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ASOCIACIÓN TURMEQUÉ CENTRO DE INVESTIGACIONES EN SOCIEDAD, SALUD Y
CULTURA (CISSC)
Aproximación a los significados de la paternidad, la maternidad y el embarazo adolescente en contextos de desplazamiento en la localidad de
Ciudad Bolívar en Bogotá 2010.
INFORME FINAL Presentado a la Secretaría Distrital de Salud / Fondo de Población de las
Naciones Unidas: Convenio 698 de 2008
Bogotá D.C. junio de 2010
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Equipo investigador José Miguel Nieto Olivar: Investigador principal Comunicador social (Universidad Javeriana) Máster en Literatura Hispanoamericana (Universidad Javeriana) Doctor en Antropología Social (Universidade Federal de Rio Grande Do Sul) Liz Johana Rincón Suárez: Investigadora Socióloga (Universidad del Rosario) Especialización en Gestión Cultural (Universidad del Rosario) Máster en Sociología (Universitat de Barcelona) Candidata a doctora en Antropología (Universidad de los Andes) Samuel Asdrúbal Ávila Garzón: Investigador Antropólogo (Universidad Nacional de Colombia) Máster en antropología (Universidad Nacional de Colombia) Candidato a doctor en antropología (Universidad de los Andes) Yenifer Lady Mariño Suárez: Asistente de investigación Economista (Universidad Autónoma de Colombia) Maryely Forero Barreño: estudiante en formación Relacionista económica internacional (Universidad Autónoma de Colombia)
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TABLA DE CONTENIDO TABLA DE CONTENIDO .............................................................................................. 3 I. PLANTEAMENTO DEL PROBLEMA ....................................................................... 5
1.1 ANTECEDENTES ................................................................................................. 5 1.2 Embarazo, maternidad y paternidad en Ciudad Bolívar: ¿Por qué preguntarse por los significados? ........................................................................................................... 8 1.3 Embarazo, maternidad y paternidad adolescente: un acercamiento socio-antropológico a la “fecundidad” y a la “reproducción”. ............................................. 16
II. METODOLOGÍA Y UNIVERSO DE INVESTIGACIÓN ...................................... 24 2.1 Gestión local, selección de barrios y enlaces. ...................................................... 24
2.1.1 Caracolí y alrededores. .................................................................................. 25 2.1.2 Las Canteras .................................................................................................. 28
2.2 Revisión documental ............................................................................................ 30 2.3 Etnografía ............................................................................................................. 31 2.4 Trayectorias .......................................................................................................... 32 2.5 Arte y auto-representación. .................................................................................. 33 2.6 Plan de análisis: ................................................................................................... 35 2.7 Universo de investigación .................................................................................... 38
III. RESULTADOS ........................................................................................................ 39 3.1 EMBARAZO: UNA PROMESA AUTO-CUMPLIDA ....................................... 40
3.1.1 SENTIDOS, DESEOS, PLANES, PROYECTOS ........................................ 40 3.1.2. FORMAS DE APRENDER, REPRODUCCIÓN, PERTENECIMIENTOS 46 3.1.3. ESTIGMA, RESPONSABILIDADES, RESPONSABILIZACIONES, CULPAS Y RESOLUCIONES .............................................................................. 52
3.2 MATERNIDADES: SER POR LOS OTROS Y CAMINOS DE RUPTURA. ... 63 3.2.1 SACRIFICIOS, VIOLENCIAS, SUFRIMIENTOS y LA CONDICIÓN DE EXISTENCIA DE LA FAMILIA .......................................................................... 63 3.2.2. BENDICIONES, GOZOS Y RECOMPENSAS. LA CONTRA-EFECTUACIÓN DE LA VIOLENCIA. ................................................................ 68 3.2.3. LA MATERNIDAD COMO PROYECTO. ................................................. 71 3.2.4. SER CAMINO DE RUPTURA. PROYECTOS QUE NO SE CENTRAN EN “ESA” MATERNIDAD. .................................................................................. 76
3.3 PATERNIDADES: LA TAREA DE HACERSE HOMBRE .............................. 82 3.3.1 RESPONDER Y HACERSE HOMBRE: AMENAZA ANTES QUE PROTECCIÓN. ...................................................................................................... 82 3.3.2 RUPTURA Y TRADICIÓN. ¿HOMBRES DE FAMILIA? ......................... 87
IV. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES ....................................................... 95 4.1 La comprensión del embarazo, la maternidad y la paternidad en adolescentes populares y desplazados desborda por mucho la mirada clínica, epidemiológica y demográfica, y exige la comprensión de un sistema de englobamientos simbólicos (socio-culturales). ....................................................................................................... 95 4.2 Toda esta experiencia de sistemas englobantes es atravesada y cargada de sentido por un orden relacional de fuerzas que tienden a aplastar las posibilidades de goce, placer y tranquilidad. Un sistema complejo de costumbres y vulneraciones de derechos. ..................................................................................................................... 99 4.3 SIN EMBARGO, existen múltiples casos y sentidos en el que el embarazo adolescente (la maternidad y la paternidad) es proyectado, planeado y deseado. Es
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decir, es, en principio y en esos casos, el ejercicio de un derecho positivo. El deseo, la voluntad y la decisión (aún discutibles) NO son englobadas de manera absoluta por la pobreza, la desventaja o la vulneración. ................................................................... 106 4.4. Existen tensiones, tránsitos, sospechas de rupturas que complejizan aún más el campo en estudio. Menos disyuntores, más conectores. Menos objetos, más procesos. .................................................................................................................................. 110
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ......................................................................... 112
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I. PLANTEAMENTO DEL PROBLEMA
1.1 ANTECEDENTES1
“Uno de los elementos constitutivos de la Política Nacional de Salud Sexual y
Reproductiva (SSR), diseñada por el Ministerio de la Protección Social, se relaciona
con la promoción de los Derechos Sexuales y Reproductivos (DSR) para toda la
población del país, como un compromiso adquirido dentro del contexto de los
convenios internacionales suscritos por Colombia.
El Distrito Capital, teniendo en cuenta los lineamientos de esta Política y en el contexto
del Enfoque Promocional de Calidad de Vida, ha venido adelantando acciones
específicas en promoción de la salud, bajo los principios de equidad, autonomía,
derechos con perspectiva de género. Del mismo modo, ha avanzado en la gestión de
programas, planes y proyectos dirigidos a prevenir aquellos eventos de interés en salud
pública en materia de SSR, como las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), incluido
el VIH/SIDA, la reducción en la transmisión vertical del VIH, la sífilis gestacional y
congénita, la prevención de embarazos no planeados con énfasis en población
adolescente, la reducción de la mortalidad materno-perinatal, la eliminación de todo
maltrato, abuso y violencia sexual y la prevención del cáncer de cuello uterino, entre
otras.
Dentro del actual plan de gobierno 2008-2011, “Bogotá Positiva: Para vivir mejor”,” se
contempla como propósito fundamental: avanzar en la construcción de una ciudad en la
que todas y todos vivamos mejor, en la que las acciones del gobierno se dirijan al
mejoramiento de la calidad de vida de la ciudadanía, una ciudad incluyente, justa y
equitativa en la que se reconozcan, garanticen y restablezcan los derechos humanos, en
la que la diversidad sea una oportunidad, y la reconciliación y la paz sean posibles.
1 Debido a que los antecedentes de esta investigación se encuentran directamente referidos a los objetivos de la Secretaría de Salud, decidimos aquí citar por extenso los “Estudios Previos” o términos de referencia.
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Para cumplir con este propósito, la administración define como objetivo estructurante
“la Ciudad de Derechos”, donde se materializan los derechos fundamentales, en
términos de disponibilidad, acceso, permanencia, calidad y pertinencia en la prestación
de los servicios sociales, siendo decisiva la salud de los adolescentes y los jóvenes.
En este marco, la actual administración ha definido como metas, dentro del Plan
Distrital de Salud, reducir en un 100% los embarazos en adolescentes entre 10 y 14 años
(comprendidos como resultado específico o estructural de abuso sexual) y reducir en
20% los embarazos en adolescentes entre 15 y 19 años. Este objetivo cual convoca la
participación integral de todos los sectores, tales como Secretaría de Educación,
Secretaria de Integración Social, Secretaria de Cultura, Secretaria de Gobierno entre
otras instituciones y organizaciones de la sociedad civil comprometidas con este hecho
social.
En la actualidad, el comportamiento de los embarazos en adolescentes muestra que
dentro de la población de 15 a 19 años, el grupo entre los 18 y 19 es el que mayor
número de nacimientos en adolescentes aporta” (SDS, 2009). Adicionalmente, el pico
de mayor fecundidad general se encuentra en las mujeres entre los 20 y los 24 años, y el
número de mujeres que reporta haber tenido una relación sexual antes de los 15 años ha
venido en crecimiento (Profamilia, 2005). En esa medida, y analizando exclusivamente
datos de “fecundidad”, la población denominada aquí como adolescentes y jóvenes,
comprendida en tres quinquenios (10-14, 15-19 y 20-24), requiere una especial
atención.
“Desde esta perspectiva, uno de los temas vitales para esta población, es la promoción
de los DSR y la SSR, facilitando el reconocimiento de la sexualidad en sus múltiples
dimensiones (afectiva, procreativa, comunicativa, erótica, ética), convocando la
construcción de una respuesta integral e intersectorial que visibilice los diferentes
ámbitos de vida cotidiana como escenarios de promoción de la salud” y de las
sexualidades seguras, placenteras y libres de violencia y discriminación (SDS, 2009).
“Para ello, la Secretaría Distrital de Salud, ha propiciado espacios de construcción y
desarrollo de diversas estrategias de trabajo inter e intrasectoriales, dirigidas a
identificar y afectar positivamente determinantes sociales en salud, frente a los
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principales eventos de salud sexual y reproductiva, así como desarrollar acciones para
las poblaciones en mayor vulnerabilidad; teniendo en cuenta las diferencias existentes
entre ellas, es decir, diferenciado el momento vital, el género, la identidad y orientación
sexual, etnia, entre otras.
Una de las formas como se materializaron estas acciones, fue mediante la firma del
Convenio 698 de 2008 entre la Secretaría Distrital de Salud (SDS) y el Fondo de
Población de las Naciones Unidas (UNFPA), código COL/5R/11A-SDS: “Acciones de
la SSR y los DSR con énfasis en la prevención del embarazo en adolescentes en
Bogotá”. El convenio consta de cuatro líneas de acción, una de ellas encargada de la
construcción de conocimiento, que permita recomendar acciones para la prevención del
embarazo en adolescentes y jóvenes. Es en ese marco interinstitucional que se
contempla realizar una investigación sobre los significados del embarazo, la
maternidad y la paternidad en adolescentes y jóvenes de la ciudad de Bogotá.
Teniendo en cuenta que lo que se requiere es profundización de conocimientos y nuevas
luces sobre como intervenir en aquellas poblaciones y personas de mayor
vulnerabilidad, se considera de importancia generar una investigación que tome como
marco poblacional a las personas en situación de desplazamiento que han llegado a la
ciudad” (SDS, 2009). Además de la fuerte vulneración a la vida y a todos los derechos
que significa el desplazamiento, la acomodación en las nuevas condiciones, y el
contacto cotidiano con personas receptoras o con migrantes de otras regiones, afecta
necesariamente las dinámicas de relaciones, de afectividad, de constitución de familia,
de género y, por supuesto, de la sexualidad. Estos cambios, se supone, están
directamente relacionados con la fecundidad. En este sentido, se requiere profundizar en
los significados que sobre el embarazo adolescente, la maternidad y la paternidad que
circulan en estos nuevos espacios de relación (población desplazada-población
receptora).
“Dispersar en términos de cobertura y preguntas de investigación suele quitarle
profundidad y novedad al nuevo conocimiento, sobre todo cuando los recursos
económicos y el tiempo para la investigación son escasos. Por esta razón, desde el
convenio SDS-UNFPA, se propone realizar una investigación focalizada, de carácter
cualitativo, en una única localidad con alto número de embarazos adolescentes y alto
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número de población desplazada para concentrar allí las acciones de investigación en
los tópicos referidos” (SDS, 2009). Siendo concientes que en la escogencia de una se
excluyen otras localidades que tendrían las mismas condiciones para la realización de la
investigación, la Asociación Turmequé propuso a Ciudad Bolívar como territorio de
investigación. Esta localidad es actualmente la segunda receptora de población
desplazada, con recepción permanente de nuevos grupos y personas, y con las tasas más
altas de fecundidad adolescente (HVH, 2009). Adicionalmente, la Asociación Turmequé
cuenta con amplia experiencia de trabajo en esta localidad, lo que sin duda, dado el
corto tiempo de investigación, es una variable importante.
1.2 Embarazo, maternidad y paternidad en Ciudad Bolívar: ¿Por qué preguntarse por
los significados?
Los estudios de “fecundidad” en América Latina han mostrado en los últimos años una
tendencia consistente a la baja en la fecundidad general. Sin embargo, estos mismos
estudios confirman la resistencia a la baja, por lo menos en las mismas proporciones, de
la fecundidad específica de adolescentes (Maddaleno M, Morello P, Infante-Espínola F,
2003; Stern, 2007, CEPAL/CELADE, 2002, Pentélides S/d, Rodriguez, 2009). Por sí
sólo este hecho genera un cuestionamiento importante dentro de la perspectiva de la
demografía y la salud pública, y continúa justificando el “consenso” sobre el embarazo
y la maternidad adolescente como “problemas sociales”. ¿Por qué, en América Latina,
la tasa de fecundidad adolescente se resiste a bajar? Cuando se observa en detalle la
resistencia a la baja en la región, se encuentra que la mayoría de los países muestran
bajas más o menos considerables en los últimos años. Algunos pocos países mantienen
tasas crecientes en este indicador, lo que eleva la media regional: Brasil y Colombia son
los casos más significativos (Rodriguez, 2009).
En Colombia, según datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2005, se
evidencia una tendencia de aumento progresivo de la fecundidad de adolescentes a
partir de 1990, que alcanzó en 2005 el 20.5% de adolescentes (15-19) que han estado
alguna vez embarazadas. La tasa de fecundidad de adolescentes en este quinquenio fue
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de 90 por mil en el 2005, contra 85 por mil en el 2000.2 En 15 años se duplicó la
proporción de adolescentes embarazadas pasando de 10% en 1990, a 19,7% en 2005.
Bogotá presenta datos interesantes, pues según la misma fuente (Profamilia, 2005:108-
109), el 22,6% de las adolescentes (15-19) ya había estado alguna vez embarazada, lo
que significa que está 2 puntos encima de la media nacional, siendo superada sólo, en
términos de regiones, por Orinoco/Amazonas (23.7%). Cuando se observa por
departamentos, encima de Bogotá están: Cesar (27.9), Meta (30.1), Caquetá (32.0),
Cauca (28.8), Chocó (25.8), Arauca (26.8), Guainía (30.8), Amazonas (25.5), Guaviare
(29.9) y Vaupés (27.2). Este dato resulta intrigante, pues el que se supone que es uno de
los polos de modernización en el país, es sólo superado en este indicador por regiones
que han mostrado precarias condiciones de servicios de salud y educación. ¿Por qué?
¿De qué nos están hablando estas cifras?
En la literatura demográfica, el comportamiento de la fecundidad de adolescentes se
explica por, o está relacionado con, determinantes tales como la edad de inicio de la
actividad sexual, la edad de la primera unión, el uso de métodos de planificación
familiar, y el situación socioeconómico (quintil, lugar de residencia y educación).
Ø La edad de Inicio de las relaciones sexuales: Se supone que entre menor es la
edad de inicio mayor es el nivel de riesgo de embarazo porque se amplía, en teoría, la
exposición al embarazo hasta los 19 años. En Colombia, según las encuestas realizadas,
la proporción de mujeres que tuvo su primera relación sexual antes de los 15 años, por
ejemplo, ha venido aumentando. Según la ENDS 2005, entre las mujeres que en el
momento de la encuesta tenían entre 15 y 19 años, el 12.3% había tenido su primera
relación sexual antes de los 15. 10% de aquellas entre 20 y 24, y entre 25 y 29; 9.8% de
las mujeres entre 30 y 34, 9.1% de las que estaban entre 35 y 39, y 8.4% de las que
tenían entre 40 y 44 en aquel momento (Profamilia, 2005: 147). La proporción de
adolescentes que ha tenido actividad sexual se ha incrementado de 30% en 1995 a 44%
en 2005.3
2 Profamilia. ICBF. USAID. Encuesta Nacional de Demografía y Salud. Salud Sexual y Reproductiva en Colombia.
Fecundidad. Capitulo 5. p.95-108 3 Florez y Nuñez 2002, Ordóñez 2002; Flórez et al, 2004
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Ø Primera unión: Para 2005, la proporción de adolescentes gestantes o madres, es
mayor que la proporción de unidas en todas las edades lo cual implica una maternidad
anterior al establecimiento de la relación estable y se relaciona con el madresolterismo
en este grupo de edad. Entre las jóvenes que alguna vez han estado unidas y se han
separado, el 43% explican como primera causa de la separación la infidelidad del
compañero, seguida con un 23% por la “falta de compromiso” del esposo en el
cumplimiento de sus deberes como padres y el 10% por la violencia física.
Ø Uso de métodos de planificación familiar: El conocimiento de métodos de
planificación familiar, es casi universal, con un 99% de adolescentes que conocen un
método moderno y el 84% conocen uno tradicional. El uso de métodos anticonceptivos
“modernos” entre las mujeres entre 15 y 19 años en unión es de 47.1%, y entre las no
unidas, pero sexualmente activas, es de 66.1%, lo que representa una cifra inferior a la
de los demás grupos de edad. Los métodos preferidos por las adolescentes unidas, son la
píldora (13,6%), el Dispositivo Intrauterino DIU (12.8%), inyección (9.8 por ciento) y
el condón (7.8%).4 En Bogotá, el 74.2% de las mujeres unidas encuestadas en 2005,
entre 15 y 49 años, decía estar usando métodos modernos.
Ø Situación socioeconómica: del mismo modo como acontece con la edad de inicio,
se ha visto que entre mejor es la situación socioeconómica (escolaridad y nivel de
riqueza), menores son las cifras de fecundidad adolescente. Para mujeres sin
escolaridad, entre 20 y 24 años en 2005, la edad mediana de la primera relación sexual
fue de 16.1 años. Ya las que tenían educación superior habían comenzado, en media, a
los 19 años, lo que significa casi 3 años de diferencia. Es importante notar que en esta
misma encuesta, la edad mediana de inicio entre las mujeres de 40-44 años sin
educación, fue de 15.8 años, y 21.1 para las que tienen educación superior (más de 4
años de diferencia). Se nota en estas cifras que si bien cada vez más mujeres tienen su
primera relación antes de los 15 años, entre las mujeres sin educación la edad
prácticamente se mantiene igual, mientras que en las mujeres con educación superior ha
disminuido más de un punto porcentual. Quienes viven en áreas rurales, inician su
actividad sexual a los 17.5 años y quienes residen en zonas urbanas a los 18.5.
4 Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDS 2005 (Profamilia, 2005).
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Existe una relación negativa marcada entre fecundidad adolescente y nivel de riqueza;
para 2005, la proporción de adolescentes alguna vez embarazadas, demostró ser casi 3
veces mayor entre las adolescentes del quintil más bajo (31.5%) que entre aquellas de
quintil más alto (10.7%). De igual forma para este mismo año, la proporción de
adolescentes sin educación alguna vez embarazadas (52.3%) es casi 6 veces mayor a la
observada entre las adolescentes con algún año de educación superior (9%). Con
relación a métodos modernos, es interesante destacar que el porcentaje de mujeres
unidas sin educación que declaran su uso es de 57.4%, mientras las que tienen
educación superior es de 67.6%; y 60.4% de las mujeres del quintil más bajo los usan,
contra el 71.8% de las del quintil más alto. Sin embargo, entre las que tienen educación
primaria y superior, el porcentaje no varia considerablemente. Estudios demográficos
recientes, aplicando cortes transversales en diferentes periodos, infieren que de no haber
sido por la expansión educativa vivida en América Latina en los últimos 30 o 40 años,
las cifras de fecundidad adolescente serían mucho mayores (Rodriguez, 2009;
Pentélides s/d).
En la fecundidad de las adolescentes en situación de desplazamiento se encontró que el
30% de las mujeres entre 13 y 19 años había estado alguna vez embarazada, el 23% ya
había sido madre y el 7% estaba embarazada de su primer hijo.5 La fecundidad
adolescente es más alta en las comunidades marginadas (estratos 1 y 2) que el promedio
nacional: 2 de cada 3 jóvenes de 19 años ya eran madres. El 14% de las adolescentes en
situación de desplazamiento tuvo su primera relación antes de cumplir los 15 años, y
dos de cada cinco (43%) ya ha tenido relaciones sexuales. La SSR de adolescentes es
afectada por la violencia sexual, problema de muy alta frecuencia en niñas y mujeres
jóvenes (el 59% de los casos), siendo un caso especialmente traumático y de frecuencia
aparentemente masiva en el país, la violencia sexual ocurrida en contextos de guerra y
desplazamiento (Humanas, 2009).
Según datos del Diagnóstico Local de desplazamiento y salud de 2009, elaborado por el
Hospital de Vista Hermosa, Bogotá recepcionó 71.408 hogares conformados por 273.744
personas (corte 30 de nov 2009). 139.990 son mujeres (51.1%) y 133.754 (48.8%) son
5 Profamilia. Salud sexual y reproductiva en zonas marginales: situación de las mujeres desplazadas la encuesta de salud sexual y reproductiva entre mujeres desplazadas. [online] 2002 [citado 14 de septiembre 2009] Disponible en URL http://www.disaster-info.net/desplazados/informes/profamilia/saludsexual1.htm
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hombres. Ya por ciclo vital puede apreciarse el siguiente comportamiento: 75.626
personas entre los 0 y los 12 años; 91.097, entre los 13 y los 27; 84.203 entre 28 y 59; y
22.818 personas mayores de 606 (Hospital de Vista Hermosa, 2009). Si bien los cortes de
edad hechos en este diagnóstico no nos permiten tener una visión clara de la situación en
los tres quinquenios de nuestro interés, es evidente, como se ha visto en la situación
general del país, que gran parte de la población desplazada es adolescente y joven
(Codhes, 2003). Esto es lógicamente coincidente con la pirámide poblacional general del
país y las estructuras familiares campesinas.
En Colombia se ha llegado al consenso de que la situación del desplazamiento, y en
general, de ser víctima del conflicto armado, aumenta el nivel de vulnerabilidad frente a
los embarazos no deseados y a las infecciones de transmisión sexual (Pacheco, 2009).
Esto se debe a razones de tipo psicosocial, como el “estrés postraumático”, a crisis y
rupturas de las redes afectivas y de los proyectos vitales, a la perdida de contextos de
referencia y de documentos de identificación, a la violencia sexual, y a la inserción de
los sujetos en nuevos universos sociales donde sus derechos no están garantizados por el
Estado (servicios de salud territorializados y deficientes, ausencia escolar, entre otros)
(Pacheco, 2009; HVH, 2009; Alcaldía Bogotá, s/d). Sin embargo, muchas de estas
vulnerabilidades y situaciones diferenciales de la experiencia cultural, que aquí
nombramos superficialmente para la población desplazada, no caben en las encuestas
demográficas; atraviesan vivencialmente las cifras que son presentadas.
En este marco, en el cual se conocen las tendencias de las grandes series poblacionales
que nos muestran las encuestas nacionales de demografía y salud, los censos y otras
investigaciones de corte poblacional se evidencian varios vacíos cuando la dimensión
sociocultural es cuestionada (Alcaldía de Bogotá, 2009). Algunos ejemplos son más
clásicos y cuestionados aún por la propia demografía. Por ejemplo: ¿qué significa que
una persona diga en la encuesta que conoce o que usa preservativo? ¿Qué tan útil nos es
esa información a la hora de tomar decisiones de política pública? ¿Qué es ese
“conocer”? ¿Saber el nombre? ¿Haberlo oído alguna vez? Y ese, “usar”… ¿Cómo?
¿Cuándo? ¿Por qué? Cuando se trabaja en comunicación abierta, cualitativa y no
estructurada con jóvenes colombianos, sea haciendo investigación, o sea realizando
6Acción Social Índice general de tabulados de población desplazada, corte 31 de mayo de 2009. http://www.accionsocial.gov.co/Estadisticas/publicacion%20marzo%2031%202009.htm
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actividades de promoción y prevención, se encuentra que con mucha frecuencia, esos
99% que “conocen” comienzan a diluirse cuando se profundizan las preguntas. Aún
más, y con más angustia, cuando se trata del “uso”.
Ahora bien, ejemplos menos obvios como la situación en la que se sucedieron las
primeras relaciones sexuales, y los significados que esto tuvo en la historia de las
personas, y en la manera en que la cultura orienta la sexualidad y la reproducción, es un
tipo de información fundamental para la construcción de políticas públicas referentes a
la salud sexual y reproductiva, que raramente tiene espacio en las lógicas de la salud
pública. La información que dice que en Colombia cada vez más mujeres están teniendo
relaciones sexuales alrededor de los 15 años, por ejemplo, es un dato que, suelto, sólo
tiende a alimentar los “pánicos morales” sobre la sexualidad adolescente y sobre las
sexualidades femeninas.7 ¿Acaso ese dato no habla también de procesos de
autonomización femenina y juvenil? ¿Acaso ese dato no podría decirnos algo sobre la
existencia de una valoración mayor del placer erótico en las mujeres urbanas
contemporáneas? Nada nos dice ese dato sobre el contexto de tales relaciones, si, como
veremos, se trata de relaciones esporádicas o, entonces, de relaciones nupciales. Poco
sabemos si se trata de relaciones homosexuales o heterosexuales, de la edad de los o las
compañeras, de las prácticas penetrativas o no, de los lugares y maneras como sucedió,
etc.
De igual manera sucede con el “madresolterismo”, tan presente como “problema”:
¿desde cuál sistema explicativo se justifica que la ausencia de pareja masculina estable
signifique una pérdida y un vacío para la mamá y su prole? ¿Desde una perspectiva de
género no es posible pensar que, (a) si bien tales abandonos masculinos son un rasgo
fuerte de las masculinidades en nuestra cultura (por tanto un elemento estructural
previsible), b) al mismo tiempo tal situación puede ser claro signo de autonomía y de
7 La afirmación del incremento del “inicio temprano” está sustentada más en el sentido común y en la manera como se generan los datos, que en evidencia científica cuidadosamente obtenida y analizada, como sostienen Gayet y Solis (2003). Para estos autores, estudiando el caso mexicano, para calcular los valores y los cambios en la edad de inicio, debería “utilizarse medidas más adecuadas, como la proporción de los sexualmente activos a una edad exacta, o la edad de inicio sexual calculada a partir de tablas de vida” (47). Los autores enfatizan una tensión entre “ciencia” y “sentido común”, en la que, optando por la rigurosidad científica se combatiría el segundo término. Sin embargo, nos parece que esta posición no es suficiente pues desconoce las formas prácticas, sociales y políticas de producción científica. Sostenemos, como lo haremos en el transcurso de todo el informe, que lo que está en juego, además del método científico, es el punto de vista y el posicionamiento ético y político de los investigadores y de los hacedores de política pública.
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solidaridad intra-femenina? ¿Cuánto tiempo lleva el feminismo deconstruyendo la
necesidad “natural” de la pareja heterosexual estable para la crianza? ¿Ausencia del
papá biológico como “esposo” significa exactamente qué?: ¿ausencia de familia
tradicional? ¿ausencia de papá? ¿ausencia de “figura masculina”?
Comprender las vulnerabilidades implica llevar en consideración no sólo cifras
estadísticas y correlaciones de probabilidad entre ellas, sino los contextos sociales y las
redes de sentido en las cuales los eventos cuantificados tienen significado en la
experiencia de individuos y colectivos. Incluso, como sugieren Correa y Parker (2004),
comprender las vulnerabilidades y los eventos de la vida sexual y reproductiva, implica
preguntarse por las redes de sentido que sustentan las concepciones y presupuestos de la
propia investigación, como práctica social y cultural.
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El embarazo en adolescentes viene creciendo en Colombia desde 1990. En los últimos
años, existen una tendencia en la mayoría de los estudios para enfocar el fenómeno
desde la relación embarazo-pobreza-crecimiento demográfico, definiéndolo siempre de
manera problemática (Rodriguez, 2009; Pentélides s/d; Stern, 2007; Breheny &
Stephens, 2007). Al igual que Stern, creemos que “el fenómeno no se presenta de la
misma manera en los distintos grupos sociales y no tiene las mismas ‘causas’ y
‘consecuencias’ en ellos y para la sociedad en general” (Stern, 2003).
El embarazo adolescente no deseado (o no planeado, para algunos) es considerado, de
manera sostenida en la literatura especializada, como un problema para la joven,
especialmente, si su situación socioeconómica es precaria. Para ciertos sectores, en un
acuerdo bastante generalizado, el embarazo adolescente, especialmente el de mujeres
pobres, es un “problema social”. Sin embargo, y más allá de las preguntas que surgen y
que orientan publicaciones recientes sobre el tema (¿por qué es un problema social?
¿Cuál es exactamente el problema? Para cual sociedad es un problema?), es evidente
que un embarazo, a la edad que sea, es mucho mucho más que eso (Raeff, 1996; Stern,
2007). No se trata, por supuesto, de un problema de pavimentación de una avenida. Se
trata de una experiencia central en la constitución de muchas culturas, y en la trayectoria
vital de las personas. ¿Cuándo es una decisión? ¿Producto de cuáles deseos? ¿Qué
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significa para la joven que queda embarazada, su familia, el progenitor, sus amigos, su
escuela…? ¿Qué hacen esas personas cuando ella informa su embarazo? ¿Acaso la
joven se siente culpada por su acción “irresponsable” que irá a “reproducir la pobreza” o
a atentar contra el desarrollo del país? ¿O entonces se siente víctima del mundo o, por el
contrario, un individuo libre, moderno, actuando por propia voluntad? ¿Cómo se
construyen y negocian esos significados? ¿Qué papel tiene el estado frente a estas
negociaciones de sentido, y frente a esta multidimensionalidad de causas, efectos,
producciones y relaciones?
¿Qué elementos socioculturales intervienen en el embarazo adolescente? ¿Cuáles son
los elementos de vulnerabilidad y riesgo, de potenciación y protección, que circulan y
cuáles son las diferencias entre los diversos contextos? ¿Cómo es que una determinada
cultura, red o grupo, construye o transforma el significado de un embarazo o de un
nacimiento? ¿Qué influencia tienen la construcción cultural del género y la sexualidad
en la presentación del fenómeno en los diversos contextos? ¿Cuál es la relación de estos
embarazos con las nociones de persona y familia que circulan y cómo estas nociones
ayudan a “resolver” el evento? ¿Cómo influyen los significados que atribuyen las
personas adolescentes y sus contextos socioculturales a la sexualidad, a la maternidad y
la paternidad? ¿Cómo influyen los nuevos espacios simbólicos que se generan cuando
las personas desplazadas por la violencia llegan a las zonas marginadas de las ciudades
como Bogotá? ¿Qué lugar tiene el evento del desplazamiento (guerra, migración) en la
vivencia de la sexualidad, de la afectividad y de la constitución de proyectos de vida?
¿Cómo se dan las construcciones de significados sobre la sexualidad, la reproducción, la
maternidad y la paternidad?
Preguntarse por el significado de los eventos y de los procesos que observamos y
priorizamos, así como por el significado de nuestra propia mirada, es importante cuando
pensamos en políticas públicas sobre “fecundidad”. Se trata pues, no de descifrar
verdades ocultas, “el verdadero significado de”, sino de permitir comprender los
eventos como partes de sistemas mayores de relaciones y de conceptualizaciones
del mundo que un determinado grupo de personas realiza. O, entonces, saber qué
sentido tiene para una persona, inserida en un grupo, red o colectivo, determinada
práctica o determinado evento que yo, observador, o bien desconozco, o bien conozco
desde unto de vista. Finalmente, peguntarnos por los significados del embarazo, la
16
maternidad y la paternidad nos obliga a ampliar nuestro campo de mirada para
dimensiones, enfoques, epistemologías o preocupaciones diferentes a las que
clásicamente han regido a la demografía y a la salud. Es decir, nos obliga a asumir un
punto de vista (como lo son la estadística y la medicina); una aparato científico, teórico,
epistemológico y metodológico capaz de preguntarse, acceder, interpretar y comunicar
significados (Heilborn et al, 2002 e 2006; Breheny & Stephens, 2007; Pentélides s/d;
Raeff, 1996).
1.3 Embarazo, maternidad y paternidad adolescente: un acercamiento socio-
antropológico a la “fecundidad” y a la “reproducción”.
Lo que un abordaje socioantropológico ofrece en la actualidad, antes que nada, es la
posibilidad de comprender la alteridad desde una perspectiva de los sujetos como seres
sociales (Heilborn et al, 2006; Peirano, 2006). Es decir, este tipo de aproximación
científica está concentrada en describir y analizar las maneras como el mundo adquiere
sentido para los diferentes grupos humanos, entendiendo que los procesos de
significación o construcción de ese mundo son sociales. Esto último quiere decir por lo
menos dos cosas fundamentales para nuestro caso: que el mundo (la sociedad, lo que en
ella hacemos, como la vemos, hacemos, sentimos, construimos) no es un bien universal
dado y estable de origen extrahumano y extra-cultural, ni es un devenir individual
azaroso producto de la psiquis y la voluntad de cada uno o su pequeña red básica de
socialización (familia).
Desde el origen de la sociología y de la antropología social, aún en el siglo XIX, pero
con fuerza radical en la segunda mitad del siglo XX, se viene argumentando con base en
centenas de investigaciones empíricas, la base socialmente construida de las
experiencias humanas. Siguiendo al antropólogo norteamericano Marshal Sahlins,
estudiar una cultura es estudiar los “esquemas conceptuales” a través de los cuales los
acontecimientos de la vida adquieren sentido y se acoplan a la historia de un
determinado grupo o sociedad, permitiendo que, por su vez, ésta se reproduzca y
transforme (Sahlins, 1997; 2003; 2004). Se trata pues, el socioantropológico, de un
análisis de orden simbólico, pues a través de las voces, los objetos, la prácticas, los
17
bienes, cuerpos, memorias de las personas, intenta acceder a matrices de sentido y no
sólo a formas materiales pragmáticas de funcionamiento y causalidad8.
Esto es muy claro en la obra Cultura y Razón Práctica, de Shalins (2003), por ejemplo,
en la que se contrapone el pensamiento simbólico a la razón práctica, material-
funcionalista, para explicar las conductas humanas. Es decir, la razón práctica, de cuño
economicista (es prostituta porque no tenía nada para comer) no es suficiente para
comprender un determinado fenómeno social, pues esa razón práctica es antecedida por
la razón simbólica (felicidad, pertenecimiento, merecimientos, deseos, estigma), que es
lo que en últimas caracterizaría el pensamiento humano.
Pierre Bourdieu, sociólogo francés, es también uno de los grandes promotores de este
tipo de lógica, desde una posición más estructuralista, construyendo un sistema teórico
que usa la metáfora económica para trasladarla al orden simbólico. Conceptos como
“economía simbólica”, “mercado simbólico”, “capital simbólico” y “formas de
(re)producción [de estructuras de simbólicas]” son centrales en su apuesta teórico-
metodológica de sociología reflexiva, y han sido útiles para la comprensión de
relaciones de género, de decisiones matrimoniales, del gusto estético, de las relaciones
de poder, entre otras (Bourdieu, 2000; 2004). El trabajo de este sociólogo es altamente
reconocido en su potencia para explicar relaciones de dominación en las sociedades
urbanas contemporáneas.
Este presupuesto teórico es central para esta investigación, pues nos coloca, de inicio, en
un lugar importante para el trabajo de campo y la producción de análisis e
investigaciones. Antes que preguntarnos por las causas, debemos preguntarnos por el
sentido, el sentido que lo antecede y el sentido que ofrece. Y este sentido no se limita,
como causa o como efecto, a razones prácticas materiales, ni se reduce al atraso o a la
deficiencia. Remite a la inscripción del sujeto y del evento en una red histórica de
sentidos, en un universo simbólico que orienta la vida “normal” y cotidiana de las
personas participantes de ese “mercado”. Es decir, partimos del principio de que para
8 Por otro lado, para este mismo antropólogo y, aunque con contradicciones, también para otros como Clifford Geertz (también norteamericano, 2004), Marylin Strathern (inglesa, 2006) y Claudia Fonseca (2004) (brasilera), el análisis simbólico no se debe restringir a uno u otro campo de la vida social (religión, arte, por ejemplo), sino que debe atravesar la totalidad de los análisis sociales (la política como objeto cultural, la guerra, la ciencia como bien socialmente construido, el cuerpo como producción simbólica, las decisiones reproductivas).
18
las jóvenes que se embarazan, por ejemplo, y no como individuos aislados, sino como
sujetos que llevan en su cuerpo los “esquemas conceptuales” de un grupo (“habitus”,
según Bourdieu, 2004; “cultura corporificada”, según Csordas, 1994), tiene sentido
embarazarse. ¿Cuál? Es parte de lo que intentaremos responder en esta investigación. El
embarazo, así como la anticoncepción y la “irresponsabilidad” paterna, ocupan lugares
significativos dentro de la “normalidad” histórica, dentro de la distribución social del
poder, de los roles, de los cuerpos, de una determinada sociedad en un momento
determinado. ¿Por qué? ¿Por qué son ignorantes, incivilizados, atrasados,
marginalizados, miserables, tercos?
Ahora bien, aprendemos en esa línea de pensamiento, y especialmente con Geertz
(2004) y sus discípulos, que un evento (embarazo) o un campo social (la sexualidad, el
arte, la política, la salud, la ciencia), son “sistemas culturales” cuya comprensión sólo se
puede realizar si se conecta con otros campos o eventos dentro de la misma cultura. Es
decir, comprender el sentido que tiene un tipo de práctica sexual o de configuración
familiar, sólo se puede realizar si se conecta, por ejemplo, con los significados sobre el
cuerpo, las relaciones de género, las lógicas de trabajo y producción, las jerarquías
sociales, la religión, de aquella cultura en particular y a partir de la cuidadosa
comparación con otras. Nada de esto es, nos dice la antropología, ni dado ni auto-
explicable. Pretender entonces explicar las tasas de fecundidad de una sociedad desde la
propia teoría de la fecundidad, es extremamente tautológico, aún más cuando las
categorías explicativas dominantes no provienen de la sociedad estudiada, sino de una
ciencia producida estratégicamente por otra clase, otra experiencia cultural9.
En el campo de la sexualidad, la familia y la reproducción este enfoque ha sido bastante
desarrollado. Con la aparición y crecimiento de la epidemia de VIH/SIDA, se ha puesto
en evidencia el agotamiento de las visiones biologicistas y medicalizadas de la
sexualidad y la reproducción para dar vía a una comprensión desde la perspectiva
construccionista social, que ve estos campos como una intersección de fuerzas sociales,
económicas y políticas. En otras palabras, como construcciones históricas (Foucault,
9 En “Em defesa da sociedade”, Foucault nos muestra como la demografía termina siendo una de las herramientas capilares del “control sobre la vida y sobre la población”, y favoreciendo la expansión material y subjetiva del Estado y del poder burgués capitalista a través de las fronteras culturales y de los cuerpos individuales (Foucault, 2008). Correa y Parker, realizarán una crítica específica a la epistemología demográfica y sanitarista a partir del análisis foucaultiano y de una teoría de los derechos sexuales (2004).
19
1991; Weeks, 1998; Osborne y Guasch, 2003). De igual manera, la importancia de los
movimientos feministas, así como el LGBT, y sus aportes a la discusión en cuestiones
de género y sexualidad durante las últimas décadas, cruzado con la preocupación
mundial creciente en temas de población, salud sexual y reproductiva y la pandemia del
VIH/SIDA, ha permitido la utilización de perspectivas socioculturales en la
investigación y la acción en el campo de la salud sexual y reproductiva (Parker, Barbosa
y Aggleton, 2000; Correa & Parker, 2004). También en los ámbitos de la demografía y
los estudios de población y específicamente en los estudios de fecundidad han aparecido
voces que propenden por acercamientos que consideren los contextos socioculturales
(McNicholl, 1980; Hammel, 1990).
En la antropología urbana contemporánea se ha adoptado fuertemente una visión socio-
constructivista en el abordaje de estos temas. Una visión que ha conseguido penetrar
fuertemente los ámbitos de políticas públicas de países como Brasil y México10. Así,
eventos como embarazo o aborto, y la propia ciencia que los estudia y aborda, son
comprendidos con mayor o menor radicalidad como productos culturales y como
necesariamente relacionales. Embarazo, maternidad y paternidad son experiencias
íntimamente relacionadas con las maneras como en un determinado contexto social
(clase, etnia/raza y diversidad regional han sido fuertemente resaltados en el contexto
brasilero) se viven y se entienden la sexualidad, el cuerpo, la familia y la propia noción
de persona (Heilborn 2005; Szasz 2002, Duarte 1987; Knauth 1996; Victora 1996,
Navarro, 2009).
Un buen ejemplo de esta visión es el trabajo de los antropólogos brasileros Ondina
Fachel Leal y Bernardo Lewgoy (1998), en el que se estudian, justamente, los
significados del embarazo adolescente en un grupo popular en Porto Alegre, Brasil.
Estos autores usan una categoría bastante querida por la antropología francesa y
brasilera, la “noción de persona”, y específicamente los desarrollos de Louis Dummont
sobre individualismo y holismo como principios culturales del ser persona en diferentes
sociedades (europea e hindú, respectivamente). A partir de ahí, y basados en la
evidencia empírica de un trabajo de campo etnográfico de larga duración, formulan la
10 Recordemos que la grande y famosa reforma de salud en Brasil, concebida e promovida por Sérgio Arouca, que en los años 80 creo el SUS, fue producto de la influencia radical del trabajo histórico de Michel Foucault.
20
hipótesis de que lejos de constituirse en una decisión y en una experiencia individual, el
embarazo y la maternidad, para estas jóvenes y sus redes, son eventos que se deciden y
se viven de manera colectiva, especialmente en el eje familiar matrifocal extendido
(tías, abuelas, primos) y entre los y las amigas más cercanas. Sugieren los autores que
esto está relacionado con principios culturales profundos de existencia colectiva (similar
al holismo), en oposición al fundamento individualista de la sociedad industrial.
Para nuestro caso, es necesario realizar una aproximación a partir de categorías sociales
como género, clase, generación y etnia, ya que está suficientemente comprobada en la
literatura socio-antropológica la enorme variación que la noción de familia, para tomar
sólo un ejemplo, tiene al observar comparativamente diferentes culturas, clases,
religiones o momentos históricos (ver, por ejemplo, Parkin & Stone, 2004; Fonseca
2007, Duarte 2005, Medina et al. 2001). En ese sentido, eventos o prácticas corporales
como el embarazo, el parto, el sexo, son conceptualizados y vivenciados de maneras
diferentes por personas, por ejemplo, de la región andina de Santander, de las tierras
bajas del sur de Bolívar o de las clases populares o medias bogotanas (Pacheco et al.
2007). Personas que, en un contexto de desplazamiento, pueden entrar en relación
estrecha y construir nuevos espacios de relación simbólica con significados híbridos
sobre la sexualidad, la reproducción, la maternidad y la paternidad.
Un buen ejemplo de abordaje antropológico para el estudio del tema es el trabajo
etnográfico de Navarro (2009) con mujeres afrocolombianas en Buenaventura. En este
trabajo la autora se propone a pensar sobre las relaciones y significados de la unión
conyugal y de la maternidad en estas mujeres. La autora realiza un abordaje bastante
sólido de género, clase y etnia, que le permite comprender diferencias culturales con
relación a los parámetros simbólicos de la clase media blanca, y no verlas como
deficiencias o atrasos. Así mismo, la autora evidencia elementos de la cultura sexual y
familiar afrocolombianas en esta región que están en aparente transformación y que se
oponen a los esquemas hegemónicos religiosos o burgueses. La autora destaca la
desigualdad económica y las condiciones de opresión de las mujeres.
Por ejemplo, con relación a la configuración de familia, la autora destaca un claro
conflicto entre ideales de familia nuclear, monogámica y monodomiciliar, con la
práctica preferida, buscada o aceptada por estas mujeres y sus compañeros. Existe, al
21
parecer, la afirmación cultural de la familia extendida, con lazos de solidaridad bastante
fuertes, que incluyen la comprensión de la maternidad como un hecho colectivo, y la
no-monogamia exclusiva como parte de lo “normal” y, en muchos casos, deseado.
Los hogares son espacios dinámicos y transgresores en la medida en que desbordan el modelo al que las mujeres se refieren de forma racional o que consideran como el “correcto” y “normal”. (Navarro, 2009: 44)
Así, trabajos como este nos estimulan a pensar en la importancia de aproximaciones
socioantropológicas que permitan conocer “desde adentro” las experiencias, las lógicas
y las preferencias (y no falta de) de personas, grupos y redes distantes de “nosotros” en
la historia, en la geografía o en la imaginación.
Es necesario entender, por otro lado, que el análisis social o cultural de un fenómeno
como el embarazo o la paternidad, no sólo debe ser realizado en conexión con otros
eventos o campos de la cultura, sino que esa propia cultura no puede ser estudiada de
manera aislada. Es decir, si en el origen de la antropología, los investigadores
estudiaban culturas que, probablemente, eran aisladas o su contacto con otras era
escaso, hoy en día eso es un imposible, mucho más cuando se trata de culturas urbanas.
Entonces, la cultura, ese sistema de sentido, es, siempre, en todos los casos, el encuentro
más o menos conflictivo de diversos sistemas culturales y de historias diversas. El
significado de que un joven padre no reconozca a su hijo, en un contexto determinado,
surge del encuentro de, por ejemplo, la tradición campesina andina católica a la que el
joven pertenece en su origen (que ya es una simbiosis), con su cotidianidad en un barrio
popular de Bogotá donde la noción de adolescencia y de individualidad es fuertemente
cultivada por el estado y por los medios de comunicación. Investigar en contextos de
desplazamiento implica prestar mucha atención a esta idea de cultura como
multiculturalidad y transformación.
Entonces los “esquemas conceptuales” no los entendemos como estructuras rígidas y
monolíticas que determinan verticalmente el destino de los sujetos. Para Sahlins (1997),
la estructura no es un factor de determinación comportamental, sino de sentido, y la
práctica coloca en riesgo cotidiano a los esquemas conceptuales. Por eso, como en los
análisis de Judith Butler sobre género, las ideas de performance y de biografía son tan
importantes en esta lógica (Sahlins, 2003; Butler, 1990). Es decir, la práctica de la vida
22
(decisiones individuales, fenómenos naturales, eventos globales) coloca en permanente
jaque los límites de la comprensión y del sentido; lo que obliga a la cultura a adaptarse,
transformarse, extenderse, modularse permanentemente para no extinguirse, al mismo
tiempo que orienta el sentido de los actos, de la história y de la memoria de los sujetos.
Así, tan importante como saber cuáles son los significados, es conocer las maneras
como esos significados son construidos, negociados, transformados y actualizados en la
historia y en el cotidiano de nuevas redes que se construyen con la llegada de contextos
rurales a urbanos y de culturas diferentes del país. En ese sentido, además de observar
los elementos estructurales que darían sentido a la maternidad o a la paternidad, se hace
necesario prestar igual atención a las operaciones prácticas de creación y agencia de los
sujetos y de sus redes (Fonseca, 2004; Ortner, 2006). Es decir, asumimos una postura
radicalmente constructivista (Vance, 1999), que no se restringe a la lectura y
descripción de estructuras sociales en el sentido más clásico y duro del concepto (como
determinantes de los comportamientos y de las decisiones, como lugar privilegiado
donde la construcción de sentido sucede para después decender a la práctica), sino que
reconoce también las diferencias microsociales, individuales, las capacidades de
creación y de distinción de los sujetos, y la potencia simbólica y constructiva del
cotidiano11.
Finalmente, este abordaje conceptual requiere de establecer miradas paralelas y
profundas de los niveles estructurales, los niveles de la interacción relacional y los
biográficos e íntimos que circulan en los cuerpos, las sexualidades y las emociones de
las personas. Por tal razón se ha desarrollado un enfoque de trayectoria reproductiva,
afectiva, sexual y migratoria. Es en las “trayectorias corporales” (Olivar, 2010) de
sujetos y de redes particulares que se re-crean las culturas y las diferencias (Csordas,
1990, 1994; Turner 1994). Siguiendo la lógica planteada, los significados buscados
reposan no en alguna estructura ideal, sino en las emociones que posibilitan y que son
posibilitadas por las prácticas de los sujetos. Si pensamos, junto con Mejia (2003), que
los derechos son, crean, movilizan, emociones de oposición a la opresión del Poder, es
11 Entiéndase bien: no se trata de asumir una postura del “individualismo metodológico” ni de la extrema maleabilidad de la cultura y de las normas sociales. Se trata de reconocer en los sujetos, en sus redes y en la vida cotidiana elementos importantes de acción social, de creatividad, de voluntad, de transformación, que juegan en permanente tensión con las normas y las posibilidades estructurales. En ese marco la idea de performances, adaptada para los estudios de género por autoras como Butker (1990) es bastante útil.
23
necesario comprender cuáles son esas emociones, como son producidas, como se
expresan y en el marco de cuales relaciones.
24
II. METODOLOGÍA Y UNIVERSO DE INVESTIGACIÓN
Siguiendo el mapa conceptual planteado, construimos un abordaje metodológico que
nos ofreciera información útil para los objetivos de esta investigación. En ese sentido,
propusimos unas herramientas que nos permitieran circular por los sentidos compartidos
y estructurales, pero así mismo, acercarnos a experiencias de sujetos particulares. Una
mirada que fuera al mismo tiempo fotografía del presente y visión narrativa de trayectos
vitales para comprender las maneras como los eventos aquí estudiados son construidos,
re-significados y vividos a lo largo de la vida y de las relaciones. Propusimos una
metodología que posibilite profundizaciones en las experiencias subjetivas colectivas,
que estimulara la discusión de los actores trasbordando la autoridad del entrevistador, y
la reflexión o auto-análisis (Bourdeiu, 1999).
Como fue mencionado anteriormente, las relaciones de poder, y en ese sentido las
relaciones con la ciencia, con el estado y con los derechos, ocupan un lugar especial en
la transversalidad de los análisis. Esto se traduce metodológicamente en una mirada
tangencial, contextual, no rigurosa (ya que no constituyen el objeto de esta
investigación), a discursos políticos y científicos disponibles sobre los temas.
Componentes del diseño metodológico:
2.1 Gestión local, selección de barrios y enlaces.
Elemento clave dentro de una investigación de corte etnográfico, es la capacidad de
inserción en campo y de comprensión del contexto y de las dinámicas institucionales
que atraviesan el territorio. En el caso de una investigación rápida como esta (cuyo
trabajo de campo principal estaba formulado para dos meses), se hace necesaria la
colaboración de actores claves locales, así como la eventual inserción en sus dinámicas
cotidianas.
Siendo esta una investigación del área de salud, una puerta importante eran las
instituciones responsables por el tema. El Hospital de Vista Hermosa (ESE), a través de
su oficina de Gestión Local, y de los referentes de desplazamiento, fue vital para el
25
desarrollo del trabajo. Inicialmente contactado por la Secretaría Distrital de Salud, el
personal del HVH se constituyó en nuestro principal aliado y con algunas de sus
funcionarias ajustamos el foco del proyecto a las necesidades y prioridades detectadas
por Salud Pública. Con este equipo el trabajo fue permanente y nos posibilitó los
contactos con otros y otras funcionarios y funcionarias de Salud Pública (HVH) y de
algunas IPSs.
Durante las primeras tres semanas de trabajo, mientras se hacía el ajuste técnico y
presupuestal del proyecto, se llevó a cabo un trabajo junto con las personas de Gestión
Local y de la Transversalidad Desplazados cuyo objetivo era la selección de los barrios
específicos y el contacto con las puertas de entrada comunitarias.
Los barrios seleccionados fueron: Caracolí y Canteras. Estos dos barrios hacen parte de
la priorización de actividades para el año 2010 de la transversalidad de “población en
condición de desplazamiento” del Hospital de Vista Hermosa. Según funcionarias del
HVH el trabajo juicioso en temas de salud sexual y reproductiva en estos dos barrios ha
sido escaso, especialmente en Caracolí. En los dos barrios la presencia efectiva de
población desplazada es alta, según diagnósticos de 2009 realizados por el HVH; sin
embargo, sus características generales son significativamente diferentes (razón
importante para su escogencia). A continuación haremos una breve presentación de
ellos, resultante del trabajo de campo, a la que añadiremos las razones de su selección.
2.1.1 Caracolí y alrededores.
Al barrio Caracolí, perteneciente a la UPZ Ismael Perdomo, se llega, en muchas
ocasiones, a pie debido a que el transporte público que transita es escaso. El sector se
encuentra justo en el límite que separa Bogotá de Soacha y está localizado a bastante
distancia de importantes puntos de referencia de la ciudad como el Portal del Tunal, la
Avenida Villavicencio o el barrio Candelaria. Para quien se moviliza en el sistema
Transmilenio, llegar a Caracolí implica tomar el alimentador Sierra Morena hasta el
final de la línea, caminar 5 minutos hasta un punto conocido como “Tres esquinas”,
importante centro de comercio y sociabilidad, y ahí tomar una buseta o un transporte
informal hasta el barrio, o caminar cerca de 10 minutos. Según algunos habitantes las
dificultades de transporte son grandes, principalmente antes del amanecer cuando
26
muchos de ellos salen a trabajar hacia las partes bajas de la localidad o el centro y norte
de la ciudad.
Gran parte de la población está constituida por afrodescendientes, en situación de
desplazamiento, provenientes de la Costa Pacífica, en especial del Choco, Cauca y
Nariño. Al parecer, la llegada de población desplazada de estas regiones es aún
presente.
Estos barrios (Caracolí, la Isla, el Oasis) fueron construidos en una zona montañosa de
dura pendiente, y cuentan con dos vías principales que comunican a Bogotá con Soacha.
Son las únicas por las que pueden desplazarse los vehículos públicos y privados. Estas
rutas de acceso están dedicadas a diferentes tipos de comercio y las casas a su orilla
están construidas en ladrillo. Las casas que están construidas en los pendientes son
viviendas en obra gris, en el sentido de que no han terminado de ser construidas y en
donde se combina las bases en cemento con paredes en ladrillo o en madera o en
algunos casos en plástico y que los techos por lo general son en teja de zinc con piedras
encima para contrarrestar el viento. Las calles no están pavimentadas y los servicios
públicos no son generalizados ni distribuidos igualitariamente. Hay partes sin agua, por
ejemplo.
Sobre la calle principal se encuentran muchos salones de belleza, tres restaurantes, dos
billares, más de seis sitios de venta de minutos y una gallera12. La otra vía importante
del sector es la llamada “La 19” o “Zona Rosa”, en analogía a la calle 19 del centro de
Bogotá. Esta calle es ocupada por múltiples cantinas y por los llamados garitos (sitios
donde los hombres afrodescendientes se reúnen a “chupar ron” y a jugar dominó).
“La 19” es reconocida como una calle importante para la socialización de los jóvenes
por la presencia de las discotecas, pero también es identificada como lugar peligroso
porque es allí donde se presentan peleas con heridos y muertos, relacionados, muchas
veces, con conflictos amorosos. Allí hay discotecas para adolescentes, incluyendo
menores de 15 años, y para mayores de edad. Hay una calle dentro de esta 19 a la que se
12 Es común ver durante el día en las entradas de las casas gallos de pelea amarrados y sus propietarios hombres adultos provienen de zonas del interior del país, como Boyacá, Cundinamarca, y Caquetá y Llanos Orientales
27
le conoce como “el hueco” y en la que hay el mayor número de cantinas y discotecas.
También se menciona la existencia de sitios clandestinos para abortar. “Uff… por ahí
por en el lado de la Gaitana, en el tanque, en el tanque queda el más conocido”. Seg
voz, 2). De otro lado, “La 19”, es mencionada como el punto en el cual se generan los
chismes. Chismes sobre aborto se dan de manera frecuente y la presencia de mujeres
embarazadas es también fuente de rumores.
Caracolí es percibido como un sitio de intervención de ONGs asistencialistas como por
ejemplo “Un techo para mi país”. La presencia de este tipo de trabajos allá es
sumamente grande y constante. Por lo que dicen los habitantes, existe una sobreoferta
siempre asistencial y siempre desarticulada entre sí. Este tipo de práctica, ya presente
con contundencia en el pacífico colombiano, ha dado lugar a una constante espera de las
personas para que las instituciones les “den algo”.
Igualmente, para la población negra, este sector es percibido como un espacio en el que
no hay discriminación contra ellos ya que los testimonios indican que cuando se
desplazan a otros sectores de Bogotá la discriminación en los espacios públicos es algo
frecuente.
Las calles de este sector desembocan en un pequeño valle en donde queda ubicado la
llamada Laguna de Terrenos, hoy cubierta de vegetación. Esta laguna y su espacio
alrededor figuran dentro del imaginario colectivo como el sitio donde se abandonan
niños o donde se botan los fetos. Los niños hablan de que en esa laguna hay una
serpiente que se los come. Frente a ese sector, al otro lado de la laguna, está la montaña
en cuya cima esta el popular Palo del Ahorcado. Dentro del imaginario colectivo se dice
que en esa montaña también hay cuevas a las que se llevan a los niños para
abandonarlos, a donde se botan los fetos; también se dice que a esas cuevas los
violadores llevan a sus víctimas.
28
2.1.2 Las Canteras
Canteras es un barrio consolidado, esto quiere decir que tanto su infraestructura vial
como de instituciones hace parte de un desarrollo de más de 30 años13. La situación de
las viviendas responde a procesos de autogestión de los dueños y, como la mayoría de
barrios en la localidad, no es un desarrollo planeado sino que parte de la iniciativa de los
habitantes. En general las casas pueden llegar a tener hasta tres pisos; sin embargo, en
su mayoría sólo tienen uno.
Las viviendas son compartidas por más de dos familias, casi todas ellas reconstituidas o
extensas. Se sabe por los testimonios de los participantes en la investigación que al
interior de las viviendas se maneja la distribución de inquilinato, esto con los habitantes
más recientes que por lo general son migrantes económicos o población desplazada.
Dentro del sector existe una segregación residencial real a partir de la calle 68 sur, este
límite es impuesto por la presencia de la Sede de Tecnologías de la Universidad
Distrital Francisco José de Caldas. La presencia de la U.D. tiene como efectos la
concentración de un nodo de comercio y servicios para los estudiantes, el alto consumo
de bebidas alcohólicas y tabaco en la bahía de la Distrital, la constante presencia de
población flotante y el uso del espacio público del sector para estas prácticas de
consumo y sociabilidad juvenil universitaria. En los alrededores los parques para niños
se encuentran cerrados con candados. Los espacios de ocio para el segmento de 10 – 14
se limitan a otros barrios (Parque Terpel) o espacios privados como el alquiler de X-
BOX y las casas de los vecinos.
El sector de la UD es asumido como un espacio ajeno y peligroso para los más jóvenes,
por lo menos en la percepción de los adultos, este fenómeno se intensifica hacia los
fines de semana.
Estando en el salón comunal, uno de los adolescentes (10-14), al invitarlo a la salida de
georeferenciación manifestó: “mi papá dice que allá hay muchachos de la Universidad
en esa plaza haciendo cosas que no deberíamos hacer, por eso mi papá me dice
preferible no vaya” (notas de campo).
13 por testimonio de las personas que allí habitan
29
En las tardes puede verse una mayor presencia de mujeres y de adolescentes. El
embarazo de adolescentes entre los 18 y 20 años es visible en algunas cuadras.
En la calle 68F cerca a la casa de una de nuestras participantes, las mujeres se asomaban
a los portales. “Conté cinco mujeres jóvenes embarazadas, de entre 5 y 7 meses en el
trayecto de una cuadra y media. Mientras tanto, en las calles algunas niñas alzaban
bebés en sus brazos, quizás familiares. Las niñas participantes me contaban que era
muy común tener amigas jóvenes embarazadas y que cuando ellas envidiaban o sentían
odio por alguien su hijo nacería con la apariencia física de la persona que se envidia”
(notas de campo LR). Sin embargo, la edad de estas mujeres es difícil de determinar a la
vista, y la agresividad del territorio (historias de inseguridad, de permanentes
violaciones a las mujeres y asesinatos) hace que las personas comporten resistencias
hacia las conversaciones informales.
En las noches de entre-semana, el barrio se transforma. Las calles son pobladas por las
familias, son los niños y las niñas los encargados de hacer los mandados para las
comidas y los desayunos. Sobre la calle 68g se ubican algunos “parches” de jóvenes
entre los 20 – 25 años, todos varones. Estos grupos por lo general son agresivos con las
mujeres, las siguen, intentan conquistarlas y abordarlas mientras ellas caminan. Le
gritan a las muchachas cosas como “mamacita rica se va ir sin despedirse, venga y se
despide de nosotros”; las persiguen y ellas caminan mucho más rápido. En una ocasión
le pidieron a uno de los facilitadores del taller que las acompañara hasta su casa (Notas
de Campo).
El barrio cobra vida a las 6:00pm, hora en que padres y madres llegan o salen a trabajar.
La calle en general es el territorio de los hombres del barrio, mientras las mujeres se
asoman por los portales o envían a los hijos a hacer los mandados.
El barrio tiene una vía principal, la Calle 68 hasta la calle 68I con cra 49, donde se
concentran supermercados, tiendas, pañaleras, cabinas, droguerías y en general es el
corazón del Plan Canteras. En las noches algunas familias se detienen a comer algo en
los puestos ambulantes de comida, es el espacio de tránsito de escolares que han salido
del colegio.
30
En general el barrio es un barrio joven, con familias extensas que son vecinas y que
hacen redes de apoyo para la subsistencia:
N1: Mi tía vive a cuatro cuadras
N2: y yo vivo con mis tía, mire ella es mi tía, yo tengo 9 años y mi tía 11.
N3: ella también es mi tía, vivimos a dos casas, ella tiene 14 y yo tengo 11
(Notas de campo)
El territorio está contenido por historias de continuas vulneraciones a las mujeres, sobre
todo se hace un especial énfasis en la violencia y el abuso sexual. Éste último, junto con
el embarazo, parecen ser los temas donde se concentra la noción de cuidado.
N4: Mire profe que por ahí por esa calle vivía un viejo y siempre se llevaba a las niñas
y a los niños y los violaba.
N1: si profe y mire que un día cogió dos niñas y las mató pero no le hicieron nada.
(Notas de campo)
2.2 Revisión documental
La revisión documental tenía como objeto, por un lado, apropiarse de datos cuali y
cuantitativos que ofrecieran una visión general y panorámica de la localidad y de los
temas en cuestión. Por otro, se buscaba acceder a puntos de vista, a discursos científicos
diversos sobre el embarazo, la maternidad y la paternidad en adolescentes en diferentes
contextos. Se buscaba completar el marco teórico, conocer experiencias de intervención
y análisis que usaran abordajes diferentes, e intentar mapear posicionamientos teóricos
diversos. Finalmente, se buscaba conocer documentalmente el contexto de política
pública específico.
Entonces se abordaron tres tipos de documentos:
• Diagnósticos locales e informaciones de contextualización sobre la localidad.
• Documentos de política pública de la Secretaría Distrital de Salud.
• Bibliografía científica de diversas disciplinas, nacional e internacional, sobre
fecundidad, embarazo adolescente, maternidades, paternidades y juventud.
31
2.3 Etnografía
La etnografía es el método fundante y diferencial de la antropología. Partiendo del
supuesto de que los significados son construidos y aprendidos en la cotidianidad
práctica de los sujetos, como parte de un complejo sistema, se hace necesario
aproximarnos con alguna profundidad a la vivencia de esos contextos sociales y
culturales (Geertz, 2004; Ortner, 2006). En ese sentido, el trabajo etnográfico implica
una visión “desde adentro” de un grupo social determinado, lo que permite, en teoría,
ganar el punto de vista de las personas que allí habitan. Se incluye la realización de
entrevistas, la observación participante, las conversaciones informales, la elaboración de
diagramas de redes de relaciones y de cartografías sociales.
Esta etnografía14 implicó trabajo de campo durante 2 meses, en el cual se incluyó el
acompañamiento regular, cotidiano, de algunos grupos o sujetos que optaron por
participar más activamente de la investigación (participantes clave). Se priorizaron
jóvenes que estuvieran viviendo o hubieran vivido eventos de embarazo, maternidad o
paternidad, así como el desplazamiento forzado. En esta fase se realizó también
levantamiento de documentos con instituciones, ongs y grupos comunitarios, así como
la realización de entrevistas (abiertas o semi-estructuradas) individuales o grupales a
participantes clave, según criterio del equipo de investigación.
La investigación en cada barrio estuvo bajo responsabilidad de un investigador del
equipo, que contó con el apoyo de una auxiliar. Todo este trabajo fue registrado en
Diarios de Campo, que por recoger también las percepciones subjetivas, emocionales y
morales de los investigadores, son, en la tradición antropológica, de uso privado del
equipo de investigación. También se usaron grabadoras de voz, máquinas fotográficas y
de video, dependiendo de cada situación y de las negociaciones con los y las
participantes.
14 Vale aclarar que un principio fundamental del trabajo etnográfico es la larga duración, imposible en este ejercicio.
32
2.4 Trayectorias
A partir del trabajo de planeación e inserción en campo, tanto como a partir del trabajo
etnográfico propiamente dicho, se seleccionaron algunos participantes clave cuyas
trayectorias de vida y su capacidad de narración oral permitían una comprensión mayor
de la manera como los significados y las experiencias del embarazo, la maternidad y la
paternidad, así como del desplazamiento, fueron construidas. En el caso de la
sexualidad y de la vida afectiva, la antropóloga brasilera Maria Luisa Heilborn (2006), a
partir de la idea de “trayectorias sociales” de Bourdieu (1999), genera el concepto
específico de “trayectorias afectivo-sexual”. Esta metodología es central en una gran
investigación sobre sexualidad juvenil que se tornó recientemente referencia en el Brasil
(Heilborn et al, 2006), porque permite, a partir de eventos puntuales, conocer la
dinámica de los aprendizajes y las transformaciones en la vida sexual y afectiva. Para
nuestro caso, las dimensiones familia y migración se suman a la observación de la
trayectoria.
La narración oral de la trayectoria de vida permite la comprensión de los eventos en el
marco de una historia mayor de acontecimientos, decisiones, transformaciones,
reproducciones y negociaciones. Es decir, coloca en perspectiva los eventos. Por otro
lado, permite ver las maneras como el propio sujeto interpreta, elabora y presenta su
experiencia, al tiempo que permite al investigador profundizar en determinados temas y
movilizar el “auto-análisis” social (Bourdieu 1999).
Se realizaron 16 trayectorias en los ciclos vitales de 15-19 y de 20-24, usando la idea de
“caso y caso control”. Las personas fueron contactadas de diversas maneras (a través del
HVH, de las organizaciones juveniles, de “bola de nieve” y del propio trabajo
etnográfico), y fueron seleccionadas de acuerdo a los criterios de investigación (género,
ciclo vital, desplazamiento (y no), embarazo (y no), maternidad/paternidad (y no)), y a
su buena disposición narrativa. En la mayoría de los casos, las trayectorias incluyeron
más de una entrevista a profundidad. Las trayectorias están organizadas de la siguiente
manera:
Las Canteras
33
Caso Protagonista Edad Situación Caso de control
Protagonista Edad Situación
Madre adolescente
Sandra 22 Receptor No madre
Yineth 21 ReceptorAdolescete embarazada
Monica 17 Receptor No embarazada
Marcela 17 DesplazadoPadre adolescente
Jhon Jairo 22 Dezplazado
No padre
Victor 21 ReceptorAdolescente embarazado
Cristián 22 Dezplazado
No embazado
Jonathan 23
Desplazado
Caracolí
Caso Protagonista Edad
Situación Caso de control
Protagonista Edad
Situación
Madre adolescente
Nancy 22 Dezplazado No madreElizabeth 24 Desplazado
Adolescete embarazada Diana 18 Desplazado
No embarazada Angie 18 Desplazado
Padre adolescente
Gustavo 24 Dezplazado No padreJonathan 18
Desplazado
Adolescente embarazado
Steven 19 Receptor No embazadoEdwar 18
Desplazado
2.5 Arte y auto-representación.
Un elemento importante en el desarrollo de esta metodología es el uso de herramientas
que faciliten la expresión individual y colectiva, así como la reflexión sobre la propia
experiencia. Se han propuesto entonces, basados en la experiencia de trabajo del equipo,
talleres de representación y creación artística, y una especial mirada a las “Culturas
Materiales”.
La generación de espacios de reflexión, creación y expresión no discursiva verbal
controlada facilita el acceso a universos simbólicos y emocionales relacionados con la
memoria, el cuerpo, la intimidad y la fuerza creadora de los participantes. Se piensa que
el arte, en el caso específico de los derechos sexuales, del género y de la sexualidad,
permite ampliar los límites de la imaginación creadora, y colocarse en situación de
diálogo con los otros y otras (Nieto, 2006). Esta especie de “Etnografía de las
emociones” complementaria a la formalidad de las entrevistas que puede significar
34
también una poderosa acción de intervención pedagógica y empoderante. Una
experiencia de este tipo fue desarrollada en el marco del proyecto UNFPA-INT00P9M,
para el trabajo con adolescentes en contextos de desplazamiento (Londoño, 2006).
En ese marco, se realizó un taller de reportería y auto-representación con adolescentes
entre los 10 y los 14 años del Barrio Canteras, con una duración de 6 sesiones. Este
taller se realizó en el marco de las actividades de la organización PROACTIVA,
liderada por la señora Elizabeth Acosta y fue facilitado por la organización Sueños
Films, empresa cultural de jóvenes de la localidad con basta experiencia en el desarrollo
de procesos de comunicación visual alternativa y comunitaria. En cada sesión se
formuló una pregunta provocadora, que intentaba contemplar las categorías analíticas
deductivas propuestas por el equipo de investigación (ver más adelante). La base del
taller estaba en ejercicios de percepción y comunicación corporal, apreciación y re-
composición musical, representación gráfica, cartografía corporal y social, reportería
comunitaria y discusión abierta (ver diseño de taller x sesiones en anexo). Durante los
talleres, los investigadores estaban permanentemente en “disposición etnográfica”; es
decir, tomando atenta nota de los productos, reacciones y discusiones, fuentes
importantísimas de información. Así mismo, el proceso fue registrado en audio, video y
fotografía, de lo que resultaron dos sonovisos producidos por Sueños Films (en anexo).
Debido a la sobredosis de talleres y actividades pedagógicas que los habitantes de
Caracolí declararon, fue imposible realizar este proceso con la organización AFRODES,
como estaba planeado. Por tal razón se hacía necesario el uso de herramientas más
puntuales y se realizó entonces una experiencia también prevista en el proyecto original.
Se trató de dos sesiones de Teatro Foro preparadas por el Teatro Experimental de
Fontibón (TEF). Este grupo viene trabajando hace ya algunos años, junto con el
Ministerio de la Protección Social y el UNFPA, entre otras organizaciones, en la
promoción de la equidad de género y de los derechos sexuales y reproductivos usando
metodologías creadas en el marco del Teatro del Oprimido (Boal, 2002; Londoño,
2006). A partir de resultados preliminares de investigación el TEF creó un guión,
revisado y modificado por el equipo de trabajo, que presenta al público dilemas
extraídos de sus propias narrativas, alrededor de los temas centrales (ver anexo). Una
pieza de Teatro Foro, pensando en una lógica narrativa aristotélica, se concentra en el
planteamiento de la situación y en la presentación de los nudos. El desenlace espera por
35
la participación activa del público. Es esta la potencia de la herramienta, que juntando
situaciones reales, con actuaciones profesionales y la estimulación de un facilitador, se
promueve la expresión pública y la participación activa, corporal, de las personas de la
comunidad en la resolución de los problemas. El espectador no sólo opina sobre la
situación, sino que es invitado a subir al escenario y a encarnar el papel con el que
estuvo en desacuerdo, siendo interpelado por los otros actores (Boal, 2002). La
situación se puede repetir tantas veces como la participación del público lo exija.
Un elemento importante en la dimensión de la aproximación antropológica a la auto-
representación, que emergió durante el inicio del trabajo de campo, es la “Cultura
Material”. La interpretación de los objetos y producciones tangibles de las sociedades
está en el origen de la antropología; sin embargo, como lo afirma el trabajo del
antropólogo urbano inglés Daniel Miller, en un tiempo de consumo masivo y de
expansión fuerte del capitalismo, estudiar la “cultura material” adquiere nueva
importancia. Se trata de observar cómo en las lógicas de consumo, apropiación o
fabricación de objetos e imágenes, un grupo social reproduce y materializa sus
principios de pensamiento y de organización simbólica (Miller, 2008). Por tal razón, fue
importante para el desarrollo de esta investigación prestar atención a la manera como
los y las jóvenes y sus familias construían sistemas de objetos y de representaciones
visuales alrededor del embarazo, la primera infancia, la trayectoria afectiva y la familia
(anexos).
Para este caso, también, así como para el Teatro Foro, se contó con el registro
audiovisual del equipo de investigación y de Sueños Films. Dichas imágenes hacen
parte de uno de los sonovisos mencionados, de un álbum digital de fotos, y de un
documental del proceso realizado también por esta organización (en anexos).
2.6 Plan de análisis:
Los diferentes instrumentos utilizados se sistematizarán a través del software Atlas Ti
5.2.
Se propone realizar un proceso hermenéutico, explorando los significados que los y las
adolescentes y jóvenes atribuyen a los hechos y experiencias en sexualidad y
36
reproducción (el sentido, como ya fue dicho anteriormente), identificando las
principales determinaciones de orden social y cultural que influyen en la forma en que
aquellos significados son construidos. Como es de suponerse, la perspectiva teórica del
análisis corresponderá a los presupuestos explicitados suficientemente en las primeras
partes de este informe. La voz del sujeto (entendiendo por esto sus prácticas, sus
discursos, su pensamiento vital, como es sugerido por Veena Das, 2007), es al mismo
tiempo voz de una grupo social y voz de su biografía. Su biografía no es una trayectoria
individual, particular en términos absolutos, pero tampoco es la mera “incardinación” de
la cultura y de la historia. La biografía, presente en la voz de cada entrevistado, en las
prácticas de los muchachos y muchachas en taller, es el orden social hecho práctica
(Sahlins, 2003).
La perspectiva teórica general que se adopta corresponde al de la ciencia social
interpretativa (interpretación hermenéutica). El objetivo principal es proponer al lector
líneas de comprensión, mediante la interconexión de sistemas simbólicos, sobre la
manera en que los y las adolescentes atribuyen sentido a sus experiencias en sexualidad
y reproducción (Geertz, 2004). Tal perspectiva no supone una “explicación” total y
cerrada de los fenómenos, sino que ofrece al lector caminos de “reconfiguración”
(Ricoeur, 1994). La interpretación subjetiva de los acontecimientos de la vida es una
característica general de los seres humanos. Tanto el sentido común, como el
pensamiento científico se basan en interpretaciones de la realidad. Esto implica que “en
términos estrictos, los hechos puros y simples, no existen. Desde un primer momento
todo hecho es un hecho extraído de un contexto universal por la actividad de nuestra
mente. Por consiguiente se trata siempre de hechos interpretados...” (Schutz, 1974:36-
37). Todas las interpretaciones de la realidad –las científicas y las del sentido común-
se basan en un cuerpo de experiencias pre-existentes acerca de la misma, y en el caso de
las científicas, en el conjunto de recursos metodológicos que utilicemos15.
En concordancia con estos postulados, el análisis interpretativo de esta investigación
está basado en los discursos verbales de los y las adolescentes, en sus prácticas, en la
observación de su “cultura material”, sus territorios y espacios, y en los discursos auto-
reflexivos de los etnógrafos que observan el mundo social. La triangulación de técnicas
15 Sobre este tema, específicamente sobre el uso de encuestas y entrevistas cerradas, y la posición de autoridad del investigador como sesgo a la “objetividad” científica, ver: Bouedieu, 1999.
37
y resultados es herramienta fundamental del método. Se triangulan fuentes y actores.
La triangulación proporcionará los elementos que permanecen constantes en los
contextos estudiados y aquellos elementos extraños o únicos. Unos y otros sometidos a
procesos hermenéuticos, a la luz de enfoques éticos y de posiciones teóricas,
proporcionaran interpretaciones o hipótesis sobre el sentido del embarazo, de la
maternidad y de la paternidad para estos jóvenes.
Tanto la recolección de la información como el análisis, estuvieron centrados en pensar
el embarazo, la maternidad y la paternidad en estos jóvenes, en función, en conexión,
con las siguientes categorías (inductivas y deductivas) o dimensiones analíticas de la
vida social:
• Diferencia cultural (procedencia, etnia, clase, ciclo vital)
• Sexualidad (deseo, sexo, relaciones sexuales, erotismo, prácticas, preferencias)
• Género (relaciones de, violencia de, identidad de)
• Familia (configuraciones prácticas de, ideas sobre, deseos de)
• Reproducción (biológica, simbólica, cultural, aborto, búsquedas reproductivas)
• Cuerpo / Persona (nociones de, valorizaciones de, emociones)
• Afectividad / Relacionalidad (noviazgo, amistad, matrimonio, parentesco, otras)
• Derechos / costumbres (derechos inductivos/permisos culturales, derechos
deductivos)
• Sentido / proyecto de vida (posibilidades, sueños, ofertas sociales, deseos /
trabajo, productividad, estudio, familia, ocio)
• Violencia / Poder (desplazamiento, guerra, violencia basada en género, sexual,
familiar, social-cotidiana)
• Religión (determinantes, principios, ideas)
• Salud sexual y reproductiva (conocimientos, servicios, cuidados, ciencia…)
Estas categorías surgen de las revisiones documentales y bibliográficas y de la práctica
del trabajo de campo (deductivas e inductivas). Son transversales a la organización y
presentación de los resultados, y su eficacia explicativa o no, se verá en las conclusiones
analíticas.
38
2.7 Universo de investigación
El universo de investigación fue conformado por:
• Adolescentes y jóvenes, hombres y mujeres, pertenecientes a los barrios
Caracolí y Canteras (y sus alrededores cercanos) en Ciudad Bolívar, desplazados
y receptores, como participantes directos. La participación fue en diversos
niveles de profundización e intensidad, dependiendo de la metodología. 115
adolescentes y jóvenes (incluyendo trayectorias, talleres, entrevistas,
conversaciones informales y TEF): 31 de 10 a 14 años en Canteras, 18 de 10 a
14 años en Caracolí; 10 de 15 a 19 años en Canteras, 33 de 15 a 19 en Caracolí;
12 de 20 a 24 en Canteras, 11 de 20 a 24 en Caracolí. Femenino y masculino,
53 en el Barrio Canteras y 62 en el Barrio Caracolí, 5 desplazados en canteras y
48 no desplazados, 43 desplazados en Caracolí y 19 no desplazados; 14 padre
y/o madre, 39 no padre y/o madre en Canteras; 7 padre y/o madre, 55 no padre
y/o madre .
• Integrantes de sus redes
• Dos organizaciones comunitarias que trabajan con adolescentes y jóvenes, una
por cada barrio.
• Seis funcionarias de salud de referencia en los barrios
• Dos mujeres líderes comunitárias de la localidad que trabajan en SSR
• Una organización social de jóvenes de la localidad asociada (Sueños Films).
39
III. RESULTADOS
En este capítulo presentamos los principales resultados, concernientes al trabajo de
campo y que, por razones del tiempo limitado de la investigación, se restringirán a
intentar responder de la manera más sencilla posible la pregunta expresada en el objeto
de investigación. Por tal motivo, a pesar de que para la recolección y la interpretación
de la información se hayan usado categorías transversales (presentadas anteriormente),
esta presentación de resultados se amolda a los tres pilares de indagación: embarazo,
maternidad y paternidad. Tal será la organización del capítulo.
La primera sesión, llamada “Embarazo: una promesa autocumplida” intentará mostrar
que, más allá de cualquier significado traducible, en terminos de ideología, por ejemplo,
el embarazo juvenil o adolescente es parte importante de la memoria sobre si
(sujeto/cultura) y de la experiencia corporal que antecede al evento propiamente dicho.
No existe una distancia reflexiva sólida, generalizable, sobre este evento. Sin embargo,
como será una constante en todo el cuerpo de este informe, existen sostenidas y no
excepcionales experiencias o momentos de ruptura que no se pueden despreciar bajo el
presupuesto de la eterna reproducción estructural.
Se destaca el hecho de que el embarazo es, en lo fundamental, una experiencia
restrictivamente femenina. Una fuerte vinculación entre “naturaleza” y práctica social es
entonces evidente, pues cualquier imaginación sobre el embarazo como asunto
masculino (más allá del “responder”) está ausente.
La segunda sesión gira alrededor de una cuestión central en la tensión entre derechos
humanos (y el viejo individualismo que algunas de sus corrientes reivindican) y
“nociones de persona” presentes en las culturas y en los choques culturales.
“Maternidad: ser por los otros y caminos de ruptura” trae la fuerte constatación de la
“maternización y familización compulsivas” de la vida social de estas mujeres. Género
asume aquí un lugar privilegiado de discusión y análisis, pues lejos de transformaciones
tenidas como dadas en la experiencia femenina, mostramos como la individualidad
femenina es un objeto culturalmente distante en este contexto. La mujer corporifica a la
familia, a la madre, a la esposa con o sin marido.
40
Finalmente, la tercera sesión, como su nombre lo indica, es dedicada a la paternidad. De
manera semejante a la anterior, se evidencia que la paternidad es englobada y
antecedida por la construcción social de la masculinidad en este contexto específico. Es
decir, ser papá es un elemento importante a la hora de hacerse hombre. ¿Cómo?
¿Cuándo? Las formas varian. Importante es resaltar que, a diferencia de la experiencia
de la maternidad femenina, estas paternidades narradas por los hombres no tienen el
objeto de su existencia cultural en los otros… sino en sí mismo. Mayoritariamente se es
papá no para el hijo o hija, ni como corporificación de la familia, sino como
demostración íntima y pública (histórica, cultural) de su masculinidad, de su capacidad
de respuesta, de trabajo, de control, de violencia más que de protección, como veremos.
3.1 EMBARAZO: UNA PROMESA AUTO-CUMPLIDA
A partir del trabajo de campo se han identificado tres categorías importantes para la
comprensión del sentido/significado del embarazo. 1) Sentidos, deseos, planes,
proyectos y promesas; 2) Aprendizajes y reproducciones; 3) Responsabilidades,
responsabilizaciones, respuestas y resoluciones: culpa y estigma.
3.1.1 SENTIDOS, DESEOS, PLANES, PROYECTOS
3.1.1.1 FUERZAS INDISCUTIBLES COMO BASES DE SENTIDO
Para muchas personas protagonistas de esta investigación, el embarazo adquiere sentido
en la medida en que existen eventos o dimensiones de la vida que no dependen de la
voluntad individual (especialmente de la femenina), sino de fuerzas mayores externas
difícilmente discutibles. Es decir, en una gran medida, “quedar” embarazada no depende
absolutamente de la decisión individual.
Razones como “la voluntad de Dios” y “el destino”, son parte de las explicaciones a
veces comunes sobre porque ocurren las cosas; o expresiones como “el tiempo lo dirá”,
o “si dios lo quiere así”.“si yo quedaba embarazada listo, dejaríamos que todo
sucediera, que el tiempo dijera todo” (Car-m-emb-15/19-d, pp.4).
41
Un bebe es como un ángel, un bebe es un ternura, un bebe es como un tesoro que Dios
le manda a uno (…) Pues yo creo que Diosito les manda un bebe, yo creo que sí - Liz: ¿
lo mejor sería que les diera un bebe? E: Si, para mí lo mejor sería que Dios me
mandara un bebe, pero más adelante…(Cant – msh- 10/14- d, Pp 11).
E:¿En dado caso en que ella hubiera quedado embarazada qué hubiera pasado?
C: Pues uno siempre dice: ay la embarró... pues ya salir adelante, pues gracias a Dios
eso no se dio porque con ella lo primero que yo me proponía era estudiar juiciosos y
luego si empezar nuestras carreras y luego si pensar en un futuro, aunque yo se que lo
voy a lograr. (Cant – SH- 15/19- Nd- CC- Pp9).
Como ya fue mostrado por Paternostro (2001) estudiando relaciones de género y
VIH/SIDA en Latinoamérica, existe una alianza práctica efectiva entre Dios y los
varones para el gobierno de la sexualidad y el cuerpo femeninos. La fuerza que “la
voluntad de Dios” tiene es extremamente útil en el mantenimiento de los ejercicios
abusivos de poder masculino en las decisiones reproductivas de las mujeres y las
parejas. Así mismo la naturaleza, el destino y el tiempo.
Muchos compañeros no permiten el uso de anticonceptivos o preservativos bajo
argumentos de índole cultural: el condón impide el goce de la relación sexual, las
pastillas y los dispositivos afectan las decisiones de Dios, el papel de la mujer es tener
los hijos (Notas de campo). Los discursos de naturalización (por naturaleza o por
costumbre) son bastante fuertes. “¿Pero qué harías tu si fueras hombre? ¿No harías lo
mismo?” Le preguntaba un muchacho de 12 años a una de las actrices del TEF durante
la acalorada discusión posterior a la presentación teatral. Los muchachos explicaban
insistentemente que ser hombre “es así” y punto, recaía en las mujeres colocar los
límites (notas de campo).
En ese sentido, la masculinidad hegemónica, en estos contextos, se piensa fácilmente
como cercana al estado de naturaleza y, por tanto, indiscutible… apenas frenable,
controlable por la exigida fuerza femenina (más cercana al estado de sociedad).
42
“Pues yo, la realidad, sí estamos mal. El decir de nosotros es que si hay para tres hay
para cinco o para seis pero si toca trabajar más toca economizar o rendir más y hacer
más… Pues que se a la voluntad de Dios. Ya pues en este momento ya no quiero más
hijos porque mis hijos están muy pequeños, ellos están muy pequeños. (…) pero mi
esposo es uno que quiere yo no sé, yo pensaba en este momento que iba a estar
embarazada.” (cant-m-h-20-24-nd(migrante económica)).
No…Él no me deja planificar. No, porque iba a empezar con las inyecciones y por ahí
las tengo(…) Porque él dice que ...que no, entonces ahorita la doctora dijo que no podía
tener más hijos porque el embarazo de ella pues fue duro, y él dice que entonces
planificar no(…) Pues yo quisiera planificar, y por el momento no tener más hijos, así
estoy bien con…los tres quisiera. No mas(…) Yo he hablado eso con él, pero él dice
que no…o a veces llegamos a algo y me dice “Haga lo que usted quiera”…entonces no
me gustaría que él se enterara y peleáramos más feo…entonces por el momento no…”
(cant-m-20-24-nd(mecon))(DSR, Pp 17)
Así mismo, las experiencias de dolor se explican, o mejor, se resuelven desde algún tipo
de resignación, que no es otra cosa que el saber práctico sobre sus posibilidades
individuales en contraposición al peso aplastante de la estructura social asimétrica. El
desplazamiento, el abuso sexual, el maltrato por parte de familiares o compañeros y el
negar las decisiones propias por sobre la de los hombres de la casa son hechos que se
explican a partir de, por ejemplo, la voluntad de Dios o la costumbre.
La fuerza masculina parece llegar y atropellar, sea por la fuerza física o por las
promesas seductoras, de manera casi inevitable y, principalmente, sin posibilidad de
discusión. La imaginación es entonces mutilada y las mujeres embarazadas, criadas
desde la espera y la ingenuidad, se aprenden víctimas.
Uy, sí, hartísimas, en mi colegio el año pasado hasta de sexto habían niñas
embarazadas, y de 13 años, pero mi prima no, mi prima es como toda sencillita, pero, o
sea, ella todavía no, no ha tenido todavía novio ni nada porque ella es como muy
seria.porque algunos hombres cogen las dejan embarazadas y después se van, y no
dicen.. Y no responden por ella
Liz:¿ Como hace uno para cuidarse entonces?
43
E: No sabría decir, pues yo creo que es alejándose un poco de ese hombre, pues así
sea el novio, si!! Pero es que uno, no creo que deba ir más allá de ser novios (Cant –
m- sh – 10 – 14 – D).
Tener novio por tanto es un factor de riesgo, de ser engañado por los hombres, con lo
cual una estrategia de cuidado es la posibilidad de no tener novio. Una fuerte falta de
agencia afectiva y sexual femenina es destacada por las mujeres a la hora de lidiar con
los hombres, especialmente las más pequeñas, que comienzan a enamorar y aprender en
conjunto con sus pares. Embobarse, es la conceptualización.
Las niñas se embarazan (…) pues eso es porque ellas se emboban “ah no porque ella
tiene un hijo, yo también quiero tener un hijo” y ya cuando son muy pequeñas es muy
duro tener una bebe a un bebe porque tienen que hacerle cesaría. (cant-msh-10-14-
nd)(Pp.8)
Entonces a veces algunas niñas pasan por cosas muy duras, porque algunos hombres
cogen las dejan embarazadas y después se van, y no dicen.. Y no responden por
ellas…(Cant – msh – 10/14- D, Pp 6).
“…porque las mujeres cuando estamos enamoradas uno se vuelve bobo y a veces no se
da cuenta de lo que está haciendo, de lo que está pasando” (Car-m-emb-15/19-d; pp.7)
Si bien el deseo sexual no se muestra como indiscutible ni incontrolable, su fuerza sigue
siendo narrada como un obstáculo para el uso de preservativos y anticonceptivos. Esto
llama la atención a pesar de los múltiples mensajes alrededor del cuidado del VIH/SIDA
y el embarazo que circulan en los colegios, escuelas, medios de comunicación, etc.. Sin
embargo, claro, es evidente que los y las adolescentes generan medidas de precaución y
estrategias de resolución (la gran mayoría de los y las jóvenes participantes con vida
sexual activa declararon tomar medidas de protección y cuidado, esporádicamente).
E: ¿Cuáles cree usted que sean las razones por la cuales los pelados y las peladas no
piensen en el momento de ir a tener la relación, el hecho de que se está en el riesgo del
embarazo?
44
J: Pues la emoción, tal vez como ahorita existen casos y que no le gusta tener un bebé y
sale en embarazo y lo botan, lo donan o algo así.
(Car-h-sh-15/19-nd, pp.9)
Esto es lo que dice una mujer que tiene un niño de dos años, cuando se le pregunta qué
influye para que la mujer, en el momento de la relación sexual no piense en ese riesgo
de quedar en embarazo: “La arrechera como dicen… (risas), se ponen muy calientes
entonces…”.(Car-m-h-20/24-d, pp.12)
Un dato lateral pero bastante importante surge de esta declaración. Más allá del riesgo
de salud, existen, de hecho, prácticas de búsqueda erótica y sexual femeninas, que no
pueden ser menospreciadas a la hora de preguntarse por los Derechos Sexuales. En un
contexto en el que con frecuencia se habla del displacer femenino, estos datos nos
hablan de posibilidades importantes de equidad sexual y de afirmación erótica
femenina. El problema se configura como tal cuando el Estado y el conjunto social no
sólo no acompañan estas transformaciones o diferencias, sino que, como a veces parece,
tienden a sacrificarlas.
3.1.1.2 DESEOS, PLANES, SENTIDOS Y PROYECTOS.
A veces, el embarazo obedece al ejercicio de la voluntad, del deseo o responde a la
consolidación de proyectos personales y familiares. No es siempre, como es claro, el
embarazo adolescente o juvenil un embarazo no planeado o no deseado. A veces,
insistimos, el embarazo adolescente o juvenil es la afirmación positiva de una decisión,
de un derecho.
“Yo quería ser papá y pues quería tener mi chamaca” (Car-h-h-20/24-d-pp. 9). Dice
este joven, papá de una chamaca, que hoy está pensando en tener un hijo con su nueva
novia, pero que todo depende de que tenga con qué sustentarla, porque su mayor temor
es que el niño sufra por algo.
El embarazo abre el camino, de hecho, de tener un hijo (lo que nos habla, como
veremos más adelante, sobre el bajo permiso cultural de interrumpir el embarazo). El
45
embarazo es englobado por la maternidad; en ese sentido, el embarazo implica la
imaginación sobre la maternidad, la reproducción y sobre el resto de la vida.
De otro lado, especialmente en la imaginación de las más pequeñas, existe también la
percepción de que el embarazo vuelve a las personas más responsables, más maduras
E: ¿Y tú cómo vez la vida de tu hermana después de que tuvo su hijo?
B: "Que es más responsable, piensa antes de hacer las cosas y busca aprender, antes
cuando ella le hablaban del colegio ella se reía. Así como inmadura", eso dice
refiriendose a su hermana de 17 años (Car-M-sh-10-14-d).
Como ha sido visto en otros estudios, el embarazo pareciera una afirmación positiva en
pos de un cambio de vida. Salida de contextos familiares violentos u opresivos,
resistencia frente a formas de violencia sexual, argumento “externo” para reducir o
abandonar el uso de drogas o comportamientos similares (Barn&Montoyani, 2007,
Kirby, 2002). Sin duda, esto termina de evidenciar una vulneración sistemática de
derechos y, en el mejor de los casos, una escasa respuesta del Estado. Al ofrecerse
autoritarismo y violencia, y baja respuesta del Estado (fragilización social y subjetiva),
la posibilidad de la maternidad, siempre presente, se potencializa como espacio de
autonomía (en el sentido estricto del auto-gobierno) y, también, de ejercicio de cuidado
y control sobre otro.
“En estos momentos he escuchado el caso de una muchacha que ella no sé si de pronto
por los papá …porque por lo menos no la dejan salir..Ósea es como privada de la
libertad…por lo menos que muchas mujeres hacen las cosas a escondidas y llega el
embarazo, y cuando eso las echan a la calle..Entonces como que muchas peladas lo
hacen por eso y ya otras lo van a seguir haciendo…ya…que porque mi mamá…que
porque mi papa…entonces eso influye mucho en esa parte”. (Car-m-emb-15/19-d,
pp.13)
Cuando esto es expresado por personas que no han tenido hijos, o por el quinquenio
más joven, que percibe tal experiencia en sus hermanos mayores, es posible pensar que
se trata de un elemento que dota de sentido previo al embarazo. Cuando es afirmado por
personas que ya están embarazadas o son madres y padres, se puede percibir que
46
obedece a maneras de resolver simbólicamente el embarazo (más adelante). Vistas las
dos experiencias, parece que se configura una promesa cultural auto-cumplida. Es este
tipo de datos que permite ver el embarazo joven como un evento fuertemente arraigado
en y sustentado por la cultura y las posibilidades sociales. Vale aclarar que si bien
englobado por la maternidad, en este caso la experiencia corporal del embarazo tiene un
significado propio, pues implica el cambio en las relaciones con las personas, el
territorio, el propio cuerpo, la imaginación sobre el futuro y el presente.
3.1.2. FORMAS DE APRENDER, REPRODUCCIÓN, PERTENENCIAS
En Caracolí el embarazo se convierte en una noticia pública, es un tema de
conversación cotidiano; es una situación sobre la que se especula y se intriga (¿quién es
el padre, qué hay detrás de ese embarazo?).
“porque uno escuchaba, ay, mire que tal pelada quedó embarazada y se salió, ay, que
mire que no se qué, que tal cosa se sabían en el salón (...) y como acá los chismes no
corren sino que vuelan, en serio, aquí las paredes tienen oídos” (Car-m-sh-20-24-d).
A pesar de estigmatizado, no existe ninguna censura discursiva o visual sobre el
embarazo de jóvenes y adolescentes. Es un evento público, componente importante de
las relaciones y del paisaje. Componente relativamente “mal visto” (el embarazo), pero
presente y público. El embarazo es un aprendizaje colectivo, parece que es, realmente,
una opción disponible.
Entonces se dice que se queda embarazada por imitar lo que otra ha hecho.
“uno ve a las amigas con novio, ’ay por qué no consigue novio como yo‘ , entonces las
amigas, las peladas como para hacerle caso, ay si ella tiene novio yo porque no voy a
tener novio, entonces también ellas hacen lo mismo , hay que ella está embarazada, yo
porque no voy a quedar embarazada, o sea como que se van guiando con las amigas”(
Car-m-sh-15/19-d, pp.9) .
Y todos pueden decirte con exactitud cuántas embarazadas hay en su colegio.
E: ¿En qué grado estas?
47
A: -Décimo.
E: ¿Y ahí se presentan muchos casos de niñas embarazadas?
A: Cinco... Hay una de séptimo que está embarazada... otra que está como en noveno
tendrá como unos quince (Car-m-sh-15-19-d, pp5)
Se aprende que entre el noviazgo y el embarazo hay una línea continua. La “metida de
patas” hace parte del imaginario observado y aprendido de la sexualidad juvenil. Los
puntos de fuga son escasos. Algunas hermanas o hermanos que han crecido sin
embarazarse y que, en muchos casos, son discriminados (solteronas, estériles, maricas)
(Notas de campo, talleres 10-14). Las niñas y niños a la edad de 10 o 12 años empiezan
a tener novia(o), y esto va acompañado con un cambio en la moda:
“ya cuando empiezan a tener novio ya usan pantalón descaderado, se pintan, ya se
quieren ver como más grandes, ya yo digo que desde ahí ya después de los 12 años ya
empiezan a tener novio, porque uno de pequeño, si tiene novio, los papás no le dicen
nada, uno es niño . Pero ya cuando empieza la etapa de la juventud es que empiezan a
decirle cosas a uno” (Car-m-sh-15/19-d, pp.9).
En general, cuando preguntadas y preguntados, especialmente las personas mayores de
14 años, saben nombrar los métodos de anticoncepción. Para los pequeños se reduce al
condón o algo más (píldoras, inyecciones).
“Sí, sí tenía idea… Por lo menos se que existe el condón, se que existen las inyecciones,
las pastillas, el dispositivo, la píldora, muchas otras cosas” (Car-m-emb-20/24-d,
pp.13)
Sin embargo, la comprensión de su uso es bastante pobre. Las fuentes de información
son la madre, el colegio, los pares, los hermanos o hermanas mayores y, raramente, los
servicios de salud. Vale destacar que hay algunos datos que permiten suponer una
mayor oferta institucional en Bogotá que en otras ciudades donde los y las jóvenes
vivieron.
El caso de la adolescente de 15 años antes presentada, proveniente de Chaparral (Tol) y
de Villavicencio (Meta), el día que la conocí en el CAMI Jerusalén estaba realizando su
48
primer control prenatal. Seis meses de embarazo. Fue captada por la estrategia
domiciliar del Hospital de Vista Hermosa. Este CAMI tiene una estrategia hace más de
dos años, enfocada en planificación familiar con adolescentes que, según la enfermera y
una chica participante, ha dado muy buenos resultados. Afirma la funcionaria que en
este grupo hay más de 10 adolescentes, acompañadas de cerca y con toda la información
disponible y adecuada, que tienen una vida sexual activa hace un año o más sin haber
quedado embarazadas.
Esto dice un joven habitante de Caracolí, no desplazado, que tiene vida sexual activa.
“Pues eso si los aprendí en el colegio [los MAC], sí más que todo en el colegio. Yo
estudiaba en una Normal [en La Victoria, Bogotá], entonces allá daban clases de
educación sexual, y ahí nos decían todo eso.” (Car-h-sh-15/19-nd, pp.9)
MM: Sí muchísimo…mi mamá gracias a Dios ha sido una de las mayores orientadoras
que he tenido, me está orientando en todo, en educación sexual, una de las mejores
porque ya por lo menso hablándolo así, cuando me llego mi primer periodo antes de
que me llegara yo ya sabía cómo era eso, cómo debía actuar…bueno eso, o que un día
fuera por la calle y alguien me hiciera…que no hay que hablar, que tenía que decir
no…no reprimirse nada como normalmente hacemos muchas mujeres gracias a Dios
ene so si tengo como una mente muy abierta eso creo yo.
E: ¿Pero relacionado directamente con la educación sexual, cuidados, métodos de
prevención?
MM: Si muchísimo mi mamá me decía que existía, ósea métodos de planificar, ósea
ella a mi no me decía que no tuviera mi relación sexual o mi novio o algo así, sino que
yo tenía que cuidarme, que estaba el condón, que estaba la píldora, bueno…en fin
muchos métodos y el día que yo quisiera protegerme que ella me las compraba(Car-m-
emb-15/19-d, pp.4)
Se reconoce en general la necesidad de tener protección cuando se tienen relaciones,
pero está ligado a la prevención de embarazos más que a una enfermedad de transmisión
sexual. Al parecer, los y las jóvenes de los tres quinquenios, especialmente de los dos
más jóvenes, que poseen información clara y suficiente, son excepcionales. Las
mayoría de padres y madres no hablan con claridad sobre el embarazo o sobre la
49
sexualidad. Algunas chicas mayores opinan que a las niñas menores de 15 años no se
les habla, o no les habla claro.
“Nunca le hablan sobre eso, por ejemplo las hijos mencionan la palabra condón, los
papas se sorprenden se ponen bravos, que donde sacan eso… Lo único que dicen a uno
es que si uno llega a quedar embarazada, se me larga de la casa” (ríen) (Car- m- sh-
10/14-d, pp. 2,3)
“Yo supe el caso de una amiga que bueno tuvo la relación…, pero ella se confío, y se
comió unos limones… como una docena, antes de acostarse y no, no le resulto,
tuvieron como que dos hijos” (Car-m-sh-15/19-d, p.6)
O “que por ejemplo luego de que ya termina la relación se toma un vaso de agua, que
te colocas de pie para que le baje y no queden embarazadas” (Car-m-sh-15/19-d, p.6)
Como se trata de una organización matrilineal y matrifocal, la figura de la madre es
central en el aprendizaje de la sexualidad y de la salud sexual y reproductiva. Ella ofrece
educación, ofrece guía y ayudará en la crianza de los hijos. Sin embargo, una joven
embarazada nos cuenta:
“mi mamá sí, me habla, pero no me habla claro a fondo sino así por encimita. Que por
ejemplo que cuando están en el acto sexual tienen que usar el condón. Básicamente… a
mi me gustaría decirle cómo, preguntarle que esto que lo otro… todo” (Car-m-emb-
15/19-d, pp.3).
Las madres, especialmente, intentan hablar y los padres “cuidar”. Sin embargo su
acción no parece muy completa y efectiva, y el “cuidado” es siempre problemático. Sea
por exceso (autoritarismo) o por falta (abandono16), los y las adolescentes lo colocan
como una posible causa de las “metidas de patas”.
16 Es interesante anotar que eso que muchos adultos y adultas, especialmente funcionarios públicos, llaman con miedo de “libertinaje”, es leído por los jóvenes, y por nosotros, como abandono… Incluso, algunos jóvenes usan conceptos como descuido, falta de amor, poca importancia, entre otros.
50
“por más que los padres les prohíban a los hijos… más rápido meten las patas” (Car-
m-sh-10/14-d, pp.2).
“que a lo mejor la dejó de cuidar el papá… Porque no la dejan salir, no la dejan tener
amigos y por eso entonces…por eso entonces tienen novios a escondidas y hacen lo qué
hacen con los novios y quedan embarazadas” (cant-h-sh–10 / 14 d).
“No, porque entre más lo prohíban a uno, uno más las hace; y entre menos lo prohíban
menos las hacen” (cant-h-sh–10/14-d, pp.10).
”¿Por qué mis papás me prohíben tener novio, si yo tengo 12 años?” (Cant-m-sh–
10/14-nd, Notas de Campo).
“se llama Leila, los papas la cuidan mucho, entonces cuando ella sale, porque los
papás la tienen muy atrapada, no le dan confianza, entonces ella cuando sale de una
vez mete las patas” (Car-m-sh-15/19-d; pp. 6).
“Ella [la mamá] me decía que me cuidara…que no la fuera embarrar que pues… y
pues es duro porque ella me decía eso” (Car-h-emb-15/19-nd, pp. 3).
Es necesario resaltar que en los testimonios de un muchacho y una muchacha de
caracolí (Car-m-emb-15/19-d y Car-h-sh-15/19-d, pp.10) se identifica a la madre como
la persona que decide o ayuda a decidir sobre la inconveniencia o necesidad de un
aborto. Esto es coincidente con los resultados de la investigación de Fachel Leal y
Legow en las clases populares de Porto Alegre, Brasil (1998).
E: ¿En tu colegio el aborto es una práctica frecuente?
D: Si la verdad que si es frecuente…la verdad no sé si sea por la mamá o por la mujer
pero pues ayy que porque están muy niñas, entonces que vámonos…ósea eso como que
lo decide la mamá…no deja como que la misma mujer decida lo que va hacer sino, que
la mamá decide por ella.
(Suena el teléfono)
E: ¿Me decías que las mamás llevan a que aborten, a través de qué métodos abortan?
D: La verdad eso si no lo tengo claro…simplemente uno escucha “ay que tal persona
51
abortó!!” Pero así con qué métodos, no lo tengo claro…
E: ¿Cuándo dices que se escucha es porque se convierte en chisme, en rumor, en
dónde?
D: No sé si sea por la familia, o por alguna amiga…pero sí se convierte en rumores…
porque uno escucha …”uy mira que tal persona estaba embarazada y abortó!”...y uno
“claro, cómo?” Digo yo que tal vez…por lo menos digo yo que esas cosas son muy
propias de la persona…o a menos que la persona lo diga, no?
3.1.2.1 LOS SERVICIOS COMO OPERADORES DE SENTIDO.
Dado que el acceso a información es un mínimo para la toma de decisiones; dado que
según la ENDS 2005 cerca del 100% de los jóvenes conoce los MAC, dado que
evidentemente este conocimiento es precario en los y las protagonistas de esta
investigación, y dado que en teoría la fuente más confiable de información sobre
asuntos de la salud sexual y reproductiva son los servicios de salud, decidimos hacer
una breve y superficial mirada sobre estos. Aclaramos que no es el foco de esta
investigación ni se trató en ningún momento de una evaluación.
Es importante rescatar algunos datos adicionales que nos hablan sobre el contexto de
prestación de servicios y de garantía de derechos, que, sin lugar a dudas, atraviesa las
posibilidades de decisión de los y las adolescentes y jóvenes. Algunas funcionarias de
salud fueron entrevistas o con ellas se mantuvieron conversaciones informales en el
marco de la investigación (sus identidades son ocultadas):
• Funcionarias de salud de la localidad informaron, en repetidas ocasiones, la
debilidad de los servicios en salud sexual y reproductiva para jóvenes en esta
localidad. Especialmente para jóvenes desplazados.
• En algunas IPSs consultadas no existía a la fecha ningún servicio específico para
jóvenes (no fueron consultadas todas las IPSs de la localidad). Sólo en el CAMI
Jerusalén, como ya fue dicho, se encontró tal servicio, aparentemente con alta
efectividad.
• Según algunas funcionarias públicas de salud, el acceso a preservativos y MAC
es extremamente difícil y obstaculizado por el sistema de contrataciones e
intermediación en salud. El acceso a determinados métodos depende del tipo de
afiliación, siendo que algunas empresas no autorizan ciertos métodos o ofrecen
52
sólo una cantidad limitada. Las entrevistadas no ofrecieron mayor precisión.
Una persona tiene acceso a 6 condones por mes a través de la IPS pública.
También fueron consultadas dos líderes comunitarias de la localidad que tienen
formación en ssr por una organización privada, y que realizan pruebas gratuitas de
embarazo con su respetiva asesoría.
• Ellas reportaron que algunas IPSs públicas del sector no realizan la prueba de
embarazo anterior al inicio de anticonceptivos, sino que se limitan a formularla.
Incluso les remiten algunas pacientes.
• Según estas mismas líderes, ellas reciben quejas de mujeres jóvenes y adultas a
quienes algunas IPSs de la localidad les han “cerrado las puertas” de los
servicios de anticoncepción porque son “muy chiquitas”: 13, 14 años. Una de
ellas cuenta que a varias mujeres, inclusive a su hija de 18 años, le han
obstaculizado severamente el servicio. La implantación del DIU fue negada
porque no tenía hijos, según el médico; entonces le ofrecieron píldoras o
inyecciones. La muchacha aceptó las píldoras. Le dieron la primera y las demás
le ha tocado comprarlas por su cuenta. Cuentan también que muchas jóvenes del
sector han querido colocarse el Yadel, pero en las IPSs nunca lo tienen
disponible. Declaran que son constantes estas situaciones.
• Así mismo, de su contacto con las jóvenes y adolescentes, afirman que son
grandes los vacíos de información y de comprensión de la misma.
3.1.3. ESTIGMA, RESPONSABILIDADES, RESPONSABILIZACIONES,
CULPAS Y RESOLUCIONES
3.1.3.1. RESPONSABILIDAD, RESPONSABILIZACIÓN Y (el fácil transito a la)
CULPA. ESTIGMA.
Embarazarse significa “meter las patas”. Es este el estigma, la marca física, que la mujer
lleva consigo durante esta fase. Su comunicación con el mundo está medida por este
nuevo cuerpo evidente. En esta localidad, como en el interior de la ciudad y en diversas
regiones del país, existe un discurso ideal que construye el embarazo como una decisión
que se debe tomar cuando las personas involucradas ya han concluido sus estudios
53
superiores y tienen un trabajo estable: “por ejemplo que tenga una carrera, una vida
más o menos cómoda, que tenga toda la estabilidad para darle estudio” (Car-m-sh-
10/14-d, pp.2). Pero sin duda otro elemento que compone el estigma de las patas
metidas, de la “embarrada”, es sin duda la evidencia de la actividad sexual temprana, y
quizá placentera y quizá auto-gestionada, de esa mujer.
Algo que una mujer de 22 años relaciona con el hecho de que las niñas de esta
generación “se tiran más al mundo”. Nuevamente, el cambio generacional y las
ganancias parciales de género son evidentes: “ahorita como lo explicara, ahorita las
niñas se tiran mas al mundo como dice una… tempranas. O sea, la mamá como que las
cuidan pero no las cuidan como se cuidaban antes… digamos algunas trabajan y ellas
se quedan en la casa y pueden meter las patas” (Car-m-h-20/24-d, pp.6).
Sin embargo, el estigma es sólido. La responsabilización moral de estas mujeres por sus
actos y la complicidad violenta de las instituciones del estado se transforma en una
responsabilidad práctica.
“En el colegio, a veces en mi colegio, por ejemplo niñas de séptimo y octavo que ya
están embarazadas hay como dos que ya están embarazadas ya, y es que son bien
descaradas porque yo con ella me hablaba harto y son las primeras que dicen que no
van a meter la pata y mire. (…) y se ve la discriminación Pues como que las personas
las tratan de apartar o si, no compartir con ellas, o le tratan de sacar el cuerpo, porque
yo he visto como les hacen a las niñas embarazadas, o hablan mal a la espalda de ellas.
Pues que esa niña…si?..La embarró, pero hay veces que si ya tratan mal…que esa
china es un tal…si? Que no se qué, usan groserías.” (Cant -Sh – 10/14- CC Pp. 12).
“Si porque mire, sabe porque yo lo digo, porque ellos a veces cogen malos rumbos
cuando uno los deja con el papá, hay varios papás que cuando salen así son
responsables, pero cuando ya van creciendo, ya los dejan… algunos no…” (Car-m-sh-
10/14-d, pp.8...)
-“la mujer debe, para protegerse, si ella quiere, si no quiere quedar embarazada debe
decirle al hombre que se lo ponga; o si la mujer quiere quedar embarazada… ahí la
decisión de cada uno” (cant-h-sh–10 / 14 d, pp.11).
54
Una vez más, la supuesta irresponsabilidad de los hombres es naturalizada y, debido al
primado social de la familia y de la niñez, exige, en contrapeso, el compromiso absoluto
y abnegado de la mujer/madre. En ese sentido, el embarazo trae responsabilidades y se
piensa como culpa de la mujer.
En una entrevista colectiva se le preguntaba a un grupo de niñas de 10 a 14 años por el
significaba del embarazo. Inmediatamente la conexión con CULPA surgió.
“uno nunca debe de juzgar a un niño recién nacido, porque ellos no tienen la culpa”
(Car-m-sh-10/14-d, pp.8)
“la culpa la tiene uno por embarazarse.” (Car-m-sh-10/14-d, pp.8)
“la culpa la tiene uno por no cuidarse” (Car-m-sh-10/14-d, pp.8)
“no cuidarse el cuerpo” (Car-m-sh-10/14-d, pp.8)
¿De quién es la responsabilidad?
“De los dos” (Car-m-sh-10/14-d, pp.8)
“No, al menos de la mujer” (Car-m-sh-10/14-d, pp.8)
“De la mujer más… más de la mujer” (Car-m-sh-10/14-d, pp.9)
“De ella porque el hombre… O sea, el hombre, o sea yo, yo soy un hombre, yo le digo a
ella tenemos relaciones y si ella quiere que sí o no quiero, ella dice que no… ella
busca… (Car-m-sh-10/14-d, pp.9).
Esta misma idea se reproduce luego en los adolescentes y jóvenes varones de los
quinquenios siguientes (porque las mujeres son más críticas con ello), y se explica en el
hecho de que a los hombres allí “nunca les pasa nada cuando dejan a una mujer en
embarazo” (comunicación personal con Car-m-sh-20/24-d).
Una joven nos explica la situación. “Ellos siempre dicen ‘quien la mando embarazar’.
Ah. No, que querían tener un niño, claro que quieren la niña, que porque trae
problemas, entonces que un hombre supuestamente no trae problemas” (Car-m-sh-
15/19-d, pp.4). Se destaca la idea, perfectamente consecuente con la responsabilización
femenina y el efecto corporal evidente de las prácticas sexuales (el embarazo), de que
los hombres siempre prefieren un hijo a una hija, porque estas últimas son
55
problemáticas. Lo son porque quedan embarazadas, es el argumento de fondo. Ahora
bien, una vez más, la naturalización del género y de la sexualidad es absoluta.
El argumento de que el hombre es fundamentalmente irresponsable, y por tanto la
responsabilidad del embarazo y de la crianza son femeninas, es bastante sólido y
difundido entre hombres y mujeres de los tres ciclos, desplazados y no desplazados
habitantes de los dos barrios. Habría un leve predominio de esta lógica en Caracolí,
según parece, explicable, según algunas mujeres locales, por la tradición afro (ver
también Navarro, 2009). La lógica de la no responsabilidad masculina frente a la
fecundación, se traduce en la tensión por la “respuesta” frente a la paternidad, lo que
será desarrollado en el capítulo referente a este tema. Alto performance de género y bajo
costo social.
A veces hay tímidas excepciones y espacios de ruptura.
-“pues sí, la embarraron los dos porque debieron protegerse… de que ella quedara
embarazada…” (Cant-h-sh–10/14 d, pp.10).
Este muchacho de 17 años, que asiste junto con su novia con 8 meses y medio de
embarazo a los talleres prenatales del CAMI Jerusalén, afirma que el embarazo no fue
planeado, que fue más su responsabilidad que de ella, porque fue él quien dejó de usar
protección sin ninguna razón: “yo de pronto era iluso o no me veía lo suficientemente
hombre para dejarla embarazada… pero de todas formas uno sabe que es de uno pues
porque uno lleva las cuentas… y sí, la china… sí” (Car-h-emb-15/19-nd, pp.6).
3.1.3.2 RESOLUCIONES
Resolver el evento embarazo tendría en principio dos caminos: o se deja continuar o se
interrumpe. Pero en el medio de esa dicotomía hay un universo de sentidos en juego. Lo
más presente en los y las participantes de la investigación, es dejarlo continuar.
Las definiciones de embarazo dependen de la persona y de las experiencias que han
tenido, en especial si la experiencia tiene que ver con ser hombre, ser mujer, el hecho de
tener un hijo o estar esperándolo. Por ello es muy diciente que un hombre de 18 años,
56
sin hijos, diga que el embarazo es estar “embalado” (tener un problema grave), y para
una de 16, que no ha tenido hijos, es algo que se debe evitar, opinión que comparte con
un joven de 15 que no ha tenido hijos.
Sin embargo, el panorama se amplía cuando se toma en cuenta la experiencia de una
mujer de 18 años que tiene 6 meses de embarazo. Cuando supo que estaba embarazada
no le causó sorpresa.
“El día que tenía que llegarme el periodo, no me llegó…y yo también me lo presentía
un poquito porque una semana antes me dio mucho dolor de cabeza. O sea, me
enfermé, pero parecía como gripa. Cuando llega y me hice la primera prueba, la de
sangre, pues salía como lo mismo porque era pues apenas llevaba como dos o tres
semanas de retraso y después sí me la volví a realizar y sí salió positivo y ya…Y no, no
fue como la sorpresa para mí, ..que qué hago, que uy no que horror, la verdad que
no…pues si uno se queda como mudo pero no sabe que si aburrirme, si azararme, si
ponerme como triste porque estoy embarazada, la verdad que no” (Car-m-emb-15/19-d,
pp.5)
El novio, cuando le contó, “dudó un poco. Ese mismo día que no me llegó el periodo yo
hable con él…yo hable con él y le dije: está pasando esto, esto y esto….y me dijo qué
cómo así que fuéramos hacer una prueba” (Car-m-emb-15/19-d, pp.5). La mamá de la
joven sí se sorprendió: “y ahí mi mamá le contamos y mi mamá dijo…que eche!! Cómo
va a ser…pero pues que ya éramos mayores de edad, que ya sabíamos lo que íbamos
hacer…que ya sabíamos las responsabilidades que se nos vienen encima” (Car-m-emb-
15/19-d, pp.5).
Para ella la resolución de la notícia “embarazo” no era algo que se dejara al azar, sino
que las personas involucradas debían estar preparadas para actuar de antemano.
“ya uno sabe más o menos cómo actuar, y cómo tomar las decisiones. Porque hay un
conflicto que como que tienen muchas mujeres, que yo no comparto, que digamos que
quedé embarazada, que yo qué hago… No, la verdad me parece a mí como incoherente,
la verdad que sí, porque las cosas se dan en el momento, no antes o después sino en el
mismo preciso momento que va hacer” (Car-m-emb-15/19-d, pp.5).
57
Sin embargo, si bien el embarazo no la tomó por sorpresa, en lo que se refiere a la
maternidad, imaginada a partir de ese momento, las preguntas eran muchas: “hay cosas
que es difícil para uno, que por lo menos yo no sé cómo se cuida un niño, cómo se alza,
pero con el tiempo se aprende, como digo yo va a ser difícil, va ser difícil pero el tiempo
decide, el tiempo decide todo, qué va a pasar con uno, qué va a pasar con el bebé, qué
va a pasar con el papá, son cosas como que uno no puede como decirlas ya porque
como dicen por ahí uno no puede decir de esta agua no beberé..O si?...por eso lo digo”
((Car-m-emb-15/19-d, pp.6).
Uno de los caminos para resolver el embarazo es hacer efectiva la imaginación positiva
de la maternidad, comenzar a efectuar ese devenir que esperaba desde hacía algunos
años, como nos lo mostraron los más pequeños anteriormente. Una intensa
“corporificación” del nuevo rol antes sólo fantaseado.
“Una de las situaciones más difíciles… porque psicológicamente… que nausea que
vomito, nada no me ha dado nada, pero así como moralmente y eso, uno quisiera estar
con el novio todo el tiempo, uno se pone como muy deprimido. O sea, yo estoy feliz,
pero uno allá solito como que uno piensa cómo voy a ser un buena mamá?...qué voy
hacer?...son como presentimientos que tal vez uno no vaya a saber cómo
controlarlas”.( (Car-m-emb-15/19-d, pp.7)
“y sí, la verdad que uno se siente a veces como aburrido no sé por qué, pero si por lo
menos ahorita me da sueño….pero no como las otras mujeres que tenían su hobby de
dormir…no ya pues ahora uno se cuida más…y ya” (Car-m-emb-15/19-d, pp.12).
“¿seré una buena madre?... ¿cómo seré de madre?, ¿por qué a veces soy un poquito
temperamental como todas las personas?… entonces no sé si me voy a ganar un buen
punto en esa calificación no se… pero si esa es la pregunta como más extraña, la
pregunta qué más le busco respuesta, la verdad que sí” (Car-m-emb-15/19-d, pp.15).
Entonces se hace imprescindible acompañar la transformación corporal con ciertos
rasgos que en las sociedades industriales asociamos con la adultez y con la maternidad:
mayor responsabilidad, ahorro, cambio de hábitos de ocio y sociabilidad, entre otros. El
embarazo es también una etapa de ahorro.
58
“Estamos en el ahorro, lo principal que es lo que uno piensa, vamos a empezar este fin
de semana vamos a empezar… ver que le compramos…la cama porque yo tengo una
cama chiquita a mi no es que me gusten las camas grandes pero ya toca reemplazarla a
una más grande”. ((Car-m-emb-15/19-d, pp.10)
El embarazo, dice, ha cambiado aspectos de su estilo de vida (y le ha permitido afirmar
otros):
“salimos a caminar, ahorita ya me acompaña a ver ropa del bebé, ahorita como que se
incrementaron más las actividades”, (…) “porque antes del embarazo rumbeaba
muchísimo: cada 15 días, cada 20 días, pero trataba como de…hace tres meses fue la
última vez que Salí….pues ya no es que eso le impida…pero si?...o por lo menos que
tomar…aunque de por sí, yo nunca tomaba mucho pues una cerveza y así por lo menos
…porque siempre salimos como la familia…pero a veces me aburro en el día…y salgo
en el día porque por la noche… tampoco es que haya salido mucho mucho…no” ((Car-
m-emb-15/19-d, pp.12).
Finalmente, “es una experiencia chévere (risa)… Porque desde el primer momento que
uno se da cuenta de que está embarazado, que hay responsabilidades, las cuales uno
tiene que pensar muy bien, pero chévere, porque viene un hijo… Un niño que tal vez
para uno es chévere, que es fruto de un amor…que es fruto de alguien que se quiso
harto, entonces es chévere por eso., no por lo que uno siente físicamente o
emocionalmente, pero la verdad sí es como chévere ya…” (Car-m-emb-15/19-d, pp.6).
En el contexto de esta investigación, el aborto está presente en las experiencias de
algunos y algunas conocidas. Nunca en las de los y las entrevistadas. A veces tiene
rasgos de leyenda urbana, cuando se hace mención de lugares macabros donde se
aborta. Dado un discurso familista arrasador, como el que hemos visto aquí, y en el que
se fundamenta grande parte de las posibilidades simbólicas femeninas, para los y las
participantes de este estudio, el aborto no constituye una opción de resolución del
embarazo.
Tal como se anotó con anterioridad el embarazo adolescente es castigado moral y
socialmente por los adultos y los pares, esto sucede de manera similar con los agentes
59
institucionales como profesores, agentes de salud y padres. El aborto es una especie de
impensable para sí misma. Quizá porque el embarazo es pensado como responsabilidad
de las mujeres, el argumento de fondo puede ser que ante un hecho de suma
irresponsabilidad debe responderse de manera total (y no sumar más irresponsabilidades
y más culpas); es decir, el hijo debe nacer sea o no deseado. En este orden la
maternidad devolvería el estatus y la aceptación de la mujer en sus grupos sociales.
Abortar es un no-derecho.
“Yo la verdad no quisiera ser como mi mamá, yo la verdad no quiero tener más hijos,
porque conmigo son ocho y yo veo a mi mamá tan sola, tan frágil, entonces yo digo pa
que uno tiene tantos hijos si todos se van, y tengo ocho hijos, y ninguno lo voltea a
mirar, es algo trágico…entones no yo quisiera mis tres hijos y ya, ahí cortar y sacarlos
adelante yo digo a veces si llega otro bebé seria otra bendición pero yo le dije a él, no
me arrepentiría otro bebé pero ahí de una vez me mandaría a operar (…) “A los 20
días…entonces ya con ella era un embarazo de alto riesgo, tenia un sangrado altísimo,
entonces me dijo el doctor que era mejor que lo perdiera, porque no iba a nacer, ni a
crecer entonces que para qué…entonces ella me decía que esperara, que me aguantara,
pues no tenia tanto rollo, pues si, los dolores eran muy fuertes, y los sangrados eran
todos los días, hasta que un día mi marido entonces con ella fue muy duro, y cuando
nos vinimos a vivir acá, fue muy duro, y el sangrado era muy fuerte, y me dieron una
cita para abortar, para hacerme el legrado(…)No…yo pensaba que yo podía aguantar
y me daba miedo, que haber abortado la niña y el remordimiento de conciencia, pero
llegó un momento en que yo si pensé abortar porque lo dolores eran demasiado fuertes,
yo no me podía mover….pero fui a él medico y me dijo que a la de Dios, y ahí está mi
hija…” (cant-m-20-24-nd(migrante económica)).
“porque así como yo nací, también necesita una oportunidad, entonces matarlo no, eso
es un delito “lo mató”, debe nacer”. (Car-h-sh-15/19-d, pp.7)
E: ¿Tú en algún momento pensaste en interrumpir el embarazo?
D: No, mira que uno tiene a veces varios factores, o varias influencias que le dicen a
uno por lo menos…Y usted cómo va hacer…y Usted qué va hacer..y que tal…y así ese
tipo de preguntas como de cosas ahí tratan como de invadirle ahí el pensamiento, como
de interrumpirle todo lo que uno ha pensado. Pero mire que no, como le dije, en el
60
principio era algo que ya más o menos se había planeado, entonces eso de abortar la
verdad no lo pensé. Pero sí hay personas como que tratan como de meterle a uno en la
cabeza …y a veces uno como que se deja llevar, hay mujeres que se dejan llevar, pero
no…yo no lo pensé nunca (Car-m-emb-15/19-d, pp.16)
“Algunas sí, no todas, porque piensan que los papás les van a pegar otras que por lo
que… sí son locas, lo hacen porque les nace hacerlo y ya, porque no quieren tener hijos
(Car-m-emb-20/24-d, pp.7).
Pues yo he conocido pelados que dejan sus novias embarazadas y salen y se van y no
responden, como hay otro que si responden, que están pendientes de ella, yo he tenido
amigos que dejan a las novias embarazadas y dicen que es algo que Dios quiso que
trajo al mundo, que es algo normal. (…) No…el aborto no, nosotros, no…no ella me
preguntó una vez que ella abortara, y yo le dije que si, y ella se puso a llorar, y me dijo
que cómo le iba a quitar la vida a un niño así, y entonces ella me hizo caer en cuenta
muchas cosas y yo le dije que no…no el aborto no va conmigo…porque así como uno
tuvo los pantalones para hacer ese hijo, también tienen que tener los pantalones para
sacarlo adelante. (Cant – sh –h- 15/19 – nd, CC Pp13. - Pp15).
Aunque en las narrativas de las niñas de 10 a 14 años aparece el embarazo como un plan
a largo plazo, postergado frente al proyecto de estudio y experiencia laboral, el
embarazo adolescente tiene que asumirse, aún, fracturando el proyecto de vida
alternativo a ser madre.
En las narrativas no hay espacio para la consideración de la interrupción del embarazo
en este periodo vital, esto, pese a que ellas reconocen los riesgos que podría tener: “y ya
cuando son muy pequeñas es muy duro tener una bebe a un bebe porque tienen que
hacerle cesárea”. (cant-msh-10-14-nd)(Pp.8). Ante la pregunta de qué hacer si
quedarán embarazadas, todas estas afirmaciones que demuestran un alto nivel de
reflexión sobre los riesgos en salud y sobre las posibilidades económicas de la madre y
del hijo, desaparecen y se abre paso al peso cultural de las construcciones del género y
de las creencias religiosas sobre la vida y el embarazo:
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“Un bebe es como un ángel, un bebe es un ternura, un bebe es como un tesoro que
Dios le manda a uno, pero hay personas que la abortan y no me gustaría abortar yo
tampoco, porque hay personas que o sea, que como que …ellas abortan a ese niño,
como si a ellas las hubiera abaratado cuando eran pequeñas y eso, entonces pienso que
está muy mal las mujeres que abortan a sus hijos porque eso es mal hecho y Diosito las
podría castigar.
Liz: Y pero ¿las que dicen no, no quiero?
E: Pues Yo creo que Diosito les manda un bebe, yo creo que sí - Liz: ¿ lo mejor sería
que les diera un bebe?
E: Si, para mí lo mejor sería que Dios me mandara un bebe, pero más adelante…(Cant
– msh- 10/14- d, Pp 11).
“Pues si usted quiere pues va a un hospital pa que se lo saquen” (Car-m-sh-10/14-d,
pp.1)
Así mismo, como parte del Teatro Foro en Caracolí, se intentó colocar este tema en
discusión a partir de la historia actuada. Una pareja de novios queda en embarazo. Ella
se lo comunica y él, en principio, queda frío, pero después, emocionado, dice que él le
responde. La joven le dice que él no entendió, que no es así, que ella quiere abortar. El
muchacho se niega a aceptar tal opción. Al final ella no aborta, pero cuando el niño nace
se lo entrega a él.
En la discusión con el público este tema sólo apareció porque fue provocado por el
facilitador. Algunas muchachas dijeron que era el colmo la reacción de ella, que antes
tenía que agradecer la oferta del novio, que para qué iba a abortar si él le estaba
resolviendo el problema. Unos muchachos decían también que ella debía agradecer,
porque antes “le había ido pero bien con ese man”.
Como la responsabilidad práctica y moral es de la mujer, cuando el hombre “responde”
el “problema” se soluciona y cualquier otra opción lo que haría sería actualizar la culpa
femenina. A él, como veremos a continuación, no se le puede pedir más que eso, pues
debe ser entendido como un acto absoluto de generosidad y la muchacha de la pieza de
teatro debería haberse puesto feliz… El que no “responde”, entonces, quedará a paz y
salvo con la costumbre y la naturaleza.
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3.2 MATERNIDADES: SER POR LOS OTROS Y CAMINOS DE RUPTURA.
3.2.1 SACRIFICIOS, VIOLENCIAS, SUFRIMIENTOS y LA CONDICIÓN DE
EXISTENCIA DE LA FAMILIA
En el contexto de esta investigación, la vida de las personas, las relaciones de género y
la sexualidad, están fuertemente atravesadas por diferentes formas de violencia. En esa
medida, la trayectoria de las mujeres, y sus aprendizajes de vida, también lo están. La
maternidad en relación compleja con esta dinámica.
3.2.1.1 LA MATERNIDAD COMO ENTREGA Y SUFRIMIENTO.
La percepción de sí como objetos de violencia y sujetos de sufrimiento es contundente
en las mujeres protagonistas de esta investigación. Esto se traduce en saberse mujer
incompleta, hija olvidada, niña abusada. Este asunto adquirió mayor relevancia en el
Barrio Canteras, quizá más por la presencia de una mujer investigadora sensible al tema,
que por una condición especial del barrio. La totalidad de las mujeres entrevistadas en
Canteras han sufrido abuso sexual por parte de sus familiares, y aquellas que han sido
madres han sido abandonadas por sus maridos. Las vulneraciones han quedado en la
impunidad o han sido manejadas a través de la justicia privada de las familias como el
ajuste de cuentas. Al final, la mujer tiene y debe superar estas experiencias, en algunos
casos a partir de la maternidad y en otros a partir de procesos de agencia facilitados por
terceros como psicólogos, profesores, iglesias o familiares más cercanos (notas de
campo LR).
“No …me dejaron una vez sola con él…él me dijo que fuera a comprar unas papas yo
me acuerdo…entonces yo empuje la puerta con la cola, porque yo llevaba las papas en
una mano y la plata en la otra jajá…entonces yo abrí con la cola y cuando yo sentí fue
que él me cogió y me apretó la boca y me amarró si porque si?...y me bajo al primer
piso y cuando él me decía cosas feas…me decía:”A usted es que le gusta”…si me
entiende?. (...) 8 años, y pues cuando el ya me soltó el me dijo que no le fuera a contar
a nadie y yo le decía: “No yo no le digo a nadie, yo no le digo a nadie”…porque
cuando yo me fui y empapada de sangre y yo salí de ahí y la gente me decía: “Qué le
pasó Marcela, qué le pasó”….y yo no nada…nada…y pues me fui para una parte que
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se llama Lourdes…Lourdes es un vereda y allá estaba trabajando mi mamá con toda mi
familia(…)No nada…porque es que una persona que tiene casi 40 años y uno de 8 años
dígame uno ¿qué puede hacer?...nada así no me haiga amarrado o no…uno no puede
hacer nada…y yo llegue a donde mi mamá y le conté…claro que le conté….” (cant-
mSH-15-19-d).
“Si, entonces ahí preferí, me tocó hacerlo para que no me dejaran tirada allá en
Bucaramanga(…)llegábamos supuestamente esa misma noche al internado y así no
fue…nosotros llegamos a Bucaramanga y supuestamente él me decía que me iba a
dejar tirada ahí…si no le daba lo que él quería él me iba a dejar tirada ahí(…)No…en
mi pueblo eso ya era normal ya uno sabía que era realmente lo que querían los
hombres(…) Que los hombres le pidieran a uno que se acostará con ellos a cambio de
cosas que una quería o algo así, porque allá en mi pueblo en fin…nos violan o nos
tocan(…) Es que a mí me violaron como a los 6 años…mi tío entonces para mí ya era
como normal, entonces yo ya sabía...”(cant-m-20-24-nd(migrante econ)).
Ser mujer es un aprendizaje que se ha dado desde las experiencias de dolor. Las
trayectorias hablan de familias en las cuales el papel de la mujer es sostener el hogar a
través del sacrificio de sus propios planes (¿cuáles son estos “propios” planes?). En un
círculo de violencia, y bajo condiciones de fuerte angustia y miseria, las madres se
transforman en victimarias, según los relatos de las mujeres; las madres son ejecutoras
de maltrato y en algunos casos han presionado la explotación sexual de sus hijas (notas
de campo LR).
“Nada, ella me decía, me acuerdo tanto que mi hermana la mamá de mi sobrina, me
acuerdo tanto que mi hermana estaba tomando con unos amigos, y yo fui, y le dije
mami yo por la tarde tengo plata y a mí me pagan pero ahorita no tengo, y una semana
aguantando hambre y yo le dije :”Regáleme un plato de comida o véndamelo”…y me
dijo “Si quiere comida vaya acuéstese con lo que hace su hermana y coma yo no le voy
a dar nada (cant-m-20-24-nd).
La violencia y el abandono están también presente en las trayectorias de las nuevas
parejas.
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…ya después comencé a colocar todo, y si nos enamorarnos los dos, que es un
sentimiento muy bonito, nos empezamos a respetar y después de un tiempo yo empecé a
cambiar, y empezaba a golpear y todo así todo brusco, me volví todo brusco hasta que
llego un momento y la golpeaba más duro, más duro… (cant –h- sh- 15 – 19- nd – CC
pp 7).
Terminábamos y volvíamos hasta que yo quedé embarazada de el Juan David, él me
dejó, él me dio la espalda….me tocó trabajar en los semáforos, en el embarazo me toco
en los semáforos, vivía en una casa de familia pero…” (cant-m-20-24-nd(mecon))
Ser madre es fuertemente conceptualizado como una experiencia dolorosa, de
sufrimiento y sacrificio y, por tanto, cargada de bondad. La madre es la figura del
sufrimiento que se supera y se vuelve logro en el bienestar de los hijos e hijas. Es en
ellos en donde reposa su existencia, como con claridad lo afirman algunos varones
protagonistas de esta investigación. El marido es un bien deseable, pero descartable; no
así la prole.
Me he puesto a pensar y todo y pues siento que es duro y pues es tremendo y lo que la
mamá sufre y todo para criarlo a uno (cant – H- p – em – 20/24- D)
La nena nunca recibe el beneficio para ella sino para que seamos nosotros los que
recibamos ese beneficio (cant – SH – 20/24- d – CC Pp. 5)
La mamá es la que más se preocupa por los hijos, está enfocada porque los hijos
siempre estén bien, en que salgan adelante cada día, en que no la embarre, en qué es lo
que se hace o qué no se hace, que estudie. En cambio el papá ya se enfoca más en
llevar el alimento a la casa, en que los hijos no les falte nada, en tener el pan de todos
los días (cant – sh- 15 – 19 – nd- CC).
“la mamá es una persona que trabaja fuertemente que le da tiempo a sus hijos y a su
esposo” (Car-h-emb-15/19-nd, pp.7). Esta concepción proviene de un joven que ha
crecido toda su vida con su mamá y abuelos maternos, y que ha visto a su mamá, para
darle estudio a él, trabajando como empleada del servicio.
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“Gracias a la mamá ellos están bien… si no fuera por la mamá no estuvieran acá…”
(Car-m-sh-10/14-d, pp.1)
“Uyy…la verdad que significa mucho, la verdad que en estos momento uno le está
entregando parte de su vida a otra persona…no solo físicamente sino como moral, por
lo menos cómo alimentarlos… ósea que él se alimente cuidado esta si yo me alimento
hay que tener u…y yo no soy de las mujeres que ay!! Que mi cuerpo..No la verdad yo
no pienso así…yo pienso que alimentar a mi bebé…y todo..Y una serie de preguntas que
uno se hace por allá…primero está el bebe…alimentar bien..Si va a tener lo que
necesite…no se ahí como sea …” (Car-m-emb-15/19-d, pp.4)
Es decir, la feminilidad, y la totalidad de la vida, es englobada por la maternidad.
“la familia ideal sería que la mujer mientras que tuviera a los hijos estuviera cuidando
a los hijos mientras que los niños cumplen una edad de ocho años en adelante, ya los
podría dejar solos, si ella quiere trabajar que trabaje o si no yo la pondría a estudiar,
para que tenga un mejor futuro, para que le enseñen más a los hijos.” (cant-h-sh–
10/14-d, pp.21)
3.2.1.2. LA MATERNIDAD COMO ALIMENTO, EDUCACIÓN, FORMACIÓN.
Entonces la maternidad es vista también como sostenimiento económico, es una figura
de autoridad y control, necesaria frente a la ya vista y reconformada “irresponsabilidad”
masculina. Se afirma que la experiencia de la maternidad adolescente es mucho más
dura que la de la paternidad adolescente, pues en ella recae la transformación del cuerpo
y el estigma de haber “metido las patas”. Como la madre es la responsable de las tareas
de crianza de los hijos y esta experiencia pasa por el discurso del sacrificio (sueños,
proyectos individuales que, como vemos, nunca fueron propios) y por ser el objeto de
los maltratos del hombre, se evalúa que es un camino tortuoso, de dolor:
Papá joven pues duro, porqué tiene que dejar muchas cosas a un lado y dejar todo para
dedicarse a la mujer y al bebé y mamá joven pues más duro todavía porque sino tiene el
apoyo del novio, o de la persona que la dejo embarazada, le va a queda muy difícil
sobrellevar eso del embarazo. (Cant – h- sh- 20/24- nd – CC, Pp19).
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Esta canción me acuerda de mi mamá: Adornadita con canas por esos caminos vas,
disimulando sus penas, es mi madre mi mamá, es mi madre mi mamá. Me dio de todo la
vida, dolor y felicidad, de seis partos en la vida, viven cuatro en la ciudad. De mi madre
mi mama. (canción Joan sebastián referenciada por Cant –h- P- 20/24- d)
Las madres, por tanto, son las receptoras del maltrato y las dadoras de bondad y afecto,
son la posibilidad de existencia de la familia. Ellas crean las familias, forman a sus
integrantes, las mantienen en el orden posible y se encargan de todo: desde la
imaginación corporificada, pasando por la administración de los recursos, hasta la
“buena influencia” sobre los proyectos de vida de sus hijos:
“Pues mi abuelito siempre le ha gustado la revolución y todo eso entonces le infundía a
él (el hermano mayor) que tenía que saber manejar las armas, y tenía que ser el
hombre de la casa, como el que respondiera y todo y mantuviera activo y entonces él
como que le enseñaba esa ideología y mi mama pues me metía otra que el estudio, que
todo eso y él sólo estudio sino un año y a él no le gusto porque mi papa le había
infundido otras cosas.” (cant – h- p – em – 20/24- D Pp 4)
“Yo a veces más que todo le dejo la plata a la mujer pa que ella misma lo compre
porque dice un profesor que uno les da un billete de cincuenta mil pesos y hasta que no
le sacan la lengua no lo sueltan. (...) En cambio uno de hombre, no le alcanza pa nada,
sale a la tienda y ya no tiene ni un peso, entonces es lo complementario, por lo general
yo siempre he tenido eso que las mujeres siempre son muy económicas; o sea son muy
ahorrativas, entonces como algo que...cosas como que si...”(cant – h- p – em – 20/24-
D).
La maternidad es el acto de educar. Entre los y las adolescentes de 10 a 14 años,
claramente identificados en esta investigación como niños y niñas, se identifica
maternidad con la mamá de ellos. En ese aspecto es central el acto de enseñar a ser niña
o niño, y de lo que debe ser una mujer y un hombre; también se identifica con recibir
educación sexual, y con el trato que se debe dar y recibir de los hombres. Las madres
también se ocupan por explicarles las diferencias que existen entre los cuerpos de un
hombre y de una mujer (notas de campo SA).
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Por lo general las amigas de sus mamás también les brindan consejos en lo que tiene
que ver con el hecho de tener cuidado de no quedar embarazadas y sus propias amigas
opinan en lo que respecta a la escogencia o a la aceptación de un novio. Es también a las
amigas a quienes se les confía la noticia de que están embarazadas.
Bajo la fuerte ética del cuidado y de la protección de la vida, que domina la experiencia
de la maternidad, las buenas mamás también son identificadas como aquellas que
cuando no quieren a sus hijos los dan en adopción:
“si no los quieren, los llevan a Bienestar familiar o los adopten en otra parte… (…) o
se lo llevan donde unas monjitas que ellos los tienen después le buscan unos papás
adoptivos para que adopten a ellos” (Car-m-sh-10/14-d, pp.2.).
Nuevamente vemos, como en el capítulo anterior, la visión extremadamente negativa
del aborto; en este caso, bajo la mirada de la buena y la mala madre.
3.2.2. BENDICIONES, GOZOS Y RECOMPENSAS. LA CONTRA-
EFECTUACIÓN DE LA VIOLENCIA.
“Para mí la maternidad es una ciencia de vida, porque la maternidad más que dar a luz
es un espacio de amor absoluto y de entrega total” (cant- hsh- 20 - 24- nd - CC).
Ahora bien, el sufrimiento de la maternidad se ve compensado en el propio gozo de ser
madres y en el amor de los hijos. Esto nos dicen las narrativas femeninas,
principalmente de las más pequeñas. Ser madre es una bendición. Las niñas (10-14)
reconocen la maternidad como una bendición de Dios. Un espacio para desarrollar
características entendidas como propias de las mujeres: ser tiernas, ser fuentes de afecto
y de cuidado. La maternidad tiene la valoración simbólica más alta entre todas las otras
posibles prácticas y proyectos de las mujeres. Se puede afirmar que en muchos casos,
principalmente en la visión de los más pequeños, la maternidad se convierte en referente
de sentido para el conjunto de las prácticas femeninas y de la propia experiencia de ser
mujer.
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Pues ser mamà es muy tierno, para estar con los bebes, pues yo…pues la experiencia
mia pues yo ser mamà, pues a mi me gustarìa porque lo que pasa es que yo tengo una
sobrina; y pues un dìa me la dejaron encargada, mi mamà tenìa que hacer oficio,
entonces yo quise bañarla, cambiarla, vestirla y la cosa… pasar tiempo con ella, y toca
tener mucho tiempo con los niños porque si no se llegan a caer, (…)mucho cuidado,a
unque no toca darle mucho, mucho… ¿còmo es que se dice?, mucho amor, o sea si
darles mucho amor pero no acariciarlos mucho porque despuès cuando grandes
comienzan <que esa niña me pego, que lo otro>.(cant-msh-10-14-nd)(Pp.5)
La maternidad aparece también como un lugar para la compañía, el afecto; la
posibilidad de tener un aliado fuerte en el transcurso de la vida. Es una experiencia
emocionante que a la vez trae nuevas experiencias. Aunque estigmatizado el embarazo,
la maternidad es altamente valorizada y el hijo se convierte en un refugio de bienestar y
en un motivo para el avance personal.
“Yo quería un hijo… no se… sentía emoción de tener un niño… hay veces que cuando
yo estoy en la casa y le doy gracias a Dios que me dio mi hijo, que es una compañía
mas, un amigo yo hablo con él, yo canto con él, yo lo abrazo, lo consiento” (Car-m-h-
20/24-d, pp.4, 5, 6).
El ser mamà: lo màs chevere de ser mamà es estar con sus hijos…(cant-msh-10-14-
nd)(Pp.6)
Qué hace la madre: primero que todo le ponen atención a sus hijos, después les dicen
<hagan sus tareas> y eso, y la mamá hace oficio, tiene que ir a planchar, tiene que ir a
lavar y tiene que ir a cocinar. (cant-msh-10-14-nd)(Pp.6-7)
Pues no quisiera tirar la pata dejando mis estudios atrás, pues yo quisiera ser ya pues a
los veinticinco años, porque si uno mete la pata a los dieciséis, quince años, diecisiete,
pues no le va a servir ni el estudio que le diò el papá ni la carrera en la universidad ni
nada de eso. (cant-msh-10-14-nd)(Pp.7)
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“Porque uno siente los cambios en el cuerpo, si era temprana edad si….como dice la
gente que uno tiene que gozarla, pero en mi yo dije que ya la había gozado…yo no
quería saber ni de bailes, ni de novios, nada…yo quería trabajar para mi hijo…yo
decía…si fui capaza de mantener a siete vagos y a hijos y todo por qué no voy a ser
capaz de mantener a mi hijo, esa era mi meta, darle lo mejor a mi hijo(…)No, lo
consideraba mi refugio(…): Si porque era como que me iba a querer por ser…no por lo
que uno tiene…no porque le plata ni nada sino porque uno es la mamá y es algo que
nadie lo puede romperá, entonces cuando él ya nació no pude cumplir la dieta, me tocó
ponerme a trabajar sino que le pagaba la niñera, cuando mi hijo tenia 3 meses yo casi
no lo veía porque me tocaba pagarle a la niñera y mantener a esos vagos…”(cant-m-
20-24-nd(mecon)).
Esta percepción es presente con mucha más fuerza en los y las más jóvenes, como
vemos. Se asumen círculos de cuidado: la madre cuida al hijo, el hijo cuidará a la madre
en su ancianidad. La noción de cuidado y de dependencia mutua es orientador de la
familia. Este modelo difiere de otros modelos como el de las familias autónomas, más
presentes en las clases medias, que promueven la independencia de los hijos desde
temprana edad.
Pues si yo tuviera un hijo así, aunque así a los dieciséis, pero no quisiera ...sino más
adelante. Pues yo dejaría la escuela y estar con mi hijo por como le pasó a mi cuñada,
ella prefirió estar con su niña que estar en el estudio, porque dijo toca colocarle
mucho cuidado , no como las mamas que le dice “yo quiero acabar el estudio, a no que
dejar a mi hijo” y comienzan a tratarlos… ahí en la calle los comienzan a tratar mal y
eso a mí no me gusta, si mi hija hizo eso o algo, yo digo recójase del piso, hablen,
pero si comienzan a pegarles, entonces ellos ya van a cuando grandes “ha es que mi
mamá no se qué”, entonces cuando grandes ya uno cuando esté viejito pues ellos ya
van a decir “ah es que mi mamá eso se lo merece” entonces…. (cant-msh-10-14-nd)
En uno de los primeros talleres en Las Canteras, se les preguntó a un grupo de
adolescentes entre 10 y 14 sobre para qué tener hijos. Entre las respuestas de las mujeres
se destacó especialmente la posibilidad de dar y recibir afecto de manera tranquila. Así
mismo, se destacó el lugar de la compañía. Como los padres un día van a morir, y los
compañeros siempre, en las narrativas, se van a ir, la única compañía que le resta a la
71
mujer adulta mayor son los hijos. Cabe resaltar que de aquel grupo, que tenía alrededor
de 10 mujeres entre 10 y 13 años, dos expresaron claramente que no querían tener hijos,
porque sabían, por su experiencia doméstica, que implicaba mucho trabajo.
Para los hombres, especialmente entre 10-14, como fue visto en algunas conversaciones
y talleres en Canteras, la posibilidad de cuidar. Ellos no pensaban la posibilidad de
abandonar a sus hijos. Uno de los muchachos, de 11 años, afirmó claramente que tener
hijos no estaba dentro de sus deseos, pues “¿para qué? ¿Para maltratarlos?” (Notas de
campo JM).
Al parecer, el deseo de afirmación del afecto y de las redes de cuidado, compañía y
dependencia es bastante fuerte, y se imagina que el camino más seguro y firme para esto
es la maternidad y la familia consanguínea extensa, especialmente matrilineal. No
aparecen en ningún caso redes de amistad o parejas amorosas como satisfacción de esta
búsqueda.
3.2.3. LA MATERNIDAD COMO PROYECTO.
MM: …este embarazo no es que sea algo inesperado la verdad que no, porque yo ya
voy a cumplir 19 años y pues yo creo que a esta edad ya debe saber más o menos qué
quiere y qué no quiere…y pues este embarazo la verdad, la verdad es con mi primer
novio, y ya lleva mucho tiempo, ya con 5 años ya pues no fue algo como inesperado,
sino que era algo así como planeado, no precisamente para estos momentos pero si
estaba planeado.
E: ¿Para cuándo tú lo pensabas casi?
MM: No, más o menos ya. Porque por lo menso yo planeaba terminar este año y ya el
otro año sí pues lo que sucediera, si yo quedaba embarazada listo, dejaríamos que todo
sucediera, que el tiempo dijera todo.
E: ¿Pero ya lo habían hablado antes?
MM: Sí, muchísimo lo habíamos hablado, la verdad que si…con mi mamá y con… con
mi mami si una vez lo comentamos y ella me dijo que tal vez, que si esa era una de mis
decisiones que ella no me iba a reprimir, pero que pensara bien porque muchas veces
un embarazo no era precisamente para una persona quedarse ahí sino que seguir
adelante, pues no quedarme ahí. Porque yo sé que no me puedo quedar ahí por el
72
embarazo, sino yo quiero seguir, tomar la decisión de seguir estudiando. Porque acá en
el barrio he visto como muchas similitudes de las peladas que quedan embarazadas, y
no siguen estudiando se quedan ahí, siendo niñeras, yo la verdad sinceramente tengo
como un estilo diferente a todo esto…he tenido ya como muchos reflejos a mi alrededor
para saber cómo qué debo hacer y qué no debo hacer entonces ya ojala todo lo que
hablo no se vaya a quedar en palabras sino que sea un hecho real, seguir, seguir que
por el hecho de que estoy embarazada la verdad a mi no me…no me …la verdad que no
me atrasa en nada porque eso pienso yo…ya (Car-m-emb-15/19-d, pp.4)
La maternidad es efectivamente un deseo concreto, un proyecto en muchas de las
jóvenes y adolescentes mayores de 15 años. Durante unas visitas al CAMI Jerusalén,
referencia para Caracolí y alrededores, tuvimos la oportunidad de conversar largamente
con 4 muchachas embarazadas que estaban entre los 15 y los 19 años. La menor, de 15
años, original de Chaparral, Tolima, desplazada y proveniente de Villavicencio, afirmó
haber quedado embarazada en una de sus primeras relaciones, claramente sin desearlo,
sin mucho conocimiento de cómo cuidarse y sin haber usado nunca ningún método
anticonceptivo. El novio, cinco años mayor, la abandonó apenas supo de la noticia.
Las tres mayores declararon no sólo desear el hijo, sino haberlo buscado o, por lo
menos, haber abierto la posibilidad al suspender autónomamente el uso de
preservativos. Estas tres ya habían usado métodos y llevaban por lo menos dos años de
vida sexual activa.
Las tres se declararon unidas y su apariencia era de mucha fuerza y decisión. Una de
ellas, de 19 años, con cuatro meses de embarazo, vive hace dos años con un hombre de
35, que tiene hijos anteriores. Decía estar completamente feliz con el embarazo, haberlo
buscado en los últimos meses, y con su situación de esposa. Su apariencia física, su
forma de vestir y su actitud durante la conversación, no la distanciaban ni un poco de
otras adolescentes del barrio (vestía ropas llamativas, de consumo juvenil, era alegre,
espontánea…).
Otra, de 17 años estaba con 2 meses de embarazo. Nació en Vista Hermosa, Meta, pero
vive hace algunos años en Bogotá. Muy fuerte y muy clara en su conversación. Seca,
mirada levantada y respuestas firmes. Es la segunda de las hermanas de abajo hacia
73
arriba. Nunca tuvo que cuidar a su hermanito menor. Dice que el embarazo le está
dando duro ahorita, mareos y “esas cosas”, pero que está muy feliz y que cuando supo la
noticia estuvo muy feliz. Vive hace un mes con el novio, que tiene 20 años, trabaja y
con quien ya lleva dos años de noviazgo. Hace un año estaban intentando embarazarse.
Ella quiere mucho ser mamá, y él también quiere ser papá, según dice ella. Estaba en su
primer prenatal, y dice que tiene el apoyo fuerte de la mamá y del hospital.
La tercera tiene 20 años y una vida muy difícil. Es su segundo embarazo del mismo
novio, que tiene 21 años, con quien está hace ya más de tres años. El primer hijo murió
a los cuatro días de haber nascido. Ella no sabe por qué, y pregunta a la enfermera, que
enseña las desventajas y riesgos de la leche artificial, si no pudo haber sido porque no le
pudo dar leche materna. Dice que el anterior embarazo ella no lo estaba buscando, pero
estaba abierta, pues concientemente no estaba tomando anticonceptivos. Su segundo
embarazo, que está en 3 meses, fue buscado. Su padre no tiene vivienda fija y ella no
cuenta con el apoyo de su madre. Su suegra, con quien vive su novio, también la
desprecia. Eso se traduce en que durante algún tiempo ella y su novio han vivido en la
calle o “arrimados” en casas de amigos. En el día de la entrevista, ella estaba hospedada
donde su papá, en un inquilinato cerca de Caracolí, pero ya le tocaba irse pues su padre
no había pagado el arriendo. No sabía para dónde iría. Estaba bastante apegada a la idea
de su nuevo hijo.
Estas cuatro historias nos llevan a un tema que es importante en la configuración de los
proyectos, y en la comprensión del embarazo dentro del proyecto de vida de estos
hombres y mujeres. Se trata de la relación entre deserción escolar y embarazo. Ya
se ha demostrado la variabilidad de esta relación en términos del orden de los eventos
(Rodriguez, 2009; Heilborn et al., 2006; Macleod, 2001), así como la complejidad del
tema de la deserción escolar en América Latina; sin embargo, algunos, estudios insisten
en colocar al embarazo y la maternidad como razón de la deserción o de la no re-
integración a la escuela argumentando, entre otras cosas, que la crianza y la dedicación
al estudio, serían mutuamente excluyentes (Rodriguez, 2009). No se trata de afirmar una
“verdad” sobre esta correlación, pues seguramente existirán datos suficientes para
demostrar científicamente una u otra tendencia. El asunto de la relación entre escuela y
embarazo atraviesa, entonces por otros lugares: el lugar simbólico de la escuela en las
74
trayectorias sociales, sexuales y familiares de estos y estas jóvenes, y las condiciones de
posibilidad que el sistema escolar ofrece o elimina para el ejercicio de derechos17.
En los cuatro casos presentados, las jóvenes no estaban inseridas en el sector educativo.
Lo que sin duda es un dato contundente. Se habían retirado algún tiempo antes de la
escuela, y, sólo una, la menor, con el objetivo de unirse con su compañero. Las otras
tres argumentaron razones económicas. El embarazo vino un año o más después del
retiro. Las cuatro mostraban deseos no concretados de volver a la escuela. La ausencia
escolar antecede al embarazo. Y esto puede tener varias explicaciones, por un lado,
desde una perspectiva lógica negativa, es posible que el embarazo sea consecuencia de
la falta de conocimientos y reflexiones promovidas en la escuela, así como de la
exclusión de la red de sociabilidad juvenil que significa y promueve la escuela. Esto
rompería el proyecto “adolescencia”, fuertemente promovido por la escuela, y dejaría a
la joven frente al proyecto adulto. Por otro lado, desde una lógica positiva, es posible
pensar el embarazo, la maternidad y la unión como proyectos de sí, y como deseos de
felicidad, que tienen mayor valor simbólico y mayores posibilidades concretas de ser
que el estudio-trabajo-“realización profesional”. Es decir, que anteceden la retirada del
colegio y producen la baja significación del proyecto de sujeto productivo moderno.
En el contexto de un taller con adolescentes de 10 a 14 años en Canteras, todos y todas
afirmaron que el embarazo era algo que debía suceder después de haber terminado sus
estudios. “Terminar los estudios” es una categoría que parece vacía, pues cuando se
desdobla, y se preguntan los por qués, no parece muy claro. Además, la mayoría de
ellos y ellas tiene ya hermanos mayores, menores de 24, que son mamás y papás. Y
otros que no.
Muchas de las mujeres desplazadas que conforman esta investigación, especialmente en
el sector de Caracolí, están desescolarizadas. Sin embargo, una joven del sector, de 18
años, desplazada y embarazada de 5 meses nos cuenta:
“Empecé haciendo tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno, décimo y
pues once que actualmente es…” (Car-m-emb-15/19-d, pp.4)
17 Agradecemos a Carlos Iván Pacheco por esta y otras reflexiones en su revisión del informe.
75
Ella afirma no pensar en la posibilidad de suspender sus estudios, pensamiento que fue
inculcado por su madre desde pequeña.
Vale referir que, por lo visto en esta investigación, la dinámica escolar y la crianza no
parecen ser, en términos físicos, materiales, mutuamente excluyentes. Pues ni las
dinámicas escolares son tan absorbentes como podría pensarse, ni la crianza y el
cuidado de niños y niñas son novedades de la maternidad, ni la maternidad o la
paternidad son responsabilidades individuales o de la pareja (como veremos en los
capítulos de maternidad y paternidad). Así, la mutua exclusión tendrá que ver con
razones de orden simbólico: la discriminación sufrida por embarazadas y por mujeres
negras, que muchas jóvenes de esta investigación declararon; razones de la “dominación
masculina” que impide que la mujer se ausente de sus “responsabilidades” maternales o
conyugales para educarse y formarse; deseos de sobresalir académicamente, frente a lo
cual sí el cuidado de niños y niñas, hijos o hermanas, es un distractor y un foco de
consumo de energía.
Para una de las protagonistas, de 24 años sin hijos ni embarazos, el hecho del
desplazamiento marcó este tipo de rupturas y claridades. Al llegar a Bogotá su madre,
antes dedicada al hogar, tuvo que salir a trabajar y ella, de 12 años, se vio por primera
vez frente a la responsabilidad de las tareas domésticas y de cuidado de sus hermanas
pequeñas. Ella narra que la sensación de pérdida, de desamparo y de vulnerabilidad
producto del desplazamiento, sumado a las nuevas tareas domésticas causaron que le
fuera muy mal en el colegio. A ella le gustaba mucho estudiar. Después de algunos
enfrentamientos familiares, que veremos más adelante, logran distribuir las tareas y ella
volver a estudiar. En ningún momento interrumpió sus estudios. Sin embargo su
hermana menor, hoy con 18 años…
E: ¿Ella no terminó el bachillerato?
M: No, no le terminó.
E: ¿En qué grado se quedó?
M: En sexto.
(…)
M: Ella no cuenta mucho esas cosas, pero ella es súper resentida con las personas de
76
ahí (…) Yo no sé, ella tiene como problemas psicológicos, porque ella cuando estaba
estudiando… no sé… (…) Mi hermana no tuvo como a nadie que le dijera esas
cosas…nadie la apoyara, pero ella sí… porque el año pasado a mediados me dijo… ‘yo
no voy a ese colegio y no quiero entrar a ningún otro colegio más…’ Y yo ‘¿pero qué
paso?’ Nada, desde que llegamos acá a Bogotá he recibido cualquier mano de insultos
por el simple hecho de ser negra’. ‘Pero no, tú lo que tienes que hacer es no darle
importancia a esas palabras, y la que sale perdiendo eres tú… y simplemente te vas a
quitar la oportunidad de estudiar no más por darles gusto a ellos…’ A mí también me
molestaron mucho, pero... no …y no… Ya lleva como 5 años así. Cinco años perdidos,
hasta el año pasado estuvo matriculada de noche estudiando.. Y no, se salió.
E: ¿Y ella qué hace ahorita?
M: Nada, en la casa relajada.
E:¿Pero no tiene hijos ni nada?
M: Esta embarazada, ya va a tener el niño y todo…además ella siempre dijo que yo me
creía un ser superior en la casa…además es que yo ni siquiera vivo con mi mamá..Yo
trabajo, yo me pago mi estudio… que ya lo terminé. (Car-m-sh-20/24-d, pp.8)
¿Cómo se construye el deseo? Saber si primero es el huevo o la gallina, o cuál es “la
última tortuga”, en la cadena de sentidos y explicaciones (y no de eventos), es siempre
el límite de la antropología interpretativa (Geertz, 2004).
3.2.4. SER CAMINO DE RUPTURA. PROYECTOS QUE NO SE CENTRAN
EN “ESA” MATERNIDAD.
Pese a que las figuras maternas han experimentado maltrato sistemático por parte de
diversos actores, en las narrativas emerge la figura de la mujer, a veces madre a veces
no, que corta con estos procesos y decide cambiar el destino de su vida y de sus
familias, asumiendo el doble rol como sostenedora y como dadora de afecto. La mujer
es entonces una figura de poder y de transformación, capaz de decir no ante el destino
doloroso de las mujeres:
Sí, se cansó de tanto maltrato porque mi abuelo es muy imponente y muy orgulloso
entonces por cualquier cosa le pegaba a mi abuela, pues eso es lo que me cuenta mi
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mamá y también al ver que él maltrataba tanto a mis tíos de pequeños, entonces ella
decidió irse para Barranquilla y dejarlo (cant – SH – 20/24 – CC – ND Pp. 13).
Ya mi mamá empezó a echarse la carga de nosotros, y ya la nena nos sacó y
empezamos a construir un proyecto de vida distinto para nosotros (…) cuando esta la
nena buscamos como esa unidad, entonces la nena va a manejar el espacio de líder y se
le respeta, se le reconoce (cant- SH – 20/24 – CC2 – D).
Esa madre que dice no, es también la compañera que dice no. El aprendizaje va
transitando entre las generaciones, entre los lazos de solidaridad femenina, y la
experiencia de ellas va buscando su autonomía, tranquilidad y bienestar. Atrás queda el
hombre, “aburrido” y triste, y posiblemente afirmado en su “natural irresponsabilidad”.
“(…) pues la pelada se aburrió, le dio mucha tristeza. No se aguantó y le dijo a la
mamá, a mi suegra, que ella se quería ir. Y pues la verdad que a mí la suegra no me
quiere nadita, no me quiere ni en pinturas. Entonces sí, la mamá la agarró, eso me
contaba en estos días, que le había dicho ‘sí, traiga la ropa yo se la cuido, y usted
mañana mismo se va’ (...) Entonces yo llegué a mi casa, cuando… la ropita nada, la
niña nada, y la mujer tampoco. (Cant – P – 20/24- D- Pp 3).
Contrario a hipótesis que refieren al estado de baja autonomía de las madres, la
emprendedora demuestra otras formas de asumir la feminidad y la maternidad, que
además se enseñan con orgullo.
“No, así…por lo menos lo que una mamá le dice a una hija, que juiciosa de tratar
siempre de estar bien de tratar de salir adelante no por el simple hecho de ser mujer
digamos los oficios de la casa solo le corresponden solamente a la mujer no…mi mamá
nunca fue de si?...nunca ha sido una persona egoísta en ese sentido…las cosas de la
casa se comparten…todos los oficios de la casa…” (Car-m-emb-15/19-d, pp.4)
A veces esta enseñanza viene de la madre a la hija. La siguiente narrativa es de
Margarita, una mujer negra, habitante de Caracolí, de 24 años, sin hijos ni embarazos,
con vida sexual activa, auxiliar de enfermería:
“Entonces pero nosotros cuando llegamos… Estábamos en el Chocó y yo no hacia
78
digamos que cosas de la casa por que mi mama siempre estuvo allí y mi hermana la
mayor. Yo no hacia nada, yo en la casa era estudiar… (…) Cuando llegamos aquí a
Bogotá pues se cambiaron todos los papeles, mi hermana empezó a trabajar en una
panadería y ella interna tenía que estar allí toda la semana, salía solamente los fines de
semana… Mi mamá empezó a trabajar en un restaurante de un colegio y mi papá pues
el trabajaba en... era por días digámoslo, así, pintando un carro y cosas así de
construcción. La mayor era yo, entonces ya a mi me tocó coger como... empezar a
cocinar cosas que no sabía hacer, a lavar loza, a lavar ropa, a arreglar todo lo de la
casa… Estaba a mi cargo, pero yo delegaba los trabajos, entonces… usted lava la loza,
hoy usted arregla los cuartos, usted hace una cosa usted hace la otra. Y entonces
cuando mi papá llegaba… Nosotros todos hacíamos (…) Pues mi mama trataba de
dejar la comida hecha en la noche para... para todo el día pero a veces quedaban cosas
que faltaban por hacer entonces trataba de terminar eso, de calentarlo y después
repartir, lavar los uniformes las cosas, la ropa y de lavar la loza o algo así, lo mas
difícil digámoslo así para que a ellos le tocara lo mas fácil. Entonces mis hermanos…
no los hombres no, ellos no hacían nada, a ellos le decían que hágalo que hágalo…
noo… yo no quiero y no lo hacían. Entonces ya en la noche lo hacen o cuando llegue
mi mama van a tener un regaño y entonces ellos se ponían a hacerlo y en ese acto
llegaba mi papá, entonces los encontraba haciendo algo y eso era el problema mas
grande. (…) Yo siempre me agarraba con mi papá pues de palabras diciéndole “Ha
entonces aquí todos estudian, todos ensuciamos loza todos ensuciamos ropa todos heee
desordenamos la casa, todos comemos, pero aquí las únicas que tenemos que hacer eso
es yo solita las dos: la chiquitica que tenía como unos seis años y yo… porque somos
mujeres, simplemente por el hecho de ser mujeres lo tenemos que hacer”. “Hay que no
me responda” y yo: no, es que es la verdad. A veces me pegaba por contestarle por
respondona (…) y… fueron unas peleas constantes con mi papa por eso mismo y mi
mama callada… ella me decía era “no le responda, no le responda” pero nunca
peleaba por esos derechos, que yo creo que uno tiene derecho a eso. O sea, tampoco,
porque el otro es hombre entonces se tira a la locha y no hace absolutamente nada. Y
entonces un día yo tenía un trabajo muy largo del colegio y yo no había hecho
absolutamente nada en la casa y estaba eso desarreglado. Entonces mi mamá empezó a
recoger todo “uno llega cansado del trabajo bla bla bla y tiene que venir a hacer esto y
ustedes aquí no son capaces la la la y la la la le…” Y le dije “es duro, ¿verdad? ¿Cierto
que es duro? Yo vengo del colegio, llego cansada, tengo que hacer trabajos del colegio,
79
y yo sola tengo que llevar con la responsabilidad no me parece justo no me parece justo
y usted misma a hecho de que cuando su esposo habla usted se queda callada y yo
tengo que asumir la misma posición, por que es eso lo que estamos viendo, entonces a
mi no me venga a decir ahora que es duro que una cosa que la otra por que no es
así”… Y entonces se puso a llorar... hum.
(…)
…y entonces después me dijo “No, tiene razón voy a tratar que las cosas no sean así…
de que esto se tiene que hacer por igual, porque a pesar de que ellos sean hombres
también tienen que colaborar en la casa… todos están haciendo lo mismo todos
estudian”
(…)
Entonces, ya empezó como a cambiar más la cosa, y además después ya nos metieron
en un refuerzo escolar… y eso… era todo el día… salíamos de estudiar y nos íbamos
para el refuerzo pues ya al menos allá teníamos el almuerzo refrigerio y nos ayudaban
a hacer los trabajos y… hum... y que… y ya, ya fue como mejorando todo lo demás
porque tratábamos de dejar todo arregladito en la mañana…
(…)
y mi papa ahora ya, ya desde hace ya tiempito lo he escuchado “ no, uno por que sea
hombre no tiene que ser así” pero si, como que he logrado cambiar eso que venia de
que “las mujeres tenían que hacer todo,
(…)
Porque me imagino que vinieron de familias así todo el tiempo, porque mi papa
contaba cosas, él decía yo, si mi hermana no me lavaba la ropa, yo le pegaba…
entonces yo… Ahhh… usted va a mandar a esos que me peguen a mí? Después de todo
modos el era el mayor que ella, entonces ellos eran mas sumisos. Si yo hubiera sido
menor.. pailas, se acabo todo, que se acabo todo… no ahí hubiese sido peor porque Yo
creo que no hubiésemos llegado a tener el avance que tuvimos… porque… porque es
que yo lo hice con muchas peleas durante varios años…(Car-m-sh-20/24-d).
Así, mismo, se va construyendo la idea de que la maternidad y el matrimonio no
son para todas las mujeres, o por lo menos no de la misma manera; lo que significa
una importante desnaturalización de la amalgama feminidad/maternidad. En los
casos de control las mujeres han manifestado no querer tener hijos, o aplazar su llegada,
al observar modelos de referencia como madres y hermanas. Llama la atención que esto
80
es más fuerte en las mujeres desplazadas que en las migrantes o urbanas. La razón por la
cual se argumenta el deseo de no tener hijos es que durante la trayectoria vital ya se ha
ocupado un rol de “madre” puesto que en las mujeres, principalmente, recae el cuidado
de hermanos y sobrinos. Se observa también la posibilidad de lograr un proyecto de
vida autónomo, individualista, en el que las necesidades/deseos a ser satisfechas no son
la reproducción y la conformación de familia, sino la vivienda, el estudio y la
conformación de una pareja desde el goce y la responsabilidad.
No, no quiero (tener hijos) porque yo no solo la he visto a ella, yo siempre he visto a
mis sobrinas, también he visto a mis otras dos sobrinas, mientras ella se iba a trabajar
(…) a mí me gustan los niños pero como para yo tener un hijo no, porque yo siempre he
visto niños, ósea no es como decir yo tengo 17 años y pues cuando tenga mi hijo es la
primera vez que voy a cuidar un niño, pero no, yo ya he visto niños, que hacerles la
colada, acostarse con ellos, yo me he visto como mamá, porque yo le hago la colada,
la cambio, la visto le lavo la ropa, yo la hago dormir, la comida, la saco a pasear, la
baño, (…) Es una responsabilidad muy grande, porque yo digo que uno de mamá eso lo
lleva hasta la muerte, uno no va a decir: ”Yo lo tuve hasta los 18”…no, las mamás es
algo muy grande y algo muy bonito también, pero yo no quiero tener hijos .” (cant-
mSH-15-19-d).
“Porque qué va a hacer uno, traer un hijo a sufrir, si uno no puede con uno mismo que
va a poder con una carga” (Car-m-sh-10/14-d, pp.2).
“Si, uso, claro. El preservativo que es lo más…por lo menos uno dice que lo quiere y
todo, pero uno no sabe si el novio estuvo con alguien más, por ejemplo el novio no le va
a decir :”Ay estuve con otra muchacha”…olvídelo!!...el preservativo porque lo cuida a
uno de muchas cosas en primer lugar de quedar en embarazo y de infecciones, y uno
puede utilizar otros métodos, por ejemplo las pastas, pero yo no puedo utilizar las
pastas.” (cant-mSH-15-19-d)
El discurso de la mujer mantenedora encierra una paradoja aparente: entre más
irresponsables son los hombres, mayor debe ser la capacidad de autonomía y fuerza
femeninas. Pero como esas ganancias femeninas son, primero, interpretadas apenas
como respuesta a una falta permanente, y, segundo, en función de los hijos y de la
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familia, tal proceso resultará en el fortalecimiento de las estructuras de dominación
masculina. Ellos se libran de cualquier costo social por sus actos sexuales y, en esa
medida, se promueven como sujetos de la naturaleza indiscutible. Sin embargo, en la
medida en la que las mujeres, la experiencia femenina, va ganando autonomía y alguna
relativa igualdad de derechos y posibilidades, el sentido de la “irresponsabilidad”
masculina cambia. Pues no se lee con añoranza, como una falta, sino que se anticipa
tranquilamente su no-lugar. No hay necesidad, luego no hay falta.
E: ¿Qué planes tienen ustedes?
D: La verdad, la verdad yo digamos eso que irme a vivir con él, no lo he pensado.
Nunca he tenido como esa clase de pensamientos, de una vez… Por ahora es seguir
juntos, colaborarnos y lo primero es el bebé y ya. (Car-m-emb-15/19-d, pp.4)
"Voy hablar de mi. De que lo haga [el acto sexual] con un chico de acá, a sabiendas de
que puedo llegar a quedar embarazada, yo digo ‘Me importa un rábano quién es el
papá; o sea, hago de cuenta que desapareció el papá. Tenga que hacer lo que sea, yo a
él no le pido nada" (Car-m-sh-20/24-d).
Este testimonio habla de un conocimiento concreto de la realidad que viven las mujeres
en Caracolí, y de la afirmación de una serie de decisiones autónomas (sexuales y
reproductivas). Nótese que se trata de la misma mujer que anteriormente nos contaba
sobre la transformación de las relaciones en su hogar paterno.
82
3.3 PATERNIDADES: LA TAREA DE HACERSE HOMBRE
3.3.1 RESPONDER Y HACERSE HOMBRE: AMENAZA ANTES QUE
PROTECCIÓN.
Una vez llega la noticia del embarazo aparece la pregunta ¿Va a responder? ¿Voy a
responder? En ese primer instante responder significa asumir la responsabilidad de la
fecundidad y “colaborar” económicamente con el embarazo y la crianza. Pero en
contextos de masculinidades tradicionales, como este, “responder” significa también
satisfacer el papel performático de la última palabra masculina; esto es, no quedarse
callado, no huir, no “dejarse”. Hacerse hombre. A partir de este punto la situación se
llenará de complejidades y matices. Como se ve, “responder” o no, en el sentido de la
responsabilidad, constituye una opción práctica para el varón en cada situación. Sin
embargo, como también dicen algunos, “tarde o temprano le va a tocar”. Es decir, la
paternidad es un elemento fundamental para hacerse hombre (por género y por ciclo
vital), no tanto por la capacidad reproductiva, sino por la capacidad de “responder”.
Entonces, si la responsabilidad es optativa, el “responder” performático no lo es: sea por
el camino que sea, aceptando o negando la responsabilidad paterna, la última palabra, la
palabra de la razón, debería ser dispuesta por el varón.
Por los datos obtenidos en el trabajo de campo, parece que la opción de “no responder”
es más presente en Caracolí que en Canteras; por lo menos como performance emotivo.
“O sea es como yo acá siempre he visto, acá la mayoría de los hombres, la mayoría…
no voy hablar en general… La gran mayoría de los hombres afros acá como que la
responsabilidad…de malas, ella está embarazada…si quiero responder, respondo,
sino umm de malas y aunque a mí…o sea ellos se lavan las manos… (C-m-sh-20/24-d).
“lo que yo he visto digamos que cuando la mujer le dice… Oye estoy embarazada!! La
mayoría trata de cómo hacerse a un ladito…y ya cuando ven al hijo grande ahí sí..ese
es mi hijo…” (Car-m-emb-15/19-d, pp.14)
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En esa medida, la razón fundamental para usar preservativos es que en “este tiempo uno
no consigue trabajo para mantener un hijo” (Car-h-sh-15/19-d, pp.5).
“Igual todavía para uno tener un hijo tiene que uno jaaa, pensarlo si me entiende, para
no colocarlos a sufrir, y digamos que ella sale en embarazo, entonces yo voy a decir
pues haaa tenerlo, si me entiende, entonces pa´ eso hay que planearlo, primero, si me
entiende? Como ya tener un capital: uno dice “si tengámoslo”. (Car-h-sh-15/19-d,
pp.7).
-“pues yo digo que uno tiene una responsabilidad muy grande porque uno es el que
engendra ese hijo, entonces yo pienso que… así uno no la quiera o no mas la quiera
para hacer relaciones sexuales, yo digo que tengo que responder porque uno fue el
culpable que ella haya tenido ese hijo” (cant-h-sh–10/14-d, pp.21)
“puede embarazar a la persona, y uno todo niñito ahí sin plata, sin poder trabajar y
paila, y me demandan al Cucho” (cant-h-sh–10/14-d, pp.12)
“Porque los demás amigos les dicen usted que va a andar con un chino, ábrase, como
consejos, por eso es que se abren, les dará como pena ‘quedarme yo con un hijo’… O
las mamás no les responden, no tienen como un trabajo o algo para colaborarle a la
mamá o al niño” (Car-m-sh-15/19-d, pp.7).
J: lo que pasa es que algunos hombres empiezan a hacer el amor así, cuando ya pum,
cuando ya salen en embarazo ahí es el problema, que existe el aborto, o se separan con
la novia.
Entrevistador: usted luego conoce casos de esos?
J: si, hartos.
(…)
E: podemos hablar de que usted es la excepción?
J: si, claro, yo soy la excepción…jejeje
E: Todos los demás pelados han tenido hijos o no?
J: Pues sí, la mayoría…
E: ¿y usted charla de eso con sus amigos?
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J: Sí, yo les digo, no pues si usted quiere hacer, hágalo pero si quiere tiene que seguir
hasta que el pelado… ¿si me entiende? Hay que buscar trabajo, tiene que trabajar, ¿si
me entiende?
E: ¿Y ellos qué dicen?
J: Ellos dicen bien, pero eso ya aparece (la charla) cuando ellos están embalados,
digámoslo así. No, que la nena está embarazada y que tienen que seguir con ella,
porque si me entiende? Un hijo no se puede colocar a sufrir así tan… o matarlo,
digámoslo así, o abortar. Igual si usted no quiere a la pelada usted puede responder sin
que esté con la pelada. Unos lo toman, otros no sé qué harán. (Car-h-sh-15/19-nd,
pp.9)
Con el transcurso del embarazo y de la crianza, el “responder” se va haciendo más
complejo y llenando de mayores sentidos y expectativas. También de frustraciones.
Como ya fue dicho, los discursos de las y los más pequeños, nos colocan en juego frente
a la imaginación aún en el medio camino entre sus papás y mamás como referentes y la
maternidad y paternidad fantasiada por ellos. El deber-ser, entonces es muy fuerte.
Ser padre está asociado, en general en todos los ciclos vitales, de los dos barrios, con
sostener, alimentar y comprender. Se percibe al padre como un hombre trabajador que
sostiene el hogar y que lleva la carga de mantener a la familia. Este significado está
marcado por el rol de género atribuido al hombre como trabajador y sostenedor del
núcleo familiar, y se encuentra en todos los ciclos vitales. Para los entrevistados
constituye un motivo de orgullo poder proveer a la familia, es decir se es realmente
hombre si se es proveedor. Es decir, ser papá en este sentido, responder por la familia,
obedece más al desarrollo de un proyecto personal, orgullo sobre sí mismo, que a la
entrega a la familia (concreta o virtual) como en el caso de las mujeres.
“Yo sé que soy un pelado, pues que toma mucho, que se la pasa mucho en las cantinas
tomando pero pues con mi bebé soy muy responsable” (C-P-20/24-D.. Pp. 4)
Ser papá: pues le tocaría duro para estar con sus hijos y a la vez trabajar. (cant-msh-
10-14-nd)
Por tal razón es justificable que consuma licor para recrearse y que no asuma las tareas
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del hogar ni pase mucho tiempo dedicado a sus hijos. Esto no se asume como una falta,
pues la encargada “natural” de esto es la madre.
L: Pues yo creo que si por ejemplo si hay un niño que apenas tiene papá, pues yo creo
que necesitaría el apoyo de la mamá del padre del niño, porque un hombre solo yo
creo que no sabe cómo hacer las cosas.
E: ¿Si le dejamos un niño a un hombre él lo sabría cuidar o lo cuida mejor una niña??
L: Lo cuida mejor una mujer. Porque el hombre, el hombre a veces dicen, que no sabe
cambiar los pañales, que no le saben cómo darle tetero, que no saben a veces como
cuidarlo entonces por eso es mejor una mujer porque la mujer tiene como más , como
más experiencia para eso. (Cant – msh- 10/14- d) (Pp 9).
La violencia, a veces, también se explica por el camino del trabajo y del cansancio.
Como ya hemos visto, la experiencia masculina en general, y la específica de la
paternidad, está fuertemente marcada por la producción de violencias. La figura del
padre transita entre el padre abandonador y el padre maltratador cuando no la de un
padre ausente. Sorprende que una imagen también fuertemente asociada a la
masculinidad hegemónica, la paternidad como protección, esté casi completamente
ausente de las descripciones de la realidad y se restringe mucho más al orden del deseo.
Al parecer la penetración de la violencia y la vulneración de derechos en el ámbito
domestico y comunitario es tan fuerte, que la paternidad es mucho más una amenaza
que un factor de protección.
“nuestros hijos van a necesitar cosas… uno va a estar de mal genio y les pega sin
querer” (cant-h-sh–10/14–d, pp-9)
Pues imagínese por ahí unos 6 años, y mi papá llegaba borracho y a pegarle uy eso si
era doloroso, porque uno la consiente (refiriéndose a la madre), y que pasa que llega el
papá y la estropea le daba contra las paredes, la tiraba al suelo, eso era triste porque
uno no podía hacer nada, si se metía le daba por ahí un empujón y lo mandaba por allá
y ya, eso es triste. (…) Cuando estaba chino me tocaba arrinconarme, yo le tenía
mucho miedo a mi papá porque yo estaba tan niño que yo escuchaba a mi papá y me
metía debajo de la cama, es un miedo tenaz. (Cant-p-20-24-d PP 8).
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Mi abuelo les daba mucho maltrato, mi abuelo era re – patán con ellos, los golpeaba
hartísimo pero nunca les hizo falta nada, nunca les faltaba un plato de comida o ropa,
pero si les faltó resto de cariño por parte de él (cant- sh- 20/24- nd – cc, Pp. 13)
Algunas adolescentes más jóvenes de Caracolí (10-14) ven al padre también como una
figura peligrosa para su propia integridad, debido a que han escuchado casos, o los han
visto por TV, de padres que violan a sus hijas. Identifican también la figura del padre,
como alguien que en ocasiones maltrata a la madre; lo identifican también con el
consumo de alcohol (notas de campo SA). Con mucha frecuencia, el padre es narrado
como una persona que abandona el hogar. De hecho, muchas de estas niñas y niños
viven con el padrastro, o viven sólo con la madre, y en sus trayectorias hay presencia
efectiva de escenas violentas protagonizados por ellos.
En ese sentido, el buen padre se caracteriza porque no maltrata ni consume alcohol
delante de sus hijos, que por observaciones realizadas, es una práctica frecuente en estos
lugares. Es también buen padre aquel que se preocupa cuando sabe que su hija tiene
novio (notas de campo SA).
“algunos se ponen a fumar, hay papás que se ponen a tomar y se pone a pelear, deben
decirle niños váyanse al cuarto, si hay una discusión, pero no tan alto porque hay veces
golpean a la mamá y todo” (Car-m-sh-10/14-d, pp.9).
Finalmente, como ha existido ausencia del padre en muchos hogares, una de las
entrevistadas explica que es imposible tenerle cariño a un padre cuando él no ha estado
ahí:
“yo solo cuando lo veo es para pedirle plata para nada más, y pues él dice que yo no,
yo le dije un día que no lo quiero, pues no lo quiero pues ya me enseñó así porque él
nunca está ahí, cuando yo lo necesito que me apoye”.(Car-m-sh-15/19-d, pp.8)
Y en confirmación de un modelo matrilineal de parentesco, el abuelo o los tios maternos
asumen las responsabilidades del padre.
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“mi abuelito…porque con él toda la vida he estado…a él sí le tengo un poco más de
confianza que a mi mamá pues él me aconsejaba harto, yo lo considero a él …mi
abuelo y mi papá” (Car-h-h-15/19-d-pp4).
3.3.2 RUPTURA Y TRADICIÓN. ¿HOMBRES DE FAMILIA?
La figura del padre maltratador, irresponsable y ausente no es valorizada por ninguna de
las personas entrevistadas. Una muy fuerte imagen de deseo, de deber-ser, como ya
dijimos, está presente en los discursos de los y las muchachas con relación a la
paternidad. Algunas narrativas de los más pequeños, proyectando el futuro, evidencian
una imagen transformada de los patrones de crianza sobre violencia y maltrato llevados
a cabo por sus padres y abuelos. El riesgo es deslizarse en una idealización inoperante
sobre sí mismo, que se narre como “ingenuidad”.
“lo que haría yo es regáñalo y decirle las cosas de buena manera”. (cant- h-sh – 10 /
14 – d, pp-9).
“de ser papá es que uno puede compartir mucho con los hijos...” (cant-h-sh–10/14–d,
pp-6) “a veces cuidan los hermanos más grandes o los papás” (cant-h-sh–10/4–d, pp-
8)
El padre DEBE educar, ahorrar, cuidar del niño, y en especial, no se es padre sólo por el
hecho de pasar dinero a la madre
“consentirlo, estar cerca a su hijo o mi hijo digámoslo así. Consentirlo, cargarlo,
cuando esté llorando mirar que tiene si tiene hambre, cambiar el pañal, cositas así”
(Car-h-sh-15/19-d).
“yo digo que pues que…toca trabajar duro, y estudiar duro para que al bebé no le haga
falta nada”(Car-h-emb-15/19-nd).
“Pues si la hembra está en embarazo, uno debe consentirla, ayudarla en todo,
trabajar para cuando él llegue, tener la plata para los gastos de pañales, tetero, para
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levarlo al médico, ¿si me entiende? Jugar con él, todas esas cositas así” (Car-h-sh-
15/19-d).
“[el padre debe] darle amor, [porque] algunos se ponen a fumar; hay papás que se
ponen a tomar y se ponen a pelear. Deben decirle a los niños ‘váyanse al cuarto’, si
hay una discusión, pero no tan alto. Porque hay veces golpean a la mama y todo (Car-
m-sh-15/19-d, voz1)
La marcada ausencia es territorio privilegiado para la idealización.
Aquí es donde mi mamá me ha concientizado y me dice: pero su papá mijo, él nunca
nos ayudaba, nunca estaba pendiente de ustedes. Entonces yo creo que de pronto si mi
papá estuviera vivo el fuera otra persona, (..) ya él sería un amigo mío, si de pronto mi
papá hubiera estado vivo cuando lo necesitábamos, de pronto hubieran sido diferentes
las cosas, ò la situación de nosotros hubiera sido diferente, porque la situación de
nosotros es pésima, pues igual nosotros nos tenemos, que somos alentados, eso es lo
bueno, que podemos trabajar, salir adelante, pero pues nunca hemos tenido un apoyo.
(Cant-p-20-24-d Pp.10)
Así mismo acontece con algunas mujeres. Evidentemente ellas no disfrutan estas
hegemónicas actitudes masculinas. Pero el fuerte tono de deseo e ilusión marcado en
sus discursos sobre “buenos padres”, puede conllevar a repetir la dolorosa resignación
ya mencionada, o encuadrarse en un permanente campo de batalla con sus compañeros
locales (que difícilmente muestran deseos de transformación). Puede llegar a ser un
juego sistemático de promesas incumplidas.
“Que un papá la deja embarazada, que tiene que responder por eso, la alimentación,
darle cariño. Todo no tiene que ser plata, tiene que ser un padre en todos los sentidos;
por ejemplo, cuando uno tenga el bebé, en el parto, cuando el niño vaya al parque, o
sea darle su amor. Un padre que solo da plata y ya eso no es nada, porque el niño
necesita cariño, cuando esos niños se crían por mal camino le faltó la mano de un
padre”(Car-m-sh-15/19-d, pp.8).
Existen algunas señales tímidas de transformación, ampliación o ruptura del orden
hegemónico.
89
Podría lanzarse la hipótesis de que para muchos de los varones entrevistados, y otros
participantes de las actividades de arte y auto-representación, las masculinidades se
encuentran en un escenario de interrogación entre los discursos dominantes (fuerte,
mujeriego, ganador, dominador de las mujeres) y otras posibilidades, provenientes de
sus propias experiencias biográficas. Un desagrado general por la violencia física
ejercida contra mujeres, hijos e hijas es consistente (a pesar de que, como vimos,
muchos ya la ejerzan), pero no parecen haber muchas respuestas alternativas disponibles
para llenar el vacío que dejan el desagrado y el distanciamiento.
En el Teatro Foro realizado en Caracolí, por ejemplo, los hombres jóvenes allí presentes
(20 años) fueron fuertemente cuestionados por las mujeres de la misma edad. En
repetidas ocasiones ellas se manifestaron verbal y corporalmente (manoteaban, hacían
gestos, se colocaban de pie amenazantes) para exigirles cambios en su manera de
entablar las relaciones con el otro género. Los muchachos, que al principio mostraron
una enorme resistencia para participar de la actividad, se entregaron a la discusión. No
cedieron ante ellas, es claro. Todos concordaron con los reclamos femeninos
relacionados con el abuso de los padres varones, mostrando un rol de protección con
relación a los abusos de los hombres mayores. Sin embargo, cuando fueron interpelados
en sus propios gestos y actitudes abusivas, la respuesta inicial fue monolítica. “Es culpa
de ustedes”, “a ustedes les gusta”, “ustedes lo permiten”. La presión femenina sólo
aumentaba, aunque con algunas mujeres que aceptaron y les dieron la razón a ellos.
Finalmente, un muchacho afirmó que todo eso que ella reclamaban podría cambiar en
esta generación, pero que sería muy difícil porque sus padres y abuelos habían sido
criados así. Que talvez ahora, una nueva generación de mente más abierta… Ganó los
aplausos de la platea y la sesión cerró. Al salir, los y las jóvenes que protagonizaron la
sesión se encontraron para continuar discutiendo algunos minutos más (notas de campo
JM).
En ese sentido, vale la pena resaltar un padre que “responde” por su hija y que se narra
como un hombre protector desde la relación con sus hermanos.
“yo siempre he tenido esa vaina como de proteger a mis hermanos, que si tienen algún
problema protegerlos, o sea no me gustaría que les pasara nada a ellos porque la
90
verdad no sé qué haría, porque son eso soy como sobre protector, que si tienen algo, les
pregunto, ¿qué pasó? O sea, me tomó la tarea demasiado fuerte (…) yo a mi hermanito
lo estoy cuidando desde… ‘pere le digo: hace 14 años” (Car-h-h-20/24-d, pp. 4).
No deja de ser paradójico resaltar un clásico elemento de las masculinidades
hegemónicas (la función protectora) como posibilidad de ruptura y transformación. Y
aunque no se deban menospreciar los riesgos para la autonomía femenina que la
sobrevaloración de esta actitud implica, tampoco se debe menospreciar su presencia. En
un contexto tan fuerte de violencia por parte de hombres lejanos y cercanos, estas
fisuras resultan especialmente llamativas y potenciadoras.
De modo similar sucede con la compañía masculina. Así como en las maternidades
destacábamos una posibilidad de ruptura y transformación cuando las mujeres logran
deshacerse de la necesidad imaginada de un compañero, en este capítulo destacamos la
voluntad de un muchacho de estar junto con su pareja, de manera cariñosa y afectuosa,
en este proceso. El elemento de la protección reaparece. Lo que marca las posibilidades
de relaciones que afirmen y promuevan una “justicia erótica” no es la materialidad de la
relación en sí (si están juntos o separados, si son dos, tres o cuatro, si son esposos, o
familiares consanguíneos o amigos), sino el sentido que la engloba, lo que se moviliza
en las personas.
“No… la verdad que no porque ahorita él ha hecho lo posible como para que estemos
más juntos. Trata como de que estemos ahorita mejor, como que estemos tal vez
vernos…llamarnos todo el tiempo porque él me dice que las mujeres en esta etapa se
deprimen mucho entonces él trata como de eso. Y también ahora… voy a los partidos
también, salimos a caminar, ahorita ya me acompaña a ver ropa del bebé, ahorita como
que se incrementaron más las actividades, porque él dice que las mujeres se sienten
como muy deprimidas…” (Car-m-emb-15/19-d, pp.4)
3.3.2.1 EL SENTIDO: ENTRE PROYECTOS RURALES Y URBANOS
La comprensión de la prevención y la anticipación al embarazo, así como la toma de
decisiones conversada refleja un rastro de posibilidades alternativas. Sin duda, para este
hombre del ciclo vital mayor, Pedro, desplazado y ya padre de una hija, la experiencia
de estar fuera de la casa, del “responder”, de su edad, y de la autonomía financiera,
91
aumenta el costo de y la reflexión sobre la paternidad. La paternidad (y por ende el
embarazo) se transforma en algo cuidadosamente planeado. Él nos cuenta que está
pensando en tener un hijo con su nueva novia, pero que todo depende de que tenga con
qué sustentarla, porque su mayor temor es que el niño sufra por algo: “ella me dijo que
quería tener un hijo, y yo no…yo no estoy como para estar regando chamacos, ahorita
no tengo como sustentar un bebé, Si Dios quiere voy a pedir un préstamo y comprar mi
moto y ahí si el próximo año a trabajarlo ya porque yo lo quiero tener ya, pero no
tengo con qué sustentarlo ni a él ni a la chamaca en el embarazo ¿si pilla?” (Car-h-h-
20/24-d, pp.9).
En el análisis de Canteras resaltan algunos datos interesantes a este respecto. La figura
del padre como autoridad tiene más fuerza en las narrativas de los hombres urbanos
mientras que una imagen del padre-amigo tiene mayor fuerza en la población
desplazada rural entrevistada:
“Yo de padre me he ingeniado dos modelos el rígido o el buena gente. Por ejemplo:
pues los niños más que todo si usted les da la confianza y ellos quieren hacer todo lo
que quieren hacer entonces cuando uno le diga algo no lo toman en serio entonces
habrá partes que si tocará hablarles en serio y ponerse en la posición de bravo para
que ello asuman esa responsabilidad y el bueno pues sí, pues apoyarlos en todo lo que
se pueda, colaborarles que si necesitan algo, consentirlos. Entonces como enseñarle
desde chiquitica los pasos a seguir y enseñarla pues a mi modo. Porque yo tengo cosas
buenas y tengo cosas malas, entonces yo pienso una cosa buena para mí, pero para ella
puede ser mala, entonces pues como que basarse bien, leer libros, y todo para ver qué
educación se le puede dar a la niña y toda la comprensión máxima que se le puede dar.
Entonces en el caso de yo entrar a trabajar o estar trabajando, esa niña sola todo el
día abandonada adonde esta todo el afecto, todo el cariño todas la vainas entonces eso
es lo que más he pensado. (cant – p – em – 20/24- D).
En los datos de Canteras, existen dos padres solteros que muestran bastante respeto por
la autonomía de la mujer, y enfrentan el hecho de ser padres solos. Casualmente (¿?)
estos jóvenes son desplazados, de origen rural. Su decisión de asumir la paternidad en
soltería es interpretada como paternidad y maternidad, dado que se transforma en dador
de afecto y responsable de la crianza. Ningún evento similar fue encontrado en Caracolí;
92
sin embargo, además del fenómeno del “padresolterismo”, ellos muestran una actitud
mucho más respetuosa por la voz y la autonomía de sus ex-compañeras, así como por la
reproducción misma. En esto coinciden con la experiencia antes presentada de Pedro
(Caracolí).
A pues si yo igual quiero tomar la decisión de padre y madre a la vez, y pues hacerme
responsable y todo. No pues yo le dije que pensar bien las cosas que, entonces que se
diera una esperita y, y yo cuidaba la niña, yo me quedaba con la niña, y pues ella dice
que la tiene, y que pues a los tres días de tenerla, pues si a las tres semanas, pues se va
y me la deja. Si que ella se queda viviendo conmigo, tiene a la niña, y a las tres o cuatro
semanas pues ella se va, entonces yo me quedo con la niña, entonces es ahí donde yo
entro hacer el papel de padre y madre (...) entonces lo que yo me preguntaba, bueno la
niña le hace falta la leche materna y a donde la voy a conseguir, pues hay gente que me
dice, que vaya al materno infantil que allá le consigo, que busque recursos así quien me
puede colaborar mientras la niña está grandecita y se defiende, entonces estoy
empezando desde ahora como buscando métodos y que voy hacer?, cómo lo voy hacer,
entonces como todo el proceso para, para estar con la niña. (cant – p – em – 20/24-
D,rural).
Me tocaba hacer de mujer y de hombre jajá, yo lavaba ropa, tendía camas, barría,
trapeaba lo similar, yo cambié, cambié; o sea, ya después de ahí pa delante le puse
mucho juicio a mi bebé. Ella estaba muy bajita de peso, estaba muy malita, no sé ya
después los médicos, las enfermeras iban a visitarme , eso no pelado felicitaciones,
tiene una niña muy linda, la tiene muy arregladita todo, y yo decía uy tan bacano eso, y
me decía la gente bueno lo que pasa es que cuando me entregaron la niña a mí, todo el
mundo decía ‘no, ese man tan degenerado que es con la hija, esa niña se le va a morir,
¿y qué pasó? Pues a toda la gente le cayó más el agua fría. (Cant-p-20-24-d,rural
Pp5).
En los jóvenes urbanos la relación parece más centrada en un proyecto individual
masculino y en la limitación de su práctica a los roles más pragmatistas e
“irresponsables” antes presentados. Es posible que además del evento del
desplazamiento y del origen rural o urbano, también influya el hecho de que los
primeros son mayores y ya padres.
93
“Siempre se buscó el método de planificación por parte de ella yo nunca busqué la
protección por parte mía (…) porque ahí es como un poco predominante lo del
machismo”. (Cant – sh – 20/24 – nd- urbano).
“Pues con ella hemos tenido dificultades, sí, después de un tiempo, porque yo a ella
sí?... Porque, como te digo, a mí sólo me importaba sentirme bien yo, y no veía el daño
que le estaba haciendo a ella. pero ya después comencé a colocar todo, y si nos
enamorarnos los dos, que es un sentimiento muy bonito, nos empezamos a respetar y
después de un tiempo yo empecé a cambiar, y empezaba a golpear y todo así todo
brusco, me volví todo brusco hasta que llego un momento y la golpeaba más duro, más
duro…” (cant –h- sh- 15/19- nd,urbano).
E: ¿A usted le ha tocado hacerlo?
J: Sí claro, con mis hermanitos.
E: ¿qué le ha tocado hacer?
J: Cambiar pañales, darles tetero, cuidarlos, cargarlos, jejeje.
E: ¿Desde qué edad le tocó hacer eso?
J: Desde los doce más o menos, desde ahí pa´ allá ya todo los que han venido les he
dado tetero y les he cambiado pañal, igual hasta ahorita porque a la de un añito le
cambio los pañales y le doy tetero.
E: ¿cómo es la relación suya con la nena que tiene un año?
J: No, bien, es una nena muy chévere y todo.
E: Pero usted es el que pasa el mayor parte del tiempo con ella?
J: No, la que pasa mayor tiempo con ella es mi hermana.
E: ¿tu hermana tiene cuantos años?
J: Doce.
E: ¿cuánto tiempo está con tu hermana pequeña?
J: Digamos de seis a doce y cuando sale del colegio por ahí a las cinco, y de ahí
pa´allá ya sale y duerme con ella y todo.
E: ¿o sea que usted está de dos a cinco?
J: Sí.
E: ¿Durante estas horas qué tipo de actividades hace usted con respecto al cuidado a
ella?
94
J: Le coloco el Chavo, porque a ella le gusta harto El Chavo. (Car-h-sh-15/19-
nd,urbano).
… el cuidado, la protección, el responder, como posibilidades de construcción de
relaciones más equitativas, tienen sus fragilidades cuando miradas en el detalle. Pues,
como dijimos en repetidas ocasiones, no se trata sólo de la disposición material de las
relaciones, sino de la organización simbólica que promueven. Entonces las
posibilidades de tránsitos o transformaciones pasan por límites del saber práctico, de la
distribución más sutil del poder y de la actividad en las relaciones, de la imaginación
creadora, que obligan, necesariamente a pensar, que las posibilidades de transformación
en las masculinidades son difíciles18.
18 Para mayor interés en la comprensión de las paternidades ver: Olavarría, 2001; Heilborn et. al, 2006; Lyra, 1997.
95
IV. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
-EMBARAZO ESTIGMATIZADO, MATERNIDAD SUPERVALORIZADA,
PATERNIDAD NECESARIA… Y UN ESTADO CON MÁS JUICIOS QUE
RESPUESTAS. SISTEMA DE PROMESAS INCUMPLIDAS-
4.1 La comprensión del embarazo, la maternidad y la paternidad en adolescentes
populares y desplazados desborda por mucho la mirada clínica, epidemiológica y
demográfica, y exige la comprensión de un sistema de englobamientos simbólicos
(socio-culturales).
Intentando algunas generalizaciones analíticas, podemos afirmar que el embarazo es
ampliamente englobado por el género, la generación y las nociones de familia y del
ciclo vital presentes en las “clases populares”.
En las mujeres, esto se traduce en un englobamiento por la maternidad, la constitución
de familia y por una sexualidad emergente, intensa, desacompañada y “embobante”. En
términos del género y de la familia, en un contexto profundamente familista, ser mujer
es ser mamá/familia, virtual o efectivamente. La maternidad está siempre presente como
potencia máxima, y en su existencia giran las posibilidades de la familia. La maternidad
engloba a la feminilidad, al conjunto de las experiencias y expectativas de estas
mujeres. El cuerpo de la mujer no es un cuerpo individual, propiedad del sujeto mujer.
Ella es mujer/familia. En su cuerpo y en su proyecto habitan los otros, especialmente los
hombres; de él dependen, gracias a él pueden marcharse o deshacerse de cualquier
responsabilidad. Su cuerpo y su proyecto de vida no son bienes individuales, son
disponibles para el proyecto social que se fundamenta en la familia
matrilinear/matrifocal. El cuerpo de la niña o adolescente no embarazada ya tiene en sí
este proyecto, ya lo crea, ya lo desea. Su proyecto “individual”, su felicidad “personal”
están en la relación (imaginada o efectivada) con su prole e, idealmente, con su
compañero. La maternidad no es algo que se elige; simplemente es.
96
Pero también está el sexo, las búsquedas de la sexualidad. La sexualidad se abrió como
posibilidad, se difundió y se gozó. Sea por la continuidad o ruptura de sus tradiciones
culturales (Navarro, 2009), o por las transformaciones generacionales urbanas, las
búsquedas eróticas existen, de hecho y abiertamente, para estas jóvenes (talvez con
predominancia para las afrocolombianas). Su mundo; es decir, sus familias de base, la
ciudad, el Estado, no acompañaron estas búsquedas y transformaciones. Ya no lo hizo.
Ya hay un desfase abismal. El mundo masculino no acompañó las transformaciones de
las feminilidades. Se resistió a hacerlo y las presiona para la culpa, las violenta.
Entonces las mujeres “no se aguantan la arrechera”, experimentan, buscan y “se
entregan”: pero ellas quedan embarazadas. No se acompañó este proyecto con acceso a
información suficiente, con acogida pedagógica institucional, con acceso a proyectos de
vida alternativos, con cambios profundos en la noción de familia y en las relaciones de
género. El deseo, entonces, es convertido en peligro.
La promesa de la sexualidad burguesa, medicalizada, individualista, libremente erótica
llegó al barrio como un susurro, pero quienes fueron a buscar sus frutos, no encontraron
nada más que el estigma y una alianza. La alianza de las fuerzas conservadoras. La
promesa fue dramáticamente incumplida.
Algunas mujeres han logrado resolver el enigma. Avanzan en la separación de la
amalgama sexo/embarazo/maternidad/feminidad. Algunas madres “alcahuetean” estas
fugas y transformaciones.
En los hombres, especialmente en aquellos de origen urbano, el embarazo es
virtualmente inexistente. Habita en las lejanías de ese otro cuerpo que se esfuerzan en
construir como diferente. El embarazo es englobado por una idea de sexualidad y de
masculinidad incontrolable y reconocidamente dominante (por costumbre o naturaleza).
La paternidad, en primera instancia, es una opción, puedes elegir aceptarla o no. Pero el
proyecto de masculinidad la requiere… tarde o temprano. Por eso a veces puede no
responder, negar, ausentarse. En el proyecto urbano, más que en el de orígenes rurales,
la paternidad es englobada por la construcción de sí como hombre-individuo. Ser padre
es parte de ser hombre, en el doble sentido de ciclo vital (adulto) y género (varón). No
tanto por la capacidad reproductiva (eso no fue tan evidente), como por la capacidad
material y simbólica de “responder” y de sostener una familia. En ese proyecto, no se es
97
padre para la familia, sino para sí mismo. Ser un buen papá, que responde y por tanto es
respetado, es una apuesta individual de autosatisfacción. La familia está encarnada en la
madre. Por eso él se puede ir, estar ausente: él es un individuo trabajador. Por eso la
madre, hermanas y amigas, y a veces el compañero, deciden juntas la reproducción y
sus resoluciones.
En trayectorias de origen más rural, la paternidad es también, y no en vez de lo anterior,
englobada por la perspectiva de la familia. El proyecto masculino, entonces, sería
menos individual y predador que el urbano, y más familista.
Además del género/clase, el embarazo es englobado por la construcción cultural de los
ciclos vitales y de la familia en las “clases populares”. Familias jóvenes, familias
reproductivas, familias heterosexuales, familias extensas matrilocales y matrilineares.
Es importante ser mamá y papá, y es importante serlo joven. La adolescencia no se
prolonga en las dimensiones sin prisa de las clases medias contemporáneas, y la vida
tampoco lo hace. El trabajo, la proveeduría y el cuidado de niños y niñas no son
exclusivas de la vida adulta ni de la jefatura de la familia. La adolescencia y juventud
parecen más cortas y la entrada a la adultez un momento esperado. El trabajo no es la
marca por excelencia de esta entrada; la maternidad y la paternidad (especialmente la
maternidad) parecen serlo. Entonces “dejar la juventud” no es un evento especialmente
dramático para las mujeres y para algunos hombres, como muchas veces se presenta
desde las clases medias que se resisten a perder la adolescencia. Deja la juventud, puede
ser visto como una potencialidad.
El embarazo adolescente y juvenil, como cosa pública, es englobado por la moral sexual
y de género. El evento corporal/performático (la muchachita con su barriga crecida y el
vestido llamativo) es estigmatizado fuertemente, pero, recordemos, es englobado por la
maternidad. Es decir, reconciliado por el parto, el bebé y la crianza. Estimulación y
punición: estigmatización. Una perversa política de fragilización y vulnerabilización
femenina juvenil que amalgama en la práctica de los cuerpos y en la imaginación moral
el sexo, la maternidad y el sufrimiento.
Entonces, el embarazo adolescente es un problema paisajístico, también. Porque nos
recuerda públicamente, sin el pudor de otros tiempos u otros lugares, que estas mujeres
98
jóvenes están teniendo sexo… no se están “aguantando la arrechera”, se están “tirando
al mundo”, y lo están haciendo remisas de los saberes/poderes médicos, religiosos y
económicos.
Todo lo anterior implica unos máximos teóricos y metodológicos:
• Abordar este tema desde las políticas públicas exige la afectación de
múltiples dimensiones, más allá de la fecundidad, la salud y los derechos
reproductivos.
• Implica preguntarse por la manera como el estado ha abandonado
sistemáticamente a estos jóvenes y ha dejado de acompañar, o lo ha
hecho de manera extremamente insuficiente, las transformaciones en el
género y en la sexualidad.
• Implica quebrar, o seguir quebrando, con la alianza histórica entre la
salud pública y los procesos de moralización social que tienden siempre
a limpiar y a estigmatizar al marginal19.
• Implica cambiar la hegemónica epistemología negativa con la que se
suele explicar el embarazo de adolescentes pobres (falta de…) por una
positiva, que reconozca la diferencia como diferencia y no como pérdida,
subdesarrollo, carencia o atraso. Especialmente en temas étnico-raciales,
de procedencia/diversidad cultural, sexuales, generacionales (“culturas
juveniles”) y que permita ampliar la noción de clase popular a mucho
más que pobreza económica (“clases populares”)20.
• Implica, finalmente, ganar de una vez por todas, y de manera práctica y
decidida, un enfoque de trabajo que promueva la vivencia de
sexualidades placenteras, sin riesgos y libres de discriminación
(Derechos Sexuales). Un enfoque que oriente las discusiones sobre salud
y sobre fecundidad… y no al contrario21. Esto se traduce, por ejemplo, en
la generación de indicadores y de objetivos que den cuenta de (y
19 Sobre la alianza entre salud y procesos de moralización social ver García, 2002; Rago, 1985. 20 Sobre epistemología negativa y la propuesta de una antropología que reconozca la positividad de la diferencia, ver: Strathern, 2006; Rago, 2008. Sobre un enfoque de “culturas juveniles” ver: Cajiao, 1996; Arbeláez, 1999; Ariza et al., 2003. Sobre “culturas populares”, género, familia y sexualidad ver: Fonseca, 2004; Leal e Lewgoy, 1998; Navarro, 2009; Arango et al., 1998. Sobre “cultura popular”, modernidad y medios de comunicación ver: Barbero, 1984. 21 Para ver una crítica al conocimiento demográfico y una propuesta de enfoque de Derechos Sexuales para el trabajo en estos temas ver: (Correa y Parker, 2004. Sobre Derechos Sexuales ver también: Correa y Petchesky, 2001; Mejía, 2003.
99
promuevan) los derechos positivos directamente vinculados con la
fecundidad: búsquedas eróticas protegidas, relaciones no heterosexuales,
estrategias alternativas de protección frente a ITSs y embarazos
(masturbación mutua, etc), embarazos deseados, proyectados o
planeados, etc..
• En esa medida entendemos que el abordaje sobre el tema de embarazo
adolescente debe priorizar un trabajo de intensa reflexión en los ámbitos
políticos y comunitarios, sobre las nociones de familia y de género
presentes en la ciudad. ¿Qué nociones de familia y de género gobiernan
la acción del Ámbito Familiar, de los funcionarios y funcionarias que
encargados de la fecundidad y la anticoncepción? ¿Seguimos asumiendo
que género es sinónimo de mujer? Esto quizá desborda la acción de la
Secretaría Distrital de Salud, pues género es una categoría estructurante
de la totalidad de la vida social, y, en consecuencia, se trasladaría a una
política fuerte de discusión de las tradiciones, las costumbres y valores
locales, la diversidad cultural, y los (en el marco de los) derechos
humanos. Sin embargo, como nos ha mostrado la historia de las luchas
de género y de derechos reproductivos, el campo de la salud, cuando lo
permite, es un aliado imprescindible pues constituye un punto de partida
para la legitimación social.
• Promover Derechos Sexuales, en este caso concreto, significa generar
discursos y campañas que deshagan la amalgama práctica e imaginada
que existe entre sexualidad y reproducción, entre sexualidad y familia,
entre familia y realización personal en los primeros años de la vida
sexual y amorosa.
4.2 Toda esta experiencia de sistemas englobantes es atravesada y cargada de sentido
por un orden relacional de fuerzas que tienden a aplastar las posibilidades de goce,
placer y tranquilidad. Un sistema complejo de costumbres y vulneraciones de
derechos.
Como lo vimos anteriormente, el principio cultural de la voluntad y de los proyectos de
estas mujeres no es individual, sino colectivo. La individualidad es frágil y
100
desestimulada. Existe una fuerte alianza entre Dios, la naturaleza, el destino, el azar y
los varones, que en muchos casos compite y, como se podrá imaginar, vence las
voluntades femeninas. Muchos compañeros no permiten el uso de MACs: el condón
impide el goce de la relación sexual, las pastillas y los dispositivos afectan las
decisiones de Dios, el papel de la mujer es tener los hijos.
Uno de los bienes culturales más tradicionales y conservados parece ser las
masculinidades. Las mujeres jóvenes y sus madres parecen dispuestas a los cambios que
sus congéneres han promovido durante décadas. Pero los hombres se resisten, se oponen
y se transforman en anclas de la tradición. Su verdad parece indiscutible, y parece la
verdad de la cultura.
Muchas de las mujeres han iniciado su vida sexual con hombres mayores que a su vez
son los padres de sus hijos e hijas. Las figuras masculinas se asocian con el dolor y sin
embargo son totalmente necesarios para culminar el proyecto de familia de las jóvenes.
Las excepciones son rarísimas.
Las experiencias de dolor se explican, o se resuelven, por ejemplo, desde la resignación
cristiana, la costumbre o la naturaleza. Por lo menos la mitad de las participantes de esta
investigación ya fue víctima de abuso sexual, y algunos hombres declararon haber
golpeado, maltratado o abandonado a sus parejas (en el embarazo). El desplazamiento,
el abuso sexual, el maltrato por parte de familiares o compañeros y el negar las
decisiones propias por sobre la de los hombres de la casa son eventos presentes en la
trayectoria de las mujeres. La violencia está siempre presente, tanto en las experiencias
masculinas como en las femeninas, tanto en las de la población desplazada como en las
de la receptora. Una violencia que atropella y destruye, y que hace parte de la
cotidianidad; que coloca en juego los límites verticales de la vida humana (Das, 2007).
El significado de ser madre cambia en un contexto donde los jóvenes son reclutados y
las mujeres violadas, en ocasiones es la madre la que inicia el camino de la migración,
del desplazamiento para salvar a sus hijos. No los abandona, lo que es talvez la única
promesa (casi completamente) cumplida en este marco. Recordemos que ella lleva en sí
a la familia y es la que asegura la supervivencia en estos espacios.
101
De nuevo los cuerpos de las mujeres no son individuos para sí, son disponibles. Esta
vez, para el abuso, la violencia, y la materialización de las necesidades y de los deseos
masculinos.
Para los hombres y mujeres negras y pobres, y para las personas que con ellos se
relacionan en la intimidad, el color de su piel, y otros elementos simbólicos culturales,
son motivo de discriminación y violencia en la ciudad. El barrio los protege, los cuida,
los estimula, los hace grandes, históricos, bellos, muchos. Caracolí y los cuerpos que
allí habitan son producciones culturales con un fuerte sentimiento de identidad
afrocolombiana. (Pensar en “modernizar” es también pensar en “romper” este tejido…)
También algunas madres se transforman en victimarias. Según relatos de las mujeres,
las madres son ejecutoras de maltrato y en algunos casos han facilitado la explotación
sexual de sus hijas. Esta relación violenta se resolvería, en algunos casos, con la
maternidad, de tal manera que el estatus de madre genera igualdad entre las mujeres y
tiene como efecto una mayor solidaridad entre ellas.
La experiencia femenina, en general, para estas jóvenes, está orientada por una
dialéctica del sufrimiento, de la entrega, del riesgo y del abandono, que tiende a
reproducirse y a completarse en el gozo de la maternidad, en la compañía tranquila y
cariñosa de los hijos, y en la imagen indiscutida de la mujer fuerte, “verraca”. No hay
prácticamente ningún mensaje del Estado disponible para ellas en pos de transformar
esta lógica y no existe una red social e institucional suficiente que le permita a estas
jóvenes hacer de esa “verraquera” un motor de transformación duradera de las
relaciones.
Por lo visto, tanto en hombres como mujeres, existe una línea continua, una amalgama
funcional, que une casi necesariamente noviazgo, sexo, embarazo y maternidad (la
paternidad, como vimos, es opcional). Esta unión excluye fácilmente de la imaginación,
por ejemplo, los noviazgos sin sexo, los noviazgos no heterosexuales, el sexo no
penetrativo vaginalmente, y el aborto. Ninguna de las personas que participó de la
investigación manifestó haber abortado, haber acompañado a alguien a abortar o estar
claramente a favor del derecho de una mujer a interrumpir su embarazo. El aborto es de
terceros, es impensable, es un asesinato, un pecado. Puede hasta ser un acto de salud,
102
pero no es, en ningún caso, un derecho. Entonces se hace presente una noción de
autonomía e integridad corporal que existe para fenómenos como el placer o la
violencia sexual, pero que no penetra el universo de las decisiones reproductivas.
Es evidente la escasez de información y, por supuesto, de espacios de reflexión,
discusión y aprendizaje acompañado. La fuente más clara y cercana son las madres y las
amigas y amigos. Resulta que, más una vez, aquí hay un descompás entre el ritmo de la
sexualidad y el ritmo del Estado. Pues muy probablemente los papás y las mamás de
estas jóvenes no tuvieron acceso a la educación que tienen sus hijos, mucho menos en
ámbitos de lo sexual. Entre la generación de los padres y la generación de los hijos, en
los últimos 30 años, entre los lugares en los que los padres fueron adolescentes y
Bogotá, el mundo cambió significativamente. Es otro mundo, literalmente otro. Y los
padres y madres, a menos que hagan enormes esfuerzos subjetivos y educativos, no
tienen condiciones de asumirlo. La escuela, entonces, y los servicios sociales y de salud,
desperdiciaron la oportunidad de hacer de los cambios en el género y en la sexualidad,
eventos positivos, y no un refuerzo del abandono social… Los testimonios sobre falta
de acceso a servicios y a información, así como la idea macrosocial de “pérdida del
bono demográfico” nos dan una imagen clara del vacío institucional.
Si bien se han encontrado algunas experiencias puntuales de prácticas pedagógicas, de
servicios y de acompañamiento positivas, su excepcionalidad, aparente eficacia y
simpleza refuerzan el vacío general. ¿Por qué no se percibe una política operativa en
este campo? ¿Por qué se siguen encontrando casos sistemáticos de obstaculización de la
realización de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres jóvenes?
La imagen de la escasa y obstaculizada oferta del Estado contrasta, como ya fue dicho,
con sus promesas. Estas promesas son visibles, por ejemplo, en la enorme profusión de
textos escritos y publicados, de todo tipo, que piensan, explican, prevén, contabilizan,
cuantifican, estilizan, problematizan, sofistican, relativizan y comprenden el embarazo
adolescente. Así mismo, en los discursos del desarrollo, de la modernización y de los
derechos de los niños y adolescentes, que ofrecen un universo de posibilidades a cambio
de la reducción de la fecundidad. Desde una perspectiva más puntual, angustia darse
cuenta que la producción discursiva de la propia Secretaría de Salud, y de las agencias
multilaterales, tiene unos niveles sofisticadísimos de elaboración teórica y estratégica
103
que le permitirían, de manera integral, abordar este tema. Son textos blindados. Pecheny
y De La Dehesa (2009) han llamado a ese tipo de políticas públicas de sexualidad en
América Latina, como “políticas expresivas”.
Sin embargo, por ejemplo, en la definición de campos estratégicos de la Política
Distrital de Salud, a junio de 2010, no existe un “Políticas de Salud para Jóvenes”,
como sí existe para niños, trabajadores, etc.. Los “Servicios Amigables” son englobados
por la Política de SSR.
La diferencia se traduce en vulneración cuando el orden social y el Estado no la acogen
como tal. Es el caso de la diferencia de clase. Ante una situación de extrema escasez de
recursos y de falta de capacidad del estado para garantir derechos, la pobreza se
convierte en desventaja estructural. La diferencia y la desventaja cultural, por lo menos
en el campo del embarazo, la maternidad y la paternidad que estudiamos acá, engloban
la experiencia del desplazamiento. Sin embargo, el desplazamiento refuerza la violencia
estructural, la discriminación racial, la violencia de género, la falta de merecimientos
sociales (Weber, 1988; Das, 2007). Pensando en Caracolí y su enorme comunidad
desplazada afrocolombianas… Han venido por obligación a Bogotá, y han escogido esta
ciudad porque ofrece oportunidades, pero el tipo de oportunidades que hay aquí para
ellos y ellas tiene que ver con trabajos a una hora o dos horas de distancia; trabajos mal
pagos que les ocupan casi toda la semana; y cuando no trabajan y se quedan en el barrio,
no hay nada por hacer. La vida después del colegio parece un vacío para la gran gran
mayoría. Hay el trabajo, sí, y la promesa/obligación de “progresar”, pero no hay por
dónde. Son excepciones casi fantásticas o pequeñas ventajas estructurales. Y cuando se
piensa en esa relación intima que las madres desarrollan con sus hijos cuando están en
el vientre (ver video entrevista a embarazada-Jerusalén), ese pacto de vida, esa aventura
de la comunicación sensorial, entonces todo parece adquirir sentido de nuevo. Por lo
menos para ellas. ¿Y ellos?
• El tema de la violencia, en todos su órdenes, debe ser central en una política de
salud y de abordaje al embarazo en adolescentes y jóvenes de clases populares.
Más aún, de jóvenes desplazados o discriminados. Análisis y comprensión de la
violencia, formas de resistencia y de resolución de los efectos. Específicamente,
104
el tema de la culpa frente a las violencias sexuales. Sin duda, todo esto ya es
trabajado por el gobierno distrital. Lo que es importante entender aquí,
puntualmente, es que sin reducción de los contextos de violencia no hay
vivencia de Derechos Sexuales. Parece muy difícil aumentar las posibilidades de
toma de decisiones y de “amor propio” y así asumir de mejor manera el
embarazo, la maternidad, la paternidad y las relaciones entre los géneros.
• Frente a estos contextos de violencia, como fue visto, existen experiencias,
momentos y situación de resistencia que deben ser reconocidos y potenciados
decididamente. Una pedagogía simbólica puede ayudar a fortalecer
subjetividades y redes de resistencia y resignificación: Territorios de paz,
campañas barriales, foros de discusión, símbolos de protección, orgullos
identitarios, diálogos interétnicos, etc..
• Un elemento central dentro del tema de la violencia, y relacionado con una de
las primeras recomendaciones, sobre género y familia, es el trabajo con hombres
y sobre masculinidades y relaciones de género. Los hombres aparecen aquí
como actores principales de la violencia, víctimas y victimarios, y no se
reconoce ningún trabajo específico. Salud del hombre es aún crudo y, claro, no
se reduciría a esto.
• Quizá el asunto central de estas recomendaciones es, además del enfoque radical
de Derechos Sexuales, el siguiente: reducir las promesas y aumentar las
acciones mínimas y eficaces. El discurso, la Secretaría Distrital de Salud ya lo
tiene (casi) todo, y es coherente con los niveles más altos, sofisticados e
interdisciplinares de acción en salud; sin embargo, los mínimos, acciones
clásicas y sectoriales, no parecen estar operando o ser suficientes.
• Entonces se recomienda fuertemente que la SDS produzca un sistema de
información científica, completa y suficiente, basada en y promotora de
derechos humanos sexuales y reproductivos, contextualizada a Bogotá, que sea
de fácil acceso y comprensión para los jóvenes. Un sistema de información
fácilmente comunicable, que genere capacidad de explicación por parte de los y
las jóvenes. Un sistema de información que sea explicado por personas ante la
consulta de los y las jóvenes, que sea llevado hasta ellos y ellas a través de
diversas estrategias, pero siempre mediado por diálogo con seres humanos.
105
• Se recomienda que se quiebre la excepcionalidad y personalización de los
“Servicios Amigables” para jóvenes y adolescentes, ya que esta población, por
lo visto, NO está accediendo a servicios de salud. Es decir, que se vuelva
rápidamente una prioridad financiera para que se convierta en una realidad en la
totalidad o gran mayoría de las IPSs públicas de la ciudad. En la lógica de los
mínimos, y por lo visto en el trabajo de una IPSs de la localidad, antes que
espacios diferenciados, decoraciones seductoras y complejas estrategias de
movilización social, se requiere un personal formado y dispuesto, y la inserción
en los programas regulares de cada IPS (con generación de indicadores, guías de
evaluación, etc..).
• Un grupo que requiere especial atención es el grupo de 10 a 14, no sólo porque
en ellos los riesgos biológicos del embarazo son mayores y están más sujetos a
eventos de violencia sexual, sino porque ya no están cobijados por los
programas de Salud para niños y niñas. Son considerados adolescentes, pero
tampoco comparten el universo de sus mayores (15-19) y, en cambio, parecen
estar atentos, de manera fascinada, a los aprendizajes que vienen de ellos. No
tienen mucha autonomía para buscar información, preservativos o MACs.
• Es recomendable aumentar, pulir o profundizar los conocimientos y las
capacidades de los funcionarios de salud que están atendiendo a los y las
adolescentes. Específicamente en las Normas Técnicas del MPS que ya intentan
llevar a la práctica de la SSR los derechos humanos y la legislación nacional. Es
posible, también, que tenga que mejorarse el control por parte de la SDS y
promoverse el social en este asunto específico.
• Es necesario promover y facilitar radicalmente el acceso a toda la gama de
métodos anticonceptivos y preservativos. Quebrar con las barreras impuestas por
la contratación y la intermediación puede ser una opción políticamente
interesante. El libre acceso a estas tecnologías no es sólo un derecho mínimo
para la SSR de estas personas, sino una estrategia de desestigmatización.
Aumentar la disponibilidad de hecho de los “implantes” es recomendable.
• Otro elemento mínimo, es reconocer la fortaleza de los programas de salud
extramural de la SDS, y fortalecerlos. La clásica Promoción y Prevención
extramural, desde un enfoque de derechos, para el acceso a la gran cantidad de
adolescentes y jóvenes desescolarizados, sería muy importante. La lógica de
106
Centro de Salud rural anterior a la Ley-100 tiene mucho sentido con relación a
las necesidades, a las condiciones territoriales y a las dinámicas culturales
presentes en los barrios de la localidad.
• Generar una investigación cualitativa de carácter intra-organizacional que
permita comprender el abismo existente entre los discursos de la política pública
de la SSR en Bogotá, y lo que de ellos recibe la población. ¿Se trata de razones
financieras? ¿Existe algún problema en el funcionamiento institucional que no
permite que los discursos y lógicas de las políticas bajen hasta los funcionarios?
¿Existen resistencias a la ética de estas políticas? ¿Cómo se construye el
discurso de estas políticas?
• Sería deseable, pensando en “Servicios Amigables”, en el sistema de
información SSR, y en la acción general de la salud pública (ámbitos
comunitario y familiar, por ejemplo, investigación), una formación en
sexualidad, embarazo, diferencia y desplazamiento desde perspectivas de las
ciencias sociales para los funcionarios y funcionarias de las ESEs distritales. Es
necesario tomar en cuenta que Bogotá es, cada vez más, un espacio de encuentro
multicultural.
• Podría ser deseable que la Salud para Adolescentes y Jóvenes no estuviera
restricta o englobada a la SSR, sino que tuviera su lugar en el marco general de
la Política Distrital de Salud. Pero eso es un máximo.
4.3 SIN EMBARGO, existen múltiples casos y sentidos en el que el embarazo
adolescente (la maternidad y la paternidad) es proyectado, planeado y deseado. Es
decir, es, en principio y en esos casos, el ejercicio de un derecho positivo. El deseo, la
voluntad y la decisión (aún discutibles) NO son englobadas de manera absoluta por la
pobreza, la desventaja o la vulneración.
Embarazo adolescente no es sinónimo de no planeado, no proyectado y no deseado. Eso
parece obvio, pero en algunos discursos institucionales parece olvidarse. Mujeres y
hombres de esta investigación expresaron que para ellos el embarazo fue claramente un
accidente. Otros y otras no lo quieren y por eso toman medidas de diversos órdenes para
no tenerlos. Sin embargo, muchas mujeres y algunos hombres participantes de esta
107
investigación, mayores de 14 años, expresaron, en pleno uso de sus funciones mentales
y sin ningún tipo de presión, que habían deseado, planeado o abierto la posibilidad para
la llegada de los y las hijas que esperaban o que habían dado a luz.
Ese es un dato que no se puede despreciar ni leer únicamente a la luz de interpretaciones
estructuralistas que, o bien colocarían estas decisiones como mera obediencia cultural
(como parecería en el primer punto de estas conclusiones), o bien las “colocarían en el
contexto” de las desigualdades estructurales y del vacío de la violencia, y les quitarían
todo o gran parte de su poder afirmativo. ¿Por qué entonces existen experiencias que
huyen de (o resisten a) las fuerzas de la costumbre y de la tradición, o de las
discursividades hegemónicas del plano social? ¿A cuáles costumbres, tradiciones y
discursividades, exactamente, se resiste? ¿Por qué continúa siendo tan difícil describir y
valorar estas experiencias?22
Una vez más, no reconocer el peso estructural que la violencia y las sistemáticas
vulneraciones de derechos tiene en la vida de las personas y sus grupos, sería caer en un
exotismo cómplice. Un provincialismo posmoderno, como diría Susan Sontag
criticando a Baudrillard (Sontag, 2003). Pero imaginar que sin eso todos tomarían las
decisiones de la misma manera y bajo la misma lógica que “nosotros”, es caer en un
etnocentrismo atroz. Ganar los procesos, las rupturas, las seducciones, las
complicidades, las diferencias particulares, sin perder la historia y la evidencia de la
dominación es la clásica propuesta del filósofo y estudioso de la comunicación Jesús
Martín-Barbero (1984). Esa es la frágil línea en la que se debe mover una propuesta de
Derechos Sexuales y de Derechos Reproductivos (Correa, Petchesky, Parker, 2008).
Por ejemplo, el hijo le permite a la mujer, y a algunos hombres, a través de las maneras
como lo asumen y lo sueñan, contra-efectuar la violencia y la dialéctica del sufrimiento.
Decimos contra-efectuar y no simplemente resistir o “llenar el vacío”, porque con la
maternidad tal dialéctica (materializada en la ausencia paterna y en la violencia del
22 Es interesante apreciar que en la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2005, el 42% de las adolescentes entre 15 y 19 afirmaron su deseo de tener un hijo o hija. Si en general le damos legitimidad a esta investigación, debemos también dárselo en este caso. Sin embargo, ¿por qué este dato es tan raramente referido cuando se habla de embarazo adolescente? ¿Por qué es prácticamente inexistente en documentos oficiales de política pública? ¿Qué se hace con él? ¿Simplemente se elimina? ¿Se lee como ignorancia, inmadurez, alienación, falta de posibilidades o vulneración de derechos? (ENDS, 2005). Agradecemos a Carlos Iván Pacheco por la sugerencia.
108
mundo) se confirma como verdadera, ahora cargada de acción afirmativa, de afecto, de
placer. Porque no se llena un vacío dejado por la violencia, sino que se acrescentan
razones para contrarrestarla... o para reproducirla. Por eso decimos que depende, porque
también podría ser un evento brutalmente violento. No podemos esperar que esta
contra-efectuación tenga un poder de transformación estructural en el conjunto social ni,
necesariamente, en las disposiciones de trayectoria futura de la mujer... como no
podemos pedirselo a ningún acto de agencia individual. Y no por eso es despreciable.
Pero tampoco podemos afirmar que ese pequeño espacio en la biografía individual
conduzca inescapablemente, por falta de una discursividad macrosocial, a la
reproucción de la dominación, de la pobreza y de la desgracias. Sin duda, entre el deseo
individual y la garantía de derechos se hará necesaria la mediación del Estado.
Mediación en estos datos inexistente.
Es importante no caer en la tentación de reducir la afirmación del deseo maternal o
paternal a su relación con formas de violencia y vulneración. El deseo, como todo
fenómeno social e intersubjetivo, recorre caminos que eliminan cualquier análisis
funcionalista y de causas y efectos unívocos. Más allá de la violencia, por ejemplo,
encontramos un deseo vinculado con la naturalización de la vida sexual y de la vida
reproductiva. Es decir, un deseo articulado fuertemente en la memoria sensible de ser
hombre y de ser mujer, en la memoria colectiva de los ciclos vitales, de la conformación
de familia. Ser madre y padre joven (especialmente madre) es un bien cultural que
trasciende a este grupo específico y que se extiende por el imaginario latino-americano
prácticamente en todas las clases sociales (Heilborn, 2006). Sucede, sin embargo, que
en este grupo de clase popular, la relación entre edad cronológica y “juventud” es literal
y dependiente de las transformaciones corporales “naturales” y de las fuerzas sociales
de calidad de vida. Una mujer de 30 años, en un grupo de clase media o alta, puede ser
aún una madre joven, incluso una madre adolescente.
Claro, habrá que preguntarse siempre, y siempre dudar, sobre esa expresión “individual”
y “espontánea” del deseo. Fundamentalmente, como principio teórico de esta
investigación, pensamos que es inválida una aproximación individualista y voluntarista
de la cuestión. ¿Cómo se construye el deseo? ¿El deseo corresponde a la satisfacción de
faltas y pérdidas? ¿El deseo corresponde a la asimetría de género? ¿Hay algún vestigio
de individualidad en la explicación por la falta y por la estructura? ¿Dónde? Sabemos
109
que el deseo, como el gusto, son socialmente construidos, y que obedecen al poder de
la estructura social y de las orientaciones de género y de organización familiar. Pero
esto no es verdad únicamente para las clases más pobres o para las personas socialmente
en desventaja. Las personas cuyo deseo de ser abogadas o consultoras internacionales,
tener un carro y un matrimonio, o no tener ningún hijo, son igualmente orientadas y
limitadas por sus estructuras sociales. Su situación no es la misma, por supuesto, pero
¿en qué sentido es diferente? ¿Desde cuál esquema simbólico y valorativo evaluamos
esa diferencia? Por tanto, responder de manera completa la pregunta sobre la
construcción social y biográfica del deseo de ser mamá o papá adolescente implicaría
una discusión mucho mayor, que debería ser realizada de manera comparativa entre
diferentes grupos, clases y órdenes de elección. Pues siempre es un riesgo reforzar el
estigma.
(Dos hombres desplazados, de origen rural, asumieron integral y felizmente su
padresoltería. ¿Lo reducimos a una respuesta estructural a alguna tradición campesina o,
entonces, a una respuesta sicológica frente al vacío de la guerra, o al fin a una
espontánea y casual, o reflexiva y liberal, desición individual?) En el tiempo de esta
investigación sería imposible definir las trayectorias de esos deseos, sería necesario más
tiempo de campo y de análisis.
• Enfocar los objetivos, programas y planes referentes al embarazo adolescente
(en lo referido a mayores de 15 años), en la reducción de los embarazos no
deseados en esta población y, principalmente, en el fortalecimiento de
condiciones objetivas y subjetivas de posibilidad para la toma de decisiones y la
satisfacción.
• Avanzar en una lógica programática de reducción de los daños, ya que, como se
ha visto, muchos de los problemas asociados al embarazo adolescente (+15) son
externos al cuerpo de la mujer embarazada: falta de información, barreras en los
servicios, discriminación en la escuela, estigma social, abandono y violencia
masculinas, etc..
• Reforzar indicadores y objetivos referentes a la toma de decisiones sexuales y
reproductivas en los y las adolescentes.
110
4.4. Existen tensiones, tránsitos, sospechas de rupturas que complejizan aún más el
campo en estudio. Menos disyuntores, más conectores. Menos objetos, más procesos.
Hay hombres jóvenes y adolescentes para los que tiene todo el sentido el embarazo y la
paternidad, no huyen, ni lo niegan, ni lo asumen como una pérdida. Hay hombres en
este estudio que se piensan y construyen claramente como “hombres de familia”, en
contraposición al hombre individualista, violento e hipersexuado que parecería rondar
sus posibilidades de futuro. Nadie, en esta investigación, por más que en algún caso el
propio muchacho lo hubiera hecho… Nadie se manifestó a favor de las prácticas más
fuertes de las masculinidades hegemónicas en este campo: golpear, abusar, beber
abusivamente, amenazar, abandonar.
Podría pensarse, y de hecho lo hicimos en su momento, que la imagen de la “mujer
sufridora y verraca”, lejos de transformar las estructuras de género las reproduce, pues
deja indiscutidas las relaciones tradicionales. Sin embargo, saliendo de una perspectiva
estructuralista, y abordando una lectura etnográfica desde las prácticas, las narrativas y
las trayectorias de los sujetos, la experiencia femenina, amalgamada a la maternidad y a
la “irresponsabilidad” masculina, como ya vimos, encarna la fuerza y la capacidad
(¿exigencia?) de romper circuitos de dependencia y de violencia, y de encarar otros
nuevos. Frente a la evidencia de los placeres y las ganancias, algunas mujeres se
convierten en verdaderas agentes de transformación social. Cuando la necesidad del
compañero se deconstruye, la imagen de la mujer sola o de la madre soltera (y eso
incluye la auto-imagen) se positiva, pues se convierte en una decisión. Entonces sus
posibilidades de disfrute se exploran. Ese es el caso de por lo menos una de las
protagonistas de esta investigación.
La experiencia de participar en organizaciones sociales, políticas o juveniles facilita la
identificación de derechos sexuales y reproductivos a nivel personal; sin embargo, aún
no llega a concretarse el discurso en el ejercicio y garantía de los derechos de los otros y
de las otras. Quizá porque raramente la sexualidad y el género están en discusión. Sin
duda, como se vio, la deserción escolar favorece enormemente la pérdida de proyectos y
sentidos de vida alternativos a la maternidad y la paternidad, desplaza a los jóvenes de
circuitos de construcción de la adolescencia, para otros de vivencia de la adultez. Hacer
parte de redes, de organizaciones, de grupos escolares, de movimientos, favorece la
111
reflexión colectiva, la inserción en redes de sentido (no sentirse sólo ni marginal) y el
conocimiento (o reconocimiento) de diversas formas de ser.
• Frente a estas posibilidades y potencialidades de transformación y de
alargamiento de la imaginación social, es necesario que el Estado actúe
identificándolas, apoyándolas, insertándolas en sistemas simbólicos (discursos,
redes sociales, piezas de comunicación) que les permitan ganar fuerza, valor
social, argumentos. Debe evitarse, sin embargo, la idealización y producción de
modelos dogmáticos de deber-ser (“un verdadero hombre es…”), así como el
fortalecimiento de la estigmatización de los ya desvalorados.
• Prestar especial atención al tema de las paternidades.
• Mapear cómo están las disposiciones y prácticas de los y las funcionarias de las
IPSs con relación al tema del Interrupción Voluntaria del Embarazo, desde una
perspectiva de derechos reproductivos de las mujeres embarazadas,
especialmente con las modificaciones legales actuales.
• Es estratégico generar o apoyar grupos sociales, redes de largo plazo que no
giren alrededor de la salud sino de verdaderos intereses de los y las jóvenes. No
son grupos de adoctrinamiento saludable, y de esto deben estar limpios, sino de
reflexión comunitaria, de intervención en el mundo, de arte, de deportes, de
discusión política, de moda, de creación, de danza, de negocios y empresas, de
educación popular, de temas ambientales, etc.. Hasta de cuidado de niños. Eso
puede entenderse como (parte de) una Estrategia de Promoción de Derechos
Sexuales y Reproductivos, un espacio de potenciación de procesos de reflexión,
creación y comunicación. Un espacio de potenciación de la libertad y del juego a
través del cuerpo. Un espacio de compañía, amistad, afectividad y dialogo
(Nieto, 2006). Especialmente para los jóvenes varones, la salud no es un tema
muy interesante, y pudo verse en el desarrollo metodológico de esta
investigación, que generando espacio no doctrinales de expresión y encuentro, la
reflexión y la discusión brotan con fuerza desbordante (notas de campo Teatro
Foro).
112
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