América Latina. Crecimiento económico y equidad en perspectiva histórica. El suplicio de Tántalo

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Ancérica Latina, crecintiento econóruico sostenido y equidad en perspectiua histórica. El suplicio de Tantalo lntroducción Tántalo, rey de Frigia, invitó a los dioses de1 Olirnpo a una cena en su paiacio y les sir- vió la carne de su propio hijo. Por su cri- men fue condenado a padecer hambre y sed a pesar de tener al alcance de su mano los frutos y el agua con que saciarlas. Como Tántalo, las economías de América Lattna, si se nos permite la licencia. parecen con- denadas a no iograr aquello que en muchos momentos de historia parccía factible: un crecimiento sostenido y equilibrado que resuelva los problemas de pobreza y desi- gualdad social. La crisis de la deuda externa, e1 agota- miento de las políticas de intervencionis- mo estatal, el crecimiento exagerado de los aparatos administrativo y burocrático y de su ineficacia y Ia financiación de ineficien- cias generada por Ia excesiva protección de la producción interna, que costeaba toda la población, coincidieron en la década de 1980 con la recuperación económica de los países más ricos del mundo tras Ia depre- sión causada en e1 decenio de 7970 por el aumento de los precios del petróleo, y con la expansión de los del sudeste asiático basada en las exportaciones. Estos hechos Aruroruro SnrurnvrRnin Gnncín plantearon no sólo la necesidad de realizar una profunda reforma, sino que también determinaron la manera en que debía reali- zafse. Otros factores coincidentes en la década de 1980 fueron el colapso de los regímenes autoritarios que proliferaron en América Latr- na en el decenio anterior, incluso de aqué- 1los, como la dtctadwa de Augusto Pinochet en Chile, que habían cosechado éxitos eco- nómicos, y la crisis del llamado socialismo real que acabó con la desaparición de 1a URSS. La necesidad de reformas económicas y políticas en América Latina, la crisis del 11a- mado socialismo real y Ia fase de expan- slón que iniciaban las democracias occi- dentales, algunas recién instauradas con éxito -en el Mediterráneo europeo sobre todo-, y las economias abiertas del sudes- te asiático, determinaron la forma en que supuestamente debían realizase aquéllas: ortodoxia liberal y democratización. Sin em- bargo, una correcta percepción de lo que debe resolverse no garantiz^ la solvencia de las medidas ideadas para e1lo, o como dije- ra KarI R, Popper, la respuesta a nuestras preguntas no siempre ofrece solución a los Debate y Percpectiuas, n' 5 (:2006), p.7-24

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Ancérica Latina, crecintiento econóruicosostenido y equidad en perspectiua

histórica. El suplicio de Tantalo

lntroducción

Tántalo, rey de Frigia, invitó a los dioses de1

Olirnpo a una cena en su paiacio y les sir-vió la carne de su propio hijo. Por su cri-men fue condenado a padecer hambre ysed a pesar de tener al alcance de su manolos frutos y el agua con que saciarlas. ComoTántalo, las economías de América Lattna,si se nos permite la licencia. parecen con-denadas a no iograr aquello que en muchosmomentos de historia parccía factible: uncrecimiento sostenido y equilibrado queresuelva los problemas de pobreza y desi-gualdad social.

La crisis de la deuda externa, e1 agota-

miento de las políticas de intervencionis-mo estatal, el crecimiento exagerado de losaparatos administrativo y burocrático y de

su ineficacia y Ia financiación de ineficien-cias generada por Ia excesiva protección de

la producción interna, que costeaba toda lapoblación, coincidieron en la década de

1980 con la recuperación económica de lospaíses más ricos del mundo tras Ia depre-sión causada en e1 decenio de 7970 por elaumento de los precios del petróleo, y conla expansión de los del sudeste asiáticobasada en las exportaciones. Estos hechos

Aruroruro SnrurnvrRnin Gnncín

plantearon no sólo la necesidad de realizaruna profunda reforma, sino que tambiéndeterminaron la manera en que debía reali-zafse.

Otros factores coincidentes en la década

de 1980 fueron el colapso de los regímenesautoritarios que proliferaron en América Latr-na en el decenio anterior, incluso de aqué-1los, como la dtctadwa de Augusto Pinocheten Chile, que habían cosechado éxitos eco-nómicos, y la crisis del llamado socialismoreal que acabó con la desaparición de 1a

URSS.

La necesidad de reformas económicas ypolíticas en América Latina, la crisis del 11a-

mado socialismo real y Ia fase de expan-slón que iniciaban las democracias occi-dentales, algunas recién instauradas conéxito -en el Mediterráneo europeo sobre

todo-, y las economias abiertas del sudes-

te asiático, determinaron la forma en quesupuestamente debían realizase aquéllas:ortodoxia liberal y democratización. Sin em-

bargo, una correcta percepción de lo quedebe resolverse no garantiz^ la solvencia de

las medidas ideadas para e1lo, o como dije-ra KarI R, Popper, la respuesta a nuestraspreguntas no siempre ofrece solución a los

Debate y Percpectiuas, n' 5 (:2006), p.7-24

Debate y Perspectivas > No 5, s¡pl¡Nrenr 2006

problemasl, más aún cuando se tomanmodelos de los que sólo es posible tratar deimitar los resultados, no e1 modo en que se

llegó a el1os, que además no son fines en sí

mismos, sino medios para lograr otros obje -tivos, y que en muchas ocasiones se con-funden.

En 1os años posteriores a la recesión de ladécada de 1980 los hechos han ido demos-trando en muchos países latinoamericanos laineficacia de la panacea liberal-democráticata1 y como fr-re planteada, el movimientoz^patista en Chiapas y 1a crisis del peso mexi-cano, el fracaso de los acuerdos de paz conla guerrilla colombiana, el ascenso al poderen Venezuela de Hugo Chávez y las ulterio-res protestas contra é1, la era Fujimori en Peír,su abr-upto fin y el rápido desencanto con su

sucesor electoral, Alejandro Toledo, o la re-ciente crisis argentina son acontecimientos dis-tintos, en varios aspectos sin relación alguna yocurridos en momentos también diferentes,pero que en última instancia si parecen tenercomo trasfondo un factor comúrn.

Lo que aquí se cuestiona no es que 1a

democracia sea el menos malo de los regí-menes políticos históricamente ensayados,sentencia que por manida no deja de ser cier-ta, o qLle la libertad y el equilibrio económi-cos no se hayan mostrado como las únicassoluciones eficaces para un crecimiento esta-ble y para mejorar las condiciones de vida dela población. La experiencia en los últimosaños en América Latina prueba que ha habi-do algunos avances en ambos sentidos. Ver-bigracia, Brasil ha obtenido éxitos considera-bles en el saneamiento v revitalización de su

economía durante la administración de Fer-nando Henrique Cardoso, pero ha disminui-do poco sus niveles de pobreza. Costa Rica,tras 1os severos ajustes aplicados después lacrisis de 1980, ha podido mantener un mode-1o que tradicionalmente ha combinado elcitado crecimiento con equidad social2. EnChile, por otro lado, 1os gobiernos posterio-res a 1a dictadura. sin abandonar la or-todoxiade mercado, han diseñado políticas clestina-das a compensar sus efectos sobre los másdesfavorecidos. Lo que se deduce a1 exami-nar a Ia vez estos ejemplos y los referidos enel párrafo anterior es que las estrategias,paradigmas, o como quiera que las denomi-nemos, aplicadas hasta el momento en 1a

región han tropezado histó¡icamente consimilares dificultades de continuidad y gene-ración de desigualdades, y que las recientesno han sido una excepción salvo en aquelloscasos en qlte se han adaptado a sus circuns-tancias específicas.

La historia muestra que ha habido tradi-cionaimente en 1os países de América Latinauna tendencia a prolongar soluciones quefueron ideadas y mostraron eficacia frente asituaciones coyunturales concretas más alláde tales circunstancias, como señaló CarlosDíaz Alelandro3. Así, frenre a 1a crisis de 1930y ante la fuerza que habían cobrado nuevosgrupos sociales

-clases medias y movimien-

to obrero fundamentalmente- al amparo de1

auge económico del período precedente -elllamado ciclo largo de expansión exportado-

ra- y que no estaban representados políti-camente en Estados con muy pocas décadasde existencia, se establecieron por lo general

1. K. R. P.jPER. La sociedacl abiert.t ! sus enelnigos. Barcelona: Paidós, 1981. p. 74 (primera edición en 1954).2 Ver, por ejemplo, J. M. GuzMÁN LEóN. La socleclad ciuil ante el ajuste económico. Los productores de granos básicos en Cos-

td Rica, 1982 1990. Madrtd: Uni\¡. Complutense de Maclrid, I. U. Ofega y Gasset, 1993 (tesis doctoral).3. C. DÍ¡z ALEJA\DRo. Ensayos sobre la histaria económlca argentina. Buenos Aires: Amoffofiu, 1975, p. 18.

América Latina, crecimiento económico sostenido y equidad en perspect¡va... > Arurol',lo Snrurnvnnln Gnnch

medidas de distribución de Ia ríqueza y deproteccionismo qLle permitieron preservarel poder de las oligarquías, pero que con eltiempo llegaron a niveles que fue imposibleseguir financiando4. Alain Touraine decía en\a década de 1980 que e1 problema es que se

repañió mucbo y muy répidamente en detri-mento de 1a inversión y el crecimiento, 10

que en última instancia acabó dificultandota1 reparto5. Además, eso reforzó progresiva-mente el carácter excluyente de los sistemas

socio-económicos y campesinos, desemplea-dos, mujeres y niños fueron 1os más perjudi-cados, junto a 1as minorías étnicas, indias onegras, secularmente marginadas.

Como el llamado crecimiento baciafuera,generado por las exportaciones, que carac-tertzó a Ia era postindependentista y, más

concretamente, al apaciguamiento de los con-flictos que siguieron a la emancipación de1

dominio español, y culminó con la cons-trucción de 1os denominados Estados oiigár-quicos, 1a nueva fase lniciada en e1 períodode entreguerras y consolidada tras la crisis de1930, de crecimiento bacia adentro, indus-trialización, intervencionismo estatal y políticade protección de la producción interna, gene-ró un fuerte incremento de 1a renta, pero tam-bién acabó tropezando con dificultades queal final requirieron variar de estrategia. Frenteal anterior, este proceso no se generalizó portoda América Latina. Por ejemplo, Centroa-mérica o Cuba quedaron a1 margen, aunque

la primera só1o en un momento inicial y 1a

segunda, según muestran nuestros propiosestudios, debido a que dispuso de alternati-vas para mantenef abierta su economía ylograr resultados similares en términos delncremento y distribución de la riqueza a losde aqué1los que optaron por el citado creci-miento bacia adenlro6.

La historia muestra de nuevo que conindependencia de que se diesen cambiosestructurales y políticas activas frente a iadepresión, o no, ya fuese por e1 atraso deciefias economías, por ejemplo, las de variasnaciones centroamericanas, o por disponerde otras opciones de ajuste, verbigracia enCuba, las dificultades que surgieron a medioy largo plazo en todos los países fueron simi-lares. Nuestros estudios pruieban tambiénque 1a alternativa a las medidas de reparto derenta en muchos de ellos en la época poste-rior a la crisis de 1930 no habría sido másinversión o crecimiento, como se ha dicho aveces, sino el enquistamiento de los conflic-tos causados por la movilización de los gru-pos sociales que fueron beneficiarios de lasmismas y la prioridad que la clase políticadio a conservar e1 poder. Ahora bien, nocabe duda de que a la postre eso ocasionóproblemas en dicho crecimiento que afecta-ron a ios mecanismos distributivosT.

Crecimiento, por tanto, pero con proble-mas de stop and go, fuerte generación dedesigualdades y necesidad de constantes

Ver los estudios clásicos sobre el populismo, por ejemplo, G, G¡nu¡¡r (y otros'). Populismo y contradicciones de clase en Amé-r¡ca Ldtind. México: FCE, 1973, y para una perspectiva más reciente, M. CAVARozzr. El capitalismo político tardío ! su cr¡s¡senAmérica Latina. Rosarior Homo Sapiens, 1996, que utiliza el concepto de regímenes híbridos para catalogar a las citadassoluciones políticas aplicadas en muchos países latinoamericanos desde la década de 1930, así como el trabajo de E. ToRRr.sRJvls. Centroamérica. La demoüaciaposióla. SanJosé de Costa Rica: FLA.CSO, 1988, respecto al caso cenüoamericano.A. Torrnqrrqs. América Latirut, política y socied.acl. Madrid: Espasa-Calpe, 1989, p. 5-15.A. S¡Nr¡"rrqRÍ¡. Sinazúcarnobaypaís.Laindustriaazuc.trera!laecc¡nomíacubana(1919-1939).Sevtlla: Universldadde Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, CSIC, Diputación de Sevilla, 2002, p. 377-392. Acerca de América cen-tral ver el citado estudio c1e E. Tonnss RryAS. Centroamériclr. La rlemocracia... l1l.

7. A. SANrA¡LARÍA. Sin azticar no. .. 16), p. 294-305.

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Debate y Perspectivas > No 5, srpl¡trant 2006

reformas que, empero, se han realizado tta-dicionalmente tratando de preselar eI statuquo, han caracterizado todas las etapas enque se ha dividido la evolución de las eco-nomías de 1os distintos países latinoamerica-nos desde su independencia, y e1 resultadoha sido siempre más exclusión y pobreza8.Hay excepciones históricas, como la ya refe-rida de Costa Rica; la de Chile, donde tam-bién hemos comentado que fue posible undramático saneamiento que luego fue corre-gido con políticas sociales, o la de Cuba, muydiferente, pues en su caso, entre otras cosas,

se intentó la integración económica de la isla

en un mercado que ya no existe -el socia-lista-, de1 que además recibió subvenciones,y cuya desaparición, paradójicamente, haprovocado también un deterioro de los nive-les de equidad que se habían logrado y unenconado esfuerzo de la elite castrista pormantenerse en el poder9.

Los acontecimientos recientes en muchospaíses latinoamericanos muestran que las pro-fundas reformas y tratamientos de sáock quefue preciso aplicar para frenar 1a hiperinfla-ción, el crecimiento del aparato estatal, la

insolvencia frente a la enorme deuda externay 1a pérdida de viabilidad de 1as economías,

respondieron a Llna necesidad impostergable,se hicieron normalmente en detrimento deIa ya de por sí deteriora.ü calidad de vida de 1os

ciudadanos, aunque con el anunciado propó-sito de que el saneamiento acabar'n mejorán-dola, y acompañadas de una democratizaciónque, supuestamente, permitiría que el controlde1 proceso estLlviese en última instancia enmanos de los más perjudicados. Es evidenteque 1os resultados han sido muy distintos.

Esta breve aunque abrgatrada reflexiónintroductoria indica que enfrentar radical y de-finitivamente los problemas de las economíaslatinoamericanas requiere antes que nada unacorecta definición y ordenación de las priori-dades y Llna clara distinción entre cuáles sonlos fines y cuáles los medios para lograrlas,

con el propósito, sobre todo, de que puedanoperar como tales y no se conviertan en obje-tivos en sí mismos. De lo expuesto se deduceque dichos problemas, más que estructurales,

son históricos, lo cual implica que para resol-vedos es preciso pensar en remedios adecua-

dos a su evolución en cada caso.

Parece que no puede haber soluciónposible que no enfrente prioritariamente elproblema del deterioro de la calidad de vidaen general, pero sobre todo de los sectoresmenos favorecidos, así como del medioambiente, muy afectado por décadas deexplotación indiscriminada. Las respuestas

violentas, totalitarias. revolucionarias, asimis-mo, se han mostrado tradicionalmente inefica-ces, de modo que para 1a necesaria reformainstirucional que requieren dichas solucionestendrá que acabar imponiéndose una culturade consenso, requisito imprescindible de unademocracia efectiva, 1o que implica compar-tir e1 poder y, sin duda, aliviaria las tenden-cias a generar corrupción que hasta ahoratambién se han manifestado endémicas enlos sistemas políticos de los países latinoa-mericanos. Los ajustes económicos, por otraparte, deben ser drásticos, no hay otro reme-dio, pero no serían 1o mismo y, desde luego,provocarían menos fechazo en economíaspuestas al servicio de 1os ciudadanos y orien-tadas a satisfacer sus necesidades.

8. Ver los trabajos de R. Tsoru. .\ri'ell-being and equity in Latin America over the trventieth century", y J. A. DÉNrz EsprNos.

"Crecimiento, inseguridad económica y nueva ciudadanía con equidad en América Latina", incluidos en este tolumen.9. Ver en este ñismo nonográfico el estudio de C. Mes¡-L¡co. .Política y clesempeño económicos comparados en modelos

de mercado, socialista y mirio: Chile, Cuba y Costa Rica en la segunda mitad del siglo rcr,.

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América Latina, crecimiento económico sostenido y equidad en perspectlva... > Allrouo SnrurnvnnÍn Gnncln

Conscientemente no hemos hablado toda-vía del capital erlranjero y nos referimos a élcon el fin de que no parezcan omisiones 1as

razones para no abordar e1 tema apafi-e.

Superadas ias tesis que lo responsabilizabande buena pafie, sino de todos los problemas de

América Latina, pues espacio había que delar a

1a injerencia política de Estados Unidos, queantes file de Gran Bretaña y en lugares comoArgentina continuó siéndolo hasta 1a SegundaGuerra Mundial al menos, parece que no es

plausible considerarlo un factor ajeno a1 pro-ceso que estamos describiendo. Es cierto queen ocasiones, 1as más a ser posible, ha actua-do con impunidad, que su responsabilidad enel deterioro del medio ambiente y de la calidadde vida no ofrece discusión alguna

-léase,por ejemplo, e1 traslado a Ia región de activi-dades productivas cuyo grado de contami-nación no se permite en sus países de origen,o 1a búsqueda en ellos de recursos naturales ymano de obra baruta-, pero también quetales prácticas ocurren por 1a permisividadloca1 que encuentran y son igualmente usuales

en las empresas autóctonas. Sin embargo, es

indiscutible también que sin su colaboraciónno hubiese sido posible desarrollar potenciali-dades que permanecían expeditas por 1a faltade inversiones no disponibles internamente yque es en este sentido en el que debe redefi-nirse y fomentarse 1a relación con é1.

Las soluciones no son sencillas, los países

más avanzados e igualitarios han llegado a tales

condiciones producto cle su evolución his-tórica y 1as han consolidado también gracias a

una generación de riqueza suficiente y estable.

En América Latina, no obstante, hay ejem-plos, e1 costarricense y e1 chileno, aunque deéste úrltimo una parte no es conveniente imi-tar, que muestran que es posible superar elsuplicio de Tántalo.

La moderna discusión sobre el crecimientoeconómico de América Latina se remonta a ladécada de L940, al pensamiento de Raul Pre-

bisch, que dio origen a la CEPAL e inauguróuna forma propia de pensar en los problemasde 1a región: la llamada genéricamente Teo-ría del Desarrollo. Dicha institución, ta1 autory otros postr-rlaron que las teorías tradiciona-1es, ortodoxas, no explicaban el subdesarro-11o, aceptaban la existencia de una sola eco-nomía, pero rechazaban la tesis del beneficiomutuo; es decir, de que 1as relaciones en elseno de aquélla eran provechosas para todoslos agentes que intervenían en la misma1o.

Según Raul Prebisch y su llamada teoríacentro-periferia, Ias condiciones que dieronlugar al pensamiento de Jonh M. Keynes11, la

situación causada por 1a crisis de 1pJ0, teníanen e1 caso de los países de América Latina uncaricter estrLlctural. Sostenía básicamente queaquéllos sufrían un continuo deterioro de sus

términos de intercambio debido a que los pre-cios de sus expofiaciones

-materias primas

básicamente-, aLlmentaban en una propor-ción menor que las cotizaciones de los bienesque importaban

-industriales y de capital-,

ocasionanclo persistentes dificultades comoconsecuencia del amplio grado de apefura delas economías12.

10. Nos referinos, por ejemplo. a las obras de A. L¡nrs. La planeación económica. México: FCE, 7932, o Teoría del clesannlloeconómico. México: FCE, 1968 (prin-rera ec{ición en 1955); R. NLiRr<sE. Conditions of ¡ntemational monetatt equilibñum.Princenton: Pdnceton Unr.. Press. 1945, (Essdlirs in Intemationdl Finance;4), o de A. O. Hirschman, citadas más adelante.

11.J. M. KuvNrs. I/regeneraltheotyof emplctyment,interestandmoney.Lonclon: McMillan, 1936.12. Ver R. PRFrBrscH. Hdcia und clinámica del desan'ollo latinoamerícano; con un apéndice sobre el.falso tlilema entre desanollo

ecortót'r'tico ,- estdbilidad monetaria. Nféxico: ONU, CEPAL, FCE, 1963; CEPAL. Estr.tdio econólnico de Améñca kfilna. New

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Debate y Perspectivas > No 5, s¡plrvanr 2006

La solución para las economías latinoa-mericanas era la industrialización, procesoque debía ser fomentado y protegido por elEstado, al menos inicialmente, siguiendo 1as

tesis de Friedrich List, para evitar que la com-petencia de importaciones más baratas proce-dentes de naciones con un desarrollo manu-facturero mayor13. Además, 1a producción debienes secundarios sllstituiría progresivamen-te a tales importaciones, evitando el referidodeterioro de los términos de intercambio, reem-plazaría a las materias primas y a su comerciocomo principal generador de renta, reducien-do la tradicional volatilidad económica de Iaregión frente a las oscilaciones de1 mercadointernacional, y generaría ex.ternalidades posi-tivas, propias de 1a industria, que hasta enton-ces se habían trasladado a los denominadospaíses centralesl4.

Desde Ia década de 1.930 muchos países

latinoamericanos, sobre todo los más grandes,

experimentaron cambios estructurales en sus

economías. La industria, protegida por medi-das arancelarias, fiscales, cambiarias y por unaampha ingerencia estatal, regulatoria y en elsector productivo, lideró e1 crecimiento de

esos años. No obstante, comenzó a padecer

también dificultades debido a la financiaciónde ineficiencias permitida por políticas deoferta poco discriminatorias con el tipo y losprecios de las mercancías que se elaboraban,privilegiados por su carácter nacional antes

que por su competitividad y coste de opor-tunidad, y como consecuencia de la atrofiaestmctural del sector, compllesto sobre todopor instalaciones destinadas a manufacturarartículos de consumo básicos e intermedios,demandantes de insumos, bienes de equipo ycapital que debían ser importados, 1o que ter-minó estrangulando e1 proceso.

A1 mismo tiempo, y al compás de la radi-calización de la política y movimientos so-

ciales en la segunda mitad de Ia década de7960 y durante Ia de 1,970, y con la influen-cia del marxismo, surgió la Teoría de laDependencia. EI trabajo de Carlos D. Mala-mud se extiende en consideraciones acercade sus postulados y defectos. No es nuestraintención en este breve repaso evolutivo, enexceso generalista y sin otra pretensión queofrecer al lector unos antecedentes básicospara valorar su aportación, ir más allá de loque dicho estudio detallal5. Únicamenteseñalar que 1a citada teoría partía de| funda-mento de que, como su nombre indica, 1as

economías latinoamericanas adolecían de unproblema de dependencia estructural delexterior. El desarrollo de las actividadesexportadoras con el concurso de capitalextranjero, mineras, ganaderas, agraias,incluso de determinadas industrias y serui-cios asociados a ellas, por ejemplo, e1 trans-porte ferroviario y naval, que analiza en su

artícu1o de este monográfico Cados Marichal

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York: CEPAI, 1950, y sob¡e el pensamiento de aquel primer autor y esta última instifución, F. ALBtiReuEReL;E (ed.). Raul Pre-bisch. Madttd: Cultura Hispánica, 1989, I E. V. K. FrrzGER-{rD. "ECLA. and the formation of Latin American economic doctri-ne". Enr D. Rock (ed.). Latin Ameri.a. in the 1910b: uar ttnd postuar tansitions. Berkeley: UCLA., 1994, p. 89-108.La llamaóa teoría de la industria infánte fue formulada por Alexander Hamilton, primer secretado del Tesoro de Estados Uni-dos, y popularizada principalmente por el alemán F. Lrsr'. Sistema nacional de economía políticd. México: FCE, 1979 (prime-ra edición en 1841) y por J. STUART MrLL. Principios de economía política. México: FCE, 1979 (primera edición en 1848).Acerca de las tesis cepalinas sobre la industrialización, ver CEPAL. Ia inciustrialización en Amérba Latitta. New York:CEPAL, 1965, y E. V. K. FTTZGERALD, "ECLA and the theory of impofi substituting industrialization in Latin America,. En:E. Cárdenas; J. A. Ocampo; R. Thorp (eds.). Industrializ.ttion an.J tbe state in Latin America: the postuar lears. Basings-toke: Palgrave, St. Antony's Series, 2000, p. 55-84 (An economic bistoty oftuentietb century Latin America; 3').

Ver el estudio de C. D. NfuL{NluD. .Historia, atraso y crecimiento económico en América Latina,, publicado en este mono-gráfico.

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América Latina, crecimiento económico sostenido y equidad en perspectiva... > Arlrol,llo Snrurnvnnrn Gnncin

en el caso de México a finales del sigloXIX16, provocó Ia modernización de talessectores y su aislamiento del resto, que per-manecían atrasados, conformando así estruc-turas productivas duales17.

Aún estaban en apogeo 1as ideas depen-dentistas cuando ciertos economistas, entreellos el más representativo, Albert O. Hirsch-man, formulaban una tesis cuyas implicacio-nes iban a ser determinantes en la reinter-pretación actual de la historia económica lati-noamericana. En radical contradicción con lospostulados dualistas dicho autor señalaba que1os sectores exportadores habían generadoeslabonamientos hacia afrás y hacia delante,sobre la ofefia y la demanda; esto es, favore-ciendo el desarrollo de otros nrbros de activi-dad y sistemas productivos más complejos,integrados y diversificados de 1o que se pen-saba18. El alcance de tales preceptos cues-tionaba también 1os fundamentos cepalinosacerc de la industrializacrón, que pronto se

demostraría que había comenzado antes de lacrisis de 1.930 y gracias a los efecros multipli-cadores del comercio exterior. De hecho, unade las razones por las que el ingreso manu-facturero creció tanto después de 1a depre-sión fue 1a existencia de capacidad producti-va infratttlizada.

Los nuevos estudios que renovaron lainterpretación de 1a historia económica con-temporánea de América Latina coincidieroncon la llamada crisis de la deuda que, a par-fir de 1982, terminaría con el llamado mode-Io de crecimiento hacia adentro, fomento dela industrialtzación para eI mercado interno,protección de este último e intelencionis-mo estatal. Siguiendo 1as ideas de Albert O.Hirschman y también de autores como CarlosDíaz Alejandro o Albert Fishlow, no alejadosde 1a tesis cepalinas, pero formuladores depropuestas que permitían mejorar, inclusosuperar sus postulados19, varios trabajos,generalmente colectivos, revisaron el tipo de

16. Ver el estudio de C. MAnlcHIL. .Debt and development in nineteenth century Latin America: economic strategies andforeign loans in Mexico. 1888-1910", incluido en este volumen.

17. Ver, por ejemplo, C. Ftint¡lo. La economía latinoantericana desde la conquista ibérica hasta la Reuolrtción Cubana. San-tiaÉio cle Chile: Universitarta, I97O; F. H. CARDoso; E. FAr.E.lro. Dependencia ! desanollo en América LLttina. México: Siglo)Cq, 1971; T. Dos S¡xros (y otros). Crisis I desarrollo de la nueua dependencia. Buenos Aires: Amorrortll, 1972, o A. G.FRANK. Capitalismo y subdesanollo en América latina. L^ Habana: Ciencias Sociales, 1979.

18. Ver A. O. HtnsculrqN. .Enfbque generalizado del desarrollo por medio de eslabonamientos, con especial referencia a losprodlrctos básicos,. Tri.mestre Económíco (México). I (.1977 ), p. 265 293, y The potitical economl oJ' Latin American dete_IopmenÍ: seuen exercises in retrospection. San Diegor llcLA., 1986.

19. Ver C. DLrz Ar.nlarrlno. Ensayos sc:bre \a... L3l; C. DL{z ArE!NDRo .Latin America in depression, 1929-7939". En: M. cersovitz(comp.). Tbe theory and ezperience of deuelapment. Londot Allen & Unwin, 1982, o C. DÍAZ ATEJANDRo. .Stories of the 1930sfor the 1980s,. En: P. Aspe (comp.). Financial policies ancl the uord capital mdrket. Chicago: Univ. of Chicago, 1983, p. 5-35;C. DL^z ALEJANDRO; S. TETTEL; V. E. TomArv. Política económica en centro !periferia.. ensal.tos en bomena-ie a Felipe pazos.México: FCE, 1976; C. DL¿.2 Aru¡¡DRo; G. A. C¡rvo (eds.). Debt, stabilizaÍíon, anrtr deuelopment. Oxford, Cambridge: B. Black-well, 1989; C. DÍAZ ALFJ,{NDRo; A. VELASco (.eds.). Tratle, deüelopment, and tbe uorld econom!. Oxfordr B. Blackwell, 1988;D. Tussrr; C. DíAz ATEJANDRo (eds.). Latin Americ¿t. in tbe woild economJ). Aldershot: Gower, 1983, o la colección de errsayospublicados en su honor, K. BAIDHAN; A. Frsrrlow; R. BEHR\IAN. Intenlatianal trade, inoestment, macro polícies, arul bistory:essals in memory of Cailos F. Diaz Alejandro. Amsterdam: Noth-Holland, 1987, el atículo de A. FrsHLov. "Lessons from thepast: capital markets during 19th century and the intero-ar periocl,. Inte?'tmtional Organization (Cambridge). 39/3 (.1985),p.383 439, citado en cualquier estlrdio sobre la economía latinoamericana decimonónica, los trabajos de ese alltol.dedicadosal desarollo de aquélla en la segunda mitad del siglo )C( o al Estado en la región, A. FrsHLov. "The Latin American state".TheJou'mal of Economic Pespectiaes (Nashville). 4/3 Q990), p. 6t-74; A. FrsHloni E. CARDoso. Ldtin Amer¡can economic cieue-lopment, 1950-1980. Cambridge: National Bureau of Economic Research, 1989 (\{¡orking Paper; 3.161), o E. A. Cnuoso.;A. FrsHLou¡. .Latin American developmenr: 7950-7980,. Joutnal of Latin Amerícan Studies (Cambridge). 24 (.7992), p. 797-ZIg,y algunas de sus obras más recientes, A. FISHLOV. .Latin America in the )O(I century,. En: L. Emmerij (ed.'). Economlc antisocial cleuelopment into the XXI cenluty. \X/ashington: Inter-American Development Bank, 1997, p, 405 .l1B; A, FrsHrow;

L3

Debate y Perspectivas > No 5, srprrrMenr 2006

crecimiento generado por 1as exportaciones

desde el siglo )CX y 1os cambios estructuralesque se produjeron después cle la crisis de

1930. Además de que la Gran Depresión se

había considerado un hito en la transforma-

ción de las economías de 1a región, en 1os

años ochenta se conmemoraba el cincuenta

aniversario de 1a misma2o.

Los referidos trabajos ofrecían una visióngenuinamente histórica de los problemas de

las economías latinoamericanas, pues mostra-

ban, como ya dijimos, que obseruarlas así per-

mitía percatarse de que su composición, evolu-

ción y cambios habían sido más complejos ymenos maniqueos de 1o que se había señalado

hasta entonces y que, por ejemplo, la indus-

trialización o e1 intelencionismo estatal tenían

antecedentes previos a la crisis de 1930. La CE-

PAI y otros autores no se dieron cuenta de ellopor e1 mero hecho de que sus análisis no inda-

gaban en el períoclo anterior y cometían el

error de pensar que tales fenómenos se inicia-

ban en el momento en que comenzaban a

estudiarlos2l. Igualmente, el uso c1e indicado-

res aproximativos había dado lugar a equivo-caciones. La más conocicla es 1a de Raul Pre-

bisch, cuyas afimaciones respecto a1 cleterioro

de los términos cle intercambio resultaron fal-

sas cuando se examinaron con información

más precisa que los precios de 1as manufactu-

ras británicas empleados por é1.

La revisión de la historia de las economíasde América Latina, por tanto, coincidió en iadécada de 1980 con el inicio de 1os procesos

de ajuste de las mismas y de las críticas a sus

preceptos. En ellas se formuló por primeravez eI problema del crecimiento económi-co con equidad tal y como se entiende ac-

tualmente. Desde las respuestas cepalinas yneoestftrcturalistas ai llamado neoliberalismo,hasta las filosofías y postulados que muevenel pensamiento y acción de las organizacio-nes no gubernamentales dedicadas a 1a a1'urda

humanitaria, pasando por las propuestas

conociclas genéricamente con el nombre de

un otro desarcollo, señalaron con mayor omenor acierto y mejores o peores fundamen-tos teóricos y científicos que los recetarios

recomendados a los países de Ia región en e1

denominado Consenso de \Washington, si

bien poclrían saneados económicamente, niconsideraban explícitamente e1 problema de

las desigualdades y la pobreza, ni lograrían

resolver1o22. Los propios estudios históricosya mencionados evolucionaron también en

igual senticlo, basta citar e1 título de1 libro de

Rosemary Throp, Pr"ogress, pouei'ty and Excbt-sion23. Lo que todavía no se ha producido ha

R. ETCHLNGRTEN. "Contencling with capital flor.s: what is dif'ferent about the 1990s?,. En: M. Kahler (ed.). Capitalflous dnd

financial crises. Ithaca: Council on Foreign Relations. Cornell Unir'. Press, 1998, p. 23-61, o A. FIsHLo\¡r .1. Jr:xrs. Tbe unitedStates and the Americas. a tu)ent!-j|itst cenÍttry Dieu. New York: \X¡. ¡W¡. Nofion, 1999.

20. La obra pionera fue la compllación de R. CoRTÉs Corlr:; S. Hr,xr (ecls.). The Latin Amer¡cdn econom'¡.es. Groutb and Lbe

expofi sector, t88O 1930. Nen' York: Holmes & Meir. 1985, a la que siguieron luego otr:rs, la nás importante, sin duda.la dirigida por R. THoRp (.ed). América Latina en los años treinta. El rol de la periferia durante la crísis mundial. Mérico:FCE, 1988, reeditada en 2000 como pafie cle los volirmenes E. CÁRDENAS; J. A. OcAx,rpo; R. Tnon¡ (eds.). An ecctnomic his

to¡y. . . Í11, que jllnto a los libros de V. Rr;NrLR-Trrours (ecl.). Tbe ecanomic histor! of laLin Americ..t since inllependence.Cambridge: Can-rbriclge LIni\'. Press. 1994 (edición española cn México: FCE, 1998) y de la propia R. THonp. Progrcss,porcftl dn.l exclusion: an ecollomic histury oJ'Lcttin America in the 2otb centur,). Baltimore: John Hopkins Univ. Press,

1998, son algunas de las apofiacioncs recientes más impofiantes al análisis del problema.21. Acerca de ese def'ectct ter el libro cle D. DÍ,cz FUENTES. Cns¿sJLr cambic¡s estructurdles enAméñca Ldtina: Argentina, Brasil

! México durante el peúodo de entreS1ueras. Méxicor FCE, 1994.

22. Ver, por ejemplo. CEPAL. Tianslót'mación productiu(t con eqnitiad. Santiago cle Chile: CEPAL, 1990. o el artículo de J. A.

DÉNrz EsprNos. .La situación actual cle la economía latinoamericana,. Foro (Salamanca).2 (1990), p. 31-40.23. R. 'llroRp. Progress, pouety ancl... 120).

I4

América Latina, crecimiento económico sostenido y equidad en perspectiva... > Arurouo Snrurnvnnin GnncÍn

sido una integración de ambos planteamientosque conduzca a análisis conjuntos y a la apor-tación combinada de los dos. La compilaciónde artículos que reunimos en este monográfi-co tiene como fin comenzar a subsanar dich<tdefecto.

La fábula del isleño, recreada por Hum-befio Maturana, ilustra 1o qr-re queremos decir.Cuentan que llegó a una ínsula un extran-jero y viendo el atraso tecnológico del lu-gareño 1e propuso enseñarle los procedi-mientos para optimizar e1 rendimiento de suesfuerzo. Este ú1timo le respondió que su pro-puesta parecía interesante, pero qlle é1 lo querealmente le preocupaba era su nutriciónbásica2a. El forastero debió de quedar perple-jo, pues en su pensamiento 1o primero con-duce necesariamente a lo segundo y mejoraademás las condiciones de alimentación yvida, pero a medio y largo plazo y, como se

decía en eI Burlador cle Seuilla, "cuan largome lo fiáis'.

La llamacla globalización ha ampliado e1

problema de las desigualdades y de sus solu-ciones, 1o ha replanteado, además, en nuevosescenarios producto de sociedades más com-plejas y ecuménicas, mejor comunicadas, ytambién más marginadoras respecto a sitr-ra-

ciones específicas. Por eso dijimos que e1

tema, como se entiende actualmente, se habíaformulado recientemente, hacia 1a década de1980, cuando se añadieron a1 mismo tales

implicaciones. Ahora bien, la historia mLlestraque tiene contenidos viejos y persistentes qllese han trasladado o readaptado a la contem-poraneidad, pero no son achacables a e11a, demodo que entenderlo en esos términos es

imprescindible para cualquier respuesta quepretenda afrontarlo con eficiencia.

Uno de los esludios de este monográfico,el de José A. Déniz, abunda en los problemasque 1os escenarios actuales han añadido a lasinequidades heredadas y también en las posi-bilidades que podrían ofrecer para resolverlas,pero todos los trabajos del mismo se planteandirecta o indirectamente e1 tema. La historiaquizás no ofrece respuestas a cómo clebe

hacerse, pero al menos enseña qué es precisoevitar y/o superar. Por ejemplo, la radicalidadcon que se han planteado los cambios en las

economías, sociedades y políticas de los paíseslatinoamericanosr y que junto al conservadu-rismo de sus elites se ha traducido en procesos

de construcción institucional cuya finalidad noes favorecer el desarrollo humano y 1a igual-dad de oportunidades.

Otras lecciones de historia son 1a dificul-tad de alcanzar soluciones dialogadas y con-certadas, estrechamente vinculadas con 1os

conflictos y enfrentamientos que han caracte-rizado a buena parte de la región tras la inde-pendencia. Es iguaimente clara la urgenciade una reforma fiscal qr-re permita financiarproyectos de vida en comúrn más equitativosy estables y superar la tendencia a dependerdel ahorro externo, relacionada, a su vez,con la necesidad de una nueva visión de 1<r

público, distinto de1 intervenclonismo y pro-teccionismo estatal que se ha desmontado enlos últimos años, conciliador de intereses,articulador de las demanclas y propuestas,flexible, y activo en la recauclación de ingre-sos, pero sin desincentivar 1a libre empresa, yen 1a promoción de los menos favorecidos,aLlnque mediante el diseño de instrumentosprodr-rctivos que procuren su integración labo-ral, en e1 seno Estados de derecho realmenterepresentativos.

24. H. X[truRAr{A. El árbol del conocimienkt Santiago de Chiler Universitaria. 1984

_13

Debate y Perspectivas ) No 5, sEpTrErvrBRE 2006

Los estudios compilados en este monográficoo analizan una o varias cuestiones en pers-

pectiva histórica y en un período más omenos largo de tiempo, o plantean el dilemade1 crecimiento económico y la equidad en

términos generales o concretos, pero con unenfoque normalmente crítico del desarrolloeconómico latinoamericano reciente. La ven-tata que el conocimiento de 1os mismos ofre-ce al escribir un ensayo introductorio es que

permite subsanar algunos déficits que, ade-

más, son responsabilidad de1 coordinador.Así, entre los trabajos que seleccionamos

carecemos de un ensayo que defienda abier-tamente los resultados del llamado ajuste

neoliberal. Para tener una idea suficiente-mente global de 1os problemas de la región ydel debate respecto a ellos conviene apuntarcuá1es son 1as principales tesis y conclusio-nes en qLle se basan los autores que sostie-

nen tal postura. Juan J. Ruiz escribió recien-

temente un magnífico artículo con el meta-

fórico titulado .Los siete pecados capitaies de

Iberoamérica"25.

En una concepción calvinista el análisis

económico Juan J. Ruiz sostiene que 1os

pecaclos o debilidades de los países de Amé-rica Lattna son 1a poca calidad de 1as institu-ciones democráticas, el déficit de gobernabi-\idad, la corrupción, la desigual distribuciónde la renta, la dependencia de1 ahorro exter-

no, el exiguo nivel de apertura al exterior, las

bajas tasas de inversión en capital físico yhumano y de financiación a medio y largoplazo en divisa local.

Aunque las economías latinoamericanas

no son homogéneas, Ia mayoría comparten1as citadas debilidades. Además, todas crecie-

ron más en términos generales y, sobre todo,en productividad entre 1960 y 1973 que des-

pués de la crisis del petró1eo26, no se puedesostener que quedasen significativamente re-

zagadas en la última fase de boom económi-co internacional2T, y las que experimentaronun aumento mayor de su ingreso real sontambién las que han padecido menos pro-blemas de volatilidad reciente.

Juan J. Ruiz apunta que se podría pensarque la volatilidad que importa, no obstante,

es la asociada a otras variabies distintas delPIB y que la estabilidad es un logro dema-

siado reciente para haber ofrecido ya resulta-

dos significativos, por 1o que una interpreta-ción más amplia debe contemplar los efectosque el patrón típico de crecimiento stop andgo de las economías latinoamericanas en esas

otras variables, en 1a distribución de la renta,

en el desarollo de 1os sistemas financieros o en

el incremento de 1a inversión extranjera.

El tiempo dará y quitará razones y es

necesario realizar estudios que permitan sa-

ber con rigor los referidos impactos menos

directos de la estabilización macroeconómi-ca. Mientras tanto, lo que si se puede decir es

que en los índices de medición de1 desarrollo

25. J. J. Rurz. "Los siete pecados capitales de Iberoamérica: mito, realidad y consecuencias'. En: C. D. Malamud; P. Isbell(coords.). Anuario Elcano América Latind 2002-03. Madricl: Real Institlrto Elcano, 2004, p. 276 307. También cLisponible

en ww.realinstitutoelcano.orÉl/publicaciones,/anuario2003.pdf [consulta abril 2006].

26. Una meclia de las seis mayores economías regionales indica que la productividad aumentó entre un 0,8 yun 1,6% de 1900

y 1930, salvo e¡ 7910-7949, cuanclo lo hizo un 1,30/0, desde la crisis de 1930 y hasta 1980-1989, dicha tasa aunentó más

de un 2,0%, situánciose por lo general cerca del 3,0%, pero a partir de entonces sólo ha alcanzado un 0,5 en 1990-7999,

reduciéndose al 0,3 en el inicio del nuevo n-rilenio. Ver P. AsTRocA; A. BeRces; E. V. K. FrrzGERdLD. Producliuity groutb inLatin Americd dur¡ng the tuentieth centLily. Oxforcl: Queen Elisabeth House, University of Oxford, 2001.

27. El PIB latinoame¡icano medio creció tn 4,2a/o entre 1960 y 1973, un 6,7 hasta 1973 y un 3,4 a partff de esa fecha según

los cálcnlos del I¡¡rsnr¡rrox¡r MoN¡r,my Fc¡uNo. Woild ecculomic outlctok database. Nen'York: IMF, 2003.

16

América Latina, crecimiento económico sostenido y equidad en perspectiva,., > Aruror,¡io SnnrnvnnÍn GnncÍn

internacional con los que trabaja CarmeloMesa-Lago en e1 arlículo compilado en este

volumen, los países de América Latina se han

acercado por lo general a los niveles de 1os

más avanzados en cuanto a 1os grados degobernabilidad, Ilberalización y desrregulariza-

ción gracias a ios procesos de democratizacióny a la dismimrción de las inestabilidad política,

la vioiencia y la corrupción.En lo que respecta a las desigualdades,

América Latina sigue siendo 1a región delmundo en que menos equitarivamente cstá

distribuida Ia riqueza y 1a renta y, además, lospaíses con mayores problemas en ese sentidoson los que más han crecido. Los niveles depobreza, por otra parte, que durante la déca-

da de 1990 disminuyeron sensiblemente, han

r,.uelto a empeorar coincidiendo con la desa-

celeración de la economía a finales de esc

decenio2s. Ahora bien, de la experiencia ante-

rior ha quedado claramente establecido que

un desempeño económico eficiente ha estado

estrechamente relacionado con la lucha contra

la indigencia.Los niveles de pobreza no deben llamar a

engaño. A1 ser el problema la desigualdad

más que aquélla en sí misma, o más que sólo

aquélla, a 1.a vez hay que consiatar que exis-

ten en los países de América Latina extensos

grupos de población que gozan de un nivelde renta y consumo similar o superior a1 de

economías más desarrolladas. Tal constata-

ción, independientemente de los juicios mora-

1es que queramos aplicar, explica por qué 1os

mercados de la región despiertan e1 interés de

ios inversores internacionales, pero también,

como señalamos en el epílogo, puede ser

fundamento para reivindicar un consensoque, mediante una adecuada reforma fiscalque contemple una mejora razonable de su

aportación, proporcione recursos con que

financiar políticas activas y bien concertadas

de clisminución de las desigualdades29.

En otros indicadores distintos de 1os men-

cionados 1os resultados de1 ajuste económicoreciente de los países de América Latina han

sido más exitosos. En 1o que respecta al aho-

rro intemo, Juan J. Ruiz señala que la tradicio-na1 acusación de que en la región e1 sector pri-vado ahorraba poco y fuera y el púb1ico se

endeudaba en exceso, hoy ya no es adecuada.

El ahorro promedio de1 sector privado enIa década de 1990 en los países de AméricaLatina fue del 230/0, cifra muy elevada a esca-

la internacional. Ahora bien, el citado autorseñala que aun así, e1 llamado safe-market detodos ellos en conjunto es actualmente infe-rior al de España, herencia de .un pasado

macroeconómico poco edificante,. Y, no obs-tante, hay signos de optimismo si pensamos

en cómo se asignan esos recursos, pues ade-

más del referido incremento gradual reciente

de la tendencia a ahorrar, hay que destacarque la bancarización es un proceso enexpansión desde hace años y que 1as nacio-nes que más éxito han conseguido en ese sen-

ticlo son las que más han crecido. El porcenta-je de 1os depósitos en el PIB era en Chile en

2001 del 430/0, eI más alto de la región. Por otro

1ado, en lo que respecta a1 sector púrb1ico, el

ajuste presupuestario ha permitido superavitsprimarios y que el déficit fiscal consoiidado

28. Según CEPLL. Crecitniento económico.y menor desigLraldad ¿lisminuirían la pobreza y el hambrc. Santiago de Chile: CEPAI(http://nw'.eclac.org/cgi bin/getProd.asp?xml=/prensarnoticias/comunicados/8/13368rP13368.xml&xsl=/prensa,/rpl/p6f.xs1&base=/prensa/tpl/top-bottom.xsi [consulta abril 2006]) los 14,1.600.000 de pobres y 62.500.000 cle indigentes quehabía en la región hacia 1990 se redujeron a 138.200.000 y 50.300.000 en 1998, pero volr.ieron a aLunentar hasta

146.300.000 y 53.200.000 en 2001. Ver tatrbiénJ. J. Rurz. "Los siete pecados..." 125), p.281.29. Ver el epílogo que cierra este monográfico.

L7

Debate y Perspectivas > No 5, sEpTtEt\4BRE 2006

a pesar de que la deuda ha impedido que se

tornase positivo o neutro, disminuyese de1

3,I aI 2,00/o del producto interno bruto entre1900 y 2003, 1o cual indica que se ha logra-do financiar una parte del crédito externodemorado, con el consiguiente efecto riquezaque ello con1leva3o.

Las conclusiones anteriores, no obstante,só1o apuntan qLle parece haberse iniciadouna buena senda, pero no hay que olvidarque el ahorro es aún muy bajo en casi todoslos países y que se precisa una reforma fiscalque, en el sentido expresado anteriormente,incremente las recaudaciones sin desincen-tivarlo. Para eso es necesario mantener 1a

inflación bajo control y, en relación con e1lo,

políticas de gasto bien definidas en sus prio-ridades y asignación, concentradas con quie-nes aporten más recursos y que favorezcanlaformación de capital físico y humano con e1

fin cle incrementar 1a productividad y la capa-cidad de crecimiento a largo plazo.

Respecto a 1a dependencia del ahorroexterno, Juan J. Ruiz dice que la deucla finan-ciera de América Latina está estancada desde1999, a pesar de que en la década anterior se

logró captar del exterior 53.500.000.000$netos anuales, plies en 1a entrada de recursosforáneos 1o que predomina desde hace tiem-po es la inversión directa. Ahora bien, talfenómeno ha estado asociado a 1as recientesprivatizaciones, como indica en estas páginasDaniel Díaz Fuentes, por 1o que será efímerosi no se continúa con una segunda oleada. La

mejora de Ia estabilidad, gobernabilidad,honradez y del respeto por 1os contratos

internacionales por parte de 1os Estados y losprocesos de Iiberalización y apertura econó-mica en e1 contexto de los acuerdos de inte-gración regional

-MERCOSUR, AICA- y de

las negociaciones en el seno de Ia Organtza-ción Mundiai de Comercio (OMC) son esen-ciales para el1o, pero de momento, la desace-leración de los flujos de capital internacionaldesde el inicio de lallamada crisis de las eco-nomías emergentes en 7997 ha invertido 1a

tendencia.Hacer frente a una disminución de 1as

entradas netas de capital requiere aumentarlas exportaciones o reducir las importacio-nes, o se traduce en una disminución del tipode cambio real y en recesión. Las balanzasmercantiles de los países de América Latinase cerraron con déficits a partir de 1997 yrecientemente se han logrado de nuevosuperavits, pero gracias a una disminuciónde las compras en el exterior3l. Eso se debe,como también indica en su citado estudioDaniel Díaz Fuentes, a que no ha habido uncambio en 1a cesta de productos que 1a regiónofrece al exterior que compense los ya endé-micos problemas de los artículos tradicional-mente comercializados por la misma y tam-poco se ha avanzado suficientemente en losprocesos de liberalización internacional enlas úiltimas rondas de 1a OMC32.

Además de que para crecer -cuatro

añosde disminución de las entradas netas de recur-sos del exterior han provocado una caída del750/o clel nivel de gasto de 1os ciudadanos-,América Latina requiere afluencia de capitalforáneo para hacer frente a los costes de su

30. J..]. Rurz. .Los siete pecaclos..., 121. p.281-289.31. J. J. Rlrrz. .Los siete pecados..." 121, p.293.32. Sobre el bloqueo de las negociaciones de liberalización comercial por pafie de la Unión Europea y Estaclos Unidos fun

damentalmente, r.er las resoluciones de la última rc¡nda: ORCANTZACTóN MuNljrAL DE CoMERCro. Declaración de Doha. Doha:OMC, 2002 (http:/,/ntm'.sel:r.org/public-html/AA2K1/ESl,/cap/N63/cap63-14.htm lconsulta: abrit 2006]).

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América Latina, crecimiento económico sostenldo y equidad en perspectiva... > Anrouo SANTATvTARTA GARCTA

todavía muy elevado endeudamiento. La mitadmás o menos de 1os ingresos de exportaciónse destinan al pago del principal y los intere-ses de los 750.000.000.000$ que aúrn debe 1a

región.Las inversiones exteriores directas. con sll

impacto, además, sobre la eficiencia y pro-ductividad de 1os sectores en que se colocan,son desde hace tiempo la fuente más prede-cible y estable de financiación en la mayoríade los países de América Latina. Esto genera

nuevos problemas, pues si en el pasado 1a

preocupación de los gobiernos -y de los

organismos internacionales, como el FondoMonetario Internacional (FMI) o el BancoMundial-, era mostrar su respecto por 1os

contratos y generar el máximo de superavits

fiscales primarios posible con que hacerfrente a sus compromisos y obligaciones

-sobre todo de Ia deuda- sin perjudicar

al crecimiento y con los mínimos costes

sociales posibles, hoy en dia cada vez son

más los derechos de propiedad que debenprotegerse y más difíci1es y dañinos 1as

comportamientos heterodoxos al respectousuales en el pasado. La solución, según

Juan J. Ruiz, es una negociación multilateral

con las empresas ertranjeras que distribuya las

cargas del mantenimiento del equilibriomacroeconómico y recTuzca al mínimo e1 efec-

to negativo de los retomos por beneficios. Sin

embargo, tales compañías comparten también

el interés estratégico a largo plazo en que los

citados países avancen, favoreciendo así sus

rendimientos , venfaja que podría aprovecharsepara contrarrestar los defectos de la depen-

dencia del capital foráneo33.

33. J. J. Rurz. .Los siete pecados...' 125), p. 295 296.

34. J. J. Ruz. "Los siete pecados..." 121, p. 291.

35. .]. A. DÉuz EspINos. "Crecimiento, inseguridad económica

En cuanto a las bajas tasas de inversión encapital físico y humano, el cociente de ésta

en el PIB promedio de los países de AméricaLatina se ha reducido progresivamente desde

e1 18,8% en la década de 1.990 hasta el 17,7

en 2003. El gasto en educación, por otrolado, muy alto a escala internacional en los

decenios de 1960 y 1970, y cuyos efectos pue-

den verse en el caso de México en el artículoescrito para este volumen porJonh H. Coatst-

worth y Gabriel Tortella, ha disminuido en 1a

actualidad a un tercio de los niveles caracte-rísticos en las naciones más avanzadas delorbe, con el consiguiente deterioro de losindicadores de alcance y calidad de la ense-

ñanza y fracaso escolar34. Se precisa, pues,un nuevo esfuerzo que, además, contemple1a necesidad de adecuar \a capacitación a Iademanda del mercado laboral y que evite,como señala José A. Déniz, que a pesar deios problemas c1e desempleo en la región,haya ocupaciones que se quedan sin cubrirpor falta de profesionales cualificados35.

Los problemas de la inversión están aso-

ciados con 1as dificultades de las familias yempresas de acceso al crédito a medio y largoplazo e intereses razonables y el1o, a su vez,

con los déficits de los sistemas financieros ybancarios de los países, a pesar del referidoavance en los últimos años. No obstante, porla misma razón, avnque e1 porcentaje mediode tales créditos en el PIB es bajo

-apenasalcanza eI 40o/o en toda América Latina-, tam-

bién es cierto que ha experimentado una con-

siderable tendencia a crecer recientemente.

En conclusión, por tanto, América Latinaes una: .región heterogénea compuesta por

, l8l

19

Debate y Perspectivas > No 5, srpr¡rH¡anE 2006

países que, si bien compafien r,ulnerabilidadesrazonablemente similares, con el paso del tiem-po han sido capaces de encontrar solucionesdiferenciales que han mitigado ----o agravadela importancia de esos factores en su senda decrecimiento...,. En el pasado fue común qr-re

intentasen encontrar ataios, y en algunos casos

1o lograron, pero en general fiacasaron y:

"H¿rn visto como los a\¡ances de toda rLna décadase evaporaron en recesiones e inestabilidadesclramáticas lpor lo quel la continuidacl institucional yla búsqueda del consenso político para la refon¡a deIas institltciones y de las reglas del juego [son] su

mejor baza de progreso. El respeto a la ley y a loscompromisos es la mejor fbrma de ser predecible [,..]y el único pecado re¡¡ional realmente imperdonablees haber frustrado tantas \¡eces y por tanto tiempolas expectativa de una vida mejor para tantos de sus

ciudadanos'36.

Juan J. Ruiz, por tanto, trata de ser positivo ygeneroso en su juicio sobre las reformas quese han llevado a cabo en los últimos años enArnérica Latina. Sin embargo, sus conclusio-nes no difieren de las de otros enfoquesmenos optimistas: evitar los atajos, la adop-ción de soluciones que tal vez pueden sereficientes frente a una coyuntura. muchasveces mimetizando procesos ensayados enotros países, como señala Carlos D. Malamuden e1 trabajo que compilamos aquí, y sinsopesar debidamente los propios problemasy también las propias potencialidades.

Desde polos supuestamente opuestos,todo análisis riguroso y consistente de losproblemas económicos y sociales de América

Latina llega a conclusiones parecidas en elsentido antes señalado. Con datos similares a

1os de Juan J. Ruiz, Norma Gitwan, por ejem-p1o, concluye que, en2002,7.000.000 de per-sonas más de 1as 515.000.000 que habitan laregión se hundieron en la pobreza, el desem-pleo medio aLtmentó del 8,,1 aI 9,Io/o c1e Iafuerza laboral, los salarios reales descendie-ron un I,5Vo y la inflación se duplicó. La raízde dichos problemas está en las propiassoluciones propuestas, en 1a naturaleza de lainserción de los países del fuea en el mer-cado mundial y el consiguiente impacto enIos mismos de la difícil co)'untura por la queéste atraviesa desde la crisis financiera asiáti-ca en 199737.

En 1a línea expresada por Norma Girwan,que es la de CEPAL, otros alltores como JoséA. Alonso señalan qlle la necesidad de afron-tar de forma responsable el problema de 1a

pobreza en América Latina no sólo atiende a

razones éticas, sino también de estabilidadpolítica, institucional y económica que afec-tan al crecimiento de 1os países. Ello requie-re corregír el patrón distributivo que preva-lece en la mayoría, caracterizado por altosniveles de desigualdad, pero no útnicamenteen cuanto a los ingresos, sino también, ysobre todo, en 1o que respecta a 1os activos,de modo que se oftezca la oportunidad a lossectores más r,.ulnerables, como ya hemosdicho, de incorporarse a las actividades eco-nómicas. Para lograrlo es requisito impres-cindible promover y fortalecer el sistemaeducativo y de adquisición de capacidadesy coordinarlo con la demanda del mercadolaboral que, por otra parte, debe reformarse

36. J. J. Rrnz. "Los siere pecados..." 125J. p. 301-305.37. N. Gnl,cx. ,,La media clécada perdida en América Latina y el Caribe,. Et Gran Caribe esta Semctna (19/04/2004) (ww.acs

acc.org,/columna/inc1ex67.htm [consulta: abril 2006]). Su anículo es un comentario a las conclusiones clel informe deCEPAL. R.lldnce prellminar de las economías de América Latin.t ! et Caribe 20O2. Santi:tgo de Chile: CEPAL, 2002.

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América Latina, crecimiento económico sostenido y equidad en perspectiva... > Aruro¡¡ro Snnrn¡¡nnÍn GnncÍn

de manera que se logre traducir el incremen-to de la renta en expansión de su oferta detrabajo de calidad y con 1as correspondientescoberturas sociales añadidas, cuestión que e1

proceso de ajuste reciente no ha atendidosuficientemente, provocando un deterioro de1os indicadores salariales y de protección delempleo.

Junto a la necesidad de diseñar sistemas

de seguridad sociales financiables y universa-1es, para que no quede excluida de su cober-tura mínima 1a población que carece detrabajo estable hasta que se logre reducir sus-

tancialmente e1 desempleo y subempleo, laotra cuestión central que seña1a José A. Alon-so para avanzar en el crecimiento sostenido,sostenible y equitativo en América Latina es

la preserwación del medio ambiente. EI estu-dio deJuanJ. Ruiz no se refiere a 1a cuestión,pero su deterioro y Ia falta de una visión delproblema a largo plazo está evitando que laregión optimice 1a explotación racional de str

enorme potencial sin aceierar su agotamien-to, dejando, además, una ignominiosa heren-cia a las generaciones futuras38.

Un sólo ejemplo es suficiente, no obstan-te 1o complicado y grave de1 probiema. Green-

peace seña1a en su ú1timo informe que cerca

del 18% de la Amazonía, Ia mayor reselvamundial de la bioesfen, está deforestada porel avance indiscriminado de 1os cultivos y de

Ia tala. Entre 1os veranos de 2003 y 2004 se

perdió un6o/,t de la selva, lo que equivale a 5

hectáreas por minuto, no obstante los planes

de protección del Gobierno de Luiz I. Lula daSilva, insuficientes si no media un compro-miso de los múltiples intereses imp1icados39.

Por la importancia ecuménica del patrimonionatural latinoamericano y el impacto qLle su

destrucción tiene en el ecosistema planetario,si no se ponen remedios y hay una rotundacolaboración internacional que al.urde a dete-ner tales procesos en el referido bosque yotros de 1a región

-cuencas del Orinoco o

Magdalena-, el daño que ya se aprecia enfenómenos como el llamado efecto inuerna-clero, será grave y hasta irreparable para todala humanidad.

A 1o anterior se une 1a explotación indis-criminada de ciertos colectivos, cuando no su

esquilmación también, por ejemplo en e1

caso de los yanomani de la Amazonia brasi-leña, que han sufrido muertes y desplaza-mientos producto de Ia explotación de la sel-

va. Y la situación de las minorías étnicas, deésos y otros indios, tradicionalmente margi-nados, así como de 1os negros, se suma 1a

que sufren los colectivos campcsinos en cier-tas zonas -los conflictos en la región meri-cana de Chiapas guardan relación con ambosfenómenos de exclusión racial y rural-, las

mujeres en general, y los niños. E1 estudio deRosemary Thorp en las siguientes páginasinsiste en la discriminación femenina y apor-ta datos acerca de su acceso al empleo o alos servicios. En cuanto a 1a inf'ancia, apafiede su uso laboral en pésimas condiciones,hay determinados países en 1os que se haasociado a fenómenos de violencia y crimi-nalidad, especialmente en grandes ciudadescon altos índices delictivos y de inseguridad,verbigracia, México D. F. o Río de Janeiro.Son tristemente famosos los \Iamados niñosde la calle en Brasil.

38. J. A. Ar-oNSo. "Pobreza, desarrollo social y medioambiente,. En: C. D. Malamud; P. Isbell (coords.). Anuario Elcano América... [25], p. 308-336.

39. Ver el anículo al respecto de de J. Anr.rs. .La Amazonía piercle una ertensión similar a Galicia en un año,. El País (Madrid,20-5-200), p. 37.

21,

Debate y Perspectivas > No 5, srprlrManr 2006

Donde todavía persisten graves enfrenta-mientos en sociedades muy polarizadas,como Colombia, las condiciones de violen-cia, el narcotráfico y la lucha contra el mis-mo, obligan a desplazarse a Llna media de100.000 personas anuales, y a emigrar alextranjero (4.000.000 de individuos, el 10%

de la población del país, vive en el exterior).Además, según CANUS, en 2004 había 14.000niños-soldados. No obstante la política deseguridad nacional del presidente Álvaro Uri-be no lo entiende así, y es apoyada por losplanes de lucha contra el terrorlsmo de laAdministración estadounidense, especial-mente desde qr,re asumió e1 poder George \1.Bush, tales circunstancias están estrechamentevinculadas con 1as desigualdades y la pobreza.Por ejemplo, se calcula qlle en el medio n-rral

de la citada repúrblica sudamericana hay unL80/o de analfabetos y unos 2.000.000 demenores sin escolarizar4o.

Por seguir con el ejemplo de Colombia,en el que a los problemas de otros países deAmérica Latina se unen los ocasionados poruna violencia endémica y 1os del narcotráfico,las mencionadas agencias internacionales quemiden e1 desarrollo le otorgan una puntua-ción intermedio-alta en los indicadores eco-nómicos, pero en los que valoran derechos y

libertades, su posición empeora considera-blemente. Es una de las naciones más desi-gualitarias del planeta11, y 1a proliferación decultivos ilegales está relacionada con las pési-mas condiciones que padecen algunas regio-nes y colectivos y con la ausencia de alterna-tivas reales a 1os mismos, problemas que 1as

soluciones militares y 1as fumigaciones paracombatirlos no han resuelto, incluso los hanagravado. Como el deterioro ecológico, lasiembra, manufactura y comercio de narcóti-cos tiene implicaciones internaciones queaconsejan y obligan a un esfuerzo mundial sise quiere lograr su erradicación12.

En Io que respecta a la sociedad y la politica, para concluir este apartado, el recienteinforme de le PNUD (Programa de NacionesUnidad para el Desarrollo) acerca del estadode la democracia en América Latina tambiénparte de la consideración de datos nada hala-güeños. Seña1a que 200.000.000 de personasse sitúan bajo el umbral de 1a pobreza en lospaíses de la región que, por otra parte, soncatalogados entre los más desiguales delmundo con sólo dos excepciones. Además,la renta per cáptta promedio en ellos no havariado significativamente desde Ia décadade 1980 y, respecto al tema concreto delestudio, se indica que más de un 400/o de los

40. Sobre los desplazarnientos ver CODHES [Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento). III Sem¡nario COD-1185. Bogotá: CODHES, 2004 (8-10, nov.). En: http://w.codhes.org/inclex.php?option=com_content&task=view&ic1=196&Iter¡id:1 lconsulta: abril 2006J; acerca de la elnigración, oIM lorganización Internacional para las Migraciones]. Remesas enColombia, desanollo 1t marcct legal. Ginebra: OIM, 200,1, y respecto a los niños soldados, CANUS lCoalición para Acabarcon la Utilización de Niños Soldadosl. .Niños solclados en Colombia" (www.child soldiers.org/document_get.php?id=820lconsulta: abril 20061).

41. El PNUD. Human Deuelopment Repoft. Oxford: Oxford Univ. Press, 1993 2005, coloca a Colombia en 2005 en la posiciónnúmero 73 en ese ínclice y registra un empeoramiento en los írltimos años. La H¡nrt¡cl FouNDATroN. Index of EconomicFreerJom 1996-20a1. NewYork: slall Stl'eetJournal, 2001 (http://w,heritage.org,/research/featu¡es/index [consulta abril20061), le otorga Lrn coeficiente intemedio (3.21), entre los peores desde 1995 (ha llegado ¡alcanzar 2,97'),yla FrurEDoliHousp. Freedom in tbe World 1995 2005, (http://w.freedomhouse.org/template.cf'm?page=15&year=2005 lconsulta abril2006J) catakrga al pais de paniallt Jree, con una pllntuación de 4 en derechos y libertades civiles (la mejor clasificaciónen ambos es 1,00).

42. P'¿ra más detalles sobre estos temas, ver A. SANTA,u{RÍA. .Hacia un nuevo impulso: desafíos en las relaciones ColombiaUnión Europea'. Anuario del Centro de Inuestigaciones sc¡bre la Paz (Madrtd). (.2005').

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América Latina, crecimiento económico sostenido y equidad en perspectiva... > Aruronro SnrurnvnnÍn GnncÍn

ciudadanos aceptaría cierto grado de corrup-ción a cambio de que funcionasen mejor los

sistemas políticos y 1as economías, y que unporcentaje similar dicen preferir el desarrollode estas úrltimas a Ia citada democracia, inclu-so estarían dispuestos a tolerar un gobiernoautoritario que lo garantizase, peligroso cal-

do de cultivo para experiencias que se creían

superadas o, al menos, lejanas.

Por 1os problemas y deficiencias reiterada-

mente seña1adas, el infome clel PNUD subraya

que 1a democracia pierde progresivamente la

confianza de los ciudadanos en la mayoría de

1os países de América Latina. No obstante aqué-

11os manifiestan su preferencia muy generaliza-

da por esa forma de gobierno, dudan cada vez

más de su capacidad para resolver los proble-mas de la región, a1 menos como está plantea-

da y funciona, pLres en muy pocos casos se ha

logrado ir más allá de los derechos electorales

que implica y avanzan en los aspectos repre-

sentativos y participativos más interesantes qLle

debería conllevar. Ese problema está estrecha-

mente vinculado con e1 de la erclusión, que no

sólo afecta a1 mantenimiento y aumento de lapobreza, sino también al mercado laboral. El

estudio enfafiza que un 700/o del empleo creado

desde 1990 es economía sumergida y carece de

protección y que con tales graclos de margina-lidad e inequidad, ni es posible avanzar hacia

una consolidación de los Estados de Derecho,

ni mejorar drásticamente la productividad ycompetitividad de los sectores económicos43.

El informe del PNUD considera tambiénque en el trasfondo de los problemas socio-

po1íticos de los países de América Latina hayun endémico y persistente divorcio entre los

poderes fácticos e institucionales en el sentido

que apunta Ropsemary Thorp en su afiículo deeste monográfico. OctavioPaz decía hace años

en su Laberinto de la soledad que la imita-ción, a la que se refiere e1 trabajo de Carlos

D. Malamud, ha determinado:

"Un efecto fundamental en nuestro carácter

consiste en el desdoblamiento cie ilrestras propias

vides en clos planos separaclos, uno real y otro ficticio

[...] por ejen'rplo. cuanclo es promulgacla una

Constitlrción. ia realidad política [y social] es apreciada

a través de aquélla; pero como no coincicle con sus

preceptos aparece siempre como inconstitucional [...]Si la vida se desenvuelve en dos sentidos clistintos, porr,rn lado la ley y por otro la realidad, est.r úrltilna será

siempre ilegal,,r'i.

Los derechos políticos han sido los quehan abierto el camino recientemente a 1os civi-les y sociales, a1 contrario de 1o que ha suce-

dido en 1as naciones más avanzadas y justas de1

planeta y esa df'erente secuencia es el origende los problemas que adolece la democracia,

planteada como medio para lograr otros pro-pósitos y no como su resultado45.

Uno a uno, por 1o tanto, los problemasplanteados por autores como Juan J. Ruiz opor otros desde una perspectiva radicalmente

distinta, pueden obseruarse insistiendo en 1o

positir.o de los avances recientes o en los déti-cits que persisten y que, además, son hereda-dos, aunque también se han agravado enmuchas ocasiones. En los afiículos que siguen

a continuación se insiste reiteradamente en

todo ello, en sus causas, en 1as posibles solti-

ciones. No trataremos aquí de los asLlntos

específicos que abordan y de las conclusionesque pueden obtenerse de su lectura coniunta,pues para tal propósito se ha escrito un epí1o-

go final en el que se desarrolla tal tarea.

.13. PNI-iD. La democracia en América IatiM: h.tci.t una demc¡cracia cJe los ciudadctnos. Neu' York: PNLID, 200444. O. Psz. El laber¡nto de lot soledad. N{éxico: FCE, 1988, p. 111.

45. PNUD. La clemocracia en... 1431.

ZJ

Debate y Perspectivas > No 5, srpirrltenr 2006

No es posible terminar este ensayo intro-ductorio sin expresar nuestro agradecimiento

a Jodi Campbell y Juan Cados Sola Corbacho,

que realizaron las traducciones de 1os resúme-

nes y del artículo de John H. Coatsworth yGabriel Tortella. Por supuesto la deuda mayorque tenemos es con los autores que partici-pan en el número monográfico de Debate yPerspectiuas que este artículo inaugura, pero

también con algunos otros que mostraron su

interés, pero no pudieron colaborar pormotivos diversos. En concreto nos referimosa Valpi K. FitzGerald, Víctor Bulmer-Thomas,

Nicolás Sánchez-Albornoz y José AntonioOcampo, cuya contribución seguramente

habría enriquecido la obra, revalorizandoaún más la aporlación de los trabajos compi-lados en ella.La selección de estos últimos se

ha hecho pensando en que profesionales de

distintas procedencia, formación y experien-cia, histórica, económica, de otras ciencias

sociales, oftezca mediante su combinaciónuna perspectiva de cuáles son algunas de las

principales cuestiones que explican las difi-cultades de América Latina pan lograr uncrecimiento sostenido, sostenible y equitati-vo, de1 debate en torno al tema y de io que

es deseable y posible esperar en el futuro.Sin más dilación dejo ya al lector que disfru-te críticamente de su lectura.

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