Ciclo Económico y Distribución Funcional del Ingreso: El planteo de una explicación heterodoxa...

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1 Ciclo Económico y Distribución Funcional del Ingreso: El planteo de una explicación heterodoxa para la salida de la Crisis de 2001. 1 Ariel Martín Slipak. 2 INDICE 0. Introducción………………………………………………………….…………………………..2 Sección 1. 1.1. La relación entre el salario real y la evolución del producto en el corto plazo desde diferentes teorías a lo largo de la historia. …………………………………………………………..5 1.2. Diferentes explicaciones en cuanto al ciclo económico…………………………………….13 1.2.1. El ciclo en Keynes y Kalecki……………………………………………………...….…13 1.2.2. La discusión alrededor de los modelos de crecimiento de Harrod y Solow………...…..14 1.2.3. Kaldor como síntesis de Keynes, Kalecki y Harrod: Condición de estabilidad del ciclo.17 1.2.4. Nueva ortodoxia del ciclo económico: Los nuevos clásicos: el crecimiento endógeno y las teorías de Real Bussines Cycle……………………………………………………………….....17 1.2.5. El Ciclo Económico en Marx……………………………………………………….…..18 1.2.6. El ciclo en Argentina para los estructuralistas y otros teóricos que trabajan con el sector externo………………………………………………………………………………………………19 1.3. Economías “tiradas por el salario” o “tiradas por la ganancia”: La síntesis de Bhaduri - Marglin de las posiciones clásico-marxistas y keynesiano-kaleckianas……………………………21 1.3.1. El modelo sin sector externo……………………………………………………………22 1.3.2. La conflictividad social en Bhaduri-Marglin y el capitalismo cooperativo…………….26 1.3.3. El modelo con sector externo…………………………………………………………...28 1.3.3.1. Las Devaluaciones………………………………………………………………….....29 1.3.4. Contradicciones entre el corto y el largo plazo. Planteos para los países sub- desarrollados y relaciones las teorías del ciclo………………………………………………….…..29 1.3.5. Conclusiones generales sobre el modelo de Bhaduri y Marglin………………………...32 Sección 2: ¿La salida de la crisis a partir de un régimen “tirado por ganancias”?...................33 2.1. Identificación del período de análisis……………………………………………………….33 2.2. Causas del inicio de la fase descendente……………………………………………………35 2.3. Un régimen “tirado por ganancias”…………………………………………………………37 3. Conclusiones……………………………………………………………………………………..47 Anexos……………………………………………………………………………………………....49 Bibliografía y fuentes de información……………………………………………………………....63 1 Este trabajo esta realizado en base a modificaciones efectuadas sobre la tesis de grado del autor, entregada en octubre de 2007. Se agradece especialmente a Guillermo Gigliani, quien además de ser el tutor de la tesis se aboca permanentemente a la formación de economistas y docentes heterodoxos, y a Tomás Julio Lukin y Oscar Eduardo Slipak por múltiples sugerencias y correcciones posteriores. No se responsabiliza a ninguno de los mencionados por los contenidos de este trabajo. 2 Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Doctorando en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). Becario de Investigación Doctoral del CONICET. Profesor Regular Adjunto del Departamento de Economía de la Universidad Nacional de Moreno (UNM) y Docente del Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires (CBC-UBA). Integrante del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) y la Sociedad de Economía Crítica (SEC). Correo: [email protected]

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1

Ciclo Económico y Distribución Funcional del Ingreso: El planteo

de una explicación heterodoxa para la salida de la Crisis de 2001.1

Ariel Martín Slipak.2

INDICE

0. Introducción………………………………………………………….…………………………..2

Sección 1.

1.1. La relación entre el salario real y la evolución del producto en el corto plazo desde

diferentes teorías a lo largo de la historia. …………………………………………………………..5

1.2. Diferentes explicaciones en cuanto al ciclo económico…………………………………….13

1.2.1. El ciclo en Keynes y Kalecki……………………………………………………...….…13

1.2.2. La discusión alrededor de los modelos de crecimiento de Harrod y Solow………...…..14

1.2.3. Kaldor como síntesis de Keynes, Kalecki y Harrod: Condición de estabilidad del ciclo.17

1.2.4. Nueva ortodoxia del ciclo económico: Los nuevos clásicos: el crecimiento endógeno y

las teorías de Real Bussines Cycle……………………………………………………………….....17

1.2.5. El Ciclo Económico en Marx……………………………………………………….…..18

1.2.6. El ciclo en Argentina para los estructuralistas y otros teóricos que trabajan con el sector

externo………………………………………………………………………………………………19

1.3. Economías “tiradas por el salario” o “tiradas por la ganancia”: La síntesis de Bhaduri-

Marglin de las posiciones clásico-marxistas y keynesiano-kaleckianas……………………………21

1.3.1. El modelo sin sector externo……………………………………………………………22

1.3.2. La conflictividad social en Bhaduri-Marglin y el capitalismo cooperativo…………….26

1.3.3. El modelo con sector externo…………………………………………………………...28

1.3.3.1. Las Devaluaciones………………………………………………………………….....29

1.3.4. Contradicciones entre el corto y el largo plazo. Planteos para los países sub-

desarrollados y relaciones las teorías del ciclo………………………………………………….…..29

1.3.5. Conclusiones generales sobre el modelo de Bhaduri y Marglin………………………...32

Sección 2: ¿La salida de la crisis a partir de un régimen “tirado por ganancias”?...................33

2.1. Identificación del período de análisis……………………………………………………….33

2.2. Causas del inicio de la fase descendente……………………………………………………35

2.3. Un régimen “tirado por ganancias”…………………………………………………………37

3. Conclusiones……………………………………………………………………………………..47

Anexos……………………………………………………………………………………………....49

Bibliografía y fuentes de información……………………………………………………………....63

1 Este trabajo esta realizado en base a modificaciones efectuadas sobre la tesis de grado del autor, entregada en

octubre de 2007. Se agradece especialmente a Guillermo Gigliani, quien además de ser el tutor de la tesis se aboca

permanentemente a la formación de economistas y docentes heterodoxos, y a Tomás Julio Lukin y Oscar Eduardo

Slipak por múltiples sugerencias y correcciones posteriores. No se responsabiliza a ninguno de los mencionados por

los contenidos de este trabajo. 2 Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Doctorando en Ciencias Sociales por la

Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). Becario de Investigación Doctoral del CONICET. Profesor

Regular Adjunto del Departamento de Economía de la Universidad Nacional de Moreno (UNM) y Docente del

Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires (CBC-UBA). Integrante del Instituto Argentino para el

Desarrollo Económico (IADE) y la Sociedad de Economía Crítica (SEC). Correo: [email protected]

2

0. Introducción.

El estudio de la evolución del producto a lo largo del tiempo y el orden de causalidad entre esta

variable y otras como el empleo, los precios, las remuneraciones a los factores de producción, el

tipo de cambio, el nivel de oferta monetaria, ha sido un tema de importantes controversias entre

diferentes escuelas y corrientes.

Existe relativo consenso en que la fluctuante evolución del producto a lo largo del tiempo se explica

por diferentes componentes. Entre ellas se destaca por un lado la tendencia y por otra parte las

alteraciones que se presentan con regularidad estacional. A partir de técnicas econométricas se

puede lograr abstracción de éstos últimos dos componentes. Como resultado encontramos que para

todos los países, persisten comportamientos oscilantes. Desde diferentes corrientes se intenta dar

explicación a las causas y al grado de periodicidad de este componente cíclico de la evolución del

producto. Ahora bien, en distintos países estas ondas cíclicas se manifiestan de formas muy

variadas. Además de los componentes explicados, también se manifiestan “cortes abruptos” que

suelen no ser explicados por los modelos.

En general el nivel de empleo tiende a acompañar la evolución del producto. En algunas economías

las fluctuaciones alrededor de una tendencia son suaves y armoniosas, pero en otras son más

pronunciadas. Dado que las variables que son afectadas por la evolución del producto son

numerosas, ésta tiene gran relevancia en los niveles de bienestar general de la población y por ello

es un tema de gran interés, tanto para teóricos como para los responsables de las políticas

económicas.

Hasta aquí, entonces, hemos identificado dos temáticas diferentes pero íntimamente vinculadas. Por

un lado la explicación de las ondas del ciclo económico y por otra parte la relación del mismo con

la tendencia de crecimiento de un país. Podríamos realizar, entonces, numerosas “preguntas”

alrededor de ambas y su relación. Algunas de ellas podrían ser: ¿Cuáles son las causas y variables

fundamentales que ocasionan estos movimientos? ¿Qué relación precisa existe entre el ciclo y la

tendencia? ¿Cuál es la relación entre el ciclo económico y las variables de distribución funcional del

ingreso? ¿Qué determina el inicio y la salida tanto de las fases ascendentes como de las

menguantes? ¿Esto se debe atribuir a causas endógenas u exógenas? ¿Qué tipo de fluctuaciones y

amplitudes del ciclo se consideran “saludables” o “patológicas”? ¿Cuándo resulta correcto hacer

política económica anti-cíclica?

3

Muchos teóricos por otro lado se abocan al estudio de los cambios en las tendencias. Entonces nos

preguntamos: ¿A qué estarán sujetos los cambios en las ondas de largo plazo? ¿Los cambios en las

tendencias obedecen a la misma lógica que las fluctuaciones de corto plazo? ¿Cuál es la relación

precisa entre ellas?

Ahora bien, a esta altura resulta necesario aclarar que según el entendimiento general de los

problemas económicos que tenga un teórico o al paradigma o corriente que pertenezca, el tipo de

respuestas y grado de relevancia que dará a cada una de las preguntas será diferente3.

Los teóricos más actuales de la ortodoxia nuevo-clásica, respecto al crecimiento económico y al

ciclo minimizan el tema de las fluctuaciones. Llegaron a concluir que no es un aspecto patológico,

ya que “naturalmente” el producto oscila armoniosamente alrededor de su tendencia de largo plazo

y lo que justamente trae consecuencias desfavorables es cualquier tipo de intervención que intente

atenuar el ciclo4.

En este marco, entonces, experimentar el inicio de una fase descendente no debería ser una cuestión

a la que habría que, darle relevancia dado que cumplido un período de tiempo no muy extenso y

acorde con un grado de periodicidad del ciclo que es conocido por los agentes, el producto volvería

a crecer habiendo transcurrido el momento depresivo sin fuertes impactos en el nivel de empleo,

estructura productiva o redistribuciones importantes del ingreso.

La experiencia empírica y reciente de una importante cantidad de países en las que se verifican

entre otras cosas ondas de gran amplitud, duración prolongada e indefinida de las fases

descendentes, incrementos del nivel de desempleo, cambios en la distribución funcional del ingreso

y consecuencias sociales y políticas de diferentes índoles entre otras cosas, nos hace tomar con

escepticismo estas teorías y pone en evidencia la necesidad de re-discutirlas.

Un fenómeno que no podría explicarse desde la ortodoxia, sería entonces, la extensa duración de la

fase depresiva que experimentó la Argentina entre fines de 1998 y mediados/fines de 2002. Nos

planteamos entonces: ¿Cuáles serían las causas por las cuales al inicio de la recesión no siguió una

recuperación en los tiempos que estipula la teoría? Y, además, fundamentalmente: ¿Cuál/es fueron

3 Para que quede más claro este punto: en función de los distintos tipos de entendimientos de qué es el valor, cómo se forman los

precios, cómo se determinan las remuneraciones a los factores de producción, la forma de trabajo de las cuestiones monetarias y

muchos otros tópicos, la explicación dada a las problemáticas del ciclo y las variables que afectan la tendencia serán diferentes. 4 Como se discutirá en el trabajo, esto es lo que justamente para estos teóricos genera en realidad que las ondas sean más

pronunciadas.

4

los factores determinantes de la salida? En otros términos ¿Qué posibilitó el “rebote” del piso del

ciclo?

De las preguntas mencionadas en los párrafos precedentes, esta investigación pretende discutir

como punto central la cuestión de la relación entre la distribución funcional del ingreso y las

fluctuaciones cíclicas en el corto plazo.5 Para ello es vital entablar una relación entre el salario

real y el nivel de output total de una economía.

Siguiendo a Amit Bhaduri y Steven Marglin, existen dos “roles” que se le asigna al salario real: En

la visión clásico-marxista se lo entiende como costo de producción y en la visión keynesiano-

kaleckiana como motor de la demanda efectiva. Estos autores intentan sintetizar las diferentes ideas

alrededor de la relación salario real-producto en el corto plazo e incorporarlas en un solo modelo.

A los fines mencionados el trabajo se divide en dos secciones fundamentales:

En la primera de ellas se realizará la mencionada discusión desde diferentes marcos respecto a la

relación entre la distribución funcional del ingreso y la evolución del producto en el corto plazo.

Para abordar esta cuestión, se contempla discutir otros de los interrogantes planteados inicialmente,

pero como accesorios a la temática central.

En la segunda sección se llevarán las discusiones y conclusiones de la primera para plantear

hipótesis alternativas a las explicaciones ortodoxas del ciclo respecto a la fase depresiva

experimentada por Argentina entre fines de 1998-fines de 2002, haciendo énfasis en las causas de

la salida de la misma. Adelantamos la hipótesis, para la cual igualmente resulta necesario la

finalización de la discusión teórica: “La Economía Argentina a fines de 2002 se podía rotular bajo

lo que en términos de Bhaduri y Marglin es una ‘economía tirada por la ganancia’, por ello uno de

los principales factores que permite la salida de recesión fines de 1998-fines de 2002 fue el shock

contractivo sobre el salario real producido por la devaluación del tipo de cambio”6.

A continuación de ambas secciones se exponen conclusiones sobre la hipótesis de trabajo y sobre la

necesidad de historicidad en el análisis de modelos macroeconómico.

5 Se abordarán algunas temáticas relacionadas con otras de las preguntas elaboradas con anterioridad como accesorias, pero el

punto crítico es “enfrentar” distintas corrientes teóricas en lo que concierne a la relación entre la distribución funcional del

ingreso y evolución del nivel de producto en el corto plazo. 6 Hacia mediados de 2004 se experimentaría una reversión del patrón y pasaríamos a un régimen “tirado por el salario”. Sin

embargo queremos enfatizar que la salida de la fase descendente ocurre luego de un shock contractivo abrupto en el salario real.

5

1.1. La relación entre el salario real y la evolución del producto en el corto plazo desde

diferentes teorías a lo largo de la historia.

Para lograr entablar esta discusión sobre la relación entre las variables de distribución funcional del

ingreso y producto en el corto plazo comenzamos por exponer la óptica ortodoxa o neoclásica.

Para estos autores, una teoría –sea sobre macroeconómica en general, de crecimiento económico o

de desarrollo- tiene un alto grado de cientificidad en la medida en que se encuentre respaldada por

un consistente entramado de axiomas microeconómicos7.

En el mundo neoclásico, todo consumidor, individualmente, demanda un bien en la medida que su

disposición a pagar por el mismo8 se iguale al precio que encuentra en el mercado. Por otra parte, el

productor lleva unidades de ese producto al mercado hasta que el monto que incorpora la última

unidad a sus costos sea exactamente igual al que incorpora a sus ingresos. En otras palabras,

determina las cantidades que produce en la medida que se iguala su ingreso marginal a los costos

marginales. En este marco de análisis, las remuneraciones a los factores se determinan en los

“mercados de factores”. Una firma va a demandar trabajo o bienes durables de producción en la

medida en que la remuneración que debe pagar por ellos sea igual a la contribución al producto de

la última unidad del factor que contrata.

En un ambiente neoclásico, a medida que se incorporan al proceso de producción unidades de un

factor sin alterar las cantidades empleadas de los otros, cada nueva unidad contratada será menos

productiva. De allí se deriva la curva de demanda de los factores con pendiente negativa. Por otro

lado, los propietarios de los factores, que realizan un “sacrificio” por ofrecerlos en el mercado

estarán dispuestos a llevar más cantidades a medida que la remuneración sea más alta. Se alcanza el

equilibrio en estos mercados de factores para retribuciones tales que igualan la oferta y la demanda

de los mismos, resultando entonces igualadas siempre a sus productividades marginales.

En el mercado de trabajo, entonces, al salario de equilibrio se esta igualando la productividad

marginal del trabajo y la des-utilidad del trabajador por efectuar sus tareas. Como señala Keynes, en

las teorías neoclásicas los trabajadores miran el salario real para determinar la oferta. En este

contexto, entonces, toda persona que al salario real vigente no trabaja no se considera desempleado

dado que no esta dispuesto a hacerlo. La única manera en que podría subir el nivel general de

7 Krugman, Paul (1996): “Los ciclos en las ideas dominantes con relación al desarrollo económico en Desarrollo Económico

vol36 N° 143 pp. 715-731 8 Que esta representada por el nivel de satisfacción o utilidad adicional que proporciona la última unidad a consumir del bien, en

dónde a medida que éstas últimas se incrementan el nivel de utilidad marginal cae.

6

ocupación, entonces, sería que, por algún motivo, los trabajadores acepten trabajar por salarios

reales menores y así las firmas los incorporarían.

En este marco teórico: ¿Qué tipo de evolución del salario real sería consistente desde un punto de

vista microeconómico con los movimientos del producto en las fases ascendentes y descendentes

del ciclo? Suponiendo que el stock de capital permanece relativamente fijo en el corto plazo y un

marco de competencia perfecta, incrementos en el producto requieren contratación de una mayor

cantidad de trabajadores. Esto último implica una menor productividad marginal del trabajo

justificada en la ley de rendimientos marginales decrecientes. En otras palabras, nos encontraríamos

con un nivel de empleo situado sobre la curva de producto marginal en dónde ésta última es menor.

Por lo cual, en el mundo neoclásico, en el corto plazo9, para que exista consistencia con los

postulados a nivel microeconómico, los salarios reales deben tener una evolución contraria a la del

producto y el empleo.

Este tipo de relación se encuentra en Alfred Marshall (1842-1924), aunque con un nivel de

refinación algo mayor en la justificación en la relación expuesta entre salarios reales y nivel de

producto.

Según el autor tanto precios como salarios nominales tienen un comportamiento pro-cíclico, mas los

segundos ajustan más lentamente o con mayor rigidez10

que los que los precios, esto determina que

en el corto plazo en la fase ascendente del ciclo, los salarios reales caen y ocurre lo contrario en la

fase descendente del ciclo económico.

Desde una óptica marxista la relación entre nivel de producto y salarios reales se manifiesta en

forma contraria a la expuesta. El autor define el valor de la fuerza de trabajo como la parte de la

jornada laboral necesaria para la reproducción de la fuerza de trabajo. Del valor generado por el

obrero durante el proceso de producción, la parte que el capitalista no adelanta como capital

variable es el plusvalor que se apropia para sí.

Durante varios pasajes de El Capital Marx supone a fines de explicar diferentes aspectos de la

dinámica capitalista que la remuneración al trabajo (o trabajo necesario) se esta igualando al valor

de la fuerza de trabajo, pero no siempre es así. En la medida que se reduzca el ejército industrial de

reserva o la masa de trabajadores desocupados, los mismos pueden ejercer mayor presión por su

9 Bajo los supuestos de pleno empleo de los bienes durables de producción y competencia perfecta.

10 Keynes, J.M. (1939): “Relative Movements of Real Wages and Output” en The Economic Journal, indica haciendo referencia

a Marshall: “…that in the short period wages were stickier tan prices…”

7

remuneración. Desde luego, sucede lo contrario cuando se incrementa el número de trabajadores

desempleados.

Se deduce entonces, que independientemente del valor de la fuerza de trabajo, los salarios reales

crecen en la fase ascendente del ciclo económico y se reducen en la fase decreciente por los

cambios que operan en la correlación de fuerzas entre capitalistas y trabajadores asalariados

explicados por las oscilaciones en el ejército industrial de reserva.

Nótese que hasta ahora estamos trabajando la relación producto-salario real en ese sentido de

causalidad. Un aspecto fundamental para vincular el ciclo y la distribución también, es evaluar

dicha relación, pero en el sentido salario real-producto.

Como señala John Maynard Keynes (1883-1946) en la Teoría general11

, en el mundo neoclásico12

,

reducciones en el salario generan caídas en el nivel de precios. Esto estimula la demanda y, por

ende, la ocupación y el nivel de empleo. La justificación a este tipo de relación se encuentra en el

mismo marco de análisis ya explicado con anterioridad para la escuela mencionada. Estos teóricos

establecen que sería una baja en los salarios nominales lo que produciría incrementos en el nivel de

empleo y Keynes lo objeta.

El mencionado autor, no analiza en la Teoría General, de manera precisa la relación entre salarios

reales y nivel de ocupación13

. Pero esta omisión no es accidental, sino que se relaciona con el marco

teórico de trabajo. Para Keynes los trabajadores están imposibilitados de determinar su salario real,

por lo cual en la negociación de sus remuneraciones lo hacen mirando el salario nominal. De hecho

a lo largo de la Teoría General, el salario real es tratado como una variable endógena. Es la

inversión, tratada como autónoma la que impacta en la demanda efectiva y ésta última determina el

nivel de producto que fija el salario real.

En la obra de Michal Kalecki (1899-1970) se observa un esquema similar. La relación entre el nivel

de producto y el salario real es tratada en ese orden y no el inverso.

11 Keynes (2001): “Teoría General de la ocupación el interés y el dinero” Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires. Cap.

XIX

12 Si bien el autor usa la expresión “economía clásica”, incluye en esta categoría a clásicos, neoclásicos y otros. En la sección de

referencia hace alusión a la ortodoxia neoclásica.

13 En realidad en un pasaje habla de una relación inversamente proporcional que le es cuestionada por diferentes autores. Como

consecuencia de ello realiza varias aclaraciones en un artículo publicado en The Economic Journal en 1939 titulado “Relative

Movements of Real Wages and Output”, en donde establece con bastante detalle en que casos sería válida su afirmación de la

Teoría General y en cuales no.

8

En el capítulo XIX de la obra mencionada, sin embargo, Keynes analiza los posibles impactos tanto

favorables como desfavorables que podría tener una baja en los salarios nominales sobre la

eficiencia marginal del capital.

En primer lugar, si bien Keynes reconoce que ante estas situaciones se producen fuerzas que

presionan a la baja de precios, esta no es inmediata e incluso no llega a ser de la misma proporción

que la caída de los salarios. Esta modificación en la remuneración a los trabajadores implica una

redistribución del ingreso hacia personas con remuneraciones fijas o empresarios y rentistas. Éstos

en conjunto tienen una propensión marginal a consumir menor que la de los trabajadores y por ello

se produce a nivel global una caída en este parámetro14

.

Es cierto por otra parte, reconoce el autor, que una caída en los salarios nominales en un contexto de

economías abiertas podría estimular la inversión y mejorar el saldo de la balanza comercial. Sin

embargo, inmediatamente después afirma que esto podría ser contrarrestado por una desmejora en

los términos de intercambio.

Otro factor que puede hacer incrementar la ocupación vía baja de salarios nominales puede ser la

reducción en la demanda de dinero, ya que esto reduciría la tasa de interés. Sin embargo, el mismo

autor termina por restarle importancia.

Más allá de los elementos mencionados, en Keynes, ante una baja de salarios nominales opera,

fundamentalmente, sobre la ocupación el hecho que la reducción en el consumo por parte de los

trabajadores tiene por efecto una reducción de la eficiencia marginal de capital -que es lo que

determina para este autor, en última instancia, el nivel de actividad- que será muy fuerte. Nótese

además que bajo las circunstancias neoclásicas –caída inmediata del nivel de precios como

consecuencia de la reducción de los salarios-, los empresarios endeudados deben realizar un

esfuerzo mayor para hacer frente a sus compromisos por ser los precios de sus productos menores.

Esto último también opera reduciendo la eficiencia marginal del capital.

Se concluye, entonces, que si bien Keynes trata a los salarios reales como variable determinada por

el nivel de output, en cada pasaje de la Teoría General en dónde encontramos un indicio sobre

dicha relación tratada en sentido inverso, se inclina por el hecho que mayores salarios nominales

incrementan el nivel de actividad, y viceversa15

.

14 Si el ingreso se redistribuye hacia quienes tienen una propensión marginal a consumir menor, la propensión marginal a

consumir promedio de dicha economía se reduce. 15

Aunque como se señaló con anterioridad, el autor explica que bajo ciertas circunstancias puede operar el efecto contrario.

9

Es interesante, por otro lado, traer a la discusión la perspectiva al respecto de Michal Kalecki,

teórico de origen polaco con varios puntos de contacto con Keynes en cuando al peso que le daba a

los problemas de demanda efectiva y bajo nivel de ocupación en la explicación de las crisis

prolongadas.

Kalecki, para analizar la evolución de los salarios reales en el corto plazo lo hace estudiando

cuidadosamente las fluctuaciones de tres variables: salario nominal, precios de los bienes primarios

y precios de los bienes acabados. El autor es uno de los pioneros en incorporar el grado de

monopolio –relacionado con la concentración del capital- de una economía como factor que explica

las fluctuaciones de las variables mencionadas.

Los bienes primarios se distinguen por el hecho de que sus precios se encuentran “determinados por

la demanda”, mientras que los segundos se encuentran “determinados por los costos”. Para éstos

últimos, los salarios y los precios de los bienes primarios son componentes de los mismos.

En la concepción de este autor, en la fase descendente del ciclo económico al incrementarse el

grado de monopolio16

y reducirse el poder sindical de las organizaciones obreras los salarios caen17

.

Los precios de los productos primarios también se reducen en la fase descendente, pero su caída es

de mayor proporción a la de los salarios. Respecto a los bienes acabados, dado que sus costos tienen

como elementos a las dos variables mencionadas con anterioridad, sus fluctuaciones de corto plazo

ante cambios en el nivel de producto, serán menos pronunciadas que las de los precios de productos

primarios, pero de mayor proporción que la de los salarios.

Puede observarse, entonces, que ante reducciones en el corto plazo en el nivel de producto los

salarios reales se incrementarían y observaríamos el comportamiento contrario en la fase

ascendente.

¿Quiere decir esto que Kalecki comparte la concepción neoclásica respecto a la posibilidad de que

se incremente el nivel de ocupación? La respuesta a esta pregunta es negativa.

Si bien, para este autor, el salario real tiene una tendencia al alza en la fase depresiva y a reducirse

en la fase ascendente, se opone a la idea neoclásica de que esto incrementará el nivel de ocupación

de manera “automática”. En función de las relaciones que venimos explicando Kalecki analizó

también cómo esto impactaría en la participación de la masa de salarios en producto. Esto último

16

Esto puede suceder por una tendencia a mayor concentración del capital, como así también por acuerdos tácitos entre las firmas 17

Aunque acota el autor que dichas fluctuaciones no son muy pronunciadas.

10

depende de fundamentalmente de dos factores18

: el grado de monopolio y la relación observada en

la producción de bienes acabados entre precio de las materias primas-costo salarial por unidad de

producto.

El primero de los elementos, como observamos con anterioridad, se hace más importante en épocas

de recesión, y por ende en dichas circunstancias generaría fuerzas que reducirían la participación de

los salarios en el output total. Sin embargo, el otro elemento generaría una tendencia contraria:

como también se observó con anterioridad, dado que en las fases descendentes del ciclo los precios

de los productos primarios caen en mayor proporción que los salarios, esto tendería a reducir la

relación entre el precio de los productos primarios-costo salarial por unidad de producto del sector

de bienes acabados, compensando como señalábamos el efecto del incremento del grado de

monopolio, por lo tanto la participación de la masa de salarios en el producto se mantendría

relativamente estable en el corto plazo a pesar de las fluctuaciones cíclicas del nivel de output

total19

.

También traeremos a colación a continuación cómo es la determinación de salarios según David

Ricardo20

(1772-1823).

Para este autor, existe un “salario natural”, que es aquel que está representado por el valor de la

canasta de consumo del trabajador. Esto último está determinado por el trabajo incorporado en

dicha canasta. En otras palabras, se remunera al trabajador por el valor, o trabajo incorporado en los

bienes salario de su canasta de subsistencia21

.

Respecto a las oscilaciones salariales, para este autor, circunstancialmente, los salarios podrían

encontrarse por encima o por debajo de la remuneración mencionada por cuestiones que responden

a una mayor o menor demanda de trabajo. Sin embargo, siempre se termina acomodando

nuevamente en el valor de la canasta de subsistencia, ya que, en la medida que el salario sea mayor,

se incrementaría la cantidad de trabajadores porque se “reproducen felices” y ello hace reducir el

salario nuevamente. Por otra parte, en la medida en que el mismo sea inferior al salario natural, los

trabajadores no se reproducen, generando posteriores incrementos en el salario.

18

Kalecki en realidad menciona un tercero, que es la estructura productiva de la economía. Igualmente a éste último le resta

relevancia. 19

Kalecki luego de realizar esta afirmación la sustenta con datos empíricos para EE.UU. y Gran Bretaña. 20

Cabe mencionar que ahora nos encontramos trabajando en un marco en el cual se cumple la teoría del valor trabajo. 21

Se aclara que por su canasta de subsistencia no nos estamos refiriendo un nivel de subsistencia fisiológico, como interpretan

muchos autores sobre Ricardo.

11

A los fines de la relación que queremos trazar en este apartado entre salarios y nivel de producto en

el corto plazo, traer éste autor a la discusión no parece interesante. Sin embargo, resulta relevante

para un análisis de largo plazo.

El beneficio, aquí, se calcula como el residuo del valor de la mercancía a la cual se le deduce el

salario del trabajador y la renta del terrateniente. Para Ricardo, en la medida en que se incremente el

tiempo socialmente necesario para reproducir dicha canasta de consumo del trabajador y, por ende,

se incremente el salario, se observará, una caída en el beneficio del capitalista22

.

Nótese que, por otra parte, es interesante traer a colación a Ricardo, ya que existen interpretaciones

que le atribuyen un modelo con oferta ilimitada de mano de obra. La más conocida pertenece a

Arthur Lewis (1915-1990).

Lewis arma un modelo de desarrollo económico para los países subdesarrollados23

. En el mismo

habla de dos sectores: uno con baja productividad del trabajo24

-asociada al uso de pocos bienes

durables de producción- y otro pujante con niveles de productividad y empleo de bienes durables de

producción mayores.

En la concepción de Lewis, para superar los problemas del subdesarrollo, se debe estimular el

crecimiento de este segundo sector. En estos países, existe una gran masa de personas desocupadas

u otras que se abocan a actividades de subsistencia -que en realidad acorde al autor no son

necesarias, como el servicio doméstico en exceso, u otras actividades informales. Además

observamos una baja o nula productividad marginal del sector atrasado que implica la posibilidad

de “retirar” trabajadores dicho proceso de producción. Como consecuencia de estas características,

nos encontramos ante lo que Lewis llama una “oferta ilimitada de mano de obra”, que se encuentra

disponible para ocuparse en el sector de mayor productividad y que aceptarán trabajar allí por el

nivel salarial de subsistencia al que venían trabajando con anterioridad25

.

Nótese, entonces, que en este modelo, el crecimiento depende de que uno de los sectores crezca en

base a un salario real bajo, gracias a la existencia de una importante masa de desempleados o de

22

El autor lo ve como una tendencia propia de la dinámica capitalista, en la medida en que la economía se expanda se deberán

emplear tierras de menor rendimiento. Esto implica que aplicando en aquellas parcelas iguales cantidades de trabajo se obtendrá

una cantidad menor de alimentos, generando una tendencia al incremento en el trabajo necesario para reproducir la canasta de

consumo del trabajador. Desde luego, también se observarán incrementos en la renta diferencia del terrateniente. 23

Lewis, W. A. (1973): “Desarrollo económico con oferta ilimitada de mano de obra” 24

En términos neoclásicos explica que la productividad marginal del sector tiende a cero, por lo que le “sobra mano de obra” 25

El autor reconoce la existencia de un pequeño margen de incremento al pasar a ocuparse en la actividad del sector productivo,

pero esto no es relevante a los fines de explicar que a determinado salario los productores van a poder contar con oferta ilimitada

de mano de obra a un salario determinado.

12

trabajadores empleados en el sector de menor productividad tal que, al retirarlos de allí, no reducen

el total producido en éste último sector.

En la medida en que se agota esta “fuente ilimitada de mano de obra”, los salarios pasan a ser

regidos por las productividades marginales del trabajo, como en el mundo neoclásico. Sin embargo,

en la medida en que ello no suceda, el modelo, acorde con el autor, es “clásico”.

Por otra parte, hasta ahora estamos relacionando la evolución de los salarios sin trabajar con el

sector externo. Es fundamental incorporarlo para luego tenerlo en cuenta en el análisis del ciclo con

más detalle y en la segunda sección para la Argentina.

Es interesante traer a colación a Raúl Prebisch (1901-1986).

Cuando el autor explica la tendencia secular al deterioro en los términos de intercambio para los

países periféricos, entre otros factores26

tiene en cuenta que en los países avanzados en la fase

ascendente del ciclo el salario real crece, pero en la fase descendente la caída del mismo es pequeña

e incluso en circunstancias puede llegar a ser nula.

En los países periféricos, también se verifica un comportamiento pro-cíclico de los salarios reales,

pero, -a diferencia de lo que sucede en el centro- en las fases descendentes las caídas del mismo son

mucho más importantes, de tal relevancia que son de proporciones superiores a los leves

incrementos experimentados en la fase ascendente. Estas relaciones se explican por el mayor grado

de sindicalización o fuerza de los trabajadores en el centro en relación a los trabajadores de la

periferia.

Este punto es fundamental, dado que acorde a los clásicos, si un producto tiene una mayor tasa de

innovación que otro, la reducción en el tiempo socialmente necesario para su reproducción debería

reducir su precio en relación con el de menor tasa de innovación.

Según Prebisch, se puede lograr una explicación acabada del deterioro en los términos de

intercambio a favor de los productos manufacturados provenientes de los países desarrollados,

debido a la vinculación de la correlación de fuerzas con los ciclos en el centro y la periferia.

Concluimos, entonces, que en Prebisch el salario real tiene un comportamiento pro-cíclico, pero en

la periferia su incremento durante la fase ascendente no es tan importante como su caída en la fase

contractiva del ciclo.

26

Este no es el factor más importante, simplemente se esta explicando en qué contexto el autor realiza la afirmación.

13

No queremos dejar de analizar también el modelo de Oscar Braun y Leonard Joy27

, en el cual el

sector externo tiene un peso relevante. Nos permitirá comprender la relación que se manifiesta entre

output y salarios reales en el marco de una devaluación. Estos autores arman un modelo en el cual

hay tres sectores económicos según el tipo de actividad: productores de bienes primarios que son

también bienes-salario, productores de manufacturas y el sector servicios.

El primero tiene una elasticidad precio de demanda muy rígida pero al mismo tiempo es exportable

por, lo que su precio se determina internacionalmente.

Los segundos se elaboran a partir de trabajo asalariado e insumos importados que se utilizan en

proporciones fijas. Esto quiere decir que en los costos de este sector, siempre hay un componente

que será afectado por el tipo de cambio. Su destino es el mercado interno y la demanda de ellos es

mucho más elástica que la de los primeros. Nótese que este sector es el gran demandante de mano

de obra.

Por último, el sector servicios. Estos no son transables y, en sus costos simplemente tienen las

remuneraciones a los asalariados. En una sección posterior analizaremos las causas que llevan a las

devaluaciones28

. Por ahora vamos a remitirnos a evaluar su impacto en la distribución del ingreso.

Cuando suceden estos acontecimientos, se incrementan notablemente los precios del sector

productor de bienes exportables, dado que su precio se determina en los mercados internacionales.

Por otra parte, los precios del las manufacturas también se incrementan como resultado de las alzas

en los costos, teniendo en cuenta el componente de insumos importados que no se producen

localmente. Ante las evidentes caídas del salario real se reducirá notablemente la demanda de

bienes manufacturados y servicios, mas no la de productos agropecuarios. En este caso, se

producirá una redistribución del ingreso a favor del factor tierra.

Con esta discusión, consideramos haber expuesto diferentes concepciones sobre la relación entre los

salarios reales y el nivel de output de una economía en e corto plazo habiendo trabajado dicha

relación en ambos sentidos y para las corrientes pertinentes para el desarrollo de nuestra hipótesis.

27

Braun, Oscar; Joy, Leonard (1981): “Un modelo de estancamiento económico - Estudio de caso sobre la economía argentina”,

en Desarrollo Económico, Vol. 20, No. 80. 28

Si bien retomaremos los modelos luego, el mecanismo que opera y fuerza a las devaluaciones opera de manera similar tanto en

los planteos estructuralistas que explican los ciclos de “stop and go” como en Braun y Joy o Marcelo Diamand: Ante el

crecimiento de la industria orientada al mercado interno se incrementa la demanda de insumos importados que se pueden obtener

gracias a las divisas que genera el sector exportador. Sin embargo, este sector agropecuario tiene topes para incrementar su oferta

y el crecimiento de la industria es más veloz, por lo cual se producen en algún momento estrangulamientos del sector externo o se

experimentan restricciones de divisas por lo cual la fase ascendente se termina con devaluaciones que “enfrían” la industria y por

lo tanto su demanda de insumos importados temporalmente.

14

1.2. Diferentes explicaciones en cuanto al ciclo económico.

Dado que el objetivo del trabajo es entablar una discusión teórica sobre la relación entre las

variables de distribución funcional del ingreso y el producto en el corto plazo, se hace necesario

complementar la discusión anterior con una exposición sobre las ideas más importantes sobre la

temática del ciclo económico en general, dado que ello nos permitirá extrapolar también estos

conceptos sobre el ciclo y la tendencia para contrastar la hipótesis planteada para la Argentina.

1.2.1. El ciclo en Keynes y Kalecki.

Habitualmente, se les suele atribuir a John Maynard Keynes y Michal Kalecki el plantear un ciclo

económico con “piso” exógeno. Nos referimos con esto a que la única forma de salir de la fase

descendente del ciclo según quienes interpretan a ambos autores de esta forma es mediante una

política económica que expanda la demanda agregada. Es cierto que estos autores le dan gran

relevancia a dicha variable y que manifiestan que difícilmente el ciclo económico salga de la fase

descendente si no es gracias al estímulo de ella a partir de las medidas fiscales o monetarias, sin

embargo no llegan a afirmar que el mismo carece de una cota inferior o límite mínimo, que

implicará un rebote de dicha situación.

Según Keynes, la variable principal para explicar el ciclo es la eficiencia marginal del capital,

altamente influida por expectativas y factores psicológicos y a partir de la cual se determina el

volumen de inversión.

En la fase ascendente del ciclo se conjugan una serie de elementos que generan que la misma se

incremente, y se alcanza un tope cuando éstos pierden fuerza. En forma análoga, en la fase

descendente, los factores que provocan una caída en la eficiencia marginal del capital se alimentan

mutuamente y derivan en un círculo vicioso descendente.

En la primera situación una serie de elementos provocan un animo tal que existe una alta

expectativa de rendimientos de la inversión, de manera que los empresarios consideran que la tasa

de interés vigente es lo suficientemente baja y la inversión amerita ser llevada adelante.

La fase descendente del ciclo se inicia en aquel momento en el cual se reduce la eficiencia marginal

del capital. Esto efectivamente puede ser exógeno y deberse a factores psicológicos. Sin embargo,

de no producirse estas situaciones que la reducen de manera exógena, en algún momento se

alcanzará un nivel tal de stock de bienes durables de producción, que la inversión encontrará

15

dificultades para realizarse y, como consecuencia, la eficiencia marginal del capital cae

abruptamente.

Nuevamente, en la fase descendente observamos un esquema similar. Los factores que reducen la

eficiencia marginal del capital generan menores niveles de inversión, y como consecuencia de ello,

se reduce el empleo y, por ende, la demanda agregada y esto profundiza la tendencia descendente.

Para Keynes es clara la concepción de que este es el momento de intervención por parte del Estado.

Sin embargo, postula que de no ser así, en algún momento, la eficiencia marginal del capital se

recompone, ya que la inversión neta se hace negativa. En ese momento se recupera la rentabilidad

esperada de los bienes durables de producción, y por ende se recompone la eficiencia marginal del

capital. Sin embargo, alcanzar este punto para Keynes resulta no solo dificultoso, sino penoso.

Para Kalecki, el mecanismo del ciclo es similar, pero a diferencia de Keynes, este autor muestra

posiciones controvertidas con él mismo a lo largo de su propia obra.

Los modelos Kaleckianos se caracterizan por trabajar con capacidad ociosa o desempleo, en dónde

la capacidad de utilización resulta una variable endógena. Las fluctuaciones del ciclo se deben,

primordialmente, a la función de inversión, que en este autor no depende de la tasa de interés, sino

que esta última se acomoda a ella. Para Kalecki la inversión depende de un ahorro bruto que poseen

las firmas, relacionado con su capacidad para autofinanciarse, de una ganancia por período de

tiempo (en forma positiva) y del stock de bienes durables de producción (en forma negativa).

Existen muchas interpretaciones sobre este autor que le imputan trabajar, también, con un ciclo con

piso exógeno. Es cierto que en la fase descendente del mismo, se produce una ‘sinergia’

desfavorable a la inversión similar al esquema keynesiano, fundamentalmente, porque se reducen

las ganancias del capitalista, que es aquello que genera el estímulo a invertir. Ahora bien, si la

recesión es pronunciada y de larga duración, ante la baja inversión y no reposición de los bienes

durables de producción, se incrementa notablemente la relación entre la ganancia de la firma por

unidad de tiempo y el stock de capital, dado que la caída en la valuación del segundo es mayor que

la experimentada por la primera y allí se encuentra el límite “inferior del ciclo”. Al igual que en

Keynes, no es necesario alcanzar esta situación, se puede estimular la demanda efectiva antes de

que ello ocurra.

1.2.2. La discusión alrededor de los modelos de crecimiento de Harrod y Solow.

Luego de la publicación de la Teoría General, Roy Harrod (1900-1978) elabora un modelo que, en

sus palabras, se ocupaba de estudiar la economía en términos dinámicos a diferencia de la tradición

16

de pensar “en términos estáticos”29

. Elabora un modelo con componentes keynesianos en el que se

relacionan diferentes evoluciones del producto, o senderos de crecimiento de equilibrio de largo

plazo, para una economía con la evolución observada en el corto plazo. Varios años después, Robert

Solow también publica un modelo en el cual relaciona la tendencia de largo plazo con las

fluctuaciones observadas del producto, pero utilizando un herramental neoclásico que lo aleja

bastante del anterior. Al igual que los neoclásicos con Keynes, Solow afirmó que el modelo de

Harrod era un caso particular del que este autor ahora estaba presentando. A continuación, se

plantean brevemente algunos lineamientos generales de ambos modelos para poder evaluar si se

adecuan o no a los objetivos de la segunda parte del trabajo.

En el modelo de Harrod se plantea un sendero para la tasa de crecimiento del producto determinado

por el cociente entre la propensión marginal a ahorrar y el incremento en el acervo de capital

necesario para, que en el período que se esta considerando, se incremente un punto porcentual el

producto. A esta tasa se la llama “tasa de crecimiento garantizada” y es la que asegura que si existe

coincidencia tal entre la misma y la tasa de crecimiento observada en la economía se seguirá por

dicho sendero. En otras palabras, es la tasa de crecimiento del producto que asegura a los agentes un

estado psicológico tal que tienden a repetir sus acciones, y nos encontraremos entonces en un

equilibrio estable. Ahora bien, en cuanto la tasa de crecimiento efectiva del producto difiera de la

garantizada ello no sucederá.

Uno de los rasgos keynesianos del modelo de Harrod es el trabajar diferenciando el significado de

una variable considerada ex-post y ex-ante. Lo hace tanto para el ahorro como para la inversión. El

autor trabaja con inventarios. Puede pasar que éstos se incrementen por encima de lo deseado.

Cuando esto sucede se debe a que el productor se encontró con una demanda efectiva menor a la

que esperaba, por lo cual finalmente su inversión ex-post –que incluye la variación no deseada de

estos inventarios- resultó mayor que la planeada. En sentido contrario, una caída en los inventarios

también se atribuye a un cálculo erróneo en cuanto a las decisiones de producción. Para el productor

se encuentra con una demanda efectiva mayor a la que esperaba y esto lo lleva a concluir que

invirtió menos de lo necesario.

Nótese entonces, que si estos fenómenos ocurren a nivel global van a llevar a los productores a:

En el primer caso reducir aún más su producción, lo cual provocará que nuevamente se encuentren

con inventarios en crecimiento por las caídas en el nivel de demanda por el menor ingreso global.

29

Harrod, Roy F. (1939): “An Essay in Dynamic Theory”, The Economic Journal, Vol. 49, No. 193.

17

En el segundo caso, al contrario, la percepción de los productores de que han sub-invertido los lleva

a incrementar aún más la producción. Estos cambios operando a nivel global harán que este

mecanismo se profundice.

Puede observarse que en este modelo, en la medida en que la tasa de crecimiento difiere de la

garantizada, dicha diferencia tiende a ampliarse. Por esta inestabilidad a Harrod se le atribuye el

armado de un modelo explosivo, es decir un “ciclo económico” sin topes superior o inferior.

A pesar de estas interpretaciones, en el mismo trabajo en el que el autor plantea el modelo da

indicios bajo los cuales la tasa garantizada se moverá hacia la tasa efectiva30

. Aunque no termina de

exponer bajo qué condiciones se presenta un ciclo estable o inestable.

Finalmente, el mismo autor termina explicando la existencia de una “tasa natural”, determinada por

el crecimiento de la población, la acumulación de capital y progreso tecnológico. Es esta la que, en

última instancia, determinará el sendero de largo plazo, ya que cuando la tasa garantizada es

superior a ella, la tasa efectiva se ubicará en forma permanente por debajo de la misma, hasta que se

reduzca y converja hacia la tasa natural, por lo cual, concluye que es beneficioso que la tasa

garantizada se encuentre siempre por debajo de la natural31

.

Robert Solow32

arma un modelo que explica el sendero de crecimiento de una economía y el ciclo a

partir de la utilización de la función neoclásica de producción con rendimientos constantes a escala.

En ella los factores son sustituibles unos por otros, por lo cual, se emplean en una proporción

r=K/L, que no es fija. La remuneración a los mismos se iguala a sus productividades marginales.

Para este autor la tasa de variación de cada uno de ellos esta representada por la tasa de crecimiento

demográfico y la propensión marginal a ahorrar respectivamente. Cuando los factores no se

emplean en las proporciones adecuadas de equilibrio, determinadas por las variables mencionadas,

la flexibilidad en las remuneraciones a los factores y el ajuste a las productividades marginales

garantizan que la tasa de crecimiento efectiva transite por un sendero de equilibrio estable.

30

Harrod (1939): “Al reducir la tasa garantizada la lleva más abajo e la tasa real, de modo que la tasa real pasa

automáticamente al campo de las fuerzas centrífugas, y aleja la tasa garantizada, en este caso hacia arriba. Así pues, el

estimulante hace que el sistema se expanda”. 31

Esta situación significa que la tasa de crecimiento de la inversión que genera el estado psicológico de que se invirtió el monto

correcto esta siempre por debajo de aquella a la cual potencialmente puede crecer la economía. Si esto es así, entonces los

productores siempre han de creer que han sub-invertido y continuarán incrementando la inversión. Esto se mantendrá así, hasta

que las tasas de crecimiento reales, siempre por encima de la garantizada hagan incrementar esta última y converja hacia la tasa

natural. 32

Solow, Robert (1956): “A Contribution to the Theory of Economic Growth”, Quaterly Journal of Economics.

18

El modelo de Solow ha sido descartado desde dos planos. Desde lo teórico, no pudo resistir las

críticas de Joan Robinson (1903-1983), hacia la circularidad en la valuación del stock de capital y la

imposibilidad de trabajar con funciones de producción agregadas para toda la economía. Además de

ello, con posterioridad a Solow, estudios empíricos demostraron que una fracción importante del

crecimiento económico de los países centrales no podía explicarse por el crecimiento de los

factores.

1.2.3. Kaldor como síntesis de Keynes, Kalecki y Harrod: Condición de estabilidad del ciclo.

Un autor post-keynesiano que ha generado numerosa bibliografía en torno a la temática del ciclo

económico es Nicholas Kaldor (1908-1986). Este autor toma como referencia a Keynes, como así

también a Kalecki y Harrod. Sus trabajos sobre estos tópicos son abundantes y detallarlos sería en

cierta medida una reiteración de ideas de los precedentes. Sin embargo, no podemos dejar de

mencionar que una de sus principales contribuciones consiste en especificar en forma muy clara su

pensamiento respecto a la estabilidad del ciclo y a la relación entre las funciones de inversión y

ahorro.

Kaldor33

, como Harrod, trabaja con funciones de inversión ex-ante y ex-post. Cuando la inversión

planeada supera al nivel de ahorro que los agentes, tenían intención de realizar, el resultado también

es un incremento en el producto. Al igual que para todos los autores que venimos mencionando, el

ahorro como la inversión dependen positivamente del nivel de actividad.

El aporte de Kaldor es establecer que, cuando el cambio de la inversión ante la alteración del nivel

de empleo u actividad es de mayor cuantía que el experimentado en el mismo sentido por el ahorro,

entonces la tendencia del producto se auto-sostendría indefinidamente. Para que esto no suceda, el

incremento (disminución) experimentado por el ahorro como consecuencia de la expansión

(contracción) en el producto, debe ser de mayor magnitud que el aumento (caída) que observamos

en el nivel de inversión. Esta es entonces la condición de estabilidad del ciclo34

, que será de gran

utilidad para la introducción del modelo de Bhaduri y Marglin, a partir del cual elaboramos nuestra

hipótesis de salida de la fase descendente del ciclo en la Argentina.

33

Kaldor, Nicholas (1940): “A Model of the Trade Cycle” en The Economic Journal, Vol. 50, N° 197. 34

No queremos dejar de aclarar también que el autor agrega un análisis en términos dinámicos de esto.

19

1.2.4. Nueva ortodoxia del ciclo económico: Los nuevos clásicos: el crecimiento endógeno y las

teorías de Real Bussines Cycle.

Actualmente, en la gran mayoría de las universidades del mundo se le da gran relevancia al estudio

de las teorías de los denominados “nuevos-clásicos”. Esta es la escuela a la que hacíamos alusión en

la introducción de este trabajo.

Estos teóricos se preocupan por explicar la evolución de la tendencia de largo plazo del producto.

En sus modelos los agentes tienen expectativas racionales. Por este motivo, el producto y las

variables que acompañan su evolución presentan fluctuaciones suaves y poco pronunciadas

alrededor de la tendencia. Según Robert Lucas -principal teórico de los nuevos clásicos en lo que

concierne a la temática del ciclo económico- hacer políticas monetarias, fiscales e incluso

cambiarias para atenuar las fluctuaciones del ciclo económico, resulta en última instancia

perjudicial en términos de crecimiento y bienestar para la población y puede generar

hiperinflaciones. El principal estudioso respecto al tema del crecimiento que mantiene la misma

línea de pensamiento que Lucas es David Romer. Las Teorías de Crecimiento Endógeno –de las

cuales Romer es uno de los autores que elabora las principales contribuciones- trabajan con la

función neoclásica de producción de Solow pero con algunas modificaciones que cambian

sustancialmente el modelo: Consideran el capital humano -ligado al aprendizaje y al conocimiento-

como factor. En la medida que se generan incrementos en el factor capital, entonces, también hay

incrementos del elemento antes mencionado que operan elevando la tasa de crecimiento. En

términos matemáticos, la función de producción neoclásica ahora deja de tener rendimientos

constantes a escala, sino que tiene rendimientos crecientes a escala y además una productividad

marginal del capital creciente (y no decreciente).

Como se mencionaba en el párrafo precedente, estos modelos trabajan con expectativas racionales y

además de ello suponen funciones de producción que son “copiables” y, gracias a esto,

convergencia de ingresos entre los países avanzados y subdesarrollados35

.

La mención de estas teorías resulta ineludible en un trabajo que se plantea como una discusión

desde diferentes perspectivas sobre el ciclo económico y el crecimiento, pero está a la vista que, por

35

Avila, Jorge (1999): “El Potencial Argentino de Crecimiento”

20

los supuestos mencionados queda descartada para estudiar el fenómeno a tratar para Argentina a la

luz de estas teorías36

.

1.2.5. El ciclo económico según Marx.

Para comprender el ciclo según Marx37

debemos discutir algunas cuestiones. El motor de la

dinámica de la economía capitalista en Marx es el plusvalor que el propietario de los medios de

producción extrae por obrero. Por fuerzas productivas se entiende la relación entre el trabajador y

las herramientas. El desarrollo de las mismas implica una mayor capacidad de generar valores de

uso por unidad de tiempo. Si una firma logra reducir el tiempo necesario para reproducir una

mercancía por debajo del tiempo modal en esa economía, además de extraer plusvalor de los

trabajadores, le quedaría un trabajo potenciado, o plusvalor adicional.

En Marx, la ambición por la obtención de ese trabajo potenciado es aquello que motiva al

empresario a innovar y determina el ingreso en una fase de crecimiento económico. Ahora bien,

esta dinámica implica que gradualmente comienza a incrementarse la composición orgánica del

capital por el mayor uso de bienes durables de producción y en la medida que estas invenciones se

difunden al resto de las firmas implicará una caída en la tasa de ganancia, que deriva en el ingreso

en una fase descendente del ciclo. Puede observarse, entonces que las fluctuaciones del producto

obedecen a la lógica de la tasa de ganancia.

1.2.6. El ciclo en Argentina para los estructuralistas y otros teóricos que trabajan con el

sector externo.

En Lance Taylor puede observarse que cuando analiza el “comercio Norte-Sur”38

, el ciclo en la

economía del sur se va a encontrar condicionada por las fluctuaciones del norte. La elasticidad

ingreso de demanda del norte de productos provenientes del sur es menor a uno, dado que éste

último le exporta alimentos al primero. Por otra parte encontramos una alta elasticidad ingreso de

demanda en el sur de productos acabados del norte, tanto de bienes de consumo, como así también

por el uso de un componente importado en la producción de los productos en el sur. Como

36

Acorde con el profesor Axel Leijonhufvud, estas teorías resultan inadecuadas para brindar explicaciones a la problemática del

ciclo para los países de Latinoamérica. Léase en Grupo de Investigación económica (GIE), Ministerio de Economía, Provincia de

Buenos Aires (2003): “Disertación del Profesor Axel Leijonhufvud, Interpretaciones para Argentina”. 37

Las conclusiones a las que arribamos en esta sección se deducen de El Capital, aunque Marx no las manifieste en forma

explícita.

38 Taylor, Lance (1981): “South-North Trade and Southern Growth. Bleak prospects from the structuralist point of view”, en

Journal of International Economics.

21

consecuencia, este país siempre ve condicionada su tasa de crecimiento a las fluctuaciones del nivel

de actividad en el norte y los shocks que aquel padece.

Este tipo de condicionamientos generales se ven cristalizados en trabajos con los de Marcelo

Diamand, Raúl Prebisch u Oscar Braun (1931-1981) y Leonard Joy. Podemos encontrar otro tipo de

caracterización del ciclo para la Argentina entonces en los modelos mencionados. Ya hemos

explicado con anterioridad el modelo de los dos últimos autores, en donde la producción local de

bienes manufacturados posee necesariamente un componente importado y las elasticidades se

presentan como en Lance Taylor. En la fase ascendente del ciclo se incrementa el empleo y el nivel

de utilización de insumos importados. Dado que la oferta de productos exportados por el país no

crece a este mismo ritmo39

, antes de que la economía alcance el nivel de pleno empleo se produce

un desequilibrio en la Balanza Comercial que presiona a una devaluación del tipo de cambio. Como

consecuencia de ésta, al interior de la economía Argentina se redefinen los precios. Se incrementan

los precios de los productos exportables -que son alimentos- por ser su precio determinado en

moneda extranjera y sucede lo mismo con las manufacturas pero por un aumento del costo del

insumo importado. Ante estas alteraciones de precios, que a salarios nominales que se mantienen

aproximadamente en los mismos niveles, implican una pérdida de poder adquisitivo para los

trabajadores, la demanda interna de productos primarios se mantiene por tener una demanda

inelástica y, como consecuencia de ello, cae abruptamente la demanda de manufacturas, lo que

genera una caída en el nivel de producto y empleo. Nótese entonces, que en este esquema el “techo”

del ciclo económico tiene una naturaleza endógena. Se explica por la dinámica de la situación de la

Balanza Comercial por la particular situación relacionada con las elasticidades ingreso de demanda

de las importaciones y las exportaciones. Respecto a la salida de la fase descendente del ciclo, estos

autores son bastante ambiguos. En el caso de Braun y Joy, cuando extrapolan su modelo a la

situación de Argentina pareciera que se inclinan por un “piso” exógeno.

Hasta aquí hemos contrastado diferentes ideas para una gama muy amplia de autores respecto a: por

un lado la relación entre las remuneraciones a los factores y la evolución del nivel de output de la

economía y por otra parte la dinámica general del ciclo. Ellas nos servirán para tenerlas en cuenta

en el armado del modelo heterodoxo de la siguiente sub-sección de la investigación.

39 En el caso de Braun y Joy esto se explica porque la oferta de los productos que el país exporta es inelástica en el corto plazo.

En cambio en Lance Taylor la causa se encuentra en que la demanda de los países del norte no se incrementa en una cuantía

importante.

22

1.3. Economías “tiradas por el salario” o “tiradas por la ganancia”: La síntesis de Bhaduri-

Marglin de las posiciones clásico-marxistas y keynesiano-kaleckianas.

Como se expresó en la introducción, el propósito de la discusión teórica inicial es encontrar un

modelo heterodoxo que permita explicar a la luz del mismo la salida de la última crisis económica

experimentada por la Argentina, en donde ante una devaluación del 200%, se contrajo notablemente

el salario real y, como consecuencia de estos cambios, se produce una reacción del producto.

En los apartados anteriores ya hemos trabajado la relación entre las variables de distribución

funcional del ingreso y nivel de output total de una economía. Sin embargo, nos hemos enfocado

fundamentalmente en explicar como para diferentes teorías la evolución del producto afecta a las

primeras y hemos puesto poco énfasis en tratar la relación en sentido opuesto. El propósito de este

trabajo, es presentar un esquema en el cual se pueda evaluar cómo diferentes cambios en la

distribución funcional afectan la marcha del nivel de ingreso de una economía en el corto plazo.

Siguiendo ese propósito exponemos una simplificación de un modelo de Amit Bhaduri y Steven

Marglin presentado en 1990 bajo el título de “Unemployment and the real wage: the economic basis

for contesting political ideologies”, en el Cambridge Journal of Economics.

El mismo se presenta como una síntesis de algunas de las diferentes ideas que hemos enfrentado en

los apartados anteriores sobre el ciclo. Puntualmente, los autores presentan el modelo como síntesis

de las ideas keynesiano-kaleckianas por un lado y clásico-marxistas por otro.

Ya hemos expuesto la relación entre salarios reales y nivel de output total en los neoclásicos. En

resumidas cuentas, los cambios en el salario real de equilibrio en el mundo marginalista se deberán,

exclusivamente, a cambios en la productividad marginal del trabajo, que en última instancia es lo

que determina las remuneraciones a los factores. Un aumento en los salarios resultante de un

incremento en ella no afectará a las retribuciones a los otros factores, dado que también se

retribuyen en su productividad marginal, no habiendo lugar para el conflicto distributivo. Podemos

observar que aquí el salario no cumple un “función como variable macroeconómica que afecta al

producto”, sino que dada una función de producción y agentes que se comportan racionalmente de

acuerdo con los axiomas microeconómicos, el salario, como el resto de las remuneraciones a

factores quedan determinadas “por default”. Por lo cual, podemos descartar el uso de estos

esquemas, dado que el marco de análisis neoclásico no parece representativo del fenómeno que se

quiere explicar para la Argentina. También, hemos descartado en la discusión anterior el poder

explicativo de las ideas nuevo-clásicas para el fenómeno del ciclo en América Latina.

23

Como señalábamos con anterioridad, entonces, pasamos a construir un modelo que sintetice las

ideas que consideramos pertinentes para trabajar nuestra hipótesis, en dónde daremos un

tratamiento exógeno al salario real, por lo cual evaluaremos como cambios en la distribución

funcional productos de shocks salariales afectan el nivel de output total.

Bhaduri y Marglin siguiendo este esquema de causalidades, distinguen el “doble rol” que juegan los

salarios en una economía: como costo de producción desde la perspectiva clásico-marxista y como

impulsor de la demanda agregada desde la óptica keynesiano-kaleckiana.

Estos autores, primero presentan el modelo que sintetiza ambas ideas sin sector externo o

presuponiendo que el mismo es muy pequeño y luego lo incorporan al análisis. Vamos a seguir este

orden de exposición también.

1.3.1. El modelo sin sector externo

En una economía en dónde el peso del sector externo es pequeño o nulo, los dos grandes

componentes de la demanda agregada son el consumo y la inversión. Ante incrementos en el nivel

salarial la participación de la ganancia en el ingreso nacional también se ve afectada. En este caso la

redistribución a favor de los trabajadores expandiría el consumo, pero los empresarios se verían

desestimulados a invertir por la reducción en el margen de ganancia o el aumento en el costo

salarial. Observamos, entonces, que los efectos en ambos componentes de la demanda agregada

producidos por el cambio en la distribución tendrán sentido contrario. En función del efecto final de

un cambio exógeno de la distribución funcional en el nivel de output total y empleo40

los autores

pueden enmarcar diferentes situaciones para distintas economías dentro de una gama de regímenes.

Para poder volcarlo en este trabajo es necesario explicar una forma de determinación de precios y

ganancia y explicitar funciones de inversión y ahorro.

Bhaduri y Marglin trabajan con una ecuación de precios con mark-up, que como en un esquema

keynesiano es el origen de la ganancia del capitalista.

P = (1 + m)bw (1)

En dónde w es el salario de cada y b el requerimiento de trabajo por cada unidad de producto, por lo

cual 1/b representa la productividad del trabajo.

40

En otras palabras, luego de considerar si ante incrementos de la participación de los asalariados en el ingreso total de la

economía, en detrimento de la del los capitalistas, prevalece el efecto del aumento del consumo por la mayor demanda o caída de

la inversión por reducción del margen de ganancia de los capitalistas.

24

En este esquema los trabajadores no ahorran, por lo cual el ahorro será una proporción (s) de la

masa total de ganancias de los capitalistas (R), que para trabajar normalizamos dividiendo y

multiplicando por el nivel de producto de la economía (Y) y el nivel de producto potencial (Y*):

S = sR = s(R/Y)(Y/Y*)Y* (2)

Con un producto potencial Y*=1, y definiendo la participación de los capitalistas en el ingreso

como h=R/Y y el grado de utilización de la capacidad instalada como z=Y/Y*, nuestra función de

ahorro es la siguiente:

S=shz (3)

La participación de las ganancias en el ingreso total y el mark-up tienen en este modelo una relación

directamente proporcional, como se señala en (4) y por ello, a un mismo nivel de productividad del

trabajo, ambas tienen una relación inversamente proporcional, como señalamos en (5) y (6):

h = m/(1+m) (4)

(w/p)/(1-h) = (1/b) (5)

(1+m)(w/p) = (1/b) (6)

En las dos últimas ecuaciones puede apreciarse que dado el nivel de productividad del trabajo 1/b,

tanto el mark-up, m, como así también la participación de la ganancia en el ingreso, h, tienen una

relación inversamente proporcional con el salario real.

El siguiente paso es definir una función de Inversión en este modelo. Una de las variables que

afectan la inversión entonces, es la participación del capitalista en la ganancia (h), que como

venimos mencionando se mueve en forma opuesta a los salarios reales y es directamente

proporcional al mark-up (m).

Al comienzo de su trabajo Bhaduri y Marglin elaboran el modelo con una función de inversión

dependiendo exclusivamente de la participación de la ganancia sobre el output total, pero luego

concluyen que la variable que en realidad observa el capitalista es la proporción entre el volumen de

ganancia y el valor contable del capital41

, K. Exponemos esta variable normalizada:

r = R/K = (R/K)(Y/Y*)(Y*/K) = hza (7)

41

No asumen la existencia de ninguna problemática para su cálculo, se omiten entonces las objeciones de Joan Robinson sobre

esta temática.

25

Siendo “a”, la relación entre el nivel de producto potencial y el stock de capital de una economía.

Suponiendo esta última variable fija en el corto plazo42

y considerando que la inversión depende de

“r” como veníamos afirmando y que ante cambios en el nivel de salarios, tendremos alteraciones del

consumo de los trabajadores que impactarán en la relación producto/producto potencial (z) de

manera opuesta al efecto en la participación de la ganancia en el ingreso de la economía (h),

debemos definir una función de inversión en la cual ambos efectos se encuentren por separado. Por

lo cual ella será:

I(h;z) con I´h>0; I´z>0 (8)

Agregamos que a partir de esta función de inversión, dependiendo no solo de la participación de las

ganancias en el ingreso, sino también del nivel de utilización de la capacidad43

, no se deja de lado el

efecto acelerador de la inversión.

Al contar con las funciones de Ahorro e Inversión definidas, podemos redefinir a partir de la

identidad ahorro inversión la curva IS, como conjunto de equilibrios macroeconómicos para

diferentes combinaciones de entre la participación en el producto de la ganancia (h) y la utilización

de la capacidad (z), ante variaciones exógenas en el salario (por ende también en la ganancia).

shz = I(h;z) (9)

Diferenciamos totalmente y despejamos de manera tal que podamos contemplar las alteraciones en

el producto ante cambios en la distribución funcional sobre una misma IS y obtenemos:

dz/dh = (I´h – S´h)/(S´z – I´z) (10)

Relación que podemos re-expresar como:

dz/dh = (I´h – sz)/(sh – I´z) (11)

Las ecuaciones 10 y 11 tienen un significado importante. Ellas van a indicar cómo se va a

comportar el producto en el corto plazo ante alteraciones en los salarios reales (por ende en la

participación de la ganancia en el ingreso), a partir de explicar cómo se alterarían los componentes

de la demanda agregada.

42

Lo cual no resulta problemático, dado que los autores en forma explícita especifican que se trata de un modelo que explica los

efectos de shocks salariales en el nivel de output y empleo de una economía en el corto plazo. 43

Que al ser diferente de la unidad (es decir Y menor que Y*) y determinado de manera endógena, se esta trabajando en un

entorno kaleckiano.

26

Si observamos el denominador, ante incrementos en el producto, tanto el nivel de ahorro como el de

inversión en una economía aumentarán. Como consecuencia, ambas derivadas son positivas. El

hecho de trabajar con una derivada positiva para I´z, implica incluir en el modelo el efecto

acelerador de la inversión, como lo hacen de manera explícita Harrod, Kaldor y Kalecki.

Ahora bien, si ante el incremento del producto, el impacto favorable sobre la inversión fuese de

mayor cuantía que el experimentado por el ahorro el modelo sería inestable y el ciclo económico

explosivo.

Bhaduri y Marglin suponen que se cumple la condición de estabilidad (en este caso S´z>I´z), por lo

cual, trabajan con un denominador de signo positivo. Nótese que este relación entre las derivadas

mencionadas se las hemos reconocido en la discusión precedente como contribución a Kaldor.

Es lo que sucede con el numerador lo que nos ayudará a sintetizar las dos “visiones” mencionadas

sobre el impacto de shocks salariales en el empleo y el producto.

Una caída en los salarios reales implicará un incremento en el margen obtenido por el capitalista por

unidad de producto y, por ende, una mayor participación de la ganancia en el ingreso global. Esto

incentivará a los empresarios a incrementar el nivel de inversión, ya que se reducen sus costos de

producción, por lo cual la relación entre Inversión y participación de las ganancias, es directamente

proporcional I´h > 0.

Ahora bien, al mismo tiempo, estas caídas en los salarios reales o incrementos de “h” implican una

redistribución del ingreso hacia los sectores más pudientes, que como bien explican Keynes y Kahn,

poseen una propensión marginal a consumir menor. En otras palabras, se incrementará la

proporción ahorrada por la contracción en el consumo, el signo del término restante del numerador

también tiene signo positivo.

Esto quiere decir que, ante cambios en los salarios reales, el efecto en el nivel de producto o empleo

es indefinido. Si al incrementarse el salario real, prevalece el incremento en el consumo por parte de

los trabajadores, por sobre el desincentivo a invertir por parte de los capitalistas por la reducción de

su participación en el ingreso, entonces, la curva IS tendrá pendiente negativa, como muestra la

Figura 1. En los términos de Bhaduri y Marglin esta es una economía o “régimen tirado por los

salarios”. En este régimen, desde luego, así como ante aumentos en el salario real prevalece el

efecto del incremento del consumo por sobre el desincentivo en la inversión, también cuando se

afronten shocks contractivos en el salario real, que significa incrementos en la participación de las

27

ganancias en el producto y en el margen por unidad vendida, el estímulo que esto genera a los

capitalistas a invertir, no es suficiente como para compensar la importante contracción en el

consumo.

Si en cambio ante contracciones exógenas del salario real, la alteración en el nivel de inversión por

parte del capitalista ante una mayor ganancia tiene un impacto más importante que la caída en el

consumo de los trabajadores por su pérdida de poder adquisitivo, nos encontramos ante lo que

denominan un “régimen tirado por la ganancia”. Ante expansiones en el salario bajo estos patrones,

entonces, el estímulo al consumo no basta para superar la contracción en el producto y el empleo

que genera la caída en la inversión. En términos matemáticos, en este segundo caso la IS tiene

pendiente positiva como muestra la Figura 2.

Puede observarse, entonces, como los autores sintetizan en un único modelo concepciones que han

estado contrapuestas a lo largo de la historia y eran causa de importantes enfrentamientos.

Agregamos que nuestra postura es que estas diferentes ideas que Bhaduri-Marglin incorporan en un

único trabajo son producto de fenómenos históricos. Uno de los principales aportes de este trabajo

es incorporar diferentes concepciones y poder definir que una economía a lo largo del tiempo podrá

cambiar el patrón y por ende ser leída desde diferentes ópticas.

28

1.3.2. La conflictividad social en Bhaduri-Marglin y el capitalismo cooperativo.

¿Quiere decir lo expuesto en el punto anterior que en cada uno de los regímenes existe una clase

social “ganadora” y otra “perdedora” en el conflicto distributivo?

Si formulamos esta pregunta en términos de las participaciones en el ingreso de la economía,

evidentemente, la respuesta es afirmativa. Ahora bien, hemos observado que si en los diferentes

regímenes se alterara la distribución funcional en favor de determinados factores se incrementará el

producto. Al experimentarse una fase de crecimiento económico, es evidente que la clase social que

vio incrementado el peso de su remuneración sobre el producto, también se beneficiará con un

mayor volumen de ingreso. Sin embargo el factor que ve reducida su participación no

necesariamente padecerá una reducción en el volumen de ingreso.

En otras palabras, en un régimen “tirado por el salario”, ante incrementos en la remuneración a los

trabajadores, el capitalista recibe un margen menor por cada unidad del bien o servicio que ofrece.

Ahora bien, el crecimiento en el producto por el aumento en el consumo de los trabajadores puede

ser tal que como consecuencia el volumen total de ingreso del capitalista mejore. En términos de un

productor individual, se obtiene un margen menor por cada venta, pero ellas se incrementan en una

mayor proporción que la caída de éste, lo cual deriva en un mayor ingreso total.

Los autores en el mismo modelo especifican, en términos matemáticos, cuál es la condición para

que en regímenes “tirados por el salario” los capitalistas mejoren su volumen de ingresos ante

shocks salariales. Para que esto se cumpla, el valor absoluto de la elasticidad entre la utilización de

la capacidad instalada y la alteración en la participación de la ganancia en el ingreso, debe ser

mayor que la unidad.

- (dh/h)/(dz/z) > 1 (12)

El hecho de que se cumpla esta condición implicará que el estímulo del incremento del producto -

reflejado en el aumento de “z”- sobre la inversión superará el desincentivo por la caída en el margen

de ganancia.

En un régimen regido por estas condiciones, Bhaduri y Marglin agregan que el conflicto que puede

tener lugar son tensiones entre diferentes grupos capitalistas, dado que serán algunos los que verán

incrementado su volumen de ganancia y otros no.

29

En forma análoga, en un régimen tirado por la ganancia, cuando el empleo y el producto crecen ante

disminuciones exógenas en el salario real y los trabajadores experimentaran una menor

participación en el ingreso, no necesariamente implica una caída en la masa salarial total de esa

economía. La condición bajo la cual esto sucederá es la siguiente:

(dz/z)/(dh/h) > h/(1-h) (13)

Como expresábamos con anterioridad, cuando esta se cumpla, sucederá que ante incrementos en la

participación de la ganancia del capitalista en el ingreso global, el crecimiento del output total y del

nivel de empleo, será de tal magnitud que la masa total de salarios será mayor a pesar de que caiga

el peso de ellos sobre el producto. En otras palabras, nos encontramos aquí ante otro caso de lo que

los autores llaman “capitalismo cooperativo”. En el caso que no se cumpla la condición, el producto

no crece lo suficiente para generar nuevos empleos que compensen la situación de los trabajadores

como clase social y se evidencia el conflicto distributivo entre ellos y los capitalistas. Ahora bien,

cuando efectivamente nos encontramos en el caso de capitalismo cooperativo descripto para un

régimen tirado por la ganancia, ante caídas salariales que finalmente derivan en mayor nivel de

empleo, cada uno de los trabajadores que ya se encontraban empleados, percibirán una

remuneración menor, por lo cual nos encontramos ante otra situación de conflicto social intra-clase

y no entre diferentes clases sociales.

1.3.3. El modelo con sector externo.

Considerando el grado de apertura internacional de casi la totalidad de los países carecería de

sentido plantear los regímenes de crecimiento anteriores sin considerar el sector externo. Bhaduri y

Marglin, al destacar que los salarios cumplen un “doble rol” -como costo y como motor de la

demanda-, plantean que sus alteraciones también impactarán sobre el nivel de importaciones y

exportaciones. Las caídas en los salarios, que disminuyen la demanda de consumo de los

trabajadores, reducirán las importaciones, pero por otra parte implicarán mayor competitividad

internacional y ello impactará favorablemente sobre las exportaciones.

En la discusión anterior respecto a la relación entre los salarios y el producto para diferente autores

advertíamos como Keynes en el capítulo XIX de la “Teoría General” observa que contracciones de

éstos podían llegar a generar incrementos de competitividad internacional. Finalmente el autor le da

más relevancia a las consecuencias contractivas de disminuciones salariales sobre el producto, pero

no podemos omitir que esta cuestión ya es tratada en 1936 por este autor.

30

Por otra parte no son solo los salarios lo que impactan en el saldo de la balanza comercial, sino

también el efecto en el producto -evaluado a partir del movimiento de ‘z’. Incorporamos entonces

las exportaciones netas en la identidad ahorro-inversión:

S(h,z) = I(h,z) + XN(h,z) o bien: shz = I(h,z) + XN(h,z) (14)

Diferenciamos totalmente la identidad y obtenemos nuevamente la deducción de la curva IS:

dz/dh = (I´h + XN´h – S´h)/(S´z – I´z – XN´z) (15)

Al igual que en el caso del modelo sin sector externo, trabajamos suponiendo el cumplimiento de la

condición de estabilidad, por lo cual el denominador será positivo. Nuevamente, será el signo del

numerador lo que determinará el efecto de un shock salarial en el producto en el corto plazo.

En la ecuación anterior, se hace evidente que en regímenes que sin contemplar el sector externo

resultaban “tirados por la ganancia”, la incorporación del mismo reforzará el patrón. Lo contrario

sucede con regímenes “tirados por el salario”. En este caso, el incremento en el consumo de los

trabajadores que puede ser generado por el aumento en sus remuneraciones, ahora no solo deberá

sobre-compensar la caída en la inversión, sino también la desmejora en la balanza comercial (por

caída de exportaciones y/o aumento en las importaciones).

1.3.3.1. Las devaluaciones.

Es importante explicar cuáles serán los efectos de las devaluaciones en este modelo y luego llevar

éste análisis a los países subdesarrollados. Como explica todo modelo tradicional, los movimientos

ascendentes del tipo de cambio mejoran la situación de la balanza comercial en el corto plazo44

,

como consecuencia de la reducción de las importaciones por su encarecimiento e incremento de

exportaciones por mayor competitividad.

Bhaduri y Marglin asumen este resultado para la balanza comercial en la medida en que los

incrementos en salarios y precios que pueden seguir a la devaluación no sean de mayor magnitud

que la depreciación del tipo de cambio.

En otras palabras, en la medida en que la devaluación realmente signifique una ganancia de

competitividad porque los salarios y los precios locales no se mueven en la misma proporción o

44

Hablamos de corto plazo pero suponemos la superación del lapso de tiempo inmediatamente posterior de una devaluación en la

denominada “curva J”, en el cual el efecto es justamente perjudicial.

31

velocidad que el tipo de cambio, éstas deben ser tratadas como caídas en los salarios reales a la hora

de evaluar sus efectos en el producto y el empleo.

1.3.4. Contradicciones entre el corto y el largo plazo. Planteos para los países sub-

desarrollados y relaciones las teorías del ciclo.

Bhaduri y Marglin especifican que su modelo sencillamente expone la relación entre alteraciones en

la distribución funcional y el nivel de output total de una economía en el corto plazo. Sin embargo

exponen mínimamente algunas conclusiones para el largo plazo que nos serán útiles mencionar para

relacionar con la discusión general sobre el ciclo económico y para el análisis de la Argentina.

En el apartado 1.3.1, parecería dejarse abierta una concepción muy optimista para los casos de

capitalismo cooperativo. Es decir, en la medida en que se cumplan las condiciones expuestas para

que en uno u otro régimen aumente el volumen de ingreso de la clase que ve reducido su porcentaje

de participación, se haría sostenible en el tiempo -desde un punto de vista social- cierto modelo de

crecimiento que se oriente a inclinar la distribución funcional del ingreso hacia la clase más pujante.

Sin embargo, luego de exponer el funcionamiento de un régimen “tirado por los salarios” de tipo

cooperativo exponen que en el largo plazo se pueden generar cuellos de botella para producir los

bienes de consumo necesarios para abastecer a esa creciente demanda por falta de inversión. En el

mismo sentido, en los regímenes “tirados por la ganancia”, en el largo plazo se pueden generar

dificultades para realizar la ganancia por sub-consumo. En otras palabras, en el corto plazo la

economía podrá crecer en base a una distribución funcional orientada a los capitalistas -si es que su

función de inversión reacciona de una forma tan vigorosa al incremento del margen de ganancia lo

suficientemente importante como para sobre-compensar la caída en el consumo de los trabajadores-,

pero esto no es sostenible en forma indeterminada. Este problema, por ejemplo, lo podemos

encontrar en Celso Furtado (1920-2004), cuando expone45

que muchos países Latinoamericanos con

distribuciones inequitativas, encuentran problemáticas para crecer porque su patrón de acumulación

implica falta de consumo46

.

Bhaduri y Marglin no discuten la relación de su modelo con el sub-desarrollo. Es importante

destacar que si asumimos que el grado de apertura de los países seguirá incrementándose –por lo

cual el peso del sector externo en la ecuación anterior seguirá siendo importante-, se ponen en duda

45 Furtado, Celso (1973): “El modelo brasileño” en El Trimestre Económico vol. 40 Nº 159.

46 En ese mismo trabajo Furtado explica que en Brasil –para su pesar-, dado su alto nivel poblacional en relación con el resto de

los países sudamericanos, la clase social beneficiada de la distribución inequitativa del ingreso si constituye un importante

mercado interno.

32

la posibilidad de crecer en forma sostenida en base a políticas de salario real alto, dado que las

condiciones de dicho régimen determinarán que se requieran contracciones en los salarios para que

la economía crezca.

La hipótesis de este trabajo es que el elemento que permite la salida de la denominada crisis de

2001 es la abrupta contracción del salario real ocasionado por la devaluación. Sin embargo nos

permitimos realizar algunos comentarios sobre diferentes momentos históricos y discusiones

teóricas.

Acorde con diferentes autores47

, durante los años denominados “los treinta dorados” se registran en

Europa Occidental importantes tasas de crecimiento con una distribución funcional orientada a los

trabajadores. La duración de las políticas del Estado de Bienestar podría encontrar explicación en

que se trataría de un régimen “tirado por el salario y cooperativo”. Más allá de la situación crítica a

nivel internacional que determina su colapso, podría también interpretarse que el modelo alcanza el

punto de imposibilidad de continuar creciendo en base a alta demanda de consumo por sub-

inversión y, por lo tanto, falta de acumulación de capital.

Por otra parte tampoco queremos dejar de plantear una relación entre el texto de Bhaduri y Marglin

y la explicación al desempleo en los neoclásicos. Como se mencionó en la discusión inicial, para

este grupo de autores, lo que generaría desempleo es que se establezca en el mercado de trabajo un

salario real mayor al de equilibrio en los términos neoclásicos, por obra de la acción gubernamental

o de sindicatos. Estas ideas cobran gran vigor en Gran Bretaña y Estados Unidos en la década de los

´70, luego de lo que sería la transición de un régimen tirado por el salario en el período histórico

anterior, a uno “tirado por la ganancia”. En la medida en que se produce este cambio de régimen,

los países que mantienen las políticas de alto salario características del Estado de Bienestar

experimentan incrementos en el desempleo, dado que los impactos contractivos en la inversión por

incrementos de costos, son de menor impacto que el de la demanda de consumo de los trabajadores,

ergo se produce el incremento en la tasa de desempleo. En los términos de nuestra investigación, el

giro hacia estas ideas respecto al desempleo es meramente producto de que las economías de esos

países se encontraban en dicho contexto histórico bajo regímenes “tirados por la ganancia” y es por

ello que las políticas gubernamentales de altos salarios reducían el nivel de actividad y empleo. Pero

no debe de considerarse correcto que la relación allí planteada permanezca invariante para todo

momento histórico y contexto geográfico.

47 Por ejemplo Rapoport, Mario (2000) en “Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000)”.

33

Por otra parte, si recordamos por un momento a la discusión entre Harrod y Solow, en ambos

modelos, la propensión marginal a ahorrar es una variable determinante en el sendero de la tasa de

equilibrio de una economía, en dónde la relación entre ambas es directamente proporcional. Sin

embargo, existe una contradicción entre los posibles efectos de corto y largo plazo. Una mayor

propensión a ahorrar suele, en el plazo inmediato, contraer el producto. Una distribución funcional

orientada a los trabajadores contrae la propensión marginal a ahorrar, teniendo un resultado

expansivo en el corto plazo, pero dificultando las posibilidades de inversión en el largo. En Bhaduri

y Marglin opera el mecanismo similar, sin embargo, la contracción en la inversión que en Harrod y

Solow se experimentaría en el largo plazo –en otras palabras contrae la tendencia-, se manifiesta en

el corto plazo.

Por último, hacemos énfasis nuevamente en que se observa una tendencia mundial -que no parece

que podría llegar a frenarse- a que se incremente el peso del sector externo en las economías de los

diferentes países. Si la curva IS, de equilibrios en el mercado de bienes presenta esas condiciones

con un sector externo con una gravitación creciente, sería cada vez de mayor dificultad sostener un

régimen de crecimiento “tirado por el salario”. Los países sub-desarrollados entonces se ven en una

importante disyuntiva, ya que en este marco, su única salida sería una política de crecimiento en

base a ganar competitividad internacional con salarios reales bajos48

.

1.3.5. Conclusiones generales sobre el modelo de Bhaduri y Marglin.

Antes de pasar al planteo de nuestra hipótesis para la Argentina nos permitimos repasar algunas

breves conclusiones sobre el modelo expuesto.

a. El mismo sintetiza diferentes ideas que aparecieron a lo largo de la historia respecto a la

relación entre distribución funcional y producto. Ellas se encuentran en nuestra discusión

inicial sobre ésta temática.

b. Cristaliza que las diferentes ideas son resultado de un contexto histórico y permite explicar

los resultados de diferentes acontecimientos en el nivel de output desde variadas teorías.

c. Se trata de un modelo de corto plazo pero da lineamientos generales para plantear diferentes

alternativas de modelos de crecimiento económico.

48 No desconocemos que existen países que han escapado a este esquema basados en inserción internacional a partir de

competitividad por incrementos de productividad sostenidos, como es el caso de algunos países del sudeste asiático.

34

d. Da pautas para obtener conclusiones sobre causas de tensiones sociales a partir de

encuadrar diferentes situaciones en distintos regímenes y evaluar la viabilidad de cada uno.

35

2. Segunda Sección: ¿La salida de la crisis a partir de un régimen “tirado por ganancias”?

En función de las conclusiones a las que hemos arribado en la discusión teórica de la primera

sección, pasamos a plantear que la misma es útil para comprender rasgos de la salida de la

prolongada fase depresiva del ciclo en Argentina comprendida entre fines de 1998 y mediados de

2002. Nuestra hipótesis es que es el shock contractivo en el salario real como -consecuencia de la

devaluación del tipo de cambio- es el factor que permite el cambio de comportamiento del producto.

De esta forma, caracterizamos a la Economía Argentina entre 2002 y 2004 como un régimen “tirado

por la ganancia”. Queremos enfatizar que con posterioridad a la salida de la fase descendente -hacia

mediados del año 2004-, el tipo de régimen se revertiría hacia uno “tirado por el salario”. Sin

embargo, como veníamos manifestando, este cambio de patrón de crecimiento sucede luego de que

la caída abrupta en el salario real haya permitido sostener a los capitalistas un mayor margen de

ganancia durante cierto lapso de tiempo.

Nos abocaremos entonces, a la búsqueda de evidencia empírica que permita nuestra caracterización.

Por otra parte, a medida que se expongan las características necesarias para la verificación del

postulado, identificaremos diferentes elementos de la discusión previa al planteo del modelo de

Bhaduri y Marglin.

2.1. Identificación del período de análisis.

Para identificar correctamente el período considerado depresivo a analizar presentamos en el Anexo

A una serie que muestra la evolución trimestral del Producto Bruto Interno a precios de mercado de

1993 entre dicho año y 2006. Para identificar el momento de ingreso y salida de la fase depresiva

del ciclo se presentan en este mismo anexo las variaciones porcentuales del producto de un

trimestre a otro sobre una serie des-estacionalizada49

y las variaciones porcentuales entre iguales

trimestres respecto al año anterior de la serie original.

Si se observa con cuidado en dicho anexo las variaciones del producto respecto al trimestre anterior

muestran que en el tercer trimestre de 1998 cae el producto y esto se refuerza luego en el cuarto

trimestre. Éste es el momento que identificamos, en consecuencia, como el inicio de la fase

depresiva a analizar. Con respecto al momento de salida de ella, puede observarse poniendo

atención nuevamente a la misma columna, que en segundo trimestre de 2002 se produce un

incremento en el producto que parece frenarse al trimestre siguiente, pero que se hace definitivo

49

Se utilizó el método aditivo para la des-estacionalización.

36

hacia el último trimestre del año y se sostiene a lo largo de los años subsiguientes. Por lo cual,

cuando nos referimos a la depresión de la economía Argentina, hacemos alusión al período de

tiempo comprendido entre fines de 1998 y mediados/fines de 200250

. En el gráfico 151

que se

encuentra a continuación, puede observarse con mayor claridad el inicio de la fase depresiva a fines

de 1998. Nótese que a pesar de un leve repunte a fines de 1999, el mismo no basta como para

compensar o revertir la tendencia y que luego de una aparente estabilización a fines de el año 2000

y principios de 2001, a mediados/fines de ese último año comienza una caída abrupta y se

desencadena luego el colapso de la convertibilidad a principios de 2002. El producto muestra

señales de ascenso a mediados de ese año y dicha reversión pasa a ser sostenida con mayores tasas

de incremento hacia el año siguiente.

220000

240000

260000

280000

300000

320000

340000

360000

94 96 98 00 02 04 06

Gr áfico 1

Evolución tr im estr al y tendencia del PBIpm a pr ecios de 1993

Fuente: E laboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales

50

No queremos dejar de mencionar que también se observa que la serie des-estacionalizada muestra un “repunte” a fines de 1999

y permanece relativamente estable entre el cuarto trimestre de 2000 y el segundo de 2001. Se descarta hablar de “inicio de una

recuperación en esos momentos fundado en que: asumimos que esas alzas son producto de que el método de des-

estacionalización incorpora parte del comportamiento estacional en la tendencia por el hecho de que caídas del cuarto trimestre

de 1998 y fines de 2001 son de gran relevancia; si se observa la variación porcentual respecto a igual trimestre del año anterior

sobre la serie sin des-estacionalizar para los momentos mencionados se ve una caída y no el inicio de una recuperación. 51

Realizado a partir de a serie des-estacionalizada y la tendencia es calculada a partir del filtro Hodrik-Prescott.

37

2.2. Causas del inicio de la fase descendente52

.

Antes de inmiscuirnos en la consigna puntual, sin hacer un análisis muy exhaustivo, debemos

realizar algunos breves comentarios que se asumen respecto a la década de los 90’ para comprender

las causas del ingreso en la fase descendente del ciclo, cuya salida se quiere estudiar53

.

El inicio de la Convertibilidad permitió frenar las tensiones híperinflacionarias de fines de la década

de los ‘80 y le devolvió la función de depósito de valor a la moneda local. El costo de mantener

estabilidad en los precios y resolver problemas de expectativas de los agentes era que este régimen

de caja de conversión implicaba, entre otras cosas, pérdida de discrecionalidad para el Banco

Central de la República Argentina y una moneda sobre-apreciada.

Mantener la paridad de 1AR$ = 1U$S, requería entre otras cosas el ingreso de un importante

flujo de capitales54

. Destacamos que, factores como un manejo imprudente de las finanzas

públicas55

o alteraciones en las paridades internacionales de las restantes monedas dificultarían el

mantenimiento de este tipo de régimen. Otras características de estos años fueron la apertura

internacional, las privatizaciones y desregulación de la economía, el gasto público pro-cíclico, las

reformas en el sistema de seguridad social, el incremento de la especulación financiera a partir de

operaciones de corto plazo y un fuerte abaratamiento de los bienes durables de producción (por la

apreciación cambiaria) que implicaba un vuelco o preferencia hacia el factor capital en detrimento

del empleo56

.

La conjugación de los elementos mencionados en el párrafo precedente generan, por un lado, un

importante incremento en los niveles de desempleo y precariedad de los trabajadores

ocupados, que fueron acompañados y profundizados por la política de flexibilización laboral que

52 Se realizará un análisis breve y acotado a partir de algunos autores como referencia, dado que este no es el tema central de

nuestra investigación. No se plantea una discusión sobre interpretaciones de las causas del colapso de la convertibilidad, sino que

se realiza una breve caracterización del periodo para destacar algunos aspectos útiles para el planteo de la hipótesis de las causas

de la salida de la fase descendente del ciclo.

53 Análisis realizado fundamentalmente a partir de Rapoport, Mario y colaboradores (2000) “Historia económica, política y

social de la Argentina (1880-2000)” y Ministerio de Economía y Producción, República Argentina (2004): “Análisis N°1 -

Crecimiento, Empleo y Precios”. Año 1, Número 1.

54 Dese luego también se puede mantener una moneda fuerte a partir de una balanza comercial superavitaria pero no fue el caso

de la Argentina en ese período de tiempo. Incluso la apreciación cambiaria facilitaba aún más el consumo de bienes importados

por parte de los estratos de altos ingresos y esto alimentaba la necesidad de ingreso de divisas vía una balanza por cuenta capital

superavitaria.

55 El incremento de endeudamiento en este caso eleva los tipos de interés.

56 Astarita señala que en la fase inicial del Plan de convertibilidad se basó en una estrategia de renovación de equipos y

racionalización, con baja generación de empleos. Astarita, Rolando (1993): “Plan Cavallo y ciclo de Acumulación capitalista”,

Cuadernos del Sur

38

siguió el gobierno57

. Por otra parte, dependencia permanente del ingreso de flujos de capitales

externos para mantener el régimen, lo cual implicaba una mayor vulnerabilidad externa ante la

volatilidad financiera.

Las sucesivas crisis financieras de México, del Sudeste Asiático y de Rusia desde mediados de la

década del ´90, acompañadas de una política monetaria más restrictiva por parte la Reserva Federal

de Estados Unidos generaron un menor flujo de capitales hacia los mercados emergentes. El alto

grado de endeudamiento hizo subir las primas de riesgo y elevó el tipo de interés, lo cual comenzó a

generar un efecto recesivo al interior de dichas economías. Estos acontecimientos comenzaron a

profundizarse en Argentina a fines de 1998. La mayoría de los países reaccionaron saliendo de los

esquemas de caja de conversión.

Sin embargo, en Argentina los costos políticos de romper la paridad con el dólar eran demasiado

altos, por lo cual se intentó mantenerla hasta las últimas consecuencias. La persistencia con respecto

a la política cambiaria, incluso generaba mayores dificultades en términos de competitividad

externa, ya que Brasil en 1999 decide devaluar la moneda.

El sostenimiento del tipo de cambio se basó en el incremento del endeudamiento externo con tasas

de interés cada vez mayores. Ellas repercutían en el funcionamiento del mercado de crédito local y

se generaba un clima desfavorable a la inversión y profundizaba la recesión. En 2001 se produce

una importante fuga de divisas por las expectativas devaluatorias de varios agentes, seguida de una

corrida bancaria con límites a los retiros de depósitos que desencadena el default y el alza del tipo

de cambio a principios de 2002.

57 Para detalles de las políticas de flexibilización laboral ver: Marticorena, Clara (2005): “Precariedad Laboral y caída salarial.

El mercado de trabajo en la Argentina post convertibilidad”, 7° Congreso Nacional de Estudios del Trabajo, Asociación

Argentina de Especialistas de Estudios del Trabajo (ASET).

39

2.3. Un régimen “tirado por ganancias”.

Para lograr nuestro cometido de explicar la salida de una fase depresiva del ciclo y el cambio en el

comportamiento del producto hacia fines del año 2002 a la luz del modelo de Bhaduri y Marglin,

debemos identificar diferentes comportamientos de algunas variables macroeconómicas y evaluar si

realmente se ajustan al “régimen tirado por la ganancia”, como venimos postulando.

Antes de pasar a trabajar con detalle la hipótesis es necesario realizar una diferenciación.

En general, cuando los economistas basan las explicaciones de las oscilaciones del producto en los

costos reciben el mote de “ofertistas” y son acusados de subestimar el peso de la demanda agregada.

Se aclara que la hipótesis de trabajo esta lejos de plantear un esquema “ofertista”.

Se recuerda que en el modelo planteado a partir de Bhaduri-Marglin, en los regímenes tirados por la

ganancia, para que el producto pueda crecer es necesario que la reducción de costos por unidad de

producto que experimentan las firmas a nivel global se traduzca en incrementos de los niveles de

inversión.

Para que esto último suceda, los productores deben tener la firme convicción de que realizarán en el

mercado las nuevas unidades a producir. En otras palabras, deben existir expectativas de que se

incrementará el nivel de empleo. En términos del propio Keynes, sería necesario que esta reducción

de salarios impacte favorablemente sobre las expectativas de los productores incrementando la

eficiencia marginal del capital58

.

Para realizar el análisis estipulado para Argentina demostrando que la salida del piso del ciclo se

justifica con un régimen tirado por ganancia y hacerlo en términos de Bhaduri y Marglin debemos:

1) Comprobar que la relación que se verifique entre salarios reales y actividad económica para el

momento de salida de la fase descendente, sea en palabras de los autores “clásico-marxista” y no la

“keynesiana-kaleckiana”, en la circunstancia particular a analizar. En otras palabras, el inicio de la

recuperación tiene que estar ligado a una caída exógena abrupta del salario real.

2) Exponer que la mencionada caída del salario real deriva en una menor participación de la masa

salarial sobre el ingreso de la economía, lo cual implica una mayor participación de los capitalistas

58

Para este teórico, en general las reducciones de salarios reducen la eficiencia marginal del capital y producen recesiones. Sin

embargo, como explicamos con anterioridad, en el capítulo XIX de la Teoría General, antes de realizar estas afirmaciones,

Keynes analiza minuciosamente las razones bajo las cuales la Eficiencia Marginal del Capital sí podría incrementarse por

reducciones de salarios.

40

y según los autores adicionalmente un mayor mark-up. Si, simultáneamente a este shock

redistributivo hacia el sector de los empresarios, se verifica que es la inversión la que tiene un

mayor peso inicial en el repunte del producto por sobre el consumo, entonces se evidencia el

régimen como “tirado por la ganancia”.

3) Por otra parte, siguiendo el mismo esquema que Bhaduri y Marglin, considerando el sector

externo, para que una economía tenga comportamiento de régimen “tirado por la ganancia” –en

otras palabras, que las contracciones exógenas del salario real expandan el producto-, en realidad

basta con que la reacción contractiva en el consumo sea de menor magnitud que la expansión

generada en forma conjunta por la inversión y la mejora en exportaciones netas. Si no se verifica el

postulado del punto anterior entre el consumo y la inversión, deberíamos incorporar las

exportaciones netas al análisis. Si por el contrario, el mismo es corroborado, igualmente debemos

estudiar si el comportamiento del sector externo acentúa o no el comportamiento como régimen

“tirado por ganancias”.

Con estos análisis podremos corroborar si el comportamiento está de acuerdo con el postulado.

No queremos dejar de remarcar que identificamos con régimen “tirado por la ganancia” al periodo

inmediato posterior al momento en el cual se alcanza el tope mínimo del ciclo. Luego de ello nos

enfrentaríamos a una reversión del régimen, y la economía Argentina tendría un comportamiento

“tirado por el salario”, pero esto sucede luego de un abrupto shock salarial contractivo.

2.3.1. Para cumplir el primer cometido debemos obtener conclusiones con respecto a la primera de

las discusiones, nos preguntamos a partir de los datos del período de referencia, lo siguiente:

a) ¿Cuál es la relación entre la evolución del salario real y el nivel de actividad?

b) ¿Los movimientos de cuál de éstas variables preceden a la otra?

Para contestar estos interrogantes y mostrar evidencia de un régimen “tirado por la ganancia”, no

solamente tenemos que exponer que el la actividad económica se recompone con posterioridad a la

caída exógena del salario real como consecuencia de la devaluación. También se debe considerar

que los movimientos posteriores de este último estarán condicionados por la reacción del producto.

Desde una óptica kaleckiana, ante la caída en el salario real el producto reaccionaría contrayéndose.

Luego, el primero evolucionaría de manera contra-cíclica. En forma opuesta, en un mundo clásico-

marxista, ante la disminución del salario real el producto crece por incrementos en la inversión, y en

41

un segundo paso, la remuneración a los trabajadores se recompone como consecuencia de la

disminución del desempleo.

Apelamos a la información del Anexo B –evoluciones de índices de salarios, empleamos los datos

respecto al salario real- y el Anexo C –evolución del estimador mensual de la actividad económica,

del cual utilizamos la serie des-estacionalizada.

Se expone el comportamiento conjunto de ambas:

75

80

85

90

95

100

105

90

100

110

120

130

140

150

01 02 03 04 05 06 07

W /P A CT_DE S

Gr áfico 2

S alar io Real y E stim ador Mensual de la Actividad E conóm ica desestacionalizados

Fuente: E laboración propia en base a datos de Dirección Nac. de Cuentas Nacionals e INDE C

Con una rápida aproximación al gráfico en primer lugar se evidencia una correlación positiva entre

ambas variables.

Observando con un mayor grado de detenimiento, se puede apreciar que la evolución en forma

descendente del producto era previa y no posterior a la caída en el salario real. Luego de que éstos

últimos sufren una caída abrupta y se mantienen bajos por unos meses, recién allí se evidencia el

comportamiento ascendente del producto. Recién con posterioridad al inicio de la recuperación de

la actividad, son los salarios reales los que “persiguen” al producto en lugar de anticipar su

evolución.

42

Para una mayor rigurosidad exponemos en el Anexo D la correlación de las demoras y anticipos

entre éstas variables.

Gracias a esta salida de E-Views59

de dicho anexo verificamos, entonces, que el movimiento de la

actividad económica precede al alza de salarios reales, por lo cual, para el período de referencia se

verifica la relación “clásico-marxista” y no la “keynesiana-kaleckiana” entre las variables en

cuestión. Esto constituye nuestro primer elemento de evidencia empírica de una recuperación en

base a un régimen “tirado por la ganancia”.

Para que el lector pueda visualizarlo de una forma más ágil exponemos las evoluciones trimestrales

de las series del producto des-estacionalizado y el salario real, con sus respectivas variaciones

porcentuales respecto al mes anterior:

Cuadro 1

Año Trim

Serie des-estacinalizada del producto bruto interno a precios

de mercado Salario Real*

Var % del producto bruto interno a precios de mercado

respecto trim anterior **

Var % del Salario Real respecto al

trim anterior

2001 IV 245590 99,95 -5,71% -

2002 I 232582 94,26 -5,30% -5,69%

II 236513 79,21 1,69% -15,96%

III 234761 77,43 -0,74% -2,25%

IV 237086 76,27 0,99% -1,50%

2003 I 244329 77,52 3,06% 1,63%

II 255600 79,33 4,61% 2,34%

III 258879 81,29 1,28% 2,47%

IV 265286 82,28 2,47% 1,21%

2004 I 270063 85,32 1,80% 3,69%

II 274574 85,23 1,67% -0,10%

III 281736 85,15 2,61% -0,10%

IV 290192 85,13 3,00% -0,02%

2005 I 290328 87,25 0,05% 2,49%

II 304125 88,29 4,75% 1,20%

III 307937 89,95 1,25% 1,87%

IV 316664 91,14 2,83% 1,33%

* Calculado como promedio a partir de los datos mensuales

** En base a la serie des-estacionalizada

Fuente: elaboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales, INDEC y ASET

Si observamos detenidamente las alteraciones porcentuales respecto al trimestre anterior de las

variables, se puede observar claramente, que hacia mediados de 2002 y durante 2003, el incremento

salarial es precedido por el crecimiento del producto.

59

Se utilizó la versión 3.0 del programa mencionado.

43

En este caso los acontecimientos post-devaluación son similares a los descriptos por Braun y Joy.

Es recién con posterioridad a que se recupere el producto que se observan alzas en los precios y

salarios por lo cual inicialmente se experimenta una redistribución del ingreso60

.

2.3.2. El segundo punto es aún más importante que el anterior. Debemos comprobar que se

incrementa la participación del las firmas en el volumen de ingreso y, como consecuencia de ello, se

produce un incremento en la inversión de magnitud tal que cualquier eventual disminución en el

consumo de los trabajadores no baste para deprimir la evolución del producto, sino que ocurra lo

contrario. Como estimación de la participación de la masa salarial en el producto utilizaremos la

cuenta Generación del Ingreso que elabora la Dirección Nacional de cuentas Nacionales que

exponemos en el Anexo E.

En él puede notarse que el volumen de ingreso de la economía se encuentra dividido en

Remuneración al trabajo Asalariado, Excedente Bruto de Explotación e Ingreso Mixto Bruto.

Los dos primeros se identifican en forma unívoca con las participaciones de los trabajadores y

capitalistas, respectivamente. Sin embargo, para la modelización de Bhaduri y Marglin, parte de lo

que se imputa al Ingreso Mixto Bruto debería considerarse en la masa salarial y parte como masa de

ganancias.

Puede observarse que del año 2001 hacia el siguiente, las participaciones de cada componente en el

valor agregado bruto, que se habían mantenido relativamente estables años anteriores, cambian

abruptamente con la devaluación en 2002.

La participación del trabajo asalariado cae de un 42,1% a un 34,6%, mientras que la del Excedente

Bruto de Explotación que era de 41,8% se incrementa en más de diez puntos porcentuales. La

participación del Ingreso Mixto Bruto muestra una caída menor a tres puntos porcentuales. Esto

quiere decir que aún si la totalidad del componente de este agregado que se reduce se asociase a los

capitalistas, no alcanzaría para contrabalancear el fuerte incremento en el Excedente Bruto de

Explotación, por lo cual, podemos afirmar de manera contundente que se alteró la distribución

funcional del ingreso a favor de los capitalistas y en detrimento de los trabajadores vía el shock

salarial que implicó la devaluación.

60

Aunque en Braun y Joy, la redistribución es a favor del sector agropecuario. Aquí no se esta realizando un análisis desagregado

por sector.

44

Dado que la cuenta generación del ingreso en Argentina se mide únicamente en forma anual,

contrastamos los sucedido con las variables de participación del ingreso con los datos de nuestro

Anexo F, que muestra tres cuadros: los componentes de la Demanda y Oferta Global a precios

constantes de 1993 (Cuadro F1), las alteraciones del peso relativo de cada componente en el

producto (Cuadro F2) y por último la variación porcentual anual del Consumo Privado, el Consumo

Público y Privado y la Inversión Bruta Fija (Cuadro F3).

Si observamos lo acontecido entre 2001 y 2002, se registra una caída importante en la inversión,

como así también en el consumo. Debemos recordar que el shock recesivo que produce a principios

de 2002 la devaluación del tipo de cambio es de gran relevancia. Puede observarse (en el Cuadro

F3) que luego en 2003 –con la recuperación del producto consolidada-, el incremento en la

inversión es de un 38,17%, frente a un 8,17% experimentado por el consumo privado. Concluimos

que el crecimiento de la inversión es cinco veces mayor que el crecimiento del consumo. Para el

2004, esta relación disminuye, pero continúa siendo más de 3,5 veces mayor. Si comparamos esta

relación para otra fase ascendente, como los años 1996, 1997 y 1998, observamos que para los

mismos, no se llega a alcanzar el doble (1,6 %, 1,7 % y 1,8 % respectivamente). Esto evidencia

una importancia mayor de la inversión en el crecimiento del producto para 2003 y 2004 que

en la fase ascendente del ciclo anterior.

Respecto a las participaciones de diferentes componentes en el producto (Cuadro F2), durante la

totalidad del período de análisis, ellas permanecen relativamente estables. Se observa, sin embargo,

que con anterioridad a la devaluación el saldo de la balanza comercial era negativo. Luego de ella,

cambia de signo y cobra gran relevancia su participación en el producto. Para el año 2002 se

verifica una caída brusca de la participación de la inversión, lo cual aparentemente refutaría nuestra

idea de un “régimen triado las por ganancias”. Sin embargo es en ese momento cuando el peso de

las exportaciones netas pasa de un 0,94 % a un 7,7 %.

Cabe aclarar que este fenómeno no se produce vía incremento de exportaciones, sino por ajuste en

las importaciones. Aquí observamos un funcionamiento del sector externo como se describió para

Lance Taylor o Braun y Joy.

Luego del 2003, la participación de la inversión se incrementa gradualmente y es la del consumo la

que sufre un retroceso.

45

Ahora bien, para que quede demostrado, entonces el mayor peso de la inversión en relación con el

consumo en la recuperación experimentada a partir de fines de 2002 vamos a recurrir a datos

trimestrales.

En el Anexo G encontramos la evolución a precios constantes de 1993 de los componentes de la

oferta y demanda global en forma trimestral. Estas series, no se encuentran des-estacionalizadas. El

análisis que vamos a realizar será evaluar si en el momento identificado como de recuperación del

producto, el peso del incremento en la inversión es importante en relación con el del incremento en

el consumo. Ello será un indicio importante para caracterizar esta economía como un régimen

“tirado por la ganancia”.

Si apelamos entonces al Anexo H, podremos observar las variaciones porcentuales en el consumo

privado y la inversión respecto a igual trimestre del año anterior61

. Puede observarse que entre 2002

y 2003 el primero se incrementó en un 3,15%, mientras que la inversión bruta fija lo hizo en un

21,75%, siendo su incremento casi siete veces mayor que el del consumo privado.

Esta relación entre alteraciones porcentuales respecto al mismo período del año anterior registra una

magnitud muy relevante para los trimestres subsiguientes (incrementos en la inversión 4 veces

mayores que los del consumo hasta el segundo trimestre de 2004). Recordamos, que esto sucede

luego de la caída en la participación del asalariado en el producto (y por ende mayor peso de la

ganancia del capitalista) en 2002, lo cual hemos expuesto en el Anexo E, a partir de la cuenta

Generación del Ingreso y de la caída en el salario real que se muestra en el Anexo A.

Si contrastamos esta relación entre el incremento de la inversión respecto al incremento del

consumo para otra recuperación con el propósito de tener un parámetro de comparación, notaremos

que ésta es mucho menor. Para la recuperación de la crisis generada por el Efecto Tequila, el

incremento en la inversión para los primeros trimestres en los cuales repunta el ciclo es apenas dos

veces mayor que el del consumo (ver en Anexo H las alteraciones de los trimestres II, III y IV entre

1995 y 1996). Concluimos entonces, que para la salida de la última crisis la inversión ha tenido

una relevancia mucho mayor en relación con la anterior.

Adicionalmente, también observamos que desde mediados de 2004 hacia el año 2006, el coeficiente

que venimos analizando se hace más pequeño (la relación ronda un valor de 2,5), evidencia un

incremento posterior en el peso del consumo frente a la inversión en explicar por qué continúa

61

Trabajamos contrastando la diferencia con respecto a igual trimestre del año anterior y no con respecto al mes anterior, porque

como veníamos mencionando esta serie no se encuentra des-estacionalizada.

46

expandiéndose el producto. Si revisamos el Anexo A, este cambio en la relación coincide con la

recuperación del salario real. Podría significar, nuevamente, un cambio de régimen hacia uno

“tirado por el salario”.

A pesar de la posible reversión del régimen hacia mediados de 2004, considerando lo

expresado en párrafos precedentes respecto al peso de la inversión en la recuperación del

producto luego de un shock salarial contractivo, consideramos que hemos encontrado

evidencia suficiente para considerar corroborada la segunda afirmación enunciada al inicio

del apartado 2.3: ante la devaluación y consecuente caída del salario real y redistribución del

ingreso hacia el capitalista en detrimento del trabajador, el incremento en la inversión es tan

relevante que la contracción en el consumo de los trabajadores es más que sobre-compensada

por el incremento en la inversión de los capitalistas por encontrarse con un mayor margen de

ganancia.

Por otra parte, si observamos el Anexo I, se puede apreciar el incremento en el nivel de empleo y

actividad acompañando la evolución del producto y el desempleo descendiendo.

2.3.3. Ante devaluaciones en el modelo de Bhaduri y Marglin, si los posibles incrementos

posteriores de salarios y precios no son de la misma proporción que la primera62

, o los mismos se

retardan demasiado, se producen dos efectos que mejoran la posición de la Balanza Comercial: Una

contracción en el nivel de importaciones y un incremento en el de exportaciones por mayor

competitividad internacional. Es por ello que, si en una economía el sector externo tiene un peso

relativo alto, se incrementan las posibilidades de que prevalezcan las características de un régimen

“tirado por las ganancias”.

Observando nuevamente el Anexo G, en realidad no podemos apreciar en términos constantes un

incremento importante en el volumen de exportaciones. Las cifras que se modifican sustancialmente

de 2001 a 2002 son las de las importaciones. Gracias a esta abrupta contracción es, en realidad, que

se experimenta una mejora en las exportaciones netas.

Nótese, por otra parte, que hacia mediados de 2004 las importaciones comienzan a recomponerse,

pero para aquel momento si se va experimentando un incremento en las exportaciones.

62

Ya hemos discutido en el apartado que a partir de los datos del Anexo A, efectivamente comprobamos que se produce la

contracción salarial, por lo cual se trata de este caso.

47

El tipo de ajuste del balance comercial que se manifiesta es similar al descripto por Braun y Joy en

cuanto a la contracción de las importaciones. Desde luego con la diferencia de que el modelo

elaborado por estos autores, se limitan las importaciones de insumos para producir localmente

bienes de consumo, cuando aquí lo que se restringiría sería la importación de bienes de consumo.

Podemos concluir, entonces, que si bien no se da un incremento en las exportaciones en

términos reales de gran relevancia, el comportamiento del sector externo profundiza que el

patrón sea “tirado por la ganancia” gracias a la caída en las importaciones.

2.3.4. Algunas observaciones socio-económicas a la luz del modelo de Bhaduri-Marglin.

Retomamos algunas de las ideas que expresábamos en los diferentes apartados de la sección 1.3

Según Amit Bhaduri y Steven Marglin, el modelo que han elaborado sintetiza diferentes ideologías

contrapuestas respecto a los efectos de la distribución funcional del ingreso en el corto plazo. A

partir del mismo intentan dar explicación a la sustentabilidad de un régimen desde dos planos:

a) La posibilidad de sostener la acumulación de capital en el largo plazo según el tipo de

distribución funcional.

b) El tipo de conflictividad social que puede manifestarse en cada tipo de régimen.

Realizaremos algunas observaciones respecto a estos puntos para el tipo de patrón con el cual

hemos asociado al período inmediato a la salida de la fase descendente del ciclo, el régimen “tirado

por la ganancia”:

a) Como habíamos expuesto al presentar el modelo, los autores reconocen que para un

régimen “tirado por ganancias”, en el largo plazo (o incluso mediano) se pueden presentar

problemas de sub-consumo que impedirán la sostenibilidad del crecimiento. Nos encontraremos

ante una situación de sobre-inversión. Luego de esto, en un marco keynesiano, cuando los

productores verifican que el rendimiento de la inversión es menor al de sus expectativas, esto

repercute negativamente en la eficiencia marginal del capital y desaparecerían las condiciones

virtuosas que se venían experimentando63

.y el crecimiento no resulta sostenible en el tiempo. Para

63

En Keynes, J. M. (2001): “Teoría General de la ocupación el interés y el dinero”, Fondo de Cultura Económica, Buenos

Aires, Cap. XXII, Pág. 263: “Por movimiento cíclico queremos decir que, al progresar el sistema, por ejemplo, en dirección

ascendente, las fuerzas que lo empujan hacia arriba al principio toman impulso y producen efectos acumulativos unas sobre

otras, pero pierden gradualmente su potencia hasta que, en cierto momento, tienden a ser reemplazadas por las operante en

sentido opuesto; las cuales, a su vez, toman impulso por cierto tiempo y se fortalecen mutuamente hasta que ellas también,

habiendo alcanzado su desarrollo máximo, decaen y dejan sitio a sus contrarias” (subrayado propio). Nótese que desde una

interpretación keynesiana, en este caso el factor que implicaría la pérdida de potencia de los factores acumulativos sería la

48

que ello suceda debería incrementarse en algún momento el peso del consumo, de lo contrario

entraríamos en una nueva fase descendente. Puede observarse que habíamos expresado que para

mediados de 2004 se marcaba un incremento del peso del consumo y recuperación salarial y ello

sería lo que sostiene el crecimiento. La reversión no es una situación no contemplada por Bhaduri y

Marglin.

b) Los autores explican que en un régimen “tirado por ganancias”, ante el shock contractivo en

el salario real e incremento de la participación del capitalista en el output total de la economía en

detrimento de la de los trabajadores, evidentemente el volumen de ingresos de los primeros se

incrementa. Ahora bien, lo que sucede con la masa salarial es ambiguo. Cada trabajador recibe un

salario menor, pero si el crecimiento del empleo es de relevancia, el volumen de ingreso de la clase

trabajadora puede verse incrementado. No tenemos evidencia suficiente para hacer ésta afirmación,

dado que no se puede saber que fracción del Ingreso Mixto Bruto debemos imputar a cada clase

social. Sin embargo, tenemos evidencia de que se produce un incremento importante en la masa de

trabajadores empleados, como muestra el Anexo I64

, por lo cual esta es una posibilidad.

En ese contexto que Bhaduri y Marglin rotulan como el caso de capitalismo cooperativo65

, en el

cual en su conjunto ambas clases sociales se verían “beneficiadas” en cuanto a la masa de

ingresos66

. Los autores expresan que se produciría cierta polarización entre los ingresos de los

diferentes tipos de trabajadores.

Si observamos el Anexo A, podemos apreciar que el salario real de los trabajadores registrados del

sector privado se recupera hacia Enero de 2005, mientras que para esa misma fecha, las

remuneraciones a los trabajadores no registrados de ese sector y las del sector público continúan

siendo un 25% y 30% menores respecto a la situación previa a la devaluación. Es más, hacia abril

de 2007, los salarios reales del primer grupo son superiores a los estándares de diciembre de 2001,

mientras que los restantes trabajadores continúan sin recuperar ese nivel. Se produciría esta

polarización de la que hablan Bhaduri y Marglin.

pérdida de eficiencia marginal del capital por llegar un momento en el cual el marco de sobre-inversión y sub-consumo

implicaría una demanda efectiva menor a la esperada. 64

No queremos hacer referencia a la calidad del nuevo empleo generado, seria asunto para otra investigación. 65

Desde nuestra óptica el nombre parece algo desafortunado, dado que la tensión entre clases sociales no puede desaparecer. 66

Insistimos en que por referirnos meramente a la masa total de ingresos percibidos no estamos afirmando bajo ningún concepto

que mejore a nivel global la situación de los trabajadores.

49

3. Conclusiones

Luego de realizar una discusión teórica sobre la relación entre la distribución funcional del ingreso

y la evolución del producto en el corto plazo, introducir un modelo heterodoxo como síntesis de

dicha discusión y plantear una hipótesis para explicar en parte factores que permitieron la salida de

la fase descendente del ciclo podemos plantear múltiples conclusiones.

Respecto a la discusión teórica sobre el ciclo económico se han presentado diferentes ideas desde

distintas escuelas que tienen múltiples concepciones sobre la definición de valor, la formación de

precios, el dinero y las funciones de ahorro e inversión entre otras cosas. Si nos tomásemos el

trabajo de buscar evidencia empírica para cada una de ellas a lo largo de la historia de diferentes

países tal vez todas ellas se verificarían en algún caso.

Esta discusión nos deja como aprendizaje que las diferentes ideas -en especial sobre tópicos

macroeconómicos- son producto de un contexto histórico. La primera conclusión es que no se

pueden estudiar estas temáticas sin tener en cuenta la historicidad67

.

En segundo lugar pudimos observar que las ideas nuevo-clásicas –aquellas que prevalecen hoy en

día como corriente de estudio principal en numerosas casas de estudio en el mundo-, como de un

ciclo económico fluctuante en forma armoniosa y leve alrededor de una tendencia y el no

reconocimiento de la posibilidad de la presentación de crisis prolongadas, parecen no ajustarse al

contexto de la República Argentina68

. En ese sentido revalorizamos la utilización de autores

heterodoxos para su análisis, como Lance Taylor o Bhaduri y Marglin.

Respecto a las conclusiones puntuales del modelo planteado y nuestra hipótesis, hemos expuesto

que habría bastantes evidencias para considerar que el tipo de salida de la fase descendente del ciclo

ocurre al estilo clásico-marxista -en términos de Bhaduri y Marglin-, en el sentido en que es una

contracción en el salario real producida por la devaluación del tipo de cambio lo que genera el

repunte del producto vía contracción de importaciones e incrementos posteriores de la inversión

bruta fija de importante magnitud. En el marco que Bhaduri y Marglin denominan keynesiano-

67

Para establecer algunos ejemplos, puede observarse que en el capítulo XIX de la “Teoría General”, Keynes en realidad sí

contempla la posibilidad de que una caída en los salarios (en esta caso nominales), incremente el nivel de output en el corto

plazo, pero enseguida subestima esta idea. Bhaduri y Marglin, en cambio le dan más importancia. Esto esta relacionado

evidentemente con que en la época en la que escriben Bhaduri y Marglin, el sector externo tiene un peso mucho mayor en la

economía de un país que en la de Keynes. 68

No podemos evaluar esta afirmación para la totalidad de países en vías de desarrollo, pero es la idea que se quiere dejar

entender.

50

kaleckiano, esa contracción salarial hubiese significado una caída en la demanda efectiva y, por

ende, contracción del producto.

El modelo de Bhaduri y Marglin parece tener bastante poder explicativo para la evolución del

producto en el corto plazo ante shocks del salario real y efectivamente sintetiza varias ideas

contrapuestas como sostienen los autores. Ellas, y algunas otras más fueron explicadas en la

discusión de la primera sección. También hace algunos mínimos planteos para la relación entre la

distribución funcional del ingreso y la posibilidad de sostener un sendero de crecimiento aceptable

en el largo plazo.

Sin embargo, concluimos que el modelo también tiene sus limitaciones y que a pesar de ser una

herramienta útil para el análisis empírico del ciclo para alguna economía, debe ser necesariamente

complementado con otros. En el modelo de los autores, como ellos mismos afirman, el salario real

es una variable exógena. A partir de ello determinan como evolucionarán el nivel de output y

empleo de una economía. Ahora bien, cualquier análisis serio respecto al ciclo no puede dejar de

considerar la reacción del salario ante el movimiento posterior de las variables mencionadas69

.

Por otra parte, como todo modelo kaleckiano, la capacidad de utilización es una variable endógena

y establece que Y/Y*<1. Es por eso que, en el modelo, los ajustes son vía nivel de output y no vía

precios. Sin embargo, también se puede realizar un análisis en dónde los precios sean los que

ajustan ante los shocks salariales y no el producto70

.

Retomando lo expresado con anterioridad, habría evidencia suficiente para dar por corroborada la

hipótesis de trabajo respecto a que entre 2002 y mediados de 2004 nos encontraríamos con un

régimen “tirado por la ganancia”, y es por eso que la caída abrupta en el salario real permitió la

salida de la crisis en lugar de profundizarla.

Sin embargo, hacia mediados de 2004 se evidenciarían signos de una reversión hacia un régimen

“tirado por salarios”. Como conclusión general obtenemos que la discusión y la contraposición de

diferentes posturas para poder analizar fenómenos macroeconómicos y no hacerlo siempre a partir

de las mismas ideas constituye un esfuerzo que vale la pena realizar. El modelo de Bhaduri y

Marglin resulta de utilidad para economías con recursos desempleados en el corto plazo. Sin

embargo ante otras condiciones debería ser readaptado para que la variable que se vea afectada sea

69 Nosotros lo hemos realizado en nuestro análisis.

70 Léase: Gigliani, Guillermo: “Distribución del Ingreso e Inflación” en Notas de Clase N°4. Dinero Crédito y Bancos, Facultad

de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires.

51

el nivel de precios y por otra parte en palabras de los propios autores es solo un modelo de corto

plazo.

52

ANEXOS

ANEXO A:

Evolución trimestral del Producto Bruto Interno En millones de pesos de 1993

Año Trimestre

Producto Bruto Interno a Precios

de Mercado Serie des-

estacionalizada

Variación porcentual respecto a trimestre

anterior *

Variación respecto a igual trimestre del año

anterior **

1993 I 216370 232103 - -

II 241872 232070 -0,01% -

III 242646 239990 3,41% -

IV 245132 241857 0,78% -

1994 I 232945 248678 2,82% 7,66%

II 257477 247675 -0,40% 6,45%

III 253468 250812 1,27% 4,46%

IV 257342 254067 1,30% 4,98%

1995 I 237968 253701 -0,14% 2,16%

II 248094 238292 -6,07% -3,64%

III 242215 239559 0,53% -4,44%

IV 244468 241193 0,68% -5,00%

1996 I 236566 252299 4,60% -0,59%

II 260752 250950 -0,53% 5,10%

III 262167 259511 3,41% 8,24%

IV 267020 263745 1,63% 9,22%

1997 I 256388 272121 3,18% 8,38%

II 281770 271968 -0,06% 8,06%

III 284092 281436 3,48% 8,36%

IV 287515 284240 1,00% 7,68%

1998 I 271702 287435 1,12% 5,97%

II 301208 291406 1,38% 6,90%

III 293315 290659 -0,26% 3,25%

IV 286268 282993 -2,64% -0,43%

1999 I 265025 280758 -0,79% -2,46%

II 286412 276610 -1,48% -4,91%

III 278473 275817 -0,29% -5,06%

IV 283566 280291 1,62% -0,94%

2000 I 264556 280289 0,00% -0,18%

II 285275 275473 -1,72% -0,40%

III 276768 274112 -0,49% -0,61%

IV 278092 274817 0,26% -1,93%

53

2001 I 259200 274933 0,04% -2,02%

II 284796 274994 0,02% -0,17%

III 263127 260471 -5,28% -4,93%

IV 248865 245590 -5,71% -10,51%

2002 I 216849 232582 -5,30% -16,34%

II 246315 236513 1,69% -13,51%

III 237417 234761 -0,74% -9,77%

IV 240361 237086 0,99% -3,42%

2003 I 228596 244329 3,06% 5,42%

II 265402 255600 4,61% 7,75%

III 261535 258879 1,28% 10,16%

IV 268561 265286 2,47% 11,73%

2004 I 254330 270063 1,80% 11,26%

II 284376 274574 1,67% 7,15%

III 284392 281736 2,61% 8,74%

IV 293467 290192 3,00% 9,27%

2005 I 274595 290328 0,05% 7,97%

II 313927 304125 4,75% 10,39%

III 310593 307937 1,25% 9,21%

IV 319939 316664 2,83% 9,02%

2006 I 298696 314429 -0,71% 8,78%

II 338244 328442 4,46% 7,75%

III 337742 335086 2,02% 8,74%

IV 347454 344179 2,71% 8,60%

(*) En base a serie des-estacionalizada (**) En base a serie original Elaboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales - INDEC - Secretaría de

Políticas Económicas - Ministerio de Economía y Producción

54

Anexo B:

Evolución salarial octubre de 2001 - abril de 2007

Índice salarial según valores al último día de cada mes. Mes y año base: diciembre de 2001

Año Mes IPC

Nivel general Sector Privado Sector público

Registrado No registrado

Salario nominal

salario real

Salario nominal

salario real

Salario nominal

salario real

Salario nominal

salario real

2001 Octubre 100,41 100,21 99,80 99,95 99,54 100,83 100,42 100,31 99,90

Noviembre 100,08 100,12 100,04 100,14 100,06 100,40 100,32 99,99 99,91

Diciembre 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

2002 Enero 102,29 99,73 97,50 99,69 97,46 99,57 97,34 99,90 97,66

Febrero 105,44 99,64 94,50 99,67 94,53 99,15 94,03 99,90 94,75

Marzo 109,68 99,57 90,78 99,69 90,89 98,75 90,03 99,90 91,08

Abril 121,07 99,52 82,20 99,87 82,49 98,06 80,99 99,88 82,50

Mayo 125,93 99,55 79,05 100,07 79,46 97,38 77,33 100,14 79,52

Junio 130,49 99,67 76,38 100,57 77,07 96,70 74,11 100,14 76,74

Julio 134,65 105,89 78,64 113,23 84,09 96,02 71,31 100,14 74,37

Agosto 137,80 106,49 77,28 114,53 83,11 95,41 69,24 100,35 72,82

Septiembre 139,66 106,67 76,38 114,93 82,29 94,74 67,84 100,75 72,14

Octubre 139,96 106,71 76,24 115,32 82,39 94,09 67,23 100,66 71,92

Noviembre 140,68 107,27 76,25 116,35 82,71 94,30 67,03 100,66 71,55

Diciembre 140,95 107,58 76,32 116,89 82,93 94,50 67,05 100,66 71,42

2003 Enero 142,80 111,07 77,78 121,02 84,75 94,71 66,32 105,23 73,69

Febrero 143,61 111,41 77,58 121,24 84,42 94,92 66,10 105,85 73,71

Marzo 144,45 111,51 77,20 121,92 84,40 95,14 65,86 104,89 72,61

Abril 144,53 111,93 77,44 122,66 84,87 95,34 65,97 104,92 72,59

Mayo 143,97 115,21 80,02 129,28 89,80 95,14 66,08 104,92 72,88

Junio 143,85 115,85 80,54 130,57 90,77 95,06 66,08 104,92 72,94

Julio 144,49 116,55 80,66 131,62 91,09 95,06 65,79 105,50 73,02

Agosto 144,52 117,48 81,29 132,45 91,65 97,65 67,57 105,50 73,00

Septiembre 144,59 118,46 81,93 132,86 91,89 100,30 69,37 106,33 73,54

Octubre 145,44 119,42 82,11 133,71 91,93 103,02 70,83 106,33 73,11

Noviembre 145,79 119,84 82,20 134,54 92,28 103,02 70,66 106,33 72,93

Diciembre 146,10 120,57 82,53 135,36 92,65 104,65 71,63 106,33 72,78

2004 Enero 146,72 123,73 84,33 141,12 96,18 105,57 71,95 106,57 72,63

Febrero 146,86 125,84 85,69 144,68 98,52 107,20 72,99 106,57 72,57

Marzo 147,74 126,95 85,93 145,75 98,65 110,12 74,54 106,57 72,13

Abril 149,00 127,54 85,60 146,14 98,08 112,11 75,24 106,57 71,52

Mayo 150,10 127,91 85,22 146,77 97,78 110,48 73,60 107,84 71,85

Junio 150,94 128,13 84,89 147,00 97,39 108,56 71,92 109,45 72,51

Julio 151,63 128,96 85,05 147,46 97,25 109,72 72,36 110,69 73,00

55

2004 Agosto 152,16 130,09 85,50 147,93 97,22 114,23 75,07 110,69 72,75

Septiembre 153,72 130,51 84,90 148,36 96,51 115,28 74,99 110,69 72,01

Octubre 153,72 130,67 85,01 149,22 97,07 113,88 74,08 110,69 72,01

Noviembre 153,72 131,20 85,35 149,57 97,30 115,32 75,02 110,89 72,14

Diciembre 155,02 131,82 85,03 150,25 96,92 116,72 75,29 110,89 71,53

2005 Enero 157,31 136,65 86,87 158,38 100,68 117,89 74,94 112,63 71,60

Febrero 158,81 139,46 87,82 161,28 101,55 117,23 73,82 117,61 74,06

Marzo 161,26 140,39 87,06 162,73 100,91 118,06 73,21 117,74 73,01

Abril 162,05 142,21 87,76 165,22 101,96 120,93 74,62 117,74 72,66

Mayo 163,02 144,40 88,58 168,45 103,33 123,72 75,89 117,74 72,22

Junio 164,52 145,66 88,54 170,76 103,79 124,26 75,53 117,74 71,56

Julio 166,17 148,05 89,10 174,15 104,80 124,29 74,80 120,01 72,22

Agosto 166,90 150,31 90,06 178,11 106,72 123,18 73,80 121,65 72,89

Septiembre 168,84 153,11 90,68 180,89 107,14 126,42 74,87 124,18 73,55

Octubre 170,15 155,25 91,24 184,66 108,53 126,23 74,19 125,19 73,57

Noviembre 172,21 156,88 91,10 186,38 108,23 129,54 75,22 125,19 72,69

Diciembre 174,13 158,60 91,08 189,26 108,69 131,42 75,47 125,19 71,89

2006 Enero 176,35 161,27 91,45 192,03 108,89 136,75 77,55 125,93 71,41

Febrero 177,05 162,80 91,95 194,63 109,93 137,88 77,87 125,93 71,12

Marzo 179,18 164,19 91,64 196,93 109,91 138,78 77,45 126,12 70,39

Abril 180,92 166,86 92,23 200,85 111,02 141,98 78,48 126,32 69,82

Mayo 181,77 169,41 93,20 204,10 112,29 144,53 79,51 127,71 70,26

Junio 182,65 171,49 93,89 207,03 113,35 146,05 79,96 128,72 70,47

Julio 183,78 174,74 95,08 212,04 115,38 145,88 79,38 131,29 71,44

Agosto 184,82 177,35 95,96 215,74 116,73 147,58 79,85 132,68 71,79

Septiembre 186,48 180,84 96,97 218,04 116,92 151,71 81,36 137,73 73,86

Octubre 188,07 183,90 97,78 221,24 117,64 153,94 81,85 141,79 75,39

Noviembre 189,41 186,63 98,53 223,00 117,73 158,19 83,52 144,48 76,28

Diciembre 191,26 188,57 98,59 226,05 118,19 158,54 82,89 145,59 76,12

2007 Enero 193,45 191,01 98,74 228,17 117,95 163,79 84,67 146,72 75,84

Febrero 194,04 193,26 99,60 230,26 118,67 168,04 86,60 148,02 76,28

Marzo 195,52 195,20 99,84 232,42 118,87 170,29 87,10 149,26 76,34

Abril 196,98 198,21 100,62 236,18 119,90 173,50 88,08 150,86 76,59

Elaboración propia en base a INDEC - Secretaría de Políticas Económicas - Ministerio de Economía y Producción y la Asociación Argentina de Especialista en Estudios del Trabajo (ASET)

56

Anexo C:

ESTIMADOR MENSUAL DE ACTIVIDAD ECONOMICA (1)(2) Precios de mercado de 1993

Números Indice (Base 1993 = 100,0) y variaciones porcentuales

PERIODO Indice Serie

Original 1993 = 100

Var % respecto a

igual período del

año anterior

Indice Serie Desestacionalizada

1993 = 100

Var % respecto al

mes anterior

Indice Serie Tendencia -

Ciclo 1993 = 100

Var % respecto al

mes anterior

ene-01 104,3 0,5 117 -2,6 116,4 0,1

feb-01 105,5 -2,9 116 -0,1 116,4 0,0

mar-01 119,0 -3,4 116 -0,5 116,2 -0,2

abr-01 119,0 -0,1 116 0,2 115,8 -0,4

may-01 123,9 0,5 116 -0,1 115,0 -0,7

jun-01 118,4 -1,0 115 -0,4 113,8 -1,0

jul-01 114,9 -2,8 112 -2,7 112,3 -1,3

ago-01 112,2 -4,5 111 -1,4 110,5 -1,6

sep-01 106,6 -7,5 108 -2,1 108,5 -1,8

oct-01 105,9 -7,7 105,98 -2,2 106,5 -1,9

nov-01 107,0 -8,7 104,67 -1,2 104,5 -1,8

dic-01 102,8 -14,9 101,63 -2,9 102,8 -1,7

ene-02 87,3 -16,3 99,34 -2,3 101,3 -1,4

feb-02 88,7 -15,9 99,02 -0,3 100,2 -1,1

mar-02 99,1 -16,7 97,86 -1,2 99,4 -0,8

abr-02 102,8 -13,6 98,53 0,7 99,0 -0,4

may-02 107,6 -13,2 99,55 1,0 98,8 -0,2

jun-02 102,1 -13,8 99,76 0,2 98,8 0,0

jul-02 102,8 -10,5 99,31 -0,4 99,0 0,1

ago-02 99,6 -11,3 99,20 -0,1 99,2 0,3

sep-02 98,8 -7,4 99,47 0,3 99,6 0,4

oct-02 99,2 -6,3 99,55 0,1 100,1 0,5

nov-02 101,9 -4,7 100,54 1,0 100,9 0,7

dic-02 103,8 0,9 101,43 0,9 101,7 0,9

ene-03 91,5 4,8 104,13 2,7 102,7 1,0

feb-03 93,6 5,6 104,55 0,4 103,8 1,0

mar-03 104,9 5,9 103,20 -1,3 104,8 1,0

abr-03 110,0 7,0 106,38 3,1 105,8 1,0

may-03 115,4 7,3 107,55 1,1 106,8 0,9

jun-03 111,2 8,9 108,07 0,5 107,8 0,9

jul-03 112,6 9,6 109,62 1,4 108,7 0,9

ago-03 108,5 8,9 108,65 -0,9 109,6 0,8

sep-03 110,7 12,0 110,61 1,8 110,5 0,8

oct-03 111,6 12,6 111,97 1,2 111,3 0,8

nov-03 113,0 10,8 111,53 -0,4 112,2 0,8

dic-03 116,0 11,8 112,78 1,1 113,0 0,7

ene-04 100,7 10,1 114,58 1,6 113,8 0,7

feb-04 103,2 10,2 114,43 -0,1 114,5 0,6

57

mar-04 118,8 13,2 115,95 1,3 115,2 0,6

abr-04 117,5 6,8 114,14 -1,6 115,9 0,6

may-04 122,2 5,9 115,82 1,5 116,6 0,6

jun-04 121,0 8,8 117,83 1,7 117,4 0,7

jul-04 120,8 7,3 118,53 0,6 118,2 0,7

ago-04 119,4 10,1 118,76 0,2 119,1 0,7

sep-04 120,5 8,9 120,07 1,1 120,0 0,8

oct-04 119,9 7,4 120,94 0,7 120,9 0,8

nov-04 125,2 10,9 121,93 0,8 121,9 0,8

dic-04 127,1 9,5 123,38 1,2 122,8 0,8

ene-05 109,0 8,3 124,31 0,8 123,8 0,8

feb-05 111,5 8,1 124,21 -0,1 124,7 0,8

mar-05 127,8 7,6 125,41 1,0 125,6 0,7

abr-05 130,9 11,4 127,33 1,5 126,5 0,7

may-05 136,3 11,5 127,83 0,4 127,4 0,7

jun-05 131,0 8,3 127,71 -0,1 128,3 0,7

jul-05 130,0 7,6 128,67 0,7 129,1 0,7

ago-05 132,0 10,6 130,78 1,6 129,9 0,6

sep-05 131,9 9,5 131,17 0,3 130,8 0,6

oct-05 131,4 9,6 132,02 0,6 131,6 0,7

nov-05 137,1 9,5 133,05 0,8 132,5 0,7

dic-05 137,4 8,1 133,84 0,6 133,5 0,7

ene-06 118,6 8,8 134,07 0,2 134,4 0,7

feb-06 121,6 9,0 135,11 0,8 135,4 0,7

mar-06 138,7 8,5 135,94 0,6 136,4 0,7

abr-06 138,8 6,0 136,44 0,4 137,4 0,8

may-06 147,7 8,4 138,46 1,5 138,5 0,8

jun-06 142,5 8,8 139,41 0,7 139,6 0,8

jul-06 142,2 9,3 140,96 1,1 140,6 0,7

ago-06 143,1 8,4 141,63 0,5 141,5 0,7

sep-06 143,1 8,5 142,69 0,7 142,4 0,6

oct-06 144,1 9,7 143,61 0,6 143,1 0,5

nov-06 149,2 8,8 144,49 0,6 143,8 0,5

dic-06 147,6 7,5 144,44 0,0 144,5 0,4

ene-07 128,7 8,6 144,45 0,0 145,1 0,4

feb-07 131,4 8,1 145,61 0,8 145,7 0,4

mar-07 148,9 7,3 146,81 0,8 146,4 0,5

abr-07 150,5 8,4 147,06 0,2 147,2 0,5

Fuente: Dirección Nacional de Cuentas Nacionales - INDEC - Secretaría de Políticas Económicas - Ministerio de Economía y Producción.

58

Anexo D:

Se expone la correlación para el lapso comprendido entre octubre de 2001 y abril de 2007 de las demoras y anticipos de las series de: - Salario Real medido en forma mensual - Estimador mensual de la actividad económica. En la salida podemos apreciar que los movimientos de la segunda preceden a los de la primera:

Sample: 2001:01 2007:12 Included observations: 67 Correlations are asymptotically consistent approximations

SALARIO_REAL,ACTIVIDAD_DESEST(-i)

SALARIO_REAL,ACTIVIDAD_DESEST(+i)

i lag Lead

. |******* | . |******* | 0 0.6802 0.6802 . |******* | . |****** | 1 0.7164 0.6165 . |******** | . |****** | 2 0.7466 0.5566 . |******** | . |***** | 3 0.7729 0.5011 . |******** | . |**** | 4 0.7897 0.4505 . |******** | . |**** | 5 0.7930 0.3984 . |******** | . |*** | 6 0.7833 0.3468 . |******** | . |*** | 7 0.7564 0.2947 . |******* | . |** | 8 0.7228 0.2446

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales e INDEC.

59

Anexo E:

GENERACION DEL INGRESO TOTAL DE LA ECONOMIA

en millones de pesos a precios corrientes

Año

VAB a precios

corrientes básicos

Remuneración

al trabajo asalariado

Ingreso mixto bruto

Excedente

de explotación

bruto

Participaciones de las remuneraciones en el VABpb

Variaciones porcentuales de las remuneraciones en el VABpb

Remuneración

al trabajo asalariado

Ingreso mixto bruto

Excedente

de explotación

bruto

Remuneración

al trabajo asalariado

Ingreso mixto bruto

Excedente

de explotación

bruto

1993 208.285 93.099 45.044 70.142 44,7% 21,6% 33,7% - - -

1994 227.143 93.558 44.473 89.112 41,2% 19,6% 39,2% -7,9% -9,5% 16,5%

1995 229.091 91.574 41.775 95.743 40,0% 18,2% 41,8% -3,0% -6,9% 6,5%

1996 240.923 90.376 40.587 109.960 37,5% 16,8% 45,6% -6,2% -7,6% 9,2%

1997 257.445 95.547 41.572 120.326 37,1% 16,1% 46,7% -1,1% -4,1% 2,4%

1998 262.838 100.657 42.666 119.515 38,3% 16,2% 45,5% 3,2% 0,5% -2,7%

1999 250.419 101.934 41.535 106.949 40,7% 16,6% 42,7% 6,3% 2,2% -6,1%

2000 251.166 101.708 41.135 108.324 40,5% 16,4% 43,1% -0,5% -1,3% 1,0%

2001 237.211 99.769 38.332 99.110 42,1% 16,2% 41,8% 3,9% -1,3% -3,1%

2002 272.756 94.493 36.642 141.621 34,6% 13,4% 51,9% -17,6% -16,9% 24,3%

2003 320.606 109.833 43.247 167.525 34,3% 13,5% 52,3% -1,1% 0,4% 0,6%

2004 374.808 135.354 51.789 187.666 36,1% 13,8% 50,1% 5,4% 2,4% -4,2%

2005 444.767 171.661 62.276 210.830 38,6% 14,0% 47,4% 6,9% 1,3% -5,3%

Fuente: Dirección Nacional de Cuentas Nacionales -INDEC - Secretaría de Políticas Económicas - Ministerio de Economía y Producción

60

Anexo F:

Cuadro F1

Oferta y demanda Globales: valores trimestrales

Millones de pesos, a precios de 1993

Año

Oferta Global Demanda Global

Discrepancia Estadística y Variación de Existencias

Exportaciones Netas

PBI a pm

Import. de bienes y servicios

Consumo Privado

Consumo PÚblico

Inversión Bruta

Interna Fija

Export. de bienes y servicios

1993 236505 22028 163676 31953 45069 16341 1494 -5687

1994 250308 26682 173608 32095 51231 18840 1215 -7842

1995 243186 24066 166008 32339 44528 23085 1292 -981

1996 256626 28284 175196 33041 48484 24850 3340 -3434

1997 277441 35884 190922 34104 57047 27876 3375 -8008

1998 288123 38904 197557 35249 60781 30838 2603 -8066

1999 278369 34521 193610 36173 53116 30449 -459 -4072

2000 276173 34466 192332 36382 49502 31272 1150 -3194

2001 263997 29659 181290 35629 41750 32129 2858 2470

2002 235236 14812 155267 33820 26533 33123 1305 18311

2003 256023 20376 167951 34314 36659 35108 2367 14732

2004 279141 28551 183906 35247 49280 37957 1304 9406

2005 304764 34301 200317 37403 60458 43083 -2196 8782

Fuente: Dirección Nacional de cuentas Nacionales - INDEC - Secretaría de Políticas Económicas - Ministerio de Economía y Producción

Cuadro F2:

Peso relativo de los componentes del PBI a precios constantes de 1993

Año

Consumo Privado Consumo PÚblico Consumo Privado y

Público Inversión Bruta

Interna Fija Exportaciones

Netas

1993 69,21% 13,51% 82,72% 19,06% -2,40%

1994 69,36% 12,82% 82,18% 20,47% -3,13%

1995 68,26% 13,30% 81,56% 18,31% -0,40%

1996 68,27% 12,87% 81,14% 18,89% -1,34%

1997 68,82% 12,29% 81,11% 20,56% -2,89%

1998 68,57% 12,23% 80,80% 21,10% -2,80%

1999 69,55% 12,99% 82,55% 19,08% -1,46%

2000 69,64% 13,17% 82,82% 17,92% -1,16%

2001 68,67% 13,50% 82,17% 15,81% 0,94%

2002 66,01% 14,38% 80,38% 11,28% 7,78%

2003 65,60% 13,40% 79,00% 14,32% 5,75%

2004 65,88% 12,63% 78,51% 17,65% 3,37%

2005 65,73% 12,27% 78,00% 19,84% 2,88%

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de cuentas Nacionales - INDEC - Secretaría de Políticas Económicas - Ministerio de Economía y Producción

61

Cuadro F3:

Variación porcentual anual del Consumo y la Inversión.

precios constantes de 1993

Año

Variación porcentual anual

Consumo Privado

Consumo Público y Privado

Inversión Bruta Fija

1993 - - -

1994 6,07% 5,1% 13,67%

1995 -4,38% -3,6% -13,08%

1996 5,53% 5,0% 8,88%

1997 8,98% 8,1% 17,66%

1998 3,48% 3,5% 6,54%

1999 -2,00% -1,3% -12,61%

2000 -0,66% -0,5% -6,80%

2001 -5,74% -5,2% -15,66%

2002 -14,35% -12,8% -36,45%

2003 8,17% 7,0% 38,17%

2004 9,50% 8,3% 34,43%

2005 8,92% 8,5% 22,68%

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de cuentas Nacionales - INDEC - Secretaría de Políticas Económicas - Ministerio de Economía y Producción

62

Anexo G:

Evolución trimestral de los componentes de la Oferta y la Demanda Global

En millones de pesos de 1993

Año Trim.

Producto Bruto Interno

Consumo Privado

Inversión Bruta Fija

Consumo Público

Expo. Impo. Expo. Netas

1993 I 216370 152148 37325 28507 15396 20089 -4693

II 241872 166026 43956 32816 17483 19958 -2475

III 242646 166668 48221 33440 16427 23116 -6689

IV 245132 169860 50776 33048 16058 24947 -8890

1994 I 232945 164965 45580 29309 16281 27125 -10844

II 257477 177235 51527 32625 19756 25614 -5858

III 253468 174510 53182 33287 19584 26869 -7285

IV 257342 177722 54637 33158 19740 27121 -7381

1995 I 237968 164321 46129 28422 21340 26841 -5501

II 248094 166567 43400 32937 26472 22176 4296

III 242215 164277 44020 32822 22734 22906 -172

IV 244468 168867 44565 35174 21794 24340 -2546

1996 I 236566 164312 41460 29323 21991 25584 -3593

II 260752 175592 47591 33526 25888 26399 -511

III 262167 177727 51558 33846 26009 30598 -4589

IV 267020 183153 53327 35467 25513 30556 -5043

1997 I 256388 177490 48511 29914 25144 32680 -7536

II 281770 191311 56800 34961 29383 34175 -4792

III 284092 195506 60489 34107 29090 38589 -9499

IV 287515 199384 62390 37435 27887 38093 -10206

1998 I 271702 187197 57077 30365 27854 38207 -10353

II 301208 202675 62699 36015 34144 39126 -4982

III 293315 200922 62903 36983 32623 41379 -8756

IV 286268 199434 60443 37634 28729 36904 -8175

1999 I 265025 185463 48384 31328 27991 33821 -5830

II 286412 195463 53304 36596 33051 32086 965

III 278473 194458 54758 37668 30903 36499 -5596

IV 283566 199054 56019 39101 29851 35676 -5825

2000 I 264556 186315 45938 31651 28976 34191 -5215

II 285275 195339 49232 36689 34029 33272 756

III 276768 193973 50995 38276 31357 35681 -4324

IV 278092 193703 51843 38913 30725 34720 -3995

2001 I 259200 182900 41580 31806 29178 34455 -5276

II 284796 191298 46196 36843 35590 31885 3705

63

III 263127 181091 42220 37469 33135 29292 3844

IV 248865 169871 37002 36399 30612 23006 7606

2002 I 216849 148507 22719 29414 30822 14677 16145

II 246315 158476 26311 35293 35036 14028 21008

III 237417 156094 26714 34922 34260 14783 19477

IV 240361 157992 30388 35652 32372 15760 16612

2003 I 228596 153188 27659 29351 32380 16875 15505

II 265402 169567 35024 36594 37788 19110 18678

III 261535 172254 38707 35568 36102 21609 14493

IV 268561 176794 45248 35743 34164 23911 10253

2004 I 254330 171056 41571 29591 34870 26292 8578

II 284376 183635 47908 36310 37730 27230 10501

III 284392 187558 51702 37029 39416 29858 9557

IV 293467 193374 55936 38056 39813 30826 8987

2005 I 274595 184976 47159 31239 40648 30410 10238

II 313927 203729 59863 38281 43953 35330 8623

III 310593 203815 63851 39459 44719 35183 9537

IV 319939 208747 70961 40632 43011 36283 6728

2006 I 298696 200566 57963 33817 43268 35824 7445

II 338244 219462 71050 40510 45716 37722 7995

III 337742 218510 77256 40688 47481 42282 5198

IV 347454 224299 80865 42342 48634 42291 6343

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales - Secretaría de Políticas Económicas - Ministerio de Economía y Producción

64

Anexo H:

Variaciones porcentuales del producto, consumo e inversión en relación con igual trimestre del año anterior

En base a la serie a precios constantes de 1993

Año Trim Variación

porcentual del PBI

Variación porcentual

del Consumo Privado

Variación porcentual

de la Inversión Bruta Fija

Relación entre alteraciones de la Inversión y

Consumo

Año Trim Variación

porcentual del PBI

Variación porcentual

del Consumo Privado

Variación porcentual

de la Inversión Bruta Fija

Relación entre alteraciones de la Inversión y

Consumo

1995 I 2,16% -0,39% 1,20% -3,08

2001 I -2,02% -1,83% -9,49% 5,18

II -3,64% -6,02% -15,77% 2,62

II -0,17% -2,07% -6,17% 2,98

III -4,44% -5,86% -17,23% 2,94

III -4,93% -6,64% -17,21% 2,59

IV -5,00% -4,98% -18,43% 3,70

IV -10,51% -12,30% -28,63% 2,33

1996 I -0,59% -0,01% -10,12% 1.678,50

2002 I -16,34% -18,80% -45,36% 2,41

II 5,10% 5,42% 9,66% 1,78

II -13,51% -17,16% -43,05% 2,51

III 8,24% 8,19% 17,12% 2,09

III -9,77% -13,80% -36,73% 2,66

IV 9,22% 8,46% 19,66% 2,32

IV -3,42% -6,99% -17,87% 2,56

1997 I 8,38% 8,02% 17,01% 2,12

2003 I 5,42% 3,15% 21,75% 6,90

II 8,06% 8,95% 19,35% 2,16

II 7,75% 7,00% 33,11% 4,73

III 8,36% 10,00% 17,32% 1,73

III 10,16% 10,35% 44,90% 4,34

IV 7,68% 8,86% 17,00% 1,92

IV 11,73% 11,90% 48,90% 4,11

1998 I 5,97% 5,47% 17,66% 3,23

2004 I 11,26% 11,66% 50,30% 4,31

II 6,90% 5,94% 10,39% 1,75

II 7,15% 8,30% 36,79% 4,43

III 3,25% 2,77% 3,99% 1,44

III 8,74% 8,88% 33,57% 3,78

IV -0,43% 0,03% -3,12% -122,62

IV 9,27% 9,38% 23,62% 2,52

1999 I -2,46% -0,93% -15,23% 16,45

2005 I 7,97% 8,14% 13,44% 1,65

II -4,91% -3,56% -14,98% 4,21

II 10,39% 10,94% 24,95% 2,28

III -5,06% -3,22% -12,95% 4,02

III 9,21% 8,67% 23,50% 2,71

IV -0,94% -0,19% -7,32% 38,41

IV 9,02% 7,95% 26,86% 3,38

2000 I -0,18% 0,46% -5,05% -11,00

2006 I 8,78% 8,43% 22,91% 2,72

II -0,40% -0,06% -7,64% 119,78

II 7,75% 7,72% 18,69% 2,42

III -0,61% -0,25% -6,87% 27,55

III 8,74% 7,21% 20,99% 2,91

IV -1,93% -2,69% -7,45% 2,77

IV 8,60% 7,45% 13,96% 1,87

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales –INDEC- Secretaría de Políticas Económicas - Ministerio de Economía y Producción

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Anexo I:

Evolución de las tasas de Actividad Empleo y Desempleo 1990 - 2006 *

Mes/ Trim Año Actividad Empleo Desocupación

Mes/ Trim Año Actividad Empleo Desocupación

May 1990 39,1 35,7 8,6

May 2000 42,4 35,9 15,4

Oct 1990 39,0 36,5 6,3

Oct 2000 42,7 36,5 14,7

Jun 1991 39,5 36,8 6,9

May 2001 42,8 35,8 16,4

Oct 1991 39,5 37,1 6,0

Oct 2001 42,2 34,5 18,3

May 1992 39,8 37,1 6,9

May 2002 41,8 32,8 21,5

Oct 1992 40,2 37,4 7,0

Oct 2002 42,9 35,3 17,8

May 1993 41,5 37,4 9,9

I 2003 45,6 36,3 20,4

Oct 1993 41,0 37,1 9,3

II 2003 45,6 37,4 17,8

May 1994 41,1 36,7 10,7

III 2003 45,7 38,2 16,3

Oct 1994 40,8 35,8 12,1

IV 2003 45,7 39,1 14,5

May 1995 42,6 34,8 18,4

i 2004 45,4 38,9 14,4

Oct 1995 41,4 34,5 16,6

II 2004 46,2 39,4 14,8

May 1996 41,0 34,0 17,1

III 2004 46,2 40,1 13,2

Oct 1996 41,9 34,6 17,3

IV 2004 45,7 39,1 14,5

May 1997 42,1 34,6 16,1

I 2005 45,2 39,4 13

Oct 1997 42,3 35,3 13,7

II 2005 45,6 40,1 12,1

May 1998 42,4 36,9 13,2

III 2005 46,2 41,1 11,1

Oct 1998 42,1 36,9 12,4

IV 2005 45,9 41,3 10,1

May 1999 42,8 36,6 14,5

I 2006 46,0 40,7 11,4

Oct 1999 42,7 36,8 13,8

II 2006 46,7 41,8 10,4

* Se utiliza como estimación aproximada de la evolución de las tasas. No lo podemos considerar rigurosos por el cambio de metodología de la EPH y problemas de medición del INDEC con algunos aglomerados en diferentes años

Fuente: INDEC

66

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- Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) - Secretaría de Políticas Económicas –

Ministerio de Economía y Producción – República Argentina: www.indec.gov.ar