15 03 15

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Salmo 19

Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.

2 Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría.

3 No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz.

4 Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras.En ellos puso tabernáculo para el sol;

5 Y éste, como esposo que sale de su tálamo, Se alegra cual gigante para correr el camino.

6 De un extremo de los cielos es su salida, Y su curso hasta el término de ellos; Y nada hay que se esconda de su calor.

7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.

8 Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.

9 El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.

10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.

11 Tu siervo es además amonestado con ellos; En guardarlos hay grande galardón.

12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.

13 Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.

14  Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Jeremías 1:1-10

1  Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín.

2 Palabra de Jehová que le vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado.

3 Le vino también en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto.

4 Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo:

5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.

6 Y yo dije: !!Ah! !!ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.

7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.

8 No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.

9 Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.

10 Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.

Dulces melodías cantaré

Dulces melodías cantaré y

alabanzas al Señor, a su nombre gloria yo daré por su inefable

amor.

De Jesús el nombre, dulce es para mí, canta el alma mía, melodías a mi Rey.

Yo vivía en sombras y en

dolor, triste, herido, pobre y

vil, mas la tierna mano del Señor me llevó a su redil.

De Jesús el nombre, dulce es para mí, canta el alma mía, melodías a mi Rey.

Fuente perennal de gracia hallé, al amparo de su amor, su sonriente faz me imparte fe,

esperanza y valor

De Jesús el nombre, dulce es para mí, canta el alma mía, melodías a mi Rey.

Aunque por el valle de aflicción tenga que pasar aquí, mi

Jesús dará su protección, él se acordará de mi

De Jesús el nombre, dulce es para mí, canta el alma mía, melodías a mi Rey.

Salmo 130

De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.

2 Señor, oye mi voz; Estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.

3 si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?

4 Pero en ti hay perdón, Para que seas reverenciado.

5 Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado.

6 Mi alma espera a Jehová Más que los centinelas a la mañana, Más que los vigilantes a la mañana.

7 Espere Israel a Jehová, Porque en Jehová hay misericordia, Y abundante redención con él;

8 Y él redimirá a Israel de todos sus pecados.

En el seno de mi alma

En el seno de mi alma, una dulce

quietud se difunde embargando mi ser; una calma infinita que solo podrán,

los amados de Dios comprender.

¡Paz! ¡paz! Cuán dulce paz

es aquella que el Padre me da; yo le ruego que inunde

por siempre mi ser,en sus ondas de amor celestial.

Qué tesoro yo tengo en la paz que me dio, en el fondo del alma ha de

estartan segura que nadie quitarla

podrá, mientras miro los

años pasar.

¡Paz! ¡paz! Cuán dulce paz

es aquella que el Padre me da; yo le ruego que inunde

por siempre mi ser,en sus ondas de amor celestial.

Esta paz inefable consuelo me da,descansando tan solo en Jesús; y ningunos peligros mi vida tendrá si me siento

inundado en su luz.

¡Paz! ¡paz! Cuán dulce paz

es aquella que el Padre me da; yo le ruego que inunde

por siempre mi ser,en sus ondas de amor celestial.

Sin cesar yo medito en aquella ciudad, do al autor de la paz he de ver y en que el himno más dulce que allí he de cantar, al estar con Jesús ha de

ser.

¡Paz! ¡paz! Cuán dulce paz

es aquella que el Padre me da; yo le ruego que inunde

por siempre mi ser,en sus ondas de amor celestial.

Alma triste, que en rudo conflicto te ves, sola y

débil tu senda al seguir,

haz de Cristo el amigo, que fiel siempre es y su paz de él podrás

recibir.

¡Paz! ¡paz! Cuán dulce paz

es aquella que el Padre me da; yo le ruego que inunde

por siempre mi ser,en sus ondas de amor celestial.

bienvenido

Con gran gozo y placer nos

volvemos hoy a ver, nuestras manos otra vez estrechamos;

se complace el corazón,

ensanchándose de amor: todos a una voz a Dios, gracias

damos

¡Bienvenido! ¡bienvenido! Los hermanos de aquí nos gozamos en

decir: ¡Bienvenido! ¡bienvenido! Al volvernos a

reunir ¡bienvenido!

Hasta aquí Dios te ayudo, ni un momento te dejó y a nosotros te

volvió, ¡bienvenido!

Él Señor te acompañó, su presencia te

amparó, del peligro te guardó,

¡bienvenido!

¡Bienvenido! ¡bienvenido! Los hermanos de aquí nos gozamos en

decir: ¡Bienvenido! ¡bienvenido! Al volvernos a

reunir ¡bienvenido!

Dios nos guarde en este amor, para que

de corazón, consagrados al

Señor, le alabemos

en la eterna reunión, do no

habrá separación, ni tristeza ni

aflicción. ¡Bienvenido!

¡Bienvenido! ¡bienvenido! Los hermanos de aquí nos gozamos en

decir: ¡Bienvenido! ¡bienvenido! Al volvernos a

reunir ¡bienvenido!

Dale tu ofrenda al

Señor

Dale tu ofrenda al Señor, dásela de

corazón; que cuando el cielo

reclame le respondas con

amor.

Que no te quede el dolor

cuando hayas ofrendado;

Dios bendice al dador alegre, multiplica lo que has dado.