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DIBUJOS EN PRISIÓNColección del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos

© Museo de la Memoria y los Derechos Humanos© Ocho Libros Editores.

Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Ocho Libros Editores / Dibujos en prisión

Santiago de Chile: Ocho Libros Editores, Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, 2014, 1ª edición,124 pp., 22x27 cm.

Dewey: 709.83Cutter: D546Prólogo de Guillermo NúñezIlustraciones en acuarela, grabado, caricatura, crayón, dibujo a carbón y pasta con notas y reseñas sobre las prisiones a lo largo de Chile.

Materias: Arte. Chile. 1973. Aspectos políticos. Pintura Chilena. Catálogos. Presos políticos. Chile. Tortura. Chile. 1973-1989. Dictadura Militar. Chile. 1973-1989 Campos de concentración. Chile. 1973ISBN 978-956-335-223-8

Primera reimpresión de 1.000 ejemplares,realizada en los talleres de Maval, 2015.

Inscripción RPI 248.144ISBN 978-956-335-223-8Impreso en Chile | Printed in Chile

Portada“Encierro en la celda 59”. Dibujo de Ricardo Cruz Pecaric, 1980, Penitenciaría de Santiago.

EQUIPO OCHO LIBROS EDITORESDirector editorial Gonzalo BadalEditora Florencia VelascoDirector de arte y diseño Carlos AltamiranoAjuste de originales Michel ContrerasPostproducción de imágenes Gustavo NavarreteCorrección de textos Edison PérezTraducción de textos a inglés Nicole Lafourcade

Av. Providencia 2608 of. 63, Santiago, Chile.Fono (+056) 2 2335 1767www.ocholibros.cl

Prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio impreso, electrónico y/o digital, sin la debida autorización escrita de los propietarios del copyright.

Av. Matucana 501, Santiago, Chile.Fono (+056) 2 2597 96 00www.museodelamemoria.cl

El presente libro se publica en 1000 ejemplares. 400 serán distribuidos por el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, financiados por el Gobierno de Chile a través de la DIBAM, y 600 ejemplares serán distribuidos comercialmente por el sello Ocho Libros Editores.

DIRECTORIO FUNDACIÓN MMDHMaría Luisa Sepúlveda, Presidenta María Eugenia Rojas, SecretariaArturo Fontaine, TesoreroÁlvaro Ahumada, DirectorMichelle Bachelet, DirectoraGastón Gómez, DirectorMílan Ivelic, DirectorFernando Montes, DirectorEnrique Palet, DirectorCarlos Peña, DirectorDaniel Platovsky, DirectorMarcia Scantlebury, DirectoraAgustín Squella, DirectorCarolina Tohá, Directora

DIRECTOR EJECUTIVORicardo Brodsky

JEFES DE ÁREAMaría José Bunster, Coordinadora General, Jefa de Museografía y ExposicionesMaría Luisa Ortiz, Jefa de Colecciones e InvestigaciónMarcela Sandoval, Jefa de comunicaciones y Relaciones Institucionales Linda Jo Siemon, Jefa de Educación y Audiencias Carlos Álvarez, Jefe de Tecnologías de la Información Alejandra Ibarra, Jefa de Extensión Fanny Santander, Jefa de Administración y FinanzasCamilo Parada, Encargado de Producción

EQUIPO CATÁLOGOInvestigación y textos:María Luisa Ortiz, Jefa Colecciones e InvestigaciónBárbara García, estudiante de Maestría en Ciencias de la Cultura, Universidad de Humboldt, Berlín.

Selección, registro y digitalización dibujos:Verónica Sánchez, Conservadora Soledad Aguirre, Asistente de Conservación

DIBUJOS EN PRISIÓNColección del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos

PRESENTACIÓN

Más de 300 dibujos y acuarelas realizados por prisioneros políticos en tiempos de dictadura en Chile, forman parte de la Colección del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.1 Esta colección, única en su género, se ha venido conformando gracias a las donaciones realizadas por sus propios autores, por sus familias o sus compañeros de prisión. Presentarlos reunidos en un catálogo necesariamente ha implicado rememorar el delirio represivo de la dictadura, que abrió centros de detención a lo largo de toda la geografía del país: desde el campamento de prisioneros Chacabuco en el Norte Grande hasta los campamentos de prisioneros de isla Dawson en el extremo sur del país, pasando por el Estadio Nacional de Santiago, Ritoque, Puchuncaví, la isla Quiri-quina, Pisagua, el buque escuela Esmeralda, isla Riesco, Bucalemu, Estadio El Morro y tantos otros, incluyendo todas las cárceles existentes y muchos recintos militares a lo largo de Chile.Tan diversa como fue la prisión política son los autores de estos trabajos. Entre ellos una mujer, profesora, varios arquitectos, un médico, un par de ingenieros, estudiantes de arte, dos jóvenes recién saliendo de la adolescencia, algunos vinculados al oficio gráfico o al arte; un marino, prisionero un mes antes del golpe de Estado, acusado de sedición. La mayoría salió al exilio desde la prisión, algunos se quedaron para siempre viviendo fuera del país o transitando frecuentemente entre el país de exilio y Chile. Dos fueron nuevamente víctimas de la persecución de la dictadura: Francisco Aedo, detenido por la DINA2 poco tiempo después de ser liberado desde el campamento de prisioneros Chacabuco, y que permanece hasta la fecha como detenido-desaparecido y como una de las 119 víctimas de la conocida Operación Colombo,3 y Hugo Riveros Gómez, asesinado por la CNI,4 luego de ser secuestrado desde su casa en 1981. Para todos ellos dibujar o pintar en prisión fue un acto de resistencia frente al horror y la incertidumbre, una reafirmación de su condición humana y de su dignidad, una forma de resiliencia. La necesidad de transmitir lo que se vivía, hacer llegar el mensaje de dónde se estaba y con quiénes, para tranquilizar a la familia, para denunciar lo que ocurría y resguardar la seguridad “por lo que pudiera pasar”. También dibujaron como un modo de ocupar el tiempo en cautiverio; como una “terapia”, según sus propias palabras, retrataron a sus compañeros, incluso a través del recurso del humor, dejándose maravillar por el paisaje, retratando las actividades cotidianas del campo de prisioneros, las celebraciones, los encuentros musicales, oficios y ocupaciones en prisión. Se las ingeniaron para conseguir material. En los momentos de absoluta

restricción cualquier papel servía, se reciclaba de encomiendas, cajetillas de cigarrillos, las cartas; en otras ocasiones pudieron conseguir lápices, acuarelas, papel, e incluso hacer xilografías. Quiénes son estos hombres y mujeres privados de sus más elementales derechos; por qué fueron detenidos y mantenidos en prisión sin juicio; cuáles fueron los lugares por los cuales transitaron durante su detención, en muchos casos trasladados de un lugar a otro, pasando por diversos centros de tortura y de detención; cómo consiguieron los materiales para dibujar y cómo se las ingeniaron para conservarlos y luego sacarlos al exterior, son algunas de las preguntas que este catálogo busca responder con una breve reseña biográfica de cada uno de sus protagonistas.Estamos ciertos de que este material, testimonio de la esperanza y de la humanidad, sabrá ser valorado en toda su extraordinaria dimensión.

Ricardo Brodsky, Director MMDHMaría Luisa Ortiz, Jefa Colecciones e Investigación MMDH

Santiago, 2014.

1 El catálogo incluye una muestra de los dibujos ingresados a la colección hasta agosto del 2014.2 Dirección de Inteligencia Nacional.3 Operación comunicacional de inteligencia que hizo aparecer a 119 prisioneros políticos como eliminados entre

ellos en el extranjero.4 Central Nacional de Informaciones.

CUANTO MÁS OSCURO ESTÁ EL CIELO, MÁS BRILLAN LAS ESTRELLASGuillermo Núñez, Premio Nacional de Arte 2007

¿Qué es el ser? Desde siempre, los seres humanos, los filósofos, los artistas, se han preguntado el porqué de la existencia, el porqué y para qué estamos aquí, por qué existimos: por qué hay algo y no más bien nada; es la famosa pregunta de Leibniz. Preguntas fundamentales.Ante tal abismo, como humanos, hemos tenido que crear respuestas, hemos inventado dioses, imaginado paraísos e infiernos. Los paraísos nunca existieron, los infiernos nunca desaparecieron, son reales y aún subsisten.Y frente al inconmensurable sinsentido de la vida hemos estado obligados a fraguar ritos y quimeras, encendernos, tejer anhelos de belleza, soñar colores, reinventarlos, originar sonidos. Necesitamos la belleza, aunque ésta no pueda florecer sin la fealdad, sin el horror, sin el odio y la violencia.Me pregunto, constantemente, por qué pinto, por qué tantos como yo, desde siempre, se obligan, también, a transformar la vida bullente, en colores y formas congeladas. ¿Qué paraíso anhelamos?El primer ser humano, hombre o mujer, que estampó su mano en los muros de las cavernas y luego dibujó animales y seres humanos, criaturas semejantes, estaba bus-cando descubrir, entender substancialmente el universo, su sentido de existencia y su relación con los otros, la común entraña humana. En ese gesto había algo más que un ceremonial de exorcismo para atraer la caza: estaba su singularidad, su prodigio, su destierro, su abandono.

(El cuerpo vulnerable, indefenso, frente a la agresión, la tortura, el exterminio: inerme ante la violencia del Poder, la degradación, el ultraje; desamparados ante la miseria y el hambre, la soledad, el miedo. Los propios dolores y los del otro. El hombre huérfano.)

Embanderados a cabalidad con los procesos de cambio intentados durante el Gobierno Popular, junto a la alegría, el fervor y la generosidad de otros miles, estos artistas, que aquí figuran, conocieron el escarnio de las cárceles clandestinas, el horror de la tortura, la prisión injusta, el aislamiento, el destierro y la muerte, la desaparición. Testigos estéticos: una exigencia, una obligación inevitable con su razón ética los llevó a superar la adversidad y el fracaso y salir, con su universo pictórico, a volar libres y testimoniar. Esta exigencia moral los impulsó a gritar gráficamente su rebeldía, su ira, sus dolores, sus anhelos: dejar una huella, una señal, un vestigio de la vida diaria en los recintos carcelarios de la dictadura cívico-militar en nuestro país.

Periodistas de lo cotidiano, algunos; soñadores, inventivos, otros; todos crepitantes, gritando su rebeldía. Joyas humanas. “El aire está lleno de nuestros gritos”.El lápiz y el papel reemplazaron la cámara fotográfica, que jamás entró en esos lugares.Si bien en nuestro país, en los campos de concentración manifiestos no hubo cámaras de gas ni hornos crematorios, prevaleció una estúpida y rígida vida militar, castigos inútiles y arbitrarios, obligaciones torpes, fastidiosas, trabajos sin sentido, acciones establecidas para hacer de la vida de todos los días, un tiempo sin espacio: una pe-dagogía destinada a convertirnos en entes mecanizados, borrar de nuestra mente el pensamiento creador y el libre arbitrio, toda dignidad humana.Allí, en ese universo colectivo, se aprende a vivir por dentro. Era nuestra libertad. Y la camaradería, la solidaridad y la conciencia de poseer, en verdad, el futuro, eran el sostén que permitía resistir.Las obras de arte aquí presentadas, testigos preciosos, auténticos, memoria viva, algunos casi naturalistas en su realismo; otras, cándidas, inocentes, muy bellas, grandiosas en su ingenuidad y torpeza. Aunque pintores nacidos desde el corazón, cargados de emoción y gracia indudable, no podrán nunca mostrar en toda su magnitud todo el dolor, tanta crueldad, tanta injusticia, tanta maldad vivida en ese tiempo oscuro, vergüenza, baldón de nuestra condición humana. Pero allí están y nos conmueven, justamente, por esta impotencia ontológica.Un antiguo proverbio persa dice: “cuánto más oscuro está el cielo, más brillan las estrellas”, y nuestro Pablo Neruda, “en la casa de la poesía no permanece nada sino lo que fue escrito por la sangre para ser escuchado por la sangre”.Y yo quiero inclinarme ante estos compañeros, los vivos y los caídos, con este saludo de Walt Whitman, el poeta del mundo, que no alcanzó a conocer el horror de nuestro siglo, pero que supo, avergonzado, del oprobio de la esclavitud: “Mis trompetas no suenan solo para los victoriosos sino para los derrotados y los muertos también...

... ¡Hurra por los muertos! ... ¡Hurra por los que cayeron!

Y yo agrego: ¡Hurra por los que se alzaron, hurra por los que con su vida, con su arte, hicieron más vivo el vivir!

ÍNDICE DE AUTORES

PÁGINAS FINALES

Francisco Eduardo Aedo Carrasco 10(Fondo María Cristina González)

Héctor Edgardo Avilés Venegas 16(Fondos de Héctor Avilés , Baldovino Gómez

y Miguel Lawner)

Carlos “Tato” Ayress Moreno 20(Fondo Familia Ayress Molina)

Mario Cordero Cedrashi 26(Fondo Mario Cordero)

Ricardo Cruz Pecaric 30(Fondo Ricardo Cruz)

Landy Aurelio Grandón León 37(Fondo Landy Grandon)

Enrique Jenkin Peralta 40(Fondo Enrique Jenkin)

Miguel Lawner Steiman 44(Fondo Miguel Lawner)

Lugares de prisión 86(Por regiones)

Adam Policzer 54(Fondo Adam Policzer)

Enrique Pradenas Zúñiga 60(Fondo Enrique Pradenas)

Lily Ester Rivas Labbé 66(Fondo Lily Rivas)

Hugo Riveros Gómez 68(Fondo Familia Riveros Silva)

Nelso Reyes Ojeda 76(Fondo Libio Pérez)

“Montecinos” 78(Fondo Rolando Rojo)

Rodrigo Silva Vial 80(Fondo Corporación de Promoción y

Defensa de los Derechos del Pueblo, CODEPU)

Claudio Zaror 82(Fondo Claudio Zaror)

English texts 96(Autores por orden de aparición en el libro)

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El tallador, 1974Campamento de prisioneros ChacabucoAcuarela

Desacuerdo,1974Campamento de prisioneros ChacabucoAcuarela

Callejón del muerto,1974Campamento de prisioneros ChacabucoAcuarela

Francisco Eduardo Aedo Carrasco(Fondo María Cristina González)

Francisco Eduardo Aedo Carrasco nació en Pinto, Chillán, el 23 de octubre de 1910; fue el menor de tres hermanos. En 1928 la familia se trasladó a Santiago y al año siguiente Francisco inició sus estudios de arquitectura en la Universidad de Chile. En agosto de 1936 contrajo matrimonio con Raquel Alarcón Lozano, su primera esposa, a quien conoció en la facultad. De esta unión nacieron Gabriela y Paulina.Francisco Aedo, “don Pancho”, como lo llamaban cariñosamente sus más cercanos, se tituló de arquitecto en noviembre de 1938 y comenzó a trabajar inmediatamente en diversas reparticiones: Caja de la Colo-nización Agrícola, Endesa, Ministerio de Defensa Nacional; además, fue profesor titular de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile en Santiago y Valparaíso, y director del Instituto de

Edificación Experimental de la misma fa-cultad, en Santiago. Fue en esta institución donde don Pancho conoció a su segunda esposa, María Cristina González, cuando ella entró a trabajar en 1960. Se casaron en marzo de 1967.Durante el gobierno de la Unidad Popular, el presidente Salvador Allende, a quien conoció cuando ambos eran dirigentes estudiantiles en la Universidad de Chile, lo llamó a colaborar como asesor técnico de Carlos Cortés, ministro de la Vivienda, participando en la creación de la Empresa Estatal de Construcción de Viviendas. El objetivo era implementar un sistema de vivienda popular, construida totalmente por el Estado. Su hija Paulina comenta: “Él siempre fue un hombre que trabajó activamente en política y que hizo muchas cosas buenas en este ámbito, ayudando a

los pobres, haciéndoles mejores viviendas. Fue un hombre muy consecuente con sus ideas de izquierda”.Su opción política estuvo ligada al Partido Socialista. A partir de los años setenta colaboró con el Movimiento de Izquierda revolucionaria (MIR) en su barrio. Participó activamente con los pobladores en los campamentos de los “Sin Casa”, apoyando su formación y funcionamiento. Pero no tuvo una participación orgánica en un partido político, ésta se dio en el ámbito universitario y siempre ligada a su trabajo profesional.El 12 de septiembre de 1973 don Pancho y su esposa fueron detenidos en su domicilio de Av. Palena en la comuna de La Florida, y llevados a una comisaría de Carabineros. Esa noche son trasladados al Ministerio de Defensa, desde donde María Cristina es

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Iglesia del barrio viejo, 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

Amigos, 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

liberada y él llevado al Estadio Chile. Más tarde don Pancho es derivado al Estadio Nacional, donde permanece hasta su cierre. Posteriormente, en noviembre de 1973 es trasladado, como tantos otros, al campamento de prisioneros Chacabuco, en pleno desierto de Atacama.En ese lugar, en el que permaneció por más de nueve meses, decidió dedicarse al dibujo y la pintura. En una carta enviada a María Cristina desde ese recinto en diciembre de 1973, escribió: “Me puse a dibujar de inmediato, constatando con extrañeza que había perdido la habilidad para el ejercicio o, para decirlo de otra forma, los temas de simple reproducción que aquí son posibles, carecen de la sufi-ciente intimidad para apropiárselos; cada dos minutos tienes encima al curioso, al virtuoso, al crítico o al discípulo que quiere “aprender”. Esto rompe el encanto que el asunto tiene y estoy postergando día tras día terminar lo que he comenzado”. Utilizando la técnica de la acuarela, retrató a varios de sus compañeros en la cotidianeidad del campo de prisioneros. “Mi padre nos pidió mucho material para pintar mientras estuvo preso –cuenta su hija Paulina–, y se lo mandábamos por encomienda”. La pintura se convirtió rápidamente en parte importante de su vida diaria en el campamento Chacabuco. En otra carta a Paulina, del 10 de febrero de 1974, comenta: “Ayer llegó el block de papel Whatman, maltratado, por cierto, y hoy llegó tu carta. Le he tomado cierto gusto a eso de salir de la casa cargado con un piso, un tarro de agua, el block y los implementos de pintar, a la hora de las mejores sombras que, en esta latitud, ocurre de las 4 en adelante. […] Según mi

más severa autocrítica, estoy adquiriendo oficio como acuarelista y las que he pinta-do entre tu visita y hoy son francamente mejores que las que tú viste... La pintura puede llegar, como cualquier otra forma de expresión, a ser una necesidad violen-ta. Y entonces notas que te falta oficio,

sensibilidad e inteligencia. Aquí lo más importante es, por supuesto, el hombre y sus ansias de libertad […]”. Don Pancho estaba familiarizado con la técnica de la acuarela desde mucho antes de llegar a Chacabuco, como comenta Paulina: “Él dibujaba de antes, todos los arquitectos

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Industria próspera, 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

son muy buenos dibujantes. Tenía hartas acuarelas en la casa. Cuando yo tenía como 12 años aprendí la técnica de la acuarela con él. Salíamos al faldeo de la cordillera a hacer acuarelas todos los domingos. Allá en Chacabuco él hizo pinturas muy lindas. Yo creo que lo hizo para distraerse de todo lo que se le debe haber pasado por la cabeza”.En otra de las cartas enviadas a mediados de 1974 a María Cristina, “Maruka”, como la llamaba cariñosamente, le comenta: “Las acuarelas se están acumulando y nadie hay que se las lleve. Estoy más impresionado por el hombre que por el paisaje y ahora entiendo mejor a Gauguin en su apasionada búsqueda. Aunque no existe para mí el tiempo humano que me pudiera permitir acercarme, ni tengo la energía siquiera de pensar en dedicarme a la pintura, he descubierto que me gusta.

[…] Un cierto anhelo masoquista me indica que mis próximos modelos serán mujeres y no barbudos prisioneros fabricando sopaipillas […]”.Muchas de las acuarelas pudieron ser conservadas gracias a la valentía de María Cristina, quien, evadiendo el miedo y las revisiones militares, sacó del campo de concentración varias de ellas. Otro método que don Pancho utilizó fue el correo. Paulina explica: “Las acuarelas me llegaron con las cartas, las enrollaba y me las mandaba. Las enrollaba para que no se dañaran”. María Cristina donó al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos las acuarelas de este catálogo, testimonio mudo del paso de su marido por Chacabuco. El 30 de julio de 1974, mediante el de-creto 236, Francisco Aedo es liberado. Sus familiares lo instaron a abandonar el país, pero él se negó, argumentando que nunca

había hecho nada malo y por lo tanto no había nada que temer. El 7 de septiembre de 1974 a las 9 de la mañana, es detenido nuevamente en su casa, esta vez por un grupo perteneciente a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), y conducido a recintos secretos de tortura donde fue visto por otros prisioneros. Su detención fue negada sistemáticamente por la dictadura y su familia nunca más volvió a saber de él, hasta que en julio de 1975 su nombre apareció en la lista de 119 chilenos que, en una operación comunicacional de inteligencia conocida como “Operación Colombo”, hizo aparecer a este grupo de prisioneros políticos como muertos en el extranjero a manos de su propios compañeros. Francisco Aedo, don Pancho, permanece hasta hoy detenido-desaparecido.

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El otro barrio, 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

Trabajo nocturno, 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

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Industria muerta, 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

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Manuel Flores, 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

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Regreso al campo (isla Dawson). Xilografía

Héctor Edgardo Avilés Venegas (Fondos de Héctor Avilés, Baldovino Gómez y Miguel Lawner)

Héctor Avilés, dibujante técnico, llegó a Magallanes el año 1963 a trabajar con el Ministerio de Obras Públicas en levanta-miento topográfico en proyectos de obras portuarias para distintas localidades y pequeñas islas de la región, desde Puerto Edén hasta Cabo de Hornos. Entre otros, trabajó en el levantamiento topográfico para el futuro puerto en Puerto Harris, isla Dawson. Tenía desde niño gran habilidad para el dibujo, había trabajado a partir de los 18 años como topógrafo y a los 12 hizo su primer dibujo técnico: el plano de una casa.Al año siguiente de su llegada a la zona comienza a vincularse fuertemente con el movimiento social y político, y durante el

gobierno de la Unidad Popular asume un compromiso mucho más activo y militante en el Partido Socialista de Punta Arenas. Fue detenido por infantes de marina el 20 de septiembre de 1973 en su oficina de la Dirección de Obras Portuarias de Punta Arenas. Trasladado al Regimiento de Infantería de Marina N° 4 Cochrane, fue sometido a brutales y permanentes torturas físicas y psicológicas en el galpón del regimiento. Procesado en consejo de guerra bajo el rol 4-73 contra militantes del Partido Socialista acusados del Plan Zeta, el 26 de noviembre de 1973 fue sentenciado a cadena perpetua. Permaneció detenido en Punta Arenas hasta diciembre de ese año y luego en

isla Dawson, Barraca Remo, hacia donde fue trasladado. Sometido a apremios psicológicos y a trabajos forzados, práctica habitual en el campamento de prisioneros de Chile Chico, Héctor recuerda este tiempo como de 11 meses y 20 días, en los que fue continuamente torturado.1

En septiembre de 1974 fue llevado a Santiago, donde permaneció recluido en la Penitenciaría durante un mes, y luego dos años en la cárcel de Buin, antes de ser expulsado a Canadá el 25 de mayo de 1976 con una letra L en su pasaporte. Solo en 1987 se le levantó la prohibición de ingreso al país.

1 Entrevista audiovisual a Héctor Avilés, 2010 y 2012. MMDH.

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La leña (isla Dawson). Cárcel de Buin. Xilografía

El saco (isla Dawson),1974. Cárcel de Buin. Xilografía Primero de Mayo (isla Dawson). Cárcel de Buin. Xilografía

Hachero (isla Dawson), Serie Trabajos de campo. 1975. Cárcel de Buin. Xilografía

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RejasCárcel de BuinXilografía

PuñoCárcel de Buin

Xilografía

Estando detenido en Punta Arenas, y solo una vez que se dictó la condena, por pri-mera vez recibió papel y lápiz y entonces comenzó a dibujar.2 Primero hacía retratos a carbón a los marinos que consideraban que tenía muy buena pluma y estaban dispuestos a pagarle por sus dibujos. El intercambio consistía en un dibujo por dos cajetillas de cigarrillos Lucky Strike y un favor: llevarles aquellos retratos hechos a otros prisioneros, a sus familias. Este intercambio permitió que éstas supieran donde estaban sus familiares y, muchas veces, tomar conocimiento de otros pri-sioneros que se encontraban detenidos con ellos. Los dibujos fueron un medio

2 Hay que tener en cuenta que estaba prohibido tener papel y lápiz. Solo se permitía una hoja formateada, donde se podía escribir en un máximo de ocho líneas lo que, según les decían, era lo establecido en la Convención de Ginebra de trato a los prisioneros de guerra.

de comunicación fundamental para esas familias que en algunas oportunidades lograron convencer a algún guardia para que le llevara algo al prisionero. Así fue como en una ocasión recibieron cartones, donde hicieron dibujos como tarjetas de navidad, que vendieron a los guardias y el dinero reunido fue enviado a sus familias. Entre la reclusión en Punta Arenas y Dawson Héctor Avilés hizo cerca de 900 retratos con grafito, varios de ellos tipo caricatura, con rasgos de humor e intención de levantar el ánimo en tan duras circunstancias; también como una forma de comunica-ción con sus familias o para obtener algo de los guardias. Héctor señala que solo algunos de estos retratos han podido ser recuperados, muchos se perdieron. En el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos existen dos, que llegaron a través de otros prisioneros de isla Dawson y se incluyen en este catálogo: el retrato

del prisionero político Baldovino Gómez, hecho en el campamento de detención del estadio fiscal el 4 de septiembre de 1974, pero fechado como 3 de septiembre, según relata Baldovino, “por seguridad”, y el retrato tipo caricatura del prisionero Antonio González Yaksic, titulado “Los Talladores de Piedras (de Dawson)”, que llegó al museo a través de Miguel Lawner y también incluido en este catálogo.  Durante su reclusión en la cárcel de Buin, Héctor Avilés realizó cerca de 200 xilografías que imprimió en forma artesanal, varias de las cuales evocan la vida en el campamento de prisioneros de isla Dawson.Actualmente Héctor Avilés sigue viviendo en Canadá, aunque viaja constantemente a Chile y a su querido Magallanes y mantiene la esperanza de recuperar todos aquellos retratos aún perdidos.

Madre,1975 Cárcel de BuinXilografía

Retrato de Baldovino Gómez 4 de septiembre de 1974

Campamento de detención del Estadio Fiscal

Punta Arenas.

Los talladores de piedras (de Dawson)Caricatura de Antonio González Yaksic

Campamento de prisioneros isla DawsonMi celda,1975Cárcel de BuinXilografía

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Caricatura de Prisionero,1973-1975 Caricatura de Prisionero,1973-1975

Carlos “Tato” Ayress Moreno(Fondo Familia Ayress Molina)

Carlos “Tato” Ayress Moreno nació el 3 de noviembre de 1956 en Santiago de Chile. Desde muy pequeño estuvo vinculado a la política a través de su familia. Sus padres militaban en el Partido Socialista y sus hermanos mayores en el Movimiento de Iz-quierda Revolucionaria (MIR), organización a la que ingresó siendo aún adolescente, al inicio del gobierno de Salvador Allende.En septiembre de 1973 Tato militaba en el Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER) y estudiaba en la Escuela Experi-mental Artística, ubicada en la comuna de La Reina, donde se encontraba el día

del golpe militar. “El día 11 de septiembre de 1973 realizaríamos una acción política y la toma de la escuela. Dada la situación que se presentó, hubo que suspenderla y quedarnos para ver qué nuevas acciones podíamos realizar conjuntamente con los pobladores del sector. Esto me impidió salir de la escuela, quedándome allí dos días para posteriormente ir hacia mi casa. A partir de ese momento se produce la represión más brutal, las detenciones, las torturas, los allanamientos. Se vivía un clima de miedo en todo el país; los centros de detención y tortura proliferaban por todas

partes, situación que se vivió durante los 17 años de la dictadura”.Fue detenido el 29 de enero de 1974 en su casa de la calle Enrique Matte en el barrio El Llano, comuna de San Miguel. “Fue un operativo grande ya que traían a unos detenidos de la población La Legua”, recuerda Tato. Rosita Ayress, la hermana, relata cómo y por qué se produjo su deten-ción: “Carlos tenía 15 años en esa época. Como estudiante de arte, a diario dibujaba lo que sentía, lo que pasaba en el mundo, lo que más le impactaba. Tenía un block y por todos lados dibujaba cosas. Después

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Caricatura de Prisionero,1973-1975

Tarjeta de Navidad,1973. Campamento de prisioneros ChacabucoXilografía, grabado en papel fino

del golpe, cuando hicimos la “limpieza” de la casa (ya nos estaban allanando con mucha frecuencia) encontramos los di-bujos que había hecho una noche, unas acuarelas muy impactantes de cuando se denunció la aparición de unos cuerpos sin vida en el río Mapocho. Entonces él dibujó eso con acuarela: el Mapocho, todos los cuerpos tirados y unas carroñas con gorras de generales, chorreando sangre, que se lanzaban a los cuerpos en el río. Por sugerencias familiares botó esos dibujos, los arrugó y los tiró al tarro de la basura que estaba en el patio. Allanaron la casa al día siguiente. La ocuparon varios milicos vestidos de civil, la DINA en aquella época, y el milico que estaba con metralleta y todo en el patio, empezó a patear el tarro de la basura de aburrido. El tarro se dio vuelta y el tipo vio unos papeles con colores que llamaron su atención. Entonces estiró las hojas y se puso a mirar los dibujos. De repente se da cuenta de lo que es. Llama al comandante del equipo y le dice: “Mire lo que encontré”. Y el comandante sale y dice:

“¿Quién hizo esto?”. Y aparece mi hermano chiquitito que estaba con un mecánico arreglando el auto del papá en el patio, y dice: “Yo”. Lo agarraron ahí mismo con todos los maltratos que utilizaban en esa época y se lo llevaron preso. Pero Carlos no fue el único integrante de la familia Ayress en ser detenido. En un operativo

simultáneo, la DINA allanó la fábrica de su padre ubicada en Carlos Valdovinos, a diez minutos de su casa, deteniendo a éste y a su hermana Luz de las Nieves.En primera instancia Tato es secuestrado, junto a su padre y su hermana, y llevados al centro de torturas ubicado en calle Londres 38, en pleno centro de Santiago.

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Sin título, 1974 Campamento de prisioneros Chacabuco

Acuarela en tonos negros

Torre de vigilancia,1974 Campamento de prisioneros Puchuncaví

Cabaña de Puchuncaví,1974Campamento de prisioneros Puchuncaví

(Página izquierda)

Campo de Concentración Chacabuco,1973Campamento de prisioneros ChacabucoCrayón

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Posteriormente son trasladados a Tejas Verdes, donde continuaron los interro-gatorios y las torturas brutales. En ambos recintos Tato permaneció la mayor parte del tiempo incomunicado. En el Estadio Chile las cosas cambiaron un poco. Tato y su padre pudieron estar juntos y ver por primera vez en meses al resto de la familia que, con previa autorización, los visitó. Después de un tiempo son trasladados en avión militar al campamento de prisioneros Chacabuco, en la región de Antofagasta, y más tarde al campamento Melinka, en Puchuncaví, región de Valparaíso. Su peregrinación por los centros de tortura y campos de concentración terminó en Tres Álamos, donde permaneció detenido con su padre durante ocho meses. Tras tres años en prisión, Carlos Tato Ayress es puesto en libertad, ya convertido en un joven de 18 años de edad.Desde muy pequeño demostró habilidades para el dibujo, como él mismo explica: “Desde niño dibujaba y estudiaba en la escuela de arte, en la Experimental Artís-tica. En la prisión dibujé bastante ya que debía hacerles dibujos a mis compañeros de prisión para que ellos pudieran trabajar sobre cualquier soporte, hacer sus artesanías, tallas en maderas, anillos, grabados y todo lo que constituía algo artístico”. Pero Tato no solamente dibujaba por encargo de sus compañeros. Él quiso reflejar en sus dibujos la vida cotidiana de los prisioneros en el campamento de Chacabuco, lugar en el que retomó su pasión por el dibujo y la pintura. “La temática general de mis trabajos fue los espacios donde nos encontrábamos: las celdas, los patios, el interior donde vivíamos, las camas donde dormíamos, las torres de control, las alambradas, los guardias, la vida cotidiana, todo lo que pudiera constituir un testimonio gráfico”.Con respecto a la obtención de los ma-teriales para realizar los trabajos, cuenta que había muchas formas de conseguirlos.

Entre los mismos compañeros se proveían de elementos; la familia también estaba autorizada para hacerles llegar cosas para dibujar y pintar. La otra posibilidad era la fabricación propia de materiales. Tato relata en su libro Sobrevivientes: “Conocí a dos compañeros que eran artistas plás-ticos y que habían formado un taller muy rudimentario de pintura y grabado. Uno de ellos era René Castro, quien contaba con una producción artística de pinturas sobre tela y papel, dibujos y grabados. Me relacioné con ellos y me mostraron su taller. Al poco tiempo comencé a ingeniármelas para resolver materiales y crear mis propias herramientas. Busqué madera para hacer algunos tacos y soportes, hallé unas tablas de literas y a partir de ahí realicé mis dos primeros grabados, que aún conservo. Las herramientas fueron hojas de cuchillos y algunos clavos con filo. Así trabajé la madera. […] Fabriqué unos rodillos para entintar un palo de escoba, le hice manillas de alambre y envolví el rodillo en papel satinado”.3

Uno de esos grabados fue entregado para formar parte de la Colección del Museo, junto con otras acuarelas y dibujos. Tato explica el contenido de algunos:El primero de ellos, “Grabado en papel fino”, hecho en Chacabuco. La xilografía fue concebida como una postal de Navidad. En ella se ve una vela encendida y la mitad de un rostro al estilo Picasso, cuya mirada refleja tristeza. Tato comenta: “Te darás cuenta de que es una tarjeta de Navidad muy tétrica, muy pesimista, porque fue en el primer momento que estuvimos aquí. Lúgubre, no sé. Bueno, yo creo que era el corazón, el alma que la teníamos así”.“Acuarela en tonos negros” también fue pintada en Chacabuco, en 1974. Se trata de una vista de parte de la edificación del campamento de prisioneros, aunque no

3 Ayress Moreno, Carlos: Sobrevivientes, pp. 82-83.

recuerda el lugar exacto que representa.Sobre el “Dibujo de torre de vigilancia, campo de concentración Chacabuco”, Tato comenta: “Éstas eran las torres, aquí tenían las entradas y las escaleras. Aparte, estos puentes que se ven aquí se unían con los techos de las casas. Porque de este lado había dos hileras de alambradas y al medio estaba minado, esos tubos estaban minados. Incluso cuando nosotros jugábamos fútbol explotaban las minas. O habían perros aquí que cruzaban y las minas explotaban, y los perros… bueno, para qué te voy a decir. Muchas veces la pelota de fútbol se nos caía para allá y estábamos fritos porque no podíamos pasar. Entonces en este campo de concentración yo creo que había unas trece o quince torres aproximadamente, todo con vigilancia. Algunas tenían focos para poder iluminar en la noche. Eran uno o dos soldados que tenían los fusiles SIG eran punto 30. Bueno, ésta fue una de las técnicas que ocupé que fue tinta con crayola. Además eran los materiales que teníamos. Acá nosotros hacíamos cosas con los recursos que teníamos a mano”.“Dibujo de la torre de vigilancia”, pertenece al campo de concentración Puchuncaví. “Cuando yo salí de aquí [Chacabuco] nos llevaron a Puchuncaví. Esto es cuando recién se hicieron las torres. Este era un campo que ya estaba creado, pero en el momento en que yo llegué no había torres. Y prácticamente tuvimos que diseñarlas y hacerlas nosotros. Imagínate tú, hacer nuestra propia prisión. Funcionaba de la misma forma que en Chacabuco, ¿te das cuenta? (muestra al soldado con el arma). Las torres de madera, qué sé yo, las alambradas. Con la tierra de nadie, que le llamamos… una alambrada, otra alambrada y la tierra de nadie”, dice, mientras señala la parte de abajo del dibujo.“Prisioneros jugando ajedrez” también lo hizo en Puchuncaví. “Las cabañas, las puertas, las ventanas… Estas eran las

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Prisioneros jugando ajedrez,1974. Campamento de prisioneros Puchuncaví

ventanas que estaban cerradas. Ese fue un momento captando a unos compañeros que jugaban ajedrez”.Con pesar comenta: “Esto es más o menos lo que yo pude salvar. Yo perdí muchos dibujos”. Sin embargo, se las ingenió para intentar sacar muchos de ellos: “A medida que me visitaban mis familiares o amigos, a través de las cajas de cartón sacaba estos dibujos. Abría las tapas de estas cajas y entremedio colocaba los dibujos y después los pegaba con engrudo y de esta forma burlaba la vigilancia. Mi familia fue guardando todo este material”. Cuando se le pregunta por el significado que tienen hoy

para él, señala: “Estos dibujos tienen un gran valor testimonial porque representan una época que nos tocó vivir. Todo este material sirvió posteriormente para graficar libros y afiches, esto me permitió hacer mi tesis “El arte y la cultura en la prisión política”, licenciándome en el Instituto Superior de Arte en La Habana”.En 1977 Tato y su familia se reunieron en La Habana, Cuba. Allí cursó sus estudios superiores y se tituló de Licenciado de Artes Plásticas. Posteriormente fue becado por la Scuola Internazionale di Grafica de Venecia en Italia. Se ha desempeñado como instructor y promotor de arte, combinando

sus dos pasiones: música y pintura. Ha fundado talleres de arte en Cuba y Chile y expuesto sus obras en Europa, América Latina y Norteamérica. Actualmente sigue viviendo en Cuba.El año 2008 apareció su libro Sobrevivientes. Un suceso posterior al golpe pinochetista, publicado en La Habana por Editorial Ciencias Sociales, donde relata el horror vivido por su familia y en carne propia bajo la dictadura de Pinochet.

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Mario Cordero Cedrashi nació en la ciudad de Concepción el 27 de diciembre de 1953. Señala que desde niño en la escuela la profesora lo sacaba a la pizarra para que pintara con tiza los rostros de los próceres en las clases de historia, pero aclara que nunca tuvo una educación en pintura.En 1969 y con 15 años recién cumplidos, ingresó voluntariamente a la Armada de Chile. En 1970 inició un crucero de instrucción a bordo del buque escuela Esmeralda, que lo llevó a Japón, Australia, Nueva Zelanda y otros países del Pacífico. A su regreso a Chile, un par de meses más tarde, asume como presidente Salvador Allende.En 1973 y después de haber obtenido el título de técnico electricista en la Academia Politécnica Naval en la ciudad de Viña del Mar, es destinado a prestar sus servicios al crucero Prat, buque insignia de la es-cuadra nacional. Dentro de esta unidad, el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) estaba operando para detectar a quienes se oponían al golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende. Todos aquellos que tuviesen posiciones leales a la Constitución, estaban siendo objeto de observaciones. Mario relata de qué manera le afectaron estos sucesos: “Producto de esta situación es que por conducto regular solicité en el mes de julio de 1973 una entrevista con el comandante de la nave, capitán de navío Maurice Poisson Eastman, para solicitarle que me pasara a retiro del servicio y le expuse que yo no estaba de acuerdo en participar en un golpe de Estado en contra del gobierno legalmente constituido. El comandante me expulsó de su oficina tratándome de ‘marxista’”. En ese momento Mario era un joven de 19

Mario Cordero Cedrashi(Fondo Mario Cordero)

años… “No pertenecía, ni tenía simpatía con ningún partido político, era más bien una posición de respeto a la Constitución y a las leyes establecidas, de obediencia debida a la máxima autoridad del país, que es el Presidente de la República y a negarme a la idea de tener que quizás matar a gente de mi propio pueblo”.El día 6 de agosto de 1973 el comandante de la nave, capitán Maurice Poisson Eastman, informó que se habían practicado algunas detenciones de marineros subversivos en el puerto de Valparaíso. El día 7 de agosto Mario se reunió con otros colegas para informar a políticos en el puerto de Talcahuano acerca de lo inminente del golpe de Estado y de las detenciones que se estaban llevando a cabo. Sobre su propia detención relata: “El 8 de agosto, como a las 22 horas, en circunstancias en que me encontraba cumpliendo con mis labores de servicio, se me citó a la oficina del jefe del Departamento de Ingeniería de la nave para ser conducido posteriormente a un camarote, donde me esperaban oficiales de Inteligencia Naval junto a un colega que ya estaba en condición de detenido. Me obligaron a desembarcar de la nave y me hicieron subir a una camioneta de la Base Naval; el oficial de inteligencia, ame-nazándome con una pistola, me dijo que estaba detenido. El vehículo me condujo al Fuerte Borgoño de la Infantería de Marina. Allí me entregaron a la guardia, donde me aguardaba un batallón de infantes de marina en tenida de combate y mimetizados, que me obligaron a desnudarme a punta de golpes de bayoneta, culatazos, puntapiés, rodillazos y de puño, dándome realmente un tratamiento de prisionero de guerra […] Allí fui víctima de crueles torturas y

vejámenes: me sumergían desnudo en un tambor con aguas servidas, tortura llama-da submarino; apagaban sus cigarrillos encendidos en mi cuerpo; me golpeaban en tórax, estómago, espalda y nalgas con guantes mojados, hasta el punto que me desmayaba; me amenazaban de muerte si no denunciaba a colegas que tuviesen posiciones constitucionalistas, y así con-tinuaron durante toda esa noche hasta la mañana del día siguiente”. Lo mantuvieron detenido, aislado e incomunicado bajo fuerte protección armada durante nueve días en el cuartel de “Orden y Seguridad” en la Base Naval de Talcahuano, quedando posteriormente en libre plática.El 1 de septiembre de 1973 es sacado de la base y conducido a la cárcel de Talcahuano, donde permanece un par de días. El 11 de septiembre de 1973, Mario Cordero se encontraba detenido en la cárcel de la ciudad de Concepción junto a otros marineros, en condición de aislamiento. Después de cuatro meses es trasladado a la cárcel de Valparaíso, luego de una noche de tránsito en la Penitenciaría de Santiago. En Valparaíso es recluido en una celda de la tercera galería, junto a los presos políticos. “Supuestamente para nosotros en esta cárcel se encontraban los marinos que habían sido detenidos en el puerto de Valparaíso –explica Mario–, y el sentimiento era que no estaría solo. Al día siguiente cuando se abrieron las celdas, comencé a preguntar a los presos políticos por los marinos constitucionalistas y encontré un ambiente de desconfianza: nadie respondía algo concreto, algunos decían que se los habían llevado a una isla, otros no contestaban. Con el tiempo me dijeron que pensaban que éramos

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Pesadilla, Cuartel Borgoño. 1973-1976. Cárcel de Valparaíso

infiltrados del servicio de inteligencia. La realidad fue que los marinos detenidos en Valparaíso fueron trasladados a isla Riesco para construir en trabajo forzado el campo de concentración. Durante ese período fue muy complicada la comunicación con los presos políticos”.Mario Cordero fue sometido a un proce-so ilegal. La acusación que se formuló originalmente en su contra consistía en incumplimiento de deberes militares. El día 28 de septiembre de 1973 se cambió esta acusación y lo declararon reo como autor del delito de sedición y motín. En mayo de 1974 es condenado a tres años de presidio. Sale en libertad el 28 de agosto de 1976, pero queda bajo control semanal por la Fiscalía Naval de Valparaíso.Los tres dibujos en formato digital que Mario donó al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos fueron realizados en la cárcel de Valparaíso. Los materiales utilizados son lápiz a carbón y a cera negra y papel de un block que tenía para escribir cartas. Con respecto a su obtención, comen-ta: “Ese material me lo llevó un familiar y no presentaba problemas el tener papel y lápices para escribir o dibujar, el problema era siempre los contenidos que había que proteger”. Las anotaciones escritas en los dibujos están referidas al tiempo y al lugar de los hechos. Con respecto al significado que esos dibujos tienen para él hoy, señala que “representan por un lado el querer dejar una huella, una marca en la vida. Por ello es que en los dibujos están escondidos varios nombres de los marinos constitucionalistas, pensando que nos podrían eliminar… La propaganda de la época nos catalogó como altamente peligrosos, expertos en

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(Página derecha)Al interrogatorio

1973-1976Cárcel de Valparaíso

Cárcel de Valparaíso celda 417, 1973-1976. Cárcel de Valparaíso

explosivos, que queríamos eliminar al alto mando de la Armada… lo que concluye más tarde en la inspiración del Plan Z por parte de la dictadura… Por otro lado, los dibujos expresan lo que causaba más temor: los traslados. Cuando no sabes adónde te llevan piensas siempre en lo peor. Cuando se abre la puerta de la celda y aparece el custodio con una lista para llevarse gente, se te aprieta todo el cuerpo. Si no te toca a ti, te quedas con el espanto de saber si al que se llevaron lo devuelven, o que después viene tu turno. Y lo otro es cuando escuchas los gritos del torturado y observas

cuando lo están maltratando. En la cárcel de Concepción llegaba Gendarmería por la noche a torturar delante de nuestros ojos a los presos comunes que estaban castigados en la celda sin luz. Algunos por la angustia se cortaban la piel de su cuerpo con lo que pillaban, con la esperanza de que los enviaran a un hospital reclamando instintivamente un derecho humano, y los gendarmes le rebosan sal con ají en las heridas por placer. Esas eran las torturas a las que estábamos expuestos, que están expresadas en el cuadro de la primera galería porque algo parecido viví cuando

estuve en el “Submarino” de la cárcel de Valparaíso. Y concluye: “Los tres dibujos expresan el miedo a la tortura, era el miedo que reinaba en el aire”.Los dibujos fueron sacados del recinto carcelario dentro del forro de un chaquetón de cotelón que tenía al momento de ser liberado. Para Mario tienen un significado especial: “Los dibujos representan para mí no solo una parte dolorosa de mi vida, sino también una parte trágica en la historia de nuestro país que fueron las violaciones a los Derechos Humanos… La tortura que se hizo colectiva”.

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Ocupaciones vespertinas, 1980Penitenciaría de Santiago*

* Actualmente Centro de Detención Preventiva Santiago Sur

Interior Penitenciaría, 1980Penitenciaría de Santiago

Ricardo Cruz Pecaric(Fondo Ricardo Cruz)

Ricardo Cruz Pecaric nació en Santiago de Chile el 7 de enero de 1954. En el año 1971 ingresa a la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile. “Casi desde el comienzo de mi experiencia uni-versitaria me interesó participar en política para contribuir al proceso de cambios en marcha en el país, integrándome como militante de base al partido MAPU. Después del golpe militar continué colaborando, ya fuera en tareas de apoyo al trabajo clandes-tino que realizaba el partido, o bien en la organización de actividades culturales que permitieran burlar la censura imperante. Paulatinamente me fui alejando de las actividades partidarias, en parte por el riesgo que esto significaba para mí y para mi familia, con la cual continuaba viviendo entonces. El año de mi detención en 1979, ya no era más que un simple simpatizante de movimientos opositores, como muchos miles de chilenos”.

Es detenido el 1º de mayo de 1979 en una manifestación callejera en pleno centro de Santiago. Un grupo de manifestantes se separó de la multitud y fue acorralado por carabineros entre dos manzanas. Ricardo Cruz, en ese entonces un estudiante de 25 años de edad, se encontraba entre ellos. En su desesperación los manifestantes decidieron refugiarse en la Basílica del Salvador, ubicada en calle Huérfanos esquina Almirante Barroso. Señala que en ese momento se produjo un tumulto a la entrada. La gente fue presa del pánico y comenzó a romper las puertas. Muchos, entre ellos Ricardo, se quedaron afuera, sin poder ingresar al recinto. Fue detenido por carabineros junto con otras personas y llevado a la 1ª Comisaría, ubicada en calle Santo Domingo. Posteriormente fue trasladado a un gimnasio de Carabineros en la zona sur de Santiago, probablemen-te la actual 11ª Comisaría de Lo Espejo,

y finalmente a la Penitenciaría, donde permaneció por más de dos semanas a la espera de que se le imputaran cargos.Una vez en prisión el entonces estudiante de arquitectura decide ocupar el tiempo en algo que sabía hacer muy bien: dibujar. “Siempre me ha gustado dibujar y eso fue lo que hice en ese momento, pero princi-palmente para conservar la calma, como una especie de terapia, porque es muy fácil deprimirse, sobre todo cuando empiezan a pasar los días y tú ves que no sales libre”. Ricardo no tardaría en darse cuenta de que esos dibujos podrían tener un valor testimonial: “Yo dibujaba […] también para mantener una especie de registro, aunque nunca pensé que éste podría permanecer. Ahora que miro los dibujos me doy cuenta de que no solamente tienen que ver con la represión en tiempos de la dictadura, sino que hablan también de las condiciones materiales terriblemente precarias en las que vivían los presos comunes”.

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Los recados en la reja. Visita de monseñor Alvear, 1980Penitenciaría de Santiago

La lectura y la rayuela, 1980Penitenciaría de Santiago

Lluvia, 1980Penitenciaría de Santiago

Diagrama del interior de la cárcel, 1980Penitenciaría de Santiago

Encierro en la celda 59, 1980Penitenciaría de Santiago

En el gimnasio de la Escuela de Carabineros, 1980Penitenciaría de Santiago

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De visita en la 64, 1980Penitenciaría de Santiago

Visita de monseñor Piñera, 1980Penitenciaría de Santiago

Llegaron las noticias,1980Penitenciaría de Santiago

Segunda visita a la Corte de Apelaciones: a la espera,1980Penitenciaría de Santiago

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Escucha hermano la canción de la alegría,1980Penitenciaría de Santiago

Visita de la calle N°5, 1980Penitenciaría de Santiago

(Página derecha)Peña en la 2 con el Chicha a la guitarra

Penitenciaría de Santiago

Tarde deportiva, 1980Penitenciaría de Santiago

La razón de haber contado con materiales para dibujar en la Penitenciaría es para Ricardo producto del desorden del sistema represivo, como él mismo relata: “Esto no era una represión tan sistemática a ese nivel. Bueno, éramos presos, tenían que alimentarnos, nuestras familias nos mandaban frazadas y otros enseres y dentro de esas encomiendas llegaron es-tos materiales que yo pedí, eso no estaba prohibido”. Sus primeros dibujos los hizo con un bolígrafo y en papel de envoltorio. Explica que eran dibujos muy precarios, elaborados intuitivamente. Poco a poco fue consiguiendo materiales, se fue en-tusiasmando y comienza a hacer dibujos

más elaborados. El mantenerse ocupado dibujando era un factor importante para pasar el tiempo en prisión.Ricardo no recuerda exactamente cómo lograron conservarse los dibujos; si los pudo sacar él mismo o se los pasó a al-gún familiar, no lo tiene muy claro. De lo que sí está seguro es que fue importante hacerlo. “Cuando dibujé no pensé en el futuro, en lo que podrían significar estos dibujos hoy. Si no existiera el Museo de la Memoria, probablemente los dibujos seguirían guardados. Yo estuve viviendo fuera de Chile bastante tiempo, en Bélgica, por razones personales. Me trasladé con mis dibujos para allá, después volví con

ellos. Pensé que se podrían perder y que sería una buena idea donarlos al museo. Con respecto a su experiencia en prisión, Ricardo reflexiona: “Fue muy marcador para mí. La sociedad chilena de entonces era aún más segregada que ahora en esta-mentos, clases sociales, etcétera, y no era tan evidente que un estudiante como yo pudiera conocer y compartir experiencias tan fuertes con personas de orígenes y trayectorias tan diferentes. Y eso fue muy conmovedor y al mismo tiempo formador. Y como todas las situaciones extremas te muestran un poco tus límites, aprendes un poco sobre ti mismo”.

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Cancha de fútbol,1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

Dormitorio,1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

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Campamento Chacabuco,1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

Landy Aurelio Grandón León(Fondo Landy Grandón)

Landy Aurelio Grandón León nació el 23 de noviembre de 1938 en la ciudad de Taltal, provincia de Antofagasta. Al inicio de la década del cuarenta la familia decide mudarse a Santiago, cuando él tenía ocho años de edad. Su interés en la vida social empezó ya en sus tiempos de liceano, por los años 1950, y motivado por la situación de pobreza familiar y nacional. Siendo adulto se incorporó al Partido Comunista de Chile.

Landy es detenido la tarde del 24 de sep-tiembre de 1973 en su lugar de trabajo, la entonces Caja de Previsión de Carabineros de Chile, hoy DIPRECA. Fue trasladado en una patrulla a la 3ª Comisaría de Carabi-neros, que por entonces se ubicaba en la intersección de las calles San Pablo y Tea-tinos, en Santiago Centro. Posteriormente fue conducido en un bus de Carabineros al Estadio Nacional. Allí fue entregado a personal del Ejército que estaba a cargo

del campamento de prisioneros levantado al interior del recinto. Estuvo recluido en el Estadio Nacional hasta principios de noviembre de ese año, cuando personal militar lo sacó de allí junto a cientos de prisioneros para trasladarlos en buses hasta Valparaíso. En el puerto, y bajo la vigilancia de per-sonal de la Armada, se les hizo abordar el carguero Andalién. Luego de tres días de travesía éste recaló en Antofagasta,

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(Página derecha)

Canchas de fútbol,1974 Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela Campamento de prisioneros Chacabuco,1974

Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela Campamento de prisioneros Chacabuco. ,1974 Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

Campamento de prisioneros Chacabuco,1974 Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

desde donde fueron conducidos hasta el campamentos de prisioneros Chacabuco, construido dentro de la ex oficina salitrera del mismo nombre, en pleno desierto. Los siete dibujos donados por Landy Grandón al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos dan testimonio de su reclusión

en dicho lugar, en el que permaneció durante ocho meses.“¿Por qué me dediqué a dibujar? Confieso que la pregunta me dejó descolocado”. Creo que porque había que hacer algo, emplear el tiempo en cautiverio en una actividad personal para no volverse loco y a la vez

en algo útil, como proyectar un testimonio gráfico de toda esa horrible experiencia […]. Lo otro fue mi personal facilidad y agrado para dibujar desde mis tiempos de escolar. Pero nunca antes había dado refinamiento a tal afición. En el campo, pude combinar tal facilidad y esa significación

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que buscaba. Se trataba también de hacer algo con la mente y manos”.Su familia le enviaba encomiendas con los materiales para hacer los dibujos. “Había otros compañeros que dibujaban y pintaban muchísimo mejor que yo. Eran profesionales, profesores de artes plásticas, yo me inspiraba en sus técnicas”. Acerca de cómo logra sacar los dibujos de Chacabuco, Landy relata: “Cuando me llamaron en lista de salida del campo, llevé mis dibujos (sin rejas, ni alambradas de púas, ni torres de vigilancia) junto con mis enseres personales; los mostré para la inspección de los militares y así pasaron. Para mi interior, pensé que algún día tendría la oportunidad de completar mis dibujos conforme a la realidad que viví. –Y agrega–: Hice muchísimos más. Algunos los regalé a compañeros de prisión, otros a mis familiares y amigos. Hasta tuve que vender algunos para proveerme de algún dinero para atender mi diario vivir una vez en libertad”.El 30 de julio Landy Grandón fue saca-do del campamento de prisioneros de Chacabuco y trasladado con otras 60 personas al aeropuerto de Cerro Moreno en Antofagasta. Allí los hicieron abordar un transporte aéreo de la FACH que aterrizó en el aeropuerto de Los Cerrillos al anochecer, desde donde fueron llevados en buses hasta el campamento Tres Álamos. Cerca de la medianoche y a pocos minutos del inicio del toque de queda impuesto, Landy abandona el recinto, “Puesto en libertad por no haberse comprobado hasta este instante, que hubiere contravenido las normas constitucionales del país”, según el certificado extendido por la Secretaría Ejecutiva Nacional de Detenidos del Minis-terio de Defensa y firmado por el coronel Jorge Espinoza Ulloa.

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Retrato Dr. Jenkin. Realizado por Patricio de la OCampamento de prisioneros Chacabuco

A Enrique en el día de su cumpleaños. Realizado por René Castro Ruiz18 de diciembre de 1973. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

Enrique Jenkin Peralta4

(Fondo Enrique Jenkin)

Enrique Jenkin Peralta nació en Copiapó el 18 de diciembre de 1930. Cursó sus estudios básicos en la Escuela Primaria Nº 1 de Copiapó, y Humanidades en el Colegio San Luis, en Antofagasta. En 1948 se traslada a Santiago e ingresa a la Escuela de Medicina de la Universidad Católica. Se titula de médico cirujano en 1956 con notas sobresalientes.Su primer contacto con la política fue producto de una mera casualidad. A me-diados de 1952 Enrique iba caminando por la calle Ahumada cuando se encuentra con un desfile encabezado por Salvador Allende en el marco de su candidatura a la Presidencia de Chile. Eran pocas personas las que lo acompañaban, razón por la que él y su acompañante deciden sumarse a la manifestación. Allende pierde las elec-ciones ese año, pero vuelve a presentar su candidatura en 1958. Para ser consecuente Enrique vota nuevamente por él, como también lo hizo en 1964. Cuando Allende gana las elecciones el 4 de septiembre de 1970, el corazón de Enrique Jenkin ya se había inclinado hacia la izquierda, aunque no participó como militante en ningún partido político.Aproximadamente una semana después del golpe de Estado se produjo el primer allanamiento a su domicilio. Una veintena de militares entró en su casa y luego de reducirlos a él y a su señora registraron todo el lugar sin encontrar nada. Sin embargo, en octubre de 1973 Enrique recibe una citación escrita en la cual se le notifica que debe presentarse al cuartel

4 De los cinco dibujos entregados por Enrique Jenkin al MMDH, solo uno es de su autoría, los cuatro res-tantes se los regalaron otros prisioneros políticos y se presentan igualmente en esta colección.

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Campo Chacabuco. Realizado por Danilo Bartulín1973-1975. Campamento de prisioneros Chacabuco. Xilografía

Noé. Realizado por uno de los hermanos Castro1973. Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

de la Policía de Investigaciones de Ñuñoa. Acude voluntariamente. Allí le comunican los cargos en su contra: se le acusa de haber hecho reiterados viajes a la Unión Soviética y a Cuba, y haber adquirido bie-nes y propiedades con dinero de dudosa procedencia; también de participar en la organización de hospitales clandestinos.5 Ante lo absurdo de las acusaciones el médico no pudo más que reír. Lo dejaron detenido toda la mañana, y posteriormente fue trasladado al Estadio Nacional. Allí permanece hasta el 9 de noviembre. Ese día los prisioneros abandonan el recinto rumbo a Valparaíso. En el puerto son embarcados en el buque Andalién. El 10 de noviembre arriban a Antofagasta y son llevados al campamento de prisioneros Chacabuco, en pleno desierto de Atacama.Enrique permanece en ese recinto hasta fines de febrero de 1974. Desde allí los prisioneros son trasladados paulatinamente rumbo a Santiago, en avión. Una vez en la capital, es llevado al Estadio Chile, donde queda incomunicado. Posteriormente es conducido a la sede de la Escuela de Servicio Social en calle Agustinas (conocida como la cárcel de médicos). Este edificio había sido requisado y transformado en cárcel clandestina para médicos y personal del gremio de la salud. Estuvo bajo la tutela de la Fuerza Aérea. Desde ese lugar era trasladado a la Academia de Guerra Aérea (AGA) en la comuna de Las Condes, donde se le sometía a interrogatorios y torturas, para luego ser devuelto a la escuela.Después de algunos meses fue puesto en libertad, pero durante un semestre debió firmar una vez a la semana. Mientras tanto su esposa, de nacionalidad alemana, realiza-ba los trámites en la embajada de ese país para obtener la visa. A principios de 1975 Enrique abandonó Chile rumbo a Lima, y

5 Jenkin, Enrique: Exijo una explicación! Mis secuelas de una dictadura. Santiago de Chile, Editorial Forja, 2013, p. 57.

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ChacabucoRealizado por Enrique Jenkin

1973-1975Campamento de prisioneros Chacabuco

en marzo de ese mismo año aterrizó en Caracas, donde trabajó por algún tiempo. Cuando por fin los trámites en la embajada se resolvieron favorablemente, él, su esposa y sus tres hijos pudieron reunirse en Perú para viajar con destino a Alemania, donde residieron por varios años.“Yo no había dibujado antes ni tenía ninguna afición por el dibujo –afirma–. Casi nadie dibujaba desde antes. Allá dibujábamos para tener que hacer algo, por hobby. […] Algunos tenían acuarelas, lo hacían bien”. Cuenta que al poco tiempo de llegar a Chacabuco los militares decidieron que debían mantener ocupados a los prisio-neros de alguna forma. Descubrieron una maestranza antigua llena de objetos en desecho, como piezas de madera, pedazos de palos y fierros que los detenidos tuvie-ron la posibilidad de recoger y trabajar con ellos. Fue así como nacieron muchas de las xilografías, tallados y pequeñas esculturas de madera.“Allí no había ningún taller para dibujar o hacer manualidades. Nos llevaban los materiales, los pedíamos. La familia o los mismos milicos los traían”. Enrique Jenkin donó cinco dibujos al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, uno de los cuales es de su autoría. Los otros cuatro los recibió de regalo. El primero de ellos es una xilografía realiza-da por Daniel Bartulín, quien fuera médico y amigo personal de Salvador Allende. En ella se pueden apreciar algunas casas del campamento, y la iglesia de fondo. Enrique comenta: “Bartulín andaba con un pedazo de suela y un cuchillo y así empezó a hacer la xilografía”. Hace muchísimo que no tiene contacto con él, solo sabe que vive en La Habana. Con respecto al autor del segundo de ellos, el médico aclara: No sé por qué este dibujo dice Noé. Este dibujo es de unos hermanos de apellido Castro. Eran tres hermanos Castro, por eso la C. “Éste me lo regalaron

para un cumpleaños –comenta al mirar el tercero–. Esta es una acuarela que muestra las ruinas de las casas de Chacabuco. –Y agrega–: Este dibujo es de René Castro, uno de los hermanos. Este motivo se repite también en la postal firmada por Noé y en la xilografía de Bartulín –dice señalando la iglesia, la que se encontraba fuera del campo de prisioneros–. Es lo único que veíamos a nuestro alrededor. No había más, puro desierto, desierto, desierto...”.Con respecto al retrato, Enrique comenta: “Éste soy yo. Lo hizo Patricio de la O, pintor y profesor universitario. Tuve contacto con él, pero después no lo vi más. El autorretrato me lo hizo con un lápiz que encontró en la casucha donde vivía”.Finalmente habla sobre la pintura que él mismo hizo: Esta pintura es una vista del campo de Chacabuco. Es muy representativa porque ahí está el milico con la caseta, aquí se ve un helicóptero. Y éste era siempre el paradigma: la iglesia. Allí estaba la iglesia y éstas eran las casas donde dormían los presos, y ésta era la alambrada de púas, estaba por todos lados.Comenta que no tuvo mayores problemas para sacar los dibujos del campo de con-centración. “Se fue relajando un poco el asunto. Bueno, después de tantos meses también… La relación con los milicos se fue transformando en una relación muy humana”.Luego de vivir en el exilio, el Dr. Enrique Jenkin retornó a Chile junto a su fami-lia en 1982. Actualmente ejerce como traumatólogo en un centro médico en la quinta región.

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Iglesia Puerto Harris,1973. Campamento de prisioneros isla Dawson

Iglesia Puerto Harris,1973. Campamento de prisioneros isla Dawson

Miguel Lawner Steiman (Fondo Miguel Lawner)

Miguel Lawner Steiman nació en Santiago en 1928. Realizó sus estudios secundarios en el Instituto Nacional. El año 1945, a los 17 años, ingresa al Partido Comunista. En 1946 inicia sus estudios en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile. Allí el partido lo promueve, a diferencia de lo que ocurre habitualmente, a las Juventudes Comunistas, con la misión de formar lo que en ese tiempo se llamaban Círculos de Estudiantes Comunistas” de la Escuela de Arquitectura. Miguel se titula de arquitecto en 1954.Al momento de su detención, el día 12 de septiembre de 1973, Miguel Lawner era director ejecutivo de la Corporación de Mejoramiento Urbano (Cormu), que diseñaba programas de remodelación urbana y conjuntos habitacionales para los funcionarios del Ejército durante el gobierno de Salvador Allende.Fue llevado primero al Estadio Chile, para luego ser trasladado a la Escuela Militar, donde se encontró con dirigentes políticos de izquierda y altos funcionarios del gobierno de la Unidad Popular que ya habían sido detenidos. Todos fueron posteriormente confinados en la COMPIN-GIM, base de una compañía de ingenieros de la Infantería de Marina, situada en la isla Dawson, en el extremo sur de Chile. Permanecieron recluidos alrededor de ocho meses en el campamento de prisioneros que allí se abrió.Fue aquí donde Miguel empieza a dibujar. Todo comenzó una mañana en que el arquitecto y otros compañeros de prisión divisaron Puerto Harris, el único caserío de la isla, mientras realizaban trabajos forza-dos. Su iglesia, abandonada desde hacía décadas, llamó la atención del arquitecto,

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Paisaje,9 de noviembre de 1973. Campamento de prisioneros isla Dawson Nubes, marzo de 1974. Campamento de prisioneros isla Dawson

GaviotasCampamento de prisioneros isla Dawson

PaisajeCampamento de prisioneros isla Dawson

quien en la pausa del mediodía decide, acompañado del oficial a cargo de los prisioneros, realizar una inspección para constatar su verdadero estado. Surge la idea de la restauración por parte de los prisioneros, idea que fue propuesta al comandante. Lo que pasó después lo relata Miguel en su libro La vida a pesar de todo: “El comandante del campo aceptó nuestra propuesta, pero para definir los alcances de la restauración era indispensable efectuar un levantamiento del templo y proyectar algunos detalles, tarea imposible de cumplir sin lápiz y papel, artículos proscriptos hasta entonces para nosotros”.Así fue como recibió del comandante un cuaderno colegial numerado página por página, para evitar que alguna se perdiera. Partió con la iglesia, pero no tardó en practicar el dibujo de la figura humana: “Un domingo por la tarde comencé a hacer un apunte de Daniel Vergara, mientras leía un libro apoyado en la estructura de madera de un pabellón inconcluso anexo a nuestro patio. El dibujo fue elogiado por mis compañeros, que me incentivaron a proseguir con este oficio, reproduciendo nuestro entorno y el régimen al cual es-tábamos sometidos. Nadie tenía claro el futuro que aguardaba a estos apuntes”.

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Cabaña construida por los presos,1974Campamento de prisioneros isla Dawson

La cabaña, 6 de febrero de 1974Campamento de prisioneros isla Dawson

Nieve, febrero de 1974. Campamento de prisioneros isla DawsonFaena de postes

Noviembre de 1973Campamento de prisioneros isla Dawson

Bono de lluvia 2 de marzo de 1974

Campamento de prisioneros isla

Dawson

Los primeros dibujos abandonaron la isla en marzo de 1974, cuando una delega-ción de parlamentarios de la República Federal de Alemania obtuvo permiso para visitar a los prisioneros. Aprovechando la oportunidad y eludiendo la vigilancia del comandante, éstos son entregados al jefe de la delegación, quien esa misma noche regresa a Santiago, donde se reúne con Cecilia Bachelet, esposa de Hugo Miranda, uno de los detenidos en este campamento de prisioneros. Cecilia recibe los dibujos y se los entrega a la mañana siguiente a Ana María Barrenechea, esposa de Miguel. De

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De regreso con la leña, marzo de 1974Campamento de prisioneros isla Dawson

Anselmo Sule leñador, 27 de abril de 1974 Campamento de prisioneros isla Dawson

Compingim. Campamento de prisioneros isla Dawson

Tendido de cables, octubre de 1973Campamento de prisioneros isla Dawson

El Discurso de Weidenlaufer, Marzo de 1974. Campamento de prisioneros isla Dawson

esta forma, con una gran dosis de suerte, como reconoce él mismo, salieron los primeros apuntes.Miguel Lawner siguió dibujando en Daw-son. En la madrugada del 8 de mayo de 1974 los prisioneros fueron instados a hacer sus maletas: debían abandonar la isla. Miguel pensó en sus dibujos. Decidió mantenerlos a la vista como una prenda más de su equipaje, y al ser revisado por la guardia del campo, argumentó que el comandante de la base naval lo había autorizado a dibujar. En Punta Arenas los dibujos fueron revisados por una autori-dad superior y luego devueltos a Miguel, bajo advertencia de que serían evaluados definitivamente en el destino final.

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Almuerzo de pesadilla, mayo de 1974. Campamento de prisioneros isla Dawson

Desde mi litera. Campamento de prisioneros isla Dawson

Una vez en Santiago, los prisioneros fueron transportados hasta el subterráneo de la Academia de Guerra Aérea (AGA), recinto conocido en esa época como uno de los peores centros de tortura. Esa misma noche un oficial les comunicó a los recluidos que estaban autorizados a enviar ropa sucia a sus familias, junto con una carta de una página como máximo. Miguel no quiso que sus dibujos permanecieran en ese recinto y vio este ofrecimiento como una oportunidad para sacarlos de allí. Habló con el oficial, volvió a mencionar que esos dibujos habían sido hechos con autoriza-ción y le pidió que por favor se los hiciera llegar a su esposa Anita junto con el bulto de ropa sucia. El oficial accedió. En la carta que escribió a su mujer menciona el envío de los mismos, 22 en total.Gracias a esta previsión su mujer nota la ausencia de los dibujos. Pregunta por ellos con insistencia, pero nadie le da explicaciones. Inútiles fueron también los esfuerzos de Miguel por dar con su paradero, una vez que se enteró de lo sucedido. Los apuntes habían desaparecido.

Cuatro meses después Anita es deteni-da y secuestrada por un comando de la DINA en la oficina de arquitectura que ambos tenían, y es conducida a una de las numerosas casas secretas de tortura en Santiago, posiblemente Villa Grimaldi. Allí fue sometida a extraños interrogatorios. Recién al quinto día se le comunicó el motivo de su detención: los dibujos de su esposo que supuestamente habían desaparecido, los que ni siquiera había visto. Al comprobar sus captores que nada sabía del contenido de esos apuntes, es dejada en libertad. Cuando pregunta si puede llevarse los dibujos le contestan que le serán enviados luego por correo. Efectivamente, dos semanas después recibió un sobre con ellos. Al referirle a su esposo lo ocurrido en una de sus visitas al campamento de prisioneros de Ritoque –donde se encontraba recluido desde julio de 1974–, constató que faltaban seis, los cuales nunca fueron recuperados.

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Nada puede separarnos,17 de agosto de 1974 Campamento de prisioneros Ritoque

La carta en el camino, diciembre de 1974. Campamento de prisioneros Ritoque

Navidad en Ritoque, diciembre de 1974Campamento de prisioneros Ritoque

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Un subterráneo siniestro, junio de 1974. Academia de Guerra FACH

Perros con uniforme, febrero de 1975. Campamento de prisioneros Ritoque

En la AGA le había sido casi imposible dibu-jar, pero en el nuevo recinto el arquitecto reanuda intensamente su afición. En este campamento de prisioneros se estableció el régimen de visita semanal, situación que Miguel aprovechó para hacer pasar con familiares algún apunte o tarjeta de saludo cada fin de semana.De este modo Anita acumuló un número importante de dibujos, los cuales mantuvo en un lugar seguro. En mayo de 1975 se emite un decreto que ordena su expulsión del país y la pregunta sobre qué hacer con los dibujos surgió con más fuerza, puesto que su valor testimonial a esas alturas era indiscutible.Sandra Dimitrescu, esposa del embajador de Rumania, había apoyado la organización de las esposas de los detenidos en isla Dawson. En junio de 1975 anuncia viaje

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Estudio en Ritoque, abril de 1975. Campamento de prisioneros Ritoque

Visitas en domingo, 13 de abril de 1975. Campamento de prisioneros Ritoque

de vacaciones a Europa y, aprovechando su inmunidad diplomática, se ofrece a sacar los dibujos del país y conservarlos hasta que Miguel y su familia llegaran a Copenhague, ciudad donde permanecieron como exiliados durante ocho años. Una vez en Rumania, el gobierno de ese país depositó los dibujos en la caja fuerte del Comité Central del Partido Comunista. Posteriormente éstos fueron enviados a Berlín oriental (RDA), donde se expusieron públicamente por primera vez.

El último de los dibujos de Miguel fue hecho después de la partida de Sandra: el retrato de Luis Corvalán en el campamento Tres Álamos, último campo de detención en que el arquitecto estuvo recluido un mes antes de su expulsión del país en 1975. Para poder sacar ese dibujo, Anita lo introdujo en una muda de ropa sucia, y para eludir la revisión se la encargó al guardia con el pretexto de tener que aclarar un asunto urgente con el comandante del campo, coronel Conrado Pacheco. Bastó

la mención de esa autoridad para que el guardia se cuadrara, permaneciendo inmóvil hasta el retorno de Anita, quien tomó el bulto intacto y abandonó el lugar.La colección de dibujos se exhibió el año 1976 en Copenhague y otras ciudades de Dinamarca, junto con la edición de un álbum titulado Dos años en los campos de concentración de Chile. Posteriormente los dibujos fueron expuestos en Hamburgo (RFA) y en Rotterdam (Holanda).

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El martirio de nuestras mujeres

1976Recinto DINA, Villa

Grimaldi

Lucho Corvalán en Tres Álamos8 de junio de 1975

Campamento de prisioneros Tres Álamos

(Página izquierda)Primer festival de la canción de Ritoque,1975Campamento de prisioneros Ritoque

El evangelio según nosotros, 30 de marzo de 1975. Campamento de prisioneros Ritoque

Cuando se le pregunta por qué mantuvo la práctica del dibujo en los campos de concentración en los que estuvo recluido, Miguel menciona dos razones principales. La primera: a modo de terapia. La segun-da: “Al comienzo fue por simple afición. Ya después, con el propósito de dejar testimonio de lo que allí había pasado. Lo que es verdad, y los dibujos muestran también que no todo era terror. Cómo nos alegrábamos en las celebraciones de cada compañero, durante los viernes culturales en Ritoque […]”.El hecho de ver los aspectos positivos en situaciones adversas de la vida es, según lo explica Miguel, una disposición personal. Esto se le hizo evidente en isla Dawson: “No he estado nunca en un lugar con una naturaleza tan impactante. Me quedaba todos los días con la boca abierta viendo pasar las nubes a una velocidad inverosímil; los delfines en el estrecho; las puestas de sol; las bandurrias con ese graznido dramático... Los crepúsculos ahí, rojos. Porque la atmósfera era limpia, total... La cordillera de Dawson nevada cayendo hasta el borde del estrecho... Cuando hacía estos comentarios, algunos compañeros me de-cían: ‘Pero cómo puedes estar disfrutando aquí, estúpido, ¿no te das cuenta?’ O como me dijo un día un compañero: ‘¡¿no te das cuenta que ésta es la solución final?!’, recordando el genocidio cometido por los nazis con los judíos. Bueno, no hay nada que hacerle, yo no tengo esa disposición”. Y agrega: “Tal como se titula la edición en Chile de mi libro que contiene los dibujos realizados en los diferentes campos donde estuve detenido: La vida a pesar de todo”..

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Plano del Estadio Chile. Muro cierre a Unión Americana, detalle de portón 1974. Campamento de prisioneros Estadio Chile (actual Estadio Víctor Jara)

Plano del muro cierre del Estadio Chile,1974Campamento de prisioneros Estadio Chile (actual Estadio Víctor Jara)

Adam Policzer(Fondo Adam Policzer)

Adam Policzer nació en Hungría en 1938 en el seno de una familia judía conversa. En agosto de 1939 su padre emigra a Chile. Adam se queda en Hungría con su madre con la intención de viajar una vez que el padre se establezca, pero el comienzo de la Segunda Guerra Mundial lo impide. Se va con su madre a vivir con la familia de una tía, en la ciudad de Miskolc. Una familia cristiana vecina esconde a Adam cuando sus familiares son deportados a Auschwitz-Birkenau. Ninguno de ellos sobrevivió el campo de concentración.

En octubre de 1946, un año después del fin de la guerra, Adam viajó de Miskolc a Santiago para reunirse con su padre.En 1947 entró al Liceo Manuel de Salas, donde siguió estudiando hasta terminar el bachillerato en 1956. Su inquietud política comienza a desarrollarse ya en sus tiempos de liceano, como él mismo explica: “Con esa educación (Olga Poblete, María Marchant, etc.) era difícil que la conciencia social no se le metiera a uno muy adentro. Terminé con una clara posición de independiente de izquierda”.

En 1958 ingresó a la carrera de Arquitectura en la Universidad de Chile. Su paso por esta institución reforzó su vinculación política. Como simpatizante de izquierda colaboró con mucho entusiasmo en las batallas políticas con los “beatos” de la Juventud Demócrata Cristiana. Aunque su compro-miso en ese entonces tenía límites, como él mismo comenta: “Nunca me sentí listo para aceptar la disciplina que se requería para militar en un partido político”. Ese sentimiento cambiaría con el triunfo de la Unidad Popular en las elecciones de 1970.

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Dos prisioneros jugando ajedrez, 31 de diciembre de 1973Campamento de Prisioneros Estadio Chile (actual Estadio Víctor Jara)

Prisioneros

Prisioneros Prisionero brasileño

Prisioneros

Para Adam Policzer la victoria de Salvador Allende significó “un ‘ahora o nunca’ para hacer realidad un Chile libre de desigual-dad, con posibilidades para todos”. Sintió que era el momento de comprometerse políticamente y comenzó a militar en forma activa en el Partido Socialista.Al momento del golpe de Estado trabajaba como arquitecto en la Corporación de Me-joramiento Urbano (CORMU) del gobierno de Salvador Allende. Poco después del 11 de septiembre Adam Policzer fue obligado a firmar una carta de renuncia. Su detención se produce tres meses después, el 8 de diciembre de 1973, mientras ayudaba a un amigo y vecino a refugiarse en la residencia del embajador de Francia, ubicada en la

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Dos prisioneros,12 de enero de 1974Campamento de prisioneros Chacabuco

Caliche,15 de agosto de 1974Campamento de prisioneros Chacabuco

Habitación. 11 de agosto de 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco

Visita al campamento, 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco

intersección de la calle La Concepción con Av. Costanera. Ambos son detenidos por carabineros en el intento y conducidos a los calabozos de Investigaciones. Su amigo es liberado al día siguiente, sin embargo él permanece alrededor de un año y medio detenido: “Estuve unas horas en la comisaria de Miguel Claro, luego seis

días en Investigaciones (La Patilla), seis meses en el Estadio Chile, cuatro meses en Chacabuco, tres meses en Ritoque, un día en Tres Álamos y tres meses con arresto domiciliario”.En el Estadio Chile Adam relata que comenzó a dibujar: “Muy poco después de llegar al Estadio Chile, Irene [su esposa, en ese

entonces arquitecto en el Ministerio de Obras Públicas] consiguió ir a verme. Le permitieron darme un block de dibujo y lápices de colores, así es que pude empezar a dibujar desde muy temprano. Luego, alrededor de febrero del 74, el nuevo comandante quiso construir con trabajo nuestro un muro para cerrar el estaciona-

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Maestranza Chacabuco, 3 de julio de 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco

miento del estadio que da a Unión Latino Americana (él ponía los materiales). Como el único arquitecto presente, yo estuve a cargo del diseño y dirección de la obra. El muro todavía está. Ya a esas alturas me era bastante fácil conseguir material de dibujo”.En junio de 1974 el Estadio Chile se cierra y Adam es trasladado al campamento de prisioneros de Chacabuco, donde a pesar de las condiciones, pudo dibujar y hacer grabados con bastante libertad. Poste-riormente estuvo en el campamento de

Ritoque donde permaneció durante tres meses, y luego un día en Tres Álamos antes de su arresto domiciliario.Sus acuarelas, dibujos y xilografias reali-zados en prisión dan una idea de la vida diaria en estos centros: “Muchos son simples doodles [garabatos] para pasar el tiempo (el mayor problema al principio, después de la angustia era el aburrimiento). Viéndolos después, me di cuenta que el tema ventana estaba presente en muchos de ellos, lo que no es muy de extrañar al

estar encerrado 24 horas al día los siete días de la semana. Pero varios son boce-tos de escenas. Los arquitectos tienen la obsesión de dibujar lo que están viendo, nos entrenaron para eso”.Adam no era el único que dedicaba su tiempo al dibujo en el campo de concen-tración de Chacabuco, como él mismo señala: “El taller de René Castro y Patricio de la O en Chacabuco fue la única vez que me encontré con alguien haciendo arte visual durante mi año y medio en prisión.

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Sin títuloCampamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

Sin título, agosto de 1974Campamento de prisioneros Chacabuco. Acuarela

La Formación, agosto de 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco. XilografíaSin títuloCampamento de prisioneros Chacabuco. Xilografía

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El desayuno,18 de diciembre de 1974Campamento de prisioneros Ritoque. Acuarela

Sin título,19 de diciembre de 1974Campamento de prisioneros Ritoque. Acuarela

Sin título, 31 de octubre de 1974Campamento de prisioneros Ritoque. Acuarela

Pero lo que recuerdo de sus trabajos era la descripción del vivir diario del campo. Mi profesor de la Escuela de Arquitectura, Francisco Aedo (Don Pancho, que después de ser dejado en libertad fue nuevamente detenido y desapareció), hizo una serie de acuarelas en Chacabuco, que me imagino están en el museo”. Sobre el significado que esos dibujos tienen para él hoy, comenta: “Llegué a estudiar arquitectura porque quería ser pintor, pero la idea de morirme de hambre no me atraía mucho. Así es que arquitectura parecía ser un buen compromiso de una profesión rentable y creativa. Pensé que podría seguir pintando. Pero para mí no fue así. Este grupo de dibujos es la única vez que he tenido la tranquilidad, el tiempo para hacerlos. Y además, tengo claro que si bien el valor artístico de los dibujos es cero, sí tienen un gran valor como archivo. Nadie podía entrar a los campos con una cámara fotográfica, pero a estos monitos nadie les dio importancia”. Ésta fue al pa-recer la razón por la que el arquitecto no tuvo mayores inconvenientes para sacar los dibujos de los diferentes recintos de detención. De todos sus trabajos destaca uno en particular: “Le tengo gran cariño a la xilografía La Formación, quizás porque es lo único que he hecho en que concebí

lo que quería hacer y el resultado estuvo muy cerca de lo que quería. Y además es uno de los muy pocos registros de la actividad normal (diaria) de Chacabuco.Si bien el estar preso en tiempos de dic-tadura puede ser una experiencia extre-madamente traumática, Adam Policzer rescata lo positivo de ella. “La prisión es terrible. Las prisiones de la Junta son probablemente uno de los episodios más negros de la historia de Chile. Pero haber experimentado ese episodio negro tiene matices no tan negros. […] Junto con lo negativo de la prisión –lejanía de la fami-lia, disrupción de la vida de uno, posible maltrato, posible desaparición–, hay un

elemento positivo fortísimo: la solidari-dad, la camaradería entre los prisioneros, algo que nunca volví a experimentar en ese nivel. Y también habría que tener en cuenta que el prisionero político está junto con el grupo de personas más calificadas y más interesantes del país. Para mi esposa, mi padre, mis hijos, mi prisión fue una experiencia terrible. Para mí fue terrible y al mismo tiempo excitante. Pero no lamento que esté ya en el pasado muy lejano”. Adam, su esposa Irene y sus hijos Pablo, Ana y Catalina son aceptados como refugiados por Canadá a mediados de 1975, de modo que parten al exilio. En la actualidad viven en Vancouver, Columbia Británica.

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Bacinicas. 1974-1975. Penitenciaría de Santiago

Enrique Pradenas Zúñiga(Fondo Enrique Pradenas)

Enrique Pradenas Zúñiga nació en Santiago el 2 de julio de 1947. Estudió licencia-tura en arte con mención en pintura en la Universidad de Chile. En su facultad participó activamente como dirigente del Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER), trabajando para apoyar proyectos en beneficio de los alumnos con pocos recursos económicos. Para él es importante destacar el hecho que desde un principio planteó abiertamente al movimiento su condición de homosexual, a pesar de todo lo que eso implicaba 40 años atrás. Señala que esto en ningún caso le trajo problemas en su desempeño político, muy por el contrario, tuvo la aceptación y respeto de sus compañeros.Sobre el 11 de septiembre de 1973 relata: “Ese día fue todo muy confuso. Yo siempre era de los primeros que llegaba a la Uni-versidad, antes de que abrieran la puerta del Bellas Artes, el que hoy es el Museo de Arte Contemporáneo […]. Ese día hice dedo porque había un problema de movi-lización horrible, yo vivía en Ñuñoa en esa época. Me llevó Luis Alberto Guastavino, un hombre bien conocido en la política. Él me fue a dejar hasta la puerta de la facultad en el Parque Forestal. Y en eso vi pasar la comitiva de Allende hacia La Moneda”. Cuando se enteraron de que la Universidad estaba cerrada, Enrique y sus compañeros decidieron separarse y tomar rumbos diferentes, aunque a esas alturas era imposible volver a casa. Enrique optó por caminar hacia Plaza Italia…“Era tal la confusión que había que me devolví a la facultad y desde allí en diferentes grupos nos desplazamos hacia el Palacio de La Moneda. Era un mar de gente que caminaba totalmente desorientada, pero había que

seguir hacia el poniente”. Relata que todos los puentes que cruzaban el río Mapocho estaban bloqueados por los golpistas, lo cual impedía a las personas desplazarse hacia el sector norte de la capital. Luego de pasar frente al Palacio de La Moneda

continuaron su camino por la Alameda, cuando sintieron el bombardeo: La Moneda estaba siendo atacada.Enrique y sus compañeros se organizaron en grupos para dirigirse hacia distintas poblaciones que ya tenían consideradas

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Mimo, compañero preso político. 1974-1975. Penitenciaría de Santiago

Enrique Pradenas. 1974. Penitenciaría de Santiago Militar de la FACH, preso político, 1974. Penitenciaría de Santiago

Objetos personales de Enrique Pradenas durante su reclusión en la Penitenciaria de Santiago1974-1975. Penitenciaría de SantiagoSerie Angustia. 1974-1975. Penitenciaría de Santiago

en caso de una emergencia. Él se trasladó a la población Huamachuco, en la comuna de Renca, donde un poblador no vidente lo acogió. Allí permaneció un par de días. “Durante esos días fuera de casa, lo único que escuchábamos era el discurso del presi-dente Allende, su última proclama. En esos

días aún pensábamos que vivía”. Cuando la situación se calmó un poco pudo regresar. “Y pasó el tiempo –relata–, trabajamos en hacer algunos panfletos, antes habíamos trabajado en grupos anónimos apoyando a Vietnam. Hicimos muchas cosas”.Su detención se produjo en diciembre de

1973 y fue llevado a la Cárcel Pública. La reclusión en ese recinto tuvo un fuerte impacto psicológico en él: “Nos recluyeron en celdas de 1,30 x 2,00 metros, el calor de diciembre era insoportable… Fueron meses fuertes y difíciles de comprender. Creo que alguna vez fuimos más de diez

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Angustia, 2 de noviembre de 1974Penitenciaría de Santiago

personas hacinadas en estas celdas de gran altura, donde presos políticos y presos comunes compartían el mismo espacio. Peor aún, nos encerraban temprano, si mal no recuerdo a las dos de la tarde. Aún no sé cómo fue que sobrevivimos a esta dura experiencia. En esas condiciones de hacinamiento era complejo incluso hacer nuestras necesidades. Debíamos esperar hasta las seis o siete de la mañana para poder ir al baño, y naturalmente era muy difícil contenerse, por lo que teníamos que evacuar en bolsas plásticas y posteriormente tirarlas por entre las rejas hacia el patio del primer nivel. Aún no sé si esto lo soñé o lo viví, cuesta mucho creer que realmente pasó, más parece un relato fantástico. Ésta fue mi primera experiencia en prisión en diciembre de 1973”.Permaneció en la Cárcel Pública hasta enero o febrero de 1974. Posteriormente fue dejado en libertad condicional. No quiso asilarse porque pensó que podría ser más útil en Chile, su país. Tiempo después fue apresado nuevamente. La fecha exacta no la recuerda, solo sabe que ese año pasó su cumpleaños en la Penitenciaria de Santiago, en la Av. Pedro Montt. “Allí estuve incomunicado –relata–. Fue bien duro porque hubo golpes del que era el alcaide en ese momento. Golpes que no se notaban porque ellos saben golpear. No sé cuánto habré estado ahí… unas dos semanas. Las fechas no las tengo muy claras y me cuesta mucho recordar algunos episo-dios. Y allí la cosa era terrible. Estábamos todos aislados. No había interrogatorios, solamente golpes. Mi familia por fin logró ubicarme […]”.Después de esas dos semanas de inco-municado pasó a una celda en la Calle 1. “La Calle 1 era la de los ‘privilegiados’, por decirlo así. Allí había solo presos políticos, entre ellos algunas personas que ocupaban cargos importantes en instituciones públicas al momento de su detención, así como

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Daniel del VOP, 1975Penitenciaría de Santiago

Sin título, 1975Penitenciaría de Santiago

Sin título, 1975Penitenciaría de Santiago

Daniel del VOP, 1975Penitenciaría de Santiago

Calle 2, 1974-1975Penitenciaría de Santiago

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Molde para una lanigrafía, 1974-1975Penitenciaría de Santiago

Presos políticos, 2 de noviembre de 1974. Penitenciaría de Santiago

también compañeros del VOP [Vanguardia Organizada del Pueblo] y miembros del GAP del presidente Allende, entre otros”.Enrique estuvo aproximadamente un año recluido en la Penitenciaría, hasta mediados de 1975, y fue en ese lugar donde hizo los dibujos que se publican en este catá-logo. Con respecto a la obtención de los materiales, comenta: “Con los materiales me colaboraba una monja amiga, ella nos los hacía llegar. Yo tenía muchas cosas en mi casa que logré que me trajeran, igual que libros; vivía leyendo. Nos dejaban tener un par de cosas. Claro que cuando venían los allanamientos (en los cuales participaba Carabineros de Chile en con-junto con personal de la Penitenciaría), era bien terrible, nos sacaban desnudos a las canchas, a las tres o cuatro de la mañana, y nunca sabíamos lo que iba a pasar. Yo siempre tenía mis cosas bien resguardadas”.En la mayoría de sus dibujos Enrique ilustra personas y situaciones de su vida cotidiana en la Penitenciaría. A modo de ejemplo explica el significado de algunos de ellos. Señala que uno de sus dibujos ícono es el boceto de unas bacinicas: “Fue uno de mis primeros dibujos. No fue fácil convivir con este artefacto, el cual nos sirvió y mucho durante la estadía en dicho lugar”.Sobre uno de sus dibujos comenta: “A éste le puse ‘Angustia. Lo que me motivaba a dibujar a veces era lo que me contaban las visitas que venían a vernos por 15 minu-tos; entonces me transmitían un poco lo que estaba pasando afuera. Y era eso… la angustia de la gente, de las mujeres, para acceder a los alimentos y a todo lo demás. Era bien complejo. Y de ahí yo desarrollaba el cuento. Casi ninguno de estos trabajos está terminado, porque la verdad es que faltaba tiempo. Faltaba tiempo porque nos encerraban muy temprano, entonces realmente lo guardaba”. Sobre el dibujo titulado “Patio de Pe-nitenciaría” señala: “Esa era la Calle 1.

Éramos alrededor de cuarenta presos allí, distribuidos en varias celdas […]. Allí po-díamos tender ropa. Nuestras familias iban una vez a la semana y nos llevaban algo de mercadería. Entonces ahí lo que hicimos fue formar ‘carretas’, como le llamamos nosotros. Un grupo de personas aportaba con su mercadería para hacer comida que nos durara toda la semana. Llegaban con carne, pollo, etcétera. Yo era el encargado

de mi carreta, éramos como doce personas. Todo lo que era carne lo hacíamos el primer día. Y a lo que quedaba de carne tenía que echarle sal para que se conservara y pudiéramos comerla durante la semana. Los alimentos perecibles los comíamos el primer día. Siempre teníamos carne para hacer una cazuelita, cualquier cosa, y hervíamos carne colgada, salada. Esa era la única forma de protegerla de las moscas

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Coco, 1974-1975. Penitenciaría de Santiago

Celda,18 de febrero de 1975 Penitenciaría de Santiago

Mujer de visita en prisión, 1974-1975. Penitenciaría de Santiago

y de todo lo demás, porque no había refri-gerador. Era simpático, la verdad. Dentro del ambiente tenso en el que vivíamos teníamos ciertos momentos de relajo. […]. De repente nos llamaban: “Ya, fulano de tal se va”. Entonces todos los compañeros se ponían ahí al lado de la puerta y nos cantaban la canción nacional… Era muy emocionante, muy emotivo”. El dibujo “Mujer de visita en la prisión” refleja lo que implicaba para los visitantes, sobre todo para las mujeres, visitar a fami-liares y amigos en prisión. “Esto representa lo que nos transmitían, lo difícil que era para ellas llegar a vernos. Por eso aparece un personaje que es mujer y parte de una celda. Para mí fue duro. A mis compañeras

que iban a verme las registraban por todos lados; mis compañeros tenían que ir con el pelo cortado, si no, no los dejaban entrar. Mis compañeros fueron muy gentiles de ir a verme. Este dibujo está inspirado en ellos, por decirlo así”.Sobre el significado que estos dibujos tienen hoy para él, señala: “Todos los dibujos significan lo mismo para mí… un período, una etapa bien convulsionada de mi vida”. En 1978 y luego de terminar sus estudios, Enrique se autoexilió por cinco años en España, donde estudió Arte en la Universidad Complutense en Madrid. Actualmente vive en Chile.

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Sin título,1973-1974. Campamento de prisioneros Estadio Regional, Concepción

Lily Ester Rivas Labbé(Fondo Lily Rivas)

Lily Ester Rivas Labbé nació en 1935 en Cañete, provincia de Arauco, región del Biobío. Se desempeñó como profesora de historia y geografía en varios liceos de Concepción hasta septiembre de 1973. Militó en el Movimiento de Izquierda Revo-lucionaria (MIR) desde sus inicios, donde participó como dirigente de profesores en la provincia de Concepción.Es detenida al mediodía del 11 de septiem-bre de 1973 por una patrulla de carabineros en su domicilio, un departamento en el centro de Concepción, y conducida en camioneta al estadio de la ciudad. Junto a muchos detenidos –muy pocas mujeres, según relata– es trasladada desde allí en un bus de la Marina a la Base Naval de Talcahuano, y luego a la isla Quiriquina. La mantuvieron recluida en el gimnasio de la Escuela de Grumetes hasta el 2 o 3 de octubre de ese año. Posteriormente es trasladada al campo de detención en el Estadio Regional de Concepción. En este recinto se les permitió a los detenidos la comunicación controlada con sus familias, además de recibir ropa y alimentos. Fue en el Estadio Regional de Concepción donde Lily Rivas realiza los dibujos que años más tarde donaría al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Corría el mes de noviembre del año 1973: “En libre plática en el Estadio Regional, recibimos los primeros paquetes donde me llegó papel de ‘regalo’. En el reverso blanco dibujé el estadio, que veía desde la ubicación de permanencia durante el día, hoy bastante desvaído. El lápiz era un restito de no más de 3 cm, no sé cómo llegó a mis manos. Una de las guardianas de prisiones me observó y al día siguiente llegó con lápiz nuevo; fue siempre muy solidaria conmi-

go, tengo la impresión que me conocía”. El otro dibujo fue hecho en papel blanco de envolver. Lily dibujó figuras humanas, “hombres descansando en la cancha de fútbol del Estadio Regional”, los cuales ella podía observar desde las graderías. Con respecto a la identidad de estas personas, agrega: “Eran los compañeros con que nos saludábamos diariamente desde los respectivos sitios de permanencia, algunos más o menos conocidos”.

El 20 de enero de 1974 es trasladada a la Cárcel Pública de la ciudad, ubicada en la calle Chacabuco 70. Los hombres fueron ubicados en la escuela de la cárcel y las mujeres en el primer piso, en la sala de teatro. Ambos recintos tenían salida a un patio de cemento amplio. A fines de abril de ese año, Lily es recluida en la Cárcel de Mujeres del Buen Pastor en Concepción, administrada por monjas (después conocida como COF, Centro de

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Sin título, noviembre de 1973. Dibujo en papel de regalo. Campamento de prisioneros Estadio Regional, Concepción

Orientación Femenina). Allí permanece hasta el 11 de septiembre de 1974. En esa fecha es trasladada a Santiago junto a Juana Gutiérrez, una compañera del Partido Comunista con la que hizo casi el mismo periplo en Concepción. Una vez en la capital fueron llevadas al campamento Tres Álamos. El 8 de junio de 1975 fue expulsada del país, directamente desde Tres Álamos hacia Suecia. Regresó a Chile el 26 de diciembre de 1978, fecha en la que fue autorizado su reingreso al país.

No fue difícil para Lily sacar sus dibujos del estadio. Como ella misma relata: “En el Estadio Regional y cárceles de Concepción en ese año hubo bastante permisividad, al menos con las mujeres, éramos pocas y aparentemente estábamos olvidadas. Los entregué a mi familia y mi madre guardó todo en la casa que aún comparto con mi hermana en el campo. […] Mis dibujitos permanecieron bajo custodia de mis padres mientras vivieron y luego de mi hermana que conservó todo lo dejado por ellos. Los encontré entre las cartas que mis sobrinas desenterraron hace algunos años”.

Acerca del significado que tienen para ella, comenta: “Los entregué al Museo de la Memoria porque fueron producidos en prisión como una forma de retener el entorno de un campo de ‘prisioneros de guerra’, como decían los bandos mi-litares, pero era el Estadio Regional de Concepción y la vista desde allí, en lo inmediato, la construcción de un terraplén de carretera que hoy opera y los cerros del este del valle de Andalién, [donde] vi madurar y cosechar un campo de trigo”.

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Sin título,11 de noviembre de 1980

Hugo Riveros Gómez(Fondo Familia Riveros Silva)

Hugo Riveros Gómez nació el 3 de noviem-bre de 1952 en Viña del Mar, en la quinta región. Estudió en la Escuela de Bellas Artes en la misma ciudad desde 1966 hasta 1973, y a partir de 1976, diseño en la Universidad Católica de Santiago.Ya a los 17 años comienza a exponer sus obras. En sus tiempos de liceano, Hugo formó parte del Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER), y más tarde se convirtió en militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que en aquellos años tenía mucha presencia

entre los jóvenes. Un año después del golpe militar se muda a Santiago para poder seguir estudiando. Allí comenzó a trabajar con jóvenes de la zona norte de la capital, impartiendo talleres de arte vinculados con la Iglesia católica. Se creó el Centro Experimental de Arte, donde había talleres de teatro, literatura y pintura, y otras artes como música y danza. Las actividades organizadas por el CEA tenían como objetivo principal aliviar la situación tanto de los hijos de los detenidos-desaparecidos como de

aquellos de los presos políticos. En ese tiempo Hugo ingresó a una comunidad cristiana, a través de la cual comenzó a estudiar la Biblia, lo cual lo llevó a afian-zar y fortalecer su lucha por los derechos de los desposeídos y contra la dictadura. Estuvo a cargo de la edición del periódico El Rebelde en la clandestinidad, órgano oficial del MIR, en el que también realizó sus aportes con dibujos y pinturas de mano propia. Para la dictadura militar, el quehacer de Hugo fue considerado como actividad política no deseada. Sus obras en la serie

Flor perdida, serie Submundo,1980. AcuarelaEnredado en el submundo,1980. Acuarela

Sin título, 1980. Serie Submundo. Acuarela

Sin título, 1980. Serie Submundo. AcuarelaSin título, 1981. Serie SubmundoPenitenciaría de Santiago. Acuarela

Sin título,11 de noviembre de 1980

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“En el culto reprimen”. Me negaron orar en el templo evangélicoFebrero de 1981. Cárcel de Buin

Sin título, serie Sensaciones bajo la tortura 6 de febrero de 1981. Cárcel de Buin

Sin título, 26 de noviembre de 1980. Penitenciaría de Santiago

Buscando la luz, serie Sensaciones bajo la tortura 1981. Penitenciaría de Santiago

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Huelga de hambre. La fatiga nos acompaña. Tragando saliva. Olor a tierra23 de noviembre de 1981. Cárcel de Buin

El parto hecha raíces. 17 de noviembre de 1981. Cárcel de Buin

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Sin título (dibujo en que aparece retrato Hugo Riveros), 6 de febrero de 1981. Cárcel de Buin

Sin título, 16 de marzo de 1981. Cárcel de Buin

“Submundos”, en las que se reflejaba y se denunciaba la tortura, la opresión y la represión, fueron interpretadas como una amenaza para el sistema. Sus dibujos llegaron a ser destruidos en exposiciones.Las amenazas en su contra fueron en aumento, hasta que finalmente Hugo abandona Chile a principios de 1979.

Luego de una estadía en España, donde también expone sus pinturas, se traslada a Alemania. Allí reside en Berlín occidental y en Bremen. Realizó varias exposiciones en la República Federal de Alemania, Francia, Suiza, Inglaterra, Bélgica, Suecia, Dinamarca, etcétera. A pesar de recibir ofertas para quedarse y trabajar allí, re-

torna a Chile el mismo año, pues sufre por no estar en su país, separado de su pueblo, convencido de que sus dibujos cobraban más importancia aquí que en el extranjero. Luego de su regreso, fundó varios talleres culturales en la periferia de Santiago y comenzó a trabajar con niños y jóvenes. Ya no solamente expuso sus obras en galerías, sino también en barrios marginales.El 20 de octubre de 1980 Hugo Riveros es detenido en la vía pública por agentes de la CNI armados y vestidos de civil. En esa época habría escondido a personas en su casa, algunas de las cuales cayeron presas, pero sin poder dar la dirección exacta de su domicilio. Por ello fue apresado en la calle y llevado a los recintos secretos de la CNI, donde permaneció 21 días desapa-recido e incomunicado. Después de tres semanas de torturas e interrogatorios, es trasladado a una prisión regular en la “calle 5” de la Penitenciaría de Santiago y se le abre un proceso por vulneración de la seguridad interna del país. A mediados de enero de 1981, al disolverse la “calle 5”, es trasladado nuevamente, junto a otros dos presos políticos, a la cárcel de Buin. En ese período de prisión realizó una serie de dibujos, poesías y pinturas en los cuales se reflejaban sus vivencias y los flagelos de la tortura recibidos en carne propia. Sus pinturas fueron sacadas en forma clandestina del país, salvo uno de los envíos que cayó en manos de los agentes de la CNI. Numerosas protestas internacionales permitieron su libertad provisional en marzo de 1981, luego de cinco meses de reclusión.El 6 de julio de 1981 Hugo es condenado a 541 días de relegación en Achao, isla de Chiloé. No obstante el juez dejó entrever su disposición a convertir esta sentencia en extrañamiento, para que el artista y su familia pudieran abandonar el país. Al día siguiente, el 7 de julio en la mañana,

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Quiero Saber, retrato de su esposa, Myriam Silva10 de febrero de 1981. Cárcel de Buin

Del poema “La celda fría”, Moncho, compañero de celda11 de febrero de 1981. Cárcel de Buin

la embajada autorizó a la familia Riveros a viajar a Alemania. Pero ese mismo día por la tarde Hugo fue secuestrado de su hogar. Dos días más tarde, el 8 de julio, su cadáver es encontrado en el Cajón del Maipo, aproximadamente a 40 kilómetros de Santiago. Su cuerpo presentaba ocho puñaladas en el corazón, así como huellas de graves torturas. Al momento de su muerte, Hugo Riveros Gómez tenía 28 años de edad, estaba casado con Myriam Silva y tenía un hijo de cuatro años y medio, Miguel.Hugo y Myriam se conocieron a principios de los años setenta. En esa época ella estudiaba teatro en la Universidad de Chile, en Santiago. Se casaron en enero de 1974. De esa unión nació en 1976 su hijo Miguel Edgardo Riveros Silva. Después de la muerte de Hugo, Myriam y el niño partieron rumbo al exilio en Alemania, donde residen hasta el día de hoy. Muchas de las pinturas de Hugo se encontraban en ese país antes de que ella viajara (Hugo tenía un contrato con un galerista en Bremen), pero otras llegaron a sus manos después, y de las maneras más insólitas e inesperadas. “Misterios de la solidaridad”, así explica Myriam la recuperación de muchas de las pinturas y dibujos. Durante 30 años las obras de arte de Hugo Riveros estuvieron bajo el cuidado del Hamburger Institut für Sozial-forschung (HIS), institución que además se encargó de su difusión en Alemania y otros países europeos. A principios del año 2011, y al cumplirse 30 años de su asesinato, su esposa e hijo deciden que sus obras regresen a Chile al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en Santiago, gestión que fue realizada por el propio HIS, ya que consideraban que los cuadros realmente no le pertenecían solo a la familia, sino también al pueblo chileno, por su valor testimonial y de denuncia. De este modo, y en calidad de

préstamo, la obra artística de Hugo se encuentra en Chile desde finales del año 2011, en el museo.Los dibujos y pinturas que forman parte de este catálogo fueron realizados bajo condiciones extremadamente difíciles. Myriam señala que en la cárcel había bastante control, pero que siempre hubo

métodos para proveer al artista de lo ne-cesario. Familiares y amigos ingresaban clandestinamente materiales para dibujar y pintar. “Los abogados también llevaban cosas y sacaban dibujos, también cartas. Todo el mundo cooperaba, incluso uno que otro gendarme”, afirma.

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Primer día de huelga de hambre, 16 de febrero de 1981. Cárcel de Buin 8 días de huelga de hambre, 23 de febrero de 1981. Cárcel de Buin

La siembra de los cristales rotos4 de marzo de 1981. Cárcel de Buin

Entre Salvador y Guatemala está naciendo, 16 de marzo de 1981. Cárcel de Buin

Visita, mayo de 1981

Myriam interpreta las acuarelas y dibujos de Hugo en líneas generales, recordando conversaciones que mantuvo con él en relación a su significado: “El contenido de las acuarelas y dibujos de Hugo Riveros se puede apreciar a partir de varios elemen-tos que aparecen con carácter repetitivo dentro de una serie que él mismo tituló “Submundo”. Ésta podría interpretarse falsamente como el oscurantismo del tiempo de la dictadura, pero en realidad representa el surgimiento de un arte pa-ralelo, de un desarrollo paralelo en todas las expresiones del arte. […] Existía un componente clandestino, el ‘submundo’, donde el hombre se encontraba enterrado y metido en la tierra, abajo, en las cavernas. Ese hombre es de metal, o con partes de metal, medio persona, medio máquina. El dibujo de Hugo es oscuro pero con una capa de luz que va emergiendo hacia arriba, hacia la superficie...”.Se refiere además a algunas de las otras obras de Hugo que se publican en este catálogo. Con respecto a “Buscando la luz”, comenta que todos los dibujos en los que se ven hombres con vendas en los ojos están referidos a la tortura. Cabe señalar que estos dibujos eran los bosquejos que servirán luego de base para las pinturas definitivas. El dibujo “Huelga de hambre.

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La “ovolucion” en soledad, 2 de marzo de 1981. Cárcel de Buin

Sin título

¡Lonquén Lonquén Lonquén!!!, 3 de marzo de 1981. Cárcel de Buin

La fatiga nos acompaña tragando saliva con olor a tierra” es parte de una serie sobre la huelga de hambre que hicieron los presos políticos en el año 1981. El hombre retratado en el bosquejo titulado “Del poema La celda fría”, es “Moncho”, compañero de celda de Hugo en la cárcel de Buin y a quien el artista le dedicó el poema “La celda fría”.

Myriam concluye: “Hugo dibujó mucho en prisión, ¿qué otra cosa podía hacer?” Eso era lo que mejor sabía hacer. Sus dibujos constituyen hoy parte importante de un testimonio invaluable. Iscorti Carstens, amigo del artista, señaló en un discurso fúnebre realizado en la ciudad de Bremen, el mismo día de su funeral en Chile, el 11 de julio de 1981, y ante chilenos exiliados

y representantes de varias organizaciones defensoras de los derechos humanos y diversos partidos políticos alemanes: “Los dibujos de Hugo Riveros muestran algo de la vida bajo la dictadura militar en Chile, algo del miedo y la miseria vivida durante ese tiempo. Hugo Riveros no fue un líder político ni militante de un partido. Él fue solo un pintor que se dedicó plenamente a los asuntos que atañían a su pueblo. Su creación personal ya no estaba dedicada a las salas de arte. Él buscó y encontró su tribuna en las calles de los barrios margi-nales. Él convirtió el arte de la pintura en un instrumento vivo. Él concibió sus obras como un vehículo de comunicación en un tiempo extremadamente difícil y a través de los colores dejó hablar a un pueblo entero sumido en la represión”. El arte de Hugo Riveros fue un medio de lucha contra la dictadura, a través del cual pretendió dar testimonio del miedo, de la incertidumbre y del dolor experimentados por la sociedad chilena. Un testimonio que conserva su fuerza y validez hasta el día de hoy y que resguarda nuestra frágil memoria colectiva del olvido.

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Nelso Reyes Ojeda(Fondo Libio Pérez)

Nelso Reyes Ojeda nació el 1 de enero de 1947 en Puerto Natales, región de Maga-llanes. Estudió ingeniería mecánica en la Universidad Técnica del Estado (UTE) de Punta Arenas hasta septiembre de 1973. Además era dirigente estudiantil del Movi-miento de Izquierda Revolucionaria (MIR).El día 11 de septiembre de 1973 a las ocho de la mañana, su domicilio fue vio-lentamente allanado por fuerzas militares. Nelso no se encontraba en ese momento en casa. Permaneció en la clandestinidad hasta el 28 de septiembre, fecha en la que se entregó voluntariamente en el Regimien-to Pudeto en la ciudad de Punta Arenas. Estuvo detenido en ese lugar hasta el 21 de diciembre de 1973, cuando fue trasla-dado junto a más de 240 prisioneros de Magallanes a isla Dawson, específicamente al campamento de prisioneros “Río Chico”. Allí permaneció recluido nueve meses.Fue precisamente en este recinto donde Nelso realizó el dibujo que actualmente el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos guarda en sus colecciones y que fue donado por Libio Pérez. Sus inicios en el dibujo se remontan a la época de su niñez: “Desde niño me agradaba dibujar. En septiembre del 73, estando detenido e incomunicado durante 22 días en el Regimiento Pudeto comienzo a dibujar chistes, al estilo de tiras cómicas, con el fin de evadirme, en cierta medida, de esa brutal realidad. Esta actividad la incremento posteriormente en la isla Dawson, donde además de dibujar me dediqué a una particular acción, el trazado y tallado de piedras”. Los pequeños dibujos que Nelso realizó complementaban una hoja con versos conocidos o escritos por algunos de los

prisioneros. El autor afirma que existen numerosas copias de “El gaucho” repartidas en el mundo, ya que las regaló a muchos compañeros. Con respecto al significado que el dibujo tiene para él, comenta: “El gaucho, con los versos de Martín Fierro, tiene un especial significado para mí. Ante todo por lo verdadero del contenido de la frase: ‘No hay nada en la vida que enseñe tanto como el sufrir y el llorar’, y además porque era algo que mi madre en varias ocasiones me lo había dicho desde mi niñez”. El 26 de septiembre de 1974, después del cierre del campamento de prisioneros de isla Dawson, Nelso es trasladado a Punta Arenas e ingresado al estadio fiscal de la ciudad, que custodiaba la FACH.“Escondidas en las pertenencias”. Fue así como varios de los dibujos y piedras ta-lladas de Nelso fueron sacados del centro de detención donde se encontraba. “Debo señalar que perdí una buena cantidad de dibujos y piedras talladas en diferentes allanamientos en los lugares de detención. La sustracción de muchos trabajos durante el tiempo de detención, acción realizada por efectivos de los servicios de inteligencia, era habitual”.En noviembre de 1974 es trasladado nuevamente al Regimiento Pudeto donde permanece hasta el 10 de enero de 1975 y posteriormente al Regimiento de Infan-tería de Marina Cochrane. El 30 de abril de 1975 obtiene la libertad bajo arresto domiciliario, para luego ser relegado a la ciudad de Angol. Los dibujos realizados en prisión “Son un significativo testimonio de cómo pudimos sobrevivir ante tanta adversidad, de cómo fuimos capaces de asumir esta brutal realidad”. Y agrega: “Como consecuencia de esta dictadura cívico-militar

contamos con desaparecidos, ejecutados, ex presos políticos brutalmente torturados, relegados, exiliados y las consecuencias político-económicas que se mantienen en el país. No sirve pedir perdón si no se dice donde están los desaparecidos. No sirve pedir perdón si no existe la voluntad política para cambiar las determinantes del actual sistema político y económico del país”.A modo de conclusión, Nelso comenta: “Va-loro plenamente la Ley Valech, promulgada por el presidente Ricardo Lagos, la cual establece una base mínima de reparación del daño causado. De esta ley hice uso de la beca Valech para estudiar Periodismo, titulándome en el año 2011”.Quien recibió este dibujo y lo entregó en donación al Museo, Libio Pérez, también prisionero político junto con Nelson, nació el 11 de julio de 1953 en la ciudad de Punta Arenas. Al momento del golpe de Estado era un estudiante de 20 años, militante del MIR en su ciudad natal y conocido activista estudiantil. El mismo día del golpe comenzaron a buscarlo; detenido pocas semanas después es llevado a distintos regimientos y centros de represión en Punta Arenas, hasta diciembre de ese año en que es trasladado a isla Dawson. Allí se encuentra con Nelso Reyes, también estudiante universitario y compañero de militancia, quien le regala este dibujo. Libio Pérez recuerda: “Como la mayoría de los prisioneros, Nelso Reyes realizó trabajos de artesanía carcelaria, como tallado de piedras de isla Dawson, trabajos en madera y dibujos. […] Los materiales eran obtenidos de la naturaleza (piedras, maderas, etc.) y los papeles, reciclados de las encomiendas, cartas y otros (cajetillas de cigarrillos, envoltorios, etc.)”. Señala que

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No hay nada en la vida1973-1974Campamento de prisioneros Río Chico, isla Dawson

una vez de regreso en Punta Arenas estos trabajos fueron sacados de a poco del lugar en el que se encontraban resguardados, con la ayuda de los propios familiares.Con respecto al contenido del dibujo, en el que está escrita la frase “No hay nada

en la vida”, Libio comenta: “Entiendo que es una frase del poema gaucho Martín Fierro, que seguramente fue extraída de un ejemplar de algún libro de los escasos que circulaban entre los prisioneros. En Magallanes tienen fuerte penetración las

manifestaciones culturales de la pampa (incluida la argentina), por eso no es extraño que sea una referencia a Martín Fierro”.Luego de permanecer preso dos años, Libio Pérez fue expulsado del país. Actualmente vive nuevamente en Chile.

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(Página derecha)Retrato de Rolando Rojo, realizado por “Montecinos” 10 de febrero de 1974. Campamento de prisioneros Chacabuco(Arriba, reverso del retrato)

“Montecinos”(Fondo Rolando Rojo)

Rolando Rojo nació en 1941 en la ciudad de Ovalle. Al terminar sexto año de Huma-nidades se muda a Santiago, donde estudió para profesor de castellano. A partir de 1961 comienza a vincularse a la política, y en 1968 ingresa a las Juventudes Comunistas y luego al Partido Comunista. Durante el gobierno de la Unidad Popular Rolando fue un activo militante y se desempeñó en labores ministeriales. Al momento del golpe de Estado ocupaba el cargo de Visitador General de Educación Primaria y Normal. Su detención se produjo el mismo 11 de septiembre de 1973. Fue sacado del Ministerio de Educación y llevado al Regimiento Tacna, luego al Estadio Chile, y posteriormente al Estadio Nacional. Más tarde es trasladado en el carguero Andalién al campamento de prisioneros Chacabuco en donde permaneció recluido varios meses. En julio del año 1974 sale en libertad y al exilio a Buenos Aires.Estando recluido en Chacabuco, Rolando recibió de regalo un dibujo que años después entregó al Museo de la Memo-ria y los Derechos Humanos en calidad de donación, para que formara parte de su colección. El dibujo fue hecho por un compañero de prisión, quien lo firmó como “Montecinos”. Rolando afirma no haber tenido mayor relación con el autor de él, razón por la cual no recuerda el nombre y desconoce sus datos relevantes. El dibujo es un retrato de Rolando, en ese entonces de 32 años de edad. Él mismo relata cómo llegó a sus manos, en qué circunstancias fue hecho y cómo logró conservarse hasta hoy: “Me lo obsequió el propio autor después que el dibujo se usó en uno de los diarios murales que los detenidos editábamos todas las semanas

con noticias del campo y realizaciones cul-turales. […] Yo escribí un poema llamado “No hay olvido”, que fue leído en uno de los actos que realizábamos los domingos en un teatro improvisado. El poema impactó a guardias y prisioneros y fue publicado

en el diario mural debajo del dibujo que me hizo el compañero pintor. Salió del campo en un sobre que le entregué a mi madre cuando me visitó en el campo de prisioneros”.

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Rodrigo Silva Vial(Fondo Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo, CODEPU)

Nació en Valparaíso el 1 de noviembre de 1954. Su padre era arqueólogo y su madre pintora y escultora. Para el 11 de septiembre de 1973 tenía 18 años, vivía en Viña del Mar, era estu-diante de tercer año de enseñanza media y militante de las Juventudes Comunistas, en donde estaba incorporado a la Brigada Ramona Parra como “trazador”. Esta brigada era la encargada de hacer murales.El mismo día 11 en la noche, su hogar fue violentamente allanado por un grupo de seis infantes de marina en tenida de com-bate. Rodrigo es detenido en el operativo y trasladado inmediatamente a la Academia de Guerra de la Infantería de Marina, en el cerro Playa Ancha de Valparaíso. En ese lugar comienza la tortura y un largo proceso de detención. Nunca recibe acusación formal ni es sometido a juicio ni tiene derecho a defensa alguna. Entre mediados y fines de octubre es conducido a las bodegas del Lebu, buque-prisión con más de mil detenidos. Hasta ese momento no tuvo ninguna comunicación con su familia y fue continuamente sometido a torturas y hostigamientos. En el Lebu permanece hasta fines de noviembre de 1973, cuando junto a otros 17 prisioneros políticos es trasladado al campamento de prisioneros de isla Riesco (posteriormente se le conocería como “Tres Equis”) en el sector del cerro La Campana, en la quinta región. Este grupo de prisio-neros fue conducido hasta ese lugar para construir con trabajo forzado, el centro de detención al que después llegarían como prisioneros políticos los miembros de la Marina detenidos antes del golpe militar acusados de sedición. “[…] ahí nos dimos cuenta que estábamos los más jóvenes y

los más fuertes provenientes del buque Lebu, porque íbamos a construir un campo de prisioneros al estilo clásico: torre de vigilancia, campo minado, perímetro con alambradas, puerta para camiones, con ac-tivación y desactivación del campo minado, y habitáculos para prisioneros formando una “L” en un extremo del campamento...”.En este lugar por primera vez, de forma indirecta y a través de la Cruz Roja, tiene posibilidad de comunicarse esporádica-mente con su familia. A los prisioneros se les permitía escribir en pequeñas tarjetas que pasaban por la censura de los servicios de inteligencia de la Marina. Comenzaron también a llegar por primera vez pequeñas encomiendas: cigarrillos, calcetines, algu-nos alimentos enviados por su familia; así fue como Rodrigo pudo obtener algunos mínimos implementos para dibujar. “En realidad pintar o dibujar no era una acción de arte, sino una forma de comunicarse con la familia y hacerles ver dónde estábamos. Mediante los dibujos busqué señalarles la zona, y según supe posteriormente, se logró el objetivo”. Hizo varios dibujos del lugar donde se encontraba. Uno de ellos, entregado al Museo de la Memoria por la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo, Codepu, e incorporado a su colección, se incluye en este catálogo. Rodrigo Silva permaneció en el campamen-to de prisioneros de isla Riesco hasta el 28 de diciembre, fecha en que fue trasladado nuevamente a Valparaíso, a la Academia de Guerra Naval de la Infantería de Marina. Atrás quedaba el campamento termina-do y comenzaban a llegar los primeros prisioneros. En la Academia de Guerra fue obligado a firmar un documento que

no se le permitió leer y luego fue libe-rado. Después de estos meses de duras experiencias hizo infructuosos intentos por retomar su vida normal y regresar a los estudios, lo que le resultó imposible pues era rechazado por sus “antecedentes”. Siguió siendo permanentemente hostiga-do, amenazado y detenido en múltiples ocasiones. Finalmente fue obligado, en una suerte de relegación, a irse a Isla de Pascua, donde permaneció por más de dos años y medio. En 1976 logró escapar y salir del país. Entre 1976 y el 2001 vive en el exilio, fundamentalmente en España y Cuba. Regresa a Valparaíso donde vive hasta ahora, dedicado a la pintura, la fotografía y la gestión cultural.

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Sin título Campamento de prisioneros isla Riesco, Colliguay

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Sin títuloJunio de 1975

Campamento de prisioneros Tres Álamos

Claudio Zaror(Fondo Claudio Zaror)

Claudio Zaror nació en Concepción el año 1948. En 1965 ingresa a la Universidad de Concepción, donde estudia ingeniería civil química hasta 1971, año en que recibe su título profesional. En abril de 1969, comienza a involucrarse en la actividad política en la universidad, ingresando al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), donde milita hasta 1976.Después del golpe de Estado formó parte de la estructura clandestina del MIR, hasta su detención por la DINA el 15 de enero de 1975 en su lugar de trabajo, el Instituto Forestal en Santiago. Fue conducido de inmediato al recinto secreto de torturas de Villa Grimaldi, donde permaneció hasta mediados de mayo de 1975, cuando es llevado al campamento de prisioneros Tres Álamos. Algunas semanas después, en junio de ese año, es trasladado a la quinta región, primero al campamento de prisioneros de Ritoque y en el mes de octubre, al campamento de prisioneros Melinka en Puchuncaví. En 1976 estuvo por períodos más cortos en la cárcel de Valparaíso y en Tres Álamos. Permaneció detenido hasta el 18 de no-viembre de 1976. En marzo de 1977 sale al exilio en el Reino Unido, retornando a Chile a mediados de 1992.Los dibujos, de los cuales tres pudieron conservarse hasta hoy y forman parte de la Colección del Museo de la Memoria en formato digital, los hizo durante los meses de mayo y junio de 1975, mientras permanecía recluido en el campamento Tres Álamos. El primero de ellos, que muestra a los presos encadenados y vendados en Villa Grimaldi, lo realizó a los pocos días de llegar a Tres Álamos, antes que se le borraran los recuerdos. Comenta que nunca

ha sido bueno para dibujar, por lo que desechó varios borradores hasta llegar a algo que a su parecer era aceptable. Los otros dos fueron hechos en junio de ese año y retratan el lugar donde estaba su cama y el patio de Tres Álamos. El papel y los lápices se los dieron los compañeros que se encontraban recluidos con él. Estos dibujos y varios otros, que se extraviaron con el paso de los años, Claudio logró sacarlos del recinto escon-didos al interior de artesanías en madera y cobre repujado que él mismo hacía allí como regalo para su familia. Luego de su salida al exilio cayeron en el olvido por años, según relata, hasta que al regresar a Chile encontró algunos de ellos en casa de su madre durante una mudanza. Ella los había guardado cuidadosamente, como recuerdo de esa dolorosa época. Desgraciadamente, entre tanta mudanza a través de los años, una parte se perdió.Claudio Zaror dibujó para intentar tener una “fotografía” de las intensas vivencias de aquella época. Luego de cuatro meses en Villa Grimaldi, en las condiciones extremas que le tocó vivir, sintió la im-periosa necesidad de registrar en blanco y negro esos momentos en que el dolor y el horror eran permanentes. “Villa Gri-maldi no es fácil de imaginar para quienes no vivieron esos momentos. La pérdida total de tu libertad y donde la decisión de si vives o mueres depende de un ser irracional, lejos de lo humano, donde la luz se veía a cuentagotas a través de una venda raída, donde la música de fondo era una mezcla esquizofrénica de gritos de dolor y amenazas de los torturadores, amenizada esporádicamente con canciones de Violeta Parra tocadas por algún guardia

con valores confundidos. Esa locura y horror son difíciles de dibujar o pintar. Pero hice el esfuerzo en mi dibujo”.En aquellos que corresponden al campa-mento de prisioneros Tres Álamos, quiso describir los momentos que vivió durante su reclusión en ese lugar: “[E]l hacinamiento de literas agrupadas en un pasillo que las oficiaba de celda y las bolsas con las pocas pertenencias colgando a los costados; los interminables paseos en parejas de amigos recorriendo incesantemente el pequeño patio del campo, bajo la distante vigilan-cia policial; las conversaciones sobre las esperanzas, los sueños y las desesperanzas, los artesanos improvisados y esa cordillera que en ese entonces no estaba escondida con el esmog actual”.Cuando le preguntamos por el significado que esos dibujos tienen para él actualmente, responde que representan un recuerdo vívido de ese tiempo de su vida, ocurrido hace ya 37 años, y que el hecho de que existan le ayuda a evitar que se borren los detalles de esos días. Y agrega: “A pesar de lo doloroso que pueden ser, esos años son los que más riqueza dejaron en mí. Conocí el dolor y la brutalidad, pero también la solidaridad y la amistad profunda, a un nivel imposible de encontrar en otra parte de mi vida”.

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Sin título 27 de mayo de 1975 Recinto DINA, Villa Grimaldi

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Sin títuloJunio de 1975

Campamento de prisioneros Tres Álamos

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Raúl Valdés Stolze (Fondo Rolando Carrasco)Iglesia y cielo,1973Campamento de prisioneros Chacabuco

de prisioneros sin antecedentes políticos detenidos por cerca de un año, en virtud de las normas del estado de sitio, primero en Pisagua y luego en Chacabuco.Los presos políticos concentrados en este campo venían de diferentes recintos mi-litares, especialmente de la primera y segunda región, así como de Santiago y Valparaíso. Los detenidos no solo habían sido torturados en los diversos lugares donde anteriormente habían permane-cido recluidos, sino también durante el trayecto a Chacabuco. En particular todos aquellos que fueron trasladados en trenes de carga desde Iquique, en barcos desde Valparaíso (el Andalién), y en camiones militares desde Pisagua.Hay testimonios que coinciden en seña-lar que, al ingresar al campamento, los

prisioneros eran obligados a tenderse desnudos por horas sobre la cancha de fútbol; normalmente eran recibidos con maltratos, amenazas y golpizas de pies, puños y objetos contundentes, como las culatas de los fusiles. Los detenidos vivían en corredores de adobe que estaban formados por diez casas pequeñas como pabellones. Cada una de ellas era de dos o tres pisos y mantenía a seis presos. Había un comedor de uso común y no contaban con luz eléctrica.El maltrato fue constante. Las condiciones de vida, a juicio de los declarantes, eran amenazadoras e inciertas en alto grado. Según las denuncias presentadas ante la Comisión [Valech], las malas condiciones de vida incluían una denigrante situación alimentaria y el hostigamiento permanente.

II Región de Antofagasta

Campamento de prisioneros Chacabuco6

La ex oficina salitrera Chacabuco se en-cuentra a 102 kilómetros de Antofagasta hacia el noreste. Ocupa una extensión de 36 hectáreas. Las faenas de extracción del salitre habían finalizado en 1940. En 1968 fue adquirida por la Sociedad Química y Minera de Chile (Soquimich) y en 1971 había sido declarada monumento nacional, en la categoría de monumento histórico. Desde 1972 estaba en poder del Ejército. Ocurrido el golpe militar, las Fuerzas Ar-madas utilizaron Chacabuco como lugar de detención de prisioneros políticos. El sector de prisioneros fue delimitado con alambradas de púas, minas antipersonales y torres de vigilancia con personal armado de metralletas. De acuerdo a los testimonios recibidos, la guardia rotaba entre personal del Ejército, Fuerza Aérea y Carabineros. Vigilando el campo había un tanque militar que transitaba continuamente alrededor de éste. Los testimonios señalan, además, que era frecuente que los sobrevolaran aviones en vuelos rasantes.Fue uno de los más grandes campamentos de prisioneros, no solo de la región, sino del país. Este campamento era exclusivamente de hombres y funcionó de 1973 a 1975. Desde mediados del año 1974, el campo empezó a desocuparse gradualmente, en la medida en que los presos políticos eran trasladados a otros lugares en San-tiago y Valparaíso: Tres Álamos, Ritoque y Melinka. En 1975 mantienen a un grupo

6 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura 2005, pp. 278-279.

lugares de prisión

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Bajo cualquier pretexto, los detenidos eran sacados por las noches a la intemperie, dejándolos hasta la madrugada bajo el intenso frío del desierto; y en otros momentos, durante el día, eran forzados a permanecer bajo el sol.Es importante notar que la arbitrariedad del castigo que denuncian los ex presos fue una fuente de constante amenaza y tortura psicológica. Los efectivos inventaban motivos para interrogarlos, supuestas pla-nificaciones de fugas o sabotajes por parte de los presos. Consta por los testimonios, que también se practicaron de manera permanente las amenazas de acciones contra las familias de los prisioneros.Los ex prisioneros experimentaban una presión adicional al ser sometidos a inten-sas jornadas de ejercicio de tipo militar y tener un régimen de trabajos forzados, en especial trabajos sin sentido ni utilidad. Asimismo, consta de algunas declaraciones que hubo prisioneros que eran mantenidos por algún tiempo separados del resto, en un régimen carcelario con maltratos más severos. Otros eran mantenidos en continuos interrogatorios, con aplicación de torturas. Los testimonios indican que muchos de los prisioneros recibieron golpizas de pies, puños y con objetos con-tundentes, como las culatas de los fusiles, además de simulacros de fusilamiento.Algunos de los ex presos políticos denuncia-ron haber sido llevados desde este recinto hacia Antofagasta para ser interrogados, en medio de torturas y golpes, por el fiscal militar de la zona. Otros fueron interrogados en medio de golpes en el campamento, por agentes de civil y agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM).

V Región de Valparaíso

Campamento de prisioneros isla Riesco, Colliguay7

Ubicado al centro de un predio agrícola, en una zona montañosa, cercano al cerro La Campana, tenía aproximadamente 1.500 metros de largo por 1.000 de ancho; estaba a cargo de la Infantería de Marina y del Servicio de Inteligencia Naval (SIN). En este recinto permanecieron personas detenidas en los años 1973 y 1974.Consta ante esta Comisión que los pri-sioneros fueron sometidos a trabajos forzados para construir las dependencias donde estarían cautivos, debiendo cercar con doble alambrada de púas el lugar y levantar las barracas en que habitaban. Eran vigilados desde una torre con reflectores y el terreno alrededor fue minado.Los testimonios señalan que los prisio-neros políticos llegaban en muy malas condiciones, después de haber transitado por varios recintos de la zona y haber sido continuamente interrogados y torturados. Eran transportados amarrados y encapu-chados, en camiones cerrados, muchos de ellos trasladados desde la Academia de Guerra Naval y desde el Cuartel Silva Palma.En isla Riesco, los detenidos, todos hom-bres, fueron incomunicados, maltratados, amenazados y golpeados. También some-tidos a castigos colectivos; por ejemplo, eran obligados a correr desnudos hasta el centro del campo, en medio de apaleos, varillazos y golpes de pies y puños de los infantes de marina; inmediatamente después se les obligaba a zambullirse en un canal con aguas servidas.

7 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura 2005, p. 314.

Los relatos coinciden en señalar que algunos prisioneros que habían sido enviados a este lugar desde la Academia de Guerra Naval, después de un tiempo, eran devueltos a ella. Otros fueron trasladados a diferentes campamentos de prisioneros, tales como Puchuncaví, Chacabuco o la Cárcel Pública de Valparaíso.

Campamento de prisioneros Melinka, PuchuncavíEste recinto estaba a cargo de la Arma-da. Ubicado a 36 kilómetros al norte de Valparaíso, fue originalmente un centro de veraneo de propiedad de la Central Única de Trabajadores (CUT). Esta entidad fue disuelta por el Decreto Ley núm. 12 el mismo mes de septiembre de 1973 y sus bienes fueron confiscados. En este recinto hubo detenidos entre los años 1973 y 1976, concentrándose el mayor número en 1974 y 1975.Los prisioneros señalan que llegaban en muy malas condiciones físicas y psicológi-cas, pues habían sido torturados antes de ingresar allí. Provenían de diversas partes del país y habían estado en cuarteles de la DINA, como Villa Grimaldi y Tejas Verdes, en la Academia de Guerra Naval y en otros campamentos de prisioneros, como Chacabuco, Estadio Chile y Tres Álamos, y también en diferentes cárceles.Al igual que en el campamento isla Riesco, los primeros detenidos fueron obligados a instalar los cercos de alambres de púas que cerrarían el recinto y a levantar las torres de vigilancia.Desde este lugar algunos detenidos fueron puestos en libertad, otros trasladados a campamentos de prisioneros, como Tres Álamos, y otros, expulsados del país.

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Campamento de prisioneros Ritoque8

También de propiedad de la CUT y luego del golpe en manos del Ejército, en este recinto se registraron casos de detención los años 1974 y 1975. Los prisioneros provenían de diversos lugares, tales como isla Dawson, en donde estaban las ex autoridades del gobierno del presidente Allende, o desde Chacabuco y Tres Álamos. Pero la mayoría venía de una gran variedad de lugares de detención donde habían sido sometidos a interro-gatorios y torturas, preferentemente por la DINA, por personal de la Academia de Guerra Aérea (AGA) y del Servicio de Inteligencia Naval (SIN).Las declaraciones coinciden en señalar que durante los traslados, los presos viajaban custodiados por un fuerte con-tingente militar armado, encapuchados, esposados y obligados a mantenerse en posiciones forzadas. En el campamento vivían en barracas y cuartos, los que, en forma de castigo, eran frecuentemente allanados, ocasiones en que golpeaban a los prisioneros y les requisaban sus objetos de uso diario.Según algunos testimonios, también fue-ron sometidos a castigos colectivos como ‘el plantón’ o el ‘picadero’, y a extensas y agotadoras jornadas de ejercicio físico.Algunos castigos individuales consistían en obligar a los detenidos a correr, perseguidos por perros policiales que los atacaban; o bien eran llevados a la playa por la noche, con los ojos vendados y amarrados, para golpearlos con sacos de arena mojados.De acuerdo a las declaraciones, por las

8 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura 2005, p. 315.

noches los prisioneros eran sometidos a amenazas, golpizas y amedrentamientos mediante disparos de ametralladoras.Desde este campamento algunos prisio-neros eran trasladados a Santiago para ser interrogados y posteriormente devueltos a Ritoque.

Cárcel de ValparaísoDe acuerdo a los antecedentes proporcio-nados, en esta cárcel hubo presos políticos entre 1973 y 1990.La mayor cantidad se concentró en los años 1973 y 1974. Con posterioridad disminuyeron notablemente, no obstante desde el año 1984 se observó un aumento significativo. Esta cárcel fue el principal recinto carcelario de la región. Se trataba de un edificio de construcción antigua, que normalmente tenía sobrepoblación penal y estaba a cargo de Gendarmería.Consta según las declaraciones, que du-rante 1973 y 1974 los prisioneros eran enviados desde distintos recintos militares, principalmente la Academia de Guerra y el Cuartel Silva Palma. También algunos testimonios señalaron que llegaban de-tenidos de campos de prisioneros de la región, especialmente de Puchuncaví-Melinka. Luego, durante los años 1977 a 1990, los presos eran enviados a la cárcel por Carabineros, Investigaciones y la CNI, después de haber estado detenidos en sus diversos recintos, especialmente aquellos de la CNI.Coinciden los testigos en señalar que durante toda la dictadura, los prisioneros políticos fueron sometidos a condiciones de malos tratos y abusos permanentes, discriminados del resto de la población penal. Incomunicados, eran sometidos a encierros injustificados, negándoseles

las visitas y siendo discrecionalmente trasladados a otros recintos carcelarios. Además, frecuentemente eran allanados y golpeados.Según los testimonios, los prisioneros fueron objeto de violentas golpizas, indi-viduales o colectivas. Durante los primeros años entraban, entre otros, infantes de marina que en el patio los golpeaban con palos, los tendían en el suelo y corrían sobre ellos. Después, durante los años ochenta, se denunció que los presos polí-ticos eran golpeados con pies y puños por los mismos gendarmes. Hay declaraciones que señalan que, ocasionalmente, algún detenido fue interrogado y torturado en el recinto por Carabineros o la CNI. También en este período existen denuncias que dan cuenta de incomunicación hasta por períodos prolongados.

Región Metropolitana

Academia de Guerra Aérea (AGA)Según los testimonios, este recinto fue utilizado en los años 1973 y 1974, período en el que se concentró la mayor cantidad de detenidos, aunque hubo algunas de-tenciones esporádicas con posterioridad.Un grupo de suboficiales y oficiales de la FACH, además de un cierto número de civiles, estuvieron detenidos en este lugar, en 1973. A fines de ese año fueron trasla-dados a la cárcel pública. Posteriormente este recinto fue utilizado por el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), en reemplazo de la Base Aérea de Colina.Los detenidos, al llegar, recibían un nú-mero que los identificaba. Eran ubicados en las salas de clases y en el subterráneo, donde permanecían siempre vendados,

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encapuchados, de pie contra el muro, sin moverse, o sentados en una silla, por largos períodos, sin alimento, sin agua. La mayoría debía dormir en esa posición. Algunos podían dormir en colchonetas, pero eran interrumpidos constantemente para ser interrogados o con el solo propósito de impedirles el sueño. Asimismo, señalaron que no siempre accedieron a servicios hi-giénicos. Algunos testimonios indican que eran esposados a un catre y que estaban expuestos a música estridente.El lugar de los interrogatorios ocupaba el segundo y tercer piso. Lo llamaban “la capilla”. Los ex prisioneros señalaron haber sido drogados frecuentemente y refirieron que se utilizaba pentotal, que soportaron golpes, aplicación de electri-cidad y vejaciones sexuales, incluso hubo mujeres embarazadas que sufrieron tales vejaciones y violación. Sufrieron ame-nazas, colgamientos, fueron obligados a permanecer en posiciones forzadas, introducción de agujas bajo las uñas, pau de arara, simulacros de fusilamiento, “el submarino”, y fueron obligados a escuchar y presenciar torturas a otros detenidos. Algunos testigos denunciaron que fueron sometidos a tortura delante de sus parejas o que llevaron a sus hijos para presionarlos a entregar información.

Campamento de prisioneros Tres ÁlamosRecinto de reclusión que mantuvo detenidos entre 1974 y 1976. El mayor número se concentró durante 1975.El recinto, según lo describieron los decla-rantes, era una construcción que estaba dividida en cuatro pabellones, dos de hombres, uno de mujeres y un pabellón de incomunicación. Este último es el re-

cinto denominado Cuatro Álamos, que se describe separadamente. Estaba ubicado en Calle Uno, cerca de la intersección de Av. Departamental y Av. Vicuña Mackenna, en la actual comuna de San Joaquín.Si bien el recinto Tres Álamos estaba bajo custodia de Carabineros, en la práctica se encontraba en manos de la DINA, que lo controlaba junto con Cuatro Álamos.Los detenidos relataron que eran humillados e insultados y que vivían en condiciones de hacinamiento. Algunos indicaron que los sacaban del recinto para ser interrogados en otros lugares. Los castigaban frecuente-mente, suspendiéndoles arbitrariamente las visitas y el ingreso de alimentos y ropa.También llegaban aquí, y en muy malas condiciones, detenidos desde otros cen-tros de la DINA, que en ocasiones eran devueltos al recinto de origen.Desde Tres Álamos muchos detenidos salieron expulsados del país.

Campamento de prisioneros Estadio Chile (actual Estadio Víctor Jara)De acuerdo a los antecedentes recogidos por la Comisión, este lugar estuvo a cargo del Ejército y Carabineros. Se trataba de un recinto deportivo cerrado, sin ventanas, con una cancha central y graderías.El mayor número de prisioneros se con-centró durante 1973. Hubo detenidos hasta 1974.La Cruz Roja Internacional visitó el Esta-dio Chile los días 4 y 18 de enero y 1 de febrero de 1974. Informó que el número de prisioneros era de 206 personas, al 4 de enero; el 18 de enero fue de 213 y el 1 de febrero, 242. Todos, excepto dos, eran de nacionalidad chilena. Algunos detenidos estaban incomunicados. En las visitas del 18 de enero y 1 de febrero se encontraba

un menor de 15 años, según indica la Cruz Roja Internacional en sus informes.Los testimonios permitieron establecer que al principio, algunos presos fueron ubicados en la cancha. Al aumentar su número, comenzaron a usarse las graderías. Durante su permanencia en este recinto, los prisioneros eran incomunicados, some-tidos a un severo régimen disciplinario. Las luces se mantenían encendidas en forma permanente y existía un delibera-do sistema de alimentación a diferentes horas, lo que provocaba una pérdida del sentido del tiempo.Existen antecedentes que indican que muchos de los interrogatorios fueron realizados por efectivos del Servicio de Inteligencia Militar. De manera constante y aparentemente arbitraria, quienes estaban a cargo del recinto sacaban personas con destino desconocido.Las numerosas declaraciones de detenidos que estuvieron en este lugar dan cuenta de la aplicación permanente de malos tratos y tortura.Los testimonios indican que quienes pa-saron por allí sufrieron golpes, amenazas, simulacros de ejecución, colgamientos, quemaduras con cigarrillos, aplicación de electricidad y el horror de tener que pre-senciar ejecuciones. Las mujeres señalaron haber sufrido vejaciones sexuales y violación.

Penitenciaría de Santiago9

Se registran casos de detenidos políticos durante todo el régimen militar, concen-trándose la mayor cantidad entre los años 1973 y 1975, 1986 y 1988.

9 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura 2005, pp. 441-442.

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Alberto Bustamante (Fondo Carlos Leonel Ulloa Leal)Retrato de Carlos Ulloa 21 de diciembre de 1974. Penitenciaría de Santiago

De acuerdo a los testimonios, las perso-nas eran enviadas a este recinto después de haber transitado por otros donde ya habían sido interrogadas y torturadas. Al llegar, quedaban incomunicadas por largos períodos, sometidas a un duro régimen carcelario y malos tratos. En ocasiones la recepción incluía el callejón oscuro. Durante su permanencia sufrieron golpizas con sables, lumas y puntapiés; allanamientos intempestivos; frecuentes traslados a otros lugares, en donde eran maltratadas y golpeadas, además de recibir insultos y amedrentamiento.Entre 1973 y 1977, los prisioneros podían ser trasladados para ser interrogados, a otros recintos. Durante la década de 1980, algunos declarantes fueron interrogados y torturados dentro de la Penitenciaría por agentes de civil, especialmente de la CNI.Ocurrió frecuentemente que los deteni-dos fueran trasladados desde un recinto penal a otro.

Recinto DINA, Villa Grimaldi10

Estaba ubicado en calle José Arrieta a la altura del 8200, comuna de Peñalolén, a cargo de la DINA. Anteriormente allí había funcionado un restaurante. A fines de 1974 la propiedad fue expropiada por Resolución Exenta 3.575 de la Corpora-ción de Mejoramiento Urbano. Funcionó como el cuartel general de la Brigada de Inteligencia Metropolitana (BIM). Este recinto fue utilizado hasta 1977 por la DINA. Posteriormente lo utilizó la CNI. El mayor número de detenidos se registró en el año 1975.

10 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura 2005, pp. 444-445.

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Los testimonios señalan que allí algunos detenidos fueron incomunicados. No se reconocía oficialmente la detención de las personas que permanecían en este lugar. Como se denunció en los testimonios recibidos, los prisioneros llegaban con la vista vendada. En los casos en que eran puestos en libertad, los llevaban con los ojos vendados y los abandonaban en la vía pública.Señalan las víctimas que se trataba de un lugar de recuperación física, ya que hasta allí llegaban después de haber permanecido en recintos de tortura. Varios ex prisione-ros relataron que desde allí retornaron a los centros de tortura, incluso en más de una oportunidad. El hecho de estar en permanente espera provocaba una gran ansiedad entre los detenidos. Algunos, luego de recuperarse de las secuelas de las torturas, eran trasladados a Tres Álamos u otro recinto oficialmente reconocido.No obstante, también existen testimonios de personas que sufrieron torturas en este recinto y fueron sometidas a la arbitrariedad y los malos tratos de los guardias.

Cárcel de BuinUbicada en la zona sur de la Región Me-tropolitana y consignada como recinto de reclusión de prisioneros políticos en el Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, así como en di-versos testimonios y fuentes que señalan que por esta cárcel pasaron numerosos prisioneros políticos, en distintas épocas, durante los 17 años de dictadura.

En la propiedad existían varias edificaciones, a las que llevaban a los prisioneros. Además de la casa, había tres conjuntos: las casas Corvi, las casas Chile y la torre. Las casas Corvi, en alusión a las casas edificadas por la Corporación de la Vivienda, eran habitaciones de 80 x 80 cm, donde se mantenía durante un tiempo a los detenidos con el propósito de “ablandarlos”. La sala de interrogatorios estaba cerca de esos cubículos. A las casas Chile llevaban a los detenidos después de la tortura, tenían 2 metros por 1 y cada una de ellas alojaba a cinco personas. La torre tenía unos 6 metros de altura y fue acondicionada con nichos cuyas puertas medían aproximadamente 60 cm. De acuerdo a los testimonios, en ella encerraban en aislamiento absoluto a los prisioneros que se negaban a colaborar.Los testimonios recibidos permitieron establecer que hombres y mujeres eran ingresados en este recinto inmediatamente después de su detención, o bien provenían desde otros lugares de detención de la DINA en Santiago o habían sido interro-gados en regiones por la DINA en algún regimiento. Durante los primeros tres días, y a veces por más tiempo, los detenidos no recibían alimentos, y la que les daban, era una alimentación deficiente. Tampoco existían condiciones higiénicas mínimas para el aseo personal: debían acudir al servicio higiénico a horas fijas.Quienes estuvieron en este lugar señalan que permanecieron siempre vendados y sometidos a interrogatorios y torturas durante toda su permanencia. Sufrieron golpes de pies y puños, como también con objetos contundentes; aplicación de electricidad, en ocasiones utilizando la parrilla. Algunos describieron una variante de este método. Se utilizaba un camarote

metálico, en el cual se colocaba en cada catre a dos detenidos, parientes o amigos entre sí, se procedía a martirizar a uno de ellos, mientras se interrogaba al otro. Fueron obligados a escuchar y presenciar las torturas de otros detenidos; sufrieron colgamientos; fueron incomunicados por largo tiempo en espacios extremadamente reducidos (cajones o clósets); sufrieron quemaduras con cigarrillos; simulacro de fusilamiento; “pau de arara”; “el submarino” seco y el mojado; aplicación de drogas, ya sea por intermedio de inyecciones o pastillas; padecieron vejaciones y violación sexual, en ocasiones con animales; extrac-ción de las uñas; “el teléfono”; amenazas y manipulación psicológica; fueron obligados a permanecer de pie por largo tiempo, a veces durante toda la noche.Mujeres que estaban embarazadas durante su detención declararon ante la Comisión que fueron conducidas a este recinto y sometidas al mismo trato que el resto de los prisioneros, sin consideración alguna a su estado; más bien las hicieron objeto de vejaciones sexuales y en algunos casos de violaciones. También los declarantes coincidieron en denunciar la presencia de menores de corta edad en el lugar, que fueron llevados para presionar a sus padres mientras eran interrogados y torturados.De los recintos de la DINA, éste es el que concentró el mayor número de detenidos.

Campamento de prisioneros Cuatro Álamos11

Este recinto, a cargo de la DINA, estaba ubicado al interior del campamento Tres Álamos. Funcionó desde 1974 hasta 1976.

11 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura 2005, p. 446.

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VIII Región del Biobío

Destacamento de infantería de Marina Fuerte BorgoñoEl Destacamento de Infantería de Marina tenía a su cargo este lugar, ubicado al interior de la Base Naval de Talcahuano, que funcionó entre septiembre de 1973, año de mayor concentración de prisioneros políticos, y 1974.Los antecedentes presentados coincidie-ron en señalar que se trata de un recinto utilizado para interrogatorios y torturas. Medía unos 20 metros de largo y no te-nía muebles. En su interior había varias habitaciones de 2 por 2 metros y en cada una, decenas de personas. Debían dormir sin abrigo sobre el piso de cemento y recibían escasa y mala comida. El tiempo de permanencia de los prisioneros variaba entre uno y diez días, durante los cuales eran sometidos a torturas.El año 1973 los presos que iban a ser liberados eran conducidos desde aquí al gimnasio de la base, donde se les obligaba a firmar una declaración en que se señala-ba que no habían sido torturados; luego eran puestos en libertad. En caso de que continuasen detenidos se les trasladaba a la isla Quiriquina, la cárcel de Concepción u otros centros de reclusión en la región.Se registran testimonios de detenidos entre 1984 y 1985 que fueron conducidos hasta aquí por personal de la CNI, luego de ser detenidos por este organismo.Todos los testimonios coinciden en se-ñalar que fueron sometidos a intensas y sistemáticas torturas. Declaran haber sufrido golpes, amenazas de muerte, “el submarino”, colgamiento, aplicación de electricidad, obligados a correr en una

cancha con obstáculos, esposados y con los ojos vendados, a presenciar y escuchar las torturas a otros detenidos; soportaron vejaciones sexuales y violaciones reiteradas.Denuncian además que se aplicó lo que llamaban la campana, que consistía en introducir al detenido en un tambor que golpeaban constantemente o bien colgaban al detenido de los pies con las manos ama-rradas a su espalda a un techo de un recinto llamado “la ciudadela”, y lo balanceaban contra las paredes laterales en las cuales se encontraban sus torturadores, quienes simulaban el sonido de una campana, al chocar su cuerpo contra las paredes o con alguno de ellos.También se les hacía caminar descalzos por un camino que llamaban la alfombra, que consistía en una serie de palitos enterrados que debían pisar, mientras eran golpeados durante el trayecto. Otras torturas consistían en introducir la cabeza del detenido en un tambor con agua con excrementos.

Campamento de prisioneros isla Quiriquina, Escuela de Grumetes, Fuerte Rondizzoni12

Isla ubicada en el océano Pacífico a la entrada de la bahía de Concepción, a 2 kilómetros de la península de Tumbes, a 10 kilómetros de Tomé y a unos 8 kilómetros de Talcahuano. En la isla Quiriquina se constituyó el mayor campo de prisioneros de la región, a cargo de la Armada.En ella los prisioneros permanecieron en el sector del gimnasio o en el Fuerte Rondizzoni.La isla tiene alrededor de 4 kilómetros de extensión y unos 500 metros de ancho.

12 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura 2005, pp. 362-364.

Servía de base a la Escuela de Grumetes y estaba provista de casino, gimnasio, casa de residencia de los instructores y otras dependencias.Según los testimonios, este lugar fue utilizado entre septiembre de 1973 y 1974. La mayor cantidad de prisioneros se registró en 1973.Los testimonios indicaron que durante los primeros meses posteriores al golpe militar, los detenidos en libre plática eran mantenidos en el gimnasio y los incomu-nicados en unos pabellones cercanos. Los varones se alojaban en el gimnasio de la escuela, rodeado de alambres de púas y vigilado por guardias. En la parte alta había dos ventanas para ventilación y una puerta que permanecía abierta. Al lado del gimnasio existía una piscina vacía donde se mantenía a los presos políticos, custodiados por grumetes armados.En el mes de noviembre de 1973 las mu-jeres fueron trasladas a un pabellón frente al gimnasio. Las deplorables condiciones higiénicas en que se encontraban tuvieron un cambio positivo con la visita de la Cruz Roja Internacional (CRI), que obligó a las autoridades del recinto a instalar servicios higiénicos de emergencia.Los prisioneros provenían de distintas comunas de la región, según los testimo-nios, principalmente de Concepción. Un número considerable había sido trasladado desde Los Ángeles, previamente, según las denuncias de los prisioneros; ya habían pasado por otros recintos de reclusión, donde sufrieron interrogatorios y torturas.En la isla, los presos podían permanecer durante varios meses incomunicados. También consta por los testimonios, que hubo un traslado constante de prisioneros hacia y desde la Base Naval de Talcahuano

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y el Estadio Regional de Concepción.Los prisioneros denunciaron malos tratos durante los traslados y en los interroga-torios que tenían lugar en la Base Naval de Talcahuano.Los antecedentes presentados coinciden en señalar que a las mujeres prisioneras políticas se las interrogaba desnudas. Durante estos interrogatorios sufrían agresiones y abusos deshonestos. Hubo casos en que este tipo de humillaciones se cometieron en presencia de familiares.Todos los presos, hombres y mujeres, denunciaron que mientras permanecieron en ese lugar fueron sometidos a posiciones forzadas, aplicación de electricidad, al “submarino”, amarrados, y eran sumergido en el mar, en el muelle norte de la isla; durante la noche, desnudos, debían realizar una serie de ejercicios físicos extenuantes, expuestos a la intemperie. Algunas de las torturas se realizaron en el polígono de tiro de la Escuela de Grumetes.El Fuerte Rondizzoni estaba bajo el con-trol del Cuerpo de Infantería de Marina y funcionó desde septiembre de 1973 hasta 1975. De acuerdo a los testimonios recibidos, la mayor cantidad de prisioneros se registró en 1974. En el primer trimestre de 1975 este campo dejó de funcionar y sus ocupantes fueron trasladados a la cárcel de Concepción o a Tres Álamos.Durante los últimos meses de 1973 y los primeros del año 1974, según los testi-monios, los detenidos fueron obligados a reconstruir el recinto, luego llamado Fuerte Rondizzoni. Se trató de un extenso pabellón que comprendía dormitorios, comedores, baños y una enfermería, así como habita-ciones para el personal de guardia.Los declarantes relataron que en ocasiones fueron conducidos, con una frazada encima

de la cabeza, a un calabozo subterráneo, bajo el nivel del mar, oscuro, húmedo y pequeño; desde ese lugar eran llevados a los interrogatorios y las torturas.En sus testimonios, los ex prisioneros denunciaron haber sufrido golpes, vejacio-nes, aplicación de electricidad, privación de alimento y agua, y sufrir amenazas. Algunos eran mantenidos desnudos a la intemperie durante la noche.

Campamento de prisioneros Estadio Regional, Concepción13

Los antecedentes presentados coinciden en señalar que este recinto estuvo a cargo del Ejército y de Gendarmería. Funcionó entre septiembre de 1973 y 1974. Según los testimonios ante la Comisión, el mayor número de prisioneros se registró en el año 1973. Junto con la isla Quiriquina, fue el campo de reclusión que mayor cantidad de prisioneros concentró en la región.Según estos testimonios, los prisioneros provenían de distintas ciudades de la región. La mayoría ya habían estado previamente detenidos en comisarías, retenes, cuarteles de Investigaciones y cárceles. Denuncia-ron que en gran parte de estos lugares habían sido sometidos a malos tratos y torturas, por lo que llegaban en precarias condiciones físicas y anímicas. Desde el Estadio Regional, según los declarantes, fueron llevados a otros recintos como la Base Naval de Talcahuano, isla Quiriquina, al regimiento de Los Ángeles, cárceles. Los menos quedaban en libertad luego de varios meses de reclusión.Un grupo importante de prisioneros señaló haber sido conducido desde este lugar al campamento de prisioneros de Chacabuco,

13 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura 2005, p. 364.

al norte del país, y desde allí posteriormente al campamento de Puchuncaví, en la quinta región. El traslado hacia Chacabuco se realizó en avión, donde eran amenazados constantemente con ser arrojados al mar durante el vuelo.Según las denuncias, los prisioneros eran mantenidos en los camarines del estadio, los que tenían distintas dimensiones y características. Allí permanecían hacinados sobre un piso de baldosa, cubierto con una capa de aserrín o paja. Durante el día estaban en las tribunas del estadio, al aire libre, con prohibición de quedarse en los camarines.Los declarantes plantearon que algunos de estos camarines, con puertas de hierro y sin ventilación alguna, eran utilizados como lugares de incomunicación y torturas. El único medio de ventilación era el resquicio que dejaba la puerta en su parte inferior. Solamente de ese modo los incomunicados podían saber si era día o noche. Después de muchos días de incomunicación, sin agua ni alimento alguno, los detenidos salían con problemas de visión debido al encierro. Durante los interrogatorios permanecían encapuchados.Los ex prisioneros políticos denunciaron que por varios meses permanecieron inco-municados, sin contacto con sus familias.Señalaron haber sido sometidos a torturas. Relataron haber sufrido golpes, simulacros de fusilamiento, el “submarino” seco y el mojado, amenazas, vejaciones, aplicación de electricidad, golpes reiterados en las plantas de los pies, el teléfono, posicio-nes forzadas y la violencia de presenciar torturas a otros detenidos. Asimismo, las víctimas coinciden en señalar que fueron obligadas a permanecer durante horas y de pie al sol, sin agua ni alimento.

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IX Región de La Araucanía

Cárcel de Temuco14

Se trata de un recinto de construcción muy antigua, de 1890. Los testigos establecieron que esta cárcel funcionó ininterrumpida-mente entre septiembre del año 1973 y el año 1989 como recinto de reclusión política, aun cuando el mayor número de prisioneros políticos se registró en 1973 y 1974.Como consta en los testimonios, durante el año 1973 la mayoría llegaba a este recinto en muy malas condiciones físicas y anímicas, después de haber pasado por lugares en los que habían sido torturados.Los prisioneros eran mantenidos separados de la población común, en calabozos fríos y húmedos; hacinados, sin ventilación, sin abrigo, con prohibición de visitas. Some-tidos a prolongadas incomunicaciones, en pequeñas celdas aisladas y oscuras. En ocasiones, algunos eran sacados de la cárcel durante la noche, por personal militar para interrogatorios y torturas. Eran conducidos principalmente hasta el Regimiento Tucapel, donde funcionaba la Fiscalía Militar. Otros testimonios declaran haber sido conducidos hasta el recinto de la FACH en la Base Aérea Maquehue, al cuartel de Investigaciones o a la 2ª Comisaría de Temuco. En algunos casos esta situación se repetía varias veces. De-clarantes relataron que estos trasladados se realizaron principalmente el año 1973. Los prisioneros eran mantenidos con ojos vendados y esposados, lo que les impedía

14 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura 2005, pp. 391, 392.

Camilo Enrique Gaete Mora (Fondo Camilo Enrique Gaete Mora)A Paolita con cariño su padre24 de septiembre de1974. Cárcel de Temuco

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identificar el recinto al que eran conduci-dos. En la década de 1980, los testimonios señalaron que algunos prisioneros eran llevados al cuartel de Investigaciones o al cuartel de calle Miraflores, donde fueron torturados por la CNI.Los prisioneros de 1973 en sus testimonios consignan que en la cárcel no sufrieron torturas, pero fueron sometidos a amenazas, allanamientos, incomunicaciones masivas, angustia y tensión, aumentada por el hecho de que constantemente algunos de ellos eran sacados, para regresar en deplorables condiciones físicas como resultado de las torturas. También hubo casos de los cuales no se tuvo más conocimiento de su paradero.

XII Región de Magallanes y la Antártica Chilena

Campamento de prisioneros isla Dawson15

Esta isla está ubicada en el estrecho de Magallanes, 100 kilómetros al sur de Punta Arenas. Es una extensión de tierra de 2 mil kilómetros cuadrados. El campo de prisioneros se hallaba entre el aeró-dromo y la Base Naval de Puerto Harris, y se había construido pocos días antes del 11 de septiembre de 1973. Estaba a cargo de la Armada. El campamento tenía una capacidad para 1.500 prisioneros. Funcionó desde septiembre del año 1973 hasta octubre de 1974.Según consta en los testimonios, el campo se dividía en dos secciones:Compingin, ubicado en la base de la

15 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura 2005, pp. 424-425.

Compañía de Ingenieros del Cuerpo de Infantería de Marina. Funcionó desde el 11 de septiembre del 1973 hasta el 20 de diciembre del mismo año. Personas que estuvieron detenidas en esta sección denunciaron haber sido sometidas a torturas e interrogatorios por personal de la Armada y del Servicio de Inteligencia Militar (SIM).Río Chico, ubicado a 15 o 20 kilómetros de Puerto Harris, en la costa, en una hon-donada entre cerros medianos; se utilizó entre el 21 de septiembre del año 1973 y el 30 de septiembre del año 1974.Existían celdas de castigo de tres categorías. En el nivel uno, el prisionero contaba con ropa y frazadas; en el nivel dos, no se le daban frazadas, y en el tres, se le negaba acceso a ambas cosas. No se permitían visitas del exterior.Las cuatro barracas reservadas a los de-tenidos estaban separadas del resto del campamento por alambres de púas. En el sector S, que estaba separado de los otros sectores por planchas de zinc y alambradas, se mantenía a los prisioneros provenientes de Santiago, que habían sido autoridades durante el gobierno de la Unidad Popular. En los sectores A, E y F estaban los detenidos de la región. La calefacción y la ventilación eran insuficientes.Los ex prisioneros denunciaron haber sido obligados a efectuar marchas y formaciones militares, hacer ejercicios y realizar trabajos forzados, como instalar postes, cables y alambradas, llenar camiones con bolones, limpiar caminos, excavar canales y zanjas, cortar y cargar grandes cantidades de leña, acarrear sacos de ripio al trote, arreglar caminos. Muchas de esas tareas carecían de sentido y utilidad.

También solían ser sometidos a simulacros de fusilamiento en medio de la noche, amedrentamientos y otras formas de tortura psicológica. Los prisioneros refieren haber sufrido aplicación de corriente eléctrica. Se realizaban grandes despliegues de fuerza, como si esperasen un ataque desde el exterior.Cuando el campo fue clausurado en oc-tubre de 1974, los prisioneros fueron trasladados a la cárcel de Punta Arenas y a algunos los dejaron en libertad. En junio de 1974, los dirigentes del gobierno de la Unidad Popular fueron transferidos a centros de detención en Santiago o en la quinta región.

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Francisco Eduardo Aedo Carrasco(Fund María Cristina González)

Francisco Eduardo Aedo Carrasco was born in Pinto, Chillán, on October 23rd, 1910; he was the youngest of three brothers. In 1928 the family moved to Santiago and the following year Francisco began his studies of architecture at the University of Chile. In August 1936 he married Raquel Alarcón Lozano, his first wife, whom he met in college. From this unión, Gabriela and Paulina were born.Francisco Aedo, “Don Pancho”, as he was affectionately called by his closest people, graduated as an architect in November 1938 and immediately began working in diverse areas: at the Agricultural Settlement Fund (Caja de la Colonización Agrícola), Endesa, and the Ministry of National Defense; In addition, he was a profesor at the Faculty of Architecture of the University of Chile in Santiago and Valparaíso, and the director of the Institute of Experimental Building of the same faculty, in Santiago. It was in this institution, where Don Pancho met his second wife, María Cristina González, when she started working there in 1960. They got married in March, 1967.During the government of the Popular Unity, President Salvador Allende, whom he met when both were student leaders at the University of Chile, called him to collaborate as a technical advisor of Carlos Cortés, Minister of Housing, participating in the creation of the State Enterprise of House Building. The goal was to implement a system of public housing, built entirely by the State. His daughter Pauline says: “He was always an active man in politics and

did many good things in this area, helping the poor and providing better housing for them. He was a very consistent man with his left wing ideas.”His political choice was linked to the So-cialist Party, although from the seventies on, he worked with the Movement of the Revolutionary Left (Movimiento de Izquierda Revolucionaria or MIR) in his neighborhood. He participated actively with the people in the camps of the “Homeless”, supporting their creation and operation. But he did not have an organic participation in any political party. It was only at the university and always linked to his professional work.On September 12th, 1973, Don Pancho and his wife were arrested at their home in Av. Palena in the neighborhood of La Florida, and taken to a police station. That night they were transferred to the Ministry of Defense, where María Cristina is set free and he is taken to Estadio Chile. Later on, Don Pancho is transferred to Estadio Nacional, where he remained until its closure. Afterwards, in November 1973, he was transferred, like many others, to the Chacabuco prisioners camp in the middle of the Atacama Desert.In that place, where he stayed for more than nine months, he decided to devote himself to drawing and painting. In a letter to María Cristina from the premises, in December 1973, he wrote: “I started drawing immediately, noting with surprise that I had lost the ability to sketch, or to put it in other words, the simple ability to reproduce themes that are possible here. There is a lack of enough privacy in order for me to get a hold of them; every two minutes, the curious, the virtuous, the critic or the disciple who wants to “learn”, are on top of you. This breaks the spell that

the subject has and I’ve been putting off, day after day, finishing what I´ve started.” Using the watercolor technique, he made portraits of several of his colleagues dur-ing everyday life at the prisoners camp.“My father asked for a lot of painting sup-plies while imprisoned –says his daughter Paulina– and we sent them by parcel.” Painting, quickly became an important part of his everyday life at camp Chacabuco. In another letter to Pauline, dated February 10th, 1974, he says: “Yesterday the What-man pad of paper arrived –mistreated, by the way– and today, your letter arrived. I’ve taken a liking to getting out of the house carrying a stool, a can with water, the sketch pad and the paint utensils, at the time of the best shades, which in this latitude happens from 4pm, onwards. [...] According to my most severe self-criticism, I’m acquiring a skill as an aquarellist and the ones I´ve painted between your visit and today, are frankly better than the ones you saw... Paint can be, like any other form of expression, a violent need. And then you come to realize that you›re lacking skills, sensitivity and intelligence. Here, the most important thing is, of course, man and his desire for freedom [...] “Don Pancho was familiar with the watercolor technique long before reaching Chacabuco, as Paulina says: “He knew how to draw way before, all architects are very good at drawing. He had many watercolors at home. When I was about 12, I learned the watercolor technique with him. Every Sunday, we went to the foothills of the mountains to make watercolors… Back in Chacabuco he made very nice paintings. I think he made them in order to distract himself from all that must have been going on in his head.“In another letter sent in the mid of 1974 to

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Maria Cristina, “Maruka,” as he affection-ately called her, he said: “The watercolors are piling up and there is nobody to take them out of here. I am more impressed by the man than by landscape and now I understand Gauguin better in his passionate search. Although there is no human time for me that would allow me to approach to it, and I have no energy to even think about devoting myself to painting, I discovered that I like it. [...] A certain masochist long-ing tells me that my next models will be women and not bearded prisoners making sopaipillas* (Typical chilean flat bread made with flour and pumpkin [...].“Many of the watercolors could be preserved thanks to the courage of Maria Cristina, who, avoiding fear and military inspection, pulled several out of the concentration camp. Another method used by Don Pancho was the mail. Pauline says: “The watercolors came to me in letters, he would roll them up so they woudn´t get damaged.” Maria Cristina donated the watercolors from this catalogue to the Museum of Memory and Human Rights, silent testimony of the sojourn of her husband in Chacabuco.In July 30th, 1974, by Decree 236, Fran-cisco Aedo is released. His family urged him to leave the country, but he refused, saying he had never done anything wrong and therefore there was nothing to fear. On September 7th, 1974, at 9am, he is arrested again in his home, this time by a group belonging to the National Intelligence Directorate (Dirección de inteligencia nacional or DINA), and taken to secret torture places where he was seen by other prisoners. His arrest was consistently denied by the dictatorship and his family never heard from him, until July 1975, when his name appeared on

the list of 119 Chileans, which during an intelligence communications operation, known as “Operation Colombo,” made this group of political prisoners appear dead abroad, by the hands of his own colleagues. Francisco Aedo, “Don Pancho,” remains missing until today.

Héctor Edgardo Avilés Venegas(Funds of Héctor Avilés, Baldovino Gómez and Miguel Lawner)

Héctor Aviles, technical draftsman, reached Magallanes in 1963 to work with the Ministry of Public Works in surveying land resources in port work projects for different localities and small islands in the region, from Port Edén to Cape Horn. Among others, he worked on the survey of land for the future Port Harris, Dawson Island. Since childhood, he had a knack for drawing, he had worked since he was 18, as a chief surveyor and at 12 he had made his first technical drawing: the plan of a house.The year after his arrival in the area, he begins to bond strongly with the social and political movement, and during the Popular Unity government he takes on a much more active and militant commit-ment in the Socialist Party of Punta Arenas.He was arrested by Marines, on Septem-ber 20th, 1973 in his office of Port Works Management, in Punta Arenas. Once transferred to the Marine Infantry Regi-ment, Cochrane No.4, he was subjected to severe and permanent physical and psychological torture in the warehouse of the regiment. Processed by court-martial, under article 4-73, against militants from

the Socialist Party, accused of Plan Zeta. On November 26th, 1973, he was sentenced to life imprisonment.He was held in Punta Arenas until De-cember of that year and then on Dawson Island, Remo barrack, to where he was transferred. Subjected to psychological torture and forced labor, a common practice in the prison camp in Chile Chico, Héctor remembers this time as 11 months and 20 days, in which he was continuously tortured.1 In September 1974, he was taken to Santiago, where he was held in a penal institution for a month, and then in the cárcel de Buin for two years, before being deported to Canada on May 25th, 1976, with a letter L on his passport. Only in 1987 the ban of entry to the country was lifted.While being arrested in Punta Arenas, and only after the conviction was dictated, he received paper and pencil for the first time and began to draw.2 He first made charcoal portraits of the marines, who thought he could draw very good and were willing to pay for his drawings. The exchange consisted of one drawing for two packs of Lucky Strike cigarettes and a favor; to take the portraits made of other prisoners, to their families. This exchange allowed them to know where their relatives were, and often, to be aware of other prisoners that were arrested with them. The drawings were a means of communication essential for those families, who at times, even

1 Audiovisual interview to Héctor Avilés. 2010 and 2012. MMDH.

2 We must keep in mind that it was prohibited to have paper and pencils. It was just allowed to have a pre established sheet, were you could write a maximun of 8 lines, which was what had been established according to the Geneva Convention on how to treat political prisoners.

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managed to convince a guard to bring something to the prisoner. That is how on one occasion they received paperboard and made Christmas cards, which they sold to the guards and the money collected was sent to their families.Between confinement in Punta Arenas and Dawson, Héctor Avilés made about 900 portraits with graphite pen, several of them cartoon style, with traces of hu-mor and the intention to lift the spirits in such harsh circumstances; also as a form of communication with their families or to obtain something from the guards. Hector points out that only some of these portraits have been recovered and many got lost. At the Museum of Memory and Human Rights, there are two that came through other prisoners from Dawson Island and are included in this catalog: portrait of political prisoner Baldovino Gómez, made at the detention camp of the fiscal stadium, on September 4th,1974, but dated as September 3rd, as Baldovino recounts, “for safety reasons” and the cartoon style portrait of prisoner Antonio González Yaksic, called “The Stone Carvers (of Dawson),” which came to the museum through Miguel Lawner, also included in this catalog.During his confinement in the cárcel de Buin, Héctor Avilés made nearly 200 handmade printed woodcuts, several of which evoke life in the prisoners camp in Dawson Island.Hector Aviles is still living in Canada, but travels frequently to Chile and to his beloved Magallanes and hopes to recover all those portraits, still lost.

Carlos “Tato” Ayress Moreno(Fund Ayress Molina Family)

Carlos “Tato” Ayress Moreno was born on November 3rd, 1956, in Santiago, Chile. From an early age he was linked to politics through his family. His parents were members of the Socialist Party and his older brothers, of the Movement of the Revolutionary Left (MIR), organization which he joined while being a teenager, at the beginning of Salvador Allende´s government.In September of 1973, Tato was a member of the Movement of the Revolutionary Left (Frente de Estudiantes Revolucionarios or FER) and studied at the Experimental Art School, located in the municipality of La Reina, place where he was on the day of the coup. “On September 11th, 1973, we were going to take direct political action and take over the school. Given the situation, we had to suspend it and stay around to see what new activities we could do together with the people of the area. I could not get out of the bulding, so I stayed there for two days before being able to go back home. From that moment on, the most brutal repression, arrests, torture, and squattings occured. The whole country was living in a climate of fear; the detention and torture centers proliferated everywhere, situation lived during the 17 years of dictatorship.“He was arrested on January 29th, 1974 at his home in Enrique Matte Street, in the neighborhood of El Llano, commune of San Miguel. “It was a big operation since they brought some people arrested from La Legua” recalls Tato. Rosita Ayress, the sister, recounts how and why he was arrested: “Carlos was 15 years old at the time. As an art student, he drew daily

what he felt, things that were going on in the world, and things that most impacted him. He had a sketch pad where he drew all the time. After the coup, when we did the “cleaning” of the house (since we were being raided quite often) we found the drawings he had made one night, very striking watercolors, from the time the appearance of dead bodies in the Mapocho river was denounced. The watercolors showed: the Mapocho river, all the bodies lying around and carrion wearing general caps, dripping blood, that plunged into the bodies thrown in the river. The family had suggested to throw away those drawings, so he crumpled them and tossed them in the trashcan that was in the yard. The house was raided the following day. It was occupied by several soldiers dressed as civilians –DINA at the time– while the soldier with the machine gun standing in the patio, out of boredom, started kicking the trashcan. The trash-can flipped over and the guy saw some colorful papers that caught his attention. He straightened the sheets and started looking at the drawings. All of a sudden he realized what they are. He called the team commander and said: “Look what I found.” The commander comes out and says: “Who did this?” And my little brother, who was in the patio with a mechanic, fixing our dad´s car, shows up and says “I did.” They grabbed him right there with all the abuse used at the time and took him prisoner.” But Carlos was not the only member of the Ayress family who was arrested. In a simultaneous opera-tion, ten minutes away from his home, DINA raided his father’s factory located in Carlos Valdovinos, arresting him and his sister Luz de las Nieves.

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At first, Tato was kidnapped, along with his father and sister, and taken to a torture center located in Londres 38 street, in down-town Santiago. They were then transferred to Tejas Verdes, where brutal interrogation and torture continued. In both enclosures, Tato remained incommunicated most of the time. In Estadio Chile, things changed a bit. Tato and his father were able to be together and see the rest of the family for the first time in months, who visited them with previous authorization. After a while, they were moved on a military aircraft to Chacabuco prison camp in the region of Antofagasta, and later on, to the camp Melinka in Puchuncaví, Valparaíso region. His pilgrimage through torture centers and concentration camps ended at Tres Alamos, where he was detained with his father for eight months. After three years in prison, Carlos Tato Ayress, now an 18 year old young man, was released.From an early age he demonstrated drawing skills, as he explains: “Since childhood I drew and studied art at the Experimental Artistic School. While In prison I drew quite a lot since I had to make drawings for my fellow prisoners so they could work on top of any support, making their handcrafts, woodcarv-ings, rings, engravings and anything which constituted something artistic.” But Tato not only drew on behalf of his colleagues. He wanted to reflect in his drawings the everyday life of the prisoners in the camp of Chacabuco, a place where he resumed his passion for drawing and painting. “The general theme of my work was the space where we were: the cells, patios, the interior where we lived, the beds where we slept, the control towers, the barbed wire fence, the guards, everyday life, anything that could be graphic testimony.“

In regards to obtaining the materials to do the work, he says there were many ways of getting them. Many elements were provided among peers, and families were authorized as well, to bring them supplies to draw and paint. Another possibility was the manufacturing of their own materials. Tato recounts in his book Survivors: “I met two friends who were artists and had cre-ated a rudimentary painting and engraving workshop. One of them was René Castro, who had an artistic production of paint-ings on canvas and paper, drawings and engravings. I interacted with them and they showed me their workshop. Soon, I began to create my own materials and tools. I searched for wood in order to make some dowels and brackets and I found some bunk bed boards which allowed me to make my first two prints, that I still have. The tools consisted of knife blades and some sharp nails. That´s how I worked with wood. [...] I made some paint rollers in order to ink a broomstick and I made wire handles and wrapped the paint rollers in glossy paper.”3

One of these prints was given to form part of the Collection of the Museum, along with other watercolors and drawings. Tato explains the content of some of these:The first, “Engraving on thin paper” was made in Chacabuco. The woodcut was designed as a Christmas card. In it, you can see a lit candle and half of a face, Picasso style, whose eyes reflect sadness. Tato says: “You’ll notice that is a very creepy Christmas card, very pessimistic, because it was during the first time we were here. Grim, I know. Well, I think it was the heart and soul that we had like that.”

3 Ayress Moreno, Carlos: Survivors, pp. 82-83.

“Watercolor in black tones” was also painted in Chacabuco in 1974. This is a view of part of the building of the prison camp, although he cannot remember the exact place it represents.About “Drawing of the watchtower, Chacabu-co concentration camp” Tato explains: “These were the towers, the entrances and stairs were right here. These bridges that you can see here, were connected to the roofs of the houses. On this side there were two rows of barbed wire fence and in the middle, it was mined, those tubes were mined. Even when we played soccer the mines exploded. Or there were dogs crossing here and the mines exploded, and the dogs ... well, you don´t want to know. Quite often the soccer ball fell on that side and we were doomed because we could not pass. So in this camp I think there were about thirteen or fifteen tow-ers, all with surveillance. Some had lights to illuminate at night. There were one or two soldiers with SIG rifles. Well, this was one of the techniques I used, ink with crayon. These were the supplies we had. Here, we made things with the things we had at hand.”Another drawing has the same title as the one above, but there is a difference with “Drawing of the watchtower:” this tower belongs to another camp. “This one is from Puchuncaví” clarifies Tato. Because when I left here [Chacabuco] they took us to Puchuncaví. This is when the towers were freshly made. This was a camp that was already created, but at the moment I arrived, there were no towers. And we practically had to design them and make them ourselves. Can you imagine, making our own prison. It worked the same way as in Chacabuco, do you realize? (he points

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at the soldier with the gun). The wooden tower… what do I know… the barbed wire fence. No man’s land, as we call it ... a barbed wire fence, another barbed wire fence and no man´s land” he says, while pointing to the bottom of the drawing.“Prisoners playing chess” he also made in Puchuncaví. “The cabins, the doors, the windows... These were the windows that were closed. That, was a moment when I caught some mates playing chess.”Regretfully he says: “This is more or less what I could save. I lost a lot of drawings.” However, he managed to get out of there many of them: “As my family and friends visited, I took the drawings out of there through cardboard boxes. I opened the lids of these boxes and placed the drawings in between, then I pasted them with glue and thus mocked surveillance. My family kept all this stuff.” When he is asked about the meaning they have for him today, he says: “These drawings have great eviden-tial value because they represent a time we were forced to live. All this material, subsequently, was used in graphic books and posters. This allowed me to do my thesis “Art and culture in polítical prison,” graduating from the Instituto Superior de Arte in Havana.”In 1977 Tato and his family gathered in Havana, Cuba. There, he completed his studies and graduated as a Bachelor of Fine Arts. He was subsequently awarded a scholarship by the Scuola Internazionale di Grafica in Venice, Italy. He has served as an instructor and art promoter, combining his two passions: music and painting. He has founded art workshops in Cuba and Chile and has exhibited his work in Europe, Latin America and North America. Currently he is still living in Cuba.

In 2008 he published his book “Survivors. A post-Pinochet coup event,” published in Havana by Social Sciences publishing house, which recounts the horror lived by his family, and his own, under Pinochet´s dictatorship.

Mario Cordero Cedrashi(Fund Mario Cordero)

Mario Cordero Cedrashi was born in the city of Concepcion on December 27th, 1953. He remarks that as a child, the teacher at school would always call him out to the blackboard to paint with chalk the faces of the heroes in history classes, but explains that he never had an education in painting.In 1969, when he had just turned 15, he voluntarily joined the Chilean Navy. In 1970 he began a training cruise aboard the ship Esmeralda, who took him to Japan, Australia, New Zealand and other Pacific countries. On his return to Chile, a couple of months later, Salvador Allende assumed as president.In 1973 and after obtaining the title of electrical engineer in the Naval Polytechnic Academy in the city of Viña del Mar, he is assigned to provide services to the cruise Prat, flagship of the national fleet. Within this unit, the Naval Intelligence Service (Servicio de Inteligencia Naval or SIN) was operating to detect those who opposed the coup against the government of Salvador Allende. All those who had loyal positions to the Constitution, were under observation. Mario tells how these events affected him: “As a result of this situation, in July 1973, I requested through regular channels, an interview with the commander of the ship, Captain Maurice Poisson Eastman, asking

him to dismiss me from service. I explained to him that I did not want to participate in a coup against the legally constituted government. The commander threw me out of his office calling me a ‘Marxist’.” At that time, Mario was a 19 year old young man... “I did not belong to any political party, nor did I have sympathy for any of them, it was rather a position of respect for the Constitution and the established laws of obedience to the highest authority of the country, which is the President of the Republic, and refusing to the idea of having to kill my own people.”On August 6th, 1973, the commander of the ship, Captain Maurice Poisson Eastman reported that some arrests of subversive sailors had been practiced in the port of Valparaiso. On August 7th, Mario met with other colleagues to inform the politicians at the port of Talcahuano about the imminent State coup and arrests that were taking place. Of his own arrest he says: “On August 8th, at about 22pm, in circumstances where I was carrying out my service duties, I was summoned to the office of the head of the Department of Engineering of the ship, to be conducted later to a cabin, where Naval Intelligence officers were waiting for me, with a col-league who had been already arrested. I was forced to disembark from the ship and they drove me up in a van of the Naval Base; the intelligence officer, threatening me with a gun, told me I was under arrest. The vehicle drove me to Fort Borgoño of the Marine infantry. There they handed me to the marine guard, where I was received by a battalion of Marines camouflaged and dressed for combat, which forced me to undress while hitting me with bayonets, rifle butts, kicks, knee strikes and punches,

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really giving me a treatment of war prisoner [...] There, I was victim of cruel torture and abuse: they would make me submerge, naked, into a barrel with sewage water, a kind of torture called submarine. They would put out their cigarettes against my body; hit me in the chest, stomach, back and buttocks with wet gloves, to the point that I fainted; They threatened me with death if I did not denounce colleagues with constitutionalist positions, and so on it continued throughout the night until the next morning.” He was kept under arrest for nine days, isolated and under heavy armed protection, incommunicado, in the barracks of “Order and Security” at the Naval Base of Talcahuano, subsequently being left in “free pratique.”On September 1st, 1973, he is removed from the base and taken to the jail of Talcahuano, where he stays for a few days. On September 11th, 1973, Mario Cordero was at the prison of the city of Concepción, arrested with other sailors, on isolation conditions. After four months, he was transferred to the prison in Valparaíso, after a night in transit at the Penitenciaría de Santiago. In Valparaíso he was placed in a cell of the third gallery, with political prisoners. “In this jail, we were supposed to find the sailors who had been arrested at port of Valparaíso –Mario explains– and the feeling was that I would not be alone. The next day when the cells were opened, I began to ask political prisoners about the constitutionalist sailors and I found an atmosphere of distrust: nobody answered something concrete, some said that they had been taken to an island, others did not reply. Eventually they told me they thought we were from undercover intel-ligence service. The reality was that the

sailors detained in Valparaíso had been transferred to Riesco Island, in order to build, in forced labor, the concentration camp. During that period, communication with political prisoners was very difficult.”Mario Cordero was subjected to an illegal process. The accusation that was originally formulated against him, consisted of “failure to perform military duties.” On September 28th, 1973, this charge was changed and he was declared guilty for the crime of sedition and mutiny. In May, 1974, he was sentenced to three years in prison. He was released on August 28th, 1976, but remained under weekly supervision by the Naval Prosecutor Office of Valparaíso.The three drawings in digital format that Mario donated to the Museum of Memory and Human Rights, were done at the prison in Valparaíso. The materials used are charcoal pencil, black wax crayon and a block he had to write letters on. Regarding to how he got them he says: “These materials were brought by a family member. They didn´t give us any problems with having paper and pencils to write or draw, the problem was always the content of the drawings, which had to be protected.” Dates written in the drawings refer to the time and place of the events.Regarding the meaning that these drawings have for him today, he says “they represent, in one hand, wanting to leave a mark, a mark in life. That is why several names of the constitutionalist sailors were hidden in the drawings, thinking they could eliminate us ... The propaganda of the time, rated us as highly dangerous, experts in explosives, wanting to eliminate the high command of the armed forces, which ends up, later on, being the inspiration of Plan Z on the part of the dictatorship ... On the other

hand, the drawings express what caused the most fear: the transfers. When you do not know where they are taking you, you always think the worst. When the cell door opens and the guard appears with a list of people to take away, your whole body tightens up. If it isn´t your turn, you stay with the terror of not knowing if the people they took will come back or if you are next. The other thing is when you hear the screams of the tortured and watch when they are being mistreated. In the prison of Concepción, gendarmerie arrived at night, to torture before our own eyes, the common prisoners who were punished in the cell, without light. Some, because of the anguish, would cut the skin of their bodies with whatever they could use, hop-ing that they would get sent to a hospital, instinctively demanding a human right, but gendarmes instead would pour salt with chilli pepper in the wounds, just for pleasure. Those were the tortures to which we were exposed, which are expressed in the painting of the first gallery, since I lived something similar when I was in the “Submarine” of the prison of Valparaíso. He concludes: “The three drawings express the fear of torture, that fear that reigned in the air.”The pictures were taken out from the prison compound, in the lining of a corduroy jacket that I had at the time of being released. For Mario, they have a special meaning: “The drawings represent for me not only a painful part of my life, but also a tragic part in the history of our country, that were the Human Rights violations... The torture that became collective.”

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Ricardo Cruz Pecaric(Fund Ricardo Cruz)

Ricardo Cruz Pecaric was born in Santiago, Chile, on January 7th, 1954. In 1971 he joined the School of Architecture of the Catholic University of Chile. “Almost from the beginning of my college experience, I was interested in participating in politics to help the underway process of change in the country, integrating myself as a regular militant of the MAPU party. After the military coup, I continued to work, whether in the task of supporting the illegal work being done by the party, or in the organization of cultural activities that allowed skipping the prevailing censorship. Gradually, I went away from the party´s activities, in part because of the risk that this meant to me and my family, whith whom I was still living then. The year of my arrest, in 1979, I was no more than just a simple supporter of opposition movements, like many thousands of Chileans.”He was arrested on May 1st, 1979, in a street demonstration in downtown Santiago. A group of protesters broke away from the crowd and was cornered by pólice, two blocks away. Ricardo Cruz, then a student aged 25, was among them. In desperation, the protesters decided to take refuge in the Basilica of Salvador, located at street Huérfanos and Almirante Barroso. He points out that there was a commotion at the entrance at the time. People panicked and started to break the doors. Many, including Ricardo, stayed outside, unable to enter the premises. He was arrested by the police along with others, and taken to the 1st Precinct, located at Calle Santo Domingo. He was then transferred to a

police gymnasium in southern Santiago, probably the present 11th Precinct of Lo Espejo, and finally to the prison, where he remained for more than two weeks wait-ing for the pending charges against him.Once in prison, the current architecture stu-dent, decides to use his time in something that he did well: drawing. “I have always loved drawing and that’s what I did at the time, but it was mainly to stay calm, as a kind of therapy, because it is very easy to get depressed, especially when days start going by and you realize you are not getting out “. Ricardo would soon realize that those drawings could have an evidential value, “I drew [...] also to keep some sort of record, but I never thought this could last. Now that I look at the drawings I realize that they do not only deal with the repression during the dictatorship, but also talk about the terribly poor material conditions in which ordinary prisoners lived.”For Ricardo, the reason he could have drawing materials in the Penitentiary, is a result of the repressive system confussion, as he himself says: “There was not such a systematic repression in that level. Well, we were prisoners, they had to feed us, our families sent us blankets and other supplies, and inside those parcels, the supplies I had asked for, arrived. They were not prohibited.” His first drawings were made with a pen and packaging paper. He explains that they were very poor drawings, made intuitively. Gradually, he started gathering materials, getting more enthusiastic and began making more elaborate drawings. To keep himself busy drawing, was an important fact in order to kill time in prison.Ricardo does not remember exactly how the drawings managed to survive in good

conditions; if he himself could bring them out or hand them to a family member, he doesn´t remember. In what he is certain is that it was important to do so. “When I drew I did not think about the future, or in what these drawings could mean today. Without the Memory Museum, the drawings would probably be still stored. I lived long enough outside Chile, in Belgium, for personal reasons. I moved there with my drawings, then I left with them. I thought they could get lost and I thought it would be a good idea to donate them to the museum.Regarding his experience in prison, Ricardo reflects: “It was life changing for me. Chilean society was then, further more segregated into social classes than now, and it was not so obvious that a student like me could meet and share such strong experiences with people from so many dif-ferent backgrounds and trajectories. That was very touching and at the same time formative. And like all extreme situations, they show you your limits a little, and you learn a bit about yourself.”

Landy Aurelio Grandón León(Fund Landy Grandón)

Landy Aurelio Grandón León, was born on November 23rd, 1938, in the city of Taltal, Province of Antofagasta. At the be-ginning of the forties, the family moved to Santiago, when he was eight years old. His interest in social life began during his school years, in the 1950s, motivated by the situation of poverty in his household and at a national level. As an adult, he joined the Communist Party of Chile.

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Landy was arrested the afternoon of Sep-tember 24th, 1973, at his place of work, which used to be Provident Fund of the Chilean Police, called DIPRECA today. He was taken in a patrol to the 3rd police station, which was then located at the intersection of San Pablo and Teatinos in downtown Santiago. Later on, he was driven to Estadio Nacional in a police bus. Subsequently, he was handed to army personnel, who were in charge of the prison camp’s set up in the interior of the compound.He was held at Estadio Nacional until early November of that year, when military person-nel pulled him out of there with hundreds of prisoners, to transfer them in buses to Valparaiso. In the harbor and under the supervision of Navy personnel, they were asked to board the freighter Andalién (today scrapped). After three days at sea, it arrived in Antofagasta, where they were taken to the prison camp Chacabuco, built within the former mining communities of the same name, in the middle of the desert. The seven drawings donated by Landy Grandón to the Museum of Memory and Human Rights, give testimony of his detention in that place, where he remained for eight months.“Why did I begin to draw? I confess that the question left me unsettled. “I think it was because we had to do something, use the time in captivity in a personal –and useful– activity in order to not go crazy, like designing a graphic testimony of all that horrible experience [...]. The other reason was my own pleasure and ease to draw since I was a schoolboy. But I had never before given refinement to such hobby. In the camp, I was able to combine such ease and that significance I was looking

for. It was also about doing something with the minds and hands.”His family sent him parcels with the sup-plies to make the drawings. “There were other colleagues who drew and painted a lot better than me. They were professional art teachers. I drew inspired upon their techniques.”About how he manages to get the draw-ings out of Chacabuco, Landy says: “When I was called out of the camp, (no fences, no barbed wire or watchtowers) I took my draw-ings along with my personal belongings; I showed them for the military inspection and so they passed. I thought to myself, that one day I would have the opportunity to complete my drawings in accordance with the reality that I had lived. He adds, I made many more. Some, I gave to fellow prisoners, others to my family and friends. I even had to sell some, to provide myself with some money to meet my daily life needs upon release.”On July 30th Landy Grandón was pulled out of Chacabuco prison camp and was transferred with another 60 people to Cerro Moreno airport in Antofagasta. There, they were made to board an Air Force airlift, landing at Los Cerrillos Airport at dusk, from where they were taken by bus to Camp Tres Álamos. Near midnight and minutes from the start of the mandatory curfew, Landy leaves the enclosure, “Set free for not being able to prove, until that moment, that he had contravened the con-stitutional rules of the country,” according to the certificate extended by the National Executive Secretariat of Detainees from the Ministry of Defense and signed by Colonel Jorge Espinoza Ulloa.

Enrique Jenkin Peralta4

(Fund Henry Jenkin)

Enrique Jenkin Peralta was born in Copiapó, on December 18th, 1930. He completed his basic studies in Elementary School # 1 in Copiapó, and high school at the colegio San Luis, in Antofagasta. In 1948 he moved to Santiago and got enrolled in the School of Medicine of the Catholic University. He obtained his degree as a surgeon in 1956 with outstanding grades.His first contact with politics was the result of mere chance. In mid-1952, Enrique was walking down Ahumada street when he encountered a parade led by Salvador Al-lende as part of his bid for the presidency of Chile. Few people were with him, and that´s why he and his companion decided to join the demonstration. Allende lost the election that year, but returned to present his candidacy in 1958. To be consistent, Enrique returned to vote for him, as he did in 1964. When Allende won the elec-tion on September 4th, 1970, the heart of Enrique Jenkin had already been tilted to the left, although he was not involved as a militant in any political party.Approximately one week after the coup, the first search on his home took place. Twenty soldiers entered his house and after reducing him and his wife, they searched all over the place and found nothing. However, in October 1973, Henry received a written appointment in which he was notified that he must appear before the headquarters of the Investigations Police of Providencia. He

4 From the five drawings handed to MMDH by Enrique Jenkin, just one was made by him. The other four were presents given to him by other political prisoners and are as well presented in this collection.

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goes voluntarily. Here, they let him know the charges against him: he is accused of having made repeated trips to the Soviet Union and Cuba, and purchasing goods and properties with money of dubious origin; also, of being involved in organ-izing clandestine hospitals.5

Given the absurdity of the charges, the doctor could not help but laugh. They left him detained all morning, and later on, he was transferred to the Estadio Nacional. He remained there until November 9th. That day, the prisoners left the enclosure towards Valparaiso. In the port, they went on board Andalién ship. On November 10th, they arrive in Antofagasta and they are taken to Chacabuco prison camp in the middle of the Atacama desert.Enrique remained in that prison com-pound until the end of February 1974. From there, the prisoners were gradually moved by plane towards Santiago. Once in the capital, he is taken to Estadio Chile, where he remains incommunicado. Later on, he is taken to the headquarters of the School of Social Services in Agustinas Street (known as the prison of doctors). This building had been requisitioned and transformed into a clandestine prison for doctors and personnel of the health worker´s union, required by the United States and per request of the Medical College of physicians of that country. He was under the tutelage of the Air Force. From there he was transferred to the Air Force War Academy (Academia de Guerra Aérea or AGA) in the commune of Las Condes, where he was subjected to

5 Jenkin, Enrique: Exijo una explicación! Mis secuelas de una dictadura. (I demand an explanation! The aftermaths of a dictatorship. Santiago de Chile, Editorial Forja, 2013, p. 57.

interrogation and torture, before being returned to school.After a few months, he was released, but dur-ing a semester he had to sign once a week. Meanwhile, his wife, of German nationality, carried out the pertinent procedures at the US Embassy in order to obtain a visa. In early 1975, Enrique left Chile heading to Lima, and in March of that year, he landed in Caracas, where he worked for some time. When the paperwork at the embassy was finally ready, in a possitive light, he, his wife and their three children were able to meet in Perú to travel to Germany, where they resided for several years.“I had not drawn before and had no par-ticular liking for drawing –he says. Almost nobody knew how to draw when they got to the camp. There, we drew in order to have something to do, as a hobby. [...] Some had watercolors, and they were good.” He says that shortly after arriving at Chacabuco, the soldiers decided they should keep the prisoners busy somehow. They found an old armory full of waste objects such as pieces of wood, pieces of sticks and iron that detainees were able to pick up and work with. That is how many woodcuts, carvings and small wooden sculptures were born.“There was no workshop to draw or make crafts. The materials were brought to us, we would ask for them. The family or the soldiers brought them.” Enrique Jenkin donated five drawings to the Museum of Memory and Human Rights, one of which is his own. The other four, he received as gifts.The first is a woodcut by Daniel Bartulín, former physician and personal friend of Salvador Allende. In it, you can see some houses from the camp and the church in the background. Enrique says: “Bartulin

was carrying a piece of sole and a knife and this is how he began making the woodcut.” It´s been a long time since he doesn´t have contact with him, he just knows he lives in Havana.With respect to the author of the second of them, the doctor explains: “I´m not sure why this picture says Noé. This drawing belongs to these brothers named Castro. There were three Castro brothers, that is the meaning of the C. “This one they gave to me for a birthday –he remarks when he looks at the third one. This is a water-color that shows the ruins of the houses of Chacabuco. And adds, this drawing is from René Castro, one of the brothers. This motif is repeated in the postcard signed by Noé and in Bartulin´s woodcut –he says, pointing out at the church that was outside the prison camp–. That’s all we saw around us. There was nothing, pure desert, desert, desert...”Regarding the portrait, Enrique said: “This is me. Patrick O, painter and university professor, made it. I had contact with him, but then never saw him again. The self-portrait, he did with a pencil he found in the shack where he lived.“He finally talks about the painting he did: “this painting is a view of the field of Chacabuco. It is very representative because the soldier with the surveillance booth is there, and you can see a helicopter. And this was always the paradigm: the church. The church was there and these, were the houses where prisoners slept, and this was the barbed wire fence, which was everywhere.He says he did not have major trouble tak-ing the drawings out of the concentration camp. “The whole thing got a bit more relaxed”. Well, after so many months… the

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relationship with the soldiers began trans-forming into a quite human connection.”After living in exile, Dr. Enrique Jenkin returned to Chile with his family in 1982. He currently works as an orthopedic surgeon in a medical center from the fifth region.

Miguel Lawner Steiman(Fund Miguel Lawner)

Miguel Lawner Steiman was born in San-tiago in 1928. He completed his secondary education at the National Institute. During 1945, at age 17, he joins the Communist Party. In 1946 he began his studies at the Faculty of Architecture of the University of Chile. There, unlike what usually happens, the party promotes him to the Communist Youth organization, with the mission of form-ing, what at that time was called Communist Student Circles, at the School of Arquitecture. Miguel graduates as an arquitect in 1954.At the time of his arrest on September 12th, 1973, Miguel Lawner was the Execu-tive Director of the Urban Improvement Corporation (Corporación de Mejoramiento Urbano or Cormu), designing programs for urban renewal and housing projects for staff of the Army, during the government of Salvador Allende.He was first taken to the Estadio Chile, and was then transferred to the Military Academy, where he met with leftist po-litical leaders and senior officials of the government of Popular Unity who had already been arrested. All of them, were subsequently confined in Compingim, headquarters of an engineering company of the Marine infantry, located on Dawson Island, at the southern tip of Chile. They were detained for about eight months in

the prison camp that was opened there.It was here where Miguel began to draw. It all started one morning, when the architect and other prisoners spotted Puerto Harris –the only village on the island– while doing forced labour. The church, abandoned for decades, got the attention of the architect, who decided –during the midday break and accompanied by the official in charge of the prisoners– to conduct an inspection to check out its true state. The idea of restora-tion comes from the prisoners, idea which was proposed to the commander. What happened afterwards, is told by Miguel in his book “Life in spite of everything”: “The camp commander accepted our proposal, but in order to define the scope of the res-toration it was essential to make a lifting of the temple to map out some details, impossible task to fulfill without pen and paper, banned articles for us, until then.”This is, how he received from the com-mander a school notebook, numbered page by page, to prevent any from getting lost. He started with the church, but soon practiced drawing the human figure as well: “One Sunday afternoon I started doing a sketch of Daniel Vergara, who was reading a book, leaning against the wooden frame of an unfinished pavilion attached to our backyard. The drawing was praised by col-leagues who encouraged me to pursue this craft, reproducing our environment and the rules we were subjected to. Nobody was sure about the future that awaited these sketches.”The first drawings, left the island in March 1974, when a delegation of parliamentar-ians from the Federal Republic of Germany, was given permission to visit the prison-ers. Seizing the opportunity and eluding the commander´s surveillance, they were

delivered to the head of the delegation, who that night went back to Santiago, where he met Cecilia Bachelet, wife of Hugo Miranda, one of the detainees in this prison camp. Cecilia received the drawings and delivered them next morning to Ana María Barrenechea, wife of Miguel. Thus, with a large dose of luck, as he admits, came out the first sketches.Miguel Lawner kept on drawing in Dawson. On the morning of May 8th, 1974, the prisoners were urged to pack their bags: they had to leave the island. Miguel thought about his drawings. He decided to keep them in sight as one more garment of his luggage, and when he was checked out by the camp guard, he argued that the com-mander of the naval base had authorized him to draw. In Punta Arenas the drawings were checked out by a higher authority and then returned to Miguel, under the warning that they would definitely be assessed at the final destination.Once in Santiago, the prisoners were taken to the basement of the Air Force War Academy (Academia de Guerra or AGA), area known at the time, as one of the worst torture centers. That same night, an officer told the prisoners they were authorized to send dirty clothes to their families, along with a –one page– letter. Miguel did not want his drawings to remain in that room and saw this offer as an opportunity to get them out. He spoke to the officer and again mentioned that these drawings were made with permission and asked him to please get them to his wife Anita with the bundle of laundry. The officer agreed. In the letter he wrote to his wife he mentions sending them. 22 all together.Thanks to this letter, his wife notices the absence of the drawings. She insistently

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asks for them, but no one gives explanations. Miguel´s effort to find their whereabouts once he found out what had happenened, was as well worthlesss. The sketches were gone.Four months later, Anita is arrested and kidnapped by a command of DINA in the architecture office they both had, and she is driven to one of the numerous secret torture houses in Santiago, possibly, Villa Grimaldi. There, she was subjected to bizarre interrogation. Only on the fith day she was told the reason for her arrest: the drawings of her husband who had allegedly disappeared, and she had not even seen. When his captors realized that she knew nothing of the contents of these sketches, she was set free. When she asked if she could take the pictures they told her they would be mailed. Sure enough, two weeks later she received an envelope with them. When she could tell her husband what had happened on one of her visits to the Ritoque prison camp, where he was held since July 1974, Anita found out that six were missing, which were never recovered. At the AGA, it had been almost imposible for him to draw, but in the new compound, the architect intensely resumed his hobby. In this prison camp a regime of weekly visits was established, a situation that Miguel took advantage of, in order to take sketches or greeting cards out, through his family, every weekend.This way, Anita accumulated a large number of drawings, which she kept in a safe place. In May 1975, a decree is issued, ordering her expulsion of the country and the ques-tion of what to do with the drawings comes back strongly, since their testimonial value at that point is unquestionable.Sandra Dimitrescu, wife of the Ambassador of Romania, had supported the organization

of the wives of the detainees at Dawson Island. In June 1975, she announces a holiday trip to Europe and, using her diplomatic immunity, offers to take the pictures out of the country and keep them, until Miguel and his family arrive in Co-penhagen, the city where they remained in exile for eight years. Once in Romania, the government of that country, put the drawings in the safe of the Central Com-mittee of the Communist Party. Later, they were sent to East Berlin (GDR), where they were publicly exhibited for the first time.The last of the drawings of Miguel, was made after the departure of Sandra: the portrait of Luis Corvalán at Camp Tres Alamos, the last detention camp where the architect was held, one month before his expulsion from the country in 1975. In order to take that picture out, Anita mixed it up with dirty laundry and to avoid the inspection, she asked the guard to keep it for her for a while, since she needed to clarify an urgent matter with the camp commander, Colonel Conrado Pacheco. All it took, was the mention of that authority, for the guard to square and remain station-ary until the return of Anita, who took the package, intact, and left the place.The collection of drawings was exhibited in 1976 in Copenhagen and other Danish cities, along with the release of an album titled Two years in the concentration camps of Chile. Later, the drawings were exhibited in Hamburg (Germany) and Rotterdam (Netherlands).When asked why he continued the practice of drawing in the concentration camps in which he was held, Miguel mentions two main reasons. The first: as a therapy. The second: “At the beginning it was a simple hobby. Later on, it was in order to leave a

record of what had happened there. They are truthful, and the drawings also show that not all was terror. How we rejoiced in the celebrations of each partner during cultural Fridays in Ritoque! [...].”The fact of seeing the positive aspects in difficult situations of life is, as explained by Miguel, a personal attitude. This was made evident in Dawson Island: “I have never been in a place with such a strik-ing nature. Everyday I was left with my mouth open watching the clouds pass at an unbelievable speed, the dolphins in the Strait, the sunsets; the bandurrias with that dramatic squawking ... The red twilights there... Because the atmosphere was clean... perfect. The snowed Dawson mountains falling to the edge of the Strait ... When I made these comments, some colleagues would tell me: ‘But how can you be enjoying it here, you stupid, don´t you see? ‘ Or as a colleague told me one day: ‘don´t you realize that this is the final solution? ‘, recalling the genocide committed by the Nazis with the Jews. Well, there’s nothing to it, I have no such attitude. “He adds: Life in spite of everything, just how the chilean edition of my book, containing the drawings made in the different camps where I was arrested, is called.”

Adam Policzer(Fund Adam Policzer)

Adam Policzer was born in Hungary in 1938 in the midst of a converted Jewish family. In August, 1939, his father emi-grated to Chile. Adam stays in Hungary with her mother, who plans to travel once the father is established, but the onset of World War II prevents her from doing

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so. He goes with his mother to live with her aunt´s family in the city of Miskolc. A neighbor Christian family, hides Adam when his family members are deported to Auschwitz-Birkenau. None of them survived in the concentration camp. In October 1946, a year after the war ended, Adam traveled from Miskolc to Santiago to meet with his father.In 1947 he entered the Liceo Manuel de Salas, where he continued his studies until graduating from high school in 1956. His political interest begins to develop during his school years, as he explains: “With this education (Olga Poblete, María Marchant, etc.) it was difficult to not let a deep social conscience grow inside you. I ended up with a clear position as a left wing independent.”In 1958 he entered the school of architec-ture at the University of Chile. His passage through this institution, strengthened his political ties. As a leftist sympathizer, he collaborated enthusiastically in political battles with the “beatos” (The Blessed) of the Christian Democratic Youth. Although his commitment then had limits, as he himself says: “I never felt ready to accept the discipline that was required to join a political party,” that feeling would change with the victory of the Popular Unity in the elections of 1970. For Adam Policzer, Salvador Allende’s victory meant a “now or never” to make Chile free of inequality, with possibilities for everyone.” He felt it was time to engage politically and became an active militant in the Socialist Party.At the time of the coup, he worked as an architect at the Urban Improvement Cor-poration (Corporación de Mejoramiento Urbano or CORMU) from Salvador Allende´s government. Shortly after September

11th, Adam Policzer was forced to sign a resignation letter. Three months later, on December 8th, 1973, he is arrested, while helping a friend and neighbor take refuge in the residence of the Ambassador of France, located at the intersection of La Concepción with Av. Costanera. Both are detained by the police in the attempt, and taken to the dungeons of the Investiga-tions Police department. His friend is released the following day, however, he remains detained for about a year and half: “I was a few hours in the Miguel Claro police station, then, six days in the investigations department (La Patilla), six months in Estadio Chile, four months in Chacabuco, three months in Ritoque, one day in Tres Alamos and three months under house arrest.“Adam relates that it was in Estadio Chile that he began to draw, “Very shortly after arriving to Estadio Chile, Irene [his wife, an architect in the Ministry of Public Works at the time] managed to visit me. They allowed her to give me a sketch pad and colored pencils, so I could start drawing since the very start. Then, during February of 1974, the new commander wanted to build a wall with our work, to close the stadium parking lot overlooking Union Latino Americana. He gave us the materials. As the only architect there, I was in charge of the design and management of the work. The wall is still there. At this point it was pretty easy for me to get drawing supplies.“In June 1974, Estadio Chile closes and Adam is transferred to the Chacabuco prison camp, where despite the conditions, he could draw and make prints quite freely. Later, he was in the camp Ritoque, where he remained for three months and one day in Tres Álamos before his house arrest.

His watercolors, drawings and woodcuts made in prison, give an idea of daily life in these centers, “Many are simple doodles to pass the time (the biggest problem at first, other than anguish, was boredom). Seeing them later, I realized that the ”window” subject was present in many of them, which is not very surprising while being locked up 24 hours a day, seven days a week. But there are several sketches of scenes. Architects have the obsession to draw what they see, we are trained for that.”Adam was not the only one who devoted his time to drawing in the concentration camp of Chacabuco, as he points out: “the only time I found someone making visual art in the year and a half I spent in prison, was at the workshop of René Castro and Patrick O. in Chacabuco. What I remember of their works was the description of the daily life in the camp. My professor at the School of Architecture, Francisco Aedo (Don Pancho, who after his release was arrested again and disappeared), made a series of watercolors in Chacabuco. I guess they are in the museum.“On the significance that these drawings have for him today, he says: “I came to study architecture because I wanted to be a painter, but the idea of starving to death did not attract me too much. So architecture seemed to be a good compromise for a profitable and creative profession. I thought I could keep painting. But it wasn´t like that for me. This group of drawings is from the only time I’ve had the tranquility and the time to make them. Besides, I am certain that the artistic value of the drawings is zero, but they do have great value as a document. No one could enter the field with a photo camera, but they gave no importance to us ´monkeys´.” Apparently,

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this was the reason why the architect had no major drawbacks to take the drawings out of the different places of detention. Of all his works, he points one out in particular: “I have great affection for the woodcut The Line-up, perhaps because it is the only thing I’ve done where I conceived what I wanted to do and the result was very close to what I wanted. And it is, as well, one of the very few records of the normal (daily) activity of Chacabuco.While being imprisoned in times of a dictatorship can be an extremely traumatic experience, Adam Policzer rescues the posi-tive in it. “Prison is terrible. The prisons of the military Junta are probably one of the darkest episodes in the history of Chile. But having experienced that black episode has its not so black shades. [...] Along with the negative of prison –far away family, disruption of one’s life, possible abuse and possible disappearance, there is a very strong positive element: solidarity, cama-raderie among the prisoners, something I never again experienced at that level. And we should also keep in mind that the political prisoner is with the group of most qualified and most interesting people in the country. For my wife, my father, my children, my imprisonment was a terrible experience. For me, it was terrible and at the same time exciting. But I do not regret that is already in the very distant past.“Adam, his wife Irene and their children Paul, Anne and Catherine were accepted as refugees by Canada in the middle of the year 1975, so they departed into exile. Currently, they are livng in Vancouver, British Columbia.

Enrique Pradenas Zúñiga(Fund Enrique Pradenas)

Enrique Pradenas Zúñiga was born in Santiago on July 2nd, 1947. He did a Bachelor of Arts majoring in art at the University of Chile. In his faculty, he actively participated as a leader of the Revolution-ary Student Front (Frente de Estudiantes Revolucionarios or FER), working to support projects to benefit students with limited financial resources. For him, it is important to emphasize that from the beginning, he openly talked about his condition of homosexual, despite everything it meant recognizing that, 40 years ago. He points out that this, in no case brought any problems in his political performance, on the contrary, he had the acceptance and respect of his peers.About September 11th, 1973, he says: “That day all was very confusing. I was always the first to arrive to college, before they opened the door of the Bellas Artes –now the Museum of Contemporary Art [...]. That day I hitchhiked, because there was a terrible traffic problema. I lived in Ñuñoa at that time. A well known man in politics, Luis Alberto Guastavino, gave me a ride. He took me to the door of the faculty at the Parque Forestal and that´s when I saw Allende´s delegation passing towards La Moneda.” When they learned that the University was closed, Enrique and his companions decided to split and take different paths, but by then it was impos-sible to go home. Enrique chose to walk to Plaza Italia... “Such was the confusion that I returned to school and from there we split in different groups and started walking towards the La Moneda Palace.

There were tons of people walking, com-pletely disoriented, but we had to move to the west”. He recounts that all bridges crossing the Mapocho River were blocked by the coup, which prevented people from moving to the north sector of the capital. After passing in front of La Moneda Palace, they continued their way down Alameda, where they heard the bombing: La Moneda was being attacked.Enrique and his companions got organized in groups to go to different shanty towns they had already considered in case of an emergency. He moved to the Huamachuco shanty town, in the commune of Renca, where a blind villager welcomed him. He stayed there for two days. “During those days away from home, all we listened to, was the speech of President Allende, his last proclamation. During those days we still thought he was alive.” When things calmed down a little, he could return back home. “And time went by –he recalls– we worked on making some pamphlets. Before, we had worked in anonymous groups supporting Vietnam. We did many things”.He was arrested in December 1973 and was taken to the Cárcel Pública. The confinement in that compound had a strong psychological impact on him: “We were confined in cells of 1.30 x 2.00 meters, the December heat was unbearable ... Those months were intense and difficult to comprehend. I think once, there were more than ten people crammed into these tall cells where political prisoners and common prisoners shared the same space. Even worse, they would lock us up early, at two in the afternoon –if I remeber correctly. I still don´t know how we survived this ordeal. In these overcrowded conditions it was complex to use a toilet. We had to wait until six or seven o’clock to go to the

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bathroom, and of course, it was very hard to hold ourselves, so we had to evacuate in plastic bags and then throw them through the bars into the courtyard on the first level. I still don’t know if I dreamed it or experienced it, it is hard to believe it really happened, it is more like a fantastic story. This was my first experience in prison, in December, 1973.“He remained in the Cárcel Pública until January or February 1974. Later on, he was in conditional release. He declined to seek asylum because he thought he might be more useful in Chile, his country. Sometime later, he was arrested again. He can not remember the exact date, he just knows that year he spent his birthday at the Penitenciaría de Santiago, at Av. Pedro Montt. “There I was held incommunicado –he recounts–. It was really hard because the person who was the mayor at the time, would hit us. Strokes that were not notice-able because they knew how to hit. I am not sure how long I was there... about two weeks. I don´t have the dates clear in my mind and I have a hard time remembering some episodes. And there, the situation was terrible. We were all isolated. There was no interrogation, only punches. My family finally managed to reach me [...] “After those two weeks incommunicado, he was transferred to a cell in Calle 1. “Calle 1 was the ´place of the privileged´, so to speak. There were only political prisoners, including some who held important posi-tions in public institutions at the time of his arrest, as well as fellow VOP [Organized Village Vanguard] and GAP members of President Allende, among others.“Enrique was about a year imprisoned in the Penitenciaría, until mid 1975, and it was in this place were he made the drawings

that are published in this catalog. With regards to obtaining the materials, he says: “A nun friend collaborated with the materials. She managed to get them to me. I had many things in my house that I managed to have brought to me, like books; I read all day. They would let us have a couple of things. Of course when the raids came (in which Carabineros de Chile participated in conjunction with staff of the Penitenciaría) it was quite terrible, they would take us out to the court, naked, at three or four o’clock, and we never knew what was going to happen. I always kept my stuff well protected.“In most of his drawings, Enrique illustrated people and situations of everyday life in the Penitenciaría. As an example, he ex-plains the meaning of some of them. He notes that one of his iconic drawings, is a sketch of chamber pots, “It was one of my first drawings. It was not easy to live with this device, which was very useful during the stay in this place.“About the drawing entitled “Woman next to a window,” he says, “what motivated me to draw at times, was what the visitors who came to see us for 15 minutes, had to tell me; They would let me know a little of what was happening outside. I would hear about the anguish of the people, of women, trying to have access to food and everything else. It was rather complex. And from there I developed the story. Almost none of this works are finished, because the truth is that we didn´t have enough time. We didn´t have enough time because we were locked up very early, so then I would put them away.“About the drawing entitled “Prison Yard and faces,” he says: “That was Calle 1, we were about forty prisoners there, divided

in several cells [...]. There, we could hang our clothing. Our families could visit once a week and they brought us some merchandise. So what we did there was to form ‘wheelbarrows’, as we called them. A group of people brought their goods to make food that would last all week. They came with beef, chicken, and so on. I was responsible for my wheelbarrow. We were like twelve people. All the meats we prepared on the first day. And to the meat leftovers I had to rub salt, so they would be well kept and we could eat them dur-ing the whole week. All perishable foods we ate on the first day. We always had some meat to make a beef casserole, or something like that. We would boil meat, salt it and hang it. That was the only way to protect it from the flies and everything else, because there was no refrigerator. It was nice, really. In the tense atmosphere in which we lived, we had some moments of relaxation [...]. Suddenly we were called, “All right, such and such are leaving.” Then all the mates there, would stand next to the door and sang the national anthem... It was very touching, very emotional.”The drawing “Woman visiting the prison”, reflects what implied for visitors, especially for women, to visit family and friends in prison. “This represents what they passed on to us, how difficult it was for them to get to see us. That´s why a woman character and part of a cell are present. It was hard for me.. The friends who went to see me got searched all over, they had to come with short hair, if not, they wouldn´t let them in. They were very kind to come and see me. This drawing is inspired on them, so to speak.”About the significance that these draw-ings have for him now, he says: “All the

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drawings mean the same to me ... a period, an overwhelming stage of my life.” In 1978, after graduating, Enrique chose to self-exile himself for five years in Spain, where he studied art at the Universidad Complutense in Madrid. He currently lives in Chile.

Lily Esther Rivas Labbé(Fund Lily Rivas)

Lily Esther Labbé Rivas was born in 1935 in Cañete, Arauco Province, Biobío Region. She served as a history and geography teacher in several high schools in Cocepción, until September 1973. She was militant in the Movement of the Revolutionary Left (MIR) from its beginning, where she participated as a teachers leader in the province of Concepción.She was arrested at noon, on September 11th, 1973, by a police patrol in her home, an apartment in the center of Concepción, and taken by truck to the city stadium. Along with many detainees –very few women, according to her– she is trans-ferred from there, by a Navy bus, to the Talcahuano Naval Base, and then to the island Quiriquina. She was kept confined in the gym of the School of Sailers until October 2nd or 3rd of that year. She was then transferred to the detention camp at the Regional Stadium of Concepción. In this precinct the detainees were allowed to have controlled communication with their families and also receive food and clothing. It was at the Regional Stadium in Concep-ción where Lily Rivas made the drawings, that years later, she would donate to the Museum of Memory and Human Rights. It was the month of November 1973: “In a

free talk at the Regional Stadium, I received the first package where I got ´gift´ paper. In the white back, I drew the stadium that I could see from the location of residence during the day. Now it´s quite faded. The pencil was a little piece of no more than 3 cm. I don´t know how it came to my hands. One of the prison guards watched me and the next day came with a new pencil; She was always very supportive with me, I have the impression that she knew me. “The other drawing was done in white wrapping paper. Lily drew human figures, “Men resting in the soccer field of the Regional Stadium”, which she could see from the stands. With regard to the identity of these people, she adds: “They were the companions with whom we greeted daily from the respective sites of permanence. Some, we knew better than others.”On January 20th, 1974, she is transferred to the Cárcel Pública of the city, located on 70 Chacabuco street. The men were placed in the school of the jail, and the women, in the auditorium, on the first floor. Both places had access to a large concrete patio. By the end of April of that year, Lily is held in the Cárcel de mujeres del Buen Pastor, in Concepción, which is run by nuns (later known as COF, Centro de orientación femenina). She remained there until September 11th, 1974. On that date she is moved to Santiago with Juana Gutierrez, a Communist Party fellow, which did almost the same route in Concepción. Once in the capital, they were taken to camp Tres Álamos.On June 8, 1975, she was expelled from the country, from Tres Alamos directly to Sweden. She returned to Chile on December 26th, 1978, date in which her re-entry to the country was allowed.

It wasn´t hard for Lily to get her drawings out of the stadium. As she says: “That year, in the Estadio Regional, and prisons of Concepción, they were quite permis-sive, at least with women, we were few and apparently we had been forgotten. I gave them to my family and my mother kept everything in the house that I still share with my sister, in the country. [...] My drawings remained under my parents custody while they lived, and then under my sister´s, who kept everything left by them. I found them with the letters that my nieces dug up some years ago.”About the meaning they have for her, she says: “I gave them to the Museum of Memory because they were born in prison as a way to retain the environment of a camp of ‘prisoners of war’, as the camp soldiers said, but it was the Estadio Regional de Concepción and the view from there, and at that time, the building of a road embank-ment –which still operates today– and the hills of the east of Valley Andalién, where I saw a field of wheat growing and being harvested.“

Hugo Riveros Gómez(Fund Riveros Silva Family)

Hugo Riveros Gómez was born on Novem-ber 3rd, 1952, in Viña del Mar, in the fifth region. He studied at the Escuela de Bellas Artes in the same city, from 1966 to 1973, and since 1976, he studied design at the Catholic University in Santiago.At age 17, he begins to exhibit his works. During his school years, Hugo was part of the Revolutionary Students Front (Frente de Estudiantes Revolucionarios or FER), and later became a member of the Movement

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of the Revolutionary Left (Movimiento de izquierda or MIR), which at that time had a strong presence among the young. A year after the coup, he moved to Santiago to continue studying. There, he began working with the youth of the north of the capital, teaching art workshops, linked to the Catholic Church. The Experimental Art Centre was created, where workshops of theater, literature, painting, and other arts such as music and dance, were taught. Activities organized by the CEA were mainly intended to ease the situation of both, the children of the disappeared-detainees and those of political prisoners. At that time, Hugo joined a Christian community, through which he began to study the Bible, which led him to affirm and strengthen his strug-gle for the rights of the dispossessed and against dictatorship. He was in charge of the edition of the underground newspaper El Rebelde, official organ of the MIR, in which he also made his contributions with drawings and paintings of his own hand. For the military dictatorship, the work of Hugo was considered undesirable political activ-ity. His works in the “Underworlds” series, where torture, oppression and repression were represented, were interpreted as a threat to the system. His drawings became destroyed during exhibitions.The threats against him began increas-ing, until finally, Hugo left Chile in early 1979. After a stay in Spain, where he also exhibited his paintings, he moved to Ger-many. There, he resided in West Berlin and Bremen. He made several exhibitions in the Federal Republic of Germany, France, Switzerland, England, Belgium, Sweden, Denmark, etc. Despite receiving offers to stay and work there, he returned to Chile the same year, since he suffered from not

being at home, separated from his people, convinced that his drawings would be of more value in Chile than abroad. After his return, he founded several cultural workshops on the outskirts of Santiago and began working with children and youth. Now, he not only exhibited his works in galleries, but also in the slums.On October 20th, 1980, Hugo Riveros is stopped in the street by CNI agents, armed but dressed as civilians. At that time, it was presumed he hid people in his home, some of them who were arrested, but with many others, when asked about their addresses he wasn´t able to provide them. For this, he was arrested on the street and taken to secret prisons of the CNI, where he remained missing and incommunicado for 21 days. After three weeks of torture and interrogation, he was transferred to a regular prison in the Street 5H of the Penitenciaría de Santiago, while a process for violation of the internal security of the country was opened against him. In mid-January, 1981, upon the dissolution of “5th Street” he is again transferred, along with two other political prisoners, to cárcel de Buin. During that period of imprisonment he made a series of drawings, poems and paintings in which their experiences of the scourge of torture they had received, were reflected. His paintings were taken clandestinely out of the country, but one of the shipments fell into the hands of agents of the CNI. Numerous international protests led to his parole in March 1981, after five months in detention.On July 6th, 1981, Hugo was sentenced to 541 days in relegation at Achao island of Chiloe. However, the judge hinted its willingness to transform this statement into a case of estrangement, for the artist

and his family to leave the country. The next day, on July 7th in the morning, the embassy authorized the Riveros´s family to travel to Germany. But that same day in the afternoon Hugo was kidnapped from his home. Two days later, on July 8th, his body was found in the Maipo Valley, ap-proximately 40 kilometers from Santiago. His body had eight stab wounds in the heart as well as traces of severe torture. At the time of his death, Hugo Riveros Gomez was 28 years old, he was married to Myriam Silva and had a son four and a half years, Miguel.Myriam and Hugo met in the early sev-enties. At that time she studied drama at the University of Chile in Santiago. They married in January 1974. From this union, in 1976, his son Miguel Edgardo Riveros Silva was born. After the death of Hugo, Myriam and the boy set off to exile in Germany, where they reside until this day. Many of the paintings of Hugo were in that country before she traveled (Hugo had a contract with a gallery in Bremen), but others, reached her later, in the most unusual and unexpected ways. “Mysteries of solidarity.” That’s how Myriam explains the recovery of many of the paintings and drawings. For 30 years, the artwork of Hugo Riveros was under the care of the Hamburger Institut für Sozialforschung (HIS), an institution that also handled his broadcast in Germany and other European countries. At the beginning of 2011, for the 30th anniversary of his murder, his wife and son decided that his works should return to Chile to the Museum of Memory and Human Rights in Santiago, move that was conducted by the HIS, since they considered, the pictures really did not only belong to the family, but also to the

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Chilean people, for their testimonial and denunciation value. Thus, and on loan, Hugo’s artwork is in Chile since the end of 2011, at the museum. The drawings and paintings that are part of this catalog were made under extremely difficult conditions. Myriam notes that at the prison there was a lot of control, but there was always a way to provide the artist with the necessary materials. Family and friends secretly got them materials for drawing and painting. “The lawyers also carried things in and drawings out, as well as letters. Everyone cooperated, even an occasional gendarme” she says.Myriam interprets Hugo´s watercolors and drawings in general lines, broadly recalling conversations he had with him in relation to their meaning: “The content of watercolors and drawings of Hugo Riveros, can be seen from several elements that ap-pear within a repetitive pattern in a series that he named “Underworld”. This could be interpreted falsely as the obscurantism in times of dictatorship, but in fact, it represents the emergence of a parallel art, a parallel development in all expressions of art. [...] There was an underground component, the ‘underworld’, where man was buried and tucked into the earth, down into the caves. That man is made of metal, or metal parts, half person, half machine. Hugo’s drawing is dark but with a layer of light as it emerges upward to the surface ...”She also refers to some of the other works of Hugo, published in this catalog. With respect to “Seeking the Light”, she says that all the drawings in which you can see men with blindfolds, are referred to torture. She notes that these drawings were sketches that would be the basis for the final paintings. The drawing “Hunger

Strike. Fatigue keeps us company, swallow-ing saliva with an earthy smell “is part of a series on hunger strikes in which political prisioners got involved, in the year 1981. The man portrayed in the sketch entitled “From the poem ´The cold cell´,” is “Mon-cho”, Hugo’s cellmate in cárcel de Buin, to whom the artist dedicated the poem “The cold cell”.Myriam concludes: “Hugo drew a lot in prison, what else could he do? That was what he did best. His drawings today are an important part of an invaluable testimony. Iscorti Carstens, friend of the artist, said in a eulogy held in the city of Bremen, the same day of his funeral in Chile, on July 11th 1981, before Chilean refugees and representatives of various organizations defending human rights, and various German political parties: “Hugo Riveros’s drawings show some of the life under military dictatorship in Chile, some of the fear and misery experienced during that time. Hugo Riveros was not a politi-cal activist or a party leader. He was just a painter who was fully dedicated to topics that pertain to his people. His personal creation was no longer dedicated to the art rooms. He sought and found his stand on the streets of the slums. He transforned the art of painting in a living instrument. He conceived his work as a vehicle of communication and during an extremely difficult time and through colors, he let a whole nation steeped in repression, talk.“Hugo Riveros’s art was a means of struggle against dictatorship, through which he tried to give testimony of the fear, uncertainty and pain experienced by the Chilean so-ciety. A testimony that retains its force and effect until today, and protects our fragile collective memory from oblivion.

Nelso Reyes Ojeda(Fund Libio Pérez)

Nelso Reyes Ojeda was born on January 1st, 1947, in Puerto Natales, Magallanes region. He studied mechanical engineering at the State Technical University (Univer-sidad Técnica del Estado or UTE) of Punta Arenas, until September 1973. He was also a student leader of the Movement of the Revolutionary Left (MIR).On September 11th, 1973, at eight o’clock, his home was violently raided by military forces. Nelso was not at home at that time. He remained in hiding, until September 28th, when he turned himself in, at Regi-ment Pudeto in the city of Punta Arenas. He was detained there until December 21st, 1973, when he was transferred along with more than 240 Magallanes prisoners, to Dawson Island, specifically the prison camp “Río Chico”. There, he was held for nine months.It was in this room where Nelso made the drawing that the Museo de la Memoria y los Derechos Humanos currently has in its collections, which was donated by Libio Pérez.His beginnings in the art of drawing go back to his childhood: “Since a child I liked to draw. On September 73, being held in-communicado for 22 days in the Regiment Pudeto, I satrted making comics, in order to evade, to some extent, this brutal reality. This activity increased later on at Dawson Island, where besides drawing I devoted myself to a particular action, tracing and carving stones.”The small drawings that Nelso made were a compliment of a sheet with well known verses, or with verses written by some of

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the prisoners. The author states that there are numerous copies of “The Gaucho” spread over the world, since he gave them to many of his colleagues. With regard to the meaning that the drawing has for him, he says: “The gaucho, with verses of Martin Fierro, has a special meaning for me. First of all because of the truth in the content of the sentence: ‘There is nothing in life that teaches us more than suffering and crying’, and also because it was something my mother had repeatedly told me since my childhood.” On September 26th, 1974, after the closure of the prison camp at Dawson Island, Nelso is moved to Punta Arenas and enters the city fiscal stadium that was under the custody of FACH.“Hidden in the personal belongings.” That was how many of Nelso´s drawings and carved stones were taken from the detention centers where he was. “I should point out that I lost a lot of drawings and carved stones in different raids at the de-tention places. The removal of many works during detention time, action performed by members of the intelligence services, was common.“In November 1974, he was transferred back to Regiment Pudeto, where he remained until January 10th, 1975 and thereafter, to the Cochrane Marines Regiment. On April 30th, 1975, he gets house arrest, before being relegated to the city of Angol. The drawings made in prison, “are a significant testimony of how we could survive in such adversity, of how we were able to cope with this brutal reality.” He adds: “As a result of this civil-military dictatorship, we count with dissapearances, executed, brutally tortured former political prisoners, relegated, exiles and political-economic consequences that remain in the country. Of no use is apologiz-

ing if it is not said where the dissapeared are. Of no use is apologizing if there is no political will to change the determinants of the current political and economic system of the country.“In conclusion, Nelso said: “I fully appreci-ate the Valech Act, signed by President Ricardo Lagos, which sets a minimum base of damage repair. From this law, I used the Valech scholarship to study journalism, graduating in 2011.The person who received this drawing and donated it to the Museum, was Libio Perez, also a political prisoner with Nelso, born on July 11th, 1953 in the city of Punta Arenas. At the time of the coup, he was a 20 year old student, militant of MIR in his hometown and well known as an activist student. The same day of the coup they started looking for him; he was arrested a few weeks after and was taken to different regiments and repression centers in Punta Arenas, until in December of that year he is transferred to Dawson Island. There, he meets Nelso Reyes, also a college student and fellow militant, who gives him this picture. Libio Perez recalls: “Like most prisoners, Nelso Reyes did crafts work in prison, such as carving stones from Daw-son Island, woodwork and drawings. [...] The materials were obtained from nature (stones, wood, etc.) and the papers, from recycled parcels, letters and others (packs of cigarettes, wrappers, etc.). “He points out that once back in Punta Arenas his work was taken out little by little from the place where they were sheltered, with the help of relatives.Regarding the content of the drawing, in which the phrase “There is nothing in life” is written, Libio says: “I understand it’s a phrase from the ‘gaucho’ poem Martín

Fierro, which was probably taken from a copy of one ot those scarced books that circulated among the prisoners. In Magalla-nes cultural manifestations of the pampas (including Argentina), are quite strong, so it is not surprising that it is a reference to Martin Fierro”.After being imprisoned for two years, Libio Pérez was deported. He currently lives in Chile.

“Montecinos”(Fund Rolando Rojo)

Rolando Rojo was born in 1941 in the city of Ovalle. At the end of high school, he moved to Santiago, where he studied to be a language teacher. From 1961 on, he begins to be linked to politics, and in 1968, he is admitted to the Communist Youth organization and then to the Communist Party. During the Popular Unity govern-ment, Rolando was an active militant and served in ministerial work. At the time of the coup he held the position of General Inspector of Primary Education. He was arrested on September 11th, 1973. He was taken from the Ministry of Education and led to Tacna Regiment, then to Estadio Chile and subsequently to Estadio Nacional. Later, he was transferred to the freighter Andalién, to go to Chacabuco prison camp where he was held for several months. In July 1974, he was released and went into exile in Buenos Aires.Being held in Chacabuco, Rolando re-ceived a drawing gift, that years later, he gave as a donation to the Museum of Memory and Human Rights, to become part of his collection. The drawing was done by a fellow prisoner, who signed

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it as “Montecinos”. Rolando claims not to have had any particular relationship with its author, reason why he doesn´t remember his name or any relevant data. The drawing is a portrait of Rolando, then 32 years old. He himself tells how it came to his hands, in what circumstances it was made and how he kept it until today: “it was given to me by the author, after the drawing was used on one of the bulletin boards edited by detainees every week, with news of the countryside and cultural achievements. [...] I wrote a poem called “There is no forgetting,” which was read at one of the events we held on Sundays in an improvised theater. The poem struck guards and prisoners and was published in the bulletin board under the picture of me, made by the artist colleague. It left the camp in an envelope that I gave to my mother when she visited in the prison camp.”

Rodrigo Silva Vial(Fund Corporation for the Promotion and Defense of the Rights of the People, Codepu)

He was born in Valparaiso on November 1st, 1954. His father was an archaeologist and his mother a painter and sculptor.In September 11th, 1973, he was 18, living in Viña del Mar, he was a sophomore in high school and a member of the Young Communist League, where he was part of the Brigada Ramona Parra as “tracer”. This brigade was in charge of making murals.Also on the day 11th, at night, his home was violently raided by a group of six Marines in combat clothing. Rodrigo was arrested in the operation and immediately transferred to the War Academy of the Marine Corps (Academia de Guerra de

la Infantería Marina), in the Cerro Playa Ancha in Valparaiso. In that place, torture and a long process of detention begins. He never receives indictment, nor stands trial, nor has any right to defense. Between mid– to late October he is led to the Lebu´s hold, a prison–ship with over a thousand detainees. Until then he had no communi-cation with his family and was constantly tortured and harassed.He remains aboard the Lebu until the end of November 1973, when he and 17 other political prisoners are transferred to the prison camp of Riesco Island (later would be known as “Tres Equis”) in the area of Cerro La Campana, in the fifth region. This group of prisoners was taken to that place to build, with forced labor, the detention center to which later, members of the Navy would arrive as political prisoners, detained before the military coup and accused of sedition. “[...] there, we real-ized they had chosen the youngest and strongest from the Lebu ship because we were going to build a prison camp in the classic style: watchtower, minefield, the wire fence perimeter, truck door, activation and deactivation of the minefield, and living quarters for prisoners, forming an “L” on one end of the camp... “In this place, for the first time, indirectly and through the Red Cross, he had the opportunity to communicate, every now and then, with his family. The prisoners were allowed to write on small cards that went through the censorship of the intel-ligence services of the Navy. Small parcels also began to arrive for the first time: cigarettes, socks, some food sent by their family; that´s how Rodrigo could get some basic supplies to draw. “Actually, painting or drawing was not an art expressiom, but

a way to communicate with family and show them where we were. Through the drawings I looked for a way to show them the zone, and as I found out later, the goal was achieved.” He made several drawings of the place where he was. One of them, presented to the Museum of Memory by the Corporation for the Promotion and Defense of the Rights of the People (Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo or Codepu), and incorporated into its collection, is included in this catalog.Rodrigo Silva remained in the prison camp of Riesco Island, until December 28th, when he was transferred back to Valparaiso, to the Naval War Academy (Academia de Guerra Naval) of the Marine infantry. The camp was finished and the first prisoners were start-ing to arrive. In the War Academy he was forced to sign a document that he was not allowed to read and then he was released. After these months of hard experiences, he made unsuccessful attempts to resume his normal life and return to school, which was impossible because he was rejected because of his “records.” He kept on be-ing constantly harassed, threatened and detained on multiple ocassions. He was eventually forced into a kind of internal exile to Easter Island, where he remained for more than two and a half years. In 1976 he managed to escape and leave the country. Between 1976 and 2001 he lived in exile, mainly in Spain and Cuba. He then returned to Valparaiso where he lives until now, dedicated to painting, photography and cultural management.

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Claudio Zaror(Fund Claudio Zaror)

Claudio Zaror was born in Concepción in 1948. In 1965 he entered the University of Concepción, where he studied chemistry civil engineering until 1971, when he re-ceived his degree. In April 1969, he starts getting involved in politics at university, entering the Movement of the Revolutionary Left (MIR), where he militates until 1976.After the coup he was part of the under-ground structure of the MIR, until his arrest by DINA on January 15th, 1975, at his workplace, the Forestry Institute in Santiago. He was taken immediately to the secret compound of torture at Villa Grimaldi, where he stayed until mid-May 1975, when he is taken to the prison camp Tres Álamos. Some weeks later, in June of that year, he was transferred to the fifth region, first Ritoque prison camp, and in October, the prison camp Melinka, in Puchuncaví. In 1976 he was for shorter periods in the prison of Valparaiso and in Tres Álamos.He was held until November 18th, 1976. In March 1977, he goes into exile in the UK, and returns to Chile in mid-1992.The drawings, of which three were preserved until today and are part of the Collection of Museo de la Memoria y los Derechos Humanos in digital format, were made during the months of May and June 1975, while he was detained at Camp Tres Álamos. The first one, which shows the chained and blindfolded prisoners in Villa Grimaldi, was made within days of arriving at Tres Álamos, before he could erase the memories. He says he has never been good at drawing, so he discarded several drafts to come up

with something he believed was accept-able. The other two were made in June of that year and reflect the place where his bed and the patio of Tres Álamos were.The paper and pencils were given to him by the mates that were with him in prison. Claudio managed to get these drawings and several others that got lost over the years, out of the precincts, hidden inside wooden and embossed copper handcrafts that he made there as a gift for his family. After his departure into exile, they were forgotten for years, as he recounts, until returning to Chile when he found some of them in his mother’s house during a move. She had carefully kept them as a reminder of that painful time. Unfortu-nately, among so many moves through the years, some got lost.Claudio Zaror drew, to try to keep a “photo-graph” of the intense experiences of that time. After four months in Villa Grimaldi, in the extreme conditions in which he lived, he felt the urgent need to record in black and white those moments, when the grief and horror were permanent. “Villa Grimaldi is not easy to imagine for those who did not live through those times. The total loss of your freedom and where the decision of whether you live or die relies on an irrational being, away from the human, where the light was seen in drops through a ragged band, where the background music was a schizophrenic mix of cries of pain and threats from the torturers, occasionally enlivened with songs by Violeta Parra played by a guard with confused values. That madness and horror are hard to draw or paint. But I made the effort in my drawing.”In those drawings representing prison camp Tres Álamos, he wanted to describe

the moments lived during his detention in that place: “The cramped bunk beds grouped into a hallway, improvised as cells, and our bags with the few belongings hanging from their sides; the never ending walks with friends through the small courtyard of the field, under the distant police surveil-lance; the talks about the hopes, dreams and despair, the improvised crafts and the mountain chain, which back then wasn´t hidden behing pollution.“When asked about the meaning that these drawings have for him now, he says they represent a vivid memory of that time in his life, which occurred 37 years ago, and the fact that they exist, help him keep the details of those days from fading. He adds: “Despite how painful they were, those years are the ones that gave me more richness. I got to know pain and brutality, but also solidarity and deep friendship, at a level impossible to find elsewhere in my life.“

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Antofagasta Region

Chacabuco prison camp6

Former Chacabuco is located 102 kilometers northeast of Antofagasta. It occupies an area of 36 hectares. The salt extraction tasks had been completed in 1940. In 1968 it was acquired by Sociedad Química y Minera de Chile (SOQUIMICH) and in 1971, it was declared a national monument in the cat-egory of historical monument. Since 1972 it was under the Army´s power. Once the coup occured, the Armed Forces of Chile, used Chacabuco as a detention center for political prisoners. The prisoner´s area was delimited with barbed wire, land mines and guard towers armed with machine guns. According to the testimony received, the guard rotated among the Army, Air Force and Police personnel. Guarding the camp, there was a military tank that continuously went around it. The testimony also said it was common for low-flying aircraft to fly over.It was one of the largest prison camps, not just of the region, but of the country. This camp was exclusively for men and it operated from 1973 to 1975. Since mid-1974, the camp began to gradually get empty, to the extent that political prisoners were transferred to other places in Santiago and Valparaiso: Tres Alamos, Ritoque and Melinka. In 1975 they kept a group of prisoners –without political records– detained for about a year, under the rules of the siege, first in Pisagua and then in Chacabuco.Political prisoners concentrated in this área, came from various military facilities,

6 Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, 2005, pp. 278-279.

especially the first and second regions, as well as Santiago and Valparaiso. The detainees had been tortured not only in the various places where they had previ-ously been held, but also on the way to Chacabuco. In particular, those who were transferred in freight trains from Iquique, in ships from Valparaiso (the Andalién) and in military trucks from Pisagua.Testimonies agree that, upon entering the camp, the prisoners were forced to lie naked for hours on the soccer field; they were usually greeted with abuse, threats and beatings with feet, fists and hard objects, including rifle butts.The detainees lived in adobe corridors, composed of ten small houses and pavil-ions. Each was two or three stories and had six prisoners. There was a common dining room and they did not have electricity. The abuse was constant. The living condi-tions, according to the respondents, were threatening and uncertain in a high degree. According to complaints filed with the Commission [Valech], poor living condi-tions included a demeaning food situation and the ongoing harassment under any pretext, detainees were taken out at night in the open, under the intense cold of the desert, and they were kept there until dawn. At other times, during the day, they were forced to stay in the sun.It´s important to note, that the arbitrary punishment denounced by former prison-ers, was a source of constant threat and psychological torture. The troops, made up reasons for questioning them about alleged breakouts or sabotage plans by the prisoners. There is evidence, by the testimonies, that they permanently used threats against the families of prisoners.Former prisoners underwent further pres-

sure when subjected to intense days of military-style exercise and had a forced labor regime, especially meaningless and useless work.There is also evidence from several tes-timonies that some prisoners were kept separate from the rest, in a prison regime with severe mistreatment. Others were kept in continuous interrogation while tortured. Evidence indicates that many of the prisoners were beaten with feet, fists and with heavy objects such as rifle butts, besides having pretend executions.Some of the former political prisoners reported being taken from this precinct to Antofagasta for questioning, amid tortures and beatings by the military prosecutor in the area. Others were questioned in the camp amid blows, by plainclothes officers and agents of the Military Intel-ligence Service (Servicio de Inteligencia Militar or SIM).

Valparaíso Region

Riesco Island prison camp, Colliguay7

Located at the center of an agricultural estate, in a mountainous area near La Campana hill, approximately 1,500 meters long by 1,000 wide; The Marine Infantry and the Naval Intelligence Service (Servicio de Inteligencia Naval or SIN) were in charge of this precinct. Here, detainees from the years 1973 and 1974 stayedThere is evidence before this Committee that the prisoners were subjected to forced labor to build the facilities where they would be held captive, having to fence

7 Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, 2005, p. 314.

prison places

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with double barbed wire the place and lift the barracks where they lived. They were watched from a tower with searchlights and the land around it was mined.Testimonies say that the political prisoners arrived in very poor conditions, having gone through several precincts in the area and having been continuously interrogated and tortured. They were transported in closed trucks, tied and hooded, many of them transferred from the Naval War Academy and from the Cuartel Silva Palma.In Riesco Island, detainees, all men, were held incommunicado, threatened and beaten. Also subjected to collective pun-ishment; for example, they were forced to run naked through the center of the field, amid whippings, hitting with sticks, punches and kicks from the Marine Infantry; immediately after, they were forced to dive into a sewage canal.The accounts agree that some prisoners who were sent here from the Naval War Academy, after a while, they were returned back. Others were taken to different prison camps such as Puchuncaví, Chacabuco or Cárcel Pública de Valparaíso.

Prisoners Camp Melinka, PuchuncavíThe Navy was in charge of this precinct. Located 36 miles north of Valparaiso, it was originally a summer resort owned by the Central Workers Union (Central única de trabajadores or CUT). This entity was dissolved by Decree Law no. 12, on the same month of September 1973 and its assets were seized. In this precinct there were detainees between 1973 and 1976, concentrating the largest number in 1974 and 1975.

The prisoners said they arrived in very bad physical and psychological condition, having been tortured before entering there. They came from various parts of the country and had been in DINA Barracks, like Villa Grimaldi, Tejas Verdes, the Naval War Academy and other prison camps like Chacabuco, Estadio Chile, Tres Alamos, and in different prisons as well.Just like in Riesco Island camp, the first detainees were forced to install barbed wire fences that would close the site and raise the watchtowers.From here, some detainees were released, transferred to other prison camps, like Tres Alamos, while others were deported.

Prisoners Camp Ritoque8

Also owned by the CUT and after the coup in the hands of the Army. In this precinct, detention cases were recorded between 1974 and 1975.The prisoners came from different places, such as Dawson Island, where former of-ficials of President Allende were, or from Chacabuco and Tres Alamos. But most came from a variety of places of deten-tion where they were interrogated and tortured, preferably by DINA personnel, or personnel from the Air War Academy (Academia de Guerra Aérea or AGA) and the Naval Intelligence Service (SIN).Testimonies agree that during transfers, prisoners travelled guarded by a strong armed military contingent, hooded, hand-cuffed and forced to stay in unconfortable positions. At the camps, they lived in bar-racks and quarters, which, as a punishment, were frequently raided, in order to beat

8 Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, 2005, p. 315.

the prisoners and requisition their daily essentials.By some accounts, they were also subjected to collective punishment as “el plantón” or “el picadero”, and to extensive and exhausting days of exercise.Some individual punishments consisted of forcing detainees to run, chased by police dogs attacking them; or they were taken to the beach at night, blindfolded and tied, to hit them with bags of wet sand.According to testimonies, at night, the prisoners were subjected to threats, beat-ings and intimidation firing machinegunsFrom this camp, some prisoners were transferred to Santiago for questioning and subsequently, returned to Ritoque.

Carcel de ValparaísoBased on the information provided in this prison, there were political prisoners between 1973 and 1990.Most were concentrated in the years 1973 and 1974. Later on, they decreased signifi-cantly, however since 1984, a significant increase was observed. This prison was the main prison compound in the region. It was an old building construction, which usually had prison overcrowding and was under the hands of Gendarmerie.According to the statements, during 1973 and 1974, prisoners were sent from various military facilities, mainly the War Acad-emy and Cuartel Silva and Palma. Some witnesses also reported that detainees arrived from prison camps of the region, especially from Puchuncaví-Melinka. Then, during the years 1977-1990, the prisoners were sent to jail by Police, Investigations Police and the CNI, having been held at various precincts, especially those of CNI.

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Witnesses agree when pointing out that throughout the dictatorship, political prisoners were subjected to ill-treatment conditions and ongoing abuses, discrimina-tion from the rest of the prison population. Incommunicado, they were subjected to unreasonable confinement and visits were denied while being descreetly transferred to other prisons. Moreover, they were often raided and beaten.According to testimony, the prisoners were subjected to violent beatings, individual or collective. During the early years, Marines, among others, came in the courtyard to beat them with sticks, laid them on the ground and ran over them. Then, during the eighties, it was reported that political prisoners were beaten and kicked by the same police officers. There are statements which said, that occasionally, a detainee was interrogated and tortured by a police on site or CNI. Also during this time there are reports that account for prolonged incommunicado detention.

Metropolitan RegionAir Force War Academy (Academia de Guerra Aérea or AGA).According to witnesses, this building was used in 1973 and 1974, a period in which the greatest amount of detainees were concentrated, although there were some sporadic arrests later.A group of subofficials and officials of FACH (Chilean Air Force or Fuerza Aérea Chilena), and a number of civilians were detained in this place, in 1973. Later that year, they were transferred to the public prison. Afterwards, this building was used by the Intelligence Service of the Air Force (SIFA or Servicio de inteligencia de la Fuerza Aérea), in replace-ment of the Air Force Base of Colina.

The prisoners, on arriving, received a num-ber for identifying them. They were placed in the classrooms and in the underground premises, where they remained always blindfolded, hooded, standing against the wall, not moving, or sitting in a chair for long periods without food and without water. Most had to sleep in that position. Some could sleep on mats, but were constantly interrupted for questioning or for the sole purpose of preventing sleep. They also noted that they did not always had access to toilets. Some testimonies say they were handcuffed to a cot and were exposed to loud music.The place of interrogations took second and third floors. They called it “the chapel.” Former prisoners reported being drugged frequently and reported that often penothal was used on them, they endured beat-ings, application of electricity and sexual harassment, there was even pregnant women who suffered such humiliation and rape. They were threatened, hanged, and forced to remain in awkward positions. It was common introducing needles under fingernails, pau de Arara, pretend execu-tions, “the submarine”, and were forced to listen and witness torture of other detainees. Some witnesses reported that they were tortured in front of their partners, or their own children who were brought to put pressure in order fro them to release information.

Prisoners Camp Tres ÁlamosPrison site that kept detainees between 1974 and 1976. The greatest number concentrated during 1975.The site, as described by the respondents, was a construction divided into four pavil-ions, two for men, one for women and one

for incommunicado prisoners. The latter is the area called Cuatro Álamos, which is described separately. It was located on Calle Uno, near the intersection of Av. Departmental and Av. Vicuña Mackenna, in the present commune of San Joaquin.While the precinct Tres Álamos was under police custody, it really was in the hands of DINA, who controlled it together with Cuatro Álamos.The detainees reported that they were humiliated and insulted and lived in overcrowded conditions. Some, indicated that they were taken out of the grounds for questioning. They were punished often arbitrarily, suspending their visits and the entry of food and clothing.They also came here, and in very poor condition, detainees from other centers of DINA (National Intelligence Directorate or Dirección de Inteligencia Nacional), which sometimes, were returned to their site of origin.From Tres Álamos many detainees went deported.

Prisoners camp Estadio Chile (now Estadio Víctor Jara)According to the data collected by the Com-mission, this place was in the hands of the Army and the Police. It was an enclosed sports ground, windowless, with a central court and bleachers.The largest number of prisoners, got concentrated during 1973. There were detainees until 1974.The International Red Cross visited the Es-tadio Chile on the 4th and 18th of January and on February 1st, 1974. It reported that the number of prisoners were 206 people, until January 4th; 213 on January 18th and 242 on February 1st. All but two were

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of Chilean nationality. Some detainees were held incommunicado. During the visits of January 18th and February 1st, there was a 15 year old minor, according to the International Red Cross reports. Testimonies helped establish that at first, some prisoners were placed in the camp. When their number increased, the bleach-ers began to be used. While in this site, the prisoners were held incommunicado, subjected to severe disciplinary measures. The lights were kept permanently lit and there was a deliberate feeding system always at different times, causing a loss of the sense of time.There is evidence to suggest that many of the interviews were conducted by members of the Military Intelligence Service. Steadily and in a seemingly arbitrary way, those in charge of the precinct took people out to an unknown destination.Numerous statements by detainees who were in this place, recount the permanent application of mistreatment and torture.The evidence points out that people who went through this place, were beaten, threatened, exposed to pretend executions, hangings, cigarette burns, application of electricity and the horror of having to witness executions. Women reported experiencing sexual harassment and rape.

Penitenciaría de Santiago9

Cases of political detainees are recorded during all the military regime, where the majority was concentrated between 1973 and 1975, 1986 and 1988.According to testimonies, people were sent to this precinct, after transiting through

9 Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, 2005, pp. 441-442.

others where they had already been inter-rogated and tortured. Upon arrival, they were incommunicado for long periods, subject to hard prison conditions and mistreatment. Sometimes the reception included the dark alley. During their stay, they suffered beatings with backswords, nightsticks and kicking; surprise raids; frequent transfers to other locations, where they were mistreated and beaten up, in addition to receiving insults and intimidation.Between 1973 and 1977, the prisoners could be transferred to other enclosures for questioning. During the 1980s, some respondents were interrogated and tortured at the Penitenciaria by civilian agents, especially from the CNI.It often happened that the prisoners were moved from one precinct to another.

DINA Enclosure, Villa Grimaldi10

It was located on Calle Jose Arrieta (8200) in Peñalolén, and it belonged to DINA. Previously, there had been a restaurant there. In the late 1974 the property was expropriated by the Exempt Resolution 3,575 of the Urban Improvement Corpora-tion. It served as the headquarters of the Metropolitan Intelligence Brigade (Brigada de Inteligencia Metropolitana or BIM). This building was used until 1977 by DINA. Later, it was used by CNI. The largest number of detainees were recorded in 1975.On the property there were several buildings to which they took the prisoners. Besides the house, there were three areas: the Corvi homes, the Chile homes and the tower. The Corvi homes, referring to the houses built

10 Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, 2005, pp. 444-445.

by the Housing Corporation, CORVI, who built housing for the working class. The first ones, were tiny and badly manufactured. They were cockpits of 80 x 80 cm, where detainees were kept for a while in order to “soften” them. The interrogation room was close to those cubicles. At Chile homes they took detainees after torture. They were 2 x 1 big and they would feet five people in each. The tower was about 6 feet tall and was fitted with niches whose doors were approximately 60 cm. According to testimony, there, they locked the prisoners who refused to cooperate, in total isolation.The testimonies received, helped establish that men and women were taken to this precinct immediately after their arrest, they either came from other places of detention belonging to DINA, in Santiago, or they had been interrogated in regions by DINA. During the first three days, sometimes longer, the prisoners received no food, and what was given to them, was a very poor diet. There weren´t any basic hygienic conditions for personal care: they had to use the toilet at fixed times.Those who were here, reported they always remained blindfolded and subjected to interrogation and torture throughout their stay. They were beaten with fists and feet, but also with blunt objects; application of electricity was used, and sometimes the grill. Some described a variant of this method. Some used a metallic bunk bed, where they would place two detainees who were either relatives or friends with each other. They proceeded to torture one, while the other was being interrogated. They were forced to listen and watch the torture of other detainees; they were hanged and held incommunicado for

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long periods in extremely small spaces (drawers or closets); they were burned with cigarettes, had execution simulations, were made do the “Pau de Arara”, the dry and wet “Submarine”; they received drugs either through injections or pills, suffered sexual harassment and rape, which sometimes included animals, and nail removal; the “Phone”; threats and psychological manipulation; they were forced to stand for a long time, sometimes during the whole night.Women who were pregnant during arrest testified before the Commission that were conducted to this chamber and subjected to the same treatment as other prison-ers, without regard to their condition; they rather became the object of sexual harassment and in some cases, of rape. Respondents also agreed to report the presence of young children in the place, who were taken to pressure their parents while they were interrogated and tortured.From DINA’s precincts, this is the one that accounted for the largest number of detainees.

Prison Camp Cuatro Álamos11

This precinct, in the hands of DINA, was located inside the camp Tres Álamos. It ran from 1974 until 1976.Testimonies say that some detainees were incommunicado. Officially, the detentions of the people who remained here, were not recognized. As reported in the testimony received, the prisoners arrived blindfolded. In case they were released, they were taken blindfolded and abandoned in the street.Victims say this was a place for physi-

11 Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, 2005, p. 446.

cal recovery, since they went there after having been in torture precincts. Several former prisoners reported that from there, sometimes they returned to the torture centers, and more than once. The fact of being in constant wait, caused great anxiety among detainees. Some, after recovering from the aftermath of torture, were transferred to Tres Álamos or other, officially recognized enclosure.However, there are testimonies of people who were tortured in this precinct and were subjected to arbitrariness and abuse of the guards.

Cárcel de BuinLocated in the southern part of the met-ropolitan area and recorded as grounds of detention of political prisoners in the Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, [1] as well as in various testimonies and sources, saying that many political prisoners went through this prison at different times dur-ing the 17 years of dictatorship.

Biobío Region

Detachment of the Marine Infantry Fort BorgoñoThe Detachment of the Marine Infantry was in charge of this place, located inside the Naval Base of Talcahuano, which ran from September 1973 –with the highest concentration of political prisoners– until 1974.The submitted information agrees that this was a precinct used for interroga-tion and torture. It was about 20 meters long and had no furniture. Inside, there were several rooms of 2 x 2 meters and

in each, dozens of people. They had to sleep without covers on the concrete floor and received scarce and bad food. The residence time of prisoners varied between one and ten days, during which they were tortured.In the year 1973, the prisoners that were going to be released were driven from here to the gym of the base, where they were forced to sign a statement which stated that they had not been tortured; afterwards, they were released. In case they continued detained, they were transfered to Quiriquina Island, Concepción prison or other prisons in the region.Testimonies of detainees between 1984 and 1985, who were led here by CNI staff after being arrested by this organism, are recorded.All witnesses agree that they were subjected to intense and systematic torture. They claim to have suffered beatings, death threats, “the submarine”, hanging, application of electricity, forced to run in a field with obstacles, handcuffed and blindfolded, forced to see and hear the torture of other detainees; they endured sexual abuse and repeated violations.The complaint also states that they applied what they called “the bell”, which consisted of introducing the detainees in a drum which was constantly hit or they would hang the detainees by their feet with his hands tied behind his back to a ceiling of a room called “the citadel” and swung them against the side walls in which the torturers were, simulating the sound of a bell when their bodies crashed against the walls or any of them.They would also make them walk barefoot down a path they called “the carpet”, which had a series of sticks pointing out they

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had to step on, while they were beaten. Other tortures consisted of putting the detainee’s head in a barrel of water with feces.

Quiriquina island prison camp, Sailors School, Fort Rondizzoni12

Island in the Pacific Ocean at the entrance of the Concepción Bay, 2 miles from Tumbes Peninsula, 10 kilometers from Tomé and about 8 kilometers from Talcahuano. On the island of Quiriquina, under the Navy’s control, the largest prison camp in the region was put together.Here, the prisoners were kept in the gym section or in Fort Rondizzoni.The island is about 4 kilometers long and 500 meters wide. It served as a base for the Sailors School and was equipped with a casino, gym, home residence of instruc-tors and other premises.According to witnesses, this place was used between September 1973 and 1974. Most prisoners were recorded in 1973.Testimony indicated that during the first months after the coup, detainees were held in the gym, while incommunicado ones, in nearby pavilions. Men stayed at the school gym, guarded and surrounded by barbed wire. At the top there were two windows for ventilation and a door that was kept open. Next to the gym there was an empty pool where they kept political prisoners, guarded by armed sailors. In November 1973 the women were moved to a pavilion in front of the gym. The un-hygienic conditions in which they found themselves, had a positive change with the visit of the International Red Cross

12 Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, 2005, pp. 362-364.

(IRC), which forced the authorities of the premises to install emergency toilets.The prisoners came from different districts of the region, according to testimony, mainly from Concepción. A considerable number had been transferred from Los Angeles, previously, according to the complaints of the prisoners, they had already gone through other detention areas, where they had suffered interrogation and torture.On the island, the prisoners could remain incommunicado for several months. It also appears from the evidence that there was a steady transfer of prisoners to and from the Naval Base of Talcahuano and Concepción Regional Stadium.Prisoners reported abuse during transfers and interrogations that took place at the Naval Base Talcahuano.The background data agrees that the political prisoners that were women, were interrogated naked. During these inter-rogations they suffered aggressions and dishonest abuse. There were cases where such indignities were committed in the presence of relatives.All prisoners, men and women, reported that while they were in that place, they were subjected to forced positions, application of electricity, the “submarine”, tied up, and were immersed in the ocean, on the north pier of the island; during nightime, they had to perform a series of strenuous excercises, naked, exposed to the outdoors. Some of the tortures were performed in the shooting range of the Sailors School.Rondizzoni Fort was under the control of the Marine infantry Corps and worked from September 1973 to 1975. According to testimony received, the largest number of prisoners was recorded in 1974. In the first quarter of 1975 this camp stopped

working and its occupants were taken to the prison in Concepción or Tres Alamos.During the last months of 1973 and early 1974, according to testimony, the prisoners were forced to rebuild the site, then called Fort Rondizzoni. It was a large pavilion that included dormitories, baths and nursery, as well as rooms for duty staff.Respondents reported that sometimes they were conducted, with a blanket over his head, to an underground dungeon beneath sea level, dark, damp, and small; from there they were taken to interroga-tion and torture.In their testimonies, former prisoners reported being subjected to beatings, humiliation, application of electricity, food and water deprivation, and threats. Some were kept outdoors, naked, overnight.

Camp prisoners Regional Stadium, Concepción13

The information presented agrees that this precinct was under the control of the army and gendarmerie. It ran between September 1973 and 1974. According to testimony before the Commission, the largest number of prisoners was recorded in 1973. Together with the island Quiriquina, it was the prison camp that concentrated the most prisoners in the region.According to these testimonies, the prison-ers came from different cities in the region. Most had been previously held in police stations, checkpoints, military barracks and investigation barracks. They reported that in many of these places they had been subjected to ill-treatment and torture, which made them arrive in poor physical and

13 Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, 2005, p. 364.

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emotional conditions. From the Regional Stadium, according to respondents, they were taken to other facilities such as the Naval Base of Talcahuano, Quiriquina Island, the regiment in Los Angeles and jails. Few of them, were released after several months of imprisonment.An important group of prisoners said they had been driven from this place to the prisoners camp in Chacabuco, in the north of the country, and from there, later on, to Puchuncaví camp, the fifth region. The move to Chacabuco was performed by plane, where they were constantly threatened with being thrown overboard during flight.According to reports, the prisoners were kept in the dressing rooms of the sta-dium, which had different dimensions and characteristics. There, they remained crammed on a tile floor covered with a layer of sawdust or straw. During the day, they were in the stands of the stadium, outdoors, under prohibition of staying in the dressing rooms.Respondents argued that some of these dressing rooms, with iron gates and without any ventilation, were used as places of detention and torture. The only ventilation was through the gap left by the door at the bottom. Only like this, incommunicado prisoners could tell if it was day or night. After many days of solitary confinement, without any food or water, detainees came out with vision problems due to confinement. During interrogations they remained masked.Former political prisoners complained that for several months they were held incom-municado without contact with their families.They reported having been tortured. They said to have suffered beatings, pretend

executions, the dry and wet “submarine”, threats, harassment, application of electric-ity, beating on the soles of the feet, “the phone”, forced positions and the violence that implies having to witness the torture of other detainees. Moreover, the victims agree that they were forced to stand for hours in the sun, without food or water.

Araucanía Region

Temuco jail14

This is a precinct of very ancient construc-tion, dating from 1890. Witnesses stated that the prison operated continuously between September 1973 and 1989 as a precinct for political imprisonment, even if the largest number of political prisoners was recorded in 1973 and 1974 .As stated in the testimony, during the year 1973, the majority came to this place in very bad physical and emotional conditions, after having passed through places where they had been tortured.The prisoners were kept separate from the general population, in cold and damp dun-geons; overcrowded, unventilated, without shelter, with no visits. Subjected to being incommunicado for long periods, in iso-lated, small, dark cells. Occasionally, some prisoners were released from jail overnight, by military personnel, for interrogation and torture. They were led primarily to Tucapel Regiment, which served as the Military Prosecutor´s office. Other witnesses, say they were driven to the site of the FACH in Maquehue Air Base, Investigations Police headquarters or the 2nd Police Station of Temuco. In some cases this was repeated

14 Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, 2005, pp. 391, 392

several times. Respondents reported that these transfers were mainly conducted in 1973. Prisoners were kept blindfolded and handcuffed, which prevented them from identifying the site at which they were taken. In the 1980s, evidence indicated that some prisoners were taken to the headquarters of Investigation Police or the Miraflores Street headquarters, where they were tortured by the CNI.The prisoners of 1973, testify that they didn´t suffer torture in prison, but were subjected to threats, raids, massive incom-municado periods, anxiety and tension, heightened by the fact that constantly some of them were taken out to return in deplorable physical conditions as a result of torture. There were some cases in which there wasn’t any knowledge of their whereabouts.

Magallanes and chilean Antarctic Region

Dawson Island prison camp15

This island is located in the Strait of Magel-lan, 100 kilometers south of Punta Arenas. It is an area of 2000 square kilometers. The prison camp was between the aerodrome and the Naval Base of Port Harris and had been built a few days before September 11th, 1973. It was under the care of the Navy. The camp had a capacity of 1,500 prisoners. It ran from September 1973 until October 1974.As stated in the testimonies, the camp was divided in two sections:Compingin, located at the base of the Engineers Company of the Navy Infantry

15 Report of the National Commission on Political Imprisonment and Torture, 2005, pp. 424-425

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Corp. It ran from September 11th, 1973, until December 20th of the same year. People who were detained in this section reported being tortured and interrogated by personnel of the Navy and the Military Intelligence Service (SIM).Rio Chico, was located 15 to 20 kilometers from Port Harris, on the coast, in a hollow between hills. It was used between Septem-ber 21st, 1973, and September 30th, 1974.There were punishment cells of three categories. At level one, the prisoner had clothing and blankets; at level two, they were not given blankets, and at level three, both were denied to them. No outside visitors were allowed.The four barracks reserved for detainees were separated from the rest of the camp by barbed wire. In the S sector, which was

separated from the other sectors by zinc sheets and barbed wire, prisoners from Santiago which had been authorities during the Popular Unity government, were kept. In sectors A, E and F were the detainees coming from regions. Heating and ventilation were inadequate.Former prisoners reported being forced to perform marches and military training, exercises and forced labor, such as install-ing poles, cables and wires, fill trucks with boulders, clean roads, digging canals and ditches, cut and carry large quantities of wood, jog while carrying sacks of gravel, and fix roads. Many of these tasks were meaningless and useless.They would also be subjected to pretend executions in the middle of the night, intimidation and other forms of psychologi-

cal torture. Prisoners report experiencing electric application. Large force deployments were made, as if expecting an attack from the outside.When the camp was closed in October 1974, the prisoners were transferred to the prison in Punta Arenas and some were released. In June 1974, the leaders of the Popular Unity government were transferred to detention centers in Santiago or the fifth region.

Este libro se terminó de imprimir en los talleres de Maval. Para su creación se utilizó la tipografía Avenir Next Condensed en sus

respectivas variantes tanto para títulos como para cuerpos.

COLOFÓN