ASESINATO DE LOS ASHANINKAS (INFO) EL ASESINATO DE CUATRO ASHÁNINKAS EN LA AMAZONÍA PERUANA NO...

13
ASESINATO DE LOS ASHANINKAS (INFO) Cuatro indígenas asháninkas murieron la semana pasada asesinados por madereros ilegales en Ucayali. Esta información fue confirmada por la viceministra de Interculturalidad del Ministerio de Cultura, Patricia Balbuena, quien señaló que un equipo de ese despacho llegará mañana a Pucallpa para atender las demandas de los pobladores de la comunidad de Alto Tamaya-Saweto. El presidente de la Asociación de Comunidades Nativas Asháninkas de Masisea y Callería (Aconamac), Reyder Sebastián Quinticuari, informó que estos asesinatos habrían ocurrido el lunes 1 de setiembre, pero por la lejanía e incomunicación con el lugar no se pudo conocer el hecho hasta ayer. “Nuestro pueblo siempre ha defendido nuestros recursos y se ha enfrentado a los madereros ilegales que ven nuestras reservas como un lugar para explotar. Hoy llegarán los comuneros para hacer la denuncia”, cuenta Sebastián. El dirigente indígena señaló que uno de los fallecidos es el jefe de la comunidad de Alto Tamaya-Saweto, Edwin Chota. Él era reconocido por su incansable lucha contra la tala indiscriminada. La viceministra Balbuena dijo a El Comercio que insistirán en dar seguridad en esta zona alejada, constantemente amenazada por la ilegalidad. “Necesitamos que haya puestos de control en estas localidades limítrofes con el Brasil”, Fuente: El Comercio

Transcript of ASESINATO DE LOS ASHANINKAS (INFO) EL ASESINATO DE CUATRO ASHÁNINKAS EN LA AMAZONÍA PERUANA NO...

ASESINATO DE LOS ASHANINKAS (INFO)

Cuatro indígenas asháninkas murieron la semana pasadaasesinados por madereros ilegales en Ucayali. Estainformación fue confirmada por la viceministra deInterculturalidad del Ministerio de Cultura, PatriciaBalbuena, quien señaló que un equipo de ese despacho llegarámañana a Pucallpa para atender las demandas de los pobladoresde la comunidad de Alto Tamaya-Saweto.

El presidente de la Asociación de Comunidades NativasAsháninkas de Masisea y Callería (Aconamac), Reyder SebastiánQuinticuari, informó que estos asesinatos habrían ocurrido ellunes 1 de setiembre, pero por la lejanía e incomunicacióncon el lugar no se pudo conocer el hecho hasta ayer.

“Nuestro pueblo siempre ha defendido nuestros recursos y seha enfrentado a los madereros ilegales que ven nuestrasreservas como un lugar para explotar. Hoy llegarán loscomuneros para hacer la denuncia”, cuenta Sebastián.

El dirigente indígena señaló que uno de los fallecidos es eljefe de la comunidad de Alto Tamaya-Saweto, Edwin Chota. Élera reconocido por su incansable lucha contra la  talaindiscriminada.

La viceministra Balbuena dijo a El Comercio que insistirán endar seguridad en esta zona alejada, constantemente amenazadapor la ilegalidad. “Necesitamos que haya puestos de controlen estas localidades limítrofes con el Brasil”,

Fuente: El Comercio

EL ASESINATO DE CUATRO ASHÁNINKAS  EN LA AMAZONÍA PERUANA NODETENDRÁ A LOS NATIVOS QUE DEFIENDEN SU TERRITORIO DE LOSTRAFICANTES

Miembros de tribus en una remota cabecera en la Amazoníaperuana están reaccionado ante los brutales asesinatos decuatro líderes comunitarios que fueron emboscados en unatrocha selvática cerca de la frontera con Brasil. Edwin ChotaValera, uno de los asesinados la semana pasada, erapresidente de la comunidad asháninka de Saweto. Chota teníacincuenta y cuatro años y era un carismático activista que seenfrentaba a narcotraficantes y bandas de madereroscriminales que operan con un sentido de casi total impunidaden una amplia zona de las aisladas fronteras peruanas.

Tres de las viudas de las víctimas, así como ocho de sushijos más pequeños, llegaron el lunes pasado por la noche alcentro maderero amazónico de Pucallpa desde Saweto, despuésde un viaje en canoa de tres días y tres noches. A sullegada, las mujeres exigieron que el gobierno actuase deinmediato para rescatar los cuerpos de sus maridos y para queprovea seguridad para los demás habitantes de Saweto, quesiguen bajo graves amenazas de los madereros y otros

elementos criminales que aún acechan en los bosquescircundantes.

«Queremos los cuerpos de nuestros maridos, que han sidoabandonados en la jungla como si fuesen animales», dijoErgilia López vía Skype, desde las oficinas de ProPurús, unaorganización no gubernamental que viene ayudando a loshabitantes de Saweto para obtener un título de propiedadlegal sobre de su tierra. López es la viuda del tesorero dela comunidad, Jorge Ríos Pérez, que también fue asesinado enla emboscada. Desplomado sobre una silla junto a López estabaJulia Pérez, la viuda de Edwin Chota, que el año pasado dio aluz a su primer hijo y que está embarazada de siete meses.Las otras dos víctimas fueron identificados por la policíacomo Leoncio Quinticima y Francisco Pinedo, también miembrosde la comunidad de Saweto.

Un renovado pedido de títulos de propiedad sobre sus tierras

Evidentemente fatigada y desconsolada, sentada entre losniños en la oficina de ProPurús, López pidió al gobierno queacelere los procesos de titulación de las tierras de Saweto.Mientras la reacción por los cuatro homicidios crecealrededor del mundo, el presidente peruano Ollanta Humalaanunció el 10 de septiembre que las autoridades tendrán queviajar hasta el lugar, en un esfuerzo para identificar a losperpetradores y llevarnos ante la Justicia por un crimen queha descrito como “bárbaro”.

Desde hacía diez años, Chota pedía al gobierno regional deUcayali —en Pucallpa— que otorgara títulos legales paraSaweto, una región de 712 kilómetros cuadrados en la nacientedel río Alto Tamaya. Chota veía esa titulación como un pasofundamental para la erradicación de la plaga de los madereros

ilegales que depredaban los bosques de Saweto, y de losnarcotraficantes que movían pasta de coca hacia la permeablefrontera con Brasil. «Mientras no tengamos el título, losmadereros no respetan la propiedad nativa», me dijo Chotahace tres años, cuando viajamos en una canoa por los bosquestupidos, mientras yo hacía una cobertura para NationalGeographic. Chota era un hombre tosco de pelo lacio con unaencantadora y desdentada sonrisa, que tenía el don de motivara su gente para perseverar a pesar de los evidentes riesgos.

La ley del revólver

Chota señaló con su mano los bosques que nos rodeaban.«Bienvenido a la tierra sin ley», me dijo, «aquí la única leyes la ley del revólver». Chota se encargó de enfrentarse alos equipos de madereros que llegaban río arriba desdePucallpa para cortar madera ilegalmente dentro de las tierrasque Saweto reclama. Persiguió con tenacidad su visión decrear una reserva ecológica en la que su gente pudiera vivirsustentablemente en medio de la generosidad de las hondonadasarboladas y los riachuelos verde esmeralda de la comuna. Amedida que su activismo se intensificaba, también lo hacíanlas amenazas a su vida. El año pasado, Chota condujo a lapolicía a un aserradero en las afueras de Pucallpa, a orillasdel río Ucayali, donde montones de madera extraídailegalmente esperaban ser procesados.

«Alguien va a morir»

Después de que agentes de policía confiscaran la maderaextraída ilegalmente, Chota y el tesorero Ríos testificaronque capos madereros les advirtieron: «alguien de Sawetomorirá».

«La madera y los madereros están bajo investigación»,escribió entonces Chota. «¿Pero quién protegerá a la gente deSaweto y sus líderes de los madereros peligrosos y armados?».Sus palabras parecieron presagiar la muerte que le esperaba.Sus repetidas súplicas de seguridad y presencia estatal en elAlto Tamaya cayeron en oídos sordos.

Chota y sus vecinos fueron asesinados el uno de septiembre,un día después de que salieron de Saweto hacia Apiwtxa, unacomunidad asháninka del lado de la frontera brasileña, a dosdías de caminata. De acuerdo a Ergilia López, cuando loshombres no llegaron a Apiwtxa, sus camaradas dieron mediavuelta y encontraron los cuerpos en descomposición. Lanoticia de los asesinatos llegó cinco días después desdeSaweto cinco días después, cuyo único enlace con el mundoexterior es una vacilante radio de dos canales. David Salisbury, un profesor de geografía de la University ofRichmond y asesor de la comunidad, dice que los madereros enlos bosques aledaños continúan con la campaña de terror encontra de los asháninka de Saweto, aún después de losasesinatos.

«Han amenazado con matar a todos», dice.  Salisbury cree quelas mafias de la madera y la droga ven el proceso detitulación en Saweto —que ha ganado fuerza en los últimosmeses—, como un obstáculo para sus operaciones.

«No hay retorno»

«Estos asesinatos han expuesto la colusión entre losnarcotraficantes y los madereros», dice Salisbury, «la gentede Saweto era un impedimento para ambos». Si los asaltantesesperaban que las muertes sacaran de Saweto a sus residentes,podrían estar decepcionándose.

«Voy a seguir peleando hasta el fin, hasta que me maten a mítambién», dice Ergilia López. «Hay que seguir. No hayretorno. Ellos no entienden el bosque. Todo lo que hacen esdestruir. No saben nada. No les tengo miedo».

Aún con cierta protección de las autoridades, los miembros dela comunidad están en extremo riesgo. «Todos en Saweto estánen peligro», dice Salisbury.

Frustrados por la lenta respuesta del Perú, los parientesasháninkas brasileños de Apiwtx, enviaron su propio equipo dedieciséis miembros de la tribu, que llegaron a la escena delcrimen el día 10 de septiembre, según el blog de lacomunidad. El equipo identificó el cuerpo de Jorge Ríos, quefue aparentemente ejecutado con un tiro en la base de lanuca. También encontraron pertenencias de los otrosasesinados, incluyendo la mochila de Edwin Chota.

No está claro a dónde fueron a parar los cuerpos de las otrasvíctimas, pero las intensas lluvias de los días recientespodrían habérselos llevado, según el post. El equipopermanecerá en el lugar hasta que las autoridades peruanarealicen investigaciones forenses y otorguen seguridad a loshabitantes de Saweto.

Además de su esposa, Julia Pérez, y su creciente familia,Chota deja un hijo de un matrimonio anterior: Kitoniro desiete años. Durante mi visita, Chota engreía a Kitoniro,llevándolo a todos los lugares de la comuna a los que iba.

Fuente: Revista Etiqueta Negra

Móvil de crimen de asháninkas fue por conflicto detierras (25 de septiembre)Hasta el momento se han recogido restos de tres de losasháninkas asesinados el primero de septiembre en la fronteracon Brasil, pero todavía no se sabe a quiénes correspondenlos cuerpos. Todavía falta un cadáver.

No hay certeza de que alguna de las tres osamentas perteneceal líder asháninka Edwin Chota Valera o a sus compañerosJorge Ríos Pérez, Leoncio Quintísima Meléndez y FranciscoPinedo Ramírez.

De acuerdo con el jefe de la División Médico Legal deUcayali, Fernando Merino Paredes, desde el martes 16 deseptiembre los peritos de antropología forense que llegaron

de Lima iniciaron los estudios a los restos óseos que se hanencontrado en el lugar de los hechos.

“Se ha comenzado con los estudios antropológicos paradeterminar la edad, sexo e identidad. Hasta el momento se hapodido determinar preliminarmente que se trata de personas desexo masculino y adultos", relató el médico.

No sabe quiénes son

La necropsia de ley la hizo en Pucallpa un perito de Lima yconcluyó que las víctimas fallecieron por traumatismocraneano por proyectil de arma de fuego."Tenemos un tercer cadáver incompleto donde no vemos lesionestraumatológicas que nos puedan demostrar causa de muerte yesto se debe a que aún está incompleto, faltan muchos restosóseos", dijo el médico Fernando Merino.

De acuerdo con lo señalado por el jefe de la División MédicoLegal de Ucayali, el tipo de arma de fuego utilizado para elasesinato fue una escopeta.

"Esto se desprende de las lesiones satélites en el cuerpo.Los disparos han sido a mediana y corta distancia, sobre todoen la cabeza. También se han encontrado lesiones a nivel detórax y de parrilla costal. Estamos a la espera de lostrabajos complementarios, entre ellos la prueba de ADN , paradeterminar las identidades de los restos”, apuntó elprofesional.No hay noticias de la ubicación de los restos del cuerpo.

Mientras tanto, respecto a la investigación de los propablesautores intelectuales del cuádruple asesinato, el MinisterioPúblico encontró que el 17 de julio del 2013, elrepresentante legal de la Ecofusac, José Estrada Huayta,acusó a Edwin Chota y a Jorge Ríos Pérez, por el presuntodelito de narcotráfico. Chota y Ríos son dos de losasesinados.

Estrada es el empresario que recibió en concesión por partedel Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena),  50mil hectáreas de un terreno que los indígenas asháninkasreclaman como suyo. 

En dicha zona, Estrada envió para talar la madera a Adeuzo yEurico Mapes, ahora ambos detenidos por la policía comosospechosos del homicidio de los cuatro asháninkas.

Pero Estrada respondió que desde que se le entregó laconcesión en el 2002, los asháninkas no le permiten el accesoal área. 

Es más, el empresario afirmó que desde el 2004 su empresadenunció la existencia de pistas clandestinas delnarcotráfico y parcelas de cultivos de coca dentro de laconcesión que se le otorgó. 

Por su parte, la dirigencia asháninka, con Edwin Chota a lacabeza, acusaron a José Estrada Huayta de consentir la talailegal en su territorio por intermedio de Adeuzo y EuricoMapes, entre otros.

Es por esto que la Tercera Fiscalía Penal Corporativa dePucallpa señala que uno de los posibles móviles del asesinatode los asháninkas sería el conflicto de intereses entre losindígenas y el empresario José Estrada por la superposiciónde tierras en una zona de árboles maderables.Ayer el fiscal Eder Farfán pidió ante el Tercer Juzgado dePucallpa prisión por 9 meses contra el talador ilegal EuricoMapes Gomes.

 

Jaime Quintísima, el asháninka que salvó de morir ahora es unguía

Poco antes de que salieran con dirección a la comunidadindígena brasileña los cuatro indígenas asháninkas, que luego

serían asesinados, Jaime Quintísima se les adelantó y llegóprimero a Apiwtxa. 

Al notar que sus compañeros se demoraban, regresó a buscarlosy se encontró con los cuatro cadáveres. Estaban juntos,acribillados. 

De inmediato retornó a Saweto, a un día de camino, para pedirayudar y rescatar los cuerpos. Y de Saweto se dirigió aPucallpa en busca de las autoridades. Es por eso que cuandollegaron al lugar del crimen no estaban los cadáveres. Losanimales salvajes habían arrastrado los restos a diferentespuntos. 

Hasta el día de hoy, Jaime Quintísima sirve de guía a unequipo de 13 efectivos de la Policía Nacional en busca delcadáver que falta. Sin su ayuda, será imposible conseguir elobjetivo.

Fuente : Diario La República

Ubicación de los sitios de tala ilegal

Prensa escrita informando sobre el hecho