Sistematización Forestería Comunitaria Darién Panamá f

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Aprendizajes en Manejo Forestal Comunitario Comarca Emberá-Wounaan Darién, Panamá Panamá 2011

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Aprendizajes en Manejo Forestal Comunitario

Comarca Emberá-WounaanDarién, Panamá

Panamá 2011

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APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

Darién, Panamá

COMARCA EMBERÁ – WOUNAAN

Autores: Yadid Ordoñez – CATIE l Finnfor Clelia Mezua – WWF l Panamá Carlos Espinosa – WWF l Panamá Dimas Arcia – CATIE l Finnfor Panamá Edgard Pertuz – CATIE l Finnfor Panamá Jaime Castañeda – CONADES Darién Narciso Cubas – ANAM Panamá Agustín Rodríguez – ANAM Darién

Panamá, 2011

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO C O M A R C A E M B E R Á – W O U N A A N

PRESENTACIÓN El presente informe tiene el propósito de divulgar y visibilizar la sistematización de una experiencia

local de manejo forestal comunitario, que puede contribuir significativamente a las metas del manejo

forestal sostenible en Panamá.

Al dar a conocer esta experiencia se aspira a influir positivamente en las autoridades forestales para el

ajuste de políticas, normativas y procedimientos de carácter público acordes con esta realidad; así como

en las empresas y en la sociedad civil para la modificación de actitudes en pro de la aplicación y

promoción de buenas prácticas de manejo forestal y de comercio justo y responsable de productos

forestales; haciendo partícipes a los diferentes actores de la cadena de valor de la producción forestal,

en beneficio de la sostenibilidad.

Esta experiencia de manejo forestal comunitario se realizó en la Unidad de Manejo Forestal del Río

Tupiza, en bosques de producción de la región del Darién, en el Distrito de Cémaco, Comarca Emberá-

Wounaan, cuenca media del río Chucunaque.

Sobre el eje del río Tupiza se localizan cinco comunidades indígenas: Nuevo Belén, Punta Grande, La

Pulida, La Esperanza y Barranquillita, con una población de 822 personas (192 familias), la cual ha

dependido tradicionalmente de los productos del bosque y la agricultura de subsistencia, y sus

principales fuentes de ingresos monetarios han sido la madera y el plátano.

En el pasado, el aprovechamiento de la madera no fue sostenible, ya que éste estuvo sujeto más a los

intereses de empresarios y particulares foráneos, que a los intereses de las comunidades locales. Existía

un estilo de negociación de la madera de poca o nula transparencia, entre los líderes locales y los

madereros, sumado ello, se registraban prácticas de comercio no justo, así como la renuencia de los

madereros a comprometerse para aplicar técnicas de buen manejo forestal para la conservación. Dada

la situación anterior, en 2004 se acuerda un nuevo paradigma, con un nuevo liderazgo en las

comunidades indígenas, dispuesto y comprometido con la búsqueda de opciones de manejo forestal a

largo plazo; y ese es la base de la experiencia aquí descrita.

El presente documento constituye un esfuerzo conjunto de varias instituciones y personas que trabajaron

durante varios meses, recopilando y analizando información en campo, bajo las orientaciones técnicas y

metodológicas del proyecto Finnfor, Bosques y Manejo Forestal en América Central, del CATIE (Centro

Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza). El proyecto agradece a todas las personas que

desinteresadamente aportaron información, datos, reseñas, testimonios y anécdotas, como contribución al

logro de los objetivos planteados.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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Contenido

INTRODUCCIÓN _____________________________________________________________________ 4

ANTECEDENTES ______________________________________________________________________ 5

La Comarca Emberá-Wounaan __________________________________________________________ 5

Normativas institucionales para el uso de la tierra y aprovechamiento de los recursos forestales _______ 5

METODOLOGÍA _____________________________________________________________________ 7

LA SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO __________________________________________________ 8

Aplicación de la normativa institucional 1960 - 2004_________________________________________ 8

Organización Comunitaria en la Comarca Embera –Wounaan ________________________________ 10

La organización en la práctica: debilidades en la dirigencia indígena. __________________________ 11

El caos genera convergencia entre la organización indígena y otras organizaciones _______________ 12

PROCESO DE INTERVENCIÓN Y SU CONTEXTO (2004 – 2009) _______________________________ 14

La asistencia técnica para la planificación, manejo y comercialización de la madera del bosque ______ 14

La planificación y manejo del bosque ____________________________________________________ 14

Organización comunitaria para el manejo forestal __________________________________________ 15

Asociación Forestal Comunitaria Río Tupiza (AFCRT) _________________________________________ 15

Empresa Forestal Comunitaria Río Tupiza (EFCRT) ___________________________________________ 15

Manejo forestal comunitario amenazado por leyes del comercio _______________________________ 16

La madera del Primer POA - La Pulida (2006) _____________________________________________ 16

La madera del Segundo POA - La Esperanza (2008) _______________________________________ 17

La madera del Tercer POA - La Pulida (2009) _____________________________________________ 18

Aprovechamiento de cedro amargo en fincas (SAF) _________________________________________ 18

Análisis y balance de las cuentas financieras de la gestión empresarial _________________________ 19

SITUACIÓN ACTUAL Y SU CONTEXTO (2009 – 2010) ______________________________________ 20

Asistencia técnica para el manejo, aprovechamiento y comercialización del bosque. ________________ 20

Contrato a Largo Plazo (10años): Green Life (Quinto Contrato: POA La Pulida + POA Marragantí)____20

Aspectos esenciales incorporados en la contratación de la madera. ____________________________ 20

La madera de los POA de La Pulida, La Esperanza y Marragantí ______________________________ 21

El proceso organizativo de la comunidad indígena. El imperativo de formar Empresas Forestales Comunitarias para poder asumir el rol del manejo del bosque ________________________________ 21

De Asociación, a Empresa Forestal Comunitaria del Río Tupiza. (EFCRT) _________________________ 21

De Asociación, a Fundación de Desarrollo del Río Tupiza _____________________________________ 22

La organización de las mujeres para la elaboración y comercialización de productos no maderables __ 22

Más allá de Río Tupiza. Extendiendo la experiencia a otras áreas de la comarca y del Darién _______ 23

LOS TRECE HALLAZGOS ______________________________________________________________ 25

LAS SEIS LECCIONES APRENDIDAS MÁS RELEVANTES _______________________________________ 27

CONCLUSIONES ____________________________________________________________________ 28

RECOMENDACIONES ________________________________________________________________ 29

BIBLIOGRAFÍA ______________________________________________________________________ 30

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Acrónimos

ACDI-VOCA Desarrollo Internacional de Cooperativas Agrícolas (ACDI) y Voluntarios Cooperativos para la Asistencia al Exterior (VOCA)

ANAM Autoridad Nacional del Ambiente

BID Banco Interamericano de Desarrollo

BIO-DARIEN Proyecto de Conservación de la Biodiversidad del Darién

CAF Corporación Andina de Fomento

CATIE Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza

CCAD Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo

CEGEL Centro de Gestión Local de Desarrollo Darién y Comarcas

CPD Centro de Promoción y Desarrollo

DECO DARIEN Proyecto de Desarrollo Comunitario de Darién

DIRENA Dirección de Recursos Naturales - Comarca Emberá-Wounaan

EPYPSA Especialistas en Programas y Proyectos SA

FIDA Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola

FIDAMERICA Programa Regional para la Gestión del Conocimiento de los Proyectos FIDA

GEF Global Environment Facility

IDAAN Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales

IDIAP Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá

IMA Instituto de Mercadeo Agropecuario

INAFORP Instituto Nacional de Formación Profesional

INRENARE Instituto Nacional de Recursos Naturales Renovables

ITTO International Tropical Timber Organization

MIDA Ministerio de Desarrollo Agropecuario

OIMT Organización Internacional de Maderas Tropicales

PIOT Plan Indicativo de Ordenamiento Territorial

POT Plan de Ordenamiento Territorial

PNUD Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo

PDSD Programa de Desarrollo Sostenible del Darién

PREVAL Programa Regional para América Latina y el Caribe para el Fortalecimiento de las Capacidades en Seguimiento y Evaluación de los Proyectos FIDA

PRODARIEN Proyecto de Desarrollo Rural Sostenible de Darién

RENARE Dirección Nacional de Recursos Naturales Renovables

SONDEAR Sociedad Nacional para el Desarrollo de Empresas y Áreas Rurales

USAID Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional

WWF World Wildlife Fund

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Introducción

La pérdida acelerada de los bosques, su vulnerabilidad y la depredación de la que son objeto obligan a la búsqueda de estrategias eficaces que ayuden a la sostenibilidad y al manejo adecuado de estos recursos. En esta búsqueda se han identificado nuevas estrategias que incorporan aspectos de gran relevancia como la participación de los actores locales, el enfoque de género, la formación del talento humano, etc. Sin embargo, ¿conocemos en qué medida estas estrategias están contribuyendo al logro de los objetivos trazados con los proyectos?

La sistematización de experiencias constituye una propuesta metodológica de reflexión – acción que permite dar respuesta a una o varias preguntas planteadas. La sistematización busca generar un proceso de aprendizaje y reflexión que culmine en la formulación de lecciones útiles para mejorar la práctica de los proyectos y afinar el diseño de nuevas propuestas de intervención.

El documento que se presenta a continuación constituye la sistematización de la experiencia de la comarca indígena Emberá-Wounaan, específicamente de cinco comunidades aledañas al margen del río Tupiza (Nuevo Belén, Punta Grande, La Pulida, La Esperanza y Barranquillita), y de la propuesta de manejo sostenible de sus bosques, así como del apoyo técnico brindado por organizaciones comprometidas, que han creído en el desarrollo de esta proyecto.

Las cinco comunidades pertenecen al distrito de Cémaco, las cuales se van encontrando al ir navegando por el cauce hasta la cabecera del río Tupiza, uno de los afluentes del río Chucunaque. El distrito de Cémaco limita al norte con el río Chiatí, al sur con el río Capetí y el Parque Nacional Darién, al este con la Comarca de Kuna Yala y Colombia, y al oeste con el río Chucunaque.

Esta experiencia, que tiene como eje central reflexionar sobre “¿Cómo el proceso de asistencia técnica integral y el nivel organizativo de la comarca Emberá-Wounaan han contribuido al desarrollo forestal del Río Tupiza?”, se enmarca aún, en un proceso de fortalecimiento y ejecución, el cual apunta hacia el desarrollo de las capacidades del talento humano local; incorpora el planeamiento estratégico y combina diferentes líneas de intervención para el logro de dos pilares fundamentales: primero, la consolidación del desarrollo organizacional de las cinco comunidades del río Tupiza y su relación con el resto de la comarca; y segundo, el manejo responsable y participativo de sus recursos naturales, en particular los forestales.

El presente documento consta de varios puntos que recogen el hilo conductor de la sistematización, entre los que se resaltan: (i) la situación inicial (proceso previo a la gestación y nacimiento de la “organización forestal comunitaria” de las cinco comunidades del río Tupiza; (ii) el proceso de intervención y su contexto; (iii) la situación actual y su contexto (iv) los principales hallazgos y logros obtenidos; así como conclusiones, recomendaciones y lecciones aprendidas.

La sistematización tiene además como objetivos: (i) la apropiación de la metodología de sistematización propuesta por FIDAMERICA como parte del Ciclo de Aprendizaje y Gestión del Conocimiento y Comunicación (AGC); (ii) documentar procesos y estrategias implementados por las comunidades en su proceso organizativo, los resultados alcanzados, las ventajas y limitaciones enfrentadas en su desarrollo, mostrando factores centrales, en positivo o negativo, de su situación actual; (iii) obtener lecciones a partir de la experiencia y contar con un documento analítico que muestre los hallazgos positivos y negativos de la organización comunitaria, la asistencia técnica y su contribución al desarrollo forestal; (iv) trasladar el conocimiento adquirido de esta experiencia para beneficio de otras organizaciones, aportando recomendaciones y lecciones aprendidas que sean de utilidad para la organización, así como para las instituciones involucradas en su desarrollo.

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Antecedentes

LA COMARCA EMBERÁ-WOUNAAN

Darién es una de las provincias más extensas de la república de Panamá, con una superficie de 16 mil Km2, es la tierra de los ríos Tuira y Chucunaque, los más caudalosos de la región. Alberga uno de los sitios de biodiversidad más importantes de América Central, el Parque Nacional Darién, cuya extensión, a lo largo de toda la frontera con Colombia, alcanza 579 mil hectáreas, y comparte su entorno con las etnias Kuna, Emberá y Wounaan.

A partir de lo estipulado en la Constitución Política de Panamá (1972), en donde garantiza a las comunidades la propiedad colectiva y la reserva de tierras necesarias para el logro de su bienestar económico y social, y basados en la Carta Magna (1983), se dicta la Ley Nº 22, del 8 de noviembre, que crea la Comarca Emberá-Wounaan (CEW), y le reconoce a esta etnia, sus derechos consuetudinarios y colectivos de las tierras que ocupaban, así como su estructura de gobierno tradicional (Congreso General Emberá-Wounaan y los caciques general, regional y local).

A partir de esta Ley, la Comarca Emberá-Wounaan queda conformada por dos territorios separados, los distritos de Cémaco y Sambú, abarcando en conjunto una extensión de casi 440 mil ha. (Figura 1).

NORMATIVAS INSTITUCIONALES PARA EL USO DE LA TIERRA Y APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS FORESTALES

Con la promulgación de la Ley Forestal1 se introduce el concepto de “Plan de Manejo Forestal”; y se le

da la responsabilidad al Instituto Nacional de Recursos Naturales Renovables (INRENARE) de su

cumplimiento en todo el territorio nacional. Previo a esta ley, solo se requería elaborar un “Inventario

Forestal” como estudio técnico para permitir un aprovechamiento forestal. La ley además reconoce los

“bosques de las comarcas y reservas indígenas”, y señala que, “los permisos y concesiones de

aprovechamiento forestal”, en dichas áreas, serán autorizados por el INRENARE, conjuntamente con los

congresos comarcales respectivos, siempre y cuando se cumplan con los requisitos de ley, entre ellos el

“Plan de Manejo Forestal”.

1 Ley No.1 del 3 de febrero de 1994.

FIGURA 1. MAPA DE UBICACIÓN REGIONAL DE LA COMARCA

EMBERÁ-WOUNAAN

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En la década de los 90 se desarrollaron varios programas y proyectos en la región del Darién por

INRENARE–ANAM y otras instituciones nacionales y organizaciones no gubernamentales (ONG)2. Todos

estos esfuerzos involucraron acciones en áreas de la comarca, con participación y decisión de las

autoridades comarcales, con la finalidad de estimular a las comunidades indígenas para que se

apropiaran de metodologías de gestión, desarrollo y aprovechamiento sostenido de sus recursos

naturales.

Estas acciones fueron configurando enfoques y estrategias de trabajo en la región; convergiendo en la

promulgación en 1999, por parte de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), y dentro del marco

general del Programa de Desarrollo Sostenible del Darién (PDSD) y del Plan Indicativo de

Ordenamiento Territorial (PIOT), para el Darién.

Por su parte, la dirigencia y las comunidades indígenas también hicieron enormes esfuerzos para

realizar un uso y manejo adecuado de los recursos naturales presentes en su territorio, logrando en abril

de 1999, 16 años después de creada la comarca, que se promulgara la “Carta Orgánica

Administrativa de la Comarca Emberá-Wounaan de Darién3”, que reglamenta y organiza el

funcionamiento y administración de la comarca y establece las funciones del congreso, los caciques, el

Consejo de Nokora-Chi Por Naan, entre otros; además define los usos de la tierra como de4: a) uso

familiar, b) uso comunal, c) uso colectivo, y (d) aprovechamiento forestal.

También define que los recursos naturales existentes en la comarca son patrimonio colectivo del pueblo

Emberá-Wounaan, que el Congreso General en coordinación con la ANAM, definirá e impulsará las

políticas de protección, conservación, uso, explotación y aprovechamiento sostenido de los recursos

naturales y del ambiente; y para tal fin, crea la Dirección de Recursos Naturales y Ambiente (DIRENA),

como la responsable del planeamiento, organización, coordinación y ejecución de los planes emanados

del Congreso General.

2 Proyecto Bio-Darién (PNUD-GEF/1993-1999), Desarrollo Sostenible en las zonas de Frontera Agrícola (UE- CCAD/1994-1996), Pro-Darién (FIDA-MIDA/1994-1999), Manejo de Bosques de Cativales (OIMT/1996-1999), Desarrollo Sostenible del Darién (MEF-BID/1998-2006), Desarrollo Comunitario del Darién (USAID 2004-2006), entre otros. 3 Decreto Ejecutivo Nº 84. 4 Uso familiar, donde se realizan trabajos agrícolas para el sustento diario; uso comunal, sobre las cuales realizan actividades en beneficio de todos sus miembros; uso colectivo, las que se aprovechan en beneficio de un grupo organizado de la comunidad; y aprovechamiento forestal, las tierras reservadas para el manejo sostenido de los recursos forestales en beneficio de los integrantes de la comunidad.

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METODOLOGÍA Para la sistematización se utilizó la metodología generada por FIDAMERICA. El eje de sistematización

fue: “¿Cómo el proceso de asistencia técnica integral y el nivel organizativo de la comarca Emberá-

Wounaan han contribuido al desarrollo forestal del río Tupiza?”.

IDENTIFICACIÓN DE ACTORES

A partir del eje de sistematización seleccionado, se identificaron los actores directos e indirectos que

tuvieron y han tenido participación en el proceso de intervención, considerando dentro de los primeros

los que han participado en la toma de decisiones, han aportado recursos o se han beneficiado del

proceso, así como también aquellos cuyas acciones o decisiones incidieron en los resultados alcanzados.

Los actores directos son:

ANAM. Institución de Gobierno que rige y administra todo lo relativo a la protección, manejo y

aprovechamiento de los recursos naturales, incluidos los forestales.

WWF. Gestor y administrador de los recursos (técnico-financieros) que han facilitado el desarrollo de

la asistencia técnica directa a las comunidades indígenas y su dirigencia, para el manejo forestal

sostenible, en los últimos años.

Congreso General de la Comarca Emberá-Wounaan. Máxima autoridad tradicional dentro del

sistema organizacional de la comarca, que ha permitido y facilitado que se realice el proceso de

aprendizaje y de asistencia técnica para implementar las prácticas del manejo sostenible de los

bosques dentro de las tierras comarcales.

Los actores indirectos y clave son:

La dirigencia comunitaria y sus líderes o dirigentes.

Los gerentes de cada uno de las empresas forestales comunitarias.

Autoridades tradicionales de la comarca a nivel general (cacique general), a nivel regional (cacique

regional), a nivel local-comunidades (Nokos y presidente del congreso local).

Directora de la Dirección de Recursos Naturales de la Comarca.

Representantes locales de instituciones de gobierno con incidencia en el área (CONADES – Darién).

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LA SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO

APLICACIÓN DE LA NORMATIVA INSTITUCIONAL 1960 - 2004

Desde la década de 1960, ya el Código Agrario (1962) y el Decreto-Ley Forestal (1966) regulaban el

aprovechamiento forestal a nivel nacional. Las comunidades indígenas aprovechaban el bosque de

forma selectiva, especialmente para uso local, extrayendo árboles de especies valiosas (caoba, cedro

espino, pino amarillo, cocobolo, etc.) y productos no maderables (tagua, chunga, naguala, trupa, jira,

raicilla). Además, se aprovechaban áreas de bosque para cultivos de subsistencia: arroz, maíz, ñame,

yuca, plátano, y se talaban árboles individuales para vender a compradores de madera, o para ser

utilizados en sus viviendas. Estas normativas fueron evolucionando en la forma de aplicación institucional,

pero con pocos impactos en la sostenibilidad del recurso.

Evolución de las normativas forestales:

1966-1973, Servicio Forestal – Ministerio de Agricultura, Comercio e Industria (MACI). El Servicio

Forestal, creado por la Ley Forestal de 1966, era un departamento del MACI, con función primaria

de protección y fiscalización. En la época, era muy poca su capacidad para facilitar el manejo

forestal; no obstante, se sentaron las bases para el inventario forestal nacional y otros estudios

forestales apoyados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la

Agricultura (FAO).

1973-1986, MIDA-RENARE5. Encargada de otorgar los permisos para la explotación forestal

mediante concesiones forestales a personas naturales y jurídicas, en el área de influencia de la

comarca, fuera y dentro de ella. En este periodo se dio mayor impulso al otorgamiento de

concesiones forestales en el Darién, se otorgaban hasta por un período de 5 años y en superficies de

hasta de 5 mil ha., en donde la responsabilidad del cumplimiento en el manejo de la concesión

recaía de forma directa en el maderero o empresario, al cual se le otorgaba la concesión.

Para el otorgamiento de concesiones, se debía presentar un inventario forestal, el cual era realizado

por personal del Servicio Forestal y pagado por el concesionario. Por su parte, los Nokos o

dirigentes de las comunidades negociaban, con los madereros – concesionarios, el permiso de

ingreso a sus comunidades, para que aprovecharan los árboles, y no siempre informaban de estas

negociaciones a la comunidad. Negociaban las cortas selectivas de los árboles de las especies más

valiosas, (caoba, cedro espino, cocobolo, pino amarillo, bálsamo), en la mayoría de los casos sin

ningún documento escrito que avalara la transacción. El maderero o concesionario se encargaba de

hacer todas las operaciones, sin mucho conocimiento técnico, extrayendo solo los mejores árboles, sin

transferir ningún tipo de conocimiento a los indígenas. El líder indígena vendía los árboles en pie, a

precios muy bajos (US$ 50-75/árbol, con un volumen entre 2-3 m3/árbol).

1987-1998, INRENARE6. Se crea el INRENARE como institución autónoma, rectora del manejo y

aprovechamiento de los recursos naturales, con facultad para aplicar la Ley Forestal de 1994. Esta

Ley tipifica cuatro modalidades de aprovechamiento: a) Permisos especiales, de carácter doméstico

o de subsistencia (previa comprobación de la condición del solicitante -hasta dos árboles por

persona por mes-); b) Administración directa, por el propio INRENARE o delegada por ésta a

empresas públicas o privadas mediante contratos o acuerdos; c) Concesiones forestales; y d)

5 Dirección Nacional de Recursos Naturales Renovables (RENARE), dependencia MIDA, (Ley No.12 de1973) a través del Departamento Forestal. 6 Ley 21 de 16 de diciembre de 1985.

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Permisos comunitarios, que se derivan de los permisos especiales, y que solo son aplicables en áreas

comarcales.

En las tierras indígenas se daban simultáneamente tres modalidades: a) permisos especiales

individuales, b) permisos especiales comunitarios, y c) las concesiones forestales. Estos

aprovechamientos, incluyendo las concesiones forestales, no siempre eran bien controlados y

operaban al margen de los principios de sostenibilidad. En lo social, los concesionarios prometían

viviendas y mejoras a la comunidad, pero no las cumplían. Se llegaron a detectar permisos

comunitarios “brujos” con firmas falsas o aprobados por malos dirigentes de la comarca. La

autoridad forestal tenía poca capacidad para evitar los abusos en las concesiones y en los permisos

comunitarios, agudizando la tala ilegal y evidenciando las diferencias entre los dirigentes

comunitarios sensibilizados y no sensibilizados.

Con la nueva Ley Forestal (1994), se logró un avance relativo al incorporar medidas para controlar

mejor la explotación de los bosques, y surgió la modalidad de los “permisos comunitarios” en las

comarcas, sujetos a regulaciones y seguimientos técnicos. A estos permisos se le exigieron los mismos

requisitos que a las concesiones: a) la elaboración y aprobación de un Plan de Manejo Forestal; b)

un Plan de Desarrollo Social para la comunidad y; c) un Estudio de Impacto Ambiental, pero el

retraso de la promulgación del reglamento de la Ley, hasta 1999, limitó la aplicación adecuada de

la misma. Los dirigentes indígenas continuaron realizando los trámites ante el INRENARE, quien

valoraba el inventario y los demás requisitos legales y otorgaba el Permiso Comunitario, y el

dirigente lo “transfería” al empresario, facultándolo legalmente para aprovechar el bosque.

Esto no generó avances en el buen manejo forestal; solo cambió la modalidad de concesión a

permiso comunitario, manteniéndose las mismas prácticas no sostenibles y de poca atención social.

Bajo esta modalidad el maderero/empresario realizaba adelantos de dinero al dirigente de la

comunidad. Por otra parte, en las labores de aprovechamiento, pocos o ningún miembro de la

comunidad participaba en el proceso, solo eran contratados como peones o ayudantes de los

operadores de equipos, (no realizaban actividades técnicas). La mayor parte del personal propio

del aprovechamiento procedía de otras zonas o regiones del país. En este proceso, la comunidad

desconocía el potencial del bosque, no participaba o no se involucraba en las actividades forestales

y no se beneficiaba de ellas (generación de empleo). Al momento del balance de cuentas, resultaba

que la comunidad terminaba debiendo al concesionario.

En resumen, las empresas concesionarias forestales enfocaron sus actividades en la comarca para

abastecerse de materia prima debido a que ésta, estaba agotada o en proceso de agotarse en

otras regiones del país. La modalidad para aprovechar el bosque, era: a) las comunidades

solicitaban el permiso comunitario ante el INRENARE, b) el maderero pagaba el inventario y

pagaba las tasas al gobierno por el aprovechamiento; c) daba adelantos a la comunidad,

aprovechaba el bosque y luego pagaba lo acordado al líder comunitario; d) no elaboraba los

estudios requeridos por ley, porque no estaba reglamentada. La autoridad forestal hacía control de

la producción y cobraba las tasas e impuestos.

1998-2004, ANAM7. Se crea la ANAM como autoridad forestal y se reglamenta la Ley Forestal,

activando los requisitos de manejo forestal establecidos, tales como inventarios forestales, planes de

manejo sostenible y planes de desarrollo social. Y, por su parte, la ley general del ambiente

remarca la exigencia de un estudio de impacto ambiental.

7 En julio de 1998, se crea la ANAM mediante la Ley N° 41.

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Para esta fecha, se estaban dando varios proyectos en Darién, destacando el Programa Desarrollo

Sostenible del Darién (MEF-BID/1998-2006), Desarrollo Comunitario del Darién (USAID 2004-

2006), entre otros. Estos esfuerzos involucraban acciones en áreas de la comarca, demandando la

participación y decisión de las autoridades comarcales, con la finalidad de estimular a que las

comunidades indígenas se encaminaran a la autogestión, desarrollo y aprovechamiento sostenido de

sus recursos naturales. Estas acciones fueron construyendo un enfoque y unas estrategias de trabajo

más articuladas con la región; derivando en la promulgación del Plan Indicativo de Ordenamiento

Territorial (PIOT)8, para el Darién, en 1999, por parte de la ANAM y dentro del marco general del

Programa de Desarrollo Sostenible del Darién (PDSD). Es con este PIOT que se hace más visible el

hecho de que los bosques de la región del Darién se concentran en la comarca, que se mantienen en

buen estado y que tienen potencial económico.

ORGANIZACIÓN COMUNITARIA EN LA COMARCA EMBERÁ –WOUNAAN

La Comarca tiene como órganos de gobierno dos tipos, uno de carácter tradicional y aceptado por la

Ley y el Gobierno Nacional, y otro de tipo político-administrativo que rige para todas las instancias

territoriales del país, sin distingo de ninguna clase. Ambos se deben coordinar en el ejercicio de sus

funciones para favorecer el bienestar de la población.

Autoridades tradicionales. Las constituyen cinco instancias. La de mayor nivel jerárquico es el Congreso

General, la máxima autoridad de la comarca, constituida en asamblea, integrada por los delegados

escogidos por cada Congreso Local de cada comunidad, quienes tienen derecho a voz y voto durante

las sesiones. Lo dirige una Junta Directiva, con duración de cinco años. La segunda, es el Cacique

General de la comarca, quien es escogido por el Congreso General, por el mismo periodo, y es el

representante legal, ante el Gobierno Nacional y todas las instancias que corresponda. La tercera

instancia es el Congreso Regional, de cada región o distrito de la comarca; (son dos distritos comarcales:

Cémaco -28 comunidades- y Sambú -12 comunidades-). Al nivel de la propia comunidad, está la cuarta,

que es el Congreso Local, conformado por todos los miembros de la comunidad, en asamblea general.

Asimismo, cada comunidad escoge un dirigente local conocido como “Noko”, la quinta autoridad, elegido

por el Congreso Local, y representa a la comunidad. Los tres congresos se rigen por su respectiva Junta

Directiva.

Autoridades administrativas no tradicionales. El gobierno nacional se hace representar en la comarca,

por las autoridades administrativas escogidas por la ley que rige todo el territorio nacional. Son cuatro

instancias, el Gobernador de la Comarca, el Alcalde, el Corregidor y el Representante de

Corregimiento. El Gobernador es nombrado por el Presidente de la República, con base en una terna

propuesta por el Congreso General de la Comarca. El Alcalde (de Cémaco y Sambú) es la autoridad

administrativa del distrito, elegido por votación popular de acuerdo con el código electoral; similar al

resto de los alcaldes de Panamá. El distrito se divide en corregimientos, cada corregimiento elige al

representante del corregimiento, por votación popular, según el código electoral de Panamá. El

Corregidor es nombrado por el Alcalde.

Las autoridades administrativas del gobierno reciben sus salarios del presupuesto nacional, mientras que

las autoridades tradicionales reciben sus estipendios y gastos de fondos de autogestión y donaciones,

que conforman el presupuesto del Congreso, según la disponibilidad de fondos.

8 El PIOT serviría de guía como política territorial del Estado dentro del proceso de ordenación del territorio.

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LA ORGANIZACIÓN EN LA PRÁCTICA: DEBILIDADES EN LA DIRIGENCIA INDÍGENA

El aprovechamiento forestal en el área de la comarca era realizado de tres formas: a) por las mismas

comunidades de forma selectiva (especies maderables y no maderables), para uso local o para venta a

terceros, a menor escala; b) por personas naturales y jurídicas a través de concesiones forestales

otorgadas por RENARE (hasta 1996); y c) por negocios establecidos entre líderes comunitaritos y

madereros, a través de “concesiones internas”, bajo la figura de permisos comunitarios o concesiones

forestales, sin documentos de respaldo ni involucramiento por parte de la comunidad. El

aprovechamiento bajo estas modalidades agudizó la tala ilegal y puso en evidencia las diferencias

entre los dirigentes comunitarios y el poco control estatal.

Esta situación condujo al Congreso Regional de Cémaco a emitir una resolución, entregada al INRENARE

a través de una Comisión, manifestando el desacuerdo de la comunidad con las actividades realizadas

por los madereros y sugiriendo la suspensión de todos los permisos vigentes en ese momento. El

INRENARE decidió suspender temporalmente el otorgamiento de nuevos permisos.

Con la nueva Ley Forestal (1994), la creación de ANAM (1998) y el interés de diferentes proyectos por

promover el desarrollo sostenible en el Darién, involucrando a las autoridades comarcales, se fue

generando una estrategia de trabajo más articulada en la región. Sin embargo, mientras la dirigencia

comarcal realizaba gestiones ante autoridades y otros organismos; la dirigencia local de la comunidad,

seguía solicitando permisos comunitarios ante ANAM, bajo la siguiente modalidad: a) El maderero-

empresario financiaba los estudios técnicos -Plan General de Manejo Forestal (PGMF), Plan de

Desarrollo Social (PDS) y el Estudio de Impacto Ambiental (EIA)- y pagaba las tasas/tarifas por el

tronconaje; b) Los dirigentes indígenas presentaban a la ANAM los estudios, junto con el resto de

requisitos; c) ANAM analizaba la documentación y, de aprobarse la solicitud del permiso, emitía una

resolución en donde autorizaba la actividad de aprovechamiento por parte de indígenas; d) con esta

resolución, los indígenas autorizaban al maderero a ingresar a sus áreas de bosque a “sacar” la

madera e implementar el PGMF, que no se supervisaba.

A su vez, el PDS elaborado para la comunidad y aprobado por la ANAM debía implementarse con los

recursos económicos resultantes de la venta de la madera, sin embargo, estas acciones no pasaban del

papel a la práctica, ya que el dinero que el maderero “pagaba” al líder comunitario no alcanzaba o

era malversado. También, el control y monitoreo aplicado por el Estado era muy deficiente, lo que

favorecía su incumplimiento.

Aun con estas deficiencias, se autorizaron varios permisos comunitarios en Nuevo Belén y Barranquillita

(río Tupiza); sin existir una base sólida para el “manejo forestal” a lo interno de las comunidades; y con

el desconocimiento de los miembros sobre el proceso de manejo forestal. Esto que estaba ocurriendo en

la práctica (en 2003), y que se acentuó en el 2005, provoca una situación que sirvió de detonante para

poner a todos en alerta y tomar las medidas rectificadoras. Comunidades con permisos comunitarios

aprovechaban la madera en áreas de otras comunidades, generando conflictos internos (Nuevo Vigía

aprovechando en área de La Pulida).

Por esta razón, el Congreso General de la Comarca promulga una resolución, autorizando al Cacique

General (Francisco Agapí) a solicitar ante la ANAM la suspensión del Permiso Comunitario de Nuevo

Vigía. ANAM suspende el permiso y además sanciona al Cacique General, por los incumplimientos. La

lección aprendida fue que las negociaciones de dirigentes locales, buenas o malas, repercuten en el

representante legal de la comunidad, cuando se trata de tierras colectivas.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

Página 12

Toda esta problemática de “caos” y “descontrol” en la comarca llevó a la ANAM a percibir que la

dirigencia indígena no era capaz de implementar acciones de manejo forestal sostenible de manera

organizada y puso en duda sus capacidades en relación con el tema. Sin embargo, este “desorden” se

convierte en una oportunidad que provoca a los dirigentes de la comarca, en varios niveles, a tomar

consciencia de su problemática, y a empezar a “cercar y ordenar la casa”, para dar paso al nuevo

modelo de organización y liderazgo para el manejo responsable del bosque.

Ante la crisis, por el descontrol manifiesto en el aprovechamiento de los recursos forestales en la

comarca, mediante los “permisos comunitarios”, la mala organización de las estructuras organizativas

locales y el comportamiento de los dirigentes indígenas, en 1998, la Comarca Emberá Wounaan, por

mandato del Congreso General, formula con el apoyo de la iglesia católica un Plan Estratégico de

Desarrollo, (2000-2010), el cual fue aprobado en abril del 2000 por el Congreso General Emberá –

Wounaan, en Puerto Indio (Sambú).

Este plan estipulaba los “lineamientos generales” para el manejo del territorio y de los recursos

naturales que se encuentran al interior de la comarca. La primera acción del plan, en concordancia con

el PIOT–Darién, fue iniciar el proceso de elaboración de los Planes de Ordenamiento Territorial (POT)

para los distritos de Cémaco y de Sambú. Estos planes han avanzado más en el campo de los recursos

naturales forestales, pero muy poco o casi nada en lo relativo al desarrollo comunitario, aspecto vital

para crear las capacidades y el capital humano que requiere cualquier tipo de desarrollo.

Este proceso de PIOT + POT vino a fortalecer las directrices del Congreso General, quien reforzó a la

Dirección de Recursos Naturales (DIRENA). Para implementar los POT, el Comité Directivo del PDSD

aprobó US $100 mil para iniciar con el desarrollo comunitario; al parecer no se tenía confianza en que

los indígenas estuvieran preparados para emprender tan importante desafío y tampoco se vio el interés

por parte de la administración de Gobierno.

Por otro lado, y en su propósito por encontrar fórmulas para gestionar mejor los recursos forestales de

la comarca, el Congreso General logra el apoyo del Proyecto Frontera Agrícola (ANAM-UE-CCAD)

para realizar un inventario forestal en el “Río Tupiza” en un área de 5 mil hectáreas, con el fin de

elaborar un plan de aprovechamiento que permitiera generar recursos económicos para el auto

sostenimiento en las comunidades cercanas al río Tupiza. Sin embargo, aunque se realizó el inventario,

no se procedió a solicitar el permiso ante la ANAM, ya que no se contó con los recursos para elaborar el

PGMF, el PDS y tampoco el EIA, requisitos esenciales a ser presentados ante la recién creada ANAM.

EL CAOS GENERA CONVERGENCIA ENTRE LA ORGANIZACIÓN INDÍGENA Y OTRAS ORGANIZACIONES

La situación ponía de manifiesto el riesgo de permanencia de los bosques en el área de la comarca. Las

instituciones y los dirigentes indígenas reciben el mensaje de que se deben preparar con estrategias de

manejo a largo plazo. La ANAM refuerza y reorienta su accionar para hacer valer la normativa

existente y pone en práctica los instrumentos de gestión establecidos por ley: PGMF, PDS y EIA.

A comienzos del 2000, los dirigentes comarcales se involucraron más en la planificación del

aprovechamiento del recurso forestal a largo plazo; siendo uno de los pioneros un joven Emberá

(Edilberto Dogirama), graduado en Recursos Naturales en los Estados Unidos (2003). Dogirama,

designado por el Congreso General como Director de DIRENA y becado por WWF, realiza un curso de

“manejo diversificado de bosques” en el CATIE, en donde conoce experiencias de manejo forestal

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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comunitario en América Latina. A partir de allí, se inicia una estrecha relación con WWF, con el fin de

obtener recursos económicos para el manejo sostenible en los bosques de la comarca. Esta relación inicia

con el apoyo de WWF para que líderes de la comarca visiten experiencias de manejo forestal

comunitario en Petén, Guatemala.

En 2004, el director de DIRENA (Sr. Dogirama), siguiendo las directrices del POT-Cémaco, y las

condiciones que ofrecía río Tupiza, propuso elaborar el PGMF, integrando a las cinco comunidades del

Río, con la participación de líderes comunitarios y miembros de las cinco comunidades del río Tupiza, que

habían conocido la experiencia de las Concesiones Forestales en Petén, Guatemala. El Congreso en el

río Tupiza, emitió la resolución para la elaboración del PGMF.

El Cacique General (Sr. Agapí) y el Congreso General, aprovechando la facilitación que le ofrecía el

Proyecto Deco-Darién (USAID) y como complemento a sus acciones en la región, con el apoyo de la

WWF y el aval de la ANAM, se preparan y gestionan un proyecto de manejo forestal comunitario para

la comarca, el cual fue presentado a la OIMT (ITTO). Es así como se unen esfuerzos y se diseña el primer

proyecto de manejo forestal comunitario para áreas indígenas en Panamá. En 2004, se logra su

aprobación por un monto de US$ 520,992, a ser ejecutado en tres años bajo la administración de

WWF, con el objetivo de impulsar el desarrollo del PGMF en el río Tupiza, abarcando los bosques de

las cinco comunidades ya mencionadas.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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PROCESO DE INTERVENCIÓN Y SU CONTEXTO (2004 – 2009) L A A S I S T E N C I A T É C N I C A P A R A L A P L A N I F I C A C I Ó N , M A N E J O Y

C O M E R C I A L I Z A C I Ó N D E L A M A D E R A D E L B O S Q U E

LA PLANIFICACIÓN Y MANEJO DEL BOSQUE

El proceso de una asistencia técnica a nivel del bosque, de forma más dirigida, se dio a inicios del 2004,

gracias a los recursos gestionados por la WWF y aportados por la OIMT, el gobierno de Panamá y la

dirigencia indígena. A continuación se indican las etapas operativas realizadas.

Inducción sobre el diseño del Plan General del Manejo Forestal. El proyecto inicia con el

desarrollo del Plan General de Manejo Forestal Comunitario en la Comarca Emberá-Wounaan, con

un horizonte de 25 años. Proceso que implicaría la definición de los lineamientos generales del plan

de manejo tales como: el inventario forestal, censo comercial, ubicación y marcado de árboles a

extraer, ubicación y marcado de árboles semilleros, ubicación y distribución de los patios de acopio,

diseño de una estructura ordenada de caminos de extracción, así como la implementación de un plan

operativo anual (POA) para cada año.

Socialización de la visita a experiencias de manejo forestal comunitario en Petén - Guatemala.

Entre julio y diciembre de 2004 se realizó la socialización de la experiencia de intercambio

efectuada en el Petén, con el apoyo de los líderes comunitarios que participaron en dicha gira.

Organización y capacitación para realizar el inventario forestal. En septiembre del mismo año, se

realiza el primer inventario forestal con participación de los indígenas de las 5 comunidades sobre

el río Tupiza, quienes previamente fueron capacitados en manejo de instrumentos de medición,

interpretación de mapas, supervisión de cuadrillas, e identificación de especies. El equipo lo

conformaron 15 miembros de las comunidades y 3 ingenieros como apoyo técnico, con el

involucramiento y participación de mujeres. Participan Noelia Cansarí y Marcela Pirasa, mujeres

líderes de la comunidad de La Pulida.

Plan general de manejo forestal. Fue liderado por técnicos de WWF, utilizando personal y mano

de obra comarcal de las 5 comunidades. Este Plan fue avalado por el Congreso General de la

comarca. Se acuerda que independientemente del área a aprovechar, según el POA, dentro del

PGMF, los beneficios económicos que resultasen se dividirían entre las 5 comunidades. Este acuerdo

se formaliza a través de una resolución del Congreso del Río Tupiza.

EIA y PDC. Estos instrumentos fueron elaborados de forma paralela al inventario forestal con

participación de un representante de DIRENA y miembros de las comunidades del río Tupiza,

siempre acompañados por el equipo técnico de WWF.

Censo Comercial. En 2005, se realizó el primer censo comercial para un área de 735 ha., con

técnicos contratados por WWF y más de 30 miembros de las diferentes comunidades. Después de

esta actividad, los miembros de la comunidad dominaron destrezas sobre técnicas de inventario y

estrategias de aprovechamiento del bosque. Las mujeres participaron en servicios de primeros

auxilios.

Gestión de aprobación de PGMF. En 2005, se entrega el PGMF, elaborado por el WWF,

acompañado del EIA y el PDC a la ANAM, quien los aprueba en enero 2006.

Cumplidas todas estas etapas, los miembros de las comunidades que participaron en los diferentes

procesos fortalecieron sus conocimientos técnicos y prácticos sobre manejo forestal.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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ORGANIZACIÓN COMUNITARIA PARA EL MANEJO FORESTAL

El proceso de organización tuvo varias etapas y actuaciones. Los dirigentes de la comarca decidieron

crear una instancia específica para administrar los permisos de aprovechamiento y manejo forestal;

delegando las facultades técnicas y operativas del proceso productivo forestal. Así nació la Asociación

Forestal Comunitaria Río Tupiza; posteriormente la Empresa Forestal Comunitaria, que tienen incidencia

en el sector del rio Tupiza, y más recientemente, el Congreso General crea la Empresa Ne Drua, S.A.

bajo su dependencia, que juega un rol de asesoría, apoyo y asistencia técnica general a las diferentes

Empresas Forestales Comunitarias de la comarca.

Asociación Forestal Comunitaria Río Tupiza

Asociación Forestal Comunitaria Río Tupiza (AFCRT). En 2005 se inició el proceso de formación

de una Asociación Comunitaria, con el apoyo de WWF y el PDSD. Se capacitó a los dirigentes y

líderes de las cinco comunidades en gestión organizativa y gerencial de proyectos. La “asociación”

quedó constituida por 243 socios. Su propósito era servir como una alternativa para separar de la

administración de los permisos comunitarios, a las autoridades tradicionales, y corregir las

irregularidades que se presentaban en el pasado. En 2006, la Asociación logró su personería

jurídica, cuya primer Junta Directiva quedó integrada por tres representantes de diferentes

comunidades y un dirigente comarcal.

Capacitación a miembros de la asociación. Se capacitó a la asociación, para asumir la

responsabilidad del uso y manejo del bosque y la dirección de la organización; se reglamentaron

los estatutos, y se reforzó el entrenamiento del personal de campo en: tala dirigida, inventarios

forestales, censos comerciales, identificación de especies, manejo de instrumentos y equipo forestal.

También en manejo y desarrollo empresarial, comercialización, cadena de custodia (CoC), cubicación

de madera, comercialización y elaboración de contratos, costos, administración y contabilidad.

Incorporación del Regente Forestal. Se introduce la figura de “Regente Forestal” en la comarca, un

Ingeniero Forestal Idóneo que le va a dar seguimiento a la operación de aprovechamiento y manejo

forestal, lo cual es un requisito de la ANAM para permitir el proceso de implementación, una vez

que se aprueba el PGMF. La contratación del Regente Forestal corre por cuenta de la AFCRT, por un

periodo de un año.

Capacidad para firmar contratos para aprovechamiento. Se aclara que si bien existe la Asociación

Forestal Comunitaria, la misma no puede firmar contratos forestales en la comarca, porque el único

autorizado por Ley es la “autoridad tradicional”; en este caso el Cacique General, como

representante legal de la comarca. Por tal razón, los contratos llevan las firmas de: el Noko de la

comunidad; el Cacique Regional de Cémaco; el Presidente del Congreso General de la comarca; y

el Cacique General. Firmados los contratos, las autoridades tradicionales delegan en la Asociación

Forestal Comunitaria del Río Tupiza (AFCRT), la administración de los mismos. Ella es la encargada

de vigilar el cumplimiento de las actividades definidas y comprometidas por las partes.

Empresa Forestal Comunitaria Río Tupiza (EFCRT)

La Asociación, al empezar a administrar el permiso de aprovechamiento dado por la ANAM, empezó a

recibir recursos financieros por las ventas de madera, y ello la llevó a encontrarse con su primera

limitación legal; debido a que el Banco donde poseía su cuenta bancaria, al observar los flujos de

fondos, no propios de asociaciones sin fines de lucro, le llamó la atención y ésta se vio obligada a

cambiar el estatus legal. Por esta razón, el Congreso regional toma la decisión de crear la Empresa

Forestal Comunitaria Río Tupiza (EFCRT), en 2009, como lo establece la ley, pero manteniendo los

objetivos del manejo forestal, que tenía la AFCRT.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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Manejo forestal comunitario amenazado por leyes del comercio

La comarca obtiene el aval institucional para el manejo a largo plazo del bosque, con la aprobación del

Plan General de Manejo Forestal y el Estudio de Impacto Ambiental categoría II presentados. De esta

forma, se respalda institucionalmente el manejo de 26 mil ha., dentro de la Comarca Emberá-Wounaan,

con unidades de corta de 720 ha. /año, quedando la disposición dentro del marco de la Ley Forestal,

(planes de aprovechamiento de menos de 1 mil ha. /año).

En este apartado se presenta un resumen de la experiencia vivida por la organización indígena en el

aprovechamiento y venta de madera, que consiste en la negociación de no menos de cinco contratos y

relaciones empresariales, con igual cantidad de empresas, en donde es notoria la eminente dificultad en

esta etapa del proceso del manejo forestal comunitario (comercialización de la madera), ya que los

patrones de negociación existentes están definidos por protocolos del sistema de mercado, en donde las

empresas emergentes y de carácter comunitario, tales como la Empresa Forestal Comunitaria Río Tupiza

(EFCRT), reflejan vastas deficiencias para negociar con las empresas ya establecidas.

La experiencia de comercialización da fe de que el manejo silvicultural del bosque está condicionado a

la viabilidad de poder negociar bien, sobre las especies, volúmenes, precios, plazos y otros aspectos, al

menos en la condición de los bosques comunitarios de la comarca indígena.

La madera del Primer POA - La Pulida (2006)

La comarca, con la asistencia técnica del WWF, en diciembre de 2005, hizo el lanzamiento público de

la oferta de madera del primer POA, en la sede del MICI, ya que la ANAM, había indicado que la

resolución de aprobación del PGMF podría salir en enero 2006. Éste fue realizado por el Cacique

General, el Presidente del Congreso General, líderes de la Asociación Forestal Comunitaria, la DIRENA,

y los Nokos de las 5 comunidades del Río Tupiza. Como resultado de esta acción se firma el primer

contrato de compra–venta de madera de la comarca.

Primer Contrato de Venta de Madera – 2006 (Sr. Hamet). El primero contrato se realizó con el Sr.

Hamet Díaz, para aprovechar 735 ha. del primer POA, localizado en el sector de La Pulida, área

que estaba dividida en cuatro “cuarteles o cuadrantes” de corta. La comunidad era responsable de

la tumba de los árboles y el industrial continuaba con la actividad de extracción y transporte de la

madera hasta su destino final, contando para ello con equipo propio, según lo estipulado

contractualmente y sin ningún anticipo económico para la comunidad.

Las actividades de aprovechamiento se iniciaron en el primer cuadrante según lo estipulado en el

plan de trabajo, avanzando de un cuadrante a otro conforme se aprovechaba, extraía y

transportaba la madera. En el primer cuadrante fueron aprovechadas 100 ha., sin embargo, la

madera no pudo extraerse debido al mal estado de la maquinaria del contratista, lo que llevó a

que la madera quedara en el bosque. Las actividades de aprovechamiento fueron canceladas por

la comarca debido a la falta de capacidad de extracción del industrial, y, por lo tanto, por

incumplimiento en el contrato. No obstante, esta decisión no le generó al industrial sanción o

inconveniente alguno, debido a que no estaba estipulado en las cláusulas de incumplimiento del

contrato elaborado.

Segundo Contrato de Venta de Madera (2007): Selloros, S.A. En diciembre de 2006, ante el

fracaso anterior, se firma un contrato nuevo con la empresa, Selloros, S.A. por un monto de US$ 127

mil, con un adelanto del 12% (U$15,240) para el inicio de operaciones, las cuales empezaron en

febrero. Para asegurarse de que no sucediera lo mismo que en el primer contrato, se incluyeron

cláusulas especiales, tales como consignar una fianza por incumplimiento de contrato, cuyo monto fue

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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de US$15 mil, reportar el equipo disponible, demostrar solvencia económica y realizar por escrito y

formalmente la solicitud de cortas a la empresa comunitaria. De forma complementaria, la EFC

presentaría reportes técnicos sobre el volumen de madera derribado, firmados por el regente

forestal, el representante de la empresa y el técnico de la asociación, a fin de tener control sobre lo

aprovechado y garantizar su extracción.

La AFCRT estableció mayores controles de producción, dispuso de personal tales como: anotadores,

marcadores de árboles, taladores, cubicadores, registradores y codificadores de árboles y trozas.

La cuadrilla la componían 24 personas: 7 motosierristas y 7 ayudantes, 3 cubicadores, 6

registradores de cubicación en montaña, y 1 codificador.

El área de corta sería la misma (735 ha. del POA 2006, excluyendo las 100 ha. que intervino el

contratista anterior). Sin embargo, Selloros, S.A. sólo aprovechó 401.8 ha.; ya que la tala solo se dio

hasta el mes de mayo, debido al inicio de la época lluviosa. De los 3,638 árboles autorizados por

ANAM, se talaron 1,083 (30%) con un volumen aproximado de 4,380.45 m3. De este volumen, se

quedó en el bosque 1,953.09 m3; (45.55%), y se movilizó hasta los patios de acopio 2,400.36 m3

(54.5%). De los patios de acopio se llevó a la industria 1,899.58 m3 (78%); quedando en patios

527.12 m3 (22%).

Se hizo una revisión del cumplimiento del contrato por parte de Selloros, S.A., debido a que sólo el

43% del volumen talado se logró llevar a la industria, y a que el 57% restante se quedó entre el

bosque y los patios de acopio. Haciendo cuentas: Selloros S.A. pagó por los árboles llevados a la

industria, además del impuesto a la comarca y el impuesto a la alcaldía, sin pagar por el resto del

producto (38%) dejado en patios y en el bosque, que había sido aprovechada bajo su autorización

y aprobación. Ante esta situación, la Comarca exigió el pago por dicha madera derribada, a lo

cual la empresa se resistió. Finalmente, Selloros, S.A se vio obligada a pagar la fianza de $15 mil

para evitar un conflicto legal. El contrato se rescindió y la madera talada en el bosque quedó allí.

La madera del segundo POA - La Esperanza (2008)

Mientras se realizaba el aprovechamiento en La Pulida, se elaboró, en 2007, un segundo POA para las

siguientes 735 ha., ubicado en la comunidad de Nueva Esperanza, el cual fue aprobado por ANAM en

2008.

Al igual que el primer POA, se hizo una oferta pública a nivel nacional, a la cual asistieron cinco

empresas e interesados, de los cuales ninguno ofertó. Los dirigentes comarcales percibieron que a los

empresarios les parecía muy costoso el m³ de madera ofertado, dejando en evidencia que los

compradores de madera no distinguen entre madera legal e ilegal, es decir, madera que cumple con

todos los requisitos de ley y que además es aprovechada con practicas sostenibles, direccionado por

personal técnico calificado versus madera que carece de los permisos legales o la documentación

correspondiente y que causa daños innecesarios al bosque al no implementar practicas sostenibles. Ante

el fracaso de la oferta pública, se decidió el contacto individual con algunas empresas (Panamerican

Wood; Orozco, S.A.; Aserradero Cañitas y otros pequeños madereros), sin lograr la comercialización de

todas las especies maderables detalladas en el POA.

Tercer Contrato (2008): Orozco, S.A. Ante el fracaso de comercializar todas las especies de la

canasta (15 especies) y en respuesta a las reglas del mercado se tuvo que optar por comercializar

solo la madera de interés para una de las empresas (Cedro espino: Bombacopsis quinata).

Este negocio, generó una nueva modalidad de contrato: en esta oportunidad la AFCRT entregaría

de forma directa la madera cuadrada a la empresa compradora. El aprovechamiento se realizó en

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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2008, con fondos de subvención aportados por WWF, empleando para ello 10 hombres miembros

de la comunidad, quienes aprovechaban y aserraban la madera con motosierras y la extraían con

tractores agrícolas contratados por rendimiento de producción. Se vendieron 55 mil pies/tablares de

madera cuadrada. Sin embargo, esta operación no tuvo un total control de producción y las cuentas

no fueron claras por parte de los dirigentes de la AFCRT, por lo que líderes de la comarca

decidieron suspender la operación, solicitando además a ANAM la suspensión del POA de Nueva

Esperanza.

La madera del Tercer POA - La Pulida (2009)

Ante el fracaso en la experiencia de la venta directa de madera cuadrada, del POA de La Esperanza,

la AFCRT, para darle opciones de ingresos a las comunidades, decide elaborar un tercer POA, ahora

prestando mayor atención a la demanda del mercado; el cual estaba interesado en el Bálsamo (la

especie de mayor valor comercial en ese momento); para lo cual se identificó en el área del PGMF un

área que presentara un volumen comercial atractivo de dicha especie. El plan era atraer la atención de

las empresas locales, y estimularlas a entrar en una alianza comercial con la comarca. Basados en el

inventario general, se determinó que el sector de La Pulida, presentaba el volumen más atractivo de

Bálsamo, y es por esa razón que se decide elaborar un nuevo POA en 2008, para ser ejecutado en

2009.

La ANAM aprobó el POA y se dio inicio al proceso de búsqueda de mercado. Esta vez en lugar de

ofertas públicas, se decidió contactar a las empresas directamente, entre ellas, se contactó al

Aserradero Cañitas, pero para esta empresa el volumen de Bálsamo no fue atractivo y por lo tanto no

se generó contrato.

Un intento de Cuarto contrato (2009): Panamerican Wood. Al no prosperar la venta de Bálsamo,

se vuelve a la modalidad de venta de especies en canasta (15 sp.), es decir, la comercialización de

todas las especies presentes en el área del POA. Se contactó a Panamerican Wood y con ella se

elabora una carta con compromiso de compra, condicionada al permiso de exportación, donde la

empresa compraría la madera en bloques para exportar.

Debido a que por Decreto (Nº57 de 204) está prohibida la exportación de la madera en trozas o

bloqueada, proveniente de bosques naturales en Panamá, y ante el interés de Panamerican Wood

de comprar toda la canasta de especies, siempre y cuando éstas puedan exportarse, la dirigencia

indígena solicita a la ANAM una autorización que le permita la exportación de la madera,

comprobando que el manejo y aprovechamiento que se realiza en sus bosques implementa practicas

sostenibles. Sin embargo, esta acción no fue posible ya que ANAM manifestó no poder revisar y

modificar el Decreto 57, decreto que se mantiene vigente hasta la fecha.

Aprovechamiento de cedro amargo en fincas (Sistemas Agroforestales)

Contratos (2009): PROMADERAS S.A. y Orozco, S.A. Al no poder hacer manejo en bosque natural,

en el POA 2009 de La Pulida, debido a la negativa de la ANAM a la solicitud de un permiso de

exportación y con el fin de evitar que la comunidad se desmotivara del proceso de manejo forestal

comunitario avanzado hasta la fecha, debido a que ya habían pasado dos años de inactividad

forestal, la AFCRT y WWF identifican una nueva estrategia para aprovechar los recursos forestales

en el área de la comarca, enfocado en el aprovechamiento de árboles en áreas de cultivos. Surgió

el proyecto de manejo y aprovechamiento de cedro amargo (Cedrella odorata), especie que crece

en regeneración natural en las fincas de plátano, de los miembros de las comunidades.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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El proyecto consistió en elaborar censos comerciales, en cada finca de los miembros de la comunidad

que estuvieran interesados en vender la madera por intermedio de la Asociación Comunitaria, ya

que esta, al contratar mayores volúmenes con los contratistas, beneficiaria a todos por ventas más

seguras y mejores precios. La Asociación se encargaría de coordinar y realizar todas las

operaciones de campo, con personal de la comunidad y pagaría a los propietarios, según los

registros del censo y los volúmenes resultantes. WWF donó $5 mil para subvencionar la reactivación

del aprovechamiento y apoyó a la Asociación en la elaboración de los siete censos comerciales.

También le asesoró para que se concretaran dos contratos de compraventa con las empresas

Orozco, S.A. y con Promaderas, S.A. por 20 mil pies/tablares en cuadro.

El aprovechamiento fue permitido mediante registro forestal de ANAM, quien verificó el número de

árboles por especie y volumen en cada finca. El mismo se dio entre octubre y diciembre, y se dividió

en dos entregas, en la primera se extrajeron 10 mil pies/tablares, en la segunda, los otros 10 mil. La

venta de la madera generó US$ 8 mil por entrega (US$16 mil en total). Al restarle todos los gastos,

incluyendo la asistencia técnica de WWF, la ganancia neta fue de unos $3 mil en cada entrega.

Esta práctica, de cosecha de madera de cedro amargo en las fincas, quedó instituida como una

alternativa económica para las comunidades, en especial, en la época en que no se puede realizar

aprovechamiento en el bosque. En otras palabras, los sistemas agroforestales (SAF) forman parte

del manejo integral del recurso y de complemento para la generación de ingresos a las

comunidades en ciertas épocas del año.

Análisis y balance de las cuentas financieras de la gestión empresarial

Las vivencias y resultados de las acciones de aprovechamiento y comercialización, con los diferentes

contratos de venta de madera efectuados por la AFCRT y la EFCRT, dan muestras de severas

limitaciones en este eslabón de la cadena productiva. La administración de los costos, respecto a

rendimientos y eficiencias del trabajo, en las operaciones de campo, no han sido eficientemente

controlados. Los productos contratados, las cantidades, los precios, las tasas e impuestos y los plazos

disponibles para las fases de tala y extracción no siempre han sido favorables, ni climática, ni

institucionalmente hablando, al proceso productivo. Ello ha llevado a que en la conciliación de cuentas de

egresos e ingresos, no se alcance todavía un balance positivo; lo que pone de manifiesto el amplio

terreno que habrá que recorrer en esta etapa del manejo forestal comunitario.

Alta relevancia alcanza también el hecho de que si se contabilizara el costo de la asistencia técnica, que

a la fecha está siendo asumida por fondos de donación de la cooperación internacional, el desbalance

financiero sería aun mayor.

Un hecho que resaltan los dirigentes de las empresas forestales comunitarias es el alto costo que

representan las tarifas y tronconajes que cobra la autoridad forestal (ANAM). Expresan como un hito,

que al cerrar un ejercicio financiero, la EFCRT tuvo una ganancia neta de US$ 22 mil. Pero para llegar a

esa cifra, al descontar todos los gastos, en ese mismo ejercicio la ANAM recibió por conceptos de tarifas

la suma de US$85 mil; entonces ¿Para quién es realmente rentable la operación?

La situación arriba descrita ha llevado a identificar un destacado hallazgo: los costos asociados al

manejo forestal responsable todavía son muy altos y no son pagados por el sistema de mercado actual,

además de que es importante e imprescindible que la autoridad forestal realice ajustes en su política de

cobros, para que sea consistente con la política de fomento a la sostenibilidad.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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SITUACIÓN ACTUAL Y SU CONTEXTO (2009 – 2010)

ASISTENCIA TÉCNICA PARA EL MANEJO, APROVECHAMIENTO Y

COMERCIALIZACIÓN DEL BOSQUE

Desde la perspectiva del manejo del bosque propiamente, incluyendo la fase de corta y

aprovechamiento, se reconoce el dominio de los conceptos y técnicas forestales por parte de la

dirigencia indígena, los gerentes de las empresas comunitarias y el personal de campo; aunque todavía

es necesario el acompañamiento de la asistencia técnica para la capacitación continua. Estos bosques

están en proceso de ingresar a la certificación forestal, según los criterios del FSC. Sin embargo, son

evidentes las limitaciones en los eslabones finales de la cadena de valor: la comercialización de la

madera, y la elaboración y consolidación de contratos de largo plazo que den garantía en la venta de

la madera. Al final, son estos contratos los que dan soporte a la posibilidad de que se aprovechen

responsablemente los bosques, en el largo plazo.

Contrato a Largo Plazo (10años): Green Life (Quinto Contrato: POA La

Pulida + POA Marragantí)

A principios del 2009, WWF fue invitada a la exposición de EXPOCAPAC, en ciudad de Panamá y allí

mostró las actividades realizadas con la comarca. La ocasión fue propicia para conocer a un posible

inversionista forestal (Sr. Francois Callier), perteneciente a un grupo de mercado de la madera. El Sr.

Callier se interesó en la experiencia del manejo forestal comunitario en la comarca y organizó una visita

a la comunidad para conocerla de primera mano y conversar con la dirigencia. Primero, visitó la

comunidad de Marragantí, (río Turquesa), donde se estaba ejecutando un POA similar al de La Pulida,

(río Tupiza) y posteriormente visitó La Pulida. Como resultado de la visita surgieron los primeros pasos

para iniciar la negociación de un contrato forestal a largo plazo.

Se le hizo entrega al empresario de toda la información necesaria: el PGMF, POA, censos forestales,

costos de producción, etc. Además, con apoyo de WWF-Washington, se procuró mayor información

sobre los accionistas de la empresa, la procedencia de los fondos y otros aspectos pertinentes. A

mediados de 2009, se genera un borrador de contrato revisado por todas las partes, en el que,

además, se incluyen más comunidades, debido a los volúmenes de madera requeridos por el empresario.

Además de La Pulida, se hace una alianza con la comunidad de Marragantí.

Aspectos esenciales incorporados en la contratación de la madera

En enero 2010, se firmó un contrato a largo plazo (10 años) entre la Empresa Green Life (Francois

Callier), los dirigentes indígenas (dirigentes de La Pulida y Marragantí, el Cacique General y el

Presidente del Congreso General), para aprovechar una canasta de 14 especies. El contrato establece

que las EFCRT y la EFC El Bálsamo (Marragantí), son las encargadas de hacer el censo, el marcado, la

tala dirigida y llevar los registros y monitoreo del aprovechamiento; por su parte la Empresa Green Life

es la encargada de construir los caminos y trochas, darle mantenimiento; extraer y transportar la

madera, con equipo propio en buen estado y personal idóneo para su operación. Además de invertir

en aserraderos en la zona, para generar empleo y darle valor agregado a la madera, el empresario

se hace responsable de realizar las medidas de aprovechamiento de bajo impacto, recomendadas en el

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EIA correspondiente. Además, la empresa se comprometió a pagar el 50% del costo de la evaluación

para la certificación (EFSC) y el 100% de los pagos anuales para mantener la certificación forestal.

La madera de los POA de La Pulida, La Esperanza y Marragantí

A fines de febrero de 2010, se inició el aprovechamiento en las comunidades del Río Turquesa, en la

Unidad de Manejo de Marragantí. La empresa Green Life instaló 5 aserraderos portátiles en la

comunidad de Nuevo Vigía. La madera procesada es transportada vía terrestre a la ciudad de

Panamá, para la exportación. Ese año, la producción de madera fue del orden de 645 árboles, con un

volumen de 2,793.59 m³.

La empresa está capacitando a miembros de la comunidad, para que, en el futuro, la comunidad cuente

con la capacidad de entregar la madera procesada a la empresa, de acuerdo con lo requerido por

ella. Se realizan adelantos para que la EFC opere (trabajan por zafra 23 personas entre motosierristas,

ayudantes, control de tala, cubicadores, cocinero).

WWF continúa con la asesoría en gestión de negocios y brindando asistencia técnica en las actividades

de campo; no obstante, el acompañamiento no puede ser a 100%. La capacitación ofrecida ha sido en

manejo forestal sostenible, administración, gerencia y contabilidad, planificación forestal (inventarios y

censos), aprovechamiento de impacto reducido, cadena de custodia, certificación y aserrío.

En 2011, no hubo operaciones de tala en Río Tupiza, debido a la disponibilidad de árboles talados,

todavía en la Unidad de Marragantí, y Green Life debería priorizar la extracción antes de un nuevo

POA; se espera reincorporar a Río Tupiza (La Esperanza) en 2012. Pero sí se avanzó en los arreglos

para lograr la certificación forestal, tal como establece el contrato.

EL PROCESO ORGANIZATIVO DE LA COMUNIDAD INDÍGENA EL IMPERATIVO DE FORMAR EMPRESAS FORESTALES COMUNITARIAS, PARA PODER ASUMIR EL ROL DEL MANEJO DEL BOSQUE

De Asociación a Empresa Forestal Comunitaria del Río Tupiza (EFCRT)

La comarca había creado la Asociación Forestal Comunitaria del Río Tupiza, (sin fines de lucro) para que

asumiera el rol de administración de los contratos de venta de madera y de la organización y

supervisión de las operaciones de campo, e las fases de inventarios, censo, tala, aprovechamiento en

general. Producto de los contratos, la AFCRT empezó a tener movimiento de fondos en su cuenta

bancaria, más allá de lo normal para una asociación sin fines de lucro, lo que llamó la atención del

banco. Hechas las investigaciones, el banco congeló los fondos y la AFCRT tuvo que aclarar y finalmente

cambiar la razón social de Asociación (sin fines de lucro) a Empresa y así mantenerse dentro de la ley.

Como resultado de lo anterior, en junio de 2009, al asumir el cargo el nuevo presidente de la

“Asociación”, se iniciaron las gestiones para transformar la Asociación en Empresa y así surge la Empresa

Forestal Comunitaria. La enseñanza de ello fue que cada persona jurídica tiene sus roles; ahora la

Empresa que maneja el bosque y vende madera debe ser rentable; pero la comunidad debe seguir

recibiendo beneficios sociales, y para poder seguir dando el apoyo a la comunidad, de la asociación

también se derivó la necesidad de conformar una Fundación, para que juegue dicho rol de tipo social

comunitario.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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De Asociación a Fundación de Desarrollo del Río Tupiza

En el ámbito social también se tuvo que hacer ajustes en la organización. El objetivo superior del PGMF

es generar ingresos para el desarrollo de la comunidad conservando la potencialidad del bosque; y la

EFCRT no puede asumir dicha responsabilidad. Por su naturaleza de empresa debe buscar la eficiencia

y rentabilidad. Este nuevo reto hizo imperativo separar de las funciones de la EFCRT (de producción), y,

en paralelo, crear una Fundación para que le diera cumplimiento al plan de desarrollo comunitario del

Río Tupiza; ya que el Congreso del Río Tupiza, quien en la práctica aspiraba a encargarse de esto, no

lo podía hacer porque todavía no hace parte de la estructura oficial del Gobierno Comarcal, y no

puede acceder a donaciones; como tampoco lo podía la EFCRT, por su naturaleza de fines de lucro. Es

de notar que la Junta Directiva de la Fundación, corresponde a la Junta Directiva del “Congreso Local

del Río Tupiza”.

Al crearse la “Fundación para el Desarrollo del Río Tupiza” para promover el desarrollo de las

comunidades de dicho río, ésta sí puede recibir recursos aportados por la EFCRT y de otras fuentes

externas (los aportes de la EFCRT no son suficientes para atender las demandas del plan de desarrollo

comunitario).

En mayo de 2009 se otorgaron las personerías jurídicas para la EFCRT, y para la Fundación para el

Desarrollo del Río Tupiza. Este sector cuenta con tres organizaciones: a) Asociación Artesanal de Mujeres

del Río Tupiza (2006); b) Empresa Forestal Comunitaria del Río Tupiza; c) Fundación para el Desarrollo

del Río Tupiza.

Estas organizaciones han permitido a los miembros de las comunidades los siguientes beneficios:

Empleos para los miembros de la comunidad

Capacitaciones en gerencia de proyectos, manejos contables, manejo de equipos (motosierras,

brújulas, GPS, software)

Recurso humano dentro de la comunidad

Acceso a recursos económicos, tales como del PDSD.

Empleos forestales temporales (3 meses al año unos 27 miembros de las comunidades participan de

la “zafra” de la madera diariamente, con ingresos US$15, por día, además de seguro y

alimentación)

El Congreso General de la Comarca Emberá - Wounaan-CGEW recibe US$ 5 mil cada año, que

aportan cada Empresa Comunitaria; actualmente son Empresas El Bálsamo de Marragantí y EFCR –

Tupiza.

Adquisición de equipos para la comunidad (motosierras Sthill) para limpieza del río y actividades

comunitarias)

Capital semilla y asesorías para la asociación de mujeres artesanas

Inicio de proyectos tales como el de la trupa (palma de fibra artesanal)

La organización de las mujeres para la elaboración y comercialización de

productos no maderables

Las 5 comunidades tienen un programa de trupa (palma aceitera) para producción de aceite de uso

comestible. Desde la conformación de la empresa del Río Tupiza se están promoviendo: el uso de la

palma de forma sostenible y la repoblación con plantones de trupa.

En el 2005 se hizo una promoción por parte de la comunidad para crear la asociación que representara

a las 5 comunidades en la producción y comercialización de productos artesanales no maderables. Las

mujeres por tradición elaboraban canastas y máscaras con fibra de chunga, canastas de jaba, etc. pero

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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para uso doméstico, aunque en algunas ocasiones se vendían a intermediarios. WWF apoyó el proyecto

de conformación de la asociación de mujeres artesanas, buscando promover una comercialización

directa y además la cosecha sostenible de la chunga.

En el 2006 se les otorgó la personería jurídica, denominada Asociación Artesanal del Río Tupiza.

Obtienen capacitaciones y participan en ferias nacionales 2008-2009-2010. La asociación está

conformada por 136 mujeres de las cinco comunidades del Río Tupiza, las cuales son integrantes activas

y cuentan con una Junta Directiva que se reúne cada mes, y anualmente realizan asambleas generales.

La presidencia de la asociación de mujeres, cambia cada 2 años. La presidenta convoca a través de

reuniones y les avisa con tiempo de 3 meses antes de la misma y les informa de la fecha posible en que

la Asociación les compraría el producto elaborado por cada una. En la conformación, inicialmente, se les

dio un fondo de US$5 mil. El cual se ha mantenido como un capital circulante que les permite comprar y

revender artesanías (con el fondo se compra y vende). Líderes de la asociación venden sus productos en

la ciudad de Panamá, cubriendo de la venta de productos los gastos de movilización, sin cobrar por este

servicio.

MÁS ALLÁ DE RÍO TUPIZA EXTENDIENDO LA EXPERIENCIA A OTRAS ÁREAS DE LA COMARCA Y DEL DARIÉN Lo que inició en un sector localizado de la comarca, en el río Tupiza, se ha ido extendiendo

gradualmente hacia otras siete áreas de la comarca tales como, Nuevo Vigía, Marragantí y Bajo

Chiquito, en río Turquesa, El Salto y Río Chico, en otros ríos de la Comarca Emberá Wounaan, y hasta

Mortí, en la vecina Comarca de “Wargandí”.

El cuadro siguiente muestra las 7 unidades de manejo forestal, en las áreas de las comarcas indígenas

que suman las casi 118 mil ha., de las cuales más de 84,400 corresponden a áreas de producción

forestal.

Cuadro. Unidades de manejo forestal sostenible en las comarcas indígenas, región del Darién.

Unidad de manejo

Área total de manejo (has)

Área apta para el Aprov. Forestal

Sostenible

Bosque de Protección

Uso Agrícola – SAF (Otros Usos)

Tupiza 26,854.70 18,379 2724 4,382

Marragantí 16,785.37 8,450 7,394 940

Bajo Chiquito 18,153.49 11,933 2,820 2000

Nuevo Vigía 8,000.00 7,500 - 500

El Salto 7,103.50 6,873.5 - 211

Río Chico 13,961.00 9,415 2,000 2,546

Mortí 26,854.40 21,868.9 3483 1,502

IFAD 714 573.5 82.3 56.8

Total 118,291.86 84,420.

IFAD: Instituto Forestal Agropecuario, está ubicado en Canglón, fuera de la comarca.

Estas acciones de manejo son llevadas adelante con el concurso, apoyo y asistencia técnica de varias

agencias y organismos de cooperación internacional, tales como OIMT, Comunidad Europea, USAID,

WWF, CATIE, que en coordinación con instituciones nacionales y autoridades indígenas, y bajo las

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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normas y políticas permitidas por la autoridad forestal; continúan avanzando en la meta del manejo

sostenible.

En un enfoque y esfuerzo regional se ha apoyado la creación de capacidades locales para el manejo

del bosque, la negociación para el aprovechamiento de los recursos bajo esquemas de tercerización de

las actividades de aprovechamiento, transformación y comercialización. Además, se ha incursionado en

la certificación forestal, bajo los criterios del FSC y la conformación de una empresa forestal indígena

(Ne Drua), dependiente del Congreso General Indígena, con el fin de brindar asesoría técnica y

acompañamiento a las Empresas Forestales Comunitarias en todo el proceso de gestión de la cadena

productiva forestal y el desarrollo forestal sostenible en la comarca.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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LOS TRECE HALLAZGOS

DE CARÁCTER GENERAL

El proceso de Forestería Comunitario impulsado en Darién se ha enfocado en crear capacidades

para la elaboración de instrumentos de gestión forestal para ordenar y aprovechar el bosque,

incluyendo la conformación de estructuras para la gestión empresarial. Las acciones para la

transformación, comercialización y desarrollo de la cadena forestal todavía son incipientes.

La Forestería Comunitaria que se está impulsando ha llevado a que en las comunidades se

conformen organizaciones para la gestión forestal empresarial, que debido a la falta de estas

capacidades los había llevado a establecer contratos comerciales poco ventajosos para las

comunidades.

Las políticas/normativas forestales pese a que han evolucionado siguen limitando el manejo forestal

comunitario, debido a: a) la ausencia de un concepto “institucional” claro de la Forestería

Comunitaria, b) los tiempos de respuesta prolongados por procedimientos administrativos, y c) la

cantidad de requisitos, imposiciones tarifarias y tasas, y largos trámites requeridos.

Las políticas que regulan los bosques comunitarios corresponden a modelos que también regulan a

las empresas comerciales, y éstas no consideran las características y realidades de las comunidades

indígenas y campesinas: tales como los cronogramas de aprendizajes, la falta de capacidades

técnicas, capital de trabajo, maquinaria y equipo, y capacidades de negociación en el mercado.

Las instituciones gubernamentales rectoras (que velan por el desarrollo del sector forestal) no

realizan asistencia técnica a las comunidades, y son vistos como fiscalizadores, controladores y

recaudadores de impuestos, más que como colaboradores y promotores del manejo forestal, por ello

la asistencia técnica proporcionada por organismos externos ha sido fundamental para impulsar los

procesos de manejo forestal comunitario.

OTROS HALLAZGOS VISTOS DESDE LA COMUNIDAD

Los miembros de las comunidades conocen con mejor detalle los límites de su territorio; las

capacitaciones y la asistencia técnica de los profesionales involucrados les han permitido conocer y

utilizar instrumentos y herramientas de precisión (GPS, brújulas, software), para medir y evaluar

situaciones de su entorno.

El proceso de intervención con asistencia técnica permanente en el tiempo (por diversos cooperantes)

ha permitido a los líderes comunitarios planificar el Manejo Forestal, y ha hecho que la alta

dirigencia tradicional de la comarca conozca y entienda el proceso que conlleva la realización de un

Plan General de Manejo Forestal.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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Se ha logrado que el 100% de la mano de obra en las operaciones marcado, censo, derribo y

cubicación de la madera en campo y patios de acopio, sea aportada por los miembros de las

comunidades y valorada como actividad especializada.

En la situación inicial hubo una capacidad organizativa débil de los miembros de la comunidad,

aunado a un total desconocimiento (de las comunidades) de la existencia de alternativas nuevas y

viables, que les permitieran aprovechar el bosque de manera responsable y ordenada y que

pudieran beneficiarse en forma más equitativa de su aprovechamiento.

Los miembros de las comunidades reconocen que el modelo de manejo del aprovechamiento y

gestión del bosque que están llevando a cabo tiene todavía muchas limitaciones, sin embargo,

prefieren seguir con el modelo actual (aun con limitaciones y tropiezos), en lugar de volver a hacerlo

de la manera descontrolada en que se hacía antes, en donde reinaba el “caos”.

Existen posiciones divergentes entre los miembros de las comunidades en cuanto a si hay o no

beneficios económicos para todos, sin embargo, todos son del consenso de que ahora se observan

beneficios tangibles, que no se tenían antes, tales como salarios para los Emberá que trabajan en las

empresas comunitarias, seguro colectivo a los trabajadores del campo, dotación de equipos (p.e.

motosierras) para que sirvan a la comunidad.

La implementación del modelo actual de Manejo Forestal ha frenado considerablemente el

problema de tala ilegal, pero aun no lo ha eliminado del todo.

Los miembros de las comunidades perciben una falta de interés por parte de las autoridades de

Estado en promover el desarrollo sostenido de los recursos bajo su jurisdicción y que hay

desconfianza en que los dirigentes, técnicos y personal indígena puedan hacer la diferencia en

establecer un manejo forestal sostenible en la comarca.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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LAS 6 LECCIONES APRENDIDAS

+ RELEVANTES

El manejo forestal comunitario contribuye a despertar el sentido de pertenencia sobre el recurso y

facilita la autoconfianza de las comunidades locales para el desarrollo empresarial como generador

de beneficios socioeconómicos.

El manejo forestal comunitario es una práctica eficaz de conservación que contribuye con la

reducción de los niveles de pobreza de los moradores de las comunidades, al tiempo que asegura la

permanencia a largo plazo, de las funciones ecosistémicas de los bosques.

El manejo forestal comunitario es una práctica que contribuye a minimizar la tala ilegal por parte de

personas extrañas o pertenecientes a la comarca.

Una buena organización social en la comunidad y buenos puentes de comunicación entre los

diferentes estamentos de la comarca, así como el alto sentido de responsabilidad empresarial, es

fundamental para asegurar el manejo forestal a largo plazo.

El manejo técnico del bosque es contundente en contrarrestar la percepción (tal vez infundada) por

parte de personas foráneas, de que la comarca posee exceso de tierras y recursos, de forma

ociosa.

Para que persista la forestería comunitaria, con todos sus beneficios socioeconómicos y ecológicos, es

fundamental que el Estado a través de la Autoridad Forestal, mantenga una política de fomento y

apoyo al desarrollo forestal clara, de largo plazo, y en beneficio de los grupos sociales más

vulnerables en el entorno forestal rural.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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CONCLUSIONES

La asistencia técnica continua y el grado de organización actual ha permitido que el modelo de

manejo que se tiene se extienda y difunda a otras comunidades indígenas dentro de la comarca,

como elemento clave para tener mayor consciencia y conocimiento de que el recurso bosque dentro

de las comunidades es valioso y se puede aprovechar de manera tal que genere beneficios.

Las comunidades han adoptado un modelo de aprovechamiento del bosque que ha permitido tener

beneficios comunitarios directos e indirectos, basado en técnicas de cosecha que permiten extraer

del bosque recursos de manera más ordenada.

Se ha reducido en gran medida la tala ilegal de los recursos maderables y se ha fomentado un

mejor control de la explotación del bosque dentro de la comunidad.

Los dirigentes de las comunidades han adoptado las herramientas de gestión forestal y gerencial en

los PGMF y los EIA, así como un sistema para llevar a cabo un análisis de costos forestales

(SICOSFOR) y un Sistema de Contabilidad Empresarial Forestal (SCONEF); ambos sistemas de

software implementados con asistencia técnica canalizada por la WWF y otros organismos.

Las acciones de asistencia técnica para el manejo de bosque, por parte de instituciones de

Gobierno, se ha percibido por los miembros y dirigentes de las comunidades, como casi nula.

Los miembros de las comunidades y sus dirigentes perciben a las instituciones del Estado como meros

fiscalizadores y recaudadores de ingresos, más que como colaboradores e instructores en la

construcción de un proceso.

El nivel organizacional de las comunidades del Río Tupiza ha evolucionado en positivo, ya que han

pasado de ser comunidades sometidas por las malas prácticas de compra de madera en el pasado,

a ser más independientes y desarrolladas, al lograr conformar “empresas” de autogestión, en donde

la dirigencia comarcal garantiza la disponibilidad de la tierra, les aporta condiciones de seguridad

frente a otros actores y les apoya en un mayor control de sus recursos naturales; lo cual definen con

sus propias palabras como: “ya hemos logrado el cercado de la casa”.

Los miembros de las comunidades reconocen, gracias a la asistencia técnica y al aporte de

instituciones internacionales y no gubernamentales, la necesidad de conservar y de aprovechar de

manera sostenible el recurso bosque para poder ofrecerlo a futuras generaciones, pues esta

asistencia les ha permitido conocer que el modelo de manejo propuesto permite aprovechar el

bosque de manera ordenada al conocer los volúmenes de madera, la cantidad de especies, precios

y darle el valor real que los bosques tienen.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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RECOMENDACIONES

Mejorar el sistema de rendición de cuentas de los dirigentes a sus bases, para hacer más

transparente el manejo del proceso productivo de los recursos forestales, que pertenecen a toda la

comunidad.

Institucionalizar el programa de manejo forestal comunitario, por parte de la ANAM, y a partir de

allí establecer mecanismos permanentes que incentiven a las comunidades al manejo forestal, dado

que los altos costos derivados de la implementación de buenas prácticas reducen considerablemente

el margen de ganancias de las comunidades y en reconocimiento a su gran contribución al

cumplimiento de las metas nacionales de conservación.

El programa de manejo forestal comunitario que establezca la ANAM debe tener expresión

nacional, regional y local, para que acompañe de forma idónea a todos los procesos de

capacitación y mejoramiento de la gestión empresarial-organizacional que sean necesarios.

Instar a las autoridades tradicionales al acompañamiento de este sistema de Plan de Manejo

Forestal.

Seguir trabajando (organizaciones de cooperación, ANAM y otras instituciones vinculadas) para

fortalecer las capacidades de organización para la producción e integración de las autoridades

locales en todos los procesos implicados en la elaboración de un PGMF.

Brindar mayor asistencia técnica y un entrenamiento continúo en servicio y asistencia técnica, tanto a

nivel de gerencia como a nivel intermedio y de base.

Elaborar una «guía de acción» que le permita a la comarca continuar con prácticas de manejo que

favorezcan el aprovechamiento del bosque de manera ordenada y perpetua, que sirva de

referente cuando la cooperación externa no esté presente.

Velar por la implementación práctica del Plan de Desarrollo Comunitario, para que la comunidad se

beneficie de manera real de las oportunidades que brinda la administración ordenada de sus

bosques.

APRENDIZAJES EN MANEJO FORESTAL COMUNITARIO

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