6 poemas de marzo del 2000

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16 poemas de marzo del 2000

C. Coronado

16 poemas de marzo del 2000 - C. Coronado

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16 poemas de marzo del 2000 - C. Coronado

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Un momento meditando en “el Eterno Femenino”.

(Siempre en la búsqueda de la impresión instantánea de ideas)

En este preciso instante Me detengo… De este caminar constante, Sin sentido, Sin camino, Me desligo y reniego, Un palpitar constante En el pasillo del vivir, Tus pasos… Lejos… Y el bastón hendido En la nueva ranura De la mariposa El nido. Y en esa calma sosa, Escondiendo su melena, La alborotada cabellera De las ideas nuevas. ¡Oh! Desaire… ¡Oh! Profundo desconsuelo… ¡Oh! Esa olvidada paloma en vuelo. Y esta pluma maldita Que no puede reflejar Ninguna idea del suelo, Solo se ciñe en el vuelo De su mediocridad… ¿consuelo? Sigue en mis sienes palpitando Tu caminar cadencioso, Y el bastón oteando al viento Para salvarse Del sufrimiento. Nada puedo… Ante esta realidad aplastante, Ante esta incomodidad constante, Ante este eterno desconsuelo… Solo… Seguir, Con la mirada atento Al caminar del viento.

Marzo 2000

Mi pregunta.

¿Cómo explico lo inexplicable? ¿Cómo obligo al dueño de las respuestas a contestarme? ¿Cómo?… Imposible, No es demasiada mi curiosidad Para saber toda la verdad, Aun cuando me sofoque en mi realidad, Aun cuando sea, Ya no, Por simple vanidad, O sola curiosidad. Se ahogará mi corazón sin la respuesta, Pero de ella no vendrá la solución, Es solo en el corazón donde encontrarla, Pudiera ser en mi la salvación. Mas, este desasosiego, Que despierta conmigo Y en mis sueños sigue vivo, ¿Cómo lo llevaré Por el camino? Vivir, decirlo es fácil, Sufrir, es una realidad, Seguir, el inevitable mandato Una necesidad Para poder surgir. ¿Como es del corazón esa profunda transición? ¿como?… es mi pregunta, y con ella seguiré mi caminar.

Marzo 2000

La última Lagrima.

Se arrastraba lentamente por el cálido prado, Pese a la verticalidad del ángulo No aceleraba su caminar, Como si doliera, Como si dijera A cada paso Lo que costo obtenerla. No era de un manantial su origen, Era del desierto del dolor perenne, Del sufrir infante, Del vivir doliente. En ella contenía los últimos intentos De vivir buscados, La ultima esperanza, El ser, la substancia, El origen… La vida misma del alma poseída… Y perdida. En su suave deslizar escondía La envidia, Del desastre la profecía, Del alma el aliento, El ultimo vestigio de la realidad lejana Que dejó abandonada Aquella figura extraña. Seguía… Inexorable el camino Hacia el fatídico destino… Su destino, Desde que brotó, Desde que surgió marcada, La muerte… En la soledad… Del mar… Fue dada.

Marzo 2000

El “Viejo” y la Esperanza.

Era el que era, no porque lo quisiera ser, pero era… Asumió su ser, y siguió… Fue lo que fue, porque quiso serlo, Lo construyo día a día, Su realidad, su alegría, Su dolor, su agonía… Así paso su vida, siendo… Siendo lo que le dejaron ser, lo que pudo ser, lo que quiso ser, Fue como pudo, como se dibujo a si mismo Como distribuyo su destino, Que no era de él muy ajeno, Fue como su vestido, Su protección, Su abrigo. En su caminar postrero, detuvo sus pasos ligeros, Aun el tiempo cansino No invadía sus venas, Se detuvo- digo, No para volver la mirada, No para ver el ser de las cosas pasadas, Pues al final – pensaba- No son ya más que olvidadas. Se detuvo, A verse a si mismo, A presentarse su yo, A navegar en su mente, Se detuvo, A mirar su imagen En un espejo reflejada, En un recorte dibujada, En un pedazo de tierra Grabada… Se detuvo, Porque quiso aprender, Quiso descubrir de la vida el placer De saberse vivo, De sentirse activo… Y eran, si, sus postreros día, Eran aquellos días, Que de verdad envidian Los que jóvenes entregaron El tesoro más preciado, La esperanza.

( Para todos aquellos Abuelos que supieron serlo. Para los que están y los que estuvieron, para aquellos Abuelos que serán por siempre.) Marzo 2000

Un recuerdo que surgió buscando el olvido en la lujuria.

Entre vapores de lujuria, de pecado y seducción, Veía la figura, se movía, Sin despertar en mi una pasión.

Hablaba la carne, en su opinión, La que mueve el corazón.

Deslizando la tersa piel por la tarima, Donde se muestra la fantasía, Y encuentra la excitación su ocasión.

Ruido que abruma los sentidos, Luces de colores opacando el colorido De una piel que se ha querido.

Un entusiasmo que no ha existido, Un deseo que no ha surgido, Una vida que aun no ha vivido. Y una pregunta… Que al amor no ha respondido.

Vi su piel y recordaba, Vi sus manos y añoraba, Vi sus ojos… Y de sus labios… Un suspiro se asomaba.

Mas solo eso recordaba, Solo de aquello que yo le daba, Hoy era una historia pasada.

Y en mi mente martillaba, Una pregunta me asaltaba, ¿por que dejo que aquello la abandonara?

Olvidó mis promesas en la playa, Mi amor, ese que tanto esperaba, Lo soltó… De ella se alejo, No porque quisiera, Sino porque ella lo soltaba. Dejo al viento llevarse mis palabras, No creyó más en mis frases amantes, De nada sirvieron los diamantes, Las rosas… Las lagrimas…

Las letras doradas de un poema Que mi corazón desgarraban… Se fue…

Y hoy, entre esa bruma que opaca el sentimiento, Entre el desenfreno, Entre lo más olvidado de los afectos… La encuentro…

Y no se que responderle a mi alma… No se que decirle a mi corazón, Se me escapan las palabras en el imposible, En el susceptible ámbito del resentimiento…

Responder… ¡Ahora¡… no puedo. Una palabra de esperanza, Consuelo, No sale aun de mi boca Cuando en mis ojos se reflejan Las preguntas de sus ojos…

Al tiempo dejo la respuesta… Al tiempo la continuidad del poema…

Marzo 2000

Día después del llamado

Me acorralas… Por más que esconda mi perfil Entre las hojas de una libro, Me encuentras Y preguntas… Pero, ¿por qué me preguntas eso? Si sabes que responderte no puedo…

Respuesta quieres… Respuesta simple buscas entre los pliegues De esta complicada vida que llevo a cuestas. Una palabra buscas… Entre mis labios, Y me niego a pronunciarla… Por una vez, Por otra… Pero ya la tercera, a mi mente le recuerdas Que otro así lo hizo Antes de cantar el gallo En una madrugada oscura, Plena de luminosidad…

Yo quisiera sentir en mi vida la libertad… Y la busco entre excusas, Entre flojeras y mediocridad… Pero se que allí jamas la he de hallar, Jamás entre los bordes de esta pobre humanidad…

Luego me asalta de nuevo la duda… Luego la debilidad de la desconfianza… No desconfío de ti, No de mi alma veleta, Desconfío tan solo de mi, De mis fuerza, De mi vida…

Una braza quemará los labios, Se lo dijiste al profeta, Que se debatía entre el miedo y la duda… Labios quedarán marcados Al pronunciar tu nombre…

Pero hoy así lo siento, Por eso escribo esto, Y lo cuento…

Marzo 2000

Lo que no fue, siendo.

Vivimos el momento… Fue intenso el sentimiento que invadió nuestros cuerpos, Que inundo el rincón pequeño de nuestra personal lujuria, Olvidando por un momento nuestra realidad, Nuestra pequeña gran verdad, Que no éramos… Que no somos… Que no seremos jamás Uno de otro. El compartir fue solo ese instante, Ese momento extraño que nos toco sentir, Viviendo lo no vivido, Poseyendo lo imposible, Tu a mi… Yo a ti… Irrealidad inaccesible de nuestra existencia, Solo una furtiva toma de consciencia, Lo que pudo ser… Jamás lo sabremos, Solo un misterio que perdemos En la bruma de la fantasía. Es entre la duda y el misterio Que permanecerá el recuerdo De tu piel en la mía, De mis manos en tus sentidos, Y ese momento perdido, Que solo permitió A nuestros labios, Luego del primero y último beso, Decir… “¡Adiós!”.

Marzo 2000

Intento

Estaban frías las calles, Ya la ciudad dormía, Con esa pesadez sombría, Que cubre las realidades. La humedad envolvía, Entre niebla y llovizna Las paredes que escondían Las realidades vividas De aquel día que ocultaba Su rostro entre la noche, Que a cada minuto nacía. En esas calles se oía, Desde la lejana esquina, El eco de un caminante, Venía deslizando el paso, Se sentía lento y cansado, Como sufriendo en cada esfuerzo. Venia caminando el tiempo, Escondiendo su vitalidad Su más luminosa verdad Entre las sombras que abrazaban Las húmedas calles que dejaba. A cada paso se acercaba, A cada paso que daba, El viento le presentía, La lluvia a ratos gemía. Llegará la hora marcada, En el calendario de Dios Por tiempos esperada. Seguíase su ritmo difuso Entre los ecos de los cañones urbanos, Y el golpeteo del bastón en la piedra Marcaba aun más la distancia, Aun así se acercaba… Cada segundo que pasaba.

La agonía del morir viviendo.

Contradicción… Arrastrando el largo velo de lo vivido, y las cadenas que esconde dentro de los pliegues ligeros, Engaño… No es la ligereza su mayor promesa, Si el peso que carga a cada paso, Y uno a uno aumenta su carga, Y las llagas asoman tras la blanca tela, de negros manchones ya embarrada, ¿quien le limpiará de tanta mugre pasada?

La respuesta el intelecto la conoce, El alma la ha sentido… ¿vivido?, Pero en el caminar se engaña Al corazón herido.

Y se enfrentan en su interior los intereses, Lucha feroz de la que solo él es testigo… Como si no fuera, de su resultado decisivo, El que dependa su destino.

Sigue a cada paso arrastrando tras de si, las cadenas que le cargan por las que ha de sufrir, Merecimiento tiene para llevar el peso Que con su culpa ha obligado A su cuerpo y alma llevar.

Mañana podrá enviar, Pero mañana muy lejos quedará cualquier posibilidad Que le pueda… Aun en el último suspiro, Salvar.

Enseñanza

¿Por qué… cuesta tanto el aprender a escuchar del corazón el susurro, de la mente el grito agudo? ¿Por qué… no se entiende de la experiencia la herencia? ¿Por qué… preguntamos si no entendemos las respuestas que observamos al caminar? ¿Cuanto ha de durar esta cadena constante, este vivir suplicante? Si podemos contestar Con un simple y sencillo Si… O No… ¿Por qué sufrir, por que de los días sacar la tranquilidad que nos puede dejar la coherencia con que hemos de hablar? ¿De que sirve tanto devaneo, de que… toda esa angustia obligada, auto impuesta, calada… hasta el alma que la siente, la lleva? Si de nuestros labios Solo la coherencia es acertada, Solo la razón… El equilibrio, Entre lo que dicta el corazón, Y lo que la mente piensa. Solo es cuestión de hacer Lo que manda la intuición Y nos plantea la razón.

Marzo 2000

Perdón

No hay perdón sin arrepentimiento, Digno es de compasión El que cargue en su corazón Con este profundo tormento.

¿Cómo puede el alma así dolida seguir su rumbo sin detenerse a contemplar al reflejarse su figura en el estanque?

No hay, pues, salvación para ese ser Que por no poder, de sus faltas, ceder, Muere cada día, pues ha de padecer, Al no poder en la vida, más del agua beber.

¿Cómo volver su rostro dolido hacia el cielo, su único abrigo? ¿Cómo encontrar el refugio que pueda a su alma curar?

Es tormento el que ha de llevar. Día a día lo que ha de cargar, Y ¿quien podrá hacerle olvidar Que no puede su alma salvar?

Su falta es sobre si mismo Y sobre si mismo el castigo también, Mas su falta no es egoísmo, No puede lanzarla al abismo.

¿Quien pues podrá aliviarle, quien su carga quitarle, quien sus manos tenderle, quien su sonrisa devolverle?

La respuesta… El la sabe, Mas… De que le vale.

Marzo 2000

De cara al sol.

Nos refugiamos en las sombras que los faldones de la excusa marcan ante un sol de justicia, Guarecemos nuestros despojos… Ante la atención de esos ojos. Amontonamos desechos que dejan los quehaceres del alma, No expulsamos la carga… Que se nos hace pesada. Cubrimos nuestras miserias entre la oscuridad de la noche y el rincón más profundo De la cueva del alma. Tememos a la acción de esos rayos de justicia que desprende sin reparos el sol, Humillando nuestra pequeñez Ante su sola iluminación, Atravesando los despojos que el yo ha dejado. Vamos… Vamos caminando, Mientras en el suelo dejamos arrastrando Jirones de vida viva, Marcas escarlatas de una realidad furtiva, Que se resiste a saberse… A sentirse… A encontrarse. Y nace del horizonte, entre la línea fulgurante que despeja el alba, La mancha sagrada que desparrama de oro La silueta lejana De una montaña mundana.

La sonrisa de un niño.

Desde la más profunda inocencia Dibuja con su boca La expresión sublime Que al alma toca. No puede el espíritu contener la alegría Que procede de sentirse cada día Por una sonrisa de niño, iluminado, Tal el origen lejano Del que procede esa expresión de amor cercano, Junto, al lado, Intimamente ligado Al ser que se siente amado. Es el despertar de la aurora, El encontrar del vivir la razón más pura, De esa mirada, dulzura, Que a los Ángeles mismos estremece, Pues es de Dios El reflejo más exacto, De cuanto El dijo Es el ser humano.

Marzo 2000

Grito de Sangre

En la lejana tierra, donde el suelo florecía en la juventud de mi Abuelo, Un eco surgía, llamando a mi alma. Desde bosques frondosos, tupidos, llorosos, La huella pasada volvía su mirada “A esas tierras lejanas dirige tus pisadas”, era la voz que en mi ser resonaba.

En mi quedará hacerla vida, Es una idea que permanece encendida, Una posibilidad… No lejana, no perdida.

Monstruo

Me detuve ante el espejo, Aquel viejo vidrio de innumerables años Y observe la imagen que en el se reflejaba, La vi con aquellos ojos Que pretenden ver más allá de lo posible Y vi… Era el interior del ser humano El que hablaba ante el cristal astillado, Era… La vieja pregunta que atormenta al espíritu asqueado, Era el morir por el tiempo olvidado, O el vivir sin el sentido haber hallado. Se despertaba, de detrás de la tenue capa reflejante, La constatación espeluznante… No es nuestro exterior la voz cantante, Esta en nuestro profundo ser Ese ser mutante… La terrible impresión, horripilante, Ese temor repulsivo, sofocante, El yo del hombre… El monstruo más discordante. Puede en los ojos reflejarse La ternura más inmensa que pueda darse, Y sin embargo, la imagen ser, Al que primero ve, chocante… Más al penetrar en un mundo solitario, Donde el temor al rechazo es cotidiano, Encontrar un alma del todo amable, Delicada, tierna, formidable. Pero en la mirada fría de un ser perfecto Puede encontrarse la respuesta al intelecto, Calculo gélido de un ser que ya no es hombre. Y es esa imagen la que revelarme puede El viejo espejo que pende inmutable, Tras muchos años… De respuesta inalcanzable.

Marzo 2000

En el azul terciopelo de tus venas me metí.

Era solo eso, un microbio vivo… ¡bueno!, pero vivo al fin, Ese era mi consuelo, un simple consuelo para ser verdad, Que me empujaba a mi realidad, sin remedio, sin posibilidad. Y fui a navegar, a buscar entre las sobras del tiempo la tempestad, La que hiciera surgir de nuevo en mi la humanidad, Pero ese beso, de princesa a sapo feo era solo una burda factura A mi culpabilidad infortunada, y vivir con ello era la condena, Por cierto, nada exagerada, a la que la soledad me tenia… No se si condenado, o por un destino irrisorio, atado. Y mis pequeños piesesitos desnudos se distraían en jugar con la arena Que dejaba la ostra recién digerida… era una pútrida vivencia, No se rían, ¡es verdad! Alérgico al marisco, y embadurnado de él… faltaba más, Seguro me brotaría una violenta erupción cutánea…pero, Con que piel, si fui despellejado cuando quede así, A carne viva, sin dolor, pero desagradable vista la que ofrecía. Gajes del oficio, me dije… Y seguí mi paso, camino a lo desconocido, entre tu cuerpo, Y un absurdo sueño de humano egoísta y mañoso, Que se entretenía en desnudarte… Lo cual no presentaba problema alguno, Pues estando dentro de ti, Como de cierto lo estaba, Me resultaba fácil… Sonreír ante el antiguo recato que observe Cuando aun de humano paseaba frente a ti. Sentía, como estaba, el remordimiento, y ¿de que me valía? Era solo una tontería que ocupaba no poco espacio en mi bacteriológico entendimiento, Lo cual es decir… Como un portento intelectual, un pasmado genio en su vanidad. Pero, allí estaba yo, una bacteria… Nada era ser más de lo que yo en ese momento era, Mas con esa realidad vivía y me movía, Entre babas, y otros como yo, que apena se movían, Muertos pense…

Antiguos pretendientes, ¿quizá? A cada pensamiento menos me hacia, menos pensaba, menos era, menso era… sin dudar. A ese estado me redujo el embrujo de la vieja fea… Y seguir viviendo como tapujo… Sin pensar, sin sentir, sin vivir, sin morir, sin amar… ¡Bah! En ello tenia que acabar… Y aquí me callo… Pues quiere estallar mi reducido intelecto, Y eso haría trabajar doble a estos molestos globulitos, Tan inquietos como lo chaperones, Recogiendo la babaza, Pegajosa y mojada De lo que fuera mi cerebrillo, El que ya no piensa nada Y perdió el antiguo brillo.

(El autor no se hace responsable por los efectos nocivos que estas palabras puedan tener sobre el que las lea. Según él, esta es una forma de desahogo de sus interiores estorbos, o basuras si lo prefieren. No sabe ha ciencia cierta si esta dedicado a un amor que le ha dejado, a la suegra (mama de ese amor) o al sentimiento de saberse bicho raro irredento y que si le tiran por el caño, pues…, no sale ni un cuento.)

Marzo 2000

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