Onofroff en Buenos Aires (1895). Apogeo y la caída de un ilusionista
Asta Regia. Desarrollo y caída de un reino turdetano
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ASTA REGIA . DESARROLLO Y CAÍDA DE UN REINO TURDETANO
Jesús Montero Vítores
( www.cehj.org, Centro de Estudios Históricos Jerezano, Jerez de la Frontera, 2011)
Año 535 a.C. En el Mediterráneo Occidental, una coalición de etruscos y
cartagineses se enfrenta a los focenses frente a las costas de Córcega ( Herodoto, I,
166- 167). Estos últimos abandonaron Alalia , la colonia que habían fundado en 566
a.C en la isla , para asentarse en Elea ( en el sur de Italia) (1)
De este modo telegráfico presentamos uno de los grandes acontecimientos de la
historia del Mediterráneo antiguo. Una historia que nos habla de tres pueblos que
durante el siglo VI a.C fueron el referente cultural del Mediterráneo Occidental: por un
lado los griegos de Focea , que en su expansión colonial habían llegado hasta las costas
de Iberia buscando los metales de Tartessos; por otro lado los púnicos, que habían
convertido a Cartago, la vieja colonia fenicia, en un nuevo poder dominante en el norte
de África. Y, finalmente, los etruscos, que se habían hecho fuertes con el control de las
minas de hierro de la isla de Elba, en Italia, en un momento en que Roma es aun una
pequeña ciudad estado, una monarquía de hecho dominada por ellos
Alalia era el fin de una etapa y el inicio de otra. Durante al menos dos siglos estos
tres pueblos habían procurado detentar aquello que hoy denominaríamos, sin límites., la
“ hegemonía naval “ en el Mediterráneo Occidental , la talasocracia, el control de rutas
comerciales jalonadas a través de las islas . Los tres habían tomado sus posiciones en la
región, y en particular los focenses , con la creación de colonias en Italia ( así, en la
misma Elba), sur de Francia ( Massilia) y costas de Iberia ( Emporion), estableciendo
negociaciones con Argantonio, el señor de Tartessos ( Herodoto, I, 163). Los tres
buscaban, como no, el acceso a los metales de Occidente en un momento en el que la
demanda de estaño y hierro eran prioritarias para poder impulsar ejércitos y flotas
poderosas con los cuales mantener dicha talasocracia.
Pero tras este enfrentamiento naval la situación cambió. A pesar de lo oscuro de
los datos , los años posteriores a Alalia reflejan al menos tres cambios importantes que
afectan al sur de la Península Ibérica
1. El área de influencia cartaginesa crece en Occidente, llegando hasta la vieja colonia
fenicia de Gadir
2. El estado de Tartessos se extingue , atribuyéndose este hecho a la acción de Cartago
en el sur de la Península Ibérica (2)
3. Finaliza el comercio focense en las costas onubenses de Andalucía Occidental pero
entre 450 a.C y 340 a.C se constata de nuevo la presencia de productos atenienses en
Iberia, transportados en barcos griegos y púnicos, coincidiendo con el desarrollo de la
talasocracia ateniense de la época de Pericles y del II Imperio Ateniense (3)
Este es un marco de referencia necesario para entender cuál es la realidad
histórica del S.W. peninsular tras la desaparición de Tartessos . Un momento en el que
las fuentes literarias y arqueológicas nos hablan de la aparición de numerosas ciudades -
estado que denominaremos, por extensión, turdetanas . Sin embargo, este espacio
turdetano convive con los elementos púnicos y griegos derivados de Alalia : y esto es
algo que puede certificarse, sin temor a equívocos, en el solar gaditano.
Un vistazo a la Geographia de Ptolomeo puede ayudarnos a comprender esta
situación. Si bien se trata de una fuente documental del siglo II d.C, y que por tanto
recoge aspectos de la organización administrativa romana altoimperial, nos permite
rastrear en el tiempo las áreas de influencia de estos elementos ( turdetanos, púnicos y
griegos) en la zona. Podemos ver claramente dos ámbitos, uno interior y otro costero,
que podemos llamar dominantes. En la costa, la omnipresencia del Gadir púnico ( Ptol.
II, 4, 13) al que se suman una serie de asentamientos bástulos , que también Ptolomeo
denomina púnicos , en el sur ( Ptol. II, 4, 6): Barbesola, Carteia, Menlaria y – sin duda-
Baelo ( aunque este último haya sido transpuesto a la lista de los turdulos ). En el
interior, asentamientos turdetanos ( Ptol.II, 4, 10), destacándose entre ellos Nabrissa,
Iptuci, Asido , Asta y Carissa . En última instancia, en Ptol. II 4, 5 se menciona a los
Túrdulos, con Portus Menesthei, el puerto de Menestheo, en Gadir , abierto al tráfico de
las mercancías griegas , y que, como nos indica el topónimo, nos remite al héroe
ateniense que dirigió a los atenienses a la guerra de Troya ( Homero, Il. II, 546),
Y aquí citamos por primera vez a Asta. Un enclave que ya existía desde mucho
antes, y cuyo poblamiento se prolonga , a juzgar por los restos arqueológicos, hasta el
Bronce Final, en torno a 1200 a.C (4) . Este enclave fue favorecido precisamente por su
situación, junto a la desembocadura del Guadalquivir, como punto de control de los
cargamentos de metales que ,desde las minas de Castulo – y a través del Gudalquivir – y
desde las riberas onubenses del Lago Ligustino, llegaban hasta Gadir, desde donde se
remitían al Mediterráneo oriental. Esta era, al menos, su razón de ser en el denominado
período orientalizante de Tartessos desde el siglo VIII a.C ( 5).
Pero aquí lo que nos interesa, y sin menoscabo de las etapas anteriores, es el Asta
postartésica, el Asta turdetana surgida tras la desaparición de Tartessos. Y debemos
comenzar admitiendo que desde este momento su pujanza dependía de sus relaciones
comerciales con Gadir y su apogeo coincidirá también con el impulso del Portus
Menesthei gaditano, como se adivina en el texto de Estrabón ( Str. III, 1, 9) que cita los
tres puntos relacionados
Hay que añadir que, después de Alalia, el tipo de relaciones comerciales que
introducen griegos y cartagineses en el Mediterráneo Occidental da prioridad al
intercambio de materias primas por manufacturas , y que es esto lo que explica que los
mercados de Occidente se llenen con la presencia de abundante cerámica púnica y
griega, así como que se puedan detectar productos del S.W peninsular en aquellas .
Baste recordar al respecto la presencia de salazones de Gadir en los mercados de
Atenas desde el V a.C , como consecuencia de esta crisis del metal (6).
Este importante cambio en la actividad comercial se refleja en el auge de una
nueva clase mercantil , que sustituye a la vieja aristocracia tartésica y que impulsa a su
vez el desarrollo de Gadir como polis: una ciudad que se urbaniza y en la que se
definen nuevas instituciones de gobierno . Seguramente como estaba pasando entonces
en otros núcleos turdetanos que, como Asta, van a entrar en la órbita de influencia de
Cartago (7)
Gadir venía desarrollando desde hacía tiempo alianzas de tipo político y
económico con las ciudades púnicas de la costa andaluza. También lo había hecho con
Tartessos, y luego lo hará con la propia Cartago. Estos acuerdos comerciales, muy en
boga después de Alalia en el Mediterráneo occidental , contemplaban cláusulas muy
diversas, pero fundamentalmente determinaban áreas de influencia. Gadir pactó con las
ciudades púnicas de la costa andaluza ( desde Baria hasta Baelo ) , y al hacerlo
establecía en la región un nuevo tipo de relaciones que contemplaba no solo la
cantidad de producción para exportar , que evidentemente favorecía a las ciudades
productoras que la vendían , sino incluso el aporte de mano de obra indígena para esta
explotación de minas y tierras en régimen de servidumbre (8)
Asta se ve inmersa en esta nueva dinámica comercial, siendo como era una de las
ciudades turdetanas más poderosas. Su propio nombre parece vincularse con el griego
( ciudad capital ), y el epíteto latino Regia que los romanos conservaron de ella
( Plinio,. N.H. III, 11) hace pensar en el importante papel que había tenido como centro
político – administrativo de una de las múltiples monarquías que surgieron con la caída
de Tartessos. Eso si: la institución real no debe entenderse al modo de las grandes
monarquías del oriente helenístico coetáneo sino más bien como lo que en el mundo
griego habían sido las polis aristocráticas, ciudades estado que controlaban un territorio
alrededor, más o menos extenso, en base al dominio de una aristocracia guerrera que
sostenía a un régulo: un guerrero más que reina por la fidelidad de una aristocracia que
recibe el dominio de las tierras y la percepción de rentas agro pecuarias de ellas
derivadas, y de un ejército mercenario que recibe su paga. A su vez, la población de
estos estados se reparte en aldeas dependientes de la aristocracia, a la que deben
prestaciones de trabajo o servicios sin llegar a ser sometidas a esclavitud (9)
El contacto de Asta con Gadir , como vimos, ya existía. Por tanto, los cambios que
surgen en el seno de ésta también afectan a aquella. Trataremos de esbozarlos:
1. La introducción de la economía comercial –marítima el S.W peninsular desde Gadir
estimula el impulso de la economía monetaria en la zona.
2. La nueva economía precisa de una regulación más racional, que se organiza desde
las ciudades. De este modo, la ciudad “ centraliza” la administración económica de un
territorio mediante un aparato burocrático que controla la producción agropecuaria para
su comercialización.
3. La administración económica precisa de la reorganización parcelaria de las tierras de
la ciudad – estado y del desarrollo de nuevos elementos, como instalaciones portuarias.
4. La necesidad de una administración genera el desarrollo de instituciones en la
ciudad : la polis en el sentido griego de la palabra. De ahí la profusión de nuevos
órganos ( consejos, senados, etc) para regular estas actividades y el desarrollo de
templos o santuarios de divinidades protectoras de empresas comerciales.
5. El desarrollo de estas instituciones beneficia tanto a los hombres de negocios y
propietarios de medios marítimos como a la vieja aristocracia dueña de las tierras, que
controlan las instituciones de la polis.
6. La ciudad se desarrolla con una planificación urbanística y la profusión de edificios
que denotan la pujanza económica.
Asta debió de integrarse en el círculo de Gadir mediante una alianza comercial. Y,
como parece deducirse del texto de Estrabón ( Str. III , 2, 2), era un lugar idóneo
porque Asta, donde los gaditanos suelen reunirse a menudo … no está mucho más de
cien estadios del arsenal de la isla. Hablamos de un punto próximo al puerto de Gadir,
ya entonces Puerto de Menestheo ( en Dehesa de Bolaños) (10) , y que por tanto
cumplía las funciones de un emporio: un lugar abierto al tráfico de mercancías de
procedencia púnica y griega, y en el que se establecían diferentes acuerdos comerciales.
Quizás por ello los romanos cambiaron el topónimo Asta por Hasta ( lanza) pues en
los lugares donde se tasaban las mercancías se clavaba una lanza en el suelo para marcar
el espacio y proceder a la venta de éstas sub hasta, es decir, en subasta , como parece
documentado en los mercados de esclavos que se desarrollan desde el siglo III a.C en
el Mediterráneo Oriental (11)
Las excavaciones de Asta de M. Esteve en los años 40 del pasado siglo (12) nos
dejaron alguna información al respecto. Una secuencia de materiales cerámicos que
arranca desde el siglo V a.C con la aparición de cerámicas de engobe rojo de tipo
púnico, nos indica que la alianza comercial ya estaba en marcha, con el intercambio de
manufacturas gaditanas - púnicas y productos agrícolas del Bajo Guadalquivir. La
existencia de fragmentos de cerámica ática del siglo IV a.C constata que los
intercambios alcanzan al Mediterráneo Oriental ( en un momento en que, recordémoslo,
las salazones de Gadir han llegado a Atenas).
Pero va a ser desde el año 300 a.C cuando, a partir de las emisiones de moneda en
Gadir, la economía de Asta se oriente, definitivamente, a la gran exportación. Por
entonces, son ya los cartagineses quienes introducen en la Turdetania su modelo de
producción agrícola (13): como describe Diodoro ( Diod. 20, 8, 3-4) en los territorios
de Cartago se había extendido la vid, el olivo y los cultivos de regadío, un policultivo
mediterráneo característico que coexistirá con la producción ganadera y cerealística
indígena. Pero no estamos hablando de la introducción de estas especies ( que ya
existían en Iberia desde las colonizaciones fenicia y griega, en torno al siglo VI a. C) ,
sino de la implantación un sistema de producción y explotación racionalizado, que
permitió quizás triplicar la productividad ( 14)
¿ Cómo influye este hecho en la consolidación de Asta como polis ? . Según hemos
visto, la aplicación de este sistema de agricultura racionalizada precisa del desarrollo
de una “ centralización” de territorios en torno a una ciudad. Y en este proceso de
centralización hemos de ver la definición del reino de Asta. La interpretación de la
conocida inscripción del Bronce de Lascuta ( CIL II, 5041) puede ayudarnos a entender
este paso.
Esta inscripción, la primera de Hispania cronológicamente hablando ( en 189 a.C),
nos indica que Hasta Regia ( ya con H) , en el siglo II a.C, extendía su influencia a gran
parte de la Turdetania Occidental. Pero aquí entramos en un terreno resbaladizo: ¿ qué
se entiende por extender su influencia?, ¿ hablamos de una dominación política del
territorio que se extiende al menos hasta Lascuta ( en las proximidades de Alcalá de los
Gazules) ?. El debate (15) dejaba abiertas dos líneas:
1. Si Hasta tenía esclavos en la Torre Lascutana, esas tierras le pertenecían por derecho
de conquista tras una serie de enfrentamientos entre ciudades turdetanas que las fuentes
escritas no han referido en su totalidad. Desde esta perspectiva, la aristocracia guerrera
de Hasta ejerce un control militar sobre el territorio ( y de ahí la existencia de una torre
o fortín) y subyuga a su población con la servidumbre
2. Si Hasta tenía esclavos en la Torre Lascutana es porque está reproduciendo el modelo
de pacto que ha recibido de Gadir, y que se vincula con el desarrollo de la polis como
centro de administración de territorios. Lascuta es una ciudad – estado cuya producción
( a juzgar por la iconografía de las monedas libio-fénices del II a.C) se vincula con los
intereses de Gadir y Cartago, y “ pacta” con Hasta Regia una alianza comercial que
implica, como vimos, la provisión de mano de obra en servidumbre para enviar a Hasta
los productos agrícolas que necesita ( en un momento en que, como nos muestran las
excavaciones en la extensión de la necrópolis, la ciudad ha tenido un incremento de
población notable)
Si tomamos la segunda opción, queda claro que la alianza comercial dejaba en
manos de Hasta Regia la administración de los territorios del interior de la provincia de
Cádiz, mientras que las factorías libiofénices de la costa ( desde Carteya o Baelo hasta
Gadir) estarían en la órbita de Gadir. Y todo manteniéndose el acuerdo de intercambios
entre Gadir y Hasta al que se refiere Estrabón ( Str. III, 2, 2) a finales del siglo I a.C ,
pues Hasta no emite moneda, y esto solo podemos entenderlo dentro de la particular
alianza con la metrópolis fenicia. Pero, eso si: estos territorios lascutanos, como otros de
la provincia, debían “ fidelidad” a Hasta, aunque frecuentemente se pudieran organizar
“ contraalianzas”, pues cada polis era en este sentido autónoma y podía luchar por
librarse de ese vasallaje ( 16)
Hasta Regia, pues, amplió notablemente su área de influencia, reorganizando los
nuevos territorios administrados con nuevas distribuciones y parcelaciones de tierra,
como se definía en el modelo cartaginés. Por lo mismo, desarrolla un conjunto de
instituciones administrativas que promociona a nuevos grupos mercantiles e impulsa el
desarrollo urbanístico: la ciudad, el puerto, el templo.
a) La ciudad se embellece, y sin duda se consolida su recinto amurallado ( como
veremos más tarde hacer a los romanos) como una simple acción preventiva ante
posibles contraalianzas. Del aspecto urbanístico poco podemos decir, pero quizás el
hecho de aparecer una escultura de un león ibero – romano en La Mariscala datable en
estas fechas ( 17) , y similar a otro aparecido en la cercana Carissa ( Bornos), bien
puede ser un indicador del tipo de régimen monárquico – aristocrático que se ha
consolidado ya en la ciudad – estado, al modo de los otros estados turdetanos.
b) El impulso de las clases mercantiles quedará materializado en el desarrollo de
instalaciones portuarias. Pero si por un lado se está manteniendo el acuerdo comercial
con Gadir, que supone que las exportaciones de Hasta se canalizan a través del nuevo
Puerto de Menestheo , es factible pensar que Hasta contó también con un puerto
secundario propio, que podemos buscar más allá del área de influencia de Gadir, quizás
en torno a Rota o a Sanlucar.
c) Del mismo modo que Gadir potenció el desarrollo de las actividades mercantiles
bajo la protección de Hércules Gaditano, impulsando su templo ( 18), Hasta potenció el
culto del Oráculo de Menestheo ( que ya vinculaba a Gadir con las empresas
mercantiles atenienses del siglo IV a. C ). El Oráculo, según se desprende del texto de
Estrabón ( Str. III, 1, 9), estaría ubicado en las proximidades del faro del Kaipionos
Pyrgos ( Chipiona), y por tanto en área de dominio hastiense. Cabría también la
posibilidad de vincular a este ámbito el santuario de La Algaida, si bien éste se
identifica con un culto de Venus (19)
Los estratos arqueológicos de las excavaciones de M. Esteve nos revelan, pues,
que entre los siglos IV y III a.C se desarrollan los intercambios mercantiles con Grecia y
el mundo púnico ( cerámica de Kouass ) , pero también muestran cada vez más el
desarrollo de una cerámica propia, turdetana, que nos habla del peso de la producción
de artesanías hastienses: un claro indicador del apogeo mercantil de la polis.
Sin embargo, esta situación se verá trastocada desde 237 a. C, cuando Roma entra
en escena en su enfrentamiento con Cartago. Los Bárquidas se aprestan a la invasión de
la Península Ibérica dada la celeridad de intervención de Roma en el Mediterráneo
Occidental. Los cartagineses, con la invasión del sur y S.E peninsular, controlando las
ciudades del litoral y estableciendo un centro de administración de los nuevos territorios
en Carthago Nova, Cartagena, (227 a.C) , conseguía el control de las zonas mineras y
el abastecimiento de cereal , al mismo tiempo que permitía el reclutamiento de
mercenarios para poder iniciar su ataque final a Roma ( Liv. XXI, 22)
En el breve espacio de tiempo que media entre la entrada de los Bárquidas y la
apertura de Gadir a los romanos, en 206 a.C , Cartago endureció en la región el régimen
de prestaciones de las ciudades turdetanas y los mecanismos de control militar mediante
la construcción de fortalezas ( turres), destinadas a garantizar los abastecimientos (20).
También las relaciones entre Gadir y Cartago se vieron alteradas : si al principio
Cartago se presentaba como la amiga de Gadir, apoyándola en sus dificultades, la
alianza se “ renovó” en beneficio de los invasores cartagineses, y si bien Gadir no
perdió en parte su autonomía comercial, si vió como se asentaba una colonia
cartaginesa; el Portus Menesthei, el puerto de Gadir, se convierte en astillero y base
naval para resguardar la flota al servicio de Cartago , como se desprende de Tito Livio
( Liv, XXVIII, 23, 6) y de los testimonios numismáticos : los tetradracmas púnicos de
Gadir, las primeras acuñaciones de la ciudad, representan proas de naves de guerra .
Según se desprende de la actuación de Asdrúbal en Hispania ( Diod. XXV, 12) los
reyes turdetanos fueron obligados a vasallaje manteniéndose pactos o alianzas que ,
caso de no cumplirse, suponían de inmediato el castigo, al tiempo que fueron
asentándose contingentes militares de población norteafricana en las ciudades
turdetanas. Hasta Regia, sin duda, se vió en esta situación a medida que fueron
instalándose diferentes turres a lo largo de su territorio , que responden a los
topónimos que luego serán recogidos por Ptolomeo y otros autores: Lascuta, Arsa,
Turricina, Iptuci y, en torno a Gibalbín, quizás Ceret.
Cartago y Roma venían sosteniendo desde finales del siglo VI a.C tratados
comerciales para repartirse las áreas de influencia del Mediterráneo Occidental ( Pol.
III, 22- 24). Su última renovación se hizo hacia 279 a.C , pero los contenidos del
acuerdo no variaron sustancialmente: Roma no podía acceder más allá de Carthago
Nova, y por tanto los territorios turdetanos le quedaban vedados tanto al comercio de
mercancías como a la fundación de colonias (21). Sin embargo, el desarrollo de las
Guerras Púnicas hizo que a lo largo de la segunda mitad del siglo III a.C estos acuerdos
se rompieran, dejando abierta la posibilidad “legal” de nuevos acuerdos comerciales
entre los turdetanos y Roma (entendiendo siempre que la legalidad era contemplada
desde Roma, y no desde Cartago)
Y desde luego Roma lo tuvo en cuenta con Gades desde 206 a.C. Cuando los
gaditanos abren las puertas a Roma ( Liv. XXVIII, 23) no esconden la pretensión de
recuperar sus privilegios comerciales, que Roma incrementará con creces. Se define así
la primera gran “ contraalianza” de una polis púnica, que inmediatamente debió de tener
réplicas en otras ciudades de la Turdetania.
Otra cuestión es la actitud de resistencia que toma Hasta, en donde las aristocracias
mercantiles debieron de verse muy favorecidas por los Bárquidas, y decidieron
apoyarles hasta el fin. Una razón más para que Roma actuase a favor de Gades: la
contraalianza modificará el pacto suscrito entre Gades y Hasta . Ahora, es Gades la
ciudad que se beneficia de su apoyo a Roma, y lo va a hacer a expensas de un reino de
Hasta que sucumbe a la conquista romana, como ya era previsible. Roma supo, pues,
jugar su baza frente a Cartago, promoviendo en gran medida la ruptura de las relaciones
de vasallaje de las ciudades turdetanas con los cartagineses y pactando , como no,
nuevas alianzas con ellas . Alianzas que en muchos casos se hicieron bajo presión , y
gracias a las cuales Roma hace exactamente lo mismo que hizo Cartago: conquistar,
explotar recursos, colonizar y administrar los nuevos territorios.
Recordando la actuación de Hasta durante el proceso de conquista romana del
territorio de la actual provincia de Cádiz, asistimos a la desaparición del reino turdetano.
En 197 a.C, cuando Roma impone una nueva administración con la creación de la
provincia de Hispania Ulterior, cambia sustancialmente la organización territorial de
las ciudades turdetanas: modifica las fronteras de sus territorios ( integrados desde ahora
en el ager publicus, las tierras del Estado romano) y lleva a cabo una nueva
reorganización administrativa que , si bien modifica a su capricho cuando le conviene,
supone la progresiva incorporación del territorio de Hasta al Conventus Gaditanus.
Conventus que, cuando queda definitivamente estructurado en época de Augusto,
incluye las antiguas ciudades púnicas del sur de Cádiz y las libio – fenices del
Mediterráneo ( 22). Es el triunfo de Gades.
Naturalmente, a esta implantación romana se ofrece resistencia, porque Roma ha
modificado los términos de los acuerdos que ella misma firmó. Livio recuerda la
sublevación turdetana ( Liv. XXXIV, 19) y cómo en los territorios de Hasta se libró
una importante batalla en la que hacen acto de presencia los lusitanos, con sus
incursiones hasta Carteya en 190 a. C. Detrás de este episodio se encuentra lo mismo:
los lusitanos entran en la Ulterior , en calidad de mercenarios al servicio de los
turdetanos. Buscan en el mercenariado una salida a una terrible crisis social interna ,
motivada por una falta de tierras y el empobrecimiento de un importante sector de la
sociedad lusitana, que se cubre ayudando a Hasta a retener bajo su control las tierras
que Roma precisa para el abastecimiento de víveres a las tropas que están
conquistando la zona (23).
Pero Roma ya tenía sus planes, que pueden intuirse desde la lectura del bronce de
Lascuta ( CIL II, 5119). Cuando en 189 a.C enviaba al general Lucio Emilio Paulo , lo
hacía contando ya con la fidelidad de las ciudades púnicas de la costa vinculadas a
Gades : en Carteya existía una base en donde estaba apostada una flota romana desde el
conflicto con Cartago ( Liv. XXVIII, 30) y esto permitió, a pesar de las incursiones
lusitanas, ir arrebatando el control del territorio meridional del reino de Hasta. En este
cometido, el “pacto” con Lascuta era decisivo, y esto es lo que debe de interpretarse del
hecho de que los habitantes de Lascuta fueran liberados de su vasallaje con Hasta ,
permitiéndoseles administrar unos territorios que, eso si, poseen, pero que pertenecen al
ager publicus , esto es, a la administración de Roma (24). Lascuta era promocionada,
pues, como ciudad romana, y se le permite la acuñación de moneda propia (conservando
incluso el letrero púnico). Premio a una fidelidad a Roma.
Hasta, sometida definitivamente a Roma en 180 a.C tras las campañas del pretor
C. Atinio ( Liv. XXXIX, 21), no tuvo este reconocimiento. La ciudad – estado que
había sido cabeza de uno de los reinos turdetanos más poderosos vio como Roma
potenciaba las contraalianzas para establecer una nueva relación de “ amistad” con las
ciudades bajo la aceptación de su poder.
Si analizamos las acuñaciones romanas que se desarrollan en territorio gaditano a
finales del siglo II a.C encontramos que junto a Lascuta (en torno a Alcalá de los
Gazules) emiten las moneda las cecas de Baelo ( Bolonia) , Baesipo ( Vejer?) Asido
( Medina Sidonia) , Iptuci (Cabezo de Hortales) , Arsa (¿en la zona de Arcos de la
Frontera ?) y Ceret ( en Gibalbín). Estas emisiones tienen en común un rasgo
destacado: en sus reversos aparecen espigas – como en otras emisiones contemporáneas
que se ubican en cecas del Bajo Guadalquivir hasta Carmo ( Carmona) - y esto nos
indica cual es la base del acuerdo con Roma: que sus territorios, ya autónomos de
Hasta, faciliten trigo a la annona, la superintendencia de víveres del Estado romano
(25)
De este modo, con la desaparición del reino de Hasta, la administración romana se
consolida sobre la base de una estudiada combinación de diplomacia y de guerra, que
aprovecha, como no, las bases anteriores:
1. Si la introducción de la economía comercial –marítima el S.W peninsular desde
Gadir había estimulado el impulso de la economía monetaria en la zona, Roma
contribuye a reforzarla desde las necesidades militares de la conquista, desde las
necesidades de abastecimiento de víveres, trigo en particular.
2. Si la nueva economía precisaba de una regulación más racional desde un centro
urbano , la ciudad que ahora “ centraliza” la administración económica de ese territorio
es Gades, cabeza del Conventus Gaditanus como premio a su fidelidad ( cosa que las
aristocracias mercantiles gaditanas supieron vislumbrar pronto , como relata Estrabón
( Str. III, I, 8) , que recuerda que Gades se ha desarrollado gracias a la intrepidez de
sus habitantes en las cosas del mar y su adhesión a los romanos.)
3. Si la administración económica precisaba de una reorganización del territorio de las
ciudades, Roma lo adaptó a sus necesidades mediante la creación de colonias , en las
que se asientan colonos itálicos a los que se redistribuyen en posesión las tierras del
ager publicus ( tal es el caso de la colonia de Carteya en 171 a.C (Liv. XLIV, 3) y
mediante la promoción de núcleos indígenas , turdetanos en este caso, con la concesión
de la ciudadanía.
4. Si la necesidad de administración generó el desarrollo de instituciones en polis,
Roma continuó utilizando las de Gades, junto a su puerto – ya Portus Gaditanus – y su
templo de Hércules, desde el cual siguen siendo operativas muchas transacciones
comerciales (25), orientadas a la exportación a la capital, a laUrbs.
5. Si el desarrollo de estas instituciones benefició tanto a los hombres de negocios y
propietarios de medios marítimos como a la vieja aristocracia dueña de las tierras, que
controlan las instituciones de la polis, ahora éstas élites son romanas, encuadradas bien
en el orden senatorial ( y de hecho propietarias de las tierras), bien en el orden ecuestre
( élites mercantiles que se benefician de su actividad orientándola hacia las necesidades
del Estado romano, de la annona)
6. Si el desarrollo comercial se traslada a una planificación urbanística y la profusión
de edificios que denotan la pujanza económica, Gades volverá a recordarlo de manos
de las élites que, como en el siglo I a.C los Balbo, embellecen la ciudad dándole un
aspecto romano: templos, teatro, puerto.
En Hasta Regia podemos seguir esta línea desde el siglo II a.C. comprobando, en
primer lugar, cómo en sus estratos aparecen restos de cerámica campaniense, de
procedencia itálica, indicador claro de que la colonización romana se ha iniciado y de
que , tras las Guerras Púnicas, la Turdetania se ha incorporado a las rutas mercantiles de
Roma ( anulándose el viejo acuerdo romano cartaginés, que ya no tiene razón de ser por
ser dominada Cartago y definitivamente destruida en 146 a.C ).
Hasta Regia, desde ahora, está integrada a Gades, pero ya no desde la antigua
relación de “ pacto comercial” entre dos polis soberanas, sino bajo la centralización
administrativa que Roma impone con el Conventus Gaditanus. Las fuentes itinerarias
romanas, que nos muestran la racionalización de la administración romana desde la
época de Augusto ( Vicar. , I-IV,) y a lo largo de toda la etapa altoimperial ( It. Ant.
409, 4), nos presentan a Hasta como una mansio, como uno de los puntos de la Vía
Augusta que desde Gades iba a Roma, y que sin duda tuvo un importante papel de
control administrativo de la annona. Pero ya se hace en función de una exportación a
Roma, que controla Roma y administra Gades.
La Vía Augusta. Conexión de Conventus Gaditanus con el Conventus Hispalensis
Si ahora releemos el pasaje de Estrabón, vemos que tras la adhesión de Gades a
los romanos (Str. III, I, 8) son los gaditanos, en el siglo I a. C, los que administran Hasta
como emporio ( Str. III , 2, 2). Mientras tanto, Mela ( Chor. III, 4) y Plinio ( N.H. III,
11), cuyos textos son fuentes administrativas, nos recuerdan que Hasta era una colonia.
Una colonia que , volveremos sobre ello, nace de la mano de Julio César, y en un nuevo
contexto social y económico derivado de la conquista romana del Mediterráneo.
NOTAS
1. O. Arteaga. La emergencia de la polis en el mundo púnico occidental. En AA.VV. Protohistoria de la
Península Ibérica. Ed. Ariel, Barcelona, 2001, 218
2. Sobre el debate de las causas del fin de Tartessos, el clásico J. Maluquer de Motes, Tartessos, la ciudad
sin historia. Barcelona, ed. Destino, 1970. Un estado de la cuestión en D. Ruiz Mata, Tartessos, en
AA.VV. Protohistoria de la Península Ibérica Ed. Ariel, Barcelona, 2001, 176 ss.
3. M. Blech, Los griegos en Iberia, en AA.VV, Protohistoria de la Península Ibérica Ed. Ariel,
Barcelona, 2001, 283-284
4. R. González, F. Barrionuevo, L. Aguilar, Mesas de Asta, un centro indígena tartésico en los esteros del
Guadalquivir. En AA.VV, Tartessos, 25 años después. Jerez, 1993, 215 ss.
5. D. Ruiz Mata, Fenicios, Tartesios y turdetanos. Huelva arqueológica, XIV, 1994, 327 ss.
6.. La crisis del siglo VI es tratada por D. Ruiz Mata, El período cartaginés de la colonización púnica.
En A. Montenegro et alii, Historia de España. Colonizaciones y formación de los pueblos prerromanos,
1989, 109 ss. M.E. Aubet, Tiro y las colonias fenicias de Occidente. Univ. Barcelona, 1987, 276 ss.
7. D. Ruiz Mata, La formación de la cultura turdetana en la bahía de Cádiz a través del castillo de Doña
Blanca. I Jornadas sobre el mundo ibérico, Jaén, 1985, 299 ss
8. O. Arteaga, op. cit, 2001, 225
9. Véase al respecto el trabajo clásico de J. Mangas, Servidumbre comunitaria en la Bética prerromana.
Memorias de Historia Antigua, I, 1977, 151-161
10) J. Montero, El yacimiento de Dehesa de Bolaños en el marco de la Bahía de Cádiz. De Portus
Menesthei a Portus Gaditanus. Revista de Historia de Jerez, nº 8, 2002, 35 - 66.
11) Al respecto, es interesante la lectura de K. Hopkins, Conquistadores y esclavos. Ed. Península,
Barcelona, 1981. En particular, para el mercado de esclavos de Delfos, 163 ss.
12). M. Esteve, Excavaciones de Asta Regia, AEspA, XV, 1942, 245 ss. Idem. Excavaciones de Asta
Regia, campaña de 1942. Acta Arqueológica Hispánica, III, 1954 . Idem. Excavaciones de Asta Regias.
Campaña 1945 – 46. Memorias de la Comisaría de Excavaciones Arqueológicas, XXII, Madrid, 1950. El
diario de excavaciones de la campaña de 1942 está siendo recuperado para el público en el trabajo de E.
Vega Ceán y Fco. A. García Romero, Manuel Esteve en Mesas de Asta. Centro de Estudios Históricos
Jerezanos, 2011 ( www. cehj )
13) J.Mª Blázquez, Los turdetanos y la cultura de la Andalucía Occidental prerromana, en AA.VV.
Historia de España. Colonizaciones y formación de los pueblos prerromanos. Ed. Gredos, Madrid, 1989,
242 ss.
14). C. González Román, El trabajo en la agricultura de la Hispania romana. En AA.VV, El trabajo en
la Hispania romana. Ed. Silex, Madrid, 1999, 120 ss.
15) Recogido en C. González,, op. cit, 1999, 125 ss. Analiza las opiniones de los trabajos clásicos de M.
Vigil, Historia de España. Edad antigua, 1973, y J. Mangas, op. cit, 1977, 151 ss; con las aportaciones
de M. J. Hidalgo, El bronce de Lascuta. Un balance historiográfico. Studia Historica, VII, 1989, 60 – 65.
Además. J. González, Bronces jurídicos romanos de Andalucía. Sevilla, 1990, 181 ss
16) O. Arteaga, op. cit, 2001, 235
17) M. Esteve, Miscelánea arqueológica jerezana. Centro de Estudios Históricos Jerezanos. Jerez, 1979,
45 ss.
18) Sobre el papel mercantil del templo de Hércules Gaditano, véase J. Mangas, El Hércules Gaditano,
dios heredero. en Mª J. Hidalgo ( ed), Homenaje a M. Vigil: la historia en el contexto de las ciencias
humanas y sociales , 1989, 55-60
19 ) Sobre el Puerto de Menestheo y el papel del Oráculo, J. Montero, Op. cit, 2002, 35 ss. Para La
Algaida, R. Corzo, Historia del Arte en Andalucía. La Antigüedad. Sevilla, 1989.
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20) Sobre la actuación de Cartago, véase A. Montenegro, Los cartagineses dueños de la Península. En
A. Montenegro et alii, Historia de España, colonizaciones y formación de los pueblos prerromanos. Ed.
Gredos, Madrid, 1989, 136 – 167. Además, G. Chic, La actuación político – militar cartaginesa en la
Península Ibérica entre los años 237 y 218 a.C. Habis, 9, 1978, 233- 242. Para los aspectos económicos,
véase J. Mª Blázquez, Los Bárquidas en la Península Ibérica , en J.Mª Blázquez et alii, Historia de
España, I. Protohistoria. Ed. cátedra, Madrid, 1980, 439- 461, y C. González Wagner, Los Bárquidas y la
conquista de la Península Ibérica.. Gerión, 17, 1999, 263 -294.
21) Los acuerdos entre Cartago y Roma en J. Heurgon, Roma y el Mediterráneo Occidental hasta las
guerras púnicas. Ed. Labor, Barcelona, 1982 (3ª), 283 ss.
22) Mapa extraído de Mª L. Cortijo Cerezo, La administración territorial de la Bética romana. Córdoba,
1993, 133.
23) J. Muñiz Coello, Sobre el abastecimiento al ejército romano durante la conquista de Hispania
Habis, 9, 1978, 243-258. Para las incursiones lusitanas, J.J. Sayas Abengoechea. El bandolerismo
lusitano y la falta de tierras. Revista de la Facultad de Geografía e Historia. UNED, nº 4 (1989), 701-714
24) Para el bronce de Lascuta, L.A. García Moreno, Sobre el decreto de Paulo Emilio y la Turris
Lascutana, Reunión sobre epigrafía hispánica de época republicana, Zaragoza, 1986, 195 ss. Recogido
también en L. A. García Moreno, De Gerión a César. Alcalá de Henares, 2000, 67 ss. El texto en J.
González, Bronces jurídicos romanos de Andalucía. Junta de Andalucía, Sevilla, 1990, 181 ss.
25) Sobre la promoción de ciudades y la acuñación de moneda, J. Mangas, Aldea y ciudad en la
Antigüedad hispana. Ed. Arco, Madrid, 1996, 42 ss.
26) J. Mangas, El Hércules Gaditano, dios heredero. En Mª J. Hidalgo (ed), Homenaje a Marcelo Vigil.
La historia en el contexto de las ciencias humanas y sociales., 1989, 55-60.