Recuerdos de un siglo de teatro 1949-1950

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Recuerdosde un siglode teatro

COLECCIÓN TEATRAL DE PRENSA MADRILEÑA ESCOGIDA 1851-1955

1949-1950

NIPO: 035-17-047-6

Los originales correspondientes a los 47 volúmenes ahora digitalizados1 que componen esta “Colección Teatral de Prensa Madrileña Escogida”, y que desde el CDT hemos titulado Recuerdos de un siglo de teatro, contienen en sus miles de páginas infinidad de recortes de prensa (con frecuencia acompañados de ilustraciones gráficas u otros materiales de archivo) a los que se suma un número incontable de textos o apuntes mecanogra-fiados o manuscritos, todo ello con una vinculación preferente a la trayectoria histórica del teatro en Madrid y que abarca desde la segunda mitad de la centuria del siglo del XIX hasta mediados del siglo XX.

Su origen es relativamente incierto, aunque se ha podido averiguar que su procedencia inmediata, antes de su incorporación a los fondos del Centro de Docu-mentación Teatral hace casi cuarenta años, es su adqui-sición al célebre dramaturgo español, José López Rubio, quien, a su vez, por documentación epistolar anexa, parece que hubo de recibirlo o adquirirlo de quien se revela como el artífice que previamente había seleccio-nado, recortado y compuesto el material periodístico de la colección; y que, en su caso, también escribió autó-grafamente los apuntes y añadidos antes mencionados: se trata de Luis García Zamorano con quien el escritor llega a sostener una prolongada correspondencia que converge amistosamente en la que parece común idea de realizar, aunque por caminos diversos, una gran enciclopedia del teatro español. Poco ha podido cono-cerse, en cambio, en torno a su persona (fue uno de los gestores de un incipiente grupo madrileño de teatro aficionado –la Sociedad Camino del Arte- en la segunda década del siglo XX y por los mismos años perteneció al Centro Católico Matritense). Sí sabemos, por la corres-pondencia de su archivo conservada, que todo el trabajo ahora divulgado corresponde a la labor previa de acopio de datos que tenía por finalidad la elaboración de esa gran Enciclopedia del Teatro Español, dividida en varias secciones (Autores dramáticos, Obras, Teatros, Actores), cada una en varios tomos. Hercúlea tarea que,

a pesar de vanos intentos de publicación hacia 1945, no llegó nunca a término, pero que, en esa labor preliminar de selección de recortes de prensa y acopio de datos, se inició con toda probabilidad en los comienzos del siglo XX y continuó hasta 1955, solo con el paréntesis de la Guerra Civil, última temporada de la que se conserva registro. Antes de ese momento final –entre 1950 y 1953- se constata, antes lo sugería, una intensa actividad epis-tolar con José López Rubio, siempre con informaciones sobre la historia del teatro español como trasfondo y acerca de sus respectivos proyectos enciclopédicos. Por eso no es raro que, dado el compartido y al parecer poco extendido interés en lo que López Rubio llama en alguna ocasión y en tono de broma “chifladura”, el enorme acopio de trabajo de esos 47 volúmenes conser-vados acabara en manos del célebre escritor dramá-tico, todavía por esa época empeñado en proseguir esa ingente tarea. Aunque también, al parecer, resultase finalmente malograda.

Con estos precedentes, la labor del CDT, sin alcanzar una aconsejable pero actualmente inabarcable labor de restauración del material original, ha sido proceder a asegurar su conservación por medio de un proceso de digitalización que se había convertido en urgente y hasta imprescindible (el desgarro de muchas hojas, los bordes deteriorados, recortes despegados y a veces doblados, hojas y cuadernillos sueltos, la mala calidad del papel asiento… así lo indicaban).

El trabajo que ahora se puede consultar es, pues, deudor del plan, el objetivo final y el procedimiento que orientó el trabajo de Luis García Zamorano quien se revela como estudioso y, sobre todo, amante incondicional del teatro. En este sentido, Lo primero que ha de advertirse es que los recortes de prensa coleccionados no contienen referencias sistemáticas (fecha, página) sobre el periódico

PREÁMBULO

de origen o la fuente de los apuntes escritos. Lo que, en realidad, convierte su examen en un recorrido por una especie de álbum personal, eso sí, gigantesco y soste-nido en el tiempo, que para el proyecto enciclopédico hubiera servido exclusivamente como depósito de datos que después habrían de ser confirmados, siempre que fuera posible, solicitando, por ejemplo, el concurso de los autores en la comprobación de los datos extraídos (de hecho en su archivo aparece un buen número de estas listas de verificación requeridas y contestadas, son solo ejemplos, por autores como Benavente, Jardiel Poncela o Azorín). Desde estas claves de su origen, el estudioso o el aficio-nado que se acerque a estas páginas ahora presentadas debe entender que no se accede a un tratado ni siquiera a un catálogo cerrado, sino a los preliminares de una labor inmensa que sin duda hubiera merecido otro final más acabado. ¿Dónde radica entonces el interés de este inmenso puzle que carece de la solvencia y el rigor propios del estudioso? En primer lugar se encuentra la infinidad de datos apro-vechables para el estudio del teatro de esta o de aquella temporada, que son susceptibles de ser verificados por otras fuentes, y que el usuario de estas imágenes digi-talizadas puede buscar en lectura directa o por medio de un útil sistema de reconocimiento óptico de carac-teres (OCR)2. El procedimiento, enfocado a la búsqueda de datos concretos (nombres propios, estrenos, sobre todo) resulta altamente eficaz en la orientación de averiguaciones concretas, aunque, ya se ha dicho, exija comprobaciones posteriores que las dote de rigor acadé-mico (así, por ejemplo, en la precisión de la cita). Pero además, y ello resulta esencial, los libros ofrecen otros alicientes importantes: el primero, la organización de los materiales que los componen articulada en la relación alfabética de los diferentes teatros activos en cada época o temporada, de modo que la lectura de la progra-mación completa de cada una de ellas se convierte en

un pormenorizado repaso al tipo de obras en que se especializaba cada espacio escénico; sobre ello, muchas veces las páginas dedicadas a cada teatro se abren con la descripción exhaustiva de los miembros que confor-maban la compañía titular, lo que supone una informa-ción utilísima sobre los elencos actorales del momento. Por otra parte, con frecuencia, sobre todo en deter-minadas temporadas, se incluyen, junto a las críticas teatrales periodísticas de tal representación, recortes de imágenes fotográficas de esa misma puesta en escena (con la enorme importancia que de ello se deriva en el conocimiento histórico de aspectos escenográficos, interpretativos, y de muchos otros órdenes técnicos). También en ocasiones se incluyen imágenes (también hay originales) de actos y presentaciones teatrales, carteles, programas…), algunos verdaderas joyas. Por último, los apuntes escritos (que recogen la fecha de los estrenos, aun de los menos importantes) parecen estar originados en datos tomados en la Sociedad de Autores Españoles al final de cada temporada, y resultan una ayuda de gran relevancia para construir no solo el esqueleto sino la carne y la piel de la historia del arte dramático en España a lo largo de esos más de cien años. Y, por encima de todo ello, el repaso a estos libros, también para el aficionado de cualquier época, es un gozo, no solo por la visión de conjunto que le ofrece del teatro español durante ese siglo que llena de fervor nues-tros escenarios, sino por la comprobación casi empírica de que ese entusiasmo llevaba a personas anónimas, como Luis García Zamorano, o reconocidas, como José López Rubio, a volcar sus vidas en una tarea ímproba que a cualquiera que haya pisado el terreno de la docu-mentación y los archivos teatrales le resulta atractivo y enternecedor en lo que tiene de poderosa voluntad contra el tiempo y a favor de la memoria. Con otros medios, es el mismo impulso que sigue guiando hoy a quienes nos ocupamos de conservar y difundir las huellas de nuestra escena.

Julio Huélamo Kosma (Director del Centro de Documentación Teatral)

1.En realidad, el número de volúmenes que componen la actual presentación es de 52 debido a la segmentación a que han debido someterse algunos de los originales, en concreto los que en dos tomos como I y II, para no sobrecargar en exceso el tamaño de los archivos.

2. Para ello, basta con que, una vez abierto el archivo, el usuario pulse el botón derecho del ratón y elija la opción “Buscar”.

T E A T R O S

Temporada 1949 - 1950

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Cartelera madrileña T E A T R O S

ALCAZAR. (Keír igerado. 21 22 52.)—Agrupación Priiñíieiras Figuras Talla.—7,30 y 1 1 : Las de Caín, de los Quintero: risa sin pausa. Butacas, 5 pe­setas. He despacha con cinco días, sin aumento.

CALDERON. (21 43 33.)—7 y 1 1 : Gran éxito de Carmen Morel l y Pepe Blanco con la 163 y 164 representación de Una canción y un clavel, de Quintero. León y Quiroga.

PUKNCARRAL.—7.15, 1 1 : Gloria Romero con Sol de E s p a ñ a 1949.

L A R A . (Temperatura ideal.) Compañía Andrea Palma.—7,30, 1 1 : E l vendedor de muñecas . ¡ E x i -tazo cómico ! .

LATINA.—7,15, 1 1 : Viva el folklore (Nat i Mis­t ra l , Tony Leblanc con Tona Radely). Butaca, 10 pesetas.

LOPE L>E VEGA. (Avenida José Antonio. 55. Tel. 22 20 81.)—Hoy, inaugurac ión temporada. 11 noche: Presen tac ión extraordinaria espectácu­lo Las cuatro estrellas iiiundiales de la danza, entre ellas E l hombre pá ja ro .

M A D R I D . (Compañía Antón Navarro.)^—6,4 5 5 10,45 : Molinos de viento. L a canción del oividu. Butacas, 5 pesetas.

PAVON.—7,15 y 1 1 : Julio Romero, Pi lar San-segundo en Así es m i E s p a ñ a . Espectáculo folk-lúricu.

R E I N A VICTORIA.—7,15 y 1 1 : Gran éxito de Lola Plores y Manolo Caracol con Zambra (re­formado), de Quintero, León y Quiroga. À

ZARZUELA. (Refrigerado, Compañía de revis­tas Trudi Bora.)—7 y 1 1 : L luv ia de besos, de Tejedor y Muñoz Lorente, música del maestro Guerrero.

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T E A T R O D E M O N I G I TES, E N E L A L B E N I Z E l Teatro de Monigotes, que tanitos éx i tos

•cosechó en el c ic lo 1945-49, i n a u g u r ó su tem­porada en el A l b é n i z con el estreno de un cuento faintástico l leno de poes í a de M a r í a Luisa V i l l a r d e í r a n c o s , t i tu lado " E l p r í n c i p e que no ten ía corazón" , y la opereta i.níawtil " E l gato con notas", le t ra y m ú s i c a de Tony L a y , donde resaltan la inefable ingenuidad de su bien, u r ­dida t rama, y la excelente calidad de su m ú s i ­ca, que pronto se h á r á pcpula¡r.

Cantaron y animaron m u y bien sus papeles, M a r i - T e r e Blasco, J u l i á n G i l , Pedro R a m í r e z , Mari-Pepe M a r t í , Lu i s S. Polack, Mearía Tere­sa Vico, F. Alvarez Grande, J o a q u í n Por t i l lo , J. Migue l E c h e v a r r í a , J o s é M a r í a Quero y Juan Lu i s Cort.

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A L B E N I Z : " E N BUSCA D E U N M I L L O N "

La a g r u p a c i ó n a r t í s t i c a • "Los muchachos-de E s p a ñ a " e s t r e n ó anoche ea el teatro Albén iz la revis ta "En busca de u n mi l lón" , de Daniel E s p a ñ a y e l maestro Es­cobar. En torno a l a l i ­gera t rama argumentelf unos cuadros ILenos de colorido y n ú m e r o s m u ­sicales, en loe que se mezclan lo popular y ios r i tmos modernos, ofre­cen oca s ión para el l u ­cimiento de los j u v e n i ­les artistas.

Sobresalieron en la í n - Pepita Sevilla y " A l -t e r p r e t a c i ó n Pepita Se- mendrita de Cád iz"

, v i l l a , que fué muy.aplau­dida en sus n ú m e r o s ; el ga lán cantante R i ­cardo Moscatel l i ; Conchita Romero, las p r ime­ras bailarinas M a r í a Rodr íguez y Lol ín G a r c í a y u n conjunto de figuras coreográ f icas que ani -man por igual los bailes populsres y las moder­nas danzas. Entre los cuadros de la revista fue­r o n los m á s aplaudidos "Goyesca", "El amor de ayer y hoy" y " A ñ o r a n z a de E s p a ñ a " . El d i á l o ­go, a í-atos se l levó con lent i tud y con una inse­guridad que acusó la falta de ensayo. Varios n ú m e r o s fueron repetidos, y al f ina l autorea e i n t é r p r e t e s ealudarorij desde el proscenio oara corresponder a los 'aplausos del p ú b l l -K)—J. C V . *

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Anoche se ha celebrado la prime­ra función de una breve temporada d« ópe ra a base de elementos nacio­

nales, hecho que merece destacarse por lo plausible del propósi to , dig­no de éx i to an to­los aspectos.

E n e 1 popular "Rigo 1 e 11 o", de Verd i , alcanzaron un gran t r iunfo los reputados ar­tistas M a r l m í del P o z ç , que empezó algo,, apagada, pe­ro luego m o s t r ó su valor, reconoci-

/ Tr, ¿ " I I d0 internacional-mente; Pablo V i -

<\ y Y 2ÍC) dal, m u y cómple -¿ ' to de voz y dic­

ción, con momen­tos b r i l l an t í s imos , y Enr ique de la vara , siempre jus- i

, to, secun d a d o s por L i n a Delhom

M a r l m í del Pozo y C o r b e 11 a. Lo y Enr ique de la m á s endeble fue-

V a r a - ' ron los papeles secundarios por la

calidad de las voces. E l coro se por tó bastante bien y la orquesta, compuesta por elementos do la Or­questa Sinfónica de Radio Nacional, real izó buena labor, llevando la d i ­rección con dominio de la obra el maestro J o s é Lu i s L lo re t .

E l públ ico ap rec ió el buen con­junto, y ovac ionó a los i n t é r p r e t e s r ep i t i éndose la "Vendetta" y "La don na é mobile".

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Ayer, en junción de tarde y con la cé­lebre obra de Puccini, hizo su presenta­ción, en el Albéniz, Leda Barclay. La i n ­genua y c o n f i a d a "mushmé" halló en la joven cantante espa­ñola una felicísima in­térprete .

Cantó y vivió el exótico personaje con verdadero a c i e r t o , • adueñándose desde el L ina Belhom y En-primer momento del r ique de la Vara público y de la es­cena. Hizo brillar su bien timbrada voz, de amplio y rico volumen, valorando los con­tornos de la frase con variedad de. infle­xiones.

Tuvo que repetir el f inal de la escena del acto segundo, que dijo con delicada emoción.

E l tenor Aguir re se movió con timidez, falto de dominio escénico, sin conseguir dar relieve al ya de por sí soso persona­je de Pinkerton. Canta con gusto y sen­tido, pero su voz suela lejana.

Antonio Gallego hizo un Sharpless dis­creto. En #1 mismo plano se mantuvieron L ina Delhom y el resto de los artistas, i n -

; cluyendo al maestro José Luis Lloret , que suplió hábilmente la escasez inevitable de ensayos.—R. S A I N Z D E L A M A Z A .

"Lucía de Lammermoor", en d Albéniz

Triunfo de la soprano ligera Ma-rimí del Pozo

Considerado por algunos como el repre­sentante típico del sereno espíri tu italiano y del genio latino, el cantor de " L u c í a " dejó en esta obra uno de los ejemplares más claros de la ópera románt ica italiana. Exal­tados apologistas, al tratar de revindicar la f igura del r iva l de Bel l in i , cayeron en la tentación de oponerle a la t radición ale­mana, m o s t r á n d o l e . como antagonista de W á g n e r , lo cual, sobre no favorecer a Do-nizetti, deja en evidencia a quienes con más pasión que conciencia crítica se dejaron lle­var por el consabido tópico de la mtísica cerebral, aplicado en este caso a Wágner .

S i hoy "Lucia-' -permanece aun en tus carteles, es, ante todo, por la ocasión de l u ­cimiento que da a las sopranos ligeras. Re­cordemos a la incomparable M a r í a Barrien-tos, a la Galli Curci, a la Da l Monte, a L i l i Pons y a tantas otras que han dado a la romántica f igura de Walter Scott el f u l ­gor de su- voz.

A esta serie de in té rpre tes se incorpora ahora otro nombre español, el de M a r i m i del Poso, que anoche revivió el papel de " L u c í a " de manera estupenda. Ayudada por un temperamento art ís t ico de prime? orden las arrebatadas melodías sonaron en si garganta con diamantina pureza.

Las decorativas "vocalises" cobraron e el límpido timbre de su voz fuerza expre siva y emoción. Su triunfo, culminó en l escena de la locura, que levantó clamoroso aplausos, obligándola a repetir la fermat de la famosa "aria".

Enrique de la Vara puso en el "Edgai do" brío y pasión, cantando con vibran] y bien matizada voz.

Emilio Cid y Corbella entonaron sus re. 'pectivos papeles eficazmente. José L u Lloret mereció pisar la escena al final ( íos actos, compartiendo el éxito de la noc con Mar imí y Enrique de la Vara.— S A I N Z D E L A M A Z A .

«CAVALLERIA» Y « P A Y A ­S O S » , E N E L T E A T R O

A L B E N I Z Se ha celebrado en Sevilla un ho­menaje a la memoria de Turina

Estas cortas representaciones de ópera han probado una vez más que nuestros can­tantes pueden dar in terés y dignidad ar t í s ­ticos al espectácido de la ópera y sostener — E n muchos casos hasta con ventaja—la comparación con los divos extranjeros,

A los éxi tos logrados en las funciones anteriores por Mar imí , Leda Barclay, Pa­blo Vidal y Enrique de la Vara, hay que añadi r el obtenido anoche en "Payasos" por el tenor Eduardo Ordóñez, que defen­dió victoriosamente el papel de Silvio sa­cando partido de sus facultades vocales y escénicas. E n el "vesti la gibba" se ganó una ovación que le obligó a repetirla.

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• Pablo Vida l renovó el éxito • anterior y entusiasmó al público en el prólogo que cantó, también por partida doble. L i l y Dher-manss sostuvo el personaje con acierto.

E m p a r e j ü d a como siempre a "Payasos" la rusticana " C a m l l e r í a " , de Mascagni, no gozó anoche de mucha fortuna. Hubo va­cilaciones de bulto, tanto en la escena como en la orquesta. E l único que dió sensación de seguridad y dominio fué Enrique de la Vara, que cantó muy bien lo de Tusiddu.

Consuelo S u á r e z no pudo controlar su •vos, y en algunos momentos, como en el dúo con Emi l io Cid, la "cosa" se puso seria.

José Luis Lloret luchó esforzadamente y consiguió con habilidad sortear los peligros que la improvisación acarrea.—R. S A I N Z D E L A M A Z A . -

Autocrítica Esta noche será estrenada en el

teatro Albéniz la obra de Joaquín Dicenta has mocedades de Hernán Cortés. Su autor dice:

"Hace dos a ñ o s ya que m i " H e r n á n Cor tés" , que esta noche se estrena em el teatro A l b é ­niz, fué presentado al púb l i co , «n Barcelona, por la c o m p a ñ í a de Ale jandro Ulk>a. E l éx i t o fué grande, y la c r í t ica , u n á n i m e m e n t e elogio­sa. Posteriormente, con la misma acogiaa por parte de los espectadores y la Prensa, ha re­corrido los principaliss teatros levantinos, an­daluces y canarios- La Real Academia de l a Lengua o t o r g ó a m i obra e l Premio Piquer d e l a ñ o 1947. Y, sin embargo, hasta la fedha de hoy no ha podido ver la luz de las candilejas escénicas . Obra de costoso y difíci l montaje, no podía acomodarse en c o m p a ñ í a s cortas y empresas cuya potencial idad e c o n ó m i c a no pue­de llegar a los sacrificios que este géne ro d ra ­mát ico requiere. Es cierto que no faltam en Madr id un par de teatros que, con todo lujo , ein escatimar gasto y con d i r e ç c i o n e s a r t í s t i ­cas dignas de todo elogio, se hallan, demos-tradamente capacitados para los mayores em­peño?. Por razones que no son del caso, esosi teatros no pudieron dar' cabida a m i "Hernán) Cor tés" .

Desesperaba yo, convencido de que m i obra tenía que segü i r inédi ta por mucho t iempo p' r a el púb l i co de Madr id , cuando la casualidad, convertida en u n empresario que sie llama don Max imino Moro, v ino en m i ayuda. Llegó a oídos suyos lo que me o c u r r í a , y, sia condi­ciones, con un desprendimiento que nunca le a g r a d e c e r é lo bastante, me a b r i ó las puertas de su teatro Albén iz , haciendo por m i obra, con la m á s generosa d é las sinceridades, l o que los d e m á s no pudieron no quisieron ha ­cer- Por esto deseo rend i r a q u í p ú b l i c a m e n t e a m i providencia l D. M a x i m i n o el'-homenaje de m i m á s honda grat i tud.

A l planear m i " H e r n á n C o r t é s " alentaba e l p ropós i to de condensar en ella toda la vida! del conquistador, desde sus d í a s de estudiante salmantino hasta su def in i t ivo retorno de M é ­j ico. C o m p r e n d í que esto era imposible, y de­cidí hacer, dos obras: "Las mocedades de Her ­nán Cor t é s " y "Mal ine l i " , la india Maline' . i Tenepal, doña ' Mar ina , de cristiana, que por amor a Cor tés , -le condujo a la conquista de l imperio de les Moctezumas. Es, pues, el drama que hoy esdreno el estudio de! c a r á c t e r moce­r i l de está f igura ext raordinar ia , . que lue^o labia de ser la m á s gloriosa y digna entre lo­dos los conquistadores de A m é r i c a .

T e n d r í a que ser demasiado extenso si pre­tendiese meterme ahora en aclaraciones ma­yores, que el curioso puede encontrar en las que he mandado i m p r i m i r , sobre m i f i rma, en los; programas que esta noche se r e p a r t i r á n a ' los espectadores.

A q u í quiero ú n i c a m e n t e hacer constar que m i comedia sigue e l m á s riguroso camino his-L í r i co , ST'VO en aquellas. p e q u e ñ e c e s que me

Asociación de la Prensa- Como muestra de adhes ión y s i m p a t í a a esas empresas b e n é f i ­cas, a c t u a r á n como f in .de ñes t a , Celia G á m e z , Amal ia Isaura, Pacita T o m á s , Esmeralda Pas­tor, Hur tado de Córdoba y Tranqui l ino . A b r i ­r á esta suces ión de artistas la bai lar ina M a -J iamor .

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A L B E N I Z

"Las mocedades de Hernán Cortés" DRAMA D E DON JOA^ÜIN DICENTA (HIJO)]

. ^„!i!A^ ,1« r?«.<.. i todos los finales hasta hacer sa-E l t i tu lo evoca a Guillén de Cas tro, y no es e x t r a ñ o , puesto que el intento es el mismo: hay una gran diferencia entre unas mocedades y otras: el Cid fué personaje de ro­mance, y sus mocedades llegaron a Guil len de Castro a t r a v é s del ro­mance y de la leyenda, con un ca­r á c t e r de esponta'neidarl que se su . maba a las . h a z a ñ a s del héroe , ya hecho como un todo inhererte a él, puesto que las mocedades eran no m á s oue un trozo de la v ida integra del C id .

E n cambio, a H e r n á n Cor tés nos lo encontramos ya hecho en Méj ico; sus mocedades han salido a luz len­tamente y gracias a l esfuerzo de los estudiosos, y quien intenta rehacer una mocedad poco conocida da en el peligro su t i l de reflejar en ella de manera determinada lo que fué el héroe maduro por un proceso con­trar io completamente a l de la vida. A este peligro se suma insensible­mente un autoconocimiento del per­sonaje, una confianza como si ya le hubieran dicho qué h a z a ñ a s h a b í a de l levar a cabo.

Lucha el s eño r Dicenta con estos peligros, pero no puede evitar que asomen, con lo que e l personaje pierde un tanto de espontaneidad y de s i m p a t í a s . L a t rama e s t á teatral-mente conducida y expresada en verso digno y sonoro, aunque en la manera de emplearlos haya reminis. concias del teatro poético en altiso­nancia con el teatro heroico.

L a obra, montada con cuidado y

en todos los finales hasta hacer sa» l i r m\ autor.

Jorr» DJ5 L A C Ü E V A

A n o c h e se e s t r e n ó en el A l b é n i z e l drama h i s t ó r i c o de J o a q u í n D i c e n t a Las moceda­des de H e r n á n Cortés , obra a l a que otor­g ó el P r e m i o P i q u e r l a Rea l A c a d e m i a de l a L e n g u a . E l p ú b l i c o i n t e r r u m p i ó muchas y e c e s l a representa­c i ó n con sus aplausos, h i z o sa l i r a l a u t o r e n -med io de una escena y a l final de los a c U s re ­q u i r i ó l a presencia de D i c e n t a entre c l a m o r o ­sas ovaciones.

Sa lvador S o l e r - M a r i e n c a r n ó con t a n buen estudio como excelen­te a r te la f i g u r a ^ de l p ro tagon is ta , r e c i t ó los y é r s o s a l a m a n e r a h e ­r o i c a , ex t r ayendo de ellos todos los efectos que el a u t o r p r e t e n d í a . L e a c o m p a ñ a r o n en e l M a r i Delgado, Sal . é x i t o la p r i m e r a iac- vad0r soler Mari y t r i z M a r i D e l g a d o , Joaquín Dicenta Car los O l l e r , A n t o n i o R ique lme , R a f a e l Cores y el resto de l ex-

actr ices y papeles, Pe-

L a Obra, montada COU cuiuauu jr aviiju^iijn-, i v a i a v i ^-ui^a y propiedad, fué dignamente represen- tenso repar to , en e l que va r i a s tada. M a r i P e l | t l V e l i i ^ ^ r w f ' actores t u v i e r o n que " d o b l a r " p<xt m-esiva actriz s iempre , dijo ei v e í - . M . j j j so con sencilla delicadeza. Con ella r i s , en l a i n d u m e n t a r i a y los decorados de dieron una nota de dignidad Ana ;v iu ( j a ¿t L ó p e z y M u ñ o z , se h i c i e r o n aeree-é S o G | a l v t ¿ o S der t t ro de los penemos y la f igura del héroe y la condujo se- modestos l i m i t e s de p r e s e n t a c i ó n e s c é n i c a renamente en versos b i e " ^ , ^ . ° 3 con que f u é es t renada l a obra, j , /-'n,.i«Q rvii/ir. Antonio i i i - 1

E l drama histórico—género noble y de am­bición digna—puede ser tratado en nuestros

}}) días de dos maneras: una (como, por ejemplo, lo hace Montherlant en "Malatesta"), que bus­ca la dimensión psicológica del personaje tea-Iralmente biografiado y la del clima en que «e desenvuelve; y otra, l a que sigue Joaquín Dicenta en "Las mocedades de Hernán Cortés"; con empeño didáct ico y vulgarizador para po­ner la Historia al a lcancé del públ ico sencillo. E n definitiva, eso fué lo que hicieron nuestros dramaturgos románticos , con los q 1 autor

e estas "Mocedades" tiene muchos y buenos untos de contacto.

Joaqu ín Dicenta, Mari Delgado, Soler Mari . Carlos Oller y R i ­

quelme

quelme. Rafael Cores y todo el ex­tenso reparto.

E l pút l ico ovó complacido,- subra-ÍCS y parlamentos y aplaudió

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Dicenta ha partido, para trazar el desarrollo de su obra, de unos datos históricos externos Honradamente confiesa, en una nota del pro­grama, las libertades de condensación y de s í n ­tesis que se ha permitido en ciertos casos por frigencia de la unidad teatral. Pero esto, en £e«.i]idaid, carece de importancia cuando se es-

ie un drama en verso, donde lo que intere-es el aliento, la inspiración, la movilidad de

peripecias y episodios, los "trucos" y efectos. L a técnica utilizada tiene un gran abolengo

en nuestros tablados: cuadros breves y sucesi­vos donde, más que al diálogo, se atiende al brillo de las "tiradas" y de los "parlamentos", a la eficacia y a la sonoridad de la rima, don­de Dícenta es tan diestro como caudaloso, y en la loable intención de exaltar-r-muy a la es­pañola—la figura del héroe y protagonista.

Como la vida de Hernán Co-tés es tan rica en'lances y aventuras, el dra. ia muestra u n curioso aire folletinesco. Sin necesidad de echar a volar demasiado la fantasía, buscando sim­plemente la s i tuación de mayor efecto, el autor ha conseguido dar a su creación escénica un s impático tono popular a todos asequible; 5 cuando conviene a la acción, salva los esco­lles del tiempo con relatos, rè ferenc ia í y na-rraciones, en verso, para que les hilos de lf farsa se anuden y ningún cabo quede suetto

Por "«u patriótica intención y por la genero sidad poética que revela, "Las mocedades di H^rnjin Cortés" tuvieron aneche, y scguirái

S t T d e l ' l í l · l 8 s u c e s i V ( » s ' * n a a c o g i d a entu-

A L B E N I Z CJs& "Sortilegio negro"

Sobre una cotcoKrafia de Georges Klka r , •Sortilefíio negro" e* un ea-

; p e c t á c u l o formado de "ballets" afro-I cubanos, de í u e r t e colorido y r i tmo,

que nos recuercu... t : . . — ™ . . . , . . . „ „ . . „ cía, los or ígenes de la llamada l ï m -sica moderna.

Con una crudeza de documental c i r iematográf ico, hay unas revela­ciones de plasticidad v de movimien­tos, en cuya a r m o n í a so enmarcan los bailes rituales de Africa, con sus ri tos y sus costumbres, danzas

i>1. Moga M'Bock, E l u l a R l k a r ,

F r a n c i s I s sac y Gueye

Kuerreras y funerarias, hech i ce r í a s y paganismo. Pero todo ello con una re i t e rac ión profana para el espec­tador. Fal ta amenidad y dinamis­mo, el aglutinante adecuado para que estos números—que por sí so­los podria poder a p r e c i á r s e l e s en to­do su valor—no caigan en la mo­notonia.

E l público dió pruebas de su co­r rección durante toda la velada, aunque alguna* veces mostrase su lógico cansancio.

C O BEL, L A

9

p

Anoche ee e s t r e n ó en el Albén iz u lia musical de M u ñ o z Lorente y Gal yarti tura de Moraleda, t i tulada "Las :as". No ee l a epcatima-io gasto en la presenta-ción. Decorados y ' -esli-dee suntuarios y prim'e-ras y segundas t i p l e e francamente b o n i t a s cumplen los que p u d i é ­ramos l l amar requisitos previos del g é n e r o revis­t e r i l . Los autores de la letra—sin grandes alar­des de originalidad—han ideado buenas situacio­nes para el lucimiento del m ú s i c o y de los inr t é r p r e t e s y en los d i á ­logos y en los cantables •-an prodigado los chis­tes de todas las escalas y calibres para hacer r e í r al auditorio. Moraleda ha demos vez más , o qu izá mejor que otras vec í

" L A S F R I G O R I F I C A S " Comedia musical de don Luis Muñoz Lorente y don

Federico Galindo, música del maestro Moraleda ( í i Naveg-an los autores con for tuna , no le hubiera sobrado un poco m á s

Y gracia en ese m a r e m à g n u m de l a | de fuerza y de color; un schotis ins-u comedia musical arrevistada, en el piradisimo" y una evocación m a d r i .

que ya va siendo difícil encontrar , leña, sobre una mazurca graciosa y yalgo nuevo, no sólo en el asunto, I valiente, que mot ivó una o v a c i ó n ; \ sino en los cuadros p lás t icos y n ú . ' no fué 'o ""f^o Ameros musicales.

Y han encontrado la novedad l le-Ivados por e l sentido de teatro, por |el que han dado con un asunto que pudiera haber servido de base, claro ¡ c ión de l a "vedette" A m é r i c a Men-

•é que tratado con m á s hondura y am- doza, de original y personalisima be. \ p l i tud , a obra de mayor fuste. ! lleza, de voz cá l ida y grave, que sé

I Es ta manera teatral de enfocar 1 hizo aplaudir en su pr imera Inter-Í \ el asunto, a m á s de dar m á s i m - vención y que ref rendó el éx i to a lo L_^___Lï)or tancia a l l ibro, le da mot ivo para • ' « — -"

no fué é s t a la única, sonaron mu­chas, como elocuente comentario a l a labor del maestro y fueron m u ­chos los n ú m e r o s que se repitieron.

D e s p e r t ó gran in te rés l a presenta. lón de la "vedeftp." Amé-Afa uran

América M Carmen 1

••ia su garbo y su travesura. Sus mel áci les , pegadizas, pero al mismo | | in r i t m o de positiva modernidad y . la insp i rac ión . F i í e ron repetidos casi l úmeros , el bvgui-bugui , el pascdobl í s imo, el tango, el chotis castizo, k ~ nagnifleamente instrumentados, el ( . f .as vi taminas, que se e j ecu tó tres v ^ Rajpiña , que s i rv ió para un buen ala Igráfico.

Con esta comedia musical se presa blico de M adr i d la "estreU:." a r g é n rica Mendoza, que une a una gran dominio grande en las danzas y que sit iva personalidad. Su voz—un poco lene D i e t r i c h — e x t r a ñ ó un poco al p i pftfï—-„ * V . _ . J Í _ J — en la segunda parte del espectácui f l , , » ; e ™ d e f ' C ^ m e n E s -todo en la i n t e r p r e t a c i ó n de la ruml ^ZZ^*. AméTlc» Mendoza, C a -y el "mambo" logró el éx i to que de "a™16-1 , m a © s t r o c o r e o g r á f i c o men Estrelle, llena de s i m p i ! . « 14811108 y maestro Moraleda do buen arte Mar ía Te'lez. > dez, que l l evó el peso total de estuvo grac ios ís imo, Roberto Cam(

^ ' h i - p n arte, cons iguió un positivo TOOStrar una cantidad y variedad de T V I P Z el n r imer ac'.or Fea tipos, que es fuerza, a n i m a c i ó n y

3ria Te • destierra l a mono ton ía . Como cada t ipo tiene su asomo de psicología , aunque un tanto rudimentaria , apor. t a n eituaciones y conflictos diver . sos, y a t r a v é s de eJlos se l lega con descanso, unas veces, a verdaderas situaciones musicales, motivadas y justificadas, y otras, a l n ú m e r o p l á s ­tico y de conjunto.

E l maestro Moraleda ha aprove. chado sutilmente esta variedad y este asomo de psicología, y aunque no puede decirse que haya hecho una p a r t i t u r a de "leit motiv", ha l o . grado, s in embargo, una acomoda, ción a l momento, a la s i t u a c i ó n y a l c a r á c t e r de los personajes que

! intervienen en ella. Resulta, pues, 1 l a pa r t i tu ra ampl ia y cambiante, con momentos de verdadera culmina­ción, como un pasodoble fino, a l que

ñ o de los mayores recursos hilarar P e ñ n , Manuel T r u j i l l o , Enrique'.a S cía Imperio, Carmen Paso, Mar t resto del numeroso reparto.

A l ñ n a l de la pvimera parte u i g r i tó "¡Esto es muy malo!", pero del p ú b l i c o r eacc ionó a favor de rep i t ió el pasodoble que motivaba

" y algunos siseoa La se muestras de dis

protesta t r a n s c u r r i ó sin Los autores saludaron al ñn de cj mientras el te lón se alzaba mucha ovaciones.—A. M .

largo de l a obra, sobre todo en una "raspifra", en l a que se m o s t r ó mag­ní f ica ba i la r ina ; t ambién se impuso l a arrebatadora y e s p o n t á n e a e i m . pat ia de Carmen Estrel la y l a l a ­bor de actriz de M a r í a Tél lez, gran c a r a c t e r í s t i c a . Pedrin F e r n á n d e z de­r rochó gracia p e r s o n a l í s i m a ; Jul io OUer, con pocas ocasiones de lucí-miento ; Pedro Peña , de at inada vis cómica , y todo el conjunto.

L a obra, montada con cuidado, vestida con lu jo y or iginal idad por Francisco Javier, ganó a l púb l ico pronto, y el éacito fué en aumento hasta un f ina l entusiasta.

.Innr» T,4 r.TTTWA

10

Anoche ee « s t r enó en el Albén iz tina come-iia musical de M u ñ o z Lorente y Galindo, con partitura de Moraleda, t i tulada "Las í r igo r í f i -;as". No ee ].a efcatima-.io gasto en la presenta­ción. Decorados y '-esti-dos suntuarios y p r ime­ras y segundas t i p l e s francamente b o n i t a s cumplen los que p u d i é ­ramos l lamar requisitos previos del g é n e r o revis­t e r i l . Los autores de la letra—sin grandes alar­des de originalidad—han ideado buenas situacio­nes para el luc imiento del m ú s i c o y de los inr t é r p r e t e s y en los d i á ­logos y en los cantables "..an prodigado los chis- Amér i ca Mendoza y tes de todas las escalas Carmen Estrella y calibres para hacer r e í r al auditorio. Moraleda ha demostrado una vez m á s , o qu izá mejor que otras veces, su gra-

j I G O R I F I C A S "

Ídon Luis Muñoz Lorente y don música del maestro Moraleda

-•"ortuna i de la

J , en el Q C c o r ¡ t r a r

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no le hubiera sobrado un poco m á s i de fuerza y de color; un schotis ins­

pi radís imo" y una evocación madr i -, féfta. sobre una mazurca graciosa y I valiente, que mot ivó una ovac ión ; ' no fué é s t a l a única , sonaron mu-i chas, como elocuente comentario a 1 l a labor del maestro y fueron m u ­

chos los n ú m e r o s que se repitieron. D e s p e r t ó gran in te rés l a presenta,

ción de l a "vedette" A m é r i c a Men­doza, de or iginal y personalisima be-1 1 — -i-.-.

^ía su garbo y su travesura. Sus m e l o d í a s son áci les , pegadizas, pero al mismo t ; - con in r i t m o de positiva modernidad y. bue-la insp i rac ión . Fueron repetidos casi íodcs, 'os l úmeros , el bi-gui-bugui, el pasodoble e s p a ñ o -ís imo, el tango, el chotis castizo, les boleros •nagníf icamente instrumentadas, el cuadro da ,as vitaminas, que se e jecu tó tres veces, y l a Rajp íña , que s i rv ió para un buen alarde coreo­gráfico.

Con esta comedia musical se p r e s e n t í al pú-. bl íco de Madr id la "estrells" argentina A m é ­rica Mendoza, que une a una gran bel'.eza u n dominio grande en las danzas y que tiene po­si t iva personalidad. Su voz—un peco a lo M a r ­lene D i e t r i c h — e x t r a ñ ó un poco al púb l i co , pero en la segunda parte del espec táculo , y sobre todo en la i n t e r p r e t a c i ó n de la rumba e l éc t r i ca y el "mambo" logró el éxi to que deseaba. Car­men Estrelle, llena de simp:.! -. de encanto, de buen arte, consiguió un positivo t r i un fo con M a r í a Te'lez. el p r imer ac'.or P e d r í n F e r n á n ­dez, que l l evó el peso total de la revista y estuvo grac ios í s imo, Roberto Camar.;,lcl—due­ñ o de los mayores recursos hilarantes—, Pedro P e ñ n , Manuel T r u j i l l o , Enrique'.a S a l d a ñ a , Gra­cia Imperio, Carmen Paso, Marta Ri lo y ©II resto del numeroso reparto.

A l final de la pvimera parte un espectador g r i t ó " ¡Esto es m u y malo!", pero ^ m a y o r í a del p ú b l i c o r eacc ionó a favor do la obra y se rep i t ió el pasodoble que motivaba la indi - ' ual protesta y algunos siseosi La segunda parta t r a n s c u r r i ó sin muestras de disconformidad, Los autores saludaron al fin de cada jornada mientras el te lón se alzaba muchas veces entri ovaciar.es.—A. M . . • • • '

^^».0,, ungnuu y personalisima De. ^ te . I lleza, de voz cá l ida y grave, que se

a ]os nròVvi o11'0©8* hizo aplaudir en su pr imera inter-ión rioi „ , ,awás i m - venc ión y que ref rendó el éxi to a lo . " f aei probleivo para largo de l a obra, sobre todo en una -nte consecue " rasp iña" , en l a q ' ^ se m o s t r ó mag . mas cirennof^ n í f l ca ba i la r ina ; t a m b i é n se impuso

l a arrebatadora y e s p o n t á n e a s im­p a t í a de Carmen Estrel la y l a la ­bor de actr iz de M a r í a Tél lez, gran c a r a c t e r í s t i c a . Ped r ín F e r n á n d e z de­r r o c h ó gracia personalisima; Jul io OUer, con pocas ocasiones de l u c i ­miento; Pedro Peña , de at inada vis cómica , y todo el conjunto.

L a obra, montada con « i i d a d o , vestida con lu jo y or iginal idad por Francisco Javier, ganó a l púb l ico pronto, y el éx i to fué en aumento hasta u h f ina l entusiasta,

Jnrir*. M Í T,A f . T T R V A

m á s circunstr [ pone la dec iras reunida si aqué l la s at ;uado con problema, a l lución y l a v 3, sereno y r real. L o s p

r ó x i m a vuelt ca, y, por « 3 informative , como desi^, ndo amenaza-, ¡ siembra viet k Jico s o c i a l i s t ^

tempestader--rá sobre de to y el paí¡ >ra a los trei blarán. Se h a los valone

jr ica , y ello^nen E « -ian cuenta *ytA, C » -I H aun c o i U g r à f l c o

en los d í a lura y decisiiriedaa d9 oncluye el pe imación y vara reservato:mo Cada ' c ión p a r a lo^sicología ,

ir ia , apor­tes diver-

I BELGICA n e g a r o n

a todas laitivadas y nwxistas, nenero p lás ­mente propi-a ninguna c a ^ . ^ y menos, ü a j „ aunque que las do^ya hecho

v senadores-iv", ha lo. j i e a v hagar acomoda-f ^ e i M S , q u i m ó n Y ra d e t e r m i n a r e s ^ de l a inismaCllante) con ibilita a L e o culmina-

ino, a l que

11

4>

A L B E N I Z

Í ^

O

"Las mujeres caprichosas' R e v i s t a d e d o n A n t o n i o P a s o

s o b r e m ú s i c a d e l m a e s t r o L l e ó i

Para resucitar algunos n ú m e r o s del malogrado e i n sp i r ad í s imo maes­tro Llcó, la facilidad y la p r á c t i c a

del veterano A n ­tonio Paso ha es­cri to un l ibro por el socorrido siste­ma del c l á s i c o la que el etapnp viaje.

L a novedad es la de que el v ia­jero gana unas pe­setas en las qui ­nielas del futbol, y huye de la v i ­da que le rodea para divertirse a t r a v é s del mundo. ;

<!>, Esto da lugar a incidentes b i e n , aprovechados por la pericia del au-

/ 3 vT^N tor y de n ú m e r o s j ( * ) N . \ de gran variedad.

\ i L a insp i rac ión del maestro Lleó, melódica , llena de color y de fuer, za e n t u s i a s m ó al públ ico, que pidió la repe t ic ión de casi todos los nú ­meros, algunos de

baut . Mercedes los cuales e s t á n Obiol y B á r - h á b i l m e n t e m e ­

cenas dernizados en r i t ­mo y estilo.

Monique Thibaut, Mercedes Obiol, Delia Rubens, Pi lar J i m é n e z , la bai­larina M a r i Carmen, B á r c e n a s , Mo­reno, Rubens, Garc ía , pusieron ar­te, gracia y entusiasmo en su labor.

E l públ ico ap l aud ió constante­mente.

Jorge D E L A C L E V A

Monique T h i -

A L B E N 1 Z : " L A S MUJERES CAPRICHOSAS" Siguiendo el el m á s v ie jo p a t r ó n del géne ro ,

D. Antonio Paso (padre) y D. Antonio Paso (hijo), o í r e c i è r o n anoche en el Albén iz el es­treno de esta aventura cómico l í r ica en tres actos, divididos en d iec i ­séis cuadros, en lO'S que han adaptado y colocado en s i tuac ión n ú m e r o s de varias obras del maestro L l e ó , que alcanzaron gran^boga hace m á s de cuarenta años , cuando •otras' eraij la® costum­bres y el àmbi ;ente"de la vida m a d r i l e ñ a . E l p ú ­blico s iguió el curso do la o b r a estrenada con cierta fr ialdad, si bien re­accionó favorablemente en algunes n ú m e r o s , que fueron aplaudidos "y b i ­s a d o s , r e p r o d u c i é n d o s e ;los aplausos • al final de, cada ..uno de les actos, en el ^ue saludaron dos o tre.s vóces los auto­res desde el palco escén ico . Eieron-re l ieve a las principales figuras Mqniciue Thibuat , Mer­cedes Obiol, Delia Rubens, Angel i la Alonso, Pilar J i m é n e z , Tjeiiy Bayona, Pepe Bárcenas , Yenanç io Moreno y Rubens G a r c í a , qu i ene í

Monique Thibaut y José Barcenas

^ que ot Sa ^ S o n ^ ^ l0S n ú ™ -a U e r teatisplantadoi a T ^ F ^ ' pues « t a r desambientados de su l//!,76 pel¡gro de

i sobre todo, OUP Hq • obra origen Y ción d e ' t c d o ^ ' o s ' n S ^ & ^ Í M ' .

I ¿qué espacio vamos 2 dedicar f i / f ^ C!h;?'ü-^a r e n o v a c i ó n de nuestro « v L ;- ta.n cacare^

IiU-5>iro a i te unco?—j, c. V

12

2. l/vvuS

E L " B A L L E T " D E M O N T E C A R L O . E N E L A L B E N I Z

Sigue este magn í f i co "ba l l e í " desarrollando su plan de ^actuaciones—rico en ambiciones y en realidades—intercalando,, jun to a obras de reper tor io ya- c lás icas o dadas a conocer en esta temporada o en la pasada, otras que cons­t i tuyen rigurosos estrenos ante el p ú b l i c o ma­d r i l e ñ o . •

En la ses ión ¿ie anoche figuraban, a d e m á s de' "Concerto Barocco", de B'alanchine, sobre la música del Concierto para dos violines de Bach y "El Cisne Negro", de Petipa, sobre m ú ­sica de Tschaikowsky, la pr imera representa­ción de "Una tragedia en, Verona", coreograf ía de George Skibine, inspirado en el mot ivo de los ve-sos del p ró logo de "Romeo y Julieta", que dice: "Les dos amantes cobraron vida bajo contraria estrella."

En este "ballet", de bella factura y grata concepción plás t ica , se desarrolla todo su s im­bolismo en una con junc ión del elemento m í ­mico o pantomima, con los elementos básicos del m á s puro baile clásico, aunque éstos no siempre encuentren una completa adecuac ión como elementos expresivos de aquella panto­mima. A l g o de l o que t ambién acontece oon e l "bal let" que completaba el programa, " E l mo­l ino encantado", aunque en és te el e l emen t» coreográf ico es de una mayor riqueza y plas­t icidad.

I n t é r p r e t e ? magn í f i cos fueron Rosella H i g h -tower, Ethery Pagava, A n d r é Eglevsky, -Cíecr-

ge Skibine, Mar jor ie Tallchief, en ios p r i n c i ­pales papeles, j un to a todas las d e m á e p r ime­ras figuras de esta' gram compañía , que por igua l destacan y b r i l l an en su pe r fecc ión y m a e s t r í a para la consecuc ión de tan acabado e in tegra l e spec t ácu lo de arte como el que constituye cada a c t u a c i ó n de este soberbio conjunto.—Javier Alfonso.

o

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Celia G á m e z

R E A P A R I C I O N D E C E L I A G A M E Z E N E l , A L C A Z A R

L a Teçiparición de Celia G á m e z en el A l c á ­zar, d e s p u é s de su regreso de A m é r i c a , ha conistltuldo una elocuente prueba de La c o n v p e n e t r a c i ó n de esta "estre­l la" coa «1 p ú b l i c o m a d r i ­l eño , que tanto la admira y quiere por su comunica­t iva s i m p a t í a y cualidades a r t í s t i cas . Celia, que no ne­cesita de adjetivos para enaltecer su va l ía , al p re ­sentarse anoche en escena fué - acogida con efusivos aplausos. D e s p u é s , en el transcurso de la represen­tac ión de la d iver t ida ope­reta de Somonte y e l mses-tro Moraleda "La Cenicienta del Palace", hizo, merced a sus recursos de actriz y de cantante, tan deliciosa c reac ión de l'a protagonista, que la ctora tuvo relieves de estreno. Encendidas ovaciones subrayaron la labor de Celia, o b l i ­g á n d o l a .a bisar sus n ú m e r o s , elgunos hasta llegar a l agotamiento... Con la citada artista dompar t ió los .-.plausos el ga l án cantante Car­los Tajes, la admirable Olv ido R o d r í g u e z , M a -Tía L . Gámez , Migue l Arteaga, con su inago­table v i s cómica , asá como A d r i á n Ortega'. Descollaron t a m b i é n las pr imeras b a i l a r í n a s M a r i Carmen y Lyd ía M o r e l l y u n br i l l an te conjunto coreográf ico , que evo luc ionó coa gran ajuste bajo la d i recc ión de l p r imer b a i l a r í n Diego Larios. L a postura e scén ica y e l ves­tuario, b r i l l an t í s imos .

A l t e rminar la r e p r e s e n t a c i ó n redoblairon los aplausos en honor de los autores y de Celia G á m e z , que t u v o ocas ión de apreciar e l homenaje de entusiasta a d m i r a c i ó n conque "su púb l i co" de M a d r i d la ha acogido en su r e ­torno a l a escena de sus triunfos.—J. C. V , ,,

A L C A Z A R

Presentación de Celia Gámez

L a d i n á m i c a y gen ia l a r t i s t a Ce-l ía G á m e z l i a vuel to a presentar­se ante el p ú b l i c o m a d r i l e ñ o des­de " s u " t e a t r o del A l c á z a r . Su presencia en el e s c e n a r i o f u é acogida con una clamorosa o v a -c íón , s u s p e n d i é n ­dose l a e s c e n a d u r a n t e unos / ^ breves momentos. C* E l r e c i b i m i e n t o t r i bu t ado a Celia fué el fiel expo­nente de las s i m ­p a t í a s c o n que cuenta en nues­t r a cap i ta l .

P a r a su pre­s e n t a c i ó n en es­t a t emporada e l i - , g íó l a graciosa ^/-5 comedia mus ica l de S o m o n t e y Moraleda " L a ce­n ic ien ta del Pala-ce", l a cual ob tu ­vo el mismo l i ­sonjero éx i to que Cel ia G á m e z y el d í a del estreno. Fernando Mo-Se repisaron mu- ralada chos n ú m e r o s , y l a s in par "vedet te" volv ió a ser p remiada con muchos aplausos, c o m p a r t idos con Pepe Porres, A d r i á n Ortega, Carlos Tajes, Ol ­vido R o d r í g u e z , M a r í a L . G á m e z y d e m á s componentes de) elenco. M u y b ien los decorados y l a pues­t a en escena. E l t e l ón se a lzó re­petidas veces en honor de autores e i n t é r p r e t e s , siendo despedida Ce­l i a con una g r a n o v a c i ó n .

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3 4 ^ Anocne se e s t r e n ó en el A lcáza r la humora­

da arrevistada en doce cuadros "Las siete l l a ­ves". A d r i á n Ortega, que i n t e r p r e t ó impecable-mem'.e uno de los principales papeles, es e l autor del l ib ro , que abunda en situaciones de f a n t a s í a y de parodie—especialmente la ca r i ­catura de una pe l ícu la americana—, y que s i r ­

ve para que el maestro I s i Fabra dé muestrss de su gran habi l idad y de eu pe­ricia en la m ú s i c a sinco­

pada y en las m e l o d í a s de i n sp i r ac ión or iental . Se repi t ieron, entre grandes ovaciones, la m a y o r í a de lós n ú m e r o s , y Celia G á -mez, que al í i n a l de l es­pec tácu lo tuvo que dar las gracias a l púb l i co , a re-querimien.o de sus admi­radores, obtuvo un t r i u n ­fo p e r s o n a l í s i m o , con su a legr ía , su s impa t í a , siu dinamismo y su buen arte de siempre. L e a c o m p a ñ a ­ron en el éxiíoi Olv ido Rodr íguez , M a r í a L . G á -mez, La ly Rodrigo, Isabel Mar t ínez , y con el ya c i ­tado A d r i á n Ortega, los g rac ios í s imos Migue l A r -teaga y Pepe Porres, Car­

los Fajes, que log ró una gran o reac ión en " E l Coyote"; Ricardo Espinosa, las pr imeras bai­lar inas Marianela de Momtijo y Lyd ia M o r e l l , y el resto del reparto, sin o lv ida r a las se­ñ o r i t a s vicetiples,- tan b o n ü a s como d i s c ip l i ­nadas, bajo la admirable d i r ecc ión c o r e o g r á ­fica de Diego Lar r ios , que ha conseguido va ­riantes m u y originales sotore los habituales p>ssos y ri tmos.

L o avanzado de la hora a que t e r m i n ó el e s p e c t á c u l o nos ' impide ser todo lo extensos que d e s e a r í a m o s en esta r e s e ñ a , pero no que­remos dejar de consignar, con el mayor y m á s sincero «logio, la belleza, la modernidad y el exquis i to gusto de los decorados de E m i l i o Burgos y de los f igurines de V í c t o r M a r í a Cor-tezo. Tanto en la escenogra f ía como en el vestuario, Celia G á m e z ha realizado un alar­de, u n derroche de lu jo y de vistosidad, c u i ­dando l a fastuosidad de la revista hasta u n ex t remo tal , que nadai t iene que envid ia r a cualquier esipectáculo extranjero de rango y c a t e g o r í a ; que, en realidad, ea lo impor t an ­te en esta clase de invenciones escén icas .— A . M .

Celia G á m e z y A d r i á n Ortega

Aurora Redondo y Valeriano León,

en el Alcázar E n «I teatro Alcázar, y con

la interesante comedia kE| ojo de Moscú», reaparecieron Au­rora. R e d o n d o y Valeriano León, y a loo que el p ú b l i c o , llenando por completo el local de la calle de Alca lá , le* rei­tero oon grandes a p l a u s o » su s i m p a t í a y t a m b i é n su carlita.

ALCAZAR

f ? de Mosm"

t e r m i n ó Valer iano8 L ó n ' ^

y r

¿Hunia l temporiMia en el Boatrls a pr imeroi de enero.

Acertadamente vuelve a Madrid, a l que es casi su teatro, con el

1/ . a / J T ) \ Í \ P / mismo t í tulo , y no hay que decir U a / / I / \ Á M qUe ei é x i t o y los aplausos a Au-\ r<\A/V] / V VV r o r » Bedondp y Valeriano fueron

calurosos y u n à n i m e s .

J . de Sa C .

15

o

Aurora Redondo, V a ­leriano León y Vic ­

toria Rodríguez

A y e r se es trenó, en el A lcázar , el jugue-I te c ó m i c o de Adolfo Torrado E l padre guapo.

F u é rmuy bien recibido por el público, que rió mucho en el curso de la representación con I c i chistes y situaciones cómicas que abun­

dan en la obra, y que aplaudió en los finales de acto, mientras el te­lón se, alzaba reiterada­mente en honor del au­tor y de los intépretes .

Aurora Redondo, que o y ó üna larga ovac ión en un mutis, d i ó admi­rable relieve al papel que le estaba encomen­dado, una mujer de acento e n é r g i c o y cas­tizo. Valeriano L e ó n , con su habitual domi­nio' y maestr ía , cu idó los efectos humorís t i cos de su "tipo". Vrctoria Rodr íguez , con el en­canto de su juventud y

de su buen sentido escénico , se hizo acreedo­ra del elogio, y en ql é x i t o colaboraron efi­cazmente Carmen Unosta, T i n a Vidal , M a ­

ría Carrasco, Margarita M u ñ i z y los s e ñ o ­res Chuliá , Muñiz , Osca, Sepúlveda , De l V a l , B r i e r a y Alcaide, as í como el e s c e n ó g r a f o L ó p e z Sevilla.

L a denominación de "juguete cómico" aplica» da pór el autor a " E l padre guapo", quiere decir ya q u e ' í a farsa estrenada anoche en el Alcázar no tiene pretensiones de comedia. E s , simplemente, un pretexto para hacer reír al incondicional público del Sr. Torrado, con jue­gos de palabras y situaciones de las que so suelen llamar festivas o hilarantes.

Empieza la acción en la casa de un millona­rio soltero que se ha rodeado de amigos ad­versarios del matrimonio. A l principio, parece que la trama va a discurrir por ese cauce c ó ­mico de los enemigos de las bodas, que han de luchar contra las tentaciones amorosas que les puedan llevar a la vicaría. Pero en el se­gundo y tercer actos esa trama inicial se des­v ía para centrarlos simplemente en la "ence­rrona" que el padre y la madre de la damita joven organizan a fin de conseguir que el mi ­llonario cé l ibe contraiga matrimonio coa la jovencita. Se usa y se abusa de íos equívocos de. dudoso gusto, de loe símiles taurinos, de lag escenas aparentemente escabrosas y de la con­sabida mención a los temas o figuras de l a actualidad, que encierran una infalible excita­ción a la carcajada.

Cerno sucede en la mayoría de las obras dtf este autor, apunta también en esta farsa el "truco" folletinesco del padre que desapareció del hogar veinte años atrás y que se encuentra de pronto con su esposa y con su hija en un trance de penoso compromiso. í^ero todo se resuelve en burla grotesca, y ni por Un mo­mento el juguete cómico mantiene una figura bien tsazada o un rrsgo de fantasía o de ori­ginalidad. Hacer reír, sin reparar en la vetus­tez de los medios. He ahí la norma que inspira este entretenimiento escénico carente de toda novedad.—Alfredo M A R Q U E R I E .

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" E L P A D R E G U A P O " COMEDIA D E DON ADOLFO TORRADO

No son «uficientes unoc cuantos piropos que en el transcurso do Ja obra se le dicen e "Valeriano Le6n para justificar el título de " E I ç a -dr» guapo", y que patente la in­tención de recordar, por coRtrapo. siclón, el titulo do ' L a ma^re gua, pa", QU« tanto ha. vivido en los car. teles.

E n esta comedia Valeriano ignora que es padre hasta muy avanzada, l a comedia. Vuelve a hacer el tipo de parásito servicial, dúctil y fácil, para todos los oflcios, q u e es tá complaciente al servicio de un gru­po de amigos, una "panda", como se dice ahora, todos alegres, dé&pre-ocupados y con un propósito deci­dido de soltería.

£ 1 asunto, aunque «a la realiza, ción hay alguna nota original, a* ha, visto alguna que otra vez en el teatro, y es l a justif icación de un arranque sentimental que se ha de justificar de manera un tanto me­lodramática , incitara una ves que se ha presentado a n t • «1 púbi lco; abundan loa chistes y los Incidentes grraciosos, que encontraron eco en el público.

Aurora Redondo hizo de manera inimitable un tipo de madrileña de rompe y rasga: una mujer cafcal que interviene para salvar l a lionra da s u hij*, qua e s t á en manos de los juerguistas, es l a mujar de V a , leriano, y despierta en « el sentido y l a reaponaabilidad paternal, en un cambio magnifico que acredita » un actor; y i h a hecho una crea-M n como amigo serviéial , pero es. -> eawtolo lo « l eva y le da, dentro 9 l a gracia, u n » «ran dignidad.

Victoria Rodríguez, María de Carmen Unceta, Tina Vidal, Chulla Muñiz, siempre gracioso; Francisco

A u r o r a Redondo, Valeriano L e ó n , Vic tor ia R o d r í g u e z , J o s é Alar ia del V a l , F r a n c i s c o C h u -

i l á y Adolfo Torrado

de Osea y José María del V a l die ron una limpisima vers ión de Is obra, que fué retcibida con agrado 3 aplaudida.

Jorge D E I . A C U E V A

. O

o

17

V L C A Z A R

La aperreada vida de Enrique Octavio"

HUMORADA DE DON LUIS FERNANDEZ DE SITIELA Y DON LUIS TEJEDOR

E l público, que r ió a su sabor, sol ici tó la presencia de los autores è n los tres finales de acto.

Bur la burlando, con gracia y con Ingenio han abordado los autores uji tema -que bien se puede calificar de trascendental, puesto que combate la creencia e r rónea de la t ransmi­grac ión por el procedimiento clásico de reducc ión al absurdo.

Una señora , atormentada por la pena de la muerte de su marido, siente el consuelo de esperar la. re­enca rnac ión , y de esta espera viven unos cuantos parientes ambiciosos y despreocupados, y \m aspirante a la plaza de chófer de l a casa, en el que l a s e ñ o r a ve las virtudes de un perro heroico y que tiene una fide-

4 1

Valeriano L e ó n , C a r m e n Unce-ta, A u r o r a Redondo, Franc i sco

Chul iá , Sevi l la y Tejedor

l idad completamente canina, es el que con olfato, canino t ambién , se da cuenta de todo y convence a l a s e ñ o r a del saqueo a que la tienen sometida los parientes.

E l diálogo, gracioso, fluido, lleno no de chistes alambicados, sino de ocurrencias e s p o n t á n e a s , g a n ó a l público en un primoroso primer ac-to, en el que se aplaudieron muchas de estas ocurrencias. r

Sin que se pierda ninguna de es­tas excelencias, la persistencia en la misma s i tuac ión y algunas concesio­nes al surrealismo para un tanto l a acción, que vuelve a recuperar su agilidad en el tercer acto.

Auro ra Redondo, tan buena ac. •trlz como siempre, tuvo momentos magní f icos . Valeriano León, sin exa. gerar y sin deformación , consiguió una expres ión perruna de un extra, ordinario efecto cómico, Josefina Serratosa a c e r t ó en un papel de tonta d i n á m i c a y eufór ica muy pe. ligroso. Chul iá . Pablo Muñiz, J o s é Sepúlveda y todos los d e m á s In t é r . pretes lograron una rep resen tac ión cuidada y de efecto.

Jorge D E EA C U E V A

Autocrítica En el teatro Alcázar será estre-

' nada 'esta noche la humorada de Luis Fe rnández de Sevilla y Luis Tejedor L a aperreada vida de E n -rigue Octavio. Sus autores dicen:

"•Esta humorada pertenece al grupo de nues­tras "Eugenia, su alma y su armario" y " U n rhoreno y un rubio", es decir, rv la bur la de las grandes concepciomes. Ahora le ha tocado el. turno a la "metempsicosis".

Hemos ut i l izado en varios momentos la t é c ­nica del super-realismo, que nos t e n t ó s i em­pre, y que creemos encierra grandes p-osibill-d^des cómiess . ¡Ahí es nada, prescindir de toda d imens ión , poder volver al mundo a los que se fueron, y hacer hsWar a los muebles!

Con un deseo de supe rac ión , objeto constante de nuestros modestos afanes, hemos pre tendi­do la mayor cr igimiid 'sd y 'arrancar e l mayor

n ú m e r o posible de carcajadas, merced a un hu ­mor que podemos l lamar "españo l " y sin per­der nunca e l decoro l i t e ra r io .

A u r o m y Valeriano, y con ellos su compañ ía , hacen una labor admirable; por su parte no q u e d a r á si el éxi to no nos ecompañ^Se. Que en Tal ía y en el s u p e r - r e a i í s m o 'confiamos que nos acompañe .—Luis FERNANDEZ DE S E V I L L A y L u í s TEJEDOR."

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A L C A Z A R : " L A A P E R R E A D A V I D A DE E N ­R I Q U E O C T A V I O "

La s u p l a n t a c i ó n de personas ha sido, de s iem­pre, en el teatro, u n recurso infa l ib le . Los se­ñ o r e s F e r n á n d e z de Sevil·la y Tejedor l legan a m á s . Ya no es la consabida y facilona su­p l a n t a c i ó n de personas. Ahora , ellos, en " L a aperreada vida de Enr ique Octavio"—obra l a r ­ga de r ó t u l o y corta de ingenio—recurren, para d ive r t i r a u n p ú b l i c o har to s i m p l e / a suplan­tar personas por anima-Jes y viceversa. Ya por estos rumbos de la eu­trapelia, el disparate no encuentra n i frenos n i barreras. Incluso hacen hablar, con • sus oscu­ros y todo, a i un- reloj de pie. Y esto, la verdad, no vale. No es l íci to, por lo menos, en este l inaje de trabajos. Toda parp-dia, toda caricatura—y esta asp^a a ser 'o de las t eo r í a s m e t e m p s í q u l -cas—necesita, como apoyo, un, atisbo de r e a » l idad. Es, sí se quiere, la realidad misma, v i s ­ta cea los ejos del humor. Y cesa par t icu lar : nos enfrentamos cen una humorada donde n o hay el menor atisbo do humpr. Hay, e s ç s í ,

t o n v e n c i o n a l i í m o , y , si ee nos aprieta mucho, de sp ropós i t o y te',:te tieso. No obstante, por Ja violencia del centraste, !a frase adquiere, en algunos mementos, efícacei? efectos cómicos. . .

Es lamentable que un actor de las condicio­nes de Valer iano L e ó n no encuentre, a estas alturas, pretextes dignos de su humano y j u ­goso temperamento ar t í s t ico , y si embolados, de flagrante io í an t í l i smo , que si se toleran y mantienen, es sencillamente por la autoridad y el despejo del i lustre cómico, al que, en a n á -llogo n ive l , secunda, airosa y f lexib le , Aurora Redondo. ' ' A l g o m á s se hubiera Jogrado anoche si a las

buenas maneras de la pareja t i tu la r no. acom-

Aurora Redondo y Valeriano L e ó n

R E A P A R I C I O N D E " L A S D E C A I N " , EN, E L A L C A Z A R

Tras de recorrer los escenarios españoles , re-i ^ ^ - ^ ^ ' • i tornaron anoche al A l - '

' ^ ¿ j j g j ^ ' .•' i cazar—el teatro de sus grandes éxitos—, "Las de Caín", con la agru­pac ión T a 1 i a, fo rmada con p r i m e r a s f i g u ­ras, como Mar í a Arias , M a r í a Luisa Tejedor,

,, Laura Alcoriza, Pedro , L.J Porcel, A r t u r o Ca lde rón ,

Mar í a Luisa Tejedor J o s é G a r c í a Noval, J o s é y M a r í a Ar ias Lu i s Caballero y Mano­

lo Collado, intérprete.-- de l a admirable comedia quinteriana. Todos fue­ron muy aplaudidos.—,T. C. V.

ALCAZAR

'Las de Caín Ta « s t á de vuelta, después 4e

una provechosa, y honrosa j i r a por provincias, l a s i m p à t i c a fami l ia de ]•

d o n Segismundo i C a í n y de la • Muela.

Sus amistades de Madr id le t r l - { Jjutaron un recibi­miento verdadera­mente cordial y a f e c t uoso, y se ap l aud ió a M a r í a L u i s a Tejedor, graciosa y s impá ­tica ; a M a r i a A r i a s , excelente ac t r i z ; a Pedro Porcel, un don Se. gismundo p é r s o . na l y de gran efecto; a G a r c í a Noval , cón su co­micidad seria y contenida; a Co.

M a r í a Luisa Te. Hado, m u y opor. jedor y Pedro tuno. Se eptrena.

Porcel ron tres decorados de m u y buen gus­

to y de certero ambiente, de Redon. dé la , y a l f i na l se i n t e r p r e t ó l a "ca­chupinada" de "Lias de Caín" , de Alvaro de Laiglesia.

Los aplausos subrayaron toda la r ep re sen t ac ión .

D E L A C.

19

í

L . o e i i o "

Ayer se presentó en el Infanta Beatriz la compañía de Aurora Redondo y Valeriano León, que irepuso la f a r s a tragicómicaN de Juan Ignacio Luca de Tena y L u i s Escobar, " E l vampiro de l a calle Je Claudio Coello". E l

públ ico r ió y aplaudió mucho y el te lón se alzó innumerables ve­ces en honor de autores e intérpretes . Con V a ­leriano y Aurora que, como es sabido, real i ­zan en esta obra admi­rables creaciones en sus Aurora Redondo y papeles, participaron en Valeriamo L e ó n el é x i t o de la divertida obra, Josefina Senratosa, María del Carmen Unceta, María Carrasco, Victoria Rodríguez, Margarita Muñiz, Paquita Clavijo y los s eñores Ohulia, Sepúlveda , Muñiz, Alcaide, Brieva, Briones y Salinas-—M.

Presentación de la compañía

Aurora Redondo y Valeriano León

L a aplaudida cí>m«dia d« L u c a de Tena y Escobar l legó al fin de tem­porada en pleno éxi to y con toda au fuersa; era, pues, indicado aue la presentación ''e l a compañía óuo la estrenó fuera i.on la afortunada 00-medla; así lo ha entendido Vajerd*. no León con gran tino y aprove-

Valeriano fceón, A u r o r a BedeB" Í0f J u a n Ignacio L ú e a de T e n a

y L u i s E s c o b a r . . . .

chando l a coincidencia de que el vampiro viene es i a 1* caifa que fué teatro de sus feohorias. ^™«_»»..

L a p resen tac ión fu¿ un éx i t o de púiblicò, .de i n t e r p r e t a c i ó n y de aplausos. L a obra, dominada, pero uh tanto contenida. i:or l a ocas ión y l a solemnidad, fué un Brimar de matiz, de f inura , de gracia y de i n ­tención por parte de Ja pareja t i t u . la r y de todos los actopes; que h i ­cieron un trajbajo f inís imo o.ue fué aquilatado y aplaudido por el pú ­blico. J . D E L A C.

20

En el Infanta Beatriz se estrenó "¿Vendrás a media noche?' de Pondal y Olivan

Ayer por la tarde se estrenó en el teatro Infanta Beatriz la comedia de Pondal Ríos y Carlos Ol ivar i ¿Vendrás a medianoche? El público siguió con interés el curso de la acción, rió con las situaciones c ó m i c a s que abundan en la obra y aplaudió con calor al fin de los actos, mieVi-tras el telón se alzaba muchas veces en honor de autores e intérpre­

tes. i Valeriano L e ó n y I Aurora Redondo en­cauzaron con tan ad­mirable estudio como eficacia expresiva los papeles de los protago­nistas, a los que extra­jeron todo el fugo posi­ble de comicidad. Jose-íina Serratosa, Amalia Albaladejo, Mar í a Carrasco,

Valeriano León, A u ­rora R e d o n d o y

Chuliá

María del

Carmen Unceta y los Sres. Muñiz, Del Va l , Chuliá, De Osía, Brieva, Briones, A l ­caide y Sepúlveda, contribuyeron al éxi to .

Los autores argentinos Pondal Ríos y Carlos Olivari han manejado en su obra "¿Vendrás a medianoche?" una serie de recursos y resor­tes cómicos probados hasta la saciedad en las farsas donde lo único que se pretende es man­tener la inquietud del espectador acerca de la posible reconci l iación de la pareja amorosa que centra la acción. Tipos y situaciones se enca­denan hacia esta única y exclusiva finalidad^ sin que brillen ni por su altura ni por su i à -genio los méritos del diálogo o la intención de las frases. Con esto queremos decir qup si bien en "¿Vendrás a medianoche?" hay una in­dudable habilidad expositiva y un experto do­minio del moví ín iento escénico , la farsa care­ce de ambiciones literarias y se limita a bus­car un logro cómico sin reparar, ni poco n i mucho, en los medios empleados.

Pero la comedia posee cierto valor teatral que seriamos injustos si dejáramos de s e ñ a ­larlo: la viveza del últ imo acto. Ese gran es­collo de tantas comedias—la falta de interés por adivinación -prematura del desenlace—ha sido salvado por Pondal y Olivari con un inne­gable garbo. A eso se añadei el juego vodevi-lesco del dispositivo teatral-«-muy servido por

I el decorador López Sevilla— y el empleo de la luz negra y el efecto fantasmal de la ú l ­tima escena, que encierra, sin duda, la mejor gracia del asunto.

"¿Vendrás a medianoche?" encaja en la cla­sificación de lo que antes so llama*»an "obras de Pascuas"; divierte con rasgos sainetescos y caricaturales sin ir lejos en sus pretensiones. Es una pieza de distracción y entretenimien­to, qüe, en realidad, quéda al margen del j u i ­cio critico y de una rigurosa valoración tea» tral.—Alfredo M A R Q U E R I E .

21

f i

"¿Vendrá* a medijí-noche?"

Comedia de los autores argentinos Pondal Ríos

y Carlos Olívari Se plantea la comedia con vistas

a u n a s i t u a c i ó n c ó m i c o d r a m á t i c a , un poco de t raged ia grotesca, que c u l m i n a en el ú l t i m o cuadro y en la que se consiguen efectos de ver-

A u r o r a R e d o n d o , Valcxiano L e ó n , J o s é M a r í a del V a l , F r a n ­cisco C h u l i á y Josefina S a r r a -

t ó s a

dadera graci%, y ' parece como si los autores, obstsionados por la fuerza de esa s i t uac ión , no quisie­r a n complicarse con subsituaciones y efectos derivados, y hay como u n a pr isa por l legar a ese final, que \ se t raduce en c ie r ta p r e c i o i t a c i ó n en el d i á l o g o y en i n d e c i s i ó n en la manera . U n a vez presentados los t ipos, y no es m a l a l a presenta­c ión en la que se fijan los antece­dentes necssarlos, no h a b r í a es­tado de m á s un desarrollo medi ta ­do, con lo que l a obra hub ie ra ga­nado en valores, porque no cabe duda de que con una s i t u a c i ó n fe­l iz- a l a v is ta , un poco de aplome y u n d i á l o g o suelto, ingenioso j chispeante-, l a ma rcha de los t ipo ; hac ia el desenlace h a b r í a resul ta do m á s b r i l l an t e .

N o fa l tan , con todo, rasgos f e l i ees y chistes de efecto. Valer ia iK L e ó n m a r c ó con certeros rasgos e complejo t ipo de juergtuista ro

m á n t i c o y sent imenta l y l o g r ó mag n í f icos momentos de gracia . A u r o r a Redondo, a f o r t u n a d í s i m a , so b r i a y precisa, como siempre, f u su pareja ideal . Josefina Serratos; f ué un p rodig io de n a tu r a l i dad v e r d a d a r t i s H c á ; m u y gracios A m a l i a Alba lade jo ; muy^b ien Chu

' l i á , J o s é Miaría del V a l y todo € I conjunto.

L a obra f u é celebrada y aplau dida,

Jorge D E L A C U E V A .

Esta tarde, en el Beatriz, se iá es­trenada la comedia de André Bira-beau E l ojo de Moscú. E l traductor,

\ GuMérrez Roig. dice :

"El ojo de M o s c ú " es una comedia sa t í r ica , pero no sa t í r i ca cien por cien, como se dice ahoraj durante sus cuatro actos, en casi todas la.s escenas se agita el l á t igo que fus t iga , ' le ­vantando con acentos de convicción, i ron í a s que son sarcasmos, unas veces, y paradojas, otras. No se crea por esto que es una s á t i r a a l o Déc imo Jul io Juvenal, no, no, n i m u c h í s i m o menos; es m á s bien a lo H e n r i Rochefort; ya saben ustedes que este c é l e b r e panfletario f rancés , no " h e r í a " como él lat ino. Juvenal, se indignaba en sus s á t i r a s contra los yicios de su siglo en que gobernaban Domiciano y Tra-jano, demasiado iracundamente. Rochefort, du­rante el .final del pasado siglo y principios del presente, escr ib ió , en cambio, en su pe r iód i co "La Lanterne" las m á s diver t idas ocurrencias de "l 'esprit f r ança i s" . Mucho de esta gracia sa t í r i ca tiene " E l ojo de Moscú" ¡ dentro de una comedia fina, elegante, de in t e ré s , se ha si tua­do en verdadero vodevi l po l í t i co ; hay alusio­nes -y1, n tóy directas a lo que pasa hoy por esos'mundos tan d e m o c r á t i c o s como i r r e f l ex i ­vos. ¿ P u e d o decir que "quien dice pol í t ica , dice i r r e f l ex ión? Pues dicho queda. A n d r é Birabeau,

el gran comediógrafo- galo que fué uno de los primeros autores que con esta comedia r o m p i ó la famosa y legendaria g e o m e t r í a tea t ra l f ran­cesa, la del t r i ángu lo—«Ha , él y el otr-c—ha , conseguir dar con " E l ojo de M o s c ú " una obra de humor y de s e n t i m á e n t ó . Birabeau d i c é que en un solo ser humano pufede darse, y en corto tiempo, horas, minu tos acaso, e l poder r e í r , son­re í r , ref lexionar y emocionarse, y él e s c r í b s para que así suceda. E l asunto de esta obra es d iver t ido e inesperado; s a t í r i c o , s in morda­cidad; b u r l ó n , pero amable, elegidos los perso­najes en el gu iño l po l í t i co , va disparando sus fechas, no a l , r é g i m e n , sino a ' l a s costumbres que él tolere, y s i l a i n t r i g a , a l f i n , busca ú n poco m á s fuerte l a bu r l a , l a cal idad de las fra-, ses y conceptos dan a l a comedia u n sabor m á s pujantemente alegre en medio de l o hondo que

"se fragela. En resumen: es un asunto de franca d ivers ión , bordado de finas r ép l i ca s , construido con escenas de pura comedia, dotadas de i r o ­n í a y humanidad, en a l g ú n momento m e l a n c ó ­l ica, pero sin e s p í r i t u de a 'crímonía.—-Enrique GUTIERREZ-ROIG. I

22

A y t i se estreno en el Infanta Beatriz la comedia satír ica de André Birabeau, tradu­cida por Gutiérrez-Roig E l ojo de Moscú. La versión castellana, aunque con algunos galicismos, como el empleo abusivo del "bien" por el "muy", ha sabido conservar con gracia los valores teatrales de la obra. Valeriano León fué justa y ' lar­gamente aplaudido en un mutis, compuso un tipo con estudio tan detallado como impe­cable; Aurora Redon­do realizó una crea­ción d e l i c i o s a en su importante perso­naje. Y Victor ia Ro­dríguez, T i n a Vidal , Mar í a del Carmen Un-ceta, y los Sres. Chu-l.ia, Sepúlveda, Muñiz "Brieva, Del Val , A l ­caide y Briones, así Valeriano Leónf A u . c o m o Francisco de rcra Redondo y V ic -Osca, que" merece elo- toria Rodríguez gio especial por el ad- ' mirable subrayado que imprimió a su figu­ra de ficción, trabajaron con eficacia y buen arte. E l traductor salió a saludar entre grande^, ovaciones al final de los actos. E l público rió mucho con las situaciones y fra­ses cómicas que abundan en la comedia.

" E l ojo de Moscú" es una doble sátira tea­tral contra el parlamentarismo y el comunismo. Pero lo que encierra más grajia de la obra, no son, precisamente, log juegos irónicos en torno a la política, con los que el autor dota de intención sarcàstica al diálogo. L a comici­dad brota de un figurón excelentemente cons­truido, el de Gabriel? el ujier, padre de un ministro, y luego sucesor de él en la fcartera que' desempeñaba. L a farsa discurre así en su principio per vías de contraste, sorpresa y situación hilarantes. L a paradoja en acción a que se ven sometidos y en la que se encuen­tran envueltos los personajes, es exprimida há­bilmente y en todos sus recursos, por Birabeau, buen conocedor de la mecánica teatral y de sus efectos y dueño de un desenfadado grace­jo en el lenguaje. E l tipo de Silvia, caricatura

muy bien vista de la ambición femenina, es, sin duda, lo mejor de la obra, y la escena sube de nivel cuando este personaje actúa y desciende cuando hace mutis. A l final, la farsa se desvía un poco hacia lo discursivo y lo rei­terativo—tal pueda ser objeto en estos pasajes de peda y "peinado"—pero como eso sucede cuando falta poco para que caiga el telón, y el público ya se ha reído y divertido de lo lindo con las incidencias jocosas de la comedia, el reparo carece de importancia. Y lo mismo, po­demos decir del clima arbitrafio y deliberada­mente exagerado e inverosímil de la {{ama. L a pretensión evidentemente caricaturesca d e l asunto presupone ya estas y otras licencias. " E l ojo de Moscú" es ufta buena obra de Pas­cuas y de sano regocijo para los espectado­res.—Alfredo M A R Q U E R I E .

0

23

a i -í .

"EL OJO DE MOSCU" COMEDIA DE ANDRES BIRABEAII, ^ADUCCION

DE DON ENRIQUE felJTI^RE^ ^V1? No es solamente una eà l i ra polí­

tica l a que hace Biràbeau en au co­media; tiene su pensamiento m á s amplitud y m á s radio de acción, que la elevan al rango de sát ira social, puesto que el arranque es la sát ira de una consecuencia del divorcio, que hace posible, de manera teatral y con lóg ica teatral, l a s i tuación, que e« base de l a comedia: el que un padre, que se ha divorciado hace treinta años de su mujer, que pron-

Franc i seo C h a l í a , Valer iano L e ó n , V ic tor ia R o d r í g u e z , A u r o ­r a Redondo, J o s é M a r í a del V a l

y G u t i é r r e z Ro ig

to ee casó con otro, ignore total­mente lo que ha sido de su hijo; que l a mujer, por su segundo ma­trimonio, haya subido en rango y s i tuac ión social, y el padre se en­cuentre de ujier en ©1 ministerio de que acaban de nombrar ministro a au hijo.

No sólo se m a n i ñ e s t a la sá t ira contra ©1 divorcio en estos antece. dentes y en estos hechos; ee de-muestra y se hace palpaJble en mu­chas escenas de l a comedia: ©h el encuentro entre los antiguos cónyu­ges, en la actitud falsa y difícil del segundo marido, en l a actitud del ujier, de despego ante un hijo d d que nada ha sabido ©n tanto tiem-

Í)o, y de a¡mor»hacia su nuera, que e ha mostrado cariño y respeto, y,

sobre todo, en el hecho fundamen­tal de la obra: l a bofetada del ujier a l ministro, es decir, no al minis, tro, sino a su hijo, a quien castiga como padre.

SI se le quita a l a comedia este sentido de amplitud, se le quita un sentido de lógica, que es acaso su mayor fuerza, porque como el autor ataca y fustiga por la exageración y hasta por el sistema de reducción a l absurdo, podría decirse que la ló­gica es la amplia y deshecha del vodevil; cuando, por el contrario, toda la comedia es de una lógica acerada y mordaz, que sirve a l pen. Sarniento del autor.

E l diálogo, gracioso e intenciona, do, lleno de frases intencionadas y mordaces, que va dé lo burlesco a lo sentimental, sin cambios bruscos, es también de un sentido irónico de gran efecto, y es donde la sát ira pol í t ica se muestra m á s precisa y audaz, porgue muchas de las frases

no hacen sino acentuar y destacar cosas reales, o tan posíMes como aquel "Ojo de Moscú", que no es m á s que un bigardo tolerado por la democracia'.

L a representación fué un verda­dero' modelo de ritmo, de tono y de equilibrio. Aurora Redondo, en el tipo de divorciada, mujer ambiciosa y dominadora, hizo una verdadera creación, sin un descuido, desde el aspecto material del personaje has. ta el tono y expresión de l a frase.

Valeriano, magnífico, seguro en la interpretación cómico - sentimental del ^personaje, hasta en la m á s pe-quena de sus reacciones. Los dos fueron aplaudidos en varios, mo­mentos.

Ayudaron èf icaamente Victoria Rodríguez, graciosa y espontánea; Teresa Vidal. María del Carmen Uncela; Chuliá, muy entonado en su papel de ministro; Pablo Muftiz, sobrio y eficaz, como siempre; Se-eilveda, Buira, José María del Va l ,

uis Alcaide y Fé l ix Briones. E l público entró en la obra, rió,

subrayó con aplausos mutis y mo­mentos y ovacionó con insistencia a los actores y al traductor.

Jorge D E L A C U E V A « * *

L a agobladora falta de espaci' nos impide publicar la critica d Jorge de l a Cuevea sobre la coipedi de Vaszary y De la Iglesia estr» trenada con grande éxi to en el te; tro Benavente.

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A u t o c r í t i c a Esta noche será estrenada en el

Infanta Beatriz la obra de F. V iz ­caíno Casas L a senda iluminada. Su autor dice: .

• "Por encima de cualquier otra c o n s i d e r a c i ó n , debo adver t i r que con "La senda i luminada" quise enfrentarme con el ú n i c o problema au­t é n t i c a m e n t e grave de nuestro t iempo: el pro-iblema de l escepticismo atroz de muchas gen­tes. No es, pues, la m í a iuna comedia fácil y s i n ambiciones. No d i r é que tenga una tesis, porque me parece desmesurado pretenderlo, pero , desde luego, a f i rmo que tiene una i n ­t e n c i ó n , que aspira a decir algo. Como autor, s ó l o deseo que esa i n t e n c i ó n sea captada por e l p ú b l i c o ; que se comprenda con c lar idad lo que " L a senda i luminada" quiere demostrar: que en u n mundo amazacotado por el mater ia­l i smo, e l desencanto y la des i lus ión , b ien po­cas verdades—la® verdades absolutamente eter­nas—son capaces de galvanizar e l 'entusiasmo de los hombres. ! Por lo d e m á s , en la inevitable l inea de i n ­fluencias que toda obra teatral recibe de otra® precedentes, l a m í a se encuentra claramente situada. Sus parentescos la s i t ú a n j u n t o a las producciones del l lamado "teatro de evas ión" . Pero n ó t e s e que, s i formalmente " L a senda i l u ­minada" acusa reminiscencias, en su esencia, en su i n t e n c i ó n y en su moraleja, e s t á en f r an ­ca opos ic ión con todas las comedía® de este estilo. A f i n de cuentas, pretende rechazar las soluciones falsas y blandengues que, sobre és te o parecidos problemas, ofreció el teatro m á s r e ­ciente, o lv idando la ú n i c a fuerza que de modo decisivo puede resolver nuestras dudas y nues­t r a angustia: l a fe en Dios."

Anoche, en el Infanta Beatriz, la secc ión na­cional del T. E. U . e s t r e n ó , bajo la atinada d i ­r e c c i ó n de Modesto Higueras y eon-adecuada escenogra f í a de Caballero y Sancho Lobo, la comedia de Fernando Vizcaíno "La senda i l u ­minada". Esta comedia es tá en la l í n e a de un

problema teatral justamente llamado "de eva­s ión" , donde figuran t í tu los tan conocidos, pon­gamos por ejemplo, como "La comedia de la fel icidad", "Prohibido suicidarse en pr ima vern" o " E l puente de los suicidas". Como en !a nota expl ica t iva del programa se indica, t1 m t o r ha quer ido dar a -su invenc ión escén ica una so luc ión cristiana y ortodoxa, basada' en el camino salvador de la fe. El problema e s t á bien planteado y el d i á logo tiene agi l idad y soltura, con bri l lantes rasgos de nurflor. En movimien to e scén ico se nota cierta premiosidad y cortedad, disculpables por el he tho de ^er esta l'a p r imera obra estrenada por el autor, que revela 'excelentes dotes para los nobles em­p e ñ o s en el arte de escribir comedias.

Cecilia Ferraz, Amanda Méndez . M a r í a A d e l j Buscber, Ofelia Gosá lvez y los Sres. Monter , Graf ía Puy, Fuentes y Rodao, t rabajaron cor. d isc ip l ina y entusiasmo y oyeron, como el au­tor, muchos aplausos.

DON L A V I D A D E L OTRO" DE LLOPIS E L I N F A N T A B E A T R I Z

La compañ ía M e r l o - G a r c í a Noval de la is pr imera actriz M a r í a Luisa Colornina, més áe una br i l l an te ac tuac ión en provT e p r e s e n t ó ayer en e l Infanta Beatriz.

el acierto de r e . una de las obr? i graciosas y o r i g i n ü i ese joven y ya gra tcr de nuestro t i que es C a r l o s L d u e ñ o de un di£5c creto humor í s t i co y vez de una habi l id de un dominio ssc innegable que quedr

M a r í a Luisa Colomi- tente® en la farsa, na e Ismael Mer lo ca -de la cual est

mos estas l íneas . "C vida del otro"—tal es el t í t u lo de la prc c ión que justamente ha pasado con éxi to i tras í r c n t e r a s — n o s muestra, en magnifico de de ingenio y de habil idad teatral, un la® versiones m á s i rón icas , en sentido par< tico, de los g é n e r o s po l ic íacos en boga, no en las tablas, sino t a m b i é n en la novela.^ remos hacerlo constar así , de spués de co nar complacidos el é x i t o de esta repos ic ió que por desafortunada coincidencia, no no posible juzgar la obra de Llopis en ila n no lejana, de eu estreno. Y queremos • t a m b i é n que e l autor sa l ió a saludar t grandes ovaciones a l f i n de los tres ac't que la r e p r e s e n t a c i ó n fué interrumpida chas veces por los aplausos'y las risas de-blico. Con las citadas primeras figuras c compañ ia , Ismael Merlo , J o s é Garc ía No-M a r í a Luisa Colcmina, part iciparon en el t fo de la obra, que l l e v a r á , s in duda, m t espectadores a la sala del Infanta Beatriz, garita G a r c í a Ortega, Carmina Mer lo y lo ñ o r e s Abelardo Merlo, Ga rc í a , Del Rio, M R a m í r e z , Graci y Gorriz . La presen tac ió) cónica estuvo cuidada con gran f inura , . cuanto a la d i recc ión , só lo hemos de rogar en sucesivas representaciones, tengan en c ta las pr imeras figuras que muchos de loe toe exagerados y excesivos de que hacen de no son necesarios, tanto poV sus n u in t r í n secos , que bastan y sobran, como

hallarse ante un púb l i co que sabe cal ib: ins inuac ión yÉ el matiz, lo que en deíi : importa y vale, y lo que Merlo, G a r c í a ) y sus huestes dominan tan bien, o. sin mejor que otras c o m p a ñ í a s de mayores ín pero no de mayores m é r i t o s .

Al f redo M A R Q U E I

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c

INFANTA B E A T R I Z

Presentación de la compañía

Ismael Merlo Con l a honda v graciosa farsa de

Carlos Llopis "Con l a vida del olTo" se ha presentado l a c o m p a ñ í a que di r ige e l fino y or ig inal actor I s ­mael Merlo, que l a e s t r e n ó hace dos temporadas en el teatro Fuenca. r r a l .

Merlo ha sabido incorporar a l tipo central esa gracia pe r sona l í s ima , hecha de natural idad, de buena fe y un poco de malicia, de l a que tiene el secreto, y logró que el f m . blico r ie ra a t r a v é s de los gracio­sos y a veces lógicos incidentes de que abunda l a oibra.

ILe ayudaron eficacisimamente Ma­r í a Lu i sa Colomina, Pepe G a r c í a Noval y todos los In té rp re te s , muy unidos, y todo fueron risas y ap lau . sos.

J , D E J J \ C. Esta noche será estrenada en e

Infanta Beatriz la comedia de Josi Mar ía P e m á n E l viejo- y las niñas Su autor dice:

"Ismael Mer lo , M a r í a Luisa Colomina, Pep-G a r c í a Nova l , l levan a ñ o s recorr iendo jun to E s p a ñ a , y depurando cada vez m á s u n bue:

Anoche se estrenó en el Infanta Beatriz E l viejo y k's niñ^s, de José Ruaría Pemán. E l público rió mucho durante el curso de la representación de la divertida comedia; aplaudió al fin de un parlamento de María Luisa Colomina y Bn un mutis de García

Novaly y al f in de los ac­tos, entre grandes ova­ciones, hizo que el telón se alzara reiteradamente y que el autor saliera a saludar en unión de los intérpretes .

Ismael Merlo, con una comicidad sobria, justa, natural, de auténtico p r i ­mer actor, encarnó de modo perfecto el perso­naje que le estaba con­fiado. Por ello merece, como José García No-

, ' . _, , val, que compuso su tipo Mana Luisa Colo- * , • ,1 „ j " D " ! i - , - , de un modo impecable mina, Pepe García 1 • 1 1 1 Noval e I s m a e l Y admirable, los mas

Merlo sinceros elogios, lo mis­mo que el resto de la

compañía que, percatada de la trascenden­cia y de la responsabilidad del estreno, no

arte de gracia sobria, al frente de un conjunt, incurrió en exageración ni en exceso y man-f ™ i p i Z r J i . ^ pasaron, eo tuvo todo ^momento una línea interpre-jira, por Cádiz, yo les entregué esta comedia,1 , ^ • , •

tativa irreprochable. Como queda consigna y ahora he tenido mucha a legr í a en que ellos la estrenen en M a d r i d y en el teat ro Beatr iz : que guarda para m í los recuerdas de m i p r i ­mer estreno. Para esto ha tenido Ja -amabilidad de u n í r s e l e ese exacto y buen actor que es Manuel A r b ó . \ Todo tiene, pues, esta nofhe una medida moderada y s in Tuido, muy de m i gusto. Aca ­so sea la medida m á s ajustada a m i modesta posibi l idad. Por lo menos es la m á s adecuada a m i comedia de hoy... Siempre he dicho que •creo en la absoluta anchura del tea t ro y en la l eg i t imidad de todos sus g é n e r o s y expresio­nes. Por eso, en m i trabajo de autor, s in ce­r r a r m e yo mismo caminos n i fronteras, p ro ­curo ensayar todos los tonos posibles, y só lo p ido que cada obra sea juzgada y entendida dentro de los c á n o n e s propios de su g é n e r o y s in i r m á s a l lá de las exigencias del in ten­to. A "E l v ie jo y las n i ñ a s " la he l lamado, como ya lo hice con "Julieta y Romeo" y alguna ot ra obra m í a , "comedieta", para expresar con esa d e s i g n a c i ó n i tal ianizante la i n t enc ión l igera de su juego escénico . Sin .embargo, en este caso, d e t r á s de la f ábu la que p r o c u r é te­jer con valores de humor y alguna pincelada de poes í a , y en la que no hay que buscar une estricta ve res imi l i tud humana, mantengo un fondo de sentido costumbrista, revelado, sobre todo, en episodios y tipos secundarios. No hay que o lv ida r que la acc ión fie desarrolla en tor­no a las t í p i ca s fiestas del Corpus Chris t i , en el ambiente f ino r la vieja Cádiz.

Cád i z ; el teatro Beatr iz ; un t í t u l o mora t in la -no... Todo esto tiene una medida'discreta. No q u e r r í a yo que sobrepasara esta medida la e x i ­gencia de los d e m á r . "

do, gran parte del éxi to correspondió taip-bién a Mar ía Luisa Colomina y con ella a Amparo Piquer, Margarita Garçía Orte­ga, Carmen Echevar r ía , Carmina Merlo, Magda Rotger, Elena Graci, Joaquina A l -marche, señori tas Martorel l , Gi l , Salillas y Ruiz y Sres. Merlo (Abelardo), García, Go-rriz, Graci, Mar ín Sánchez, Delgado y Del Río.

Un titulo moratiniano y hasta un poco cam-poamoTino: " E l viejo y las niñas"; una firma de t?4 ¿' solvencia literaria como la del ilustre autor José María Pemán, y un estreno a cargo de una compañía que, aunque lleve en la ca­becera de cartel tres nombres prestigiosos, en realidad era más conocida en provin<ítás que en Madrid, componían la mezcla, o como diría nuestro admirado académico González Amezúa» el aloque o calabriada que anoche se nos ofre­ció en el Infanta Beatriz. E r a , pues, el de ayer, un hecho escénico con elementos de incógnita y do sorpresa, un experimento teatral bastante enigmático. Pero la verdad es- que, a pesar de la es trañeza despertada en torno a este es­treno, todo discurrió de un modo gozoso y normal, y la compañía Merlo-Colomina-Garcí» Noval ratificó en la mejor lid el mérito y ci éxito que ya había logrado en las actuaciones de su Jira provincial.

¿Qué es la nueva producción pemaniaisa?.^ Una buena comedia de costumbres, una pieza que recuerda en cierto sentido el admirable

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teatro de los Quintero, pero con una i n t e n c i ó n m á s actualizada, m á s puesta al d ía . E l a m ­biente, los tipos, el d i á logo de " E l viejo y las n i ñ a s " caen de lleno en ese g é n e r o cosnún-menfce llamado costumbrista, absolutamente li<r cito, l imp io y tolerable c u a n á o es tá cu l t ivado con hondura y f inura , como en el caso que nos ocupa.

Se equivocan los que creen que el tcatroi ha de seguir una d i r e c c i ó n exclusiva y estric­ta, encerrado en los l imites de una moda o de u n ^ n o d o . Y a desde los o r ígenes , jun to a la c a r á t u l a t r ág i ca de Rïe lpómene , asomó l a faz sonriente de ï a l i a . Y P e m á n es, entre nues­tros autores actuales, uno de los que con m á s garbo, m a e s t r í a , b i za r r í a , gala y b r í o , sabe es­capar de padrones encasiUadorcs y de alfileres en tomológ icos para ab r i r en p royecc ión de aba­nico las m ú l t i p l e s sugestiones de su c r e a c i ó n escén ica y para que sus obras vuelen, gracio­sas y aladas, a la busca siempre do un nuevo aire y de una luz no usada.

" E l viejo y las n i ñ a s " tiene la p r e t e n s i ó n , y lo que es m á s importante, exhibe el logro p le ­no y jubi loso de demostrar que t o d a v í a so pueden escribir comedias de c l ima andaluz cuando la mano que maneja los personajes, los t ra ta como e n t r a ñ a b l e s criaturas de f icción, y no como m u ñ e c o s sin vida, y cuando el escri­tor que les hace hablar no olvida en ningún: instante la responsabilidad «.ue su s o l v e n ç i a l i ­terar ia le impone. Por r íue hay en la comedia estrenada anoche f inura de obse rvac ión y d i á ­logo positivamente ingenioso, p o n d e r a c i ó n y matiz en los efectos y habi l idad y malicia a l dosificar él curso de la trama, n i el espet' !or se defrauda-, n i el c r í t i co tiene motivos para f runc i r el ceño .

P e m á n ha derramado sobre las escenas y los tipos de su obrx la blanca y luminosa sal ga­ditana. Por eso, la farsa discurre por cauces amables y entretenidos, sin que en eila decai* gj, el i n t e r é s y s in que importe demasiado el forzoso y forzado artif icio con que se ha de mantener hasta el f ina l , poco antes de Uegai el desenlace obligado, la incógni ta que mantie­ne el equ ívoco de "Don Lucas" y su familia,

Una fragancia a ñ e j a y adorable— la Curiosi' dad provinciana, en tfcrno a les forasteros que llegan—perfuma desde el pr incipio al t é r m i n i las escenas ds " E l viejo· y las n iñas" , y io qu^

en el escenario pasa, importa m á s por la for­ma que por el fondo. Ta l vez la anécdo t a que centra el asunto sea ligera y t r i v i a l , pero es tá desarrollada con tan buen gusto y con tan gen­t i l donosura, que en ella el estilo de P e m á n se hace notorio y patente y cumple con creces todos los objetivos que el autor se h a b í a pre­viamente seña lado . A l consignarlo así , creemos hacer sinceramente el mejor elogio de esta a m a b í o comedia.—Alfredo M A R Q U E R I E . R E I N A V I C T O R I A : " ¡MANDA A T U M A D R E

INFANTA B E A T R I Z

"Mi suegra, tu suegra, su suegra**

Juguete cómico de don Antonio González Alvarez y don Francisco Pierrá

Declaran loa autores que el Ju-

ft)H7 e* ail

n i lo 9 b

. odi b T

/

A u t o c r í t i c a sta noche será estreruu í a t ro infanta Beatriz ¡Ja cottil de Luis Tejedor y Mafco Dav(

¿í el teatro dia Un nifVido iñfieh.-. bus autores dicen :

vó MIEMOS.

"Siempre hemes c r e í d o ' iAjusta la acusac ión de f r ivo l idad que muchas gentes han lanzado sobre los autores del d í a , pero cuando escribi­mos esta comedia pudimos comprobar p r á c t i ­camente ta l in jus t ic ia . Los f r ivo los no somos los autores: l o son nuestros c o n t e m p o r á n e o s en general, lo es la v ida que v iv imos .

Así , ej asunto de " U n mar ido infiel . , , pero menos", tiene u n fuerte dramatismo; con su asunto, un, autor del sigVo pasado hubiera es­c r i to t i n d rama l leno de e m o c i ó n y situaciones violentas. Nosotros no hemos podido. Y es ppr-que hemos pensado: " ¿ C ó m o r e a c c i o n a r í a n en este caso Fulano o Mepgano?" Y l a r e a c c i ó n de Fulano o Mengano, conocidos nuestros, c i u ­dadanos c i r è u l a n t e s de «s tos t iempos, es h u i r s i s t e m á t i c a m e n t e de la tragedia y aun de l drama.

gobierno acostumA lar, en . | r^nte le í í ..bar y devoí

Imeníad relacioi cuenta • por un le los eí

nas pa as ampi lendono liento i

de Fe i

El Pre

r g n é s d t

El 1

Por todo eso, lo que pudo ser u n drama ha esultado, a l o m á s , una "tragicomedia", que lace r e í r desde sus pr imeras escenas, como l o la demostrado en. m á s de cien representaciones por provincias. ¿ Q u é hay en ella u n asunto v i -arante y capaz de emocionar, aunque f rus t ra ­do?. No se nos culpe a los autores, sino a loal c o n t e m p o r á n e o s y al siglo. La vida actual, pese a todos sus sinsabores y problemas, es "poco ' ion io M 'seria", y s i pretendemos p in t a r la v ida no p o < demos falsearla de n i n g ú n modo.

Con la obra e s t á m a g n í f i c a m e n t e identificado» ! « s e terceto estupendo: Ismael Mer lo , María; f) Luisa Colomina y Pepe Garcia Nova l ; a tenor l ^ ^ j y » -de ellos, su gran c o m p a ñ í a . Pocas veces po- r * ^ * < / d r á decirse con m á s r a z ó n que e l cincuenta, y— por ciento, por lo menos, de l resultado, se l e s / " debe a ellos.

Resumen: u n drpma que resulta alegre, por -que nuestros personajes se e m p e ñ e n en re i r ert _ circunstancias e n que sus abuelos hubieran Uo-rado." e n t e c u t í

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r

•* Anoche se estrenó en el Infanta Beatriz la comedia cómica de Luis Tejedor y Marco Davó Un marido infiel, pero menos. Mar ía

L u i s a Colomina fué muy aplaudida en un

'mutis. E l público sub­rayó con grandes risas los chistes, frases e in-cMencias cómicas de la obra y aplaudió mucho en los fines de acto, mientras el telón se al­zaba reiteradamente y el Sr. Tejedor salía a

L ^ h O " ^ saludar. Con M a r í a Luisa

C o l o mina triunfaron en la interpretación Is-

María Luisa Colomi- m,ael Merlo, que encar^ nas, Ismael Merlo y po su papel de modo

, José García Noval impecable, lo m i s m o que José García Noval,

un tipo cómico de bien acentuados perfiles, y Joaquín Almarche, Carmina Merlo, Car­men Echevarr ía , Elenita Gracia, Magda Rotger, y los Sres. Adolfo del Río, que pe­chó dignísimamente con un personaje muy dif íci l ; Marín , García y Górriz;

Pertenece "Un marido infiel, pero menos", a ese g é n e r o ' t e a t r a l de fórmula y receta que busca exclusivamente la eficacia efectista sin reparar en los medios empleados. O lo que es lo mismo, que rehuye la pretensión litera­ria, que para nada tiene en cuenta ese valor puro e inefable que se llama la "calidad", y que es lo que proporciona estimativa de alto aprecio a las comedias. Es cierto que los se-acres Tejedor y Davó pudieron comprobar en el estreno de ayer qiie ni uno solo de los efec­tos que ciudadesamente habían urdido y pre­parado, les falló en ningún instante. E l públi-' co rió en todos aquellos momentos que'los au­tores deseaban y hasta se sobrecogió Un po­quito en la melodramática escena en que el suegro pega dos bofetadas al yerno, después de hacerse pasar como culpable ante los ojos de su esposa, para evitar un disgusto a su hija, que le va a dar un nieto—todr enlazado, como puede verse, por estrechos vínculos familia­res—, pero también es cierto que todos los re­cursos puestos en juego sobre la escena per­tenecen a un teatro gastado, viejo y delezna­ble, sin verdadera fantasía ni originalidad, en un vuelo bajo y a ras de tierra, y con una ambición tan modesta como lastimosa.

A un personaje femenino se le pinta bigote para provocar el incidente grotesco. Otros ti­pos do la comedia se insultan groseramente con las más duras palabras, entré las que la lindeza menor es la de llamarse "hipopótamos", "animales" y "burros". Para impulsar el mo­

vimiento escénico se apela al consabido ardid de que algunos pasen al comedor mientras a otros que quedan en escena se les trae el l i cor y las gallét itas. Otro "truco" para justifi car entradas y e l idas es la llegada del m é ­dico o la salida para la consulta..., etc., etc.

Un fondo, sensiblero y falso; un diálogo, sin n ingún positivo alarde de ingenio; una trama inconsistente e insostenible, que no resiste al menor anális is lógico.. . Y , sin embargo, "Un marido Infle!, pero menos" distrajo, divirtió, hizd reír al público, obtuvo un franco y ro­tundo éxito . ¿Por qué? Por las razones que a l principio señalamos: porque los autores co­nocen la técnica teatral y saben lo que hacen. E s una lást ima que no la empleen en más ele­vados cometidos.—Alfredo M A R Q U E R I E .

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"Un marido infiel..., pero menos" Comedia de don Luis Tejedor y don Marco Davó '-Jama la a t enc ión y hace sim;

p á t i c a la comedia la manera suel­ta y graciosa con que se trata un asunto cuyo arranque e s t á trata­do en varios juguetes ccmicos; pero le dan novedad las reaccio­nes de los personajes, que, aunque lóg icas , son originales en el teatro.

U n suegro es calumniado por su yerno, que le endosa una aventura

L u i s a Cuiomina, Garc ia" Noval , I s m a e l Merlo, L u i s Tejedor y

Marcos D a v ó

inconfesable, por lo que la famil ia forma, en contra del calumniado, un frente ú n i c o de hostilidad, muy graciosa y expresivamente pinta­do. Tiene l a vict ima, en su mano demostrar su inocencia y la culpa­bilidad del libertino, pero al saber

que sv. h i ja e s t á en los prolegó­menos de la maternidad, produce en él una r e a c c i ó n sentimental que lo induce a callarse.

Hace años , cuando ©1 sentimen­talismo fác i l y un tanto pazguato a l uso no h a b í a calado tanto en la vida y en las costumbres, l a so­luc ión no habr ía convencido; t e n í a entonces un hombre entero e inte­ligente medios p a r a hacer saber la verdad y aparecer ante su h i j a con el prestigio de l a integridad a que tiene derecho, s in que pasara na­d a irreparable; nosotros seguimos pensando que ahora tampoco pasa nada: un disgusto de los que da l a vida, contra los que no valen aislamientos y que a d e m á s curten y entonan y hace que se mire la v ida con entereza; el públ ico lo a c e p t ó como lóg ico y ejemplar y c o n t r i b u y ó a ello los incidentes, a t r a v é s de los cuales se explica el hecho, y de d i á l o g o fresco, movi­do y gracioso, <ie verdadera gracia teatral en que e s tá expuesto. Abundan los tipos bien vistos y el conjunto es de u n a gran variedad.

L a in terpre tac ión s u b r a y ó con verdadera fortuna las situaciopes de l a comedia. M a r í a L u i s a Colo-mina, sobria y exprés iva , m a r c ó muy bien su actitud de esposa ofendida, apoyada con mucha gra­c ia por J o a q u í n Almarche. Ismael Merlo derrochó esa grac ia suya tan personal, y Pepe G a r c í a No­val hizo gala de l a suya, sobria y convincente.

Muy bien Carmen E c h e v a r r í a , C a r m i n a Merlo, J o s é L u i s García , Fernando Mario, Federico G a r c í a y todo el conjunto.

E l público r ió constantemente, ap laudió y so l i c i tó l a presencia de los autores en los tres actos. Sólo as i s t ió a recoger los aplausos L u i s Tejedor, porque D a v ó trabaja en provincias.

Jorge 1>E L A C Ü ^ V A

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BEATRIZ

REAPARICION DE ERNESTO VILCHES

Ernesto V i I -/ - " Y ^ ^ a che» es un grtn

f-^l L \ Slf l l actor. Quizá no L I S l U i l d6 '* mei0r N V ^ ' l j ™ p e d a n dad que ¡ex y - ^ V x • es la de interpre-

i tar personajes deoisi v a m ente humanos, s i n o de esa otra que consiste «n dar

treiieve a lo que ten lenguaje tea­

tral se llaman «tipo* o «genéricos». Difícil por cuanto se presta a ta exa­geración. Una de las primera* atracciones de este Sábado de Gloria «ra la reaparición de r> Ernesto Vilches, que ofrecía en L • I teatro Beatriz su famoso «Et i -eterno Don Juan». «Los años no 3. han pasado por él», decían sus [y antiguos espectadores, que acu- ^ dieron puntualmente a la cita y que les daba «I actor a quien " admiraron. Yo no puedo juzgar 'a cual pueda ser la diferencia en- [ tro el Vilches de ahora y el de ' antes: para mi, nuevo especta­dor de Vilches, su presencia i*e ayer en la escena sirvió para justificar su fama, porque, »n e efecto, no se le nota ningún año... Su rostro y su cuerpo y ' su voz son blancos para conser r var la imprimación del persona. 1 je estudiado, y trae esta prepa­ración, dar de él una versión naturalísima y excelente. Asf 1« hizo con el «divo» de «El eterno Don Juan», con sus superstició-nes, sus manías, su vanidad, su sinceridad, su tragedia .

Bien recibido sea Ernesto • ches en la escena española. Pe-ra ta crítica tiene sus obligacio­nes, y en este caso consisten en señalar al señor Vitches que si «n su arte los años no se notan, en su sistema sí podrían notar­se. Hoy no es tiempo para que florezca una compañía de pri­mera figura, sin que a ésta 18 sirva un buen conjunto. Como tampoco lo es para que triunfen obras con decisivo sabor a anti-' güedad. Las obras que, en un tiempo, fueron creaciones, pue-ri.n mnnr ahora cierta eficacia

como viejo recuerdo, pero no son suficientes para mantener a un público que desea noveda­des. Y que las desea totalmente bien representadas.

No es preciso hacer resumen del resto de la Interpretación ni de lo que es «El eterno Don Juan». Basta oon anotar con ale­gria la fecha de la reaparición de un actor excepcional cohio b es Vilches, que fué recibido oon aplausos en sus primeras pala­bras a telón corrido y en el des. arrollo de la obra. - E. H. T.

i r s t A i Y i A tíEATKlZ

Ernesto Vilches E l nombre del ilustre y vetera­

no actor, tantos a ñ o s ausente de los escenarios e spaño le s , fué sufi­ciente para llenar el In fanta Bea­triz.

Vilohes, conmovido profunda­mente, se presentó , antes de le­vantarse el te lón, para saludar a l públ ico del teatro que fué inaugu­rado por él y saludar cordialmen-te a l públ ico de Madrid, cuyos aplausos se echan siempre de me­nos, por murihos aplausos que se oigan. i

Ofrec ió l a f u n c i ó n al Instituto Cervantes, residencia de viejos a<S tores retirados.,

" E l eterno don Juan", obra de los grandes éx i tos de Vilohes, es como una m a n i f e s t a c i ó n de su m a ­nera,- tan dada a la i n t e r p r e t a c i ó n

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de tipos exót i cos . L a vejez de u n famoso cantante, intérprete del Don Juan, fué maravillosamente

E r n e s t o Vl lches

vivida por el actor sobrio, hondo 5 expresivo.

L o s aplausos del públ ico entu­siasmado subrayaron la labor de' gran actor. _ . . ^ -

Ayer por la tarde'se estrenó en el Infanta Beatriz la ob(ra simbólica., de Jerome K. Je-rome Yo soy elrcamino. La adaptación a M ^ } l ^ M ^ \ a ^ r i ^ r Z n r w 12 « c ^ í d i , ~ Aou* . c A ^ i ^ K r , » ,r ^nn I coatemdo .y de su acción. Con la

de sus más finas y hon­das .creaciones; cautiva con' su acento, de las más puras inflexiones,' sin una exageración n i un exceso, y con/ sus ademanes que adquieren la íntima grandeza Que el protagonista requiere, sin mengua de su suave y comprensiva humanir dad, la atención entera de los espeçtadores. Rin­damos, como ayer lo hizo el público, el debi­do homenaje a su, arte. Y elogiemos también la finura, el encanto, *la sencillez y la sensibili­dad exquisita de Graci-ta Morales—justamente aplaudida en un mu­tis—; el buen entendi­miento oue' dió a las dos versiones que su papel 1 requería Nora Samso, Nora Samsó y E m e s ­ia elegancia de Julieta to Vilches Gil , la infatigable la- ; bor de Carmen Porcel y la disciplinada y ef i ­caz tarea de María Luisa Ramos, J. Càceres, B . Rufor t / J.. Goróstegui, Català, Monroy, Va'divieso y Górr iz .

Comprendemos perfectamente el éx i to logra­do por esta obra al otro lado de nuesítras fron­teras. Aunque su estreno nos llegue con re­traso, no cabe duda de que su actualidad es, y seguirá siendo permanente, como I9 es la

¿ncnrende de su escena española se .debe-a S. Valentine, y, con algunos pequeñas lunares 'de tipo gramatical,

i..»vr»»J' VV

es

mas pura alegría, de un modo, humano, sin que jamás la Intención aleccionadora pese o entorpezca el interés y la amenidad de la trama, el h u é s ­ped, el viajero del últ imo piso de esa casa, de huéspedes de cualquier parte del mundo donde el episodio sentimental se desarroHa, nos hace sentir y oír la palabra del Amor y de la Verdad, L a transformación de los caracteres que se opera en el curso de los tres aetosj bajo la acción de la influencia bienhechora del protagonista, está, claro es. condicionada a 'a

no decreció ni un momento. Grandes ovacio- s íntes is del tiempo, que es sertfid-.mbre infelu-, cnnarrm al f in de cada actò. E l telón Se en el teatro. Per© esto no puede ni debe'i

nes sonaron * ^ ^ {ué compieto ,extrañor ni al públ ico n i a la crítica. No olvi-alzo muT"av- , í41 ' maP-istral siempre, realiza demos-que se trata de una obra simbólica, cuya

Ernesto^ Vilcne.^ m a g s ^ ambjción es clara y transparente.. Una suave poesía evangélica resplandece en todas sus escenas. E l tono lírico se corob:na con tier­nas pinceladas ¿fe dramatismo y de humor, a la manera dlckensiana. L a difícil sencillez de "Yo soy el camino", su carencia de trucos o de efec­tos excesivos, su insinuación amable constitu­yen positivos encantos. Es una delicia para la sensibilidad y para e r pensamiento asistir a la representación, y cuando se apuntan los atis­bos conmovedoies, la emoció^ nos llega tam­bién u n s s veri". Piríro snqrisas, y otras, entre

discreta v correcta. La dirección escénica v el S u n l e n t ó y colocación' de ^s figuras L í ^ 1 m 7 ¿ b l e 5 E l .público " e n t r ó " . desde1 los primeros'instantes en la intención del autor v eS è r c S m a de la producción. La_ emanación

• ? i m p ¿ k a del escenaSo prendió d mteres. que

en esta oróducción una

lágrimas, como en cualquier pasaje de la vida. E s difícil que exista un solo espectador a quien no agrade "Yo soy el camino". ¡De qué pocas ebras puede decirse esto sinceramente!—Alfre­do M A R Q U E R I E .

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"YO SOY E L CAMINO" Comedia de Jerom K . Jerome, traducción

de S. Valentine E l humor i s t a Jerome se ha. pues- i

to serio; el humor i smo hondo ee-| t á m á s cerca de l a seriedad de lo j que la gente cree, y a veces, s in I dejar de ser humor i smo, es la se­riedad misma.

H a pensado que l a human idad no seria t a n mala, t an e g o í s t a y hasta t a n r i d i c u l a si en lugar de reaccionar duramente con t r a es­tos defecto*, le recordara lo que tiene de bondad, de d e s i n t e r é s y hasta de bellez .

Kos presenta el autor el ambien­te de u n a p é n s i ó n en la que desde la d u e ñ a hasta el ú l t i m o v ive en­cerrado en «u e g o í s m o , y todo es agrio, duro y violento. - U n extra­ñ o personaje t o m a h a b i t a c i ó n en la casa y v a haciendo ver a cada h u é s p e d su p rop i a bondad, lo e r r ó ­neo de sus esperanzas, lo equivo­cado de sus procedimientos, rega­la esperanzas y consuelos y cam­bia el ambiente , y todo es dulzura y f r a t e rn idad .

E l personaje no dice q u i é n es, n i el a u t o r d a para iden t i f i ca r lo m á s que l a frase e v a n g é l i c a " Y o soy el c amino" , pero no nos lo iden­t i f i c a con Cris to , porque e s t ç per­sonaje se queda a ras de suelo, todo el amor que predica es mera­mente humano, no habla de ver­dadera car idad, v sino de f i l a n t r o ­p í a ; el camino que e n s e ñ a es pa­ra andar por este mundo, no h à y u n a a l u s i ó n a lo sobrenatura l , a lo eterno y a lo d iv ino , a l sacrififcio, a l á v i r t u d , a la o t r a v ida .

E « como si u n s e ñ o r m u y s im­p á t i c o fuera predicando que ía c o r t e s í a , l a e ò m p r e a s i ó n y el buen c a r á c t e r hacen m á s fáci l la con­v ivenc ia que l a g r o s e r í a y l a sor­didez.

Jerome h a empleado para su p r i ­me ra comedia una t é c n i c a bastan­te difícil , que consiste en i r pre­parando u n d i á l o g o entre el per­sonaje mis ter ioso y cada uno de los h u é s p e d e s , con lo que y a se va ad iv inando l a mareha de la obra, m a r c h a a la que forzosamente ha de supeditarse todo.

U n a cruz luminosa que se pro­yecta a l f i n a l parece que quiere ser l a f i r m a del personaje; pero fa l ta , p a r a que l a f i r m a sea exac­ta , el hondo sentido de lo sobre­n a t u r a l , que es l a esencia de la doc t r i na del que d i jo que E l era •1 camino, l a verdad y l a v ida .

E rnes to Vilches , a fuerza de ma­tices, de c o m p r e n s i ó n , de penetrar en «1 p r o W e m a de cada uno, aven­

t ó de l a escena la m o n o t o n í a del procedimiento , con lo que demos­t r ó , para el que no la conociera, su enorme cal idad de actor. L a re­p r e s e n t a c i ó n fué u n modelo de equi l ib r io , y en ella sobresalieron valores t an altos y de t an f i n a ca­l idad como Grac i t a Morales, de l i -

Ernesfco Vilcl ics) X o r a S a m s ó , Górriz , C a r m e n 'Poroel, Ju l i e ta

G i l y G r a c i t a Morales

ciosa ingenua de g ran ta lento . N o r a S a n s ó . M a r í a Lu i sa Ramos, J u l i t a G i l , Ca rmen Porcel , Jua r C a t a l à , Manue l M o n r o y y Pedro Vald iv ieso . ' '

E l púb l i co g u s t ó de l a obrs a p r e c i ó la novedad de varios efec toé y a p l a u d i ó calurosamente e los tres actos.

Jorge D E L A C O E V A

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c

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B E N A V E N T E

L A S D E A B E L " I N A U G U R A C I O N D E L T E A T R O Mejor dicho: vuel ta a l teatro,

porque como teatro empezó el l indo local de la plaza de Bilibao, y como teatro tiene en su historial l a glo­r i a de estrenos interesantes.

Tra^ unos a ñ o s de cine, y gra­cias a l entusiasmo de Fernando Cuevas, vuelve a ser teatro recogi­do, l impio, alegre y lujoso

Para inaugurar esta segunda épo-?,a no se ha formado una compañ ía , 3e ha ampliado la escogida agrupa­ción Ta l í a , que se p r e s e n t ó con l a /eterana comedia de los Quintero 'iLas de Abel", como un eco f ra te r . l a l de "Las de Ca ín" .

Y fueron las s i m p á t i c a s mucha-

chas de Ca ín las que presentaron a las de Abel con unas frases que el públ ico acogió con aplausos.

"Lifs de Abel", p in tu ra un tanto me lancó l i ca del conflicto de las mu­chachas casaderas de fines y p r in -

Antonio Axmet, M a r i a L u i s a Ponte, M a r u j a Asquerino, F é ­l ix Dafauce y L a u r a A l c o r i z a

cipios de siglo. Comedia de matiz, de diálogo, de momentos, tuvo la r e p r e s e n t a c i ó n adecuada, p o r q u e consiguió el conjunto l a difícil nota de marcar la i ron ía dentro del tono sentimental .

Destacaron en la r e p r e s e n t a c i ó n l a veterana Mar i a B r u . m a g n í f i c a de verdad; Laura Alcoriza, en un tipo delicioso; M a r í a Luisa, Ponte, M a r í a Isabel P a l l a r è s , siempre pre­cisa; Maru ja Asquerino, J o a q u í r Roa, sencillamente e sp l énd ido ; F é ­l i x Dafauce, Pedro Valdivieso, Joa­quín Armet , Emil io Menéndez , to-dos en un acierto total , que el pú­blico, que llenaba el teatro, aplau­dió constantemente.

Jqjrgre D E L A C U E V A

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Anoche se estrenó en el teatro Bena­vente la comedia de Leandro Navarro La gran jugada. A l aparecer en escena la ilus­tre actriz Irene López Heredia, recier^e-mente incorporada a la compañía " T a l í a " , y que interpretó de mg-do admirable el papel de la protagonista; en la citada' obra, fué sa­ludada con una gran ovación. E l público si­guió con gran interés el curso de la actua­ción de la gran artista, que supo dar a su per­sonaje los más sutiles e intencionados mati­ces de dramatismo y de ironía. Fé l ix Dafauce creó un tipo con noto-río acierto y f u é aplaudido en un mu­tis. Laura Alcoriza dió vida, energía y verdad a su figura de ficción, y en el re­parto triunfaron también Delia Luna, muy

bella damita joven, Mercedes Muñoz Sam-

gedro, Mar ía Garcibáñez, Carmen Ruiz, L o U •arcía y los señoras • Armet, Caballero y

Valdiviéso. A l final de cada acto sonaron insistente­

mente las palmadas,' el telón se alzó seis veces al terminar la , primera, jornada, y siete en la segunda^y tercera, y el autor sa­lió a saludar en unión-de los intérpretes .

Irene López Heredia, Delia Luna y Laura

Alcoriza

Confiesa Leandro Navarro, autor lleno de entusiasmo teatral y de contagiosa simpatía, que " L a gran jugada" no es una obra de in­quietud .ambiciosa- y renovadora. A continua­ción descubre en su autocrítica que ha que­rido escribir una pieza que por su. intensi­dad y sus contrastes diera lugar á los intér­pretes a' poner en juego sus calidades dramá­ticas para despertar el interés y la emoción del auditorio. T a l vez con esto pudiera que­dar definitivamente calificada y juzgada su re­ciente producción por que, en efecto, no se advierte en ella, desde su principio a su final, n ingún intento de aportar novedad u origina­lidad a la Creación escénica. Se alza el telón y por el diálogo y el curso tls la acción nos percatamos inmediatamente sin asomo do -duda, de que nos hallamos ante una comedia costumbrista donde todo el' i n t e r é s ' d e la tra­ma reside por un lado cu los amores de dos

juvenes, Kosario y Ricardo, que van a contraer matrimonio y por otro lado en la dudosa con­dición filial de la prometida, que, al parecer, es hija natural o adulterina—el asunto no está nadia claro—de la protagonista de la obra. Su­cede, además , que otro de los personajes, Ma­tilde, madre de Ricardo, está enamorada de Javier, posible padre de Rosario. Matilde se opone a la boda de Rosario con su hijo porque ' ^conoce los antecedentes turbios de la madrfe. Pero l a prctágonista quiere que el enlace ma­trimonial se verifique a costa de lo que sea, y para ello apela a una gran jugada, a un golpe de efecto sentimental que da título y tema a la comedia y que no descubrimos para no defraudar a los espectadores de la obra.

Hay, además, en la producción, algunos t i­pos de perfiles cómicos o grotescos, como ' señora que adora a su marido a pesar de I v , infidelidades qne con ella comete, o el hom­bre tosco enriquecido, pero fie buen fondo, que d i c e "pograma", "diferiencia", "ventenal", "arrasque" y otras cosas por el estilo, y que quiere regalar collares de. gran precio.

Con estos elementos y con un movimiento escénico más forzado y artificioso que en otras de sus* comedias—tal vez por excesivo empeño de justificar entradas y salidas—, Leandro Na-vafro ha construido tres actos donde realiza los mayores esfuerzos para mantener el inte­rés y la atención del público, apelando a toda clase de "trucos", recursos, ardides y sorpre­sas, sin olvidar la "trampa" que prepara en las últ imas escenas del tercer acto para que "Irene" admita la posibilidad de aceptar a su adorador "Laureano", ya que las restantes pa­rejas amorosas encontraron su solución ma­trimonial, y no sería justo que dos de las figu­ras principales quedaran descabaladas.

No comprendemos el afán de Leandro Na!-varro—que había iniciado y emprendido otros rumbos en su labor escénica—por mantenerse apegado a un género y a unos temas que nos parecen decisivamente extinguidos y caduca-, dos. Pero, en fin, cuando así opera, alguna, razón tendrá. Si pensamos en los aplausos que cenaron anoche al final de les actos y en las veces que se alzó el telón, tendremos que re ;onccer que 1 público le agradó " L a gran j i ^ ' rada". A nosotros no nos gustó en absoluto. >íos pareció una obra vieja, mala y fea.—Ali redo M A R Q U E R I E .

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3

L A G R A N J U G A D A COMEDIA D E DON LEANDRO NAVARRO

9?

Pudiera decirse que la comedia del señor Navarro se compone de ü n prólogo y dos actos. Indudable- ' mente, cuando lo escr ib ía el autor o t en í a ya hechos los dos actos si-

Irene L . Heredi% Leandro Na^ varro, L a u r a Alcor iza , A r m e t ,

Mercedes M . Sampedro y Dafauce

guientes o estaba ya en posesión del desarrollo total de l a comedia, con todo detalle, porque con gran cuidado ha ido eliminando del p r i ­mero todo cuanto pudiera hacer adi­vinar algo de los restantes.

Llevado de esta idea, no se ha preocupado de hallar una acc ión prel iminar, a t r a v é s de l a cual se fuera haciendo la p re sen tac ión de personajes y la apor t ac ión de los antecedentes necesarios; fa l ta l a ac­ción, y estas presentaciones y esta ¿.portación de datos se hacen a t ra ­vés de conversaciones intrascenden. tes y un poco f r ivo la y lentas, con una t é c n i c a de diálogo poco s in t é ­tico que recuerda la manera minu­ciosa de esas novelas americanas, en la que por desconocimiento del papel que cada tipo ha de jugar en la obra, todos aparecen en el mis­mo plano y con idént ico va lor ; en el teatro esto es un poco peligroso, porque el público se g u í a por Ta ca­t ego r í a efectiva de los art istas y siente marcadamente su i n t e r é s ha­cia ellos.

Otra p reocupac ión del autor es la de dejar presentado en este acto prologa! todos los personajes que aparecen en la obra^ ?alvo uno o dos de segundo té rmino , con lo que la p r e s e n t a c i ó n >es excesiva y algo confusa y pr iva al autor del inte-

¡ r é s que produce la p r e s e n t a c i ó n de I un - personaje nuevo, aportado na-i t u ra l y l ó g i c a m e n t e ñor el asunto.

Empieza a mostrarse el asunto en el segundo acto; asunto m á s que acc ión , asunto de emociones ín t i ­mas y siempre contenidas, que sólo desembocan en la intensidad dra . m á t i c a en pocos momentos; cada personaje a c t ú a por un i n t e r é s par­t icular, y ' como casi hay tantos i n ­tereses como personajes, apenas co. rresponde a cada uno una escena breve, no hay tiempo para darle emoción, y el conjunto resulta un tanto frío y cerebral.

Tiene In terés el a f á n de una ma­dre, de pasado un tanto escabroso, por casar a su h i j a con un mozo rico, s impá t i co y bueno; como tiene t a m b i é n in t e ré s l a madre que se opone a l a boda, en a t enc ión a los antecedentes de la otra dama, y se plantea la acción como una enco. nada part ida de juego, en l a que cada una aporta sus t r iunfos : gana l a que tiene los mejores: el sacr i . fíelo de un amante, que es el pa­dre de la muchacha casadera, y ya se acumulan tantos elementos, tan­tas fuerzas, que l a par t ida empe­ñ a d a deja de preocupar un poco en sus detallas, y lo que interesa es el t r iunfo f inal . Empieza el tercer ac­to con la boda, y a se sabe qu ién t r iunfa , y a par t i r de las primeras escenas nos encontramos con un medio acto epiloga!, en el que se desenlazan incidentes secundarios.

Irene López , Heredia ce lebró su p r e s e n t a c i ó n en este teatro con ú n gran' t r iunfo de actr iz que sabe ex­presar hasta en silencios elocuen­tísimos. T a m b i é n a c e r t ó L a u r a A l -coriza, entera, f i rme y d i g n í s i m a ; Mercedes Muñoz Sampedro, gracio­sa, f ina y certera; Del ia Luna , a t rac t iva y s i m p á t i c a ; Dafauce, muy bien en un tipo de negociante enriquecido; Antonio Armet , m u y en su personaje; todo el conjunto, acertado y cor rec t í s imo .

L a comedia g u s t ó , fué muy aplau . dida y el autor llamado insisten­temente a escena en los tres actos.

Jorge D E L A C U E V A

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.MADRID.—Anoche fué estrenada en el tealto Benavente, por la compañía •Talía", la comedia de D. Leandro Navarro " L a gran jugada".' Reproducimos una escena en la -que intervienen Irene López Heredia y L a u r a Aicoriza.

(Foto V. Muro:)

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O

Autocríticas Esta noche se es t renará en el teatro

Benavente E l -drama de la .familia invisible, comedi» • original de Janos Vaszary y Alvaro de Laiglesia. Sus autores dicen i

"Def in i r una comedia antes de su estreno es tah aventurado conio deápr ib i r a u n h i j o antes de que Tia:ca. Nos paxeoer ía u n insensato el padre que d i je ra : ' E l martes, por l a noche, voy a tener un n i ñ o guap ís imo, con u n lunar en l a nariz";--y nos parece o t ro insensato el autor que asegura; " E l martes, por la noche, voy a estrenar una c o m e d i á muy d iver t ida" . Lo mejor que pueden hacer padres y autores es aguardar el acontecimiento con e m o c i ó n y m o ­destia, aplazando todo comentario hasta que el nifk> o la obra hayan visto la luz-

S ó l o nos permit i remos s e ñ a l a r t í m i d a m e n t e nuestros p ropós i tos , sin garantizar que respon­dan a l a real idad. " E l drama de l a fami l ia i n ­visible", cresmos, es una-^comedia que pod r í a ocur r i r en cualquier ciudad ,del mundo. ' Nues­tros personajes son normales, n i m á s listos, n i m á s nobles que la gente con la cual compar­t imos ,las aceras y las casas. Gente me tód ica y ordenada, que trabaja1 y, se gana el pan con •el famoso sudor ese. Gente que no t e n d r í a n i n ­gún i n t e r é s , s i no fuera por u n idrama que sur­ge de pronto al margen de sus vidas, rompien­do la placidez de su modestia. N i siquiera son ellos los protagonistas d e ' la acción dramát ica^ Perciben solahiente su eco distante y fragmen­ta r io : una frase incompleta, un sollozo apaga­do, una c a p a r a z ó n de langosta que cae al sue­lo... Y estos trozos sueltos del drama ajeno i n ­vaden su ambiente, hasta torcerles el porveni r de u n modo peligroso. Un vienteci l lo de c a t á s ­t rofe s é va colando por las rendijas , de este hogar b u r g u é s . . . P e r ò en este hogar nadie tiene d i m e n s i ó n d r a m á t i c a , y sus inquietudes hacen s o n r e í r . ^ ^ Humor , i n t e r é s y humanidad, fueron, los i n ­gredientes que q u i s i m ó s emplear en esta co­media. E l p ú b l i c o d i r á sí supimos d o s i ñ c a r l o s para conseguir el dif íci l equi l ibr io del éxito.—' Janos V A S Z A R Y y A l v a r o D E L A I G L E S I A . "

Anoche se e s t r e n ó en el Benavente la obra de Janos Vászary y Alvaro de Laiglesia t i tu­lada E l drgma de la familia invisible. Irene López Heredia, aplau­dida en un mutis, r ea -I i z ó u n a admirable creación en los dos as­pectos y matices del d i ­fícil personaje que le estaba encomendado, y pasó del tono llano y sencillo, lindante mu­chas veces con la fron­tera del bien entendido humorismo, al ímpetu y arrebato dramático con­movedores que requería su intervención en el acto tercero. Mercedes

. Muñoz Sampedro—que también ganó otra ova­ción en una de las es­cenas—obtuvo vn t r iun- Irene López Heredia, fo cómico extraordina- Janos Vaszary y A l -r io, y Mar ía Luisa T e - varo de LaigHeeia jedor dió vida a la joven protagonista, con tan buen estudio como soltura, finura, encan­to y calor. Su actuación en la escena final de j a comedia puede considerarse como la mejor de. sus interpretaciones escénicas. F é -

I l ix Defauce—digno y seguro—, Manuel Co­llado—sensible, comprensivo, eficacísimo—y

los Sres. Valdivieso, Menéndez y Calderón,, colaboraron en el éxi to.

E l público r ió con las situaciones cómi­cas, escuchó toda la obra con evidente inte­rés y al final de los actos, entre resonantes! palmadas, hizo que el telón se alzara mu­chas veces y que los autores salieran a sa­ludar, en unión de los intérpretes.

£1 mayor acierto que encierra, a nuestro mo­desto entender, l a comedia de Vaszary y A l ­varo de Laiglesia " E l drama de la familia in­visible", radica en la originalidad evidente de su asunto. Muchas veces hemos tenido ocasión de ocuparnos de ese f enómeno teatral que pro­visional y perentoriamente hemos denominado "rebequismo", pero nunca se nos había presen­tado la coyuntura de comentar una obra don­de todos los personajes de un acto entero bri­llen por su ausencia. Y conste que por una vez el tópico y la frase hecha se hacen realidad viva, porque precisamente es esa ausencia de los protagonistas del primer acto l a que les abrillanta y alzaprima. Constantemente se está hablando de ellos, y la famiia del piso inme­diato vive en proyecc ión indirecta-, en eco y en reflejo, el drama que ae desarrolla al otro lado de la pared del foro. A la habitual termi-

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nologia "pirandeliana" de • teairo en él teatro", sustituye en la farsa gran guiñolcsca, tragicó­mica o dramático-grotesca de Vaszary y Laigle-sia, una concepción nueva y difícil: la del tea­tro "refractado". Pero lo más curioso de este experimento es que la inteligencia y el inge­nio de los autores logra el prodigio de dotar; a la trama de tal interés , que aunque las ver­daderas figuras de ficción no aparezcan, ei públ ico puede seguir las incidencias del argu* mento como si en realidad se hallaran en es< cena. Insistimos, por lo tanto, en el mérito po­sitivo y en el difícil ejercicio que encierra esta comedia, verdadero alarde de técnica tea* tral. Ceñida desde el primer momento en e l diálogo, en la acción, en l a definición de los tipos, a la tesis que se intenta exponer.

Y si la palabra "tesis" puede parecer de­masiado pedante y pretenciosa, por nosotros no hay inconveniente en dejarlo reducida a la( más sencilla, de "moraleja", nutrida siempre de un rancio abolengo fabulistico, pero de la' que no cabe duda es de que " E l drama de l a familia invisible" encierra mayor ambic ión qtío la usual en las comedias ligeras e intrascen­dentes. Tiene un buen gracejo costumbrista, no desdeña el apunte sainetesco—como, por ejem­plo, se acusa en la in tervenc ión de l a porte­ra—y al mismo tiempo se adorna con una ocul­ta intención poética, y si nos apuran, franca­mente moralizadora, muy difícil de incorporar escén icamente sin caer en prosaísmo didáctico o pedagógico .

E l único defecto notorio de la comedia tal vez sea su excesiva esquemat izac ión , cierto tono de labor muy pensada, preparada y me­ditada, que resta naturalidad al curso del mo­vimiento escénico, donde la intervención del azar o de la casualidad para repetir en el ter­cer acto loa sucesos que acaecieron en el pri­mero, le confiere un aire forzado y artificioso. Pero esta objeción carece de importancia si se tienen en cuenta los restantes y positivos valores de la producción: su buen diálogo, su gracia, su emoción y, sobre todo—insistimos en ello—, su admirable y rara originalidad.—Al­fredo M A R Q U E R I E .

A

Anoche se es t renó en el Benavente la media de Priestley, traducida por Luis cobar Curva peligrosa. Aunque en el te acto algún exceso, más que dramát ico , í tinesco, produjera en el oúblico efectos contra­rios a los deseados, lo cierto es que la mayo­ría de los espectadores siguió con interés el curso ^ de la trama . y aplaudió calurosamen­te al f i n de cada jornada, haciendo, que el telón §s alzara, rei­teradamente.

Contr ibuyó al éxito la excelente labor de Edgar Nevilíe como djf rector de escena. Los • n té rpre tes se expresa­ron en tono justo y dieron intensa vida a los papeles, realmente Conchita' Montes" arriesgados y difíciles. Fé l ix Dafauce5T Ta l vez por ^el ñervo- N sismo del estreno, o por falta-de ensa}'3 hubo algunos leves "roces" de palabra, p no empañaron la realización, verdaderam te loable y magnífica, adjetivos apl ica)^ también a la presentación escénica y al ¿f corado de Redondela. q,

Conchita Montes, admirable de1 gesto, el dist inción, de sutil captación del ma se M a r í a Luisa Tejedor, con un entendimi^SÍ exacto y justo de su personaje; Mercq0 Muñoz Sampedro, impecable en su breve ^( tervención, lo mismo que M a r i Campos, h hicieron acreedoras al elogio, igual que , a l i x Dafauce, Manuel Collado y Miguel 1 c rros en sendas creaciones de los comple a tipos que les correspondieron. a

L a vers ión española de "Curva peligrosa" i era sencilla de hacer. E l diálogo de la ol v necesariamente reiterativo por ceñirse a f tema casi policíaco ajustado a las correspondí ¡ tes indagaciones, está sembrado de escollos p J un traductor escrupuloso. Luis Escobar ha ¿ lido airosamente de su empeño, y só lo hei ( de reprocharle el que no 'naya limado al) ( giro extranjero, como el "hacer deudas" o , "ponerse estricto", o la aplicación del ve ] "drogar", inexistente en castellano.

Priestley plantea en .su comedia un tema atrevido como peligroso que sólo con su exp lo cenocimiento de la t'cnica teatral pu

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e S T R E N C D E F E M A N ' E X E L T E A T R O B E A T R I Z . — L a c c m p a ñ i a M e r l c - C c l o m i n a - G a r c í s Dval ha e j renado en Madrid, con gran éx i to . la ccmedia de D, José Marfa P e m á n . " E l viej» las niñas", que va había obtenido la aprobac ión del públ ico en provincias. He aquí <un;

escena de la obra, en la que aparecen los principales Intérpretes . (Foto Zegrí . ) raí

im •a.Y . ser expuesto y desarrollado. Por afirmar uno

" de los personajes que había visto cierta taba­quera en casa de un miembro de la familia,

o, el ambiente burgués , aparentemente plácido y ia sencillo del comienzo de la acción, transfórma­

se en un clima turbio y cenagoso donde, más o menos directamente, surgen toda clase de pecados y delitos. ¿Qué habría sucedido—quie-

'it re decirnos Priestley—si el citado personaje ' hubiera silenciado su imprudente af irmación

e acerca de la tabaquera? Y la respuesta nos la ' i ofrece en el epilogo de la comedia, donde la )le acción inicial se repite, pero sin que la mentada

afirmación se produzca. E l resultado no quere­mos revelarlo para no restar interés a los po-

J sibles espectadores de "Curva peligrosa". Pero , a , lo innegable es que Priestley hace gala de la

ol

ndi

mayor habilidad tanto en la exposic ión de la farsa como en su desenlace. Sólo un autor de su talento y de su malicia es capaz de realizar

H P tan osado ejercicio; y aunque en la forma, es J|al decir, en el diálogo, no exista ninguna crudeza

j expresiva, lo cierto es que el descubrimiento ,a ' de todas y cada una de las pasiones de sus

0 criaturas de ficción encierra el m á s duro rea-^e lismo.

na 5Xp PU

i-nesuey no oculta nada al espcctaacr. ¡sal­vo."Miss Mockridge"—que es el único tipo epi' sódico en el asunto—, los restantes personajes y "Eduardo", él presunto suicida del que todos hablan, están secretamente ligados por v í n c u ­los o por sentimientos inconfesables. E l que na es adúltero es algo peor. L a acumulación suce­siva de horrores—y esta es una ley a la qua no escapa el teatro moderno—ocasiona, por exceso, un efecto contrario al deseado. Y esft es el fallo de "Curva peligrosa", que se produ­ce hacia el final de la tercera jornada—como acusó el públ ico y queda consignado en la re­seña del estreno—. L a familia, nada reeomen-dable, de "Curva peligrosa" hace en el curso de los fres actos demasiadas revelaciones. No negamos que en la realidad pueda darse, pof excepc ión , algo semejante a lo que Priestley nos relata, pero la excepción, al ser llevada al teatro corre el peligro de parecer inveros ími l , jomo ocurre con los melodramas truculentos y los folletines espeluznantes.

L o que no se puede negar a "Curva peligro­sa" es el méri to que encierra como exhibición de dominio, de poderío teatral, de sujec ión y más todavía , de encadenamiento subyugado a nterés de la trama. E n esto, la comedia—don ie^, cada personaje está psicoanalizado magis Talmente—posee un rango, una altura y ui nér i to literario evidentes. Dentro del géner iue ped iéramos denominar "teatro morboso'

•'Curva peligrosa" es una pieza de pesitiva i n portancia, un experimento escénico concebid y ejecutado con increíble destreza.—Aífred MARQÜERIE.

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B E N A V E N T E

"CURVA P E L I G R O S A " COMEDIA D E J . B. P R I E S T L E Y , TRADUCCION

D E LUIS ESCOBAR De cuando en. cuando los auto- |

res modernos des lumhran y asus- | t an y sorprenden a fuerza de abor­dar temas no ya a n t i q u í s i m o s , s i ­no constantes.

Se ha producido modernamente una s o l u c i ó n de con t inu idad bas­tante p ro funda en los conocimien­tos y en los estudios, y l a mayo­r í a de l p ú b l i c o desconoce hechos, creencias, a l e g o r í a s y m i to s . Pries-t ley a sombra ahora con el tema del pel igro y del miedo a la ver­dad, y el p ú b l i c o adopta una ac­t i t u d u n poco ingenua, como si se decidiera a temer a l a verdad en adelante con desconocimiento de todo lo que la h u m a n i d a d ha d i -

u n a p regunta indiscreta sobre una c igar re ra con m ú s i c a y l a to-2ud-ez de un personaje en profun­dizar en la verdad es como Si una bocanada de aire cor rompido des­t r u y e r a toda una f a m i l i a de apa­rente honorab i l idad . Ee algo dcs-oorazonador, no queda nada no­ble, digno n i estimable en eecena; hay como un e n s a ñ a m i e n t o del au­to r para dest rui r todo valor mora l , como atacado por una obs-esión morbosa: todos los pecados, todas las aberraciones van a c r e c i e n d o con t a l inflexible existencia que a fuerza de ser terr ibles p r o d u c í a n en el p ú b l i c o una r e a c c i ó n burles­ca, y se va uno dando cuenta de que el au to r juega con cartas pre­paradas, que se t r a t a de u n caso p a r t i c u l a r í s i m o y aislado y que an­tes de pensar en la a c c i ó n tuvo que pensar en la oleada de vicios (je aquellos personajes, y piensa uno que t a m b i é n s e r í a espantosa l a verdad en una cuadr i l l a de ban­didos o en una pa r t ida de g à n g s ­ters. M á s trascendental y m ¿ s hon­do es en este aspecto " V e s t i r é g i l g u n d l " , de Pirandel lo , donde se dice que es t a n necesaria l a men­t i r a como el traje. Acaso lo m á s

L a r e p r e s e n t a c i ó n fué c u i d a d í s i ­ma, f i e l en e x p r e s i ó n e in tens idad a, lo preciso del d i á logo . Conchi ta Montes m a r c ó lo f ino de su t ipo mien t ras M a r í a Lu i sa Tejedor mar­co un temperamento apasionado. M a n Campos a c u s ó su ü p o m á s confuso. M u y bien F é l i x Dafaux , M i g u e l N a r r o y Manue l bol lado

P a r a todos hubo nu t r idos aplau­sos. s ^ •

Jorge D E L A C U E V A

Conchi ta Montes, M a r í a L u i s a Tejedor, M a r i Campos, Manuel

Collado, N a r r o s y Dafauce

oho durante siglos: l a boca de la verdad ("ore v e r i t a t i s " ) ; el pozo de la verdad, del que h a b í a de sur­g i r desnuda; la fuente cuya agua obligaba a decir verdad; el p r í n c i ­pe que p e r d i ó reino y vida, porque los dioses le cas t igaron a decir siempre l a verdad.

L o nuevo en la obra de Priest ley es el considerar la verdad como u n pel igro latente, como una fiera do rmida , como u n explosivo que puede estallar.

G

- L

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C

" E L DRAMA DE LA FAMILIA ¿7 INVISIBLE" ^

UN ESTRENO DE LAIGLESIA Y VASZARY EN E L BENAVENTE

Convertir un defecto seña-i lado como tal en las percep-tivas; en la virtud principal de todo un acto de comedia, es una difícil y admirable valentia; eso han hecho Al­varo de Lalglesia y Vaszary en el primer acto de «El dra­ma de la familia invisible». El defecto es que la acción principal sea relatada, en lu­gar de ocurrir en la escena y a la vista de los especta­dores. La virtud ha sido, en este caso, hacer girar el rela­to, y darle una pequeña y ex­pectante acción, de tal forma, que interesa mucho más asi que si presenciásemos idiree-tamente los hechos. La acción ' sugerida tiene tal Interés, que prende en el acto a los espec­tadores y les mantiene en ten­sión hasta que se resuelve. Tras ese primer acto comien­za una segunda acción, refle­jo de la primera, que se con­vierte en el momento en la decisiva. El segundo acto es, pues, de exposición y mando,, y tanto este segundo como el' primero, preparativos del ter­cero, cuyo desarrollo encierra un «truco»; la acción que se representa es una r é p l i c a exacta de la que nos relató en el primer acto... Solamen­te el final es distinto. Y ya todo resulta forzado; queda «demasiado bien»; los perso­najes son felice», después de haber estado al borde de la tragedla... No presiente que lo que el público hubiese desea­do es que la tal tragedla se hubiera producido, sin nin­gún miramiento para el fu­turo de los personajes. Por lo menos, es lo que el desarrollo lógico de los acontecimientos «Ménicas hacia esperar.

El dominio de la escena aei comediógrafo húngaro Vasza­ry y la buena pluma de exce­lente escritor de Alvaro de Laíglesia han conseguido —de­jando aparte la dlsousló» del final— una comedia perfecta­mente construida, donde el desfile alternado de persona­jes y escenas y las frases con que se habla forman un ex­celente equilibrio. Todo está preparado, como antes decía, para el acto tercero, y tal pre­paración técnica se ha hecho con mano maestra, con ver­dadera sabiduría escénica.

Una brillante interpretación fué la de Mercedes Muñoz Sampedro, favorecida por el «tipo» que se le habla enco­mendado. No se pasó de los limites permitidos, y consi­guió sus efectos cómicos con recursos de buena actriz. Tam­bién fué excelente la inter­pretación de Manuel Collado, y aceptable la de María Lui­sa Tejedor y Félix Dafauce.

Irene López Heredia da ca­lidad, con su colaboración, a esta compañía. Ella fué una vez más la primera actriz de siempre, capaz de matizar te-dos los efectos cómicos o dra­máticos con su personalidad. Pero una primera actriz debe cuidar de no «rozar» palabras o confundir vocablos, como le sucedió ayer. Nervios de es­treno a falta de ensayo: de to­dos modos, nada demasiado importante.

El público aplaudió a todos, y los autores salieron a salu­dar al final de cada acto.

Eduardo HARO TECGLEN

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1 4

"VIDAS PRIVADAS" Comedia de Noel Coward, traducción de don Luis

F . de Igoa y don Carlos Zubiría E s tan sucinto el asunto y tan

escasa la acc ión de la obra, que sale uno con la impres ión de que h a visto un en tremés de los de por acá, un poco prolongado. A y u ­da a este efecto el que ni el pro-

i blema ni las notas ps i co lóg icas de ' los personajes ofrezcan caracteres de originalidad tan extraordinaria que no hayan sido tocados y a por autores de E s p a ñ a y del extranje­ro. Conque, en lugar de tratarse de unos divorciados que se encuen-

! tran después de casados nueva-j mente, se habla de novios, y tcne-• mos una s i tuac ión tratada varias ¡ v e c e s de diferentes maneras y ; siempre con un gracejo m á s es-: pontáneo , ití&s jugoso y m á s cons­tante.

No se puede negar que en la comedia hay momentos de gracia, m é n o s de lo que se podría espe­rar del arranque, si hubiera m á s acc ión , m á s incidentes, y si l a gra­c ia naciera de algo m á s sutil qu« el de ver enredados a porrazos y a golpes de grecorromana a hom­bres y mujeres; gracia un poco dura para nosotros, después de un diá logo lafigo en el que los mati­ces y las reacciones se nos mar­can y a en los antecedentes del primer acto.

Conchita Montes y Manuel Co­

llado lucharon para dar movimien­to y variedad al d iá logo , y lo con­siguieron. Mary Campos, graciosa en su ingenuidad, y d e s t a c a d í s i m o

Conchita Montes, Silvia. Poussin, R a f a e l Alonso, M e r l Campos y

Manuel Collado

Rafael Alonso, sobrio y expresivo. E l públ ico e s c u c h ó con agrado,

rió y aplaudió en los Anales. Jorge D E L A C U E V A

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I

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E N E L B E N A V E N T E

N U E S T R O S A N G E L E S » , de Joaquín Calvo Sotelo

El ¿ábado do

Es una obra

Cidria nos ha traído una Hm pia, buena co^ media: «Nues­tros Angeles», do Joaquín Cal­vo Sotelo, re­presentada por la e x o e lente compañía que d I r 4 ge Félix Fk* on el tea-

t Benavente, con trascendencia alegre, con elevada intención, llevada por el ameno cauce del humor, Mo p u e d e - decirse de ella que plantee problemas inmediatos »1 hombre, temas de nuestro tiempo; pero una vez que el autor no se ha propuesto tal cosa, et critico no tie-ir» per qué imponer sus pre­ferencias o lo que él oree que debe ser imperativo del tea­tro actual. Juzga lo que ve, y lo que ha visto en «Nuestros Angeles» es bueno, agradable, distraído y artíslioo.

Un sencillo p r o b l e m a de trio amoroso —dos hombres y una mujer- se desarrolla de­centemente a n t e el público, pero con su doble fondo a la vista. Los Angeles —visibles y- bastante decorativos—, el Maligno —invisible, pero pre­sente en muchos momentos decisivos—, y el Libre Albe-d io son las tres fuerzas que actúan sobre estos personajes, y de su resultante sale la ac­ción. Hay, pues, pura ortodo­xia. Y hay comedia, porque el espectador se interesa conti­nuamente p e el milagro de la escena. Seria cruel dejar a ese espectador sencillo y ver­daderamente enamorado de la acción con el disgusto de un final resuelto con el seco sis­tema de «lo que debe ser», y por eso el autor —que es la cuarta fuerza que está por en­cima de Angeles. Maligno y Libre Albedrio— lo resuelve hondadosamente, de modo que ta ortodoxia siga estando res­

petada y los simpáticos per­sonajes, en cambio, arreglen s u s cosas y establezcan un futuro prometedor, sin siquie­ra sombra de infierno... No re­prochamos al autor este re­cursos de facilitar las cosas a sus criaturas. El critico no puede renunciar a su propia posición estética, que está de-Unidamente en contra de ese sistema; pero Jo que no pue­de admitir como sistema debe aceptarlo como excepción. Y la obra de Calvo Sotelo me­rece esa excepción en gracia a la honradez literaria y a la dignidad teatral que ha derra. mado sobre su comedia. Per­sonalidad para los persona­jes, movilidad para las es­cenas, gracia para el diálogo, j intención para las situaciones,' son los elementos que ha em-; pleado Calvo Sotelo, y por to­dos ellos mereció los prolon­gados aplauso» que et sábado sonaron en su honor y en honor de tos intérpretes.

Estos intérpretes fueron ade­cuados al tono medio y agra­dable de la o b r a . Conchita Montes puso a contribución su feminidad en un tipo delicio­so, y consiguió efectos esplén­didos, como los consiguió Is­mael Merlo, tan entonado y sobrio como proclama su fa­ma. A nuestro juicio, el me­jor actor fué Alfonso Candel, q u e penetró inteligentemente en su papel y lo condujo con suavidad y matices. Mercedes Muñoz Sampedro sirvió fiel­mente la graciosa exageración de su personaje e hizo una de­liciosa escena, que fué premia, da con un aplauso. Eficiencia y soltura fueron las caracte­rísticas de Társila Criado y de Rafael Alonso, y se encontra­ron todos los actores citados en perfecto conjunto con los otros del reparto: Lola Carola, Ma­ría Luisa Colomína, Víctor-Miguel Merás y E'Atesto Mar­tínez.

Eduardo HARO TECGLEN

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J o a q u í n Calvo Soleto estrenara 'Nuestros angejes", en el Beruiv te, con Conchita Wontes, Ismael Mer lo , T á r s i l a CríUdo, A¡fc

Candel y M u ñ o z Sampedro. ,

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o uiigKíns, larsa de Joaquín Calvo Sotelo, se estrenó anoche en el Benavente. Antes de alzarse el telón, la. proyección de un letrero advirt ió al público cómo en la obra el ángel que escol­ta a cada uno de los per­sonajes se hace posible al espectador para que se aprecie bien 'los con-, seios y la acción de la etérea milicia, dèntro de unos limites de respeto y de sano humor.

E l decorado, de Rive-ro, realizado por Redon-^ V ; los figurines, de

ente Viudes, y la di­rección escénica, de Fé­lix Ros, así como todos los cuidados detalles de !a obra, se h i c i e r o n (creedores al mayor elo-

Conchita Montes y J . Calvo Sotelo

Joaquín Calvo Sotelo ha ganado a pulso un puesto importantísimo en la l ínea de nuestros mejores auteres contemporáneos. L e ha costado trabajo, y ha conocido junto a grandes triun­fos, algún fracaso tari resonante como su* é x i ­tos. Pero lo que nunca ha hecho es pecar por cortedad. Se ha propuesto siempre alcanzar mo­tas difíciles dentro de un innegable rigor l i ­terario. Y esa noble ambición ha dado ya sus frutos: cada estreno de Joaquín Calvo Sotelo se aguarda con auténtica expectación. Con "Nuestros ángeles" ha respondido a lo que de él se esperaba. No ha defraudado al público. Ha sido fiel a su personalidad de escritor, a su concepto del teatro, y en suma, a su esfilo.

Desde que el telón se alza para iniciarnos en la doble acción do la farsa—la fábula amo­rosa que viven sus personajes, por un lado, y por otro los afanes puros de los ángeles que Ies aconsejan y defienden—nos percatamos de que quien mueve y hace hablar a las figuras de ficción es un ingenio de nuestro tiempo, que posee un moderno sentido del.humor y del tea. tro. Bajo la sonrisa permanente que anima el argumento late, unas veces soterrada y otras al descubiertoT la vena poética. L a burla de lo humano, que en el fondo no es sino una sana crítica de las debilidades y de las vacilaciones

ï i o . Desde el primer ins-

ante, el autor logró el n-opósito que le animaba: interesar y diver- de las criaturas, se frena con el debido respeto ir a los espectadores con el tema, la ac- que merece la alusión a lo sobrenatural. Tam--ión v el diálogo de su original farsa. bién nuestros clásicos sabían mezclar esos dos ion y ei UICUUÍ," » . , , , elementos en las invenciones de los "autos" y

lecayo la atención m bajo^el nivel de j a ^ ^ ^ . . ^ ^ ^ m género t¡ene un noble

abolengo en nuestra patria, sin necesidad do ir a buscarlo al otro lado de nuestras fronte-

Tas. Pero, claro está, con las naturales varia­ciones que impone la evolución del tablado y el ritmo de los siglos. E l juego irónico de Joa­quín Calvo Sotelo es en "Nuestros ángeles" tan delicado como sutil, mezcla lo ^terruñero con lo vernáculo a la preocupación elevada :por el destino de los protagonistas, y de todo ello resulta un conjunto cargado de finura, de gracejo y de recatado lirismo. Complace de veras oír y ver representaciones de obras como «sta, por las que podemos darnos cuenta de 'que nuestro teatro no se queda atrás en su proceso constante de superación.

Cierto que en el tercer acto de "Nuestros 'án­geles" hay una escena que resulta algo forza­da, artificiosa y violenta—la irrupción de "Sa-rabia" en la casa de "Jaime", con la luchaí desagradable y brusca, que de pronto adquiere caracteres de gran guiñol—, pero aunque ahí falle la l ínea argumentat,'y más que nada para

ionnsas y de las risas. Mercedes Muñozj iampedro fué muy aplaudida en un mutis. Conchita Montes interpretó magistralmente \ papel de "Graciela", con tan exquisit: ;ensibilidad como percepción de las más fina :alidades. Társ i la Criado creó una "Lucía ' nolvidable. Mar í a Luisa Colomina supo ve irodigiosamente^ su agitada "Matea". Ismae ilerlo comunicó a su personaje la más ai

dorosa y viva humanidad. Alfonso Cam "inventó"' con los más puros y loables i cursos de actor su "Inspector". Rafael Ale

-•uperó su bien ganado prestigio en t^uajo 'de tensión permanente, y Lola G; cía, Víctor Miguel Merás y Ernesto M ; tínez, contribuyeron impecablemente al mí nífico resultado.

Entre 'encendidas ovaciones y alzándose telón muchas veces, el autor salió a saluc al fin de los tres actos.

Aunque ya el autor ha dicho en su auto< tica «ue ©1 tema de "Nuestros ángeles" no nuevo en el teifro (y ¿qué tema existe r e -mente original?), lo cierto es que ha sabido idearlo y desarrollarlo con una gracia y un garbo en el planteamiento y en el diálogo, que hacen de la obra la más divertida y gozosa mejeres creaciones escénicas logradas hasta aho-fai.sa ra ñor el admirable autor.—• Alfredo MAR-

Q U E K I E .

Justificar la casi obligada soltería de "Gracie­la", lo cierto es que minutos después la melodía inicial vuelve a recòbrar su pureza e incluso se acentúa con las explicaciones del "Inspec­tor", para concluir en el fel icísimo desenlace. "Nuestros ángeles" baten sus alas en un cielo de sonrisas y pueden figurar como una de las

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ESTRENO EN EL TfeATRO B E N A V E N T E . Porí la c o m p a ñ í a tde " T e a t r o Moderno"—Co, ;h i t a Montes , Mar í a Luisa Te jedor y Mercedes M u ñ o z Sampedro -se e s t r e n ó anoche la ci nedia de J . B. P r ies t ley , " C u r v a pe l ig rosa" , t r á d u c i d a por Lu i s Escobar. He a q u í una e jena en la que aparecen Conchita Montes y otras figuras de l rena"»" ' - !-

1 (kU r

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B E N A V E N T E

^ IS U E S T R O S AIS G E L E S " D E DON JOAQUIN CALVO S O T E L O

O

Tay un àtttblèntc su t i l c i rón ico , f ino tic contenido y de pi-ofunda Vftfdad a lo larj jo de toda la farsa

A l f o n s o Can.iel , Mercedes M u -f>o^ . -^ i rp r tá i o, T ü r s i l a C r i ada y

Jofiqui i i C a l v o * S o t e í o

c ó m i c a qun don Joaquin Calvo So-telo p r e s e n t ó anoche en el teat ro B c r ? vente.

E n "iNuestroS á n g e l e s " nos va xností 'a .ndo el autor unas vidas y

unos personajes fal tos de m o r a l , descarnados por la b r u t a l i d a d de la codicia del d inero , que poco a poco logran o í r l a voz de l a con­ciencia, enmarcada en á n g e l e s t u ­telares, para dar paso a l arrepen­t i m i e n t o y al t r i u n f o del amor y del bien.

Todo ello es tá , l levado de una manera correcta y sencilla, den­t ro de la m á s pu ra or todoxia , aun­que a veces, por la í n d o l e de l tema, se vea obligado el au to r a desvir­t ua r el or igen a rgumen ta l . L a fuerza expansiva de los t ipos, que acertadamente presenta e] s e ñ o r Calvo Sotelo, p roporc ionan u n cú­mulo de sugerencias que a r r anca de las flaquezas del g é n e r o huVna-no para desembocajr su t i lmente , repleto de color ido y matices, en la honda s incer idad de la abne­g a c i ó n . '

Conchi ta Montes, c o n T á r s i l a Criado y Mercedes M u ñ o z Sampe-dro, d ieron empaque y prestancia a sus respectivos cometidos, asi como t a m b i é n I smae l M e r l o y A l ­fonso Candel, sobrios y dignos, m u y bien en sus personajes des­humanizados. L a obra, mon tada con gusto, fué p r e m i a d a con g r a n ­des aplausos, y el s e ñ o r Calvo So-tela tuvo que saludar repetidas veces desde' el palco e s c é n i c o .

O O K E L L A

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í

B E N A V E N T E

' T U MUJER Y MI MUJER" C O M E D I A DE SONMEESET MAUGHAM, TRADUCCION

DE FELIX DE BULNES Aunque cuando Somncrset M a u .

gham escribió esta comedia no era completamenttt or iginal el caso de amne.ti.r t r a u m á t i c a y sus conse­cuencias, hay que confesar que no a« h a b í a vulgarizado tanto corno ahora, y que los que lo h a b í a n em­pleado sólo h a b í a n tenido en cuenta sua derivaciones d r a m á t i c a s ; as í que, sobre l a re la t iva orisrinálMad del asunto, hay l a originalidad ab.

Jos i ta H e r n á n , Alfonso Candel, T á r s i l a Criado, R a f a e l Alonso

e I s m a e l Merlo

soluta de haberlo enfocado désd« el punto de v is ta h u m o r í s t i c o .

Y lo hace tan comedidamente, con t a l cor recc ión y con tan b r i t á n i c a gravedad, que precisamente l a gra­cia y el humorismo residen ea esta f i n í s ima con t rapos ic ión entre l a í o r . m a y el fondo al i r descubriendo cómo los dos maridos, .a vueltas de rendidos elogios a l a mujer y en.

cendida exa l t ac ión de sus cxcelen. c ías y a t r a v é s de una lucha de ge. nerosidades y de a f á n de sacrificios, e s t á n deseando zafarse del yuaro. Todo es f inura, pero hay un matiz tenue que va dejando ver l a ver . dad: el egoísmo de la dama, su ma-ñ e r a autori tar ia , y tanto se va pa­tentizando que, por ú l t i m o , se ftti-pone hasta un enamorado, que sólo ve excelencias de; objeto de su amor v que acaba brindando por l a l i -bertad.

Como se ve, es obra de dominio, de matiz , de pequeños detalles que parecen s in importancia, a los que un gesto, una "actitud o una in f le , xión de voz da hasta trascendencia^ Josita H e r n á n , que por siifermedad de Conchita Montes se h a b í a encar­gado del papel, no sólo vió todo es-to y lo caló en su hondura, sino que lo m a r c ó con tacto incre íb le y has. t a dió detalles propios y persona, les, que enriquecieron e l t ipo. Algo admirable, sorprendente y digno de una g ran actriz. T á r s i l a Criado, i m . p e c á b l e en su papel de dama ex. qu iá i t a , y Mercedes M u ñ o z Sampe. dro, g rac ios í s ima como cocinera.

Alfonso Cande! « Ismael Merlo h i . c ié ron una pareja deliciosa, de una comicidad constante, que hace una l í n e a que ea como Ja clava del con. cepto h u m o r í s t i c o del autor y qut ellos marcaron en todo momentc con extraordinar ia delicadeza y cor exquisi ta gracia. Rafael Alonso magnif ico en su papel de enamora do, a l que supo dar u n ligero m a t iz de bobe r í a de gran efecto.

E l públ ico, encantado, r i ó y aplau d ió constantemente e hizo «afir i escena a l traductor, <jue en este ca so es traductora.

Jorge M J I . A CTDEVA

1

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Ay«r se estrenó en el Benavente la adap­tación de una obra de W . Somerset Maugham que lleva el título de Tu mujer y mi mujer y que firma Félix de Bulnes (seudónimo de María Luisa Muñoz de Buendía). El público rió muchísimo y se divirtió en gran escala durante el curso de los tres actos y aplaudió con insistencia al fin de cada jornada.

Por enfermedad de Conchita Montes, que padece una bronconeu-monía, se encargó del primer papel de la obra Josita Hernán, que, a pesar de la escasez de ensayos, logró una ad-m i r a b 1 e e impecable creación en la protago­nista, lo mismo que en sus diferentes cometidos Társila Criado, Ismael Merlo, Alfonso Can-del y Mercedes Muñoz Sampedro. Para todos ellos y para su merito­rio esfuerzo hay que dedicar los más since­ros elogios. Y también, a los restantes intérpre­tes, María Luisa Colo-mina, R a f a e l Alonso —cada día mejor ac­tor—, Lola García y los

Josita Hernán, I s ­mael Merlo y Alfon-

Candel

Sres. Martínez y Merás. Muy bien concebidos y realizados los decorados de Vicente Viudes.

"Home and Beauty", estrenada anoche en el Benavente con el t ítulo de "Tu mujer y mi mujer", era ya conocida del públ ico español, porque la obra de Somerset Maugham se l lamó en el "cine" "Demasiados maridos", y en su primera versión escénica castellana, que fir­maron Elena de Ampudia y María Luisa Mu­ñoz de Buendía "Mis maridos". Por cierto que a raíz de presentarse aquella primera versión una de las traductoras, Elena de Ampudia (nombre de la actriz "Nini Montiam"), escribió una carta a los críticos comunicándoles que en contestación a la nota hecha pública por otro traductor, José Montero Alonso, cedía sus de­rechos a favor del Instituto Cervantes.

Con motivo de darse a conocer la comedia en el Fontalba, publicamos en estas mismas cclumnas la crítica del estreno y a ella nos remitimos, ya que, salvo las loables correc­ciones de estilo que se advierten en esta tra­ducción, en cuanto al tema sustancial, la pieza es lógicamente la misma.

Dijimos entonces, y ahora repetimos, que "Home and Beauty" es Una farsa vodevilesca, llena de felice? alusiones a los temas de la postguerra, con diestra exhibición de frases y situaciones irónicas y sarcásticas, y osado atre­vimiento. E n esencia, la trama se reduce al conflicto que se plantea entre una mujer y dos espejos, uno de los cuales, a quien se creía muerto, "resucita" y crea el litigio de raíz bur­

lesca, del que se tert». , v

meaiógtafo, los,";? ni " ° >• o«-

n c Estreno, en el Benavemte, del ju­

guete cómico-musical "Cinco bodas a las cinco"

Una nueva c o m p a ñ í a de revistas se pre-íentó anoche en el teatro B é n a y e n t e , con el estreno del juguete cómico-mus ica l en dos actos, c r i g i -nal de Juan G u a r d ó n y Rafael Vecino Falcó y del maestro Naranjo, quienes han. pe rgeñado , a t r a v é s de uno.» cuadros movidos y alegres, n ú ­meros de revista que, sin aportar ninguna no­vedad al g é n e r o ofrecen ocasión a "vedettes", ac­tores y actrices para que entren y salgan de esce­na sin cesar, y al luc i ­miento de las chicas del conjunto.

Si el l ibreto, por eu insignificancia, no alcanza n ive l l i ter iaro, los n ú m e r o s del maestro Naranjo cumplen la m i ­sión de distraer al púb l ico , que ap laud ió algu­nes obligando a su repe t ic ión . Descollaren en­tre el elenco, por su personal labor, la p r i ­mera "vedette" P i l a r í n Bravo, qxie exh ib ió vis­tosas "toilettes" y fué muy aplaudida; Alci r r . Camargo, con SUÏ danzas de fogoso dinamismo; Marta Rilo, Mar ia E lv i ra , Justa P e ñ a , Miguel i -to Gómez, J o s é Luis Brugada, Mateo P. G u i ­tart , Pablo Lastra y J o s é Carpena. A l final, autores e i n t é r p r e t e s saludaron desde el proe-cenio, para corresponder a Jos aplausos de los espectadores.—J. C. V.

Pilarín Bravo y Mi­guel Gómez

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5 bodas a las 5 Juguete cómico-musical de don Juan Guarden don Raia«l Vecino,-música del

maestnfiNaranjo Con esto de jugruete comicp m u

sical quieren, s in duda, dar a en tender los autores que su produc­

c ión tiene por ba-' ^ \ - v - v se u n l ibro, pero

J ' N l A l . para que la cla-S y \ s i f lcac ión f u e r a

verdad, las situa­ciones musicales y l o s c a n t á b l e s d e b e r í a n sur g i r con e s a lóg i ca aparente del tea­t r o del asunto y

a, s situaciones del l i b r o : no es a s í ; los cuadros y los cantables sur­gen por capricho, de manera extra­ñ a a l asunto "y a la a c c i ó n , por

. , simples alusiones, ?t!k W v j B como en las re-<^\w vistas , y a veces

y { , m e n o s just i f ica­dos que en las re­vis tas , con lo que el jugruete cómi -

• co queda dismj-y. M i g u e l Gómez- n u í d o y relegado

a l a secundaria m i s i ó n de Justificante, N o es ' u n g é n e r o que da c a r á c t e r sino una a c c i ó n que puede jus t i f i ca r un i n ­tento e=pectacu!ar.

P i l a r í n Bravo , Alc ira Camargo

P o r eso ios autores no nan cui ­dado mudho los mater ia les : u n p a t á n enriquecido y grosero, que in t en ta casar a una sobr ina con el heredero de unos marqueses re­torcidos y redicho?; u n a inf idel i ­dad del g a l á n ; una pa te rn idad que descubre; unos amores viejos, que raverdfecen... L o suficiente pa ra l le ­g a r a l a frase de las c inco bodaf a las cinco... E n t r e ello é l t i po ex t ranjero , que pretende convence

/ w - ç i r V «

1*1

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tu C A L D E R O N

'Katiuska* P r e s e n t a c i ó n de l a c o m p a ñ í a del

maestro Sorozába l pon su .obra pre­ferida por él y por el ipúblico. So­lemnidad completa, lleno total y aplausos entusiastas.

Porque Carmen de la Puente can. tó y dijo con su Ibella voz v su ma-

' ñ e r a extraordinaria . Enriqueta Se­r rano llenó sus escenas de gracia, frescura y espontaneidad.

Pedro Terol . . . ya Cabemos su arte magnifico de cantante, lo in t imo de su expres ión , y ya se' va sabiendo su manera no solamente de ver y sentir el personaje, sino de v iv i r lo , acusando situaciones y precisando matices; fué una labor concienzuda y br i l lante , refrendada por el asen­t imiento elogioso del público.

Todo el conjunto compuso un es­p lénd ido fondo para estas actuacio­nes, refrendadas por aplausos cons­tantes.

Por la noche se repi t ió la obra, cantada por Mar ia Teresa Moreno y por A n d r é s G a r c í a Mar t i n , y vol ­vieron a sonar aplausos y ovaciones.

. J . D E L A C.

D I

CALDERON

Presentación de Marcos Redondo

Con la zarzuela de L ó p e z M o -ís y maestro Mi l l án , " E l p á j a r o zu l" , hizo anoche su r e a p a r i c i ó n

ante el p ú b l i c o m a d r i l e ñ o e l d i ­vo Marcos Re­dondo, el c u a l vo lv ió a alcanzar un g r a n é x i t o cerno cantante y a c t o r en esta magni f ica j o y a del g é n e r o l í r ico . Todas sus in ter ­venciones fueron p r e m i a d a s con grandes y ca luro­sos a p l a u s o s , v i é h d c s e obligado

Marcos Reden- a repet i r casi to­do y Conchi ta das ellas y de-

F a n a d é s mos t r ando u n a vez m á s su depu­

rada escuela de excelente b a r í t o n o y actor . Con él compar t i e ron las ovaciones Conchi ta P a n a d é s — m a g ­níf ica de voiz y estilo—, el tenor J e r ó n i m o Vi la rde l l—que di jo m u y bien su cometido—y M a n u e l A l b a , Pepi ta Paredes, Teresa S á n c h e z , Pedro V i d a l y Rober to B a r t u a l . Los coros y la puesta en escena, cuidados.

E l t e lón se a lzó repetidas vece^j y los aplausos no cesaron durante toda la velada.

O.

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L a Fiesta del S a í n e t e organizada por la Aso­ciac ión de la Prensa, se ce l eb ró anoche en el teatro C a l d e r ó n con gran concurrencia de públ ico , que ap laud ió e hizo re­pet i r varios n ú m e r o s de la partitura—debida al m á e s t ro Moraleda—del s a í n e t e "La p e r l a de Embajadores". Los a i r a ­res del l i b r o , cortado con arreglo a los clási­cos patrones del g é n e r o son los Sres. D . J o s é S e n é n y D. Esteban G ó ­mez S e b a s t i á n , que salu­daron desde el escenario en u n i ó n de Marcos Re­dondo y del resto de su c o m p a ñ í a , felices i n t é r ­pretes de la obra l í r i ca .

E l anunciado f i n de Marcos Redond EiS. ñes t a registro una gran teban G ó m e z Sebas. bri l lantez. C o m p i t i e r o n t ián J o s é S e n é n todas las primeras flgu- maestr0 Moraleda ras de la escena, que i n ­t e rv in ie ron con entusiasmo y buen arte y es­cucharon nutr idas ovaciones, l o mismo que el presentador, Francisco Ramos de Castro.

'11 \

o i

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"TONADILLA" Y "LA NIÑA DEL TRANCE"/ E N EL' CALDERON Presentación de la compañía de canciones y bailes de España

de Conchita Piquer

Conchita Piquer

,. Anoche se presentó en el Calderón la Com­pañía de Canciones y Bailes de España, de

' Conchita Piquer. Ordeno y mando, La Venta del Boquerón, Sortilegio de pasión. Ojitos de sol y sombra, L a rosa en la ventana íne-ron, con las canciones ya conocidas de Las es­trellas del cielo, Lola Puñales y Reina Mer­cedes, las estampas prin­cipales de este espec­táculo donde la eviden-<•£ galanura poética, de -inspiración popular, y el buen sentido cómico de Antonio Quintero y Rafael de León, se su­man a esa música ani­mada por los misterio­sos "duendes" folkló­ricos del maestro Qui­roga, logrando un es­pectáculo que p u e d e considerarse como mo­delo en su género. Con Conchita Piquer, recibida con una larguísima ovación y muy aplaudida en todas sus intervenciones, obtu­vieron un merecido éxito la gentil danza­rina P i la r ín Cerezo, cada día más dueña y segura de su arte; Malena Loreto, A n i -ta Piquer, Nat i P iñe ro , los bailarines Adol -

Nfo Morán , Alfredo Gi l , los 4 Vargas,Nos cantaores Fa r iña s y Juanito Valencia, los ïc tores Blasco, Vega y Cuenca y el exce­lente sonantista David Moreno, así como el resto del elenco. Merecieron también espe­cial mención el maestro director y concer-tador Luis Posadas, que es admirable pia­nista, y el maestro coreógrafo Monra, siem­pre a la busca y al logro de originales va­riantes en su Jabor, así como la escenogra­fía de Burgos y los figurines de Zamora. El estreno del saínete La niña del trance, felizmente incorporado al espectáculo, cons­tituyo un triunfo más para autores e in­térpre tes . É

Ea el tan debatido—y tan mal entendido e interpretado—tema del actual auge escénico del fo lk lo re , el nombre y el arte de Conchita P i quer exigen de nosotros una cons ide rac ión es­pecial. Casiano Pellicer, en su curioso l i b r o "Tratado h i s tó r i co sobre el origen y progresos de la comedia y del bistrionisrao en E s p a ñ a " , publicado en 1804, nos refiere el auge c lás ico do j á c a r a s y tonadillas donde adquir ieron me

recida fama artistas como Ana de Andrado, Manuela Eseamilla, o M a r í a de C ó r d o b a "La Amar i l i s " , tan admirables actrices como tona­dilleras. N i antigua n i modernamente puede ser considerado el arte de la c a n c i ó n como un arte menor, y si lo fuera, el rango de las I n t é r p r e t e s excepcionales puede elevarlo a la p r imara ca­tegor ía . E l "couplet", como v e r s i ó n afrancesada del g é n e r o , pudo significar un p a r é n t e s i s , o si se» prefiere, un bache—yo no lo creo, porque de la época cuple ter i l quedan nombrea muy famosos—en la evo luc ión e s p a ñ o l a de la t o s i d a y de la tonadil la. Pero precisamente al volver ' la canc ión por el tema l i t e ra r io y por la me­lodía a la m á s puras fuentes de nuestra l i t e ­ra tura y d» nuestra m ú s i c a popular—que eso y no otra cosa es el llamado folk lore—, se exp l i ­ca y se justifica la r azón de les que nos nega­mos a restarle el debido abolengo escén ico . Y Conchita Piquer, " l a que t ra jo las gallinas" con "Las calles de Cádiz"—como ya di j imos en otra ocasión—, es la gran creadora y recreadora de esas canciones que ya dan la vuel ta a l mundo. Conchita Piquer, levantina de sangre á r a b e —que por eso entiende tan bien el cante difí­c i l — , con el puro perf i l que rasga y deslumbra el aire de los escenarios; con l a voz que in t rodu­ce originales "tercios" y "salidas" en la melo­día sencilla o que se rompe y quiebra e;-? t r é ­molos apasionados, y que sabe ser dulce j f ier- ' na o desgarrada y t r ág i ca , insinuante y .lige­ra en las "chuflas", dolorida y abrasada, como en el "macho" de l a d e b í a o de l a "soleá", Con­chita, actriz, gran actriz, con el gesto amoroso o despectivo, suplicante o bravio, con ese re­lampagueo de sus ojos que cantan t a m b i é n en los juegos cegadores de su luz y çon el braceo, el a d e m á n , el desplante, el r ictus o el m o h í n que a c o m p a ñ a n a su copla y a su danza... Toda la an to log ía de! madr iga l y del p i r o p » geaui-namente e s p a ñ o ' e s , hallan jus t i f icac ión en ese garbo del mi ra r y del andar, f i rme y ligero, g r á v i d o y alado que nuestra gran artista jue­ga con el g rác i l manejo de un mantonci l lo de flecos o con l a pompa y la euritmia—gracia y glor ia de los palomares—de una bata de cola... T e n í a m o s hace tiempo muchas ganas de decir que o! t r iunfo de Concha Piquer nos parece tan razonado como justo, y el que perviva y permanezca sin que por él pasen los años , t am­b ién . T e n í a m o s ganas de decirlo, y ya lo •he­l i o s dicho. D e s p u é s de tanta p o l é m i c a es té r i l en torno a l fo lk lore , ¡ cómo respira uno a! no tener nada m á s que a ñ a d i r ! — Alf redo M A R -QUERIE. /

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.

En el C a l d e r ó n se p r e s e n t ó anoche el espec­t á c u l o "Fiesta y 'Romance" , de O c h a í t a , Va­ler io y el maestro Solano. E l p ú b l i c o l o rec i ­b ió con sus aplausos, se repi t ie ron algunos n ú ­meros, y los autores salieron a saludar. L a "estrella" de l a canción andaluza Pastora "Quinte­ro , obtuvo un buen éxi to interpretando d i v e r s as creaciones, y lo mismo el excelente caricato Rober­to Font, que a c t u ó con sus peculiares dotes cómi­co - t r ág i ca s . Las mayores ovaciones fueron p a ç a la admirable bai lar ina espa­ñ o l a Rocío A r a g ó n , que en plena juven tud , ha de­mostrado su gran calidad Pastora Quintero y y sensibilidad por la dan- Roberto Font za; su b r ío , su dominio de pasos y posiciones, de cambios y mudanzas. T a m b i é n se hic ieron acreedores a l elogio Ro­m á n Calatayud, por sus finos y estilizados bo­cetos de decorados y de figurines y el maestro Monra, en algunos montajes coreográf icos , como el del final del bolero de Montoro , y el g a l á n cantante E m i l i o Goya, sobrio y digno.

"Fiesta y Romance" no posee u n argumento que defina el e s p e c t á c u l o con categoria de r e ­vista. Se compone simplemente de cuadros ein i lac ión, donde, a veces,' sobresale el l i r i smo de los poetas O c h a í t a y Valer io , y l a i n s p i r a c i ó n y las buenas dotes de i n s t r u m e n t a c i ó n de So­lano. E n l a parte cómica , los autores no haa tenido igual f ó r t u n a . Hay e x c e s i v á s r e i t e r ac ió^ nes y la le t ra de algunos cantables no se dis­tingue por SU f innro »• "

1)

CALDERON

"Fiesta y romance" De Ochaíta, Valerio y

matsstro Solano Con u n c ó m o d o pretexto, los a u

torea de "Fies ta y romance" h a n p e r g e ñ a d o u n o s cuantos n ú m e r o s sueltos p a r a com­poner u n espec­t á c u l o de f o l k l o ­re y de v a r i e t é s , s in mas aipeten-cia, por lo vis to , que la de dejar que los i n t é r p r e ­tes l u z c a n sus cualidades a r t í s ­t icas. T o d o ello es una s u c e s i ó n de las consabidas estampas t a n en boga en e s t o s d í a s , y en donde Pas tora Quintero reaf i rma sus ex­celentes condicio­nes de tonadi l le­r a y canzonetis-ta, j u n t o con Ro­cío A r a g ó n , mag­n í f i ca ba i la r ina . A g u s t í n de l a Serna, E m i l i o Goya y el cuerpo de baile cumpiie-

Pastora Quinte- r o n con sus res-ro , B o c i o A r a - pectivos cometi-g ó n y Rober to dos.

Font De los. actores d e s t a q u e m o s a

J o s é M . Ruper t , Pa t roc in io Pico,

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( D

C A L D E R O N : " L A M A R A V I L L A E R R A N T E " Con el estreno de la f anUs ía . l í r ica , en dos

lactes, de los Sres. Quintero y León y el maes­tro Quiroga, "La maravi l la errante", en la que los autores impr imen nuevas orientaciones es­cén icas al fo lklore andaluz interpolando en el mismo pinceladas de sa ínete , revista y opere* ta, l o que comunica al e spec t ácu lo brillQ-ntez y variedad y una gran fuerza expresiva, h ic ie­ron anoche su reapari ­c ión en la sala del Cal­d e r ó n , rebosante de p ú ­blico, Lola Flores y Ma­nolo Caracol. Estos ar­tistas del erte "cañ i " po­seen esos "duendes" que llevan, la emoc ión a los e s p e c t a d ò r e s y son los factores del éx i t o que a c o m p a ñ a a sus actua­ciones. Tanto ella como él, en el transcurso de su labor—t a n g u i l l o e y zambras — arrancaron prolongadas ovaciones, teniendo que bisar sus Lola Flores y Ma« n ú m e r o s . Como dejamos nolo Caracol dicho, a estas expresio-nies del pintoiresquismo andaluz se yuxtaponen escenas y cantables de revista y opereta que t ienen magní f icos i n t é r p r e t e s en Nat i Mis t ra l y Ton i Leblanc, "ases" de la pantalla, y que tu­

v ie ron c a l u r o s í s i m a acogidá, v i éndose obliga-<ios a repetir sus n ú m e r o s — a l g u n o s , pa rod í s t i ­cos del folklore—entre cá l idos aplausos. A n i ­man, edemás-, la fentasiía, en la que b r i l l a l a inconfundible vena melódica del maestro Qui­roga, el p r imer actor y director Angel da León ; el actor recitador Juan J o s é ; el p r ime! b a i l a r í n Juan Mor i l l a , el cu-adro de baile, 3 un vistoso decorado y vestuario y una moder­na co reogra f í a , de Moura.

Fara autores e in t é rp re t e s , llamados con in^ sistencia a escena al f ina l de la r e p r e s e n t a c i ó n hubo prolongadas,ovacron.es, expresivas del éxi­to logrado por "La maravi l la errante" descu bier ta en e l Ca lde rón .—J. C. V

EN CALO-RON W

«LA MARAVILLA ERRANTE»

En cada nueva proitU'SO:ón, los oreadores del gón®ro fol» klor.eo • andaluolsta . fiamen. quista, señores Quintero, León y Quiroga, se van acercando más y más ai verdadero «gó-

Lola Flores y Manolo Ca­racol

nero chico», de tan gloriosa historia. Por lo menos en el libro, que acentúa cada vez más su calidad sainsteril. Ay, si el musno, a su vez, se de­cidiese a renovar sus «mane­ras»!..., quó pronto desapare­cería lo que tiene de más in­grato este espectáculo, que no es, sino, la repetición cons­tante da temas y modos... <'La maravilla errante», que ahora han estrenado Lola Flores y Manolo Caracol, tiene ya en sus dos actos una continuidad, si no solida, si embrionaria­mente inclinada, hacia al saí­nete, Claro que «todavía» aue. dan excesivas excursiones al coto de lo flamento, y aun tie­ne la genial Lola que repetir con exceso sus danzas maravi­llosas, tan suyas, pero... ¡tan vistas yal; y aun tiene Mano­lo Caracol que «arrancarse», a cada dos por tres, por todo lo alto con sus soleares, solean-yas, fandangos, t a n g ulllos, malagueñas, de t a n seguro efecto y éxito entre los «ca-ñísi. Però al lado de esto ya se va dando «cancha» a lo tea­tral de pura cepa, y puede ocurrir, como ahora, que dos artistas como Tony Leblanc y Nati Mistral, encuentren oca­sión de lucir su gracia, talen­to y simpatía fuera de lo pu­ramente gitano. El éxito fué grande en el Calderón con es te espectáculo, contribuyendo a él, á más de las cuatro figu­ras citadas, el buen recitador —¡ya era hora que oyésemos a un trovero «varonil»!— Juan José; el bailarín Tríana, V I Q . toria Argota y Morillas—A

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"LA MARAVILLA E R R A N T E " Fantasía lírica de don Antonio Quintero y don

Rafrfel de León, música del maestro Quiroga I+a d e n o m i n a c i ó n de f a n t a s í a lí­

r i c a no es un mero capricho: co­rresponde a un sutil camtoio de manera y procedimiento teatral que inician los,autores con inquie­tud plausible en busca de una mo­dalidad en la que pueda desembo­c a r el folklore, limpio de algu-Bas corruptelas.

Desde luego, esta modi f icac ión , Qtie no p u é d e llamarse dofinitiva, « s m á s suelta, m á s ági l , m á s pro-jpüa para la pincelada brillante, ¡para el efecto rápido o el truco arorprendente.

Aíbandonan los autores el proce­dimiento s imból i co y se a jus tan a

Lola, Flore*, X a t i Mis tra l , M a ­nolo Caraco l y Tony l í e b l a n c

un asunto hum&no y concreto que, aunque tratado de manera l ibérri­m a y caiprichosa, no deja de dar paso a reacciones lóg icas , con lp que el sentido teatral se afirma.

L a extraordinaria personalidad de L o l a Flores, í u e r z a , tempera­mento, sentido de arte, muestra facetas de m á s elevada calidad eon un sentido del humor, de la eocnicidad y de la caricatura f ina

y honda, que l lega a posibilidades insospechadas. Manolo Caracol , a m á s del cantaor c l á s i co y recio de siempre, t iene o c a s i ó n para mos­trarse como u n m a g n í f i c o actor de c a r á c t e r con notas de excelen­te caricato, que, aparte de la co­mic idad , las escenas del l ib ro t r i u n f a n en n ú m e r o s de in te rpre­t a c i ó n personalis ima, como "Fue­go,' fuego", acier to completo; en "Se c u m p l i ó la suerte", donde de manera m a g i s t r a l se engarza un tangui l lo de corte y sabor c lás ico , y en "Campanas de pla ta" , por "soleares", donde l a labor de L o l a y de Caracol l lega al sumo.

Con t ras tan oon esta pareja, en un equi l ibr io perfecto, N a t i Mi s ­tral y Tony Leb lanc ; ella, grac ia fina, p o e s í a y e v o c a c i ó n , en n ú m e ­ros como " D o ñ a Ca ro l ina" y "Sal-m^mtina" , y él, comic idad desbor­dada, de efecto i r res is t ib le , en ca­si todas sus intervenciones, a lgu­nas t a n logradas como " L a confe­rencia" y " T o n t o perdido"^

E l éx i to , f e n ó m e n o curioso, s é iba produciendo casi por n ú m e r o s . " M a n o l i t a l a p r imera" , v i s ión de un t ipo por L o l a Flores, fué un c lamor dej p ú b l i c o , al que se fue­r o n sucediendo " L a ventolera" , el de la pare ja t i t u l a r en " L a mano en el fuego", que l l egó hondo y certero al p ú b l i c o .

A c e r t a r o n ol rec i tador Juan Jo­sé , el b a i l a r í n de g r a n esti lo Juan Mor i l l a s , Paco Agu i l e r a , e s p l é n d i ­do g u i t a r r i s t a ; A n g e l de L e ó n , bien como actor y d i rec tor , y u n com­pleto conjunto sobre u n fondo l u ­minoso, color is ta , sabiamente abi­garrado en momentos solos; la m ú s i c a , toda sen t imien to y « m o ­c ión del maest ro Qiiiroga y senti­do popular , que en toda su p a r t i ­t u r a v a dando un sabor de melo­d í a y color constante.

E l é x i t o f u é comple to ; no cesa­ron los aplausos; como comentar io de cada momento, y en los fina­les, entusiastas ovaciones premia­ron l a labor de a r t i s tas y autores.

Jorge D E L A C U E V A

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"«•«Siffyw-r·-" -~~

C A L D E R O N

"Tus ojos negros** Fantasía lírica de don

Antonio Paso (hijo) y don Ramón Perelló, música del

maestro Monreal

A n t o n i o Casal , T o n a Radely , C a r m e n L u c e n a y F e r e l l ó

P a fuerza, continuidad e i n t e r é s a l ' e spec tácu lo la base de un l ibro,

• • •mi i i l l l l l l l l l l en el que se Inicia una pequefia ac­c i ó n ; pero como l a acc ión es una mala trastada contra l a hero ína , no ya jsolo por ins t in to de jus t ic ia ha acusado en el espectador de teatro, sino t a m b i é n por s i m p a t í a s hacia l a he ro ína , da i n t e r é s para que se vean con gusto ios distintos i n c i ­dentes, que con ra ra habilidad es. tan ligados a diferentes cuadros v momentos p lás t i cos .

Ayudan a este i n t e r é s el arte de Carmen Lucena, la gracia de A n t o . mo Casal, el dominio del baile de Tona Radely y de Carmen Esbri .

Ayudan A g u s t í n de la Serna, Pe. pe Córdoba , Lo la Gálvez, J o a q u í n Puyol y un amplio y eficiente con­jun to , que fué muy del agrado del publico, que a p l a u d i ó complacid í ­simo.

J . D E L A O.

Anoche se e s t r e n ó en el C a l d e r ó n una come­dia musical de A n t o n i o Paso (hijo) y R a m ó n Pe re l l ó , con pa r t i tu ra del maestro Monreal, que lo® autores califican de " fan ta s í a l í r ica" . En e l reparto de la obra figuran " v á r e a d e r a s , cobradoras de autobuses, amazonas y modis­ti l las". Qu izá esta notg, de l programa nes releva de expl icar en q u é con­siste el asunto de l a p r o d u c c i ó n e scén i ca . Y a pueden ustedep i m a g i ­n á r s e l o : las situaciones habituales en esta clase de e spec t ácu los , servidas por la mal ic ia y la ex ­periencia de expertos oonocedorei' de les r e ­cursos revisteri les y an -dalucistas y por esa m ú ­sica de Monreal , que la g e n t e tararea 'exacta­mente al . sa l i r del local donde se e fec túa , el es­treno, porque el maestro posee él secreto de Jáf í á c i l y amable .divulga­ción popular . Nada nue­vo, en suma, una repe­t ic ión de los moldes y de los patrones consa­bidos, que, s in encerrar loriginaldad, es, desde luego, amable y agra­dable, i

A n t o n i o . Oasal hizo gala de su buen sentido cómico en u n t i po visto, entendido y expre­sado certeramente. Carmen Lucena c u m p l i ó oon d i sc rec ión , y Tona Radely ra t i f i có su t e m ­peramento, su clase y su e s t i l ó de excelente b a i l a r í n a españo la y de elocuente recitadora.

Bien los "cantaores" A g u s t í n de la Serna, Pepe C ó r d o b a , los " b a í l a o r e s " Rafael y Manolo Heredia y el "eonantista" B e r n a b é de M o r ó n .

Él resto del numeroso repar to c o l a b o r ó en el éx i to , y, el m á e s t r o c o r e ó g r a f o Monra de­m o s t r ó una vez m á s su per ic ia para discipl inar y mover a los conjuntos.

'Las ovaciones del p ú b l i c o lacogieron el final de los n ú m e r o s con entusiasmo, y los auto­res sal ieron a s a l u d à í ent re-grandes , ap lau­sos.—A. M .

Carmen Lucena y Antonio Casal

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n P R E S E N T A C I O N D E " C A P U I L L I T O S M A L A ­

GUEÑOS", E N E L C A L D E R O N La nueva compañ ía j uven i l "Capul'litos M a ­

l agueños" , d i r ig ida por Luis P é r e z de León, se p r e s e n t ó anoche en el C a l d e r ó n con e l estre­no de la revista folklór ica , en dos actos, letra del d i rector del elenco, mús ica de María Alon-K> de Sola y Manuel Vi l lacañas , "Soberanía andaluza n ú m e r o 2", que por sus ya resobados t ó ­picos en cuanto se ref ie­re a motivaciones andai» luzas reiteradamente l l e ­gadas a la escena, no aportain novedad al g é -i c ro , si bien, proporcio-lan ocas ión a las mucha-. ;has y muchachos qu^, :omponen la a g r u p a c i ó n )ara demostrar sus a p t i -udes a r t í s t i ca s .

E l segundo acto de la •evista satisfizo m á s a l )úbl¡co, por la variedad Victoria d e Málaga* le sus estampas, deseo- Pepita Segura y C h U lando, por el etitusiasmo quito de la Calzada 1 • voluntad que pusieron !n su labor, Pepita Segura, Vic to r i a de M á -aga, M a r i V i r u e l , A u r o r a de l Perchel, M a r t le la Tr in idad , Juanito López, Gasparini, M o -enito de la Calzada, Antonio Chumil la , C h i q u i -o de la Calzada y Paquita Reyesjv en sus d i v e r - ' as modalidades, de "cantaores", "bailaores" 5; clores cómicos ; L a nueva a g r u p a c i ó n j u v e n i l tuvo una cor -

ia l acogida, l e v a n t á n d o s e a l final e l telóni en lonor de los autores e i n t é r p r e t e s de l a í e v i s -o T P V

Carmen Morell Pepe Blanco

Anoche se presentaron en el Ca lde rón los po­pulares artistas Carmen M o r e l l y Pepe Blan ­co con el e s p e c t á c u l o de ' Quintero, L e ó n y Quiroga "En el corazón , banderas", que ob­tuvo en esta r e p o s i c i ó n mayor éx i t o que en el d í a de su estreno. Las ovaciones d e l p ú b l i c o obligaron a repet i r i n -sistentemenfe los n ú m e ­ros y el d i rec tor a r t í s t i ­co Manolo H e r n á n d e z , haciendo gala de su ad­mirab le " v i s cómica" , i m p r o v i s ó en cada va- ' r í a n t e de los cuadros Interpretaciones tan o r i ­ginales como hilarantes que provocaron, no í ó l o ' 4a risa incontenible del auditorio, sino la de les propios artistas que con él á c t u a b a « .

Como cronistas imparciales y exactos, te­nemos que consignar que el hecho de haberse dado ¿"50 representaciones a "En el corazón, ban­deras" no se debe a un hecho for tui to . Los au­tores de l-a le t ra en la positiva or ig inal idad

del l i b ro y el maestro Quiroga en la i n v e n ­ción de n ú m e r o s tan inspirados como popula­res, han conseguido renovar el géne ro l lamado fo lk lór ico , y Carmen Mcrel ! , Pepe Blanco y todos y cada uno de los elementos de su bien conjuntada c o m p a ñ í a , sin o lv idar a los ejecutores de la magníf ica coree-grafía de M o n -ra, ponen tan fervoroso entusiasmo y tan buen arte en e l - d e s e m p e ñ o de sus cometidos, qua el éx i t o brota, crece, espiga : y madura hasta en la d i f íc i l -^por calurosa—temporada veraniega.

Anoche fuimos testigos de este renovado t r iun fo obtenido por el e spec t ácu lo "En el co­razón , banderas", y que queremos consignarlo como prueba de que hasta en el a r d o r ó s es­tío m a d r i l e ñ o el teatro se defiende cuando i n ­teresa y adrada al p ú b l i c o lo que se exhibe e' el t ab lados-Al f redo M A R Q U E R I E .

iobien icostui

r, en ran te 1( . Albe y deve meníac relacic cuenta

[) por ui Üe los e pas p< hs amp endone üiento

de F

El Pre

q n é s di

Í'MK 6- A (i K El 1

tonio M

inte c u n

59

C O M E D U

"En broma y en serio* L u i s l t a Esteso, Roberto Font:

Pac l ta T o m á s y elementos como Pepita Molina y Palomita Esteso, se han unido en un programa va­rio, movido y animado, en el que se

o - — y

P a c i t a T o m á s y L u i s l t a Es teso

va desde el asomo folklorista a l a tragedia í n t i m a de Roberto Font , pasando por las personales origi­nalidades de Lu i s i ta Esteso.

E l públ ico, complacido, r ió y aplaudió .

J . V E L A C .

Ü

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^Ejran tres: un gitano y un marqués..." COMEDIA DE DON LUIS FERNANDEZ DE SEVILLA

Y DON LUIS TEJEDOR A u n q u e no se declara en pro­

g rama n i en carteles, en l a i n t e n ­ción de l a obra hay una f i n a bur­la, no sólo del me lodrama c l á s i c o y t rucu len to de hijos desconocidos y encontrados, sino t a m b i é n de las l ó g i c a s consecuencias del en­cuentro. N o es parodia n i cancar t u r a , sino u n a i r o n í a y como u n comentar io c ó m i c o de l a s i t u a c i ó n .

Generalmente, estas obras ter­m i n a n en el hallazgo fel iz y en los abrazos; los autores lo hacen, por el con t ra r io , punto de par t ida , y comentan con buen h u m o r los i n ­cidentes probables de l a conviven­cia entre el h i jo abandonado, que se c r í a entre gitanos y fué ba­queteado por la vida, y el h i jo

Marcos D a v ó , Rafae l Somoza, F u e n s a n t a Lorente, M a r g a r i t a Espinosa , F e r n á n d e z de Sevi l la

y Tejedor

que v iv ió en la opulencia, de acuerdo con su capi ta l y su rango.

L a i r o n í a del pensamiento i n i ­c i a l late a todo lo largo de la obra, no en trazos grandes, sino en una i n t e n c i ó n c ó m i c a , que surge inde­pendiente de la g rac ia y el irtge-nio, que b ro t a en todo momen to del d i á l o g o v ivo , e s p o n t á n e o y na­t u r a l .

Sólp se acusa y se p lasma l a a l u s i ó n a l melodrama en u n cua­dro, en el que se a c e n t ú a la ca r i ­ca tu ra como una adver tencia y una constancia del p r o p ó s i t o f u n ­damental .

L a v i s ión cer tera y el domin io l e los autores se demuestra en la n a g n í f i c a p i n t u r a de los t ipos : el i c rmano desconocido de u n mar -j u é s nervioso, aprensivo, v í c t i m a lo medicinas, t e r m ó m e t r o s c l í n i ­

cos y preocupaciones, es u n t i po agi tanado que parece b ro ta r de l a copla

No soy gi tani to, no ; me he c r ía i to entre elloa, me t i r a l a inc l inac ión

y t rae toda l a s incera verdad de lo popular .

Chocan no solamente las dife­rencias de e d u c a c i ó n , que eso es lo exterior, sino algo m á s su t i l y m á s hondo: conceptos, apreciacio­nes, modos de enfocar l a v ida , reacciones ante los hechos, con lo que el contraste es t a n v ivo y t a n va r io de matices, que equivale a una s i t u a c i ó n cont inuada, pero con diversos matices.

Y a n i m á n d o l o todo, u n d i á l o g o terso, fáci l , l ib re de l a preocupa­c i ó n del chiste, pero con ocur ren­cias t an peregrinas y t a n o r i g ina ­les que hacen r e í r constantemen­te, y algunas de ellas fueron aco­gidas con grandes aplausos.

L a i n t e r p r e t a c i ó n , a f o r t u n a d í s i ­ma, hizo resal tar l a f i n a i r o n í a de l a obra y a p r o v e c h ó todos los ma­tices c ó m i c o s .

Fuensanta Loren te , e s p l é n d i d a e:i el t ipo de sevi l lana popular y entusiasta que h a v iv ido en L o n ­dres. M a r g a r i t a Espinosa a c e r t ó en su t ipo de m u j e r sencilla, v í c ­t i m a de las in temperancias de u n n e u r ó t i c o . Somoza d e r r o c h ó gra­cia y verdad hasta cuando habla­ba en puro " c a l ó " , ve rdad en los gestos, en los ademanes y en las acti tudes. D a v ó hizo u n nervioso sent imenta l g r a c i o s í s i m o .

E m i l i a Pa lmero , A n t o n i o Fer ­nando, Juan Escr ibano, Regales y G r i ñ ó n coadyuvaron a l éx i t o com­pleto y t o t a l .

Los actores fue ron a p l a u d i d í s i -mos en frases, en m u t i s y a l f i ­n a l de los actos. Los autores fue­r o n l lamados a escena. E l s e ñ o r Tejedor s a l i ó solo a recoger los aplausos, porque una l ige ra indis ­p o s i c i ó n i m p i d i ó acudi r a l s e ñ o r F e r n á n d e z de Sevil la,

Jorge D E L A C U E V A

61

c

R a f a e l Somoza y Marco D a v ó

ESTRENO DE "ABELARDO Y ELOISO" E N L A COMEDIA -

Anoche se estrenó en la Comedia un j u ­guete cçmico de Antonio Paso (hijo) y Maria­no de Valenciano, titulado ,4 foto reto y Eloísa. Los decorados—dé es­merada y limpia presen­tación—eran de Redon-dela y Mena. La inter­pretación corrió a ca:rgú de José Marco Davó y Rafael L . Somozá, que hicieron sendas creacio­nes cómicas en sus res­pectivos papeles, con la labitual -maestría y los peculiares recursos h u ­morísticos propios dé •estos dos primeros ac­tores qué, tan acredita­da tienèn su pericia en tales menesteres. Con ellos compartieron el éxito de la • representa­ción Fuensanta Loren­te—magnífica dama de éaráctér-^y Rosalía Abollo, Emilia Palmero, Margarita Espino­sa, Pilar Gurich y los señores Mariano As-'querino (hijo)—qué continúa en la escena; la admirable tradición familiar—, Regales, Eernández Guiñón y Escribano,

i '--Uno de los autores, Antonio Paso, salió a: saludar al f in de cada acto, mientras el telón'' .se 'alzaba muchas'veces en. su honor y e* el de lo& intérpretes y después de que él púP ¡blico vió y aplaudió pródigamente en el trana» curso de la representación.

* * * Con un asunto de herencia condicionada que

en su arranque escénico pudo tener cierto in­terés dé originalidad e incluso de audacia hu­moríst ica, Antonio Paso (hijo) y Mariano de Valenciano han ofrecido al público un juguete cómico adecuado a las próximas festividades iïe Pascuas. Aparte del hecho de dejar consig­nado que el público rió mucho cori las situa­ciones y coij los chistes de la desorbitada far­sa, poco o nada puede decirse de ella con un riguroso sentido crítico. E l matrimonio des­igual—marido débil y mujer enérgica.—que tan-

fta h ü l r i d a d causa siempre en los ingenuos es­pectadores; el equívoco del señor que realiza

una petición r de mano—petic ión interpretada con un doble y escabroso séntido—; la pareja que desea casarse a través de determinadas di­ficultades; los chistes de la "barra del pan"; del "mucho tomate"; de la terminología futbolís­tica, del agua de Lozoya y de las restriccio­nes; de "la caraba en bicicleta"; del torero " L i -tri" y del litro de aceite, y las escenas y los finales de acto con aire de pantomimas circen­ses, donde los personajes se propinan sonoras bofetadas, componen los principales recursos escénicos de este entretenimiento teatral, que

,queda al marfeén de todo juicio literario. A pesar de la nevada que cayó anoche, la sala de la Comedia tuvo ovaciones de esas que en el prontuario de los cronistas suelen llamarse "cálidas". Los Sres. Paso y Valenciano gana­ron, pcx lo tanto, l a batalla al termómetro, como ciertos corredores llegan a la meta "con­tra el reloj"; No podemos decir otra cosa. Y

Spa demasiado.—Alfredo M A R Q U E R I E .

62

COMEDIA

"Abelardo y Eloíso"

Juguete cómico de don Antonio Paso y don Mariano

de Valenciano Se dan de ta l manera circunstan­

cias ya conocidas en el teatro en este juguete, que para nosotros el

estreno t e n í a el ca­r á c t e r de una revi­sión : la c l áusu l a testamentaria que obliga a l he red«-ro a estar casado en fecha determi­nada para poder heredar; la lucha de los herederos subsidiarios para ganar la herencia; el cél ibe recalcl trante, que se cree incapaz de amar la s e ñ o r i t a aloca­da que se le entra

Í)or las puertas y o enamora...; to­

do, en fin, com­puesto y adobado con alguna gracia, adornado con a l ­gunos c h i s t e s oportunos y con escenas cómicas , que se apuran y

Davó y Sotnoza fuerzan hasta el l ími te .

Esto de apurar las escenas y los momentos llega hasta ser contra­producente, como un recuerdo a l monólogo de "Hamlet", en el que la a lus ión es un acierto feliz y que se hace lento y pesado a l convert ir le en una glosa.

Somoza de r rochó tanta gracia y tanto saber, que llegó hasta a dar notas de realidad y posibilidad a lo absurdo. D a v ó hizo su t ipo con ar­t í s t i ca sobriedad. Fuensanta Loren­te, R o s a l í a Abello, Antonio F e r n á n ­dez, E m i l i a Palmero, Mariano As-querino (h l jo l y todos los i n t é r p r e ­tes hicieron limpiamente la obra.

E l públ ico rió con ganas, aplau­dió y a l calor de los aplausos sa­lió a escena el s eño r Paso.

Jorge DE L A C U E V A

« y • Catalina Barcena y

Antonio Prieto

La gran actriz Catalina B á r c e n a que, con una fidelidad conmovedora, conserva en el car­te l el r ó t u l o , d e " C o m p a ñ í a cómico -d ramá t i ca de Gregorio M a r t í n e z Sierra", in ic ió ayer su a c t u a c i ó n , en el teatro de la Comedia, con la conocida obra del . i n o l ­vidable autor, t i tu lada • 'Mamá". Como nadie ig ­nora, Catalina realiza en esta comedia una crea­ción a la que, sin h i p é r ­bole, pueden aplicarse ios adjetivos de magis-•jral e insuperable. Así •.o e n t e n d i ó el púb l i co , 4ue, como en ot ro t i e m ­po, s a b o r e ó los delica­dos matices que la ar t is­ta sabe i m p r i m i r a sü papol y que la p r e m i ó con muchos yx merecidos aplausos. Con la i n -corporadora i n s p i r a d í s i m a de "Mercedes" com­part ieron el éx i t o Josefina Lamas, Irene Qu-t i é r r e z Caba, Encarnita Paso, Ana Mar ía Ven­tu ra y An ton io Prieto, J o s é Sancho Esterling y los Sres., Monroy, Povedano, Colines, Haro y Cuadrado. É x c e l e n t e el decorado, según bo­cetos de Gor i Muñoz el siempre admirable es­cenógra fo .

Presentación de Catalina Bárcena

Dentro del repertorio de Mar t ínez Sierra, t an cargado de notas inte­lectuales principios de siglo, aunque el siglo andaba y a crecidito cuando se estrenaba, son " M a m á " y "Can­ción de cuna" las dos obras menos intelectuales, y , por. lo tanto, de m á s certera y e s p o n t á n e a ©moción.

" M a m á " Se presta admirablemen­te a l a manera de Catal ina Barce­na, y asi lo d e m o s t r ó en una ver­sión jus ta , admirable y r ica de ma. tices, que fué m u y celebrada en su p r e s e n t a c i ó n en e l teatro de l a Co­media, m u y bien secundada por su c o m p a ñ í a .

E l púb l ico s a l u d ó m u y ca r iñosa ­mente a l a actriz y l a a p l a u d i ó jun­tamente con sus artistas.

J . D E L A C .

TambiSn, en la (jomeaia, se n a r á esta noche la farsa c ó l i c a de Francisco Candela y Eduardo Co-naín L a tarde se llama Eulalia. D i ­cen sus autores:

"Estimamos que toda autooritica debiera ser una enur .c iac ión de p ropós i tos , porque honrada­mente cuando se^lsga a estrenar, es porque el j autor ee ' á convencido de haberlos logrado, i Sólo desde fuera se puede decir si este p r o p ó - ¡ sito no se ha -conseguido.

Por ello, nuestro p r o p ó s i t o es nuestra auto-1 cr i t ica: exaltar , U e v á r d o l o a la escena, el t ipo maravil loso de la t ía f ami l i a r e spaño la , con-

63

o

o

vert ida en madre de sus sobrinos, con todas ¡ las cargas óe madre y sin ninguna de eue r e ­compensas. Una tarea dulce, pero u n poco me­lancó l i ca y amarga.

Pero esta e x a l t a c i ó n , conseguida con una t éc ­n ica fuertemente cómica, por debajo de ia cual discurra una suave ternura. Para ello he­mos d i scur r ido ds la comedia de humor erí e V p r i m e r acto, a la farsa cómica, en el segundo y p r inc ip io de l tercero, para reintegrarnos a l estilo p r i m i t i v o con la ú l t ima escena.

i Creemos sinceramente diver t ida nuestra obra. Pero no intrascendente del todo. , Respecto a la i n t e r p r e t a c i ó n , m á s que usar ladjetivos q u i z á gastados, preferimos s e ñ a l a r u n punto concreto: la escena de amor de.I p r imer acto, donde llega Catalina B á r c e n a a una pon ­d e r a c i ó n , , una te rnura y una comicidad exqu i ­sitas.

Tenemos t à m b i é n la novedad de I rene Caba Alba , .que llena plenamente su papel, j un to a Ja acertada i n t e r p r e t a c i ó n de Antonio Pr ie to y J o s é Sancho Ster l ing, y, en general, de cuan-

• tos in terv ienen en nuestra obra. I Y es justo consignar aqu í que l a d i r ecc ión :de Catalina B á r c e n a ha sido la mayor ayuda que han podido encontrar los autores para l l e ­v a r la farsa en u n tono sobrio y humano, don ­de la comicidad no se ha confiado a l gesto, sino a la frase y a la i n t e r p r e t a c i ó n . S i fuera poco, e-te gesto s e ñ o r de confiar "e l modo, de hacer" a los autores, b a s t a r í a para def in i r nues­t ro estado de e s p í r i t u hacia esa insigne figura de nuestra escena."

/ I U v f t i Kil/Uk

COMEDIA

"Seis despistados en busca del amor*

Juguete cómico de don Vicente Vela-Belda

Sa advierte en alg-unoa pasajes la influencia de aquel pensamiento c lás ico : amor loco, yo por vos y vos por otro, que probablemente es la Idea fundamental de la obra; pe­ro el a f á n de acumular incidentes y, sobre todo, el m a l ejemplo de lo fácil, que el autor ha podido cap­tar en los muchos modelos que ha tenido delante, lo ar ras t ran a la manera amplia tantas veces emplea­da en el teatro y en este asunto de los maridos infieles,, y son tantos los modos y maneras y trucos y sorpresas con que se ha llevado es­ta s i t u a c i ó n y este asunto a l tea­tro, que, quieras que no, y aunque el autor se defienda con a lgún In ­genio, la coincidencia con algunos antecedentes es inevitable.

Y en -lo nuevo el autor ha que­rido dar a l juguete un final senti­mental, pero el cambio de manera se h a « e t a n lentamente, que produ­ce desor ien tac ión y cansancio.

L a obra fué admirablemente re­presentada por Catalina B á r c e n a , por la veterana Mar i a B r u , gracio-

K

Cata l ina Barcena , J o s é Sancho, M a r í a B r ú , Irene C a v a A l b a y

Vicente Vi la -Be lda

sísixna; por Irene Caba Alba, por Irene Gutiéorrez Caba, monís ima; por Ana Maria Ventura, por Anto­nio Prieto, José Sancho Sterling, Emilio Gutlérrer y todo el exten­so reparto.

L a obra tuvo buena acogida, aun­que el público mostró desorienta­ción en varias ocasiones. Sonaron aplausos, y el autor fué llamado a

Jor re D E L A C Ü E V A

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1 E l termómetro marca 40 Farsa cómica de don Julio

Alejandro M asunto de la mujer casada de

cier ta edad, que se cree aibandona-da por su marido y t ra ta de atraer­lo d á n d o l e celos, no es solamente m u y nuevo, sino que encaja de ta l manera en l a manera y las condi­ciones de Catalina B á r c e n a , que en lo cfue va d© temporada hemos vis-

3 M a r í a B r ú , Cata l ina B a r c e n a , J o s é Sancho, A n a M a r í a Ventu­r a , Antonio Pr ie to y Jul io A l e ­

jandro

to varios trozos y recuerdos de él en «a mismo escenario de la Come­dia.

E l autor lo plantea con t a i sol­tura , con t an acertada novedad de ambiente y con tipos tan bien pin­tados, que lo v is t ió de gracia y de

P fh , *""" v— ~ — •« -novedad, y el público lo recibió con verdadero agrado. Pero ©1 propós i ­to de cómicidad es malo cuando se convierte en obsesión, y el autor no piensa m á s que en acumular cosas cómicas , y fa l ta la serenidad para pensar que lo cómico no es lo «xtra_ vagante n i lo exagerado y menos a ú n lo desorbitado, y que muchas cosas que pudieran ser cómicas tratadas con serena sencillez pier. den toda comicidad, precisamente, por desencajarlas y forzarlas, y se ut i l izan elementos e x t r a ñ o s , difíciles de dominar, y se fuerzan las situa­ciones hasta hacerlas inadmisibles, y nada fuera de lo posible tiene fuerza de comicidad, que ha de te­ner tan recio fondo de humanidad y

irofrvoimiliiiiri rndno lo d r a m á t i c o .

Hubo un ligero tropiezo en el mo. mento final del segundo acto. H u . hiera sido preciso volver a l o po. sible y humano; lejos de eso, el autor se lanza con m á s fuerza por el camino de lo caprichoso, acen­tuándo lo m á s , si cabe, con un des­file de tipos, entre los que apare­cen algunos tan repulsivos S6mo el de una buscona inadmisible.

Catalina B á r c e n a , Josefina Lamas, Irene Ckba, Antonio Prieto, J o s é Sánchez Sterl ing y tòdo el conjun­to hicieron l a \ obra a conciencia, pero no pudieron evitar que los des­contentos manifestaran su mal hu­mor ; hubo, sin embargo, los aplau­sos suficientes para que el autor saliera a recogerlos.

Jorge D E L A C Ü E V A |

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1 -

Anoche se estrenó en la comedia el jugue­te cómico, de Vicente Vila Belsa, Seis des­pistados en busca del amor. El públkío 'nó mu--cho_ en el curso de la representación, muy es­pecialmente en una violenta situación cómi­

ca del fin del segundo acto, y al término, de cada jornada aplaudió insistentemente mien­tras el telón se alzaba con reiteración y el autor salía a saludar en unión de los intér­pretes.

Catalina Barcena dió vida con tanta finura cómica como gentileza y acierto a 3a 'figura de la protagonista, y en la buena interpre-; taciún le acompaña­ron María Brú e Ire­ne Gaba Alba—due­ñas siempre de los,me. jores recursos humo-María Brú, Catalina

Barcena e Irene Caba f'Isticos. A n a Maria

Ventura, Irene Gutié-rrez „Caba, Elena Gozar, Josefina Lamas. En-carnita Paso y los Sres Prieto, Sancho ESter-

Vila Bclda, en quien se adivina, a pesar de la intrascendencia de la farsa estrenada anoche un buen conocimiento de la mecánica escéni­ca, digno de ser empleado en mejores menes­teres, ha tenido la malicia suficiente para man­tener el interés en el curso de sus tres actos y para dar ocasión ,a la risa del auditorio aboyándose principalmente en la buena calidad de sus intérpretes . Y , en realidad, nada más pedemos añadir—y poco es—acerca del juguete cómico que ayer se representó en la Come­dia y que nos recordó las obras que tanto di ­vertían hace cincuenta años, en las fiestas de Inocentes de Pascuas.—Alfredo M A R Q U E E I E .

fing, Povedano, Gutiérrez, Colmos, Montroy Cuadrado y Haro.

Sabido es que la calificación de "juguete có ­mico" que dan ciertos autores a sus obras, las sitúa un poco al margen de la estricta critica. Y eso es lo que sucede con "Seis despistados en busca del amor". Vicente Vila Belda no ha intentado con su producción escénica asomar a la luz de las candilejas una farsa de conte­nido original o de brillante diálogo. Se ha' limitado a urdir una trama donde el primer acto es preparación del enredo, basado en la sorpresa de los encuentros no deseados entre los maridos y sus esposas que tanto juego dió siempre en los yodeviles desde que tal género existe. A l encuentro antedicho sucede la consiguiente disputa conyugal, con voces, gritos y agresiones, y en el desenlace todo se arregla, y cada pareja vuelve a la paz y ar­monía que se habían alterado y perturbado.

Nada nuevo hay, pues, en iel fondo, en él asunto—porque no se puede hablar de "argu­mento"—de "Seis despistados en busca del amor". Y tampoco la forma, es decir, el diá­logo encierra ningún alarde de originalidad. Se limita a servir las incidencias de la ac­ción, poniendo en labios de los personajes una fraseología sainetesca, con los consabidos m e dismos o dichos más o menos gtaciosos, que siempre despiertan la hilaridad eh el pública

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TRENO EN E L TEATRO DE LA COMEDIA.—Anoche se estrenó "Seis despistados toa del amop", Juguete escénico en tres actos de Vicente Vlla-Belda. He aquí una ta del primero, en la que aparecen Catalina Bároeha, Maria Brú e Irene Caba Alba, p

clpales Intérpretes femeninos, con José Sancho. (Foto Sanz Bermejo.)

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Julio Alejandro estrenó en la Comedia UNA FARSA TITULADA " E L TERMOMETRO MARCA 40"

Mañana, el Cineclub U. C. E . celebrará su sexta sesión Anoche estrenó en la Comedia Julio Ale­

jandro una farsa titulada E l t e r m ó m e t r o mar­ca cuarenta. Un decorado lujoso, espléndi­do, lleno de color y de gracia, de Fernando Rivero, sirvió de bello marco para esta repre­sentación, donde Cata­lina Bárcena, la ilustre actriz, tuvo una vez más ocasión para lucir sus dotes de finura y de gracia, su indiscuti­ble e indiscutida maes­tr ía escénica. Con ella logró un rotundo triun­fo, interpretativo Irene Caba Alba, en una de las más divertidas ac­tuaciones de su carre­ra artística. Los restan­tes papeles del nume­r o s o reparto fueron desempeñados con el Catalina Bárcena e mejor ánimo por Ma- Irene Caba ría Bru, José Sancho Esterling, Antonio Prieto, Agustín Poveda-no, Josefina Lamas, Encarnita Paso, Ana María Ventura, Elena Cozar, Irene Gutié­

rrez, Engenia Vera y los Sres. Monroy, Pé ­rez, Domínguez, Gutiérrez, Haro, Cuadra­do y Colinos.

El primer acto obtuvo un rotundo éxito cómico, transcurriendo la representación en­tre constantes carcajadas. En el segundo rió también el público, aunque en menor escala. El tercero defraudó a la mayoría de los asis­tentes. E l autor salió a saludar, entre aplau­sos, al fin de las jornadas. En la última se mezclaron a las palmadas las muestras de disconformidad.

A l adoptar para su nueva producción escé­nica el calificativo de "farsa", Julio Aíejandro acierta plenamente en el género donde su in­vención cómica se halla enclavada, dentro de un terreno absolutamente grotesco y caricaturesco, donde lo que cuenta no es más que la s i tuación humoríst ica y la frase retozona y burlona. £1 primer acto de " E l termómetro marca ctiaren-ta"—ya queda consignado en la reseña—está perfectamente centrado y logrado. Sus inciden­cias acaecen en el "bar" de un aeropuerto, y tanto los tipos como las conversaciones que los personajes mantienen, poseen los destellos de humor suficientes para mantener al auditorio en constante hilaridad. A l acto segundo le so­bra la primera escena preparatoria, un diálogo demasiado largo entre la señora Brú y el se­ñor Povedano, que en sucesivas represenMCÍD-nes puede y debe ser acortado. E n esta jorna­da, la farsa se desorbita con arreglo a un pro­pósito deliberado del autor que, en tiempo de enredo violento, aspira a satirizar esas situa­ciones que tanto' se dan en los vodeviles, con juego de ocultación tras el biombo y marido llamando desesperadamente a la puerta. L a idea de la señora que se empeña en buscar falsas complicaciones para dar celos a su es­poso, dentro de esa intención granguiñolesca, es francamente disparatada y divertida. E n nin­gún instante el autor pretende ponerse serio o apoyarse en la verosimilitud. Todo está con­ducido y llevado con un ritmo de libre y ar­bitraria fantasía, que nos podrá agradar o no, pero ante la que no tenemos por qué arrugar el ceño, porque en ninguna preceptiva está escri­bo que los inventores de farsas arbitrarias se sujeten a las m'vsmas normas que quienes as­piran a cultivar los géneros de la naturalidad o del realismo.

Donde " E l termómetro marca cuarenta" se desorienta y desquicia, es en el acto tercero. Julio Alejandro, preocupado con la pretensión de extraer de su trama una intención ejempla-rizadora o moralizadora: procurar una lecc ión saludable a la insensatez de la protagonista habiéndole ver los peligros en que le hace in­currir su desatentada conducta, cambia brusca­mente de tono y de estilo: el continuo y for­zado desfile de personajes—uno de ellos "Ce­leste", totalmente fuera de ambiente y lugar, podría ser suprimido—no alcanza la potencia

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nuariinte de los actos anteriores. Cuando ei pu­blico que asiste a las peripecias de una farsa se pone serio y cesa de reír, es evidente que ha caído arena en la maquinaria d4 l a pieza ' escénica. L a situación planteada en esta j o r -

.ñafia tercera podría ser buena y tan jocunda como las anteriores; podría serlo, pero no lo es. E n este acto se equivocó el autor de " E l termómetro marca cuarenta". Un borrén puede estropear una plana, pero no las restantes de un ejercicio caligráfico. Queremos decir con esto que Julio Alejandro no debe d é s a n i m a r s c por este yerro. L e queda todavía mucho y bue­no que escribir. Después de todo, tropezando so aprende también a reconocer los obstáculos y a no caer.—Alfredo M A R Q U E R I E .

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Estreno de la adaptación teatral titulada "Mi camino"

En la Comedia se estrenó anoche una adap­tación realizada por Ana María Gutiérrez-Navas y titulada M i camino. Es una versión libre de. la obra de Bush-Fekete inspirada en una novela de Franz Werfel.

Catalina Barcena f u é aplaudida en un mutis y encarnó la figura de; la

I / ^ j ; ' ' ^ Y J protagonista, poniendo en su trabajo el arte caracte­rístico de la gran actriz. La acompañaron en la,cui­dada representación Irene | Caba, Elena Cozar, José- 'i fina Lamas, Irene Gutié­rrez Caba, E n c a r n i t a Paso, Ana María Ventu­ra y los señores Prieto, Povedano, Sancho Ester-l ing, Cuadrado, Puig, Ha­ro, Domínguez y Colinos.

A I fin de los tres actos el telón se alzó reiterada-

Catalina Barcena Ï"6"16- entre las cariñosa? y A n a María G u - ovaciones del público, y la

tiérrez Navas adaptadora salió a salu­dar.

U n a novela que se transforma en comedia: y upa comedia que, con este origen, pasa lue­go por el trance de la versión o adaptación libres, aunque, como en este caso, el trato sea tan culto y cuidadoso como el ofrecido por A n a María Gutiérrez-Navas, tiene que pbseei mucha sustancia teatral para que las esencias literarias o humanas del original no se evapo ren. L a anécdota central de "Mi camino" po see un indudable interés. E l tipo de la prota gonisla (a la que un concepto rcligioio ma entendido hace caer en evidente CTror, aun «ue al final lave su culpa con el dolor d corazón y el Sincero arrepentimiento), está b iç

concebido y tratado. Tanto, que el resto de la acción y los episodios accesorios y secunda­rios se esfuman y pierden. L o mismo sucede con el personaje llamado "Mila", que no po­see más finalid&d que la de servir de reitera­da e insistente contradictora. E n suma: sin me­noscabo de la plausible intención pedagógico-didáctica y moral izados que anima a la co­media, con impecable y ejemplar moraleja, lo cierto es que desde un punto de vista exclu­sivamente teatral, toda la trama resulta pue­ri l , ingenua, con desenlace previsto y—dejando a salvo el buen análisis psicológico de "Beta"— sin ninguna hondura en la definición de carac­teres de los personajes.

Excelente es, pues, el propósito de "Mi ca­mino", que merece nuestro elogio y nuestro aplauso, pero la escena tiene unas obligadas exigencias y servidumbres, a las que el pro­pósito no basta. E l correcto diálogo, con algu­nas leves evasiones suavemente hun/3rísticas, no puede cubrir la inconsistencia de la trama ni el débil movimiento escénico. Técnicamente hablando, "Mi camino" es una comedia muy flojita.-Alfredo M A R Q U E R I E .

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M I C A M I N O " Traducción de la obra de Bush-Fakete, adaptación de la novela de Franz Werfil, por Ana María Gutiérrez Navas E n el fondo de la comedia v ibra el

drama doloroso de u n d e s e n g a ñ o , no un d e s e n g a ñ o a/moroso, sino algo m á s hondo: un d e s e n g a ñ o de con­ciencia; en el alma de una pobre mujer se a ú n a n la fe religiosa y l a creencia de que ayudando la voca­ción de un sacerdote se as j u r a l a s a l v a c i ó n del alma, y hay ana en­trega to ta l a, ¡La obsesión de proteger a un sacerdote, de cualquier mane­ra, a todo trance, sin reparar de­masiado en los medios, con lo que el empeño tiene un tono angustio­so que da c a r á c t e r d r a m á t i c o y ten­s ión a l a obra.

A n a M a r í a Gu t i é r r ez Nava/S, aAren-tajada escritora, que ha publicado varios interesantes l ibros, na tenido especial cuidado en acusar este tono de l a obra, no sólo con una traduc­ción pulcra, sino con l a justeza de la frase y l a fuerza expresiva de l a expres ión y hasta del adjetivo.

Esta primorosa labor se acusa m á a en el tercer acto, lleno de émoción en el que la i lusión, duramente per­dida, se hace esperanza y posibil idad de huevas a l eg r í a s y de una espe­ranza mejor fundada, a l encuentro con el sacerdote sencillo, car i ta t ivo y afectuoso, que i lus t ra l a fe tosca de l a pobre mujer e n g a ñ a d a , lo que da un grato c a r á c t e r cordial y ama­ble al desenlace.

/ \

Catalina B á r c e n a no sólo hizo m a g n í f i c a m e n t e el personaje cen-t ra l , sino que lo enr iquec ió constan­temente con notas de verdad, de una gran fuerza. I rene Caba Alba ,

Cata l ina B á r c e n a , Irene C a b a Alba , A n a M a r í a V e n t u r a , A g u s t í n Povedano, J o s é Sancho

y Antonio Prieto

graciosa y sencil la; Irene Gu t i é r r ez Caba, en su p e q u e ñ a labor a p u n t ó un tipo interesante, Sobrio y segu­ro, como siempre, Antonio Prieto, y José Sancho Sterling, que compu­so con dignidad el tipo de sacerdote. Todo el reparto con t r ibuyó a una correcta r e p r e s e n t a c i ó n , y A n a Ma­r í a Gut i é r rez Navas fué l lamada en todos los actos por el públ ico, in te­resado y complacido.

Jorge D E L A C U E V A

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EN LA COMEDIA •

«LA MALQUERIDA», por Lola Membrives

La excelente actriz Lola Mem­brives se presentó en el teatro de la Comedia, a su regreso de la (Argentina. Representó lo tut ella hace mejor que n^Jie: «La Malquerida», y obtuvo un éxito colosal, que culminó con la apa ción en escena de don Jacinto Benavente, Lola Membrives tie­ne una compañía eficaz e inteli­gente, en la que destacaron Ma­ría Antonia Tejedor, Joaquina Almarche, José Franco, Paquita M*« .

M.

COMEDIA

Presentación de Lola Membrives

Bastaba con la noticia de que lüOla Membrives representaba " L a llalfjuenda." como p r e s e n t a c i ó n en

L o l a Membrives y Benavente

E s p a ñ a tras una larga ausencia p a r a que se sepa cuanto aconte­c i ó en el teatro de l a Comedia.

g » l u d o « pgriñosoa de bienvenl* é g , U aobrta in terpre táo i én del tí* po magní f ico de Raimundo, acier­to de hondura ps i co lóg i ca y aplau» sos, premio a tan maravil losa la ­bor, por un pqblleo d e s t w a d o por el grtc do l a gran actriz.

J . O.

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Ksta noche será estrenada en el teatro de la Comedia la obra de D. José Mar ía t e m á n Paca Almu-zara. Su autor dice:

" E l r eng lón f ina l -de toda autocr í t ica , pirapo y saludo, a vece* u n poc» m e c é m c b y protoco-Isr io, a los i n t é r p r e t e s , pasa aqu í a la pr imera l ínea, convertido en sincera exp l icac ión de la ra íz y sustancia de la obra. N i siquiera en el t í t u l o me h é ¿ t r e V i d o ' a i r m á s a l lá del nom­bre llano y escueto de la protagonista. Porque "Paca Almuzara" es eso: Lola Membrivss ; u n pretexto par-a su a r t e . . . Si alguno opina que «s pecado a r t í s t i co escribir una , obra "9 la me­dida", que sepa, per lo menos, que el pecador, en este caso, ha pecado con plena conciencia y s in cont r ic ión . Yo creo que de esto de las obras "a medida", como de los versos "de oca­s ión" o "circunstancias", h a b r í a mucho que hablar: porque como' no somos e s p í r i t u s pu ­ros1, tedo lo que es "enca rnac ión" en algo real y concreto—circunstancia, ocas ión o persona—, puede ser r a í z de l eg í t imo arte y aun asegura­miento de su dignidad. Para crear un ser h u r mano, oon verdad plena, no es poco tener ya , por adelantado, el apoyo de una f igura cierta, con su voz, su gesto y sus reacciones.

"Pace Almuzara", para servir a esa i n t e n c i ó n y dar ocas ión a teda la gama m á s r í e n t e de una actriz de "comedia", es una f igura de mujer da esas que, por su personalidad y recursos, son centro de su mund i l l o social; una p a s i ó n tar­día , con todas las flexibil idades y estrategias precisas para su arriesgada conse rvac ión y de­fensa. Estos son los pretextas, apenas despe­gados1 de la vida ordinar ia , que he pretendido ofrecer a Lola , para que v iva ien escena uno de esos amores enc ic lopéd icos que obl igan a ser, para taponar todas las posibles evasiones del ' ser querido, amante, esposa y madre.

Con respecto a la factura de la comedía , t am­b ién me adelanto a confesar m i conciencia poco arrepentida sobre sus pecados de l iber tad o des­envoltura. Creo l e g í t i m o en arfe teatral abr i r o cerrar m á s o rnenos e l objetivo sobre la v ida y las almas, para presentarlas, s e g ú n interese, en rasgos s in t é t i cos o menudo ená l i s i s ; rete­ner o acelerar la acc ión , s egún convenga, es­cogiendo l ibremente entre las riquezas que constituyen el h i lo de una vida o la anchura de un alma. Puede haber error f ác i lmen te a l realizarlo, pero no creo que haya abuso en per­mi t í r se lo .

Sobre todo, en l o que no puede haber peca­do es en que el autor, en a l g ú n caso, quiera br indar toda s u farea a la i n t é r p r e t e , en'es'te caso secundada por todo un exacto conjunto, al que se ha incorporado el gran pr imer acter Ricardo Canales. De antemano tengo: preveni ­da, no m i envidia, sino «ni a legr ía , si e l p ú ­bl ico va en los d í a s sucesivos hacia e l teatro diciendo indistintamente: "Voy a ver a Lolí M e m b r í v e s " o "Voy a ver a "Paca Almuzara".-Jo-'é M a r í a P E M A N . " ••' : '

' Anoche estrenó en la Comedia. José Ma­ría Pemán su obra Paca A l m u z a r a . Obtuvo un verdadero éxito. Grandes ovaciones sub­rayaron el f i n de cada jornada, y el te­lón se a l zó muchas veces, mientras el autor salia a saludar, en unión de los intérpretes. E l público acogió con notorias muestras de complacencia las situaciones y las fra­ses de positivo ingenio, que abundan en el

curso de la acción. Los decorados de Sta-bile y la presentación escénica, tan Xlujósos como tu idadós , se h i ­cieron también acree­dores al más sincero elogio. '

Lola Membríves, en la dorada plenitud de su maes t r ía teatral, dió vida prodigiosa a la figura de la prota­gonista. Desde el p r i ­mer momento, desde

Lola Membríves , R i - las palabras iniciales cardo Canales y José , de la obra, los espec-

María Fernán tadores sintieron cómo el arte impar de la p r i ­

mera actriz de habla española hacía algo más que encarnar o interpretar un tipo es-cén ièo : le infundía y t rasfundía su propia a h n V y con ella reía , lloraba, sentía y ha­cía sentir su amor y su congoja, su inquie­tud y su afán, su lucha y su desvelo. Sólo por asistir a esta lección interpretativa —perfecta en los acentos y matices de la gama más rica, desde la finura irónica y el donaire al tono de energía y de' pasión—, valía la'pena acudir a este estreno, donde con la ilustre artista triunfaron también el primer actor, Ricardo Canales—lleno de naturalidad, de simpatía, de tan buen en­tendimiento como completo estudio de su papel—y Helena CorBesina, Mar í a Antc*-nia Tejedor, Paquita. Más, Carmina Merlo, Aurola Hermida y Pedro Hurtado, José Franco, Casto Gaseó, José Luis García y Juan M . Fontanals.

* * * Cuando Gonzalo Marival, diplomático y hom­

bre de mundo, que en la comedia de Pemán asume et s impát ico .papel de confidente huma­nísimo de i% protagonista, le dice a ésta queí el juègo de su ingenio no es sino lenitivo de su angustia, expresa el juicio mejor y más exacto que cabe aplicar a la figura y al con­flicto s^itimental de "Paca Almuzara". Eso, una figura, una grafr figura, Un tipo, un gran tipo de mujer y un litigio de amor—que es I j lucha entre la edad y la pasión—componen las columnas fundamentales sobre las qué asienta esta nueva obra del ilustre poeta y drama­turgo.

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Fernán, antes del estreno, eh declaraciones diversas, tíos ha prevenido acerca de cuáles eran sus verdaderas intenciones y propósitos. Per un lado, moroso y recreado análisis; por otro, concisa y enjundiosa síntesis; en defini­tiva, cierto deliberado desequilibrio en lá cons­trucción escénica - y hasta una elegante des* preocupación hacia lo que se suelen llamar "justificaciones de movimiento": el obligado pase de los invitados al comedor o la oportu­na salida • "para dar una vuelta", con el exr elusivo objeto de que en escena queden las figuras que han de entablar el diálogo, gm es-torboç ni cortapisas. Todavía ^iay más: si para explicar el proceso ,p paso del tiempo es ne­cesario apelar a los diálogos telefónicos con

oscuro y cortinas corridas—recurso harto des­gastado—, tampoco el comediógrafo tiene re­paro en emplearlo. Y todo eso, ¿por qué?... Pues, sencillamente, porque lo único que le im­porta e interesa es mantener en pie, viva, hu­mana, palpitante, esa admirable criatura escé­nica encarnada por Lola Membrives, y hacer Uegar al espectador el tema y el problema de su "caso" sentimental de esposa, de amiga y de madre—todo en una pieza—, de mujer que ha cursado el matrimonio como una carrera pe­ligrosa.

E n tal empeño hay que reconocer que Pe­inan ha obtenido un triunfo completo y rotundo: "Páca Almuzara" queda incorporada para siempre, por Su firme, seguro, magistral trazo, a l a galería de las mejores heroínas de nues­tras comedias contemporáneas.

L a trama que se apunta como un cante chi­co—, con discreteos de salón, un poco a la ma­nera, buena manera benaventina, y que en todo memento mantiene Un diálogo ágil, brillante, chispeante de humor de buena ley o de inci­sivo sarcasmo—, va cobrando fuerza y altura a medida que nos adentra en el conflicto pa­tético de "Paca Almuzara". Y en tal sentido

hay escenas donde ese "cante corto y bonifo" —per usar una terminología "jonda", que espe­ramos no desagradará al hondo poeta anda* luz—, se transforma en cante grande, dramá­tico y profundo, con expresión de verdadero y apasionado sentimiento... Para volver a ser, en el tercer acto,, y por consecuencia en el desenlace el mismo "cante chico" del co­mienzo.

Con excepción de la, figura de Mariscal, to­dos los demás personajes que rodean a "Paca Almazara", incluso su màrido, un novelista pa­lentino que por lo que vemos y o ímos es hu ­manamente muy inferior a la fama de sus l i ­bros, son un poco coro desdibujado y borroso, que acciona y reacciona con cierto aire arbi­trario i y convencional, porque así conviene a l designio o a l capricho del autor, pero, si des­de el punto de vist» critico esto puede signi­ficar un reparo a la construcción de la farsa, en cambio tenemos que loar claramente y sin regateos la alegría, el, cariño, el buen estilo de escritor y de autor teatral que Pemán ha puesto a lo largo y a lo ancho del fluido diá­logo de su invención. Todo se oye con agrado y se sigue con interés. E l "caso" de "Paca A l ­muzara" nos conmueve y tíos divierte; lo sen­timos como algo familiar y entrañable, por­que es "de verdad", porque tiene más impor­tancia que la de un trivial ejercicio del "cos­tumbrismo". Y por ello las imperfecciones o log defectos que puedan existir en la pieza escé ­nica se borran y se olvidan. "Paca Almuzara" existe. L a ha dado vida imperecedera un gran escritor, un gran autor, un gran poeta. Y este es el éxito indiscutible de la .comedia.—Alfreda M A R Q U E B I E .

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64 P A C A A L M U Z A R A " COMEDIA D E DON JOSE MARIA PEMAN

Sólo la concepción y la p in tura 4el tipo 'de Paca Almuzara es ya luna iaí>or mer l t í s i roa de autor, i Una ' t a u j é " ! , como se h a b r í a dicho en ¡Aaidalucla. Una rtiujer con persona-Jldád, con c a r á c t e r , con ene rg ía , ca. ipaz de querer con toda el alma y de defender su ca r iño con toda el filma, t a m b i é n : con inteligencia y

lóo la Membrives, Pedro Hartado, R i c a r d o Canales, E l e n a Cortes i -na , M a r í a A . Tejedor y J o s é

M a r í a F e r n á n

pOTAxòn, con Talor, con sacrificio, ¡eon a b n e g a c i ó n y con gracia.

Este t ipo en manos de Lo la Mean, brives fué algo espléndido. ¡Cómo lo v l ó ! ¡ D é q u é genti l laima mane, r a se lo Incorporó y lo hizo suyo y le dió arrea toa, ene rg í a , Impetu y aobre todo, sentimiento y arte, gracia, matices, descaro, in tenc ión . . . BSctró en escena y se hizo d u e ñ a de la s i t uac ión y m a n d ó en ella y {«ai todo el primer acto, lleno de luz, de verdad, de natural idad v de In ­genio.

C a y ó el te lón y allí quedó la mag . n i ñ e a creac ión de Lo la Membrives, a m a de terreno, bien plantada y p i . .dlendo guerra, dejando ver una can.

tidad de posibilidades que eran un anticipo de i n t e r é s para la comedia.

Se ha casado por c a r i ñ o verdad con un hombre m á s joven, escritor en auge, y antojo de damas l i te-tatoldea, y a l l í e s t á ella dispuesta a defenderlo en todos los terrenos.

Pero no hay enemigo, como dicen los revisteros taur inos: una i n t e - , lectual pedante y una colegiala des­lumbrada, que Lola Almuzara o Pa­ca Membrives deshace de un ma­notazo, y queda la s ensac ión de una graji e n e r g í a s in empleo, por-que Lola, fiel a l tipo" que ha hecho suyo, no deja de marcar la impre­sión de v i ta l idad , de í m p e t u y de arrestos que el personaje tiene y que no le abandona n i cuando, un poco entristecida, l lora con l á g r i . mas, que se ad iv inan de fuego, de­t r á s de las cuales puede venir la acc ión .

Algo de esto le sucede t a m b i é n al señor P e a n á n : despula de un acto completo, en el que se dice todo de manera b r i l l an t e y convincente, sin necesidad de trucos, recurre^ luego a la habil idad de unos d iá logos te-letfónicos en oscuro para sugerirnos l a calda da l a colegiala. Allí quedó t a m b i é n la cosnedia brava y plan­tada pidiendo una guerra ctue no aiparece.

C o n t i n ú a n l a dignidad y la gracia qoie hay siempre en las obras de este autor, pero el Ingenio, siemipre fino e Intencionado,, pierde eficacia t ea t ra l ; se aplauden y se celebran acaso m á s que antes, pero como una cosa que se" incorpora a la obra, pe. ro que no surge de ella.

L a r e p r e s e n t a c i ó n fué un pr imor . M e n a Cortesina, quo, de salida mar . có- deanasiado el tono engolado y pedante, »e l ib ró pronto de él v fué eficaz y precisa. M a r í a A . Tejedor m a r c ó muy bien el tipo de colegia­la, y Paquita Mas hizo un delicioso tipo de mujer buena, un poco e lo . cada. Volvimos con a l e g r í a a sen­tirnos •orendldos en l a a r t í s t i c a na­tural idad de Canales. Pedro H u r t a ­do supo contenerse en un tipo d i . f l c l l , y todo el reato del reparto a y u d ó con sobria j u s t em.

Se ap laud ió con calor y el autor •aJlió a escena en los tres actos.

Jorge I B L A C U E V A

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Alumnos

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UNA OBRA DE DON JOSÉ MARIA PEMAN.—-He aquí una escena de la nueva obra < D. José María Pemán, "Paca Almuzara", estrenada por la compañía de Lola Membrlves en teatro de la Comedia. La Ilustre actriz obtiene con la interpretación un nuevo éxito en

carrera. (Foto Zegrí.)

<

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C O M E D I A

«LA CASA SIN ALMA"

L o l a Membri-

COMEDIA ARGENTINA P E l alma de la famil ia ha ido co­

mo perd iéndose y e scondiéndose tras los e g o í s m o s de una larga

é p o c a de prospe­ridad: la madre, pendiente de sus compromisos so­ciales y de sus m a l e s imagina­rios, ha descui­dado la educac ión de los hijos; é s ­tos, saturados de conceptos super­ficiales, sólo pien. san en los dere^ chos de l a juven tud y en disfru tar de su liber­tad; el mayor, el jefe de l a fami­lia, r e v i s t e su ego í smo de con­c e p t o s trascen­dentales. . . Nin­g ú n miembro de la familia se h a visto frente a un dolor. Y el dolor

ves, Pedro H u r - llega de fuera, en tado y M a r í a la persona de una

A. Tejedor medio hermana de l a madre, que

res id ía en I ta l ia y que con la gue­r r a lo ha perdido todo, hasta la salud del hijo ú n i c o ; llega para "reclamar, como ú l t ima esperanza, una vieja deuda.

L a imagen del dolor, dura )/ triste, se hace hosca y repulsiva, como siempre parece el dolor; pe­ro remueve algo en el fondo de las conciencias y agita los espí­ritus.

L a acc ión es lenta, se van pin tando reacciones aisladas, acaso intencionadamente lentas porque el autor quiere dar a entender que basta la presencia del dolor para que se agiten las almas; acaso es­ta lentitud choque con nuestro concepto del teatro, pero da una fuerza extraordinaria a las esce­nas centrales, en las que Lola Membrives a c u s ó tan hondamente el sentido s imból ico de la come­dia, que le dió, con entera sobrie dad, el concepto absoluto y tras­cendental del dolor, un dolor que en a l g ú n momento es duro y exi­gente, pero que es siempre com­prensivo, misericordioso... y hasta a t r n r t i v n .

K .FDIJARDO PAPPO U n a lecc ión honda y amplia apl l^

cable a personas y a pueblos. L o l a Membrives—ya hemos ha­

blado de su v i s i ó n del tipo sim­b ó l i c o — v i v i ó a d e m á s el tipo hu­mano con esa verdad tan suya, de la actitud, de la expres ión y del a d e m á n .

Colaboraron acertadamente He­lena Cortesina, en u n tipo com­plejo y dif íc i l ; Joaquina Almarcha, M a r í a A. Tejedor, Paquita Mas y A n a del Arco. Canales, en tipo y en expresión, dentrrf de u n a gran dignidad; Pedro Hurtado, Casto C a s c ó , J o s é G u e r r a y J o s é L u i s Garc ía .

E l público e s c u c h ó con agrado, ap laud ió l a escena de L o l a y en todos los finales.

Jorge D E L A C U E V A

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r Lola Membrives y

Ricardo Canales

Anoche se estrenó en la Comedia la obra " argentina de Ricardo Pappo L a casa s in alma. A l final de cada acto sonaron los aplausos —aunque -en el transcurso de una escena del tercero se escucharon algunos rumores—y el telón se alzó varias ve­ces mientras los intér­pretes recogían el pre­mio debido a su labor.

^ola Membrives fué, como siempre, la gran actriz, señora de la es­cena, para quien no existen papeles débiles o inconsistentes. Reci­bió una gran ovación ai fin de un parlamen­to. Basta la simple pre­sencia, el gesto, el ade­mán, el acento, dramá­tico o irónico, de Lola sobre el tablado, para que los espectadores se sientan sujetos y sub­yugados por el arte de esta admirable intér­prete. Ricardd Canales, en un personaje hos­co y duro, de atrabiliarios perfiles, consiguió también un señalado triunfo, comunicando a su labor temblor de auténtica humanidad. He­lena Cortesina, Joaquina Almarche, María Antonia Tejedor, Paquita Mas, Ana del Arco, Hurtado, Guerra, José Luis García y Gastó Gaseó—aplaudido en un mutis—, trabajaron mucho y bien.

Entre el "recién" y el "copetín", la "pavada", el "financista" y otros graciosos modismos ar­gentinos, discurre esta comedia, "La casa sin alma", que justifica su vocabulario—aunque no su sintaxis galicísta plagada de "que desde en­tonces que" y otras lindezas parecidas—por su­ponerse que la acción acaece en Buenos Aires. E l personaje central es una enfermera "ubica­da"—diremos a la manera de allá—en territorio" italiano y que después de haber prestado meri­torios y humanitarios servicios en la pasada guerra se presenta en la capital argentina con una historia dramática en su pasado e irrum­pe en el seno de una familia que no se halla muy bien avenida. L a presencia de "Tita Nina" —tal es el nombre de la enfermera—*n el cita­do hogar, tiene la virtud de sacudir las ador­mecidas conciencias. Se producen diversos in-cientes folletinescos y de acusada sensiblería, fin que falten las inevitables deudas de ho­nor y las revelaciones de hijos naturales que son secuela casi ineludible en esta clase de obras. No faltan el viejo criado gruñón, pero de buen fondo, la doncella gimiente y aspa­ventosa, los muchachitos frivolos que al final se arrepienten de sus errores, los relatos j referencias abundantes a lo que sucedió y a lo que va a pasar, y en el desenlace todos lo; personajes se dignifican y ennoblecen come «»• ol final Ae-. los amables cuentos

Eduardo Pappo conoce el oficio, o como si dice en la jerga farandulera, "la carpintería" Y con los endebles y gastados elementos que hemos mencionado sabe, sin embargo, urdii la trama de la comedia y mantener el interés aunque sin grandes alardes de ingenio, ni er

el dibüjo de los caracteres ni en el desarrollo del diálogo. " L a casa sin alma" encierra una loable intención moralizadora, pero las inten­ciones, por muy buenas que sean, no bastan en el teatro. E l juicio crítico que nos m'firece la obra es francamente desfavorable,' ^ero creemos que el autor poseck condiciones ifescé-nicas para tareas de más lito vuelo—Áffredo M A R Q U E R I E .

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"LA ORQUESTINA MURGA,, COMEDIA DE DON LUIS FERNANDEZ DE SEVILLA

fuerza sentimental, lo t ra ta el se­ñor F e r n á n d e z de Sevilla, con tal t ino y tan profundo conocimiento

sen-que,

l a

Es tan humano el problema t imental que plantea el autor, como todo lo oue es inherente condición humana, p u d i é r a m o s cali f icar de constante, ya que cada épo. ca ¡a t r a t a de acuerdo con las con-liciones del ambiente en que se

Es el del hombre que ha puesto m ca r iño en varias personas, aquí propiamente unas muchachas des-

R a m ó n P e ñ a , E n a S e d e ñ o , I s a ­bel Alemany, L u i s B e U i d o y

F e r n á n d e z de Sevi l la

amparadas, recogidas por un hom. bre que tiene una pena honda y quiere saber cuá l es la que es mas agrradecida a l a pro tecc ión .

E n forma parecida lo aiborda Sha. kespeare en " E l rey Lear", reflejo lejano del "Edipo", y llega hasta Ga ldós .

L o sorprendente es el tono humo, r is t ico en que, sin perjuicio de la ^ i 5 § ^ í í $ « « « í ^ « ^ ^ ^ ^ > í ' . ' ' ^ V " e n t r a s e l te lón se l e -

„ , . . . . van taba ¡muchasi vrces C a d a jueves, a las ocho cincuen­ta de la tarde, r es de apren­dices sigrnen po r Radio Nacional las emisiones organizadas para

ellos l o r Centros de Traba jo .

de la" escena que los notaos r id icu­las del personaje central, las chu. lerias do la muchacha preferida y la gracia del diálogo, lleno de ocu. rrencias felices, no sólo subrayan el asunto sentimental, sino que por un tino contraste le dan m á s fuerza y m á s emoción.

R a m ó n P e ñ a , que se presentaba con su compañ ía , vió perfectamen. te los matices de su personaje, y después de hacer re í r finamente, lo­gró un momtento de profunda emo. ción, que le valió muchos e s p o n t á ­neos aplausos.

E l mismo acierto tuvo E l v i r a Quin . t i l l a , muy graciosa, muy espon tá . nea y de un .sentimentalismo discre. , t í s imo Muy bien Angeles Somari . i l ia , en un gran tipo de portera; Isa- j bel Alemany, Agueda Ruiz, J o s é Lucio. Julio Miguel , Luis Bellido y todo él reparto.

E l éxi to fué completo, el público rió a sus anchas, celebró chistes y ¡ frases y a p l a u d i ó tanto en Jos fina­les que R a m ó n P e ñ a hubo de agra­decer los aplausos en nombre del autor, ausente.

Jorge D E L A C U E V A

Comedia: "La Orquestina Murga" Anoche se p resen tó en la Comedia una com­

pañía de obras cómicas dir igida por el exper­to y veterano pr imer actor R a m ó n Peña . "La Oiquestina Murga", do F e r n á n d e z de Sevilla, que encierra una posi­t iva eficacia cómica y eentimental de corte sa i , netesco, fué la pieza ele­gida para esta presenta­ción- E l públ ico , ganado desde el pr imer instante por el i n t e r é s de la - t ra ­ma, r i ó y se conmovió y ap l aud ió con calor al í i n de 'los tres actos.

en honor de' autor y de ios i n t é r p r e t e s . Peña lo ­g ró una excelente crea­ción en el t ipo del pro­tagonista, y en el éx i to le a c o m p a ñ a r o n la.-, p r i ­meras a c trices E lv i r a Quint i l la y Ena Sede­ñ o , con i Angeles Soms-vill», Isabel Alemany, Agueda Kuiz . Mercedes Agu i r r e , C o n í u e l o Curiel y los s e ñ o r e s Lucio Mique l , Bell ido, Torner, Sanz y S^iz, que tra­bajaron mucho y bien.—A. M .

Ena Sedeño. Ramón Peña y E lv ira

Quintilla

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Anoche se estrenó en la Comedia la farsa en tres actos de Francisco de Aizpuru, t i tu ­lada L a ò". JV. A . (Agenc ia de V i a j e s ) . El público • escuchó con atención los tres actos,

r ió con algunas frases y tipos cómicos de la obra y aplaudió al fin de cada jornada m i e n ­tras el autor salía a saludar y el telón se alzaba reiteradamente.

Elvira Quinti l la y Ena Sedeño, prime­ras actrices de la com­pañía, desempeña r o n con buen arte sus res­pectivos papeles, y Ra­món Peña, primer ac­tor y director, hizo ga-

J j * * j la en lodo instante de un magistral dominio escénico y de su gran vis cómica.

Agueda Ruiz, Mer­cedes Aguirre, Isabel Alemany, Consuelo Cu-riel y los señores M i -

gueí Lucio Sáiz, Bellido y Torner colabora­ron eficazmente en el éxito.

E l v i r a Quint i l la , E n a S e d e ñ o e I s a -

belita Alemany

Ni por l a é p o c a estival en que estamos n i por las modestas pretensiones que encie­r r a l a comedia c ó m i c a del S r . Aizpuru, que s ó l o aspira a que el púb l i co pase el rato dis­t r a í d o con las incidencias de u n a farsa de ciertos ribetes sainetescos, corresponde h a ­cer a este estreno u n a crit ica severa.

E l autor demuestra evidente soltura en el movimiento de los personajes, combina lo sentimental con lo festivo, de acuerdo con l a f ó r m u l a c l á s i c a en esta clase de obras, y apunta a l g ú n acierto en la d e f i n i c i ó n de los tipos.

Aunque l a t r a m a de " L a S. W , A." es u n poco confusa y l a a c c i ó n pr inc ipal se esfu­m a a veces bajo las escenas e p i s ó d i c a s o de relleno, y aunque el d i á l o g o no a lcanza c a ­racteres de brillantez, l a pieza cumple los objetivos de distraer y divertir, y llega sin d a ñ o hasta el f inal previsto. E s cuanto po­demos decir.—Alfredo M A R Q U E R I E . .

" L a S . W . A ! ' ' Ageticia de viajes

Comedia de don Francisco Aizpuru

Mejor que una comedia cómica, ha hecho el señor Aizpuru una fina co. media h u m o r í s t i c a , con ta l acierto en loa rasgos humor í s t i cos , en los incidentes y en las situaciones, que como l ínea bá s i ca le basta un ligero asunto que p u d i é r a m o s l lamar de mot ivac ión central , porque en torno a él y de manera n a t u r a l í s i m a van surgiendo personajes, tipos y carac­teres con visión tan amplia, que unas veces el humorismo surge del rasgo de ingenio, otras veces de la frase afortunada y feliz y otras de la visión caricaturesca, que exage. r a y hast-a deforma, sin perjuicio del parecido, que en este caso es el

X / J "I* E l v i r a Qulnt l l lá , Isabel AJema^ ny, Mercedes Aguirre , R a m ó n

Pefia y A i z p u r u

parecido humano, el p«rfil personal del tipo, cuyo c a r á c t e r se acusa d e í manera fuerte y en un momento , ' que ahorra muchas escenas, median­te la proyección caricaturesca, y de ; esta manera se exponen y resuelven momentos sentimentales, visiones duras de la difícil lucha por la v i ­da, de afectos contenidos y siempre dentro de una linea digna, que es una exa l t ac ión constante de la ca­ballerosidad.

R a m ó n P e ñ a , veros ímil y flexible en su gran variedad de aspectos; Ena Sedeño, de n a t u r a l í s i m a d igni , dad: Isabel Alemany, que encon t ró justa y precisa la difícil linca có-micosentimental; E l v i r a Quinl i l lá , que a t r a v é s de pequeños papelea va demostrando su v a l í a ; Mercedes Aguirre , de una espontaneidad muy bien medida; Luis Bellido, Marcia l Gámez en el tipo m á s caricaturesco de la comedia, que llevó cbn tino exquisito; J o s é Lucio, en un Inglés de la propia "rubia Alb ión" ; Julio Miguel y Torner, no sólo represen­taron muy bien, sino que dieron con el verdadero r i tmo de la obra, que a d e m á s estuvo bien montada v bien presentada.

E l públ ico r ió constantemente, ap laudió frases y mutis y sonci tó , con grandes aplausos, la presenta­ción del autor en los tres actos.

Jorge D E L A C U E V A

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Ü P P

mas aiciji-x..^.

T E A T R O "¡Me pasan 4 mi u M

cosas í \ de Ramón Peña X if.s magnlticas • InctUcutlbles

aptitudes de ector de R a m ó n Pe­ña s« une ahora la de autor con el i t r a d o i o «alnet© folletinesco «8-trenado anoche «n la Comedia con el t í t u lo "¡Me pasan a mi una» co­sas !" No quiere decir esto que Ra­món P e ñ a haya tratado de r e n o v á r el teatro, eino que. arrancando de sus m á s viejo» moldea y recuraos, ha p e r g e ñ a d o una graciosa farsa repleta do comicidad y contenido, sin m&g apetencias que cuidar el diálogo, gracioso y flüido, y dar em-paque y prestancia a l papel p r lnc l -13al de la obra, representado por él mismo con la m a e s t r í a a que nos tiene acostumbrado en su dilatada carrera teatral .

Xo es preciso que hagamos un examen detallado de esto s a í n e t e . Basta decir que se ciñe a l ar t i f icio que el g é n e r o requiere y que en todo momento cumpl ió su cometido. Con R a m ó n P e ñ a cooperaron en el éx i t o E l v i r a Quint i l la , Ena Sedeño, Angeles Somavillaí; Isabel Alemany, L u i s Bellido, Ju l io Miguel , J o s é L u ­cio, ' Marc ia Saiz, Ltfis Torner y Justo Sanz, todos los cuales tuvle-ron que saludar repetidas veces des­de e l palco escénico, en unión del autor y pr imer actor, R a m ó n P e ñ a .

C Q R E r L A

Anoche se e s t r e n ó en la Comedia el saine-te folletinesco en tres actos de R a m ó n P e ñ a " ¡ M e pasan a m í unas cosas!". Desde las primeras escenas, trazadas con u n d i á l o g o chispeante y ág i l , " e n t r ó el p ú b l i c o " en l a obra, has ta desembocar l a r e p r e s e n t a c i ó n en u n franco é x i t o de r isas , motivado por las situaciones hi larantes en que abunda el s a í ­nete, a l que, en ponderado contraste, t a m ­poco fa l tan las notas sentimentales de rigor en toda t r a m a folletinesca, desarrollada y a en la novela o en la escena. Se aplaudieron mucho una escena c ó m i c a , en l a que E n a S e d e ñ o y P e ñ a dieron prueba de su buen arte, y un mutis de E l v i r a Quint i l la , l a ex­celente dama joven. T a m b i é n se distinguie-ro en l a i n t e r p r e t a c i ó n Angeles Soma vil la, I sabel Alemany, L u i s Bellido, Jul io Miquel y J o s é Lucio , principales f iguras del repar­to. E l t e l ó n se l e v a n t ó varias yeces a l f inal de cada uno de los actos en honor del autor y de los i n t é r p r e t e s .

E n " ¡ M e pasan a m í unas cosas!'' el ve­terano R a m ó n P e ñ a , t a n experto actor co­pio h á b i l escritor teatral , demuestra, u n a vez m á s , c ó m o s in emplear nuevas f ó r m u l a s y utilizando los recursos teatrales que n u n ­c a fal lan, puede lograrse, a fuerza de "ofi­cio" y de gracia chispeante en el d i á l o g o , mantener vivo el I n t e r é s del espectador d u ­rante tres actos, p r ó d i g o s en sorpresas y efectos teatrales, que acredi tan a P e ñ a co­mo hombre de teatro en su doble aspecto de comediante y au tor .—J. C . V.

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N A U G U R A C I O N D E T E M P O R A D A L I R I ­C A E N E L C H U E C A

En el teatro Chueca, .cuya sala ha sido r e ­amada, hizo anoche su r e s e n í a c i ó n la compa-ía de los "Ases" l í r i -3S, con la zarzuela "Los avilanes". D i r i gió la ar t i tura su a u t o r el laestro Guerrero,- que lé m u y aplaudido, en l ión de los i n t é r p r e t e s , escollaron entre és tos s tiplea Pur i ta J i m é -;z y L o l i t a D u r á ; e l t r í tono AfStarloa, el te-)r Femando Heras, y

t e n o r c ó m i c o Tino irdo. La reapiar ic ión de ta notable compañ íá , produjo ¡excelente i m -•esión en el públ ico .—J. C. V .

Pur i ta J i m é n e z y Astar loa

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A ¿1

i P R E S E N T A C I O N D E P A Q U I T A R I C O Y PEPB P I N T O E N E L COMICO

E l teatro Cómico—en el que se han he­cho algunas reformas y han sido colocados los oustos de la inolvidable pareja Lore to Prado y Enr ique Chicote—inic ió anoche'su temporada coa el e s p e c t á c u l o de Quintero y" L e ó n y el maestro Quiroga, "Cancionero de E s p a ñ a " , can-j u n t o de « s t e m p a s fo lk lór icas , animadas por una c o m p a ñ í a de la que son principales figuras Paquita Rieo, "estrella" de la canción y del ba i ­le , y Pepe Pinto, i n t é r p r e t e del "cante jondo". Ambos artistas fueron objeto de lergas ovacio­nes y hubieron de repet i r algunos n ú m e r o s , en especial «l cuadro t i tu lado "La Rosa del alba". Tona Radely t r i u n f ó como bailarina y b r i l l a n ­t í s i m a recitadora. A l f i n a l hubo encendidos aplausos para autores e i n t é r p r e t e s ,

R E A P A R I C I O N DE C A R M E N M O R E L L Y PEPE B L A N C O E N E L COMICO

Nuevamente se han presentado en el teatro Cómico Carmen More l l y Pepe Blanco con "Una

canc ión y un clavel", de Quintero, L e ó n y Q u i r o ­ga, obra en l a que es­tos dos destacados i n ­t é r p r e t e s del g é n e r o f o l k ­ló r ico tienen a m p l i o margen de lucimiento .

Fueron repetidos va­r ios n ú m e r o s , y ambos artistas recibieron abun­dantes aplausos. T a m -

Carmen More l l Pepe Blanco

bién fueron m u y aplaudidos Manol i to H e r n á n ­dez, p r imer actor y director , y los restantes artistas que formaft. la compañ ía . - ^C

V

COMICO: "SORTILEGIO A N D A L U Z N U M . 3" La c o m p a ñ í a j u v e n i l r e a p a r e c i ó anoche en el

Cómico con el estreno de l a f an ta s í a l í r ica de Arfe y C. G ó m e z Láza ro , con mús i ca de les maestro Rivas y Gardey "Sorti legio andaluz, n ú ­mero 3", E l e spec tácu lo , constituido por v a r i as estampas folk lór icas , t u ­vo sus principales in t é r ­pretes en Angeli ta Font y "Chiqui to Manci l la" , especializados ambos en la canc ión andaluza, y por su amenidad, entre- Angrclita Font y " C h i -tuvo al p ú b l i c o „ q u e hizo qui to Manc i l l a" repetir n ú m e r o s , y pre­mió al f ina l de la función con prolongados aplausos, la labor de los autores e i n t é r p r e -tes.—C."

m i

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G 0 M I Ç O

"Valiente a la fuerza" Película «soanificada de don

Luis G. Sicilia y don Eduardo Arana

SéríA curioso diluciclar <»ué es lo que tiene m á s importancia en una obra, d r a m á t i c a , s i él pensamiento inicia l o el des­arrollo, los inc i ­dentes y los per­sonajes ; porcnie el caso del valiente a l a fuerza nac ió en los principios del teatro con el "Mifes gloriosus". Siglos a n t e a de que don Carlos Arnichea hic i e r a "Es mi hombre", y eso que y a aig-nificaba un ade­lanto sobre el e m . pleo' del miedo co. mo elemento tea­t r a l de s e g u r o efecto; es el mie­do superado, como t a m b i é n es ante-rior a l famoso j u ­gue tón de G a r c í a Alvarez " E l v i z . conde se divierte", el empleo teatraa del miedo supera, do por deaconooi-miento del peligro. Carlos Garriga,

Ambos elemen. Sicilia v Arana tos e s t á n sabia .

ü i

meu Le empleados en esta obra er un ambiente v de una -manera duí le da*la veros imi l i tud indispensable v explica y jus t i f i ca los incidente; da buena ley y de seguro efecto que abundan y que convencen, por. que el diálogo, suelto y fácil , a l dar verdad a los personajes, crea el c l l . ma favorable.

Todo esto lo a p r o v e c h ó O r l o s Garr iga para mostrar su fuerza c ó . mica y esa gracia personal tan pe­culiar en él. M a r í a Teresa Campo ace r tó plenamente en un tipo de muchacha yanqui, ineducada y ce. r r i l . Nieves Barbero,. Margr . r i ta Gar . cía Ortega, Carmen E c h e v a r r í a , Fernando de la Riva, Gabriel López, rlieron jus t i f i cad í s imos motivos a la hilaridad del públ ico, que r ió cons­tantemente, y a favor di! la comi­cidad de la obra se aplaudieron par-Amentos , chistes y frases y levan­tó ovaciones, a cuyo calor salieron a escena repetidas veoes los auto­res.

Jorge D E 1.A C U E V A

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Autocrítica En el teatro Cómico se estre­

n a r á hoy Valiente a la fuerzif. d(? ¿ic i l ia y Arana. Sus autores'chceu:

• " ¡ E s t a m o s hechos trizas!... Antes de un es­treno, los autores siempre sufrimos un eleva­do porcentaje de nervios; s i el estreno co in ­cide con el debut de la compsñí-a, en vez de un porcentaje de nervios, se tienen dos porcen­tajes; pero si , además' , el estreno s i rve para presentar en Mad r id en el g é n e r o de comedia a un gran actor cómico , entonces yá es cuando averigua uno que, aunque se tomen por ba l ­des. Ja t i l a y el agua de a é a h a r no s i r v e n para nada. Porque Carlos Garriga, que tantos éxi tos a l canzó en la revista, por pr imera vez

u a actuar en comedia ante el inteligente p ú ­blico de M a d r i d y su ponderada cr í t ica . Y para que enfermemos los autores, én trance de t an ­ta responsabilidad no se le ha ocurrido, a Car­los Garriga nada mejor que elegir para su p r e s e n t a c i ó n nuestra modesta obra. Y decimos modesta porque "Valiente a la fuerza" no re­siste e l menor anál is is , carece de tesis, no t i e ­ne seriedad y n i siquiera es comedia; es u t i juguete cómico nada m á s , un simple pasatiem­po escrito con la mejor voluntad. Pero eso s í : con m á s pretensiones que una muchacha d e l servicio d o m é s t i c o . ¡Como que hemos pre ten­dido que el p ú b ' i c o se divierta y ria de lo l i n ­do!...

Si asisten al estreno, s e r á para nosotros u n honor saludarles, si ustedes nos inv i tan a ello, naturalmente.—Luis G A R C I A S I C I L I A - EduaA-. do ARANA. ' -

COMICO: " V A L I E N T E A L A FUERZA" Para p r e s e n t a c i ó n de la c o m p a ñ í a de come­

dia cómica d i r ig ida por ei pr imer actor Car­los Garriga, y en la que f iguran actrices y ac-. tores de gran solvencia ar t í s t ica , como Marga­r i t a . G a r c í a Ortega, Angeles Capilla, Nieves Barbero, Mar í a Teresa Campo, Fernando L a Rpva, Juan Balaguer y Adolfo del R ío y otros valiosois elementos, se ofreció anoche en el Có ­mico el estreno de " V a ­liente a la fuerza". Ee una pel ícula escenificada en tres jornadas, o r i g i ­nal de Luis G. Sicil ia y Eduardo Arana, que tan­to por lo d ive r t ido de su trama y lo chispeante de su diálogo, esmaltado de chistes — a 1 g u n o s aplaudidos calurosamen­te—, fué ganando al p ú ­blico hasta determinar el éxi to , con prolongados aplausos y salidas de los autores al palco e s c é n i ­co, al f ina l de cada uno de lo® actos. Carlos Garriga, en e! protagonista de la obra—un po* bre diablo sometido a la dura prueba de pa­sar por un t e r r ib l e "gángs te r"—, d e r r o c h ó la gracia en la e x p r e s i ó n y eu, el a d e m á n . Con él compartieron el éx i to los restantes i n t é r p r e t e s de la obra.

E l juguete cómico estrenado, si bien el tema, del h é r o e a la fuerza, tiene m ü c h o s preceden­tes en la escefia, es tá h á b i l m e n t e llevado a u n propicio ambiente de costumbres oor teameri-canas. E l d i á logo es ági l y las situaciones se plantean ^ in apelar a excesivos re torc imien­tos.—J. C V,

Nieves Barbero y Carlos Garriga

En el teat ro C ó m i c o , y por la c o m p a ñ í a de Carlos Garr iga se es­t reno anoche la comedia de los s e ñ o r e s Sicilia y Eduardo Arana

Valiente a la f ue r za" . Reproducimos una escena, in terpre tada por Wan-Ts r* Campos, Margar i ta O r t e q » , Qarpiqs f Farnando L a r r í / ï .

s-»noH 5;inz i r t r m i u o .

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C O M I C O : "¡YO NO M I E N T O N U N C A ! " Sospechamos—si la memoria cumple su pa­

pel—que esta es la tercera "emis ión" que, ai t r a v é s del t iempo y del espacio, hemos pre­senciado, aunque con distintos nombres y g é ­neros, de la aludida obra. Estamos, pues, ante un flagrante caso de autofagia. Esp í r i t u s r u t i ­narios 1« Jlamarian "re­f r i to" . A menos que don Antonio Paso se proponga, l e g í t i m a m e n t e , seguir d á n ­donos "la comedia de fa r -e a n t e si y embusteros", como reza el programa, hasta que nos la sepamos al dedi l lo . Así y todo, le ha bastado a su autor, tan cur t ido en lides d r a m á t i ­cas, in t roduci r ligeras mo­dificaciones, en acción y discurso, para que la cosa —un elemental pasatiempo, con a l i ñe s de j u ­guete cómico—gane, frecuentemente, la risa espectadora. Es t á visto que la experiencia se presta a incontables repeticiones, ya que e s t á m á s que probado que el hombre, cuando se congrega en masa, lo pr imero que padece es., amnesia aguda. Una misma s i tuac ión y un mi s ­mo chiste le pueden estar surtiendo efecto por los siglos de los siglos, siempre que se les i n ­troduzcan las pausas convenientes. Y si te s i ­tuac ión y el chiste los practica un actor de las comunicativas gracias de Carlos Garriga, m i e l sobre hojuelas. Y si, por a ñ a d i d u r a , ¡o acom­p a ñ a n Nieves Barbero, M a r í a Teresa Campo, Fernando La Riva y Gatoriel Salas, entonces, el é x i t o salva f á c i l m e n t e todos los obs tácu los . Y esto acon tec ió anoche, por cierto, ante una concurrencia olvidadiza, complaciente y rego­cijada.—PICK.

Mar ia Teresa Cam­pos y Carlos Ga­

r r i g a

COMIC0

no miento nunca "Yo Juguete cómico de den

Antonio Paso Cuando se ha escrito la gran

cantidad de obras c ó m i c a s de que es autor el veterano don Antonio

Paso, es lóg-ico, que en el trance de "pensar" una obra nueva se en­reden algunos re­cuerdos e influen-

\ ' c ías de lo que ya l se pensó , se escri­

bió y se e s t renó; por algo los hom-b r e s de e d a d cuando dejan en ibertkd s u s re-

^ J t S B x cuerdos cuentan WS) las mismas cosas

tantas veces. l i a ventaja de

don Antonio P a ­so estriba en que la repet i c ión no es total; t o m a elementos, evoca incidentes y si­t u a c i o n e s , los cjon j u g a y los combina, introdu­ce nuevos elemen­tos y con ¡a maes­tría Innegable de la esoena y el in­

genio fresco y actual hace un con­junto que nos recuerda posas he­chas, pero que nos p o n d r í a en un

i apuro si nos obligaran a decir exac-, tamente lo que es nuevo y lo que i no lo es.

Tiene la virtud a d e m á s el señor Paso de conocer a l in térprete y de crearle un tipo de acuerdo con sus condiciones; h a hecho, pues, un tipo tan dentro de l a manera de Garriga , que el acierto es comple­to. Garr iga , que tiene l a gran ha­bilidad, el gran arte de hacer ve­ros ími les los tipos m á s ex traños , logra, por esta verosimilitud, in­corporar a l públ ico a su s i tuac ión por u n modo de hacer tan de nues­tro teatro, que, s in que haya iden­tidad, reauerda a aquellas grandes figuras de Cerbón y de Ortas, con lo que el p ú b l i c o lo encuentra suyo.

l í u c i ó ampliamente su arte y su gracia en las situaciones de hom­bre encogido que le ofrece la co­media. Luc ieron con é l Nieves B a r ­bero, M a r í a Teresa Campos, F e r ­nando L a R l v a , que hicieron una labor que satisfizo a l públ ico , y hubo aplausos y llamadas.

Jorge D E L A C U E V A

Carlos Garr iga , M." Teresa C a m ­pos y Nieves

Barbero

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4

\1 )

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C o n "Historia de una escalera", de Buero Vallejo, s ç p r e s e n t ó ayer en el P a v ó n l a c o m p a ñ í a de Antonia Herrero y J u a n B e -ringola, que octuvo u n gran é x i t o en dicho teatro, confirmando en una d i m e n s i ó n po­pular ,£1 triunfo alcanzado por d icha obra en el E s p a ñ o l y en el C ó m i c o . Autor e i n t é r ­pretes fueron muy aplaudidos.—M.

¡i •

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ESPAÑOL n

Se repuso "Hamlet", versión de José María Pemán

En el Fuencarral se presentaron Lola Flores y Manolo Caracol

Con la r e p o s i c i ó n de "Hamlet", s e g ú n la ve r ­s i ó n de D. J o s é M a r í a P e m á n , in ic ió anoche e l teatro E s p a ñ o l la temporada of ic ia l 1949-50.

L a r e p r e s e n t a c i ó n r ev i s t ió caracteres de es­t reno , y e l p r imer actor, Gui l l e rmo M a r í n — m u y aplaudido a l o largo de la noche—, rea l i zó u ñ a m a g n í f i c a i n t e r p r e t a c i ó n de l personaje creado p o r Shakespeare. A s u n c i ó n S á n c h e z , Ju l ia D e l ­gado Caro, Gabr ie l Llopar t , Manue l Kaiser, J o s é Cueva y J o s é Capilla fueroa t a m b i é n jus­tamente aplaudidos.

La d i r e c c i ó n e scén i ca de Cayetano Luca de Tena, que ha montado la otora -con el mayor

— f,,^ asimismo, u n á n i m e m e n t e elogiada.

ESPAÑOL

Inauguración de la temporada

Naturalmente, se inaugura con l a ver s ión del "Hamlet" hecha por J o s é Mar ía P e m á n , que cerró la temporada anterior en pleno éxi to y que l l enó el teatro por conupleto.

Gabj ie l L lopar , J o s é Cuenca , I Manuel K a y s e r y J u l i a De lga­

do C a r o

Volvieron a sonar aplausos en honor a l a vers ión , a l a m a g n í f i c a puesta en escena y a la labor de los in térpretes , a Guil lermo Mar ín y a los nuevos elementos, como J u l i a Delgado Caro, m a g n í f i c a de e m o c i ó n y de v ida en su papel de re ina; Manolo Kayser , sobrio, jus­to y de intensa e x p r e s i ó n en Polo-nio; Gabriel Llopar en el Laertes, y J o s é Capil la, de f ina i ron ía y de « m o c i ó n en el sepulturero.

L a r e p r e s e n t a c i ó n t r a n s c u r r i ó entre constantes aplausos.

J . D E L A C .

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E S P A Ñ O L

"HISTORIA D E UNA E S C A L E R A " COMEDIA DE DON ANTONIO BUERO VALLEJO Con el clamoroso y u n à n i m e t r i un ­

fo de esta comedia, tr iunfó. tam_ b i é n anoche algo muy hondo, que es sustancia e spaño l a que late en todo nuestro arte en general y que hace a l g ú n tiempo andaba un poco a. trasmano y como despreciado; esto a que aludimos es nada me­nos que el sentido real que el p ú ­blico lleva en la masa de la san. gre, de t a l manera que el públ ico, emocionado ante la obra, a l aplau. d i r í a a p l a u d í a algo que reconoc ía como muy suyo; nada menos que l a verdad -art ís t ica, viva, fuerte, emocional y apasionante, que vibra, c ó m i c a y sentimental, en el s a í n e t e y que llena la comedia de costum­bres con su fuerza ejemplar.

E l autor califica su obra de dra­ma, y tiene r a z ó n ; nosotros l a he­mos calificado de comedia, y tam­b ién tenemos razón , porque lo que ee p in ta allí es la vida, y t odav í a no se han puesto de acuerdo los que opinan que es una cosa tr is te los que piensan que el mundo es un fandango, y los que pensamos que se da en ella lo dulce y lo amar­go, y que en la mezcla se neutra­l izan el mal y el bien.

PrecUameme. lo que hay un poco de arcaico en esta abra, y que l i e . v a al autor a darle c a r á c t e r d r a m á . t ico, es el tono pesimista subjetivo, es decir, m á s del autor que de l a obra, pesimismo román t i co de fines , de siglo y principios de és te , de las ¡ ilusiones y esperanzas perdidas y e l elemento t r ág i co del tiempo, que ee toma por c á u s a de todos los ma­les, cuando no es otra cosa que l a d i m e n s i ó n en que se manifiestan las consecuencias de nuestro c a r á c ­ter y -de nuestros actos y nuestras decisiones.

Fuera de esto, lo objetivo de la Vida e s t á pintado de mano maes­t r a , con esa sobriedad pura con que ee p in ta lo verdadero; solamente a l a ment i ra hay que recargarla para que convenza, y esta sencillez, que es sinceridad, hasta de manera tan grata , tan Ingenua se podr ía decir que, sobre el pesimismo del autor, ee impone con escenas de gran be­lleza y que culmina en una escena de ilusiones, en l a que hay una de­licada y m a g n í f i c a a lus ión a l ouen-

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to de l a lechera, que t a m b i é n en­cierra la lección de una e n s e ñ a n z a pesimista, relatado en deliciosa for . una Irónica.

L a v ida ha pasado por el escena­r io del E s p a ñ o l , porque se ha con­cretado allí no sólo un ambiente y una A c c i ó n , sino tipos con su ver­dad í n t ima , con su voluntad y has­t a con su expres ión , en un acorde completo y t o t a l ; solamente lo fuer-aa el autor en un momento: la Identidad de dos escenas vividas por padres e hijos; bastaba .'a s i t u a c i ó n cola, sin recargarla con la repeti­c ión de las mismas palabras. Una conces ión exagerada al sentimenta. l ismo por parte del autor, que au­to r de cuerpo entero se manifiesta e l s e ñ o r Buero. i

L a i n t e r p r e t a c i ó n , l óg i camen te , f u é un éx i to completo, porque los sectores se sienten a gusto con l a verdad; l a dijferon, l a matizaron y l a cargaron s in esfuerzo de notas reales. I>eberlamos ci tar con elogio itodO'el reparto. Ju l i a Delgado Caro, Ade la Carbone, M a r í a J e s ú s V a l -d é s , Elena Salvador, Manolo K a y -eer, Adr iano D o m í n g u e z , Alber to E o v é , J o s é Cuenca...; Gabriel L i o -par nos parec ió menos seguro y f i rme .

De ensayos, magnifica, tanto que Una r iña de vecindad, jus ta de to­no, de actitudes y hasta de m o v í , miento, merec ió una ovac ión .

L a escalera, un acierto de ex­pres ión , llena l a comedia en s i .

Ovaciones largas, sinceras y ca. lurosas solicitaron l a presencia del autor.

Jorge D E L A C U E V A

Fu lgenc io Noguera*, J u l i a D e l -r a d o CMTO, M a r ' J ^ s ú ? VMd*«

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I N F O R M A C I O N E S Y N O T I C I A S T E A T R A L E S Y C l N E M A T O G R A F 1 CAS

Estrenos de la revista "Hoy y mañana", en el Lope de IVega, y de "Sueños de Viena", en el Madrid

EN E L ESPAÑOL SE ESTRENO «HISTORIA DE UNA E S C A L E R A " , D E ANTONIO BUERO

Una obra de ambiente isleño en Canarias Con una auténtica y justificada expecta-

:¡ón ae estrenó anoche en el Español el dra-na de Antonio Buero Vallejo H i s t o r i a de una ^calera, Premio Lope de V e ^ , Í949. E l pú-jlico lo escuchó oon emoción, interés y xes-)£to; r ió con las suaves y felicesN pmcelada'S ;ostumbnstas, y aplaudió calurosa, ardiiente-nente, al f in de cada acto, haciendo que' el clón se alzara muchas reces y que el autor sa­lera a saludar, asi co­no también al final de

escena de la jorna­la tercera, quie cierta ninoría de espectadores 10 había juzgado ensu mpresionante dimensión ealista, y que fué pre-niada por ta inmensa riayoría de] público con ma larguísima y reso-ranba ovación.

Antonio Buero Valle-ó se inicia así en ía scena española con un E l ena gajvador, G a -e g í 11 m o y rotundo briei Llopar y Buero riunfo, a l que ha'n co- , Vallejo aborado eficazmente el urado que tuvo el acierto de premiar su )bra; Cayetano Luca de Tena, que ha He-

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vado la postura y la dirección escénica con tanta inteligencia como sensibilidad y com­prensión, y un plantel de artistas admirables, para tod.es los cuales querríamos tener un ad­jetivo laudatorio, porque se lo merecen de veras, porque pusieron anoche en el .éesem-peño de sus cometidos 'algo más que su es­tudio y su maestría escénica: un verdadero amor, que se traslució desde las primeras f i ­guras hasta los que encarnaron papeles me­nores. Por eso consignamos como en un cua­dro de honor y de mérito los nombres de Elena Salvador, María Jesús Valdés, Adela Carbone, Julia Delgado Caro, Esperanza Gra­ses, Pila.r Sala, Consuelo Muñoz, Asunción Sancho, Gabriel Llopar, Adriano Dcraínguez, Manuel Kayser, José Capilla, Alberto Bové." José Cuenca, Fulgencio Nogueras, Rafael Gil Marcos, Manuel Gamas y Fernando M . Del­gado.

Excelentes en ambientación y en ¡ogro es­tético, losi figurines y los decorados d.e Emi­lio Burgos.

Desde las primeras escenas de "Historia de una escalera" el público que asistió anoche al estreno tuvo la impresión de que se hallaba ante la obra de un autor autént icamente nue­vo, con una preparación cultural y un senti* do • del teatro engarzados exactamente al mo­mento en que vivimos.

E n nuestra ya larga vida de eiscritor'es y periodistas hemos presenciado media docena de acontecimientos parecidos. L a escena española-necesita valores j ó v e n e s que se sumen a leí-leg í t imamente consagrados y que colaboren al mantenimiento de un alto nivel dramático, con el cua] todos saldremos ganando. Buero Valle-jo es uno de esos valores jóvenes , y lo es, no só lo por el éx i to que ha logrado con "Histeria de una escalera'*, sino también, y muy espc' cialmente, por las enormes posibilidades d« autor que hay en él, hasta tal extremo, quo sí a lgún defecto puede achacársele , es justa­mente el de poseer exceso de malicia teatral, el de manejar con experta y habil ís ima car­pintería" toda la clase de recursos y de efec­tos. Ahora bien: efectos y recursos nobles, in­teligentemente buscados y eficacisimamente expuestos: asi, por ejemplo, al final del acto primero, con sutil y plást ica alusión al "cuento de la lechera", al castigo brusco que la reali­dad impone a los sueños excesivos; y asi tam­bién el final del acto tercero, donde los per­sonajes repiten, deliberadamente, las mismas frases que en otra ocasión pronunciaron sus antecesores, para que la intención simbólica a nadie escape y sea captada por todos.

L o mejor de "Historia de una escalera"—y conste que hay en ella valores sobrados sobre los que insistir en términos que excederían de ¡a dimensión normal de esta crónica—es la so­briedad de la arquitectura, de las situacicnes, de la escenif icación y del lenguaje dramático empleado por el autor. A l borde del folletín y del sa íne te malo, en esa frontera peligrosa de la falsa tragedia norteamericana o populis­ta, que muchas veces no es sino peripecia sin contenido o doctrinarismo farragoso. Buero V a ­llejo no cae ni por un instante en esos abis­mos, ni se deja sorprender por tales remolinos. Sus personajes no son ni demagógicos ni dis­cursivos, ni grotescos o esperpéntiecs . Son pro­funda, sencilla, conmovedora, arrebatadoramen-tè humanos. E impulsan, desde el escenario de nuestra primera sala oficial, una ráfaga sana y purificadora que l legará—estamos seguros de ello—a ciertos tablados demasiado carcomidos y polvorientos que necesitan oreo, y muchas ve . ees desinsectación. .

"Historia « c una escalera" no necesita ser directamente emparentada con los nombres de un Wilder o de un Elmer Rice "Nuestra ciu­dad" o "La caHe"), porque lo que hace es tras-

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L S P A Ñ O U

T R E S E S T R E N O S E n el concurso convocado üor la i

sociedad Amigos de Quintero fue- i ron elegidas tres obras como mere-

cedó ra s de p r e- : mió, y se abo rdó ' que las tres obras fueran represen­tadas y fuera l a vo tac ión del públ i ­co la que discer-niera la calidad de los pre m i o F. L a suerte decidió el orden en que de­be r í an ser estre­nadas y con este mismo o r d e n se l ian representado.

Cor respondió el primer l u g a r a l drama de don A n -tonio Buero V a -IJcjo "Las palabras en la arena", que, escrita y presen­tada a este con­curso a n t e s de darse 'a conocer con "La h is tor ia de una escalera",

> ^ " " " ^ ^ ^ viene a confirmar / . ^ f lH»k la o p i n i ó n que / ^ K S R W k manifesta m o s a f^ro ^ • H i B ra íz de su pr imer W J ^ p ^ Q m e s t r e n o : la de que

se t r a t a de un verdadero h o m.-bre de teatro. L o demue s t r a y lo confirma el que a l hacer un drama en un apto mues­t r a el difícil sen­t ido del equilibrio

Tor r e m o c h a, con una verdade-K . de A r a g ó n y ra obra teatral , en

Buero Vallejo la que hay la de-b i d a p roporc ión

entre la «xposic ión, el nudo y el desenlace; en una s i tuac ión que .se inicia en el pr imer momento y ya preside con su in t e ré s y fuerza 'dra­m á t i c a , o.ue se mantiene a t r a v é s de incidentes de fuerza. Es una le-

' jana consecuencia del pasaje evan-' gél ico de la mujer a d ú l t e r a ; no cons­

ta en el Evangelio que Cristo pro­fetizara en aquel momento, pero

( puede admit i rse que lo hiciera, por-I que sólo los comen ía r i s t a íh suponen que lo que escr ib ió en el suelo fue­ron los pecados de lo^ acusadoras, lo

, que r i m a con la frase: ' E l que e s t é l ibre de pecado arroje la pr imera

, piedra." Se plantea en l a acción otro adu l -

i terio, y el marido que leyó l a pa-j labra "asesino", mata a la mujer

pecadora. N o debió decirse asesino, sino m á s bien homicida.

H a y diá logo, fuerza, luz. y color, y e l públ ico , interesado, a p l a u d i ó

; « n t i i q t a s n i o v fuerza.

E l segundo estreno fué T í t e r e * con cabeza". Farsa y milagro de don Horacio R o d r í g u e z A r a g ó n ; se supone en l a farsa que d e s p u é s de terminada la función los persona­jes d r a m á t i c o s , que aun conservan l a v ida que les dió el ^enio que los creó, vuelven a l a escena.

E l pensamiento puede dar lugar a una acción intensa, que aqu í se hace titubeante y oscura. Aparece el personaje de Dumas Marga r i t a Gautier tan destacadamente que parece que a su d rama o a una con . secuencia de él ha de a lud i r el asun­to. Luego l a famosa "Celestina", de Rojas, y m á s personajes de H a m . let, Edipo, Períbáfiez, todos preocu. dos, a t r a v é s de pensamientos p ro . fundos y alquitarados, en lo que es su v ida y l a r a z ó n de »u v i v i r , y »e espera que sea l a acc ión l a que lo explique^ pero o t ra vez cambia el pensamiento; Aparecen personajes femeninos v se t ra ta de una discre­pancia entre hombres y mujeres. Esa h i ja de Edipo establece con su amor filial el contacto de los dos sesos, pero esto a. t r a v é s de unos d iá logos tan abstrusos, tan quin te .1 esenciadoa y tan largos, que des-,

I aparece l a idea del d i á logo tea t ra l 1 y se olvida l a acción, y resul ta den­

so y dilatado. E l l i l t l tno estreno fué "Do seda",

de don Pablo Torremocha. Se acues. ta un señor , y todas las prendas de vestir, desde l a corbata hasta los calcetines, se personifican y ha . cen comentarios sobre una aventu­ra de su dueño . Sobre «todo l a cor. •bata, aue e s t á enamorada de él, y e l cuello, que a su vez e s t á enamo­rado de la corbata.

No hay acc ión ; los personajes, es decir, las cosas personificadas, se alinean como en un grupo fo tog rá ­fico y sólo la luz del foco destaca los personajes de l a p e q u e ñ a acc ión , | que surge al f inal cuando l a corba­ta y el cuello ahogan al hombre.

Sé encargaron de estrenar las tres comedias los alumnos de l a clase que explica en el Conservatorio la i lus t re actriz A n í t a Martos, los de don Fernando J o s é de L a r r a y el cuadro a r t í s t i c o de l a b e n e m é r i t a F a r á n d u l a ; no hay t iempo para destacar valores individuales, bas­te decir que todos cumplieron con arte, entusiasmo y aplomo.

E l público, con verdadero sentido teatral , ap l aud ió l a p r imera obra, verdadero teatro, y e s c u c h ó correc­tamente las otras, con algunas muestras de cansancio.

Jorge D E L A C U E V A

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Anoche se estrenó en el teatro Español la comedia de José López Rubio Celos del a i re . E l público siguió con tanta atención como deleite el curso de la representación y subrayó con rumores aprobatorios y elo­cuentes sonrisas diver­sos pasajes de la obra. A l final de los actos prodigó largas, since-

i ras y encendidas ova­ciones, mientras el te­lón se alzaba reitera­damente como sucede en los verdaderos acon­tecimientos teatrales, y el autor s a l u d ó en unión de los intér­pretes.

A l rotundo triunfo de C e l o s del a i re , —triunfo de verdadera calidad-contribuyeron Elena salvador,-Gui- ! muy eficazmente tanto Uermo Marín y José la acertada dirección López Rubio de Cayetano Luca de Tena, que supo graduar de modo exquisito e! r i tmo y los matices de la acción; un ex­celente decorado de Emil io Burgos y la la­bor de actrices y actores. Adela Carbone fué en todo instante un prodigio de natu­ralidad, de verdad y de difícil sencillez, lo mismo que Alberto Romea, gran señor de la escena. Nos complace subrayar el éxito de estos artistas que tantos años de ïiel de­dicación han consagrado a nuestra escena y que en su nladure? siguen dando lección de cómo se habla y de cómo se debe escu­char, en un escenario; lo mismo que el ve­terano "José Capilla, que dió vida admira­ble a un tipo cómico. En esta misma línea de magnífica interpretación,, de lección de bien decir y de buen hacer, estuvieron Ele­na Salvador—inolvidable "Cristina", ternu­ra y vehemencia—/Pastora Peña , que acer­tó plenamente en toda la complejidad psi­cológica de su personaje; Gabriel Llogar, que puso en su papel sinceridad, estudio y arte extraordinarios, y el primer actor Gui­llermo Mar ín , que explicó una magistral lección del más moderno arte de hacer qe-medias., •• -

Celos del ' a i r e se representó sin concha y en el estreno no hubo ni un bache, ni un fallo, ni un erroj-.

"Celos del aire" es una comedia de esas que desprestigian a un crítico. Queremos decir que cuando en la reseña y el juicio qué nos ins­pira un estreno teatral, los posibles reparos que pudieran oponerse ceden ante el sincero impulso de tributar los m á x i m o s elogios, pare­

ce como si la facultad de analizar severamente quedara abolida. Y no es así. Por muy dura­mente que se quisiera juzgar a "Celos del aire", sólo alabanzas merecería . José López R u ­bio, que empezó con "Desde la noche a la ma­ñana" a cultivar el más honrado e insoborna­ble de los géneros teatrales: el de la come­dia limpia, original, con poesía y fantasía, con humor y con ternura, con imaginación y con ingenio, que continuó en esas ambiciones y propósitos con "Casa de naipes" y que los pro­longó en "Alberto", ha logrado con la obra es­trenada anoche en el Español no sólo su me­jor producción escénica, Sino también una de las más ceñidas, inteligentes, sobrias y jus­tas piezas de teatro de nuestra contempora­neidad.

Por su acción, de íntimo latido, de pulso i contenido y, al mismo tiempo, sano y vigoro­

so; por su movimiento escénico, pensado y realizado con tanta soltura como galanura y desembarazo, y por su diálogo irónico e in' ligente, fluido y culto, con pensamiento cía y palabra transparente. "Celos del aire" tie­ne perfecto y tegít imo derecho a. pasar a la antología del mejor teatro, sin que ceda en méritos a cualquier comedia extranjera dé su mismo rango y categoría.

López Rubio ha partido para iniciar su tra­ma de una si tuación de esas que en la jerga escénica se suelen denominar de '(parejas cam­biadas" y que muchas veces fueron utilizadas en las farsas de enredo y en los vodieviles. Pero, además de extraer de este tema todo el jugo humoríst ico posible para que la sonrisa del espectador brote de un modo espontáneo y casi continuo, le ha injertado a la trama temblor de humana ternura, 'poesía y verdad, Y esto so hace patente tanto en la conducta, en los pensamientos, en las reacciones de los personajes principales—en ío que piensan y en lo que dicen—, como 'en el contrapunto admi­rable de esa pareja de ancianos—"Doña Aüre» lia" y "Don Pedro"—que contemplan y comen» tan la farsa qu- se desarrolla ante sus Ojos^ ligados a la acción con jun ardid originalisimfr qué, en apariencia, les hace ser poco meno« qne invisibles. Ese contratipo, ésa doble con? trafigura tan sutil y entrañablemente unida a l argumento principal para ofrecer en e¡ des­enlace su lección de comprensión generosa y de sabio y cristiano pérdón, nos parece une de los mayores aciertos de la comedia, que abunda también en efectos admirablemente lo­grados. Así , el inesperado y sorprendente fi­nal del primer acto o el gracioso juego áe la recitación de las provincias, en el segundo—que nos recuerda, por cierto, la lectura "amorosa" de una guía te lefónica, en cierta excelente co­media de Jardiel.

Pero además de la impecable construcción escénica de "Celos del aire", lo que m á s nos encanta de esta obra c: la a l tura y el Jni'Io de su diálogo, modelo y ejemplo de cómo pue-. den y deben hablar los personajes en un es­cenario sin perder f idelidad a sus respectivos caracteres y, al mismo tiempo, sin caer en tri­vialidades o chabacanerías .

A l aplaudir con tanto caior oemo entusias­mo "Celos del aire", nuestro públ ico ha demos­trado su excelente capacidad receptiva. El so­fisma lopesco del "vulgo cecio" pierde cadf dia efectividad. L o que Ies autores han de ha cer en el teatro es escribir bien, y lo d e m á es torpe pretexto y disculpa inútil.—Alfred M A R Q U E R I E .

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M U S I C A »

GRAN TRIUNFO I N I C I A L D E LA TEMPORAD D E OPERA

Con extraordinario éxito ha co­menzado l a temporada de ópe ra que, patrdciriada por- el exce len t í s imo Ayuntamiento de Madr id , e s t á cele­b rándose en el teatro E s p a ñ o l . Y si todo triu'nfo ganado en buena l id a r . f a debe alegrar al aficionado, l ha de hacerlo doblemente por deoerse exclusivamente a artistas e s p a ñ o l e s ; Con el t r iunfo de anoche nuestra Pa t r i a af i rma su capacidad en ün g é n e r o eh el què puede a l ­canzar resultados c o m o el que sirve de base a mi comentario.

E n c o n m e m o r a c i ó n del c incuen té - ( nario dé l a muerte de Verd i se i n i ­cia ün ciclo con obras de una de las m á x i m a s f igüras de la Opera i t a . l iana. En esta dcasión fué interpre­tado "E l trovador", obra a l a que su inintel igible l ibreto y su par t i ­tu ra desigual—sólo unòs cuantos n ú . meros.le conceden su actual supef-vivencia-—la s i t ú a n entre las m á s flojas de su autor, aunque sea de las m á s populares. . •

Con laconismo forzado r e s e ñ a r é las distintas actuaciones. M a r í a Cla­ra de Alca lá , e sp lénd ida dé Voz è Ihtefición, fué s u p e r á n d o s e a lo lar­go de la obra. Lucy Cabrera c a n t ó muy bieh y con un gran tempera­mento, Cr i s tóba l A l t a b é obtuvo un gran t r iunfo personal, debido a su magnifica voz, amplia y bien t i m ­brada y a su entrega tota l a la obra. Raimundo Torres filé un verdadero maestro, tanto por su arte como por su voz y escuela de canto. Chano Gonzalo fué el gran cantante tantas veces ap l aüd idb . i

'"•Sé Sabater cumpl ió con acierto o su difícil cometido como di -

r t . . i . o r de una orquesta que spnó muy bien. Y para que nada desentonase, los ' coros estuvieron bastante jus­tos, y los femeninos, realmente mag . nificos.

J o s é M a r í a F R A N C O

cutaron a dos guitarras un selecto p rog ta t i l á de obras c lás icas . M a r í a A n t o h i á de Ibar ra rec i tó floesias a lu ­sivas a la gu i ta r ra de Antonio y Ma­nuel Machado, Salvador Rueda, V i -Uaespesa, Lainez Alca l á y Casas •Bricio, entre otros poetas,

F ina lm 'ite, don Pedro Moreno i t i -t e r p r e t í r ras d é ' T à r r e g a , Sor, Mo­reno To i ioba , Pedro Moreno y A l -béniz.

O P E * A

" E L T W E s t a noche se c e l e b r a r á l a i n ­

a u g u r a c i ó n de l a t emporada de Opera organizada en el t ea t ro Es­p a ñ o l y pa t roc inada por nuestro e x c e l e n t í s i m o A y u n t a m i e n t o . Pa­ra esta f u n c i ó n ha sido elegida l a I b e l l í s i m a ob ra de V e r d i " E L T R O - 1 V A D O R " , . que s e r á i n t e rp re t ada i por u n cuadro de ar t is tas verdade­ramente excepcional. M a r í a Cla­ra A l c a l á , la " e x i m i a d iva" , t r iuní-fadora del Liceo de Barce lona en la ú l t i m a temporada , c a n t a r á el papel de L e o n o r a : L u c i Cabrera , figura, insus t i tu ib le en los esce­narios i ta l ianos , el papel de Azu­cena. E l t r ovado r s e r á nada me- , nos que C r i s t ó b a l Al tube , a qu ien tanto deseaba vo lve r a o í r el p ú ­blico " m a d r i l e ñ o . Por a ñ a d i d u r a , c a n t a r á t a m b i é n el g r an b a r í t o n o R a i m u n d o Torres , d e s p u é s de sus resonantes t r i u n f o s en I t a l i a v an­tes de emprender su viaje a Nue ­va Y o r k , adonde va con t r a t ado por "tres a ñ o s . Y Chano Gonzalo, tan popu la r y admi rado por l a a f i ­c ión . Pocas.veces se ha dado ü n repar to t a n completo, en el que cantantes de voces portentosas h a cen u n a ve rdadera c r e a c i ó n de sus respectivos papeles. S ú m e s e a todo esto u n a orquesta seleccio­nada entre los meiores nrofesores

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de M a d r i d , bajo l a d i r e c c i ó n del i l u s t r e maes t ro Sabater, y bien podemos asegurar el é x i t o de l a f u n c i ó n i n a u g u r a l de esta in tere-aante temporada de Opera, bro­che de oro con que el e x c e l e n t í -

I s-'m-» A y u n t a m i e n t o h a quer ido ce­r r a r los b r i l l an tes festejos de ma­y o en nues t ra c iudad . A s í lo h a (entendido " todo M a d r i d " , que se dispone a d i s f r u t a r en el t ea t ro

[ E s p a ñ o l de u n a noche de Opera ino lv idab le .

MUSICA

" P E T R O U C H K J

Un triunfo más de María de los Angeles Morales "La Travia ta" fué la obra inter­

pretada en l a segunda función de abono de la magnifica y merl t ls ima temporada de ópe ra que, patrocina­da por el exce len t í s imo Ayunta ­miento de Madrid , e s t á ce lebrándo­se en el teatro E s p a ñ o l . Esta obra, que Verd i compuso durante los en­sayos de " E l trovador", resulta m á s que un drama, ulia. elegía. La par­t i t u r a rebosa de l a compas ión y te r . nu ra que el compositor siente n a c í a l a bella, desgraciada y bondadosa Viole ta Valery .

Si l a obra no encierra especiales valores a r t í s t i cos , la ac tuac ión de M a r i a de los Angeles Morales logró ç o n v e r t i r l a en el m á s bello y emo­cionante prodigio. Su voz portento­sa, de t imbre Indescriptiblemente hermoso y la m á s pura y dominada escuela de Lola Rodr íguez de Ara ­gón, estuvo siempre al servicio de un admirable sentido a r t í s t i co y una sensibilidad exquisita. Profundamen. te compenetrada con el papel, sus dotes naturales y extraordinarias condiciones de actr iz le permitieron v i v i r en toda su verdad y hprtdo dramatismo el t r is te f in de la bella Vio le ta Valery. Si inmenso fué su t r iunfo , mayores dimensiones alean, zó su prodigiosa créación, una de las m á s perfectas que he presen­ciado de esta joven y maravillosa cantante.

Colaborando activamente en el éxi to y compartiendo con just icia las ovaciones, actuaron M a r í a Sol Armenteros, Rosa F e r n á n d e z . E n r i ­que de la Vara y Raimundo Tprres. M u y acertado t a m b i é n el maest,ro J o s é Saibater al frente de la or-questa.

Mención aparte merecen los mag­níf icos decorados de Burgos y V i u ­des, que tuvieron la v i r tud de s i ­tuar esta r e p r e s e n t a c i ó n en el alto nivel es té t ico que su ca tegor ía ar­t í s t i ca exige y ha exigido infruc­tuosamente hasta ayer noche.

J o s é M a r í a F R A N C O

Por f in vuelve a nuestro* cace-! na r íos este "ballet", justamente ca. ¡ l íf icado de singular maravi l la y obra cumbre del género . El genio prodi-

I gioso de Igor Strawinsky logra con í esta pa r t i t u ra una de sus m á x i m a s -creaciones. Fuerza ambiental, honda insp i rac ión melódica y una deslum­brante riqueza orquestal, dan vida al drama que surge t r ág i co o Inge­nuo como un s ímbolo del alma rusa.

T a m b i é n Michel Fokine crea para este "ballet" la m á s perfecta de aus coreogra f í a s , que funde admirable-mento' con la mús i ca y los n i r igni f i . eos decorados y trajes de Benoia para formar un cuadro de fuerza avasalladorri, intensa expresividad y bril lante colorido.

L a vers ión ofrecida por él "Gran Ballet" del m a r q u é s de Cuevas pue­de calificarse de muy buena, y aun si se tienen en cuenta las Inmenass dificultadee que la obra encierra, de exeslcnte. Sobre el fondo alegre y lleno de c a r á c t e r de las segundas partes bailan y « u í r e n l a bailarina

Rosella Hightower — Pclrouchka— —Nicolás Orlnff—y El moro—Raoul Celada—, Esp lénd ida la labor do os. tos grandes artistas, que encarnan con asombrosa propiedad sus difí­ciles papeles. Quizá muestren una preocupac ión excesiva por el aspec­to mecán i co de su personalidad en detrimento del drama inter ior y hu . manisirao que viven. Qu izá t a m b i é n re.~uUe excesivamente l ibre el mov i . miento de las masas, aunque parte de culpa pueda achacarse a l exiguo escenario.

Pesa a estos reparos, el balance total es francamente favorable y ciertos momentos extraordinarios —la muerte dé Pctrouchka—y las i n . numerables bellezas de ia obra Jus. t i f ican con creces el éx i to clamoro­so alcanzado.

Jo«6 M a r í a F R A N C O

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" M A D A M E B U T T E R F L Y " Para sa t i s f acc ión de sus numew

rosos admiradores, "Madama But te r -fly" a p a r e c i ó con su perfil exó t i co y su contraste de debilidad delicada y fuerte dramatismo en el escena­r io del teatro E s p a ñ o l . Es ta nueva r e p r e s e n t á c i ó n de una temporada ejemplar supo alcanzar el digno n i . vel de las que le precedieron, res. pendiendo el públ ico a l estimulo con cá l idos y prolongados aplausos,

Celia Langa e n c a r n ó con acierto el papel de l a protagonista. Su be. l i a voz y e sp l énd ida escuela de can. to le proporcionaron, peso a su i n . seguridad, un t r iunfo rotundo e In ­discutible, teniendo que repetir su cé leb re romanza del segundo acto. Manuel Ausensi estuvo realmente esp lénd ido , siendo su a c t u a c i ó n una de las m á s completas. Los buenos agudos y el dominio que de la obra tiene Migue l Barrosa le permitieron t r iunfa r como protagonista. U n gran éx i to t a m b i é n para Gloria Aizpuru , una voz preciosa y una g ran pro­mesa para el futuro

E l "Graxt Ballet" del marqués de Cuevas

Prosigue la gran ac tuac ión de esi-te admirable conjunto, que nos de. para uno de esos espec tácu los de arte m á x i m o que tan raramente nos es dado disfrutar . Con el éx i to que su popularidad ha,cía suponer, fué repuesto " E l lago de los cisnes", obra que so presta a l lucimiento del disciplinado "Corps de Ballet" . Cons. t i t u y ó a d e m á s un tr iunfo personal para Bosella Hlgh tower y A n d r é Eiglevsky, magnificos bailarines a m . bos, de t é c n i c a asombrosa l a p r i ­mera y temperamental y a r t í s t i c o el segundo.

Otra reposic ión interesante fué " E l bello Danubio", delicioso "ballet" de c a r á c t e r sobre melod ías de Jo-hann Strauss. De su reparto des­tacaron el arte v fuerza de Dav id Lichine , agi l idad y delicadeza en Ta t i ana Riabouphinska, dominio t éc ­nico en Marjof ie Tallchief, los g ra . ciosos y expresivos Michel ReznI . k o f f y W l a d i m i r Oukhtomsky y la deliciosa Anna Cheselka.

E l serniestreno de "Petrouchka" tiene una importancia incompatible con el espacio de que hoy dispongo, por lo que, aprovechando el que ma . ñ a ñ a p o d r é volver a verla, queda para mi p r ó x i m a cr í t ica . H o y sólo quiero consignar el t r iunfo rotundo ¿Icanzadb ' por esta obra cumbre en l a his tor ia del "ballet".

J o s é M a r í a F R A N C O

Oriente, que llega a Madr id prece­dida de grandes éx i tos obtenidos ú l ­t imamente en Estados Unidos, don­de la c r í t i ca le o torgó u n á n i m e s elo­gios. Este a e r á el ún ico reci ta l q u é l a bella pianista filipina o f rece rá en E s p a ñ a , ya que compromisos pen­dientes en las principales ciudades francesas la obligan e. anticipa'- su marcha.

1 E l gran "ballet" de: marqués de Cuevas

Muevamente e s t á entre nosc este mbgnífico "ballet' ' de Montt lo para poner su nota de arte

con unas re sentaciones de t e r é s y categ inmensos. E n repertorio ps^rs ta temporada guran los m á s tintos aspecto;

/ - • ^ e»te géne ro cilisimo, desta< do, por su v extraordinario, reposic ión de ' t rouchka".

Se inició el grama de esta che con "Las fides", el prod coreogr á íi c o Fokine, muy I bailado por i

A n d r é Eglevsky l a comp a ñ í a y Tallchief c o n t i n u

ción, "T r i a t án co", la discutida c reac ión de^SsL dor Dal í .

Es ta nueva r e p r e s e n t a c i ó n me c venientes—consigue, ayudado po! talento coreográfico de Leonide ü sine. un resultado lleno de bell y a u t é n t i c o arte. Los aciertos ci ristas y p lás t ico* de decorado; vestuarios se ven complementa! por una esp lénd ida in te rp re tad de la aue debo destacar a A n ' Eglevsky en una soberbia creaci

E l "Paso a cuatro", de Dol in , bre la insignificante pa r t i tu ra Pugni , constituye una deliciosa tampa evocadora y un encanta' pretexto p a r à el lucimiento de ¡ i n t é rp r e t e s . Finalmente se estn "Persephon'e", que glosa en rica, expresiva co reogra f í a l a "Prim-sinfonía" , de Schumann.

Sólo puedo destacar esta noche gran labor de Gustave Cloez, ex lente director y sól ido art ista, q de r rochó conocimiento y dominio l a rea l izac ión de su difícil cometi

J o s é M a r í a F B A l í C t

101

Ull

Varias reposiciones del "Gran Ballet"

H a n transcurrido una serie de r e .

Í>resentaciones de este "Gran B a l -et" del m a r q u é s de Cuevas—desde

«1 lunes pasado—, de las que fueron suprimidas los estrenos anunciados. Sin embargo, varias interesantes y bien interpretadajs reposiciones lo­graron mantener el i n t e r é s de esta

\ temporada, de inapreciable—y en un j sentido mul t i tud inar io — inapreciado j valor en la vida a r t í s t i ca de Ma-I d r i d . .

E l "Concerto barocco" glosa con una coreogra f ía de Baianchine el "Concierto para dos violines", de J . S. Bach. E n realidad, se t r a t a í sólo do un intento de plasmar me­diante originales movimientos de masas y solistas el aspecto mater ial de la par t i tura , el complicado con- ; t rapunto y el variado juego ins t ru - i mental de la obra. Lo l imi tado de este objetivo trae como consecuen­cia una ignorancia del c a r á c t e r de i l a obra, m u y poco en consonancia con la In t e rp re t ac ión dada. De todos! modos, lo nuevo del intento y su ex . ' cé len te rea l izac ión just i f ican el éxi-1 to logrado. !

M á s rotundamente • a ú n t r i u n f ó , "Giselle", l a c lás iqa creación de, Ma- ' r ius Petipa, maravillosamente In ter - ' pretada por Rosella Hightower , A n . • <lr.é Eglevsky, Mar jor íe Tallchief, > Anna Cheselka y Raoul Celada. , Finalmente, l a delicada coreogra-, f ía de John Taras "Dibujo para los. seis", sobre un "Trio", de Tscha i - ' kowsky, que si bien no aporta nada" nuevo, es una prueba concluyente--de l a sensibilidad de su autor y 4e> nx dominio del "ballet" c lás ico «n^ m m á s p u r a concepción. 3

J o s é M a r i » F R A N C O \

U [

E L ESTRENO DE DOS "BALLETS"

TalleMef y Eglevsky

Con l a función de esta noche ter­mina la serie de novedades ofreci­das en su i n t e r e s a n t í s i m a tempora­

da por el "Gran Ballet" del mar­qués de Cuevas. É n este momento de Ibalance final tenemos que de­plorar la coinci­dencia con la tem-

^ a y S , porada de ópera , / l á pobre calidad

f* ^Ç-v l d© la orquesta, f a l t í s ima de ensa­yos, y el escamo­teo de dos de los estrenos m á s atra-yentes. Pese a to-ílo e.sto, él i n t e r é s y dignidad de los progi'amas, la ca­l idad de las p r i ­meras figuras, al-yunas excepciona­les, aunque sin

hacernos olvidar nunca a la genial ' T á m a r a , T o u m a n o v a , y la disciplina del ' O r p a de baUct", bastan no só ­lo para compensay las deficiencias s e ñ a l a d a s , smo que dan c a r á c t e r sensacional a. esta temporada, nun­ca' bastante agradecida.

Jjà, primera novedad, con el sub­t i tu lo de "estreno en Eapafia", fué "Una tragedia en Verona", leve avo­cación p l á s t i c a del célebre drama de Shakespeare, sobre m ú s i c a de T e h a ï k o v s k y . Seña l emos en primer lugar el rotundo acierto de los de­corados y vestuario de A n d r é Pel-fau, Gso'rge Skiibine ha creado so­bre un a r m a z ó n c lás ico una co reó , « r a f i a bri l lante y expresiva que re-bosa emoción y arte. E s p l é n d i d a , mente interpretada por su autor y Ethery Pagava, obtuvo un rotundo éxito, ' . .^,,

Más flojo fué el estreno de "m, molino encantado", deliciosa estam, pa campesina, que por momentos se transforma en f ábu la . L a músi% ca es un arreglo que Gustavo Cloez ha hecho de diversas obras de Franz Schubert. Sobre ella surge la co­reograf ía de David Lichine, que si no es una de las mejores forjadas por este gran ba i l a r ín , e s t á llena de ;gracia e in tenc ión . E n su rea­l ización se entremezclan l a panto­mima y e^ "ballet" clásico con cier­tos injertos de danza popular.

Para finàl consignemos como al ­go extraordinario la reposic ión de "El cisne negro", que bai laron en

forma maravillosa. Rose1, wer y André Eglevsky

la Highto-

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M LJ S I C A " D O Ñ A F R A N C I S Q U I T A " Es lamentable que en una tempo­

rada de ó p e r a como la que ayer t e r m i n ó en el teatro Españo l y en un espec tácu lo d'e l a categoría, a r t i s . t ica del anunciado para anoche no sea posible impedir la entrada a ciertos elementos capaces, por su educac ión nula y sus intereses per-seriales, de hacer naufragar la re­p re sen t ac ión . "Doña Francisquita", como todas las grandes obras de Amadeo Vives, encierra múl t ip les valores musicales con su par t i tu ra de altos vu-elos repleta de- romanzas V "concertantes", de bastante m á s fiondura qüe l a sospechada por el

espectador medio, y una importan­cia orquestal que ayer noche quedó , por fortuna, revalorizada.

Por ello resultaba especialmente interesante la i n t e r p r e t a c i ó n dada por grandes figuras de la m ú s i c a patria. Sin embargo, nuestra expec­tación resul tó , al menos parcialmen, te, defraudada por la mala in tenc ión —o en el mejor de los casos, nul idad psicológica y musical—de los indi ­viduos arr iba aludidos. A p o y á n d o s e en los nervios e inexperiencia del jowen "debutante" José E'scanero consiguieron llevarle a un descon­cierto total , que se t r a n s m i t i ó a l resto del reparto, hisoño t a m b i é n en su mayoría , y poco acostumbra­do—por fortuna, para nuestro nivel cultural—a tan desagradables es­pec tácu los .

Y a pesar de todo, "Doña Fran­cisquita" no f racasó . Y no f r acasó porque una obra en que canten Ma­r í a de los Angeles Morales y Ana Mar ia I r ia r te , aunque, como en es­ta ocasión, se viesen en la impo­sibilidad mater ial de cantar, tiene que tener siempre un valor musical

L a r t í s t i co imposible de escamotear, as dos t r iunfaron para todo es­

pectador consciente como magníf i ­cas actrices y cantantes extraordi­narias en l a cima de su t r i un fa l y bri l lante carrera.

Otro gran t r iunfo a anotar fué la excelente calidad de la orquesta, que r e s p o n d í a a las exigencias'de l a par­t i tu ra . A su frente Juan Pich San-tasusana, fué el ar t is ta comple t í ­simo de flexible musicalidad y el experto director en plena posesión de todos los recursos técnicos . E l ­vira Lucena exhibió sus admirables condiciones de bailarina en su mag­nifica in te rvenc ión . M u y acertados t a m b i é n J o a q u í n Deus, Fernando H e r n á n d e z y Luisa Espinosa.

Se r í a injusto olvidar los logradí -simos decorados de Burgos y los figurines que Vicente Viudes creó para las primeras figuras, y que t u ­vieron l a v i r t u d de vivif icar la es­cena con su nota a r t í s t i c a y colo­rista.

Quisiera con esta cr í t ica poner en claro todo lo mucho que de exce­lente tuvo esta r e p r e s e n t a c i ó n por encima de pasiones e intereses. L o ^ fallos quedan' silenciados; que s i l pueden achacarse a l a desmorali- ¡. zación producida, su impor t an tña , • bastante escasa, queda compensada } por el i n t e r é s del empeño y la ca- ' l idad de lo logrado.

J o s é M a r í a F R A N C O

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E S P A Ñ O L

FIESTA DE ARTE L·i Junta de Damas de la Asocia­

ción celebró ayer con éxito clamo­roso un magnifico festival de puro arte, espléndido exponente de cul tu­r a y de entusiasmos a r t í s t i cos , ya que, salvo contadas excepciones, to­dos los i n t é r p r e t e s eran muchachas y muchachos de l a buena sociedad.

E l programa estaba dividido en tres partes, muy equilibradas y ar­món ica s . Pímpezó con un preludio, por l a orquesta que dirige e l maes­tro Tejada, a l que siguió l a "-Dan­za 1.1", de Granados, interpretada por las s e ñ o r i t a s Mati lde Maique y Mar isa C a m a r ó n . P i l i Tapia., caso extraordinario de Intuición, de dis­posiciones naturales y de gracia, en el sentido a r t í s t i co de r i tmo y ar­m o n í a , bailó, como art is ta hecha, ' 'Claro de luna". Toïiy. Kosado y E n ­rique de l a Y a r a arrebataron a l pú­blico en dos trozos de "Manon", cantados con perfecta entrega, con una profunda emoción; la voz cá-lida, d r a m á t i c a y cristalina de Tony-Rosado se acopló perfectamente con l a suelta manera de Enrique de ie. Vara .

Distinguidas parejas dieron fino empaque señor i a l a l "minuetto" de "Manon", en el que volvió a oírse l a voz encantadora da Tony Rosado.

E n la segunda parte, deliciosa-evocación r o m á n t i c a , en Id que bai­laron con" extraordinaria delicadeza las s e ñ o r i t a s Helena Ki rby , Madette Maiga y Ve M a r t í n e z Agu l ló ; las se. ñ o r i t a s K i r b y y Madette Maiga, re­cordaron en sus trajes las figuras de baile r o m á n t i c o Guy Stephari y la F e - i m a n d ; t a m b i é n interpretaron la "Serenata", de Schubert, cantada suavemente por Alfonso T r í a s .

L a ar t i s ta rusa Tchernaniotzeva' c a n t ó con extraordinario gusto va - '

riaa canciones de au paí«, y l a "ha­banera" de "Carmen"; l a s e ñ o r i t a Helena K i r b y bailó de manera muy expresiva el "Vals triste", de Slbe-liúa. Nuevamente la precoz bai la­r i n a bai ló "Voces de primavera", qua hubo de repetir entre grandes ova. clones, a l que sucedió una tanda da valses, llenos d» color y de gracia.

C e r r ó esta parte un apunte de sa i . nete, evocación del M a d r i d c lás ico, con un recuerdo de l a Infanta Isa­bel, escrito por Alfredo Sendín , en el que se mostraron buenos art is tas minó con el pasodobie "Luis Do-Komero, Juan Luis Uroca, Ale jan-dro Gómez D u r á n , J o s é Camas Acosta y J o s é M a r i Andrade.

E n 1« tercera parte «¡e dio una se­rie da estampas regiónülea, que ter­minó con el pasodobie Lula Domin-minguin" .

T e r m i n ó «1 eapectác i o con el g r a . cioso apunte de sa. ,iete andalua "Aquí me quedo", del / .uñor Send ín , que fué Justatnente aplaudido.

i . D E XtK O .

- Anoche se e s t r enó en el E s p a ñ o l l a come­dia en tres aotos de Carmen F e r n á n d e z de Lara "Amer de caridad". .

Los beneficios • de esta r e p r e s e n t a c i ó n y de las dos que han de sucederle en el mismo tea . t ro , ee destinao, por generoso acuerdo d é la autora y de l a empresa, a l sostenimiento de una cama en e l As i lo de San Rafael. .

Antes de ialzars'e' el t e lón se leyeron unas sentidas cuart i l las ,del conde • de Canilleros exaltando el sentido cristiano de la obra y de la Orden, en cuya alabanza fué escrita.

" A m o r de caridad" es una comedia de fondo admirable, de loable i n t e n c i ó n . y de correcta pulcr i tuci l i terar ia , donde los personajes, m o v i -.dos con posi t ivo garbo y destreza, van some-t iéndeee ' d ó c i l m e n t e a las iheidencias d r a m á t i ­cas de la t rama y se expresan con clara pala­bra y ágil d iá logo . Algubas ingenuidades t é c ­nicas, inevitables cuando po se posee experien­cia en Jas lides e scén icas , son perdonables en " A m o r de caridad", teniendo en cuenta su buen p ropós i t o . E l p ú b l i c o se s in t ió ganado en todo instante por la e m o c i ó n de la obra, que a p r o b ó con sus elogios. . En la i n t e r p r e t a c i ó n se dis t inguieron Lorenzo

Vicen , M a r t a Gosá lvez , T i t a Pastor, Regina de J u l i á n , Ricardo V á z q u e z Sesé , Migue l BiUaldea, Igmacio Nombela, M a r y Carmen Mayor, y en general e l resto del repar to , que t r a b a j ó , m á s que con estimable entusiasmo de aficionado, con verdadera pericia profesional. Para tedos, y para el director de escena, J o s é Franco, hubo r jehos y merecidos aplausos. L a autora sa l ió ^ recoger e l p remio de las ovaciones al f i n de cada ' jomada. j

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" C E L O S D E L A I R ^E" COMEDIA D E DON JOSE L O P E Z RUBIO

Se reconoce desde la m á s remota int ig-üedad y con la conformidad absoluta de muchas s-eneracjones que los celos son p a s i ó n y pas ión peligrosa; d íganlo t í t u los como "E l mayor monstruo, los celos"... Claro que estos celos son celos masculinos, con el complejo del honor que pre­cipi ta mucho las cosas. Los celos ^que maneja el señor López Rubio son celos femeninos, m á s cercanos

I a l pe rdón y a la indulgencia, aun-' que en la forma que los expresa ' la mujer que los siente no hubiera i e x t r a ñ a d o la reacc ión robusta del ' v i t r io lo , que tampoco, han sido muy

e x t r a ñ a s en nuestras latitudes, el autor hubiera podido sugerirnos o hacemos ver el concepto moderno de los celos que tantas sorpresas desconcertantes tiene cada • d ía pa­ra los que ya peinamos canas, y todo hubiera sido sencillo y , lógico;

- pero el autor sigue un procediimeiit 1 to menos'convincente: el sujeto que padece los celos los siente no sólo con gran intensidad, sino exagera­damente, con verdadera pas ión, y ha. preferido ser él quien con el i n ­genio • de un diálogo primoroso, con la inten'ción de una frase ingenio­sa y comprensiva, va restando v i ­rulencia a la pas ión hasta el ex-r tremo de que cuando la celosa se enfrenta con un adulterio, just if ica­ción de reacciones extremadas, no haga n i siquiera un reproche. E m ­plea el autor lo que p u d i é r a m o s l la ­mar t écn i ca jdel buen bombero, que moja la pólvora , re t i ra la d i n a ç u t a para cuando llegue la c h i s ç a ; pero en el teatro que todo debiera ser nervio y emoción, p o r q u é el t ra ­bajo de acumular antes los explo­sivos? . ' y

Pero la ternura del bombero es­t á hecha con t a l gracia, con t a l m a e s t r í a , con procedimientos tan originales, que el espectador se de­ja l levar encantado' y lo admite to­do, ^comó el t ipo de adúl tera , tan fría] tan sensata, tan calentadora que ,np se quema en las llamas de una pás ión, sino que va al adulterio por disgusto, por'cansancio y hasta por a b u r r i m i è n t o , sin nada que obre en ella que l a arrastre y la cie­gue. T a m b i é n aquí el autor ha su-je tadó el t ipo; pero aqu í mientras

m á s sujeto, dominado y fino se ha­ga el tipo, menos es t imac ión mora l Merece.

Pero e s t á siempre vivo en l a es­cena el ingenio, l a gracia, l a v ivac i ­dad o r ig ina l í s ima del autor, tan po­derosa que sust i tuye a la acc ión tan desva ída que (hay dos tipos m a g n í ­ficos que e s t á n muertos de curiosi­dad esperando que pase algo, y tie­nen que" conformarse con que'no pa­se casi nada. ' T a m b i é n e s t á siem­pre en escena dando vida, fuerza y calor a la obra la maravil losa inter­pre tac ión , tan, maravil losa y perfec­ta que se d i r í a que e s t á n medidas las pausas, la du rac ión de cadajfra-se, su tono y su inf lexión con un concepto a rmónico interno m a r a v i . lioso.

Hicieron posible este asombro Ele­na Salvador, verdadera fuerza hu-

L ó p e z Rubio, Alberto Romea, E l e n a Salvador, A d e l a Carboné , Gabrie l L l o p a r y P a s t o r a P e ñ a

mana, r ica y jugosa; Pastora P e ñ a , con un tono de la just'eza m a g n í f i ­co. Adela Carboné , que m o s t r ó su m a e s t r í a en sus leves intervencio­nes, y Guil lermo Mar ín , preciso y sobrio; Alberto Romea, J o s é Capilla y Gabriel Llopar, m á s dueño y segu. ro en cada nueva ac tuac ión ,

,La obra fué comentada con finas sonrisas in te l igen tés , con murmullos de «.probación, con aplausos y con grandes ovaciones en los finales.

Jorge D E L A C U E V A

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"Las de C a í n " son unas s e ñ o r i t a s , hijas de un buen s e ñ o r que pasa t a m b i é n las de Ca ín p a r » colocar ocho hijas que el cielo le c o n c e d i ó . Tres tiene ya casadas, pero l e fal tan cinco por casar, y en ésta d i f ic i l í s ima ta­rea . le aux i l i a eficaz­mente el p r imero de los candidatos a l m a t r i m o ­nio, que, e n a m o r a d í s i m o de una de las n i ñ a s , no puede casarse hasta que jas d e m á s tomen estado.

Esta • acc ión , sencilla para el púb l i co y ardua p a r a el protagonista, consti tuye la t rama en que el ingenio de los hermanos Alvarez Quin-tero borda gac ios í s imos episodios entre los tipos encontrados, c o n - e l Laura Aleoiriza, M i -acierto que siempre pre- g i M G ó m e z , Tára i l a s id ió la obra de estos . Criado y Alfonso autores." ¿4 Candel , .

Con los párrafos que an tóSeden , escritos por un admirado a-ntecesor éh la critica madri­leña, se daba, cuenta en el B l m c p , y Negro del l o de octubre de 1908, del estreno de Las de C a í n , que sirvió para inaugurar la tempes rada en el teatro de la Comedia. Nieves Suá-r-ez, Gonchita Ruiz, Mercedes Pérez de Var^ gas y los Sres. Santiago, .Vilches y .'Ramírez fueron los intérpretes principa-Íes. ,A los cua­renta y t in años de este acontecimiento tea­tral, eí éxito de la obra se ha renovado,, re­verdeciendo los laureles de la gloria de tos inoilvidables autores andaluces, en el escena­rio del teatro Fontalba.

La Agruipación de Primeras Figuras Talia merece' el más sincero elogio por la gracia, la finura y el acierto con que h a sabido dar vida a esta divertidísima página—donde ron­da, a veces, una tierna y oculta poesía entre el humor de la farsa—en la que se refleja, burla burlando, la angustia de un hogar me-socrático en el que las niñas buscan "pre­tendiente formal" como único medio para re­solver el problema del presente y del futuro.

Con Társila Criado y Alfonso Candel, en •sendas, creaciones de "Doña E lv i r a" y de; "Don'Segismundo", volvieron a triunfar ayer en el Fontalba María Arias, Laura Alooriza, Mígué-i Gómez, María Luisa Tejedor, Carlos Díaz de Mendoza, Rosario García Ortega, Matilde Vilariño, Silvia Roussin, Mária Te­resa Arias, Manuel Collado, T i to Medrano, Miguel Gracia, Aníbal Vela y José Cualladó, ecu decorados de Redondela y con gracioso vestuario de la época del estreno.

En su nuevo domicilio escénico. Las de Ca ín oyeron encendidas ovaciones y fueron salu­dadas con la risa»constante del auditorio, que seguirá prestándoles en días sucesivos—esta­mos seguros de ello—la más fiel asistencia.— ALFREDO M A R Q U E R I E .

Anoche se e s t r e n ó en el Fontalba -la í a n t a -ia cómíóo- l í r i ca de A n t o n i o y Manuel Paso, on mús ioa d e l m a e s t r o ' M o n t o - r í o " ¡ E r e s un sol!", fueron repetidos la m a y o r í a de los n ú m e r o s le la obra y los autores sal ieron a saludar m'tre-graindes ovaciones. L a p a r t i t u r a posee las condiciones necesarias para hacers'e m u y p r o n ­to popular, y l e n ella so­bresalen por su gracia retozona .y alegre y por su garbo y o r ig ina l idad , cuadros como el de "Los poetas y la luna", "Ra­m ó n " , - "Los t res herma­nos . M a r x " y . " E l . sere­no". E l l i t í ro o b é d e c e a l estilo pecul iar de A n t o ­n io y Manuel Paso, y , sobre todo en su p r i m e -xa , parte, encier ra una fácil comicidad basada especialmente • en las1 s i ­t u aciones f a n t á s t i c a s e hilarantes y en los juegos^Mott ique Thibaut y-de palabras. E l defecto ••, Pepe Barcenas fundamental-de "Eres u n \ v' ;j

sol"—-revista presentada cort suntuosidad, aun­que no con buen gusto en d é t e r m i . n a d a s r e a l i ­zaciones indumentar ias y p s e e r i o g r á ñ e a s — r a d i ­ca en que la segunda parte de l e s p e c t á c u l o r e ­sulta demasiado larga y d e b e r á ser 'abreviada en representaciones sucesivas.

Monique Thibaut , "estrella" de1 verdad-ero rango in te rnaGíonal , fué acogida en su reapari­ción con la s i m p a t í a y e n t u s i a s i ú o del púb l i co . E n su ac tuac ión puso la f inura , e l .encanto y e l buen arte que le han granjeado merecida popularidad. Pepe B á r c e n a s . h izo u n "Febo" de personales trazos h u m o r í s t i c o s ; R u b é n s G a r c í a i n t e r p r e t ó . con comicidad admirable diverscis papeles; Luis i ta Cernuda bai lo .magnif lcamentej Maru j i t a Díaz logró con su juventud , , su be­lleza y sus o p o r t u n í s i m a s intervenciones, u n éx i t o considerable, y el resto de1 repar to y las dispiplinadas vicetiples contr ibuyeron eficaz­mente al t r iun fo . Creemos que "iEres u n sol!" —abreviada en sus ú l t i m o s c u a d r o s — l l e v a r á m u -ch(i5 espectadores al Fontalba.—A. M . ' •

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" E R E S U N S O L FANTASIA DE DON ANTONIO Y DON MANUEL PASO,

MUSICA DEL MAJSSTBO MONTORIO Aunque el arranque del l ibro tiene

cierto emrpaque a s t r o n ó m i c o moderno pronto der iva todo,, sin que los au­tores lo indiquen, hacia una f á b u l a de corte pagana: una , travesura de aquellas tan corrientes en los dio­ses del Olimpo, que s a b í a n compo­n é r s e l a s para echar una oana a l aire sin perjuicio de sus funciones ha . , bituales. v

E l Sol vuelve a- ser Febo, y lo mismo que cuando se e scapó a Egipto o c i ando pe r s igu ió a Dafne, .se escapa con "Venus a pasar .una, temporadita en ' l a Tierra , pero en tpooa actual , con lo que el choque con nuestras costumbres sea m á s acusado y m á s fuerte.

I^a" escapatoria de Apolo revuel­ve a las estrellas y a l a Luna , con io que el asunto, aumentado con las trapisondas^ de Venus, se complica lo isuficiente para da,r motivos a una inf in idad de cuadros v i s tósos montados con gusto y con lujo , t an pronto de l a t i e r ra como de las re­giones interplanetarias eii revuelta confusión de maneras y gélneros, que van del saiaete a l a legór ico en pintoresca confus ión , y que el maes­tro Montor io ha musicado con acier­to y subrayando e l c a r á c t e r de ca­da uno, desde el pasodoble coloris­ta y chulesco, l a evocac ión m i t o , lógica , el cuadro folklor is ta o el de tono amplio y hasta, grandilocuente.

Monique I m b a u t , plena de gracia y dfe in t enc ión . M a r i Sol C l é m e n s ,

; Tel ley Bayona, Maru ja Paso, Ange-: l i t a Alonso y l a gran bai lar ina L u i -s i ta Cernuda; Pepe B á r c e n a s , con su gracia especialisima; Gómez B u r

Monique Thibaut , M a r u j a D í a z , • Barcenas , Montorio, Antonio y

Manuel Paso.

y el actor que h i i o r i r e j a con Ma-ru j i t a Diaz en el n ú m e r o de los to-reri l los, contribuyeron a un gra t éx i to , en el que fueron constante? las repeticiones, los aplausos, la. ovaciones y las llamadas.

J . D E L A C U E V A

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F O N T A L B A : " F L O R E S N A T U R A L E S " Con el t í t u l o de "Flores naturales" se presen-

:ó ayer en el Fontalba un e spec t ácu lo , l i b ro de rarsem, m ú s i c a de A n g e l Gracia y coreogra-

f i a de M a g r i ñ á . . "Juan E s p é ü o í " , u n . l ec i t adof encarniado por Vicente Soler, va presentando, en verso, los cuadros, que evocan diversas p r o v i n -ciasi e s p a ñ o l a s , y ¿ a n t a n mot ivos de "pandereta".

La poes ía es tan d é ­b i l ~ c o m o la m ú s i c a cuando no incorpora au­t é n t i c o s mot ivos popula­res. L a "estrella", Me-, dinazahara,. ;no l o g r o

n i n g ú n é x i t o apreciable, y los restantes ele­mentos no pasaron del l í m i t e de l o discreto. E l e s p e c t á c u l o fué acogido con aplausos y ei-» seos.—X.

Medinazahara y V i ­cente Soler

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o

F O K T A L B A

«Flores naturales» El sentido o significado escé­

nico del folklóre, a fuerza d « | uso ~ y «i »e quiere, del abu­so— se ha l imitado casi oxclu divamente a ensaliar las indu-(|ables excelencias de/ las can­ciones y bailes andaluces. La i m e n c i é n —y también el prop*, sito— que encierra el l ibro Tarsem merece nuestro res­peto: es m á s , hasta nuestra cons iderac ión . Por que en «sa in tención va prendido el afán de enaltecer las puras esencias folklóricas regionales, adorna­das en esta oportunidad con las galas de una presentación dig­n í s ima , en la que el buen gus­to en los decorados de Bartoli y la riqueza del abundante ves­tuario campea en todo momen­to, La parti tura del maestro An­gel Gracia, inspirada en los fre­cuentes motivos y situaciones que le ofréce el libretista, está enriquecida, a su vez, por el acierto de J i ían Magr iñá , con su admirable labor coreográfica, y t a m b i é n por los notables actores y cantantes que intervienen en su in te rp re tac ión .

Con «Flores naturales)) reapa­reció ante nuestro públ ico la bailarina Medinazahara, des­pués ds una prolongada y t r i u n ­fal j i r a por el Extranjero, don* de con su arte cont r ibuyó al au ge actual de nuestros bailes, arte que bri l ló anteanoche ;'e manera esp lénd ida , y al cqal, en estricta justicia, no debemos re gatear nuestro sincero elogio, como tampoco a la honrada in ­tención de.! l ibro n i al acierto en los motivos que de( tipismo regional ha satbido recoger el compositor, todo ello puesto con indudable habilidad escénica por el actor Vicente Soíèr, i n -térprete , a su vez, del persona ie central de este espectáculo folklórico de amplia signifi<» ción nacional.—A. U,

F O N T A L B A

"Flores rmtura Con eate titulo, y a teatro lleno,

hizo anoche su presentac ión , con poca fortuna, en el teatro Fontal -ba, la c o m p a ñ í a de l a bailarina españo l» Medinaaahara d e s p u é s de haber actuado en el extranjero,

"Flores naturales" constituye, al decir del autor de l a letra, « n a f a n t a s í a fo lk lór ica muy al uso, pero sin l igazón en las estampas y si» pretenalones literarias. m ú s i c a del maestro G r a c i a recoge con mayor acierto los motivos, que el tipismo de todas las reg lónos es­p a ñ o l a s le ofrecen, pero sin nada nuevo tampoco.

L o "mejor de todo, l a presenta-

Medinazaha ra y V i c e n t e Soler

c ión , y a veces, el buen conjunto del cuerpo c o r e o g r á l l c o . L o d e m á a , anodino, insulso y s in o r ig ina l idad alg-una para el g é n e r o , lo que de­c e p c i o n ó ostensiblemente al púb l i ­co que l l e n á b a n l a s/ila.

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F O N T A L B A

BAILES ESPAÑOLES Son base de estos bailes l a rea­

l ización co reográ f i ca de las doce fa­mosas "Danzas", del. maestro Gra . nados, a las que el talento de A l ­berto Torres, l ía sabido hallar toda l a gracia expresiva y l a sencilla i n -g-enuidad que sobre un fondo 'de sa­bor popular son como el esp í r i tu que da unidad a l a r ica variedad de la obra de Granados.

Dentro de esta unidad, de concep­to general, Aliberto Torres ha sa­bido marcar no solamente l a diver­sidad, sino in fundi r en -cada una de las danzas un leve y su t i l asunto que le presta personalidad y aleja l a m á s leve sombra de mono ton ía , sin contar el realce espléndido del color, del movimiento, de l a o r i g i . nalidad • del montaje y la a rmonl í de l a rea l i zac ión .

H a logrado a s í una serie finísim) de cuadros, en los que sobre ui acierto general, hay algunos tan be líos como l a danza 6, en la que l i co reogra f í a de l a "Jota" llega a um sxtraordinaria belleza p lás t ica , so )re una nota r i q u í s i m a de color le fuerza arrelhatadora; "Da carta''

danza 9, acierto d e i m í n v o ae ¿rw» c í a ; la "Villanesca", danza 1, en-canto de p i c a r d í a ingenua, y " L a m o n t a ñ e s a " , danza 12, en la que el movimiento parece que da . in tenc ión a la melodía .

Bai lan estas danzas, Marifé , cada d í a m á s segura y m á s personal; Olga Orosi, A n a M a r í a Hidalgo, Marga r i t a Alcáza r , Quini ta Colomé, P i la r Prats, Marisa P e ñ a l v e r , cada

M a r i f é , J u a n Contreras , Alberto Torres , P i l a r P r a t s y A n a M a r í a

Hidalgo

una de las cuales es una. consuma­da artisiia, y bailarines como Juan Contreras, Paco Ruiz, Ricardo Solé, J e s ú s Ajbadi'a, y con ellos Alber to Torres, que es a d e m á s un b a i l a r í n sobrio y de magnifico esti lo.

A c o m p a ñ a n las danza* al piano, de manera impecable y con estilo propio, los maestros J o s é Vives y J u l i á n Perera.

JSTo e,¡ tamos muy conformes con la dençir i í t iación de "Baile jondo" para la .sef anda parte; la hondura se ha referido siempre al cante, sobre to-dr> ovando no s e r v í a de acompafta-miev to al baile, porque el r i t m o del be- ; .estaba independencia a l "can. ta para expresar l a hondura. Pero

ge como se llame, e s t á presen-. el la i le no sólo con color, sino )' ".pa'za y or ig ina l idad; hay un

aap > t ido de dos figuras, Olga Oro-si ; ¿Alber to Torrea, de un g ran efect> ; unas sagutdilias gitanas muy sentidas de Mar i f é ; una m a g n í f i c a "farruca" de Aliberto Torres y "Jijan Contreras y unos fandangutllos del A n d é v s l e (Huelva) de una gracia. \ina a n i m a c i ó n y una intensidad arrebatadoras.

ID1 públ ico se e n t u s i a s m ó en ma­chas ocasiones, ap laud ió constante­mente, hizÉ> saludar a todos los ar­tistas y tuvo aplausos para los pia­nistas. .

Jorge D E I . A C U E V A

llí, ta, cor

Q

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F O N T A L B A

Gran turismo Revista de don José Diez,

música del maestro Rosillo E l arranque de la obra es prome.

tedor: l a salida de un coche de gran turismo, que lleva a unos rec ién ca­sados, parece que con esto se in ic ia una .acción, pero se abandona en seguida tras una serie dé cuadros que equivalen a- v « r d a d e r a s digre­siones ; a t r a v é s de ellos l a acc ión se va empequeñec iendo y d i fumina iu do en torno a incidentes pequeños

Virg in ia de Matos, maestro R o ­sillo, Irene D a i n a y Diez

por la importancia, pero largos por la excesiva importancia que se da al tipo del cñófer y a un diá logo en m a d r i l e ñ o convencional; de pronto se abandona este tono, que por sai­netesco quiere ser real, y. nos encon. tramos bruscamente en plena fan­t a s í a de platillos volantes, que m á s bien que interesar a l públ ico , lo puso un tanto serio.

L a excelente m ú s i c a del maestro Rosillo, l lena de sabor y de a legr ía , fué tan del agrado del públ ico, que lo mantuvo adicto a l autor; s o ñ a ­ron m a g n í f i c a m e n t e un schotis, una rumba, una marchifia graciosa, una evocac ión tropical, y se ap l aud ió y se repi t ió . . . , pero la fa l ta de cla­r idad del l ibro enfadó al público, que p r o t e s t ó francamente.

F u é aplaudida Raauel Rodrigo, V i r g i n i a de Matos, P é d r í n F e r n á n , dez, qme hicieron esfuerzos gene­rosos.

Jorge D E L A C U E V A

T E

"Esp&na de mis amo/es" Espectáculo de don

F . Castillejo Osuna y don Marcelo del Cfid, música del

maestro Gil Serrano Kay, dentro de un l ibro bastante

sucinto, cierto propós i to da lógica e i lación que lo hace fác i l ; permi­

te aue se siga con f acü idad y resul­ta muy a propósi -

\ to para presenta-

y^g) NST, r a como Isabelita \ Sánchez , l i n d a ,

graciosa, de gran estilo y de una agilidad de gar . ganta maravi l lo­sa, con lo que el cante andaluz le sale con un gor. jeo delicioso.

T a m b i é n tiene in t e ré s la f igura de J e s ú s Collado (el L a b r ador), que con la misma facilidad saJe por el cante qiie por jotas o cualquier otro estilo.

F iguran t a m b i é n l a gent i l M i l a g r i .

tos Meiéndez y los s eño re s Pove. daño y Tábregues .

L a múica , muy or iginal , aunque siempre inspirada en motivos po­pulares, es sonora y melódica .

E l éx i j fué completo y hubo re peticione y «a ludos .

J . D E L A C

Isabelta S á n . chez r J e s ú s

Colado

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03 f i 4

R E A P A R I C I O N D E L O S " C H A V A L I L L O S D E E S P A Ñ A " E N E L F U E N C A R R A L

E n su estival recorrido por los escenarios m a d r i l e ñ o s , los "Chaval i l los de E s p a ñ a " h i ­cieron ayer en las funciones de tarde y no­che su r e a p a r i c i ó n en el teatro Puencarra l

,con ,el e s p e c t á c u l o fo lk lór i co de P r a d a S . Guerrero y maestro Algara , "Claveles 1950". L a s alegres estampas dieron o c a s i ó n de lucimiento a las juveniles "estrellas" Pe ­pi ta Sevil la y Angel i ta Font ; a los hermanos Zarzo; a l a p a r e j a de baile Pepi ta Ortega y Goyo Reyes y a R i c a r d o Moscatell i , figuras principales del elenco. Todos ellos escucha­r o n prolongadas ovaciones que se reproduje­r o n a l f ina l de ambas funciones, en honor de autores e i n t é r p r e t e s del entretenido p a ­satiempo.—C.

" B E CASCORRO A PASAPOGA"

n a 1-i -io IS,' to e-sU ra l i ­ra da

a de na se

a-ie e-a, W )r

Saínete lírico de Dicenta L a i n t e r p o s i c i ó n de un n i ñ o de

ocho a ñ o s pretende marcar las dos é p o c a s del c a s t i é i s m o m a d r i l e ñ o : la à& los barr ios bajos, con su c lá ­sica manera de sentir , y la moder­na, encarnada en una sala de fies­tas de nuestra posguerra. M u y po­co in ter regno para que los s e ñ o r e s D icen ta y Paso s i t ú e n l a a c c i ó n en el c l á s i co sainete cos tumbr i s t a de pr incipios de siglo, a juzgar por la índo le a r g u m c n t a l del m i s m o y con el anacronismo de pinceladas m u y de los t iempos actuales, co­mo los vendedoras de cupones de ciegos y helados a l corte. Con es­tos antecedentes de t ipo actual el cast icismo y su desarrol lo d e b e r í a n ser m u y otros, y esto era lo que en un p r inc ip io c r e í m o s de buena fe. Pero el sainete discurre por los mismos cauces que los de a n t a ñ o , pin m á s vari^cipnes que el deco­rado.

H a y luego en el t ranscurso del m i s i r o situaciones y chistes de ele­vado tono, y que, como siempre,-son do indiscut ib le y fác i l efecto de d o m i c í d a d . Sin estas considera­ciones, "De Cascorro a Pasapoga" es una pieza c l á s i c a de nuestro teatro, l levada con d i á l o g o grac io­so y f lú ido, h i lvanada con sol tura, para que el maestro Romo luzca una p a r t i t u r a l i m p i a y m e l ó d i c a , de g r a n contenido y fina fac tura , sobre lodo en n ú m e r o s t a n logra­dos como el pasacalle, el bolero, con mixt i f icaciones de c a n c i ó n de cuna, con que se c ier ra el p r i m e r acto, cantado a cuatro voces; la romanza de b a r í t o n o y el pasodo-ble dedicado a M a d r i d .

P u f j t a J i m é n e z , t a n ac t r iz como buena t iple , tuvo una a c t u a c i ó n a c e r t a d í s i m a , ren ls ta (í* ; -»t»»na«

, Paso y maestro Romo verdad . As ta r loa , con eu ampl ia voz y depurado estilo de l a mejor escuela, le s i t ú a en uno de nues­t ro s mejores b a r í t o n o s . M u y b ien E m i l i a Serrano y Fe rnando -He-ras. Pep i t a Huer tas , con T i n o Par­do, E lad io Cuevas e I n é s G a r c í a , d i e ron la n o t a c ó m i c a de indiscu­t ib l e v is tos idad t ea t r a l , y Pepe M a r í n , magn í f i co en sus dbs pál­peles a n t a g ó n i c o s . L a obra g u s t ó desde u n pr i i í c ip io , se r i e r o n chis­tes y situaciones y , se r ep i t i e ron casi todos los n ú m e r o s de l a ins­p i rada; p a r t i t u r a del ma>estro Ro­mo, quien con sus c o m p a ñ e r o s e i n t é r p r e t e s r e c i b i ó muchas ovacio­nes a l final de, los dos actos; u ñ o de é s t o s , el p r imero , m u y despro­porcionado en r e l a c i ó n con el se-gundo. L a orquesta, b ien conjunta­da, pero pobre de sonido-

O O B E L L A

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^ 1 EJ espectáculo de ilusionismo

"Burlando al diablo" Se ha presentado en e l » F u e n c a r r a l un es-

jeo tácu lo de i íus ion i smo t i tu lado "Bur lando i l diablo". El texto a r r e v i s t á d o en prosa y m verso es de F. Vil la espésa y la m ú s i c a leí maestro Gui l lén . La figura pr inc ipa l la mcarna el prestidigitador "Principe Omax" iue realiza elgunos de sus, ejercicios de es-vamoteo .y de evas ión con rapidez y destreza unque en la parte hsblada imite—sin n i n g ü -.a necesidad, «• nuestro juicio—a otros ar t is -as de su misma especialidad. Dos n ú m e r o s o r e o g r á f i eos .adquieren notoria: espectacula-•.dad con la luz negra, e int&cyi&nen •tam-ién en lo fan tas ía la pareja ac robá t i c a A n -ala y NioO'—olímpicos de tapiz—con a u t é n -00 valor circense. E l e spec tácu lo resulta en-.etenido y diver t ido, y Ornar y cuantos con 1 actuaron, fueron muy aplaudidos.—A. M .

F U E r f C A R R A L 7

"Burlando al diablo** E l s e ñ o r Villaespesa—don F r a n ­

cisco—ha compuesto una f a n t a s í a arrevis tada de fácil factura, l i m ­pia y entretenida, sin m á s apeten­cias que las obligadas para que luz­ca su ar te personal el buen ilusio­nista P r í n c i p e Ornar. L a labor del autor queda c í rc iy i sc r i t a a la pre­s e n t a c i ó n de una suces ión de es­tampas—30 cuadros—, bien conse­guidos, sobre todo en lo que res­

tí '"" I

M a r í a L u i s a Pinto, Tony G a -mar, Ornar, Vi l laespesa y maes­

tro R a m o s

pecta a 1» •

, „ ... ^ iuuocecn ia , que sirven de pretexto para que el maestro Guil lén componga una entretenida melodía , muy propia con el espec­t á c u l o de que se t ra ta .

E l Principe Ornar dele i tó a l - res­petable con sus juegos de ilusionis-i mo, todos ellos realizados con deli­cada limpieza, algunos de verdade­ro acierto. Los bailarines Angela y Nico completaron la bondad del programa con sus magn í f i ca s inter­venciones. Son dos bailarines de i n ­discutibles facultades, que el pú­blico las ap rec ió en todo su valor, correspondiendo con grandes y pro­longados aplausos. "Burlando a l dia­blo" es un e s p e c t á c u l o que por su bondad y buena p r e s e n t a c i ó n es digno de elogios. '¿

Autores e i n t é r p r e t e s saludaron desde el palco escénico a l final de cada acto.

C .

A L 1 5

115

esiuci.^, , L O L A FLORES Y M A N O L O C A R A C O L , EN 1

;| E L F U E N C A R R A L ; 51 • Los populares i n t é r p r e t e s de la canc ión an­daluza L o l a Flores y Manolo Caracol h ic ie ron I aseche su r e a p a r i c i ó n en e l tea t ro Fuencarral con "Zambra", de Quintero. L e ó n y Quiroga. •Ambos estilistas de la canc ión y r i tmos g i ta-taois lograron, como siempne, entusiasmar a l p ú -iblioo que 'llenaba la sala, y su ac tuac ión , asi •como la de los restantes e lemento® que fo rman e l conjunto, fué subrayada con muchos aplau­sos.—iC.

FUENCARRAL'

Lola Flores y Manolo r Caracol

Con el e spec tácu lo de Quintero, ¡León y Quiroga, titulado "Zam­bra", esta pareja de artistas, fo r ­mada por L o l a Flores y Manolo Caracol , ha trasladado e l escena­rio de sus é x i t o s a l coliseo de la calle j i e Fuencarra l^ L a s ovaciones

se sucedieron sin i n t e r r u p c i ó n du­rante toda l a velada, r e p i t t i é n d o s e l a m a y o r í a de los n ú m e r o s dentro de u n ambiente g r a t o y acogedor. Destaquemos como siempre, ade­m á s de l a a r t í s t i c a i n t e r p r e t a c i ó n de L o l a y Caracol, a la buena ba i ­l a r i n a Raque l Lucas, a l a canzo-net is ta M a r í a D-olores, a l p r i m e r actor A n g e l de L e ó n y a l m a g n í ­fico concert is ta de g u i t a r r a Paco Agu i l e r a , que, èn u n i ó n del resto de l a c o m p a ñ í a , t uv i e ron que salu­dar buen n ú m e r o de veces desde él palco escén ico , ante los constan­tes aplausos del numeroso p ú b l i c o que l lenaba la a m p l i a sala.

O.

T E J F U E N C A R R A L

"Don Juan Tenorio" por Los Chavalillos de España

Vuelven los "Tenorios" a los es-Cenarlos madrilefios, Pero este a ñ o

L u i s í t a Imperio, Goyito Beyes , J o s é M a r í a de Horna , Pep i ta

. y Manolo Zarzo

t r aen como novedad el ser puesto «I d r ama inmor t a l de Zorr i l l a por *1 elenco juven i l t i tu lado "Los C h a -yalHlos de E s p a ñ a " . Del folklore se h a n pasado a l verso, y con graa acierto intenpretativo, ya que en l a velada de anoche supieron cosechar grandes aplausos durante toda l a r e p r e s e n t a c i ó n .

Todo «1 mayor m é r i t o radica en contemplar en escena a estos ba i l a , r i ñ e s y canzonetistas de ayer, hoy convertidos en amos bueno sactores oe capa y espada.

Cuatro fteuras refuerzan l a com­p a m a : J o s é M a r í a de Horna, que Blzo un don Juan sobrio y digno de

l a mejor escuela, bien secundad^ por Lu i s i t a Imperio en él panel d< I n é s ; Julio F e r n á n d e z , en el de dor. Gonzalo y Antonio Guijarro en ei de don Diego.

E l vestuario, las decoracionea y l a puesta en escena, *a tono con la importancia de l a obra. Hubo m u . chos aplausos para todos, subraya dos a l f ina l de cada acto.

C. 5

116

X ' l i

Anoche se e s t r e n ó en el Puencarral una ope^ reta atrevistada. l i b r o de Tejedor y Taramon: y m ú s i c a de 'Moraleda, que obtuvo un c lan y rotundo éx i to . Fueron repetidos la mayor í s de los n ú m e r o s de la par t i tu ra , que aun suje­tos en ocasiones a notorias influencias, sop. f i ­nos, melodioso®, llenos de gracia y de garbo, y l levan el sello p e r s o n a l í s i m o de su autor, que sabe combinar la in sp i r ac ión española con el r i t m o sincopado ptiás ági l ly moderno. "La ¡ a n d ó n de la carta" es. u n ejemplo de senti-niento y de'delicadeza, buscando el efefeto ex-'lusivamente en la cuerda,- cosa poco frecuente n esta clase de espec tácu los , demasiado ch i -riantes de m e t á l i c o s chinchines. Moraleda es, demás , d u e ñ o de l secreto de los boleros, en

los que nada tiene que envidiar a los mejores maestros extranjeros del géne ro . A s i lo e n t e n d i ó el púb l i co ayer, t r i b u ­t ándo le , así como a la orquesta, muy bien d i ­r ig ida por Moreno Pa­vón, nutridas y caluro­sas ovaciones.

La empresa ha hecho un gasto notorio al pre­sentar el e spec tácu lo con ese fastuoso lujo que los antiguos cronistas deno­

tó. Rosales, Alares minaban ."as i-á t i c o" u y Heredia "oriental", y que hoy po­

demos calificarlo c o m o ?io del p a í s de l dó l a r . Nada- se esca t imó, n i

3tv-'corado, n i en . induipentaria. E'l n ú m e r o de l a pr imera parte, pongamos por caso, erpreta con tres clases de vestidos d i f e -, simplemente, porque la le t ra de la can-ü u d e sucesivamente a tres colores, bro, sin grandes alardes de or iginal idad, r t ido y ameno, aunque sus autores cai-

n necesidad en la_ conces ión fácil de los ¡eos basados en supuestas infidelidades

ígales y en s ími les t a u r o m á q u i c o s , l o que obra evidente escabrosidad. Pero i n -

js en que, tanto por la bril lantez de la i tac ión como por la o r ig ina l í s ima coreo-—donde se revela el esfuerzo creciente aestro Monra—la opereta d u r a r á muchos n el cartel del Puencarral.

m a n ó l o Alares—con magníf ica comicidad—, el veterano Heredia, con irresistibles efectos hilarantes, y la be l l í s ima L i n a Rosales, que d i jo , can tó y bai ló con verdadero arte, compo­nen el t r í o de principales i n t é r p r e t e s , eficaz­mente secundados por Nieves P a t i ñ o , Ruth Moiy , Pepita Ar royo , M a r i l í s de Lagunar, M a r i Carmen de Alvarado, O'Rico Grima, el ba i l a r ín Francisco Cernuda y el resto de l reparto. Para todos hubo muchos aplausos y los autores sa­ludaron al f i n de cada "parte.

L o que menos nos gusta de l a opereta es ese t í tu lo de "Los Haigas", porque no- nos hacen gracia las barbaridades antigramatica-ies, y porque no responde n i a l asunto, n i a l c a r á c t e r del e spec t ácu lo .—A1 f r e d o M A R ­Q U E R I E.

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SE ESTRENO CON UN GRAN EXITO EN < EL TEATRO FUENCARRAL «LOS HAIGAS» Llámeses operta o, con más

propiedad, juguete cómico li rice arrevistado, que es lo que le cumple, la obra navi­deña que anoche se estrenó en el popularisimo teatro Fuen-carral, mereció el gran éxito que alcanzó.

Lo mereció, porque el libro de Taramona y Tejedor es li­gero y gracioso; la música, ocurrente, entretenida, retozo­na y a ratos hasta melódica, dentro del género «estrepito­so» moderno, en que el maes­tro Moraleda resulta ser tal «maestro»! porque hay dos do­cenas de chicas muy requete-guapas, y tres «primeras» —la Rosales, que se mostró toda una «vedette»; la Patino, ex­celente y ¡oven tipie cómica, y la Moly, una encantadora estrella, bella ,y escultura—, atractivas, dinámicas y ele­gantes, que conocen al dedillo su misión «estelar», y dos ac­tores cómicos, veteranos ¡os dos, pero que cada día alar­dean con más razón de eter­na juventud por su dominio del difícil arte de despertar la hilaridad, sin necesidad de caer en excesos chabacanos y, çon aquel buen arte ds lo có­mico que acreditó a Carreras, a Riquelme, a Castrito (hemos nombrado a Alares y Here­dia), bien secundados por To­más González y , sobre todo,i porque la Empresa «ha tirado la casa por al ventana», como suele decir, el vulgo —que sa­

be siempre lo que se dice—, y han montado la obra con de­rroche de lujo y buen gusto en atuendos y decorados, con­fiando los «conjustos» al ex­celente maestro Mon ra —que también sabe lo que se hace— y ha logrado verdaderos y asombrosos aciertos plásticos que muy justamente arranca-

Lina Rosales, Nieves Pati­no, Ruth Moly, Alares y

Heredia

ron entusiastas ovaciones y c o mentarlos encendidamente elogiosos, especialmente en el final —originalisimo, por cier­to- del primer acto. Con to­do ello, el éxito fué largo, con­tinuado, uniforme y resonan­te. Hay obra para esperar con tranquilidad la llegada del ve rano.—ACORDE.

118

c

vi

PASiORA QUINTERO se presenta

en Fuencarral Después de au breve tem l i ­

rada en ei teatre Calderón, Pastora Quintero se presentó la tarde d©| Sábado ds Gloria en el teatro Fuencarral. E l decoro del espectáculo, su se­riedad y la gracia del íibro,

i con el acierto de la música, I fueren acogidos con muchos ' aplausos.

F U E N C A R R A L

'Fiesta y romance* Con estp e s p e c t á c u l o fo lk ló r ico ,

de O e h a í t a , Va l e r i o y Solario, se ha presentado en el coliseo i e la cali© de Fuenca r r a l Pastora Q u i n ­tero con s u . c o m p a ñ í a , en l a que figura Hober to Font , el cual fué acogido con las mismas muestras de aiprotmnion que cuando su es­t reno en el C a l d e r ó n .

r ep i t i e ron n ú m e r o s y las ova-eienea no cesaron durante toda la velada.

F U E N C A R R A L

Presentación de Lola Flores y Manolo Caracol L a popular p a r ç j a de Lo la Flores

y Manolo Caraool, secundada por la otra pareja formada por N a t i Mi s t r a l y Tony Leblanc, hizo ayer s i f p re sen tac ión en el teatro Fuen-carral Con el entretenido espec tácu ­lo de Quintero, León y . Quiroga "La maravi l la errante". E l éx i to fué el de siempre, , r ep i t i éndose numero tras n ú m e r o y suced iéndose las ovaciones en cada una de las i n ­tervenciones de estos cuatro artis­tas cada vez m á s dueños de sus reconocidas cualidades para este gé-

. nero teatral . • , Autores . e I n t é rp r e t e s saludaron

reiteradamente desde el palco escé­nico a l final de los actos.

O.

\ \ \ Fui/w

p 1 ^

L A C O M P A Ñ I A L I R I C A D E A N T O N N A ­V A R R O , E N E L F U E N C A R R A L

E n el teatro F u e n c a r r a l hizo anoche su p r e s e n t a c i ó n , con el s a í n e t e de C a r r e ñ o , R a ­mos de Castro y el maestro S o r o z á b a l " L a del manojo de rosas", l a c o m p a ñ í a de A n t ó n Navarro , en la que figuran elementos a r t í s ­ticos de s ingular relieve. T u v o l a obra b r i ­l lante reparto, prodigando el p ú b l i c o , que l lenaba l a sa la , c á l i d o s aplausos a las p r i ­meras figuras del conjunto: A n t ó n Navarro , que l u c i ó su bien impostada voz de b a r í t o n o ; Josefina Canales , E n c a r n i t a M á ñ e z , L u i s a Esp inosa ; pr imer actor y director, J o s é Pello; R a m ó n Cebr ia , E d u a r d o Antolinos, Fe l ipe G . M i l l á n y d e m á s ' p a r t e s de l a dis­c ip l inada f o r m a c i ó n . A l firiál se reprodujeron los aplausos en honor de los autores e i n t é r ­pretes del s a í n e t e . — J . C . V .

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c

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v a 1 íUi^ ^ V^ralAí^

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GRAN VIA

"Sinfonía 2.000" • Rosita Segòvia es cubana; es una u-tiata, cubana de un gran tempera-Tiento y un sentido tan hondo del i r t e eapañol y, sobre todo, de baile ^uc viene a ser connatural con ella, y as í le s u r g è e s p o n t á n e a m e n t e sin ssl'uerzo, con sencillez elegante.

E n torno a ella hay un núc leo de artistas, oualquier.a do ellos puede ser una figura, como Rosita Pas. t rat , Eduardo de Córdoba , M a r í a Francisca, grata cancionista; Lau ­ra Donoso y otros muchos excelen, tes bailarinas y bailaores.

E l os,pectácmo es t an vario, que va desde la ac tuac ión personal de las primeras figuras a l n ú m e r o am­plio y de conjunto con honores de "ballet", como "Un chavalillo en el cielo", qué es como una escenifica, ción p l á s t i c a de la poesía de Gar-c í a L/Orca "Lmna, luna", en la que

Rosi ta S e g ò v i a , E d u a r d o de Córdoba , L a u r a Donoso y R o s i t a

F a s t r a t

hay aciertas de color y de movi­miento.

E l nombre de ••Sinfonía 2.000" sur­ge de unos n ú m e r o s , verdaderas v i ­siones futuristas de Nueva York, con "ballets" de la época.

L a base l i te rar ia de la mayor par. te de los n ú m e r o s *on de la famosa escritora Rizpay, con mús i ca de B a . belles Planas, de Clemente de Ca­brera, de sentido agradable, apar, te de varias composiciones de A l -oénlz y Granados.

E l público s iguió el e spec t ácu lo » n in t e ré s y aplaudió caluroea. nente.

J . D E L A C.

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I

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¿ L A Anoche se estrenó en el Gran Vía E l á g u i ­

la de dos catyeigfis, de Jean Cocteau, traduci­da al castellano por José Luis Alonso, en una versión de exquisita sensibilidad y agu­da percepción de mati­ces. E l traductor saludó al f in , de los tres ac-as, entre grandes ova­

ciones y mientras la cortina se descorría rei­teradamente en honor también . de los intér­pretes.

Irene López Heredia, en un papel tan exten-\o como intenso logró

viña creación verdadera­mente magistral. Supo dar vida, pasión, majes­tad y aliento t rágico a la figura de la protago­nista y alcanzó un me­recido y rotundo t r iun - Ireme L6pez Heredia fo en unión de Asun- y Alonso ción Montijano, Anto­nio Prieto, Jeten Corités, Lu i s ' Por redón y Adolfo Gallo, que trabajaron de modo impe­cable y .admirable. , •

Los figurines de Víctor María Cortezo y los decorados áél mismo artista, realizados por Redondela, merecedores del más sincero elogio por su belleza y perfecta ambienta-ción, '. 'vi' .4 - . ' 1:

Jean Cocteau se i n s p i r ó para escribir " L ' A i g l e a deux tetes" en l a e n i g m á t i c a muer te de L u í s I I de Baviera , pero de jó vo lar l ib remente su f a n t a s í a a l componer el argumento de su obra. Si no estuviera tan desgastada y bastar­deada l a palabra "parodia" o el concepto "pas­tiche", d i r í a m o s que así como "Orfeo" es una parodia de t ragedia y " L à voz humana" l a " r é ­p l i ca" p a r a d ó j i c a de un m o n ó l o g o , " E l águ i l a de dos cabezas" 'es parodia pastiche y r é p l i c a de una opereta sin m ú s i c a y de un melodrama, pero realizado todo dentro de la mayor y me­j o r a m b i c i ó n teatral y del m á x i m o r igor 11-tM'a.rio.

Cocteau, tan aqui l ino como el t i t u ló de su obra, se s in t ió a l ^ escr ib i r la tentado por las circunstancias. S in abstracciones, s in fantas­mas, s in incorporaciones t e r a t o l ó g i c a s , sin pos­tura c r i t i c i s t a—tón icas todas ellas de l a esce­na francesa actual—, Cocteau el igió un tema sencillo, t r i v i a l , r u t i n a r i o en l a apariencia —aunque no en l a calidad y en los matices que supo i m p r i m i r l e — , u n tema de opereta y de melodrama: el personaje que re ina pero no gobierna frente a l poeta revolucionar io , l a i n ­t e r v e n c i ó n del i n t r igan te jefe de pol ic ía , la i n ­v o c a c i ó n a l a " r a z ó n de Estado", las diferen­cias de clase, el amor por encima de las con­veniencias, la muer te r o m á n t i c a a manos de su amado, l a azafata confidente y despechada, ei oficial enamorado en secreto de l a sobe­rana, etc, etc.

¿Es posible vo lve r a escribir todo «iso, ha­c i éndo lo bien?, parece 'haberse preguntado Cocteau; y no cabe duda de que en ta l empe-' ñ o ex is t ía u n p r o p ó s i t o dif íc i l : ves t i r e l t ó ­pico con bellas palabras, darle hondura , poe­s ía y humanidad, elevarle a c a t e g o r í a de s í m -bolft y, sobre todo, crear t ens ión , situaciones, pasiones con los m í n i m o s , indispensables per­sonajes y logra r en el desenlace el sacudi­miento, el estremecimiento de la tragedia a u t è n t i c a . Todo eso y m á s lo ha conseguido el autor. Nos parece que ya es bastante. E l an­tagonista masculino de " E l á g u i l a de dos ca­bezas" no pronuncia n i una sola palabra en el p r i m e r acto de l a obra. Ot ra f igura de la f ic­ción—el criado negro—es sordomuda. Cocteau flp'sdeña de vez en vez los supuestos valores

del d iá logo picado, l o que en l a jerga tea i ra i se conoce con- el g a s t r o n ó m i c o remoquete de "bocadillos". Pero es que cuando el concepto y el lenguaje, l a idea y el verbo tienen y to ­man a l tu ra en e l escenario, l o convencional se olvida y l o impor tan te no es lo que pase o suceda en el curso de l a t rama, sino lo que sientan y lo que digan los personajes arreba­tados por l a f luencia d é sus pasiones y por el curso de l a acc ión .

Aunque el caro no aparezca en l a farsa de Cocteau, se mantiene latente entre bastidores. Se alude en l a obra a los conspiradoras y a l e s c u a d r ó n de H ú s a r e s , q u é tantas veces eyolt i-cionaron en los á m b i t o s operetescos. No f a l ­tan como elementos indispensables dè l asunto' los estampidos de los disparos, los rayos y los t rue í ios y hasta el veneno y el p u ñ a l . Con ver­dadero regusto y regodeo va acumulando el autor esos y otros recursos para amenazarnos y asustarnos con ellos, pero a p l i c á n d o l o s luego en una var ian te puesta al servicio de la me­j o r l i t e ra tu ra .

" E l á g u i l a <le dos cabezas" nos deleita con su palabra poé t i ca y nos conmueve con su ten­s ión d r a m á t i c a de r a í z m á s intelectual que sen­sorial . E l juego de Cocteau consiste en apre­tar l a t rama y la u r d i m b r e del reverso de u n tapiz conocido y en m o s t r á r n o s l o asi, en vez de buscacr un mot ivo or ig ina l y br i l lan te , u n anverso coloreado, Cocteau cal i f icó su obra de "poema s in fón ico" . Nosotros le l l a m a r í a m o s mejor "opereta t r ág i ca " . Aceptando una u otra def in ic ión , de l o que no cabe duda es del alto i n t e r é s y va lor l i t e r a r i o y teatral del exper i ­mento, al que I rene López Heredia ha pres­tado lo mejor de su arte,—Alfredo M A R -QTJERIE. B i S P P i

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GRAN V I A ' f /JL_ ü

" E L AGUItA D E DÓS CABEZAS" Drama de Juan Cocteau, traducción de José Luis Alonso

ha. constante i nqu ie tud de Coc teau le h a hecho abordar no sola­mente todos los g é n e r o s y todas las m i n e r a s , desde l a m á s audaz y ext ravagante hasta l a m á s c l á ­sica. E n esta obra, y con cer te ra v i s i ó n de que l a manera de a t rae r a l p ú b l i c o a l tea t ro es l a f ó r m u l a d e l i n t e r é s , h a enfocado el melo­d rama , i n t e r é s escueto y elevado a l a m á x i m a potencia. Acaso i n ­fluyera en ello l a famosa inves t i ­g a c i ó n de las l i b r e r í a s populares,

131 autor , como cualquier exal ta­do r o m á n t i c o de l a é p o c a , e n t r a en escena con todos los efectos y e f e í ï t i smos de l m á s experto au to r . de melodramas, pero con l a segu­r i d a d de, u n aguerr ido au to r de t ea t ro ; todo es t ea t r a l idad y todo es c o n s t r u c c i ó n de tea t ro , que só lo f a l l a u n poco en l a a c c i ó n exter ior , con lo que h a de emplear c o n ex­ceso el d i á l o g o , que en e l melodra^ ma, como es sabido, debe ser cor­tado, s i n t é t i c o y en l a med ida ne-

en las que no sólo r^ulta^n a ^ r V ^ a r la sólo actuales y preferidas las a c c i ó n y

Irene L . Heredia, F . C o r t é s , A s u n c i ó n Montijano, L u i s P o -

r r e d ó n y J o s é L u i s Alonso

obras de Alejandro Dumas, sino aco tadaà por l a ind ignac ión del lector, que es u n a forma espon­t á n e a del Interés ,

Acaso no conozca Cocteau l a f ó r m u l a de .nuestro conde de. F a l

re forzar la ; por lo d e m á s , todo é l procedimiento, toda la fuerza, to ­dos los elementos que requiere el genero e s t á n empleados con sabi­d u r í a , especialmente los que ao-

j t u a n sobre los sent imientos i n s t i n ­t ivos y p r imar ios del espectador. Hay, pues, el excitante de l a ad­m i r a c i ó n , en el boato d e l a coxtej ^&e l a i n t r i g a , en ¿1 c a r á c t e r oscuro

y cambian te de l a re ina , que l lega a parecer, por e x t r a ñ o , hasta v i ­s ionar ia ; para l a i n d i g n a c i ó n hay

i u n a d a m a e s p í a y Un m i n i s t r o de p o l i c í a , u n a especie de e x t r a Scar-pia , y p a r a l a c o m p a s i ó n , e l amor desatinado del asesino, que p ren ­de t a m b i é n en e l c o r a z ó n de l a r e ina ; u n a v e » expuestos y u t i l i ­zados estos elementos, l a a c c i ó n se a c t i v a y el i n t e r é s v a en u n crescendo a r ro l l ador , que c u l m i n a en u n f i n a l , con fondo de grande­za y con el uso de lo t e r r i b l e , que impone y ar ras t ra .

L a t r a d u c c i ó n d é J o s é L u i s A l o n i so, maestro ya en estos meneste res, es, como suya, no sólo l i m p k y correcta, sino fiel i n t é r p r e t e df l a i n t e n c i ó n del autor , que es k que m á s i m p o r t a

I r e n e L ó p e z Hered ia t uvo una noche t r i u n f a l ; d ió no só lo empa­que y nobleza a l a figura, sino ese tono d r a m á t i c o que hay que cu idar en e l me lodrama _ m á s que

waquler, comenta r i s ta de l a h i s to - - „ , r i a de E s p a ñ a , s e g ú n l a cual " t o - 1 1 » fn i t» ^ 7 ^ ! . pa^a con t ra r res ta r da h i s t o r i a t iene algo de novela y eos y J ^ a ^ ^ ^ i c c l ó ^ . t oda novela algo de h i s to r ia" . Con i ~ : Í ~ y acer to en l a ^ a s e y en e l desenfado prop io de esta f ó r ­m u l a i r r u m p e l ib remente en u n a cor te a lemana a l l á hacia mediados de l s iglo pasado, cuando el f e r ­m e n t o revoluc ionar io a g i t ó t a n t o p r inc ipado y t an to g r a n ducado de l a d i v i d i d a A leman ia , y l l ega a e l la con l a leyenda del revolucio­n a r i o que confunde con el odio su a m o r hac ia l a r e i n a

• gesteú

A s u n c i ó n Mon t i j ano , a f o r t u n a d í ­s i m a en toda su a c t u a c i ó n , en l a que puso esa grac ia s u t i l t a n f ina . M u y bien, plenamente bien, Juan C o r t é s . M u y justo y sobrio A n t o ­nio Pr ie to , y lo mismo L u i s Po-r r e d ó n .

L a escena, puesta con lu jo y con gusto e n u n conjunto m u y ento­nado.

E l i n t e r é s fué constante, l a obra no sóio i n t e r e s ó , s ino que g u s t ó ; e l t r a d u c t o r y los i n t é r p r e t e s fue­r o n m u y aplaudidos y l l amados £ escena en los tres actos.

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4 U

o

.^jbe se estrienó en el Gran Vía I I berfet-¡o a s o m g l i , de Pirandello, vertido inteligen-teraentc al castiellanio por Ildefonso Grande con el tíltulo de E l g o f r v de óffácabehs , 'El público escuchó com­placido e interesado la obra, tributó una ova­ción a los intérpretes mom'entos anteis de ter­minar la función en una escena llevada con gran calor y brío y aplaudió en los finales de acto, mientras las cortinas sie descorrían muchas vedes.

I renè López Here­dia, feliz iniciadora de las revisiones pir'ande-Uianas, ha tenido el acierto dle da,r a cono­cer por primera viez al público español E l go ­r r a de cascabeles, a pe­sar de no ser esta "co­media de primera ac-t r iz 'V sino de "actor j , . ^ López He,redia g e n é r i c o " "Campa , y j o a g u í n García qué por cierto fué muy • León bien icnc'arnado, con al-' gún leve exceso de ademanes, por Joaqui García León. La señora López Heredia d i i vida admirable al papel de "Beatriz", , sí: perder n i un momento la tensión que el per «maje .requería. •Luis S. Tortlecilla hizo u "Delegado" de perfiles humorísticos honrs d'ameinte logrados, Asunción Montijano cor siguió una auténtica creación en "La Sarra cena" y Maxy González, Juan Cortes. Caí men Blázquez y Julieta Gil colaboraron efi cazja-)ente en el triunfo escénico.

PirandeUo estrenó "II berreto a sonagli" ei 1914. E l profeso? Starkie—a quien se debe uní de los ittás agudos y sagaces libros sobre e autor siliciano-r-ha señalado certeramente e gran parecido de los razonamientos finales di " E l Deleyado Spano" con el "Crispin" de "Lo intereses creados'*, de Benavente. Pero la obn do D. Jacinto, muy anterior en el tiempo, tie ne, dentro de un cierto retorno intencionad^ a los temas de la "Comedia deU'Aite", ma> yor agilidad y viveza que el diá logo insisten­te y reiterativo de PirandeUo. L o que a éstt preocupó fundamentalmente es el motivo, el te­ma central y dialéct ico de la producción escéni . ca y no la acción, n i el juego, ni el desen-vcivimiento escénico . PirandeUo es en 1914

cuando estrena " E l gorro ,de cascabeles", un autor de comedias de tesis, donde todavía se advierte de un modo notorio el hábito de na­rrador, de novelista, de ensayista. Después , su labor, sin perder los substantivos caracteres de fondo y de estilo, evolucionaría en un sen­tido más vivo y dinámico, concretamente, más eficazmente teatral. Sin embargo, en " E l go­rro de cascabeles" hay, junto al juego ideo­lógico, siempre chispeante y luminoso, una exacta def inición del provinciano ambiente çsiliciano, lleno de choques y conflictos entre la verdad ínt ima de los personajes y el "qué dirán" del mtiüdo en torno, que se empareja también con una tónica muy acusada en cier­tas creaciones benaventinas. Y hay, sobre todo, una encadenada ser i é de paradojas que conducen con adecuación perfecta hacia la s i ­tuación final, clave suprema de la comedia. Todo en ella está preparado y dispuesto para llegar exactamente a ese resultado de un va­lor escénico innegable.

E l personaje-guía , el explicador o razona­dor, que como un "coro individualizado" o estilizado aparece tantas veces en las farsas

pirandeUianas, encarna aquí el papel de pro-; jtagcuista. L a trama, el enredo que tejen en: " torno suyo los celos de una esposa histérica y los manejos de l a solapada "Sarracena" no en­cierran excesiva importància d é n t i ^ del dés-arroUo general de l a obra, y, en realidad, se nos cuentan y refieren, acaecen entre basti­dores. Lo importante para "Campaí" el pro­tagonista es sü condición de fantoche, que, cansado de serlo, reclama un puesto activo y humano en las relaciones sociales. Su proble­ma, que los demás habían considerado en un segundo plano, pasa, de pronto, en virtud de una lógica irrebatible y ©larividentei, a un primer puesto, a una posición primerís ima.

E n tal s i tuac ión es cuando el nudo dramá­tico se traba y el conflicto teatral se prende y arde con los más encendidos resplandores dialécticos. L a última: escena de " E l gorro de cascabeles", valiente, brusca, es de una mez­cla sutil de lo dramático y de lo grotesco—que anoche fué aplaudida con inteligente justicia por el públ ico del estreno—, anuncia ya la es­pléndida f loración del maduro teatro piran-deUiarib, que tantas obras fundamentales ha­bía de dar después al tablado universal.

Por esa sola escena vale la pena ver y oir " E l gorro de cascabeles". E s una lecc ión de buen teatro que dif íc i lmente puede olvidarse. Alfforl-v IWATírkTlITlíTW

125

GRAN V I A

" E L GORRO D E C A S C A B E L E S " COMEDIA DE PIRAJVDELLO, TRADUCCION DE DON

ILDEFONSO GRANDE E l gorro de cascabeles es el c lá ­

sico gorro de la locura, ú n i c a so­luc ión para el conflicto creado por otra, locura, cómo son los celos arrebatados de una mujer, que po­nen en evidencia a un pobre ma­rido, a su esposa y al propio ma­rido de la interesada.

E s t a obra, de las que l lamaba Pirandello de pasatiempo, no tie­ne la trascendencia peculiar en las del autor; sólo el e m p e ñ o , siempre teatral en él, de presen-

Irene L . de Heredia, J o a q u í n G . L e ó n , A s u n c i ó n Montijano

y Pirandello

tar tipos deta l lad í s imos , admira­bles de humanidad y de matiz y sin desórbi tar los en lo m á s mín i ­mo, hacen admisible l a so luc ión que se propone, por muy radical y sxtravagante que parezca.

Todos los personajes, aun los jue resaltan como de primer tér ­mino, e s t á n supeditados a este pensamiento, o lo que es lo mis­mo, a l personaje que lo e n c a r n à / que lo emite, con tan gran natu­ralidad y con tan segura maes tr ía , jue no sólo los espectadores, sino lasta los mismos personajes, si

pudieran pensar como particula­res, se creer ían superiores a é s t e , que es el eje y fundamento de l a obra.

Otro alarde de teatro es el de dar un asunto complicado a una obra de escaso movimiento, con lo que todo lo fia a su d iá logo pre­ciso, en el que cada frase es u n dato y un matiz m á s del tipo, que se acaba por conocer í n t e g r a m e n ­te, no sólo en su ps ico logía , sino hasta de sus antecedentes y re* laciones.

Irene López Heredia hizo plena­mente el papel d« celosa violenta,, irascible, apasionada y de reacc ió- , nes vivajs. Joaqu ín Garc ía León creó el personaje complejo de C a ­pa, lo hizo y lo detal ló hasta «il extremo de hacerlo un poco lento y meticuloso. Muy bien Torreci l la en un personaje de matices cómi ­co?. Asunc ión Montijano, Juan Cor­tés , Mary González y Carmen B l á z - , quez.

E l público e s c u c h ó con gran aten­ción y ap laudió no só lo en los fina­les, sino en el transcurso de la re­presentac ión .

Jorge D E L A C U E V A

r J 126

127

H M Anoche se estrenó en el Gran Vía la obn

en tres actos, de Horacio Ruiz de la Fuen te, M í d a m e Rol l and . E l público acogió cot amables aplausos la re­presentación y al 'final de cada jornada el te­lón se alzó1 reiterada­mente, mientras el autor salía a saludar.

Irene López Heredia •ealizó un meritorio es­fuerzo encarnando la f i ­gura de la protagonista, le violentos tonos melo-iramáticos, y en todo nstarite'puso al servicio leí personaje sus mejo­res recursos de actriz. Vsuncióri Montijano dió d tipo de una lugareña gallega toda la malicia ¡f la feminidad que re-p e r í a , con admirable verismo. Matilde More­no, Mary González, Ju­lieta G i l , colaboraron eficazmente, así como Antonio Prieto, lleno de dignidad y de humildad en un papel de sacerdote; Luis Torrecilla, en un personaje cómico nada fácil por sus reiteraciones abu­sivas ; Juan Coítés, en un galán de positiva importancia, y ' Gorostegui y Zarazaga, en sus correspondientes cometidos.

Irene López Heredia y Antonio Prieto

"Madaníe Rolland" se inicia con los carac­teres de una obra costumbrista. Vemos apare­cer sobre el escenario tipos ya muy usados en la comedia regional—el campesino avariento, l a "mocita" tímida, la casera servicial y el bondadoso sacerdote, que siempre resulta edi­ficante y ejemplárizador como cumple a su sa­grado ministerio de la cura de almas, pero que teatralmente, no ofrece ninguna novedad. E n medio de este ambiente plácido y tranquilo se introduce violentamente el conflicto melodra­mático: Fernando, hijo de una supuesta s e ñ o ­ra viuda—que luego resulta todo lo contrario de una señora, dicho sea eufemíst icamente—va a contra'er matrimonio con la joven Maribel. Pero cuando el padre de esta señorita descu­bre la identidad de la señora supuesta, se opo­ne a la boda. E l hijo se enfrenta con a l ma­dre que le relata su oscuro origen. (Es incom­prensible, por cierto, que Fernando ignorara su falta de apellido paterno.) L a madre se vuel . ve loca, el hijo intenta suicidarse y entre tanto, la acción se rellena con diálogos entre cria­dos y con una anécdota o chascarrillo puesto en acción, cual es el del cartero que quería que el señor cura 1© regalara una pitillera.

E l propio autor hace decir a uno de sus per­sonajes, ref iriéndose al asunto de l a comedia: "Es de folletín, ya lo sé , pero los hay autén­ticos". Leve disculpa que no acierta a encubrir lo viejo y lo falsamente teatralero de la ac­ción. Contra nuestra habitual costumbre, he­mos referido algunos aspectos del argumento para que se aprecie claramente cómo no se debe a una personal apreciación crítica el j u i ­cio que "Madame Rolland" nos merece. A l de­c ir que todo en esta obra pertenece a un géne­ro y a un modo de entender y hacer total­mente caducados, no nos dejamos llevar por n ingún prejuicio de índo le estét ica o litera-'a. E s algo que se desprende de una simple enume­ración de hechos.

E n ©i diálogo hay algunos detalles de buena observación humoríst ica aplicados al citado pla­no regional, pero cuando llegan los pretendi­dos momentos de emoción dramática» el len­guaje fallan y ua .a lça^za .; King,án :.yB$Ijft.trá|ffeQ¿

fliads^^óllán^se encasilla en ¿i cuadro de

las obrits frustradas, porque ni por su fondo m por su forma, alimenta ninguna aspiraciói de novedad escénica.—Alfredo M A R Q U E R I E

128

GRAN V I A / p l

"MADAME ROLLAND" COMEDIA D E DON HORACIO RUIZ D E L A F U E N T E E l t í tu lo de l a comedia nos tuvo

un" tanto desorientados, esperando la evocac ión de la R e v o l u c i ó n fran­cesa...; algo f rancés h a b í a allí, a pesar del primoroso ambiente ga­llego: el origen remoto del asun­to, acertadamente nacionalizado y adornado con notas particulares por el autor . '

Se da cuenta el señor R u i z de la Fuente del acierto con que en­foca algunas escenas, e insiste en ellas, como en el feliz hallazgo del medio con que un muchacho, abo-

O

Y esto que falta en las escenas | fundamentales se encuentra pro- j digado en lo accesorio y en las i notas de ambiente: en tipos tan ¡ primorosos y tan dignos como el del cura, uno de los mejores tipos de sacerdote que hemos visto en el teatro hace tiempo, a l que per­judica el exceso y m o n o t o n í a de las interpecciones " ¡ P a r a ! " y su larga permanencia en escena como puro sos t én del d i á l o g o ; el tipo del cartero, acierto de verdad y color; el de l a muchacha timora­ta, a vuelta con e scrúpu los inocen­tes; la' d u e ñ a de l a casa y su ci catero marido.

Notas sueltas a c e r t a d í s i m a s qu acusan la v i s ión certera de un au

tor, con las que hay elementos sobrados para hacer una gran co media si la ág i l v i s i ón de estos ti pos y escenas se dieran en los mo­mentos fundamentales del asunto.

Irene L ó p e z Heredia tuvo una noche gloriosa; a lo dif íc i l del tipo se unen las complicaciones acci­dentales de un choque moral tre­mendo, de una borrachera, tras la que asoma el fracaso terrible de una vida entera y l a locura pací -ñ c a y gloriosa; a todo le d ió ver­dad, expres ión y acento dramá,tico.

Antonio Prieto, magn í f i co en el tipo de sacerdote bueno, humano, verdadero pastor y g u í a de almas. Torrecilla,' delicioso de gracia, finu­r a y detalles en el tipo de cartero rural , y dentro de u n total acierto

Irene L . Heredia, Antonio Prie­to, Torrecilla, Asunción Montl-jano y Horaeio B. de la Fuente

gado reciente, d a detalles y datos de su madre en una fingida alo­c u c i ó n a un jurado imaginario, acierto de autor seguro, que se ma­logra por la ex tens ión y por la nimiedad y el tono f á c i l m e n t e lí­r ico de los datos y recuerdos.

E n un altibajo parecido transcu-• re l a comedia; tan pronto se sien-

e el e s t ímulo del aplauso ante ma escena felizmente vista comp ¡e lamenta la longitud, la peque-iez del detalle y la insistencia. Co­no en la borrachera d r a m á t i c a le í segundo acto y la locura evo­cadora del tercero; parece que el autor, que en otro momento pinta con pinceladas seguras y de efec­to, se olvida del indispensable sin-tetismo compendioso, base del tea-

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P I L A R LOPEZ Y SU « B A L L E T E S P A Ñ O L " , E N E L G R A N V I A

Pi lar López , esta m á x i m a figura representa­tiva del baile, en su mási pura r a í z e spaño la , r e apa rec ió ' iiuevamentie anoche en el- Gran Vía con su e spec t ácu lo " B a l ­le t i iEspañoiT de l que oportunamente se ocu­p ó i a c r í t i ca con el elo­gio a que hací/a s ^dor. E n esta rcapa-r . i i , hay que recono­cer que Pi la r López , co­mo bai lar ina y directo­ra, ha logrado superar su arte, impr imiendo a sus estampas c o r e o g r á ­ficas nuevos matices que , las avaloran ' co | i e ide rá -blemer í te , como en " L a z a p a t e r à y e l embozado", cuadro saturado de con­trastes y en los que se conjugan las notas b u r -lescap y d r a m á t i c a s , y en "Capricho españo l" , d è - R i m s k y Korsako í f , henchido de po l i c romía . E l "Ballet e s p a ñ o l " - a l ­canza ca t ego r í a de e spec t ácu lo internacional en •el que descuella con ext raordinar io rel ieve Pfe lar López , o v a c i o n a d í s i m a en todas sus í n t e r -venciones y bri l lantemente secundada por loé .excelentes bailarimes Roberto X i m é n e z , Manor l o Vargas, E l v i r a Real, Ale jandro Vega y A l ­berto Lorca ; completan el elenco Lola Mon to ­ya, Dor i t a Ruiz, ' Rosario Escudero, e l canta* dor R a m ó n de L o j a y el guitarr is ta Lu i s M a ­ravi l la , que fueron, asimismo, m u y delebra-dos.—J. c. v , I I ^ B H p i ^ P

Pi la r López

O

El Teatro Español Universitario de M u r - i cía ha presentado anoche en el Gran Vía E l E m p e r a d o r Jones, de Eugenio O'Neil l , con una admirable escenografía del exce­lente pintor Eloy Moreno, que ha sabido resolver todas las dificultades que ofrecía la realización del ' decorado con tanta sen­cillez como buen arte y adecviado sentido de la estilización. Alberto S. Vergel y Sal­vador Salazar , han sido los directores de esta experiencia teatral, y han acreditado en ella su pericia y su buen gusto. Tanto, en la disposición como' en el manejo de los coros, especialmente en el final del se­cundo acto, consiguieron los máximos efec­tos y demostraron poòeer envidiables do­tes para su noble cometido.

Ofelia González, Vergel, Navarro Mon­tesinos, Pravia y Menor trabajaron no como aficionados de buena voluntad, sino como diestros profesionales, y lo mismo el resto, del reparto.

Anastasio L . Alemán pechó cón la arris­cada tarea de dar vida al protagonista. Como es sabido, el papel de B r u t h u s Jones es, sin discusión, uno de los "más difíciles del teatro contemporáneo, no sólo por la complejidad que encierra la psicología del negro personaje, sino también por lo intenso y lo extenso de la tarea a él en­comendada. Este joven actor se reveló como un gran artista dotado de las más admi­rables . condiciones para la creación escé­nica.

Para el T. E. U . de Murcia y para cuan­tos intervinieron en este acontecimiento es­cénico tuvo el público muchas y sinceras ovaciones.

Creemos que es " E l Emperador Jones" la cuarta obra del dramsturgo nerteamericano Euseaio O N e i l I que se ha estrenado en Espa­ña . Lo la Membrivcs dió a conocer en F o n í a i b a "Anna Christ ie"; Amparo Reyes, "Antes del desayuno", en la Princesa, y recientemente, Ma­r í a de! Carmen Prendes una v e r s i ó n reducida, de "Eleetra", en el Infanta Beatriz. " E l Empe­rador Jones" se e s t r e n ó en Nueva T o r k e l 1 de noviembre de 1329, cuando s u autor t e n í a

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t re inta y dos años y h a b í a alcanzaao el p r i m e r Premio Puli tzer. L o g r ó un éx i t o enorme. L a cr i t ica v ió en esta Dróduccicn Que, en s ín t e s i s , no es sino na SMOÍI6IO?O delirante, y que s i r v i d para revelar a l aotcr negro Charles S. G i l p i n , l a m á s moderna man i f e s t ac ión de la swbcons-cíeKcia, llevada a l á m b i t o de la tragedia, ayu ­daba con las investiduras del simbolismo y de l a pantomina. E l traductor fie esta v e r s i ó n caste­l lana a d v i r t i ó , cuando la dió a l a imprenta , hace m á s de veinte años , la diScui tad aue su­p o n í a una t r a n s c r i p c i ó n enacta. ya aue el pro­tagonista se expresa en jerga de los negroa a n ï e r i c a n o s , • y su antagonista S m i í h e r s , en "Cockney" louSinense. A pesar do este escollo i d iomá t i co , la t r a d u c c i ó n conserva puros los va­lores fundamentales del or ig inal , y t o d a v í a m á s l e í d a Que representada, ya aue en las obras de O 'Nei lKlas acotaciones tienen tanta o m á s i m ­portancia que el texto, pueden apreciarse en ella esas dotes de p e n e t r a c i ó n ps icológica , de o b s e r v a c i ó n profunda, de fan tes ía y poes í a so-brecogedoras, de gran aliento t r ág i co aue en

.general definen la obra de! atormentado y som­b r í o dramaturgo, rabasailo ya en su p a í s por las nuevas tendencias neo-realistas, pero do una importancia y de una influencia innegables, como nadie ignora, sobre el actual teatro de3 mundo.—Alfredo M A E Q Ü E R I E .

GRAN V I A

" E l emperador 'Jones* Drama de Eugenio O'Neill,

según versión , de Ricardo Baeza

E n una reciente relectura nuestra de aquel e s c á n d a l o de Dreyfus, tropezamos con la siniestra desenp-ción de l a selva de L a Guayana, que g u a r d à , a los r o ñ a d o s del pre­sidio f r ancés , mejor que todas las fuerzas mi l i ta res : el terror a l a mortecina luz que llega a l fondo de l a selva, el espanto de no ver e l cielo, la angustia da la desorienta-, ción, en l a que no se pensó a l pla­near Ja huida, y luego la ce rosa desesperante de no sal ir j a m á s da allí, c o m p a ñ e r o cohstante d© Ia muerte oor cansancio y por ham-

íj^pe- y , esto nos llevaba a pensar en el temor sagrado que el hombre s i n ü ó siempre por el bosque, hasta hacerlo residencia de una d iv in idad siniestra.

E n la descripLÚón de l a selva de la Guayana casi no se a lud í a m á s que a las dificultades f ís icas y ma­teriales. Eugenio O'Neil l casi des­carta las dificultades f í s icas para no acusar en su obra m á s que la» psicológicas , y se dir ía que lo haca como un estudio é tnico. Escoge un. individuo de raza inferior, que aun­que por haber tr iunfado en la v ida se cree un esp í r i tu fuerte; i una vez en contacto con el terror mismo da l a selva se va sintiendo ganado por é l ; todas sus seguridades posi t ivis­

tas se van perdiendo a l comactu del - terror implacable y acaba por ser, a t r a v é s de alucinaciones, mie­dos y remordimientos, un pobre ser vencido por el terror, que le vence y lo entrega, lo mismo que los sen­cillos griegos, q\ie vo lv ían locos del ¡bosque, el que salvaba l a vida, se-guí'O de haber sido perseguido por las furias y la^ erinnas.

Todo este paroceso, seguido coa cierta len t i tud y mono ton í a , propia de un largo monólogo incoherente y desordenado, es l a obra de O'Nei l l , el hombre audaz y seguro, ' .muerto de terror en pocas horas.

E l T. E . U . de Murcia ha sabido dar a la obra' todo su valor a luc i ­nante, que e s t á en el aspecto s i ­niestro de la selva, conseguido m u y a u t é n t i c a m e n t e y en cuadros de:alu-: inación, la m a y o r í a de los cuales 3S una verdadera obra maestra de emoción y de plasticidad.

Anastasio A l e m á n hizo el Jonea ion una verdad que p u d i é r a m o s l ia- , mar p r i m i t i v a ; le ayudaron eficaz­mente en papeles un tanto pasivos,! pero dif íci les , Ofelia Gosálvez , A l ­berto G. Vergel, Miguel Navarro* Francisco Montesinos, Francisco Pravia y M a r t í n Menor.

E l públ ico, que h a b í a aplaudido todos los cuadros y algunos momen­tos de la obra, ovac ionó él final in­tenso y efectista.

Jorge D E L A C Ü E V A

% L " S I N F O N I A S-OOO» ' ^

Ayer se p r e s e n t ó en e l Gran Vía & espec­t á c u l o "S in fon ía 2.000", bajo l a d i r e c c i ó n ar-tistica de Rizpay y la , co reog ra f í a de Rosita Segòvia . Es ésita una excelente bai lar ina edu-

joada en l a buena escuela e l á á i ç a y conocedora de nuestra danza popu lan que obtuvo un gran t r h u i f o en t o d a s sus intervenciones, tanto por su dominio y buen arte, como por su capacidad expresiva, que abarca los g é n e r o s m á s diversos, s in exc lu i r los modernos r i t ­mos americanos. •

"Sinfonía 2.000" compren­de diversas pantominas co-

( r eográ f i cas donde trabajan meri tor ios artistas c o m o Rosita Pastrat, Eduardo ' de Córdoba , E a n i Alexandre , Rosita Segòv ia y Laura Donoso y otros. Los Laura Donoso n ú m e r o s e s t án bien conjun­tados y ensayados. La p r e s e n t a c i ó n es l impia . La cancionjfrta M a r í a Francisca, con mejor vo-Juntad que facultades, y los recitados de fon ­do, bastante sensibleros, desdicen del resto del espec tácu lo , que fué acogido con muchos aplau­sos.—A. M .

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G R A N V I A : " B A T A S B L A N C A S " Por el ambiente de una cl ínica, l levado a

escena con notable pericia, discurore un a rgu­mento hunwno, que adquiere cier ta t ens ión , pero e l confl icto se resuelve cediendo paso la pas ión, a punto de f lorçcer en renuevo, a

la vocac ión profesional, que se impone d e f i n i t i ­vamente. S in . grandes Complicaciones va des­a r r o l l á n d o s e la comedia a l o la rgo de sus tres eotos, cuyos finales va ­l i e ron a los autores, se­ñ o r e s S e p ú l v e d a y A i z -puru , muchos aplausos, con varies salidas a es­cena para r a t i f i c a r el é x i t o de la comedia. '

E l Sr. Soler M a r i eos-tuvo . m u y bien el per­sonaje, princip!}!, a cu ­yo cargo corren,, var ios parlementos. E l éx i t o de 'Batas blancas" hay .que ponerlo,'a cuenta de Ma- ·MiiaD·i.n= T 0,1 r?.n„ r y A m p a r o Soler Leal , ^ ^ w u J R a l que se revelo, para nos- «or , . ' . i , ,o^

.otros, como dama joven fael S e P « l v e d a 1 oe grandes posibilidades. F u é ovacionada, con jus t ic ia . M u y bien., Lola Villaespesa, y l o mie-m o Milagros Leal, en papel secundeno. v con

ella, Isabel Alemanys. Rafael. Cores y Femsn-do Carmona fueron aç l ayd idos en sendos mutis.

A l terminar la , comedia, toda la compañia r ec ib ió el homenaje de los aplausos del p ú -1Mipr\ nñí^ l lpnpha pl H-ran Vía' * -"j >

GRAN VIA

B A T A S BLANCAS» « Rafael Sepúlveda, el. afortu­

nado autor de «Madre Ale­gria» y Francisco d® Airpw-re, «no escritor que ya »e ha­bía revelado como autor tea­tra l haciendo coneebir a la critica y público muy gran-

, des esperanzas, se han asocia­do para escribir una comedia, que fué estrenada con tranco y merecido éxito en ©« teatro [

"»««n vía por la notable com pañia de Milagros Leal y Sa! vador Soler Mari, bajo la di-' recolón escénica da este últi­mo. La comedia «Batas blan cas» constituye una exaltación de la tyledioina y nos muestra ta vida cotidiana de loa hom­bres de laboratorio, vida lim­pia y transparente, como ios cristales del fondo, a través de los que se ven discurrir las batas blahcas, dispuestas en laboriosa colmena para bien de la Humanidad-

La obra resulta de una ame­nidad asombrosa, y desdo el primer momento acapara la atención y el interés del pú­blico docto igual que la del público profano. «Batas blan­cas» es una comedia de gran «lase, llena de dignidad y de altas calidades, pero sencilla y amena siempre. Lo» autores han demostrado en esta obra que, Sin recurrir a trucos, ni efectismos de ninguna clase, sin echar mano de chistes vie­jos ní actuales), sin retorcer el diálogo y sin buscar el lati­guillo se puede construir una remedia oonmovedora y agra­dable, de las que pueden con el tiempo y con las modas.

Salvador Soler Mari demos­tró una vez más que es, ade­más de 011 gran actor, uno de les mejores diréctores con que cuenta hoy la escena española. Es digno también de aplauso el gesto de Milagros Leal, quien no vaciló en asumir un papel secundario, muy por de­bajo de sus gfrindtííi faousiade* de actriz, pero que interpreta­do por ella alcansó grandes calidades y resultó uno de los factores del éxito general.

Párrafo aparte merece tam­bién la labor de la damita Ma­ri Amparo Soler Leal, verda­dera revelación, que arrebató al público con su maravillosa naturalidad y con la gracia y ' belleza de sus espléndidos dieciséis años. El actor ©óml-co Fernando Carmona» la ac­triz Lola Villaespesa y el res­to de la compañía secunda-.ron con acierto a tan grandef artistas,

Angel LABORDA

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G K A N

F A T AS B L A N C A S " COMEDIA DE DON FRANCISCO AIZPUBU Y DON

SAFAEL SEPÚLVEDA L l a m a la a t e n c i ó n

E n .. nucetro conetanto a f á n d« encontrar vslores t s a t r aks , nos f i -iaraos, haca algunos a ñ o s , -m don

•a'ncisco AJzpuru, autor ás una "a qtic, s i m a l no recordamos, se (liaba " D i v i n a r e b e l d í a " , en la e nos s o r p r e n d i ó g r a t í e i m a m e n -y nos hizo concebir grandee es-

i ranzas una p e r s o n a l í s i c n a Betfe-ddad de la manera, e x t r a ñ a en u n

^ r ihe ip ian te , que no e x c l u í a l a i n ­t ens idad ,n i l a pas ión , un concepto a m p l i o del teatro y eencillez de d i á h go d? sobr ia eficacia y, 'de u n concepto gen píceo, puesto que lo a t r i b u í a a. los'personajes s i n apro-piár . -e io , como es frecuente en los nov l s . cerno veh í cu lo de las p ro ­pias ideas.

Entr-.-' el in f in i to c ú m u l o de estre-ÍOS que .hemos presenciado desde •ntonces, lo hemos echado de me­

nos varias veces; ahora, con alegre sorpresa, lo pernos encontrado co-

IMilagros T^sal, M a r í a A m p a r o Soler L e a l , L o l i t a Vi i laespesa, Soler >íarí , Aiz-puru y S e p ú l v e d a

mo autor, con el s e ñ o r S e p ú l v e d a , de una comedia l impia , c i a r á y sa­na, ta la que hemos ido viendo la c o n f h m a c i ó n de los valores y con­diciones que admiramos y aplau­dimos en la ya lejana p r i m e r a obra .

la a t e n c i ó n en "Batas blancas" la s i t n p á t i c a honradez qu ' la i n f o r m a toda, honradez no eo,lo a r t í s t i c a y de procedimiento , sino de idea, de estudio sincero de. ambiente y de v i s ión de persona­jes. Se aborda en ella u n med io es­c é n i c o pocas veces tocado: el ga­binete- laboratorio de. u n m é d i c o , invest igador en tus i a s t a que a p l i ­ca el rebultado de sus descubri­mientos' de manera p r á c t i c a a ca­eos determinados de áfis dolencias que combate. . ¡Están • f ide l í s ima y eobriamente reflejados el ambiente de laboriosidad de profesor y a l u m ­nos, la alentada esperanza de l a inves t igac ión , \ l a a l e g r í a del descu­b r i m i e n t o y el entusiasmo del éx i ­t o t e r a p é u t i c o ; pero no de manera « e c a y r í g ida , s ino v i v a y n a t u r a l ,

, porque sobre el t ema c ien t í f i co se cruzan notas v ivas , amones, a m b i ­ciones, esperanzas, contrariedades, hasta que, de manera n a t u r a l í s i -ma,, surge, el nudo d r a m á t i c o y el tema sent imental , hondo y val iente, cuando el hombre de ciencia.se en­cuent ra en el caso de cu ra r a l a h i j a de la m u j e r l i v i a n a y super­ficial que lo a b a n d o n ó .

E l problema, el m o m e n t o y sus derivaciones e s t á n t ra tados de ma­nera sobr ia y humana . L a reac­ción del m é d i c o ^ r e a c c i ó n de cien­cia, y ó e caridad^ resul ta t a n l igera , dado el c a r á c t e r , t a n bien expues­to, del doctor, que convence por su l ó g i c a y satisface p o r su verdad.

E l p ú b l i c o , ganado por l a ver­dad de ambiente, creemos t amib ién que por la s a t i s f a c c i ó n de encon­trarse ante un conjunto de c a r a o teres humanos l impios , honrados y trabajadores, i lusionados e incor­porados a ellos grac ias a l a buena i n t e r p r e t a c i ó n , e n t r ó gustosamente en la comedia.

Soler M a r i d ió , con ext raordina­r i a sobriedad, el. t ipo del m é d i c o estudioso y a b s t r a í d o . Mi l ag ros L e a l hizo una verdadera estudian­te, a vueltas con conflictos senti­mentales. Isabel Alemany, gracio­sa. L o l a ViUaeapesa, María Ampa­r o Soler Leal , deliciosa ch iqu i l l a , t o d a espontaneidad. Fernando Car-mona , u n bedel filosófico que hace u n elogio de la vejez que parece sacado de S é n e c a . M a r c i a l G. Sanz, J u l i o Miguel , todos, en fin, d ie ron u n m a g n í f i c o conjunto .

E l éx i to f u é completo, y l lama-doe por las ovaciones del p ú b l i c o sa l ie ron a escena loe autores.

Jorge D E L A C U E V A

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Autocrítica Esta noche será estrenada en el

teatro Gran Vía la obra de Joaquín Dicenta "Llanto de loba". Su autor dice: '

"La acc ión de "Llanto de loba", basada en 1 una vieja leyenda, se desarrolla entre cadenas de m o n t a ñ a s que aislan los' perscnaies de todo cuanto significa humano progreso. Analfabetos, ayunos de horizontes bienhechore?, en lucha . constante con un clima impiadoso y con a l i ' m a ñ a s en continua ameniza, sus e sp í r i t u s r u ­dimentarios obran, sienten y piensan, no como entes de r azón , sino como los lobos con que pelean y la aves voraces que vuelan s o b r é ellos. Todos y cada uno responden a los dictados del inst into: la madre defiende los hijos como la loba sus c r í a s ; la mujer se detiene en los lí­mites de l a hembra;- uno tiene, en su avaricia sorda, e m p e ñ o s de ave de r a p i ñ a ; otro, en su egoísmo, vocac ión de rapos* que sólo ansia comer para d o r m i r al sol, huyendo de inquie­tudes mayores. No son malos, son, ya lo he dicho, e sp í r i t u s rudimentarios, hoscos como las m o n t a ñ a s que los aprisionan, fieros como les animales con que luchan, taimados como las sierpes que ^e ven obligados a evitar.

Ya no existen seres humanos de festa clase. Mejores o peores los de hoy, la civil izacióo ha llegado a los m á s escondidos rincones de la naturaleza, y aunque no pocos, lo mismo que aqué l los , sLenten y piensan, procuran escon­derlo. 1 • • ' \ ' • . '

Con una leyenda relativa a dos hermanos, que nos r e l a t ó en muy pocas palabras un v ie jo pastor de los Picos de Europa, leyenda de su­persticiones y de choques de almas pr imit ivse, he compuesto el poema que esta noche se es­trena en e l teatro Gran Vía . M i e m p e ñ o mayor ha sido crear caracteres humanos de trazo f i r ­me "y no dejarlos reducidos a lo que llamamos '"tipos" en el lenguaje teatral . ' Confieso- que' s í no 'lo l og ré he sufr ido una equ ivocac ión que s e r é el p r imero en lamentar, Y creo haber servido mis intenciones con un verso que, sin càe r en la" vulgaridad, mantiene dignidad l i teraria s in exceder los l imites del ambiente, entre real y poiemático."

Anoche se estrenó çn el Gran Vía e f "cuento de aldea", de Joaquín Dicenta, L l a n ­to de loba. Fueron aplaudidos parlamentos y mutis, y el autor, requerido por las ovaciones de la mayoría del au­ditorio, salió a saludar varias veces en medio de la representación y al final de cada acto.

Milagros Leal, en un papel de violentísima tensión, puso todo su esfuerzo físico y ar t ís­tico para dar vida al personaje, sin ahorrar ni escatimar náda. Sal­vador Soler Mari" dijo los versos con su habi­tual e x p e r iencia y maestría escénicas. Lo­la Villaespesa alcanzó un señalado éxito, lo mismo qpe el excelen­te galán joven Rafael Romero Marchent, en un cometido tan inten- Milagros Lea l , L o l i -so como extenso. Ama- ta Villaespesa y Joa-lia Rodríguez eviden- quín Dicenta ció su buena escuela dramática, dando uná verdadera lección de buen decir; Fernando Carmona acentuó exa­geradamente los ademanes, y Mar i Amparo Soler, Luisa Gimeria, Isabel Alemany, Agus­tina S. Rubio y los señores Cores—en, un personaje-de difícil cometido—, Miguel, Sán­chez Ucar y G. Sáiz, actuaron con tan buen estudio como disciplina. Salvo algunos erro­res en los efectos de luminotecnia, el estreno se desarrolló normalmente, - aunque el entu­siasmo del público decreció al llegar el desen­lace y el epílogo.

Por su asunto, por su técnica y por su ver sifleación, "Llanto de loba", más que un cuen to de aldea, como lo califica el autor, es u n

drama rural con todas las agravantes del g é ­nero. Joaquín Dicenta que, como nadie ignora, es un buen poeta, ha preferido aquí mostrarse como un versificador hábi l y malicioso. Uno de los personajes de la obra remata uno de sus estribillos con la frase "magras con tomate", que encerrará, a no dudarlo, una gran natu­ralidad, pero que no se caracteriza precisamen­te por su valor l írico.

Cada uno de los tipos de "Llanto de loba" tiene dentro una historia, propia o ajena, que está dispuesto a contar en largas tiradas de versos: asi el Conde, y "Juana" y "Fura , la maestra», y "María", y "Antonio", y "Pedro", y hasta "Anselmo", el guarda. Con tantos par­lamentos que—justo es decirlo—, fueron muy iplaudidos por el pábl ico, que sentía halagado

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el oído con la m ú s i c a fáci l de las rimas, es lo de r to que la acc ión se in te r rumpe y d i l uye ; pero d e s p u é s de todo, dentro de la licencia de l teatro en verso, este defecto' s e r í a disculpable. No asi la deliberada persistencia en e l tóp ico de que da muestras el autor a l acumular s in tasa n i medida elementos folletinescos, alusio­nes a las a l i m a ñ a s , lucha entre hermanos que coincinen en el amor a la misma mujer , y * reproches enconados hacia "Juana, l a loba",. > que te rmina desesperada y enloquecida, mez-" ciando sus aull idos a l viento en la to rmentosr r noche de la Sierra. '

Todo es tá tan recargado de negras tintas t r á - l gicas y tratado con tan p r imar io y elemental) sentido escénico, con tan artificiosa vÍQlenciS . y truculencia, que "Llan to de loba", m á s q u 6 , un drama, parece una an to log ía de cuantos ex- . cesos teatrales pueden cometerse a l pretender l levar a la escena un rural ismo de m u y des­gastados "c l i chés" .

Si J o a q u í n Dicenta ha querido hacer una obra para " la g a l e r í a " sumando trucos, efecto» y la t igui l los de infa l ib le resonancia, h a b r á que decir que, salvo en el epí logo, donde ya todo el i n t e r é s ep i sód ico se ha evaporado, cons igu ió su p ropós i to . Pero "Llan to de loba" no puede figurar con el mismo rango y c a t e g o r í a fie otras producciones de este autor, que posee i n s p i r a c i ó n y condiciones sobradas, como en diversas ocasiones lo d e m o s t r ó , para c u i t i v a t un teatro poé t i co de mayor consistencia y f i -hura.—Alfredo M A R Q U E R I E .

mmggmm

"LLANTO D E LOBA" . DRAMA EN VERSO DE DON JOAQUIN DICENTA Por el modo de enfocarlo, a m a .

ñ e r a del relato de una conseja, que empieza a realizarse en escena; por l a a l ego r í a de los lobos, que viene a ser como un anticipo da las lí­neas generales del asunto, parece que nos llega el drama con m á s de t re inta a ñ o s de retraso; por lo me-

f

- f e r

Salvador Soler M a r i , Milagros L e a l , Romero Marchent , L o l a Villaespesa, R a f a e l Cores, M a r ­cial G . S á i z y J o a q u í n Dicenta

nos nos llega bastante d e s p u é s de l a caricatura del géne ro , aquel "Me­nos lobos", de Pedro de Neyra ; da idea t ambién de a n t i g ü e d a d l a ma­nera de emplear el verso, un poco a l a manera del teatro poético, es decir, reservando tiradas para algu­nos mpmentos en los que el verso deja de estar al servicio de l a ac. ción e in tenta convertirse en ele­mento teatral Independiente.

No es nuevo qu© el s eño r Dicenta haga a veces buenos versos, pero entre buenos versos van aparecien-d o personajes demasiado macizos y rec t i l íneos y con ellos demasiadas notas constantes ya en este g é n e r o de dramas campesinos, de ' un am­biente t an indeterminado, que con. viene a muchos campesinos o no conviene a ninguno, porque nada se precisa n i localiza, y van apare­ciendo l a supe r s t i c ión de l a come, j a siniestra, manera fácil de acu­sa.- presentimientos; el boyero qaie duraii te veinte a ñ o s pasa con el

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mismo cantar a lo largo de i a carre­tera ; el s e ñ o r de aquellas tierras, con dejos de un feudalismo arcaico, y la acción deprimente de varios personajes, que 'fueron hechos des­graciados por los suyos con l a me­jor i n t e n c i ó n ; l a moáa a la que la e n s e ñ a n z a y l a cul tura hacen sofia-aora e incompatible con su pueblo; e l mozo prohijado, a quien educa: r an ios señores , y el mozo envidioso porque el amor maternal no lo ,de jó i r y no pasa dé zagal amargado, rencoroso .e ingra to ; un gran aco­plo dé elementos d r a m á t i c o s que no llegan a estallar del todo y que se acusan luego, cuando s© vuelve a l relato, con viento, r e l á m p a g o s y a l u . siones de almas en pena.

Xja r ep re sen t ac ión , cuidada, dió motivos 4e lucimiento a Milagros •L-eal, A m a l i a Rodr íguez , Lo l a V i l l a -espesa Isabel Alemany, Salvador boler M a n , Fernando Carmona, Ra-S 0 1 ? 6 ? 0 M-irchent, que acusó m u y bien l a juventud y el í m p e t u aew?u Pfrsonaje, y Rafael Cones.

m puiblico se in t e r e só pronto por el drama, ap laud ió parlamentos y

, irases y^ l l amó a escena al autor ! aplavsosf111'168 d9 act0 ^ l a ^ o s

En el Gran Vía se, estrenó anoche - la CQ^ medía: cóniièa, "de Josefina C á r k h i & ^ ' S ü c é S i ó como en-el cine> EL pú­blico 'r ió con frases in-R-eniosas y con. situa­ciones burlescas de la obra y aplaudió al fin de Ips tres açtos, jnien-trp.s se descorrían las cortinas y la autora sa­lía a saludar con la sonrisa del éxito en los labios.

Milagros Leal, con la maestría cómica que. la caracteriza, encarnó muy bien el papel de la protagonista, y Salva­dor Soler Mar i desem-p e ñ ó impecablemente su cometido. Algunos excesos y exageracio­nes de gesto y ademán al llegar el desenlace, hay que atribuirlos., no a impericia, sino al de­seo de reforzar los re­cursos hilarantes. Con Milagros Lea l y Jo algunos "lapsus" de ( sefina Carabias frase, impuestos por el nervosismo del estreno, Lolita Villaespesa y i Fernando Carmona, defendieron eficazmente los personajes que les estaban encomenda­dos, e Isabel Alemany, Luisa Gimeno, Mar i ­sol G. Sáinz, J. Dicenta y Antonio Pérez, cumplieron con disciplina y entusiasmo.

Josefina Carabias, que tiene un bien ganado prestigio en el periodismo y ea el l ib ro , por sn

ingenio, por su gracia y por su agilidad eu ^ culto y cu l t ivo de las letras, ha hecho su p r i ­mera salida teatral con una pieza de enredo o juguete cómico , donde hay huellas positivas de su estilo y de sü garbo.

En cierta ocasión, la autora, en una broma per iodís t ica , llena de gozosa p i c a r d í a , escr ib ió unas estupendas parodias del modo o manera con que los revisteros de l a escena desempe­ñ a m o s nuestro cometido. S e r í a injusto pagar ahora aquel s i m p á t i c o donaire con una c r í t i ca severa de "Suced ió como en el "cine", obra tíue tiene de todo, hasta un cuento o chasca­r r i l l o escenificado—el de los tres ladrones y e l marido, demasiado ingenuo—, y que con acier­tos indudables de frase y de d iá logo, se re­siente en la cons t rucc ión escénica—no en el asunto, n i en la i n t enc ión—de cierta ingenui­dad y falta de expe r i ènc i a .

L a farsa discurre por caminps vodevilescos, pesa en ella m á s la palabra Que la acción, no tiene en n i n g ú n instante pretensiones de ve-rcs imi i i t ud y adolece del defecto del desenla­ce previsto. Pero, aparte de estos limares y de cierto abuso en la i n t e r p o l a c i ó n de llamadas te­lefónicas , timbrazos y gritos de susto, cumple su f inal idad de hacer re i r , sin m á s pretensio­nes. Y posee t a m b i é n o sad í a y malicia, como corresponde a l g é n e r o intrascendente, en el qiie se halla clasificada.—Alfredo M A R Q U E R Ï E .

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GRAN VÍA

"SUCEDIO COMO EN EL CINE" COMEDIA DE DOÑA JOSEFINA CARABIAS

L a t a Vll laespesa. Salvador Soler M a r i , ^lilagros L e a l , I sabel A l e ­many , M a r c i a l G . Sainz, Fernando C a r m o n a y l a autora, Josefina

C a r a b i a s

inteligente periodista Josefina CavabiELs ha. dado una prueba de f i ­nura y de buen gusto a l calificar su comedia s i ñ ip l emen te de obra có­mica. Algo m á s que esto tiene l a coitiedia, porque su l ínea de asunto y de comicidad destaca sobre un ambiente estudiado y espresado con un hondo humorismo, en el que hay esa verdad necesaria para que l a vis ión de humorismo sea eficaz, y Suavemente se pinta el caso de una entretenida, de la que la gente des­conf ía y murmura porque hace vida r è t i r a d a y recoleta y a l a que to­dos creen una hi ja de fami l ia .dig­n í s ima , cuando se lanza a la v ida agitada de cuchipandas, con unos amigos: de cenas en antros taher-nari'oS, Se bailes y de noches de juergas.

Notas y apuntes tan certeros co. mu és tos abundan en la obra, que adquiere as! un tono trascendental, recio y sentido.

E l cambio de vida por l a llegada ae la madre, que de una aventura equ ívoca quiere derivar un m a t r i . ínonio . y se hace m á s novia del f u ­turo yerno que la hija, tiene una In tenc ión tan certera, que in t r i ga y

desorienta cuando el g a l á n del cine ent ra conio en el cine, y es el que trae el verdadero amor.

L a soltura y l a faci l idad de d iá ­logo hace que l a autora se recree en él y produzca m o m e n t á n e a m e n ­te alguna lent i tud, que se recupera en seguida que entra l a acc ión f i r ­me y definida.

L a In t e rp re t ac ión fué primorosa. Milagros Leal m a í c ó maravil losa, mente el cam-bio de mujer modesta de pueülo en dama y, sobre todo, l a l inea de afecto hacia el yerno c incuen tón . Lo la Villaespesa,' ' m u y graciosa en su tipo de mujer esal­tada y caprichosa; Isabel Alemany, en tipo visto con sobrio sentido tea­t r a l .

Salvador Soler M a r i , m u y bien como director, y como g a l á n con­vincente, fino y detallado, Fernan­do Carmona, y muy contenido en la v is ión caricaturesca de un marido inocente Marcia l G. Sainz.

ÍJO que pudiera resultar un tanto equivoco e s t á tratado con limpieza, y l a obra entretuvo, i n t r igó y los aplausos l lamaron a escena a la autora.

Jorge D E L A CUEVA

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c c T B E N O EN EL T E A T R O GRAN V I A . - U n a escena de la comedia o r ig ina l de Josefins carabms " S u c e d i ó como en el c i n e " , es t renada por la c o m p a ñ í a de Mi lagros Leal y bal-

vador Soler M a r i . (Fo to Z e g r í . )

GRAN VIA'

" M a r i d o y m e d i o 1 • • Ccmedia de don Fernando

' Fernán-Gómez Es curioso y hasta digrno de un

estudio profuftdo, para el que no tenemos ni tiempo, n i espacio, por­que nos l l eva r í a a t ra ta r de l a i m a .

' g ínac ión y 1 a s I f a n t a s í a s libres o Í fiomeüdas a las indispensables ne .

; cesidades d-él a r . j te, el ver cómo ' e n l a obra de un hombre que vive el ambiente d e l teatro . se da ca. si s i m u l t á n e a m e n . te el acierto en la visión teatral y la a e r a c i ó n absoluta de teatro.

Parece que un autor, a fuerza de estudiar papeles, debe aprender a l - .^r»

f o de diá logo, y a uerza de ver el

efecto en el p ú b l i . / co, darse cuenta J l íte su medida, de Elo ísa Muro, su fuerza y de su Maruja Asque-mtencion, y prec i . r ino v r e r n a n -s á m e n t e el d i á l o . Gómer

r g o iargo, reitera- Ï-T,™,-—-, . I do y s in relieve es lo m á s defectuo-, ¿o d© l a obra y üeg-a a pesar en vanos momentos; en cambio, los verdaderos aciertos, como el del criado, que aspira a servir en aven, turas arriesgadas y compror í ie t idas y tropieza con una fami l ia que se le antoja pa rad i s í aca , e s t á comple­tamente desaprovechado.

E l asusto de la mujer que d e s d e ñ a a su. marido por vulgar y se ena­mora de él cuando ló ve aureolado por l a fama de conquistador y m u n . daño , e s t á bastante usado ya ; el autor pretendo darle cierta novedad al exagerarlo, pero al exagerarlo le qu i ta humanidad.

Milagros Leal , en un tipo de cria­da zafia de alguna novedad. M a r í a Dolores Monroy, E l o í s a Muro , M a r u . j a Asquerino, Francisco Carmona, Manuel Monroy y J o s é Blanch hic ie . ron l a obra Con cuidado.

E l público rió y l l amó a escena a l autor en el segundo, y tercer ac­tos.

Jorge » E L A C U E V A

4 é

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Anoche se 'es t renó en e,l Gran Vía la co­media de Fernando Fernán-Gómez M a r i d o y medio. Fué bien recibida por el público, qce. rió en el'curso de la representación y aplau-. dio al fin de los actos, mientras el telón se al­zaba muchas veces y el autor salía a recog-er el premio de las ovacio­nes.

Milagros Leal inter­pretó un tipo cómico c o n eficàcies recursos humorísticos. Salvador Soler Mari salvó las di­ficultades de un perso­naje poco ajustado a sus condiciones y tem­peramento. Maruja As-querino y Eloísa Muro

.trabajaron m u c h o y bien, lo mismo que Ma-r í a Dolores Pradera —llena de admir a b 1 e sencillez y naturalidad, aunque un poco baja de tono—. Monròy Car­mona y Blanch comple-

setuahdad. Creemos que F e r n á n - G ó m e z ^ p o i su juventud y su talento, puede hacer en el r !,r0 nt P más Smbicioso e importante.—Al­fredo MARQUERtl í .

E n e l Gran Vía se p r e s e n t ó la c o m p a ñ í a de c o m e d í a s cómicas de Fernando Granada, en '.s que figuran Josita H e r n á n , M a r í a Luisa Mone-ró , Esperanza Ort iz , A n a M a r í a Notario. José Orjas, Manuel G ó m e z y L u i s S. Tor rec i l l a . La obra elegida p a r a la p r e s e n t a c i ó n fué "Ange­l ina . U n drama en 1880". de Jard ie l Poncela, que r e v i s t i ó .los honores de-reestreno, tanto por el b r i l l an te reparto c o m o por la presen tac ión! es­cénica en la que deseo-. l ió u n moderno decorado de Sancho Lobo. A b u n - Josita H e r n á n y J o s é daron Jos aplausos, que Orjas se redoblaron al final de Milagros Lea l y

F . Fernán-Gómez « j e f í rMet t tac lànTn h ò i o r del autor v de taroii eficazmente el reparto, aunque, en ge- Lsrpprne,Íes 5 ? ^ Producción jardielesca. neral, el estreno adoleció de, falta de e n s a y o ^ f u n c T S ' d ^ t a ^ V ' í ' n C h ^ ' 0 8 l ^ 6 er

U- Kn h o m e n a í e a - h a P í . r e p r e S e n t á n d o s r « ^ Fernando Fernán-Gómez , excelente actor Granaderos" y " E l puñao de rosas" qu«

además escritor joven1 de isanas y elevadas ir- uPr"n Drinantemente representadas valiendr , quietudes literarias, ho ha querido ofrecer- oí4nj' n™íl"«nfi * fe^w,»*-.. ~ . . w

nos en su primer estreno teatral la obra que de él seguimos esperando. "Marido y medio* es—el autor lo dice—una "comedia frivola", L a adjetivación de intrascendente y trivial corresponde exactamente a esta farsa vodevi-lesca, con el consabido juego de parejas, que '•· no encierra ninguna variante notoria. L a s es­cenas son, en su mayoría, reiterativas y farra­gosas- Los personajes cuentan y recuentan 1c que el público sabe ya de sobra. E l final del primer acto pretende tener una dimensión granguiñolesoa que no se halla debidamente justificada- E l movimiento escénico es inge­nuo. Con los inevitables "invitados en el fea—] lón", y las situaciones están mejor ideadas que resueltas. Les falta tensión y vigor.

Queda sólo en pie algún tipo cómico bien visto, especialmente los criados "Marcela" y "Pepe"; ciertas frases humoríst icas de nuevo cuño que fueron muy celebradas, y algún ras­go de ingenio en el diálogo, así como el buen gusto de hacer una comedia cómica sin juegos de palabras y sin alusiones a los temas de

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GRAN V I A 2 \ C "LA ANUNCIACION, A MARIA"

Misterio de Paul Claudel, traducción de Santiago Magariños y José Frnr>n~

Nos ocupamos extensamente d€i> esta obra hace pocos años con mo­tivo de su estreno, en idioma y ver­sión or iginal , por una compañia,

I francesa en el teatro M a r í a Gue-! rrero.

Aparte de su belleza poét ica , ha­cíamos notar el maravilloso acierto del autor al lograr algo tan difícil y tantas veces intentado en estos tiempos, sobre todo en artes plás­ticas, çomo dar la impres ión since­ra de ingenuidad, alma y r azón de ser de estos "misterios", y acaso la emoción m á s a u t é n t i c a que nos l levà a ellos y que le da la i iota de ver­dad í n t i m a . . . . •

Tan perfectamente ha logrado es­ta emoción el autor, que no sola­mente nos transmite la mentalidad y la ps icología de los autores de misterios, vsino la de los personajes que los v i v í a n ; el estado de estupor de los franceses de entonces ante el, cisma de Aviñón y la dominación de los ingleses, e s t á tan cuidado, que el autor alude constantemente a él con palabras, expresiones y giros de la época.- -

Mucho de esto se ha perdido-en la t r a d u c c i ó n ; los autores de ella pa­recen m á s atentos a procurar una elevación poét ica , que se acusa, so­bre todo, en giros y maneras a l t i -

, sonantes; esto se traduce en la re­p resen tac ión en una lent i tud que quiere ser solemne y resulta- un po­co engolada.

Dieron, co'n todo, dignidad al inten. t'o Asunc ión Sancho, dijlce e inge-

< nua; Dolores Gaos, Garmen Palme-j ra, Jacinto Mar t ínez , Carlos Luce-j na y Fernando M . Delgado.

E n la postura y decorado se no. taba propósi to de ingenuidad t am-

.bién, que no pasaba, de un conven­cionalismo superficial .

E l público e scuchó con gran res­peto y ap l aud ió a, la obra y a los intéx-pretes.

Jorge D E L A C Ü É V A

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-

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r] c

. (Em el Infanta I s ^ e l , e inaugurando su 34 temporada y también la temporada general ¿e la .escena madrileña, se estrenó anoche la far­sa cómica de Víctor Ruiz Iriarte L a s muje ­res decentes. E l público rió muchísimo con las frases y situaciones hu­morísticas que abundan :on gran prodigalidad en iá obra y aplaudió ansisteHtemente al tér­mino de cada jornada, mientras el telón se al­zaba con 'reiteración y el autor salía a saludar en unión de los intér­pretes.

Isabel Garcés, q u e fué recibida con" una cariñosa ovación al apa­recer en el escenario, diói los. más_ -acertados Isabel G a r c é s y Víc-matices cómicos, s i n tor Ruiz I r i a r t e exageraciones ni exce­sos, con su peculiarísimo estilo de hacer co­medias, a la figura de la'protagonista, y con ella participaron en el éxito Olga Pe <-ó—ad­mirable en todo momento—e Irene Capa, que, como siempre, fué un prodigio de gracia ,na-tSralísima. Margarita Larrea, María Luisa 1 Mar f i l , Irene, Gutiérrez, Mar ía García Ibá-ñez, y los señores Casas, Gómez Bur, Juste, Caballero Gutiérrez y Clemente colaboraron en el buen resultado. La esoena estuvo ser­vida con el buen gusto habitual y proverbial en el Infanta Isabel..

* *. •

E n la ca l i í ï cac ión dle "falrsa c ó m i c a " aplica­da por el autor a su nueva obra "Las mujeres decentes" encontramos la clave m á s exacta para in terpre tar y cal ibrar su i n t e n c i ó n . ¿Es l íc i to a ü e los a u t é n t i c o s escritores, los auto­res con solvencia, rango y -ca tegor ía l i t e ra ­rios, como Ruiz I r i a r t e , aborden en el teatro g é n e r o s de puro recreo y d i v e r s i ó n como son el vodev i l , m á s o menos "blanco", la co­media de enredo o de f igurón , las piezas de humor basadas en el eQuívoco o en las equi-vocaeicnes, l a farsa cómica en suma?... Cree-

1

mos que no existe para ello inconveniente a l ­guno e incluso que ese e m p e ñ o s i rve para mostrarnos c ó m o sin necesidad de chistes fá­ciles, de g r o s e r í a s o c h o c a r r e r í a s de t r i v i a l i ­dades baratas o de desquicia-dos re torc imien­tos, puede conseguirse—y en "Las mujeres decentes se logra de u n modo i n e q u í v o c o — que el p ú b l i c o r í a y se d iv ie r ta , no avergon­zándose d e s p u é s de los motivos de su h i l a ­r idad. , En la misma l í n e a de su farsa anterior , " E l aprendiz de amante", Ruiz I r i a r t e ha sabido jugar y conjugar con h á b i l destreza las p e r i ­pecias y les Incideinties fle su farsa, que em­pieza con u n arranque c lás ica y delibetrada-m,QEíe vodievüesco, donde no fal ta n i la dis­posic ión escénflca oportuna clie las-puertas y da los cuartos enfrentados n i la confus ión de habitaciones quo da origetti a l onredo i n i ­cial . D e s p u é s , en el segundo y tercer acto, el autor susitiituye la a c c i ó n trepidante por un mayor apoyo en la paradoja y en la frase de humor, ág i les , bri l lantes, regocijadas y bur ­lescas. No se crea con esto que Ruiz I r i a r t e cambie el estilo, el modo, o la manera, y que inunde de g é n e r o desde el acto p r imero a los dos restantes, no. E l estilo cómico, sos­tenido s iempre en l a broma s a t í r i c a y re to­zona, es el mismo en los tires actos. Lo -que var ía 03 el r i tmo del movimien to escénico , pero como el ingenio que en l a farsa se de­rrocha es í é r t í ; y oportuno, n i el i n t e r é s d è -jae n i la d i v e r s i ó n del espectador tampeoo.

No se pu<;de hablar aqu í de los pr b í e m a s

eternos que se plantean en la cons t rucc ión de 1 las comedias profundas o humanas. Los perso­najes de las farsas son siempre un poco ca r i ­caturescos, exagerados, con a rb i t ra r i a y de l i ­berada d e f o r m a c i ó n , y en cuanto al asunto bas­ta que. tenga una apariencia do veros imi l i tud , s in que en el fondo impor te su mayor o me­nor realismo. L o interesante en l a farsa es su fan tas ía y su poes ía , su gracia e spon t ánea , su enredo pr opicio a la bu r l a y a l a r isa. E l autor de una farsa bromea con sus criaturas de f ic­c ión y, como se dice vulgarmente, "toma el pelo" a los tipos que planta sobre el escena­r io para que den v ida a una tesis paradojal , a un tema d ia léc t i co , y ano a un postulado me-tafís ico.

Indudablemente Ruiz I r i a r t e es tá capacitado' —y ya l o d e m o s t r ó en otras obras suyas—para m á s altos e m p e ñ o s teatrales: l a comedia, el drama, l a tragedia t a l vez. Pero por el instan-

I te se i l m i t a a divertirsie y a d ive r t i r a l p ú -i blico con el malabarismo d ia léc t i co de las far-j sas cómicas . E l ú n i c o defecto notor io de "Las

mujeres decentes"—dentro, repetimos, del g é ­nero al que la obra pertenece—es el de a lgu­na r e i t e r a c i ó n en el d i á logo , donde se nos re­pite lo que ya hemos oído o 10 que ya sabemos, lo que ya hemos vis to. Esa r e i t e r a c i ó n puede corregirse f á c i l m e n t e . Pero, por lo d e m á s , l a obra cumple perfectamente su cometido y Ruiz I r i a r t e ra t i f ica con ella su f i n u r i l i t e ra r ia , su gran ingenio y su conocimiento de los buenos recursos tea t ra les—ai f . -o j« «»W -VT T

143

"LAS MUJERES D E C E N T E S " Farsa cómica de don Víctor Ruiz Iriarte

Desarrolla ei autor su obra en plena i r o n í a : está, en el asunto, en el diálogo, en los tipos y en los i n ­cidentes 'f> la .^emplea con gracia, con daminio, con elegancia y so l tura ; el esipectador la capta pronto, pero de ta l manera se entusiasma el autor con su i ron í a y la hace nota cons­tante, que a l a larga, a, fuerza de insistencia y por fal ta de contraste, acaba uno -por olvidarse de la reac­ción In t ima de l a i ron ía y acaba por creer que los personajes hablan con entera sinceridad..., y de aqu í nace no sólo la- vis ión de l a insinceridad de l a comedia, á » oierta f r ia ldad cerebral y del pel igró de que en la obra se diga, sin oposición de na . die, salvo el susto de un rec ién l le­gado de Zamora, que l a decencia es

Isabel Garcés, Olga Peyró, Ri­cardo Juste, Antonio C a s a s , Gómez Bur y Víctor R. Iriarte

un estorbo porque la mujer decente no tiene i n t e r é s , n i l lama l a aten-ojón, y l a h e r o í n a finge u n e s c á n ­dalo, con lo^que consigue un éxi to i lgo des^propofcionado y con el que i r r a s t r a al fingimiento a algunas mujeres m á s .

Como el e s c á n d a l o es cosa de p u . ra imag inac ión , con dejarlo en esto bastaba; pero a l hablar estas m u . jeres de sus f a n t a s í a s , no sólo se Dividan del pecado de e scánda lo y ie m a l . ejemplo, sino que t ambién exponen con demasiada sinceridad •us apetencias, sino que dan en el lecado. constante de imag inac ión , náS grave de lo que parece creei ! l mismo autor ; sólo una señora

casada, que finge tener un amante, no sólo para dar celos a su marido, sino para lanzarse a e n s u e ñ o s y a la ficción de las aventuras m á s de talladas y mas int imas de lo con. veniente.

L a comedia e s t á perfectamente hecha, y hay en ella una gracia de in tenc ión y desarrollo que se apoya en un tono ligero y elegante.

laabeli ta G a r c é s no es que tuv le . r a un tipo de los que en teatro se l laman agradecidos, es que ella lo creó-, lo condujo y lo m a r c ó con fino arte y con una gracia su t i l de todos los momentos y de todas las frases; un tipo dé escri tora delicio­so y lleno de notas y sugerencias.

L e ayudaron muy bien Olga Pei­ró , que hizo a la per fecc ión una casadita inocente. Irene Caba, mag­nif ica y certera. Marga r i t a Larrea, M a r í a Luisa Mar f i l , Jacinta ' Gu t i é ­rrez; Antonio Casas, m u y sobrio; Manolo Gómez Bur, Ricardo J u s t é y Emi l io Gut i é r rez .

L a c o m p a ñ í a , m u y reforzada, causó un gran efecto, y l a inaugu­rac ión de la 34 temporada del I n ­fanta tuvo la solemnidad de un ac i è r to , porque da, comedia, gus tó , se r ió y »e ap laud ió tan u n á n i m e ­mente, que él autor y sus a for tu ­nados i n t é r p r e t e s fueron llamados a escena en los tres actos.

Jorge D E L A C U E V A

O

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Anoche se iestrenó en el Infanta Is'a.hel la 'comedia de Pascual Guillen ^ M C ^ Í ó 'en Bue ­

nos A i r e s . ' E l público rió con algunas situa­ciones e incidencias có-m i c a s de la obra y aplaudió al f in de los tres actos.

E l autor salió a sa­ludar al término de cada jornada, len unión de los mtérpretos.

Isabel Garcés, con su proverbial dominio eis-cénico, llevó el peso máximo de la farsa y consiguió mantenier d interés del público dan­do a su p a p e l vida,

Isabel Garcés, Olga ^ p d ó n y ^a,c¡,a. Ql^a ' Peiró y María Lüi-•-P6'1™. Ii^ne Cabía, Ma­

sa Marfil ría Luisa Marf i l , Ma­nolo Gómez Bur, Anto­

nio Casas, Ricardo Juste y José Clemente colaboraron en el buen resultado.

Desde sus primeras escenas, "Sucedió en Buenos Aines" acusa su condición de farsa me­jor intencionada que lograda y conseguida. Pascual Guil lén posee una malicia y una ex­periencia en las lides teatrales que le permi-tep salir con bien hasta de los asuntos y de las tramas menos consistentes. Y esa falta de consistencia es el principal defecto de la obra estrenada anoche én el Infanta Isabel. L a his­toria que con ribetes sentimentales, o mejor dicho, sensibleros, se nos ofrece en el primer acto, donde tres hermanitas huérfanas deci­den dar la cara a la vida, utilizando para lo­grar su fines medios poco O nada escrupulo­ses como son los de la ficción y el engaño, a l borde de los códigos, no puede ser palia­da o endulzada con recursos más o menos l í­ricos como son ios de que determinados per­sonajes expresen sus pensamientos en voz alta o reciten versos para prèparar la blanda caí­da del te lón.

Comprimir la acción en un determinado lu ­gar—por ejemplo, el café donde el segundo \ acto se desarrolla—encierra el riesgo eviden­te de la inverosimilitud. E n ese establecimiento públ ico se encuentran determinados tipos de l a obra, sin razón alguna que, ni de cerca ni de lejos, los justifique, ni siquiera el ar­did del azar o de la casualidad—tan traído y llevado, por otra parte, por los comediógra­fos facilones y expeditivos—. Pero, en fin de cuentas, nada de esto tendría importancia si el nudo amoroso de la obra—los amores de "Perlita" y Andrés—alcanzaran en el acto ter­

cero, antes del desenlace, un tono de emoción palpitante y humana, con lo que se habrían dado por bien empleados los profuoss antece­dentes expositivos. Más lo cierto es que cuan­do el espectador espera la escena o la situa­ción "de altura", que levante el mortecino tono de la comedia, todo se deshace y se desvane­ce en risa. E l conflicto no surge porque los personajes principales estaban de acuerdo para simular un litigio inexistente, con el único fin dé que la protagonista confiese l a verdad, que desde di acto primero ha querido ocultar.

De "Sueedió en Buenos Aires" ««teda sólo a l -«runa buena observación costumbrista, el garbo, èoltnra y desembarazo con los que el autor mfteve sus muñecios, hac iéndoles entrar y salir a su capricho y sin demasiados remilgos, y cier* tas frases de cuño humoríst ico o irónico, don­de reconocemos el ingenio vivo y airoso de Pascual Guillen. L o demás, fracamente, no

Alfredo MAROUE.Rlii·

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NFANTA I S A B E L

"SUCEDIO E N BUENOS AIRES'9 V a r i a s veces hemos hecEo el elo­

gio de l a comedia cuento distin­g u i é n d o l a de la comedia realidad. E n l a comedia cuento las cosas su­ceden como eii los cuentos, l a rigi­dez de l a just i f icación se re laja y no nos cuesta trabajo admitir, lle­vados por la simple y pura eimpa-t ia que inspiran los personajes, que no hay casualidades porque es un hada buena la que dispone las co­

Isabe l Garcés, María Luisa Mar­fil, Manuel G ó m e z Bur, Ricardo

Juste y Pascual Guillén

sas y pyepara los encuentros deci­sivos.

Con esta t é c n i c a h a «míocado su comedia el s eñor Gui l lén, pero en su natural deseo de hacer l a Corne­l ia l impia y cornecta, propia del Infanta Isahel, ha dado en la Corne­l i a rosa « Inocente, y en lugar die jcnseguir l a simpatia c o l a m e n t » por el atractivo de los personajes, h a querido lograrla con notas sen­timentales demasiado simples y de­masiado rápidas , con lo que la obra toma un marcado tinte de cuento infantil.

E s t e a f á n de sentimentalismo, por ser u n poco forzado, hace que el ritmo de la obra sea un poco desigual: el primer acto, con ca­rác ter de prólogo , excede de las proporciones del pró logo; pronto e s t á dicho lo esencial de él , y al prolongarlo se produce una reite­rac ión desmesurada.

j^ara compensarlo se quiere exagerar la a n i m a c i ó n de los otros con una rapidez de acontecimien­tos y reacciones que siguen trun­cando y alterando el ritmo, y -por esta falta se llega a algo que es peligroso para el teatro por falta l e claridad: en e l e n g a ñ o dentro l e í e n g a ñ o , que ei se .hace muy rtea, confunde, y sdv se hace mai, se pierde, efecto, con lo que el pú-

" — ^ i d a y el autor duda tam­b i é n entre e n g a ñ a r d é verdad o dejar transparentar el e n g a ñ o .

A l autor t a m b i é n le llega esta confus ión, en cuanto a l a ideología , a l suponer muy correcto que unas s e ñ o r i t a s honestas trafiquen con el juego peligroso d© excitar l a ape­tencia de los hombres, y m á s que eso abandonaraej a veces m á s de l a cuenta, con l a v is ta ©n bienes materiales.

L a buena manera del autor se m o s t r ó en trozos afortunados de d iá logo y en muchas ocurrencias oportunas y felices. / Isabelita G a r c é s m a n e j ó con r a ­r a fortuna el tono sentimental, y f u é audaz y t í m i d a , graciosa, ca­r iñosa , huraña , enamorada, con u n

¡acento de verdad que llevaba hon­dura y e m o c i ó n a la obra; muy | graciosas Olga, P e i r ó y M a r i a L u i - i sa Marfil; Irene Caba , d u e ñ a de la escena, como siempre j muy c ó ­mico Manolo G ó m e z B ú r y bien Ricardo Yuste , Antonio C a s a s y J o s é Clemente.

E l públ ico r ió y so l i c i tó l a pre­sencia del autor en los tres actos.

Jorge B E I A C C E V A

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n i í ) EN E t INFANTA ISABEL SE ESTRENO "FRANCISCA A L E G R E

Y OLE", DE "TONO" Se-pfOycctó cn Rial to "La Auquosp. do B c n a m c j í ^

Aínciche se ^estrenó en d Infanta Isiabel .a función en tries actos, é e "Tono", t i t u ­lada Franc i sca A l e g r e y . O U . Obtnva un claro y rotundo éxito, cómico. E l públi'co r ió 86 veces en el acto primero, 84 en el Sie-g;undo y 65 en el ter-¡ero, aplauldSió frases \ t intención tamior'í's-

tica e irónica en me­dio de la representa­ción y al fin de cada jornada t r ibutó agran­des ovadontes al autor, que salió a saludar t n unión de los intérpne-tes, mientras ©1 telón-se a l z a b a reiterada-mente.

El paipel de la pro-^agonista fué encarna,-do con muy buen sen- Isab6l Garcé tido ibumoristico p a r n io Casas y G ó m e z Isabel Garcés, que en B u r •iodo momento hizo srala ' de su petuliar taaiestría escénica y que io^ró 'felices efedtos de dbmicidad. Con ella com-¡oiartieroh el feliz nesultado Olga Beiró, Ire­ne Cabá, Margarita Larrea, Irene Gutié­rrez, María Bautista" y M a r í a Luisa Mar­fil y Ana Mar ía Notario, que comipusieron una paneija deliciosa de domésticas; Ma­nuel Gómez Bur, primer actor cómico; Antonio . Casas,-excelente galán ; <A vetóra-ao Ricardo Juste, y los Sres. Clement'e, Es­beban y Gutiérrez se hicieron también acree­doras al aplauso y al elogio.

." * * * Con Ja traza, y l a t rama de un vodev i l A n -

íonio de Lara, " t o n o " , ha lanzado una de sus c a r a c t e r í s t i c a s obras h u m o r í s t i c a s que él de­nomina "funciones" y en l a s ' que l a gracia reside fundamentalmente m á s que el desarro­l l o de las situaciones o en l a ' i n v e n c i ó n de de-, terminados tipos, en el chispeante juego ver­bal , en las sorpresas y osad ías : de l d iá logo, en -e l ingenio de .las tirases^ en la viveza de| las r ép l i cas , mantenidas en permanente ••ten­s i ó » de humor y de; sarcasmo.

Desde esa ca l i f i cac ión de "funciones" dada por "Ton<í" a sus oteas y desde e l ace^itp re­gocijado y regocijante de sus a u t o c r í t i c a s dia­logadas hasta la manera, l ib re , a rb i t ra r i a , go-zosamente disparatada con que el- autor ma­neja á sus m u ñ e c o s , todo lo que se refiere ál teatro "tonesco" l e s i t ú a en u n , p l a n o delibe-i radamente ajeno a l no rma l desarrollo de las comedias. Incluso no repara en apelar a efec­tos como el de los c igarr i l los p i r o t é c n i c o s o el de -la^ s i l la con un clavo en el asiento para ahuyentar a los visitantes i n c ó m o d o s , que t ienen un evidente aire de t ravesura ciroen-se, Perq todo eso 10 es o b s t á c u l o n i consti­tuye un inconveniente para sostener que "Francisca Alegre y Ole" es una " func ión" enormemente d iver t ida . E l , ingenio de "Tono", d u e ñ o , de una gracia ç a t ú r a l f lu ida , espon­t á n e a , q^ie brota y resurge en ' .el momento m á s inesperado, que prepara "trucos'', efectos y sorpresas de infa l ib le h i l a r idad y que mana y s e r p ç a en el curso del d iá logo como uní gran r ío caudaloso de humor y ''ció risa, de intencionada p i c a r d í a , de magní f ico ' sentido de lo r id ícu lo y de lo ^ r o t e s í i o preside en todo instante el desarrollo de su farsa. E l asunto, los personajes, e l movimiento escén ico , la coherencia lógica pasan a un segundo plano. Son mejores—dentro de esta comicidad des­quiciada—los actos pr imero y segundo que el tercero, pero t a m b i é n en este ú l t i m o ^ abun­dan l^s motivos y los pretextos para que e? p ú b l i c o r ía de un modo i r r ep r imib l e .

Y a otras veces hemos dicho, y ahora tene­mos ocas ión de repet i r lo , que cuando la c r í ­

tica, se enfrenta con estas g é n e r o s teatrales que se saltan a la torera, y muy g a r b o s à r a c n -te por cierto, los patrones y los c á n o n e s esta­blecidos, su nflsion se l i m i t a a consignar si el autor ha conseguido o no el p ropós i to que le animaba. "Tono" lo ha logrado plenamen­te y eso es todo—Alfredo M A R Q U E R I E .

147

INFANTA I S A B E L

J U G U E T E COMICO D E Atinqu© «1 calificativo de "fun­

c ión" desoriente un poco al públ ico, porque, después de todo, "función" es cuanto "echan" en el teatro, y puede ser cómica, d r a m á t i c a o mix.. Aa; no se t r a t a de ningi in géne ro

Manuel Gómeü Bur, I s a b e l Garcés, Marsarita Larrea, An­tonio Casas, Olga Peiró y Tono

nuevo, que entusiasme a los jóve» nes y disguste a los viejos; se t ra ­ta , en este caso, de un géne ro que ha existido siempre y que, salvo algunas momentos de chistes "por

reducc ión a l absurdo", tiene, el mis­mo propós i to que el juguete clási-co: el de hacer reír , y casi los mis-mos medios, las , situaciones di f ic l -les y forzadas y l a v is ión un tanto exagerada de los t ipos; en és tos hay aciertos tan graciosos como la s e ñ o r a de ochenta y cinco a ñ o s que monta en bicicleta, bebe ginebra y fumar de lo negro, y el jete de es­tac ión , desairado porque no le pa­ran los trenes desde que se e n f a d ó con ú n maquinista, y los d e m á s h i ­cieron causa común con él.

E l asunto de la boda frustrada y sus consecuencias ha sido tema do muchos juguetes c ó m i c o s , . y e s t á admitido t á c i t a m e n t e que en estos casos l a novedad e s t á en l a presen­t ac ión y en la gracia, y de l a gra­cia y la comicidad no es t a l si no produce efecto en el público die­ron elocuentes palabras las conti­nuas carcajadas del públ ico, que no se conformó solamente con" reír, ' sino que ap laud ió frases y chistes.

Ap laud ió t a m b i é n la interpreta­ción, que fué m a g n í f i c a . Isabeli ta G a r c é s , ya lo hemos ' dicho otras voces, es inimitable en el papel de mujeres caprichosas y absurdas y encon t ró ocasiones de sobra para hacer el tipo de m a ñ e r a admirable, no s in adornarlo con f in í s imas no­tas de femineidad. Irene Caba hizo un tipo magní f i co de s e ñ o r a ancia­na de armas tomar. M a r g a r i t a La^ rrea, Olga Pei ró , A n a M a r í a No ta , r io e. Irene Gu t i é r r ez formaron un delicioso conjunto. Manolo Gómez Eur , con su certera comicidad con. tenida; Antopio Casas, m u y ento. nado; Emi l io Gu t i é r r ez , Juste, Ern i . l io Esteban, todos, eh general, f i r i mes y sobrios en sus tipos.

E l público, ya .hemos dicho <jue r ió constantemente, a d e m á s solici­t ó ' con grandes aplausos l a salida del autor en los tres actos.

Jorge B E L A C U E V A

148

o

V

r O D O S L O S D I A S

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Homenaje a las ancianas actrices d e l Instituto Cervantes ,

L a generosa y cord ia l i n i c i a t i v a de la i lus t re Isabel i ta G-arcés, que p o r sexta vez ha dedicado, con todo entusiasmo, una f u n c i ó n ex­t r a o r d i n a r i a a beneficio del bene­m é r i t o I n s t i t u t o Cervantes, h a sido secundada con tan to c a r i ñ o , que no fué ya el l leno t o t a l hasta l a ú l t i m a local idad, n i los donat ivos ext raor­dinar ios , sino l a p r e s t a c i ó n perso­n a l de elepientos del tea t ro , de la c r í t i c a y del cine con lo que se l o g r ó en l a 200 r e p r e s e n t a c i ó n de l a obra de Tono "Franc i sca A l e ­gre y Ole" un reparto especial, que por lo menos tuvo un c a r á c t e r p i n ­toresco, que r e s u l t ó g r a t í s i m o para el p ú b l i c o .

A l f r e d o M a r q u e r í e hizo a m a r a ­vi l las el papel de mayordomo, Jor­ge de la Cueva " n a v e g ó " en el t i po de admin i s t r ado r y luego ac tua ron c o m o invi tadas de honor figuras como J u l i a Maura , A m p a r i t o TM-velles, Conchi ta Montes, J o s é L u i s S á e p z de Heredia , Fernando ï^ey» J o s é Crespo, Ben i to Perojo, E n r i ­que G u i t a r t , Tono y a l g ú n nor^bre i lus t re m á s que se pierde en l a cant idad y Per ico Chicote, que d i jo mag i s t r a lmen te l a frase de c a í d a de t e l ó n .

A c o n t i n u a c i ó n , A r t u r o Serrano p r o p u n o i ó unas f r a s e s de ofer ta del homenaje. Manolo D icen t a l eyó upag cy^ptiUas á e Benavesie . y SQI b^an adjetivos. Se tuvo el sorteo de los modelos ofrecidos por d i fe­rentes casas de modas de p r imeras firmas; las papeletas del sobre fue­r o n sacadas por "manos inoegn-tea" conocida^, entre ellas l a del doctor R a d í o , D o r i t a Sedano, mar ­q u é s de L u c a de T e n * y s e ñ ^ r Osgerio.

Isabel «ütajcés, J u l i a l í a u r a , ¿for-ge de la Ouevtii Alfeeflo M a r ­

quer í e y Tono

I sabe l i ta G a r c é s y G ó m e z B u r dieron la nota regoci jada del apro-p ó s i t o de Tono "Fernando , Fer­nanda y P e r n á n d e a " . Conch i t a P i ­quer vo lv ió a crear l a c a n c i ó n " N o me quieras t an to" . Cel ia G á i n § ¿ y A d r i á n Ortega h i c i e r o n l a egee í lá y d ú o de "Las siet^ ¡ l a v e s " , y -Me­nique Thibavit , con sus gggupdaia t iples, hizo el n ú m e r o " R a m ó n " de " É r e s y n sol" .

Todo fueron aglayaes, repet ic io­nes, e I sabe l i ta G a r c é s f u é f e l i c i -tacUsima por el éx i to de su gene­rosa i n i c i a t i va .

J . C .

O

- O

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(A A

INFANTA I S A B E L

a ; 0 H , D O C T O R Í " COMEDIA D E DON CARLOS L L O P K

No se descubre n i n g ú n secreto ál decir que el s eñor Llopis sabe h a c e r comedias, que bastantes pruebas h a dado de ello; pero an­te esta comedia, l a idea que más se nos h a acusado es l a de l a cons­t r u c c i ó n : u n poco m á s complica­da que la de hacer, hasta el punto de que el analizar l a cons trucc ión es un aliciente m á s para el del oficio, cualidad que no abunda de­masiado en las obras de arte.

T o d a l a comedia da idea no só lo de só l ida exuberancia, de equili­brio, de dominio del dif íc i l arte de conducir los elementos, todo p a r a que v a y a n actuando y ha­ciendo su efecto, aportando un dato o apretando la trama en el

Carlos Llopis, Isabel Garcés, Jo­sefina Bagel, Manuel Dicenta,

Gómez Bor y Olga Peiró debido momento y con la fuerza justa, con una magnífica precd-sión, y esto da lugar a que se ad­vierta otra bondad de la comedia: el aplomo, que permite al autor, sin prisas ni precipitaciones, de­cir lo que quiere y como quiere y abordar diversos aspectos de las cosas y problemas, que asi ad­quieren no un aspecto único tra-

d o con orlsas. riño con las múl­

tiples facetas con que las cosas se presentan en l a v ida; as i abor­da con gracia y desenfado otra vez, pero con notas propias, el psicoanáüisis , el profesionalismo en l a mujer y las repercusiones; sen­timentales del c o r a z ó n de u n a doc­tora, que acaba vibrando de femi­neidad.

Todo esto e s tá basado, afianza­do en la só l ida c o n s t r u c c i ó n de l a comedia, por lo que los incidentes son t a m b i é n só l idos y de efectos tan seguros tiú6 a t r a v é s de ellos y aun por ellos se definen carac­teres, se acusan momentos y se

a c e n t ú a n situaciones, y este equi­librio bás ico permite que se pase del momento sentimental, mejor dicho, de la a t m ó s f e r a sentimental a l a discursiva y aun a l a didáct i ­ca, esa nota d i d á c t i c a indispensa­ble para documentar y orientar a l público.

No hay que decir que el "doc­tor" es Isabelita Garoés ; u n doctor sabio, con el corazón vibrante y palpitante de una mujer enamora­da. E s t a complejidad de notas es­t á n acusadas con el arte descon­certante de l a sencillez por Isabe­lita, a lma de l a obra y eje senti­mental de ella, que se enfrenta con Otra magníf toa actriz, 0%a P e i r ó , que en la comedia se cree m á s femenina... por m á s temperamen­tal .

Ayudaron con gracia y verdade­ro arte Bafae la Aparicio, Josefina Ragel , Margarita L a r r e a ; Mar ía Lrtiisa Marfil , m a g n í f i c a en una es­cena en lo alto de una escalera.

Manolo Dicenta, sobrio y digno como siempre y acertado en su amnesia, y Manolo G ó m e z B u r , de­licioso, derrochando gracia y ver­dad en un t í m i d o esp léndido .

E l público s i g u i ó l a obra con in­t e r é s escena por escena; rió, aplau­d ió momentos y chistes y ovacio­n ó los finales de acto, con repe­tidas llamadas a escena.

Jorge DE 1A CUEVA

I 151

'STRENO EN E L INFANTA ISABEL.—Anoche se estrenó la comedia en tres actos de Cí os Llopis "¡Oh, doctor!". En la fotografía, una escena del segundo acto, en la que apar ien Isabel Garcés y Oómez Pur, principales intérpretes, con Manuel Dicentar Olga Pelró

Josefina Ragel. (Foto Sanz Bermejo.) Acompañaron á Isabel Garcés en, el éxito

interpretativo, con el ya citado Gómez-Bur, Manuel Dicenta—en un papel de erizadas d i ­ficultades, que resolrió excelentemente—, Olga Peirór—sugestiva y- expresiva—, Rafae­la Aparicio, Margarita Larrea, María Luisa Marf i l , Josefina Ragel y Ana María Nota­rio, que, con el veterano y admirable Ricar­do Juste, , completaron el reparto. '

Muy acertada—como es proverbial en el Infanta—la dirección y presentación escé­nicas.

Anoche se estrenó en el Infanta Isabel la comedia de Carlos Llopis ¡ O h , d o c t o r ! E l público rió mucho en el curso del primero

y segundo actos, aplaudió un chiste y un mu­tis de Manolo Gómez-Bur, que estuvo fran­camente gracioso, y al final de las tres jorna­das, reclamó entre ova­ciones la presencia del autor, que salió a sa­ludar, en unión de los intérpretes.

Isabel Garcés reali­zó uno de los más me­ritorios y notorios es­fuerzos de su labor ar­tística. Conocidas son las excepcionales condi­ciones que esta prime­ra actriz posee para los personajes de ras­gos humorísticos, que tantas veces creó y llevó al t r iunfo; pero en la obra de anoche mostró igual sensibilidad para lo cómico que para lo dramático, dentro de una sobriedad, de una contención y de una justeza envi­diables, que justifican sobradamente nuestro más sincero eloeio.

Isabel G a r c é s y Carlos Llopis

Sentimos una gran es t imac ión por ia labor teatral de Carlos Llopis , que ha dado y segu i r á dando a nuestra escena obras de buenas situa­ciones y efectos, y de d i á logo positivamente ingenioso. Y esas circunstancias se dan tam­bién en gran parte de los actos pr imero y se­gundo de " ¡Oh , doctor!", subrayados anoche por las risas del audi tor io . Es en el acto ter­cero de la obra donde, a nuestro modesto en­tender, el autor no ha demostrado igual acierto. ¿ P o r qué?-. . . L a respuesta a esta pregunta en­cierra a lgún i n t e r é s porque s i rve de demos­t rac ión a una conocida tesis cr i t ica : la de que resulta peligrosa la mezcla de los géne ros .

En efecto: " ¡Oh , doctor!" empieza (después de un hreve p r ó l o g o que s i t ú a al púb l i co "en ambiente" y que da tiempo para que los espec­tadores rezagados tomen asiento e « la butaca) en un tono de alegre y d iver t ida farsa humo­rís t ica . L a escena de la doncella que siente el v é r t i g o en lo alto de la escalera, las inter­venciones de "Don Natal io" y las alusiones todas a la locura y a los locos, así como el diá logo énf re l a protagonista y "Nora" nos su­mergen en las aguas rlentes y espumosas de la comicidad. Y l o mismo sucede con esa acción episódica o accesoria de los amores entre " L u i -

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- A L

¡a" y "Gerardo"—este ú l t imo , pretendiente obs­tinado y tenaz, que tiene aníercedentes del m á s l impio abolengo en B r e t ó n de los Herreros o IVIotatín—.

Llopis nos quiere l levar y nos l leva a l des­ar ro l lo de una pieza i rón ica y sarcàs t ica , donde el enredo pr inc ipa l se basa en una donosa bu r ­la de los excesos psscoanal í t icos, presididos por una efigie en yeso del profesor Freud, que a l f i na l del segundo acto es derribada con ev i ­dente in t enc ión s imból ica . Pero el a fán de dar a la t rama de l » ' c o m e d i a un contenido serio y, d r a m á t i c o , en contraste y choque bi'usco coa los antecedentes mencionados y otros semejan­tes, hace que a pa r t i r del acto tercero, y en cuanto hace su a p a r i c i ó n el tan debatido tema t1 ' to arane i a , la i n t enc ión in ic ia l se detsví^, y, lo q u è pudiera acabar en franca eutrapelia se transforme en escena de pretensiones trascen­dentes, que no logran n i conmover n i con-* vencer, a pesar de los esfuerzos que el autor, realiza para dar al d iá logo emoción sentimentaU

Cuando Llopis pone en juego eficaces resor­tes cómicos , como el diá logo te lefónico entre la doctora y el hombre t ímido , o cuando j u s t i ­fica con garbo indudable las dos apariciones! de "Gerardo" a l á hora de la consulta; cuandoi inyecta al d iá logo alusiones y frases de inge» nieso gracejo; cuando cu iüa el t ipo de l a pro-* tagonista, d o t á n d o l a de u n c a r á c t e r de sereno temple, s in olvidar los rasgos de una deliciosa feminidad—o "femineidad", como quieren l o í puristas—, el t ino y el br i l lante resultado som tan claros como elocuentes. Y , al mismo t i e m ­po, la acc ión e scén ica f luye y discurre con tan-* ta ligereza como soltura. Es en esa ca ída , en ese deslizamiento e r r ó n e o hacia lo d r a m á t i c o de l acto tercero, donde la farsa se inmov i l i za f. desmaya, para te rminar de una manera l ángu i< da y fría,- que no logra reanimar «l efecto h i« larante del chiste f i n a l : l a u n i ó n entre el n o m ­bre de Bi lbao y el agua de la ducha. D e s p u é s de haber hecho r e í r tanto al auditorio, ¿ p o r q u é e l autor se e m p e ñ a en torcer bruscamente los rumbes de l a p r o d u c c i ó n escénica hacia u n desenlace "en serio" que parece de o t ra co« media? Salimos del teatro sin comprenderlo. Y no llegaremos a entenderlo nunca.—Alfredo M A K Q U E R I E - ,

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I N F A N T A I S A B E L : " L A R I S A L O C A "

Ayer se estrenó en el Infanta Isabel la co media de Adolfo Torrado L a r isa loca. Sirvió \ este estreno para presentación de la ilustre actriz María Fernanda Ladrón de Guevara, que, después de una brillantísima actuación por provincias, donde ganó en la mejor lid el Premio Nacional Lope de Rueda, fué recibida por el púb'ico madrileño con una cariñosa y encendida ova­ción. - /

Los espectadores rieron cpntinuamenté en el curso de los tres actos de ia obra y; aplaudieron una inten­cionada y graciosa frase sobre 'la "eficacia" galai­ca. Siguieron con interés las trepidantes incidencias clel_ asunto y aplaudieron insistentemente al fin de los tres actos, mientras el telón se alzaba muchas ve­ces en honor del autor y de los intérpretes.

En él papel de la prota­gonista, lleno de difíciles efectos, como el de la bo­rrachera y el de la risa his­térica — difíciles precisa­mente por no ser nuevos y estar hechos por grandes, figuras de la escena—, María Fer­nanda confirmó y revalido su justo crédito de actriz primerísima y supo también subrayar con evidente acierto los'matices melodramáti­cos y sarcásticos. A María Fernanda corres­ponde, pues, grat) parte del éxito alcanzado por la obra, y también a su exce'eme com­pañía, donde descollaron el primer actor, Pe-dro^ Porcel—con admirable naturalidad y sim­patía—, Manuel de Sabatini, que ya ha con­seguido en justicia el puesto de uno de nues­tros primeros galanes jóvenes por su estudió, por su justezay por su expresión; Pepita Mar­tín—con gracia y con dominio escénicos en­vidiables—; Paco Arias, de gran eficacia có­mica, aunque algo exagerado, y Ana de Si­ria,. Mari Carmen Cordón, Josef ina'Roca, Ele­na Cranda, Javier Moya y Francisco Mario de Bustos, que colaboraron en el triunfo.

!

M a r í a F . L a d r ó n de G u e v a r a y

Adolfo Torrado

Adolfo Torrado convalece de una grave en­fermedad y no queremos amargar la satisfac­ción que a todos ha producido la me jo r í a del popular autor con una cr í t i ca severa de "La risa loca". Baste decir que las carac ter í s t icas , habil idad y malicia en e l empleo de les recur­sos escénicos que dan tón ica a todo su teatro,

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se suman en esta comedia a un buen manejo de los trucos melodramáticos y a esas frases de doble intención o de alusión actualista que tanto hacen reír a ciertos sectores del público. L a acción se desarrolla en una vieja casona de Santiago de Compostela. Llueve "de verdad" tras el ventanal del foro. Hay unas ancianas s e ñ o ­ras codiciosas, la doméstica gruñona que acu­sa la típica "retranca"; el conflicto amoroso doble entre la hermana de mayor edad que se sacriñca por la hermana joven, y el idilio del "novio de alquiler", que, al fin, quiere "de ve­ras" a su dama; paralelos deliberados con " L a Casa de la Troya"; intervenciones del sacerdote humilde y bueno, el personaje "picarón" que lleva una doble vida para engaño de la seve­ridad hogareña, y los oportunos conflictos eco­nómicos que en el desenlace se resuelven fa­vorablemente.

Todo estó, e igualmente las acciones y reac­ciones teatraleras, más que teatrales, que de< forman las psicologías, o más exactamente, los caracteres de los personajes al capricho de­liberado del comediógrafo, que Ies hace mu<-dar de "posición sentimental" cuando le con­viene, unido a las largas conversaciones de los tipos que explican lo que ha pasado y lo que va a suceder, se oculta y enmascara con la pe­ricia innegable, y en ocasiones, con el inge< nio de Torrado, que da én el blanco de su p ú ­blico y le arranca la risa o la emoción cuándo y como le conviene. Eso es todo.—A. M .

— — s

INFANTA ISABCL

(LA RISA LOCA», de TORRADO

Ha sido Arturo Serrano guión, en su prestigiosa sala jscértioa del Infanta Isabel, nos tía ofrecido ka tarde del sábado el exquisito regalo de ia vuelta a Madrid de la gran actriz Maria Fernanda La­drón de Guevara. La Ilustre figura de nuestra escena, que durante su prolongada a«tua< oiOn en provincias conquistó el premio nacional Lope de Rueda, fué acogida con una significativa y prolongada ovación, hasta el punto de

María Fernanda Ladrón de Guevara y el autor de la co­

media

cortar por unos instantes la representación de «La risa lo­ca», comedia de Adolfo To­rrado elegida por Maria Fer­nanda |>ara su reaparición en Madrid.

En «La risa loca», como en «La madre guapa», y oomo en todo o rasi todo su teatro, Adolfo Torrado acentúa más aún, si cabe, el hábil empleo de recursos melodramáticos, con efectos de indudable efi­cacia escénica. A Torrado se le podrá discutir la calidad literaria de sus producciones; se podrá poner en tela de Jul-cto su desenfado teatral y has­ta la falsedad de muchos de sus personajes de ficción; pe­ro nadie puede regatearle ha-bilí dad en el empleo de la

l carpintería escénica ni mata-{tría para saber llegar al co-i razón del público, de su mu­cho público, en ios momentos deliberada, conociente y pre­meditadamente elegidos. Al desarrollar el tema de «La ri­sa loca», el comediógrafo no «ólo supo retratar con mara­villosa fidelidad el ambiente compostelano y el carácter de 1 o s personajes secundarios •-como .el de la vieja domés­tica, encarnado a la perfec­ción por Elena Cranda, o del «severo» desvergonzado, a car­go de Francisco Arias— sino que cuidó con amorosa y sin­gular preferencia eí tipo oen-tral de la comedia, de Ga­briela, abundante en efectos difíciles, rico en matices y

^erizado de dificultades. Ma­ría Fernanda Ladrón de Gue­vara, al superar esta prueba en un alarde de facultades y de dominio escénico, confir­mó su clase excepcional de primerisima, rubricada po r las frecuentes ovaciones de los espectadores. A María Fer-

, nanda debe en gran parte • Adolfo Torrado el éxito ro-' tundo de su comedia; a la ' gran actriz —más guapa, más atrayente y más elegante que nunca—, y también a su exce­lente cuadró de actrices y ac­tores, entre los que cabe des­tacar, con Francisco Arias y Elena Granda, citados ya, a Pedro Perecí, un excelimte

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"UN CRIMEIS VULGAR" COMEDIA DRAMATICA DE DON JUAN IGNACIO

'r cr imen vulgar, una historia . ..xTiente. Se ha orientado el autor sa un sentido teatral profundo. Por­gue uno de los medios m á s certera­mente teatrales es el de no buscar siempre cosas extraordinarias: en s 1 v i v i r humano lo extraordinario m es frecuente, y es de buen- arte y -le buen autor u t i l izar lo vulgar y ¿o ordinario, ver en ello lo un i ­versal y trascendente, y a fuerza de mostrar s'.' trascendencia y de cargarlo de notas humanas y par­ticulares darle un in t e ré s hondo y ejemplar.

Y esto es lo que ha hecho el au­tor de manera tan sencilla, que pa­rece que intencionadamente se apo.

LUCA DJfi TENA Y como nota emocional e s t á n no

solamente el amor ciego y desafi­lado del segundo marido, no sólo la idelidad de la mujer a l amar a su >rimer esposo, sino el c a r i ño apa­sionado de la h i ja del pr imer ma-r imonio hacia el que ha sido para lia el único padre real. Todos estos fuertes elementos de

n t e r é s e s t á n situados dentro de un aso corriente de v i v i r ordinar io : el ontraste de los afectos con las cir-anstancias sencillas y habituales 3 otro elemento de i n t e r é s , como

R a f a e l Rivei les , J u a n Ignacio L u c a de Tena , L o l i t a Crespo, L u i s Sola y Mariano Asquerino

ya en l a a n é c d o t a de la mujer que, c reyéndose viuda, se casa de nue­vo, y en el apogeo de l a felicidad aparece el mando, que se c re ía muerto.

Desde que F e r n á n Caballero u t i ­lizó este asunto en su novela "Es. tar de m á s " , con sus consecuencias "E l tieso del Dios Sol", de P6ay-mond, se encontraban los autores con l a di f icul tad de just i f icar l a a n é c d o t a , de explicar l a ausencia del -primer marido, y iSl t imameníe surgieron los casos de amnesia, que se han ido desacreditando.

Luca de Tena, a l si tuar su obra en E s p a ñ a y el explicar la desapa­r ic ión como una consecuencia de la guerra y de un momento de cobar­día , tiene just i f icada y explicada la a n é c d o t a fundamental, y se di r ia que hace todo esto intencionadamen. te para qui tar de la obra todo lo extraordinario, porque lo que le in ­teresa m á s que el asunto son las reacciones de los personajes, el acen­to In t imo y part icular , situaciones jspiri tuales y momentos afectivos lenes de verdad v de emoción.

^c^es tamibién el cambio de s e n t í -mientes cuándo l a h i ja se da cuen.. ta de que no hay obs tácu lo que la aleje del hombre que es todo para ella.

Has ta l a solución del suicidio, frecuente en el asunto, pasa por l a escena de manera or ig inal , y t a m ­bién las circunstancias de la v ida corriente lo impiden y lo f rus t ran. Cierto temor a incomprensiones l i e . v á n al autor a un epilogo de ¡buen efecto, pero necesario, porque l a agudeza del público lo percibe y lo i capta con entera eficacia.

Se d i r í a que l a labor de los ac- • teres, penetrados del fondo de ver.: dad hubi tual y corriente de que elí autor quiere rodear l a obra, fué l a de marcar y subrayar esta verdad, y a fe que lo consiguieron m a r a v i . liosamente.

Riveiles dió una realidad tea t ra l magnifica, sostenida y acusada en todos los momentos con a r t í s t i c a so­briedad. Mary Carr i l lo la mantuvo con gracia y f inura , y cuando llega la verdad d r a m á t i c a , encarnada1 en Mariano Asquerino, sobrio y casi es­q u e m á t i c o , sin que n i un gesto lo desmintiera, el momento llega a, te­ner hasta solemnidad.

Todos secundaron esta labor f i ­n í s ima . A z a ñ a , un delicioso t ipo. Lo ­l i t a Crespo, Paco H e r n á n d e z , un á c o r d e seguro y a r t í s t i c o que fué premiado con grandes aplausos, que se repitieron a l f inal de los tres ac­tos para pedir la presencia del autor.

Jorge D E L A C U E V A

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M A Ñ A N A . P A G . 21.

LS Y N O T I C l AS E M A T O G R AF1CAS )añía titular del teatro con n vulgar'*

:A EN TRES ACTOS DE JUÁIÍ :A DE TENA ú , en el teatro Calderón y Fuentes colaboraron eficazmente en el mag­n í f i c o resultado e scén ico .

Exce len te el decorado de Redondela .

Anoche se p r e s e n t ó en L a r a la c o m p a ñ í a ' t i t u l a r de dicho DeatTo, con el estreno de la

i comedia d r a m á t i c a , de Juan I g n a c i o L u c a de Tena, Un cr imen w d q a r . Rafael Rivel les y M a r i a n a Asquer ino fueron saludados con sen­das ovaciones al aparecer en el escenario. E l p ú ­blico s i g u i ó in t r igado el curso de la acc ión de la comedia, se c o n m o v i ó con las escenas d r a m á t i c a s , r i ó con los rasgos de humor que abundan en lo.s ac­tos pr imero y segundo y a p l a u d i ó calurosamente ai f i n de c a d a jornada , mientras el te lón se al­zaba reiteradamente y el autor sa l ía a saludar en unión de los i n t é r p r e t e s .

Rivelles, g r a n maestro de la esoena, d i ó l e c c i ó n de elocuencia d r a m á t i c a , de sobriedad, de natura­l idad prodigiosas; sus s i ­lencios, sus actitudes, sus pausas, sus gestos, sus ademanes, las inflexiones., y matices de su acento fueron en todo instante impecables y admirables. • ' _ . „ M a r y C a r r J l o l o g r ó n n ^ l l ^ ^ , é x i t o rotundo _.en un pa- Rafael Rivelles, L o -•jel de d r a m á t i c o s y h u - a ta Crespo- y Juan n a n í s i m o s . , p e r f i l e s . M a - Ignacio Luca de -iano Asquer ino consi- Tena' 2f.uió t a m b i é n uno de les mayores t r iunfos de. su carrera e scén ica , -y puso taF v i b r a c i ó n , tal n e r v i p y pode r ío en sus rép l i cas que en cualquier instante le per-mitie'ron mantenerse t n la p r i m e r í s i m a l í n e a Je, ese torneo de buen arte in te rpre ta t ivo que ayer se e n t a b l ó sobre el escenario- de L a r a , in te la evidente complacencia, de los espec­tadores.

M a r i a n o A z a ñ a y Franc i sco . H e r n á n d e z i m p u s i e r o n t a m b i é n magistralmerite sus t i ­pos con los mejores recursos de. su- g ran ca­tegor ía de a c t o r e s , y L o l i t a Crespo, Ange l i t a Pla, Lu i sa Rodr igo , M a r í a A n t o n i a Piedra , Tina V i d a l , A l i c i a Al tabe l la y los s e ñ o r e s Hurtado, T e r r ó n , G u i j a , A l g a r a , E s c o l à , Sola

i

En "Un • cr imen vulgar" , de Juan Ignacio, Luca de Tena, cabe dis t inguir lo que, un poco pedantescamente, p o d r í a m o s l lamar dos " t e m í pos" de comedia distintos. Uno es el que i n i ­cia la acc ión con deliberada técn ica de drama) pol ic íaco, de fol le t ín o melodrama a estilo de las obras llamadas de "proceso Judicial", don­de se parte de la vista de una causa, transfor­mando el escenario y la sala en templo de j u s . t icia bajo la invocac ión de la "audiencia pú* bí ica" , Hay aquí , sin embargo, sagaces rasgos de costumbrismo que diferencian n o t o r i a m e n » te la farsa de cualquier c r eac ión de t ipo exc lu­sivamente episódico . No sólo el ambiente es t á definido con pinceladas de l i t e r a r i a y eficaz sobriedad, sino que t a m b i é n los personajesl apuntan rasgos de humana y teatral psicolo­gía, como ese abogado defensor con voca<iión de fiscal y ese fiscal con apetencias de gene­rosa y b e n é v o l a condescendencia, donde se I n ­serta toda una su t i l t e o r í a del sacrificio i m ­puesto muchas veces por las circunstancias do la vida, por debajo y por encima del inexora­ble cumpl imiento del deber.

Toda la p r e p a r a c i ó n escén ica que el compl i t cado y nada fácil asunto requiere es tá conce­bida y dispuesta usando de una habi l idad, de una pericia, y hasta si se quiere, de una ma­licia que nadie puede negar o desconocer en él autor, gran aficionado desde los comienzos de su arte de escribir comedias, a este juego d ia léc t ico y eminentemente teatral de los re­cursos y de las sorpresas, de caut ivar la aten­ción del púb l i co d á n d o l e los datos exactos para comprender el desarrollo de un argumento, pero r e s e r v á n d o s e al propio t iempo las c e l à -tías y los ardides para encaminarlo por perso» n a l í s h n o s e insospechados derroteros.

De un modo retrospectivo, como en la t é c ­nica c i n e m a t o g r á f i c a m á s reciente y flamante, la comedia "vuelve a empezar" justamente cuando el p r imer acto termina. Se nos han dado los antecedentes y los consiguientes de una acción, pero el púb l i co desconoce los ocu l ­tos resortes sentimentales e intelectivos de la trama. Y esa "otra comedia" es l a que el pú^ blico v ive en los dos actos restantes. A q u í se apunta el "tempo" segundo, en el que asisti­mos a la in t imidad estricta de los móv i l e s que han impulsado a los personajes para sus re ­acciones. E l comed iógra fo cede el paso al dra­maturgo que expone y define, que cala y ahon­da la carne v i v a de sus criaturas de ficción.

U n confl icto p a t é t i c o — n a d a nuevo en los anales de la l i t e ra tura y del teatro, porque t a m b i é n , y por desgracia, se ha ofrecido m u y frecuentemente en la gran inventora de argu-mentos pavorosos que es l a ' v ida misma—en­frenta a los protagonistas en el caso de p o l l -v i r i a no del ict iva, que las leyes resuelven con cierta expedi t iva faci l idad, pero que los cora­zones no aciertan a desenlazar con tanta so l ­tura,

Y a h í reside, a nuestro entender, el mayor y mejor m é r i t o de " U n cr imen vulgar" : haber sabido acumular o b s t á c u l o s y dificultades, crear enredos y complicaciones de sent imien­to y de pas ión sin dejar que nada, suceda en­tre bastidores, procurando que todo acaezca; ante los ojos y los oídos del espectador, s i i j rehui r ninguna escena, ninguna s i tuac ión , por violentas y arriscadas que pudieran parecer. Sólo los autores de teatro decididos y valero­sos, seguros de su oficio, se atreven a ésfl arriesgado ejercicio, a esa atrevida experien­cia. Y Juan Ignacio la ha acometido sin n i n ­guna especie de vacilaciones, l lenó de í m p e t u , de ardor, de b r í o d r a m á t i c o . Y,- lo que es m á s importante, ha sabido salir airoso de la prue­ba encadenando la a t e n c i ó n del púb l i co , dan-iq a los i n t é r p r e t e s buena ocas ión d £ Ittcfe»

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"Lia r i s a ioca", esiwenaaa po i M a r í a Fe rnanda L a d r ó n de Gue­vara, no €s s ó l o d i s t i n t a en la téc­n ica , sino en la manera y en e) desarrol lo ; es menos . f ranca y fá­c i l , pero es u n alarde t a l del co-

I nocimiiento de l p ú b l i c o , que se pue­den i r ad iv inando las reacciones dei espectador.

Es u n a m e l o d r a m á t i c a l lena de reminiscencias : u n ambiente l ev í -t i co de p r o v i n c i a que recuerda a

minada , l a r i v a l i d a d inconsciente de dos hermanas y el t r i u n f o de l amor t ras u n sacrificio que, en cierto modo, es el t r i u n f o del op­t i m i s m o y de la a l e g r í a .

M a r í a Fernanda, saludada con

Guadalupe M . Sampedro, L u i s P e ñ a y L u c h y Soto

G a l d ó s , l a h i p o c r e s í a de los h o m ­bres que fingen piedad pa ra cu­b r i r sus devaneos, el t ipo de m u ­j e r dominante , el de l a v í c t i m a do-

M a r í a F e r n a n d a L a d r ó n de Gue­v a r a y T o r r a d o

u n aplauso, m a r c ó perfec tamente el cambio de l a d e p r e s i ó n de o p t i ­m i s t a con una carcajada l a r g a que le v a l i ó una o v a c i ó n ; A n a de L u r i a , en su papel d o m i n a n t e ; C a r m e n G o r d ó n , ' Josefina Roca, Pep i t a M a r t í n Pera l , en u n t i po de g r a n s i m p a t í a ; Paco A r i à £ , so­b r i o y eficaz, como s iempre; Jav ie r M o y a y Bustos consiguieron u n conjunto preciso y l o g r a r o n u n g r a n é x i t o .

Jor^e D E L A C U E V A

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primer actor; Manuel de Sa-batint, un auténtico galán, con talento y ambición; Ma­ri Carmen Cordón; Ana de Si-ría; Josefina Roca; Paquita Martin; Javier Moya, y Ma­rio Bustos.

Todos ellos, insistimos, oo* laboraron con Maria Fernan­da al éxito rotundo de públi­co de esta nueva producción melodramática de Adolfo To­rrado, llamada a conquistar gran número de representa­ciones en la cartelera del In­fanta Isabel- •

Angel LABORDA

María Fernanda L a - . ; cipón de Guevara es­trenarà, en el Infanta

I Isabel, " L a risa loca'', ele Torrado. ( F o t o

Zegri.)

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/ 1 _ Esta noche será estrenada en - el

teatro Lara la comedia de Joaquín Calvo-Sotelo L a visita que no llamo al timbre. Su autor dice:

A las nupcias de l humor y l a ternura, por ser l e g í t i m a s y justas, como lo son, n i n g ú n oficiante l e r e h u s a r í a sus bendiciones, Y o he querido celebrarlas, con la l i m i t a d í s i m a so­lemnidad que mis exiguos caudales l i terar ios me permiten, en el teatro Lara . E l humor l leva a l a ceremonia su dote de inofensiva burla , de alegre irresponsabilidad, de sano optimismo. L a te rnura , su p e q u e ñ o y ruboroso ha t i l lo de poes í a , de bondad y de tristeza. Pudiera ser, si e l ma t r imon io emparejara bien, que su enlace suscitara, a: ratos, una tenue sonrisa, y, a r a ­tos, una tenue emoción , buscada, l a p r imera , por nobles senderos, y ajena, l a segunda, a me-lodramatismos y truculencias. Pudiera ser, i n -iclusive, que creara, para contentamiento de to­dos, una a t m ó s f e r a grata de bienestar en l a que resultara amable sumergirse. Pero cual­quiera se lanza a hacer pronóst icos . - .

' De cuantas incidencias, roces o fricciones s í, a l autor y no a l o

corado de Redondel a sirvió de adecuado fon­do al felicísimo estreno. ' í

Ha escrito Joaquín Calvo Sotelo en " L a v i ­sita que no l lamó al timbre" una comedia sen­cillamente deliciosa. Y para ello no ha nece­sitado ni de grandes recursos escenográficos ni de reparto abundan­te. L e ha bastado poner ál servicio de su difícil empeño la imaginación y el certero sentido del humor. Là mayor par-líe de la obra se redu­je a un diá logo entre dos hermanos soltero­nes,, "Juan" y "Santiago", a quien el azar coloca ante una si tuación im-

^prevista, de esas que los folletinistas del fin de siglo so l ían u s a r para arrancar las lágri­mas de los ojos tiernos, y que Joaquín Calvo p r o d u z c a n , ' c ú l p e s e , eso sí

ir i térpreteis . Los i n t é r p r e t e s son M a r y G a r r í l io , Rafael Rivelle® y Mariano A z a ñ a . Y , de K Sotelo utiliza para ini- - Rafael RivPn*e simple lectura de sus nombxes, se deduce que ciar, mantener y des- Mari V a r n u l 1' no puede alcanzarles responsabilidad ninguna, arrollar un juego tea- Mariano i l a - y Aunque, a pesar de ser. t an só lo ellos, los tral br i l lant í s imo? £ 0 AZana encargados de animar e s c é n i c a m e n t e mis cuar- de constantes s o r n r ^ rfnn/i , • \ t i l las—la comedia consta de tres personajes decae ni un i n X n t * f d e el lnterés no nada m á s — n i n g u n o de los tres sea e l protago- r i sa fluyen c o n s t a n í p ™ ^ 6 Ía sont^ f ; i » nista de " L a vis i ta que n o l l a m ó a l t i m b r e " . - los mejores v m l f i l T ' alumbradas p o í

^ j \cs y mas j e i t o s recursos del ingenio. J o a q u í n C A L V O - S O T E L O .

Anoche se estrenó en Lara •la ¿omédia de Joaquín Calvo Sotelo L a vis i ta que no llamó, a l t imbre . Desde er primer momento el públi-•co 'en t ró-en situación y, ganado por el fino .humor de la obra, subrayó con. constantes r i ­sas el curso de la representación y apláudiq largamente al f in de cada jornada, mientras el telón sa -alzaba muchas vedes y el autor salía a saludar. -

Mary Carrillo, en dos breves intervencio­nes se nos mostró con feu categoría de pr i -merisima actriz llena de naturalidad, de hu­manidad y sencillez. Rafael Rivelles encarnó de un modo magistral su''personaje, con es-

Desde que el te lón se levanta y nos pone-nics en contacto con la intimidad de esos dos seres aparentemente egoístas, pero de psico­logía entrañablemente simpática, que son los personajes, en una escena que recuerda en cierto aspecto un feliz ardid c ó m i c o de " E l vampiro de la calle de Claudio Coello", com­prendemos que nos hallamos ante una farsa escrita con tanta' picardía elegante como i r a ' vesura intelectual y fértil ingenio.

E l diálogo de " L a visita que no l lamó al ' timbre" es jocundo, vibrante, salpicado y sa l ­pimentado de constantes destellos irónicos y satíricos, y todo el desarrollo de l a trama està llevado—utilizando, como es natural, el apara­to te lefónico cuantas veces es necesario, y también otros "trucos" más originales, como el de una-radiogramola—con un ritmo vivo y

i ;r^¡"rfprtry r lpTtioo y de SUS matices y efec- ardiente. Deliberadamente,el autor, en un ejer-M o r f ^ Azana explicó una autentice clc¡0 de dominio y de pulso teatral, ha queri-

to3. _ Mariano ^ expresiones y re-; do someterse. » las tres unidades clásicas, y lección comiciaaa cu P U n buen de. además de conseguir el movimiento de perso-cursos de hilaridad anebatadora. u n uu ^ ^ . ^ ^ estr.cto y dif¡cU marc() ^ qi ie . ^ . ^ M ^ — T ? ' " " " " ' ' la oomedia se. desenvuelve, ha dotado a l a

acción de situaciones constantes, que se enca­denan de un modo tan inteligente como sutil, para que jamás asome en el espectador el s í n ­toma del cansancio o de la fatiga.

E n suma: el autor ha realizado un verda­dero alarde teatral a l conseguir con «1 mínimo de elementos el m á x i m o de eficacia.

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Alguien tal vez reproche el hecho de Que en el tercer acto de la graciosa farsa el tono humoríst ico cobre Inesperadamente cierto ma­tiz sentimental, pero eso es debido a una ex­plicable ternura, del autor hacia sus ¿riaturas de ficción, que al final s é humanizan y recla­man su derecho a una parcela de amorosa fe-* l içidad. Su "soledad en compañía" nos habría dejado en otro caso un regusto amargo incom­patible con el tono general de la i n v e n c i ó n escénica, que en él desenlace se ilumina otra ves de gozosas sonrisas, y arranca nuestro aplauso y nuestro elogio más sinceros.—•Alftw

L A R A

«L« vidta qué no llamó al timbre" COMEDIA B E DON JOAQUIN CALVO SOTELO , sietopre de stsgnro efecto en

*3 teatro la entrada, d© un peraona-•ie que interrumpa, corte o eamfcie un ambiente espiritual. Unas, veces es una mujer la que irrumpe en un ambiente triste, sórdido y . ego ís ta , como en "L·os buhos", de Benaven­te. Otras vecei ea un niño, como

3ua, acc ión y lila eetitust** « e i»a «oa hermanos, dea tipos eii centraste, m u y bien míjurcade, y a ««tát previs­t a y d e s c o m t t ó a ; no signitivs, estn señala i - un defecto, aino lodo lo contrario, puesto que aun as í , con La acc ión ¡prevista «« maii t ien*, ai Ja» el inteí-é» de airffteíota, el (¡«1

«n "Canción de cuna", donde un «x- d iá logo , fácil y h u m o r í s t i c e , ea «1 S ó s i t o l b s un rayo de sol V aJ*r que a b u n d a ï i lAs &MM8«S i'eliees y Sria en la v ida penitente y dura ffl«i los inc idente» •portunos, y ea g m -elauatro, o eoüso en "Leeeiones a» « ja de él m ad iaúte no sólo l a Ue^a-buen amor", de Benavente, aenae da del «.mer en 5a persona de una un n i ñ o • trae no >61» fuerza t e n u - g»ntii ' i«iina enfemnera, y hasta nos menta l a la v ida de un eoltere, smo ategrainos de que tenga una herma,, que llega también e l ¿mor. ^_. - tta gemela, enfermera taartadfe,, pa-

É l egoisme ua ta«to P8^*™ J J " r a que el otro h«Mna«o u« «mede dos hermaMO» solterones, con sms d e s á r a á o .

. Que esto de legrar l a s i m p a t í a de los personajee para que en gracia de ella se admitan y h a ü t a se d « . «een y alegren estas casualidaaes es recurso de buem autor.

Y de buenos actores, porque la pareja de hermanos, tal luditos ya, en l a obra se en t i eñde , que forman Bafael Rivelles y Mai-iano Azafm, derrochan s i m p a t í a , awact ivo y e f i ­cacia teatral .

Rafael Rivelles .hizo no sólo un t ipo, le dió vida, realidad, que no por natural is ima dejaba de ser ar­t í s t i c a , con notas tan felices como un d iá logo por te léfono tan magni­fico, tan cargado de notas humanas, que pór si sólo b a s t a r í a para acre­d i t a r a un actor.

Mariano. A z a ñ a m o s t r ó una-, vez m á s Bisa sencillez tan honda y tan llena de verdad humana y cordial que prende y convence.

Mary Carrillo, tan admirada y tan, querida, ha de perdonarnos que l a citemos después, cumplió magsiticaj mente su cometido de ser el rayo de sol, de esperanza y de amor; lo l u ­so a maravil!», pero eso en ella es cosa de siempre.

É l público entró en la obra, fué prendido de ella, r ió , a p l a u d i ó v so­licitó la presencia del autor en los tres -actos. - I

Jerge D E CTTEVA ^ ^ ^ ^ ^ t ^ í f i ^ f i ^ ^ f ^ -

Eafael mvelle*, Mari OarrUlo, Mariano Axaña y Joaquín Cal-

/ ve latol* pequefisc.M y sus «i*t»«Ü»3-.««á»s, coa u n a e e r t k * » ku«i*»i«a»e. ««mpe.. nen u n AsaHiemte mu*,- »ir«»;ej» y a r t l a llegada del · l « « · m t · üMí-lurluiáer, « i l a forma 4» um «>•*)*» c a s a * » «U« « e encuentran a l a pue» t* • « ! pise.

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VISITA QUE NO LLAMO AL TIMBRE

de Joaquín Calvo Sotelo

r

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L A R A

" E l GRAN CARDENAL" ADAPTACION LIBEE DE LA OBRA DE VAN LEYDEN

POB DON JOSE MARIA PEMAJV Leemos con frecuencia vidaa de

m á r t i r a s , que es una de las mejo. res maneras de tener presente la honda responsabilidad de s&r cris­tiano, y p e n s á b a m o s en el fenóme­no curioso que se ha producido en el mundo no católico, que podr ía ­nlos l lamar de miedo al m á r t i r ; no se puede dar t r iunfo m á s total y dé-fimtivo, pero al mismo tiempo ha dado nuevas ca r ac t e r í s t i c a s al mar . t i r io . Los m á r t i r e s , cuyas vidas lee. mos en las "Actas", en "Flor fòanc-torum." y en el "Año Cristiano", se

i " Kafae l Rivelles, Ros i ta L a c a s » , Mariano A z a ñ a , Lulá Sola, A n ­gel T e r r ó n y J o s é M a r í a P e m á n

enfrentaban con un pretor violento y brutal , que por l a g-loria del em­perador y de los dioses Inmortales condenalm brutal , pero francamen­te ; ahora, desde que se acepta la Trtuerte, se inicia la lucha repug­nante con la hipocresia untuosa, la­dina, que t ra ta de justificar la con. dena del m á r t i r no por su fe, sino por l a calumniosa especie de espía , de enemigo del rég imen, lo que sig­nifica la anu l ac ión de l a Inteligen­cia. Todo esto forma como una a t . m ó s f e r a en la obra, es una ame­naza s o m h r í a que se va concre­tando en torno a la noble ftgura dei cardenal y de sus secretarios y fa. miliares, y en contra de esta ame­naza solapada se va oponiendo con sencilla energia el simple manda­miento de dar la vida poí la fe, y se explica con fuerza ejemplar la derrota total de la taimada t écn i . ca aeudociontifica d« anular l a voluntad y la memoria, que, s e g ú n ellos, equivale a destruir el espiri, tu , cosa que asusta a algunos, que creen que asi se anula el mister io; el cardenal hace constar el acto l i -

bre de acep tac ión dé mar t i r io , a par t i r del cual todos los atentados del eneroigo son facetas distintas del Sacrificio.

Y porque se acusa y so condena todo esto, que es f u n d a m é n t a l , hay eh la obra, d«sde que se levanta él te lón, un ci ima profundamente dra­m á t i c o que e á t á por encima de la acción y que la va reforzando y dando intensidad no sólo a las s i ­tuaciones, sino a los incidentes, a los momentos y a las frases.

Pero, ademá-s, el aspecto mera­mente teatral de la comedia e s t á lleno de emoción y de i n t e r é s , por­que todos los personajes tienen no .solamente humanidad, sino que pire-aenta un problema humano tan fuerte como el de la monja que ha sido madre, como él efectista y un tahto sentimental del comerciante de l a h i ja t ís ica, o el hondo del mariscal soviét ico, que se siente és-•piàdo y en d e s g r a c i à , o el naci­miento de un amor, béndéc ido por la Iglesia, en medio de tanta muer­te y ruina.

Todo esto é s t a acusado, unas ve. ees con suavidad y otras con brus­quedad teatral y m e l o d r a m á t i c a , q u é todo tiene sua valores; pero, Sobre todo, hay algo que no se ex­presa, que no se dice concretamente, pero que va dando la sensac ión no lo de cosa posible, sino de tremen­da actualidad en alguna parte da Europa.

(La esmerada y cu idad í s ima in te r . p re fac ión ayudó grandemente a dar v ida a l a comedia. Rosita Lacasa m a r c ó de manera r ea l í s jma su cam­bio de mujer adusta, entera, al to­no femenino de l a mujer que pre­siente el amor y lo siente llegar a ella. Mar i Carri l lo, con una ciegan, t é sobriedad, m a r c ó su hondo pro . blema, de fácil escalpada al senti­mentalismo, pero que supo contener en toda su honda humanidad. Rive­lles fué un cardenal en todo mo. mento, tanto en los de dignidad co­mo en la sencillez del sacrificio. Paco H e r n á n d e z , magn í f i co de ver­dad siemjpre, como Luis Sola en un lego todo bondad. Mariano Azaí la c reó un tipo magnifico del comer, ciante que aprende a rezar. Rafael Bardem, justo de emoc ión ; Angel T e r r ó n y todos loa actores, en ge. neral. L

E l público bebió materialmente la obra y ap laud ió con entusiasmo; re . querido José M a r í a P e m á n recogió aplausos para el autor, para los i n . t é r p r e t e s , para laa victimas y m á r . tires actuales y para los 13 obispos m á r t i r e s de E s p a ñ a .

J o r g e D E L A C U E V A

163

A l acabar el estreno de E l g r a n cardenal, el adaptador español de esta obra, D. José Ma­ría Pemán, se adelantó en el escenario de Lara, requerido por las ovaciones de la con­currencia, para trasladar los aplausos recibi­dos a V a n Leyden, autor del díama, y a los intérpretes. Y también para evocar, con con­movedoras palabras, la figura márt i r del pr i ­mado de Hungr í a y de los trece obispos espa­ñoles que dieron su vida por Dios y por la Pa­tria, "compañeros en el dolor sublime si no en el universal recuerdo".

Rafael Rivelles, que encarnó con tanta digni­dad como maestría el papel del protagonista, poniendo en su trabajo la m^s honda verdad y todo el poderío magní­fico de su arte, de ac­tor primerísimo, fue interrumpido por los Rosita Lacasa y Ra-aplausos en una escena ,*»éï Rivel les del tercer acto. Maria­no. Azaña—que dió acento y aliento extraor­dinarios a la figura de Petrovich—recibió una justa ovación en un mutis'. Mary Carrillo—ad­mirable siempre—prestó la máxima emociói a su personaje. Rosa Lacasa triunfó plena

mente en el cometido N que se .le había confia­do, lo mismo que Francisco Hernández—inol-

' vidg-ble M o n s e ñ o r — , Rafael Bárdem—sobrio y convincente—jDiego Hurtado—juvenil e impetuoso Alexander—, y los señores Ter rón , Sola, Guijarro, Escola, Fuentes Algara, Ro­dríguez y Agudo.

Un bello decorado de Redondela y una pre­sentación escénica, tan lujosa como rica, en detalles, ofreciaron su digno marco al,_ estre­no, que se desarrolló con el mayor éxito. A l f in de cada jornada el público aplaudió con tanto calor como -insisitencia. E l telón se alzó muchas veces y Pemán salió a saludar etí unión, de los intérpretes.

E n " E l gran cardenal", l a obra de Van Leyden, ya representada con gran éx i t o en va­rios escenarios europeos y anoche estrenada t r i u n M m e n t e en Lara, con arreglo a una ve r ­s ión tan comprensiva como exquisi ta e i n t e l i ­gente realizada por nuestro gran autor y gran poeta J o s é M a r í a P e m á n , hay que d is t ingui r dos intenciones y propós i tos totalmente dis^ t intos: el p r imero es de fondo social—rehuimos el empleo del vocablo "po l í t i co" porque nog repugna su frecuente bastardeo—, Aunque el drama no tenga pretensiones de broera f ía es­

cénica, ©s lo cier to que al menos de; un 'modo s imbó l i co plantea y desarrolla e l caso de l a verdad ca tó l i ca opr imida y mar t i r izada p o t los verdugos de la l ibe r tad del mundo.

A n t e e l tema de " E l g ran cardenal" no cabp adoptar una ac t i tud cautelosa o supuestamen­te objet iva; L o que en la t rama de la obra acaece afecta tanto a l a inteligencia como £ la creencia u op in ión del púb l i co . Hay que decir en p r i m e r lugar que aplaudimos inconí-dicionalmente su tesis, de la que se desprendo, aunque sea en un circunstancial episodio, l a verdad de l o que sucede en los pa í ses o p r i ­midos por el comunismo y sujetos al dictado, de los mandatarios del imperialismo bolche­vique. E n nombre de l a verdadera, de l a úni-. ca l iber tad , tenemos que prestar al contenido de esta conmovedora p r o d u c c i ó n tde teatro nuestra a d h e s i ó n m á s encendida.

• Y d e s p u é s , analizando ya sus valores me­ramente e scén icos y l i te rar ios , hemos de suh rayar en la obra su sobria y concisa «or t rucc ión , que nos permite seguir, s in distraccio­nes accidentales, la - l ínea central del argumen­to. L o que sucede en l a a c c i ó n de "É l gran car­denal" prende desde el p r i m e r instante nues­t ro i n t e r é s y nuestra a t enc ión , y esa t ens ión ya no nos abandona hasta l legar a la emoción , a la congoja del desenlace absolutamente l o ­gradas y conseguidas.

p e m á u ha puesto en su l i b r e v e r s i ó n todas las á t i c a s sales de su ingenio. E n la su t i l i r o ­n ía , en las agudas frases del d iá logo se adi ­v ina muchas veces l a mano del gran come­d ióg ra fo y dramaturgo lespañol, que en l a a d a p t a c i ó n ha asumido un papel de a u t é n t i c o colaborador. Con el autor or ig ina l . Van Leyden no ha d e s d e ñ a d o el empleo de una t écn i ca y de unos recursos que son los que hab í t i i a l -mente g© aplican a los folletines escénicos , » los llamados "melodramas". Pero es que, en rea­l idad, cuanto acaece d e t r á s d e l ' " t e l ó n de acero? de Europa obedece precisamente a esa t r á g i c a y t ruculenta d i spos ic ión . Y a ú n d i r í a m o s m á s : da ciento y raya a las invenciones de los m á s fan tás t i cos argumentistas.

Por • ido ello, " E l gran cardenal" ofrece a la couj i ideración c r í t i ca u n aspecto altamente interesante: es un fol le t ín escénico que, en l u ­gar de b r indar incidencias de en lgmà ©olicía-co, se carga de contenido s e n í h n e n - I y hu mano y nos muestra un retazo, una r á f aga , un episodio sorprendidos en el m á s crepi tan­te ¡ h e r v o r de los acontecimientos dolorosos de Eprópa , para exaltar la grandeza y la v i r t u d

el sacrificio del protagonista: m á r t i r ca to l i ->. como todos los que le a c o m p a ñ a r o n en su :mino generoso y desgarrador. Hav. nues, en la obra asunto palpitante y ar-j r c ' o , "emoción en las escenas, i ron í a de bue-a ley en el d iá logo , m a g n í f i c o pulso y eqm-br o para conducir y l l evar l a trama y tipos elineadc* con suave diseño, para que resal-p como es debido los rasgos fundamentales S c a r á c t e r y la conducta de quien asume el i-ínriijal nanel.

164

ESTRENO BN E L TEATRO DE LARA.—Ayer se estrenó " E l gran cardenal", de Herald •on Leyden, según la libre adaptación de don José 1 María Pemán. L a fotografía oo-•responde al primer acto y en ella aparece, en el centro, el primer actor, Rafael Rivellea,

que Interpreta la figura principal del drama. (Foto 2egrtJ

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166

4 í

"EL MAL AMOR" COMEDIA D E DOÑA J U L I A MAURA

s t á demasiado extendida entre el grupo de selección de autores y,es­critores la idea, de que para hacer una comedia intensa y fuerte, es condición indispensable, "sine qua non ' ^ abordar un tema erót ico, m í e n , tras m á s duro y m á s descarnado, mejor.

Como estos temas se dan en la vida con menos frecuencia de lo que se cree y se dan, se guardan tan celosamente que hay escasas oca. siones de estudiarlos de modo direc­to ; los preocupados por el a f á n de la comedia "intensa" ae ven Qbliga.. dos a recurr i r a los pocos asuntos de este estilo, qüe ya tienen cons.

M a r y Carri l lo , s e ñ o r i t a Lacasa, B ive i l e s , T e r r ó n , s e ñ o r i t a Rociri-

go y J u l i a M a u r a '

tancia l i terar ia , con lo que suelei d a r ' « n la comedia inspirada, que e; cosa muy diferente de la comedie sentida, vis ta en el sentido teatra de l a palabra.

' 'Julia Maura, acaso sin querer, s( ha inspirado en uno de estos asun­tos, que tienen ya estado teatral, j suponemos oue lo ha hecho de'bue. na fe, tan- de buena fe, que no hs tenido la elemental malicia de disi. mular las sugerencias que «voca e t í tu lo "EL mal amor"; el mal amoi es el que induce a querer algo c alguien malamente; el sujeto de mal amor es mal querido o mal que. r i d a ; l a « v o c a c i ó n ' e s , pues, clara j sencilla.

L a malicia viene luego, a l cam. biar el sujeto del mal amor, con 1c que se llega a dar en un mal que­r ido ; pero, por fortuna,, a un mal querido, que queda en sospechas, en indicios y en temores, porque este mal amor no surge e spon táneamen» te arrollador, furioso y arrebatado; acaso espante a quien cree y teme sentirlo, porque no es e spon táneo , sino sugerido, como los celos de "Otelo" o como el amor de "El gran galeoto" en su principio; cuando, el que ha de ser victima, del mal sen, t imiento no sabe separar en su es­pír i tu lo éspontáineo de lo que le llega de fuera.

Dentro de las diferencias de a m . biente y de proceso, la autora de. muestra sus progresos en d iá logo : en su vis ión de tipos y en .su tra-

, zado de escena, y acaso por és to es i mas visible ¡a habilidad, nue pued-significar desconfianza o miedo por el recurso, de echar-el telón cuando1

-, va a comenzar una escena que pudo acreditaria definitivamente "de gran autora si la hubiera logrado. Coinoi no s a b é m o s cómo se desarrolla la escena, qué sentimientos hiere, qué actitudes provoca, lo que sucede des pués puede ser caprichoso; el p r i mer capricho, es el de Suponer la escena inmediata, con lo que las emociones quedan como e s t á t i c a s en unos personajes, y como sedimenta, das, en otros.

L a obra» fué admirablemente i n ­terpretada por Rafael Rivelles con magistral sencillez y natural idad, por M a n Garrillo, aue m a r c ó ' muy bien su miedo absorto; por Rosita Lacasa, "a t r a v é » de momentos du . ros; por Rafael Bardem en sü breve m t e r v e n c í ó n r y por las s eño r i t a s M a r í a Antonia Piedra, L o l i t a C r é a . po y Al i c i a Altabella. '

E l públ ico escuchó con in te rés , ap laudió y solici tó l a presencia de lá autora.

Jorge D E "LA C U E V A

P

167

¿Autocrítica? Esta noche se estrena en el

teatro de Lara, la comedia en tres actos, original de Julia Mau­ra, titulada JSl, mal amor.

La autora nos dice; "Cr í t ica : Según el diccionario.—Arte de juz­

gar la verdad y belleza d é las cosas. Cualquier ju ic io formado sobre una obra a r t í s t i ca . Cen­sura de las acciones ajenas. Conjunto de o p i ­niones emitidas sobre cualquier asunto.

S e g ú n el autor (en este caso la' autora). M i na tura l modestia me impide enumerarles a us­tedes todas las excelencias que encierra m i obra. Pero confío en que ustedes s a b r á n apre­ciarlas s in m i ayuda. A u n así, s i^yo pudierai les d i r ia con gusto que la .comedia es apasio* nante, llertg de emoción, de . in t r iga , de in t e r éa y con una magnífica trama. Pero no l o diga porque no se e-stila. A l contrario. La costum­bre es pedirles p e r d ó n por haberla escrito. Su­plicar comprens ión , toleranciai misericordia. Y no debo olvidar de n ingún modo el an t i c ipa r le» que si la obra fracasa, s e r á enteramente pot m i culpa. Todos los i n t é r p r e t e s son geniales.

S e g ú n un cr í t ico. La comedia que vimog ano-* e ñ e recuerda de u n modo lamentable muchas otras cemedias. ¿Quién no r e c o r d ó ' e s c u c h á n ­dola a ZZZZ. . . y t a m b i é n a SSSS..,, y ademᣠa YYYY. . .? ¡Bien dicen que no hay nada nue­vo bajo el sol!

S e g ú n otro cr í t ico. La obra estrenada en L a r a tiene, por lo menos, el m é r i t o de la o r ig ina l i ­dad. No nos r e c o r d ó a nada que hayamos visto aoteriormeme. Siempre es algo.

S e g ú n otro cr í t ico. " E l mal amor", es de 3o mejorci to que hemos visto ú l t i m a m e n t s por estos escenarios.

S e g ú n o t ro cr í t ico. "E l mal amor" es u n eci'-. gendro execrable. Hace tiempo que no h a b í a ­mos visto por los escenarios nada tan lamen­table.

S e g ú n otro, crí t ico. ¡Cuán to mejor hubiera sido que la autora, en lugar de situar su obra en .un sa lón la hubiera colocado en urt j a r d í n ! ¿ C ó m o no lo pensó a tiempo? Y S'Í en lugar de ser tres, las hijas de la casa hubieran sido cuatro, y varones, la comedia hubiera salido ganando mucho. ¿Y por q u é l a t í a Leonor mo es una prima?

S e g ú n el púb l i co . ?? ?? ??.—Julia M A U K A . "

Anoche se estrenó en Lara la comedia en tr^s acíos, originíil. de. Julia Maura, E l m a l amor . E l público escuchó con respetuo­sa atención lá interpretación de la obra y aplaudió n o t oria-mente al f in de ca­da jornada, mien­tras se alzaba mu­chas veces el telón y la autora salía a saludar en unión de los comediantes que habían e n carnado los papeles, de. la producción e s c é-nica.

Rafael Rivelles, maestro de difícil sencillez, de admi-;rabi e naturalidad, de perfecto enten­dimiento y expre­sión, dió vida y pa- Rosita Lacasa, a r i Ca-labra á su persona- r r i l l o y Bafael RiveÜes je con el estilo in­terpretativo que en él es habitual y ejem­plar. Mary Carrillo pechó valerosamente con el arriscado cometido que se le había asignado y salió triunfante de la prueba. Ro­sa Lacasa, Luisa Rodrigo, Rafael Bar-

dem—en una breve intervención—, María Antonia Piedra, Lol i ta Crespo, Al ic ia Al ta -bella, Diego Hurtado y Angel Ter rón , cola­boraron eficazmente en el éxito.

En pr imer lugar, y a l hacer referencia c r í ­tica al estreno de anoche en Lara, debemos elogiar como se merece u i i buen decorado de Redondela, elegante, sobrio y excelenlemente cuidado en todos sus detalles. Ese decorado ROS dió la perfecta ve r s ión mater ia l del ambiente b u r g u é s que la acción de la obra r e q u e r í a : una. madre de tres mujeres j ó v e n e s y en "estado de merecer", como suele decirse corrientemen­te, contrae matr imoaio ea segundas nupcias. Y he aquí que las hijas reciben a! padrastro "de u ñ a s " , como t a m b i é n se define de un . modo vulgar la act i tud f i l i a l que algunos casos de esta índo le ¿ u e l e producirse. Pero resulta que la m á s p e q u e ñ a de las s e ñ o r i t a s , "Erna", no es hi ja l eg í t ima del p r imer matr imonio da l a madre...

Esos tres puntos suspensivos del p á r r a f o an­terior pueden dar idea a los lectores de nues­tra r e s e ñ a de lo que d e s p u é s acaece en el curso de la comedia, que, para m á s detalles, l leva el t í tu lo de " E l m a l amor". Sí, efectiva­mente, y como todos h a b r á n supuesto, "Erna" equivoca sus sentimientos, y aunque en e l desenlace todo se salva, lo cierto es que pa­samos tres actos con el á n i m o en v i lo o con el alma en un hi lo , como ustedes prefieran.

168

E l buen sentido teatral, la malicia escénica , la soltura y agilidad de diálogo que caracte­rizan toda la labor de Julia Maura (aunque en esta pieza no haya rehuido ciertas frases t ó ­picas... "¡Mi hija!".., "¡Canalla!", que son ha­bituales en los folletines) hacen que la come­dia llegue sin protestas hasta su final; pero desde el punto de vista estrictamente literario, tenemos la imperiosa y dolorosa obligación d6 confesar que no nos gusta ñada. Cierto que la autora ha cuidado los caracteres de sus fi­guras de ficción, ha dosificado el asunto pon­deradamente y ha conducido la trama coa har bilidad y soltura. Pero ¿para qué?.. . ¿Para re­petir, una vez m á s y sin notorias variantes, el desgastado tema de todos los meíndramas?. . . Creemos, sinceraimente, que el talento, la plu­ma y la aptitud teatral de Jul ia Maura pueden

learse en más nobles y altos meaesteré's.— Í. .edo M A K Q U E R I E , ;

169

170

r — 7 " / •:W Juanita Reina, en L a

hatiim Con el e spec tácu lo^ folklórico de

Quintero, León y Quiroga, "So-lera de E s p a ñ a n ú m e r o 6", se p r e s e n t ó

anoche en el co i i . seo de la plaza de l a Cebada la sin par canzonetista J u a n i t a Reina que, como siem­pre, a l canzó u n lisonjero éxi to , en tmión ds toda su ; compañ ía .

L a ar t is ta sevi­l lana d e m o s t r ó , una vez m á s , a lo largo de la vela , da las reconocidas cualidades de ac­t r i z y cantante, que l a s i t ú a n co-

VSÜV y1^y mo l a m á s aplau­dida de las mo­dernas tonadille­ras. Así lo reco­noció el públ ico cu© llenaba to t a l , mente la amplia sala de L a L a t i . na, sobre todo en el cuento esceni­

ficado " M a r í a Millones" y en su ge. n i a l c reac ión "Y sin embargo te quiero".

( Con ella compartieron el éx i to el buen g a l á n cantante Paco Muñoz , las bailarinas Lo la Ronda y Trud i Reina y los actores Manolo Alares y Adela Vil lagrasa.

Para todos hubo grandes y pro-longadoa aplausos.

Juani ta Reina y maestro

Quiroga

O.

L A T I N A

Despedida de Juanita Reina |£t>

canso1^-? ,? e « . retira(3a( sino des t i ?L·ïi^XCUrf10,} c inematográ f i ca dei-rr Í « ,V.ante ^ Pel-«Pectiva d. f i t m L , Ter y «-PlaudiT- por alg-úr S r l e a \% &ruSta 0-Ue ^ sabid( aegarie a la f ibra m á s sensible \

ne de despedidas, en las aue los ^ a s m o 0 ^ ^ - a P l a ^ ^ f qcon entu .

de adl0Se3 y con deseos de ETM Tr, Un c?nstante homenaje

'amar ofír.ïïtnaj€V 0-ue P ^ ^ a m o s .amar oficial , actuaron con c-mn plauso Celia Gámez , Antonfo Vico

otras primeras f igí i ras 0 J . D E L A C.

1 ^ b TEMPORADA O F I C I A L D E L A LATINA

E l popular coliseo d» la plaza de la Cebada abr ió anoche sus puer­tas en temporada oficial. L a com­

p a ñ í a t i t u l a r se p r e s e n t ó c o n la graciosa huroora» da cómicol l r ica de J o s é F . Diez y maes t r o Rosillo "Los Babilonios", que a l c a n z ó otro nuevo éx i to . Pi la­r ín Bravo, crea­dora del ya po­pular t ipo da la tonta de Mollete, volvió a mostrar­nos su tempera­mento a r t í s t i c o en el doWe papel a e 11 a encomenda­do en esta obra. Con ella compar. tieron el éx i to de la velada el gra-eiogo actor y d i . rector, Pepe Or» jaa, c o n M a r í a Por t i l lo , M a y t é Pardo, Enr iqueta Alady, Alfonso del Real, Camardiel y todo el elenco. Se repit ieron n ú m e r o s

y el te lón se alzó muchas veces en honor de autores e i n t é r p r e t e s .

L a compañ ía de a v i a c i ó n T. W . A. , patrocinadora de esta p r e sen t ac ión , obsequió al núblico, mediante sor­teo, con eapléndidos regalos, entre

P i l a r í n Bravo, Pepe Orjaa y maestro Rosillo

ello*—*! primero—, us viaje de i áa y vuelta a Lisboa.

O.

L a Farándula L a Sociedad . C u l t u r a l Recreativa

L a F a r á n d u l a ha abierto, como en a ñ o s anteriores, la m a t r í c u l a para las clases gratui tas de dec lamac ión , historia del teatro, dicción y lec­tura expresiva y di rección de es­cena. Los que deseen inscribirse de­ben hacerlo en su domicilio social, San Roque, n ú m e r o 14, primero, de siete y media a nueve y media de la tarde.

171

L A T I N A . . ' ) E l b a r í t o n o - P e d r o Terol , antes de marcl iar á

A m é r i c a ofrece una breve ac tuac ión de d e s ¿ pedida en el teatro de La Lat ina , donde se p r e s e n t ó anocba con la opereta c ó m i c o - a r r e v i s -tada de Lu i s Palomar y Carmelo Larrea, que l leva mús ica de varios compositores, "Dos ca­minos", obra ya juzgada por la c r í t ica , y que s i rve de pretexto en los pasajes musicales para que Terol luzca sus facultades de cantante y conquiste el aplauso del auditorio. F iguran en el elenco Aure l i a Apar ic io , Gracia Imper io , M a ­nue l Otero, Venancio Moreno y un conjunto de vicetiple® a las ó r d e n e s del maestro c o r e ó ­grafo Ramos, elementos todo.s ellos que fueron t ambién muy aplaudidos.—C.

Arco iris de la canción* De Palomar, Gordillo

y Luz Terol Con ©ate t í tulo expresivo ha pre­

sentado Pedro Terol, ©n el coliseo de la plaza de la Cebada, un entre.

tenido e s p e c t á c u ­lo, or iginal de don Luis Palomar, m ú ­sica de Gordillo y la s«fiorita Luz Terol. Sobre una diversidad de es­tampas fplklór icas —de la m á s pura esencia del g é n e ­ro de var ie tés—el a u t o r ha com­puesto un l ibro fá­cil y sencillo, sin m á s apetencia que Ja de i r forman­do unos cuantos bailables y dejar a los composito­res que luzcan su

insp i rac ión , a tono con la sencillez del e spec tácu lo . L a segunda parte tiene todo el rico colorido del re­pertorio actualmente popular, con alguna escapada en memoria de Schubert. Pedro Terol dió, con su fino estilo realce y vida a la ve­lada, y para él fueron las mayores y justas ovaciones de l a noche. D i g . nos t a m b i é n de mención son las ba i . larinas s e ñ o r i t a s Imperio y Apa r i ­cio y los actores Codeso y Moreno, estos dos úl t imos, principalmente, en el gracioso n ú m e r o t i tu lado "Loe piropos".

C.

1 1 O

Pedro Terol

L A L A T I N A

Guerrero

"Tres gotas nada más'* De Paradas, con música del

maestro Guerrero U n l ibreto del m á s viejo estilo,

apagado de diálogo, lento de des* arrollo, confiada la gracia a l esfuer-

zo bufo y circen-ae de los actores, m á s que al dige-nio y art if icio de las situaciones, ha servido a l maes­t ro Guerrero para escribir una par­t i t u r a copiosa en

T valses, pasodobles, • polkas, r u m fa a s,

e t c é t e r a , etc., ale-' - V ^ gre, movida, pe-

gadiza, en la que el parche y el me­t a l l levan la ma­yor parte con per-, ju ic io a veces de

la i n s t r u m e n t a c i ó n en los n ú m e r o s due r e q u e r í a n mayor finura meló­dica.

Discretamente montada, con algu-nos cuadros logrados con estimable acierto, cómo el de la "Polka", la i n t e r p r e t a c i ó n fué desigua!, desta. cando - en el mediano conjunto M a . r y Campos y M a r y Sol Clement, f i ­nas y contenidas en el peligroso to. no de desenfado,en que los conjun. tos se produjeron.

E l públ ico, ese públ ico Incondiclo. nal de los estrenos, a c l a m ó al maes. tro Guerrero, que di r ig ió la orques­ta—y a veces t a m h i é n a l . auditorio en ios. n ú m e r o s í coreados—•, obl igán­dole a repetir toda l a par t i tu ra .

A l f ina l , entre el asomibçp de la concurrenoia, unos " e s p o n t á n e o s " se "arrojaron" al escenario p r e t end í en . do sacarle en homhros, a lo que el maestro Guerrero opuso una justa y e n é r g i c a resistencia... L a exce­siva popularidad tiene a veces estos riesgos.

n . D E LOS B E Y E S

172

LATINA

Presentación de la compañía de Carlos

Garriga Anoche, en el teatro dé L a La t í -

na, hizo su p resen tac ión l a compa-ñ i a de comedias cómicas de Carlos Garr iga con la celebrada comedia de I J U Í S G . Sicilia y Eduardo Ara ­na "Valiente a la fuerza".

L a comedia, de indiscutible fuer­za cómica y, m a g n í f i c a m e n t e inter­pretada por Carlos Garriga, fué ce. lebrada por el público durante toda la noche con inconfundibles m u é s , tras de .regocijo, aplaudiendo a au­tores e i n t é r p r e t e s con entusiasmo.

J . C.

173

u

174

'resentación. de un nuevo espec-ículo de danza en el Lope de Vega Anoche h ic ie ron su p r e s e n t a c i ó n en el tea-

:o Lope de. Vega los bailariens M a r í a Luisa Udión, M a r í a Dalba, Juan Guel is y W l a d i -i i r Skouratoff, cuatro a u t é n t i c a s i i gu ras de a danza que v e n í a n precedidos de u n l eg í t i -no renombre y - c u y o v ar te mostraron a t r a ­

vés de u n extenso y variedo programa.

C o m p o n í a n é s t e : " V i ­s i ó n , r o m á n t i c a " , oonjun . to^de fragmentos chopi-

r l j ^ ^ J j . nianos; "Romeo y Jul ie-I b t a " , de Tschaikowky; ^ ^ ^ T B ^ "Alborada", de Poulenc;

m^. "Danza de l mar ino" , de p í r v •C ' y • G u y ó n ; "Muer te del cis­

ne", t ambié r i sobre f r ag ­mentos de Chopin, y " E l cine negro", de Tschei-

M a r í a Louise Didion kowsky. y Vladimiir S k o u - , Las c o r e o g r a f í a s eran

ratoff c r e a c i ó n de Fokine, Klust ine , S e r g e L i f a r ,

Fetipa y de l p rop io d a n z a r í n Juan Guelis . Estos cuatro artistas que ayer se presen­

ta ron a l p ú b l i c o m a d r i l e ñ o poseen una per­fecta y acabada técnica , e s p e c í a l m e n í e Gue­l is y Skouratoff, que desplegaron b r i l l an t e ­mente toda la gama de recursos v i r t u o s í s t i -cos de que un b a i l a r í n puede hacer alarde.

Desde e l punto de vista coreográ f ico nues­tras preferencias van, ante todo, por la " A l ­borada", bella f ábu l a , acortada de ambiente, sobre m ú s i c a de Poplenc, construida en ese modo o gusto populsr , tan pecul ia r del com­positor f r ancés . F u é primorosamente in te rpre ­tada por M a r í a Dalba y Skdure to í f . L a "Dan­za de l mar ino" es u n pretexto para el l u c i ­miento personal de. las extraordinar ias cua­lidades a c r o b á t i c a s de Guelis. A l g o de l o que ocur re t a m b i é n con " E l cisne negro", en e l que este mismo ba i l a r ín comparte con M a r í a Dalba esta d e m o s t r a c i ó n de t écn ica .

A l frente de la orquesta y f i e l seguidor de los danzarines, el maestro Danie l S t i rn , con la c o l a b o r a c i ó n de la pianis ta Simone Guelis, que, a su vez, en el comienzo de la segunda parte, i n t e r p r e t ó "Fuegos artificiales", de Debussy, con buena t é c n i c a y estilo. E l p ú b l i c o p r e m i ó con largos aplausos este bello e spec tácu los .—J . A . ,

Nuevo espectáculo de baile en el Lope de Vega

Anoche presentaron en el teatro Lope de Vega su segundo programa de danza los gran­des artistas M a r í a Luisa. Did ión , M a r í a D a l ­ba, Juan Guelis y W l a d i m i r Skoüra to í f .

Este segundo programa estaba integrado por "Polka 1900", interpretada por M a r í a Dalba; " E l poeta y e l s u e ñ o " , sobre m ú s i c a del cé le ­bre "Claro de luna", de Beethoven, por M a ­r í a Luisa D i d i ó n y Skouratoff; "Jazz", por Guelis; "La bella durmiente de l bosque", so­bre mús i ca de Beethoven; " E l espectro de la rosa", de Wéber ' ; "Negro y blanco", de Lalo" , por M á r i a Luisa D id ión y Skouratoff; " E l p á j a r o azul", por D id ión y Guelis, y " A r l e ­quinada", de Dr igo t , por M a r í a Dalba y W l a ­d i m i r Skouratoff.

Las c o r e o g r a f í a s eran c r e a c i ó n de Fokine, Vol in ine , L i f a r . Fetipa y de los propios i n ­t é r p r e t e s , M a r í a Did ión , M a r í a Dalba y G u e ­l i s . Reconozcamos, ante todo, que este segun­do pro-grama es, in fe r io r , en va lor a r t í s t i co y c o r e o g r á f i c o al p r imero presentado. No obs­tante, pudo apreciarse en todo su valor e l m é r i t o a r t í s t i co y profesional de esto cuatro grandes i n t é r p r e t e s de la danza. Destaquemos, en el programa " E l espectro de l a rosa" y "Arlequinada" , en cuya* danza, Mar í a Dalba, realmente deliciosa, y Skouratoff, hacen alar­de de su v i r tuos i smo de la danza dentro de u n sentido p l á s t i c o y m í m i c o realmente ad­mirable . En la danza "Jazz", Guelis muestra su faceta h u m o r í s t i c a al parodiar una danza de negros den t ro de l estilo que el t í t u lo del baile enuncia.

A l frente de la orquesta, Danie l 1$irn, se­guro conocedar de todo l o q u e ' v a . pasando sobre el escenario, y la pianista Simone Gue­l is que, como l a vez pasada, se hizo aplaudir en u n solo de piano; esta vez, "En los bos­ques", de Liszt.—J. A .

175

L O P E D E V E G A

Bien merece l a capital de E s p a ñ a un e s p e c t á c u l o de l a elevada cate­g o r í a a í í f e t i c a como el presentado anoche en el Lope de Vega. Sin m á s t í t u lo que "Las cuatro estrellas mundiales de l a danza", M . Sirerol presenta un acabado programa de danzas c l á s i cas , a cargo de l a p r i ­mera bai lar ina de la Opera de Pa-

bada composic ión c o r e d g r á i i c a ; Ma ría Lu i sa Didion y Skouratoff, " L i muerte del cisne", de Chopin, y M a r í a Dalba y Juan Guelis, sobre unt co reogra f í a .de Petipa, in terpre taro i "EL cisne negro", de Tcha ikovsky fragmento del tercer acto del "bal­let" " E l lago de los cisnes".

Y dejamos para e l f ina l l a labor personal de Juan Guelis, q ü e , COB sobrados motivos se le denomina "el hombro pá jaro" . Hay, en este a r ü s -ta un amplio concepto de la danza clásica, den t í o de un estilo moder­no, en el que se observa un sen. tido de re lación repleto de matices en un constante procéso de supe­rac ión y en una espectacular y asombrosa agilidad de movimientos, sobre todo en l a "I>anza del m a r i . no", de Guyon, una i í í sp i r ada com­posición sacada de los dibujos ani­mados de Pope ye.

Abre el programa la marcha h ü n . gara de "La condenac ión de -Faus. to", de Berlioz, y l a "Visión r o m á n ­tica", de Chopin. Simona Guelis í n . t e r p r e t ó magistralmente a l piano los "Fuegos de ar t i f ió ios" , de De. busqy.

E l público se i n t e r e só - desdo IOÍ primeros m o m è n t o s . Aprec ió en to. do su valor l a i n t e r p r e t a c i ó n de es. tos artistas, a quienes t r i bu tó oa lurosos aplausos a lo largo dé tOd< la vedada.

E n resumen, un e spec t ácu lo dig no de los escenarios de l a cap í ta de E s p a ñ a .

C. María Dalba, María Xiiiisa Di-flion, Wladimir Skouratoíf, Juan Gueiis y director de orquesta

Daniel Stirn r í s y de los ''ballets" de Montecar­lo, Mar i a Xiulsa Did ion ; l a pr imera bai lar ina de l a Gper^. de Roma, Ma­r í a Da lba ; el primer b a i l a r í n del Metropolitano, de Nueva York—el hombre pá ja ro—, Juan Guelis, y el pr imer ba i l a r í n de los "ballets" • de Montecarlo, Wladimir Skonratoff.

i Estos cuatro admirables art istas i n ­ternacionales disponen—dentro do los diversos estilos de l a danza-j—de

' un elegante sentido de a c e n t u a c i ó n r í t m i c a que extraen del poema el rico matiz de la mímica en . su m á s pura represen tac ión . M a r í a Luisa Didion, con Juan Guelis, ayudados por l a espléndida co reogra f í a de Sergio Ljfar , dieron una interpreta­ción exacta, en seis movimientos, d e l , "Romeo y Julieta", de Tchai k o v k y ; M a r í a Dalba y Wlad imh í icoura tof f interpretaron l a "Albo, rada", de Poulenc, de vistosa y acá .

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o

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\ 1

Li ta Duba r ry y L i Chang

"El sueño de una noche en China", en el Lope de Vega

Con la revista de Forus y Molas " E l s u e ñ o de una noche en China", que incluye n ú m e r o s de canto y de coreogra­fia " m á s o menos o r i en ­tales", y en los que ac­túan L i ta Dubarry , Miss Fooling, Roxena, Fer-eans 'y otros artistas, se p r e s e n t ó ayer en el L o ­pe de Vega el i lusionis­ta L i Chang, que fué m u y aplaudido en diversos cuadros de manipula­ción y escamoteo, pre-sen te t ío s con suntuosi­dad y realizados con agi l idad y limpieza. La "•evasión en la red" y la "fuga u l t r a r r á p i d a " , que L i Chang e fec túa en un tiempo i n v e r o s í ­m i l , m á s velozmente que n i n g ú n o t r o artista, fueron, con "La® sombras agresivas", l o m á s saliente de l e spec t ácu lo , acogido con verdadero sgrado por los espectadores.—A. M .

l o p e ' d e V E G A '

Presentación de Li-Chang S a b r é una f a n t a s í a m á g i c a ti­

tulada " E l s u e ñ o de una nodhe en C h i n a " hizo anoche au presenta­

c ión en el nuevo escenario de la G r a n V í a el l lu-s i o n i s t a L i -Ohang, é l c u a l caut ivó a l públi­co con sus juegos de p r e s t i d i g i t a -c ión. E s t e artis­ta, de fama mun­dial, p r e s e n t ó unas g e n i a l e s craaciones, d i g-nas de los mayo-rea elogios. Dis­pone de una per­fecta destreza en la e jecuc ión de eu trabajo, todo a la vista del pú­blico, amenizado con unas Inge­niosas acotacio­nes. H a y n ú m e ­ros de indiscuti­ble acierto, tan­to por s u origina­lidad como por su vistosa espec-

tacularidad, tales como "Aventura la selva"—la desapar ic ión de

Li-Chang, Miss Fooling y Lita

Dubarry

dillo, a c o m p a ñ a d o del ministro da Marina, almirante Regalado; ca ­p i t á n general de l a octava r e g i ó n militar, teniente general B a r r ó n , y otros generales y séqui to , s a l i ó en automóv i l con d i recc ión a l a parroquia de Aradas, a nueve k i ­lómetros de Santiago, en donde a la llegada del G e n e r a l í s i m o co­m e n z ó a celebrarse u n ejercicio táet ico . E l puesto de mando estu­vo instalado en P e ñ a s Blancas, desde el cual se divisaba una am­plia zona de varios k i l ó m e t r o s de ex tens ión , donde estuvieron empla­zadas las piezas de art i l l er ía y las m á q u i n a s de l a I n f a n t e r í a

E s t a s brillantes maniobras h a n durado una hora aproximadamen­te, en el curso de las cuales se re­g i s t r ó un fuerte aguacero.

E n el puesto de mando acom­p a ñ ó a l Caudillo el ministro de Marina, el teniente general B a r r ó n y otros generales y jefes del E j é r ­cito.

E n las maniobras participaron las fuerzas da la g u a r n i c i ó n de

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4 \ > L O P E D E V E G A

"Hoy y mañana* Revista de don Luis Muñoz

Lorente y don Federico Galindo, música del maestro

Moreno Torroba En el asunto hay t a l fuerza de

teatro, que con un poco se hubiera

Galindo, C a r m e n Olmedo, P a -qulto Cano, Moreno Torroba y

M u ñ o z Lorente

conYèrtido en una comedia de aven­turas ; los autores no lo han que. rido asi v van derechos a l a obra arrevistada p l á s t i c a y alegre, pero queda el i n t e r é s dé- la t rama del periodista puesto en el trance de busear, un reportaje de in te rés de la s e ñ o r i t a inquieta y escritora que dan lógico enlace a n ú m e r o s v i í t o sos y animados, de gran plas­t icidad, animados por la m ú s i c a va­r i a y colorista del maestro Moreno Torroba.

H a y n ú m e r o s tan graciosos como l a f a n t a s í a de los p á j a r o s posados en el pentagrama de los alambres del t e l égra fo , las escenas del café.

i i i i m i i i i i i m m i i m i i i i i í i m i n el t i m u r ó n melancól ico , uniones plias en una grata suces ión .

L a par t i tu ra se ciñe comp mente a los cambiantes de los dros y se acusa bri l lante y r dica en un bolero de tantos lores que tiene ca tegor í a de de concierto; en una samba b r te y fogosa, en una m a r c h i ñ a sileira y en un pasodohle a ú fachada del viejo Apolo, qv

1 resuelve en r i tmos modernos la portada del propio teatro de vega. Subrayamos el pensf •to de los autores de que iJ puede cambiar, pero sabe df r ác t e r . propio o todo.

Maru ja Baldova, Carmen do, g r a c i o s í s i m a en una van caricaturizada. Pur i ta Pa jé : fonso Goda, Paquitp Cano, P e ñ a , g rac ios í s imo , sobre t unos cuplés , dieron anima gracia en sus iritervencior conjunto los s e c u n d ó con e y todo fueron aplausos, repei y llamadas, -.

Jorge D E X.A CT

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178

Ayer se p r e s e n t ó en el Lope de Vega el e spec t ácu lo "Desfile de f a n t a s í a s " con el "ba l ­le t " de Sacha Goudiny-j los bailarines moder­nos Marga • y Francis, Angelines de Córdoba y su conjunto coreográf ico de danzas c lás i ­cas españolas , los j ó v e n e s concertistas de piano y v i o l i n Claudy y Charly, y otros ar-

, tistas de coreogra f ía * y de variedades. La estrella de esta amable y atract iva agru­

pac ión , que a c t u a r á durante pocos diag en e l citado teatro, es la popular M a r y Merche, :que durante diez a ñ o s ha mantenido, con el mejor estilo, su arte de animadora y v o c à -

•üista, a d e l a n t á n d o s e en muchos aspectos y "cationes a l a boga alcanzada por el géne ro e tales m e l o d í a s . M a r y Merche se re t i ra de

l a escena y se despide' del púb l i co , y con este mot ivo su t rabajo cebra, perfiles de fina emo­c ión que los espectadores • supieron apreciar t r i b u t á n d o l e calurosos aplausos al f i n de sus.

, creaciones, l o mismo que a los restantes com­ponentes del elenco.—A, M .

Anoche se p r e s e n t ó en el Lope de Vega una compañ ía francesa, de la cual son primeras iguras F ie r re Ciarel y Jeanne Manet, para sstrenar un e spec t ácu lo titulado. "La novia de

las nubes", or iginal de Serge Veber y J ¿ a n J. Vi ta l , con música de Bruno Coguatrix. Los primeros cuadros de la revista, en especial uno d e positiva vistosidad, donde ee eleva un av ión , fueron aplaudidos, así como la a c t u a c i ó n de'las tiples, bellas, d isc ip l ina- ' das y bien vestidas, con excelente coreogra f ía de Val Kryser . T a m b i é n ga­nó la s i m p a t í a y las ova ­ciones del p ú b l i c o la ar­tista Huguette Nox, que cantó y ba i ló con tanto entusiasmo como buen arte. •,

Del resto ' del espec- -táculo sólo podemos de­cir que t r a n s c u r r i ó en­tre continuas y e s t e n t ó ­reas protestas de gran parte del púb l i co . Realmente, no va l ía la pen4 el enorme esfuerzo realizado por los i n t é r ­pretes para aprender a decir, en nuestro- i d i o ­ma, todo el l i b r o de la revista, que carece de­gracia y de i n t e r é s , que es ingenuo y lento, y que en los escasos n ú m e r o s musicales con que cuenta no ofrece ninguna novedad m e l ó d i c a . En medio del general desconcierto que p rodu­j o la .continua, vociferante y silbante r e a c c i ó n de los espectadores, fal laron repetidamente la tramoya y la orquesta, y como queda indica­do, sólo Huguette Nox—rubia h e r o í n a de l a jornada—y las sonrientes "chicas de Paris" s é salvaron de la tempestad y del naufragio.—Al­fredo MARQUERIE' .

Jeanne M a n e t , Fierre Ciarel y

Huguette Nox

L O P E D E V E G A 7-"LA ISOVIA D E LAS NUBES"

E r a loaWe el e m p e ñ o d« que una. c o m p a ñ í a francesa se presentara con un l ibro originariamente fran­cés, traducido a l castellano y habla­do en nuestro idioma por toda la compaflia; el esfuerzo es grande y l a novedad indudable, pero para el logro feliz del intento h a o í a fal ta un dominio to ta l ; como no lo h a b í a , y todos ios artistas t e n í a n que re. cordar o escuchar a l apuntador, se hablaba lentamente, y e l intento se volvió contra l a obra, a la que daba una enfadosa longi tud.

L a defensa hubiera sido un libre muy d inámico , con breves frase* entre cuadro y cuadro; lejos de eso se ©roplean parlamentos largos j conceptuosos.

E l arranque de l a o b r á hizo buer efecto, y el despegue del a v i ó n er que embarcan "Las alegres chica¡ de P a r í s " , de gran efeoto y muj

Jean Fred Mèle. Jeanne Manet, Cita Recio, Stephen Weber. y

Plenre Clare bien conseguido, merec ió grandes aplausos. L o que ocurre despufis es de enorme vulgar idad : el av ión que cae, y y a en t ie r ra todos los viaje­ros, asoma un poquito de " A d m i ­rable Criohtou" y otro poquito de l a idea de Boutempelli , de que el t ra je Inf luye en l a psicologia; esto, llevado hasta el -último extremo de e x a g e r a c i ó n , a t r a v é s de episodios complicados y confusos, «n torno a un br i l lante que se roba y se recu­pera demasiadas veces, con un a f á n 3e comicidad, logrado en muy con­tadas ocasiones; pero ya el públ ico no ló perc ib ía , n i aun percibido hu­biera un chiste m á s o menos cam­biado e l curso de los acontecimien­tos, porque los espectadores, feíen Impresionados por el cuadro de la salida del av ión , se s int ieron de­fraudados ante escenas y m á s esce­nas s in novedad y sin relieve, mos­t r ó su desencanto y su ma l humor ostensiblemente.

L a m ú s i c a tiene, dentro de su l i ­nea moderna, algunos n ú m e r o s gra, tos, pero para escuchados con calma y a favor de/ l ibro , pero sin fuerza

Í'>ara contener a l públ ico, que Inte-í g e n t e m e n t * a p l a u d i ó , y d e s t a c ó

Huguet te Nock. J o r y e D E L A C U E V A

I

179

c . 4

. Mañana , gor- la noche, se, estrena­ra en" el teatro Lope de Vega la co­media -de JaTOs- Vaszary, adaptada por el "Barón D'Igalmar",. E l aincro nojifice .feliz. Su-autor dice:

"Todas laa obras teatrales se escriben .pà] alguna r a z ó n . A veces el autor tiene ideas trafe-cendentales; otra, s ó l o quiere d i v e r t i r ; y, en nc pocos casos, e l autor escribe pensando só lo er. e l d inero v i l . As i , yo tuve una r a z ó n para es­c r ib i r "El dinero no hace .feliz". En m i teatre de Budapest t e n í a yo contratados a cuatro ma­ravillosos . actores. ¡ Era difícil encontrar una obra, en . lasque .tuvieran, los cuatro, papeles dignos d e ' s ü cá tegor ia . Y me dec id í a escribir una comedia 'en la que los' cuatro artistas, des­plegasen a gusto todas las posibilidades, de su talento. Y asi n a c i ó " E l dinero no h a c è fel iz" , obra que colmó todas :las esperanzas que puse en ella, pues se mantuvo u n a ñ o entero en | la cartelera de m i teatro. Se t rata de; una co- : media, cuya trama, sencilla, y humana, es ase­quible a la comprerisióri y al s e t i t i m í e n t o ' d e las personas d é ' c u a l q u i e r lugar de l mundo. Juani, la . protagonista, es una cr iatura de todos los! pa í ses , ;• , .'.

A q u í , eru. M a d r i d , huhe .de afrontar , e l pro-, blema de elegir a m i gusto los cuatro acto­res principales. Claro que de los 'cuatro só lo necesitaba tres, pues L i l i Mura t i , que .en h ú n ­garo c reó la J u a n í de esta obra y la . r e p r e s e n t ó m á s de trescientas veces, va t a m b i é n a crear la v e r s i ó n e spaño la . Adela Ca lde rón , Angel ,de A n ­d r é s >y J o s é Franco han aportado a m i p r o p ó s i -

f ^ e l entero fervor de su va l í a . En cuanto a ,Li l í _Murati , se halla ante un e m p e ñ o m u y á i i f i c i l , el del texto castellano. Es difícil apren-! der .en poco t iempo un idioma tan • r i co oomo el e í p a ñ o l y acertar a poner en las palabras el a roma y la sal de matiz..

E n cuanto a r " B a r ó n D'IgaHmar", es e l seu­d ó n i m o de u n buen amigo y escritor, que adap­tó tal id ioma castellano " E l d ine ro no hace fel iz" y que me lanzó a esta nueva aventura,"-

Anoche se es t renó en el Lope de Vega la comedia de Janos Vaszary y Barón d'lgal-mar (seudónimo de Joaquín Pérez Madr i ­gal), titulada E l d ine ro no hace fe l i z . E l

público rió mucho en el curso de la repre­sentación, q u e inte­r rumpió con sus aplau­sos en d i ersas escenas y mutis. A l final de los actos él telón se alzó reiteradamente.e n.t r e grandes ovaciones y los autores salieron a sa­ludar.

L a actriz húngara L i l i J^urati r e a l i z ó una gran creación en el papel de la protago-

LÜI Murati y Adela nista. Y a pesar de las Calderón dificultades que para

ella supone expresarse en castellano, que habla con fina y .delicio­sa comicidad, mantuvo en todo instante sus­penso y encantado al público con su actua­ción. La maes t r ía y la finura, el garbo y la gracia de L i l i Mura t i no constituyen para nosotros ni una sorpresa ni una revelación. Se hallan ya suficientemente acreditados y contrastados, pero con gusto consignamos el nuevo y merecido t r iunfo que anoche al­canzó en el escenario del Lope de Vega,

Con L i l i compartieron el éxito Juanita Solano, Adela Calderón, Ani ta Sillero, M i ­lagros Guijarro, P u r i t à Tru j i l lo , Matilde Moreno, Julia Abat í , Amparito Soler-Mari y José Franco, Angel de Andrés—en un mayordomo de muy humorís t icos perfiles—, Diego Hurtado, José Guerra y Francisco Tauve. Muy acertada la dirección escénica de Vaszary.

L a comedia de Vasza,ry, a la que ba inyec­tado gracia popular española con su atinada adaptación Joaquín Pérez Madrigal, no es más

que un pretexto—pero un pretexto bueno—para el lucimiento de la gran actriz L i l i Murati. S in llegar a la sabia construcción de las tragicome­dias arnicheseas por su asunto, por su ambien­te, sus contrastes y sus tipos, " E l dinero no hace feliz" recuerda un poco a las felices in ­venciones del inolvidable D. Carlos. E l perso­naje central—la muchacha desgraciada que de un modo súbito cambia de clima e influye sobre lodos los que la rodean—está viáto con positivo gracejo, y si alrededor de esta figura se acentúan en ciertos momentos las fáciles t in­tas folletinescas, lo cierto es que no llegan a recargarse demasiado, y por lo tanto que ni dañan ni oesan.

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Una trama ingenua y sencilla, donde en cier­to aspecto se caricaturiza la intriga de las no­velas por entregas, sirve de base a la acción y al desfile de las fingidas criaturas entre las que la traviesa Juani desarrolla sus diabluras. S i el público no llega a conmoverse, porque la obra carece de consistencia dramática, en cam­bio se divierte con las notas festivas, tanto de situación como de diálogo, que abundan en la farsa. Y sobre todo, como reiteradamente queda expuesto, c< • las innumerables ocasiones de lu--cimiento personal para l a protagonista, que sabe sacar de su trabajo el mayor y mejor par­tido posible.—Alfredo MARQÜEKIE.

L O P E D E V E G A : "DUROS A C U A T R O PESETAS"

A l frente de una bien' conjuntada c o m p a ñ í a de revistas en la que se combinan con los cuadros cómicos y las evoluciones co reog rá f i c a s los n ú ­meros circenses, hicieron, anoche su presenta­c ión en el Lope de Vega, el actor cómico ar­

gentino Tranqui l ino , tan háb i l d i rec tor como a n i ­mador de ' tipos de una g r a n comicidad, y la "vedette" americana, Es-meral-da Pastor. E l es­p e c t á c u l o "Duros a cua­t ro pesetas" no es otra casa sino una suces ión de cuadros animados por una m ú s i c a alegre y pe-g a d . i z a , en la que los maestros Alguero y A I -varez C a m p os han lo­grado con for tuna inser-

Esmera.lda Pastor y tar los r i tmos y melo-Tranqu i l ino d ías modernos, animado

M . ' ' ' ^odo ello por un lujoso vestuario y efectos de luminotecnia. F iguran en el elenco las "estrellas" Mai te de Eetancor L a u r a Rey, Lo la dé Ronda, Carmen Valenzue- i

- la , A taeha C h i r ó y, Tina M a n t i l l a ; T o m m y Da-vis. t r í o s Wi lno í f y Tropical , Mefif to 's ; Yaroke ! a n d . Ç e t e y y Conower and Susy. que fueron1 m u y aplaudidos en sus respectivas modal ida­des a r t í s t i c a s ,

i En t re los cuadros de la revista sobresalieron i Por su bnl lan tez , "Folklore azteca" " L l e e ó • Papa^Noel", f i e s t a en H o n o l u l ú " y " A f r o cu-

oano , de gran yisual idad y colorido, a los

que prestan su-dinamismo las veint icuat ro T i ­bor Girls ,^

E l e s p e c t á c u l o produjo excelente efecto a los espectadores, que prodigaron sus aplausos a los autores e i n t é r p r e t e s de la reyista.—J. c . "V.

L O P E D E V E G A

"Duros a cuatro pesetas" De Tranquilino y maestro

Alguero Con este t í tu lo , poco expresivo

por cierto, se p r e s e n t ó anoche en el escenario del Lope de Vega una fastuosa revista, ó r ig ina l del mag­nífico cómico argentino Tranqu i l i ­no y el maestro Alguero. E l t i tu lo no responde en nada a la bondad y calidad a r t í s t i c a del e spec tácu lo , y es lo único, a nuestro juicio, que debemos objetar. Porque Ja. revis­ta presentada anoche tiene ,odos los caracteres de los grandes e -pec-t á c u l o s teatrales.

Son 34 cuadros escenificadas de la mejor factura, con una préspn-tac ión en vestuario y decorado^ y una elegancia a r t í s t i c a en la com­pos ic ión de los temas y bailables, dignos de las mayores alabanza-^. U n gusto exquisito pres ionó toda la velada, desde la obligada presen­t ac ión del cuerpo de baile—un plan­te l de chicas guapas y disciplina­das—hasta el apoteosis del ú l t imo de los dos actos con que Se cierra el e spec t ácu lo .

L a extensa variedad de, fo lk lor ' internacional , ' desde variadas cor posiciones musicales à f r o c u b a n a " melodiosas par t i turas r o m á n t : con m i n u é s y m ú s i c a circenSf extiende a lo largo de loç v i

cuadros escenificados. Por eso me­rece c a p í t u l o aparte la labor del maestro Alguero, que ha compues­to una pa r t i tu ra repleta de contei nido, r ica y var ia en sus matices^

Carmen Valenzuela, Tranquilino^ Esmeralda Pastor y Malte Be-

tancor

181

uae le acredita como un consumado conocedor de su oficio.

L a consabida fa l ta de espacio noa impide sefialar con ^detalle el va^ lor a r t í s t i c o de cada componenta HP! eldnco - E l actor cómico Txan-q l l l i n o , a d e m á s de autor, director v productor, es u n consumado ar-íi«!ta. con una perfecta "vis c ó n u -t is ta , cou uu»_ ^aftt con Mai te

Anoche se p r e s e n t ó en el Lope de Vega el i lusionista Kalanag con su revista de magia "Sin-Sala-Bim" (gracioso nombre- e x t r a í d o de l es t r ib i l lo de una canc ión in fan t i l alemana). Ayudan a Kalanag BU í i è l y Bella colaboradora Gloria y u n conjunto de disciplinados servido­res. E l e spec t ácu lo es d i n á m i c o , trepidante, con r á p i d a suces ión de n ú m e r o s d é escamoteo y de pres t id ig i t ac ión , lujosa y e s p l é n d i d a m e n t e pre­sentados y desarrollados. Los aparatos que utiUiza "Kalanag para su t rabajo encierran muchas veces una posi t iva novedad. E n otras de sus actuaciones, aunque sigue la l í nea c l á -s i c a. introduce variantes muy estimables.

Descue l l an 'por su no ­vedad y su sorpresa, el cambio de n ú m e r o y de color de las bolas ' suj e-ta-s entre los dedos; e l cambio" de l r e lo j con la fo tograf ía i? é p i d'a*' y e l ' fraccionamiento de u n a muje r en t r e s pedazos.. T a m b i é n realiza el i lus io­nista con admirable l i m ­pieza e l experimento d é la l ev i t ac ión y l a mudanza Glo r i a y Kalanag .de los ...líquidos, tanto en • • su condición, como en la escala ascendente y descendente.

S in n i n g ú n g é n e r o de dudas, e l m á s personal y m á s suges t ivo-de - lo® n ú m e r o s de "Sin-Sala '

.i B i m " es1 l a d e s a p a r i c i ó n de u n .autoirçóvil a. la vista del púb l ico , escamoteo ejecutado impe­cablemente.

Kalanag—que es' un ar t is ta elegante y s im-

p á t i c ó - - , au CDlkljofadora Gloria , y el resto d e l •elenco, oyeron muchos aplausos.—Alfredo MARr

Q U E R I E . •

182

Hue la acredita como urí consumado conocedor de su oficio.

L a consabida fa l ta de espacio nos Impide s e ñ a l a r con detalle el va­lor a r t í s t i c o de cada componente del eleínco..- E l actor cómico T r a n -qüi l ino , a d e m á s de autor, director y productor, es un consumado ar­tista-, con una perfecta "vis c ó m i ­ca", Esmeralda Pastor, con Mait'e de Betancor, L a u r a Rey, L o l a de Ronda y Carmen Valenzuela, por no ci tar m á s que a las primerisimas figuras, subrayan con su ar te las excelencias del e spec tácu lo . M e n ­cionemos t a m b i é n a los a c r ó b a t a s bailarines Yaroka and Betsy y a l t r í o W i l n o f f . E n resumen: un es­p e c t á c u l o de irreprochable cal idad a r t í s t i c a , que el púb l ico ap rec ió , o u . ra l i t e toda l a jornada, en todo s u valor.

C O K E L L A

w*va 13* aniiaaaci •BjniBiu

-ajd 3jO!A|ea A edsBO v\ Biua •edoj E | |u |9|d

e| «qoüeiu ou ¡ e jambieno uçjooi eun oiuoa 'oueiu e| uoo eoiide a s 'euejp UÇIOOUJ eun ssjep sp SBJP soi c (oüBau o ouBisBO 'oiqnj) IBjniEu üoioo ns e soouciq soijaqeo soi J a A | o A ejBd

oavíZ3doi

t ^ A L A N A G S I M - S A L A - B I M

M u y ¡poderosa d«be ser esta psula-«ta. cabalista;, porque a sai inf lu jo b m n o é vis to realizar los m á s va r ia ­

dos ejercicios de magia, hechos con una aencillea y una l impieza que debe traer medio locos a los Inge­nuos espectadores que á o u d e n a los e s p e o t ácu loa de magia con l a i n ­t enc ión y i a espe­ranza de descu­br i r e i t ruco, co­mo si fuera cosa fácil saber cómo se escamotea, s in que quede n i el olor d© l a gasoli­na, u n F o r d 10 ca­ballos con el mo­tor en marcha,

•ría No t a n v o l u m i ­nosos, pero t a m -

• -oectacul&res, son una I n f i -

n idad de experimentos de desapari­c ión de personas, con incidentes có­micos, de escamoteos tan sensacio­nales como el de un q u i n q u é encen­dido, de ad iv inac ión y preatidigita-ción, en un programa a m e n í s i m o , presentado con lu jo y buen gusto y animado por l a charla, graciosa y or ig inal de KaJanag o por la inter­venc ión de l a be l l í s ima s e ñ o r i t a Glo­r i a , que es una colaboradora del mago, que interviene o a c t ú a direc­tamente en algunos juegos y que es d u e ñ a de una memoria tan prodi­giosa, que retiene unas 30.000 direc­ciones tomadas de las guias te lefó­nicas de varias ciudades de Europa.

L a a c t u a c i ó n de los dos artistas prlncipalies y l a a c t u a c i ó n segura y perfecta de los elementos auxil iares dan a l e spec t ácu lo una suavidad de manera y una continuidad que gana l a a t e n c i ó n del eapeotador.

M públ ico as i s t ió encantado, r ió , m o s t r ó i n t e r é s constante y ap l aud ió oompiaoldís imo.

J . D E L A O.

183

o 10

184

1/. Esta noche será estrenada en el

> \ teatro Lope de Vega la fan tas ía de gran ^espectáculo .4. todo color,

k Sus autores ; dicen:

"La ecagestión de un tema, de tantas, pers­pectivas m u s i c á l e s como p lás t i cas , nos l l evó a concebir y desan-ollar, esta fan tas ía , en tono de f a í s a , q u è ha tenido acogida en el lujoe-o teatro Lope de Vega. Para lograr nuestras ss-piracicaes. n e c e s i t á b a m o s la co l abo rac ión de u n compositor y de, u n director que conv i r t i e ran nuestro h u m o r í s t i c o s u e ñ o en r ea l idad ; -y he« mes de confesar que, tanto Manuel Parada como Cayetano Luca de Tena, se han superado a*sí mismos, acumulando insp i r ac ión , buen gus­to, alegría . j -cultura, ingenio y opt imismo. Otro colaborador inapreciable es E m i l i o Burgos, cu ­yos bocetos y figurines m e r e c e r í a n que el p ú ­blico pudiese admirarlos en el v e s t í b ü l o de l teatro. 1' , : , , ' \

J ó v e n e s y. prestigiosas ;figuras de laa calida­des de Huguette Nox, .Mfarujita D íaz . Ma t i l de M u ñ o z Sampedro, Antonio Riquelme, Paqui to Cano y Manuel Requena, ar frente de u n cua­d ro de -notables artistas y de 'unos conjuntos seleccionados, en los que figuran la gran, b a i ­l a r ina Marianela de Mónt i jo , y el "bal le t" de miss K a r e n Taft, ponen ^ . c o n t r i b u c i ó n su vo ­lun tad y , s u arte, que eon e x t r a o r d i n à r i e s .

Todos, ellos merecen nuestro aplauso y nues­t ra gra t i tud . A nosotros nos b a s t a r á con que pueda, apreciarse la o r i e n t a c i ó n y Ta finalidad de la obra y ' e l enorme esfuerzo realizado por quienes a nuestro lado' han acometido esta e m ­presa, impulsados, por, u n e s p o n t á n e o sent imien­to de amor a l teatro.—Guil lermo y Rafael FER­N A N D E Z S H A W . "

"A todo coJor" es el f ru to ,de l contacto amis­toso y d iar io en el veraneo escurialenseV ¿ Q u e cómo es la m ú s i c a ? M u y alegre; acaso... de­masiado alegre. Pero p e r d ó n e n m e ustedes que asi sea en gracia a haber grabado m ú s i c a s d u yante muchos años para m i l l a r è s de metros d( celuloide en docenas-de pe l í cu l a s españoláis con muchas escenas d r a m á t i c a s y muchos efec tos de rostros "draculianos" y portazos v io len tos. Y uno, que es optimista y alegre, quier de vez en cuando adentrarse por los camino de la travesura $ la sonrisa, y nunca mejo que ahora al encontrar un- l i b r o delicioso, pie no de posibilidades musicales; u n d i rec tor d prodigio, Cayetano Luca, de Tena; e n t r a ñ a b l y f ra ternal amigo¡ y unos i n t é r p r e t e s de alt "f idel idad y sincronismo". Todo, en el marc ideal de l teatro Lope de Vega, cuya empres a c e p t ó Ta obra, que ha montado esta "Empres de Grandes Espec t ácu los" , sensata y no exent de esplendidez.

V asi, "bien arropadito", se presenta ante UÍ •tedes u n m ú s i c o "novel" en estas lides, qu acata respetuoso el j u i c io de la c r í t i c a y de púb l i co .—Manue l P A R A D A . "

Huguette 1 r ianela de

maestro

E n el Lope de Vega se e s t r e n ó a fan tas ía humorist ico-musical de Gui Rafael F e r n á n d e z Shaw, con par t i maestro Parada, " A todo color". O t claro y resonante éx i to . L a m a y o r í a dj meros fueron repetidos, entre grandf sos. E l p ú b l i c o r e c i b i ó t a m b i é n con1 ovaciones la p r e s e n l a c i ó n de diversos y a l f i n de cada, par te hizo salir a ( los autores y al d i rec tor a r t í s t i co , 1 Luca de Tena, cuya Ü n u r a y tájente j d e n c i ó en todos y cada uno de los del , e spec t ácu lo y e n l a composic ión , mov imien ­to y colocación de las figuras. T a m b i é n se h i ­cieron acreedores al, elo­gio l a coreograf ía , de K a r e n Taft—-que h a mezclado sobriamente l o cláisico y lo moderno—, y l a e scenogra f í a y los figurines de Burgos, magn í f i camen te rea 1 i -zados. ¿ :y'

Huguette Nox—gracia,, encanto y dínamiBimo—;* M a r u j i t a Díaz, con su j u v e n i l garbo; Mat i lde M u ñ ó z SampedrO, en una excelente l í n e a hu ­mor í s t i c a ; Marianela de Mont i jo , bailarina:, y lo que es m á s importante, danzarina lexcepcional; Anton io Ríqx su e f icac ís ima comicid'ad; Manuel R< un t i po cu idad í s imo , y ' P à q u i t o Cano, artista verdaderamente encic lopédico; dor del m é r i t o de nuestros mejores i" tas", con el resto do! reparto y è1 d ; cuerpo de baile, t rabajaron con pOeiti

han encontrada y desarrollado Un te nal, con. buenas situaciomes y cantabl jugado é f i eazmente con l a bur la del s mo, extrayendo, de él todo ¡el sentido y 5a f an ta s í a que les e r a permisible, ¡ sW

! c u á n d o era conveniente e l buen es*^ sguritof . 'í/i.'nA

Manuel Posada ha escrito una de l i par t i turas de revista y de opereta escuchado desde hace mucho t i e m p o . , ^ na in sp i r ac ión de los motivo© clást p, tarantela o a las seguidillas de un o ¡ lódico Heno de elegancia, ha suma<le lt t ivos alegres de la polka, el pásaca lP00 ti£, el bolero, el fox , l a "samba" mcri u n caso como en otro ha cuidado í a krle t ac ión buscando y encontrando e l lofdo L a orquesta Acroama sonó de u n acordado Como impecable, y los m ^ rectores y concertadores Vela y * cipa ron en el éx i to .

L a r e p r o d u c c i ó n de lienzos famos p'eo de la luna negra: que parece inventada para animar les caprich<* el lu jo y la f inura escenográf icos a l púb l i co , que supo apreciar el e p ro de una dignif icación de l géner< bles incorporaciones de "ballet" qu«

I e s p e c t á c u l o " A todo color".—A. Mar t

ue i e <

MT3

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" A T O D O C O L O R " \ Humorada musical d& don Guillermo y don Rafael Fernández

Shaw, música del mae®tXQ.dft»^itt,J€',-^^ra^ Se animan los cuadros del Museo

del Prado, sus personajes v iven una vida f a n t á s t i c a , en la aue muestran

^n' los rasgos de c a r á c t e r que se co-OS nocen .por su historia, en los que ¡ j destacaran en la vida o los que p í a s .

m ó çl pincel del ar t is ta , ífe Es decir, que hay pasiones, r iva-

lldades, amores, y esto hace preciso let el nocmibramleiito de una autoridad, .14 qu« recae en el "Conde duque de

Olivares", de Ve lázquez . [Lo enunciado deja ver las In f in i -

V tas posibilidades para une acción, "8 qúe queda un tanto fa l t a de inten­

sidad porque loa autores se dejan arrebatar, cosa muy natura l , t r a t á n -

, dose de un Museo, por las posibi-V lidades p l á s t i c a s , por los contrastes 1) (Jo é(poca, trajes, color, personajes ^ diversos.

]

ido^^116**6 -^0*' Manuel Keqnft-• gjoa, Cayetano L . de Tena , M a -'esorianela de Montljo, M a r u j a D í a z , Li»Í aquito Cano y maestro P a r a d a s

tinto obsesionante de luz y color, ir» Como apasionados del cuadro del 'y-l-reco "E l cabaljero de l a mano en asi pecho", en e l qiue hemos admira-n o sieanpre un tiipo representativo i B f l 6 1° mejor de la raza en su mejor ,ajpoca, nos ha do l ido ,un poca verlo

onvertldo en un s i n v e r g ü e n z a , h i ­pócrita, juerguista, pendenciero, m u .

a feriego y hasta ra te ro ; pero vaya lado en gracia de l a f a n t a s í a y de

in ue sea causa de toda l a a l g a r a b í a j e desfila ante el espectador en un

" ' í r r o c h e magní f i co de color, de Itu Ms, de trajes, con una fastuosidad

Irrrvrorxiont*» v dpslumlbradorft IOS ce •hO

rae

^

Cayetano Lrtica de Tena se ha en­contrado con un verdadero hallazgo y lo ha aprovechado tan-a concien, cia, que no sólo en los cuadros grandes, sino en los chicos, se ad­vier te l a nota de su visión, de su buen gusto y de su arte en el ma­nejo de masas, colores y actitudes.

Otro hallazgo ha sido el del maes-tro Parada, que ha tenido a su d i s . posic ión melod ías , estilos de todas las épocas , y t a m b i é n ha sabido aproivechar ío a conciencia: lo m i s , mo en el empaque de l a vieja á i e -¡tnanda y de l a ga rvo t» que en los estilos modernos del chotis, de l a polca, del fox y hasta da l a samba, siempre br i l lante y expresivo.

lEs t a n extenso el reparto y ha tenminado t an tarde la represenifca-clón, que es Imposible enumerar cada una de las partes m á s pr in-cipaies y destacadas.

Huguet te Nos, que conquis tó r á ­pidamente a l púb l i co ; Mati lde M u ñoz Sampcdro, de gracia f ina y ó visión exacta del personaje; Mar? nela d© Mont l jo , ba i lar ina y mor

dora dé bailables; Maruja Díaz, una. ma j a con gracia y personalidad; A n . tonio Riiquelme; ian buen actor co­mo siempre; Manuel Requena, que a-punta buen estilo de cómico; En ­rique de (L<anda, J o s é Castillo, Pa-quito Cano, un tanto barroco por exceso de facultades; todos, en f i n , en un acierto colectivo.

Se aplaudieron cuadros, escenas y momentos; se repitieron casi todo.' los n ú m e r o s de m ú s i c a , y en ur éxi to claro y creciente- fueron lia. mados a escena y aplaudidos au tores, in ténpre tes , director y esce nógra fo con verdadero entusiasmo

JorffO D B L A C U E V A

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MADRID

"Sueños de Viena* < Revista de Arthur Kaps

r y Franz Joham 1>« nuavo e s t á n aqu í estos queri­

dos amigos del público m a d r i l e ñ o , que traen ot ra vez, bajo el t í tu lo á h o m de "Sueños de Viena", mu­cho del encanto elegante, espiritual, r o m á n t i c o y creador de l a que fué capi ta l de l a elegancia s e ñ o r i a l y del oriente europeo.

Y traen en un conjunto var io , r á ­pido, en el que sorprende la ag i .

K a p s , R o s z y ven Bischoff, L u i -s i t a C a II e , Joham y H e r t a

F r a n k e l

l idad de l a manera y l a faèi l idad en el cambio, que a c e n t ú a l a fuer, za del contraste, tan pronto la v i s ión daba de lo que fué, como en el baile ante el viejo emperdaor Francisco José , como el cuento r á ­pido lleno de gracejo ó el n ú m e r o lujoso y espectacular.

S e r í a préc íso irlos enumerando to­dos, po rqué todos, bajo el denomi­nador común de la elegancia y la f inura , tienen un in te rés propio que m o m e n t á h e a m e n t é los aisla de là Bucesión dé l á revista.

Se impusieron con m á s fuerza, a m á á del ya citado dél emperador, el cuadro eolgádo del aire en él so fá , qué por un efecto de pers. pectiva parece agrandarse y adqui r i r fé l íèvs al avanzar hacia la enl . b o c a d u r á ; el "skert" g rac ios í s imo del taxis, en él que F r a n ¿ Joham derrocha natural idad y fuerza c ó . m i c á ; el n ú m e r o español , él de pa­tinadoras sobré el hielo, con m ü . sica dé valses, que van del de "Bo­hemia" a los dé "'La viuda alegre"; el de las marionetas, cuyo funciona­miento se hace a la vista del pú­blico, y el "ballet" simbólico de la indoetr ia y el maqumismo, que se desarrolla entre nubes de vapor, que le dan un aspecto e x t r a ñ o y ' f a n . t á s t i co .

v>umu caaa actor y actriz es un I espafiolista en su arte, el efecto de ' perieccion es constant^, y hay ar- ^ F r a n k é l ^ . í 1 6 5 ^ ^ 0 3 como Her t a í f r a n k e l , las mellizas vocalistas v

o femé

dsn |?a^ & Í £ 2 u r o y muciios otros

b a ¥ e y dlsclPIlnado cuerpo de

a p l a u d í . d í s t r a íd0 . encantado.

J . D E L A C.

e l MADRID

"Melodías del Danubw" • M ingenio de lo* «.pteudldos Küpa

y Joham ha sabido dar novedad, ya que in te rés lo taivo sierníprej, al yus-

• i

H e r t a F r a n k e l , F r a n z Joham, A y o -Ro«5Ky, B i s c h o f f y A r t u r

K a p s

toso espec tácu lo "Melodías del !>&-nubio", que tanto éxi to ,logr6 en "Ma­dr id , i

Para ello le han incorporado n ú ­meros tan vistosos, tan espectacu­lares y tan evocadores como el d i * de Franz Schubert, de maravil losa srencillez; el ^simpático n ú m e r o de Her t a Frankel , con sus marionetauB; los hermanos Dandy, Tos Colberg, Ayse, Bedi y Fedi ."

E l público g u e t ó del espec tácu lo , riO, ap laud ió y l l amó a escena a au­tores e i n t é r p r e t e s .

J . D K JJA C.

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vi

M A D R I D : " L A CONDESA D E L A A G U J A Y EL D E D A L "

Con el estreno de la zarzuela de Adolfo To­rrado y J e s ú s Arozamena, m ú s i c a de l maestro J e s ú s Gur id i , t i tulada "La condesa de la aguja y el dedal", se p r e s e n t ó en el teatro Madr id la compañía que encabeza el b a r í t o n o A n t ó n Navarro. Lçe nombres de Adolfo Terrado y J e s ú s A r o -

jamena eon siempre ga-r a Q t í a de una perfecta cons t rucc ión teatral, a la que en é s t e caso se ha sumado la toaestría de J e s ú s Gur id i , f igura m á ­x ima en el g é n e r o l í r i co español . L a obra, basada en una t rama de enredo, si no muy nueva, siempre de seguro efecto, e s t á l l e ­vada con habi l idad y con '& finalidad de presentar ocasiones a l compo e i t o r para que é s t e luzca su insi-p i rac ión, su t é c n i c a de teatro musical y su per ­fecto manejo de^ la or­questa. Si h u b i é r a m o s de apuntar preferencias, é s ­tas s e r í a n para el p r imer acto, Heno de ínspira-ción y de fina savia popular.

J o s é f i n a Canales, En i0ig papeles pr incipa-A n t o n Navarro y les mostraron sus facul ta-

maestro G u n d i des respectivas de i n t é r ­pretes y cantantes Josefina Canales, P i l a r í n A . B a ñ u l s , L'ncaruita Máñez, M a r í a V a l e n t í n , A n t ó n Navarro, J o s é Pello y R a m ó n C e b r i á n . A I frente de la orquesta, el maestro Francisco Palos m o s t r ó su pericia y completo conofci-miento de la obra. Casi todos los n ú m e r o s fue­ron repetidos, y hubieron de saludar desde el escenario, el maestro Gur id i y J e s ú s Aroza­mena al f ina l de todos los cuadros, as í como durante el curso de la r e p r e s e n t a c i ó n , que trams'currió entre calurosos aplausos. — Javier A L F O N S O .

SN E L MADRID

Una comedía musical de Guridi

Ento» nuestros m á s destaca' dos compositores c o n t e m p o r á ­neos figura per propios méri­tos y desde hace tiempo e! maestro Guridi , que en todos los g é n e r o s musicales cuenca con obras de positivo valor art ís t ico Que alcanzaron «sen-so entusiasta de p ú b l i c o s y critica. Ahora, una vez m á s , el ilustre autor de «El case­río» ha evidenciado c ó m o se encuentra, "por insp irac ión y no digamos por t écn ica , « a p a . citado para contribuir en no escasa medida ai resurgimien­to de lo «zarzuelero». - L a condesa de l a aguja y el de­dal» —comedia musical de los s e ñ a r e s Arozamena y Torra­do, estrenada en.el teatro Ma­drid— encierra mérltor Posi­tivos capaces para provocar entusiasmos entre los afloio-nados a la zarzuela. Guridi ha hecho unx partitura fác i l , melódica , con gran variedad de ritmo», y siempre, siem­pre, digna de su alta jerar­quía ar t í s t i ca . E l primer acto es "perfecto y musicalmente l i n d í s i m o (en ef segundo, por languidez del libro y exceso de situaciones musicales, se fatiga un poco la a t e n c i ó n del auditorio). Hay n ú m e r o s realmente magní f i cos : un ara< pateado, una polea, una ma­zurca o pavana, un apenas iniciado pasodoble militar, un interludio neoturno, un vals .. E n fin, una v a r i a y siempre grata excurs ión por todos los (tiempos- propios de la zar-

n

Josefina Canales, Antón Na­varro y el maestro Guridi

191

o

zuela. G u r i d i fué ovacionado con jus t i c i a , y Sa obra s a l i ó t r i un fan te y a u n lo s erá "las cuando se la al igere u n ooco de sus actuales dimensiones,

i L a can ta ron e h ic ieron muy i bien los e l é m e n t é s femeninos i de la c o m p a ñ í a , s e ñ o r i t a s Ca-I nales, B a ñ u i s y Manes, y con I menor p e r f e c c i ó n los i n t é r p r e ­

tes mascu l inos , -ACORDE.

\

E f maestro Gur id i o f r e c e r á , en el teatro M a d r i d , " L a condesa de la aguja y el deda l" , con la c o m p a ñ í a l i r ica Antón Navarro . v

MADRID

L a condesa de la aguja y el dedal"

Comaclia lírica de los señores Torrado y Arozamena,

música del maestro Guridi TSe d e c í a que el cambio de a m

b k n t e ee f a t a l pa ra el l i b r o ; de co­sas t a n sencillas depende la su-ert' de u n a obra.

E l ajnbiente de u n ta l le r de cos­tu ra , en l a interesante é p o c a de re inado de d o n Amadeo de Saboya t r a t ado con a r te y con sencillez

5 ,

• i o \ fl

Antón Navarro, Encamlta Már &e~, maestro Guridi, Arozamena

y Torrado da luga r à una a c c i ó n amable, re­flejo de l a é p o c a , con incidentes t a n e s p o n t á n e o s y t a n eenoilloe que prenden gra tamente l a a t e n c i ó n del p ú b l i c o y da m o t i v o de inspira­c i ó n pa ra una m ú s i c a t a n suave, t a n m e l ó d i c a , t a n c lara y t a n ex-

i i i i H i m i i i i i m i i i m i m i i i i i m i i i i i i i i n i

192

^4r>J?/17V n » 1 acto t161'01111 con r l U J x L / i y L f l aplauso general del

pres iva que e e l asenso y e l e ambiente apor ta a p ú b l i c o . grandi locuencia en-

E l cambio d a t u r a l í s i m o del pro-l a obra una . m á t i c o de los auto-golada, f ru to h^val idad que desem-p ó s i t o me lodra a fuerza de insu l -res; hay una i . y el g r i t o del vie-boca en duelo 8 duelistas d i c i é n -tos alt isonantes hermanos, con l a j o genera l a lo >a de generosidad, doles que son honda verdad deL consiguiente luo l ^izo concebir t an -

Desaparece l a como l a afecta-p r i m e r acto, que i "niento són con- l tas esperanaas, y i taneidad, aque- ' c ión y el r e to rc i súa , clara, jugosa t r a r i o s a l a espoi^lica y se hace l i a m ú s i c a que fltgna siempre de y cord ia l se comi-isequible a l p ú -oscura, aunque di;defraudado. su autor , menos f P i l a r í n B a ñ u l s blicO, y a u n poco , m a g n í f i c a s de

Josefina Canales, d icc ión , trajba-y E n c a r n i t a M a r í n entusiasmo en voz, de gesto y de a N a v a r r o , u n j a r o n con el m i s m o e f e n d i ó v a l i é n -los dos actos. A n t ó ^ o n J o s é Pel lo t an to nervioso, se d temente. L e s e c u n d ^ ó m á s ca luro-y R a m ó n O e b r i á n . 3r acto y so l i -

E l p ú b l i c o a p l a ú d a l o s autores, eamente en el p r i m c L A C t I U V A c i t ó l a presencia de

Jorge D E — -

A

M A D R I D

L A F I E S T A ! L a c l á s i c a Fiesta del Sa íne te , que

con tanto acierto organiza anual--mente l a Asociación de l a Prensa,

se ^celebró ayer • \ ^ con gran asisten-

f -^Ss^ cia de público y l f ^ ^ ^ í l un grato ambien.

te de entusiasmo. E m p e z ó con la

r e p r e s e n t a c i ó n por l a c o m p a ñ í a del E s p a ñ o l del saine-te' de don R a m ó n de l a Cruz " L a pradera de San

fTET'- ^ . r ^ . ' V M Isidro", magn í f i co " IT k]]]// de luz, de color y

C^^\\ \M]ir de m o v i m i e n t ó . Luego, en un " i n ­termedio de gala", actuaron l a gran Lo la . M e m b r í v e s , don Enrique Chi ­cote, con Encarn i ­ta M a ñ e s , vestida impecablem e n t e de "época" , c a n t ó el "Dúo de los pa­raguas" de " E l a ñ o - pasado por

Jorge y J o s é agua"; actua r o n de l a Cueva, con e n t r e aplausos l lamos de Cas- Mar iane la Baran-

t r o da l la y T o m á s A l -varez; Rafael Ro-:•

' mero Marchent rec i tó "Profec ía" , de Rafael de L e ó n ; , l a bai lar ina Inesi ta A m o r ó s , Rafaela R o d r í ­guez y Pepe A l f ayate represen­taron una graciosa escena de l a co. media " E l tío Pepe"; la gran o r . questa moderna W a l d o r f Aster ia , Merche Oriol, la cancionista negra Olga Riveiro, el cantor t ropical Ra­fael Deyon; todas estas actuaciones fueron acogidas con grandes, aplau­sos.

M a r i a Téllez, Marianela Baranda , l ia , Lu i s Bellido, T o m á s Alvarez, Antonio Garisa, Eduardo H e r n á j i -dez, Carlos Rufar t , Salvador Cas. tel ló y Angel Cobos interpretaron primorosamente el s a í n e t e de Jorge y J o s é de la Cueva, m ú s i c a del maestro Chapi, "Aquí hase f a r t a un hombre", que sonó a cosa fresca y reciente, que el públ ico celebró con risas y aplausos y obl igó a los a u . tores a salir al escenario.

Antes, don J o s é de l a Cueva leyó unas cuartil las dando las ind icac ió , nes precisas para s i tuar el s a í n e t e en su época.

T e r m i n ó la fiesta con l a represen, t ac íón del s a íne t e "Don Qu in t í n el amargao", de A r n í o h e s y Estreme, ra, con m ú s i c a del maestro Guerre. re, que dir igió l a orquesta y fué ca­r i ñ o s a m e n t e aplaudido a l e m p u ñ a r l a ba tuta y a lo lango de l a r e . p r e sen t ac ión .

E l s a í n e t e fué m a g n í f i c a m e n t e í n . terpretado por A n t ó n Navarro , E n . carni ta Mañes , Josefina Canales, M a r í a Va len t ín , J o s é Pello y toda la compañ ía .

L a fiesta t e r m i n ó d e s p u é s de las diez, sin que decayera un momento l a an imac ión der públ ico .

193

Anoche se estrenó en te1 moderno, de Carreño sica de Moreno Torroba r reras . Esta primera representación fué re­transmitida por radio , hecho que no suele ocu­rr i r frecuentemente. E l público, rió con frases y situaciones • festivas "de la obra e hizo repe­tir con sus aplausos la mayoría de. los numç-ros. Llabrés y Moreno Torroba saludaron al fin de cada jornada, mientras el telón se al-' zaba reiteradamente.

J o s efina Canales y Antón Navarro demos­traron sus buenas con­diciones de cantantes y fueron también ' m u y aplaudidos, con Encar-nita Máñez, María Va­lentín, Felipe, • G. M1-llán, José Pello, Ramón Cebrià, Edgardo Anto­lmos y el resto del repa

el Madrid el saine-y Llabrés, con mú-, U n día en las ca-

Josefina Canales y Antón Navar ro

rto. . '

E l asunto de ' 'Un día en las, carreras" es de « n a ingenuidad evidente: "Fernando" se ena­mora de "Maçgar i íA" hac iéndo le creer que po­see «na gran ï o r t u n a , cuando eía realidad se t rata de un modesto empleado." E l muchacho está a punto de arruinarse, pero al f ina l , "Mar-: gari ta" descubre la verdadera personalidad de su e á a m o r a d o ga lán y accede % ocultar pues­to de m e c a n ó g r a f a á su lado. E l sairietej se t i ­tula "Un día: en las carreras", porque los per­sonajes acuden al h i p ó d r o m o y hacen apuestas. T a m b i é n van a un estudio de "radio" que mues­

tra uno de los cuadros más- graciosos de la obra, donde ac tuó , por cierto, muy bien de l o ­cutor el actor cómico T i to Medrano.

Todo lo d e m á s son alusiones supuestamente cómicas a los temas d© aotualidad y chistes ba­sados en cuestiones alimenticias. Los autores han querido presentar un ambiente lujoso, pero n i el vestuario, n i la condic ión modesta de la compa.rsería han ayudado a su intento. Para ser zarzuela la obra carece de empaque melódico , y para ser revista le falta vistosidad en los conjuntos. L a par t i tu ra de M o r e n o - T o -roba no se halla a la al tura de otras produc­ciones del maestro: se reconocen su Inspira­ción y su técnica en el bolero, el paso-doble, la habanera, el chotis, y en la caricatura o burla" de un c ü a d r o fo lk lór ico , pero el resto es desmayado y poco vigoroso. " U n d ía en las carreras" es, por lo tanto,ama pieza frustrada, que sólo pod ía haberse salvado p r e s e n t á n d o l a con la a l eg r í a y la suntosidad de las que des-Erraciadamentfi carece.—Alfredo M A R Q U E R Ï E .

194

— =

Autocrítica Esta noche, en actoi áe homenaje a

la memoria del genial compositor • Manuel Penella, se e s t r e n a r á , en el

. teatro Madrid la adap t ac ión de l a ópera Juaniyo, el Gato Mantés, rea­lizada por Eduardo M . del Port i l ïo . y

, el maestro Francisco, Palos. E l autor del libro, Eduardo M . del

Portillo,- dice: "E l Gato M o n t é s " , pese a las indiscutibles be-

llezar de eu pa r t i t u r a , que es un modelo de m ú ­sica castiza popular, s e ' h a b í a olvidado. Yo j u z ­g u é m o t i v o de ese o lv ido el ser una ó p e r a , g é n e r o que en E s p a ñ a no a r r a i g ó n i en Ips tiempos anteriores, a Barbiieri, eupremo. pa la ­d í n de l a zarzuela, n i cuando . Ar r i a t a , Emi l io í Serrano, B r e t ó n , Pedrel l y C h a p í quisieron e leJ v a r su m ú s i c a a ese r&ngo.

" E l gato M o n t é s " , ópe ra , pertenece a l pasa­do, deduje. Por diferentes causas, e'' g é n e r o l í ­r i c o n o se interesa j io r los nuevos valores—Alva-rez G a í c í a , Leitóberg, Garc í a Deoz, Duo V i t a l , Carrascosa G u e r v ó s , Romo—; y , s in .embargo, su salud, cada d í a m á s precaria, necesita a l ­g ú n a l i v i o que no es n i puede ser, m á s que eso a l i v i o : Entonces p e n s é . en adaptar a zar­zuela " E l g a t ó m o n t é s " , de Penella, como a n í e s l o hice con "La Dolores", de B r e t ó n , y l o es­t o y realizando con "Goyescas", de Granades. ' B u s q u é con a h í n c o el l i b r o de " E l g a í o m o n i t és" . Pero me h a l l é con que n o ex i s t í a . \ Tan só lo un gu ión musical de director de es­cena, cuyas, acotaciones y cantables copié . Con la a u t o r i z a c i ó n de la v iuda e h i jos de Penella, hice u n l i b i o nuevo, de m i exclusivo acervo, en

cuanto a d iá logos .y'•persen^jes nuevos. A otro personajes de l a obra: la Gitana, e l Padre A n t ó n y Frasquita, les d i una nueva d i m e n s i ó r Naciieron las escenas de " Juanáyo , e l Gato ^ton tés" , Lo l iya , don L ibo r io , Trompo y todos lo personajes de l pa t io de caballos. C a m b i é , to talmerrte, el acto 3.°, demasiado l ú g u b r e en 1; ó p e r a or ig ina l .

R e s p e t é casi totalmente los cantables de l ac t o 1.°; digo "casi", pues aún en esos hay bas tantas í r a s e s cambiadas. En ñ n ; é sc r ib í u n bro—de " tóp ico" , desde luego—que creo pode¡ l l amar mío . Y ahora l legó hasta las candilejat m á s asustado que en^otros estrenos. Aguarde tembloroso-el fa l lo desefetóca y púb l i co .

Creo que e l repar to es bueno. A n t ó n Nava^ r r ó , nuestro ído lo popular, con Josefina Cana­les, Bncarnita M á ñ e z , M a r í a V a l e n t í n , J o s é Pe-l io , E m i l i o Salanova, R a m ó n - Cebr i á , Marcos T ú n e z , Fel ipe G . ' M i l l á n han acogido con ca­r i ñ o m i l i b r o y con entusiasmo la inspirada p a r t i t u r a de Manuel Penella, adaptada por el i lus t re maestro Francisco Patos, qu ien ha he­cho una m a g i s t r a l labor escribiendo, sobre te­mas de Penella, den t ro da la mi sma ó p e r a , u n duet to cójjjjco y un dúo de t i p l e y b a r í t o n o realmente magn í f i co .—Eduardo M . D E L POR­T I L L O .

Para la actual g e n e r a c i ó n , la ó p e r a "E l Gat' Montés" , que el maestro P e n e l l á e s t r enó hac bastantes a ñ o s en el desaparecido teatro L í r i co, de Madr id , es desconocida, circunstancia qu seguramente ha movido a Eduardo M . del Per t i l lo a trazar sobre el guióii de la par t i tur la r e f u n d i c i ó n de la obra, para convert ir la e zarzuela sobre la base de un l i b r o , con su pres ión de ciertos pasajes y adic ión de nuevf escesas y tipos que dan un idad a la acción dn mática , que se desarrolla paralelamente a une diálogos de vena cómica . Con resoeo tó ^ - •

sica, el maestro palos ha logrado r é d u c i r la es teosa par t i tura del marco de la zarzuela, supri­miendo los recitales y adicionando sobre temai de la obra de Penella, u n dueto cómico y ur dúo de t iple y b a r í t o n o que hallaron br i l lanU r epe rcus ión en el púb l i co . Tuvo, pues, anocht en el M a d r i d .caracteres de reestreno la refun^ dición' de esta obra,, que reanima el v ie jo - j pintoresco tema del ban­dido y el torero que se disputan el amor de una macarena, y que si bien a la sazón no reviste no­vedad por haber ca ído en desuso, no deja de i n ­trigar, hasta el desenla­ce de la in t r iga d r a m á ­tica.

Así lo en t end ió el p ú ­blico q u e s igu ió c o n i n t e r é s el desarrollo de ia zarzuela: Fueron pro­digados los m á s calurosos aplausos a A n t ó n - Na­varro, que d ió monta­raz exp re s ión al bandido "Gato Montés" , cantan­do con mucho b r í o sú "particella"; a Josefina A n t ó n Navarro, Jo-Canales, que can tó tam- sefina Canales y Sa-b ién c o n cál ido b r í o lanova su papel de Soleá , la mocita del romawce; a E m i l i o Salanova, que lució una bonita --oz de tenor, en, el torero de moda, y a los d e m á s i n t é r p r e t e s , J o s é Pello, En­carna Máñez , Mar í a Va len t ín , R a m ó n Cebriá, Marcos T ú n e z y Felipe G. Mi l lán , muy ajusta­dos a sus respectivos papeles. Hubo repe t i c ió i de númércis, y al f ina l el t e lón se alzó va r i a í veces en honor d e los refundidores y de IOÍ i n t é r p r e t e s de la obra.—J. C. V,

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Ayer se presentó en el teatro Madrid*un espectáculo de altas variedades internacio­nales, pero, contra lo que suele suceder en estos casos, y m á s t ra tándose de la época veraniega, propensa a toda clase de blan­duras y facilidades, el programa nos ofreció agradables e interesantes sorpresas. En p r i ­mer lugar debemos c i ­tar a los maestros del género: Felipe Moreno, el extraordinario artis­ta de la ventriloquia, que, después de una j i r a por diversos países europeos, ha revalida­do su mér i to y su éxi­to, su difícil facilidad,

' su inteligente humor y M a r í a Teresa Amo-su elegancia que con ros y Moreno justicia le colocan—a pesar de sus prolongadas ausencias de nues­tros escenarios—a la cabeza de ese arte tan antiguo que enlaza con las tradiciones del

i "bululú", loado por "El Viaje Entretenido", de Rojas.

"Ramper", el artista popularís imo, por I quien no pasan los años, y que posee el

arriscado secreto de la improvisación, del parodismo a cuerpo limpió y de la m á s pura gracia madr i leña . Teresa y Antonio, excep­cional pareja del baile español; el Trío Reni-Martel , dueños de. los má^ nuçyos ritmos y pasos de la coreografía sincopada; Impe­rio de Triana, verdadera revelación de la canción andaluza; Teresa Amorós, delicada y exquisita bailarina española, çn quien sa­ludamos por su juventud prometedora, por su finura y su acierto, a una au tén t ica y nada frecuente revelación de la danza; Olga Rivero, cantante de color, que sabe dar a las composiciones afrocubanas, lo mismo que a los boleros, un acento de misteriosa, subyugante y ar is tocrát ica originalidad, y Cantin, el buen excéntrico mejicano, y los Hermanos Barretes, sobradamente conocidos 7 aplaudidos, p a r a que necesiten de nuestro

I sncomio en l a especialidad de sus ejecucio­nes musicales.

Sinceramente complacidos por este espec­táculo estival del Madrid, que ha tenido el icierto de reunir las figuras consagradas con

' '.as m á s importantes revelaciones de las va­riedades, sumamos nuestro aplauso al que ^yer t r ibu tó el público a este buen progra­na, y nos despedimos del lector hasta el mes de septiembre, después de esta ú l t ima reseña de la temporada y antes de empezar nuestro descanso veraniego.—Alfredo M A R -

MADRID

Espectáculo de variedades Hacia tiempo que no ve í amos en

Madrid ei viejo géne ro de varieda­des, ta l vez porque ce ha^ ido trans­formando hasta lo que hoy se co­noce con el nombre homogéneo de espec tácu lo folklórico. Las varieda-dea tienen indudablemente su públ i . eo, propicio a responder cuando és­tas van provistas de una presenta­ción y buen gusto como las presenta, das en el coliseo de la plaza del Car. men. E l programa, bien conjunta­do, tiene sus c a r a c t e r í s t i c a s pro­pias, tales como el inimitable R á m -per, de la m á s pura gracia e ins­piración ; el t r ío Reni-Martel , que tuvo una excelente acogida por su concierto fino y depurado del r i t ­mo y 'de la coreograf ía modernos, ejecutados dentro de la m á s pura concepción a r t í s t i c a ; la (pareja de baile español Teresa y Anton io ; I m ­perio de Tr iana, Teresa A m o r ó s . Olga Rivero, cantante de color; el excént r ico Cantin y los hermanos Barreto, todos los cuales cosecha­ron muchos y calurosos aplausos en sus respectivas intervenciones. En resumen: un "var ie tés" digno de los mejores tiempos dé su época de ple­nitud-,

C O R E I X A

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197

N O V I E M B R E D E 1949. E D I C I O N D E L A M A Ñ A N A . P A G . 19.

I ? ! F O R M A C I O N E S Y N O T I C I A S T C ATR A L E S T C I N E M A T O GR API CAS

EN E l . MARIA GUERRERO "SE ESTRENO". UNA ^IRSIQNÍ ^ ESCENOGRAFICA DEIi "TENORIO"

Con decorados y figurines de Salvador Dalí . Anoche "se estrenó" en d ' M * r i a Gaerrero ana versión escenioigráfica; del Tenorio debi­da a Salvador Dalí. La inmortal obra de Zo­rrilla fué respetada íntegramente en su tex­to, como es lógico y natural, pero e,n Ja in­vención de figurines y decorados, Dalí ha puesto a contribución toda su fantasía y su' imaginación poderosas y «u talento de gran pintor. Felizmente se­cundado por la mágica uminoplastia de Martí­nez Romarate, la realiza­ción de López Sevilla y la impecable dirección de Luis Escobar y de Huberto Pérez de la. Ossa.

Luis Prendes dió a l p e r s o n a j e de "Don Juan" el aire famiarrón

\el empaque heroico e la figura requena;

Elvira Noriega h i z o una "Doña Inés" de humanos y conmovidos matices; Gaspar Cam­pos, un "Ciu t t i " sobrio y contenido, de ,enten-dimientio magnífipo; lo mismo Carmen Seco en Elv i ra Noriega, Sal­la "Br íg ida" ; José Ma- vador Da l í y ¡Luis ría Rodero triunfo pie- Prendes i ñámente en el "Don Luis Mejfa'V y Pepita C. Velázquez, Berta Riaza, Amparo Gómez Ramos, Teresa Mol -gosa y los Sres. Miranda, Queipo, Alvarez, Miguel Angel González, López, Cañas V i -llalta, Garrida, Cerro Lucía, Márquez y Sanz trabajaron mucho y bien.

Parte del público mostró en algún momento

MJ

de la representación su sorpreca y su dlscOttH, formidad con el experimento escenográfico^ paro Ja mayoría de los espectadores reacció-:'' nó favorablemente y aplaudió con calor ' y entusiasmo. Salvador Dalí y Luis Escobar saludaron desde el escenario al f in de la re* : presentacióm, en unión de los intérpretes^ mientras e l telón se alzaba reiteradamente, i

A l salir del M a r í a Guerrero una espectadora! airada me1 i n c r e p ó violentamente:

—¿Es posible que 1© baya gustado este dis­parate? : — S e ñ o r i t a , p e r d ó n e m e — l e contes té—, pero el experimento que acabamos de presenciar no es nada disparatado, sino un intento tan o r ig ina l como loable para renovar l a anquilosada esce­n o g r a f í a de nuestra mejor obra r o m á n t i c a , so­bre la cual—respetando el texto, como se hai hecho—es l íc i to ensayar nuevas interpretacio­nes p lá s t i cas .

—¡Ah! ¿Sí?. . . Y ¿ q u i e r e usted decirme para que intervienen las Parcas?

—Ya se lo explica una nota del programa: "Las Parcas representan en este montaje l a fuerza d iabó l ica que empuja a Don Juan ha­cia su p e r d i c i ó n " . Elias in ic ian l a acción del drama mientras cae al suelo el gran plato do c e r á m i c a sevillana como anuncio de c a t á s t r o ­fe. Tejen y destejen los hilos q u é atenazan o dejan sueltos a los personajes, ofrecen a Dot í Juan la pistola con que ha de dar muerte a l co­mendador; sujetan a M e j i a para que pueda ser alcanzado por la espada de su contr incan­te; a c o m p a ñ a n a D o ñ a I n é s en sus sucesivas apariciones; preparan el sofá que simboliza la clave amatoria de l a obra, y abren y c ie r ran las puertas de los decorados, que en realidad son las esclusas , del drama.

—¿Y, por q u é la quinta de Don Juan es tá resuelta con unas cortinas negras, una luna y un r i e l d en las aguas del r í o ?

—Porque el e scenógra fo ha entendido que con sólo esos elementos se puede dar l a sen­sac ión perfecta del cl ima de la escena donde,

.efectivamente, el r í o y l a luna son los factores ' decisivos d é la acc ión .

—No .me d i r á usted que tiene sentido lax c a í d a de los platos que dejan en su lugati unos nichos. ¿ Q u é locura es esa?

:—Nada de locura. U n s í m b o l o f ac i l í s imo : como caen las hojas en el o toño indicando e l paso del tiempo, esos platos se vienen al sue­lo justamente cuando los a ñ o s pasan, los m u ­ros de la casa solar de Tenor io se derrumban y surge el p a n t e ó n .

—Pero l a hermana. Tornera va tocada y ves* t ida de un modo muy e x t r a ñ o .

—Otro s ímbo lo sencillo, s e ñ o r i t a . La Torne­ra de un convento es siempre una voz s in rostro. ' —Br íg ida no tiene cara.

—Celestina no tienjg rostro. S i acaso, un vago recuerdo ' de raposa en sus facciones. ¡ G r a n abierto de c a r a c t e r i z a c i ó n - ~

—¡No me diga!... Entonces, ¿ t a m b i é n l é gus­taron las m á s c a r a s del p r imer acto y los í n c u b o s que se arrastran en el suelo del ce­menterio?

— ¡ N a t u r a l m e n t e ! . . . Son de un acierto y de una .va len t ía totales, como el paso de " D o ñ a I n é s " en una. negra y funeral s i l la de manos transportada por fantasmas; o el traje rena­centista del escultor, o el dar calidad de l i r i o y azucena a la v i rg ina l f igura de l a ' novicia. O la cons t rucc ión a n d a l u c í s i m a de l a casa de d o ñ a Ana de Pantoja, de un sabor mer id io­nal absoluto.

—¡Es usted superrealista? —No, señor i ta-

— E n ese caso, e x p l í q u e m e por q u é los a l ­guaciles van vestidos y caracterizados de un modo tan raro.

Pues, porque son, en realidad, unas f igu­ras burlescas, en un momento de la obra da t r à m p a y de engaño , de celada y de carcajada. -

•—Usted d i r á lo que quiera, pero yo no acierto a comprender' por q u é se transforman las paredes del cementerio en un decorado de

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l i -y el le •o L-i -i -

MARIA G U E R R E R O

" D O N J U A N T E N O R I O " SEGUN LA ESCEN1FÏCACJIÒN DE SALVADOR DALI Hace a ñ o s que abandonamos la

c r í t i c a de artes p l á s t i c a s ; no he mos tenido, pues, oca s ión de c r i ­t i ca r l a manera , el esti lo y la v i ­s i ó n de l s e ñ o r Da l í . H o y nos toca juzgar lo " u n poqui to" nada m á a como e s c e n ó g r a f o .

B n el p r o g r a m a leemos que las Parcas que salen a escena son las fuerzas d i a b ó l i c a s que empujan a D o n Juan hacia su p e r d i c i ó n . Los recuerdos que tenemos de la m i t o l o g í a gñega. , s e g ú n la c u á l Atropos, Laquesis y Cloto eran, por decir lo con frase moderna, com­pletamente neutrales, puesto que no h a o í a n m á s que h i l a í , d é V a n a r y co r t a r loe d í a s de los homares* y de su h i e r à t i c a neu t ra l idad sur­g í a l a t ragedia t remenda de su ofi­cio, pugnaba u n peco con el ve r la conver t ida nada menos que en el destino, nos da medida de las l i ­bertades del au to r y m á s a u n cuan­do las vemos atareadas y afanosas en conduc i r l a a c c i ó n ; queda u n poco confuso e l pensamiento; ayu­dan y empujan a D o n J u a n para su p e r d i c i ó n , pero D o n Juan , s e g ú n e l l i b i o se salva. ¿ A despecho de las Parcas? Entonces estas Par­c a s , seitiidestino, se e n g a ñ a n y y a sabemos que el dest ino se i m ­p o n í a a los m i s t ó o s d iosèa .

Se emplean, pues, unos persona-Jes a l d rama , cuyo papel no se define.

E l e s c e n ó g r a f o ha o lv idado que •lo que t iene c a r á c t e r de sorpresa o t ruco ha de ser m o m e n t á n e o ; pasada l a p r i m e r a i m p r e s i ó n , el efecto desaparece y no quedan m á s que las dif icul tades en con­tacto con e l mov imien to e s c é n i c o ; d o ñ a I n é s , a l sal ir de azucena, apar te de que se no ta el a r t i f i c i o del t r a je , no a u m e n t ó u n solo g ra ­do a los encarecimientos que de su candor hace B r í g i d a , e « b e l l í s i m o s versos; puestos a e s p i r a r fan ta ­s ías , e s p e r á b a m o s que a med ida quo l a i n v a d í a l a p a s i ó n el blanco de l a azucena i r í a tomando el g r ana del clavel , que por acuerdo t á c i t o un iversa l es la f l o r del a m o r apasionado.

E s p e r á b a m o s f a n t a s í a s y c o n t á ­bamos con que en l a f i nca de don Juan—;una f i nca sobre el Gua­d a l q u i v i r ! — h a b í a mo t ivo sobrado para l a e x p r e s i ó n y el color, y v i ­mos que se nos hu r t aba l a qu in ta , pa ra s u s t i t u i r l a por u n inocente cabr i l leo de asruas.

E s p e r á b a m o s á v i d o s de í a n t a s í a los momentos de las apariciones, c ó m o se h a b r í a conseguido el efec­to espectral, f an tasmal y e t é r e o , y vemos que el Comendador apare­ce haciendo sonar el decorado y apartando el papel de l t e l ó n . D o ñ a Inj ís aparece, nada i n g r á v i d a n i espir i tual , como pud ie ra en t ra r en cualquier comedia, menos una vez que cruza l a escena en s i l l a de mano, que nos p a r e c i ó u n v e h í c u ­lo poco sobrenatura l .

Nos h a b í a e x t r a ñ a d o antes que a r t i s t a del pleno renacimiento hi c ie ra u n mausoleo que recuerda u n poco el monumen to de L e i p z i g y unas arcadas c o m p l i c a d í s i m a s y ü l t r a i r . o d e r n a s , . inc luso para aho­ra, con el t ruco de que los ador- j ios se conv ie r t an en calaveras, co - ! 10 aquel cuadro caprichoso de " L a

i I l u s t r a c i ó n E s p a ñ o l a y X m e r í c a -1 na", y que u n arqui tec to de 15Ó0 i decorar ü n comedor con m a r i p o ­sas mul t ico lores ; l á s mariposas pa-

i réCeh, por su Constancia, u n " l e i tóotiy" que alude cbn a lguna iho-

I c e n c í a a l a c o n d i c i ó n de Tenor io ; cualquier s e ñ o r a le dice a u n te­nor io de ahora: " ¡ A n d e usted, ma­riposón!"

A cambio de algunos aciertos de color, v i t ó ó s l ibertades que éx-ceden a los derechos q u é pueda arrogarse el escenójnrafó . L á s co-m e n d a d o t à s , a u n q u e m o se q u i è r a , siguen vis t iendo ahora como èn-tonoes; no eie h a vis to , n i ee vtérá

Salvador Dalí, Elvira Noriega, Luis Prendes, José María Rode­ro, Gaspar Campos y José Luis

L . Vázquez

)S ar

199

jamáis una tornera vestida de ama­rillo... Todo esto para conseguir una e m o c i ó n de asombro... Bueno, pero se ap laud ió cerebralmente. Nos remontamos a los tiempos prerrevolucionarios, cuando los que a p l a u d í a n eran modernos y los que protestaban retrógrados . Ayer la c u e s t i ó n se debat ió entre jóve ­nes y viejos. Nosotros fuimos neu­trales, y ahora hablamos no por c u e s t i ó n de edades, sino un poco en recuerdo de la lóg ica y de aquel sentido c o m ú n que tanto apasio­naba a Balmes, y que si es, como pensamos, el centro de gravedad de las ideas, es t a m b i é n un freno en el arte.

M a g n í ñ c a E l v i r a Noriega. B ien L u i s Prendes y digno ©1 conjunto. A l final vencieron los aplausos,

Jorge D E 1A C U E V A

C H t S P E R A D A S Asi se entiende este Don Juan...

—iPero no se ponga ustez de esa c o n f s r m i d á , s e ñ o r Salo-nióM Ye oreo q u » i t i caso no es pa tanto. . .

-HPero, bueno; vamos a cuentas: ¿Me quieres tú decir q u é j u g o l 'haa sacao a to eso q u è has visto..,? ¿Qué has e n t e n d i ó t ú del superreal ismo ese, ap i i cao a l Tenorio? ¡ V a m o s , habla!

- ^ L o p r imero que t ié u s t é que tener en cuenta es q u é t i l DOn Juan füé gal lardo y calavera, n i na, ni na, ni na de too é s o que le cue lgan , Pa que lo sepa u s t é , Don Juan fué . . . un «equ ivocao» . Par t iendo «te a h í , ya cabe expl icarse muchas cosas, ¿no?

-^Hombrie , te d i r é . . . El a ñ o pasao y a me e n t e r é y o de eso, cuando v i a toda una ac t r iz hacer él ftapel ds Teno r io ; y si te he de decir la v e r d á , o á s i , casi esperaba que ss sa­liese este a ñ o a l g ú n actor « i n t e r p r e t a n d o » a la D o ñ a I n é s déí a l m a m í a . . . Pera, ¿ q u é t i é que ver eso con lo de los «oorfeíietes» con bigotes de fantoches y u n a í i e h a ds domi ­n ó «n el pecho?,..

—Hombre, digo yo que eso s e r á una a l u s i ó n a l exi tazo de l a « B l a n c a doble»; vamos, a lgo asi como apelar a una mascota...

Y, ¿ q u é t i é que ver el super...eso pa que en un c laus t ro oscuro como un túnel,< D o ñ a I n é s pueda leer «de c o r r i d o » ,

s in un ma l t i tubeo, la ca r ta de Don Juan?...

—tEs que la lee con el ol fa to y no con los ojos, maestro. ¡ H a y que estar en el toqusl

—¡Ah, s í ! Y, ¿cómo te ex­pl icas t ú eso do las Parcas, eh?... ¡Amo», d i !

—Bueno; eso, s e ñ o r Salo­m ó n , es un t ruco bastante jus­t if icable. Esas Pareas, en rea­l i dad , sOn las precursoras de los mozos de mudanza de don Federico del ' Rieu. S ' h a b r á u s t é tfjao en que ca vez que

salen t raen o se l levan a lgo; que si esta mesa, que si aque-t í a s i l l a , que si los sotases... ¡ V a m o s , que son t ramoyis tas camuflaos. . . !

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—Ya v é r a m o s cuando 8« percate « i Smdicato. . . Y I© de que O o ñ a I n é s se d é un garbefto, t an ufana, po r los salo­nes de Don Juan, dent ro de una e i l la de manos, ¿qué quie* re decir?

— C í o , mi re u s t é ; me consta que no estaba preparao asi . D o ñ a I n é s s a l í a en una « S o r i a n o » ; pero se descompuso en el momento preciso.. . ¿Mó o y ó u s t é el rato que estuvieron entre bastidores d á n d o l e a l motor , s in co<ns£guir que a r ran-case...?

— L o que oí fué la « s o i e a r l y a n qu© le can ta ron en el se­pe l io a Don Juan. ¿Qué me dices de eso? ¿Cómo l o inter­pretas tú . . . ? I

—Pues tampoco eso era as i . Lo que t e n í a n que cantar e ra el salmo ese que ha hecho popular l a «Niña de los P e i n e s » , y que dice: RiiAy, d á l i , d a l i , d a ü , dá. . . !»

—Oye, ¡«so s í que lo comprendo! Y cotí pa lmi t a s de tango, ¿ n o e s t a r í a mejor?..,

—¡Aoabe ya , hombre; acabe y a l Usté no s e r á nunca super-real ista , s e ñ o r S a l o m ó n . . .

—¡Antes ciegues que t a l v é a s l Ni super.-eeo n i «equ ivooao» , CHISPERO. 5 A .

1 1

DALÍ: PROTESTAS ¥ APLAIÍSOS ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^

' A C O C H E H U B O S U R R E A L I S M O

Esto fué lo que pasó...

TENORIO 1949 REPQRTAJ AL DETALLE

DE ÜN RARO E P I S O D I O

ESCENICO Un p ú b l i c o sensacional —el

que l a c a n c i ó n del mejicano A g u s t í n Lara , m ú s i c a -tí-s «chot is», l l a m a «la crema de I a i n t e l e c t u a l i d a d » — llenaba anoche el teatro M a r i a Gue­r re ro . P r o n ó s t i c o s , expecta­c i ó n , frases ingeniosas —obl i -

Lo^ción de todo intelectual que T precie—, muchos c i g a r r i -

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l íos , damas con trajes llama­tivos... Suenan los timbres; silencio absoluto. He aquí lo que se ve:

Cuadro 14 (Libertinaje y es­c á n d a l o . ) ) — Unos decorados como si fueran de la Viuda de López y Muñoz . Las más­caras: primera prueba de la f a n t a s i à de Dalí . Tienen siem--pre un recuerdo de los gigan­tes y los cabezudos. En un r incón , Don Juan, rodeado de personajes irreales: son ¡as Parcas . Don Juan lleva un traje de Gran Belleza. Cae un plato augural al suelo - Don Juan rompe su primer pla­to—, las Parcas se retiran y comienza ia palabra. «(¡Cuan gritar^ esos malditos...!),

Cuadro 2. (Destreza.)—Una calle de Sevilla; el público aplaude con unanimidad un magnifico decorado. Nada es demasiado extraño . Prime-a a p a r i c i ó n de Bríg ida: no tie­ne cafa.

Cuadro 3. ( P r o f a n a c i ó n . ) — L a casa de la calle de Sevi­l la se abre y aparece la c^lda del convento. E s decir, lo que todo el mundo sospecha que es la celda del convento, por-que apenas se puede -ítítvi­nar nada. Doña Inés es me­dia azucena, só lo por cieían-te. E n ei f igur ín oríg't ial , de­bía ser entera- pero con el a l m i d ó n no p o d í a K'piarla Den Jua.-i ni sentarse olla en el sofá . L a tornera: una car-ca/ada. Viene a ser come' un carbonero metido »<! u») sa­co entreabierto. E i Comenda­dor apostrofa a ta Madre Abadesa, con gran contento de! públ i co .

Cuadro 4. ( E l Diablo e las puertas del cielo.)—La quinta dé Don Juan. L u n a redonda, estrellas en el cielo, el Gua­dalquivir eléctrico; , es bonito.

L a s Parcas, que siempre an­dan -enredándolo todo, traen el so fá , que es como un gran antifaz. Luego le dan a Teno­rio la pistola para que mate al Comendador: un especta dor dice que las Parcas no sor

I m á s que hombres de la mu-I danza. T e r m i n a la acc ión . Ds

pronto, los platos de la .fea embocadura caen al suelo y dejan ver nichos, las cortinas se corren y se ve ya el ce­menterio; cae el te lón. «¿Fuá un error?», dice alguien. «Fue premonic ión» , le responden.

DESCANSO.—Los intelectua­les charlan. Un gran portero

impide la entrada al escena­rio. Se oyen fragmentos de conversaciones:

De pueblo... —Genial.. . —Estúpido . . . —Admirable... —Y pensar que le han dado

cincuenta mil pesetas... SEGUNDA P A R T E , Cuadro 1

( L a sombra de D o ñ a Inés) .— Una figura humana, unos ei-preses, unos nichos: el cernen terio, con un escultor rena­centista. Dos esculturas muy buenas: la del Comendador, con un rayo —¿será un ra­yo?— hir iéndole "en el pe^hc, Don Juan habla a Doña Inés —cuya estatua no está en nin-

/ g ú n sitio—: el sepulcro se abre y la novicia aparece in­esperadamente por un lateral,

Cuadro 2 ( L a estatua dé Don Gonzalo).—Mariposas de­coran la casa sevillana. Un pollo de verdad !o un é o que no es s i m b ó l i c o . Alda­badas. Los muertos se filtran por las paredes, y, efectiva-mente, el Comen Jador rompe la pared —d« papel, claro— y entra. Luego llega D o ñ a Inés en una litera negra conduci­da por fantasmas. Un especta­

dor n j u r m u r a : «Yo creo que esta ob ra la he visto ya . . .»

C u a d r é 3 (Misericordia de O i o s j . - E n . í r e uno y otro cua-aros, protestas y aplausos: p o l é m i c a de rtyidos entre es­pectadores. Se hü?í!e, al fin, si-lencjo. Alguien, des^e arr iba I gf'fa: «¿Qué hay, Pepe.fr « a j a d a s y pretexto para re-anudar la susodicha po l émica Cuando se levanta el te lón , ' i

nuevo silencio. Don Juan ha muerto. Su entierro pasa anto él . Dos fantasmas llevan una mesa oon el fuego y la ceni­za. Unos peces se pasean por el escenario. Un murc ié lago baila —es una muchacha bai­lar ina bien vestida—. Las Par-cas. Hay contr ic ión; «Es el Dios de la clemencia el Dios de Don Juan Tenorio.»

C u a d r o 4 (Apoteosis de! amor).—Desciende una corti­na transparente: se esfuman

las abrazadas figuras de Don Juan y D o ñ a Inés. Todo ha terminado...

F I N A L . — Muchos aplausos. Dalí saluda desde una platea. Luego pasa a! escenario; bigo­tes afilados, abrigo y un bas­tón de fina caña*. Un especta­dor grita; «¡Este es un Teno­rio ateo!» Los d e m á s especta­dores protestan contra él .

JQAFE D E GIJON.—Dos de la madrugada. Los intelectuales han violado ¡os cierres del ca fé de Gijón y discuten... ¡Dios, c u á n t a s cosas dicen! Nadie acaba de ponerse de acuerdo sobre si ei ú l t i m o tra­je de Don Juan representaba una bacalada de Escocia, una l ira o una mariposa. Entre ei «Tenorio» de Dalí y el Pre-m i ó Adonais de poes ía , los ni-telectuales estaban anoche re­vueltos, muy revueltos...

(Lea usted en segunda pági ­na la impres ión de «Chispe­ro» acerca de este aconteci­miento teatral, y en cuarta pá­gina, la o p i n i ó n de nuestro cr í t ico , Sr, Haro Teeglen.

202

L « T E N O R I O » , DE D A U H e aqui algunas dé las escenas del discutido ^Tenorio" que, con decorados y figurines \ftt\ líSakuador Dal í , se ha presentado este año en el teatro Maria Guerrero, Tema candente de polémica artística. L a interpretación de Dal í está siendo elogiada calurosamentfe por ,tinos y violentamente denostada

¡Por otros. 1

f o

D o ñ a I n é s — E l v i r a N o r i e -ga-í-, con u n h á b i t o que evoca la gracia de u n

l i r i o .

203

en el acto 4, ,

eotcrio. Doña Inés, prisionera de 1M Parcas, pre­viene a Den J«an de (a fin. . {

204

Y 1

205

I Ano'clhe g t f é é u m ó en.el María G m r r e v o la «rs ión libre Elec t ra ' le'scrita por el ilustre lultior :D. J o s ^ í ^ r í a , Pemán. Víctor María Zorbezo s i r v i ó ^ -ík intención fantaseadwa de a obra con u m s ^ í í g u r i n e s qu'e, inspirados ein;

-formas, arcaicas, tenían, sin leijibargo, un lujo co-lorista, m ocasioríies ex­cesivo a nuestro modes­to entander. E l palacio misénico, auxiliado por una buena luminotecnia de Martínéz Romerate; logró el iefiecto apeteció do, y Cortezo y, Redon-dela se bkieron'por d i o acreedories al elogio.

Elvira Noriega triun­fó plena y rotundamoit-tie al encarnar el difícil papel de la protagonis­ta y -mantuvo eij todo ínstantó, con su gesto y

, , , su ademán, con la ente-E l v i r a . Nonega y J o s é die su ,con

M a n a Peman tan ^ o o m ò

acertada expresión, la grandeza trágica re­querida, lo mismo que José María Rodero, que dió admirable vida a Orestesj y Gaspaí •Carq.pos, que entendió con buena capacidad comprensiva a A g i s t o , y Carmen. Sieco, iañr [pecable en el plapel de l a N o d r i z a . Rosa Ro­drigo, a pesar de su buena voluntad, fué ven? 'cida por la importancia de C l i t e m n e s í r a , sin que -llegara /&• comunicar la emoción debida a su personaje. Muy bien Cándida Losada en 'Casandra, y excelentemente ensayado y cun> Iplidor el' riesto del reparto.

La . dirección de Escobar y Pérez , de la Ossa acreditó una vez más su s'ensibilidad y su finura, sobnè todo en el movimiento escé­nico y armoniosa composáción de las figu­ras. Inspiradísima la música de fondo de Halfftíer.

Fernán salió, a ealudar érffere ovaciones al 'fin de cada parte.

* * * L a au tocr í t i ca de F e r n á n es tan atinada y

completa que casi nos releva de comentar su importante estreno. Ya- ha dicho el i lustre autor cómo ha intentado un buen p ropós i to —glosar de un modo personal el mito—y cómo su nueva c reac ión escén ica tiene un alcance de ensayo y- de experiencia, o, lo que es lo mismo, de ambic ión minor i tar ia , puesto que el contenido l i terar io y poét ico de su produc­c ión no la hace asequible para e l l lamado gran púb l i co .

Igualmente reconoce P e m á h el parentesco que su deseo tiene con ell' de otros autores con­t e m p o r á n e o s — c o m o son, por ejemplo, G i r an -doux o Anoni lh—que t a m b i é n han tratado los mitos he lén icos desde un punto de vista "re-vitalizador", o, lo que es igual , renovando la. m e c á n i c a escén ica y poniendo el lenguaje a l r i t m o de nuestra hora.

Consignemos, pues, nuestro aplauso a la i n ­tención que ha movido la p luma de nuestro gran escritor y poeta, el cual ha sabido dejar, a l o largo de las dos partes de que consta su "Electra", l á impronta de su p é r s o n a l estilo, en tinos y delicados alardes de ingenio, de i r o ­n í a , de humor, jugando un poco al travieso y deliberado anacronismo "por a lus ión"—temas paralelos o denominaciones c o n t e m p o r á n e a s icn t ro del ambiente de su p e q u e ñ a urcstiada. e su personal variante del cielo troyano—. Y ¡tras veces, como ya ocu r r ió con su "Ant ígo-ia". el verbo poético; sabe alcanzar el t r émolo

d é ^ tragedia, con ín fu la y empaque ge^báiee-gáb le vigor d r a m á t i c o . |

Ahora b i én : considerada en conjunto ' la "E leé t r á " , dfe P é r n á n , ¿ p u e d e considerarse conio ü ü a p ròd t ieè iók e scén ica lograda? Cow todo el respeto que sentimos hacia el admirable antor, nds Veínós oWigíados, en aras de la sinceridad, a dar una respuesta negativa. Fragmeii tar ia-mente hay' tn' esta- pt^za aciertos indudables, tanto eri la def in ic ión d é los tipos como'1'en el diálOgo y en el juego· de los sentinii 'étt tos y-de las ideas. Perp el "tenipo" ú l t i m o , la v ivac i ­dad que debiera tener el r i tmo de la tragedia se pierden frecuentemente • ahogados - p o r . u n p ru r i t o de responsabilidad fo rma l y discursi­va. P e m á n se ha enfrentado con el tema ex­

cesivamente subyugado por su grandeza y hai puesto en la obra m á s cerebro que corazón . Ha sentido algo así como el miedo de caer en el torbel l ino r o m á n t i c o . Ha preferido man-

ï n e r s e equilibradamente en una ori l la sere­bamente c lás ica . Cuando la acción se in ic ia creemos que va a inclinarse, a tomar par t ido por el juego intelectual y burlesco, pero p ron ­to rectifica y con alguna leve escapada i r ó n i c a y sarcàs t ica , lo cierto es que^ se c iñe entera­mente a. la l í nea de la t r a g e d i a — m á s cerca de Eur íp ides que de Esquilo o de Sófocles—, por ­qué , en def ini t iva , , lo que le importa subrayar es pr imero l a acongojada angustia de la p ro t a . gonista y .después su í m p e t u brioso de don­cella vengativa. La mayor parte de la "Elec­tra", de P e m á n , es gíosa l i te rar ia , objetiva y , en cierto aspecto, deshumanizada del tema, como si repartiera las voces del coro c lás ico en diversos personajes. Sólo en las c e r c a n í a s del desenlace la acción t r ág ica cobra fluenciai impetuosa, v i b r a c i ó n y temperatura teatral ce­ñ ida real y verdaderamente a la psicología y a los actos de las criaturas de ficción, r *

La "Electra", de P e m á n , a pesar de los co­lores f an t á s t i cos y como de bella mascarada de las indumentarias, es demasiado fría y m a r m ó r e a . Sólo a l f i na l logra conmover de veras a los atenienses de nuestra hora.—Alfre­do MAKQTJERIE.

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M A R A V I L L A S.- El·-·payaso 'y .tsarrei* Í I I \ I -

MARIA G U E R R E R O

L E C T R À Tragicomedia (versión libre Y^moderna de un mito

clásico) de don José*ívIaría Pemán Tiene no ya la rea l izac ión dra­

m á t i c a de 'TSlectra", sino el mi to c lás ico er» toda su pureza tradicio­nal, t a l fuerza humana que se d i ­r ía que si la fuerza del hado y la In te rvenc ión de los dioses aparece m á s atenuada en él que en la ma­yor ía de los otros mitos es porque la honda fuerza d« los sentimien­tos que en él aparecen e impulsan la acción son tan pr imi t ivamente enérgricos, que obran por si con fuer­za pr imar ia tan ené rg ica que se d i r ía que no necesita de impulsos sobrenaturales, y acaso por eso, por­que esa independencia se parece y recuerda el l ibre a lbedr ío cristiano, es por lo que la encontramos cer­cana y m á s actual y por lo que atrae la a t e n c i ó n de autores moder­nos, que no sólo la toman como fuente de inspi rac ión, sino que vuel­ven a t r a ta r l a como en un recono­cimiento de supervivencia, de l a constancia de sus sentimientos bá­sicos.

Y en busca de esta constancia de los sentimientos es por lo que O'Neil vuelve a hacer l a traigedia " A Elect ra le sienta bien el luto", s i t u á n d o l a en época actual .

J o s é M a r í a P e m á n reconoce esta 'p^ermanenoia fundamental y reac­ciona en sènt ido contrar io; tan ac­tual es el fondo de la tragedia, aue puede expresarse con frases y con­ceptos actuales, porque el choque superficial de los anacronismos sir­ve pana demostrar la permanencia de lo fundamental.

Este pensamiento, en manos de un poeta como el s eño r P e m á n , sirve para una deliciosa p in tu ra del tipo de Electra , que se inic ia con una sugerencia llena de atisbos y adi­vinaciones encantadoras; del de Ca. Sandra, unas graciosas eluculbracio-nes sobre l a profecía del tiempo y la ad iv inac ión por conocimiento de causa a efecto; de Bgisto, un tipo de polí t ico a la moderna, al que el prestigio de l a t ú n i c a del "f i tón" da una In tenc ión s a t í r i c a de buena ley.

Pero t a l fuerza tienen los senti­mientos y con t a l Intensidad se i m ­pone l a tragedia, que el humorismo se detiene y se encoge; asoma sólo el poeta en el momento idílico de

mente y eollcitó en las dos j o m a ­das l a presencia del autor.

Jorge DV A C U E V A

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^ 7 Mvira Noriega, Rosa Rodrigo, José María Rodero, Gaspar Cam­pi», Gabriel Miranda y José Ma-

la flauta, en los acentos pa t é t i co s de l a escena con Orestes y en los trenos finales.

Puede decirse que toda l a obra fué E l v i r a Noriega, que ha tenido una de sus actuaciones más comple­tas, m á s felices y m á s definidoras del ¡gran talento de l a actriz, que acusa los m á s delicados y sutiles matices de l a inocentoia hasta los tonos m á s profundos de la tragedia, siempre de una manera bella y arre­batadora. J o s é M a r í a Rodero, cada vez m á s digno, m á s enterado y dueño de la expres ión . Rosa Rodr i ­go, d ign í s ima en su papel de Cl i tem-nestra. G-aspar Campos dró a su tipo un tono un poco cazurro, f i ­namente cazurro de pol í t ico moder. no, que cubrayaba con acierto la in tenc ión del autor.

L a puesta en escena, m a g n í f i c a evocación de l a época p remicén ica , recordaba los conceptos de D ' A n n u n . zio en su "Arg-olida s i t i l inda" .

Los trajes, magn í f i cos de color, con cierta in sp i r ac ión he lén ica l i ­bre, se acusaba certeramente l a i n . fluencia de los tanagras en los t ra . jes femeninos.

E l público s u b r a y ó con inteligen­tes risas los rasgos de humorismo, caló en la tragedia, ap laud ió larga-

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for todo cuanto he dicho se h a b r á compren­dido que T à ' o b r a es tá escrita eni prosa; vres-tándorne só lo advert i r , para puntual izar lo tod<>, que es tá d iv id ida en dos partes, con un solo entreaofo. L a segunda, d iv id ida en dos cua­dros, ski t r ans i c ión , por una m o m e n t á n e a ca í ­da de te lón .

Esta es-la experiencia que he entregado a la inquietud a r t í s t i ca , ejemplar y b e n e m é r i t a , de Luis Escobar y Huber to P é r e z de la Ossa y de la c o m p a ñ í a del1 M a r í a Guerrero, presi­dida po-r E lv i r a Noriega, capaz de d a r con­fianza a un autor en cualquier intento que le conf íe . - Y « o es p e q u e ñ o 'el de encamar eae figura de "Electra",' que de la ingenuidad i n ­f a n t i l despierta a la tenacidad m á s feroz. Como .tampoco lo . son los ' confiados à Hosa Rodrigo, e n "Clytemnestra", la f r ivo la madu­rez que choca con la juven tud kirtransigente; a C á n d i d a ' L o s a d a , en "Casandra", l a / p r o í e t i s a misteriosa a fuerza de estar "de vuel ta" de todos los misterios; a Gaspar, Campos, en

>"Egisto", fatuo y po l i t i cón ; á Antonio Queípo , en el paternal y c o n ñ a d ó " A g a m e n ó n " ; a J o s é M a r í a Rodero, en el ve r sá t iL y , arrebatado "Orestes"; a Carmen Seco, m a e s f r á ' d e buen decir, en "Niohe", l a .nodrizas l á l gra t i tud a

José María Pemán estrena esta no c Esta noche se estrena en el Ma­

ría Guerrero la comedia de don .José Mar ía Pemán, Electro,. Su autor dice :

Creo que nunca" son m á s necesarias unas previas palabras de "au toc r í t i ca" o a c l a r á c i ó n de- p ropós i to s , que cuando se trata, una vez más i de presentar un lema clásico. Con u n tema clásico se pueden intentar muchas cosas distintas; por eso conviene decir, coa claridad, l o que se ha intentado en cada caso-, aun ex­p o n i é n d o s e con ello a suminis t rar armas con­t r a uno mismo, a l compararlo, luego, cpn. l o

. que se ha logrado. También: hay que adver t i r l o que n o se ha quer ido hacer, sobre todo cuando, como en m i caso, se han realizado y á otros intentas distintos, pero que pudieran proyectar confus ión sobre el. ,de ahora. Por-qoie e l p r o p ó s i t o de esta "Electra" mo tiene nada que ver. con. el que insp i ró m i " A n t í g o -na".. En a q u é l l a i n t e n t é una " v e r s i ó n m u y \ir bre"—así la l l amé—de la obra dé Sófocles; En és ta , la l ibe r tad es mayor.. Esta no esi "ver­s i ó n " de niin.guna . "Eleotra" determinada de l teatro griego. Esta es una comedia dr ig ina l , cuya fábu la es e l m i t o o leyenda de Elèc t ra . '

He . q u e r i d o v o l v e r a presentar aquella tre-, rnend.a íábula , de pasiones elementales y per­manentes,: con palabras totalmente de hoy y sobre el .ambiente de una .Grecia estilizada y sin compromisos arqueológicos , , que de apenae u n leve punto de referencia a l a restante ac­tua l idad , de la ohr,a. He . quer ido exper imentar l o que queda de Vivo y actuante en aquella vieja 'h is tor ia de generaciones que chocan y caracteres que pugnan: de reyes, po l í t i cos y vasallos;,.he querido volver a' contar e l "mi to" s in que Vel empaque ardaico de la forma l o aleje de nosotros n i debilite su humana per­manencia, y \

Y qjji'ero" en , seguida adelantarme a los que, al leer esto, prenuncien los nombres de los modernos1 autores que se han ocupado de pa­recidos intentos. N i por asomo oculto l a s i m i l i ­t u d del l i b r e experimento intentado en "Elec­t ra" . La cosa es lógica . Si he sostenido siem­pre que los grandes temas clásicos^ son 1<M Anoche se e s t r e n ó en el M a r í a Guerrero la m á s .manejables, por su resistente humanidad: { mis ter io , en dos jornadas, ,de Enr ique para .ser rehechos ,de m i l modos, han sido siem- ^ ' r r ^ 'V p , rni„,1rinr:n m¡l> rHiA pre muchos los que m á s se han. inquietado por Sparez de Deza, E l ^ f n d a m p e ^ o acercarse a ellos por todos los caminos y some- stete d ías que ja actr iz Blanca Podesta h a b í a rterlos a todos los reactivos. Sino que me h à p r e s e n t a d ò en el Cervantes, de Buenos Aires , parecido que este de r e v i v i r un m i t o clásico con manteniendo aUí la obra durante ciento cm-llaneza y actualidad, aun usado por à u t o r e s de cuenta noches, hasta (Míe fuera, t e n í a una in ic ia l a r m o n í a con e l - e s p í r i t u t e r io r temporada. E l es-e s p a ñ o l , amigo1 siempre.de humanizar-estos te- ¿ e ayer fu¿ t a m b i é n mas y aun de enfocarlos!—como en los cuadros , , ., •> os:t; 0 v ^ e -de V e l á z q u e z - c o n cierta zumba h u m o r í s t i c a . ^ V" exl ÏS P? .5 ' "^ y ^ 1

Forque ya se c o m p r e n d e r á que de esta ap l i - recido. A l f i n de cada cac ión de lo c o n t e m p o r á n e o , en d i á l o g o y en­foque, a un tema tan h i e r á t i c o , surge i n e v i ­tablemente u n c ie r to tono de ' humor . La ex-

és tos y . a to^os los d e m á s ; y a Víc tor M a r í a Cortezo, que ha yestido ' y decorado l a obra, como yo q u e r í a , consumí helenismo estilizado y riente, que, no c ò m p r o m e t a demasiado a' l a G r è c i a eterna en mis libertades de autor T a m ­b ién a Ernesto Hálf f tér , por sus inspirados

-fondos musicales. Y conste que he repetido varias, veces es

estas l í neas las palabras " in ten to" ' o "expe­riencia", con conciencia pierna de cuanto en ­t r a ñ a n de m o d e r a c i ó n y . i m i t a c i ó n de p r o p ó ­sitos, de insatisfecha e x i g è n c i a pera mí m i s ­mo. Puedo haber escrito una mala- comedia: (Dios n o lo quiera). Pero n o creo habier i n t e n ­tado uní mal propósitó.—-José Mar í a FERIAN.

se c l a u s u r ó la an-

cuadro sonaron muchos aplausos, y Luis Escobar, a quien se le debe una

periencia fundamental está en ver s í esto no di recc ión • e s c é n i c a impe-entorpece, sino al contrario, ayuda a ^ u e l a cable admirable, tuvo parte t r ág i ca del "mi to" conserve su p len i tud _ Hirío-ir la na láh ra al de emoción , al desprenderse ahora de antece- ^ d ln í? l r la pa l -Wa al dentes más llanos y ocu r r i r entre hombres y Publico al t e r m i n a ^ la re-mujeres m á s cercanos, en voz y e s p í r i t u , nosotros.

a p r e s e n t a c i ó n , explicando que el autor no h a b í a po­dido asistir por hallarse en la Argen t ina , y a g r a - > ' deciendo la c a r i ñ o s a acogida de los espec tsHnr.?s.

E l v i r a Noriega y C á n d i d a Losada

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'ftfc."-- - -

DRID.—En el teatro María Ouerraro se estrenó anoche la obra de Jos* marla nán, "Electra", fundada en el tema clásico. He aquí una escena de conjunto.

(Foto Sanz Bermejo.)

Martínez Remórate hizo un verdadero alar-dé de luminotecnia y, luminoplástia, encontró para cada instante de: la obra el cjftna de bri­llo o de sombra adecuado y puso en práctica mecanismos y efectos de mágico sentido.

Elvira Nonega triunfó en su-papel, al que dio, con el mejor estudio y expresión, em­paque de gráh t rágica; Carmen Seco matizó su personaje con deliciosa comicidad; Gaspar Campos tuvo una actuación verdaderamente magistral en el anciano "Don D a m i á n " ; Luis Prendes logró la mejor interpretación que le hemos visto desde hace mucho tiempo: f i r ­me, segura y magnifica, lo mismo que José María Rodero,-, justamente aplaudido en un mutis. Colaboraron, con el mejor arte en el triunfo, Pepita Calvo Velázquez, Cándida Losada, Mercedes Alber, Berta Riaza, "Teresa

Molgosa, Carmen Ontiveros, Amparo Gómez Ramos, Mayra O'Wissiedo, Concha López Silva y Jos Sres. Granizo, López, Quejpo, Miranda, Sanz, Márquez, Miguel Angel, M u -ñiz. Luciaj Cerro y Alvarez. Tan bellos, como estilizados y esplendorosos, los decorados y f i ­gurines de Emilio Burgos.

• — - *.

Pertenece " E l calendario que pe rd ió siete d ías" a un g é n e r o que cae dentro de l a ó r ­bita simbolista, en la que, como es sabido, t an­to poder invent ivo tuvo Maur ic io Maeter l inck . No es necesario citar antecedentes p r ó x i m o s a la obra de S u á r e z de Dezk. Nuestro teatro c l á ­sico es tá l leno de estas creaciones donde se animan mitos y s ímbolos . Misterios, autos y farsas sacaron a re luc i r personajes imaginarios jun to a personajes reales, y aunque luego la escena d e r i v ó hacia rumbos naturalistas, es lo cierto que siempre los grandes ingenios teat ra­les se s int ieron tentados alguna vez para ab r i r en sus obras ventanas a la fantasia, a l m á s al lá , a l mundo o trasmundo de lo i n v e r o s í m i l y de lo maravi l loso.

L a ra íz de " E l calendario que pe rd ió siete d ía s" es eminentemente poé t i ca . E l autor parte de una bella y atrevida f icción: la Muer te ha suspendido su trabajo enamorada por " D o n Juan", y el Diablo se dispone a sacar el ma­yor partido posible de este juego. Hay escenas y situaciones en la farsa, como por ejemplor la apa r i c ión de la protagonista, el d iá logo del longevo con "Nadie", o el d iá logo del espejo entre las dos caras de la existencia, donde l a al tura l í r ica y el valor ideológico y sentimen­ta l son evidentes. T a l vez p o d r í a reprobarse a S u á r e z de Deza el hecho de que no haya sa­bido explotar con m á s trepidantes peripecias o episodios un trance tan d r a m á t i c o como el

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de la suspensión de la muerte en el mundo. Pero lo cierto es que la intención del autor al escribir su farsa y misterio era el de colo­car la intensidad por encima de la extens ión . Sus cuadros o jornadas, con delicadas pince­ladas de humor irónico unas veces, y otras con positivo aliento poético, no aspiran a compo­ner actos de "grart espectáculo", sino a con­densar, en ocasiones con deliberada inmovilidad de retablo, la tesis que centra el argumento. Y eso, como el triunfo del amor sobre el odio satánico y la victoria celestial del amanecer, está logrado plenamente. Suárez dé Deza ha escrito una obra de noble estirpe, con positi­vas bellezas de acción y de diálogo con ima­ginación brillante y con decoro literario in­negable.

E l defecto notorio de esta producción es el de ciertas reiteraciones de frase y determina­das repeticiones de concepto, que, s egún te­nemos entendido, serán corregidas en repre­sentaciones posteriores. Sal iéndose del camino

atrillado y vulgar, en esta incursión por los do­minios de lo fantástico y de lo s imból ico , S u á ­rez de Deza ha confirmado su categoría de gran autor y de escritor digno de la. mayor es­tima .y aplauso.—Alfredo M A R Q U E R I E .

" E l calendario que perdió siete dim" Farsa y misterio de don Enrique Suárez de Deza No es l a pr imera vez que la muer,

te har ta de t rabajar aln descanso y de matar siempre, se permite unos d ía s de huelga: en leí cuento indio del "Angel de las siete alas"; en el poema, indio , t a m b i é n , en que la muerte se niega a destruir la en­cantadora, juventxid de la pr incesi ta; en la modalidad alemana de " E l ahijado de la muerte", y , rediente-mente, en "La muerte en vacacio­nes"; pero nunca se ha relacionado la holganza de la muerte con el ca­lendario. E l que la muerte deje de cumpli r su oncio en este p e q u e ñ o co rpúscu lo í jue es la t ierra no inf lu­ye para na'da en la marcha de los astros y en el orto y el ocaso del sol. Como para el autor tiene esto tan ta importancia, como para dar t í t u lo a la obra hemos estado pen­diente de la expl icac ión que pudie­ra tener en la comedia, s in que se nos haya dado; en cambio, hemos perc ib ido ' algunas contradicciones que no se aclaran.

E n varios .pasajes se t r a t a de las consecuencias de la pasividad de la muerte como de una crisis de tieon-po, de acuerdo con el t í t u l o ; efec­tivamente, hay una crisis, pero por p l é t o r a de t iempo; s e g ú n e s t ad í s t i ­cas ap rox iañadas , cada d ia mueren en el mundo unas 130.000 personas; esas 130.000, multiplicados .por los siete d í a s de l a semana, suman una enorme cantidad de díaSj una es­p l énd ida l o t e r í a de tiempo que se reparte a manos llenas entre l a H u ­manidad.

Sa nos da m u y poco t iempo para que sean apreciables en el mundo las consecuencias; esos pocos d ía s s e r í a n de una euforia jubilosa, que t e n d r í a caracteres de una colosal borrachera mundia l .

De manera un poco caprichosa, por no demostrada, hace e l autor demasiada correlat iva l a muerte y l a v ida y hace necesaria l a muerte para que se produzca l a v ida ; si fuera asi, no h a y conflicto, porque no muertos y nonnatos se equi l i ­b r a r í a n . Y a puesto a fantasear, llega nada menos que al centro mismo de l a nada, donde encuentra nada

Jtiivlra K ortega, Luis ITendes, José -María Rodero, José Alva-rez, Gaspar Campos, Amparo

G. Ramos y Suárez de Deza

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menos que a un aer a punto d« na . cer; hay que pensar que en ese ca­so h a b r í a muchos, y esto nos lleva a pejisar si ese ser t e n d r í a ya un alma, en cuyo caso y a tiene un yo y no s e r í a nadie, como él. af i rma, en un atrevimiento de autor que llega al de Ca lderón en " E l pleito mat r imonia l del a lma y el cuerpo".

Y a por estos derroteros el autor, enredado un tanto en su propio par . lamento, juega con exceso con giran, des ideas a n t i t é t i c a s : el ser y él no ser, l a v ida y l a no vida, con una insistencia que pesa; Ideas aiba-tractas manejadas a capricho.

A nosotros, como ca tó l icos , nos duele el que se use de l a duda o pro­pós i to de lo que hay tras l a muer, te, y cuando, nos mar t i l lean estos conceptos vagos, noa suena cons­tantemente dentro del e sp í r i t u l a hermosa, f irme y consoladora a l i r . m a c i ó n de los n o v í s i m o s : muerte, pas ión, infierno y glorda, y nos pa . recen cubileteos para eludir esta firmeza y esta seguridad.

L a o b í a estuvo montada con buen gusto y con efectos m a g n í f l c a m e n t e l og rádos . L a in t e rp re t ac ión , e sp lén­dida. E l v i r a Noriega, que represen-ta la muerte, hizo el mi lagro de ac­t r iz de darle realidad humana, gra­t a y atrayente. Gaspar Campos dió a su t ipo de inmor ta l un su t i l ma­t iz cómico de farsa admirable. Lu i s Prendes luchó victorioso con un t i ­po apagado y poco grato, que a ve­ces n ó pasa de explicador. Gabriel Miranda, sobrio y certero, como siempre, y todo el ex tens í s imo re-parto exacto, preciso y bien.

E l públ ico e scuchó atentamente; se desen tend ió un tanto en lo que, a fuerza de su d ia léc t ica , resultaba pobre de a c c i ó n ; se in te resó con lo teatral , y a p l a u d i ó en todos los ac­tos. Luis Escobar expl icó l a ausen­cia del autor, a l que e n v i a r á los aplausos del públ ico .

S T R E N C E N E L M A R I A G U E R R E R O . — H e aquí una escena de la obra de S u á r e z de Deza, E l calendario que perd ió siete d í a s ' . estrenada en el teatro María Guerrero, de la que son rincipaies in térpre te s E l v i r r Noriega y L u i s Prendes, que aparecen en la fotograf ía ante

uno de lo? . .«corados de Emil io Burgos. (Foto Sanx Bermejo.)

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MARIA G U E R R E R O

B A R R I A D A 99

COMEDIA DE DON JULIO ALEJANDRO No es solamente original y difícil

p intar un ambiente exótico, creado por la a p o r t a c i ó n de diversos tipos y elementos; la es máfl a ú n el que «in que se pierda una nota lógica del sitio, una barriada de hoteles batatos p r ó x i m a a San Francisco de California, no falle un solo mo.

I

E l v i r a N o r l o f a , L u l i P i -e i id í« , Oabr ie i M i r a n d a, - losé M a r i a Rodero, G&xtaéti Seco y Ju l i o

A l e j a n d r o

mento el recuerdo de ICuropa, la mentalidad europea y el pèso de la tragedia de la guerra, que se d i r ía que Se diluye eft el país lejano, pe-* ro que se acusa sin estridencia, sin efectismo, por una observac ión su^ t i l l s ima del hecho de que lejos d* Kumpa todos los europeos se sieiv ten un poco sol idar io»; como un eco apagado de agudo gri to, que tanto «fecto hizo en el mundo a l l à por el a ñ o *0 en una comisión in^ ternacional: ni franceses ni ingle--ses. europeos pala defenderse. A pesar de esta inlluencia de lOutopa. W vida ( L t r a v é s de personajes qué por lo cate t i iucstiat i de su vida y s\is conflictos no debieran ItMnafaé secundarios, se Mpsarroll» de aciiPt-do cutí el esp í r i tu y, la manera del país con lógica naturalidad.

Kl eiiiiilihrl» entre estoS' i>ersona-je» de finido y los <ie la ai-ción tan wer/ecto, 'que no hay (hi'que*. sabein iÀ jde cada uno lo nece<'arii> PAtaMUUHn·^li 'èil interé*. pa r» que • tansfaiulo vivo del asunto y como áflrdrai ' iüniú d« vei-dád.

Kn medio de ello e»! art ls t i / de d r ­en, bueno, « « u i l l o . dedicado ai i-nl-

t ivo de là fuerza y a l dominio del peligro, pero con ansias de satoer, con deseos no «ólo de cul tura, sino de lo que podr íamos l lamar desarro­llo mora l y que encuentra todo eso que para él es respeto y s u m i s i ó n en una mujer, a la que salva de la miseria.

Sólo esto, que es bello, que equi­vale al reconocimiento de valores espirituales, «s ya una acc ión llena de humanidad y de I n t e r é s ; el au­tor l a complica con l a llegada de vm marido que es t a m b i é n un dietritus só rd ido e inrii{rno, que la ag i t ac ión de la guerra arroja a las playas norteamericanas; A fuerza de car­garlo de notas siniestras, con miras a un desenlace l impio, se complica y se desimturaliaft un tanto la í ò -íución. que resulta un poco ráipida y forzadít ; pero tiene 1& fteción ta l arranque h u m a n ç , que se admite «In gran dif icul tad.

L a represen tac ión fué un alarde de aencilla í e r e n i d a d , tanto que en a lgón írKiineiito b ubi « ramos desea­do máa fuer/.ft y vibrí teión,

K lv l r a Norlegfl dio la medida exacla de tono y de verdad ínt i -tiifu Ijitia l'reiKles, a.plmiiado, aetu i -11o, natui aliaiinu, su ¡isó una confláH-ü a en mu fuerza que definía primo­rosa mente su tino. Carmen SÍCO, autori taria, bondadosa y enè rg i ca , hizo un tino g r f iüs ln io : CA.mlidM 3,o-«ada, sobria y prestsa: José María Rodero, preciso eh sus rasgos, y to . do el conjunto, entonado, Suelto y fácil .

• L·h escenografia, clara, evocadora y original . M público -gustó plena­mente de la comedia y rec lamó 1? presencia del autor en todos los f l nales con muchos aplausos.

-T^rrA D » XJA C V W A

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Bar r i ada , comedia dramática de Julio Ale­jandro, se estrenó anoche en el Mar ía Gue­rrero. Un admirable decorado de Fernando Rivero—tan bello de ambiente como ingenioso en la resolución de todas las dificultades téc­nicas y la perfecta gradación de, la luz, reali­zada por Martínez Romarate—pusieron al pú­blico desde el . primer instante en contacto con ebclima que la obra re­quería. Luis Escobar y Huberto Pérez da la Ossa dirigieron cl des­arrollo del movimiento escénico y el paso o la

, intervención d e tipos episódicos con la inteli­gencia y la'maestríá- 'eO' úlos proverbiales.

Todos estos valores fueron apreciados p o í los espectadores, así co­mo también el loabilísi­mo (Esfuerzo, el cariño y el arte que pusieron en sus cometidos los in ­térpretes: Elvira Norie-Ei^¡ra Nor¡ega JJU. ga, que tuvo que luchar , ii0 Alejandro con los difíciles rasgos, ; , -• mk's líricos q,ue dramáticos, de su personaje, al que se entregó sin cesiones ni reservas; Cándida Losada, que encarnó una "Loreta" sencillamente prodigiosa; Carmen Seco, im­presionante ep su acento humano y de arreba­tadora simparía; Luis Prendes, que encontró en todo momemo el tono justo y debido, tan­to en él acento como en la actitud; José María Rodero, a quien correspondió uno-de los más espinosos papeles de su' carrera artística, en iél que probó su auténtica madurez, y el res­to del reparto, que también merec ió 'e l más sincero elogio i así, Merce(|es Alber, Amparo Gómez Ramos, Berta Riaza, Concha Lóoez

Silva, Teresa Molgosa, Mayra U'Wissiedo, María Luisa Ramos y los Sres. Miranda—muy gracioso en sus intervenciones—, Miguel A n ­gel, Márquez, Sandoval, Lucía, Jueipo, Mu-ñiz y Sanz.

Se siguió con interés el curso de la acción y se aplaudió con insistencia al f in de los ac­tos—más en el primero y segundo que en él tercero—, mientras el telón se alzaba muchas veces y el autor salía a saludar.

Si al iniciarse la trama de "Barriada" nno de los actores, adelantándose a la batería nos hubiera empezado a explicar con voz s impá­tica, de locutor de "radio", au iénes eran los personajes que v iv ían en aquellas casas de un suburbio californiano, habríamos creído hallar­nos ante una obra de un buen autor nortéame» ricanó: Thornton Wilder o Tennessee Williams, por ejemplo. Pero Julio Alejandro, que en esta ' obra no se halla exento tampoco de la influen­cia de fondo poét ico del teatro realista de Eugenio O'Neill, ha preferido no apelar a re­cursos o ardides ya gastados para iniciar y des­arrollar limpiamente los tres tiempos de su dramática "Barriada". L a exposic ión en justa y oportuna, los tipos están bien dibujados, la atmósfera observada vivida, transcrita con los medfos más directos y nobles. Una acción epi­sódica—la de "Rubí" y el Sr, Klrk—se injerta sutilmente a la acción principal, sin que lo& espectadores puedan distraerse u olvidar co» ella el nudo central del argumento. Y éste nos lleva a la contemplación de ciertas vidas que, después de la ú l t ima guerra, la resaca del mun­do arrojó hacia esa barriada de casas baratas de San Francisco. "Lettie", l a protagonista, se halla abrumada por el peso de los recuerdos y. de la .angustia, y encuentra en un sano y fuer» te artista de circo que vive en la morada fron­tera el apbyo leal que su pobre vida necesitaba. Cuando el pasado resurge en la ñgura tortu­rada y sombría de "Matías Rothen", surge el conflicto, la lucha entre el deber y el senti­miento, o acaso entre el miedo y el amor. Pero la amenaza folletinesca—en toda historia de exilados hay siempre rasgos m á s u menos tru­culentos—que parecía torcer el buen rumbo de la bella y desgraciada "Lettie", se desvanece al averiguarse que posee la libertad de sus ac­tos. E l confuso y sospechoso v ínculo legal que Is unía a "Rothen" ha quedado roto. Sobre I?-"Barriada" donde discurre y transcurre la ac­ción, amanece un nuevo día. L a vida sigue...

T a l vez lo menos importante en la obra de Julio Alejandro sea este asunto que en muy so­meros rasgos acabamos de referir. A l elegir como teína y como escenario de su comedia la historia citada, por fuerza había de rozar su producción los linderos del melodrama. NTo es una atmósfera plácida y risueña aquella en la que el autor nos sumerge. E s dolorosa, tene­brosa a veces, cruda, triste. Sólo el amor, como las flores s imból icas que lucen en una maceta de una ventana y que alegran después un man­tel, ilumina este retazo duro del barrio de San francisco. Pero el argumento está sentido y . tratado con entrañable ternura y con un exce­lente sentido literario. Julio Alejandro "ha vis-

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to" bien a sus criaturas ae ticcion—principales y accesorias—y las ha hecho pasar a la escena con firmes y duraderos rasgos. E n sus diálogos se percibe siempre la mano del escritor—del poeta a veces—que sabe decir cosas bellas, que huye del tópico y de la cursilería, y que no desciende-ai empleo de efectos recusables en ninguna ocasión.

E l primero y segundo acto de "Barriada" con­firman el magnífico pulso de comediógrafo que ya advertimos en el estreno de " L a familia Kasbin". Si en el tercer acto las escenas de

Anoche se p r e s e n t ó en el M a r í a Guerrero la c ó m p a ñ í a francesa de LíOuis Jouvet, que causó una excelente i m p r e s i ó n en el cul to aud i to r io que l lenaba el teaitro. La r e p r e s e n t a c i ó n de la famosa comedia de M o l i è r e "L'Ecole des f e m -mes", tuvo como fondo u n delicioBo decorado de Chr is t ian Berard , donde los problemas de a c c i ó n compr imida y s i m u l t á n e a han sido re ­sueltos de u n modo tan ágil como ingenioso, abriendo y cerrando das tapias de l j a r d í n de

"Arno lphe" a la vista del p ú b l i c o y prOcurand<í una d i m e n s i ó n de profundidad con: la a r q u e r í a prolongadíL que presta-notoria var iedáid á las entradas y salidas de- los pessonaies.

Jouvet, de ' quien ha trazado -Claudio de la1 Tor re una s í n t e s i s b iog rá f i co -c r í t i ca en esitas m i s m a s columnas tan completa y ceriera que nois releva de todo a n á l i ­sis, se m o s t r ó anoche ante nosotros, no só lo como u n gran actor de c lás icos r e ­cursos y de eficacia y do­min io escén icos fuera de ' toda duda, sino t a m b i é n como u n admirable d i rec­tor que sabe cuidar ex­quisitamente los mási finos detalles y matices de l mo­vimiento , de l a colocac ión y de l a açc ión .

L a verdadera r e v e l a c i ó n para nuestros espectadores £ué la de esa encantadora actriz que se l lama D o m i -nique ¿ l a n c h a r , , que en­c a r n ó la "Agnes" mol i e -resca con una iogenuidad adorable,, con ama t e rnu ­ra amorosa y con una ine-f a b 1 e gracia totalmente Dominique B 1 a n-cautivadoras. " Su voz, su char y Louis Jouvet gesto, su a d e m á n , e l jue-j o y reper to r io de sus actitudes centran er el la la m á x i m a a t r acc ión y suges t i ón . • Toda Ü a t e n c i ó n del p ú b l i c o queda prendida e i D o m i ­n ique Blanchar , mientras permanece en esce< na, s in que se pierda una sola . i n f l ex ión da

1 su dulce acento, n i el m á s leve de sus r i c t u s I Nunca como en labios-de esta actr iz sorprèn-»

tensión dramática se resienten en algún mo-mento.de exceso de relato o de áspera violen­cia, ello se debe, como queda indicado al prin­cipio, a la índole difícil del asunto elegido, que arrastra una insoslayable escoria novelesca, a la fuerza y a la peripecia trágica de un pasado do los perscnajes que, quiérase o no, tiene que hacer su aparición narrativa. Pero la » difícil

¿seacillez del desenlace, limpio, luminoso y hu­mano, borra y ahuyenta 4odas las sombras. L a "Señora Mosler" grita: "Voy!" a las primeras llamadas vecinales, y cuando cae el te lón te­nemos la sensación exacta de haber asistido a la intimidad de unas existencias humildes, desconocidas y lejanas, que ya pasarán a for­mar parto del archivo de nuestra memoria. Sólo ñor eso creeríamos va en aue .Tul?o Aln-1

dente y excepcional hemos sentido la d u l z u r » del idioma , f r a n c é s n i el r i t m o a l á s i c a m e n t e m o n ó t o n o - d e l pareado se ha hecho t an su t i l y alado, t an i n g r á v i d o y m e l o d i o s ó . Para ella y por supuesto para la m a e s t r í a de Jouvet y d e í resto de los admirables i n t é r p r e t e s — J e a n RiW chard, Leo Lapara , R e n é Besson, Monique. M e ^ • l inand, M i c h e l ' E t c h e v e r r y , Paul Rieger Geor? ges Riqu ie r y Paul Barge—sonaron encendi­dos y merecidos.aplausos. • - i

Jouvet ha encontrado u n tono inteligentemen^ te burlesco en la l í n e a alegre y discursiva, c l a ­ramente razonadora, o deliberadamente grotesca* * ,"Co,mmedia d e l l ' A r t e " , para su v e r s i ó n de _ L E c o l e des í e m m e s " , obra que, como es sabido, con u n asunto' de Scarron y con re-* cuerdos evidentes de "La Dama Boba" .y de una novela de d o ñ a M a r í a Zayas—antecedenltes qua honran nuestra l i teratura—.signif icó hace casi tres siglos u n á verdadera r e v o l u c i ó n contra el-preciosismo, por la na tura l idad de su lenguaje y por' la s i m p a t í a de su tesis, opuesta a lo® p r e ­ju ic ios que. pesaban sobre la e d u c a c i ó n feme­nina. B r e t ó n de fos Herreros se in sp i ró en ellál para escribir "A' lo hecho, pecho", reincorpo­r a n d o ' a s í , como en gran parte de l teatro de su época, , la. t r a d i c i ó n del Siglo de Oro, f i l t r a ­da, y hasta si se, quiere, engalanada de picar-* día y de mal ic ia a t r a v é s del p a í s vecino.

"L'Ecole des Jemmes" r e n o v ó anoche en e l tablado del M a r í a Guerrero la1 justa fama que hizo de ella una de la® piezas c lás icas del tea­t ro universal .—Alfredo M A R Q U E R I E .

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"UECOLE DES FEMMES" C O M E D I A D E M O L I E R E

Salvo oye los cinco actos se han reducido a dos partes, no se ha va­riado un ti lde del texto original , no ha habido e«e pro-pósito tan de por a,cá de arreglar, re iundi r y aclarar ; se esta, seguro de l a comprens ión y del r e spe tó del públ ico , no solamen­te, del p-lácJico f r a n c é s ; la c o m p a ñ í a francesa ha tenido el acierto y la g a l a n t e r í a de suponer en el público de Madrid , y ha- acertado plena-•yiente, porque el respeto, l a co-ni-p r e n s i ó n y l a c o m p e n e t r a c i ó n con l a obra, con el pensamiento del au­tor, con el conceipto arcaico de la obrs, ha sido completo.

Es de just icia s e ñ a l a r que en gran parte e«te éxito se ha debido a l a i n t e r p r e t a c i ó n : un su t i l y justo tono de farsa, marcado sin suibrayadoa fuertes y sin recargar los efectos, ha dado'ligereza g r a c i a ' y agil idad a l a r ep re sen t ac ión entera; las e s c è . nas largas y los diálogos prolijos han estado "animados por matices, ademanes y actitudes. Ixmis Jouvet ha dado una in tenc ión a l tipo del •celoso en tonos siempre propios, pero tan amplio, tan enriquecido con de­talles, tonos y actitudes. Que ha é e . nido s i é m p r e la a t enc ión del púb l i ­co ; todo era en él fácil y sencillo, con un fondo humano, que no per­dia verdad n i i n t e r é s , a peisar del iiigero tono carloatufeseo.

Es ta preclsióín y m t u r a l i d a d «* como una nota geijeral que ' se ex­

tend ía a toda e l ' conjunto, que se á d v e r t i a en Jean Richard, con 10 que el i n t e r é s no sólo de l a come, dia, sino, de su ve r s ión interpreta-

Loáis Jouvet, Dominique Blan­ch ard, Monique Mclinand y Jeaa

Richard t iva , en aua largos parlamentos, no d e c a y ó un momento; t a l fuerza de natura l idad y d© sencillez l i a M a en todos, quA el verso parecáa como disimuilado, y e r a . un aliciente el yerlo captando a, t r a v é s del d iá logo í á c l l y animado.

Dominique Blanchard «e g a n ó r á ­pidamente e l favor del pAhllco; lo delicado de su figura, el encanto de su voz. la verdad de su ingenuidad, l a ar t í s t ica , y elegante sencillez de su manera daba grac ia y a t rac t i ­vo a toda au In te rvenc ión .

Todos los actores: Les Lopara, Monique Mel inard , de una acertada travesura/ simple y sencilla; R e ñ é Beissan, acertaron plenamente en l a nwta de farsa l impiamente abusada.

É l decorado, acertadamente sin­té t ico, de f ác i l movimiento, resuel­ve con acierto la movi l idad del l u -glur de manera que la acc ión se s i ­gile sin l a menor in t e r rupc ión , de manera suave, que no entorpece la continuidad y contr ihuye a a l iv ia r l a comedia, que conserva su fres­cura, su gracia y su in tenc ión .

E l púb l ico l a s iguió con in te rés , d e m o s t r ó en muchas ocasiones su complacencia y a p l a u d i ó con la r ­gueza a los actores en los finales.

Jorge » E X A C T I E V A

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DE MOLIERE, Bit E L MARI^ QUERRERO.—Una escena d ¡a f a m o " comedia de Wolière presentada en el teatro nacional « ^ r ; e h 7 I ' t f * tírld? por la oTmpaftía de Loule Jou vet. «" ^ « o / f ^ ^ A8"''1"68 800

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" K N O C K " , E N E L M A R I A GUERRERO

La c o m p a ñ í a francesa de Louis Jouvet ra ­tificó anoche en el Mar í a Guerrero el é x i t o obtenido con eu p r e s e n t a c i ó n al in terpre tar de modo magistral y admirable la conocida obra de Jules Rcmaios 'Knock , o Le t r iomphe de 1^ medicine". Una vez m á s se hizo patente la impe­cable d i r e c c i ó n e scén ica que hace de cada una de las figuras d é la obra pie­zas ajustadas exactamen­te a la acc ión y al m o v i -m i.e.n t o, s in perder por eso soltura y natura l 'dad dentro de un "deliberado tono grotesco. Jouvet rea­lizó una gran c r eac ión en 'a' figura de í protagonista, vista y sentida/ con perso-n a l í s i m o acierto. »

Por su t rabajo ganaron merecida alabanza P a u l Rieger, P á u l Batge, Max* the- H e r l i n , Jacques M<, nod.- Jean Dalmain , Mi: . chel Etcheverny, Jacqu Leo Ladara, R e n é Bes Ccminique Blanchai;.

Fueron aplaudidos va­cada jornada sonaron

•:[ '- .au* i - a.n-y Loujs i ve t

¿ Hebel , Wauda» A r l e t t e ' P o i r í e r y

mutis , y a l f in de endidas ovaciones,

mientras el t e l ó n se alzaba con insistencia

Louis Jouvet d ió ayer ¿arde en el T^stituto F r a n c é s una conferencL, sobre la comedia de Jule^ Romains, y contó interesantes anécdo tas ' de sus relaciones con. JÈI. dramaturgo, 'os ensa^

yos, el estreno y la suerte u l ter ior de la obra, cuyas "reprises" le salvaron varias veces de la quiebra. I l u s t ró sus puntos de vista favorables a l doctor Knock, intrepretando tres escenas, dos de ellas c ó m i c a s y la tercera casi l í r ica . En una de ellas .se d ió él mismo l a rép l i ca , y en o t ra ç o m p a r t i ó los aplausos con un c o m p a ñ e r o suyo.

F u é presentado en frases ingeniosas por el director del Inst i tuto, Paul Guinard.

I A R I A G U E R R E R O

«KNOCK OU L E TRIOMPHE DE L A MEDECINE"

COMEDIA D E J U L E S r o m j m e L a r a z ó n de l é x i t o univeraaj de -

« t a . comedia, que hace a ñ o s vimos .-«presentad» en castellano por nues. TO gran actor Juan BonáRi , pudie­ra decirse epie radica en aligo que, por htimano, es un ive r sa l : u n fondo de gracia zumtoona e intencionada, con u n dejo de c a z u r r e r í a que enla-sa con esa asumba c l á s i c a que en los siglos del Renacimiento se e n s a ñ a , a t ó demasiadas malas intenciones, con l a figtura aftlemne y engolada del médico , el vn&s visiWe represen-

Louis Jouvet y Domlniqae

t a n te entonce* de l a suficiencia y engolamiento c ient í f ico .

Jules Rotnains ha tenido el g ran acierto de actual izar l a In t enc ión burlesca y aun conservar un tono de farsa qu» enlaza con los i n f i n i ­tos cueatecilloe de todas las l i t e ra ­turas, que es base de .obras como " E l médico a paloe" y que en nos. otros ll«ga. hasta "Ba rey que r a b i ó " .

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i «n ei paralelo del qua p u d i é -unas l l amar médico ingenuo con el lédlco malicioso e intencionado, iUe es base de l a comedia, nace el •oñtras te intencionado y gracioso, jue enlaza t a m b i é n con otra reac-)i6a m u y moderna y <i-ue »e puefle l eña la r como una psicosia m á s de­terminada entre tantas como pre-jcupan al hombre de ahora e l rea­pretó, un tanto amperaíieioso, hacia el méd ico como una con«secuenci& l e l a excesiva preocupacidn por l a parte f ís ica de nuestro ser.

Y con un comentarlo intenciona­do, que en var ias ocasiones parece un eco del pensamiento del púhl ico : e! d iá logo fino, ingenioso, en el que ! hay un tono do burla , que no llega i a protesta y no pasa de simple ITO- I a ta. • ~ •

Jouve.t, de manera sencll l iainia, ' aiarca todo esto no sólo en 1«. m a , ! ñ e r a de deolr, sino en el modo de « x p r e s a r en l a frase campanuda qua por padecer sincera ac^ífcúa, l a i r « . ; n ia , «ino «tj el modo de Imponerse a! paciente despreocupado p a m ha>; cer de él ua preocupado de l a taa. dicina, que se le aparece honda y terr ible .

E s t * manera 4 « Jouvat trasciende a lo» i n t é r p r e t e s , empswíndo por el chófer Paul Rieger, qm t a m h i é n de m a n e í m ampuloaa cura a l automd-v i l , eottM» lo» personajes, in te rpra . itado» finaijnente por Mar the H e r i i a , Jean Da í tna in , Michel Etcheverry, Jacqueline Kebel , Wanda. Leo l i a -paia, R e n é Benson v l a encantado-r a ©o tn ln lqua ' Slanehar.

José María de Sagarra estrenó anoche, en el María Guerrero, su poema dramático L a Crus ' de A l b a . Fué escuchado por el público con atención y respeto, y al final de cada jornada sonaron 1 o s aplausos y el autor sa­lió a saludar, en unión de los intérpretes.

Ricardo1 Calvo en­carnó uno de los pape­les de la obra con la maestría de su bien ga­nado prestigio escénico. Elvira Noriega dió v i ­da y aliento apasiona­dos a la figura de la p r o tagon.ista. Carmen Seco ratificó en la figu­ra de "Ama" su impe­cable y admirable en­tendimiento y expresión teatrales. Pepita C. Ve-lázquez triunfó en un E l v i r a Noriega, Pepi-difícil V angustioso co- ta C. Ve lázquez y metido, y José Mar ía J o s é M a r í a Kodero Rodero, en "una doble actuación, ganó _ ol unánime elogio del pú­blico, por su delicado y honradísimo traba­jo, lo mismo que el siempre justo Gaspai Campos. Con los citados participaron en e éxito Amparo Gómez Ramos, Berta Riaza

'Carmen Ontiveros, Mercedes Alber, Teresa Molgosa,'Pilar Tavira y los señores Migue-Angel López Muñiz, Lucia, Sanz Sandoval Alvarez y Granizo.

Muntañola y Viudes aportaron, muy be­llos figurines, y Viudes un, decorado de un cementerio resuelto con delicado y román­tico acierto. No así los fondos dpi i-pct-o

la escenografía, tratados con un sentido bur­lesco que no corresponde ni al ambiente de la obra ni al propósito del autor.

Luis Fernando de Igoa—en ausencia de Escobar y Pérez de la Ossa—dirigió la es­cena y colocó y movió a las figuras con po­sitivo acierto.

Tiene en su haber el gran escritor y erudi lo teatral D . José M a r í a de Sagarra medio cen­tenar de producciones e scén icas aue acreditan no só lo su fecundidad, sinp t a m b i é n su hon­radez l i te rar ia y su poé t i co estilo. " L a Cruz de A lba" , que antes se l l a m ó " É l prestigio de los muertos", fué escrita p r imero en c a t a l á n , y tenemos entendido, en verso. D e s p u é s , estre­nada en ca t a l án , pero en prosa, y ahora t r a ­ducida, en prosa t a m b i é n — s a l v o upa escena—, ha sido estrenada con los debidos honores en e l M a r í a Guerrero. De lo antedicho se infiere que la pieza ha sufrido diversas transformaciones antes de ser ofrecida a los espectadores m a d r i ­leños , y aunque en toda esa metamorfosis no la haya abandonado la mano del autor, forzoso

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•fS'- T-^Zr* —

es convenir que lo que anoche vimos no es sino una sombra del or ig inal p r i m i t i v o .

En su lengua v e r n á c u l a , el c a lo r ' de l d i á logo y del monó logo , el b r i l lo de las m e t á f o r a s de este poema d r a m á t i c o tienen, comb todo lo que sale de la p luma de J o s é M a r í a de Sagarra, el t imbre puro de la autenticidad; pero en una obra donde los valores formales son muy supe­riores a los del fondo del asunto, de la t rama, del argumento, la t r aducc ión , por muy cuida­dosa que sea, oscurece el resplandor y evaporg. las esencias.

Porque hay en " L a Cruz de A l b a " u n ea* trañafoie temblor fami l iar , u n poé t i co sentido costumbrista en el tono y acento fie los per­sonajes—tanto en los que se expresan con un lenguaje culto, como en los que hablan con humi lde llaneza—que se resisten a ser vert idos en castellano, que pierden l i r i smo por « n lado y gracia fresca y e spon t ánea , por otro. Las equivalencias son posibles en las obras de pura acción donde lo importante es lo que acaece, lo .que sucede/ y no lo que "se dice". Q en . aquellas otras donde el aliento t r á g i c o o l a e l evac ión del pensamiento salvan todas las l i ­mitaciones o dif íci les correspondencias i d i c m á -ticas. En "La Cruz de Alba" , desgraciadamen­te, no ocurre eso. Tiene toda nuestra simpa­t ía el p ropós i to b i l i n g ü e de J o s é M a r í a dfc Sa­garra, pero estamos seguros de que, en c a t a l á n , l a obra estrenada anoche ofrece muchos m á s valores.

Ha par t ido e l autor, pata idear s ü t rama, de uno de los m á s antiguos temas teatrales: e l amor imposible entre dos hermanos, que ave­r iguan dte pronto su consanguinidad. En lugar de i r descitbriehdo pooc a po.co este reconoci­miento, lo inicia en cuanto se levanta el te­lón y lo complica con la obl igac ión mora l da guardar i j n secreto de famil ia a imva costa fis soportar el peso de las calumnias. L a d ign i ­dad de la forma, el sentido espiritualista y cristiano que in forma toda la prcdnocioa es­cén ica , la f igura de! "Ama"—-trasunto del c l á ­sico personaje de la tragedia griega y una mezcla de notoria influencia shakeSpir í^na—eni-t ro lo sublime y lo vulgar, ennoblecen lo qus a p r imera vista pudiera parecer u n manido en­gendro folletinesco.

T a m b i é n hay en la obra otros m é r i t o s dignos de ser s e ñ a l a d o s , comq el valor coral de los tipos episódicos , su gracioso juego de entradas y salidas, de apariciones y desapariciones, la estirpe r o m á n t i c a de la escena del camposanto y l a lucha, el duelo, el conflicto que en dos ocasiones se entabla entre la verdac! í n t i m a y la realidad aparente, cuando " E l preceptor" y " A l b a " demuestran a "Alber to" y al "Ama" cómo nadie les c r e e r í a si confesaran a los de­m á s el secreto que sólo ellos conocen. Saga»

O

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«LA C R U Z D E ALBA

H u b i é r a m o s 4*seado que l a fór í n u l a de poema' d r a m á t i c o se h u . báe ra dado integra en l a obra del • e ñ o r Segarra, porque ' a s í el verso —nos (Meen que el o r ig ina l en ca-Ifcalán e s t á en v e r s o — h a b r í a mante-p ido el tono poét i^p y no se hubie-pa. | » e 4 u c i d o el desequilibrio paten. fee 4« «ju* l a frase en prosa se ma-itóftest© en forma poét ica , eon i m á -

POEMA DRAMATICO, EN PROSA, DE DON JOSE MARIA DE SEGARRA

y es prenda casi segura de salva­ción.

Y esto es lo m á s sól ido e impor­tant* del poema y de su pensa­miento, tanto que queda un poco en segundo t é r m i n o algunos titubeos, algunas escenas prolijas, eon de t r i ­mento del enérg ico sintetismo tea­t r a l que hay que atravesar p^ ra l ie -gar a este f in , - r t iédula del poema.

E l t ipo de S i v i r a Noriega es el m á s «n t e ro y ené rg i co , y ella le da uaa í u e r z a sorprendente, reflejo de « » a honda verdad: es primero el despecho de una snujer enaimorada que va. comprendiendo. y va a d i v i ­nando! lo que hay de, grande en, el silencio, que empieza por ofender­l a y acaba por serle querido y ejem­p la r : l a sola verdad, puro arte de teatro de E l v i r a Noriega, l lena de fuerza y de encanto todas sus es­cenas y que canvenoa a Otra s?an a,çt?i?: a Qarnsen Seeo, -q^iç hsee tma laibor admirable.

T a m b i é n es d ign í s imo eü ferabajo de Pepita C, Ve iázquez , d ign í s imo y sobrio; el de Ricard© Calvo, maes. •tm eiempra; el 4 ^ Gaspar Cíampos, sól ido y prepiso; él 'á& J o s é M a r í a Bofere , sencillo y hondo, y &1 de todo un conjunto que acredita l a d i ­recc ión do Duis, Fernando de Igoa y qua armoBixa con e l acierto de trajes y e j n h i m i » . .

M práblíeo e n t r ó tm Uk cap­t é sus eíecítqa y aolíeí tá con apfau-sos l a presencia del autor en los í i , nales do aa t» .

«Nff* JJWI.1'4 ©VM¥A IB autor, José Miarla Sagarra, con Ricardo Calvo, Elvira No-rfe^a, Oaraften Seco, Amparito 0. Mamm, Chaspftr Campo» y

José María Bedero « f B M y tfopm y « i t J w n a n e i M . eon gSerjuieio de l a iis-turalidad, . la e s -¡pon tane idad y l a verdad, que

d« l a proisa da teatro. L a prosa itiea nos obliga a l esfuerzo de I r icando l a verdad en lo hondo del

n e u s a a n i e n t ó , dando de lado metáu W^as, i m á g e n e s y galas, que algu-• O M veces no quedaa en l a auperfl-« i e . «ino que afectan a l pensamien, lio, C 0 9 perjuicio d * l a verdad » • » . pfi ia y profunda,

Y no ímbiera, ido aaal l a sencillisa «; esta obra, que pudiera l lamarse 1» «t&iaeáia del si lencio: el silencio-de-

' T o s o . «. costa de sacrificio de r , da sacMficio da fama y buen bre por guardar su secreto, que

t r u i r í a l a buena faana d i perso, ñ a s respetables que mur ie ron con l a aureola de nombras intachables.

Y lo m á s impor tante y 'cons lder* . bte de la obra del s e ñ o r Segarra *m l a dignidad qua sabe dar a asta p lenc io y l a noble e s t i m a c i ó n da ippie sabe rodear el sacrificio dolo, íseio y heroico, como l a confiansa

- Ja Providencia, que de manera ,cüla «abe volver por «1 buen

. ,bre de quien sabe ponerlo en lantredicho j o r sacr í f tc lo . Y tan ta

' leza hay en todo esto, que cuan-33i6# daBearre velos y abre los

ojos y despierta las memorias, no *s¡usta y a el sacrificio de l a p r o í a -B^nista, que t a a i b i é n c a l l a r á a su vez y a l a que casi « a la anvidian tpe consuelos eapiritualea y l a cruz épáa fea d a jMrasieñtar « n l a o to» ^-ida

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a r i a G u e r r e r o

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"EL LANDO DE SEIS CABALLOS COMEDIA D E DON VICTOÈ RUIZ I R I A R T E

raro que a lo largo de sü vida un escritor que tenga pintas y r i -fceíss de p o i l a y de idealista no haya pensado alguna, vez en la su­perioridad del sueño sobre la rea .

j l idad y prosa de la vida, i D<e esto a forzar un poco la i n -

V J í i

E l v i r a Norlega, J o s é M a r í a R o ­dero, C a r m e n Seco, Ricardo L u ­cia , Ampar i to G . Ramos y V í c ­

tor R u i z I r i a r t e

tensidad de la ilusión y coincidir con Erasmo en el elogio de l a lo­cura, hay poca distancia, y de aqu í a escribir l a comedia, no hay m á s que' un paso..., y parte del éxi to e s t á descontado porque hasta a l hombre m á s prosaico y m á s ape­gado a la realidad le gusta, de cuan, do en cuando, pasar por idealista.

Ruiz I r i a r t e nos hace aqu í el elo­gio de la locura; casi no! pasa de

T » • • • •*

exponer el caso sentimental de cua. tro viejos m á s o menos adelantados en sus m a n í a s y, por tanto, m á s o menos avanzados en el camino de l a locura; lo .que ha querido s e ñ a , lar es. la r eacc ión de varias per­sonas de las que en el mundo pa­san por normales y discretas ante el e spec tácu lo de l a locura mansa, llena de evocaciones de los pobres viejos. '

L a mayor parte de l a comedia e s t á dedicada a. las emociones y al choque de los normales, en los que se dan tipos bien diversificados.

E n cuanto se marcan l a e x t r a ñ e -za y las diferencias, la acción se remansa, y como la s i t uac ión es la misma para todos, hay un poco de insistencia, aunque el tono apacible y la curiosidad mantengan un tanto el- in te rés , un tanto porque el des. enla'ce e s t á adivinado y se sabe que l a ' s o ñ a d o r a es l a que se encarga de mantener a los viejos en su s u e ñ o .

(Esta s o ñado ra es E l v i r a Noriega, que da a su tipo s i m p á t i c a persona­l idad, juntamente con notas reales, sobriamente a ,cúsadas s o b r e un constante aliento idealista qtte em­bel lec ía a l tipo. M u y bierl Carmen Seco, que nòs deja l a duda de un contagio de locura o un sacrificio llevado hasta el h e r o í s m o . C á n d i d a Losada, llena de humanidad, y A m ­paro Gdmez Ramos, que acusó un tipo equilibrado, hecho con verdade­ra gracia. *

Gabriel Miranda, Gaspar Campos, Miguel Angel , J o s é M a r í a Rodero, çn un tipo delicioso,, y Ricardo L u ­cia, en un personaje certeramente visto, hicieron la obra con a r t í s t i c a sencillez.

L a dirección de J o s é Luis Alonso, magní f ica , parece orientada hacia esta l impia y s i m p à t i c a senc^lez; el decorado de Fernando B a r é n , Heno de evocación.

L a obra gus tó , se ap l aud ió larga­mente y fué reclamada la p r e s è n c i a del autor.

Jorsre D E L A C U E V A

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XXWX"^ „

Anoche se estrenó en el María Guerrero la comedia de-Víctor Ruiz Iriarte E l lando de sets caballos. Fué escuchada la obra por el público con verdadero deleite. Las frases de tierno humor y de delicada ironía las acogie­ron los espectadores con alborozadas sonrisas. Y al final de. los dos actos de que consta la producción, las insistentes ovaciones hicieron que el telón se alzara mu­chas veces y que el au­tor saliera a saludar en unión de los intérpretes.

Elvira Noriega encar­nó de modo admirable su personaje, amasado con sustancia de sueños exal-tadores y de • encendidas ilusiones; Carmen - Seco dió conmovedores perfi­les -a su papel con la maestría, en ella habitual; C á n d i d a " Losada recreó el carácter- de la, figura a ella encomendada, con insuperable ácierto, y A m ­paro Gómez Ramos con­firmó su mérito de j o ­ven, y magníf ica' actriz. Gaspar Campos ^ 'hizo" un 'anciano de ejemplar estudio y expresión; José Mhria Rodero, triunfó plenamente en él difí­cil cometido que se le había asignado, y Ga­briel Miraríck, Miguel Angel y Ricarcto Lucia colaboraron eficacísimamente en, el éxito, .^.oí.'vxnoíiíín •Rivero nos ofreció un decorado

sencillamente prodigioso por su construcción, su ambiente y sus detalles,,y José Luis Alon-i so ratificó sus' excepcionales condiciones de director de escena, cuidando- la colocación y el movimiento de los personajeis y hacienda alarde comprensivo de la comedia de una ma*. ñera tan ejemplar como loable.

E l estreno de E l lando de seis caballos pue­de, pues, considerarse por la calidad de la pieza y por ÍU presentación como un felicí­simo, acontecimiento en los anales del María Guerrero.

E l t e m a — m á s que l a tesis—de l a nueva obra de Ruiz I r i a r t e , que se hal la en la l ínea de otras comedias suyas, como " U n día en í a g lor ia" y "E l puente de los suicidas", arranca de una modalidad teatral muy importante, cuyo mode­lo p o d r í a m o s encontrar, por ejemplo, en " L a comedia de l a Felicidad", de Evreinof . T a m ­bién Pirandel lo en alguna de sus Invenciones, »1 ^F/nriaue I V " , suspende o detiene el paso del

«losé Lu i s Alonso y Víc tor Rülz

I r iar te

lempo, como lo hace Víc to r Ruiz Iç ia r te , p a r » >oner en contraste el mundo de l a real idad / el de los s u e ñ o s de sus personajes. Y entro icsotros, ese juego imaginario^ aunque en un» dimens ión de humor m á s sa rcás t i co , ha sido usado alguna vez con indudable acierto p o í Enrique Jard ie l Poncela.

Pero todos estos antecedentes y o t í o s semejan­tes que p o d r í a n s e ñ a l a r s e -en " E l lando do seis caballos" no afectan para | nada a l a ev i ­dente original idad de su t rama. Son simple* mente corroboraciones del buen concepto teatral y del magníf ico estilo de Víc tor Ruiz I r i a r ­te, que sabe entretener, d ive r t i r y distraer con buenos recursos de humor y de poesía , s i n caer en la^ gracia zafia, chabacana o vulgar, y, al propio t iempo encontrar, burla, burlando, un mot ivo para que sus figuras de ficción, y el púb l i co con ellas,' v ivan por unas horas en el dominio imaginar io de la fan tas ía , o, si se prefiere, en esa frontera indecisa que separa con l ími tes déb i l í s imos lo imaginario de l o real . - , ^

Cada uno de los personajes que i r rumpen en un mundo de juego y de farsa, el de los Jocos s o ñ a d o r e s que Ruiz I r i a r t e nos p r e s é n t a con' l í r ica i n s i n u a d ó n de ealendario detenido, de viaje s in v e h í c u l o y de globos de colores, l l eva dentro y fuera de s í una his tor ia : l a f lorista r o ­m á n t i c a , la muchachifa desangelada y anhelosa» de amor, la modelo de v ida poco recomendable, el t ímido a r q u e ó l o g o , el v io l in i s ta de puer i l va ­nidad... T a l vez los caracteres d© estas criaturas inventadas por el autor sean m á s l i terarios que humanos, como conviene a una fábula de poe­s ía y de humor , que, s in d e s d e ñ a r las nobles justificaciones, no encierra tampoco demasiadas pretensiones veristas. Y qu izá por eso, -al l l e ­gar el ihomento de l desenlace, se advierta cierto art if icio en las salidas de "Margari ta" , de "Rosa", del mús ico . . . Pero en escena quedan, de un modo firmé y permanente, como s í m b o ­los humanizados, "Isabel" y "Florencio", que n ó caen en la, p u e r i l debil idad de iniciar u n vulgar d ú o de amor. Sij las almas de estos dos personajes se encuentran en los rieleg gemelos, de su ingenuidad y de su candor, ¿ q u é mejor carruaje para emprender el nuevo i t inerario de sus vidas que ese coche inexistente, donde sue­nan los cascabeles del circo de la farsa y de l a Iqcura?...

Todo en la comedia de Ruiz I r i a r t e está pen­sado con e n t r a ñ a b l e ternura y con amable son­risa, cuidado con acendrado amor y escrito con afilada y airosá p luma de ave. Una habilidad i n ­negable, un buen oficio y un ingenioso y agi l í ­simo diálogo son t a m b i é n valores positivos que se aprecian a lo largo y a ¡o ancho de esta p roducc ión , tle ambic ión noble y alta y difícil

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ISTRINO I N EL TEATRO MARÍA QUERRERO.—Une «soena del poema dramático ilustre autor catalán D. José Marta Segarra, "La orut de Alba", estrenado en el t Guerrero. En primer término aparecen Ricardo Calvo y Elvira Norlega. La fotos

corresponde al primer acto. (Poto Sanx Bermejo.)

ESTRENO EN EL MARIA GUERRERO. Una escena del segundo acto de fa obra V íc to r Ruiz de I r i a r t e , " E | lando de seis caba l los" , estrenada anoche (?n el teat ro iVI fiuerrero De izquierda a derecha: J o s é IW." Rodero, E lv i ra Noriega, Carmen Seco, Cái

da Losada, A m p a m G ó m e i Ramos y Ricardo L i s cu . ( F o t o Sanz Berme jo . )

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t í «

MARTIN

Presentación de Marta Flores y Edmundo Clari Con la p r e sen t ac ión de la Bupsr-

vedette M a r t a Flore/s y el g a l á n cantante Edmun do Clart, l a ope. reta ele Muñoz R o m á n y maestro Guerrero, "Yo soy casado, señor i t a , r e c o b r a desde anoche un nuevo br ío .

M a r t a Flores, Incorporad r. ahora al gène-o de re-vista, dispone de todos los atract i­vos para desempe. ñ a r el e l e v a d o puesto que viene a ocupar en la

•wn-cafua del tea­tro M a r t i n . Su larga «xp-srienoia teatral aa por si sola acreedora de los mayores elo­gios. Fina , des-e n v u c 1 ta, muy acoplada a su i n ­te rp re tac ión , Mar­ta Flores es una buena 'oailarina y

Edmundo Clar i una excelente ac-y Lepe t r iz .

Con el?.a hizo t a m b i é n su p r e sen t ac ión .Edmundo Clar i , un buen g a l á n cantante que conoce sobradamente su oficio. A m ­óos artistas, en unión de Mercedi-tas Obiol, Juani ta Ugena, Amal i a Al fa ro y los indiscutibles Lepe y Cervera, recibieron calurosos aplau­sos a lo largo de l a velada.

C .

Mar ta Flores,

4 t M A R T I N

"MORENO T I E N E Q U E S E R " Saínete arrevistado de José Muñoz Román, música

del malogrado maestro Alonso H a «ido una obra de a d m i r a c i ó n

y de c a r i ñ o l a de i r espigando en l a enorme labor del g r a n m ú s i e d

Trndi Bora, C h e l o RodrígTifcZ, Ij©pe, Kdmundo Claris, Muñoz

Román y Guerrero

p a r a recoger «r>trc l a in í l r . idad d# n ú m e r o s br i l lan tes y los que pu­d i e r a n f o r m a r la p a r t i t u r a de un ü b r o , con e l que h a b í a n de r i m a r por manera , estilo y color.

M u ñ o z R o m á n h a sabido da r c i -$aa a esta labor, construyendo u n aihro nuevo, en el que l a mane ra o l a e v o c a c i ó n se acercara a l es­p í r i t u de l a m ú s i c a : lo h a conse­gu ido con fina t é c n i c a gracias a u n l i b ro de asunto sencillo, en el que los incidentes y los efectos e s c é n i c o s dan una constante mo­v i l i d a d no sólo en cuanto a l a ac­c ión , sino en cuanto a l a a c t i t u d

sen t imenta l de los personajes. M o ­mentos graciosos, " q u i d p ro quo" t ipos y siempre una g r a t a l igere­za y so l tura de d i á logo .

E l p ú b l i c o , con f i n a p e n e t r a c i ó n , c a p t ó el intento"; a c o g i ó los n ú m e ­ros de l g r a n maestro con verdade­ro c a r i ñ o y entusiasmo y p r e m i ó l a lahor de todos, d é s d e ^ i a de l maestro Guerrero, que d i r i g i ó la orquesta con verdadera e m o c i ó n ; l a de T r u d y Bora , an in ladora del e s p e c t á c u l o ; C h e l o R o d r í g u e z , K e t y Claver, Lu i sa Canalejas, L e ­pe, m a g n í f i c o y eficaz como s iem­pre ; E d m u n d o Clar i , Barbero , Cer­v e r a y todo el conjunto un ido y d isc ip l inado, como es cos tumbre en l a casa.

E l éx i to ¡fué clamoroso y comple­t o ; M u ñ o z R o m á n r e c o g i ó los aplausos en honor del maest ro y p i d i ó un m i n u t o de si lencio a su memor ia , que el púb l ico , emocio­nado, g u a r d ó de pie; el s e ñ o r Gon­z á l e z del Cast i l lo se imió a l recuer­do y vo lv i e ron a sonar ovaciones emotivas y estruendosas.

J . ttE IÍA C .

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« ¡ M O R E N O T I E N E QUE SER!". E N M A R T I N Con u n é x i t o que, desde las pr imeras esce­

nas fué a c r e c e n t á n d o s e , se e s t r e n ó anoche en M a r t í n "¡Mío-reno tiene que eer!" Es u n s a í n e t e arrevistado con dos actos, con cuadros y efec­tos musicales de otras obras de Gonzá lez del Cast i l lo, M u ñ o z R o m á n y e} maestro Alonso, y q u è ofrece un ampl io margen a l lucimiento de todos los elementos que forman l a c o m p a ñ í a t i t u l a r del tea­t ro . Consti tuye e l mayor acierto de la obra la ex ­celente t é c n i c a desarro­l lada ' p o r M u ñ o z R o m á n para acoplar en u n l i b r o —especialmente en el. p r i ­mer a o t o—los n ú m e r o s m á s inspirados de l i n o l - T r u d i Bora y M u -vidable m ú s i c o granadino, ñoz R o m á n como por ejemplo, en el cuadro canario, con e l . Teide al fondo, y en e l segundo acto, la evocac ión de u n b a i l é de m á s c a r a s en el Real. L a obra se desarrolla con vistosos decorados y vestuarios y una moderna co reogra f í a de Moura. Do l a pa r t i tu ra , d i r ig ida por el maestro Guerrero, en homenaje a l f i ­nado maestro Alonso, se rep i t ie ron la m a y o r í a de los n ú m e r o s entre prolongadas ovaciones. L a i n t e r p r e t a c i ó n de los personajes de l largo repar to a l canzó su m á x i m o re l ieve por parte de T r u d i Bora, genti l y d i n á m i c a "vedette";, Chelo Rodr íguez , Ke ty Claver y L i n a Cana­lejas; l a actr iz de c a r á c t e r Concha F a r f á n ; el cuarteto de la gracia, Lepe, Cervera, Apa r i c i y Barbero; el ga l án cantante Edmundo" Clars y el,-conjunto de vicetiples.

A l f ina l de la r e p r e s e n t a c i ó n se reprodujeron flas ovaciones en honor de autores e i n t é r p r e ­tes, y Guerrero y Muñozi R o m á n , con emocio­nadas palabras, dedicaron él é x i t o logrado a 'la memor ia de l maestro Alonso, que tan bri l lantes p á g i n a s musicales ha legado a nuestro arte l í -¡rico.—T. n \r

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H. 1 « M E L O D I A S D E COI/OR", EN PRICE

La- rev is ta "MelodíaiS de color" fué m u y bien acogida enod ie por el p ú b l i c o de Price, que i p l a u d i ó con calor e h i -:o repe t i r var ios d é sus l ú m e r o s al estilista de a c a n c i ó n An ton io Ma-ïhín, en èus diverses ¡ reacioi ies . Con él oom-ar t i e ron el éx i t o los •ailarines y parodistas iómioos B r a n i y Va len-i , L o l i t a Ochoa, l o s o r ó b a t a s Iwe , la mag-ífica orquesta Araque

/ otros muchos art ista®, a quienes t s m b i é r i los espectadores • p r emia ron yon sus palmadas.

A n t o n i o M a c h í n , h a hallada en " M e l o d í a s de jo lo r" t tn magnif ico pre tex to para su l uc imien ­to personal. Algo parecido puede decirse, de os d e m á s elementos que intervienen el la r e ­sista.—J. C. V .

M a c h í n

u

Inauguración de la temporada en el circo

Price E l circo Price ha abierto sua

puertas nuevamente para dar paso a s'' temporada oficial, recién de-

corado y con una nueva y magníf l -ca ins ta lac ión da luces \nd i rec tas . U n e s p e c tácu lo i n t e r n a c i o ­n a l á r rev is t f tdo (al frente del cual figura el cantor de canciones mo-der n a s Antonio Mach ín ) ha sido el elegido para ea. t a solemne inau­gu rac ión . E s t e ca n t o r cubano, q u e lleva a su cargo la m í v o r parte de,! progtn-ma, fué-' constan, temente aplaiivil-do en premio a s u s reconocidas cualidades a r t í s t i ­cas en materia de me lod ía s moder­nas. A v a l a la bondad del espec­t á c u l o la buena orquesta de Luis Araque, los gra-c l o s o s cómicos B r a n i y Va len t í , de indiscu t i b i e "vis cómica" ; la pareja a c r o b á t i c a

^„ ia, canzonetista Lo l i t a Ochoa, la bailarina Carmen Vicen­te el "Ballet" Tyr i s y Eduardo, Tr ío Lydia , Tina F e r n á n , Edy Piol -dy, R a m ó n de Oteiza y May Ney.

E n resumen: una velada' entre­tenida y agradable, que val ió mu­chos aplausos para sus i n t é r p r e t e s y organizadores.

C.

Ochoft, Lo l i t a Mach ín

Ataque

Iwe et Iwe, la

v

236

PRICE: "ENTRE S E V I L L A Y T R I A N A

Con u n l i b r o d e ñ c i e n t e y una excelente par-t i tura , ee e s t r e n ó ayer en Price e l , s a í n e t e l í r i ­co en dos actos, "Entre Sevilla y Triana". Los autores del l ibre to son Luís F e r n á n d e z de Sevi­l la y Lu i s Tejedor, que buscaron los recursos del con s a b i d o andalucismo para fabricar trama y can­tables. L a eterna' historia del mar ino , que tiene un amor en cada puerto, pero que, a l f i n , l lega a uno de arribada def ini t iva; el ex­tranjero que "no chamu-Wa", y la n i ñ a bonita que conquista su c o r a z ó n ya paternal, e s t á n a la orden del argumento.

Otra cosa es la m ú s i c a de S o r o z á b a l , bastante re -miniscente, p e r o buenat bien concebida e i n s t r u - , „ , <iii_«„„ ¿»11» m e n t a d a , que a r r a n c ó L / " ' a p l a u s o s entusiastas, al An*onf10 f ! d l ° y-punto que casi todos ios, ™aeSt ro .Sorozaba i % n ú m e r o s se rep i t ie ron . En cuanto a los i n t é r ­pretes, An ton io Medio, él reputado b a r í t o n o , hizo alarde de sus facultades y con él logra­r o n e l b e n e p l á c i t o de los oyentes M a r í a T vosa Pello, Enr iqueta Serrano y M a r i Carmen Na­da l , 'así c<>mo Migue l Gómez y Francisco M a -roto .

"Entre Sevi l la y Tr iana" es obra pegadiza por su música1 agradable, biea instrumentada, que acrettlta l a jeal idad del maestro S o r s z á -

Q

soro

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n

E N E L T K \ T R 0 ? R I C E

«Entre Sevilla y Triana», de Sorozábal Difícil es hacer a lgon ue - ,

vo con c a r á c t e r de s a í n e t e y \ a base de costumbres y t ipos < genuinamente sevi l lanos. ¡Es ' t á t an espigado ese campo! | Pues a u n con esa d i f i cu l t ad i b á s i c a , los s e ñ o r e s Fernán« íez tíe Sevi l la y Tejedor han en centrado modo y « m i m b r e s » para p e r g e ñ a r un s a í n e t e son grac ia , plausibles muestras de fina o b s e r v a c i ó n y hasta su poqui to de a rgumen to no exento de i n t e r é s ; s in ser cosa mayor , el l i b r o de « E n t r e

\ ¿ r \ . , / -^ Enriqueta Serrano, M a r i a Teresa Pello y el maestro

S o r o z á b a l

Sevi l la y T r i a n a » cumple su finalidad y merece aplauso. Pero lo esencial en este caso era ta m ú s i c a , por ser la pr i* mera vez que un maestro del g é n e r o l í r i co e s p a ñ o l tan ca­l if icado como S o r o z á b a l abot-daba e! campo de lo me lód ioo -andalucis ta . Y a fe que no d e f r a u d ó a los cfue, como el que suscribe, piensan que es­te excelente oontpositor es hoy por hoy el mas capaci­tado para emprender la consi de rab l í ! proeza de dar nueva savia y juven i l pujanza a la ¡ Z a r z u e l a Nac iona l» , La p a r t í t u r a que ha const -u ido para esta su l i l t íma obra es dï ; i i a de los mayores encomios. Pa

mejor servir los temas, 8 « .

r o z á b a l l levó a l a masa or­questal un nuevo i m t r u m e ' i t o : l a gu i t a r r a , que presta c a r á c - ¡ ter a la obra en muchos mo­mentos, y aunque parezca ment i ra , « s u e n a » suficiente­mente para acentuar ios «mo» t ivos» esenciales y subrayar otros i d ó n e a m e n t e . Y es pre­cisamente en eso, eri lo or­questal, donde nosotros en­cont ramos las mayores exce­lencias de este Sa íne te l í r i co . S o r o z á b a l , maestro en esos e m p e ñ o s , esta vez se ha supe­rado a s i mismo, L a grac ia , el humor , ta: t é c n i c a , o r i g i n a l con que l a orquesta «dice» lo que tiene y debe decir en cada s i t u a c i ó n , resul tan de l i ­ciosos y cau t ivan la a t e n c i ó n . Claro que é s t e es un man ja r demasiado exquis i to para ser saboreado por el p ú b l i c o en

í general; pero para é s t e , para la masa musicalmente ignara , queda lo t e m á t i c o , f ác i l , cla­ro, popular siempre, c ó m o la

i « c a n c i ó n m a r i n e r a » , como el i «dueto» en t iempo de fandan-

g u i l l o , como la « t rova» del ha-r i fono. co no las « t r i a n é r a s » . Una excelente p a r j i t u m , en Hn, que se a p l a u d i ó con en­tusiasmo y se a p l a u d i r à m á s y m é s cada vez que se vuelva a escuchar. Y c o m a a estos m é r i t o s hay que a ñ a d i r los de la labor de los i n t é r p r e t e s , todos bien en general , y m á s que bien Antonio Medio, En­riqueta Serrano, M a r í a Tere­sa Pello. Luis Cuenca y M i ­guel Gómez ; y como tos coros y cuerpo de bai le cumpien a la pe r fecc ión sus destinos, no es de e x t r a ñ a r que el é x i t o | en suma, alcanzase caracteres | de verdadero t r i u n f o y justi­fique tas esperanza? de que ' on Price se puede baca, u r a : estupenda t smp&rada de ' r i ! ca e s p a ñ o l a . ACORDE, i

M r

238

"ENTRE SEVILLA Y TRIANA" Saínete lírico de don Luis Femand®? de Sevilla y don Luif

Tejedor, música del maestro Sorozábal Dice el p r o g r a m a que l a a c c i ó n

ocur re en Sevi l la ; nos e x t r a ñ a c ó m o u n homtore cual el s e ñ o r F e r n á n d e z dg Sevil la no haya rec­t i f i cado pa ra hacer constar m u y claro que -la a c c i ó n sucede en U r i a ­na, que no es lo mismo, n i mucho menos. De t a l manera b ro t a y re­zuma el ambiente espi r i tua l t r i a -nero (esto de marca r diferencias entre la o r i l l a izquierda y l a de­recha del río es el mayor elogio a l a ve rdad de u n saihete y l a s u t i l p e r c e p c i ó n y concienzuda e x p r e s i ó n de unos saineteros) que in tenc io ­nadamente buscamos el l uga r de a c c i ó n , esperando encontrarnos con el nombre d é T r i a n á ; de t a l m a ­nera nos h a b í a penetrado el e s p í ­r i t u t r i ane ro que l lena la obra.

Que no es T r i a n a el mero n o m ­bre de u n ba r r io , sino una pobla­c i ó n con c a r á c t e r , modos y perso­na l idad propia, m a r c a d í s i m a ; e l acier to grande del saihete es c ó m o asoma fen él T r i a n a , m a r i n e r a , campesina y ceramista, con una espontaneidad que apunta en el t í ­t u l o y se mani f ies ta en los perso­najes, puramente t r ianeros , como el buzo jub i lado , l a gente del huer­to, y se hace presente en el habla, m á s len ta y reposada, pero con gracia , i n t e n c i ó n e ingenio ; i>or algo se dice por a l l á ,que

con l a sal que d e r r a m a n las t í i a n e r a s v i v e n las sevillanas semana y med ia ;

g rac i a que e s t á en la t e r r ib le "gua­sa" t r i ane ra , algo espantoso y de­moledor , que se percibe t an to en los autores como en los persona­jes : en l a deliciosa Micaela , u n p r i m o r en manos de E n r i q u e t a Se­r r ano , que sume en el r i d í c u l o a u n hombre sólo con l a manera, de nombra r lo . ¿"Verdad, J o s é M a r í a ?

Y todo esto sencil lamente, s in i n s i s t i r en los efectos, con sut i le­za, como escrito a vuela p luma , a t r a v é s de efectos, de situaciones, de notas de c a r á c t e r , de ve rdad ponderada y precisa.

E l maestro S o r o z á b a l t e n í a ga­nas de hacer u n s a í n e t e andaluz; a c e r t ó a pedir lo a quien lo p i d i ó , y de t a l manera se ha sentido ga­nado por l a verdad del ambiente , que t a m b i é n puede decirse que l a m ú s i c a es de l a o r i l l a derecha del

r i o ; lo declaran con t o d a ev idenc i í u n à s seguidil las que t i enen todo e color, el e s p í r i t u y l a f a c t u r a di las "seguidil las nuevas", que s' h a n de hacer populares en el Ro cío . Y esto es lo notable en esti p a r t i t u r a fáci l , e s p o n t á n e a , gracio sa y m e l ó d i c a , que l lega a l a en

Maestro Seimmo,

Sorozábal, Enriqueta Antonio Medio, Fer­

n á n d e z de Sev i l l a y Te jedor

t r a ñ a y a l e s p í r i t u de lo popula no p o r l a fác i l i m i t a c i ó n de rí mos y cadencias, sino por u n a h o i da c o m p r e n s i ó n que l l eva a l maef t r o S o r o z á b a l a crear lo popula a fuerza de a n á l i s i s y de h o n d u n con toda su f raganc ia y todo s c a r á c t e r , como en u n saludo a S« v i l l a , fuerte y apasionado; en 1 g r a c i a de una "habanera" mar ine ra , en u n d ú o recio y aipasionad y en todos los n ú m e r o s , l lenos d g r a c i a y de color, porque todos t ie nen ese algo su t i l que los hac l legar .

Hemos nombrado y a a E n r i q u e t a Serrano; tenemos que i n s i s t í en su gracia , en su t ravesura , ei su no ta jus ta de h u m o r y de sen t i do preciso de l a comic idad . M a r í a Teresa Pello, que c a n t ó de l i ciosameate y e x p r e s ó y d i jo , •com< A n t o n i o Medio, que f u é en grad< sumo cantante y actor ; M i g u e O ó m e z , creador de u n t ipo rqag n í f ico , y sohre este acier to b á s i c . l a e s p l é n d i d a labor de M a r i Ca! men Nada l , N a t i P i ñ e r o , Francis

' co Maro to , L u i s Cuenca, u n t a n t bar roco por exceso de facultades F e r n á n Blasko y todo el conjunte preciso y unido .

U n éx i to completo del l i b fo , re í do y celebrado; de la m ú s i c a , sen t i d a y comprendida, que se r e p i t i casi to ta lmente , y de una í n t e r p r e t a c i ó n apreciada, y ap laud ida entre entusiastas aplausos fuero l lamados a escena autores, m ú s i c e i n t é r p r e t e s .

239

P R E S E N T A C I O N D E " C A N T E R A D E A R T E ' E N PRICE

A y e r por l a tarde se p r e s e n t ó en Price l í c o m p a ñ í a j u v e n i l "Cantera de Ar te" , que es­t r e n ó la f an t a s í a l í r ica de Puehol y Moreno con m ú s i c a de Legaza " ¡Paso a Ja juventud! ' Con cuadros y estarapa-s de in sp i r ac ión p o p u h j y danzas ac r cb á t i c a s , equi­l ibristas sobre patines, ma-Jabaristas y f u n á m b u l o s , b r indan al p ú b l i c o las pr imicias de su trabar jo, m u y estimables f i g u ­ras,, como' la gen t i l í s ima maquietista "Marinette", el "cantaor" Luis i to Vargas •"Vlanolíta Gómez , Teresita ¿ á n c b e z , Conchita Rome­r o y otros muchos artis­tas,, p e q u e ñ o s en la edad, ipero de p r ó m e t e d o r a s es­peranzas. L a mús ica de Legs^a es alegre, inspira­da y garbosa; l a presen­tac ión , vistosa y l impia , "Marinette", L u i s i -y ' e l e spec t ácu lo , en ge- to Vargas y maes-ñ e r a l , acreedor a los aplau- tro Legaza sos con que fué recibido poy el púb l i co . "Cantera de arte" ha hecho pues, honor a su nombre y ha constituido u i éx i t o d igno de ser subrayado.

-

PRÍCE

¡Paso a la juventud! Fantasía lírica, libro de los señores Puckol y Moreno,

música del maestro Legaza Aunque no ha,y un l ibré , en el

•enfklo á'é una acc ión continua, han encontrsdo los autores, dentro de la Variedad del e spec t ácu lo , l a mane-r a de l igar algunos n ú m e r o s e i n ­troducir algunos apuntes, con lo que

Maestro Legaza, Conchita Ro­mero, Antonio García, Teresi­

ta Sánchez • 1 conjunto logra a veces cierto sen­t ido teatral, que se interrumpe, co-irio en los ' c lás icos e s p e c t á c u l o s de Variedades, para dar paso a mo-. «nentos circenses, como "Los ases Ce] p a t í n " y otros entretenimientos.

Sobreaalen en el numeroso con­jun to Teresita Sánchez , graciosa, f i n a e intencionada; l a orquestina *c "Los 15 chavales", Luis i to Var -

f as y un numeroso conjunto muy i sc ipünado . E l maestro Legaza ha

kecho una. mús i ca sencilla, inspira-é a y melódica, y todos los elemen­tos del •espéctáculo fueron aplaudi­dos.

J. D E L A O.

3

240

L i P R I C E

"A merican-Show" Espectáculo dirigido por

Gustavo Rey E l e spec tácu lo puede definirse co­

mo una exhibición de ri tmos mo­dernos a t r a v é s de diferentes es­tilos y modalida­des, desde el t ipo negroide hasta el m á s esti 1 i z a d o dentro de !a mo-de rn idád .

Destacan as í los hermanos B á r r e ­te con sus cancio­nes de tipo afro-cubano, q u e se impusieron de ma­nera radical y de­finitiva y provo­caron tempesta­des de aplausos; t a m b i é n g u s t ó ple­namente l a . ve. dette" de c o l o r Oiga Ribero con un estilo muy per­sonal.

Figuraban en el programa las ar­tistas de la «|v jue s t a femenina Mignon.

Todos los n ú ­meros f u e r o n aplaudidos largamente.

J. Dlü L A C

Olga Ribero, MiRium y Key

..........»..».<»>•»•»»»»'•

CIRCO P R I C E

" E M B R U J O A N T I L L A N O ?5

U n escogido cuerpa de baile, con primeras fig?uras afrocubanas, fo r . man trn todo a r t í s t i co y armonioso en este espec tácu lo de ar te cufea-no, donde' el vestuario, l a variedad

Esther Zulema, O s c a r López, Margarita Díaz, Mayra y Gar­

litos Pons y el tmen gusto es l a nota sobre­saliente. "¡Embrujo an t i l l a i ío" es una suces ión dé estampas exó t i cas , bien presentadas, que s i rven de pretexto

para que el elenco habanero nos muestre todo es© sabor m o r r í t m i c o y cadencioso de los danzones y gua­rachas, en una l imp ia y correcta perfección del í i t m o y de l a danza. H a y n ú m e r o s como el de " L a danza de la muerte", basado en l a leyenda de las tribus Lucumies, de fuerte y expresivo colorido, en con t rapos ic ión con l a estampa cómica t i tu lada "Es­cena familiar", de f ina gracia y r ico contenido en sus matices. Todo ello sazonado con el gusto a r t í s t i co de Mayra , Margar i t a Díaz , Esther Zu­lema y Mar i a Paz Montenegro; el cantor Oscar López , el gran Israel y, sobre todo, el actor y , caricato Carlitos Pous, de excepcional conte, nido cómico, J o s é E. Urfe, con sus "baracoas cubans boys", llevó a car­go l a parte musical del e spec tácu lo . Todos los n ú m e r o s fueron repetidos y las ovaciones no cesaron durante toda l a velada. C O B E I X A

241

l'resentación de compañía en Proyecciones

E n e l r e f o r m a d o escenario de l Proveccio. ím 0 e 86 c u l t i v a r á este verano l a ope-

re ta , se e f e c t u à anoche l a p r e s e n t a c i ó n de u n a c o m p a ñ í a ae comedias l í r i c a s , encabe­zada p o r l a "vede t t e" a r g e n t i n a M a r i c a r m e n y el g a l á n c a n t a n t e Ca r 1 o s Casarav i l l a , y

'ti l a que figuran v a -.ÜSOS elementos, como

A u r e l i a Ba l l e s ta , e l t e ­n o r c ó m i c o A l m e n a r a , de grandes recursos y grac ia personal , y e l p r i m e r ac to r G r a n j a , d i r i g idos p o r L o m b a r -dero y los maest ros concer tadores G a r c í a Maricarmen y Car-Cano y M u ñ o a . L a p r e - los Casaravilla s e n t a c i ó n f u é c o n "Peppina" , l a opere ta de l maes t ro Stolz , y t uvo caracteres de estreno, t o d a vez que de l a o b r a h a n hecho Lozano y A r r o y o u n a acer tada a d a p t a c i ó n , « d a n d o m a y o r i n t e r é s y u n i d a d a l a t r a m a e i n t r o d u c i e n d o dos

í i u é v o s y modernos cuadros que a v a l o r a n e l l i b r o y s i rven p a r a l a r r e l i é v e a l a p a r t i t u r a , que t u v o en M a r i c a r m e n u n a insuperable i n ­t é r p r e t e , a l a que d i ó b r i l l a n t e r é p l i c a Car los Casaba v i l l a , t a n b u e n c a n t a n t e como ac to r . Ambos r e p i t i e r o n n ú m e r o s y escucharon e n ­cendidas ovaciones, e x t e n d i é n d o s e los a p l a u ­sos a los res tantes i n t é r p r e t e s de l a obra , a l cuerpo c o r e o g r á f i c o y a l a buena p resen ta ­c i ó n de l a opereta .

A l f i n a l , y requer idos p o r las ovaciones del p ú b l i c o , los adaptadores y los i n t é r p r e ­tes de l a opere ta s a l u d a r o n repe t idas veces

;sde e l pa lco e s c é n i c o . — J . C. V .

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243

i lAnoche sfe estreno en el Reina Victoria la comedia de Miguel de la Cuesta y Juan Ignacio Luica de Tena D o s mujeres a las •nieve. Obtuvo un cla­ro y rotundo éxito. E l público siguió con gran interés el curso de l a acción, rió con las fra­ses de intención iróni­ca e in terrumpió varias vjeoes el curso de la re­presentación con aplau­sos dedicados a, Anto­nio Vico, Carmen Car­bonell y Antonia Más, ?h frases y mutis. A l •'inal de los actos el te-ón se • alzó reiterada-nente, entrie enoendi-las ovaciones, mientras .alia a saludar Juan

'[gnatio Loica de Tena, que tuvo al término de ia jornada final conmo- , vidas palabras de re- I cuerdo, para su inolvi­dable, amigo y colabo-ir a d o r Miguel- de la Cuesta, al que _ dedicó los aplausos. recibidos.

La interpretación de lDos mujeres a las nue­ve fué al mismo tiempo un primor,' una delicia y una magistral, lección en çl arte de hacer co­medias. CanrJen Carbo­nell dió a su personaje le moc ión humanísima, Ca]l .men Cari,oneU, ardor enamorado, en- An ton io Vico, A n t o -tefeza y br ío magnífi- ñ l t a Mas y Juan I g -cos; Antonia Más con- EECÍO Luca de Tena siguió el mayor tr iun-Ifo de sn juvenil carrera artística interpre-jtandc el tipo de una extranjera, sin otro terror que el' de injertar a veces cierto to­nillo francés en el acento americano, pero poniendo tal estudio y exquisita Vibración ten sus réplicas que ganó desde el primer instante al auditorio. Antonio Vico logró tel difícil prodigio de superar sus anterio-Tes actuaciones. Su labor en gesto y en ac­ti tud, en detalle y en matiz, en el tono y •en el ademán, constituyó un verdadero cur-•so de buen arte interpretativo. "No se pue-tte hacer mejor", es la frase que califica ^exactamente su trabajo. María Luisa Arias, Celia Foster, Carmen Vi l l a , Antonio Puga •—extraordinario galán joven—y el admira­r e y naturalísimo Julio Sanjuan,_ colabora­ron con la mayor eficacia en el triunfo.

H a explicado Juan Ignacio Luca de Tena, en su a u t o c r í t i c a , c ó m o en la comedia estre­nada anoche h a b í a n puesto aquel fino, inquieto, i n r e n i o s ó esp í r i tu que fué Migue l de la Cuesta y él las mayores ilusiones de su v ida de auto­res. Y en realidad e l t r i u n f o e scén ico ha ve­n ido a confirmarlas. Cuando ciertos c o m e d i ò ­graf os quieren buscar disculpas para la ende­blez de sus obras, e x c u s á n d o s e o e s c u d á n d o s e en que "nuestro p ú b l i c o no es tá preparado para la finura del matiz", i ncu r ren en un ma­nifiesto sofisma. "Dos mujeres a las nueve"

es la mejor d e m o s t r a c i ó n de q;ue los espec­tadores actuales e s t án suficientemente capaci­tados para entenderi y és tómar las buenas ca l i ­dades teatrales. Sin una conces ión a la g a l e r í a , sin i n c u r r i r en la gracia burda o chabacana, sin efectismos fáci les n i lat igui l los de re lum­b r ó n , los autores han conseguido en el tema, en el asunto, en el desarrollo y en el d iá logo Ce su comedia, desde el planteamineto al des­enlace, el éx i t o que m á s p o d í a enorgullecerles: interesar, d ive r t i r , conmover al audi tor io , man-t é n i e n d o en todo instante la impecable l í n e a l i t e ra r ia y escénica .

"Dos mujeres a las nueve" plantea un pro-Mema de eternas r a í c e s psicolñírí»»»- - • E l viejo " t r i á n g u l o " t!e las farsas de enredo, de Ics v ç d e v i l e s o de los dramoap-j se trans­forma a q u í en un .dae io , en un i ' t ig ió , OH un pleito, de í n d o l e espiritual.; No ea .sólo la pa­s ión la que cuenta, pesa y', vuela en e¡ í r a n s -curso de la ti;ama; es (á íñü lén y, Eobre íadri, la duda í n t i m a , la congoja profimcía qtie a íor* menta e! alma del . p r o í a g e n i s í a cuando el azar le plantea la difícil e lecc ión entre dos muje­res que hablan no sólo a sus sentidos, SITO t a m b i é n a su ansia de c a r i ñ o . Cada una de esas mujeres encierra, representa y simbo­liza un mundo ' de encontradas s u g e s í i o n é s . ¿ P o r cuá l de ellas se d e c i d i r à ? Optar por una equivale a d e s d e ñ a r a- la otra: Mas he sejuí :que, lejos d;e dejarse l l eva r por la fuerza del ego í smo superficial o de la realida-d aparente, el personaje quiere buscar en su conciencia las r a í c e s , del amor a u t é n t i c o , y n i por un instante pierde la noc ión dé que el t rh in fo de cualquiera de los dos ideales supone el dolcreso fracaso del o t r ó . "Yo sé que ai actuar en un sentido o en otro e n g e n d r a r í a el dolor que n i quiero n i deseo, pero cUe se me ira-pone como una fatalidad inexorable.. ." He a q u í 16 que, en s ín t e s i s , pedr ía . resumirse como el pensamiento central del profesor enamorado protagonista dé la obra. Y hacia segundos an­tes de caer el t e lón en el tercer acto el con­flicto se mantiene, e n c E d e n a n é o as í la aten­ción del espectador, que sigue como cosa nropia el curso de la angustia que enturbia los sen-t imientcs del personaje central .

No se orea por lo antedicho que "Dos muje­res a las nueve" es u n pieza donde el estudio de los caracteres y l a p r e o c u p a c i ó n por dotar de una " l i t i s " interesante a la f á b u l a pese m á s que el cuidado del ambiente y la i n t e n c i ó n costumbrista. Precisamente lo que m á s nos agrada de la comedia es la p o n d e r a c i ó n y el equ i l ib r io con que han sabido mantenerse en

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ella todos esos requisitos qne redot ï f lean una buena obra dei teatro. Hay, efectivamente, ac­c ión cuidada, efecto noble y bien buscado—bue­na prueba es que se aplauCieron no sólo mut is , sino t a m b i é : situaciones y frasea—, tipos que piensan, sienten y s e expresan con perfecta a d e c u a c i ó n a sus temperamentos—la prudente

i m o n t a ñ e s a " D o ñ a Consuelo", l a impetuosa j "Ma^da", l a tenaz y perseverante "Fernanda", j el alegre y s i m p á t i c o "Ambrosio" , que saba I hacer compatible l a dignidad con cierto des'

garro popular, o el inefable "Don Gaspar", I semejante a muchos s e ñ o r e s "pasados de mo­

da" que t o d a v í a c i rculan por el mundo—, Y hay, sobre todo, en "Dos mujeres a las nueve", e x c é l e n t e c o n s t r u c c i ó n teatral , movimien to de personajes b ien calibrado y medido, y Un d i á ­logo l i m p i o y correcto/ que cuando conviene sabe adornarse con las galas de la i ron í a , dé l humor s a r c á s t i c o y de la frase intencionada

"y de la bur la de buen tono. Por todo ello, la obra estrenada anoche en el

Reina Vic to r i a es espejo y paradigma de l "gé­nero comedia"—coa tesis, eai-aetercs y Wstürftf bres—; g é n e r o del mejor abolengo españo l , al que so sabe remozar ;con hondura psicològica y con buenos y valerosos ardides diáleoSico.' - c o m o el que resuelve el difícil desenlace ñ< "Dos mujeres" a las nueve"-—. Estrenos de est c a r á c t e r no constituye una tarea penosa, s in un 'g ra to solaz para los cronistas de tea Iros.-ATír-do M A R Q Ü E R I E .

R E I N A VICTORIA

" D O S MUJERES A LAS N U E V E " COMEDIA DE DON MIGUEL DE LA CUESTA Y DON

JUAN IGNACIO LUCA DE TENA Etetudian acertada y primorosa-

mente los autores, m á s que un asunto, un proceso más frecuente de lo que se cree, porque de ordi-' nario, y cuando se resuelve en la fonma que se resuelve en esta co­media, queda sepultado en lo m á s ínt imo de la conciencia del que lo v iv ió .

E s l a lucha de un amor v de una pasión stíibita y deslumbradora, y el campo de lucha es el espíritu de un profesor de Fi losof ía y Letras, sabio investigador en plena fama, que cuando piensa y siente de acuerdo con sus antecedentes, con sus aficiones de investigador, con l a lógica marcha de su vida, se deja llevar por l a muchacha sencilla, colaboradora y admiradora suya, ©n l a que ve la compañera segura, l a mujer de hogar, la madre de sus hijos, el descanso y l a paz.

Y una alumna yanqui de un cur­so de verano, impetuosa, alegre, libre, entra en su vida como un meteoro deslumbrante; es lo nuevo, lo extraño, lo contrario a su modo de ser; le acusan su atracción ha­cia ella unos celos verdaderos, lue­go el eco del amor de ella, que es también un nuevo deslumbramiento

por el orgullo en él, que se cree p i ­sado, adocenado y nada "snob" m deportivo, de haber despertado U9 amor, y este deslumbramiento, qu« es también satisfacción Intima, lo arrastra. Todos estos matices está.» sutil y perfectamente indicados no sólo en el, sino en las actitudes, en el cambio físico, hasta en silencios marcacfto con verdadero y ;hondo sentido teatral.

Y l a lucha surge llena d e emo­ción y de i n t e r é s la novia de siem­pre, sencilla y modesta, defiende »u amor a fuerza de amor; l a novia nueva alimenta el «uyo a fuerza, am pasión; el amor sencillo es en ta, alma del profesor como un remor­dimiento, y sabida es l a retwscióa. que nos vuelve duro y hostil con quien es causa de un torcedor do conoiencia.

Y cuando el profesor se ve pe­rentoriamente emplazado por lo» dos amores, toma la resolución ins­tintiva y pasiva, lógica en un tem­peramento que tiene algo de aïnul-co, de Inhibirse de su propio proW»-ma, de entregarse a una borrache­r a que él piensa que templará, sus nervios y le dará energía, y que no es otra cosa que la manera de vol­ver a sus sueños plácidos y tran­quilos.

O

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A. mas aei inieres uei aaiuiu», na.jr conseguido con gracia y Éuerza tea­t r a l un i n t e r é s constant* de diálo­go, no sólo porque es ingenioso* var io y ocurrente, sino por la r a z ó n m á s honda y m á s eficaz, de que has­t a l a frase m á s insignificante ea l a

i p royecc ión ps icológica y hasta . f is ic* ' de un tipo. Es ta verdad, que llena,

toda l a comedia, es l a verdad de un

!ambiente tan convincente que se respira, que l lena l a escena, que en­vuelve hasta a l mismo esipectador.

Pocas veces se da en una oom«-

Antonio Vico, Carmen Carbo­nell, María Luisa Arlas, Antofti-ta Mas y Juan Ignacio Laca de

Tena

dia una va lo rac ión y una grada­ción de personajes tan jus ta y a l mismo tiempo tan amplia, y por eso pocas veces se llega a un tono ge­nera l t an certero y t an sentido.

L a in t e rp re t ac ión , siempre exce­l en t í s ima en esta comipañía, a c u s ó ese tono y lo realzó y lo dió valor hasta acusarlo como elemento es­cénico.

Es un t r iunfo de gran actr iz «i de Carmen Carbonell el matear una personalidad recia en un t ipo t ran­quilo y sereno. Antofti ta Mas fué J* p l a s m a c i ó n del tipo desenvuelto, au­daz, apasionado y razonable a l mis­mo tiempo de la estudiante yanqui , y cons iguió en su primera escena! un aplauso entusiasta.

Antonio Vico se mos t ró genial ; baste decir que en dos o tres oca. alones fué aiplaudldo por un solo gesto. Antonio Puga, magní f ico de soltura, de verdad y de gracia.

Todos m u y bien, en un acorde ún i ­co de acierto sostenido.

Se aplaudieron momentos, frases, gestos en un éxi to creciente. Juan Ignacio Luca de Tena dedicó los aplausos a l a memoria de su cola­borador, Miguel de l a Cuesta.

Jorge D E L A C U E V A

Anoche se estrenó en el Reina Victoria la comedia andaluza de Francisco Serrano A n -•g\iíta, L u ñ a de h ié l . Sirvió esta obra para'

la presenjiación- dé la: compañía de José Al fa -yate y Rafaela Rodrí-quéz, qué hicieron sen­das y admirables crea­ciones en los dos pape­les principales y que arrancaron' risas''cons­tantes del auditorio. Ra­faela Rodríguez - f u é prémiada, en un mutis con una gran ovación. E l público siguió el cur­so dé la representación con notorias muestras de hilaridad, y al final de cada acto ¿ributó in­condicionales aplausos

•al autor, que salió a sa­ludar al término de .cada

J o s é Al faya te y Fran-jornada^ en umón de cisco Serrano A n g u i t a las ya citadas primeras

, • figuras de la compañía y dé los restantes actores y ac t r i ce sCon­chita Cortijo, Auror i t à Alfayate, Luisa Je-ï éz y los señores Alonso, Navarro, L·lopis, íMontijano y Gabirondo, que trabajaron mu­cho y bien.

Antes de entrar en el aná l i s i s de l a come­d i a "Luna de h i é l " , quede constancia de nues­t r a respietuosa pero ené rg i ca protesta contra l a deficiente y lamentable escenograf ía con que nos fué mostrado el p r imer acto de d i ­cha obra. Es inaceptable que en un teatro de l a ca tegor í a y rango del Reina Vic tor ia y por una c o m p a ñ í a de p r i m e r orden, como es l a yue al l í se ha presentado, se use una decora­c i ó n arrugada y cochambrosa, con macet&s pintadas en la pared y con azulejos ma l cu- ' biertos por los blancos) brochazos. Creemos que el hecho de someterse al ju ic io del p ú ­bl ico y de la c r í t i ca en u n escenario de l a ca­p i t a l dé la n a c i ó n presupone upa m í n i m a ex i ­gencia de dignidad escenográ f i ca que ayer b r i ­l ló p o r su ausencia en el tablado del Reina Vic tor ia . •

Bicho esto, pasemos a considerar el tema de la comedia de Serrano Angui ta y los me­dies o recursos l i terar ios de que el autor s é va l i ó para' desarrollarlo. E l personaje p r inc i ­pa l , M i g u e l M á r q u e z , a quien alguna vez se l l a ­ma por su nombre y apellido en el curso de l a r e p r e s e n t a c i ó n (con cr i te r io , a nuestro h u m i l ­de entender, equivocado, de. que esto consti­tuye un signo de—naturalidad en el d iá logo, cuando lo cierto es que en la realidad local

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o iGcalista j a m á s sucede así), se casa con,una dama de muy malos modales, que hace poco menos «ue imposible su vida matrimonial. Esta dama tiene una sobrina, a quien un no-¡lo de pocos escrúpulos invita a subir en un

l automóvil de servicio público de los que se conocen ;Çon la sintética designación de "ta­xis". L a nefasta y malévo la intención tiene penosas y. dramáticas consecuencias. L a fami­l ia de l a señori ta invitada a dar un paseo en "taxis" se alarma, y con razón. Detrás de la excurs ión eii coche estaba la meta—inevitable ya en el asunto de ciertas comedias—de la venta con reservado y de la artera celada preparada por un conquistador profesional. Pero Miguel Márquez—el picaro que de pronto se siente digno con un billete de mil pesetas en la mano—interviene oportunamente, y, al final, todo se arregla.

L a trama de la fsrsa, según queda apunta­

do, carece de ía menor cónsistencia. E s , más que sencilla: o trivial, ingenua y candorosa. Y otro tanto cabe decir de los caracteres de los personajes—buenas o malóá ," débiles o enér­gicos, s e g ú n el capricho del .autor y no de acuerdo con sus humanas y normales reac-

Sólo en l á í igura de "Engracia", Ift jovencifa enamorada, que encarnó, con muy buen estilo, Aurora Alfayate, se halla una l í ­nea continuada y lógica de 'consecuencia. E n los restantes tipos no puede encontrarse el menor adarme de persistencia psicológica. A c ­túan y reaccionan de un modo totalmente ar­bitrario y convencional.

No hay, pues, en la comedia "Luna de hiél" ni'vigor en el argumento ni humanidad en .los personajes. Queda sólo una habilidad innega.-ble en la presentación de las situaciones y en las riñas, enfados y peleas de los protagonistas o en las tensiones, cómicas o ridiculas, a las que el autor les somete, unas veces con insul­t i s y otras con frases, apartes o monólogos déí doble sentido, que son los que arrancan las car­cajadas de los espectadores.

Serrano Anguita, hábi l comediógrafo que tie-qe bien acreditada su pericia en el arte de in­teresar, divertir y, en ocasiones, conmover al público, se ha dejado llevar en "Luna de hié l" por los más fáciles impulsos: los del efectismo seudocostumbrista. Pero ni en su obra se pue-<ïe encontrar ía auténtica, delicada y sutil gra­cia de Andalucía, ni la observación y transcrip­ción de tipos y ambiente añade nada al acervo .t.eatral—tan trillado, por otra parte—^ue en este aspecto enriquezca nuestro teatro contem­poráneo. "Luna de hiél" es una farsa vulgar, Que hace reír, pero usando recursos de muy gastado y resobado empleo escénico.—Alfredo M A B Q U E R I E .

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4 i y X -,

•v

ESTRENO DE "EN E L C O R A Z O N , B A N D E ­RAS", E N E L R E I N A V I C T O R I A

U n nuevo e spec t ácu lo de Quintero, L e ó n y Quiroga se p r e s e n t ó anoche en el -Reina V i c ­to r i a , Se t i tu la "En. el co razón , banderas" y comprende originales, r á p i d o s y animados cua­dros de revista con a u t é n t i c a gracia popular,

s in e x c l u i r en ocasiones los m á s modernos r i tmos sincopados que se saben mezclar con buen sentido de m e l o d í a y d e humor a los compases de las composiciones andaluzas. E l l i b r o es l igero y gra­cioso. L a pa r t i t u r a de Q u i ­roga, t an inspirada como asequible, y con muchos n ú m e r o s de los que p r o n ­to se h a r á n populares. La p r e s e n t a c i ó n escén ica , la impecable d i r e c c i ó n de Manolo H e r n á n d e z , l a ac­tuac ión de los conjuntos

y ' la c o r e o g r a f í a de Monra—siempre en l inea de s u p e r a c i ó n — s e hicieron acreedores al m á s sincero elogio, .como la labor toda de los i n ­t é r p r e t e s . Los grandes protagonistas de I3 ve­lada fueron Carmen M o r e l l y Pepe Blando, tan incansables o<pmo buenos artistas, a los que el p ú b l i c o rec ib ió con resonantes ovaciones, que no cesaron en el transcurso de los cuadros.

Muchos n ú m e r o s fueron repetidos, los auto­res salieron a saludar y. con las pr imeras f i ­guras t r i un fa ron Manolo H e r n á n d e z , la exce­lente ba i la r ina P i la r de OrOj y el resto de l r e ­parto.—A. 1

Carmen M o r e l l , Pe­pe Blanco y M a ­

nuel H e r n á n d e z

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o

1 t a R E I N A V I C T O R I A

Carmen Morell y Pepe Blanco en "En el corazón,

banderas" N a d a fác i l es el g i ro que los se­

ñ o r e s Quin te ro , L e ó n y Qu i roga pretenden da r a su teat ro pa ra a tnor t iguar le del fo lk lo re andaluz q u ^ tantos é x i t o s les h a propor­cionado. M camino que i n i c i a n ahora con l a f a n t a s í a l í r i c a t i t u ­lada "ÍBn e l c o r a z ó n , banderas" se queda en u n loah le , in ten to algo dis tanciado de los fines propuestos. Tiene todas las c a r a c t e r í s t i c a s del g é n e r o arrevis tado, pero f a l t á n d o ­le pa ra esto el d inamismo de l a a c c i ó n , el ensamble de las estam­pas escenificadas, el t ipo ambiente que fluye a lo la rgo de esta clase de e s p e c t á c u l o s , todo ello -supedi­tado a las condiciones a r t í s t i c a s de sus pr incipales i n t é r p r e t e s : Car­men M o r e l l y Pepe Blanco.

Sobre unas reminiscencias í á u s -ticas, los autores proporc ionan al maest ro Qui roga m á l t i p í e s ocasio­nes pa ra que é s t e extienda su ins­p i r a c i ó n en m e l o d í a s del con t inen­te americano, danzones,' f o x y bu-guis, en cuyo fondo Tapareceh los ú l t i m o s compases del f o l k l o r e an­daluz, apar te de algunos cuadros — m u y pocos—dedicados a é s t e úl­t i m o .

E l in ten to es d igno de alaban­za, proporcionando u n todo agra­dable a l e s p e c t á c u l o , p r i nc ipa lmen­te por su d ivers idad de cuadros y por l a buena p r e s e n t a c i ó n de los mismos.

C a r m e n M o r e l l y Bep« B l a n c o sacan todo el m a y o r p a r t i d o posi­ble a sus despectivos cometidos y demuestran que diisponien d« con­diciones necesarias pa ra poder con­t i n u a r tpor el camino ahora em^-prendido.

E l p ú b l i c o a p r e c i ó en todo eu valor l a ca l idad a r t í s t i c a de l a en­t re tenida velada y p r e m i ó con grandes aplausos l a labor de esta s i m p á t i c a pareja, a s í como t a m ­bién ]a de todo el elenco,,al f rente -leí g r a n ac tor c ó m i c o Mano lo ,Her -l á n d e z , M i g u e l Aguado, A d e l a V i -lagrasa, l a b a i l a r i n a P i l a r de Oro a buena canzonetista M a r í a L u i s j j -alatea y el cuerpo de baile. A u orea e i n t é r p r e t e s rec ib ieron ca lu

bai.—jv.

R E I N A V I C T O R I A : "DOÑA VITAMINA» Que el públ ico carece rf« T« o ™

n u ^ t r a vieja t e o r í a ^ t í f l d c e a T S ^ t o

, " D o ñ a Vitamina", del Sr. Torrado, juguete có-' mico en plan de f renes í , obtuvo jubilosas a l ­

ga rab ías . Y eso que en la obra no fulgura la menor novedad, n i s i ­quiera dentro de su tra­zo abultado y suburba­no. E l "autor ha tocado equi y retocado a l l í ; ha ver t ido alusiones a la actualidad; ha pasado el p a ñ o por tal cual nido de t e l a r a ñ a s ; ha hume­decido lo rancio... En 6 u m a : ha aireado un tanto el viejo case rón dec rép i to . Nada m á s y nada meno». Por «i fue­ra poco, "Doña V i t a m i ­na" es un crispado af-Beoal d o convencionalis­mos. De arr iba abajo, de Guadalupe M . Sam* izquierda a derecha. No pedio y Luis P e ñ a decimos de, dentro afue­ra, porque estas experiencias só lo viven de f i ­g u r e r í a , de recursos corticales y mendaces, que desaparecen con el misterio del espejismo, sin dejar huellas. ;

Claro está que, dentro de lo sencillo—en lo vulgar y cotidiano—caben formalismos y ma-

-itices, no ya eistético-s, sino ét icos, ¿ Q u e el p ú ­bl ico r íe? Esto descubre, n ó ía trascendencia de l pretexto, sino la intrascendencia del j u ra ­do. Existen muchas maneras l íc i tas de susci­tar la risa, pero estas manera^, las licitas, ex i ­gen un m í n i m o de tacto, y, por de contado, de imag inac ión . De nada de esto contiene esta r a q u í t i c a y vetusta "Doña Vi tamina" .

L a i n t e r p r e t a c i ó n fué, en todo momento, ade­cuada. A l desafuero con el desafuero. Y es l á s ­t ima. Porque la s e ñ o r a Muñoz Sampedro, ,ei: se contuviera, si se frenara, p r o b a r í a mejor su indudable talento cómico. D e r r o c h ó sal de la buena- Gorda, pero de la Ijpena. M u y bien L u -chy Soto, Consuelo Company, Mar i t a Castel ló , 'Conchita Barden y...

E l día que el púb l ico recobre la memoria se Vendrán a t ierra, con estruendo, estos a r t i l u -gios que «e forjan, no como el re loj de sol, que i lumina sus horas m á s bellas, sino como la-caracola, que repi te el eco de pasadas tor­mentas.—PICK.

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REINA" V I C T O R I A

«DOÑA VITAMINA», DE TORRADO

Para Adolfo Torrado pare­ce que ios l í m i t e s de la farsa c ó m i c a no existen. Eso esr lo que p á r e s e desprenderse, en primer lugar, de su «Doña Vi lamina» , estrenada en el Reina Victoria.

L a òfaraj mejor que una far-

fiuadalupe M u ñ o z Sampe-droj Luclty Soto y Luis P e ñ a

•sa, es un disparate sin medi­da, en el que el autor se pro. pone un s ó l o objetivo: la car­cajada, y este objeti vo se con­s i g n é .

Un d e s g a s t a d » l ío de amo­res y famil ias sirvfe de pre­texto para la cadena infinita de los buenos y malos chistes.

«Doña Vi tamina» , s e g ú n di­cen, fué escrita e x p r e s a m è n t e para Guadalupe Muñoz Sam-pedro, que hizo su papel jus­tamente compenetrada coh lo que éste /tiene de disparate. E n segundo lugar, merece ser destacada la ac tuac ión de Pe-<lro Sempson. Y las de Con­suelo Campony, Luchy Soto y Lui s Pflña.

Cada vez que bajó el telón se cficiioharon muchos aplau-sos .—COBBAtAN.

-i—ÇT,'

R E I N A V I C T O R I A

E INFANTA I S A B E L

Dos estrenos de Torrado Aunque parezca que sufre l a rgo

eclipse la facundia^ p roduc to ra de A d o l f o Tor rado , no es m á s que en apar iencia y visto desde M a d r i d . E l entrega comedias a c o m p a ñ í a s que t r aba j an por p r ó v i n c i a s y que luego recalan en M a d r i d c o n ellas; gracias a l a coincidencia de dtos de estas c o m p a ñ í a s , se d a el caso de estrenarse en M a d r i d dos co­medias en l a m i s m a fecha. U n a de ellas es " D o ñ a V i t a m i n a " , que h a estrenado en el R e i n a V i c t o r i a Guadalupe M u ñ o z Sampedro, y es de l í n e a sencil la y t r ad i c iona l , den­t r o de las normas c l á s i c a s del j u ­guete c ó m i c o , aunque enfocado u n t an to a l a manera moderna , que consiste en seguir l a d i r e c c i ó n de l a m a y o r comicidad, aun a despe cho de l a verdad o de l a l ó g i c a con lo que se consigue u n efecte que se pud ie ra l l a m a r de l ínea quebrada; a s í , si se puede obtenei g rac i a de l a p r e s e n t a c i ó n de_u3^

personaje, se obtiene l a que s'è pueda, a u n a riesgo de que se ba­j a de él u n personaje de p r i m e r p lano y luego no pase de u n a mo­l e s t a i n t e r v e n c i ó n ; dar demasiada impor t anc ia a u n inc idente y se­gui r lo hasta en ?us ú l t i m a s d e r i vaciones, aunque luego nò se mues­t r e n las conseouencias o se aluda a ellas l igeramente y como de pa­sada. •

D e n t r o d é esta manera l a co­media, de arranque o r ig ina l , t ie­ne una g ran fac i l idad y frescura. Los incidentes se acumulan y se

, suceden en una comic idad ascen-i dente, que e s t á no sólo en la s i ­

t u a c i ó n y en la frase, sino hasta en Ja a c t i t u d personal de los ac­tores.

Guadalupe M u ñ o z Sampedro h i ­zo ei t ipo cen t ra l de esa manera p e r s o n a l í s i m a y pecul iar en ella, en u n acier to compar t ido c o n Con­suelo Company, m u y bien de t i po y de manera, con L u c h i Soto y M a r t a C a s t e l l ó .

J o s é Balaguer m o s t r ó su a u t é n -•tica escuela de g ran actor. Pedro Sempson se impuso por su g ra ­c ia y desparpajo en su p r i m e r a es­cena. L i n o P e ñ a , f ác i l y jus to , y F i d e l Diez, seguro y eficaz.

Puede decirse que l a obra fué coreada por la r i sa constante del p ú b l i c o y a m á s de eso ap laudida en los finales.

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tEINA VICTORIA — 2 — f * - yt

"Madam Veàdun' i.

Juguete cómico de don Adrián Ortega

H a siüo v íc t ima el j ¡ j^ígr^ Orteg de lo que pudíérvamo! cosis" d«l autor que una f igura famo-saT**!!* la comici­dad"; psicosis a la que hemos a lud i . do en varias oca- 1 siones y cuya pr i ­mera manifesta­ción es l a de tur­bar la serenidad , del autor, por muy alegado que es té a las luchas tea­trales.

E s t a psicosis tiene dos manifes. tacicies igualmen. le íí iv:!.ves; o se hace la comedia con poca gracia, confiando desme­suradamente en la gracia personal de la figura, o se acumulan elemen^ tos dg comicidad pensando en ¡ có- GuaG(alwpe M u -mo h a r á esto ! ñoe Sampedro,

E!l s eño r Ortega la ichy Soto, y ha caído en la for . Adr ián Ortega ma segunda, que. después de todo es !a m á s benigna, puesto que demuesti-a facundia, fa­cilidad y hasta garbo, aunque quede bastante lejos de la segura sereni­dad l a valiosa en arte.

E l autor se ha basado en la exa. gerac ión como elemento de comi­cidad, luego en la re i t e rac ión , des., puéis en la de suponer a todos ios personajes, si no tontos de capiro. tes, por lo menos bastante despis. tados, como se dice ahora.

Son demasiados maridos muertos los de l a hero ína , demasiadas borra­cheras las de los dos chóferes , de­masiados paseos del amarrado al s i ­llón, demasiada credulidad l a de un policía v de.ma^iaiia brama -andalu. za, y c la ío , todas e e t a í d e m a s í a s hacen que -las situaciones sean rei­teradas, y la re i t e rac ión en teatro siempre producel monoton ía y can­sancio, y sobre todo, d e s v i r t ú a los personajes y los desnaturaliza. Gua­dalupe Muñoz Sampedro, siempre graciosa, parec ía en trance de de­fenderse del aluvión de comicidad que le llegaba de todas partes en forma de fraseo, situaciones y ac­titudes. Luchy Soto hizo con una encantadora sencillez, aue estaba en ella, un tipo delicioso. Consuelo Company, muy afortunada en un personaje riva'l del de Guadalupe. J o s é Balaguer, seguro, como siem. pre. Luis P e ñ a y todo el conjunto, muy acorde y eficaz.

E l público, desorientado «Iguna vez, ap laud ió y r ió.

Jorge DE L A C U E V A

nwMOlfe se estrenó en el Reina Victoria el juguete, cómico de Luis García Sicilia L a se­ñ o r i t a Lup i t a . El público rió en gran escala durante el curso de la represemación, aplau dió una escena, donde los personajes juegan al -tren, y al final de cada acto prodigó sus ovaciones, mientras el telón se alzaba muchas veces y el autor salía a saludar en unión de los intérpretes.

Guadalupe M u ñ o z Sampedro extrajo a la figura de la protagonis­ta toda clase de efectos cómicos y prodigó sus infalibles recursos hila­rantes; Luchy Soto y Luis Peña colaboraron | con toda eficacia en el 1 empeño, lo mismo que Aíarita Castelló, Africa Picot, Consuelo de V i - ^ , , , , „ cent.; Luisa Melchor y S 3 ^ ^ . los señores Balaguer, c}iia Sempson Martínez Fe-

¡ rrer y.Diez. Las exageraciones y excesos de i gritos y ademanes, las muecas, saltos y ca-I rreras; el "hecho" de vestirse groteiscamente

p de ponerse k chaqueta del revés no son imputables a la compañía, que cumplió fiel­

mente las 'indicaciones del libro. En cambio, sí fué un error llamar "ganchillo" a una la­bor de punto de media, aunque dentro del. am-biente disparatado de la obra, el "lapsus" ca­rezca de importancia.

Realmente, después de consignar que el j u ­guete cómico "La s e ñ o r i t a L u p i t a " hizo reir mucho al públ ico , no le queda al revistero tea­t r a l casi nada m á s que a ñ a d i r . Cri t icar esta obra, juzgarla en sus errores o en sus aciertos supondr í a la rev i s ión de un g é n e r o cómico que, sin ingertos de novedad, c r e í a m o s ya desapa­recido para siempre. U n conflicto entre suegra y yerno, unos personajes que se fingen locos, conversaciones entre criados para rellenar la acción, y a l f ina l la boda inevi table y la sal­vac ión de la finca que se consideraba perdida para la economía famil iar , son elementos tan desgastados ya en los asuntos del teatro éó-mico, que su intento de r e s u r r e c c i ó n nos ha producido verdadero asombro. E l Sr. Sicilia hí conseguido galvanizar todo eso. Pero a l mar gen de la cons ide rac ión l i t e ra r i a y escénica como una broma y un pasatiempo. Y nada máj Alfredo M A R Q U E R I E .

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;EINA V I C T O R I A

"MARGA Y SUS MUCHACHO Comedia de don Manuel Soto Muñoz

Guadalupe M . Sampedro, Luchy Soto-y

T e i e m r

"La. aplaudida y mimada Guadalu­pe Ivtunoz Sampedro dió" a l a fiesta Se su homenaje el aliciente teatral

y sentimental de estrenar una co­media de su hijo, con lo que el inte­r é s y l a expecta­ción subieron de punto.

X, ciertamente, no quedaron de* fraudados; l a p r i -mera impre s i ó n fué l a de uaa co-media muy bien hablada, que lo de bien escrita suele no ser teatral , en diá logo v ivo y es. pontá, n e o, abun. danta en oeurren-cias, en el que los personajes se de-, f inan con fácil c lar idad.

L>a, comedia no d « í a de tener BU ps ico log ía : el t ipo central es «1 de una s e ñ o r a que, arrastrada por KÍI tonbellino d© l a vi*; da actual, no síe; da cuenta de sua, lafios, v ive de-fies­

t a en r e u n i ó n y se deja hacer la corte por unos cuan toa desaprens!-vos, qno «e aprovechan de su d i ­nero.

L a faci l idad que «1 autor U«ne para «1 d iá logo lo arrastra un poco, « a s t a «1 'punto de qu* en el segun­do acto, bien movido, por o t ra par-te, se v a u n poco d e t r á s de algunos incidentes m u y explicados y se abandona el tema centVal; es como uri. intermedio dentro de l a acc ión , hasta qae surge el amago de una enfermedad, que hace pensar -y re. capacitar a l a h e r o í n a y l a s i t ú a en su «dad. . .

M tesrcer acto vuelve a tener sen­tido profundo y cordial y una Ju­gosidad de sentimiento, templada por un oportuno dejo de Ironia, que da fuensa a l a obra.

No h ay que decir que fué repre. sentada con amor y con un cuidado extraordinario. Guadalupe dió hon. dura y humanidad a su personaje. I>uchy Soto c e n t r ó € l suyo en «na ingenua y delicada sencillez; Con. auelb Company, m u y jus ta en ur. t ipo de s e ñ o r a ; Balaguer hizo m u j sobriamente un o t o ñ a l enamorado; Luis P e ñ a , un desaprensivo ele-gante; Antonio M a r t í n e z Ferrer m u y gracioso, y dentro del-, cuadre general, m u y acertados, Carlos Ju rado, Pedro Sempson, Conchita Ba r dem y J o s é Galian,

L a obra gus tó , se ap l aud ió y hu bo llamadas a l f ina l de todos IOJ actos y ofrenda.»d« flores para h homenajeada.

Como f i n de fiesta se representi un cuadro de l a comedia d© do: Antonio Paso (hi jo) y K a m ó n ÍP« relió "Mariqui l la l a folklórica", u i ruadro abigarrado, fuerte de colo1 y en plena exage rac ión folklórica tjue h'.E-o r * i r y fué rnuv aplaudido

Jorge I > r T-A - K

cibió con "Valencia", del maestro Padil la . H a b l ó con honda, emoc ión Conchita Líeonardo, y el- maestro Guerrero, que a l cesar en su labor de empresario, dió las g r ao i á s a sus colaboradores, incluso los tramoyis­tas, y tuvo i palabras de g ra t i tud para l a c r í t i ca m a d r i l e ñ a , l a m á s jus ta y desinteresada- del mundo.

Como f in de fiesta actuaron Lo ­renzo S á n c h e z Cano, que i n t e r p r e t ó " E l canto a la espada" de "E l h u é s ­ped del Sevillano .

Pi lar Valle, , bailaora de1 gran es­t i lo , que, a c o m p a ñ a d a a la gu i t a r ra por Manolo Bonet, bailó unas mag . n í f i ca s . soleares; Josefina Canales, que c a n t ó un trozo de "Loa gavi la­nes" ; A n t ó n Navar ro en una roman , ssa d© la misma obra,

M a r ú j i t a B í a z , que can tó y bai ló graciosamente unas bu le r í a s . M t r ío Moreno, en un n ú m e r o andaluz y un son cubano; Zor i , Santos y Codeso, en un n ú m e r o musical de ' 'Pecata mundi", de Arnlehes y Gue­rrero, y t e r m i n ó el e spec tácu lo Conchita Leonardo, que con sus c o m p a ñ e r o s c a n t ó el n ú m e r o d é las restricciones de " E l oso y e l m a . d r o ñ o " . - ^

Todos los artistas fueron a p l a u d í , dos con entusiasmo.

J . D E L A C.

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¿ • 7 el e spec t ácu lo de Prada, S. Guerrero y

maestro A b a r r a , se p r e s e n t ó anoche en el Rei­na Vic tor ia" í a compañ ía de los "Chavalillcs de. España" . Los diversos cuadres m á s o menos folklóricos de que cons­ta la obra no a ñ a d e n n ingún rasgo or ig ina l al g é n e r o consabido, y re­piten en letra y en m ú ­sica jos tópico® de siem­pre. Pero al púb l i co que a s i s t i ó al estrena le ag radó mucho el espec­táculo , y lo hizo patente ocn ccotinuas ovaciones Angeli ta Font y Pe- , que obligaron a r e p e t í - pita Sevilla-clones insistente®. Con '•a precoz "maquietista" Angeli ta Font, llena de gracia, j le nervio y de s impa t í a , t r iunfaron les j ó v e n e s y excelentes bailarines Pepita Ortega

y Goyo Rayes, la cancionista Pepita Sevilla, l a pareja cómica Hermatios Zarzo, Ricardo Mos-catelli, Jui^n Alba , Ange l Bronce, Paquito Campos y el resto de la c o m p a ñ í a , bajo l a di-? rección escénica de J o s é Cabo y la musical da Diego Cor tés .—A. M . . '

Anoche se estrenó en el Reina v ICLUI i» la farsa en tres actos, de D. José de Lucio, titulada Vas a ser m i p e r d i c i ó n . Obtuvo un rotundo éxito de público. Los espectadores rieron muchas veces" en el curso de la repre­sentación y ' aplaudie­ron con calor al f i n de cada jornada, mien­tras el telón se alzaba insistentemente.

Josita H e r n á n der most ró -una vez más sus excelentes condi­ciones escénicas y dió al personaje a ella en­comendado las más efi- , caces expresiones de J o ^ t a JJ^rnan y malicia y picardía . Ma- José Orjas ría Luisa Mone ró en­carnó un t ipo cómico con excepcional gra­cejo, lo mismo que José Orjas y Miguel Gó-

: mez, para quienes no tienen secretos las ' creaciones "de figurón".

En el resto del reparto colaboraron b r i ­llantemente en el éxi to Esperanza Ort iz , Elena Granda, Ana M a r í a Notario, Charito Gallego y los Sres. Cores, Espinosa, Català , M a r t i Oruz, Mar t ínez , Nieto y F . Guzmán.

El autor de "Vas a ser mi perdición" ha tanertd'; y desgraciadamente, ninguna de las observaciones que pudiéramos hacer en tor-íio a la-farsa estrenada anoche encerraría -utilidad ninguna) porque la crítica se ejerct para ¿orientar sinceramente al público acer­ca de las novedades escénicas, pero también para señalar con buena voluntad a los auto­res sus errores o aciertos.

Conocida sobradamente la trayectoria del teatro cómico que en vida emprendió y des-errolló el Sr. Lucio, con innegables éxitos populares, baste decir que "V^s a, ser mi perdición" obedece a la misma línea de sus anteriores producciones: toques sainetescos, personajes grotescos, como el marido débil de carácter, la niña pavisosa o la criada palurda, situaciones muchas veces explota­das en los vodeviles y en las comedias de enredo con matrimonios supuestos y ocultos hijos naturales, riñas y peléas con insultos de grueso calibre y finales de actó explosivos, con ataques y otros accidentes... Con .tales elementos, un movimiento escénico suelto y ágil y una malicia festiva en el diálogo de la que el autor hizo siempre gala, se desarro­lla este juguete cómico—la calificación de farsa nos parece excesiva--que da en el blanco propuesto de divertir y distraer al pú­blico ingenuo, al margen de una verdadera consideración literaria de la que se halla de­liberadamente a! margen.--Alfredo MAR-QUEKIE.

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iINA VICTORIA

, "VAS A. SER MI PERDICION" 1ÜGUETE COMICO D E DON JOSE D E LUCIO dentro cl« la l iber tad y In. amp l i , d de tècnic», y d» procediTni*nto

,(© permite el género , esits juguete ene una. Bénciílejs <3e l í n e a s y d« ¡raurá de awncriui quo dentro de n estilo y un am'bientB moderno ecuerda, claro qu« lejanam«Mte, a

.a» e l á s k a s comudias de enredo, so­fera todo a la« que tienen por base l i j i i r a vesuras' d'e una mujer. K í t o recuerdo no sólo está, en el asunto, sino to varios incidentes, sobre to-

í

ló el fondo clásico ds que habla, moa' y a t r a v é s de una « r a c i a fina y honda de travesuras, de matices insinuantes, puso en toda- su •actua­ció una nota de d i g n í s i m a limpieza que acentuaba el i n t e r é s . Maria, L u i ­sa Moneró a c e r t é con el empaque de. s e ñ o r a dominante. Esperanza Or­tiz a c e n t u ó el contraste del suyo, y Chanto Gallego, eJ de muchacha t í m i d a c irresoluta.

Orjas, magnifico, con « s a su co. tnicidad tan certera y tan honda, que se impone sin esfuerzo apa. rente. ,

Miguel Gómez, que en sólo una. es. ««na dió toda la. .verdad de «u per­sonaje çon t a l fuerza q u e . y a toda su ac tuac ión ea como una conse. cuencia de ella. M u y bien Rafael Cores, Enrique Espinosa y todo el reparto, justo de medida y de tipos.

iJa comedia se oyó con i n t e r é s dentro de un constante regocijo y •se ap l aud ió calurosamente.

Jorire D E L A C U E V A

K« l ianza Ortiz, Josit» Hernán, Charito G a U e g ç , José Orja», María Luisa Moneré y Mjgrael

do en «1 que una muchacha pide u » auxil io, que se adivina fingido, a l hombre de que eatA enamorada; tan c l á s i j a es la e seen» , que se « c h a n de m e n ^ p o s versos alambicados y con, ceptuoBos, las capas y les cham­bergo» , «. pesar de que se hable de concursos de bancos y el personaje sea un contable, • Luego el jusuete toma un* tono mas «n consonancia cort el modo del teatro ac tua l ; pero algo queda de esa l í r ica de posibilidad que- no 8« perdia nunca a n t a ñ o , por m u y fle-s l b l « y o n d u l a n t » que 8« hiciera, y surge un tipo como el de Sol y e l . d« Hobustlaas, que tienen un fondo de «olera, un tanto atenuado p w las «xlg-fencia* del momento; y sigue el «onfl lcto pintado con l í s e a s netsa-y q u í aiólo s* embarulla un poco poV las precipitaciones del f ina l y por eiertfui concesiones, par* Hegsr « un desenlace fijado de antemano por el euitor. , L a obra d i t o ü r r e movida y g ra . ;io»a, conducida por un d i á l o g o f á . ni y . aobr* todo, interpretada a m a . •avilh. por unos artistas de m á x i m a ;a tegom.

D i r í a m o s que Josita H*rn».n cap.

O

o

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. • • •. -

T E R E I N A V I C T O

Sendero de luna" De don José C. Mérida y;

maestro Bernart Se hab la descartado considera­

blemente el andalucismo de pan­dere ta en l a moderna cofecepción de l g é n e r o f o l k l ó r i c o , pero , e l se­ñ o r M é r i d a , au to r de l l ib ro "Sen­dero de luna" , h a vuel to a r c t f o t r ae r lo a eus ant iguos moldes, con escenas y situaciones de senci l la ingenu idad : amores frustrados, se­ñ o r i t o de c iudad en busca del d i ­nero de la p r i m i t a del cor t i jo , etc., y con su p e q u e ñ o d r a m a r u r a l en ciernes para que no fal te nada de

T l a v ie ja é á t u e l a . L a f a n t a s í a l í r i c a se c i ñ e a unos cuantos n ú m e r o s de escasa elasticidad t ea t r a l , c i rcuns­c r i tos a l p e q u e ñ o ambien te con que h a n aido creados, l i a p a r t i t u ­r a de l maestro J o s é G. B e r n a r t t iene los al t ibajos propios que acu­san las situaciones que le b r i n d a el l i b r o . E n general ©s l i m p i a y m e l ó d i c a , con u n a fuer te tenden­cia a separarse del ambien te que le a s f í x i a , y con lo c u a l consigue j&úmeros ds bastante aceptable fac­t u r a . C a r m e n E s t r e l l a es u n a bue­n a ac t r i z y mejor cantante , con u n a g r ac i a personal y u n depura­do estilo, en cuanto se apa r t a t a m b i é n del ambiente- de falso an­dalucismo que l a rodea. È s m á s bien canzonetista de f i no conteni­do a r t í s t i c o , cuyas facul tades se dejan sen t i r en l a i n t e r p r e t a c i ó n de esta clase, do g é n e r o f o l k l ó r i c o . A Mercedi tas L l o f r í u le sucedo o t ro t an to . E s m á s b a i l a r i n a que "ba i l ao ra" de f lamenco, Fe rnando H e r n á n d e z , m u y l^ien en su papel de g a l á n c ó m i c o , y N a t i M a r t e l o , t i p l e c ó m i c a , u n t a n t o afectada, pero de reconocidas condiciones de excelente actriz; K a f a e l N i e t o , vo ­luntar ioso , y b i en Ra fae l Gallego, l / 6ón Lrallave, A n t o n i o V a r o y M a ­r í a A í v a r e z . É l cuerpo de bai le , u n poco desigual , y l a puesta en esce­na y el vestuar io , sencillos'. A u t o -rea e i n t é r p r e t e s r ec ib ie ron m u ­chas ovaciones a l f i n a l de cada acto.

C O R E I X A

o

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D,,.—El Circï io d* vo, iiAviié H' e e ó el acto s>- J.ÍC l acto i-sisl ron

Be -x i<

Anés rindió el domingo un ho-Ï la medalla de oro extraordina-

nte, quien aparece en la foto-m * personalidades. (Foto Sanz

alè*

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OBRAS ESTRENADAS EN VAIEN( 1950

. L a B l a n c a y l a negra= j ó s e Ma B e l t r a n = mus ica Asecion^ Ruzafa^ S Septbre 19^-9

^ L a Leyenda de l C a p i t á n Azul^San Juan= z a r a Sabatind.^ s e r r a n o 16 S e p í b r e

Carmela C a s t i l l o ^ o sor Ange l i ca= &arga l lo C e c i l i a A Manuia= A l c á z a r 19= Octubre

1 marido hay que s e g u r i l e = I n s a u s t i = M a l a t í i E s l a v a 20 Octubre

Los B a b i l o n i o s ^ j ó s e F Diez musica R o d i l l o R u z a f a 29 Octubre L a Rabosa = J o s é C a r b o n e l l ^ Tea tro Patronato

1 Novbre i s o l t e r a , n i c a s a d a , n i v i u d a - G-oicoechea

Cárdenas { A r g e n t ó n o s ) E s l a v a 3 Novbre Agua en l o s b o l s i l l o J a r r o s V a z a r i bungaro)

A l v a r o ; a i g è è s i a E s l a v a 11 Novbre E3ilalas^Jl..J. Oadeftao" Ou-tioerez Rc^rg^2-l~No-vbre^

— - -Sgl-a-va-—. Vall^ntfs a J a &*ev'¿'d b a r c i a S i c i L i a = Eduarclo

. i r j i i r r nrrrnrin ti Norbrn—' e i s despi tados en busca de l amor V V i l a Belda

30 Novbre E s l a v a Un c o r a z ó n a l a T i n a g r e t a = P G-alindo Serrano S - l 2

^1 Hombre de v a ^ a - S á n c h e z N e i r a - A l c á z a r 9-12 a tarde se l lama A u r e l i a J G eíidela Eduardo

Comin Colomer I 5 - 12 E s l a v a No rae s i r v e s p a r a nada= Roberto S l a v a n e s í , Argentin< Serrano 2 I - 12 meior amigo = L u c i o A l c á z a r 2 I - I 2 Senda i luinlnada= V i z c a i n o Casas B e a t r i z Madrid

3 1 - 12

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El Sábado de Gloria en provincias

BARCELONA Üelia Gámer se ha presen­

tado triunfalmente en «\ tea­tro Calderón de »a Ciudad Condal con la revieta «ta» sie­te llaves», de Adrién Ortega « Isi Fabra. E l éxito personiil de Celta fué inertarrabie.

En el Comedia, y con asi»-tencia de su autor, ias hues­tes titulare» del teatro intam tá Isabel de Madrid alcanza» ron un señalado triunfo con «Francisca Alegre y Oís», isa-bolita Garcés y «Tono», con el resto del elenco, fueron muy aplaudidos.

Pepe Blanco y Carmen Mo* rell, en el Poliorama, conquis­taron grande» ovacione» a través dei espectáculo de los señores Quintero,' León y Qui­roga «En el corazón, bande­ras». Ambo» artistas fueron e n tuslástioamente aclamados al final de la jornada.

En el teatro Borras ha triun-i fado igualmente Lili Murat» I con «El dinero no hace feüz»,

La gran actriz ha causado una gratisímaa impresión, y la orifica local la señala como una excelente ingenua y una actriz de gran talento.

En «l i Boroaiona, SArr-^rv Oavs hioíefon «i» presenta­

ción con la obra de Fernán* dez Sevilla y Tejedor «Eran tres; \ m gitano y un mar­qués...», que tamb'én «cmquis. tdf el beneplácito del público.

ZARAGOZA Mcn cjue Thibaut ha alcan­

zado en el teatro Principat de Zaragoza un éxito perso­nal de público y orit'ca con la revista de tos Paso y Mon-torio «¡Eres un soU».

En e] teatro Argensola se han presentado las huestes II-tular?s del teatro Fuenc3rra|,

\ La heroica de la jernada ha : sitio Ruth Molly, quieií con ¡ Manuel Alare* contribuyó al

éxito de «Los haigas^, da Te­jedor, Taramona y Moraieda.

VALENCIA La oompañia d¿ Joaquín

Gasa se ha presentado en el teatro Ruzafa, E l éx to del es­pectáculo ha sido rotundo.

Estrenos en Barcelona B A H O E I L O N A , 8. - -Según la t ra ­

d ic ión , en este S á b a d o de Glo r i a se ban renovado los carteles de loa teatros y ^pines de estreno, con p r e s e n t a c i ó n de convpamas, estre­ne» y reiposlcionea.

E n el C a l d é r ó n se ha presenta­do Celia G á m e a con la revis ta "Las siete llaves". .,

Eln la Comedia, la c o m p a ñ í a del i n f a n t a Isabel, de M a d r i d , que d i ­rige A r t u r o Serrano, y en la que f i g u r a como p r i m e r a ac t r iz I sabe» l i t a G a f c é s , h a puesto en e s c e n á "Franc isca Alegre y Ole", á TV-1 no, que ha asist ido ai la rapí -oen- ; t a c i ó n y r e c i b i ó el homenaje del púb l i co .

'En $\ Borra? , L i l i M u r a t t l ha re- i presentado la obra de Vaszar i " E l dinero no hace fel iz" , que ha con- i seguido una g r a t a acogida. , 4 I

Somoza y D a v ó , nn el Barcelona, i colmaroni los deseos de d i v e r s i ó n i de l a numerosa concurrencia , que i ap l aud ió1 constantemente, con l a : i n t e r p r e t a c i ó n de la comedia de Tejedor y F e r n á n d e z de Sevi l la " E r a n t r e i ; u n g i tano y u n mar ­q u é s " , mi i 'wVi iTf l r i t l

U n e l . Po l io rama , con u n Hena j rebosante, los populares artistftH i Carmen M o r e l l y Pepe Blanco en- r tus iasmaron a l púb l i co con su nye- ! vo e a p e e t á c u l o " E a el c o r a z ó n , banderas".

E n el Cóin ieo , se e s t r e n ó l a l'e» v i s t a " M a r q u e seis eifrae", de L o . sada y Pong.

®IJ el A r n á u se p r e s e n t ó una pe« vleta de B p n a v i a y el tnaieetro Mestres, t i t u l a d a "Las viudas d#Í eetraperlo", • en la que in terv ienen como pr imeras figuras A m p a r i t o Carvaja l , Salud R o d r í g u e z y A n ­gela Velasco.

E n el V i c t o r i a se s i g u i ó repre-1 sentando la mfema obra, "Es t a no­che no me acuesto", y en loe tea­tros Romea y Ta l la , dos compa­ñ í a s catalanas han repuesto obra* dié autores vernSGUleí ,

¡De los tKtrenoa c i n e m a t o g r á f i c o s d* hoy, han t r l u n í a d o p l enamenu , en primer lug-ar, la cmperpioduo-clón e s p a ñ o l a " P e q u e ñ e c e s " , que se ha representado en los locales Alexandra y A t l a n t a , y entusia*-m ó al púb l i co , por ¡a í x c e p c i o n a l i n t e r p r e t a c i ó n de A u r o r a P.uutlBta y la acertada diPecoiou de Juan de O r d u ñ a . D e s p u é s de " P e q u e ñ e c e s " , guetq^ la p e l í c u l a inglesa " E l teiv «er hombre": presentada por la empresa del T l v o l i ; "DanuBlo ro­j o " , entrenada en el Moatecar io , y "Los que v i v i m o s " , en el Fémlna y As tor ia , s iguieron r n i n t e r é s a. las dos anteriores. " E l Danub io ¡ o j o " es la mejor de la# presentar dae por iá Met ro en «ate S á b a d o de Glor ia .

Otra* peliculas cetreriadaa son "Vuelvs a mí", en el , Coliseo; "Odio « n t r e hepmanoe", en e l Ca» p l to l y M - t r ó p o l i ; "Fuego en 1» nieve", en W í n d s o r y el Cr is t ina , v "El or.ncine de los Zorros", en el Kurga l . — C I F R A .

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L a c o m p a ñ í a de Carlos G a r r i g a ha estre­nado en V a l l a d o l i d l a comedia de L u i s G . S i c i l i a y A r a n a " V a l i e n t e a l a fuerza .

Conformes . H a y que ser m u y bravo para l l evar a T a l í a , por esas provincias de D i o s , a hombros de las nuevas ta r i fas f e r r o v i a r i a s .

E n el P r i n c i p a l , de 'Alicante, ha "sïào es ' v trenada por l a c o m p a ñ í a que d i r i g e Cecil io de V alear cel, y en la que f i g u r a n A n a A d a -mus, Carmen de L u c i o y Ricardo H u r t a d o , la comedia de J o a q u í n Calvo Sotelo " L a casa del a s tu r iano" .

. L o s al icantinos van a conocer ahora lo que es s idra a u t é n t i c a . f V ,

las variedades.—jvi. ,,

E S T R E N O E N B A R C E L O N A D E "UNA NO­C H E E N M I A M I "

Barcelona 10. Por l a c o m p a ñ í a de L I U M u -r a t t i se ha estrenado en e l B o r r à s l a obra de "Tono" t i tu lada "Una noche en M i a m i " , caJifl-cada por el p rop io autor de func ión americana. Ha sido muy b ien recibida por el públ ico , que wniaudió a l ñ n a l de cada acto y enl varios pasa-

M a n a . Fernanda L a d r ó n de Guevara estre­n a r á en San S e b a s t i á n la comedia de Vassa-r y y A l v a r o de La ig les ia "Se prohibe v i v i r " <

N o es que se v i v a holgadamente, pero, ¡ l le­var las cosas hasta u n ext remo tan radical í

eficaz empresa, ^ „ ^,-^ . -r, ^

ESTRENO D E " E L C A M I N O DE L A V I D A " , D E P E M A N , E N CORDOBA

C ó r d o b a 29. .Eri e l teatro Góngora , y1 por l a compañ ía de Irene López Heredia, se ha efec­tuad,» el estreno r iguroso de la obra de J o s é M a n a P e m á n , "E l camino de la vida". Esta r e ­p r e s e n t a c i ó n ha revestido caracteres de g ran solemnidad.. E l é x i t o ha sido apo teós ico . E l te-Ion se l e v a n t ó innum'erabl.es. veces y el Sr. Pe­m á n sa l i ó a l palco escén ico para corresponder a los aplausos. P r o n u n c i ó unas palabras Agra­deciendo la acogida cordial . L a c o m p a ñ í a ,de Irene López Heredia ha hecho una i n t e r p r ^ t à -

. cion maravil losa de la obra.—Cifra

Estreno en España de una nueva obra de José María Pemán

\ Valladolid 22. E n e l teatro Lope de Vega, í a compañ ía de Irene López Heredia ha es­trenado por pr imera vez en E s p a ñ a l a obra de D . J o s é M a r í a P e m á n "Por ©1 camino de la vida", que a l canzó u n gran éx i to . E l p ú b l i c o a p l a u d i ó con entusiasmo el final de cada uno;

i „ „ tye^- ñ r f 0 — C i f r a - 1

E n e l . ro B r e t ó n , de L o g r o ñ o , l a 'com*¡ p a ñ í a d t Á i a r t í n e s S o r i a ha estrenado l a co* med ia de F é l i x 'Ros " L o s alegres compadres de l V i s o " . -

Se v s a l a l egua que Ros no t iene que to ­m a r 'el t r o l e b ú s a c ier tas horas , en aquells; sona, p a r a d i r ig i r se , a l cent ro de l a capital».

E n e l Romea , de B a r c e l o n a , ha s ido estre­nada l a comedia de F . S e r r a N o v o e s y '/» P u j o l s V i d a l " ¡ E x q u i s i t a M a r t a ! " .

E l d í a que estos au tores , en ves de " M a r . t a " t omen ca f é de v e r d a d , ya v e r á i í l o que.

' C R I S T O ,

O

263

o

264

L A N U E V A O B K A D E T O R R E S D E L A L A ­M O Y L U I S T E J E D O R

" ¡ A y , Fe l ipe de m i a l m a ! " es e l t í t u l o d é l a comed ia de T o r r e s de l A l a m o y L u i s T e ­j e d o r que h a n estrenado, c ò n l a c o m p a ñ í a de A l f a y a t e , e n B i l b a o y e n P a m p l o n a .

L a P rensa de ambas poblaciones ca l i f i ca de e x t r a o r d i n a r i o e l é x i t o de l a obra y e l d é l a i n t e r p r e t a c i ó n , pues A l f a y a t e y R a f a e l a R o d r í g u e z h i c i e r o n sendas creaciones de sus personajes.

n

- i —

I

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MAÑANA SE ESTRENAN LAS OBRAS SELECCIONADAS EN E L CONCURSO DE "AMIGOS DE LOS QUINTERO"

Autocríticas de "Las palabras en la arena", "Títeres con cabeza'' y "De seda"

. : Mañana , . por.Ja nocMé, se, .cjeiebra-rá en el teatro Español a l velada or­ganizada por la Asociación de Amigos •Hé" ios . Quintero para' dar, a conocer las oBras selfeccionadás'éñ su recien­te concurso: Las palabras en la are­na, $e D , Antonio' .Buerò Vàlléjo'·;, Tí­teres'con cabeza, dè D. Horacio Rodr í -§uez de Aragón, t' De seda; de D. Pa­

lo Torremocha. Los autores nos en­vían sus • respectivas autocr í t icas .

D E " L A S P A L A B R A S E N L A A R E N A " "Escribir "Las palabras en la -arena" era una

sn tac ión . Se trataba de tíigniflcar u n p r o b í e -na mat r impnia l , tocado en nuestro t iempo con i e m a s í a d á torpeza, 'y de in t roduci r en: l a fo r ­jada brevedad d é ' u n ' a c t o , c o n ^ s u ' a c c i ó n ne­cesariamente r á p i d a , el fondo y l a complej i -ad de una tragedia v e r d a d e r a . ¿ Una tragedia

;n la que las palabras de Jesús - ' - como lae u n día escuchadas por San Pedro o Judas—, no vulneran el l i b r e a rb i t r io de los personajes, que construye por si mismo el destino de cada •jual y la e n s e ñ a n z a que pueda depararnos.

A l Jurado de l a Asociación de Amigos de loé Quintero, que se leccionó mi obra, y a d o ñ a \ n i t a Martos y sus muchachos de l Conserva­torio, que con tanto acierto y c a r i ñ o la r ea l i ­zan, m i agradecimiento.—Antonio BUERO V A ­LLEJO."

D E " T I T E R E S CON C A B E Z A " "En nombre de los inmortales que en e l tea­

tro hemos sido, de Sófocles a Benavente, te describo, en mortal , estas l í n e a s de cr í t ica o autocr í t ica , ya que sonaos nosotros los que he­nos dado v ida a todoá esos famosos persona­jes que hoy salen a relucir en " T í t e r e s con cabeza"—con una sola cabeza o principio—. L a Dbra es admirable. Plantea alegremente u n ver-ladero problema y lo resuelve de forma o r i g i -l a l y muy teatral en el milagro. Por a ñ a d i -lura, nuestros famosos personajes e s t á n bien •istos, con amor. Puedes estar seguro del é x i -o. Adiós , hasta la inmortal idad. — LOPE DE ^EGA.

P.ara los amigos de mis que r id í s imos he rma» nos Quintero y para e l br i l lante cuadro de ac­tores, procedentes de nuestro Real Conservato­rio , que con tanto sentido como entusiasmo i n ­terpretan m i obra; bajo l a d i r e c c i ó n de D. Fe r ­nando J o s é ' d e La r r a , m i g ra t i tud^—Horado RODRIGtJEZ L E A R A G O N . "

D E " D E S E D A " "De s e d à ", tragicomedia en u n acto, , f u é

premiada por los Amigos de los Quintero, y , por su cons t rucc ión , s in movimiento escénico» constituye l a excepc ión en el acervo de m i pr-or ducc ión tea t ra l . , . • ;

No soy de los que creen en las obras e x c l u -sivamente de vanguardia. Sólo creo en laa obras buenas de todos los tiempos. (Suprema­cía de la palabra sobre l a acc ión : teatro; e ü -p r e m a c í a ide l a acc ión sobre la palabra: "cine"). , "De seda" es una tragicomedia en l a que sos personajes, inanimados durante el d ía , a l l l e ­gar la noche cobran v i d a in te lec tual 'y m í m i c a , c o m p o r t á n d o s e como seres humanos, con, .su cortejo de pasiones—amores,, odios, celos y v e n ­ganzas—; es decir, como unos verdaderos h o m ­brecitos. Espero que, admit ida l a f an ta s í a i n i ­c ia l de m i obra, é s t a interese al púb l ico .

Quiero dar las gracias p ú b l i c a m e n t e a l J u « rado que, a l elegir m i tragicomedia, hizo po ­sible un estreno, qUe a m i me p a r e c í a ya casi imposible; a s í como a la Junta di rect iva de l a Asociación, a l d i rec tor de "La F a r á n d u l a " , d o n Santos Moreno, que ha montado m i obra con el mayor esmero, y a quienes la in terpre tan con gran brillantez.—Pablo TOREMOCHA."

266

t V F A R A N D U L A

"Una viuda en la luna** Comedia de don Manuel y don

Félix Atalaya La. b e n e m é r i t a sociedad teatral ,

que lleva cuarenta y un a ñ o s t r a ­bajando entusiastamente por el tea­

tro, a l que ha da­do artistas, è n t u -siasmo y orienta­ciones, na funda, do el premio Fer­nando Fresno en recuerdo de su en-tusiasta'sooio fun-dador, que ha s i ­do extraordinaria­mente concurrido.

Ayer se hizo «n-\ trejfa del p r imer ' premio a l a s e ñ o ­

r a d o ñ a Isabsl Suá.rez de ü e z a ,

_> . - w tras unas elocuen* T__^y tes palabras da ^ ^ T ^ ^ l Fernando da L a ­

rra, por la obra "Grito en el mar", y se e s t r e n ó l a obra recomendada "Una viuda en l a luna". Con el pro­cedim l e n t o , no muy nuevo, de la influencia angé l i ­ca y demoniaca se

L i t a Verdejo con t ra ta con gracia Manuel y F é l i x y soltura el tema

Ata laya de la influencia masculina y l a su­

misión í e m e n ï n a en el matr imonio, I E l d iá logo es, suelto, abundante en

f raseá ing-enios?», y el t r iunfo del amor, a t r a v é s de movidos inciden­tes, resulta na tu ra l y humano. L i t a Verdejo, emocional y sentida. Be­nigno J u l i á n , Anton ia Galdo, Santos Moreno y Lu i s Garrote, Anos y gra­ciosos en sus papeles de Inspirado­res, y todo el reparto hicieron una labor cuidadisima,' que merec ió m u -

•/chos aplausos. Los autores fueron llamados a escena.

A Santos Moreno se le e n t r e g ó , jn t re ovacione*, un pergamino «a que se agradecen sus trabajos en pro de L a F a r á n d u l a .

Jorc« « E L A C U E V A

267

T . E , U .

"Ojos claros, serenos Poema dramático de don

Lopa Mateos E l Tea t ro Unive r s i t a r io E s p a ñ o l [

c e l e b r ó su velada en el I n f a n t a I B e a t r i z con este poema, en que el autor, c tm airoso y l i m p i o concep- ' to poé t i co , aborda el di f íc i l empe- i ñ o de hacer v i v i r eii l a escena a l ; rendido y galante poeta sevi l lano, : a u t o r de l famoso m a d r i g a l cuyo : p r i m e r verso da t í t u l o a l poema. '

Con m u c h a r a z ó n el au tor se entusiasma con el poeta, pero es­tos entusiasmos son peligrosos; no só lo se le ha dado el p r i m e r pa­pel, s ino que en él se cent ra l a t r a m a , se le ceden todos los mo­mentos y los versos b r i l l an t ss , con lo que se desampara el asunto, y la a c c i ó n , a t r a v é s de par lamentos , resulta apagada y f r í a , aunque ha*, y a t rozos de sonora ve r s i f i cac ión* y otros que no lo son t a n t o ; l a vas­t a t r a m a de l a conjura pa r a da r ' mue r t e a Carlos V no pasa del re­la to de algo que sucede fuera de

M . A d e l a Bucher, Carmen F e -rre ira , J o s é Manuel Mart ín , L o ­pe Mateo y Modesto Higueras

escena, ain que llegue a v i b r a r n i a interesar, a pesar de algunos momentos de i n s p i r a c i ó n y de otros m u y felices, en los que, a l glosar los versos dtel posta, se mues t r a el au to r bastante disTio dp pi

L a i n t e r p r e t a c i ó n tuvo para los i n t é r p r e t e s la d i f i c u l t a d del verse, verso dif íci l , en el que se pasa del romant i c i smo de Z o r r i l l a a l a m a n e r a expresiva de M a r q u i n a ; preocupados por la t a rea de apren­derse los versos m á s que de decla­marlos, hubo algunos errores y eauivocaciones. Destacaron Ade la Bucher , Ca rmen Per re i ra , Cecil ia Ferraz, J o s é M a n u e l M a r t í n , To ­m á s B a ñ o s y B e r n a r d o S. Toscano.

L a escena y l a d i r e c c i ó n acredi­t a n el buen estilo de Modesto H i ­gueras. L a obra se a p l a u d i ó , y el autor f u é l l amado a escena en los t res actos.

I ' : Jorge D E L A C U E V A

"La mandrágora E n el lindo teatro del Ins t i tu to de

Cultura I ta l iana se ha celebrado una i n t e r e s a n t í s i m a fiesta teatral , que consist ió en l a r e p r e s e n t a c i ó n de la famosa comedia de Maqu iayé lo "La m a n d r á g o r a " , sfegún l a t r a d u c ción de Cansinos AssénS, modelo acabado de teatro en su época, en el que hay atisbos Sorprendentes dfe manera y de t é c n i c a sobria, unida a un estudio magnifico de caracte­res y a una acc ión m á s sugerida que real, hecha de Un modo libre, de un elegante cinismo y dé una manera cruda y realista, que en su época no resultaba escandalosa, aunque ahora pugne duramente con nuestro modo de sentir y de en­juiciar .

M u y acertada la manera de re­solver las mudanzas de tiempo y de escena merced a un escenario Sin­t é t i c o , ' s i m p l e y de buen gusto.

L a r e p r e s e n t a c i ó n fué primorosa por parte de M a r y O'WisiedO, Ju­l ia Lorente, Carmina Moran, J o s é

ivó, justo de t ipo y de s i t u a c i ó n ; ;rnando F e r n á n Gómez, que dió a

au personaje un fino t inte de cari­catura; Manuel Alejandro, Cayeta­no Torregrosa y Adolfo L a p e ñ a , to­dos eñ un conjunto modelo de en-savo y de inteligente comprens ión . Angel Mar t ínez de l a Fuente hizo el prólogo de manera inimitable.

E l éxito fué justo y completo. E l profesor Mario Penna y Su dis t in­guida esposa agasajaron y atendie-ron al escogido auditorio con ele­gante amabilidad.

j . D E L A C.

268

ha Farándula inaugura su temporada

L a i n a u g u r ó b r i l l an te y gal lar ­damente con la obra benaventina " L a honradez de l a cer radura" , que, po r su sobriedad, su aparente sencillez y su e n e r g í a in te rna , es­t á l lena de dificultades, y a que to­do es mat iz , e x p r e s i ó n e intensi­dad hasta en la.s m á s p e q u e ñ a s frases.

Precisameinte estas dificultades

Anoche e s t r enó el Teatro E s p a ñ o l Univers i ­ta r io , bajo la acertada d i r ecc ión de Modesto Higueras y con unos deliciosos decorados de, J o s é Caballero, . realizados por Sancho Lobo, una a d a p t a c i ó n de l a admirable comedia de Tirso de Mol ina , "La v i l l ana de Vallecas". El poeta J o s é .Ga rc í a .Nieto ha sido e l autor do esta adap í^c ión , realizada con tanta inteligencia y sen-

hicpronA-esaltar más la labor me-

s ib i l idàd como escrupu- .|/. losó r e s p é t o / . - •; ' :

•Él verso de Tirso, tan justo y tan ceñ ido a l a acción én les pasajes na-

r i t í s i m s f de M a r í a Lu i sa de L a r r a , i r ra t ivos o. en e l desarro-aplccnsraa "y precisa de su tono; Uo de lá peripecia, coimo Tirso de Molma y P a ú l de Santos Moreno, siempre f lorido, madrigalesco" y J o s é G a r c í a Nieto eflcáz y d u e ñ o de l a s i t u a c i ó n ; de ga(ian0 cuando conviene A n t o n i a Galdo y de todo el con­jun to , unido y acoplado.

L a obra y los i n t é r p r e t e s fueron m u y aplaudidos. « « ^ p * .

J . de«Ia C .

al amoroso d iá logo , se suma en " L a vi l lana" a ese acabado estudio de los tipos, y, sobre ^

1 k. 11 todo, de la f igura de la protagonista, con: p e n d i ó y s ín tes i s de la complejidad del a lm femenina cuando pone en juego todas- sus ar tes y recursos para la consecucicti de un f in

E l púb l i co se s in t ió . ganado desde los p r i meros instantes por el i n t e r é s y por la graci;

;EL LUNES K ^ P R E S E N T A R A L A F A R A N D U - de Ia « b r a ' ^ glorioso m e r ó e d a r i o , y ajMaudii L A TRES OBRAS P R E M I A D A S en me<iio de l a r e p r e s e n t a c i ó n , comenzando po;

La Asoc iac ión d e » Amigos de los Quintero e l antológicO d iá logo de " D o ñ a Violante" , p r e m i ó en u n concurso, y entre cerca de dos "DDn Juan", y al t é r m i n o de cada jornada co. centenares dé . obras, las tituladas "Las pala- encendMas ovaciones bras en l a arena", de D. Antonio Buero Val le- Cecilia Ferraz e n c a r n ó la figura principal coi. jo—autor de " r i i s t o r i a ' d e una escalera" p r e í tan buen estudio y e x p r e s i ó n como f inura y

• miada d e s p u é s en e l Concurso. Lope de Vega- arte. Angel M a r t í n e z de la Fuente,' a qu ien T í t e r e s con cabeza", de D. Horacio Rodrigues ya en otra!S ocasiones hemos. tenido motivos

para elogiar, como una promesa juven i l de l mejor estilo, d i ó v ida impecable y ardorosa a l

Estas tres obras en u n .acto se e s t r e n a r á n Ú "D'on Juan", y Ofelia Gosá lvez , Isabel Ferraz, anoche del p r ó x i m o d í a 19, en e L teatro Es' . p a ñ o l , por los alumnos de dec l amac ión de la: clases que d i r igen d o ñ a Ana Martos y D. Fe r nando J o s é de Larra , y por l a popular agru­p a c i ó n L a F a r á n d u l a .

D e s p u é s del e s p e c t á c u l o er p ú b l i c o p o d r á v o ­t a r para designar el orden de los tres premios concedidos.

y los Sres. B a ñ a r e s , Vázquez , Urrea, Mar t ínez , Toscano Hodao, Fuentes, Tejada Melendro, Muela y Malvar , contribuyeroa eficazmente a l éx i to de la r e p r e s e n t a c i ó n . — A . M . : -

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Con ei auto para siluetas "Lligaren", del i n ­olvidable D . R a m ó n M a r í a de l Val le I nc í án , se i n a u g u r ó anoche en el Gran Vía e l Teatro de C á m a r a "El Duende", que llega animado de los m á s finos p r c p ó í i t o s l i terar ios y e scé ­nicos. Jul ia Delgado Caro, M a r í a Amparo Con­de, Jul ia Pacheco y Rafael Romero Marchent,

con excelentes decora­dos y figurines de Mi l lán y uaa intel igente direc­ción de Alfonso Paso, i n -t e rpretaron impecable-meinte este retablo va­l l e i noia n es co, de concisa y . enjundiosa s í n t e sis d r a m á t i c a .

A con t i nuac ión se es-- A l f o n s o Pa.so y t r enó , traducida y d i r i -

J o s é Luis Alonso gida con magistral acier­to por J o s é Luis Alon-so,

que en poco tiempo ha alcanzado el mayor | c réd i to en estos cometidos escénicos , "Ardele o la Margari ta", de Jean A n o u i l h . A Ja obra s i rv ió de fondo un buen decorado de L ó p e z Vázquez , realizado por Redondela.

"Ardele" no es ohra que pueda ser repre-é e n t s d a en un teatro m a y o r i t a r i ó , tanto por su crudeza como prfr ciertos detalles del enredo en que se hallan envueltos: los personajes • y por el realismo de su diá logo. Pero l a repije-Eehtapióo de la farsa ante un púb l i co debida­mente preparado, como é r que asiste a estas sesiones, encerraba el m á x i m o in te rés . Á n o u i l h no es muy conocido 6n España , y dejando, apar­te, como decimosi, el..peligro de su .teatro, que, como las armas cargadas, no puede dejarse en todas la® manos, y a t e n i é n d o n o s estrictamente a sus valores escénicos , creemos sinceramente que es uno de los mejores autores con témpo- , r á n e o s . Domina el g é n e r o que los italianos de­nominaron "grotesco", como el "gran g u i ñ o l " y la tragedia. Puede enfocar, y enfoca muchas de sus obras, como sucede en "Ardele" o en "Ro-m è o y Jec.nnete", en un ambiente aparentemen­te,disparatado y risible, donde caben todos los excesos caricaturales y humoiisticos. Y de p ron-to,J con1 u n esguince sotoérbio, con un giro, m á ­gico y prodigioso, da la vuelta a t c d o . e l pa­norama que contemplamos para ' sumirnos de gojpe .en el .clima-de la m á s desolada, y v io l en ­ta de las tragedias. Cuando quiere despertar la scMTÍsa e j e r c i t á n d o s e en los juegos de ¿ r o -nia y de sarcasmo, l o consigue. Y cuando de­sea provocar nuestra emoción y nuestro ho r ro r Jo logra t a m b i é n . Esa v i r t u d es só lo pa t r imonio de. los elegidos. ¡Lás t ima que ie sea aplicable el famoso ju i c io de Cervantesca "La-Celes t i ­na": d i v i n o s i encubriera m á s lo humano!... Pero, rtaturalmente, en una sala' experimental Jo que ncs Smeresa e importa-—coa todas las Jógicas salvedades, morales—es justamente I a | c o m p r o b a c i ó n de una técnica , de u n p o d e r í o , de una "garra" d r a m á t i c a que d i f í c i lmen te t i e ­ne par.

Amparo Gómez Ramos, M a r í a J e s ú s Valdés , Carmen Vázquez Vigo , B id i t a G ó m e z Ramos, C á n d i d a Losada—ea una e n c a r n a c i ó n sensacio­n a l — i y los s e ñ o r e s Franco. Rodero, Cerro y Narres, así como un admirable n i ñ o - a c t o r , cuyo nombre no daban los programas, se hicieron acreedores a los m á x i m o s elogios. Y con esto, q u é en esto de los " m á x i m o s " no hay n i un adarme de e x a g e r a c i ó n . ¡Qué estupenda lección de arte interpretat ivo dieron todos anoche!.

E l p ú b l i c o p r e m i ó "L iga ron" y "Arde le" con. resonantes ovaciones y ap laud ió- en diversos mutis . L a pr imera s é s ión de " E l Duende" agra-«W por entero.—Alfredo MARQUEE1E.

Anoche se ce lebró la tercera r ep re sen t ac ión del teatro de c á m a r a " E l Duende", pon iéndose en esceija,, bajo Ja a t i n a d à d i recc ión de Gue­r r e r o Zamora "La A n u n c i a c i ó n a Mar í a" , de Paul C laudé l , en excelente, y cu idad í s ima ver­s ión castellana de S a n í i a g o M a g a r i ñ o s y José Franco. La escenegra f í a de Paredes Jardiel realizada por S a n c h o Looo, y los fondos m u ­sicales seleccionados por Carlos J o s é Costas, s i r ­v ieron eficazmente a la In tenc ión de la obra. Asunc ión Sancho rea l izó una gran creac ión en el papel de "Violaine", y con ella par t ic iparon en el buen, re.sui.tado, Dolo­res Gaos, Carmen Pa l ­mero y los Sres. M a r t i n , Lucena y Delgado

"L'Anoonce fait a M a -rie" , que h a c e nueve años fué dada a conocer en su idioma or iginal , y »n el M a r í a Guerrero Asunc ión Sancho y por la c o m p a ñ í a de E v é Paul Claudel Francis, tiene en su con­d ic ión de misterio y de drama, los m á x i m o s valoree poé t i cos y escénicos , dentro de eii de­liberada condición de retablo de imag ine r í a , de animada "estatuaria catedralicia", como acertadamente la califica Gabriel Marcel . E's, en realidad, la obra maestra del gran poeta ca tó l ico f rancés . Mist icismo y pas ión , grandeza y horror—la lepra como t e r r ib l e m a l d i c i ó n b í ­b l i c a - , el pecado y la gracia, el juego de los

A 6 C . J U E V E S 22

r e n o v a r á en p r imer l eg í t imo t r i u n f o d e s p u é s de la heroica Cruzada d e l E j é r c i t o de Franco...

E l reparto de "Esp ' í r i t u de una raza", cuya solemne p r e s e n t a c i ó n t e n d r á efecto e l p r ó x i ­m o lunes, en el Palacio de l a Mús i ca , l o com­ponen Al f redo Mayo, Ana Mariscal , Blanca de Silos, J o s é Nieto, Ju l io Rey de las Heras y otras destacadas figuras de l a pantalla nacional.

Guía del espectador Comedia.

Ultimas de pepa Doncel, de Benavente. Viernes hoche, estreno de la comedia argentina L a casa Sw alma.

Cartelera madrileña ¡ T E A T R O S

ALCAZAR. (21 22 52. Aurora Redondo-Valeria­no León.)—7,15 y 1 1 : Su desconsolada esposa. (Enorme éx i to de risa. Butaca 10 pesetas.)

B E N A V E N T E . (2218 (¡4. Compañía de revis­tas.)—Viernes estreno: 5 bodas a las 5. (Pi lar ín Bravo y Alz i ra Camargo.)

CALDERON. (21 43 33.)—7 y 1 1 : Soberanía an­daluza núm. 2. (Por Capullitos Malagueños, d i r l gidos poi' Pé rez de León.) Gran éxito.

CHUECA.—7: L a canción del olvido y E l Mo i^nomíiiri- t i í'r<ir>r,ciViV.*i> Tía rosa del a2afrá.n.

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"ARDELE O LA MARGARITA" Farsa de Jean Anonilh, traducción de José Luis

Alonso Manes E l teatro de cámara . "El Duende"

ha ée lebrado la primera de sus re-firpíipmficiones cnn extraordinaria , afluencia de público.

En g-eneral, la obra, de Anoui lh fué recibida en una act i tud de in ­trascendencia y de apetencia de •co­micidad, como si se t r a t a r á de un vodevil gracioso y desvergonzado, y los espectadores acentuaban con r i ­sas, un tanto dospronorcionfidas, las inevitables coiuiecuericias ridiculas o. equ ívocas del asunto, lo mismo quel si se t ra tara da los incidentes có­micos de un juj íuete .

E l ' ca l i f ica t ivo dc< farsa, que mAs daba en l a farsa trágica, que en la. crtmira, pa.só inadvertido par* l á m a y o r í a , Y se t rataba de una farsa-que hubiera podido subtitularse "el d r a m » de la ly jur j s" , porque, vf r d i -

ca rmen Vázquez Vigo, Amparo G ó m e z Ramos, M a r í a J e s ú s Va ldés , C á n d i d a Losada, J o s é r r aneo , Ju», teza en el t ipo; J o s é M a r í a Rodero, Enrique Cerro y Miguel Navas h i ­cieron l a obra • cou una magnifica sobriedad.

Comenzó el e spec t ácu lo con " L i ­gazón" , dr^ma de Valle Inelá.n, «n el que se acusa ese • p ropós i to de dureza, de sequedad, do rapidez en

deramente tácu lo de <le,«bec,ha constante los mnles o tees ión ; , dualismos'

d r a m á t i c o

sobrepone a l a mo-• » el maestro.

, Delgado Caro, M a r í a Arn--Conde8 m ^ ^ ^ M

largamente. Jorxe I>K L A C U E V A

la acción que se t ívac íón . c lás ica

ap laud ió

el cí-pec- 1 una í a m i l i a atorinentada, f/of una obsesión e ró t i ca y en la qüe. SH rtrm iodos que se derivan de esta

egoísmos feroces, indi v i . brutales, negac ión de to­

do re-speto, de todo derecho, de todo concepto de la dignidad, «aer i f ica , ; dos al deseo con todos gií» cambian­tes, con todos sus caprichos y 'sua

Y el autor no escatima cicír tamen-Enr ique C i r r o y Miguel Narro hi-mada constante de la imij«r enfer­ma, de celos, hei líos de .desvio,», y dejipecho, que suena como i i t \ " l ' f l t mo t iv" a todo lo largo de todas lafi escenas; aquel hermano que «olici . ta. a la mujer de «u hermano; aquel repugnante n iño precoz, míe per/ii-guc a l entretenimiento de su pudre; aquel marido t ímido, sin dil ínídad, encogido a n t ç el amante de su mu­jer..," Como o t ra no tà d ramf tüca que 'pinta hasta dónde puode caerse, el cinismo, l a procacidad, la desgarra­da g r o s e r í a de la frasr, la Impudi­cia de las confesiones, la falta ab­soluta de pudor y recato.

Ta.n indigno, tan bajo, tan miee-rablo es todo aquello que, el autor quiere dignificarlo, a eu manera, claro «WtA, con el amor de dos po. bres «eres contrahechos que se sui­cidan por amor, asi se cree que se da un. tono algo m á s elevadp & un ca r iño en aras del cual se «aerifica algo.

T a m b i é n se' acusa la In tención dramAtfca «n «1 empleo del vocablo y del adjetivo, no el mÁM procaz, pero si el m á s duro, el m á s ju«to, el nuls humil lante y hasta el mAs r id icu lo ; sé lo el acierto de emplear el vocablo castellano con la misma fuerza, i d é n t i c a expres ión v el mis­mo valor acredita el gran taiento de t raductor de J o s é Li t is Alonjio, que le hace como poseaionirse no solamente de la obra, sino del pen­samiento d«l autor «n todo m o m t n -to ; a ««te acierto • « suma el ó» l a d i recc ión escénica , que hace v i v i r l a obra v l a subraya.

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Teatro de Ensayo "La Carátula*

E l Teatro de Ensayo "La Car íHuía" que dir igen J o s é Gordón y J o s é Ma­r í a de Quinto, ha dado a conocer su •nrogrartta para la tem-norada 1949-50. Nov iembre : "E l zoo de cristal", de Tenesse W i l l i a m s . Diciembre: "Pró -loero T>atético", de A . Sastre. Enero: " E l rey Candaules", de Andre Gide. F e b r e r o : "La llamada", de Pablo M a r t í Zaro. Marzo : "El f a r s an t» del mundo occidental", de Synge. A b r i l : "El drama de la Pas ión" , de R e n é Schwao. M a y o : "Las supervivientes" de G a r c í a Luenp-o. Junio : "Lisrazón", "La cabeza del Bautista" y "Sacrile­gio", de Val le I n c l á n .

H a auedado abierta la inscr ipción de socios para asistir a estas sesio­nes en las l i b r e r í a s Clan, Arenal , n ú m e r o 18; Bnchhoiz, paseo de Recn-, letos, 3; Insula , . Carmen, 9; casa de obietos de arte Del Rey, plaza de Santa Ana, 13. y conse r i é r í a del A te ­neo de Madr id , calle del Prado. 23.

Los s e ñ o r e s que eran socios a l f i -! nal izar la temporada anterior, no

tienen que renovar su ficha. -

E l público siguió con emoción y con ínte­res e l curso de la obra y t r ibu tó grandes aplausos al f in de los actos, haciendo que el telón se levantara reiteradamente.

Q u a t r e femmes es una obra amarga, dura, sobrecogedora, directamente emparentada con L o s muer tos , s i n s epu l tu ra , de Sar-tre, pero, a nuestro entender, con la ventaja de que la acc ión se c i ñ e en una acotación

más reducida, sin cambió de cuadros y, por lo tanto, más ambiciosa y difícil.

E l autor sabe suplir la falta de'movimien-to escénico impuesta por el asuntOi con una acción rica en recursos' imaginarios -y en efectos de influencia exterior. Ta l vez abu­sa un poco en el "r i tornel lo" . de Ja voz del preso,.que claijia con excesiva insistenciai pero en el resto de la trama mantiene la tensión con verdadero alarde de elocuencia; y de verismo dramát icos .

E l verdadero protagonista de. Qua t re f e m m e s ^ — à e s c à r t à d a , su anécdota política limada con buen gusto por el traductor y los realizadores—es un personaje invisible, pero cierto: la angustia. Almas torturadas

r üiSirenu ae L i a cema i AnocHe inauguró en el Benavente su tem porada- el Jeat ro de Ensayo L a Caratule

Duatre i emmes . á

l i b e r t L f 611 eI ?n.cierro. en el ansia de , n n . 4 en laS ^mplejas y encontradas pa-de l ± SU ftBf10""103 cuatro Personajes

P V * ^ v . r ^ - de ^ J ' b r a nos dan la dimensión de la tra­que puso en escena (^Maí?^ femmes, <¿¿. „ „ A - ' ' — • < —

Marcel Moloudj i , traducida excelentemente f „ ^ i a ren su dimensión más èstihVa/ía J al castellano por Vicente Balart, cón el t í t u - , m ¿ « es un alarde del tóeior v lo te L a celda José Gordón y J o s ó M a r í a de ^ ^ 3 f f ¿ ? ¿ | ^ teatro d r S ¿ Quinto, directores y realizadores de esta ex- u m ^ t < - \ ¿ U t R I h . 1 periencia, supieron salvar las positivas d i - . • 1 ficultades que encerraba la composición es­cénica de la obra, con la acción circunscrita entre las paredes de una estrecha celda, y demostraron en todo instante- su inteligen­te y delicado sentido teatral, ayudados por un buen decorado de Rafael Richart.

Carmen Vázquez Vigo , Berta Riaza, A l i - , cia Altabella y Mar í a Luisa Romero, cuatro jóvenes actrices que tienen ya acreditada en la labor que hasta ahora vienen realizandd)„-. su sensibilidad, su talento y su buen a r t é , lograron anoche un triunfo que merece ser subrayado. En. las preguntas, en las respues­tas, en el relatp, en el mandato, en.la ame­naza .y en la súplica, en todas las tensiones y situaciones, verdaderamente arriscadas a que fueron sometidas en el curso de la re­presentación, demostraron que son, más que felices promesas, artistas de auténtico ran­go. Saludamos, pues, en d í a s , magníficas confirmaciones que se suman a los valores ya existentes y que demuestran, una vez más, cómo la buena tradición interpretati­va de nuestros tablados goza de las más op­timistas continuaciones.

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d)

L A CELDA did dramática de Marcel Moloudje, f .radiicciói de Vicente Bafort, estrenada por el T eatro

de Ensayo La Carátula Se acusa ©n é s t e teatro, que »e

fea dado en l lamar moderno, una tendencia pel igrosís ima, que, atenta » algo que desde su origen e« cons­tante esencial y fundamental en el teatro.

Eata t e à d e n c i a , que pudiera l l a ­marse l a de l a minuciosidad, del d*tal l i»mo excesivo, es complcta-snente opueisto al sintetismo com­pendioso, fundamento de todo arte y alma, esencia y fuerza del tea­t ro , que a veces con una frase, con « n a escena y hasta con una aco­t a c i ó n o con' un gesto nos coloca etentro de un ambiente, de un es-¡píritu o de una. reacc ión í n t i m a y profunda.

Como el lograr esto no don de todos, y es difícil, por , <!<.ò ea ar­t í s t ico , y hace difícil, ' apasionante y atdrmerntador f^ ' xeatro, se va echando por & atajo de l a copia ¡minucioea. I w * ' * a*3" en una mane, m filie p«idieraijio« llaumiar taqui-

^ ^ ^ t ^ e t ü s m o compendioso y pro-í u n ; « « s una conquista de ar te ; ™ ^ e r a l detallismo es como si ae

ÍWS presentaran como « jémplo de a r to aquellos maestros de, la i -t u r a flamenca, que ae (»•" ua^aá a esspíirar que ,sedim6nta.ra - «slvo y dedijeaban siete d ía s a tar c! palo de una escoba.

Se c e n s u r ó a Ibsen porque en l a «SLposlcittn de «us casos morbosos daba datos por los que un méd ico p o d r í a diagnosticar, pero estoc da­tes y s í n t o m a s eran como u n * s í n ­tesis admirable de la enfermedad, t a n expresivos, que por ellos se daba, el justo conocimiento de l a en . fermedad entera. _

E n " L a celda", pod r í a decirse que RO bay m á » s ín t e s i s que ht del

. .tiempo en los enixeaictos. N o «s, pues, el efecto teatral de aeor»?,fse à t ina celda, «ñ l a que e s t ü n ene«-prads* cuatro mujerea ("Quatr* f e m í n e s " «s el títuïo o r ig ina l ) y eonocer ia« , íntei iesarae por «us pro-blamas y por «1 asunto y l a acc ión que ae desarrolle, entre ellaa; e«, por lo contrario, pasar u n d í a en la

celda, a c o m p a ñ a ^ , , ^ un taqU5. g r a í o que toma fieimente el d i l l e , go, no (fintetico,, „ 0 ccn i a f u ^ ^ de l a frase expresiva, -sino con toda su extensió?. s;. .con todas sus frases. No basta ffl»íber que una de las mu­jeres es ^ensual, nerviosa y violen­ta, sino., que hemos de presenciar sus ' ciMco o seis crisis y arrebatos nerviosos, hemos de .participar del aburvimiento y ©1 cansancio de las

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A l i c i a A l t a b e l l a , Oar taen V á z ­quez, B e r t a B i a z a y A l a r í a L u í - ,

sa R o m e r o

infelices, y cómo taanbián en lo te­r r ib le hay monotocnda: l a m e n o t o n í a terrible del dolor, que d e c í a el poe­t a ; n jonotonía q u » se ace in túa con l a salida de una de la^ ¡mujeres, porque, sabemos que el seto es u n c o m p á s de espera, porque sólo «i ian-de ¿11* vuelva volverá, «1 drarn*.

A l i c i a Al tabel la dió ima «¿noció» d r a m á t i c a * este personaje. Car­men "VáisquM! Vigo m a r c ó perfecta­mente el ferene valor y l a ecuani­midad del auye; Be r t a R iaM. y Msi-ríe, Luisa Rom«ro , • excelentes ae-•trices.

M pxiblieo e s c u c h ó atentamente y a p l a u d i ó .

- í t f rge D E X A C U E V A

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1 ^ 1 T E A T R O D E L P . M. M.

m ZOO D E C R I S T A L " Drama de Tennessee Williams, adaptación de don

José Cordón y don José María de Quinto Nos acoKiAbamoa de aquella co-

j i t a de loa versos de Juan. R a m ó n J i m à n e z : " ¡ E s p e r a ! . . . j V o y a coger la muleta!. . ."; de aquella otra que dejó una huella de amargo humo­rismo en el intrascendente g é n e r o chico: "Pero a l andar, y es lo que m á s me irrita,—todo el mundo ve que soy una cojita", y de Mimó Do-labelle, el encantador t ipo del gran Daudet en "Frbmont y Rister", que h a c í a pajaritas para las complica­das tocas y sombreros de IStO, y era el aspecto de cada p á j a r o un reflejo del estado de su esp í r i tu .

A u n no h a b í a dicho nada la cien-

María Luisa Coromina, Pepe García Noval, Ismael Merlo y los autores, Antonio González y

Francisco Pierrá cia de complejos de t imidez e i n ­ferioridad en re lac ión con los de­fectos físicos, pero, como siempre, el arte lo h a b í a adivinado y lo se­ñ a l a b a y lo mostraba en todo su conmovedor patetismo.

Como era época de superabundan­cia de ideas, salvo la pr imera co­j i t a , todas las d e m á s con toda la fuerza de su s i tuac ión sentimental no fueron el asunto central, sino

m á s bien notas incidentales de asun­to, de ambiente y de momento, y a s í resultaban ricas, varias, robus­tas y bien construidas comedias y novelas. Resulta, pues, como una seña l dé penuria de ideas el que un autor se conforme con una cosa tan sencilla y tan simple, t an de claro pasado, como'base de toda una co­media, y es t a m b i é n dato elocuen­t í s imo el que el públ ico se confor­me con l a l igera emoción sentimen­t a l . E l primer emocionado fué se­guramente el propio autor y la emo­ción debió parecerle t an honda, que le llevó a calificar de dramai a una comedia suave y sencilla, à u e no tiene m á s trascendencia que la p é r ­dida de una i lus ión amorosa. No es tampoco que el autor haya dado notas nuevas sobre el senci l l í s imo asunto; no hace m'is que s i tuar lo en un ambiente s ó r d i d o ; entre una madre voluble, superficial, s o ñ a d o ­ra, enamorada del pasa'lo y un her­mano disconforme y ego í s t a .

Este amibiente, tanto ' espir i tual como el moral, e s t á pintado, no con rasgos s in t é t i cos y teatrales, sino con a c u m u l a c i ó n de detalles y ne-pet ic ioneá y con diálogo directo de uno de los personajes cooi el púb l i ­co, verdadera i n t r o m i s i ó n de un "speaker" completamente ant i tea-t r a l , y por relato de los otros ac­tores, porque m á s sabemos de l a t i ­midez de l a coji ta, por frases de la madre que por l a acción, casi redu­cida al deeiengaño de saiber que el hombre de sius siueños y a l que se da cuenta de que gusta e s t á p r ó ­x imo a casarse con compromiso for­ma l .

L a i n t e rp re t ac ión , sobria, discre­ta, ponderada y a r t í s t i c a , fué i r re ­prochable por parte de^Carmen V á z ­quez Vigo, de M a r i a Luisa Rome­ra, dulce y convincente en su t i m i ­dez, y de' Ricardo Lucia , Alfredo Muniz, que por enfermedad hubo de encargarse del papel con an te l ac ión d« pocas horas, hizo el prodigio, no sólo de aiprendérsela , sino de mar­carlo.

L a r e p r e s e n t a c i ó n fué en el bello teatro de P. M . M . , lleno d« un es­cogido públ ico que a p l a u d i ó larga­mente.

Jorge D E L A C U E V A

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INSTITUTO D E C U L T U R A I T A L I A N A

"La torre sobre el gallinero,50 Comedia de Vittorio Calvino, traducción de doña

Piedad de Salas y doña Herminia Penna Con é s t e t í tu lo intencionadamen­

te anodino y que se refiere a un incidente sin importancia, se quie­re como ocultar la trascendencia del pensamiento de l a comedia y, sobre todo, el tono hondo, cordial y humano que es fundamental en ella. No dice el autor si el modes­to contable, que aprovecha stt mes de descanso en construir encima de su azotea una torre p a r a llegar a hablar con Dios, es un pertur­bado mental; é l h a querido con­cretar en su torre la idea del ais­lamiento y soledad propicia a l t ra ­to con Dios; es el único medto que encuentra de hacerse, en una po­b l a c i ó n moderna, u n yprmo, una Tebaida, y se conforma con algo m á s que el capitel de l a columna de S a n S i m e ó n Stll ita; p a r a el au­tor" no es m á s que un s u e ñ o gene­roso, q u é tropieza con l a incom-

, p r e n s i ó n de las gentes s ç n s a t a s ; el e g o í s m o de la vecina que tiene SU gallinero debajo, con la m i o p í a 4e la a d m i n i s t r a c i ó n , que exige el plano; l a alzada, resistencia de materiales, de u n a cosa tan pura y tan vaga como un s u e ñ o , y da unas explicaciones que no conven­cen y presenta como plano el di­bujo hecho por uno de sus hijos, que debe ser be l l í s imo, u n a fanta­s í a interpretada por un. n iño , pero que no sirve.

Y D i ç s , que ve el fondo de los corazones y conoce la conciencia

. de los hombres, le ahorra el t ra -I bajo fatigoso de l a torre y se le 'aparece. L a cr í t i ca i tal iana se h a

_ dividido a l juzgar si quien se apa-3 rece es realmente Dios o sí se tra­c t a de una f a n t a s í a de l a débil men-~ t e del pobre y humilde contable. | j j !)esde luego, se trata de una alu-• f i i n a c i ó n , porque el que se presen­t í ;a con aquella s i m p a t í a senci l la es (¡i si Dios bíblico, no el Dios que des­

pués de habernos dado a su D i v i -^ n o Hi jo quiere que todar las cosas 3 se le pidan en nombre del que nos " r e d i m i ó , y a quien ni s iquiera a lu-Jj»de. Se trata, pues, de u n a ofusca-W c i ó n del contable, y lo que dice l a U¡ apar ic ión , es,como un reflejo de s u trj bondad humilde y produce u n a A h o n d a y poderosa emoc ión , que se

enriquece con sutiles notas de un verdadero autor, que hace p o e s í a con la verdad. „

Pierde un poco de fUerza la co­media cuando pinta la lucha de e g o í s m o e incomprensiones que obligan a l pobre vidente à claudi­car, pero vuelve a recuperarse en la honda d e s o l a c i ó n del pobre hom­bre, cuando, arrepentido de su de­bilidad, c lama a Dios. H a y un mo­mento i n t e n s í s i m o , parece adivi­narse l a presencia de Dios. Dios no llega y nos hace pensar en las ¿ .usencias , sequedades y angustias con que Dios trata a sus elegidos.

P a r t e i m p o r t a n t í s i m a del profun­do i n t e r é s que la comedia logró f u é debido a l tono sencillo, mesurado

i y hondo con que fué representada. I Destacaron , m a g n í f i c a m e n t e en él (Fernando F e r n á n ' G ó m e z , de una -desconcertante sobriedad, y Gerar -rdo R o d r í g u e z Castellanos; lo com-fpletaron María Baus , Isabel J i m é -í n e r . E n a S e d e ñ o , J o s é V i v ó , en su íd i f í c i l papel de Dios; L u i s Cast i ­llo, los dos n iños , de admirable tono y d i screc ión , y Mariano A s -querino, hijo.

E l escogido públ ico s i gu ió l a abra con apasionado i n t e r é s y aplaudió calurosamente.

Jorge DE LA CÜEVA

Anoche se e s t r e n ó . e n e l "Teatro de Ensayo", que dirigein 'Fernando F e r n á n - G ó m e z y Fran­cisco T o m á s Comes, la comedia de VittOrio Calvino "Là torre sobre «1 gallinero". E l d i ­rector del Ins t i tu to de Cul tura I tal iana, conti­nuando una labor de se lecc ión y de divulga­ción l i terarias, que merece e l m á s sincero elo­gio, nos ofreció una v e r s i ó n impecable, debida a Piedad d é Salas y Hermin ia Penna, de la

.famosa obra, traducida ya a varios idiomas, y que ahora ha tenido su correspondencia cas­tellana m á s delicada y exacta. E l p ú b l i c o la acogió con muchos, y merecidos aplausos.

En la i n t e r p r e t a c i ó n descollaron, con F e r n á n -Gómfez y J o s é Vivó, que dieron vida admira­ble a sus respectivos papeles, M a r í a Baus, Isabel J i m é n e z , M a r í a López , Ena S e d e ñ o , A n ­gelines Montenegro y los s e ñ o r e s Rodr íguez Castellanos, Castillo, A n d r é s Rodr íguez , ' Do­mingo Torregrcsa y Mar iano Asquerino (hijo), que colaboraron en el éx i to .

"La torre sobre el gal l inero" (que dicho sea entre pa rén te s i s , debiera ser estrenada en un teatro de los llamados "comerciales", porque así lo merece eu v ^ l o r y su in te rés ) fué muy |del agrado del audi tor io, que, como queda

' ind icado , s u b r a y ó l a v a l e n t í a ideológica y l a • a m b i c i ó n espi r i tua l de su asunto con encen­didas ovaciones . -A. M A R Q U E R I E .

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A B C D 0 M I N G 0 9 D E A B R I 1950. E D I C I O N D E

A C O M E D I A O B T I E N E E N P A R I S E X T R A O R D I N A R I A R E S O N A N C I A Y C O N S T í -

T U Y e E L S U C E S O D E L A T E M P O R A D A Entre los que han visto la obra existen apologistas resueltos y detrac­

tores furibundos NUESTRO CORRESPONSAL SE ENTREVISTA CON E L AUTOR,

TACITURNO, HERMETICO Y JUGADOR DE DÒMINO Cuando se examinó de Literatura ignoraba al Cid y a Corneille

, „ . vj yj^uwdid i'd v^axe-P a r í s 6. ( C r ó n i c a de nues t ro correspon'- subd iv iden en cua t ro c a t e g o r í a s contrapues-

sal.) H a estallado un_ " a f f a i r e " t e a t r a l ^ i a s : i ¿ s qUe cons ideran i n m o m l la obra y como dice B o u t a n g , el j o v e n v fogoso dis-jic.s qUe l a t i enen p o r dechado de m o r a l i d a d c í p u l o de M a u r r a s ' y d i r e c t o r de l hebdoma- y fjuen ' j u i c i o ; los que l a j u z g a n ' p ro jnnda -d a r i o m o n á r q u i c o "Aspects de l a F r u n c e . f u g ^ e 'religiosa y t ò ï q ü é j á - j u s g a h i h c m f u H '

E l " a f f a i r e " " C l é r a m - 1 d ih lemente a g n ó s t i c a . b a r d " . T o d o el mundcs Ustedes c o m p r e n d e r á n que en estas con-habla d e s d e hace w diciones no hay c r í t i c o que, p o r mucho que mes ¿<? esta comedia ahueque el t ó r a x r ec i t ando f ichas de e rud i to , L o s c r í t i c o s han sid¡c^ s ¿ ¿ e j e o í r de l p ú b l i c o . Y o pertenezco rebasados en su augus- aunque me e s t é m a l e l decirlo-, di p r i m e r o ta tarea p o r el p ú b l i c o . ¿ e i'os ¿ o s grandes bandos ci tados, es dec i r . Cuando una obra^ de a i ¿ e ios que ¡ i a^ viS(o l a comedia. P e r o teat ro alcanza u n é x i t o ia huena e d u c a c i ó n me i m p e d i r í a dec i r ante verdaderamente ex t ra - m r n r o 4? n n i o ó s lo que pienso de ella, o r d i n a r i o . Ja, o p i n i ó n l , , á h r s e . M n m u y exci tados, y no es de l a c r í t i c a interesa cosa j e a f ron t a r un d safio por s i " C l é r a m -m e n o s a l espectado) b a r d " (el ccnde H é c t o r \ d e C l é r a m b a r d ) es que^ l a o p i n i ó n de s i e i m e j o r o el peor personaje de comedia vec ino , o de su nov ia , t ¿ e i teatro f r a n c é s c o n t e m p o r á n e o . A d e m á s de su cr iada . Se discu- quej ante los incontables comentar ios que

te en los hogares y en los^ clubs, en el "me- un0 ¿ a ie ' l¿0 u 0¡i¿tí¡ mUy bien pud i e r a ocu-le hubiese ex t rav iado su

:omo qu ien e x t r a v í a una p lu ­m a e s t i l o g r á f i c a , y que necesitase i r a bus-

d ice l a gente. Pe ro nadie d i c e : " A G a b n e '.cari0 a i t e a t ro , pa r a comproba r d i r e c t a -M a r c e l o a Robe r to K e m p (dos c r í t i c o s dis^ mente í¿ es v e r d a d que la comedia es r e l i g i ó -f h w u i d o s ) , no les gusta " C l é r a m b a r d " . D i

en todo caso: "Pues a m i m u j e r le h ^ ^ ^ s i a s m a d o " , o " E n l a o f i c i n a e s t á n fu i ^ s p s con esa ob ra" , o " M e ha dicho í " m a i t r e " de l R i t z que es estupenda". h a op'¡ n i ó n p ú b l i c a de P a r í s e s t á hoy d i v i d i d a e dos grandes bandos : a) los que han v i s t l a c o m e d i a ; b) los que no l a han v i s to , pe r •espfrmn v e r l a en el curso de los t res prc A Í m S ^ a ñ o s . E l bando a) se subd iv ide , a s. t e z , eçi dos g r u p o s : i.0, los que piensan q u ha s u r g i d o l a comedia de l siçjlo x x ; 2 .° , lo que piensan que es la peor comedia del JÍ (fio x x . E n e l p r i m e r g r u p o e s t á n los qu colocan a su autor , M a r c e l A y m é , en w so l i o o l í m p i c o a l ras de M o l i e r e . E n e l se g n n d o g r u p o e s t á n los que reba jan a su a u t o r a l n i v e l de los " v a u d e v i l l i s t a s " de l es­t i l o de L a b i c h e , con c ier tos piques s a r c á s -t icos aprendidos en la escuela de A n o t ó l e F r a n c e . T a n t o e l g rupo i.° como el 2." se

t r o " $ en los salones, en los bares y ep la . r r i r qUe a. uno se p e l u q u e r í a s . " ¿ H a visto usted " C l é r a m b a r d " l p r o p i o j u i c i o , come ¿ Q u é le parece a usted " C l é r a m b a r d " T , s< m a e s t i l o a r á k c a . v

sü o a g n ó s t i c a , m o r a l o i n m o r a l , driste o. ale­g re , socia l is ta o cap i ta l i s ta , de la Resistencia o de l a C o l a b o r a c i ó n .

E l " a f f a i r e " de C l é r a m b a r d no puede ser, hoy por hoy, f a l l ado a l a l i g e r a . A r r a s t r a muchas cosas que uno no h a b í a podido ver en l a p r i m e r a r e p r e s e n t a c i ó n .

P o r lo p r o n t o , me voy a p e r m i t i r pre­sentar a ustedes a su au tor , M a r c e l A y m é . '

280

E n un c a f é de la plaza de T e r t r e , a l l á a r r i ­ba, en la col ina regoc i jada de M o n t m a r -t re , una tarde armoniosa de l a pr imavera . -Una l a rde dé R é n o i r . E l acorde s u t i l de las p iedras , de los á r b o l e s , de l a i re , de l c ie lo y de la luz desgranaba p o r las v igas y travesanos desnudos de las casas y p o r la soledad de los j a r d i n e s u n poema de. j u v e n t u d y de pobreza. L a b a s í l i c a de l Sa-c r é - C o e u r re inaba t o d a v í a sobre las puer­tas h e r m é t i c a s de los "cabarets" nocturnos . L a plaza p r o v i n c i a n a de T e r t r e p a r e c í a embalsamada.

— E n ese ca fé de l a esquina e s t a r á j u ­gando ahora M a r c e l A y m é sus i n t e r m i n a ­bles pa r t i das de d o m i n ó o de 4-21—me d i j o m i amigo—. S i qu ie re usted,.se lo presento. Pero no habla. N i habla n i se mueve. N o t iene nerv ios . Rehuye la gente ''de le t ras . S ó l o se t r a t a con p in tores y con zapateros.

E n t r a m o s é n el v i e j o , r a q u í t i c o ca fé de. la p laza de T e r t r e . M a r c e l A y m é , que es­taba, en 'efecto, j u g a n d o a l d o m i n ó , s i n m i r a r m e a los ojos, me m o s t r ó con la mano

• •mwTrT-RvT/-|i TCJTTTJTTTI? A

u n cuarto de hora m á s , y. como A y m é pa­r e c í a como s i me m i r a r a de soslayo, s in ab r i r s iquiera los p á r p a d o s , le d i j e :

— ¿ R e c u e r d a usted a l ama, a l cura y a l bachi l le r d e l " Q u i j o t e " ?

— " O u i " — c o n t e s t ó . Y me d i cuenta de que era u n " o u i " m a l ­

humorado . • — " O n se debine"—me d i j o m i amigo, y nos fu imos d e l r a q u í t i c o ca fé de la plaza de T e r t r e .

— L o que m á s le molesta a M a r c e l A y m é es que. le hablen, sobre todo s i l e hablan de l i t e r a t u r a — e x c l a m ó , a mane ra de ex­p l i c a c i ó n , m i amigo .

D i c i * : que e l sabio E i n s t e i n , d e s p u é s de u n banquete que le d i e r o n en una U n i v e r ­s idad de los Estados Unidos , se l e v a n t ó , a instancias de los comensales, y d i j ó : "S ien­to mucho decepcionar a ustedes, pero es que, en r ea l idad , no tengo nada que deci r . E l d í a que se me o c u r r a algo interesante se lo n o t i f i c a r é a ustedes."

A l cabo de u n à n o , les c o n v o c ó pa ra ex­p l i ca r l e s su t e o r í a de l a bomba a t ó m i c a . M a r c e l A y m é es m á s t a c i t u r n o que e i mis ­mo E i n s t e i n . D e todas par tes de l mundo l le ­g a n a P a r í s escr i tores y per iodis tas que qu ie ren conocer sus opin iones o su c a r á c ­ter. Y todos, como yo , f racasan . Pe ro M a r ­cel A y m é es e l e sc r i to r j o v e n m á s famoso de l d í a , y antes de ocuparme de " C l é r a m -b a r d " qu i s ie ra r e f e r i r l e s algunas not ic ias de su v i d a . H a nac ido en 1901, en D o l e ( J u r a ) , en el F ranco-Condado . S u padre es he r rador . E s t u d i ó en e l L i c e o de B e -s a n ç o n , y fué t an buen m a t e m á t i c o como m a l a lumno de l i t e r a t u r a .

— ¿ Q u é es " E l Cid"?—le . p r e g u n t a r o n en u n examen. '

— N o s é — c o n t e s t ó . • — ¿ N o sabe 'u s t ed q u i é n es Corne i l i e? — N o ; no l o s é . P e r o me parece que f u é

u n m ú s i c o . H a sido agente de seguros en P a r í s , don­

de e j e r c i ó o t ros muchos oficios . F u é redac­t o r de una agencia p e r i o d í s t i c a y lo e x p u l ­sa ron porque no s a b í a e sc r ib i r . H a pub l i ­cado m á s de v e i n t e v o l ú m e n e s , y todos con g r a n é x i t o . E l p r i m e r o , " B r ü l e b o i s " ; e l ú l ­t i m o , " C o n f o r t i n t e l l e c t u e l " . L o s dos m á s conocidos, " L a Jumen t v e r t e " y " U r a n u s " . E s hombre h u m i l d e , generoso, bondadoso, independiente. , A b o r r e c e l a p o p u l a r i d a d y las convenciones sociales. N o conoce el miedo , n i la env id ia , n i l a a m b i c i ó n , n i la v a n i d a d . D e l fondo de su permanente es­tado U i r g i c o ex t rae , como de u n f a n a l , los c á l c u l o s precisos de l d o m i n ó y las f r a ­ses enjutas que de f inen a los hombres que se ha encontvddo p o r todos los caminos en su vi'l-a s i lenciosa de - vagabundo. — L u i s C . i L V i - • • • sha :

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281

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O O N I W O Ü 3 a y

u n cuarto á e hora m á s , y, como' A y m e pa­r e c í a como s i me m i r a r a de soslayo, s in ab r i r s iquiera los p á r p a d o s , le, d i j e :

— ¿ R e c u e r d a usted a l ama, al cura y a l bach i l l e r d e l " Q u i j o t e " ?

— " O u i " — c o n t e s t ó , Y me d i cuenta de que, 'era u n " o u i " m a l ­

humorado , • . — " O n se debine"—me d i j o m i amigo, y nos- fu imos del r a q u í t i c o café de la plaza de T e r t r e . -

•—Lo que m á s le molesta a M a r c e l A y n i é 'es que. le hablen, sobre todo s i le hablan de l i t e r a t u r a — e x c l a m ó , a manera de ex­p l i c a c i ó n , m i amigo ,

D i c L t : que e l sabio E i n s t e i n , d e s p u é s de u n banquete que le d i e r o n en una U n i v e r ­s idad de los Estados Unidos , se l e v a n t ó , a ins tancias de los comensales, y d i j ó : "S ien­to mucho decepcionar a ustedes, pero es que, en rea l idad , no tengo nada que. dec i r . E l d í a que se me o c u r r a algo interesante se lo no t i f i ca re a ustedes."

A l cabo de u n ano, les c o n v o c ó pa ra ex­p l i c a r l e s su t e o r í a de l a bomba a t ó m i c a , M a r c e l A y m é es m á s t a c i t u r n o que el mis ­mo E i n s t e i n , D e todas par tes de l mundo Ue-gan a P a r í s escr i tores y per iodis tas que qu ie ren conocer sus opiniones o su- c a r á c ­ter. Y todos, como yo , f racasan. P e r o M a r ­cel A y m é es el escr i tor j o v e n m á s famoso de l d í a , y antes de ocuparme de " C l é r a m -b a r d " qu i s ie ra r e f e r i r l e s algunas not ic ias de su v ida . H a nac ido en 1901, en D o l e ( J u r a ) , en el F ranco-Candado . S u padre es he r r ado r . E s t u d i ó en e l L i c e o de B e -s a h ç o n , y fué t an buen m a t e m á t i c o como m a l a lumno de l i t e r a t u r a .

— ¿ Q u é es " E l Cid"?—le. p r e g u n t a r o n en u n examen. K

— N o s é — c o n t e s t ó . ' — ¿ N o sabe 'us ted q u i é n es Corne i t l e? i r - S o ; no l o s é . P e r o me parece que f u é

u n m ú s i c o . H a s ido agente de seguros en P a r í s , don­

de e j e r c i ó o t ros muchos oficios . F u é redac­t o r de una agencia p e r i o d í s t i c a y lo expu l -

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T e a L a manía de las reposiciones y el éxito de una vieja comedia

de apaches en París MICHEL SIMON, O E L "MILAGRO" D E L TEATRO FRANCES

En Londres es rechazada enérgicamente la versión escénica de un cuento de Kafka

P a r í s 2 5. ( C r ó n i c a ' de n u e s t r ó . cor respon­sal .) Es , como d i ñ a n los ingleses, e l " D a r -i n g n de- P a r í s , M i c h e l S i m ó n . " E l m i l a g r o " , dice Jean Cocteau. " E l m á s g rande de los actores de F r a n c i a " , f a l l a n a lgunos c ú t i c o s . " U n mons t ruo i n i g u a l a b l e " , a f i r m a n ot ros . " E s enorme $ e n i g m á ­t ico : rebasa l a zona de l teatro,, y aborda l a re­g i ó n v i r g e n donde, ya na puede f u n c i o n a r l a c r í t i c a " , p r e g o n a el mismo Coateau. M i c h e l S i m ó n es, en • efecto, una e x t r a ñ a m e s c l à de r ea l i smo y de ¿ n s u e ñ o , de- l u t ñ m o s i d a d y de c r e p ú s c u l o , ñ í t i d o y v a ­garoso, a l a vez, d i r e c ­to y a m b i g u o . E s l a m á s f a sc inadora persas n a l i d a d d e l tea t ro f r a n ­c é s . L o ha s ido s iem­pre , desde que h izo e l i n o l v i d a b l e " C l o - C l o " de " J u a n de l a L u n a " , .de ' M a r c e l A c h a r d . M u c h o s m a d r i l e ñ o s < r ecuerdan ; s i n duda, su presencia f í s i c a en l a c o m p a ñ í a de los P i -toe f f ( Jo rge—ya muerto—-y L u d m i l l a ) ; cuan­do los P i toef f . desp legaron en E s p a ñ a l a i m ­pres ionante senci l lez e s q u e m á t i c a de .sus, es-, cenarios /y l a ' p ro fusa v a r i e d a d de ' su re-.

M . Miche l S i m ó n

p e r t o r i o : "Seis personajes" , " L o s bajos fon* dos", "San ta Juana" , " S a l o m é " , " L e s R a ­tes". M i c h e l S i m ó n c o n q u i s t ó ^entonces l a a d m i r a c i ó n de los m a d r i l e ñ o s . S igue s iendo ' el m i s m o . E l g r a n ac tor nace y no se hace. E l m i s m o M i c h e l S i m ó n de. los P i t o e f f de los anas "ve in t e s " , y e l m i s m o de l a é p o c a g l o r i o s a de. L u i s J¡ouve\t y de G i r a u d o u x . U n poco m á s espeso de ta l le . P e r o i n d e f i n i b l e de edad, como, entonces. H a empleado mu-, chas "cabezas de r e c a m b i ç " , 'en e l " c i n e " y en el t ea t ro . P e r o e l M i c h e l S i m ó n de " H a m -lé t " . y de " M e f i s t ó f e l e s " es e ternamente e l M i c h e l S i m ó n ' de " J u a n de l a L u n a " : v a -g o r m o , inaprehensible , i n c i e r t o y r e a l . E l . hombre que h u y e , ' :

N o y h par is iense, pero n i s i qu i e r a f r a n c é s . , . N a c i ó en G ineb ra , y cuentan que er<¡ t u r b u ­len to y d i s t r a í d o en ; l a escuela p r i m a r i a i " s iempre en l a luna" ' . E m p e z ó a t r a b a j a r en. una. f á b r i c a , y , u n d í a s,e f u g ó . Se hizo f o ­t ó g r a f o , ' y a 'punto de t r i u n f a r , r e n u n c i ó a su m á q u i n a ç i n g r e s ó en. e l m u n d o de l bo­xeo. L u e g o , b a i l a r í n a c r o b á t i c ó en l à s f e ­r i a s de P a r í s , vendedor, ambulan te ' y ha ra ­g á n de pa r ed insolada . T u v o en l a p u e r t a de S á i n t - D e n i ' s , en 1912, una " e squ ina" p ro* pia. p a r a vender de t a p a d i l l o mecheros y p lumas e s t i l o g r á f i c a s a l o s menest ra les en­domingados : , pu ro p e t á r d i s m o . Y v o i p i ó a

g i n e b r a . - A l q u i l ó una m á q u i n a f o t o g r á f i c a y se d e d i c ó a r e t r a t a r tu r i s tas p o r l a calle. T r a b a j a b a n entonces los P i t o e f f en l a capi ­t a l s u i s á . M i c h e l S i m ó n f u é a "sacarles* una " f o t o " y una •entrada, y s a l i ó ' con un con t ra to . L o s P i t o e f f '•habían, v i s t o " a l g i i n s ó l i t o " en e l r o s t r o y •'en los ddemaxes de, f o t ó g r a f o . . H a b í a n v i s t o a u n ' ac tor y h a q u í c ó m o , s i n escuela, s i n l i b r o s , s i n a f i c i ó n conocida, s i n p r e p a r a c i ó n a lguna . M i chel S i m ó n q u e d ó , de la- noche, a l a m a ñ a n o conver t ido en u n g r a n c o m e d i a n t e e n - f m á s n a t u r a l de lo s comediantes . S a l i ó es cena, e h i zo l o que h a b í a é s t a d ò hac iend toda su v i d a : merodear , s o ñ a r , vagar , escc

,par, h u r o n e a r y recostarse en las parede con las manos embut idas en los b ç l s i l l o s .

E n l a nueva p e l í c u l a de R e n é C l a i r , é l < " M e f i s t ó f e l e s " , una de-las. muchas y scbr salientes seducciones a r t í s t i c a s de " L a bea t é d u D i a b l e " ' : ' barbudo, a s tu to , i n g r á v i d o v o l á t i l , a pesar de. Su: co rpu lenc ia f í s i ca . 1 e l tteatro " A n t o i n e " hace de g o l f o abú l i i r a t e ro p r o f e s i o n a l , apache suba l te rno y r i c ió , d u r o p o r o f i c io y blandengue, p o r te pe ramento . .

E s cur iosa l a m a n í a de " repos ic iones" los actuales d i r ec to re s de t ea t ro . Y m á s r iosa a ú n l a entusiasta acogida de los . pectadores a t inas • obras que p a r e c í a n e polvadas en los a r ch ivos de, la. Soc iedad A u t o r e s de F r a n c i a . E n " L ' . A t h e n é e " representa " L a p r i s o n n i è r e " , de B o u r d com u n é x i t o • q%e, g u a r d a j u s t a p r o p o r c i con l a anc i an idad d e l ' p rob l ema -y de l personajes. E n "Atnbassadeurs" , : " L e V o y gev, de. H e n ñ Berns.te.in, man t i ene el m i mo e q u i l i b r i o i nexp l i cab l e entre l a vejez < l a obra y los aplauso^ d e l p ú b l i c o m o d e r n I¿n "Ba4y-Montpamasse '* . t r i u n f a a diar­i a e x t r a o r d i n a r i a comedia de Jean A n o u i i " È P v i a j e r o s i n equipaje" , que los Pito 'é] e s t renaron en 1936, E n f i n , el . teat ro "Ai t o i n e " ha 'ce lebrado l a i n c o r p o r a c i ó n de M 'fáéfcSi^if^Uè^èorfipU^in-ïitutar 'con la v i t

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OI

A B C en Londres: "Hitkr", aclamado en Inglaterra Rebelión de los dramaturgos británicos contra el Fisco

ndres 18. ( C r ó n i c a de nuestro corres-pe -isal.) " H i t l e r , aclamado por un púb l i co i n g l é s . A pesar de que se aclamaba a J u l i á n Somers , por su i n t e r p r e t a c i ó n del F ü h r e r en una pieza teatra l , el hecho no puede de ja r de ser mencion-ado..." A s í comienza el " T i ­mes" su c r í t i c a de " L a R a t o n e r a " — " R a t Trap"-—, obra estrenada en el Thea t re R o y a l , de W i n d s o r , que t ra ta de condensar en va­rias, escenas las reacciones d r a m á t i c a s de quienes sucumbieron—mientras sucumben— en el re fugio blindado de la C a n c i l l e r í a , en B e r l í n . O t ro s personajes de l a obra son

nes " romanas" estupendas. D e tas lo .ooo l ib ras que me ofrecen los yanquis, me que­d a r é con cien, y el resto, 9.900 l ibras , s e r á n destinadas a esos t rabajos . D e n inguna ma­nera acepto que m i d inero se gaste en ex­travagancias socialistas." E l Estado ha con­testado "no"—como el d iablo—; y se que­d a r á s in ese ingreso en d ó l a r e s , m i é n t r a s I n -

\%<jlaterra p e r d e r á e l estudio de una parte, q u i z á impor tan te , de la r u t a y de la huella de J id io C é s a r .

C o n este mo t ivo , otros escritores r .—~~-~* .m recono-Goebbels y la s e ñ o r a de Goebbels, E v a flfj^lff f / ' . ? ? * ' ^ ***** m k . A < f & **. B r a u n , B o r m a n n y H a n n a Rei tsch. Z m / ^ «^b<fí/TS mmo? pam M

temas. "Yo—dec la r a el novelista N e v i l E s curioso no ta r que, a m u y pocos a ñ o s de aquellos d í a s , s in t iempo a ú n para que se ex t inga el rencor de l ina lucha hasta el f i n a l , la c r í t i c a de Londres Soslaya como p r i n c i p i o cualquier comentario po l í t i co de la obra y la j uzga exclusivamente a t r a v é s de la ó p t i c a tea t ra l . Ps, en este sentido se le opo­nen no pocos reparos a l au tor , Jack Davies , uno de cuyos i 'diimos é x i t o s ha sido la ver­s i ó n c i n e m a t o g r á f i c a de " O l i v e r T w i s t " . I n ­teresa t a m b i é n destacar el hecho de un p r i ­mer actor que " c a r g a " con un papel que le sustrae, de entrada, las s i m p a t í a s de l aud i ­t o r i o , y se esfuerza y se enaltece en él , s i -' tmrió 'H que muchos de los p r imeros actores Sn otros p a í s e s no aceptan generalmente, porque, " v e r á usted, la obra es estupenda; bcro el papel m á s impor tan te es el de l ma­r ido ofendido, y eso no lo va a hacer el d i ­sector de la c o m p a ñ í a . , : "

Resumen de " L a R a t o n e r a " : t r i u n f o de m a d o r que sabe que el é x i t o no e s t á en el m í n i m o esfuerzo.

S h u t e — m é paro en cuanto gano diez m i l l i ­bras por a ñ o . E s m i tope f i n a n c i e r o ; s i ga­nara m á s , s e r í a l a ru ina . E l resto del t iempo lo dedico a d i v e r t i r m e con l a p i n t u r a a l

ó l e o ; construyo t a m b i é n p e q u e ñ o ^ modelos de i n g e n i e r í a . P o d r í a doblar y aun t r i p l i c a r los ingresos en d ó l a r e s , pero no o b t e n d r í a a s í n i n g ú n beneficio n i para m í n i para m i s h i jos . E n ci ianto pueda, me i r é del p a í s . " S i r Osbert S í t i ve l l , m iembro d e l Consejo de ía Sociedad de Au to re s , d i ce : " M i m é d i c o me r e c o m e n d ó una temporada-de descanso.

- _ j , uten , pero ne decidido p ro lonqar el reposo. N o voy a t raba ja r hasta " m a t a r , me para que los d e m á s se beneficien con nu esfuerzo. M e niego a presentar m i d l m i -n o n de enfermo." O t ro s c l aman : " N o s t r a ­ban como s i f u é s e m o s industr ia les . Y, s i n embargo, en una f á b r i c a de j a b ó n se s iaue haciendo j a b ó n aunque el d u e ñ o se muera . Cuando nosotros nos paramos- o declinamos

L A REBELION DE LOS I N T E L E C T U A L E S ^ " . ^ " " ^ t raba jo , se a c a b ó el j a b ó n . " Y M r R C S l t e r r í f f au tor de " F i n de j o r - ^ 1 ^ ™ . C l d t ™ r o t i j e re tea r

* i M & e Ú l É é ' C & W M ^ e n la p r i - s jus , l ayd l "e*- O descubri r bar ro cocido de ñ e r a ' a L ^ u J ^ W M m ^ como S h e r r i f f . L o s g r i t o s na oferta i ior teamer icana de 10.000 l i b r a s ™ B e r n a r d Shaw, lapidado con impuestos.

r S a r e s , por un a rgumento . * ^ ^ S ^ t a W ¡ l l o T f t í n f / j ? pe l í cu l a . N o le parece poco; le parece l ¿ R f ¿ T e " a b í a r de ^ o s . - L M I Q U E - . E n cambio le parece demasiado lo que e • • Tesoro b r i t á n i c o le a r r e b a t a r í a por este i n - ; qreso, en moneda tan saneada como la de los Estados Unidos. Antes de dec i r que- no, s in embargo, le ha propuesto a l Tesoro/. " V a m o s a pactar. Yo soy a r q u e ó l o g o en mis ratos perdidos—cuando estreno " F i n de jor­nada". S h e r r i f f era empleado de B(¡!IC0 y e s c r i b í a comedias en sus ra tos J e r d i d o s — ,

• " J . .„ Pueden hacer unas excavació-

285

1

286

a Y p

Londres 7. ( C r ó n i c a de1 nuestro corres­ponsal.)' Traduzcamos " A n astonifhed hear t" h n r «171 rnvn.vrin est.iihè-fart.n" .Rx la. 'ú l t ima por " E l c o r a z ó n estupefacto". E s la ., ohra de N o e í C o w a r d : una p e l í c u l a . Una-pe- a D i o s . U n documental , en suma

' chas metros de documental puro-S a n t c ^ ^ de este h ò m b r e - ò r q u e s j a , que escr ibió. cjl0s metros ae a su "escenario" y l o s ' d i a t b g ó s y hasta la u m - de í a s c a t á s t r o f e s

. 1. f 7„ j t . · ' i . í í - •„iii.».««ij! I n r n x n t no In M a r

h e r o í s m o sobrio y sano, estrictamente pro­fes ional , y la belleza m a r i n e m de unos se­res que cumplen con su deber hasta- el ú l ­t imo instante , mientras- encomiendan su a lma

con m u ­de una

m á s recientes y m á s do-, sica de fondo, y aun - la d i r i g i ó V i n t e r p r e t ó p r o s a s de la M a r i n a ' d e S u Majes tad . John

'S'6 su Papel m á s impor tante . N o e l Coward , que ^ l l s es " e l c a p i t á n " . . E s interesante t r a ve r h a b í a estrenado la cinta en los Estados U n i - como u n terrestre , u n t r a n s e ú n t e , manda u n

imosna la del iones ei ina. zión de 1 sermói ñon de 1

E ! i

uín G

submarino y se ex t ingue en él cuando tiene

dos, se mostraba decepcionado 'de los Est^^V*'0' i • * 1 r ' j j " dos Unidos . " A q u e l p ú b l i c o — d e c í a — n o con ^ Íeqre- A la sahda $ e estos ^ f r e j i o s Prende bien l à -que se l e ofrece. L a censur a r ' t l c l P a d ° * ^ f organizan • en Londres a d e m á s , c o r t ó escenas fundamentales." P é t f 0 ™ l a P*ensa! ¡o impor tan te es ex t r emar a q u í , en Londres , el estreno de " E l c o r a z á 1 ^ decePcwn 0; ^ d i t i r ambo. , L a c r i t i c a i n -estupefacto" le produce a l ingenioso c o m ^ f detest<L,eL Pimto muer to q_ e l eu fems-d i ó g r a f o mayores amarguras a ú n . L a cri t icó '10 ' . n<L <?r}e*tecs . / :a' da Fleet Street m se ha mostrado escép t ic i como la de N u e v a Y o r k , sino ind ignad " N o , no, n o " eJ ep t í tu lo de una de las ci f i l ina r i a s . Con u n e p í g r a f e que dice " N o « c o r a z ó n estupefacto, sino- u n p ú b l i c o estup-fac to" , empieza otro de . los fustazos. "Setu Cozvard—se llega a e s c r i b i r — ; el asunto e v ie jo y su, nueva v e r s i ó n no tiene, m á s n i

pedad que la de ser confusa. Como i n t é r p n te, el ros t ro de usted, s e ñ o r Coward , es me inexpres ivo que un huevo." Y o v i " A n astc nished hear t " en la s e s i ó n especial que aqi se ofrec-e a l a .Prensa antes de los estrenos • no me. p a r e c i ó tan " p o d r i d a " como asegh raban mis colegas, en tono estridente, cuar< do s a l í a m o s de nuevo a la l uz m a ñ a n e r a d Regent Street. ' M a l a , nada m á s . E s c ier to ç que el tema de un m a r i d o subsidiar io , ya, maduro , que v ive . m ú y t ranqui lo con su mu-, j e r y cae, por ú l t i m o , en l a a la rma insos­pechada de una i l u s ión fresca, hizo ya^ la r -3 gos a ñ o s a t r á s l a f o r t u n a a r t í s t i c a de E t n i l Jannings . Pe ro s i e l p lagio y los ros t ros o v í p a r o s condujeran fatalmente a la c ó l e r a , e req que a Iq entrada de muchos teatros 'y c i n e m a t ó g r a f o s de este mundo debieran a l ­quilarse camisas de fuerza , en servic io per­manente, para contener y . moderar la des* compostura de los espectadores. L o impor-. tdnte, s in embargo, de este episodio en L o n ­dres es que ya son tres los maestros que e n ' estos ú l t i m o s tiempos, h a n cometido el pe-cado de vu lga r idad en el teatro o en e l "c ine"—Sha iv , Pr ies t ley y Cozvard—y que ninguno, de ellos se salva de las d ia t r ibas que, por lo v is to , merecen sus errores , con él recargo que les corresponde por si t cele­br idad.

A n ó t e s e , en cambio, el t í tu lo de una de las mejores cintas que ha producido hasta ahora el " c i n e " b r i t á n i c o : " M o r n i n g depar-tu r e " . S u t í tu lo en castellano p o d r í a ser é s t e : "Se zarpa por l a m a ñ a n a " . E s el dra­ma de u n submarino rec l inado en e l "sue lo" del m a r a causa de u n accidente y las p r i -meras esperanzas de l a i r i p u l a c i ó n y la re-

n O T A . ¿ ¡ g u a c i ó n ios g¡¡e q u e j a n v Sí, ^;-.*--

l ibe ra l , •• Pe'-o

a lguna, que t a m b i é n se 'cuentan chismes y o t ra histoyieta. Esta es la ú l t ima . B o n H o p o envid ia a B i n g Crosby como j u g a d o r de, " g o l f " , pero compensa con i m a g i n a c i ó n é s t a super io r idad de toque de su melodioso ad­versar io . H a c e unos d í a s , jugando juntos , estaban los dos, perplejos, ü unos diez m e - , tros del hoyo. B i n g Crosby, que calculaba su " p u t " con todas las g a r a n t í a s de p r è c i -s i ó n , le p r e g u n t ó a l " c a d d y " :

— ¿ C u á n d o se k a cortado el c é s p e d por ú l ­t ima vez?

—-Esta m a ñ a n a . Y fa l ló el t i r o . B o b fío pe, llegado su tu r ­

no, t a m b i é n i n t e r r o g ó a l " caddy" : ' ¿ A q u é h o r a f — J . ' M I Q U E L A R E N A ,

osna

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288

A B C en Buenos Á|res:r Calderón estrena en la calle Comentes Buenos A i r e s 22. L o s ^ r o n í s t a s no se.

f[\ han puesto de acuerdo. Lo. verdad es que n i n g u n o h a recordado exactamente - c u á n d o

. . y d ó n d e se e s t r e n ó , , en R u e ñ o s A i r e s , l a $ ohra de C a l d e r ó n de l a B a r c a que M e r c e ­

des Prendes j i a elegido pa ra su presenta­c i ó n a l p ú b l i c o p o r t e ñ o .

P o r eso hay que cons idera r que le cabe a H u b e r t o P é r e z de l a Ossa l a f o r t u n a y el o rgu l lo de d i r i g i r , . en ag^Q/Mw estreno de nuestro c l á s i c o d ramatungo . . uLa._ d e v o c i ó n de l a C r u z " , con sus b r i l l an tes versos y su t r a m a ept re ten ida ,y..abierta<a. la.-gpftn.,aven­t u r a de s ig los , en que el honor y la fe iban hermanadas en el c o r a z ó n de los va l ientes , ha se rv ido p a r a demos t ra r l a permanencia de nues t ro t ea t ro . S i en a q u é l t i empo C a l ­d e r ó n o f r e c í a a rgumen to y o c a s i ó n pa ra el l u c i m i e n t o de los ar t i s tas , la a d a p t a c i ó n m ó -

i x d e r n a de N i c o l á s G o n z á l e z R u i z j y i a - d i rec-[fCdón de P é r e z , de la Ossa han .conseguido

que en l a . f e b r i l i d a d de este . año tan ago-s biado, v u e l v a a tener C a l d e r ó n ' p r imer p la-• no. dey ac tua l idad : • •.,;

¿I F r e n t e ' a una ' í è r f p ó r à d a "muy b r i l l an t e , Que nos ofrece novedades como la de ' l a j o v e n pa re j a C i b r i á n y A n a M a f i a Camppy-o el estreno de l a d i scu t ida obrar " L a muer­te del vendedor" , n b r i r las puertas de u n teatro en plena callp Cor r i en t e s con u n n o m ­bre c l á s i c o es esfuerzo que tenemos que ap l aud i r todos ios e s p a ñ o l e s y todos los af ic ionados a l a r t e e s c é n i c o . L a promesa del t r i u n f o y el buen pie con que ha en­trado la c o m p a ñ í á e s p a ñ o l a se demues t ran en los e logios d e i p i i b l i c o y de c r í t i c a .

N u e v a m e n t e tenemos que hablar de lo i n e v i t a b l e : l a , pa rquedad de " L a N a c i ó n " \y " L a P r e n s a " a l t r a t a r de cosas buenas \que l l egan de E s p a ñ a . Pese a esa "cos tum-

mos t radb en su v i s i t a a n t e r i o r , c o n t r i b u y ó , a i m p r i m i r l e p a r t i c u l a r a t r a c t i v o , p o r el me­j o r cuidado de todos los detalles visuales , decorados, cambios, ves tua r io y el p r o l i j o y l i m i t a d o t rabajo i n t e r p r e t a t i v o " .

Y de Mercedes Prendes , "cen t ro de esta temporada y p ro tagon i s t a absorbente, de­m o s t r ó ser una excelente a c t r i z que, s i n buscar recurs 'os ' de •Una fuerza avasallado­ra , .s in elevar demasiado e l tono, pul iendo

escuelQ, thás. moderna el d r a m a c l á s i c o , riecita con perfecta d i c c i ó n , recata los ade-, rnanes, p o n e ' l u z \ n l a e x p r e s i ó n y emocio­nado t emblor en la pa l ab ra " . • " L a P rensa" dice $ u e " lo s comediantes-

e s p a ñ o l e s f o r m a n u n con jun to d i s c ip l i na ­do, que d o m i n a n l a le,tra y a c t ú a n con g r a n desenvol tura . Mercedes Prendes r e a l i z ó u n trabajo- m u y es t imable , sobre ' todo en los momentos . ' d r a m á t i c o s , en los que puso v i - -gor . N a t u r a l , , d i n á m i c o , con a m p l i t u d y f i r -m e s á de gestos y m í m i c a , el g a l á n Juan.. C o r t é s . J o s é B r u g u e r a y J o s é L a t o r r e l o ­g r a r o n d a r , a l vers<% la e n t o n a c i ó n , la v i * b r a c i ó n y el r i t m o que h a b í a menester" .

S i siguiese r eco r tpndo de los o t ros d i a ­r ios , l a i m p r e s i ó n es la mi sma . H a causa­do asombro..que u n á : comedia t a n compl ica ­da, y tan l a rga , l a i n t e r p r e t e n s i n apunta­d o r y s i n una s o l a - v a c i l a c i ó n . L o s efectos de luz , los m o v i m i e n t o s e s c é n i c o s , las m u t a -. dones , cuanto dependa-de l a mano de l di--A-ector de- e scena -mere f í - i e ron e l aplauso uná--n i m e y los mejores-, comenta r ios .

N o h a r í a hoy una c r ó n i c a de l estreno, que . ya . han adelantado las agencias. E s una c r ó n i c a de b ienvenida y f e l i c i t a c i ó n a quienes han. colocado entre los c á r t e l e s de los ú l t i m o s é x i t o s i t a l i a n o s y franceses d e l " c i n e " — y a que cada vez hay menos p e l í c u

r e " — l l a m é m o s l a a s í — , se puede leer en '• las yanquis en las l i s t a s de estrenos—el \ ' L a N a c i ó n " que " l a v e r s i ó n e s c é n i c a de c l á s i c o apel l ido que tan ta h o n r a da a nues-H u b e r t o P é r e z de l a Ossa, como ya • h a b í a t r o tea t ro . Preservarse Con C a l d e r ó n de la

' ' • B a r c a y t r iunfa r , como han t r i u n f a d o es bastante para volverse satisfechos. S i no les quedase, a d e m á s , ese g r a n m a r g e n de, g a r a n t í a y segur idad de sus p r ó x i m a s ac­tuaciones en q u é p rome ten con t i nua r y se­g u i r l a ascendente l í n e a de nues t ra recu­p e r a c i ó n e scén ic fy .—José -Vicen te . P U E N T E .

V a ,

A . — Uif ic i

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F

secr arc

U I

i c a

290

UN PROMEDIO DE N U E V E ESTRENO! MENSUALES HUBO EN 1949

Ha subido el tono en la escena gracias, en gran parte a la labor de los teatros oficiales

A pooo de empezar l a t empora­da ya se , d e c í a por saloncillos y t e r tu l i as que el a ñ o era de t ea t ro ; as í h a sido, y parece que s e g u i r á , pero m u y pocos o nadie se h a pa­rado G' anal izar por q u é era a ñ o de tea t ro . Indudab lemente porque el rúbMco h a vuel to a f i j a r se en él ; esto parece u n a perogrul lada , pero las perogrul ladas s i rven a lgu­na vez p á r a o r i en t a r las cuestio­nes, y é s t a nos l l eva a l a p regun ta de por q u é h a vue l to el p ú b l i c o a f i jarse en , el t ea t ro , ¿ e s po r m o -v i m ento e s p o n t á n e o del p ú b l i c o o

^es porque el t ea t ro h a empezado r(j a ofrecerte algo que antes no te­

n í a ? H a y qu ien dice que es a ñ o de tea t ro porque por no sabemos q u é dif icul tades de i m p o r t a c i ó n no l le ­gan buenas p e l í c u l a s . / •

Sobre qua hemos o ído hablar de m a g n í f i c a s p e l í c u l a s que h a n esta­do en las pantal las semanas y se­manas, no vamos a hacerle a l p ú ­blico el agrav io de suponerlo t a n

I ton to q..3 qu i e ra compensar l a f a l ­t a de p e l í c u l a é buenas con come­dias malas y abur r idas : h a y que pensar en que hay algo en el tea­t r o y ave r iguar q u é es ello y sus causas.

f U n a de ellas nace de los empre­sarios: los empresarios cuando

, t ienen u n a idea se a f e r r an a el la i con una tenac idad que dura a ñ o s ;

esta idea suele nacer de un acierto de t a q u i l l a ; pa ra ellos no t r i u n f a nunca u n a obra sola, t r i u n f a un

ecr g é n n o o una manera , y todos quie­r a r en una ob ra como a q u é l l a . Cues­

t a muchos a ñ o s y mucho d ine ro el que se convenzan de que el t ea t ro

^ d e g é n e r o u n i f o r m e repet ido en todos los locales, acaba p o r dar en l a m o n o t o n í a , en rebajar l a c a l i -dad de las obras y en cansar a l p ú b l i c o , como cansa una postura

^ ] c u f n u a d a por muy c ó m o d a que Sega.

slace ahora treinta y cinco años que los empresarios declararon verdad a x i o m á t i c a que el públ ico no q u e r í a m á s qne re ír fuera como fue-

— r a ; ha costado dinero, temporadas ca desastrosas, v iv ir de espaldas a lo

que sucede en el t ea t ro universal , y ahora empiezan a darse cuenta de que lo que el p ú b l i c o quiere es tea-

> , , . . . Por Jarse D E LA C U E V A c ó m i c a , . . s i e m p r e que sur ja lóg ica-

( m e n t e del asunto o de la s i t u a c i ó n . a Es to ha sido causa de que se pue-;

^ da dar u n poco de lado a los y a | g c l á s i c o s abastecedores de obras có­micas a ra ja tab la y puedan i r sur- i giendo n u e v o » valores, que van ganando el favor del púb l i co , por- , que' por lo menos dan una no ta m-UT teresante de s inceridad y, sotMfe

Manuel Pombo Angulo, Joaquín Calvo So telo, Irene L . Heredia, José María Pemán, Buero Va­llejo, Laiglesia, Luca de Tena, Aleixandre, Celia Gámez, Ra­fael Bivelles, Pepita Serrador, Juanita Reina, Vaszary, Aurora Redondo, G a l i n d o , Valeriano L e ó n , Taramona, Sorozábal, Conchita Piquer y Mariano Aa-

qnerino IMP. COLE'

291

todo, de. arte, que estaba ausente ¿ e los escenarios.

T a m b i é n , s e h a deseubiet-to este a ñ o algo que a muchos , de esos empresarios obsesionados por el estreno, aunque sea para una com-paiiia de te rcera clase para par ­tidos jud ic ia les : se h a descubierto el repertorio, no el reper tor io c ó ­mico y moderno, que era lo que tñ usaba, sino del reper tor io ge­neral, que, b ien estudiado, t iene en su g r a n a m p l i t u d obras para todos los púb l i cos , para todas las c o m p a ñ í a s y pa ra todos los mo­mentos.

A pesar de l a i m p o r t a n c i a tea­t r a l del a ñ o , en el aspecto esta­d í s t i c o t iene los caracteres de un a ñ o vulgar , poco afor tunado í 110 estrenos, con u n t é r m i n o medio de nueve a l mes, y, como siempre, u n alza de 12 y 16 estreno' en marzo y ab r i l , un descenso a 'a-t r o en agosto y una len ta subida hasta 12 en dic iembre.

Las causas de esta apariencia del a ñ o se deben en par te a las c o m p a ñ í a s sudamericanas&que t r a ­ba jaban en diferentes teatros, y que t r a t aban de a t raer a l p ú b l i c o con-frecuentes cambios en los car­teles; pero y a en marzo se i n i c i a lo que p u d i é r a m o s l l a m a r c u r v a de r e n o v a c i ó n , con " C r i m e n y cas­t igo" , del nuevo va lor J o s é Jav ier Ale ixandre , a l a que siguen a l mes siguiente " E l aprendiz de aman­te", de V í c t o r R u i z ï r i a r t e ; " E l v a m p i r o de l a calle de Claudio Coello", de L u c a de Tena y Esco­bar, y " A l b e r t o " , l a g r a t í s i m a co­media de J o s é L ó p e z Rubio . Ju l io A le j and ro da en. mayo "Shanghai-San Francisco", obra de recios t i ­pos, y en j u n i o , " D e s p u é s de la niebla" , promesa valiosa de Escr i ­v à y Pombo Angulo . E n v "Puego i n m o r t a l " asoma L u i s Cast i l lo, au­t o r de posibilidades, y , t ras el pa­r é n t e s i s veraniego, el t r i u n f o de "Dos mujeres a las nueve" y " U n c r i m e n vu lgar" , de s ó l i d a perma­nencia en el car te l . Pocos d í a s d e s p u é s , el nuevo valor An ton io Buero Val le jo • i r i u n f a con "His to ­r i a de u na escalera", que c ie r ra el a ñ o v i v a en el car te l , y ya en laa p o s t r i m e r í a s del a ñ o , " E l dra­m a de l a f a m i l i a iny is ib le" .

E n todas estas obras hay unas veces n ò v e d a d en el asunto o en l a manera, cuando no concepto de l a fo rma , aspectos de v i d a una v i b r a c i ó n , u n i n t e r é s que puede m u y bien ser el exponente del a ñ o t ea t r a l una r a i ó n del inteVés que el púb l i co vuelve a sent i r por l a escena.

Cont r ibuyen a esta-sensible ele­v a c i ó n de tono l a labor de los tea­t ros oficiales, en t a l grado que pu­d i é r a m o s decir que lo ya conse­guido, y que destacamoe con ale­g r í a , es c ó m o los pr imaros f ru tos de una cosecha preparada en tem­poradas anteriores, y no nos pre­ciamos d'e profeta por haber expre­sado « s t a misma idea hace a ñ o s . Libres de las í n q u i e t u d « s de la t a qu i l l a h a n demostrado qxie preci-gamente con e-sta d e s p r e o c u p a c i ó n , de l a " h o j a " d i a r i a e s t á la mayor parte de las veces el éx i t o de ta­qui l la , gracias a ía c lar iv idencia y a l a i n d e p e n d è n c i a que permite es­ta d e s p r e o c u p a c i ó n . E n alejamien­to espi r i tua l de los corr i l los tea­trales los l i b r a de compromisos y asedioe de los autores «n ci rcula­c ión y Je pe rmi ten el a l legamiento d« nuevos valores; é s interesante' observar ang_casi la t o t a l idad de

los nuevos autores que hiemos des­tacado han surg ido en los teatros oficiales, y han acostumbrado a l p ú b l i c o a l estudio y montaje de las obras con ampl i a v i s ión a r t í s t i c a y teatral.

P r é s e n t e e s t á en l a memor ia de todos los aficionados a l teat ro la m a g n í f i c a y bella p r e s e n t a c i ó n del

amlet", d e . P e t r i á n , en el teatro •pañal,; con el de " H i s t o r i a de

una escalera" y el de "E lec t ra" , donde palpi taba lo q u e p u d i é r a m o s nmirvnT^ n o n t i A-y «Jl··q'ÇgftTjiyi C O g T Ï g · K O y el de " C r i m e n y casttgtr ' ; eirf'e^ M a r í a Guerrero.

Coinciden en este esfuerzo con v a r i a fo r tuna , pero con generosa y plausible i n t e n c i ó n , y con inne­gable resultado, las agrupaciones teatrales que han mantenido el fuego de la i nqu ie tud y l a cur io ­s idad: como el teatro, i n t i m o que diírige J o s é L u i s Alonso Manee con fino sentido y cer tera v i s ión , gracias a l cua l hemos captado las pr imeras obras de P a ú l Sartre, y obras t a n interesantes como " A E l e c t r a le s ienta bien el l u to" , que luego p a s ó a u n escenario p ú b l i c o ; s in contar con el e s t í m u l o a nues­t r o teat ro , que c u l m i n ó en aquella i n t e r e s a n t e r e p r e s e n t a c i ó n de obras de c r í t i c o s que, a m á s de lo curioso e interesante del experi­mento, ha servido para des t ru i r en par te l a falsa creencia de con­siderar a l c r í t i c o como algo que p o d r í a m o s l l a m a r censor impro ­duc t ivo . A los nuevos valores que hemos s e ñ a l a d o se debe a ñ a d i r con toda j u s t i c i a ei de J o s é L u i s Alonso, t r a d u c t o r fidelísimo y hon­do de obras t a n interesantes co­m o "Cuando el t r i g o e s t á verde" y " E l á g u i l a de. dos cabezas".

D i g n a es t a m b i é n de mencionar l a ac t iv idad de L a C a r á t u l a , que hace poco nos of rec ió en el Be­navente " L a celda", que, si no co­m o modelo, s i r v i ó como piedra de toque y de estudio de las nuevas tendencias.

Como debe citarse la labor de L a F a r á n d u l a , con su medio siglo de trabajos incesantes en defensa d e l tea t ro , en el que, dentro^ de una g r a n amp l i t ud , representa una noble e indispensable tendencia serena y c l a s i ça , necesario cont ra­p e s ó de l a alegre y poco medita­da n o v e l e r í a , qoe puede dar en l a ex t r avaganc i a

Y esta- l impieza de tea t ro que v a caracterizando a l a ñ o , y que se manif iesta en todos sus sectores por u n f e n ó m e n o de influencia, produce efectos t an curiosos como el de volver a poner de manifiesto valores que a p a r e c í a n u n t an to confundidos en el desbarajuste y c o n f u s i ó n d« estos a ñ o s pasados. E n el tea t ro cómico , como ejem­plo digno de m e n c i ó n , se puede c i ­t a r el de F e r n á n d e z de Sevilla de una comic idad lóg i ca y mot ivada por la c o n j u n c i ó n fundamenta l de asunto, ambiente y t ipos: tres éxi ­tos, en c o l a b o r a c i ó n de L u i s Teje­dor, estudioso y amante del t ea t ro verdad, lo acredi tan " U n moreno y u n rub io" , "Eugenia, su a lma y su a r m a r i o " y ".Eran tres..,", hasta hace poco en el car te l de l a "'Co­media.

E n ejemplo de justeza y esplen­didez de l a p r e s e n t a c i ó n , aunque ha calado en todos los aspectos del teatro, se ha hecho m á s notable en el g é n e r o l í r ico, y se pueden presentar los ejemplos de " L a du­quesa del Cand i l " , de F e r n á n d e z Shaw, con m a g n í f i c a y honda par­t i t u r a de Leoz; en " E l oso y el m a d r o ñ o " , t r i u n f o de Jacinto Gue­r r e r o ; en "Las siete l laves", de A d r i á n Ortega y el maestro I s i Fabra , y en "Loe Haigas" , de Te­jedor, T a r a m o h a y Moraleda, ejem­plos de buen gusto, arte y lu jo .

E n el c a p í t u l o de ar t is tas des­aparecidos surge l a s i m p á t i c a f i ­g u r a de P i l a r M i l l á n Ast ray , entu­siasmo v ivo por el teatro; de Hor -na, ar te seguro y eficaz; de J o s é Riviero, una v i d a de t r i u n f o y i c i e r to de Manuel H e r r e r a Or ia , nombre de teptro de v i s ión honda y certera, empresario de fecundas in ic ia t ivas y de entusiastas des velos por el a r te t ea t ra l como em­presario del F o n t a í b a

292

0

Estreno de "El oso y el madroño" en la Zarzuela

Anoche se e s t r enó en l a Zarzuela la revis-, t a de Lerena y L l a b r é s , con m ú s i c a del maes­

t r o Guerrero, "E l oso y el m a d r o ñ o " (Ale lu ­yas de Madrid) . Obtuvo la revis ta un éx i to resonante. Se repi t ie ron la m a y o r í a de los n ú ­meros, entre grandes ovaciones, y el p ú b l i c o f ió mucho con los apuntes sainetescos y vode-vilescos que abwndan en sus cuadros, a l ternan­do con p a t r i ó t i c a s alusiones a los episodios m á s v conocidos de i.a historia- d é l a v i l l a .y. a sus flgu-t Ú b i l e g è n d a r i a s .

Jacinto Guerrero, que d i r ig ió la orquesta con su hab i tua l y ardaroso dinamismo, s a l u d ó des­de el escenario, en u n i ó n de sus colaborado­res e i n t é r p r e t e s , y p r o n u n c i ó conmovidas pa­labras de gra t i tud .

Ha derrochado Guerrero en 1& par t i tu ra su garbo m e l ó d i c o y su pericia bien acredita­da para lograr los n ú -meroa de segura popu­lar idad . Algunos reta­zos poseen t a m b i é n ras­gos de sentimental fi­nura, como demostra­ción de la cordial ins-.•)iraoió>a que el maes­t r o ha puesto en su t r a ­bajo. Y Lerena y Lia-* b r é s — d u c h o s en los me­nesteres revisteriles—, en lugar d é h u i r de los clamados tóp icos m a d r i -' e ñ o s o madfi leñis t ías •—pasados o actuales—, l a n ido deliberadamen- Conchita. Leonardo, ie e su encuentro para Eladio Cuevas y Ja-jlosarlos en verso y en cinto Guerrero prosa.

L a p r e s e n t a c i ó n fué lujos ís ima. No. se ha escatimado nada n i en el decorado—de Legaz Ï — . • • '——•-

Sevilla—ni en el vestuario. Monra Ha realfrt zado en la parte coreográfica un esfuerzo adi* marabl© y en l a i n t e r p r e t a c i ó n ganaron t a m b í é a muohoa aplausos, con la "estrella", Conchita Leonardo, ,y e l p r imer actor y director, Èlàdioi Cuevas, Isabelita de la Vega, Maruja Fraguas.

, el actor cófnico Erasmo Pascual y el resto de l ' n u m e r o s í s i m o repar to .—M.

p IM " l i ' - «

293

A 1 K O Z A R Z U E L A

"EL OSO Y E L MADROÑO'' REVISTA D E LOS SEÑOEES L E R E N A Y L L A B R E S ,

MUSICA DEL MAESTRO GUEREFKO Califican los autores su obra de

j revista e spaño la cien por cien; no Solamente estamos de acuerdo, sino

I que lo dijimos al ocuparnos de ¡a primera vers ión de "lÁices de Ma­drid" , en la que s e ñ a l á b a m p s no sólo la m a n é r a españo la y hasta

; h a c í a m o s constar la l ínea de orí-i gen que enlaza con la de "La Gran j Vía" , lo que al t r avés de los a ñ o s

y de diversos procedimientos le da­ba cierta novedad para l a genera-

i oíón presente. i Aquí han acentuado la i m p o r t à n ­

cia de los tipos ejes y conductores ! de la acción, y esta insistencia nos i aproxima al procedimiento f r ancés

de "le compere" y "le c o m m è r e " . Scubre esto, que es meramente ac­

cidental, e s t á el e spaño l i smo cons-

Conch i t a Leonardo , M a r u j a F r a ­guas, E l a d i o Cuevas, I s abe l de la V e g a y maes t ro Gue r r e ro

tante de pensamiento, de frase y hasta de p lás t ica , porque toda la obra es una entusiasta e x a l t a c i ó n de Madr id , "el centro y l a mapa de E s p a ñ a " , como di r ían los persona­jes de cualquiera de los cuadros de evocación h i s tó r ica . Porque t a l es ' el entusiasmo m a d r i l e ñ i s t a del l i ­bro, que no sólo se habla de su pré­seme y su porveoir, sino que se hacen asomadas a momentos pasa­

d o s tan ca r ac t e r í s t i co s y madriie. ños como los comentarios de las

: gradas de San Felipe en torno a l ¡ t r á g i c o f i n de Vi l l amedíana , al mo-I t ín contra Squilache y a la epope-i ya del 2 de Mayo.

Todo lo que es ranciamente ma­drileño' desfila por el escenario, mezclado con cuadros actuales, de censura h u m o r í s t i c a a las cosas de ahora y s u e ñ o s de un Madr id fu . turo, grande .y magní f i co .

Todo esto se desliza en cuadros magnífíco's, verdadero derroché1'dré lujo, fastuosidad, ' riqueza, color, luz y plasticidad, que aunque son constantes, culminan de modo ma­ravilloso en el momento pa t r ió t i co del 2 de Mayo, en que hay verda­dera grandiosidad, y en la belleza colorista, en el lujo y propiedad de los trajes de la muerte de Pepe-Hi l l o .

Alternan, con los cuadros grandes otros que son rasgos de humorismo, anecdotario m a d r i l e ñ o y apuntes asainetados de verdadero garbo po­pular, en los que asoman una i n ­mensa variedad de tipos de ayer y de • hoy, con lo que lo actual y lo pasado alternan de manera ági l y graciosa.

Sirve de enlace entre todos ellos la m ú s i c a del maestro Guerrero, que con m a g n í f i c a agil idad los va subrayando en una pa r t i tu ra r iquí ­sima de color que abarca todos los estilos, desde el m i n u é y la pava­na, el chotis y el pasódoble , hasta los ri tmos de ahot-a, como la sam­

ba y el fox, siempre luminoso y grato. Casi todos los, n ú m e r o s sa repitieron, y el entusiasmo del pú­blico se desbordó varias véces ea dos pasodobles llenos de insp i rac ión y de fuerza.

Es imposible aludir siquiera a l ej í tensísimo reparto ; po rqué ta.mhiéii el lujo y el derroche se extiende a l personal. Hay aue destacar a Ela­dio Cuevas, como director; a Con­chita Leonardo, como "vedette"; con ' ellos a Isabelita de la Vega, a Mar ía Fraguas, a E í a s m o ' Pascual y a todo el coniunto modelo de pre­cisión y de unidad'.

E l éxito fué tan arrollador que ya al f in del primer acto el maes­tro Guerrero, completamente a f ó n i . co, tuvo oue hablar ¡ jara dar las gracias; a l . f inal fué nuevamente obligado a hablar; r ecordó aue tam bién en el teatro de la Zarzuela s é r indió culto a la -revista, v tuvo un recuerdo para los grandes maes­tros de la l í r ica e s p a ñ o l a .

Jorge D E L A C U E V A

n

294

" L a devoción de la cruz", adaptación

de González Ruiz B A R C E L O N A , 30—Se ha presen­

tado en el teatro Barcelona la com­p a ñ í a de Mercedes Prendes con Jo--sé M a r í a Seoane. Puso en escena l a obra de Ca lde rón de la Barca, adap­tac ión de González Ruiz, "La devo­ción de la cruz". L a primera actr iz obtuvo un éx i to personal, y el resto de l a c o m p a ñ í a t a m b i é n a l c a n z ó muchos aplausos. E l te lón se levan­t ó a l final de cada a c t o . - < ; i F R A .

" A N T I G O N A " , E N B A R C E L O N A Barcelona 11. L a c o m p a ñ í a que dir igen

Mercedes Prendes y J o s é Ma» ía Seoane ha estrenado en e l teatro Barcelona la obra " A n -t í gcna" , a d a p t a c i ó n de D . J o s é M a r í a Fe rnán . L a r e p r e s e n t a c i ó n a l canzó u n gran, éx i to , l e -V£.ntándcise e l . t e lón varias veces-al final, de cada acto.—Cifra.

ESTRENO D E L A O B R A C A N A R I A " T I R M A " 1

Las Palma* 14. Se ha estrenado con gran é x i . lo l a obra "T i rma" , ambientada sobre hechos

; de la conquista de Gran Canaria y de la . que i es autor el escritor i s l eño Juan del Rio Ayala .

E l teatro P é r e z G a l d ó s r e g i s t r ó u n l l eno ex t r a ­ordinar io . " T i r m a " fué difundida hace años por el teatro de Radio Nacional—Cifra . Anco.

-^**^—

O N ESTRENO D E T O R R A D O E N Z A R A G O Z A

Zaragoza 10. E n el teatro Argeinsola la com-p a / í a de Catalina B á r c e n a ha estrenado l a uo-media de Ado l fo T o r r a d o " M i pis i to de sol­tera". E l te lón , se leyainitó varias veces y Ca­ta l ina B á r c e n a fué aplaudida en • u n mutis.— .Cifra. • . ' / ' J É *

n „ > „ r j ^ i i _

Ï S T R E N O E N V A L E N C I A D E " V A L I E N T E L A F U E R Z A "

En el teatro- §fe«çano, de Valencia, ha eido estrenada con gran Ibíilo, por l a c o m p a ñ i a de Carlos Garriga, l a comed ía de Sici l ia y Arana "Valiente a la fuerza". Huibo muchos aplausos para autores y actores al final de los tres actos.

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Le. SERRANO A N G U I T A ESTRENA CON E X I ­

TO È N B A R C E L O N A Barcelona 23. Se ha estrenado en el teatro

Ctímédia! por la c o m p a ñ í a de Pepe • Alfayate y Rafaela Rodr íguez , la comedia de Serrano Anguitf . "Luna de miel" , que ha tenido un franco éxi to . La i n t e r p r e t a c i ó n fué magníf ica y el p ú b l i c o a p l a u d i ó mucho.—Cifra.

b

Sicilia estrenà) con gran éxito^ en Valencia

E n el teatro Eè lava , de Valencia, la c o m p a ñ í a de Ouadalupe Muñoz Sampedro ha estrétoado, con gran éxito, la comedia dte L·uia G a r c í a Sicilia "La s eño r i t a Cupi tá" . E n la i n t e r p r e t a c i ó n des t acó én primer l u . gar Guadalupe Muñoz \ S a m p e á r o f siendo aplaudida en varfos mutis. M u y bien Luchy Soto y Luis P e ñ a , a s í como el resto de la c o m p a ñ í a . Para todos nubo muchos aplausos a l final de los Ires acto.-?, saludan­do el autor, que a s j s d ó a l estreno desde el palco esoér ico .

La jornada en Barcelona SIETE ESTRENOS T E A T R A L E S Y N U E V E

C I N E M A T O G R A F I C O S Barcelona 8. S e g ú n t r ad ic ión , en este S á b a d o

de Gloria se renovaron les carteles en los "tea­tros y "cines" de la ciudad. Celia G á m e z se p r e s e n t ó en el C a l d e r ó n 000 "Las siete llaves"; TA compañ ía del Infanta Isabel, de Madr id , puso en escena "Francisca Alegre y Ole", de "Tono", que as is t ió a la r e p r e s e n t a c i ó n . L i l i Mura t t i , en, el Bo r r à s , gus tó con " E l dinero no hace feliz", de Vaszari. "Eran tres, u n gitano y u n mar­qués" , , fué la obra elegida por Somoza y D a v ó para presentarse en el Barcelona, y "En el co­r a z ó n , banderas", el e spec t ácu lo con que debu­taron Carmen More l l y Pepe Blanco.

En el Cómico se e s t r enó la revista "Marque ¡seis cifras", de Lósa la y Pons. Con ot ra de B o n a v í a y el maestro Metras, t i tulada "Las viudas de l estraperlo", se presentaron en el A r n a u , A m p a r i t o Carvajal, Salud Rodr íguez y Angela Velasco.

Los estrenos c inema tográ f i cos han sido "Pe-ciueñeces", en el Alexandra^y el At lanta ; "Ei /tercer hombre", en e'l T ívo l i ; "Danubio, ro jo" •èn el Montecarlo; "Los que vivimos", en el F é m i n a y Aster ia ; "Vuelve a mí" , en"el Co l i ­seo; "Odio entre hermanos", en el Capí to l ; " E l metropteli", "Fuego en la nieve", en Windsor y Cristina, y " E l p r í n c i p e de los zorros", en el Kursaal.—Cifra.

i SE ESTRENA " A L M A R I D O H A Y QUE SE­G U I R L E " , E N B A R C E L O N A

Barcelona 2. L A c o m p a ñ í a de l a artista ar-í gentina Pepita Serrador, que a c t ú a en el, tea­t ro B o r r à s , ha estrenado hoy la comiedia de I n -sustti y Ma l f a t t i " A l marido hay que seguirle". Ha sido u n nuevo é x i t o de l a c o m p a ñ í a , qua m e r e c i ó los aplausos del públ ico .—Cifra .

É N CACERES F U E E S T R E N A D A " L L A N T O D E L O B A "

Badajoz 4. E l conjunto ^ c é n i c o de Joaquto Dicenta es t á actuando con graft é x i t o por S a d u r a E n Càce re s e s t r e n ó su comedia d r a m á t i c a "Llanto de loba .—Cifra.

W\/kA0

EN B A R C E L O N A SE ESTRENO E L D R A M A " V I C T O R "

Barcelona 5. El periodista ba rce lonés A n t o ­nio Casas ha estrenado, en el teatro Romea el d r a m a - " V í c t o r " , obra pulcramente escrita y de gran i n t e r é s teatral, que a lcanzó u n gran éxito.. E l autor, que s a l u d ó repetidas veces, p r o ­nunc ió unas palabras al f ina l de la represen­tación.—Cifra .

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sainetescos, r á p i d o s y á g i l e s , que v ienen a ser en ocasiones hilos de a c c i ó n que man t i enen la unidad del pensamiento i n i c i a l o son fases d is t in tas de l asunto, como el que nos conduce a" ver casados a.todos los socios del club. ,

L a m ú s i c a del maest ro Guerre­ro se m u e s t r a v a r i a y diversa, cam­bia de n ú m e r o a n ú m e r o , y t a n p ron to es graciosa en u n .schotis p r imoroso , v i b r a n t e en el h imno de l a m a r i n a , exuberante de coloi en ,un pasodoble, l l ena de color er los a lmendros , in tenc ionada er unos c u p l é s or ig inales , s iempre efi

caz en u n subrayado de la situa­c ión . x

Conch i ta Leonardo, que llega hasta tocar el o rgan i l lo como uh ' / v i r tuoso" de los de a n t a ñ o ; Maru­j a Fraguas , graciosa e intenciona­da; todo el conjunto n í t i d o y b r i ­l lante . E l ad io Cuevas, E rasmo Pas­cual, en u n repar to in te rminable , d ie ron -gracia a l a a c c i ó n sobre un fondo de lu jo , de buen gusto y de verdadero derroche que sorprende y a d m i r a . i

E s t a f u é l a act i tud- de l público:-g u s t ó de todo, a p l a u d i ó , dolicitó repeticiones y a l f i n a l de los dos actos l l a m ó a escena a los autores, a los que t r i b u t ó una l a rga ova­c ión , i

Jo rge DE LA CUEVA

Z A R Z U E L A

o

" E l último güito" Revista de tton José Manuel

Iglesias y maestro don Fernando García Morcillo L a base de un libro, cuyo resorte

de comicidad son los embustes y los equívocos, tanto que se enla­zan u n o s con otros, ha d a d o motivo a una se­rie de 26 cuadros, algunos vistosos j alegres; otros rio i -Ç51 tan afortunados y o*

• justificados a la ^ manera de la ' re . v vis ta ; , pero esa — j u s t ificación su. — "cinta llega aquí a tal, extremo, que basta u n a sola frase p a r a que surja él cuadro, con lo que se Ue'-ga a l a preocupa, ción de qué trase s e r á la que lo mo- ~ tive, con el des. ^ e n g a ñ o consi. „ 11 g u í e n t e , como cuando después de V i rg in i a de Ma-varios chistes so. tos y Ju l ia bre el tabaco no Lajos llega la esperada vis ta de la p lan tac ión cubana.

L a m ú s i c a , de ri tmos y manera modernos, menos en un chotis, un pasodoble y una mazurca, es jugo , sa y animada, expresiva- y f lu ida ; se repitieron todos los n ú m e r o s , me­nos el primero, entre grandes ap lau . sos.

V i r g i n i a de Matos, Mai te , f ardo, f ina y graciosa; Jul ia Lajos, I s a . bel Ortega, Erasmo Pascual, Ve­nancio Moreno, que apunta perso. nalidad, y Luis Cuesta, dieron una i n t e r p r e t a c i ó n justa y v iva .

E l decorado, de López Sevilla, b r i . l iante y entonado. E l éx i to fué cla­moroso y completo.

Jorgro B E L A C U E V A

i

297

«SU MAJESTAD LA MUJER" Revista de I m señores Lerena y Llabrés,

música del maestro Guerrero Tiene el l i b r o el a r ranque o r i g i ­

n a l de que el club de los solteros donde se i n i c i a l a a c c i ó n no es u n club de m i s ó g i n o s , sino de unos infelices a los que r e ú n e l a c o m ú n desgracia de no haber encontrado n i en t i empo n i en s a z ó n su media naranja , y surge la socorr ida agen­cia universa l que en favor de es­tos desgraciados se encarga de ha­cer la e x a l t a c i ó n de l a mu je r .

Y empieza u n desfile m a g n í f i c o de mujeres famosas; unas veces se presenta l a f i g u r a sola, otras veces l a f i g u r a aparece en su am­biente de é p o c a y de a c c i ó n y es una e v o c a c i ó n e s p l é n d i d a , como la' de Teresa C a b a r r ú s , que a t r anca de M a d r i d y l lega a l P a r í s de l a R e v o l u c i ó n , o el de L o l a Montes , que es una estampa de é p o c a l lena de vis tosidad y de i n t e r é s .

E n otros cuadros, l a ^exa l t ac ión de l a nnujer es m á s s i m b ó l i c a y general , con momentos t a n v i b r a n ­tes como el homenaje de l a mu je r a l a m a r i n a , de u n g r a n efecto de con jun to ; momen tos t a n vistosos como el de u n va l le de a lmendros en f l o r con u n canto a l a p r imave­ra, 1 o surge lo t í p i co , l a v i s i ó n de una verbena charaberi lera, que es

como l a e x a l t a c i ó n de l ba r r io cas­tizo en u n a a l e g r í a t í p i c a y b r i ­l lante, o l á p r e s e n t a c i ó n o r ig ina l í -s ima del Palacio de Or iente en una s u c e s i ó n de t rucos i n g e n i o s í ­simos: p r i m e r o l a no ta exterior, luego l a plaza de l a A r m e r í a con desfile de h ú s a r e s de P a v í a y de l a Princesa, y , f ina lmente , el pala­cio de la mu je r .

Se i n t e r ca l an escenas y apuntes

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Lerena, maestro Guerrero y Llabrés

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3 M ARZX E L A : "SU M A J E S T A D L A M U J E R "

Anoche se e s t r e n ó en el teatro de l a Za r -uela la revista en. tres actos, de Lerena, J a b r é s y el maestro Guerrero, "Su r ajestad a mujer". E l ' l i b r ó de los s e ñ o r e s Lé ' t ena y j l ab ré s s irve de l e v í s i m o pretexto;—y el'o en avor del espectadoi'—para h i lvanar un sin ñ n

de n ú m e r o s musicales y CCK reográf lcos, salpicados de pantomimas, de l o m á s ale­gre, ameno, colorista, v i s ­toso y l impio que hemos visto, desde 1 a l g ú n t iempo a esta parte en su g é n e r o . E l conjunto d e l e spec tácu lo es­t á montado c o n eingular holgura de medios y cola­boraciones, sin n i n g ú n re­gateo. Los decorados y figu­r ines son un acierto. No es frecuente ver una escena vestida & punto, s in exce­sos desorbitados n i 'cicate-l ias . E l p r o g r á m a se des­arrolla con una rapidez no­table, con mutaciones y

Conchiia Leonar- cambios a. la vista del p ú -do, Eladio Cue- blico, las m á s de las veces, vas y maestro En la coreograf ía hay que

Guerrero anotar u n giro' hacia cami - . nos nuevos. S e ñ a l e m o s como'

uno de los n ú m e r o s m á s afortunados el de "La mujer tostada". La m ú s i c a del maestro Gue­r r e r o prende f á c i l m e n t e en el o ído . Ya hay canciones para todo el verano. Lerena y L l a -b r é s han sazonado bien las lietrae, si b ien en. ocasiones han .exprimido con exceso e l zumo do los oportunismos. Reoonozcamos que ©1 p ú ­b l ico las coreó con s i m p a t í a . Se advierte f á ­c i lmente que la mano de un director m u y ex­pe r to ha dado unidad y fluidez <a¡ é s t a fanta-Bía. Un . so lo "pero" nos atrevemos a Insinuar, s i se nos permite : e l h ú m e r o de "Los ú l t i m o s de Fi l ipinas" dstá fuera de tono en el con­jun to .

Hubo aplausos para todos a l o largo de la r e p r e s e n t a c i ó n ' y a l t ía SI' del' é&péctáculo. ' ' 'Sá-

l ie ron al escenario no eólo los autores, sino t a m b i é n los • colaboradores de 'p r imera , Segun­da y tercera f i l a e incluso loa tramoyistas. A l é x i t o de la noche c o n t r i b u y ó en buena med i ­da, aparte su m é r i t o profesional, la personal s i m p a t í a de l maestro Guerrero, que d i r i g ió la orquesta. Conchita Leonardo, Isabelita de la Vega, Maru ja Fraguas, actrices y actores todos, vicetiples"—todas g u a p í s i m a s — r e c i b i e r o n conti­nuados homenajes del públ ico .—B.

EN LA ZARZUELA

Una gran revista de Jacinto Guerrero

En la Zarzuela, sigue impe­rando la buena suerte. Este ísatro, que lleva cinco meses favorecido por el público en forma inusitada, tiene ere-cho a esperar que continúe la buena racha, porque la revis­ta «$u Majestad la Muier», de Lerena, Llabrés y el mase-tro Guerrero, autoriza a pre­sagiarlo asi.

La música de Guerrero, ale> gre, retozona e inquieta sirve a la perfección el «dinamismo» Inherente a la revista.. Núme­ros corto®, varios de ritmo y ambiente, con marcada efica­cia para ganar la voluntad del público en general, s o n los de la revista, en la que, como empresario, no ha escatimado rumbo y b en gusto. Sí un c u a d r o es luminoso, lírico, atrayente, el que le sigue lo es más aun; y asi, en ininte-

Conchita Leonardo, isabeli­ta de la Vega, Maruja Fra­guas y el maestro Guerrero

rrumpída sucesión de aoier-' tos, la obra —una obra «super­abundante»— deja satisfechos a los más codiciosos y exigen. tPs, y sale el público del tea­tro agradecido por el espec­táculo, y contento por el dis­frute de una música llena de alegría, un libro no falto de gracia en los «akets», y un desfile de mujeres hermosas y bien vestidas, que es ;io que hay que ver!, perqué, digá­moslo sin rebozo; lo mejor y de más éxito en «Su Majestad la Mujer», estriba en el nú­mero aplastante de cuadros ü-ricocorecgráficos, e s pléndída-mente montados y «movidos» por un manojo de tiples y vi-

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1 •cetiplcfl de belleza y d i s t i n c i ó n insuperable. (Pero,. . , ¿ d ó n d e «pesoa rá» t^on Jacinto t a n a lumbrantes ejemplares <* e hermosas mujeres ) i y rccono-c e r á e l que leyere, que en un e s p e c t á c u l o Que se t i t u l a «Su m a y e s t á t i c a s f! g uras femsni-cia! t en ia ser serv i r Wen ei t í t u l o con ta presencia de f iguras femeninas.

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