Una Lucrecia del siglo XVI: los libros de Catalina de Aragón

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EL IMPERIO Y LAS HISPANIAS DE TRAJANO A CARLOS V L’IMPERO E LE HISPANIAE DA TRAIANO A CARLO V Hispanias.indd 1 17/07/14 06.28

Transcript of Una Lucrecia del siglo XVI: los libros de Catalina de Aragón

El ImpErIo y las HIspanIas dE Trajano a Carlos V

l’ImpEro E lE Hispaniae da TraIano a Carlo V

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Bononia University PressVia Farini 37 – 40124 Bolognatel. (+39) 051 232 882fax (+39) 051 221 019

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L’Editore si dichiara disponibile a regolare eventuali spettanze per l’utilizzo delle immagini contenute nel volume nei confronti degli aventi diritto.

ISBN: 978-88-7395-919-9

In copertina: Rilievo con rappresentazione di Traiano, Carlo V e Augusto. León, Hospital de San Marcos.

Progetto grafico: Irene Sartini

Impaginazione: DoppioClickArt - San Lazzaro di Savena (BO)

Stampa: Arti Grafiche Editoriali

Prima edizione: luglio 2014

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editores / a cura di Sandro De Maria

Manuel Parada López de Corselas

El ImpErIo y las HIspanIas dE Trajano a Carlos VClasicismo y poder en el arte español

l’ImpEro E lE Hispaniae da TraIano a Carlo V

Classicismo e potere nell’arte spagnola

Bononia University Press

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IX Agradecimientos / Ringraziamenti

XI Presentaciones / Presentazioni Il Rettore dell’Alma Mater Studiorum - Università di Bologna Il Rettore del Reale Collegio di Spagna a Bologna Il Direttore del Dipartimento di Storia Culture Civiltà

XIX Introducción / Introduzione Sandro De Maria, Manuel Parada López de Corselas

1. la imagen del poder a través del tiempo / l’immagine del potere attraverso il tempo

3 El imaginario regio hispano del siglo VI al XI Isidro G. Bango Torviso

17 Architetture del potere: la Hispania nel Mediterraneo tra tarda Antichità e alto Medioevo Maria Cristina Carile, Enrico Cirelli

33 Avran da qui adelante todos dias nuevas de acasos qui avran plascer. Una aproximación iconográfica a la imagen de Don Gil de Albornoz, militar, político, diplomático, intelectual y hombre de iglesia

Álvaro Pascual Chenel, Fernando Villaseñor Sebastián

55 La valorizzazione e diffusione del modello delle Tombe Regali di Palermo nella Penisola Iberica Laura Molina López

65 El castillo palacio de Alba de Tormes, simbolismos clásicos en un edificio medieval Herbert González Zymla

81 I sepolcri del condottiero Ferdinando Tamajo di Burgos e del vescovo Alfonso Gundisalvi di Toledo: committenza e potere spagnolo nella Bologna al tramonto del Medioevo

Paolo Cova

93 A Prince according to his Heart. The De-Hierarchization of Power before Art Marcello Barbanera

Índice / Indice

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Índice / Indice

111 El Arco de Sebastián Ramírez de Fuenleal, obra de Étienne Jamet (1546-1550). Propaganda católica en la catedral de Cuenca en tiempos de Carlos V

Laura María Palacios Méndez

125 El emperador Carlos V en Belén. El cortejo de los Reyes Magos y las epifanías habsbúrgicas Víctor Mínguez

141 Los encargos de tejidos italianos para Isabel de Portugal: 1531-1535 María José Redondo Cantera

155 El Carlos V de Parmigianino Santiago Arroyo Esteban

2. la tradición clásica y el mito imperial / la tradizione classica e il mito imperiale

165 El Emperador de las dos religiones y el Agnus en San Isidoro de León Montserrat Ordorica García

185 Arte e ideología. Roma y Aragón a finales del siglo XI: la antigüedad clásica como mecanismo de legitimación de un nuevo reino

Marta Poza Yagüe

199 El rey y sus consejeros. Geometría y organización espacial como expresiones del poder regio y su ejercicio en los manuscritos alfonsíes

Daniel Grégorio

215 Il lauro, lo scettro e il globo. Catalizzatori visivi del potere imperiale dalla tradizione classica al Medioevo (e oltre): appunti

Fabrizio Lollini

229 Oviedo y León, las ciudades del poder en el reino asturiano en los siglos IX-XI. La aplicación del modelo de ciudad clásica en el proyecto urbano

José Miguel Remolina Seivane

243 Arte funerario y poder: el sepulcro de don Pedro González de Mendoza. Consideraciones sobre su origen e iconografía

Santiago Martín Sandoval

261 El II conde de Tendilla como representante de los Reyes Católicos en Italia: su paso por Bolonia, Florencia, Roma y Nápoles

María Cristina Hernández Castelló

271 L’uso di simboli del potere imperiale romano a Bologna da Giovanni II Bentivoglio a Carlo V Simone Rambaldi

3. ambientes académicos y estudio anticuario entre España, Italia y Europa / ambienti accademici e studio antiquario tra la spagna, l’Italia e l’Europa

287 Serlianas durante el Renacimiento italiano y español: del triunfo de la religión católica al lenguaje imperial Sabine Frommel, Manuel Parada López de Corselas

319 Escaleras de papel en la Italia del Renacimiento. La escalera imperial a través de los tratados y de diseños no ejecutados

Alfredo Ureña Uceda

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Índice / Indice

331 Antonio Agustín, Bologna e l’antiquaria del Cinquecento Sandro De Maria, Manuel Parada López de Corselas

357 Alma Mater y Colegios en la emblemática: saber y poder en Bolonia y Valladolid Patricia Andrés González

367 Materiales anticuarios en el ms. ACG 69 de Pere Miquel Carbonell Xavier Espluga

383 Convertirse en Apeles. Los pintores y la lectura de la Historia Natural de Plinio en el Siglo de Oro español David García López

393 Hernando Colón y la arquitectura de la Antigüedad: notas sobre su interés por Vitruvio, Plinio el Joven y otros escritores antiguos a través de los libros de su biblioteca

Carlos Plaza

407 Felipe de Guevara (c.1500-1563), anticuario Elena Vázquez Dueñas

419 Una Lucrecia del siglo XVI: los libros de Catalina de Aragón Emma Luisa Cahill Marrón

429 Dos lápidas conmemorativas en la capilla del Real Colegio de España Carlos Nieto Sánchez

4. la pluralidad de las Hispanias / la pluralità delle Hispaniae

439 Antigüedad e historicismos en la España medieval. El Real Alcázar de Sevilla y la Alhambra de Granada Juan Carlos Ruiz Souza

455 La visión indígena en la platería novohispana: Gólgota y Montaña sagrada mesoamericana en la cruz de altar de la catedral de Palencia (México, s. XVI)

Ana García Barrios, Manuel Parada López de Corselas

471 Cose dell’altro mondo: nuovi dati sul collezionismo italiano di oggetti messicani tra XVI e XVII secolo Davide Domenici

485 Un intento de diálogo con el mundo islámico en la España de los Reyes Católicos. La evangelización de Granada por parte de fr. Hernando de Talavera y la liturgia en árabigo de fr. Pedro de Alcalá

Jesús Folgado García

493 Arquitectura del Renacimiento en Canarias: particularidades de un clasicismo de periferia Alberto Darias Príncipe

505 Antonio de Mendoza. El hacedor del Imperio Carolino en América Juan Chiva Beltrán

517 La construcción heráldica del Imperio carolino en América. Los primeros escudos nobiliarios y urbanos María Immaculada Rodríguez Moya

533 Águilas bicéfalas allende los mares. Su presencia en el arte hispanoamericano a través del legado fotográfico de Diego Angulo al CSIC

Wifredo Rincón García

545 Los autores / Gli autori

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Este libro es resultado del deseo de los editores de estimular los estudios de tradición clásica, imagen del poder y confluencias culturales desde un punto de vista interdisciplinar y con especial atención a España y sus relaciones con la Antigüedad clásica y con el contexto mediterráneo, particularmente Italia, así como de reflexionar sobre las alternativas frente a dichos modelos. Nace a partir del “I Congreso Internacional de Historia del Arte y Arqueología en el Real Colegio de España en Bolonia” (13-14 de mayo de 2013), a cuyas contribuciones se han sumado algunos otros trabajos, todo ello supervisado por medio del sistema de pares ciegos y cuidadosamente revisado por autores, editores y editorial. Presentamos este trabajo como señal de respeto al Real Colegio de España, institución alborno-ciana que este año de 2014 cumple su 650º aniversario.

Los directores del congreso, editores de esta obra, desean manifestar su más sincero agradecimiento a quienes amablemente asumieron la Presidencia de Honor de dicho encuentro, el Excmo. y Magfco. Sr. Ivano Dionigi, Rec-tor del Alma Mater Studiorum Università di Bologna, y el Excmo. y Magfco. Sr. José Guillermo García-Valdecasas y Andrada-Vanderwilde, Rector del Real Colegio de España en Bolonia. El agradecimiento se hace extensivo a los secretarios del evento, Carlos Nieto Sánchez (UCM) y Álvaro Pascual Chenel (UAH); al comité asesor del mi-smo, formado por Begoña Alonso Ruiz (UC), Juan Miguel Ferrer Grenesche (Curia Vaticana), Ana García Barrios (URJC), Pablo González Tornel (UJI), Víctor Manuel Mínguez Cornelles (UJI), Jaime Olmedo Ramos (RAH-UCM), Wifredo Rincón García (CSIC, Instituto de Historia), Inmaculada Rodríguez Moya (UJI), Juan Carlos Ruiz Souza (UCM), Amadeo Serra Desfilis (UV) y Fernando Villaseñor Sebastián (UC); al encargado de diseño y mantenimiento del sitio web, Jordi Baño Ferrero-Villacrosa; a los colegiales y personal del Real Colegio de España; y a los estudiantes de la Università di Bologna que prestaron su desinteresada colaboración en tareas de apoyo y logística, Nadia Aleotti, Tommaso Amato, Sidi Gorica y Elia Rinaldi.

El éxito de esta empresa habría sido imposible sin el apoyo de las instituciones organizadoras, esto es, el Real Colegio de España en Bolonia (voluntad testamentaria de D. Gil de Albornoz) y el Dipartimento di Storia Culture Civiltà (Sezione di Archeologia) del Alma Mater Studiorum Università di Bologna. Asimismo, también contri-buyeron al patrocinio del evento el Arzobispado de Toledo, la Universidad Católica San Antonio (Murcia), el Instituto Cervantes – Italia y el Marquesado del Cornigón. Prestaron su apoyo institucional el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Real Academia de España en Roma, la Universidad Complutense de Madrid a través de su Departamento de Historia del Arte I (Medieval) y la Embajada de España ante Italia. En relación con el apoyo recibido por dichas instituciones, debemos reiterar nuestro agradecimiento al director del Dipartimento di Storia Culture Civiltà, Giuseppe Sassatelli, al arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, al cardenal Antonio Cañizares, al presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, José Luis Mendoza, al director del In-stituto Cervantes de Roma, Sergio Rodríguez López-Ros, y a Matilde Azcárate Luxán, Javier Martínez de Aguirre Aldaz y demás miembros del Departamento de Historia del Arte I (Medieval) de la UCM. Finalmente, felicitamos a la editorial Bononia University Press por la calidad de su trabajo, especialmente a Stefano Melloni y Mattia Righi.

Sandro De MariaManuel Parada López de Corselas

agradecimientos / ringraziamenti

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Organiza y fi nancia

REAL COLEGIO DE ESPAÑABOLONIA

Patrocina

Apoyo institucional

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Una lucrecia del siglo XVI: los libros de Catalina de aragón

Emma Luisa Cahill Marrón*

* Este trabajo de investigación ha sido financiado por Arquitectura Tardogótica en la Corona de Castilla: Trayectorias e Intercambios, 2012-2014. Ministerio de Ciencia e Innovación, Gobierno de España. Dirección General de Investigación (ref.HAR2011-25138).

Many scholars have highlighted the efforts made by Queen Isabella I of Castile to give her daughters an ad-equate education. Meanwhile, the infantas accompanied their parents in court participating in the courtly

ceremonies, where they learned the womanly skills like spinning and sewing and, as a novelty in the Castilian court, they were widely instructed in the Classics according to their mother’s wishes. In the case of Catherine of Aragon, it seems like this educational programme was successful because humanists like Juan Luis Vives and Erasmus of Rotterdam praised the Queen’s education that, according to Erasmus, surpassed that of her husband, Henry VIII. Vives took his praise further in the prologue of his work The Education of the Christian Woman that as we will see had a decisive impact in the education of women in England. The author com-pares the Queen to Lucretia of whom Valerius Maximus had said “that by an error of Nature, in a woman’s body she’s lucky to have a male’s spirit” in clear reference to Aristotelian ideas. In this paper the influence of Catherine of Aragon will be confirmed in the recovery of the classical culture through humanism in the Tudor court. Therefore, a list of twenty-two books that Queen Isabella I of Castile gave to her daugh-ter as she was leaving for England to marry the heir to the English throne, Arthur Tudor, will be presented. In a second part, we will see how Catherine relied all her life on literature to justify her dynastic role in England. We will also stop on how she contributed decisively to the consolidation of Mary Tudor’s candidacy for the English throne and how she instigated the education of the young woman who would become the first Queen of England by her own right.

Muchos autores han puesto de manifiesto el esfuerzo de la reina Isabel I de Castilla por dotar a sus hijas de una adecuada formación. Mientras, las infantas acompañaron a la corte de sus padres participando del cere-

monial cortesano. Aprendieron las labores propiamente femeninas como hilar o coser y, como novedad en la corte castellana, fueron ampliamente instruidas en letras clásicas por expreso deseo de su madre.En el caso de Catalina de Aragón parece que esta labor de aprendizaje fue exitosa ya que humanistas de la talla de Juan Luis Vives o Erasmo de Rotterdam ensalzaron la formación de la reina de Inglaterra que según el propio Eras-mo superaba la de su marido, Enrique VIII. El autor llevó su alabanza más lejos en el prólogo de su obra Educación de la mujer cristiana que como veremos tuvo un impacto decisivo en la formación de las mujeres en Inglaterra. Vives comparaba a la reina con Lucrecia de quien Valerio Máximo había dicho «que por un error de la Naturaleza, a un cuerpo de mujer cúpole en suerte un ánimo varonil» en clara referencia a ideas aristotélicas.En la presente comunicación se constatará la influencia de Catalina de Aragón en la recuperación de la cultura clásica a través del humanismo en la corte Tudor. Para ello, se presentará una nómina de veintidós obras que la reina Isabel I de Castilla regaló a su hija Catalina con motivo de su partida hacia Inglaterra para contraer matrimonio con el heredero al trono inglés, Arturo Tudor. En una segunda parte, podremos ver como Catalina se apoyó durante toda su vida en las letras para justificar su papel dinástico en Inglaterra. También repararemos en cómo contribuyó de manera decisiva a la consolidación de la candidatura de su hija María Tudor al trono inglés y como instigó la formación de la joven que llegaría a ser la primera reina de Inglaterra por derecho propio.

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tario que se hizo en Westminster en 15425. Este es un ejemplo de por qué para Watson el cambio con la llegada de Catalina en el humanismo inglés y en la educación femenina fue evidente. Para ilustrarlo, lo contraponía a la labor de Margarita Beaufort, condesa de Richmond y madre de Enrique VII, considerada por la historiografía como la mujer más influyente en Inglaterra en la generación an-terior6. A pesar de su patronazgo, sus esfuerzos se dirigieron hacia el público masculino y no estaba familiarizada con el latín por lo que sus lecturas de-bían restringirse al inglés y francés, que dominaba. Esto no es una cuestión baladí puesto que el latín se había convertido en el vehículo de la nueva sen-

5 Las decoraciones de la portada de la obra son un buen ejemplo del cambio que se estaba gestando en el arte y apa-recen ya alusiones al clasicismo que los humanistas estaban intentando revivir. Carley 2004, p. 117.

6 Margarita, que con su ascendencia tenía la clave para la candidatura de su hijo, se interesó por la formación de los jó-venes varones de la nobleza. Entre sus mayores aportaciones a la cultura inglesa están las fundaciones de los colleges de Christ y St. John en Cambridge. Para acercarse a su figura Jones, Un-derwood 1992.

En el año 1912 se publicó una obra titulada Vives and the Renascence Education of Women donde Fos-ter Watson calificó el periodo entre 1523 y 1538 como «Edad de la Reina Catalina De Aragón»1 en referencia a la gran labor de la reina de Inglaterra a favor de la educación en general y de las muje-res en particular. Las fechas dadas por Watson se correspondían con la publicación de dos obras re-lacionadas con ella. En el año 1523 vio la luz De institutione foeminae Christianae2, obra de Juan Luis Vives patrocinada por la reina para la forma-ción de su hija mientras que en 1538 se publicaba Defence of Good Women3 de Thomas Elyot, donde las alusiones a la ya fallecida reina eran evidentes. En la primera de ellas, Vives realizaba la siguiente dedicatoria a su patrona:

La santidad de tus costumbres y el entusiasmo que tu espíritu muestra hacia los estudios sagrados me impulsan a escribirte algunas normas sobre la edu-cación de la mujer cristiana, […] Te ofrezco, ínclita Reina, este libro de la misma manera que un pintor te obsequiaría con el cuadro en el que apareciera tu rostro pintado con un arte exquisito. Igual que en ese cuadro verías pintado el vivo retrato de tu cara, así, en estos libros, distinguirás la imagen de tu alma; el mismo proceder que tuviste cuando eras soltera, cuando esposa, cuando viuda y ahora que de nuevo eres esposa (estado en el que pido a Dios que te con-serve muchísimos años) en todas las etapas y vicisi-tudes de tu existencia te has comportado de tal ma-nera que, hicieras lo que hicieras, has llegado a ser el ejemplo de vida más notable para todos los demás4.

Existe una interesante copia de esta obra de Vives en la Bodleian Library de Oxford (Fig. 1). Fue ad-quirida por el anticuario Richard Rawlinson y se cree que podría ser la copia presentada a la propia Catalina puesto que aparece el número de inven-

1 Watson 1912, p. 4. 2 La obra original se publicó en latín y tuvo varias edicio-

nes latinas (1523, 1538, 1540, 1541, 1614), varias ediciones en castellano (1528, 1529, 1535, 1539), en inglés la primera de ella en 1529 corrió a cargo del Tesoro por expreso deseo de la reina Catalina, hubo más ediciones (1540, 1541, 1557, 1592), varias ediciones en francés (1542, 1579, 1579, 1587), dos ediciones alemanas (1544 y 1566) y en 1526 se publicó en italiano.

3 Elyot 1538. 4 En la presente comunicación todas las referencias a las

obras de Vives están tomadas de las excelentes ediciones digitales disponibles en la página web de la Biblioteca Valenciana: http://bv2.gva.es/i18n/estaticos/contenido.cmd?pagina=estaticos/vives/vives_inicio (14/10/2013)

Fig. 1: Juan Luis Vives, De institutione foeminiae Christianae, Brujas 1523, copia posiblemente presentada a la reina Catali-na de Aragón. Carley 2004, p. 117. El original es parte de la colección de la Bodleian Library de Oxford.

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ria y doña Catalina»13. Entre los años 1500 y 1501 sus funciones cambian de nuevo y ya consta como «capellan mayor de la prinçesa de Galis»14 y en este mismo año acompañó a la infanta a Inglaterra con los cargos de “confesor” y “capellan mayor”15. El destino de Geraldini cambió drásticamente en 1502 cuando fue depuesto de su cargo tras asegurar que el matrimonio entre Arturo y Catalina había sido consumado, hecho que Catalina negó hasta el día de su muerte16.

Es muy probable que estos maestros utilizaran la floreciente literatura sobre mujeres que hemos mencionado con anterioridad se estaba gestando en Castilla. Entre las obras más destacables, po-demos aludir al Jardín de las nobles doncellas de Martín de Córdoba «escrito probablemente entre 1468 y 1469, con la intención de contribuir a la formación de la princesa Isabel»17 que fue publi-cado en Valladolid en 150018. Lo más interesante de la obra es el prólogo donde «el autor se refiere brevemente a la utilidad de la sabiduría para el rec-to ejercicio del gobierno»19. Otro manual prácti-co para mujeres fue el realizado por Hernando de la Talavera, publicado en 1496, titulado Avisación a la virtuosa y noble señora doña María Pacheco… de cómo se debe cada día ordenar y ocupar para que expienda bien el tiempo…20. Francisco Eiximenis, franciscano, contribuyó a la problemática con su Carro de las donas, que se publicó en Barcelona en 1495 y en Valladolid en 1512 y 1516. Por su parte, Gómez García, presbítero toledano, escri-bió la obra Carro de dos vidas, publicada en Sevilla en 1500. Se trata del «primer libro español siste-mático de mística de la Edad de Oro, dedicado a Leonor de Silva, hija de los condes de Cifuentes y fundadora del convento toledano de la Madre de Dios. El libro ayuda a toda alma cristiana sin dis-tinción de sexos, puesto que todos están llamados a la perfección evangélica»21, veremos más ade-lante como Catalina llevó con ella esta última obra a Inglaterra. Entre los autores laicos, el celebrado Antonio de Nebrija tampoco hacía diferencias en-

13 Ibid., p. 263. En año 1498 recibió 693 maravedís «para el enquadernar de ciertos libros».

14 Ibid.15 Cahill Marrón 2012, p. 113.16 Mattingly 1941, p. 54. 17 Val Valdivieso 2013, p. 12. 18 Andrés Martín 1989-1990, p. 159. 19 Val Valdivieso 2013, p. 12.20 Andrés Martín 1989-1990, p. 159. 21 Ibid.

sibilidad humanística. En el caso de las mujeres de la nobleza castellana, tampoco había sido habitual que aprendieran latín. Desde la época de Alfonso X el Sabio se había regulado la instrucción de las mujeres de la Casa Real, en dos fases. Por un lado, «aprendían las primeras letras, los rudimentos de escrituras y las operaciones elementales de cálcu-lo» y por otro, debían instruirse en los principios básicos de la doctrina cristiana7. En el siglo XV ésta seguía siendo la máxima y en el caso de la futura reina Isabel I su educación parece haberse ceñido a estos preceptos8. Sin embargo, la reina desarrollo un interés por la nueva corriente de pensamiento que se hizo notar tanto en la corte castellana como en la educación de sus hijos.

Parece que el fenómeno llega más allá de la in-fluencia de la reina puesto que en la época prosperó toda una literatura en torno a la formación feme-nina y las cuatros hijas de los Reyes Católicos pro-fundizaron en el aprendizaje del latín a través de aquellos autores clásicos que se consideraban ap-tos para una mujer. «Las infantas […] estudiaron los padres latinos Ambrosio, Agustín, Gregorio y Jerónimo, poetas cristianos como Prudencio o Ju-venco, y poetas y oradores latinos clásicos»9, por lo que aunque más parcial que en el caso de su herma-no el infante Juan, las cuatros futuras reinas parti-ciparon del renacer de la cultura clásica en la corte de sus padres. Este hecho también se reflejó en los instructores que Isabel y Fernando escogieron para sus hijas, en el caso de la primogénita, Isabel, con-tó con las enseñanzas de fray Pedro de Ampudia10. En el caso de Juana, su «maestro de latyn»11 era el doctor fray Andrés de Miranda, dominico. Éste mismo maestro dio clases a las dos infantas más jóvenes, María y Catalina, como aparece refleja-do en 1490, cuando la pequeña tan sólo contaba con cuatro años de edad12. Pero el maestro que más influencia tuvo sobre la futura reina de Inglaterra debió de ser el florentino Alejandro Geraldini que desde el 8 de enero de 1493 aparece constantemen-te asociado a la infanta. Si bien en principio aparece como «maestro de las ynfantes» años más tarde ya aparece como maestro de «las ynfantes doña Ma-

7 Salvador Miguel 2003, pp. 174-175.8 Sobre la instrucción de Isabel I consultar Salvador Mi-

guel 2003.9 Dowling 1986, p. 16.10 Val Valdivieso 2006, p. 260. 11 Ibid., p. 261. 12 Ibid., p. 263.

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Padres29, Carro de dos vidas30, Enseñamiento del co-raçón31, De las çerimonias de la Misa32, Contentus mundi33, Espejo de la Cruz34, Suma de confesión35, Coplas de Vita Christi36, Tratado de la vida (tacha-do: christiana)37, Proverbios de Séneca38, Sacramen-tal39, Luzero de la vida christiana40, Título virginal de Nuestra Señora41, Espistolas (sic) y Evangelios42,

mienda en general el cultivo de las virtudes. Aconseja al rey (Fernando) que se preocupes por el saber, y a la reina a centrar-se en las tareas de gobierno, instándole a seguir la senda de la razón». Val Valdivieso 2013, p. 16.

29 Las vidas de los sanctos Padres religiosos, traducción de Gonzalo de Santa María e impreso en Salamanca en 1498, fº (Haebler 336). Ruiz García 2004, p. 457.

30 Posiblemente ejemplar de la edición de 1500 de la obra de Gómez García realizada en Sevilla por Johannes Pegnitzer y Magno Herbst, 4º, (Haebler 288). Ibid., pp. 440-441.

31 Ruiz García cree que puede ser la edición publicada en Salamanca [Tip. de Nebrija: «Gramática» (Haebler 470)], 1499, 4º. (Haebler 245). Ibid., p. 435.

32 Impreso en Sevilla, Tres Compañeros Alemanes en 1499, 4º. (Haebler 429). Ibid., p. 477.

33 De remedar a Christo e del menosprecio de todas las va-nidades del mundo impreso en Burgos por Fadrique de Basi-lea en 1495, 4º. (Haebler 296) aunque Ruiz García también apunta a la edición de ca. 1488-1490 de Juan Hurus impresa en Zaragoza, 4º, (IBE 3020). Ibid., p. 505.

34 La obra original de Domenico Cavalca se titulada Specchi di croce. El ejemplar regalado a Catalina podría corres-ponderse con la traducción de Alfonso de Palencia impreso en Sevilla por Meinardo Ungut y Estanislao Polono, 1492, 4º (Haebler 145). Ibid., p. 417.

35 En el caso de la Suma de confesión, obra de santo An-tonio de Florencia, Ruiz García considera que el un ejemplar del libro impreso en Sevilla en 1492 por Meinargo Ungut y Estanislao Polono. Ibid., p. 390.

36 Esta obra fue escrita por Íñigo de Mendoza y la edición más cercana en el tiempo es la realizada por Estanislao Polono en Sevilla ca. 1501? (Norton 740). Ibid., p. 477.

37 Impreso en Salamanca [Tip. de Nebrija: «Gramática» (Haebler 470)], 1499, fº. (Haebler 650). Ibid., p. 508.

38 Ruiz García considera que es la obra glosada por Pedro Díaz de Toledo e impresa en Sevilla en 1495 por Meinardo Ungut y Estanislao Polono, fº. (Haebler 618) aunque también podría ser la edición sevillana de 1500 publicada por Juan Peg-nitzer y Magno Herbst, fº. (Haebler 620). Ibid., pp. 500-501.

39 Probablemente la edición de Sevilla realizada por An-tonio Martínez, Alfonso del Puerto y Bartolomé Segura en 1478, fº. (Haebler 598). Ibid., pp. 497-498.

40 Impreso en Burgos en 1495 por Fadrique de Basilea, fº (Haebler 714). Esta obra fue un encargo de la reina Isabel. Ibid., pp. 457-458.

41 Ruiz García propone la edición de Arano Guillén de Brocar impreso en Pamplona en 1499, fº (Haebler 282). Ibid., p. 439.

42 Ruiz García no concreta de que edición puede tratarse ya que las conocidas son posteriores. Ibid., p. 407.

tre sexos en sus manuales instructivos cercanos a las ideas de Quintiliano y Aristóteles22.

También sabemos que en Inglaterra la forma-ción de la infanta Catalina era una de las preocupa-ciones de las damas de la corte. En una misiva dirigi-da a la reina Isabel, la madre del rey y la propia reina inglesa pedían que Catalina se familiarizada con el francés ya que en la corte Tudor, como declaraba ellas mismas, ninguna mujer conocía el castellano o el latín. Para ello proponía que la infanta conversara con su cuñada, Margarita de Austria, esposa de su hermano el infante Juan23, persona con la que Cata-lina tuvo una vinculación personal durante el resto de su vida. Además de la ayuda de Margarita y de contar con un confesor y capellán humanista para su viaje a Inglaterra, la reina Isabel también decidió hacerle un regalo a su hija con motivo de su partida para que no descuidara su formación religiosa. Un total de veintidós libros forman parte de la nómina que la reina mandó reunir para entregar a la prin-cesa de Gales el 30 de mayo de 150124. El primero de ellos era un Briviario, «un libro mediano rrico, escripto en pergamino, de mano, todo él ylumina-do» con «las armas de Castilla y Portogal»25. El siguiente ejemplar, unas Oras26 tenían como prime-ra imagen iluminada una Verónica. A continuación, se nos describen dos misales; el primero de ellos «escripto en papel, de molde», cuyo principio es «Ynçipid orde misalis» y acaba «pero oniçio secula seculorum, amen». El segundo, «escripto en perga-mino, a mano» comienza por «Misa de beate Ana” y concluye “pecate uitemos»27.

El resto de obras, son ejemplares “escriptos de molde” en los que se especifica el título de las obras; Regimiento de prínçipes28, Vida de los Santos

22 Val Valdivieso 2013, p. 15. 23 Cahill 2012, p. 44, nota 140.24 Ruiz García 2004, p. 280-283.25 A continuación se dice que comienza por «Feliçeli sor-

titur brauiminin» y que cuenta con una funda rica de «bro-cado rraso carmesý» que se describe con todo detalle. Ruiz García 2004, p. 281.

26 Se trataba de nuevo de «un libro pequeño, escrito de mano». Esta vez se especifica que la letra es francesa y comien-za: «Salve, santa facies nostri Redentoris». De nuevo, la funda es profusamente descrita. Ibid., p. 281.

27 Como con los ejemplares anteriores, ambos misales contaban con fundas descritas en el legajo.

28 Para la obra Regimiento de prínçipes al estar en caste-llano Ruiz García considera que se puede tratar de la edición de Egidio Romano traducida por Juan García de Castrojeriz y que fue publicada en Sevilla por Meinardo Ungut y Estanislao Polono en 1494. Ibid., p. 429. En esta obra, «el autor reco-

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lazo verde» además de «otros diecisiete libros, pe-queños y grandes, cerrados en un arca»50 aunque no se especifica los títulos de las obras. Teniendo en cuenta que la número de libros prácticamente coincide con el número del regalo de la reina Isabel en 1501 puede que Catalina conservara aquellas joyas del saber que le habían ayudado a forjar su fuerte sentido del deber religioso.

Pero la educación de Isabel, Juan, Juana, María y Catalina no se limitó al ámbito religioso. Como representantes de la casa de Trastámara, Isabel y Fernando inculcaron un profundo sentido del de-ber dinástico que se puso de manifiesto en muchas ocasiones. Como ya se ha mencionado, los infan-tes viajaron durante toda su infancia con la corte itinerante de sus padres y aunque las infantas par-ticiparon en fiestas cortesanas nunca descuidaron las labores propias de las mujeres y el latín, que se convirtió en muestra de que Isabel y Fernando co-nocían perfectamente las ventajas que aportaba la lengua latina en su futuro destino como consortes:

La reina Isabel, esposa de Fernando, quiso que sus cuatro hijas aprendieran a hilar, coser y bordar con soltura, dos de las cuales fueron reinas en Portugal, la tercera, que es la madre del rey Carlos, vemos que lo es de España, y la cuarta, esposa honorabilísima del rey Enrique VIII, lo es de Inglaterra […] Nues-tra época ha visto a las cuatro hijas de la reina Isabel, instruidas todas ellas y a las que he nombrado un poco antes. Por todos los rincones de estas tierras me cuentan, no sin elogios y muestras de admiración, que Juana, esposa del rey Felipe, madre de nuestro don Carlos, respondía en latín al instante a quienes le hacían preguntas en esa misma lengua, según cos-tumbre entre los nuevos príncipes cuando van de pueblo en pueblo. Lo mismo comentan los britá-nicos de su reina Catalina, hermana de Juana. Todo el mundo traslada los mismos elogios a las otras dos hermanas que murieron en Portugal51.

En el caso de Catalina, su papel trascendió el ám-bito doméstico para ponerse al servicio, ya en la corte Tudor, de los intereses de la casa de Trastá-mara. Fernando decidió confiar en las habilidades diplomáticas de su hija que en diversas ocasiones se había quejado de las malas gestiones del emba-jador residente, De Puebla. El rey hacía saber al mismo, el 19 de mayo de 1507, que a partir de ese momento la princesa de Gales tenía permiso de

50 Almack 1855, p. 40. 51 Vives, 1523, libro 1, capítulos 3 y 4.

Pasión43, Sobreloquio de San Buenaventura44 y en último lugar, Misterios de Jerusalén45. La nómina de libros que se entregaron el 20 de septiembre de 1500 en Granada para María difiere un poco de los entregados a su hermana: había dos misales, un breviario, un Sacramental, Del Ensañamiento (sic) del coraçón, Espejo de la cruz, Contentus mundi, Flosantorum, Vita Christi, Evangelios y epístolas, De consolaçión de Boecio, Vidas de los Padres, Prover-bios de Séneca, Vida y estado de perfiçión, un Luzero de la vida christiana, unas Oras y por último una obra que recoge como Breviario y Salterio46.

Como veremos gracias a un valioso documen-to, la vinculación de Catalina con estas obras pudo llegar hasta su muerte. Tenemos constancia que leyó hasta el final de sus días ya que entre sus úl-timas lecturas estuvo De preparatione ad mortem47 de Erasmo y que como le manifestó a su hija en una de sus últimas cartas, consideraba que la literatura ayudaba a afrontar las adversidades. María había sido declarada ilegítima tras la disolución del ma-trimonio de sus padres, por eso la reina le hace sa-ber que le va a enviar dos obras para que le ayuden a mantenerse firme en el dictado de su conciencia. Por un lado, De Vita Christi con declaración de los Evangelios48, que podría corresponderse con la obra que Catalina había llevado hasta Inglaterra regalo de su madre y la otra obra, eran las Epísto-las de San Jerónimo49. No sabemos si estas obras llegaron a María pero si se realizó un inventario de los bienes de su madre en 1536 tras su muer-te. Entre sus diversas pertenencias, se encontraron «un libro de horas, escrito en pergamino, cubierto por paño de oro, con dos cierres de plata y plata doradas», «tres libros, cubiertos con cuero rojo, guarnecidos con láminas de oro y atados con un

43 Trobas de la gloriosa Pasión de Nuestro Redentor Jesu-cristo. Impreso en Toledo por Juan Vázquez, ca. 1490, fº. (Hae-bler 584). Ibid., pp. 495-496.

44 Ejemplar impreso en Sevilla por Meinargo Ungut y Esta-nislao Polono, 1497, 8º. (Haebler 65). Ruiz García 2004, p. 412.

45 Ruiz García nos informa que «no se tienen noticias de esta edición, anterior al año 1501. Las conocidas son posterio-res». Ibid., pp. 478-479.

46 Ruiz García 2004, p. 277. [AGS, CMC, 1ª ép., leg. 156, pls. 58, 90, 98 y 102.]

47 Carley 2004, p. 119. 48 Ibid., p. 17. F298 (L8) Carley cree que lo más probable

es que la obra que perteneció a María fuera aquella entregada por John Cawood, impresor de la reina, en 1557: «un libro en latín intitulado Uita Christi y un pequeño libro con exhorta-ción a los hombres jóvenes». Carley 2004, p. 110.

49 Ibid.

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en una mujer, y tan admirable por su piedad así como por su conocimiento». Y en 1519 decla-raba en otra epístola que «la Reina ama la buena literatura, que ha estudiado con éxito desde la infancia»55. La alabanzas de Vives llegaron aún más lejos. Tras el éxito cosechado por la obra De institutione, obra mencionada anteriormente, Vi-ves decidió complementarla con una segunda so-bre los deberes del esposo. En ella, De Officio ma-riti56, Vives comparaba a Catalina con heroínas de las Antigüedad como Cleobulina57, Hiparquia58 o Diotima59. Después de exponer la aportación de estas mujeres del pasado, destacaba que: «no qui-so Cristo que faltara a nuestro tiempo un ejemplo que ha de propagarse extensamente en la posteri-dad: es el que nos ofrece Catalina de España, reina de Inglaterra, esposa de Enrique VIII, de la cual puede decirse lo que sigue con más verdad de la que Valerio lo dijo refiriéndose a Lucrecia: Por un error de la naturaleza, a un cuerpo de mujer le cayó en suerte un ánimo viril»60.

Esta suerte de “ánimo viril” del que Vives nos habla se manifestó en las propias decisiones de la reina siempre conectadas a su papel de apoyo al rey como consorte. Catalina participó junto a su mari-do en la temprana campaña antiluterana que el rey inició con su Assertio Septem Sacramentorum en 1521. En el inventario del 23 de abril de 1542 de la biblioteca de Westminster, mencionado con ante-rioridad, aparecen algunas obras relacionadas con la reina: «una copia de De Libero arbitrio aduer-sus Melanchthonem dedicado a Catalina por su

55 Dowling 1986, p. 17.56 Vives 1529. La traducción y estudio de la edición

digital de la Biblioteca Valenciana fue realizado por Carme Bernal.

57 Hija de Cleóbulo, uno de los siete sabios, llamada tam-bién Eumetis. Cuenta Plutarco (Mor. 145 e; 148 c; 154a) que eran famosos los sofismas que componía en hexámetros. Por boca de Tales alaba el autor su sagacidad, asegurando que po-seía también «una admirable sensatez, una inteligencia políti-ca y una forma de pensar filantrópica, y ha hecho de su padre un gobernante más amable y solidario con sus súbditos». Vi-ves 1529, capítulo 2.

58 Doncella de buena cuna, hermana del filósofo cínico Metrocles, que menospreciando pretendientes ricos y jóvenes, se desposó, a pesar de su deformidad física con el también cíni-co Crates. Diógenes Laercio (VI, 96) narra este hecho y otros en los que pone de manifiesto la formación filosófica de esta mujer. Vives 1529, capítulo 2.

59 Mujer de Mantinea con la que Sócrates mantiene un diálogo a cerca del amor, en Platón, Symp., 201 d y ss. Ibid., capítulo 2.

60 Ibid., capítulo 2.

actuar en su nombre aunque Catalina llevaba días descifrando mensajes encriptados52. Ella misma gestionó la negociaciones para un posible enlace de su hermana Juana y Enrique VII y a la muerte del rey, continuó con su misión diplomática du-rante cinco años más, resultando en una política muy beneficiosa para los intereses de su padre53 y continuó asesorando al rey hasta que se vio eclip-sada con la llegada al poder de Thomas Wolsey. Su mayor éxito fue como Queen Regent cuando ges-tionó con verdadera eficacia la crisis que el rey es-cocés planteó al invadir Inglaterra cuando Enrique VIII había decidido ir a luchar a Francia. Jacobo IV caía en la Batalla de Flodden donde, según un relato del Pedro Mártir de Anglería, los capitanes ingleses habían acudido incendiados por las pala-bras de su reina:

La reina Catalina, imitando a su madre Isabel, que había sido nombrada regente en ausencia del rey, realizó una excelente arenga a los capitanes ingleses, les dijo que estuvieran preparados para defender su territorio, que el Señor sonreía a aquellos que se le-vantaban en defensa de los suyos y que recordaran que el coraje inglés sobrepasaba al de todas las na-ciones. Encendidos por estas palabras, los nobles marcharon contra los escoceses, quienes estaban debilitando las fronteras y los derrotaron. El rey está supuestamente entre los caídos. Valladolid, 23 de septiembre de 151354.

Tenemos más ejemplos de cómo la educación de Catalina le granjeó una posición que muchos hombres reconocían. En una carta dirigida a Pao-lo Bombace en 1518, Erasmo le hacía saber que en Inglaterra «la Reina es asombrosamente doc-ta, mucho más de los que podría ser sorprendente

52 El 19 de mayo de 1507 el rey Fernando el Católico en-viaba a De Puebla una carta en la que le comunicaba que la princesa de Gales tenía permiso a partir de ese momento de actuar en su nombre aunque días antes Catalina ya expresaba su satisfacción por ya haber descifrado unos mensajes con éxi-to. Bergenroth 1862, pp. 414-417.

53 Mattingly concreta «Cuando Catalina se casó con Enrique era la embajadora de su padre en la corte inglesa, te-niendo gracias a sus cartas confidenciales e instrucciones una cierta perspectiva de sus verdaderos puntos de vista, sus metas inmediatas. Durante los cinco años siguientes a su matrimo-nio Catalina continuó siendo la embajadora real de España en Inglaterra, el verdadero agente real de la implantación de la po-lítica española, y todo ese tiempo el gobierno de Enrique VIII siguió con casi cómica precisión los pasos propuestos para él en España». Mattingly 1941, p. 137.

54 Brewer 1920, pp. 1023-1042.

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cación de su hija María, la princesa de Gales. En su obra sobre el humanismo en Inglaterra, María Dowling hacía una muy interesante apreciación, a pesar de que los humanistas tuvieran en mente el papel de esposas y madres como fin último de la instrucción femenina hubo en Inglaterra una gran excepción, María68. A pesar de apreciar su propia educación, que continuó cultivando como nos ha dejado constancia el propio Erasmo, Catalina bus-có la ayuda de Juan Luis Vives para crear un progra-ma específico para su hija. La reina era consciente del fracaso que había supuesto no haberle propor-cionado un varón sano al rey pero conocía el prece-dente de su madre en Castilla y nunca abandonó la idea de que su hija era la legítima heredera de En-rique VIII. Por ello, «Catalina decidió preparar a María para gobernar con un meticuloso programa de instrucción humanista […] En la defensa de los estudios de las mujeres por el beneficio de María, Catalina se convirtió en una pionera en educación femenina en Inglaterra»69.

Como ya hemos adelantado, Juan Luis Vives escribió un manual de estudios para la princesa María, De ratione studii puerilis y otro manual para la formación de los varones nobles por encargo de William Blount, barón Mountjoy y chambelán de la reina. En la obra dedicada a María, Vives expone la manera en que debía ser instruida en la lengua latina y también se recomendaba que aprendiera griego. Indicaba a Tomás Linacre, gran humanista70 e instructor de la princesa, «la fonética, la oración y sus partes, la necesidad de caligrafía, la importan-cia de los dictados, del provecho de tomar apuntes (annotationes), de la conveniencia de un diccio-nario latín-inglés para conocer la etimología y el significado de las palabras, de la utilidad de la tra-ducción inversa (ex Anglico in latinum vertere)»71. Entre las lecturas recomendadas estaban los Diálo-gos de Platón, Utopía de Tomás Moro o el Institu-tio Christiani Principis de Erasmo. También debía estudiar el Antiguo y Nuevo Testamento, algunos trabajos de San Ambrosio y San Agustín o las Epís-tolas de San Jerónimo. Entre los poetas cristianos se destacaba a Prudencio, Juvenco, Sidonio, Pau-

68 Dowling 1986, p. 221. 69 Ibid., p. 223. 70 Linacre fue propuesto para instruir a la pequeña pero

debido a problemas de salud, murió en 1524, no pudo com-pletar su formación. Si que le envió otro manual de latín, Ru-diments of the Latin Language. Watson 1912, p. 14.

71 Fernández Suárez 1993, p. 142.

confesor español, Alonso de Villa Sancta»61. De Libero fue publicado en noviembre de 1523 por Richard Pynson y otra obra, datada el 19 de enero de 1523 (fecha mencionada en el prólogo por su autor el mismo Villa Sancta), continuaba la crítica a los postulados luteranos bajo el título Problema indulgentiarum, quo Lutheri errata dissolvuntur et theologoru[m] opinio hactenus apud eruditos vulga-ta astritur62. Existen dos copias de este ejemplar en el inventario de Westminster de 1542 y en la obra se le otorga el título “Defensora de la Fe”63.

También hay una serie de obras en castellano en los inventarios Tudor que probablemente tienen relación directa con Catalina y que conectan a la reina con la recepción del nuevo saber. En el inven-tario ya mencionado de 1542 apareció una traduc-ción de los trabajo de Salustio «con canciones en español»64. En su posesión, también hubo obras de Dante y Petrarca; en el caso del primero, en el inventario de 1542 aparece «los trabajos de Dante en la lengua castellana» edición correspondiente con la traducción del Inferno de Fernando de Ville-gas65. De Petrarca, aparece la traducción española Los seys triunfos que Antonio de Obregón tradujo en 1512. Asimismo, también está registrada en el inventario una copia en castellano de Enchiridion militis Christiani de Erasmo o una copia de De re-mediis utriusque fortunae de nuevo una obra de Pe-trarca traducida por Francisco de Madrid66. Catali-na pidió en 1527 a Thomas Wyatt que tradujera al inglés esta última obra pero el autor le presentó en el Año Nuevo de 1528 una traducción de la obra de Plutarco De tranquilitate et securitate animi, The Quyete of Mynde en inglés, por haber encon-trado la primera pesada de traducir67.

Pero, ¿cuál fue la verdadera campaña literaria iniciada por Catalina que transformó la educación de la elite Tudor en el siglo XVI? Sin duda, la edu-

61 Trapp, Hellinga p. 276. A la altura de la muerte de Enri-que faltaba ya un ejemplar y el otro terminó en la biblioteca de Lambeth Place. Ejemplo de la damnatio memoriae que sufrió Catalina lo tenemos en este ejemplar. En la encuadernación que cubría al ejemplar se sustituyó la granada de la reina por el gallo del rey, presumiblemente cuando ésta cayó en desgracia. Tenemos constancia de ello gracias al panel de encuadernación que poseyó John Reyes en el que sí aparece la granada. Carley 2004, p. 115.

62 Carley 2004, p. 587. 63 Lambeth s.a., p. 15. 64 Carley 2004, p. 120.65 Ibid., pp. 120-121.66 Ibid., p. 121.67 Ibid.

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belleza encierra, como aquel dicho de Augusto: Matura, que quiere decir, date prisa»75. No son originales sino que Vives tomó estas frases de la Biblia, los Santos Padres y de autores grecolati-nos, «aunque sí lo son el comentario personal y la aplicación que él hace de ellos»76. La princesa debía repetirse estas oraciones a modo de mantras para interiorizarlos y así aplicarlos a su vida77. En ese mismo año también vio la luz en Brujas Intro-ductio ad sapientiam, un pequeño manual ético que combina los preceptos estoicos y cristianos, asimismo dedicado a la princesa María. El cambio cualitativo que podemos ver de la instrucción de la princesa María desde la de su abuela, Margarita Beaufort pone de manifiesto que Catalina de Ara-gón utilizó el encargo de obras literarias, para ser-vir a sus propios intereses dinásticos, no siempre idénticos a los de Enrique VIII.

Y fue precisamente en la controversia que mantuvo con el rey cuando la reina mostró de nue-vo que la pluma podía ser una defensa poderosa. Dentro de la colección de Lambeth Place está la obra de Vives Non esse neque divino, neque naturae iure prohibitum, quin Summus Pontifex dispensare possit, ut frater demortui sine liberis fratis uxorem legitimo matrimonio sibi possit adiungere impreso en Amberes en 153278 con dedicatoria a la reina. A Erasmo de Rotterdam, le comisionó una obra so-bre el matrimonio que se publicaría bajo el nom-bre de Christiani matrimonii institutio… opus nunc primum & natum & excusum, en Basilea en 152679 (Fig. 2). También la documentación inglesa arroja luz sobre esta activa lucha literaria entre Enrique y Catalina. El 4 de diciembre de 1530 Chapuys embajador imperial, informaba que el «obispo de Rochester ha terminado un libro a favor de la Reina, ya enviado»80. Meses más tarde, el 22 de

75 Vives 1979, p. 371. Carta dirigida a María Tudor, Bru-jas, 1 de julio de 1524.

76 Fernández Suárez 1993, p. 146.77 Destaca que algunos de ellos estuviesen directamente

relacionados con la gobernación como Oculus in ceptro (34) que advierte sobre los peligros del poder sin prudencia, Ac-curate cogita inmutabilia, según el cual el gobernante deberá reflexionar muy detenidamente sobre cuestiones que no pue-den alterarse, princeps, multum consulendum (121), persona publica, privata depone (210) o populo cede, non pare (160). El príncipe Eduardo, ansiado heredero de Enrique nacido de Jane Seymor, contó con esta pequeña obra para su propia forma-ción. Dowling 1986, p. 226.

78 Lambeth s.a., p. 14. 79 Ibid., p. 17. 80 Brewer 1875, pp. 3052-3058.

lino, Arato, Próspero o el Enchiridion de Erasmo. También debía contar con una formación clásica: «deja que aprenda los Dísticos de Catón, los Mimi de Publio Sirio, y las Sentencias de los Siete Sabios, los cuales han sido recopilados en el mismo peque-ño libro de Erasmo, y están explicados por él»72. En el caso de la historia debía leer a Justino, Floro y Valerio Máximo así como a Plutarco. Los poetas más recomendables eran Luciano, Séneca y algu-nas partes de Horacio e incluso algunos de los Co-loquios de Erasmo aunque advertía a su instructor que debían ser historias de vida recta como «por ejemplo, la vida del niño Papirius Praetextatus en Aulo Gelio, de José en los libros sagrados, de Lu-crecia en Tito Livio, de Griselda y otros, como se encuentran en Valerio, Sabellico y otros escritores de este tipo»73. Tan notable llegó a ser la educa-ción de la joven princesa que en la British Library hay un libro de horas que además de contener los autógrafos de Enrique VII, Isabel de York, Enrique VIII y la misma Catalina, contiene «una copia de La oración de Santo Tomás de Aquino traducido por María en 1527, cuando contaba con doce años de edad»74.

Vives también publicó otra obra dedicada a María en 1524, bajo el título Satellitium animi, sive symbola donde reunía una serie de aforismos que como el mismo autor aclaraba en una epístola «se encuadren en una sentencia de cinco palabras como máximo y que cuanto más breves sean, más

72 Dowling 1986, p. 225.73 Ibid., p. 226.74 Ibid., p. 228.

Fig. 2: Erasmo de Rotterdam, Christiani matrimonii institutio, Basilea 1526. En la dedicatoria de Erasmo se lee: «Serenissi-mae Anglie Reginae Erasmus Roterdami dono misit». Carley 2004, p.119. Copia perteneciente a la colección Emmanuel College de Cambridge.

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tenía precedente en Inglaterra como ha expuesto A. Samson83.

La Chapter Library del College de San Jorge en el castillo de Windsor todavía conserva una de las obras que pertenecieron a Catalina de Aragón. Se trata de la obra de Juan Luis Vives De concordia et discordia in humano genere, publicado en Amberes en 1529 (Fig. 3). En esta obra Vives argumenta so-bre la paz en Europa y la guerra contra el Turco. Expone que es más útil la paz que la guerra y apun-ta a una posible futura alianza entre naciones que evite enfrentamientos. La decoraciones de la cu-bierta muestran tanto emblemas propiamente Tu-dor como la rosa rojiblanca o la flor de lis, con los propiamente pertenecientes a Catalina de Aragón, el castillo y la granada84. Esta obra muestra su in-terés por las cuestiones más actuales en la Europa de principios del siglo XVI y vemos como el latín, herramienta con la que contó gracias al empeño de su madre, le permitió conocer de primera mano el trabajo de humanistas que por otra parte, admi-raron su saber.

83 Samson 2010. 84 Cracknell s.a.

agosto de 1531, el Dr. Ortiz hacía saber al empe-rador desde Roma que «Sepúlveda me ha dado un libro que ha realizado con el favor de la reina. Será impreso, por mi consejo»81. El 16 de octubre de 1531 el embajador vuelve a escribir al empera-dor que «un doctor español, llamado Moscoso, ha escrito un libro a favor de la reina, encomen-dado por el obispo de Rochester»82, el libro había sido encargado para contrarrestar uno a favor de Enrique VIII. De sobra es conocido el final de este conflicto conyugal, que nos muestra como la posición de las reinas consortes podía fluctuar en función del favor del monarca. Pero los libros que pertenecieron a Catalina de Aragón nos muestran como algunas mujeres privilegiadas contaron con mecanismos de defensa que se mostraron eficaces. María llegó al trono de Inglaterra como primera reina por derecho propio y su hispanofilia le ha granjeado entre algunos historiadores el sobre-nombre de The Spanish Tudor. La experiencia de su madre y de su abuela tuvo que ser una presencia necesaria en su gobierno ya que su situación no

81 Gairdner 1880, pp. 187-199.82 Ibid., pp. 225-237.

Fig. 3: Juan Luis Vives, De concordia et discordia in humano genere, Amberes 1529. Copia de la Chapter Library del College de San Jorge del castillo de Windsor. http://www.stgeorges-windsor.org/archives/archive-features/title1/katherine-of-aragons-book.html (14/10/2013).

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