Amor evolutivo. Ch. Peirce

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AMOR EVOLUTIVO Charles S. Peirce (1893) Traducción castellana de Sara Barrena (2006) Este texto fue publicado originalmente en The Monist 3 (Enero 1893): 176-200 y, posteriormente se reprodujo en CP 6.287-317. La traducción se ha realizado a partir del texto original, "Evolutionary Love", que se encuentra en EP 1, 352-371. Este artículo es el quinto y último de una serie de artículos que Peirce escribió para The Monist, en los que trataba de aplicar su filosofía evolutiva a las cuestiones metafísicas. En este último texto Peirce desarrolla su agapismo, esto es, la doctrina de que la ley del amor es operativa en el mundo. Argumenta que de los tres tipos de evolución (por variación fortuita, por necesidad mecánica y por amor creador) la tercera es la más fundamental. Peirce suscita una polémica contra el "evangelio de la avaricia", realiza una defensa del sentimentalismo correctamente entendido, compara algunos de sus puntos de vista con los del Cristianismo y finaliza con una discusión de la continuidad de la mente. A primera vista. Contra-evangelios La filosofía, justo cuando estaba escapando de su dorada crisálida, la mitología, proclamó que el gran agente evolutivo del universo era el Amor. O, ya que esta lengua-pirata, el inglés, es pobre en tales palabras, digamos Eros, el amor-exuberancia. Después, Empédocles estableció el amor apasionado y el odio como los dos poderes coordinados del universo. En algunos pasajes la palabra es amabilidad. Pero, ciertamente, en cualquier sentido en el que el amor tenga un contrario, la posición más alta que éste puede alcanzar es ser una parte principal de ese contrario. A pesar de todo, el evangelista ontológico,

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AMOR EVOLUTIVOCharles S. Peirce (1893)

Traducción castellana de Sara Barrena (2006)

Este texto fue publicado originalmente en The Monist 3 (Enero 1893): 176-200y, posteriormente se reprodujo en CP 6.287-317. La traducción se ha realizado apartir del texto original, "Evolutionary Love", que se encuentra enEP 1, 352-371.Este artículo es el quinto y último de una serie de artículos que Peirce escribió paraThe Monist, en los que trataba de aplicar su filosofía evolutiva a las cuestionesmetafísicas. En este último texto Peirce desarrolla su agapismo, esto es, la doctrinade que la ley del amor es operativa en el mundo. Argumenta que de los tres tiposde evolución (por variación fortuita, por necesidad mecánica y por amor creador)la tercera es la más fundamental. Peirce suscita una polémica contra el "evangeliode la avaricia", realiza una defensa del sentimentalismo correctamente entendido,compara algunos de sus puntos de vista con los del Cristianismo y finaliza con unadiscusión de la continuidad de la mente.

A primera vista. Contra-evangelios

La filosofía, justo cuando estaba escapando de sudorada crisálida, la mitología, proclamó que el granagente evolutivo del universo era el Amor. O, ya queesta lengua-pirata, el inglés, es pobre en talespalabras, digamos Eros, el amor-exuberancia. Después,Empédocles estableció el amor apasionado y el odiocomo los dos poderes coordinados del universo. Enalgunos pasajes la palabra es amabilidad. Pero,ciertamente, en cualquier sentido en el que el amortenga un contrario, la posición más alta que éstepuede alcanzar es ser una parte principal de esecontrario. A pesar de todo, el evangelista ontológico,

en cuyo tiempo esas opiniones eran cuestionesfamiliares, hizo que el Único Ser Supremo, por el quetodas las cosas habían sido hechas de la nada, fueseel amor que cuida. Entonces, ¿qué puede decir delodio? No importa en este momento lo que el escriba delApocalipsis, si fuese Juan, pudiera haber soñado alser llevado por la larga persecución a una rabiaincapaz de distinguir entre las sugerencias del mal ylas visiones del cielo, hasta convertirse así en elDifamador de Dios ante los hombres. La cuestión es másbien qué pensó el cuerdo Juan, o qué debería haberpensado, para llevar a cabo su idea consecuentemente.Su afirmación de que Dios es Amor parece apuntar a esedicho del Eclesiastés de que no podemos decir si Diosnos guarda amor u odio. "No", dice Juan, "sí quepodemos decirlo, ¡y de forma muy simple! Conocemos elamor que Dios nos tiene y hemos confiado en él. Dioses amor". No hay lógica en esto a menos que signifiqueque Dios ama a todos los hombres. En el parágrafoprecedente había dicho "Dios es la luz y no existeoscuridad en Él". Hemos de entender entonces que, asícomo la oscuridad es meramente la falta de luz, elodio y el mal son simplemente meros estadosimperfectos de αγαπη y αγαθον, el amor y lo amable.Esto concuerda con esas palabras recogidas en elevangelio de Juan: "Dios no envió a su Hijo parajuzgar al mundo, sino para que el mundo fuera salvadopor medio de Él. Aquel que cree en Él no será juzgado:aquel que no cree en Él ha sido ya juzgado…Y este esel juicio, que la luz ha venido al mundo y que loshombres prefirieron la oscuridad a la luz". Es decir,Dios no les impone ningún castigo, sino que secastigan a sí mismos por su afinidad natural a lodefectuoso. Por tanto, el amor que Dios es, no es unamor del que el odio sea lo contrario, pues de otro

modo Satán sería un poder coordinado, sino que es unamor que abraza al odio como un estado imperfectosuyo, un Anteros1 —sí, que incluso necesita el odio ylo odioso como objeto suyo. Pues el amor a sí mismo noes amor, de modo que si Dios es en sí mismo amor,aquello que Él ama ha de ser el defecto de amor, deigual modo que una lumbrera sólo puede iluminaraquello que de otro modo estaría oscuro. Henry James,el Swedenborgiano, dice: “sin duda es muy tolerableque el amor finito o de las criaturas se ame a símismo en otro, que ame a otro por su conformidad consu propio ser, pero nada puede estar en más flagrantecontraste con el Amor creador, cuya completaternura ex vi termini debe reservarse sólo para lo queintrínsecamente es más amargamente hostil y negativopara sí mismo". Esto es de Substance and Shadow: an Essay onthe Physics of Creation. Es una pena que no hubiese llenadosus páginas con cosas como ésta, como fácilmente eracapaz de hacer, en lugar de reprender a su lector y ala gente en general hasta que la física de la creaciónfuera poco menos que olvidada. Sin embargo, debodeducir de lo que acabo de escribir que obviamenteningún genio podría hacer todas sus frases tansublimes como una que revele la solución perpetua alproblema del mal.

El movimiento del amor es circular, proyectandocreaciones hacia la independencia y trayéndolas en unoy el mismo impulso a la armonía. Esto parececomplicado cuando se afirma así, pero se resume deforma completa en la fórmula simple que llamamos laRegla de Oro. Ésta no dice, por supuesto, Haz todo loposible para satisfacer los impulsos egoístas deotros, sino que dice, Sacrifica tu propia perfecciónpor el perfeccionamiento de tu vecino. Tampoco debe

confundirse ni por un momento con el lema benthamita,o helvético o beccariano, Actúa por el bien mayor delmayor número de personas. El amor no se dirige aabstracciones sino a personas, y no a personas que noconocemos ni a números de gente, sino a nuestraspersonas queridas, nuestra familia y nuestros vecinos."Nuestro vecino", recordamos, es aquel que vive cercanuestro, no quizá geográficamente, pero sí en vida ysentimiento.

Todo el mundo puede ver que la afirmación de SanJuan es la fórmula de una filosofía evolutiva, queenseña que el crecimiento viene sólo del amor, no dirédel auto-sacrificio, sino del impulso ardiente de llenar elimpulso más alto de otro. Supongamos, por ejemplo, quetengo una idea que me interesa. Es mi creación. Es micriatura, pues tal y como mostré en The Monist del pasadojulio, es una pequeña persona; la amo, y moriría porperfeccionarla. No es aplicando la fría justicia alcírculo de mis ideas como las haré crecer, sinoqueriéndolas y cuidándolas como haría con las floresde mi jardín. La filosofía que extraemos del evangeliode Juan es que esa es la manera en que la mente sedesarrolla; y en cuanto al cosmos, sólo en tanto quees todavía mente, y por lo tanto tiene vida, es capazde una evolución posterior. El amor, reconociendogérmenes de amabilidad en el odio, lo lleva poco apoco hacia la vida, y lo hace amable. Esa es la clasede evolución que todo estudiante cuidadoso de miensayo "La ley de la mente" debe ver queel sinejismo reclama.

El siglo diecinueve está ahora tocando a su finrápidamente, y todos comenzamos a revisar sus logros ya pensar qué característica está destinado a llevar en

la mente de los futuros historiadores comparado conotros siglos. Creo que será llamado el SigloEconómico, pues la economía política tiene másrelaciones directas con todas las ramas de suactividad de lo que tiene ninguna otra ciencia. Puesbien, la economía política tiene también su fórmula deredención. Es ésta: la inteligencia al servicio de laavaricia asegura los precios más ajustados, loscontratos más justos, la conducta más inteligente entodos los tratos entre los hombres, y conducealsummum bonum, alimento en abundancia y perfectacomodidad. ¿Alimento para quién? Bien, para el avaromaestro de la inteligencia. No pretendo decir que éstasea una de las conclusiones legítimas de la economíapolítica, cuyo carácter científico reconozcoplenamente, sino que el estudio de las doctrinas,verdaderas en sí mismas, a menudo fomentará de formaprovisional generalizaciones extremadamente falsas,del mismo modo que el estudio de la física hafomentado el necesitarianismo. Lo que digo entonces esque la gran atención prestada a las cuestioneseconómicas durante nuestro siglo ha provocado unaexageración de los efectos beneficiosos de la avariciay de los desafortunados resultados del sentimiento,hasta que ha dado lugar a una filosofía que llegainconscientemente a esto, a que la avaricia es el granagente de la elevación de la raza humana y de laevolución del universo.

Abro un manual de economía política2 —el más típicoy normal que tengo a mano— y encuentro algunasobservaciones de las que haré aquí un breve análisis.Omito las calificaciones, las observaciones que buscanla benevolencia, las frases para apaciguar losprejuicios cristianos, los adornos que sirven para

esconder tanto al lector como al autor la fea desnudezdel dios-avaricia. Pero he estudiado mi posición. Elautor enumera "tres motivos de la acción humana:

el amor a uno mismo;

el amor a una clase limitada que tiene intereses ysentimientos comunes a los de uno mismo;

el amor a la humanidad en general".

Nótese, como punto de partida, qué título servil seconcede a la avaricia: "el amor a uno mismo". ¡Amor!El segundo motivo es amor. En lugar de "una claselimitada" pongan "ciertas personas" y tendrán unadescripción justa. Tomando "clase" en el sentidoanticuado, se describe un tipo débil de amor. Comoconsecuencia, parece haber alguna vaguedad en ladelimitación de este motivo. Por amor a la humanidaden general el autor no entiende esa pasión profunda ysubconsciente que se llama así propiamente, sinomeramente el espíritu público, quizá poco más que unainquietud por impulsar ideas. El autor continúa conuna estimación comparativa del valor de esos motivos.La avaricia, dice, aunque usando por supuesto otrapalabra, "no es un mal tan grande como se supone confrecuencia (…). Todo hombre puede promover sus propiosintereses de forma mucho más efectiva de lo que puedepromover los de nadie más, o de lo que nadie más puedepromover los suyos". Además, como señala en otrapágina, cuanto más avaro es un hombre, mayor es elbien que hace. El segundo motivo "es el más peligrosoal que una sociedad está expuesta". El amor es muybonito: "no existe ninguna fuente de felicidad humanamás alta o más pura" (¡ejem!), pero es "una fuente dedaño permanente" y, en resumen, debería ser

desautorizado por algo más sabio. ¿Cuál es ese motivomás sabio? Veamos.

En cuanto al espíritu público, se vuelveinsignificante por las "dificultades para que opere deforma efectiva". Por ejemplo, podría sugerir que seinspeccionara la fecundidad del pobre y del vicioso y"ninguna medida de represión resultaría demasiadosevera" en el caso de los criminales. La indicación esamplia. Pero desgraciadamente no puedes hacer que laslegislaturas tomen tales medidas, debido a losapestosos "tiernos sentimientos del hombre respecto alhombre". De este modo parece que el espíritu público obenthamismo no es lo suficientemente fuerte para serel tutor efectivo del amor (estoy saltando a otrapágina), que debe por lo tanto ser entregado a "losmotivos que animan a los hombres en la búsqueda de lariqueza", que son los únicos en los que podemosconfiar y que "son beneficiosos en el más altogrado"3. Sí, son sin excepción beneficiosos en el másalto grado para el ser sobre el que se vierten todassus bendiciones, esto es, el Yo, cuyo "único objeto",dice el escritor, al acumular riqueza es su "sustentoy disfrute" individual. Claramente, el autor sostieneque la noción de que algún otro motivo podría serbeneficioso en el más alto grado incluso para elhombre mismo es una paradoja que carece de sentido.Busca paliar y modificar su doctrina, pero deja que elperspicaz lector vea cuál es el principio que leanima, y cuando, sosteniendo las opiniones que herepetido, reconoce al mismo tiempo que la sociedad nopodría existir sólo sobre una base de avariciainteligente, simplemente se clasifica a sí mismo comouno de esos eclécticos de opiniones poco armoniosas.

Quiere que su riqueza tenga un sabor a una soupçon4 deDios.

Los economistas acusan a aquellos a los que elenunciado de sus atroces infamias les produce unestremecimiento de horror de ser sentimentalistas. Puedeque sea así: confieso de buena gana que tengo en míalgún tinte de sentimentalismo, ¡gracias a Dios! Desdeque la revolución francesa llevó esa inclinación delpensamiento a una mala reputación —y debo admitir queno del todo inmerecidamente, verdadero, bello y buenocomo era ese gran movimiento— se ha convertido en unatradición dibujar a los sentimentalistas como personasincapaces de pensamiento lógico y poco dispuestas amirar de frente a los hechos. Esta tradición puedeclasificarse junto a la tradición francesa de que uninglés dice godam cada dos frases, junto a latradición inglesa de que un americano habla de"Britishers" y la tradición americana de que unfrancés lleva las formas de etiqueta hasta un extremoinoportuno, en resumen, junto a todas esas tradicionesque sobreviven simplemente porque los hombres que usansus ojos y sus oídos son pocos y se encuentran lejosunos de otros. Sin duda había alguna excusa para todasesas opiniones en tiempos pasados, y elsentimentalismo, cuando la diversión de moda consistíaen pasar las tardes en un mar de lágrimas por unalamentable representación en un escenario a la luz delas velas, se hacía a veces un poco ridículo. Pero,después de todo, ¿qué es el sentimentalismo? Esun ismo, una doctrina, a saber, la doctrina de quedebería tenerse un gran respeto por los juiciosnaturales del corazón sensible. Eso es precisamente enlo que consiste el sentimentalismo, y ruego al lectorque considere si condenarlo no es la más degradante de

todas las blasfemias. Sin embargo el siglo XIX lo hacondenado continuamente, porque produjo el Reino delTerror. Es verdad que lo hizo. Sin embargo, toda lacuestión es una cuestión de cuánto. El reino del terrorera muy malo, pero ahora el estandarte de Gradgrin5 haestado ostentándose durante este siglo por muchotiempo en la cara del cielo, con una insolencia comopara provocar que los mismos cielos retumben y seirriten. Un rápido y súbito repique sacudirá pronto alos economistas y los hará salir de su complacencia,demasiado tarde. El siglo XX, en su segunda mitad,verá seguramente cómo se desencadena una inundacióntempestuosa sobre el orden social —que mostrará unmundo tan profundamente en ruinas como esa filosofíade la avaricia que lo ha llenado de culpa durantelargo tiempo. ¡No más jolgorios post-termidorianosentonces!

De modo que un avaro es un poder beneficioso en unacomunidad, ¿no? Precisamente con la misma razón, sóloque en un grado mucho mayor, podrías afirmar que elastuto Wall Street es un ángel bueno que toma eldinero de personas descuidadas que probablemente no loguardan bien, que hunde empresas débiles que es mejorparar y que administra saludables lecciones acientíficos incautos al enviarles cheques sin fondo —como me hiciste a mí el otro día, mi millonarioMaestro de Glomery6, cuando pensaste que habíasencontrado la manera de usar mi procedimiento sinpagar por él, y de legarles así a tus hijos algo paraenorgullecerse de su padre— y que mediante un millarde tretas pone el dinero al servicio de la avariciainteligente, en su propia persona. Bernard Mandeville,en su Fable of the Bees, sostiene que los vicios privadosde cualquier descripción son beneficios públicos y lo

prueba, también, de forma tan convincente como eleconomista prueba su opinión acerca del avaro7.Incluso argumenta, con no menos fuerza, que, de no serpor el vicio, la civilización nunca hubiera existido.Con el mismo espíritu, se ha sostenido con fuerza y secree ampliamente hoy en día que todos los actos decaridad y benevolencia, privados y públicos, degradanseriamente la raza humana.

El origen de las especies de Darwin meramente extiende lospuntos de vista político-económicos del progreso atodo el ámbito de la vida animal y vegetal. La inmensamayoría de nuestros naturalistas contemporáneossostienen la opinión de que la verdadera causa de esasadaptaciones exquisitas y maravillosas por las que,cuando yo era niño, los hombres solían alabar lasabiduría divina es que las criaturas están tanapiñadas que todas aquellas que sucede que tienen lamás mínima ventaja fuerzan a aquellas que tienen menosempujándolas a situaciones desfavorables para lamultiplicación o incluso matándolas antes de quealcancen la edad de reproducción. Entre los animales,el mero individualismo mecánico es ampliamentereforzado como un poder que contribuye al bien por laavaricia despiadada de los animales. Como Darwin loexpresa en su portada, es la lucha por la existencia ydebería haber añadido a su lema: ¡Todo individuo parasí mismo y que el diablo se lleve al último! Jesús, ensu Sermón de la Montaña, expresó una opinióndiferente.

Aquí, entonces, está la cuestión. El evangelio deCristo dice que el progreso viene de que laindividualidad de cada individuo se funda en simpatíacon sus vecinos. Por otro lado, la convicción del

siglo XIX es que el progreso tiene lugar en virtud deque cada individuo luche por sí mismo con toda susfuerzas y pise a su vecino cuando tenga oportunidad dehacerlo. Esto podría denominarse acertadamente elEvangelio de la Avaricia.

Mucho ha de decirse acerca de ambas posturas. No heocultado, ni podría ocultar, mi propia predilecciónapasionada. Tal confesión sacudirá probablemente a mishermanos científicos. A pesar de todo, pienso que elfuerte sentimiento es en sí mismo un argumento decierto peso a favor de la teoría agapástica de laevolución —en tanto que puede suponerse que indica eljuicio normal del Corazón Sensible. Ciertamente, sifuera posible creer en el agapasmo sin creer en él conentusiasmo, ese hecho sería un argumento contra laverdad de la doctrina. En cualquier caso, puesto queel entusiasmo del sentimiento existe, debe en todocaso confesarse con franqueza, especialmente porquecrea un riesgo de parcialidad por mi parte en contradel cual les toca tanto a mis lectores como a mí estaren guardia.

Segundos pensamientos. Irénica

Tratemos de definir las afinidades lógicas de lasdiferentes teorías de la evolución. La selecciónnatural, tal y como fue concebida por Darwin, es unaforma de evolución en la que el único agente positivode cambio en toda la transformación de mono a hombrees la variación fortuita. Para asegurar el avance enuna dirección definida, el azar tiene que sersecundado por alguna acción que impida la propagaciónde algunas variedades o que estimule la de otras. Enla selección natural, así llamada estrictamente, es la

exclusión del débil. En la selección sexual, es laatracción de lo bello, principalmente.

El origen de las especies fue publicado a finales del año1859. Los años anteriores, desde 1846, habían sido unade las épocas más productivas —o si se extiende hastacubrir el gran libro que estamosconsiderando,el periodo más productivo de esa longituden toda la historia de la ciencia desde sus comienzoshasta ahora. La idea de que el azar engendra orden,que es una de las piedras angulares de la físicamoderna (aunque el Dr. Carus la considera como "elpunto más débil del sistema del Sr. Peirce"8 ) sellevó en esa época a su máxima claridad. Quételethabía iniciado la discusión mediante sus Letters on theApplication of Probabilities to the Moral and Political Sciences, unaobra que impresionó profundamente a las mejores mentesde la época y sobre la que Sir John Herschel habíaatraído la atención general en Gran Bretaña. En 1857,el primer volumen deHistory of Civilisation de Buckle habíacausado una enorme sensación, debido al uso que hacíade esa misma idea. Mientras tanto, el "métodoestadístico" había sido aplicado con gran éxito, bajoese mismo nombre, a la física molecular. El Dr. JohnHerapath, un químico inglés, había esbozado en 1847 lateoría cinética de los gases en su Mathematical Physics, yel interés que provocó la teoría había sido recordadoen 1856 por las notables memorias de Clausius yKrönig. El mismo verano anterior a la publicación deDarwin, Maxwell había leído ante la AsociaciónBritánica la primera y más importante de susinvestigaciones acerca de esta cuestión. Laconsecuencia fue que la idea de que los eventosfortuitos pueden resultar en una ley física y, másaún, que esa es la manera en que han de explicarse

esas leyes que parecen entrar en conflicto con elprincipio de la conservación de la energía, habíaarraigado con fuerza en las mentes de todos aquellosque estaban al tanto de los líderes del pensamiento.Era inevitable que El origen de las especies, cuya enseñanzaera simplemente la aplicación del mismo principio a laexplicación de otra acción "no conservativa", la deldesarrollo orgánico, fuera aclamado y bienvenido portales mentes. El sublime descubrimiento de laconservación de la energía por Helmholtz en 1847 y elde la teoría mecánica del calor por Clausius y porRankine, de forma independiente, en 1850, habíanimpuesto respeto decididamente a todos aquellos quepodrían haber estado inclinados a burlarse de laciencia física. A partir de entonces, un poeta tardíoque todavía hablara constantemente de "la cienciapedaleando con los nombres de las cosas" fracasaría ensu propósito. Ahora se sabía que el mecanismo lo eratodo, o casi todo. Durante todo ese tiempo, elutilitarismo—ese sustituto mejorado para el Evangelio—estaba en su máximo esplendor, y era un aliado naturalde una teoría individualista. El apoyo imprudente delDecano Mansel había llevado a una sublevación entrelos partidarios de Sir William Hamilton, y elnominalismo de Mill se había beneficiado de ello; yaunque era seguro que la ciencia real a la que Darwinestaba llevando a los hombres daría algún día un golpemortal a la pseudo-ciencia de Mill, había sin embargodiversos elementos de la teoría darwiniana que conseguridad encantarían a los seguidores de Mill. Otracosa: la anestesia llevaba en uso trece años. Lafamiliaridad de la gente con el sufrimiento ya habíadisminuido mucho y, como consecuencia, esa pocoagradable dureza por la que nuestros tiemposcontrastan tanto con aquellos que los precedieron

inmediatamente ya se había asentado y había inclinadoa la gente a saborear una teoría despiadada. El lectorse equivocaría bastante en la intención de lo queestoy diciendo si entendiese que deseo sugerir quecualquiera de esas cosas (excepto quizás Malthus)influyó al mismo Darwin. Lo que quiero decir es que suhipótesis, que sin lugar a dudas es una de las másbellas e ingeniosas jamás ideada y que fue sostenidacon gran riqueza de conocimiento, con la fuerza de lalógica, con el encanto de la retórica y, sobre todo,con cierta autenticidad magnética que resultaba casiirresistible, en absoluto apareció primero comocercana a ser probada; y para una mente sensata suargumento parece ser hoy en día menos esperanzador delo que parecía hace veinte años; pero la recepciónextraordinariamente favorable con la que se encontróera evidentemente debida, en gran medida, a que susideas eran aquellas hacia las que la época estabafavorablemente dispuesta, especialmente a causa delestímulo que daba a la filosofía de la avaricia.

Diametralmente opuestas a la evolución por azar,son las teorías que atribuyen todo progreso a unprincipio interno necesario, o a alguna otra forma denecesidad. Muchos naturalistas han pensado que si unhuevo está destinado a pasar por una cierta serie detransformaciones embriológicas, de las que con todaseguridad no se desviará, y si en el tiempo geológicoaparecen casi exactamente de forma sucesiva las mismasformas, una sustituyendo a otra en el mismo orden, hayuna fuerte presunción de que esta última sucesióntendrá lugar de forma tan predeterminada y cierta comola primera. Así por ejemplo, Nägeli, concibe que dealguna manera se sigue de la primera ley delmovimiento y de la peculiar, pero desconocida,

constitución molecular del protoplasma que las formasdeben complicarse más y más. Kölliker hace que unaforma genere a otra después de que se ha logrado unacierta maduración. Weismann, también, aunque se llamaa sí mismo darwiniano, sostiene que nada es debido alazar, sino que todas las formas son simplesresultantes mecánicas de la herencia de dosprogenitores9. Es muy destacable que todos estossectarios diferentes busquen llevar a sus ciencias unanecesidad mecánica a la que los hechos que caen bajosu observación no apuntan. Aquellos geólogos quepiensan que la variación de las especies se debe aalteraciones cataclísmicas del clima o de laconstitución química del aire y del agua están tambiénhaciendo de la necesidad mecánica el factor principalde la evolución.

Evolución por mutación azarosa y evolución pornecesidad mecánica son concepciones reñidas entre sí.Un tercer método, que sustituye a esa contienda, yaceenvuelto en la teoría de Lamarck. De acuerdo con él,todo lo que distingue a las formas orgánicas más altasde las más rudimentarias ha sido ocasionado porpequeñas hipertrofias o atrofias que han afectado alos individuos temprano en sus vidas y que han sidotrasmitidas a su descendencia. Tal transmisión decaracteres adquiridos es de la naturaleza general deltomar hábitos, y esto es lo representativo y derivadode la ley de la mente dentro del ámbito fisiológico.Su acción es esencialmente diferente a la de unafuerza física, y ese es el secreto de la repugnanciade necesitaristas tales como Weismann para admitir suexistencia. Más aún, los lamarckianos suponen que,aunque algunas de las modificaciones de la forma asítransmitidas eran originalmente debidas a causas

mecánicas, los factores principales de su primeraproducción eran sin embargo la tensión del esfuerzo yel crecimiento excesivo sobreañadido por el ejercicio,junto con las acciones opuestas. Ahora bien, elesfuerzo, en tanto que se dirige a un fin, esesencialmente psíquico, aunque en ocasiones seainconsciente. Y el crecimiento debido al ejercicio,como afirmaba en mi último artículo10, sigue una ley decarácter bastante contrario al de la mecánica.

La evolución lamarckiana es por lo tanto unaevolución por la fuerza del hábito. Esa frase sedeslizó de mi pluma mientras uno de esos vecinos cuyafunción en el cosmos social parece ser la deInterruptor, me hacía una pregunta. Por supuesto, esuna tontería. El hábito es mera inercia, un dormirseen los laureles, no una propulsión. Ahora bien, es porla proyaculación [projaculation] energética(afortunadamente existe tal palabra, si no esta manoinexperta tendría que haberse puesto a inventar una)por la que en los casos típicos de evoluciónlamarckiana se crean primero los nuevos elementos deforma. El hábito, sin embargo, les fuerza a tomarformas prácticas, compatibles con las estructuras alas que afectan, y en forma de herencia y otrassimilares, reemplaza gradualmente la energíaespontánea que las sostiene. De este modo el hábitojuega un doble papel; sirve para establecer las nuevascaracterísticas, y también para ponerlas en armoníacon la morfología general y la función de los animalesy plantas a los que pertenecen. Pero si ahora ellector se toma amablemente la molestia de retrocederuna o dos páginas verá que esta explicación de laevolución lamarckiana coincide con la descripción

general de la acción del amor, a la que, supongo, diosu aprobación.

Recordando que toda materia es realmente mente,recordando también la continuidad de la mente,preguntémonos qué aspecto toma la evoluciónlamarckiana dentro del dominio de la consciencia. Elesfuerzo directo no puede conseguir casi nada. Es tanfácil añadir un codo a la propia estatura a través delpensamiento como producir una idea aceptable paraalguna de las Musas simplemente esforzándose en elloantes de que esté lista para llegar. Rondamos en vanola fuente y el trono sagrado de Mnemosina; las obrasmás profundas del espíritu tienen lugar a su propiamanera lenta, sin nuestra connivencia; pero dejemosque suene su clarín y podemos entonces realizarnuestro esfuerzo, seguros de que una ofrenda al altarde cualquier divinidad complace su gusto. Además delproceso interno está la operación del ambiente, que sedirige a romper hábitos destinados a ser rotos y a queasí la mente se haga viva. Todo el mundo sabe que lalarga continuidad de la rutina de un hábito nos haceletárgicos mientras que una sucesión de sorpresasilumina maravillosamente las ideas. Donde haymovimiento, donde la historia es algo que hacer, ahíse encuentra el foco de la actividad mental, y se hadicho que las artes y las ciencias residen en eltemplo de Jano, despertándose cuando se abre perodurmiendo cuando está cerrado. Pocos psicólogos hanpercibido qué fundamental es este hecho. Una porciónde la mente abundantemente conectada a otras porcionestrabaja casi mecánicamente. Disminuye hasta lacondición de un cruce de vías. Pero una porción de lamente casi aislada, una península espiritual o cul-de-sac11, es como una estación de ferrocarril. Ahora bien,

las conexiones mentales son hábitos. Donde abundan, nose necesita ni se encuentra originalidad, pero dondefaltan, se da rienda suelta a la espontaneidad. Deeste modo el primer paso en la evolución lamarckianade la mente es poner pensamientos diversos ensituaciones en las que son libres para jugar. Encuanto al crecimiento por ejercicio, ya he mostrado aldiscutir "La esencia cristalina del hombre" en TheMonist del pasado octubre cuál debe concebirse que essu modus operandi, al menos hasta que haya sido ofrecidauna segunda hipótesis igualmente definida. A saber,consiste en la rápida ruptura de moléculas y en lareparación de las partes con nueva materia. De estemodo, es una especie de reproducción. Sólo tiene lugardurante el ejercicio porque la actividad delprotoplasma consiste en la perturbación molecular quees su condición necesaria. El crecimiento porejercicio tiene lugar también en la mente. En efecto,eso es en lo que consiste aprender. Pero la ilustraciónmás perfecta es el desarrollo de una idea filosófica através de su puesta en práctica. La concepción queapareció, en primer lugar, como unitaria, se separa encasos especiales, y en cada uno de ellos debe entrarnuevo pensamiento para dar lugar a una ideapracticable. Este nuevo pensamiento, sin embargo,sigue bastante fielmente el modelo de la concepciónparental y de este modo tiene lugar un desarrollohomogéneo. El paralelismo entre esto y el curso de lasacontecimientos moleculares es aparente. Una atenciónpaciente será capaz de desentrañar todos esoselementos en la transacción llamada aprendizaje.

Por tanto se han traído ante nosotros tres modos deevolución; la evolución por variación fortuita, laevolución por necesidad mecánica y la evolución por

amor creativo. Podemos denominarlasevolución tijástica otijasmo,evolución anancástica o anancasmo yevolución agapástica o agapasmo. A las doctrinas que lasrepresentan respectivamente como de principalimportancia podemosdenominarlas tijasticismo,anancasticismo y agapasticismo. Porotra parte las meras proposiciones de que el azarabsoluto, la necesidad mecánica y la ley del amor sonrespectivamente operativas en el cosmos, puedenrecibir los nombres detijismo, anancismo y agapismo.

Los tres modos de evolución se componen de losmismos elementos generales. El agapasmo los muestra deforma más clara. El buen resultado ha de pasar aquí,primero, por la donación de energía espontánea de lospadres a la descendencia y, segundo, por ladisposición de esta última a captar la idea general deaquellos sobre ella y de este modo ayudar al propósitogeneral. Para describir la relación del tijasmo y elanancasmo respecto del agapasmo, permítanme tomarprestada una palabra de la geometría. Una elipsecruzada por una línea recta es una especie de curvacúbica, pues una curva cúbica es una curva cortadatres veces por una línea recta; ahora bien, una línearecta podría cortar la elipse dos veces y su línearecta asociada una tercera vez. Sin embargo la elipsecon la línea recta a través de ella no tendría lascaracterísticas de una curva cúbica. No tendrá, porejemplo, flexión inversa, de la que ninguna curvacúbica verdadera carece, y tendría dos nodos, lo queninguna curva cúbica verdadera tiene. Los geómetrasdicen que es una curva cúbica degenerado. Del mismomodo, el tijasmo y el anacasmo son formas degeneradasde agapasmo.

Los hombres que buscan reconciliar la ideadarwiniana con el cristianismo observarán que laevolución tijástica, como la agapástica, depende deuna creación reproductiva, preservándose aquellasformas que usan la espontaneidad que se les confierede tal modo que sean llevadas a la armonía con eloriginal, de forma muy parecida al esquema cristiano.¡Muy bien! Esto sólo muestra que así como el amor nopuede tener un contrario, sino que debe abrazar lo quees más opuesto a él como un caso degenerado suyo, asíel tijasmo es una clase de agapasmo. Sólo que en laevolución tijástica el progreso se debe únicamente ala distribución del talento escondido en el pañuelodel siervo rechazado entre aquellos no rechazados,igual que los jugadores arruinados dejan su dinero enla mesa para hacer a aquellos que todavía no estánarruinados mucho más ricos. La maldición de loscarneros hace la felicidad de los corderos, llevada alotro lado de la ecuación. En el agapasmo genuino, porotra parte, el avance tiene lugar en virtud de unasimpatía positiva entre lo creado que emana de lacontinuidad de la mente. Esa es la idea que eltijasticismo no sabe cómo manejar.

El anacasticista podría interrumpir aquí, afirmandoque el modo de evolución que él sostiene coincide conel agapasmo en el punto en el que el tijasmo se separade él. Pues hace que el desarrollo atraviese ciertasfases, que tienen sus inevitables flujos y reflujospero que sin embargo tienden en su conjunto a unaperfección preordenada. Por esto el destino de la puraexistencia revela una afinidad intrínseca con el Bien.En esto, debe admitirse que el anancasmo muestra queél mismo es, en un sentido amplio, una especie deagapasmo. Algunas formas suyas podrían confundirse

fácilmente con el agapasmo genuino. La filosofíahegeliana es un anancasticismo tal. Con su religiónreveladora, con su sinejismo (aunque seaimperfectamente expuesto), con su “reflexión”, la ideacompleta de la teoría es magnífica, casi sublime. Sinembargo, después de todo, la libertad viva esprácticamente olvidada en su método. Todo elmovimiento es el de un gran motor, impulsado por un visa tergo, con un ciego y misterioso destino de llegar auna alta meta. Quiero decir que habría un motor tal sirealmente funcionara, pero a decir verdad es un motorKeely12. Concedamos que realmente actúa como afirma queactúa, y que no hay nada que hacer sino aceptar esafilosofía. Pero no se ha visto nunca un ejemplo de unalarga cadena de razonamiento —¿debo decir con unagrieta en cada unión?— no, con cada unión como sifuera un puñado de arena, moldeado hasta darle formaen un sueño. O, digamos, es un modelo de cartón de unafilosofía que en realidad no existe. Si usamos laúnica cosa preciosa que contiene, su idea,introduciendo el tijismo con la arbitrariedad que cadauno de sus pasos sugiere, y convertimos eso en elapoyo a una libertad vital que es la respiración delespíritu del amor, podemos ser capaces de producir eseagapasticismo genuino que Hegel pretendía.

Un tercer aspecto. Discriminación

En la misma naturaleza de las cosas, la línea dedemarcación entre los tres modos de evolución no estáperfectamente definida. Eso no impide que sea del todoreal, quizá es incluso una marca de su realidad. Nohay en la naturaleza de las cosas ninguna línea clarade demarcación entre los tres colores fundamentales,rojo, verde y violeta, pero para todos son realmente

diferentes. La cuestión principal es si tres elementosevolutivos radicalmente diferentes han sidooperativos, y la segunda cuestión es cuáles son lascaracterísticas más notables de aquellos elementos quehayan sido operativos.

Me propongo dedicar unas pocas páginas a un examenmuy superficial de estas cuestiones en su relación conel desarrollo histórico del pensamiento humano.Formulo en primer lugar, para conveniencia del lector,las definiciones más breves posibles de los tres modosconcebibles del desarrollo del pensamiento,distinguiendo también dos variedades de anancasmo ytres de agapasmo. El desarrollo tijástico delpensamiento, entonces, consistirá en pequeñasdesviaciones de las ideas habituales en direccionesdiferentes de forma indiferente, sin ningún propósitoy sin ninguna constricción ya sea por circunstanciasexternas o por la fuerza de la lógica, siendo seguidasestas nuevas desviaciones por resultados imprevistosque tienden a fijar algunas de ellas como hábitos másque otras. El desarrollo anancástico del pensamientoconsistirá en nuevas ideas adoptadas sin prever adónde tenderán, pero que tienen un carácterdeterminado por causas o bien externas a la mente,como cambios en las circunstancias de la vida, ointernas a la mente como desarrollos lógicos de ideasya aceptadas, tales como las generalizaciones. Eldesarrollo agapástico del pensamiento es la adopciónde ciertas tendencias mentales, no del tododescuidadamente, como en el tijasmo, no del todociegamente por la mera fuerza de las circunstancias ode la lógica, como en el anancasmo, sino por unaatracción inmediata hacia la idea en sí misma, cuyanaturaleza se adivina antes de que la mente la posea,

por el poder de la simpatía, esto es, en virtud de lacontinuidad de la mente, y esa tendencia mental puedeser de tres variedades, tal y como sigue. Primero,puede afectar a un conjunto de personas o comunidad ensu personalidad colectiva, y ser comunicada de esamanera a los individuos que están en una poderosaconexión de fuerte simpatía con el colectivo de gente,aunque puedan ser intelectualmente incapaces dealcanzar la idea por sus comprensiones privadas oquizá incluso de aprehenderla conscientemente. Ensegundo lugar, puede afectar directamente a unapersona privada, de modo que él sólo esté capacitadopara aprehender la idea o para apreciar su atractivoen virtud de su simpatía con los vecinos, bajo lainfluencia de una experiencia chocante o de undesarrollo del pensamiento. La conversión de San Pablopuede tomarse como ejemplo de lo que quiero decir. Entercer lugar, puede afectar a un individuo,independientemente de sus afectos humanos, en virtudde una atracción que ejerce sobre su mente, inclusoantes de que la haya comprendido. Éste es el fenómenoque ha sido llamado correctamente laadivinación delgenio, pues es debido a la continuidad entre la mentede hombre y lo Más Alto.

Consideremos a continuación por medio de quépruebas podemos discriminar estas diferentescategorías de evolución. No es posible ningún criterioabsoluto en la naturaleza de las cosas, ya que en lanaturaleza de las cosas no hay una línea clara dedemarcación entre las diferentes clases. A pesar detodo, pueden encontrarse síntomas cuantitativos porlos que un juicio sagaz y amable de naturaleza humanapuede ser capaz de estimar las proporciones

aproximadas en las que se mezclan las diferentesclases de influencia.

Hasta donde la evolución histórica del pensamientohumano ha sido tijástica, debería haber procedidomediante pasos inapreciables o diminutos, pues tal esla naturaleza de las casualidades cuando semultiplican de tal modo que muestran el fenómeno de laregularidad. Por ejemplo, supongamos que de loshombres blancos nativos de los Estados Unidos en 1880una cuarta parte tuviera una estatura menor a cincopies y cuatro pulgadas y una cuarta parte midiera másde cinco pies y ocho pulgadas. Entonces, según losprincipios de la probabilidad, deberíamos esperar queentre toda la población hubiera:

216 por debajo de 4 pies y 6 pulgadas48 por debajo de 4 pies y 5 pulgadas9 por debajo de 4 pies y 4 pulgadasmenos de 2 por debajo de 4 pies y 3 pulgadas

216 por encima de 6 pies y 6 pulgadas48 por encima de 6 pies y 7 pulgadas9 por encima de 6 pies y 8 pulgadasmenos de 2 por encima de 6 pies y 9 pulgadas

Consigno estas cifras para mostrar quéinsignificantemente pocos son los casos en los quealgo muy alejado de lo común se hace presente porazar. Aunque sólo la estatura de uno de cada doshombres se incluye dentro de las cuatro pulgadas entrelos 5 pies y las 4 pulgadas y los 5 pies y las 8pulgadas, sin embargo si ese intervalo se ampliara

tres veces cuatro pulgadas por encima y cuatro pordebajo abarcaría a los aproximadamente ocho millonesde hombres blancos nativos (de 1880), exceptuandoúnicamente a nueve más altos y nueve más bajos.

La prueba de la variación diminuta, si no essatisfecha, niega absolutamente el tijasmo.Si es satisfecha, encontraremos que niega el anancasmopero no el agapasmo. Queremos una prueba positivasatisfecha sólo por el tijasmo. Ahora bien, allí dondeencontramos que el pensamiento de los hombres da engrados imperceptibles un giro contrario a lospropósitos que les animan, a pesar de sus más altosimpulsos, ahí, podemos concluir con seguridad, hahabido una acción tijástica.

Habrá estudiantes de la historia de la mente conuna erudición tal como para llenar a un estudiosoimperfecto como yo de una envidia endulzada con unagozosa admiración, que mantengan que las ideas, justocuando comienzan, son y pueden ser poco más querarezas, ya que todavía no han podido ser examinadascríticamente y, más aún, que en todas partes y entodas las épocas el progreso ha sido tan gradual quees difícil distinguir con claridad cuál es el pasooriginal que ha dado un hombre determinado. Seseguiría que el tijasmo ha sido el único método deldesarrollo intelectual. Debo confesar que no puedoleer la historia así; no puedo evitar pensar que,aunque el tijasmo ha sido a veces operativo, en otrasocasiones grandes pasos que cubrían casi el mismoterreno y dados por hombres diferentes de maneraindependiente, han sido confundidos con una sucesiónde pequeños pasos y, más aún, que los estudiosos hansido reacios a admitir un "espíritu" entitativo real

de una época o de una gente bajo la impresiónequivocada y no examinada de que de ese modo estaríanabriendo la puerta a hipótesis salvajes yantinaturales. Encuentro, por el contrario, queindependientemente de cómo sea con respecto a laeducación de las mentes individuales, el desarrollohistórico del pensamiento apenas ha sido de naturalezatijástica, y únicamente en movimientos recesionistas ybárbaros. Deseo hablar con la extrema modestia quecorresponde a un estudioso de lógica que tiene queinvestigar un campo tan amplio del pensamiento humanoque sólo puede cubrirlo mediante un reconocimiento, alcual sólo la mayor habilidad y los métodos másdiestros pueden conferir algún valor. Pero, después detodo, sólo puedo expresar mis propias opiniones y nolas de ninguna otra persona y, según mi humildejuicio, el mayor ejemplo de tijasmo es proporcionadopor la historia de la cristiandad, desde suestablecimiento por Constantino hasta, digamos, eltiempo de los monasterios irlandeses, una era o eón deaproximadamente 500 años. Indudablemente lacircunstancia externa que más que ninguna otra inclinóa los hombres en primer lugar a aceptar elcristianismo con su amor y ternura, fue que lasociedad estaba dividida en unidades hasta un gradotemible por la avaricia implacable y la dureza decorazón a la que los romanos habían llevado al mundo.Y sin embargo fue ese mismo hecho, más que ningunaotra circunstancia externa, el que favoreció esaamargura contra el perverso mundo de la que elprimitivo Evangelio de Marcos no contiene ningúnrastro. Al menos yo no lo percibo en la observaciónacerca de la blasfemia contra el Espíritu Santo, dondeno se dice nada acerca de la venganza, ni siquiera enel discurso en el que se citan las líneas finales de

Isaías acerca del gusano y el fuego que se alimentande "los cadáveres de los hombres que han pecado contramí"13 Pero poco a poco la amargura aumenta hasta que enel último libro del Nuevo Testamento, su pobre autorconfundido describe que Cristo estaba todo el tiempohablando de que, habiendo venido a salvar al mundo, eldesignio secreto era tomar a toda la raza humana, conla excepción de unos insignificantes 144.000, yzambullirlos en un lago de azufre, y mientras el humode su tormento se elevara por toda la eternidadvolverse y decir “ya no existe la maldición”. ¿Seríauna sonrisa insensible o una mueca diabólica lo queacompañaría tal afirmación? Ojalá pudiese creer que nolo escribió San Juan, pero es su evangelio el quehabla acerca de "la resurrección para la condenación"—esto es, de que los hombres son resucitados sólo paratorturarlos— y, en cualquier caso, la Revelación esuna composición muy antigua. Uno puede entender quelos primeros cristianos eran como hombres intentandocon todas sus fuerzas escalar un abrupto declive delisa arcilla mojada. El elemento más profundo y másverdadero de su vida, que animaba tanto su corazóncomo su cabeza, era el amor universal, pero estabancontinuamente, y contra sus deseos, deslizándose haciaun espíritu de grupo, cada resbalón sirviendo como unprecedente, de una forma demasiado familiar para todohombre. Ese sentimiento de grupo crecióimperceptiblemente hasta que alrededor del año 330 denuestra era el brillo de la prístina integridad querefleja en San Marcos el blanco espíritu de la luzestaba tan deslustrado que Eusebio14 (el JaredSparks15 de aquellos días), en el prefacio a suHistoria, pudo anunciar su intención de exagerar todolo que tendía a la gloria de la iglesia y de suprimirtodo lo que pudiera deshonrarla. Su contemporáneo

latino Lactancio16 es peor todavía, y de ese modo laoscuridad siguió creciendo hasta que antes de final desiglo la gran biblioteca de Alejandría fue destruidapor Teófilo, hasta que Gregorio el Grande, dos siglosdespués, quemó la gran biblioteca de Roma proclamandoque "la Ignorancia es la madre de la devoción"17 (loque es verdadero, así como la opresión y la injusticiason las madres de la espiritualidad), hasta que unadescripción sensata del estado de la iglesia fueraalgo que nuestros no demasiados buenos periódicostratarían como "inadecuado para publicarlo". Mediantela aplicación de la prueba dada anteriormente semuestra que todo este movimiento ha sido tijástico.Otro muy parecido a éste a pequeña escala, sólo quecien veces más rápido, para cuyo estudio están lasbibliotecas llenas de documentos, se encuentra en lahistoria de la revolución francesa.

La evolución anancástica avanza mediante sucesivospasos con pausas entre ellos. La razón es que en eseproceso un hábito de pensamiento es suplantado porotro más fuerte al haber sido derrocado. Ahora bien,es seguro que ese otro más fuerte será ampliamentediferente al primero, y con mucha frecuencia será sucontrario directo. Le recuerda a uno nuestra viejaregla de hacer vicepresidente al segundo candidato.Esta característica, por tanto, distingue claramenteel anancasmo del tijasmo. La característica que ledistingue del agapasmo es su carencia de propósito.Sin embargo el anancasmo externo y el interno han deexaminarse de forma separada. El desarrollo bajo lapresión de las circunstancias externas, o evolucióncataclísmica, innegablemente es suficiente en lamayoría de los casos. Tiene incontables grados deintensidad, desde la fuerza bruta, la pura guerra, que

ha hecho cambiar el curso del pensamiento del mundomás de una vez, hasta el hecho bruto de la evidencia,o lo que se ha tomado por ella, que se sabe que haconvencido a los hombres por multitudes. La única dudaque puede subsistir ante una historia tal es una dudacuantitativa. Las influencias externas no son nuncalas únicas que afectan a la mente, y por lo tanto debeser una cuestión de juicio para la que apenasmerecería la pena intentar establecer reglas si unmovimiento dado ha de considerarse como principalmentegobernado desde fuera o no. En el surgimiento delpensamiento medieval, esto es, en el desarrollo delescolasticismo y del arte sincrónico, las cruzadas yel descubrimiento de los escritos de Aristótelesfueron sin duda influencias muy poderosas. Eldesarrollo del escolasticismo desde Roscelino hastaAlberto Magno sigue muy de cerca los pasos sucesivosdel conocimiento de Aristóteles. Prantl18 piensa queesa es toda la historia, y pocos hombres han manejadomás libros que Carl Prantl. Él ha hecho un trabajobueno y sólido, a pesar de sus juicios descuidados.Pero nunca llegaremos ni siquiera a comenzar acomprender bien el escolasticismo hasta que todo élhaya sido explorado de forma sistemática y resumidopor un grupo de estudiantes organizados conregularidad y sujetos a reglas para ese propósito.Pero respecto al periodo que estamos ahoraespecialmente considerando, aquel que coincidió con laarquitectura románica, la literatura se dominafácilmente. No justifica bastante las sentencias dePrantl sobre la dependencia servil de esos autoresrespecto a sus autoridades. Más aún, mantienen unpropósito definido fijamente ante sus mentes a travésde todos sus estudios. Por tanto soy incapaz deofrecer este periodo del escolasticismo como un

ejemplo de anancasmo externo puro, lo que parece serel flúor de los elementos intelectuales. Quizá lareciente recepción japonesa de las ideas occidentalessea el más puro ejemplo de ello en la historia. Sinembargo, en combinación con otros elementos, nada esmás común. Si el desarrollo de las ideas bajo lainfluencia del estudio de hechos externos se consideracomo anancasmo externo —está en el límite entre laforma externa y la interna— es, por supuesto, loprincipal en el aprendizaje moderno. Pero Whewell,cuya comprensión maestra de la historia de la ciencialos críticos han sido demasiados ignorantes paraapreciar con propiedad, muestra claramente que estálejos de ser la influencia abrumadoramentepreponderante, ni siquiera ahí19.

El anancasmo interno, o el moverse a tientaslógico, que avanza sobre una línea predestinada sinser capaz de prever si ha de continuarse ni de dirigirsu curso, es la regla del desarrollo de la filosofía.Hegel fue el primero que hizo que el mundocomprendiera esto, y buscó hacer de la lógica nomeramente una guía subjetiva y un monitor delpensamiento, que era todo lo que se había estadoambicionando antes, sino que fuera el mismo origen delpensamiento, y no meramente del pensamiento individualsino de la discusión, de la historia del desarrollodel pensamiento, de toda la historia, de tododesarrollo. Esto implica un error positivo, claramentedemostrable. Dejemos que la lógica en cuestión sea deltipo que sea, una lógica de inferencia necesaria o unalógica de inferencia probable (la teoría podría quizámoldearse para ajustarse a ambas), en cualquier casose supone que la lógica es suficiente por sí mismapara determinar qué conclusiones se siguen de unas

premisas dadas, pues de no hacerlo no sería suficientepara explicar por qué el tren del razonamiento de unindividuo tomaría exactamente el curso que toma, porno hablar de otras clases de desarrollo. De ese modosupone que, a partir de premisas dadas, sólo puedeobtenerse una conclusión de forma lógica y que no haycampo en absoluto para la libre elección. Que a partirde premisas dadas sólo puede obtenerse de forma lógicauna conclusión es una de las falsas nociones que sehan derivado de que los lógicos hayan limitado suatención a ese Nantucket20 del pensamiento, la lógicade términos no-relativos. En la lógica de relativos,eso no puede sostenerse.

Se me ocurre una observación. Si la evolución de lahistoria es en una parte considerable de la naturalezadel anancasmo interno, se parece al desarrollo de loshombres individuales, y así como 33 años es una unidadde tiempo aproximada pero natural para los individuos,siendo la edad media a la que el hombre obtieneresultados, del mismo modo habría un periodoaproximado al final del cual un gran movimientohistórico sería probablemente suplantado por otro.Veamos si podemos exponer algo de esta clase. Tomemosel desarrollo gubernamental de Roma comosuficientemente largo y establezcamos las fechasprincipales:

753 A. C. Fundación de Roma

510 A. C. Expulsión de los tarquinos

27 A. C. Octavio asume el título de Augusto

476 D. C. Final del imperio occidental

962 D. C. Sacro Imperio Romano

1453 D. C. Caída de Constantinopla

El último acontecimiento fue uno de los mássignificativos de la historia, especialmente paraItalia. Los intervalos son 243, 483, 502, 486, 491años. Muy curiosamente todos son casi iguales, exceptoel primero, que es la mitad de los otros. Reinos dereyes sucesivos no estarían normalmente tan cercanos.Establezcamos unas pocas fechas de la historia delpensamiento:

585 A. C. Eclipse de Tales. Comienzo de lafilosofía griega

30 D. C. La crucifixión

529 D. C. Cierre de las escuelas atenienses. Fin dela filosofía griega

1125 D. C. Surgimiento (aproximado) de lasUniversidades de Bolonia y París

1543 D. C. Publicación de De Revolutionibus deCopérnico. Comienzo de la ciencia moderna

Los intervalos son 615, 499, 596, 418 años. En lahistoria de la metafísica podemos tomar lassiguientes:

322 A. C. Muerte de Aristóteles

1274 D. C. Muerte de Aquino

1804 D. C. Muerte de Kant

Los intervalos son 1595 y 530 años. El primero esunas tres veces el último.

A partir de estas cifras no se puede sacarcorrectamente ninguna conclusión. Al mismo tiemposugieren que quizás puede haber una era naturalaproximada de 500 años. Si hubiera alguna evidenciaindependiente de esto, los intervalos señaladospodrían ganar alguna significación.

El desarrollo agapístico del pensamiento deberíadistinguirse, si existiera, por tener un propósito,siendo ese propósito el desarrollo de una idea.Deberíamos tener una comprensión y reconocimientoagápico o amable directo de ella, en virtud de lacontinuidad del pensamiento. Tomo como dado aquí quetal continuidad del pensamiento ha sidosuficientemente probada por los argumentos usados enmi artículo sobre "La ley de la mente" en The Monist delpasado julio. Incluso aunque esos argumentos no seandel todo convincentes en sí mismos, a pesar de todo sison reforzados por un agapasmo manifiesto en lahistoria del pensamiento, las dos proposiciones seprestarán una a otra ayuda mutua. Confío en que ellector tendrá la suficiente formación lógica para noconfundir tal apoyo mutuo con un círculo vicioso en elrazonamiento. Si pudiera mostrarse directamente quehay una entidad tal como el "espíritu de una época" ode una gente, y que la mera inteligencia individual noexplica todos los fenómenos, eso sería de inmediatouna prueba suficiente del agapasticismo y delsinejismo. Debo reconocer que soy incapaz de produciruna demostración convincente de esto, pero soy capaz,creo, de aducir argumentos tales que sirvan paraconfirmar aquellos que han sido extraídos a partir de

otros hechos. Creo que todos los grandes logros de lamente han estado más allá de los poderes de losindividuos por sí solos. Y encuentro, aparte del apoyoque esta opinión recibe de las consideracionessinejísticas y del carácter intencional de muchosgrandes movimientos, una razón directa para pensar asíen la sublimidad de las ideas y en el hecho de queocurran simultánea e independientemente en un númerode individuos sin poderes generales extraordinarios.Me parece que la señalada arquitectura gótica es detal carácter en varios de sus desarrollos. Todos losintentos de imitarla por parte de arquitectos modernoscon el mayor genio y preparación parecen planos y sinbrillo, y sus autores así lo sienten. Sin embargo, enel tiempo en el que el estilo estaba vivo, había unaabundancia de hombres capaces de producir obras deesta clase de sublimidad y poder gingantesco. En másde un caso, documentos existentes muestran que loscabildos de las catedrales, al seleccionar losarquitectos, trataban a grandes genios artísticos comouna consideración secundaria, como si no hubiera unafalta de personas capaces de proporcionar eso. Y loresultados justifican su confianza. Entonces, ¿estabanlos individuos en general en aquella época en poder detales naturalezas grandiosas y elevados intelectos?Tal opinión se vendría abajo con el primer examen.

¡Cuántas veces han visto hombres que ahora están enla edad mediana que se hacían grandes descubrimientosde forma independiente y casi simultanea! El primercaso que recuerdo fue la predicción de un planetaexterior a Urano por Leverrier y Adams. Uno apenassabe a quién debería atribuirse el principio deconservación de la energía, aunque puede considerarserazonablemente como el descubrimiento más grande que

la ciencia ha hecho nunca. La teoría mecánica delcalor fue establecida por Rankine y por Clausiusdurante el mismo mes de febrero de 1850, y hay hombreseminentes que atribuyen ese gran paso a Thomson. Lateoría cinética de los gases, después de que lacomenzara John Bernoulli y de que fuera largamenteenterrada en el olvido, fue reinventada y aplicada ala explicación no meramente de las leyes de Boyle,Charles y Avogadro, sino también de la difusión yviscosidad, por al menos tres físicos modernos deforma separada. Es bien conocido que la doctrina de laselección natural fue presentada por Wallace y Darwinen el mismo encuentro de la Asociación Británica, yDarwin en su "Esbozo histórico" incluido en lasúltimas ediciones de su libro muestra que oscurospredecesores se anticiparon a ambos. El método delanálisis del espectro fue reclamado tanto para Swancomo para Kirchhoff, y había otros que tenían quizásincluso mejores reclamaciones. La autoría de la TablaPeriódica de los Elementos Químicos se disputa entreun ruso, un alemán y un inglés21, aunque no hay duda deque el mérito principal corresponde al primero. Esosson casi los descubrimientos más grandes de nuestrosdías. Sucede lo mismo con los inventos. No debesorprendernos que el telégrafo se construyera de formaindependiente por varios inventores, ya que era uncorolario fácil de hechos científicos bienestablecidos anteriormente. Pero no sucedió así con elteléfono y otros inventos. El éter, el primeranestésico, fue presentado de forma independiente portres médicos de Nueva Inglaterra22. Ahora bien, el éterhabía sido un artículo común desde hacía un siglo.Había estado en una de las farmacopeas desde hace tressiglos. Es del todo increíble que sus propiedadesanestésicas no se hubieran conocido. Sí se habían

conocido. Probablemente habían pasado de boca en bocacomo un secreto de los días de Basil Valentine23, perodurante mucho tiempo había sido un secreto de la clasede los de Punchinello24. Durante muchos años, losjóvenes lo habían usado como divertimento en NuevaInglaterra. ¿Por qué entonces no se le dio un usoserio? No puede darse ninguna razón, excepto que elmotivo para hacerlo no era suficientemente fuerte. Losmotivos para hacerlo sólo podían haber sido el deseode ganancia y la filantropía. Alrededor de 1846, lafecha de su presentación, la filantropía estaba sinduda en una condición inusualmente activa. Esasensibilidad, o sentimentalismo, que había sidointroducida en el siglo anterior, había experimentadoun proceso de maduración, como consecuencia del cual,aunque era entonces menos intensa de lo que había sidopreviamente, era más probable que influenciara a lagente poco reflexiva de lo que había sido nunca. Lostres que reclamaban el éter habían estadoprobablemente influidos por el deseo de ganancias,pero a pesar de eso no eran ciertamente insensibles alas influencias agápicas.

Dudo acerca de si alguno de los grandesdescubrimientos debería considerarse, propiamente,como un logro del todo individual, y pienso que muchoscompartirán esta duda. Sin embargo, de no ser así,¡qué argumento habría aquí para la continuidad de lamente y para el agapasticismo! No quiero resultaragotador. Si los pensadores se persuadieran al menosde dejar a un lado sus prejuicios y aplicarse alestudio de las evidencias de esta doctrina, estaríamuy contento de esperar la decisión final.

Notas

1. Anteros: en la mitología griega, dios del amorcorrespondido, hermano gemelo de Eros.

2. S. Newcomb, Principles of Political Economy, Nueva York,1886.

3. ¿Cómo puede un escritor tener algún respeto porla ciencia en cuanto tal, si es capaz de confundir conlas proposiciones científicas de la economía política,que nada tienen que decir respecto a lo que es"beneficioso", tales generalizaciones baratas comoésta? [Nota de CSP]

4. "Pizca", en francés en el original.

5. Peirce hace referencia al personaje de Dickensen Tiempos difíciles.

6. Título que ostentaba el director de la Escuelade Gramática de Cambridge.

7. Peirce habla aquí de forma personal. En unacarta del 20 de Septiembre de 1892 a Augustus Lowellescribió: "Hace poco hice un informe sobre un procesoquímico para un hombre de Wall St. que debía pagarme500$ en efectivo y una participación en las patentes.Me entregó debidamente un cheque y el banco lodevolvió como 'no bueno'". El master in glomery era ThomasJ. Montgomery.

8. P. Carus, "Mr. Charles S. Peirce´s Onslaught onthe Doctrine of Necessity", The Monist 2 (1892), 576.

9. Me alegra encontrar que también el Dr. Carussitúa a Weismann entre los oponentes de Darwin, apesar de enarbolar esa bandera. [Nota de CSP]

10. Peirce se refiere a "Man's Glassy Essence".

11. "Callejón sin salida", en francés en eloriginal.

12. Peirce se refiere a un tipo de motor, quesupuestamente funcionaba con agua, inventado por JohnWorrell Keely (1837-1898), quien anunció en 1878 quehabía descubierto un nuevo principio para laproducción de energía.

13. Véase Marcos 3, 29; 9, 48, e Isaías 66, 24.

14. Eusebius Pamphili, Ecclesiastal History, Londres,1876, 8, 2.

15. Jared Sparks (1789-1866), historiador y editoramericano, presidente del Harvard College.

16. Lactancio, "Of the False Wisdom ofPhilosophers", The Works, Edimburgo, 1871, libro 3.

17. Véase Juan de Salisbury, Polycraticus, 2, 26; 8,19.

18. Véase Geschichte der Logik im Abendlande de Prantl,Leipzig, 1867, vol. 3, sección 17, p. 2.

19. Véase William Whewell, Novum Organon Renovatum,3ª ed., Londres, 1858.

20. Pequeña isla de Massachusetts. Antiguamente erauno de los principales puertos balleneros, aunque el

aislamiento que padeció durante la guerra civilamericana la dejó prácticamente despoblada hastamediados del siglo XX.

21. Mendeleiev, Lothar Meyer, y J. A. R. Newlands.

22. W. T. G. Morton, C. T. Jackson, y J. C. Warren.

23. Químico alemán del siglo XV. De acuerdo con la"Nota sobre la edad de Basil Valentine" de Peirce, seconsidera que Basil Valentine fue uno de los primerosquímicos científicos en la Alemania del siglo quince;pero Peirce continúa y dice que puede haber sido unacreación de Johann Thölde, quien publicó algunostrabajos atribuidos a Basil Valentine alrededor de1600.

24. Con origen en la commedia dell’arteitaliana, Punchinello es una especie de payaso rústico obufón, y era el nombre de una revista publicada enNueva York alrededor de 1870.

Fin de: "Amor evolutivo", Charles S. Peirce (1893). Fuentetextual en CP 6.287-317