REVOLUCION BOLIVIANA

23
REVOLUCION BOLIVIANA ENCUADRE INTERNACIONAL Y LATINOAMERICANO Luego de haber luchado contra el monopolio español durante varios años, como dice Lynch, los países latinoamericanos daban la bienvenida a los extranjeros que eran partidarios de la libre competencia y que aportaban el tan necesitado capital, los productos manufacturados y las especializaciones empresariales” (Lynch,1976:337). Luego de atravesar la crisis económica de 1929, el mundo capitalista comienza a transformar la división internacional del trabajo, que por varias décadas se había mantenido estable y mostraba ser armónica. Durante este tiempo los países imperialistas habían estado vendiendo a los países dominados productos industriales manufacturados, mientras que estos últimos les vendían a los primeros solo materias primas prácticamente sin elaboración. Estos países oprimidos estaban especializados en determinados productos primarios para su exportación y a esto se le sumaba la inversión de capital extranjero creando una dependencia hacia los países imperialistas que no permitió el “normal” desarrollo del capitalismo, el cuál quedó atrasado. Sin embargo, esto comienza a tomar otro rumbo cuando durante la crisis del 30, las exportaciones de América Latina comienzan a perder su precio y los lazos con los países imperialistas se debilitan. Para enfrentar la situación de falta de inversión extranjera en los países dependientes comienza a surgir una nueva industria liviana que continúa importando pero ya no productos manufacturados, sino medios de producción. A esto, se le

Transcript of REVOLUCION BOLIVIANA

REVOLUCION BOLIVIANAENCUADRE INTERNACIONAL Y LATINOAMERICANO

Luego de haber luchado contra el monopolio español durante

varios años, como dice Lynch, los países latinoamericanos

“daban la bienvenida a los extranjeros que eran partidarios de la libre

competencia y que aportaban el tan necesitado capital, los productos

manufacturados y las especializaciones empresariales” (Lynch,1976:337).

Luego de atravesar la crisis económica de 1929, el mundo

capitalista comienza a transformar la división

internacional del trabajo, que por varias décadas se había

mantenido estable y mostraba ser armónica. Durante este

tiempo los países imperialistas habían estado vendiendo a

los países dominados productos industriales manufacturados,

mientras que estos últimos les vendían a los primeros solo

materias primas prácticamente sin elaboración. Estos países

oprimidos estaban especializados en determinados productos

primarios para su exportación y a esto se le sumaba la

inversión de capital extranjero creando una dependencia

hacia los países imperialistas que no permitió el “normal”

desarrollo del capitalismo, el cuál quedó atrasado.

Sin embargo, esto comienza a tomar otro rumbo cuando

durante la crisis del 30, las exportaciones de América

Latina comienzan a perder su precio y los lazos con los

países imperialistas se debilitan. Para enfrentar la

situación de falta de inversión extranjera en los países

dependientes comienza a surgir una nueva industria liviana

que continúa importando pero ya no productos

manufacturados, sino medios de producción. A esto, se le

suma el éxodo rural que comienza una urbanización a gran

escala.

Todo este cambio lleva aparejado una modificación en la

estructura social, junto con el desarrollo de la industria

liviana y el consecuente comercio de los países, hasta

ahora, dependientes, comienza a formarse una burguesía

nacional que va a disputarle el puesto a la oligarquía

tradicional y reclamar su poder. Al mismo tiempo, surgía un

nuevo proletariado y una clase media en las ciudades. Sin

embargo, esta transformación llevará un tiempo, ya que

partiendo de la base, había surgido de una relación extrema

de dependencia y cortar los lazos sería una tarea difícil.

De todos modos, luego de la Segunda Guerra Mundial, surgen

en Latinoamérica, varios gobiernos nacionalistas que

cuestionarán esta dependencia y sobre todo, la dependencia

hacia la nueva potencia que era Estados Unidos.

Frente a esta crisis de la división internacional del

trabajo y buscando una alternativa para salir de ella, la

mayoría de los países de América Latina amplían su

participación política y comienzan a tomar parte de esta

nueva lucha grandes masas populares. Durante la década del

30, “en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela

se asiste a una importante intervención del Estado, expresada en la creación de

organismos específicamente dedicados a la regulación de la comercialización

de los productos primarios y/o a la promoción de producciones industriales a

gran escala y con maquinaria moderna. En algunos casos el Estado se

convierte, también, en propietario de los medios de producción, especialmente

en sectores de infraestructura e industriales productores de acero, armas y

otros insumos necesarios para la defensa militar, circunstancia que potencia la

participación de las Fuerzas Armadas”. El ejemplo en Bolivia sería

el de YPFB (Yacimientos Petrolíferos Bolivianos) que fue

“creada por el gobierno reformista militar de Toro en 1936”

(Ansaldi,2003:20).

Durante este periodo en Argentina, tomó el mando el general

Perón, el cual logró el progreso en temas laborales y de

asistencia social mediante un desarrollo industrial

importante, pero sin eliminar las bases oligárquicas, las

cuales lograron derrocarlo nueve años después. En el caso

de Brasil, el varguismo (por Getulio Vargas) entre 1930 y

1945, crea un plan de reformas industriales y sociales,

pero esto abre un abismo entre el desarrollo urbano y el

atraso rural. A esto, se suma que Vargas era aliado a los

países del Eje, por lo que al finalizar la Segunda Guerra

Mundial, es derrocado y aunque retorna al poder en 1951 y

acercado a los Estados Unidos, las fuerzas opositoras le

hacen tal frente que se suicida 3 años después.

Unos años después de la guerra boliviano-paraguaya por la

conquista del Chaco Boreal (1931-1935), en la cuál, luego

de muchas intervenciones internacionales para lograr un

acuerdo, Paraguay se apoderó de la gran mayoría de las

tierras en disputa aunque en realidad los únicos

beneficiados fueron la Shell y la Standard Oil. Frente a

esta situación, la “Rosca” que era un bloque oligárquico

con integrantes de la industria del estaño y monopolios

extranjeros, se vio favorecida con “la depreciación de la moneda

y con algunos prestamos usurarios” (Rivera, 1969:256). En Bolivia,

el gobierno popular de Busch terminó en 1939 con su

suicidio y esto llevó a la asunción del gobierno rosquero.

Estos últimos hacen alianzas con Estados Unidos y llevan a

cabo una política represiva que culmina con un conocido

ataque a los mineros de Catavi en 1942. Frente a estos

sucesos, se abren frentes nacionalistas y resistencias de

movimientos que habían apoyado a Busch y a su predecesor,

el general Toro. Este conjunto de reacciones derribó en

1943 al gobierno de la Rosca asumiendo al poder Villaroel.

Este gobierno fue ambiguo ya que mantenía relaciones con

los “barones del estaño” y norteamericanos, mientras que

favoreció la sindicalización minera, suprimió instituciones

feudales de servicio gratuito en el ámbito rural. Sin

embargo, Villaroel no se aferró a los sectores populares,

por lo que la Rosca pudo conspirar y producir un golpe a su

gobierno en 1946 sin la reacción de masas populares. Asume

al poder Hertzog y luego lo sucede Urriolagoitia, quienes

instauran una política represiva y sangrienta contra los

movimientos campesinos y obreros, en especial los mineros.

Durante este proceso, el Movimiento Nacionalista

Revolucionario (MNR) conspira en contra de la Rosca con el

apoyo de un sector de ejército y la policía. Si bien, en

1951 gana su candidato, Paz Estenssoro, no logra la

cantidad de votos que exigía la Constitución, por lo que

asume Ballivián (de la Rosca) anticipándose a la elección

del Congreso de los tres candidatos mas votados. Pero el 8

de abril de 1952 comienza el golpe del MNR con sus aliados

del ejército que estuvo acompañado por una insurrección

popular con el pueblo armado. A diferencia de los que pasó

en países vecinos como Argentina y Brasil, en Bolivia “el

triunfo de movimiento nacionalista no se debió al predominio de una facción

del ejército sobre otra, sino al virtual aniquilamiento de la institución armada

por un levantamiento popular.” (Albaredo,1975:754)

CAMINO HACIA UNA REVOLUCIÓN.

Para entender el camino que transitó Bolivia hacia la

revolución, es necesario conocer su pasado y cómo fue

conformándose el país. Como hemos leído en Chesneaux, “es el

pasado el que manda en el presente”(Chesneaux,1984:22) y es

necesario conocer la historia de un pueblo para conocer el

por qué de sus acciones.

Una vez que las tierras bolivianas fueron integradas al

Imperio Incaico, las comunidades de la zona fueron

absorbidas por el poder central que por un siglo las

mantuvo trabajando para sí. Al llegar los españoles, como

relata del Campo, estas comunidades quedaron a la merced de

los conquistadores quienes aprovecharon la fuerza de

trabajo acumulada para que continúe produciendo un

excedente, pero ahora para el beneficio de la corona en

forma de encomienda y tributo. Esto fue lentamente

cambiando, el encomendero se fue transformando en

hacendado, estos fueron usurpando las tierras de las

comunidades indígenas que eran más productivas y los

indígenas terminaron convirtiéndose en arrenderos que

trabajaban para los hacendados para mantener el usufructo

de las tierras que aun cultivaban, pero ya no les

pertenecían. Este sistema semi-feudalista de la haciendo

latifundista continuó hasta la Reforma Agraria de 1953, por

esta razón la agricultura no llegó a ser una producción con

fuerte impacto en la economía boliviana. Este lugar lo

ocupó la minería que conformó un sector clave en el país

que permitió el crecimiento de una oligarquía nacional y

grandes comerciantes. A este ritmo, Bolivia se convirtió en

un país que presentaba un paisaje rural con oasis urbanos

que establecían otro estilo de vida completamente distinto

y ambos se complementaban entre sí. Este esquema es una de

las características que le da Kossok a los comienzos de las

revoluciones en Latinoamérica, la presencia de una

estructura feudal-colonial rígida, la cual se mantuvo

durante décadas hasta la Revolución Nacional. Mires retoma

a Mariategui, quien trabaja con Perú, para mostrar que las

clases sociales bolivianas estaban constituidas

racialmente.

A pesar del esquema que presentaba el país, el gobierno

boliviano no estaba en condiciones de defender su

territorio y perdió gran parte de las tierras que les

pertenecían en manos de países vecinos.

En 1872, se creo una empresa de capital chileno-británico,

la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta, la

cual había recibido grandes concesiones por parte de

Bolivia para instalarse en su territorio donde habían sido

descubiertas nuevas minas. Como expone Bonilla, fue en esta

oportunidad que para movilizar los créditos y tratar

diferentes temas financieros abrió sus puertas el Banco

Nacional de Bolivia. Pero al cabo de 2 años, el gobierno

boliviano impuso un impuesto retroactivo, lo que para los

chilenos se tradujo en un quiebre de tratado y decidieron

no pagarlo. Ante esto, se ordenó el remate de los bienes de

la empresa por la suma demandada, a lo que los chilenos

reaccionaron con la declaración de guerra. Bolivia fue

rápidamente derrocada y perdió su terreno costero. Luego de

la guerra del Pacifico, el dominio del cuadillo militar

boliviano terminó y se estableció una oligarquía civil

formada por la elite minera.

Frente a la situación del mercado mundial y el descenso de

los precios de la plata, esta nueva elite “se vio forzada a

bajar los costes e incrementar la productividad” (Klein,s/f:212)

invirtiendo en maquinarias y electricidad. Pero el

transporte necesario implicaba un gran presupuesto por lo

que la elite se vio obligada a recibir capital extranjero

(Estados Unidos) para la construcción de ferrocarriles. Con

estas inversiones hechas, la minería de estaño tuvo una

oportunidad de crecer rápidamente ante la necesidad mundial

de este metal ya que las minas podían responder eficazmente

a la demanda. El proceso de obtención del metal del estaño

lo esquematiza Santiago Mas, este nos muestra que los tres

primeros pasos se producían en Bolivia: extracción,

limpieza y concentración. Lo más lógico hubiese sido que

aprovechando que los yacimientos de Asia habían caído en

manos de los japoneses y para no tener que transportar el

estaño hasta Europa, los dos últimos pasos, la fundición y

la refinación, hubieran tenido lugar en territorio

boliviano. Sin embargo, Estados Unidos, que era el gran

inversionista en la industria minera, instaló la fundición

en Texas, como un claro ejemplo de dependencia boliviana.

En este ejemplo se especifica otras de las características

enumeradas por Kossok, una clase precapitalista que utiliza

parcialmente elementos capitalistas como la exportación

creando una dependencia del mercado mundial.

Las condiciones estaban dadas para que compañías

extranjeras invadan el mercado y frente a esto, surgió un

nuevo grupo de empresarios bolivianos. Como expone del

Campo, estos empresarios eran en su mayoría advenedizos

ligados al capital extranjero que rompieron con el laxo

equilibrio que había construido la antigua elite mediante

el surgimiento de oposiciones de sectores mineros,

mercantiles, campesinos y clases medias. Como afirma Klein,

la antigua elite conservadora no pudo controlar el

surgimiento de una oposición liberal que triunfo en 1890.

DISPUTA ENTRE CAPITALES EXTRANJEROS

Como mencioné anteriormente, durante la primera mitad del

siglo XX, la producción estaba basada básicamente en la

producción minera, sobre todo el estaño en la región

centro-occidental, esta producción también condicionó la

estructura social de Bolivia, consolidándose así una

oligarquía nacional que dominó el país hasta 1952. La

industria extractiva creció estrepitosamente y sus

trabajadores fueron los encargados de formar las bases de

los movimientos nacionalistas junto con las clases medias

subalternas. Luego de la crisis del 30, comenzaron a

enfrentarse decididamente estos dos grupos, por lo que se

comenzaron a crear distintos movimientos nacionalistas que

tomaban juego en esta lucha de clases. En medio de esta

disputa, Alemania y Estados Unidos comenzaron a rivalizar

por obtener la hegemonía de Bolivia. El origen de este

interés se remonta a la llegada de los primeros inmigrantes

alemanes al país andino en el ultimo cuarto del siglo XIX,

los cuales establecieron comercios que tomaron relevancia y

aumentaron en número las exportaciones e importaciones con

el país germánico, también tuvieron influencia sobre el

ejército y la aviación civil. A diferencia de Alemania,

Estados Unidos no contó con inmigrantes en Bolivia que le

ayudaran a influenciar en distintas áreas del país,

entraron al contexto boliviano por razón financieras

(crédito para la construcción de ferrocarriles o de ayuda

económica), lo que llevó al país andino a contraer una

deuda externa de mas de 40 millones de dólares entre 1906 y

1921 (Bieber, 1994:189). Al estar Alemania dominando el

sector comercial y Estados Unidos el ámbito financiero y la

extracción de materias primas por inversiones realizadas,

ambos países tenían mucho interés en lograr la mayor

influencia posible. Es así como comenzó su disputa.

En medio de esto, los nuevos grupos nacionalistas,

denunciaban a los integrantes de la Rosca de mantener

estrechas relaciones con el país norteamericano y velar por

sus intereses. Contra esto, este nuevo movimiento comenzó a

simpatizar por Alemania para encontrar una vía para llevar

a cabo sus proyectos económicos y sociales.

Sin embargo, luego de la Primera Guerra Mundial, Alemania

perdió gran parte de su influencia y Estados Unidos

aprovechó la oportunidad de lograr la hegemonía. Pero esto

se vio truncado por la creciente ideología contra la

hegemonía anglo-norteamericana y la pérdida de poder de la

Rosca en la derrota ante Paraguay. No obstante, el sector

comercial que dominaba Alemania siempre necesitó para

crecer de la inversión de capital extranjero que Estados

Unidos proporcionaba.

FORMACIÓN ECONÓMICO-SOCIAL BOLIVIANA.

Siguiendo las operaciones teóricas que especifica Godelier,

intentaré dar cuenta de la formación económico social de la

Bolivia prerrevolucionaria. Se debe tener en cuenta que un

Estado nacional siempre se realiza sobre un estructura

económico-social históricamente dada con un contexto

internacional especifico (Cuevas, 1977:32).

1-Identificar el número y la naturaleza de los distintos

modos de producción que se combinan de una cierta forma en

una sociedad y que constituyen su base económica en un

tiempo determinado: Durante la primera mitad del siglo XX,

en Bolivia se presentaban diferentes modos de producción

que eran tanto restos de los viejos tiempos como

capitalistas. Teniendo en cuenta la agricultura, se había

conformado un sistema semi-feudal con latifundios,

hacendados y arrendados. Por el lado de la minería, la

explotación de la mano de obra junto con las inversiones de

capitales extranjeros trazaban un camino capitalista, a

esto se le sumaba el comercio que habían desarrollado los

alemanes quienes conformaban una nueva burguesía.

2- Identificar elementos de la superestructura social e

ideológica que corresponden a los modos de producción: De

parte de los empresarios de la minería, conocidos como la

Rosca, los intereses eran capitalistas y consideraban

propicio el ingreso de capitales extranjeros para su propio

crecimiento. El sector comercial estaba dominado por los

alemanes, que si bien querían lograr una mayor influencia

en el país, era verdad que sin la participación de los

Estados Unidos no lograban obtener gran parte de los

capitales necesarios y sobre todo de la infraestructura.

Fue durante esta época, que la clase obrera, sobre todo los

mineros comenzaron a sentir un sentido mas nacionalistas y

considerar que era posible el cambio, a ellos se le sumaron

los campesinos que buscaban una reforma agraria y el fin de

los latifundios.

3- Definir la forma y el contenido de la articulación entre

los modos de producción: La oligarquía estaba formada por

funcionarios que estaban al servicio de los grandes mineros

y junto a ellos forman la elite boliviana; estos responden

a los intereses norteamericanos y son los que controlaron

durante casi todo este período al país. Si de jerarquía se

habla, luego estarían ubicados los comerciantes que estaban

a cargo de la segunda fuerza económica del país, pero no

tenían grandes ingerencias políticas. Los hacendados

quedaban detrás de estos ya que la agricultura no creaba un

excedente considerable. Y finalmente se encontraba la clase

obrera y los campesinos, en su mayoría indígenas que habían

sido absorbidos por el sistema del latifundio.

4- Definir las funciones de los elementos de la

superestructura y de la ideología que se encuentran

combinados de una manera específica. Estos elementos se

encuentran redefinidos, cargados de un nuevo contenido:

Considero que es aquí donde las clases trabajadoras y los

campesinos comienzan a redefinir su lugar en la sociedad

por medio del MNR y los diferentes sucesos que inician un

cambio en el país. Sin embargo, aunque las posiciones y

definiciones de los actores cambiaron durante los años, la

hegemonía del imperialismo norteamericano con la

dependencia creada en el país no cambió en esencia.

LLEGANDO A 1952

La Guerra del Chaco fue un punto crucial en la historia

hacia la revolución boliviana. Para esta guerra, dice

Mires, los obreros mineros fueron reclutados de entre los

indios y campesinos, por lo tanto, “antes de una identidad social,

poseían una identidad étnica”. En el recorrido de los diversos

autores, puedo ver como rescatan que fue en la lucha por

mantener el territorio nacional donde se formaron gran

parte de las bases para luego enfrentar la situación y

lograr la revolución.

Después de la derrota en la Guerra del Chaco, tras la

pérdida de prestigio de la Rosca, el ejército debió hacerse

cargo del gobierno aunque su estructura había quedado

debilitada y evidenciada frente a los jóvenes oficiales.

“Sus contradicciones internas se habían reflejado entonces en la rápida

sucesión del confuso “socialismo” de Toro, la reacción nacionalista de Busch, la

restauración oligárquica de Quintanilla y el “demoentreguismo” de Peñaranda,

todos ellos militares y apoyados por algún sector de la denominada clase

armada” (del Campo, 1972:88). Dentro de este ejército, se

formaron distintas logias, algunas de las cuales eran

totalmente secretas. Los altos oficiales simpatizaban con

la Rosca, mientras que los mas jóvenes, luego de vivenciar

la derrota del Chaco, comenzaron a expresar un patriotismo

que lo figuraron en la logia “Razón de Patria” mas conocida

como Radepa. Estos basaban su discurso en, como dice del

Campo, “una abundante y confusa retórica patriótico-

moralizante” con fines revolucionarios para el país. Alguno

de sus miembros se aliaron a la MNR para conspirar contra

Peñaranda y tras un golpe el 20 de diciembre de 1943 uno de

los principales individuos de Radepa, Villaroel, asumió el

mandato. Este gobierno fue tildado de nazifacista por la

oligarquía desplazada del poder y esta clasificación se

difundió tanto que Estados Unidos tomó cartas en el asunto

y no reconoció el nuevo gobierno hasta después del

alejamiento del poder de varios miembros de distintos

movimientos y muestra de lealtad a la democracia. Luego de

llamar a nuevas elecciones, Villaroel, con el apoyo del MNR

y otros movimientos, fue reelecto. En esta oportunidad, se

dieron distintos hechos en los que el gobierno intentó

acercarse a los distintos gremios mediante aumentos y otros

beneficios. Aunque solo lo logró con una parte de los

mineros, sin tener suerte con otros obreros fabriles y los

campesinos que comenzaban a organizarse sindicalmente por

medio del Primer Congreso Nacional Indigenal que si bien

muchas de sus reivindicaciones fueron satisfechas, no

lograron acabar con el problema de raíz.

Esta nueva política no le agradaba a los miembros de la

Rosca ni a la oligarquía terrateniente y la izquierda, que

había triunfado en la elección de diputados en La Paz,

estaba atenta los posibles indicios de fascismo. Estas

corrientes se unieron formando la alianza “rosco-pirista” a

quienes se les sumaron la pequeña burguesía urbana,

maestros y empleados. “Mientras el gobierno iba despertando el apoyo

de mineros y campesinos, contaba en cambio con la hostilidad de las ciudades,

sobre todo de La Paz” (del Campo, 1972:91). Esta hostilidad

cobró forma en la insurrección que se inicio el 13 de junio

de 1946 en la cual ferroviarios, bancarios, maestros,

estudiantes, organizaciones femeninas se levantaron contra

el gobierno. En medio de la agitación, el ejército se vio

fraccionado entre los que apoyaban a Villaroel y los que

no, los cuales eran mayoría. Pla plantea que “al no apoyarse

en las masas que buscaban un centro de dirección nacional, Villaroel facilito,

sin quererlo, la tarea de la Rosca” (Pla,1969:193). Esto se vio

plasmado finalmente el 21 de julio, cuando una gran

insurrección popular tomó edificios públicos y mató a

Villaroel sin enfrentarse al ejército y la policía, ya que

estos estaban altamente debilitados y divididos. Al

concluir este gobierno con aspiraciones nacionalistas, el

Comité Tripartito Revolucionario que constituyó una Junta

de Gobierno en el que fue electo Hertzog. Este nuevo poder

incluyó ministros izquierdistas y debió comenzar una dura

represión ante las movilizaciones cada vez mas frecuentes

de la clase obrera, sobre todo mineros. Estos últimos

estaban altamente organizados sobre la base de una

revolución llevada a cabo por “el proletariado, en alianza

con los campesinos y sectores de la pequeña burguesía”. En

medio de varias represiones terminadas en masacres, el

nuevo gobierno de Urriolagoitia continuó con esta política

para enfrentar al MNR en 1949 y una huelga general en 1950.

A pesar de todos los intentos, en las elecciones de 1951

triunfó Paz Estensoro. Sin embargo, Urriolagoitia entregó

el mando a la junta militar para que anule la votación y no

pueda asumir. Estaban dadas todas las condiciones para una

verdadera insurrección popular.

1952: REVOLUCIÓN

Finalmente, el 9 de abril de 1952, luego de tres días de

luchas entre obreros y mineros por un lado y el ejército

por otro, el MNR pudo asumir al poder. Fue cuando el

gobierno, presionado por las masas a cumplir todas las

consignas prometidas, comenzó a aplicar una serie de

medidas que cambiarían la estructura económico-social y

política del país. Como redacta Pla revelando un futuro

pesimismo, “al triunfar el MNR y formar gobierno con un abrumador apoyo

de masas, se crean estas condiciones de dualidad, ya que los obreros,

campesinos y ahora también cada vez mas el estudiantado y la pequeña

burguesía, entienden que esa es su revolución, y esperan de Paz Estensoro lo

que este no esta dispuesto a hacer”(Pla,1969:214).

Bolivia comenzó la transformación, se nacionalizó la gran

minería terminando con la Rosca y quitándole las riquezas a

los monopolios imperialistas. El sufragio universal incluyó

al 70% de la población que había sido ignorada por ser

analfabeta y la Reforma Agraria terminó con el latifundio y

todas sus formas. Se financiaron distintos planes que

financiaron el cambio de la agricultura para terminar la

monoproducción para dejar de depender de productos

extranjeros, se construyeron carreteras y con este aporte

creció la industria del petróleo y la agricultura tropical.

Sin embargo, este era un país atrasado y dependiente que no

permitía el desarrollo del capitalismo nacional. Los

ingresos de la minería, ahora en manos del Estado, fueron

desviados a otros sectores y no se pudieron realizar las

inversiones mínimas necesarias. La producción minera

descendió a menos de la mitad entre 1952 y 1960 y

conscecuentemente se produjo una crisis económica. A pesar

de que la situación se quiso revertir en 1961 con ayudas

financieras del Banco Interamericano de Desarrollo, de

Estados Unidos y Alemania, nunca logró los niveles de

producción de diez años antes y continuó dependiendo de los

monopolios que controlaban la fundición y comercialización

de estos productos. La única extracción que creció durante

este período fue la del petróleo gracias a YPFB que logró

el abastecimiento interno y la exportación.

Una de las bases de la revolución era la Reforma Agraria

que, como sostiene Lynch, sin esta “no había posibilidades de

elevar los niveles de vida de la gran masa del pueblo, y sin esta no había

posibilidades de desarrollo industrial” (Lynch,1976:340). La Reforma

Agraria tampoco tuvo los efectos esperados. Mientras los

campesinos esperaban los títulos de las propiedades

expropiadas a los terratenientes, la producción disminuyó a

valores ínfimos. Por un excesivo parcelamiento de las

tierras y la falta de créditos no fue posible la

tecnificación y solo servían para abastecer las demandas

familiares sin producir excedente para comercializar. Solo

en la zona de Santa Cruz, un nuevo espacio de agricultura,

las reformas fueron productivas. Gracias a las carreteras,

créditos e inversiones en infraestructura esta zona se

convirtió en un lugar eficaz para la producción de arroz y

azúcar que sustituyeron las importaciones. En otros sitios,

se comenzó a diversificar la agricultura con cierto éxito

en la exportación (cacao, banana, cítricos). Era una

industria altamente dependiente de las importaciones, ya

que de ellas se abastecía de maquinarias, combustibles y

materias primas.

Los proyectos económicos originales debieron cambiar por

una política realista impuesta desde el Fondo Monetario

Internacional. Se achicó el presupuesto y se restringieron

los créditos, se abandonó el control de los precios y los

sueldos fueron congelados. Toda la ayuda para remontar la

economía provenía de Norteamérica y le permitía a este país

obtener del gobierno boliviano todas las ventajas

necesarias para sus capitales, por ejemplo, en el petróleo.

Fue el caso de la Bolivian Guf Oil, que fue beneficiada

mediante el Código de Petróleo en 1955.

La burocratización de los sindicatos fue promoviendo el

apaciguamiento de los reclamos y permitía un mayor control

de los mismos desde el gobierno.

Desde 1953, el gobierno fue reorganizando el ejército con

influencia de los Estados Unidos que les permitió cortar

las relaciones con los obreros y campesinos. Paz Estenssoro

se encontraba con un poder débil y su vicepresidente

Barrientos, junto con el jefe del ejército, Ovando Candia,

y la aprobación del pentágono lo derrocaron del poder en

noviembre del 1964. Barrientos comenzó ocupando los

campamentos mineros con militares y con una gran represión

apresando a los dirigentes sindicales. Por los despidos

realizados en las minas y los desmantelamientos de las

organizaciones obreras se logró reducir los sueldos un 40%.

Todas estas nuevas medidas fueron incrementando el poder de

una nueva Rosca que se conformó con gerentes y abogados de

empresas extranjeras junto con terratenientes capitalistas,

importadores entre otros enriquecidos por la situación de

Bolivia, formaron una nueva oligarquía.

Fue Barrientos el encargado de persuadir a los campesinos

que luego de haber obtenido sus nuevas propiedades se

habían mantenido en una actitud conservadora por miedo a

perderlas. Y al estar su sindicato muy burocratizado y sin

mucha acción política, debían ser captados con nuevas

promesas y esa demagogia fue bien trabajada por Barrientos

para lograr su apoyo y alejarlos de los mineros. Cuando

este líder político murió, tomó el mando Ovando quien no

fue capaz de continuar con la represión dando lugar al

resurgimiento de los movimientos sindicalistas para contar

con su respaldo. Eliminó la concesión de la Bolivian Guf.

Pero su poder era muy precario y fue Miranda, quien dirigía

el sector derechista del ejercito, quién en octubre del 70

inició un golpe de estado. No obstante, a pesar de lo

inestable del movimiento obrero, estos organizaron una

huelga general que detuvo el golpe y dieron triunfo al

nacionalismo de izquierda que puso al poder a Torres quien

tenía tendencia socialistas revolucionarias. A pesar de que

logró una autonomía política importante, varios sectores

del ejército junto a la nueva oligarquía e intereses

imperialistas comenzaron con intentos golpistas hasta que

se derrocaron a Torres e impusieron a Banzer.

CONCLUSIÓN

Al igual que en gran parte de Latinoamérica, si no es toda,

Bolivia vivió el deseo de revolución pero con el constante

impedimento de un capitalismo nacional atascado en el

atraso. La dependencia a los países imperialistas era

prácticamente indestructible, y cuando el país andino

intentaba soltarse, nuevos obstáculos se le presentaba

teniendo que contar con ayuda financiera extranjera.

Albaredo reflexiona al respecto y escribe “ocurría que el

subdesarrollo no era “poco” desarrollo, susceptible de convertirse en “mucho”,

por un proceso meramente cuantitativo. Ese desarrollo como “desarrollo del

subdesarrollo”, no podía quebrar la dependencia, por ser él mismo tributario

de las economías centrales, de las que dependía para el abastecimiento de

medios de producción, y que pasado el relajamiento temporáneo de sus lazos

con la periferia, los iban a conformar como mercados de bienes de equipo y

tecnología y como campos de exploración directa de fuerza de trabajo a través

de las radicaciones” (Albaredo,1975:745). Entonces, cabe

plantearse si es verdaderamente posible constituir una

independencia en un mundo imperialista, donde es el

capitalismo, una fuerza salvaje y destructora, el que

impera. ¿Puede quedar acaso un rincón en el mundo sin

participación alguna en la economía mundial y a su vez

conseguir el progreso de las diferentes clases sociales y

el desarrollo de las industrias sin necesidad de la

intromisión de países centrales como lo es Estados Unidos?,

¿Puede un país de la denominada periferia constituir un

poder autónomo, con la participación de “todos” y sin la

participación de extranjeros?

Como plantea Mas, la cuestión central de la revolución en

América Latina es la del poder. El poder que debe ser

popular, unir a la clase obrera y al pueblo. Solo los que

lograron esto fueron capaces de instaurar una revolución,

¿pero cuán verdadera puede ser una revolución en estos

días? Finalmente, retomo a Vilas citando que el “Estado

populista” es una expresión inadecuada. “El Estado en cuyo marco

el proyecto populista se articulo nunca fue populista. Hubo regímenes

populistas en el marco de Estados capitalistas” (Vilas,1988:148).

BIBLIOGRAFÍA:

Albaredo, Eugenio, Los nacionalismos de América Latina., en

Nuevo Siglomundo nº100, Centro Editor de América Latina,

Buenos Aires,1975.

Ansaldi, Waldo, Tierra en llamas. Una introducción a America Latina

en los años 30 en Ansaldi, Waldo (comp.), en Tierra en llamas.

Bieber, Leon E., Bolivia 1936-1945. En la encrucijada entre el

nacionalismo militante y la rivalidad germano-norteamericana, en

Relacoes internacionais dos paises americanos, Vertentes da

Historia, Cervo- Dopcke (comp..), UNB, Brasilia, 1994.

Bonilla, Heraclio, Perú y Bolivia, en Bethell, L (ed.)

Historia de América Latina, t. 6, Critica, Barcelona, 1985,

pp. 223-237.

Cajias de la Vega, Magdalena, Los mineros en la Revolución

Nacional. La identidad minera y su accionar sindical y político, en “Data”,

Revista del Instituto de Estudios Andinos y Amazónicos,

nº3, La Paz, 1992.

Chesneaux, J., ¿Hacemos tabla rasa del pasado? A propósito de la

historia y los historiadores, Siglo XXI, Buenos Aires, 1984.

Presentación y capítulos 1 a 3.

Cuevas, A. El desarrollo del capitalismo en América Latina, Siglo

Veintiuno. México 1977. Capítulos 1 a 4.

Del Campo, Hugo, Villaroel. Ejercito y nacionalismo en Bolivia, en

Historia de América, Centro Editor de América Latina,

Buenos Aires, 1972.

Godelier, Maurice, El concepto de formación economica y social: el

ejemplo de los Incas. En: Espinoza Soriano, Waldemar, Los modos

de producción en el imperio de los Incas, Amaru Ed. Lima

1981 Pp. 265-283.

Klein, Herbert S., Bolivia, desde la Guerra del Pacifico hasta la

Guerra del Chaco, 1880-1932, en Bethell, L (ed.), op.cit, t. 10.

Klein, Herbert S., La Revolución Nacional, 1932-1964, en data

Revista del Instituto de Estudios Andinos y Amazónicos,

nº3, La Paz.

Kossok, m., El contenido burgués de las revoluciones de independencia

en América Latina, en Secuencia. Revista americana de Ciencias

Sociales. México, enero/abril, 1969.

Lynch, John, Las revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826.

Ariel, Barcelona, 1976. Capitulo 10.

Mas, Santiago. Revolución y contrarrevolución en Bolivia, Centro

Editor de América Latina, Buenos Aires.

Mires, Fernando, La rebelión permanente, Siglo XXI, México,

1998.

Pla, Alberto, América Latina Siglo XX. Economía, sociedad y

revolución, Carlos Pérez Editor, Buenos Aires, 1969.

Rivera, J., América Latina: el difícil intermedio, Siglomundo Nº44,

CEAL, Buenos Aires, 1969.

Rivera Cusicanqui, Silvia, Apuntes para una historia de las luchas

campesinas en Bolivia, en González Casanova, Pablo (coord..)

Historia Política de los campesinos latinoamericanos, Siglo

XXI, México, 1985.

Vilas, Carlos. El populismo latinoamericano: un enfoque estructural.

En Desarrollo Económico, Bs.As., IDES, 1988.

Zavaleta Mercado, Rene, Consideraciones generales sobre la historia

de Bolivia (1932-1971), en América Latina: historia de medio

siglo, Siglo XXI, México, 1986.