Ángel Luis Rebolledo Varela

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Ángel Luis Rebolledo Varela. Publicación: Aranzadi Civil vol. III parte Estudio. Editorial Aranzadi, SA, Pamplona. 1995. 1. Introducción La indefinición, desde luego intencional, del título general del presente trabajo hace obligado, como cuestión previa, el describir a grandes rasgos cuál se pretende que sea su contenido lo que, por otra parte, de algún modo queda expresado en el propio subtítulo: se trata de examinar algunos aspectos, que no todos, de la vulneración cuantitativa de la legítima de los descendientes, desde una visión sustancialmente práctica, a través del análisis de las decisiones jurisprudenciales que se han ido produciendo como consecuencia, sobre todo, de las acciones planteadas por los hijos legitimarios frente a actuaciones de sus padres en detrimento de sus legítimas y en las cuales se puede ver, aunque solamente sea de un modo latente, el auténtico problema que la realidad social refleja en el mundo de las sucesiones dentro del ámbito familiar más próximo. Así, el testador o testadora, muchas veces y atendidas las circunstancias y vivencias concretas de relación con sus hijos y con quienes no lo son, sus afectos o sus dificultades, se siente muy presionado por la rigidez del sistema de herederos forzosos que le impone el Código Civil y busca a ello diversas

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Ángel Luis Rebolledo Varela.

Publicación: Aranzadi Civil vol. III parte Estudio.Editorial Aranzadi, SA, Pamplona. 1995. 

1. Introducción

La indefinición, desde luego intencional, deltítulo general del presente trabajo haceobligado, como cuestión previa, el describir agrandes rasgos cuál se pretende que sea sucontenido lo que, por otra parte, de algún modoqueda expresado en el propio subtítulo: se tratade examinar algunos aspectos, que no todos, dela vulneración cuantitativa de la legítima delos descendientes, desde una visiónsustancialmente práctica, a través del análisisde las decisiones jurisprudenciales que se hanido produciendo como consecuencia, sobre todo,de las acciones planteadas por los hijoslegitimarios frente a actuaciones de sus padresen detrimento de sus legítimas y en las cualesse puede ver, aunque solamente sea de un modolatente, el auténtico problema que la realidadsocial refleja en el mundo de las sucesionesdentro del ámbito familiar más próximo.

Así, el testador o testadora, muchas veces yatendidas las circunstancias y vivenciasconcretas de relación con sus hijos y conquienes no lo son, sus afectos o susdificultades, se siente muy presionado por larigidez del sistema de herederos forzosos que leimpone el Código Civil y busca a ello diversas

alternativas que no siempre aparecen ajustadasestrictamente a Derecho y, a su vez, ellegitimario reacciona jurídicamente concontundencia cuando al fallecimiento de suprogenitor sus expectativas económicas, dehecho, no se ven cumplidas o satisfechas anteunas disposiciones testamentarias y composicióndel caudal hereditario que, aunque formalmenteajustadas a Derecho y, en cierto sentido,jurídicamente impecables, también de hechoimplican, precisamente porque el causante hautilizado aquellas diversas alternativas y unavez clarificadas las actuaciones realmenterealizadas, un ataque frontal a laintangibilidad cuantitativa de la legítimaconsagrada por el Código Civil con la únicaexcepción de la desheredación formal y concausa.

Paradigma de lo que se pretende decir y hacersobre su reflexión práctica como contenido deeste trabajo, puede ser el caso resuelto porla STS 29 noviembre 1989 ( RJ 1989, 7921)  en elque la Audiencia se basó en los siguienteshechos probados que, como dice el propioTribunal Supremo, se reproducen para mejorilustración:

Las demandantes en esta litis, «“1.º) D.ª Gloriay D.ª Balbina D. M., son hijas y herederastestamentarias de su padre D. Marcelino D. G. yvivieron siempre, desde su nacimiento, en casade unos tíos, hermanos de su madre, fallecida alas tres horas del nacimiento de sus hijas, y supadre, D. Marcelino convivió siempre, hasta sufallecimiento en 1968 con su hermano D.

Cayetano, fallecido en 1955 y con el demandadoD. José S.D., sobrino de ambos y al que los dostíos tenían como hijo, salvo el período de 1948a 1950 en que la demandante D.ª Gloria fue aconvivir con su padre y tío, regresando conambos su sobrino precitado en 1950. 2.º) D.Marcelino siempre se desentendió por entero desus obligaciones como padre, respecto de lasactoras, con la salvedad temporal ya indicada,respecto de D.ª Gloria, en cuya etapa llegó aotorgar testamento a su favor de fecha 31 deenero de 1948, con la mejora del terciodestinado a este fin y el legado del tercio delibre disposición, en cuanto a todos sus bienes,testamento posteriormente revocado en 1950 yéste en 1966 en el que se limita a instituirherederas a ambas hijas, por partes iguales, sibien carecía por entero de patrimonio, en virtudde los actos dispositivos que había realizado,cuya simulación se postula por las actoras y alos que se hará referencia seguidamente. 3.º)Por escritura pública de fecha 4 de abril de1950, D. Marcelino cede a su hermano D. Cayetanolos derechos hereditarios por el precio de 1.000ptas., respecto a la herencia de sus finadospadres, en la que se comprenden, entre otrosbienes, las 25 fincas del hecho 1.º de lademanda, cuyo valor, en la fecha de cesión oventa era de 250.000 a 275.0000 ptas. y elactual entre 7 y 7.500.000 ptas. 4.º) Porescritura pública, de fecha 23 de noviembre de1950, D. Marcelino reconoce adeudar al demandadoD. José S.D., su sobrino y con quien convivía,la cantidad de 70.000 ptas., y en garantía dedicho préstamo constituyó hipoteca a su favor

sobre las fincas a que se refiere el hecho7.º... cuyo valor en el momento de constituir lahipoteca era de 150.000 a 175.000 ptas. y elactual de 4.500.000 ptas. y, por falta de pago,fueron adjudicadas, por Auto de 5 de noviembrede 1966 a D. José S. por el precio de 76.500ptas.”, a lo que ha de añadirse que el citado D.Marcelino falleció el 7 de enero de 1968 y quepor el mismo según escritura de 27 de noviembrede 1950, se reconoce a favor de su hermano D.Cayetano la mitad de las fincas adquiridas porhaberlas adquirido también con dinero de éste».

El supuesto fáctico de esta STS 29 noviembre1989 parece lo suficientemente significativo deuna realidad que con reiteración se somete a laconsideración de los Tribunales y que hedenominado «desheredación de hecho». Sepretende, pues, exponer cómo la Jurisprudenciaha afrontado estos problemas, y se dice afrontary no resolver porque, efectivamente, y a pesarde que a primera vista muchas cuestiones parecenhaber recibido respuesta definitiva, ello no esmás, en mi opinión, que una mera apariencia quepronto desaparece al poner en conexión lasdistintas decisiones judiciales, a veces dedistintos Tribunales como Audiencias oTribunales Superiores de Justicia (Sala de loCivil y Penal) pero frecuentemente del propioTribunal Supremo, tan sólo separadas porperíodos temporales breves que no ocultan susimportantes contradicciones y que, para laformación de un ponderado criterio por parte delestudioso y práctico del Derecho, exigen conocer

con cierta profundidad sus argumentaciones y losantecedentes del caso concreto resuelto.

 

2. La legítima de los descendientes en el CódigoCivil y su vulneración cuantitativa

Dice el art. 806 CC que «legítima es la porciónde bienes de que el testador no puede disponerpor haberla reservado la ley a determinadosherederos, llamados por esto herederosforzosos». Como indica LACRUZ, la expresión«legítima» alude a un «quantum» proporcional ala fortuna del causante que, con cargo (directao indirectamente) a la misma, debe pasar o haberpasado necesariamente a personas próximas aaquél llamadas «legitimarios».

El art. 807 CC determina quiénes son loslegitimarios, precepto que fue reformado porla Ley 11/1981, de 13 de mayo ( RCL 1981, 1151 yApNDL 2354)  igualando en derechos a los hijos ya los padres matrimoniales y no matrimoniales loque, por otra parte, ya había sido aplicado porlos Tribunales antes de la reforma del CódigoCivil desde la entrada en vigor de laConstitución. Ya no se hace distinción algunaentre los hijos, todos tienen la cualidad delegitimarios, lo mismo que sus descendientes, ensu caso, frente al causante, incluyendo a loshijos adoptivos que tienen ahora a todos losefectos, y por tanto también a los sucesorios,la condición de hijos del adoptante (arts.108.2.º y 823).

En relación con los descendientes, el art. 807establece que son herederos forzosos «1.º Loshijos y descendientes respecto de sus padres yascendientes», siendo indiscutidas, dice VALLET,la preferencia por proximidad de grado, elreparto igualitario dentro del mismo grado, y laaplicabilidad del derecho de representación.Así, para LACRUZ, aunque el art. 808 habla de lalegítima de «hijos y descendientes» no se estáatribuyendo a todos a la vez. Todos son, encierto sentido, legitimarios, pues todos,potencialmente, pueden llegar a ser titularesdel derecho a pedir la atribución de bienes portítulo de legítima, y, asimismo, todos puedenser destinatarios de la mejora (art. 823). Peroderecho a reclamar la legítima sólo lo tienenlos que resulten descendientes inmediatos delcausante, conforme a las reglas de la sucesiónintestada (art. 930 y ss.).

Por otra parte, la premoriencia del descendienteconvierte en legitimarios a sus descendientesmás próximos en grado al causante, ello tanto enla sucesión testada como intestada. La estirpe,dicen DIEZ PICAZO y GULLON BALLESTEROS,compuesta por los descendientes del premuertoque reúnan aquella cualidad, recibe todo lo queel fallecido hubiera debido recibir comolegítima, y entre los miembros de la estirpe ladivisión se hace por cabezas. La exclusión de laherencia por indignidad o la desheredación haceque los descendientes del indigno o desheredadoadquieran la condición de legitimarios, con losmismos efectos anteriores (arts. 761 y 857).Habiendo repudiación, por el contrario, los

descendientes del legitimario de primer gradorepudiante (parientes del causante del mismoorden y de grado ulterior) no pueden alegarderecho alguno a la legítima (llamamiento a laherencia que sí se produce en la sucesiónintestada) ni adquieren el status delegitimario, expandiéndose entre los restantesherederos legitimarios (por derecho propio y nopor derecho de acrecer –art. 985–) oextinguiéndose el derecho si el repudiante erael único legitimario en primer grado.

Por último, y en cuanto a la cuantía de lalegítima de los descendientes, el art. 808 laestablece en los dos tercios del haberhereditario del padre y de la madre, calculadoconforme a lo dispuesto en el art. 818,hablándose de una legítima larga para designar alos dos tercios del caudal computable en quedeben resultar favorecidos en conjunto los hijosy descendientes frente a terceros; y de unalegítima corta, abarcando la tercera parte delcaudal computable, mínimo que debe llegar porpartes iguales a los legitimarios inmediatosmientras el tercio de mejora puede distribuirse,si el causante así lo quiere, entre losdescendientes que no tengan aquella condición.

Expuesto lo anterior, se puede indicar que elesquema del Código Civil es, en principio,bastante claro: por el juego de las normas delegítima y mejora, un hijo, que concurra conotros, tiene derecho a su legítima estrictacalculada por los bienes dejados por el causantea su fallecimiento, deducidas las deudas yadicionadas las donaciones colacionables (art.

818). La legítima, al no conllevar la condiciónde heredero (así se pronuncia la doctrina máscualificada DIEZ PICAZO y GULLON, ALBALADEJO,LACRUZ, VALLET) supone que el descendiente o larecibe en el testamento, en vida o a través delas operaciones particionales.

Por supuesto, el causante, en vida, esenteramente libre de adquirir y disponer de susbienes como le parezca oportuno, tanto a títulooneroso como lucrativo, siendo sus actos dedisposición, en principio, plenamente válidos yeficaces, tan sólo teniendo en cuenta, como severá posteriormente, que las disposiciones conánimo de liberalidad que realice «inter vivos»sí serán colacionables, en los términos ampliosa que se refiere la STS 19 julio 1982 de adiciónnumérica a la masa hereditaria 2 , a efectos delcálculo de la legítima en relación con el art.818 CC y siempre, en último término, paradelimitar la inoficiosidad o no de lasdisposiciones a título gratuito. Puede sucederentonces que en una situación de plenanormalidad, el causante haya realizadodisposiciones con ánimo de liberalidad aterceros o a otros legitimarios superando loslímites que el respeto a las legítimas impone elCódigo Civil y, ante tal circunstancia, elpropio Código pone remedio a esta vulneracióndel sistema legitimario mediante la normalreducción de las donaciones inoficiosas (arts.634, 654, 820 y 821).2

  ( RJ 1982, 4256)  , que recoge la doctrina deque «la colación de bienes, como operaciónprevia a la partición de herencia, definida enel art. 1035 CC en su sentido más estricto,tiene una acepción más amplia, referida a laagregación numérica que hay que hacer a laherencia del valor de todas las donacioneshechas por el causante a los efectos de señalarlas legítimas y para averiguar si soninoficiosas, acepción contemplada por el art.818 de dicho Código». Vid. también SAP Granada,Sección 4.ª, de 16 septiembre 1992 ( AC 1992,1197)  .

Ahora bien, ante tal sistema del Código Civil,muy severo en el respeto a la legítima y suprotección, el causante, en ocasiones, yexistiendo muchas veces un grave conflicto derelación personal, tiene que ver cómo ellegitimario necesariamente va a heredarle (ymucho más si es descendiente único) y de ahíque, de hecho, pueda realizar una serie de actospara que ello no suceda, generalmente asociadosa su intención de beneficiar a uno o máslegitimarios más allá de dejarle al disidente lalegítima estricta (que en el pensamiento deltestador incluso es excesiva) y mejorar a losdemás con el tercio de mejora y libredisposición, con la lesión que ello va aproducir.

Sin embargo, en la práctica, el supuesto másclaro es aquel en el que el causante quierebeneficiar a un tercero que no es legitimario(pareja de hecho, pariente al que le une unagran afectividad, extraño que asume los cuidados

que no se obtienen de los hijos, etc.), lo cualen principio el Código Civil solamente lepermite efectuar dentro del ámbito del tercio delibre disposición, sea a través de actosdispositivos gratuitos «inter vivos» o dedisposiciones testamentarias, teniendo en cuentaque los excesos que puedan vulnerar la legítima(a estos efectos legítima larga) seráncalificados de inoficiosos y objeto de lacorrespondiente reducción.

Por ello, si el causante quiere favorecer a untercero o a otro heredero o legitimario más alláde las limitaciones que en cuanto a su libredisposición le impone el sistema legitimariocontenido en el Código, en principio, tendrá queprivar al descendiente de su legítima para loque, si lo hace legalmente, por la vía directa yclara, deberá acudir a la vía de ladesheredación, de los arts. 848 y ss., que se lepresentará difícil y complicada, por lo que noserá infrecuente que busque alternativas, enocasiones el expeditivo sistema de lapreterición, lo que en la práctica, y dado elcontenido del art. 814, no sirve de mucho encuanto al derecho del afectado en reclamación desu legítima. Otras veces en su testamento, y conun poco más de reflexión, lega a sus otros hijoso a terceros bienes en demasía, instituyendoheredero a todos los hijos con lo queaparentemente se respeta la legítima pero, en lapráctica, no existen bienes con la que pagarlaproduciéndose una desheredación de hecho sinacudir a la vía de los arts. 848 y ss. 3 . Enalgunos casos realizan la total partición de sus

bienes ex art. 1056 perjudicando las legítimas 4

o verifican en vida donaciones que, al sercolacionables vulneran el derecho de loslegitimarios y, por último, muy frecuentementeacuden a sistemas extraordinariamenteexpeditivos, generalmente las donacionesencubiertas a través de compraventas (en favorde otros hijos o de terceros) que plantean losproblemas de simulación, nulidad por defraudarlos derechos de los legitimarios, defecto deforma o falta de aceptación y reducción porinoficiosas u otros sistemas como cambiosfraudulentos de vecindad 5 , renuncias a suspropios derechos hereditarios o a adquisicionesde bienes 6 , etcétera.3

Como sucede en la STS 20 noviembre 1990 ( RJ1990, 8990)  en que alegada por una hija frentea su hermana lesión de su cuota legitimaria porinfravaloración de los inmuebles y estimada talpretensión, se motiva el recurso en lainfracción del art. 1056.1.º CC, por erróneainterpretación, en relación con los arts. 1075 y1057 lo que es rechazado pues «el alegado motivova enderezado a constatar que la voluntad delcausante en punto a las adjudicacionesespecíficas prima sobre toda otra consideraciónpor ser el mejor conocedor del valor de cada unode los bienes adjudicados en la particiónverificada por él y de las circunstancias de susherederos. Tampoco puede prosperar el motivoporque tanto el art. 1056 como el art. 1075 y elart. 1057 parten del principio de intangibilidadde las legítimas, incluso contra la voluntad del

testador que para, en su caso, tiene a sudisposición el instrumento de la desheredación(arts. 848 a 857 CC)».4

Se trate de una partición hecha por el testadoro por un contador-partidor, ha de recordarse queen la protección de las legítimas no existenecesidad de lesión de más de la cuarta parte(art. 1074) sino que han de respetarseíntegramente tal y como expresamente afirmala STS 31 mayo 1980 ( RJ 1980, 2724)  al decirque «teniendo presente aquella directriz queprocura evitar la nulidad de las particionescuando se trata de lesión subsanable mediante lapertinente y justa rectificación – Sentencia de30 abril 1958 ( RJ 1958, 1698)  – o procediendoa la indemnización del perjuicio, es obligadoconcluir que el agravio al contenido económicode la legítima deberá ser combatido comoineficacia por razón de su rescindibilidad, y eneste sentido tiene declarado la Sentencia de 30marzo 1968 que frente al contador testamentarioy a las operaciones particionales realizadaspuede el heredero forzoso ejercitar la acción denulidad por falsedad o por vicios concurrentesy, en el evento de la lesión de sus intereses,la rescisión que le otorga el art. 1074, a loque cabe añadir, evitando interpretacionesrígidamente literales, que procede larectificación particional aunque la lesión de lalegítima no exceda de la cuarta parte, enatención al respeto que en todo caso merece esacuota como institución que es de derechonecesario y por lo tanto de rigurosa

inviolabilidad –arts. 813, 815, 816 y 1056.1.º–y a la obvia consideración de que el Comisarioviene facultado por el causante para dividir losbienes de la herencia, pero en manera algunapara alterar los actos dispositivos contenidosen el testamento, cual acontecerá si merma conlas adjudicaciones la porción legitimariarespetada por el testador».5

Un testador que, a la vista de lascircunstancias del caso concreto, estádisconforme con la legítima que en favor de losdescendientes le impone el Código Civil puede,ante la diversidad de sistemas legitimarios queexisten dentro del ordenamiento jurídicoespañol, intentar acogerse a aquel que le parecemás oportuno lo cual puede hacer mediante elcambio de vecindad civil. Con ello, tras sufallecimiento, el legitimario puede encontrarsecon que sus expectativas hereditarias se venfrustradas porque la legislación a aplicar a lasucesión no es el Código Civil con su estrictosistema de legítimas, sino otro distinto en elque sus derechos legitimarios tienen unplanteamiento y un alcance totalmente distinto.Tal es el sorprendente caso resuelto por la STS5 abril 1994 ( RJ 1994, 2933)  en que se estimaen fraude de ley la adquisición de la vecindadcivil vizcaína con la finalidad de acogerse a lalegislación foral para otorgar testamento,desheredando a los dos hijos sin que existacausa para ello, por lo que se declara lanulidad de los testamentos por comisariootorgados por los causantes. Se trataba de un

matrimonio de avanzada edad que estuvieronsometidos siempre al Código Civil por vecindadcivil común, viviendo desde los años 40 hasta1970 en Bilbao y desde ese año en territorio deAnteiglesia por lo que en 1976 adquirieron lavecindad foral vizcaína al haber manifestado enel Registro Civil ser ésa su voluntad, conformeal núm. 1 del apartado 3 del art. 14 CC entoncesvigente. Cuatro días después otorgan testamentopor comisario, instituyendo y nombrando comoúnicos herederos universales de todos susbienes, derechos y acciones que el comisario nohubiese dispuesto, a dos nietos separandoexpresamente a sus dos hijos. Impugnada laadquisición de la vecindad foral vizcaína poruno de ellos alegando que no se daban losrequisitos para tal adquisición y que había sidofraudulenta para privarlos de sus derechoslegitimarios, tanto el Juzgado como la Audienciadesestiman la pretensión, entendiendo que laadquisición reunía los requisitos legales y sinpronunciarse sobre la alegación de fraude deley, extremo sobre el que sí entra el TribunalSupremo apreciando la existencia de fraude delart. 6.4 CC y concluyendo que «sin género algunode duda, que la vecindad foral vizcaína que, enla insólita forma ya dicha, dijeron adquirir ala avanzada edad de 76 y 75 años de edad,respectivamente, careciendo de patrimoniorústico alguno (caserío y sus pertenecidos) quedesearan concentrar en uno solo de susherederos, no tuvo otra finalidad que la de,acogiéndose a dicha aparente vecindad foralvizcaína (ley de cobertura), eludir laaplicación de la ley sucesoria del Derecho Civil

Común (Código Civil) a la que siempre habíanestado sometidos... y, de esta forma, desheredarprácticamente a sus dos hijos don Luis y donPedro sin causa alguna que justifique dichadesheredación, lo que evidentemente integra unclaro supuesto de fraude a la ley». Enconsecuencia, la sentencia declara nulos lostestamentos otorgados conforme a la legislaciónforal vizcaína y declara válidos los últimostestamentos anteriores otorgados conforme alDerecho Civil Común. En mi opinión, y como digo,no deja de ser una sentencia sorprendente (de laque puede verse el comentario realizado porTORRES GARCIA en Cuadernos Civitas deJurisprudencia Civil [CCJC], 1994, núm. 950) notanto por la apreciación de fraude de ley en uncaso en que concurren circunstancias concretassino por la vía elegida en un momento en queregía la Compilación de 1959 y que abre nuevasperspectivas dada la progresiva, e importantecualitativamente, diversidad legislativa enmateria de derecho sucesorio.6

Como se dijo anteriormente, el legitimario esenteramente libre de aceptar o repudiar laherencia a la que es llamado sin que, en talcaso, sus propios descendientes tengan derechoalguno, aplicándose el art. 985. Por ello, larepudiación, en principio, no puede ser objetode impugnación por sus propios herederosforzosos, salvo que se considere efectuada enfraude de ley en una posibilidad que no estásiempre excluida. Así, la STS 15 noviembre 1985( RJ 1985, 5611)  en que la hija presenta

demanda solicitando la nulidad radical porsimulación, falsedad e ilicitud de la escriturapública por la que su padre repudiaba yrenunciaba a la herencia de su madre y hermanaque le habían premuerto, estimándose lapretensión si bien por entender que habíaexistido previa aceptación tácita y, por lotanto, la repudiación posterior era ineficaz,pero añadiéndose que el otorgamiento de laescritura pública se hizo para privar a laactora de sus derechos legitimarios, con laúnica finalidad de quebrantar el principio deintangibilidad de las legítimas en una conductaque refleja un fraude de ley con la consecuenciade anular el acto o negocio jurídico de lamencionada repudiación, si no careciera ya deefectos jurídicos dada la irrevocabilidad de laaceptación anterior.

Frente a todas estas actuaciones, que desde unpunto de vista práctico atentan contra laintangibilidad cuantitativa de la legítimaimpuesta por el Código Civil, es contra lo queel legitimario va a reaccionar ante la evidenciamaterial de que no está percibiendo lo que enDerecho cree corresponderle.

 

3. La privación de la legítima: la desheredación

Una cierta libertad frente a los legitimarios enlas disposiciones «inter vivos» y «mortis causa»puede conseguirla el testador a través delinstituto de la desheredación, instituciónlegalmente regulada dentro de unos perfiles y

con unos requisitos muy concretos que no sólohacen muy difícil su estimación en la prácticasino que también, sus efectos, no siempre sonlos buscados por el testador pues aunqueconcurra la causa de desheredación ello nopermite la plena libertad en la disposición delos bienes dado que si el desheredado justamentetiene hijos o descendientes, según el art. 857,ocuparán su lugar y conservarán los derechos deherederos forzosos respecto de la legítimaaccediendo a la herencia por vía derepresentación (art. 929) en cuanto a aquellaporción.

Como regla general, el art. 813 establece que«el testador no podrá privar a los herederos desu legítima sino en los casos expresamentedeterminados por la ley» y, como indica VALLET,este párrafo se refiere a la privación total dela legítima (la desheredación ha de ser totalsin que sea posible la parcial aunque LACRUZ loconsidera discutible) siendo un anticipo de laprohibición de desheredar sin justa causa y delmodo de hacerlo justamente, materia regulada enlos arts. 848 a 857.

En efecto, la desheredación ha de producirsenecesariamente en los términos de los arts. 848y ss. y para ser válida ha de hacerse entestamento, de una manera expresa y especificarla causa en la que se funde, que no puede serotra que la señalada en la ley 7 . Además lacausa de desheredación debe ser cierta,correspondiendo la prueba a los herederos deltestador si el desheredado la niega (arts. 848,849 y 850) 8 , causas de enumeración taxativa

(quedan excluidas cualesquiera otras aunque seananálogas o de mayor gravedad) y deinterpretación restrictiva de manera que, comodice la STS 19 diciembre 1988 ( RJ 1988, 9479), si no se da la causa legal tipificada y seprueba, la cláusula testamentaria conteniendo ladesheredación es ineficaz debiéndose estar a lodispuesto en el art. 851 9 .7

El art. 853 señala las justas causas paradesheredar a los hijos y descendientes en que,con remisión general a las causas de indignidadde los núms. 2.º, 3.º, 5.º y 6.º del art. 756,añade la negativa injustificada de alimentos ylos maltratos de obra o de palabra al testador.8

El desheredado también puede oponer, frente a lapretensión de los herederos de acreditar lacerteza de la causa, la existencia dereconciliación pues, según el art. 856, ladesheredación queda sin efecto por lareconciliación posterior del ofensor y delofendido y, si es anterior a la declaración devoluntad testamentaria, impide al causantedesheredar, reconciliación que para DIEZ PICAZOy GULLON denota una actividad bilateral, y poreso no es sinónima de perdón.9

Declarada por la Audiencia la nulidad de unacláusula de desheredación se «denuncia laaplicación indebida de los arts. 848, 852 y 853

(en relación con el art. 756) y 851 CC;contienen dichos preceptos reglas generalessobre la desheredación y tipificación de ladesheredación injusta, pues bien se dice en lasentencia de primera instancia, que basta lalectura de los arts. 848, 852, 853 y 756 CC“para establecer que el motivo en el que se basael testador no es ninguno de los que nuestrolegislador establece, por lo que tal cláusula(de desheredación) deberá estimarse por nopuesta”; pronunciamiento que se mantiene en lasentencia de apelación, conforme a la quecondicionada (dicha desheredación) a laaceptación y cumplimiento por éstos (los hijosdesheredados) de determinados actos para incluiren la masa hereditaria, bienes anteriormentetransferidos a su nombre, en cuanto taldesheredación no se atiende a las causasconcretas que se establecen en los arts. 852 y853 en relación con el 756, por lo que en esadisposición testamentaria se infringe lodeterminado en el art. 848, cita como losanteriores del CC, y en consecuencia, art. 851,ha de ser declarada nula».

Algunos supuestos relevantes de discusión de unacláusula de desheredación en la Jurisprudenciason los siguientes.

Cabe pensar que el causante quiera desheredar asu descendiente amparándose en el art. 853.1.ª«haber negado sin motivo legítimo, los alimentosal padre o ascendiente que lo deshereda», siendonecesario tener en cuenta que se trata de unanorma objeto de interpretación restrictiva porlos Tribunales no estimándose suficiente una

alegación general de abandono o incumplimientode tal deber sino que ha de concretarse en unaespecífica obligación de alimentos que, auncuando a mi juicio no sea necesario estarpreviamente establecida en sentencia 10 , sísupone la prueba de las circunstancias queeventualmente darían lugar a ello 11 , enconcreto un estado de necesidad, unrequerimiento o petición a los eventuales yfuturos herederos legitimarios y una negativainjustificada de éstos a prestarlos pues, enotro caso, la causa de desheredación no puedeprosperar 12 .10

Para DIEZ PICAZO y GULLON BALLESTEROS es dudososi persiste la causa cuando el padre oascendiente obtiene los alimentos mediantesentencia judicial después de la negativa, ocuando ésta se produce como conducta defensivadel hijo o descendiente demandado en el cursodel proceso no estimando el juzgador que estéfundada. Para estos autores la ofensa castigadacon la desheredación es simplemente la negativainjustificada.11

Vid. SAP Oviedo, Sección 1.ª, de 10 mayo 1993( AC 1993, 928)  en que se revoca la sentenciaque había declarado conforme a Derecho ladesheredación por no considerar acreditado elestado de necesidad del causante.12

En relación con lo dicho puede verse la STS 26marzo 1993 ( RJ 1993, 2394)  , en supuestosimilar de alegación de causa de indignidad parasuceder del art. 756.1.º del padre en relacióncon la herencia de su hija, a quien, desde laseparación de sus padres, durante años nimantuvo comunicación alguna con ella nicontribuyó en absoluto a su sostenimientoeconómico no prestándole ayuda de ningún tipo,pero dándose la circunstancia de que era mayorde edad y ninguna cantidad se había establecidoa su favor ni jamás la había reclamado, motivopor el cual se rechaza la concurrencia de lacausa de indignidad ya que «la Jurisprudenciaexige una interpretación restrictiva en laaplicación de las causas de carácter claramentesancionador señaladas en el art. 756. En el casode autos, los hechos alegados en ningún casosuponen, ni definen, ese estado de abandono queexige la Ley, ya que no le fue concedida en lasentencia de separación de los padres pensiónalimenticia alguna a la hija emancipada, ni seha demostrado la existencia de unas necesidadesperentorias insatisfechas sino más bien locontrario... El posible derecho a percibiralimentos viene en el Código Civil subordinado aque no concurran las circunstancias del art.151, condicionamientos que, junto con loestablecido en el art. 146, no han sido objetode debate en el pleito, refiriéndose lasalegaciones a unas consideraciones generalizadasde tipo ético, que quedan fuera de aquellasdisposiciones legales muy concretas y referidasa un motivo de incapacidad relativa parasuceder».

En cuanto a la desheredación por el cauce delart. 853.2.ª («haberle maltratado de obra oinjuriado gravemente de palabra») tampoco esfácil pues aun manteniendo, como hacen DIEZPICAZO y GULLON BALLESTEROS, que no es necesarioque haya habido condena en sentencia penal, laJurisprudencia también mantiene una posición muyrígida en este ámbito, rechazándose la causa dedesheredación cuando no exista «animusinjuriandi» 13 y recordando la STS 28 junio 1993( RJ 1993, 4792)  que en materia dedesheredación «ha de imponerse unainterpretación restrictiva de la institución,que no sólo proclama el art. 848 del textolegal, sino también la abundante Jurisprudenciaorientada en la defensa de la sucesiónlegitimaria; no admitiéndose: ni la analogía, nila interpretación extensiva, ni siquiera laargumentación de “minoris ad maiorem”».13

Así la STS 9 octubre 1975 ( RJ 1975, 3583)  enque se declara incierta y no probada la causa dedesheredación por injurias graves vertidas porel hijo desheredado en el transcurso deprocedimientos judiciales con su padre alestimarse que sus manifestaciones «han sidoemitidas, de acuerdo con la tesis sostenida ennombre del desheredado, únicamente en defensa,más no injuriantes, de los derechos de que éstese creía asistido en pretendida justificación desus asertos y pretensiones mantenidas en losrelacionados procedimientos judiciales,declaraciones todas ellas de hecho, que, al nohaber sido combatidas por la vía adecuada en el

recurso, han quedado incólumes en casación, loscuales ponen de manifiesto que el desheredado notuvo el propósito de agraviar el honor de suprogenitor, y que, por ende, falta el “animusinjuriandi”, cuya existencia es necesaria paraviabilizar la acción de desheredación».

Por ello, en el caso enjuiciado en estasentencia no se estima concurrencia de causa dedesheredación de la hija constatada en eltestamento y negada por ella, entendiendo quelos herederos no han conseguido probar causasuficiente (art. 850) reducida solamente a unasmanifestaciones vertidas en el proceso dedivorcio sin relevancia para justificar ladesheredación 14 , y sin que otras circunstanciasalegadas de desafecto, falta de atención einterés (precisamente las que configuran elabandono) tengan entrada en el mundo del Derecho15 .14

En el supuesto resuelto, la causa dedesheredación señalada en el testamento era ladel art. 853.2.º, figurando en la sentenciarecurrida como único hecho probado lacircunstancia específica del contenido de ladeclaración que prestó la hija en el proceso dedivorcio de los padres, cuando al serrepreguntada sobre la condición única deempleada de cierta señorita, aclaró «no escierto, puesto que la tal señorita es unaempleada, y además la amante de mi padre», fraseque el Tribunal estima insuficiente pues «vinoforzada por el contenido de la pregunta y la

obligación de decir verdad, y de cualquier modo,estuvo ausente el “animus injuriandi”,indispensable en estos casos».15

«Hasta aquí –añade la Sentencia de 28 junio1993– la interpretación puramente jurídica delos preceptos que regulan la institución; lafalta de relación afectiva y comunicación entrela hija y el padre, el abandono sentimentalsufrido por éste durante su última enfermedad,la ausencia de interés demostrado por su hija,en relación con los problemas del padre, etc.,son circunstancias y hechos que de ser ciertos,corresponden al campo de la moral, que escapan ala apreciación y a la valoración jurídica, y queen definitiva sólo están sometidos al tribunalde la conciencia».

Por su parte, en la SAP Badajoz, Sección 2.ª, de14 de abril de 1994 ( AC 1994, 730)  puede verseel carácter restrictivo con que los Tribunalestratan ya no sólo si una determinada conducta,cuya existencia se estima probada, es o no justacausa de desheredación, sino la propiademostración de los hechos que el testadorconsigna en el testamento al decir que «en elsupuesto ahora examinado aparece que no existeprueba lo suficientemente convincente como parapoder tener por acreditado que efectivamente seprodujeron los hechos en los que el testadorbasa la desheredación efectuada conforme al art.853.2.º CC. Sólo los testigos traídos a juiciopor la demandada han manifestado queefectivamente la actora maltrató de obra e

injurió gravemente de palabra al testador, peroal margen de la relativa relevancia probatoriade un medio de prueba como el testifical, locierto es que ninguno de los testigos pudoafirmar que presenció cómo tuvieron lugar losmalos tratos o se vertieron injurias graves,limitándose a manifestar que tales hechos losconocieron porque así les fue manifestado por eltestador, sin que tuviesen una percepcióndirecta de los mismos. Con tales premisas nocabe de modo alguno tener por acreditado lacerteza de la causa de desheredación».

Se trata de una argumentación que no porajustada al Ordenamiento Jurídico (aunque lavaloración de la prueba testifical en este casosea llamativa, a menos que se pretenda que losmalos tratos de palabra y obra deban hacerse porescrito ex art. 1248), al igual que la de laanterior Sentencia mencionada de 28 junio 1993,deja de explicar el por qué en muchas ocasionesel causante acude a vías distintas que ladesheredación prevista en el Código Civil que,como se ha expuesto, sólo la permite por lascausas expresamente previstas en la Ley, hechaen testamento, expresando la causa legal en quese funde (arts. 848 y 849) y siempre recayendosobre los herederos la carga de la prueba de loshechos en que el testador fundamenta ladesheredación (art. 850) si el legitimario laniega, con un valor ciertamente escaso a lasmeras manifestaciones del causante 16 .16

No obstante, en ocasiones, el juzgador essensible a la realidad de los hechos y, en estesentido, en mi opinión es revelante resaltar elbuen criterio reflejado en la SAP Guadalajara de14 noviembre 1994 ( AC 1994, 1994)  que,revocando la sentencia de instancia, declara laconformidad a Derecho de la cláusula dedesheredación de dos hijos, al amparo del art.853.2 CC, por existencia de injurias graves yamenazas al padre, no demostradasindividualmente, pero sí discusiones yenfrentamientos, unido al hecho de que los hijosno le visitaran en su última enfermedad niasistieran a su entierro en una pequeñalocalidad lo que se considera uno de los mayoresdesprecios hacia su padre y sobre todo, por elvalor que la sentencia le da a la manifestaciónde voluntad del padre consignada en eltestamento: «Existe además una razón muycualificada que puede unirse a las ya examinadasy que permiten estimar, que cuando menos lasamenazas e insultos afrentosos son ciertos: elotorgamiento del testamento no es, y menos enlas condiciones de la localidad de Fuencemillán,distante suficientemente de Guadalajara, un“acto repentino”; ambos cónyuges, el causante ysu esposa ahora demandada tuvieron quedesplazarse a una Notaría de esa Capital, en laque el marido, con conocimiento del acto por sumujer, así como de su contenido segúnmanifiesta, don José P. M., lo otorgó, y comoconsta en su tenor literal expresóterminantemente al señor Notario su voluntadfirme, reflexiva, meditada y detenida dedesheredar a sus mencionados hijos, la que el

señor Fedatario consigna con las mismas palabrasen que viene recogida en el Código Civil. Nosiendo viable por su fallecimiento, la propiamanifestación en el proceso de quien así laverificó en su testamento, para que tuvieseeficacia después de su muerte, no cabe duda deque la expuesta entonces era la expresión nosólo de su voluntad, sino que tambiénmanifestación concluyente de que en su sentirhabían ocurrido los maltratos, amenazas einjurias que se recogían y que su decisiónobedecía a criterio y realidad profundamentesentidos por el natural dolorimiento que a todopadre, dado en su medida, de vida tienen queoriginar comportamientos como los que aparecenacreditados respecto de ambos hijos... No cabepor lo tanto, del conjunto de la pruebaexaminada, analizada conforme a las reglas de lacrítica racional, sino que existen suficientesdemostraciones de que la causa de desheredaciónera cierta».

De todas formas en la STS 16 julio 1990 ( RJ1990, 5886)  se puede ver un supuesto dedesheredación eficaz de las dos únicas hijaslegitimarias y designación como herederas de lashermanas del testador, respaldándose la decisiónde la sentencia de primera instancia que de laapreciación conjunta de las pruebas practicadasse desprende con razonable convicción que lasdemandantes, antes y después de contraermatrimonio, no guardaron el debidocomportamiento con su padre ni el respeto que elartículo 155 CC previene pronunciando einfiriendo contra el mismo «palabras injuriosas

e insultos cayéndole y dejándole en el olvido,sin mantener, durante mucho tiempo y hasta sumuerte relación alguna» 17 17

No obstante es de resaltar que, en definitiva,la sentencia estima concurrencia de causa dedesheredación por injurias graves en un supuestoen que era palmaria su existencia dado que lasentencia de la Audiencia había dado comoprobado que las hijas le llamaban a su padre«hijo de perra cabrón», así como «cabrón hijode...» «hijo de perra», y ante tales expresiones«resulta evidente que todas y cada una de ellasson constitutivas de injurias graves previstasen el núm. 2 del art. 853 CC». En todo caso esde resaltar que a pesar de ello las hijasimpugnan el testamento y aun después de perderen instancia y apelación recurren en casación loque de alguna manera es significativo deconsiderar muy excepcional la apreciación deexistencia de causa de desheredación lo que a suvez provoca acudir a las vías indirectas.

Por último, estimada la inexistencia de la causaconsignada en el testamento, como indica la STS9 octubre 1975 ( RJ 1975, 3538)  , interpretandoel art. 851, la desheredación por causa noprobada no anula absolutamente la institución deheredero, sino sólo en cuanto perjudique aldesheredado 18 , perjuicio que, aunque pueda serdudoso el criterio 19 , la Jurisprudencia lo haceconsistir en la privación al recurrente de sulegítima estricta o corta 20 por lo que, cabeañadir, en realidad se producirá la reducción

necesaria para que el desheredado perciba lo quepor legítima le corresponde y permaneciendo elresto atribuido al heredero testamentario.18

Como indica la mencionada SAP Badajoz, Sección2.ª, de 19 abril 1994 ( AC 1994, 730)  ,estimada la inexistencia de causa dedesheredación «es innecesario decir que elacogimiento de la demanda nada tiene que ver conla institución de heredero en relación con todoaquello que no sea la legítima estricta deldesheredado indebidamente».19

Para LACRUZ la satisfacción de la legítima deldesheredado se realiza a costa de la parte de laherencia comprendida en los dos terciosvinculados a dicha legítima, es decir, como sise redistribuyeran los dos tercios de la masacomputable a efectos de legítima (la masaresultante de sumar «donatum»y «relictum») entretodos los legitimarios, incluido el desheredado,tesis seguida también por DIEZ PICAZO y GULLONmatizando que salvo que el testador hubiesedispuesto expresamente del tercio de mejora encuyo caso el desheredado no participa en él.20

 STS 9 octubre 1975 ( RJ 1975, 3583)  . La STS23 enero 1959 ( RJ 1959, 125)  , alegando que enla desheredación hay una voluntad declarada deltestador que se ha de respetar en todo loposible, y por tanto en todo aquello a que

alcanzarían las facultades de disponer el padre,entiende que éste, al excluir de la herencia aun hijo, aun injustamente, mejora a losrestantes y, por lo tanto, que el injustamentedesheredado sólo participa en el tercio delegítima estricta. Por otra parte también puedeafectar al tercio de mejora si es el únicolegitimario o a todos se les priva de lostercios de legítima y mejora. En este sentido sepronuncia la citada STS 10 junio 1988 ( RJ 1988,4813)  poniendo de relieve en relación con elart. 851 «que la frase “en cuanto perjudique aldesheredado” que en dicho precepto se contiene,proyectándola sobre la anulación de lainstitución, debe entenderse en el sentido deque dicho perjuicio se produce cuando alheredero forzoso se le priva de su legítimaestricta, más no de la mejora –Sentencias de 23enero 1959 y 9 octubre 1975– en cuanto que deésta puede disponer el testador en favor decualesquiera de los restantes descendientes(art. 808, párrafo 2.º, en relación con el 823CC). Pues bien, ello sentado, como en elsupuesto que aquí se está contemplando, eltestador ha desheredado a todos sus hijos y losúnicos beneficiados son sus ascendientes, esevidente que la doctrina indicada no puede seraplicada al haber dispuesto el causante de latotalidad de sus bienes en favor de quienes, sibien son herederos forzosos, no tienen lacondición de descendientes, habiendo, enconsecuencia, privado a éstos, no ya sólo de lalegítima estricta, sino también de su tercio demejora, del cual, en este caso, no podía

disponer al haber desheredado a todos cuantospodrían tener derecho a él».

 

4. Cálculo de la legítima: El «relictum» y el«donatum»

Dentro del sistema legitimario del Código Civiles sabido que, respecto de los herederosforzosos descendientes, la legítima se extiendea los dos tercios del haber hereditario que aestos efectos se configura en el artículo 818:para fijar la legítima se atenderá al valor delos bienes que quedaren a la muerte deltestador, con deducción de las deudas y cargas,sin comprender entre ellas las impuestas en eltestamento («relictum»). Al valor líquido de losbienes hereditarios se agregará el de lasdonaciones colacionables («donatum»). Es decir,como dice LACRUZ, la legítima se calcula sobreel líquido del de «cuius» más las donaciones.

Respecto a la determinación del «relictum» y suvaloración, el artículo 659 establece que laherencia comprende todos los bienes, derechos yobligaciones de una persona que no se extinganpor su muerte 21 siendo discutible si lavaloración del «relictum» debe hacerse enrelación al día del fallecimiento del testador,al día en que se efectúe o del día en que sesatisface la legítima. Se suele admitir que talproblema no lo soluciona el propio artículo 818pues sólo determina el momento de la muerte deltestador como básico para la determinación delos bienes que componen su patrimonio pero no

que los mismos hayan de valorarse a tal momento,aunque ello puede entenderse que se desprende,como criterio general y analógico dellegislador, del artículo 654 22 . No obstante ladoctrina se inclina por el criterio del valor delos bienes en el momento de concretar o fijar lalegítima 23 .21

Por ello, y como recuerda la SAP Cantabria,Sección 3.ª, de 29 noviembre 1994 ( AC 1994,2094)  , y con independencia del derecho quetiene el legitimario a percibir los frutos eintereses correspondientes, desde elfallecimiento del causante, ciertamente noforman parte éstos del caudal relicto, ni portanto pueden tomarse en consideración para lafijación de las legítimas para lo que seatenderá exclusivamente al valor de los bienesque quedaron a la muerte del testador.22

«Las donaciones que, con arreglo a lo dispuestoen el art. 636, sean inoficiosas computado elvalor líquido de los bienes del donante altiempo de su muerte, deberán ser reducidas encuanto al exceso...»23

Así DIEZ PICAZO y GULLON BALLESTEROS entiendenque el referir el valor al momento de la muerte,doctrina jurisprudencial sostenida conanterioridad a la Ley de 13 de mayo de 1981,contrasta con el art. 847 en la redacción dada

por tal Ley, en el que el valor de los bienes esel del momento de fijar o concretar la legítima.Para estos autores ciertamente que el preceptose integra dentro de los que se dedican a lahipótesis de su pago en metálico a loslegitimarios en lugar de satisfacerla con bieneshereditarios, pero no hay ninguna razón lógicaque impida la generalización del criterio que,por otra parte, es el seguido en la SAP Vitoria,Sección 1.ª de 10 marzo 1993 ( AC 1993, 340)  alentender que aunque la regla contenida en elart. 847 está referida a un supuesto especialdebe entenderse de aplicación general pues nosería coherente la utilización de criteriosdistintos a hipótesis semejantes. Sin embargo,siendo lo más problemático la valoración de losbienes en el pago en metálico de la legítima porel desfase y aumento de valor que se puedeproducir entre la valoración y el pago, a mijuicio, precisamente el art. 847 el momento queseñala es el de la liquidación de la legítima,mientras que si se paga en bienes del caudalrelicto (que es a lo que en general tienenderecho) parece acertado, bien el criterio deLACRUZ al decir que si la legítima se calculópor el valor que los bienes tenían al fallecerel causante, conforme a idéntico valor debierantasarse los bienes atribuidos en pago de lamisma al legitimario, bien el criterio de VALLETen el sentido de que la valoración de lalegítima deberá seguir las mismas alteracionesque el valor de los bienes. Para la STS 8 julio1995 ( RJ 1995, 5552)  el valor que ha de sertenido en cuenta es el que a los bienesintegrantes del caudal hereditario les

corresponda en el momento de practicarse lapartición (arts. 847, 1045 y 1074 CC).

En cuanto a las disposiciones que «inter vivos»válidamente haya realizado el causante, esevidente que al legitimario le interesa suconocimiento, fundamentalmente de los actosrealizados a título gratuito que deberán sertraídos a la cuenta de la herencia no sólo paracolación en sentido estricto (art. 1035), sinopara calcular la hipotética suma que alcanzaríael caudal del causante si no las hubierarealizado 24 , efectuar las imputacionespertinentes y, en su caso, proceder a sureducción o anular en beneficio del legitimariolas hechas o efectuadas a extraños, o determinarsi se han de contar como satisfacción anticipadade la legítima, o como mejora, o con cargo altercio de libre disposición, reduciendo, en sucaso, aun las hechas a legitimarios.24

Como señala LACRUZ el causante tendría un mediorelativamente sencillo para burlar los derechosde los legitimarios, atribuyendo «inter vivos»los bienes, mediante donación, a las personas alas que desease favorecer en perjuicio de éstos.El legislador, consciente de este riesgo, y paraevitarlo, una vez conocidos la consistencia y elvalor del «relictum», obliga a adicionar a ésteel importe de las donaciones que realizó en vidadel causante, sea testador o fallecido «abintestato».

En efecto, como dice la STS 17 marzo 1989 25 ,para determinar el importe de las legítimas, ysaber lo que se puede o no recibir portestamento (arts. 636 y 654 CC) ha de tenerse encuenta, no sólo el valor neto de los bienes quequedaron a la muerte del testador, sino tambiénlas transmisiones gratuitas realizadas «intervivos» (reunión ficticia del «donatum» y el«relictum») cuyo valor contable representará elactivo de la herencia, y del que no puedenexcluirse ninguna de las donaciones efectuadas,ya lo hayan sido a legitimarios, no legitimarioso extraños, sin límite alguno en el tiempo, sinconsiderar su proporción o desproporción con elpatrimonio del donante, ni la ausencia devoluntad dolosa de éste. El Código Civil incluyeexpresamente entre las liberalidades a computar26 la condonación expresa o tácita (arts. 1187,1188) no siendo objeto de reunión los regalos decostumbre,los gastos señalados en el artículo1041 y teniéndose que computar parcialmente lasdonaciones onerosas y remuneratorias 27 .25

  ( RJ 1989, 2161)  . Vid. el comentario deMALUQUER DE MOTES BERNET en CCJC, 1989, núm.519.26

Se pregunta VALLET si cuando los textos legalesdicen que son computables las donaciones, serefieren al concepto estricto de donación o, másaltamente, a los actos o negocios de «meraliberalidad», denominación con la que el art.

1274 CC tipifica los de causa gratuita queproducen y justifican el enriquecimiento, de unaparte, y empobrecimiento, de la otra. La ratiode la computación determina, por sí sola, que hade referirse a este concepto amplio.27

La colación de las donaciones remuneratorias yonerosas a los efectos del art. 818 y cálculo delas legítimas no es cuestión que se presentepacífica a la vista de lo dispuesto en los arts.619 y 622. En relación con las donacionesonerosas la STSJ Cataluña 21 marzo 1994 ( AC1994, 10648)  entiende que la donación con causaonerosa queda sometida al régimen jurídico delas donaciones en la parte que excedieran delvalor de la carga o gravamen impuesta aldonatario y, en consecuencia, se han de computaren esa parte: «según el art. 619 CC es tambiéndonación la disposición de una cosa en favor deuna persona en la que se imponga al donatario ungravamen inferior al valor de lo que donó; y sisegún el precepto, esta transmisión ha decalificarse también de donación, esto quieredecir que el gravamen inferior no modifica lacausa gratuita que fundamentó la donación sinoque comporta únicamente una disminución de laatribución patrimonial. De aquí resulta que lasdonaciones onerosas se han de computar para elcálculo de la legítima, porque según el art. 129de la Compilación se computan los bienes donadospor el testador, y ya se ha dicho que el art.619 CC califica la donación onerosa de donación.Pero si se relaciona el art. 619 con el art. 622del mismo Código en el que se establece que las

donaciones con causa onerosa se rigen por lasreglas de los contratos, es preciso añadirinmediatamente que el art. 622 de dicho Código –en su primera edición– que seguía el precedentemarcado por el art. 943 del Proyecto de CódigoCivil de 1889 y el art. 619 del Anteproyecto de1882-1888 establecía que las donaciones onerosasse regían por las reglas de los contratosonerosos, en tanto que en la segunda –ydefinitiva– edición del Código se dice que lasdonaciones onerosas se rigen por las reglas delos contratos, y desde esta perspectiva seimpone afirmar que el criterio del legisladorfue el de someter las donaciones onerosas a lasreglas de los contratos, tanto las fundamentadasen una causa onerosa o en una causa gratuita. Yesta evolución legislativa lleva a considerarcomo solución más válida que de acuerdo con losarts. 619 y 622 CC, la donación con causaonerosa queda sometida al régimen jurídico delas donaciones en la parte que excedieran delvalor de la carga o gravamen impuesta aldonatario, lo cual determina que de acuerdo conel art. 129 de la Compilación, las donacionesonerosas se han de computar en esa parte». Estasentencia no habla de las donacionesremuneratorias pero, en mi opinión, debe ser elmismo régimen jurídico a pesar de la distinciónque a efectos de forma, como se veráposteriormente, realiza la Jurisprudencia y asílo entiende la doctrina (LACRUZ, VALLET) para laque el art. 622, a pesar de su defectuosaredacción y sus deficiencias técnicas, conduce aentender que sólo deben computarse en cuanto alplusvalor de lo donado respecto del servicio

remunerado. Así parece entenderlo la STS 21abril 1990 ( RJ 1990, 2762)  que se cita acontinuación.

En este sentido, es doctrina jurisprudencial 28

que las donaciones «inter vivos» realizadas porel causante sí son colacionables a efectos delcálculo de la legítima, como claramente lomantiene la STS 21 abril 1990 interpretando elartículo 818 CC 29 , por lo que lo donado aextraños se colaciona para calcular ysalvaguardar la legítima imputándolas al terciode libre disposición 30 tal y como establece elpárrafo 2.º del artículo 818 31 y entrelegitimarios para imputarlo a legítima, mejora olibre disposición 32 , pero siempre paradelimitar la oficiosidad o inoficiosidad de lasdisposiciones a título gratuito 33 de manera que,incluso, y como recuerda la STS 16 junio 1902(Col. Leg. enero-junio, núm. 172) aunque elcausante conceda la dispensa de la colación enlos términos admitidos en el artículo 1036 ellosólo implica que las donaciones no se computarána la legítima pero no que se prescinda de ellasen el inventario para imputarlas dondecorresponda y determinar si el testador se haextralimitado en sus facultades. De acuerdo contal doctrina –añade la mencionada STS 21 abril1990– «habremos de concluir que las resolucionesde instancia, al computar las donaciones hechasa los hijos por el causante para calcular elmontante total de la herencia, y de ahí llegaral de los tercios de legítima, mejora y libredisposición, interpretó correctamente elartículo 818 CC, entendiendo el término

“colacionables” en un sentido amplio que permiteincluir en el mismo todas las donaciones hechas,sin perjuicio de que pudiesen o no resultarinoficiosas, para cuya declaración es preciso,como paso previo, el cálculo del montante totalhereditario» 34 .28

«Para conocer la masa de los bienes –dice la STS27 enero 1989 ( RJ 1989, 131)  – han dedeterminarse los bienes líquidos relictos y lasdonaciones; por ello, sin prejuzgar sobre lavalidez o invalidez de las liberalidadescomputables, hay que inventariarlas y traerlas acolación. Se suceden dos operaciones, una lacomputación o formación de la masa hipotética, yotra la atribución de la porción que correspondeal legitimario a quien se le imputa lo recibidopor donación». Esta misma sentencia declara quela determinación del «relictum» y el «donatum»son cuestiones de hecho fijadas por la Sala enuso de sus facultades.29

  ( RJ 1990, 2762)  . En litigio entre hermanossobre donaciones realizadas en vida por el padrea uno de los hijos y un nieto, alegado por éstosque la sentencia de la Audiencia habíacalificado de no colacionables las donacionesrecibidas y que, sin embargo, las computa parala formación del total caudal hereditario, lasentencia rechaza el motivo razonando que «ladoctrina predominante, al interpretar elprecepto del art. 818 CC, viene entendiendo que

para el cálculo de la legítima, mejora y terciode libre disposición de la herencia debensumarse a lo relicto líquido todas lasdonaciones no exceptuadas de computación porrazón de sus circunstancias (como pueden ser,entre otras, las remuneratorias, onerosas ymodales, usuales, las de frutos y en particularalgunas otras entre las que no se encuentran lasdel supuesto que nos ocupa), y que así sedesprende de la interpretación conjunta de losarts. 808 y 818 CC, preceptos de los cuales elprimero determina las cuotas que constituyen lalegítima, señalando la proporción, mientras queel segundo indica el modo de determinar elmontante de una de esas cuotas ideales,estableciendo la base a la que debe aplicarseaquélla, así como de la de los arts. 819 y 820,cuya interpretación conjunta con el art. 818hace palpable la evidencia de que las donacioneshechas a extraños deben ser computadas a todoslos efectos, agregándose, finalmente, que, sital y como el art. 636 afirma, ninguno podrá darni recibir, por vía de donación, más de lo quepuede dar o recibir por testamento, tendremosque convenir que, o bien hay que formar, almenos contablemente, una masa única con todo lorelicto y lo donado, para aplicar el módulocorrespondiente a la suma, o bien habrá queformar dos masas distintas, para aplicar a cadauna los mismos módulos, de modo tal que habríauna legítima, mejora y tercio de libredisposición de lo relicto, y otras tantas partesde lo donado, duplicidad que es desmentida porel art. 820, 1.º, al disponer que se respetaránlas donaciones mientras pueda cubrirse la

legítima reduciendo y anulando, si necesariofuese, las mandas hechas en testamento».30

Colación verificada en el ámbito del párrafo 2.ºdel art. 818 y con su propio significado en lapalabra «colacionables» referida a lasdonaciones que tienen en tal norma unsignificado impropio, que no se corresponde conel puramente técnico del art. 1035, y que másbien significa computables. «Computabilidad –taly como afirma la citada STS 17 marzo 1989– queviene referida exclusivamente a la operacióncontable para la determinación de si ha existidoinoficiosidad, habida cuenta del importe quecorresponde a cada uno de los tres tercios de laherencia, pero que en nada afecta a laobligación de colacionar que sólo puedecorresponder “al heredero que concurra con otrosque también lo sean”, pero en ningún caso a losdonatarios extraños».31

Si no caben por entero en él, el exceso sereduce por inoficioso conforme al párrafo 3.ºdel mismo art. 819. A estos efectos, extrañosson todos aquellos que han recibido donacionesdel causante y no concurran a su herencia comoherederos forzosos, incluidos los demásdescendientes que no sean los hijos llamadoscomo legitimarios a la sucesión concreta, quedeberán imputar las donaciones recibidas altercio de libre disposición, salvo que ladonación haya sido configurada como mejora por

el donante (art. 825) en cuyo caso se imputará aeste tercio.32

La imputación de las donaciones realizadas a loslegitimarios presenta algún problema en orden asu interpretación. La donaciones «inter vivos» alos hijos que no tengan el concepto de mejora seimputarán a su legítima (párr. 1.º art. 819) ypara que se reputen mejoras imputables al terciode ese nombre deben ser hechas por el donantedeclarando de una manera expresa su voluntad demejorar. Para DIEZ PICAZO y GULLON BALLESTEROS,por tanto, si la donación al hijo no tiene elcarácter de mejora, la imputación se hará a sucuota legitimaria. Si excediese de ella, no sepuede reducir por inoficiosa, porque lareducción sirve de protección de la cuotalegitimaria, y opera cuando cualquier donaciónla lesione por haber dispuesto el testador poraquella vía más de lo que puede disponerlibremente por testamento. Aquí, por elcontrario, no se plantea ningún problema de esegénero. Estamos imputando una donación cuyainoficiosidad, si la hay, se verá después,cuando no quepa en el tercio de libredisposición, por lo que el exceso habrá deimputarse al mismo. Si no cabe, o en lo que noquepa, podría imputarse al tercio de mejora. Ladificultad para estos autores está en elcarácter expreso que ha de tener la donacióncomo mejora según el art. 825 y es que, enefecto, la mejora tácita admitida en el art. 828solamente está prevista para las atribuciones acausa de muerte. De todas formas LACRUZ

configura un sistema de computación sobre eltercio de mejora respetando la necesidad de sucarácter expreso diciendo que las donaciones noasignadas expresamente en concepto de mejora aldescendiente legitimario se imputarán en lalegítima estricta (o sea, en los dos tercios delcaudal computable salvo lo atribuido pormejora), y por el resto en la parte libre:excediendo de ésta, por lo sobrante seráninoficiosas.33

Como dice la SAP Vitoria, Sección 1.ª, de 10marzo 1993 ( AC 1993, 340)  , «viviendo eldonante, la donación es válida y produce todossus efectos, haciendo suyos el donatario losfrutos correspondientes (art. 654 CC). Lo quesucede, fallecido el primero, es que a losefectos de calcular la legítima global materiales preciso computar al “relictum” (remanentelíquido de la herencia) el “donatum” (valor delos bienes donados, bien a legitimarios o aextraños), lo que se denomina “reuniónficticia”, al objeto de determinar si lasdisposiciones a título gratuito han conculcado ono la legítima, de forma que si el “donatum”cupiere en la porción libre, de mejora olegítima (art. 819 CC) se respetarán lasatribuciones gratuitas, mientras que siexcediesen de dichas cuotas será menesterreducirlas por inoficiosas en la medidanecesaria, e incluso invalidarse cuando suexceso así lo exigiese».34

Ello supone que en cualquier acción dereclamación o suplemento de legítima en la quese pretenda la fijación del caudal hereditariocon referencia al «relictum» y al «donatum», ysin perjuicio de que cada heredero sólo podráreclamar exclusivamente en protección de sulegítima y nunca de la legítima en general detodos los herederos forzosos que concurran en lasucesión, existirá, cuando menos, litisconsorcio pasivo necesario de todos loslegitimarios pues el art. 818, como dice la STS15 marzo 1976 ( RJ 1976, 1379)  , en un litigioentre las hermanas contra su madre faltando otrohermano, «dispone que para determinar el valorde la legítima, hay que tener en cuenta dospartidas diferentes, a saber: el importe delcaudal relicto, y el importe del donatario,cantidades ambas, que forman el haber partible,y que no pueden fijarse a espaldas y conausencia de ninguno de los legitimarios, queforzosamente habrían de resultar afectados poraquella fijación de la suma total, en la cualles corresponde una parte proporcional, que yapudieron obtener por vía de “donatum”, o quepueden completar ejercitando su acciónlegitimaria».

Siendo computables se plantea entonces si seestará al valor de la donación al tiempo de lamisma o al del avalúo, criterio este último delartículo 1045. Con anterioridad a la Ley de 13de mayo ( RCL 1981, 1151 y ApNDL 2354)  elartículo 818 especificaba que la valoración delas donaciones colacionables había de hacersecon arreglo a la estimación del objeto en el

tiempo en que se hubiesen hecho. Ahora ladoctrina entiende que el aplicable es elartículo 1045 por analogía. En este sentido,la STS 26 febrero 1992 ( RJ 1992, 1538)resuelve la aplicación del artículo 1045 en unacolación respecto de una donación anterior ala Ley 11/1981, de 13 de mayo ( RCL 1981, 1151 yApNDL 2354)  y una sucesión abierta conposterioridad 35 y la STS 19 julio 1982 ( RJ1982, 4256)  llega a la misma conclusión que elvigente artículo 1045 para el cálculo de laslegítimas del artículo 818, incluso para unadonación y sucesión abierta con anterioridad ala reforma de 13 de mayo de 1981 36 .35

El recurrente pretendía que el art. 1045 seaplicara en su antigua redacción con referenciaal valor que tenían los bienes al tiempo de ladonación alegando la disp. transit. 1.ª delCódigo Civil, lo que es rechazado por elTribunal Supremo que estima con acierto, tantopor dicha disp. transit. como por la disp.transit. 8.ª de la Ley de 13 de mayo de 1981,que la norma a aplicar será la vigente en elmomento de abrirse la sucesión y no cuando serealiza la donación.36

La sentencia de la Audiencia, aplicando el art.1045 en su redacción posterior a la Ley de 13 demayo de 1981, había estimado que la colación serealizaría teniendo en cuenta el valor de lodonado a la fecha de la muerte del causante

(1971), frente a lo que se plantea el recursoentendiendo que era de aplicación el art. 1045en su anterior redacción y, efectivamente, asílo entiende el Tribunal Supremo, perointerpretando en esta sentencia el primitivoart. 1045 en el mismo sentido que el nuevo, apesar de tener una redacción completamentedistinta, cosa que hace a los pocos meses de laentrada en vigor de la nueva Ley y en un litigioen que, por las fechas, se supone comenzó eninstancia al amparo del derogado art. 1045. Noobstante puede verse la STS 9 enero 1995 ( AC1995, 341)  que mantiene el criterio tradicionalde que tratándose de derechos relativos a laherencia, ha de ser de aplicación la legislaciónvigente en el momento del fallecimiento delcausante, por lo que se ha de atender al valorque los bienes tenían al tiempo de la donaciónde acuerdo con el precepto del art. 1045 CC.

Por su parte, la STS 17 diciembre 1992 ( RJ1992, 10696)  , interpretando el párrafo 2.º delartículo 1045 entiende que el valor de lo donadoha de hacerse con referencia al momento de latasación, y si bien los aumentos o deteriorosfísicos corren a favor y por cuenta deldonatario, no sucede lo mismo en cuanto alincremento del valor del terreno por aplicaciónde la normativa urbanística en que ante elsilencio del legislador, aumentan la masahereditaria 37 . Tal criterio es ciertamenteimportante y si es de aplicación entrecoherederos también lo es frente a terceros parael cálculo de la legítima.37

El motivo de casación se fundamentaba en quehabiéndose producido una mutación en la fincadonada consistente en que la misma pasó de serrústica a tener naturaleza urbana, la tasaciónactualizada debería referirse al estado de lafinca en el momento en que tuvo lugar ladonación, respetándose la naturaleza ycaracterísticas que tenía entonces, tesis que esrechazada en base a la interpretación delpárrafo 2.º del art. 1045 que «sólo prevé lascircunstancias físicas posteriores, no ningunaotra y por tanto no incluye los incrementoseconómicos o de valor de cualquier otro tipo quepuedan afectar a los bienes donados, como puedenser los plusvalores derivados de procesosurbanísticos, recalificación de terrenos,creación de infraestructuras revalorizadoras,modificaciones sustanciales en el entorno o cesede actividades agrarias, residenciales o desimple recreo y su sustitución por otras,industriales o de cualquier tipo más rentable,en las que en todo caso el bien permanece con lamisma identidad física. El legislador de 1981 nofue previsor, seguramente de estas situaciones,por lo que el mandato de la norma, al resultarbien explícito, no precisa de interpretación ode la necesidad de acudir al proceso analógico,para captar su contenido». Por supuesto talcriterio no es de aplicación cuando la mutaciónfísica de la finca y su mayor valor urbanísticose produce por la actuación de los propiosdonatarios tal y como sucede en el caso resueltopor la SAP Alicante, Sección 4.ª, de 24 enero1995 ( AC 1995, 193)  .

 

5. La intangibilidad cuantitativa de lalegítima: la acción de suplemento

El legitimario puede entender que lo dejado porcualquier título por el causante (en el propiotestamento, donaciones «inter vivos», etc.), esmenos de lo que le corresponde, figura que seproduce con cierta frecuencia en la prácticamediante el recurso usado por el testador,además de las donaciones efectuadas en vida, dedisponer mandas y legados en favor de terceros ode sus hijos, instituyéndolos en el remanenteherederos universales y en las que el resultadofinal es que el legitimario percibe menos de loque por legítima estricta le corresponde 38 .38

Como indica VALLET, debe entenderse que lareclamación del complemento se circunscribe allímite de la legítima estricta si es dirigidocontra otro u otros descendientes legítimos: lavoluntad del testador es ley de la sucesión, yel límite legal de esa voluntad, habiendo variosdescendientes legitimarios, lo constituye, paracada uno de ellos respecto de los demás, surespectiva legítima estricta (arts. 808), talcomo unánimemente habían subrayado los autorescastellanos; luego, si la voluntad del testadores dejar a un legitimario tan sólo la cosa quele ha legado, y al no tener esa voluntad otrolímite cuantitativo que el de la legítimaestricta del propio legatario, éste no podráexigir sino el complemento de ésta, es decir,

del mínimo legal que le corresponde, o sea, desu parte viril la legítima corta.

En este caso, y sin perjuicio de que lasdisposiciones gratuitas realizadas en vidasiguen siendo relevantes para fijar el«donatum», ha de tenerse en cuenta que la accióndel legitimario, salvo que lo sea único, no debetener como objeto la reducción de lasdonaciones, sino el complemento de su legítimaen los términos establecidos en el artículo 815a obtener del heredero o herederos instituidosen una porción de herencia mayor de la que eltestador podría disponer libremente. Tan sólo siasí no se logra el complemento habrá queproceder a la reducción de legados 39 y sólo enúltimo término de las donaciones realizadas 40 .39

Incluso para DIEZ PICAZO y GULLON BALLESTEROS,en el supuesto del art. 815 la acción queejercita el legitimario es una acción dereducción de disposiciones testamentarias quelesionan su legítima (art. 817). Para estosautores, quizá por ello no sea aventurado decirque tal acción de complemento carece desustantividad e individualidad propia, siendo,el art. 815 entonces un precepto que tiene dosmisiones fundamentales: 1.ª Prohibir que seconsidere la atribución insuficiente de legítimacomo preterición (art. 814). 2.ª Servir de basepara el ejercicio por el legitimario de laacción del art. 817 y, eventualmente, de lareducción de donaciones.

40

Como dice LACRUZ, de las acciones de defensacuantitativa de la legítima unas se dirigen aobtener sin más de los herederos la parte quefalta por percibir al legitimario, y son las desuplemento (art. 815). Otras obtienen los bienesprecisos para completar la asignacióninsuficiente a través de una disminución de loslegados dispuestos en el testamento y que, portanto, no se llevarán a efecto: son acciones dereducción de legados frente a los legatarios(arts. 820 y ss.). En último extremo, y nosiendo bastante las otras dos acciones, tiene ellegitimario una acción de recuperación de lasdonaciones realizadas por el causante en suvida: acción muy distinta de las anterioresporque sale del marco del testamento y el caudalrelicto, de los herederos y legatarios, para ira incidir en personas acaso extrañas al fenómenosucesorio.

No procede entonces una acción de reclamación delegítima 41 sino el ejercicio de la acción desuplemento de legítima prevista en el artículo815 42 , y así lo estima la STS 20 febrero 1981 (RJ 1981, 534)  única acción que se le reconoceal recurrente cuya madre en su testamentoincluyó una cláusula en la que especificaba quenada le legaba «por haberle dado ya la testadoramucho más de lo que por legítima acreditaría»porque declarado probado que en vida de la madrehabía recibido varias donaciones, rechazada entodo caso la existencia de una desheredacióntácita o de preterición 43 «la única acción quecompete al actor recurrente es la de complemento

de legítima si entiende que lo recibido noalcanza el importe cuantitativo de ella» pues elheredero forzoso, a quien en vida haya hechoalguna donación su causante «no puedeconsiderarse desheredado ni preterido y sólopuede reclamar que se complete su legítima, alamparo del citado artículo 815, que le facultapara pedir la integridad de esa porciónhereditaria cuando el testador le haya privadode parte de ella» tesis no sustentada por la STS27 enero 1987 ( RJ 1987, 131)  en que,discutiéndose si la acción ejercitada era desuplemento de legítima o de reclamación de lamisma 44 entiende que lo era de reclamación de lacondición de legitimario y de pago de lalegítima pues para que se estuviera ante laacción de suplemento sería preciso que ellegitimario hubiese recibido del causante, envida, donaciones a cuenta de la legítima sin quetengan tal carácter las donaciones que aunsiendo imputables no se recibieron como anticipode legítima, criterio, por otra parte, que noparece muy correcto a la vista de lo dispuestoen el artículo 819 CC.41

Vid. STS 15 noviembre 1989 ( RJ 1989, 7886)  queentiende que se trata de una acción desuplemento de legítima desde el momento en queel testador ya había anticipado al legitimarioparte de la legítima.42

Salvo que el legitimario, con posterioridad a lamuerte del causante y, por lo tanto, abierta lasucesión, renuncie al complemento de legítima encuyo caso, como dice la STS 17 abril 1990 ( RJ1990, 2722)  ya no se está ante el supuesto delart. 816 y no cabe reclamación posterior.43

Para el recurrente se había producidoinfracción, por violación del art. 851 CC al nohaber sido aplicado por la sentencia tratándosede una desheredación tácita alegándose comojustificante de ello algo que ha sidocontradicho y cuya certeza no ha sido probada,no tratándose tampoco de una de las causas dedesheredación señaladas en los arts. 852 ysiguientes de dicho CC, y siendo ladesheredación, en un sentido amplio, todaprivación de la herencia, incluso la impuestapor la Ley en los casos de indignidad parasuceder, en un sentido estricto ha de estimarsecomo tal la privación a un heredero legitimariode la porción de herencia que por derecho lecorresponde, desposeimiento que, en el casopresente, se produce, porque el actor, ahorarecurrente, nada percibió de su madre antes nidespués del fallecimiento de la misma, la que enla cláusula primera de su testamento afirma que«Nada lega a su hijo Teodoro por haberle dado yala testadora mucho más de lo que por legítimaacreditaría, y si bien es cierto, dice elrecurrente, que si hubiera habido algunaentrega, aunque no fuera el importe de lalegítima correspondiente, la causa alegada porla testadora sería suficiente para la

desheredación, tal circunstancia no apareceprobada en los autos». Sin embargo la sentenciarechaza esta argumentación afirmando que«resulta obligado declarar que la alegadadesheredación no se ha producido, pues si éstatiene lugar, en términos generales, cuando pordisposición testamentaria se priva a un herederoforzoso del derecho a la legítima que el art.806 CC le reconoce por alguna de las causas quetaxativamente señala, en cuanto a los hijos, elart. 853 de dicho cuerpo legal, además de las deincapacidad que por indignidad para suceder,pudieran comprenderles de las que establece elart. 756, conforme dispone el art. 852, ambosdel mencionado Código sustantivo, es visto queen ninguna de ellas tiene su base la mencionadacláusula testamentaria, cuya nulidad en lademanda se solicita, pues en ella, y conclaridad, la testadora, madre del recurrentejustifica la razón de no dejar nada a éste porherencia en el testamento ahora impugnado y queno es otra que la de “haberle dado ya mucho másde lo que por legítima acreditaría” referenciaque la sentencia entiende también suficientepara negar la concurrencia de preterición delrecurrente como heredero forzoso de latestadora, al no haber habido omisión o falta demención del mismo en el testamento».44

A los efectos de los arts. 136 y 139 dela Compilación catalana ( RCL 1960, 1034 y NDL4575)  entonces vigente y en cuanto al pago deintereses desde la reclamación judicial o desdela muerte del causante. Vid. la STS 7 julio 1995

( RJ 1995, 5565)  que en el régimen del CCconfirma la Sentencia de la Audiencia que habíaestablecido el complemento de la legítimamediante el abono de una cantidad de dinero y nocon bienes hereditarios, imponiendo a losherederos condenados el pago de intereses desdeel día siguiente de la fecha de la muerte delcausante.

En cuanto a la forma de ejercicio de la acciónde complemento de legítima, la STS 4 junio 1991( RJ 1991, 4418)  entiende que se traduce en laacción familia escircunde, es decir, comoestableció la STS 8 marzo 1989 ( RJ 1989, 2023), a través de la acción de partición de herenciaúnica vía a través de la cual podrá determinarseefectivamente la cuantía de la legítima y sueventual vulneración 45 , lo que habrá dehacerse, cuando concurran los legitimarios a laherencia de varios causantes, de forma separadae independiente, lo cual es importante tener encuenta por sus distintas consecuencias 46 . Siexisten conductas fraudulentas (donacionessimuladas, etc.,) puede entablarse sin más lasacciones pertinentes para que se declare larealidad y como tal sean tratadas en lapartición dentro del «relictum» o del «donatum»,según proceda. Pero si ello no existe sino unaqueja del legitimario de que no recibe lo quepor legítima le corresponde, entonces la accióntiene que enmarcarse dentro de la partición dela herencia, vía procedente en la que puededeterminarse el caudal relicto y, por lo tanto,la concurrencia o no de vulneración de lalegítima 47 .

45

Para esta sentencia «no es ontológica, nijurídicamente, posible pedir el complemento delegítima, conforme al art. 815 CC, que es laúnica acción que ha sido estimada por lasentencia recurrida... sin antes conocer elmontante del «quantum» o valor pecuniario que,por legítima estricta, corresponda a cada uno delos herederos forzosos de que se trate, paracuyo conocimiento o fijación han de tenerse encuenta todos los bienes que quedaren a la muertedel testador, con deducción de las deudas ycargas, salvo las impuestas en el testamento,según prescribe el art. 818 CC, lo que presuponela práctica de las operaciones particionales».46

Así, la SAP Cantabria, Sección 3.ª, de 29noviembre 1994 ( AC 1994, 2094)  afirma que «alexistir dos herencias distintas, las del padre yde la madre de los aquí litigantes, no esposible tratar de mezclar y englobar las dospara, teniendo en cuenta indiscriminadamente lasadjudicaciones hechas en los dos testamentos, ysumando el remanente de lo no adjudicadoconcretamente a ninguno de los herederospretender la conclusión de que se ha lesionadola legítima del recurrente, pues una elementaltécnica jurídica exige que se practique lapartición, por separado, de cada una de lasreferidas herencias, como único medio de poderconocer el importe o valor de lo que, porlegítima estricta, ha de corresponder en cadauna de ellas al recurrente, y en consecuencia,

si los bienes que han sido adjudicados comolegado en cada uno de los referidos testamentos,incrementados con la parte que corresponda alremanente de los bienes no adjudicados, afectana la misma».47

No obstante, en la Jurisprudencia, puedenencontrarse con frecuencia supuestos deejercicio de la acción de suplemento de legítimaa través del declarativo correspondiente y en elque se ventila el importe del «donatum» y del«relictum», lo recibido por el heredero y lo quele corresponde de complemento de legítima concondena a los demás legitimarios a su abono. Eneste sentido puede verse la SAP Pontevedra,Sección 2.ª, de 5 octubre 1993 ( AC 1993, 2025).

 

6. La recomposición del patrimonio hereditario:la impugnación de las enajenaciones onerosas

Es un hecho, que con frecuencia se produce en lapráctica, que el causante conociendo que a sufallecimiento entrará en juego el sistemalegitimario del Código Civil, no pudiendodesheredar a sus hijos y queriendo favorecer aun tercero o a alguno de sus descendientes enparticular frente a otro legitimario, entra enel mundo habitual de las enajenaciones onerosassimuladas, generalmente a través de compraventasque en muchas ocasiones encubren una donación 48

: a veces por puro ánimo de liberalidad sin más

y de deseo de favorecer al donatario, otras conun evidente afán remuneratorio de unos servicioso cuidados prestados por un tercero,habitualmente unido a un abandono por parte delfuturo legitimario y, en los casos másllamativos, con un evidente ánimo defraudatorio,entendiendo por ello efectuar de hecho lo que,con arreglo a Derecho, no podría efectuar:desheredar al legitimario.48

La compraventa simulada encubriendo una donaciónes, con mucho, el supuesto más frecuente que seproduce en la práctica. No obstante, vid. SAPBaleares, Sección 3.ª, de 3 junio 1993 ( AC1993, 1909)  en que se planteó, ante lareclamación de las cantidades adeudadas, elproblema de alegación de simulación de uncontrato de renta vitalicia encubriendo unadonación.

Como cuestión previa ha de decirse que eltratamiento de las enajenaciones onerosasrealizadas en vida por el causante y el cálculode las legítimas es claro: los bienes enajenadosno forman parte del «relictum», si se producenen favor de terceros nada tendrían que responderen la partición y lo mismo sucedería si se tratade un descendiente, pues los bienes estaríanintegrados en su patrimonio por título oneroso yno habría que traerlos a la cuenta de laherencia, ni para la «colación» del cálculo dela legítima (art. 818) ni para la «colación»entre legitimarios (art. 1035), tal y como secontempla en la STS 19 diciembre 1990 ( RJ 1990,

10312)  en que impugnada por dos hermanas unacompraventa entre su madre y otro hermano que seestima aparente para que se declare laexistencia de una donación colacionable, elTribunal Supremo declara que nos encontramosante una compraventa real y existente por lo queno ha lugar a colación alguna 49 .49

Vid también la STSJ Cataluña, 21 marzo 1991 ( AC1991, 3902)  en que afirmando la idea de que lacreciente influencia del Fisco en la realidadeconómica plantea serias dificultades a la horade determinar los dos sumandos que han deintegrar la cantidad que sirva de base parafijar las legítimas, el «relictum», o valor delos bienes de la herencia al fallecer elcausante y el «donatum» o donaciones a tener encuenta, en el caso concreto, «no admitiéndosepor la Sala que la venta de las empresas delcausante a su hijo encubriese una donación, nocabe que su valor haya de añadirse al del caudalrelicto».

Por ello es evidente que al legitimario, para elcálculo de su legítima, en relación con terceroso con otros legitimarios, le interesa de maneramuy importante determinar las disposicionessimuladas absolutamente, para que los bienes secomputen dentro del «relictum» y a él seantraídos «in natura» (o su valor si han pasado aterceros de buena fe) o, como mínimo, establecerlas disposiciones «inter vivos» realizadas bajosimulación relativa, encubriendo una donación,pues en tal caso cabe la posibilidad de sostener

la nulidad de pleno derecho de las mismas porfraude y causa ilícita (art. 1275), defecto deforma (art. 633) o falta de aceptación (art.630) volviendo los bienes al «relictum» o, en sucaso, determinada su validez, proceder a sucómputo dentro del «donatum» para determinar elcálculo de la legítima, su oficiosidad oinoficiosidad, bien frente a donatarios terceroso entre los propios legitimarios para su debidaimputación y eventual reducción.

 

A. Legitimación y momento de impugnación

Es doctrina reiterada del Tribunal Supremo,entre otras STS 23 julio 1993 ( RJ 1993, 6475)que resulta de una evidencia dogmáticaindiscutible la legitimación para el ejerciciode las acciones de nulidad por simulaciónabsoluta de todos quienes tengan la cualidad deherederos, sea cual sea el calificativo de sunaturaleza (legitimarios, colaterales,testamentarios, «ab intestato», etc.). Es decirque el legitimario, reuniendo la condición deheredero y con independencia de su legítima,puede impugnar los actos de su causanterealizados con simulación absoluta aunque noperjudique su derecho hereditario. Además, yespecíficamente, al heredero legitimario, comoconsecuencia del derecho que la Ley le concedede inviolabilidad de la legítima, se le reconocelegitimación para impugnar los actos simuladosrelativamente que el causante haya realizado yque produzcan lesión de la misma 50 .

50

LACRUZ matiza más la distinción entrelegitimario y heredero en cuanto tales a efectosde legitimación para impugnar los actosrealizados por el causante. Para este autor elheredero puede impugnar todos y sólo aquellosactos que podía el causante: tanto losabsolutamente nulos como los incursos en causade anulabilidad. El legitimario, en cuanto tal,sólo puede impugnar los actos del causante enperjuicio de la legítima, y por esta causa:actos válidos en sí, pero lesivos. Por tanto, sihay en el caudal bienes suficientes parasatisfacer su derecho, al legitimario en cuantotal, a falta de lesión, no le incumbe acciónalguna de nulidad o anulabilidad, que sonpropias del heredero (del legitimario, sólocuando sea heredero). Por ello para LACRUZ ladistinción entre simulación absoluta y relativaa efectos de su impugnabilidad carece de valortratándose del legitimario: éste no puedeimpugnar los actos del causante que no leperjudiquen, cualquiera que sea el vicio odefecto que padezcan, y a salvo la dudosaimpugnabilidad de los actos nulos de plenoderecho por «cualquier interesado». De todasmaneras, a mi modo de ver, además de que en ellegitimario suele concurrir la condición deheredero, la impugnación de una simulaciónabsoluta o relativa siempre es posible no confinalidad de ineficacia sino de estimación del«relictum» y del «donatum», cuestiónindependiente de todas las demás.

Ahora bien, antes de nada ha de indicarse que,como ya se ha tenido ocasión de decir, en vida,el futuro causante es libre, en términosgenerales, de disponer de sus bienes a títulooneroso o gratuito como estime conveniente. Escierto que conforme al artículo 636 nadie puededar o recibir por donación más de lo que puededar o recibir por testamento reduciéndose enotro caso por inoficiosa, pero ello solo podrásaberse y determinarse en el momento delfallecimiento del causante al que hay queremitirse para la estimación del caudalhereditario (colación de las donaciones a estosefectos) careciendo, entre tanto, los futuroslegitimarios de cualquier acción para impugnarla validez de las transmisiones que el futurocausante pueda realizar 51 , incluso de accionesmeramente declarativas, de que las donacionesson inoficiosas.51

En todo caso la cuestión de la legitimaciónactiva ha de examinarse respecto de loslegitimarios y no en cuanto a los herederosvoluntarios pues sigue vigente la doctrinarecogida, entre otras, en las SSTS 25 abril 1967( RJ 1967, 2030)  y 30 mayo 1968 ( RJ 1968,3742)  de que no tiene legitimación paraimpugnar las liberalidades efectuadas por elcausante quien no ostente el carácter deheredero forzoso, salvo por simulación absolutapero no en la simulación relativa. Así, la STS 7marzo 1980 ( RJ 1980, 845)  entiende que laactora «heredera de su hermano por sucesiónlegal no necesaria, carece de legitimación para

oponerse a los contratos celebrados por elcausante con simulación relativa, porque noteniendo éste herederos forzosos ni otrarestricción en la facultad dispositiva pudotransmitir libremente la propiedad de sus bienespor acto oneroso o lucrativo “inter vivos” o“mortis causa”, y la posición jurídica de suhermana de vínculo sencillo, como heredera nolegitimaria, no le atribuye otro derecho que elcomprendido en el marco de la sucesión, que leimpone acatamiento a la voluntad real yverdadera de enajenar que tuvo el difunto,siquiera haya sido encubriendo por unacompraventa la donación, rotundo aserto del Juezy de la Sala sentenciadora no contradicho enesta vía y que, por otra parte, se ajustaenteramente a la solución apropiada, pues enpunto a la legitimación activa para el ejerciciode la acción de simulación la Jurisprudenciadistingue entre los herederos legitimarios queactúan “ex iure propio” en defensa de su cuota,y los restantes sucesores por delaciónvoluntaria o intestada, que deberán guardarrespeto a la auténtica voluntad del causantemanifestada al realizar la donación, por más quela hubiese ocultado bajo la forma de escriturapública de compraventa».

Así lo ha estimado la STS 30 marzo 1993 ( RJ1993, 2541)  en la acción planteada por loshijos frente a su padre en la que se solicitabaque se declarase que las enajenaciones onerosasde bienes llevadas a cabo por él en favor de susegunda esposa (de manera directa oindirectamente a través de compras a terceros a

nombre de ella) encubren donaciones (clarosupuesto de desheredación de hecho), que, cuantotales, vienen sujetas a la posible reducción porinoficiosidad establecida en los artículos 636,654, 655 y 656 CC: «la sentencia recurridadeclara que no hay antecedentes en los autospara juzgar tales donaciones como inoficiosas.Los recurrentes impugnan en los motivos citadosestas aseveraciones. Sin embargo, no se sometena análisis porque carecen totalmente delegitimación activa para hacer aquellaspeticiones, extremo este de la legitimación paraaccionar que es de orden público por afectar alderecho de accionar reconocido en el artículo24.1 de la Constitución ( RCL 1978, 2836 y ApNDL2875)  . En efecto, los hijos no tienen interésen vida de sus padres para accionar solicitandodeclaraciones judiciales acerca de la naturalezade los negocios jurídicos que concluyen, a finde proteger sus expectativas sucesorias. Sólocuando efectivamente sean legitimarios (lo quesupone la muerte del progenitor, y capacidadpara sucederle) pueden acudir a la vía de lareducción de las donaciones que en vida hayanhecho, si merman sus derechos legitimarios. Peroen vida de los padres carecen de todo interésprotegible mediante el acceso a la jurisdicciónpara controlar el uso y disposición delpatrimonio de éstos a tales efectos».

Esta sentencia sigue la misma doctrina de la STS23 septiembre 1992 ( RJ 1992, 7019)  en queimpugnada por un hijo la cesión de derechoshereditarios que su padre realiza en favor de suhermana (tía de aquél) en la herencia de su

abuelo, demandando, entre otros, a su propioprogenitor para que se declare la nulidad de lacesión por haberse verificado en fraude a susderechos legitimarios, se declara que no esposible dicha pretensión pues el recurrentecarece de legitimación para instar esa nulidadya que se trata de un acto absolutamente librepor parte del cedente sobre cuya actitud no esposible alegar futuros derechos legitimarios loscuales, en su caso, únicamente se produciráncuando acontezca su fallecimiento 52 : «lapretensión básica del actor tendente a impugnarla realidad del susodicho contrato de cesión dederechos efectuado por su padre..., básicamenteproviene porque con ello, se está perjudicandosu posición hereditaria como tal herederoforzoso del mismo, al ser hijo biológico delcitado, cualidad jurídica del actor que,cualquiera que sea la perspectiva de futuro quepudiera ello representar, y con independencia delo que se indica posteriormente, no le facultapara que en la actualidad en tanto en cuanto nohaya fallecido su citado padre codemandado,pueda ostentar un derecho legitimario que lefaculte para el ejercicio de la adecuada tutelaque nuestro ordenamiento jurídico otorga a lostitulares de la sucesión forzosa, en susartículos 806 y siguientes; en consecuencia,careciendo, pues, de dicha concurrencia no esfactible el ejercicio de una acción tendente apreservar la futura legítima frente a los actosque pudiera en su vida haber efectuado el luegocausante o de “cuius” del susodicho herederolegitimario, todo ello, salvo se pudieraniniciar, como dice la Sala “a quo”, otras vías

tendentes a conseguir efectos satisfactoriosanálogos a través de los cauces existentes alrespecto en nuestro ordenamiento, y al margentambién de que, en su día, pudiera atacarse elcontenido económico de dicha cesión si seentendiese como un acto gratuito a través de lanormativa de las legítimas» 53 .52

Desestimada ya por la Audiencia la legitimaciónactiva para mantener la pretensión de nulidad,en el recurso se sostenía tal legitimación enbase al art. 1302 CC a través de laargumentación de que «si un acto o contrato esnulo o inexistente lo es siempre y no a partirde un determinado momento, pues en ese supuestonos encontraríamos en que tal acto de cesiónsurtiría efectos mientras viviese don José Luisy dejaría de tenerlo a partir de sufallecimiento, por consiguiente, se entiende queel recurrente es un tercero irremediablementeperjudicado por el contrato efectuado en fraudede sus derechos legitimarios, aun cuando éstossean todavía meramente expectantes, y comomínimo con relación a su legítima, que por ellono cabe duda que es operativo el art. 1302,porque además de todo ello, cuanto menosresultarían conculcados los arts. 806 ysiguientes que fijan la porción de bienes de loque no puede disponer el testador porreservarlos la ley a determinados herederosforzosos».53

«Con tales razonamientos –concluye la mencionadaSTS 23 septiembre 1992– se estima que acierta laSala de instancia por un lado, y sondesacertados los argumentos del propiorecurrente, por cuanto que, en efecto, en elsistema existente de protección de las legítimasen nuestro ordenamiento jurídico, no es posibleadmitir que se dé una protección o tutela de losderechos de los legitimarios hasta que realmenteno tengan la cualidad de tales, y eso, sólopuede ocurrir cuando se haya producido el óbitodel causante o ascendiente en cuya sucesión,como tales descendientes les corresponde lasucesión forzosa o legitimaria al amparo de lodispuesto en los arts. 807 y siguientes CC puesno cabe hablar de legítima o sucesión forzosasino cuando se ha producido la apertura de lasucesión por la muerte del causante determinantede dicha sucesión, de tal suerte que, en vida,en el mecanismo jurídico de nuestro Derechopositivo, sólo se dan las correspondientesacciones de protección bien a tenor de la deudaalimenticia, al socaire de la prodigalidad quepueden instar frente a una conducta desordenadapor parientes necesitados de dicha deudaalimenticia en los términos fijados en el actualart. 294 CC, o bien mediante las posiblescautelas protectoras de la legítima a través delos expedientes del CC, contenidos tanto en lacolación de bienes, cuando se trata de actosdispositivos realizados a favor de un coherederoque asimismo concurre a la sucesión con otro quehaya percibido bienes con ese carácter en vidadel causante, conforme a los arts. 1035 ysiguientes, o bien merced a la sanción de

protección jurídica de la legítima (preterición,complemento, reducción) arts. 813 y siguientes,o merced a la técnica de la llamada donacióninoficiosa, cuando lo donado en vida por elcausante exceda de lo que posteriormente sedetermine como tercio de libre disposiciónasimismo, reflejado en los arts. 820 ysiguientes, mas se repite, ésas son previsionesa concretar tras la muerte del disponente en lostérminos antes establecidos, por lo que no cabepues, entender que esté legitimada cualquierpersona por su presunta cualidad de futuroheredero forzoso para poder impugnar o ejercitarla acción correspondiente de nulidad de un actodispositivo, como el que ha acontecido en autos,en virtud del cual el padre del mismo, realizauna transmisión por vía de cesión de derechoshereditarios que le pudieran corresponder en laherencia de su padre, habiendo pues bajo eseparticular, confirmar lo resuelto por elTribunal “a quo”, y sin perder de vista laexpresada reserva sobre la cualidad hereditariadel actor en esa futura sucesión de su padrebiológico, acorde con la legalidad vigente a lasazón».

Esta conclusión es a todas luces correcta 54 pueslos legitimarios carecen de toda acción parainstar en vida del progenitor el reintegro delos bienes a su patrimonio 55 y una acciónmeramente declarativa es igualmenteimprocedente. Eso sí, producido el fallecimientodel causante, es indiscutible que, comolegitimarios, tienen legitimación activa para elejercicio de las acciones de nulidad por

simulación y reclamación de la cuotalegitimaria, por supuesto en los casos desimulación absoluta pero también en simulaciónrelativa 56 , lo cual puede hacerse extensible alos propios acreedores del legitimario no ya enlos supuestos de repudiación de la herencia aque se refiere el artículo 1001 CC sino a loscasos de desheredación de hecho consentida porel legitimario en perjuicio de sus acreedores,tal y como admitió la STS 3 octubre 1979 ( RJ1979, 3235)  en acción ejercitada por losSíndicos de la quiebra en reclamación de lalegítima del quebrado ante un testamento delpadre (otorgado 11 días más tarde de ladeclaración de quiebra fraudulenta) en el que nodisponiendo nada en beneficio de tal hijo semanifestaba «que tenía satisfecha en vida sulegítima», aserto testamentario al que elquebrado prestaba plena conformidad y que cedeante el pronunciamiento de la sentencia de quela pretensión legitimaria no ha sido atendida ocubierta por liberalidad «inter vivos» y por lotanto subsiste íntegra la titularidadcorrespondiente sobre el caudal relicto.54

Debe citarse, no obstante, la STS 19 diciembre1990 ( RJ 1990, 10312)  en que impugnada por doshermanas una compraventa entre su madre y otrohermano que se estima aparente para que sedeclare la nulidad de la venta ysubsidiariamente la existencia de una donacióncolacionable, el Tribunal Supremo ratifica lafalta de legitimación activa ya sostenida por laAudiencia en cuanto a la acción de nulidad pero

la admite en cuanto al pedimento de que sedeclare que la compraventa encubre una donacióncolacionable, si bien en cuanto al fondo delasunto desestima el recurso.55

Las donaciones, aunque inoficiosas, no obstan aque, conforme al art. 654, produzcan plenosefectos durante la vida del donante y para queel donatario haga suyos los frutos.56

La STS 14 noviembre 1986 ( RJ 1986, 6392)parece sostener lo contrario pues después dereconocer al legitimario legitimación en lossupuestos de simulación absoluta añade que «nosucediendo así, por el contrario, si concurresupuesto de simulación relativa, en el que si sedemuestra que aunque la causa expresada en elcontrato no correspondiera a la realidad, elmismo estaba fundado en otra verdadera y lícita,pues en este supuesto no asiste acción paraimpugnarlo al heredero forzoso que por latransmisión patrimonial operada no haya sidoperjudicado en sus derechos legitimarios»,doctrina que, a pesar su dicción literal, ha deentenderse en que sí tiene acción para acreditarla existencia de simulación relativa, la nulidaddel negocio disimulado por otros motivosjurídicos que la ilicitud de la causa o, comomínimo, su contabilización a efectos del cálculode las legítimas. Vid. el comentario a estasentencia de MIRALLES GONZALEZ en CCJC, 1987,núm. 332.

De todas formas, la legitimación del herederoforzoso a la muerte del causante ha deentenderse sin perjuicio de que la STS 10octubre 1989 ( RJ 1989, 6905)  la niegue al hijopara impugnar las donaciones encubiertas cuandolas conoció y consintió 57 , aplicando ladoctrina de los propios actos y de que seadiscutida esa legitimación cuando loslegitimarios han sido desheredados en testamentopues, en principio, y según declara la STS 11febrero 1988 ( RJ 1988, 939)  , con cita dela STS 20 mayo 1931 ( RJ 1931, 2054)  , mientrasno sea anulado el testamento que contiene lacláusula de desheredación carece el desheredadode todo derecho sobre la herencia del causante 58

, lo que, en el caso concreto, no le impidereconocer dicha legitimación ante la imprecisaredacción de la cláusula de desheredación y aotras circunstancias concurrentes 59 que, enúltimo término, implican una matización generala la anterior afirmación.57

Vid. el comentario de ROCA TRIAS en CCJC, 1989,núm. 554 para quien, consentir a una donación yrenunciar a la legítima que hipotéticamentepudiera corresponder de haberse hallado losbienes objeto de ese contrato en el patrimoniodel causante, es tanto como realizar unarenuncia declarada nula por el art. 816.58

Sigue también este criterio la SAP Guadalajarade 14 noviembre 1994 ( AC 1994, 1994)  al decir

que «es claro que el art. 850 del propio CCdispone que “la prueba de ser cierta la causa dela desheredación corresponderá a los herederosdel testador si el desheredado la negare” y yadesde la Sentencia de 20 de mayo de 1931, cuandomenos, no se ha discutido que la negación de lacausa deba efectuarla el desheredado en juiciodeclarativo, de tal suerte que aunquecorresponda la demostración a los instituidosherederos del testador, mientras no se obtengapronunciamiento judicial declarando lainfracción de la legítima –desheredacióninjustificada– las disposiciones del causantesurten todo su efecto».59

Se trataba de la reclamación de cantidad queplantean, tras el fallecimiento de su padre, lastres hijas del mismo contra un deudor de aquélen virtud de un contrato de préstamo, dándose lacircunstancia de que las hijas, que primeramentefueron designadas herederas en testamentoabierto, habían sido desheredadas en untestamento ológrafo posterior debidamenteprotocolizado lo que le permitió al demandadoalegar falta de legitimación en las actoras,excepción que fue estimada por el Juzgado de 1.ªInstancia en sentencia revocada por la Audienciay que confirma el Tribunal Supremo argumentandoque si bien es cierto «que mientras no seaanulado el testamento en que se contiene ladesheredación, carece el desheredado de tododerecho sobre la herencia del causante, y estambién cierto que no consta de la anulación deltestamento ológrafo ni de que siquiera se haya

intentado, y que, finalmente, no es viablepronunciarse aquí, ni siquiera medialmente ypara los fines del objeto del juicio de que elrecurso dimana, y a espaldas de la allíinstituida heredera, sobre su validez y efectos,con todas esas salvedades han de tomarse en laadecuada consideración, A) los términosimprecisos de la desheredación y del alcance dela misma respecto de todas y cada una de lastres hijas aquí actoras; B) la condición delegitimarias que concurre en ellas (arts. 807 y808 CC), abstracción hecha de los testamentosdel padre y de los efectos de la desheredacióncontenida en el último y que precisará la pruebade los hechos que la sustentan por parte dequienes pretendan obtener consecuencias de sueficacia – Sentencia de 30 septiembre 1975 ( RJ1975, 3408)  y las que en ella se citan–pues deotra manera se eliminaría el sistema legitimarioestablecido en favor de los hijos; C) porque, apartir de dicha condición, ostentan las actorasel derecho de pedir en los precisos y limitadostérminos en que lo han ejercitado, o sea, enbeneficio de quienes en definitiva resulten serlos herederos de su padre».

Por supuesto, la legitimación pasiva respecto dela acción de impugnación, sea por nulidad o porinoficiosidad, le corresponde al compradoraparente o donatario, existiendo, como recuerdala STS 16 septiembre 1985 ( RJ 1985, 4263)litis consorcio pasivo necesario entre quieneshan sido parte en las transmisiones impugnadas 60

.60

Ha de tenerse en cuenta que las consecuenciasque tradicionalmente conllevaba la apreciaciónde la existencia de litis consorcio pasivonecesario (bien de oficio, bien mediante previainvocación de la correspondiente excepción), queno eran otras que la absolución en la instancia,dejando imprejuzgada la cuestión de fondo, estánsufriendo un vuelco con la incidencia de lareciente doctrina jurisprudencial sobre el litisconsorcio pasivo necesario en el juicio de menorcuantía, doctrina que comenzó afirmando,simplemente, que nada impide, y así resultaaconsejable, cuando la necesidad del litisconsorcio sea manifiesta, que en el acto de lacomparecencia –artículo 693 LECiv– proceda asalvar las carencias de este presupuestopreliminar a la entrada en fondo, bien se hayaaducido por las partes o se aprecie de oficiopor el Juez (Sentencias del Tribunal Supremode 22 julio 1991 [ RJ 1991, 5408]  , 14 mayo1992 [ RJ 1992, 4124]  , 7 octubre 1993 [ RJ1993, 7311]  y 29 diciembre 1993 [ RJ 1993,10164]  ). Tal doctrina se ha profundizado, másrecientemente, en el sentido de afirmar que lafacultad del órgano judicial de apreciar deoficio dicha excepción de litis consorcio pasivonecesario ha de entenderse supeditada a que,previamente ponga de manifiesto a las partes elproblema para apreciar su carencia y que laapreciación tardía, después de la comparecenciaprevia del artículo 693 LECiv, de la excepciónde litis consorcio pasivo necesario no puedellevar a la mera absolución en la instancia sinouna reposición de las actuaciones al momentoprocesal oportuno, es decir, al acto de la

referida comparecencia al efecto de lacorrespondiente subsanación ( Sentencias delTribunal Supremo de 18 marzo 1993 [ RJ 1993,2027]  y 18 junio 1994 [ RJ 1994, 4933]  ), loque, indudablemente traslada plenamente ladecisión sobre la existencia del litis consorcioal ámbito estrictamente del órgano judicialdecisorio y no al de las partes en el proceso.En el mismo sentido vid. STS 7 julio 1995.

 

B. Las enajenaciones simuladas

 

a. Existencia de la simulación

Sobre la existencia de la simulación, núcleocentral de la mayoría de los supuestos con losque se tiene que enfrentar el legitimario endefensa de su derecho, y sin perjuicio de otrascuestiones, ha de partirse de indicar loscriterios que recuerda la STS 13 diciembre 1993( RJ 1993, 9615)  ante la unidad de unas ventasrealizadas de madre a hijo por encubrir unadonación con intención de defraudar los derechosde los demás legitimarios y en que la Audiencia,a la vista de las circunstancias del casoconcreto, estima la validez de la venta diciendoel Tribunal Supremo que fija simulación es unacuestión de hecho sometida a la libreapreciación del Tribunal de instancia... Tambiénes cuestión de hecho determinar si existe o noconsentimiento contractual, ya que laconcurrencia de los requisitos para la

existencia del contrato es cuestión de hecho ysu constatación es facultad de los Tribunales deinstancia (Sentencias, entre otras, de 3 junio1968, 17 y 14 febrero y 15 octubre 1992),asimismo es de orden fáctico, de apreciación porel Juez de instancia, determinar si existe o nosimulación o la causa falsa (Sentencias, entreotras, de 17 noviembre 1983, 23 octubre 1989, 24febrero y 24 septiembre 1986, 4 mayo 1987)».

Reafirman la misma tesis, entre otras muchas,la STS 1 julio 1988 ( RJ 1988, 5550)  que vuelvea declarar que «la simulación, la existencia oinexistencia de causa e incluso delconsentimiento, son cuestiones de hechoreservadas al juzgador de instancia» o la STS 23septiembre 1992 ( RJ 1992, 7019)  según la cual«es obvio que la realidad o el hecho de unasimulación en una figura contractual, es aspectoque corresponde a la Sala de instancia y quesólo puede ser objeto de rectificación orevisión cuando merced a medios idóneos con ladebida literosuficiencia se derive la existenciade un error, en relación de los hechos de loscuales se trate de cimentar la repetidasimulación» 61 .61

En el mismo sentido se pronuncia la STS 29 marzo1993 ( RJ 1993, 2532)  y STS 6 mayo 1994 ( RJ1994, 3717)  .

Sobre la apreciación de concurrencia de lasimulación, en lo referente a cuestiones comoexistencia de precio, entrega del mismo o de la

cosa que se manifiesta vender, etc., ha derecordarse que, conforme a consolidada doctrinajurisprudencial, la prueba por presunciones, ala que con frecuencia ha de acudirse ante ladificultad de acreditar la simulación por pruebadirecta 62 , puede superponerse a la eficaciaprobatoria del documento público ex arts. 1218 y1250 63 y así, la STS 19 diciembre 1988 ( RJ1988, 9479)  afirma que «el documento público notiene un valor superior al de las demásprobanzas, incluidas claro está las depresunciones, dado el sistema de apreciaciónlibre en el que se inspiran nuestras Leyes, sualcance probatorio está en función de esa libreapreciación por el juzgador... no sin olvidarque si los documentos públicos hacen pruebacontra los contratantes en cuanto a lasdeclaraciones en ellos vertidas, sin embargo, noes menos cierto que las mismas carecen de fepública en cuanto a su veracidad pudiendo serdesvirtuados por los demás medios probatorios,en este último sentido es como debe considerarsela entrega del precio, de la cosa y surecepción, sujetas por tanto al resultado de laspruebas que en contra se hayan practicado y queal juzgador le toca valorar» 64 .62

Recoge la STSJ Navarra, de 9 febrero 1994 ( RJ1994, 1605)  como «la Jurisprudencia delTribunal Supremo, entre otras, Sentencias de 25junio 1969 ( RJ 1969, 3641)  , 20 diciembre 1983( RJ 1983, 6968)  , 22 febrero 1991 ( RJ 1991,1590)  , 23 octubre 1992 ( RJ 1992, 8279)  y 3febrero 1993 ( RJ 1993, 801)  , ha venido

declarando que siendo grandes las dificultadesque encierra la prueba plena de la simulación delos contratos por el natural empeño que ponenlos contratantes en hacer desaparecer losvestigios de la simulación y por aparentar queel contrato es cierto y fiel reflejo de larealidad, obliga, en la práctica totalidad delos casos, a deducir la simulación por la pruebaindirecta de las presunciones».63

Declara la STS 23 septiembre 1989 ( RJ 1989,6352)  cómo «la simulación contractual seproduce cuando no existe la causa quenominalmente expresa el contrato, por responderéste a otra finalidad jurídica distinta sin quese oponga a la apreciación de la simulación elque el contrato haya sido documentado ante elfedatario público puesto que, como tienedeclarado esta Sala en Sentencias de 15 mayo y 2junio 1983 ( RJ 1983, 3286)  , 24 febrero 1986 (RJ 1986, 936)  , 1 julio, 5 y 10 noviembre 1988( RJ 1988, 5550, 8418 y 8431)  , «la eficacia delos contratos otorgados ante Notario no alcanzaa la verdad intrínseca de las declaraciones delos contratantes, ni a la intención o propósitoque oculten o disimulen, porque esto escapa a laapreciación notarial, dado que, evidentemente,el documento público da fe del hecho y de lafecha, es decir, lo comprendido en la unidad deacto, pero no de su verdad intrínseca». Estadoctrina se reitera con frecuencia en lossupuestos de simulación. Así SAP Granada,Sección 3.ª de 15 septiembre 1993 ( AC 1993,1911)  .

64

Reitera esta doctrina, entre otras muchas,la STS 15 noviembre 1993 ( RJ 1993, 8911)  , 4febrero 1994 ( RJ 1994, 975)  y 16 marzo 1994( RJ 1994, 1984)  .

La existencia de la simulación, sea absoluta orey apreciada por los Tribunales atendiendo adeterminadas circunstancias cuya reproducción esprácticamente constante en relacionesparentales.

En este sentido, la STS 20 julio 1993 ( RJ 1993,6168)  aprecia la concurrencia de una donaciónencubierta en una escritura de compraventaotorgada entre tía (vendedora) y sobrina(compradora), en que el precio se declaraconfesado y no se acredita su percepción por lavendedora, que continúa ocupando el inmueblehasta su fallecimiento precisamente en compañíade su sobrina y el esposo e hija de ellos y queotorga testamento en favor de la misma sobrina,todo lo cual implica que se trataba de unadonación en una presunción enraizada en la máspura lógica y experiencia social y familiar.

Con la misma doctrina y sobre parecidascircunstancias, se pronuncia la STS 22 enero1991 ( RJ 1991, 306)  que en una compraventaentre tía (vendedora) y sobrino (comprador)estima la concurrencia de simulación relativa yexistencia de donación, en este casoremuneratoria, lo que deriva de unos hechosprobados, «consistentes en la citada relación deparentesco, el precio irreal establecido y las

especiales condiciones pactadas en orden al pagodel precio para lo que se estableció el plazomáximo de diez años, sin interés, con libertadpara satisfacerlo como le fuera más conveniente,la reserva por la vendedora del usufructovitalicio de los bienes que son objeto delcontrato y el otorgamiento por el comprador a lavendedora, en el mismo contrato, de un ampliopoder para que ésta pueda vender a quien quieray en las condiciones que estime convenientes lasfincas que se dicen vendidas, autorizandoexpresamente la autocontratación...; de todoello se pone de manifiesto que el juiciodeductivo del juzgador “a quo” al entenderexistente un ánimo de liberalidad en latransmisión realizada no es contrario a lalógica ni a la ley, ya que aquella forma deactuar de los intervinientes en el repetidocontrato responde a una conducta normal entrepersonas ligadas por las relaciones deafectividad que se acreditan en el presentecaso».

La STS 19 diciembre 1988 ( RJ 1988, 9479)  ,ante la acción de otro legitimario, declara laexistencia de una simulación absoluta de unascompraventas realizadas por el causante a otroshijos, que mantenían su realidad, en un supuestoen el que «debe destacarse que concurrenprácticamente en su integridad, los datos quegeneralmente se estiman precisos para llegar ala mentada conclusión, a los que cabe añadirotros un tanto atípicos que la refuerzan;negocio que se desarrolla en el ámbito familiarmás próximo; falta de necesidad de los padres de

vender; conveniencia, motivo este en el queestán conformes las tres partes demandadas, deque los bienes salieran formalmente delpatrimonio de los padres, al tener avaladasvarias deudas del demandante; falta deacreditamiento de la entrega del precio; precioreducido en relación con el valor real de losbienes (millón quinientas mil pesetas frente amás de veintitrés millones); el que el compradorno entrara en el disfrute y posesión de losbienes».

Igualmente, la STS 6 octubre 1994 ( RJ 1994,7459)  hace suyo el proceso deductivo de laAudiencia para alcanzar la conclusión de «darseventa simulada, no sólo por razón de la relaciónpaterno-filial entre los otorgantes, así comopor el precio de la venta, muy inferior al real,sino que no se probó que la supuesta cantidad-precio hubiera efectivamente salido delpatrimonio de los compradores ni tuviera entradaen el del vendedor» 65 .65

El esquema de la simulación se reproduce en larealidad de una manera un tanto sorprendente.Mostrando las circunstancias más frecuentementeconcurrentes, en la STS 20 noviembre 1987 ( RJ1987, 8412)  , y ante la reclamación de losherederos, nuevamente se declara la nulidad porsimulación absoluta de una escritura pública decompraventa, una vez más entre una tía y susobrino, declarándose probados los siguienteshechos: «a) No existe constancia alguna respectoa que la fiduciaria [vendedora] se hallara en

situación de necesidad. b) Mientras que elprecio fijado en la escritura impugnada es el de1.070.000 ptas., el valor real de los mismosinmuebles en la misma fecha era de unos16.000.000 de ptas., según resulta de losinformes periciales. c) El comprador de talesbienes y hoy recurrente tenía en 1971 y 1972(año de la escritura) unos ingresos mensuales de10.241 ptas. y de 9.861 ptas. respectivamente.d) Pese a que en el citado documento públicoliteralmente se dice que “la vendedora recibe eneste acto la expresada suma del comprador, a mipresencia, por lo que se le concede total cartade pago”, nada se ha acreditado sobre laprocedencia del dinero supuestamente entregadopor quien ofrece tan escasa capacidad económica,pese a que afirme que pagó dicha suma “de susahorros que guardaba en su domicilio”. e)Ninguna parcela rústica figura en el Catastro anombre de don José B. B., el cual tampoco figura“en ninguna lista cobratoria de Rústica referidaa las fincas que figuran a nombre de don JuanLl. C.”, según certificación librada por elAyuntamiento. f) El citado don José B. B., hoyrecurrente, no tuvo la posesión inmediata de lasfincas ni percibió frutos y las rentas de lasarrendadas y la participación en las gananciasde las cedidas en aparcería las continuópercibiendo doña María B., hasta el extremo deque cuando después de la escritura un tercerodeseó adquirir la finca de mayor cabida de lasque integraban el haz hereditario mantuvo lasconversaciones preparatorias con la citada doñaMaría B. y no con su sobrino comunicándoleaquélla su decisión de no vender. Cierto es que

frente a algunos de tales hechos declaradosprobados e individualmente considerados puedealegarse que resulta indiferente y no exigiblepor nuestro ordenamiento positivo la existenciade precio justo o que el Notario presenció laentrega del dinero; sin embargo resulta deprevalente y decisiva apreciación –como muyatinadamente precisa la sentencia del Tribunal“a quo”– que todos estos hechos y datos“valorados colectivamente, sopesados comoconjunto de indicios provenientes de unas mismaspersonas y dirigidos en una misma dirección,constituyen fundamento unitario bastante paraque por la vía prevista en el art. 1249 CC sefije como cierto que no hubo venta”».

Criterios muy parecidos son manejados años antespor la STS 30 mayo 1968 ( RJ 1968, 3742)  quefrente a la reclamación de un heredero (esta vezno forzoso sino voluntario) estima la existenciade una donación realizada bajo la forma decompraventa teniendo en cuenta los datosfácticos que conducen a tal conclusión: «a) elprecio vil de la compra, muy inferior alverdadero; b) ser técnico en compra-ventas, elpropio vendedor; c) no encontrarse éste, ensituación de agobio económico; d) existir dudasen cuanto a la entrega del precio, que noingresó en la cuenta bancaria de los vendedores;e) continuar el vendedor en posesión de lovendido, hasta que murió, y después su viuda; e)no disponer la compradora de dinero para pagardicho precio; f) el parentesco espiritual deella con los vendedores, de quien era ahijada depila». Tales elementos se muestran como

tradicional forma de actuar, lo que puedereafirmarse con la lectura de la STS 23 enero1995 ( AC 1995, 354)  en que se declara laexistencia de donación encubierta en unaescritura de compraventa otorgada en 1919precisamente por concurrir tales circunstancias.

En cuanto al bajo precio como demostrativo de laexistencia de una donación, recordar la doctrinade la STS 19 diciembre 1990 ( RJ 1990, 10312)  ,en un supuesto de compraventa de madre a hijoimpugnada por simulada por otras dos hijas, deque la existencia de un precio cierto implicacompraventa siendo en principio intrascendenteque el fijado en el contrato sea inferior alnormal pues no por ello queda desnaturalizado elcontrato al menos cuando la comparación entre elprecio de venta y el precio medio de mercado «noacredita ninguna desproporción tan evidenteentre ellos que autorizara a estimar que elcontractual encubriera un negocio disimulado dedonación».

No obstante, existiendo desproporción, elcriterio jurisprudencial suele ser distinto,como refleja la STS 23 septiembre 1989 ( RJ1989, 6352)  al deducir existencia de simulaciónrelativa encubriendo una donación en una ventarealizada por un padre a dos hijos (e impugnadapor otros tres hermanos) atendiendo a que,además de otras circunstancias, el precio fijado«por su notable desproporción con el valor realde los inmuebles vendidos, se convierte enmeramente simbólico sin que, por otra parte,conste su real entrega al vendedor ya quetratándose de precio meramente confesado, tal

manifestación del vendedor no se halla amparadaen cuanto a su certeza y veracidad por la fepública notarial, correspondiendo, en este caso,a los demandados la prueba de la existencia delprecio» 66 .66

La STS 31 diciembre 1993 ( RJ 1993, 9922)reafirma el criterio de que el precio en lacompraventa tiene que ser verdadero y real, loque descarta el precio irrisorio como es el casoen que no se considera precio real «lacontraprestación que, mínimamente, corresponde ala entrega del inmueble del caso, acusando consu ruindad, una desproporción tal, que hacebascular la situación contractual contemplada,hacia la donación en su modalidad deremuneratoria».

Tal criterio es de aplicación cuando un terceroimpugna la venta alegando que encubre donación,siendo más matizado cuando es precisamente elcomprador quien alega la existencia de donaciónpara evitar la acción de un tercero confundamento en la existencia del contrato decompraventa en cuyo caso las argumentacionessobre el bajo precio se invierten, tal y comosucede en la SAP Valencia, Sección 7.ª de 14julio 1992 67 .67

  ( AC 1992, 1089)  . En ocasiones, ante elejercicio de una acción de retracto por elarrendatario de finca urbana ante la venta

efectuada por el arrendador, el Tribunal Supremoha apreciado la concurrencia de una donaciónencubierta desestimando la demanda, como enla STS 22 enero 1991 ( RJ 1991, 306)  . Tal erael caso de la SAP Valencia, Sección 7.ª, de 14julio 1992, pero frente a la alegación delcomprador (hijo del vendedor) de existencia dedonación encubierta se rechaza «pues, aunque elprecio pueda parecer reducido e inferior alnormal, ello no tiene trascendencia a efectos deinvalidez radical del contrato, porque no esindispensable una exacta adecuación entre elvalor de la cosa enajenada y el precio figuradoen la escritura, con más fundamento cuando lospadres enajenan un bien al hijo en que esrazonable aceptar que fueran movidos por eldeseo de que resultara lo menos gravoso para sudescendiente y así el Tribunal Supremo,en Sentencias de 16 octubre 1965 ( RJ 1965,4467)  y 16 mayo 1990 ( RJ 1990, 3733)  mantienetal posición y las dichas de 16 octubre 1965 y 3enero 1947 ( RJ 1947, 6)  indica que, allitigante que niegue la realidad del precio queen la escritura se declaró recibido conanterioridad, corresponde probar su aserto parapoder enervar la presunción de veracidad queemana de la declaración hecha ante el notarioautorizante».

 

b. Compraventa simulada y nulidad

Apreciada la existencia de simulación y sobresus consecuencias, lo primero que hay queindicar es que no toda compraventa simulada debe

concluir en la estimación de la existencia deuna donación disimulada pues como afirma la STSJNavarra de 9 febrero 1994 ( AC 1994, 1605)  ,«la exigencia de “animus donandi”, y por tantode causa en la donación, es requisito para suvalidez, como lo tiene declarado reiteradaJurisprudencia del Tribunal Supremo, entreotras, Sentencias de 2 diciembre 1988 ( RJ 1988,9292)  , 22 febrero 1991 ( RJ 1991, 1590)  , 22abril 1991 ( RJ 1991, 3013)  y 20 y 23 octubre1992 ( RJ 1992, 8088 y 8279)  , debiendoigualmente tenerse en cuenta que el “animusdonandi” ha de probarse o darse lascircunstancias para que así pueda deducirse yaque su existencia no se presume».

Por ello, descubierta la simulación, enprincipio, y como se afirma en la STS 12diciembre 1993 ( RJ 1993, 9615)  , nosencontraríamos ante un supuesto de nulidad puesla afirmación de la inexistencia de precio en elcontrato de compraventa supone la falsedad de lacausa, y no determina la presunción de que éstafue otra de liberalidad que le convierte en unode donación 68 . En este sentido, y de maneracontundente, se pronuncia también la STS 20octubre 1992 ( RJ 1992, 8088)  en que, ante laprueba de falta de pago del precio y alegadoque, en todo caso, la compraventa estaríaafectada de una simulación relativa y quetendría, superada ésta, total validez comodonación, entiende que tal tesis es insosteniblepues «no se ha probado en el pleito queexistiera “animus donandi” de la presuntavendedora, que es el ánimo de querer enriquecer

sin ninguna contraprestación al donatario (aquílos presuntos compradores), pues hay quedesechar la infundada tesis de que unacompraventa simulada sea siempre un negociojurídico que encubre donación por el simplehecho de la simulación con la que se hace, yaque el “animus donandi” no se presumen» 69 .68

«La generosidad del donante –dice la STS 6octubre 1994 ( RJ 1994, 7459)  – difícilmentecabe ser presumida, con mayor razón cuando hayotros interesados, y ha de manifestarse de formaque resulte al menos efectiva para darla porpresente».69

Expresamente se acoge a esta doctrina, revocandola resolución de instancia que había apreciadola existencia de una donación encubierta, y concita de la STS 20 octubre 1992, la SAPPontevedra, Sección 4.ª, de 9 marzo 1994 ( AC1994, 481)  para la que, en todo caso, esnecesaria la prueba del «animus donandi» que enel supuesto de una donación remuneratoria nodebe presentar mucha dificultad ante lapresencia de los servicios prestados por eldonatario que no constituyan deudas exigibles.

No obstante puede verse la STS 9 marzo 1995 ( RJ1995, 2779)  en que declarada la nulidad de lacompraventa por simulación no se admite laexistencia de una donación simple al noconcurrir acreditado «animus donandi» ni tampoco

una donación remuneratoria al considerarseesporádicos y accidentales los cuidadosrealizados.

Así pues, y salvo prueba en contrario sobreexistencia de «animus donandi» 70 debeconsiderarse un supuesto de simulación absolutaque, ante el ejercicio de la acción por ellegitimario, implicaría la nulidad de plenoderecho de la transmisión aparente 71 y, comosostiene la STS 27 enero 1989 ( RJ 1989, 131)  ,el retorno de los bienes a la masa hereditariapara su inclusión y ser computados en el«relictum» y no al «donatum», sin llegarse puesa plantear siquiera cuestiones sobre laoficiosidad o inoficiosidad de una donacióninexistente 72 .70

La STS 16 marzo 1994 ( RJ 1994, 1984)  afirmaque «no hay en autos el menor indicio de laexistencia de donación, como negocio disimulado,cuya alegación y prueba correspondería, además,a quienes sostienen la validez del contrato».71

Vid. STS 19 diciembre 1988 ( RJ 1988, 9479)y STS 24 diciembre 1993 ( RJ 1993, 10149)  , sibien esta sentencia casa la de la Audiencia quehabía estimado la nulidad de pleno derecho deuna donación entre padres e hija por simulaciónabsoluta (creación de mera apariencia frente alos acreedores de los donantes), negando suconcurrencia el Tribunal Supremo y admitiendo la

existencia de un verdadero y auténtico «animusdonandi».72

En el caso resuelto por la mencionada Sentenciade 27 enero 1989 se trataba de la acciónejercitada por un legitimario contra su hermanasolicitando la declaración de nulidad, porsimulación, de unas ventas que la madre habíaverificado a la hija, y que en caso de tenersepor donaciones, se declararan inoficiosas,nulidad que es estimada por la Audienciaalzándose el recurso con alegación de infraccióndel art. 359 LECiv. «La recurrente estima que noes congruente la sentencia que establece lanulidad de la compraventa y no decide sobre lapetición de inoficiosidad de la donación pedidapara “en su caso” en la demanda. El motivo nopuede prosperar porque la declaración de nulidadde la compraventa, comporta que su importe ha decomputarse para calcular la legítima, que enCataluña es un cuarto del “relictum” más el“donatum”, y si la venta fue nula formará partedel “relictum” y con ello se tendrá en cuentapara calcular el derecho de crédito que lalegítima catalana constituye a favor dellegitimario que tiene carácter de legatario. Lano decisión sobre la inoficiosidad de ladonación comporta que el Juez no ha dado lugar ala petición de tener la venta por donación, nipor ello entra en definir si es o no oficiosa, ypor lo tanto al ser desestimada no se haproducido incongruencia».

En este sentido ha de indicarse que si bien escierto, como se dice a continuación, que sueleapreciarse la existencia de donación encubiertatratándose de solventar los problemas no llega aproducirse precisamente por no haberse alegadonada sobre extremo 73 o por continuar sosteniendoel demandado la existencia de compraventa einexistencia de la doctrina una de tal de lo quepuede verse un ejemplo en la STS 11 febrero 1992( RJ 1992, 974)  en una acción de simulaciónplanteada por un legitimario contra su hermana yun sobrino frente a una compraventa aparente quese había realizado por el causante y en la queno se declara la existencia de una donaciónencubierta, inoficiosa o no, sino nulidad de lacompraventa por simulación absoluta por falta deprecio, y por lo tanto reintegro del bien a lamasa hereditaria, rechazándose la extemporáneaalegación de existencia de donación noconcretada en ninguna pretensión deducida eninstancia y sin que so pudiera haber sidoapreciada de oficio 74 .73

La STS 1 julio 1988 ( RJ 1988, 5550)  estima laexistencia de una simulación absoluta en unacompraventa en que se demuestra la inexistenciade precio y rechaza que nos encontremos ante unadonación encubierta al ni siquiera habersealegado.74

Declarada la existencia de simulación delcontrato de compraventa al no concurrir precio,

alegada violación del art. 633 CC, «intentan losrecurrentes argumentar, con una imposibleposición bifronte que, en tanto no ha sidoplanteada en el asunto originario, en forma, ycomo petición distinta, principal o subsidiaria,enervatoria del derecho del actor carece desostén para prosperar. Y es que de manerasolapada, poco clara, parece que losrecurrentes, que sostienen, desde el primermomento, que estamos en presencia de auténticacompraventa, deslizan, a título de hipótesis, aefectos dialécticos, la posibilidad de que elcodemandado-sobrino figurado comprador delinmueble, sea beneficiario del bien, si no portítulo de compraventa, al menos, por título dedonación, conforme a la doctrina jurisprudencialque establece que cuando el negocio jurídicosimulado, descansa sobre otra causa, pero lícitay verdadera, despliegue sus consecuencias elnegocio jurídico disimulado, en este caso, ladonación. Más debe decirse que así como laargumentación a meros efectos dialécticos ohipotéticos, tan frecuente en el alegatoforense, cabe admitirla como apoyo persuasivodel razonamiento no es hacedero, en cambio,formular peticiones supuestas o hipotéticas, demodo que si éstas no constan en manera que seancompatibles, bien porque principalmente lo sean(lo que no ocurre en el caso presente pues unnegocio jurídico no puede ser al mismo tiempocompraventa o donación), bien, porque,subsidiariamente, así se haya solicitado ysubordinada la una a la desestimación de laotra, sean compatibles, el órganojurisdiccional, carece de poder para determinar

una atribución negocial de oficio en razón delas exigencias del principio dispositivo; sólocuando el negocio jurídico disimulado debasurtir sus efectos por razones de orden públicoo para impedir perjuicios a terceros, cabría,ponderando las circunstancias del caso, dejarsentir “ex offici” estos efectos, pero si elnegocio jurídico, en cuestión, no es reconocido,ni siquiera en forma subsidiaria y, por tanto,solicitada la atribución de sus efectos, malpuede el juzgador suplir la voluntad noexpresamente manifestada de la parte a quien talnegocio disimulado habría de beneficiar, máximesi se considera que la donación hubierarequerido para su validez aceptación deldonatario y que la admisión de su válidarecepción es presupuesto para reclamar lainoficiosidad total o parcial de la misma».

En la misma línea se encuentra la mencionada STS20 octubre 1992 ( RJ 1992, 8088)  , en que seimpugna por el hijo la venta que su madrerealiza a un nietos hijo de otro hermano, quienen todo el pleito sostiene que tal venta es realintentando también convertirla en donación entrámite del recurso de casación, lo que esrechazado de una manera ciertamente contundente75 , lo que sucede igualmente en la STS 14octubre 1992 ( RJ 1992, 7555)  , 16 marzo 1994 (RJ 1994, 1984)  y en la de 6 octubre 1994 ( RJ1994, 7459)  en la impugnación que la hijarealiza de la compraventa simulada realizada porsu padre a su hermana en que también se declaranula e inexistente una donación encubierta porno acreditarse «animus donandi» y, sobre todo,

por no haber mantenido en instancia laexistencia de tal donación y plantearlo encasación como cuestión nueva 76 .75

«No menos desafortunada –dice la STS 20 octubre1992– es su pretensión de querer convertir alcontrato de compraventa en una donación ahora,en este trámite casacional, originando unacuestión nueva que no puede ser acogida porquecrearía indefensión a la parte recurrida, ya queen el período expositivo del pleito la defensadel hoy recurrente consistió en afirmarreiteradamente que se trataba de una venta real.No hubo ni asomo de la tesis que ahoracontradictoriamente se mantiene».76

«Los recurrentes –dice la sentencia– desde elprimer momento sostuvieron en el pleito que setrataba de una compraventa válida y no dedonación y por tanto no aportaron esta situaciónni como oposición ni por la vía reconvencional,por lo que se presenta como cuestión nueva, queno cabe acoger y menos de la forma solapada conque se pretende, ya que no puede sostenerse queel negocio de referencia sea al mismo tiempo,por un lado compraventa y que, al fracasar, losea, por otro, donación, lo que equivaldría auna atribución negocial de oficio improcedente,como declaró la Sentencia de 11 febrero 1992,pues mal puede el juzgador suplir la voluntad noexpresamente manifestada de la parte, a quiental negocio disimulado habría de beneficiar».

Por ello sigue vigente la doctrina de la STS 22febrero 1991 ( RJ 1991, 1590)  de que cuando seplantea el problema de la validez de unadonación encubierta bajo la apariencia de unacompraventa a lo incuestionable es en todo caso,que para la efectividad de esas donacionesencubiertas, es preciso que en ellas concurranlas condiciones y los requisitos, tanto formalescomo sustantivos, imprescindibles para suvalidez jurídica, entre los cuales debe constardestacadamente el «animus donandi», o aquellascircunstancias de las que pueden deducirse»,cuestión siempre previa a la de enfrentarse alos problemas de validez o no de la donaciónencubierta por defecto de forma o aceptación.

 

c. Compraventa simulada y donación encubierta:el problema de su validez

Ahora bien, como se ha dicho, lo más frecuentees la apreciación, bajo la forma de unacompraventa, de la existencia de una donación alamparo de la figura de la simulación relativa,lo que plantea la necesidad de resolver sobre supropia validez o no, pues si la compraventa sedeclara nula y sin la existencia de unadonación, o ésta nula también, y salvoadquisición por usucapión extraordinaria [eltítulo absolutamente simulado, nulo oinexistente no es «justo título» para lausucapión ordinaria 77 ] el bien (o su valor siestá legítimamente en poder de terceros)entraría íntegramente dentro del patrimoniohereditario en la composición del «relictum»

mientras que si es válida, entraríamos en elproblema de su imputación en el «donatum»,colación entre legitimarios (art. 1035) yeventual reducción, con efectos económicos yprácticos muy diferentes para el legitimario.77

Así lo afirma la STS 20 octubre 1992 ( RJ 1992,8088)  respecto de la compraventa nula porsimulación absoluta; si la donación es nula pordefecto de forma, como recuerda la Sentencia de26 enero 1988 ( RJ 1988, 146)  , tampoco estítulo eficaz para fundamentar una usucapióndentro de los plazos exigidos por el art. 1957pues la invalidez de la donación «esdeterminante de que la actora no podría invocarla concurrencia de “justo título” a los finesprevistos en el art. 1957 CC, por el que ha deentenderse, en definición del precedente 1952,como el que “legalmente baste para transmitir eldominio o derecho real de cuya prescripción setrate”, puesto que según las Sentencias antescitadas de 13 mayo 1963 y 25 junio 1966, en elconcepto del art. 1957 podrán comprenderse loscontratos anulables, rescindibles, revocables oresolubles, pero no los que sean radicalmentenulos o inexistentes, que, en ningún momento,pueden prevalecer, por el transcurso deltiempo». Incluso en la STS 3 marzo 1995 ( RJ1995, 1775)  , con cita de la doctrina recogidapor las Sentencias de 13 marzo 1952 ( RJ 1952,808)  y 25 junio 1966 ( RJ 1966, 3550)  , anteuna donación de bien inmueble nula de plenoderecho por defecto de forma (en el casodonación en documento privado), se sostiene que

la posesión carece de idoneidad para posibilitarla adquisición del dominio del bien porusucapión, al no tratarse de una posesión enconcepto de dueño.

La nulidad de la donación puede proveniresencialmente de tres argumentos 78 : a) nulidadpor defecto de forma al no cubrir la forma deescritura pública del artículo 633; b) nulidadpor falta de aceptación (arts. 629 y 630) y c)nulidad por causa ilícita 79 si está realizada enfraude de los derechos de los legitimarios.78

La donación encubierta también puede ser nula ensupuestos específicos cuando el vendedor esrepresentante o apoderado con facultades paravender pero no para enajenar a título gratuito yrealiza una compraventa simulada. Así la STS 1octubre 1991 ( RJ 1991, 7438)  , ante lareclamación de la hija de la nulidad de lasventas y el reintegro de los bienes al caudalhereditario, después de declarar nula lacompraventa por falta de precio y la donacióndisimulada por falta de aceptación, y aunque nose había alegado por la parte actora este motivode nulidad expresamente se añade que «ha deadvertirse, que siguiendo la línea predicada enla Sentencia de 1 diciembre 1964 ( RJ 1964,5572)  , que permite actuar en este extremo, deoficio a los Tribunales, por aplicación del art.6.3.º CC (antes 4.º) y el principio “iura novit”curia, en el presente caso ha de ponerse derelieve, que habiéndose otorgado el contrato porla supuesta parte vendedora, es decir, donante,

por la hermana del propietario, doña Consuelo B.V. que gozaba de un apoderamiento notarial deaquel que la facultaba “para comprar, vender ypermutar” (escritura pública de 9 de marzo de1982) es palmario que en forma alguna podríaninterpretarse válidamente como negocio válido eldisimulado de donación desde el punto de vistasubjetivo, ante la carencia de facultades paraello de la persona que representaba alpropietario y que otorgó en su nombre lasescrituras de 24 de marzo y de 17 de septiembrede 1982, ya que en modo alguno podría generar uncontrato disimulado pero eficaz, encontravención con lo dispuesto en el art. 1259CC. De suerte que el negocio de compraventa eranulo por inexistencia (arts. 1261 y 1445 CC) porfalta de precio y de causa y el contratosubyacente disimulado, de donación, no sólo porfalta de aceptación del donatario, sinoesencialmente por falta de representación paraello del apoderado del supuesto donante».79

Sobre la ilicitud de la causa es de resaltarla STS 18 noviembre 1994 ( RJ 1994, 8777)  queadmitiendo que las donaciones efectuadas por elcausante deben ser traídas a la masa hereditariapara el cómputo de las legítimas, rechaza lapretensión de nulidad de las mismas instada porlos legitimarios bajo la alegación de causatorpe o ilícita ex art. 1275 al estar efectuadasen favor de la mujer conviviente de hecho «yaque no cabe poner en entredicho, dentro de unaóptica de interpretación moderna, que en unarelación de facto entre una pareja durante

varios años, como la que existe entre donante ydonataria, puede entenderse que (y conindependencia de que se le denomine como deconcubinato), integre una causa torpe o ilícitaa la que se refiere el art. 1275 CC».

 

a'. Nulidad por defecto de forma y aceptación

Una de las alegaciones habituales para sostenerla nulidad de la donación es que nos encontramosante una nulidad por defecto de forma (art. 633)o por falta de aceptación (art. 630), elloaplicable tanto a los supuestos de donaciónencubierta como las que no lo son, en que larealidad práctica demuestra que se producen confrecuencia sin observar los requisitos legales.

Por una parte, es evidente que la donación deinmuebles realizada en documento privado, sea ono encubierta 80 , o de forma verbal, aunque sehaya producido la entrega de la posesión de losbienes donados, es siempre nula 81 , tal y comodeclara la STS 26 enero 1988 en una donación depadre a hija impugnada por un hermano 82 , yello, afirma la STS 15 octubre 1985 83 , aunqueposteriormente se eleve a escritura pública 84 .En estos casos, y como se ha dichoanteriormente, los bienes donados sin más sereintegran a la masa hereditaria ya no solamentea efectos del cómputo para las legítimas, sinocomo bienes hereditarios en el «relictum» 85 .80

Vid. SAP Sevilla, Sección 5.ª, de 17 mayo 1993 (AC 1993, 900)  y STS 3 diciembre 1988 ( RJ 1988,9297)  en que ante la apreciación de laexistencia de una simulación en un contrato decompraventa en documento privado suscrito entrecónyuges, y alegada la existencia de unadonación encubierta su validez es rechazada«porque junto a la voluntad real de donar, queefectivamente puede permanecer lícitamenteoculta tras una aparente compraventa (contratosimulado), para que la donación (contratodisimulado) surta efecto, además de reunir losrequisitos esenciales del art. 1261 CC ha deplasmarse la aceptación en documento público. Yesto, la forma inexcusable, como ha razonadoatinadamente la sentencia de instancia noconcurre en el caso de autos, por lo que pereceel motivo incluso aplicando las sentenciasinvocadas por la recurrente en las cuales elTribunal Supremo admite que en las compraventassimuladas pueda apreciarse “animus donandi”,pero siempre exige que la escritura seapública».81

La STS 24 junio 1988 ( RJ 1988, 5988)  declaraque «la doctrina de esta Sala es terminante enpunto al carácter esencial y “ad solemnitatem”de la escritura pública como requisito “sine quanon” para la validez de la donación de inmueble,de suerte que la ausencia de esta exigenciacomporta su nulidad absoluta por falta de uno delos requisitos esenciales para su existencia»,doctrina que de manera contundente y conreferencia a inexistencia de la donación que ya

no nulidad absoluta reafirma la STS 10 noviembre1994 ( AC 1995, 133)  . Vid. también la STS 3marzo 1995 ( RJ 1995, 1775)  con ampliareferencia jurisprudencial.82

  ( RJ 1988, 146)  . «Aunque cabe estimar –dicela sentencia–como hecho acreditado la donaciónverbal realizada por don Vicente E. en favor desu hija doña María Soledad respecto al inmueblede que se trata, así como que con tal intencióngratuita le fue conferida su posesión y la vinodisfrutando por ese concepto, cuya posesión noha sido discutida por los demandados, no esmenos indudable que la donación, en sí mismaconsiderada, careció de eficacia al nodocumentarse en escritura pública, de acuerdocon la exigencia formal que previene el art. 633CC para los bienes raíces, con lo que se está enpresencia de un contrato de los denominados«solemnes», y en ellos, la observancia de unadeterminada se requiere, no para su simpleconstancia acreditativa, sino para superfección, que no se alcanza de no plasmarse enla exigida y origina, consecuentemente, lainvalidez del contrato con tacha de nulidadradical, sin posibilidad, por tratarse de uncontrato inexistente, de convalidación,subsanación o confirmación, como así lo havenido manteniendo la doctrina de esta Sala,siendo de citar, entre infinidad de Sentencias,la clásica de 21 junio 1932 ( RJ 1932, 1124)  ylas de 13 mayo 1963 ( RJ 1963, 2515)  ; 25 junio1966 ( RJ 1966, 3550)  ; 9 julio 1984 ( RJ 1984,3804)  y 15 octubre 1985 ( RJ 1985, 4846)  ».

83

  ( RJ 1985, 96 y 4848)  . De todas formas nodeja de llamar la atención el criteriosustentado por esta sentencia en que se verificauna donación de inmuebles en documento privado ysiete días después es elevado a escriturapública y frente a la pretensión del donante dela nulidad de la donación por defecto de formaal haber sido realizada en documento privado seopone por los demandados su validez conforme ala escritura pública otorgada, tesis esta últimaque no recibe acogida en la sentencia, quedeclara la nulidad de la donación, entendiendoque «la escritura pública de 12 de enero de 1976carece de efectos jurídicos negociales propios,conforme al art. 1224 CC, ya que, atendida a laprimera parte de dicho precepto al no constar enella expresamente la voluntad novatoria de losotorgantes, nada sustantivo se adicionó entoncesa lo pactado en día 5 antecedente, noincorporándose el 12 más efectos intrínsecossino adquiriendo sólo el elemento probatorioextrínseco emanado de la intercesión de la fenotarial, más sin exceder la escritura el planoestrictamente probatorio y así esta Sala, ensu Sentencia de 28 octubre 1944 ( RJ 1944, 1179)explica que escrituras de la clase y contenidode la que aquí se considera no tienen otrasignificación que la de medios de reconocimientode un acto o contrato preexistente, dándose porellas forma pública a lo ya preexistente bajo laforma privada», es decir, cabe concluir y así lohace la sentencia, una preexistente donación de

inmueble en documento privado nula de plenoderecho por defecto de forma «ad solemnitatem».84

No obstante no deja de ser igualmentesorprendente el criterio sustentado en la STS 14marzo 1985 ( RJ 1985, 1165)  en que ante unadonación de bien inmueble otorgada en documentoprivado obligándose las partes a elevarlo adocumento público, la demanda del donante conuna pretensión en tal sentido es estimada yrechazada la alegación del recurrente de nulidadde la donación por defecto de forma pues «lavalidez de la donación que el recurrentecuestiona por faltarle el requisito de forma queaquella norma civil impone tampoco afecta almandato jurisdiccional que, atento a talexigencia formal lo que impone es, justamente,el otorgamiento por el demandado a favor deldemandante de escritura pública de donación deun inmueble, por entender la Sala sentenciadoraen la función interpretativa de los contratos deque se ha hecho mérito más atrás, que eso fue loconvenido por los suscribientes de aquelrepetido contrato». Esta tesis es expresamentenegada por la STS 3 marzo 1995 ( RJ 1995, 1775)para la que el tipo de invalidez de que adolecela donación con defecto de forma es el denulidad absoluta, con las consecuencias de serinsubsanable e imprescriptible la acción parapedirla. «No es válida, pues –añade– la teoríade que otorgada la donación de inmueble endocumento privado es exigible su elevación aescritura pública, que parece mantener laSentencia de 14 marzo 1985, ocurriendo que en el

caso que contemplaba, aunque calificado el actode donación, no lo era».85

Vid. SAP Teruel de 9 marzo 1992 ( AC 1992, 394)en que sosteniendo una de las hijas la exclusiónen el inventario de la herencia de su madre unacasa «por haber sido adjudicada a la recurrenteen vida de su precitada madre» la sentenciaestima que la alegada adjudicación sólo lo hapodido ser por donación, nula y totalmenteineficaz por defecto de forma.

Lo mismo sucede en los supuestos, y al margendel problema específico de la simulaciónrelativa, en que la donación sea declarada nulapor defecto de aceptación (art. 630) o no habersido realizada la misma dentro de las exigenciasdel como sucede en la STS 10 febrero 1984 ( RJ1984, 586)  en que planteada por las hijas lanulidad de las donaciones que los padres habíanrealizado a los hijos varones ésta es estimadapor no haber tenido lugar la notificación oaceptación de los donatarios en vida deldonante, lo que significa «situar la causa depedir en la no concurrencia de los requisitosestablecidos por los artículos 630 y 633 yconcordantes del mismo Código Civil, preceptosque exigen para la validez de la donación deinmuebles la aceptación por sí o por medio depersona autorizada con poder especial para elcaso, o con poder general y bastante, y que seacepte la donación en vida del donante, ya queen otro caso no producirá efecto la aceptación,

que deberá notificarse en forma auténtica aldonante».

Ahora bien, el problema lo presentan lasdonaciones encubiertas bajo escritura pública decompraventa.

La Jurisprudencia más clásica venía resolviendola cuestión de una forma un tanto expeditivapues aplicaba con rigor el requisito de forma yde aceptación. Así la STS 30 abril 1986 ( RJ1986, 2043)  en que probada la inexistencia deprecio en una compraventa verificada enescritura pública, entiende que existesimulación «y esta simulación, al esconder yencubrir un negocio de donación de bien inmuebleque no reúne los requisitos que exige elartículo 633 del mismo Código da lugar a lanulidad de la donación simulada, según se deducede las Sentencias, entre otras, de 3 marzo 1932( RJ 1932, 941)  y 15 enero 1959 ( RJ 1959,1044)  ». Otras sentencias, por el contrario,declaraban su validez y de ahí que, tras unperíodo de vacilación tanto en la doctrina 86

como en la Jurisprudencia 87 , y a través, en unprincipio, de la atenuación de requisitos deforma y aceptación en las donacionesremuneratorias 88 se haya ido llegando a estaposición de validez que a primera vista podríaestimarse mayoritaria, a veces, como puede verseen la STS 19 noviembre 1987 ( RJ 1987, 8408)  ,sin grandes razonamientos en la argumentación 89

pero generalmente sobre la tasa de determinar siconcurren o no todos los requisitos de ladonación 90 y, específicamente, de que laescritura pública de compraventa cubre la de la

donación y que la aceptación de ésta estáconstituida por el consentimiento del comprador,si bien cuando se analiza con rigor laJurisprudencia se ve que ello se predicafundamentalmente cuando se trata de una donaciónremuneratoria siendo mucho más discutible si ladonación es pura o simple.86

Era clásica la disparidad de criterios existenteentre D. que sostenía la nulidad de la donaciónen su trabajo «La simulación y el requisito dela forma de la donación de cosa inmueble», ADC,1953, pgs. 1003 y ss. y la postura contraria deVALLET en «Las donaciones de bienes inmueblesdisimuladas según la jurisprudencia del TribunalSupremo», ADC, 1972, pgs. 675 y ss.87

Todavía podía verse la referencia a la falta deun criterio jurisprudencial claro en la STS 22enero 1991 ( RJ 1991, 306)  en que,reproduciendo las consideraciones contenidas enla STS 23 septiembre 1989 ( RJ 1989, 6352)  , seafirmaba que «la validez de las donacionesencubiertas bajo la forma de compraventa ha dadolugar a soluciones divergentes no sólo en ladoctrina científica sino también en lajurisprudencia y así mientras numerosasSentencias reconocen la validez de la donaciónde inmuebles encubierta bajo la forma deescritura pública de compraventa –así las de 19enero 1950 ( RJ 1950, 29)  , 31 enero 1955 ( RJ1955, 128)  , 2 junio 1956 ( RJ 1956, 2691)

, 16 octubre 1965 ( RJ 1965, 4467)  , 31 mayo1982 ( RJ 1982, 2614)  y 19 noviembre 1987 ( RJ1987, 8408)  –otras Resoluciones –Sentencias de29 enero 1945, 15 enero 1959 ( RJ 1959, 1044), 13 mayo 1965 ( RJ 1965, 2594)  , 6 octubre1977 ( RJ 1977, 3713)  – han negado validez a ladonación en escritura de venta; por ello, pararesolver este problema jurídico han de tenerseen cuenta primordialmente las circunstancias dehecho concurrentes en cada caso».88

Así la STS 31 mayo 1982 ( RJ 1982, 2614)  en quealegada infracción de los arts. 630 y 633 CC enla donación encubierta bajo escritura pública decompraventa se rechaza el motivo «ya que notiene en cuenta las reiteradas declaraciones deesta Sala, de que son muestra las Sentencias de16 noviembre 1956 ( RJ 1956, 4115)  , 20 octubre1966 ( RJ 1966, 4445)  y 7 marzo 1980 ( RJ 1980,845)  y las en ellas citadas que, atenuando elrigor con que la propia doctrina legal seproduce en los negocios de exclusiva causaliberal, estima que, en los casos de donaciónremuneratoria, encubierta bajo la forma decontrato de compraventa, documentado enescritura pública, ni la invalidez del negociosimulado ni la ausencia de literal expresión devoluntad de abonar y aceptar la donación, debenser obstáculo para la eficacia del contratodisimulado –donación– si éste realmenteconcurre, además de los requisitos generales detodo contrato, los que corresponden a sunaturaleza especial, esto es, laindividualización de los bienes donados y la

aceptación –conocida por el donante– del acto deliberalidad llevado a cabo por éste y hecha porlos fingidos compradores y reales donatariossegún la resultancia inequívoca de aquellaescritura pública a cuyo otorgamientoconcurrieron, con ánimo de hacer y recibirdonación, todos los interesados en ella, que asíprestaron su aquiescencia al verdadero negociodispositivo».89

Alegada la nulidad de la donación encubierta exart. 633 la sentencia, citando la existencia deJurisprudencia a favor y en contra de lavalidez, se pronuncia por esta última razonandoque «para resolver este problema jurídico ha detenerse en cuenta en primer lugar lascircunstancias de hecho concurrentes, en cadacaso, de las que en el ahora debatido se deduceque por el precio más bien simbólico dado a losinmuebles vendidos por la aceptación delsimulado comprador de la venta que se le hace,la descripción de los bienes objeto del contratoy sus cargas, la causa gratuita que de todo elloderiva, y los actos posteriores de loscontratantes revelados sobre todo en eldocumento privado de 1981 por el que eldonatario cede vitaliciamente el uso y disfrutede una vivienda y anejos a favor de su tío, queno tiene otra causa que el reconocimiento delsobrino a la anterioridad liberalidad de aquél;de todo ello deriva, decimos, que existió en elcaso debatido una verdadera donación dotada detodos los requisitos que la hacen eficaz en esteaspecto».

90

«Son muy numerosas las Sentencias del TribunalSupremo –dice la SAP Pontevedra, Sección 4.ª, de9 marzo 1994 ( AC 1994, 481)  – en las que seplantea y se resuelve sobre la validez o no dela escritura pública de donación bajo el mantoformal de una compraventa, y aunque son diversasen sus decisiones, no son contradictorias, puesdepende, en definitiva, que se hubiese probadola concurrencia de los requisitos esenciales dela donación, que son, además de la escriturapública y la individualización de los bienesdonados (aquí cumplida), el “animus donandi”, laaceptación del donatario y también, si ladonación es onerosa, la expresión del valor delas cargas que deba satisfacer el donatario(arts. 618, 619, 622 y 633)».

En efecto, en cuanto a la validez de lasdonaciones remuneratorias otorgadas en escriturapública bajo la simulación de compraventa puedeestablecerse que la Jurisprudencia, resolviendocasi siempre sobre reclamaciones de legitimarioscontra otros herederos forzosos o extraños,admita que se cumplen los requisitos de forma(art. 633) y aceptación (art. 630).

En la STS 21 enero 1993 ( RJ 1993, 481)  seejercitaba por un descendiente (nieta) contraterceros acción de nulidad de sendas escrituraspúblicas de compraventa por encubrir unadonación, lo que le había privado de la herenciade la abuela.

La sentencia de la Audiencia efectivamentedeclara la simulación de la venta al no haberexistido precio pero estima simulación relativay la concurrencia de una donación remuneratoriapor los servicios prestados, que declara válida,entendiendo que la donación es equitativa a losservicios prestados, que cubre el requisito deforma e incluso el de la concurrencia de laaceptación, extremo este último ciertamenteimportante:

Apreciada la existencia de simulación relativademostrativa de que las manifestaciones que sehicieron ante Notario al otorgar ambasescrituras no respondieron a la verdadintrínseca (cuyos efectos se deducen deSentencias como las de 16 septiembre 1991 [ RJ1991, 6274]  y 19 noviembre 1990 [ RJ 1990,8957]  ), no es aceptable entender que hubosimulación absoluta por cuanto se encubrió unaconvención lícita –contrato de donación– que ensupuestos análogos esta Sala ha declarado válida( SSTS 16 noviembre 1956 [ RJ 1956, 4115]  , 20octubre 1966 [ RJ 1966, 4445]  , 7 marzo 1980[ RJ 1980, 845]  , 31 mayo 1982 [ RJ 1982, 2614]y 9 mayo 1988 [ RJ 1988, 4048]  ). Así elTribunal fijó en abstracto el valor de lo que seremuneró, puesto que fueron serviciosconsistentes en colaboración y ayuda moral, cuyaretribución se consideró por la donante comocompensación equitativa de los servicios obeneficios recibidos por aquélla, que noconstituyeron deudas exigibles; no obsta alcriterio seguido por la sentencia recurrida, queesta Sala acepta, que en las escrituras no haya

una aceptación expresa de la donaciónencubierta, pues ya se declaró (SS. 31 mayo 1982y 9 mayo 1988, y las en ellas citada) queatenuando el rigor con que la propia doctrinalegal se produce en los negocios de exclusivacausa liberal, se estima que en los casos dedonación remuneratoria, encubierta bajo la formade contrato de compraventa, documentado enescritura pública, la ausencia de literalexpresión de la voluntad de aceptar la donaciónno debe ser obstáculo para la eficacia delcontrato disimulado –donación–, si éste reúne –como ocurre en el caso ahora planteado– ademásde los requisitos generales de todo contrato,los que correspondan a su naturaleza especial;esto es, individualización de los bienes donadosy la aceptación –conocida por el donante– delacto de liberalidad llevado a cabo por éste yhecha por los fingidos compradores y realesdonatarios según la resultancia inequívoca delas escrituras públicas a cuyo otorgamientoconcurrieron, con ánimo de hacer y recibirdonación todos los interesados en ella, que asíprestaron su aquiescencia al verdadero negociodispositivo».

Por otra parte, y rechazada en la sentencia lanulidad de la donación por defecto de forma exartículo 633, y en cuanto a la aceptación de ladonación que la sentencia estima concurrente apesar de que en las escrituras no existeaceptación expresa, es de resaltar que en elpresente caso, como se dijo, se trata de unadonación remuneratoria y no pura o simple, porlo que en cuanto a la aceptación los criterios

sobre su concurrencia son menos rigurosos y,además, como se deja constancia en la sentencia,los demandados, ya en el escrito de contestacióna la demanda, reconocieron la inexistencia de lacompraventa lo que es de importancia paradiferenciar otros casos en que reiterada laexistencia de compraventa el Tribunal Supremonegó la existencia de aceptación de la donación,imposible por quien negaba su propia existencia.

Nótese, no obstante, que en la sentencia seestima la donación íntegramente remuneratoriasin entrar a valorar ni comparar realmente losservicios prestados con el valor de lo donadosino que se admite lo equitativo de laremuneración «porque así lo consideró ladonante» y sin que, en consecuencia, seaexigible una proporción objetiva pues esterazonamiento es rechazado igualmente, y demanera expresa, por la STS 9 mayo 1988 ( RJ1988, 4048)  , en que impugnada por loslegitimarios la donación encubierta bajoescritura de compraventa realizada por elcausante en favor de un tercero que lo habíacuidado en su última enfermedad, es calificadacomo donación remuneratoria, válida y nocomputable, respecto de la que no es exigibleuna equivalencia entre el valor de lo donado yel servicio que se remunera habiendo deatenderse a la voluntad del donante 91 doctrinaque, esencialmente, es la que sigue tambiénla STS 31 mayo 1982 ( RJ 1982, 2614)   92 sobrecuándo concurre la existencia de una donaciónremuneratoria 93 .91

En relación con el art. 619 y la calificación deuna donación como remuneratoria, dice estaSentencia de 9 mayo 1988 que «la única condiciónque dicho artículo impone a esos servicios, quese remuneran, lo es, el que no constituyandeudas exigibles, cual no es el caso de litis,pero en su relación y en orden a esa valoracióncuantitativa es bien significativa, puesto que,claramente nos viene a decir que cualquierservicio que no sea obligatorio y como tallegalmente exigible, estará incluido y serábastante para configurar la donaciónremuneratoria del art. 619 CC complemento oampliación de la simple donación del art. 618del propio Código y por tanto, como acto deliberalidad del donante, no puede prescindirse,a la hora de su valoración, de relacionarles conese ánimo donandi, por lo que valorar esosservicios por lo que representan en sí, sintener en cuenta lo que pueden significar para eldonante, ni es lógico ni es legal; no cabeentender que a dichos servicios se les tenga quedar una equivalencia cuantitativa al valor de lacosa donada, pues no constituiría unaliberalidad que es la esencia última de ladonación ya lo sea pura o remuneratoria, allídonde existe un equivalente en cualquier formade lo que se recibe, acaba la donación, por loque tampoco, haciendo caso omiso de esaimprocedencia pudiera estimarse como infringidoel precitado artículo, al dar por no probadadicha causa, verdadera y lícita, ante la queresultaría la inexistencia de tales servicios,en atención a su valoración sobre la que nada seha probado, y no resulta más que la afirmación

que hace el recurrente “de no ser bastante consituar a una persona enferma en un sanatorio yprocurar no le molesten las visitas”, pero quelo fue para quien “estando en el perfecto uso desus facultades mentales sabiendo y conociendo loque hacía”, así lo declara la sentenciarecurrida, otorgó la discutida escritura».92

Se trataba de una donación encubierta efectuadapor la abuela a sus nietos negando el recurrentela naturaleza de acto remunerador de la donación(y consiguiente aplicación indebida del art. 619CC) porque «cualquier atención o serviciorecibido por la abuela donante de sus nietos,surge como pura exigencia natural del afectofamiliar y no como favor que deba ser premiado,tesis que negada con harta frecuencia por laviva realidad de enfrentamiento patente en estemismo proceso no puede obstaculizar, y ellocomporta el decaimiento del motivo, que seatribuya carácter, precisamente remuneratorio,al beneficio recibido de un cercano familiar porsingulares y sustitutorias muestras de cariñoprodigadas al mismo en forma de concretosservicios prestados por otro durante un largoperíodo de convivencia entre ellos, principiocuya proclamación no significa que todocomportamiento servicial y atención con unmiembro de la familia pida, la contrapartida –como el motivo deduce– de una adecuadaretribución económica, sino sólo la afirmaciónde que si ésta se produce, el vínculo familiarpreexistente no puede excluir que, junto alafecto familiar, siempre presente, entre en

juego la consideración del servicio recibidopara mover la voluntad gratificante». Sigue lamisma doctrina en cuanto a la forma y laaceptación, la STS 22 enero 1991 ( RJ 1991, 306).93

De todas formas no es la falta decorrespondencia entre el valor de lo donado y elservicio remunerado lo que siempre hace que ladonación se califique de remuneratoria sino el«animus donandi» y su causa, no la meraliberalidad del donante sino la remuneración delos servicios prestados (art. 1274) por lo que,con independencia de la validez de esta donaciónencubierta bajo escritura pública decompraventa, no se pueda mantener el mismocriterio cuando se realiza en documento privadoo de manera verbal pues sigue siendo deaplicación el art. 633 y sin que, en principio,una eventual interpretación del art. 622 puedaimplicar lo contrario manteniendo el principiode libertad de forma, sin perjuicio de laconsideración específica de los efectos quepueda producir la acreditación de que losservicios remunerados superan, en sucuantificación no exigible como deuda, el valorde lo donado, cuestión sobre la que ha devolverse posteriormente.

Esta doctrina, que como se ha dicho se inicia enel ámbito de las donaciones remuneratorias, seha ido generalizando en distintas resolucionesjudiciales a todas las donaciones 94 .

94

Así, la SAP León, Sección 2.ª, de 23 diciembre1993 ( AC 1993, 2495)  en que, estimada laexistencia de una donación encubierta otorgadabajo escritura pública de compraventa afirma que«aunque considerada por nuestro Código Civilcomo un modo de adquirir la propiedad (art.609), se ha de regir, en todo lo no determinadoen el título dedicado a ella, por lasdisposiciones generales de los contratos (art.621); concurrentes en el de autos elconsentimiento, el objeto y la causa (laliberalidad del donante) que para todos exige elart. 1261 CC y otorgado en escritura pública,con lo que se dio cumplimiento a la exigenciaformal que, con carácter “ad solemnitatem”,impone el art. 633 CC, se puede decir estamosante una donación perfecta e irrevocable, conindependencia del carácter puro o remuneratoriode la misma».

Así, sobre el requisito exclusivo de la forma,la STS 9 mayo 1988 ( RJ 1988, 4048)  , a la queexpresamente sigue la STS 23 septiembre 1989( RJ 1989, 6352)  se pronuncia explícitamentepor la validez de la donación realizada bajo laforma notarial de compraventa y el cumplimientodel requisito del artículo 633 CC: «si bajo elnegocio simulado existe el negocio disimulado,la forma de éste será la propia del simulado ysi es la exigida por la Ley para el tipo denegocio a que pertenece cumple con el requisitoformal correspondiente; yerra por tanto elrecurrente, al estimar que la exigencia deescritura pública para la donación no se cumple

aplicando lo que el Notario autorizó comocontrato de compraventa, puesto que en verdad elNotario estaba autorizando un contrato dedonación».

La STS 29 marzo 1993 ( RJ 1993, 2532)  tambiénrecuerda cómo las donaciones encubiertas bajo laforma de compraventa en escritura pública sonválidas y así «en la hipótesis de que se tratasede una compraventa, que encierra una simulaciónrelativa, la observancia o seguimiento de laforma pública, en la compraventa de bienesinmuebles, como en el caso de autos, supone laobservancia del requisito de forma de dichasdonaciones, así como, el relativo a laaceptación por parte del donatario, en su caso,el supuesto comprador».

Con parecida claridad se pronuncia la STS 20julio 1993 ( RJ 1993, 6168)  , en que alegada lanulidad de la donación por defecto de forma yfalta de aceptación en una donación encubiertabajo escritura de compraventa desestima talpretensión diciendo que «dada la relación íntimafamiliar entre donante y donataria que avalanuna intencionalidad que no cabe discutir quecristalizó en una voluntad de transmisióninmediata de la finca urbana que no es sino laconsecuencia de ese “animus donandi” que anidaen el testamento y que cuaja esa plena voluntaden una “compraventa” sin pago de; precio yconviviendo en la misma casa tía y sobrina(donante y donataria), es evidentísimo que nosólo existió ese “animus donandi” claro yterminante sino la plena aceptación de lo donadocon constancia escrituraria... cumpliéndose con

la forma escrituraria, de paso, el mandato delartículo 633 CC».

Igual doctrina sigue la STS 19 noviembre 1992( RJ 1992, 9417)  en que apreciada la existenciade una donación simulada bajo compraventa por loque no se verificó contrato de compraventaalguna en escritura pública sino una donación deinmuebles entiende que «habiéndose cumplido loselementos jurídicos que integran el actodisimulado (escritura pública y aceptación deldonatario), y en especial la gratuidad del acto,alcance y condiciones de la transferencia,entonces ha de producir sus efectos la donaciónencubierta, al no haberse acusado ilicitudalguna del convenio, ni haberse dudado enabsoluto del “animus donandi” de la presuntavendedora».

Por último, y como exponente de esta posiciónjurisprudencial aparentemente mayoritaria cabereferirse a la ya mencionada STS 22 enero 1991 (RJ 1991, 306)   95 en que alegada nulidad de ladonación encubierta por defecto de forma yaceptación, con cita de la anterior STS 9 mayo1988 y su doctrina de que la forma de lacompraventa cubre la forma de la donación seafirma que la misma «conduce a la desestimacióndel motivo ya que aparecen cumplidas lasexigencias de los artículos 630 y 633 CC, alhaberse hecho la donación en escritura públicacon expresión individualizada de los bienesobjeto de la misma y constar en la misma formala aceptación del donatario, presunto comprador,que compareció personalmente al otorgamiento dela escritura, no constando en autos que la

donante impusiera al donatario carga alguna cuyovalor hubiera de satisfacer y que hubiese dehacerse constar en la escritura, a tenor delpárrafo 1.º del artículo 633 citado» 96 .95

Cuya doctrina sigue expresamente la STSJCataluña, de 15 diciembre 1994 ( AC 1994, 489).96

Sustenta también la validez la STS 13 diciembre1993 ( RJ 1993, 9615)  aunque con constantesreferencias a las circunstancias del casoconcreto. Se trataba de unas compraventas entremadre e hijo, otorgadas en escritura pública, dela nuda propiedad de un inmueble por un millónde pesetas (con un valor real de 10 millones) yde una finca, por el precio de 600.000 ptas.(con un valor real de 24 millones). LaAudiencia, teniendo en cuenta que la madre habíafavorecido precedentemente a otro hijo condonaciones similares y entendiendo que noexistía ánimo defraudatorio de las legítimassino tan sólo entrega para equilibrar lasmismas, consideró, a la vista de que losprecios, aunque exiguos «con fuerte presunciónindiciaria de simulación», constan efectivamentesatisfechos, que no existía donación sino ventaválida, tesis que es respaldada por el TribunalSupremo en una decisión que ha de estimarseespecífica para el caso concreto y que no obviósu argumentación ante la eventual estimación deinexistencia de precio, con referencia a la

apreciación de donación, y su validez por cubrirlos requisitos de forma y aceptación: «enjusticia, para este caso concreto, puedemantenerse que si la doctrina de esta Salareconoce que la afirmación de la inexistencia deprecio en el contrato de compraventa (en el casodebatido existió precio aunque indiciario desimulación) supone la falsedad de la causa, y nodetermina la presunción de que ésta fue otra deliberalidad que le convierte en uno de donación,cuando aparte de aquella declaración se danelementos positivos que conducen al Juzgador areconocer “animus donandi” y la realidad de uncontrato de donación, dotado de escriturapública de compraventa con aceptación expresa oconcluyente de los intervinientes, eso determinala existencia de una causa verdadera y lícita,que da lugar a la plena validez del contrato,salvándole de la consecuencia anulatoria quehabría de determinar la falsedad de la causafigurada, y así la citada Sentencia de 27 enero1945 dice que si la compraventa encubrió unadonación con causa lícita y verdadera, segúnestima también en este caso la sentenciarecurrida, y resulta “animus donandi”, así comola aceptación, si no expresa, al menosinequívoca, de quienes intervinieron, sin móvilfraudulento, el contrato reviste el carácter dedonación perfecta e irrevocable, aunque sea bajola apariencia de una compraventa».

Ahora bien, en contra de lo que pudiera parecer,se siguen produciendo bastantes resolucionesjudiciales que consideran que la validez de ladonación encubierta bajo escritura de

compraventa es predicable solamente de lasdonaciones remuneratorias pero no de las puras osimples 97 para las que se sigue aplicando elriguroso criterio de la nulidad 98 y, enconsecuencia, todavía se está muy lejos de poderdar por cerrado el debate a niveljurisprudencial 99 .97

Tal es el criterio que sustenta la SAP Oviedo,Sección 5.ª, de 12 mayo 1992 ( AC 1992, 719)  .Ante la demanda de una hija se estima simulaciónrelativa en la compraventa en escritura públicade unas fincas entre su padre y su cuñadoencubriendo una donación pura o simple. Lasentencia recuerda que la Jurisprudencia sehabía mostrado casi unánime en contra de lavalidez de la donación, pese a constar enescritura pública la compraventa aparentementeconcertada y como posteriormente se produjo unaevolución jurisprudencial «permisiva de lavalidez de la donación, inclinándose laJurisprudencia más reciente a admitir la validezde la donación encubierta, pese a no otorgarseescritura de donación, tratándose de donacionesremuneratorias que constituyen supuestos deexcepción a la regla general contenida en elart. 633 CC (SSTS 31 mayo 1982 [ RJ 1982, 2614], 9 mayo 1988 [ RJ 1988, 4048]  y 8 febrero 1991[ RJ 1991, 1156]  ), mientras que si lo quesubyace bajo la apariencia y forma del contratooneroso, es una donación pura, la más modernaJurisprudencia, sostiene su nulidad porcontravención del art. 633 del Código... ( SSTS29 noviembre 1989 [ RJ 1989, 7921]  , 1 octubre

1990 [ RJ 1990, 7462]  y 1 octubre 1991 [ RJ1991, 7438]  )».

Sigue la misma doctrina la SAP Sevilla, Sección6.ª, de 6 octubre 1992 ( AC 1992, 1454)  queentiende que «puede afirmarse que la abundante,densa y a veces difusa doctrina jurisprudencial,de la que hacen cumplidas referencias ambaspartes, ha llegado a decantar y ponderar, conprecisión, cuando se trata de donaciónencubierta bajo la forma de contrato decompraventa, un distingo con las miras puestasen tales exigencias, separando, al efecto, de unlado, las donaciones puras y simples y, de otro,las remuneratorias, para venir a cargar todo elrigor y severidad en las primeras, atenuándolo ymitigándolo sobre las segundas, por unexplicable motivo que subyace en la esenciasingularizadora de cada uno de los supuestos».98

La SAP Sevilla, Sección 6.ª, de 23 marzo 1992( AC 1992, 428)  , en litigio sobre simulaciónplanteado por una hija contra su hermana ycuñado, después de declarar que bajo lacompraventa otorgada en escritura pública seencubría una donación que tenía causa lícita,como era la de compensar las atenciones que elpadre enfermo había recibido de los demandadossin que se haya acreditado perjuicio para laslegítimas se plantea el problema de la forma.«Más problemático es el tema de si lasdonaciones de inmuebles encubiertas bajo laforma de contratos de compraventa documentadosen escritura pública reúnen o no los requisitos

de forma del art. 633 CC y, por lo tanto, si sono no válidas. La Jurisprudencia lo ha resueltode distinta manera según se trate de donacionespuras y simples o se trate de donacionesremuneratorias. Con un criterio muy riguroso, enun afán de evitar fraudes, considera que lasdonaciones de exclusiva causa liberal, aunque sehayan disimulado bajo la apariencia de uncontrato de compraventa otorgado en escriturapública, son nulas por falta de un requisito deforma impuesto “ad solemnitatem” por el referidoprecepto del Código Civil, al no reflejar lacausa de liberalidad y no expresar la voluntadde donar y la de aceptar la donación ( STS 4diciembre 1975 [ RJ 1975, 4449]  ). Pero,tratándose de donaciones remuneratorias,animadas por el motivo causalizado derecompensar al donatario de los serviciosprestados al donante, la jurisprudencia haatenuado ese criterio rigorista, considerandoque la ausencia literal de la expresión devoluntad de donar y aceptar la donación no debenser obstáculo para la eficacia del contratodisimulado, si la aceptación de los donatariosresulta inequívoca de la escritura pública acuyo otorgamiento concurrieron ( Sentencias de16 noviembre 1956 [ RJ 1956, 4115]  , 6 marzo1980 [ RJ 1980, 845]  y 31 mayo 1982 [ RJ 1982,2614]  )».99

La SAP Navarra, Sección 2.ª, de 13 febrero 1992( AC 1992, 174)  , después de revocar lasentencia de instancia, que había declarado lanulidad, desestimando la demanda de nulidad de

la donación disimulada por acogerse al criteriode que cubre la forma exigida por el art. 633afirma que «no obstante la desestimación de lademanda, la dificultad jurídica de la cuestióndebatida, y los contradictorios pronunciamientosjurisprudenciales en torno a la cuestióndebatida de donaciones de inmuebles encubiertasbajo la forma de compraventa, nos llevan aapreciar las circunstancias excepcionales que,conforme al art. 523 párrafo primero de la LECivjustifican la no imposición de las costas deprimera instancia a la actora». Por su parte, ydentro de las últimas sentencias dictadas sobrela cuestión por el Tribunal Supremo cabe citarla de 14 de marzo 1995 ( RJ 1995, 2430)  , enque se refleja con cierta claridad su posiciónactual: el voto mayoritario de los Magistradosse inclina por la validez de la donacióndisimulada pero existe un voto particularexpreso en contra. Y así se dice que «ladoctrina de esta Sala ha sido muy fluctuante encuanto a la aceptación de las donacionesencubiertas bajo la forma de compraventas,siendo en cambio pacífica cuando exige tener encuenta las circunstancias de cada caso y darvalidez a la donación de inmuebles, encubiertabajo compraventa otorgada en escritura pública,siempre que aparezca probado el ánimo deliberalidad del donante en las gratuitas, o lacausa retributiva en las onerosas». Por su parteen el voto particular el Magistrado disidentedeja constancia de que «la “ratio decidendi” dela sentencia mayoritaria es que una donación deinmueble disimulada bajo compraventa cumple elrequisito formal del artículo 633 Código Civil.

Opino lo contrario, de acuerdo con otra doctrinajurisprudencial de esta Sala sobre esta mismamateria. No puede ser congruente una rigidez enla interpretación del citado precepto, en elsentido de que la forma es constitutiva de ladonación, y una interpretación tan flexible delcontenido de la escritura pública, que puedaincluso no ser de donación sino de compraventa.El artículo 633 no debe devaluarse, imponiendo aterceros perjudicados por una donación la cargade procurar una sentencia que declare lasimulación relativa, con los riesgos de todopleito (más cuando su éxito depende deapreciación de presunciones) y con los gastos ymolestias subsiguientes. El requisito de formadebe cumplirse clara y directamente, la voluntadde donar y la aceptación del donatario debehacerse constar como tal voluntad, no como lavoluntad de vender y comprar». Vid. STSJCataluña 6 febrero 1995 ( AC 1995, 4463)  conuna amplia referencia jurisprudencial sobre elestado actual de la cuestión.

Así, puede llamar la atención que la doctrina dela validez de la donación encubierta y de que laescritura pública de compraventa cubra elrequisito de forma y aceptación del artículo 633no encuentre predicamento en alguna resoluciónrelativamente reciente y en las que el TribunalSupremo vuelve a sus posiciones más radicales denulidad. Es el caso de la citada STS 20 octubre1992 ( RJ 1992, 8089)  en que se rechaza lapretendida validez de una donación de inmuebleencubierta bajo escritura pública decompraventa, aparte de otras consideraciones y

con un carácter de «obiter dicta», porque «noexiste el cumplimiento del específico requisitodel forma del artículo 633 CC al no existirescritura pública de donación, que es lo que enrealidad ordena, siendo así que tal forma es denaturaleza constitutiva del negocio por laimportancia que reviste para el propio donante yterceros interesados (acreedores, legitimarios,etc.), que no consiente que se suplante medianteotra escritura pública, sí, pero conteniendo undiverso y opuesto negocio como es la compraventade mucha menor gravedad para aquéllos».

Por su parte, la STS 7 mayo 1993 ( RJ 1993,3465)  , en definitiva, declara la nulidad deuna donación encubierta en escritura pública decompraventa por defecto de forma «ex» artículo633. Se trataba de una escritura pública decompraventa entre tía y sobrinos de unosinmuebles con reserva de usufructo, firmándoseel mismo día un documento privado en que loscompradores «se comprometen, en compensación detareas ventas a cuidar de doña Apolonia Ll. R.,tanto en la salud como en la enfermedad, durantetoda la vida, prestándole todos los serviciosnecesarios para ello en la forma que en el mismose indica en orden a los turnos de servicios. Laexistencia de donación no ofrecía pues duda yplanteada demanda sobre nulidad de lasescrituras de venta es estimada rechazándose porel Tribunal Supremo la alegación de que siendouna donación onerosa no requería forma «adsolemnitatem» y que, en todo caso, estabacubierta por la forma de la compraventa pues sibien es cierto que en términos generales rige el

artículo 1278 CC en cuanto a la libertad deforma y de que el solo consentimiento de laspartes obliga a su cumplimiento.

«No se puede olvidar la exigencia, por motivosde seguridad jurídica, de las imprescindiblesformas de que han de investirse algunos negociosjurídicos, unas veces “ad probationem”, como losreseñados en el artículo 1280 del citado TextoLegal y otras “ad solemnitatem”, como es elsupuesto del artículo 633 de dicho Código parael supuesto de la donación de inmuebles, desuerte que de no cumplirse ese requisito formalde la escritura pública queda el negociojurídico nacional inválido incluso entre lasmismas partes y cualquiera que fuese su clasebien simple, modal, remuneratoria u onerosa, yasí lo establece la doctrina de esta Sala ( SSTS24 septiembre 1991 [ RJ 1991, 6061]  , 16febrero 1990 [ RJ 1990, 690]  , 24 junio y 3diciembre 1988 [ RJ 1988, 5988 y 9297]  , 10diciembre 1987 [ RJ 1987, 9287]  y 22 diciembre1986 [ RJ 1986, 7795]  ). Y lo aquí razonadocomporta no sólo el perecimiento de este motivo,sino de su corolario –que tal denominaciónmerece–, el motivo 4.9 que con la misma basecasacional, acusa la violación del artículo 1261CC, sin comprender la parte recurrente que esprecisamente el consentimiento de las partes elque desvirtúa la causa del negocio jurídicodonacional tal como se plasma de consuno en lasescrituras públicas y el documento privado, yque al quedar revelada esa causa cierta y real,para su validez y eficacia requiere eserequisito formal “ad solemnitatem” que se ha

omitido y prevenido en el artículo 633 CC,respecto del documento privado que es el que danítida prueba de la voluntad intencional de laspartes». Por ello «puede decirse que en laescritura de compraventa se expone unconsentimiento que recae sobre una causanegociada inexacta o falsa por lo que es nula yel documento privado en el que aflora la causanegociada auténtica de la donación, esigualmente nula porque al recaer sobre bienesinmuebles no se cumple el rigor formal exigidopor el artículo 633 CC, que como dice también ladoctrina científica no excepciona ninguna clasede donación ( SSTS 31 mayo 1982 [ RJ 1982, 2614]y 9 mayo 1988 [ RJ 1988, 4048]  )».

De esta sentencia ha de resaltarse la doctrinade que las donaciones modales, remuneratorias uonerosas, cuando se trata de inmuebles no estánsometidas al principio de libertad de forma delartículo 1278 sino que rige el artículo 633,siguiendo de manera expresa igual criterio laSTS 27 septiembre 1989 100 y la de 27 julio 1994101 , lo que implica la diferencia entre uncriterio de una donación que no sería computableni para el cálculo de la legítima cuando esválida y el reintegro de lo donado a la masahereditaria ante la nulidad de la donación, locual no es siempre sostenido ni por el propioTribunal Supremo 102 y, por otra, la importanciaque cobra el documento privado aclaratorio quepermite declarar la nulidad total de la donacióncuyo consentimiento y aceptación habían sidoexpresados en escritura pública, interpretacióndifícilmente explicable salvo que las

obligaciones en él asumidas (y la sentencia nadadice sobre este extremo) pueden ser entendidascomo las cargas a que se refiere el artículo 633y que debieran constar en escritura pública locual, por otra parte, es una interpretaciónexcesiva y rechazada por la STSJ Navarra de 13octubre 1992 ( RJ 1992, 9427)  que mantiene latesis precisamente contraria en un casoesencialmente similar (escritura pública deventa con documento privado aclaratorio de lafalta de pago del precio y asunción de laobligación de cuidado a la “vendedora”), en quealegada la nulidad por aplicación de la Ley 161del Fuero Nuevo de Navarra, que exige laescritura pública y la aceptación en la donaciónde inmuebles en términos análogos al artículo633 CC, se desestima tal pretensión dado que altratarse de una donación remuneratoria y «no dedonación modal o con carga, no tenía por quéconcretar el valor de la “carga”, ni tenía quereferir, necesariamente, el pacto de asistenciaconvenido».100

  ( RJ 1989, 6384)  . Esta sentencia, declaraque el art. 633 ha venido siendo interpretado demanera pacífica, reiterada y uniforme, en plenacoincidencia, por otro lado, con el criterio dela doctrina científica «en el único sentido enque puede serlo, cual es el de que lasdonaciones de bienes inmuebles no tienenvalidez, ni, por lo tanto, desplieganvirtualidad transmisiva alguna del dominio delos bienes a que se refieren (que es el aspectoque aquí nos interesa) si no aparecen

instrumentadas en escritura pública, exigenciade solemne y esencial formalidad que rigecualquiera que sea la clase de donación (pura ysimple onerosa, remuneratoria) siempre que serefiera a bienes raíces, como así lo tiene dichoesta Sala en Sentencia de 1 diciembre 1964 ( RJ1964, 5572)  , cuando expresa que «el contratode donación, sea puro y simple u oneroso omodal, no se rige por el principio de libertadde forma que consagra, como regla general, elart. 1278 CC, sino que tiene sus normas propiascontenidas en el art. 633 de dicho Cuerpo legal,el que categóricamente ordena que para que seaválida la donación de cosa inmueble ha dehacerse en escritura pública, expresándose enella individualmente los bienes donados y elvalor de las cargas que deba satisfacer eldonatario»... La expresada doctrinajurisprudencial ha de llevarnos a rechazar laespuria tesis sostenida por la recurrente, quepretende atribuir eficacia transmisiva deldominio a las donaciones de inmuebles hechas pordocumento privado, cuando se trate de donacionesno puras y simples, sino remuneratorias uonerosas... pues cualquiera que sea la clase dela misma, como acaba de decirse, la expresadaforma solemne le es exigible, en todo caso, comorequisito esencial y constitutivo». En el mismosentido de nulidad de la donación remuneratoriaencubierta bajo compraventa en documento privadose pronuncia la STS 31 diciembre 1993 ( RJ 1993,9922)  .101

  ( RJ 1994, 6929)  . Declara esta sentencia quea las donaciones onerosas o modales «se lesaplica el régimen unitario propio de lasdonaciones, no obstante el confusionismo queparece crear el art. 622 CC y que ha sidosuperado jurisprudencialmente, al relacionarsedicho precepto con el art. 619, que determinapara su validez y eficacia el necesariootorgamiento de escritura pública, conforme alart. 633 ( Sentencias de 24 septiembre 1991 [ RJ1991, 6061]  , 26 mayo 1992 [ RJ 1992, 4382]y 25 octubre 1993 [ RJ 1993, 7654]  )». Noobstante es de resaltar que tales declaracionesaparentemente contundentes no lo son tanto puespor la propia Jurisprudencia se admite elprincipio de libertad de forma para lasdonaciones onerosas en cuanto la carga impuestaabsorbe en su totalidad, o en gran parte, elvalor de lo donado. Así se pronuncia la STS 25octubre 1993 ( RJ 1993, 7654)  , en que ante laalegación de que al ser la donación onerosa noregía el art. 633, rechaza la pretensión al serla contraprestación de muy pequeña entidadañadiendo que «ello sólo sería admisible en elsupuesto de que la contraprestación onerosasuperase el valor de lo donado o absorbiese eltodo o gran parte del mismo, quedando entoncessujeto el contrato al principio de libertad deforma que recoge el art. 1278 CC».

Tal tesis ha sido aplicada por algún sectordoctrinal a las propias donacionesremuneratorias. Así lo mantiene DIAZ ALABART en«La nulidad de las donaciones de inmueblessimuladas bajo compraventa de los mismos en

escritura pública y su validez por no necesitarforma si son remuneratorias y el valor delservicio remunerado absorbe el del inmuebledonado», RDP, 1980, pgs. 1101 y ss. Para estaautora, el art. 622 permite exonerar de laexigencia de forma solemne a la donaciónremuneratoria en la parte en que no se excedadel valor del bien donado: si el valor de lodonado supera al del servicio remunerado, esobvio que requiriéndose la forma de la donaciónnormal para ese exceso, cuando lo donado sea uninmueble, habrá que otorgar en escritura públicatoda la donación, porque la forma esindivisible. Pero si el servicio remunerado valetanto como el bien donado, al no haber «exceso»,la donación remuneratoria se regirá toda por lasreglas de los contratos onerosos, entre ellaspor la de libertad de forma (art. 1278) nosiendo aplicable la necesidad de escriturapública que el art. 633 pide en general para ladonación de inmuebles.

Ahora bien, como recuerda la STS 24 septiembre1991 ( RJ 1991, 6061)  a pesar de que laJurisprudencia ha admitido en ocasiones que paralas donaciones onerosas no se requiere escriturapública si la carga excede del valor de lodonado, tal línea jurisprudencial sólo es deaplicación a las donaciones onerosas, no a lasremuneratorias.102

Así la STS 2 abril 1990 ( RJ 1990, 2689)  endonde, en este caso en una acción de loshermanos de la vendedora contra los sobrinos

compradores, se rechaza la nulidad de unaescritura de compraventa encubriendo unadonación al estimar que se trataba de unadonación remuneratoria realizada a cambio de queel matrimonio donatario cuidase y atendiese a ladonante hasta su fallecimiento, sentencia en laque el Tribunal Supremo ni se plantea siquieralos problemas de nulidad ex art. 633.

Ahora bien, ante esta consideración de validez ono de una donación remuneratoria realizadabajo escritura pública de compraventa ydocumento privado aclaratorio de la verdaderaintención de las partes en cuanto a laobligación de cuidados y asistencia, supuestomuy normal y que precisamente el agradecimientocon el cuidador choca con las restriccionesimpuestas por el sistema legitimario que setrata de burlar mediante la donación encubierta, no hay que olvidar que muchas vecesno nos encontraremos ante una donación remuneratoria 103 sino ante la figura propia delcontrato de vitalicio 104 , que aunque no existauna reciprocidad cuantitativa de lasprestaciones, supone inexistencia de donación 105 y de requisitos de forma y hasta de reducciónpor inoficiosidad, siendo válido aunque seconfigure en documento privado simuladamenteencubierto bajo compraventa. Así lo declara yresuelve la STS 31 julio 1991 ( RJ 1991, 5676)para la que la calificación del contrato «por elque una de las partes recibe de otra un capitalo unos bienes determinados, a cambio de lo cualse obliga a darle alojamiento, manutención ytoda clase de asistencia y cuidados durante toda

su vida, no es la de donación o de contrato derenta vitalicia, sino la de un contratoautónomo, innominado y atípico, al que se vieneconociendo como «contrato vitalicio», o de«pensión alimenticia» o también «de alimentos vitalicios» 106 .103

Como dice la citada STSJ Navarra de 13 octubre1992, «resulta un tanto atípica, comoremuneratoria, una donación efectuada, no enatención a unos méritos o «servicios prestados»,art. 619 CC, sino en consideración a unaasistencia posterior al acto de liberalidad, yque se impone como obligación a los donatarios».104

 STS 30 noviembre 1987 ( RJ 1987, 8707)  en laque en relación con el vitalicio se plantea elsupuesto de un pacto de cesión de bienes acambio de alimentos, lo que se considera uncontrato oneroso, válido y que no vulnera laslegítimas.105

Como dice la SAP Granada, Sección 3.ª, de 16noviembre 1992 ( AC 1992, 1606)  al calificar devitalicio y no de donación remuneratoria elcontrato mediante el que a cambio de unosinmuebles valorados en 10,5 millones de pesetasla otra parte se obligó a prestar alimentos yauxilios lo que hizo por importe de 698.230ptas. hasta el fallecimiento, «no existe basefiable de la que deducir que el tal reiterado

contrato respondió a un ánimo encubierto dedonar, por favorables que fueran las condicionesestablecidas para los adquirentes de las fincas,y ello porque en los contratos del tipo del quenos ocupa no resulta fácil alcanzar “ab initio”un equilibrio ajustado entre las prestaciones delas partes, al quedar confiado precisamentedicho extremo a los avatares del aleas».106

La STS 30 noviembre 1987 ( RJ 1987, 8708)desestima incluso la petición de nulidad de unapretendida donación «mortis causa» sin habersecumplimentado la forma exigida por el art. 620entendiendo que el contrato realizado era uncontrato de vitalicio. Vid. el comentario deVALLET en CCJC 1987, núm. 404.

Por ello es de destacar que el supuesto de estasentencia es esencialmente idéntico al de lacitada STS 7 mayo 1993 ( RJ 1993, 3465)  ,escritura pública de compraventa de nudapropiedad y documento privado especificándoseque la contraprestación a la nuda propiedad erala obligación del «comprador» de cuidar hasta sumuerte al matrimonio «vendedor», lo mismo quela STS 3 noviembre 1988 ( RJ 1988, 8407)  queigualmente lo califica de contrato de vitalicio,no sujeto a requisito de forma alguna por no seraplicable el artículo 633 al no tratarse dedonación 107 .107

Vid. no obstante, la SAP Navarra, Sección 2.ª,de 13 febrero 1992 ( AC 1992, 174)  quecontemplando el mismo supuesto, niega que seavitalicio y sí donación remuneratoria, así como,en caso similar, la STS 23 mayo 1987 ( RJ 1987,3557)  .

Por último, y por lo que respecta a la nulidadpor falta de aceptación, a pesar de lasanteriores sentencias no hay que olvidar que laaceptación de la donación por parte deldonatario siempre es un requisito que ha deconcurrir, no siendo suficiente el meroconsentimiento del donante 108 y de ahí que laexigencia de tal requisito no se entiendacumplido en la STS 1 octubre 1991 ( RJ 1991,7438)  en que por la hija se ejercita acción denulidad por simulación de varias escrituraspúblicas de compraventa realizadas por su padreencubriendo donación, y que la sentencia declaranulas aceptando que no por defecto de forma sinopor falta de aceptación al no ser equiparable ala aceptación de la compra realizada en elcontrato y mantenerse una postura másrestrictiva que en las donaciones remuneratoriasen que se aprecia como aceptación elconsentimiento a la venta 109 .108

Como dice la STS 9 julio 1984 ( RJ 1984, 3804)«la declaración unilateral de voluntad no essuficiente para dar valor y eficacia a unpretendido acto de donación referido a bienesinmuebles, al requerirse para su eficaciaconstitutiva la constancia de escritura pública,

haciéndose figurar en la misma, o en otraseparada, la aceptación». Vid. igualmente la SAPHuesca de 13 febrero 1992 ( AC 1992, 297)  . Deacuerdo con ello el legitimario puede sostenerla nulidad de pleno derecho de todas lasdonaciones, encubiertas o no, en que falte laaceptación del donatario, reintegrándose losbienes al «relictum» de la masa hereditaria.109

La declaración de nulidad –dice la sentencia–«no sólo se hace con vista de la inexistencia deprecio y falta de causa onerosa del negociojurídico, con un apoyo fáctico que no ha sidodesvirtuado sino, porque tampoco es válido elnegocio disimulado subyacente, cual es el dedonación por deficiencias trascendentes enorden, no a la forma “strictu sensu” que por serescrituras públicas se acomodan al mandato delart. 633 CC, sino a la aceptación por ladonataria, arts. 630 y 633 CC, expresa einequívocamente ya que ha de referirse talmanifestación al negocio disimulado, es decir, ala donación misma, porque lo que no puedepretenderse es (como dice la Sentencia de 3marzo 1932 [ RJ 1932, 941]  ), que valga para elcaso la aceptación de la compra que figura en laescritura, es decir que la escritura ha deincorporar la aceptación de la donación o por lomenos que haya constancia de tal aceptación enotro instrumento público similar a tenor delart. 633.2.º CC».

En el mismo sentido, y con cita expresa de talSTS 1 octubre 1991, revocando la sentencia de

instancia que había desestimado la demanda, sepronuncia la SAP Oviedo, Sección 5. a, de 12mayo 1992 ( AC 1992, 719)  : «esta últimaresolución es contundente al expresar lanecesidad de constancia expresa del requisitoformal de la aceptación, no equiparable con laaceptación de la compra que figura en laescritura, que ha de referirse inequívocamenteal negocio disimulado para que pueda tener ésteplena validez; todo ello conforme a lo quedispone el artículo 633.2.9 CC. La anteriordoctrina es aplicable al supuesto enjuiciado, demodo que no siendo remuneratoria la donacióncuya nulidad se postula y faltando el requisitode la aceptación expresa por el donatario queexige el artículo 633 CC, la consecuenciaforzosa es la estimación del recurso, al nopoder entenderse cumplida la aceptación por elmero hecho de manifestar en el contrato decompraventa qué aparece como comprador queadquiere para su sociedad conyugal, la totalidadde los bienes inmuebles que se reflejan en laescritura» 110 .110

Sigue la misma doctrina de nulidad de ladonación por falta de aceptación la SAP Lleida,Sección 2.ª, de 21 diciembre 1994 ( AC 1994,122)  .

No obstante ha de decirse que la Jurisprudenciasuele admitir, como se ha visto anteriormente,que el consentimiento prestado en la compraventaes válido como aceptación de la donación eso sí,no siempre, pues suele estar referido a

donaciones remuneratorias y especialmente no loadmite cuando a la vista de las circunstanciasdel caso concreto, entiende que no concurre,como son los supuestos, ya comentados, delas SSTS 11 febrero 1992 ( RJ 1992, 974)  , 20octubre 1992 ( RJ 1992, 8088)  y 6 octubre 1994( RJ 1994, 7459)  en que el demandado sereafirma en la existencia de compraventa y noadmite la donación cuya realidad, sin embargo,es declarada por la resolución judicial 111 .111

Lo mismo sucede en la STS 2 diciembre 1988 ( RJ1988, 9292)  en que solicitada declaración denulidad por simulación absoluta de una escriturade compraventa y alegada en el recurso suvalidez como donación, la pretensión esrechazada, al igual que en la STS 22 abril 1991( RJ 1991, 3013)  , en una compraventa otorgadapor el padre a cuatro de sus hijos, en que alegala realidad de la compraventa y dirigiéndose 8motivos del recurso de casación a intentardesvirtuar las afirmaciones de la Audienciasobre existencia de simulación, en el motivo 9.ªargumentaban que si no existió compraventaexistió donación, motivo que no prospera pues«los demandados siempre negaron la existencia dela donación y sostener ahora sólo su posibilidadde existir contradice todo lo afirmado hastaeste momento sobre la realidad del precio y delos pagos de deudas; contradice su posturadialéctica mantenida desde la contestación a lademanda y en los ocho primeros motivos de esterecurso, y carece de toda base en los hechosprobados, de los que no resulta “animus donandi”

alguno». Es decir, sigue siendo de trascendenciala admisión de la existencia de la donación,cubriéndose el requisito de forma por laescritura pública de compraventa y la aceptaciónpor el evidente «animus donandi»; que de ellapuede traslucirse, lo que encuentra másdificultades si se niega la existencia del ánimode liberalidad y la existencia de la donaciónmisma.

 

b'. Nulidad por causa ilícita y fraude a losderechos de los legitimarios

Admitida la existencia de simulación relativa yla validez de la donación disimulada en lo queafecta a la existencia de «animus donandi»,forma y aceptación, todavía el legitimario puedesostener la nulidad de pleno derecho de ladonación cuando éste se haya verificado enfraude de sus derechos legitimarios.

En general, y como se ha visto hasta ahora,muchas veces no basta la mera concurrencia deuna donación encubierta para que, sin más,prospere la impugnación y se declare la nulidadde la donación conjuntamente con la de lacompraventa. Por ello muchas sentencias,estimando la existencia de una donacióndisimulada, admitiendo la existencia deaceptación y de forma, declaran su validez porno concurrir «causa torpe» o «causa ilícita» loque es de especial apreciación en cuanto seestima que la donación es remuneratoria en

relación con los servicios y cuidados prestadoslo que excluye la causa ilícita 112 .112

Así SAP Sevilla, Sección 6.ª, de 23 marzo 1992 (AC 1992, 428)  , que en una acción deimpugnación de una donación simulada ejercitadapor la hija contra su hermana se estima que ladonación «tiene causa lícita, como es la decompensar las atenciones que el padre enfermorecibe de los demandados y que no se haacreditado que perjudique las legítimas».

Ahora bien, la Jurisprudencia, en general,entiende que la donación encubierta realizadacon intención de defraudar los derechos de loslegitimarios es nula por causa ilícita, puesaunque la atribución patrimonial tenga «animusdonandi» y causa, cubra los requisitos de formay aceptación, la causa es ilícita (art. 1275).Así, la STS 28 febrero 1953 ( RJ 1953, 904)apreciando la existencia de compraventaencubriendo donación estima que el contrato«careció de existencia real y no significó másque una estratagema usada por el comprador o porambos contratantes para eludir los derechoslegitimarios que pudieran corresponder a lamadre de la causante en la finca vendida, por loque tampoco como donación en su caso podríantener eficacia, por fundarse en una causailícita conforme al artículo 1275 CC». Por suparte la STS 4 abril 1961 ( RJ 1961, 1244)habla de «acusada ilicitud de la causa» y a esteextremo alude también la STS 9 diciembre 1959( RJ 1959, 4492)  .

Por su parte la STS 20 octubre 1961 ( RJ 1961,3607)  declara expresamente que, ante unacompraventa simulada sin existencia de precio,habiendo tenido por objeto privar de su legítimaa los otros dos hijos de la supuesta vendedora,uno el actor recurrido y otro ya fallecido quedejó varios descendientes, y como elloconstituye una causa ilícita, la donaciónencubierta no ya solamente por defectos deforma, en relación con el artículo 633 CC, sinopor aquel vicio sustancial, ha de ser, aundentro de los límites de la legítima, nula eineficaz a tenor de los artículos 1275 y 1276 ya las mismas Sentencias que se invocan, a lasque se puede añadir las de 12 abril 1946 ( RJ1946, 418)  , 24 marzo 1950 ( RJ 1950, 711), 13 febrero 1951 ( RJ 1951, 259)  y otras,según cuya doctrina cuando la escritura decompra-venta se otorga con la exclusivafinalidad de defraudar los derechos legitimariosde los demás herederos, procede declarar tambiéninexistente el contrato de donación por serilícita su causa», doctrina clásica que sigueestando vigente, tal y como puede verse,pronunciándose expresamente por la nulidad porcausa ilícita, en la STS 20 diciembre 1985 113

y STS 5 mayo 1995 ( RJ 1995, 3897)  .113

  ( RJ 1985, 6604)  . La SAP Granada, Sección3.ª, de 13 octubre 1993 ( AC 1993, 2010)  , concita expresa de la anterior jurisprudencia,asume también el criterio de la nulidad de ladonación encubierta con causa ilícita al decirque «nos encontramos ante una donación

encubierta bajo la forma de compraventa simuladaotorgada para defraudar los derechoslegitimarios de los herederos del vendedor,procediendo la declaración de nulidad porilicitud de la causa. Efectivamente, reiterada yuniforme jurisprudencia del Tribunal Supremo, dela que es muestra la Sentencia de su Sala 1.ª de20 octubre 1961 y las citadas por la misma, haestablecido la doctrina de que cuando laescritura de compraventa se otorga con laexclusiva finalidad de defraudar los derechoslegitimarios de los demás herederos, procededeclarar también inexistente el contrato dedonación, por ser ilícita su causa, y en elconcreto caso que enjuiciamos el contrato decompraventa fue simulado, careciendo deexistencia real por falta de elemento tanesencial en toda compraventa como lo es elprecio, y que no significó más que unaestratagema de las partes contratantes paraeludir los derechos legitimarios (art. 806 CC)que pudieran corresponder a los tíos delcomprador (sic), por lo que de conformidad conlo preceptuado en los arts. 1275 y 1276 CC,acreditada la ilicitud de la causa que medió enel contrato cuestionado, la consecuenciacorrespondiente es la declaración de nulidad delmismo, pues la tesis de que el negocio jurídicosimulado puede encubrir una donación válida yeficaz, es inadmisible en caso como el quejuzgamos (STS 20 diciembre 1985)».

Para LACRUZ, sin embargo, no nos encontramosante un supuesto de nulidad de pleno derechosino que más bien habrá que realizar las

imputaciones pertinentes para saber suinoficiosidad o no 114 lo que, en mi opinión, serálo que proceda cuando no se estime concurrenciade causa ilícita, ello tanto en las donaciones aterceros como a otros legitimarios, entre éstosincluso a efectos de colación en sentidoestricto 115 .114

Para este autor incluso si la intención delvendedor fuera la de eludir la legítima,seguiría siendo cuestionable la calificación delacto como nulo de pleno derecho, lo queconllevaría consigo consecuencias que nadieacepta, como su impugnabilidad por cualquiera yen vida del vendedor, y la invalidez absoluta delas transmisiones sucesivas a adquirentes debuena fe (salvo válida adquisición a nondomino). En otro aspecto resultaría ilógico quelos contratos en fraude de acreedores fueranmeramente rescindibles, mientras el fraude de underecho más débil, como el del legitimario,diera lugar a la nulidad absoluta oinexistencia.115

Como afirma la STS 23 septiembre 1989 ( RJ 1989,6352)  , que declara la validez de una donaciónencubierta bajo escritura de compraventa, «todoello sin perjuicio de la posible inoficiosidadde las referidas donaciones por aplicación delart. 636 CC y la obligación de colacionar losbienes por los donatarios que resulten ser

herederos forzosos del donante de acuerdo conlos arts. 1035 y siguientes del Código Civil».

 

7. Conclusión

A modo de aplicación de los criteriosjurisprudenciales examinados y de conclusiónsobre lo expuesto, y como reflejo de ladisparidad de criterios y de doctrinas que sepueden sostener ante los mismos hechos, sobretodo cuando se trata de simulación, legitimariosy legítima en que nada está dicho o interpretadode modo definitivo, permítaseme volver sobrela STS 29 noviembre 1989 ( RJ 1989, 7921)  ,cuya lectura ha inspirado la elaboración de estetrabajo, en que la solución jurídica a lo que enprincipio aparecía como claras actuacionesdefraudatorias impuestas por el rígido sistemalegitimario del Código Civil no deja de ser unpoco sorprendente.

Frente a una sentencia del Juzgado de 1.ªInstancia desestimatoria de la demanda, laAudiencia la revoca y declara que la escriturade cesión de derechos hereditarios, de préstamoe hipoteca así como de reconocimiento dederechos, en cuanto actos de disposición delpadre de las actoras fueron inexistentes osimulados con el designio de privar a las mismasde sus derechos legitimarios, debido a laenemistad del causante con sus hijas, elparentesco y la convivencia con su otro hermanoy sobrino, hechos que se entienden realizadosmediante la simulación de un precio irrisorio y

el artificio de constituir hipoteca por unsupuesto préstamo sin prueba de la entrega deldinero.

El Tribunal Supremo, por su parte, casa lasentencia de la Audiencia y declara la validezde los tres actos de enajenación: la escriturade cesión de derechos hereditarios, porconsiderarla, un supuesto de simulación relativaencubriendo una donación remuneratoria que cubrelos requisitos de forma y aceptación exigidospor el Código Civil; la escritura de préstamocon garantía hipotecaria porque no existe ennuestro Derecho la precisión de que se acreditela verdad sobre la recepción del préstamo paraderivar el juicio de reproche impugnado; laescritura de reconocimiento de derechos porquees una confesión de parte del adquirente, sobrela procedencia de la mitad del precioadquisitivo de las fincas.

En síntesis, un supuesto de distinta concepciónde lo que es la protección del legitimario anteuna evidente desheredación de hecho,probablemente justificada en el caso concreto.