Valoración del riesgo

32
Valoración del riesgo José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia. 1 José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia. LA VALORACIÓN JUDICIAL DEL RIESGO I- INTRODUCCIÓN. La Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género (en lo sucesivo Ley Integral), culmina en nuestro país un proceso legislativo dirigido a atajar la violencia ejercida sobre las mujeres por parte de sus maridos o compañeros. Sin entrar en los pormenores de dicha evolución, tal y como señala la Circular de la Fiscalía General del Estado 4/2005, hemos asistido en los últimos años a un constante reforzamiento de los mecanismos de protección penal en esta materia. Efectivamente nuestro Código Penal ha ido incorporando conductas de violencia intra familiar y al propio tiempo ha ido endureciendo las penas de aquellos delitos que ya se hallaban tipificados en el mismo. No obstante se aprecia una preocupación cada vez mayor del legislador en dar una respuesta integral al fenómeno criminógeno de la violencia sobre las mujeres, incorporando a las medidas estrictamente penales otras de tipo social, sanitario y asistencial más acordes con la naturaleza multidisciplinar del fenómeno. Como consecuencia de lo anterior, la Ley Integral apuesta decididamente por el tratamiento de la violencia ejercida sobre la mujer desde una perspectiva de género partiendo de su propia complejidad. Si atendemos a su Exposición de Motivos advertimos en diversos pasajes esa preocupación del legislador por instrumentar una adecuada protección a las víctimas de violencia de género 1 y, en particular, en lo concerniente a las medidas de protección diseñadas por la Ley se señala lo siguiente: 1 “En el ámbito sanitario se detectan actuaciones de detección precoz y apoyo asistencial a las víctimas, así como la aplicación de protocolos sanitarios ante las agresiones derivadas de la violencia objeto de esta Ley, que se remitirán a los Tribunales correspondientes con el objeto de agilizar el procedimiento judicial...Una Ley para la prevención y erradicación de la violencia sobre la mujer ha de ser una Ley que recoja medidas procesales que permitan procedimientos ágiles y sumarios, como el establecido en la Ley 27/2003, de 31 de julio, pero, además, que compagine, en los ámbitos civil y penal, medidas de protección a las mujeres y a sus hijos e hijas, y medidas cautelares para ser ejecutadas con carácter de urgencia....se ha optado por una fórmula de especialización dentro del orden penal, de los Jueces de Instrucción creando los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer...se asegura la mediación garantista del debido proceso penal en la intervención de los derechos fundamentales del presunto agresor, sin que con ello se reduzcan lo más mínimo las posibilidades legales que esta Ley dispone para la mayor, más inmediata y eficaz protección de las víctimas, así como los recursos para evitar reiteraciones en la agresión o en la escalada de la violencia.”

Transcript of Valoración del riesgo

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

1

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

LA VALORACIÓN JUDICIAL DEL RIESGO

I - INTRODUCCIÓN. La Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género (en lo sucesivo Ley Integral), culmina en nuestro país un proceso legislativo dirigido a atajar la violencia ejercida sobre las mujeres por parte de sus maridos o compañeros. Sin entrar en los pormenores de dicha evolución, tal y como señala la Circular de la Fiscalía General del Estado 4/2005, hemos asistido en los últimos años a un constante reforzamiento de los mecanismos de protección penal en esta materia. Efectivamente nuestro Código Penal ha ido incorporando conductas de violencia intra familiar y al propio tiempo ha ido endureciendo las penas de aquellos delitos que ya se hallaban tipificados en el mismo. No obstante se aprecia una preocupación cada vez mayor del legislador en dar una respuesta integral al fenómeno criminógeno de la violencia sobre las mujeres, incorporando a las medidas estrictamente penales otras de tipo social, sanitario y asistencial más acordes con la naturaleza multidisciplinar del fenómeno. Como consecuencia de lo anterior, la Ley Integral apuesta decididamente por el tratamiento de la violencia ejercida sobre la mujer desde una perspectiva de género partiendo de su propia complejidad. Si atendemos a su Exposición de Motivos advertimos en diversos pasajes esa preocupación del legislador por instrumentar una adecuada protección a las víctimas de violencia de género 1 y, en particular, en lo concerniente a las medidas de protección diseñadas por la Ley se señala lo siguiente:

1 “En el ámbito sanitario se detectan actuaciones de detección precoz y apoyo asistencial a las víctimas, así como la aplicación de protocolos sanitarios ante las agresiones derivadas de la violencia objeto de esta Ley, que se remitirán a los Tribunales correspondientes con el objeto de agilizar el procedimiento judicial...Una Ley para la prevención y erradicación de la violencia sobre la mujer ha de ser una Ley que recoja medidas procesales que permitan procedimientos ágiles y sumarios, como el establecido en la Ley 27/2003, de 31 de julio, pero, además, que compagine, en los ámbitos civil y penal, medidas de protección a las mujeres y a sus hijos e hijas, y medidas cautelares para ser ejecutadas con carácter de urgencia....se ha optado por una fórmula de especialización dentro del orden penal, de los Jueces de Instrucción creando los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer...se asegura la mediación garantista del debido proceso penal en la intervención de los derechos fundamentales del presunto agresor, sin que con ello se reduzcan lo más mínimo las posibilidades legales que esta Ley dispone para la mayor, más inmediata y eficaz protección de las víctimas, así como los recursos para evitar reiteraciones en la agresión o en la escalada de la violencia.”

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

2

“Respecto de la regulación expresa de las medidas de protección que podrá adoptar el Juez de Violencia Sobre la Mujer, se ha optado por su inclusión expresa, ya que no están recogidas como medidas cautelares de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que solo regula la prohibición de residencia y la de acudir a determinado lugar para los delitos recogidos en el artículo 57 del Código Penal (artículo 544 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, introducido por la Ley Orgánica 14/1999 de 9 de junio, de modificación del Código Penal de 1995 en materia de protección a las víctimas de malos tratos y de la Ley de Enjuiciamiento Criminal). Además se opta por la delimitación temporal de estas medidas (cuando son medidas cautelares) hasta la finalización del proceso. Sin embargo, se añade la posibilidad de que cualquiera de estas medidas de protección pueda ser utilizada como medida de seguridad, desde el principio o durante la ejecución de la sentencia, incrementando con ello la lista del artículo 105 del Código Penal...y posibilitando al Juez la garantía de protección a las víctimas más allá de la finalización del proceso.” Esa vocación tuitiva hacia las víctimas de violencia de género se positiviza en el artículo 1.2 de la Ley Integral cuando dice que por medio de la misma “se establecen medidas de protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y erradicar esta violencia y prestar asistencia a sus víctimas. Al propio tiempo, entre los principios rectores de la Ley Orgánica 1/2004 su artículo 2 g, recoge el de “Fortalecer el marco penal y procesal vigente para asegurar una protección integral, desde las instancias jurisdiccionales, a las víctimas de la violencia de género”, principio íntimamente ligado a los de las letras h y j del propio artículo 2, esto es, el de coordinación de los recursos e instrumentos de todo tipo de los distintos poderes públicos para asegurar la prevención de los hechos de violencia de género y, en su caso, la sanción adecuada a los culpables de los mismos, y el del fomento de la especialización de todos los colectivos profesionales que intervienen en el proceso de información, atención y protección a las víctimas. Efectivamente, la previsión de la especialización de los operadores jurídicos se desarrolla en el artículo 20.3 regulador del derecho de las víctimas a la Asistencia Jurídica, en el artículo 31 para el caso de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en los artículos 70 y 71 respecto del Fiscal y en la Disposición Adicional Segunda en relación con la organización de los servicios forenses y la creación de las Unidades de Valoración Forense Integral. Este esquema se completa con la creación de órganos judiciales especializados a los que la Exposición de Motivos se refiere en los siguientes términos

“En cuanto a las medidas jurídicas asumidas para garantizar un tratamiento adecuado y eficaz de la situación jurídica, familiar y social de las víctimas de violencia sobre la mujer en las relaciones intrafamiliares, se han adoptado las siguientes: conforme a la tradición jurídica española, se ha optado por una fórmula de especialización dentro del orden penal, de los Jueces de Instrucción, creando los Juzgados de Violencia sobre la Mujer y excluyendo la posibilidad de creación de un orden jurisdiccional nuevo o la asunción de competencias penales por parte de los Jueces Civiles”.

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

3

Junto a los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer fueron creadas Secciones Especializadas en las Audiencias Provinciales, por lo que el esquema de la especialización judicial quedaba incompleto al no haber comprendido a los Juzgados de lo Penal, hasta que por medio de Acuerdo del Consejo General del Poder Judicial de fecha 25 de noviembre de 2010, del Pleno de Consejo General del Poder Judicial, se atribuye a determinados Juzgados de lo Penal creados y constituidos por el Real Decreto 819/2010, de 25 de junio, el conocimiento, con carácter exclusivo, de la materia relativa a la violencia sobre la mujer y otros extremos. Nuestra Ley ha recogido así las líneas maestras de la Decisión Marco de 15 de marzo de 2001 del Consejo de Europa relativa al Estatuto Jurídico de las Víctimas en el Proceso Penal y que obliga a los poderes públicos a las siguientes prestaciones:

- Reservar a las víctimas un papel efectivo y adecuado en el sistema de justicia penal, con específica mención a la necesidad de que aquellas sean tratadas durante las actuaciones con el debido respeto a su dignidad personal, con pleno reconocimiento de sus derechos e intereses legítimos.

- Velar porque se brinde a las víctimas especialmente vulnerables un trato específico que responda de la mejor manera posible a su situación.

- Tomar las medidas necesarias para que las autoridades solo interroguen a las víctimas en la medida necesaria en el proceso penal.

- Garantizar un nivel adecuado de protección a las víctimas en el plano de la seguridad, intimidad e imagen.

- Evitar el contacto entre víctima y procesado en las dependencias judiciales, salvo que el proceso penal lo requiera, disponiendo de lo necesario para que las dependencias judiciales estén provistas de espacios reservados a las víctimas.

- Garantizar, cuando sea necesario proteger a las víctimas, sobre todo a las más vulnerables, de las consecuencias de prestar declaración en audiencia pública, permitiendo que las mismas puedan, por resolución judicial, testificar en condiciones que permitan alcanzar este objetivo, por cualquier medio compatible con los principios fundamentales de su Derecho.

Se configuran por tanto en la Ley Integral los JVM como auténticos Juzgados de Instrucción especializados en la investigación de los delitos propios de su competencia, con una previsión específica de protección de las víctimas de tales infracciones penales. Así, en particular el artículo 87 ter 1 LOPJ, añadido por el art. 44 LVG atribuye estos Juzgados en su letra C) la adopción de las correspondientes órdenes de protección a las víctimas, sin perjuicio de las competencias atribuidas al Juez de Guardia. Existe por tanto un verdadero mandato del legislador dirigido a los Jueces/zas para que presten la debida protección a las víctimas de violencia de género durante el proceso, protección que estará en función de la valoración que haga el órgano judicial sobre la peligrosidad del imputado y cuantas otras circunstancias permitan efectuar un pronóstico del riesgo para la vida o integridad de la mujer, y de reiteración delictiva lo que en sí supone una particularidad frente a otro tipo de delitos.

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

4

La valoración por parte del Órgano Judicial del riesgo en que pueda encontrarse en cada caso una mujer, puede variar en los distintos estadios del procedimiento y exigirá, por tanto, medidas de naturaleza distinta. Por otro lado, la protección a las mujeres víctimas de violencia de género no está en absoluto reñida con el más escrupuloso respeto de los derechos constitucionales de detenidos e imputados en delitos de esta naturaleza, algo que conviene recordar ante algunas de las acusaciones, a mi modo de ver injustificadas, que se vierten acerca de cuestiones como la de las denuncias falsas o el de la vulneración en los Juzgados de Violencia de aquellos derechos.2 El objeto de esta intervención será poner de manifiesto las dificultades con que podemos encontrarnos los Jueces/zas a la hora de llevar a cabo esa valoración del riesgo a partir de los instrumentos con que contamos, así como qué actuaciones pueden ser objeto de mejora. Con el fin de dotar de un mayor rigor a la exposición he considerado que era de interés el no centrarme sólo en mi apreciación subjetiva del problema, tomando como punto de partida algunas de las ponencias que sobre valoración del riesgo y medidas de protección se presentaron en el Congreso de 2009 y recabando al propio tiempo la opinión de algunas de las compañeras que, como yo, desempeñan su cargo en un Juzgado de Violencia desde la misma fecha de su puesta en funcionamiento el 29 de junio de 2005, así como la de compañeros/as de Juzgados de lo Penal, Fiscales de Violencia, personal de la Oficina de Atención a Víctimas del Delito y de la Unidad de Valoración Forense Integral de Valencia, a todos los que agradezco sus aportaciones. II. LA VALORACIÓN JUDICIAL DEL RIESGO. INSTRUMENTOS. La valoración por los Jueces/as del riesgo, enderezada a proteger a las mujeres que pueden estar siendo víctimas de violencia por parte de quienes son o han sido sus maridos o compañeros, no siempre es sencilla. Expresivo de dicha dificultad es el hecho de que prácticamente dos tercios de las mujeres que sufren una muerte violenta cada año en nuestro país nunca habían presentado denuncia, de manera que la primera noticia que tiene el órgano judicial de que esa mujer pudiera haber sido víctima de violencia de género es precisamente la comunicación de su muerte.3 Por otro lado, el pronóstico del riesgo puede variar en función de la fase del procedimiento en que nos encontremos. Así, las circunstancia tenidas en cuenta por el Juez/a de Violencia a la hora de dictar una medida cautelar pueden ser o no las mismas que las que habrá de valorar el órgano encargado del enjuiciamiento, a la hora

2 En el Seminario celebrado en Madrid sobre Balance tras cinco años de funcionamiento de los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer, una de las conclusiones que se alcanza es la de que no se detecta en la práctica diaria un número significativo de denuncias falsas, no pudiéndose identificar como tales aquellos asuntos en los que finalmente recaía un auto de sobreseimiento o una Sentencia absolutoria. 3 Así, en el año 2010 de las 73 mujeres fallecidas tan solo 22 habían presentado denuncia. 14 de ellas una sola vez; 6 mujeres 2 veces y 2 mujeres al menos 3 veces.

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

5

de aplicar lo dispuesto en el artículo 69 de la Ley Integral y a los órganos encargados de la ejecución de la Sentencia cuando hayan de resolver sobre la suspensión o sustitución de la pena de prisión impuesta con arreglo a los artículos 80 y siguientes del Código Penal. En el caso de los Juzgados de Violencia, configurados orgánicamente como auténticos Juzgados de Instrucción, esa valoración inicial del riesgo está íntimamente asociada a la forma en que la notitia criminis llega al Juzgado, ya sea mediante atestado policial, denuncia o querella de la perjudicada, denuncia de familiares o de terceras personas, parte médico de asistencia, etc. En todo caso y con independencia de la forma en que se inicie el procedimiento, lo determinante es que en todos los casos, el órgano judicial debe efectuar una valoración del posible riesgo en que se encuentre esa mujer en ese primer momento ya que nada impide que se dicten medidas cautelares de oficio e incluso, como veremos, contra el deseo expreso de la víctima. Al propio tiempo conviene recordar que esa valoración del riesgo debe comprender también el que pueda afectar, en su caso, a los hijos/as de la víctima, estando facultado el Juez/a a adoptar cuantas medidas puedan conjurar el peligro en que se encuentren los mismos,4 cuestión de la que se hizo eco el Pleno del Senado de 16 de septiembre de 2009 al aprobar, con el consenso de todos los partidos con representación en dicha Cámara, el reconocimiento de los niños y niñas como víctimas directas de la violencia de género y la adopción de medidas para destinar los recursos necesarios para el tratamiento y seguimiento de su situación personal reconociendo expresamente que “los hijos e hijas menores de edad que sean testigos de la violencia padecen, como mínimo y de forma grave las secuelas psicológicas de estar o haber estado expuestos a dicha violencia”. Si se solicitan medidas cautelares y el examen de las circunstancias concurrentes en el caso concreto lleva al Juez/a a la convicción de que no existe una situación objetiva de riesgo para la mujer, o que la adopción de la misma no resulta esencial al fin de su protección por no ser necesaria o por no resultar proporcional se deberá denegar dicha medida, pues tanto los artículos 544 bis y 544 ter de la Lecrim así lo exigen. En este caso, el deber de motivación propio de toda resolución judicial requiere que se expliciten en el Auto no solo los indicios de la comisión del delito investigado, sino también la situación de riesgo objetivo que justifique, en el caso en concreto, la limitación de derechos del imputado, no siendo admisible una fundamentación meramente estereotipada o de modelo con expresiones tales como: “en atención al profundo temor que dice sentir la víctima” u otras que impidan conocer cómo llega el Juez/a la convicción de que existe riesgo, en qué consiste éste y cómo se puede atajar con la medida que se adopta. Solo así se puede cumplir el mandato del artículo 68 de la Ley Integral que señala que “las medidas restrictivas de derechos...deberán adoptarse mediante auto motivado en

4 Tal y como señala la Exposición de Motivos de la Ley Integral, “Las situaciones de violencia sobre la mujer

afectan también a los menores que se encuentran dentro de su entorno familiar, víctimas directas o indirectas de esta violencia. La Ley contempla también su protección no sólo para la tutela de los derechos de los menores sino para garantizar de forma efectiva las medidas de protección adoptadas respecto de la mujer...”

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

6

el que se aprecie su proporcionalidad y necesidad, y, en todo caso, con intervención del Ministerio Fiscal y respeto de los principios de contradicción, audiencia y defensa.” Entrando ya en materia, las herramientas fundamentales con las que contamos los Jueces/zas para efectuar un pronóstico de riesgo serían fundamentalmente las siguientes: Reglas de la experiencia. Inmediación en la declaración de la perjudicada y del imputado. Atestado policial. Diligencia de Valoración Policial del Riesgo. Partes médicos de asistencia. Valoración Forense del riesgo. Informes de las Oficinas de Atención a las Víctimas del Delito. Informes de Centro Mujer. Informes emitidos por los Puntos de Encuentro Familiar. Incidencias remitidas por el Centro Cometa. Desde mi punto de vista, cobra particular importancia en esta materia la propia experiencia del Juez/a derivada del principio de inmediación judicial en las declaraciones prestadas por la perjudicada y por el imputado. Tal y como se ha dicho al inicio de la exposición, una de las apuestas más decididas de la Ley Integral es la especialización de todos los operadores jurídicos que han de luchar contra la violencia de género.5 Esa especialización ha de traducirse, necesariamente, en una mejor respuesta judicial siendo primordial la inmediación en todas las declaraciones que preste la mujer ante el JVM y en particular cuando comparece a presentar una denuncia y, por tanto, no se cuenta con un Atestado Policial como punto de partida de la investigación.

5 La idea de la especialización necesaria de los titulares de los JVM se desarrolla por la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo en las siguientes normas: Su Disposición Adicional Tercera recoge una serie de modificaciones en la LOPJ, de entre las que merecen destacarse la nueva redacción del artículo 310 del siguiente tenor:

“Todas las pruebas selectivas para el ingreso y la promoción en las Carreras Judicial y Fiscal contemplarán el estudio del principio de igualdad entre mujeres y hombres, incluyendo las medidas contra la violencia de género y su aplicación con carácter transversal en el ámbito de la función jurisdiccional.” Igualmente se añade un apartado 5 al artículo 433 bis de la LOPJ conforme al cual: “El Plan de Formación Continuada de la Carrera Judicial, contemplará la formación de los Jueces y Magistrados en el principio de igualdad entre hombres y mujeres y en la perspectiva de género. La Escuela Judicial impartirá anualmente cursos de formación sobre tutela jurisdiccional del principio de igualdad entre mujeres y hombres y la violencia de género.” Se modifica igualmente el artículo 434 a cuyo tenor “El Centro de Estudios Jurídicos impartirá anualmente cursos de formación sobre el principio de igualdad entre hombres y mujeres y su aplicación transversal por los miembros de la Carrera Fiscal, el Cuerpo de Secretarios y demás personal al servicio de la Administración de Justicia, así como sobre la detección y el tratamiento de situaciones de violencia de género.” Finalmente, esa voluntad del legislador por profundizar en la especialización judicial se ha concretado en la reciente reforma de la LOPJ operada por la Ley Orgánica 1/2009 al introducir un apartado 3 bis en el artículo 329 de la LOPJ con el siguiente tenor: «Los que obtuvieran plaza por concurso o ascenso en Juzgados de Violencia sobre la Mujer, en Juzgados de lo Penal especializados en violencia de género o en Secciones penales y civiles especializadas en violencia de género deberán participar, antes de tomar posesión de su nuevo destino, en las actividades de especialización en materia de violencia de género que establezca el Consejo General del Poder Judicial.»

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

7

En este punto, no obstante hay que llamar la atención en cuanto a las diferencias que pueden existir entre aquellos Partidos Judiciales en los que se cuente con Servicio de Guardia exclusivo de Violencia Sobre la Mujer 6 , Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla del resto de Partidos Judiciales en que el JVM, ya sea compatible o exclusivo, desarrolla sus funciones durante su horario de audiencia pues en tales casos, puede darse la circunstancia de que el primer órgano judicial que entre en contacto con el riesgo no sea el Juzgado de Violencia, sino el Juzgado de Instrucción actuando en sustitución de aquel7 como sucede en todos aquellos procedimientos o peticiones de medidas cautelares que se presentan al Juzgado de Instrucción en funciones de Guardia durante las tardes o durante el fin de semana y en los que la actuación de dicho Juzgado se limita a la regularización de la situación personal del detenido, así como a la resolución de las órdenes de protección, debiendo después inhibirse a favor del JVM correspondiente al domicilio de la mujer. En el Seminario sobre Balance tras cinco años de funcionamiento de los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer celebrado en Madrid los días 18 a 20 de octubre de 2010 y al que asistieron 52 Jueces y Juezas de Violencia, se apuntó como una posible solución a la carga de trabajo que soportan los Juzgados compatibles y a la necesidad de mejorar la respuesta judicial la llamada comarcalización de estos Juzgados, pero sin olvidar la dificultad que podría suponer entonces la distancia a recorrer por las mujeres a la hora de denunciar o acudir al Juzgado.8 No cabe duda de que escuchar el relato de la perjudicada desde el inicio permitirá al Juez/a calibrar mejor la gravedad de los hechos y la situación de riesgo en que se encuentre la misma, haya solicitado o no medidas cautelares pues si bien no es frecuente nada impide dictarlas de oficio e incluso contra la voluntad de la víctima. La toma de la denuncia, así como la declaración de la mujer ante el Juez/a ha de hacerse con toda la extensión que requiera cada caso, permitiendo discriminar los que sean verdaderamente más graves de aquellos otros en los que no se evidencia un riesgo inminente o grave. En ocasiones sin embargo la declaración que se recibe ante el Juzgado de Instrucción es sumamente escueta y puede obligar a una nueva citación a la mujer por el Juzgado

6 Los Acuerdos del Consejo General del Poder Judicial de 17 de julio y de 29 de octubre de 2008 han introducido el servicio de Guardia de Violencia Sobre la Mujer en aquellos Partidos Judiciales en los que existan cuatro o más JVM.

En tales casos, dicho Servicio de Guardia se desarrolla durante tres días consecutivas y desde las 09,00 horas de la mañana hasta las 21,00 horas, siendo competencia del JVM durante dicho horario todas las actuaciones urgentes e inaplazables propias de la Guardia y actuando fuera de dicho horario el Juzgado de Instrucción en sustitución del Juzgado de Violencia. 7 Entre las conclusiones del Seminario celebrado en Madrid los días 18 a 20 de octubre de 2010 expresamente se dice que: “Se estima que, en los lugares en los que ello sea posible, se apueste por los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer de carácter exclusivo. Cuando no sea posible la agrupación de Partidos, porque las distancias sean excesivas, o las comunicaciones resulten dificultosas, resulta preferible seguir apostando por el Juzgado compatible, entendiendo que lo más importante es la proximidad respecto de los ciudadanos, estimándose, también, que, en tales casos, no importa tanto el carácter del órgano judicial como la dotación de medios y personal, y que soporte una carga de trabajo razonable.”

8 Se estima que, en los lugares en los que ello sea posible, se apueste por los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer de carácter exclusivo. En otro caso, resulta preferible seguir apostando por el Juzgado compatible, entendiendo que lo más importante es la proximidad respecto de los ciudadanos, entendiéndose, también, que no importa tanto el carácter del órgano judicial como la dotación de medios y personal, y que soporte una carga de trabajo razonable.

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

8

de Violencia competente para que la denunciante concrete los hechos lo que supone una forma de victimización secundaria, circunstancia que se produce de forma particular, como hemos dicho, en aquellos Partidos en los que no existe Servicio de Guardia y que se agrava cuando, solicitada una medida cautelar, el Juzgado de Instrucción no entra a resolver sobre todos los pedimentos, en particular cuando se interesan medidas civiles, por lo que se estima necesario seguir insistiendo en la obligatoriedad de que las resoluciones de órdenes de protección presentadas ante el Juzgado de Instrucción en funciones de Guardia fuera del horario de audiencia del Juzgado de Violencia se resuelvan íntegramente por dicho órgano judicial, sin omitir el necesario pronunciamiento respecto de las medidas civiles que se soliciten, y acordando, en su caso, su inmediata inscripción en el Registro Central y remisión al Punto de Coordinación para su efectiva operatividad, inhibiéndose después a favor del Juzgado de Violencia competente, ya se encuentre en el mismo partido judicial o al correspondiente al domicilio de la mujer cuando ésta tenga su domicilio fuera de dicho partido.9

Cuando la víctima no comparece al Juzgado a presentar la denuncia, sino que el procedimiento deriva de un atestado, es de suma importancia que esa primera declaración ante la policía sea lo más rica posible en detalles pues, en ocasiones, cuando la mujer es citada ante el JVM y el procedimiento se ha tramitado como juicio rápido se le va a pedir simplemente que ratifique su declaración policial, lo que en mi opinión es una mala praxis judicial, por cuanto debe permitirse a la perjudicada ampliar su declaración ante el Juez/a a todos aquellos extremos que sean efectivamente relevantes desde el punto de vista penal, por más que no los relatara inicialmente ante la policía o no se refieran al último episodio que motiva la incoación del atestado.

Esta práctica ha provocado que apenas se investigue en los Juzgados de Violencia el delito de violencia habitual o de violencia psicológica y se opte por tramitar muchos de estos asuntos como juicios rápidos centrándonos en el último episodio, circunstancia que puede provocar que el riesgo pase aquí también desapercibido.10

Por ello, cuando estemos ante unas diligencias urgentes, el órgano judicial deberá procurar que la mujer comprenda perfectamente el desarrollo y el resultado del juicio, tanto si hay conformidad como si no y, en particular en los casos de sentencia condenatoria, la pena impuesta ex artículo 57 del Código Penal.

En este punto conviene recordar que cuando la mujer comparece a Comisaría a prestar declaración, tiene derecho a ser asistida por un Letrado/a especialista de violencia de género, intervención cuyo contenido aparece precisado en el Protocolo de Actuación y Coordinación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y Abogados ante la Violencia de Género, aprobado el 3 de julio de 2007 por el Comité Técnico de la Comisión Nacional de Coordinación de la Policía Judicial.

9 Vid Circular Fiscalía General del Estado 6/2011.

10 En el Seminario de octubre de 2010, nos referíamos a esta cuestión señalando que “en no pocas ocasiones esa “opción” por continuar como rápido tiene que ver con un planteamiento eminentemente pragmático, y de una cierta oportunidad, con el fin de impedir que el paso del tiempo lleve a que la propia víctima termine apartándose o retractándose del procedimiento, sin conseguir obtener ningún resultado práctico. En palabras de muchos compañeros: con la incoación de las Diligencias Previas para la persecución del maltrato habitual, “pierden a la víctima” cuando le explican todo el proceso que ha de afrontar a partir de ese momento.”

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

9

En particular cobra singular importancia la entrevista reservada del Letrado/a con la mujer antes de que ésta formule la denuncia y, si finalmente aquella decide denunciar, el Letrado/a le asistirá en la redacción de la misma procurando que se consigne una relación detallada de los hechos, asistiéndola igualmente en la cumplimentación de la solicitud de la orden de protección cuando la pida. De la misma manera deberá asistir a sus declaraciones y demás diligencias en que sea precisa su intervención, debiendo ser citado por la policía para comparecer ante el JVM para la celebración del juicio rápido cuando el atestado se haya incoado como tal. No obstante, en la práctica diaria son muchos los Letrados/as que se quejan de no ser llamados a las Comisarías para atender a las denunciantes en los asuntos tramitados como juicios rápidos. En tales casos, el primer contacto entre el Letrado y la víctima se produce en el Juzgado de Violencia, debiendo permitirse a la mujer entrevistarse con el profesional antes de la declaración judicial. Respecto del concreto deber de información que compete al Letrado/a, en relación con la protección de la mujer, le hará saber la posibilidad de solicitar una orden de protección, y dentro de esta las oportunas medidas penales y civiles que cabe adoptar, así como su duración, e igualmente la posibilidad de interesar las medidas previstas en los artículos 61 a 67 de la Ley Integral y de hacer uso, en su caso, del servicio público de Tele Asistencia Móvil para las Víctimas de Violencia de Género.11 El Letrado/a deberá aprovechar también ese contacto con la víctima para poner de manifiesto en aquellos casos en los que se pida una orden de protección aquellas circunstancias determinantes del riesgo en que se pueda encontrar, teniendo en cuenta que en la mayoría de casos en los que se deniegan las órdenes de protección no es por que no se aprecien indicios del delito denunciado, sino porque no se hace patente la situación objetiva de riesgo que exige la Ley para poder concederla.

En definitiva, resulta esencial que la primera declaración de la perjudicada ante la policía o ante el Juez/a de violencia sea lo más exhaustiva posible, no limitándose necesariamente al último episodio del que deriva la incoación del procedimiento pues la experiencia nos indica que muchas de las mujeres que finalmente se deciden a denunciar arrastran una larga historia de malos tratos y es posible que el último incidente, considerado aisladamente, no sea precisamente el más grave de cuantos ha podido padecer esa mujer por lo que el verdadero riesgo puede pasar desapercibido.

Abundando en lo anterior, la STS 61/2010 de 28 de enero de 2010 en su Fundamento Jurídico 3 analiza el hecho de que el testigo víctima pueda ofrecer más datos o detalles en su declaración ante el Juez de Instrucción o en el Plenario que en la primera declaración policial, señalando dicha Sentencia que en tales casos no cabe hablar de contradicciones sino más bien de diferencias no relevantes de cara a la

11 Con el fin de no frustrar las expectativas de la mujer respecto de la solicitud de la orden de protección, tanto la

Policía como el Letrado/a debe informar a la presunta víctima que su concesión no es automática y que no es suficiente con que existan indicios de la comisión del delito denunciado, sino que además se habrá de acreditar una situación objetiva de riesgo para quien la solicita.

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

10

valoración de la veracidad de dicha prueba12 lo que, sin duda, puede incidir en la apreciación del riesgo por parte del órgano judicial.

Por su parte la Sentencia del TS 140/2004 de 9 de febrero de 2004 declara que “es valorable en la declaración de la víctima que especifique y concrete con precisión los hechos narrándolos con las particularidades y detalles que cualquier persona en sus mismas circunstancias sería capaz de relatar”. En el informe del Observatorio sobre víctimas mortales de la violencia de género y de la violencia doméstica en el ámbito de la pareja o ex pareja correspondiente al año 2010 (folio 42) se señala lo siguiente: “Es importante conocer la naturaleza de los hechos que las mujeres denuncian, para comprender que el maltrato es una cuestión de dominio y control, que no se limita a agresiones físicas. Por ello las tácticas y las intenciones de violencia que ejercen los hombres sobre las mujeres tienen que detallarse. Por tácticas entendemos el tipo de violencia que se ejerce contra las mujeres, definido por las propias mujeres que la sufren. Por estrategias nos referimos a las intenciones, astucias y estrategias que existen detrás de estos hechos delictivos. Debemos observar cómo las mujeres describen sus propias experiencias de maltrato en sus declaraciones” Dicho informe al analizar el contenido de las denuncias que fueron presentadas reconoce la dificultad que existe en muchas ocasiones para apreciar el verdadero riesgo en que se encuentra la denunciante al señalar que “Los hechos denunciados por las propias víctimas pueden hacer pensar que no revisten mayor gravedad o peligro para la integridad física de la mujer, pero todas ellas fueron víctimas de muerte violenta.” En mérito a lo anterior, mi parecer es el de que para poder valorar el riesgo el órgano judicial debe ir más allá del último episodio, indagando en la declaración de la perjudicada acerca de circunstancias esenciales tales como si ha habido episodios anteriores de violencia, si fueron denunciados, si la mujer mantuvo su denuncia, si se solicitaron o se dictaron medidas de protección, si se cumplieron, así como cuantas otras circunstancias puedan ser reveladoras de la peligrosidad del sujeto, tales como los celos injustificados (le impedía relacionarse con otras personas, hablar o saludar a cualquier otro hombre), su carácter posesivo (le imponía una forma determinada de vestir, le controlaba las llamadas telefónicas o reaccionaba de forma violenta ante la negativa de la mujer a mantener relaciones sexuales). En aquellos casos en los que el imputado/detenido niega los hechos, la apreciación de tales circunstancias puede reforzar la versión de la denunciante, señalando la STS 433/09 de 21 de abril, que en todo caso es necesario que la declaración de la víctima se encuentre rodeada de datos corroboradores, externos y objetivos, que la doten de una especial potencia convictiva añadiendo que “Las corroboraciones son esos datos o elementos externos que sin suponer una aditiva prueba complementaria, pues en tal

12 .“El que escasas horas después de los hechos fueran más pobres en detalles es perfectamente comprensible, pues no se trata de un solo hecho sencillo que se ha visto o sufrido, de fácil relato y recuerdo sino de una sucesión de hechos que en la memoria inmediata pueden mezclarse e incluso omitirse muchos de los detalles al destacar los que cada uno ha percibido con más fuerza.”

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

11

caso sobraría la declaración de la víctima, refuerzan las manifestaciones de esta, de modo que la otorgan verosimilitud y credibilidad”. En la práctica se vienen considerando como tales las lesiones en aquellos delitos que ordinariamente las producen, las manifestaciones de otras personas sobre aspectos fácticos que refuercen la credibilidad de la víctima, la constatación de antecedentes, los informes periciales o la diligencia de inspección ocular por los agentes13, teniendo en cuenta además que en la fase de instrucción el Juez/a se mueve en el terreno de los indicios lo que puede determinar que si esos indicios se apoyan en otros nuevos o, por el contrario, pierden fuerza el Juez puede dejar sin efecto la medida acordada o dictarla cuando no lo hizo de inicio. En definitiva debe respetarse en todo caso la inmediación judicial en la declaración de la perjudicada pues ello permitirá al Juez centrar el objeto del procedimiento y llevar a cabo un primer diagnóstico del riesgo.14 La cuestión se complica de forma notable cuando la mujer no desea formular denuncia o cuando, citada ante el Juzgado de Violencia como perjudicada no comparece a prestar declaración o a la celebración del juicio rápido, o bien comparece y se acoge a su derecho a no declarar contra su marido o compañero al amparo del artículo 416 de la Lecrim. El resultado es entonces, casi indefectiblemente, el archivo del procedimiento o una Sentencia absolutoria cuando dicha circunstancias se produce en el plenario, con el correspondiente decaimiento de las medidas cautelares que hubieran podido adoptarse, por lo que esa mujer se colocaría de nuevo en una situación de riesgo. En mi opinión, muchas veces esa negativa de la víctima a declarar no es voluntaria, sino que obedece a circunstancias de la más diversa índole tales como la dependencia afectiva o económica del presunto agresor cuando no a una auténtica amenaza o coacción por parte del mismo o de personas de su entorno. Por tal razón, el Juez/a así como el Ministerio Fiscal deben indagar si efectivamente esa negativa de la mujer a declarar es realmente voluntaria, como se puso de manifiesto en el Seminario Fiscales celebrado en Madrid el mes de noviembre de 2009, entre cuyas conclusiones se recoge que “Si, en cualquiera de las fases del procedimiento, la víctima se acoge a su derecho a no declarar, el Fiscal podrá interesarse por los motivos que le inducen a ello, a fin de descartar que tal posición de deba a motivos espurios, cuidando de que todo lo que alegue quede reflejado en el acta.” Así, la STS 459/2010 de 14 de mayo señala que “...hay que tener en cuenta, no obstante, lo distinto que sería, por supuesto aquel caso en el que el Tribunal a quo

13 STS nº 140/2004 de nueve de febrero.

14 Adela García Barreiro señala que “En este diagnóstico de peligrosidad creo que es de vital importancia la

apreciación aunque sea subjetiva, del Fiscal y del Juez, debiéndose respetar escrupulosamente el principio de inmediación, pues de esta forma, en ocasiones constatamos no sólo la agresividad del hombre y su especial ensañamiento e intención de humillar, sino también esa enfermiza relación de dependencia con la víctima, obstinándose en mantener la relación a toda costa, oponiéndose a que se adopte la orden de protección, así como justificando y minimizando los hechos.”

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

12

apreciase que, como por desgracia en otras ocasiones sucede, la testigo presentaba rasgos o actitudes que hicieran sospechar el que pudiera sufrir amenazas o que, de cualquier forma se sintiera atemorizada, a cuyo fin debieran adoptarse medidas excepcionales de esclarecimiento de tales circunstancias y, en su caso, de la consiguiente protección para la declarante, pudiéndose encontrar entonces, por tal motivo, justificada la negativa a otorgar valor a su decisión, no plenamente voluntaria, de declarar.” Por lo que respecta al contenido de dicha información, tal y como dice la Circular de la Fiscalía General 6/2011 esta “debe venir referida expresa y claramente a la posibilidad de no declarar en contra del pariente imputado, sin que se cumpla tal obligación con un vago interrogatorio sobre la voluntad de declarar sin una información precisa que garantice el conocimiento por el testigo de dicha facultad”15, lo que cobra singular importancia en el caso de mujeres extranjeras. Debe huirse por tanto de un cierto automatismo que se da en la práctica en la aplicación del artículo 416 de la Lecrim y de sus consecuencias. Esto es, el hecho de que una mujer se acoja a dicha dispensa no exime al órgano judicial de valorar si esa decisión es efectivamente voluntaria ya que en muchas ocasiones puede ser indiciaria de una situación de riesgo, como cuando la mujer viene acompañada a su declaración por el presunto autor de los hechos que quiere asegurarse de que no va a declarar en contra del mismo, o cuando existen antecedentes de violencia entre esas mismas partes con anteriores retiradas de denuncias e igualmente cuando se aprecia directamente por el órgano judicial el miedo a posibles represalias. De igual manera, a mi modo de ver la negativa de la mujer a declarar tampoco debe significar de forma automática el archivo del procedimiento cuando exista la posibilidad de acudir a otras pruebas distintas de la declaración de la perjudicada como la manifestación de los agentes que intervienen en la confección del atestado o la prueba de indicios, como reconoce la Sentencia del TS nº 625/07 de doce de julio de 2.007, por la que la Sala Segunda confirma la Sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Huelva en la que se condenaba a un sujeto como autor de un delito de quebrantamiento de condena en concurso con un delito de detención ilegal, de un delito de amenazas graves y de un delito de lesiones agravadas a la mujer pese a que en el acto del juicio la víctima se negó a declarar amparándose en la exención del artículo 416 Lecrim, rechazando el recurso de la Defensa fundado en la imposibilidad de valorar la testifical de policías, Médico Forense y de la persona que socorrió a la víctima, así como en el hecho de no haber sido advertida por la policía de que “podía negar su declaración contra el acusado” señalando la posibilidad de acudir a la prueba de indicios y señalando la importancia probatoria que puede tener la declaración de los agentes que intervienen en la elaboración del atestado.16

15 Vid STCO 94/2010 de 15 de noviembre.

16 “En la Sentencia, es preciso señalar, no se ha tomado tampoco en cuenta que la denunciante hizo también manifestaciones inculpantes del recurrente ante el médico que expidió el certificado de las lesiones que obra al folio 13 de las diligencias. Estas manifestaciones extrajudiciales existen en la causa y al no haber sido prestadas ante la Policía, sino también espontáneamente ante un particular, no están afectadas por una prohibición absoluta de valoración, dado que no han sido obtenidas por la Policía. Su valoración dependería si han sido introducidas en el juicio de acuerdo con los principios del derecho probatorio...“La segunda cuestión planteada se refiere, entonces, a la consistencia del razonamiento del Tribunal a quo sobre la prueba de los hechos. La Audiencia ha considerado que los testimonios de las personas que ayudaron a la denunciante en su huida y que intervinieron en la recepción de la denuncia y en su remisión al servicio de urgencias son testigos de referencia (artículo 710). Los testigos de referencias son los que no habiendo percibido los hechos con sus sentidos refieren al Tribunal

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

13

Otro ejemplo de dicha doctrina, relacionado con la importancia de la intervención de los agentes que elaboran el atestado policial, lo ofrecen las STS 653/0917 y la STS 821/0918. En aquellos casos en los que pese a la negativa de la mujer a declarar contra su marido o compañero el Ministerio Fiscal formula acusación, puede darse un incremento del riesgo para esa mujer ante la presión que puede ejercer el acusado antes de la celebración del juicio para que retire la denuncia o declare a su favor. Tan importante o más será la inmediación cuando comparezca la víctima ante el Juzgado a retirar una denuncia o a solicitar que quede sin efecto la medida cautelar de la que es beneficiaria. En tales casos, entiendo que no puede ser tenido como suficiente el simple escrito presentado por su Letrado/a renunciando e incorporando la firma de aquella para que, sin más, decaiga la protección acordada.19 La forma de proceder en tales casos la indica la Sentencia del TS 61/2010 cuando dice que “...Es indudable que la mujer puede ejercer su derecho a la reanudación de la convivencia. Precisamente, en ejercicio de esa facultad que sólo a ella incumbe, deberá comparecer voluntariamente ante el órgano judicial competente e instar del Juez la consiguiente resolución que, una vez valoradas las manifestaciones de otras personas que no comparecen como testigos. En este sentido es preciso aclarar que es errónea la apreciación de la Audiencia al considerar a las personas que atendieron y auxiliaron a la víctima como testigos de referencia. Esas personas son testigos directos de todo aquello que percibieron con sus sentidos. En todo caso, solo serán testigos de referencia en lo referido a la autoría de las lesiones. Pero las circunstancias sobre las que declaran como percibidas con sus sentidos pueden, además, constituir la base de la prueba indiciaria...En efecto la prueba testifical permite configurar un horizonte indiciario jurídicamente no objetable. El Tribunal a quo estimó que las declaraciones testificales probaron la huida de la mujer del domicilio, las lesiones graves que presentaba, el pedido de auxilio en forma desesperada, el estado de pánico en el que se encontraba al abandonar precipitadamente el domicilio, etc. Todas estas circunstancias constituyen indicios que han sido constatados, como dijimos, por prueba testifical directa. A ello se agrega que la presencia de la víctima durante varios días en el domicilio del acusado ha sido reconocida por este. Estos indicios autorizan a inferir la autoría de las lesiones de la víctima y de su privación de libertad y, sobre esta base, inculpar al acusado por las siguientes razones: a) no hubo solución de continuidad entre la estancia en el domicilio del acusado y la búsqueda desesperada de auxilio, b) en el momento de salir de ese lugar la víctima presentaba un grave y manifiesto deterioro físico y c) no existe la menos sospecha de las lesiones pudieran ser explicadas por otra causa. Estas circunstancias constituyen indicios fuertes, cuya conexión lógica es indudable, de que las lesiones solo puede haberlas causado el acusado y de que la víctima se vio obligada a escapar pues se encontraba privada de libertad.”

17 “Los testimonios de los perjudicados se encuentran avalados por los partes de lesiones e informes médico forenses, confirmando la etiología de las lesiones y el mecanismo de producción de las mismas, de acuerdo con la versión ofrecida por las víctimas. Además los agentes de la Ertaintza que se personaron poco después de la agresión, observaron a Jesús Manuel tendido en el suelo sangrando abundantemente por la cabeza y a Elena arrodillada ante él con un corte en el cuello y numerosos cristales de botellas a su alrededor. Además, detenidos los tres acusados en las inmediaciones, fueron reconocidos por Elena como los autores de la agresión.” 18 “los agentes, acudieron al domicilio familiar, donde la solicitante del auxilio también narró lo que acababa de ocurrirle, al ser agredida por su compañero, -que allí estaba presente-. Los agentes la escucharon y percibieron la lesión que presentaba, luego informada médicamente. Tampoco esa narración fue una declaración policial, sino la voluntaria exposición de lo que acababa de sucederle y por lo que había recabado la protección de la presencia policial... En definitiva: los testimonios de referencia aquí no suplen el testimonio directo de la agresión, pero sí prueban, en cuanto testimonios sobre lo percibido por el testigo, que aquélla persona les contó voluntariamente un suceso que ellos escucharon; y ese hecho de su narración o relato unido a la demostración de las lesiones sufridas mediante la pericial médica acreditativa de la veracidad de lo relatado, constituye la prueba de cargo que justifica el hecho probado de la Sentencia de instancia. “ Esta última Sentencia entra, no obstante, en abierta contradicción con la doctrina sentada por la de 10 de febrero de 2009, ambas del mismo ponente.

19 Como dice Javier Martínez Derqui, en su trabajo sobre Valoración del riesgo, “…al igual que debe huirse de todo automatismo en la concesión de la orden de protección, debe evitarse actuar así y acordar sin más la revocación, pudiendo solicitarse de la policía un informe sobre valoración actual del riesgo, a la vista del seguimiento del cumplimiento de las medidas acordadas, así como a los profesionales que hayan ido interviniendo en la causa.”

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

14

circunstancias concurrentes, podrá dejar sin efecto el obstáculo para la reanudación de la convivencia”. Cabe concluir con la Sentencia citada en que la simple petición de la perjudicada no puede significar sin más que el riesgo en que se encontraba ha desaparecido, debiendo el Juez/a citar a la mujer y profundizar sobre las razones que le llevan a solicitar que se deje sin efecto la medida valorando después todas las circunstancias concurrentes, tales como la gravedad de los hechos investigados, la solidez de los indicios de participación en ellos del imputado, la proximidad de la celebración del juicio y cualquier otra circunstancia expresiva de que persiste el riesgo que justificó su adopción. Esa actuación, debe igualmente llevarse a cabo ante el Juez de lo Penal en aquellos casos en los que el procedimiento se encuentra ya ante el mismo y aún no se ha celebrado el juicio oral. Lo anterior abre un interesante debate sobre si deben dictarse medidas de protección pese a la oposición expresa de la víctima cuando el órgano judicial estime que ésta se encuentra efectivamente en una situación de riesgo. Íntimamente relacionado con esta cuestión, es igualmente controvertido que en el caso de condena deba imponerse siempre el alejamiento por mandato de los artículos 57 y 48 del Código Penal. Como ya se ha dicho anteriormente, nada impide que el Juez/a valorando las circunstancias del caso dicte una medida de alejamiento pese a la oposición de la mujer cuando esté persuadido de que la misma se encuentra en una situación objetiva de riesgo grave. Es cierto que en tales casos se puede estar abocando a las partes a cometer un delito de quebrantamiento, pero no lo es menos, por duro que resulte decirlo, que en ocasiones las mujeres víctimas de violencia de género pierden la perspectiva del verdadero peligro en que se sitúan manteniendo o reanudando la convivencia con quienes acaban siendo sus verdugos. Así, puede traerse a colación la Sentencia del Tribunal Supremo 755/09 de 13 de julio que señala que en el delito de quebrantamiento del artículo 468 del Código Penal el bien jurídico protegido es el principio de autoridad y además no cabe disponer por parte de la víctima de bienes jurídicos como la vida y la integridad corporal, si se entendiera que la razón última de la medida es la protección de tales bienes, así como que el consentimiento de la víctima no permite exonerar de responsabilidad penal a quien comete un hecho delictivo perseguible de oficio. Por otro lado, conviene tener presente que no siempre esa reanudación de la convivencia por parte de la víctima es voluntaria, pues como dice la Sentencia antes citada “la práctica diaria nos enseña que los consentimientos se prestan en un marco intimidatorio innegable, en el que la expareja se conoce demasiado bien y utiliza para lograr la aceptación del otro artimañas engañosas, cuando no el recurso a sentimientos fingidos o a falsas promesas.”

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

15

Abundando en lo anterior, la STS 61/2010 señala que “la pérdida de autoestima por parte de la mujer, que es consustancial a los episodios prolongados de violencia doméstica, puede provocar en el órgano judicial el irreparable error de convertir lo que no es sino la expresión patológica de un síndrome de anulación personal, en una fuente legitimante que lleve a la equivocación de anular las barreras alzadas para la protección de la propia víctima, sumiendo a ésta de nuevo en la situación de riesgo que trataba de evitarse con el dictado inicial de la medida cautelar de protección.” En cuanto a la posible responsabilidad en que podría incurrir en tales casos la mujer, se rechaza perseguirla como autora o cooperadora necesaria en la 2ª Edición del Seminario organizado por el Consejo General del Poder Judicial Sobre Criterios de Interpretación de la Ley Integral en Sede de Enjuiciamiento. Madrid 14 a 16 de octubre de 2009 a partir del comentario de las SSTS 39/2009 y 172/09 , tesis que permite sustentar la reciente Sentencia del Tribunal Supremo 9/2011 de 31 de enero.20 Por lo que respecta a la condena a una pena de alejamiento y prohibición de comunicación por mandato de los artículos 57 y 48 del Código Penal, tras alguna vacilación del Tribunal Supremo21, la jurisprudencia de la Sala Segunda es pacífica en cuanto al carácter imperativo de dicha pena22 cuya extensión, como recuerda la Sentencia del Tribunal Supremo 510/2009 deberá ajustarse a la culpabilidad y a la peligrosidad del penado. No obstante, el propio Tribunal Supremo cuestiona en algunas Sentencias la bondad de dicha solución. A título de ejemplo, la Sentencia 172/2009 de 24 de febrero declarar que el cumplimiento de una pena impuesta por un Tribunal como consecuencia de la comisión de un delito público no puede quedar al arbitrio del condenado o de la víctima, ni siquiera en los casos en los que determinadas penas o medidas impuestas en la sentencia se orientan principalmente a la protección de aquella, si bien resulta cuestionable que los intereses públicos y privados afectados estén mejor protegidos con una pena, en principio irreversible en cuanto a su cumplimiento, que a través de una medida de seguridad que podría ajustarse durante su ejecución a las circunstancias reales de las personas afectadas, una vez valoradas, a través de las pertinentes decisiones judiciales. Sobre todo si se tiene en cuenta la conveniencia, e incluso, la necesidad de establecer límites a la intervención del Estado en esferas propias de la intimidad individual y del derecho de cada uno de regir su vida en libertad.23 Dichas dudas llevaron a que fuera planteada ante el Tribunal Constitucional una cuestión de inconstitucionalidad respecto del artículo 57 del Código Penal, resuelta por la Sentencia de 7 de octubre de 2010 declarándolo ajustado a la Constitución por 20 Si se acreditase una inducción eficaz de la víctima a la desobediencia, quizás pudiera excluir de responsabilidad criminal al acusado, pero jamás podría responder de forma autónoma la ofendida, porque a ella no se le impuso ninguna conducta o comportamiento, sino que el único obligado por el apercibimiento judicial era el acusado, esto es, la orden le afectaba exclusivamente al mismo, que es al único que se le requiere, ya que dicha medida se establece para impedir conductas violentas contra la protegida, que lógicamente es la beneficiaria de la resolución judicial y no la obligada.

21 Vid STS 1023/2009 de 22 de octubre. 22 Por todas, STS 819/2010 de 21 de septiembre. 23 Según dicha Sentencia “Parece excesivo, desde este punto de vista, impedir a dos personas un nuevo intento de

compartir su vida, imponiendo el alejamiento, sin posible revisión, siempre que se hayan adoptado las precauciones necesarias para garantizar que esa decisión se ha tomado de forma consciente y con libertad por ambos interesados.”

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

16

entender que el fin de protección de la víctima es constitucional por lo que la pena resulta necesaria para su consecución. Acorde con lo anterior la Sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (Sala Cuarta) de 15 de septiembre de 2011 concluye que “Los artículos 2, 3 y 8 de la Decisión marco 2001/220/JAI del Consejo, de 15 de marzo de 2001, relativa al estatuto de la víctima en el proceso penal, deben interpretarse en el sentido de que no se oponen a la imposición de una medida de alejamiento preceptiva con una duración mínima, prevista como pena accesoria por el Derecho penal de un Estado miembro, a los autores de violencia en el ámbito familiar, aun en el supuesto de que las víctimas de esa violencia se opongan a la aplicación de tal medida.” 24 Al hilo de todo lo anterior, los casos de reanudación de la convivencia entre la víctima y su presunto agresor o agresor ya condenado pueden ser un factor que alerte al Juez/a de que existe una verdadera situación de riesgo y así lo ha reconocido la Sala Segunda del TS al señalar que el derecho penal sobre violencia de género tiene unas finalidades que no se pueden conseguir si se permite a la víctima dejar sin efecto decisiones acordadas por la autoridad judicial en su favor.25

Por tal razón y teniendo en cuenta que la competencia para la instrucción de los llamados quebrantamientos consentidos corresponde al Juzgado de Instrucción, desde el Grupo de Expertos/as del Observatorio del Consejo General del Poder Judicial se ha hecho una propuesta para que sea el JVM quien conozca de todo tipo de quebrantamientos, no sólo de aquellos que van acompañados de actos violentos o intimidatorios respecto de la mujer pues el mero hecho de quebrantar una medida cautelar o una pena suele ser indiciario de que el riesgo para la mujer se ha incrementado.26

Al estar atribuida en este momento la competencia de esos quebrantamientos consentidos a los Juzgados de Instrucción, el Juez/a de violencia que ha dictado la medida de protección muchas veces ignora que las partes han reanudado la convivencia pues no siempre se remite por aquellos testimonio del procedimiento al Juzgado de Violencia, sin llegar a cumplirse tampoco la previsión del párrafo último del artículo 544 bis de la Lecrim.

24 Como razona dicha Sentencia “la protección penal contra los actos de violencia doméstica que establece un Estado miembro en ejercicio de su potestad sancionadora no sólo tiene por objeto la protección de los intereses de la víctima tal como ésta los percibe, sino también la protección de otros intereses más generales de la sociedad”.

25 Altamira Gonzalo Valgañón, señala en su trabajo sobre valoración del riesgo de las víctimas de violencia de

género que “…las mujeres víctimas de violencia de género son incapaces de valorar el riesgo que tienen de volver a ser agredidas. La violencia debilita y confunde como consecuencia de la relación de dominación-subordinación con su agresor…y además las mujeres víctimas están sometidas a grandes presiones, no solo de su propia familia sino también de la familia del agresor, incluidos los propios hijos…la violencia de género es un problemas público y la protección de las víctimas no puede, como digo, dejarse a su elección.” 26 En similar sentido se pronuncia la Circular de la Fiscalía General del Estado 6/2011.

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

17

Otra fuente de información para el Juez/a a la hora de valorar el riesgo será declaración del detenido o imputado. Efectivamente, en ocasiones, las declaraciones del presunto autor de los hechos bien ante la policía o bien ante el propio órgano judicial son sumamente expresivas de su carácter peligroso y no es difícil inferir el riesgo en que se encuentra su mujer o compañera a partir de esa declaración, en particular cuando existe un reconocimiento parcial de los hechos. A título de ejemplo, un sujeto condenado por haber matado a su primera mujer, cumplida la pena por dicho homicidio inicia una relación con una mujer que denuncia un episodio de malos tratos en que él presuntamente la agrede en el domicilio familiar por un episodio de celos y en el momento de ser interrogado como detenido declara. Lo siguiente: “los hechos son ciertos pero muy exagerados. Que es mentira que la arrastrara por el suelo. Que sí es cierto que le dijera que la iba a matar y es cierto que pensó en matarla. Que en lugar de eso el declarante se rompió las dos manos y le dijo que se fuera a por su hijo y que si venía la policía lo encontraría en la casa.” Otros supuestos en que el riesgo se hace evidente es cuando en el propio atestado policial los agentes relatan como ante ellos el detenido trata de agredir o amenaza de muerte a la víctima. Teniendo en cuenta que esas declaraciones espontáneas del detenido, incluso ante la policía, podrán ser efectivamente tenidas en cuenta para fundamentar una Sentencia condenatoria, tal y como señala expresamente la Sentencia del TS de doce de abril de 2.00627 y podrán ser llevadas al plenario mediante la testifical de los agentes de la policía ante los que se vierten28, con mayor motivo podrán ser valoradas por el Juez/a a la hora de dictar una medida cautelar por ser reveladoras de un riesgo para la integridad de la mujer contra la que se dirigen. En ocasiones la actitud del imputado/detenido ante el órgano judicial puede ser igualmente expresiva de su carácter peligroso, como cuando al ser informado de los derechos y de las razones de la detención o imputación pregunta si su mujer ha

27 “El derecho a no declarar, que el recurrente había expresado a los investigadores policiales, no se extiende a las declaraciones libres y espontáneas que el detenido quiera realizar, porque lo prohibido es la indagación, antes de la información de derechos o cuando ya se ha ejercido el derecho a no declarar, pero no la audición de manifestaciones por los funcionarios policiales. Como dijimos en la Sentencia 25/2005, de 21 de enero las manifestaciones que fuera del atestado efectúa el detenido, voluntaria y espontáneamente, no pueden considerarse contrarias al ordenamiento jurídico y pueden ser confluyentes con los fines de la justicia y, en definitiva, del interés social. 28 En este sentido el Auto del TSJ de la Comunidad Valenciana de diecinueve de julio de 2.007, señala que la manifestación espontánea del imputado sin presencia de Letrado de oficio, cuando se encuentra en las dependencias policiales en espera de la llegada del mismo es algo muy diferente a la preceptiva declaración policial del detenido...Como reiteradamente tiene declarado el Tribunal Supremo, las declaraciones espontáneas realizadas fuera del atestado no conculcan el artículo 17.3 ni el artículo 24 de la Constitución, constituyendo prueba válida si las mismas son introducidas en el plenario mediante la testifical de los agentes intervinientes (SSTS de 3-4-2001 y 21-1-2005, citadas en el Auto de 16-10-2006), e igualmente esta Sala Civil y Penal tiene declarado, que cuando el conocimiento adquirido por un agente policial, deriva de que después de haber informado de sus derechos al detenido y sin tomarle declaración, oye las manifestaciones del mismo y las hace constar en su informe de exposición de hechos ello constituye fuente de prueba, no pudiendo darse ni una vulneración de garantía constitucional, ni una infracción de norma procesal ordinaria (Sentencia 2/2003 de 3 de febrero de 2.003) no pudiendo considerarse tal circunstancia que se refiera a una fuente de prueba obtenida ilícitamente por vulnerar el derecho fundamental recogido en el artículo 17.3 de la Constitución (Sentencia 2/1998de dos de febrero de 1.998).

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

18

declarado contra él dando por hecho que no se habrá atrevido, o cuando trata de justificar su conducta aludiendo a una posible provocación de la mujer. Igualmente puede ser indiciario de que se trata de una persona potencialmente peligrosa el hecho de que el mismo cuente con antecedentes penales o policiales, no solo por violencia de género, sino por delitos violentos y, en particular por delito de quebrantamiento de pena o medida cautelar. Igualmente cuanto existan datos que permitan pensar que existe un abuso de consumo de alcohol o de drogas que pudiera actuar como mecanismo deshinbidor en el presunto agresor. Todo lo anterior permite plantear la cuestión de si desde el punto de vista estrictamente jurídico puede hablarse de un perfil determinado de maltratador y si, en tal caso, sería admisible una pericial sobre dicho extremo.

En este sentido, la Sentencia del Tribunal Supremo 291/2011 de 14 de abril, señala que aún cuando “el recurrente carezca del perfil de maltratador no equivale a decir que no sea capaz de haber realizado las acciones que se le imputan. Cualquier reduccionismo en esta materia es inaceptable”,

En sentido similar la Sentencia del Tribunal Supremo 238/2011 de 21 de marzo, señala que “es claro que carecer de tal perfil psicológico no es incompatible con la posibilidad de ejecución del maltrato, ni puede servir para apoyar una valoración probatoria favorable al acusado, que ya dispone para ello de la presunción de su inocencia y del principio in dubio pro reo, sin necesidad de acreditar que tiene perfiles psicológicos socialmente aceptables.”

No obstante, si el Juez/a apreciara que el imputado o detenido pudiera estar afectado por algún tipo de patología, debe acordar que sea reconocido por el Médico Forense, aún cuando no lo pidiera su Defensa.

Así, El Médico Forense habrá de determinar, la existencia de una patología mental valorable; la relación existente entre tal enfermedad o alteración mental y el acto realizado y el grado o intensidad del trastorno en cada caso.

Una vez determinada por el perito la enfermedad mental, su valoración en orden a la imputabilidad del sujeto es una atribución judicial y puede incidir directamente en la valoración del riesgo y, por tanto, en la adopción de medidas de intensidad distinta.

Así, a título de ejemplo, un sujeto que había agredido a su novia y ésta en su declaración narró una situación de posible maltrato habitual en el que relataba que consumía alcohol y haschís con frecuencia, ante las dudas de que pudiera presentar algún tipo de afectación mental fue reconocido por el Médico Forense, que informó en estos términos:

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

19

“El informado presenta rasgos caracterológicos muy marcados ANTISOCIALES y de NARCISISMO conformando un TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD.

La combinación de los RASGOS DE PERSONALIDAD Y EL CONSUMO DE SUSTANCIAS en estos momentos hacen que sea un sujeto muy peligroso para su pareja sentimental, mostrando gran facilidad para presentar actos impulsivos intensos que puedan derivar en conductas agresivas.”

En otro caso, en el que la agresión se produce como consecuencia de unos celos obsesivos de un sujeto respecto de su mujer, el informe del Forense indica la necesidad de extender la protección, no solo a la mujer sino también a los demás miembros de la familia:

“Se trata de una persona inflexible que presenta dificultad para adoptar nuevas estrategias de afrontamiento adaptativas y de control de sus emociones. En su lugar recurre a aquellas estrategias patológicas de afrontamiento (a través de la violencia física y verbal) que no hacen sino perpetuar e intensificar las dificultades ya existentes.

Muestra una vigilante desconfianza y una actitud defensiva ante las críticas o situaciones que no tolera, con reacciones inapropiadas y desproporcionadas.

Se considera necesario adoptar todas las medidas que se consideren oportunas con el fin de garantizar la integridad física y psicológica de la familia.”

El Atestado Policial, como instrumento de valoración judicial del riesgo. Con el fin de mejorar la respuesta policial ante la violencia de género se aprueba el Protocolo de Actuación policial y Coordinación con los órganos jurisdiccionales en caso de agresiones por Violencia doméstica y de género, complementado con la Instrucción 10/2007 de la Secretaría de Estado de Seguridad, aprobando el Protocolo para la Valoración Policial del nivel de riesgo de violencia contra la mujer en los supuestos de la LO 1/2004, de 28 de diciembre y su comunicación a los órganos judiciales y al MF, modificada por la Instrucción 14/2007 y por la Instrucción 5/2008. Así, conforme a dicho Protocolo, el atestado policial en los casos de delitos competencia del JVM ha de recoger una serie de diligencias, consideradas como su contenido esencial, tales como la manifestación de la víctima, los datos personales de víctima y agresor, los datos del grupo familiar, los datos de la vivienda y patrimoniales, la descripción suficiente de los hechos, la solicitud de medidas de protección y seguridad, la comparecencia y manifestación del denunciado, la manifestación de los testigos, la declaración de los agentes policiales que hayan intervenido en auxilio de la víctima, las diligencias policiales de verificación y de comprobación de la denuncia, la diligencia de detención e información de derechos, la diligencia de incautación de armas, la diligencia de aportación de antecedentes referidos al presunto agresor, la diligencia de remisión de los informes médicos, psicológicos y sociales, la diligencia de medida cautelares adoptadas de protección de la víctima, la diligencia de evaluación del riesgo, así como la diligencia de remisión del atestado al órgano judicial.

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

20

Un atestado bien elaborado permitirá al Juez/a hacer una primera calificación jurídica de los hechos, esencial para la determinación del tipo de procedimiento que se ha de incoar, de las diligencias de instrucción a practicar y de las medidas de protección a adoptar en su caso, por lo que la descripción de los hechos que lo motiva habrá de ser lo más completa posible sin perjuicio de que se complemente después con la manifestación de la víctima y del detenido si lo hubiere. Particularmente meticulosa ha de ser la consignación de los hechos que motivan la actuación judicial cuando se trate de una presunta agresión recíproca, esto es, cuando el hombre manifieste haber sido igualmente agredido por su mujer o compañera en ese mismo episodio de violencia pues, tal y como ha declarado la jurisprudencia,“la situación de riña no exonera a los Tribunales del deber de averiguar, con toda la precisión que sea posible, la génesis de la agresión, debiendo atenderse especialmente a los supuestos en los que se produce un cambio cualitativo en la situación de los contendientes (sentencias de 5-4-1995, 2-4-1997, 27-1-1998, 26-1-1999, 13-12-2000 y 1-3-2001 ). Por consiguiente se hace preciso averiguar, ya en las diligencias policiales, quién inicia la agresión, para evitar que pueda aparecer como uno de los componentes de la riña quien no fue otra cosa que un agredido que se limitó a repeler la agresión; o que deje de operar la circunstancia cuando uno de los sujetos involucrados en la riña sobrepasó los límites de la aceptación expresa o tácita en cuanto a modos o medios, empleando actos de ataque descomedidos o armas peligrosas con las que inicialmente no se contaba. En la práctica estamos detectando en los JVM un aumento significativo de aquellos casos en los que el detenido, en el momento de su declaración ante los agentes manifiesta haber sido también víctima de una agresión por su mujer o compañera, circunstancia que fue objeto de análisis en el Seminario Sobre Balance tras cinco años de Ley Integral celebrado en Madrid los días 18 a 20 de octubre de 2010 y en cuya conclusión 25 se dice lo siguiente: “Constatado el incremento de supuestos en los que se acude por los imputados por delitos de violencia de género al recurso de denunciar, a su vez, a las víctimas, por agresión hacia ellos, se estima necesario actuar con especial cautela para evitar que las víctimas de estos delitos puedan verse imputadas por delitos de violencia doméstica ante cualquier manifestación meramente defensiva, por su parte.” En estos supuestos la Valoración Policial del Riesgo suele arrojar un resultado de no apreciado y , en la práctica, cuando se ha tramitado como juicio rápido, el resultado es la más de las veces el archivo del procedimiento cuando ambos se acogen al derecho a no declarar. Como ya se ha dicho anteriormente, esencial para la valoración por parte del Juez/a del posible riesgo es la diligencia de constatación de antecedentes policiales, no sólo por violencia de género, sino por cualquier delito de naturaleza violenta. Lo anterior, unido a la consulta que puede realizar el Juez/a a través del Registro Central para la Protección de las Víctimas de Violencia Doméstica permitirá valorar mejor la situación de riesgo en que se encuentre la presunta víctima.

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

21

Por su parte la Instrucción 3/2003 del Consejo General del Poder Judicial establece la obligación de que los procedimientos relativos a las mismas partes se repartan al órgano judicial que conoció de primero. Contar con todos esos antecedentes, aún cuanto terminaran en archivo por no haber querido declarar la mujer puede ser un buen instrumento para valorar el carácter peligroso de esa persona y si pudiera estar produciéndose una situación de malos tratos en que la víctima se niega sistemáticamente a mantener la denuncia con grave riesgo para su vida o integridad física. Mención especial merece la Diligencia de Valoración Policial del Riesgo. Dicha valoración se efectúa a partir de un programa informático basado en datos estadísticos, de manera que siempre que se tenga noticia de un episodio de violencia de género, la actividad policial se dirigirá a determinar los factores referidos a la violencia sufrida por la víctima, las relaciones mantenidas con el agresor, los antecedentes del propio agresor y su entorno las circunstancias familiares, sociales, económicas y laborales de la víctima y del agresor. Y, finalmente, la retirada de denuncias, la reanudación de la convivencia y la renuncia de la víctima al estatuto de protección concedido. En cuanto a las categorías de riesgo, el Protocolo recoge cinco supuestos: Extremo; alto; medio; bajo y no apreciado. Junto a la valoración inicial, la policía remitirá al Juzgado que esté conociendo del procedimiento las variaciones que vaya experimentando dicha valoración y ello sin perjuicio de la posibilidad de que sea solicitada esa nueva valoración por el propio órgano judicial o por el Ministerio Fiscal. En cuanto a las medidas policiales a adoptar, están en función del resultado que arroje la valoración, pudiendo comprender en los casos más graves de riesgo extremo la vigilancia permanente de la víctima, el control intensivo de los movimientos del agresor o la vigilancia, en su caso, en entrada/salida centros escolares de los hijos. Conviene tener presente que esa valoración policial del riesgo no vincula al Juez/a a la hora de adoptar o denegar medidas de protección respecto de la víctima, de manera que el órgano judicial podrá dictar un alejamiento, por ejemplo, en los casos de riesgo policial no apreciado o denegar una orden de protección en aquellos casos de apreciación de un riesgo en el atestado como extremo. Eso no significa que no se trate de un instrumento que pueda ayudar al Juez/a a calibrar el riesgo efectivo en que pueda encontrarse una mujer, sobre todo en los casos en los que esa valoración policial arroje un resultado de extremo, pudiendo servir como llamada de atención al órgano judicial sobre todas las circunstancias concurrentes por si alguna circunstancia le hubiera pasado desapercibida. El parte médico de asistencia. Sin lugar a dudas el personal sanitario tiene un lugar privilegiado en la detección precoz de la violencia de género y así se reconoce expresamente en los arts. 15 y 32 de la Ley Orgánica 1/2004, por tal razón la Ley Integral señala la obligación de las

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

22

Administraciones Sanitarias de desarrollar programas dirigidos a mejorar e impulsar tres aspectos esenciales en relación a las mujeres víctimas de violencia de género, el diagnóstico precoz, la asistencia y la rehabilitación. Función esencial deben cumplir en este aspecto los protocolos de actuación en materia sanitaria, señalando expresamente la Ley que tales protocolos además de referirse a los procedimientos a seguir, harán referencia expresa a las relaciones de la Administración de Justicia, en aquellos casos en los que exista constatación o sospecha fundada de daños físicos o psíquicos ocasionados por estas agresiones o abusos, habiéndose aprobado en el año 2006 el Protocolo Común para la Atención Sanitaria ante la Violencia de Género. Dicho Protocolo nació con la finalidad declarada de proporcionar a los profesionales sanitarios unas pautas de actuación homogéneas en los casos de violencia dirigida de forma específica contra las mujeres, tanto en la atención y seguimiento, como en la prevención y diagnóstico temprano, recogiendo los casos tanto de violencia de género como de violencia intra familiar, pues se refiere a cualquier forma de violencia y malos tratos ejercida contra las mujeres mayores de 14 años, independientemente de quién sea el agresor. Por lo que respecta al contenido del Parte Médico comprenderá los siguiente apartados: Datos del personal facultativo responsable de la asistencia; Datos de filiación de la víctima; Lesiones presumiblemente producidas en la agresión y tipo; Otros datos clínicos; Datos relacionados con los hechos que motivan la asistencia; Antecedentes; Datos del supuesto agresor; Plan de actuación; Otros datos y, finalmente Observaciones. En la práctica y en particular en los casos más graves de violencia de género es posible que la mujer trate de ocultar ante el Facultativo que le asiste la situación de maltrato padecida. No obstante, el Protocolo relaciona una serie de preguntas que debe de realizar el médico de familia o de guardia que atienda a la presunta víctima y que van a contribuir a que el órgano jurisdiccional esclarezca después los posibles hechos delictivos o la existencia de riesgo objetivo a la hora de adoptar o denegar una orden de protección: En torno a la posible existencia de violencia física:

¿Su pareja le empuja o agarra? ¿Su pareja le golpea, le da bofetadas o cualquier otra agresión?

En torno a la posible existencia de violencia sexual ¿Su pareja le obliga a tener relaciones sexuales contra su voluntad? ¿Le fuerza a llevar a cabo alguna práctica sexual que usted no desea?

En torno a la posible existencia de violencia psicológica

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

23

¿Le grita a menudo o le habla de manera autoritaria? ¿Amenaza con hacerle daño a usted, a las hijas o hijos, a otras personas o a los animales domésticos? ¿La insulta, ridiculiza o menosprecia, a solas o delante de otras personas? ¿Se pone celoso sin motivo? ¿Le impide o dificulta ver a su familia o a sus amistades? ¿La culpa de todo lo que sucede? ¿Le controla el dinero y le obliga a rendir cuenta de los gastos? ¿Le impide trabajar fuera de casa o estudiar? ¿La amenaza con quitarle a los hijos o hijas si le abandona? ¿Ignora sus sentimientos, su presencia, etc.?

El hecho de que una mujer sea asistida en breves lapsos de tiempo en distintos Centros Médicos y aduzca ante los Facultativos caídas, accidentes domésticos o golpes fortuitos puede resultar indiciario de que está siendo víctima de una situación de maltrato sistemático y continuado. En todo caso la remisión del parte médico de asistencia al órgano judicial competente ha de ser lo más rápida posible. Lo normal es que el Juez/a que reciba un parte de asistencia ordene a la Policía que le informe sobre las circunstancias en que se produjo la agresión, si bien, en mi opinión, cuando las lesiones revistan un carácter particularmente grave debe citar inmediatamente a la mujer ante el Juzgado con el fin de recibirle declaración y adoptar, en su caso, las medidas de protección adecuadas al riesgo en que pueda encontrarse. Ahora bien, conviene tener presente, tal y como señala el Protocolo Médico Forense de Valoración del Riesgo que la peligrosidad no depende únicamente de la gravedad de las lesiones y que la aparente levedad inicial de las lesiones no excluye en absoluto un riesgo potencial. El Protocolo Médico Forense de Valoración del Riesgo. Tal y como se expresa en Protocolo, la Valoración del Riesgo (en lo sucesivo VR) tiene como objetivo, dentro del ámbito judicial, aportar un elemento más al Juez/a que le permita adoptar una decisión sobre la pertinencia y alcance de medidas de protección de la víctima, dicha valoración podrá realizarse de forma urgente (menos de 72 horas) o de forma programada29, realizándose la VR urgente mediante una guía que recoja de forma sistemática los factores de riesgo para la violencia de género. El Protocolo reconoce la especial dificultad de esta VR, señalando que la misma puede estar sometida a un margen de inexactitud, así como que cuando la VR es

29 “en aquellos casos en que de la valoración médico-forense urgente se deduzca la necesidad de completar el estudio por las condiciones médicas, psicológicas o sociales de la víctima y/o del agresor, se hará constar expresamente en las conclusiones del informe médico-forense, la recomendación de un estudio más completo por los profesionales de la UVFI, para que la autoridad judicial, a la vista de ello, acuerde lo que estime pertinente.”

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

24

urgente puede variar de acuerdo con las circunstancias del agresor y la vulnerabilidad de la víctima. El criterio general es el de que se deja a la decisión del Juez/a cuándo acordar la VR, si bien también se prevé que el Ministerio Fiscal lo solicite en los casos de diligencias preprocesales o de investigación e incluso que sea el propio Médico Forense quien solicite a la autoridad judicial la conveniencia de practicarla. No está sin embargo previsto que lo soliciten los Letrados de las partes. Por lo que respecta a la metodología y en relación a las fuentes de información se considera ineludible la exploración del presunto agresor para emitir un juicio sobre el riesgo de su conducta, señalando expresamente el Protocolo que “Ningún informe médico-forense de VRVG debiera emitirse sin la exploración del agresor, salvo que se aprecien variables asociadas a la víctima que evidencien por sí mismas el riesgo” Así, señala el Protocolo que las fuentes de información utilizadas en este protocolo serán: 1. Entrevista y exploración del agresor. 2. Entrevista y exploración de la víctima. 3. Diligencias judiciales y atestado policial completo. 4. Documentación médica y psiquiátrica del agresor. 5. Entrevistas con testigos (otros familiares, amigos, etc.). Lo anterior puede plantear el problema de qué sucede cuando la mujer o el detenido/imputado se nieguen a colaborar con el Médico Forense, teniendo en cuenta que el Protocolo señala que “la emisión de un informe médico-forense de valoración del riesgo de violencia de género requerirá la utilización de, al menos, las fuentes 1, 2, y 3. Parece lógico concluir que no se puede obligar al detenido/imputado a colaborar con el Médico Forense, de igual manera que no se puede obligar a la presunta víctima a ser explorada en aquellos casos en los que no desee formular denuncia o se acoja a su derecho a no declarar contra su marido o compañero. Junto a las fuentes de información, el Protocolo señala que la VR ha de basarse en un juicio clínico estructurado, afirmando que “lo más significativo es analizar los factores de riesgo asociados empíricamente a la violencia y contrastados clínicamente en un protocolo a modo de guía de valoración del riesgo. Este modelo responde a las exigencias de la actual Ley Orgánica 1/2004 Integral contra la Violencia de Género, es la técnica idónea para predecir y gestionar el riesgo de violencia, evita olvidos de factores de riesgo relevantes y disminuye el sesgo del profesional (p.ej fiarse exclusivamente de intuiciones).” En mérito a lo anterior, el Protocolo diseña una guía de recogida de datos a modo de entrevista estructurada:

1. Antecedentes de violencia NO de género.

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

25

2. Situación sentimental y laboral en el último año. 3. Salud mental del agresor. 4. Historia de violencia contra la pareja. 5. Valoración de la agresión actual. 6. Vulnerabilidad de la víctima.

En mi opinión, desde el punto de vista judicial, atendiendo a tales datos y por su importancia a la hora de efectuar una valoración judicial del riesgo, se atendería al siguiente orden:

1. Valoración de la agresión actual. 2. Historia de violencia contra la pareja. 3. Salud mental del agresor 4. Situación sentimental y laboral en el último año. 5. Vulnerabilidad de la víctima. 6. Antecedentes de violencia NO de género, poniendo el énfasis en los delitos de

naturaleza violenta. Como pruebas complementarias prevé el Protocolo la aplicación de la Escala de predicción del riesgo de violencia grave contra la pareja (EPV-R) elaborada por Echeburúa y cols y se prevé que la o el médico forense puede emplear todas aquellas pruebas complementarias que estime pertinentes pero que sean compatibles con la emisión urgente del informe (p.ej escalas clínicas breves de screening de abuso de alcohol y/o drogas de abuso). Por lo que respecta al resultado del informe, este comprenderá tres categorías de riesgo: bajo, moderado y grave, expresando el Protocolo en relación al riesgo grave que se entenderá por tal “la posibilidad de sufrir un episodio inminente de violencia con riesgo de lesiones o muerte para la vida de la mujer.” De particular interés es la constatación en el Protocolo de que puede haber otros sujetos pasivos distintos de la mujer en situación de riesgo, señalando expresamente que en el caso de que la o el médico forense considere que el riesgo de violencia se extiende a otras personas cercanas a la pareja (hijos/as, personas dependientes,…) se recomienda que también se refleje esta circunstancia. Otras herramientas para la valoración por el Juez del riesgo: Informes de las Oficinas de Atención a las Víctimas del Delito. Pese a la previsión de creación de las UVFI en la Ley Integral, lo cierto es que no en todos los partidos judiciales se ha llevado a cabo la puesta en marcha de las mismas. Dicha cuestión fue objeto igualmente de debate en el Seminario de octubre de 2010, concluyéndose que “Resulta necesario que se extiendan de forma generalizada las Unidades de Valoración Forense Integral previstas en la Disposición Adicional 2ª Ley Integral, garantizando, además, que sus informes se refieran a todos los aspectos previstos, y, especialmente, a las valoraciones de riesgo que se soliciten, y que se

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

26

emitan, además, en un plazo de tiempo razonable –inmediato, en el supuesto de que se refiera a la valoración del riesgo de peligrosidad criminal del imputado”.

En aquellos partidos judiciales en que no se contaba con UVFI han cumplido un papel esencial las Oficinas de Atención a las Víctimas del Delito.30

En la actualidad dichas Oficinas siguen desempeñando un cometido esencial como es el del acompañamiento a las mujeres al acto del juicio.

Informes de las Unidades de Valoración Forense Integral. En las conclusiones del Seminario de octubre de 2010 se recoge expresamente la necesidad de implantar las Unidades en todos los territorios y en los siguientes términos: “Resulta necesario que se extiendan de forma generalizada las Unidades de Valoración Forense Integral previstas en la Disposición Adicional 2ª Ley Integral, garantizando, además, que sus informes se refieran a todos los aspectos previstos, y, especialmente, a las valoraciones de riesgo que se soliciten, y que se emitan, además, en un plazo de tiempo razonable –inmediato, en el supuesto de que se refiera a la valoración del riesgo de peligrosidad criminal del imputado.” La función de las Unidades es esencial para la investigación de los delitos de violencia habitual y de lesiones psíquicas, en los que además suele hacerse patente la situación de riesgo en que se encuentra la mujer, debiendo alertar los profesionales que la componen al órgano judicial cuando esa situación sea particularmente grave. A título de ejemplo, en un asunto que se seguía por malos tratos habituales y agresión sexual, se recogía en el informe de la UVFI lo siguiente: “…presenta una gran capacidad para la superación emocional ante situaciones adversas, lo cual deriva en que no haya adoptado una actitud victimizada frente a dichas situaciones y en que, en la actualidad siga manteniendo su fortaleza para sacar adelante a sus hijos. No obstante, su pleno convencimiento de que la familia de su ex pareja va a tomar represalias contra ella le hace mantener una actitud hipervigilante cuando sale a la calle, evitando por ello salir de casa, lo cual merma su calidad de vida actual…se considera necesario que, ante la falta de apoyos familiares y sociales, se adopten por los organismos competentes las medidas oportunas para salvaguardar la integridad de la evaluada y de sus hijos dada la gravedad de la situación.” Con el fin de mejorar la coordinación entre los Juzgados de Violencia y las UVFI, se hace preciso diseñar protocolos que permitan una mejor respuesta judicial.

30 A título de ejemplo, en un informe emitido por la OAVD a petición del órgano judicial se concluye

que “Desde este servicio se ha detectado una situación de riesgo físico y psíquico para ella, y es por ello que pese a contar la misma con el servicio de tele-asistencia, ante los constantes quebrantamientos denunciados, se adopte por el Juzgado, algún tipo de seguimiento del presunto agresor por medios telemáticos.”

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

27

En el caso de la ciudad de Valencia, se elaboró dicho Protocolo junto al Director del Instituto de Medicina Legal con el fin de homogeneizar las peticiones efectuadas desde los Juzgados de Violencia, comprendiendo los siguientes aspectos, según el caso:

- Valoración integral. - Valoración de lesiones físicas. - Valoración psiquiátrica. - Valoración de lesiones psíquicas. - Valoración de secuelas a nivel emocional y social. - Valoración del clima violento. - Valoración de la credibilidad del testimonio. - Valoración del estado psicológico. - Valoración de aspectos psicológicos o sociales específicos. - Valoración de menores. - Valoración del imputado.

Informes de incidencias remitidos por el Centro Cometa. El Ministerio de Igualdad (Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad), en cumplimiento del Acuerdo de Consejo de Ministros de 21 de noviembre de 2008, puso en marcha el "Sistema de Seguimiento por Medios Telemáticos de las Medidas de Alejamiento en materia de Violencia de Género". Por su parte se suscribió el día 8 de julio de 2009, por el Ministerio de Interior, Ministerio de Igualdad, Consejo General del Poder Judicial y Fiscalía General del Estado, el Protocolo de actuación para la implantación del sistema de seguimiento por medios telemáticos del cumplimiento de las medidas de alejamiento en materia de violencia de género. Como dice la Circular de la Fiscalía General del Estado 6/2011 este dispositivo será un instrumento adecuado para el control de las medidas de protección acordadas salvo que resulte necesario acordar la prisión provisional del imputado, por concurrir los presupuestos y fines establecidos en el art. 503 de la LECr, lo que ocurrirá cuando la finalidad perseguida sea la de evitar el riesgo de reiteración de actos semejantes contra bienes jurídicos de la víctima y no se pueda enervar el riesgo detectado con medidas menos gravosas como pueden ser la prohibición de aproximación, y en su caso, con la imposición de los dispositivos electrónicos. “ En el Seminario de octubre se debatió sobre el empleo de estos dispositivos de control y se concluyó lo siguiente: “Se valora muy positivamente la implantación en todo el territorio nacional de los medios telemáticos de control de medidas cautelares de prohibición de aproximación a la víctima o a determinados lugares por dispositivos de detección de proximidad, pero se constata que la complejidad de su puesta en marcha y del control de las posibles incidencias exige de un mayor y más extenso y continuado trabajo de información y coordinación de los órganos judiciales con los responsables del sistema. Al mismo tiempo, se considera un recurso excepcional que determina que la racionalidad de su uso venga precedida por un informe de valoración de riesgo y de trabajo con la propia víctima que permita garantizar o, en todo caso, optimizar su eficacia. También se

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

28

considera necesaria su extensión al control de las penas de la misma naturaleza, y la búsqueda de soluciones más rápidas para los supuestos de excarcelaciones de penados o de presos preventivos. El control telemático de las medidas cautelares de prohibición de aproximación constituye un recurso excepcional de extraordinaria eficacia en la protección de las víctimas de la violencia de género cuya implantación ha de venir precedida de los necesarios informes de riesgo y del trabajo previo con la víctima que permitan garantizar su concreta eficacia. Se aprecia la necesidad de una mayor coordinación entre los órganos judiciales y los responsables del sistema. Debe extenderse su aplicación al control de las penas de la misma naturaleza en que la peligrosidad criminal del penado puede advertirse, incluso, como más evidente.” El Centro Cometa deberá remitir al Juzgado que ha acordado la instalación del dispositivo las incidencias que puedan surgir, referidas bien a la entrada por el imputado en la llamada zona de exclusión, o bien las que tengan que ver con la desactivación del dispositivo haciendo imposible su localización. Ahora bien, siguen sin resolverse determinadas cuestiones relacionadas con tales incidencias, tales como la calificación jurídica de las mismas como delito de quebrantamiento, desobediencia o daños, circunstancia puesta de manifiesto tanto por el Informe del Observatorio de enero de este año como por la Circular de la Fiscalía General del Estado 6/2011. Informes remitidos por el Punto de Encuentro Familiar. Existe coincidencia entre los Jueces/zas de violencia que en determinados supuestos de crisis matrimonial puede existir un incremento del riesgo para las mujeres, riesgo que puede derivar en un acto de violencia sobre la mujer en el momento de las entregas y recogidas de los hijos menores cuando existe régimen de visitas a favor del padre. En aquellos casos en que no esté justificada la supresión de dicho régimen de visitas31, pueden las mismas derivarse al Punto de Encuentro Familiar pero garantizando siempre la seguridad tanto de la mujer como de los hijos menores.32 Pues bien, los profesionales de dichos centros deben emitir informes periódicos a petición del órgano judicial sobre la evolución de las visitas y, desde luego, acerca de 31 Como dice la Sentencia del Tribunal Supremo 903/2005 de 21 de noviembre “El derecho de visitas ha de ceder ante los supuestos de presentarse peligro concreto y real para la salud física, psíquica o moral del menor (Sentencias de 30-4-1991, 19-10-1992, 22-5 y 21-7-1993) y en este sentido se ha pronunciado el Parlamento Europeo el 17 de noviembre de 1992, aunque con referencia a los divorcios de parejas europeas que no tuviesen la misma nacionalidad, para establecer que el derecho de visitas ha de suspenderse cuando se pone con elevada probabilidad directa y seriamente en peligro la salud del hijo en todas sus dimensiones y lo mismo si existe una resolución incompatible ya ejecutable al respecto.”

32 En este punto, los artículos 29 y 30 de la Ley Valenciana de Puntos de Encuentro señalan que “En los casos en los que exista una orden de protección deberán adoptarse medidas de seguridad especiales orientadas a facilitar la vigilancia y protección de las personas usuarias a través de un protocolo de actuación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.”

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

29

cualquier incidencia que pueda implicar algún tipo de riesgo para los menores o para la madre. A título de ejemplo, el mes de abril del presente año se recibe en el Juzgado una comunicación del PEF dando cuenta de los siguientes hechos: “Durante la realización de la visita tutelada del día diecinueve de marzo del corriente entre el Sr.. y su hijo menor, el Sr...realizó al Técnico que tutela los encuentros las siguientes manifestaciones: “sé donde viven. Que no vea bajar de su casa a otra persona porque la mato. Yo soy el padre, no voy a dejar que llame así a ninguna otra persona. No se va a enterar de cómo lo hago, antes de que se pueda dar cuenta la habré matado.” Las manifestaciones anteriores no fueron hechas en presencia del menor y sí después de un fuerte enfado con el mismo porque éste rechazaba el contacto con el Sr...No obstante, por la precisión de algunos de los datos ha dado lugar a la alarma en este Equipo, quien así se considera responsable de transmitirle esta información.” III. POSIBLES FACTORES DE RIESGO DETECTADOS. Todo lo dicho hasta ahora nos permite identificar los principales factores de riesgo en que se pueden encontrar las mujeres víctimas de violencia de género y que fueron puestos de manifiesto en el anterior Congreso de Violencia celebrado en Madrid en el año 2009, en la misma sede del Senado. Embarazo de la mujer. Anuncio por la misma a su pareja del fin de la relación. Inicio por la mujer de una nueva relación sentimental. Constatación de antecedentes penales por violencia de género. Antecedentes penales por delitos violentos. Antecedentes policiales por violencia de género. Problemas de dependencia al alcohol y las drogas.

A dichos factores de riesgo, cabría añadir otros como el de la especial vulnerabilidad de la víctima, como sería el caso de mujeres en situación ilegal en nuestro país ante el miedo a una eventual expulsión en el caso de denuncia.

Así, llama la atención el informe sobre muertes del año 2010 pues si bien el 62% de las mujeres fallecidas eran españolas y por tanto el 38% extranjeras, hay que tener en cuenta que la población femenina mayor de 15 años representa el 9,66% de la población femenina en España, por lo que las mujeres extranjeras están sobre representadas.

Por su parte, el 59% de los autores de las muertes violentas son extranjeros. Teniendo en cuenta que representan el 13,17% de la población masculina mayor de 15 años están también sobrerrepresentados En ocasiones, determinados patrones culturales o la pertenencia a determinadas etnias también implica un factor de riesgo como sucede en los casos de integrismo

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

30

religioso, o en el caso de mujeres gitanas que rara vez denuncian y si lo hacen acaban retirándose del procedimiento. Teniendo en cuenta que la mayoría de las mujeres que fueron muertas por sus parejas o ex parejas mantenían la convivencia (63%), no cabe duda que la convivencia en el mismo domicilio es un factor de riesgo que puede verse incrementado en determinadas situaciones como cuando se reciben citaciones judiciales en el domicilio. Íntimamente relacionado con lo anterior, determinadas actuaciones procesales pueden suponer un riesgo o un incremento del que ya existía, como la citación a las partes para la celebración de la vista de separación o divorcio, o la notificación de la Sentencia. Igualmente en el proceso penal, la notificación del Auto concluyendo la instrucción, la calificación del Ministerio Fiscal y la apertura del Juicio Oral. Igualmente puede ser un dato a tener en cuenta de cara a valorar la peligrosidad del imputado y el riesgo en que pueda encontrarse la mujer, la pertenencia de aquel a determinadas bandas o a grupos extremistas, en los que suele existir una presión por parte de otros de sus miembros para que la mujer no declare o retire la denuncia. Precisamente la ausencia de denuncia se puede configurar como un factor de riesgo si atendemos a que la mayoría de las mujeres fallecidas no la habían presentado, debiendo abrir una reflexión de porqué en estos casos la mujer no da el paso de denunciar, así como porqué las personas de su entorno, familiares, amigos, o compañeros de trabajo y quienes pudieran estar al tanto de la situación de malos tratos tampoco lo hacen. Para concluir, quiero referirme a las conclusiones recogidas en el informe elaborado por la Subcomisión creada en el seno de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados sobre funcionamiento de la Ley Integral, de 17 de noviembre de 2009, (BOE de 23 de noviembre), se contienen referencias a la materia relativa a la protección de las mujeres víctimas de violencia de género. Así, entre las Consideraciones Generales previas a las conclusiones del informe se recoge lo siguiente: “Respecto al impacto de la LO 1/2004, esta Subcomisión ha constatado que las mujeres maltratadas están denunciando más porque se sienten más seguras y protegidas con las medidas puestas en marcha.” Puede resultar paradójico a la vista del número de mujeres que siguen muriendo en nuestro país, pero lo cierto es que nunca antes había existido una protección como la que la que les dispensa ahora el ordenamiento jurídico. En el apartado específico relativo a la Tutela Judicial frente a la violencia de género, merecen destacarse los siguientes apartados: “Esta Subcomisión resalta la importancia de disponer de mecanismos efectivos para que la orden de alejamiento se cumpla de forma efectiva y con garantías de seguridad

Valoración del riesgo

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

31

para las víctimas” En cuanto a las medidas de mejora de la organización judicial contra la violencia de género esta Subcomisión recomienda específicamente:

- La necesidad de asegurar y mejorar la coordinación funcional entre Juzgados

de Violencia, Policía, Guardia Civil, Policía Autonómica y Policía Local; entre los Juzgados de violencia y Juzgados civiles; las oficinas de atención a la víctima y el resto de las administraciones involucradas.

- Modificar la Ley 38/1988 de 28 de diciembre de Demarcación y Planta Judicial para la creación de juzgados exclusivos de violencia sobre la mujer de ámbito superior a un partido allí donde con arreglo a la carga de trabajo de los llamados juzgados compatibles existentes no se permita la creación de un juzgado exclusivo y, sin embargo, así se valore convenientemente mediante el recurso a la agrupación previsto en la ley.

- La implantación de unidades de valoración forense integral en los Institutos de Medicina Legal de todo el territorio como unidades especializadas para la valoración y predicción del riesgo y el análisis de la situación de cada víctima que favorezca la toma de la decisión más adecuada y fundada por parte de los órganos judiciales sobre las medidas de protección que deban acordarse.

- Coordinar la valoración del riesgo prejudicial y la realizada en sede judicial para lo cual resulta necesario trabajar con indicadores comunes en la predicción del riesgo realizada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y en la llevada a cabo por las Unidades Forenses de Valoración Integral.”

A la vista del citado informe cabe concluir que los problemas detectados son similares a los puestos de manifiesto en el presente trabajo, lo que invita a aunar esfuerzos para acabar con la violencia de género recordando que la principal herramienta con la que contamos todos es la educación de las generaciones futuras. Es un aspecto básico y probablemente el único instrumento verdaderamente capaz de modificar conductas tan enraizadas como el machismo, la desigualdad o el sentimiento patrimonialista de muchos hombres respecto de las mujeres con las que comparten sus vidas. Por ello, Eduquemos a nuestros hijos e hijas en y desde la igualdad, desde el respeto a los otros, para que el día de mañana, las situaciones que contempla la Ley Integral sean solo historia, algo asombroso y pasado.

IV Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Valoración del riesgo.

José María Gómez Villora. Magistrado Juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 1 de Valencia.

32

BILIOGRAFÍA Informe del Grupo de Expertos y Expertas del Observatorio del Consejo General del Poder Judicial sobre problemas detectados en la aplicación de la Ley Orgánica 1/2004 y propuestas de reforma legislativa, enero de 2011. Circular de la Fiscalía General del Estado 6/2011. Conclusiones del Seminario organizado por el Observatorio de Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial sobre Balance de los cinco años de funcionamiento de los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer, celebrado en Madrid los días 18 a 20 de octubre de 2010. Informe del Consejo General del Poder Judicial sobre víctimas mortales de la violencia doméstica y de género en el ámbito de la pareja o ex pareja en el año 2010. 2ª Edición del Seminario organizado por el Consejo General del Poder Judicial Sobre Criterios de Interpretación de la Ley Integral en Sede de Enjuiciamiento. Madrid 14 a 16 de octubre de 2009. Altamira Gonzalo Valgañón, Valoración del riesgo de las víctimas de violencia de género, Madrid 2009. Adela García Barreiro. La Valoración del riesgo de las víctimas de violencia de género. Análisis de la situación actual. Medidas de Protección. Madrid. 2009 Javier Martínez Derqui. La Garantía de Protección de las Víctimas. La Valoración del riesgo de las víctimas de violencia de género. Análisis de la situación actual. Medidas de Protección. Madrid. 2009