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Tendencias teórico-metodológicas y casos de estudio en la arqueología de la Patagonia: 587-599 AMBIENTE, RECURSOS Y DINÁMICA POBLACIONAL EN LA FAJA CENTRAL DE TIERRA DEL FUEGO: EL BOSQUE SUBANTÁRTICO E. Mansur y H. De Angelis RESUMEN En este trabajo presentamos las investigaciones en curso en la faja central de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Éstas tienen la doble finalidad de contribuir a la solución de un problema de impacto regional y, simultáneamente, aportar al debate teórico/metodológico respecto de una temática actual en el estudio de las sociedades cazadoras-recolectoras. Su principal objetivo es evaluar la interrelación entre ambientes, recursos y dinámica poblacional en dicha zona, a la que consideramos clave para comprender la dinámica de movilidad en todo el territorio insular. Por sus características geográfico- ambientales, la faja central difiere sensiblemente de las áreas aledañas de Tierra del Fuego o del sur de Patagonia. Las dos principales son: el desarrollo de la cordillera, con la zona de fallamiento ocupada por el lago Fagnano, que condiciona la circulación norte-sur, y el bosque subantártico, que genera ambientes, interconectados por valles perpendiculares, con gran diversidad de recursos explotables para sociedades cazadoras-recolectoras. Por todo ello, el trabajo se articula alrededor de hipótesis en relación con la oferta diferencial de recursos en los distintos ambientes del área y las posibilidades de circulación de grupos cazadores-recolectores, así como con el rol de ambos factores en la variabilidad del registro arqueológico. Palabras clave: Cazadores-recolectores; Selknam; Paisajes. ABSTRACT We present ongoing research in the central strip of Isla Grande de Tierra del Fuego.ese investigations have the dual purpose of contributing to solve a regional impact problem and, simultaneously, to contribute to the theoretical/methodological debate in a current theme of the study of hunter- gatherer societies. Its main objective is to evaluate the interrelationship between environment, resources and population dynamics in this area, that we consider as a key to understand the dynamics of mobility throughout the island. Due to its geographical and environmental characteristics, the central strip of Tierra del Fuego differs significantly from the surrounding areas of the Island and of southern Patagonia. e two main ones are the Andes range –with the fault zone occupied by Lake Fagnano, which condition possibilities of north-south movement- and the subantarctic forest, both generating environments that are interconnected by perpendicular valleys, with wide variety of exploitable resources for hunter-gatherer societies. erefore, the investigation is organized around hypothesis regarding differential resources supply in the different environments of the area, and the possible circulation of hunter-gatherers, as well as the role of both factors in the variability of the archaeological record. Keywords: Hunter-gatherers; Selknam; Landscape. Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC)-Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Bernardo Houssay 200 (9410). Ushuaia, Tierra del Fuego. E-mail: [email protected] CADIC-CONICET- Bernardo Houssay 200 (9410), Ushuaia, Tierra del Fuego. E-mail: [email protected]

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Tendencias teórico-metodológicas y casos de estudio en la arqueología de la Patagonia: 587-599

Ambiente, recursos y dinámicA poblAcionAl en lA fAjA centrAl de tierrA del fuego: el bosque subAntártico

E. Mansur� y H. De Angelis��

r e s u m e n

En este trabajo presentamos las investigaciones en curso en la faja central de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Éstas tienen la doble finalidad de contribuir a la solución de un problema de impacto regional y, simultáneamente, aportar al debate teórico/metodológico respecto de una temática actual en el estudio de las sociedades cazadoras-recolectoras. Su principal objetivo es evaluar la interrelación entre ambientes, recursos y dinámica poblacional en dicha zona, a la que consideramos clave para comprender la dinámica de movilidad en todo el territorio insular. Por sus características geográfico-ambientales, la faja central difiere sensiblemente de las áreas aledañas de Tierra del Fuego o del sur de Patagonia. Las dos principales son: el desarrollo de la cordillera, con la zona de fallamiento ocupada por el lago Fagnano, que condiciona la circulación norte-sur, y el bosque subantártico, que genera ambientes, interconectados por valles perpendiculares, con gran diversidad de recursos explotables para sociedades cazadoras-recolectoras. Por todo ello, el trabajo se articula alrededor de hipótesis en relación con la oferta diferencial de recursos en los distintos ambientes del área y las posibilidades de circulación de grupos cazadores-recolectores, así como con el rol de ambos factores en la variabilidad del registro arqueológico.

Palabrasclave: Cazadores-recolectores; Selknam; Paisajes.

A b s t r A c t

We present ongoing research in the central strip of Isla Grande de Tierra del Fuego. These investigations have the dual purpose of contributing to solve a regional impact problem and, simultaneously, to contribute to the theoretical/methodological debate in a current theme of the study of hunter-gatherer societies. Its main objective is to evaluate the interrelationship between environment, resources and population dynamics in this area, that we consider as a key to understand the dynamics of mobility throughout the island. Due to its geographical and environmental characteristics, the central strip of Tierra del Fuego differs significantly from the surrounding areas of the Island and of southern Patagonia. The two main ones are the Andes range –with the fault zone occupied by Lake Fagnano, which condition possibilities of north-south movement- and the subantarctic forest, both generating environments that are interconnected by perpendicular valleys, with wide variety of exploitable resources for hunter-gatherer societies. Therefore, the investigation is organized around hypothesis regarding differential resources supply in the different environments of the area, and the possible circulation of hunter-gatherers, as well as the role of both factors in the variability of the archaeological record.

Keywords: Hunter-gatherers; Selknam; Landscape.

� Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC)-Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Bernardo Houssay 200 (9410). Ushuaia, Tierra del Fuego. E-mail: [email protected] �� CADIC-CONICET- Bernardo Houssay 200 (9410), Ushuaia, Tierra del Fuego. E-mail: [email protected]

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INTRODUCCIÓN

Las investigaciones que desarrollamos actualmente en la faja central de la Isla Grande de Tierra del Fuego tienen por objetivo evaluar la interrelación entre ambientes, recursos y dinámica poblacional en una zona que consideramos clave para comprender la dinámica de movilidad de las sociedades cazadoras-recolectoras en todo el territorio insular, y a partir de allí aportar al debate teórico-metodológico en una temática actual del estudio de sociedades cazadoras-recolectoras (Binford 1980, 1982, 1983; Bettinger y Baumhoff 1992; Kelly 1995). Simultáneamente, tienen gran importancia desde el punto de vista regional, ya que se trata de una zona en la que el desarrollo del turismo está poniendo en riesgo la conservación de importantes sitios arqueológicos.

El área de estudio es lo que denominamos faja cen-tral de Tierra del Fuego, una región que cuenta con dos rasgos esenciales para abordar la problemática plantea-da. El primero es el desarrollo de la cordillera, con una zona de fallamiento de orientación O-E ocupada por el gran lago Fagnano, que condiciona las posibilidades de circulación humana norte-sur. El segundo es la pre-sencia del bosque subantártico, cuyo desarrollo genera ambientes con una gran diversidad de recursos explo-tables para sociedades cazadoras-recolectoras.

Por todo ello, las investigaciones se articulan alre-dedor de hipótesis en relación con la oferta diferencial de recursos en los distintos ambientes del área y las posibilidades de circulación de grupos cazadores-reco-lectores, así como con el rol de ambos factores en la variabilidad del registro arqueológico (Borrero 1985, 1991; Mansur et al. 2000; Mansur et al. 2010). Para someterlas a prueba, la metodología combina la rea-lización de prospecciones sistemáticas a escala areal para evaluación del registro arqueológico y la oferta de recursos bióticos y abióticos, la excavación de sitios se-leccionados y la confrontación con la documentación etnohistórica y etnográfica disponible para el área.

Estas investigaciones se inscriben en un proyecto marco −aprobado por el CONICET y por la pro-vincia de Tierra del Fuego− denominado “Proyecto Arqueológico Corazón de la Isla” (PACI), que se desa-rrolló hasta ahora en tres fases. La primera fue llevada adelante en vinculación con el Instituto Fueguino de Turismo, la Secretaría de Planeamiento y la Secretaría de Cultura de Tierra del Fuego, en relación con el pro-yecto de creación de la ReservaProvincialCorazóndelaIsla.En su transcurso se prospectaron diversas áreas de la zona norte del lago Fagnano, de las cuencas del río de la Turba y de los lagos Yehuin-Chepelmut, y se excavó el sitio Marina I (Mansur etal. 2000; Mansur 2002; Mansur y Piqué 2009). Como corolario de esta

primera fase, fue posible comenzar a caracterizar el re-gistro arqueológico, con especial énfasis en el estudio de los recursos abióticos, así como los procesos tafonó-micos y los suelos en ambiente de bosque. La segunda fase incluyó trabajos en colaboración con la Universi-dad Autónoma de Barcelona, que fueron codirigidos por la Dra. Raquel Piqué; se prospectó la zona que se extiende al noreste de la cabecera del lago Fagnano y se excavaron sitios de la localidad Ewan, situada en las proximidades del valle del río homónimo, que permi-tieron caracterizar un ámbito ceremonial de la socie-dad selknam, así como comenzar a implementar una serie de nuevas líneas de análisis para la caracterización de los recursos bióticos (véase por ej., Bogdanovic etal. 2009; Mansur y Piqué 2012 y bibliografía citada).

En la tercera fase, que se está desarrollando, se ha abordado el estudio de la zona boscosa que se extien-de hacia el sur y este del lago Fagnano, en la que se definieron una serie de localidades arqueológicas y se detectaron sitios extensos que están siendo estudiados (Mansur et al. 2010; Parmigiani et al. 2013). Otros trabajos fueron prospecciones con el objetivo de com-prender el uso del paisaje y sus diferentes ambientes, así como la gestión de los recursos bióticos y abióticos por parte de las sociedades cazadoras-recolectoras (De Angelis etal. 2013).

El objetivo de este trabajo es presentar el marco ge-neral de estas investigaciones, la hipótesis y metodolo-gía de trabajo propuesta, resumir los resultados alcan-zados hasta hoy en el estudio de los sitios y localidades arqueológicas delimitados y discutirlos en función de la ocupación del área.

EL MARCO DE LA OCUPACIÓN HUMANA

Como se mencionó en la introducción, la zona cen-tral de la Isla Grande de Tierra del Fuego se caracteri-za por su particular configuración geográfica, en la cual el eje vertebrador está constituido por los Andes fue-guinos, formados por cordones subparalelos, con valles intermontanos y depresiones de diversa profundidad. Cordillera y precordillera están separadas latitudinal-mente por el sistema de falla Magallanes/Fagnano, que se extiende en dirección este-oeste por cientos de kilómetros, definiendo el límite transcurrente entre las placas de Scotia y Sudamericana (Olivero y Malumián 2008). En ella, la depresión situada entre la estribación norte de la Sierra de Alvear (1.300 msnm) y el flan-co sur de las sierras de Beauvoir (1.050 msnm) y de las Pinturas (660 msnm) se encuentra ocupada por un importante cuerpo de agua, el lago Fagnano. Éste tiene poco más de 110 km de longitud y alcanza un ancho máximo cercano a los 10 km. Sobre la margen norte

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del lago Fagnano, la Sierra de las Pinturas, formada por rocas sedimentarias marinas (areniscas) del Paleógeno (Cenozoico temprano), conforma la margen sur de la placa de América del Sur (Olivero etal. 2007).

El lago Fagnano está alimentado por numerosos cursos de agua que descienden del sistema serrano aledaño; los mayores son, en el sur, los ríos Valdez y Milna, en el este el río Turbio, y en el norte el río Claro. El lago drena hacia el océano Pacífico por medio del río Azopardo, que lo conecta con el Seno Almirantazgo y el Estrecho de Magallanes. La vertiente sur de la cordillera desciende abruptamente hacia otra depresión equivalente, la ocupada por el Canal Beagle, donde forma una costa irregular que alterna bahías y acantilados. Hacia el este, las montañas se extienden hasta el extremo oriental de la isla, la península Mitre, y la vecina Isla de los Estados. Hacia el norte, la ladera septentrional de la cordillera desciende gradualmente hasta las planicies del norte de la Isla Grande, a través de una zona de colinas y terrazas llanas que fueron modeladas por diferentes eventos glaciarios (Figura 1).

La zona central de la Isla Grande se caracteriza por poseer un clima muy frío y ventoso, de tipo más conti-nental que el del resto de la isla, con diferencias estacio-nales algo más marcadas. En el mes más cálido (enero) la media oscila alrededor de los 10 °C, mientras que en invierno desciende a alrededor de -4 °C. Las heladas se registran desde mediados de otoño hasta mediados de

primavera y el suelo puede congelarse hasta unos 0,80 m de profundidad. Las precipitaciones son más abun-dantes sobre el sector cordillerano (500 mm anuales), donde pueden producirse nevadas en cualquier mes del año, y disminuyen sobre el piedemonte septentrional, que se caracteriza por un ambiente de tipo estepario (300 mm anuales). Los vientos, con predominancia O-SO, al contrario, incrementan su velocidad en este úl-timo, lo cual contribuye a generar sensaciones térmicas muy bajas. Son constantes a lo largo de todo el año, aunque más persistentes e intensos durante la prima-vera y el verano.

Paisajes y ocupación humana

Los paisajes del área difieren en las distintas cuen-cas, según varían la altura y las condiciones climáticas, así como el desarrollo de los suelos (Figura 2).

Hacia el norte, las cuencas de los ríos que descien-den de la Sierra de Beauvoir y de las Pinturas alternan con zonas de montañas boscosas y con importantes cuencas lacustres. Las principales son las de los lagos Yehuin, Chepelmut, Esperanza, Yakush, que ocupan una antigua depresión glaciaria originada desde el Fagnano (Coronato etal. 2009).

Hacia el este, los terrenos descienden en altura hasta la costa atlántica, en formaciones mesetiformes

Figura 1. Zona central de Tierra del Fuego, bosque subantártico. Distribución de los sitios arqueológicos en relación con los diversos ambientes.

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cortadas por las cuencas de ríos de esta vertiente. Ha-cia el sur, las depresiones intermontanas alojan lagos y lagunas, así como un importante valle longitudinal que separa los relieves montañosos medio y de la costa (Figura 2).

Sin embargo, en la actualidad, la mayoría de los paisajes han sido modificados desde la introducción del castor, que crea diques en los que se produce en-charcamiento de amplios sectores de bosque y forma-ción de turbales (Figura 2).

La zona se caracteriza por la existencia de suelos formados por una capa superficial de mantillo orgá-

nico (horizonte A), seguida por una arcillosa de till edafizado, más o menos compacta (horizonte B). Ésta presenta generalmente un nivel superior más suelto y oscuro, y uno inferior más claro, compacto, donde se concentran las arcillas. Su potencia varía según la situación topográfica y el sector del área donde se en-cuentren. Estos se desarrollan sobre los sedimentos glaciarios (till de base - horizonte C) (Coronato etal. 2009). Se trata de suelos ácidos, definidos como “Acid Brown ground of the Forest” (Tuhkanen 1992), que están sometidos a humedad permanente y proce-sos de congelamiento y descongelamiento. También se

Figura 2. Ambientes de la zona central de Tierra del Fuego. A- Turbal; B- Montaña; C- laguna Margarita; D- Desembocadura del río Azara hacia la costa atlántica; E- Bosque de Nothofagus; F- Valle del río lainez.

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encuentran profundamente alterados por numerosos factores biogénicos (raíces, acción de organismos per-foradores, etc.), que afectan al material arqueológico. En el caso del material óseo, la acidez de los suelos del bosque llega a destruir totalmente el registro. En el caso del lítico, algunas materias primas sufren alte-raciones superficiales intensas, y otros materiales, alte-raciones leves que se detectan al análisis microscópico (Mansur 2002).

Desde el punto de vista de la circulación de gru-pos humanos pedestres, la configuración geográfica del área central de Tierra del Fuego hace que la movili-dad esté condicionada por las escasas posibilidades de desplazamiento en la dirección norte-sur. El principal obstáculo es el lago Fagnano, donde sólo es posible el paso al este de las cabeceras del lago, o al oeste del Fagnano, a través del río Azopardo, cerca de su des-embocadura.

Sin embargo, el resto de los ambientes de la zona central de la isla están interconectados. Por un lado, porque existen valles perpendiculares que crean corre-dores que posibilitan la comunicación dentro del ám-bito serrano, pero también los hay que permiten el des-plazamiento hacia su pie, llegando a acceder hasta la costa Atlántica. Hacia el norte, la circulación también es posible, gracias a los valles anchos que descienden de la cordillera (Mansur etal. 2000) (Figura 2).

En tiempos históricos, toda la zona era el ámbito de la sociedad selknam, sobre la cual existe un amplio registro etnohistórico y etnográfico (Gusinde 1982 [1931]; Chapman 1986), que ha demostrado ser un complemento útil para la investigación arqueológica (Manzi 1991, 1993, 2001, 2009). Esta sociedad cazadora-recolectora, especializada en la caza del guanaco, se mantuvo en la zona central de Tierra del Fuego hasta la instalación de los colonos blancos a comienzos del siglo XX. Sitios arqueológicos de la época de contacto son conocidos en otras regiones, como la costa atlántica en el sector norte de la isla (Borrero 1991). Sin embargo, hasta hace algo más de una década, prácticamente no se disponía de información arqueológica sobre la ocupación humana en esta región (Borrero etal. 1981; Borrero 1985, 1991; Borrero y Lanata 1988; Lanata 1995; Mansur et al. 2000; Mansur 2002; Ramos y Merenzon 2002-2004).

Las fuentes escritas sobre la sociedad selknam se-ñalan que los grupos locales vivían en territorios, de-nominados haruwen, en los que se desplazaban con mucha frecuencia. Pero también mencionan despla-zamientos hacia otros territorios, ya que existían per-misos de paso, momentos de reunión, etc. De hecho, diferentes fuentes referidas a la población selknam a fines del s. XIX y comienzos del XX, mencionan des-plazamientos de grupos hacia el sur (hasta la costa del

Canal Beagle) y el este (costa atlántica) (Bridges 1978 [1951]; Chapman 1986).

Recursos y estacionalidad

En comparación con las estepas del norte de la Isla, la región montañosa central se caracteriza por su gran diversidad y abundancia de recursos (Piqué 1996; Mansur 2002; Berihuete 2010). Como mencionamos al comienzo, toda la zona montañosa de la isla está cu-bierta por el bosque subantártico (Figura 3). Los árbo-les principales son las hayas del género Nothofagus, con una especie perenne, elNothofagusbetuloides (“guindo” o “coihue”) y dos caducifolias, el Nothofagus pumilio (lenga haya, “lenga”) y Nothofagus antarctica (“ñire”) (Tuhkanen 1992; Frangi etal.2004; Collado 2007).

Los tipos de vegetación cambian en los distintos sectores, de acuerdo con las condiciones climáticas y las características de los suelos. Por ello, a fin de evaluar las características y disponibilidad de recursos a lo largo del año, en el transcurso de las prospecciones se regis-traron recursos bióticos y abióticos, a fin de comenzar a constituir una base regional de recursos que permita vincularlos con el registro arqueológico. En líneas ge-nerales, se pueden distinguir tres zonas principales:

- Una es la de los bosques perennes mixtos que se extiende desde la costa sur de la Isla Grande hasta la costa del lago Fagnano; en esta zona existe una amplia diversidad y abundancia de recursos, en particular de diferentes tipos de plantas. El bosque brinda además reparo y abrigo, así como abundante madera para su uso en tecnología, como combustible, etc. La vegeta-ción es de bosque mixto de guindo o coihue (Nothofagusbetuloides) y lenga (N.pumilio), con un importante es-trato arbustivo formado principalmente por calafate (Berberisbuxifolia), chaura (Pernettyamucronata), mi-chay (Berberisilicifolia) y parrilla (Ribesmagellanicum). Todos ellos tienen pequeñas bayas comestibles que maduran durante el verano. Durante esta estación también maduran las pequeñas frutillas de Magalla-nes (Rubus geoides). En los bordes de los numerosos lagos y lagunas cercanos hay juncos, que los selknam utilizaban para realizar trabajos de cestería. Entre las herbáceas hay una variedad de plantas comestibles ta-les como el apio silvestre (Apiumaustrale), el diente de león (Taraxacumsp.), el amor del hortelano (Galliumsp.), etc. (Mansur y Piqué 2009).

- Otra zona es la de los bosques de hoja caduca (N.pumilio) de las pendientes de la cordillera al sur y este del lago Fagnano que se extienden hasta la costa atlántica. Aquí se desarrollan amplias zonas de turbales interiores que alternan con colinas boscosas y valles amplios, pero con menor variedad en el estrato arbustivo.

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- Finalmente, la última es la zona de bosque caducifolio de N.antarctica, en las colinas de ecotono bosque-estepa, que se extiende hacia el río Grande al norte. En algunas áreas el bosque de “ñire” está bien desarrollado, con árboles de más de 15 m de altura. Entre los arbustos, uno de las más comunes es Berberis buxifolia (“calafate”), que crece en las montañas más bajas, en los claros y en los bordes del bosque y en las zonas húmedas de la estepa bordeando ríos y manantiales. En los sitios expuestos al viento, se forma un estrato arbustivo con Chiliotrichiumdifusum (“mata negra”). Otro arbusto importante es Empetrum rubrum (“murtilla”), que crece en matas bajas, en las tierras bajas húmedas y en los bordes de los bosques. Aquí también tanto “calafate” como

“murtilla” producen bayas comestibles disponibles durante el verano (Figura 3).

Todos los ambientes de bosque son ricos también en una amplia variedad de hongos comestibles, que es-tán disponibles en particular en primavera y otoño.

En cuanto a recursos animales, en los bordes del bosque los pastos atraen a manadas de guanacos (Lama guanicoe). Otros mamíferos de la zona son el zorro fueguino (Dusicyonculpaeus) y un roedor (“tuco-tuco”, Ctenomysmagellanicus). Los ambientes de lagos y lagunas convocan a una gran variedad de aves, desde principios de primavera hasta finales de otoño, como la avutarda o cauquén común (Chloephagapicta), el car-pintero patagónico (Campephilus magellanicus), loros (Enicgnathusferrugineus), entre otras (Figura 3).

Figura 3. recursos bióticos. A y D hongos; B y C Bayas; E- juncos; F- Zorro colorado; g- Cauquenes; H- guanacos.

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En cuanto a recursos abióticos, indudablemente el principal es la materia prima lítica. Las materias pri-mas de buena calidad para la talla −tales como riolitas de grano medio y fino, cineritas, limolitas silicificadas, representadas en los sitios arqueológicos del área− provienen de las formaciones Le Maire y Yaghan, que afloran en la Cordillera fueguina. Estos materiales su-frieron distintos procesos erosivos y transporte, princi-palmente glaciario, por lo cual también están accesibles en diferentes lugares en formaciones redepositadas más recientes (Mansur etal. 2000; Olivero etal.2007).

En toda el área centro y norte de la Isla Grande las fuentes potenciales más importantes son los guijarros

de la costa atlántica y los depósitos de drift glaciario (Figura 4), con variados niveles de redistribución en relación con los sistemas hidrológicos (Borrero 1998). Sin embargo, en la mayor parte de las zonas prospecta-das, los guijarros son pequeños o están enterrados, lo que hace difícil su localización y extracción. Son pocos los lugares donde detectamos concentraciones impor-tantes de guijarros de dimensiones adecuadas para la talla. Uno de ellos es la costa sur del lago Fagnano, donde los acantilados alternan con pequeñas bahías, con playas de guijarros de grandes dimensiones (Figu-ra 4), en los que están representadas materias primas de diversa calidad para la talla (Mansur etal. 2010).

Figura 4. recursos bióticos. A- Margen del río Vazco, curso inferior; B- Orilla del lago Fagnano; C- Margen del río san pablo, curso superior; D- Margen de laguna Margarita; E- Interior de bosque sobre margen de laguna Aguas Blancas.

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LOS SITIOS ARQUEOLÓGICOS

Hipótesis de trabajo y metodología

Como se mencionó en la introducción, sobre la base del conocimiento previo adquirido, las investiga-ciones en esta fase del PACI se articulan en función de una serie de hipótesis relacionadas con los modos de explotación de recursos en los diferentes ambientes en relación con los procesos de producción y de repro-ducción social.

En cuanto al recurso materia prima lítica, se pro-pone que las concentraciones de guijarros funcionaron como elemento atractor para la implantación humana. La explotación de las concentraciones de guijarros per-mitiría una fácil provisión, así como la circulación de la materia prima desde allí hacia otras localidades. El abordaje está siendo efectuado a partir del estudio de la distribución de los sitios arqueológicos y sus carac-terísticas, de la caracterización de los recursos líticos y del análisis morfotécnico y funcional de los productos.

En cuanto a movilidad y estacionalidad, se propo-ne que la explotación de recursos de la zona central de la costa sur del lago Fagnano corresponde a un modo de aprovechamiento estival. En efecto, por su posición geográfica a lo largo de la costa del lago y flanqueada por la cordillera, la zona es de difícil acceso en época in-vernal. Al contrario, existen pasos que pueden ser cru-zados después de la época de deshielo, que permiten el acceso a la costa, que en esta época es rica en cantidad y diversidad de recursos vegetales, animales, y tiene visibi-lidad de recursos minerales difíciles de explotar durante el invierno por la cobertura de nieve. El abordaje de esta hipótesis está siendo efectuado a partir del análisis de los restos faunísticos (estacionalidad de muerte) y del estudio arqueobotánico (mediante la determinación de frutos y estacionalidad de maduración).

Finalmente, con respecto a las características de extensión de los que denominamos “sitios extensos” (cf. infra), éstas podrían ser explicadas en función de dos hipótesis alternativas. Una es que sean resultado de una serie de reocupaciones a lo largo de un cierto lapso, no distinguibles entre sí por su homogeneidad tecnológica, continuidad estratigráfica y situación ta-fonómica, que constituyen un palimpsesto. La otra se-ría el resultado de un evento de agregación, equivalente al Hain estudiado en la localidad Ewan (Mansur etal. 2005; Bogdanovic etal. 2009; Mansur y Piqué 2009). A partir de la experiencia del sitio Ewan, su definición es abordada principalmente a partir del análisis de la distribución espacial.

En consecuencia, se adoptó una metodología de campo que incluye la realización de prospecciones sis-temáticas en los distintos ambientes reconocidos, para

evaluar la ocupación humana y las características de los recursos bióticos y abióticos disponibles. Cuando se detectan materiales arqueológicos en superficie, en concentraciones o con continuidad estratigráfica, los locus son definidos como sitios arqueológicos. En ellos se realiza en primera instancia un reticulado de base para delimitar cuadrículas y se procede a la recolección intensiva no selectiva de materiales de superficie dentro de estas unidades, a fin de poder correlacionarlos con los materiales en capa si se realiza luego la excavación. En cuanto al registro de materiales de excavación, todos los materiales arqueológicos determinables así como los no determinables superiores a 2 cm son coordenados tridimensionalmente; los inferiores a 2 cm normalmen-te son recogidos por microsector (0,50 x 0,50).

Para el análisis del material lítico se adoptaron los mismos criterios en uso en el marco del proyecto ATMA (Análisis Tecnofuncional de Materiales Ar-queológicos) aplicados a otros sitios (ver por ejemplo, Mansur et al. 2004; Mansur y Lasa 2005; Mansur 2006). Su finalidad es abordar la clasificación con cri-terio tecnomorfológico a fin de vincularla con el aná-lisis funcional de base microscópica de los materiales. Para el análisis de los productos de talla, se utilizan las categorías “lasca”, cuando se trata de productos re-conocibles como tales; y “fragmento”, cuando se trata de litos fracturados, probablemente fragmentos de nú-cleo, en los que no es posible analizar talones y bulbos. Además, a las categorías por tamaño que se utilizan habitualmente (piezas “muy grandes”, “grandes”, “me-dianas”, “chicas” y “muy chicas” sensu Aschero 1975; Orquera y Piana 1986), se agrega una división en esta última que permite considerar por separado piezas de 0,5 a 2 cm (litas y débris) y piezas inferiores a 0,5 cm (microlascas y microfragmentos).

En cuanto al tratamiento del sedimento, todo el procedente de áreas de combustión es tratado por flotación en máquina, a fin de recuperar macro y mi-crorrestos carbonizados, así como todos los restos de pequeño tamaño. Se utilizan tamices de 1 mm y 0,4 mm. También se flota de modo sistemático una mues-tra de sedimento de un microsector (d) de cada sector excavado. El resto del sedimento es cribado en seco o en agua, según su estado y posibilidades, en zarandas de 2 mm.

RESULTADOS

Las investigaciones realizadas hasta hoy sobre la ocupación de la zona boscosa de Tierra del Fuego han brindado evidencias de diversos sitios en superficie y estratificados. En general, están emplazados en dife-rentes ubicaciones, algunos en pendientes arboladas,

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otros cerca de lagos o lagunas, o sobre la costa; otros están en las vertientes de valles amplios, así como en el bosque, en claros o cerca de su borde.

De acuerdo con sus características de tamaño y su-perficie, los sitios arqueológicos fueron clasificados en tres grupos: hallazgos aislados, campamentos peque-ños y sitios extensos.

Hallazgos aislados

Se trata de materiales arqueológicos dispersos en superficie y no en relación con las capas arqueológicas erosionadas. Se encuentran tanto en las laderas bosco-sas como en las cercanías de lagos y lagunas; aparecen, por ejemplo, en los lagos Fagnano, Escondido, Yehuin y Hantuk. En la mayoría de los casos sugieren el uso de estos ambientes para la caza. La dificultad de ha-llazgo de sitios, por la poca visibilidad del bosque, da la impresión de que estos se encuentran lejos de campa-mentos, pero este hecho no ha sido aún corroborado. Fueron detectados en el transcurso del programa de prospecciones que se está desarrollando en el área (ver De Angelis etal. 2013).

Sitios pequeños

Son concentraciones de algunos materiales arqueo-lógicos, generalmente alrededor de un fogón. Éstas pueden corresponder a unidades habitacionales indivi-duales (refugios o altos en desplazamientos) para ocu-paciones temporales. Un ejemplo de un campamento temporal es el sitio Marina I, ubicado en los bordes del gran valle del río de la Turba, uno de los principales afluentes de la cuenca sur del río Grande. La excava-ción en el sitio, de una superficie de 6 m², proporcionó restos de fauna (guanaco), instrumentos líticos (puntas de proyectil e instrumentos retocados) y desechos de talla, asociados con dos fogones con abundantes frag-mentos de carbón. El sitio fue interpretado como un campamento de corta duración donde se desarrolla-ron actividades relacionadas con caza, procesamiento y consumo de animales, preparación de pieles, repara-ción o reactivación de instrumentos, etc. La datación por radiocarbono indica una antigüedad de alrededor de 1800 ± 250 AP. (muestra AC n° 1471). (Mansur etal. 2010).

Sitios extensos

Son sitios en los que las concentraciones de mate-riales se superponen y cubren una gran superficie. En

ellos pueden aparecer fogones diferentes, separados entre sí. Estos sitios pueden representar tanto even-tos de reocupación de un mismo ambiente durante un cierto lapso (como en el caso de las reocupaciones es-tacionales) o eventos de agregación. Entre los prime-ros, se destacan las ocupaciones de los sitios Kami 1 y Kami 7, ubicados en la costa sur del lago Fagnano. El primero se encuentra próximo a la zona de la laguna Bombilla. Las investigaciones incluyeron un releva-miento sistemático del área y la excavación de algunos sectores, que totalizaron 22,75 m2, en los que se des-cubrieron fogones con materiales arqueológicos en su periferia, incluyendo instrumentos y desechos de talla (Mansur etal. 2010). Los instrumentos son abundan-tes (n= 96), representados principalmente por filos lar-gos retocados (raederas, cuchillos y lascas con retoque) y raspadores. La abundancia de material lítico, superior a los 2 cm (n= 1.138), menores a 2 cm (n= 3.712) y las características de los productos de talla, que repre-sentan diferentes etapas en la cadena de producción, sugieren aprovisionamiento local a partir de las playas de guijarros cercanas. En cuanto a las actividades de-sarrolladas, el análisis funcional de los distintos tipos de instrumentos, tanto retocados como no retocados, indica diversidad compatible con la de sitios de activi-dades múltiples. Por las características de los suelos, los restos óseos están en muy mal estado de conservación. El análisis arqueobotánico, a partir de la flotación de sedimentos, permitió descubrir semillas de Empetrum carbonizadas en uno de los fogones, lo cual indica una ocupación de verano. Se efectuaron dos fechados ra-diocarbónicos a partir de muestras de carbón vegetal, una del interior del fogón de las cuadrículas K 21 y K 22 (LP 2164) y otra con carbones de la periferia (cuadrículas K21, LP 2163), que dieron los siguientes resultados: 3210 ± 80 AP. (LP 2164) y 1130 ± 60 AP. (LP 2163). Para ver si se trataba de dos episodios dife-rentes, se decidió realizar un nuevo fechado a partir de carbones del interior del fogón, con el siguiente resul-tado: 1170 ± 60 AP. (LP 2201).

Similar es el sitio Kami 7, ubicado más hacia el oeste. También se trata de un sitio extenso en el que se observaban materiales en superficie en distintos sectores. A partir del reticulado total del área, se ha iniciado la excavación sistemática de algunos sectores. Hasta ahora, el área excavada, de 12,75 m2, ha per-mitido poner en evidencia estructuras de combustión de diferente cronología, con materiales arqueológicos asociados que se solapan sólo parcialmente. En uno de ellos aparecen restos de vidrio como materia prima, lo cual indica una fecha posterior al menos al siglo XVII, es decir, a la época del contacto con la sociedad colo-nizadora, a partir de la cual este material comienza re-emplazar al lítico para la confección de determinados

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artefactos (cf. De Angelis y Mansur 2010; Mansur y Piqué 2012). Otras dos estructuras de combustión han sido fechadas en 1217 ± 38 AP. (AA94284); carbón; d13C = -26.0‰ y 178 ± 34 AP. (AA94285); d13C = -25.1‰ (Parmigiani etal. 2013). Estas cronologías su-gieren que el área fue reocupada a lo largo de al menos mil años por grupos cazadores-recolectores que reali-zaron actividades económicas, entre ellas la búsqueda de materias primas, la confección de instrumentos, su uso para procesar recursos y confeccionar bienes, la captura, el procesamiento y el consumo de animales, etc. El análisis arqueobotánico está en curso, pero ya se han hallado semillas de Gallium carbonizadas en uno de los fogones, que sugieren una ocupación de primavera-verano (M. Berihuete, comunicación per-sonal 2012).

Hasta ahora, el único sitio extenso que representa una ocupación correspondiente a un evento de agre-gación es el paraje de Ewan. Éste corresponde a una ocupación totalmente excepcional, la de un lugar de celebración de una ceremonia de Hain. En él se descu-brió la choza ceremonial (el Hain) aún en pie, así como un conjunto de estructuras de actividades domésticas −que, por el tipo de construcción, no se conservaron en pie−. El análisis por separado y comparado de los materiales arqueológicos permitió evaluar actividades realizadas en cada uno, duración de la ocupación y es-tacionalidad. El estudio dendrocronológico de troncos de la choza indicó como fecha de construcción el año 1905. Además, reveló que el corte de los árboles se produjo en primavera; asimismo, el estudio de los ani-llos de crecimiento de las lapas (Nacelladeauratay N.magellanica) y la existencia de semillas de frutos carbo-nizados en los que predominan la murtilla (Empetrumrubrum)y el Galliumaparinecorroboran que la ocupa-ción se extendió a lo largo de primavera-verano.

Las investigaciones realizadas en Ewan permitie-ron evaluar y discutir el registro arqueológico de la choza ceremonial, también descubrir y estudiar la zona de emplazamiento de las chozas domésticas, analizar íntegramente una de las estructuras domésticas y com-pararla con la estructura ceremonial (Bogdanovic etal. 2009; Mansur y Piqué 2012).

DISCUSIÓN Y PERSPECTIVAS

La información obtenida sobre la arqueología de la faja central de Tierra del Fuego permite confirmar que los distintos ambientes fueron explotados como parte de las estrategias adoptadas por los cazadores-recolec-tores en la ocupación del territorio insular. La mayor parte de las zonas prospectadas han mostrado mayor o menor densidad de ocupación arqueológica. Sin em-

bargo, su distribución y densidad varían. Creemos que esta variación se relaciona con la existencia y disponi-bilidad estacional de recursos y con la movilidad de los grupos cazadores recolectores.

Si bien es cierto que las fuentes escritas sobre la sociedad selknam incluyen alguna información sobre el uso de recursos bióticos y abióticos, ésta fue obtenida principalmente de una sociedad en rápido proceso de desintegración −por la época y las características de la ocupación blanca del territorio de Tierra del Fuego− y, en consecuencia, no es demasiado extensa ni precisa. En lo que se refiere a la zona del bosque magallánico, y en particular para los tiempos anteriores a los docu-mentados en las fuentes, la información es práctica-mente inexistente.

Por este motivo, nos propusimos abordar el análi-sis del área a partir del estudio de los recursos en los distintos ambientes y, al mismo tiempo, del registro ar-queológico, considerando que los yacimientos se com-portan como reservorios de información social y am-biental. Si bien los resultados que aquí se presentan son preliminares, puesto que los trabajos de campo están aún en curso y no se ha procesado todavía la totalidad de la información con respecto a recursos bióticos y abióticos, nos interesa darlos a conocer porque estos ya están sugiriendo interesantes tendencias.

La dificultad para encarar el estudio de esta zona se debe sobre todo a su baja visibilidad arqueológica, característica de las zonas boscosas, que en general tie-nen poca potencia de sedimentos y donde actúan nu-merosos factores de perturbación. Pero también tiene que ver con el tipo de registro esperado en función de la dinámica social. En el caso de la sociedad selknam, los grupos pequeños, altamente móviles y con equipo material ligero, tienen bajo impacto en el paisaje y pue-den dejar muy escaso material no perecedero y no for-zosamente en concentraciones (Borrero 1991; Mansur 2002).

Los sitios pequeños identificados hasta hoy pro-bablemente correspondan a campamentos transito-rios; en ellos no se ha podido reconocer redundancia ocupacional. La cantidad y calidad de los materiales arqueológicos así como las estructuras de combustión sugieren ocupaciones poco prolongadas, pertenecientes a grupos pequeños. Al contrario, en el caso de los sitios extensos, estos mismos criterios sugieren reocupacio-nes reiteradas a lo largo del tiempo. Sólo el caso de Ewan representa una excepción, ya que se trata de un sitio extenso en el que las estructuras de combustión corresponden a una utilización prolongada, pero de un único evento de ocupación (Mansur y Piqué 2012).

En cuanto a su distribución, los sitios pequeños han sido hallados hasta ahora en los sectores en los que la materia prima lítica es escasa. En ellos se explotaron

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materias primas de origen local, probablemente pro-cedentes de formaciones redepositadas de origen gla-ciario. En todos los casos el registro arqueofaunístico es escaso y se presenta en mal estado de conservación, principalmente por la acidez de los sedimentos de fon-do de bosque.

Al contrario, en sectores con materia prima abun-dante, se han detectado sitios extensos. El análisis de los materiales confirma la realización de múltiples ac-tividades, pero sobre todo se destaca la producción de instrumentos a partir de materias primas variadas y abundantes, por la representación de toda la gama de productos en las secuencias de producción. Como se mencionó, creemos que los dos sitios extensos en estu-dio en la localidad Kami (1 y 7) pueden ser ejemplos de una alta redundancia ocupacional. Si bien sabemos que es difícil demostrar la reocupación de un sitio en una zona con las características mencionadas, en estos casos la excavación permitió registrar una distribución espacial de materiales que sugiere ocupación reitera-da, tal vez estacional. En Kami 1 la proximidad de los fechados radiocarbónicos no es concluyente; sin em-bargo, en Kami 7 sí se pudo corroborar la reocupación a partir de fechados radiocarbónicos y clases de mate-riales en relación con tres áreas de combustión (Parmi-gianietal.2013).

Finalmente, en cuanto a la estacionalidad de los si-tios, en el caso de Kami 1 y Kami 7 tenemos ocupacio-nes de primavera-verano, a partir de la determinación de vegetales carbonizados recuperados en flotación.

Creemos que las hipótesis propuestas en relación con la explotación de recursos del bosque por los caza-dores recolectores de la faja central de la Isla nos per-mitirán entender mejor la movilidad de los grupos en la zona cordillerana y la dinámica social. Hasta hace algún tiempo, pensábamos que esta zona había sido poco ocupada, pero los resultados obtenidos muestran lo contrario. Probablemente las razones por las cuales la intensidad de ocupación parecía ser menor no ten-gan que ver con que la zona no haya sido usada, sino con el problema de formación y conservación de sitios y de visibilidad arqueológica.

Los análisis arqueológicos encarados hasta ahora sugieren que es posible determinar estacionalidad de los sitios a partir de determinados restos óseos y de restos arqueobotánicos que se han conservado; tam-bién que es posible proponer dinámicas sociales a par-tir de las características de los sitios y de la variedad de materias primas representadas, etc. A partir de aquí las investigaciones en curso deberían permitir evaluar mejor el uso de los distintos ambientes y la movilidad en diferentes recortes temporales a lo largo de la ocu-pación humana de la zona cordillerana de Tierra del Fuego.

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