Egocentrismo y escritura policéntrica: la inscripción del autor en Las semanas del jardín

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ANALES Numero s Ano 2OO7 Revista de Estudios Ibé,ricos e lberoamericanos ¿\s \}r ê a PITBLICACION DEL DEPARTAMENTO DE LENGITA Y LITERATURA ESPANOIAS FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS AGADTR . MARRUECOS IBEROAMERICA MARRUECOS PORTUGAL ESPANA

Transcript of Egocentrismo y escritura policéntrica: la inscripción del autor en Las semanas del jardín

ANALES Numero s

Ano 2OO7

Revista de Estudios

Ibé,ricos e lberoamericanos

¿\s\}rêa

PITBLICACION DEL DEPARTAMENTO DE LENGITA Y LITERATURA ESPANOIASFACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS

AGADTR . MARRUECOS

IBEROAMERICA

MARRUECOS

PORTUGAL

ESPANA

E G O CENTRIS MO Y ES CRI TURA P O LI CÉNTRICA ;

tA INSCRIPCION DEL ATTTOR EN LAS SEMANASDEL IARDÍN

MARCO KUNZUNIVERSIDAD DE BAMBERG,

ALEMANIA

T a obra narrativa de )uan Goytisolo a partir de la trilogía Mendiola se

Lcaracteriza por dos tendencias opuestas: por un lado, las fuerzas

centrífugas de la estética (polifonía, atopía, acronía, yo múltiple, etc.) rela-

tivizan j, disuelrren todos los elementos que normalmente refuerzan la

cohesión formal y la coherencia semántica de una novela; Por otro, elúnico

centro constante de estos textos es el ego autorial, que se manifiesta en los

dobles ficticios de J. G., las referencias autobiográficas y auto-intertextuales,

y la tematización de los intereses y aversiones del autor. Desde la novelación

â" .r,.rrn"rosos episodios de su vida transmutados en experiencias del

protagonista fictiåio Á,lvaro en Señas de identidad, Goytisolo pasó a formas

rnat Jofitticadas y, a veces, también menos patentes de la inclusión de sí

mismo como yo autorial en sus novelasl: enPaisaies después delabatøllay La

saga de los lVIarx aparecen personajes-escritores que comparten muchas

características con ei hombre que escribió en la realidad los textos que, en la

ficción, ellos están escribiaiendi (como diría Julián Ríos). Al principio de El

sitío de los sitios, Goytisolo se autoinmola haciendo morir a su nlter e|o en

Sarajevo, sólo para reanimarlo en toda una serie de avatares que se traspasan

la autoría de la novela o algunas de sus partes como en una cadena iniciática

islámica (sitsilñ),Incluso laþluma fuente genésica, única fuerza centrípeta de

Juan sin Tierra, escribió sin duda movida por la mano del Juan Goytisolo

real: reconocemos su inconfundible idiosincrasia en cada pâgina del libro.

Muchos pasajes de sus novelas tienen una motivación personalísima cuyo

he¡metismo sólo se aclara si los leemos a la luz de las memorias y la obra

ensayística. Sin embargo, eI biografismo no es el método más adecuado para

estuáiar el egocentrisrno -mejor setía quizâs decir la egocentricidad, para

I Sob.e Ia evolución de la dimensión autobiográfica en las novelas de Goytisolo y las

diferencias entre su ficción y sus memorias, véanse las páginas iniciales del estudio de

Stanley Black, "Autobiography and Intertexluality in Carniicomedia _by Ill" Goytisolo", en: NUl

Maynooth papers in Spaiish, Portttgtrcse ord Lntin Am*ícnn Sttdies,II,2001,, pp.7-32,

.':

B3

ËGOCËNTR1 SMO Y ESCRITLI.IR/ P O LICÉNT RIC A

evita cológicas negativas del término corriente- de Ia

obra ión del yo autorial se comPrende mucho mejor si

la an dimiento metaficcional deìnspiración cervantina2

q.r" pon" en tela de juicio fa-s

n9cio1¡s de autoría y autoridad y que borra los

Iímites entre ficción'y realida d, y 2" como centro de rma red de relaciones

intertextuales que '/,

cuau textó de Goytisolo,a su obra completa y, sobre

todo, a lo que tiuÏnuät ,'árbol de la literatura". Me pfopongo comentar en este

artículo las d.os tendencias antagónicas en : el escamoteo

de la instancia autorial al servi-cio de un centrífugo (la

escritura policéntrica) y la reinstalación d de su obra (el

egocentrismo), mediáníe los medios de la autobiografía, auforreferencialidad'

auto-intertextualidJ I utgo que podría definirse como autoliteralidad (i'e' el

.-pt"o autoconscientá ae" las letras) o incluso autoalfabeticidad (la función

metatextualdelalfabetocomoprincipioordenador),-peroqueprefierollamar, de un modo un poco más terresire, la reinscripción literal del autor'

ESCAMOTEO DEL AUTORY PROGRAMADE ESCRITURA

Los versos de Luis Cernuda que' a modo de epígrafe ' encabezanEl sitio

de los sitios3 cumplen a todas luces una función programática, pues anun-

cian la polifonía del texto y Ia reducción de ia importancia de la tradicional

instancia del autor hegemónico:

Hnblan en el Poeta uoces uarins:

Escttchemos su coro concertado,

Adonde la creídø domittante

Es tan sóIo Ltna ooz entre las otras4 '

se radicaliza a:ún más en la novela

de los sitios, Goytisolo Parece haber

veredicto barthesiano acerca de laqueda de esta noción Poco comPatible

con la estética goytisoliana) consiste principalmente en las tentativas vanas

de identificar a quién escribió los enigmáticos manuscritos que se van

2 Cf . yosé Manuel Martín Morán, "Alteridad cervantina en la nueva narrativa de Jnan

Goytisolo,,, en: Arurie Bussière (ed.), Enctrentro con luan Goytisolo, Montpellier' GERS

(lmpréttue,núms. 1-2), 2001, pp' 97 -127'' 3 Juan Goytisolo, El sítio de los sitios, Madrid' Alfaguara' 1995'

4 Luis Cernuda, "Díptico españoI", vv.6-9, en: Desolación de la Qrúmern, ed' por Luis

Antonio de Villena; Madrid, Cátedra, 199Qz,p't54'

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MARCO KUNZ

mLlltiplicando, en Las semønas del jardíns se pretende abolir por completo laautoría única a favor de una narración policéntrica de voces heteróclitasque eclipsan casi por completo a Juan Goytisolo, cuyo nombre ni siquierafigura en la portada (¡ni tampoco en el. copyrightl). Goytisolo intenta ocultarsu persona, desautorizándose en cuanto creador del texto, y presenta ellibro como el fruto de la colaboración de un círculo de veintiocho lectoresque, conforme con el modelo del Decamerlne y bajo el título de una obraapócrita de Cervantes6, se han reunido durante tres semanas para contar lavida del protagonista, inspirados, según el primero de ellos que toma lapalabra, en una "breve reseña de una obra de cuyo autor no quieroacordarme, en la que se refiere el descubrimiento en una maleta sin dueñode dos poemarios de índole muy distinta atribuidos sin prueba alguna aEusebio***" (p. 11), El germen de esta situación de partida es un pasaje delQuijote (Primera parte, cap. 47), citado en el primer epígrafe de Las semanas

del jardín goytisolianas como ejemplo de la inclusión de Cervantes en supropia obra de ficción, ocultando y al mismo tiempo revelando su autoría:los personajes de Cervantes encuentran en una maleta un manuscritotitulado El curioso impertinente, y despuês descubren en un aforro una de lasnovelas ejemplares de Cervantes, la Noaelø de Rinconete y Cortndillo; como elprimero les había gustado mucho, el cura "coligió que pues la del Curiosoimpertinente había sido buena, Que también lo sería aquella pues podría serfuesen todas de un mismo autor". Esto es absolutamente cierto, sólo que elcura cervantino todavía no ha alcanzado el grado de autoconciencia esqui-zofrénica del comandante en El sitio de los sitíos y aún no se ha enterado deque él en cuanto personaje del Quijote tambíén es criatura de la invencióndel misterioso escritor, igual que los veintiocho lectores del círculo de Lassemanas del jardín deben su existencia a aquella "entidad prescindible delnovelista" cuya "demolición sistemática" y "alegre y liberadora suplanta-ción" constituía el objetivo principal de su "proyecto común" (p.12).

En el primer capítulo (ALIF) se presenta el programa de la escritura

5 Un círculo de lectores [alias Juan Goytisolo], Las semanas del jardfu, Barcelona, SeixBarral,1997.

6 Cervantes mencionó Lns semnnns del jardín en varias ocasiones: en el prólogo a lasNoaelas ejenrplares (ed. Harry Sieber; Madrid, Cátedra, 798912, vol. I, p. 53) y en lasdedicatorias de Los trnbnjos de Persíles y Sigismwtda (ed. Carlos Romero Muñoz; Madrid,Câtedra, 1997: pp. 108-109) y los Entrenteses (ed. Nicholas spadaccini; Madrid, Cáted¡a,19897t P.95). Existe un manuscrito de cuatro pliegos, encontrado en1,874 en la BibliotecaColombina de Sevilla por Adolfo de Castro, que lo atribuyó a Cervantes: algunos cervan-tistas creen que se trata de un fragmento de Lns setnanos del jardín, en particular DanielEisenberg, que presentó su controvertida hipótesis en un trabajo extenso: Lns "setnanns deljatdín" de Migtrcl de Cercnntes: estudío, edición y facsímil del ntmuscrifo, Salamanca, Edicionesde la Diputación de Salamanca, 1988.

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ËcocENTRls Mo Y ESCRITURA PoLlcÉ,Nrntc¿'

que los veintiocho lectores se ProPonen llevar a cabo en su intento de

(ie)construir la historia del protagonista Eusebio***, desarrollando las dos

versiones divergentes que existen sobre su desaparición al principio de la

glrerra civil españ ola7. Según una, se escapó de un centro psiquiátrico

militar de Melilla con la ayuda de un soldado rifeño; según Ia otra, "sufrió

los <cursillos de reeducación, de unos siquiatras fascistas" (P' LL), que le

aplicaron las ideas y métodos exPuestos por Antonio Vallejo-Nájera en su

libro Eugenesia de Ii Hispanidad y Regenetnción de Ia Raza (Burgos, 1%7)a' 91

círculo de lectores crea una novela colectiva en la que, uno tras otro,

inventan peripecias posibles de la vida del desaparecido, sin la obligación

de respetår lá continuidad lógica y reconociendo la libertad total de cada

narrador de contradecir a sus predecesores: no se trata de revelar la verdad

sobre un individuo de carne y hueso, sino que cada capítulo representa un

deliberado acto de construcción de un ser imaginario, hecho únicamente de

palabras. En rigor existen tantos Eusebios*** parciales como hay narradores

que imaginan los fragmentos de su historia. La figura central no se

compone como un mosaico que, poco a Poco, adquiere su forma definitiva

y completa, sino más bien como un caleidoscopio que, con cada giro que se

ie da, nos ofrece una visión nueva/ a veces semejante a la anterior/ Otra5

veces completamente diferente, pero siempre a base de unos elementos

constantes: "El Círculo cifraba su ambición en Ia mezcla creadora de

planteos y opciones, en el paso de un capítulo a otro a través de fronteras

-ó.ril.r e inóiertas" (p.13). El principio constructivo del desdoblamiento del

personaje, que tiene iu origen en los dos minirrelatos genésicos del incipit

itu f.,gu'y lã conversión), conduce a una multiplicación borgesiana de los

hilos narrativos: "Nuestro jardín cervantino, con sus arriates y macizos de

flores, era también el de Borges: senderos y bifurcaciones, avances y

ramificaciones, altos y vueltatrás" (p. 13). En Las semanas del jardín coexis-

ten, pues, dos corrientes argumentales alternantes:

LIna pretendín trnznr en línen rectn o zigzng ln contint'nción de Ia historin y

construir el personaje n bnndazos: Otra se inclinabø hacio utt tipo de narración

arborescente, con digresiones y alternøtiTJas qLtet desde un tronco central, engen-

drnbnn relntos nutónomos o engnstados,

? Carlos Fnentes, en su reseña cle Ia novela, establece el nexo entre Ia obra de Goytisolo y

Boccaccio: "La peste es el .horrendo inicio> del Decnmerótt. La guerra civil española es el

uhorrendo inici,o> de Lns semnnns del jnrdhr": "Un jardín literario", en El Pnís: Bnbelia, ruim.

372, 25 octttbre 1'997, p. 13.8 Cf. ¡,tlio Rodríguez Puértolas, "Jardines cervantinos y círculos infernales", en: Quimero,

núm. 171, 1998 julio-agosto, pp. 67-69. En el capítulo Je (p. 42), Goytisolo resume el

pensamiento de Vallejo-Nájera en un collage de frases y expresiones tomadas del capítulo

i<XXVl, "La regeneración de la raza", de Eugenesia de la Hispønidod'

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MARCO KUNZ

Los sustentsdores de ltr primera retuuieron la hipótesis de lo "reeducación' de

Ettsebio por los siqtúntrns ettgenistas del Moainiettto, pnra qtLíenes al ntarxisnrc

erø prodttcto de tma degencración sico-sexunl; Ios de In segwtdn, sc aoenturaron ctt

las druns de Ia nryttesiq htida y las hrcllas confttsas de su oidct tútarior (p. 13).

Los lectores del círculo deciden alternar las dos hipótesis divergentes,

tratando de oponer la "convención temática de ceñirse al personaje de

Eusebio" como contrapeso a la "poderosa corriente centrífuga" suscitada

por "los diferentes esquemas y la educación literaria dispar de los nar-

radores" (p. 14), La nãrración más lineal parte del encarcelamiento y lareeducación (¿lograda o fracasada?) de Eusebio***, rebautizado Eugenio

por los psiquiatrãs de la Falan ge, y relata su contacto con un grupo de-fascistas

"uuténticos", agrupados alrededor de los cabecillas Basilio y

Veremundo, que seducen a sus jóvenes secuaces a ritos viriles de iniciación

en los que las prácticas homoeróticas son más importantes que la ideología

vertical. La otia línea argumental, llena de meandros, ofrece, con diversas

digresiones y cuentos intercalados, varias versiones sobre la nueva exis-

tencia que llevó Eusebio*** en compañía del joven áscari que le ayudó en su

fuga. Lãs narrad.ores se comportan a veces como detectives o periodistas

q.tã b,rt.un huellas y testigos en la actualidad, pero los relatos no se

cãmbinan para formaf una versión completa, sino que se descubre toda

una serie de europeos asentados en el Magreb a los que Parecen corres-

ponder las señas del poeta desaparecido, cuya identidad se disemina así en

la multitud de sus avatares.El carácter policéntrico de este proyecto narrativo resulta obvio' Los

veintiocho capítulos constituyen un abigarrado, polifónico y heterogéneo

conjunto que relata la biografía de un solo Pelsonaje, pero sin que sea

posible reducir Ia totalidad de los fragmentos a la coherencia de una ver-

rió.t út i.u y verídica. Cada narrador cuenta, con absoluta autonomía

artística, una parte de la historia en un capítulo formalmente independiente

del resto /, sin embargo, relacionado con él mediante diversos lazos. El

seudónimo coral "lJn círculo de lectores" y la pluralidad de puntos de vista,

preferencias estéticas y credos políticos de los narradores múltiples

ápuntan a la dispersión y disolución de la instancia autorial. Ahora bien,

cõn el hallazgo de los poemarios como arranque de la escritura, el autor

expulsado vuelve a señalar su Presencia en el texto en la primera página ya,

puisto que Eusebio*** es un Personaje de El sitio de los sitios y se \e

ãt.ibry"t-t las dos colecciones de poesías incluidas allí en el apéndice ("Zona

sotádica" y "Astrolabio"), de modo que la obra reseñada que se menciona en

la frase inicial se identifica como El siiio de los sitios del mismo Juan Goytisolo,

del que su substituto ficticio no quiere acordarse, usando esta fórmula

.u*ur,tinu para aludir al origen dèl procedimiento, La ilusión de inde-

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EGOCENTRI SMO Y ESCRITUM POLICÉNTR\CA

pendencia de los veintiocho lectores-escritores que subvierten la autoridad

autorial se ve así contrarrest ada y relativizada por la autoinscripción del autor

Juan Goytisolo,

AUT O - IN T E RTE XT U ALID AD

En la precaria unidad de la obra, siempre amenazada de estallar en slrs

partes difícilmente compatibles, la multiplicidad de los narradores rePer-

cute en la gran diversidad de formas literarias presentes en Las semanøs del

jardín, otra técnicaparahacer desaparecer al autor, Pues no es detectable unestilo personal como marca identificatoria. Entre los veintiocho lectores hay

periodistas, cinéfilos, autores bisoños, alumnos de escuelas de crención

espøñolas y nortenmericanas, sociólogos, abogndos, etnóIogos, un licenciado e¡t

lengtn y literaturn ñràbe, una estudiosa del lenguaje de Queaedo, dos lectores

asídttos de lbn Arabi y otros autores místicos y esotéricos (p. 1'1)'

Este elenco seríaya suficiente Para que comprendamos que el perfil de

muchos de estos narradores contrasta considerablemente con las preferen-

cias estéticas de Juan Goytisolo: el número cada vez mayor de periodistas

españoles metidos a novelistas seguramente no es de su agrado, tampoco

cree en la enseñanza profesional de la creación literaria. Por otra parte, los

dos lectores de Ibn Arabí sí podrían tener ttna sensibilidad afín a la de los

textos goytisolianos inspirados en la mística sufí y cristiana (Las airtudes del

pájaro solitario y La cuarentenn, principalmente, pero también pasajes de E/

sitio de los sitios y otras novelas). Además, las posiciones políticas de los

veintiocho socios del círculo distan mucho de ser compartidas unan-memente:

Algunos de nosotros habíqmos seguido lns peripecias de Ia extrema izquierda

desde eI marxismo-letúnismo puro y duro a unn ncrnciø inofensian y utópica, Ia

mayorín se declnrabøn apolíticos y uno simpøtizabn con los ideales y consignas de

Ia ultrnderecha (p. L2).

Aqni el ácrata es, sin duda, eI que está más cerca del pensamientolibertario de Goytisolo, mientras que el ultraderechista representa su antí-poda más extremo, Si Goytisolo nos diera la lista completa, un análisisformal, estilístico, temático e ideológico permitiría, en muchos casos/

averiguar a quién se debe un capítulo determinado. Las formas, se nos dice,

van "del realismo tradicional o conductista al cuento onírico y fantástico"(p.12), se usa a veces la tercera persona/ otras veces la primera, y se enfoca

al personaje Eusebio*** "de ordinario desde fuera, a veces desde dentro y,

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MARCO KUNZ

en ido de pasada" (p'12)' Con esta información

fra algunas conjeturas en cuanto a Ia identidad

de cipítulo FÁ' plagado de palabras árabes'

debe de ser 1a contribución def licenciado orientalista (comparte con

Goytisolo la fascinación Porpedantería filológica lo con

verbal del interrogatorio de

parece la obra de un abogado,(DZA

äe Basilio en el capítulo JA o la cart

los ideales fascistas de su autor ultrmente responsable de la "Iluminación viscontiana del fin de Veremundo y

ilrìï;'i;{ üiÑ; AÍN es un cuento fantástico en la tradición de lo real

maravilloso; etc. Debido a las diferencias de origen, profesión, ideas

oolítica e los ofrecen unar ------ menudo noamolia gua]e----.r - ã"", oytisolo; sincorresP ones

ã*uurio, es posible Ieer Las se especie de

autorretrato antológico de la(s) isolo: P' ej'

encontramos tanto e"l realismo de su narrativa temprana como las visiones

oníricas (BA, TA) de La cuørentena,

aborrece (v. gr. la retórica del

discurso de la rePresión Y dirigié

experimenta con formas nar.rativas

måravilloso (AÍN)10. HaY, además,

cuentos autónomos (RA, SAD, T'

Goytisolo en el resto de su obra'

Aparentemente diluida en la polifonía heteróclita de las partes, la

instancia autorial no renuncia a insãribirse en el texto, y no sólo 1o hace a

enmascarar sus verdade¡as convicciones y s

lade

sé María Alfaro sobre el "Ausente" (pp' 55-56) y

de las JONS" de )osé Antonio Primo de Rivera y

del himno falangista "Cara al sol"'l0 Lo h"ce tan bien que Ia traducción inglesa del cuento sobre "Los hombres-cigüeña" ftre

incluidaenantologíasdËlircraturafantástica, comoYear'sBestFnntasyandHorror'13'ed'por

EIIen Datlow y Terri wl"ãii"g; New York, St. ìvfartin's Press, 2000, y Dednlr'ts Book of Spnnish

Fantasy,ed. por tvturgurJ¡. Coüu y Annella McDermotç Londory Dedalus' 1999' pp' 135-1'42'

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EGOCENTRISMO Y ESCRITURA POLICÉ,NTRICA

través de sus temas y estilos característicos. Sin embargo, con la excepciónde los capítulos ALIF y WAU,los detalles autobiográficos y las referenciasexplícitas a sus obras anteriores son mucho más raras en Las semønas deljardín que en las novelas precedentes. En RAÍN, pone en boca de un cinéfilo(que obviamente comulga con ideas artísticas opuestas a las de Goytisolo)una alusión irónica a Reiaindicación del Conde don lulión, haciéndolo declararque le "aburren soberanamente las obras difícilmente adaptables a lapantalla tipo Joyce, Céline, Thomas Bernhard o ese conde don Julián sobreel que tantas y tan cargantes tesis se han escrito" (p. 125). Goytisolo reanudaasí, aunque sólo en una forma muy rudimentaria, la inclusión de críticasnegativas qlle, en obras anteriores, se personificaron en el Vosk de Juan sinTierra o en el editor y su asesor en Lø saga de los Mørx. Sin embargo, con estono se desautoriza realmente a sí mismo; al contrario, reafirma su autonomíaintelectual y artística, pues la opinión de un solo miembro del círculo pesamucho menos que la continuación consecuente de su itinerario literario, sinhacer concesiones a sus detractores, que vemos cristalizarse en la totalidadde los veintiocho textos heteróclitos que constituyen el libro.

La onomástica usada en Las semnnas del jardín para denominar aalgunos personajes adquiere una significación especial si conocemos laopinión de Goytisolo sobre los tocayos reales, Cuando los psiquiatrasfálangistas convierten al protagonista Eusebio'r*)F a los ideales del nacional-catolicismo, le dan una nueva identidad y un nuevo nombre, el del filólogoy cervantista Eugenio Asensio, un adversario de las ideas de AméricoCastro sobre el origen judío de muchos escritores del Siglo de Oro y, porconsiguiente, defensor de la limpieza de sangre de éstos. Por supuesto,Asensio no es santo de la devoción de Juan Goytisololl: por sus intentos, enun ensayo titulado "La peculiaridad literaria de los conversos"r2, de"demostrar las ,,chapuzas>> y <arte de juglaría> de los trabajos de Castro",Goytisolo lo tilda de "espejo de anticuarios"l3. No más halagador que laconversión del "invertido" Eusebio+** en Eugenio Asensio resulta lainversión del conocido crítico Miguel García-Posada en ,4.ngel Posada

I I "De haber tenido oporturLidad de conocer al señor Asensio, le hubiese aconsejado que,con la misma ingeniosidad que demuestra en manipular los argumentos de Castro para<probar> el origen crisfianonuevo de Quevedo, se sirviese, por ejemplo, de los argumentos deMenéndez Pidal en favor de la milenaria continuidad histórica de España para deducir a suvez, fundándose en las palabras de Estrabón y de Trogo, el origen hispánico (numantino osaguntino) de los desdichados habitantes de Biafra": Juan Goytisolo, "Supervivencias tribalesen el medio intelechral español", en: Disidencias, Barcelona, Seix Barral, 1977 , p.148, nota 8,

l2 Cf. E.,g"r,io Asensio, Ln Espnñn imnginndn de Américo Castro, Barcelona, EI Albir,1,976,pp.85-117.

l3 ¡,.tu., Goytisolo, "Anticuarios" , en: Cogítus ínterntpttts, Barcelona, Seix Barral, 1999, pp.

83-88, cito p. 87.

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MARCO KUNZ

García (P. 95), jefe del gruPo "Mártires de Aragón" y agente del Servicio de

Información Militar. eîoiu bien, la ficcionaliãación del crítico de EI País

ación, una Positiva Y otra negativa:

;';ïÏ::î":î'Jn:"ffff l:åå1:Ï':Miguel García Posada" acerca de un

,,Tapado Anónimo" que se vio "obligado a ocultat Ia razón de su muerte

como había ocultadó la verdad de su vida"14; negativa, porque G19.i1-

posada, en una reseña ð.e Et sitio de los sitios, calificó esta novela de " delirio

ramente probosnio", le reprochó qu9 la "doctrina chupa

pulpa novelesca hasta convertirla en un discurso

s retåricos", criticó que ,'los tópicos, los estereotipos y el

ulo demasiado a menudo" Y declaró

elo en eI Paraíso, aunque ésta no sea

tes exegetas"ls' Si, como creo/ po-

como una esPecie de continuación

deElsitiodelossitios,laapariciónenaquélladeunGarcía-Posadamaliciosamente invertido poåria leerse como una reminiscencia más,

aunque muy discreta, de la obra maestra de Cervantes'

críticas de la primera parte en la segunda'

En los cåpítulos DAL (p. 49) y efN 1p' 1'1'6) apare

marroquí llamado Hamid Triki que, Pese a ser un tocay

historiador marroquí que vive en Marrakech' admit

cionalidad y se identificá con un Personale ð,e El sitio de los sitíos (p' 1a1) que

le mandó a un estud.ioso de Sarãlevo un informe sobre un santo magrebí,

Ben Sidi Abú AI Fadaí116, cuya reencarnación podría ser el difunto y

desaparecido J' G.:

MinombreesHamidymisinicialesfigttnnenlapâginal'4ldelanoaelauryo úttico ejemplar, deíaparecido con'ta mnleta que lo conteníø, íntentan

constrtir laborios,amente ttsted y sus nmigos Q' aÐ'

Es decir, en El sitio de los sitios no sólo se encuentra el germen del

núcleo argumental d'e Las semanas del jørdín, sino que es la novela entera lo

1..," to, leîtor"s del círculo tratan de rãcreur sin haberla podido leer, por 1o

14 Juan Goytisolo, "Caído en el campo del honor", en: El bosque de Ins letras, Madrid,

Alfaguara, 1995, pp. 109-117 , cito p' 116'

15 Miguel García-Posada, "Cercos y heterodoxias", en: E/ País: Bøbelin, núm' 213' 18 de

noviembre de 1995, P. Il't6 Este ,padre de las virtudes' es el santo patrón de la calle Derb Sidi Abou Al FadaÏl'

donde se encuent¡a la casa de Juan Goytisolo en Marrakech'

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EGOCENTRISMO Y ESCRITURA P OLICÉNTRICA

que les sale un texto completamente distinto: no logran el artificio de pierreMenard al reescribir el Quijote ni el del historiador musulmán de Sarajevoque, en El sitio de los sitios, compuso, en su "aproximación intuitiva a la obraperdida del santo", unos poemas "que coincidían verso por verso con loscopiados en el poemario"lT. La identidad a pesar de la diferencia o ladiferencia en la identidad es el motivo y procedimiento técnico que enlazay une las dos novelas: la cadena de las versiones de J, G.

-Juan Goytisolose crea como ølter ego h figura de un español muerto en Sarajevo, que seconvierte en un ârabe, que es reencarnación de un santo magrebí,que es undoble del poeta homosexual I. G. liberado del manicomio al estallar laGuerra Civil, quizâs idéntico al Eusebio internado en una clínica psi-quiátrica en los mismos días- continúa con las metamorfosis de Eusebió***,quien en Las semanas del jardín cambia de identida d y biografía de un capítulo aotro. Los dos libros que, según Triki, deberían ser idénticos, resultan muydiferentes, pero contienen una serie de técnicas, preocupaciones y motivosanálogos, como si la escisión de los protagonisias I. G./ Ben sidi Abú AlFadaíl y Eusebio***/ Eugenio se repitiera al nivel de la macroestructura delas novelas, de modo que E/ sitio de los sitios y Las semanas del jardín podríanser las dos iaras contrapuestas de una sólo novela esquizofrénica y bicéfala.

LA CONSTRUCCIÓN DEL AUTOR

como acabamos de ver, la aparente ausencia del autor nos provoca abuscar indicios de su presencia. Y esta búsqueda nos revelará finJmente suubicuidad y omnipotencia en el espacio de su creación. Los puntosestratégicos del texto que más se prestan a poner de relieve la instanciaatrtorial escamoteado son el incipit (cf. mi comentario del capítulo ALIF) y,sobre todo, la zona final de la novela18. En el penúltimo capítulo de Lassemanas del jardín,los veintiocho mier bros del círculo deciden crear a unautor para su obra colectiva:

l7 ¡.tu.t Goytisolo, El sitio de los sitios, op. cit.,p. 142. Los lectores del círculo se comportanno tanto como Pierre Menard qtte/ en el famoso cuento de Borges, se propone reescribirliteralmente una obra conocida, sino más bien como el misterioso doble de'tbn Arabí querecitó en Sevilla Lrnos versos que éste estaba escribiendo en el mismo momento en Túnez (cf.Wolfgang Neumann, Der Mensch nnd sein Doppelgänger. Alter Ego-Vorstelhmgen in Mesoaàe-rikn und im sufismus des lbn 'Arnbi, wiesbaden, FÃnz-steiner välug, 19g1, pp. 169-770), conla diferencia de que en.la novela de Goytisolo se t¡ata de una recrðación inùitiva posieriorsin disponer de los originales, no de una creación simultánea.

.18 Cf. .ni libto Elfínnt de la noaeln.Teorít, técnicny nnálisis clel cierre en In literatttrn modernn

en lengun españoln, Madrid, Gredos, 1997, en particular la tercera parte, ,,Circularidad yapocalipsis: la metaficción y el final de la novela¡'.

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MARCO KUNZ

dispersarse, inaentó tm nrúor, Desplús de

us miembros lucieron aastos conocimientos

;:i\:;,::#:T:';,í:{::ioy,;ä!;'r:'å,i,:,:enrmastrúomontajeensobreimpresiómylopegaron,pararizarelrizo,colnoLmmonigote, en Ia solapa del libro þ' 175)'

De esta manera, el autor Goytisolo aParece también como el último

avatar de Eusebio***, es decir, como utlubótt final de la cadena de

Transfiguraciones del personaje y transmisiones de la autoría' La invención

del autãr al final dei libro destaca su carácter de construcción, de un

monigote paródico de la instancia autor presenta

irónicamente la resurrección de la in a por la

vanguardia teórica de los años 60, ante y Michel

Foucaultlg: el autor desaparece, se eclipsa, es reemplazado por los lectores,

pero siempre surge de ús cenizas como un fénix camaleónico' Aunque su

identificación no imponga un sentido definitivo al texto, sí faôilita la

orientación en un espu.io- (inter)textual delimitado por las preocupaciones

y-pi"r".".,cias de Juän Goytisolo. La adscripción del libro a él (que, si le

í,,r¡i"ru importado el ano.rimato, habría poàido publicar la novela bajo el

seudónimo de "LJn círculo de lectores" sin revelar su identidad con trucos

tan evidentes) añade nuevas relaciones intertextuales a las ya explícita-

mente mencionadas o latentemente presentes en el texto y la bibliografía

final: invita a los lectores extraficcionales a navegaf por las obras de

Goytisolo y sus autores predilectos en busca de claves adicionales (invi-

tacíón,dicho sea de paso, bast ón para el

receptor empírico, pies dudo necesiten

esta revelación de la autoría a novela)'

19 Cf. lu lectura q*e propone Jean Alsina, "L'auteur ð.e Lns sentnnas del jardín: De Michel

Foucault a Juan Goytiroio", ..,, Annie Bussière (ed'), op' cit'' pp' 147-767' Alsina señala con

acierto Ia existencia de dos autores en la novela: "ll faut bien séparer Juan Goytisolo e_t (Juan

Y us à la même référence'

à u' Le second à une non

fa buée à un Produit litté-

te r le marché" (P' 1aB)'

93

ËGOCENTRJ SMO Y ESCRITLIR/4 POLICÉ,NTRICA

Pese a tantos esfuerzos fingidos para ocultarse2O, toda Ia novela es una

especie de autorretrato del Goytiiolo que bien conocemos, como señaló

Darío Villanueva en una reseña de Las semønns del inrdín:

Es el GoYtisolo que una Y otra

Espaíia negra, fntalmente actun

debelndora de toda disidenciq,

Goytisolo que encuentrn un lenitia

tan Próximø Y tnn lejnna a Ia aez P

Confiriéndose dentro de la ficción una definición debida en parte al

azal, enparte a argumentos inextricables, Goytisolo subraya la ca_sualidad

de su orlg"n y la incertidumbre resp lcto a su identidad. La pluralidad del

personaje:autor se refleja también en las variantes ortográficas del

apettid,úz del autor, y la autoironía culmina en las diversas interpretaciones

dL su nombre Juan: "¿Lanas, Sin Tierra, Bautista, Evangelista?"' Un Juan

Lanas eS un "hombre apocado que se presta benévolamente a todo cuanto

se quiera hacer d,e ê1"25, o sea, alu de autor-

marioneta inventado por el círculo n cambio'

fue originalmente el ãpodo de un r 167-121'6)'

qrl" p"îaiO todas sus tierras en Fr ytisolo

uiudË aquí a su autorrepresentación como disidente apátrida en luan sin

Tierra, cuyo título corresponde además a un seudónimo utilizado por

Blanco white, Y Juan Bautista Y Juan Evangelista son eslabones de la

cadena de santos que encontrará su coronación irónica en el San Juan de

20 En lu campaña publicitaria, la editorial Alfaguara publicó una reproducción de la

portada con una io"siu et que las letras iniciales de cada verso formaban el nombre de Juan

boytisolo, igtral que el acróitico al final de La Celestinn, rindiendo así un pequeño homenaje

a Fãrnando de Rojas, tan admirado por Goytisolo'2l Darío Villanueva, "Las semanas del jardín" , en: ABC cttltural, núm, 316, 21 de

noviembre de 1997, P. 1'3.

22 Con las tres versiones de su apellido ("Goitisolo, Goytizolo, Goytisolo"), Goytisolo

alude a la historia de su familia: el origen euskera, la rama cubana de azucareros, la

burguesía barcelonesa. Miguel Dalmau explica Ia etimología de este anhopónimo que ''se

deriva del vocablo uur.o gãi que significa uparte superior", el sufijo locativo fi y el vocablo

solo con la acepción ¿s .cãmpð, herãdadu", ãe modo que probablemente "el portador inicial

del apellido fle persona qúe fijó su residencia en algún terreno elevado": Los Goytisolo,

Barceiona, Anagråma, 799'i, p' 1â. La segunda g es del apellido en

Cuba, donde lós siervos .tágrot de un ant taron su apellido

convirtiéndolo en uGoytizoloi, nGuaytisolo, que aparecen aún

en Ia guía telefónica de Cienfuegos" (ibidem,p,22)'23 yosé María Iribarren, EI porquê de los dichos, Pamplona, Gobierno de Navarra: Depar-

tamento de Educación y Cultura, 19947, p.204'

94

MARCO KUNZ

Barbès-Rochechouart de Ia Caraiicomedia.

Sin embargo, si la función principal del juego de escondite a que nos

invita Goytisolò es su intención declarada de hacer estallar la noción misma

de autor, *at a" veinte años después de su atentado contra el "personaje de

carne y hueso" que se ProPuso dinamitar en Juan sin Tierraza, el final

subvierte el proyecto ai mismo tiempo que Parece concluirlo con la

ridiculización de ia instancia autorial, Al presentar al autor como producto

del acto creativo de la lectura, no sólo sugiere que su escritura emana de lo

mucho que ha leído él mismo, sino que más aún invierte, en cierto sentido,la

célebre frase de Roland Barthes: "la naissance du lecteur doit se payer de la

mort de I'auteur"2s. Al final de Las semnnøS del jardín, la dispersión y

evanescencia de los lectores se Paga con el nacimiento del autor' No

discrepa, empero, con las ideas de Barthes, pues lo que Juan Goytisolo

pur"." quereisubrayar es que/ en fin de cuentas, nosotros, los lectores reales

de textos como Las iemanas del iørdín, creamos y recreamos, a base de 1o leído

sobre y de ellos, tanto al personaje como a su autor en nuestra conciencia,

nosotros les conferimos una identidad tanto a Eusebio*** como a Juan

GOytiSolo, que no eS menos una construcción que "Su" criatura. Creo que,

más que un réquiem por el autor,la novela pretende ficcionalizar la idea del

texto scriptible en el sentido que Barthes da al término en S / Z: no quiere ser

un objeto destinado a un consulno más o menos pasivo, sino un desafío que se

propó.ru "faire du lecteur, non plus un consommateur, mais un producteur du

iextã", de brindarle la oportunidad de "jouer lui-même, d'accéder pleinement

à I'enchantement du signifiant, à la volupté de l'écriture"26'

Dentro del espacio textual, autor y personaje de Las semanas del jardín

son entes virtualãs, productos de un acto creativo pluriindividual' El

narrador del capítulo inicial pretende que su papel "se redujo a laestructuración de lo que algún crítico de vanguardia llamaría ..hiPertexto""

(p. 14): uliliza este término proveniente de la informática, que fue forjado

.ì lor años 60 por Th. H. Nelson y que se aplica, en la actualidad, a los

textos conectados del internet y también a ciertos experimentos de escritura

colectiva en la Red. EnLiterøry Machines (1980), Nelson definió el hipertexto

(hypertext) como una red de bloques textuales enlazados de manera

elãctrónica, que le permite al lector el contacto interactivo con los textos:

24 TuunGoytisolo, I tnn sín Tí erra, Barcelona, Seix Barral, 1985a, p. 295'

25 Roland Barthes, "La mort de I'auteur", en: I¿ bnissetnent de la Inngue, Paris, Seuil, 1984,

p.6g.Laformulación "acabar con la noción opresiva y omnímoda del Autor" (p. 12) recuerda

ias palabras de Barthes al criticar que "l'image de Ia littérature que l'on peut trouver dans la

culture courante est tyranniquement cent¡ée sur I'auteur, sa Personne, son histoire/ ses

goûts, ses passions" (p.6Ð'26 Roland Barthes, S/Z,Paris, Seuil, 1970, p. 10.

95

EGOCENTR/ SMO Y ESCRITLIRA P OLICÉ,NTI<I CA

puede relacionarios unos con otros según sus propias preferencias,rompiendo el orden lineal fijo impuesto por el libro impreso y también lasecuencia causal de la narración. La idea del hipertexto, tal como se

manifiesta en el internet, puede entenderse como una concreción de lanoción misma de la intertextualidad concebida como un tejido, en principioinfinito, de lazos entre textos27, semejante al que describe Barthes en "Lamort de I'auteur", descripción aplicable también, quizâs con algunos ligerosreajustes, a Las semanas del jardín de Goytisolo:

Un texte est fnit d'écritures multiples, issues de phtsieurs atltures et qui mtrmtles unes aaec les autres en dinlogtte, en parodie, en contestcttion; mais iI y n un lieu où

cette multiplicité se rassemble, et ce lieu, ce n'est pas I'nuteur, comme on l'a ditjusqu'à présmt, c'est le lectetLr: Ie lecteur est l'espace même où s'inscriarnt, sans

qtiaucune ne se perde, toutes les citations dont est faite une écriture; I'unité d'wttexte n'est pns dnns son origine, mais dnns sa destination [...]28.

Joaquín María Aguirre tiene razón sólo en parte cuando señala que, enel caso de Las semanas del jardín, "nos encontramos ante un fingimiento, anteuna estilización de una forma hipertextual y no ante un hipertexto"29.Evidentemente, no se trata de un auténtico hipertexto, pero también hayque tener en cuenta que la referencia de Goytisolo al hipertexto no carecede ironía, pues no es él ni su narrador quien utiliza el término, sino que se

dice que lo haría "algún crítico de vanguardia" (como Aguirre, podríamosañadir a posteriori). Además, aparte de la creación colectiva, característicatambién de la literatura oral (allí combinada con el anonimato), Goytisolo,mucho más familiarizado con los relatos de los halaiquíes de la plazapública que con las computadoras, no imita la forma de red del hipertextoni rompe la linealidad del relato, como Io hizo, por ejemplo, Milorad Pavicen su Diccionnrio jñznro (Hazarski reðnik,1,984), construido como enciclopediaen tres partes y con artículos ordenados por orden alfabético y llenos dereferencias a otras páginas del mismo libro, de modo que allí el lectorrealmente tenga que buscarse su "trayectoria particular dentro de las

27 En el análisis de algunos capítulos deLns semnnas del iardín, es lícito utilizar el términohipertexto también en la definición de Genette, en Palímpsestes. Ln littérnture nu second degré,

Paris, Seuil, 7982, es decir, como todo texto derivado de otro anterior (el hipotexto) porimitación o transformación, pues esto es lo que hace Goytisolo, p. ej., en el pnstíche deldiscurso fascista (IA, DZAL), la reescritura, atribuida a Eusebio, de una carta de VicenteAleixandre (DZAL), o el recurso a determinados modelos de narración y estilo, como elrelato fantástico del realismo mágico (AfN o el cuento de Lns 1001 noches (SAD).

28 Roland Barthes, "La mort de I'auteur", op. cit,, p.69.29 Cf. s, reseña de la novela, publicada en la revista virtual Espéculo,núm. 8, 22-lV-1.998,

http://www.ucm.es /OTROS,/especulo/numeroS/semanas.htm,

96

MARCO KUNZ

ð.e Løs semønøs del inrdín;nada Para evitar el orden

ePisodios de la vida de

?jåjül';'an ante todo lectores Y

comentaristasdelosdiversosmanuscritoshallados/Peroalgunosde.ellosescribían también purtes de la novel a; en Las setnønas del iørdín' en cambio' los

socios d'el círculo actúan te como escritores (sólo algunos se dan

a sí mismos el PaPel de

disolución de la instanci

se llevan a cabo en un complicado jue

laslos e desmentidas Por nuevas

inf encontrados Y la Posible

identidad de sus autotes: en un Pr ccionalización progresiva'

relatos que en la primera lec.tura-le. toman por -.ve1idicos"

(i' e' corres-

pondientes al nivei de la ,,realidad" dentro de la ficción) se convierten en

äbrut ficticias inventadas por algún pe

la paradoja conducen al final a un

insåluble. Mientras que en El sitio de Io

autores de una manera no previsible

narración parte del hallazgo de dos 'quemástardeaparezcanotrostextos,ysefijadesdeelprincipioelnúmerode ios autores en veintiocho, que uderr,äs todãs escriben ficciones' a pesar de

las formas usadas Y la

una investigación de

literarios, Y todos los

comienzo de su creac

culmina en la invención de un auto

decir, si consideráramos las dos nov

un movimiento de progresiva desapa

ditor, el compilador) su identidad se

rias. Las setnnnas del iørdín, en cambio'

se presenta incluso en los paratexto

círÉulo de lectores, Y sóIo en el Pen

contertulianos se forlan, como den

seudónimo Juan GoYtisolo: el aut

97

EGOCENTRI SMO Y ËSCR/TL¡R.A P OLICÊ'NTRICA

portada y la solapa del libro, se convierte en la ficción de sus criaturas' En un

movimientO variaS Veces repetidO, laS unidades "aqtor" y "prOtagOnista" Se

fragmentan en múltiples versiones incompatibles, para_ volver a unificarse al

fináI, y la pluralidad no se reduce a una solución privilegiada en detrimento

de las demás altemativas ofrecidas Por el texto, sino que el conflicto entre las

fuerzas centrífugas se resuelve en la fusión de éstas -PeIo no en su neutra-

lizacióno n"gu.ió. mutua- en una trridad que es irreductiblemente plural30:

la novela como manuscrito que contiene todos los manuscritos, el personaje

que es la suma de las versiones que coexisten sobre su biografía, el narrador

como cofo concertado compuesto de voces independientes, el autor como

multitud e individuo al mismo tiempo'

t,{ REINS C RIP CI ÓN LITERAL DEL AUTOR

cuando, al final de la novela, los 28 lectores se crean un autor, 1o

llaman Goytisolo y le inventan una biogtafía y una obra, le componen

también "un rostro con distintas imágenes en un astuto montaje en

sobreimpresión" y lo pegan en la solapa del libro: allí vemos su foto, y en la

cubierta de Las ,r*oroi del jardín aParece en el fondo el rostro de ]uan

Goytisolo, que contempla una cigüeña, símbolo de la transformación y la

mifración 1ãf. et capítulo AfN). Esta imagen de la cara del autor no sólo

remite al comienzo a.t libro en cuanto objeto material, sino también al

origen mismo de la escritura de Juan Goytisolo, como éste reveló en la

',Cónología" incluida al final de Disidencias, escrita por Goytisolo en tercera

persona: ãllí menciona el procedimiento de intercalar fotos en sus novelitas

juveniles3l y opone esta técnica a las descripciones detalladas de Balzac:

Al mismo tiempo tL945-461 escribe y "edita" periódicos y reaistas y pe]!

fotografías -recortn'das de Semøttø o Primer Plano- en lns páginas manuscritas de'sus"noîelas

pnra eaitarse la molestia de describir a sus personaies -unn idea que

30 Liodu Gould Levine comparó la estructura relativamente acentrada de ltts sentnnns del

jorclín con la noción de rizoma según Deleuze y Guattari, pero matiza sus observaciones: "Si

tier-, la multiplicidad no jerárquicã caracteriza los varios relatos de los lectores de la novela de

Goytisolo, [...] también Îay varios centros en el t de

Euíebio ^it*t, y el subyacente, Juan Goytisolo": de

Iectores", en: IngËr Enkviét @d.), Un círculo de relccto 98'

Almería, Instituto de Estudios Almerienses/ Diputación de Almería, 1999, pp. t25-134, cir.o p.

130, nota 12.

3l Como ejemplo, cf. Ia página del manr"rscrito de "Hallazgo macabro" que reproduce

Ryan prout en'Feai ancl Cendiriig. Peclophobia, Effeminophobia, nnd Hypermnsailine Desíre in the

Work of ltnn Goytisolo, New York (etc.), Peter I ang, 2001, p' L35'

98

no se le ocltlrió ialnás, por eiemplo, a Honoré de Bnlzac32'

Los lectores inventan, pu€s, al autor mediante una técnica que éste

inventó cuando empezó a cónvertirse en un escritor. Evitar el retrato verbal

del rostro sustituyéndolo por la fotografía constituye, sin duda, un rechazo

de la estética realista, y la inclusión del procedimiento en una novela

funciona como recurso autorreferencial que pone de relieve las ideas Poeto-

lógicas del autor, pero también es un recuerdo autobiográfico' En Las

seäønas del jardín sé rompen además los límites entre el texto novelesco y

sus paratexios de las solapas y la cubierta. Sin embargo, incluso en estas

circunstancias extremus q,te niegan su autoría, Goytisolo se manifiesta en y

a través de la escritura, siendo el juego metaficcional y antirrealista un

rasgo más de este retrato del escritor como hombre escrito-escribiente-

leíd"o. Y es precisamente con la creación del rostro que la invención del

autor al final de su obra se relaciona con el programa creativo de la novela

entera tal como se exPone en el primer capítulo. El retrato fotografiado y

colocado en las afueras paratextuales del texto sólo nos despista un

momento del rostro de letras que está en el texto, que es el texto.

Las letras y el rostro se vinculan de r.rra manera muy particular en Las

setnanas det jaidín. Para ordenar los capítulos, Goytisolo utiliza las vein-

tiocho letras del alifato, el alfabeto âtabe33, y podemos suPoner que se trata

de más que un capricho del autor, ya que éste justifica su elección en las

páginas iniciales de la novela, cuando dice que dos de los lectores eran

lectores asiduos de Ibn Arabi y otros atúores místicos y esotéricos. Uno de

ellos, urufí influida por lø CábøIn y las teorías de Pitñgoras'

adttjo umérica del atfabeto ørábigo y su relación con eI rostro

hrLma doble de las catorce letras que componen éste' es decir

aeintiocho - tantas como caracteres del øIifuto - aI númeto de colectores del Círculo

(pP,1'1--L2).

un hurufí, sensu strictol es un partidario de una secta islámica extre-

madamente heterodoxa que surgió del chiísmo en el siglo XIV y se difundió

sobre todo en el Irán y Turquía. El hurufismo desempeña un papel

MARCO KUNZ

32 ¡rru., Goytisolo, "Cronología", en: Disidencins, Barcelona, Seix Barral, 1977, p.336'E¡ Lo

Sngndesóelmismoprocedimientope"gandondoloasí:'.volvistealosorí-g"ã", d. enojoso retrato balzaciano de

tus novel s de artistas de cine de la época y las pegabas a

Ias páginas del cuademo manuscrito con el nombre de tus héroes y heroÍnas" (p.216).

i3-Cf. Step¡ranie Gratwohl, "El alifato e¡Itts semanas del jardín de Juan-Goytisolo", en: Yvette

S¡ínchez (ed)) por orden alfnbético,Basel, Romanisches Seminar: ARBA 72,7999, pp. 111-118'

99

ËGOCENTRI S MO Y ESCRITUR,4 P O LICÉ,NT RIC A

importante en la magnífica novela El libro negro (Knra kitap, L990) del turco

Orhan Pamuk, en particular la creencia de que los hombres llevan inscritos,

en los rasgos de su cara34, letras árabes que contienen el secreto de su

destino. Goytisolo dedicó un ensayo entusiasta a la obra de Pamuk, donde

destaca precisamente la importancia del hurufismo y resume su historia:

Las profecías ntesiánicas de Fazlnlá, un natiao de Jornsán de la segt'mdn mitad

del sigto XIV, originaron un moaimiento a Ia aez ntístíco y subaersiao basado ett

el descifrnmiento del sentido secreto, inuisible, de las letras del alfnbeto órabe en

el qtte fue esuito el Corán. Dichø doctrinø letrista [,,.] establecín una finatelnrøña de reløciones entre eI rostro de løs personøs, el signo lingüístico y Ia

søIaación de Ia humanidad, Aunque Fnzlalá -autoproclømødo Møltdi o Mesías- ysus principales discípulos fueron condenados por herejín y perecieron de muerte

aiolentn, eI huntfismo se ntnntuao con distíntos disfraces en el centro y este de

Anatoliø t., ,13s.

Hurufí se deriva de luruf, plural de lnrf 'letra',pot lo que, en un sentido

más amplio, el término hurufí designa también al experto en la inter-

pretación esotérica de las letras árabes36,la ciencia llamada 'ilm al-hurùf,

sobre la que Ibn Arabí, el gran místico andalusí, incluyó un larSo tratado en

stts lluminaciones de La Meca37, obra citada en la biblio grafía al final de Las

setnanas del jørdín, Comparable a Ia Gematria de la CábaIa iudía, se tlataprincipalmente de una técnica de interpretar las palabras del Corán, porejemplo, sumando el valor numédco de sus letras Según un sistema deter-

minado y buscando otras palablas con el mismo valor. Además se esPecula

sobre la motivación y significación de la forma de los grafemas árabes y las

relaciones entre palabras que comparten o emPiezan por las mismas letras,

cïeando así toda una red de asociaciones capaces de revelar el sentido

profundo del texto. Según los hurufíes, el rostro humano se comPone de siete

34 Mientras que los hurnfíes descifran el texto ocnlto en la cara humana, Julio Ortega

sugiere leer Lns semnn(ls del jnrdín "como el proyecto de componer un rostto que termina

proponiendo dos: el poeta y su doble, la vida improbable y la escritura probatoria, la

historia fantasmal y la ficción factual": "]uan Goytisolo, Castilla del Pino y la biografíaimaginaria", en: Cuadernos Hispanonmericnnos, n3m. 585,1999 marzo, pp. 143-1'47, cito p.147.

35 ¡.rar, Goytisolo, "Constantinopla constantinopolizada", en Quimern, núm. 143, 1995

diciembre, pp.36-44, cito p. 39. Sobre Ia histo¡ia de la secta, cf. Hellmut Ritter, "Die Anfängeder Hurtrfisekte", en: Oriens,VII, 1954, pp. 1-54.

36 Cf. el capítulo "Buchstabensymbolismus in der Sufi-Literatur", en: AnnemarieSchimmel, Mystísclrc Dimensionen des lsløm. Die Geschíchte des Sttfinms, Köln, Eugen Die-

derichs, 1985, pp. 57 8-602.37 Cf. Denis Gril, "La science des lettres", en: Ibn 'Arabi, Les Illuminntions de La Mecque,

Paris, Sindba d, 1988, pp. 383-487.

100

MARCO KUNZ

lÍneas (p. ej. cuatro pestañas, dos cejas y el pelo; o también las dos partes delbigote, las patillas, las perillas y la "mosca" en el labio inferior) que, multi-plicadas por los cuatro elementos, dan veintiocho, número de las letras delalifato3s; o, como explica Pamuk en EI libro negro (segunda parte, capítulo 7), se

duplica la cifra 7 debido a la divisoria que constituye la línea de la narí2, ydespués se añaden a la existencia imaginaria de las catorce signos sus catorce

formas reales: el resultado es, en ambos casos, veintiocho. Así la cara se

convierte en manifestación de las palabras divinas, inscritas en sus rasgos

como si éstos constituyeran un precioso manuscrito del Corán39. Por otraparte, en los monasterios de la orden bektachía0 se encuentran a menudocuadros que representan, mediante un hábil uso de la caligrafía, los nombresde imanes o combinaciones de palabras sagradas en forma humana.

Las especulaciones sobre el sentido oculto de las palabras puedenconsiderarse como la revelación de los secretos más sagrados o, al contra-rio, como un disparatado delirio de la interpretación. Personalmente,prefiero lo segundo, lo que no me impide delirar a mi vez, por el meroplacer de explorar las posibilidades significativas de un texto que me invitaa ello. Tanto las alusiones a los hurufíes, explícitamente relacionados con

semejantes interpretaciones de los sentidos ocultos de las letras en otrasreligiones, como los comentarios de Goytisolo sobre la novela de Pamukme hacen sospechar que el empleo del alifato en Las semanas del iardínencierra un secreto cuyas claves quizâs posea sólo el autor (o ni siquiera él).Las referencias explícitas de Goytisolo al hurufismo me han sugerido la

idea de leer la novela (o partes de ella) en clave hurufí (de un hurufismo

38 Cf. tr¿. Th. Houtsma (etal., eds.), Enzyklopädíe deslslam, Leiden/ Leipzig, E. J. Brill/Otto Harrassowitz, '1927, vol. II, s.v. Hurt{i, p.359.

39 Ar-e*urie Schimmel , op. cít,, pp.581 ss., comenta la tradición islámica, no sólohurufi de relacionar el rostro con las letras, difundida también en la poesía amorosa indo-persa, que compara las cejas conlabasmnla (la fórmula introductoria de las suras coránicas),

la boca de la amada es una mim, Ios ojos tienen forma de sad o aín,los ¡izos del pelo corres-ponden a las letras dal o yim, etc. En El libro negro (segunda parte, capíhrlo 7), Orhan Pamukhabla de ojos formados pot wnut aín o yim, cejas hechas de zn y rn, y la nariz representadapor una n/y'. Incluso Dios puede ser descrito como un ser de palabras, como explica el mismoGoytisolo en una nota a su ensayo sobre E/ Iibro negro: "Hallamos el primer antecedente dellurufismo en la doctrina escatológica y mesiánica del chií Mughira Ibn Said (s. VIII), cuya

visión de Dios era la de un hombre de luz, de un cuerpo compuesto con las letras del alfa-betoárabe.Suspiernaseranelnlif,susojoselaain,susexoelhâ"(op. cit.,p.44,nota2).Comofuente indica a Pierre Lory, "Le livre comme corps de Dieu", en: Magie du liure, liores de

magie, Paris, Aries, L993, pp'. 66-V3.40 Sob.e esta orden, Goytisolo escribió "Jenízaros y bektachís", en: De In Ceca a la Mecn,

Madrid, Alfaguara, 1997, pp.99-1.71; la parte sobre los bektachís corresponde casi literalmenteal capítulo "El sincretismo alegre de los "bektachís"" de Estnntbttl otomnno, Barcelona, Planeta,

1.9912, pp.56-59. Sin embargo, no menciona allí la dimensión mística de ìa esc¡itura.

101

EGOCEN?RI SMO Y ESCRITURA POL]CÉNT RICA

totalmente laico y lúdico, se entiende). De modo que el rostro del autorinventado sería, más que una mera fotografía en la solapa, un rostro escritocon las letras del alifato por los 28 lectores, un retrato coextensivo a latotalidad de ias páginas de Las semanas del jnrdín. Y esto me ha inspiradounas reflexiones sobre la función de los nombres de letras árabes queencabezan algtrnos capítulos al principio y final de la novela, especulacionesque expongo aquí con la esperanza de que investigadores más competentesque yo en cuestiones islámicas sigan las pistas que me tengo que contentarcon señalar, sin poder seguirlas hasta sus arcanos más profundos.

El primer capítulo, ALIF, cumple una función metatextual programática,ya que presenta el principio de construcción de la novela y contiene losgérmenes que se desarrollan en el resto del libro tomando las formasvariadas de los 27 capítulos siguientes, Esta función genésica correspondeperfectamente al simbolismo de la letra alif+l, cuya forma grâfica es unasimple línea vertical, y que se usa también para escribir el número 1, ylógicamente 1 es el valor que se le asigna en los cálculos cronománticos, 1

se dice ahnd en ârabe, y al-alnd,'el uno', es una de las denominaciones de

Dios en el Islam: ølif simboliza la unidad y unicidad. Deformando la líneabásica del grafema, se pueden derivar de ella las demás letras del alifato.Alif es el origen de todo f , por consiguiente, la letra divina por excelencia,símbolo de la creación como obra de Dios que está al mismo tiempocontenida en é1. Es además la inicial del nombre más común de Dios, Allah.Todas estas asociaciones con una divinidad creadora refuerzan el contenidodel capítulo y apuntan hacia una instancia de enunciación suprema, un yosuperior a la multitud de lectores que, bien mirado, aparecen en el textonovelesco como criaturas del enunciador del capítulo ALIF: este ego,

inscrito en el texto que ha prodr-rcido, se manifiesta en la forma de la letra(es idéntica a nuestra I mayúscr.rla, que en inglés significa 'yo') igual que enel pronombre árabe de la primera persona del singulart anat que empieza ytermina con Llna alif.Interpretada de un modo laico, alif puede leerse comola sigla de esa fuerte tendencia unificadora que contradice la tendenciacentrífugaa2, de un creador-demiurgo único en Lrna versión agnóstica, o sea,

el autor real Juan Goytisolo, Además, el nombre de la letra nlif, escritanlif+lam+fa, es un homógrafo perfecto de la forma verbal alløfa que, por sus

4l Cf. Annemarie Schimmel, op. cit., pp. 588-592.42 SegúnJean Alsina, op. cit., esta fuerza unificadora "tient [...] à la complémentarité des

voix narratives à I'oeuvre dans le récit qui d¡essent un catalogue rétrospectif de l'écriturenarrative goytisolienne" (p. 153), opinión que apoya mi propuesta de leer Lns semanns deljnrdín como una muestra antológica de los múltiples estilos y temas de Juan Goytisolo y, porconsiguiente, un autorretrato a través de la escritura.

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diversos sentidos, se relaciona tanto con el Dios único43 como con elescritor, ya que significa 'él reunió' (p. ej. a los 28 lectores en el jardín, o los28 capítulos del libro) y 'él compuso/ redactó' (el libro). ¿y quién es este é1,

sujeto de allafa? Claro está que podría referirse únicamente al secretario-escribano que en el texto se declara responsable del capítulo ALIF, perotengo para mí que, en el nivel de la novela vista como conjunto coherente,corresponde al autor-demiurgo de todo el libro.

sería muy interesante poder averiguar qué capítulo se debe al "devotode la secta hurufí" (p.12), pero desgraciadamente no se encuentran indiciosinequívocos para atribuirle ninguno con seguridad. Sólo sabemos de él quees uno de dos lectores asiduos de Ibn Arabí: no obstante, tengo para mí quees el narrador de NUN, pues éste conoce la obra del místico/ ya que unafrase sobre Eusebio

-"parece un ser razonable, pero sin tazórl'(p. 168)- le

sobresalta por recordarle las ideas de Ibn Arabí sobre el "budali, pobre deespíritu o loco de Dios" (p. 168). Ahora bien, se menciona al gran místicosufí en siete capítulos diferentes, de los que algunos sólo lo incluyen debidoa la propuesta (ALIF, p. 11) o la insistencia (LAM, p.1,sa) de sus colegas delcírculo, otros citan testimonios de terceros sobre Eusebio (KAF, p. 151) oacerca del origen de un dicho (RA, p. 63). En sAD, Eusebio aparecesumergido en la lectura de Ibn Arabí (p.92), sin que el cuento narrado en elcapítulo tenga mucho que ver -o yo no alcanzo de verlo- con el misticismoislámico, sino que, con el título "Las mil menos una noche", se inscribeexplícitamente en la tradición cuentística oriental, Los cinco lectores deALIF, RA, sAD, KAF y LAM no tienen que conocer la obra de Ibn Arabípara decir lo que dicen. En HA, en cambio, sí hay una cita literal de variasfrases de Las contemplaciones de los misteríos (pp. 38-39): el texto, sin embargo,se atribuye a una de las cuatro mujeres del círculo, a ra que, ademãs,podemos identificar con la "estudiosa del lenguaje de euevedo" (p. 11),puesto que únicamente en HA se alude a este poeta. Como el hurufí delcírculo es un hombre, sólo nos queda NUN como solución más probable.

sea como fuera, la letra nun cumple una función clave en mi lecturahurufí. La alif permite, sin duda, las interpretaciones metaficcionales másevidentes, pero también las últimas letras del alifato, a partir de la NUN,comportan potenciales significaciones hurufíes, relacionadas con aspectosestructurales y poetológicos de Las semanns del jardín. El esquema básico dela bifurcación inicial de la trama conduce finalmente a la convergencia y lafusión de las dos líneas narrativas en el doble y común desenlace del

43 cf. Annemarie schimmet, op. cit,: "rm nlif ist die ganze schöpfung enthalten; es ist, wieSahl at-Tustari sagte, <der erste und majestätischste Buchstabe und weist auf den á/f hin, d.h,Allah, der alle Dinge verbr:nden (allnfo)hatund doch von den Dingen getrennt ist" (p. 589).

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EG O CENT RIS MO Y ESCRITUJI.4 P O L]C ÉNT R]C A

capítulo NUN, donde se enfrentan dos versiones de Eusebion**, €l mendigoasèeta y"pobre de espíritu o loco de Dios" (168), por un lado,y por otro elcolaborador de Franco y el régimen de vichy que, como reminiscencia deL[n manuscrit trouaé à Sarngosse de Jan Potocki, ha adoptado el falso nombrede Alphonse van worden: se encuentran el místico de "Astrolabio" y erhomosexual de "zona sotádica". El personaje Eusebio***, originalmenteuno, se ha dividido tanto que ahora un yo puede atacar y matar al otro yo,y se reunifican los contrarios en el punto donde se mezclan las dos líneasnarrativas del "doble periplo de un ser escindido por las peripecias de lavida y fantasmagorías del relato hasta su propio y úrnico centro espiritual"(p, 168). En el texto del encuentro de los dos, el pronombreyo y las formasde la primera persona aluden úr.a vez al Eusebio*** huido e islamizado yotra vez al excéntrico comerciante, o a veces a los dos sin distinción posible.Recordando episodios de su vida doble y una, reviven en una sola estructurasintáctica, p. ej., "la imagen luminosa del áscari" y la "inmediatez de Basilio"(p. 169), recuerdos pertenecientes a dos líneas diferentes e incompatibles dela narración, qlre se aniquilan mutuamente en su choque final:

Los distintos hilos del relato que compone mí oida se jr,rntnbnn de pronto,reuníøn lo disperso y concertabnn lo opttcsto. No sabía si me habítt descolgndo dela celdn con la nyuda de mi fiel compøñero rifeño o había cumplido løs etapøs deldescenso a los abísmos de tanta aileza y humíllación. ¿Era ét o era yo? ¿Quiénmíraba a quién? EI cttcltíllo que asía con fuerzn, ¿Io esgrimín contra mí ntismo?Lo aeía brillnr øl sol como el símbolo redentor de mi nbyección y condenø.Obliun, casi horizontølmente, ncechnba nl filipino mientras nbría la puertn delgarøje, y yo, sí, ern ylt me nsomabn n la calle, claanba los ojos en mí, pørecíasobrecogido por el enurcntro, eI fulgor incendiario de mís plrpilns, el utchillo cottel que nte disponía n ntncør, cegndo como unn falenø por ln intcnsiclnd de ln luz,corriendo hacin ella, hacia mL hacia lns pñnlødøs qtrc le nsestnba, golpes, golpesy golpes, arrobo y no dolor, no høbía agredido ni agresor, el armn nos unín ø losdos en el júbilo y exaltnción, daba fin nl reløto, remataba mi aida (pp. 169-170).

En Ia doctrina metafísica sufí de Ibn Arabí, la nun representa el másalto grado de la realización espiritualaa , f , de hecho, la fr-rsión de los dos yosde Eusebio tiene algo del éxtasis de la unión mística. según FazialâAsterabadi, el fundador persa del hurufismo, entre las letras reflejadas en lacara humana, alif es el ecuador que, como la nariz, divide el rostro en doshemisferios4s. si transponemos esta idea a Lns semanas det jardín, en elcapítulo ALIF se seParan las dos corrientes narrativas alternantes (la huiday la reeducación) que vuelven a converger y fusionar en el capítulo NUN,

44 Cf. Denis Gril, op, cít., p.389.45 Cf. A.-e.narie SchimmeI, op. cít., p.581

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letra que, a súvez, efectúa gráficamente la escisión del yo, ya que está entre

las dos øIif de ana'yo'. Por consiguiente, las dos mitades -del yo doble tantocomo de la novela ramificada en dos líneas argumentales- sólo puedenvolver a unirse en la nun. La letra nun tiene además un valor especial

porque con ella empieza la palabra nøfs, que significa 'mismo' y también'alma', y en el capítulo NUN se encuentran las dos versiones contradictoriasdel protagonista múltiple fundiéndose en "su propio y único centroespiritual" (p. 168). ¿Se puede definir mejor la palabra ølmø? El otro es el

mismo, yo soy el que soy y yo es otro, Eusebio es Eugenio y no lo es, o Paradecirlo con Ibn Arabí, citado en el capítulo HA: "Tú eres tú. y yo soy yo" (p'

3B), "Tú eres yo y yo soy tú", "Tú no eres yo y yo no soy tú", "Yo no soy tú ytú no eres yo", "Tú no eres tú y no eres otro que tú" (P. 39) +ø. tucontradicción no se resuelve lógicamente, es, al contrario, en la paradojatípicamente mística donde reside la verdad del personaje (que es tanrelativa y parcial como todo lo demás en el libro), ZQué queda después de

la fusión de las'dos versiones de la historia en la muerte del (de los)

protagonista(s)? Por orden alfabético (o, mejor dicho, alifático), quedan tres

letras: la h' a, Ia wau y la ya."lJn muerto no puede hablar, he dicho" (p. 170), concluye el capítulo

NUN, pero en H'A habla precisamente el protagonista difunto. Existe unatradición que relaciona la letra h'a con la muerte, en virtud del cronogramaque interpreta el pronombre huwa'él' como fecha de la muerte del profeta:el valor numérico de h'a y wau es 5 y 6, respectivamente, la suma, porconsiguiente,ll., año de la hégira en que falleció MahomaaT (f 8 de junio de

632). La voz de Eusebio+** viene de ultratumba: por primera vez, es el

protagonista mismo que habla desde el más allá y expone su propio puntode vista, rectifica errores/ opone su visión personal de su vida a las

fabulaciones del círculo y defiende su verdad y su coherencia contra la

multiplicación centrífuga de las versiones, revelando al mismo tiempoalgunos eslabones de la genealogía metaficcional (Francisco Delicado,Miguel de Unamuno, Luigi Pirandello) de la novela:

Me sentía obseraado desde mil ángttlos y facetas, øcosado por una mirødø

prianática, un ojo múItiple, poliédrico. lnryosible zafarse de la liga en que me

46 Se trata de frases de la Décima Contemplación de Las Contemplnciones de los misterios

de Ibn Arabí, obra incluida en la bibliografía de Las senwnns del jnrdín. Goytisolo omite la

continuación, qtte transcribo según la traducción inglesa de Muhyiddin Ibn 'Arabi,

Contemplation of the Holy Mysteries nnd the Rising of the Diz;ine Lights (trad. por Cecilia Twinch& Pablo Beneito; Oxford, Anqa, 2001): "The I-ness is one and the He-ness (httzuiyyn) is

many./ You are in the He-ness and I am in the l-ness" (p. 85).47 Cf. A.rnemarie Schimmel, op, cit., p.580.

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EGOCËNTR1 SMO Y ESCR]TT]RA POL]CÉNTR]CA

el.ruiscabø, romper Ia telornñn que me nprehendía. La únicct certidumbre se

reducía n un nontbre øI que me agnrrnba coml a tm claao ørdiendo, Si Ia Loznnadispttso del priailegio de aosenr a su nutor y los personnjcs de Unomuno y Piran-dello se rebelaron audaznrcnte contra su dcstino, ¿qué podía un ente abignrrndo yfrágil como yo ante unq asømblea de lectores que me creabn y destruía, me ergr.úa

y zarnndeøba? (pp. 171-172),

La autonomía del personaje, conquistada por fin, tras veinticincocapítulos de seudo-existencia como "ser de papel" construido por "unmonstruo de repulsivas cabezas: tantas como colectores del Círculo" (p.

1,71,),no es más que otra ficción, invención de una de las cuatro mujeres delcírculo de lectores a la que, por sorteo, le tocó narrar esta parte de lahistoria, una lectora inventada, igual que Eusebio***, por el mismo autorJuan Goytisolo que confía en el próximo capítulo su propia (auto)creaciónal colectivo de sus veintiocho heterónimos en la novela.

Y con esto termina definitivamente la historia del personaje ficticioFusebio*** y el relato vuelve al marco metaficcional: el capítulo sigr-riente,WAU, contiene el ya citado relato de la construcción del autor por loslectores. Pero la frontera entre la ficción y el marco no es tan clara, pues,como ya hemos visto, h'a mâs wau da huzuø 'é7'. Entre los capítulos H'A (el

monólogo del protagonista muerto) y WAU (la creación del autor) existe undoble enlace literal en la combinación de las dos letras en huwn que incluyea Eusebio y Juan Goytisolo (el personaje independizado de sus autores y elautor dependiente de sus lectores) y en el valor de conjr-rnción copulativaque tiene la penúltima letra del alifato: tuø significã'y',y en árabe se empleamuy a menudo al principio de las frases, de modo que el wau del títr-rlopuede leerse como nexo sintáctico entre los dos capítulos.

Se añade, como final de la novela, una bibliografía en el capítulo YA.Señalando sus fuentes, Goytisolo nos recuerda que un libro nace de otroslibros, como se destaca también en el segundo epígrafe de Las semønas deljardín, unas frases de Trødition nnd lndiuidunl Talent de T. S. Eliot:

A ningún poetn, a ningún nrtistn, unlqtiern que sea su arte, le es dndo

alcqnzar significado por sí solo. Lo que él significa, eI modo de nprecinrlo es Ia

consideración de sus uíncttlos con los poetns y artistas muertos (p,7).

Ahora bien, cuando se combinan las últimas tres letras del alifato,h'n +wau + ya (mâs una ta femenina, pero ésta no cuenta porque la desinenciadel género no forma parte de la raíz), el resultado es huwiyyn, y estederivado de huwa 'él' significa 'identidad' y se refiere también a la esencia

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oculta o ipseidad divinaa8. Así que la identidad del autor-demiurgo,ficcionalizado y real, se revela en los últimos tres capítulos cuyas letrastitulares forman la palabra identidød en árabe, y esta identidad se compone deh'ø)lavozpropia del yo ficticio,liberado de todas las imposiciones ajenas (la

total libertad de creación, la autonomía de la criatura, la independencia de laimaginación literaria como credo estético), wau) Ia construcción de laimagen del autor real por los lectores y yn) las lecturas de aquéI, lo que, conun poco de fantasía, se puede traducir en tres constantes dominantes en laobra de Juan Goytisolo: h'n) metaficción autobiográfica, wøtt) actividadcocreadora de los lectores, y ya) inlertextualidad (el árbol de la literaturadel que Løs semønas del jørdín constituye una de las últimas ramas).

En Løs semanas del jardín, Juan Goytisolo se divierte con un juego deescondite desconcertando a sus lectores empíricos mediante su camuflajemúltiple personificado en los veintiocho lectores ficticios, juego del queseguramente nadie se deja engañar realmente, puesto que ya antes de abrirel libro, incluso antes de comprarlo, cualquier lector mínimamente lúcidosabe que está leyendo una novela de Juan Goytisolo. El escamoteo de lainstancia autorial mediante el seudónimo y la ficción del círculo de lectoreses contrarrestado desde el principio por la presencia bien visible del mismoJ.G. (en la cubierta, las solapas, las reseñas y la publicidad de la editorial), yparadójicamente, el hecho de que el autor se esconde nos incita aún más abuscar en el texto todas las señales que corroboran su autoría. La escriturapolicéntrica no puede ni quiere impedir realmente la inscripción ego-céntrica del autor en su texto. La muerte del autor conduce así a surenacimiento de las cenizas.

48 Cf. lus notas explicativas en Muhyiddin Ibn 'Arabi, Contemplntion of the Holy Mysteríes,op. cít.: "This term is also translated as He-ness or it-ness. [...] Ibn 'Arabi defines the termIurwiyya -derived

f¡om the pronoun huwa meaning "he" or "it"- as "the hidden essentialreality" (p, 67); "Flowever, the He-ness [...] requires the existence of two (the absent one andthat from which he is absent), since <hiddenn¿ss" (ghoybn) necessarily occurs in relation toanother" (p.82).

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