Poemas al óleo. Fernando Valerio-Holguín.

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Fernando Valerio-Holguín Poemas al óleo Editorial Espesa Caspa & Producciones Galipote S.A.

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Fernando Valerio-Holguín

Poemas al óleo

Editorial Espesa Caspa

& Producciones Galipote S.A.

“La pintura es poesía silente”

Simónides,Poeta griego (556 AC - 468 AC)

© Fernando Valerio-HolguínFort Collins, Colorado, 2010

Editorial Espesa Caspa& Producciones Galipote S.A.

Empresas sin fines de lucro.

Edición gratis.

Liberada y desnuda, Fernando Ureña Rib

La pintura es callada poesía, afirmaba

Simónides.

Fernando Ureña Rib ha hecho hablar

su silencio

como si no le bastara el azul ultramarino

el verde y el blanco

de las aguas

o el siena de la plural muchacha

de grandes ojos y pezones rosados

ya liberada y desnuda

en la memoria del tacto y el beso

navegando entre ninfas a la deriva

en un sueño de príncipes y potros.

Fernando Ureña Rib ha transformado su voz

en los colores del deseo

como si no le bastara el verbo

en la carne

o la anáfora de la Bella Liberada

Y desnuda

amenazando siempre los límites del sueño.

Insomnio, Remedios VaroRemedios Varo habita una casa poblada

de infinitos cuartos

de ojos vacíos

de libélulas de papel

asomanadas

a puertas que se abren al misterio.

La lucidez de una vela

desconcierta la inmensa noche amarilla

en la que se pasean a sus anchas

la soledad, la angustia y la desesperación.

¿Qué amarga obsesión

habrá llevado a Remedios Varo

a soñar despierta

esa ingrávida arquitectura de insomnio

como si fuera ella misma una casa vacía!

¿No será acaso el insomio

un infierno de palabras

que se suicidan arrojándose al vacío

de ventanas que dan a la nada?

Condenada para siempre

Remedios Varo

navega a la deriva de su locura pictórica

en el insomnio de la casa poblada de ojos.

Early Sunday Morning, Edward Hopper

Hay un viejo edificio de dos plantas.

La barbería está cerrada. El poste de rayas rojas yazules

apagado.

Hay una tienda de filatelia que nadie visita.

La oficina de correos no abre, por supuesto, losdomingos.

En la calzada,

un hidrante aburrido y gris no recuerda el últimocrepúsculo.

¿Dónde estará la muchacha con su sombrero depamela

que no ha asistido a misa?

¿Dónde se habrá escondido la risa de los niños

que deberían estar jugando en las calles?

¿Dónde estará el anciano vestido de blanco

coleccionista de sellos?

¿Dónde estarán

la loca del pueblo y su cabellera de fuego

el barbero italiano y sus arias operáticas

la rubia trasnochada en un bar de mala muerte,

el panadero y su ayudante de dientes carcomidos

por el alcohol,

en fin, el ministro blanco de las iglesia bautista blanca

el ministro negro de la iglesia bautista negra!

Una catástrofe de hastío, acaso,

o una epidemia de soledad

habrá exterminado a todos los habitantes del pueblo

—como una bomba de neutrones—

y dejado intacto el edificio en el cuadro de Hopper,

temprano, la mañana de un domingo.

No sé por qué se torna tan desolada

la mañana del domingo en el cuadro de Edward Hopper.

Será la tristeza del verde

de la luz tamizada que avanza sobre las sombras

un domingo temprano en la mañana.

Equipaje, Cristóbal ToralAlgo habré perdido sin remedio

en cada mudanza

en cada viaje

en la maleta extraviada

de algún aeropuerto:

el muñequito de plástico

que incesante regresa en los sueños

los amigos de los que nunca me despedí

las canicas de mi infancia

los lentos paisajes llenos de rocío y potros salvajes

las fotos en blanco y negro

los discos que no escucharé

los poemas truncos

la camisa que alguna vez me gustara.

Todo perdido para siempre

irremediablemente en la nada

de los almacenes.

Rotuladas, debidamente

etiquetadas

maletas que nunca llegaron a su destino.

Buenas o en mal estado

baratas

amarradas con soga,

en algún desolado aeropuerto

en algún remoto país

en algún corazón

alguna casa

habrán sido olvidadas.

Sólo me queda

el recuerdo vano de las cosas perdidas.

"Cómo me gustaría ver en algún lugar de nuestroplaneta, ocupando quizás todo un país, el equipaje

facturado de toda la Humanidad".

Cristóbal Toral

Les amants, René MagritteCiegos

se bastan en el silencio

contra un paisaje de anodina belleza,

los amantes.

Mejilla contra mejilla

respirando un aire

de decrépita felicidad que

aniquila la tarde y sutranseúnte.

Si musita unas palabras,

el amado

y suspira,

la amada

jamás lo sabremos.

El mundo, sus tribulaciones, son sólo undecorado

de esa asfixiante catatonia

que todo lo derrama

en su justa medida

gota a gota

como una clepsidra.

Resignados

al delirio sordo de la pasión

los amantes

se abandonan

a la anticipación

de esa imposibilidad necesaria

que los consume.

La magie noire, René Magritte

Hay mujeres que se contaminan de mar o cielo

con sólo posar en un balcón marino y entonces

se van tiñendo de azul y tristeza.

Hay mujeres que poseen esa belleza estatuaria

sin tener que fingir

y uno no sabe entonces qué hacer

si amarlas —aun al riesgo del contagio—

o perderlas para siempre en su ensueño azul

como si todo el deseo se empozara

en su pubis negro y mágico.

Con Darío Suro en La VegaA Darío Suro me une la pasión por la lluvia en La Vega.

Pequeñas casas amarillas rosadas azules que parecen[alejarse en la

lluvia.

Y no se escucha sino la lluvia en los techos de zinccomo una sinfonía de atardecer y

silencio.

Un cuarto en penumbras.

Un vendaval desatándose

a través del espejo de media luna en el armario.

No hay nada que temer:

Mi madre me contempla desde el umbral de la puerta.

Darío Suro también debió haber tenido una madre así,

sólo que la suya lo miraba correr

bajo una fría lluvia de mayo

junto a potros de viento

en la desdibujada campiña de palmeras desaliñadas

en La Vega.

El aguacero difumina el amarillo el rosado el azul

de las casas en el pueblo.

Afuera huele a verde tierra mojada y a potrero.

Y entonces sólo me queda compartir con Darío Suro

—y con mi madre—

esta lluvia que cae en la pradera

llena de potros de tiempo.

El sueño de la razón produce monstruos,Francisco de Goya

La razón sin sueños produce monstruos

insomnes

en el cansancio

de la hora incierta.

El sueño sin razón puebla la noche

de ojos azogados

aleteos y graznidos

de una catástrofe inminente.

El sueño de la razón

devora la humanidad del hombre

desnudo frente al hombre

en toda su espléndida bestialidad.

La razón del sueño

cauce de furiosas dentelladas secas

en la que el hombre agoniza

irremediablemente.

Goya sólo alcanzó a ver

la mitad del horror,

no todo el horror

de la razón del hombre.

Elegía a Keith Foskin en Fort Collins

Despierta la mañana

manando sange en la paleta

en la blanca soledad cuesta abajo de tu existencia.

Cae la nieve fría.

Amanece el lunes 4 de febrero

las clases comienzan puntuales

la nieve temprana borra tus huellas

y una nota oficial anuncia en inglés: “Una pérdidaen la

comunidad”.

La nieve sigue soplando

en tu desdibujada barba.

Sientes como si te faltara el aire fino, enrarecido.

Te llevas la mano al pecho

miras hacia la montaña.

El viento sigue soplando helado.

Habitas tu propia ausencia.

El rayo descarga la piedra fatal

de otro corazón en el tuyo.

Quedan los trazos en el lienzo

de la noche antigua.

¡El cenicero repleto de colillas

las botellas de un vino barato

tu ausencia en otro corazón

apuñalado

la madrugada de invierno!

Esboza un presentimientoen el frío lienzo

la madrugada

de un lunes 4 de febrero.

Despierta la mañana

a su vasta blancura

y su presagio de muerte.

Cae la nieve silenciosa.

Despuntan al alba,

los payasos de nieve

y su antigua modelo sonriente y desnuda,

de fríos, católicospezones.

En la cabeza del formal muñeco

revolotea una bandada de cuervos

y todos ríen en una hilarante pesadilla

de corbatas y oficinas.

Excursion into philosophy, Edward Hopper

No sé por qué habré escogido este cuadro

para hablar de ti,

de tu cuerpo metafísico

semidesnudo

a mis espaldas.

La filosofía del amor

se disuelve en las lágrimas ocultas

y en la larga cabellera de fuego

de un sueño agitado.

No sé por qué habré escogido este cuadro

para hablar de mí

y del libro abandonado junto a tu cuerpo

si el sol entra a raudales por la ventana

—porque es verano en el cuadro—

y hay tantas cosas que decir y callamos.

No sé por qué habré escogido hablar de ti

en este cuadro

para hablar de mi.

Tal vez porque alguna vez

se desencontraron nuestros deseos

en una tibia habitación de cansancio y estío

y preferí desleer tu cuerpo

para pensar en la razón de nuestro amor.

Se parece tanto a mí esta mujer.

Se parece tanto a ti este hombre

en el cuadro de Hopper, al menos.

Muchacha leyendo, Theodore Roussel

Leyéndome

desde tu cuerpo desnudo

desde tus diminutos pezones

desde tu vulva

húmeda.

Leyéndome

en los peces dorados que se deslizan

por tu piel,

dulce pergamino

de sensualidad más clara.

Leyéndome

en la voz voz que se escurre

en cada pliegue de tu cuerpo

en cada poro

como el poema que no eres.

Leyéndome con la miel de tus ojos

para que yo me pierdaya sin remedio

en la soledad de estas páginas.

El Cristo de las Flores, Gilberto Hernández Ortega

Con su mirada llena de luz,

el Cristo de las flores asciende a la noche.

Una aureola azul rodea su cabeza.

No tiene más para ofrecer

que su sangre a las flores. En medio de la niebla,

acorralado por el rojo y el amarillo de los crotos.

¿Y si de cada llaga brotara una flor,

si de cada herida salieran despavoridasgolondrinas,

qué sentido tendría el miedo

en la oscuridad?

La choza de ventanas iluminadas

aguarda

a la mujer vestida de sombría primavera,

con la cabeza florecida y un jarro vacío.

Con sus ojos llenos de luz,

El Señor de los Crotos

hablará en la noche oscura,

y sus palabras saciarán

la tanta sed

de estas mujeres florecidas de pecado.

Retrato de Alma Mahler, Oskar Cocoschka

Alma Mahler, muda y fría,

casada con el viento,

escucha canciones para niños muertos.

Ensimismada caprichosa

en arreboles de música

pintura y poesía

Alma Mahler

se reinventa a sí misma

cada noche

y desova

su misterio.

¿De dónde me viene

esta tristeza

si un solo adaggio de Mahler

bastaría

para entender tus ojos oscuros,

para amarte sin que seas otra

y dejarme ganar por la ilusión y el sueño

de que seas mía —y otra al mismo tiempo—

sin falsificarte

mía, aunque estés casada con el viento

y gima la noche sus canciones de niños muertos!

Mujer pariendo mariposas, Gilberto HernándezOrtega

La puérpera de mariposas reposa tranquila.

¡Qué angelado amor

la habrá impregnado de colores

que no puede contenerse y entonces

da a la oscuridad tanta efímera belleza,

tanta frágil pasión

de rojo, blanco, verde

y amarillo!

Gilberto Hernández Ortega,

partero de colores,

toma la abigarrada paleta en sus manos

como si fuera un vientre lleno aún de aleteos ycolores

y deja que el pincel luche con las sombrasasesinas.

¿De dónde habrá sacado Hernández Ortega

tanta luz líquida

de colores

que saben a frutas

y de aromas

descolgándose por las aristas de la madrugada!

En la noche del parque,

su mirada oscura llena de ensueños,

sus pezones

hinchados de una leche muy azul,

una Mujer pare mariposas,

rojas y amarillas

enormes mariposas que salen de su vagina

como una selva oscura

y escapan del cuadro.

Gitana Tropical, Víctor Manuel

Esta gitana tropical

no se parece a ninguna otra.

Ni blanca

ni negra

ni china.

sólo gitana.

Sus ojos oscuros me miran serenos

desde un bosque

de casas azules.

Esta mujer tropical

no se parece a ninguna otra.

Su boca es grana

—boca que he de besar.

La noche se derrama

en su vestido azul

y entonces no puedo —ni quiero— desear

a otra mujer que no sea mi gitana tropical.

Autorretrato, Vincent Van Gogh

Hay un jardín menos triste

con hiedras

en el asilo de Saint Remy

donde un loco genial viste

el verde más reciente

y se prepara a morir.

(El doctor Gachet, especialista

en locos amarillos, azules

y verdes

aparecerá en otro cuadro.)

Van Gogh, rala barba anaranjada,

ojos verdes de triste hiedra

se bebe los colores

como si no le bastara el paisaje.

¡Van Gogh es su propia pintura!

Unos cuantos piquetitos, Frida Khalo

como treinta bocas de sangre

suplicandoperdón

al reverso del día

en una danza macabra de muerte.

¿Quién que no se aborrezca

en la profunda vastedad de las horas vacías

habrá masacrado tu cuerpo

y después marchado

dejando un rastro de sangre en el marco o laventana

de un cuarto barato de hotel.

¿Quién podrá un día

—me digo a mí mismo— simplemente

olvidarte

y pensar si sería aún capaz de amarte

después de haberte odiado tanto!

“Así me siento yo

herido de tiempo

por la vida”. .

¿Quién que no ame los crepúsculosensangrentados

podrá entender tu muerte

contra una fría cama de hotel?

¿Quién que no haya estado en un cuarto amarillo

podrá asesinarse a sí mismo

en tu cuerpo

con tan tierna vocación de muerte!

¿Quién que no haya invocado la rabia secreta

habrá desatado

treinta puñaladas de agonía

como treinta golpes ciegos

Los dos Fernandos, Bob Komives

Bob Komives me ha pintado un retrato

—hidra de dos cabezas—

e insiste en borrarme el rostro de alegría

y otorgarme otro más triste.

Y es que en realidad siempre he sido dos:

Uno que bebe tragos de tafìá del tamaño de la noche

y fuma enormes cigarros de yerba mágica

y ríe y baila sobre brasas encendidas

y escupe el rostro de sus enemigos

y maldice las horas aciagas del verano y su ramerainsomne

con corazón de piedra; otro -muy romántico, europeo-que

ama las flébiles canciones, los libros, los atardeceresfrente

al mar y a una muchacha clara de origen italiano o

mallorquí; y filosofa sus miserias en descoloridos,

Melancólicos retratos ajenos que terminan siendo

autorretratos.

Como siameses irreconciliables, con dos cabezas ydos

corazones distintos, los dos Fernandos discuten yluchan

hasta el amanecer en la prosa o el verso. (Bob esajeno a

este conflicto.)

No sé cuál de los dos estará escribiendo ahora estepoema;

Mujer con ojos cerrados, Lucien Freud

Dormida —al menos así parece—

en su vasto sueño de acantilados y olas.

Muerta mansamente

en un orgasmo de mandolina,

en un otoño de hojas ocres

que danzan al viento,

la mujer

con rostro de ángel antiguo

la mujer que amé

la mujer que aún amo,

la joven mujer

la mujer madura.

¡Recién bañada

recién amada

recién soñada

la joven

que florece en el gemido de la mujer madura!

Otra envejece por ti en el cuadro

con paisaje de montañas al fondo.

Otra rejuvenece por ti en la sonrisa

de ojos cerrados

y en tu pelo de otoño desordenado por el viento.

Viejo con guitarra, Pablo Picasso

Suena la guitarra

en la noche

de unas cuencas vacías

y el color de la soledad.

El ciego toca una guitarra sin cuerdas.

Sólo los sordos pueden ver el azul

de su música.

Sus manos rasguean el aire

tan pesado y frío

que se diría que una limosna

nunca fue dada.

Tienen los guitarristas ciegos

esa vocación de tristeza

de aquellos que tocan en el azul

para calmar el hambre.

Judith con la Cabeza de Holofernes,Michelangelo Da Caravaggio

Una luz muy dulce estalla

en las tinieblas

y baña

la blanca, núbil muchacha que impasible sueñatu

[sangre!

Las blancas manos asesinas

sostienen la daga

en el cuello

y al reverso del placer

te estremece

la agonía de un orgasmo.

Se parece tanto a ti, Caravaggio,

ese rostro de ojos muy abiertos

y boca que exhala el aire oscuro del fondo

que es poco el suplicio

comparado al gozo de morir a manos

de la muchacha de torso numinoso.

Si pudieras tan sólo morir, Caravaggio,

acaso no tendrías que padecer

la belleza alucinada de tu verdugo sereno.

Dos mujeres en la ventana, Esteban Murillo

Un pueblo blanco en España.

La ventana

proscenio de la vida cotidiana en la plaza,

marco

en el que una joven sonríe con picardía

y una mujer madura oculta su desentada boca.

Alegría

curiosidad infantil

el espectáculo

del santinbanqui joven

que hace malabares con naranjas o palabras

del domador que ordena

a un oso subir al banquillo,

del pregonero que anuncia con voz de barítono

el cachivache

la fruslería

el artilugio.

Recién bañada

vestida con sus remudas más finas

la muchacha emerge de la oscuridad

a la ventana

a estrenar un mundo de maravillas.

En su rostro de luz

maduran las frutas más rápido

y la tarde de sol y bullicio

inaugura el verano.

¡Qué fresco el mundo

en la curiosa mirada infantil

de la muchacha en la ventana!

Creación de las aves, Remedios Varo

En la noche insomne de la creación

Minerva

belleza serena

corazón de violín

pies descalzos y fríos

hilvana los hilos del deseo.

Y el pájaro

pobre marioneta de viento

entre sus dedos

destila aún los colores

de su muerte.

Alguno habrá que no pueda escuchar

el estropicio de alas y graznidos

o simplemente aspirar el olor a cadmio y azufre

del amarillo

en la clausura

de sosegada, epistemológica sensualidad

de Minerva y sus grandes ojos de ensueño.

¡Qué soledad de piso ajedrezado,

la de la creación!

¡Qué mundo de ensueño

magia y música,

cuando esta Minerva emplumada

levanta el vuelo al crepúsculo!

Sin título, Jorge Severino

La fiesta ha terminado

los invitados, partido.

Como si soñara —aunque despierta—

reclinada en el diván

Anaísa espera.

Bajo el blanco vestido de sacerdotisa

su carne de aceituna

empieza a florecer

y un rumor de agua clara atraviesa su pecho.

Anaísa me mira desde el sueño

y sonríe porque sabe

que allí estaré

esperándola

al reverso de la noche

bajo el imperio de su mirada.

Morena, Juan Carlos Capellá

En la noche voluptuosa

moviendo su nalgatorio ecuménico,

la Morena

soberbia

baila bachata

Dime que faltó

Que yo no te di

En la noche sorda,

de ebrios inmortales

de cerveza y olvido

cantando a coro

Qué querías tú

Más de mí

la Morena que nunca fue mía

baila bachata.

En la noche lejana de Santo Domingo

el Paraíso tiene forma de colmado, cerveza

bachata, fuegos artificiales

y olor a carne frita con tostones;

en la brisa navideña

el Paraíso tiene forma de Morena

bailando bachata

en la noche metafísica

Dime que faltó

Que yo no te di

En la noche metafísica del Colmado Wanda

bebiéndose una cerveza fría

la Morena color níspero

baila bachata

Dime que faltó

Que yo no te di

En la noche etílica

esbozando una sonrisa

de dientes perfectos

la Morena

gozosa

baila bachata

Qué querías tú

Más de mí

La despedida, Remedios Varo

Hay un palacio color sangre

con arcos de medio punto

como ventrículos de diástoles sordas

y umbrales de bestezuelas asustadas;

escaleras

que suben o bajan.

Los amantes han dejado largos rastros

de sombra

y perfiles en los que aún resuenan las palabras

de gritos que aún no encuentran su voz.

Han salido por puertas separadas

a una luz de irreconciliables lejanías.

Habitación, Cristóbal Toral

Las maletas

debidamente dispuestas

del que parte y deja la casa vacía

del que llega y encuentra la casa vacía.

El fuego apagado

en la chimenea frente a la cual

alguna vez

ardieran en pasión los cuerpos desnudos.

Las paredes tristes

de ocre, hastío

sin cuadros

en los que alguien

haya empacado aprisa

un corazón

entre ropas y sonrisas

y cosas hechas de niebla

para marcharse una madrugada sin amor;

sin cuadros en los que alguien

haya llegado sin desempacar aún

y en la calle paga al taxista.

El autor

Fernando Valerio-Holguín nació enConcepción

de La Vega, República Dominicana, en1956.

Entre sus publicaciones se encuentran:

Viajantes insomnes (cuentos, 1982),Poética

de la frialdad (crítica, 1996), Autorretratos

(poesía, 2002), Memorias del último cielo

(novela, 2002), Café Insomnia (cuentos,

2002), Banalidad posmoderna (crítica,2006),

Presencia de Trujillo en la narrativa

contemporánea (crítica, 2006), Las Erasdel

Viento (poesía, 2007), Los huéspedes del

paraíso (novela, 2008), El bolero literarioen

Latinoamérica (crítica, 2008) y Rituales dela

Colofón

Se imprimieron 20 panfletos en FortCollins, Colorado, en febrero de 2010.

Distribución gratuita.