(XI) RELAÑO, Francesc - Nuevos elementos para el estudio del mapamundi de Lopo Homem (1519)

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NUEVOS ELEMENTOS PARA EL ESTUDIO DEL MAPAMUNDI DE LOPO HOMEM (1519) Francesc Relaño* El mapamundi de Lopo Homem es una realización excepcional. Aparentemente, se trata de un mapa excéntrico al resto de la obra carto- gráfica posterior de este autor y, al mismo tiempo, divergente respecto al pensamiento cosmográfico contemporáneo. Tanto es así que cuando el mapamundi fue dado a conocer a la comunidad científica internacional en 1930, su autenticidad fue inmediatamente puesta en entredicho. 1 Para conciliar la disparidad entre el mapamundi de Lopo Homem y su obra posterior, se llegó incluso a sugerir que debieron existir dos cartógrafos con el mismo nombre: un Lopo Homem "senior", autor del mapamundi de 1519, y otro Lopo Homem "junior" que confeccionó el planisferio de 1554 2 . Una vez elucidado que en realidad existió un único Lopo Homem, * EHESS, Paris. Quisiera agradecer a la Fundação Calouste Gulbenkian, a la John Carter Brown Library y al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte español la ayuda financiera que ha permitido llevar a cabo el presente trabajo. 1 Ver a este respecto los puntos de vista radicalmente opuestos de Giuseppe Caraci y Edward Heawood: G. Caraci, "Di una carta falsificata attribuita a Lupo Homem", Rivista Geografica Italiana, anno 37, fasc. 3 (1930), pp. 73-86; Idem, "Ancora del falso Homem", Rivista Geografica Italiana, anno 37, fasc. 4-5 (1930), pp. 138-41. Cf. E. Headwood, "An undescribed map of Lopo Homem 1519", The Geographical Journal, 76(1930), pp. 159-61. 2 Ver, E. Headwood, "Lopo Homem's Map of 1519", The Geographical Journal, 11 (1931), pp. 250-55. Cf. G. Caraci, "Sempre a proposito di Lopo e di Andrea Homem", Rivista Geografica Italiana, annata 38, fasc. 3-4 (1931), 98-104; idem, "Sempre a proposito di Lopo Homem", Rivista Geografica Italiana, anno 39, fasc. 3, (1932), pp. 81-86; idem, "Di Lopo Homem ce ne fu, dunque, uno solo!", Rivista Geográfica Italiana, anno 39, fasc. 4-5 (1932), pp. 141-51; idem, "Ipotesi, fantasie e dati di fatto As Novidades do Mundo: conhecimento e representação na Época Moderna, Lisboa, Edicões Colibrí, 2003, pp. 69-81.

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NUEVOS ELEMENTOS PARA EL ESTUDIODEL MAPAMUNDI DE LOPO HOMEM (1519)

Francesc Relaño*

El mapamundi de Lopo Homem es una realización excepcional.Aparentemente, se trata de un mapa excéntrico al resto de la obra carto-gráfica posterior de este autor y, al mismo tiempo, divergente respecto alpensamiento cosmográfico contemporáneo. Tanto es así que cuando elmapamundi fue dado a conocer a la comunidad científica internacionalen 1930, su autenticidad fue inmediatamente puesta en entredicho.1 Paraconciliar la disparidad entre el mapamundi de Lopo Homem y su obraposterior, se llegó incluso a sugerir que debieron existir dos cartógrafoscon el mismo nombre: un Lopo Homem "senior", autor del mapamundide 1519, y otro Lopo Homem "junior" que confeccionó el planisferio de15542. Una vez elucidado que en realidad existió un único Lopo Homem,

* EHESS, Paris. Quisiera agradecer a la Fundação Calouste Gulbenkian, a la John CarterBrown Library y al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte español la ayudafinanciera que ha permitido llevar a cabo el presente trabajo.

1 Ver a este respecto los puntos de vista radicalmente opuestos de Giuseppe Caraci yEdward Heawood: G. Caraci, "Di una carta falsificata attribuita a Lupo Homem",Rivista Geografica Italiana, anno 37, fasc. 3 (1930), pp. 73-86; Idem, "Ancora del falsoHomem", Rivista Geografica Italiana, anno 37, fasc. 4-5 (1930), pp. 138-41. Cf. E.Headwood, "An undescribed map of Lopo Homem 1519", The Geographical Journal,76(1930), pp. 159-61.

2 Ver, E. Headwood, "Lopo Homem's Map of 1519", The Geographical Journal, 11(1931), pp. 250-55. Cf. G. Caraci, "Sempre a proposito di Lopo e di Andrea Homem",Rivista Geografica Italiana, annata 38, fasc. 3-4 (1931), 98-104; idem, "Sempre aproposito di Lopo Homem", Rivista Geografica Italiana, anno 39, fasc. 3, (1932),pp. 81-86; idem, "Di Lopo Homem ce ne fu, dunque, uno solo!", Rivista GeográficaItaliana, anno 39, fasc. 4-5 (1932), pp. 141-51; idem, "Ipotesi, fantasie e dati di fatto

As Novidades do Mundo: conhecimento e representação na Época Moderna, Lisboa,Edicões Colibrí, 2003, pp. 69-81.

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autor de todas las obras por él firmadas, el debate fue trasladado a pro-blemas relacionados con la adscripción o no del mapamundi dentro delllamado Atlas Miller.3 Después de varias décadas de intenso debate entreespecialistas,4 Armando Cortesão y Avelino Teixeira da Mota zanjaronfinalmente el asunto en un detallado estudio sobre la cartografía portu-guesa donde se afirma no sólo que el mapamundi de Lopo Homem esauténtico, sino además que éste formaba efectivamente parte del AtlasMiller.5 Desde entonces, todos los estudiosos han aceptado sin reservasesta conclusión. De hecho, hace más de cuarenta años que no se ha aña-dido nada relevante en relación al mapamundi, lo cual es tanto o mássorprendente si se tiene en cuenta que restan aún varios misterios porresolver.6 La supuesta excentricidad del mapamundi de Lopo Homemrespecto a la cartografía contemporánea, por ejemplo, continua aún sinser explicada satisfactoriamente.

Según es tradicionalmente argumentado, la gran originalidad delmapamundi de Lopo Homem (1519) consiste en que, contrariamente a latradición medieval y a las obras cartográficas contemporáneas, se pre-senta una imagen del mundo donde son las tierras emergidas las querodean los océanos, cuyas aguas son consecuentemente congregadas enuna especie de gran lago central. Armando Cortesão sugirió acertada-mente que esta imagen del mundo debía ponerse en relación con las ideas

intorno ai cartografi Homem", La Bibliofllia, vol. 34, dispensa 1 (1932), pp. 11-25;Armando Cortesão, Os Homens, Coimbra 1932, pp. 68-79; Idem, Cartografia e cartó-grafos portugueses dos séculos XV e XVI, Lisboa 1935, vol. I, pp. 361-68.

3 Rés. Ge.D. 26179, Bibliothèque Nationale de France, París.4 Ver Marcel Destombes, "Lopo Homem's Atlas of 1519", The Geographical Journal, 90

(1937), pp. 460-64. Cf. G. Caraci y M. Destombes, "Lopo Homem and the Miller Atlasof 1519", The Geographical Journal, 91 (1938), pp. 263-66; Albert Kammerer, "TheLopo Homem Map Once More", The Geographical Journal, 91 (1938), pp. 450-53;Idem, "La mappemonde Lopo Homem et l'Atlas Miller", The Geographical Journal, 94(1939), pp. 485-92; idem, La Mer Rouge, l'Abyssinie et l'Arabie aux XVIe et XVIIesiecles et la cartographie des porrtulans du monde oriental, tome III, 3 ème partie, LeCaire 1952, p. 111.

5 A. Cortesão y A. Teixeira da Mota, Portugaliae Monumento Cartografica, Lisboa 1960,vol. I, pp. 49-61.

6 Uno de los poquísimos trabajos específicamente dedicados a esta obra de los cualestengo noticia es el artículo de Alfredo Pinheiro Marques, "L'atlas Miller: un problèmerésolu. L'art dans la cartographie portugaise", Revue de la Bibliothèque Nationale deFrance, 4 (1994), pp. 52-57. Sin embargo, este texto concierne únicamente a losaspectos artísticos de la iluminación en el Atlas Miller. Además, sus conclusiones fueroninmediatamente contestadas por los especialistas. Ver, Monique Pelletier, "Le peintre etle cartographe: cartes portulanes et insulaires, XlVè-XVIIè siècle", en Couleurs de laTerre: des mappemondes médiévales aux images satellitales, París 1998, p. 50.

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cosmográficas de Duarte Pacheco Pereira en su Esmeraldo de Situ Orbis(c. 1508).7 Sin embargo, Cortesão no da ninguna indicación sobre el ori-gen último de esta idea, así como su eventual continuidad o difusiónposterior. Parece como si de forma espontánea Lopo Homem y PachecoPereira fueran los únicos autores que acariciaron una visión del mundocomo "océano-lago". Nuestra contribución pondrá en evidencia que nofue así. Más concretamente, se intentará demostrar esta tesis incidiendosimultáneamente en los siguientes puntos: 1) por una parte, se argumen-tará que más allá de la conformidad con el texto de Pacheco Pereira, elmapamundi de Lopo Homem está también en perfecta sintonía con todoun segmento del pensamiento cosmográfico presente a inicios del sigloXVI; 2) más importante aún, se evidenciará igualmente que existen otrosmapas contemporáneos con una imagen del mundo similar y a los quehasta el momento no se ha prestado la debida atención; 3) desde un con-texto más amplio, se subrayará finalmente que la idea de rodear los océa-nos conocidos mediante un continuo terrestre estaba ya presente en auto-res de la Antigüedad.

Lopo Homem entre "Antiguos" y "Modernos"

En la parte posterior del mapamundi de Lopo Homem (1519), unaleyenda nos informa sobre la factura de esta obra en los siguientes térmi-nos: "Este es el mapa de todo el mundo hasta hoy conocido el cual yo,Lopo Homem, cosmógrafo, comparando muchos otros mapas, tanto anti-guos como modernos, dibujé con gran aplicación y diligente trabajo en lailustre ciudad de Lisboa, en el año de Nuestro Señor de 1519, por man-dato de Manuel, ínclito rey de Portugal".8

En lo que concierne a los "Antiguos", debe subrayarse que desde eltiempo de la antigua Grecia existe una tradición según la cual el orbe estáconstituido por océanos relativamente pequeños que están rodeados portierra. De esta visión del mundo participan, entre otros, autores comoHeródoto, Hiparco y Ptolomeo.9 Durante la Edad Media, la teoría contra-

7 A. Cortesão, Cartografia e cartógrafos, I, 341-42.8 "Hec est universi orbis ad hanc usqz diem cogniti tabula Quam ego Lupus homo

Cosmographus in clarissima Olisipone civitate Anno domini nostri Millessimo quin-gentessimo decimo nono Jussu Emanuelis incliti Lusitanie Regis collatis pluribs alijs tamvetustorum qz recemtorum tabulis magna industria et diligenti labore depinxi" (loc. cit.).

9 Heródoto rechaza la idea de un océano circundando las tierras emergidas en tres ocasio-nes (Historia, 2, 23; 4, 8; 4, 36) y sugiere que hay "espacio vacío" en los márgenes delmundo en todas las direcciones excepto hacia el oeste, que deja en duda (Historia, 3, 98;4, 17; 4, 185; 5, 9). Cf. James S. Room, The Edges of the Earth in Ancient Thought,

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ría (el océano circunda las tierras emergidas) se convirtió en mayoritaria.Para ilustrarlo, basta pensar en cualquiera de los numerosos mapamundisde tipo isidoriano hasta hoy conservados. Sin embargo, este fue tambiénel período en el que ejerció gran influencia el Libro de Esdras.10 Comoconsecuencia, la idea de un gran continuo terrestre rodeando los océanosfue preservada, aunque fuera de forma marginal, en un cierto número deautores. Roger Bacon y Alberto Magno serían en este sentido dos ejem-plos conspicuos.11

En cuanto a los "Modernos", ya se ha hecho notar la sintonía delmapamundi de Lopo Homem con el texto de Duarte Pacheco Pereira.Para ilustrarlo, puede destacarse el siguiente pasaje: "el mar océano norodea la tierra, como dijeron los filósofos, sino que es la tierra la querodea el mar, pues yace en su concavidad y centro; por lo cual concluyoque el mar océano no es otra cosa sino una grande laguna metida dentrode la concavidad de la tierra"12. Debe señalarse también que a lo largodel siglo XV, coincidiendo con el re-descubrimiento y progresiva difu-sión de la Geographia de Ptolomeo en Occidente, esta idea de que sonlas tierras emergidas las que rodean las aguas de los océanos está yapresente en otros autores a los que Lopo Homem pudo tener fácil acceso.Tal sería el caso, por ejemplo, de Aeneas Sylvius Piccolomini (1477),Jacob Pérez de Valencia (1484), Jerónimo Münzer (1493), etc.13

Parece por tanto claro que el mapamundi de Lopo Homem y el textode Pacheco Pereira están en sintonía no sólo con una tradición prove-niente de la Antigüedad clásica y medieval, sino también con el pensa-

Princenton 1992, pp. 32-41. Sobre el caso de Hiparco, ver Estrabón, Geografía, I, 1, 9.Cf. AJ. Letronne, "Discussion de l'opinion d'Hiparque sur le prolongement del'Afrique au sud de l'equator, et sur la jonction de ce continent avec le sud-est del'Asie", Journal des Savans (1831), 476-489. Sobre Ptolomeo, además de la imagen delecúmene expuesta en el mapamundi, ver Geographia, VII, 3, 6; VII, 5, 4-5.

10 Obsérvese en particular el siguiente pasaje: "Et tertio die imperasti aquis congregan inseptima parte terrae, sex vero partes siccasti et conservasti, ut ex his sint coram teministrantia seminata adeo et culta. Verbum enim tuum processit, et opus statim fiebat"(Esdras, IV, 6, 42-43).

11 Roger Bacon, Opus Majus, IV, ed. R. Belle Burke, Philadelphia 1928, vol. I, p. 311;Albertus Magnus, De natura loci, en Opera omnia, t. V, pt. II, Münster 1980, p. 20-21.

12 Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, lib. I, cap. 2, ed. D. Peres, Lisboa1954, p. 21.

13 Para un análisis de estas y otras obras del siglo XV, ver W. G. L. Randles, '"ClassicalModels of World Geography and Their Transformation Following the Discovery ofAmérica", en W. Haase and M. Reinhold, The Classical Tradition and the Americas,vol. 1, European Images of the Americas and the Classical Tradition, Berlin-NewYork 1994, pp. 53-43.

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miento cosmográfico renacentista, del que ellos mismos participan. Másimportante aún, se subrayará a continuación que las obras de estos auto-res coinciden con una corriente de ideas estrictamente contemporáneas.En concreto, se va a poner de relieve que en el primer cuarto del sigloXVI existía una doble tendencia hacia la clausura del océano en los már-genes septentrionales del mundo y, simétricamente opuesta, una tenden-cia a la clausura del océano en los márgenes meridionales del orbe.

Tendencia a la clausura en los márgenes septentrionales

Desde inicios del siglo XVI, existían dos visiones contrapuestas enlo que se refiere a la identidad del Nuevo Mundo. Para algunos autores,tales como el primer Waldseemüller (1507) o Mercator (1538), las tierrasdescubiertas por Colón al otro lado del Atlántico eran en el sentidoestricto un Nuevo Mundo, es decir, un territorio continental completa-mente separado e independiente de las regiones más orientales de Asia.Para otros autores, al contrario, estas tierras eran consideradas como unaprolongación de Asia hasta el momento inexplorada por los Europeos.14

Teniendo en cuenta los objetivos del presente trabajo, es en relación aeste último segmento de pensamiento cosmográfico que vamos a concen-trar nuestra atención, pues como se habrá adivinado ella implica una"clausura terrestre" en los márgenes septentrionales del mundo.

Ante todo, debe subrayarse que ambas hipótesis se caracterizan porsu carácter puramente especulativo hasta el siglo XVIII, momento en elque Vitus Bering descubrió el pasaje que aún lleva su nombre. Teniendoesto presente, es fácil constatar que a inicios del siglo XVI había buenasrazones para suponer que Asia y el Nuevo Mundo estaban conectados dealguna forma. En este período muchos Europeos, incluyendo a Colón,estaban convencidos de que el orbe era mucho más pequeño de lo que esen realidad. Al mismo tiempo, la extensión longitudinal de Asia erageneralmente sobrestimada. En estas condiciones, era lógico inferir queno había espacio suficiente en el globo para presumir la existencia de"otro" continente separado e independiente a los ya conocidos.

Además de este razonamiento puramente geográfico, la idea de queAsia y las Indias Occidentales eran en realidad una sola y continua masacontinental encontró apoyo en argumentos de orden teológico. Partiendo

14 Sobre este problema, véase Marica Milanesi, "Arsarot o Anian? Identitá e separazionetra Asia e Ñuovo Mondo nella cartografía del Cinquecento (1500-1570)", en AdrianoPosperi y Wolfgang Reinhard, eds., Il Nuovo Mondo nella coscienza italiana e tedescadel Cinquecento, Bologna, 1992, pp. 19-78.

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de la premisa monogenética, que contempla a Adán y Eva como lospadres de la humanidad, la concepción de un puente terrestre entre losdos continentes ofrecía a los cosmógrafos renacentistas una fácil solu-ción al problema del poblamiento indígena de América15. A finales delsiglo XVI, el padre José de Acosta utilizaba aún este tipo de argumentosen su Historia Natural y Moral de las Indias Occidentales (1590). Contoda justicia, el jesuíta español añadía que, en su tiempo, ningún hechofehaciente había sido capaz de contradecir su conjetura de que Asia yAmérica estaban unidas.16 En términos cartográficos, la influencia de losprincipios teológicos se traduce en un mapa de 1571 incluido en la Bibliapolíglota preparada por Benito Arias Montano (Anveres, 1572)17. Sinto-máticamente, los cartógrafos del siglo XVI solían etiquetar el puenteterrestre con nombres bíblicos.

En cualquier caso, lo que importa destacar es que la conexión asiá-tico-americana se traduce en una clausura terrestre de los márgenes sep-tentrionales del mundo. Este hecho puede ser fácilmente observado enlos mapas de este período. Algunos de ellos, como los de Contarini--Rosselli (1506) o Johannes Ruysch (1507),18 parecen ilustrar la idea ini-cial según la cual la parte septentrional de las tierras descubiertas al otrolado del Atlántico podían ser identificadas como formando parte de Asia.Muy pronto, no obstante, los europeos se darán cuenta de que el NuevoMundo descubierto tras los viajes de Colón no formaban parte de Asiasino que eran un continente distinto. Pero al mismo tiempo, nada impedíapensar que ambos estaban unidos en las latitudes más septentrionales porun puente terrestre. Esta concepción más matizada está presente enmapas posteriores como los de Franciscus Monachus (1527), OronceFiné (1531), Giacomo Gastaldi (1546), etc.19 En otros casos, como en

15 Sobre esta asunto, véase Giuliano Gliozzi, Adamo e il nuovo mondo, Florencia 1977.16 José de Acosta, Historia Natural y Moral de las Indias Occidentales, lib. I, cap. 20.17 6. h. 11, The British Library, Londres. Ver, Catherine Delano-Smith y Elisabeth

Morley Ingram, Maps in Bibles, 1500-1600, Genève 1991, p. 132, fig. 68.18 El mapa de Contarini-Rosselli (1506) se conserva actualmente en la British Library,

Londres (Maps. C. 2. cc. 4). El mapa de Ruysch, titulado "Universalior Cogniti OrbisTabula Ex Recentibus Confecta Observationibus" (1507), está normalmente incluidoen la edición de 1508 de la Geographia de Ptolomeo (Roma 1508).

19 Los mapas hemisféricos de Franciscus Monachus están incluidos en su De Orbis Situs(Anveres, c. 1527). El mapa de Oronce Finé, titulado "Nova et Integra Universi OrbisDescriptio", acompaña el Novus Orbis Regionum de Johann Huttich y Simon Grynaeusen su edición de 1532. El mapa oval de Giacomo Gastaldi, titulado "Universale"(1546), está incluido en varios atlas italianos. Para una reproducción de estos mapas,véase Rodney W. Shirley, The Mapping of the World, London 1984, figs. 54, 60, y 72.

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Gastaldi (1548) o Guillaume Le Testu (1555),20 la contigüidad del NuevoMundo con el viejo ecumene no es pensada a través de un puente terres-tre entre Asia y América, sino uniendo directamente New Foundland conEscandinavia. Pero cualquiera que fuesen las variaciones en torno a lamisma idea, lo importante a destacar aquí es que en todos estos mapas sedibuja un continuo terrestre en los márgenes del hemisferio boreal.

Nótese que hacia mediados del siglo XVI, la hipótesis de una cone-xión terrestre entre Asia y América comenzó a desvanecerse. En 1561,incluso Gastaldi abandonó esta visión del mundo e inventó un pasajenoroeste que bautizó con el nombre de "Streto di Anian". Sin embargo,como ha señalado E.W. Stevens, esta mudanza de perspectiva no fue elresultado de nuevos descubrimientos, sino la consecuencia de un simplecambio de estrategia comercial por parte de la República de Veneciadespués de haber perdido su primacía en el mercado de los mapas impre-sos en favor de los Países Bajos, donde bajo la influencia de Mercatorreinaba la noción de que Asia y América eran continentes separados21.En cualquier caso, esta es una historia posterior que ya no concierne alpresente estudio. Lo que importa retener para nuestro propósito es que,tal y como ha sido mostrado a lo largo de esta sección, la idea de un con-tinuo terrestre entre Asia y América fue una influyente hipótesis durantetodo el primer cuarto del siglo XVI.

Tendencia a la clausura en los márgenes meridionales

En el hemisferio Sur, la tendencia a la clausura terrestre puede serobservada a partir de la combinación simultánea de tres elementos: en pri-mer lugar, una inclinación del sudeste asiático hacia poniente; en segundolugar, la emergencia de una "terra australis" en los márgenes meridionales;y finalmente, la inclinación de la tierra del Brasil hacia oriente a partir delos 26°. Veamos brevemente como se manifiestan estos elementos en lacosmografía y cartografía europeas de inicios del siglo XVI.

En lo que concierne a la inclinación del sudeste asiático haciaponiente, puede convenirse que se trata de una reminiscencia del conti-nuo terrestre ptolemaico que conectaba Asia y Africa al sur del océano

2 0 Giacomo Gastaldi, "Carta marina nova tabula", incluida en La Geografia di ClaudioPtolomeo Alessandrino, Venecia 1548. El mapa del mundo de Guillaume Le Testu estáincluido en su Cosmographie Universelle, Le Havre 1555 (Ms. 607, Bibliothèque duService de l'Armée, Vincennes).

21 Errol Wayne Stevens, "The Asian-American Connection: The Rise and Fall of a Carto-graphic Idea", Terra Incognitae, 21 (1989), 27-39.

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Índico. Cuando Bartolomeu Dias dobló el cabo de Buena Esperanza, infi-riendo así que el océano Índico no era un mar cerrado, la mayor parte delos cartógrafos de finales del siglo XV suprimieron de sus mapas el con-tinuo terrestre ptolemaico, pero preservaron su Sinus Magnus y la Penín-sula de Cattigara apuntando hacia el oeste. La inclinación del sudesteasiático hacia poniente no es pues otra cosa que una reminiscencia pto-lemaica después de la llegada de los portugueses a las puertas del océanoÍndico. Se trata de un elemento geográfico fácilmente identificable en lamayor parte de los mapas de finales del siglo XV, tales como las variasversiones del mapa del mundo de Henricus Martellus (c. 1489-92), elglobo de Martin Behaim (1492), o el mapa grabado en cobre por Fran-cesco Rosselli (c. 1490).22 También está presente en mapas del sigloXVI, en ocasiones con trazos particularmente notorios, como es el casodel mapa del mundo de Pietro Coppo (1520).23 De una forma u otra, setrata de una característica geográfica que aparece en la mayor parte de lasobras cartográficas de la época.

El segundo elemento que contribuyó a la clausura del océano en losmárgenes del hemisferio Sur fue la emergencia de un continente austral.Heredero en parte del viejo concepto de Antípodas, esta nueva versión deun continente austral fue dibujado en mapas del siglo XVI a partir de tresfactores. En primer lugar, debe tenerse en cuenta que, según el compila-dor italiano Alessandro Zorzi, en el viaje comandado por António Sal-danha que se dirigía en 1503 de Lisboa a la India, los tripulantes afirma-ron haber visto una tierra austral al sur del cabo de Buena Esperanza.24

Este hecho no es registrado en las crónicas portuguesas contemporáneas,pero reaparece en la obra del cosmógrafo español Martín Fernández de

22 Dos copias del mapa del mundo de Martellus están incluidas en su Insularium Illustra-tum (London, The British Library, Add. Ms. 15760, fol. 68v-69; Leyden, Bibliothekder Rijksiversiteit, Vossianus lat., fol. 23). Una tercera versión está incluida en el Líberinsularium de Cristoforo Buondelmonti (Firenze, Biblioteca Medicea Laurenziana,Plut. 29. 25, fol. 66v-67). El globo de Behaim se conserva en el Germanisches NationalMuseum, Nuremberg, y el mapa de Rosselli en Florencia, Biblioteca NazionaleCentrale, Landau Finaly, Carte Rosselli, planisferio.

23 Incluido en su atlas De toto orbe libri quattuor (1520), actualmente preservado enBologna, Biblioteca Comunale dell'Achiginnasio, A. 117.

24 El manuscrito de Zorzi en el que se narra el viaje de Saldanha se conserva hoy enFlorencia, Biblioteca Nazionale Centrale, Ms. Banco Rari, 236, fol. 161-184v. Unmapa esquemático dibujado por el propio autor en el fol. 169v, representa una tierraaustral con la siguiente leyenda: "Terra incognita. Terra vista da portogalesi per ostromeia 600 tota si chiama brasil" (loc. cit.).

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Enciso (1519)25. En términos cartográficos, un temprano diseño de estatierra austral al sur del cabo de Buena Esperanza puede observarse en elmapa oval de Francesco Rosselli (c.1508)26. Un segundo testimonio quepermitió a los cosmógrafos del siglo XVI inferir la existencia de una"terra australis", esta vez en el extremo oriental, tenía a Marco Polo pororigen. A partir de una equívoca interpretación de su texto, "Java Minor"(Sumatra) fue a menudo identificada a lo largo del siglo XVI comosiendo la emergente punta septentrional de un continente austral, y comotal fue habitualmente representada, por ejemplo, por los cartógrafos lallamada escuela de Dieppe27. La confirmación final de que dicha tierraaustral existía efectivamente vino por el extremo oeste después del viajede Magallanes. En efecto, la Tierra de Fuego descubierta por el nave-gante de origen portugués frente al extremo meridional de América fueconsiderada por los cosmógrafos del siglo XVI como la prueba tangiblede que dicho continente austral existía realmente. No faltaba pues másque asumir que las tres entidades geográficas señaladas formaban partede un único continente para que se generalizara la idea de una enormeTerra Australis que se prolongaba a lo largo de los márgenes meridiona-les del mundo. Así se verifica, por ejemplo, en el famoso mapa oval deOrtelius titulado "Tipus Orbis Terrarum", que fue subsiguientementecopiado por varias generaciones de cartógrafos28.

El tercer y último elemento que contribuyó a la clausura del océanoen el hemisferio Sur fue la inclinación del Brasil meridional haciaoriente. Muy probablemente, esta concepción geográfica tiene su origenen el relato del tercer viaje de Vespucci (1501-02) al Nuevo Mundo,

25 Martín Fernández de Enciso, Suma de Geographia, ed. M. Cuesta Domingo, Madrid1987, p. 192.

26 Un ejemplo en color de este mapa se preserva hoy en Greenwich, National MaritimeMuseum (P/27). Para una reproducción de este y otros mapas similares del mismoautor, véase Kenneth Nebenzahl, Atlas of Columbus and the The Great Discoveries,Chicago 1990, pp. 56-57, pl. 17A, 17B, 17C. Cf. Sebastiano Crinò, "I planisferi diFrancesco Rosselli dell 'epoca dell grande scoperte geografiche", La Bibliofilia, 41(1939), 381-405; Roberto Almagià, "On the cartographic work of Francesco Rosselli",Imago Mundi, 8 (1951), 27-34.

27 Sobre este punto, véase Coin Jack-Hinton, "Marco Polo in South-East Asia", Journalof Southeast Asian History, vol. 5, n. 2 (1964), 43-103; W.A.R. Richardson, "Merca-tor's Southern Continent: Its Origins, Influence and Gradual Demise", Terrae Incogni-tae, 25 (1993), 67-98.

28 Ver, Robert Clancy, 'The Mapping of Terra Australis', The Map Collector, 55 (1991),10-15; William Eisler and Bernard Smith, eds, Terra Australis: the Furthest Shore,Sydney 1988.

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donde afirma haber alcanzado los 52° S siguiendo la dirección sudeste("scilocco")29. Esta idea reaparecerá más tarde en el mapa del mundo deRuysch (1507) y en los comentarios de Beneventano a la edición de 1508de la Geographia de Ptolomeo30. Aunque las pretensiones de Vespuccipuedan parecer hoy puramente ficticias o exageradas31, la verdad es quefueron ampliamente aceptadas como verdaderas por sus contemporá-neos32. El acta notarial de Valentim Fernades, datada del 20 de mayo de1503, dice que una expedición portuguesa de 1501, sin duda la coman-dada por Goncalo Coelho y en la que tomaba parte Vespucci, descendiópor la costa del Brasil hasta alcanzar los 53°. El documento también haceconstar que el rey de Portugal, varios de sus miembros de la nobleza ydiversos capitanes del Nuevo Mundo en aquel momento presentes,corroboraron unánimemente este hecho33. En términos cartográficos, laprominente inclinación del Brasil es claramente ilustrada en el fragmentodel mapa del mundo de Piri Reis (1513). Curiosamente, una leyenda en laesquina inferior izquierda sugiere que para la delincación de la costasudamericana el autor se basó en fuentes portuguesas34.

29 Americo Vespucci, Lettera al Soderini, in Americo Vespucci, ed. I.L. Caracci, Roma1996, vol. I, p. 374

30 En una leyenda del mapa de Ruysch situada en la parte meridional se dice: "Nautelusitani partem hanc terre huius observarunt et usque ad elevationem poli antartici 50graduum pervenerunt, nondum tamen ad eius finem austrinum" (loc. cit). En lo que serefiere a los comentarios de Beneventano, destacaré el siguiente pasaje: "Hinc [TerraeSanctae Crucis] aut sensim descrecit quoque usque ad latitudinem 37° austr. etocciduum longitudinem 332 quamque lusitani archoploi usque ad lat. 50° austr.navigaverint, ut ferunt quam reliquam portionem descriptam non reperi" (MarcoBeneventano, Nova orbis descriptio, cap. 14, en Ptolomeo, Geographia, ed. 1508).

31 Ver, por ejemplo, Duarte Leite, História dos Descobrimentos, vol. I, Lisboa 1958,pp. 619-680.

32 En este sentido, una de las pocas voces discordantes sería la de Raffaello Maffei daVolterra, Commentariorum urbanorum l i b r i XXXVIII, Rome 1506, fol. 168v. Cf.Vsevolod Slessarev, "Raphael Maffei's contribution to the history of Portuguesediscoveries", en Congresso Internacional de História dos Descobrimentos, Actas,vol. III, Lisboa 1961, pp. 551-575.

33 Una copia del documento original se conserva hoy en la Würtembergishche Landesbi-bliothek, Stuttgart (cod. hist., 248, fol. 54-55). Para una edición facsímil, con trans-cripción del documento original en latín y traducción al portugués, ver António Albertode Andrade, "O auto notarial de Valentim Fernandes (1503) e o seu significado comofonte histórica", Arquivos do Centro Cultural Portugués, 5 (1972), 521-545.

34 El fragmento del mapa de Piri Reis se conserva hoy en Estambul, Topkapi SarayiMüzesi Kütüphanesi, R. 1633. Para una transcripción de las leyendas, originalmenteescritas en árabe y turco, ver Paul Kahle, "A Lost Map of Columbus", GeographicalReview, 23 (1933), 621-638.

Nuevos Elementos para el Estudio del Mapamundi de Lopo Homem 79

Combinando los tres elementos señalados, se crea un efecto de con-tinuidad terrestre a lo largo de los márgenes meridionales del mundo.Este hecho es particularmente notorio en un mapamundi anónimo portu-gués incluido a modo de iluminación en la Chronica do muy Alto e muitoEsclarecido Príncipe D. Afonso Henriques de Duarte Galvao (iniciossiglo XVI)35. Aunque el reducido tamaño del mapa no permite apreciarcon claridad si el autor clausuró completamente el océano con un conti-nuo terrestre a lo largo de los márgenes meridionales del mundo, sepuede distinguir a simple vista como las partes más orientales de Asia seinclinan hacia poniente, como en el otro extremo y de forma inversa elBrasil se inclina hacia oriente, y como entre ambos elementos se diseñauna tierra austral al sur del cabo de Buena Esperanza, lo cual da al finalcomo resultado una impresión de clausura.

La culminación del proceso

En las precedentes secciones se ha mostrado como a lo largo delsiglo XVI existía una tendencia hacia la clausura del océano mediante uncontinuo terrestre en los márgenes septentrionales del mundo y, simétri-camente opuesta, una tendencia análoga a la clausura en los márgenes delhemisferio austral. Teniendo esto presente, cuando se observa el mapa-mundi de Lopo Homem es lógico inferir que el cartógrafo portugués nohizo más que asumir todas las consecuencias de una idea que ya estabaen el aire. Por lo tanto, el mapamundi de Lopo Homem no sólo estaba ensintonía con una tradición que arranca de la Antigüedad, como se hamostrado, sino también en armonía con una tendencia contemporáneaampliamente difundida.

Falta por elucidar el misterioso problema de porqué no existen otrosmapas con una imagen similar del mundo. Para dar respuesta a estacuestión, podría argumentarse que otros mapas parecidos pudieron haberexistido en su día pero no se han conservado hasta hoy. En este sentido,

35 Actualmente conservado en la Biblioteca Pública Municipal, Porto. Véase, Luis Cabraland Maria Adelaida Meireles, Tesouros da Biblioteca Pública Municipal do Porto,Porto 1998, p. 48. El texto ha sido tradicionalmente datado c. 1505, pero Jean Aubinpropone datarlo c. 1502 (Jean Aubin, 'Duarte Galvao', in Le Latin et l'Astrolabe,Lisboa-Paris 1996, pp. 11-48). Menos convincentemente, Alfredo Pinheiro Marquessugiere que el mapa fue diseñado por António de Holanda en c. 1519 (Alfredo PinheiroMarques, "L'atlas Miller: un problème résolu. L'art dans la cartographie portugaise",Revue de la Bibliothèque Nationale de France, 4 (1994), 52-57). Puede no obstanteafirmarse con seguridad que el texto y el mapa fueron realizados a inicios del siglo XVI.

80 Francesc Relaño

es interesante notar que el manuscrito original de Duarte Pacheco Pereiraestaba ilustrado con diversos mapas y vistas de ciudades36. Una de dichasrepresentaciones estaba con seguridad pensada para ser un mapa delmundo37. Si se tiene en cuenta, como ya se ha mostrado, que PachecoPereira compartía con Lopo Homem la misma visión del mundo, es posi-ble pensar que el mapa incluido en el Esmeraldo podría haber sido delmismo tipo que el mapamundi de su compatriota. Sin embargo, por plau-sibles que parezcan, estas inferencias no dejan de ser pura especulación.Remitiéndonos a los hechos, la verdadera respuesta a la cuestión pasa porhacer notar que existe otro mapa del mundo, hasta el momento desaper-cibido por los estudiosos de la cartografía, en el que se exhibe claramentela idea de clausura terrestre y la imagen del mundo como "océano-lago":se trata del mapamundi cosmográfico incluido en el atlas de VesconteMaggiolo datado de 151138. Al igual que en la obra de Lopo Homem, elmapamundi de Maggiolo muestra un continuo terrestre que rodea com-pletamente los océanos Indico y Atlántico, encerrando así sus aguascomo si de un lago se tratara.

Podemos entonces concluir que, contrariamente a lo que se ha veni-do pensando hasta el momento, el mapamundi de Lopo Homem no es unaobra aislada ni excéntrica respecto al pensamiento cosmográfico contem-poráneo. Al contrario, como se ha mostrado en el presente estudio, laobra de Lopo Homem pertenece a una tradición que arranca de la Anti-güedad y está aún presente a inicios del siglo XVI, ya sea en lo que serefiere a las obras escritas de carácter cosmográfico como a las ilustra-ciones de naturaleza cartográfica. Ciertamente, no debió tratarse de lavisión del mundo más corriente en la época, pero si se tiene en cuenta elcorto período de tiempo transcurrido entre el descubrimiento de Américay el viaje de Magallanes alrededor del mundo, así como la relativamenteescasa producción cartográfica de carácter global debido al ambiente deincertidumbre creado, la evidencia puesta de relieve en el presente estu-dio me parece suficientemente significativa para concluir diciendo que elmapamundi de Lopo Homem formaba parte de una corriente de pensa-miento minoritaria pero bien establecida.

36 Véase, Joaquim Barradas de Carvalho, A la Recherche de la Specifité de la Renais-sance Portugaise, Paris 1983, pp. 402-404.

37 Ver, Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, lib. I, cap. 5 and lib. III, cap. 7.38 Z Codex 2, fol. 19, John Carter Brown Library, Providence.

Nuevos Elementos para el Estudio del Mapamundi de Lopo Homem 81

Vesconte Maggiolo (1511)

Lopo Homem (1519)