Comisario de la Exposición Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones, organizada por el...

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Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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Palafox:sus escritos, sus retratos

y sus devociones

Horarios de visita:

de lunes a sábado a las 12h, sábados tarde de 16.30 a 19.30h.Además de ese horario, domingos y festivos previa cita.Se recomienda encarecidamente confirmar telefónicamente su visita en el 948 77 66 00.

Sacristía del Monasterio de Fitero, abril-octubre de 2011

Todos los sábados de los meses de julioy agosto, a las 11.30h, antes de la visi-ta, la organización de la Exposición in-cluye conciertos de órgano cuyos pro-gramas se publicitarán previamente.

La organización de esta Exposiciónagradece a cuantas personas e insti-tuciones han colaborado generosa-mente con la cesión de sus piezas paraeste evento, de modo especial a la Pa-rroquia de Santa María la Real de Fi-tero, la S. I. C. de El Burgo de Osma, elMonasterio de Benedictinas de Alzuza,el Monasterio de Clarisas de Olite, losPP. Carmelitas de Pamplona, la Bi-blioteca de los Capuchinos de Navarra,las MM. Carmelitas Descalzas de Ta-razona, la Parroquia de San Juan Bau-tista de Cintruénigo, la S. I. C. de Tude-la, el convento de Capuchinas de Tude-la, así como a los diferentes coleccio-nistas particulares de Pamplona, Ma-drid y Fitero.

COMISARIORicardo Fernández Gracia

DIRECCIÓN TÉCNICAFernando Seves Morentin

COORDINACIÓNCarmen Mª YanguasÍñigo Olcoz Calleja

TRANSPORTELa Catedral C. S. P., S. L.

SEGUROSAon Risk Services

Organizan ypatrocinan:

Colaboran:

AYUNTAMIENTO DE FITERO

PARROQUIA DE Sª Mª LA REAL DE FITERO

ASOCIACIÓN DEAMIGOS DEL MONASTERIO

ARZOBISPADO DE PAMPLONA Y TUDELA

Edita: Ayuntamiento de FiteroParroquia de Sª Mª la Real de FiteroAsociación de Amigos del Monasterio de Fitero

Textos: Ricardo Fernández GraciaFotografías: Jesús Latorre y Universidad de NavarraDiseño y realización: Calle Mayor ([email protected])Depósito legal: NA-1589-2011

Esta edición ha sido posible gracias al Departamento de Cultura y Turismo-Institución Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra

ESCRITOS RETRATOS DEVOCIONES

plano-guía de la exposición

La beatificación del Venerable

Juan de Palafox, el hijo más pre-

claro de Fitero, en junio de 2011,

ha llevado al Ayuntamiento de la

villa, a la Parroquia de Santa Ma-

ría la Real y a la Asociación de

Amigos del Monasterio a preparar

esta exposición conmemorativa

en la sacristía del monasterio, con

tres ejes, en torno a las obras lite-

rarias, los retratos y las devocio-

nes del obispo-virrey.

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Palafox: sus escritos, susretratos y susdevociones

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Grabado por Antonio Barbaza, 1761

BOSQUEJO BIOGRÁFICO

Juan de Palafox nació en 1600 en Fitero, en donde pasó su in-

fancia. Cursó estudios universitarios en Huesca, Alcalá y Sala-

manca. En 1626, entró al servicio de la Monarquía, en 1629 se

hizo sacerdote y en 1639 recibió la ordenación episcopal. Nom-

brado obispo de Puebla de los Ángeles en México, ejerció im-

portantes responsabilidades como virrey y visitador. Tanto allí

como, más tarde, en tierras sorianas destacó como celoso pas-

tor. Falleció en Osma en 1659.

Los historiadores señalan unánimemente su inteligencia,

integridad, hiperactividad, preparación intelectual y voluntad,

llegando a calificarlo como “uno de los hombres más brillantes

de su generación ..... probablemente la figura más interesan-

te, y tal vez la de mayor importancia, de toda la historia del Mé-

xico del siglo XVII”.

Su figura resulta rica y polifacética, ya que en ella se dan

cita el obispo, pensador político, virrey y visitador de Nueva Es-

paña, reformador, fecundo escritor, poeta, editor y comentarista

de Santa Teresa, mecenas de las artes y de la música, protector

del indio, legislador y asceta.

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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I. SUS ESCRITOS

Destacan hoy por cuatro conceptos:

Abundancia: se le considera el mayor polígrafo de los es-

critores nacidos en Navarra en el siglo XVII. La edición de 1762

consta de 14 volúmenes.

Diversidad: a las pastorales, obras espirituales, hagio-

grafía…etc. se suman los libros de historia, relatos de viajes, diá-

logos, comentarios a epistolarios, poesía, ortografía, dictáme-

nes, política y gobierno, ordenanzas diversas, jurisprudencia.

Calidad: figura en el Diccionario de Autoridades desde

1726.

Actualidad: su pensamiento expresado en sus dictámenes

resultan hoy de pleno vigor.

En la muestra se pueden contemplar:

1.- La primera edición de las Obras Completas. Esta

primera edición de las Opera Omnia de Palafox corrió a cargo

de su pariente fray José de Palafox, monje cisterciense del mo-

nasterio de Huerta. Sus ocho volúmenes se publicaron en Ma-

drid entre 1659 y 1671. De la preparación del último tomo se hizo

cargo fray Benito Orozco, tras el fallecimiento de fray José.

2.- La magna edición de 1762, en catorce volúmenes

con ricas ilustraciones grabadas a buril en sus portadas y otras

páginas, hacen de este proyecto editorial una de las grandes em-

presas de las prensas hispanas del Siglo de las Luces. Estuvo bajo

la dirección de los Carmelitas Descalzos y destaca por el cuida-

do editorial y por las numerosas estampas que la ilustran.

3.- Entre las ediciones sueltas, se pueden contemplar

obras singulares de Palafox, tanto del siglo XVII, como del XVIII,

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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pudiéndose contemplar algunas españolas, mexicanas y de los

Países Bajos. De algunas se presenta la “editio princeps”. Entre

los ejemplares destacan la primera edición de los Discursos Es-

pirituales, obra de Palafox, publicada en Madrid, Francisco Mar-

tínez, 1641, que se ilustra con un grabado de Mª Eugenia de Beer

que alberga los retratos de la reina Isabel de Borbón, Santa Isa-

bel de Hungría y Santa Isabel de Portugal. Asimismo distintas

versiones de El Pastor de Nochebuena, la edición príncipe del

año Espiritual o la impresión de su Vida Interior, sufragada por

el acaudalado indiano y baztanés don Miguel de Vergara y la edi-

ción pamplonesa de la Trompeta de Ezequiel, realizada por el

impresor José Miguel Ezquerro en 1775.

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Discursos Espirituales, Madrid, 1641

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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La magna edición ilustrada de 1762

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II. SUS RETRATOS

Un conjunto de retratos, en su mayor parte grabados, quieren

poner de manifiesto el enorme desarrollo que tuvieron las re-

presentaciones del obispo-virrey por diversas circunstancias. La

iconografía de Palafox resulta de inusitada abundancia, tanto en

el número como en los tipos iconográficos, a lo largo de los si-

glos del Barroco. Retratos emblemáticos, como escritor, pastor

u obispo, protector del indio, protagonista del milagro, en el Mon-

te Carmelo, o en escenas de su vida se encuentran, especialmente,

en colecciones públicas y privadas de España y Nueva España,

en grabados, pinturas y aún esculturas, obras debidas, en oca-

siones, a la colaboración de destacados intelectuales y artistas.

La mayor parte de las piezas obedecieron, en su día, a encargos

puntuales, a contextos concretos, y fueron realizadas por deseo

de singulares instituciones y promotores.

Como quiera que, en cada caso, la iconografía de don Juan

obedeció a determinados usos y funciones, según el mensaje que

se desease plasmar, los atributos que acompañan al persona-

je cobran especial importancia y hablan por sí solos, si se in-

terpretan correctamente, a la luz de la cultura simbólica del Ba-

rroco y de otras tantas fuentes gráficas y textuales.

Entre los grabados que se presentan, destacan los que fir-

man los españoles Gabriel Durán, Pedro Villafranca, Miguel So-

relló y Juan Bernabé Palomino, el romano Antonio Barbaza y

el alemán Franz Regis Goetz.

Destacaremos algunos de ellos, como el grabado fechado

en Roma en 1734 que representa al Venerable Palafox contem-

plando a la Virgen por Miguel Sorelló, según versión pictórica

de Carlo Maratta. Esta bella estampa se mandó realizar coinci-

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diendo con el final de los Procesos Apostólicos de la Causa de

Beatificación del Venerable Palafox e ilustró la Positio de 1770.

El texto que subyace bajo esta composición hay que buscarlo en

la declaración del licenciado Pedro Fernández de Terán sobre

los sucesos milagrosos acaecidos en junio de 1643 con motivo

de la presencia en Puebla de la Virgen de Cosamaloapa. Se da

la circunstancia que la estampa fue el modelo con el que se hi-

cieron muchos lienzos e incluso grupos de porcelana en tierras

europeas.

Entre las copias del grabado en la parroquia de Fitero se

conserva un lienzo dieciochesco y en la exposición se encuen-

tra una cornucopia de la catedral de El Burgo de Osma con el

mismo tema.

Por su contenido simbólico destacan sendos grabados, el

primero que muestra a Palafox rodeado de alegorías, es obra de

Juan Bernabé Palomino, por dibujo de Antonio González Ve-

lázquez, que ilustra el primer volumen de las Obras Completas,

en su edición de 1762. El retrato se orla con alegorías. A la iz-

quierda en la parte superior encontramos la erudición-sabidu-

ría-conocimiento. Aparece coronada y porta en sus manos un

libro abierto que sostiene con la mano derecha, en el que se leen

unos versículos del Libro de los Proverbios (8,12): “Yo la Sabi-

duría habito con la prudencia y yo he inventado la ciencia de

la reflexión”, mientras que con la izquierda sostiene una antorcha

flameante. Debajo de ella Derecho Canónico en forma de joven

tocada con muceta y tiara y en la zona inferior la Ascética. La co-

nocida alegoría de la fe portadora de la Eucaristía en sus dos es-

pecies, a la que se añaden los atributos de la penitencia.

A la derecha, arriba encontramos la personificación de la

Justicia con balanza y espada, sobre un rastrillo del discerni-

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Retrato, grabado por Pedro Villafranca, 1659

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Grabado, por Miguel Sorelló, 1734

miento entre el bien y el mal. Debajo, la alegoría del Gobierno

con haz de varas sobre la que sobresale un hacha que había sido

en la antigua Roma el emblema del poder político y se utilizó en

el siglo XVII como atributo y emblema de importantes monu-

mentos dedicados a notables políticos, con significado de con-

cordia y buen gobierno.

La otra estampa de amplios contenidos es el grabado de

Palafox rodeado de alegorías y emblemas, realizado en Ausburgo

hacia 1760-1764 por Franz Regis Goetz, según idea del postu-

lador de la Causa, fray Alejandro de la Concepción. Contiene qui-

zás el discurso simbólico más importante de cuantas estampas

de este género se hicieron de Palafox y sirvió de modelo gráfi-

co para bordados y pinturas, singularmente en tierras novo-

hispanas.

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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Lienzo del baptisterio de Fitero inspirado en el grabado de Sorelló

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Grabado de don Juan de Palafox rodeado de alegorías, obra de Juan Bernabé Palomino, por dibujo de Antonio González Velázquez, que ilustra el primer volumen de las Obras Completas,

en su edición de 1762.

A. Alegoría de la erudición-sabiduría-conocimiento. Aparece coronada y porta en sus ma-nos un libro abierto que sostiene con la mano derecha, en el que se leen unos versículosdel Libro de los Proverbios (8,12): “Yo la Sabiduría habito con la prudencia y yo he inven-tado la ciencia de la reflexión”, mientras que con la izquierda sostiene una antorcha fla-meante.B. Alegoría del derecho canónico. Joven tocada con muceta y tiara.C. Alegoría de la ascética. A la conocida personificación de la fe portadora de la Eucaris-tía en sus dos especies, se añaden los atributos de la penitencia.D. Alegoría de la justicia con balanza y espada, sobre un rastrillo del discernimiento entreel bien y el mal.E. Alegoría del buen gobierno con haz de varas sobre la que sobresale un hacha que ha-bía sido en la antigua Roma el emblema del poder político y se utilizó en el siglo XVII comoatributo y emblema de importantes monumentos dedicados a notables políticos, con sig-nificado de concordia y buen gobierno.

A

B

C

D

E

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Grabado de Palafox rodeado de alegorías y emblemas, realizado en Ausburgo hacia 1760-1764 por Franz Regis Goetz,

según idea del postulador de la Causa, fray Alejandro de la Concepción.

A. Alegoría del alma en gracia-verdad, acompañada de los Santos Juanes.B. Alegoría de la Iglesia, con maqueta, tiara, llaves y férula.C. Alegoría de la fe acompañada de un emblema: la fragua espiritual y lema: “Hijos míos:hasta que Cristo se forme con vosotros”, de San Pablo a los Gálatas.D. Alegoría de la fortaleza y emblema: ara incandescente con lema del Libro de la Sabi-duría: “Como el oro en el crisol los probó y le fueron aceptados como sacrificio de holo-causto y en la adversidad salió victorioso”.E. Santa Teresa, escritora y transverberada.F. Alegoría de la prudencia y emblema: bufete y espejo e inscripción del Evangelio de SanJuan: “Testimonio de Aquél que era luz”.G. Alegoría de la sabiduría y emblema procedente de las letanías de Klauber con albora-da ahuyentando quimeras e inscripción de San Juan: “Ministro y conciliador, y esta luz res-plandece por encima de las tinieblas”.

A

E

F

G

B

C

D

A la izquierda, en la parte superior encontramos el Alma

en gracia o la verdad junto a los Santos Juanes, le sigue la ale-

gorización de la Iglesia, acompañada de una maqueta, tiara, lla-

ves y férula. Inmediatamente por debajo la personificación de

la Fe, acompañada de la Eucaristía y de un emblema en el que

figura la fragua espiritual y lema: “Hijos míos: hasta que Cris-

to se forme con vosotros” de San Pablo a los Gálatas.

En la parte inferior encontramos a la Fortaleza con la co-

lumna y otro emblema, en este caso, un ara incandescente con

lema del Libro de la Sabiduría: “Como el oro en el crisol los pro-

bó y le fueron aceptados como sacrificio de holocausto y en la

adversidad salió victorioso”.

A la derecha y en la zona superior a Santa Teresa, su gran

devoción y fundadora de los Carmelitas Descalzos que llevaban

la postulación del Venerable. Le sigue por debajo la alegoría de

la Prudencia con la serpiente y el espejo y acompañada de un em-

blema, consistente en bufete y espejo e inscripción del Evangelio

de San Juan: “Testimonio de Aquél que era luz”. Finalmente, más

abajo termina esta orla de alegoría la de la Sabiduría con un li-

bro y acompañada de un emblema procedente de la edición de

las letanías de Klauber con alborada ahuyentando quimeras e

inscripción de San Juan: “Ministro y conciliador, y esta luz res-

plandece por encima de las tinieblas”.

Los ecos pictóricos del grabado abierto en la ciudad de Aus-

burgo por Franz Regis Gotees se pueden detectar en numero-

sas pinturas hechas en México y en algunos bordados realiza-

dos con la técnica de acu pictae en Europa.

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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III. SUS DEVOCIONES

La tercera y última parte de la muestra se dedica a las devocio-

nes de Palafox, en torno a Cristo, la Virgen y a dos santos de los

muchos que se podían haber elegido: Santa Teresa de Jesús y

San Francisco Javier.

Para comenzar, bueno será recordar con el propio Pala-

fox qué entendía por devoción, en un texto entresacado de una

de sus obras, la Vida de la Infanta Margarita. El texto reza así:

“Lo que los Fieles llaman comunmente devociones, son ac-

tos de Religión, que el corazón christiano practica para agra-

dar, amar, alabar o desenojar a Dios. Y tanto quanto fuego hu-

viere de caridad en el interior, tanto más crecerá este exterior….”.

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e

Cristo crucificado

La lectura de las obras de Palafox y particularmente de su

Vida Interior, ponen de manifiesto su particular amor a la ima-

gen del Crucificado. De hecho en el lema de su escudo episcopal

encontramos la frase de Santa Brígida: Amor meus crucifuxus est.

La imagen del Crucificado presidía su oratorio en su des-

pacho o en su dormitorio y sus múltiples ejercicios de peniten-

cia. En su oratorio estuvo siempre el llamado Cristo de Preten

que recogió en su viaje por tierras europeas totalmente mutila-

do y lo mandó componer, siendo testigo de los pasajes más im-

portantes de su vida. Las mismas escuelas de Cristo, a las que

protegió y fundó son otra buena prueba de aquel amor por el Re-

dentor en la cruz.

Un conjunto de Crucifijos de altar, realizados en plata,

bronce y marfil, de los siglos XVI y XVII glosan esta particular

cristología de Juan de Palafox. El de mayor tamaño, de comienzos

del siglo XVII perteneció al marqués de Montejaso y lo custo-

dian hoy las Agustinas Recoletas de Pamplona. El de estilo re-

nacentista y uno de los de bronce provienen del monasterio de

Fitero y los otros dos son de colecciones particulares, destacando

el de marfil firmado y fechado en 1616 por un anónimo artista

conocido como el maestro de la JAG.

El Niño Jesús

La particular devoción de Palafox al Niño Jesús queda muy

documentada en su vida y sus escritos, particularmente a raíz

del regalo que le hicieron en Flandes de una imagen a la que de-

nominaba El Pastorcito que le acompañaría en lo sucesivo has-

ta su muerte y que quedó como pieza ligada a los poseedores del

marquesado de Ariza.

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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Respecto al culto al Divino Infante, interesa resaltar que

se trata de un hecho histórico y a la vez sociológico: la univer-

salización y entrada de los Niños Jesús en la cultura y la piedad

popular. Sus imágenes en diferentes ámbitos, con otras tantas

técnicas trascienden lo estrictamente religioso para encuadrarse

en una dimensión más amplia: la cultural.

Será en el siglo XVI, el siglo del Humanismo, tras la Edad

Media en que se insistía en temas como el temor, la exaltación

o el bien morir, cuando desde planteamientos diferentes, el frío

Erasmo, el entusiasta Lutero o la mística Teresa de Jesús, coin-

ciden en el punto de llegada: la visión y la vivencia cristológica.

El contexto de la devoción al Niño Jesús en el siglo de Pa-

lafox hay que considerarlo a la luz de unas imágenes para ser con-

templadas y veneradas, meditando sobre la humanidad de Cris-

to, presentándolo totalmente desnudo y como figura exenta. A

lo largo del periodo postridentino se pueden señalar numero-

sas causas: el fervor católico atraído por los temas más familiares

y cercanos, así como el caso de muchos santos canonizados en

aquellos momentos, que destacaron por su particular devoción

al Divino Infante.

La primera imagen del Niño cronológicamente es la del

propio monasterio de Fitero que trajo el prior fray Bernardo Pe-

legrín 1612-1614. En la historia monacal se recogió su llegada así:

“Iten el dicho Prior ofrece a la Iglesia un Niño Jesús que le cos-

tó trescientos veinte reales, y no haberlo bajado antes, ha sido

deseando hubiese confradía del Nombre de Jesús y jubileo para

su día”. El orbe o esfera terrestre que figura a sus pies habla del

poder infinito que llega a todos los habitantes del mundo.

Otra imagen del Niño aparece cual peregrino a Santiago con

su sombrero de ala ancha, bordón, calabaza, cantimplora, con-

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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Niño Jesús entronizado de las Capuchinas de Tudela

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Ben

edic

tinas

de A

lzuza

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chas, esclavina, amuletos y calabaza, proviene del monasterio de

Santa Engracia de Pamplona, hoy Clarisas de Olite y es un signo

de inculturación dentro de las tradiciones jacobeas. Viste el pe-

nitencial morado. Pertenece al segundo cuarto del siglo XVII.

Otra versión del tema es el Niño Jesús triunfante sobre el

pecado. En este caso se trata de una magnífica y delicada es-

cultura dieciochesca que se puede atribuir a Juan Antonio Sal-

vador Carmona, hacia 1760 y que procede de las Capuchinas de

Tudela. Se presenta cual Resucitado, porta la cruz de la victo-

ria y viste túnica blanca y manto rojo. Aparece arrodillado so-

bre el orbe y pisa una serpiente, animal que desde la maldición

de Dios al hombre después del pecado original, (Génesis, 3, 14)

ha tenido una connotación negativa y de pecado.

Una última versión que se presenta de la iconografía in-

fantil de Cristo es el Manolito o pequeño Enmanuel, de la segunda

mitad del siglo XVIII y proveniente de las Capuchinas de Tudela.

El día de Reyes, en la tradición hispana, el Niño Jesús o Manolito

recibe a los grandes de este mundo cual rey en su trono.

Aparece sentado, en Majestad, con el orbe rematado en

cruz y en el supremo acto de bendecir. Al igual que en otras imá-

genes se corona con las tres rayos de plata que se refieren a las

tres potencias del alma: entendimiento, memoria y voluntad.

La mística se basa en la idea de las tres potencias del alma: me-

moria, entendimiento y voluntad. Esta idea que ya se encuen-

tra en Platón pasa al cristianismo donde es enriquecida rela-

cionándola con las tres personas de la Trinidad. San Buena-

ventura, en el Itinerario de la mente hacia Dios, considera la

memoria como facultad e imagen del Padre, el entendimiento

como facultad imagen del Hijo y la voluntad como facultad ima-

gen del Espíritu Santo.

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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Las devociones marianas en singulares tallas

Entre las devociones marianas de Palafox, los temas de la

Inmaculada y del Rosario destacan en gran modo.

El fenómeno inmaculista en España constituye en la época

de Palafox, “un caso típico de exaltación religiosa de la España

del siglo XVII. Se hacen votos de defender la Inmaculada en uni-

versidades, cabildos, órdenes religiosas; se erigen cofradías y san-

tuarios bajo la advocación inmaculista; se saluda invocando a

la Virgen purísima. Varios son los factores que habría que te ner

en cuenta para comprender ese ardor mariano: la tradición mar-

iana española, que lo prepara; la rivalidad entre escuelas y ór-

denes religiosas, que lo aviva; los artistas, poetas líricos y dra-

maturgos, que lo reflejan y cantan; los oradores sagrados, que

lo exaltan y propagan; el pueblo, que lo vive al modo barroco;

en fin, la generosidad de los monarcas, que lo sostiene”.

Don Juan de Palafox, respecto al futuro dogma de la Inma-

culada Concepción, en su tiempo piadoso misterio, sabemos que

poseyó distintas representaciones iconográficas y la mandó colo-

car en el retablo de los Reyes de Puebla y en la reja del coro de Osma.

Además, en 1653, cuando estaba casi lista la redacción de una Ins-

trucción para enviar al embajador inmaculista español en Roma,

Palafox remitió un memorial al rey, fechado el 15 de mayo de aquel

año, en donde apostaba decididamente y de manera profética, por

pedir, sin pérdida de tiempo, la definición dogmática de la Inma-

culada. No contento con el escrito dirigido al monarca, en una au-

diencia que tuvo con Felipe IV, insistió en su objetivo con detalles

y poderosos argumentos, aunque de nada sirvió porque los teólo-

gos de la Junta recomendaron al rey no hacerle caso.

La primera en cronología es la que procede de las Clari-

sas de Olite y posiblemente a su vez del monasterio de Santa En-

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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Virgen del Rosario de la ctedral de Burgo de O

sma, 1788

gracia de Pamplona. Es obra posiblemente del escultor tardo-

rromanista Domingo de Bidarte (1619-1621) y aún lleva una so-

bretúnica de color rojo, propio de la encarnación. Muy elegan-

te es la de las Benedictinas de Alzuza, muy rígida como corres-

ponde a su cronología en las décadas centrales del siglo XVII.

De filiación castellana, aunque un poco más avanzada es

la Inmaculada de las Capuchinas de Tudela a la que bien se le

puede aplicar lo que publicó Francisco Pacheco, el suegro de Ve-

lázquez, en El arte de la pintura, en 1640, sobre las caracterís-

ticas de las representaciones inmaculistas, cuando escribe:

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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Santa Teresa, por Vicente Berdusán, 1691

“Esta imagen, como saben los doctos, es tomada de la miste-

riosa mujer que vio San Juan en el cielo, con todas aquellas

señales…… Hase de representar, pues, en este aseadísimo mis-

terio esta Señora en la flor de la edad, de doce o trece años, her-

mosísima niña, lindos y graves ojos, nariz y boca perfectísima

y rosadas mexillas, los bellísimos cabellos tendidos, de color de

oro, en fin cuanto fuere posible al humano pincel…. Hase de pin-

tar con túnica blanca y manto azul, que así se apareció esta

Señora a doña Beatriz de Silva, portuguesa,….”.

Finalmente se presenta otra escultura de la Inmacula-

da Concepción, obra de talleres aragoneses de mediados del

siglo XVIII y procedente del extinto monasterio de Clarisas de

Fitero. Viste el manto azul como reina del cielo y túnica blanca

alusiva a la pureza. Pisa la serpiente del pecado original y asien-

ta sobre la luna (pulchra ut luna). Coronada por las doce estrellas

que describe San Juan en el Apocalipsis. En 1760 el Papa, a ins-

tancias de Carlos III, declaró a la Inmaculada como patrona de

las Españas. A partir de esa fecha, su iconografía tuvo un nue-

vo desarrollo y ahí se ha de contextualizar esta delicada imagen,

procedente de la iglesia de los Franciscanos de Calatayud.

La otra gran devoción mariana de Palafox fue la Virgen del

Rosario y más concretamente la práctica del rezo del santo rosario.

En 1654 rubricó Palafox, como obispo de Osma, su Carta Pasto-

ral sobre la práctica del Santo Rosario, cuyo rezo en familia o en

el templo divulgó ampliamente, justificándolo así: “Porque este

santo ejercicio tiene con la devoción la facilidad, con la facilidad

la dulzura, con la dulzura la eficacia, y con la eficacia la santa

importunación…. amable prenda de conseguir los bienes eter-

nos y temporales, porque entre otras utilidades que se han ex-

perimentado en diferentes reinos, provincias y lugares”. La de-

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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finición que da Palafox de esta devoción, no deja de llamar la aten-

ción por su sencillez y carácter didáctico: “Llámase rosario, por-

que de la manera que el rosal tiene hojas, espinas y flores, tam-

bién a esta semejanza se parten y meditan los misterios del Se-

ñor y de la Virgen, dividiéndolos en gozosos, que significan las

hojas, en dolorosos, que significan las espinas, y en gloriosos que

significan las flores y las rosas”. En la misma Carta Pastoral tra-

ta de los tres fines que se consiguen rezando el rosario: alabar a

la Virgen, valerse de su amparo y meditar los sagrados misterios.

En una vitrina se puede contemplar la Carta Pastoral del

Rosario en su edición de 1762. La imagen académica de la Vir-

gen del Rosario de la catedral de El Burgo de Osma, obra

rea lizada en los talleres cortesanos en 1788 en sintonía con obras

italianas y del barroco del Siglo de las Luces evoca el impulso dado

por Palafox al rezo y devoción del Santo Rosario. En la otra vi-

trina se pueden contemplar distintos rosarios realizados en dis-

tintos materiales y correspondientes a distintas cronologías, que

abarcan del siglo XVII al XIX.

Los santos: Santa Teresa y San Francisco Javier

En la introducción a la edición a las Cartas de Santa Te-

resa, que Palafox publicó por primera vez leemos: “No he visto

hombre devoto de Santa Teresa, que no sea espiritual. No he

visto hombre espiritual, que si lee sus Obras, no sea devotísi-

mo de Santa Teresa. Y no comunican sus escritos solo un amor

racional, interior y superior, sino también práctico, natural y

sensitivo”. Y más adelante prosigue: “Y aunque todos sus escritos

están llenos de doctrina del cielo, pero como advierten bien los

instruidos en la humana erudición, no puede negarse, que en

las cartas familiares se derrama más el alma y la condición del

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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San Francisco Javier de la parroquia de Cintruénigo

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autor, y se dibuja con mayor propiedad, y más vivos colores

su interior, y exterior, que no en los dilatados discursos y tra-

tados. Y como quiero que aquello será mejor y mayor de San-

ta Teresa, en que se descubra a sí misma más, por medio de es-

tas cartas, en las cuales tanto manifiesta su celo ardiente, su

discrección admirable, su prudencia y caridad maravillosa, han

de ser recibidas de todos con mayor gozo y no menor fruto y

aprovechamiento”.

El bellísimo lienzo de la Transverberación de Santa Teresa

de Vicente Berdusán, firmado en 1691, de la sacristía monacal,

nos sitúa en la devoción palafoxiana. La composición se con-

textualiza en la pintura cortesana de fines del siglo XVII. Per-

teneció a la cofradía de Santa Teresa de Fitero, que englobaba

a todos los alpargateros de la villa, constituyendo el citado ofi-

cio una de las mayores fuentes de riqueza de economía del Fi-

tero del Antiguo Régimen. La fuente textual de la pintura es un

texto teresiano del Libro de su Vida (29, 13).

Bajo el lienzo se pueden contemplar distintas ediciones de

las citadas Cartas anotadas por Palafox, entre ellas la primera,

realizada en Zaragoza en 1658.

Por último se ha querido destacar la particular querencia

del obispo-virrey para con San Francisco Javier. No abundan los

testimonios del Seiscientos que pongan en relación a Palafox con

su Navarra natal. Quizás la gran excepción se encuentra en la

información de su primer biógrafo, el Padre Gregorio Argaiz,

cuando nos recuerda que en Salamanca: “Los caballeros na-

varros y toda la nación le estimaba mucho; y sabiendo que ha-

bía nacido en Navarra, le hicieron cabeza y capitán en todas

las fiestas que hubo a la canonización de San Francisco Javier.

De cuyo empeño salió con grande honra y aplauso de las es-

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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cuelas”. En el texto el P. Argaiz alude a la canonización del san-

to misionero navarro, pero obviamente se trata de las fiestas por

su beatificación celebradas en 1618 y 1619, cuando Palafox es-

taba en la ciudad del Tormes, y no de su canonización que lle-

garía años más tarde, en 1622. El mismo Padre Argaiz señala

“todo el adorno de sus cuadros y estudio eran imágenes de pa-

pel, no había pinturas ricas, ni láminas de Roma ni de Flan-

des, y las que tenía eran de pasos de la vida y muerte de Cris-

to y otros santos. De ellas estaban pobladas y vestidas las pa-

redes. Reparé que no tenía otros cuadros de pincel que a un már-

tir de la Compañía de Jesús, a San Francisco Javier y a San-

ta Teresa”.

La escultura de San Francisco Javier, obra de los talleres

tudelanos de hacia 1711 en madera policromada y procedente de

la vecina parroquia de San Juan Bautista de Cintruénigo, de la

que Palafox fue abad, en tanto a disfrutar de la dignidad de te-

sorero de la catedral de Tarazona, quiere rememorar aquella sin-

gular querencia del obispo por el misionero navarro más uni-

versal. El santo en su faceta de misionero y catequizador, viste

la librea de la Compañía, la sobrepelliz y la estola y enarbola un

Crucifijo, como atributo más importante del que predica la doc-

trina de Cristo.

Palafox: sus escritos, sus retratos y sus devociones

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• “La ociosidad es madre de los vicios, madrastra de las virtudes, fo-

mento de las culpas, manantial de pasiones, fuente copiosa de la

humana perdición y ruina universal de las almas”.

• “El consejo ha de ser considerado, la ejecución prontísima”.

• “Ayer pisándolo todo, hoy pisado de todos”.

• “A los superiores la obediencia, a los iguales el agrado y la corte-

sía y a los súbditos el socorro, la piedad y la enseñanza”.

• “¿Puede haber excelencia sin constancia?”.

• “Los reinos que se gobiernan por remedios y no por prevenciones

van perdidos”.

• “Han de ser los consejos en que se propongan las dudas con in-

genuidad, se oigan con quietud y se discurran con libertad. Con-

sejo en que entren los hombres sin pasión, discurran con com-

pasión y resuelvan con razón porque entrar a cosa hecha es ha-

cerlo conciliábulo”.

• “Son buenos amigos los libros, entretienen y aprovechan, divier-

ten y desenfadan. Si cansan, pueden dejarse. Si descansan, pro-

seguirse. Siempre enseñan y, mudamente, sin injuria, repre-

henden”.

• “Las leyes que no se guardan son cuerpos muertos, atravesados en

las calles, donde los magistrados tropiezan y los vasallos caen”.

• “La oración es para el príncipe consuelo en los trabajos, luz en las

dudas, acierto en las resoluciones, dirección en los consejos, valor

en las empresas y paz, socorro, sosiego y defensa de sus reinos”.

• “Que los buenos pastores han de ser más Madres que Padres de

sus Feligreses, y en ningún caso Señores”.

• “Tres cosas me cansan mucho, y la cuarta aborrece mi alma: pri-

mera, el pobre soberbio: segunda, el rico avariento: tercera, el ma-

gistrado insolente, cuarta, el ingrato a los beneficios”.

UNA DOCENA DE ESCOGIDOS DICTÁMENES DE JUAN DE PALAFOX

Palafox:sus escritos, sus retratos

y sus devociones

Horarios de visita:

de lunes a sábado a las 12h, sábados tarde de 16.30 a 19.30h.Además de ese horario, domingos y festivos previa cita.Se recomienda encarecidamente confirmar telefónicamente su visita en el 948 77 66 00.

Sacristía del Monasterio de Fitero, abril-octubre de 2011

Todos los sábados de los meses de julioy agosto, a las 11.30h, antes de la visi-ta, la organización de la Exposición in-cluye conciertos de órgano cuyos pro-gramas se publicitarán previamente.

La organización de esta Exposiciónagradece a cuantas personas e insti-tuciones han colaborado generosa-mente con la cesión de sus piezas paraeste evento, de modo especial a la Pa-rroquia de Santa María la Real de Fi-tero, la S. I. C. de El Burgo de Osma, elMonasterio de Benedictinas de Alzuza,el Monasterio de Clarisas de Olite, losPP. Carmelitas de Pamplona, la Bi-blioteca de los Capuchinos de Navarra,las MM. Carmelitas Descalzas de Ta-razona, la Parroquia de San Juan Bau-tista de Cintruénigo, la S. I. C. de Tude-la, el convento de Capuchinas de Tude-la, así como a los diferentes coleccio-nistas particulares de Pamplona, Ma-drid y Fitero.

COMISARIORicardo Fernández Gracia

DIRECCIÓN TÉCNICAFernando Seves Morentin

COORDINACIÓNCarmen Mª YanguasÍñigo Olcoz Calleja

TRANSPORTELa Catedral C. S. P., S. L.

SEGUROSAon Risk Services

Organizan ypatrocinan:

Colaboran:

AYUNTAMIENTO DE FITERO

PARROQUIA DE Sª Mª LA REAL DE FITERO

ASOCIACIÓN DEAMIGOS DEL MONASTERIO

ARZOBISPADO DE PAMPLONA Y TUDELA