El Aporte del Consejo de Defensa Suramericano a la Identidad Regional en el Marco de la Unasur

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III Jornadas Académicas Alberto Methol Ferré EL APORTE DEL CONSEJO DE DEFENSA SURAMERICANO A LA IDENTIDAD REGIONAL EN EL MARCO DE LA UNASUR Fernanda Daniela Díaz CENSUD-IRI-UNLP/ UNLZ/UNDAV [email protected] Resumen. El presente trabajo procura realizar un aporte sobre el análisis de la construcción de la identidad y la ciudadanía suramericana en el ámbito de la defensa. Para lo cual nos preguntaremos acerca de la génesis de la identidad suramericana y cómo se acciona dentro de los procesos de integración en la región. Asimismo, indagaremos este tema en el principal órgano de Unasur, el Consejo de Defensa Suramericano, para observar el papel que juega los recursos naturales en la configuración de la identidad regional como elemento de cohesión. Palabras Claves: IDENTIDAD- CONSEJO DE DEFENSA SURAMERICANO- RECURSOS NATURALES – UNASUR. Abstract.

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III Jornadas Académicas Alberto Methol Ferré

EL APORTE DEL CONSEJO DE DEFENSA SURAMERICANO A LA

IDENTIDAD REGIONAL EN EL MARCO DE LA UNASUR

Fernanda Daniela Díaz

CENSUD-IRI-UNLP/ UNLZ/UNDAV

[email protected]

Resumen.

El presente trabajo procura realizar un aporte sobre el

análisis de la construcción de la identidad y la ciudadanía

suramericana en el ámbito de la defensa. Para lo cual nos

preguntaremos acerca de la génesis de la identidad

suramericana y cómo se acciona dentro de los procesos de

integración en la región. Asimismo, indagaremos este tema en

el principal órgano de Unasur, el Consejo de Defensa

Suramericano, para observar el papel que juega los recursos

naturales en la configuración de la identidad regional como

elemento de cohesión.

Palabras Claves: IDENTIDAD- CONSEJO DE DEFENSA SURAMERICANO-

RECURSOS NATURALES – UNASUR.

Abstract.

This paper seeks to make a contribution to the analysis

of South American identity and citizenship construction

within the field of defense. The question which triggers the

present paper is about the genesis of South American identity

and its construction within the regional integration process.

Furthermore, this issue is explored within the main body of

Unasur, the South American Defense Council, in order to

observe the role played by natural resources in the

configuration of the regional identity as a cohesive element.

Key Words: Identity- South American Defense Council- Natural

Resources- Unasur.

1.- Introducción.

El nacimiento de la Unasur y de su órgano subsidiario más

importante, el Consejo de Defensa Suramericano (CDS), ha

posibilitado un debate en torno a la construcción de una

identidad suramericana, dejando de lado las variables

geográficas en favor de las geopolíticas. Es por ello que el

interés de nuestro trabajo es traer a debate cómo se

configura la identidad sudamericana en el ámbito de la

defensa.

A fin de suscitar el análisis, estructuraremos nuestro

informe en dos apartados ligados entre sí, en el primero

indagaremos acerca del génesis de la identidad suramericana,

para lo cual nos preguntaremos si es correcto hablar de una

identidad suramericana, cuáles son sus antecedentes y qué rol

juegan los procesos de integración.

En el segundo apartado haremos foco en el aporte que

realiza el Consejo de Defensa Suramericano en el debate

acerca de la construcción actual de la identidad regional, en

el ámbito de la defensa y cómo se estructura la protección de

los recursos naturales en un marco integral dentro de Unasur.

Por último, examinaremos la viabilidad de la utilización

de los recursos naturales como elemento identitario de

cohesión en el interior del Consejo de Defensa Suramericano,

utilizado para sortear el principal desafío con el que se

enfrenta el Consejo, acerca de la imposibilidad de arribar a

definiciones conceptuales y consensos sobre las temáticas más

sensibles, debido a la existencia de dos posturas

antagónicamente disímiles, para finalizar con una breve

conclusión.

2.- La Génesis de la Identidad Suramericana

En este apartado indagaremos acerca de la génesis de la

identidad suramericana, explorando diferentes referencias

que dieran cuenta de factores identitarios (sub)regionales,

el problema en el rastreo de antecedentes históricos es que

éstos apelaban a una identidad hispanoamericana o más

próximamente, a lo largo del siglo XX, invocaban a una

identidad latinoamericana.

La intención de la construcción de una identidad

hispanoamericana puede observarse a partir del siglo XVIII,

con los intentos de la mayoría de los países americanos de

diferenciarse de España, y erigirse como estados naciones

independientes. En ese sentido, Eduardo Abud realiza un

análisis de los principales pensadores de la época (Simón

Bolivar, Domingo Faustino Sarmiento, José Martí, José Enrique

Rodó, José Vasconcelos y Andrés Bello) e identifica atributos

comunes –a excepción de Sarmiento- en donde todos buscan los

rasgos característicos de una expresión americana; no

imitando sin discernimientos, ideas y modelos provenientes de

Europa o de Norteamérica, como segundo rasgo principal, todos

se mantenían alertas a lo que vislumbraban como las

tendencias hegemónicas de los Estados Unidos (Abud, 2005:41).

Lo interesante del autor, a nuestro entender, es que nos

alumbra en dos cuestiones. La primera, en la génesis de la

búsqueda de identidad en los pensadores latinoamericanos y

sus posibilidades de márgenes de acción para lograr espacios

de poder frente a la influencia e injerencia de Estados

Unidos en la región.

La segunda cuestión es acerca de la búsqueda de identidad

en sí. En los albores de nuestra historia se nos habla de una

construcción de identidad hispanoamericana, algunos autores

como José Martí la denominan latinoamericana, pero nada dice

sobre la identidad suramericana. Esta total ausencia de

identificación con una unión sudamericana, sólo se encuentra

en las referencias geográficas, pero no existe una

identificación geopolítica estratégica, una consciencia o

autodefinición de acervo de identidad, ciudadanía y valores

compartidos regionales.

En esta línea, Augusto Pérez Lindo afirma que no hay un

pensamiento suramericano, porque no existe una esencia del

ser suramericano, ni encontramos una sustancia o idea común:

“No existe un principio de determinación que nos permita reconocer una

identidad unívoca. Nuestra identidad parece indeterminada. Esta parece ser la

cuestión” (2008:1). De esta forma, para Pérez Lindo el

pensamiento sudamericano no tiene conciencia histórica, no

hay una ligazón entre las ideas y la acción. El ser y el

pensar atraviesan dos caminos disociados a lo largo de la

historia suramericana.

Ahora bien, si no podemos ubicar rasgos comunes esa sería

nuestra característica diferencial. Por tal, hay que buscar

la identidad en la diversidad, en la multiculturalidad. “Es en

la praxis política de las luchas por la autodeterminación, por la democracia y por

la justicia social que podemos encontrar un sentido de nuestra historia […] lo

esencial del pensamiento sudamericano tiene que ver con desafíos del orden

político y moral” (Pérez Lindo, 2008: 15).

Si la praxis política refleja lo esencial del pensamiento

sudamericano, éste queda plasmado a través de los procesos de

integración que se llevan a cabo a partir del siglo XXI. La

definición contemporánea de los procesos de integración va

más allá de la simple generación de comercio como fin último

de cooperación, propio de los procesos de integración en la

década de los 90, sino que es una idea ampliada que toma

como eje a la asociación, en este caso entre Estados, para la

consecución del bienestar social. Estos procesos de

integración no toman a Latinoamérica como un todo unificado,

sino que las tendencias actuales de integración apuntan hacia

la fragmentación en subregiones (Díaz, 2014).

Muestra de ello son los procesos de integración

suramericanos, con la consolidación del Mercosur, formado en

su origen por cuestiones económicas y afianzadas

políticamente con la integración de la región andina, a

través de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), con la

instalación de Unasur, que construye día a día la identidad

sudamericana.

En los procesos de integración surge la identidad del

proyecto al que se aspira, usualmente, basada en el interés

nacional de cada uno de los países miembros por conformar un

bloque. Sin embargo, la construcción de una identidad también

tiene una instancia simbólica de pertenencia común, de

mancomunión, apela a la identificación de factores comunes,

a través de políticas activas, que legitiman ese proceso de

integración y le dan fuerza, no sólo institucionalmente sino

también a los actores sociales que la conforman.

“Hemos venido construyendo –ya no como Latinoamérica, sino como región

suramericana- un proyecto integrador que por primera vez es guiado por la

política y orientado a la construcción de una identidad suramericana con

pensamiento estratégico propio” (Forti, 2014:9).

Tal como lo afirmamos con anterioridad, la construcción

de una identidad sudamericana es una cimentación compleja y

no puede ser un proceso acabado o definitivo, sus límites van

a estar dados por su constitución que, como aseguramos, es de

una diversidad multicultural, sin embargo, lo importante es

que sólo puede ser una identidad que se reconozca como tal.

De esta forma, con el proceso de integración de la Unasur

se fomentó la creación de una identidad perteneciente al

ámbito sudamericano, invocando condiciones compartidas por

los países miembros, de los que podemos destacar: la

comunidad de valores, facilitada por la contigüidad

geográfica; el fomento de los procesos democráticos con el

fortalecimiento institucional de la región; la creación de

Suramérica como una zona de paz; y la importancia de los

recursos naturales. En un segundo nivel podemos encontrar la

protección de los derechos humanos y la concientización de

los problemas del medio ambiente regional.

De allí que Unasur apeló, pero al mismo tiempo promulgó,

la construcción de una identidad implicando todo un ámbito

de simbolismos, especialmente el referente a los valores

compartidos, pero esta apelación la hace desde las

referencias históricas de los padres fundadores de las

naciones suramericanas, convirtiéndolas en rasgos históricos

atemporales por tal, presentes en la actualidad.

Este proceso de construcción de identidad en el presente

invocando a una génesis fundada en antecedentes históricos,

que como expresamos no existieron sino en razón de un ámbito

regional ampliado como era Latinoamérica y/o Hispanoamérica,

le otorga legitimidad simbólica y le impregna de una

identidad basada en lógicas propias que enfatizan su

pertenencia y la diferencian del resto de América.

3.- El Aporte del Consejo de Defensa a la Identidad

Suramericana a través de la Protección de los Recursos

Naturales.

La importancia del Consejo de Defensa Suramericano (CDS),

en el marco de Unasur, reside en que es el primer órgano que

nace desde y para los países sudamericanos, como un ámbito de

consulta que contempla las realidades, preocupaciones y

experiencias de la región en la temática de defensa, incluso

reconociendo sus diferencias, siendo el primer órgano

regional de defensa que no incluye como país miembro a

Estados Unidos.

En ese sentido, el CDS involucra un quiebre con la agenda

de seguridad norteamericana en la región, tradicionalmente

centrada en la lucha contra el narcotráfico, el crimen

organizado y el terrorismo. Esto tiene dos lecturas que

posibilitan y refuerzan esta cuestión. La primera, es la

concerniente a la autonomía relativa que vive Latinoamérica,

en especial el Cono Sur, por su lejanía geográfica como zona

de influencia norteamericana, que posibilita mayores márgenes

de acción en términos de autonomía y poder, ayudado también

por la pérdida de interés estratégico de Estados Unidos en

América del Sur1, permitiendo al mismo tiempo una segunda

lectura, donde el surgimiento del Consejo se inscribe en un

mayor enraizamiento de los procesos de integración ya

existentes en la región, formados en su origen por cuestiones

económicas y afianzadas políticamente con el emplazamiento de

Unasur (Díaz, 2011:79).

El trabajo que viene realizando el CDS desde su creación

a la actualidad, mediante una acción dinámica, visible y con

materialización de las propuestas y objetivos a nivel

regional, lo convirtieron en el Órgano más importante de

Unasur, ya que es percibido como una institución eficaz para

1 La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos publicada en 2010,refleja a América Latina como una zona estratégica intrascendente en lalucha contra la inseguridad global, aunque caracteriza a Brasil comoactor regional con capacidad de liderazgo global y fuente deestabilización en la región. (National Security Strategy, 2010: 44).

el manejo de crisis entre sus países miembros2, es un

elemento central para el desarrollo de la consolidación de la

democracia en la región, gracias a la deconstrucción de las

hipótesis de conflicto entre los países hacia la construcción

por capacidades, a través de medidas de transparencia, para

otorgar un marco para el intercambio de información en el

ámbito de la defensa, sobre todo en lo referido a los gastos

e indicadores económicos dentro de los Ministerios de Defensa

de cada uno de los países miembros del CDS.

No obstante, en el interior del Consejo observamos la

existencia de dos dimensiones con desarrollo disímiles,

imaginemos por un momento la estructura de un iceberg, en su

superficie encontramos una plataforma de hielo visible, en

este caso sería la dimensión institucional del CDS, pero bajo

sus aguas se encuentra el verdadero problema y actual

desafío, la dimensión conceptual.

En la dimensión institucional hallamos los logros más

sobresalientes del Consejo, están dados por el avance de

actividades y planes de acción referentes a los cuatro ejes

organizacionales, éstos son: las políticas de defensa (con la

implementación de las Medidas de Fomento de la Confianza y

2 El CDS actuó con celeridad y eficiencia en la resolución de crisis talescomo la crisis interna boliviana en 2008; la crisis diplomática entreColombia, Venezuela y Ecuador en 2009 a raíz del asentamiento de lasbases norteamericanas en suelo colombiano; frente al intento de golpe deestado al presidente Rafael Correa en Ecuador en 2010, y en menor medidacon el golpe institucional al gobierno de Fernando Lugo en Paraguay en2012.

Seguridad3); las actividades en torno a la cooperación

militar (sobre la defensa de los recursos naturales),

acciones humanitarias (pensadas en escenarios de desastres

naturales) y acciones de paz (sobre todo el trabajo realizado

en Haití); la industria y la tecnología de la defensa (con

el diseño y desarrollo de un avión de entrenamiento primario

básico –Unasur I- y de un avión no tripulado); y el eje

formación y capacitación (con la creación del Centro de

Estudios Estratégicos de Defensa y la Escuela Suramericana de

Defensa).

El problema suscita con la dimensión conceptual del

Consejo, allí nos encontramos con la existencia de dos

modelos políticos e ideológicos antagónicos.

Por un lado un grupo que podríamos denominar más liberal

en lo económico y más cercano a la postura de seguridad

nacional de los Estados Unidos, al no diferenciar los ámbitos

de la defensa y la seguridad. Entre sus principales

características, podríamos enumerar las siguientes:

Fomenta la apertura liberal hacia mercados externos.

Presenta el desdibujamiento de los límites entre los

ámbitos de acción de la defensa y la seguridad, de este

modo podemos encontrar la participación de las Fuerzas

3 Las Medidas de Fomento de la Confianza y la Seguridad (MFCyS) son lasacciones tendientes a: I) El intercambio de información y transparenciade los sistemas de defensa y los gastos de defensa. II) Las actividadesmilitares intra y extraregionales. III) Las Medidas en el ámbito de laseguridad. IV) Garantías y V) Cumplimiento y verificación.

Armadas realizando tareas de orden público dentro del

territorio nacional.

En su territorio se encuentra el azote de las

denominadas “nuevas amenazas”4, especialmente el avance

de grupos criminales transnacionales y el narcotráfico.

En cuanto a la estructura interna, se produce el

fortalecimiento de las Fuerzas Armadas para luchar en

escenarios de seguridad interna.

Este panorama implica la posterior militarización de los

conflictos sociales.

En el segundo grupo, se encuentran aquellos países con

una visión más tradicional de los ámbitos de implicancias de

la seguridad y la defensa. Entre sus principales

características se encuentran:

Separación entre la defensa (protección y mantenimiento

de la soberanía en el ámbito externo) y seguridad

(estabilidad institucional, control del orden público,

4 Definimos a las “nuevas amenazas” desde los postulados de LaMaisonneuve, quien las entiende como un conflicto anómico surgido porprocesos de globalización y fragmentación en el interior de sussociedades que se reconceptualiza dentro de la agenda internacional comouna nueva construcción y se presenta sin fronteras de origen y acción, alexhibirse como transnacionales, con la fusión de actividades ilícitas conconflictos interestatales, como una amenaza altamente difusa pero nonueva.

entre otros, cuyas acciones se circunscriben al

territorio nacional).

La defensa se reduce a las amenazas de origen externo a

través de la organización y uso de la fuerza militar del

Estado.

Preeminencia de los principios de soberanía y no

intervención de los asuntos internos de los Estados

partes.

Fortalecimiento del control civil en las Fuerzas Armadas

a través de los Ministerios de Defensa.

El Consejo de Defensa como instancia de consulta,

cooperación y coordinación en materia de defensa, tiene entre

sus principales líneas de acción encargarse de la búsqueda de

definiciones conceptuales comunes entre los países miembros,

desde una perspectiva y enfoque propiamente suramericano.

Esta búsqueda implica encontrar coincidencias en las

definiciones de seguridad y defensa, así como definir y

establecer cuáles son las amenazas y riesgos para la región.

Realizar esta tarea implica consensuar o imponer una

visión y una estructura sobre seguridad y defensa de un grupo

por sobre otro. Por la complejidad y lo sensible de la tarea,

a lo largo de la existencia del Consejo se han llevado a cabo

seminarios, en donde se reflejó la imposibilidad de coordinar

posturas tan antagónicas. En ese sentido, el bloque

argentino-brasileño ha impedido incorporar temáticas como las

nuevas amenazas al ámbito de la defensa dentro del debate del

CDS y han creado nuevos Consejos para los efectos, el Consejo

Suramericano sobre el Problema Mundial de las Drogas y el

Consejo Suramericano en materia de Seguridad Ciudadana,

Justicia y Coordinación de Acciones contra la Delincuencia

Organizada Transnacional, no obstante, éstos no tienen la

potencia e intereses políticos que reviste al CDS, para dar

soluciones concretas a problemas que no son acuciantes para

algunos países miembros, pero son centrales para otros.

Esta divergencia no es menor e implica el mayor desafío

en la actualidad, porque impide aunar posturas y dividen al

Órgano, ésto hace que se imposibilite establecer la

identificación de amenazas afectando la cohesión, por la

dispersión de los intereses suramericanos.

Sin embargo, a partir de la VI Reunión de Jefas y Jefes

de Estado y de Gobierno de la Unasur, desarrollado el 30 de

noviembre de 2012 en Lima, Perú se resolvió establecer a los

recursos naturales como eje dinámico en la estrategia de

integración y unidad de los países miembros, entendiendo que

éstos son la principal fortaleza del bloque, por lo que era

necesario elaborar una Estrategia Suramericana que permita

aprovechar la potencialidad de las reservas de recursos

naturales y el capital humano.

De esta manera, se intenta sortear la problemática de la

dimensión conceptual, ya que se entiende que de continuar con

la negativa de consenso sobre las definiciones sensibles

sobre los ámbitos pertinentes de la seguridad y la defensa,

así como la conceptualización de lo que se concibe por

amenazas y riesgos llevaría a la inoperancia futura del

Consejo y dejaría de producirse el afianzamiento de la

integración suramericana en el marco de la defensa. Por tal,

se apela a un elemento de cohesión, los recursos naturales,

como componente identitario común, otra vez encontramos la

referencia atemporal y por tal presente, de la necesidad de

una consolidación práctica a través de una estrategia

integral.

En un contexto donde América Latina y el Caribe posee 65%

de las reservas mundiales de litio [pero si registramos las

reservas de litio de Bolivia ascendería a 94% de las reservas

globales], 42% de plata, 38% de cobre, 33% de estaño, 21% de

hierro, 18% de bauxita y 14% de níquel. También son

importantes sus reservas petroleras: tiene un tercio de la

producción mundial de bioetanol, cerca de 25% de

biocombustibles y 13% de petróleo. En la región se encuentra

alrededor de 30% del total de los recursos hídricos

renovables del mundo, lo que corresponde a más de 70% del

agua del continente americano, y 21% de la superficie de

bosques naturales del planeta y abundante biodiversidad

(CEPAL, 2013).

El Consejo de Defensa entra en juego en esta Estrategia

Suramericana por la necesidad de una política de gestión

soberana de los recursos naturales, bajo esta lógica la

inmensa riqueza que cuenta la región se encuentra dispersa a

lo largo y ancho de su extensión, por lo que los países

miembros deben establecer una estrategia y política común en

materia de defensa y protección efectivas de los recursos y

activos estratégicos.

Esta política se refleja en los Planes de Acción 2013 y

2014, donde el Consejo intentó destrabar el funcionamiento en

la dimensión conceptual, a través de la construcción de la

identidad en el ámbito de la defensa, mediante la protección

y defensa de los recursos naturales.

Bajo este lineamiento, los recursos naturales serían el

elemento de cohesión que permite la articulación de la

identidad al interior de los Ministerios de Defensa de los

países miembros del CDS.

En ese sentido, en el ámbito de la defensa el Consejo

integra el corpus que conforma la identidad suramericana

propuesta por Unasur, y representa un componente modular de

esa estructura orgánica, pero no es la única ni la central,

tal como puede observarse en el siguiente gráfico.

Desde el Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa

(CEED-CDS), mediante su Director Alfredo Forti (2014), se

sostiene que en esta Estrategia Suramericana subyace un

concepto emergente, puramente autóctono, el de interés

regional, definido como un conjunto de factores comunes y

complementarios del interés nacional de cada uno de los

países miembros. De esta manera, existe un o unos elementos

que son compatibles entre todos los intereses nacionales de

los Estados, otra vez, observamos la enunciación de un factor

de cohesión atemporal, la referencia al elemento identitario

que posibilitaría la profundización del proceso de

integración hacia un nivel supranacional, porque justamente

aunaría las posiciones particulares del interés nacional

reflejadas en un interés regional, el de las riquezas

naturales suramericanas. Este nivel Estratégico regional,

donde cobra vida el interés regional es el lugar en donde el

CDS se plantea como una identidad suramericana en defensa.

Siguiendo la línea de pensamiento del CEED-CDS, esta

Estrategia tendría dos características particulares, la

regionalidad y la integralidad. La regionalidad vendría a

configurarse como la acción propia del Consejo, la

cooperación, el diálogo, las actividades comunes entre los

Ministerios de Defensa de los países miembros, al entender

que la protección de los recursos naturales debe ser tomada

en clave regional y dentro de una integralidad.

La defensa es abordada desde un panorama de

integralidad, es decir, es un componente más dentro de una

matriz superior de estrategia de defensa integral. Es

entender a la defensa como un asunto integral dentro de un

esquema económico, democrático, sociopolítico y

medioambiental suramericano, tal como “anillos concéntricos”

dentro del objeto, los activos naturales, tal como graficaba

el cuadro.

Cabe preguntarnos acerca de la viabilidad de esta

noción, como expresamos anteriormente, es de una originalidad

inusitada en el escenario internacional y más dentro de los

procesos de integración, porque el nivel supranacional al

cual se está intentando acceder, sigue teniendo presentes las

particularidades de cada uno de los intereses nacionales de

los países miembros, es decir, se enarbolan los principios

generales del Derecho Internacional acerca de la libre

autodeterminación de los pueblos y la no intervención en los

asuntos internos de los Estados, junto a su estrecha

vinculación con la noción de soberanía nacional.

La viabilidad sólo va a estar dada mediante la

concreción o no de sus objetivos, con el devenir del

funcionamiento del Consejo acerca de estos conceptos, podemos

afirmar que hasta el presente se han desarrollado todas las

actividades pensando en el corto plazo para que todas ellas

se concreten y no quedasen en el plano de la enunciación

retórica, esta nueva etapa del CDS es ir en post de objetivos

a largo plazo, la intencionalidad política está presente y

mucho va a depender de que el Consejo pueda pasar a reflejar

políticas de estado dejando atrás las políticas de gobierno

que lo vieron nacer.

A nuestro entender, el aporte del CDS se materializa a

través de su trabajo reflejado en políticas activas, siendo

el Consejo subsidiario de Unasur de mayor profusión de

actividades. La importancia de su contribución a una

Estrategia Suramericana integral radica en sus dos brazos

centrales, el Centro de Estudios Estratégicos para la de

Defensa (CEED-CDS) y la Escuela Suramericana de Defensa

(ESUDE).

El CEED-CDS tiene el objetivo de articular una identidad

común en defensa y generar un pensamiento geoestratégico

meramente suramericano, mientras que la ESUDE promueve el

desarrollo de una visión y un pensamiento suramericano de

defensa, para la formulación de una estrategia regional para

proteger los recursos naturales del continente y combatir las

probables amenazas de la región, pero siempre respetando las

características propias de cada país miembro.

De esta manera, el Consejo está pensado para eliminar la

disparidad histórica entre praxis política y pensamiento

suramericano expresado en el primer apartado del presente

informe, ya que el CEED-CDS funcionaría como la praxis

política y la ESUDE como la usina de pensamiento autóctono,

sin doctrinas ni modelos foráneos, ambos aportando

institucionalidad en post de la construcción de identidad

suramericana.

4.- Consideraciones Finales.

Aceptar que somos diversos y unirnos es parte de la

identidad suramericana que como tal, se está construyendo en

el devenir de la historia del siglo XXI, de la mano de los

procesos de integración, siendo Unasur, y en ese marco el

Consejo de Defensa Suramericano, su principal exponente. Por

lo que podemos inferir que justamente la génesis de la

identidad suramericana está transcurriendo y ocurriendo en

este momento.

La no intervención en los asuntos internos de los países

miembros junto con la defensa acérrima a la soberanía

nacional que impregna al Consejo, se entiende en cuanto a la

influencia norteamericana en la región. El CDS, por ser el

primer foro de debate sobre defensa que no incluye a ese país

entre sus miembros, reafirma la autonomía de Suramérica con

respecto a Estados Unidos, a través de la formulación de una

Soberanía Regional, propiciada por Brasil y secundada por

Argentina, con el objetivo de consolidar los espacios de

poder frente a actores extrarregionales y neutralizar así, la

histórica injerencia militar de Estados Unidos, quien ha

militarizado sus relaciones exteriores para con la región,

bajo el paradigma seguritario.

Sin embargo, el énfasis en vincular una perspectiva de

defensa regional con los principios de soberanía, no

intervención en los asuntos internos de los Estados y

autodeterminación de los pueblos, refuerza el margen de

maniobra estatal e impide activar mecanismos de

supranacionalidad, ya que el Consejo al no tener capacidad

vinculante, funciona en base a acuerdos por consenso. Pese a

esta protesta, los Estados regionales son renuentes a delegar

espacios decisorios y de poder, en post de instituciones con

carácter supranacional. No obstante, el Consejo de Defensa

Suramericano de la mano de Unasur, constituye el ámbito de

consulta junto con el proceso de integración, que tiene la

mayor proyección a largo plazo, será el devenir de la

historia de ese Órgano quien develará si es posible generar

en el terreno, un interés regional basado en la protección de

los recursos naturales como elemento de cohesión para

conformar identidad suramericana en el ámbito de la defensa.

La disociación entre las ideas y la praxis política

suramericana está intentando ser subsanada desde la

institucionalidad del Consejo, su tarea no es sencilla pero

resulta estratégica, para disolver la ruptura histórica entre

el ser y el pensar de la historia suramericana.

FUENTES Y BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

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Génesis de la Identidad en Hispanoamérica”. Divergencias.

Revista de Estudios Lingüísticos y Literarios. Volumen 3 Número 2. The

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DC. United States.

SIGLAS Y ABREVIATURAS UTILIZADAS

CAN, Comunidad Andina de Naciones.

CEED-CDS, Centro de Estudios Estrategicos para la Defensa,

Consejo de Defensa Suramericano.

CDS, Consejo de Defensa Suramericano.

ESUDE, Escuela Suramericana de Defensa.

MERCOSUR, Mercado Común del Sur.

UNASUR, Unión de Naciones Suramericanas.

MFCyS, Medidas de Fomento de la Confianza y la Seguridad.