Mesa redonda: Innovación y emprendimiento en la empresa familiar
Construcción de Paz como Emprendimiento Político. Una Aproximación Histórica, Descriptiva,...
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Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado Programa de Doctorado en Paz y Seguridad Internacional
Trabajo investigación
CONSTRUCCIÓN DE PAZ COMO EMPRENDIMIENTO POLÍTICO. UNA APROXIMACIÓN HISTÓRICA, DESCRIPTIVA, OPERATIVA Y TEÓRICA.
Borja Paladini Adell 2012
Director: Profesor Rafael Grasa UAB – ICIP – IUGM
2
"CONSTRUCCIÓN DE PAZ COMO EMPRENDIMIENTO POLÍTICO. UNA APROXIMACIÓN HISTÓRICA, DESCRIPTIVA, OPERATIVA Y
TEÓRICA"
Borja Paladini Adell1 Índice Capítulo 1 Introducción 3 Capítulo 2
Aproximación y contextualización histórica a la construcción de paz
6
2.1. La guerra y la paz en el marco de la historia 6 2.2. De la paz a la construcción de paz 14 Capítulo 3
Una mirada empírica, descriptiva y analítica al concepto de construcción de paz. Hacia su operacionalización como emprendimiento político
20
3.1. Orígenes políticos y académicos del concepto de la Construcción de paz 20
3.2. Construcción de paz como concepto en discusión 27 3.3. Una mirada analítica al concepto de construcción de
paz. Hacia la operacionalización del concepto como emprendimiento político
28
3.4. Hacia una propuesta integradora de los enfoques para la construcción de paz 31
3.5. Retos abiertos para la operacionalización de la construcción de paz 44
Capítulo 4 Mirada teórica y perspectiva crítica sobre la construcción de paz 51
4.1. La construcción de paz en el devenir normativo de Naciones Unidas 54
4.2. Teoría crítica sobre la construcción de paz 57 4.3. A modo de síntesis: problem - solving vs. critical
theory 67
4. 4. Alternativas a la paz liberal 70 4.5. Agenda de investigación actual 72 Capítulo 5
Conclusiones 75
Bibliografía 77
1 Borja Paladini Adell. [email protected]. En la actualidad se desempeña como Responsable Territorial Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD Colombia, acompañando desde esta organización internacional procesos locales y comunitarios de construcción de paz.
3
Capítulo 1. Introducción
La construcción de paz como idea y práctica política se ha convertido en los últimos 30
años en uno de los principales instrumentos impulsados en el marco del sistema político
mundial. Cómo tal es un concepto y una práctica utilizada abiertamente por un amplio
conjunto de actores, con diversos objetivos e intereses, a menudo incluso contradictorios e
incompatibles entre si. La paz como algo que se puede construir y como alternativa a la
guerra es una de las tendencias de cambio más importantes que se pueden apreciar en la
evolución política en el mundo.
El uso y abuso del concepto y de sus prácticas conexas ha generado hoy en día una fuerte
confusión sobre el tema. Bajo el concepto de construcción de paz se han impulsado al
mismo tiempo las más monstruosas acciones de guerra y al mismo tiempo hermosas y
desinteresadas muestras de solidaridad y humanidad.
Este trabajo tiene como objetivo ofrecer un marco de referencia para entender el concepto y
la prácticas de la construcción de paz. A modo de mapa de navegación, busca orientar sobre
este emprendimiento que se constituye hoy en día un referente importante de trabajo para
las Naciones Unidas, sus fondos, programas y proyectos, para un amplio conjunto de
Estados, de ONGs, de fundaciones, de universidades, de Iglesias, de empresas,
movimientos sociales y comunidades de base, entre otros actores que forman el sistema
político mundial.
La hipótesis de este trabajo de investigación es clara: la construcción de paz es hoy en día
una de los emprendimientos políticos más importantes en el marco del sistema político
mundial.
Con este trabajo deseamos mostrar el estado del arte sobre la construcción de paz. ¿Se
puede verificar la hipótesis planteada?. ¿Es la construcción de paz una real alternativa a la
guerra?. ¿Hasta qué punto lo es?. ¿Cuáles son los avances, los retos, los debates sobre el
tema?.
4
Para verificar esta hipótesis desgranaremos el concepto y la práctica de la construcción de
paz desde diversas aproximaciones o miradas.
En primer lugar ofrecemos una contextualización histórica del fenómeno de la guerra y de
la paz como institución política fundamental a la hora de entender los procesos de cambio y
continuidad en el mundo y como elemento fundamental para el devenir histórico. A través
de esta mirada se quiere entender mejor el concepto de la paz como algo que se puede
construir, concepción desarrollada en los últimos 30 años.
En segunda lugar, nos centramos en describir y analizar cómo el concepto de construcción
de paz ha evolucionado en los últimos 30 años. Se identifican los principales hechos que
nos permiten mostrar la importancia que ha tenido el concepto de construcción de paz como
instrumento político y orientación normativa para intervenir en contextos de conflictividad
armada durante el conflicto o tras un acuerdo de paz. En un esfuerzo analítico se quiere
ordenar el concepto de construcción de paz a modo de mapa para la navegación y estado
del arte sobre el tema. Del mismo modo, se hace un esfuerzo por ordenar los principales
elementos de la construcción de paz desde una voluntad de delimitar el concepto y buscar
formas de operativizarlo como emprendimiento político. El enfoque en este capítulo es
fundamentalmente policy-oriented2.
En tercer lugar, entraremos con mayor detalle a analizar la agenda de investigación actual
en torno a la construcción de paz, planteando los principales debates entorno al tema. El
2 Diferenciamos en esta tésis tres perspectica teóricas hacia la construcción de paz:
1. Una perspectica “policy oriented”, que surge desde las principales actores que impulsan el emprendimiento político de la construcción de paz y que se refleja en documentos oficiales o similar de organizaciones como las Naciones Unidas y otros instituciones promotoras de la construcción de paz.
2. Una perspectiva crítica problem – solving, que surge desde aproximaciones académicas con una voluntad de revisar las propuestas y prácticas de la construcción de paz para identificar como mejorar la eficacia de las mismas
3. Una perspectiva crítica teórica, que ahonda en entender el orden establecido por la construcción de
paz, las relaciones de poder que se establecen alrededor del concepto y cómo este se reproduce reflejando una forma de entender el mundo. (Para entender esta diferencia, se puede leer a Cox, 1981, en uno de los artículos fundamentales para entender los princiapales debates en el marco de las relaciones internacionales y por extensión de la construcción de paz).
5
énfasis en este último capítulo será fundamentalmente teórico, con una mirada crítica de
acuerdo a la división establecida por Cox entre perspectivas críticas problem-solving y
perspectivas teóricas críticas1 (1981).
Finalmente, en las conclusiones, y a modo de recapitulación, ofreceremos algunas
reflexiones sobre la hipótesis y preguntas planteadas en este trabajo, así como los elementos
fundamentales para una futura agenda de investigación y eventualmente una tesis doctoral.
Metodológicamente este trabajo se ha realizado a través de una profunda revisión de
diversas fuentes: documentos políticos y normativos, textos académicos, entrevistas… A
partir de la lectura, revisión y análisis crítico de estos insumos se ha desarrollado esta
investigación. Para una futura tesis para optar al título de doctor, este esfuerzo hará parte,
con los ajustes pertinentes, del estudio del estado del arte sobre tema de construcción,
preparando las condiciones para avanzar en la agenda de investigación en temas de interés
del autor: construcción de paz estratégica, marcos integrados de construcción de paz,
dinámicas de construcción de paz bottom-up / top-down, entre otros.
Es importante mencionar que durante la elaboración de este esfuerzo investigativo el autor
se ha desempeñado como funcionario de Naciones Unidas acompañando en Colombia
procesos de construcción de paz desde lo local. Esta experiencia profesional ha sido al
mismo tiempo un insumo importante, pero también una dificultad a la hora de mantener la
distancia necesaria entre la mirada externa y fría del investigador y el accionar del
practicante. Esta tensión se puede apreciar con claridad al comparar los capítulos 3, con un
énfasis más normativo y el capítulo 4, con un énfasis más teórico.
6
Capítulo 2: Aproximación y contextualización histórica de la construcción de paz
2.1. La guerra y la paz en el marco de la historia
La guerra y la violencia han sido una constante en la historia de la humanidad y en la
relación entre los pueblos y las comunidades. A pesar que entre las guerras siempre habían
periodos de “paz”, la paz como valor y como posibilidad es un invento reciente. Y, aún
más, la paz como algo que se puede construir por el ser humano es un concepto nuevo que
no tiene más de 30 años. Solo en las últimas dos generaciones la construcción de paz se ha
convertido en una práctica política y el concepto ha entrado en nuestro lenguaje. ¿Cuál es el
contexto histórico que explica este cambio?. ¿Qué hechos históricos revelan la construcción
de paz como un práctica significativa en el marco del sistema político mundial?. En este
primer capitulo analizamos la guerra como una institución que ordenó el desarrollo
histórico y cómo la paz se fue configurando como una idea germinal que surge en el marco
de esta evolución.
El historiador Michael Howard, en su libro la Invención de la Paz, nos enseñan que la única
característica común de cada una de las guerras que ha habido a lo largo de la historia es
que en todas se ha empleado a gran escala violencia organiza a través del uso de armas más
o menos sofisticadas (Howard, 1978, 2001). El resto de las particularidades de la guerra ha
evolucionado en el tiempo. Sus causas y origen, las formas de movilización y de lucha, sus
efectos sobre los civiles… La concepción misma de la guerra ha sufrido cambios profundos
en la historia. En sociedades pre-agrarias, por ejemplo, la guerra era una forma de
supervivencia, del mismo modo que lo era la pesca o la caza. En otras épocas y espacios la
guerra ha representado otras necesidades y otros valores: un acto heroico, un acto piadoso,
una estrategia para el expandir poder político y económico, un acto de castigo, la mayor
inmoralidad en la que puede caer el ser humano, un acto dictado por Dios, una
consecuencia lógica de las relaciones entre estados, un fenómeno indeseado propio de las
relaciones en el sistema político internacional, un crimen, un desastre natural, un síntoma
de la patología crónica del ser humano, un acto instintivo, un capricho, entre otras muchas
posibilidades.
7
Howard, historiador militar, se centra en el estudio del fenómeno de la guerra en diferentes
épocas de la historia, y en cómo la paz se ha ido convirtiendo en una idea poderosa –una
invención moderna, un esfuerzo intelectual que nace de los pensadores de la ilustración-
que poco a poco condiciona las formas de organización y relación social tanto a nivel
doméstico como a nivel internacional y que por lo tanto empieza a convertirse en una
alternativa posible al fenómeno de la guerra (Howard, 1978, 2001).
Según Howard, el fenómeno de la guerra ha evolucionado. Al principio fue algún tipo de
ritual religioso o iniciático, un juego agresivo de hombres en el cual se mostraba el valor y
la disponibilidad frente al resto de la comunidad. Con el tiempo, la guerra empezó a
adquirir complejidad y virulencia y se convirtió en una expresión de poder a partir del cual
una serie de élites guerreras eran capaces de determinar el tipo de organización social,
política, cultural, religiosa, económica, que beneficiaba a sus intereses en un territorio
determinado. Más adelante, con el creciente contacto entre pueblos y comunidades, la
guerra se convirtió en una forma de imponer un determinado orden y legitimidad sobre
otras comunidades derrotadas. Con el tiempo, la guerra llego a tener dos funciones sociales
básicas: una, establecer un orden dentro de una comunidad determinada. Dos, extender el
poder de unas élites y establecer su hegemonía sobre otras comunidades (Howard, 2001).
En su evolución como institución social y política, en la edad media, la guerra tubo la
función de sostener o restablecer el orden secular santificado por la Iglesia; un orden que
garantizaba paz, justicia y protección para los cristianos frente a la amenaza bárbara,
musulmana, vikinga. En el siglo IV, San Agustín se encargó de establecer la justificación
moral y doctrinal desde la tradición cristiana de este tipo de guerra a partir de los principios
de la guerra justa contra la invasión de los enemigos del cristianismo. Desde la Edad Media
la guerra quedaba reconocida como parte intrínseca del orden político y social en Europa.
La guerra pasó a ser un fenómeno natural que configuraba el escenario político en Europa.
Con el tiempo, la amenaza externa se vio reducida y al guerra cambio su función social. En
los siglos XII y XII la guerra en Europa fue más un modo de litigar entre los señores
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feudales y otros líderes políticos de la época, sobre todo a través de duelos y otras formas
ritualizadas de violencia. A su vez, las cruzadas, se convirtieron en el modo de extender la
hegemonía política de estos señores feudales y el dominio del cristianismo en el mundo
conocido. La guerra paso a ser un fenómeno social corriente, por lo que se fue
profesionalizando, y así, aumentó el coste económico de la misma y la necesidad
recaudatoria de los príncipes, condes y otros señores. Como consecuencia de esta evolución
se establecieron relaciones de lealtad mutua entre los señores y los súbditos. Unos
garantizaban la seguridad y los otros los fondos necesarios para el mantenimiento de los
ejércitos. La semilla del Estado como institución política empezaba a echar raíces. Con el
tiempo, este sistema social se hizo más complejo, se produjo la reforma protestante, se
profesionalizó los cuerpos de la administración, se declaró poder absoluto -espiritual y
político- sobre grandes extensiones de territorio, apareció una élite intelectual y sistemas
légales basados en principios laicos.
En 1648 se declaró, en Westfalia, al Estado como el garante del orden doméstico y
legitimador de la guerra exterior. A partir de entonces la guerra cambio de nuevo su disfraz,
y el tipo de legitimación como una institución útil. Además de una forma de extender el
poder pasó a ser una forma de regularización del equilibrio de poderes en el sistema de
estados.
La guerra fue adaptándose en sus formas y la forma de ser legitimada según las necesidades
del momento y el deseo de permanencia en el poder de la élite política correspondiente.
En esa época, Hugo Grocio intentó secularizar y racionalizar la doctrina de la guerra justa y
adaptarla a la nueva realidad social y política (De iure bellu ac pacis, 1625). Inspirado en
las ideas de Tomas de Aquino y de la Escuela de Salamanca y su máximo representante
Francisco de Vitoria, Grocio fundamentó los bases del derecho internacional. Para Grocio
el derecho a ir a la guerra quedaba legalmente justificado sólo sí a través de la guerra se
pretendía preservar la justicia, el orden internacional y la subsanación de errores pasados.
Un autor posterior, Emer de Vattel, avanzó en estas ideas siendo un precursor del derecho
internacional moderno. Para Vattel, las premisas de Grocio eran limitadas, dado que no
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había ninguna autoridad superior a la del Estado que fuera capaz de establecer la
legitimidad de la verdad invocada por los estados. Para este autor lo que contaba era el
principio de ius in bello y ius post bellum. Es decir una guerra que causara el mínimo daño
posible a la sociedad internacional en general y que concluyese con una paz estable (de
Vattel. The Law of the Nations, 1758).
Esta tradición de pensamiento alrededor de los conceptos de guerra justa tiene el mérito de
ir articulando una visión racional de la guerra y se plantea la necesidad de limitar el uso de
la misma, sólo para casos concretos y muy determinados por la ley como expresión de la
razón. (Waltzer, 2001). El Jus ad bellum (el derecho a la guerra, o sobre las razones que
justifican iniciar una guerra), el Jus in bello (el derecho durante la guerra, o cuales sus
límites) y el Jus post bellum (el derecho de la postguerra, o cómo acabar la guerra para
que cree condiciones para la paz) generan las bases de la filosofía política sobre las giran
buena parte de los debates sobre construcción de paz que analizaremos en próximos
capítulos.
Estos avances de la filosofía política se constituyen en precursores del concepto de guerra
que se configuró en la ilustración y de las primeras voces que plantearon la necesidad de
hacer de la guerra algo “ilegal”.
En el siglo XVIII autores ilustrados como Immanuel Kant empezaron a concebir la guerra
no como parte del orden natural o como instrumento necesario para imponer el poder, sino
como un anacronismo inútil, perpetuado por aquellos que sacaban provecho de ella (Kant,
1795. Sobre la Paz Perpetua). De acuerdo a su propuesta a modo de tratado de paz, los
estados debían encontrar un orden y un sistema jurídico político que favoreciera la paz y
que definiera la guerra como algo ilegal.
En su tratado, Kant establece medidas concretas para evitar la guerra entre los pueblos tales
como la necesidad que los Estados no interfieran en la política interna de otros estados de
forma violenta o la recomendación explícita que en ningún acuerdo de paz existieran
clausulas que sentaran las bases para futuras confrontaciones.
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Por primera se articula vez una concepción pacifista moderna. Esta idea se desarrolla bajo
los ideales de la ilustración y del liberalismo político y económico, convirtiéndose en una
de las propuestas políticas e ideológicas con mayor fuerza aún hoy en la actualidad. Como
veremos más adelante, muchos de los debates actuales sobre construcción de paz en la
actualidad giran aún entorno a los conceptos de la “paz liberal”, “de los ideales libertarios y
emancipatorios” o la “democratización” definidos en el siglo XVIII y principios del XIX.
En esta nueva configuración de la historia, Howard nos recuerda como la guerra adoptó una
nueva justificación: la guerra como garante del orden internacional en un contexto en donde
se estaban consolidando los Estados-nación (frente al estado feudal) y la soberanía
alrededor de los conceptos el territorio, la lengua, la identidad. Además, en pleno proceso
colonizador se abrieron nuevos horizontes territoriales, y se pretendió extender el orden y la
civilización europea al resto del mundo: la misión civilisatrice (Howard 2001).
Por otro lado y en paralelo, aparecieron los ideales socialistas -otro hijo ilustre de la
ilustración, de la Revolución Francesa, de la Revolución Industrial, del advenimiento del
capitalismo y el proletariado-. Henri de Saint-Simon, Charles Foubier, Karl Marx, entre
otros sentaron las bases para la configuración de un nuevo orden político alternativo y en
competencia con el liberalismo con visiones diferentes del mundo y sobre cómo establecer
un orden social justo y pacífico.
En estos años, dos grandes bloques ideológicos empezaron a configurar el mundo
occidental y las principales tensiones que definieron los procesos políticos en adelante. A
principios del Siglo XX, la consolidación de este conjunto de ideas políticas tan poderosas
y el uso que las élites políticas hicieron de las mismas, originó la Primera Guerra Mundial y
no mucho después la Segunda Guerra Mundial. De nuevo la guerra se constituía como juez
y parte en los procesos de cambio y continuidad en el sistema político mundial y en la
forma de construir legitimidades respecto al poder político encarnado por las élites
gobernantes.
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Pero algo estaba cambiando en el mundo. A finales del siglo XIX y principios del XX
empezaron a mezclarse con fuerza los ingredientes que permiten pensar la paz como una
idea a tomarse en serio. Destacamos tres hechos: uno, la creciente necesidad de humanizar
la guerra. Dos, la consecuencias catastróficas del desarrollo de las nuevas tecnologías de la
guerra. Y, tres, el creciente desarrollo de marcos institucionales pensados para evitar la
guerra y resolver las disputas internacionales por medios pacíficos. Veamos un poco cada
uno de estos puntos:
1. Durante el siglo XIX -y sobre todo tras las dos guerras mundiales del siglo XX- se fue
consolidando en Europa un sentido humanitario enfocado a atender el dolor causado por las
guerras, en particular de aquellos que las protagonizaban y la sufrían más directamente. Se
hizo necesario atender las consecuencias más salvajes de los enfrentamientos bélicos, en
particular los miles de soldados que quedaban heridos en los campos de batalla. Bajo este
sentido compasivo se fue desarrollando en la segunda mitad del siglo XIX los principios
humanitarios en el marco de la guerra. Una de las primeras voces en articular estos
principios fue Henry Dunant, ciudadano Suizo (Boissier, 1985). Dunant, tras ser testigo
directo de las consecuencias de la guerra en el marco de la Batalla de Solferino, Italia, y del
increíble número de soldados heridos que dejó la batalla (-se cifra en más de 40.000)
organizó a la comunidades de los pueblos cercanos para socorrer a los soldados heridos en
combate. “Tutti fratelli” (“todos hermanos”) era el concepto utilizado por Dunant y el
conjunto de hombres y mujeres que acudieron al socorro de los heridos, atendiendo por
igual a todos los soldados de los ejércitos austriacos, francés y piamontés. De esta
experiencias, escribe Dunant el libro “Recuerdo de Solferino” en donde siembra la semilla
para las futuras sociedades de la Cruz Roja, y el Comité Internacional de la Cruz Roja
constituido finalmente en 1863. Con el Comité Internacional y a través de acuerdos entre
Estados nace el Primer Convenio de Ginebra, en el cual por primera vez se crea un marco
de protección –el emblema de la Cruz Roja- para los soldados heridos en combate, se
impulsa un marco de neutralidad para el personal sanitario y los hospitales militares y se
consolida una institucionalidad especializada en atender bajo principios humanitarios y de
neutralidad al personal militar herido en combate. La guerra a pesar de todo podía tener un
rostro humano.
12
2. La primera y la segunda Guerra Mundial por su alcance global, por el elevado número de
países involucrados y sobre todo por el uso creciente de nuevas tecnologías y estrategias
militares mostraron crudamente las consecuencias catastróficas de las guerras y el
crecimiento exponencial de las víctimas civiles en el marco de las mismas. La aviación
militar, las armas químicas y biológica y sobre todo, las armas nucleares, crearon una
sensación colectiva que la guerra se estaba convirtiendo en un instrumento no solo de
destrucción masiva, sino que ponía incluso en riesgo la propia supervivencia de la especie
humana.
3. En estos años también se produjeron los primeros intentos claros de crear instituciones,
un marco jurídico y una diplomacia capaz de reemplazar la guerra a través de un nuevo
orden y equilibrio en donde los Estados fueran capaces de resolver sus disputas de forma
pacífica. Por ejemplo, en 1899, el Zar Nicolás II convocó la Primera Conferencia de Paz de
la Haya en donde se sentaron las bases para un sistema de resolución pacífica de las
disputas internacionales, y se creó la Corte Permanente de Arbitraje como su instrumento
central (Van den Dungen y Wittner, 2003).
Estos tres elementos de cambio, facilita la progresiva generalización de la idea que la
guerra debía limitarse y que era necesario tomarse más en serio la paz como apuesta en el
marco del ya sistema político mundial (Attina, 2001). Las ideas de la guerra justa
empezaban a salir del baúl de la filosofía política y de la reflexión ética de unos pocos
ilustrados, para convertirse en orientaciones normativas y políticas básicas, fundamento de
una nueva arquitectura institucional que ordenara el mundo y la relación entre estados. La
paz como algo más que un ideal, la paz como una práctica política necesaria, empezaba a
configurarse como una institución de utilidad para el ser humano y para ordenar las
relaciones entre los Estados.
En este marco histórico, tras la segunda Guerra Mundial, se conforma las Naciones Unidas,
que es hasta el día de hoy el esfuerzo más reseñable de institucionalizar la paz como
elemento fundamental del orden mundial. La paz empieza a ser una idea y una necesidad
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con amplia resonancia y un substituto necesario a la guerra. Cómo expresión más clara de
este argumento, la Carta de Naciones Unidas prohíbe la guerra excepto para casos de
legítima defensa y para restablecer el orden y la legalidad del sistema internacional. En el
preámbulo de la Carta los Pueblos de las Naciones Unidas se proclaman que la misma se
establece para “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos
veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles”. Del
mismo modo en el documento se empieza a develar una relación que será fundamental para
entender por qué del concepto de paz, se pasa a la necesidad de la construcción de paz. La
Carta afirma que es necesario “promover el progreso social y a elevar el nivel de vida
dentro de un concepto más amplio de la libertad”. (Naciones Unidas, 1945).
Desde esta lógica, la gran novedad de la Carta de Naciones Unidas es que articula la
dimensión de la seguridad y la prevención de la guerra y los conflictos con la dimensión del
desarrollo económico, social y la cooperación entre los pueblos. No solo se busca mantener
la paz y la seguridad internacional a través de una serie de mecanismos recogidos en los
capítulos VI (Arreglo pacífico de controversias) y, VII (Acción en caso de amenazas a la
paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión); sino que se establece también una
relación directa entre la paz internacional, la cooperación y amistad de las naciones y el
desarrollo de condiciones de estabilidad y bienestar de los pueblos a través del impulso de
niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos, condiciones de progreso y
desarrollo económico y social y el respeto a los derechos humanos (Cap. IX. Art.1)
(Naciones Unidas, 1945).
Esta relación entre la agenda de seguridad, la agenda de los derechos humanos y la agenda
del desarrollo es clave para entender más adelante el concepto de la paz como algo que se
puede construir.
En síntesis, de la degradación de la guerra, y de la guerra como institución política y social
que en algún momento se mostró de gran utilidad en el devenir histórico germinó con
fuerza la necesidad de la paz como un valor y una práctica irrenunciable, aunque solo fuera
para salvaguardar la vida humana.
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La historia nos muestra que el sistema de la guerra fue capaz de adaptarse a la realidad
histórica en cada momento porque pudo cumplir una serie de funciones determinadas en
beneficio de una serie de intereses y relaciones de poder. Pero, la propia evolución de la
guerra como institución llevo al desarrollo de paz como una idea latente en la evolución del
ser humano, que en un momento determinado puede encontrar las condiciones necesarias
para germinar y para desarrollarse como institución que ordene y le de sentido –el mismo
sentido que le dio la guerra en el pasado- al devenir histórico y a la configuración del
sistema político mundial. (Rapaport, 1989; Howard 2001).
Desde esta lógica, del rechazo a la guerra como una institución útil, acompañado de un
rechazo moral por las consecuencias de la misma, se consolida en el siglo XX una serie de
ideas, instituciones, ideologías… que buscan conseguir que la guerra deje de ser una
institución útil, y sea substituida por la paz como otra construcción y otra normatividad más
sólida para el ser humano.3 La paz puede convertirse en una institución, una idea útil, que
en un momento determinado puede cumplir la misma función social que la guerra jugó en
el proceso de evolución de las sociedades.
2.2. De la paz a la construcción de paz
Del rechazo a la creciente y masiva capacidad destructora de la guerra nace la búsqueda de
la paz como un necesidad imperiosa para promover el orden internacional e incluso para
garantizar la supervivencia de la especie.
A pesar de los avances a mediados del siglo XX, el fin de la Segunda Guerra mundial y la
creación de Naciones Unidas no fueron suficiente para consolidar la paz como institución.
3 El matemático Anatol Rapaport se puede considerar como uno de los fundadores de la Investigación para la Paz. Una de las principales preguntas que dirigió su apuesta vital como investigador giró entorno a cómo el ser humano podía abolir la guerra como institución social y política del mismo modo que había sido capaz de abolir en gran medida la esclavitud durante el siglo XIX. Esta voluntad normativa y abolicionista permite pensar en Rapaport como uno de los fundadres de la investigación para la paz.
15
Las tensiones entre estados y entre modelos de paz, seguridad y desarrollo, trajo consigo la
división del mundo occidental, y a la postre de todo el planeta, en dos grandes bloques
políticos, económicos e ideológicos.
Naciones Unidas, sobre el papel la organización global encargada de preservar la paz y la
seguridad tras la II Guerra Mundial, quedó arrinconada frente a la lógica bipolar y la
confrontación total entre modelos antagónicos surgida de los acuerdos de Yalta. A pesar
de las buenas intenciones, y de la voluntad expresada en la Carta de Naciones Unidas al
vincular las agendas de paz y seguridad con las agendas del desarrollo económico y el
bienestar, desde mediados del siglo XX fue imposible avanzar en concreto.
El mundo bipolar, la guerra fría, la confrontación total entre dos propuestas de desarrollo
socioeconómico y político del mundo occidental provocó una separación clara entre las
agendas de la seguridad y las agendas y políticas de desarrollo.
En paralelo, pero separadas, se articularon dos arquitecturas político institucionales. Una
para gestionar cuestiones alrededor del desarrollo socioeconómico de los estados. Y, la
otra, para la paz y la seguridad. Y ambas, no solo no se retroalimentaban entre ellas, como
aspiraba la Carta de Naciones Unidas, sino que se convirtieron en agendas mutuamente
excluyentes.
Las cuestiones de seguridad tenía una agenda muy limitada centrada en la protección de la
integridad territorial, la defensa de la soberanía y la promoción de los intereses nacionales
de los estados, siempre en el contexto de la rivalidad bipolar entre el Este y el Oeste y de
las dos alianzas político militares que la sustentaban: la Organización del Tratado Atlántico
Norte (OTAN) y el Pacto de Varsovia. Los dos países hegemónicos, -EUA y URSS-,
determinaban las doctrinas de seguridad, el desarrollo de nuevas instituciones e
instrumentos políticos de seguridad, la percepción de las amenazas, el grado de
movilización militar, el desarrollo de la industria armamentística… así como determinaban
los escenarios en donde la guerra fría se calentaba en conflagraciones y/o guerras
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fratricidas luchadas por los pueblos en los márgenes y en las fronteras de los dos bloques
(Vietnam, Centro América, Korea, Cono Sur latinoamericano, Angola, entre tantos otros).
Por otro lado, la idea de desarrollo se asociaba exclusivamente al desarrollo económico de
los estados. La pobreza, la exclusión social, el hambre, el respeto de los derechos civiles y
políticos, eran cuestiones domésticas que los estados debían tratar por si mismos con la
única ayuda de la cooperación para el desarrollo de otros países suscritores a cada uno de
los bloques, de las agencias multilaterales y, en casos extremos, de la ayuda humanitaria.
Promover el bienestar socioeconómico y garantizar las necesidades básicas de las
poblaciones recaía dentro de las funciones de los estados soberanos los cuales podían
recabar el apoyo externo de las instituciones de Bretton Woods (Banco Mundial y Fondo
Monetario Internacional), de agencias donantes de carácter bilateral y multilateral, de las
agencias especializadas de Naciones Unidas o de las instrucciones e imposiciones de los
estados tutores y benefactores de cada uno de los bloques en los que se había dividido el
mundo (USA – URSS).
En este contexto, el concepto de paz propuesta por Naciones Unidas en Carta fundacional
fue cooptado por la guerra fría, un nuevo disfraz que asumía la guerra.
En 1989 todo cambió. El inesperado fin de la Guerra Fría, simbolizado en la caída del
Muro de Berlín, dejo a académicos y políticos sin referentes, sin saber el cómo y el por qué
de lo que había ocurrido en tan poco tiempo4.
Uno de los dos bloques políticos se derrumbó cual fichas de dominó y dejó libre,
victorioso, al otro bloque para poder ejercer su dominio hegemónico alrededor del mundo. 4 No es de extrañar por lo tanto que a partir de los 90 se genera una nueva revolución dentro de los estudios teóricos de las relaciones internacionales y de los estudios de seguridad. En la primera surgieron con fuerza posturas teóricas neo-positivistas: constructivismo, teoría crítica, postmodernismo y estudios feministas. En la segunda, se desarrollaron los estudios críticos de seguridad y los estudios constructuvistas, los cuales han pretendido crear una síntesis entre los postulados críticos y los estudios de seguridad tradicionales. Entre otros documentos se puede leer para entender el debate los siguientes referencias. En inglés, Smith (1997). Buzan, con Waever y de Wilde (1998). Buenas síntesis del debate en castellano Sodupe (2003). Sánchez Cano (1997).
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En este contexto, nuevos desafíos pasaron al primer lugar de la agenda internacional. Sin
la amenaza soviética, había que analizar de nuevo el mundo, entenderlo y afrontar la nueva
realidad con nuevos instrumentos e instituciones.
Dos grandes problemas pasaron con rapidez a los primeros lugares de la agenda política
internacional: la globalización y -como surgidas de la nada- las “nuevas guerras”.5
Por un lado, se promovió en foros internacionales la globalización como nuevo proyecto
que debía permitir el desarrollo, el orden y la paz del mundo bajo premisas liberales tanto a
nivel político como económico6.
Por el otro lado, la mayoría de los problemas a los que se enfrentaba la comunidad
internacional no tenían tanto que ver con las relaciones de poder entre las grandes
potencias sino con los conflictos civiles que alrededor del mundo provocaban tensiones
regionales, gran cantidad de víctimas civiles, catástrofes humanitarias (emergencias
humanitarias complejas), desmantelamiento y fragmentación de estados, tensiones étnicas
5 Como se entenderá no se sugiere que durante la guerra fría no existían estos problemas. Lo único que se afirma es que los ojos de las élites de occidente y en las agendas de investigación en los principales centros académicos estos problemas no ocupaban mucho interés en las agendas internacionales. Algo que cambio a partir de los noventa. Diversos autores han estudiado la naturaleza cambiante de los conflictos armados a lo largo de los últimos 500 años. Sobre el concepto de“nuevas guerras” y la naturaleza cambiante de las mismas se puede leer Azar, 1990. Holsti (1996). Kaldor and Vashee, 1997. Miall, Ramsbotham, Woodhouse, 1999. Stavanhagen, 1996). El concepto de “nuevas guerras” se refiere a la constatación de que la mayoría de las guerras desde el final de la II Guerra Fría tienen un carácter civil, es decir en el interior de los Estados. Esta característica la diferencia de las guerras de tradicionales, las cuales eran guerras interestatales. Según datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), de los 82 conflictos armados entre 1989 y 1992 solo tres eran conflictos entre estados. Muchos eran conflictos armados de carácter prolongado -más de la mitad llevaban activos más de 10 años-, internos a los fronteras políticas de los estados y, 65 de 79, ocurrían en países en vías de desarrollo. (UNDP, 1994) 6 Algunos autores, estirando al máximo las teorías de la paz liberal, llegaron a afirmar que el fin de la Guerra Fría era el fin de la historia y la victoria definitiva de occidente y su modelo político-económico sobre el resto del mundo. (Fukuyama, 1992). Una introducción a los debates teóricos sobre la globalización se encuentra en Held (1999).
18
y religiosas, inequidades e injusticia social, pésima gobernabilidad y corrupción, entre
otras afectaciones.7
Desde una perspectiva internacional las doctrinas de seguridad, las estrategias, los
instrumentos y las instituciones que fueron articuladas durante la Guerra Fría no estaban
pensadas para afrontar la nueva problemática y los nuevos conflictos civiles que
amenazaba la paz y la seguridad internacional.
Además, los efectos de la globalización, la creciente interdependencia económica,
comercial, financiera, ecológica e incluso ética, favoreció un reconocimiento generalizado
de que aquello que pasaba en el interior de los estados tenía importantes efectos
trasnacionales además de los efectos locales. La guerra en las repúblicas ex yugoslavas
afectaban de pleno al mediterráneo y países europeos. La pobreza, la criminalidad y la
emigración en Haití afectaba a países de la región caribeña e incluso a los EUA. El
genocidio en Ruanda se gestó y afecto profundamente a los países limítrofes pero también
a la conciencia de Europa. El comercio lícito e ilícito de bienes y servicios, la ayuda
humanitaria, las inversiones trasnacionales, los movimientos transfronterizos de personas,
las redes trasnacionales (legales o ilegales) tenían efectos locales y globales.
La comunidad internacional se vio empujada a pensar de forma holística sobre los
problemas a los que se enfrentaba y sobre como enfrentarlos. En este marco surgió con
fuerza el concepto de construcción de paz (peacebuilding).
En este marco histórico, así, la construcción de paz se puede entender como el resultado
práctico de la convergencia entre la agenda de desarrollo internacional y la nueva agenda de
la seguridad tras el fin de la Guerra Fría. De forma preliminar, y como definición de
trabajo, la construcción de paz son aquellos esfuerzos socio-políticos de diferentes actores
(locales - internacionales, públicos – privados) que tienen como objetivo, en todas las fases
de los conflictos socio-internacionales, parar la violencia y la confrontación armada, y
7 Sobre el concepto de catástrofe humanitaria, en concreto el concepto de emergencia humanitaria compleja, se puede leer Klugman (1999). Väyrynen (1996). Sanahuja (2002)
19
promover el desarrollo socioeconómico, la seguridad de las personas y la construcción de
una sociedad sostenible capaz de gestionar sus conflictos de forma no violenta.
Desde esta definición, la construcción de la paz va más allá de una concepción militar y
diplomática del concepto paz (más centrado en el concepto del peacemaking o el
peacekeeping) dado que pretende afrontar las causas que provocan la violencia en los
conflictos contemporáneos, incluidos factores estructurales, socio-culturales, económicos y
medioambientales. Es en este último sentido que la construcción de la paz se puede
entender como el espació en donde converge la nuevas agendas post-guerra fría de la
seguridad y la agenda tradicional del desarrollo. (Tschiri, 2003, 2010)
20
Capítulo 3. Una mirada empírica, descriptiva y analítica al concepto de construcción
de paz. Hacia su operacionalización como emprendimiento político.
En el capítulo anterior se ha argumentado que la paz como concepto e institución ha ido
ganando espacio en el mundo contemporáneo cómo una alternativa a la guerra. En los
últimos 30 año, la paz, además ha pasado a ser un valor político, una institución que se
puede construir. En este epígrafe nos centramos en conocer cómo el concepto de
construcción de paz ha evolucionado en los últimos 30 años. A través de una mirada
empírica y descriptiva se identifican los principales hechos que nos permiten mostrar la
importancia que ha tenido el concepto de construcción de paz como instrumento político y
orientación normativa para intervenir en contextos de conflictividad armada durante el
conflicto o tras un acuerdo de paz. En un esfuerzo analítico se busca ordenar el concepto de
construcción de paz, a modo de mapa para la navegación y estado del arte sobre el tema.
3.1. Orígenes políticos y académicos del concepto construcción de paz.
El concepto de construcción de paz (peacebuilding) empieza a generalizarse en la literatura
y en el lenguaje político durante los años 90, con la finalización de la Guerra Fría, en
particular tras la presentación por parte del Secretario General de Naciones Unidas Boutros
Ghali del documento Una Agenda para la Construcción de Paz. (UN General Assembly,
1992)8
Durante la Guerra Fría y desde la redacción y aprobación de la Carta Fundacional de
Naciones Unidas, esta organización utilizaba fundamentalmente dos instrumentos en el
marco de su mandato como garante de la paz y la seguridad internacional. Uno, el
denominado mantenimiento de la paz (peacekeeping); y, otro, el logro negociado de la paz
(peacemaking) a través de esfuerzos diplomáticos y buenos oficios.
8 Este primer punto desarrolla el origen y la evolución del concepto de construcción de paz con cierto énfasis en los desarrollos del mismo en el marco de Naciones Unidas. Esta organización, como marco multilateral en el que están representados casi todos los Estados del mundo lidera la reflexión sobre la temática.
21
Estos dos instrumentos estaban a disposición de Naciones Unidas para facilitar los ceses al
fuego y acuerdos de paz entre actores internacionales, fundamentalmente estados en
conflicto armado. La concepción de paz predominante era fundamentalmente negativa: se
ponía el énfasis en el cese de algo -la guerra-, en vez de la construcción de algo nuevo -la
paz.
Con el fin de la Guerra Fría la situación cambió substancialmente. Si bien, Naciones Unidas
y otros actores no renunciaron a sus operaciones de paz y al ejercicio de buenos oficios de
acuerdo con lo estipulado en los capítulos VI y VII de la Carta de Naciones Unidas, en el
discurso y en las prácticas de la organización empezó a utilizarse un concepto políticamente
nuevo como era la construcción de paz, es decir el peacebuilding.9
El origen del concepto construcción de paz se puede encontrar en los estudios de
investigación para la paz los cuales empezaron a tomar forma en los años 70 del siglo XX.
El concepto es mencionado por primera vez por el investigador noruego Johan Galtung.
Para este autor la construcción de paz es “un emprendimiento político que tiene como
objetivo crear paz sostenible enfrentando las causas estructurales o profundas de los
conflictos violentos a partir de las capacidades locales para la gestión pacífica de los
mismos” (Galtung, 1976: 297-298; 1996).
Naciones Unidas optó por una interpretación del concepto menos amplia que la propuesta
por Galtung. Se refería a una serie de actividades para consolidar los esfuerzos tradicionales
de la ONU en el marco de sus operaciones de paz, es decir, como un complemento al
mantenimiento de la paz y a la facilitación o logro de la paz. La construcción de paz post-
conflicto se entendió entonces como la acción de identificar y apoyar estructuras que
fortalecieran y solidificaran la paz con el objeto de evitar la recaída en el conflicto (UN
General Assembly, 1992). El concepto estaba muy centrado en la paz entre naciones y
Estados.
9 La Carta de las Naciones Unidas se puede encontrar en: www.un.org/spanish/aboutun/charter/index.htm
22
Pronto, esta mirada de la paz entre naciones, se complementó políticamente con una
concepción de consolidación de la paz dentro o en las naciones. (UN General Assembly,
1995a). La realidad mostraba que si bien habían disminuido el número de guerras entre
Estados, en muchas regiones del mundo estaban aumentando las situaciones de conflicto
armado interno y las situaciones de crisis humanitaria. El ejemplo paradigmático fue el
genocidio en Rwanda en 1994. En las denominadas nuevas guerras las víctimas eran
fundamentalmente civiles (Kaldor, 1999) 10. Estos desarrollos políticos se vieron afianzados
por una serie de avances normativos y políticos alrededor de un concepto innovador: la
seguridad humana, el cual vinculaba la temática de derechos humanos con la del desarrollo.
Cuadro 1: Conflictos arraigados o nuevas guerras
En términos políticos, las nuevas guerras se caracterizan, entre otros elementos, por la
desarticulación entre el Estado y la sociedad, presentándose situaciones en las cuales uno o
varios actores armados internos tienen la voluntad de articular, promover y/o imponer a
través de las armas proyectos sociales, políticos y económicos hegemónicos en todo el país
o en algunas regiones del mismo retando así, el contrato social y la unidad propuesta por el
Estado constituido. Esta desarticulación se explica sobre todo por profundas divisiones
sociales en términos de inequidad y desigualdad, falta de oportunidades para amplios
sectores poblacionales, divisiones étnicas o culturales y la incapacidad histórica del Estado
por constituirse como un arbitro efectivo de los conflictos de diversa índoles en el territorio
(grievances) (Berdal, Malone. 2000. Collier, et.al, 2003)
En términos económicos las nuevas guerras se caracterizan, entre otros elementos, por la
creciente importancia de la economía política de la guerra. Así, en la mayoría de los
conflictos armados se diluyen las motivaciones políticas de las mismas, en el marco de las
10 Nuevas guerras es un concepto acuñado por Mary Kaldor y otros autores durante los años 90 al referirse a la evolución de los conflictos armados y las nuevas características de estos tras la finalización de la Guerra Fría. Las guerras convencionales tenían como característica la confrontación entre ejércitos estatales, y las principales víctimas eran los militares. Las nuevas guerras se refiere a los conflictos intra-estatales entre fuerzas regulares e irregulares, con un fuerte componente transnacional, con un desprecio de las leyes de la guerra y el Derecho Internacional Humanitario, con fuerte predominio de las dinámicas de depredación y uso criminal de recursos legales e ilegales y con una fuerte afectación a la población civil que se encuentra entre los actores armados. (Kaldor, 1999)
23
llamadas economías de guerra. En estas, los actores armados pierden las fuentes de
financiamiento tradicionales durante la Guerra Fría y necesitan proveerse de recursos para
sostener la guerra a través de economías paralelas, frecuentemente ilegales, tales como el
narcotráfico y el tráfico de piedras preciosas o otros mecanismos tales como el secuestro, la
extorsión o la depravación de recursos naturales (greed).
Las nuevas guerras, se caracterizan también por el incremento de las situaciones de crisis
humanitarias complejas. Estas son crisis humanas de gran complejidad, de carácter
recurrente, provocadas por la degradación de la guerra impulsada por las nuevas lógicas
militares. A diferencia de las guerras clásicas en donde la distinción entre civiles y militares
era clara, en las nuevas guerras se diluye esta distinción y el control sobre la población
civil y el control territorial se convierte en uno de los principios estratégicos de la guerra.
Esta situación se manifiesta por el uso y el abuso de la población civil por parte de los
actores armados y en consecuencia el uso como arma de guerra de estrategias causantes de
crisis humanitarias: desplazamiento forzado de personas y poblaciones, hambrunas,
reclutamiento forzado de personas (incluido el de menores de edad), uso indiscriminado de
minas antipersonal, acciones indiscriminadas y con mayor frecuencia tácticas terroristas.
Desde el concepto de seguridad humana se abogó políticamente por ampliar los sujetos de
la seguridad, incluyendo a los seres humanos, además del Estado, sujeto de la seguridad
tradicional. Entender al ser humano como el objeto de la seguridad provocó cambios
sustantivos a la hora de entender el papel de Naciones Unidas como garante de la paz y la
seguridad internacional.
En primer lugar, un buen número de Estados y múltiples actores civiles, empezaron a
preocuparse por la seguridad de los individuos y grupos sociales, afectados por las
situaciones de conflictividad armada tanto en aquellos conflictos entre Estados, como
aquellos conflictos dentro de los Estados. (PNUD, 1994)
24
En segundo lugar, se enriqueció el concepto de paz: esta ya no sólo se entendía como el
cese al fuego que lleva a un acuerdo –una visión de paz negativa de acuerdo a la
conceptualización de Galtung (1996)- sino que se introduce una concepción de paz positiva
-algo que hay que edificar buscando la seguridad de las personas, la estabilidad estructural
de los Estados en el marco de transformaciones democráticas, sociales, culturales y
económicas que hagan de la guerra un recurso político innecesario.
En tercer lugar, al tener que construir la paz, se inicia una fuerte reflexión sobre los medios
para esta construcción y se empieza a promover con fuerza otras agendas internacionales:
en particular se inicia a evidenciar la complementariedad entre construcción de paz, los
procesos de democratización y buen gobierno, la protección de los derechos humanos, la
promoción del desarme convencional y la limitación del uso de algunas armas en especial,
armas ligeras, minas antipersonal, bombas de racimo y la promoción del desarrollo
humano.
En cuarto lugar, aparece con fuerza el concepto de prevención de conflictos, entendido
como el impulso de las reformas estructurales en los países para que se disminuya el riesgo
de que las divisiones sociales, económicas, políticas, étnico-culturales e incluso la
conflictividad por recursos naturales y ambientales se conviertan en factores promotores de
violencia armada.11 Este compromiso se expresa en las palabras de Kofi Annan al afirmar
que las Naciones Unidas y los actores de la comunidad internacional debían pasar de una
cultura de la reacción a una cultura de la prevención trabajando de forma conjunta y
cercana con los gobiernos y la sociedad civil para el desarrollo de estrategias
comprehensivas para enfrentar las causas profundas y arraigadas antes de que los conflictos
estallaran en violencia (Annan, 2001, 2006).
Desde esta nueva mirada, la construcción de paz se puede explicar como el producto de la
convergencia entre las agendas de la seguridad humana y las agendas del desarrollo y la
11 La prevención de conflictos tiene como uno de sus principales objetivos “abordar las causas profundas de carácter socioeconómico, cultural, ambiental, institucional y de otro tipo que a menudo subyacen bajo los síntomas políticos inmediatos de los conflictos (…) lo cual requiere un enfoque global que abarque medidas de carácter político, diplomático, humanitario, de derechos humanos, de desarrollo, institucional y de otro tipo a corto y a largo plazo”. (Annan, 2001)
25
democratización. La prevención de los conflictos violentos, la construcción de paz y el
desarrollo humano sostenible son actividades complementarias que se refuerzan la una a la
otra, y que requieren de un enfoque global a corto, mediano y largo plazo, para proveer
seguridad a las personas, pero también alternativas de vida digna. Proteger la vida y la
promover una vida con dignidad podría resumirse como el gran reto para la construcción de
la paz.
Cuadro 2: Seguridad Humana
Existe el consenso político y académico entorno a la idea que la seguridad humana busca
principalmente proteger la seguridad de los individuos. El concepto de seguridad humana,
en términos amplios, es usado para describir el conjunto complejo e interrelacionado de
amenazas sobre las personas, asociadas con las guerras civiles, los genocidios y otras
afectaciones masivas como el desplazamiento, catástrofes naturales y antrópicas,
hambrunas, entre otros. A partir de aquí, el consenso entre los académicos y las
instituciones se rompe, sobre todo a la hora de discutir sobre cuáles amenazas hay que
buscar protección y quiénes son los garantes de tal protección. Una mirada, “reducida” de
la seguridad humana, pone el énfasis en las amenazas que sufren las personas por hechos de
violencia causadas por otros seres humanos en particular en contextos de crisis y conflicto
armado. Esta mirada reconoce que la dimensión humana de estas amenazas no esta
únicamente asociadas a factores sociales y culturales sino también a factores estructurales
como la pobreza, la debilidad del Estado y otras formas de exclusión e inequidad social,
política y económica. Se aboga por una concepción reducida del concepto de seguridad
humana en aras de poder instrumentalizar el concepto y hacerlo operativo para la acción
política de los estados (Mack, 2005). Una mirada más “amplia” de la seguridad humana
expresa que la consideración de amenazas debe ampliarse a situaciones como las
hambrunas, las enfermedades, los desastres naturales, dado que estos afectan a las personas
en mayor medida que las amenazas de la violencia. (PNUD, 1994. Commission on Human
Security, 2003)
26
Con esta concepción novedosa de la seguridad humana y de la construcción de paz,
Naciones Unidas y sus países miembros pudieron desarrollar una serie de nuevos
instrumentos. Así, en el Suplemento a una Agenda de Paz en 1995, el Secretario General
de Naciones Unidas enfatiza la necesidad de fortalecer la dimensión humanitaria del trabajo
de la Organización y la necesidad de desarrollar nuevas áreas de trabajo: programa de
desarme (sobre todo de armas ligeras), programas contra las minas antipersona, programas
de desmovilización, desarme y reinserción (DDR), programa de repatriación de refugiados,
iniciativas de reforma estructural de las fuerzas de seguridad, estrategias de justicia
transicional, marcos de protección de los derechos humanos, etc.
En la misma línea, el año 2000, el Informe sobre Operaciones de Paz de Naciones Unidas
o –Informe Brahimi- enfatiza la importancia de la construcción de paz y la prevención de
los conflictos en los procesos de transición de la guerra a la paz. Para lograrlo, el Informe
recomienda que se desarrolle en Naciones Unidas una arquitectura institucional más sólida
encargada de la construcción de paz y su coordinación poniendo énfasis en fortalecer el
instrumento de las “operaciones de paz” (Naciones Unidas, 2000) 12. Así, en el primer
quinquenio de siglo XXI, en el marco del proceso de reforma de Naciones Unidas, la
construcción de paz llegó al corazón de las actividades de esta institución y en el marco del
sistema político mundial al crearse la Comisión de Construcción de Paz (Peacebuilding
Commission), la Oficina de Apoyo a la Comisión y un Fondo de Naciones Unidas para la
Construcción de Paz.13 (Annan 2004, 2005)
Esta Comisión se constituye así en un hito para el propio concepto de la construcción de
paz, porque se institucionaliza un espacio político y una serie de instrumentos técnicos y
financieros que permiten el despegue de esta idea como un concepto autónomo y a la vez
12 El Informe Brahimi ahonda en el proceso de convergencia entre los temas de seguridad alrededor de la construcción de paz y los temas del desarrollo como construcción de paz: “La construcción de paz es, de hecho, una mezcla de actividades políticas y de desarrollo orientadas hacías las fuentes del conflicto” (párrafo 44). A/55/305-S/2000/809. 13 Oficialmente la creación de la Comisión de Construcción de Paz ocurre en la Cima Mundial del 2005 y como consecuencia de una Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a finales de ese año (Annan, 2004, 2005).
27
complementario frente a los instrumentos tradicionales de Naciones Unidas para preservar
la paz (el mantenimiento y la facilitación de paz).
Para la Comisión, la construcción de paz involucra una serie de medidas orientadas a
reducir el riesgo de caer o recaer gradualmente en situaciones de conflictividad a través del
fortalecimiento de las capacidades nacionales en todos los niveles de la gestión de
conflictos, y preparar así las bases para la paz y el desarrollo. Se entiende el proceso como
un esfuerzo complejo, a largo plazo, que sea capaz de enfrentar las causas profundas de los
conflictos, que asiente y consolide las condiciones necesarias para la paz positiva y auto-
sostenible. Así, la construcción de la paz debe enfocarse en los temas principales que
afecten los fundamentos de una sociedad y del Estado, de esta manera busca incrementar la
capacidad y legitimidad de los Estados para que con efectividad lleven a cabo sus
funciones. (Annan, 2004. 2005)
3.2. Construcción de paz como concepto discutido
A pesar de los avances importantes, el concepto de construcción de paz es un concepto aún
discutido y que se presta a diversos usos incluso a veces contradictorios.
Muchas instituciones internacionales, nacionales y locales han adoptado denominaciones y
definiciones propias que designan e incluyen algunos de los elementos de la construcción
de paz. Este hecho es otro indicador de la importancia política del tema en el marco del
sistema político mundial actual. Lógicamente, según las orientaciones políticas e
ideológicas de cada uno de estos actores, sus conceptos pondrán un énfasis determinado a
su concepción sobre el tema (Barnett, 2007). 14
Sin entrar en detalle, unas instituciones, connotan a través de las construcción de paz o
conceptos conexos, una voluntad para promover procesos de transformación y reforma de
14 Entre los varios conceptos destacamos algunos: Gestión de crisis, prevención y gestión de conflictos, rehabilitación y reconstrucción, recuperación/reconstrucción postconflicto, estabilización, desarrollo y construcción de paz, misiones de paz multidimensionales, consolidación de la paz, asistencia para la reconstrucción, cooperación internacional para la paz, etc.
28
aquellas sociedades que salen de conflictos armados. Desde esta mirada, la construcción de
paz se constituye como un concepto transformador que va más allá del mantenimiento de la
paz y la diplomacia y se constituye como una orientación normativa y política para
promover diversas agendas. Por ejemplo, el desarrollo socio-económico equitativo y
sostenible en pos de la justicia social; una gobernabilidad responsable, democrática y
transparente; unos sistemas de justicia imparciales y eficaces; un sistema de derechos
humanos, garante y protector; una concepción de la seguridad humana que rompe el
paradigma dominante centrado en la seguridad de los estados, entre otros.
Otras instituciones, desde otras orillas ideológicas, se han apropiado del concepto de
construcción de paz para remitirse a procesos menos ambiciosos y transformadores,
centrados en garantizar el orden, la estabilidad y la seguridad en países que sufren procesos
de transición – a veces impuesto por acciones militares- de un régimen político a otro.
Esta multiplicidad de interpretaciones sobre el concepto de construcción de paz es uno de
los elementos que hace del mismo una concepto aún muy disputado, arena de grandes
debates en el marco de diversas agendas de investigación académica como por ejemplo las
relaciones internacionales. A continuación, hacemos un esfuerzo analítico para identificar
los factores fundamentales de la construcción de paz. Y en el capítulo 4, se identifica los
principales debates teóricos abiertos sobre esta agenda de investigación.
3.3. Una mirada analítica al concepto de construcción de paz. Hacia la
operacionalización del concepto como emprendimiento político.
Más allá de los usos políticos que se le puedan dar al concepto de construcción de paz, en el
marco de los avances conceptuales sobre el tema, podemos identificar dos formas de
entender estos esfuerzos. A continuación, como una propuesta analítica, caracterizamos
estas dos formas como 1. El modelo global – internacional (o político institucional); y, 2. El
modelo local – solidario.
29
Estos dos modelos no son incompatibles entre sí y a menudo conviven en un mismo
territorio en conflicto (Paladini 2003).15 Simplemente nos sirven para identificar algunos
rasgos de lo que podría ser una propuesta de construcción de paz integradora que integra
elementos importantes de ambas formas de entender esta realidad. Se identifica también
algunos retos éticos y metodológicos abiertos que están planteados en las discusión
internacional sobre las prácticas de la construcción de paz.
3.3.1. Construcción de paz desde los esfuerzos internacionales: modelo global
internacional o político institucional
Existe una mirada sobre la construcción de paz muy influida por las operaciones de paz
impulsadas por Naciones Unidas en diversos países del mundo. Desde estas propuesta la
construcción de paz se entienden como un esfuerzo liderado por actores internacionales que
llegan a un Estado afectado por un conflicto armado para impulsar una serie amplia de
actividades en lo político (orden público, seguridad, reformas institucionales…) que abran
las puertas a reformas más profundas en otros ámbitos como el económico o el social.
Los esfuerzos se centran en crear las condiciones de seguridad y orden público que
permitan poco a poco iniciar procesos de reforma y transición política hacia sistemas de
gobierno estables (no necesariamente siempre democráticos), y hacia cierto desarrollo
económico y niveles de integración en el contexto internacional (mercados, sistema
financiero internacional, marco de protección de derechos humanos, etc.)
Esta propuesta suele implementarse en países donde los Estados son calificados como
fallidos o en procesos de transición de la guerra a la paz, con fuertes mandatos
internacionales emanados desde el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (como en los
casos de Afganistán, Burundi, Sierra Leona) o como consecuencia de lógicas de poder
unilaterales en el marco del sistema político mundial (el caso de Irak, Afganistan). La
15 Propuesta analítica desarrollada por el autor en el marco de sus estudios e investigaciones sobre el tema de construcción de paz en el 2003.
30
primera es una expresión de la construcción y consolidación de la paz, la segunda con la
imposición de la paz o peace enforcement.
Suelen ser procesos multilaterales, de alta visibilidad, con la presencia de decenas de
organizaciones internacionales de diversa índole, con un apoyo en recursos políticos,
económicos, técnicos y de personal importante, acompañados siempre con fuerzas de
mantenimiento de la paz u otros contingentes militares y que cuentan con mandatos
emanados del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, limitados en el tiempo.
A menudo reciben el nombre de operaciones complejas de paz. Recientemente, empiezan a
involucrar muchos de los instrumentos de la construcción de paz desde lo local como
ocurre en Sierra Leona, en donde, la operación de paz impulsada por la Oficina Integrada
de Naciones Unidas (UNIOSIL) ha cambiado en agosto del 2008 a denominarse Oficina
Integrada de las Naciones Unidas para la Construcción de la Paz (UNIPSIL)16.
3.3.2. Construcción de paz desde lo local. Modelo local – solidario.
Una mirada alterna entiende la construcción de paz como un esfuerzo que hay que hacer
desde las comunidades y territorios afectados por el conflicto armado; con, junto y desde
los actores locales, con visiones y procesos transformadores en lo político, lo económico, lo
cultural, lo social y lo ambiental. Este esfuerzo se centra en el acompañamiento político,
técnico y financiero a las capacidades, actores y procesos endógenos constructores de paz.
Sus actores son las comunidades de base, acompañados por otros actores locales e
internacionales solidarios como ONGs, agencias de cooperación técnica internacional,
thinks tanks o centros de investigación-acción, agencias de Naciones Unidas, movimientos
internacionales de solidaridad, iglesias, gremios, los propios Estado a través de algunas de
sus políticas, entre otros. A menudo el trabajo está apoyado por agencias de Naciones
16 Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del 4 de agosto del 2008. www.un.org/apps/news/story.asp?NewsID=27572&Cr=Sierra&Cr1=Leone (Consultado el 5 de agosto del 2012)
31
Unidas y otros actores de cooperación internacional en el marco de sus mandatos concretos
y de sus políticas humanitarias y de cooperación.
Estas comunidades son las más expuestas, vulnerables y en riesgo a causa de la situación de
conflicto, dado que viven donde éste se desarrolla con toda su intensidad y a menudo han
sufrido la violencia en sus propios vidas. A diferencia de los actores externos, que en
cualquier momento pueden salir del contexto conflictivo, los actores locales permanecen en
el mismo y para ellos responder de una u otra manera a la guerra no es una opción, sino una
necesidad. (Anderson y Olson, 2003)
Las actividades que se realizan, desde está perspectiva, están centradas en temas como el
desarrollo de capacidades, la educación para la paz, la consolidación de redes sociales, el
impulso de marcos de protección de derechos humanos, las acciones afirmativas hacia
poblaciones específicas, la atención humanitaria, el fortalecimiento institucional de actores
de gobierno de los niveles locales y regionales, el desarrollo local rural, la asesoría a
políticas públicas de atención a víctimas, la creación de comunidades de paz, entre otros.
Estos son esfuerzos menos visibles, débiles y apenas son reportados por medios de
comunicación. A menudo son un sinfín de actividades nobles y ambiciosas, pero
desarticuladas entre sí y sin visión estratégica para la construcción de una paz a largo plazo.
3.4. Hacia una propuesta integradora de los enfoques para la construcción de paz
Como hemos afirmado, estos dos modelos de construcción de paz no son necesariamente
incompatibles. A menudo se opta por una opción más robusta e internacional centrada en
las operaciones de paz de Naciones Unidas y con cierta énfasis en el impulso institucional
del estado (statebuilding). Otras veces, en se adopta un enfoque centrado en el
acompañamiento a los esfuerzos endógenos de paz impulsados por los actores locales. A
menudo se combinan ambos enfoques. Hoy en día se acepta que las operaciones de paz
deben contar con un componente civil, con un acompañamiento al desarrollo de las
32
capacidades locales para la construcción de paz y la democracia local en aras de garantizar
la sostenibilidad de los esfuerzos de los actores externos.
Del mismo modo, es necesario que los esfuerzos locales de construcción de paz integren
una perspectiva de trabajo regional que involucre a los actores internacionales que influyen
en ese contexto local y se traten efectivamente las dimensiones transnacionales de la
conflictividad.17
En la reflexión académica y política sobre construcción de paz se puede identificar una
serie de elementos importantes para entender este concepto. Son algunos principios y
orientaciones normativas que se están constituyendo como la base orientativa para la
justificación, el diseño y el impulso de iniciativas de construcción de paz.18
Estos principios y orientaciones normativas se presentan a continuación como una
propuesta en construcción realizada por el autor de este trabajo de investigación la cual
intenta integrar los modelos de construcción de paz presentados arriba.
Esta es una propuesta analítica abierta, pues mucho de los temas debates presentados están
aún en discusión. En esta lógica, se presenta también algunos de los retos éticos y
metodológicos abiertos en la reflexión sobre el tema.
Así, una propuesta integradora de construcción de paz, se edificaría sobre las siguientes
bases conceptuales y normativas.
3.4.1. Responsabilidad de proteger y acompañar.
17 La combinación de prácticas y sobre todo estrategias de construcción de paz que combinen y articulen mejor las dinámicas locales y solidarias de construcción de paz (normalmente con una lógica bottom-up) con las dinámicas político institucionales (normalmente top-down) es uno de los temas abiertos en la agenda de investigación sobre la construcción de paz, tanto desde las propuestas políticamente orientadas como desde las lecturas críticas. En el capítulo 3 se ahonda en este tema. 18 Un principio se entiende como un estándar normativo que se ha mostrado útil para la toma de decisiones políticas sobre la construcción de paz; una orientación normativa es un consejo o sugerencia que recomienda una determinada acción en una circunstancia particular.
33
La construcción de paz tiene sus bases normativas en la concepción de la seguridad
humana, es decir, busca proteger a las personas, en particular las civiles, de los riesgos y
amenazas originadas por las situaciones de criminalidad, violencia política y conflictividad
armada. Dada la creciente afectación por los conflictos armados en la población civil en el
marco de las nuevas guerras, se considera políticamente necesario acompañar a países
afectados por conflictos armados, tanto en el marco del mismo, como cuando se abren
espacios para el fin de las hostilidades, la firma de acuerdos de paz y su implementación.19
(Smith, 2004. Call y Counsens, 2007).
En el Derecho Internacional Público se esta configurando un derecho a intervenir para
proteger a las personas –algunos autores incluso expresan la legitimidad de las
intervenciones coercitivas- en contextos en donde se violan de forma masiva los derechos
humanos, y para impedir que las situaciones conflictivas en fase bélica se extiendan a otras
regiones (Evans y Sahnoun, 2001). Este derecho a intervenir ha generado una amplia
controversia, no obstante es invocado por diversos actores para justificar sus acciones en
terceros países desde mandatos y propuestas humanitarias y de derechos humanos, hasta
con propuestas de carácter coercitivo en el marco de la “lucha contra el terrorismo” o
“intervenciones humanitarias” así como otros énfasis y apuestas políticas en marco del
sistema político mundial.
3.4.2. Primacía de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.
La construcción de la paz esta relacionada con la promoción y el desarrollo de marcos de
protección en derechos humanos efectivos, y del DIH en contextos donde la conflictividad
armada persiste. La primacía de los Derechos Humanos civiles y políticos y la
responsabilidad de proteger son así insumos esenciales -pero no suficientes- para la
construcción de paz. Es necesario también construir un marco de protección y desarrollo de
los derechos sociales, culturales y ambientales. Desde está lógica, uno de los temas
19 Este acompañamiento es necesario dado que un alto porcentaje de los acuerdos de paz fracasan (se regresa al enfrentamiento armado) en menos de 5 años (Smith, 2004. Call, Counsens, 2007).
34
esenciales de la construcción de paz está en el fortalecimiento de la capacidad de los
Estados para ser garantes del sistema de derechos sobre los que están construidos.
3.4.3. Responsabilidad de transformar para prevenir.20
La construcción de paz busca no sólo proteger a personas que sufren violencia y
violaciones de Derechos Humanos y DIH. Es necesario ampliar sus alcances al impulso de
procesos transformadores de los contextos conflictivos para que se reduzcan las
posibilidades de la violencia y se incrementen las posibilidades de la gestión no violenta de
la conflictividad en el marco de procesos de cambio social constructivo.
En esta lógica la construcción de paz debe considerarse como un emprendimiento
transformador sustentado en diversas dimensiones del cambio (cambio individual, cambio
en la forma de relacionarse entre las personas y las instituciones, cambios estructurales,
cambios sistémicos) y diversos ámbitos de transformación (Lederach, 2003). Para
Lederach, la construcción de paz “es algo más que la reconstrucción tras el acuerdo de
paz…”. “La construcción de paz es entendida como un concepto comprehensivo que
involucra, genera y sostiene un amplio conjunto de procesos, enfoques y fases que son
necesarias para transformar el conflicto hacia relaciones más sostenibles y pacíficas. El
término involucra un amplio conjunto de actividades que preceden y dan continuidad a los
acuerdos de paz formales. Metafóricamente, la paz no es vista solo como un momento en el
tiempo o una condición. Es una construcción social dinámica”. (Ledeach, 1997. p. 20, 75,
84-85)
De acuerdo a otros autores se pueden identificar al menos 5 dimensiones genéricas de
transformación en cada contexto conflictivo que surgen de 5 teorías de cambio
diferenciadas sobre la construcción de paz. (Miall, Rambsbotham, Woodhouse, 2007)
20 Se opta por una concepción de la gestión de conflictos centrada en la “transformación de conflictos” en vez de la “resolución de conflictos” considerando que la primera incluye muchos de los aprendizajes de la segunda, pero enriquece mucho la mirada y las prácticas de la construcción de paz. Sobre el debate entre una mirada u otras se puede leer en (Lederach, 2003).
35
- Transformar el contexto: dado que todos los conflictos están inmersos en un contexto
local, regional e internacional que los afecta directamente, la construcción de la paz
depende también de cambios y ajustes en el sistema político global y en los subsistemas
regionales y locales en los que se enmarca el conflicto determinado.
- Transformar las estructuras: dado que las causas profundas de los conflictos radican, la
mayoría de veces en la desigualdad de oportunidades y en situaciones de exclusión
provocada por estructuras económicas, culturales, sociales y políticas injustas, impulsar
cambios en estas estructuras, se constituyen en estrategia de construcción de paz.
- Transformar a los actores: por un lado, penalizar a aquellos grupos y líderes que
abogan por el uso de la violencia como herramienta política y estrategia de
supervivencia económica y enriquecimiento, y por el otro, apoyar –empoderar- a
aquellos actores que rechazan la violencia a la hora de promover objetivos políticos, y
fomentar la instalación de capacidades locales de paz.
- Transformar los temas: dado que los conflictos quedan articulados en torno de las
posturas que los actores tienen alrededor de una serie de cuestiones en el contexto
conflictivo, y que a menudo estas posiciones están muy polarizadas, transformar estas
cuestiones puede abrir eventualmente nuevos espacios discusión, diálogo y nuevos
caminos posibles para la gestión de la conflictividad.
- Transformar a las personas y a los grupos: Desde esta mirada, se opta por una teoría de
cambio centrada en las dimensión psicosocial y cultural. Es importante la educación y
el desarrollo de culturas para la paz. Parafraseando el objetivo fundacional de la
UNESCO puesto que las guerras se generan en la mente de los hombres, es en su mente
donde hay que construir los baluartes de la paz.
En síntesis, la construcción de paz busca promover procesos transformadores de cambio
social, político, cultural, constructivo que permitan en un contexto de alta conflictividad y/o
conflicto armado pasar de una situación negativa –crisis, vulneración de derechos,
36
violencia-, a otra positiva – paz sostenida- a través de procesos transformadores de
conflicto.
El autor John Paul Lederach lo define de la siguiente manera “el cambio social constructivo
es el intento de desplazar las relaciones de aquellas definidas por el temor, la recriminación
mutua y la violencia hacia las caracterizadas por el amor, el respeto mutuo y el compromiso
pro-activo. El cambio social constructivo persigue cambiar el flujo de la interacción
humana en el conflicto social a partir de ciclos de violencia relacional destructiva hacia
ciclos de dignidad relacional y compromiso respetuoso. Los caudales del miedo destruyen.
Los del amor construyen. Ese es el reto: cómo ir de lo que destruye hacia lo que construye;
eso es lo que denomino cambio social constructivo”. (Lederach, 2008: 80).
La construcción de paz, así, esta relacionada con la capacidad de transformar sin violencia
y de forma proactiva los conflictos, para que se reduzcan las dinámicas armadas y se
incrementen las dinámicas de cambio social constructivo sin violencia.
3.4.4. Emprendimiento político y sostenible
La construcción de paz se sitúa en la conexión entre seguridad, política, desarrollo y
derechos humanos. Requiere enfoques complejos, integrales, holísticos y
multidisciplinares. La construcción de paz es fundamentalmente un emprendimiento
político por realizar en contextos de alta conflictividad y, a menudo, de violencia. Tiene
como objetivo a largo plazo, crear paz sostenible enfrentando las causas estructurales o
profundas de los conflictos violentos a partir de las capacidades locales para la gestión
pacífica de los mismos. El éxito de la construcción de paz no reside en evitar o prevenir los
conflictos, sino en lograr mecanismos sociales y políticos que permitan enfrentarlos y
transformarlos sin violencia. Así, la construcción de paz desde una mirada dinámica se
puede entender como “la continuación del conflicto bajo nuevas definiciones” no violentas
y va más allá de las miradas más tradicionales centradas en los procesos de negociación,
facilitación y solución negociada a los conflictos. (Lederach, 1996).
37
Desde esta mirada política, la construcción de paz es tanto un resultado, como un proceso.
Busca resultados concretos y procesos de cambio que tengan claro la priorización y la
secuencia de acciones que permitan enfrentar al mismo tiempo los problemas urgentes, las
causas de fondo, así como las expresiones y estallidos coyunturales del conflicto armado en
el marco de la dinámica conflictiva. Desde esta mirada compleja y multidimensional la
construcción de paz como proceso busca en un marco temporal, entre otros, los siguientes
resultados:
- A corto plazo, enfrenta problemas urgentes:
o Logra condiciones de orden y seguridad.
o Atiende el sufrimiento de las personas afectadas por el conflicto armado
o Fortalece los marcos de protección de derechos humanos y Derecho
Internacional Humanitario
o …
- A medio plazo
o Reconstruye relaciones rotas y restablecer la confianza
o Pone en marcha procesos de recuperación socioeconómica
o Crea y/o fortalecer capacidades locales para la construcción de paz.
o Enfrenta problemas y situaciones que alimentan el conflicto armado
(economía de guerra)
o Promueve reformas de fondo en lo político, en lo económico, lo social, lo
cultural e incluso lo ambiental que afecten los problemas conflictivos más
candentes.
o …
- A largo plazo
o Transforma causas de fondo que hagan imposible el resurgir de la violencia
(desarrollar capacidades para la gestión pacífica de los conflictos) y creen
las condiciones para una paz sostenible.21
o Promueve procesos de cambio estructural en función de visiones de equidad,
21 Dependerá en cada contexto de cuales sean las causas profundas y coyunturales de los conflictos. A veces pueden ser situaciones ambientales (acceso a fuentes de agua), a veces situaciones políticas (exclusión de un grupo poblacional), la mayoría de las veces serán cuestiones multidimensionales.
38
inclusión y vigencia de los Derechos Humanos. (Paladini, 2008b)
3.4.5. La importancia de la paz desde lo local, la democracia y la perspectiva
regional.22 Paz desde arriba y paz desde abajo.
La construcción de paz para ser exitosa debe combinar dos enfoques que parecen opuestos
pero deben considerarse complementarios. Por un lado, el enfoque desde lo local y desde
abajo (bottom-up approaches), que antes hemos denominado como modelo local-solidario.
En este enfoque se enfatiza el apoyo al desarrollo de las capacidades, los recursos y activos
de los actores locales para la transformación no violenta de la conflictividad. Se busca
promover procesos de articulación entre actores diversos para desarrollar apoyos sociales y
políticos para la paz, en el marco del conflicto mismo. Incluye el acompañamiento y la
acción humanitaria en donde sea necesario, el apoyo a actores comunitarios, sociales e
institucionales y su articulación horizontal (entre pares) y vertical (entre actores locales y
actores nacionales). Algunos autores hablan de enfoques en red o plataformas de
transformación social. (Lederach, 1996, 2007, 2008). Estas iniciativas además de apoyar los
esfuerzos de los actores locales buscan conectar los esfuerzos comunitarios, con los
esfuerzos a nivel regional y nacional, incluidas las iniciativas que promueven las salidas
políticas y negociadas a la situación de conflictividad en los niveles políticos que tienen la
capacidad de facilitar procesos y negociaciones humanitarias y/o de paz. Del mismo modo,
incluye la necesidad de promover la democracia local y el fortalecimiento de la
institucionalidad local del Estado u otras formas de organización política democrática
(Sisley y Sisk, 2005).23 El énfasis se ubica en el fortalecimiento de las administraciones
locales para mejorar la gobernabilidad, a través de prácticas de buen gobierno, del impulso
22 En este punto se entiende por local el nivel estatal incluida su distribución local, regional y nacional. Por perspectiva regional se entiende una dimensión internacional de este concepto: la región andina, la región caribe, la región mediterráneo, etc. 23 La literatura sobre construcción de paz está reflexionando con fuerza sobre la importancia de la democracia y el fortalecimiento de las instituciones del Estado como principal estrategia para la construcción de paz. La reflexión ha llevado a que se utilice como sinónimo los conceptos de construcción de paz y de construcción del estado (peacebuilding as statebuilding). En el capítulo 3 de este trabajo se presentan algunos de los debates abiertos entorno a esta relación tan estrecha entre construcción de paz y construcción del Estado.
39
de una acción pública, legítima, democrática, que abra espacios efectivos y reales de
participación e inclusión para los y las ciudadanas.
La democracia se constituye como una base esencial para la fundamentación de la
construcción de paz. Desde la democracia local, se enfatiza en la necesidad de proveer a los
ciudadanos de algunos bienes públicos mínimos. Uno, la seguridad; dos, la universalización
de los servicios básicos (salud, educación, agua, saneamiento, etcétera); tres, el desarrollo
de marcos locales de buen gobierno y tramitación de las conflictividad local sin violencia (a
través de mecanismos institucionales como las elecciones, los pactos sociales, o prácticas
consuetudinarias de las tradiciones políticas locales); y, cuatro, la vinculación de los actores
comunitarios y de sociedad civil en un sentido amplio (ONGs, universidades, gremios,
movimientos sociales, etcétera) en la construcción de paz. (Sisley y Sisk, 2005).24 Cabe
mencionar, que la conflictividad armada en un país, como norma general, provoca
situaciones indeseables para el Estado local, en donde con extrema facilidad se generan
dinámicas mafiosas, criminales, corruptas y corruptoras.
Por otro lado, la experiencia indica que la construcción de paz requiere también de
esfuerzos que vienen desde arriba, es decir del contexto internacional y con participación
del Estado y del Gobierno central (top –down approaches), el cual antes hemos
denominado modelo global – internacional o político institucional. (OCDE 2010)
Desde el contexto internacional, la estrategia de construcción de paz se centra en al menos
dos dimensiones: 1. El contexto regional, es decir, trabajar con los países vecinos al
contexto conflictivo y con aquellos que tienen intereses concretos en una determinada
salida u otra a la conflictividad. 2. Trabajar la dimensión transnacional de los conflictos,
que se expresa en las tensiones entre países amigos y enemigos, alianzas y relaciones que se
hacen y deshacen, dinámicas políticas en otros países o dinámicas criminales que cruzan
fronteras como el narcotráfico.
24 Un buen libro para ahondar en la relación entre construcción de paz y democracia, e identificar los dilemas existentes en esa relación es Jarstad (2008).
40
En la misma línea top–down, es fundamental para la construcción de paz reconocer la
importancia de las políticas públicas de los gobiernos nacionales. A menudo, desde lo
nacional se centraliza temas que son fundamentales para la paz y la guerra: las políticas de
seguridad y defensa, las políticas sociales, la política exterior, las políticas de paz, etc. Un
gobierno u otro, con sus respectivas políticas públicas, son variables fundamentales para el
éxito o el fracaso de la construcción de paz. Incidir en estas políticas que llegan a los
territorios en conflicto es necesario para el diseño de mejores procesos de construcción de
paz.
Lo importante de este punto es que las propuestas de paz desde arriba y paz desde abajo
tienen que combinarse de forma creativa. Las experiencias de paz internacionales en el
modelo político –institucional, la paz desde arriba, ha mostrado que tiene muchos déficits si
no considera los aprendizajes y las prácticas más locales de la paz desde abajo. Es un hecho
que un buen número de procesos y acuerdos de paz entre las élites armadas han fracaso, al
no desarrollar prácticas locales y regionales de paz. Este fracaso, tiene efectos nefastos
sobre la sostenibilidad de la paz y a menudo a permitido que las conflictividades armadas
se eternicen en el tiempo.
Del mismo modo las prácticas de paz desde abajo, o desde el modelo local-solidario,
necesitan de un marco institucional (políticas públicas y/o acuerdos de paz y/o apoyo
internacional…) que las proteja y las fomente.25
El debate sobre este tema gira hoy en día en torno a los conceptos de construcción de paz
estratégica o sistémica, que veremos en el capítulo 4 o concepciones alrededor de la idea de
“infraestructuras de paz” (Philpott, 2011. Ricigliano 2012. Van Tongeren 2011. Lederach
1996)
3.4.6. Inclusión y enfoques diferenciales para la construcción de paz.
25 El capítulo 3 de este trabajo de investigación ahonda en todos estos temas, y se le da un mejor reconocimento a diversos autores que han orientado este debate. Un buen libro para entrar en el debate es Richmond, 2010b.
41
Uno de los temas fundamentales para entender la construcción de paz es la necesidad de
entender las dinámicas de inclusión y exclusión de las personas. La exclusión social
incrementa los niveles de desigualdad en la sociedad, en particular las desigualdades de
carácter vertical (desigualdades políticas, económicas y sociales entre grupos
poblacionales) las cuales se añaden a las desigualdades de carácter horizontal (desigualdad
de ingreso). (Stewart 2001).
Está demostrado empíricamente que la exclusión vertical es una causa estructural que lleva
a situaciones de conflicto en muchas partes del mundo. (Stewart y Barrón, Brown, Hartwell,
2005).26 Grupos excluidos y marginados de lo económico, político y social pueden
promover procesos de unión y articulación de demandas en defensa de sus intereses como
una manera de ser reconocidos, valorados y protegidos por los marcos de derecho, así como
para promover opciones políticas propias. Estas iniciativas de movilización suelen
presentarse a través de expresiones pacíficas tales como marchas, huelgas o
manifestaciones.
El éxito o fracaso de estas demandas así como la respuesta de las instituciones a las
mismas generan procesos de transformación de conflictos. Así, una respuesta respetuosa,
atenta, oportuna, expresada en políticas públicas pertinentes para enfrentar la exclusión
lleva a atacar sus causas, atender las necesidades diferenciadas de la población y por lo
tanto, a una transformación pacífica del conflicto y el fortalecimiento del Estado. En
cambio, una respuesta displicente, violenta y/o represiva por parte de las instituciones
puede generar una situación en donde los excluidos no encuentran otra alternativa para
enfrentar el conflicto que las vías de hecho. (Paladini, 2009b)
Desde esta lógica, las formas políticas y sociales de la exclusión y la desigualdad suelen ser
factores de alta relevancia para entender los procesos de movilización social y estallido de
la violencia; en particular en conflictos étnicos, procesos revolucionarios y genocidios. Del
26 Sobre el concepto de desigualdad horizontal, y las relaciones entre situaciones de exclusión y conflicto armado se puede leer los trabajos de la profesora Frances Steward de la Universad de Oxford. Muchos de sus trabajos se pueden encontrar en internet en la página web del Centre for Research on Inequality, Human Security and Ethnicity de esta universidad. www.crise.ox.ac.uk
42
mismo modo, la exclusión social genera también violencia desde lógicas de criminalidad.
Por ejemplo, los jóvenes que se sienten excluidos de su sociedad (en el acceso al trabajo, a
espacios de recreación, o a espacios de participación) pueden usar la violencia y actos
criminales como un medio para sentirse reconocidos y acceder a recursos de diversa índole.
Las bandas o las pandillas son un buen ejemplo. Por otro lado, en la misma lógica, en
contextos de conflicto violento arraigado, los excluidos (sobre todo los jóvenes) suelen ser
las personas más vulnerables y fáciles de seducir por los actores armados en los procesos de
reclutamiento voluntario. Los grupos armados se convierten en espacios de reconocimiento,
socialización, generación de ingreso para estos, una oportunidad de vida. (Paladini, 2009b)
Esta mirada sobre la exclusión nos lleva a afirmar que la inclusión de los excluidos como
política sostenida se convierte en una de las mejores estrategias de construcción de paz. La
necesidad de inclusión nos lleva a tener que adoptar enfoques diferenciales para trabajar de
forma sensible a las necesidades, visiones, posibilidades de estos actores ya sean grupos
étnicos culturales diferenciados, grupos sociales (campesinos, por ejemplo) y/o grupos de
edad (jóvenes, por ejemplo). (Paladini, 2009a, 2009b)
Esta reflexión nos conduce también a expresar la importancia de incluir una perspectiva
diferencial con respecto al género. Históricamente, las mujeres, han estado excluidas de los
procesos de toma de decisión en los procesos de paz, a pesar que desde su papel en la
sociedad, habitualmente las coloca como principales artífices de la construcción de paz
expertas empíricas en la conciliación en los ámbitos privados, familiares y comunitarios.
Desde las lógicas del cuidado y la empatía, muchas mujeres están mejor preparadas para
todo lo que requiera la construcción de paz que muchos hombres, a pesar de eso casi
siempre son excluidas de los espacios políticos sobre la paz. Está no es una ley universal –
las mujeres también alientan y hacen parte a veces de las dinámicas violencias de conflicto-
pero esta comprobado que la inclusión de la mujer en los procesos de paz y de construcción
de la misma se convierte en una de las estrategias más eficaces para el éxito de estas
iniciativas. (Lidén, 2009)
43
La dimensión de género en la construcción de paz ha sido recogida por Naciones Unidas en
algunos referentes políticos normativos de gran importancia, en particular, la Resolución
1325 del año 2000 del Consejos de Seguridad de Naciones Unidas y la Agenda de 8 Puntos
del PNUD para lograr la plena integración de las cuestiones de género en los procesos de
construcción de paz. 27 Del mismo modo, todos los actores de cooperación técnica
internacional han desarrollado marcos normativos políticos que integran la dimensión de
género en los procesos y prácticas de la construcción de paz.
3.4.7. Actores de la construcción de paz: internos (locales) e externos (internacionales)
Se puede diferenciar actores internos y externos para la construcción de paz. Los internos
son aquellos que son protagonistas del conflicto tanto actores que están inmersos en el
mismo, como actores que lo sufren o lo intentan transformar. Incluso en los contextos más
degradados de conflicto armado existen “islas de paz” en donde perviven y se reproducen
“culturas y estrategias de paz”. (Miall et. al. 2007).
Estos actores son fundamentales para el éxito de la construcción de paz y el apoyo al
desarrollo de sus capacidades políticas y técnicas por lo cual se convierten en uno de los
puntos principales de la agenda de construcción de paz
Los actores externos son aquellos que llegan de fuera del contexto conflictivo con voluntad
de afectar la situación de conflicto, a veces con agendas preestablecidas de construcción de
paz, otras con agendas totalmente diferentes y opuestas. Existe el consenso en torno a que
la construcción de paz debe impulsarse desde los procesos e iniciativas endógenas de paz,
tanto aquellas impulsadas por actores institucionales como aquellas impulsadas por actores
sociales y comunitarios. Las organizaciones de sociedad civil y no gubernamentales,
incluidas las organizaciones de mujeres, son fundamentales. La apropiación local de los
procesos se reconoce como un imperativo para la construcción de paz. También existe el
consenso sobre la necesidad que estos procesos se desarrollen en el nivel internacional, el
27 Resolución 1225: www.un.org/womenwatch/ods/S-RES-1325(2000)-S.pdf Agenda de 8 puntos: www.undp.org/cpr/we_do/8_pa.shtml
44
nacional, el regional y en el local así como involucrar a actores estatales, de la sociedad
civil y del sector privado. Los actores externos deben acompañar estos procesos desde la
corresponsabilidad, la consolidación de alianzas estratégicas y la diferenciación de roles y
responsabilidades
3.5. Retos abiertos para la operativización de la construcción de paz
Más allá de las claridades que puedan existir entorno a la construcción de paz, existen
algunos retos éticos y metodológicos a la hora de operacionalizar el concepto que son
importantes que son aún tema de discusión y que tenemos que tener en cuenta para
entender los debates entorno a la construcción de paz. Estos retos que se plantean aquí son
retos desde una lógica de la práctica y el emprendimiento político. En el capítulo 4
identificaremos estos retos desde una mirada teórica.
3.5.1. Retos éticos para la construcción de paz
La construcción de paz como emprendimiento político no esta exento de preocupaciones
éticas. Por ejemplo, ¿bajo qué justificación y qué derecho, las instituciones internacionales
definen el futuro de comunidades políticas en el nombre de la construcción de paz? La
benevolencia de sus intenciones no nos debe cegar sobre la complejidad de las
implicaciones éticas de los esfuerzos realizados bajo este discurso por lo que es importante
reflexionar sobre las mismas.28
De forma resumida podemos identificar cinco temas con fuertes implicaciones éticas que
están sobre la mesa de discusión en torno a los medios y los fines de la construcción de paz.
1. La crítica a la “construcción de paz liberal”. Buena parte de las iniciativas de
construcción de paz se impulsan sobre la base de una premisa no siempre explícita: la paz 28 Existe en la actualidad un proceso de reflexión académica crítica entorno a la construcción de paz, sus fines, sus medios, sus intenciones, su legitimidad. La literatura sobre el tema es muy amplia, así como los temas de debate. Este punto se desarrollara con cierto detalle en el siguiente capítulo, con un énfasis más teórico.
45
se logra con la consolidación del Estado Liberal como comunidad política centrada en los
pilares de la democracia, los derechos humanos y la economía de libre mercado. Sobre este
tema existe una amplísima discusión. La experiencia empírica muestra que no siempre una
rápida liberalización de una comunidad política lleva a la consolidación de la paz, y que a
menudo, una apertura repentina, se ha convertido en un factor de polarización y incremento
de la conflictividad. (Paris 2004). Si bien, no se discute mucho la bondad de construir
comunidades políticas basadas en los derechos humanos, la democracia y el libre mercado
como fin de la construcción de paz, si se plantea un fuerte debate sobre qué tipo de
democracia es la más pertinente y sobre todo hasta qué punto la liberación económica es un
factor que promueve paz, o que promueve mayor conflictividad. Algunos autores sugieren
respuestas graduales: si bien no discuten la relación entre estado liberal y paz, si discuten
con serios argumentos la gradualidad de los procesos de cambio: ¿no será necesario
fortalecer la institucionalidad del Estado antes de promover procesos de apertura
económica?. ¿No es necesario promover primero procesos y mecanismos efectivos de
inclusión de los excluidos basado en los derechos humanos, antes que el proceso de
liberalización económica? (Paris, 2004).
2. El reto ético de las decisiones difíciles: la construcción de paz a menudo implica aceptar
y asumir responsablemente opciones difíciles, tensiones y situaciones de alta incertidumbre
alrededor de temas que deben ser conciliados. Un ejemplo recurrente en muchos países está
en la discusión ética alrededor de unas políticas de paz que se centren en los retos de la
seguridad y la estabilidad (incluido a menudo políticas que promueven la impunidad) frente
a las necesidades de la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas. Otro reto
importante es el debate entre la acción humanitaria centrada en atender las consecuencias
de la violencia sobre la población y la necesidad de pensar estrategias de construcción de
paz que enfrenten las causas estructurales y coyunturales de la conflictividad. El reto ético
está en encontrar mejores medios, metodologías e instrumentos que nos permitan plantear
estos temas no como alternativas excluyentes, sino como necesidades que hay que atender
de forma sinérgica.
46
3. La relación entre los medios y los fines. Otro debate ético importante y candente es el
clásico entre los medios de la construcción de paz y los fines de la misma. ¿Hasta qué
punto, en aras de la paz, es éticamente justificable, intervenciones coercitivas? ¿Hasta qué
punto en aras de la estabilidad y seguridad regional, es justificable mantener en el poder a
dictadores antidemocráticos? El debate está abierto, y nos lleva a tener que separar
conceptos: una cosa es la construcción de paz, en donde se debe lograr que los medios sean
coherentes con los fines, en donde el compromiso transformador debe ser a largo plazo y
hacia visiones de paz positiva y otro cosa es la “imposición de la paz”, en donde los
objetivos buscados se centran en una concepción de paz negativa, es decir solo lograr el
cese de hostilidades, sin necesariamente resolver la causas de la conflictividad.
4. La tensión entre los enfoques técnicos de la construcción de paz y los enfoques
transformadores. Este debate ético, recientemente planteado por Fisher y Zimina (2008),
plantea la necesidad de recuperar los enfoques transformadores de la construcción de paz
planteados por los primeros autores que escribieron sobre el tema (Johan Galtung, Adam
Curle, John Paul Lederach, entre otros) frente a una realidad en donde la construcción de
paz y la gestión de conflictos está perdiéndose en meras aproximaciones técnicos en el
marco de proyectos sin claridad sobre los aportes reales sobre las causas profundas de la
conflictividad. En los argumentos de los autores: “la construcción de la paz, como actividad
de la sociedad civil, está en peligro de perder su oportunidad y volverse irrelevante con
relación al cambio real, tanto local como global (…) los constructores de la paz han
abandonando el enfoque de transformación que plantearon sus primeros teóricos y se han
quedado con un enfoque puramente técnico para tratar el conflicto. Aunque este enfoque
técnico pueda proveer soluciones prácticas a los problemas inmediatos e, incidentalmente,
permitir el crecimiento de muchas organizaciones, tanto locales como internacionales, no
aborda el sistema social subyacente y sus dinámicas. En varios casos, incluso, la
construcción de la paz, como se practica comúnmente, sirve para reforzar la forma en que
está constituido el mundo, la cual puede caracterizarse con dos frases: hegemonía
geopolítica y negocios globalizados, a costa del planeta y el bienestar de la mayoría de sus
habitantes, incluidos los humanos. Muchos constructores de paz, en consecuencia, están,
47
sin proponérselo, viviendo una mentira. ¿Acaso hemos perdido el sentido acerca de la paz
de quién estamos construyendo?” (Fisher, Zimina, 2008)
5. El reto de los impactos no deseados de la construcción de paz y la acción sin daño. Este
debate, parte de la constatación de los impactos negativos y positivos que la construcción
de paz (también la cooperación para el desarrollo y de acción humanitaria) tiene en las
dinámicas y los contextos conflictivos. Este debate, originalmente tomo el nombre de la
“acción sin daño”, y más recientemente también se conoce como enfoques sensibles a los
contextos conflictivos. (Austin, Fisher, Wills. 2003; Schmelzle, 2006) Existen dos claros
consensos sobre el tema:
• La cooperación puede jugar un rol muy importante para enfrentar las causas profundas
de los conflictos armados, para articular un enfoque de prevención de dinámicas
destructivas de los conflictos y promover mecanismos de construcción de paz y de
gestión no violenta de los mismos.
• La cooperación puede ser factor exacerbante de las tensiones políticas, económicas,
sociales y culturales que dividen poblaciones en diversos Estados de nuestro planeta.
Un hecho que ha alimentado, a menudo inadvertidamente, dinámicas violentas y
destructivas de los conflictos y ha “hecho daño” a los contextos en donde se interviene.
Sobre la base de estos consensos, muchas organizaciones han desarrollado diversas
herramientas y metodologías centradas en conocer mejor los contextos en donde estas
organizaciones intervienen, con el objetivo de identificar los riesgos asociados al conflicto
armado, los riesgos de “hacer daño” y las ventanas de oportunidad para las construcción de
paz. En esencia se busca ser más estricto a la hora de analizar los contextos conflictivos
para diseñar mejores respuestas políticas y programáticas frente al contexto en el marco de
las necesidades de paz y desarrollo que se identifican. A veces, los esfuerzos se centran en
evitar daños no deseados en el contexto conflictivo (en particular intervenciones de
desarrollo y humanitarias) otras veces las intervenciones buscan, premeditadamente, afectar
los contextos conflictivos (sobre todo las intervenciones de construcción de paz). 29
29 En relación con los impactos deseados y no deseados de las iniciativas de ayuda bajo los mandatos humanitarios, de construcción de paz y de cooperación para el desarrollo existe una fuerte reflexión
48
Recientemente, estas herramientas, buscan dar respuesta a través de ejercicios de análisis de
conflicto y planificación estratégica a los retos metodológicos de la construcción de paz: la
articulación de actores, las plataformas para el cambio social constructivo y el diseño de
marcos integrados para la construcción de paz que como vimos son retos metodológicos
que se desprenden de esta mirada ética sobre la construcción de paz. (Paladini, 2008a)
3.5.2 Retos metodológicos
El primer reto metodológico tiene que ver en cómo impulsar en las iniciativas de
construcción de paz espacios de articulaciones y coordinación de actores internos y
externos (peace constituencies) que sean capaces de promover conjuntamente desde roles
diferenciados mejores esfuerzos de construcción de paz o “cambio social constructivo”
(Lederach, 2008). Existe una necesidad importante para encontrar metodologías e
instrumentos que permitan promover el enfoque en red, es decir, cómo podemos:
- Fortalecer los espacios relacionales que vinculan a los líderes de las comunidades
locales con las personas e instituciones que están dirigiendo los procesos de paz a
más alto nivel.
- Reconstruir las relaciones entre personas y grupos separados por las divisiones de
identidad que pueden existir en un lugar determinado como consecuencia de la
conflictividad, sean estas étnicas, religiosas, raciales, o lingüísticas.
- Lograr integrar estos espacios relacionales en un espacio político y social para
generar y sostener procesos de cambio constructivo, transformación de la violencia
a la paz.
- Identificar mejor a los actores estratégicos, aquellos que son capaces de superar las
líneas divisorias que define la propia lógica conflictiva y que se pueden mover por
estos espacios relacionales para la construcción de paz, es decir, aquellos actores
que tienen tanto acceso a los altos liderazgos del conflicto como a las bases sociales.
Su importancia reside en que estos actores tienen mayor capacidad de reconstruir y
tejer las relaciones que el conflicto armado ha roto y que son esenciales para la
impulsada por autores e instituciones como Mary Anderson, International Alert, Berhof Center for Conflict Transformation, UNDP/BCPR, entre otros. El centro Collaborative Learning Projects, dirigido por Mary Anderon (1999) es una fuente de recursos fundamental sobre este tema: www.cdainc.com.
49
construcción de paz, tanto desde lo local, como desde lo internacional y nacional.30
(Lederach, 2007, 2008)
Desde esta concepción, la esencia de la construcción de paz no es tanto, ni únicamente,
lograr resultados específicos (un cese al fuego, por ejemplo) sino reconstruir las relaciones
buscando nuevas pautas de interacción entre actores.
El segundo gran reto metodológico, muy relacionado con el anterior, está en cómo
promover plataformas relacionales para el cambio social constructivo. La construcción de
paz es el impulso de plataformas relacionales de cambio social entre los actores en red o
constructores de paz. Plataformas que se construyen apoyando la participación constructiva
de personas que han estado divididas históricamente y que están, o continúan estando, en
niveles significativos de conflicto. (Lederach, 2007, 2008). Estas plataformas se deben
pensar para:
- Sostener el proceso de reconstrucción de relaciones que permite el cambio social
proactivo.
- Proporcionar respuestas a problemas acuciantes propios del conflicto armado y
ofrecer caminos de salida.
- Generar esperanza al mostrar otras formas de organización y acción social no
mediadas por la violencia.
- Generar procesos que produzcan respuestas a problemas relacionales y estructurales
propios de la situación de conflicto.
- Crear tejido social, relaciones y espacios relacionales, es decir redes.
- Facilitar los procesos de adaptación a las cambios coyunturales del conflicto:
plataformas flexibles, resilientes y continuamente adaptables. (Lederach, 2007,
2008)
30 Lederach (2007, 2008) plantea la cuestión de los enfoques en red. Su propuesta de construcción de paz una apuesta firme para la elaboración estratégica de redes desde las peace constituencies. En sus palabras: “¿Qué tiene que ver la construcción de redes con la construcción de paz?” … “la respuesta está en comprender que el cambio constructivo, quizás más que cualquier otra cosa, es el arte de tejer estratégica e imaginativamente redes relacionales a través de espacios sociales en escenarios de conflicto violento prolongado”.
50
El tercer gran reto metodológico tiene que ver con el diseño de marcos integrados de
construcción de paz. Estos marcos deberían permitir:
- Coordinar actores internos y externos.
- Dar respuesta inmediata a las situaciones de crisis, mientras se va preparando el
cambio social constructivo que nos lleve, a largo plazo, a través de la
transformación noviolenta de conflictos, al logro de nuestras visiones de paz
positiva.
- Reconocer los problemas relacionales y estructurales de un contexto conflictivo
para enfrentarlos desde una lógica de cambio social constructivo.
- Visualizar procesos de transformación pacífica de escenarios de violencia arraigada
hacia visiones de futuro en positivo.
- Marcar un rumbo estratégico a las plataformas centrado en el sostenimiento y el
fortalecimiento de la plataforma de cambio como estrategia de construcción de paz
en el marco del enfoque en red. (Lederach 2007, 2008. Paladini Adell 2008b).
Sobre estos retos éticos y metodológicos se ahonda a continuación desde una mirada
teórica.
51
Capitulo 4. Mirada teórica y perspectiva crítica sobre la construcción de paz
En capítulos anteriores hemos presentado el concepto de construcción de paz como un
emprendimiento político contemporáneo fundamental para entender las relaciones
internacionales y los procesos de gestión de conflictos en el mundo. Se buscó mostrar cómo
las instituciones internacionales y locales están usando el concepto en sus prácticas de
intervención en países en conflicto o post-conflicto.
En este capítulo damos una mirada teórica sobre el tema. En particular, se exploran los
principales debates en la literatura alrededor de la construcción de paz, con cierto énfasis en
las reflexiones que surgen en la disciplina de las Relaciones Internacionales.
Estos debates surgen de una vivísima disputa teórico intelectual que está llenando las
principales revisas académicas centradas en el análisis teórico de las Relaciones
Internacionales, así como los principales foros internacionales sobre el tema. A modo de
estado del arte se buscará rastrear el debate en si mismo, y también los temas abiertos para
la discusión y futuras investigaciones.
4.1. La construcción de paz en el devenir normativo de Naciones Unidas
Los análisis teóricos sobre la construcción de paz se han desarrollado mucho en los últimos
10 años a partir del análisis crítico sobre la construcción de paz como emprendimiento
político. Antes, en la década de los 90, los análisis teóricos sobre la construcción de paz
tuvieron un origen fundamentalmente político y normativo sobre todo a partir del diálogo
que se generó entre la apuesta de las Naciones Unidas por esta nueva práctica, el impulso
de la misma, y la valoración de sus impactos en el terreno. Este devenir normativo sobre la
construcción de paz se refleja con claridad en cómo el concepto y las prácticas evolucionan
a lo largo de los textos políticos de Naciones Unidas: Una Agenda para la Paz y su
Suplemento, Agenda para el Desarrollo, Informe Brahimi, Declaración del Milenio, entre
otros).
52
Durante los 90, la mayor parte de las reflexiones teóricas alrededor de la construcción de
paz tenían un carácter fundamentalmente normativo o orientado por los objetivos políticos
de las organizaciones que reflexionaban sobre el tema (policy-oriented). Es decir, a partir
de las reflexión y evaluación sobre la construcción de paz como práctica y emprendimiento
político y del análisis político de la realidad y del nuevo contexto internacional postguerra
fría, las organizaciones que impulsaban la misma, hacían ajustes en las políticas que
determinaban el deber ser de estas prácticas.
Estas reflexiones normativas llevaron a que se produjeran avances significativos en las
políticas y las prácticas de la construcción de paz. A continuación describimos algunos de
los elementos claves para conocer como evolucionó política y teóricamente el concepto de
construcción de paz.
-‐ De operaciones de paz con mandatos limitados a operaciones de paz
multidimensionales
Durante la Guerra Fría, el conjunto de operaciones de paz que fueron aprobadas por el
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y lanzadas en diversos países del mundo se
basaban fundamentalmente en una concepción de paz negativa (operaciones que buscaban
interponer una fuerza internacional militar bajo mandato de Naciones Unidas –los llamados
Cascos Azules- con el objetivo de promover un cese al fuego o un acuerdo de paz entre
países en conflicto) o tenía como objetivo atender catástrofes y crisis humanitarias de gran
calado. Estas Operaciones tenían un alcance importante en lo político pero limitado como
ejercicio de intervención internacional. Se respetaban, al menos formalmente, los principios
básicos de la soberanía que marca la relación entre los estados.
Al final de la Guerra Fría, en un nuevo contexto político, se abrió el espacio para la
construcción de paz como nuevo emprendimiento político. La publicación del documento
Una Agenda para la Paz por las Naciones Unidas creó el espacio político para un accionar
53
de la comunidad internacional en contextos de conflictividad armada mucho más robusto e
interventor.31
Así, el concepto de construcción de paz promovido proponía una concepción muy
ambiciosa: los objetivos de la construcción de paz incluían la reconstrucción de
instituciones e infraestructuras de la naciones afectadas por la guerra, así como el
restablecimiento de los lazos entre los países que habían estado entre ellos en guerra. Del
mismo modo, la construcción de paz buscaba enfrentar las causas más profundas de los
conflictos tales como las diferencias económicas, la injusticia social y la opresión política
(UN General Assembly, 1992).
Pareciera que a través del concepto y de la práctica de la construcción de paz, las Naciones
Unidas buscaran situarse en el centro de la política mundial como un actor capaz de liderar
estrategias para el nuevo contexto internacional postguerra fría y promover el
multilateralismo como elemento regulador de las relaciones internacionales y garante de la
paz y la seguridad internacional (Paris, 2010).
Sin embargo, muchas de las operaciones en los años posteriores a la publicación de Una
Agenda para la Paz fueron consideradas fallidas. En particular esfuerzos como los
impulsados en Somalia (UNOSOM I y II, con el episodio paradigmática de la emboscada a
las fuerzas de agentes especiales del ejercito de los EUA), Rwanda (UNAMIR, con su
imposibilidad de prevenir o actuar frente al inmenso genocidio) y Bosnia Herzegovina
(UNPROFOR, en particular, con hechos como el genocidio de Srebrenica, en donde al
menos 8.000 personas fueron asesinadas en un caso prototipo de genocidio en una supuesta
área segura protegida por Naciones Unidas).
La reflexión política sobre los resultados mixtos de las operaciones y de la nueva lógica de
la construcción de paz, así como de sus fracasos rotundos, llevó a reformular políticamente
el concepto en el año 1995.
31 En esta marco, entre el año 1991 y el año 1996 (5 años) se lanzaron 24 operaciones de paz, frente a las 18 operaciones que se habían lanzando entre el año 1948 y el año 1989 (41 años).
54
Con la publicación del documento Suplemento a la Agenda de Paz, consecuentemente, se
enfatizó en la necesidad de considerar mejor la nueva naturaleza de los conflictos, sobre
todo, al identificarse la tendencia de estos conflictos a expresarse sobre todo a través de
guerras internas y/o civiles (UN General Assembly, 1995a).
De acuerdo a este nuevo referente político, y de la evolución del análisis político impulsado
por Naciones Unidas se estableció que era necesario prestar más atención a las dinámicas
de la conflictividad y la guerra en el interior de los estados, en particular al colapso de las
instituciones de gobierno, la capacidad de gobernar el territorio y proveer seguridad a los
ciudadanos. Del mismo modo, en un documento paralelo publicado por Naciones Unidas,
(Agenda para el Desarrollo), se identifica con mayor claridad las conexiones recíprocas
entre el subdesarrollo y la pobreza con la violencia armada, así como la necesidad de
enfrentar los problemas de la inequidad, la pobreza como bases de la paz y su sostenibilidad
en el tiempo (UN General Assembly, 1995b).
Desde esta lectura política, el Suplemento promovió que la intervención internacional se
extendiera no solo a la intervención militar y humanitaria (propia de las operaciones de paz
durante la Guerra Fría) si no que incluyera también el fomento de la reconciliación y el
restablecimiento de una gobernabilidad efectiva.
A pesar de los fracasos, o como consecuencias de ellos, Naciones Unidas empezó a
impulsar operaciones de paz más robustas, comprensivas, multidimensionales con
mandatos más amplios y una mayor capacidad de intervenir en los países anfitriones.
En poco tiempo, de unas operaciones de paz con mandatos muy limitados, se pasó a unas
intervenciones con orientaciones más amplias y transformadoras, incluyendo acciones para
fortalecer a los estados y su capacidad de gobierno, reconciliar a sus comunidades, luchar
contra la pobreza, proteger los derechos humanos, entre otras acciones de gran calado. En
estos años, la agenda de la seguridad y las resolución de conflictos internacional y locales
55
se relaciona directamente con la agenda del desarrollo y la lucha contra la pobreza
(Sabaratnam, 2011).
El Informe Brahimi impulsado por Naciones Unidas para reformar las operaciones de paz y
otros documentos políticos de principios de siglo no hicieron más que ahondar esta lógica y
tendencia (por ejemplo, la Declaración del Milenio) (UN General Assembly/Security
Council, 2000a; UN General Assembly, 2000b).
Esta tendencia se reforzó políticamente, además con el desarrollo de una serie de doctrinas
internacionales que promovían la necesidad de intervenir en contextos de conflictividad y
crisis humanitaria, bajo el principio de la protección de los civiles como un bien supremo,
incluso por encima del concepto tradicional de la soberanía de los Estados (Evans y
Sahnoun, 2001). Erosionar el principio de soberanía era una necesidad importante para
justificar el creciente afán interventor de la comunidad internacional y de sus principales
actores de poder en contextos de conflictividad armado y postconflicto.
Desde está lectura, en 1999 se lanzaron operaciones de paz con mandatos muy amplios y
robustos. Por ejemplo, las misión de las Naciones Unidas para la Administración Interina
en Kosovo y la Administración Transicional para Timor Oriental. En ambos casos, el
objetivo de las Misiones era proporcionar durante un periodo de tiempo la administración
de estos países, incluido funciones básicas del Estado como la autoridad legislativa, la
autoridad ejecutiva, el poder judicial, el mantenimiento del orden público, la dirección de la
administración, el impulso de servicios y bienes públicos, la asistencia humanitaria, entre
otras funciones de los Gobiernos y los Estados.
A pesar de los resultados ambivalentes de las operaciones de paz, y bajo el concepto y de la
construcción de paz, Naciones Unidas y el conjunto de Estados miembros fueron
ahondando en la dimensión y alcance de este emprendimiento político.32
32 Para una evaluación de los resultados de las operaciones de paz como aporte a la construcción de paz se puede revisar entre otros los siguientes aportes: Berdal, 2009, Howard, 2008, Fortna, 2008, Sambanis, 2008, Call and Cousens, 2008. Doyle and Sambanis, 2006 y Baranyi, 2008.
56
El análisis de la realidad impulsado por Naciones Unidas y por los Estados, llevó a una
nueva conceptualización teórica del deber ser de las operaciones de paz y de la
construcción de paz y, concluyentemente, a la reformulación constante de las políticas
directoras de estos instrumentos.
-‐ Nuevos instrumentos y arquitectura para la construcción de paz
El año 2005, se dio un salto importante en este camino al nacer una institucionalidad propia
dentro de Naciones Unidas para promover la construcción de paz. Se conformó la Comisión
para la Construcción de Paz de Naciones Unidas y dos instrumentos conexos de apoyo a
esta Comisión: el Fondo para la Construcción de Paz y la Oficina de Apoyo a la
Construcción de Paz).
Las operaciones de paz siguieron siendo uno de los principales instrumentos a disposición a
través del cual las Naciones Unidas promovían la construcción de paz. Sin embargo, se
empezó a promover a través de la Comisión y del Departamento de Asuntos Políticos de
Naciones Unidas otra serie de instrumentos políticos centrados en la concepción de
construcción de paz tales como las Operaciones de Paz Integradas o las Misiones de
Construcción de Paz.33
En la actualidad, además de las operaciones de paz dirigidas desde el Departamento de
Operaciones de Paz de Naciones Unidas, se está avanzando con un amplio repertorio de
instrumentos novedosos a partir de los cuales avanzar con el mandato de Naciones Unidas
como garante de la paz y la seguridad internacional y como principal promotor de la
construcción de paz en el mundo: Oficinas Integradas de Construcción de Paz, Oficinas
33 Las operaciones de paz son dirigidas por la Oficina de Operaciones de Paz de Naciones Unidas (DPKO). Entre el año 1996 y el 2012 se han lanzado 28 nuevas operaciones de paz. Las misiones políticas y misiones para la construcción de paz son dirigidas por el Departamento de Asuntos Políticos de Naciones Unidas (DPA). De acuerdo a los datos de Naciones Unidas, con fecha 31 julio 2012, están en marcha 13 misiones políticas y misiones de construcción de paz, las cuales involucran 439 funcionarios civiles internacionales, 1.303 personal civil local, 2,652 Voluntarios de Naciones Unidas. www.un.org/en/peacekeeping/documents/ppbm.pdf (consultado 27 agosto 2012)
57
Políticas de Naciones Unidas, Oficinas de Enviados Especiales del Secretario General en
diversos países, entre otros instrumentos.
Estos desarrollos son un indicador claro de la institucionalización de la construcción de paz
como emprendimiento político fundamental a principios del siglo XXI. Y a su vez son la
base de análisis de las reflexiones teóricas sobre construcción de paz que analizamos a
continuación.
4.2. Teoría crítica sobre la construcción de paz
Como hemos visto, la construcción de paz se han convertido en los últimos años en una de
las prácticas y emprendimientos políticos de mayor calado en el sistema político mundial.
Desde la construcción de paz como emprendimiento se han puesto en duda principios que
parecían inamovibles en las relaciones internacionales tales como la soberanía de los
Estados o la no injerencia en asuntos internos de los mismos.
En el epígrafe anterior hemos visto como en pocos años la construcción de paz pasó de ser
una idea prometedora a una práctica generalizada. Con gran exuberancia y mucho
idealismo, la construcción de paz ha pasado a ser uno de los fenómenos de moda en el
sistema político mundial y uno de los factores que erosionan algunos de los pilares e
inamovibles sobre los que se ha construido en los últimos 300 años el sistema de estados en
el mundo.
En capítulos anteriores en este trabajo, vimos las diversas caras sobre las que se ha
desarrollado el concepto. Todos estos avances se han desarrollado con gran rapidez, y solo
en los últimos años se ha empezado a reflexionar sobre las implicaciones de fondo de estos
cambios. Una perspectiva crítica sobre la construcción de paz se ha desarrollado con mucha
fuerza, en particular en los últimos 10 años, y que hoy permea cualquier reflexión sobre el
tema.34
34 Para otra tipología sobre las voces críticas de construcción de paz se puede leer Tadjbakhsk and Richmond, 2003:232). Estos autores plantean 5 grandes grupos: 1. Comunitarian critiques. 2. Social constructivism critiques. 3. Critical international theory. 4. Post modern frameworks critique. 5. Post Colonial Critiques.
58
- Primeras voces críticas: consenso internacional sobre construcción de paz
Las primeras voces críticas empezaron a cuestionar como la construcción de paz se había
vuelto un consenso internacional impulsado por Naciones Unidas y otros actores de poder.
Estas voces empezaron a contrastar el triunfalismo con el cual los promotores de la
construcción de paz impulsaban el concepto y las prácticas con los resultados concretos en
los estados y territorios intervenidos, así como resultados sobre las personas concretas.
(Paris, 2002; Richmond, 2004a, 2004b).
Desde miradas críticas, se empezó a analizar las debates políticos sobre las que se
impulsaba la construcción de paz y cómo estos hacían evolucionar las prácticas de este
emprendimiento con los impactos concretos del fenómeno, la política de intervención, su
efectividad y su legitimidad. (Paris, 2010).
Una primera constatación crítica fue la identificación de un consenso teórico / normativo
sobre la construcción de paz como emprendimiento político que se había desarrollado sin
ningún tipo de autocrítica por parte de Naciones Unidas y otros actores de poder en el
sistema político mundial, como si el fenómeno fuera a resolver todos los problemas de los
países en conflicto y postconflicto, independientemente si en la realidad era capaz o no de
resolverlos.
De acuerdo a Richmond, el consenso teórico contemporáneo sobre la construcción de paz
ha llegado a representar un discurso y una práctica de consenso acríticos para el impulso de
la “paz” en el mundo; fundamentalmente impulsado por organizaciones internacionales,
instituciones, agencias y organizaciones no gubernamentales, sobre todo de países
occidentales. De acuerdo a este consenso teórico, -sin cuestionarse ninguna de las premisas
sobre el cual se construye el mismo-, se plantea que se puede gestionar los conflictos socio
internacionales con el uso de instrumentos como la mediación, las operaciones de paz, la
asistencia humanitaria, la resolución de conflictos, y sobre todo a través de la transferencias
de la democracia liberal, el impulso de economías basadas en el mercado y la globalización
59
económica, así como el desarrollo de los principios del imperio de la ley y la garantía de los
derechos humanos (2004a).
Richmond expresa también que este consenso teórico acrítico ha llevado a que en la mayor
parte de las intervenciones en países en conflicto o postconflicto se impulsaran desde esta
concepción de paz liberal, sin tener en cuenta los importantes debates que aún existen sobre
la naturaleza de la paz y cómo ésta se puede lograr (2004b).
París comparte esta mirada al afirmar que a través de las operaciones internacionales de
construcción de paz se ha buscado estabilizar países que han pasado por situaciones de
guerra civil, pero que al hacerlo los constructores de paz internacionales han promovido
una visión y un sesgo determinado sobre las concepciones de la paz y la seguridad–
fundamentalmente influida por los principios liberales del Estado, los principios de la
democracia liberal y de las economías orientadas al mercado. (2002: 639)
Desde está lógica, la construcción de paz se ha convertido en una forma efectiva de
trasmitir hacía los estados fallidos de la periferia los estándares occidentales de “buen
comportamiento” y deber ser. Desde esta perspectiva Paris expresa que la construcción de
paz se parece a una versión benigna de la misión civilizadora en la que se embarcaron los
poderes imperiales europeos en el siglo XIX y XX bajo la “obligación” de “civilizar
poblaciones y territorios alrededor del mundo (2002: 637)
Otro autor, Bellamy, plantea que el principal objetivo de las operaciones y la construcción
de paz no es tanto para generar procesos de resolución negociada de conflictos entre
estados y comunidades, sino para la construcción deliberada de comunidades, economías y
sociedades liberales (2008: 4)
Estas primeras voces críticas establecieron que la construcción de paz no era simple y
únicamente un ejercicio de gestión de la conflictividad, sino que también se convertían en
vehículos para la promoción de una serie de prácticas y principios liberales alrededor del
60
mundo, en particular desde los países occidentales y las principales potencias del mundo a
los países de la periferia.
De alguna manera, la construcción de paz se convertía en un instrumento de poder, en uno
de los canales principales del proceso de globalización y de consolidación del Estado como
forma natural de ordenar el mundo (Paris, 2002).
Estos autores concluyeron que cada vez más había una desconexión entre los debates
políticos sobre construcción de paz centrados en el refinamiento de los métodos y las
prácticas de construcción de paz, con los debates académicos centrados en la política de la
intervención, su efectividad y su legitimidad. (Paris, 2010). A continuación se ofrece un
resumen de las principales ejes de la crítica a la construcción de paz así como los
principales autores.
- Críticas sobre la eficacia de la construcción de paz
Una segunda oleada de críticas sobre la construcción de paz llega desde el análisis
académico que cuestionan la eficacia de la construcción de paz para lograr los resultados
que sus impulsores afirman pretenden lograr. La crítica se construye sobre los
cuestionamientos que hemos visto arriba alrededor de consenso de la construcción de paz
como el impulso de principios y ordenes liberales. De acuerdo a estas voces críticas, las
operaciones de paz y construcción de paz se impulsan bajo la premisa que una
liberalización rápida (en lo político, en lo económico) crea las condiciones para una paz
duradera y estable en los países que salen de los conflictos armados. Se asume que el
impulso rápido de procesos de democratización (a través sobre todo de elecciones) y de
apertura económica son fuerzas que se fortalecen mutuamente y permiten impulsar la paz
de forma sostenida. (Paris, 2004).
De acuerdo a estas voces, sin embargo, la realidad muestra que no hay una relación lineal
tan clara y unívoca entre el impulso de marcos político y económicos liberales y la paz. Y
que incluso, a menudo, los procesos de liberalización económica rápida y los procesos
electorales son factores que pueden ahondar la conflictividad, desestabilizar y dinamizar el
61
resurgir del enfrentamiento armado (Paris, 2010).
Desde esta concepción, centrada en la eficacia, se expresa la necesidad de revaluar las
prácticas de liberalización rápida en contextos de postconflicto y focalizar antes el
desarrollo institucional del territorio y de los estados: “institucionalización antes que
liberalización” (París, 2004)
De esta línea crítica, surge como lección, la necesidad que la construcción de paz tome más
en serio el desarrollo de los estados, la gobernabilidad efectiva y el fortalecimiento
institucional. Así, en estos años empezamos a ver operaciones de paz que tienen en sus
mandatos acciones como el desarme, la desmovilización y la reintegración de soldados, la
reforma del sistema judicial y las estructuras administrativas, el impulso de actores de
sociedad civil, incluido partidos políticos, la reforma de cuerpos de seguridad del Estado,
entre otras funciones. Es decir, el desarrollo de las estructuras y la legitimidad de un
Estado.
Esta vinculación entre construcción de paz y desarrollo del Estado ha presionado en los
procesos de reforma del instrumental de las operaciones de paz y construcción de paz. En
particular, hoy en día las operaciones tienen horizontes de tiempo más largos, así como
mandatos más robustos e incluso intrusivos. Del mismo modo, ha generado una serie muy
importante de aportes doctrinarios por parte de un amplio conjunto de actores (OCDE,
2007).
Sabaratnam, plantea también que la convergencia entre la construcción de paz y la
consolidación de los estados ha limitado la agenda original de la construcción de paz
planteada en documentos como Una Agenda de Paz. Desde una concepción que incluía
aspectos como la justicia social y la reconciliación se ha pasado a una concepción de la
construcción de paz centrada fundamentalmente en la consolidación de los estados y de las
agendas de la paz como seguridad tradicional (2011; también, Bendaña, 2005).
Adicionalmente, esta tendencia tomó mucha fuerza a partir de los eventos terroristas del 11
de septiembre del 2001 en los Estados Unidos de América. Este hecho, impulso un
desarrollo doctrinario muy fuerte alrededor de la necesidad de asegurar los estados fallidos
62
como una necesidad para la seguridad y la estabilidad internacional. (Sabaratnam,
2011:23). Desde esta mirada se ahondó mucho más en la apuesta por la construcción de los
estados, ya no tanto para la construcción de paz, sino como ejercicio de poder por parte de
los estados poderosos.
La preocupación sobre los estados fallidos había existido desde principios de los 90, lo que
ocurre con los eventos de 11 de septiembre es que el tema de la construcción del estado
pasa a ser el centro de la agenda de la construcción de paz, hasta el punto de confundirse
los dos enfoques. Igualmente, al asumir los Estados Unidos el liderazgo sobre el tema se
empieza a confundir la construcción de la paz y del estado postconflicto con la construcción
del estado tras una guerra de conquista (como se vio en los casos de Irak y Afganistán).
El fenómeno de alinear la construcción de paz como la construcción de estados legítimos es
uno de los principales temas de la agenda de investigación sobre el tema, y ha definido con
fuerza las miradas normativas y política de Naciones Unidas y de otros actores sobre qué
significa construir paz. (Paris y Sisk, 2009; Ghani y Lockhart, 2008; Call y Wyeth 2008b).
Por otro lado, otros autores, interesados en la efectividad de la construcción de paz, centran
sus críticas en las dinámicas de la economía política de la guerra. Estos autores plantean
que las operaciones de paz y las aproximaciones a la construcción de paz se han centrado
mucho en promover la gestión de las conflictividades desde la atención a las causas y
agravios sociales y políticos y no desde las causas y dinámicas económicas.
A través del debate, caracterizado bajo los conceptos de “greed and grievances”, se plantea
la necesidad de entender mejor cómo la guerra y el colapso de los estados genera sistemas
alternativos de aprovechamiento económico (relacionados con el control de rentas legales o
ilegales), a menudo conectado a las redes económicas globales. Desde esta perspectiva se
plantea la necesidad de mejorar los análisis de la conflictividad incluyendo la dimensión
económica del problema, con el objeto de impulsar también mejores prácticas de
construcción de paz (Collier et.al, 2003; Berdal and Malone, 2000; Pugh, 2002; Keen, 1997
y 1998).
- De la crítica a la efectividad a la crítica a la legitimidad
63
Una tercera oleada de críticas, en este caso, más radicales, empiezan a cuestionar la
legitimidad (y la moralidad) del emprendimiento político de la construcción de paz.
Estos autores llegan a plantear que la construcción de paz y las operaciones de paz
impulsan una nueva oleada neo-imperialista y neo-colonizadora en el mundo (Bain, 2006;
Chandler, 2006a, 2007b; Bendaña, 2005; Jacoby, 2007; Cooper, 2007; Jahn, 2007ª, 2007b;
entre otros).
Por ejemplo, Duffield, una de las primeras voces en esta línea, plantea que la construcción
de paz a través del impulso de principios y normas liberales no es un proceso emancipatorio
y transformador como supuestamente se aspira desde sus premisas liberales. Plantea la tesis
que la construcción de paz es uno de los nuevos mecanismos reguladores de las relaciones
de poder y gobernanza global – local, cuyo ánimo es contralar y estabilizar el desorden en
los países del Sur.
Del mismo modo plantea que la construcción de paz a través de las operaciones de paz son
una nueva forma de control por parte de los países occidentales y más desarrollados de los
países en al periferia del poder. De acuerdo a este autor, el proyecto liberal plantea una
agenda radical de desarrollo, globalización y transformación social con el ánimo de
transformar las sociedades disfuncionales afectadas por la guerra en entidades estables,
cooperativas y partícipes de esta lógica liberal. (2004).
La mayor preocupación parece estar en las lógicas de la intervención y como esta se
entiende como una estrategia para dominar al otro, al diferente, al mismo tiempo que se
legitima y extiendo unos marcos regulatorios de orden y control que responden a los
intereses de los actores externos y no necesariamente a los intereses de los actores locales.
(Duffield, 2007. Ver también, Jabri, 2007; Dillon y Reid 2009).
Desde una mirada neo-marxista, otros autores, tienen una lectura parecida, pero enfatizando
los temas económicos. Para ellos la intervención de países occidentales bajo el discurso de
la construcción de paz reproduce inevitablemente las estructuras y jerarquías de poder, en
particular las relaciones desiguales que genera una economía de mercado
fundamentalmente neoliberal. Desde esta lógica, la construcción de paz se plantea como
64
una estrategia para abrir sociedades e involucrarlas en dinámicas económicas desiguales, y
a menudo de explotación. La construcción de paz se convierte en un instrumento de poder y
dominación que perpetúa y promueve los intereses, sobre todo económicos, de los países
dominantes. (Pugh, 2005, 2006).
Del mismo modo se enfatiza que está lógica de poder económico y dominación cuasi
imperial lo que genera es la reproducción de las causas y agravios que generaron los
conflictos y las guerras, y que por lo tanto se convierten en causa y posibilidad de nuevas
conflictividades (Jacoby 2007).
Entre otras constataciones se plantea que la construcción de paz informada por principios
neoliberales en lo económico elimina de forma sistemática los sistemas de protección social
en contextos de postconflicto, impulsando a miles de personas a actividades informales y/o
ilícitas como mecanismo de supervivencia (y a menudo, como mecanismo exacerbador de
la violencia armada o criminal).
A si mismo, se critica, que la intervención bajo discursos de construcción de paz
imposibilita el desarrollo de alternativas económicos locales, que pueden ser más adecuadas
para las necesidades de paz de las personas y de las comunidades en postconflicto (Pugh,
2006).
Estas miradas no solo critican las bases liberales de la construcción de paz y de las políticas
de intervención, sino que también buscan desenmascarar los intereses que se esconden
detrás de estas políticas, en particular el interés de los países de occidente –promotores del
capitalismo liberal- de perpetuar un dominio sobre el sistema político mundial y de esparcir
los valores y normas dominantes de los estados más poderosos (Pugh, 2005 y 2006).
Estas lecturas críticas sobre la construcción de paz cogieron muchas fuerza tras las guerras
y impulsadas por Estados Unidos en Irak y Afganistán, sobre todo cuando estas se
justificaron bajo principios y discursos liberales y como guerras para promover los
beneficios de la democracia y la libertad a sociedades oprimidas.
- Let’s the states fail, let’s the conflict burnt itself out
65
Un cuarto conjunto de actores tienen una posición muy radical sobre la construcción de paz
hasta el punto de mostrarse contrarios al despliegue de operaciones de paz. (Herbs, 2003;
Weinstein 2005).
Estos autores argumentan que el impulso por intervenir en sociedades en guerra puede ser
contraproducente. De acuerdo a su argumento, una intervención externa puede promover
una serie de equilibrios que no reflejan las realidades de las sociedades locales y que por lo
tanto son insostenibles. Estos autores sugieren que puede ser necesario dejar derrumbar a
los estados en conflicto permitiendo el desarrollo natural de las relaciones de conflictividad
y conflicto armado hasta que se generen nuevas formas de autoridad política y equilibrio.
Para estos autores una intervención a larga escala de carácter externo en medio de un
conflicto armado o tras un cese el fuego tiene el riesgo de bloquear unas condiciones y
equilibrios políticos que no son compatibles con una paz duradera y sostenible y por eso
plantean que puede ser una mejor opción dejar colapsar a los estados o permitir que el
conflicto
- Sobre el universalismo de la paz liberal frente a las prácticas locales de paz
Otro grupo de críticas en el ámbito de la legitimidad de la construcción de paz plantean su
preocupación en las lógicas universalistas de las premisas liberales que se buscan transmitir
desde este emprendimiento político.
Esta aproximación crítica sugiere que la marcos de paz liberal proyectados a través del
poder de los estados de occidente e impuestos desde las lógicas de la construcción de paz
inhabilita las miradas y el conocimiento local, que puede ser más apropiado para el impulso
de la paz y la seguridad desde una concepción humana. Estas miradas locales -afirman
estos autores- pueden dar mejores respuestas a las necesidades de paz de las personas
afectadas por la conflictividad y no solo fomentar los intereses de los Estados poderosos.
Richmond, por ejemplo plantea su preocupación sobre el impulso universalizar de las
prácticas de la construcción de paz liberal que ignoran las preocupaciones vitales de los
actores locales, así como su cultura e identidad (2008: 464).
66
Esta lectura cuestiona duramente la construcción de paz tal como se ha concebido en los
últimos 20 años por parte de los países más poderosos y sobre todo el esfuerzo de
“reingeniería social” de países en postconflicto impulsado por actores externos que plantea
(Chandler, 2010). No obstante abre un espacio para la reformulación de estas prácticas a
partir de esfuerzos de construcción de paz más reflexivos, emancipatorios, dirigidas desde
lo local, que puede surgir también de valores y principios liberales pero que no enmascaren
lógicas e intereses de poder de los países interventores (Richmond, 2008).
Esta mirada, de forma conciliadora, plantea que no necesariamente hay una lógica de
choque de intereses entre los actores externos e internos y que es posible impulsar también
desde los actores internacionales perspectivas alternativas de construcción de paz centradas
en la seguridad humana de las personas. Estos enfoques alternativos, adicionalmente, se
consideran como mejores estrategias para garantizar los intereses de los países de occidente
en un mundo globalizado e interconectado, en particular para disminuir los riesgos de las
nuevas formas de inseguridad. Plantean la búsqueda de un marco de relacionamiento entre
actores externos e internos en la construcción de paz más igualitario y empático.
- Liderazgo local y construcción de paz
Por último, otro grupo importante de autores centran sus críticas en el hecho que los
constructores de paz ejercen poderes tan expansivos que coartan la participación y el
liderazgo político local y el impulso de reformas dirigidas desde los actores locales.
Estos poderes expansivos lleva a que se crearan relaciones de dependencia y control entre
los actores externos y los actores internos, y que como tal poco facilitaba la democracia y el
autogobierno (Chandler, 1999, sobre el caso de Bosnia; Chopra, 2000, 2002, sobre el caso
de Timor Oriental; Suhrke 2009, sobre el caso de Afghanistan, por ejemplo).
Se plantea también que la fortaleza de los actores externos y su dirección de la construcción
de paz niega la dignidad de las personas en los países en donde se interviene (Bain, 2006).
Así, recuperar el liderazgo local se plantea como una de las claves fundamentales para la
efectividad y la legitimidad de la construcción de paz y como su única vía posible.
Cómo veremos en el epígrafe 4.4. Alternativas a la paz liberal, y ya analizamos en el
67
capítulo 3 de este trabajo, muchas de las propuestas de construcción de paz que surgen
como alternativa a la paz liberal –con el objeto de mejorar la legitimidad y la eficacia de
estos esfuerzos- tienen como uno de los puntos centrales la necesidad que la construcción
de paz se impulse desde el liderazgo y la autonomía local.
4.3. A modo de síntesis: problema - solving versus critical theory
Como hemos visto en el capítulo anterior, el desarrollo de la construcción de paz como
emprendimiento político se ha visto acompañado con una serie de desarrollos teóricos sobre
el tema.
Un primer conjunto de reflexiones sobre el hecho reflexiona sobre la misma a partir del
análisis político (policy-oriented) del emprendimiento, la evaluación de sus resultados y
cómo el fenómeno se puede ajustar para lograr una mejor relación entre los objetivos
buscados por la construcción de paz y lo realmente logrado en su implementación.
La debilidad de estas aproximaciones teóricas residen en el incentivo que se genera a la
hora de avanzar en la reflexión sobre el tema. A menudo, las reflexiones se realizan más
para justificar el emprendimiento político y el trabajo realizado que para mejorar las
prácticas de construcción de paz. El resultado de esta aproximación, como vimos en el
epígrafe 4.1, es la perpetuación de las prácticas de construcción –y de las organizaciones
que la impulsan- sin necesariamente aportar realmente a una paz real, sostenible y estable.
Del mismo modo se evade un análisis más claro entre en fenómeno de la construcción de
paz y el contexto político y social internacional en donde se impulsa esta práctica.
Un segundo conjunto de reflexiones –siguiendo la división clásica de Robert W. Cox- se
construyen desde una concepción teórica que busca como objetivo resolver los problemas
que se encuentran tras el análisis de la realidad (problema-solving approach). En este caso,
el análisis de las operaciones de paz y de la construcción de paz toma el fenómeno como un
inamovible (un orden de las cosas que prevalece) en el marco de las relaciones entre
estados, en una coyuntura histórica y de un conjunto de relaciones de poder. Cómo tal, este
enfoque teórico busca reflexionar y resolver como a través de estos emprendimientos se
puede mejorar la coherencia entre el fenómeno de la construcción de paz y los objetivos
68
que se plantean para el instrumento y los resultados reales que se logran en su
implementación. (Cox, 1981:128).
Un tercer conjunto de reflexiones se construyen desde una concepción teórica crítica más
reflexiva. En esta se asume una lectura externa del fenómeno de la construcción de paz y lo
enmarca en un conjunto de relaciones de poder entre actores del sistema político mundial.
Desde esta lógica se interroga este conjunto de relaciones y sus instrumentos (como la
construcción de paz), y no se da como predeterminado e inamovible el orden de los
fenómenos internacionales. (Cox, 1981: 129). El fuerte de estas miradas críticas reside en la
disección y análisis de las premisas y ortodoxias de fondo sobre las que se impulsa la
construcción de paz y las implicaciones de las mismas. (Paris, 2010).
En un esfuerzo de síntesis centrado en la construcción de paz, David Chandler identifica
dos enfoques críticos en la literatura teórica: Un enfoque radical basado en el análisis del
poder (radical power-based theory) y un enfoque teórico orientado por la política basado
en las ideas (ideas-based thery). (Chandler, 2010)
Desde el primero, se tiene a ver la construcción de paz como un instrumento político e
ideológica de los países poderosos para transmitir los principios y valores del liberalismo y
del modelo occidental, sin tener en cuenta las preocupaciones y miradas de los actores
locales sobre seguridad, libertad y las concepciones propias de paz. Desde esta lógica, la
construcción de paz no es más que un emprendimiento que refleja los intereses de unos
estados poderosos, sus necesidades políticas y geoestratégicas. Un ámbito importante de
esta preocupación es como desde estas lógicas se naturaliza las relaciones de poder y la paz
liberal como algo inamovible, un deber ser incuestionable (2010).
Desde el segundo, no se cuestiona tanto la construcción de paz como intervención, sino la
concepción universalista de la misma en su lógica liberal. Desde estas aproximación se
plantea que las intervenciones deben ser más adecuadas a las realidades de postconflicto y
al colapso de los estados. Más que cuestionar las relaciones de poder y los intereses detrás
de los procesos de formulación de política internacional, se cuestiona la tendencia de ver la
paz liberal como una receta universal eficaz para cualquier contexto, y cómo este
universalismo en su aplicación puede ser contra productivo y un límite para alcanzar la paz.
69
La paz liberal, como receta cerrada, limita la efectividad de la construcción de paz
internacional y puede ser un factor que reproduce la conflictividad y la inestabilidad.
- Hacia una teoría crítica constructiva
Como hemos visto, en los últimos años se ha producido una reflexión crítica sobre la
construcción de paz desde diversas aproximaciones que han llegado a cuestionar la
legitimidad y la moralidad de la construcción como emprendimiento político. Para unos
autores, el giro crítico ha generado unos aportes muy significativos al plantear un análisis
más riguroso sobre las relaciones de poder y orden establecido que refleja la construcción
de paz en el marco del sistema político internacional, pero no han logrado justificar de
forma adecuada la necesidad de abandonar el emprendimiento político ni sus bases liberales
(Paris, 2011)
Varios autores, por otro lado, desde miradas críticas constructivas, han planteado la
necesidad de explorar versiones alternativas de la construcción de paz no basadas
necesariamente o únicamente en los modelos de la construcción de paz liberal (MacGinty,
2008: 159), ni en una aproximación por parte de los actores internacionales tan intrusiva, en
donde nadie rinde cuentas de los resultados (Chandler, 2006ª y 2006b).
En la actualidad el debate esta centrado en cómo se puede encontrar formas alternativas
para la construcción de paz que permitan su eficacia como emprendimiento político y al
mismo tiempo se impulse con fuertes niveles de legitimidad y dirección desde la agencia de
los actores locales.35
El problema no está tanto en las bases liberales de la construcción de paz, sino en los
comportamiento a-liberal de muchos de los promotores de estas prácticas. Desde está lógica
existe un amplio espacio para pensar prácticas liberales eficaces y legítimas bajo el discurso
de la construcción de paz, en donde exista mayor coherencia entre las premisas y
orientaciones liberales de tal emprendimiento, una lógica realmente liberal en su
implementación y sobre todo una construcción que recoge y construye sobre la agencia y
las posibilidades locales (Paris, 2011). 35 Entenderemos por agencia la capacidad de los individuos para actuar de forma independientemente y tomar decisiones sobre su vida de forma libre.
70
4. 4. Alternativas a la paz liberal
Incluso las voces más críticas de la construcción de paz liberal, aquellas que plantean que
es un emprendimiento político ilegítimo tal como se ha desarrollado en los últimos años,
han planteado la necesidad de encontrar alternativas a la construcción paz liberal o
reformular las aproximaciones actuales. Desde sus propuestas, estas alternativas se han
definido con conceptos tales como:
-‐ Construcción de paz emancipatoria, a través de la cual se le de el liderazgo de
construcción de paz a los actores locales y se apoyan procesos de empoderamiento que
permitan a estos actores impulsar sus propias dinámicas de transformación, así como se
apoyan políticas y acciones con un énfasis en atender las necesidades de los más pobres
y excluidos. (Duffield, 2007a; 2007b; Pugh, 2005).
-‐ Construcción de paz desde el día a día de los actores locales, en donde se pone el
énfasis a las aproximaciones bottom-up de la construcción de paz y a las prácticas de
empoderamiento efectivo de las comunidades afectadas por la violencia, así como de
promoción de derechos, bienestar y justicia. (Richmond, 2007: 460).
-‐ Construcción de paz republicana, en donde se prioriza un ejercicio continuo de
deliberación y consenso entre los miembros de una sociedad como aporte a la gestión
de conflictos y la paz y la participación no se restringe solo a las prácticas electorales
(Barnett, 2006).
-‐ Construcción de paz hibrida, en donde se busca entender y conjugar mejor la relación
entre los actores externos y los actores locales, y sobre todo como desde el liderazgo y
la agencia de los actores locales se puede cooperar (o resistirse a) con los procesos de
construcción de paz que combinen las prácticas y costumbres locales (liberales o no)
con los aportes de los actores internacionales (MacGinty, 2011).
-‐ Construcción de paz estratégica: en donde se pone el énfasis en el impulso de
estrategias de acción comprehensivas e interdependientes que maximicen el impacto de
71
procesos constructivos de cambio social y transformación de conflictos desde una
mirada de la conflictividad multidimensional y unas perspectivas de tiempo a corto,
medio y largo plazo (Lederach, 1997; Lederach y Appleby, 2010).
-‐ Impulso de infraestructuras de paz: en donde se pone el énfasis en el desarrollo de una
red dinámica de actores y espacios de encuentro (a nivel local, regional y nacional)
entre actores claves para la construcción de paz, a partir de la cual impulsar dinámicas
enfocados la prevención y transformación de conflictos y a la construcción de paz en
una sociedad (Kumar, 2011: 385; Hopp-Nishanka, 2012; van Tongeren, 2011).
El conjunto de estas propuestas alternativas nos permite identificar una serie de elementos
que pueden ir configurando una nueva mirada sobre la construcción de paz, sobre todo a la
hora de buscar estrategias efectivas y legítimas, que logren los objetivos que supuestamente
la construcción de paz busca lograr (seguridad, estabilidad, orden, justicia, vida digna,
equidad, sostenibilidad, entre otros valores). Algunos elementos que se vislumbran como
claves son:
• La importancia que la construcción de paz tenga impactos concretos sobre procesos
de empoderamiento y en la posibilidad de que los actores locales impulsen su agencia
sobre el futuro deseado para la situación de postconflicto.
• Que el énfasis de la construcción de paz sea fomentar la inclusión y la dignidad de
personas concretas, más allá de los intereses de los estados u otro tipo de
preocupaciones.
• Que la construcción de paz se impulse desde las vidas cotidianas de las personas, sus
usos y costumbres, con perspectivas de construcción desde la base y lo local y que se
contextualice a cada contexto.
• Que el éxito de la construcción de paz depende en gran medida del desarrollo de las
procesos de cambio locales que generen instituciones formales o informales
endógenas capaces de promover y sustentar una paz justa.
72
• Que la construcción de paz sea liderada por actores locales, y que los actores
internacionales se dediquen a acompañar las prácticas locales y la agencia local.
• Que la construcción de paz permita pasar de procesos centrados en las personas a
procesos colectivos desde ejercicios de deliberación, representación de intereses entre
los diversos miembros de una sociedad.
• Que la construcción de paz focalice con más claridad el apoyo a dinámicas de gestión
y transformación de conflictos por medios no-violentos.
• Que la construcción de paz sea capaz de apoyar la construcción de estructuras de
gobernabilidad basadas en principios y valores democráticos, que no excluyen las
prácticas y costumbres locales, y que complementan principios liberales de buen
gobierno, gobernabilidad democrática, imperio de la ley, entre otros.
• Que la construcción de paz se piense desde una lógica estratégica a corto, medio y
largo plazo, con diversos énfasis en cada momento, pero con la voluntad de promover
procesos de cambio que sean capaces de atender las urgencias inmediatas (en
términos humanitarios, de protección, de pobreza extrema), reconstruir las relaciones
rotas por el conflicto, e ir transformando poco a poco los factores detonantes,
dinamizadores y estructurales de la conflictividad.
• Que la construcción de paz permita ir construyendo un marco de relaciones y
estructuras a través de las cuales ir generando dinámicas alternativas a las dinámicas
de la violencia y de la guerra, y se consolide estas como elementos articuladores de
las comunidades y de los procesos de gestión y transformación noviolenta de los
conflictos.
4.5. Agenda de investigación actual
El debate alrededor de la construcción de paz sigue abierto. Hay una serie de temas y
73
preguntas que se vislumbran como claves en el mismo.
En primer lugar, la importancia de encontrar alternativas viables a la construcción de paz
liberal, o al menos procesos de construcción de paz que combinen dinámicas locales
(liberales o no) con los aportes más sobresalientes e ilustrados de la paz liberal.
Este punto se trató en el epígrafe anterior. Paris afirma que a pesar de las muchas voces
críticas no existen propuestas alternativas que hayan definido con claridad como puede ser
la construcción desde bases no liberales o propuestas que combinen valores y principios
liberales con la agencia y la autonomía de lo local, por lo que es necesario seguir
investigando (2010).
En segundo lugar, otro tema importante de la agenda de investigación es conocer mejor
cómo manejar las relaciones entre los actores externos y los actores internos a la
construcción de paz. En general, muchas de las voces críticas han partido de una lógica y
bajo unas premisas en donde se supone que los actores externos tiene una capacidad de
influencia muy grande sobre los actores internos y que estos son actores sin capacidad y
ningún tipo de bases de poder. Se presume que los actores externos son los únicos que
tienen capacidad de determinar los resultados de la construcción de paz y que los actores
internos solo tienen la capacidad de resistirse o replegarse a favor a los externos. (Sending,
2011).
Una mirada más detallada de la realidad, muestra que los actores internos, no son unívocos,
y tienen bases de poder bastante fuertes que son capaces de incidir en las dinámicas de
construcción de paz (o en la perpetuación de la violencia y la guerra). En este marco hay
aún pocas propuestas investigativas que hagan un esfuerzo explícito para entender mejor las
bases de poder, la agencia y los intereses de los actores locales, y cómo estos configuran,
influyen y en muchos casos determinan las dinámicas de construcción de paz, sus éxitos o
sus fracasos (Sending, 2011).
Esta constatación abre una amplia agenda de investigación a través de la cual mejorar el
entendimiento de la construcción de paz como emprendimiento político.
Por ejemplo, es necesario conocer mejor las relaciones de poder recíproco que se generan
74
entre unos y otros actores y como estas relaciones pueden generar dinámicas constructivas
o destructivas de conflictividad y construcción de paz.
También es importante identificar mejor cuales son las bases de poder e influencia de los
actores locales, ya sea para promover procesos de cambio y paz desde lo local o para
sabotear e impedir los procesos impulsados por actores externos. También es fundamental
conocer mejor cómo los actores internos, sobre todo las élites, se acomodan a la presencia
internacional y le sacan provecho desde interese particulares.
Desde esta concepción, de acuerdo a Sending, se puede generar un modelo analítico de
construcción de paz que pone en primera línea de análisis la relación entre los actores
externos y los internos. Los actores externos buscan desarrollar capacidades locales (a
través de la transferencia de habilidades, instrumentos y recursos) y los actores internos
reciben estos aceptándolos, rechazándoles o desconsiderándolos. Esta relación se vuelve
fundamental para entender la efectividad y la legitimidad de la construcción de paz, así
como el impulso de procesos transformadores (en términos de paz) o meramente
adaptativos (2011).
Zürcher plantea un argumento similar. De acuerdo a su lectura de los procesos de
democratización, las aproximaciones existentes a los procesos de transición en
postconflicto sufren del hecho que ignoran un aspecto fundamental: que la construcción de
paz es un proceso interactivo no solo entre los que han hecho la guerra, sino también entre
los constructores de paz y las élites victoriosas en el marco de las infraestructuras políticas
locales. Esta interacción define el carácter de los procesos de construcción de paz y sus
resultados, y no se ha estudiado como es necesario (2011).
75
Capitulo 5. Conclusiones
Este trabajo de investigación tiene como objetivo ofrecer un marco de referencia para
entender mejor el concepto y la prácticas de la construcción de paz.
Partía de una hipótesis clara: “la construcción de paz es hoy en día una de los
emprendimientos políticos más importantes en el marco del sistema político mundial”.
Al finalizar el trabajo podemos concluir lo siguiente:
• La paz como institución social y la paz cómo algo que se puede construir es uno de los
mayores avances en la evolución del ser humano, y cómo tal es una concepción nueva
que todavía esta poco desarrollada. La guerra sigue siendo un factor determinante en las
relaciones internacionales, pero la paz ya comienza a ganar terreno como un idea cuyo
tiempo ha llegado (parafraseando a Rapaport, 1989).
• Se verifica que la construcción de paz es un emprendimiento político de suma
importancia para entender el sistema político mundial en los últimos 30 años, pero que
todavía no hay claridad sobre como se construye realmente paz. La propuesta de la paz
como el impulso de principios, valores e instituciones liberales esta ampliamente
cuestionada. En este sentido, la construcción de paz es aún un terreno de amplia
disputa, y queda mucho por aprender sobre como construir paz de forma eficaz y
legítima.
• De las aproximaciones críticas a la construcción de paz se puede aprender que es
necesario reconfigurar totalmente las formas cómo se están construyendo: de enfoques
externos liderados por actores internacionales, hay que pasar a propuestas de
construcción de paz locales, contextualizadas, hibridas y emancipatorias.
• También es necesario entender mejor la relación entre los constructores de paz
internacionales, que intervienen en un contexto local, y los actores locales que pueden
76
liderar, resistir, aprovecharse o someterse a los mismos. Entender mejor esta relación es
fundamental en la agenda de investigación.
• Desde el liderazgo local, se puede avanzar en prácticas de construcción de paz desde la
base, impulsar marcos estratégicos de paz y infraestructuras locales para la construcción
de paz que generen respuestas más integrales, sólidas y transformadoras frente a los
retos de la guerra y que generan mejores condiciones locales para recibir el apoyo
internacional a estos emprendimientos.
77
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Nota: Artículos introducidos con el símbolo #, han sido revisados a lo largo de la preparación de este trabajo, pero
no han sido citados explícitamente en el mismo.
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