o Fundamentos Básicos 30 @BULLET HUMANOS A LOS cl:t-CUENTAAÑOS DE LA DECLARACIÓN UN!VERSAL

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o Fundamentos Básicos 30 l. UNIVERSALIDAD, INDIVISIBILIDAD E INTERDEPENDENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS A LOS cl:t- CUENTAAÑOS DE LA DECLARACIÓN UN!VERSAL ANTONIO BLANC ALTEM1R !'1'O{esor Titular de Derecho Inrel'llClciollG1 ?ilhlico y Relaciones /Ilten1ClCIOnales Ullil't!T'sidoci de Ueido SUMARIO I l"wodUCCl(JII _ IL 1ftrtnl\"')'wl/{Iml de lo; cir,echos II/II>lCII/(l.\ liT/{) ('/{(lliÓII diKUIi- da _ l DelimitaCIón conc~ptual y contenido de u11lversalidad.-- 2. El f\1ndamento de la uniwrsa~ hdad la dIgnidad hurnana-:l. La dlalé<;tlca universalidad-relllonulizaclón.- 4. La dialéctica uo,- versalidad-relativlsOlo.- 5. El núcleo <luro de los derechos humanos como denolllmad(>r comun entre universalidad y diversldad.- 111. iJ,cI'I'Ísib¡ftdad e lIuerde¡)(lIldenc/(/ de los del'edtos hlll1laff()s.-IV. COIIstderaclOne, /ltlale; I. INTRODUCCIÓN La reciente celebración del Cincuenta aniversario de la DeclaracIón Universal de los Derechos Humanos ha brindado la ocasl6n de reflexionar de nuevo sobre una serie de temas que siempre han estado presentes en torno a la cuestión de la protección de los derechos humanos. Sin lugar a dudas, la universalidad, indivisibilidad e l11terde- pendencia de tales derechos es uno de ellos. La Declaración que, junto a los dos Pactos adoptados en 1966 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, constituye lo q1.1e se conoce como la «Carta Internacional de los Derechos Humanos», supuso un hito considerable al ser el pri- mer instrumento de carácter general -aunque formalmente no vinculante-- que incorporaba un catálogo específico de derechos humanos, proclamado por una orga· nizaclón internacional con vocación universaJl. El texto fmal de la Declarjlci6n constituye el resultado de un ajustado equilibrio entre las diferentes ¡dcologias y concepcIones existentes sobre los derechos humanos en aquel momento2, aunque en algunas partes del mismo parece prevalecer una cier- ta vis\l;m occioent:l\, que sena ,?iecisament~ "U'nl> de \C'i> '?it'gUme'l\\\),¡> ':>\)\\1.:1>.<&%mi", tarde para cuestionar su valideZ universal. I No obstante, y por lo que conCIerne al ámbito regional, convIene poner de manifiesto que en abril de 1948 y, por tanto, unos meses antes de la adopCión de la Declaración Universal. la 1X Conferencia llllernaclonal A01encuna reunida en Bogotá, había aprobado, en Sil ResoltlClón XXX. la «Declaración A mencana de los Derechos y Deberes del Hombre». 2 Para un análisis de los precedentes. ploceso de adopCIón, contenido y alcance JurídICO de la DeclaraCIón Universal, vid. C"'SSIN. ¡l.., "La Déclaratíon Unlverselle el la mlse en oeuI'I'e des Drotts de rHomme», RCADI, t. 79. 1951-11, pp. 271-296. P3] Guía de estudio y antología de lecturas I Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal

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l. UNIVERSALIDAD, INDIVISIBILIDADE INTERDEPENDENCIA DE LOS DERECHOS

HUMANOS A LOS cl:t- CUENTAAÑOSDE LA DECLARACIÓN UN!VERSAL

ANTONIO BLANC ALTEM1R

!'1'O{esor Titular de Derecho Inrel'llClciollG1 ?ilhlico y Relaciones /Ilten1ClCIOnalesUllil't!T'sidoci de Ueido

SUMARIO I l"wodUCCl(JII _ IL 1ftrtnl\"')'wl/{Iml de lo; cir,echos II/II>lCII/(l.\ liT/{) ('/{(lliÓII diKUIi­

da _ l DelimitaCIón conc~ptual y contenido de u11lversalidad.-- 2. El f\1ndamento de la uniwrsa~

hdad la dIgnidad hurnana-:l. La dlalé<;tlca universalidad-relllonulizaclón.- 4. La dialéctica uo,­versalidad-relativlsOlo.- 5. El núcleo <luro de los derechos humanos como denolllmad(>r comunentre universalidad y diversldad.- 111. iJ,cI'I'Ísib¡ftdad e lIuerde¡)(lIldenc/(/ de los del'edtoshlll1laff()s.-IV. COIIstderaclOne, /ltlale;

I. INTRODUCCIÓN

La reciente celebración del Cincuenta aniversario de la DeclaracIón Universal delos Derechos Humanos ha brindado la ocasl6n de reflexionar de nuevo sobre una seriede temas que siempre han estado presentes en torno a la cuestión de la protección delos derechos humanos. Sin lugar a dudas, la universalidad, indivisibilidad e l11terde-

pendencia de tales derechos es uno de ellos.La Declaración que, junto a los dos Pactos adoptados en 1966 por la Asamblea

General de las Naciones Unidas, constituye lo q1.1e se conoce como la «CartaInternacional de los Derechos Humanos», supuso un hito considerable al ser el pri­mer instrumento de carácter general -aunque formalmente no vinculante-- que

incorporaba un catálogo específico de derechos humanos, proclamado por una orga·nizaclón internacional con vocación universaJl.

El texto fmal de la Declarjlci6n constituye el resultado de un ajustado equilibrioentre las diferentes ¡dcologias y concepcIones existentes sobre los derechos humanosen aquel momento2, aunque en algunas partes del mismo parece prevalecer una cier­ta vis\l;m occioent:l\, que sena ,?iecisament~ "U'nl>de \C'i> '?it'gUme'l\\\),¡> ':>\)\\1.:1>.<&%mi",

tarde para cuestionar su valideZ universal.

I No obstante, y por lo que conCIerne al ámbito regional, convIene poner de manifiesto que en abrilde 1948 y, por tanto, unos meses antes de la adopCión de la Declaración Universal. la 1X Conferenciallllernaclonal A01encuna reunida en Bogotá, había aprobado, en Sil ResoltlClón XXX. la «DeclaraciónAmencana de los Derechos y Deberes del Hombre».

2 Para un análisis de los precedentes. ploceso de adopCIón, contenido y alcance JurídICO de laDeclaraCIón Universal, vid. C"'SSIN. ¡l.., "La Déclaratíon Unlverselle el la mlse en oeuI'I'e des Drotts derHomme», RCADI, t. 79. 1951-11, pp. 271-296.

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, 4 1lll'lWIl'( CI(¡"IIN I rHNA('lONAL O[ lOS IlrR[CHOS IIVMIINOS A LOS CINcueNTA AÑOS

Sin emhargo. e!;c\'ldente que la Declaración pretende incorporar una concepciónllnlVCr<ialde los dercchos humanos, superadora de Ideologías. culturas o religiones, ybasada en la dignidad l1umana Asi se despJ(~nde del plimel pálTafo del Preámbulo:«l· J In Id.>crtud, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimientode la (hgnidlld intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miem.hlos de la ramlha humana»3, y de su primer artículo: «Todos los seres humanosll!1cenliblcs e Iguales cn dignidad y derechos y. dotados (;01110 están de razón y con­(,lcnClll.deben comportarse fraternalmente los unos con los otros».

La dignidad humana, en CUa'fttoque valor predicable o atributo intrínseco y almismo tiempo específico de todos los seres humanos. constituye el fundamento últi.lJjOde ICl~ derechos humanos y de su universalidad.

fl. LA UNIVERSALIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS:UNA CUESTIÓN DISCUTIDA

DELIMITACIÓN CONCEPTUAL Y CONTENIDO DE UNIVl>RSALlDAD

Plantearse la cuestlón de la universalidad de los derechos humanos equivale apreguntarse si tales derechos son predicables respecto de todos los seres humanoscon Independencia del contexto político, social, cultural, espacial o temporal.

Desde esta perspectiva, afirmar la lllllversalidad de los derechos humanos supo.ne llevar a cabo una abstracción de las diferentes situaciones históricas, políticas,religiosas, e incluso éticas, para reafirmar que tan sólo se requiere el requiSIto de serhumano para ser titurar de tales derechos, lo que implicada igualmente la necesidadde superar el marco Juridlco positivo existente en un momento determinado, en lamedida en que los derechos humanos son anteriores al derecho positivo y en que,además, se encuentran fuera del ámbito exclUSIVOde la jurisdicción doméstica de losEstados como consecuencia del proceso progresivo y al mismo tiempo imparable desu internacionalización.

En defmltlva, la universalidad de los derechos humanos, comporta aceptar supropia existencia, pues ambas cuestiones -universalidad y existencia- caminan

indisolublemente unidas, en la medida en que en ningún caso podría admitirse quelos derechos humanos lo fueran tan sólo respecto de ciertas categorías o gruposhumanos. como mujeres, nÍlios, ancianos. blancos, negros o discapacitados. Elhecho. por otra parte constatable, de que determinados grupos se encuentren en situa­ción vulnerable, lo que justifica la adopción de determinadas medidas especiales deprotección, lIIcluso de discJiminacíón positiva, no implica, en absoluto, que debaponerse en cuestión la universalidad. La situación de discriminación en que seencuentra la mujer en muchas partes del mundo, o la hambruna que acecha cíclica~mente a millones de seres humanos en el África subsahariana, amenazando uno de

los derechos más básicos y fundamentales como el derecho a no padecer hambre y a(a propia supervivencia, no significa que deba ser puesta en duda la universalidad de

) El propIo Preámbulo rellel'"J en ~u pdr,..~fo quimo que "!' J los pueblos de las NaCIones Umdas hanreafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre. en la d.gllldad y el valor de lapersona humana yen la Igualdad de derechos de hombres y mujeres ( . ¡n.

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos _ 3 1

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UNIVERSALIDAD. INDIVISIBILIDAD E INT¡;RDEI'ENDeNClA DE LOS Dl!RéCflOS HUMANOS 15

los derechos humanos. Muy al contrarío, estas situacIOnes, absolutamente inadmisi­bles al inicio del tercer milenio, deben ser combatidas en nombre de la universalidad,pues. los derechos humanos son, por propia esenCia, derechos de todos los sereshumanos, cualesquiera que sean sus características y con 1I1dependencia del factortemporal o espacial. Sm embargo, aceptar el relatjvismo de sexos, culturas, color oreligión, equivaldría a renuncIar a un hito ilnl'Of¡antísimo del progreso conjunto de la

humanidad y con él, a la destrUCCióndel conce¡:l\'Ointegral de,ser humano y de Su dig­nidad intrínseca, base y fundalllento dlllos derechos humanos.

La universalidad de los derechos humanos implica, por"tanto, aceptar que talesderechos se adscriben a todos los seres humanos con indepenélencia de cualquier con­texto y que son predlcables respecto de todos los seres humanos, precisamente porque dicha aoscripción se realiza al margen de cualquier circunstancia remporal, espa­cial, política o culturaL Como muy bien ha descrito KAKOURIS4• la noción de univer­salidad comporta un aspecto procedimental, en la medida en que supone la instaura­ción de un mecanismo internacional susceptible de asegurar su protección, y. almismo !lempo, matenal, desde el momento en que los derechos humanos deben serprotegidos Siempre, en todo lugar, en relación con todos los hombres sin distinciónalguna y de una forma plena, es decir con la máxima cobertura posible. que Il1cluiríaigualmente las necesidades futuras que puedan derivarse de la evolución social o tec­nológica, en particular de los progresos de la genética,

De la noción de uníversalídad de los derechos humanos se derivan una serie de

ámbitós de significaCión muy dispares, Entre ellos, el profesor DE CASTRO ha iden­tificado el subjetivo, en la medida en que se predican respecto de la totalidad de susposibles titulares; el objetivo o material, pues aquéllos cubnrían todos los interesesdignos de protección; el cultural, en cuanto que las diferentes concepciones cultu­rales no afectarían sllstancialrnente su reconocimiento; el cronológico. ya que suvalJdez y predicabihdad son i¡Jdeferentes al paso del tiempo; y finalmente el polítl­co, pues su proyección superaría toda orgamzación política o Jurídica5• Estas dife­rentes dimenSIOnes de la universalidad se encuentran, en mi opinión, estrechamen­te relacionadas y vinculadas entre sí, pues, en definitiva, aceptar la universalidad delos derechos humanos, implica su reconocimiento respecto a todos los miembros dela especIe humana con independencia del momento histórico y del contexto socio­cultural o polftico.

A sensu contrario, negar l¡l dimensión universal de los derechos humanos, equi­vale a rechazar la posibilidad de que puedan ser invocados contra todas las amenazasprovengan de donde provenga!!, lo que implícaría, no sólo renunciar al gran progre­so que para la propia humamdad supone la universalidad de los derechos humanos,

como la ha sido apuntado, sinO también Ignorar que ésta garantiza su propia efecti·vidad,

• KAKOUlllS, e, N., (lL'unJversa!lté des drolts de ¡'hommc. Le droit d'étre dlfférenL Quelqucs obser.vallons». en Hucia U/l orden I/IltrlltlCIOUal Y eumpec BslHdlfJSell homenaje al proftsordon M'II/ud DiezdI! Ve/asco, Tecnos, Madrid, 1993. pp, 417 ss

s DE CASTRO CID, B., «La universalidad de los derechos humanos: ¿dogma o mito'!. Dl'/l'('/IO~ y

Llbel'lade,f. n. • ¡3, 1996, pp. 389 ss,~ Cfr 8AOINTeR, R, (L'universa!lre des droils de I'homme dans un monde plurallste», R""II<' /(1li­

••el'~ellade. '/l'Oi/$ de 1'/IOIII/lIe. vol, l. n,'" 1·12, p, 3.

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16 LA /'ROrl;(I:ION IN fERNA( lONA! DI; LOS DCRLC'1l0S IIUIMNOS ,\ I.O~ {lN( UEN IA ANOS

La un;versalidlld de los derechos humanos comporta al menos dos planos dlfe­renles' el d~ la defllllción de los derechos y el fáctico. respecto de fos cuales no hayIII htl habido una cOll1cidencia absoluta entre los aulore~7. En efecto. históricamente

l'C lllln presentado determinadas objeciones a la universalidad. que se refieren al pri­mero de los planos apuntados, pues es evidente que por lo que respecta al segundo,parece Indiscutible que los derechos humanos no san ni han sido reconocidos ygarantizados univclsalmente en todo momento y circunstancia, por lo que puede afir­malsc que todavía hoy existe una contradicción patente entre su proclamación teóri­ca -suficientemente con.c;oJidada- y su inobservancia prácllca -ampliamenteconstatada-o

La larga marcha hacia la universalización de los derechos humanos no ha estadoexenta de proglcsos y retrocesos constantes que le atribuyen t(ldavía hoy un carácterde proceso macabado, a modo de pretensIón pcrmanenteN• En efecto, la indiscutibleeXlslencla de divergencIas sobre la concepción de los derechos hUmUllQSo al menossobre algunos de ellos, así como sobre la conveniencia de reforzar la efectIVidad delos mecanismos de garantía o la actitud de la comunidad internacional ante las vio­

laciones graves y masivas, entre otras cuestiones, no im~ide que eXIstan igualmenteconvergencias definidas que, como ha señalado CASSESé marcan una tendencia níti­da hacia la universalización.

Las imJ)ugnaciones a la universalidad de los derechos humanos se basan en dlfe­renteS argumentoslO, no siempre coincidentes. En particular, que SIL protección quedalimitada a un ordenamiento jurídico determinado que posibilita tanto su reconOCl­rTlientocomo su protección efectIva, lo que no será posible fuera de ese ámbIto espa­CHIIespecífico. Otro de los argumentos utilizados para objetar la universalidad de losderechos humanos radica en el hecho de que. en ocasiones, se exigen adicionalmen­le condiciones o requisitos complementarios a los sujetos destinatarios de la protec­ción. como pueden ser, entre otros, la nacionalidad o la edlld. En otras ocaslones, seargumenta desde una posici6n marcadamente posItIVista que, más allá de criterios <le

carácter moral, aquéllos 110 son plenamente efecttvos hasta que no son reconocidos¡por el Derecho positivo, o que la diversidad de tradiciones culturales relatlvizn de unaforma ¡nequlvoca la universalidad de tales derechos.

Con mdependencia de que pueden existir otras objeciones, puede afirmarse quelos argun)entos susceptibles de ser utilizados contra aquéllas, se apoyan en un deno­minador común: la dignidad humana como fundamento último de la universalidad delos derechos humanos, en la medida en que la titularidad sobre tales derechos recae

1 crr. De LlIClIS, J • El de'olio dI! lar frontl!l'tIs, DI!~chas hl/manar YoYenafoblu en un" siJcr"dod plu­rol. MllÓrJd, 1994, pp 38 ss.

I Conlo ha aflrmndo la profesora Sánchez Martlnez «In historia de los derechos humanos es In his­toria de la universalIdad como pretenSIón.>, que se !eneja ya de una forma inequívoca en Kant. «(Desdeun punlo de vista laÓrlCO, Illllrnbici6n de uUlyerSllidad encuenrra su punto culmlOanle en la f1lo,;ofiakallliana como una eXIgencia absoluta radIcal e incondiCIonal destinada a transformar el mundo)}SIINCllEZ MARTINEZ,O ••• 1.Il preten~161l de unlvcrsalidad y la tcnslón de la tolcrnncia», Del'cenos vL/lJer/(ldes. n· 13, p. 453. .

~ CAS~CSC, A. Las derf/cllos II/II"ol/oS I!II el 1I1111/docOI/1eml'0,.illleo. Ari<\!. Barcelona. 1991,pp 75 ss

10 Cfr MARTI/I1E2. POlALTI:, A, L. «A1gumenl.os a projlÓSfIO de la Universalidad de ¡os derechos

humanos». Derechos'p Libertades, fl ' 13, pp 434 ss

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos • 33

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lINIVERSALlD'ID. INDIVISIflILlDAD [INTERO¡;¡'ENDLN( 1:\ !Ir. LOS DCRCCIJOS IIUMANOS 17

en todo ser humano dotado de carácter racIOnal y libre que lo identifica como p~rtc·necíente a un género único y singular: el género humano.

2. EL FUNDAMENTO Dl LA UNIVERSALIDAD: LA DIGNII)¡\J) HUMANA

El reconocimiento de la universalidad de ~ deree.hos humanos más allá de clllll­quíer diferencia étnica, cultural, régimen político o J"'Sarrollo económko, tan sólopuede basarse en la dignidad humana, común a todos los hombres, que como pro­clama la Declaración Universal en su primel artículo, «nacen libles e iguales en dig­nidad y derechos (.. j»

Digl1ldad que se deriva de la común condición dc todos los sercs humanos. en lamedida en que pertenecen a una especie l:I1IC~y dlfcrente del resto del reino animal,dotada de naturaleza libre y racional, así COmode UI1 conjunto irreductible de poten·cialidades entre las que destacarian la libcrtod y la SOCiabilidad. Desde esta concep­Ción, de orientación marcadamente iusnaturaltsta, cabría afirmar que el postulado dela dignidad humana descansaría, por tal1to, en la unicidad y singularidad del génerohumano 11, que conferiría a los pertenecientes a éste una titularidad sohre los dere·chos humanos, o al menos, sobre los más básicos y fundamentales, independiente­mente del contexto SOCialo político.

La dignidad inhinseca del ser humano constituye, en palabras del profesorCARRILLOSALCEDO,un <muevo prinCipio constitucional que la Carta de las NacionesUnidas introdujo en el Derecho lllternacional»12, cuya relevancia y consecuencIasjuridicas ha confmnado reiteradamente la jurisprudencia de la Corte lnternaclOnal deJusticia. La digmdad humana se ha convertido, por tanto, en un «prinCipio general.mente aceptado en el Derecho internacional contemporáneo», del que la Carta y laDeclaraCión Universal son «expresiones Jurídicas positivas y jurídicamente obligato­rias» I 3, que confieren a los Estados la obligación dc asegurar el respeto de los dere­chos humanos, en la medida en que éstos constituyen la cristahzaclón y la expresiónmás directa de esa dignidad.

11 La concepción sobre la unlversahdad, Unicidad y singulandad del ser humano liene un claro prece­dente en FrancISCO de Vllona y. en general, en la Escuela española del Derecho Natural y de Gentes de losaJglos XVI y XVII. Como muy acertadamente ha señalado el profesor Celestino del Arenal, «[ ... ] los autoresespañoles parten de un alto y sublime concepto del hombre, de su naturaleza raCional. esencIalmente social.con derechos inherentes e inllanstenble.. [... ) Es sobrc el con<:epto del hombre. de persona humana, contodas las nolas caracteríslicas que se le atnbuyen y con sus derC(;hos y deberes, y en funCión de él, que selevanta el edificio doctrinal de los autores csp31ioles. Si conciben un "orbe", una comunidad mternnclonal,mtegrada por comunidades polltiCl\S independientes. es como un todo orgánico, en el que la persona huma­na constituye el elemento fundamentat de esa comwlidad. Su.. consideraciones sobre el hombre no se limi.tan. 510 embargo. a los cnstianos. SIIlOque tienen plena validez para todo el género humano independIente­menle en plÍncipio de criterios religiOSOs, de I'lIZll o civilizaClóm, ARCNAL,C. DbL. «La vIsión de l~ sociedadmundial en la Escuela de Salamanca», en M ..••NGASMARTIN.A (ed ), La Escmlu d~ Sulamanca )' el DerechoI/l/emaclOual en América Del pu){,dn al (¡mll'o, JOlnadas Iberoamencunas de la AsociaCión Espaiiola deI'rofesores de Derecho Inte¡11RclonaJ y RelaCiones Internacionales. Salamanca, 1993, p 32

12 CA~~ILLO SALtEOO, J. A .. «La DeclaraCión Universal de Derechos Humanos I.es ulllversal·'".Tiempo de P,,=. n ·48. primavera de 1998, p. 16.

1) CARRILLO SALcr.oo. J. P.., «Algunas reflexiones saber el valor jurídico de la DeclamciónUniversat de Derechos Humanos». HaCia 11" orden 1II1trna~'lonal y ellropeo ESTudios ell Iwmc"'lJc alprofeso/' don MU/lu.1 Die:: de ~¡'I(1.«·o,01' ci/. P 178.

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I X LA 1'/(01 LCCIÓN IN I CRN¡\CIONAL DE LOS DERECHOS IlUMANOS A LOS CINC UENTA AÑOS.

Es preCis,1llJCnteesta concepción, sobre la que se basaría la universalidad de losdercchos humanos, la que nos proporCIOna, n su vez, poderosos argumentos para COIl­

trilrreslm las ohjcciones formuladas contla aquélla, ya mencionadas con antenondad,En prlmcl lugar, por que SI aceptamos que la razón última de la universalidad

radica en la dignidad humana, aceptamos igualmente que el respeto de los derechos

l111maltOsno depende de que I.ln ordenamiento jurídIco determinado los reconozca yde que adopre mecanismos de garantía y control. Es más, siguicndo esta orientación,la validez de las normas adoptadas por un Estado en clara violación de la obligacióngeneral de respetar los derechos humanos, podría ser puesta en entredicho, lo queocurrió, por ejemplo, en relación con las normas que Jnstitucionahzaban el apar(­!leul, adoptadas dlllante décndas por el régimen sudafricanol4,

En segundo lugar, y por lo que respecta a la ohjeción de que para el eJerciCIOefectivo de detcrminados derechos se eXigen requisitos adicionales, como la edad ola naCIOnalidad,o que con frecuencia se reconocen derechos a determinado~ colecti­vos dc personas, conviene advertir que la dignidad humana, como fundamento últi­1110de la Ul1l\'ersalidad, no seria compatible con la exclUSIón de determinados dere­chos humanos considerados como fundamentales, en determinadas circunstancias oa detel'minados grupos de personas En efecto, el reconocimiento específico de dere­chos a determmados colectivos, como las mUJeres, los niños, los trabajadores.migrantcs o los refugiados, entre otros, no tiene como objetivo incorporar un catálo­go de derechos cuya titularidad sólo afectaMa a las personas pertenecientes a dIChogrupo. smo que, partiendo de su situación de especial vulnerabilidad o indefensión,sc adoptan mstrumentos específicos de reconocimiento y proteCCIón para reforzar elrespeto de los derechos humanos fundamentales, incluso con la incorporación de'.l,eternllnados mecanismos de «discrimInacIón positiva»,

Sm embargo, desde la perspectiva de la efectividad y aplicación práctica de tales

derechos, conviene recordar que no pueden confundirse los planos de lo moral y delo juridico, pues como afirma el profesor PECES-BARBA <dos derechos no lo son ple­namente hasta incorporarse al Derecho positivQ» 15, Por tanto, y dado que para sos­tener la ulllversalidad de los derechos humanos no es oportuno hacerla a prior¡desde la positividad, pero tampoco desde la óptica exclusivamente morar, habrá queaceptar con dicho autor que las pretensiones morales, que son la base de la digllldadhumana y de los grandes valores de igualdad, libertad, seguridad o solidaridad, tansólo se conVIerten en derechos «cuando se positivizan» 16, y ello llevado al ámbitodel Derecho Illternacional positivo, equivale a afirmar que, desde la mlsma pers­pectIva, tan sólo serían auténticamente umversales las normas que hayan sido acep­tadas por todos los Estados, Con la excepción de las normas de ¡Wi cogens, que altratarse de normas imperativas de Derecho internacional general, no requier~n delconsentimiento de los Estados, y se imponen a su voluntad más allá de todo víncu­~convcncjonal. Normas que, por otra parte, y en la medida en que no admitenacuerdo en contrario, sólo pueden ser modIficadas «por una norma ulterior de

14 Cfr, OlANC ALTt:MIR, A" La "lo/(¡CIÓn de los de/echos humanor .flll/damentales como crimen1II1e1lfGClOlw/, Bosch, Barcelona, J 990. pp. 215 ss,

n l'~crs·BARn" MARTINCZ.A" «La uOlversahdad de los derechos humanos», Duxa. 15.16, vol. 11,1994, J' 622

I Ibld. pp. 623 Y 624

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos 11 35

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UNIVF.RSAlIDAD. INDIVISIBILIDAD E INTl!RDl!Pl!NDP.NCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS 19

Derecho internacional general que tenga el mismo carácter», como proclama elarticulo 53 del Convenio de Vjena sobre el Derecho de los Tratados, lo que implicaigualmente la nulidad de todos los acuerdos que estén en OpOSIcIón con tales nor­mas, ya sea en el momento de su celebración o. por la aparición postenor de unanueva norma Impemtiva, según se establece en el artículo 64 del citado Convenío.

Una atención especifica requiere la obJetió'k basada en el. fenómeno de la regio­nalizaci6n progresiva, así como en el denf'miMOO relativismo cultural que determi­na una diferente concepción de los derechos humanos, e incluso de aquéllos quedeben considerarse como fundamentales, en función de los r~gímenes políticosvigentes o de las tradICIones culturales dominantes.

3. LA DIALÉCTICA UNIVER~AIIDAP-RE(¡I()NALll.ACI()N

De forma paralela a la adopción y desarrollo de instrumentos internacionales dereconocimiento)' protección de los derechos humanos en el ambito de las NacionesUnidas. han aparecido igualmente sIstemas regionales de protección, generalmentePC?riniciativa de determinadas organizaciones regionales. La relativa afinidad de losEstados miembros de tales organizaciones en el plano cultural, económico o políticoha facilítado enonnemente la adopción de instrumentos convencionales de protec­cl6n de los derechos humanos, as! como de mecamsmos de garantía y control. Laproximidad ideológica entre los Estados e incluso de sus sistemas jurídicos intemoshan posibIlitado una mayor juridlficación y tecnificación17 no sólo en la definiciónde los derechos pr<ltegidos y de su inclusión en los mtrumentos jurídicos correspon­dientes, sino también, y principalmente, de los mecanismos de control. Mecanismosde los que cabe resaltar su mayor efectividad ~n particular en el ámbito europeo yen menor medida en el americano- al articularse en forma de órganos jurisdiccio­nales, a los que pueden acceder no sólo los Estados sino también los particulares.

Ante este fenómeno frecuente y progresivo de regionalización de los derechoshumanos, cabe preguntarse si éste constituye una amenza para la universalidad, porla posible fragmentación que pudiera afectar a aquéllos, tanto en su dimensión dereconocimiento como de proteccIón. Como ha afirmado GROSESPIELLlos fenóme­nos del universalismo y del regionalismo en materia de derechos humanos, ~<nosonfórmulas antÍ!6ticas y excluyentes» 18, pues constituyen dos formas complementanasde promoción y protección de los derechos humanos, que deben redundar en unamayor cobertura jurídica para sus destinatarios.

Por otra parte, conviene señalar que la interacción y la coordmación entre los sis­temas universales y regionales aporta numerosas ventajas que contribuyen tanto aperfeccionar ambos sistemas como a superar determinadas carencias. Sirva a títulode ejemplo la positiva influencia que determinadas interpretaciones de conceptos ynormas llevadas a cabo por una instancia especifica ha ejercido en otras de ámbitosdiferentes. Además. los sistemas regionales. y en particular el europeo, presentan una

t7 Cfr. ESCOBAR HGRNANDCZ. C. "L:I protección internaCional de los derechos humanos ([¡>l, en

Dlcz DC V~I.ASCO, M., InslIluClOnl'S d" DI11'''cho Internacional Público. 12' ed,. Tecnos. Madrid. 1999,p.561.

I1 OI\OS ES~lrLI.., H., Efludil>f wbre de.-eclllls 11Il1/l1lnOS 11, CiVltas, Madnd, 1988, p. 292.

36 • Guía de estudio y antología de lecturas / Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal

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20 l.A I'ROl [('('ION IN1I,RNA('lONAL 1)1.LO~ f)~R[C110, HUMANO~ A Lm (,INC\,I_~ 1,' '\1\OS

gran fUCI/'ucxpansiva 19, que lejos de obstaculiz.lr el camino hacia la universalidad,contribuye muy positivamente a elJa.

Este proceso multiforme y poJiédrico de universalización y al mismo tiempo dercglOllali¿llción, ha desembocado en una prolIferación de instrul11Cl1to~rnternaelOna­les de reconocimiento y protección de los derechos humanos, que puede presentardeterllllllados problemas en la práctica. En efecto, la total autonomía de los sIstemasregionales Jespecto a los unIversales, pero también la complejidad y, en ocasiones, lafalta de cooldinaclón de las numerosas normas, Instancias e ins,tltuclOlles, pueden darlugar a disfunclOnes operativas y a duplicaciones inútiles. por lo que se impone unacJ¡lI'IflCaClónde cstructuras y una coo¡dinaclón de sistema~, orgunr~mos y procedl­111¡entosque faciliten al mdividuo la eleCCIón de la previsión más favorable,

Por olla palIe, los procesos de integraclón Icgiol\al en los ámbít(l:' económiCO,comercial e ínclu~o politic() que se desarrollan en determmadas zonas del mundo,dí:berian contribuir Igualmente a facilitar el proceso de integracIón «humana».mediante la actIVación y potenclación de los mecaJ1lsmos eXIstentes en materia dederechos humanos, en unos casos, o mediante la adopción de otros nuevos, en lossupuestos en los que todavia no existan.

Los procesos pmalelos de reglOnalización y de universalización no pueden con­s,derarse en ningún caso como contradictorios sino como complementarios, en la:-:'Cedidaen que ambos se dirigen -aunque con medios, competencias y atribuciones:iferenciadas-- a la promocIón y efectiva protección de los derechos humanos, que,:1 duda se verá benefiCIada de su complementariedad, así como de su necesaria

~~mon¡zación y coordinación, El fenómeno de la regionalización2o, lejos de contra­:ccir la universalidad, constituye la expresión de un proceso dinámJCO y, al mismo. cmpo, adaptado a la reahdad del mundo actual.

L/I lJ/ALEC11CA UNIVCRSALIDAD-R8LATlVISMO

Los particulansmos derivados de la propia diversidad cultural existente en la

~~tual sociedad /Ilternacional constituyen un desafio permanente a la universalidad.:.;:; argumento, a menudo utilizado, para reafirmar los particuJarismos (¡'ente a la uni­'.e:salidad, se basa precisamente en la alegación de que los derechos humanos cons­, ~Jyen ulla creación de Occidente y que, como tal, traslucen valores de carácter accí.

:e,:!al. Esta polémica. que ya se planteó con ocasión de la aprobación de la:=:Iaración Univelsal21, se ha reproducido en otras ocasiones posteriores, en partí-

~ Cfr, CASSESC. A, «Los tlel>!Chol'/WIII(IIIOS (/11 e/mundo cOlI/cmpol éIlM'I. op ('1/, p, 80."" Sobre ellmpllClo del regIonalismo en la Mellal SOCIedad mtern~cjonul, "id. AlOE( o \ LUZARRilOA.

- :. CORNAVO rKIl.,O. N • «El nuevo regionalismo y reestructuracIón del S1Slemu mundIal» REDI, vol

-' ;~8, n,' l. pp 59-113 Vid asimismo RCMIROBROTONS, A, (,Umvelsallsmo. multllaterallsmo, regIO--,,s-'o y unilalcrahsmo cn el nuevo ord<ln Intcrnaclonal". REDI, vol. LI-1999, 11,· l. pp, 11-57,

11 Arabla Ssudila manifestó sus reservas de c.11ácler culcural y religioso, )' la Untón Sudafncana:O":z6 la inco'poración de los d<lrcchos económicos y SOCiales ror otra partc. la Unión SO\'letlca y otras

: e, : ;c:ci ones pencncclclllCS al bloque SOCIalista manifestaron su pnondad en reaf¡rma~ el prll1cipio de la:':';.,-anjR dd Estado. Estas rcu~ncjllS se reflejaron en las ocho abstenCIones (Bíclonusí:r. ChecosJova­; - :, colon, •.• Arabil. Saudí, Ueran;a. Unión Sudufncana, Unión Savu!tica y YugoslavH11 qu~ obtuvo ia:',:;; J::ón, que fue f'í1",hncllte adoptada por 48 VOIOS a favor y Sin ningún voto 011 CUllIr",

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos • 37

38 •

o Fundamentos Básicos

UNIVERSAUDAD, INDIVISJBILIOAD ¡¡ INrI:I\()EPENDEl'<C'IA DE LOS DEReCIIOS HUMANOS 21

cular en la Segunda Conferencia Mundial de los derechos humanos desarrollada enViena, como veremos postel'lOm,cllte

Sm embargo, aunque la aportacIón occidental a la intemaciona]¡zación de losderechos humanos puede calificarse de relevante; en ningún caso puede del ivarse deello que los derechos humanos lo sean tan sólo del hombre occidental, como tampo­co lo son en exclusiva de 1110gunaraza o cultura determinada, pues como proclamala Declaración UtlIversal, ésta constituye «un idhtl comym> a alcanzar por todos lospueblos y naciones.

Ahora bíen, aceptado este parámetro de universalidad pero reconociendo almismo tiempo que los derechos humanos deben ser reconocidos y respetados ensociedades concretas y determinadas que presentan profundas divergencias políticas,rehgiosas'j culturales, se ilY\?on~,con c\\rácter previo, i\\tentar conciliar los fenome­nos de la universalidad y de la diverSl(jaci,que aparentemente se nos presentan wmocontradictorios y difíCIlmente compatibles.

En efecto, ni la percepción acerca de la cuestión de los derechos h,lmanos, ni laconcepción sobre los mismos, ni tan siquiera la prioridad en protegerlos COinCIdenentodas las partes del mundo, pues aquéllas se ven mediatlzadas por razones de índolecultural, político o religiOSO.En las sociedades subdesarrolladas, el1 las que no estángarantizados ni los derechos más básicos como la alimentaci6n o la vivienda, existeuna tendencia defiOlda a relativizar determinados derechos o libertades consideradosen su seno como menos básicos o fundamentales, los cuales, Sin embargo, dit1cíl­mente serían relegados a un segundo plano en las sociedades más desarrolladas comola occidental.

Es evidente que de la misma forma que el desarrollo facilita una mayor puesta enpractica de los derechos humanos, la ausencia de aquél, es decir el subdesarrollo,constituye un freno para su expansión. El desarrollo se configura, por tanto, comolIDa condición necesaria, aunque no sufIciente, para una protección cada vez máscompleta e ¡ntegral de los derechos humanos. Pero aceptar esta afirmación, por otraparte cOl1statable, no equivale a aceptar paralelamente como un postulado previo, quehasta que no se alcance un determinado nivel de desarrollo no podrá materialtzarsesu efectiva protección, estando ésta reservada tan sólo a aquéllas sociedades desa­rrolladas, El riesgo y la potenCIal perversidad que pueden derivarse de tales afirma­ciones resultan evidentes, pues además de negar la efectiVll realización de los dere.chos humanos a una gran parte de la humanidad, se estaría dando argumentos a deter­minados regímenes para condicionar sU reconocimiento y prOt~Clón -a modo deuna condiCIón suspensiva, al menos en lo que respecta a los derechos civiles y poli­ticos- a la satisfacción de los derechos económicos y sociales, lo que atentaríadirectamente contra la llldivlsibilidad e mterdependencia de los derechos humanos.

No obstante, es convemente, en mi opinIón. insistír en la relación directa exis­tente entre des!mollo económico y derechos humanos. pues como reconoce elPreámbulo de la Declaración Universal en su párrafo 5, los pueblos de las NacionesUnidas «[ ... ] se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar elnivel de vida dentro de un concepto más amplio de libertad», Se establece así unavmculaci6n entre la efectIva protección de los derechos humanos y el progreso socialen un contexto económico que permIta la elevación del nivel de vida, pues ambosobjetivos se inscriben en un concepto más integral de libertad, que vaya más allá deuna simple categoría formal y que posibilite una mejora real en las condiciones de

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Fundamentos Básicos O

22 I,A I'IH)l1 n 'lO," IN'fI:RNA( I()NI\I, /)1' lOS 1)[:1(/;('110' HLJMANOS!I LOS CINCUE.NTA AÑOS

CXi.qC:llcla,nsí como una liberación [¡ente a las ,necesIdades más básicas y elementa­!es de la persona humana,

Un enfoque pO!'lIblea esle problema vendlÍa determinado por la conceptualiza­cIón del derecho al desarrollo como un derecho humano en su doble dimensión, indi­vidual y colecllVa22, que conecta directamente con la afirmación contenida en elartículo 28 de la Declaración Universal en el sentido de que para que todos los dere­chos proclamados en dIcho instrumento sean plenamente efectivos, toda persona«tlcne derecho) al establecimiento de un orden social e internaclOnal adecuado, loque es particularmente nnportante para la realización de los derechos económiCOS,SO<: lalcs y culturales2J•

La concepcIón de los derechos humanos se ve igualmente condIcionada por lospal ticularismos Ideológicos y religiosos Desde la óptica occidental, prima una visiónde Jnspiración iusnalura!lsta, \:n la medida en que se consideran consustanciales a lallaturaleza humana y, por tanto, anteriores a loda organl2ación política, y al mismotIempo llldividualista, desde el momento en que el hombre es el centro de todo el sis­Icma, lo que conecta muy directamente con la ideología de corte liberal En cambio,desde la perspectiva marxista, no sólo pnma una concepcIón más estatafista o colec­trva, que no sabe ver al hombre si no es integrado en la sociedad -lo que cleterminaque los derechos humanos sean tomados en consideración desde la óptIca económi­ca y socJal- sino que también la ImportanCIa concedida a los derechos de la segun­da generación, es comparativamente mayor. Esta diferente concepción, que ha mar­cado las relaciones entre el bloque occidental y socialisU! durante largas décadas deguerra fria, se ha visto reemplazada en los últImos años por la irrupción en escena dela contradIcción Norte-Sur, y la concepción que de aquéllos tIenen los países delTercer Mundo, int1uenciada igualmente por las tradicIones culturales y religiosas delbudismo, hinduismo, confucionismo o el ls[am, con sus diferentes matices sobre elhombre y los derechos humanos24.

La cuestión del relativismo cultural, que cristaliza la tensión existente e.ntre laulIlversalidad y los particularis111os, resalta la existenCIa de otros valores y referen­cias diferentes a los OCCidentales, 8 los que tacha de extraiíos a la propia idIOsincra­sia, así como de intentar imponerse al resto del mundo mediante fórmulas neocolo­niafistas. Esta contraposición de puntos de vista sobre la dimensión conceptual de losderechos humanos, que ha estado presente de forma persistente en la sociedad inter­naCIonal desde la adopción de la Declaración Universal, presenta en el momento

2J Vid. en es le sentido GOMEZ Is .•.•F.. El derrxlro al desarrollo como áeJW:iro humano en el ámbuoJul'Ídlco illll!/'Ilaclll/lal. UniverSidad de DeusIo. Silba!>, 1999, pp. 142 ss

23 En 0pll1l6n de la profesora Abellán el eje eelltral del CItado articulo 28 de la DeclaraCión UnIVersalrndiea «en la conexIón que se establece entre "la persona humana" y el "orden ¡meroaelonal" ConexIónque gIra en tomo a dos ídew;: de Ull lado, se vmcula el eJerc¡cio efectivo de estos derechos al estableeJ­nllento de un "orden social internaCIonal" que los haga pOSibles [ .. ]; de otro lado. la Idea de "ordenSOCIal" se abolda desde una perspectiva mundIal; el orden social que ha de pOSIbIlitar el ejercicio de los

derechos humanos. no se elrcunseribe s610 al marco estalal donde el indIVIduo desarrolla su Vida púb/¡.ea o privada. SlIlOque se sitúa tambIén en el plano Intemaeional". ABE~tÁN lioNRUBI••••v.. «Articulo 28".en PONS RAroLS, X. (eoord l, La Det:lamciólI UIIl1'enal de los Dere.chos Humanos COlllrmtario al tlcll­lo pOI al/;Cl/lo, learia-Anlrazyl, Oareelona. 1998, p. 443.

24 Cfr. CA~SCSC, A .• Los derechos humanos 1Mel JlllmdQ conlcmporÓlleo, op. CII. pp. 63 Y 64, VId.

aSUll,smo el libro eoleeltvo Los fllllda"'l!lI/o~ filosóficos dI! los derechos humQllo~·. ScrbalfVNESCO.1985, en espeCIal pp. 201.307.

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos • 39

o Fundamentos Básicos

40 •

UNIVERSALIDAD, INDlV{SIBlLlOAD E INTERDEPENDENCIA Dr. LOS DERECHOS HUMANOS 23

actual unas característtcas específicas, aparentemente contradictorias. En efecto,junto a la reafirmaci6n constante de lo identitario y de los particularismos en nom­bre de unas diferencias, cn ocasiones más aparentes que reales, nos encontramos anteun proceso imparable de mundialiZllclón25 que 'produce asimismo sus efectos en elámbito de los derechos humanos26.

La dialéctica entre la universalidad y los hrticularismos ha aflorado sistemá·ticamente con 'ocasIón de la discusión y posterior' a.oro&ación de mstrumentosinternacionales de derechos humanos. El tema ya se planteó en el momento de ladiscusión del texto de la DeclaracIón Umversal en el st!no de la Comisión deDerechos Humanos. En 1947 y, por tanto. un año antes de su aprobación, laUNESCO llevó a cabo una investigación sobre los problemas teóricos que se deri.vaban de una concepción universal de los derechos humanos. En este sentido. seenvió un cuestionario a expertos de diferentes nacionalJdade's, culturas y religiones,acerca de los problemas generales que aquéllos planteuban. así como sobre otrosmás específicos como el respeto a la diversidad cultural, las implicaoiones socialesde la ciencia. el valor de la información objetiva, el derecho a la educaCIón. etc. Lasconclusiones fueron redactadas por la ComisIón sobre Principios FilosófICOS de losDerechos del Hombre27, y en ellas se afirma que tras el largo y laborioso procesohaCIa el reconocimiento universal de los del echos humanos, debe asegurarse lairreversibilidad del mismo a través de los mecamsmos e instituciones necesarios atal efecto.

Las conclusiones afirman que la universalidad de los derechos humanos se deri­va no s610 de la inexistencia de diferencias fundamentales entre los hombres. sinotambién de la progresiva constitución de una comunidad internacional con fuerza realy efectiva, y cada vez más interdependiente, La Comisión proclama Igualmente laexistencia de una serie de derechos fundamentales míOlmos 'j aceptado~ por toda lacomunidad internacional independientemente de sus particulares tradiciones, cultu­ras o relígiones28,

Posteriormente a la aprobación en 1948 de la Declaración Universal de losDerechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas. y a la adopcióny posterior entrada en vigor de los dos Pactos, se ha vuelto a plantear la cuestión dela universalidad de los derechos que tales textos proclaman.

2.5Cfr. Dupu", R J., «RéflexlOns sur I'universalité des droits de I'homme», HeClOr Gm .• E,'piellAmicorum Llber, Bruylan!, Bruselas, 1997, vol. 1, p, 280.

26 Como lo demuestra. entre otros, la ado¡x:l6n del Estatuto de la Corte Penal IlItemsclollal, o eldesarrollo del «caso Pinochern. Vid., en este sentido. los trabajos de los profesores F JavIer Quel-M.'Dolo~ Bollo y José A. Comente, inclUidos en el presente hbro

27 Formada por Edward H Carr (presidente), McKeon, Auger. Fnedmann, Lasky. Chun¡¡·Shu·Lo ySomerhausen.

21 Entre ellos IRcluye el derecho a la vida; el derecho a la proteccIón de la salud; el derecho al tra·baJO; el der~ho a la aSIStenCIa en caso de desemple<!, mfancla, vejez, enfermedades o incapacidad; elderecho a la propiedad; el derecho a la educación; el derecho a la información; a la libertad de pensa·miento y expresión; el derecho a la JustiCIa; a parllclpar en actividades pallucas; a la libertad de reu­nión, asociación, culto y prensa; el dc=ho a la naCionalidad; el derecho de rebelión contra un gobler·no que no respetara los pnnciplos fundamentales de la justicia y de lo~ derechos humanos. y flOal·mente, el derecho a participar en el progreso. CAllA, E H" CROCE, Bo, GANDHI. M.; Hux~I!Y, A.: DeMADAklAO •••• S., M"'IUT"'IN, J.; TEI~HARD DE CH"ROIN, P., y otros, Los de'lIcl,o.! del homb,e, Barcelona,1975, pp. 404 ss.

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Fundamentos Básicos O

LJ"NIVERSALlDAo. INDIV{SIBILlDAD E INTERDEPENDENCIA DE lOS DERF.CHOS HUMANOS 23

actual unas característIcas específicas, aparentemente contradictorias. En efecto,

junto a la reafirmación constante de lo identitario y de los particularismos en nom­bre de unas dIferencias. cn ocasiones más aparentes que reales, nos encontramos anteun proceso ímparable de mundialízaclón2S que produce asimismo sus efectos en elámbito de los derechos humanos26.

La dialéctica entre la universalidad y los Qarticularismos ha aflorado sistemá·ticamente con ocasión de la discusión y posterior'1.orolbación de Instrumentosinternacionales de derechos humanos. El tema ya se planteó en el momento de ladiscusión del texto de la Declaración Umversal en el se!Í1ode la Comisión deDerechos Humanos. En J 947 y, por tanto, un año antes de su aprobación, laUNESCO llevó a cabo una investigación sobre los problemas teóricos que se deri·vaban de una concepcíón universal de los derechos humanos. En este sentido, seenvió un cuestionario a expertos de diferentes nnciona1Jdade's, culturas y religiones.acerca de los problemas generales que aquéllos plantellban. así como sobre otrosmás específicos como el respeto a la diversidad cultural. las implicaciones socialesde la ciencia. el valor de la información objetiva, el derecho a la educacIón. ete. Lasconclusiones fueron redactadas por la Comistón sobre Principios FilosófiCOS de losDerechos del Hombre27, y en ellas se afirma que tras el largo y laborioso procesohaCia el reconocimiento universal de los derechos humanos, debe asegurarse lairreversibilidad del mismo a través de los mecanismos e instituciones necesarios atal efecto.

Las conclusiones afirman que la universalidad de los derechos humanos se deri­va no sólo de la inexistencia de diferencias fundamentales entre los hombres, sinotambién de la progresiva constitución de una comunidad internltCional con fuerza realy efectiva, y cada vez más interdependiente. La Comisión proclama Igualmente laexistencia de una serie de derechos fundamentales mímmos y aceptado~ por toda lacomunidad internacional independientemente de sus parllculares tradiciones, cultu­ras o religiones28.

Posteriormente a la aprobación en 1948 de la Declaración Universal de losDerechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y a la adopcióny posterior entrada en vigor de los dos Pactos, se ha vuelto a plantear la cuestión dela universalidad de los derechos que tales textos proclaman.

2l Cfr. DuPUV. R J., «Ré11exlons $ur I'uníversalité <les droits de )'homme», He('tor Gms EspielfAm(corllm LJ~r, Bruylant, BTUselu, 1997. vol. 1, p. 280.

26 Corno lo demuestra, entre otros, la adopcIón del EstalUlo de la Cone Penal 11IIernaclonal. o eldesarrollo del ('caso Pinochet». VId., en este sentido, los trabajos de los profesores F Javier Quel-M.'Dolores Bollo y José A. Comente. inclUidos en el p~te hbro

27 Fornlada por Edward H Carr (presidente), McKecn, Auger. Frledmann, Lasky. Chung-Shu·Lo ySornerhausen.

28 Enlre ellos Incluye el derecho a la vida; el derecho a la prolecclón de la salud; el derecho al tra­bajO; el derecho a la aSistenCIa en caso de desempleo, mfancla, veJC2, enfermedades o incapacidad; elderecho a la propIedad; el derecho a la educación; el derecho a la información; ti la libertad de pensa­miento y expresIón; el derecho a l. JustICIa; a partICipar en actividades polltlcl$; a la libertad de reu­nión, asociación, culto y prensa; el derecho a la naCIonalidad; el derecho de rebelión conlra un gobIer­no que no respetara los pnnciplos fundamentales de la justlcla y de lo~ derechos humanos, y fmal­meme, el derecho a participar en el progroro. C"'RA, E H., CROCE, B.• O"'NDIlI, M.; HUXLEY, A.; DEM.••DARI.••O.•••S., M .••RITAIN.J.; TEI~H.••RO DE CH"'RDIN. P., y otros, Los dl!l(!Chos dI!/ hombltl. Barcelona,1975, pp. 404 ss.

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o Fundamentos Básicos

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24 1A 1'1<0111 ('ION IN II.KNAUONAI. ()L LOS DEK~C1I()S1I1'~IAN(jS A LO~ (INl'lJLNit\ ANO~.

SII\ duda, un argumento a favoI de e~la pretendida universalidad to aporta

hecho indiscutible de que dichos textos han sido voluntariamente aceptados ::.l~slados muy diferentes --dinmetmll11ente opuestos en algunos casos-- en cual1\C: :

modelo económiCO, polítiCO, religioso e incluso social. Sin embargo, puede afilllv'·

se que el csruclzo desplegado con ocasión de la discusión de tales instrumentos e­¿¡ras a Ul1IriClIr las tendencias centrífugas que inevitablemente se producen en e,::¡n¿¡teria en el seno de h, comunidad Internacional. no ha culminado en un resulta::::

uparcnte y globalmente positivo pues se tr¡¡ta de 1111proceso inacabado y abler:'como se demostró durante el de~arrollo de la última Conferencia Mundial e:

Detecho~ HUl11onos, celebrada en Viena del 14 al 25 de jumo de 199329• En ella ;:

ViCtoll cnfll.mladas dos po~tllras diferenciadas' In de los paises OCCidentales C;'.:

dcrclluíall la universalidad de los derechos huml\l1os sin excepciones, y la represcr·

tuda por cl deno¡nlnodo ,(frente de rcchazo)}, formado por una sene de países asiá: .cos y otros pertenecientes a la Organización dc la ConferenCia lslámica, que post>¡(Iban una cierta relativización de aquéllos en funCión de circunstancias culturales:

rcl1giosas. La síntesis entre las dos posturas enfrentadas, que fue lograda tras ardu,,:

ncgociaciones quc l'lmenazaron el éxito de la ConferenciaJO, quedó reflejada en eDocumento Final. En efecto, (ras proclamar en el Preámbulo que la promoción y pr·:>tecclón de los derechos humanos es una cuestión priorltana para la comunidad mter·nacional, así como la necesidad de rcfonar los mecanismos de las Naciones Unida5

pura alcunzal tales objetivo~, Incorpora en el párrafo 1.0 de su Parte 1 la siguiente afiT'ml'lcI6n: «(La Conferencia Mundial de Derechos Humanos reafirma el solemne como

promlso de todos los Estados dc cumplir sus obligaCIOnes de promover el respeto uni·versal, asi como la observancía y protección de tOGOSlos derechos humanos y de la,Itbertades fundamentales de todos ( ... ]. El carácter universal de esos derechos ;,libertades no admite dudas».

La rotundldad de la proclamacI6n de universalidad que este párrafo contiene.contrasta con la matizaci6n incorporada al párrafo 5.° de la misma Parte 1: «Debe

tenerse en cuenta la importancia de las particularidades nacionales y regionales, as!como los dIversos patrimonios histÓriCOS, culturales y religiosos [ ... ]»

Es evidente que el objetivo perseguido es la búsqueda del siempre dificil equili­briO entre la universalidad y el respeto a las particularidades nacionales y regionales,

sin que suponga que los Estados puedan ampararse en ellas para eludir el respeto alos derechos y libertades fundamentales que ellos mismos se han comprometidoIiblcmente a reconocer y proteger, pues como el mismo parrafo continúa afIrmando'

«[ ... ] los Estados tienen el deber. sean cuales fueren sus sistemas políticos, econó­mIcos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las liberotades fundamentales>l,

:N Para un amíiJsls de la cItad<! Confcrencla y de la polémica suscitada en su seno sobre la univer·salidad dc los dcr<:ehos ]¡umanos, VId. VILLANDURAN,c., «Significado y alcance de la untl'crsahdad delos d~lecho, humanos en la DeclaraCIón de Y,enal), REDI, vol XLVI, 19~4·2, pp. 505-531

JII l.a accplaclón dc la unIVersalidad por parte de los países del Tercer Mundo se VIO compensadacon la inclUSIón en el Documento Flnul del derecho al desarrollo (Parte 1, párr 10): "La ConferenciaMundIal de Dcre<:hns Humanos reafirma el der~cho al desarrollo. según sc proclama en la DeclaraCIón!\Obre el Derecho al Desarrollo, como derecho universal e mahenable y como parte integrante de tos dere­chos humanos fundamcntales», Declam~lón y P'r>gramll ,k Acción du la Conferencl(' MUlldial deDelt'!:Jros HUmDJlllS de l',('lIa (Víenn. 14 n 25 dCJumo de 1993). NaclO'les Unidas, Nueva York, 1993.

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Fundamentos Básicos O

VNIVr:RSAUDAD.INDIVIstIlIIJDAD E INTERDEPENDENCIADf. LO~ DEReCHOSIIUMANOS 25

5. EL NÚCLEO DURO DE LOS DERECIlOS HUMANOS COMO OHNOMIN.\DOR COMÚN

ENTRe UNIVl;RSi\UDAD,Y DlVl:.RSH)AD

Sin embargo, y aceptado cSle postulado generai, se impone encontrar un equilibrioentre universalidad y diversidad, pues los derechos humanos toman carta de naturalezaen contextos políticos, sociales y 9ulturales mtl~iferentes. 4s especificidades y ladiversidad influyen, sin duda, en el contenido rear-y práów:o q¡1e aquellos presentan ymanifiestan. De la misma fonos que no se puede discutir la uOIcidad del género huma­nO y de su dignidad intrinseca, tampoco es discutible la diversipad de culturas y siste­m!'.spolíticos y sociales existentes en la sociedad internaciom¡lactuaJ. Es, por tanto,absolutamente necesario, como afíl1na BEDIAour31 establecer una relación dmámica yal mismo tiempo armónICa, entre universalidad y diversidad. En esta línea de pensa­mIento, el denominador común entre ambas radicaría en determinar si existe llOa sel iede derechos humanos considerados como mínimos y fundamentales, reconocidos portoda la comunidad internacional independientemente de sus patticlllare~ tradiciones,cultmas o religIones. Éstos constItuirían «los atributos ínalienables de la persona huma­na)}32, es decir, un auténtico núcleo duro de derechos que expresarían la dimen~ión irre­ductible del género humano, y que traslucirían unos valores uníversalmente reconoci­dos y aceptados, cuya violacIón haría impostble el respeto de los demás derechos, alte­rando al mismo tiempo la propia esencia y naturaleza humanas33

La definición de un núcleo intangible o irreductible de derechos humanos nosconecta irremediablemente con el ooncepto de normas de ius cogens, En efecto las nor­mas imperativas son aquellas que han sido Mi calificadas por la comunidad internaCIo­nal en su conjunto, mediante su «aceptación» y su <<reconocimiento)},Dichas normas,que derivan de un consenso general de los Estados refendo a determinados valores jurí­dicos que se consideran esenciales en el ordenamiento internacional, no admiten acuer­do en contrario, y como estableée el artículo 53 del Convenio de Vlena sobre Derechode los Tratados, «sólo puede ser modificada por una norma ulterior de DerechoInternacional general que tenga el mismo carácter», como ya ha quedado dicho.

En definitiva, aquellos derechos que conforman el núcleo duro o intangible, eons­tituirian -<:on las matizaciones que efectuaré más adelante- normas de ius cogens, loque comportarla en la práctica la limitación de la libertad contractual de los Estados, alprovocar la nulidad abooluta de aquellos tratados internaCIOnales que estén en oposi.ción con dichas nonnas, ya sea en el momento de su celebración o por la aparición pos­terior de una nueva norma imperativa de Derecho Internacional general, según se esta­blece en el articulo 64 del Convenio de Viena anteriormente citado34,

31 BEDJAOUI.M , «La di(ficile avancée des droits de I'homme vers "unIYcrsalitél}, Ret"u! umverse·

lIe des drol/s de I'/¡olmne, 1989, vol, 1. n· (.12, p. 1L32 SuDRE. F.• Dl'oí( ml"mal/onal e/ eumpéen tiesdroflstie/'homme, Paris, 1989, p. 1933 Sm embargo, conviene subrayar que el hecho de idMtiflcar entre el denso catálogO de derechos

humanos. un nú<:leo de derechos IrredUC1ibleS considerados como básicos o fundamelltales. no Impltca,

que debamos establecer una JerarquÍA entre ellos. que reduzca a los demás a la categoría de simple dl!sl­deJ'tl/a. dada la Unidad e indIVIsibilidad de los dere<:hos humanos. como reconocen, entre OlI"OS documen­

tos. la De<:lareción y Programa de Acción de la Conferencia de Viena, como veremos postcnom¡ente.l.c No obstante. como ha advertido el profesor Pastor RldrueJo. «en lo que atañe a sus efectos. la

noción dellus cogen.• inlel1Ulclooal es SIO duda mucho más fecunda de lo que prevé la Convención deVlena. Las normas lInpcrau\18S mternacionales no se limitan únicamenle a provocar la nulidad o termi·

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos • 43

44 •

26 LA rJ{OlIX'('IÚN INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS f\ LOS CINCUeNTA AÑOS.

Esta límiwciól1 implica, por tanto, la imposlbJlldad de que uno de los derecho:quc con(orm¡¡n el citado núcleo duro pudiera ser derogado, lanto mediante un trata·do cclclllCldo entre dos o más Estados, o como consecuencia de la posibij¡dad de sus·pensión o derogación que mcorporan determinados instrumentos convencionales de

derechos humanos.En este sentido, cabe destacar que, mientras ciertos instrumentos mternacionale.s

de derechos humanos no contemplan expresamente la posibilidad de que los EstadosPartes en los mismos suspendan los derechos que proclaman (como la Carta Afncall2de derechos humanos y de los pueblos), otros de carácter más especifico, no admitennlnguna.posibilidad de derogación: Convenio contra la Tortura y otros Tratos o PenasCrueles, Inhumanos o Degradantes (art. 2), Sin embargo, exIste un tercer grupo deinstrumentos intelnacionales que admiten exprésamente la posibilidad de que losEstados Partes deroguen o suspendan algunos de los derechos proclamados y garan­tizados. Tal es el caso del Pacto InternaCIOnal de Derechos Civiles y Políticos (art. 4);dc la Convención Europea de Derechos Humanos (art. 15) y de la Convención Ame­ricana de Derechos Humanos (art. 27),

No obstante, admniendo con carácter general dicha posibilidad cnlos casos men­cionados, cabe destacar que la facultad de suspensión o derogación se encuentra limi·tada por dos tipos de cuestiones diferentes:

a) En pnmer lugar, porque dicha facultad no es absoluta pues está sometida acIertos requisitos de forma y fondo3S. En térmmos genel1lles, las derogaciones o sus­pensiones auroriZlldas. no deben estar en contradicción con las demás obligacionesderivadas del Derecho Intemacional, debiendo corresponder a las estrictas exigenciasde la situación y ser notificadas al órgano competente36.

En esta línea, el articulo 4 del Pacto internacional de Derechos Civiles yPolíticos autoriza a los Estados Partes a adoptar medidas suspensivas de los dere­chos que proclama «en situaciones excepcionales que pongan en peligro la vida dela nacíón». siempre que «tales dlSposlclones 110 sean Incompatibles con las demás

nación de los acuerdos conlTanos a las mIsmas [ .. J», pues Implica un «llmite objellVO a la soberanla delos Estados [ ... }». En esta IInea de pensamiento IdentifIca como manifestacIón mas Importante del iuscogens en la Convellción de Roma, la forma en que ésta ha sido interpretada por la Comisión y elTribunal Europeo de Derechos HumallOS: «de manera favorable a los derechos del hombre y contraria ala sol>c:rania del Estado, o en otras palabras, con senlldo extensivo y no restrictivo de aquellos derechos»PilSTOR RJORU¡¡¡O, J. A., .<La Convencl6n Europea ~ los Derechos del Hombre y el ¡l/S cog~l/S interna­clona!», HomellaJe a/ profuor Miaja de /0 Muela, vol. 1, Madrid, 1979, pp. 582 Y 590.

1~La deelaraci6n y aplicación del estado de excepción debe cwnpJir una serie de requisllos deriva·dos del ~recho Internacional conve"clOnal' proclamaCIón, notificación, amenaza excepcional, propor­CiOlUlhdad, provlslonahdad y no dlacriminaeión, Tales requIsitos conslltuyen garantias de proec,hmientoy superviSIón por los órganos internacIonales de la legalidad de su establecimiento.

)6 Es generalmente a través de la declaración del «estado de excepción» cuando se pladucen lasslluaciones mis delicadas y peligrosas para la efectiva proteccIón de los derechos humanos, provocán­dose lo que la profesora Abellán Honrubla ha llamado «estados pennanenles de excepción» <¡<lecondu­ce a una violacIón contmua y slstemad(l,) de los derechos humanos, y al que se llega, en su opinión, a tra.vés de las prorrogas sucesivas e indefInidas o por medio de la proliferación de lexes especiales sobresegundad del Estado. ABEl.LÁN HONIlUBI"', v.. «La prolección intellUlcional de los derechos humanos:mé\oóO$ in\emackmaks y ,al'amías intC\n~, en Penaamicnto jurídico y socíedud internacional,EstudiOS en homenaje al profC$Or don AntOniO Truyo] Serra, Centro de EstudIOS Constitucionales.

UniverSIdad Complutense de Madnd, 1986, p. 53.

Guía de estudio y antología de lecturas / Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal

Fundamentos Básicos O

UNIVERSALIDAD, INDIVJ~JI11LlDAD ¡¡ INTERDEI'ENDLN(1A DE LOS DERECHO:; HUNfANUS 27

)blígaclones que les impone el Derecho internacional y no entrañen discriminacIónllguna {... ]»)

Por su parte, el artículo 15.1 de la COtlvención Europea de Derechos Humanos~stablece tal posibilidad «en caso de guerra o en caso de otro peligro público queunenace la vida de la nación ( ... len la medida que lo exija la situaCIón y supuesto

:¡ue tales providencias no sean opuestas a las otras obligaciones que dimanan delDerecho internacíona1».

En un sentido similar, pero introduciendo algún matiz complementarío en rela­ción con la causa, duración y consecuencias de tales medidps, lo que determina unrégimen si cabe, más preciso, el artículo 27.1 de la CoflVencJón Americana deDerechos Humanos establece los úntCOS supuestos en que Se permite su adopción:«en caso de guerra, de peligro público o de olla emergencia que amenace la inde­pendencia o segundad del Estado Parte [ ... )>>, IIltroduciel'ldo un criterio limitadotemporalmente «( ... ) en la medida y por el ti~mpo estrictamente limitados a las exi­gencias de la situación {... J», y eXIgiendo a tal efecto que tales dIsposiciones «nosean incompatibles con las demás obligaciones que les impone el Derecho mterna­cÍonal y no cntrai'ien discriminación alguna fundada en motivos de raza, color, sexo,idioma, religión u origen social».

La jurisprudencia derivada de los órganos de garantía y control de ámbito regio­nal, tanto europeo como amencano, han remarcado el carácter restrictivo en la adop­ción de tales medidas suspensivas o derogatorias. En efecto, el Tribunal Europeo deDerechos Humanos ha defmido, en el asunto Law/ess, el alcance de la expresión'(peligro público que amenace la vida de la nación», contenida en el articulo 15 de laConvención Europea37 y la Corte lnteramericana de Derechos Humanos ha efectua­do igualmente interesantes reflexiones sobre las nociones de «Orden público» y «biencomún» en el asunto de La co{egiaci6n obligatoria de puiodistas38•

b) En segundo lugar, porque, admitida expresamente la posibilidad de suspen­sión o derogación de los derechos y libertades proclamados por los instrumentosinternacionales de derechos humanos mencionados, cabe resaltar que no todos aqué­llos son susceptibles de tales medidas, al imponerse por los. propios instrumentos,limitaciones al respecto.

J7 El Tribunal definió la nOClón de pehgro público que amenace la vida de la nación contenIda enel citado arto IS del CEDH en los 5lgUletltes term;nos: «S'ltlactón de COSIS o de peligro exceJ>Clonal oinminente que afecta al conjunto de la población y que conslltuye una amenaza ¡lal'll la vida organizadade la CQmunidad que compone el Estado». Cour Européenne des droil$ de I'homme, Affaire Lawilm,Arrél dll 1 JUllletl961, Se,.ie.4, 1, pár. 56.

JS «No se es~pa a la Corte, sm emb3fl¡o. la dificultad de preclS3l' da modo unlvoeo los con~ptosde "orden público" y ~bien comiln", llÍ que ambos conccplns pueden ser uSl~ tanto pllrtl Iflrll\l1r 10$derechos de la pelSOnl frente al poder públtco, como pal'll JUSlirJCal' limitaciones a esos derechos C11 nom­bre de los intereses coJectivO$ A este ~peclO debe subroyatie qu~ de ningulIs Olanera podrian invocal·~ [ ... J como medíos para lupnmir un dmcho garantizado por la Convención o para dasnaturalizarlo opnvarlo de contenido real [ ... ). &os conceptos, en cuanto &O mvoquen como fundamento de bmilacio.nes a los dcrechO$ humanos, deben ser objeto de una interpretaCIón estrictamente ceñida a las "justas exi­gencias" de una "$OCiedad democrátlca" que tenga en cuenla el ~i1ibrio entre los dl&tinlo3 intereses enJUC¡o y la necesidad de preservar el objeto y fin de la COlIYcnción», CoI1~ 'nleramcricana de D~r~chosHumanos. La coJegitU:/ón obligatoria de periodISta., (arts 13 y 29 de la Convención Americana deDercenos Humanos). O?lni6l1 COIIsllltMI OclS de 13 de n<lVlembre de 1985, párr 67.

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos _ 45

I

46 •

Fundamentos Básicos

28 LA rltOl HC(")ONIN r~RNt.CI()NAlD( LOS IlUlLlllOS HUMANOS A lOS (INCUCNT,\ AÑOS.

En efucto, el "ármfa 2," del artículo 4 del Pacto Internacional de DerechosCiviles y Polítíeos, excluye la posibi!idnd de admitir disposiclOnes suspensivas enrelacIón con los ,¡¡¡l\lentes articulos: articulo (¡ (derecho u la vida); artículo 7 (prohl'OtCiÓn de lu tortura y de penas o tmtos crucles, illhlli11¡¡nOS ° degradantes); artículo

8.1 y 2 (prohibiCIón de la eselavllud y de la servidumbre); artículo 11 (prohibiciónde encarcelamiento por IOcump/hnicllto de obligaciones contractuales); artículo 15(IrrelrO<lCliVidad de la ley penal); artículo 16 (derecho al reconocimiento de la perso­

nalidad jurídica), y articulo 18 (libertad de pensamiento, conciencIa y rehgión).Por su parte, el artículo 27.2 de lu Convención Americana de Derechos Humanos,

cn un sentid') símllar pero más extensIvo que el Pacto, no autoriza la suspensión delos derechos proclamados en los siguientes artículos, ni de las garantías judiciales«indispensables para la protección de tales derechos»; artículo 3 (derecho al recono­cimiento de la personalidad jurídica); artículo 4 {derecho a la vida); articulo 5 (dere­cho a la integridad personal); articulo 6 (prohibición de la esclavitud y de la servi.dumbre); articulo 9 (prinCIpIO de legalidad y de irretroactividad); artículo 12 (liber­tad de conciencla y de rehg1óll); articulo 17 (protección a la familia); artículo 18(derecho al nombre); artIculo 19 (derechos delníño); articulo 20 (derecho a la nacIO­nalidad); y artículo 23 (dereChos políticos).

El Convenio Europeo de Derechos Humanos, con un criterio marcadamente res­trictivo, confiere en su articulo 15.2. el carácter de derechos inderogables a los pro­clamados en los Siguientes artículos: artículo 2 (derecho a la vída); artículo 3 (prohi­bición de la tortura y de penas o trztamientos inhumanos o degradantes); artículo 4.1(ptohiblción dc la esclavitud o servidumbre); articulo 7 (irretroactívidad de las leyespenales).

Como puede observarse, no existe una total coincidenCia en los diversos instru­mentos internacIonales de derechos humanos, en la determinación de los derechos

que no son susceptibles de suspensión o derogaclón39, por lo que será necesal'io, enmi opmióll, buscar el mínimo común denommador de los derechos que los distintosinstrumentos internacionales califIcan como inderogables, lo que, unido a su acepta­ción y reconocimiento como tales por la comunidad internacional en sucol1junto,determmal1Í su collceptuación como normas de ius cogens. Dichostandaro minimum,

vendrá determinado por los derechos que prote!.en lo que se ha venido en llamar «elnúcleo indistructible de la dignidad humana»4 : el derecho a la vida. la prohibiciónde la tortura y otros tratos O penas iTlhumanos o degradantes, la prohibición de laesclavitud o servidumbre, y el derecho a las garantías jurídicas y procesales mínimase indispensables. El criterio para la inclusión de un derecho a este núcleo duro, será,

l~ La CM\? Mncal\1\ lIe lIet~hOS huma\)es'j lIe les jl\l.eb\eB nI) \nctltpt>n. "\1\¡\lna e\{,"SUII>ó'e den>­gaclón, lH Il1nguna lIsia de derecho~ inderogables. Sin embargo. las derogaciones son posibles en v1rludde fórmula' e¡;tremadamemc get\~l1cas, que conslltuyen en si mismas auténticas claúsulas potestativasqut hacen imposible en la pnlctka cuhrir bajo el paraguas de la jnlangibílidad 8 ningún Cerecho. El pro­fesor Virally ha deflllldo muy ¡¡ráficamenle estas cláusulas potcslativas como aquellas que «permiten unaexcepclón, una derogacl6n, meluso una liberaCión (olal de las obligaCIones en circunstancias que no sondcfil1ldas mlÍs que por la pam que dCleula el poder y de una forma prácticamente libre»_ V1RAI.LY,M.,Les e/alfses échapf'lJlOlres en ma(lere d'mMrumenlr IIIlemallonalLt re/ali[s atiX dmils de /'/¡omme,Bruylant. Bruselas. 1982, p. 16.

40 MARKS. S .. «La rtOtion de periode d'excepl;on en matJ~re des droits de I'homme», IIDH, vol VIll­4, 1975, pp 850 Y aS!

Guía de estudio y antología de lecturas / Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal

Fundamentos Básicos O

UNrvCRSALIDAD, INDIVrSflJlLlDAD e IN r ¡;IWl'PéN!\CNCIA ()I: LOS DERECHOS HUMANOS 29

además de su mderogabiJidad formal, que su vIOlación haga imposible el disfrute delos demás derechos mcol'l)oraili>s al mismo41,

El hecho de que 110S encontremos ante un núcleo de derechos mderogables encualquier circunStanCIa, por excepcional que sen, determina en la práctica una limi·tación de la soberanía de los Estados cuando esté en juego el respeto a la dignidadhumana. Este núcleo duro. deviene universal mái allá de las especi ficldades de carác­ter regional que como hemos visto pueden ittQ'oductT deter-ininados instrumentosregíonales de derechos humanoS. El nivel infranqueablOoqu~ determinará ese stan·dard mínimum, será el respeto a la digmdad humana. con ind~pendencia de las tradi·clOnes culturales. políticas o religiosas ti otras CIrcunstancIas particulares42.

Una referencia cspecifica merecen en relación con este tema, las normas báSI­cas del Derecho InternacIOnal Humanitario. Un sector de la doctrina considera

que éste presenta una conexión directa con el ¡liS cogens, al constituir la base deprincipios o normas esenciales para la protección de Intereses comunes43. Comoes sabido, el derecho humanitario actual no se limita a la situación de guerra clá­sIca. al contemplarse en el artículo 3 común a las cuatro ConvencIOnes deGinebra. normas aplicables al confltcto armado que no presenten un «carácterinternacional y que surjan en el territorio de una de las Altas Partes contratantes».El citado artículo 3, asegura al menos la aplicación de las reglas humanitariasaceptadas como esenciales por los pueblos civili:zados44• reconociendo al indivi­duo el derecho a la no discriwinaci6n. a la vida y a Jalntegridad corporal. prohi­biendo «especíalmente el homicido en todas sus formas, las muti!aciones. los tra­tos crueles, torturas y suplicios}), así como la toma de rehenes. los atentados a ladignidad personal «especIalmente los tratos humillames y degradantes» y las con­denas y las ejecucIOnes efect¡Jarlas sin un juicio previo llevado a cabo por un tri·bunal regularmente constitUIdo y provisto de las garantías Judiciales reconocidascomo indispensables para la salvaguardia de los principIOS de humanidad acepta·

"1 CIT. KATZ, e.."Pour la procalamt1on par la cOl11munsuté IOternallonale d'uo noyau l~lllllglble desdrorrs de I'homme». Reme Irimeslt'l!IJI! des dm/lS de I'/tomme. n, ·28, 1996, p, 545 .

•2 Para el profesor Carrillo Salcedo, «asl entendidos, los derechos llumanos fllIldsOlentales, esto es,aquellos que SOIl absolulOS)' l/O pueden ser derogados en lIinguna cm:lmSlanda { •.l. /l1/egroJl tl/ltic/eoduro de los derechos humanos, en 101110que expresión jurídlr:a de 1/110cOIIVlccl611jurídka un/ve/sal/adel rec/lo;;o a la barbarie» (la letra ~tllSiva es del aUlor). C .••U,ILLO SALCElJO, J. A.. Sobcmnia de losesTados y derechos humanos en et Derecho mlel7laclonol conlcmpo,.¡meo, Te<:nos, Madnd. 1995, p. 105.

43Cfr. KASTO, J ,¡liS Cogen. and HumallilanQ/I La.•..•, InstltuBOn lnternalional de Droll Humanitaire.

1980.1' 98." En esle sentido, cabe destacar la afirmación efccluacJa \Xlr la Cone Internacional de Jushcla en el

ASllnlO at las ocTi¡'Jdadts 1/l111/(J1'eS)' paramilllllres tn )' cOJllra Niea/agl/u, en relación con la obligaciónde cumplir las Convenciones de Ginebra. )' en par1icular el anitulo 3 común a las mlsma~: «El TribunalcOllsldera que los Estados Unidos llenen la obligación. segUn los térmInos del ankulo primero de las clla­tro Convencione~ de Ginebra de "lespelar" e incluso de "haeer respetar' dichas convenciones "en todacircwlslancia" pues una obltgaclón de lal carácter no deriva de las Cónvenciones en sí nllsmas. sino delos principios generales del derecho humanitarIO del que las conveneiol\CS son su expresión conelota. Enparticular los Estados Umdos tienen la obligactón de no alentar a las personas o grupos de personas queparticipan en el confliclo de Nicaragua a actuar en víolación de disposiciones como la del artículo 3común a las cuatro Convenciones de J 949 [... 1. Los Estados Unidos de América, produciendo un manualutulado "Operaciones pSIcológicas en guerra de guerrlllu" '1 dlstnbuyéndolo entre las fuerzas "contl1ls",hall incilado a estas a comerer aClos <'COIMOS a los pnneipios generales de! derecho humantlano [ .. J'},

Affaire des Delit,.l;s HIlillo/res (Jf parafl1ililoíres al( Nlcol'tigllo el conlre ctlllloCl (Nicaragua e Elals-Unísd' Amerique), Fond, CIJ. ReC'lle", 1986, pp. 104 Y 148.

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos • 47

o Fundamentos Básicos

30 LA Pl(Ol'EC('JON IN1'LIlNACIONAL DE LOS DERI:.CHOS HUMANOS ,\ l O~ CiNC UI:;-..rrA ANOS

dos por los pueblos civilizados que deben ser respetados en LOdo momento y ell'­clfn~tallcia.

El carácter mdcrogabJe de estas disposIciones, que son aplicables incluso conIIldepcndcncla de todo vínculo convencional, determma quc ja!' normas que consa­gran el derecho humanJtario, pertenecen, en lo que se refiere a las estIpulacionesbásicas y absolutas mencionadas, al jus cogens, dándose, por otra parte, una coinci·dencia muy destacable con los derechos calificados como illderogables por los diver­sos ;ntcumentos internacionales de derechos humanos anteriormente mencionados4S.

En deflnJtlva, nos encontrariamos, por tanto, ante un núcleo Irreductible de dere·chos que, como ha afirmado el profesor ReMIRO BROTONS, «componen esferas deprotección priort1aria: represión de los actos de genocidIO, crímenes de guerra y con­tra la humat1ldad, abolición de la esclavItud y la discriminacIón racial, lucha contrala lortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, abolición de la pena denluerle\¡4Óque constituyen auténticas normas imperatIvas en la medIda en que noadmiten llInguna defogaclón ni suspensión bajo ninguna circunstancia o condición, yconsiderándose además su respeto una obligaCIón erga omnes. Se establece de estaforma ulla conexIón directa entre universalidad e ímperatividad, pues como continúaafirmando el citado autor. «La universalidad de los derechos humanos fundamenta­

les y su imperatividad internacIonal forman un tándem indisoclable»'17.

1Il. INDIVISIBILIDAD E INTERDEPENDENCIADE LOS DERECHOS HUMANOS

La distinción entre derechos derogables e inderogables no implica necesaria­mente introducir una jerarquización entre las distintas categorias de derechos huma­nos, pues obedece a criterios de ulJhdad práctica o a estrategIas de urgencia o nece·sidad, que no deben poner en peligro el carácter indivisible de tales derechos48•

4S El profesor I'astor RidrueJo ha subrayado el caricter benéfico de .«IOS efeclos eKpansivos delDerecho Internacional Humanitano de base convenelonal dentro del grancontexlO de la interacci6n entre1ralados y costumbTeSll Efectos eKpanSlVO&que, en ~u OpinIÓn, «Se ven eslimulados por las especialescaracterlstícas de la materia: protección a las Vletlmas de la guerra, que es tanto (lomo decir proteccIónde los derechos humanos en situaciones de alto riesgo para su respeto como son los conflictos armados,internos o internacionales, La naturaleza imperalJva, de tus cogens, del núcleo básico de las normas inter·nacionales sobre derechos humanos contribuye, en efecto, a potencIar la tnmsf(mnacíón del DerechoInternacIonal Humanilario convencional en pnnclpíos de Derecho llllernaclonal General» PASTOR

RIDRUEKI, J A., «Protocolos de Omebra de 1977 sobre Derecho internacional humanitano, DerechoInternacIonal gene11l1 Y/l/S cogens internacIonal», en ti Jomadas .«I/)I'e Derecho ¡//te¡ naciona!HumamtariD, Sevtlla. 1990, p. 80.

46 R.!;M¡RO BAOTONS, A ¡RIQUELME COATADO, R. M.; DIEZ HOCIIl.EITNER, l.: OAIHUELII CALATAYUD,

E; Ptau-PltAT DUADAN.L., De/echo I/ltemocional. MeOraw·HIII. Madrid, 1997, p 10ll.47 ¡bid

~s Como ha sefialado Van Boven, el clasificar los derechos humanos en funCIón de su importanciaImplica U1l riesgo, no sólo porque el caráeter fundamental de un determinado derecho puede variar conel tiempo, SinO también porque podrla comportar una jerarquía entre los ~hversos derechos humanos enfuncion de IU carácler fundamenlal o no. Jerarquía que atentana conlra la indivlslbihdad de los derechoshumanos, lalllas veces proclamada, y que implica que los derechos humallOs fOffilan «un bloque único yno pueden ser SItuados uno sobre otro en una escala jerárquíetl). VA'" BovfiN, T., "Cmenos distintIVOS delos derechos humano$ll, en VASAK, K. (arl. l, Ltu dim~nslones internactonaJes de los de,echos humanos.vol. 1, Serbal/UNESCO. Barcelona, 1984, pp. 77 Y 78

48 • Guía de estudio y antología de lecturas I Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal

Fundamentos Básicos O

UNIVERSi\UDAD.1NO¿VISlBILlDAD E INTERDEPE"IDEN(,IA DI: LOS DERECHos IlUMANOS 31

Una concepciónjerarquizada de los derechos bumanos podría conllevar un resul·tado indeseable, en la medida en que se aceptáse la posibilidad de ignorar determi·nados derechos para dar prioridad a otros. lo que sería absolutamente rechazable puesrodp¡;"J~§, derecIlOs humanos tienen una naturaleza igual aunque puedan presentarespecificidades tanto en su formulación como en sus sistemas de protección,

L'a característica de la indiyisibi!idad se a-;ocla a su fundamento único. la digni­dad humana, as[ como a su ul1ldad conceptua'l-Y al rechazo'a cualquier posible jerar­quizaclón entre los derechos humanos, En cambio la InterdependencJa ponto:el acen­to en la interrelación, común juridicidad y dependencia reciproca entre las diferentescategorías, en partIcular la relativa a los derelOhoscivIles y políticos, y a los derechoseconómicos, sociales y culturales. Lo cual de ningún modo debe interpretarse de talforma que )a interdependencia constituya una justificación de posibles InCW11pli·mientos de determmados derechos con el argumento de que es necesario o prlOrlta·rio empezar por asegurar otros dIferentes.

En definitiva puede afirmarse, qu~ los derechos humanos son indiYisibles por­que son indispensables para el respeto de la dignidad humana y para el desarrollointegral de la persona, lo que refuerza la unicldad de los mismos frente a la jerar­quización, )'. al mismo tiempo. son interdependientes porque se interrelacionannecesariamente entre sí y porque la existencia real de cada uno de los derechoshumanos, s610 puede ser garantizada por el reconocimiento integral de todos ellos,pues como muy acertadamente ha afinnado GROSESPIELL, «sin la efectividad delgoce de los derechos económicos, sociales y culturales, los derechos civiles y polí­ticos se reducen a meras categorlas formales. Pero a la inversa, sin la realidad delos derechos civiles y pollticos, sin la efectividad de la libertad entendida en su másamplio sentido, los derechos económICOS y sociales ¡;arecen, a su vez, de verdade­ra significación»49.

Las referencias a la mdivisibilidad e interdependencia de [os derechos huma­nos son frecuentes en los Instrumentos internacionales que los reconocen. En efec­to, además de la referencia implicita que se deduce del articulo 22 de laDeclaración Universal, al proclamar que «toda persona [... } tiene derecho [... ] aobtener ( ... ] la satisfaCCión de los derechos económicos, sociales y culturales,indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad», elPreámbulo de los dos Pactos de 1966, reconoce que «[ ... J no puede realizarse elideal del ser humano libre [... ] a menos que se creen condiciones que permitan acada persona gozar de sus derechos CIviles y políticos, tanto como de sus derechoseconómiCOS, sociales y culturales».

Por otra parte, la Resolución 32/l30 adoptada por la Asamblea General de lasNaciones Unidas, el 16 de diciembre de 1977 sobre los criterios y medios para mejo­rar el goce efectivo de los del'echos humanos y las libertades fundamentales, realiza,entre otras, las sigUIentes afirmaciones: «O) Todos los derechos humanos y libertadesfundamentales son indivisibles e interdependientes; deberá prestarse la misma aten­ción y urgente consideración tanto a la aplicación, la promoción y la protección delos derechos civiles y políticos como a la de los derechos económicos, sociales y cul­turales».

~9 GROS ESPlijLI., H • Es/lldlos sobre derecho; humanos, op ClI.. pp. 324 Y 325

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos 11 49

o Fundamentos Básicos

50 •

32 LA PR01HTION IN II.RNAClONAI. 01: LOS DriU:nlOS HUMANOS'\ lOS CINCUENTA AÑOS.

La Proclamación de Tchcranso reafJrlllil este mismo sentido, cn su párrafo 13:«Como los dcrccho~ humanos y las libertades fundamentales son ¡ndivisibles la rea­!Jzaclón de los derechos civiles y políticos sin cJ goce dc los derechos económicos,sociales y culturales, resulta imposible».

Universalidad, Illdlvislbilidad e mterdependencia, de nuevo reconocidas en el

pana fa 5." de la .parte J, de la Declaración y el Programa de Acción de Viena: «Todoslos derechos humanos son universnles, indivisibles e interdependientes y están rela­cionados entre sí. La comunidad internaCIOnal debe tratar los derechos humanos enforma global y de manera justa y eqllltativa, en pIe de Igualdad y dándoles a todos ell11i~l1\opeso».

La fónllllla utilizada en la Declaración de Viena. e~ más oportuna pues elimina

la posibilidad d(' interpretaciones unidireccionales51, como podrían del;varse de laredacción utilizada en la Proclamaclón de Teherill1 anteriormente citada. La insisten­cia CIl la aparente unilateralidad que parece desprenderse de ésta, así como de otroslcxtos52, en el sentido que podría dar lugar a interpretacIOnes que condicionarían elgoce de los derechos ciVIles y pollticos a la satisfacción de los d~rechos económicos,sociales y culturales, se justifica por la naturaleza asimétrica de ambas categorías dederechos humanos, asimetrfa que viene determinada por la posibilidad de que losderechos de la pllmera generación puedan ser garantizados mucho más rápIda y efi­cazmente que los de la segunda, que estarian condicionados por el nivel de desarro·110 económico del Estado.

El concepto de indivisibilidad. para que pueda ser interpretado en toda su dimen­sIón y no de una forma unilateral, debería -permitir la posibilidad de invertir simétri·camente el enunciado, es deCIr que dado que son indisociables, la realización de losderechos económicos, sociales y culturales resulta imposible sin el goce de los dere­chos civiles y políticos.

La indivisibtldad no signIfica, sin embargo, aceptar una radical y absoluta equi­paración fáctica entre las diversas categorlas de derechos humanos que podrfa deri·var incluso hacia su confusión, pues respetar su unidad e indivisibilidad es totalmen­te compatible con el también necesario respeto a su especificidad. En efecto, estadiversidad de los derechos humanos, cristalizada en las distintas generaciones de losderechos humanos que presentan, además de una naturaleza, contenido y carácterdiferentes, unas modalidades de aplicación y unos mecanismos de protección y con­trol también diferentes, no debe constituir una amenaza a la indiVIsibilidad de los

50 Adoptada por la Conferencia lnternaclonal de Derechos Humanos el 13 de mayo de 1968 enrehcrán

51 La Resolución 48/141 ~dop\ada por la Asamblea General de las Naclolles Unidas el 20 de diciem­bre de 1993, por la que so crea el Alto Comisionado para la promoción y protección de los derechoshumanos, ulíJiza .gualmonte uua redacolón más acorde con el carácter indivisible de tajes derechos, siafirmar que dicho Alto Comisionado habrá de guiarse "por el reconocImiento de que todos los derecho;IlUm.noS (ciVIles, cuhuralcs, ceonónllcos, polhicos y SOCIales) son universales, il\diYlSlllles. interd.epen·dientes y estan estrechamente relacionados [.. ]".

12 Como 01 Pr:¡Í~lbulo de la Carta Africana de 105 derechos humaBos y de los pueblos el cual, Irasdeclafllr el convenclImenlO de que (dos derechos civiles y poHl1COSson mdisociables de los derechos eco­nómicos, sociales y culturales. lamo en su concepción como en su universalidad». continúa aflnnllodoque ,da satlSfaCCKlnde los derechos económiCOS, sociales y culturales garantiza el goce de los derechosoiviles y polfhCOS (.. 1»

Guía de estudio y antología de lecturas / Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal

Fundamentos Básicos O

UN1VEf,SALlDAD,1NlllvlSlIlIUDAD E INTERDJ;PENDF.N('IA DE LOS DERECH\J~ !11JMANOS 33

derechos humanos concebidos en su conjunto, que sc asocia a la natulaleza tambiénindivisible de la digmdad humana,

Indivisibilidad que se vincula Igualmente a universalidad, pues constituye su fUI1­

damento lógicoSJ en la medlda en que obliga a tomarlas conjuntamente en conside­

ración, eludiendo de esta forma la tentación de interpretaciones particulares o par­ciales que, en definitiva, tendrían como r~sultado una perversa fragmentacIón de lapropia esencIa indivisible de la dlgmdad Ill~ana, <¡omoy~ ha quedado dicho.

Por otra parte, la indivisibilidad debe ser conce~da tomo un principio de II1ter­pertación y aplicación, de la misma forma que 10 es, por ejemplo, el principio de nodiscl'Íminación54. Desde esta óptica, los derechos hUman'Osse interpretarían y apli­carían desde su ullldad e indivisibilidad intrínseca, lo que comportaría, en la prácti­.ca, un plus de efectividad por 10 que se refiere al respeto global y conjunto de todosellos. Esta concepción de la indIvisibilidad, que determma una comprensIón conjun­ta de todos los derechos humanos huyendo de illterpertaciones parciales, proporcio­na igualmente el sustrato argumental necesario para reforzar el prinCipio de unIver­salidad,

La indivisibilidad o indisociabilidad, en tanto que cualidad intrínseca a todos losderechos humanos, tiende a aportar grandes dosis de coherencia pues implica nece­sanamente una aceptación sobre la igual jerarquía e importancia de las distintas cate­gorfas de derechos, lo que supone que en ningún caso los Estados podrían es(,udarse

en la promoción y protección de una determinada categoría de derechos, para eludir.la promoción y protección de otra55, o lo que es lo mismo, implica colocar a ambascategorías de derechos en el mismo nivel de atención y urgencía56,

Precisamente desde esta perspectiva es posible aceptar como compatible, por unaparte, el hecho de que, en general, los derechos humanos presenten la característicade la indivisibilidad y, por otra, el que se identifique entre ellos un núcleo duro oinUlngiblc de derechos, que presentan además la característica de la inderogabilídad.O dicho de otro modo, el hecho de que no pueda considerarse como jerárquicamen­te superior una determinada categoría de derechos sobre las demás, no impide queexistan una serie restringida de derechos que el derecho positivo reconoce como

inderogables precisamente por su carácter fundamental. básico o intangible, Este plusde «fundamentalidad», que determma que su violación grave y sistemátIca genereuna responsabíiidad intemaClonal agravadas7, se deriva de su carácter supra-positivo,metajurídico e tncJuso prejurfdico, en la medida en que preexisten a todo orden jurí­dico y en que son oponibles a todos los Estados con independencia de toda acepta­ción o consentimiento expreso, lo cual les confiere el carácter de normas de IUS

53 Cfr, MI'YER-BISCH, 1'., Le "'1'1'$ ¿c'S droits de {'/¡OM1flle I...·indivis,billlé conll11i! príncl¡lf d'Hlfer¡¡r¿­lalioll el de //l/se 011 OCIlVl'e des "r(llts de ('/tomO/I!, &lllioos UñIVersil$lres Fribourg, 1992, pp, 27 Y 28,

$~ PrinCipio de no dlscriminllCi6n que sería igualmente apltcable a la califIcación y configuraCiónde los propios derechos, en la medida en que todos ellos tendrían un Igual posiclonamiento jurídico, sinjerar~ui7.3cíón ni discriminaCIón slguna entre ellos.

s Como deolara expresamellte la Resolución 371200 adoptada por la Asamblea Generol de lasNaciones Unidas el 18 de diCiembre de 1982,

S6 Como proclama la Declarilclón sobre el derecho al desarrollo adoptada por la Asamblea Generalen su Resolución 41/128 de 4 de diciembre de 1986.

S7 Cfr. BLANC ALreMIR, A., la Vtolación de los derechos humanos /unaomert(ales como crimenÍ/llel'1lacíonul. 0j}. CII. pp. 116 ss,

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos 11 51

o Fundamentos Básicos

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34 LA PitO I I C(,ION IN'll:RNA('IONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS A LOS CINCUEI~TA ANOS

('lIg<!11S, dCode cl momento en que han sido aceptados como tales por la comunidadInternacIOnal de Estados en su cOI1Junto,como ya ha quedado dicho.

Tras reconocer que la indiVIsibilidad constituye un concepto todavía demasiadovago que requiere una clanficnción urgente dada la creciente compl~i¡dad de losderechos ya conocidos, los cambios políticos entre el Este y Occidente y la emer­gCIJ(;lade los derechos de tercera generación 58, M1NER·B1SCH ha señalado muy acer­tadamcntc que «por indivisibilidad de los derechos humanos se entiende la necesidadde dcfinir, mterpretar y hacer respetar los derechos de las diferentes categorías simul·t¡'¡neamente y teniendo en cuenta a la vez las interacciones y las diferencias de natu·raleza;¡59,

Desde esta perspectiva la indiVIsibilidad se nos revela como un principio com­plejo que, como señala el mismo autor6l), proporciona un criterio de unidad, un cri­terio de pluralidad y un criterio de multiplicación y corrección, Un criterio de unidad,en la medida en que remite el conjunto de los derechos humanos y cada uno de ellosen paI1icular, a su fuente común que no es otra que la dignidad humana; un criteriode pluralidad en,la medida el1que esta fuente común «se expresa de forma múltiple,por medio de diversas priOridades tan irreductible:; como indivisiblesl>; y finalmente,un criterio de multiplicación y corrección en la medida en que esta umdad constitu­ye un proceso inacabado que requiere ser constnlldo sin pausa a través de sus múlti·pies inlerrelaciones.

IV CONSIDERACIONES FINALES

Es evidente que en el nlvel programático los derechos humanos son universales,indivisibles e interdependientes. Universales porque deben ser reconocidos y garan­tizados con independencia de las particulandades políticas, económicas, sociales,culturales o religiosas. Indivisibles, porque todos ellos y en particular las categoríasrelativas a los derechos de la primera generación -civiles y políticos- y de lasegunda generación --económicos, sociales '/ culturales- deben concebirse comouna totalidad indisociab1e y ex.enta de jerarquía. Interdependientes, porque todosellos se interrelacionan y dependen recíprocamente unos de otros, sin que sea acep­table relegar algunos de ellos con la finalidad de conceder príorídad a otros,

Sin embargo, en el plano fáctico nos encontramos con distintas concepciones yrealidades diversas que límit¡ln de algún modo las consecuencias que se detivall delas caracteritlcas de la universalidad, indivisibilidad e interdependencia de los dere­chos humanos. En los países desarrollados prima una visión liberal-individual queconcede mayor predicamento lodavia hoya los derechos civiles y pOlíticos -sus·ceptibles óe un mayor contro\ y garantill- frente a \05 derechos óe catÍlcte-r l1'tis

colectivo que constituyen los derechos económicos, sociales y culturales --dificil·

S~ Sin embargo, es más discutible que la ind1Ylsibilidad pueda predicarse, por el momento, con lamIsma tntenslliad respeclo de los llamados «derechos de la tercera generacióll», Pero es eVidente que siesta calegona de derechos acaba por consolidarse, el prinCIpio de la mdivisibilidad lieberá ser igualmen.le reconocido respecto a los dereehos que la conforman,

59 MEVER.BISCIl, P" uscorps ¡fes droll$ de 1'homme ",op. ell" p 11560 ¡bId, p, 350,

Guía de estudio y antología de lecturas / Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal

Fundamentos Básicos O

UNIVERSALIDAD. IND~ISI8rL!DAD E INTERDCPENDENC'lA DE LOS DERECHOS HUMANOS 35

::",ente garantizables por sistemas perfeccionados de control-, tradicionalmente:;;oritarios desde una concepcIón socialista, prácticamente liquidada por el neolibe."3:ismo globalizante. En el Tercer Mundo, se suele condicionar el efectivo cumpli­:-:-cientode los derechos civiles y polítICOSa un logro sufIciente de realizacIón de los:erechos económicos, sociales y cllftllrale~, !s decir a un nivel digno de bienestar;:;ateríal, dada su incapacidad real de garanti:i\r el g9ce de .!ales derechos a amplísi.mas capas de la población. A toda esta diversidad de&'.pncepciones y visiones diver­sas sobre los derechos humanos hay que añadir las particularidades cultur~les y reli­giosas, determinantes en algunas regiones del mundo, en párticular en el Africa sub­s-ahariana o en el Islam.

La universalidad conceptual y programática de los derechos humanos debeafrontar el desafío permanente de la diversidad que se manifiesta en todos los ámbI­

tos. Se impone, pOI tanto, una relación armónica y al mismo tiempo dinálTIlca entrela universalidad y el respeto a la diversidad, un denominador común que, aceptandola diferencia, garantice de forma inequivoca el respet0 exquisito de los derechoshumanos más fundamentales que constituyen el núcleo duro e indestructible, en lamedida en que reflejan unos valores universalmente admitidos y que cristalizan laexpresión de una conciencia universal basada en la igual dignidad de los seres huma­nos.

En definitiva y para concluir podemos afirmar que más allá de la diversidad étni.

ea, cultural, política o religiosa, se sitúa el elemento invariable y común de la dignI­dad humana que refleja la especificidad, singularidad y unicidad del género humano,fundamento último de la universalidad, indivisibilidad e interdependencia de losderechos humanos.

Curso de Derecho Internacional de los derechos humanos • 53