de esos Estados, pers iguió tenazmente á los ladrones , pero á los que aprehend ían las fuerzas de segur idad públ ica ó los rura les , los consignaba á las au tor idades del o rden común , p o r q u e en aquel t iempo no se decretaban suspensiones de garant ías ind iv iduales, ni se inventaba todavía la ley fuga.
La suer te de esos del icuentes en los t r i bunales dependía en muchas ocas iones t como todavía suele suceder , de la más ó menos justificación de los jueces, de la más ó menos habil idad de los abogados y defensores , y en no pocos casos de la mayor ó m e n o r influencia que podía ejercer en los procesos , el rey del m u n d o .
Sin embargo , el señor Reyes, con la ex-tricta vigilancia en los procedimientos jud i ciales, q u e le permi t ía la const i tución, l og ró hacer e jemplares castigos de del incuentes , y esa enérgica actitud le ocasionó na tu ra lmente la odiosidad de toda la gen te de mal vivi r .
En t r e paréntesis , á mí, en mi pequenez , me sucedió una cosa semejante.
Fu i Jefe Polí t ico de San Luis en las épocas (pie s iguieron á la caída del Imper io de Maximiliano y á las revoluciones de La Noria y de Tux tepec . En las t res ocasiones encontré á San Luis infestado de rateros y salteadores de caminos: los perseguí con tenacidad, apl icándoles á var ios la ley de salteadores y p lagiar ios , hasta que acabé con ellos, y tuve el candor de e x p o n e r muchas veces mi vida, p o r q u e personalmente hacía la per secución y aprehens ión de los más famosos y temibles, para que después no me lo ag ra decieran los gob ie rnos á quienes se rv í ni la sociedad á quien defendí .
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R u e g o al lec tor me d ispense esta pcqueí ia d ig res ión , q u e parece no viene al caso, pero q u e he c re ído conven ien t e hacerla cons ta r en este h u m i l d e opúscu lo .
E n las t ropas del p a d r e J a r a u t a había l i n a sección de cabal ler ía al m a n d o de E u l o g i o Morales, el cua l , po r ser m u y conoced o r de todos los caminos , m u y buen g ine te y m u y audaz hacía el servic io de exp lo rador .
Te rminada la revoluc ión de Pa redes y Ja-rau ta , Morales ya no se filió en las otras dos q u e s igu i e ron en la Sier ra de Xichú, volv i e n d o , como antes de aquel la revolución , á ded ica r se al pillaje y al robo con asalto. En ese c r imina l ejercicio llegó á a d q u i r i r g ran fama, como sa l teador cruel y sangu ina r io , en los Es tados del cen t ro de la Repúbl ica .
F r e c u e n t e m e n t e era a p r e h e n d i d o en dichos Es tados , cambiándose el nombre en las d is t in tas cárceles en que sufría las pr is ion e s . E n unas se ponía el nombre de Andrés Martínez, en o t ras el de AndrésLópez , Andrés López Mart ínez, Eu log io Gut ié r rez , José María Pifión, Eulog io Morales, s iendo el ú l t imo el v e r d a d e r o , s egún decían personas que le conoc ie ron desde antes que se hiciera cr iminal; pero era más conocido en todas par tes , con el a p o d o de " E l Amito A n d r é s "
El mot ivo de ese apodo fué el s iguiente : Después de la aprehens ión y fusi lamiento
del pad re J a r a u t a , y de la d ispers ión de sus t r opas de r ro t adas , el band ido de que se t rata se re t i ró con más de veinte hombres , los q u e formaron la gavi l la con la q u e cu ese a ñ o , (1848y empezó de n u e v o á merodea r por su p rop ia cuen ta en el t e r r i to r io de los Es tados q u e he menc ionado . Esos h o m b r e s se a c o s t u m b r a r o n á obedecer c iegamente á su jefe, qu ien tenía expedic ión y g a r b o para m a n d a r ; se hab ía dado de alta en la fuerza r evo luc iona r i a con el n o m b r e de Andrés López Mart ínez, de manera que sus suba l te rnos no lo l lamaban el capi tán, s ino "E l Amo An-
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drés , " y la manceba de campaña q u e viajaba s iempre con él, le decía p o r c a r i ñ o " E l A m i t o . "
Al poco t iempo los indiv iduos de la gav i lla y todas las gentes <iue lo conocían le hablaban con el mismo d iminu t ivo , y no t a r d ó éste en general izarse ent re los habi tan tes de los Estados referidos, l lamándolo sin conocerlo y sólo por Ja mala fama, "E l Amito And r é s . "
Así lo seguiré l lamando en el curso de esta reseña, p o r q u e a u n q u e en a lgunas par tes l legó á inscr ibir en los regis t ros de las cárceles dist intos nombres , incluso el ve rdadero , nadie lo llamaba ya de ot'*o modo q u e con el apodo, hasta que mur ió .
En las correr ías de 1848 á 1852, fué a-p rehend ido y reducido á pr is ión en distintas poblaciones, pe ro como s iempre tenía dinero no le faltaban activos y buenos defensores que consiguieran su p ron ta l iber tad , ó se evadía de las pr is iones con admirab le habil idad
Acusado en San Luis de habe r tenido par ticipio en el asalto y robo de la conduc ta de plata amonedada que tres ó cua t ro veces al año se mandaba á Catorce, fué exhor t ado á Guanajuato, donde lo ap rehend ió la au tor i dad judicial y lo remit ió á San Luis, consignándolo el juez que pract icaba las d i l igencias sobre el robo de la conducta , á Ja cárcel nacional.
Así se l lamaba entonces ese edificio de reclusión, que hoy es la Adminis t ración P r i n cipal de Rentas del Estado.
E L AMITO EN E L G R I L L E T E
En ese t iempo, á todos los presos encausados y sentenciados, se les sacaba de la cárcel d iar iamente á t rabajar en las obras públ icas , formando parejas y asegurados con g ruesos gr i l le tes en la g a r g a n t a "de u n o de los p i e s .
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El Amito Andrés había d i r ig ido var ias cartas al s eño r G o b e r n a d o r Reyes , sup l icándo le q u e in t e rpus i e ra su influencia para o b t e n e r la l iber tad . El señor Reyes contes tó á las dos p r i m e r a s , q u e no acos tumbraba mezclarse en as a t r ibuc iones de las au to r idades judic ia
les, ni hacer recomendac iones que pud ie ran los jueces es t imarlas como u n a t aque á la liber tad é independenc ia de sus funciones; q u e lo ún ico q u e podía hacer era recomend a r la act iv idad del proceso, pe ro sin hacer ex tens iva esa recomendac ión á q u e la sentencia fuera en el sen t ido de abso lver lo ni menos de q u e fuera pues to en l iber tad inmed ia t amen te s o b r e s e y e n d o en la causa; q u e e n ese concep to le remit ía una car ta ab ie r ta para su juez, q u e podr í a enviar la con a lguna pe r sona de su familia ó l levar la su defensor .
El Amito, al rec ibi r esa car ta ó imponerse d e ella, la hizo pedazos lo mismo q u e la contestación del señor Reyes á la suya de lante del mozo de la Secre tar ía do Gobie rno q u e la l levó y del Alcaide de la cárcel .
S igu ió insis t iendo dicho reo en que el señ o r Reyes le p r o p o r c i o n a r a la l iber tad , a-legándolo q u e "en o t ras par tes d o n d e había es tado preso , las au to r idades pr incipales lo hab ían puesto l ibre ó le habían p ro t eg ido la fuga ."
El señor Reyes, molesto p o r lo q u e s u p o d e la ro tu ra de las car tas y po r la tenacidad del p re so en ped i r l e una cosa q u e no estaba en sus facul tades conceder le , dejó ya de contes tar le las car tas q u e le d i r ig ía .
A pr inc ip ios de oc tub re de 1852, una cuadr i l la de los presos t rabajaba en la compos tura de la calle y b a n q u e t a del Pa lac io . El Sr. Reyes v iv ía en la esquí na, f rente al costado d e ese edificio q u e v e al Nor te , casa marcada b o y con el n ú m e r o 2 de la I a calle de Maltos, en la q u e ac tua lmente está la Sucursa l del Banco de L o n d r e s . Un día salió el señor Reyes d e Palac io p a r a su casa en compañ ía de
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su concuñado el Lic. Chico Sein, pasó cerca de los presos q u e trabajaban en el empedra do, en t re los q u e estaba el Amito Andrés , qu ien al ve r al señor Reyes se le acercó, di-ciéndole que cuan to t iempo que r í a hacer lo padecer en aquel la pris ión. El señor Gobernador le contestó con a lgún enfado, y el reo se quedó m u r m u r a n d o y prof ir iendo en voz baja pa labras insul tantes y soeces. El oficial de la escolta q u e las oyó, r ep rend ió al reo la groser ía y falta de respeto al alto funcionario. El Amito, en respuesta , las repi t ió , a-g r e g a n d o ot ras pa ra el oficial, y en tonces és te desenvainó la espada y le dio a lgunos cintarazos en la espalda y en la cabeza. El señor Reyes no v io ni oyó nada de es to , po r que ya había en t rado á su casa.
El Amito indudab lemente habr ía ejercido una venganza cruel con el oficial, tan luego como hub ie ra recobrado la l iber tad, p e r o p robab lemente los acontecimientos que sigu ie ron f rus t raron los planes (pie sobre ese par t icu lar haya ten ido .
FUGA DEL AMITO ANDRÉS
Y SU PRESENTACIÓN AL D I R E C T O R I O
REVOLUCIONARIO.
INSTRUCCIONES CRIMINALES Q I E KECIBIÓ.
A los dos días había avanzado la compostura del empedrado al c rucero de la calle de Palacio y esquina de la de los B u r r o s , h o v I a de Allende.
A la mitad de la calle y á la distancia de unos diez ó doce metros de d o n d e se hal laban los presos , se pa ró un h o m b r e mon tado en buen caballo, l l evando de la b r ida o t ro de b u e n a alzada y hermosa estampa, con magnífico a rnés , y se puso á plat icar con o-tro h o m b r e , p a r a d o en la ori l la de la banqueta , apa r en t ando ambos haberse encon t ra -
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do por casua l idad , y t r a t a n d o de la compra de a l g u n o s animales . Repen t inamen te el A-mi to Andrés se soltó del gr i l le te , cuya cadena hab ía l imado con ant ic ipación y la l levaba p r e p a r a d a pa ra de sp rende r l a con facilidad , -e d i r ig ió v io len tamente al caballo ensil lado, m o n t ó en él con notable agi l idad, hac iendo o t ro tan to el h o m b r e q u e estaba p ié á t i e r ra , en la anca del caballo del o t ro gánete, y echaron á cor re r , vo l t eando velozmente p o r la calle del Colegio de Niñas," hoy 3 a
de Juá r ez . C u a n d o el jefe de la escolta y los soldados
se d ie ron cuen ta de la fuga del r eo ; éste y sus cómpl ices habían ya desaparec ido de su vista, y se habían pues to fuera del alcance de los t i ros q u e p u d i e r a n d isparar les . Se l i b r a ron ó rdenes pa ra la r eap rehens ión del fugit ivo y cap tu r a de los cómplices , pe ro fueron inút i les todas las d i l igencias q u e se hicieron á este r e spec to .
E l Amito Andrés se fué á refugiar á la c iudad de R iove rde , q u e como estaba subst ra ída de la obediencia del Gob ie rno , no tenía t e m o r de q u e los e x h o r t a s del juez d e San Luis fueran d i l igenciados po r aquel las au to r idades
Este fué el facineroso en qu ien se fijó el m i e m b r o del Di rec tor io Revo luc iona r io de R i o v e r d e , para secues t ra r al señor Reyes , q u é lo p r o p u s o al mismo Direc tor io y q u e acep tado p o r éste, lo p resen tó en una sesión pa ra q u e se le d ie ran las respect ivas ins t rucciones
Hab ía catorce socios en la sesión. El P r e s idente se d i r ig ió al Ami to d ic iéndole :
—Ya estará usted ins t ru ido po r el señor N. N. de la comisión q u e se le confía.
—Sí señor , p e r o v e n g o á rec ib i r ins t rucc iones y á c o n v e n i r en la cant idad que se m e ha d e paga r .
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El Pres iden te le dijo que ocur í re ra el s i gu ien te día á las diez de Ja mañana á la casa de comercio que le mencionó , donde le sería en t regada esa suma.
Todo lo anter ior , desde ei párrafo relat ivo á la presentación del Amito al Direc tor io , me lo p roporc ionó , en calidad de dato his tór ico, después de dieciocho años del funesto acontecimiento, u n o de los personajes que. pe r te neció á aquel la agrupac ión .
En otra vez expl icaré esa c i rcuntancia , cuando refiera o t ro suceso histórico en el q u e también ha de f igurar el personaje a lud ido .
El Amito recibió los t res mil pesos y se r e t i ró de Rioverde , no ten iendo el Direc tor io más noticias de é!, en más de dos meses, q u e las contenidas en cartas que de t a rde en tarde dirijió á la persona que lo p resen tó , hasta que se consumó el inicuo y p remed i t ado asesinato.
EL AMITO ORGANIZA LA CUADRILLA.
PRIMERAS Y OPORTUNAS
NOTICIAS QUE R E C I B E EL SR. R E Y E S .
El p r imero á quien invitó el Amito Andrés para (pie con el carácter de s egundo jefe de la cuadri l la lo acompañara en la repugnan te y criminal comisión de secues t rar ó dar muer te al señor Gobernador Reyes, fué el ínt imo amigo y compañero suyo, Rafael del Águila , también famoso sal teador á qu ien le escribió para que tuv ieran una ent revis ta en la c iudad de L a g o s . En ella escogió el A-mito á los bandoleros q u e hab ían de invi tar , yéndose Rafael del Águila en busca de cuat ro que se encont raban en poblaciones l imítrofes de Zacatecas y San Luis , y el Amito se dirij ió por otros seis á pueblos de Jal isco y Guanajuato.
En t re tanto, como del cielo á la t i e r ra no hay nada ocul to , según dice el p r o v e r b i o ,
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l legó á noticia del s eñor Reyes el acuerdo del Di rec tor io R e v o l u c i o n a r i o de Rioverde , y q u e en v i r tud d e él *e e s t aba o rgan izando p o r el Amito Andrés en el Bajío, una gavi l la de los sa l teadores y asesinos de más nombradla , con el fin de ases inar lo
Tomados por el señor Reyes a lgunos informes sob re el pa r t i cu la r , s u p o q u e el Amito ven ía á San Luis con frecuencia, pe rmanec iendo solamente a lgunas horas ó un día c u a n d o m u c h o , q u e hab laba aqu í con u n o ó dos abogados , p r o b a b l e m e n t e para da r cuenta p o r su conduc to al Di rec tor io de los p re pa ra t ivos q u e hacía, r e t i r ándose en seguida. .
A pr inc ip ios de Nov iembre el señor Reyes m a n d ó l lamar al Capi tán de Segur idad Pública Don P e d r o Martínez, en qu ien tenía g r a n confianza, y le o r d e n ó que p r o c u r a r a a p r e h e n d e r al Amito Andrés , q u e se había fugado del gr i l le te de esta c iudad . Que estaba in formado de q u e hacía dos días q u e lo habían visto l legar poi el camino de Escalerillas; q u e es s e g u r o q u e estaría alojado en la casa del r ebocero Oropeza, cuyo hijo era amigo y c o m p a d r e del Amito; que impor ta-bu m u c h o / p i e hiciera esa ap rehens ión , porq u e el refer ido band ido venía de Lagos, donde estaba formando una gavi l la , con la que vend r í a á San Luis , con el fin de asesinarlo, pagado po r sus enemigos q u e estaban reunidos en Rioverde .
El oficial Martínez contestó que d u d a b a ;pie el Amito es tuv ie ra en San Luis y q u e viniera con la frecuencia que se decía, p o i q u e ¿sto ser ía un g ran a t r ev imien to , p e r o q u e iba í buscar lo con empeño . A los dos días le informó al señor Reyes, q u e sabía que el Amito, al sal ir d e R iove rde se había ido para í ruanajuato , y q u e estaba en esa c iudad con A n o m b r e de José María P iñón , en la casa de F ranc i sco Concha, a r r e n d a t a r i o del Mesón de Belén.
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(Los t res párrafos an ter iores son un ex t racto de la declaración del capi tán Martínez en el juzgado 2° de letras.)
Efect ivamente es tuvo el Amito en esos días en Guanajuato, pero fué después de su entrevis ta con Rafael del Águi la en Lagos.
En los meses de Noviembre y Dic iembre , casi á diar io recibía avisos el señor Reyes de que se atentaba contra su vida, Unos los recibía anónimos , y ot ros , los más, verba les , dados p o r personas de todas las clases de la sociedad.
Una señora l lamada Anastasia Tena se resolvió un día á hablar le al señor Reyes , pa ra decir le que no saliera á la calle p o r q u e lo quer ían matar. In te r rogada conven ien temente por el a l to funcionario, le dio largos y detallados pormenores , d ic iéndole los pun tos donde lo habían sabido ella y sus hijos y mencionándole personas de las que sabía q u e estaban en connivencia con los p ronunc iados de Rioverde .
Esta señora f recuentemente veía al señor Reyes para supl icar le , a lgunas veces l lo rando, que no saliera á la calle, que no fuera nunca po r el Santuar io y menos po r el r umbo del pan teón , que tampoco fuera por Te-quisquiapam ni p e r l a s Parr i tas , y que cuando no pud ie ra ev i ta r las sal idas, que l levara s iempre una escolta, que al cabo tenía á sus órdenes el Escuad rón de Caballería del Estado.
A fines del mismo Noviembre , el señor Reyes recibió una carta del Subprefeeto de O-jocaliente (*) Don J . M. Esparza , de la cual tengo copia, en la que en t re otras cosas, le dijo: " H e sabido de buena letra que en el rancho de Barranqui l las , s i tuado sobre la l ínea divisoria de Zacatecas y San Luis , ha habido una reun ión de a lgunos hombres sos-
(*) En ese tiempo el Caríúiu fie 0.¡<>e;ilieiite neileiieeía al Estado ik» San Luis l'otosí. Hoy pertenece ¡ti de Zacuteeas.
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pechosos , q u e t emiendo fueran l adrones que qu is ie ran asa l tar a lguna poblac ión ó a l g u n a finca rúst ica de impor tanc ia , salí l uego con el p ique t e de cabal ler ía q u e t engo á mis ó r denes para el d icho rancho , con el fin de a-p r e h e n d e r á los sospechosos y a v e r i g u a r qué hacían en esos t e r renos , pe ro s e g u r a m e n t e s u p i e r o n mi mov imien to y c u a n d o l legué al r ancho ya no estaban all í "
" I n m e d i a t a m e n t e tomé iuformes con los vec inos del l uga r , d ic iéndome el juez a u x i l iar q u e él conoció ó Rafael del Águi la y á F ranc i sco Esp ino , y de vis ta á o t ros t res ó c u a t r o d e los q u e los acompañaban ; q u e del Águi la y Esp ino son capi tanes de l ad rones y q u e los demás formarán s e g u r a m e n t e la gavilla. Q u e v iendo que allí no se les hizo ning u n a resistencia, y tal vez i gno raban q u e hab laba con eí juez auxi l ia r , e s tuv ie ron m u y comunica t ivos y contentos , comieron y cenaron b ien , beb ie ron m u c h o v i n o , y q u e ya algo embr i agados , empezaron á hab la r de sus negocios , d ic iéudole Águi la q u e él y Esp ino tenían q u e ir p r o n t o á San L u i s p o r q u e con o t ros c o m p a ñ e r o s andaban con pre tens iones de ma ta r á Don Ju l ián de los Reyes, p o r q u e los p e r s e g u í a mucho." '
El Subprefee to de Ojocaliente con t inuó dic iendo en la car ta , que s iguió á los band idos hasta Mexqui t ic , de d o n d e cor ta ron p o r Es-tanzuela y Peñasco para la Villa de la Sole-dod de los Ranchos , y de allí po r el camino de los Pas to res pa ra Pozos, s igu iendo para Santa María del Río, hasta la Sauceda de los Mulatos, d o n d e tenía casa el band ido Esp ino . Q u e con el pe rmiso q u e le concedió el Gob i e rno , s igu ió hasta d icha Hac ienda de la Sauceda , hab iendo dado aviso p r e v i a m e n t e al Je fe Pol í t ico de San Lu i s de la Paz, conforme al conven io ce lebrado en t r e los Gob ie rnos de ;San Luis y Guana jua to , pa ra la persecuc ión de ladrones , l l egando á la Sauceda en el peso de la noche y d i r ig iéndose
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luego á la casa de Esp ino Que éste, l uego que lo vio, sacó su pistola para hacer resistencia, viéndose po r tal mot ivo el Subprefeeto, obl igado á hacer uso de la suya , d isparándole un balazo que le pene t ró en el pe cho, cayendo muer to en el acto.
Que á v i r tud de la confusión q u e esto p r o dujo, los demás band idos t ra taron de fugarse, lográndolo a lgunos y q u e d a n d o her idos Víctor Solís y Beni to León, p reso José Cast ro , y levantándose el cadáver de Esp ino que fué en t regado á la au tor idad para la prác t i ca de las respect ivas di l igencias . Que e u t r e los prófugos se fué el compañe ro de Esp ino , Rafael del Águila.
Que t e rminada esa expedic ión , r eg re só á Ojocaliente, hab iendo ya rendido oficialmente al Gob ie rno el par te respec t ivo .
El Subprefeeto de Ojocaliente t e rminó su carta diciéndole al señor Reyes q u e p o r to do lo expues to , no cabía d u d a que existía un te r r ib le complot para p r iva r lo de la v ida , a u n q u e fuera á la vuel ta de una esquina como dijo Solís q u e lo había oído á Espino, y que por lo mismo creía que deber ía t omar muchas precauciones , no sal iendo nunca solo sino con una buena escolta de soldados escogidos, al mando de un oficial leal y valiente.
Don José María Aranda, socio del Sr. Reyes en una negociación minera de Guadalcá-zar y en una casa de comercio de esta Capital, recibió también frecuentes avisos de la misma naturaleza , para que los comunica ra á Don Ju l i án , y hasta u n a cr iada de las señoritas Parada , he rmanas de la señora esposa del señor Reyes , oyó una vez en la calle á dos sujetos vest idos con decencia, uno de ellos abogado , á qu ien conocía de vista , que ya muy pron to se acabar ía pa ra s i empre el Gob ierno de Don Ju l i án .
Es de l lamar la atención q u e sabiéndose tan ant ic ipadamente los cr iminales proyec tos
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del Di rec to r io Revoluc ionar io de Rioverde , conociéndose pe r sona lmen te á var ios de los ins t igadores á la pe rpe t r ac ión del del i to, y sobre todo á los p r inc ipa les band idos encargados de cometer lo , s i endo p ró fugos de varias cárceles del país , no se h u b i e r a n rea-p r e h e n d i d o los ú l t imos, cuando era púb l i co y no to r io q u e e n t r a b a n y salían de la c iudad corno si fueran vecinos labor iosos y hon ra dos , y q u e no tuv ie ran n ingunas cuentas pend ien t e s con la au to r idad jud ic ia l .
El Prefec to q u e tenía Don J u l i á n en la c iudad , ó se desen tend ió de todo por complicidad ó cobard ía , ó debe habe r sido m u y inep to , pues to q u e en más de, dos meses no impid ió q u e se comet iera el de l i to ,n i l e s p u s o una b u e n a celada á los facinerosos pa ra q u e cayeran en p o d e r de la just ic ia cuando and a b a n en los p repa ra t i vos para el c r imen, y con Jas p r u e b a s suficientes, que las había , apl icar les las penas de la ley.
L legó á tal g r a d o el descaro de los band i dos , q u e es taban en San Luis todo el t i empo q u e quer ían . Se r e t i r aban unos días al P o r tezuelo y o t ros hasta Catar ina , y l u e g o volv ían , e spe rando a lguna ocasión propic ia para comete r el -asesinato. El Prefecto y la p o licía nunca sabían nada. El único q u e recibía noticias era el señor Reyes , pe ro seguramen te desconfiaba ó creía m u y to rpe al Prefec to , pues to que no le daba órdenes para Ja busca y ap rehens ión de los p re sun tos asesinos. P a r e c e q u e el único s u b a l t e r n o en qu ien tenía confianza era , como he d icho, el oficial Mart ínez, pues después del p r i m e r enc a r g o q u e le hizo pai a q u e busca ra al Amito en San Lu i s ó en Guanajua to , vo lv ió á llamar lo en los días de la feria de San J u a n para deci r le q u e sabía q u e se estaba formando en esta Capi ta l u n a r eun ión de veint ic inco h o m b r e s pa ra ases inar lo , los cuales , seg ú n iban l l egando , se p resen taban al viejo Oropeza , qu i en recibía 1 a credencia l que
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t ra ían, reg is t raba sus nombres y les indicaba el pueb lo ó rancho inmediato á d o n d e debían ir á e spera r ó rdenes para vo lve r á San Luis el día ó días que se les necesitara; q u e el viejo Oropeza iba luego á da r cuen ta de todo á los Licenciados N^ y M. y al hacendado K. L.; recomendó n u e v a m e n t e al oficial Martínez que descubr ie ra el l uga r donde estuv ie ra escondido el Amito, pues también sabía que estaba en San Luis ó p o r lo menos q u e venía con mucha frecuencia, tal vez para a r r e g l a r l a geu te con la que que r í a asesinarlo.
DOS INTENTOS F R U S T R A D O S .
CONSUMACIÓN D E L CRIMEN.
Consta en la causa respect iva, q u e dos veces se les f rustró á l o s asesinos sü cr iminal in ten to . Una en el mes de Diciembre en Te-qu ísqu iapam, q u e creyeron q u e el señor Reyes l legaría en su paseo hasta la plaza de la Villa, como s iempre que iba allá l legaba, donde lo esperaban , y que esa t a rde sólo He; g ó á la casa de Don Beni to Juárez , d o n d e lo habían invi tado para q u e v iera como estaban de cargados los árboles de manzanas cristalinas; y la otra en el mismo p u n t o de la Calzada de Guada lupe . Esta fué el 5 de E n e r o de 1853; el señor Reyes l legó, bajó del coche y se sentó en una de las glor ie tas que rodeaban la Conservera ; pe ro á poco ra to empezó á l lover , de sue r te que cuando ei espía q u é tenían los asesinos iba ya á avisar les á la ca ;
sa donde estaban p repa rados con sus caballos y armas , e! s eñor Reyes sub ió de nuevo al coche y se d i r ig ió al cen t ro de la c iudad.
Al t e rce r día , el 8 de E n e r o , v íspera del curtípleaños del señor Reyes, logra ron sus'e-nemigos satisfacer sus t ra idoras , c r iminales y en te les deseos. El señor Reyes salió como de cos tumbre al paseo. Iba á segu i r hasta el
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S a n t u a r i o , poro al p i s a r fronte á la c i ja dist r i b u i d o r a La Conservera,^ vio al d i p u t a d o Don L ino Ort iz y dio o r d e n al cochero (pie p a r a r a el carruaje . Rajó de él y se puso á p la t icar con el s eño r Ort iz .
Si el señor Reyes no se h u b i e r a de ten ido en La Conse rve ra , el s ang r i en to suceso se ha
br ía verif icado en las inmediaciones del temp lo , ó habr í a s ido a tacado p o r los asesinos en el coche , en el t rayec to de la calzada, p o r q u e el esp ía q u e tenían en t re la plaza de la Merced y La Conservera , los habr ía informado q u e había s e g u i d o para el San tuar io . Y prob a b l e m e n t e se les habr í a f rus t rado } or tercera vez comete r el del i to , p o r q u e esa t a rde andaban muchas personas del cen t ro de la c i u d a d paseando á caballo por aquel la extremidad de la calzada, y esas personas hubie r a n o c u r r i d o en auxi l io del s eñor Reyes, ó al ver las los asesinos, no se habr ían a t r ev ido á embest í r io.
Pa ra r e seña r con la m a y o r exact i tud los p o r m e n o r e s del vil ases inato , ex t rac ta ré las más impor t an te s declarac iones rendidas ante los a lcaldes y el juez le t rado, respec t ivamente , p o r los pr inc ipa les tes t igos del homicid io y p o r los q u e es tuv ie ron cerca del l uga r en q u e se p e r p e t r ó tan atroz del i to , é inser taré í n t eg ra s las de o t ras personas q u e también lo p resenc ia ron y q *o por su posición oficial las d i e ron p o r escri to.
Las p r imeras declaraciones q u e tomó el juez de le t ras , fueron las del cochero y el lacayo del señor Reyes, y luego s iguió con o t ras , s egún se iban p resen tando al j uzgado los tes t igos c i tados, Por esto aparecen en alg u n a s dec larac iones , con ten idas en la causa, hechos an te r io res á o t ros pos te r iores q u e ya cons taban en aqué l l a .
Yo i nve r t i r é el o rden en q u e f iguran en el p roceso , p a r a q u e la t r is te re lac ión empiece desde el momen to en q u e ios asesinos a p a r e -
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r i e ron en la plaza de la Merced, en d i recc ión al luga r en (pie se encon t raba el s eñor Reyes .
Daré también a l g u n o s datos re la t ivos á cada u n o de los test igos, pa ra q u e se vea la clase social y el g r a d o de honorab i l idad q u e tenían en la sociedad potosí na.
LAS DECLARACIONES.
D. IGNACIO RODRÍGUEZ F E R N Á N D E Z .
En esa época comerciante , d u e ñ o de la t ienda "La Cebra , " que todavía exis te en el mismo lugar ; he rmano de Don Antonio R o dr íguez Fe rnández , también en ese t i empo propie tar io del edificio "El P a r i á n , " después Palacio Municipal y hoy residencia del Obispo de la diócesi.
Don Ignacio fué casado, y después , ya v iu do , recioió ó rdenes sacerdotales; fué v icar io en la Pa r roqu i a de San Luis y después sirvió var ios cura tos . Este señor dijo en su declaración: que el día de la desgracia estabau plat icando en su t ienda, él por d e n t r o del mos t rador y Don J u a n Santelices y Don J o sé María García po r fuera, cuando pasa ron cinco ind iv iduos á caballo, paso á paso; q u e á Santelices le parecieron sospechosos y q u e para ver los bien, p o r cur ios idad, se asomó á la puer ta , pe ro q u e á n i n g u n o le v io la cara, y sólo d is t inguió que montaban buenos caballos y q u e todos iban a rmados : que esos ind iv iduos sal ieron por la calle d e San Ramón , costado derecho do su t ienda " L a C e b r a , " que s iguieron m u y despacio hasta en t r a r á la calzada p o r la plazoleta, frente á la an t igua gar i ta de México (*) Que no l legaban todavía esos ind iv iduos á la manzana de la ga r i ta, cuando salieron de la misma calle de San
(*) Esa (ratita ocupaba en ese tiempo la pequeña manzana que ahora se ve al Sur de las cal les de Monjíos y Plaza de Colon. En el lado norte se distinguen todavía los arcos del portal, tapados ron adobes-
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nú Tomín IB u n SAN LUIS POTOSÍ
Mandados d e r r i b a r po r el General Don .Je
sús González Or tega , el 20 de Marzo de 1862;
empezada la des t rucc ión el día 24 y termina
da el día 31 , po r todos los presos de la cárcel
r o n la he r r amien t a necesar ia , y a segurados
con gr i l le tes en los pies .
Ramón o t ros siete g ine tes per fec tamente montados y a r m a d o s y q u e á paso un poco más v ivo q u e el de los an te r io res , a t ravesaron la plaza pa sando á ori l las de los pues tos de frutas y v e r d u r a s y al frente del Conven to y T e m p l o d e la Merced; q u e vol tearon p o r ía calle d e los Pa lomares , l ado or ien te de la 1-glesia, e n t r a n d o á la calzada de G u a d a l u p e p o r lado opues to p o r d o n d e en t r a ron los p r i meros .
Q u e s e g u r a m e n t e la l legada de los dos g r u p o s d e h o m b r e s al l u g a r donde estaba el E x m ó . señor Gobe rnado r , ha de habe r s ido s imul tánea , s e g ú n el paso q u e l levaban.
Qué á poco ra to se oyeron tiros, vio q u e la g e n t e d e la calle corr ía y q u e en tonces cer r ó su t i enda , e tc .
TOMÁS MEJÍA
Natural de Nueva Or leans , en los Es tados Unidos del Nor te , de ve in t idós años de edad , cochero de l E x m o . señor Don Ju l i án de los Reyes Declaró en la misma noche del día del suceso: q u e esa t a rde , á las cinco, m o n t ó el E x m o . s eño r G o b e r n a d o r en el coche, dán do le o rden q u e lo condujera al Cuartel del Carmen; q u e así lo verificó, y q u e en la esqu ina del cuar te l es tuvo el señor Reyes plat icando un ra to con un jefe y en segu ida le o r d e n ó q u e lo l levara al San tua r io , p e r o q u e al pasar frente á la caja del agua , le marcó el a l to , se apeó del coche y se fué á conve r sa r con dos señores q u e se ha l laban sen tados en una g lor ie ta , uno de los cuales sacó una carta de la bolsa y se la enseñó al señor Reyes , q u i e n de spués de habe r l a le ído , se la devo l vió; en ese acto el s e ñ o r Reyes d i r ig ió la vista á un g r u p o de h o m b r e s á caballo q u e lleg a b a n del r u m b o de la Merced y al m o m e n to c o r r i ó p a r a las casas q u e están al lado derecho d e la r epe t ida caja del agua , p e r o aqué l los lo a lcanzaron y el que iba por de-
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lante le t i ró u n balazo q u e no le d io , p e r o en t re todos comenzaron á a t r o p e l l a d o y á dar le muchos cintarazos, de manera q u e en aquel los momentos, tan p ron to lo veía en pié lo veía t i rado en el suelo , rec ib iendo la mul t i tud de golpes q u e le d i r ig ían ; que al comenzar á go lpear al señor Reyes, v i endo q u e este señor no se d i r ig ía al carruaje , lo volteó para segui r lo , en cuyo momen to u n o de los sal teadores le t i ró u n balazo q u e no le dio; (pie entonces el exponen te se dejó caer del pescante y pasaron sobre él, las t imándole u-na p ierna , y como se q u e d ó t i rado c reye ron sin d u d a los asesinos que estaba muer to : que el mismo ind iv iduo que le d i spa ró el t i ro , se volvió al g r u p o que golpeaba al señor Reyes, á quien a t ropel lo ot ra vez y lo tumbó, poniéndose en ancas del caballo é ins tando á dicho señor para que monta ra , pe ro que negándose á hacer lo el E x m o . señor Gobernador , lo acr ibi l laron á balazos, go lpes y he r i das de espada, hasta que cayó mue r to .
El cochero declaró también que al q u e hacía de jefe de la gavi l la y á o t ro de los salteadores , los había visto una vez frente á la sastrería de Don Pascual García, y o t ra en la esquina de la Compañía , l lamándole la atención que le lijaban mucho la vista y hablaban en voz baja, como que a lgo decían de él . Que la p r imera vez, el día 12 de Dic iembre en la mañana que fué á dicha sastrer ía p o r una levita del señor Reyes , y la s egunda el día de noche buena , que fué en la ta rde á sacar los caballos para pone r la carretela; q u e como esas dos veces lo v ie ron con tanta a-tención, se fijó bien en ellos y los reconoció en el acto de matar al señor Reyes .
H E R M E N E G I L D O VALERO
De diez y seis años de edad, na tu ra l d e Sau Luis Potosí y lacayo del E x m o . señor Gobernador :
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Decla ró q u e el día do ayer , 8 de E n e r o de 1853, es taba el exponen t e al pié de la ca r r e tela de l E x m o . señor Gobe rnador , q u e había ido de paseo al San tuar io y se había apeado del coche frente á la caja del a g u a para plat icar con el señor Don Lino Ortiz y o t ra per sona; q u e después de sa ludarse , el señor Ortiz sacó de la bolsa una carta y se la ensoñó al señor Reyes , quien d u r ó l a rgo ra to leyéndola p o r q u e estaba larga; que al devo lve r l a al s eñor Ort iz , vio el señor Reyes salir del r u m b o de la gar i ta al g r u p o de ind iv iduos á cabal lo , los cuales se d i r ig i e ron luego para
La Consérvela ,» y q u e el Sr. D. Ju l i án , que o b s e r v ó ese mov imien to , dijo al señor Ortiz q u e aquel los ind iv iduos iban á asesinarlo
S i g u e la declaración del lacayo igual á la del cochero , sin más diferencia q u e a g r e g ó q u é el señor Reyes , al co r re r pa r a las casas, se en redó en la capa y la t i ró , recogiéndola el mismo s i rv ien te , la q u e l levó pa ra la casa c u a n d o ya fué recogido el cadáver , y q u e los cabal los del cocho, asus tados con los d isparos y los g r i tos de los sa l teadores y de las gen te s , cor r ie ron desbocados r u m b o al Santuar io , s iguiéndolos él hasta el l lano, d o n d e ya p u d o ver que Don Mariano Taboada , Don P i l a r B u s t a m a n t e y los ex t ran jeros que v iv ían frente á la pue r t a del costado de la p a r r o q u i a y los que andaban á cabal lo , seguían á d ichos cabal los desbocados, q u e al fin los a g a r r a r o n por San J u a n de Guada lupe .
Los ext ranjeros menc ionados por el lacayo Valero , ser ían Don J o r g e y Don Carlos Cha-vo t ó sus depend ien tes , q u e tenían en tonces un a lmacén en la casa marcada hoy con el n ú m e r o 6 de le I a calle de Ca ted ra l .
DON JUAN SANTELICES
A n t i g u o empleado de la Secretar ía de Gob i e r n o , después Secre tar io del Ayun tamien to y
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DON J O S É MARÍA GARCÍA
RETRATISTA AL OLEO.
Vieron lo mismo que Don Ignacio Rodr í guez Fe rnández , re t i rándose para sus casas al ve r co r re r la gen te , y que el señor Rodr í guez cer raba su tienda.
E L DIPUTADO DON LINO ORTIZ.
Con a r reg lo á la ley, r ind ió su declaración po r escrito, en los t é rminos s iguientes :
"Contes tando la no ta de Ud., fecha de h o y , en que me pide q u e declare cuan to haya p re senciado del atroz asesinato comet ido en la tarde de ayer en la persona del Excelent í s imo señor Don Ju l i án de los Reyes, declaro bajo la rel igión del ju ramen to : que ayer , en t re cinco y cinco y media de la t a rde , me hallaba sentado en u n a de las glor ie tas de la caja del agua del Santuar io , en compañía de Don José María Medina, cuando pasó en su ca r re tela el Exmo- señor G o b e r n a d o r y me saludó, mandando en seguida pa ra r el coche, del q u e se apeó y fué á hab la rme de un asunto q u e teníamos pendien te , sobre el q u e le enseñé una carta, de la que se impuso y me la devolv ió ; y con t inuando nues t ra conversa ción, vio el señor Gobernador para la Gari ta que l laman do México, pa ra donde tenía yo la espalda, y pon i éndome r epen t inamen te las manos en los hombros , me dijo, señalando para el r u m b o dicho: señor Don Lino, esos ladrones vienen á asesinarnos. Volví la cara en el momento y vi unos diez ó doce hombres á caballo, que con carabina en mano cor r ían á aque l p u n t o . Volví la vista al señor Reyes y lo v i que ya corr ía para las casas del costado de «La Conservera,» y los asesinos pasaron s iguiéndolo frente á mí , tan cerca q u e me rosaron según creo , con lo es t r ibos , y u-no de aquél los me tendió la carabina; yo me
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agaché y aquel so d i r ig ió también de t rás del Sr. Reyes , á q u i e n el p r i m e r o q u e lo alcanzó lo t u m b ó do u n empel lón del cabal lo, é inst á n d o l o á q u e mon ta r a en u n caballo, se neg a b a el señor Reyes , á qu ien go lpeaban los a-sesinos con las ca rab inas , y p o r fin, al l evantarse aqué l del suelo , le d i r ig ie ron var ios balazos con q u e lo ma ta ron . Yo, en aquel los t r is tes momentos , con la sorpresa , me q u e d é p a r a d o , y al v e r tan t e r r ib le asesinato, me re tiró p a r a el r u m b o de la Gari ta , p o r d o n d e u-ñas muje res m e met ieron á una casa, re t i ránd o m e de ella á pocos momentos . De los ases inos , no conocí á n i n g u n o , a u n q u e si t engo bien presen te que u n o de los dos q u e iban por de lan te , q u e alcanzaron al señor Reyes y que montaban s egún r ecue rdo , uno un cabal lo tord i l lo y el o t ro un colorado ú obscur o , e r a g o r d o , pr ie to , chato y bas tante feo. No p u e d o da r señas de los demás asesinos, colores de los caballos y demás c i rcuns tancias, p o r q u e na tu ra lmen te la sorpresa no me pe rmi t ió fijar la a tención. Con lo expues to , y con decir q u e mi edad es de cua ren ta y ocho años , sol tero , na tu ra l del Valle del Maíz y actual d i p u t a d o al H. Congreso del Estado , q u e d a obsequiada la refer ida nota de Ud. á qu ien re i te ro las pro tes tas de mi pa r t i cu la r aprec io .—Dios y L iber tad . San Luis Potos í , E n e r o n u e v e de mil ochocientos c incuenta y t r e s .—Lino Ort iz .—Señor J u e z 2 o de le t ras de esta Capi ta l ,
LIC. D O N MARIANO VILLALOBOS.
MAGISTRADO DEL SUPREMO TRIBUNAL
DE JUSTICIA.
También r ind ió po r escri to la s igu ien te de claración:
" E n contes tación á la nota oficial de us ted del día de ayer , en la q u e desea saber p a r a
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la secuela de la sumar ia q u e está ins t ruyendo, lo que haya visto sobre el funesto acontecimiento del sábado ocho, acaecido en la persona del E x m o . señor G o b e r n a d o r D. J u lián do los Reyes, como test igo presencial que fui de él, debo deci r bajo el j u r a m e n t o que hago por Dios y la señal de la santa cruz: que es tando sentado en u n o de los sofás q u e se hallan al de r r edo r de la caja del agua , sita al p r inc ip io de la Calzada de Guada lupe , el sábado ocho á las c inco y media de la tarde, e spe rando á los señores Don J u a n N. Mata y Don Tomás Parada para ir ai San tuar io , á pocos momentos de estar allí, oí unas voces y t ropel de caballos m u y fuer te , y hab iéndome pa rado á observar , vi que corr ía po r de t rás de la g lor ie ta un h o m b r e decente y en su persecución o t ro h o m b r e de á cabal lo , y q u e al salir de ella como para las casas al r u m b o ponien te , le echó el caballo por la espalda, t umbándo lo en t ie r ra y pasando p o r encima de él, r egresando en el momento con la carabina en mano, así como ot ro que había venido por fuera de la dicha glor ie ta , diciéndole el p r i m e r o con var ias insolencias que se parase, que ya lo haoían cogido y que ahora no se escaparía, apun tán dole ambos con sus a rmas que t ra ían preparadas para da r fuego, y que si no lo hicieron en el acto, s eguramen te fué deb ido á q u e la persona pe r segu ida casi es taba encima ó como abrazada de otra , que me pareció Don Zeferino P u e n t e , escr ibiente de la Secretar ía del Sup remo Gobierno; pues hasta entonces no había conocido al ag r ed ido po r lo m u y desfigurado del semblante y p o r la t ie r ra que traía, mas hab iendo dado una vuel ta po r den t ro del sofá, quer iéndose l iber ta r de sus pe r segu idores , y en d o n d e o t ro go lpe de cabal lo , que fué cuando conocí q u e era el Exe-lent ís imo señor Gobernador , vo lv ió á qued a r en la misma posición q u e antes , es decir , por fueras del sofá, defendiéndose con el res-
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paldo, de los amagos q u e lo hacían con las carab inas , á la sazón q u e ya tenía á su espalda o t ros cua t ro (pie también lo amagaban : al Hn fué cercado po r todos en medio de la calle, y en tonces oí , no obs tan te la mucha g r i t e r í a de ellos, q u e el p r i m e r o les mandaba á los o t ros lo montasen á cabal lo , por lo cual c re í (pie t ra taban de l levárse lo , á la vez que pasó o t ro por de lante de mí, sacando y pre p a r a n d o su tercerola y yéndose al l uga r de la escena; mas sin saber p o r (pié ni quien sería, oí que inmedia tamente le d ieron un golpe de espada y un balazo, y en seguida otros y cua t ro balazos más, q u e d a n d o caí el a r l o m u e r t o y t i rado en la calle, echando á co r r e r sus pe r segu idores por el r u m b o de San Sebast ián.
P u e d o a s e g u r a r que el acto fué tan brus co y tan violento, que apenas dura r í a la escena como cua t ro minutos , pues no cesaban ni un momento en el a t aque de menearse de un lado á o t ro , manejando muy bien sus caballos. Asimismo debo decir , q u e no conocí á n inguno de ellos, pero sí diré q u e el pr incipal e ra un h o m b r e a lgo t r i g u e ñ o , un poco g r u e s o , pelo neg ro con a lgunas canas , de un aspecto muy imponen te y q u e vestía un t raje b u e n o y sombre ro blanco; y «pie el que pasó j u n t o de mí e ra como de veint idós años, de lgado , color m o r e n o , con traje de chaqueta para m o n t a r y s o m b r e r o negro .
A los demás no les pude ver la cara, ya por la violencia con q u e todo fué, ya por o-c u p a r m e de ver al Exmo. señor G o b e r n a d o r en el conflicto en que se hallaba y por la sorpresa (pie na tu ra lmente deb ió causar un acto tan feo y tan hor ro roso . Tampoco p u e d o da r razón de los colores de los caballos, porque no puse cu idado en ellos, pe ro sí recuerdo q u e andaba un tordi l lo en la escena, mas puede ser (pie puedan da r una noticia más c i rcuns tanc iada el c i tado señor Puen te y o t ro (pie estaba a s o l a d o , Don Abraham Reyes, es-
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er ib ien tc de la Secre tar ía del S u p r e m o Tr i buna l de Jus t ic ia , ó Don José María Medina que se hal laba allí .
Esto es lo que puedo deci r en contestación á su oficio y en p r u e b a de la ve rdad p o r el j u r a m e n t o (pie he hecho, a p r o v e c h a n d o la o-casión de poder ofrecer á Ud. mi m u y dist inguida consideración y aprec io .
Dios y Liber tad . San Luis Potosí , E n e r o diez de mil ochocientos c incuen ta y tres.— Lic.. Mariano Villalobos. - S e ñ o r J u e z 2 o d e letras de esta Capital .
DON .11 AN BI 'STAMAXTE
En aquel t iempo, comerciante , con a lmacén de abar ro tes nacionales y ex t ran je ros y esqui lmos de fincas rúst icas: después ag r i cul tor , Coronel de la Guard ia Nacional en la Guer ra de Reforma, Gobe rnador y Comandante Militar del Estado en la g u e r r a cont ra la in tervención francesa, en seguida Goberna do r Const i tucional , y al ú l t imo d i p u t a d o al Congreso de la Unión.
Declaró: que como á las c inco y media d e la tarde del día ocho del cor r ien te (Enero de 1853) se hallaba sentado en el portal de la gar i ta de México plat icando con el g u a r d a de la misma, Don Rafael Mier y con Don Eu lo gio Bear, cuando vieron pasar t ren te al po r tal, cinco ind iv iduos á* caballo, como de camino, que uno de ellos habló con un h o m b r e que estaba pa rado en el cen t ro de la calle, y que cree sería el que les enseñó donde estaba el Exmo. señor Beyes, p o r q u e luego , en lugar de segui r para el San tuar io , d ie ron vuelta rodeando la caja ele agua; que momentos después dijo Bear q u e aquel los hombres andaban pe r s igu iendo al señor Reyes : que inmedia tamente co r r i e ron él y Bear á ver qué ocur r í a , y al l legar vio (pie el s e ñ o r
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1.—Trayecto q u e s iguieron los pr imeros cinco asesinos para l legar al lugar donde estaba el Sr. Don -Julián de los Reyes.
2. —Llegada de los otros siete al mismo lugar por el o t ro lado de la calzada.
Sitio donde e s tuvo la banca de piedra en la que estaba el Sr. Reyes plat icando con el dipu tado Ortiz.
+ Lugar donde el Sr. Reyes cayó muer to .
La casita que se ve en dirección de la cruz, está lo mismo que estaba en aquel día funes to ,con la única diferencia de que el enver jado de la ventana que ahora es de fierro, en tonces era de madera .
Royes corr ía rodeando una glor íe la . la cual sa l tó , q u e de t r á s de é! la sal tó también u n o de un cabal lo rosillo; q u e el señor Reyes q u e había caído, se levantó aga r rándose de un á rbo l y l impiándose la s angre (pie le corr ía por la cara; que entonces o t ro i n d i v i d u o de un cabal lo tordi l lo , le t i ró un machetazo (pie se qu i tó e! Exelent í s imo señor Goberna d o r d a n d o vuel ta al á rbol ; q u e en aquel acto el del cabal lo rosillo g r i t ó q u e no le d ieran y le decía al señor Reyes (pie montara á caballo; q u e entonces se d i r ig ió el señor Gob e r n a d o r como para las casas inmedia tas del lado ponien te de la calzada, cuyas puer tas cer ra ron luego las mujeres que estaban en ellas
Que en ese instante se a g r u p a r o n todos los asesinos, pues ya hab ían l legado p o r el o t ro lado do los pa lomares y Conven to de la Merced o t ros seis ó siete h o m b r e s con carab inas á qu ienes se d i r ig ió el del caballo rosillo rep i t i endo la o rden que había dado de que ya no le pega ran al señor Reyes, s ino (pie lo monta ran en un cabal lo , á cuyo efecto se le a-r r i m ó el del caballo tordi l lo , pasándose á la anca y de jando l ibre la silla para que el Sr. Reyes subiera ; pero este señor, a u n q u e hubiera q u e r i d o condescende r con los asesinos, no habr ía pod ido hacer lo ni caminar ni una legua, p o r q u e desde q u e se le acercaron empezaron á g o l p e a r l o y á he r i r lo . Que como no d a b a señal de sub i r al cabal lo , el mismo que estaba e spe rándo lo en la anca, se pasó á la silla y le t iró un balazo á q u e m a r o p a , dándose lo tal vez en el pecho ó fuera de la caja del cue rpo ; (pie en segu ida o t ro de los band idos le d i spa ró los dos t iros de su carabina; (pie no obs tan te esos balazos, el señor Reyes todavía q u e d ó pa rado p id iéndoles á los asesinos q u e lo dejaran así, para tener t i empo s iqu ie ra de confesarse, á lo (pie le contes tó el del cabal lo rosil lo: qué confesión, tiran tal, le d i spa ró o t ro balazo y le i n t rodujo toda la espada en el c u e r p o .
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El Kxmo. señor G o b e r n a d o r cayó m u e r t o , y en tal posición, el mismo del caballo rosillo s iguió dándole otras met idas de espada en el cue rpo , y p o r ú l t imo, o t ros dos de los asesinos d i spara ron sobre el cadáve r o t ros dos t i ros, pasando sobre de él casi todos y g r i t ando el del cabal lo rosillo: Vira Jalisco, >e re t i ra ron , unos por la calzada y ot ros por el callejón que sale al mesón de Rocha.
Que al consumarse el c r imen, ya no había en el l uga r del suceso más q u e cua t ro ó cinco personas, en t re las q u e mencionó á Doo Manuel Hernández Soto y á Don -losé M. Martínez del Hampo.
El señor Bus taman te a r r eg ló con el juez de San Migueli to que levantaran el c a d á v e r de la calle, y que lo depos i ta ran en una d e las casas cercanas, mientras que iba la au to ridad de San Luis y l levaban un coche del sitio para conduci r lo á Palacio.
DON MANTEL HERNÁNDEZ SOTO.
l 'KOFKSOK I>H I N S T I U T Í V I O X Í M U M U Í Í A , SKC'KK-
T A l i l O [>Ki. A V r X ' l A M I F . X T O V T A ^ r U í l í A F O
l»KL ( O X O U K S O UKI. KST.\IW>.
Declaró en té rminos semejantes á los deJ Lic. Villalobos, a g r e g a n d o : q u e el p r imer balazo lo recibió el señor Reyes en el pecho, al mismo t iempo (pie uno de los asesinos le de cía que monta ra en uno de los caballos: q u e ya her ido , no cayó, p rocu rando todavía h u i r de sus agresores , y apagándose la l umbre d e la ropa con las mano.-. Que el asesino le decía namfe H s f r t , ijralalisimo tal, y q u e él, (D. Manuel Hernández) tanto les rogaba á Jos asesinos (pie no lo matasen, como al s eño r Gobe rnado r que montara , ofreciéndole q u e él lo acompañar ía hasta d o n d e lo l l e v a r a n .
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Que en esto, o t ro de los s a l t eado res le dio al dec la ran te un fuer te empe l lón con el cabal lo , q u e lo aven tó hasta la mitad de la calle, y al mismo t i empo le d i spa ra ron los demás asesinos al s eñor Reyes d ive rsos t i ros p o r el f rente y p o r la espalda , con los cua les cayó m u e r t o . Luego s igu ie ron i n t r o d u c i e n do las espadas en el cadáve r y pasando p o r sobre éste todos los band idos , qu ienes se re t i ra ron á ga lope g r i t ando : Viva Jalisco libre.
H u b o o t ras dec la rac iones de d u e ñ o s de pues tos del mercado de la Merced, q u e v ie ron pasar á los asesinos, y o t ras de paseantes ó vec inos de la calzada q u e presenc ia ron todo ó pa r t e d e la pe rpe t r ac ión del c r imen , pero las que he inser tado son de las principales' , t an to po r la calidad de los test igos, como p o r los p o r m e n o r e s q u e aquél las cont ienen.
TRASLACIÓN D E L CADÁVER
AL PALACIO
DISPOSICIONES J U D I C I A L E S
La p r imera au to r idad q u e se p resen tó en el l uga r del suceso, fué el jm-z de paz de la Villa do San Miguel i to , y poco después l legó el Alcalde 2 o const i tucional don Rafael de P a r r a , quien m a n d ó q u e fuera sacado el cad á v e r de la casa d o n d e fué depos i tado prov is iona lmente y l levado al Palacio del Estad o , lo cual se verificó en un cocho de sit io, con acompañamien to del mismo Alcalde, el Prefec to q u e l legó á úl t ima hora , muchas personas q u e habían o c u r r i d o ai saber !a noticia y u n a escolta del c u e r p o de segur idad públ ica , q u e entonces desempeñaba ese escuadrón el servicio que ahora t : e n e á su carg o el de g e n d a r m e s montados .
Á las seis y cua r to de la t a rde ya estaba el cadáver del señor Reyes en el salón del Gob ie rno , q u e s i rv ió de capil la a rd ien te . El Alcalde 2 o dio fe en el p rop io salón de estar
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m u e r t o el Exce len t í s imo señor G o b e r n a d o r del Es tado , adv i r t i éndo le lesiones en el cuer po hechas con ins t rumentos cor tan tes y p u n zantes y proyect i les de a rmas de fuego, y en vista de esas c i rcunstancias o r d e n ó dicha autor idad que en el acto fuesen l lamados los médicos cirujanos, Doctores don Buenaven tura Paz, don Marcos Torices y don José M a
Sousa, pa ra (pie practicasen la au tops ia del cadáver , y que bajo el deb ido j u r a m e n t o extendiesen el respect ivo certificado de la e-sencia de las her idas , para q u e ag regándose á ia causa, formase Ja cabeza del proceso, y se consignase todo á la au to r idad á qu ien le cor respondie ra el conocimiento del asesinato .
Media hora después , presentes los médicos mencionados ante el Alcalde refer ido, juraron por Dios nues t ro Señor y la señal de la Santa Cruz, p roceder bien y fielmente, con a r reg lo á los conocimientos que tenían de su profesión, á la inspección del cadáver y á ex t ende r en seguida la certificación del resul tado de sus operac iones , como se les p reven ía por el señor J u e z .
Como acto p rev io se verificó en t é rminos legales la identificación de la pe rsona del occiso, y luego se les dio á los médicos la posesión del cadáver
En el mismo instante empezaron á practicar la autopsia , y conclu ida , ex tend ie ron el certificado s iguien te :
LA AUTOPSIA
Los (pie subscr iben , Profesores de Medicina y Cirujía, hab iendo sido l lamados de o r den del señor juez 2 n const i tucional Don Rafael Par ra , para el reconocimiento del cadáver del E x m o señor G o b e r n a d o r Don Ju l i án de los Reyes, p rocedimos á dicha operac ión a las seis y cuaren ta y t r e s m i n u t o s de la t a rde .
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Verificada la iden t idad de d i c h o cadáver , encon t r amos lo s igu ien te : co locado sobre lina mesa el occiso, parec ía ser un sujeto do t r e in ta y ocho á cua ren ta años de edad; las piezas del ves t ido manchadas de po lvo y sang r e , rasgadas de a l g u n o s p u n t o s y perforaciones hechas al pa rece r con ins t rumentos cor tan tes , punzan tes y proyect i les de a rmas de fuego. No aparec ía todav ía Ja ripidcz cadavérica en n i n g ú n p u n t o , el ca lor no aband o n a b a aún el t r onco , la cara cub ie r ta de polvo , s angre y pó lvora tí na inc rus tada en la piel ; la cara pa lmar de la mano de recha se no taba sucia de po lvo , como si se hub ie ra a-p o y a d o en el suelo.
Qui tado el vest ido y prac t icada la sección de las arterias radicales, no d ie ron sangre . Se p roced ió á la inspección ex te r io r de las her idas .
Primera. Sobre la ex t remidad infer ior del hueso c u a d r a d o de la nariz del lado de recho , u n a erosión lijera y superficial de solo la epid e r m i s . Clasificación: leve.—Set/nnda. En la par te media y un poco ex te rna d e ! bo rde orb i t a r io del hueso frontal sobre el ojo de re cho , se ve una solución de cont inu idad hecha al parecer , con proyect i l de a rma de fuego, de figura i r r egu la r , con bordes cortados á pico y rasgados , de d iámet ro de pulgada y media: i n t e r e s á n d o l a piel , el músculo orbicular y pene t r ando en el hueso con fractura . Clasificación: mortal de necesidad. — Tercera. Sobre la par te super io r y media del par ie ta l izquierdo , una solución hecha al pa recer con ins t rumen to cor tante , de pu lgada y media de long i tud , t ransversa l , p ro fund izando hasta la cafóla aponearótica; g r a v e , p o r accidente . — (huirla. Ot ra solución de con t inu idad se hal laba al lado izquierdo del par ie ta l de recho cerca de la sutura del mismo nombro , de forma i r r egu l a r y colgajos de bo rdes g ruesos , de dos pu lgadas de d i áme t ro , de scub r i endo la masa cerebra l ;
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mortal de necesidad.— Quinta. Ot ra solución bajo la región occipital del lado i zqu ie rdo , co r respond iendo al cuel lo, hecha de a r iba á abajo, de ins t rumen to cor tan te al pa rece r , t ransversal , de t res pulgadas y media de long i tud , in teresando en su p ro fund idad los músculos de la pa r t e pos te r ior del cue l lo , dejando á descubier to los apófisis de las vértebras s egunda y tercera cervicales; g r a v e po r accidente . — Sexta. Hacia el lado derecho del cuel lo sobre el bo rde poster ior y s u p e r i o r del máscalo esterna elcido mastoideo, una solución de cont inuidad hecha al parecor con ins t rumento cor tante y punzante , de figura i r regular , como de pu lgada y media de extensión, profundizando desde los múscu los ex ter iores del cuello hasta perderse en la cavidad torá.rica, po r la par te super io r , hecha de a r r iba á abajo y de atrás adelante , d i r i giéndose á dicha cavidad por de t rás de la parte poster ior y m^dia de la clavicula; mortal de necesidad, p o r los ó rganos que poste-r io rmentese v ieron interesados.—Sét ima. En la par te supe r io r de la región supraescápula r del lado izquierdo, se veía otra solución hecha al pa recer con in s t rumen to punzan te y cor tan te , de pulgada y media de l ong i tud , figura i r regular , in teresando losmúscu los superficiales, con dirección de d e n t r o á fuera , de delante a t rás y de ar r iba abajo. Clasificación, leve. - Octava. Una fuerte contus ión sobre las apófisis espinosas de las úl t imas vértebras cervicales in teresando al dermis] imperfectamente d iv id ida en dos y de e x t e n sión de una pulgada;clasif icación, leve.—Xo-vena. Trece soluciones de con t inu idad pequeñas , c i rculares , con des t rucc ión del dermis, reunidas en un g r u p o sobre la par te media de la región cervical, hechas por a rma de fuego, habiéndose queda lo engas tadas dos municiones que se ex t ra jeron en «1 acto y no pasaban de la piel, del resto por las impresionas que se veían, habr ían caído al sue-
lo pues q u e no so e n c o n t r a r o n en el ves t ido ' Clasificación l eve .— Décima. So luc ión de con t inu idad , hecha al p a r e c e r c^n ins t rumento co r t an te y punzan te en la pa r te pos te r io r y sujDerior del brazo i zqu ie rdo , de pu lgada y media de long i tud , a t r avesando el m i e m b r o de fuera a d e n t r o y de a t rás ade lan te en d i rección obl icua . Clasificación, g r a v e por acc iden t e . -Olive. Dos soluciones de con t inu i dad para le las , hechas al pa recer por a rma de fuego, p roceden te s de un mismo t i ro , colocadas un poco más abajo del bo rde pos te r io r del m ú s c u l o dclloiles del mismo brazo, de fig u r a c i rculares , de una p u l g a d a de d i á m e t r o d is tante una de ot ra de cinco á seis líneas., in te resando todos los músculos de d icha r e g ión , f r ac tu rando consecu t ivamente el húmero has ta sal i r á la pa r te o p u e s t a . Clasificación, g r a v e por a c c i d e n t e . — hoce. En J# par te in te r io r del mismo brazo , media pu l g a d a abajo de la axila, se hal la otra solución de c o n t i n u i d a d , de p u l g a d a y media , longi t ud t ransversa l y en comunicac ión d i rec ta con la penú l t ima descri ta . Clasificación, g ra ve por accidente .— Trece. Una p u l g a d a más-abajo se halla s i tuada otra solución o r ig inada al pa recer , po r la salida de una bala de figura c i rcu la r y poco más de u n a p u l g a d a de d iámet ro . Clasificación, g r a v e p o r acc idente . — Catorce. Al b o r d e in t e rno del g r a n pectoral del mismo lado, t res pu lgadas debajo de la axila, se encuen t r a otra solución de continu idad , al parecer hecha con a r m a de fuego y como con t inuac ión de l a s ya descr i tas , de figura c i rcu lar , d i áme t ro , p u l g a d a y media , p e n e t r a n d o al fhórax de a r r iba abajo y de fuera aden t ro , c o r r e s p o n d i e n d o al espacio intercostal de la q u i n t a y sexta costi l la. Clasificación, mor ta l p o r accidente . —Quince. Dos pul gadas a r r i b a de la misma reg ión , o t ra solución hecha al pa rece r con i n s t rumen to cortante y punzante, de p u l g a d a y media de extens ión, de figura long i tud ina l , ob l icua , de
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arriba abajo y de atrás adelante, interesando la piel ' y músculo gran pectoral. Clasificaci6n grave por accidente.-Diez y seis: Otra solu~ ei6n de continuidad situada una pulgada arriba de la tetilla izqllit>rda, hecha al pareoer con instrumento cortante y punzant(-~, <le figura longitudinal, con una pulgada y cuatro líneas de extensi6n, peoetrand9 en el pecho con fractura de la costilla qne se halla d~bajo, oblicua de art'iba abajo y de dentro á fuera . Clasificaci6n, mortal pOI' accitiente.-Diez y siete, Otra solución de contil)uidad, media pulgada arriba de la inserción de los últimos cartila[Jos sobre el esternón del lado izquierdo, hecha al parecer con instrumento cortante y punza'nte, de forma longitudinal, de pulgada y dos líneas de extensión, dirección oblicua de arriba abajo y de dentro á fuera, entre los cartílagos de las costillas y la piel. Olasificaci6n, gl'ave por accide}lte. - Diez y peho. En la región epigástrica y bajo del apéndice ;r,iphorirle&, un grupo irregular de pequ~ñas soluciones de continuidad de formas i l'regqlares en , número de siete, hechas al flu'er.er con municiones gruesas, de direccjon oblicua de arl'iba abajo y de dentro afuer'a. de derecha á izquierda, inte· resanqo la piel y superficialfllente los músculos rectos interiores del abdomen. Clasifica· ' cjón, simple,-Terminado el reconocimiento exterior, procedimos al interior, practicando una incisión semicircular de la p~rte supe· 1'101' y anteriOl' de upa oreja á la otra, siguiendo la sutllra dfl l hueso temporal con los dos parietales y disecado el colgajo ql1e resultó hast~ el bbrde superior de las arcadas orbitarias, se descubl,t6 una fractura que comienza en el orificio de entrada de una bala en el bOl'dedel arco S ltpe1·cilia,t· del ojo derecho, dividiendo el hUeso frontal en cuatro piezas mayores y multitud de . esquirlas, la pieza principal, de for~a de un trapecio; dichas piezas adheridas á las membranas cerebrales que
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es taban desga r r adas en var ias d i recciones . El hueso par ie ta l de recho , f rac turado en su r eun ión con el del mismo n o m b r e y media pu lgada dis tante de la sutura lamboidea, u n a sal ida de bala cerca del ángu lo póstero superior, la forma del pedazo pr incipal , era la de un c u a d r a d o i r r egu la r . El lóbu lo derecho del ce reb ro , in teresado po r el paso de la ba- . la de su ex t r emidad an te r io r al borde supe r ior é in te rno y med iano , hab iendo desgar ra do p ro fundamen te la masa cerebra l en la misma di rección, d e r r a m e sangu íneo en la cav idad del mismo lado, apenas ap rec iab le . La o t ra mitad cerebra l se encon t raba perfectamente sana, un poco rechazada hacia a-t rás . P rac t icada u n a incisión crucial en lá pa r t e ex te r io r y supe r io r del brazo izquierd o , se encon t ró el paso de dos balas inte resando los músculos superficiales y p ro fundos, t an to de la par te ex te rna y supe r io r como de la in te rna del mismo brazo y fract u r a n d o conmutativamente el h ú m e r o á la misma al tura . Descubier tos p o r una incisión semielíptica las cavidades pectoral y abdominal, se adv ie r t e u n a lesión de cont inu idad en el espacio intercostal de la te rcera y cuar ta costilla, o t ra en el mismo espacio en t re la qu in t a y sexta , co r respondien tes ambas á las menc ionadas en el examen ex t e r i o r . El p u l m ó n del lado derecho , a t ravesado del bor de infer ior del lóbulo s upe r io r á la base del b o r d e infer ior y e x t r e m o , p o r el paso de lina bala q u e pene t ró a l a cavidad infer ior . E n la cavidad del mismo lado, había un der r a m e sangu íneo con pocos coágulos, la cant idad de d icho d e r r a m e sería de dos l ibras E l p u l m ó n del lado izquierdo , a t ravesado por el paso de u n a bala de a r r i ba abajo y de fuera a d e n t r o con dos soluciones , u n a á la a l tura de su pa r t e media y ex t e rna y ot ra una p u l g a d a cerca de su b o r d e infer ior é in terno , m u y poco d e r r a m e en la cavidad.—El pe r i ca rd io , con u n a solución de con t inu idad
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oblicua do pu lgada y media de ex tens ión en su par te super io r , v e n i a infer ior otra en la misma dirección y longi tud , hechas al parecer con ins t rumento cor tan te y punzante . El corazón, d iv id ido de a r r iba abajo obl icuamente , la aurícula izquierda formando un colgajo semi lunar en casi toda la extensión de dicha arícala, in teresando pa r te del coutricnlo del lado o p u e s t o . — E l diafragma perforado en su par te media y lateral izquierda, con una solución de continuidad de pu lgada y media de longi tud , un poco obl icua, y en el lado derecho por el paso de una bala al parecer , en su par te media y anter ior , cerca de su inserción costal. El hígado a t ravesado su lóbulo pequeño de a-rriba abajo por una solución de con t inu idad que formaba un colgajo t r i angu la r de cuatro pu lgadas deex tens ión . El es tómago con dos soluciones de cont inuidad hechas al parecer con balas de figuras c i rcu la res , de diámet ro de media pulgada , una en su g r a n d e cu rva y otra en el borde in terno y anter ior .
El colón t ransverso con una solución de cont inuidad del mismo d iámet ro que las del es tómago, en su par te media hacia el b o r d e l ibre , tres pu lgadas dis tante , había dos aberturas casi en su curva , de las mismas d imensiones (pie la anter ior . El r iñon derecho a-t ravesado por una solución de cont inu idad hecha al parecer con bala, de una pu lgada de d iámetro en dirección de a r r iba abajo y de dent ro afuera. O r e a de la ex t remidad de la penú l t ima falsa costilla del lado d e r e cho, se encont ró enclavada l igeramente en la cara in te rna ,una bala de p lomo l igeramente depr imida en dos pun tos , del peso de media onza un ñoco menos. La sexta costilla del lado izquierdo, fracturada conminntiva-titcnte en su tercio medio Todos los demás órganos se encon t ra ron en su es tado normal sin lesión n o t a b l e . - T)e lo expues to , señor , deducimos (pie el cadáver del Exmo . Sr Oo-
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b e r n a d o r Don Ju l i án de los Reyes , presenta ocho he r ida s hechas al pa r ece r en d icho señor , es tando en pié ó a n d a n d o , con una espada de poco más de dos pu lgadas de latitud , de más de t res cua r t a s de va ra de long i t u d , recta y perfec tamente amolada; más dos t i ros de postas pequeñas y t res de bala de poco menos de media onza, para los que se usó de pó lvora tina Dichas her idas fueron hechas de a r r iba abajo, las más del lado de recho al i zquierdo , y sólo dos por de t rás de éste á aquél . La mue r t e parece fué debi da á la lesión del corazón y debió habe r sido ins tantánea , pues p o r la lesión del ce reb ro , a u n q u e mor ta l , hub i e r a podido s o b r e v i v i r a lgunas horas con ella.
E n vis ta de lo cual certificamos y j u r a m o s (pie lo a n t e r i o r e s la verdad .
San Luis Potosí , á las once de la noche del ocho de E n e r o de mil ochocientos cincuen ta y t res .
¡hienaventura Paz. -—José Marcos Torires. — José Marta Sonsa.
GOBERNADOR INTERINO. - S U P R I M E R
A C U E R D O — R E F L E X I O N E S A QUE
SE P R E S T A .
A la vez q u e los médicos hacían la au top sia del cadáver , la Leg is la tu ra se reunía en el salón de sus sesiones para rec ibi r el j u r a m e n t o al P re s iden t e del S u p r e m o T r i b u n a l de Jus t i c i a , Lic. D. José G u a d a l u p e de los Reyes , para q u e se hic iera ca rgo del podev Ejecu t ivo , conforme á lo d ispues to en la Const i tuc ión del Es tado de 1850.
Después de verif icado ese acto legal, el p r i m e r a c u e r d o del G o b e r n a d o r in te r ino fué el s igu ien te :
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SECRETARÍA D E GOBIERNO D E L
ESTADO D E SAN LUIS POTOSÍ .
Con el objeto de adqu i r i r cuantas not ic ias conduzcan al descubr imien to del atroz y hor r ib le asesinato pe rpe t r ado la tarde de hoy en la persona del Exmo. Señor G o b e r n a d o r del Estado D Ju l ián de los Reyes, d ispone el Exmo Señor Minis t roDecano del S u p r e m o Tr ibunal de Jus t ic ia , encargado del Pode r Ejecut ivo, quedesdc luego proceda Usía personalmente á invest igar en todos los mesones y casas do huéspedes de esta c iudad , y aun en las casas que le parezcan sospechosas, quienes son las personas que han entrado en estos ú l t imos días , cual es su procedencia y quienes hayansa i ido ,p r inc ipa lmente después de comet ido el expresado atentado de q u e se hace re fe renc i ayp rac t i cando V. S., además, todas cuantas di l igencias conside re útiles para el descubr imien to de los a-sesinos, en el concepto d e q u e siV. S. necesitare auxi l io , con su aviso so le facilitará p o r el Gobierno .
Protes to á V. S. mi par t icu la r aprec io .
Dios y Liber tad . San Luis Potosí , E n e r o 8. de 1853 —Por falta de Secretar io , Santiago Hernández, Oficial Mayor.
Sr. J u e z 2 o de Letras de esta capital .— Presen te ,
Si no fuera p o r q u e el Lic. Don José Guada lupe era p r imo he rmano de Don Ju l i án , y Don Sant iago Hernández era un h o m b r e i lus t rado, podr ían tomarse á i ronías ó inocentadas las ins t rucc iones que cont iene la comunicación anter ior .
Sólo á los expresados funcionar ios se les p u d o ocu r r i r q u e los asesinos hayan es tado alojados en a lguna casa de h u é s p e d e s (entonces no había en San Luis n i n g ú n Hotel)
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que de allí hayan salido á cometol' el crimen, y lo m.ás admirable,quedespués de cometido hayan vueltú tranquilos ñ su alojamiento, 6 hayan salido de él á paseo 6 para s¡¡lir fuera de la pohlaci6n, en med io df>1 gentío consternado por el horrible suceso y á la vista de' las patrullas que rec.orl'ían las calles delaciudad,
Lo que se debía haber hecho, era habel' mandado dos 6 tres partidas de á 20 6 25 hombres del Escuadr6n de Caballería del Estado, que Jos había, pal'a que siguieran á los bandidos por los dos únicos caminos que podían tomar para Riovcl'de, COJI la seguridlld de alcanzarlos, pUI'S por buenos q ne fueran los caballos que montaban, tenían éstos que cansarse, y lós asesinos no podrían remudar caballos como lo habrían hecho los soldados en todos los lugares por donde pasaran.
Supieron muy bien las autoridRdes el camino que tomaron los b¡mdidos después del asesinato; el Teniente Coronel Torres sali6 con una partida de caballería, pero s610 lleg6 hasta un cuarto de legua adelante de]a Garita de Rioverde, devolviéndose de allí "porque obscureci6 y para cuidar el orden en ]a ciudad." El guarda de la garita dijo, que cuando lleg6 á ella la tropa de! Teniente Coronel Torres, los bandidos indudablemente no llegaball todavía al Portezuelo, pues no hacia ni una hora del asesinato del Gobernador y que poralH habían pasado todosreunidos; pero el prefecto,]a policía yel Juez, andaban buscándolos á medianocheen las casas de hu~spedes que tenían algunals señoras, por supuesto suponiendo que los bandidos habían sqltado 'los ~ab~llos, porque en esas casas no había caballerizas ni corrales,
De todo lo anterior ~uede deducirse, que las autoridades tuvieron mucho miedo á los bandidos y á los que les pagaron, y por eso no dieron 6rde'nes eficaces para aprehencierlos, 6 que eran muy ignorantes é inútiles para los cargos que desempeñaban,
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LOS F U N E R A L E S . - E L PÉSA
ME O F I C I A L .
Todo el día 9 y la noche del 9 al 10, e s tuvo el cadáver en el salón del Gob ie rno , expues to al públ ico El mismo día 10 á las n u e v e de la mañana , salió de Palacio la procesión fúnebre recor r iendo las calles del p r o p i o Palacio, lado Sur de la plaza p r inc ipa l , I a 2 a y T de la Concepción, hoy de Zaragoza, las de) Mesón de San Agustín y de Zapata, hoy 4 : , . y o í l . de Fuen te , en t r ando por l a pue r t a del a t r io de San Francisco que veía al Nor te , para pene t ra r al T e m p l o , e n el q u e seoelebraron los funerales con gran pompa y so lemnidad .
Después de sepu l t ado el cadáver en dicha Iglesia, regresó á Palacio la comit iva de duelo, recibiendo el Gobe rnador in ter ino, bajo dosel, Jos pésames de los funcionarios y empleados civiles y mil i tares del Estado y de la Federac ión , y del clero secular y r egu la r .
Habló por la Legis la tura el d ipu t ado Lic. Don AntonioOrozco; por el T r ibuna l de J u s ticia, po r los jueces y demás empleados del ramo judicial , el Magistrado Don Jesús Hernández Soto; po r el Depar tamento del cen t ro y por los Par t idos que le per tenecían , el P r e fecto en t u rno Don Nicolás Mascorro: el Alcalde 1". Pres idente del Ayun tamien to , po r la c iudad; el General Don. José M'\ Gut iér rez de la Lama, por la guarn ic ión federal de la plaza; el Teniente Coronel Don Nicolás Torres , por las tuerzas del Estado; el Administ r ador de la Aduana , Don Francisco de P . Palomo, por los empleados fiscales del Estado: el Jefe de Hacienda, Don J . J. Cha vez, po r los empleados de su oficina y po r los de la adminis t ración del papel sel lado; el Juez de Distr i to, Lic. Don J o s é M " . Esparza y Pe -redo; el P resb í t e ro Lic. Don José M a . Gua-j a rdo , Rector del Colegio G u a d a l u p a n o Jo -seí ino, po r el cue rpo de catedrát icos y por
]os a lumnos ; el Cura de la c iudad po r el cler o secular ; los Pre lados de los Conventos p o r sus respec t ivas comunidades ; losagentes con su la res po r las colonias ex t ran je ras y el Lic. P o n José Casti l lo p o r la Compañ ía Lancaster iana y por los d i rec to res d e las escuelas púb l icas .
El G o b e r n a d o r in ter ino contes té en términos ap rop i ados á todos esos discursos de pésame en n o m b r e del Es tado y de la familia del i lustre occiso.
Como en aquel t iempo estaban todavía u -nidos el Es tado y la Iglesia, y no se establecían aún los juzgados del es tado civil , el Cura y juez eclesiástico de la c iudad , á petición del juez q u e ins t ru ía el proceso, ex tend ió y env ió ai juzgado de letras el tes t imonio certificado de la par t ida de en t i e r ro concebido en los t é rminos s iguientes :
ACTA P E DEFUNCIÓN.
J u z g a d o eclesiástico de San Luis Potosí . El Bachi l ler don Antonio Mascorro, C u r a
y Juez eclesiástico de la c iudad de San Luis Potosí y su par t ido .
Certifico en tona forma de derecho: que en el l ib ro co r r i en te de pa r t idas de en t i e r ro per tenec ien te á la adminis t rac ión de la Par roqu i a de mi ca rgo , for rado en badana enca rnada , comenzó en E n e r o de mil ochocientos c incuenta y t res , y se compone de fojas doscientas cua t ro út i les , á la foja cinco frente se halla la par t ida del t e n o r s igu ien te :
Excelent i s imo Señor G o b e r n a d o r Don J u lián de los Reyes.
En San Luis Potosí , á diez días del mes de E n e r o de mil ochocientos c incuenta y tres.
Yo, el P r e s b í t e r o Don Nemesio ' "abanas. Ten ien te de Cura , di s e p u l t u r a eclesiástica en la Iglesia de nues t ro seráfico P a d r e San Franc i sco de esta c iudad , con cruz alta, cir iales, da lmát icas ,Pozas , v ig i l ia y Misa canta-
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da de cue rpo presente , al cadáve r del E x m o . Señor Gobe rnado r del Es tado Don J u l i á n d e los Reyes , de cua ren ta y dos años de edad , casado en s e g u n d a s n u p c i a s c o n la Exce len t í sima Señora Doña Beni ta P a r a d a de Reyes . —Y para que conste lo firmé con el Señor Gura Don Antonio Mascorro.— Nemesio Cabanas .
Es copia de laor ig ina l á q u e me remi to de donde se sacó, s iendo test igos á su saca y corrección Don Antonio Car ranco y Don F e l iciano A s p u r g u a de esta vec indad .
San Luis Potos í , F e b r e r o ve in t iuno de mil ochocientos c incuenta y t res .—Antonio Mas-cor ro ,—Rúbr ica .
LOS P O D E R E S D E L ESTADO SE ADHIE
REN AL PLAN D E GUADALAJARA.
E L SR. ADAME, GOBERNADOR.
A P R E H E N S I Ó N Y FUGA DE
MANUEL CAÑEDO.
Es bien sabido que en ese año no conocíamos todavía en México los ferrocarr i les , y en San Luis ni s iquiera el te légrafo ni las dil igencias genera les ni par t iculares ; po r t an to , las comunicaciones eran tardías y las noticias deo t r a s par tes tardaban también mucho t iempo para saberse en esta c iudad . Por eso no se t uvo aquí conocimiento o p o r t u n o de la renunc ia q u e hizo el Genera l Arista de la Pres idenc ia de la Repúbl ica , desde el día 5 de E n e r o . Si el Señor Reyes lo hub i e r a sabido , tal vez se habr ía re t i rado del Gob ie rno , ó habr ía aceptado e l p l a n d e G n a d a l a j a r a , y de cua lqu ie ra manera , posible habr ía s ido q u e se hub ie ra l ibrado de la ho r r ib l e m u e r t e q u e sufrió.
La Legis la tura de San Luis , pa r a ev i ta r g r andes males al Es tado, según sus e x p r e -
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s iones en un manifiesto q u e exp id ió , y para s e g u i r el t o r r en t e q u e se de sbo rdaba , p u b l i có una ley á las pocas ho ra s de i n h u m a d o el c a d á v e r del S e ñ o r R o y e s , a d h i r i é n d o s o a l p l a n p roc l amado en Guadala ja ra y pon i endo al Es tado bajo la protección del Genera l en J e fe del Ejérci to q u e sostenía el p lan, Don José López Uraga .
P o r t ra tados ce lebrados en San Nicolás To len t ino en t r e las fuerzas de San Luis , y las p ronunc i adas de R i o v e r d e , cesó en el Gob ie rno del Es tado el P re s iden t e del Tr ibuna l Don José G u a d a l u p e de los Reyes , y fué n o m b r a d o el Lic. Don Ramón Adame, qu ien dic tó inmedia tamente d iversas o rdenes para q u e todas las au to r idades del Es tado p rocura ran la ap rehens ión de losases inosdel Señor Reyes.
A los pocos días de estar en el Gobie rno el Señor Adame, mandó l lamar al juez de la causa para decir le , q u e p o r aviso par t i cu la r , p e r o ver ídico, sabía q u e J u a n y Eu log io Bel-t rán y Manuel Cañedo , hab ían formado en la gavi l la q u e asesinó al Señor de los Reyes , y q u e esos c r imina les es taban p robab lemen te en la Ciudad del Maíz ó en Alaqu ines . — El juez l ibró los respect ivos exhor tos , pero no se logró Ja aprehens ión d e d i c h o s ind iv iduos .
En los mismos días , un c u e r p o de caballería al mando del Coronel Don Manuel MR. I t u r r i a , per tenec ien te á la División del Ejército federal q u e tenía á sus ó rdenes el General Don Franc i sco González Pavón, expedí -c ionaba p o r los pueb los del Or ien te del E s tado con la misión de conse rva r en el los el o r d e n públ ico y la obediencia á las au tor idades civiles y mil i tares establecidas en San Luis , como depend ien tes , acc identa lmente , del jefe del mov imien to revo luc ionar io de Guada la ja ra .
En la Hac ienda de Catar ina , le pareció sospechoso al Coronel I tu r r i a un ind iv iduo que montaba magnífico corcel; lo d e t u v o , lo su-
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jetó á un in te r roga to r io y no dándo le respuestas satisfactorias, lo mandó de ten ido al cuar te l con el p ropós i to de remi t i r lo á San Luis con la exp iesada nota de sospechoso.— Ese ind iv iduo era Manuel Cañedo.
Véase lo que el refer ido Coronel I t u r r i a dijo al General González Pavón en nota fecha 28 de Ene ro de 1853.
"A los tres días de estar a r res tado en mi cuartel en Santa Catar ina, Manuel Cañedo, se me presentaron dos personajes con escolta de caballería de la t ropa de R iove rde , p re tend iendo que pusiera en l iber tad á d icho Cañedo é indicándome otras cosas que llamaron mi a tención. Ese indiv iduo había d icho que venía de San Luis , adonde fué á l l evar cartas ps ra losl icenciados G. y G. y q u e creía por lo que oyó decir , q u e en la mue r t e del Señor Gobernador in t e rv in ie ron personas decentes .
Al d cirles yo esa declaración de Cañedo á los Sres, que por él hablaban, la calificaron de vu lga r idad , y Cañedo, en presencia de e-llos, todo se cor tó y negó que hub ie ra d icho semejante cosa.
Como me negué abso lu tamente á pone r lo en l iber tad, me pidieron sus defensores que les g u a r d a r a el secreto , po r lo del icado de las c i rcunstancias , pues que ellos sólo se interesaban por él, po rque lo conocían como hombre t rabajador y h o n r a d o .
A mi vuel ta á San Luis , daré á Ud. o t ros informes y di ré á Ud. los nombres de las personas a ludidas , no haciéndolo en esta nota , po r no saber si con ello cometería una indiscreción.
Dichas personas se volv ieron con su escolta para Rioverde , y deb iendo yo avanzar también para aquel la c iudad, encomendé la custodia del preso Cañedo al Coronel M., de la g u a r d i a nacional del Estado, lo que dio mal resu l tado , po rque sin d u d a á mi negat i va con aquel las personas , han de haber ellas
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p r o m o v i d o an te el Coronel M. la desapar i c ión de C a ñ e d o luego q u e me alejé de Santa Ca ta r ina .
Tal vez s i rva pa ra la persecución de Cañed o , p o r si acaso va este p o r San Luis , la sig u i e n t e filiación:
" E s na tu ra l d e Guadalajara , de ve in t i sé is años de edad , so l te ro , es ta tu ra cinco pies t res pu lgadas , pelo y cejas negros , ojos p a r d o s , co lor rosado , nar iz r egu la r , labios rojos y g ruesos , visto pan ta lone ra de paño fino aplomado , con b o t o n a d u r a dob le , al parecer de plata , chaleco y chaque ta de paño azul también fino, la ú l t ima con a lamares de cordón d e seda , s o m b r e r o a p l o m a d o fino, cha r ro , a-d o r n a d o con toqui l la y ga lones de p la ta . " '
* * *
Algunos meses después de esa fuga, volvió Cañedo á ser a p r e h e n d i d o , no sé en donde ; e s tuvo en la cárcel de esta c iudad , hab iéndo lo yo conocido p o r q u e lo v i a lgunas veces en la calle conduc ido p o r el alguacil y escolta, al juzgado de le t ras q u e conocía de la causa.
Un día amaneció en la al ta pa red d iv i so r i a de la a n t i g u a cárcel con la casa de bajos marcada h o y con el n ú m e r o 6 de la I a , calle del Apa r t ado , u n a g ruesa soga a n u d a d a , colgand o sob re la azotea de d icha casa. Poco á poco se fué l l enando la calle de cur iosos , y la cur ios idad a u m e n t ó l u e g o q u e co r r ió la voz d e q u e p o r esa soga se hab ía desco lgado Manuel Cañedo , sa l iéndose p o r el zaguán de la citada casa, en la q u e en tonces había u n o s bi l lares y j u e g o de lo ter ía .
Todos a d m i r a b a n la habi l idad del r eo , no t an to p o r habe r se bajado p o r la soga, sinr p o r habe r se sub ido en el in te r io r de la cárcel á u n a a l t u r a tan cons iderab le y es tando to das las pa r edes de los t res pat ios m u y lisas p o r los b u e n o s r evoques y b l anqueos que tenían .
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Ent r e el pueb lo , a d m i r a d o p o r la fuga, so oían aclamaciones y comentar ios como los s iguientes .
¡Qué h o m b r e tan a t r ev ido y tan valiente! Ya faltaban pocos días para que lo fusilaran por el asesinato de Don J u l i á n de los Reyes , pero ¡qué bien a r reg ló su fuga; dicen que le dio opio al cent inela y que les puso adormi deras á los demás soldados de la gua rd i a , al oficial, al alcaide, al p res iden te y á los capataces. Parecer ía ga to para sub i r allá por dentro, y tan buen mozo que es, s eguro q u e este h o m b r e ha de rezar todos los días la oración del justo juez
La soga es tuvo á la vista desde (pie amaneció hasta después del medio día, como u n a muda satisfacción al públ ico por la audaz fuga del cr iminal .
Desde que éste en t ró á la cárcel y que el juez empezó á tomarle declaraciones, lo mismo que á los que deponían en su contra , inc luso el Gobie rno del Estado por la exci tat i va que había hecho al propio juez para quo exhor ta ra al expresado de l incuente , los personajes que habían per tenec ido al Director io r evo luc ionar iode R iove rde , t emie ron natura lmente que Cañedo, a u n q u e era de los ins t rumentos secundar ios del del i to , r ind iera a lguna declaración cpie los compromet ie ra ante la justicia, y p rocu ra ron sa lvar lo y salvarse, a r reg lándo le la fuga. H u b o muchas suposiciones ent re la poca gen te que no creyó en la evasión por la soga anudada , a-tírmando que se verificó de tal ó cual manera con la protección del alcaide y del oficial de guard ia ; lo cier to fué quo Cañedo, después de la media noche, salió t r anqu i l amen te p o r la puer ta pr incipal de la cárcel , y q u e los protec tores de la fuga hicieron el saínete de la soga, de los nudos y dej arla co lgando más de ocho horas para engaña r al pueb lo .
P o r informe de la manceba do Cañedo que cito en ot ro lugar , se supo q u e dos de los
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personajes c o m p r o m e t i d o s hab l a ron ron él var ias veces en la pr is ión pa ra decir le q u e sa ldr ía l ib re con la condic ión de que se fuera hasta los Es tados Unidos , of rec iéndole el d ine ro necesar io para el viaje y para que se es tableciera de a l g u n a m a n e r a al o t ro lado del B r a v o . Que Cañedo acep tó y recibió la s u m a de dos mil pesos en monedas de o ro , em p r e n d i e n d o luego el viaje á que se había c o m p r o m e t i d o .
SE SABE EN HIO V E R D E E L ASESINATO.
D E L S E Ñ O R R E Y E S ,
P O R LOS MISMOS ASESINOS.
SENSACIONES QUE CAUSÓ LA NOTICIA
E N T R E LOS QUE LOS PAGARON.
R E C I B E N E L C O M P L E T O D E LA PAGA
Y SE RETIRAN EN
DISTINTAS D I R E C C I O N E S .
Volve remos al g r u p o pr inc ipa l de los asesinos.
L u e g o q u e éstos comet ie ron el h o r r e n d o c r imen , e m p r e n d i e r o n la fuga, á ga lope , l inos p o r el callejón de Rocha y o t ros p o r el l ado o r i en te de la calzada, vo l t eando por el callejón de la an t igua plaza de toros , a t raves a n d o los caminos de Guana jua to y México y s igu i endo po r las calles de la Gai tana para tom a r el camino de h e r r a d u r a q u e conduce á R i o v e r d e por el Por t ezue lo , Santa Catar ina y la Sierra . De allí pa ra ade lan te se fueron ya al paso r e g u l a r de los cabal los , tal vez para cjue éstos no se fat igaran demas iado , y en la confianza de q u e en el s i lencio de la noche
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oirían el t ropel de caballos si so acercaba alg u n a fuerza en su persecución.
A un rancho l lamado " L a Agua Za rca , " m u y íe t i r ado del camino , l legaron ios doce asesinos mucho después de la media noche. Descansaron, d ie ron pas tura á los caballos, y al tercer día en la mañana , l legaron á Rio-verde . El los mismos fueron los po r t adores de la noticia del asesinato. Se dijo q u e a lgu nos de los miembros del b á r b a r o Direc tor io , al sabere l acontecimiento , no pud ie ron ocultar la profunda emoción que les causó, y que desde ese momento se les vio cabizbajos, sin da r s iquiera señales de a legr ía por el buen éxi to que tendr ía la revolución . Solamente cuat ro de esos ind iv iduos queda ron satisfe chos, d ic iendo que era de esperarse ese resul tado, porque Don Ju l i án prefer i r ía m o r i r á verse en t re sus enemigos sin n i n g u n o s medios de defensa. S e g u r o q u e esos cua t ro mandantes del cr imen, ignoraron por Jo p r o n t o que los asesinos no in tentaron de buena fe l levar v ivo y sano al señor Reyes, pues las invitaciones para que monta ra á caballo se las hacían, como dijo en su declaración Don J u a n Bus tamante , cuando ya no podr ía sub i r a u n q u e hub ie ra que r ido , p o r los go lpes y her idas que recibió desde el momen to en q u e le dio alcance el Amito Andrés .
Este malhechor recibió los cinco mil pesos restantes del va lor del c r imen , hizo el r epa r to ent re sus compañeros , s epa rándose de la gavi l la Cañedo y los he rmanos Be l t r án , y yéndose el Amito con Rafael del Águi la y los o t ros siete band idos para Guana jua to .
I g n o r o si éstos se separa ron del Amito al l legar á aquel la c iudad , ósi con t inua ron juntos dedicados al pillaje. No h a y constancia de lo que el Amito y su gen te ha r ían desde su salida de Rioverde , hasta mediados de Mayo de ese año, p o r q u e con excepción de Cañedo , n i n g u n o de los asesinos l legó á caer en San Luis en pode r de la jus t ic ia .
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EXPLIOAOION
----- Trayecto del primer
grupo de los asesinos. -.-.-.- Trayecto del segundo grupo.
• Lugar donde fué agredido.
t Lugar donde cayó muerto.
~ Retirarla de los asesinoR
e
E L AMITO ORGANIZA NUEVA GAVILLA
CON LA QUE ASALTÓ A LA CIUDAD
D E LAGOS.
A P R E H E N S I Ó N D E ALGUNOS D E LOS
BANDIDOS.
S E R I E D E FUSILAMIENTOS.
Lo quo consta es q u e el Amito estaba de incógni to en Lagos en el indicado Mayo, y q u e al s abe r que el comerc ian te d e aquel la c iudad , Don Manuel Calvil lo, tenía en su casa depos i t ados c incuenta mil pesos de los comerc ian tes de la c iudad para r e u n i r esos fondos con los de la conduc ta q u e cada cua t ro meses salía para E u r o p a p o r el p u e r t o d e Tampico , p royec tó asal tar la casa de d icho s eño r C a l v i l l o y r o b a r l a e x p r e s a d a c a n t i d a d ,
Al efecto, salió luego de Lagos á r e u n i r su g e n t e . Como s i empre , fué p r i m e r o p o r Rafael del Á g u i l a , d e s p u é s e n t r e los dos r eun ie ron á sus compañeros an t iguos y á o t ros de d iversas poblac iones del Bajío y de Zacatecas, hasta el n ú m e r o d e setenta y cua t ro bandidos .
Como se acercaba el día en q u e la conduc ta de cauda les debía pasar p o r Lagos , se r e so lv ie ron el Amito y Rafael del Águi la , á d a r el asal to con aquel los pocos bandidos , contando con la so rpresa que ese g o l p e de au dacia causar ía en el vec indar io .
No se l legó á saber en q u é p u n t o de la ciudad , ó en q u e r ancho de las inmediac iones se r e u n i r í a n aquel los se tenta y cua t ro b a n d i dos p a r a d a r el asal to, sin q u e la au to r idad tuv ie ra a lgún o p o r t u n o aviso , a u n q u e no fuera más q u e por las sospechas q u e debe r í a in fundi r tanta g e n t e a rmada sin un i fo rme mil i tar .
El día 16 de Mayo de 1853, la señora d e Aránda , m a d r e del en tonces n iño Migue l , y ahora respe tab le caba l le ro q u e me d i s t i ngue con su amistad, salió de Lagos á las t res d e
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la tardo pa ra su Hac ienda de San Nicolás, s i tuada á corta dis tancia de la ciudad sobre el camino que conduce á San Luis. Como á las cua t ro encon t ró al Amito acompañado do Bartolo P r i e to , t a m b : é n de los asesinos de Don Ju l ián y s a l t cado rmuy conocidoen todos los pueblos del Bajío. La señora de Aranda conocía bien á esos bandidos , tanto p o r q u e la c iudad de Lagos ora uno de los pun tos donde residían en largas t emporadas , como p o r q u e var ias veces habían estarlo en su hacienda, de paso para San Luis .
El Amito y P r i e to montaban buenos caballos, d i r ig ieron a lgunos galanteos á las criadas de la señora Aranda q u e iban á larga distancia del coche de dicha señora y s iguie-son su camino ápaso lento para la población.
A las nueve de la noche , la c iudad estaba casi á obscuras , po r el m u y poco a l u m b r a d o con que contaba, pues en la plaza pr incipal solo había cua t ro faroles y ot ros seis ú ocho colocados en lascalles á largas distancias: pasada esa hora ya no había n inguna t i enda a-b ier ta ,n i Jabotion, y la mayor par tede l vecindar io se encont raba ya en t regado al descanso.
Poco después de las nueve la gavi l la del Amito se acere') s i lenciosamente á la casa de comercio del señor Calvil lo. La pue r t a del zaguán fué abier ta por un cr iado infiel, pene t ra ron los ladrones y d i rec tamente se fueron para la t ienda .
Los band idos tenían noticia de q u e las talegas estaban en los casi l leros del a rmazón, det rás de las piezas de indianas y mantas; de manera q u e no c reyeron necesario apode ra r se de la persona del señor Calvillo ni de los depend ien tes para obl igar los á que di jeran d o n d e estaba el d ine ro .
Al gran ru ido q u e hic ieron los b a n d i d o s en el in ter ior de la casa, sal ieron los moradores al pat io , y v iendo que estaba invad ido po r aquél los , h u y e r o n po r u n a pue r t a que exis t ía á la espalda de la casa.
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L o s b a n d i d o s se sub i e ron al so tabanco y empezaron á a r ro ja r sobre la ta r ima y deba jo del mos t r ado r las piezas de géne ros que l lenaban los casil leros, sin encon t r a r las talegas q u e buscaban . Hab ía sucedido lo sigu ien te :
Uno de los depend ien tes había informado dos d ías antes al señor Calvi l lo, q u e alg u n a s de las tahlas del armazón q u e sostenían las ta legas, cor r ían r iesgo de queb ra r se según los ru idos que se oían, y que si tal cosa sucedía en los casi l leros al tos, al caer las talegas sobre los más bajos vendr í an q u e b r a n d o las tablas y se p roduc i r í a un escánda lo con la caída de aqué l l a s , p r inc ipa lmente si ocur r í a c u a n d o h u b i e r a marchan tes en la t ienda. El señor Calvil lo mandó que en la noche, después de ce r rada la t ienda, qu i ta ran las talegas de los casil leros del armazón y las pus ieran debajo del most rador , reca rgadas á los tableros y cubier tas con mantas de ixt le de lechugui l la . Esa operac ión no la supo indudab lemen te el cómpl ice de los l ad rones , y al a r ro ja r éstos las piezas de géneros sobre la ta r ima, e l losmismos cub r i e ron m u y bien los sacos del d ine ro .
Despechados los bandidos p o r q u e habían dado el go lpe en falso, se d i r ig ie ron á las habi tac iones de la familia, y no hab i endo enc o n t r a d o en el lasá n inguna persona, des t ru y e r o n a lgunos muebles , rompie ron objetos d e porce lana y cr is tal , se l levaron a lgunas piezas de ropa de h o m b r e y de muje r y varias alhajas.
Todas esas operac iones las e jecutaron m u y r áp idamen te , tal vez en menos de un c u a r t o d e hora , y ya pa ra salir de la casa el Amito , dio la o r d e n de ir á s o r p r e n d e r á la peque ña g u a r d i a q u e cu idaba á los presos de la cárcel y dar les l iber tad , para q u e un idos á e l los los a y u d a r a n á busca r d ine ro en las casas de los ricos, ya q u e no hab ían encont rado el depósi to de la conducta . Así se ve-
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rííicó, desar ro l lándose á los d e s t e m p l a d o s gr i tos y blasfemias de aquel la t u rba , el m á s espantoso saqueo en t iendas , of ic inas púb l i cas y casas par t iculares .
Las pr incipales casas de las que roba ron objetos de valor , fueron las de Don Manue Calvil lo, don Juan Velazqiu-z.Don J o r g e Romo, Don José Mariano González,las de los señores Sanroman Lanura y otras de menores capitales; además, h i r ie ron de más ó m i -nos g ravedad , á diez y seis personas , e n t r e ellas al admin is t rador de rentas Don Alejand ro Zavala.
Parece increíble que setenta y cua t ro bandoleros y cuarenta y tantos presos , por total poco más de cien hombres , hayan pod ido a-s a l t a r y robar á una c iudad de once mil habi tantes, según la estadíst ica de Jal isco de 1854
Después del audaz y escandaloso asalto, la gavil la del Amito y los presos l iber tados huyeron en dist intas direcciones. Al s igu ien te día la autor idad política del Cantón o rgan i zó dos pa r t idas pequeñas de t ropa con los pocos policías que había en la c iudad y vecinos de la misma, las q u e sa l ie ron en per secución de los band idos po r los caminos de León y de Aguascalientes, y en la p r o p i a fecha par t ic ipó el suceso, po r ex t r ao rd ina r i o v iolento , al Gobernador y Comandan te gene ral de Jal isco,
No pasaron muchos días sin que empezaran á caer en pode r de la justicia a lgunos de los sal teadores.
A todos los que la fuerza públ ica ap rehen día, se les juzgaba sumar ia y mi l i t a rmente con a r reg lo á u n a ley rec ien temente exped i da p o r el P res iden te de la Repúbl ica , General Santa- Anna, para que todos los l adrones en cuadr i l la que se ap rehend ie ran , fueran pues tos á disposición de la au tor idad militar , y se les apl icara la pena de m u e r t e . Casi no hab ía un día, d u r a n t e un mes, que no hub ie ra u n o ó dos fusilados.
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E n J u l i o fueron a p r e h e n d i d o s en León P i o q u i n t o Ramírez , P e d r o J á u r e g u i , Nicolás E s q u e d a y Franc isco Mora, el ú l t imo de la gav i l l a de los asesinos de Don Ju l i án de los R e y e s . Todos fueron fusilados, y Mora, después de sufr i r la ú l t ima pena , fué colgado en el camino q u e sale de Lagos para San Luis Potos í .
A los pocos días fué a p r e h e n d i d o y fusilad o Bar to lo P r i e to , t ambién de los asesinos de Don Ju l i án de los Reyes , y de los bandoleros más consent idos del Amito . El cadáver fué colgado á la ori l la de un a r royo , sobre el a n t i g u o camino ca r re te ro nacional pa ra Guadala jara p o r San J u a n de los Lagos y La Venta.
Con mot ivo de ese suceso, el pueb lo bautizó á ese a r r o y o con el n o m b r e de Arroyo de Bartolo Prieto y así lo l laman todavía .
O t ro de los sal teadores que también en e-sos días fué pasado p o r las a rmas , l l amado Sixto ó Cir i lo Tallabas, fué además acusado d e var ios homicidios , r e spond iendo al Pres i den te del T r ibuna l Militar con inaudi to cinismo, q u e él solo debía u n a m u e r t e , que las demás , hasta las siete q u e le hacían de cargo las debía el Gob ie rno . El P res iden te del Consejo de G u e r r a , se a p r e s u r ó á in te r rogar le por q u é las debía el Gob ie rno , y contestó, q u e si después de la p r i m e r a m u e r t e q u e hizo no lo h u b i e r a n dejado con vida, no habr ía hecho las o t ros seis .
E L AMITO P E R S E G U I D O T E N A Z M E N T E . H A B I L I D A D D E UNA MUJER,
P O L I C Í A SECRETA D E GUADALAJARA. E L AMITO E N P O D E R
D E LA JUSTICIA-D E T A L L E S .
Del jefe p r inc ipa l de la gavi l la , el Amito Andrá s y d e su s e g u n d o Rafael del Águi la ,
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no se se tuv ie ron d u r a n t e a lgunos meses ning u n a s noticias.
El Gobierno de Jal isco, pe r suad ido de q u e mient ras que el Amito Andrés e s tuv ie ra l ib re no podr ía haber s e g u r i d a d e n los caminosde l Es tado y del Bajío ni en las poblac iones pequeñas , tomó e m p e ñ o en p r o c u r a r su a p r e hens ión , y al efecto ofreció r e se rvadamen te buenas gratificaciones á las pe r sonas que lo en t regaran ó q u e dijeran d o n d e se le encont rar ía con segur idad .
El Gobernador y Comandan te Genera l de aquel Es tado , entonces Depa r t amen to , Don José M \ Or tega , rec ibió informes de que el p u n t o donde con más frecuencia residía el indicado sal teador, era la c iudad de Guanajua to . Inmedia tamente env ió áel la dos de los mejores policías secretos q u e había en Guadalajara, h o m b r e y mujer casados, dándoles una carta par t i cu la r pa ra el Gobe rnado r y Comandante General de aquel Depar t amen to , Don Franc isco Pacheco , en la que le decía la misión que l levaban los esposos policías, y le supl icaba que les d ispensara su protección p a r a e l m e j o r d e s e m p e ñ o d e sucomet ido .
El General Pacheco les ofreció su a y u d a tan luego como fuera o p o r t u n o q u e la Decen t a r a n , y que si quer ían , dar ía ó rdenes pa ra que a lgunos empleados d e confianza de la policía de la c iudad, les a y u d a r a á busca r al cr iminal . Esto ú l t ima no lo acep ta ron los policías tapat íos , d ic iéndole al G o b e r n a d o r que el Amito era h o m b r e q u e tenía muchos amigos y compañe ros en todas p a r t e s / y q u e ten iendo var ios le. comisión de a p r e h e n d e r l o era fácil, casi s egu ro , q u e lo sabr ía p r o n t o y fracasaría cua lqu ie r p lan para cap tu ra r lo ; (pie ellos solos iban á ve r si lo encon t raban en a lguna par te , y cuando ya necesi taran del auxi l io de Ja policía, ocur r i r í an á supl icar le que se h s d i e ra .
Pasó más de un mes s in q u e el ma t r imonio policía encon t ra ra al Amito , y como el
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pr inc ipa l med io para consegu i r lo e ra el q u e nadie sup i e r a q u e se le buscaba , tenían los esposos policías q u e r e c o r r e r la c iudad en todas d i recc iones y a lgunas veces sal ir á poblaciones inmedia tas en las q u e , con p re t ex to de fiestas rel igiosas, se j ugaban gallos, a l b u r e s y ru le tas en las plazas públ icas , fiestas q u e eran m u y concu r r idas po r la gen t e viciosa y p o r los bandoleros q u e tenían en e-llas b u e n a s opo r tun idades pa ra ejercer el pi l la je .
Los policías vo lv ie ron á Guadala jara pa ra d a r pa r t e al General Or tega del mal resul tado de sus pesquisas , y un mes después vol.-v ió á manda r los p o r habe r rec ib ido nuevas noticias de q u e el famoso band ido estaba o-tra vez en Guana jua to .
Un día lo vio la muje r á fines del mes de Agosto; a n d u v o s igu iéndolo var ias horas hasta q u e se despid ió de dos ind iv iduos que lo acompañaban , y s igu ió ya solo pa ra la Plaza del Mercado .
Esa mujer , pa ra de sempeña r u n a comisión como Ja quo l l evóáGuana jua to . l l evaba siemp r e en su c u e r p o t res ó cua t ro enaguas de dis t intos colores y telas, y cuando menos dos rebozos empa lmados , con el fin de q u e si el e sp iado vo l t eaba á ve r si lo seguían , cambia r de enaguas y de rebozo á la vue l ta de lina esquina ó en un zaguán con notable p r o n t i t ud ,pues no hacía más q u e ocul ta r las enag u a s q u e l levaba á la vista , de jando vis ibles las s igu ien tes , s egún la combinac ión de cintas q u e pa ra el caso usaba, y vo l tear los r e bozos pa ra q u e queda ra encima el q u e l levaba cub ie r to .
El Amito en t ró á u n a taberna ; después de m u c h o ra to salió y se d i r ig ió á e x t r a m u r o s d e la c iudad , p o r la m a r g e n izquierda del a r r o yo . La mujer , a u n q u e lejos, no lo pe rd ía de v i s t a .
E l band ido hizo alto en el mismo a r r o y o , y d e s p u é s de cerc iorarse de q u e no era obser -
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vado p o r gen te sospechosa, a t ravesó el cauce, se incl inó á un caño y la mujer notó q u e int rodujo el brazo, y que es t i raba ó sacaba alg o del caño. E n seguida con t inuó la m a r c h a p o r el mismo a r r o y o , dio vuel ta p o r el callejón más p róx imo , rodeó la manzana y en la calle paralela al a r r o y o , empujó la p u e r t a de una casa y en t ró . La mujer s iguió obse rvand o . Después de más de media hora , el band i d o salió, est i ró la p u e r t a y se in te rnó en la c iudad, s igu iendo luego e l eaminode La Luz.
La mujer volvió al a r royo pa ra hacer u n regis t ro del caño y descubr ió q u e in t roduciendo más de la mitad del brazo, se alcanzaba la pun t a anudada de un cordel , q u e estirándolo con a lguna fuérzase notaba q u e servía para qu i t a r a lguna t ranca. Dio la vuel ta á la manzana, empujó la pue r t a , y vio que la t ranca estaba o t ra vez en su lugar , impidiendo que la pue r t a se abr iera . F u é á d a r a -viso al mar ido de lo q u e había vis to , y los dos esposos se d i r ig ie ron luego á poner lo todo en conocimiento del General Pacheco , qu ien dio al Prefecto la orden respect iva para q u e la policía, conducida po r aquél los , h i c iera la aprehens ión del famoso cr iminal .
Los agentes secretos tapat íos , con la hab i lidad acredi tada que tenían, y después de la media noche, pene t ra ron á la casa acompañados de un jefe y soldados de la policía d e Guanajuato , encon t r ando al Amito d o r m i d o en los brazos de "la chula de campana" como él le decía.
La en t rada rápida de los agentes de policía y las luces de las l in ternas , desper ta ron al Amito, el que v io lentamente saltó de la cama para tomar sus a rmas , pero en el acto fué apr i s ionado p o r sus ap rehensores , sujetán-do le losbrazoscon fuertes cordel es de cáñamo.
A un lado de la. cama, en el cen t ro de la pared del cua r to , tenía el Amito u n c u a d r o de la Virgen del Pi lar . El jefe de los a p r e hensores , en el pa r t e que r ind ió , cons ignó
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el deta l le de q u e el Amito , al estar le amar r a n d o los brazos , dir i j ió u n a increpación al c u a d r o d ic iéndole con enojosa mirada: ''Madre mia, siempre fe he pedido une no permitas que me agarren así, indefenso. — Está-bien.
En el acto fué l levado á la cárcel, poniéndolo en r i gu rosa incomunicación, y á las siete de la mañana , con las debidas p recauciones y dob le e sco l t ado cabal ler ía , fué remi t ido pié a t i e r r a por el Gobe rnado r de Guanajuato á d isposic ión del General Don José Ignac io Gut ié r rez , Comandan te Militar del Cantón de Lagos , dando á la vez aviso al General Or tega de la ap rehens ión y remisión del reo, y hac iendo g r a n d e s elogios de los esposos policías secretos de Guadalajara , p r i c ipa lmen te de la as tu ta mujer .
A los cua t ro días de camino l legó el p reso á su dest ino, e n t r e g á n d o l o e l oficial que mandaba la escolta, al General Gut iér rez . Este s eño r lo m a n d ó incomunicado á la cárcel , lo juzgó mi l i t a rmen te con a r r eg lo á la ley marcial , y con p re t ex to de que andaba cerca una gavi l la de ladrones con intención de asal tar la cárcel y sacar al reo , ab rev ia ron la sumaria y antes de se tenta y dos horas fué fusilad o el 5 de Sep t i embre del mismo año de 1853, en el lado n o r t e d e laplaza p r inc ipa l , enmedio d e la bot ica del señor F rade y de una escuela públ ica de niños,
En las pocas horas q u e e s tuvo encapi l lado , r ehusó toda clase de auxi l ios espi r i tua les , y ya d e n t r o del cuad ro , pocos momentos antes de rec ib i r la m u e r t e , el padreMuñoz , Comend a d o r del Conven to de la Merced, en t ró al c u a d r o , que lo formaban unos pocos policías y vecinos de la c iudad , comerc iantes y ar tesanos , se acercó al jefe y le supl icó (pie suspend ie ra un m o m e n t o la ejecución, mien t ras q u e hablaba con el sen tenc iado á ve r si log r a b a q u e se confesara.
El jefe del c u a d r o accedió á la pet ición y el sacerdo te exci tó al reo á que se d ispus iera
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cr is t ianamente á mor i r , p e r o el Amito lo des-p i d i ó c o n e n o j o d i r i g i é n d o l e a lgunos insultos.
Como estaba d ispues to q u e después d e ejecu tada la sentencia , el cadáve r del reo fuera co lgadoen un p u n t o y a s e ñ a l a d o d e a n t e m a n o , el pueb lo , ind ignado p o r q u e el Amito no se confesó y por los insul tos que le dijo al pad re Muñoz que era en Lagos bien es t imado, se apode ró del cadáver y en ras t ra sobre un petate, lo l levó hasta el l u g a r donde lo colgaron, en el camino que va d e Lagos para León, á la orilla de un recto y p in toresco callejón l l amadoPor tuga le jo , con frondosa y elevada a rbo leda en a m b o s lados.
No sé si el pueb lo , las au to r idades ó los sacerdotes desai rados por el reo, qu i s ie ron que todos los caminantes supieran q u e aquel de l incuen te ,ya cast igado por la jus t ic ia h u m a na, había muer to fuera de las práct icas de la rel igión católica, y con tal fin le pus ieron lina pequeña tabla como de qu ince pu lgadas en cuadro co lgada del cuel lo y cub r i éndo le el v ien t re , c o n u n a i n s c r i p c i ó n de l e t r a sg ran-des y m u y negras que decía: "MURIÓ IMPEN I T E N T E . "
En la noche, dos ladronzuelos , de esos q u e no respetan ni á la muer t e , fueron á Po r tu galejo con el fin do despojar al muer to del pantalón de casimir y de las buenas botas de cuero inglés q u e por taba , pero al qu i t a r l e éstas, v ieron q u e había seis onzas de oro de á diez y seis pesos en cada una , hal lazgo q u e p rovocó la codicia en los rateros y q u e por a legar mejor derecho el q u e había p ropues to el robo l levaron la d i sputa hasta el escándalo y la r iña, lo q u e les dio po r resul tado que el juez auxi l ia r del rancho inmediato los a-p rehend ió y los mandó á la c iudad consignados á la Je fa tu ra y Comandanc ia Militar, con los objetos q u e mot iva ron la cues t ión.
* * *
El señor Licenciado Don Mariano Tor re s Aranda, nat ivo de Lagos, dos veces J u e z d e
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Let ras del Cantón , d i p u t a d o al Congreso G e neral Cons t i tuyen te de 1856 á 1857, des p u é s vec ino de San Luis Potosí en l a rga temp o r a d a y Secre tar io de Gob ie rno de Don Sostenes Escandón, me d i s t ingu ió con su val iosa amistad y él me p roporc ionó a lgunos de los da tos q u e dejo cons ignados re la t ivos al asal to á la c iudad de L a g o s , d e b i e n d o l o s d e -más, impor t an te s y cur iosos , hasta la m u e r t e del Amito Andrés y despojo del cadáver , á los señores Don Miguel Aranda , Don José M R . Vil la lobos, Don Ignac io H e l g u e r a y Don José Pérez Aranda; los cua t ro o r ig ina r ios de Lagos , q u e viven todavía y q u e igua lmente me h o n r a n con su amistad, apar te de los a-p u n t e s de o r igen oficial q u e por mis inves t í 1
gac iones he pod ido r eun i r .
MANUEL CAÑEDO Y R A F A E L DEL
ÁGUILA, LLEVADOS POR E L DESTINO A
EXPIAR SUS CRÍMENES.
Volveremos á esos dos asesinos, pa r a que las ú l t imas notas de su v ida , jun tas á las del Amito Andrés , sean el ep í logo de la t ragedia del 8 de E n e r o de 1853.
T e n g o que rectificar lo q u e por faltado revisión o p o r t u n a de mis apun te s , dije en pág ina an t e r i o r de este folleto.
No so lamente Manuel Cañedo es tuvo en San Luis en p o d e r de la justicia. En el mismo año en el que po r p r imera vez es tuvo éste p reso , lapc l ic ía d e O u a n a j u a t o a p r e h e n d i ó en aquel la c iudad á E u g e n i o Rel t rán, Timoteo Medina, Sofero Ponce , Valentín y José M a . Rodr íguez ó Vázquez, José María Ruiz ó Rivas y Rafael del Águila, que se había camb iado el n o m b r e por el de P e d r o Araiza. A todos esos i nd iv iduos los remito el Gobernad o r de Guana jua to á d isposic ión del Comandan te Mili tar del Cantón de Lagos , como
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cómplices en el asalto á d icha c iudad en Mayo de 1853, adv i r t i éndo le q u e esos mismos ind iv iduos , ó c u a n d o menos Rafael del A-gui la y E u g e n i o Bel t rán , habían pe r t enec ido según informes ver ídicos , á la gavi l la q u e asesinó al Gobernador de San Luis .
De Lagos fueron remit idos esos reos á ésta ciudad y se les empozó á tomar las respect i vas declaraciones. Eugen io Bel t rán se enfermó ó fingió enfermarse y pasó á cu ra r se al Hospi tal . A los pocos días se fugó de ese establecimiento, l levándoseal cent inela con todo y fusil. Se l ibraron e x h o r t o s pa ra todas pa r tes , pe ro no se ap rehend ió á n i n g u n o de los prófugos .
Rafael del Águi la , Timoteo Medina y So teto Ponce , nombra ron defensor al Licenciado Don Gregor io Vázquez
Valentín y José M a . Rodr íguez ó Vázquez, nombra ron al Lic. Don F o r t u n a t o N a v a .
José M a . Ku izó Rivera , á Don Refugio Zam a r r o n y Manuel Cañedo al Lic. Don J u a n N. González.
El juez recibía exci tat ivas cada u n o ó dos meses del Gobernador y Comandan te General Don Anastasio Pa r rod i , para q u e act ivara el proceso, d ¡r iéndole que en ello estaban interesados el h o n o r del Depa r t amen to y el buen nombre de las au to r idades judiciales; y el Tr ibuna l de Jus t ic ia le o r d e n a b a también con frecuencia que informara por q u é demoraba tanto la terminación de d icho proceso .
El juez, a lgunas veces se d i scu lpaba con sus enfermedades , ot ras con las de la familia, o t ras con ocupaciones u rgen t í s imas del empleo que desempeñaba , y otras p o r q u e esperaba que le devolv ieran exhor to s que ha-b í ad i r ig ido á a lgunas au to r idades del Departamento y á otras de d iversas poblac iones de la República.
Después de a lgún t i empo , cua t ro de los a-cusados fueron puestos en 1 iber tad, s iguiendo presos Rafael del Águila (pie ya no tenía
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ese ape l l ido , s ino el de Morales, y Manuel Cañedo , p o r q u e había todavía, motivos pa ra con t inua r , respec to de el los, la aver iguac ión .
El juez seque jaba d e q u e ésta e ra t o rpe y d i -la tada p o r q u e en Lagos habían fusilado al Amito Andrés , q u e era el que hab r í a podido da r mayores luces en las di l igencias que se p rac t i caban .
También el Amito Andrés , al l legar preso á Lagos , p id ió con insistencia al Comandan te Militar que lo remi t ie ra á San Luis, que aqu í tenía causas p e n d i e n t e s d e m a y o r impor tanc ia
El facineroso sabía bien lo que le convenía. Aquí podía con ta r con la poderosa influencia de sus an t iguos cómplices y b u r l a r una vez más á la just icia, pe ro el General ' Gut ié r rez dijo, que a u n q u e fueran más gra ves los deli tos del Amito en San Luis, no podr ían las au to r idades potosí ñas imponer le u n castigo m a y o r del que él iba á imponer le en Lagos , que p o r lo mismo ora inúti l remit i r lo , que era más segura allí y más p ron t a la aplicación de la pena de m u e r t e en el audaz c r imina l .
Parece que el General Gut iér rez t uvo razón en la negat iva , según lo que pasó con Águi la y socios, remit idos por el mismo señor Gut ié r rez pocos meses después , po r deferencia con las au tor idades de San Luis , á disposición de la judicial que conocía del a-se.«inato del señor Reyes ,
No se sabe si Rafael del Águi la sería también pues to en l iber tad por el mismo juez ó si habr ía quien le p ro teg ie ra la fuga como á E u gen io Be l t rán , y no se sabe por q u é los cuade rnos de la vo luminosa causa también fueron desaparec iendo l e n t a m e n t e , q u e d a n d o en el a r c h i v o d e l juzgado solamente los que contenían di l igencias q u e á n i n g u n a persona de cierta posición social podr ían compromete r . El hecho es que Rafael del Águi la disfrutaba á poco t i empo de absoluta l iber tad, como lo ve remos ade lan te .
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Respecto á Manuel Cañedo , q u e ya estaba q u e r i e n d o hacer descubr imien tos , ya he d i cho como salió l ib re en esa p r i m e r a vez de su pr is ión, y dije también q u e rec ib ió de sus pro tec tores u n a cantidad de d i n e r o en onzas de oro para q u e se fuera al o t ro lado del Bravo y con esa condic ión se le ab r i e ron las puer t a s de la cárcel , hac iendo el saínete de la soga anudada para que se c reye ra p o r el públ ico que se había fugado, sa lvando las paredes de la cárcel y de la casa cont igua .
* + *
En aquel t iempo la onza era una moneda de oro que tenía ese peso, ó sea la décima-sexta fracción de una libra. El o ro no tenía un valor tan alto como el que ahora t i ene . La onza valía diez y seis pesos, á peso la onza de plata amonedada , sin n i n g ú n interés en el comercio ord inar io ; p e r o cuando se deseaba cambiar una onza de oro por plata, entonces el oro era el que tenía un descuento de dos ó cua t ro reales en cada onza. Solamente las monedas pequeñas do oro de uno ó dos pesos de valor, á las que se les l lamaba escudos, tenían un premio de uno ó dos reales, respect ivamente , cuando se buscaban para regalos en los baut ismos ó para premios en las escuelas, p o r q u e esas monedas gene ra lmente escaseaban en v i r tud de que se a-acuñaban en poca cant idad.
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Por la precipi tación con que Cañedo salió de San Luis , pues de la cárcel s iguió luego el camino del Norte, no t u v o t i empo de llevar á la muje r (pie lo acompañaba , pero le dejó o rden y d ine ro para que en a lguno de los t renes de carros (pie hacían el tráfico de San Luis á la frontera, pagara pasajes para ella y a lguna cr iada que la acompañara hasta Matamoros, donde la esperar ía
La mujer no se resolvió á e m p r e n d e r ese largo viaje, po r tener en San Luis madre y he rmanos , y dejó á Cañedo esperándola . 8 0
Este , q u e le tenia á la mujer g r a n ca r ino , v iendo q u e pasaba con exceso más t i empo del necesar io pa ra que l legara á su lado, resolvió vo lve r de incógni to á San Luis para l levarse á la muje r , pero al pasar p o r el Venado, en una noche de fiesta, tomó a lgunas copas de v ino , t uvo una r iña, go lpeó é h i r ió al adve r sa r io y fué r educ ido á pr is ión
El juez s u p o q u e tenía en San Luis causa pend ien te p o r el asesinato del señor Reyes, y p r e v i a s las di l igencias q u e se prac t icaron y el oficio del juez de San Luis p id iendo al reo, fué éste remit ido con las s egur idades conven ien tes .
A lgunos de los an t iguos socios del Di rector io Revoluc ionar io de R iove rde , que desempeñaban empleos ó cargos honoríficos en la adminis t rac ión públ ica , se a la rmaron luego q u e sup ie ron q u e Cañedo estaba o t ra vez en la cárcel , t emiendo que hic iera revelaciones q u e pud ie ren compromete r los , ante la just ic ia y p r inc ipa lmente ante la sociedad, pues ésta, a u n q u e oía menc ionar nombres conocidos en t re los q u e d ispus ie ron y pagaron el asesinato de Don Ju l i án , no estaba suficiente y lega lmente comprobada esa par t i cipación y po r tanto la opinión públ ica vacilaba respecto de var ios ind iv iduos , y las familias no sabían nada de c ier to acerca de la complicidad de sus jefes; dudas que se habr ían d is ipado si Cañedo por t emor á la ter r ib le pena q u e debía esperar , y por no sufrir solo el cast igo, hub ie r a descubie r to á los pr inc ipa les au to res del del i to .
En esta vez los an t iguos enemigos de Don Ju l i án ya no pensaron en a r reg la r l e á Cañedo otra fuga, s ino que dec id ieron evi tar para lo sucesivo el pe l igro do quV la justicia y la sociedad se cerc ioraran del medio vi l lano á que habían ellos ape lado para satisfacer ambic iones á pues tos inmerec idos y rencores inmotivados . • P o n i e n d o en j u e g o relaciones é influencias
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propias y agenas , hicieron q u e p o r renuncias ó licencíasele jueces , se h ic ieran cargo d o l o s juzgados de San Luis y Venado, personas complacientes con ellos. Volvió á ped i r á Cañedo el juez del Venado, se entabló una competencia que a u n q u e no fué ganada p o r éste, el juez de San Luis accedió á m a n d a r á Cañedo únicamente para una di l igencia que no so podía pract icar en esta c iudad, y con la adver tencia que te rminada , fuera en el acto devuel to el reo á San Luis.
Cumpl iendo esa disposición fué conduc ido Cañedo ,po r el camino nacional del Nor te con dirección á Venado, pié á t ierra , con escolta de infantería, pe ro en un pun to conocido p o r "Caiión de Bocas ," dizque p re t end ió fugarse, y la escól ta le hizo una descarga en la espalda, cayendo muer to en el acto.
Este fué el p r imer caso en la Repúbl ica de la aplicación de la leí/ fnaa. Después el General reaccionario Don José María Cobos, español , la p rod igó en los Estados de Oaxaea, Pueb la y Veracuz, en seguida la usaron o t ros jefes mili tares de todos los par t idos pol í t icos , y á m a y o r abundamien to varios g o b e r n a n t e s civiles (pie po r economía de t iempo no sujetaban á sus enemigos polít icos ó á los delincuentes del orden común , á la lent i tud de los procesos, y los remitían en las noches, fuera de las poblaciones , con orden expresa ñeque m [lujaran; pero la honra de la invención es de la p rop iedad de los que pagaron y dir i gieron la mano alevosa de los viles y crueles asesinos de Don Ju l ián de los Reyes
* *
El mes de Enero y parte de Feb re ro de 1857, sufrió la ciudad de San Luis Potosí el sitio más r idiculo «pie puede el lector imaginarse , y que d u r ó más de cuaren ta d í a s . Era yo entonces es tudiante de j u r i s p r u d e n c i a .
En u n o de esos días tuve q u e venir de la Soledad donde mi familia, con ot ras muchas , estaba refugiada h u y e n d o de si t iados y sitia -
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clores, q u e e ran iguales en cuan to á desordenados y pel igrosos pa ra la p rop iedad y para la s egu r idad de los vecinos pacíficos.
Al pasar por la encruci jada del Venadiro, me de tuv ie ron unos soldados y me l l eva ron con su jefe, q u e en esos momentos es taba en ese p u n t o de su l ínea, pues su comis ión era r eco r r e r p o r las ori l las de la c iudad en los r u m b o s o r ien te y nor te , pa ra hostil izar á los g u a r d a s de la Aduana y á los serenos que o-cupaban respec t ivamente la a l tu ra de San J u a n de Dios y el edificio de la A lhónd iga .
El jefe me p r e g u n t ó de d o n d e venía y á d o n d e iba, y le conocí ¡me le gus tó mi caballo. Le contesté q u e iba á mi casa que estaba fuera de t r incheras , con objeto de l levar al-' g u n o s encargos para la señora mi madre que es taba en Soledad de los Ranchos . Me permit ió q u e pasara dejando el caballo en p ren da fie que volver ía , y de que no había de ent r a r al recinto fortificado, y t u v o la galantería de que me acompañaran dos soldados hasta la esquina de la p iedra redonda . Lleg u é á mi casa, saqué las piezas de ropa y el d i n e r o que me o r d e n ó la señora mi madre y vo lv í al Venadi to con el convencimiento de q u e tendr ía q u e r e g r e s a r á pié á la Soledad, cuando bien me fuera.
C u a n d o l legué á dicha encruci jada ya estaba allí o t ro p ique te de caballer ía como de doce hombres . Lo mandaba Lorenzo Vega, de aprec iab le familia de San Luis y amiga de la mía. L u e g o que me vio me dio un a brazo, p r e g u n t ó que andaba yo haciendo po r allí, le dio el informe el oficial del destacamen to , y en el acto dio o rden Lorenzo de q u e me en t rega ran mi caballo. Vamonos, me dijo, voy á encaminar te hasta el puen tec i to del Campo Santo.
Al ir á m o n t a r en mi cabal lo, me dijo Lorenzo: "F í j a te en ese ten iente q u e está allí en el jacal del banco de he r ra r . Es Rafael del Águi la , el s e g u n d o del Amito Andrés en
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la gavi l la que asesinó á Don Ju l i án de los Reyes. Después de h a b e r estado preso p o r ese del i to , anda ahora en la bola de la g u e r ra , y v ino en el bata l lón de Aguascal ientes q u e está en el conven to de San F r a n c i s c o . "
Ese día conocí al famoso band ido , del cual , o t ro amigo mío de Zacatecas, Miguel Amozurru t ia , me rega ló a lgunos años después , u n a copia de la filiación de del Águi la tomada en 1854 y que exist ió en un juzgado de Je rez . Dice así:
" R A F A E L D E L Á G U I L A . "
Capitán de ladrones , cómplice en el robo de la conducta de Catorce, d i rec tor del asalto á la Hacienda del Car ro , de donde se robó cincuenta caballos de los po t re ros de Don Rafael Car re ra , y del asalto á Don Manuel Díaz de León, au to r de otro robo de caballos del rancho de los Acostas, y del asalto á Rincón de Romos; s e g u n d o jefe de los asesinos del Excelent ís imo señor Gobernador de San Luis Potosí , Don Ju l i án d é l o s Reyes, y de los sal teadores á la c iudad de Lagos el año pasado de 1853.
Es alto, bien formado, t endrá de t re in ta y tres á t re in ta y c u a t r o a ñ o s d e edad, ojos zarcos, s iempre rasurado , las p ie rnas a lgo arqueadas como las de los rancheros que acost u m b r a n anda r mucho á caballo, g ü e r o tostado, delé jos parece t r igueño , t iene m u y b l a n -ca la den t adu ra y f recuentemente sonr íe al estar p la t icando.
No sé, después del sitio menc ionado , quo empezó á los t reinta y t res días del p r o n u n ciamiento del General Calvo y Don J u a n Othón p o r religión y fueros y t e rminó con la venida do Vidaurr i á San Luis po r p r imera vez, lo que suceder ía con el batal lón de A-guascal ientes , si regresar ía á su Es tado ó si marchar ía á incorpora rse á la División del General Pa r rod i .
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Creo q u e Rafael de lAgu i l a ha de h a b e r s i -do s epa rado de ese ba ta l lón ó q u e él se separar ía vo lun ta r i amen te , p a r a vo lve r á la v ida de sa l teador de caminos , que a u n q u e más azarosa, debía ser para él más p roduc t iva y sobre todo más independien te .
E n a lguna de sus excurs iones fué á resulta r á Matehuala , á fines de 1859 ó pr inc ip ios de 1860, y como era de r igor , lo a lojaron en la cárcel por r iña y her idas .
Le estaban s igu iendo la causa c u a n d o l leg ó á aquel la población, en tonces Villa, p ro cedente del Valle de Pur í s ima, el Coronel t amaul ipecoDon Martín Zayas, con la Brigada q u e m a n d a b a , de ten iéndose en Matehuala a l gunos días con el fin de d a r descanso á lá t r opa y hacer efectivo un p rés tamo forzoso pa ra las a tenc ionesde la Br igada .
Un día p id ió á la p r i m e r a au to r idad local una lista de los presos con expres ión de los del i tos y del t i empo que tenían de rec lus ión .
Esta petición la hizo para ver cuantos había de deli tos leves y los q u e ya es tuvieran p róx imos á c u m p l i r sus condenas , para sacar á todos esos y ag rega r los á sus t ropas .
El a l ca ide /a l l levar le la lista, le dijo q u e uno de aquel los presos por deli tos leves, no se l lamaba como en el reg is t ro decía, q u e su v e r d a d e r o n o m b r e era Rafael del Águila,
— ¿Cómo? dijo el Coronel Zayas ¿Rafael del Águi la?
- Sí señor , contes tó el Alcaide .
-A ver , t rá iga lo usted, amar r ado y con escolta
El Coronel Zayas sólo lo conocía de nombre , como uno de los asesinos de Don Ju l i án de los Reyes .
Mandó l lamar al juez de paz, le dio orden pa ra q u e levan ta ra una acta de identificación de la pe r sona del reo, d ic iéndole q u e en su B r i g a d a había oficiales y so ldados cpie p o dían dec la ra r p o r q u e lo conocían bien, y q u e
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t e rminada dicha acta, le d ie ra cuen ta con ella antes del medio d í a .
Esos oficiales y soldados á qu ienes se refir ió el Coronel Zayas, habían conocido años antes á Rafael del Águi la en las fuerzas de Aguascal ientes , cuando p o r l ibrarse de la persecución de la just icia, se había dado de alta en la t ropa activa del vecino Estado.
Luego (pie el Coronel Zayas se impuso d e la acta, mandó q u e el reo fuera l levado al mesón donde se alojaba un cue rpo de infanter ía y que lo pus ieran con cent inela de vista en uno de los cuar tos .
A su secretar io le dio u n acuerdo para q u e al pié de la acta escribiera un au to ó decre to expresando: q u e po r el es tado de g u e r r a en. que se hal laba el país, y especia lmente el Estado de San Luis Potosí , no era posible q u e las au tor idades judiciales funcionaran con regu la r idad y total independencia , s iendo a-demás notorio q u e esas au tor idades e ran puestas y removidas po r los jefes mi l i ta res de los par t idos contendien tes que ocupaban las poblaciones, resu l tando q u e p o r esa instabil idad eran diferentes las leyes que regían y no había segur idad en las cárceles para los cr iminales de deli tos atroces.
(¿ue por estas consideraciones no era conveniente que el sa l teador y asesino Rafael del Águila , con t inuara de ten ido en la cárcel de Matehiiala por el deli to leve de que se le juzgaba , p o r q u e ya p ron to ob tendr ía su l i bertad y segui r ía en su ca r re ra de c r ímenes bu r l ando á la justicia, como hacía más de seis años quo lo estaba haciendo, desde el asesinato de Don Ju l i án de los Keyes, y quo en acatamiento á los pr incipios do la misma justicia y en obsequio de la segur idad y g a r a n tías de las poblaciones cor tas y de las lincas de campo, usando de las facultades q u e las leyes de la g u e r r a concedían á los jefes d e fuerzas expedic ionar ias , d isponía q u e el r e o de homicidio Rafael del Águi la fuera pasado
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por las a rmas el mismo día á las c inco de la t a rde , en el l u g a r q u e el Mayor genera l de la Br igada de t e rmina ra , cuyo jefe tomar ía el mando de la fuerza q u e formara el c u a d r o , de conformidad con la o rden ex t r ao rd ina r i a q u e acababa de dic tar , y q u e e jecutada la pena, fuera colgado el cadáver en el camino q u e más h u b i e r a f recuentado el reo en sus excurs iones cr iminales».
Dispuso, además , el Coronel Zayas, que de esa acta se sacaran dos copias certificadas; u n a q u e se remit i r ía al Cuar te l General del Ejérci to F e d e r a l , y la o t ra al de la Divis ión del Genera l Don J u a n José de la Garza, á la q u e per tenec ía su Br igada .
La ejecución de esa sentencia mil i tar se vori lie ó fuera de la pob lac ión , sobre el camino de San Luis , y el cadáver permanec ió colg a d o m u c h o t i empo, ignorándose si la aves de rap iña lo devora ron ó el mismo t iempo lo consumió .
* *
Deseaba lijar la fecha precisa del fusilamien to de Rafael del Águi la , como lo hago con la de la ejecución del Amito Andrés , por h a b e r sido aquél el s e g u n d o jefe de la gavi lla del Amito, y, como éste, de g r a n fama y r e n o m b r e en los anales de la c r iminal idad , pe ro no me fué posible consegui r la .
Los datos relat ivos á su inesperada y violenta muer te , me los facili taron en dis t intas épocas los an t i guos vecinos de Matehuala, señores Don Teodoro Castillo, Don Zeferino F lo re s y Don Fe l ipe Hoyue la . Los t res me di jeron lo mismo con d iversas pa labras , pe ro n i n g u n o r eco rdaba la fecha deseada. También se la p r e g u n t é al señor Lic. Gaitán que v ive ahora en San Luis y q u e creí (pie la recorda r í a per fec tamente ; pero me contestó (pie estaba él en Tampico c u a n d o el Coronel Zayas m a n d ó fusilar á Rafael del Águi la , q u e en aquel pue r to supo el acontec imiento , pero (pie s i empre ha ignorado la fecha en que
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tuvo lugaL', Por último, con la esperanza de que en alguno de los archivos de las oficinas 6 en poder de algún particular, existiera la acta de identificaci6n que en extracto me di6 el señor Hoyuela y que menciono en otro lugar, dirijí una carta al actual señor Jefe Político Don Manuel E. Izaguirre, suplicándole que, mediante su influencia, se sirvier'a averiguaL' el paradero de esa acta, y si lo 10-gmba,mandar sacar una copia y remitírmela.
El señor Izaguirre, con verdadero empeño, que mucho le agradezco, hizo las investigaciones necesarias para encontrar el dato hist6rico que le pedí, pero todo fué inútil; no existe en ninguno de los archivos,
Si esa acta qued6 en el archivo del Ayuntamiento, no es extraño que ya 110 esté ~n él. Ese archivo, como la mayor par'te de los del Estado, sufrieron lamentables mutilaciones en las guerras civiles que azotaron al país y si qued6 en el del juzgado de paz, tampoco existe en Matehuala, por'que todos los restos de archivos de juzgados, fueron rem itidos hace tiempo al Supremo Tribunal de ,Justicia por di:-;posici6n del mismo respetable cuorpo; de manera que si la dicha acta no se extravi6 en aquella ciudad, estal'á en el archivo del l'efeI'ido Tribunal, y no es tan necesal'ia, que valga la pena de ocupar algún tiell1po en buscarla en esa inmen:5a aglomel'aci\Sn de papeles.
Si las autoridades potosinas que funcionaban en los días el el hOl'1'ible rlelito', y las que les sucedieron ha~ta la p!'escripción de la ley penal, no fueron suficientemente activa~ y eficaces pam procu['al' la aprehensi6n de los asesinos y de sus c6mpl ices, y apli~ carIes el condigno cast igo. el juez de los juece, dispu~o que los principales malhechores fuel'an detenidos en su carTera de crímenes y ex pia['an del modo más público y vergonzoso el que con tanto ,escánda,lo y crueldad cometieron en un hombre honrado
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y benéfico; 'y para vergüenza de esas autoridades, los referidos malhechores fueron castigados por autoridades extrañas al E~tado de San Luis, toma.ndo en consideración en sus fallos, á mayor abundamiento, el asesinato del Gobernador potosi no .
. Consta suficientemente comprobado que cinco asesinos, Eulogio Morales (a) El Amito Andl'és, su segundo, Rafael del Aguila, BSl,tolo Prieto y Francisco Mora, fueron fus ilados, y Manuel Cañedo asesinado por 01'don de sus antiguos c6mplices, los que pagaron la muerte ' de Don .Tulián de los Reyes. De los otros siete, solamente se supieron los nombres de los hermanos Beltrán, y de los cinco rE-stantes, ni los nombres fueron cono-' cidos. . , Tal vez los siete 6 algunos de ellos serían también de los fusilados en Lagos, ignnrándose en SUB breves sumarias, por ser de 1m; el'Íminales más vulgares. el participio que hayan tenido en el atentado contra el Gobernadol' de San Luis.
De los catorce socios del Directorio Revolucionario de Rioverde.,Tesponsables ante la justicia divina, ya que la humana fué impotente par.a juzgarlos como incitadores oe los asesinos del señor Reyes, yo conocí .personalmente á diez, y puedo asegurar que á ninguno le fué pl'ovechosa la muerte de aquel gobemante y la ol'fandad de su inocento y numer'osa familia.
So lamente uno fué el que llegó á tener gran 'influencia con un Gobel'nadór del Es· tado, que pOI' circuntancia especial lo pl'ote-
. jió para que pudiel'a evadirse de la acción de la justicia y ampal'al' á sus antiguos colegas, pero tampoco .pas6 de ahí; no.ocup6 los elevados puestos de honor que ainbicionaba, ni tuvo despuéR predominio ni s iquiera consiot.waciolles personales con los gobel'llantes
. ::ouceSOI'es de aquél. .. y est J era muy natul'al y debido, pOl'C}ue
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hombres poseedores en lo general de capita- . les de más ó menos consideración, «5 ti~ títulos profesionale!!, que por cualquiera de las dos circunstancias ocupaban un buen lugar en los círculos sociales, dieron una prueba de perversos sentimientos con haber recurrido al ,asesinato para satisfacer rencillas personales, y la dieron también de que no les eran extraüas las íntimas l'elaciones de amistad y de compañerismo ~on los salteadores y asesinos que más se distinguían en aquel tiempo en la perpetración de delitos atroces.
. Pero esa protección tampoco fué bastante por si sola para ponerse en lo absoluto fuera del alcance de la autoridad, tuvieron que gastar gruesas cantidades de dinero de sus peculios particulares, que jamás pudieron reembolsarse.
Además, se les conocía que en su vida ordinaria no tenían la tranquilidad de que disfruta el que no ha causado un mal grave é irre'parable, palidecían siempre que en su presencia se ofrecía alguna conversación reCOl'dando el sangriento suceso, y hubo algunos que por hipocrecía, para alejar de si las 80Spechas del público, ó por verdadero arrepentimiento, pagaban am,;almente cada, día 8 de Enero, misas en San Francisco por el descanso del alma de Don ,Tulián.
Todos los catorce indivitluos bajaron ya á la tumba. Solo éllo~ sabrían hasta qué punto llegaban los remordimientosdesu conciencia.
La actual generación potosina sabe P9r deficiente tradición, el crimen' qUf'> hoy relato con los detalles vel'dadel'Os que en mi larga vida he podido adquirir, y aunque esta misma generación, con pocas excepciones. es poco afecta é t.'studios de esta índole y ni siquiera á·lectur'ss generales, tal vez venga 0-
tl'a Ú otras que apl'ovechen los datos que por ahora sólo quedan escritos, pal'a d'ifUlldir en las clases sociales el ' conocimianto de la vida de la tierra natal.
F[K.