N O E S T A N F I E R O E L L E O N

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NO ES T A N FIERO E L L E O N

Transcript of N O E S T A N F I E R O E L L E O N

N O E S T A N F I E R O E L L E O N

F O R M A

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P O N E A L A V E N T A E N T O D A E S P A Ñ A E L Q U I N T O N U M E R O :

L O S PRIMITIVOS CATALANES El gran momento de la pintura románica de Cataluña en una antología de sus "Incunables"... Los tesoros, únicos en el mundo, de: san clemente de tamull-esterri de aneu-santa marm de tahull-seo de urqel-qombrehy-VALTAREA-RIPOLL - MOSOLL - MUSEO DE ARTE DE CATALO A A - MUSEO EPISCOPAL DE VICH - MUSEO DIOCESANO DE GERONA

VOLUMENES PUBLICADOS: N ' 1.-VELAZQUEZ EN EL MUSEO DEL PRADO N * 2.-MIGUEL ANGEL: LAS TUMBAS MEDICEAS N." 3. LA PINTURA POMPEYANA N*4.-D0NATELL0 EN PADUA

PROXIMOS NUMEROS: N.- 6.-FRA ANGELICO EN SAN MARCOS N * 7.-RAFAEL: ESTANCIAS DEL VATICANO N.* 8 -TUMBAS DE LOS REYES EN SAINT DENIS

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RUESCAS McCANN

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OBRAS, par Ttaet —Nosotros cMomnr p i n Cataiufa, paseo de Grada, Sagrada Familia,

en constraccMa... ¿Usted saber si Barrio Gótico estar terminado?

Número de 80 páginas - 10 Segunda época - Año XXIX - N * 1501

Barcelona, 14 de mayo de 1966 Director: NÉSTOR LUJÁN

Redacción y Administración: Tallen, 62 -64, 3.° - Teléfono 231 98 00 - Barcelona-1

Depósito legal B 5097 - 1958 í ^ E ^ i

L a s g u e r r a s c a r l i s t a s

cSr. Director de DESTINO •* En el interesante artícu­

lo cGuerra sin cuartel» aparecido ea el reciente numero extraordinario de DESTINO, el señor J. de Campe Arboix cita al ban­dido José Pujol, alias Bo-quica. como uno de los je­fes mon temo Unís ta i que ic mantuvieron en actividad en U linea fronteriza al terminarse, en 1849. la se­cunda guerra carlista. Me parece oportuno formular una aclaración para evi­tar que el lector no espe­cializado en temas del si­glo X I X sea victima de confusione»

Han existido dos cBO-QUICA» famosos. El que cita el articulista, ni ae llamaba José Pujol, n i fue bandido. Su nombre era José Puig y s i terminar la secunda guerra era coro­nel jefe de la b r i n d a que formaban los voluntarios de Lérida y Cervera. Don José Puig nació en Caste­llar de N'Huc en 1797. de familia modesta y honra­da. Ejerció la profesión de pañero. Tomó parte en el alzamiento en favor de la Regencia de Urgell, con el empleo de capitán de infantería Restablecido el shsnlwHnu. Gobéemo le «conoció ti grado de te­niente en situación de l i ­cencia ilimitada. En 1833 reorganiza su partida T se moe > dispnsiciór del fa­moso coread Cavallerte. quien concede a Puig el grado de aWBaMÉWÉa B conde de g«p«»«- le nom­bra después jefe de las fuerzas carlistas en la alta montaña catalana. Tenni-oa la contienda y Boquica "«Igra a Francia de don-* *o*veié para tomar parte en la mantemolina-da. En la •w.i^«,.<rarf^i hecha púbUca por el gene­ral Cabrera en V de ene­ro de I84A. Puig figura eo-" » coronel Es muy posi-ole que el coronel Puig. experto conocedor de la «rootera. l o g r a s e , como •Orma el señor de Campa * ™ » x , mantener por al-J to tiempo activa su par-^da. aun después de ha-• « • e terminado la guerra.

Pasemos ahora al otro «BOQUICA.. el ve lade­ro bandido José Pujol. Na-ett en Broyotes. el 26 de setiembre de 177», hijo de *» arriero, oficio que él *>imt ejerció en Olot A l " « • « « a r U guerra de la UMtepeadeada formó en «""rr inas que hostilizaban «I invasor. Su rapacidad le indina a practicar pron­

to el espionaje en favor de los franceses. Descubierto y encerrado en el presidio de Tarragona. logra fugar-

y constituye, apoyado por el general Mathieu. una compañía de contra­guerrilla en la que forman unos 200 hombres recluta-dos entre lo mis bajo de la escala social. Llevan el nombre de «Cazadores de Cataluña», pero el pueblo les llama des brivalles». ela «caragirats» o seis pa-rrots d'En Boquica». Cuan­do se iniciaba ya la reti­rada de loe invasores. Bo­quica pensó en venderlos, como habla hecho antes

con sus compatriotas. Ofre­ció d barón de Eróles la entrega del castillo de San Fernando de Figueres. El barón envió a su ayudan­te don Narciso Masianas para tratar de las condi­ciones y entonces Boquica. que habla cambiado de parecer, entregó d capitán español d enemigo El ca­pitán Massanas fue fusila­do tras una parodia de proceso. Los franceses pa-s a n definitivamente la frontera y la mayor parte de tbrivalles» siguen d éxodo. Pero firmada la paz, el barón de Eróles p i ­dió la « ^ « d t - M n del ase­sino de su ayudante y las autoridades francesas po­nen a Pujol en manos d d barón. Este le conduce a Figneresy le hace ahorcar en los glacis de S u Fer­nando d 24 de agosto de 1815 Todos los historiado­res de aquella época, a d españolea como franceses, ponen de manifestó la ba­ja condición moral d d fu-ocsto bsoctido

Es muy posible que d autor de «Guerra sin cuar­tel», obrando con la pre­cipitación a veces obliga­da en trabajos destinados a publicadanes periódicas, baya, d no confundido un Boquica con otro, por lo MgBBg redactado d p á r r a ­fo objeto de esta carta

del delincuente José Pujol, quien, como he pretendido ddDOBtrfllf • DO t icot DAdS que ver con José Puig.»

J. GUILLO ROCAS

«Sr. Director de DESTINO Mi más intwdada en-

boraboena por d extraor-dinario de DESTINO de­dicado a las Guerras Car­listas. Los numerosos tra­bajas ove comprende, sus diversos temas y la varie­dad de sos enfoques, la mesura y objetividad de los colaboradores que los firmal,, hacen de ese nú­mero algo magnifico e in­

sólito en las publicaciones españolas. Lo he leído con voracidad, con auténtica delectación.

Pero en cae laudable conjunto hay un grave, feo e imperdonable Tunar. Me refiero a cierto pasa­je del articulo "¿Monstruo o héroe?" —un articulo, por lo demás, sumamente ameno e interesante—. En d se cita d escrito en que d general Nogueras trata de justificar su ar­den de fusilamiento de la madre de Cabrera. XI ge­neral dega la difícil si­tuación militar que le creaba el caudillo carlista d privarle, por medio d d terror que practicaba e infundía, de la colabora­ción e informaciones de las autoridades locales. Y luego de esta cita, d ar­ticulista hace esta terrible e increíble afirmación: "Fue, pues, en virtud de una necesidad militar por lo que Nogueras" etcéte­ra.

Debo suponer —y tal vez no me equivoque— que lo que d articulista ha querido decir es "en vir tud de la que creyó una necesidad militar". Pero, en todo caso, con­vendría que hubiera ex­presado su explícita con­dena a la orden de fusila­miento. No hay necesidad militar 8|ÉÍWB —en nin­gún tiempo, en ninguna guerra, en ningún caso— que pueda justificar ni atenuar el asesinato de un inocente

Un asesinato que. ade­más, en d caso concreto que nos ocupa y desde ese falso y nefando punto de viste de "necesidad mil i ­tar", sólo tuvo un efecto contraproducente: d de incrementar el terror. Na­die hizo ver mejor la es­tupidez de eae crimen que d gran l i b e n ! Larra, la —*fntf más »g™^ de aquel siglo: "Está proba­do que a d como Sansón tenia la fuerza en d pe­lo (scrlbis en su is icás tico e inolvidable articu­lo "Dios nos asiste"—, los facciosos tienen el vene­no en la madre, que viene a ser la hiél de ellos, y en quitándosela se vuel­ven como mdvas: asi lo ha demostrado la expe­riencia, porque de resol­tas d otro no ha fusilado más que treinta".

• fUrilanitento de civi­les no beligerantes ta un crimen, hágalo quien lo hiciere. Y la sangre sólo puede traer sangre.»

A DE A V (ValenctaV

«Sr. Director de DESTINO Ahora que ya se conoce

la designación de la cin-

(CoatMa en la pftg. 5)

S U M A R I O

L A P O L I C I A , L A G U I T A R R A

Y L A M O D A por JORGE MARIN Pagina 12

Página 14

P E K I N Y S U B O M B A

D E H I D R O G E N O por SANTIAGO NADAL

L A E N F E R M E D A D

D E L J E F E P O L I T I C O MANUEL JIMENEZ DE PARCA

Página 16

« E L G R A N E S C A N D A L O » por ALBERTO OLIVERAS . . . Página 18

D E S A L I E N T O E N E L C A M P O por J OE CAMPS ARBOIX. Página 36

R E S P O N S O P A R A

U N R E S T A U R A N T E por ANGEL ZIMICA ..

M U N D O S C O P I O por MARCO POLO ..

Página 39

Pagina 46

LA VIDA DEL HOMBRE

L O S E S C L A V O S por ALBERTO VAZQUEZ-FIGUEROA

52

A P R O P O S I T O

D E « L A R E L I G I O S A » por JOSE JIMENEZ LOZANO. Página 58

E L E S C R I T O R A N T I C U A R I O por JOAN TEIXIDOR Página 59

L E T R A S C A T A L A N A S por JOAN FUSTER y LLUIS

SALES-BALMES Pág.na 66

C A R N E T D E R U T A por AMAT Página 68

de las secciones habituales de Sebastián Gasch, Juan Cortés, U . AJbert, Aatodo «. Klrttarr, OaaM OraU Mlracte, Jar«t Bsaet Ro»wa, Arare Ltoph, Cruz, Federico Roda. Pktodck, Rafael Vázquez Zamora, Jtp, José Paiau, J. M Huertas, A. Wercé Vareta, Alberto MdWré, Xavier Moatsahat*, Al «ara Cwaquelra, CaWsrnio Diaz-Plaja, Juaa Perucho, Miguel Dote, Rosendo Uates, Vicente-Amonio Pine­da, Luis RIpoN, Magda. MignH Porter, Jorge Marín, Sergio VHar, E. Gispert, Jorge Puig, Francisco Za­

ragoza, Dótate y José Marta Soler

EL FUTURO DEL HOMBRE

POR LA RUTA DE LOS

EVOLUCIONISTAS por JOSE TOMAS CABOT

Página 31

B R A S I L I A JOSE PLA

Página 40

Par «na «ez d gata se siente

de Biaphtadir. «muda tran­quilamente en ta misma cabeza dd león, que parece perder la

fiereza que le « o d a de sa aderezo barroco

—3

1 Americana tergal verano. 2 Camisa cuadros Madrás.

3 Camisa Expo-Neobic, poliester.

4 Pantalón sport Burberrys, varios tonos.

5 Polo Fred Perry orlon, varios colores.

y l a s ú l t i m a s c r e a c i o n e s e s p e c i a l e s p a r a v e r a n o e n s a s t r e r í a , c a m i s e r í a , z a p a t e r í a y s o m b r e r e r í a . V a r i a s e x c l u s i v a s .

H o y c o m o a y e r

C o m a s c r e a b a j o e l s i g n o d e l a m o d a .

P a r a l o s q u e E x i g e n L o M e j o r

R o n d a d e S a n P e d r o . 1 P a s e o d e G r a c i a , 2

A p a r c a m i e n t o a N u e s t r o C a r g o en G a r a g e N o v e d a d e s

NUMERO 1188

.1 2 3 4. C 6 7 • 9 10 I t

HORIZONTALES. — 1. Paga que se da a una per­sona por su trábalo o servicio (plural). — 2. Ilustre jurisconsulto y escritor español del siglo X I X . Des­cama un hueso con los dientes. Vuestra merced. — 3. Cifras romanas. Masa nerviosa contenida en el cráneo (plural). Símbolo del zinc. — 4. Fértil. Na­cionalsocialistas. — S. Afluente del Danubio. A l re­vés, laso en los Pirineos aragoneses. — 6. Maleta de mano. — 7. Señal o indicio de alguna cosa. A l revés, asegurada con lias. — 8. Negación. Planta liliácea de raíz purgante. Letra. — 9. Hablar con pronunciación entrecortada y repitiendo las silabas. — 10. Coaso­nante. Arbusto euíorbiáceo, de madera compacta y muy apreciada para el grabado y tornería. Abre­viatura. — I I . Achicoria cultivada (plural).

VERTICALES. — 1. Que da buen ejemplo e in­cita a la virtud. — 2. Unidad monetaria del Perú (plural). Muaré. — 3. Pronombre personal. Cada una de las partes que nacen del tronco de la (danta. Cabeza de ganado. — 4. Político italiano contempo­ráneo. — 5. Gloria, honor. A l revés, amapola. — 6. Asteroide. Símbolo del hierro. Estimación. — 7. Cuer­po simple gaseoso. Mata euforbiácea de cuyas ramas se hacen escobas para barrer las calles. — 8. Salu­bridad. — 9 Vocales. Herpes zóster Demostrativo (femenino). — 10. Al revés, bisojo. Nombre de dos pueblos de la provincia de Lérida. — 11. Extrema­damente sensible (femenino). — L. C.

SOLUCION AL NUMERO 1 187 HORIZONTALES. — 1. Alabastrada. — J. Non.

Cea. Sed. — 3. Fs Norte. Do. — 4. íaniS Estar. — 5. Truc. S. CILM. — 8. E. Camisón. L — 7. Alano. abarD. — 8. T i oroíE. le. — 8. Representar. — 10. Ojo. Ton. Oda. — 11. Artesanía.

VERTICALES. — 1. Anfiteatro. — 2 Losar. Lie-ja. — 3. An. Nuca. Por. — 4. B . Nicanor. T. — 5. A eos Morete. — 6. Ser. Si. Osos. — 7. Tate. Safe-na. — 8. R Escobén. N. — 9. As. Tina. tol . — 10-Dedal. Riada. — I I . Adormidera.

(Viene de la pág. 3)

dad de Munich como or­ganizadora de los Juegos Olímpicos de 1973, es ne­cesario que se vuelva a insistir en el tema sobre si fue justa o no la desig­nación de la candidatura de España. En primer lu­gar, se debió presentar a Barcelona candidata, por el hecho de que aquí fue donde toda clase de de­portes empezaron a prac­ticarse, donde (y. las f i ­chas federativas lo de­muestran) hay más canti­dad de deportistas practi­cantes, entidades deporti­vas, instalaciones y aficio­nados. Además, era nece­sario tener en cuenta que ya contábamos con la ex­periencia de haber orga­nizado unos Juegos Medi­terráneos que, a pesar de no ser igual que unos Juegos Olímpicos, es. en cambio, una circunstancia que hubiera pesado en el ánimo de los miembros del C O I . a la hora de emitir su voto. Quizás ha sido mejor que las cosas ocurrieran así, de esta manera aún nos cabe a los amantes del deporte catalanes pensar que, ta l J"». de haber presentado 1» candidatura de Bar ce »*»•• fuera ésta la ele­gida.»

JAIME PEREZ LLORET

L o s tiempos q u e se h a n i d o

«Sr. Director de DESTINO Me he determinado a

escribirle en representa­ción p r o p i a y de va­rios amigos que leemos y comentamos todas las cró­nicas de DESTINO, y de un modo especial las que se refieren a hechos ocu­rridos en el marco, de nuestra ciudad

Ahora que al parecer es tema grato para un gran sector de público la l e c t u r a de evocadores acontecimientos, y cons-tándome de un modo con­creto que éstos represen­tan un muy nutrido grupo que, además de leer con interés cuantos trabajos c o n t i e n e el semanario, centran el mismo en los de tipo evocador.

En el n • 1494, don José Tarín Iglesias publica una crónica que'titula "El Pa­ralelo se va". Aquel Para­lelo de la primera década de siglo, un mundo desa­parecido que, además de merecer la pena el recor­darlo, ofrecemos su re­cuerdo a quienes, viniendo al mundo posteriormente, no tuvieron esta oportu­nidad.

Ruego, señor Director, que, sin merma para los trabajos de superior ca­lidad literaria, se digne publicar con la m a y o r frecuencia posible, en este acogedor semanario que

usted dirige con acierto, trabajos que se refieran a acontecimientos relaciona­dos con la vida de nues­tra ciudad de aquellos días, mientras é s t o s se ajusten de lleno a la rea­lidad de los hechos. El tema, además de variado, es inagotable, creo que el i n t e r é s de sus lectores, también C o l a boradores tiene DESTINO que pisan fuerte este terreno. Aún quedamos, a Dios gracias, supervivientes de aquellas románticas fechas aue al leer las páginas de DES­TINO, acontecimientos de que fuimos testigos, nos p a r e c e revivir aquellos días de j u v e n t u d y de ilusión.

Felicite a don J. Tarín Iglesias extensamente por la publicación de aquella crónica.»

JUAN CREUS BALADA

B u e n o s deseos d e c i u d a d a n o

«Sr. Director de DESTINO Uno toma la determina­

ción de- no ocuparse ya más de las deseos irreali­zables, pero reincide una y o t r a vez. Cambiar es difícil y llevo ya mu­cho tiempo mareando a los lectores con mis qui­meras y pequeños proble­mas. Los que tenemos la fortuna —¡ola desdicha!— de cifrar nuestras ambi­ciones en algo más que en la posesión de un co­checito para los domingos y en la contemplación sis­temática de la TV o de un partido de fútúbol, nos encontramos algunas ve­ces —examinados como bichos raros— en la pe­rentoriedad de tener que contestar a la pregunta: "Pero, usted ¿qué es lo que realmente desea? ¿En qué consistiría su verda­dera felicidad'' En reali­dad, son tantas las veces que se me ha interpelado, o be podido leer la inten­ción en los ojos de otros seres, íntimos o lejanos, que, al fip, no he podido resistir a la tentación de poner en orden a mis au­ténticos anhelos y expo­nerlos aquí, abusando de la bueúa acogida de estt público ventanal barcelo­nés, prescindiendo de su carácter más o menos utópico y de otras consi­deraciones estrictamente personales Ahí van-

Que. en el orden ínter-nacional, en lugar de tan­tos sueñas de viajes in-terplanetartos o a nues­tro satélite, y de tanto armamento, y de tanto atizar los más bajos ins­tintos o los más crueles intereses, fuera factible dedicar los mismos es­fuerzos, i n t e 1 i g e ncia, tiempo y dinero a cosas evidentemente más inme­diatas, razonables y hu­manas: la lucha contra el hambre mundial, el des­cubrimiento y la produc­ción de medios de rique­za, la investigación cien­tífica y la lucha contra tantas enfermedades que nos afligen y desesperan, la instrucción pública con el aprovechamiento real de todas las posibilidades la lucha contra el analfa­betismo y sus secuelas, la conservación y protección de las obras de arte, la repoblación forestal, el saneamiento de las ciuda­des, etcétera.

Que en lugar de tanta palabrería se creara una atmósfera de verdadera confianza, se estimulara de verdad el ahorro y to­das las iniciativas de in­terés público, y no se de­sorbitaran los problemas.

Que se procurara, asi­mismo, fomentar el espí­r i tu de solidaridad en to­dos los órdenes y evitar s i s t e m áticamente toda causa de discordia o de discusión estéril

Que. con abnegación y sensatez, se procurara por todos los medios un ma-

(Continúa en la pág. 7)

M O R 1 T Z

/ p a r a t o d o s 2

M O R I T Z pa ra t o d o s . . . M O R I T Z pa ra t o d o s a q u e l l o s q u e gus ­t e n beber b u e n a c e r v e z a , p o r q u e M O R I T Z es una c e r ­v e z a j o v e n q u e . d e s p u é s d e h a b e r f e r m e n t a d o y m a d u r a d o e l t i e m p o necesa r io , u s t e d e n ­c o n t r a r á s i e m p r e r e c i é n e m b o t e l l a d a ; c o n t o d o su b u e n s a b o r , su b r i l l o y su t r a n s p a r e n c i a M O R I T Z d e b e su p e r s o n a l i d a d a u n a t r a d i c i ó n , c e l o s a m e n t e respe­t a d a , d e m á s d e c i e n a ñ o s . Es e s t e a m o r po r la p r o f e s i ó n l o q u e u s t e d a p r o v e c h a r á sabo­r e a n d o una ce rveza e x c e p c i o ­n a l : M O R I T Z .

Lo r e c o m e n d a m o s M O R I T Z N E G R A p o r s u g r a n p e r s o n a l i d a d .

C I

—5

í o r m a de vencer la tentación... es caer en ella"

O s c a r W i M e

Déjese llevar la colección de bolsos LOEWE es una tentación preparada por 120 años de prestigio y de ilu­sión creadora...

Y después de contemplar esa sor­presa de estilos, formas y colores, déjese llevar y elija su personalisi-mo modo de caer en la tentación.

Elija "su" bolso.

LOEWE. con la alegría de cada pri­mavera, de tantas primaveras, le ofrece su nueva colección de bol­sos... al alcance de su deseo.

m e i u e

(Vine de la pág 5)

vor equilibrio económico, evitando gastos públicos superfinos como norma de ejemptarklad. y que los tributas en conjunto fue­ran verdaderamente ade­cuados a las posibilidades del país, no olvidando que los impuestos indirectos repercuten sobre las eco­nomías domésticas de mi­llones de hogares

Que la distribución de los impuestos fuera so-cialmente justa y siempre equitativa, evitando o desvaneciendo esa impre­sión ingrata de quienes tienen ingresos fijos o l i ­mitados y modestos aho­rros sometidos a una im­placable f i s c a lización, que ven o intuyen cómo quienes debieran contri­buir más decisivamente a los gastos del Estado sa­ben navegar entre los es­collos de las cargas fisca­les, transformando en ca­pital las exacciones que deben al país.

Que el ciudadano nor­mal no se creyera obliga­do a mentir, como medida de prudencia, en ningu­na declaración.

Que si se considera ne­cesario castigar al contri­buyente moroso con duros recargos, se pudiera igual­mente responsabilizar al Estado si deja de cumplir oportunamente sus com­promisos.

Que no se incurriera en contradicciones, como la que representa el hecho de que mientras se inten­ta detener —más o menos acertadamente— el enca­recimiento del coste de ciertos artículos de pr i ­mera necesidad, por otro lado se aumenta el im­porte del Impuesto de Ra­dicación y es sustituido el impuesto del Timbre en los documentos mercanti­les por el de Tráfico Co­mercial, muchísimo más gravoso.

Que se estudiaran solu­ciones urgentes al proble­ma de la vivienda (como, asimismo, al de los trans­portes urbanos), evitando cuantos abusos y malos hábitos tienen su raíz y origen, en gran parte, en dicha anomalía o necesi­dad.

Que nadie se viera obli­gado a convertirse en propietario a la fuerza, con todas sus lamentables consecuencias.

Que ciertos periodistas evitaran generalizaciones cómodas e injustas y la absurdidad de suponer o afirmar que el comercian­te detallista actúa nor­malmente con desprecio de los intereses de su cliente. Que no se ahorraran me­

dios para poder llegar a la desaparición del plu-timpleo y que el ciudada­no modesto no se viera obligado a confiar en las quinielas como panacea para todos sus males.

Que al considerar la t r e m e n d a realidad del Problema de la tubercu­losis —algo más que un enemigo a vencer con medicamentos y asigna­ciones estatales—, no se ignorara el hecho de que en mayor o menor pro-Porción continúa siendc una cuestión fundamen­talmente social.

Que se responsabiliza­ra formalmente a los di­rectores de toda índole y se procediera, en la medi­da de lo pasible y conve­niente, a la eliminación del multicargo

Que se refrenara la de­magogia comercial y pu­blicitaria y se reprimiera el intrusismo

Que se regularizaran 'os horarios en los servi­cios públicos, particular­mente en los transportes urbanos.

Que el factor que pri-mordialmente prevalecie­

ra en todas las cuestiones públicas o de interés ge­neral, fuera el auténtico merecimiento o el justo derecho de los que en ellas intervengan.

Que las matriculas y de­rechos de examen en los centros oficiales fueran más asequibles a todos: que se acabara con la si­tuación de carencia en que se encuentra la Ense­ñanza Media.

Que las Mutualidad*^ Laborales, al igual que otras instituciones y ser­vicios públicos, estuvie­ran realmente al servicio del ciudadano, el cual de­bería estar siempre bien informado de todos los pormenores de su funcio­namiento, de sus derechos y obligaciones, y con oportunidad. En definiti­va, que demostraran en todo momento y circuns­tancias su autenticidad y responsabilidad, ahorran­do al contribuyente mo­lestias innecesarias como la que representa, por ejemplo, el no poder ad­quirir en la misma ven­tanilla —a veces ni en el mismo centro u oficina pública— un determinado impreso o solicitud y la póliza o timbre que debe adherirse al mismo.

Que se efectuara una adecuación de las pensio­nes por jubilación y si­milares a la realidad eco­nómica actual.

Que se procurara esti­mular inteligentemente a la juventud hacia el de­porte y otras nobles ac­tividades, en lugar de tanta publicidad de con­juntos más o m&nott musi­cales, que proliferan a ritmo incesante y que, en su mayor parte, tienen muy poco que ver con la auténtica alegría juvenil.

Que el fariseísmo no abundara tanto en nues­tra sociedad y que todos, absolutamente todos, tu­viéramos más y mejor conciencia de nuestros ac­tos.

Que nuestro futuro pu­diera ser más claro y se­guro, pero sin deslizarse tampoco por la tendencia a considerar que sólo son los demás —el Estado en primer término— quienes deben aportar soluciones que desvanezcan peligros y malestar

Que la felicidad huma­na no se viera forzada a consistir únicamente en la evasión de sí mismo, o en la consecución de una paz del espíritu de andar por casa, acomoda­ticia y con horizontes l i ­mitados.

Que no se negligieran los que un ilustre pensa­dor actual califica de pe­queños y olvidados dere­chos humanos, decisivos para alcanzar una vida realmente c iv i l ; e n t r e ellos: el derecho a poder oír uno su voz interior y seguirla sin más explica­ciones, a ser estimado inocente frente a cualquier imputación injustificada, el de poder impacientar­se contra las mezquinda­des y la injusticia, el de­recho a encontrar una v i ­vienda al casarse, plaza en la escuela para los h i ­jos, y tantas elementales pero fundamentales cosas.

Que, en fin. aceptára­mos todos la evidente e inexcusable necesidad de saber evolucionar y adap­tarse a todo lo que de auténticamente respetable y justificado tenga la im­periosa realidad del pre­sente. Y uno quisiera, por encima de todo, que esta larga y monótona enume­ración pudiera ser algo más que una mezcla de sueño irrealizable y de pesadilla, pobres e ino­centes quimeras de un simple y vulgar ciudada­no.»

J. MIRAVITLLES

¿ H a b a j a d o e l b u e n « n i d o d e I b e r i a ?

sSr. Director de DESTINO Lector asiduo de su se­

manario y, en especial, de su sección "Cartas al Di ­rector", he podido disfru­tar en la misma de la lec­tura de distintas críticas más o menos constructi­vas sobre monopolios co­mo RENFE. Compañía Telefónica, T a b «calera, etcétera, pero bien pocos o ninguno han sido los comentarios por escrito que han merecido los ser­vicios de otra .organiza­ción de idéntica caracte­rística monoDolistica v fa­llos tan garrafales como aquellos, como es la de nuestras Compañías Na­cionales de Aviación, y pluralizo por ser dos com­pañías de nombre, aunque de una sola dirección, las que hacen el servido in­terior.

En sus vuelas interna­cionales la compañía que cubre tos mismos ha de­bido adaptarse a las nor­mas mundiales, debido, supongo, a la competen­cia, y dar el trato adecua­do a sus dientes. Ahora bien, en cuanto se trata del tráfico interior, son otras las leyes que rigen

Hace algún tiempo que mi trabajo me obliga a utilizar el avión como medio más habitual de desplazamiento y ello me hace casi semanalmente ser testigo de irregulari­dades, que creo mi deber denunciar:

Bctraaas. — Desde una hora de espera hasta seis, en una proporción mayor a la del 50 por 106 de mis vuelos, nunca he podido gozar de puntualidad en mis viajes, con el natural perjuicio que ello supone cuando uno se traslada por negocios y hay otras personas esperando en el aeropuerto de destino. Claro que en casos de lar­ga espera y al rebasar las horas de las comidas se recibe una colación tipo rancho militar —sin op­ción de elegir platos— que supongo se ofrece con tal sencillez por creer que con los nervios de la es­pera tampoco seria apre­ciada una comida más sustanciosa.

Ahora bien, si el retra­so es a la inversa, o sea que quien llega tarde es el pasajero, como me ocu­rr ió no hace mucho a mí, al llegar al aeropuerto 10 minutos antes de la hora de salida del avión, en l u ­gar de los 30 reglamenta­rios, no solamente perdí mi plaza, sino que tuve que abonar, además, un 25 por 100 de recargo, a pesar de poder compro­bar que mi plaza había sido ocupada por un via­jero d d vuelo siguiente, cuyo asiento me fue ofre­cido a mi. Pero a pesar fíe estar bien claro que U compañía no perdía nada y que el único per­judicado había sido yo al tener que demorar un día mi salida, se atuvo f i r ­memente el empleado al reglamento y tuve que pagar, so pena de ver re­trasada mi salida todavía mucho más.

Ello sería justo si no fuera porque otras mu­chas veces be sido testigo de las insistentes llama­das a un pasajera por las altavoces d d campo, has­ta minutos antes de la sa­lida del avión e incluso con los motores en mar­cha. Todo debe depender, cerno es tradicional en nuestro país, de la in­fluencia del pasajero.

I l i p l f s a de las aviases y i l m d — r s d d p — • ! Asi como en los vuelas internacionales, ios avie­nes están estupendamente limpios y cuidadas y d personal se desvive cor sus atenciones: caramelos, revistas, servicio de bar etcétera, en los naciona-

(Continúa en la páq. 9)

i

V i s t a a " t o n o " c o n e l v e r a n o

Vista alegre, fresco.elegante, cómodo-Vista veraniegas prendas

mea R A F I & E L L O

s a s t r e r í a • J

m o d e l o

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— 7

LAMOT es una vieja y prestigiosa cerveza que se

elabora desde 1801 y se consume en todo el mundo. LAMOT no es otra cer­

veza, LAMOT es cerveza de cava, li­gera y dorada. Pruebe LAMOT

y sabrá lo que es la cerveza de cava.

CERVEZA

c e r v e z a d e c a v a Elaborada por CERVEZAS BARCELONA. S. A.

— Me parece que era un «Cadillac». («Mew Yorter»)

Carite a/ ¿fireepr* (Viene de la pág. 7)

les es cada vez más visi­ble un abandono paulati­no en asientos y ventani­llas, los altavoces de a bordo no funcionan, los repartos de revistas y ca­ramelos cada vez se van reduciendo, e incluso pa­rece que el personal no trata al usuario con aque­lla g e n t i leza acostum­brada.

A l llegar a las conclu­siones nos damos, como siempre, de cabeza contra el muro de lo absurdo.

¿Por qué en el plazo a, uno a dos años ha ba­jado de tal forma un ser­vicio considerado de ca-t i goria y con precios de idem?

La única razón plausi­ble está en el aumento d t l tráfico aéreo interior, que se ha triplicado co­mo mínimo en tal periodo.

Ello ha merecido, in­cluso, el gozoso comenta­rio de nuestro ministro de Información y Turis­mo en el Consejo de mi­nistros. Realmente creo que el aumento de ingre­sos que ello debe repre­sentar para la compañía estatal debe merecer tal gozo, pero los que somos sufridos usuarios de tal servicio tan sólo hemos visto corresponder a la confianza depositada, a base dp un aumento de dificultades por parte de las rompaftias y de mal humor por parte de los

Ji no estuviéramos en nuestro país podríamos esperar. como normal reacción de la compañía beneficiada, un rápido aumento de aviones en seivick), más empleados, menos dificultades para legrar billetes, etcétera.

Pero en España todavía debemos dar gracias a Dios que para contrarres­tar las molestias que es­tamos causando viajan­do tanto «pagando, do nos exijan a partir de ahora el certificado de Penales, la partida de na­cimiento y la fe de bau­tismo.

Si hay que pedir el pa­saje con dos meses antes de la techa Paciencia.

Si hay que esperar un uta a que reparen el ¡.vtón Paciencia.

Si en tal caso no nos dan ninguna explicación concreta y tan sólo un vfgo "ya avisarán por los •lUvoces". Paciencia.

Si entregan los equipa­jes con una lentitud exas­perante Paciencia.

Si para entrar en los flemos-provisionales ba­r racón» del aeropuerto Ue Palma de Mallorca, a •aperar a algún pasajero,

debe pagarse una especie de billete de andén. Pa­ciencia.

Pido mi l perdones por la excesiva longitud de la presente, aunque le doy palabra de poder llenar diez cartas más con las anécdotas vividas, y aun­que no confio, en que caso de ser publicada, tenga ningún resultado práctico, sirva, al menos, de de­nuncia para quien no ten­ga conocimiento de tan desgraciada situación y a mi de desahogo.*

JUAN FORNAGUERA

S i t u a c i ó n d e l a E n s e ñ a n z a M e d i a

e n O l o t

«Sr. Director de DESTINO Haciéndonos eco del co­

mún sentir tanto de esta ciudad como de los pue­blas de la comarca que se ven obligados a acudir a ella para poder dar a sus hijos una cultura me­dia necesaria, y enten­diendo que el problema que hoy presenta Olot en lo que a Enseñanza Me­dia respecta es poco me­nos que insostenible, nos permitimos molestar su atención y rogarle sea pu­blicada la presente carta en la revista que usted tan acertadamente dirige.

Aun cuando nos teme­mos que todo cuanto po­damos exponer en estas breves lineas sea "picar ferro fred" (como deci­mos vulgarmente en la comarcal, la actual situa­ción ha llegado a tal pun­to que es preciso se alce una voz no sólo de pro­testa, sino de alarmante toque de atención, pues entendemos que callar es tanto como hacerse cóm­plice de esta incompren­sible desatención por par­te de quienes tienen el deber de velar por el tan­tas veces repetido progre­so de nuestra ciudad, que ocupa uno de los prime­ros lugares entre las po­blaciones industriales de nuestra región, y cuyo ín­dice de crecimiento es realmente digno de tener­se en cuenta.

La ciudad de Olot. con siu casi 20.000 habitantes. NO dispone en la actua­lidad de Instituto Nacio­nal de Enseñanza Media. Es decir, que ningún or­ganismo oficial cuida de este importante quehacer. El mal llamado "Institu­to" nada tiene que ver con lo que realmente se entiende por tal. Pues no se trata más que de un colegio LIBRE adoptado,

dependiente en todo del Instituto Nacional de Ge­rona. Al inconveniente que representa tener que efectuar los exámenes en la capital de la provincia, hay que añadir el hecho de que solamente se pue­den cursas los cuatro pri­meros cursos de Bachille­rato, siendo obligado para quien desea continuar quinto y sexto, acudir a alguna de las institucio­nes religiosas o academias pfrticnlares (coya labor e.s. precisamente, m u y loable), todo lo cual sig­nifica un serio trastorno para los alumnos y un considerable d i s p e ndio económico para las fami­lias con hijos en edad de estudios

Referente a la cuestión económica, existe otro punto que tampoco acaba­mos de comprender La cuota mensual del alum-r o entre unas cosas y otras, « i este " Instituto" alcanza casi las 500 pese­tas, mientras que en Ge­rona (Instituto Nacional) no llega a las 200 Ya sa­bemos que en Olot no dis­ponemos de Instituto Na­cional y que se trata de un ««legto Ubre, pero éste es. precisamente, el pro­blema que nos ocupa y que deseamos dejar bien claro.

El hecho resulta toda­vía más incomprensible si tenemos en cuenta que DIEZ o DOCE AÑOS ATRAS Olot contaba con un eficiente Instiuto Na­cional de Enseñanza Me­dia, al frente del cual f i -g u r a b a un competente cuadro de profesores de los cuales guardamos In­mejorable recuerdo. En­tonces, además de cursar­se en sus aulas el Bachi­llerato completo, nos pa-tece recordar que se pre-peiaba también con el Preunivers i ta r io a los alumnos que deseaban se­guir estudios superiores. Llegados a este punto re­sulta evidente que la si­tuación de la enseñanza oficial en Olot ha regis­trado un fatal retroceso que. desde luego, nada tiene que ver con las lau­dables directrices traza­das con el actual Plan de Desarrollo del país, una de cuyas facetas más im­portantes es. precisamen­te, "Ta enseñanza" en to­dos sus conceptos

Nuestra contusión ea tal que no queremos ser más extensos puesto que. por otra parte, entende­mos ha quedado bien pa­tente el problema que de­seábamos exponer Sólo nos resta solicitar de quienes tengan autoridad y competencia en esta importante cuestión quie­ran contestarnos a una pregunta que por si sola abarca todos los puntos en litigio: ¿Por qué Olot no dispone de Instituto

(Continúa en la pág. 11)

T R A J E S P A N T A L O N E S

A m e d i d a o p r o n t o s a l e v a r , e a S í í f i O

l o s m e j o r e s a r t í c u l o s .

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S. CARLOS DE LA RAPITA

En el corazón de la Costa Dorada, una gran Urbanización en marcha

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iw • — p — É M pe* mi parta

UNA SITUACIÓN GEOGRAFICA PRIVILEGIADA EN UN PAISAJE EX­CEPCIONAL. Difícilmente podríamos hallar en nuestra geografía una zona que presentara unas mejores perspectivas para la creación de una gran urbanización como Calafat. Situada en el cenho del golfo de San Jorge, al abrigo de toda pertur­bación climática y rodeada de todos los elementos con que pueden hacer deseable una larga convivencia con los encantos de la naturaleza, CALAFAT ha pasado a ser en la actualidad un centro de viva atracción luristica, con unas condiciones de superficie y ambientación paisajística óptimas para enmarcar lo que va a ser en breve plazo el mayor proyecto de Urbanización de Cataluña. A tan sólo 45 km de San Carlos de la Rápita. 35 km de Amposta. 42 km de Tortosa. 84 km de Gandesa, 45 km de Mora la Nueva. 40 km de Reus. 45 km de Tarragona, 74 km de Vendrell, y 140 km de Barcelona; por citar sólo algunos ejemplos de proximidad geográfica con puntos de gran relieve del litoral mediterráneo Sus 1.000 Ha de terreno virgen a lo largo de más de 4 km de costa, ininterrumpida­mente recortados por infinidad de recoletas calas y abiertas playas, de límpidas aguas y arenas finísimas, permiten la construcción de un complejo turístico regido en su totalidad por una serie de criterios arquitectónicos y urbanísticos que armo nizan posiblemente por primera vez en una Urbanización a gran escala con la be lleza y agreste serenidad de un escenario natural a la altura de los mejores de Europa

TODOS LOS MEDIOS DE TRANSPORTE CONDUCEN A CALAFAT EN POCO TIEMPO. A la inestimable ventaja de su proximidad geográfica con impor­tantes centros de concentración ciudadana, se unen a Calafat una extraordinaria facilidad de acceso y comunicación, tanto para el desplazamiento continuado a tos puntos habituales de residencia, como para la visita a capitales provinciales, turísticas o deportivas que rodean la Zona, pudiendo utilizar para ello la más amplía gama de elementos de transportes: carretera, ferrocarril, linea regular de autobuses, y. en un futuro muy próximo, estación propia de ferrocarril y un Aeroclub propie­dad de la misma Urbanización.

UN VERANEO DE 12 MESES A L A f l O . Un aspecto verdaderamente insólito en la zona de Calafat, lo constituye el hecho sorprendente de que, gozando en su configuración geográfica de un estilo netamente norteño — tanto por sus bravos acantilados tallados en roca, como por la profusión de calas y peñones marítimos y la frondosidad de su arbolado y vegetación — toda la zona de Calafat se halla inserta, por su situación meridional, en la línea de poblaciones sureñas que disfru­tan de unas condiciones climáticas totalmente estables y maravillosas que oermiten una práctica deportiva constante:caza, pesca, submarinismo, esquí acuático, na vegación, competiciones... No es exagerado afirmar que gracias a su suave clima del sur, con una temperatura media de 17 grados y un promedio de 208 días de pleno sol al año, la vida en Cala­fat no se reduce a la época típicamente estival, sino que, al contrario, ofrece los en­cantos de una vida al aire libre, durante los doce meses del año.

UNA EMPRESA SÓLIDA QUE HA PENSADO EN TODOS LOS DETALLES PARA UNA V I D A CÓMODA Y FELIZ. Una Empresa Urbanizadora. para ser capaz de llevar a la práctica un plan tan ambicioso como es el desarrollo de una zona como Calafat, que comprende la urbanización completa de más de 1.000 Ha de terreno majestuosamente virgen, precisa de una fuerza económica, una sólida estructura interna y una seriedad de gestión al alcance de muy pocas industrias. Todo está previsto y todo está en marcha: carreteras particulares, caminos de acceso, calles, canalizaciones de agua y luz. explanaciones, construcción de chalets, apar­tamentos y hoteles, acondicionamiento de playas, supermercados, iglesias, esta­blecimientos comerciales de todo tipo, instalaciones deportivas como puertos depor­tivos, piscinas, golf, pistas de equitación. Aerpclub propio: restaurantes, aparca­mientos en puntos claves de la urbanización... Tal solidez empresarial, tal potencia económica, se encuentran unidas desde el primer momento en UCESA Urbanizaciones Costas Españolas, S. A., creada espe­cialmente para afrontar grandes obras y preocupada en ofrecer soluciones, y no problemas, a sus futuros compradores. El equipo técnico de UCESA, para cumplir exactamente con todos los objetivos propuestos y ofrecer un servicio completo a sus habitantes de CALAFAT, ha planificado la urbanización de toda la zona en etapas a base de polígonos de desarrollo sucesivo como unidades completas dotadas de v>da propia que garantizan una expansión armoniosa de todo el conjunto urba­nístico.

C A I A F A T ASEGURA UNA INVERSIÓN SÓLIDA V EN CONSTANTE RKVA-ORtZACIÓN. Un 80 por ciento de las parcelas del primer polígono CALAFAT vendidas en poco tiempo, habla claramente del interés que ha desper­tado 3sld extraordinaria urbanización. A raiz de tal demanda, y del constanté avance de las -.«oras, es fácil imaginar la solidez que la inversión representa. CALAFAT está llamada a convertirse rápidamente eñ uno de los principales complejos turís­ticos de Europa. Toda inversión que se realiza en esta zona tiene asegurada, además del disfrute permanente de un centro de recreo y de liberación, urié alta rentabili­dad y una constante relatorzación. La suiklez '"mpresar-al de UCESA es una garantía para la seguridad de la inversión.

AonibMo p»r I» ComUM»" f m . - f l de Urbaoi»*» Ea»*«Ml( l-M

Cwñs til jrreefyt ^ (Viene de la pág. 9)

Nacional de Enseñanza Media, cuando hace DO­CE AMOS •a lábamos de ta l privilegio? Si por cualquier motivo que no­sotros desconozcamos re­sulta que en los momen­tos actuales Olot no de­be disponer de este Ins­tituto (mientras Figneras. Vic. etcétera, lo tienen», n o s gustarla conocerla con detalle.

Sabemos la ••w*|wtarwip que tiene y el esfuerzo que se viene realizando para conseguir que Olot disponga de un Instituto Laboral, pero creemos que ello no ha de ser óbi­ce para que se intente por todos los medios reparar la incomprensible situa­ción de la Enseñanza Me­dia, en bien de nuestros hijos y d d buen nombre de la ciudad.»

UNOS OLOTENSES PREOCUPADOS

¿ P u e d e e l t u r i s t a a r r e g l a r u n p u e n t e ?

cSr Director de DESTINO Estos día» —mediados

de abril— ha quedado res­tablecido el tránsito so­bre el puente que en el río Besás. a su paso por Hollet, quedó interrumpi­do a mediados de octubre p a s a d o al derrumbarse —por indecible abandono oficial— uno de sus pi ­lares. Con ello ha que­dado cerrado un largo $ vergonzoso p e r i o d o du­rante el cual quedó cata­da la vía normal de comu­nicación entre dos impor­tantes DObUciones, Saba-dell y Bada lona, amén de otras intermedias como el mismo Moüet de verdade­ra categoría industrial y humana, afectando a un total de unas 500.000 per­sonas.

Durante e s t a lamenta­ble circunstancia, los na­tivo» nos hemos visto cons. treñidos a circular por el cauce del río —y gracias al cálido y seco «verano» que hemos disfrutado— al e s t i l o de «Caravana» y •Bonanza» con la consi­guiente oérdida de tiem­po y de la lenta pero se­gura destrucción de nues­tros traqueteados vehícu­los.

No se me airanra por qué extraños y torcidas vericuetos habrá de cireu-l«r el farragoso papeleo hasta llegar al feliz resul­tado de la disposición ofi­cial ordenando que tal da­ño sea reparado, ya que la reparación en si era cosa de pocos días, pero todo ello contrasta con la rapidez, entusiasmo y ab­negación con que el pue­blo, el buen pueblo espa­ñol, acudió, en cosa de ho­ras y en difíciles circuns­tancias, a una reparación de mucha más enjundia que esta, tan modesta, que comentamos. Me refiero a la gran catástrofe que asoló, hace cosa de tres años, estas mismas tierras; las inuodaciooes de la Co­marca del Valles

Pues bien, como soy per­sona agradecida quisiera dar las gracias p o r q u e , aunque tarde, tardísimo, la cosa ha quedado solu­cionada, y habiendo des­cartado al Plan de Desa­rrollo ya que éste existia 7a al ocurrir el siniestro y por lo visto no le ha afectado lo más mínimo, he llegado a la cooclusión de que estando la tempo­rada turística en puerta y siendo inminente la llega­da de las masas portado­ras de divisas, a ellas les corresponde mi agradeci­miento Asi que, me J w i f oro y me inclino, reveren­

cióse, ante S. M El Tu­rista.»

RAMON PONTANET

U n a o b r a d e P u i g y C a d a f a l c h

e n A r g e n t o n a

«Sr. Director de DESTINO Me ha complacido so­

bremanera su último ar­ticulo en defensa de la casa Trinxet del admira­do Puig y Cadafalch. y me permito llamarle la aten­ción sobre otra obra de tan notable señor en pe­ligro de desaparecer, como un homenaje más en su centenario, más o menos brillantemente inaugura­do, con una exposición en el Colegio de Arquitectos.

En esta exposición se ofrece al público una mo­nografía muy detallada de la casa de Argentona en que vivió el ilustre arqui­tecto y que actualmente continúa habitando su fa­milia.

Pues bien, la villa de Argentona. que se honra con esta acabada obra del modernismo, p o s e e asi­mismo otra obra del se­ñor Puig y Cadafalch, que actualmente se encuentra en peligro de desaparecer.

Se trata del edificio so­cial de la entidad Casino de Argentona. Una cons­trucción social recreativa que h a s t a la tedia ha cumplido p e r f ectamente los objetivos porque ae levantó y que. a u n q u e algo adulterado, ae en­cuentra en perfecto esta­do, oracisando tan sólo una limpieza a fondo y el correspondiente pintado o simple barnizado del ex­celente «melis» que cons­tituye so entramado

Es el caso. pues, que la Junta Directiva de la c i ­tada sociedad ha convoca­do una asamblea de so­das con d fin de que se les autorice a derribar d edificio, y. según todos tos síntomas, parece va

a ser tomado tan lamen­table acuerdo coa la con­secuencia de que una obra más d d tan maltratado modernismo va a desapa­recer

Confio publique la pre­sente carta con la espe­ranza de que llame la atención de personas más capacitadas que d firman­te para intentar entre to­dos salvar de la destruc­ción tan excelente expo­líente de la construcción de principios de siglo.»

UN MATARON ES

M a c h a d o

«Sr. Director de DESTINO Acabo de leer, en la re­

vista de so digna direc­ción, la carta firmada por J. M • Corredor.

Generalmente, los au­ténticos "grandes" hom­bres se caracterizan, pre­cisamente, por su senci­llez. Machado no podía ser excepción.

Convengo, con el señor Corredor, que en cual­quier acto conmemorativo que se celebre a la me­moria del "gran senaUo" Machado debería prescin-d i r s e d d "barroquismo oratorio".»

J. COLOME JUANOLA

C u r s o s d e n á u t i c a

p o r c o r r e s p o n d e n c i a

«Sr. Director de DESTINO Atentamente me dirijo

al señor Director para pedirle d favor se sirva suministrarme la direc­ción o. «i le es más fácil, ponerme en comunicación con una escuela que dicte cursas de náutica oor co­rrespondencia

Agradeciéndole al se­ñor Director d interés que se sirva prestar a la presente, me s u s c r i b o atentamente.»

JULIO C. BARRIGA Apartado Nacional 30

Barranquilla Colombia. S A.

B a s t a n t e s n ú c l e o s t o r m e n ­

t o s o s , a l g u n o s c o n g r a n i z o

p N los últimas chas el tiempo ha sido generalmente " estable en Cataluña, aunque dio no ha sido óbv-ce para que también, en «igiTrwiR momentos, brotes de inestabilidad hayan hecho acto de presencia de­terminando fonnadones tormentosas que. en casos aisladas, han ido acompañadas de granizo.

De cuanto arwhf"»"» de escribir dan fe las tormen­tas registradas, por ejemplo en la comarca de Vlch. d lunes ú l t ima Menas mal que. según nos dicen, d granizo fue de proporción normal y no produjo da­ños en la agricultura. Otro tanto podemos añadir de Esparraguera y otras poblaciones Empero, en tér­minos generales, las tormentas lo que si originaron fueron chubascos bastante «preciables de agua, como término medio podemos calibrar el agua rnm^A* múltiples pluviómetros oficiales en más de dlex l i ­tros, lo que supone mas de un riego natura! en tros campos. Ello, como es lógico, nos ha venido bien. Las altas temperaturas que estábamos regis­trando en muchas «qfiik agrícolas ^»a i«na« habla evaporado la humedad y las tormentas enumeradas nos la han devuelto. Este es d camino para que, si Dios quiere, las eoserhas generalmente ubérrimas que se observan por doquier lleguen felizmente a su fin.

Hemos mencionado el ambiente térmico y por fuerza debemos de extendemos sotare él. pues, volve­mos a insistir en que la posibilidad de un verano cier­tamente caluroso se hace cada ves más probable, puesto que, prácticamente, a la ausencia de un in­vierno gélido, sigue una primavera con temperaturas más altas de lo normal Menos mal que nuestros sis­temas orograf ía» tienen todavía bastante nieve de reserva y que loa rmhalar* ofrecen cantidades extra­ordinarias de agua. Ello será un buen remedio, cuan­do la alta temperatura requiera un mayor consumo de agua, tanto en la dudad como en d campo

OOTATI

C O L E C C I O N

A R T I C U L O S

D E V E S T I R

P A R A S E Ñ O R A

Y C A B A L L E R O

E N

PRENDAS PARA TODOS

| P A S E O DE G R A C I A / 36 — 1 1

i

J W E J ^ T I E M P O

S A S T R E R I A C A M I S E R I A Z A P A T E R I A G E N E R O S D E P U N T O

S e ñ o r a s C a b a l l e r o s y c h i c o s

P a s e o d e G r a c i a , 3 2

12 —

S e ñ o r a s y C a b a l l e r o s G i m o . F r a n c o . 4 9 0

L A P O L I C I A ,

L A G U I T A R R A

Y L A M O D A

H • ACE uno* días , el A l to Tr ibu­nal de Justicia dictó una sentencia que ha confirmado que. bajo la ley inglesa,

d ciudadano tiene perfecto derecho a ne­garse a contestar a todo policía que tra­te de interrogarle, y a oponer»^" a acom­paña r l e a la comisaria si no H deteni­do oficialmente. Esto ú l t imo implica que el policía se hace responsable de la de­tención y est i expuesto a ser procesado por de tención ilegal si no consigue de­mostrar la justif icación de sus acusa-cienes. En la Gran Bre t aña el entorpe­cer la labor de la policía constituye, por supuesto, un delito. Pero se hacia difícil definir lo que se entiende por •entorpecer». Y esa fue la esencia del caso visto ante el A l to Tribunal de Jus­ticia. Una madrugada, dos policías que patrullaban por un barrio de la ciudad de Grimsfoy. en el que hablan ocurrido vario* robos, observaron a un individuo cuya conducta les parec ió sospechosa. Se acercaron a ¿I para interrogarle v el in­dividuo se negó a decirles q u é es lo que hacía allí: se negó también a dar su nombre y dirección, asi como a acom­paña r l e s a un puesto de policía En vis­ta de rilo, los agentes le detuvieron, acusándole de "entorpecer" su labor. Comparec ió ante el Magistrado de la ciudad y fue declarado culpable y mul­tado en cinco libras. Su apelación a un tr ibunal superior fue rechazada v la multa confirmada. Pero el Individuo en cuestión no hab ía i ido acusado concre­tamente de los robos cometidos, n i ha­bla ninguna prueba de que estuviese re­lacionado con ellos, y decidió llevar su recurso de apelación al Al to Tribunal de Justicia, en Londres. Y este tr ibunal , en­cabezado por el Primer Lord, anuló el fallo de los tribunales anteriores. Se ad­mit ió que la actitud del acusado hab ía hecho m á s difícil para la policía el ejer­cicio de sus deberes, pero se ratificó la posición legal, en el sentido de que, si bien todo ciudadano tiene el deber moral y social de cooperar con la po­licía, no tiene ninguna obligación legal de hacerlo. Es m i s , toda la estructura de la ley inglesa se basa precisamente —según conf i rmó el presidente del T r i ­bunal— en el derecho del individuo a negarse a contestar las preguntas de los agentes de la autoridad y a acompa­ñar l e s a n ingún sitio, si no es bajo pre­via detención por causa justificada.

P - K ^ S indudable que con la llegada de la mús ica "Pop", la guitarra ha des­plazado completamente al piano en el acompañamien to de canciones popula­res. Nos referimos, por supuesto, a la guitarra eléctr ica, que facilita el t ra­bajo de los que apenas saben música , ante el micrófono que ayuda a los que apenas tienen v o r Esa "mecanización" de la guitarra ha obligado a establecer una diferenciación en su nomenclatura, y en Inglaterra se ha adoptado el t i tu lo de "guitarra e spaño la" cuando se hace referencia a la guitarra clásica. Esta denominación tiene su origen en la estrecha relación que la guitarra ha tenido siempre con España , aunque los musicólogos no es t án completamente de

'acuerdo en cuanto a sus orígenes.

La guitarra era va conocida por los antiguos eiripcios en forma parecida a la actual y fue adoptada por los á r a b e s bajo el nombre " A l Ud" . De esto instru­mento de cuatro cuerdas, al que Es­pinel añad ió otra, se deriva la gui­tarra moderna, desconociéndose cuándo hizo su aparic ión la sexta cuerda d* que boy consta

Hubo un largo período en que la guitarra sólo se t añ ía en "rasgueado", diferenciándose en esto de la aristo­crá t ica vihuela que se tocaba en pun­teado; pero a fines del siglo X V I I I los guitarristas adoptaran ambas método*.

In t rodu jé ronse t ambién el "porta-mento" y d "vibratto". caracter ís t icos de lo* instrumentos de arco. Se dice que el punteado fue en realidad intro­ducido por fray Miguel Garda, maestro de la reina Mar ía Luisa, esposa <V Carlos I V

\lpie del [ f e 1 )<7/

\\íim

La realidad es que a part ir de caá época la guitarra empezó a tener unas caracter ís t icas propias y a despertar el in terés de músicos instrumentistas. Y fue Fernando Sors quien dio mayor impulso y popularidad al instrumente, y de hecho introdujo la guitarra espa-fiola en Inglaterra. Femando S o n nació en Barcelona el 14 de febrero de 1T7*. Huérfano de padre, hizo sus primeros

• estudios en el monasterio de Montse­rrat, donde permanec ió cinco años. Can­taba escasamente diecisiete cuando dejó d monasterio y se puso a escribir su primera ópera . Su talento fue pronto reconocido y consiguió el mecen aje de la duquesa de Alba, primero, y del duque de Medinaceli. m á s tarde. Cir­cunstancias e x t r a ñ a s le envolvieron en el grupo de los afrancesados, v después de la Guerra de la Independencia se fue a v i v i r a Par í s . Patrocinado por el duque de Sussex vino a Londres en 1809, produciendo gran sensación en los me­dios musicales ingleses. Con su técnica y sus conocimientos presentó la guitarra como una nueva fase en el arte tonal, y se le concedió la entonces rara dist in­ción de actuar de solista en muchos conciertos de música clásica Durante su estancia en Londres compuso una ópera cómica titulada La Feria de Esmima" y tres bailes de espectáculo. Después de unos viajes por Alemania y Rusia volvió a Landres en 1817. actuan­do de solista con la famosa Orquesta de la Sociedad Fi larmónica . Durante sus actuaciones en los "Argyle Booms" i n ­terpretó varias de sus propias com­posiciones para guitarra, composiciones que habían de llegar a ser tan nume­rosas como interesantes. Y fue una de sus sonatas para guitarra la que indujo al musicólogo francés Fé t i s a calificarle de "El Beethoven de la guitarra" Desde entonces se han roto en Londres mu­chas cuerdas..

u , NA amable lectora —que dice haber leído un reciente comentario mío sobre el barrio de Chelsea— me pide que hable de la moda femenina en I n ­glaterra y de la influencia que Mary Quant y ese barrio londinense han te­nido en el modo de vestir de las mu­chachas de hoy. Aunque, por supuesto, no soy n i de mucho el m á s calificado para hacerlo, la petición no me ha sor­prendido del todo, porque pocas mujeres habrá en el mundo occidental que, aun sintiendo escaso in te rés por las tenden­cias de la moda, hayan escapado, a sabiendas o inadvertidamente, de la i n ­fluencia ejercida por Mary Quant. Por­que esta joven inglesa ha dictado, como nadie, las directrices en el vestir adop­tadas por la juventud de unos años a «•ta parte. Uno es muy Ubre de pro­nunciarse a favor o en contra del ale­gre y llamativo estilo de Mary Q u a n t pero nadie puede ignorar su presencia en el mundo actual de la moda. Afor­tunadamente para las profanos. Mary domina la pluma casi tan bien como la f u j a y acaba de publicar un l ibro en el que, bajo el t i tu lo "Quant by Quant". ileacribe su casi increíble camino hada la fama. Es la historia de una camera meteórica en e l ámbi to de la moda. Se trata de un l ibro optimista e ingenioso, ten pictórico de vitalidad como la pro­pia autora. A t r avés de sus pág inas se vislumbran los comienzos del llamado '•Chelsea Set"; es dedr , los grupos de • v , n t - í a r d e " que solían concentrarse

en ««e peculiar barrio de Landres. En ««no se f raguó una revolución en

la manera de vestir de la juventud, imponiéndose, poco a poco, una moda de apariencia extravagante que se apar­taba por completo de las normas que venían imperando hasta entonces. "Por •uerte, por casualidad, quizás hasta por equivocación escribe Mary Quant—, "«oíamos tenido un gran acierto. Nos i*llabamos en los comienzos de una tre-menda evolución de la moda. No é r a m o s nosotros los causantes, pero é r a m o s Parte integrante de d i o . " Puede que e « o sea verdad, pero d éx i to de Mary w a n t no hubiera llegado a producirse ¡•j »u capacidad, su visión y su tena­cidad. Porque la realidad es que todo ello salió de la nada. Los comienzos de " • T Quant como modista no pod ían * r más humildes. Cosía los vestidos durante d d ía en un pequeño taller. quf era su cuarto de dormir , y los l le­vaban a las seis de la tarde a la tienda abierta en la King's Road de Chelsea, Dajo • modesto t i tu lo de "Bazaar". Sus P1?"?" de vestir eran tan distintas •te to corriente, que las "teen-agers" d d

barrio casi hacían cola para comprar­las. Con d dinero obtenido. Marv iba • "Harrods", compraba nuevas telas y las usaba en loa vestidos d d día si­guiente. Era tan amateur que no sabia que « r a posible comprar telas d por mayor con gi M É h i descuentos. Pero pronto d "Ra ra a r " de Chelsea empezó a popularizarse. La prensa especializa­da de la Gran Bre taña , Nor t eamér i ca y Francia, rápida en captar los "nuevos gritos" de la moda, no tardaron en ocuparse d d estilo de Mary Quant, de sus llamativas telas y de sus accesorios "Pop" En realidad su influencia en la moda londinense ha sido tan formi­dable que en ocho años Londres ha sufrido un cambio extraordinario. Si­guiendo su estela —pues no hay estela que tenca m á s seguidores que la del éxito— surgieran una serie de d iseña­dores jóvenes , imaginativos y atrevidos que no hab ían de tardar en hacer su impacto, en conquistar buena parte d d mercado nacional y en convertir a Lon­dres en el centro de la moda j u v e n i l Hoy Mary Quant diseña treinta coleccio­nes por año, bajo contratos exclusivos con grandes casas de modas europeas y norteamericanas. Y siguiendo la cos­tumbre de los grandes "couturiers". acaba también de lanzar su propia colección de productos de belleza, tan modernos, práct icos y atrevidos como todo lo que sale de sus manos. Cuenta apenas treinta años , es ya millonaria. la envidia de la alta costura y d foco de todos los fotógrafos v periodistas extranjeros que quieren hablar d d nue­vo Londres v de la nueva juventud que le ha dado nueva vida.

N O se vaya a creer por lo dicho que todas las inglesas sean jóvenes y vayan vestidas a lo Mary Quant. Hay por estos mundos de Dios unas "te­dies" vestidas a la antigua usanza que son unas v e r d a d e r a s instituciones Y metido ya en este peligroso terrena de las modas, me voy a l iar la manta a la cabeza y hablar nada menos que de sombreros. Porque se da d caso de que éstos constituyen d atuendo m á s carac­terístico de esas "tedies". En Ingla­terra la primavera es la es tación m á s prometedora d d a ñ o y la que mayores transformaciones ofrece. Con la llegada de la primavera, los árboles se cubren de hojas, las {dantas de flores y las "ladies" de sombreros. Los árboles y las plantas, faltos de imaginación, lucen año tras año las mismas gdas; las "ladies". en cambio, exigen cada año moddos diferentes. Uno de los fabri­cantes de sombreros m á s admirados y solicitados en Inglaterra es Simone Mirman . proveedora de la reina y de la princesa Margarita. No es de ex­t r a ñ a r , pues, que Simone Mirman sea para las "tedies" lo que Marv Quant es para las "teen-agers". Apresu rémo­nos a dedr que Simone Mirman —que hizo su aprendizaje con Schiaparelli, se g raduó con Molyneux y se ha acreditado con Hardy Amis— es t amb ién una mu­jer de talento y lecuiso» extraordina­rios, cuyas creaciones dan mucho que hablar Para esta temporada, por ejem­plo, ha lanzado tres moddos que es tán causando furor en Landres: d "Avicu l ­tor", d "Delicia de la Bacanal" v d "No me acorrales". Los t í tu los , como se ve, demuestran ya la extraordinaria fantasía de la i lustre d i señadora de sombreros. B "Avicul tor" es una es­pecie de jaula en blanco y negro, con espado suficiente para colocar en ella una pareja de tórtolos. El "Delicia de la bacanal" consiste en un manojo de hojas de parra de seda verde, con raci­mos de uvas negras que penden desde la copa y caen sobre las orejas de la dama. El "No me acorrales" es una corona de paja de la que brotan unas ramas adornadas con flores. El aspecto general de este modelo es d de un rin­cón de bosque a la llegada de la prima­vera. A l contemplarlo en busca de una explicación d t i tu lo surgen irremisible­mente imágenes bucólicas. Dejando vo­lar la imaginación, nos parece oír. no tanto d t r ino de los pájaros , como d ladrido d d zorro perseguido por la jau­ría a t r a v é s de la verde camp iña ingle­sa. De ahí , tal vez. d "No me acorrales", nos dijimos. P e o alguien m á s prosaico opinó que debía referirse a la exclama­ción d d marido d recibir la cuente por d sombrerito con que su esposa saluda la llegada de la primavera. Por supuesto, como una "lady" ..

Londres, mano 1966.

I I CSPMl Mi MUSBITISUl

J WEWJ-IEMPO

S A S T R E R I A C A M I S E R I A Z A P A T E R I A G E N E R O S D E P U N T O

S e ñ o r a s C a b a l l e r o s y c h i c o s

P a s e o d e G r a c i a . 3 2 S e ñ o r a s y C a b a l l e r o s

G i m o . F r a n c o . 4 9 0

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H E C H O S Y F I G U R A S por SANTIAGO N A D A L

En las fintas del 1.* «le Mayo celebiaJjs en Pekín parece que desfilaron millones de chinos ante Mao Tse-tung. Esta foto y la noticia de la bomba son realmente aterradoras

P E K I N Y S U B O M B A D E H I D R O G E N O p O R tercera v a la China comunls-* ta ha realizado un experimento a t ó m i c o . El primero, t o r o lugar e l 16 de octubre de 1864: el segando, el 14 de mayo de 1965; el tercero, pues, el 9 de mayo de 1966.

En el caso actual el hecho de que se t ra te de una bomba de h i d r ó g e n o •nprmy un (Tan adelanto por parte de l a China comunis ta

Los principales autores t é c n i c o s de esta ha iaf la d e n t í f ica son el Inves­t igador a t ó m i c o . Wang K a n Chang, que ha estudiado en Alemania, y Chen San Chlan, cuyos estudios en la especialidad se realizaron en Pa­rts. Por lo d e m á s , l a habi l idad y l a Intel igencia de loe chinos son con­diciones bien conocidas en ellos. No es e x t r a ñ o , pues, que hayan logrado en cierto modo «correr más» que lo h ic ieron los Estados Unidos en su t iempo. T a m b i é n la U n i ó n Sovié t ica , si no me equivoco, r e c o r r i ó m á s de

prisa las etapas de l a carrera a t ó m i ­ca que los Estados Unidos. Pero, asi­mismo, «corrió m e n o s » que los ch i ­nos. La raztei es b ien sencilla. Unos y otros h a n recorrido unos caminos ya abiertos por sus antecesores.

Con l a real idad p o l í t i c a de una China potencia nuclear hay que pa r ­t i r , dewde luego, en u n fu tu tu m i s o menos p r ó x i m o . Probablemente no l l e g a r á nunca a la capacidad de sus antecesores: los Estados Unidos y l a U n i ó n S o v i é t i c a Pero p o d r á l legar a t r ae r u n potencial suficiente para re­forzar de u n modo notable su enor­me potencial humano.

El problema de la d i s e m i n a c i ó n del a rmamento nuclear es uno de los m á s graves que tiene planteado l a Humanidad en estos tiempos. Con e l armamento nuclear sucede lo que h a acontecido con todos los descubri­mientos c ient í f icos y t é c n i c o s : su per­feccionamiento consiste en la s lm-

D O N M A N U E L J I M E N E Z D E P A R O A ,

P R E M I O " R A M O N G O D O L A I L A N A ' 1 •CS motiro de dable feltettaeMa

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Y

1 ^ ¿ é - í e - e

IUmm, p i f l i de y i r i i d h M i t n i t l t a l i i par «La Vaagáardia» para honrar la n w n l a de f k a fue n a de laa gnadea Bcnrms impalaoru da la prcaaa t a r r r i M — . «i l i a d a ha dada t a d Mas­ca al alarga* taa pnaligiaaa galardéa al cate­drática de Derecha Político de nuestra Cniveni dad y colaborador de OBSTINO, don Manad Ji-méaea de Paria.

•3 prafiaar Jim t a n de Parca, además de ser na i i a l i L a i i i ^ n l a l i r t i en Derecha P á t i c a , es

i • la rex an tea peiiadlda. de on estilo prertao } m • > hriBaate, paca aabe expresar can soltara -j de

I manera sncestira todos loa temas, incluso los más | . n h m . El premia (JUináa Godo Lallana» le ha

• sida eaatedids par d articulo « ta l ada «La caa-rieneia de la a i r i ta Dorteamencana.,, armado can

sa seudónimo Sccondat... qne se pobUcó en «La TaagaaiAau d 7 de Julio de 1965. Caá ese madtatMi, p s W Ü — S É * ha rraltaad» ana lahar extraordi­naria de r M d a M i y rigaisaa palaartéa de laa WdVS—l pabUcaa internacio­nales; wmm más de na eeatcaar toa artículos que ha firmado así en las pégtoaa d d craa diario barcelonés.

Dea Manad Jiménes de Parga carai estadios en tos DMveraMadea de Granada. Madrid. Heildeiberj. Fribarjo. Maaicb y Parto. Ha sida profesor en la Universidad madrileña y ea d ladltato de Estadías Políticos. En 1957 ob-Ueae par s p e d d é n la cátedra de Derecha PaUliea de la Unírersidad de Bar­

i o M a r heairto s — i de la D d i i d d a d de Baidna . Ha partlel-• rarios eaagraaaa internacionales, romo H Coocreso M—dtol de Ciencia

paUtica (PaHa 19*1), J f c s — I W de Ñ á p a l a » (IMZ), «Calóralo de Monlpe-Mar» (1SCZI. El Gobierno británico la todito a risitar InjUlerra y asiste a las n m á m m de Wilton Park. Duran le ei Teraao de 19M recorre gatada» Caldas, inrí tado par d Departamento de Edada. y asiste a toa eaaveadaaes naciona les d d Partida gtpaMtrsas (ea Saa Fraadaea) y d d Partida Demócrata (aa Atlantic Cityi . Ea taaaa im de la Ciiledad Bepaftato da PBaadto Jaridlca y Social, a d l b r a de to Aaaetorfta M b de Ctaada Política y m l f bra fundador da to Aaoctactoa Eapsfcsto de Sactolagto. Di rite das ed occisa «a edi­toriales y w aator de tres Ubres.

PdteMaasas utadvaaMatii a aacatoa amir» y Jlaséaes de Parga.

p l i f i c a d ó n y el abaratamiento por u n lado, aunque, por otro, puedan surgir nuevas complicaciones de ca­r á c t e r d e n t i l i c o y t écn ico . De todos modos la f ab r i cac ión de armas a t ó ­micas ha dejado de ser u n secreto y, desde luego, aunque sigue requir ien­do u n a l to nivel c ien t í f ico y t écn ico , empieza a estar a l atranre de todas las fortunas. Quiero decir que empie­za a exist ir el peligro de que cual ­quier p a í s que se lo proponga llegue a tener armas a tómicas .

U N P R O G R E S O « M O N S T R U O S O »

China , en esto, h a actuado Igual que. en su d ia . l a U n i ó n Sovié t ica . Tan to en el campo de las armas a t ó ­micas como en el de los vehícu los destinados a transportarlas h a d a el t e r r i t o r io de u n enemigo eventual: ya se habla de que P e k í n e m p e z a r á p ron to a ocuparse de l a cues t i ón «mlsslles».

E l objetivo que se propone la ( A l ­n a comunista, como es natural , es eminentemente pol í t ico. Quiero decir que Pekín , lo mismo que Moscú lo h i ­zo en su dia , f a e n a l a mar rha de su ciencia, su t é c n i c a y su indus t r ia pre­cisamente para conseguir unos obje­t ivos de poder pol í t ico cara a l exte­r i o r . Quiero decir que en los Estados Unidos el progreso a t ó m i c o , mlasflis-ü c o y esparlal es, digamos, el coro­namiento lógico de u n desarrollo ex­t raord inar io . E n l a U n i ó n Sovié t ica es bastante « m o n s t r u o s o s en el sen­t i d o de que, si bien el desarrollo i n ­dus t r ia l es ya m u y Impor tan te allí, no h a alcanzado t o d a v í a la p len i tud y l a madurez que parece reflejar l a formidable potencia que en cues t i ón de armas nucleares, cohetes dir igidos y lanzamientos espaciales ha alcan­zado l a U n i ó n S o v i é t i c a Este c a r á c t e r «mons t ruoso» d d desarrollo en ma­ter ia nuclear es t o d a v í a m á s acusa­do en l a China comunista. Por g r a n ­des que sean los progresos que ese p a í s baya realizado en el campo c ien t í f ico e indus t r ia l , e s t á n lejlslmo de responder a l a s i t u a c i ó n real de la Indus t r ia y de l a ciencia chinos. Ha sido u n p ropós i t o exclusivamen­te polí t ico el que h a llevado al Go­bierno de P e k í n a insis t i r en estos te-

L a China comunista se propone con esto, por l o pronto, imponerse como gran potencia, a l i g u a l que los Esta­dos Unidos y l a Rusia s o v i é t i c a Pe­ro este es u n camino t o d a v í a largo; el p r i m e r beneficio pol í t ico que t r a ­t a r á de deducir de su r é d e n t e expe­rimento a t ó m i c o , s e r á recuperar d terreno perdido en d « t e r e » m u n ­do» a consecuencia de una serle de graves fracasos po l í t i cos y d i p l o m á ­ticos.

L A S R E L A C I O N E S C O N L A U.R.S.S.

El punto de m á s rnpUal i m p o r t a n ­cia que ofrece d progreso a t ó m i c o chino, se refiere a las r dadones con la U n i ó n S o v i é t i c a Si no fuera por d desgraciado asunto d d Vle tnam l a respuesta seria d a r á ante este I n ­terrogante: la nueva bomba china t e n d r í a como consecuencia In tens i f i ­car d acercamiento entre Moscú y Washington. T a n fuerte es l a nece­sidad que l levar la a esa consecuen­cia que, pese a todos, a ú n p o d r í a rea­lizarse. L a Un ión Sovié t ica , no se o l ­vide n i u n momento, es una poten­cia «conservadora» en po l í t i ca exte­rior. L a China comunis ta es una po­tencia «revolucionar ia» en su actua­ción exterior. Sus in t r igas , en este sentido, l legan nada menos que has­t a la Alemania Oriental . L a U n i ó n Sov ié t i ca y los Estados Unidos son potencias de responsabilidad m u n ­dia l y e s t á n MbÉMM Interesadas en d manten imiento d d orden y l a paz en d mundo, s egún op in ión de l a mayo­r í a de los observadores P e k í n se da cuenta de esta rea l idad T se dan cuenta, t a m b i é n los dirigentes de la Ciudad Prohibida, de que sin l a gue­r r a d d Vletnam. la a p r o x i m a c i ó n en­tre Washington y Moscú por d ca­mino de l a coexistencia pacifica se­r i a u n hecho cada dia m á s claro frente a l a agresividad, y ahora d progreso a t ó m i c o , de Pek ín . De a h í d riartstmn I n t e r é s de los dirigentes comunistas chinos por prolongar la guerra v i e t n a m i t a

El Juego combinado de estos dos factores no deja 'de ofrecer sus pe l i ­gros para P e k í n . Ciertamente es muy difícil que los gatados Unidos y l a Un ión Sov ié t i ca lleguen a u n com­pleto acuerdo m u n d i a l —acuerdo que CPHgpttttoKjg l a paz d d muiv lo— por­que la guerra d d Vle tnam lo imposi­bi l i ta o, pe» lo menos, d i f icul ta enor­memente. Pero puede Hegpr d mo­mento en que los intereses naciona­les en la U n i ó n Sovié t ica y en los Estados Unidos —vistos a l a luz de la po l í t i ca planetar ia que requieren los tiempos actuales— lleve a las dos capitales de las hasta ahora ú n i c a s superpotendas que en d mundo existen, a llegar a una inteligencia, o n « m o d o s vtvendl» de largo alcance y para largo plazo. El d í a que este acuerdo se produjera las in t r igas c h i ­nas p e r d e r í a n su i m p o r t a n c i a

A l a vez, sin embargo, o t ro aspec­to se presenta a l a los siniestra de la tercera bomba a t ó m i c a ch ina : ls necesidad de que los Estados Unidos encuentren a l g ú n modo, precisamen­te, de revisar su po l í t i ca china en part icular y a s i á t i ca en general.

CVUAMENTS interesante ta encues-* ta tabre ta Monarquía qme está llevando o cabo el periódico <Ma dríd*. La motor parte de ta gran pronta espoftota reproduce- la» res­puestas a la encuesta con ta: loable sentido de la oportunidad. Kl pote ha JUgado a un momento en que te ini­cia el despertar de un largo taeto en lo Qne te refiere al pensamiento ta­bre el futan. Existe, cierto, una Lew ue trata de la materia. La Lew de

Sucesión. Pero una disposición legal no significa nada sin que, a través de sus disposiciones, no pueda con­cretarte « n o s Aecho*, « n o s nombres, unas relaciones personales W. tabre todo, tratándote de una legislación de carácter público: un pote y « n o s circunstancias históricas fundamen­tales: w. económicas w sociales con­tingentes, pero poderosas.

De todas la* contestaciones a la encuesta de «Madr id» , ta más intere­sante, quizás, haga sido la de José Mario Pemán. Y. para dedrio since­ramente: ta que más curiosidad y más favorables comentarios ha des­pertado. Porque en sus palabras, Pe­mán ha sabido armonizar mug ade­cuadamente las dos facetas que arri­ba aludo: la legal, ¡o que está escrito sobre el papel; g los seres de carne W hueso a quienes corresponde dar cuerpo, o insuflar un espiri ta, a ta letra muerta de las leyes.

(En España —dice Pemán, y no puedo resistir a ta tentación de re­producir parte de tu articulo—, es oficial el señalamiento de la Monar­quía como futuro. También es bas­tante oficial tí señalamiento de la dinastía donde confluweron ¡a de Al­fonso XII y ta de los carlistas Lo primero te ha dicho en texto legal. Lo segundo, por ese sistema de gui­ño* y gestos expresivos que te ha ata­do muchas vece* en este periodo his­tórico. La presencia del príncipe de Asturias en España, estudiando, p r e ­p a r á n d o s e o representando a s » p a ­dre, define bien claramente ta dinas-

tía. Es un poco infantil creer, como los niños qae te rigen por los ojos, que porque al principe se l e ve" más se piense en romper el orden na tu ­r a l sucesorio. Precitamente porque es el príncipe de Asturias se le puede ver en España g a tu padre, no.

*Si conde de Barcelona, don Juan de Barbón, ha vaciado toda su digni­dad real en estar a disposición de España sin pérdida de un átomo de su equilibrada instalación histórica. Algún dia se podrán conocer todas las propuestas expedidas que han ronda­do al hombre que no ha querido ser desvirtuado por los de fuera ni arren­dado por los de dentro. Algún día se agradecerá a don Juan de Barbón el no haber pensado durante veinticin­co años más que en la dignidad y equidistancia que es esencial a s « t i ­t u l a r idad histórica. Cuando alguien en el extranjero le preguntó hace po­co al tenia monárquicos suficientes para gobernar, contestó que tí no se sentía rey de los monárquicos, sino de los españoles: que únicamente la exclusión criminosa, en ideología o en hecho*, de la españolidad impli­caba alejamiento de su corazón o su servició. En Estorü está el hombre que tiene tachadas de su vocabula­rio las palabras revisión, revancha, despecho, responsabilidades o exclu­siones.

»Ksto me temo que se parece poco a la respuesta que los técnicos han dado, o darán, desde puntos de vis­ta jurídicos o constitucionales a esta encuesta sobre la monarquía. "Ta tog tan poco técnico que he creído que hablar de la monarquía era hablar de personas".*

Cualquiera que haya tenido el pri­vilegio de tratar a l augusto residente

de Estorü. sabe cuanta verdad encie­rran las palabras de Pemán. Es cier­to, la Monarquía es para España una cuestión de circunstancias históricas. Cuando me dicen que «no hay mo­nárquicos*, pregunto que si hay re­publicanos. Y nadie se atreve a con­testarme. Porque una cota es (incli­narse* a una u otra forma de gobier­no. Otra, profesar con entusiasmo y absoluta lealtad ta fidelidad a uno « otro principios. Pero eso en un país que, como España, ha vivido tantas y tan terribles circunstancias —que. sobre todo, ha pasado tanto miedo: el miedo es una de las grandes moti­vaciones políticas—, se complementa con aquello. Quiere decir que la de­finitiva inclinación general del país será hada el lado donde te le ofrez­can mayores seguridades de futuro.

La Monarquía, para los españoles de la segunda mitad del siglo XX, es todo lo contrario de lo que sus ene­migos dicen. Estos afirman que es cuestión de (nostalgia*, manta de tíos nostálgicos del pasado». Nada más erróneo. La Monarquía, la verdadera importancia de la Monarquía en el actual momento histórico, está en sus posibilidades de futuro. Porque en ella se dan unas realidades únicas para facilitar al país la más necesa­ria de las condiciones para un desa­rrollo moderno, europeo, nuevo y eterno a la ves de sus posibilidades: esa condición es la convivencia, fun­dada en el diálogo. Pero un diálogo como el que España ha de desarro­llar en todos los terrenos, sólo puede existir, «y durar», bajo la presidencia de un hombre-institución que desde el primer momento esté ya «afti»; i n ­discutible y ajeno él mismo a tas dis­cusiones, a l t o y cordial a la vez so­bre las divisiones naturales de los españoles. Tal. en suma, como la pro-

*

pía imagen espiritual y física que don Juan de Barbón ofrece.

Ha hecho muy bien Pemán. por to­do eso, en querer hablar precisamen­te «de personas» aUi donde todo el mundo ha hablado de (instituciones* y « p u n t o s de vista jurídico*». Por ser tan humana, ta Monarquía empieza por considerar la realidad de que los hombre* existen. Y, por tanto, exis­ten los hombres que deben encarnar las instituciones. Macizo, alto y pode­roso como una de aquellas estatuas de reges que pueblan la Plaza de Oriente madrileña, el conde de Bar­celona ofrece ya de entrada la pre­sencia física de la solidez: la cual res­ponde a la de tu posición en la His­toria Una presencia física a la que acompaña la cordialidad más sor­prendente, la curiosidad más viva ha­cia las cotas del país, la más clara comprensión hacia los hombres y las situaciones. Su larga experiencia de la humanidad —mucho mejor adqui­rida en el exilio de lo que seria en la Corte— no le ha llevado nunca al desprecio hacia los humanos cuyas debilidades, cagas traiciones muchas veces, penetra agudamente pero sin amargura... En verdad, cualquiera que haga tenido la posibilidad de ha­blar con don Juan con cierta exten­sión, repito, aprueba en un todo las palabras de José María Pemán res­pondiendo a la encuesta del diario (Madrid*.

Sólo una vez —lo recordaré siem­pre, porque me Impresionó mucho— y por u n instante, un principio de tristeza, ya que no de amargura, em­pañó sus palabras. Era en su despa­cho de (Villa Giralda* —presidido por un gran retrato de su abuelo, e l rey (Pacificador*—,- habla sido una de aquellas jornadas bellísimas de primavera, que se gozan en el (glo­rioso edén* de que lord fiyron habla­ba refiriéndole a aquella parte de Portugal: ¡(edén* cuando no es el exilio! Anochecía mientra* conversá­bamos g en la penumbra don Juan se dolió de la actitud de algunos —y de los más obligados— que, ante deter­minadas actitudes suyas hablan adoptado violentísimas postura*, in­cluso empleando insultos contra su persona. Pero fue sólo un instante quizá debido a ta me lanco l í a del mo­mento. Mandó encender las luces y servir unos vasos de whisky Y, reco­brando su habitual alegría vital, su profunda comprensión de los hom­bres w de las cotas, dijo: «Pero, d o ­ro , todos tenemos que seguir vivien­do*.

Pemán ha presentado magnifica-mente la imagen de aquel hombre qme vive fuera de España, pero pen­sando siempre en España Y que tan­tas vacas ha astado sola, precitamen­te para mstientr ta Olbrada b w -

hteMrica» «Me. con tanta lm sabido sostener Y que

es ta razón par ta am* tantos pien­sen, ahora, gne l a encmmad&n de km intUtudonet Itgalti em tu persona ofrecería el m á s sólido asidero al pal* en su futuro.

setenta aftos (1957)

E L S J O G L A R S

«Mim«ff«mM » Db.: JL Foot y A- 1*uU*ñ

•CAP AMA. DOMMGO 8 4S TABOC

PALACIO DE LA MUSICA

— 1 5

U N I C A C A M A R A

E N E L M U N D O 6 * t i

T R I P L E

S I S T E M A

A u t o m á t i c o : usted s ó l o enfoca y dispara. Todo es a u t o m á t i c o seguro, exacto.

S e m i - a u i o m a t i c o i a ú n desconectado el automatismo, po­drá servirse del e x p o s í m e t r o para una correcta expos ic ión .

M a n u a l este sistema le permite se leccionar la velocidad de o b t u r a c i ó n y la apertura de l diafragma.

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N O T I C I A S C O N A C E N T O por MANUEL JIMENEZ OE PARCA

LA ENFERMEDAD DEL JEFE POLITICO T ORO Mono, el médico de Churchill. ha publicado unas Memorias que son

objeto de discusión snimada. En esas páginas se revela que sü Winstoo pa­deció un ataque de importancia, en el año 1941, precisamente en los momentos críticos de la guerra. Nadie en Inglaterra —o casi nadie— se enteró entonces del malísimo suceso. Han pasado veinticinco años, y el semanario The Observer pregunta si es conveniente que se guarde tan completo secreto cuando un líder político cae enfermo.

Ciertas noticias dan al tema actualidad rabiosa: Mao-Tse-tung sigue sin aparecer en público desde noviembre y ha sorprendido mucho que no acudiese a recibir al Presidente de Albania, Metunet Shehu, que ha entrado triunfalmen-te en Pekín ¡ el presidente Sukarno estuvo en cama durante una temporada: el general De Gaulle tiene cada día peor aspecto...

¿Será provechoso —como pregunta el Obierver— que no se informe del estado de salud de los proagonistas de la escena política?

Mirando hacia atrás, nos encontramos con una grave enfermedad disimu­lada —la padecida por el Presidente norteamericano Woodrow Wilson— que fue decisiva para el curso de la Historia de la Humanidad. Porque los conoce­dores de los asuntos estadounidenses aseguran que Wilson, con plena capaci­dad —sin la trombosis de 1919—. hubiera ganado en el Senado la batalla a los aislacionistas. Norteamérica habría ingresado en la Sociedad de Naciones y —acaso— la U Guerra Mundial se habría evitado.

t Por qué se callo el doctor Graysen, que sók> era sincero coa la esposa del Presidente? , El secreto profesional le obligaba a dar versiones optimistas de la dolencia de Wilson a los ministros y colaboradores íntimos? ¿No estaba en juego el destino de la nación, y el desuno del mundo?

Treinta y seis años después hemos conocido ios detalles de aquella conspi­ración del silencio entre el doctor Graysen y la señora Wilson. primera dama —y durante meses primer magistrado efectivo— de los Estados Unidos de America

MACHADO. POETA DE LA POLITICA T^N el al tuno número de Cuaderno i para el dialogo, Luis Izquierdo vuelve a

plantear «1 tema de la filiación política de Antonio Machado. ¿Era un «li­beral» el autor de Soledades? Luis Izquierdo opina que se equivocó Marañen al incluir a los hermanos Machado, indistintamente, en el grupo de aquellos que el famoso médico llama «ios liberales». <El liberalismo de Antonio Ma­chado —puntualiza Mira— consistió en un compromiso muy dato con la liber­tad y con la responsabilidad nada fácil que entraña creer en ella.» Machado es­cribió : <La libertad . es un problema metafísico. Hay, además, el Uheraliimo. una invención de los ingleses, gran pueblo de marinos, boxeadores e ironistas». Y Luis Izquierdo apostilla: «Si alguna cooclusión puede deducirse de estas lí­neas es la de que. para su autor, entre el liberalismo y la libertad había tanta diferencia como entre el deporte y la filosofía».

Amonio Machado, en efecto, no fue siempre un «liberal» al estilo Marañen En el número monográfico que hace un par de años la revista La Torre, de Puerto Rico, dedicó al poeta sevillano —«nuestro poeta preferido... el para nosotros mayor» —que confesara Unamuno—. hay un estudio de Rafael A. González sobre Las ideas políticas en Antonio Machado. Allí queda claro que el que hace hablar a «Juan de Maírena» no era un liberal decimonónico.

Sin embargo, más que ese problema de encasillamiemo político, boy inte­resan —hoy deben interesar— ciertas intuiciones geniales de quien, como di-iera Rubén Darío,

Era luminoso y profundo como era hombre de buena fe.

Con su primera intuición genial, Antonio Machado percibe la enorme fuer­za de los reaccionarios españoles. Escribe el año 1936: «En España —no lo olvidemos— la acción política de tendencia progresiva suele ser débil, porque carece de originalidad ¡ es puro mimetismo, que no pssa de simple excitante de la reacción. Se diría que sólo el resorte reaccionario funciona en nuestra má­quina social con alguna precisión y energía. Los políticos que pretenden gober­nar hacía el porvenir deben tener en cuenta la reacción de fondo que sigue en España a todo avance dt ¡uperficie. Nuestros políticos llamados de izquierda, un tanto frivolas —digámoslo de pasada— rara vez calculan, cuando disparan sus fusiles de retorica futurista, el retroceso de las culatas, que suele ser, aunque parezca extraño, más violento que el tiro».

Es un texto que ilumina muchas parcelas de la realidad española, que deja en claro muchas cosas.

Antonio Machado intuye también que la actividad política corre el riesgo de presentarse enmascarada al gran público, como si fuera una conducta de otra clase. «Juan de Maírena». que aconseja e] apoliticismo a los jóvenes, se explica así : «Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os digan los que preten­den hacerla sin vosotros, y, naturalmente, contra vosotros. Sólo me atrevo a aconsejaros que la hagáis a cara descubierta; en el peor caso, con máscara po­lítica, sin disfraz de otra cosa, por ejemplo: de literatura, de filosofía, de reli­gión. Porque de otro modo contribuiréis a degradar actividades tan excelentes, por lo menos, como la política y a enturbiar la política de tal suerte que ya no podamos nunca entendernos».

El poeta denunciará luego a «las juventudes viejas»: «5o» esos jóvenes i m juventud los que hoy, ya maduros, motor diré, ya podridas...*

Sobre las ideas políticas de Machado se puede discutir. ¿Fue en los prime­ros años, acaso, un «liberal»? Pero al margen de la disputa interpretativa, el observador advierte esa manera clara e instantánea de entender la realidad polí­tica, sin el proceso del razonamiento. Intuiciones agudas. Como un poeta de la política, que es cosa distinta de un poeta político.

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¡S i s u p i e r a n que, a solas en su h a b i t a c i ó n , este ser t í m i d o , I n o f e n ­s ivo y c o m p l a c i e n t e . . . , se t r a n s f o r ­m a en u n a especie de L a n d r ú ! . . .

i S i s u p i e r a n que se hace p i n t a r desnudo y con u n f é r e t r o e n los brazos!

¡S i s u p i e r a n que e l sad ismo que vue l ca en sus c u a r t i l l a s s o n r o j a r l a a l m i s m o M a r q u é s de Sade. . . !

¡Si s u p i e r a n que es el a u t o r de l a o b r a t e a t r a l m á s escandalosa que se represen ta en P a r í s ! . . . Se­g u r o que le n e g a r í a n e l sa ludo.

He v i s to «El g r a n c e r e m o n i a l » . Estaba i n c ó m o d o en la bu taca .

D e t r á s m í o . . . , dos anc i anos n o se cansaban de r e p e t i r como u n a l e ­t a n í a : « V e r g o n z o s o » , « I g n o m i n i o ­so» , « A s q u e r o s o » . . .

D e l a n t e , u n g r u p o de J ó v e n e s a p l a u d í a f r e n é t i c a m e n t e . . .

E n escena, u n h o m b r e cojo, a c o m p l e j a d o . . . , esclavo de su m a ­d r e . . . , a i s l ado de l a sociedad. E n ­c e r r a d o en su h a b i t a c i ó n rodeado de m u ñ e c a s de t a m a ñ o n a t u r a l . M u ñ e c a s que s u s t i t u y e n a l a m u ­j e r .

E l h o m b r e se r ebe la c o n t r a l a t i ­r a n í a m a t e r n a . . . P r o y e c t a m a t a r ­l a . . .

E n p l e n a noche , en u n pa rque , e n c u e n t r a u n a m u c h a c h a que se le ofrece . . . Y es entonces c u a n d o se i n i c i a «El g r a n c e r e m o n i a l » . . . L o s la t igazos . . . L a co rona de espinas. . . T o d a clase de sup l i c ios p a r a c u l m i ­n a r c o n u n e s t r a n g u l a m l e n t o . . . L a m u c h a c h a lo acepta t odo . Inc luso l a m u e r t e , en u n a l a r d e de maso­qu i smo .

Pe ro n o s igo. . . , porque e l a r g u ­m e n t o es p u r a a n é c d o t a morbosa . L o i m p o r t a n t e es que A r r a b a l h a sabido c rear u n c l i m a , que c o n es­canda losa v a l e n t í a h a sab ido p e ­n e t r a r en e l c u a r t o oscuro , en e l sane ta s a n c t o r u m de l E r o t i s m o . . .

Y lo m e j o r de t o d o es que t a n t a m o n s t r u o s i d a d se t r a n s m u t a a l f i n en u n d i v e r t i d o h u m o r negro . «El g r a n c e r e m o n i a l » e s t á en la l i n e a de Goya , de B u ñ u e l , de V a l l e - I n -c l á n . . .

L a o b r a es ob j e to de p o l é m i c a . T o d o P a r í s h a b l a de A r r a b a l . Po r esto yo he i do a su encuen t ro .

— ¿ E x i s t e en t u o b r a u n p r o p ó s i ­t o de l i be r ado de escandal izar?

— A m í m e gus ta p rovoca r a l a gente , a los c r í t i c o s , que, en l o que a estos ú l t i m o s se re f ie re , ex is te u n a especie de acuerdo e n t r e noso­t r o s : los c r í t i c o s v i v e n de m í y yo v i v o de el los.

— ¿ C r e e s necesar ia l a escena en l a que l a p r o t a g o n i s t a hace « s t r i p -t e a s e » ?

— S í . Y y o h u b i e r a deseado u n « s t r l p - t e a s e » t o t a l , pero c o m o h a y censu ra e n estos p a í s e s de E u r o p a o c c i d e n t a l , e l « s t r í p - t e a s e » fue s ó l o p a r c i a l .

— ¿ P a r t i c i p a s e n t u v i d a p a r t i c u ­l a r d e l sad ismo de tus personajes?

— C o m o personaje en l a v i d a soy m u y senc i l lo y n u n c a hago d a ñ o a nad ie . Soy m o n ó g a m o y ú n i c a m e n ­te p a r a compensar la m o l e s t i a de m í v i d a creo m i s f an t a smas en l a t r a n q u i l i d a d de m i h a b i t a c i ó n .

— ¿ C u á n t o s a ñ o s t ienes?

7

...Y es entonces cuanoo * inicia «El gran ceremonial»...

Ea todos estos cuadros d personaie de Arrabal está presente, es H protagonista..,

el las. Espero l l e g a r a ser m u l t i m i ­l l o n a r i o y gas ta r les a l g u n a b r o m a que les moleste .

— ¿ T u s obras se r ep resen tan en E s p a ñ a ?

— M i r a : y o m a r c h é de fispafta hace once a ñ o s . Creo que en estos once a ñ o s , m i s obras se h a n r ep re ­sen tado en dos ocasiones, dos n o ­ches, esto es u n record .

— ¿ Q u é o p i n a A r r a b a l de l a nue ­va g e n e r a c i ó n de d r a m a t u r g o s es­p a ñ o l e s ?

— N o he t e n i d o n u n c a o c a s i ó n de conocerlos. S i n embargo , tengo p o r ellos una g r a n s i m p a t í a , y a que s é que son h o m b r e s que l u c h a n .

—Pasando a o t r o t ema . T ú p i n ­tas cuadros t a m b i é n , ¿ p u e d e s h a ­b l a r m e de el lo?

— M i padre y m i h e r m a n o son p in to r e s y yo t a m b i é n h u b i e r a d e ­seado serlo, pero no lo he logrado . Y o hago c roqu i s y encargo a unos cuan tos amigos p i n t o r e s que los rea l i cen c o n de ta l le .

— E n todos estos cuadros , el pe r ­sonaje de A r r a b a l e s t á presente , es el p r o t a g o n i s t a . ¿ P o r q u é t a n t o narc is i smo?

—Se debe a que yo, como todos los hombres , estoy cen t r ado en m i : soy u n m e g a l ó m a n o como t ú y co ­m o todos nosotros , y en vez de es­conder esta v i r t u d o este defecto , y o l o b r i n d o a m i s a d m i r a d o r e s y de t rac tores .

— ¿ P o r q u é e n a lgunos e s t á s r e ­p resen tado c o n t r a j e s reales y c a ­pas de a r m i ñ o ?

—Los reyes se v e s t í a n as i y s i n embargo e r a n h o m b r e s como yo , ¿ p o r q u é yo n o voy a p e r m i t i r m e eso que se p e r m i t í a n ellos?

^ 1 B i h H o g h a f t a c a f a l m a m e n s u a l

Los reyes se «estlan asi y, ski embargo, eran hombres como yo

— T r e i n t a y t r e s . — ¿ E n q u é a m b i e n t e f a m i l i a r

creciste?

— E n e l peor d e c i m o n ó n i c o y e n u n a m b i e n t e r e a c c i o n a r l o y m o n á r -V ü c o . lo m á s l a m e n t a b l e que se pueda i m a g i n a r . L u e g o , u n o queda sa turado de ese a m b i e n t e . Y o creo que n u e s t r a g e n e r a c i ó n es m u y sa­

n a p o r c o n t r a s t e con esta educa­c i ó n t a n poco sana que hemos r e c i ­b i d o .

— ¿ H a s ganado d i n e r o c o n t u s obras?

—He g a n a d o a lgo . . . A m i m e g u s t a r l a g a n a r m á s p a r a f a s t i d i a r u n poco a los cap i t a l i s t a s y l u c h a r c o n las m i s m a s a r m a s que t i e n e n

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Don Juan Bcneyto. pmMmte dH Consejo Nacional de Prensa, en el acto de apertura de la I O w W

de Revistas

A l d o b l a r l a e s q u i n a po r Nefctor

L A S R E V I S T A S

S E R E U N E N

ffOñ p e r d o n a r á n los lectores que, por una ves, hablemos de nosotros. Hemos pasado

en Malaga una Humana reunidos en una Asamblea de Revistas de ar tualhiart . en l a que forman ve in t i t r é s revistas e s p a ñ o l a s . Esta re­un ión estuvo organizada por el Sindicato Na­cional de Prensa 7 U I n a u g u r ó don Juan Be-neyto, presidente del Consejo Nacional de Prensa. Junto con don Enrique Ramos, presi­dente del Slndlra to Nacional de Prensa L a clausura estuvo a cargo del min i s t ro de I n ­fo rmac ión 7 Turismo, don Manuel Fraga I r t -barne, a c o m p a ñ a d o del min i s t ro secretarlo general del Movimiento , don J o s é Solls Rula. La presencia de estas personalidades da l a pauta de l a Impor tanc ia de l a r e u n i ó n de esta Asamblea en la que se reafirma la trascen­dencia que t ienen las revistas semanales de i n f o r m a c i ó n general, no sólo en nuestro p a í s , sino en todos los p a í s e s del mundo. Estamos seguros que los tirajes de las v e i n t i t r é s re­vistas presentes andan muy cerca de los del resto de la prensa diarla, con todo y ser m u ­chos m á s los cotidianos que se edi tan en Es­parta

Por esta r a t ó n los problemas que se p l a n ­tean t ienen u n relieve que es gra to haya sido reconocido y del cual l a Asamblea tuvo una plena c o n d é n e l a . Se discutieron los problemas técnicos, profesionales, los problemas e c o n ó ­micos, los t r ibutar los , los de l a d i s t r i b u c i ó n y ventas, la publicidad y se def in ió , hasta cierto punto, en las ponencias, esta Impor tanc ia de l a prensa no diar ia que hasta ahora habla sido m á s i n t u i d a que reconocida de una m a ­nera palpable. Hemos de destacar algo que ya era de esperar dada l a calidad de las ochenta personalidades asistentes a l a Asam­blea: que las discusiones tuv ie ran una a l tu ra y una obje t iv idad como raras veces hemos visto en reuniones de este orden, en las que coinciden tantas opiniones y encontrados I n ­tereses.

Pero t an to los empresarios como los profe­sionales del periodismo actuaron, y Justo es subrayarlo, con una a l tu ra de miras que co­rresponde a l gran papel que las revistas de actualidad d e s e m p e ñ a n en el panorama del periodismo »«p«**»l de hoy.

De todo d i o cabe esperar una mejora de estas revistas, que t a n necesarias se han he­cho en la vida moderna, gracias a la nueva Ley de Prensa de l a que tan to esperamos, y, con una mayor l iber tad de op in ión , el f u t u ­ro de la prensa semanal, como de la cot idia­na, ha de ser esencialmente format lvo Y. por « t a r azón , nos hemos atrevido a t raer a esta nota semanal el eco de una Asamblea que, desde todos los aspectos, ha sido altamente esperanaadora para que en u n fu turo estas revistas que ustedes leen puedan alcanzar el nivel europeo que todos deseamos.

Los asambleístas durante una de las sesiones

I f c » i f l i c ' U i c f c l i a

¿ 1 i i i f > c l i « i i i c > f f ' 1 i c ;

Este aspecto de Palma y la muralla se ha conservado casi hasta hoy. Ahora, con la construcción de la autopista a Son Sant Joan, «a a cambiar radicalmente. (Lámina de «Panorama»)

P O S T A L D E M A L L O R C A

P A L M A D E 1 8 4 0 , E N U N L I B R O CANTOS Ollver. el Ilustre a periodista mallorquín, que luego dirigió el gran diario tLa vanguardia», •saltando de la Redacción del palmesano diario «La Al-mudaina», ha dejado es­crito en una de sus poesías:

cCreiev que él una coas que (encanta

tulleiar Obres de l any qua-Iranta.

M hi pastarla tota una nit mirant les veUei litogra-

(/tet. .

Hada d año 1840 se pu­blicaron en Mallorca un» serle de libros que repre­sentaban tanto un esfuerzo en d campo de la historia como en el del arte y la l i ­teratura. Libros referentes a Mallorca, todos esos a los que me refiero. Libros que exigían, además, un consi­derable esfueno editorial. Porque todos ellos están ilustrados con esas hermo­sas litografías que tanto encantaban —hace ya me­dio siglo— al gran maestro de periodistas Miguel de los Santos Ollver. uno de los escritores más considera­bles con que han contado las letras propias.

Ese cúmulo de libros ex­cepcionales tiene títulos que conocerán muchos de nues­tras lectores y que de segu­ro, m á s de uno. guardará celosamente en los anaque­les de sus librerías. Uno de esos titulas es «Recuerdos y bellezas de España», de Pa­trio Piferrer, quien según el mismo Ollver

es la figura del bon viatger tal com va veurt Villa gala-

Ina per les ermites i per les ser

(re». per les pujades i les revoltea amh sa levita de gran cam-

ípana i amb sa corbata de quatrr

(valles daoant la runa i el monu-

imenl. com un creienf .

Otro de esos libros es el que firma Juan Cortada, autor bien conocido de los barceloneses, titulado «Via­je a Mallorca» y otro. Anal­mente, el del francés José Buenaventura L a u r e n s . «Souvenlrs d'un voyage

d'art a l i l e de Uajorque» y que. igual que d de Pife­rrer y a cargo de Parcerisa en su parte gráfica, está ilustrado con hermosas lito­grafías hechas de su misma mano. Todos esos citados libros, digamos que son hoy más o menos asequibles al lector, pues de dios hay reediciones modernas. «Re­cuerdos y bellezas de Espa­ña», publicado en 1842. vio de nuevo la luz en Barcelo­na en 1948 . el de J. B. Lau­rens ii840i se reedita en Palma en 1945; y d de Juan Cortada asimismo, en 1948, por las ediciones mallorquí­nas R O D A., que dirigía coa mucho cariño Julio Sanmart ín , y cuyos volúme­nes, tan bien paramentadns. ilustraba coa zilagrafias de su mano, XMW1

Pero existe otro libro Im­portantísimo para la histo­ria de Mallorca lleno de In­terés, sobre todo por sus ilustraciones. Un libro que. ÉMlP ahora, no se M w i i reeditado. Me refiero al sin­gular libro de Antonio Pu-rió. que lleva el largo titulo

de «Panorama óptioo-Hls-tórlco-Artístico de las Islas Baleares» y que abreviada­mente conocen los bibliófi­los por d resumido de «Pa­norama de Purió». En este libro, se une. al interés del testo, d encanto, d perfu­me, la emoción que encie­rran sus numerosas litogra­fías, que en este volumen alcanzan mucho mayor Im­portancia quizá que el texto mismo al que sirven de Ilus­tración y comentario.

Don Antonio Purió Íl79g-1853i era un hombre de le­tras y en su tiempo, en la época en que salló ese libro, considerado como un erudi­to oficial. Cronista General del Reino de Mallorca, Pu­rió —en competencia con don José M." Bover en aquel momento de la histo­ria de las letras mallorquí­nas— era d que lo domi­naba todo; no tan sólo la historia, sino "uv-^gg otras facetas del saber. Purió ha­bla reunido gran número de piezas interesantes para la historia de Mallorca, asi co-como una copiosa bibliote­

ca. Bsta especie de MBMÉ se llamaba, en el lenguaje del momento, «Gabinete de antigüedades». A este «ga­binete* apartaban su grano de arena muchos visitantes, y eran tantas, que, puede decirse, que el álbum que los registraba ha venido a ser como la nómina de las personas de Mallorca o de fuera de la isla. Constituían algo para la cultura. Todo el que llegaba a la isla con alguna inquietud por lo nuestro, pasaba un día a otro por el «Gabinete par­ticular» de Purió. Incluso, los diarios locales, conscien­tes de lo que esas visitas representaban publicaban la lista de aquellas perso­nas.

Purió conoció un día a un Joven dibujante, impre­sor y litógrafo, Prandsoo M un tañer —«que hace un uso esmerado de la prensa litográflca y la máquina in­ventaba por Mr. Daguerre». escribe—, y pensando en él se decidió a publicar las noticias copiosísimas y de odo orden referentes a

Mallorca (y en particu­lar a Palma) que te­nia reunidas, formando asi su «Panoramas. Purió que­ría Jgg la ni¿wima impor­tancia a las ilustraciones y por ello. Incluso, antepuso en el titulo del libro la pa­labra «óptico» a las que in­dican propiamente d texto.

En efecto, en el libro de Purió tienen un extraordi­nario relieve esas ilustra­ciones pese a que d autor, no bastándole las que publi­có, peimdis inr i^ i r en el vo­lumen aun otras. Su salud se lo impidió. Pero, asi y to­da, su número es muy con­siderable y forman una vi­sión emocionante y mara­villosa de la Mallorca de algo antes de la mitad d d siglo X I X . Una Mallorca que. en una gran parte, po­demos considerar como de­finitivamente perdida. Estas láminas son. por otra parte, un verdadero documento para la Historia.

Tengamos en cuenta que esas láminas son del todo fieles a la realidad, toda ves que se pudieron realizar —como nos dice el mismo Purió— gracias al «aparato del señor Daguerre», léase daguerrotipo, precursor de la fotografía. Y ése fue. so­bre todo, el motivo que im­pulsó a Purió a dar el l i ­bro a la estampa.

Y asi. con pie de impren­ta del taller de mi lejano pariente Pedro José Oda-bert. en d a ñ o 1840 saUó ese libro, a gran infolio, «folio marquilla», en la ter­minología de la época d d

La puerta del Muelle, de Palma, que se derribo hace casi cíen años (Lámina de «Panorama»)

— 2 1

El «Boma de 1840, coa la « F o n de ses tortugues», no se parece casi en nada al de hoy. (Láminj óet «Panorama»)

observatíooes, aHwn— del todo rtwfnnortriai, Básica­mente recoge uno* relatas manuscritos de Berard y Sola, que pósete por aque­llos días el Doble seftor don Joaquín VUlalooga. Purl6. ya lo be dicho, fue un e n ­dito, cerno k> fue tamMén su contemporáneo Bover, de cuyos escritos —pese a lap­sus e tTvrrartltiirtre nadie puede prescindir y cuyos co­nocimientos y publicación le dan méritos suficientes y sobrados p a n considerarlos como verdaderos varones merltíalmos y grandes be­nefactores de la cultura ma-

Abara sale a la lux la re­edición facsímil del «Pano­rama ó p Uco-Hlstórico-Arü»-tteo de las Islas Baleares». de don Antonio Pnrtó. Se distribuye en entregas, t a l como se hizo hace d e n t ó veintiocho años con la edi­ción original No creo que deba entenderse que esa

papel de hilo, que entre sus páginas lleva el tesoro de esas litografías de cl'any quaranta» que *"~"r t "« t—" a Santos OUrer hace m á s de cincuenta aflos y que si-rk haciendo las delicias

toda pwsnna sensible; láminas a todo el tamaño del libro y fuera de su texto.

Esta última circunstancia fue. empero, fatal p a n el libro de Fnrió. pues los po­seedores del abro, con el tiempo, ávidos de contem­plarías, fueron arrancándo­las fácilmente del cuerpo del libro p a n darles el des­tina de un cuadro T «rf. pocos afios después de pu­blicado el volumen, no que­daba títere con cabeza, quie­ro decir libro completa

¿Qué significan esas lá­minas? Se lo diré en pocas palabras. wifntn«^n nada menos que la vida tísica y la vida espiritual de Mallorca, porque de su contemplación sacaremos muchas conse­cuencias. Unas i*»»»vr».. Informarán de monumentos desaparecidas, de ilustres piedras de las que, la ma­yor parte de las gentes, boy en día. han perdido todo rastro. Por ejemplo, «una vista desde la muralla» de­sorientará de tal manen al que la contemple —aun cao conocimientos de nuestro pasado ciudadano— que no podrá sacar la consecuencia de dónde está tomada, por­que el edificio principal que la determina —el derruido convento del Carmen, con su elevado campanario— hace muchos aflos que no existe y, en su lugar, está boy otro edtflelo faéen dis­tinto, el cuartel del mismo maubre.

Otras láminas nos habla­r á n de lugares, que si bien existen, están tan radical­mente camhlsrtos. que dejan una profunda impresión en nuestro án ima Los ejem­plos san numerosos d a Rambla», «El Born», la «*nnt de ses tortugues». « u i ciudad con sus mura­llas vista desde el lado de Poniente»,., Algunas nos conducirán a un sinfín de conslderadooss si compara­mos aquel lejano ayer con nuestra actualidad Tal. por ejemplo, la que representa el trecho del hoy Paseo Ma­rítimo con los moBnos del Jonquet y So N"Alegre y El Terreno, sin ana casa. Me­jor dicho, con una sola, la de la finca que dio el nom­bre al boy lujoso ba r r í a

En otras láminas podemos ver reproducidas las cos­tumbres de la época: los palnwHanw prrsenr.lando la salida de la Catedral de la procesión del Corpus, las señoras paseando por el «Salón de la Princesa» o Borne, iluminado con gran-

f i ­

lies farolas de petróleo, pues el gas aún no batata hecho su esplendorosa aparición ni en las calles n i en las ca­sas. Por entonces, se encen­dían esas grandes farolas de petróleo (que son de ver en una de las litografías) al anochecer. «Tentrada de fosca», si —como se esped-Ocataa en los contratos de los nimlnlstradore» no hada luna. En las «wwt*»» de luna se estima ha era só­ndente con su blanco res­plandor.

Otras lámina» aparecen firmadas, además de por M un tañer, por otras auto­res, como Melchor Humbert. Pedro Penya y tí culto don Bartolomé Surada, que fue antes director de la fábrica de porcelana del Buen Re­tiro y de la de tapices rea­les de la Monck», en Ma­d r i d Esas láminas, les aña­diré que nos informan de otras aspectos dudad» nos. Por ejemplo, de la catedral con su coro, en el centro, de la perspectiva de sa ta­chada principal sin las to­rres neogóticas actuales que le colocó el arquitecto ca­ta lán Juan B, Peyronet, de cómo estaba la fachada del Ayuntamiento sin el reloj o de la de San Francisco con un reloj que boy no existe: de cómo era de ver la P l a n del Mercado, detrás del áb­side de San Nicolás, antes un lugar apacible, boy un aparcamiento terrible de automóviles, etcétera.

Una cosa advertirá, qui­zá con envidia, quien con­temple esas i^iw*r*«s Podrá comprender que se trataba de una dudad vada. Una Palma en la que la visión de los monumentos no era estorbada por nada; m a dudad en la que era posi­ble —y es de ver en la lá­mina 111 MMS^hBÉB— que un grupo de caballeras en-chlstendos hicieran tertu­lia en pleno medio de la p l a n de Con

T si de la ciudad sali­mos al campo p g j — l a contemplar una Mallorca que todos hemos entrevisto con nostalgia; hm Mallor­ca patriarcal, de una mara­villosa bucólica feliz. En ese libro, se reproducen varias vistas de la isla: de VaDde-mossa. de la Granja, con sos Jardines, de Une, del Oorg Blau, de Alaré, de Ma-nacor. de Arta y algunas otras.

El texto, per otra parte, también es cuantioso. Inte­resante y Heno de ameni­dades y curiosas noticias y

A U M O O N E S PAMA LA P K S B I T E SEMANA

DOMINGO, DIA 15 EN BARCELONA

De las 9 a las 21 — X Aplec en el Parque Guell. 12 horas de sardanas, sin interrupción, con la participación de ocho coblas, organizado por la Fe­deración de Comisiones y Asociaciones de la Fiesta Mayor de Gracia

A las 12. — Plaza de la Catedral. Cobla Popular

A las 12. — Plaza Marqués de Mina (Barecloneta). Cobla La Pral. de Gra­da. EN GRANOIXEBS

A las 16. — Aplec en la Haza José Antonio. Coblas: La Pral. de Badalona, Bofllls de Torrclló y CorntaL EN B LAÑES

Mañana, tarde y noche. — Cobla La Pral de Llagoatera. EN n G Ü E E A S

Mañana, tarde y noche. —- «Aplec de l-Empordá» Coblas: Caravana. «EU Montgrins», La Selvatana y La Pral. de Figueras.

EN CABANAS Mañana, tarde y noche. — Cobla La

Pral de PalafrugeU. « EN VALENCIA .capital.

A las 12 — Jardines del Parterre. CoMa de la «Casa de Catalunya». EN PALMA DE HALLOBCA

A las 12 — Paseo Marítimo. CoMa La Pral de Mallorca,

(UCVCS. OÍA 19 EN BARCELONA

A las 13, — Plaza de la Catedral, por la Cobla Hopular •Cami d'estrellcs»: «Primavera». •Innominada»: «Cacadors palafoUencs»: •Quan mon promés viodré»: «Els gegants de Vilanova»:

A las 12. — Plaza de San Jaime. Co­bla Barcelona

A las 12 — Plaza de Cataluña. Co­bla La Pral. Barcelonina.

A las i r M . — Plaza de San Jaime. Cobla Popular. EN HOSPITALET DE LLOBBEGAT

A las 12. — Parroquia de San Isidro. Cobla La Pral de Grada. EN MATABO

A las 20 — Patio del Colegio Es­cuelas Pías. Cobla La Pral del Lio-bregaL EN PABET8 DEL VALLES

A las 18 — Cobla Barcelona. EN TOBROBLLA DE HONTORI

Mañana y tarde. — I Aplec de Sar­danas, con las coblas: Caravana. Cata­lunya, «Els Montgrins» y La Selvatana Homenaje a la memoria de V. Bou. con 17 sardanas del popular compo­sitor. EN BARCELONA

A las 32*30. — Plaza de la Concordia (Las Corta). Cobla La Pral de Bada-lona.

A las 2 30 — Casino La Alianza, de Pueblo Nuevo. Cobla Barcelona.

LL. A.

manen de entregar el Ubro al lector, sea un deseo de hacerlo todo igual que a las días lejanos de la pri­m e n salida. Mas be de en­tender que un siglo y cuarto no ha hecho demasiada huella en orden a las cama de la vida del espirita y en este caso a la de los libros. Sea como fuere, loe mallor­quines cultos han acogido

esa reedición con el Interés que se merece, reedición cu­ya salida de la entrega Ini ­cial n^p^*^ precisamente y casi día por día. con el centenario del falledmWnv-to d d impresor de la edi­ción pr imen: Pedro José Oelabert, ya citado. Buen homenaje para un impresor.

LUIS B i POLI.

A VECES

5 p

De izquierda a derecha: «loa Enrique Iban, de «Gacela ilustrada»; don Antonw Pérez. * «La Vanguardia»; doa Ernesto Setien, de Reqte-Prensa, don Fabián Rica, de la revista «Ama»; don EjmMo Bedter, de Regie-Prensa, y doa Francisco Fontcuberta,

de la revista «Dicen»

* VISITA BE PUBLICITARIOS A LAS HUEVAS DEPENDENCIAS DE "lISTIUBlilBORA ESPAlOLA DE PUBUCÍDAD, S.A~

£ L pasado manes, dia 3, la agencia «Distribuidora Española de Publicidad. S. A_», dio a conocer las instalaciones de su nuevo edificio de la Avda. d d Generalí­

simo. 614, a los Jefes de Publicidad de los diarias y revistas, reuniéndose después en una rom ida que fue presidida por el Director Gerente de la Empresa, don Jai­me Mané , don Jaime Miró, don Víctor Sagi Jr. y don Antonio Navarro. A l fina­lizar la comida se promovió un animado coloquio entre tot M Í — i sobre las cir­cunstancias actuales que se producen en la publicidad j jos medios informativos.

La fotografía recoge un momento de la visita de toi Jefes de Publicidad a las modernas instalaciones de «Distribuidora Española de Publicidad, & A.»,

«SPAIN H DIFFÍBtNT. Es verdad que los sala­

rios son m á s altos en «I extranjero que en nuestro país. Pero aDi las vituallas son carísimas. Veamos al­gunos prados ingletm. se­gún tí informe publicado por la Universidad de Ox­ford carne, a 53 pesetas el kilo; chacón», a « : leche, a « pesetas d l i t ro; patatas a 4 pesetas d kilo, ¡Carí­simo!

f t PROCRESO Repobtcioa en las ez-

pIotodONes ganaderas: las oveja» «PtanssA Landracn introducidas recientemente en la Europa occidental. doa caaiaJa» de cuatro a seis crias, es Aetír, d doble O d triple que la* raaos co­rrientes en ntséijjv país. Pero sólo pueden oa ia tan-tar a dos.

SOgRE CUERNOS, PALOS

Un semanario raso ha publicado, sin permiso del autor y sin prtge^ derechos, «A sangre Ma» , M M — obra de Tnunan TTmpiHt Para mayor ignominia, y «f^^^d^ a fntender que d asesinato de toda una ra­milla (tema de la novela i es cosa roriirtn en Améri­ca, han cambiado su titulo original por d de «Dn cri­men vulgar».

POJOMSOS Una rédente encuesta

inglesa tabre los aettdmtet i e la dreaiaddn confirma lo que mucho* premia Ma. Los groaoa i o n : Un jóvenes, lo* motorista» t km bebedores.

—iMire, mire! ¡Qué ca­rrera más origmal'

— Debe de ser el rele-m de los 10 000 mittones que pensaban gastarse con las Juegos Olímpicos del alo 1972.

— Creo que no eran 10-000 sino «sófc» 5.000 millones los que tenían presupuestado.

—Con «sótoa eso... iknagloese la cantidad de autopistas que po­drán hacer coa su «reintegro»!

C I F R A S O L I M P I C A S

p o r JIP

—Ni diez, ni cinco. La cifra exacta eran 1.972 millones

— i Una bagatela! De aquí a 1972 al Ayuntamiento de Barcelona ya le habrá costada más H déficit de un aiMón diario que arrastran los rantrias.

—A propósito de tranvías- La Compañía de los de Alicante ha ofrecido los suyos a sus obreros.

—Aquí, con el déficit que tie­nen no se les puede hacer esc re­galo... |Lo despreciarían olímpica-mente!

El varón et más peligroso que ¡a mujer. Modelo de conductor temible: el Mo­torista foven y bebedor. Modelo de conductor cae-ffuram: la mujer de media­na edad, atatemm. condu­ciendo un automóvil

MAS SOBRE ACCIDENTES DEL TRANSITO

El estudio realizado por km t f c M M i canadienses W. B. Tlllman y G. E. Hobbs. revela que en el hlrtoiinl de los conductores envueltos reiteradamente en accidentes del t ránsi to aparecen a menudo las si­guientes situaciones: pa­dres divorciados- excesivo rigor paternal, foblas In-fantUes, agresividad en la to íut r ía faltas de asisten­cia a clase, ausencias sin permiso durante el servi­do militar, tendencias Ws nonescas y excesiva preo­cupación por la propia apariencia física

LO LASCIVO Hernejt Hemingwa? no

ganó, en / M I , el Premio PulUzer con sa «ocelo «Por quien doblan ios cam­pa nan, porque dicha abra fue considerada lasciva. Asi lo revela un reciente articulo publicado en la re­vista t t t c C a U n

IDEAL Las autoridades de Pitts-

burg creen haber el medio de transporte pú­blico ideal. Se trata del «Skybns». un tren «eleva­dos, de aluminio, montado sobre ruedas provistas de neumáticos, que en ves de conductor lleva una máqui­na electrónica. El peso l i ­

viano de los coches permi­te una Instalación más gra­ciosa y ligera que la de los «elevados» actualmente en too. y Ion neumáticos de las ruedas, evitan loo rui­dos molestas.

EN LAS VEGAS XI catino tSilver Nug-

get», de La» Vegas, ha re­nunciado a la idea de vet­ar a tus empleadas con trajes «topless»; en j u lu­gar las proveerá de blusas transparentes. Pero el fis­cal general del Estado te opone a ta l idea, por enten­der que t i te pone en prác­tica aumenta rán las praba-MÜdodes de ganancia de la banca. *¿Qmén et el va­liente capaz de seguir coa atención el juego en estas condiciones?», se pregunta alarmado el señor fiscal.

LAS GRANDES NOTICIAS

La señorita Sofía Loren ha contraído matrimonio pop el apuesto Cario Pon t i . DESTINO es el único pe­riódico español que no ha­bla publicado tan impor­tante noticia, y ya es hora de que reparemos nuestra

TIEMPOS MODERNOS El nuevo campo de béis­

bol construido en Texas es un gigantesco estadio cu­bierto, con instalación de aire acondicionado, y t u coste superó lo» 1500 mi­llones de pesetas. Como la hierba no podría crecer convenientemente, debido a la falta de sol directo, el campo está tapizado con un césped sintético, que en cato necesario puede ser sustituido en unas horas.

D E S T I N O A G R A D E C E :

PAX. 100 pesetas: para un misionero que necesita un «Jeep».

Merche. 100 pesetas: para un misionero que nece­sita un «Jeep»

Montserrat y Marta. 300 pesetas: Asilo San Rafael 150. y Cotolengo del Padre Alegre- 1S0.

JJ . T.T_ 500 pesetas: Cotolengo del Padre Alegre. familia O. y C , I.OOO pesetas: Hermanltas de los

Pobres, 300, Cotolengo del Padre Alegre, 200: Hospital Clínico 200; Hospital de San Pablo, 200. y Pro cama del tuberculoso pobre, 300.

B&R. . 200 pesetas: Cotolengo del Padre Alegre. AVJK.. 2.000 pesetas: Cotolengo del Padre Alegre. A-R^ 1-500 pesetas: Cotolengo del Padre Alegre, 500;

Hospital del Espirito Santo de Santa Colama de Gramanet 500- y Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, 500

GP.M. 500 pesetas: Cotolengo del Padre Alegre. P.MJ».. 5.000 pesetas: Obras Templo Expiatorio de

•* Sagrada Camilla 1.000, Monjas Clarisas de CasteUó de Ampurlaa. 1.000; Hermanltas de los Pobres. 1.000, Cotolengo del Padre Alegre. 1.000 y Asilo de San Rafael 1.000.

J 5 » pesetas: Cotolengo del Padre Alegre. 100. y Pro cama del tuberculoso pobre. 100.

M J y c S00 pesetas: Cotolengo del Padre Alegre. 500

MIRANDO HACIA ATRAS

EL ASESINATO DE HENRI I V 14 de mayo de 1610. —

MI rea de Francia Hen-r i IV habla salido de pa­seo en tu carroza para distraerse viendo ¡os pre-paraítoos que en Paria se estaban haciendo para ce­lebrar la solemne entrada en la ciudad de tu segun­da esposa. Maña de Me­dias, coronada el día an­terior, jueves, en Saint Denis, con la consiguiente pompa, frente a una enor­me múlfitud de personas, entre las cuales se halla­ba la flor y nata de los apellidos más ilustres del MIS. La ceremonia de la entrada tenia que tener efecto el domingo y los parisienses te atareaban

enguirnaldando las calles, levantando arcos de triunfo y colocando rótulos que ensalzaban las glorias del rey y las gradas y virtudes de la reina. El espectáculo era de un optimismo desbordante y Henri se recreaba con­templándolo y comentándolo con sus acompañantes. Estos eran los duques de Epemon y de Montbazon, el mariscal de Levardxn y los señores de La Parce, Ro-quelaure y Mirabeau. Para ver mejor, el rey hizo des­correr la» cortinillas de la carroza, y al pasar por la calle de la Ferronerie, que además de ser de por si muy estrecha, estaba llena de puestos de venta que dificultaban él tránsito, él vehículo tuvo que dete­nerse mientras un carro de heno y otro de vino se arrimaban tanto como podían para dejarle pato, ayu­dados por los lacayos reales. En aquel momento. Henri, indinado sobre Epemon. le leía un papel que tenia en la mosto, levantada para ver mejor lo escrito, cuan­do de improviso salió de entre la gente un Individuo

astroso y desarrapado que, empaliando un cuchillo, puso un pie sobre el cubo de una de las ruedas de ¡a ca­rroza, se izó sobre ñ cogiéndose de la mano libre en uno de los montantes y d a v ó el arma en el pecho del rey, un poco más arriba del corazón. Sus acompañan­tes, estupefactos, parausado* por la sorpresa, le oye­ron exclamar t. Estoy herido!»; mientras, sin darles tiempo a reaccionar, una segunda cuchillada en el cuello del rey le cortaba la aorta. t ,No es nodal», pro­siguió. Pero un chorro de sangre le salu por la boca. El señor de La Forcé, sacándose dd pecho una medalla se la puto sobre los labios, i . Acuérdese de Diosl». le dijo, al tiempo que el rey QgftÉMfcd sa ÉBIWO aliento. La cosa se había producido con tanta rapidez que si el asesino hubiese querido huir, lo Hubiera podido hacer sin temor a ser reconocido luego. Pero en vez de es­capar, d hombre, después de su acción quedó de pie. al lado de la carroza, con el cuchillo en la mano, inmó-uii, con las ojos como en éxtasis Se dejó desarmar por un escudero d n poner ninguna resistencia. Otro, sa­cando la espada, se disponía a masarle, pero d'Epemon gritó: t i No lo mates/ ¡Te va la cabeza en ello!» Con las cortinillas echadas, la carroza partió a toda velo­cidad en dirección al Louore, con la lamentable carga d d cadáver d d rey sieiinado, Al visitar el canciller SiUery a la reina, en sus habitaciones. María, llorando desesperadamente, clamo </Ay de n i . ' j E l rey ha muerto!» SiUery, que sabia bien tu deber y era hombre a quien le costaba mucho perder la cabeza, señalando al del f in Luis, le repuso: «El rey rice, «eiiora. ¡Ahí está!»

La alarma cundió por la corte y por toda lo ciudad. Todo el mundo se figuraba era aquello d primer epi­sodio de la puesta en obra de una conjura tramada por los fanáticos descontentos de la generosa conducta del rey con sus antiguos correligionarios y por su alianza con los protestantes alemanes con vistas a la guerra que se preparaba. Esta Idea fue la que motivo que d'Epemon impidiese que el regicida fuese muerto en seguida. Se trataba de saber quién era y quiénes eran sus cómplices. Quien fuese, pronto se tupo. Sus cóm­plices, no salieron por parte alguna, pues no ensilan. El hombre, llevado a la cárcel del Louvre, fue sometido a los más atroces interrogatorio», con la aplicación de los duros tormento* acostumbrado», para arrancarle una confesión. Lo único que te le pudo obtener fue su identificación como Jean-Frangois SavaHlac, nacido en Touvres, cerca de Angulema, católico, de familia bur­guesa muy modesta y, además, arruinada por haber sido castigado con la pérdida de tu empleo el cabeza de familia, funcionario público, por conspiración contra el gobernador de Angulema, vendo de mal en peor, desaparecido su padre, que te entregó a la embriaguez, él y su madre te vieron obligado» a vivir casi de l i ­mosna Confesó haber obrada por inspiración divina y no temer en nada a la muerte, pues había cumplido su misión. Fue condenado a morir descuartizado, su mano derecha previamente quemada Media hora duró d suplido. Los cuatro caballos, tirando con toda tu fuerza, estimulados por los zurriagos, no consiguieron desconyuntar sus miembros en sus dos primeros estiro­nes. En el tercero la lograron y Ravaillac moría. Se dis­ponía el verdugo a acabar de trocear el cuerpo d d desdichado para echar los restos al fuego, pero la muchedumbre se lanzó a ayudarle con tal entusiasmo que no quedó d d cadáver ni el más pequeño trozo.

s filatélico

E S P A Ñ A

ETL lunes, día 2 de mayo. por la tarde, tuvo efec­

to en el Colegio del Sagra­do Corazón (Caspe) de los PP. Jesuítas, el acto de re­parto de premios del Con curso Filatélico E s c o l a r , convocado por el Festival de la Infancia, Dicho acto celebróse en el salón de espectáculos, bajo la presi­dencia del rector del Cole­gio. Rdo. P. Torelló. acom­pañado de varios profeso­res y coa asistencia de gran número de jóvenes alumnos y sus familiares. Después de una interesan­te charla del profesor don

Ramón Moreno Perales so­bre el coleccionismo de se­llos de correo, unos simpá­ticos alumnos informaron al auditorio sobre filatelia, y a continuación se pasa­ron unas diapositivas rela­tivas a los sellos turísticos españoles y un documental francés sobre el grabado e impresión del sello, que fueron muy celebrados por la concurrencia.

Finalmente, procedióse a la entrega de premios a los participantes en el Concur­so, y cerró el acto este cro­nista con unas breves con­signas filatélicas para esti­mular a los jóvenes filate­listas a perseverar en so afición, felicitándoles por el éxito del Concurso Filatéli­co Escolar, que debe ser proseguido y superado en los próximos cursos.

Durante los días I al 7 de mayo celebróse en Bar­celona la « i n Exposición Filatélica Provincial de la Obra Sindical Educación y Descanso», cuyo veredicto

publicaremos. D. m.. en una

Eróxima edición, por no ha itlo r e c i b i d o todavía

cuando redactamos las pre­sentes lineas La importan­cia de este certamen va creciendo de año en año. y en la presente edición par­ticiparon 75 e x p o sitore-, adultos y ocho juveniles representando a las empre­sas siguientes: Aguas de Barcelona. A i s m a l ibar. Banco Central, Caja de Previsión y Socorro. Car-bu ros Metálicos. ENHER, Fabricación Nacional de Colorantes, Federación Mu­tualidades, H e r m á n dad Sindical Labradores. Hi­droeléctrica Cataluña. Hu-bach, Industrias Desllte, Jefatura Provincial del Mo­vimiento. Pegaso. SEAT y Sindicato del Seguro.

La Exposición era de te­ma Ubre y estuvo magni ticamente presentada. Den­tro de la misma se celebra­ron dos conferencias-colo­quio a cargo de los señores Juan N. de Linares y Oc

a l MA166

tavio Abalh. que desarro­llaron respectivamente los temas «Economía y Filate­lia» y «Coleccionismo Te­mático» Reproducimos el bonito matasellos especial del certamen, cuya estafe­ta viose concurridísima y muy especialmente el pri­mer día de su utilización y el 8 de mayo, en que apa­reció la serie conmemora t i -va del «Día Mundial d d Sello»

KKC MARIA SOLER

— 2 3

s i e t e i i i \ s n i : l a n i l l A I I LLOPiS

pftANCISCO PujoU « a un komlxa agyd», p»

natiaata y bso. Tuto mu­cho» — ¡ ¿ • i y poqnUimoa •namigoa —o p»«a» qna jabla mucho . Su» ami­go», qu» a ta loo t M M . lm han iriyinf^*til^ una «xpo-

l él i I t no

noHdad m^l t ip l . y 4» •«Uta cultura qu* U ai

dad. a

Su c»n*arto coa «t i do loo artutoa. coa loo tíato. mlamBa. la Use po­tar pora muchos da «Dos. El

4o la .«posición:

la PujoU- ix

O a p é s . .1 ••en birla Ftyurtra unoa •• int» Fvteo-

I c o n o g r a f í a d e u n b a r c e l o n é s

lo hubi.ra dosagradada r . con oí. -Puiols y loa artis-tas da su bampo-.

La exposición —oagto al «•ñor luán Ainaud do La­sarla. Jiiactor do leo Mu­íaos Municipal»» de Arto do Barcelona— ancabeaa asa aerie que d o d l c a ó a la memoria de lea critico» mó» notnMoo »o la ere-Incida del arte contampo-ránao en Barceloaa.

La pretenda humanidad de Franciaee Polola das-borda, empero, la califi­cación —par otro lado, muy <im|dia— de critico do arte, y aparece pultátunta, v i t a l irónica y poderosa. En l a Virreina, en el cwastei de esa Rambla que Patela tan­to quise, se exhiben pintu­ras, asculturas. dibujoa y qrabados qu» admiró, qu» te pertenecieron o locman en el acer ró masa latíco de Barceloaa o Marta»al. Asi­mismo, ae ron ea la expo­sición autógrafos a impra-aoo; documantación parae-

Ti-de

T ol ka contribuido a

la personalidad MartoreiL una riBa. de Bnicslsaa . que deako de poce podid flumuioe. ate asagesar la neta: la pobla­ción de leo Museos.

da^M^^T* cante Boa-as otro moronas de la po­blación—. Puteis eakegó a Clapé» Batía una parte, al parecer muy valiosa, de »u archivo perscstaL que des­pués Isidro Clapós se apre­suró a incorporarlo al Mu-

Municipal .V i -

Naere Eckatmonn. Cla­pós anotó todo cuanto re­cordaba Potete, cuantas anécdotas aabreeas, agu-

oadas sallan de sos la­bios. Product* prlmstn de oqnoBas conlssiones y ero-ca cienos tea *1 Ubre que también figura ea te *xpo-

• Anacdolologi de

Retrato caricaturesco de F. PujoK. Dibujo dr E. Rkart, 1929. Cat núm 16 Colección Pujoh, MartorHI

iuxI. fotografió*, catAtago* o invitación de eapeotete-ñas: Ubre*. articulo» y

Sin l a participación do a apé s Batfle —es dedr. de

no hubiera podido retdisar-•*. o» de lo imoo a cabe, no tandria eea seducción, ni

Clapós BatUa. aaUgoe y .sperádico colaborador do ULSIINO. ka sido el último gran amiga do Pololo. • día qu* ae aauDiu un am-

Pujol. vivió la leo artiataa de edgunee de tes cual*», por tertuna todavía eatdn eabe neeotroa. Pujol» loe aoñge de Aragoy. de FaBn EUas

figura iligiMi do y r*valorixar- como

l e del. propio Aragoy. *rmi-

Serra. de Wognóo. Ostentó la eearotarta de -Lee Arto i ola Artiats»-. inatiTarión de la cual tantas eaaan podria explicarnos Joan Curtóo.

de lo Junta do Mneeoe de Bordona entre IBS y 1924. del Chente Artístico, del Ateneo Barcelonés.

te oerprendenteS! dibujoa. óleos, pasteles o incluso as-culturas. B retrato que te pintó FeUn Otas eo una obra irop«*sionant*, poro la obra uiaeoOu de la expo­sición, y la cual ya rale por si sola una risita, es el rebate a medie cuerpo de Potete pintado por Ri­cardo Ganáis, cuya gente, ingrávido y maravilloso, ca­be pregonar a cada mo-

Eee coadro r a anido a ana rurioea anécdota, iné­dita, que un día u otro ten­drá que recoger O a p é s

Cierta roo —la historia, por ser historio, puedo »m-peaor asi— ol que eoto fir­ma loe a visitar a PujoU a su •Tarro de tes llcroo . Pasé la larde coa ÓL Fue una tardo magnifica, ana do las mejor*» y más dis­traídas de mi vida. Me di Jo —más o moneo que sos estudio» filosóficos te hablan lavado hasta Dio* y rtorn ya no Ionio miedo do nada. Me explica ha que te hablan pedido un prólo­go pora una obro breve y él habla smpiindn a l e ­ñar cuartillas. cuartillas, hasta el •xtremo. •poaHBn-ba irónico, que te sobó un • rolum de ITepnen-, te cual hixo que no aparéete­l a n i el libro, n i el prótege.

El hambre me invitó a beber vino de so cosecho, vino doBrinon do una tona­lidad transparente, do na -bouquet- suave. Pujáis te bebió n i l riiinsnto. a pe­queños serbeo y paladeán­dote, en un vasilo de plata de eeos que se regalan po­ra los primaras comuniones. Una res en Barcelona es­cribí uno neta de esta r i ­sita poro lo sección - A re-ees posan cosas-. Busqué un retrato de Potete p a o ilustrar asi coaaontone y r* produj* el retrato qu* te hixo Ricardo Ganóte.

T ocurrió te En 1SM- la cana de Pujóla, propietario rural, tea ea-

obras de art*. A&eo la tete de Ganóte,

ya sin marco. «saoBoda. fu* a parar a nao hrmlHn que se d w t e É — I ol parecer, del cuadro, poro cuando, a raix de mi trabóte, r i o qu* aqnel -señor deoconocido-eta Francisco Pujáis, el filó-

de la •Torre de loa a

P v j o l s , d e n u e v o e n l a s R a m b l a s

de alcalde da 1 Bonastr*. que trabaja ho­rrores para la población, y ka logrado mucho par s in . Coa Bonastr* y Clapéo es­taba Fausto Pídate, el kilo del filóoete.

M y d U e te qoe ea el jardín del Ateneo, te poéo. Ivntcx •Tolociás d# la tortu- podrii ga do la cana, r i i n t implo ü^igimi ba en silencie ol caparasóa del animal, l a catean, casi —• Avui ja no se n bollona de su andar. Dee- de eooea aixi».

dación para escritor*» y ar­tista» en memoria de mi po­dre. Me tongo kljoo. ai preoenpauiuuss perentarias. Puedo hacerlo. Logaré la •Tone de leo Hores- al pote, como tes euodros y lodo

En MmtmoB, y a dea museos: al -Boa- y el -Scmtacana». Se proyecta otro muy importante y do carácter dtetteto a loo do* atados. Ta oe ka pergeña-

OIBCI ÍuEL Í IQ ÍH ••F" l a

suat que isimiilsni l i l i ea el asunto. «Siaaspre he confia­do dedo— qu* el "DES­TINO" m* derelrorlo el cuadro.*

T u r 4 ^ él que era un tan­to eoeépbco para coa tes rosos de niisshii tiempo

Cterte ros —y te rocogo lucí uso sa la sición— miraba «xtasiado.

Retrato de Pujois. (Neo de Ricardo Cañáis, Cat. núm. b. Colección Pujoh Martore»

P o d e m o s a f i r m a r l e q u e e n U r b a n i z a c i o ­n e s C O S T A D O R A D A , S . A . , t o d o s o n y a r e a l i d a d e s . D i s f r u t e d e p l a y a p r o p i a , a v e ­n i d a s a s f a l t a d a s , a g u a , l u z , p i s t a s d e t e n i s , p a r q u e s , p i s c i n a s , s e r v i c i o s d e s n a c k - b a r , r e s t a u r a n t e , l a v a n d e r í a , s u p e r m e r c a d o , c a p i l l a . . .

P o d e m o s a f i r m a r l e q u e e n U r b a n i z a c i o ­n e s C O S T A D O R A D A , S . A . , ( a 7 5 K m . d e B a r c e l o n a p o r c a r r e t e r a g e n e r a l y t é r ­m i n o d e R o d a d e B a r á ) V d . h a l l a r á u n " c l i m a " í n t i m o y a g r a d a b l e d e n t r o d e u n a m b i e n t e d e a u t é n t i c a s e l e c c i ó n .

MIENTRAS VD DESCANSA SU DINERO AUMENTA EN P o d e m o s a f i r m a r l e q u e e n U r b a n i z a c i o ­n e s C O S T A D O R A D A , S . A . , l a c o m p r a d e u n s o l a r e d i f i c a b l e e n e l a c t o , e s a h o r a u n a b u e n a i n v e r s i ó n d e s u s a h o r r o s . Y c a r a a l f u t u r o i n m e d i a t o . . . ¡ u n g r a n n e ­g o c i o q u e V d . d e b e a p r o v e c h a r !

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Los niños merecen lo mejor. Y las escuelas deben figurar en ese «mejor»

L A E S C U E L A , E N C R I S I S

EN NUEVE DE LOS DOCE DISTRITOS DE BARCELONA FALTAN COLEGIOS. CADA VEZ SON MAS LOS MAESTROS

QUE ABANDONAN SU PROFESION

i

r *N el transcurso de una reciente estancia en el

sur de Bélgica tuve la oca­sión de ponerme en con­tacto con varios de los mi­neros españoles que han elegido esa reglón como lugar de trabajo. Muchos de ellos, 7a asentados, con su vivienda propia, su suel­do decente, y también al­gunos con su coche, no tie­nen intención de voíver. aunque cada año hagan su escapada al terruño, «a ver a la madre y a los amigos», pero encontré a un navarro de voz ronca y apasionada que, al estar un rato hablando conmigo de España y de cómo iban las cosas por ella, no tar­dó en expresarse con año­ranza-

—Yo aquí estoy muy bien. Me gano un buan jornal y tengo una casa muy maja, y sin embargo, si no fuera por los chicos, me largaba para allá aba­jo. Pero —y entonces su voz se hizo más ronca— aqui mis cuatro crios es­tudian gratis. Allí, ¿dónde los iba a meter y con qué podría pagar el colegio''

UNA CUESTION ACUCIANTE

Esta anécdota, que no es necesario ir a Bélgica pa­ra recogerla, pone el dedo en la llaga de esa cuestión apremiante que es la fal­ta de escuelas en nuestro pais. y que en Barcelona y Madrid reviste caracte­rísticas que entran, sin dis­cusión posible, dentro de la gravedad

Persona tau autorizada en esta materia como el P. Octavio Pullat, en un articulo publicado en cSig-no*. afirma «En Barcelo­na-ciudad, en 1964. falta­ban 63.500 plazas para cu­brir el déficit entre los cuatro y los diecisiete años, y fallaban 34 900 31 se limi ta al déficit existente en­tre los seis y catorce años —d a t u s proporcionados por CEDEC—» Es algo triste y socori*ido acudir siempre a las estadísticas pero no hay en esta oca sión otra solución que acu­dir a ellas para fijai las dimensiones del problema En el cuadro adjunto sal­ta a la vista que hay unos distritos en Barcelona que gozan de superávit de es­cuelas, es decir, que hay más plazas que niños, co­mo son el I I I , IV y V I H . El primero de ellos, que corresponde en su casi to­talidad a Sa rná . es un ba­

rr io donde los colegios abundan tanto que permite contar con la tasa más alta de la ciudad: 138'37 Na­turalmente, y dado que en el bario se encuentran al­gunas de las escurias me­jores —en todos los senti­do»— de Barcelona, las plazas «vacantes» son cu­biertas en seguida por ni ­ños procedentes de otros distritos que no disfrutan de esas ventajas en mate­ria escolar, como pueden ser el I I (Montjuich, Can Tunlsl y el I X (San An­drés y su porte septen­trional, compuesta p o r Verdún. Roquetas y Torre Baró, suburbios éstos cuya situación en este aspecto —y en otros— es realmen­te difícil), u otros cual­quiera, lo que supone un dispendio de tiempo y di­nero en desplazamientos que no pueden ser, gene­ralmente, cubiertos sólo por el niño hasta que no tiene una edad responsa­ble.

Naturalmente, sean 34.900 chiquillos, o sólo alrededor de los 30.000, como indican otros sociólogos, el proble­ma no radica en la cifra exacta, sino en el analfa­beto en potencia que re­presenta cada uno de esos niños Aunque aprendan a hacer cuatro palotes, a leer y a poner su firma, seguirán siendo analfabe­tos, porque la enseñanza es algo más que eso. mu­cho más que eso.

De las 959 escuelas de

dicadas a la enseñanza primaria que hay en Bar­celona. 639 —las dos ter­ceras partes— son de tipo privado o religioso, lo cual viene a traducirse en es­cuelas donde se suele pa­gar una cuota por cada niño que estudia, y que siempre es más de lo que se abona en una escuela municipal o del Estado, donde todos los pagos se reducen a las famosas «permanencias», de las que luego tal vez conven­drá hablar.

Estas breves notas, pla­gadas de cifras, revelan por encima de todo dos cosas: faltan escuelas, y las que faltan deberían ser gratuitas, no debidas a esa iniciativa privada que si unas veces es muy loa­ble otras se aprovecha de un barrio de nueva for­mación, donde una lamen­table (alta de previsión ha permitido que se instala­sen unos millares de ve­cinos sin un solo centro escolar —es el caso de la Gttineueta y del Besos en el momento de su inaugu­ración, y que aún hoy no está resuelto, y si lo está es a base de unos barraco­nes de madera, medio des­pintados, que al Ejército le sobraban y que fueron re­galadas para paliar el ol­vido de modo «provisio­nal», como sucede en el Poblado del Besós—, Este aprovechamiento se tradu­ce en un piso habilitado como academia o escuela, en cuyas habitaciones-au­las se hacinan los niños, unos niños que sus padres no desean pasen las horas muertas en las calles, y que significan para la aca­demia particular mejin-negocio por cada uno nue­vo que entra. Tanto es asi, que hay clases en barrios

Demasiado niño suelto en nuestras calles Sobre todo en las de las barriadas extremas

2 6 —

extremos aburróla das (80 chavales no es nada extra­ño ' coo gran desespero de los maestros.

Hay soluciones heroicas, debidas a la inspiración de algún vecino del ba­rrio, como sucede en la barriada de barracas de La Bomba, donde un gru­po de inquilinos, que se han unido en cooperativa de viviendas, y que cuen­tan para ello con un pe­queño pero decente local construido por ellos mis­mos, quieren aprovechar las horas en.que el despa­cho de la cooperativa está cerrado —que es práctica­mente todo el día hasta las siete de la tarde— y utilizarlo como colegio. Hicieron un cálculo de lo que costaría una maestra, y desde hace dos meses cincuenta niños cuentan con una escuela en su mismo «barrio».. Claro es­

perada con frecuencia co­mo (ruto de un sincero ideal, y abandonada coa pesar cuando se precisa un sueldo que como maes­tros no lograrán ganar nunca, cosa que sucede a muchos jóvenes que van a contraer matrimonio.

—El piso me cuesta exac­tamente esas 2.880 pesetas mínimas —me decía un amigo que dejaba las aulas para dedicarse a un em­pleo administrativo que le ofrecía una situación eco­nómica más segura—. ¿Có­mo podría mantener a mi mujer con el restp? Y to­davía menos a los niños que puedan venir.

Ese problema, endémico en nuestro país, que limita las vocaciones masculinas que precisa el magisterio, es solventado en algunas ocasiones por medio de las «permanencias». Consisten en un sobresueldo obteni-

Las escuelas nacionales tienen a menudo un aspecto descui­dado, casi ruinoso, como si nadie se preocupase mucho de ellas. Esta para niñas, ubicada en San Andrés, es un botón

de muestra

tá, el ejemplo es elogiable, pero no parece el sistema más viable para solventar la falta de escuelas.

«PASAR MAS HAMBRE QUE UN MAESTRO DE ESCUELA,

Es una frase hecha. Una (rase que todos hemos oído o dicho alguna vez, y que fue pronunciada por prime­ra vez hace muchos años Y que hoy, sin embargo, es tan válida como enton­ces, a pesar de los aumen­tos que la ley sobre retri­buciones de los funciona­rios del Estado, promulga­da en abril del año pasa­do, ha venido a suponer Después de muchas vaci­laciones y temores sobre el coeficiente que iban a apli­car al nuevo sueldo anual fijado para los funciona­rios —36.000 pesetas anuales multiplicadas por un coe­ficiente que fue enigma durante varios meses—, el actual sueldo de un maes­tro cualquiera es de unas 4.800 pesetas aproximadas. Luego puede ser que goce de trienios, y entonces las 4 800 son aumentadas pro­gresivamente

En la enseñanza privada rigen haremos parecidos, que dependen del número °e alumnos con que cuen-13 la academia o escuela en i cuestión, pero que no suelen pasar de las 5.000 P**"»» en maestros dedi­cados a los estudios pri­marios

Con estas cantidades na­da tiene de extraño que cada vez sean menos los alumnos que concluyen la carrera de Magisterio, em-

do de los propíos alumnos, que pagan 50 ptas. por una hora más de clase en to­das las Escuelas Naciona­les, y que dado el hecho de que cada clase cuenta con 40 o 50 chicos, significa una ayudita de 2.000 pese­tas como mínimo para el maestro, que de este modo se convierte a menudo en un simple comerciante, pa­ra el cual lo importante es que, «cuantos más sean, mejor», porque más se gana.

Entre las «permanencias» y las clases particulares, los maestros tratan de sa­l i r adelante, aunque —y me parece justo señalarlo, por muy doloroso que sea— los ideales van quedando en la cuneta del desenga­ño en la mayor parte de los casos, y son los alum­nos quienes de modo más directo pagan esa frustra­ción vocacional plenamen­te justificada que padecen muchos maestros.

Y entretanto, las escue­las que debieran ser gratuitas, y que en prin­cipio figuraban como ta­les, no lo son. Y la ex­cusa es ayudar al pobre maestro, que con todas esas gabelas tampoco consigue salir de su precaria situa­ción económica. Y el mal de las escuelas, entre edu­candos y educadores, se convierte en un círculo v i ­cioso agravado por lo que en ellas se enseña y cómo se enseña. Pero sobre esto hablarán personas autori­zadas en la segunda parte de este breve estudio.

| M . HUERTAS CLAVERIA

Población «colar de 6

Población I N , . D escolar

» 11 aftos matriculada I

n m IV v

VI VI I

ivm IX

X X I

X I I

Ecolaridad Déft. Supt. Tasa

7.62» 11.994 9.861 7.544 7.46» 6.130 9.015

11.038 23.527 11.842 6.705

15 890 'Cuadr

5.706 7.964

13.045 8.946 5.614 4.374 7.676

11.313 19.521 8.904 5.328

10 086

1.923 4.040

1.855 1 756 1.339

4.006 2.938 1.377 5.805

3.784 1.402

275

87,90 66.31

138.37 11838 75,16 71.36 85,14

102,49 82^7 75,1» 79,46 63.46

rM m m TRES FLORES NUE­VAS Y UN ARBUSTO

DECORATIVO PARECE que era ayer

cuando comentábamo* él folleto de un importante establecimiento de esta du­dad, anunciando ta» flore» que debían ser plantadas o sembrada» a partir de fe­brero, i ya tenemos en nuestra mesa el correspon­diente al mes de abril ofre­ciendo las que se sembrarán y p lantarán en estos metes de primavera, para adornar nuestros jardines en verano y en otoño.

Los edepliants» de esta empresa van aumentando de tamaño, ya no se l imi­tan a las dos hojas de otros tiempos. Buena noticia pa­ra el aficionado, que ve ma­yores posibilidades de em­bellecer su jardín y darle variedad. Figuran en el fo­lleto nombres que, en su día, fueron nuevos: las l i ­nios tflor de dalia*, prime­ra y afortunada introduc­ción de esta casa, los cos­mos tRadiancei, los tage­tes tTangerine», los estu­pendos «Climax». la bonita ipomea tCíelo de España», las petunias tScarlet Lus­

tre», las hermosas «GZo-r i o u » (<AU Double»), la fucsia «Reina Isabel»...

Hay, también, las acos­tumbradas novedades, al­gunas de las cuales perdu­rarán, tal vez, en los catá­logos, como perduran las que he nombrado.

El lugar de honor del fo­lleto lo ocupa el nuevo he~ Uchrysum (flor de paja o inmortal) tSeneca». Ya es sabido que la grada princi­pal de estas flores es la de conservar, una vez secas, su valor decorativo durante meses, a veces durante años, adornando los inte­riores en épocas en que no es fácil n i económico adqui­r i r flores frescas.

Son varias las espedes que. convenientemente tra­tadas, tienen esta cualidad: recordemos la aquilea, el acroclinium, la estatice, los cardos f entre ellos, el estu­pendo eechinops ritro»), el Uatris. Pero la flor de paja es, «in duda, la más em­pleada para estos usos. Si sólo tuviera su cualidad de­corativa, tal vez no le de-dicariamos tanta atención, puesto que el adorno de interiores no es objeto de estos comentarios; pero es que, además, la flor de pa­

ja es una excelente planto de macizo. La nueva dase anunciada tiene, según el prospecto, un bonito color escarlata intenso, y sin du­da será atractiva en el jar­dín, con la posibilidad, para el que guste de dio, de prolongar sus servido* co­mo elemento decorativo del hogar.

La gazania tAurora» se presenta en el folleto sin grandes comentarios. M t parece interesante subrayar esta novedad.

La gazania es una de las vivaces más valiosas pa­ra los jardines de las zo­na* templada*. Su vegeta­ción es de calidad, cubre bien el terreno y se man­tiene en buen estado du­rante los doce meses. Al­gunas variedades florecen todo el año, otras lo hacen intensamente, pero solo en primavera, o bien son flo­res de verano y de otoño.

La flor de la nueva cla­se tAurora» es, según d folleto, de color rosa. Las plantas que tengo a la vis­ta, sin florecer aún, pre­sentan un magnifico as-pedo: su vegetación es sa­na y brillante, de color ver­de intenso, realzado por d blanco plata del envés de las hojas.

SI cotoneaster tpraecoxt. sin ser nuevo, no lo he vis­to anunciado en España hasta ahora, ¡o cual no quiere decir que no se ven­da; ya conocemos la acos­tumbrada falta de in forma­ción de nuestros viveros. El cotoneaster, como el pt-racanta. que es un género

Gazanlas

botánicamente muy cerca­no a él, se cubre de floré­enlas blancas en primavera, aunque no sea este su prin­cipal atractivo, sino las bayas rojas que lo adornan en otoño y en invierno. La especie tpraecoxt. como o-tros cotoneasters. es de por­te reptante, y se presta para el adorno de taludes, desniveles y escaleras.

La cuarta novedad que veo en d folleto, es el ge­ranio frególe» o de flor de pensamiento llamado cGi-nebra», de color salmón anaranjado con las caracte­rísticas estrias, tan comu­nes en esta raza. Los gera­nios de flor de pensamiento se hibrídan fácilmente y sus dates podrían ser in­finitas. Una cuidadosa se­lección, permite lanzar al m e r c a d o las variedades más destacadas, prescin­diendo de las de méritos inferiores.

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S A N I T I Z E D , " S E G U R O " DE H I G I E N E

JN ANUNCIO DF DANIS

Roben Hübner

A J E D R E Z

por Jorge Puig Laborda

S I G U I E N D O L O S PASOS D E L O S J O V E N E S

W I ENTRAS esperamos de-1 1flnitiv»mente el encuen­tro GeUer-Lorsen. que se halla concluido en su pr i ­mera parte con empate a cinco puntos y está pen­diente de que se celebren las partidas de desempate y mientras asistimos al emo­cionante desarrollo por el titulo de campeón del mun­do que tiene efecto en Mos­cú entre el actual campeón Pelrosian y el caliíicado aspirante Spassky. obser­vamos la actualidad de lo que podríamos llamar la actividad cotidiana, como son los encuentros y tor­neos amistosos

De éstos, muchas veces no es sólo el vencedor y su cohorte en la lucha por el triunfo final a los que hay que tener en cuenta en el comentario, sino que se pueden encontrar facetas de un especial Interés.

Por ejemplo, en algunas de las últimas competicio­nes nos ha captado la aten­ción el que los jóvenes que disputaron el campeonato mundial de su categoría en Barcelona, el pasado mes de agosto, estén destacando en el ámbito absoluto del ajedrez a nivel Internacio­nal. Ya en su día hicimos observar los antecedentes de esta clase que se daban en algunos de los partici­pantes de entonces, como rasgo característico de su valia, y el que se manten­ga, e incluso se incremente, significa que tales jóvenes se bailan en la senda de los que pueden llegar a ser los mejores cuando ya aho­ra tienen relevantes actua­ciones

Una destacada actuación la constituye la del alemán Hübner en el encuentro en­tre Holanda y la Repúbli­ca Federal Alemana, qup tuvo efecto d pasado mes de marzo en Amheim. En las dos partidas que dis­putó con el veterano M I Van Scheltinga. conocido Por su inveterada solidez, Wv le hace difícil de batir. Hubner se anotó punto y medio. producto de una victoria en la primera par­tida y de unas tablas en la wgunda.

En el mismo encuentro, el subeampeón del mundo ju-v*nil. el holandés Hartoch. je enfrentó a Eising. Har-«Kh no salió muy bien 11-orado de su actuación, pues Pwdió la primera partida, ««nque logró entablar la ^Kunda. Pero lo Importan-w es qUe Hartoch cuenta, guando menos, en primera •u» en su país.

En Reykjavik se disputó, en el mes de enero, un tor­neo internacional que ganó la gloria nacional Olafsson. seguido de Vasiukov y O'KeUy. El torneo era de doce jugadores y. aunque terminó el último, convie­ne tener presente que par­ticipó H a I f d a narson, un chico que aquí pasó más que inadvertido, pero que, a juzgar por su gran ínter-vención en la prueba, debe­mos creer que de entonces acá habrá progresado y que este torneo le habrá ayu­dado un poco más en su menester. Terminó con dos puntos y su más destacado resultado fueron sus tablas con Palmasson. cuarto cla­sificado. Bien es verdad que Wade hizo diabluras en su partida y le djo 119 severo correctivo. Pero es­to son gajes que hay que afrontar.

Estas actuaciones, así co­mo las que comentamos re­cientemente de Keene y Balashov. en Hastings, aun­que este último no estuvie­ra en el campeonato mun­dial juvenil, van eviden­ciando la entrada en juego de una nueva promoción de jugadores que tenemos que ir viendo cómo se introdu­cen en el ajedrez magistral como han hecho sus inme­diatos antecesores y cuyo más fiel exponentc es Boris Spassky, el lenlngradense campeón del mundo juve­nil , en 1955, y aspirante al título mundial absoluto, po­co más de diez años des­pués.

E S T A I R R U M P I E N D O U N A N U E V A P O T E N C I A

C A B I D O es cómo cuidan el ajedrez en los países

del campo socialista. Este cuidado les viene dando una general supremacía, si no siempre de un modo sin­gular, sí, cuando menos, como apreciación de con­junto.

Un país que no parecía dotado a este arte, como es Mongolia, por cuanto en Asia el ajedrez tiene esca­so predicamento en los paí­ses más orientales, hace po­cos años empezó a dar se­ñales de existencia y ac­tualmente se está convir­tiendo en una amenaza pa­ra muchos.

Su primera aparición pú­blica Se dio en la Olimpia­da de Moscú, en 1956. Su actuación no pasó de dis­creta, pues se clasificaron en el trigésimo puesto de 34 participantes. No obstan­te, su puntuación fue acep­table, superando e n t r e otros a Irlanda y Grecia.

que tenían cierta experien­cia olímpica.

Tras ¿ t e contacto estu­vieron ausentes en la Olim­píada de 1958. irrumpiendo con ímpetu en la siguiente de 1980. en Leipzig, en la que lucharon por el primer puesto del tercer grupo, clasificándose a un puesto del mismo, y en conjunto en el vigesimoséptimo en­tre 40 participantes.

En 1982 volvieron a la carga, demostrando eviden­tes progresos, pues se cla­sificaron en el segundo gru­po, con el vigesimoprimer puesto de 37 participantes. En 1985 repitieron la mis­ma actuación sin aportar ningún progreso, lo que, seguramente, les hizo pen­sar en la necesidad de pa­sar a una nueva fase de superación.

Esta consistió en organi­zar anualmente un gran torneo internacional. Ob­serven el resultado final de la segunda edición, que ha tenido efecto a primeros de año en Ulan-Bator: Prime­ro, Antoschin (URSS), 14 puntos sobre 17 posibles; s e g u n d o , Mjagmarsuren (Mongolia), 13; tercero y cuarto. Ujtumen (Mongo-lia) y S c h a m k o v i t s c h (URSS). 12; quinto y sexto, Vladimirov y Neschmetdi-nov (ambos de la URSSI, 11 y medio; séptimo, Yudo-vitch (URSS). 10 y medio: octavo. Zita (Checoslova­quia), 8 y medio, hasta 18 clasificados.

He aquí una destacada partida del mejor nacional clasificado.

BLANCAS: Ht%ckmntámoi NEGRAS: MiagmarsurM

Apertura española

1. «4, «6; 2. CH, Ccfi: i Ab5. AcS; 4. eS, fS. S. 44, fxe4; 6. Cfd2, Ab6: 7. d5, CfB; 8, d*c6; b x c * t . Aet, dS: I * . C U , O—O: 11. O—O, eS; 12. «4. a5; IX AeS, Dtft: 14. CaS, Ae«: 15. AfS. c6; 16. c4, b6; 17. Ahí. RhS; 18 AffS, AgS; 19. Tel, d i . 2». Del. Ah7; 21. Cd2. Ac7: 22. A d l . T»d8; 23 Ar2. d i , 24. A d l , DTI: 25. DcJ. Td4; 26. CbS, hS; 27. Dd2, b4; 2t. Cxd4, cxd4; 29, Axh4. e3; 30 fxeS. Ce4; SI. Dxd3. CgS; 32. Dxh7 + , Rxh7; 33. Axg3. e4; 34. Ag4. AxgS; 35. hXgS. Df2 + ; 36. Rh2, d3; 37. cS, TT6, 3S. 0 4 , Th8 + . 39 Ah3 TxhS-K 4*. R x h l . Dr.\ 41. Rg4, Dxc4; 42 Rf4, Dd5; 43. T f l , gS-f; 44. R<4, B g * 45. Rh3. De6: 46. Rh2, Dxb2: 47. Ü H . De2: 48, Tfel . Dh5 + ; 49. Rgl, d2; 58. Tedl. De2: 51. Kh2. RfS: 52 Abando-

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E L F U T U R O D E L H O M B R E p o r J o s é T o m á s C s t b o t

HAOK m i s de t re« mi l afina, loe hom-brvw ya se Intereeaban por su (atu­

ro. Krat i rar iosw y prudente*. Desea ban cooocer lux «fonleoimlentot venide­ras y prevenirioM en lo posible. En la an­tigua Mefupouunia. apenas en tos albo­reo de lo que hoy Uamamoe civilización, loe sacerdotes de I^gash, Oí o Akkad escrutaban el vuelo de las aves. Ihk (or mas caprichcxas de la llama, las visce­ras de loe animales sacrificados y muy especialmente el curso de loe astros para descubrir m destinn indlr idual y el por venir de su pueblo.

Poco a poco, superaih» d'etat tbéolo-gique», como dlria «''ompte. la Humani­dad comienza a desconfiar de aquellos procedimientos mágicos. No desaparecen, claro está, el desasosiego y la curiosi­dad ante un mañana desconocido, mu­chas veces amenazador, pero ni filóso­fos ni científicos pueden hallar una res­puesta adecuada a sos preguntas. E l fu ­turo es imprevisible, reconocen finalmen­te. Aceptemos, pues, esta ignorancia in­vencible. ¿Qué se r á de cada uno de no­sotros dentro de diez, de quince, de trein­ta afios? (.Qaé aerA de la Humanidad dentro de uno, de dos, ile siete siglos? Chi lo sa! Vivamos plenamente nuestra hora segura y dejemos de pensar en la hora Incierta que no sabemos siquiera si ha de llegar .

Pero esta actitud no es duradera. Es­tudiando atentamente la Historia, refle­xionando sobre ella, comienzan a descu­brirse unas normas constantes, unas lí­neas generales, unas direcciones persis­tentes, que desde muy a t r á s en el tiem­po desde siglos remotos, parecen apun­tar hacia el futuro. ¿No h a b r á unas le­yes que ri jan en cierto modo el progreso de la Humanidad? Y si esas leyes exis­ten verdaderamente, ¿por qué han de perder vigencia precisamente ahora, cuando las acabamos de descubrir? ¿ P o r qué no han de seguir actuando en los tiempos venideras?

Mucho antee de que Ortega diera con la afortunada expresión de «historia co­mo sistema!, varios filósofos y científi­cos hablan comprendido que una mira­da Inteligente al pasado puede pioveemos de la luz necesaria para escudr iñar el fu tu ro : no el futuro indlr idual , el de la «otra vida», el de allende la muerte, que sólo la religión logra esclarecer, sino el futuro del género humano como tal , nuestro destino colectivo en la Tierra .

En realidad, no fueron loe filósofos loe primeros en darse cuenta de este nexo singular entre pasado y futuro. Mucho antes que elloe. algunas biólogos ya ha­blan descubierto que la vida —y por tan­to la Historia entendida en un sentido muy amplio— es exactamente «un sis­tema». Sistema abierto al futuro, pro­yectado hacia él y por lo tanto, dotado de una determinada eficacia auguraL

Hoy designamos con el calificativo transparente de «transformistas» o «evo­lucionistas» —palabras todavía malso­nantes, por desgracia, para ciertos oídos católicuo— a ese grupo de esforzados biólogos que ú . s d e principios de siglo pa­sado, enfrentándose a toda clase de pre-j u rifle y rutinas, trabajaron y lucharon p«.ia desvelar uno de loe más graves y apasionantes enigmas del mundo.

El padre Jesuíta Teilhard de Chardin, geólogo, paleontólogo y escritor muy no­table, no duda en considerarse ni en l la­marse «evolucionista». Lo es, cierta­mente, y uno de los más avanzados. Tam-P.tco ha dejado Jamás de llamarse cató­lico. Puede que represente para el cato­licismo del siglo X X algo parecido a lo que representó el franciscano Rogelio Bacon ^ara el cristianismo del X I I I . Hablaremos del padre Teilhard en el se­gundo art 'cnlo de esta serie Ahora va­mos a referirnos a algunas de sus pre­decesores, los más importantes, porque liara comprender las ideas del padre, es­pecialmente las que se refieren al futu­ro del hombre, es inexcusable hacer un poco de historia: conviene repasar, aun­que sea a paso de carga, las ha zafias y el pensamiento de algunos ilustres cien­tíficos que le precedieron.

T R A B A J O S Y D E S V E N T U R A S D E L O S P R I M E R O S

E V O L U C I O N I S T A S

A finales del siglo X V I I I todo el mun­do aceptaba sin disensión las teor ías y

30 —

P O R L A R U T A D E L O S

E V O L U C I O N I S T A S

Orangután, chimpancé, gorila, «homo sapiens». Haeckel fue el primero en asegurar que el hombre procede del mono

las clasificaciones de l inneo. Muchos de los nombres científicos con que este naturalista sueco baut izó a las plantas y a loe animales conocidos en su época, han perdurado hasta hoy. Sin embargo, su doctrina de que las especies han sido siempre las mismas desde el momento de la Creación y que seguirán inmutables hasta el f in de los tiempos, comenzó a tambalearse hace m á s de un siglo y hoy nadie se a t rever ía a defenderla con argu­mentas científicas.

Decía l inneo que cuando Dios creó a los gatos, a las lagartijas, a las hormi­gas, a los pinos silvestres, e tcé tera , los consti tuyó como especies perfectamente caracterizadas, independientes unas de otras, Inmodificables. Entre el gato del afk) 3000 y el creado directamente por Dios —pensaba Linneo— no pueden exis­t i r diferencias a preciables. Las ratas que co r r e r án a esconderse en las alcan­tarillas de la ciudad futura cuando sue­nen las trompetas del Juicio Final , no serán muy diferentes de las que escar­baban la bendita t ierra del Pa ra í so .

Un ilustre naturalista f rancés nacido en 1707, el conde de Buffon. autor de una «Histor ia Na tu ra l» famosísima en su tiempo, fue el primero en repudiar las clasificaciones de Linneo, a las que con­sideraba excesivamente r ígidas y arbi­trarias. «En la Naturaleza no existen más que individuos. Los géneros, los ór­denes, las clasificaciones sólo existen en nuestra imaginación», llegó a escribir. Pero este contemporáneo de l inneo, na­cido el m i a ñ o alio que él, sólo negaba un aspecto de la doctrina científica que en­tonces se tenía por ortodoxa y of ic ia l : en todo lo demás se mostraba conforme. También él rechazaba la posibilidad de cualquier cambio evohitivo en la amplia

serie de animales y vegetales ideada por Dios al principio del tiempo.

Ahora bien, Buffon tuvo tres discípu­los sumamente listos y audaces: I-a­ma rck, Cuvier y Oeoffroy Saint-Hilaire. T éstos no se limitaron a estudiar las plantas y los animales de su época, sino que comenzaron a buscar bajo tierra, en las piedras milenarias, la huella de la vida de otros siglos. Enamorados de los fósiles —sobre todo Cuvier— crearon una nueva ciencia de asombrosa fecundi­dad : la paleontología.

Pronto sus descubrimientos produje­ron desconcierto e inquietud: las plan­tas y loe animales de épocas remotas no eran como los de su tiempo. Había que aceptar, en consecuencia, que las espe­cies de Linneo no hablan existido siem­pre. En efecto, los paleontólogos han en­contrado diferencias enormes entre loe ejemplares fósiles del Mesozoico y la ma­yor ía de las especies actuales. Loe fósi­les de aquellos tiempos descubren la te­rrible imagen de unos monstruos ya de­saparecidos que hoy nos l lenarían de pavor: peces con rudimentos de patas, grandes reptiles voladores provistos de garras y dientes, e tcé tera .

;.Qué pensar de todo eso? Cuvier en­contró pronto una explicación muy ade­cuada para satisfacer el espíri tu toda­vía ingenuo del hombre de 1800. T a l co­mo indica el «Génesis» —decía Cuvier— Dios llenó la Tierra de plantas y anima­les en loe d ías tercero, quinto y sexto de la Creación. Pero en un momento deter­minado, un cataclismo, una gran heca­tombe geológica acabó con todos ellos. Hubo que crearlos de nuevo. T Dios lo hizo, pero no según el modelo de la pri­mera vez. Asi fue como empezaron a existir especies nuevas... Se produce un

segundo cataclismo y la Tierra vuelve a quedar vacia. Pero ah í es tá Dios,! crea i do según un tercer molde un nuevo con­tingente de seres vivos. Nueva ruina y nueva reconstrucción. Asi suceSIvamen te hasta casi nuestros d ías . . .

Geoffroy Saint-Hilaire mueve la ca­beza compasivamente. ¡ Pobne Cuvier I En qué ga l imat ías se ha metido. Es la-mentable tener que contradecirle ahora, después de haberle llamado a Pa r í s y de haberle apoyado con tanto entusias­mo en los primeros pasos de su carrera. Pero no hay más remedio. La polémica se ha Ido endureciendo, se ha hecho piV blica, ha adquirido una resonancia casi mundial.. . T ahora hay que llegar hasta el f i n , sin respetar nada, ni siquiera una vieja y noble amistad.

Geoffroy ha leído la «Filosofía zo< gica» de su colega Lama rck, el menos j<r ven de los tres grandes discípulos di Buffon, en realidad el único que pudo conocer personalmente al maestro y re­cibir sus enseñanzas orales. T ha sidu en este libro, apenas conocido en la Fran­cia de la época, donde ha hallado Geof­froy los argumentas de más peso par» rebatir a Cuvier. Pero, ¿cuál es, en esencia, la doctrina expuesta por La­ma rk , ciego, olvidado y casi agonizante en el momento en que estalla la ruidosa polémica entre Geoffroy y Cuvier?

Sencillamente, é s t a : las distintas cla­ses y familias de los seres vivos no t a» ron creadas t a l como aparecen en la ac­tualidad. De unos pocos seres muy sim* pies fueron derivando, por adaptación > circunstancias ambientales nuevas, otro* seres más complicados. De éstos, en-fren ta dos a circunstancias aún más IB* sóli tas y difíciles, surgieron otros co" una organización, todavía m á s compk'J*

y con uuu más amplia capacidad funcio­nal. AM sucesivamente hasta llegar a los m á s perfeccionados, los qne viven en la actualidad.

Esto es evolucionismo puro, sin duda. V expuesto mucho antes de que Darwln , el presunto creador de la doctrina, es­cribiera su «Origen de las especies». Hay qne ver, pues, en Lama rek y no en Dar­wln el fundador del evolucionismo. Fue aquél, en definitiva, quien af i rmó que todo ser vivo tiene la capacidad de res­ponder a un cambio del ambiente con ana t ransformación que puede legar a sos descendientes. La función hace al órgano —decía Lama rek— y con órga­nos nuevos se hacen especies nuevas.

Veamos, para comprender a Lámarck , un ejemplo un tanto burdo, pero muy claro y significativo a este respecto. Por el motivo que sea, un pe í es arrojado fuera del agua o se queda sin ella por evaporación. Se encuentra entonces fren­te a nn ambiente e x t r a ñ o : aire y t ierra en vez del agua habitual. Las branquias no le sirven para respirar y con las ale­tas no puede sostenerse ni desplazarse. Kn este momento extraordinario de su vida, se ve forzado a captar el oxígeno del ambiente de una manera insólita y a moverse de una forma inhabitual. Lo In­tenta y aunque desde luego no lo consi­gue, quizá detennina con su esfuerzo que

tan difíciles de entender, no ser ían más que formas Intermedias en una serie evo­lutiva normal y su paso por la Tierra podría explicarse perfectamente sin ne­cesidad de recurrir a los grandes acci­dentes geológicos ni a las creaciones su­cesivas inventadas por Cuvier.

Ta hemos indicado qne Geoffroy Salnt-Hilaire utilizó estas ideas en la famosa polémica con Cuvier. Pocas ve­ces nn debate científico susci tó tanto In­terés y despertó tanta pasión entre los profanas. La verdad es qne casi todos los hombres cultos e influyente* de la época daban la razón al tradldonalista Cuvier, y sólo elementos del bajo pueblo, más bien por motivos políticos y senti­mentales, apoyaban a Geoffroy. Este acabó desacreditado, mientras su rival era ensalzado hasta las nubes, distin­guido con todos los honores, glorificado en vida. Nuestros lectores se sorprende­r á n seguramente si les revelamos el nom­bre del único gran pensador de la época que siempre estuvo al lado de Geoffroy. Fue nada menos que Jobann Wolfgang Goethe, el autor de «Fausto».

Pero mucho antes de que comenzara esa singular discusión entre los dos na­turalistas franceses, un Joven británico, un pastor t ímido y ligeramente tarta­mudo, un economista llamado Roberto Malthus había escrito unos «Ensayos so-

El naturalista Cuvier rebatía las doctrinas de los primeros evolucionistas con su teoria de las «creaciones sucesivas»

•Merezcan en sus branquias y en sus ale­tas pequeñísimas modificaciones que po­drían llegar a ser útiles en este sentido. Kl pez muere sin que haya conseguido respirar en el aire ni caminar por la arena, pero antes quizá el hoyo de la pla­ya en que se encontraba, se ha vuelto a llenar a causa de la lluvia o de la ma­rea y el pez ha podido fecundar a otro y rasmitir a sus hijos aquellos cambios

•naignlflcantefl y accidentales que se ha-"lan producido en su organismo. A tra­vés de centenares de siglos, de inconta-mes generaciones y de otros accidentes ' M mismo tipo, quizá l legará un momen-

_+? I f e las branquias se h a b r á n con­vertido en pulmones, las aletas en patas J 'o que era un pez se habrá transfor-inado en un reptil . De esta forma po-j 'nan explicarse, en opinión de Lamarck. '<« ex t raños resultados de las investiga-iiones paleontológicas: los peces con patas, los reptiles con alas. Estos seres ' l ie ahora nos iiarecen tan singulares.

bre el principio de población» en los que exponía ideas muy originales y atrevi­das. La raza humana —decía en ellos— anmenta en una proporción muy supe­r ior a aquélla en que aumentan sus sub­sistencias. Esto determina una tremenda lucha por la vida y desencadena infini­tas tragedias, ya que no hay sustento para todos y sólo pueden obtenerlo los m á s fuertes..

Pues bien, otro Joven británico, no eco­nomista sino botánico, mucho m á s Joven que Lamarck y que (ieoffroy, hojeando un día este libro, em|M>zó a preguntarse si el problema de la lucha por la exis­tencia no podría aplicarse a todos los se­res vivos de la Tierra. Y resolvió inves­tigarlo. Este Joven se llamaba ( '«ríos Roberto Darwin y estaba destinado a abrir de nuevo el surco alienas seflalado por Lamarck y (íeoffmy. Tenía confian­za en su estrella y estaba resuello a lu-

(Continúa en la pág. siguiente)

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t a n c ó m o d o . . . p o r q u e e s t o d o c o l c h ó n !

G a r a n t í a d e A I S C O N D E L , S . A . - B a r c e l o n a

Darwin, autor de «El origen de las especies», da a conocer a el mundo las doctrinas evolucionistas

E L F U T U R O D E L H O M B R E

todo Juan Bautista de por las sucesivas

( c o n t i n u a c i ó n )

Lamarck, que se explicaba la evolución adaptaciones a los cambios ambientales

transcnrso de los siglos —de millares de siglas— se va pasando insensiblemente de las especies más elementales y débi­les a las más diferenciadas, a las más capaces, a las menos Imperfectas.

Darwin fue tan afortunado que In­cluso la Iglesia anglicana, hostil a sus doctrinas en algún momento, se le rindió muy pronto y sólo tres afios después de su muerte autor izó su inhumación en la abad ía de Westminster, al lado de loe restos del gran Newton.

E L V A L I E N T E E I N S O B O R N A B L E H A E C K E L

Haeckel, ei último «pionero» de lo que podr íamos llamar época heroica del evolucionismo, no era Inglés como Dar­win, sino alemán. Este hecho determinó en gran parte la suerte de sus libros, de sus doctrinas e incluso su situación personal. ¿Por qué? Muy sencillo. Kn primer lugar, porque su país no era en aquella época, tierra propicia a loe in­vestigadores. Sus compatriotas no se in­clinaban demasiado a lo uti l i tario y po­sitivo. En un país de puros metaffslcos descamados y casi deshuesados —Hegel babía muerto al nacer Haeckel, pero Scbeiling vivía todavía—, el que no re­pudiaba la materia como algo indigno o detestable tenía muy poco que hacer y nada que ganar.

Por otra parte, Haeckel, como buen prusiano, era tenaz, orgulloso y penden-clero, y en sus libros, conferencias y clases no rehuía Jamás el combate; todo lo contrario, lo entablaba gustosamente hasta llegar, si era preciso, al ex abrup­to y a la ofensa personal De ahí que viviera siempre rodeado de enemigos; de ah í que sus libros no tuvieran j a m á s la aceptación y el éxito que acompafió casi siempre a los de Darwin y Hnxley, por ejemplo.

Pero en realidad, ¿qué apor tó Haeckel a la ciencia? Casi nada original. Po­dr íamos decir que no hizo más que se­guir el camino de Lamarck y de Dar­win, llegando valientemente, eso sí, has­ta las conclusiones que aquéllos no se atrevieron a proclamar. ¿ í qué conclu-

(Continúa en la pág. siguiente)

char contra la mala suerte que había perseguido a sus antecesores, los prime­ros evolucionistas. ¿Lograr ía él ahuyen­tarla, conseguiría vencerla?

L A F O R T U N A D E D A R W I N

Darwin foe realmente un hombre afortunado. Nació en un país siempre dispuesto a escuchar al científico que ofrece hechos en lugar de razonamien­tos y que en el caso de crear una teor ía , no lo hace hasta después de haber reco­gido en el campo de la observación y de la experimentación, material más que suficiente para fundamentarla y defen­derla. Darwin tuvo también la suerte de encontrar protectores y amigos que con­sideraron casi un deber de condeocia la defensa de sus l ibr ta y de sus teor ías . Poseía, por otra parte, el temple suave y discreto de loe que nunca se inflaman en las polémicas ni gustan de herir a los enemigos. Esto le ayudó en su camino hacia el éxito. Pero quizá lo más impor­tante fue que nació exactamente en la época que le cor respondía : asi su genio pudo sintonizar con el ambiente y resul­tar verdaderamente fecundo.

Nieto de un médico famoso —más por sus libros de versos que por su actua­ción profesional- , Carlos Roberto Dar­win, formal, reservado y estudioso, tu­vo la oportunidad de viajar por todos loe maree y continente» antee de cumplir los treinta afioe. podiendo asi satisfacer desde muy Joven su extraordinaria pa­sión por las ciencias naturales, que aprendió no en los textos ár-dos y enga­ñosos de su tiempo, sino en el gran libro abierto de la t ierra, del cielo y del mar.

s e n / i c i o : W Z t

m a ñ a n a G Xcond*, 2 6

8 3 0 _ „ . . . n n 7 L 2 2 1 5 1 3 5 IIUCIIB 2 2 2 4 0 9 1

A los cincuenta afios, después de la re­velación que para él había supuesto la lectura de la obra de Malthns, escribió y publicó «El Origen de las especies por medio de la selección natural o conserva­ción de las razas en su lucha por la existencia», casi al mismo tiempo en que so amigo Russell Wallace daba a las prensas una memoria en la que, partien­do de observaciones parecidas, llegaba a conclusiones similares. La obra de Dar­win era, no obstante, mucho m á s exten­sa que la de su colega y aportaba una serle de pruebas mucho más amplia y convincente; pero fue sobre todo gracias al apoyo que le prestaron Hnxley y Lyell , también evolucionistas, que alcan­zó su libro una r áp ida y amplísima difu­sión, logrando eclipsar muy pronto al de Wallace.

En «El Origen de las especies». Dar­win se muestra tan convencido y fer­viente evolucionista como Lamarck, pero no acepta —al menos como factor ex­clusivo— el mecanismo de la evolución que señalaba aquél, es decir, la adapta­ción a los cambios del ambiente. Por ei contrario, Darwin cree, lo mismo que Malthns. en la realidad de una lucha constante por la supremacía y la pervl-vencia y se explica la evolución del si­guiente modo:

En general, cada ser vivo engendra no un solo «hijo», sino una cantidad va­riable de ellos, con lo que el número de vivientes aumenta en cada generación. Con ello la lucha entre loe «hermanos> se hace cada vez más dura y cruel, porque el patrimonio común —el espacio vital , el alimento— es aproximadamente siempre el mismo y resulta insuficiente para subvenir a las necesidades cada vez mayores de una colectividad en cons­tante crecimiento. Pero no todos loe her­manos son iguales —sigue diciendo Dar­win—. l'noe *üo máH hábiles, máx fuer­tes, méif. resistentes. En suma, tienen unas cnalidHdes de las que otros adole­cen. Juegan, pues, i-on ventaja. Y ellos vencen en la lucha. Sobreviven porque *on más hábiles, más fuertes, más resis­tentes. I j j f demás, loa ijue no tienen aquellas cualidades, los menos dotados para lu lucha, perecen en el combate. Esto i-onstitnye la «selección na tura l» . Como sólo sobreviven los mejores, las especies se van perfeccionando y en el

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E L F U T U R O D E L H O M B R E fconfinuoción)

•i'>!i«i eran étttas? Que la vida surge de la materia Inorgánica y que el hombre uo es más que el último eslabón de la vida. <N'o hay m á s que una sola nwa —dwta Haeckel—. Materia en forma de átoinoM que se Tan coovlitleodo suceBl-vammte en mteeras. muibaK. protasen», pr.>tplml8, etc.. hasta llegar a laa for-max ítuperiorex de la vida, hasta llegar " i hombre misino. Así que no m á s dua­lismo entre eaplritu y materia, entre al­tos y cuerpo, entre Dios y mundo. «Mo­nismo» y sólo cmontaQK», Nada más que materia en perpetua evolución. T el que n" lo acepte, que venga a discutirlo coo-migo en el campo del honor.. >

Bste era Haeckel en esquema, o me­jor, en caricatura. Caricatura un tanto infiel. Porque Haeckel fue también —oo ' olrldemos— un parientislmo, docto y >i'>nradn hombre de laboratorio, uno de

adalides de la embriología y el des­cubridor de una fórmula que luego había te hacer for tuna: <ta ontogenia repro-'luce la filogenia», que quiere decir que «I •lesarrollo de todo Individuo desde la fwTindaclón hasta el nacimiento es como

rapidísimo f i lm que nos revela todo 'lesarrollo de su especie a t r a v í s de

I1» «iglos. d n embrión de perro, por •"J^mplo. paaa por una serle de fases que ""wuenlan la morfología «leí protoson, del '"vertebrado, del pe*, del reptil etc_ y M I " «onstltuye. según Haeckel, la prue-m más clara y convincente de la reall-

da«| .u. mu, (¡aic* e Inexorable evolurión universal.,

'^eberíanH» recordar el «monismo» de IHaerkel si queremos entender m á s ade-'"<"<• las ideas de Tellhard de Chardln.

Con la Importante salvedad de que el Padre pone a Dios al término de la evo­lución (un Dios que Haeckel no men­taba Jamás ) , y de que admite una cons­tante subida de la Conciencia a t r avés de toda la Coemogénesls, por lo demás uno y otro se parecen en el sentido de que ambos son radicales e inflexibles en so concepto de la evolución. Tampoco el padre Tellhard admite distingos ni com­ponendas en la interpretación del Uni­verso. Todo el Cosmos, para él. es ab­soluta y totalmente evolución ; evolución y nada m á s que evolución. Su síntesis es, pues, terrible y grandiosa. No deja nada fuera, lo aban-a todo. Quizá por eso, muchus escritos «leí padre Tellhard nos seducen, nos arrastran y nos elevan, permit iéndonos alcanzar, como a t r avés de un gran vértigo de intuiciones, algo que «sentimos» Irremisiblemente c o m o verdad.

En el próximo ar t ículo , y siguiendo la ruta de Tellhard de íTiardln. tratare­mos de enfrentarnos a uno de kis pro­blemas que más preocupan al hombre actual : la previsión de su propio fu­turo.

(OSE TOMAS CABOT

B pfé»Ñ»o articulo 4a asta w m W titulará :

U TEORIA DE TEIIHARD DE CHARDIN

G A F A S

A J U S T A D A S

P E R S O N A L M E N T E

A V D .

Q U E G U S T A R A N

A T O D O S

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se adaptan al á n g u l o facial de quien va a usarlas. As í se logra una

vis ión precisa y sin fatiga. Nuestro de­partamento de a d a p t a c i ó n personal, dota­

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— 35

D E S A L I E N T O E N E L C A M P O por J. de CAMPS ARBOIX

E N E S T A P R I M A V E R A

EX esta primavera, contrastando con el renacer anuo de la naturaleza me­

diante el despliegue de loe procesos bio­lógicos que afectan a plantas y cose­chas, mediante los estados de gravidez de tantas especies animales en trance de procrear, el latido de la conciencia cam­pesina es de inquietud por el presente y de pesimismo por el porvenir.

A t r avés de la realidad que toca con las manos y contempla con los ojos abiertos oye con indiferencia endechas re tó r icas y no hacen mella en su espír i tu los lugares comunes que conjugan la ne­cesidad de una mayor productividad y una reforma de estructuras, consecucio­nes muy fáciles de inscribir en el papel

Habida cuenta de la limitación de es­pacio, sólo fijaremos la atención en al­gunos aspectos principales a revisar o tomar en consideración.

S O B R E L A I M P O S I C I O N T R I B U T A R I A

La reforma tr ibutaria de 1964 dispo­ne, como es sabido, un importante au­mento de los líquidos imponibles de la riqueza rús t ica . Contra el intento se ha producido un verdadero levantamiento por vía legal de la masa de los agriculto­res espafioles, amén de la protesta de las entidades del estamento. Por ahora el Fisco, a pesar de todo, va ganando la partida.

sus medidas. En el caso de la aludida reforma, por ejemplo, los recargos que han de afectar a las plantaciones de frutales y árboles de ribera son suficien­tes para desilusionar a loe cultivadores de tales especies, siendo así que unos y otros responden a la política de reduc­ción del cultivo cerealista declarada óp­tima allí donde sea posible: además , se olvida que loe frutos dulces, tanto como los agrios, son fuente abundante de di­visas.

SOBRE P O L I T I C A D E I M P O R T A C I O N E S

En nuestros días azarosos y de ta l cúmulo de exigencias colectivas, todos loe

Manzanal leridano en pleno florecimiento. (Foto de F. Catalá Roca)

pero empresas ciclópeas en la práct ica . Continúa creyéndose que el estamento

ru r a l no es el más favorecido de loe hombres y de la suerte, según patentiza el hecho de que hasta nuestros días no le haya tocado el turno legislar sobre los beneficios de la seguridad social agraria. No deja de ser ello pa radó j i co : de una parte la mejora es el cabe» de una programát ica reformista, de la otra, todo el mundo está de acuerdo en que si la gente del campo no recobra su buen espí r i tu con el logro de una mayor pros­peridad, no se rán viables los mejor pro­yectados y los más eficientemente cum­plidos planes de desarrollo.

Lo que vamos a decir no es más que pálido reflejo del general consenso ma­nifestado por la mayor ía de los órganos de prensa, de las representaciones for­muladas por corporaciones y entidades agrícolas , tales como la Organización Sindical Agraria, la Asociación General de Ganaderos del Reino, el Insti tuto Agrícola Ca ta l án de San Isidro, las coo­perativas y agrupaciones avícolas, o l i ­vareras, lecheras, remolacheras, etc. Sus inequívicoe acentos denuncian graves de­ficiencias que sólo son capaces de desoír los t eenócra tas o loe aprovechados ca­rentes de sentido <te responsabilidad.

36 —

Un a fán recaudatorio que por sí solo, en el fondo, nada salva ni resuelve, se caracteriza por su inoportunidad en un momento en el que el panorama rura l es desconsolador por sombrío y de mal agüero. Véase si no el crí t ico momento por el que pasa la migración interior que afecta grave e ininterrumpidamente no sólo a las regiones tradicionalmente de agricultura subdesarrollada, sino que afecta asimismo a aquellas que se han visto favorecidas por planes de transfor­mación verdaderamente colosales. Lo ha­ce sospechar los datos de la es tadís t ica municipal barcelonesa referidos a l aDo 1964, recientemente publicados, según loe cuales las provincias de J a é n y Badajoz, donde aquellos planes tienen efectividad, ocupan el tercero y quinto lugares, res­pectivamente, entre las provincias de mayor índice emigratorio a la Ciudad Condal.

El estatismo que rige la vida moderna de las naciones, imbuido de pretencioso dirigismo pero encastillado en sus lucu­braciones, no acierta a establecer una escala prudencial de valores. Así, con la avidez de nutr i r con preferencia las ar­cas estatales, no calibra las consecuen­cias de los g ravámenes fiscales o le im­porta poco que sean contranroducentes

Estados se esfuerzan en vender lo más posible al extranjero; comprendemos que un estira y afloja es la estrategia que rige la negociación de un tratado de co­mercio. Pero no ser ía equitativa la con­ducta de un negociador que tuviera sis­temát ica preferencia por un producto determinado y sacrificara a su conve­niencias otras rúbr icas igualmente esti­mables.

Según públicamente se ha dicho repe­tidas veces el caso se ha dado no hace mucho con una importación temporal de productos lácteos, cuando el mercado nacional se bastaba a sí mismo por dis­poner de un volumen de leche fresca y de su industrial ización, ambas coeas con­seguidas después de denodados esfuerzos tanto de los ganaderos para disponer de reses vacunas en número y calidad, co­mo de las empresas dotadas de moder­nos medios de t ransformación en la ela­boración de quesos, leche condensad», et­cé te ra . Pues bien: en loe tratados con­certados con algunas naciones no parece que se haya tenido en cuenta el desarro­llo de este ramo de la ganader ía , preci­samente reputado, con el fomento del árbol , como la desiderata del renacimien­to del agro español.

Seria larga la lista de las importacio­

nes de productos agrícolas y ganaderos efectuadas con falta de ponderación. So­bre todo cuando se t ra ta de las llamadas importaciones de choque cuya oportuni­dad depende del arbi t r io más arbi t rar io y, por tanto, han de ser tratadas con ex­quisito tino para no ser contraproducen­tes para la economía patria. Resulta sorprendente, por ejemplo, la importa­ción de pollos cuando el mercado parece que dispone de grandes partidas a pre­cios caídos. En otro aspecto, en mu­chos casos la reducción del precio de los géneros importados más que frenar la subida de los nacionales lo que hace es derrumbar los que son normales dada la es tac ión: verbigracia, el maíz, en la pre­sente c a m p a ñ a era pagado alrededor de las cinco pesetas kilo en febrero último, precio que apenas puede calificarse de compensador. Pues bien: al llegar marzo unas importaciones de dicho cereal, cuando aún habla importantes reservas del país, ha hecho disminuir en dos rea­les kilo el precio, sin que esta rebaja, lesiva para el productor, haya repercu­tido en el de los piensos en cantidad apreciable.

En suma: la economía campesina se ve seriamente perturbada por una nue­va inseguridad que se aflade a aquellas del tiempo y las plagas que de siempre la afligen. Loe cálculos más lógicos fa­llan ante las oscilaciones debidas a im­portaciones poco meditadas en tiempo y forma, con la inevitable consecuencia de aumentar el desconcierto y el desánimo del sufrido agricultor.

A L G U N A S G E N E R A L I D A D E S

Sería injusto silenciar consecuciones beneficiosas de la política agraria hasta ahora practicada. Bu especial, en el or­den crediticio loe organismo» estatales han desarrollado una labor constante y plausible. De la misma manera, en or­den a obras h idrául icas , sin entrar en consideraciones sobre coste y convenien­cia, han respondido al objetivo de bene­ficiar a la población rural si sus gentes saben aprovechar la mejora. Digna de mención es también la campaña a favor de la concentración parcelaria a pesar de prejuicios y resistencias que de per­sistir pueden malograr sus frutos, como asimismo es laudable la propaganda he­cha tanto a favor de la repoblación fo­restal como de la organización coopera­tiva. No descuidemos loe trabajos a fon­do perdido realizados, en especial por el Insti tuto Nacional de Colonización y las Confederaciones Hidrológicas, en orden a la limpieza de los cauces de alguno ríos, construcción de defensas contra avenidas fluviales, e tcétera .

A l margen de estos beneficios la agri­cultura catalana, en pleno auge de ex­pansión que le acerca al nivel de la agri­cultura europea, desear ía que, sin demé­ri to de las regiones menos desarrolladas y prósperas , tuviera audiencia más fa­vorable y efectiva en los organismos ofi­ciales: en la terminación m á s rápida de las obras en curso: en la m á s eficiente acción de entidades, como el Servicio Nacional del Trigo, singularmente en aumentar la capacidad de sus almace nes y de sus medioe de transporte, según exige la privilegiada condición monopo lista de que disfruta.

Aparte de su capital importancia en el complejo de la riqueza pública, a la agricultura se le debe una atenta con­sideración por el poder estatal para su­pl i r el handicap general en que se hailn de no manipular su estamento los pre­cios de lo que produce, como lo pueden hacer asociaciones y gremios industria­les y comerciales respecto a sus mercan­cías. Empero avanzar en este tema se­ría entrar en la cr í t ica de una organi­zación que corre el riesgo de estar afec­tada por un sentido muy elevado de bu-rocratización, en oposición a aquella es­pontaneidad que sólo encuentra su asien­to en el ejerció de una ponderada li_ bertad.

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RESPONSO P A R A UN RESTAURANTE T A o t ra noche fu l a «Le Pavlllon>, con á n i m o de

despedida. Fallecido H e m i Soulé y con l a de­se rc ión inevitable del c h e í de cuisine. Clement René Orangier, el fu tu ro del restaurante es i n ­cierto. Mantener l a c a t e g o r í a con que, a t r a v é s de los a ñ o s , s ignif icó l a avanzada mejor de l a cocina francesa en esta o r i l l a del A t l á n t i c o r e s u l t a r á m u y d l f i d l . No se logra una cal idad a u t é n t i c a porque si, por m e d i a c i ó n de una publ ic idad i n t e n ­siva. Los norteamericanos descubrieron la propa­ganda masiva como arte para vender el p a ñ o dudoso. ES bueno, en el arca se vende. Se e fec túa , a d ia r lo , uno de esos barridos de cerebro, por el que las mentes m á s d i s t r a í d a s repi ten la etiqueta del anuncio, l a frase compr imida que mar t i l l ea las sienes desde las pantallas de la televis ión.

Hace pocos d ías leí una not ic ia interesante. Aseguraba que los chinos comunistas empiezan la a d o c t r l n a c i ó n i n f a n t i l desde los siete años . Pen­sé, entonces, que a esa misma edad c o m e n z ó l a m í a , aunque dentro del r é g i m e n l ibe ra l - fami l i a r existente en m i casa. Todos somos, de una manera o de otra, inducidos a pensar de una manera. Sólo en la re f lex ión consciente, l ibre y responsa­ble se a f i r m a r á , m á s tarde, l a posible densidad de nuestra existencia.

«Le Pavl l lon» h a sido, por m á s de t re in ta a ñ o s , una i n s t i t u c i ó n francesa del buen comer. Ha edu­cado el paladar de miles de americanos. L a Ley Seca deb ió de hacerles mucho d a ñ o . Como protes­t a a una i m p o s i c i ó n intolerable, adoptaron l a costumbre de Inger i r bebidas fuertes. Era con t ra ­bando, hal lado con faci l idad por l a c o r r u p c i ó n hab i tua l de las autoridades de l a época . Los m a r -t i n i s fueron latigazos que ar ru inaban el gusto, toda posibi l idad de discernimiento sensorial. Existe siempre en este p a í s l a exp los ión s ú b i t a del deseo de lo prohib ido que t l ñ e sus c a r a c t e r í s t i c a s principales. Muchos a c t ú a n sólo «for klcks», con á n i m o de experimentar u n choque, u n estallido de la personalidad repr imida , u n estremecimien­to , u n sobresalto. Esta costumbre h a sobrevivido los cambios de los tiempos. Con ella, se demues­t r a lo precario e irrazonable de l a m a y o r í a de las prohibiciones. A l a larga, sólo se logra la r e a c c i ó n violenta, echando l a carga hacia el lado contrar io . D é m o n o s por satisfechos si hay algo m á s posit ivo que la b ú s q u e d a superficial de aquellos <klcks>, que procuran, t a n sólo, el arrebato.

S o u l é anduvo siempre al pie del c a ñ ó n ; tan to , que le sobrevino el ataque cardiaco en otro de sus restaurantes, «La C ó t e B a s q u e » ; Orangier, a l pie de sus b a t e r í a s de cocina, desde donde h a b í a l ibrado las batallas m á s sabrosas y ext raord ina­rias. No se comprenderla, de o t ra forma, esta con­t inu idad de una c a t e g o r í a excepcional en l a v ida americana. L a e lecc ión d ia r ia se ejercitaba siem­pre en fo rma personal, con cuidado extremo para que l a r e p u t a c i ó n adquirida no se e m p a ñ a r a .

Existe una a n é c d o t a curiosa, que creo haber contado ya en o t r a ocas ión . Vale la pena repet i r ­la. El entonces senador John F. Kennedy e n u n asiduo del restaurante. Como muchos norteame­ricanos, acostumbraba a beber leche con las co­midas. S o u l é se la hacia servir, siempre, envuelta en una servil leta y met ida en el cubo de p la ta del c h a m p a ñ a . Kennedy era, entonces, muy joven. Br i l l a t -Sava r in dec ía que n i n g ú n hombre de m e ­nos de cuarenta a ñ o s debe ser dignif icado con el t i t u lo de gourmet.

B r i l l a t -Sava r in a ñ a d í a t a m b i é n : « M u é s t r a m e lo que u n hombre come y te d i r é lo que es». Pu­d i é r a m o s corregir, c i ñ e n d o m á s los conceptos, que no sólo es impor tan te el q u é para establecer la personalidad, sino t a m b i é n l a manera de co­mer. Tolstol. en «Ana K a r e n i n a » , establece una diferencia radical entre dos de su personajes, Le -v i n y Oblonsky, al colocarlos juntos en una mesa. Levin ha llegado a Moscú, desde el campo, para cortejar a K l t t y , l a c u ñ a d a de Oblonsky. Aquél hubiera preferido encargar una sopa de coles y porridge a la Russe. El restaurante es de demasia­da c a t e g o r í a para pedir una comida tan simple. Es Oblonsky quien se hace cargo de la m i n u t a : Soupe p r i n t a n i é r e , turhot . sauce Beaumarchais, roast beef. poulard a Vestragon. m a c é d o i n e de trui ts , con queso como postre. T a m b i é n Oblonsky elige el v ino para las ostras, u n Chablis delicioso. A l exponer ambos sus puntos de vista sobre l a vida en el campo y en l a ciudad, Levin e x t r a ñ a los m é t o d o s habituales que ofrece el odo re f ina ­

do. Oblonsky los defiende, puntuando que son el f i n mismo de la civi l ización el hacer de todo una fuente de goce.

—SI ese es el f i n , yo prefiero ser u n salvaje —dice Levin.

—Esto es lo que es, u n salvaje. Todos los Levin son salvajes —contesta Oblonsky.

Lo que Tols tol que r í a hacer, a l colocar en l a mesa a sus dos personajes, era trazar el c l ima psicológico de ambas personalidades. Oblonsky es u n sensual, s in mayores preocupaciones de con­ciencia. Levin, preocupado por l a ardiente busca de una vida ascé t ica , l a existencia derivada de cuanto es simple y ruso, no en lo falso y ex t ran­jero, t a l vez vea en Rusia un pueblo con mis ión . P u d i é r a m o s sacar de ello, en el simple aspecto g a s t r o n ó m i c o , incluso, l a a n t i c i p a c i ó n de una presentida fe revolucionaria.

La d e c o r a c i ó n de «Le Pavi l lon» mantiene ese tono de p e q u e ñ o comedor de pr imera de los bu­ques t r a n s a t l á n t i c o s . Es lo que hizo «Laserre» en Par í s , sin impor ta r demasiado el c l ima anticuado de una f ó r m u l a del lu jo l lamada «mode rna» . No existen sorpresas. Lo prefiero al exhibicionismo decorativo que tan to prevalece en nuestra época. La r e c o n s t r u c c i ó n de ambientes, que resultan f a l ­sos, siempre choca en m i sensibilidad, en cuanto tiene de truco. Es posible que sea una de r ivac ión del estilo W a l t Disney, sólo recomendable para parques de atracciones.

En m i ú l t i m a estancia en P a r í s v is i té u n res­taurante nuevo, t i tu lado «Le Bls t ro». El nombre indica ya una s i m u l a c i ó n del objeto a u t é n t i c o . Dos amigos m í o s me h a b í a n hablado de él. Tengo la op in ión de ambos en mucha estima. No co in ­c id í an . Para uno, era simplemente delicioso; el otro, me aseguraba estar pensado sólo para el t u ­rismo. Tenia r a z ó n el ú l t imo. Se t ra ta de una sala fría y espectacular, s in l a a t m ó s f e r a agrada­ble, suave y elegante, a que aspira m i exigencia.

En Beverly Hi l l s , e l pasado verano, l a noche misma de m i vuelo h a d a T a h i t l , comí t a m b i é n en el restaurante de moda, bautizado con el mismo nombre. Pudiera recordar lejanamente «Le Orand Vefour», de no caer en la cuenta de haberlo en­tendido a la manera os ten tosa de Hollywood. Su mayor d i s t r acc ión , aparte de ver a t a l o c u á l I n ­t é r p r e t e , e s t á en que l a carta l a pasan en una pizarra. Prefiero, de mucho, «Aux Assassins», a ú n envuelto como aparece por l a tu rb ia bohemia de S a í n t - O e r m a í n , con todo lo que tiene de provoca­c ión Inút i l .

Tenemos, entonces, que sólo resultan vá l idas aquellas experiencias vividas por uno mismo. Siempre le tengo u n miedo pavoroso a los clisés. Los que m á s me apuran son aquellos que sueltan las personas que pasan por inteligentes. ¿ S a l v a ­dor D a l í ? : lo que sí es, es u n dibujante ext raordi ­nario. ¿Eugenio d'Ors?: lo que fue, es un cri t ico de p in tu ra excelente. ¿ W a g n e r ? : l á s t i m a que no sabia componer m ú s i c a s infónica . Pudiera au­

mentar los ejemplos. Signif ican l a l imi tac ión de la inteligencia. L a gente repite los tópicos, siem­pre con tono de d i s m i n u c i ó n , al ejercitar una f u n ­d ó n de t r i b u n a l para la que no se hal lan prepa­rados. Dejemos a Zeus, en el Olimpo, que se en­cargue de repar t i r sus diplomas.

Con la d e s e r d ó n de monsieur Orangier, aban­donando la cocina de «Le Pavi l lon» . se explica que me atreva a entonar u n responso. ¡Ojalá re­sultara Inoportuno! Hace pocos a ñ o s se m a r c h ó t a m b i é n Fierre Franey, heredando entonces el puesto el que ha sido, hasta ayer, Jefe de cocina. Pero entonces vivía Soulé . mantenedor de una d l r e c d ó n responsable, para no aflojar nunca las riendas de su establecimiento. Franey se p a s ó a una cadena de ca fe t e r í a s , muy famosas en todo el pa ís . La ca fe t e r í a es el p e l d a ñ o ú l t imo donde se sienta a comer la gente sin dinero y con p r i ­sas. No es la comida campesina, que pedia Levin. Es la de la masa í n d l í e r e n d a d a , conforme con el anonimato en la cocina. Soulé tuvo una de sus frases: « C u a n d o ya no sea jefe de "Le Pavil lon", no se r á nad ie» . Era toda una mald ic ión , sazonada con pimienta , de quien sabia que el dinero de Cé­sar no otorga ca t ego r í a s .

Orangier se va, ahora, a una f i rma de conser­vas. El «pop a r t » , por medio de Andy Warhol , ha copiado, con paciencia de amanuense de la p i n t u ­ra, l a forma de su botes, hechos famosos en los museos de quince centavos de los metros, para consumición to ta l de la propaganda. H a b r á que ver l a « P o u l a r d Poélée Fine C h a m p a g n e » o d «Fllet de Boeuf Pér lgourd lne» , fabricada a m i l l o ­nes, en latas, para los supermercados en un m u n ­do que camina a la r e g l m e n t a d ó n de sus place­res. Oblonsky se hubiera desesperado. Pero esa sociedad, que de sapa rec ió en una de las muchas mareas de los siglos, fue, en realidad, engullida por el hambre de quienes no p o d í a n aspirar al refinamiento supercapltallsta para unos grupltos.

Esta noche, en «Le Pavi l lon», por si un d ía de eftos cambio de destino, me he detenido, en d bar, a que A n d r é me sirva la ú l t i m a copa El l o ­cal e s t á lleno. Happy Rockefeller sonr í e radiante en una de las mesas. Su marido acaba de f i r m a r una ley que ampl ia las posibilidades del d lvordo . Tengo una vaga Impres ión , de honda melanco l í a , como de quien e s t á diciendo ad iós a testigos ex­cepcionales de la existenda.

—¡Qué l á s t i m a ! —le digo al barman, sabo­reando d aperitivo, con len t i tud golosa, que aca­ricia el paladar.

—{Todo se acaba! —contesta André—. Hasta las cosas m á s bellas t ienen su fin el dia que me­nos se piensa. Es ley de l a vida..

Filosofía simple para apurar la copa del olvido.

l i n a o b r a a d m i r a b k

l e s e a s e s

l a ñ e s T e x t : J. d e C a m p s i A r b o i x

F o t o g r a f í a : F . C a t a l á R o c a

E D I C I O N S D E S T I N O

B A R C E L O N A

C A R T A S D E A M E R I C A . - B R A S I L

B R A S I L I A

ESTANDO en el Brasi l , no hay mas remedio: hay que Ir a Brasilia. Asi, en el espado de 26 me­

ses, he Ido dos veces a la capi ta l federal de este pa í s . Hay que Ir en avión , porque este es el ún ico procedimiento para viajar por esta Inmensa geo­graf ía . No hay trenes, n i carreteras y hay espa­cios fabulosos humanamente vacíos. De Rio a Brasi l ia hay 940 k i lóme t ros en l inea recta. Casi dos horas de Inmóvil m o n o t o n í a . Se ve u n pa í s que no es nunca absolutamente l lano pero tam­poco m o n t a ñ o s o : ondulado. Grandes espacios de monte bajo, alternados con superficies de t ierra rojiza —arcillas—. No se ve nada: n i pueblos, n i casas de labor, n i caminos. Sólo las incisiones de los torrentes. El av ión vuela hacia el norte, sobre el a l t ip lano del pais. Brasi l ia e s t á a 1.200 metros sobre el mar. El agobio bochornoso del l i t o r a l de­saparece. Desde el av ión se ve pasar el v iento so­bre la t ierra , u n viento de color rojizo. Impreg­nado del polvi l lo de la arci l la —de color del palo del Bras i l— El aeropuerto es p e q u e ñ o , pero per­fecto. Otro peso que nos hemos quitado de enci­ma. Un t ax i colectivo nos transporta, a unos cuantos seres humanos, por u n paisaje es tér i l , hacia la capital federal del pa í s .

LA CIUDAD MAS MODERNA DEL MUNDO En el Brasil , hay cuatro ciudades de u n en­

canto personal muy fuerte. San Salvador de Ba­h í a es una mezcla de portuguesismo colonial, con una gran cant idad de barroco ecles iás t ico y de africanlsmo negro, que tiene u n gran in t e r é s . Cuando los reyes de Portugal, con su corte y su dinero huyeron a la colonia con motivo de l a i n ­vas ión napo león ica , dieron u n gran aire a Río de Janeiro. Crearon una ciudad con Infulas I m ­periales y abundante neoclás ico en u n espado geográf ico de gran ca t egor í a . Sao Paulo es el ma­yor centro indus t r ia l y comercial de l a Amér ica la t ina . Enorme ciudad abrumadora, cosmopolita, t repidante de vida, de aspecto neoyorMno. Pero estos tres centros son, en de f in i t iva lltor&neos. A algunas personas se les ocu r r i ó la idea de que esta Inmensa geograf ía deb ía tener una capital central . Interior, equidistante de los extremos y así fue levantada Brasil ia. Brasi l ia es una ciudad absolutamente imaginada y planeada pensando en l a po l í t i ca in ter ior y la a d m i n i s t r a c i ó n del pais. El mismo cá l cu lo que produjo Madr id . Es la ciudad m á s moderna del mundo — a r q u i t e c t ó ­nicamente hablando—. Sus habitantes de entre semana, son de lo m á s arcaico que puede imag i ­narse: b u r ó c r a t a s y politicastros. Es una ciudad en estado de p a r á l i s i s que e s t á envejeciendo. Para muchos bras i l eños , l a cons t rucc ión de Brasi l ia de una manera alocada y r á p i d a , s in n i n g ú n elemen­to de espontaneidad y con manifestaciones de ca l -manlsmo a gran escala, e s t á en los o r ígenes de las dificultades posteriores del Brasi l — de la I n ­flación monetaria, e t cé t e r a .

En 1922, on mot ivo del pr imer centenario de la Independencia, el presidente Epitaclo Pessoa colocó la Piedra Fundamenta l de Brasi l ia en u n lugar l lamado cSltio C a s t a n h o » en el Estado de Golas. Esta piedra p e r m a n e c i ó en la t i e r ra du­rante siete lustros seguidos hasta que durante la a d m i n i s t r a c i ó n de Kubltschek se aco rdó poner en marcha el decreto 4494 que es el de la Piedra. En 2 de octubre de 1953, Kubltschek, en una resi­dencia de madera «res idencia presidencial) cons­t ru ida en 10 días , declaraba fundada la capital del Brasi l . En el 57, las C á m a r a s acordaron que el 21 de abr i l de 1960 se t r a n s f e r i r í a la capital de la U n i ó n desde Rio a Brasi l ia situada en el nuevo dis t r i to federal ya del imitado dentro del Estado de Golas, en la a l t iplanicie central del pais. El 21 de r.bril de este a ñ o . Brasi l ia ha cum­plido, pues, seis años .

La pr imera pregunta es é s t a : ¿po r qué se 4 0 —

c o n s t r u y ó Brasi l ia en el lugar que ocupa y no en o t ro lugar? Ha habido u n pr imer m i t o : el de ven­cer la l l tora l ledad por la p royecc ión hacia el I n ­terior. Y ha habido u n segundo m i t o : el de la equidistancia, o sea, el de la Transbrasi l lana. M á s claro a ú n : Brasi l ia fue imaginada como u n c ru­ce de carreteras. La Transbrasi l lana u n i r á a l g ú n d í a Belem, en el extremo nordeste del pais con Porto-Alegre, en el extremo sudoeste. De Brasi l ia a Belem, hay 1.620 k i l ó m e t r o s : de Brasi l ia a Por­to-A legre hay 1.650. (Cálcu los en l í n e a recta.) Por o t ra parte, de Brasi l ia a Reclfe (Pernambuco) hay 1.620 k i l ó m e t r o s y a Manaes, en la Amazonia. 1.940. Es decir l a nueva capi ta l fue emplazada en u n lugar bastante equidistante. Lo que ha pasa­do, sin embargo, es que estas carreteras no han sido siquiera empezadas y la que se in ic ió i Brasi­l ia-Belem) no se t e r m i n ó y lo realizado fue, en muchos lugares, invadido y devorado por la selva.

Para l levar a cabo la c o n s t r u c c i ó n de Bras i ­l ia , fue creada, por una ley de 1956, la C o m p a ñ í a Urbanlzadora de la Nueva Capi ta l del Brasi l (NOVACAP) con u n directorio formado por cua­t ro personas: en la presidencia fue colocado el doctor Israel Plnhelro da Silva, gran amigo del Presidente y actual gobernador de Mlnas-Oeraes: su pr inc ipa l miembro fue el doctor Bernardo Sa-yao de Carvalho Araujo, que fue el realizador del t r amo de l a Transbrasi l lana Belem-Brasllla, gran rea l i zac ión en Amér i ca , y que de jó su salud en la selva. Sayao da Carvalho es considerado el pio­nero n ú m e r o uno de la nueva capi tal . La Com­p a ñ í a a ludida e m p e z ó a urbanizar cuando fue f a ­l lado el concurso del Plano Pi lo to cuyo autor fue Lucio Costa que con este mot ivo a l c a n z ó mucho renombre. Dentro del Plano Pi lo to fueron inser­tadas las realizaciones a r q u i t e c t ó n i c a s de Oscar Niemeyer. Una vez en marcha estos elementos bás icos y sobre una a p o r t a c i ó n del Estado de once billones de cruceiros que se fueron adelantando sucesivamente, la NOVACAP se c o m p r o m e t i ó a construir las calles, avenidas, el aeropuerto, los servicios de agua, cloacas y luz. los palacios del Ejecutivo, del Legislativo y del Judic ia l (o sea los Tres Poderes), los Ministerios, u n hotel para par­lamentarlos, turistas y periodistas, la f o r m a c i ó n del lago de Paranoa, con una masa l iqu ida de 600 mil lones de metros cúb icos ; la c o n s t r u c c i ó n de la indispensable central e l é c t r i c a ; la Casa Po­pular y el In s t i t u to de Previs ión , aparte de los tramos de carretera Indispensables para un i r el proyecto de capital con el sistema de viabi l idad. Es decir: todo lo que de una manera o de o t ra fue considerado de u t i l i dad púb l i ca fue a t r ibuido al NOVACAP a base de l a conces ión de los once billones de cruceiros anticipados sucesivamente. Esta cant idad era recuperable en el sentido de que la venta de terrenos (ba ld íos y b a r a t í s i m o s ) concedidos a la C o m p a ñ í a Urbanlzadora debia ser­vi r para cubr i r los anticipos. Todas las otras construcciones de Brasi l ia d e b í a n ser de Inicia­t iva privada. Esta in ic ia t iva ha funcionado poco —mucho menos de lo que se habla c re ído— y a ú n es t á por ver si lo que se ha hecho —aparte de las sucursales banearlas— no ha sido financiado por a lgún organismo estatal o paraestatal. Una de las cosas que se hicieron fue regalar a todos los pa í ses que t ienen una r e p r e s e n t a c i ó n d i p l o m á t i ­ca en Río , un conspicuo lote de t ie r ra con el co­rrespondiente espacio verde para formar un edi­f icio para albergar sus servicios. Pero estas cons­trucciones t ienen —cuando lo tienen— u n r i t m o l en t í s imo . Los EE. UU., Ing la te r ra y Portugal, t ie­nen en Rio Embajadas magnificas. El Minis ter io de Negocios Extranjeros b r a s i l e ñ o e s t á en Rio.

Ahora bien: no es necesario decir que los cá lcu los de Brasilia, realizados en un momento

Uno de los edificios del Gobierno

en que se p o d í a comprar u n d ó l a r por menos de cincuenta cruceiros, han fallado estrepitosamen­te. A h o r a el crucelro ha sido estabilizado a base de t u n d ó l a r : dos m i l doscientos veinte cruceiros>.

UN MUNDO DE FUNCIONARIOS Para l a c o n s t r u c c i ó n de Brasi l ia fue tenido en

cuenta el hecho de que se Iba a formar una d u ­dad de funcionarios. F i jóse —grosso modo— el n ú m e r o de estos elementos —funcionarlos, se en­tiende, federales— en 30.700 y 1.200 hombres del Ejérc i to para las necesidades del Estado. L u d o Costa, autor del Plano Piloto y Oscar Niemeyer se atuvieron a estas d f ras que se descomponen en 5.000 funcionarlos municipales; 2.500 del Le­gislat ivo: 16.000 del Ejecutivo; 2.000 para la Pre-s idenda; 400 de la A l t a Corte de Justicia; 4.000 de los organismos paraestatales y 1.200 de las Fuerzas Armadas.

En los ú l t imos años , en Brasi l ia se han cons­t ru ido algunas cosas: desde luego el palacio resi­dencial del Presidente de la Repúb l i ca , que e s t á en las afueras de la d u d a d y el situado dentro del

á m b i t o de los Tres Poderes, donde el Presidente despacha; el edificio de l a A l t a Corte de Jus t i ­c ia ; el bloque de edificios del Poder Legislat ivo: las dos C á m a r a s s u b t e r r á n e a s , el Senado fede­r a l y el Congreso: una cubierta, la p r imera con una c ú p u l a , y l a otra por una c ú p u l a inver t ida en forma de palangana, con dos edificios eleva­dos contiguos, ligeros y de una indudable esbel­tez. A ambos lados de l a avenida que conduce al á m b i t o de los Tres Poderes, e s t á n las estructu­ras de algunos Ministerios. Son enormes armarios rectangulares, de á n g u l o s rectos glaciales —la l u ­minosidad del á n g u l o recto, d e c í a Le Corbusier, antes de cambiar de ideas—, bastante altos pero sin exagerar, que contienen los correspondientes cajones de los despachos: lodo de cemento, a lu ­min io y cr is ta l , como exigen los ca t á logos que se aprovechan Este conjunto s imból ico de los Po­deres de l a Repúb l i ca , t ipleo de Montesquleu, con los matices federales de los Estados Unidos (de J e í f e r s o n ) . Cuando el lago de P a r a n o á es té ter­minado —este lago c o n s t i t u i r á el fondo de la perspectiva a poniente de los Tres Poderes— se c o n s t r u i r á n sobre el mismo tres puentes, que r e ­m e d a r á n , sin duda los que sobre el Potomac pue­den verse en Washington.

Así, pues, hay una pr imera avenida que va de oeste a este arrancando del núc leo de los Tres Poderes y de los Ministerios y esta avenida es, en un momento determinado, interseccionada en á n ­gulo recto (a pesar de ser c u r v i l í n e a ) por o t ra que va de nor te a sur. Asi pues, el brazo de esta cruz es curv i l íneo . Es en esta segunda avenida donde se ha construido lo aue no es absoluta­mente oficial en Brasilia —suponiendo que a lgu­na cosa no lo sea—. Es de advert i r que las cons­trucciones en ella se han elevado a trozos, sin cont inuidad, dejando entre ellos grandes espacios libres y de una vaguedad completa. Son precisa­mente estos espacios lo que hacen que Brasi l ia sea u n n ú c l e o desorbitadamente grande, en que todo e s t á m u y lejano. Sus construcciones — d i ­r í a m o s — e s t á n rodeadas de la soledad m á s com-

(Continúa en la pág. siguiente)

Se quiso que Brasilia fuese casi equidistante con las demás ciudades del vasto país

F'ORTANOPO-S

l o s &^fw^eé t i e n e n

FRIGORIFICO

P R E G U N T E A Q U I E N T E N G A O D A G

ESTE EMBLEMA ES GARANTIA DE UN ESTABLECIMIENTO DIGNO DE SU CONFIANZA

a h o r a t a m b i é n

A I R E A C O N D I C I O N A D O

vista general de Brasilia

B R A S I L I A (conf /nuacfónj

pleta. Trasladarse de una parte a otra, a pesar del re lat ivamente escaso n ú m e r o de habitantes que tiene, es pesado y difícil. Hay que u t i l izar un motor cualquiera — colectivo o personal.

LA VIDA EN BRASILIA Se han levantado, pr incipalmente tres cosas: su­

cursales de bancos. Casi todos los establecimientos banearlos del Brasil t ienen sucursal en la capi ta l , a veces en forma de edificios completos que sólo u t i l izan en una p e q u e ñ a parte Luego, se h a n le ­vantado los centros de compras, donde la gente puede encontrar lo que necesita y f inalmente, los grandes, enormes bloques de viviendas. Estos b lo­ques son notoriamente insuficientes, sobre todo los cinco d í a s de trabajo b u r o c r á t i c o de la ciudad. En real idad la gran m a y o r í a de los ó r g a n o s ad­minis t ra t ivos c o n t i n ú a n estando y funcionando en Rio de Janeiro y el desplazamiento de ellos a la nueva capi ta l es muy lento. El traslado de es­tos organismos no puede producirse m á s que con la c o n s t r u c c i ó n paralela de viviendas y este pa­ralelismo, durante largas temporadas no se ha producido. En realidad se han producido lapsos de t iempo de p a r a l i z a c i ó n completa. En todo ca­so, en Brasi l ia funcionan los Tres Poderes y a l ­gunos Ministerios y ello hace que los dias de t r a ­bajo —que son los de entre semana— l a c iudad esté muy l lena, sobre todo si funcionan las dos C á m a r a s del Legislativo. Cuando se concentran los legisladores, con el correspondiente aparato bu roc rá t i co y los grupos que ello siempre mueve, los hoteles y los apartamentos se l lenan y l a gen­te se coloca donde puede. Ello dura hasta l a l l e ­gada de l a semana Inglesa —que en A m é r i c a es de dos d í a s completos de fiesta—, porque en ton­ces la densidad de Brasi l ia se a l igera Ello quiere decir que los servidos del aeropuerto se an iman considerablemente, porque entonces es posible ver a un buen n ú m e r o de personas que encarnan el Estado federal —diputados, senadores, minis tros , magistrados, muchos funcionarlos y a veces el propio Presidente de la Repúb l i ca— volando por los aires con destino a una u o t r a c iudad de l p a í s y generalmente con destino a Rio. Humanamente , Brasilia no tiene raices y los vuelos son com­prensibles: sin embargo el e s p e c t á c u l o es diver­

tido. Entonces Brasi l ia queda bastante despobla­da y muy aligerada de seres humanos. Toma u n aspecto l úgub re y frío y los grandes bloques de arquitectura funcional parecen rezumar tristeza. Quedan en ella los funcionarios y sus familias que no pueden salir por una u o t ra r a z ó n , de lo que no es ajena la sobrepaga que les dan en con­cepto de residencia.

Hasta que no es té terminado, pues, el t rasla­do del inmenso t inglado adminis t ra t ivo de Rio a Brasilia, este pa í s t e n d r á de hecho dos capitales de este t ipo. Si ello h a contr ibuido a empujar la eficacia adminis t ra t iva del país , no es tá claro. Por otra parte, los desplazamientos constantes exigen grandes sumas, que el erarlo paga, n a t u ­ralmente. Brasi l ia ha costado y cuesta grandes cantidades de dinero, pero ya no es posible v o l ­ver a t r á s porque l a Ley que la er ig ió en cap i t a l i ­dad e s t á vigente y los s ímbolos del poder e s t á n oficialmente en ella. Brasi l ia , en realidad, gusta poco a los b ras i l eños , sobre todo los que viven en las remotas pero grandes ciudades, que se han formado a t r a v é s del t iempo y la gente se ha en­raizado en su á m b i t o . Cuando los d i p l o m á t i c o s extranjeros, establecidos en Rio piensan que a l ­g ú n dia t e n d r á n que v i v i r en Brasil ia , se les pone la carne de g a l l i n a Se consuelan pensando que s e r á n sus sucesores los que t e n d r á n que apechu­gar con ello. Yo seria Incapaz de dudar u n m o ­mento de la existencia del mi to de la capi tal idad in ter ior —del mi to que e s t á en el origen de Bra ­sil ia— pero me parece que no tiene en la actua­l idad n i la fuerza n i el valor que tuvo cuando l a ciudad no exis t ía . Por o t r a parte se t ienen g ran­des dudas sobre si en Brasi l ia se vive con las co­modidades que h i p o t é t i c a m e n t e l a m o d e r n í s i m a ciudad parece ofrecer. No hay nada personal n i gracioso en Bras i l ia : apartamentos siniestros, dis­tancias enormes, diversiones inexistentes, a me­nos que uno se las lleve y dejando aparte la po­lí t ica.

LA CAPITAL DE LOS TRES PODERES La pr imera cosa que impresiona de Brasi l ia

—quizá lo que m á s — es su emplazamiento. No es un paisaje á r i do el que la rodea. En todo caso, dentro de unos años , el d n t u r ó n verde que ro­d e a r á la ciudad h a b r á sido obtenido con m á s o menos facil idad. No h a b r á mayores dificultades El paisaje de l a a l t iplanicie b r a s i l e ñ a , que es on ­dulado, e s t á formado por grandes espacios de monte bajo y de manchas arcillosas de color ro ­j izo que cuando el viento pasa por encima de ellos levanta nubes de polvo encarnadas. Se han

hecho grandes trabajos para Aja r estos polvos plantando césped y hierbas de todas clases y algo se ha logrado. Sin duda se log ra rá m á s .

Cuando hablo del emplazamiento de esta ca­p i ta l , me refiero a la estructura del paisaje que la rodea. La ciudad ha sido levantada dentro de una Inmensa cazuela, de escasa profundidad, de una o n d u l a c i ó n larga, pero cazuela en def in i t iva . El espado m á s bajo de ella e s t á ocupado por el lago a r t i f i c ia l de P a r a n o á . La cazuela e s t á r o ­deada de un horizonte terrestre de una abruma­dora m o n o t o n í a , de una igualdad tota l . Colóque-se la vida donde se quiera de este circulo y el paisaje es siempre d mismo, sin el menor a c d -dente, sin la m á s m í n i m a novedad, de una u n i ­formidad continuada. Si esta linea pudiera r o m ­perse, u n perf i l m o n t a ñ o s o , una masa de á rbo l e s apareciera ante la vista, un detalle diferencial, diera u n aliciente a la mirada. Pero asi es este paisaje. Yo no sé si puede llegar a interesar. Para m i tiene poco in t e ré s , aun reconociendo que los europeos estamos en estos asuntos bastan­te bien acostumbrados. Es u n mundo exterior sin grada, n i variedad, n i novedad

Dentro de esta cazuela rodeada de un h o r i ­zonte bajo, igual y fa t íd ico , d arquitecto Nieme-yer ha levantado lo que en Brasilia existe. Su mis ión era concreta. Construir l a d u d a d m á s mo­derna y bella d d mundo —en d mundo dlspano-p o r t u g u é s , es cosa sabida que todo es siempre lo mejor del mundo— pero dentro de la modern i ­dad se dio el encargo de simbolizar a r q u i t e c t ó ­nicamente los Tres Poderes —el Ejecutivo, el Le­gislativo y el Judicial— como representadones en mater ia l del Estado federal bras i leño , para co­nocimiento de propios y e x t r a ñ o s .

Los Tres Poderes materializados de la Cons­t i t uc ión d d País . Esto es lo que deb ía ser la d u ­dad en pr imer lugar. ¿Lo es? Sobre los Tres Po­deres hay en el Brasil una idea muy vaga y bas­tante i rón ica , como es natura l . Ha habido m u ­chas formas constitucionales en el pa ís . El Esta­do, de hecho, hoy con el dominio mi l i t a r d d mariscal, ¿qué tiene que ver con d equilibrio de Poderes que en algunos otros momentos existie­ron? En d mundo antiguo, los s ímbolos d d po­der duraron siglos y en algunos pa íses existen­tes hoy. ello t a m b i é n se ha produddo. Pero en otros..., vale m á s dejarlo. Lo que impresiona de Brasi l ia no es la arquitectura de los Tres Pode­res, sino la arquitectura de Niemeyer, que son cosas m u y diferentes. Hay m á s s ímbolo de poder en cualquier piedra romana de Roma o de su i m ­perio, que en esta d u d a d que ha sido construida ex profeso para representarlo. Yo ya comprendo

(Continua en U pde siguiente)

— 43

A d á p t e s e U d . a v i v i r c ó m o d a m e n t e

e n p l e n o B a r c e l o n a

S I N s e r v i c l p d o m e s l i c o

En e s t e t i p o d e p i s o i

o e n o t r o s d e m á s d o r m i ­

t o r i o s , c o n a i r e a c o n d i ­

c i o n a d o , p a r q u e t , h a l c o ­

n e r a s d e a l u m i n i o , e t c .

D e s d e l a * t e r r a z a s d e los d o s e d i f i c i o s

d e este s e ñ o r i a l c o n j u n t o u r b a n í s t i c o ( d e

Renta L i m i t a d a ) se c o n t e m p l a u n e s p l é n ­

d i d o p a n o r a m a d e p i s c ina s , p a l m e r a s

y j a r d i n e s , a l r e d e d o r d e los cua les y

e n su s u b s u e l o e s t á n i n s t a l a d o s - p a r a

u s o e x c l u s i v o d e sus p r o p i e t a r i o s - los

s i g u i e n t e s se rv ic ios :

r*1 j v i

G a r a j e , L i m p i e z a d o m i c i l i a r i a . L a v a n d e r í a , S u p e r m e r c a d o , G u a r d e r í a i n f a n t i l . J u e g o s p a r a n i ñ o s .

P e r m a n e n c i a p a r a e s t u d i o s . E n f e r m e r a s , B o t o n e s , R e s t a u r a n t e d e S e l f - S e r v i c e y a l a c a r t a . P i s c i n a s ,

C l u b , T . V . , S a l a d e c o n f e r e n c i a s , e t c .

I n f o r m a c i ó n

y v e n t a ,

en la misma obra. Paseo Manuel Girona, 7 al 21

o en

E D I F I C I O S P E D R A L B E S , S . A .

V í a A u g u s t a , 1 2 4 ( P l a z a M o l i n a ) - T e l é f o n o 2 2 8 4 3 13

El Palacio Presidencial

B R A S I L I A ( con t inuac ión j

que el arquitecto se d iv i r t ió proyectando sobre Brasilia sus caprichos personales, que se d i s t i n ­guió en lo excepcional como buen r o m á n t i c o . Pero confieso que no he sabido ver en Brasil ia , ha ­blando en serlo, los s ímbolos del Estado —si se prescinde, claro es tá , del fusil de los soldados que montan la guardia—. Todo esto p o d r í a estar o r i ­ginado por m i notor ia Insensibilidad y por una cierta Imposibi l idad de sust i tuir mis convencio­nalismos de hombre enamorado del mundo a n t i ­guo por los caprichos arquitecturales r o m á n t i c o s , aparatosos y excepcionales. La arqui tectura de la Al t a Corte de Justicia del Brasil , elaborada en Brasilia por el arquitecto aludido, no es (de modo convincente y como dato inmedia to de la con­ciencia) una arqui tectura que responda a su fi­nalidad, sino que pod r í a albergar cualquier o t r a cosa. El conocedor del p a í s tiene la palabra. . . E n f i n , l a slmbologla estatal ha sido puesta esca­samente de manifiesto —y esto que en el Brasi l ello es de urgencia insoslayable—. No creo que ello quede obviado con la c o n s t r u c c i ó n de M i n i s ­terios inmensos, en los que uno se pierde, lleno de cajones con m á q u i n a s de escribir y de codas cla­ses y de m e c a n ó g r a f a s y b u r ó c r a t a s irresponsa­bles Brasi l ia produce una cier ta confus ión que sumada al paisaje circundante acaba por resultar pesada.

M O N O T O N I A

Sobre lo complementarlo, una cosa salta a la vista. Estos bloques de Brasi l ia que deb ía de ha ­ber producido la ciudad m á s moderna del mundo, sin duda fueron los m á s acusados de modern i ­dad en el p e r í o d o 1957-61. Pero es a todas luces evidente que d e s p u é s de estas fechas se han p ro ­ducido tan to en Europa como en A m é r i c a tantos bloques de esta clase, que los de aqu í h a n que­dado un poco trasnochados, han pasado de mo­da, no sólo desde el punto de vista de la gracia, que en algunos casos la tienen, sino porque la gente e s t á de vuelta de estas prisiones celulares. Que ninguna vanidad de pobre puede compensar. Y es que Níemeyer es un arquitecto frió sin gra­cia alguna, puramente m e c á n i c o , un i fo rmis ta y de lápiz bastante espeso, con una fa l ta de I m a -Slnaclón Irrespirable Ello hace que su Imponen­

te obra en Brasi l ia sea de una m o n o t o n í a Impla ­cable —acentuada por el paisaje—. Se d i r á que Níemeyer es u n arquitecto funcional. Muy bien. Cuando me presentan una silla y me encuentro i n c ó m o d o en ella, no se resuelve nada diciendo que la si l la es funcional. Lo funcional que no funciona no es m á s que un elemento a a ñ a d i r a las inacabables molestias humanas. Dentro de es­tos bloques inmensos se h a n colocado los aparta­mentos llamados funcionales y me c o s t a r í a poco dar a conocer la op in ión de muchas personas que los hab i tan para demostrar que si no contuvieran tanto funcionalismo s e r í a n mucho m á s plausibles y t e n d r í a n m á s comodidad.

Las Iglesias, son t a m b i é n pasadas de moda, porque en este aspecto en Europa se han produ­cido construcciones notables. La catedral de Bra ­si l ia es s u b t e r r á n e a e Inacabada. S u b t e r r á n e a ¿po r qué? ¿Por las catacumbas? ¡Ah, la infecta l i t e ra tura r o m á n t i c a ! ¿Las catacumbas en un p a í s

de l ibertad religiosa to ta l y con tres cardenales catól icos? La catedral e s t á rematada por una especie de p a r a g ü e r o trucado, verdaderamente d i ­vertido. Las iglesias de P á t l m a y de la Apareci­da, de formas puramente caprichosas, son t a m b i é n notables. En el Palacio Presidencial la curva de los arcos ha sido puesta a ras del suelo y el t r a ­vesano encima. Inver t i r los arcos es un f e n ó m e n o puramente I n f a n t i l , de escas í s ima importancia .

En estos grandes bloques de viviendas, que han costado u n dineral y el avión ha servido pa­ra transportarlos, todo es l iv iano y de precario funcionamiento, la conse rvac ión de las cosas es difícil —la gente pone el resto, como es na tu ­ra l— y las escenas de mugre y de inmundic ia me­nudean. Y todo tan moderno, por fuera, claro.. .

Brasilia, abr i l de 1966

JOSE PUA

El presidente Kubitschek, promotor de Brasilia, con uno de los realizadores, Lucio Costa Fotos VAR1G

— 45

por TVIarco Polo

m u n d o s c o p i o

C H U R C H I L L E N R U S I A Como dijimos en nuestro número anterior, empezaban a publicarse en «The Sunday limes»,

extractos del Diario del médico de Churchill durante los afios de la guerra y después. Este libro es, en realidad, una importante aportación a la biografía de Churchill y lleva por titulo: «Winstoo Churchül: lucha por la supervivencia. 1940-65» y será publicado por Constable d 23 de mayo.

He aquí algunos interesantes trozos de esa obra:

^ i

ÑAPOLES. 20 DE AGOSTO DE 1944

•Cuando Churchill fue a Italia, tenia 9ran interés en hablar con el general Alexander, asi como éste deseaba hablar con él, pues quería decirle que la preo­cupación do los norteamericano» por la invasión de Francia, les hacia dejar de interesarse por Italia, Y que esta actitud debilitaba su posición (la de Alexander).

Sólo Winston podía arreglar esto. Alexan­der confiaba mucho en la intervención de éste.

•"Le envidio a usted —dijo Churchill— el mando de los Qérdtoe . Eso es lo que mo habr ía gustado a mí". Cuando Alex me contó esta confesión —dice el doctor lord Moran— te pregunté si creía que Churchill habr ía podido ser un buen ge­neral. A l principio, cre ía que iba a de­cirme que sí, poro esturo un buen rato

L A H E R M A N A E N E L S A L O N DE B E L L E Z A Esta es la h e r m a n a M a r í a , que t r a b a j a en u n e legan te s a l ó n de pe­l u q u e r í a pa ra s e ñ o r a s . E s t á a l l í pa r a ap render e l a r t e d e l t e ñ i d o de cabel los . L a h e r m a n a M a r g a r e t M a r y . d e l c o n v e n t o d e la V i s i t a c i ó n d e B r i d p o r t . Dorse t , ha e s t u d i a d o t o d o u n c u r s o sobre e l c o l o r en l a i n d u s t r i a en e l C o l e g i o de l a I n m a c u l a d a C o n c e p c i ó n , de Sou-t h a m p t o n . C u a n d o p i d i ó p e r m i s o para a s i s t i r a l s a l ó n de p e l u q u e r í a y p rac t i ca r , e l p e r s o n a l le o f r e c i ó su a y u d a pa ra los t e ñ i d o s . L a her­m a n a M a r y neces i taba esta p r á c t i c a para c o n o c e r a f o n d o t o d o s

los aspectos de l c o l o r en la i n d u s t r i a

collado y por fin dijo: "Winston es un jugador. En cambio, Maruhall sólo toma una decisión después de haber elimina­do toda posibilidad de errar". Y repitió: "Sí, no cabe duda de que Winston es un jugador".

• Alexander prometió llevar a Churchill al frente del Adriático donde el PM (Pri­mer Ministro) recibiría el estímulo que siempre le da el peligro. El plan de Alex habla sido preparado con gran cuidado y tenia que salir bien. El PM nunca le puede decir que no a Alex, pues le tiene mucho afecto. Además, tanto el uno co­mo el otro tienen la misma idea: forta­lecer al Ejército de Italia. Winston ase­gura qus no permitirá que retiren más divisiones del frente

•Winston no es dado a admirar a sus contemporáneos como a héroes. Por eso me intriga su afectuosa admiración a Ale­xander. Parece que Alex confirma lo que Churchill siente por la guerra. Para él, és ta es la mejor vocación que pueda te­ner un hombre, pero siempre la consi­deraba como un juego entre caballeros que debe ser mgado siguiendo todas las reglas. Y lo que admira en Alex era que éste detesta lo que tiene de brutal la guerra. En manos de ese militar, la gue­rra es un juego de alta calidad, en el que siempre hay que atenerse a ciertas re­glas Y, por mi parte, he llegado a pen­sar que Alex no conocía el miedo, hasta que un día le noté un tic facial, induda­ble extenonzación de su tensión nervioea

EN EL MAR. 21 DE SEPTIEMBRE DE 1944

•Después de haber estado en Quebec, W. Ch. embarcó en Nueva York Tenía por delante una semana para meditar lo que se habla hablado allí con Roosevelt Estaba dispuesto a contener a los rusos en Europa Central. De buen humor en la travesía, el PM contó esta historieta:

• "•¿Conoce usted lo que le pasó al hom­bre al que lo castraron? Un individuo lla­mado Thompson acudió a un cirujano y le pidió que lo castras» Q cirujano se resistía a hacerle esa operación, pero Thompson logró convencerlo y éste fue hospitalizado y operado La m a ñ a n a si­guiente de la operación. Thompson se despertó con los quejidos que daba el hombre que se hallaba en la cama ve­cina Thompson le preguntó: "¿Qué le han hecho a usted?" El hombre le explicó que le hablan hecho la circuncisión. Thompeon exclamó: "IDios mío, esa era la palabra que yo no recordaba cuando tuve que decirle al cirujano la operación que yo deseaba que me hicieran I "

•Churchill sabia muchas de estafe his­torias. Nunca fue aficionado a reírse de las debilidades ajenas ni. cuando las co­sas salen mal, encuentra alivio en esa tendencia a reírse de sí mismo que suele ser propia dsl inglés en la adversidad. El sentido del humor nunca Jo ha pro­tegido de las heridas que la ha causado la vida política

•Aquella noche, habló de Kipiing 'Tu­vo una gran influencia sobre mi vida. Me era simpático, pero estuvo años sin quererme hablar porque se había ofen­dido con algo que le dije o porque creía que yo me oponía a sus creencias. Luego se reconcilió conmigo ante las tumbas

de los caídos en la Primera Guerra Mun­dial. Estábamos en Francia y alguien habló irrespetuosamente de las cruces de madera bajo una de las cuales es­taba entenado el hijo de Kipling. Este se enfureció y yo le d i la razón. Luego la India a c a b ó de reconciliamos".

EN EL MAR. 23 DE SEPTIEMBRE DE 1944

•Cuando Churchill contempla el ma­pa donde es tá seña lada la probable po­sición de los submarinos enemigos, es­toy seguro de que se figura torpedeado a nuestro gran barco Tiene mucha ima-

ginación para estos tiempos Pero lo que de verdad parece aterrarle es que lo hagan prisionero. Preferiría monr an­tes que caer prisionero." Y lo dice así. En el viaje anterior que hice con él, dis­puso que colocaran una ametralladora en el bote salvavidas que te tenían pre­parado por si ocurría algo. En esta otra travesía, ordenó lo mismo.

• "¿Cuánto tiempo tardaría el Queen Mary en hundirse si lo torpedearan? ¿Se­ría cuestión de minutos." A nuestro re­greso a Londres, a fines de septiembre, noté que el PM no hablaba ya de Italia Por fin, una noche, cuando se estaba acostando, dijo: "Stalin se saldrá con ta suya. Los americanos te han facilitado las cosca para ello. No le han dado a Alexander ninguna oportunidad". Y una mañana Winston decidió repentinamente irse a Moscú. La inmediata excusa pare ese viaje fue la discusión sobre las fron­teras polacas pero su verdadero propó-

4 6 —

' i

-/

sito era estrechar loa relaciónei con Sta-lin.»

Durante eite periodo, en Moecú, las no­tas del diario de lord Moran reflejan cla­ramente el debilitamiento de las ener­gías de ChurchilL

24 DE DIEMBRE DE 1944 •Fuimos a Atenas en anón, en Noche­

buena El PM defendía a Grecia a pesar de las criticas norteamericanas e inclu­so inglesas Parecía estar sólo en su te­mor de la amenaza comunista contra loe griegos Pero estaba dispuesto, aunque lo dejaban solo a oponerse a loe propó­sitos de Stalin Que éste se quedara con el resto de los Balcanes .. La intervención en Grecia fue asunto suyo y lo defendió casi solo. Dos años después, le daban la razón los Estados Unidos El propio Dean Acheeon decía: «Un Gobierno domi­nado por los comunistas en Grecia seria peligroso paar la segundad de las Es­tados Unidos". Lo cierto es que Oiar-chill ha salvado a Grecia del destino de los países que después de la guerra ca­yeron bofo el dominio de Rusia, y ha conseguido que siga siendo una nación libre. Pero, después de todo Grecia sólo era una parte de los problemas del FM En efecto, icudl habla de ser el destino del resto de Europa' ¿Qué le va a suceder a Alemania7 «Contribuirá Stalin a la derrota del lapón' Estos serdn loe asuntos que habrán de tratarse en Yalta.

Y ALTA. 4 DE FEBRERO DE 1945

•Después de almorzar se habló mucho sobre la conferencia Todos están de acuerdo en que el presidente Roosevelt »e halla en muy mala condición física Pero más que su salud, lo que ha lla­mado la atención es que interviene muy Poco en ka discusiones y se queda sen­tado con la boca abierta. Ha perdido su agudeza, de la que no queda absolu-^ente nada Dudo mucho que esté en condiciones de hacer frente a las tareas de esta conferencia Do pronto. Roosevelt !• dijo a Stalin "A usted le llamamos siempre el Tío loe". A Stalin no le ha hedió ni pizca de gracia esto y ha repli­cado que más hubiera valido que le Ua-waran así antes de la guerra y no ahora. Alguien trató de arreglar las cosas di­ciendo que la expresión Tio loe" no era Peor que .Tío Sam>. Pero Stalin no se aplacó. Winston dijo que, desde luego.

U N A L E O N E R A

P R I V A D A

Los visitantes de la finca atávica del marqués de Bath, en Wiltshire, no podrán apearse de sus automóviles cuando recorran aquellas tie­rras. Esta prohibición es en su propio beneficio. Esto se debe a que los visitantes pu­dieran encontrarse con más de un león, pues el marqués ha convertido su finca en un parque de leones, aunque ha tenido la precaución de va­llarlo. En esta fotografía ve­mos al marqués —a la dere­cha, con sombrero del Oeste americano—, muy satisfecho ante una de sus recientes ad­

quisiciones

Stalin tenía sentido del humor, pero que no le divertían nuestras ocurrencias como nosotros nos figurábamos Nunca se esta­ba seguro de cómo iba a reaccionar

YALTA. 11 DE FEBRERO DE 1945 • Encontré a Churchill de mal humor des­

pués del desayuno Me dijo 'El Presi­dente se está portando muy mal No se toma el menor interés por lo que trata­mos de hacer" Winston estaba empeñado en que Roosevelt se quedara un día más y él no quería porque decía que le es­taban esperando tres reyes en el Pró­ximo Oriente Pero Stalm insistió y el Presidente accedió, por fin. a quedarse. •Los americanos están muy satisfechos

con los resultados obtenidos en Yalta, donde se ha tomado importantes decisio­nes que influirán en el futuro del mundo Harry Hopkins, que está enfermo, ha lle­gado a la convicción de que aquí ha na­cido una nueva utopia. Dice aue los ru­

sos han demostrado ser razonables y que el Presidente está seguro de que se podrá vivir en paz con ellos.

•No sé que decisiones se proponen lo-tomar, pero, ya en octubre pasado sabían todos en Moscú que Stalin estaba dis­puesto a hacer de Polonia una avanzada cosaca en el mundo y estoy seguro de que no ha cambiado sus planes en es­tos meses. Se repetirá lo de Teherán. Stalin lucha por lo que desea y siempre se sale con la suya. Luego cuando llega el banquete final tras las conversacio­nes diplomáticas, se "deshiela" y se vuel­ve cortés... Sólo una sólida comprensión entre las democracias podría controlar el apetito de Stalin. Churchill Ueva ya mu­cho tiempo dándose cuenta de ello, pero los ojos de Roosevelt parecen cerrados. Y lo más notable, "ya que Roosevelt es un enfermo y no se puede esperar más de él", es que los americanos que lo rodean no parezcan darse cuenta que el Presidente ha separado a las democra­cias y ha puesto grandes trabas a Oiur-chill en los esfuerzos de éste contra el comunismo Parece evidente que el Pre­sidente se deja llevar por Stalin Ha in­formado a Stalin de que Winston y él han tenido desacuerdos sobre las zonas de ocupación de Alemania y en la política general que debe seguirse respecto a Francia Es más. Roosevelt le ha repíi-do a Stalin lo que ya le habla dicho en Teherán que los ingleses debían devol­ver Hong-Kong a China Casi puede uno ver al astuto cabcdfero del Kremlin frotán­dose las manos encantado, al estilo de Hitler, mientras nosotros le seguimos a él en su juego. Cuando ocurren estas cosas, Stalin ronronea.

Después de Yalta, hay una lagu­na en mi Diario hasta abril de 1945, el mes en que murió el Presidente. En toncos, empecé a anotar de nusvo lo que me iba diciendo ChurchilL Las notas de los dos meses siguientes testimonian la soledad en que pasó la mayor parte de su vida polltioa»

PARA LA TEMPORADA OTOÑO-INVIERNO

1966-67 L a m o d a se t o m a bas tan te t i e m p o p a r a anunc ia r se a ias s e ñ o r a s . A q u í t enemos u n m o d e l o « m e d i e v a l » presenta­d o en la X X I I I Semana de la « B o u t i q u e » , ce lebrada en los salones de l G r a n d H o t e l , de P a r í s . Es te es u n t res piezas, r e m a t a d o c o n u n l l a m a t i v o « v e r d u g o » , aunque la j o v e n m o d e l o n o in funde m i e d o , n i m u c h o menos . E l e x t r a ñ o a tuendo e s t á r ea l i zado en jer­

sey de lana v i o l e t a

Cont inua M U N D O S C O P I O

«n la página siguiente

para su f i n c a de rec reo ,

á t i c o , t e r r a z a , o j a r d í n ,

F I O le ofrece l a s ú l t i m a s n o v e d a d e s e n m u e b l e s h i e r r o f o r j a d o . M o d e r n o s c o n j u n t o s s i e m p r e c ó m o d o s , e l e g a n t e s y d u r a d e r o s

HIERROS ARTISTICOS

F L D A r a g ó n . 2 7 9

( e n t r e P.0 G r a c i a y V í a L a g e t a n a )

T e l s . 2 1 5 3 9 1 7 - 2 1 5 3 9 2 1

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C A D A V E Z

Una maAana luminosa en el escenario panorámico natural de

c a l m a r

AD PANORA C A L E L L A - PINEDA

Un acto de relaciones públicas organizado por CALMAR incluido en los actos del

1 . " CURSO DE FORMACION EMPRESARIAL HOTELERA O r g a n i z a d o p o r e l S i n d i c a t o L o c a l d e H o s t e l e r í a y A C T I V I D A D E S T U R I S T I C A S c o n l a c o l a b o r a c i ó n d e l I n s t i t u t o d e E s t u d i o s T u r í s t i c o s , l o s c u r s i l l i s t a s v i s i t a r o n l a e x c e p c i o n a l f u t u r a C I U D A D P A N O R A M I C A C A L M A R C o s t a D o r a d a C a l e l l a - P i n e d a

E l l u g a r d e m á s a m p l i a s p a n o r á m i c a s s o b r e e l M e d i t e r r á n e o . ( 4 8 0 m . d e a l t i t u d )

Presididos por el Ilustre. Sr. D Francisco Díaz Reu técnico de Administración civil, licenciado en derecho. Jefe del Servicio de Alojamientos Turísticos de la Dirección 6eneral de Empresas u Actividades Turíst icas, a compañado de otras personalidades del Servicio Local de Hosteler ía y Actividades Turíst icas, del Alcalde de Calella de Mar. Excmo. Sr. D. Manuel Alabert, autoridades locales u 0ran número de cursillistas, fueron recibidos en el altozano mirador-eitraor-dinaho de la Ciudad Panorámica C A L M A R . Les dieron la bienvenida a los distinguidos visitantes, O. Braulio Beltrén García, director-gerente, miembro activo del Consejo de Administración de C A L M A R , director-gerente de P. U . R. I . S. A . Promoción de Urbanismo e Inversiones. S. A. , quien acompasado de Don Jaime Tulla Pujol, director Consejero de Ventas y d e m á s s e ñ o r e s ejecutivos del departamento de Relaciones Públ icas de P U R I S A , ofrecieron a los asisten­tes una cordial y simpática reunión de cuya confraternidad entre hoteleros y urbamzadores han de prosperar los m á s positivos éxitos en pro de la eficacia de métodos a desarrollar conjuntamente, para el mayor relieve nacional e internacional de la zona de la Alta Maresma, comprendida, esencialmente, entre Calella y Pineda. (Ambas poblaciones son. per cépi ta .pr imerís imas en Europa en recepción turística).

Momanto da la llagada da toa cursillíalaa invitado» al ras u curaildataa holatorea. ofracido por CALMAR

urbaniiado- 0. Braulio BaMrSn Oarcta. d.racto- garanto da CALMAR upona al • « • * • Sf. O. Fraaciaco Dto« Ray. loo aicopcionatoa ptoyoctM an taliradaa «toa «a atacMOéa ova ao roatma ao too tonoooo do la futura CIUDAD PANORAMICA CALMAR.

Loo aaiitootoa o* ptona rounióo pontforanoo loa booouo naturatoa do CALMAR y ce lando tu íomlicación úmea an al lugai méa a propdailo do to Alta I

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C I ü o a d I ' . w a h i C I I U * C A L E L L A - PINEDA ^ 1

VA Auwridadaa • CünMtotoa aa la tonaia ea la aiaato "CAN GARRIRAS", mtmm «a Iraxto M m i g too aiicbaa ponpocUvoa qua otroco CALMAR a abra toa Mnalaai too do Cotolla Pinada-Tordora

Reposo , T r a n q u i l i d a d y C l i m a Idea l t o d o e l A ñ o en l a C o s t a D o r a d a de la M a r e s m a . A Plena Luz e n e l L i m i t e d e la A l t a M a r e s m a g F ren te a l M a r

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. . .ES U N A S U E R T E P O S E E R U N A P R O P I E D A D D O N D E C A D A V E Z S E V I V E M E J O R .

por Marco Polo

m u n d o s c o p i o

m n m m U

S E M E R E C E N

L A T A R T A

Son envidiables estos dos hombres que saben llevar sus a ñ o s como muy poca gente. Maurice Chevalier y Charles Chaplin han cumplido, hace poco exactamente, setenta y siete años cada uno y sonr íen a la vida como si fuera el primer día. «Char-lot>, como saben ustedes, dirige a la impresionante Sofía Loren en una película. «Una condesa en Hong-Kong*, y Chevalier airea por los es­cenarios, y ante loe micrófonos, can­ciones como esta, / • vous aime. cu­ya vers ión inglesa e s t á cantando Maurice en una fiesta a los oficiales

de quince naciones (SHAPE)

L A I N M E N S A E I N C I E R T A

P O B L A C I O N D E C H I N A r \ E que es Inmensa no puede caber duda. ^ Pero, ¿cuántos millones de habitantes tiene exactamente China? ¿Son 650 mi­llones sus habitantes? ¿Acaso 700 millo­nes? ¿o . como suele decirse ahora, son 750 millones? Los primeros que no están seguros son los chinos, pero de lo que se está bien seguro en estos últimos años es de que se hace todo lo posible para dis­minuir o, por lo menos, detener el inmen­so crecimiento de esa población.

En 1954 la República del Pueblo anun­ció los resultados del «Primer censo mo­derno que se ha hecho en Chinas, en el cual se daba como d i r á del año anterior 583 millones de habitantes. En 1957 el mismo sistema de censo dio como resul­tado 646 millones, excluyendo a Talwan. Se ha calculado el ritmo del crecimiento anual en un 2 o, quizá, 2fi por ciento, y se calcula que en 1960 tenia China 700 mi­llones de habitantes. Sin embargo, en ese año las publicaciones oficiales seguían re­firiéndose a 650 millones e incluso a más. En unas declaraciones del alcalde de Shanghai, éste hablaba de la población de China —en esa últ ima fecha— como de 685 millones.

Cuatro años después, en enero de 1964. dijo Mao-Tse-tung que realmente la po­blación china había disminuido y luego había vuelto a aumentar, de manera que se habla quedado lo mismo. De todos mo­dos, él no creía que fueran 690 millones de chinos, como se decía. «¿Cómo va a ser posible que seamos tantos?», dijo Mao

Y si Mao no lo sabe, ¿quién puede sa­berlo? Los censos chinos han sido siem­pre enormemente variables y caprichosos. En los años 1960-61. hubo un gran reajus­te de los servicios estadísticos y entró mu­cho personal nuevo. A partir de entonces, ha habido más prudencia en el manejo de estas inmensas cifras.

El escepticismo de Mao respecto a las estadísticas chinas refleja un gran cono­cimiento de la inexactitud de los campe­ónos chinos. Asi, decía el propio Mao que

los campesinos no descuidan de registrar los nacimientos, pero que, en cambio, sue­len descuidar la inscripción de los falleci­mientos.

También se descuida allí mucho, según dice Chu-En-lai, la exactitud de las ci­fras que alcanzan las cosechas. T esto tiene una explicación, pues esa inexacti­tud favorece a los campesinos que asi se libran de las ventas prescritas a las que les obliga el Estado.

De todos modos, sean los chinos 600 u 800 millones, lo cierto es que el inmenso país lleva ya algún tiempo alarmándose de esta inmensa expansión demográfica y procurando ponerle remedio. Se inten­sifican los esfuerzos oficiales por conse­guir el control del crecimiento de la po­blación. El Estado se propone lograr que el aumento sea sólo del uno por ciento. Los dirigentes chinos quieren evitar que la población de su país pase de los mi l millones de habitantes. Y la tarea educa­tiva que esto supone es Inmensa en un país donde la población campesina es tan enorme y donde hay tan arraigadas tra­diciones de culto a los antepasados. Allí las tareas educativas y de modernización tropiezan con grandes dificultades. Cuen­tan con pocos medios de difusión para persuadir a las masas.

Han pasado casi diez años desde que el Partido Comunista chino abandonó la aplicación del anti-maltusianismo aplica­do tradicionalmente por los marxístas (la teoría de Thomas Malthus era que el hombre se multiplica con mayor rapidez que sus medios de subsistencia y que el hambre, la guerra y las enfermedades son lo que evitan de un modo natural el ex­ceso de población). En la China roja no hay leyes que impidan el control de la natalidad ni tampoco leyes para imponer­lo. Desde luego, existe un mínimo de le­gislación en este sentido en China. El control de la natalidad ha sido aconseja­do y fomentado por el Estado y, en 1966, Chu-En-lai anunció la implantación de «un programa de control de la natalidad

en interés de la salud y el bienestar de la madre y del hijo».

Comenzado con amplia propaganda e incluso con cierta presión coactiva, ese programa ha tropezado con mucha opo­sición de las masas así como del Partido.

A partir de 1960 la campaña oficial se ha intensificado, utilizándose una Instruc­ción sistemática de las masas en vez de la publicidad abierta. En el Ministerio de Sanidad chino describen esos esfuerzos como una «campaña básica y perma­nente».

Como en los restantes aspectos de la vida nacional china comunista, los dir i ­gentes desean que primero se logre buen éxito dentro del Partido: unos 17 millones de miembros del Partido Comunista y 25 millones de jóvenes comunistas. Entre esta masa se ha empezado a intensificar la propaganda con la esperanza de que los comunistas se conviertan en excelen­tes modelos para esos centenares de mi­llones de chinos que nada tienen que ver con el Partido. Ahora lo ideal se conside­ra que cada pareja tenga un hijo y una hija. Cuando se tienen más de dos hijos, ya no se concede al matrimonio ningún subsidio oficial. Pero cuando el matrimo­nio ha tenido dos hijas, se permite a los comunistas chinos que lo intenten otra vez por si consiguen un varón. Después de tres nacimientos, la gente no felicita al matrimonio sino que le expresa com­pasión por su «mala suerte», cuando, con la bien vista intención de lograr un va­rón, se han encontrado con tres hijas.

La alegre y descuidada proliferación hace que intervenga el Partido para apli­car medidas disciplinarias, incluso expul­sando de él a los alegres padres.

Chu-En-lai hizo en 1964 unas interesan­tes aclaraciones a un periodista occiden­tal sobre los problemas del control de la natalidad. Inclinándose por el sistema de las pastillas por vía oral. El periodista prometió enviarle algunos informes sobre los métodos divulgados entre las masas occidentales y, una vez en Estados Uni­dos, le pidió ai doctor Segal, gran espe­cialista en esta materia, alguna informa­ción sobre los mejores sistemas que po­dr ían aplicarse a la población china. De regreso a China, el periodista fue puesto en relación con los mejores ginecólocos de ese país y con los dirigentes de los planes familiares. Visitó centros sanita­rios y clínicas especializadas en el control de la natalidad, e incluso los comercios urbanos y rurales donde venden los me­dios anticonceptivos. La señora Huang Ching-wen (del Ministerio de Sanidad) le dijo que la mayor dificultad del plan ra­dicaba en que a los chinos les entusias­maba tener hijos; tradicionalmente se

considera que mientras niaá hijos tengan, mejor. «La familia campesina del pasado desraba tener por lo menos seis hijos con la esperanza de que así sobrevivieran dos en el peor de los casos. Ahora la morta­lidad infantil es muy baja y la gente se da más cuenta de la necesidad de limitar la procreación. Pero, de todos modos, es muy fuerte en ellos el afán de tener fa­milia numerosa.»

La necesidad de limitar el número de hijos, sin embargo, se manifestaba anti­guamente en China por los abortos pri­mitivos, los infanticidios, la abstinencia y varios medios, «dañinos para la salud», como dice la doctora Huang.

Esta cuestión lleva planteándose hace diez años en China, y en el Congreso del Pueblo, en 1956, se dieron instrucciones por primera vez para propagar la educa­ción en cuanto a los medios de controlar la natalidad. A partir de 1961 esa cam­paña se intensificó en muchas reglones chinas. Se ha preparado personal médico adecuado y activistas del Partido para la propaganda de todos los medios anticon­ceptivos.

Actualmente la práctica del control de la natalidad está muy difundida en las ciudades chinas y durante los tres últi­mos años se ha extendido también por grandes zonas campesinas. Existen ya en muchos lugares de China clínicas de orientación en este asunto y constante­mente hacen propaganda en tal sentido los universitarios, los comités urbanos y campesinos y los activistas en las fábri­cas.

Antes, el aborto se permitía en la Chi­na comunista cuando ambos cónyuges es­taban de acuerdo y si tenían el consenti­miento de la organización del Partido. Ahora basta con la petición de la madre bajo la responsabilidad de un médico, y el asunto puede arreglarse entre los dos sin contar con el consentimiento del pa­dre. La única limitación es que no se per­mite que una mujer pueda tener más de un aborto al año.

La doctora Chiao-chih, ginecólogo céle­bre, que tiene ahora 62 años, dirige un equipo de trece especialistas en el Hospi­tal de Obstetricia de Pekín. Casi todo ese personal terminó su carrera de Medicina antes de la Revolución. En ese hospital hay 250 camas y 140 cunas y allí se hace una gran labor en la difusión de los mé­todos anticoncepcionales.

La edad legal en China para el matri­monio es de los 18 años para la mujer y de 20 para el hombre, y la mayoría se casan pocos más años después, pero a los miembros del Partido los convencen para que esperen. Sobre todo los que están es­tudiando.

C o l o n i a

r e a l e o -

el p r imer p lacer de l r e c i é n nacido.

J a b ó n l í q u i d o

no e scuece a los o jos por se r su r e a c c i ó n ac ida igua l a la l á g r i m a d e l n i ñ o .

U n b a R o c o n P R O D U C T O S

> l e t a .

e s i u m — 4 9

as ai C O m

S u a s p e c t o e s s a l u d a b l e . . . p e r o ¡ c u i d a d o ! Esta es la l l amada ante un gran pel igro . Efect ivamente,el C á n c e r es un terr ible ma l que a todos nos a m e n a z a » , pero queremos este a ñ o lanzar un M E N S A J E D E E S P E R A N Z A , D E A L E G R I A . . . g de P R E C A U C I O N porque el C A N C E R P U E D E SER C U R A D O . No t ema al C á n c e r , pero p r e v á n g a s e a t i empo .

Porque... no es suficiente sentirse bien ahora, o tener buen aspecto físico, porque el Cáncer puede estar latente. Sin embargo ¡qué fácil es protegerse de este terrible mal!... El Cáncer es curable en casi el 100*/o de los casos sí se descubre y trata a tiempo. Hoy día el diagnóstico precoz, detecta el Cáncer mucho antes de que aparezcan los síntomas peligrosos. Hágase un reconocimiento médico, cada año como mínimo. El retraso en visitarse por el doctor, ha causado miles de muertes innecesarias. Acuda al Servicio de Oncología y Medicina Nuclear del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo. P R E V E N G A S E A T I E M P O C O N T R A E L C A N C E R . . . es muy fácilI Y Ayúdenos el día de la Cuestación en nuestra lucha contra el Cáncer.

E S P A R O m

CONTRA

L a p u b l i c a c i ó n de este anuncio ha s ido posible g rac ias a la generosidad de:

V O D í E í g a , S . a . C o n c e s i o n a r i o d e C O C A - C O L A y F A N T A

A L A L U Z D E L R E C U E R D O por Sebast ián Gasch

OJEANDO PROGRAMAS DEL PRINCIPAL PALACE

J^O nos duele insistir en el elogio a Femando Ba.vés. En los primeros

años veinte. Bayés hizo el milagro de convertir a Barcelona en uno de los grandes centros del music hall europeo. Quienes tensan edad y memoria para recordarlos, no han olvidado, no pueden olvidar, el buen gusto, la fantas ía , l a riqueza, la modernidad y el r i tmo de las revistas que presentaba Bavés en el Principal Palace: "¡Chófer, a l Pa-lace!". "Oh, la revue!". "Zig-Za»" . . . Bayés alternaba la presentación de re­vistas con temporadas de music hall internacional. Y por aquel teatro des­filaron atracciones de super ior í s ima calidad. Vino Yvonne George. Cantaba "Mon homme". Vinieron Roser, el hom­bre de los treinta chalecos y de la picazón permanente en las piernas; el portentoso contorsionista Lester Kings­ton, la formidable tropa de saltadores los Boganny. Vino Mayol con su me­chón de pelo loco y la maravillosa elocuencia de sus manos. Vino la Mia-tinguett. Vino Maurice Chevalier ..

Edmonde Guy y Ernest Van Duren debutaron en el Principal Palace el d ía 14 de abr i l de 1922. incorporados a la revista "Zig-Zag", que ya había alcan­zado las ciento cuarenta y cinco repre­sentaciones. Se presentaron en un cua­dro t i tulado " A t r a v é s de la pantalla". Después de unas danzas filmadas por ambos, un fragmento de las cuales era proyectado al "ralenti". se rompía l a pantalla y la pareja aparec ía en lo alto de una escalera monumental, que ba­jaba acompañada de las frases pica­rescas que improvisaba Suzy Darby y de la admirac ión del público. Reapare­ció m á s tarde en el cuadro "Adán y Eva", con el que los dos artistas alcan­zaron un éxi to memorable.

Edmonde Guy y Van Duren no eran dos bailarines de franca excepción. De una plasticidad perfecta, eran dos so­berbias figuras decorativas, y nunca consiguieron sobrepasar esos limites. En cuanto lo intentaban, la crít ica los vapuleaba de lo lindo. De eso provenia la neurastenia de Van Duren. En con­tra de lo que se decía, no tomaba tóxi ­cos de ninguna clase. Lo que envenenaba su ánimo era la hostilidad de la cr í t ica .

En el mes de fsbrero de 1922, Fer­nando Bayés se t r a s l adó a P a r í s con tí f in de contratar atracciones para sus espectáculos. Le acompañó Juan Tomás , director ar t í s t ico del Principal Palace y, en nuestro país , el crí t ico m á s sagaz y advertido de music hall y de circo. En este aspecto, sabe m á s que Merlin o que Lepe. Tomás contó en el semanario "Mirador" ese primer en­cuentro con Van Duren. Fernando Ba­yés. estimulado por el éx i to del famoso cuadro de la chimenea, quer ía presentar en el Principal Palace otro cuadro de desnudo integral, y pensó en el t i tulado "Para í so terrenal", que dos meses an­tes había visto en el Ba-ta-dan de Pa­rís, interpretado justamente por Van Duren y por una mujer de una hermo­sura extraordinaria, la Moscovina.

Edmonde Guy y sus dos hermanas actuaban entonces en el citado music hall parisiense. El "partenaire" de Ed­monde Guy era el ruso Simón Malat-zoff, muy conocido en Barcelona por haber residido en nuestra ciudad du­rante la guerra del 14. Dirigía una academia de baile en la Plaza Real y Uegó a tener cédula de octava clase.

Van Duren ardía en deseos de for-mar pareja con Edmonde Guy. v Ba­yés soñaba con unirlos para hacerlos debutar en Barcelona. Pero Edmonde Guy hab ía firmado un contrato con la

célebre Madame Rasimi, directora del Ba-ta-dan, y . para rescindirlo, tenía que abonar diez m i l francos. Bayés, en cuyo vocabulario no figuraba la pa­labra imposible, hal ló la solución. Ale­gando una bronquitis que padecía la famosa bailarina, consiguió que los médicos le aconsejaran unos d ías de reposo en la Costa Azul y obtuvo el correspondiente permiso. Edmonde Guy, en lugar de i r a Cannes, vino a Bar­celona.

Cuando Madame Rasimi se enteró de la treta, pidió, por vía judicial , los diez m i l francos de indemnización. En un es­pí r i tu de "plaidoirie". que merecía ser subvencionado por nuestra Sociedad de Atracción de Forasteros, Henri Dar-mon, abogado de Edmonde Guy, sos­tuvo que el clima de Barcelona era perfectamente comparable con el de Cannes. El letrado de la parte contra­r ia hizo también el elogio de las con­diciones climatológicas de nuestra ciu­dad, pero objetó, con un recorte de "E l Di luvio" en las manos, que conva­lecer de una bronquitis y desempeñar

Edmonde buy

en un escenario el papel de Eva con traje de época, era inconciliable. La sentencia fue condenatoria

Así, pues, fue en el Principal Palace donde Edmonde Guy y Van Duren for­maron pareja por primera vez. Estu­vieron entre nosotros un mes justo. Se despidieron el 14 de mayo de 1922. a la 185 represen tac ión de "Zig-Zag" Desde aquel entonces, el éx i to les sonrió sin in ter rupción . En el mes de diciembre del mismo año, el público premió con clamorosas ovaciones su actuación en el Concert Mayol de la ciudad del Sena. Pero cuando, evadiéndose del marco de la revista, se atrevieron a presentar aislado su n ú m e r o de baile, loe críti­cos les t i raron por los suelos. Uno de los crí t icos de danza m á s prestigiosos. A n d r é Levinson, los t r a t ó despiadada­mente, comprobando la pobreza de con­cepción y de ejecución de los bailes de loa dos artistas y afirmando que "n i el háb i to hace el monje n i la desnudez tiene por si sola valor ar t í s t ico" En otra ocasión, Levinson volvió a la car­ga y dijo: "Allá donde t r iunfan la fuer­za, la destreza y la gracia de los atle­tas y de los excéntr icos, se respira el aire viciado de las revistas de gran es­pectáculo por culpa de dos artistas que hacen prevalecer la sugestión erót ica sobre la belleza plást ica".

Ocioso es decir que esas censuras pro­dujeron en el án imo de Van Duren, ar­tista extremadamente sensible, una i n ­mensa aflicción. Para mayor desdicha, otro crítico le dijo posteriormente lo que con mayor intensidad puede herir a un bai la r ín : que se hab ía puesto demasiado gordo. El pobre Ernest Van Duren no t a r d ó mucho tiempo en quitarse la v i ­da...

s i a s u

i n d u s t r i a

l e f a l t a n

b r a z o s . .

U I L L O P

N U E S T R O P L A N D E F A B R I C A C I O N C O M P R E N D E :

P O L I P A S T O S « M O N T A C A R G A S * P U E N T E S G R U A

M O N O R R A I L E S • A S C E N S O R E S

P O L I P A S T O V I L L O P : U n " t r a b a j a d o r " d e p o d e r o s o s m ú s c u l o s m e c a n i z a d o s , e s t o e s u n V I L L O P - q u e s i rve p o r v a r i a s p e r s o n a s y " n o p a s a po r n ó m i n a " - q u e m a n i ­p u l a , e l e v a , t r a n s p o r t a , m u e v e T O D O , c o n m u c h í s i m o m e n o s c o s t e p o r o p e r a c i ó n .

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L A V I D A D E L H O M B R E

..y los he visto de herreros, de alfareros, de mecánicos o simples albafliles, pastores o peones...

NOTA D E L A l TOR. — «Ksrribir sobre U vida de los esclavos no ha sido fácil. Estos datos y estas fotografías, no son fruto de un viaje, n i de un mes de trabajo, un año , ni aun cinco. Hace mucho tiempo que me preocupaba el tema, y fueron necesarios varios años para reunir el material que doy a continuación, y que he ido consiguiendo en el transcurso de ocho viajes a Africa, casi la mitad de mi vida pasada en el Continente, y m á s de quince paí­ses recorridos, desde el Sahara a Nigeria, des­de Gabón a l SenegaU

C U I L E N se volvfa loco por jugar con mi tren. Era nn negro inmenso, fuerte como un toro, muy cerca

ya de los treinta años, pero con la mentalidad de un niño. Era nuestro criado, el qne cuidaba de la granja, el qne fregaba los cacharros, el que hacía m i l cosas, pues para todas estaba dispuesto con sólo decírselo, y siempre sonreía.

Yo tenía catorce o quince años, vivía hacía dos o tres en el Sabara, y aparte de cazar me gustaba Jugar con el tren, los soldados de plomo y Suilen. qne, al mismo tiempo, me enseDaba el á r a b e y con­taba historias del desierto que me fascinaban.

ü n día me explicó cómo los tnareg hab ían llega­do basta los confines del Senegal raptando a su pa­dre y convirtiéndolo en <bel1ah>, en esclavo, y cómo él mismo había nacido esclavo, no alcanzando la l i ­bertad hasta mucho más tarde, ya muchacho.

Fue esa la primera noticia que tuve nunca de que aún existía la esclavitud, y quizá fue ese mismo día cuando empecé a pensar —sin yo darme cuenta— en lo que había de escribir quince afkos m á s tarde; hoy.

Porque, en quince afios, nada ha cambiado. Snllen no es ya esclavo, y ta l vez no lo sean tam­

poco su padre o sus hermanos, pero eso no evita que cientos, miles, millones como él continúen sién­dolo en Africa, siéndolo de un modo u otro, más o menos veladamente, y el decir millones no es exa­gerar, porque las cifras —autént icas— sefialan que tan sólo en Arabia Saudita pasan de quinientos mil .

Medio millón largo, qne cada año se ve aumen­tado por unos treinta mi l que son obligados a cruzar ul nuar Rojo para ser vendidos en Arabia, en este In­interrumpido, t rágico y espantoso t ráf ico humano que fluye de toda Africa hacia el Medio Oriente, para que allí , los reyes y jeques enriquecidos por el petró­leo, puedan disponer a su gusto de increíbles harenes, de ejérci tos de siervos, de la voluntad, la Ubertad y hasta la vida de cuantos seres humanos les apetez­ca, si es que a los esclavos se les puede considerar, por su forma de vida, seres humanos.

En el Sahara no, desde luego. En el Sahara, el

52 —

Texto Y fotografías de Alberto Vázquez-Fi^ueroa,

I O S E S C L A V O S .••amollo, las cabras, cualquier animal que el amo po­sea es siempre mucho m á s importante, infinitamente mejor tratado que el cbellah>, que el esclavo, y éste tan sólo podrá comer, dormir, descansar e Incluso beber, una vez que los animales lo hayan hecho, de lo que les sobre, de lo qne quede de la mesa de los amos y del pasto de las bestias, si es que queda algo, y yo he visto a un muchachito de quince afios es­carbar en el saco de comida de los camellos, tratan­do de conseguir un puñado de mijo con los granos que el animal no hubiese alcanzado.

Los «bellah> son en sí una raza. Una raza inexis­tente, puesto que no se distingue por ningún síntoma extemo, y a ella pueden pertenecer todos, blancos o negros —aunque los blancos sean raros— y a ella pueden dejar de pertenecer todos desde el momento en que logren comprar su libertad, cBel lah» es el que fue raptado o hecho prisionero en una guerra o una <rázzia>. y lo es su hijo, y los hijos de sus hijos, que son del mismo amo, de igual forma que los ter­neros son del duefio de la vaca, cBellali» es la últi­ma escala de la raza humana, seres de rostros amar­gados, doloridos, tallados en su negrura por la an­gustia de afios de hambre, de malos tratos, de deses­peración e impotencia, de seres que saben que no son nada, que se puede hacer de ellos cuanto se desee, insultarlos, pegarles, vejarles en todos los sentidos y hasta matarles, porque son propiedad privada, tanto o más que lo es un perro de su duefio.

E l amo puede violar a una muchachita cbellab» a cualquier edad, cuando a él le apetezca, e incluso p res t á r se l a a sus parientes, sus amigos, y hasta al viajero que pase una. noche en su casa. Es suya también, si lo desea, la mujer de sn esclavo, sus hijos y aun éste mismo, pues sabida es la afición de los á rabes , sobre todo de los refinados jeques sau-ditas, por los muchachos jóvenes, por loe casi niños, y nadie se atreve a protestar; nadie protesta. E l amo tiene derecho a apalear a su siervo hasta matarle, darle tormento o descuartizarlo sí ese es sn capri­cho, y aunque no suelan llegar a hacerlo, puesto que vale m á s vivo que muerto, acostumbran a tener l a mano larga.

Por último, si así lo desea, puede castrarlo como a un cerdo, convertirlo en eunuco, privarle de todo, puesto que ni dignidad le queda ya.

¿De qué remota época estoy hablando? De és ta , de mediados del siglo X X , de una en la que existen las Naciones Unidas, y a cuyos oídos llegan, de tanto en tanto, noticias sobre lo que ocurre, sobre el t rá ­fico, sobre la cno vida» de esos desgraciados, y en la que esas mismas Naciones Unidas que tanto ha­blan de los <derechos del hombre>, y de lo qne se puede o no se puede hacer con un prisionero de gue­r ra o un sucio espía, procuran cerrar los ojos a ese clamor de millones, a ese mundo de apocalipsis, a esos treinta m i l que cada año son raptados en los rincones de Africa, porque son demasiados los Inte­reses que giran alrededor de todo ello, porque son muchos los que desean tener contentos, callados y satisfechos a los jeques á r a b e s propietarios de los pozos de petróleo, porque se piensa que si ellos se contentan con negritas y negritos jóvenes, hay que dejarles sus juguetes, como a los niños.

En ninguno de los países en que he tratado de investigar sobre la esclavitud, en ninguno: Nigeria, Liberia, Camerún, Gabón, Guinea. Senegal, Costa del Mar f i l , Sahara, etc., he encontrado una sola autori­dad, blanca o nativa, alta o baja, inteligente o estú­pida que quisiera hablar sobre la esclavitud, ayu­darme, darme un dato, una pista, y todo cnanto en­contré siempre fue silencio y miedo, evasivas y enga­llo, negación y descarada hipocresía, como si algo muy poderoso, increíblemente superior a todos les atenazase, les obligase a ese inicuo callar, a ese terror sin límite.

cNo. No existe l a esclavitud aquí —responden—. Se abolió hace afios, muchos afios...>, pero no saben

y si tiene hijas no tendrá que vivir con el temor a que crezcan, a que vayan tomando forma .

...y el «bellah», el esclavo, tan sólo podrá comer, descansar, dormir e Incluso beber, una wz que los animales lo hayan hecho...

qné decir ante las cifras, ante la realidad, ante las fotografiaa: ante una evidencia incontestable.

«Es preferible que deje eso. Olvídelo. Es algo qne se resolverá por si solo, con el tiempo, con afioe y a Dos, a medida qne Africa se transforme.»

Sí, en efecto: es posible que nadie pueda solucio­narlo de momento; nadie, pero menos se conseguirá si continúa en silencio, si todos lo evitan, si no se habla de ello y lo arropan en ese manto que es como una enorme e Infranqueable bola de cristal.

El miedo y la superst ición lo son todo. Al menos, en él mundo del desierto, en la esclavitud del Sahara, la del «bellah», tan diferente a la de los países pura­mente negros del Africa Central, que suele serlo más de violencia y exportación.

El «bellah». el siervo de los tnareg, de todos loe saharanis, no es un hombre encadenado, no es tá sujeto a vigilancia, no es tá siempre bajo la mirada de so amo; por el contrario, puede i r de aquí para allá, viajar, incluso vivi r en una ciudad o un punto a cientos de ki lómetros de su dueño, si éste se lo consiente, pero desde all í le obedece, le envía cnanto gana; está sometido por completo a su ley y a sus órdenes.

SI quisiera, si se atreviera, ese «bellah» no ten­dría más que i r a la autoridad m á s próxima, al pri­mer policía y denunciar a su amo, exponer su deseo de ser libre, y en el acto lo será, pero no se atreve, no lo hace porque sabe que, de intentarlo, pronto o tarde la venganza le a lcanzará , que un primo, o un tío. o un pariente lejano de su antiguo duetio, d a r á con él y le a j u s t a r á las cuentas, le d e j a r á muerto, cara al cielo, sin que ninguna de aquellas autoridades pueda hacer nada por evitarlo.

Y si no es un hombre, algo concreto, será el «gri-gri», los genios del mal, esos que le ensenaron desde siempre, desde que era niño, qne es t án de parte de los amos, y que si huye, si se escapa, és te no t end rá más que acudir a un «morabito», un santón, que lanzará sobre él la maldición de los espí r i tus y éstos le an iqui la rán dondequiera que se esconda.

Miles de años de superstición han sido necesarios para inculcar en el ánimo de esos pobres seres la idea de que los espír i tus , los «gri-gri» fueron creados para ayudar a los se flores contra la raza de los siervos, y resulta imposible librarles ya de ese te­mor, de esa seguridad de que se rán castigados, y cuando uno de ellos aparece muerto por la mano de un asesino de carne y hueso que venga su huida por orden del amo, la culpa va a parar a los «gri-gri», con lo cual llegan a creer en ello a pies Jun-lillas.

Son esas las cosas que hacen posible que un Jefe targuf tenga ocho o diez siervos trabajando para él a cientos de kilómetros, y qne ninguno se escape. Yo •os he visto, de herreros, de alfareros, de mecánicos " simples albafliles, pastores o peones, ma tándose de sol a sol, como bestias, para enviarle a sus duefios cuanto ganaban, quedándose lo Justo para subsistir, •s'n rebelarse contra la idea de que ellos estuvieran '•III tumbados, en sus tiendas, sin hacer nada, rodea­dos de mujeres —tal vez alguna la suya propia—, •"aperando la llegada de cuanto les mandan sus es­clavos, estén donde estén.

V cuanto deseará es trabajar más , mucho más, necesario para reunir un dfa, tal vez dentro de

aflos, el precio que su amo pide por él, y poder ser asi libre al f in, y dejar de pertenecer desde ese mo­mento a la raza maldita de los «bellah».

bullen lo hab ' i conseguido, y se sentia feliz. Be-

cuerdo cuando se casó, con una mnchachita qne a ú n no habr ía cumplido los quince afloe, y lo que experi­mentaba a l pensar que sus hijos nacer ían también libres, y él podr ía hacer de ellos lo que quisiera, mandarlos a una escuela, cuidarlos a su modo, sen­tirlos suyos, únicamente suyos.

Abandoné el Sahara antes de que naciera su p r i ­mer hijo, pero no era necesario que estuviera a l l í para verlo. Yo tenia casi diecisiete aBos, habla deja­do de Jugar con el tren y habla leído algunos l ibros; sabía algo de casi nada, y Suilen veía en mí una especie de ser de otro planeta que le hablaba de cosas que él nunca pudo sospechar siquiera. Se inte­resaba por el mundo exterior y se dir ía que el hecho de i r a tener un hijo libre aumentase su horizonte, le hiciera creer que algún día ese hijo podría conocer otros países, otras formas de vida distintas al de­sierto, a los camellos, a los amos y a los siervos, a la compra y venta de seres humanos.

Escuchaba y retenía en su memoria, y me consta que hoy, esté donde esté, Suilen repet i rá a sus hijos lo que me oyó a mf, cuanto aprendió en mi casa, y aunque ya los europeos se fueron para siempre de esa parte del Sahara y ellos son «independientes», (continuará aferrado a la idea de que los suyos ne­ces i ta rán un mundo más a nuestro estilo; un mundo en el que no estén rodeados —aunque ellos no lo sean— de servidumbre, superstición y miedo.

Un mundo en el que un «bellah» aterrorizado y harto ya de soportar a un amo despótico, no necesi­te pedir a los hombres blancos que lo lleven lejos, muy lejos en su «Jeep» que marcha m á s rápido que el m á s rápido de los camellos «meharis». y qne en su huida, aun sabiéndose protegido por el prestigio y la fuerza del europeo, no se sienta todavía capaz de alzar la cabeza, de mirar al frente, de dejar de temblar, como si esperase que de un instante a otro el cielo se abra para que de él caigan los «gri gri» que le aniqui larán por su osadía de haber querido ser Ubre; haber querido vivi r como algo más qne una simple bestia.

Y si tiene hijas, Suilen no tendrá que vivi r con el temor a que crezcan, a que vayan tomando forma, a que cualquier día les pueda apetecer al amo, y tenga que asistir —Impotente y resignado— a su vio­lación.

N o ; no hablo de otra época, de otro siglo. E l Sahara, inmenso, inalcanzable, ignorado aún

en gran parte por la civilización, es un mundo de cadenas, de cadenas Invisibles, de grilletes que apri­sionan sin necesidad de ser de hierro, de ser palpa­bles. Sus arenas, sus extensiones sin límite, la rela­ción entre sus habitantes —entre los amos— en una t ierra en la que las noticias parecen volar sobre la infini ta llanura, hacen que el siervo pueda estar l i ­bre, el esclavo sin marcas, porque nunca l legará muy lejos, nunca tendrá adonde huir, y no existe, en la desolada aridez, un solo rincón donde esconderse, un solo refugio lejos de la venganza de sus duefios.

Y lo que no debemos hacer, lo que no tenemos derecho a hacer, es horrorizarnos, acusar de salva­jismo a esos tuareg, a esos saharauis, como si ellos fueran los únicos culpables.

Mucha, mucha más cu l i» nos cabe a nosotros, que nunca supimos impedirlo, que dominamos allí durante años, que aún continuamos teniendo una fuerza, y no hemos querido t ratar el tema a fondo, solucionarlo, y lo hemos dejado al tiempo, a un tiempo que algún dfa no sabemos si verdaderamente l legará.

Además, i q a é derecho tenemos? La esclavitud no es un Invento nuestro, no lo es de nadie, pero Europa, la adelantada Europa, fue la primera en utilizarlo cuando le convino, y el recuerdo de nuestra civiliza­ción, de nuestra cultura en el Continente africano es tá y e s t a r á siempre unido —pase el tiempo que pase— al de los sesenta millones de negros que ro­bamos allí para trasladarlos a América, a las plan­taciones y a las minas del Nuevo Mundo, sin Impor­tarnos poco o mucho que de cada seis que fueran capturados por loe negreros, tan sólo uno llegara sano y salvo a su destino.

¿Qué derecho tenemos, si aún hay hombres blan­cos al frente de las bandas de cazadores de esclavos de Africa Central? ¿Qué derecho, si son pilotos nor­teamericanos en viejos «Dakotas» de la guerra, los qne los trasladan en la úl t ima etapa de su viaje a Arabia? ¿Qué derecho, si hemos creado centenares de sociedades protectoras de animales, y ni una sola que trate de apiadarse de esa pobre gente?

Supongo que muchos lectores se sent i rán hasta cierto punto impresionados por esto, y lo e s t a rán a ú n más cuando en los próximos capítulos les muestre cómo se cazan los negros en la selva, se les conduce como a bestias en la Infinita caminata y se Ies en­cierra por dfas y días en el fondo de un pozo, donde apenas pueden algo más que sentarse, a la espera de continuar su viaje sin otro destino qne la deses­peración ; pero, ¿qué quedará después de todo esto?

El amo puede violar a una muchacha «bellah» a cualquier edad, e Incluso prestársela a sus parientes o amigos...

Nada; estoy seguro que no quedará m á s que el olvi­do; el olvido lo m á s pronto posible; un olvido seme­jante al de una novela que ya leímos, una historia i rreal y fantás t ica , porque para el europeo, Africa —que está, geográficamente, tan cerca— es un uni­verso muy distinto, tremendamente lejano, y nada de lo que en ella ocurra le resulta nunca auténtico y tangible.

Me siento fatigado, cansado e impotente, porque no encuentro las palabras, la forma de expresión que muestre cuál es mi verdadera forma de sentir y de pensar. Llevo mucho, muchísimo tiempo queriendo decir esto, gritarlo, mostrárselo al mundo, pero ahora, ahora ya en ello, me parece todo demasiado grande, fuera por completo de mi capacidad. Necesito mucho, muchísimo más tiempo aún para hablar; infinito es­pacio para escribir; pero, en el fondo, sé que es inútil, que no sirve de nada, que a nada conduce.

1 Nos cansan tan pronto las desgracias ajenas I ; Nos aburren tanto los sufrimientos de los demás 1

¿Esclavos negros? ¿Qué tiene que ver todo eso con nosotros?

P r ó x i m o c a p í t u l o :

L O S E S C L A V O S

—53

4

u n t r a j e

i m p e c a b l e . . .

es de Pura Lana Virgen No deje al azar la elección de un buen traje de lana Los tejidos de lana superior llevan la Marca Lana, sím­bolo internacional que garantiza la Pura Lana Virgen, sin adulteraciones ni mezclas. El uso de la Marca Lana se concede bajo licencia y está sometido en todo el mun­do al control de calidad del Secretariado Internacional de la Lana. Ahora ya puede estar seguro de que com­pra lana auténtica si exige esta marca.

P U R A L A N A V I R G E N

Maro RwMradj - ÍVpáxW LWS Sccretanaop Imcmacioiul Je U Lana

m i t o r i i / m i t o r i

i m i a u y i m i a u • oor Rosenr ín I latoc

A E l mal del siglo, de nuestro siglo

por los a ñ o * 1927, Mantain b a t í a dicho a «un ¡ o r e n peregrino, proce dente do « a n a s tojanasr —aom cuanta lean Richard Btocb. en un comentario os « r u r o p a » . que en/once» dirigía flomain R o ü a n d — | t E I ma l del siglo,

(odas osas inquietudes do orden iníe/ecfuai o reTo/ucfooario. no me inquietan. Son inquietudes religiosa* gao se ignoran. Todas ellas i rán o parar a 7a re/ígion».

Algo. algo, si no mucho, hay de ello. El Concilio Ecuménico y lo* Wa/es orientales de Pablo Vt boa abierto un nuero ciclo f nn cauce religioso que Temos can sorpresa c ó m o r a atrayendo a t í y absorbiendo o las rero/uciones. Lee hace justicia en lo que baya de religioso y de paro en ellas. H a b r á en ese proceso muchos vaivenes; pero es innegable gue /as casas siguen por este cauce y ya nadie p o d r á torcerlas.

Comprendo, aunque no compurfo, l a irritación de muchas personas, algunas de ol ías sin otro defecto atora! gue ser rutinarias. Pero, ¿gafen que es guien, no es rutinario? Los revo/ucionarios profesionales inte/ectuaics lo son de sus teor ías y de sus /¡Bracos. El pueblo, lo es por esencia.

Siempre las masas han xeiihk> de masa de maniobro a l intelectual revolu-cianario. Pero ellas, en sí, son tradiciónallsfas y apegadas o lo sayo y a lo que aprendieron de ios abuelos. Se adhieren a Ja revolución e r c l n s i r a m e n t é en lo gue supone cambio. Pero no van m á s a l i ó por el comino de l a renovación.

Son también religiosas. Cualquier doctrina gue no encarne en cierto modo la divinidad, no í e s interesa. Bosta haber tomado parte en as solo mit in pofítíco pora comprender que es inútil hacer comprender a l públ ico Ja relatividad de las cotas. Hay que batir e l cobre, s i se quiere gue el monstruo de m i l cabezas —una de ellas, nuestra propio testo— g r u ñ a satisfecho. Si caemos es fo debilidad de querer umtlsur y ser ponderado, e l p t ú a e i decepcionado y enfriado es ano mismo. Es cambio, s i nos dejamos l levar por e l i trémolo», nos apiaden a rabiar y nos sentamos con uso sensación mixto de asco y de sentirnos santificados por dentro.

Rusia, -vista desde fuera t ^ROSIGUE en t u contentarlo. lean Richard Blocbe 'Lo que ha muerto es lo

/ huoqeu ciánica de la revolución, t a l como el siglo X¡X l a b a t í a modelado con amor. Dando a esa ideación un rostro temporal, á r g a n o s complejos,

apropiados a un suelo, un pueblo y ano época . Rusia ha Ufado el s u e ñ o revolu­cionaria Fijándolo, ha puesto punto ¡mal a su recorrido quimérico, lo ha subor dinodo o exigentes necesidades cotidianas, lo ha devuelto, de una manera a menudo rodo e idealista, a los cuidados de l a política, de ta economía , de la diplomacia, de las luchas de ¡v idenc ias . . . »

Lo que no p o d í a suponer, en 1930, jeaa-Richard Blocb. era l a l o m a en gue esa rea l ' aac ióa . deformadora del mito, se iba realizando. Todav ía no se conocían loe detalles de l o guerra contra los mujiks, a i hab ía comen iodo lo era de las purgas, y t o d a v í a faltaba un gulngaenio paro el trotado Rlbbenfrop Molotov. Pero lo cierto es gue. tanto si se giriere como si no, donde existe l a realidad, se evaporan las ideologías . Sólo conservan sn pureza en las ceremonias exteriores de los situados y de los hipócri tas , gue es como decir lo mismo.

La Revolución Rusa, como la Francesa, como la de Cuba, pasa, o tiene gue pasar, por las tres lases: agresiva, expansiva y administrativa, por la misma razón que el hombre tiene que pasca por l a niñez, l a adolescencia, y la juventud y madures basta l a decrepitad. Es e l curso irrefutable. Hoy, en Rusia se es t á en pleno momento adMipisiygtfyDh Lo pureza revolucionaria tiene retornos cada ves m á s breves y poco Intensos, y se exhibe en uno pompa externo meramente cere­monial, sin verdadero trascendeo cia.

El arte y la fórmula T / ALE la peno de meditar sobre una reflexión de VkrdJmxr Posner gue también f encontramos es este volumen de «Europe» de 1930, é p o c a en l a cual el

optimismo de los a ñ o s veinte empieza a vestirse de timbres mas sombríos. Observamos anticipaciones gue Ioda-ría actualmente son vá l idas . En un diá logo (supuesto) entre un f rancés hipotético, hombro de letras, nacido en 1890 —boy tendría 76 a ñ o s — , y un escritor ruso, de treinta a ñ o s —hoy. sesenta y s e i s -encontramos curiosas observaciones. Por ejemplo, el ruso hace constar gue, por aquellos d í a s , ora corriente aprender l o lengua rusa en las escuelas de l a Prusia Oriental. Se discute ampliamente la significación de las dos expresiones; «escritor proletario» y «compañe ro de rata», o de viaje, y el ruso defiende l a censuro política, con razonamientos m á s bien bizantinos y con el « m á s eres tú». Los editores, directores de periódicos, e tcé te ra , también, o su modo, ejercen la censu­ro, e tcé tera . El francés alude al «revolucfonario» por esnobismo mundano, tan (recuente en todas partes, basto el panto gue se ha podido sostener que, sin los esnobs, los revoluciones se r ían imposibles..

El intelectual f rancés conviene en gue. en e l arte contemporáneo , del a ñ o treinta, «el arte hab ía ca ído en los fórmulas».

El ruso, a sn ves. objeta gue, «en el arte de las grandes épocas , siempre ha sido caracter ís t ico un impulso que sobrepasa e l arte mismo 7 que, sin embargo, "ra e l resorte oculto del susodicho arte. Los artistas cristianos, el Renacimiento, el Romanticismo. »

Admite gue ello «es difícil de expl icar» , y acuso a los franceses de ser ' d e s c o r a z o n a d o r a m e n í e poco fanát icos». La literatura francesa de 1930 se com-ponía —según e l eslavo— «de ana multitud de casos individuales» , y nada m á s . Soluciones indrviduales. No ero. pues, aso literatura, sino ano serie de señores que b a d á n literatura. N i un arte, sbto una serie de gente gue. cada cual de por sí, bac ía arte. Faltaba patitos, fanatismo.

Con ligeras correcciones, por l o gue o Francia se refiere, resulta perfecta "•ente actual «I comentario de 19%. Y eso que entre aquellas l íneas y nuestro •'empo se interpone, nada menos gue, l a gran coavuls ión de 1939-45. Pero las 'deas, como los fantasmas, «se filtras por las p a r e d e s » .

r

2 5

1

A N I V E R S A R I O

G I L I m u e b l e s / d e c o r a c i ó n

LUIS G I L I SERRA JOSE G I M K N E Z - S A L I N A S

Desean expresar el más profundo agradecimiento

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y futura, poniendo a contnbuciór su fabricación especial de muebles

y su establecimiento de tapicería.

L TAPICERIAS G I L I

MU N TAÑER. 248

G I L !

55

S u a s p e c t o e s s a l u d a b l e . . . p e r o ¡ c u i d a d o ! Esta es la llamada ante un gran peligro. Efectivamente.el Cánceres un terrible mal que a todos nos amenaza... pero queremos este año lanzar un MENSAJE DE ESPERANZA, DE ALEGRIA... y de PRECAUCION porque el CANCER PUEDE SER CURADO. No tema al Cáncer, pero prevéngase a tiempo. Po»que... Ha pensado Ud. alguna vez que, a pesar de presentar un aspecto físico, inmejorable, se tiene el Cáncer latente? Hoy día el Cáncer es curable en casi el lOO'/o de los casos... y ello es posible muy fácilmente: tratándose a tiempo. El diagnóstico precoz, descubre el Cáncer, mucho antes de que aparezcan los síntomas peligrosos. Conserve su salud... le necesitanl Hágase un reconocimiento médico, una vez al año como mínimo... es la única forma eficaz de combatir a este mal, que cada año causa miles de muertes innecesarias. ES MUY FACIL PRE­VENIRSE CONTRA EL CANCERI... Y ayúdenos con su donativo a seguir luchando. L a p u b l i c a c i ó n de este anuncio ha sido posible gracias a la generosidad de:

ta ai C O m

A I S C O N D E L S O C I E D A D A N O N I M A

por Jorge Bonet Rovlra

tJohmj Sera» es un espectáculo musical óe la RAI. reali­zado con mucha imaginackm j no exento de buen humor,

que cuenta con un número considerable de adeptos

INFANTIL, TURISMO Y ESPECTACULO

cha dr alcun concurso in-terMnntc.

Por n o . igual auo M U ocurriendo en Francia, co­mo ha puado en Italia, y en Alemania, en nuestro país se experimenta una re­gresión televisiva Quiero decir que. con la mayoría de edad de los espectado­res ante el recaptor, éstos han superado ya la faae de los programas complicados y de gran espectactdaridad. Ahora vuelven a los deta­lles simples, a las emisiones faclionas, a tos concursillo» que sólo aspiran a divertir, a los «shows» de nuevos va­lores. Con la reoeticMn de las actuaciones de las gran­des estrellas, el público em­pieza a interesarse por los cantantes desconocidos, por los que se Inician.

¿Por qué todo esto? No lo sé. Tal vez teodremos que buscar la explicación en el ponto de vista que sostiene Jcan d Are* tale de loa Ser­vicios de Televisión Cultu­ral de la UNESCO y duran­te mucho tiempo uno de los valores-clave de la O.R.T F Jean d A rey asegura que ha­mos superado ya la época de las grandes retransmi­siones en cadena, de la Enroviaión y de la Mundo-visión. A l telespectador le interesa ahora.-nirfvamente. lo que ocurre en su ciudad, en su barrio residencial, en torno a su casa. Lo regional y lo local, ae aaU imponien­do —dice Jean d'Arey— a todo concepto que tienda a los gustos de tipo nacional

p i T E N T A R I contestar a 1 una carta de un amable lector. Desde que abrí el so­bre hasta el momento de escribir estas frases, no ha transcurrido ni media hora Lo que me dice no es nue­vo Ni es urgente. Ni tiene mucha razón en sus pun­to» de vista. No obstante, interesa Afronta un tema actual, oue precisamente es­tos dias ha tenido bastante preocupados a un buen nú­mero de críticos de TV; en especial al nuestro. « Fran­cisco Zaragoza, que es quien hace loa comentarios valorando la calidad de los programas y emisiones. Yo no. Yo aólo me ocupo de lo que podríamos llamar te-más de divulgación.

Mi comunicante me habla de programas Infantiles. Di­ce que siempre son lo mis­mo, que no sa divierte, que no gustan a los niños.

Puedo asegurarle, distin­guido lector, que un buen número de niños se divier­ten. Y puedo asegurarle que son mucho más los que lo hacen desde sus casas mi­rando la pantalla de tele­visión, que los que se en­cierran —en número de 25. 30 o 40 o qué sé yo cuán­tos— en uno de los estudios de MI ra mar o en el Teatro Opera de Hoapltalet de Uo-bregat cuando es necesario. Ignoro el procedimiento que se utiliza para que esos ni­ños puedan presenciar la emisión, asistiendo a ella como concursantes o sim­ples espectadores, pero ten­ga usted por seguro que si se dirige al director de «Día de tiestas no habrá ningún inconveniente en que tam­bién sus hitos puedan inter­venir. Ahora, sobre lo del antobús y sus explicaciones de q je viva fuera de Bar­celona, cao ya es una cues­tión que es muy poaibe no puedan resolvérsela loa en­cargados de .Dia de fiestas Escríbales usted. Le contes­tarán, estoy seguro, y es probable que puedan resol-v«r su problema.

otra parte de su car ^ hace referer-cm al nue v& programa «Conozca us-'«I España»

Bien, intentaré darle la versión que YO tengo de es­te programa, que. a juzgar P*» •* orineioto —el referi­do a Las Rambla»—, ha de l"»er mocha areotación. SI. *J- No lo digo con nt inl in. J-cmocer nuevas tierras, sa­ber cosas de nuestro país es una forma como otra de ha-c*r turismo v de documen­tarse.

A S I O P I N O por FRANCISCO ZARAGOZA

r o s a/tcitma/Ua etpa*oU$ al fútbol ** catón de enhorabuena Varias ra-tranimisiones de tai especie llevó a cabo Televisión Española últimamen­te. La primera de ellas, correspondien­te a la eliminatoria para la Copa de Europa entre el Real Madrid t el In­ter, de Milán, gue tuvo tugar el miér­coles, y la sevunda, a partido de ida de octavos de Unal para la Copa de Su Excelencia el Generalísimo, entre el Valencia y AtUtico de Madrid. Más tarde también ofreció el partido que jugó el Barcelona en Mallorca

La emoción, desde luego, tuvo el punto más sobresaliente en el primero de ¡Os do» encuentros retransmitidos: pero también el segundo hubo de aca­parar aficionados ante el receptor, aunque en menor escala.

El deporte twoo aún más difusión en Televisión Española últ imamente. Sus cámaras fueron plantadas en el circuito de Montjuich para captar las incidencias del Primer Gran Premio Automovilista de Barcelona. De modo que el imperativo de la semana fueron ambas facetas deportivas. Para loe amantes del «arte de Cucharen, las corridas de la Feria de Sevilla fueron un gran aliciente.

VARIEDADES JJOCHE del sábados tuvo, hace

unas semanas, do» características especiales: la primera de ellas, que fue emitida a una hora totalmente desa­

costumbrada: las nueve y media de la noche; y, la segunda que trató de una retransmisión desde un recinto ferial, en Sevilla.

A través de dicha retransmisión ar­tística, el espectador no goaó de no­vedad alguna, puesto que las figuras que actuaron son de sobra conocidas merced a la* múltiples ocasiones en que han intervenido en tNoche del sá­bado» o programas similares. Cabe destacar al pianista Arturo Pavón y al contante Luis Mariano, quienes dentro de su calidad 9 de su arte no ofre­cieron otra cota que t u personalidad bien marcada, aunque de sobra apre­ciada a través de los programas artís­ticas que presenta periódicamente Te­levisión Española.

DUPLICIDAD r V A a dio. el Segundo Programa de

Televisión Española se convierte en el «dobles del Programa Nacional. Cada día es motor el número de espa­do» que, una vez transmitida por este último, son proyectado» por el canal UJ iS . Ahora le ha tocado el tumo a «Tiempo y /tora», de Jaime de Armi-ñán.

Paulatinamente, el Segundo Progra­ma constará de lo» mismo» espacios que el primero: son ya, «Viaje al fon­do del man, sNooelta, tEitudio 1», «Tiempo y hora». tEmbrujada». «Los invencibles», l E t a ü a en Hi-Fi», «Do­cumental» y los viejos eArresto y jui ­cio» y «Dick PoweU». A este paso, el Segundo Programa no tendrá nada original y debiera ser todo lo contra­rio. Mantener de este modo tal canal para repetir los programas transmiti­dos durante la misma semana, o la anterior, por el Nacional, es un modo como otro de engaitar al consumidor; en este caso, el telespectador.

Claro, no vaya usted a in­terpretar estas palabras co­mo una valoración de «tal o cual emisión» No. Yo aólo me refiero a la idea. Si des­pués la desarrollan bien o de modo deficiente, esa ya es harina de otro costal. Sin embargo, los inicios no han sido malos. Todo lo contra­rio. Creo que cualquier bar­celonés se sentiría satisfe­cho con el resumen ram-blistico de Nuria Esperl Tampoco convenia, tampoco era lógico ofrecer una v i ­sión apretada, masiva, de esas mil cosas y casos oue constituyen la personalidad de la más famosa vi» urba­na de la Ciudad Condal. Si hubiesen tenido que «co­mentarlos todo, es muy po­sible que habrían tardado vanos dias. Disponiendo de tan poco tiempo, es menes­ter abreviar mucho.

A pesar de todo, «Conoz­ca usted España» no es más que una serie de reporta­jes, oue Televisión Española presentará todos loa viernes con el objeto de mostramos los rasgos más peculiares de las tierras españolas. Y ca­da viernes se encargará de «contarnos» una figura fa­mosa, la mayor parte de las veces. De ellos, se conocen ya los siguientes reportajes: «Las Ramblas», presentado por Nuria Espert; «Depor­tes vascos», por Baasarí; «El Museo del Prado», por una t u r i s t a norteamericana, y «La vida en un cortijo», por Alvaro Domen

V por último, la tercera parte de la carta de mi amable comunicante, me ha­bla de loa llamados «shows» o espectáculos

Si. cuanto usted afirma es cierto. No obstante, el es­pectáculo es quizá la espe­cialidad televisiva que cuen­ta con mayor número de adeptos. Nadie protesta por la aparición de una arto-rita que cante. Y en cam­bio si cuando ocupa la pan­talla un señor muy s e r í a que durante eouis minutos nos tiene preocupados con su conversación seria sobre puntos de vista, muchas ve­ces discutibles.

La mayoría de televiden­tes, masivamente considera­dos, reaccionan con m á s complacencia frente a un espectáculo que ante cual­quier situación o guión dra­mático. Esa mayoría consi­dera la televisión un medio pora divertirse sin salir de casa y. en familia, comentar, discutir, acalorarse incluso, tratando de seguir la mar-

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— 57

p o r J o s é J i z x x é :

A P R O P O S I T O D E U R E L I G I O S A

LA protiibicMo de la película de Jean Loe Oodard. cLa Betlgloaa», baaada sobre la obra de Denla Dlderot del adamo nombre, ha levantado en Francia ana

enorme polémica qoe parece noa está salpicando de algona manera: pero no ea mi Animo entrar en eüa , entre otras cosas, porque desconozco el f i lm y, además , porque todo el asunto es seguramente ana cosa paramente laica j d r i l o indaso política qoe me Uerar ía muy lejos de la IntencMo qoe tengo a l redactar estas l íneas : refle­xionar simplemente en tomo a la gran novela de Dlderot ( 1 ) .

Quisiera reparar, sin embargo, en la ros de algonoe cristianos franceses de gran relieve como el abate Marc Oraison. el dominico padre Chartier o sor Mar ie Rdmond qoe no han encontrado en el f i lm ningún peligro de Interpretación qoe pudiese repercutir en el buen nombre de la Ighals o de laa Ordenes religiosas. T , en realidad, un hombre de fe r i r a e informada no teme ni a la critica más in­justa de esa su fe o su Iglesia. Sabe matizar entre las m i l coeattones doctrinales e h is tór icas de un argumento o tesis y hasta proyectar so bondad y la limpieza de coraste. Indaso sobre un campo de cieno, para hal lar all í ana flor solitaria pero hermosa: un mensaje de valores que haga perdonar o comprender d resto. T este Jaldo penetrante y amoroso es seguramente el que se exige a todo cristiano y no d diaparo de anatemas o escándalos .

Pero convengamos en que este Jaldo es todavía hoy. en la p rác t ica , muy mino­r i tar io , y qoe d cristiano medio, exactamente cono d hombre medio de cualquier otra creencia o ideología, DO m a t i z a r á hasta este punto ni macho menas. No dispo­ne de instrumentos intelectuales, ni ca tegor ías teológicas o morales para hacerlo. Durante siglos, por d contrario, se ha nutrido m á s de hagiograf ía qoe de historia y , a cansa de haber fabricado una historia de la Iglesia triunfalista e idílica y de haber hecho solidarios el misterio sobrenatural de la Esposa de Cristo y d com­portamiento humano con frecuencia sencilla mente anticristiano de muchos de sus miembros y hasta de sos ministros, ahora hemos llegado a una s i tuación en qoe el conocimiento de ciertos hechos de esa historia eclesiástica puede llevar consigo basta ana crida de fe. Y eOo me parece la última de las desgracias y hasta de las tonter ías , pero no es menos real por eso.

Por d contrario, en res de na r r á r s enos aquella historia como desarrollada a golpe de milagro, debió decírsenos, desde la catequesis, que é r amos los nietos de los inquisidores y loa cruzados y su cortejo de aciertos y cr ímenes y no haber intentado disimularnos estas cosas, cuando no hasta de Justificarlas y bendecirlas sacrile­gamente. Debió en te rá rsenos de las pág inas m á s negras o más débiles de la Iglesia —cruzados e Inquisidores son puras alusiones pero no las m á s extremas que podr ían aducirse y es Justo no olvidarlo—, comunes por lo d e m á s a las restantes p ^ g * " " de la historia humana y qoe sólo indican d peso y la flaqueza de esta nuestra condición, qoe Cristo asumió en una tremenda aventura hasta cargar con todo nuestro cieno y nuestra sangre derramada y hundirse en la desesperanza de un minuto de la c ruz : «Dios mío, ¿por qué me has abandonadoT>

Si. además , nuestra autocr í t ica también hubiese sido m á s temprana en la his­toria, quizá nos hubiésemos ahorrado qoe gentes e x t r a ñ a s , como Dlderot en este caso, vinieran a hacérnosla . Porque, como tema central, «La Religiosa» de Dlderot es un ataque a l indiscutible hecho his tór ico —necesariamente derivado del tác i to acuerdo entre d poder real, las grandes familias y la Iglesia para defender d «honor* famil iar y d dinero contra los bastardos— de la reclusión involuntaria de las Jóvenes i legítimas o segundonas en un convento. Y luego un ataque Igualmente violento a ciertas p rác t i cas de ferocidad a que el fanatismo religioso y las ideas estrechas, perfectamente anticristianos, han dado lugar en algunos de esos reductos monacales, o a la corrupción de costumbres habida en ellos en determinadas épocas .

A loa que conocen la historia de la Iglesia, nada les descubre Dlderot y es suficiente repasar los sermonarios —Bossuet, por ejemplo, había denunciado ya muy severamente esos enderroe forzados en los monasterios—, los libros peniten­ciales o los decretos sinodales y conciliares m á s viejos para comprobar que la Iglesia DO ha estimado imposible o improbable qoe hasta el m á s alto de sus minis­tros cayese en el pecado m á s bajo o en d crimen m á s vulgar. En este aspecto, pues, Dlderot poede dramatizar, y lo hace genialmente por cierto, pero ese genio no alcanza a igualar nunca d propio natural dramatismo que se nos comunica en la seca lectura de machos procesos eclesiásticos. N i siquiera nos da una visión m á s negra, sólo m á s declamatoria y sectaria.

Y sectaria en m sentido técnico —aunque también en su m á s obvio sentido— porque, con «La Religiosa», Dlderot t ra ta de demostrar una ideología propia. «La tesis de Ii iderot —ha escrito Roben Manzi, y con entera razón a mi entender— es qoe la vida del convento destruye los sentimientos naturales y suspende las "fun­dones animales". Por lo tanto, un ser humano en d que e s t á n pervertidas los afectos propios del hombre y a la vez inhibidas las fundones generales que unen a l hombre al conjunto de los seres vivos, llega a ser necesariamente una cr iatura monstruosa.» Y, en efecto, todos los personajes monacales o religiosos que apare­cen en esa obra son, de alguna manera, monstruos: es decir, desequilibrados y esca­samente humanos; incluso los qoe en la obra aparecen como personajes positivas y virtuosos: la super ior» «madame» de Moni, por ejemplo, o «monsieur» Hebert, d a rchid iácono «Justo, pero nada sensible, era d d n ú m e r o que han nacido desgra­ciadamente para practicar la v i r tud sin experimentar la dulzura, que hacen d bien por espír i tu de orden de la misma manera qoe ra « m a n » . Asimismo, la dulce sor U n a l a , que muere de terror, y d padre Lemdne, honesto pero ant ipá t ico y dictato­r i a l . K l único ser poro e Interiormente Ubre, física y espirltualmente equilibrado, es Suzanne Simonin. la protagonista, qoe no acepta en su coraste la «perversión» de la vida religiosa. Así qoe es su crimen «contra na tu r a» lo qoe Dlderot reprocha a l cristianismo, a l menos en esta alta manifestación de su espiritualidad qoe es d monacato: e importa luego muy poco que se reconozca en «La Religiosa» la vida pura y esplrituabnente elevada de ta l o cual personaje. El lo se hace como a con­trapelo de su vicio or iginal : esa profesión religiosa.

No se trata, pues, de una obra puramente anticlerical —lo clerical en mi opinión es una patología de lo sacerdotal y . por lo tanto, lo anticlerical es ya una postura muy cristiana— pero ni siquiera a n t í e d e a i a l : «La Religiosa» es, sencillamente, ana

5 1 ^

novela anticristiana, de un anticrlstianlsmo muy dieciochesco, basado en d absoluto de la naturaleza y que luego el anticlericalismo del X I X va a prodigar machaco-namente con del tas ribetes de dentifismo y sentimentalismo. N I que dedr tiene qoe nuestro tiempo, tan cerrado al sentido de lo sobrenatural para d que tiene una especie de daltonismo, ni lo repite siquiera: es tá convencido de él. En un sentido muy distinto del de esos siglos, por supuesto, pero no menos cargado de erotomanla.

Es curioso, d n embargo, qoe d «Index» de libros prohibidos, tan fácil para condenar la mínima libertad de espír i tu y aun d mismo inconformismo intelectual de r a í z cristiana, no haya incluido en sos p*e«"»» a «La Religiosa», de sentido tan claramente naturalista. SI no hubiera habido mejores razones para comprobar su caprichosa confección, é s t a seria una de d í a s ; pero ahora nadie suelta ya con «Indices» y prohibiciones, que, como pura manifestación psicológica llevada a veces a l paroxismo o a la psicosis, vendr ían a abonar las rntamm» tesis de Diderot de que la m á s profunda libertad humana es imposible en d cristianismo. No se trata, pues, desde d ángulo paramente « d e d a l , n i siquiera de aceptar gozosamente la prohibición de esa película, m á s bien de lamentarla en algún aspecto y aunque ello sea aceptable desde un punto de vista puramente civil , sino, como antes insinuaba, de hacer profundos exámenes de conciencia sobre nuestra praxis cristiana de siglos qoe haya dado pie a esas interpretaciones del cristianismo. Por ejemplo, esas vidas religiosas humanamente fracasadas o sencillamente taradas, como por otra parte tantas vidas mundanas, por no haber comprendido que el sentido último d d cris-tiantamo y , por lo tanto, de toda Regla religiosa es d amor y no las p rác t i ca s o las penitencias o los otros puros medios humanos de dominio propio o de expresión de ese amor.

Precisamente la conquista más profunda de la ciencia moderna en el orden antropológico ha sido, como ha escrito un agnóst ico como d biólogo Jean Rostand, el mostrar que d egoísmo es lo más opuesto a l cumplimiento incluso de lo biológico en d hombre y d amor, por d contrario, su cumplimiento perfecto. De modo que cuando d despego de si y d amor de entrega personal ha faltado en los monasterios cristianos, como en cualquier otro lugar del mundo, se han dado las neurosis y todas las otras patologías físicas y psíquicas que nuestro pueblo ya había advertido en ciertas personalidades religiosas, muy pagadas, por ejemplo, de su castidad, su cumplimiento religioso o su ortodoxia: « p a r a s como ángeles, soberbias como demo­nios». En este sentido la obra de Dlderot, tan interesada por los problemas que pudié ramos l lamar médicos de la libertad humana, enlaza con la reflexión cristiana de hoy en torno a las bases somático-psíquicas de una fe para y au tén t ica y al conocimiento lúcido y despiadado de uno m i a ñ o para que Cristo no sea confundido, por m á s tiempo y por nosotros mismos, con un refugio de nuestros complejos, un pródromo de nuestras sensualidades y egoísmos, una compensación de nuestras f rus traciones, un dique o evasión a nuestros miedos m á s pr imit ivos; para qoe veamos en él solamente al Salvador, H i jo de Dios cuyo amor se acepta con entera libertad.

Y no es m á s exigente Diderot que un cristiano consciente de nuestros días en rechazar todo «ersatz» o sucedáneo de la fe, o esa «fe» hecha de sentimientos, presentimientos y necesidades pospnberales con que los hombres a veces nos forja­mos un Dios demasiado ant ropomórf ico: un Dios-abuelo de luenga barba, casi trasto Inútil y muy decorativo, o un Dios de batallas sangrientas, ramo un viejo ídolo, y con d que aporreamos a nuestros enemigos. Pero un cristiano, y en realidad todo hombre moderno, tiene también más comprensión intelectual y cordial que un Diderot o cualquiera de aquellos hombres dieciochescos que, cuando hablaban de libertad o fraternidad, por ejemplo, manejaban, como deda Marx, ana pura Idea, una «móna­da a i s lada» . Y este hombre de hoy es más consciente de esta pobre condición humana que. en su afán de cumplimiento y ascensión espiritual, corre el riesgo de confundir los caminas y hasta de bajar a regiones Infernales. Quizás en d plam religkwo m á s qoe en otro alguno, sobre todo cuando, como sucede con el espíri tu d d Evangelio, ha sido vivido en los moldea psicológicos religiosos naturales y com­prometido en m i l avalares históricos de espaldas a ese mismo Evangelio, cuya fuerza evidentemente destructora y liberadora de los más queridos mitos humanos, incluidos los religiosos, ha aterrado siempre a los hombres y los signe aterrando.

Pero a estas altaras de la historia de los hombres y en este momento de la condéne la h is tór ica d d cristiano qoe parece decidido a no Jugar más al cristia­nismo, como decían Kierkegaard o don Miguel de Unamuno, ese alegato de Diderot a favor d d hombre contra lo sobrenatural, cuya verdad y eticidad en aquel mo­mento d d siglo X V I I I podían parecer Insoslayables ante la incomprensión de lo sobrenatural o su caricaturesca presencia histórica, ya no tiene mayor sentido para nosotros. Para un humanismo que ya no ve en Dios su enemigo, ni para un cristia­nismo que sabe que no puede testimoniar su fe d no cumple antes perfectamente su condición humana. Y a este propósito es ineludible dedr que d acierto literario de «La Religiosa» no honra, sin embargo, al novelista en un plano moral, pues puso m á s empefio en declamar contra las desgracias imaginarlas de su Suzanne Simonin, hi ja de su imaginación, que en l ibrar a Margari ta Delama rre de so encierro real e involuntario en un convento, hecho que estuvo en la base de la tnspiracióc de la novela. Y es qoe también la l i teratura, que quiere ser la expresión d d más puro humanismo, puede pervertirse; y muchas han sido ya sus víct imas sangrientas.

(1) «La tUUgtoaa» es una nootía eterita en forma de carta en la que $e narra per t u misma protagonista. Suzanne j l amáis , n> imgrao la ñola a forjo ea el convento de Longchamp, al que te resigna, «a fin. cuando te antera que es hija ilegitima,

A l morir ¡a tuperiora, tmadamet de Moni, un* mística visionaria g torturada Suzanne es tratada por la nueva tuperiora y la comunidad entera como una réproba y sometida a penitencial tódieat w delirantes. Pero cuando, eos la ayuda de ust sacer­dote, un abogado y u * tribunal eclesiástico amelgue escapar de aquel infierno, va o dar a otro monasterio, tí de Saint-Eutrope, donde te convierte en victima de la eroto-mmuim de la sayeriors que meaba muriendo loca. Y otra vez te escapa Suranne, pero ayudada de un fraile que no es precisamente un espejo de castidad y del que te tiene que Ubrar a t u vez. Todo eüo es lo que cuenta Suzanne a t u protector, tí marqués de Croismare. En la peücula de Godard te ha de - tmviora p perdón s Dio*

P A N O R A M A D E A R T E Y L E T R A S

p u Jbiib ¡ , i \ i t ¡ i > r

E L E S C R I T O R

A N T I C U A R I O

CIEMPRE pensé que esta segunda profesión de

anticuario que ejercía con tanta competencia el escri­tor Miquel Uor, no obede­cía tan sólo a puras razo­nes económicas. Viéndole en su primera tienda de la Baixada de Víladecols. o en la de estos últimos años en Tossa, y más aún en su pi­so de la plaza de San Jai­me, me daba cuenta de cómo las caobas isabelinas y el oro desvaido de las cornucopias servían para protegerle de no sé que ex­traño peligro. Parapetado detris de estas reminiscen­cias de otros siglos, al es­critor se le hada más fácil seguramente seguir por aquel camino de nostalgias y de recuerdos que escogió una vez para siempre. En cierto modo continuaba existiendo para él aquel mundo que imaginaba fe­liz, aunque sólo fuera por contraste con una vida que se le hacia cada vez más incomprensible. Las cosas calladas y silenciosas aco­taban el propio silencio, la voz desmayada y ondulan­te, la intermitente lamenta­ción por tantas delicadezas y elegancias perdidas.

Ya se sabe que cualquier «belle époque» es una pura invención literaria y que son siempre peligrosas es­tas actitudes que nos ale­lan de la vida que nos toca. Pero produce una cierta emoción ver a un hombre que se obstina en ellas co-

si defendiera desespe­radamente el último reduc­to de una fortaleza. Y no Podemos menos que agra­decérselo porque nos re­cuerdan de dónde venimos, aun deformándolo como uno de estos espejos des- lustrados que tanto amara el escritor. Y esto no sólo es hermoso, sino también

A t a

lm transcfndentml tmportanaa que acarrea la oofcMtfmeta i e elementos dispare* f variados en coda punto y momento del devenir histórico europeo para llegar a formar esta mentmHdad.

El «Mofeé» de Migari AagH

U N A C L A R A V I S I O N

D E L A H I S T O R I A Y L A

C U L T U R A E U R O P E A S KDMIRABUC y digna de todo

elogio es la labor que ha He-vatio a cabo el profesor de la Universidad de Lieja y miembro de la Real Academia de Bélgi­ca T. Vercauteren. condensando en t u tAtlas Histórico y Cultu­ral de Europa» ei caudal de no­ticias, conocimientos de todo ar­den, observaciones y juicios gue en tí ha reunido. No ha ti utmdu el autor de suministramos una relación exánime de hechos, di­nastías y acontecimientos más o menos transcendentales referi­dos a este y otro país pero pre­sentado* como para sucesión de monarcas y magnates, de gue­rras y pacto» desvinculados del puebío sobre cuyo* espaldas caían sus resultados, y i tn nin­gún sentimiento del conjunto de causas y accidentes gue lo» en­laza y unifica, sino todo lo con­trario

Partiendo de tu idea central, la unidad de Europa, esta unidad gue a despecho de rnaHdade* lo­cales gue, por extensa que sea t u área, no defardu nanea de ser Hmitmdat y miopes frente a la enorme importancia de la in­tima comunidad gue las borra toda» y hacia cuito triunfo total ton tantos lo» esfuerzos gue te encaminan, el profesar Vercaute­ren ha ido hasta el fondo de la cuestión, ermlando con la efecti­vidad de la» cotas y sus motiva-dones a través de las grandes

V í c t o r C o r r a l ESCULTURA SOBRE MADERA

S A L A J A I M E S dt Gracia. 44

corrientes de idea», de senti­mientos, de aspiraciones y anhe­los y las circunstancias gue mol­dearon y eum u uaroa t u apttet^ dón a la fluctuante y varia rea­lidad humana.

Es ésta tan compleja y multi­forme gue t u enfogue de una manera eficaz sólo podía ser ¡la­vado a término con un total de­sasimiento de cualquier previo dogmatismo y K M completa exención de apasionamiento por él particularismo gue fuese. Ello es lo gue ha procurado, y logra­do, también, el profesor Vercau­teren, cuyo espíritu abierto y cuya claridad mental, ayudados por una documentación seria, gue le ha permitido construir la síntesis t i n olvidar ningún de­mento de importancia, con la limpidez más accesible y una sustanciosa brevedad. Lo déci­mo» por cuento. «I bien las pá­gina» de su estudio no resultan ciertamente pocas (pues llegan a cerca de doscientas cincuenta}, ni tampoco chicas, ya gue ton de formato 25 x Ú compuestas a do» columnas, no puede decir­te, dada la vastedad y compleji­dad del tema, gue d autor te haya extralimitado en t u exten­sión, lo gue hubiera podido des­pertar en d posible lector algún recelo con respecto a su posibi­lidad de abordarla con prove­cho. Asi. d autor, en un alarde de concisión para ponemos fren­te a lo gue no» refiere y explica •obre el magno acontecer de la formación de nuestro continente con toda su fuerza y vtvidez. completamente Ubre de super­fluidades y lagunas. De acuerdo coa la» tendencia» actnalei de la historiografía —y no se ne­cesita ser un fanático de la épo­ca para darte cuenta de la efica­cia ordenadora y ciasificadora de la orientación gue lleva en esto» terreno»—, te acomete en d libro la puesta en relieve de

este sentimiento de la religión. 1 p i e la

ciencia que. por encima de cual-d d derecho, de la moral

en «I sentido tnttmo de influen­cias, repercusiones y raaeriOllM originadas en los acontecimien­tos de todo arden gue d profe­sor Vercauteren no* refiera.

Mapas, üustraciones con retra­to*, reproducciones de obra* da arte, edificios y momwmamtc» an­tiguos y modernos y demás, así como bumo» intiost gue facili­tan d manejo d d libro, tomplt tan d interés de la lectura d d mismo.

JUAN CO« T E

• «Atlas h lítortco y cultural da Europa», por F. Vareautarcn. pre­

da U Uní

guier diferencia innegdble y Mea patente uemto por d io mismo, prectoaa por* la consti­tución perfecta de dicha usti-dad—, hemos quedado en llamar Europa. Arte, deuda, economía. religión, uso* y costumbres, po­lítica, etc. todo ha sido valora­do en m medida justa y nece­saria y visto en tu contexto vi­tal, en relación con las demás facetas de la mentalidad y modo de ter y actuar de t u medio, pa­ra comunicamos esta visión glo­bal de sus fenómeno* y penetrar

NOTAS DE LECTURA

Universidad da Uaja, Mlembm da la Real Acadanüa da Bil í lea MO pp. 474 lluatraclaoca en blanco y negro, directo, 4 ilua. tradonaa a todo calar, U mapas en colora» y 17 en grabado plu­ma Wlrloaai Nauta. Barcelo­na.

.ROMANO CUAtDINI»

Ediciones Cristiandad, 344 pags.

T A S primeras nottrta» de Ro-BWMa Guardini nos Desa­

ran a través de unas «gVwaa» orsianas publicadas en 1929. Casi simultáneamente apare­cía en «Le rosean d'or», de Jacques Maritata, la traducción francesa de «Wom Oeslt der Uturgle». I * lectura de este l i ­bro angular en el que un pen­sador alemán, con nombre y sangre ItaHanan, propugnaba una ofensiva contra el romanti­cismo del «ethos» en nombre de un nuevo dMcMM— del «logos», todo en abierta oposición con el espíritu fáustico peculiar al alma septentrional, despertó en la mayoría el deseo de conocer mejor la obra del autor, pero, habrían de transcurrir más de veinte años basta que sos l i ­bros empelaran a difundirse en­tre nosotras y eso gracias a las numerosas traducciones em­prendidas por Guadarrama y Palmos, de Madrid, y Dtaor. de Santander. Hoy el lector espa­ñol dispone de algunas de los libros clave del pensamiento guardlnlano —«El S e ñ o r » , «Mundo y persona», «SI poden. «Si ocaso de la Sdad Moder­na.. .» —f. precisamente a la vista de tan amplios materiales, empernábamos a sentir la urgen­cia de un estadio a fondo sobre este pensamiento, estudio que pudiera prestar positivos servi­dos a ruantnw, cautivados por unas enseñanzas vivas J pro­fundas, sintieran la necesidad de sistema tirar, en lo posible, el caudal de adquisiciones inte­lectuales que supone la lectura de Goardlnt

SI P. Alonso López Quintas. O. M que es una de las per­sonas que más ha contribuido a promover en Bspafta los esta­dios guaidtaianas, nos ha ofre­cido ahora este estudio preli­minar con el titulo muy ezpli-tlco de «Romano GuartUni y la dialéctica do lo viviente». Estu­dio metodológico, sí. pera aco­giéndose a un orden más pas-raltano que cartesiana Eso quiere d e c i r multiplicar las perspectivas con tal de proce­der mejor al asedio de un pen­samiento, que, siendo unitario y orgánico, se traduce en múl­tiples irradiaciones dispuestas txsM'éiiUlfamcntr T o d o di­manando de un enérgico afán de abarcar la rxtstenria en su máxima plenitud T resulta que el autor del libra gasa del pri­vilegio que representa sumar a una lectura Intensiva un co­nocimiento personal y directo del hombre. Sao le ha permiti­do Inyectar a sus explicaciones aquel fervor cordial que única­mente pueden inspirar las HT-ciones orales prodigadas por tí insigne pensador alrmán, Lee-dones, decimos, porque por en­cima de todo destaca la catego­ría de pedagogo de alto estilo que es el rasgo preeminente con el que mejor caracterizar

a este espíritu superior, al que nada de BMMMa pertenece al — M t o de la cu i t an le es ex­traño, r i a lunw que Guardinl ha escrito sobre Sócrates. Dan­te, Pascal. Doetoiewskl y RUke, Por lo demás, sieiignc se ha mantenido al nivel de lo con­creto, sin que este lastre exis­ten clal sea en detrimento de la reflexión y la serenidad que han de darse en todo auténtico guia espiritual. Guardinl ofrece el espectáculo de la personali­dad en la cual conviven armo­niosamente el más Tiro entu­siasmo con las disciplinas inte­lectuales más rigurosas.

TmposiMf entrar en porme­nores sote» las distintas mate­rias tratadas por Alfonso Ló­pez Quintas. Antropología y cosmovislón Cristis ñas al nivel de los tiempos presentes; con­cepto e intuición integrados en una dialéctica de lo viviente; diagnósticos sobre la e n pre­sente formulados a la luz de la esperanza cristiana, todo, pre­cedido de una rápida evocación de las actividades prácticas —propulsar de movimientos Ju­veniles, profesor, conferencian­te— que Romano Guardinl comparte con su intensa labor literaria. Y terminamos aco­sando recibo del últ imo titulo aparecido en castellana S i «Preocupación por el hombre». (Guadarrama).

I. f.

P i e s c a n s a d o s

(

Para eliminar el cansancio y el

con Salir»loa Hodell (sales sa-M — n « r dodfkadni^mmg efi­caces). Esta agua desaparecer la ssnmrtón da ar­dor, reduce la hinrhaartii y vuel­ve los pías trascas y Mgirci. Los callos reblandecldoa aa ex tiipan más fácftnrate. noche un baño de Salir»loa Bodefl y

H después de un de pies con Saltratoi Boóan

i Je con Crema

las taimadaa. Prado

P A N O R A M A D E A R T E Y L E

« L A S B R A S A S » , D E

F R A N C I S C O B R E V E S

por MIGUEL DOLQ

M O habrán sido pocos, me imaRiau. los lectoves o críti­

cos que. al consultar, desde hace dos años, el raliosisimo »oJu-meo «Cinco poetas del tiempo», de José Olivio Jiménez, se ha­yan sorprendido por hallar mo­co a los nombres de figuras lar­gamente consagradas —Vicente Aleizandre, Luis Cemuda, José Hierro. Carlos Bousoño— el de uno de loa poetas más (óvenes del momeólo. Francisco Briocs K la sazón habia publicado Brí-oes uo único libro, de breve ex­tensión, «Las brasas», galardona­do con el premio Adonais. José Olivio Jiménez parecía buscar una justificación a su actitud, aparentemente arbitraria: sentía cumplirse con «Las brasas», co­mo acaso con ningim otro libro de la lírica española actual, en sus más profundas implicaciones el concepto rilkeano de la sole­dad como hogar v sostén de la poesía

La defensa del inteligente cri­tico era va. por estas mismas pa­labras, suficiente. pero acaso superflua , Merecía, en suma. Francisco Brines. por el solo l i ­bro «Las brasas», su compara­ción con otros cuatro poetas que llegaban precedidos de rico V abundante bagaie bibliográfico No es. a fin de cuentas, la cuan tía de una cosecha lo que inte tesa al lector, sino |a calidad de los frutos Y Francisco Brines no sólo era un sugestivo campo de experimentación para la in­dagación temática que se habia propuesto José Olivio Jiménez, sino un poeta de sorprendentc-madurez v contenido para acep­tarlo sin reservas en cualquier prueba analítica de la linca de hoy

No se ha prodigado, cierta­mente, después de «Las brasas», libro aparecido en 1960 Tan sobria como su estilo parece la entrega de Brines al afán del lec­tor. Esperamos en no lejano pla­zo un nuevo libro suvu, sin du­da decisivo Es obvio, por consi­guiente, aceptar a que peligros le expone hoy un intento de va­lorar su poesía. Pero, si no fuera suficiente inatc-na «Las brasas». Francisco Brines ha ido ofrecién­donos durante estos años algunas otras muestras de su noble y r i ­gurosa experiencia poética Men­cionemos una larga pieza de arranque medieval, «La piedra del Navazo» 1196}> y. singular­mente, los dos poemas recogidos en el peregrino volumen «El santo Inocente I la muerte de Sócrates» i Madrid. 1965). ¿Pueden aventurarse, a través de esta breve trayectoria, dife­rencias o l ambíos de estilo, tono e incitación Por supuesto. «Las brasas» v «La piedra del Nava­zo», pertenecientes A UO mismo oivel cronológico, poseen idéo-dca estructura sintáctica, la mis­ma tensión del endecasílabo blanco, uo solo sistema en la distribución y ruptura de miem­bros, palabras y signos de pun­tuación El poeta permanece to­davía ayeno a ese «viento de lo irracional» —aludido por un crítico italiano. Angelo Bank— que. al trastornar el mundo de la poesía (y no éste solamente), ha trastornado también los so­portes v las trabazones expresi­vas del puente lírico. Derrum­bados los nexos lógicos, los valores métricos > otros facto­res, Francisco Brines, como otros poetas, tuvo que recoger estos

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elementos del canto recobrándo­lo* del suelo donde vacian he­chos añicos

Pese a la ausencia de rimas y divisiones estróficas, el poeta inicia, por tanto, su camino, en contenido y forma, como un clásico. Con iodo, las estructuras de «Las brasas», con sus piezas huérfanas de título e incluso en su mayor parte de numeración, ya no se levantaban como las columnas y las bóvedas de uo edificio. No eran ascendente» ni verticales Parecía desmembrar­las, y hasta abatirlas, una suce­sión de ráfagas súbitas y violen­tas El endecasílabo se truncaba, prendido de un verbo, de un ad­verbio, de un adjetivo Todo ha-

Francisco Brines

cía barruntar que nunca se ce­rraría completamente el circulo: el círculo de la sonoridad, del movimiento, del orden y, si te quiere, dt la monotonía

La sospecha se ha visto ahora eliminada —o superada, lo mismo da— con «El santo Ino­cente y la muerte de Sócrates» Las lúcidas tfeonietrias del veno han sufrido una severa gimnasia hasta quedarse descoyuntadas Surgen aquí y alia, como al azar, endecasílabos, heptasilabos o ale (andrinos. pero todo, a pe­sar de los acentos v ritmos, te funde en esa masa irregular y oleosa en que hoy coinciden pro­sa y poesía. Naturalmente, el es­píritu lírico del nuevo libro debe quedarse a salvo. Porque Fran­cisco Brines resultaría un caso inconcebible fuera del estricto ámbito poético.

¿Que cuanto vamos obser­vando es mera mente accesorio para comprender la presencia y expansión de Francisco Brines? Sería ingenua esta suposición. Forma y contenido son una cosa sola, uo todo orgánico c inse­parable. Una vertiente del pro­blema nos conduce al otro, es­tableciendo entre ambos la mis viva corriente de reciprocidad. Esta «prosificación» no supone, en modo alguno, el menor sín­toma de corrosión o hundimien-to ¿Cuál era, para José Olivio Jiménez, el centro espiritual des­de el cual se había conformado el primer libro del poeta? Sin duda «la serenidad resignada con que se contempla y medita el paso del tiempo, pero siempre desde dentro y a lo largo de una existencia humana intransferi­ble»

Aunque el mismo critico con­sidera esa definición «precaria y provisional como todas», había en ella los elementos necesarios para darle validez en el futuro. El poeta es un hombre saturado del sentimiento temporalista de la época , pero su poesía no cede nunca a lo provisional y efíme­ro; no vive en el instante, sino de él. v recoge, con espontánea participación en el destino co­mún, la secreta palpitación de esta do lo rosa historia que es la vida del hombre. Contemplación y meditación del tiempo, de esta «muchedumbre de pequeñas brasas», que pueden encontrarse en los recuerdos de la «vida vie­ja», en el «barranco de los pá­jaros» y en tonas vidas»: he aquí el mundo de soledad en que el poeta vive, entre simbólicas sombras de su verdad y espe­ranza

Si esta sensación de tiempo gozado y sufrido adquiere luego una dimensión intencional más vasca es para transformarse, pre­cisamente, en visión histórica Ya no hay ni «polvo de archivo» en «La piedra del Navazo», mientras «es la vida lienzo her­moso que arar». El mismo poeta proclama en una nota antepues­ta a «El santo inocente y la muerte de Sócrates» que ambos poemas tienen de común, apar­te de ciertas características for­males, el que se alzan sobre «ma­teria histórica». Pero, esto sí, desde un «"J^TÍO temporal que es el nuestro y, por supuesto, desde posiciones exclusivamente personales de quien los concibió.

¿Qué transformación sufrirá esta «materia histórica» ea su en­cuentro con Francisco Brines? La que sólo puede conferirle una actitud reflexiva, lacerada y benigna frente a las imágenes meaos equilibradas de la peripe­cia humana ¿Cómo reaccionará un poeta de la intensidad de Bri­nes ante ese bultillo momificado de un niño —jde un santo Ino­cente ! — que se guarda en el relicario de la Catedral de Va­lencia? ¿ O ante esa muerte de Sócrates que está ocurriendo eo iodos los momentos de la histo­ria? De l i anécdota, del instan­

te, brotará la verdad poética y melancólica. El niño es, desde luego, inocente «y esta verdad es cierta». Sócrates es condena­do —una de las posibilidades de su muerte— porque señaló las normas que deberían regir el nuevo Estado, aun sabiendo que este no habría de exis­t i r sobre la tierra

Gravitan los dos poemas al­rededor de dos oscuros homici­dios, de dos oscuros procesos his­toríeos. Nuevamente, «brasas», o pequeñas formas de muerte, «que ofrecen al espíritu el mejor re­

fugio, la huida consciente al compromiso inútil de la liber­tad.» Tras las últimas obras de Francisco Brines, podría seguir José Olivio Jiménez escribiendo estas palabras sobre nuestro co­herente e inexorable poeta. A pesar de sus visibles cambios de adherencia, contenido y forma siguen andados, pora Francisco Brines, eo un «presente histó­rico», hecho de sabiduría, sere­nidad, pensamiento y ternura. Que en él persevere, a pesar dé­las sorpresas que sin duda su poesía nos reserva.

GRAU SANTOS EN SALA PARÉS

JLTIENTRAS aun resuena el triunfo conseguido por este

artista en el Gran Premio San Jorge 1966. donde Ha obtenido el tercer premio —e¡ primer pre­mio fue declarado desierto— irrumpe en la prestigiosa sala barcelonesa con un extenso muestrario de treinta y do* obras de su última producción realizadas en el periodo ¡964-66.

Hijo del gran artista catalán Gran Sala, Hadó en Aragón, esencia que deja huella en toda su producción. Desde su prime­ra juventud sintió fuerte incli­nación por ios ciencia* del es-píntu e inició Filosofía y Letras en nuestra Universidad. Más tarde se dedicará totalmente a su genuino vocación, la pintura. aue cultwa con especial delica­deza y exquisita sensibilidad.

En su vida profesional cuen­ta ya con cinco exposiciones en Barcelona y otras tantas fuera de ella.

Sincero y honesto, excelente

artista, no se deja conducir por influencias o corrientes más o menos acreditadas, ya en boga, ya tradicionales. Nada es ajeno a tu exigente ser, todo es an-tológieo. Ser y hacer los halla­mos profundamente entrelaza­do* respondiendo a un todo uni­tario muy coherente. Su figura-tipismo, tanto en la figura hu­mana como en el paisaje, es una viva muestra de su autenticidaá

Grau Santos no comunica úni­camente esta autenticidad, viva y emocionante al paisaje sino que llena con esta vida las f i ­guras y mata* humanas, y es precisamente en estos grupo* donde su pintura se hace más diáfana y expresiva. Aqui su pincel, cargado de un grave y solemne verde —o parco qual-quiera— agudiza esas caUdades de ingrávida* y leves manchas elementos imprescindibles para su armónica conglobación total que vincula unívocamente lumi­nosidad y esencia plásOcc i tUercado de Almería» y «Su­basta de pescado».)

Su trabajo es arduo. Su inves­tigación rigurosa se ejercita en

A m a u l ' . . .

* I n a u g u r a c i ó n d e l a n u e v a f a c t o r í a d e

" C E R V E Z A S B A R C E L O N A . S . A . " P L sábado, dia 30 de abril, fue inaugurada

y puesta en marcha la planta industrial de Cervezas Barcelona. S. A., destinada a ela­borar y manufacturar la cerveza de marca LAMOT, cuya calidad y prestigio son conoci­dos internacionalmente. Debemos mencionar, de entre los numerosos asistentes al acto inau­gural, a los consejeros señores don Domingo Valls i Taberner, M. Julien Lamot don Jaume Carnet Suñol, don Josep Andreu AbeUó, don Joaquín G irrigues Walker, don Jaime. Camu­ñas Solis. Mr John Haslewood don Enrique Masó Vázquez, don Joaquín Monzó La sala, don José Ildefonso Suñol Soler, don Jacques Roca Dumora y el director general de la em­presa, señor Tarda Meller.

Cervezas Barcelona. S. A., ha construido una fábrica con una capacidad de produc­ción de 180.000 hectolitros, y se propone lan­zar al mercado unos productos en óptimas condiciones de consumo. En este sentido se ha asegurado la participación financiera y la colaboración técnica de la prestigiosa fir­ma belga LAMOT LTDA.. que ha colaborado no solamente en la construcción y montaje de sus modernas instalaciones, sino también la formación adecuada de los cuadros de per­sonal especializado, asi como la plena comu­

nicación del «know how» para la elaboración de las diversas especialidades cerveceras.

A I mareen de la actividad principal —la fabricación de la cerveza—. y después de efectuados los oportunos estudios de merca­do, se obtuvo de CRUSH INTERNATIONAL INC. y de ORANGE CRUSH, S.A.E.. la exclu­siva de embotellamiento, distribución y venta de los productos Crush para toda Cataluña y Andorra, iniciándose en este mes de mayo el lanzamiento al mercado con el nuevo mo­delo de envase.

Creemos que para resumir el significado de la inauguración de la planta industrial de CERVEZAS BARCELONA. S. A , es oportuno reproducir un pasaje del elocuente discurso pronunciado por el presidente del Consejo de Administración de la firma, don Domingo Valls i Taberner:

«La colaboración y la dirección técnica de LAMOT. los capitales franceses e ingleses, atraídos por las inversiones serias y con fu­turo, y el capital español, representado por el ahorro, el sentido de empresa, la tenacidad y el amor al trabajo de los catalanes, cris­talizan hoy en esta obra de la que nos senti­mos justamente orgullosos»

Grau Santos. — «Subasta de pescado» (Barcelona)

exigentes prácticas a modo de autoexamen que le permiten conaeptdr nuevas metas a tra­vés del tiempo. Aguardamos de él otras muestras que se nos pro­meten oda más espléndidas da­do su progresivo andar.

FEDERICO H I L A R I O GINER

EN ATENEO p N t u primera exhibición per-" sonal este alumno de Malsa­na, oriundo de Menorca, te ha valido de una original y i m p d -tica instalación a bate de calo­nes de madera para presentar su* excelentes creaciones cerá­micas. Estas, originales y rigu­rosamente personales, adquieren por su grado óptimo de oficio y elevada tensión creadora, una inédita dimensión estética que posee en esencia una feUz para­doja por un lado refleja un tunco espíritu tribal —óuuá de­rivado de t u origen inmJar— que gusta de lo primitivo, simple y elemental, y por otro de una vehemente actualidad plástica.

Cerámica y placas son decora­das con natural sencillez, nunca con esmaltes sino sólo jugando con los óxidos, hecho que añade o su delicada rudeza una sdes-conocida dimensión de belleza» tal como la califica en un bri­llante prólogo del catálogo el es­critor menorqtm J. Villa Ptu-tur.

BERMEJO A B E N Z A EN SALA VAYREDA

fjACIDO en Madrid en 1925, adquirió su formación ar t ís ­

tica en la Escuela de Artes y Oficios y el Círculo de Bellas Artes. Ha obtenido importantes

Etmio* de corporaciones oficia-i. Actualmente tiene fijada su

residencia en Barcelona y viaja por Francia e Italia.

La diversidad, tanto temática como de factura, es la nota ca-'acterística con la que se nos preseaía Bermejo Abenza. En n u figuras, paisajes urbanos, bo­degones y flores hallamos ta habitual expresión rutilante, ni-"o » sin modomdodes. Mas en

te*as n . ' 1, mProtechon», 2. •Harmontn y 3, tUnum» tmim-Pten un nuevo camino más es-Ptntual, depurado, cargado de sentimientos, donde te hace pal-PObte la grandeza del amor hu­mano. La coloración pálida y de­licada de estos óleos ofrece cier-"> paralelismo, especialmente por « calar, con la conocida época ro** pícassiana.

ALFONSO LOPEZ DEL V A L L E

EN ESTUDIO DE RADIO BARCELONA

£ S T E artista de trivalente per-^ • • i l f t biólogo p pintor, nUuM L ^ Bpationado homenaje P W ^ a r e f l f c a r d de Chardín « ^conocimiento y admiración ? ' ^ í r ' «"^opótopo y teólogo hSSSfi Prodaio en su es-

m í S ¡^"t^ndo impacto. - f f ***>BO «e expresa plástica-

j £ L * f Ut más pura abstracción S P * k m « ta terminología

vvraíívisma no habitual» . ™ íhgde tude t y angustias

- han hallado feUz en las formulado-

plástica, en una auténtica fisión, dan expresión pictórica a cta midas, «el primer dioxiribonu-cleico», «la biosfera», «el panto omega», etc., negando a repre­sentar la nootfera como expo­nente de la tercera dimensión Irilhardiana de lo «inmensamen­te complicados.

V I L A T O EN SYRA "

pL pasado año expuso en la •* mismo sala su producción pictórica. Esta vez la d ñ e a tus grabados. N a d ó en Barcelona y reside en París desde 1944. Ha realizado numerosas exposido-

trescura y libertad de resulta­dos.

En loe aguafuertes en celar consigue la atmósfera requerida nevándola a una extrema suti­lidad de modulaciones que te-cundan con precisión tus Uricos grafismos.

VICTOR CORRAL EN SALA JAIMES

CIMPLE y laboriosa ta pradve-d ó n de este pastor gallego

nacido en Lugo. Junto a su re­baño y con una navaja o una varilla de paraguas realizó deli­ciosas tallas, rayanas en la mi­niatura, de prodigiosa realiza­ción y pulcro acabamiento.

En tu t bajos relieves, también de madera —boj, pandes o abe­dul—, plasma con toda la a/a-ble llaneza de lo tnt&f» signifi­cativas escenas rurales de t u Galicia natal. Cierra t u primera muestra de veintiséis piezas un Descendimiento tallado en piedra de más rigor y conocimiento aca­démico.

N O T I C I A S

PREMIO SAN ¡ORCE 1966 CONVOCADO par nuestra Dl-

p u t a d ó n ha sido reanudado el ya tradicional concurso sus­pendido durante Tartos años. En su organización como en su rea­lización ha resultado excelente.

i

VUató. «La ventana abierta». Puma seca (1961)

com I Í T f Z i ^ T , en formulado-' ttVhardUauu, y, espíritu y

nes en tas principales ciudadei de nuestro continente.

Al primer análisis y casi a simple vista Vilató nos revela su amplio conocimiento de las téc­nicas del grabado de las que se vale en todo momento sin t i tu­beo alguno. Aguafuerte, aguatin­ta, punta seca, numera negra, etcétera, no le presentan proble­ma de ninguna espede y están a su entera disposición. En estos expeditivos y varios procedi­mientos, unos intensos y otros delicados, halla expresión af ta para tus espontáneas creacio­nes.

Aunque personal y con matiz exclusivo acosa aún cierta apo­yatura en el cubismo, ampl i f i ­ca la» formas sin restarles su contenido espiritual. Su esque­matismo no excluye sus valores sentimentales y poéticos, antes bien es un alambique para Ba­gar a lo esencial, objetivo que logra con entera esp*. i tanetdad

El Jurado, compuesto por distin­guidos críticos y artistas, otorgó a la muy considerable aportación numérica de obras, importantes premios. Las cali Amelones han sido las siguientes: primer pre­mio, desierto pea* |T%*wtfpw f|f|-segundo premio, Miguel Ibais, y tercer premio, Jul ián Grau San­tos. Por SBBBi^J>jL también, el Jurado adjudicó los accésits a W1U Paber. Llovet. Roca Sastre. Curta, Roca Poster y Oodinach.

CATALANES EN MADRID TRES distinguidos pintores de

nuestra dudad exponen su obra en salas madri leñas: Her­nández Pijoan, Cardona Torran-dell y Jordl Curós. Todos han sido bien recibidos por la criti­ca. Lo celebramos.

¡ A t e n c i ó n

a l a

d i r e c c i ó n !

Hágala revisar con métodos modernos, eficaces y exactos. Una diferencia de pocos grados en la inclinación... un desajuste de milímetros en la alineación de ruedas, ejes o trape-dos, causan desgastes excesivos de ma­teriales, dificultan el manejo y privan al conductor del control total que en cual­quier circunstancia debe tener sobre el coche. Evite estos problemas. Haga revi­sar su coche ahora. EUREKA Ta hace con precisión absoluta por medio de un avanzado equipo a proyección luminosa y personal especializado.

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BARCELONA-n

ALLANARÁ SU RUTA

— 61

J a l e t m y e l i n s t a n t e

P i s c a t o r y p l t f a i r o d e m a s a s

pERO Piscator, ¿vivía todavía? Al recorrer la no­ticia de la desaparición de Erwin Piscator, esa

pregunta habrá surgido en más de una menee. Se trata, en efecto, de un triunfador de hace cuarenta años, de cuando la huracanada furia del pensa­miento sovic tizan te, bajo los nombres de Cari Lieb-nechk y Rosa Luxemburg, movía a las muchedum­bres por las avenidas del Berlín de la República de Weimar, mientras se cicatrizaban las heridas de la Guerra Grande y continuaban abicnas las del rencor.

Para este mundo «git^rfA y pululante inventó Erwin Piscator el teatro de masas, aquella con­cepción escénica en la que los grupos humanos mmplcn una misión escenográfica, al servido de una simbologia colectiva. Digamos: el Pueblo, con­vertido en personaje y, claro está, exigiendo el papel de protagonista. Esta dinámica masiva pro­dujo ejemplos de admirable espectacularidad, apro­vechando las ventajas que prrsrnrahan los nuevos usos de la luminotecnia —focos dirigidos, manejo de zonas oscuras, fuertes contraluces, utilización

¡ R E F R E S Q U E

S U V E R A N O . . . ! C O N

V E N T I L A D O R E S

D E C O R A T I V O S

D E

M A J E S T U O S A O S C I L A C I O N

ALTA CALIDAD. CADA F ^ C D I D C

1966 HA E S C A L A D O 648 C O N T R O L E S

62 —

por Guillermo Diaz-Piaja

de siluetas, etcétera. En cualquier caso, aquel teatro se orientaba hada el subrayado de los valores plás­ticos.

Sus módulos se apoyaban en el expresionismo que también en Alemania informaba los movimientos pictóricos del momento, asi como el dnc, desde «El gabinete del doctor Caligari» a «Metrópolis», desde Werncr Rraus a Fritz Lang. Tan enraizada está la concepción del juego de masas, tendiendo a la grandiosidad, al teatralismo, que el nadonalso-dalismo aprovechó esta proclividad, fabricando con sus unidades encuadradas y uniformadas, espec­táculos de impresionantes proporciones. Wagncr tuvo la culpa de muchas cosas, en Alemania.

Pero volvamos al teatro. Del modo de concebirlo Piscator se deriva ese sarampión de utilizar las grandes «machines» que abruman al personaje, a la voz divina de la criatura que está en escena, nau­fragando en océanos de luces y de formas. Las con­secuencias de esta concepdón han quedado visibles entre nosotros en la mayor parte de los teatros na-donales, abrumados por sus propias bambalinas luces, banderas y arquerías, sin el culto suficiente a la «voz», a la «palabra voz», al espíritu. Desde Felipe Uuch y Garda Viñals, Insta Cayetano Loca de Tena, y José Luis Alonso la preocupación domi­nante ha sido la plástica, lo cual ha beneficiado a las técnicas de la «puesta en escena», tanto como ha perjudicado al cuidado de la buena dicción, es­pecialmente del verso. ¡Cuántas veces un alarde de luminotecnia o de espectacularidad ha disimulado una «versión» lingüistica o psicológicamente equi­vocada!

Este culto a la espectacularidad, servido tam­bién por Max Rcinhardt y Cordón Craig, es e\ secreto de la obra de Erwin Piscator, que hace cuarenta años movía las multitudes en un Berlín, que no podía sospechar su propia orgullosa gran­deza desmoronada.

M a n u e l B a l d r l c l i

V A no volverá a sonreimos, nunca más, la espi­gada figura de Manuel Baldrich. Con la estú­

pida gratuidad de lo terrible; con la ineluctable fuerza de lo que no tiene sentido a nuestros huma­nos ojos, su gesto cordial se ha marchitado para siempre. Sin ni siquiera tiempo para dedrnos adiós.

Le recordaremos siempre en su despacho de la Diputación, sobre el Patio de los Naranjos, discu­tiendo las posibilidades que la técnica dejaba al espíritu. No le olvidamos, mostrándonos la limpia espadalidad, el desnudo hueco para la plegaria, que es el de la iglesia de los Hogares Mundet, que él condbió y ejecutó.

Nos ha dejado proyectado —¡y con qué ilusión lo hizo!— el nuevo edifido del Instituto dd Teatro, que presentaba problemas tan apasionantes como las soludones que para ellos propuso.

Y ahora, la sombra. La vida está Ucna de estos estúpidos sobresaltos, en los que, de pronto, nota­mos que algo se ha convertido en hueco, en vado en nuestra proximidad: es que un amigo ha dejado de existir, en la continuidad normal y habitual de nuestra existencia, que se siente como en vilo sobre el vado espantable.

Y entonces notamos en la boca como un sabor de ceniza.

M i q u e l L l a r

•pL tono suave, la media voz, la figura querida­mente borrosa, ocultándose un poco a si misma,

dejando sólo —tras d brillo de oro de las gafas— una mirada azul, y aquellas largas y pálidas manos. Miquel Llor se nos ha ido como una sombra, sin dejar oír siquiera su pisada, como pan no hacer ruido, ni para morir. Como entristecido de la propia

penumbra, de la dolorosa discredón que ¿1 impuso a su cuerpo ingrácü, finalmente desvanecido en lo oscuro.

Pan criaturas como ésa, ¡qué hondos túneles, qué frescas galerías de evasión, qué remedio supre­mo el quehacer literario de cada día! ¡Qué dulce y secreta vénganla, contra la naturaleza, esa capaci­dad de creación que la inteligencia hada posible, con la posibilidad de alumbrar hijos de perfecdón. mundos de luz, asombros de hermosura!

Me imaginaba siempre a Miquel Llor en una casa de la Barcelona antigua, en un fondo borroso de libros y —como la calle es estrecha— escribiendo a la luz de una lampan que conservaba la confi­guración de un viejo quinqué. Allí se abrían, ines­perada y gloriosamente, ventanas sobre la tierra y sobre el mar. Escribía, escribía, escribía.

Pero ahora el quinqué se ha apagado.

E s i í U c a d e l h a c e r e s t í t i c o

¿pODRIAMOS hablar de un cierto cxistendalis-mo dd quehacer estético? Voy a plantear la

cuestión en estos términos. Si la obra de arte es la expresión de una idea o de un sentimiento, acep­tamos una radical duplicidad entre dicha fuerza originaria y su realización artística. O, pan dedrlo con más pedantería, entre su escuda y su existencia.

Ahora bien; como ya dicen los mámales, los amigos de momiemr Same y de m o m ü u r Maree i, sostienen que la existencia es la esencia misma; las cosas «son» en cuanto «existen». ¿No podríamos dedr, también, que «son» en cuanto «se expresan»?

Todavía más: ¿no puede una expresión crear, «hada atrás», su propia esencia? Lo pensaba el otro día viendo la sobrecogedon realización fílmica de William Wyler, titulada «El cofecdonisa». No po­demos hablar de una realidad originaria importante: lo que llamaríamos materia argumental es más bien deleznable: apenas si ocupará unas líneas entre los «faits divers» de la crónica polidal. Parece ser que, por otra parte, abundan en Inglaterra tipos psiquiá­tricos dasifícables como d dd protagonista del fifan. Menos entidad espiritual ofrece ella —la maripo­sa—, que d extraño entomólogo codiría, atraído por su a trayente arquitectura.

¿Dónde está, pues, realmente la obra? La obra está en su propia desenvoltura fílmica, en su propio realizarse. Se va «haciendo» —magistralmmte— a medida que va avanzando hasta el final. Vive des viviéndose, agotándose sobre á misma, creándose de su propia hermosa y mortal voluta.

Perdbimos, entonces, que lo esencial del film era su existir. De ahí la posibilidad de pensar en un fristmnalismo estético en d dnc, que ligaría con las fórmulas de «presentación sucesiva» de que se hace el nuevo objetivismo de Natalie Samute o de Alain Robbe-Grillet.

Otro ejemplo de esa estética dd «hacerse» nos la ofrece, en d teatro, Edward Albee. De las dos muestras que conozco, se deduce la misma conclu­sión crítica. Tanto «Historias dd zoo», como «¿Quién teme a Virginia Woolf ?» son muestra de un proceso de desenvolvimiento, cuya fuerza dia­léctica se conviene en eje y raíz. Vi la primera, excelentemente interpretada, por unos alumnos del Instituto dd Teatro, de Barodona; la segunda, so­berbiamente vivida, dramatizada, gritada y gesticu­lada por Mary Carrillo y Enrique Diosdado, en el Goya de Madrid. En ambas, la anécdota es, tam­bién, deleznable. Su faena se produce, sin embar­go, de la golpeadora fuerza dialéctica, dd verti­ginoso juego de chaqués y contncfaoqucs, de la tensión misma de la frase y su fulgurante réplica, de ese «vivir» de la obra que es su propia repre-senadón en forma de «pmrndas sucesivas», de desfile incesante, de impactos, de gritos, de acti­tudes, de sangre rebelada, de puño crispado y voz enronquecida De existir afónicamente.

Cuando estudiábamos Derecho nos explicaron ei concepto de fungibilidad. Son bienes fungibles aque­llos que se consumen con d uso. Habría también una estética de la consunción, del propio vivir de la llama que vive consumiéndose, que vive de con­sumirse. En algunos espectáculos televisivos —re­cuerdo algunas pequeñas delicias de Jaime de Ar-miñán— tenemos esa misma impresión.

Pero la llama, porque se consume, no es menos bella. Acaso, por eso mismo, lo es más.

A R T E S

N U E V A S E X P R E S I O N E S

UN joven debe ser fiel a sí mismo, es decir, fiel a un

orden de motivaciones sentidas como propias. Cada joven se replantea el problema inicial del arte y entonces se sentirá como un continuador o bien co­mo un innovador. La 'exposición •Nuevas Expresiones», que tie­ne lugar en la Sala Gaspar.

una muestra de lo que hacen algunos de los artistas cuya edad no ha sobrepasado loe treinta años La' actitud anali­zada por Santos Torroella se ve aquí clarísima, pues algunos ostentan una voluntad de conti­nuación y se sienten como he­rederos de algo que aún es po­sible ofrecemos en una dimen-

ríva hacia la incorporación de elementos humildes de la vida cotidiana, como cenefas y mol­duras, todo ello cor. un gran rebnamienlo y gusto En el mis­mo orden de experiencias, se mueve Pere Puiggróe, aunque más sintético y sucinto en la formulación de sus ideas, más monolítico y, sin embargo, me­nos alusivo a la sensibilización de sus superficies

Muy próximo a l «pop-art» se nos presenta Antoni Padrós, uno de los más firmes valores del «Grupo de Tarrasa» Sus cuadros tienen algo de la temá­tica popular y de loe tolletoe propagandísticos de principios de siglo, como si se nos ani­mara ante nuestros ojos el ca­ballero del «cerebnno Mandn-o el de unas indeterminadas pastillas para ia tos Vigoroso y rotundo. Padrós sorprende por su impacto visual, por su chi­llona agresividad.

Silvia Gubem incide en su mundo de reminiscencias publi­citarias Trepidante y directa, su obra tiene un alto valor grá­fico y es tá servida por una sen­sibilidad de primer orden. Sus creaciones tienen la acidez y la percusión de lo que nos rodea. El cartel y la revista están siem­pre presentes y, por ellos, la in­sidiosa conformación de lo que se ha venido en llamar la •mass-media».

I

Llimós. — «Plumas»

^ t»w i * i i w i i f c , tiré 9» &a « W i tread

nos da fe de ello en el sentido que nos propone Rafcsel Santos Torroella en el prelacio al ca­tálogo cuando dice que «un ^rte, cualquiera que óste sea. no se nos da sino como algo transmitido desde lejanas eda­des, como sucesión de estilos y como presente con toda una his­toria tras de si. Cada nuevo ar­tista tiene lorzosamente que plantearse la disyuntiva de comportarse como un conbnua-dor de lo que •un arte ha lle­gado a ser o de replantearse -ina vez más los términos esen­ciales da este orle, no en su verdad originaria, pues tal cosa no es posible tras milenios de cultura y civilización, sino en su verdad aqui y ahora, en el tiempo y lugar que al artista le han sido dados como condicio­nes inapelables de su existir.

Ahora bien, la exposición •Nuevas Expresiones* constituye

D I B U I O S

S A M V A Y R E D A foaMs CatafaAa. 116

Antoni Padrós — «Composición»

sión personal y propia otros, en B—Wot han abandonado ee-te orden de experiencias y se han abierto un camino que no es ya el de sus antecesores En general, al lado de una repre­sentación no muy nutrida de la tendencia abstracta, podemos ver la apertura del «pop» y una figuración que en ningún mo­do, puede ser tachada de rea­lista. Ninguno de ellos es «so­cial» en el sentido propugnado par cierta propaganda ideoló­gica cuyo* postulados estéticos han acabado aburriéndonos por lo que contienen de ratrógado y anacrónico Dentro de la in i ­cial libertad de este arte joven, es posible contemplar, en algu­nos casos, la estilización iró­nica del modernismo como estilo histórico, es decir, sus ideas sobre la expresión y el sentido plástico de las mismas Quizás ello sea una de las consecuen­cias más interesantes de «Nue­vas Expresiones» pues revela una dunensión que ha sido re­cién explorada en otros cam­pos, come «n la arquitectura y el d u e ñ o

De los artistas de «Nuevas Expresiones», quizas Angel love sea uno de los más conocidos Su obra es sena, pausada y es tá hecha para el silencio y la meditación. Su abstractismo de-

Con Arranz Bravo penetramos en un hiemtisuio mágico, he­cho de implicaciones y símbo­los. García Martin, al margen de ciertos resabios picassianos, nos descubre una obra tamiza­da, golosa, por decirlo asi, de su esencia y configuración muy próxima al «modem-style» Pe­dro Giralt, por el contrario, se nos aparece inmerso en un orientalismo refinado y lejano Con Gerard Sala volvemos a la representación de un orden de misterio y alusiones ocultas.

Un cierto expresionismo ha­llamos en la obra de Segimón, Llimós y Betolozzi El primero de ellos encuentra su eclosión en unos dibujos realmente ex­cepcionales, realizados con sa­biduría y un enorme instinto. Segunón es un pintor nato, y el tiempo, nos demostrará, se­guramente, la importancia del mensaje que lleva dentro.

Lozano Bertolozzi practica un arte muy original, hechos de partes iguales, de colosalismo, invención y espíritu surreali-zante Su obra constituye una aportación interesantísima al panorama actual de nuestro ar­te y lleva implícito un reper­

torio de posibilidades diversas. Por último, Llimós se nos re­

vela con una gran intensidad expresiva. Sus realizaciones son feroces, agresivas, despreocu­padas, y demuestran un espi-ritu en posesión de un agudo sentido critico de la realidad. Lo erótico tiene esquí un papel importante, pero sin decanden-tismos ni complacencias. Más bien revela una sordidez en de­terminados mundos y situacio­nes.

En conjunto, es esta una ex­posición importante y significa­tiva porque nos dice, aunque sea parcialmente, la situación actual y la sensibilidad crea­dora de los jóvenes Varios ca­minos se hallan apuntados, a través de los cuales puede de­sarrollarse un nuevo ciclo de experimentaciones y anhelos. No nos es dable, desde luego, juz­gar por unas poca* obras pre­sentadas, pero es seguro que algunos de los nombres que hemos reseñado habrán de con­tar con un peso efectivo dentro de poco.

Silvia Gubem. — «Collage»

— 63

E L P O E T A D E L A J U V E N T U D

E S " U N B A R B A R O E N A S I A " TTNA mcunu iiewaa a u t o v por d Joven ensayisu Jean Ristat c* tos ámbitos universita­rios franceses nos revela que el poeta preferido para los Jóvenes dd vecino pats es Henri Michaux H tambre invisible de la Htcra-tara francesa Seqún esa investi­gación, pan «a ochenta per ciento de les Jóvenes «no hay actualmen­te mis que un poeta: Henri Mi­chaux»

¿QuMn es Ncnri Michaux' Coc-teau soHa contestar a esta pre-juota «El hijo natural de Rhn-baud» Michaux, quien reciente­mente rechazó H «Graad Prta Na-

Henri Michaux

tlonai des Letlres», es, Rimbaud, de las Ardenas —pero belgas—, y estudió en los Jesuí­tas de Bruselas. A los veinte aBos se enrola como marinera y visita casi todo el mundo: Londres, New-port News, Buenos Aires, Rio, et­cétera, dundo desembarca publi­ca «Qui Je fus» en la N R F Michaux es más surrealista que los surrealistas, pero sin so Ins­

tinto exhibicionista Cuando se le busca, desaparece. Vuelve a via­j a r Turqoia. Africa, China, Japón, etcétera Ea la India recibe la «iluminación»; «Aquí todo es sa­grado y la «da «vina es la vida de cada día» ¿Ha encontrado la paz? De alaguna manera; su luci­d a le acosa No obstante, de esta peregrinación a los origeaes exó­ticos trae su obra maestra: «Un barbare en As le».

De nuevo en Francia, empieza su experimentación can las dra­gas, ertre las ovales escoge la mescahna, el ahicinógeno que des­encadena verdaderas cataclismos en el cerebro. Estas experiencias aterradoras las cuenta en estos cuatro Abras: «Miserable mlradca, «L'infini turbulent». «Pata dans les brisements» y «Connarssanees par les gouffres». «El desorden sistemático de todos los sentidos», según preconizaba Rlmbaud, para llegar a ser «El Gran Sabio, d Vi­dente», lo consigue Michaux en esas obras. Las visiones alucina­das de Michaux hacen recordar también las visiones de Poe y de Baudeiair*

Hace poca, Michaux ha publi­cado un ensayo, en la revista «Td Qud», Ululado «En dlfflculté. Mais, oú la difficulté'», en el que plantea, de una manera más cien­tífica, los procesos de creación de la méate y las dificultades de sa, por asi decir, transcripción lite­raria. Cómo van ensamblándose las palabras, cómo funciona la me­moria, de qué manera surgen nue­vas bifurcaciones de la sensibili­dad, qué insólitas asociaciones de imágenes pueden producirse, etcé­tera, son los fenómenos que Mi­chaux estudia a la vez que los impregna de su hálito poético. Puesto que la investigación, si bien es una Investigación general.

b l a n c o

b a ñ e r e e IEO DE G R A C I A . B 7 - PL. CALA PUACUM*. 13 y 15 j

D E C O R E S U C A S A D E C A M P O ,

es a la vez una autoinvestigación «Escribo cada vez menos Ideas sin tomar partido. A falta de ma­nejar mis pensamientos, me ocupa mi presencia en mis pensamien­tos Me veo tener un pensamien­to. Este espectáculo me llena, me satisface, me basta». ( ..) «A par­tir de cierto momento, escribir se ha vuelto cada vez más difícil, no ha sido posible. Interrupciones, arrebatos, cabalgarlas. Circunlo­quios en lo abstracto...»

Pero, a pesar de todo, Michaux triunfa de las palabras mal aco­pladas, de los vocablos Impropios e incorrectos. Michaux es d maes­tro de sueáos de los universita­rios fianteses,

UN PREMIO PARA LIBROS DE ENSAYO: 580.000 PESETAS

STPRA Impresionante es la ^ que respalda económicamen­te el premio para libros de en­sayo que convoca Taurus Edi­ciones. Con la continua proli­feración de premios-que apoyan a todos loa géneros, tendremos que convenir que los escritores pueden empezar a vivir una verdadera «edad dorada». Esta extraordinaria iniciativa de la editorial madrileña viene a lle­nar un importante vacia Ya no serán sólo la novela, la poesía, el teatro, etc. Ion que se vean estimulados de manera tan pal­pable. A partir de ahora, el en­sayo, cuya creación tantos es­fuerzos culturales exige, contará con un sólida base desde la cual podrán proyectarse no sólo los ensayistas consagrados sino también los Jóvenes pensadores.

De acuerdo con la temática, altura intelectual e Indepen­dencia Ideológica de las colec­ciones más características de Taurus Ediciones («Ensayistas», «Ser y tiempo», «Pemiles», «Bi­blioteca política», «Ciencia y sociedad», «Futuro de la ver­dad», «Estudios históricos», et­cétera) , la convocatoria de cada año se hará , sin orden de pre-ladón, sobre alguna de las ma­terias que les dan contenido: Ciencias religiosas. Estudios l i ­terarios. Ciencias sociales. Cien­cias humanas. Ciencias históri­cas. Política, etcétera.

El Premio «Taurus» para 1907 corresponderá a «Ciencias so­ciales» en la m á s amplia y ac­tual comprensión del término, siempre que el original presen­tado afecte de algún modo al mundo de habla española, aun­que su tema sea más universal-Pueden participar autores de cualquier narionalidad, siempre que se trate de libras inéditos y escritos originalmente en caste­llano. Los originales deberán te­ner un mínimo de doscientas holandesas, sin limitación de extensión MfciiÉMI El premio podrá quedar desierto, pero su cuant ía será acumulada para la convocatoria siguiente. El plazo de entrega de esta convocatoria terminara el 23 de abril de 19*7 y el fallo tendrá lugar antes del 31 de diciembre del mismo año. El Jurado de especialistas se dará a conocer en su día.

Por fin ha llegado un gran premio para los ensayistas. Con gusto queremos destacar esta noticia, porque muy Jugosas nos parecen esas quinientas mi l pe­setas, dignas de todos los respe­tos, y, por otra parte, acreedo­ras de un libro fuera de serie.

UBBOS MCOMEMAMS POR <BESTllífl>

Novela «EL BUEN SALVAJE», de Eduardo Caballero Calde­rón. (Ediciones Destino. Barcelona ) 289 páginas. 125 pesetas.

Un joven escritor no acaba de desarrollar sus temas no­velescos: la suma de sus experiencias acaba ofreciéndonos una novela de varias novelas, que resulta una de las mejores obras que han obtenido el Nadal. La extraor­dinaria capacidad de forjar fantasías del protagonista, le desborda a tí mimm en la vida práctica y le lanza a una continuada bohemia a través de la cual queda perfectamente plasmado el espíritu de Paria.

«LA COLINA DE LOS CHOPOS», de Juan Ramón fiménez. (Taurus Ediciones. Madrid.) 178 págs. 50 pesetas.

Prosas Uricas inéditas a través de las cuales brotan las más significativas inquietudes estéticas y existenciales del poeta. Nuestro eximio premio Nobel poetiza las cosas corrientes y molientes, entornándolas de una atmósfera espacio-temporal.

Ensayo «MORAL Y SOCIEDAD», de José Luis Aranguren. (Editorial Cuadernos para el Diálogo. Madrid.) 202 pá­ginas. 70 pesetas.

Esta «Introducción a la moral social española en el si­glo XIX». que tal es el subtitulo de la obra, nos ofrece un penetrante análisis de la realidad histórica en el pasado siglo, y directamente de las causas determinan­tes de las estructuras mentales y de las formas de vida colectiva.

«OBRA ABIERTA», de Umberto Eco. (Editorial Seix Barra!. Barcelona.) 355 páginas. 240 pesetas.

Desde un original punto de vista el autor investiga en la ciencia y la estética contemporáneas, y el resultado implícito que nos ofrece es el grandioso panorama de un nuevo humanismo. El cosmos einsteniano resulta hermanado con la obra de Joyce. y todo ello nos proyec­te la pnagm toocieta de la condición existencia! del mundo contemporáneo.

N O T I C I A S C O G I D A S A L V U E L O

LA ESCANDALOSA «H/S-TOIRE /yo» «e publica por pri­mera vez en Estados Unidos, ha Grave Press ha hecho una pri­mera edición de diez mil ejem­plares que se han agotado an­tes de ponerte en venta oficial­mente. Nos imaginamos lo con­tento gue se habrá puesto el di ­námico y cordial Bamey Ros-sel haciendo una segunda edi­ción de airas tantas tcopiess. La critica acoge bastante favo­rablemente esta novela en la gue Jean Paulhan se oculta tras Pauline Reage. Por lo general, loe a i t icot analizan más su arte novelesco gue los aspectos escandalosos.

LOS PROBLEMAS DEL LEN­GUAJE tratan de resolverlos algunos de tos principales l in­güistas moderno* en un volu­men gue publica GaUimard. La misma casa ha impreso la obra de Henri Lefébvre, «Le langage et la société». en la gue inves­tiga parecidas cuestione* colo­cándolas en una perspectiva so­ciológica y, por ende, más con­creta, más «asequible» para to­da clase de lectores, y más di-luádadora de las incógnitas del hombre a este respecto.

i . * .

LA POESIA ROSA, en edi­ción bilingüe fjrancés-rusof, te

puede leer en una excelente an­tología dirigida por Elsa Trio­let y editada por Seghers. De Mayakovski a Tvardootki, pa­sando por la Afmatova y la Be Da AjmaduUna, etc. Todo ello musicado por la Ura de Aragoi y otro* poetas franceses.

ANNA AJMATOVA HA FA­LLECIDO en Moscú. En IS9» cuando tenia once aftas, escri-bia tus primero* poemas. En 1912 publicó su primer übro «Veladas». La Ajmatova, consi­derada como uno de los poeta

UN "LEOPOLDO ALAS" CON HISTORIAS r A concesión del X I Premio «Leopoldo Alas* para libros de " cuentos literarios a la* tHistorias de España», de Julián Gallego, comportó la no tan brillante Vtittorias de gue tal titulo ya pertenece a un Hbro de Camilo José Cela. La dis­tracción, el olvido o el desconocimiento de Gallego son per­donables si pensamos gue este autor reside en París. En todo caso, según nos Aa comunicado un miembro del Jurado del «Leopoldo Alas». Julián Gallego cambiará, como es natural, el titulo de esta obra.

«Historias de España-bis» es una compilación de relato* en los gue a unos efectos histórico* bien conocido* se le* imagina unas causas distintas de las que habitualmente son considerada*, con mucha probabilidad, reate*. Julián Gallego hace en esta* narraciones ana serle de especulaciones en la* que apunta la ironía sobre el concepto de historia como cien­cia poco menos gue exacta. Como la* anteriores obra* pre­miada*, el libro lo publicará la Editorial Roca*.

Jul ián Gallego lia publicado otros libros como eMi. por­tera. Parí* y el arte» y tMuertot y vivo*».

Él Jurado de este premio lo forman loe siguientes seño­res: Mar t ín Garriga Roca, Manuel Carreras Roca, Manuel P ía y Salat, Ramón camicer, Juan Petit, Enrioue Sadosa. Esteban P a i r ó * de Palacio* y Alejandro Trabal.

Anna Ajmatova

m á s importante, ha pagado muy caro su amor a la literatura. Su marido, • poeta Goumilev. fue oondf nado a muerte y ejecutad • en M I ; a su hijo lo deportaron en 19U y a eüa misma la con­denaron al silencio duran í-1 veinte años, de 1920 a 1940. En ¡939 algunas personalidades in­tervinieron jiara gue pudies' publicar sus obras, lo gue ella se aptesuró a hacer. Pero cuan­do terminó la guerra, de nuevo los jdanovístas la excluyeron df la Unión de lo* Escritores So­viéticos. En tí X X Congreso f rehabilitada, pero ya era muy tarde para gue ella pudiera ol­vidar el staünismo.

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LOSL BROS p o r S e r g i o V i l o r

Novela

M a x F r i s c h :

« L o s d i f í c i l e s » A H I , en «Los d U i d l e s » , (1) estamos

todos. Loe seres humanos somos, en Inmensa m a y o r í a , bastante «difíci­les» cuando no rebosamos, p r á c t i c a ­mente, de toda índo le de «di f icu l ta ­des». Si a esa Inmensa m a y o r í a se le suma una parte, que a quien esto es­cribe se le antoja grande, de personas cuya o r i e n t a c i ó n v i t a l se i n d i n a a menudo por realizar l a f ó r m u l a de cTadore ce qui me brüle», subti tulo que significativamente a c o m p a ñ a al t i tu lo de esta novela, tendremos que convenir lo que, a ú n p a r e d é n d o n o s obvio, es ra ro que se f i l t r e de manera conveniente en el tamiz de los rac io­cinios: que nuestro paso por el mundo está llena de escollos y que con fre­cuencia somos nosotros mismos quie­nes colocamos los obs t ácu los .

Max Frisch. autor de otras buenas novelas como «No soy Stl l ler» y «Ho­mo Faber», al t iempo que en sus crea-clones novelescas hace constantes alardes de nuevas expresiones e s t é t i ­cas, procura t a m b i é n investigar en la manera de ser del hombre Ind iv idua l ­mente, de por si, unos marcados « r a -tamlentos colectivos, conductas que a ratos son producto de u n deseo de l a propia voluntad pero que, en otros momentos, parece que se l i m i t e n a seguir los dictados de una especie de «fatal idad» del destino. Este ú l t i m o derrotero es el que preponderante-mente siguen los personales de «Los difíciles». Sin duda alguna los prota­gonistas de esta novela son sustancial-mente, de por si, unos a u t é n t i c o s « r a -tés», que « t r a t a n de a l canza r» por dis­tintos caminos y en diferentes i n t e n ­sidades el objetivo de llegar a palpar un cierto grado de f r u s t r a c i ó n No obstante, en el panorama que nos h a ­ce contemplar Max Frisch, «algo», una <mano mis te r iosa» , fa t íd ica , e x t r í n s e ­ca a estas gentes, les ayuda a m á s o menos malograr uno u otro aspecto de su existencia.

Hemos dicho que en esta m u l t i p l i ­cación de relatos cuyo resultado es eso Que. para cont inuar e n t e n d i é n d o n o s llamamos novela, estamos todos. ¿Quién no ha sufrido una f ru s t r ac ión , sea por actos voli t ivos inconscientes (¡o conscientes!) o bien sea por h a ­berse visto encadenado a una serie de acaecimientos de los que él no era n i lejanamente promotor? Se pueden traer ejemplos, claro es t á , de seres humanos al margen de esta p r o b l e m á ­tica. 81 los puristas quizá se inc l inen en catalogar a este t ipo de personas tomo las verdaderamente « h u m a n i z a ­das», en la o p i n i ó n del cr i t ico son. po r e' contrario, peligrosamente «des-humanizadaa» . Nadie que no se sien­ta profundamente ro to , a l menos ante Jas tragedias masivas de nuestro m u n -

Puede entrafiar una valnatde sen­sibilidad. Para cuantos sean sensibles, 'a vida de «Los difíciles» puede ser Perfectamente comprensible, a pesar de algunas relaciones e so té r i cas de unos Upos con otros.

En la» relaciones entre las personas, ' entre estos personajes, siempre hay aiRo que se ignora de los otros. Algo que puede consistir simplemente en una anécdo ta , pero que en otros casos o Quizás en todo caso es algo funda­mental. L a incomunicabi l idad huma-

es un mero pretexto para «Us-r I L » ? o n e s fllosMteas: es una honda ^!*}Wad. es a trechos una grave pre-~ " e d a d de nuestra cond ic ión . Esta ^ e n d a de facultades receptivas y emisoras se nos presenta en esta n o -e u como una especie de alecdona-

™ e n t o esdarecedor de l a i n f a n t a rV*nf1<>n omnipotente de dominar lo r*10- A las faenas humanas se opo-" « i las fuerzas del destino, fuerzas

que vencen o contradicen, incluso, a la voluntad del hombre m á s obstina­do. «El h i j o era d d pintor , ¡ d pan . d nido, p e r t e n e c í a n a o t ro !» Mas ese o t ro , d p in to r suicida, se vanagloria de lo contrar io poco antes de m o r i r : «A menudo, m i ú n i c o consuelo es no tener hi jos ; la certeza de que no h a ­b r á n , en lo que yo pueda, m á s h o m ­bres como yo. .. es un pensamiento excitante. , tener en la mano u n h i lo de l a v ida y cortar lo, tener d e t r á s de m i los errores de los muertos y con­vertir los en nada, ext ingui r de ante­mano la vida de una despreciable h i ­lera de nietos p rob lemá t i cos , ser ver­dugo, ejecutor, de una par te tarada d d g é n e r o humano, y todo hacerlo i por amor de l a vida!, no homicidio por negligencia, no u n mero no hacer nada, no u n lisiado dejar v iv i r , hay que hacerlo efectivo, y e s t á claro que el que se impone la tarea debe c o n t i ­nuarla , debe hacerla efectiva en si mismo» .

Dentro de l a tendencia global de querer d objeto que no es adecuado, se perf i la de forma ostensible l a re-

Max Frisch

l a d ó n pa to lóg i ca entre unos hombres y unas mujeres cuyos acoplamientos inevitablemente h a n de conducir a la f rus t rac ión , a la muerte o a la anor­malidad, todo ello ambientado en ana a u t é n t i c a f enomeno log ía contempo­r á n e a .

El p r imer suicida es Hinke lmann, d Joven sabio que se m a t ó al abando­nar le su mujer porque, repent inamen­te, ya no lograba comprender n a d a Este p r imer relato es exponente de otro f e n ó m e n o de nuestro t iempo: d proceso de m a s c u l l n l z a d ó n de la m u ­je r a l r i t m o paralelo del proceso de femin izac ión d d hombre. Hoy es u n hecho en muchas lati tudes la l ibera­ción, y a ú n l a desmedida l iberac ión de l a mujer con d a f á n rumbo a la i n s t a u r a c i ó n de una glnecocrada que establezca d dominio d d universo fe ­menino. Ese a f á n anda disfrazado no pocas veces de Impulsos autodestruc-t lvos: «Es t a n cómico cuando l a m u ­j e r es superior al hombre, t a n I r r i t a n ­te t a m b i é n , sabe usted —dice Yvonne, l a causante d d suicidio—. ¿A q u é conduce esto? Y entonces. Dios mió , siempre l a misma canc ión , no se es mujer ; porque ellos no lo toleran, por­que, sencillamente, ya no hay h o m ­bres». . . H i n k e l m a n n es. sin embargo, un hombre dominado por su madre, cosa que ve claramente la va ron i l Yvonne («Igual por delante que por d e t r á s , como una tabla de p l a n c h a r » ) , quien piensa que «nad ie tiene un n i ­ñ o con su propio hi jo» y a la hora de l a s e p a r a c i ó n le dice con toda c l a r i ­dad : « A d e m á s yo no te odio, son I m a ­ginaciones tuyas; tampoco te be ama­do nunca, sólo s e n t í a compas ión , yo era t u madre. ¡ P r e c i s a m e n t e esto! Desde aquel d í a en P a t r á s . cuando es­t á b a m o s en d puerto y les declamos ad ió s : ¡fue toda una idea hacer d viaje de novios con los pad res !»

Yvonne llega a c o n t i n u a c i ó n al f l o ­recimiento de sus í n t i m a s incl inacio­

nes. Las relaciones con su Joven ami ­ga Merline, son. en todo momento, l a ­tente o manifiestamente, un idi l io s á -flco. El activo lesblanlsmo de Yvonne no se mantiene en los l imites de l a v e r b a l i z a d ó n . sino que llega a la plas-m a d ó n física, desde cuando acaricia d cabello de su c o m p a ñ e r a , hasta cuando seca su cuerpo d e s p u é s d d ba-fio. Pero I fe r l ine rompe pronto esta s i tuac ión , a t r a í d a por su novio, por su inminente matr imonio. R e í n h a r t . d pintor , reconduce a Yvonne, l en ta ­mente, al d iá logo heterosexual S in embargo, si H l n k d m a n era u n c a r á c ­ter débi l . R e í n h a r t resulta u n c ín ico de l a m á s c lara estirpe. A l ar t i s ta le da igual que o t ro hombre le pague las vacaciones: «Tresc ientos francos —dijo, con su ampl i tud de miras— ¡y q u é es esto para u n hombre como Hauswlrt con ochocientos empleados! ¡Y con u n coche azul! Realmente, no comprendo por qué te preocupas t a n ­to, Yvonne» . «Además yo no conozco a ese Hauswlr t —dijo sereno— y se­guramente sabe que no has venido sola.» Yvonne acaba c a n s á n d o s e d d hombre que l a vende a o t ro hombre por trescientos francos. Como conse­cuencia, viene una época atroz para R e í n h a r t . dominado por una mezcla de voyerlsmo y sadomasoqulsmo. en tanto que medi ta que «la l iberac ión d e n » . M á s Hortense, que conocía , s in y que « t e n e m o s que volver a ser h o m ­bres».

L a tercera etapa de estas vidas complejas —bien mirado, ¿qué vida no es compleja?— es t á protagonizada por d p in to r que t ra ta de casarse con una muchacha de una dase sodal ( económica ) superior a l a soya De nuevo asistimos al e spec tácu lo de quienes se estrellan contra d mismo sol que les quema. O bien a la muerte d d amor, cuando ya se ha consegui­do, matado antes por la fa l ta de en­cale y d e s p u é s por d tedio: «Que me dea dos personas que se amen y las encierro en u n café , semana tras se­mana, donde no puedan hacer nada m á s que estar sentados, mirarse d uno al o t ro y destrozarse hablando; me g u s t a r í a ver l a re lac ión , ¡que se va con toda seguridad, y no despacio, al diablo! Pero precisamente esto quie­ren» . Mas Hortense, que conocía , s in n inguna dase de dudas, la impos ib i ­l idad de u n futuro en común , a f i r m ó el amor que s e n t í a por d , u n amor d d que sabia que no p o d r í a librarse en toda su v i d a

Los a ñ o s de tales vidas turbulentas pasan r á p i d a m e n t e ( « n u e s t r a existen­cia es corta como un d í a » ) . Las muer­tes quedan muertas con l a nueva vida que nace. A l a muerte de algunos de los protagonistas responde la vida de los hijos de los otros, quienes acaso vuelvan a dar parecidos tumbos en la rueda del destino.

HISTORIA

L o u i s S n y d e r :

« E l m u n d o e n e l

s i g l o X X » T A Edi tor ia l Labor, una de las casas

de m á s y mejor solera en toda dase de ediciones de valioso contenido cu l tu ra l , c ient í f ico , a r t í s t i co , e t c é t e r a da ahora o t ro impulso a sos act ivida­des con d lanzamiento de una nueva colección. El objetivo que con el la quieren alcanzar consiste en ofrecer a los lectores una « p a n o r á m i c a pro­fundizada y abierta del saber huma­no, presentada conforme a las ú l t i m a s adquisiciones de cada una de sus dis­ciplinas, ya sean las c lás icas o aque­llas m á s recientes que marcan d en­riquecimiento actual de nuestro cono­c imien to» . Los veinte v o l ú m e n e s con que h a n Iniciado el lanzamiento de la nueva colección, estudian temas en to rno a la his toria , l a filosofía, l a ciencia, l a e c o n o m í a , la p in tura , la geograf ía , e t c é t e r a «El mondo en d siglo X X — 1900-1960» pertenece a esta colección.

A f i n de pulsar l a « o p o r t u n i d a d his­tó r ica» de esta serle de obras de d i ­vulgación, nos ha parecido convenien­te, precisamente, empezar con la lec­tura de u n volumen que explica la

His tor ia que acabamos de vivir. Con lo cual s e r á m á s fácil calibrar d ver­dadero valor de estos l ibros El pro­blema mayor que ha de contrarrestar una obra como l a Snyder es que hoy en d í a nos hallamos en el epicentro de l a ace le rac ión de la H i s to r i a Esto lo sabe m u y bien Louls L Snyder. profesor de His tor ia en d Ci ty Colle-ge de Nueva York , y director general de A n v l l Books. A l analizar los hechos m á s Importantes de los primeros c i n ­cuenta años de nuestro siglo, no pre­tende formular Juicios definitivos, «pues no cabe duda de que la visión de l a evo luc ión h i s t ó r i c a c a m b i a r á con el paso d d t iempo»

Snyder empieza pasando revista a las c a r a c t e r í s t i c a s generales d d siglo, c repúscu lo d d Imperialismo, amane­cer d d capital ismo y época de la tec­n o l o g í a A c o n t i n u a c i ó n Investiga loe nacionalismos y d m i t o d d racismo. La Pr imera Guerra Mundia l y la con­siguiente Conferencia de la Paz de Pa­r í s de 1919. ocupan los siguientes ca­pí tu los . Las relaciones internacionales no consiguieron, sin embargo, el ne­cesario equilibrio porque en todas par­tes se ve ían Jalonadas por la i n f l a ­ción, d paro, las perturbaciones en l a Indust r ia y la a g i t a c i ó n en las co­lonias. Vuelve pronto la amenaza de o t ra guerra con l a apa r i c ión d d fas­cismo en I t a l i a y d nazismo en Ale­m a n i a El periodo de entreguen-as no fue m á s que un «Largo Armist icio» en d que se produjo una in tens i f icac ión de todos los factores que h a b í a n oca­sionado l a Pr imera Guerra Mundial . U n loco llamado Hitler, cuyo lema era «La guerra es e te rna La guerra es v i ­d a » , a r r i m ó d fuego a la pó lvo ra de la Segunda

A l referirse a l a s i tuac ión d d m u n ­do d e s p u é s de la ú l t i m a guerra. Snyder observa algunos de los cam­bios fundamentales, como que el po­der mund ia l p a s ó de Europa a Esta­dos Unidos y a l a Un ión Sovié t ica y que d nacionalismo se p r o p a g ó por Asia y A f r i c a Y se I n v e n t ó o t ra gue­r r a : l a «fría», que de vez en cuando se callenta en a l g ú n punto d d globo mientras en las Naciones Unidas dis­cuten.

El c a p í t u l o dedicado a l a menta l i ­dad d d hombre d d siglo X X es. para nuestro gusto, d m á s interesante, por­que sabe def inir s i n t é t i c a m e n t e , pero con claridad, las extraordinarias evo­luciones espirituales en las que hemos entrado.

Completa d volumen, que Inserta varias fo tograf ías , un c a p í t u l o dedica­do a extractos de documentos funda­mentales.

1 Edi tor ia l S d x Barra!. Barcelo­na, 1965. 258 p á g i n a s .

2 Edi tor ia l Labor. Barcelona. 19M. 212 p á g i n a s .

P r ó x i m a m e n t e comentaremos en esta sección los siguientes l ibros :

«POETA SN NUEVA YORK, de Federico García Larca.

tCONSIDERACION DE CATA­LUÑA», de Julián Marios.

«CRITICA DE LA RAZON DIALEC­TICA», de Jean-Pata Sartre.

«ENSEÑAR Y APRENDER», de Víctor Sánchez de Zavala.

«ESTETICA», de Georg Lukúcs

«FORMALISMO Y CIENCIA HUMA­NAS», de aiUea-Oaston Oranger.

«MARAGALL Y LA SEMANA TRA­GICA», de Josep Benet.

«SPANISB SHOW», de Julio Manegat.

«NOTAS PARA UNA ANTROPOLO­GIA DEL HOMBRE GALLEGO», de Garda-SabOL

«LOS GUARDAS DE LA CASA», de Shirley Ann Gran.

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L e t r a s c a . t a . l a . z i a .

«NCON DE LAS N0T1CU8

por Joan Fvister y Lluis Sales - Balines

C o n v e r s a c i ó n c o n J o a n T r i a d ú TOAN Triadu es un hombre ' muy ocupada Podríamos de­cir que vive en continuo estado de «alerta»: los libros, reunio­nes, premios literarios, '•IBIP** Ejerce mensualmente un» sec­ción de critica literaria en «Ser­ró d ort Hace unos meses dio a lu í una * Antología de poesía catalana; libro Intemporal en la actualidad, y de labor nada gra­ta y fácil Joan Triadú habla un cata lán correctísimo, cosa nada eztraAa si se sabe que des­de los dieciséis años es profesor de catalán.

—¿Se considera criXico, escri­tor o pro/etor?

— I * critica literaria exige una preparación j ésta va a parar a las clases de literatura. Después la critica habitual es una forma de dldáctl t». una manera de enseñar, pues siem­pre tengo en cuenta al lector.

¿Qué problema» ve en ¡a crítica literaria del paix?

—O primer problema que le afecta es una falta de críticos. En este momento hay más pro­ducción editorial que críticos ea-pcciattmdns. Por otro lado, los mismas críticos san los autores, o están integrados en las tareas

editoriales. Palta una critica que tenga en cuenta los valores universitarios y la agilidad y preparación periodística. T fal­tan unos semanarios literarios en donde esta critica se ejerra.

—¿Qué criterio siguió para la selección de poema* en t u anto­logía de poesía catalana?

—La de valoración de los poe­mas, prescindiendo de todos los aspectos anecdóticos, de tendea­das y de doctrina. Mirando de ir a los mejores poetas y a los mejores poemas. T no con una visión panorámica o histórica, sino antológica.

—¿Ha tenido quejas por ha­ber arrinconado a determinados poeta» en ta antoiogiaT

—No. A l menos personales. Fuera de un periodista perifé­rico a nuestras perocupaciones y no rtrms«tarín rtornmentado.

—Mé» de una peruana se ha lamentado de que escribe poco, ¿por qué?

—Hay quienes ae quejan de lo contraria Lo que pasa es que no tengo más tiempo. Porque, normalmente, el escritor cata­lán no se puede profeskmalttar.

-Se ha hablado macho de su condición de discípulo de Riba.

¿Hasta qué punto w en qué as­pectos lo es?

—En primer lugar, en el as­pecto helenístico. En segundo lugar, en el aspecto humaníst i­co y de rigor Intelectual T, O- . nalmente, en la ejemplarldad de su actitud dvlca en los años que m i generación Jo podo co­nocer.

—Es un detentar del escritor comprometido, ¿por qué?

—Yo diría que todo escritor se compromete con él mismo, y no puede contradecirse. Por otro lado, el escritor ha de ayudar a ana causa que considere Jus­ta, y ha de escribir por un acto de servido.

—Los jóvenes menores de veinticinco años, ¿qué están aportando o qué pueden apor­tar a la literatura catalana?

—Aportan y pueden aportar di ver bus «wigurs del tempss. Co­mo es propio de toda Juventud. Un smllrtn fimunltfirV?. un es­píri tu critico y una tendencia a la profesión • lisación. En si representan una nueva ra tón de tener M M H — I por ellos mls-

—¿Cómo ve la situación del cultivo de la literatura en las

T E X T O I N E D I T O

ORONTO h a r á veinte años que Caries Riba daba a conocer «Del * )oc i del foca. Dn Ubre de poemas que a la hora de Juzgarlo hay que hacerlo, más que nunca, a partir de la circunstancia en que fue escrita Como homenaje —pequeño y limitado— ufrecemus naca trosas del ensayo de Mlquel Anmany, «Una nova manera d'apreciar Riba», que forma parte del libro inédita. «Una nava maneta».

sQuan els critics vagin enfondtnt en Vestudx de labra de Rtba —cosa que sempre será mé* noble i profitota. siguí A dictamen el que siguí, que no la manea d irUerés i d tnleres per esforzar-ir a roneixer els seut predecessors, que caracte-rítza Ies promoción, mes noaeOn—, el puní m i l flac será trobat en «i* estudis que es fadu amb abe de literatura com­parada en trabar crrles imatges. numeres de dir o uumMnn cions de mots seas, ¿a anteriorment en altres a s t o r u

«JHba no eampta en el tipas de poeta que ét el mes cor-rent i el que mes trové a la n a d ó primordial de poeta, de rhomse que daaant deis tets de la naturaleta o del ten inte­rior rextema i , gairabé braqot oberts. canta. Riba eompom el eos singular de poeta en qtá iexperiéncia v i ta l lí ve ja pro­cedida per un coneixement cultural, de vegades immedial, de vegades remotament anterior. Hauria hagut de variar Uavors fexpressió j a coneguda, forqmni-la per a tíbtentr una origi-nanalitat, que en tal cat t e ñ a nomes lalsejament? Heut a d com cal plantejar-se la qüettlojs

—Difícil porque hay poca vi­da cultural y poca preparación. No bar unas estructuras soda-lógicas suficientes, n i demasia­das posibilidades de w^úmMm En cambia, en las comarcas do-bería haber mndiisiina vida.

—Se fmdaee macho. ¿Qué re­lación hap de ello eon ana pos­terior creación nuestra?

—La relación es positiva y de estimulo, y de crítica. Lógica­mente 1 as corrientes extranje­ras en t r a r án en un proceso de adaptación al pasar por la len-

«Del libro de próxima publicación, de Mlquel Arímany, «Una nova manera»)

gente y suscitarán Hr í innr i aa y Ml lBMMfc i vocaciones. Lo que hace falta es que el autor del pais no quede arrinconado.

—¿No p g j j — — de « a ssa-coraoOsmoa literario francés?

—No lo creo. Es mucho m á s grave otro sucursalismo. Los es­critores de ——MÉ rata lañes han sido influidos por otras l i ­teraturas, en general, más que por la francesa. Aparte de que la literatura francesa es la más leída en él mundo, y es natural que noaotros la slgamns par la vecindad La literatura francesa e» la «vedette» del mundo.

{ntelectnoiet castellanos se kan interesado, a veces par­ticularmente, otras colectiva-mente, par nuestras actividades literarias. ¿Cómo está hoy día este interés?

—Este interés es muy relativo y sigue siendo tnsHflrimte Una de sus mlsltmes seria explicar a su pueblo que existe la litera­tura catalana y la lengua cata­lana.

—¿Qué pienta de ios articu­las de Jul ián Morios?

—Los encuentro, en general, lamentables. Es una gran oca­sión desaprovechada. No sola­mente son incompletos, sino que no dan idea al lector de este ca­rácter fañosamente incompleto de una información de este es­t i lo boy. 7 esto es imperdona­ble, sobre todo, porque intenta sacar conclusiones válidas.

—Se ha dicho «ae nos /altan grande* escritores y nos sobran medianos. ¿Qué cree usted?

—Este ao es un momento de grandes escritores, ni en Cata­luña n i en nigún si t ia SI nos preguntan quiénes son has gran­des escritores vivientes de este momento lo hemos de pensar un poco, porque los nombres no saltan de golpe. Quizás el escri­tor mediano es la escala de la­gar que nuestro tiempo pide. El escritor que ocupe su tugar en la sociedad de una manera sen­cilla, competente, y, repito, de servicia

—¿Se tiente optimitma o pe­simista delante del panorama de nuestra literatura actual?

—Ta diría rea lista mente espe­ranzado.

LLUIS SALIS-CALMES

AUMMA MKTKAMA. UNA tSCIITOHA AVENTURERA

AURORA Bcnrana es una de las mujeres mis animosas y op­

timistas que — — É l y la Mea mujer aventurera de Catdqt» Ha recorrido todo Europa, Polinesia, «arruecos —desde donde enviaba unas crónicas muy vivas a «La PubUdtata—. Josep M> Bofe i Seta le pide coa insistencia que recoja en diversos «aiémenes sus Memorias para la colección «Isart», pero Aurora Bertrana na se deci­de a hacerlo Nosotros creemos que la autora de «Odre dos si-lends» nos defec a todos tas ad­miradoras unas veraces miles de cuartillas en las que nos dé a co­nocer otras ambientes y otras tie­rras. De verdad, las esperamos.

JAPON EN LA ACTUALIDAD EDITORIAL «Nova Terra» la

publicado, en traducción de Isidro Molas, «Sltuació actual al Japó», dentro de la coiección «Sln-tesi». Son una serle de trabajos sociales, económicos y políticos de diversos autores. Su lectura nos demuestra la comunidad de pro­blemas en que vivimos actualmen­te los pueblos. El futura dri Ja­pón —el mmotua pafe— está en determinada proporción involu­crado en el del nuestro, y vice­versa. He aquí el verdadero uni­versalismo que la lectura del ci­tado libro nos descubre indirecta­mente.

CONFERENCIA DC JOSEP PALAU I FABRE

EL poeta y crítico Josep Palau I Fabre dio una conferencia

en el «Instituí Franjáis», de Bar­celona, H Jueves 21 de abril, a raíz de editarse por «barda (Ver-gara) su traducción de «Una tem­porada a l'infem» e «Dtomina-dons». El Ututo de la misma fue «Oestinée de Rimbaud».

Un punto para cada i

E X C A V A C I O N E S

E N L A H E M E R O T E C A CIEMPR E que tenso ocasión de ello, y aunque no fe me pida. * ^ doy a mis *m'Br*T editores un buen consejo. Por lo menos, yo creo que merece llamarse «bueno». Y es: que, si proyectar nuevos volúmenes pon sus caráloy», piensen en exhumar de vez en atando «iguna seleocióo de papeles «periodísticos» an­teriores s la guerra. Me refiero, ante todo, a los de amates co­nocidos, peto sin desdeñar tampoco la posibilidad de hacer otro malo con figuras de menor cnsnrí» que conserven un mayor o menor grado de interés actual.

He de reconocer, sin embargo, mi e s e s » éxito en la pro­posición. Nadie la coma en seria Y la verdad es que el proce­dimiento no constituye ningún» novedad. Esos mismos edito­res k> ponen en práctica, ciando pueden, con textos del día. Lo «pie, al parecer, les cuesta esfurrao de admitir es que la cosa consiga resallados potables con escritos más o menos re­motos No s é : t a l V z vengan tana. En todo casa, las redemes seedkianes de Les hoabomiet, de Cerner, y de L'epetñim y de Café, cope i paro, de Ssgarra. podrían ser citadas como señal de que existe un público para tal dase de libros

Existe, y se debería hacer todo (o posible pora ensancharlo y cultivarla La viabilidad comercial de la idea se haría más clara, naturalmente, y todos saldríamos ynando. Porque, en de­finitiva, los recueils en cuestión acsbsnsn obteniendo una aco­gida —IWRl —e» decir, regular y atenta— en las librerías. Entre d polvo de las hemerotecas, perdida en la fugacidad del diario y de la revista, yace una fsnridad considerable de «lite­ratura», que valdría la pena de dtwrfmu a la drcnladón.

Para el lector de cierta edad, que «leyó» en su momento aquellos artículos, aquellas cuernos o reportaje», el volverlos a tener en las manos sería algo realmente agradable. Pata d lec­tor más inven, la oportunidad permitiría conocí míen tos y go­ces importantes, ahora impodhlcs. La gente de cuarenta años paca abaio, < qué idea tiene de los «vicios» aftknlos de Poíx O de Oiivcr, de los cuentos de Angel Fcrrán, de los ensayos de Crexells? ¿Y de tantas y tantas pághiss dispenas, y aña váli­das, de Pía. de Sagana. de Carlos Soldevik? Incluso se podría «Ir g inrrrsi —pura arqueología, ¡ a y ! — signa que ota» engen­dro del señor Da l í . . .

Habría «da cortada pata taso, en cate sentida La Editorial Selecta nos «salvó» del olvido sigo tan importante como d tomo de Prosas de Ramón Ravcntós, por ejemplo He dicho: impórtame. Y no me retracto. ,;No habrá otras Ramón Ra-ventós que espetan la «resurrección del espíritu» de un libro que dente p — i curiosidad? Sin duda, sí. Todo es cues­tión de «excavar» —<'arqueología.''— en las colecciones de prensa...

I-

66 —

U N

E N

L I B R O

L A M A N O

p o r JOAN fUSTífl

H ACE unos años. Joan Sales ponía a nuestro alcance una

de las más famosas obras de Ni ­n a Kazan dzakis. El Cris» de noo crucifieat que publicó B Club deis NoveHistes. El libro ha te­nido en catalán un amplio y rá­pido éxito —anda y» por la cuar­ta edición—, como lo tuvo y lo sigue teniendo en sus traduccio­nes a otros idiomas. Ahora, una segunda novela del mismo autor. Alexis Zortñs. en versión de JBV me Berenguer Amenós. consigue entre nosotros idéntica buena acogida. Anareció meses a t rás en la colección Isard. de Edito-ral Vergara. y veo aue estos días se anuncia su reimpresión. No ha de sorprendernos que ocurra asi. por cierto. Kazandzakis es un escritor « p o p u l a r » . Lo es. cuando menos, a cierto nivel. Su­po cantarse la curiosidad v la atención de un público extenso, un público quizá sin demasiadas exigencias intelectuales, pero culto y sensible. Inflala en d i o el extraordinario v i g o r narrativo de sus papeles y el cariz vibran­te de la temática aue escogía Recordemos- de paso, que, pre­cisamente de Q Cris» de nou crucifica» y de A l a t e Zorbas. circulan por ahí unas acredita­das adaptaciones cinematográfi­cas, y el hecho ha de interpre­tarse como efecto de aquella po­pularidad y a la vez como causa de otra mayor. Desde luego, se trata de un «buen» novelista —no de un «gran» novelista, no de un novelista «de excepción»— y siempre es de agradecer que la masa lectora se haga porosa a un estimulo de noble catego­ría.

Kazandzakis era griego, v su mundo es Grecia. El venerable nombre de Grecia sugiere tantas cosas —y más aún si va de por medio la literatura—. aue re­sulta difícil no caer en ingenuas expectativas cuando nos llegan noticais de ella. Por lo demás, la realidad actual de aquel pais se presenta, vista desde lejos, como un enigma bronco y re­vuelto. El contacto con un libro que venga de allá, y que de allá traiga una forma u otra de tes­timonio válido, supone indiscu­tiblemente una experencia útil. Pero tales libros son escasos, por no decir insólitos. En todo caso, rara vez consiguen pasar la frontera de su lengua. Los de Kazandzakis se benefician de es­ta singularidad: de ser casi los únicos que tenemos a nuestra disposición. T debemos pregun­tarlos en qué medida Nicos Ka­zandzakis nos da. y quiso dar­nos, una visión precisa de su Grecia natal Yo no sabría res­ponder, claro está. En la lectura de cualquier página suya, sin embargo, se advierte en seguida que el propósito del novelista va por otros derroteros. Kazandza-«is es de aquellos escritores que se sirven de la narración para «encarnar» en anécdotas de apa­riencia concreta tinos problemas luiiuamental mente ideológicos. En última instancia, las cuestio­nes que de veras le preocupan no «necesitan» a Grecia como so-Porte, ni siquiera como telón de rondo. Aunque quizás él sólo po­día verías en función de Gre­cia.

Sea o no como insinúo, hemos „ . '«conocer, por otra parte, que «'eos Kazandzakis fue hábil, muy hábil, en la selección del "jaterial novelable. Lo observa­do» en El Cris» de nou eraeifl-•w. donde las obsesiones de su cristianismo primario y anarcoi-« logran adecuadísimo cauce en u''a peripecia granguiñolesca. notoriamente eficaz. En Alexis

opta por reducir al mí-el ajetreo de los aconteci-

" ^ t o » , y i» acción apenas va »"* .del diálogo. Pero este

£ « o g o . llevado con animada I n w ^ 3 - . . í 0 8 " ™ la intención ° g y » - < W autor. Kazandzakis Pretendía dibujar un esquema

vivo de cierto dualismo que, sin duda, le apasionaba: dos perso­najes «antagónicos» de pies a ca­beza, demasiado antagónicos in­cluso, contienden con palabras y hechos, nara permanecer incon­ciliable» hasta el final. De un lado, el narrador, hombre de le­tras, frió y escrupuloso, vacilan­te, deshumanizado, y del otro.

tawilf Bereoguef

el viejo Zortaás, sensual v malig­no, incrédulo y supersticioso, gro­tesco y lúcido

Tal vez no tenemos derecho a deducir que el primero es un autorretrato del propio Kazand­zakis. Pero el novelista nos auto­riza a creerlo. Y el contraste en­tre el intelectual abúlico v el aventurero jocundo adquiere una envergadura simbólica. Hsy en ello no poca simplificación. De todos modos, el resultado es atra­yente- Alexis Zorbaa es un libro amable, abigarrado, lleno de in­genio, que se hace leer con en­cantadora fluidez.

Si bien se mira, es pasible que una novela como ésta sea incon­cebible fuera de un escenario

«helénico» También El Cris» de non crucifica» parece un relato inseparable de Grecia, de deter­minada Grecia: protagonistas y episodios —carne y hueso de las vagas especulaciones filosóficas y morales de Kazandzakis— son circunstanciadamente locales, y aún dentro de lo local, vincu­lados al momento histórico de una etapa de la lucha de los griegos contra el turco ocupante y dominador. Alexis Zorbas nos presenta un tipo de hombre, el Zorbas del titulo, que sólo ima­ginaríamos en Grecia: nacido y situado en Grecia. Zorbas nos hace pensar, una y otra vez. en el clisé del «griego antiguo», tal como se depura o confunde por acumulación de tópicos y fanta­sías escolares. No el «griego an­tiguo» que sugiere la estampa de las figuras insignes, sino la es­pecie menor, subalterna, del ve­cindario común, algo asi como una criatura híbrida de Sófocles y Aristófanes. Probablemente, esta impresión es todavía libres­ca, y no tengo ningún interés en afirmarla con excesivo empeño. Pero me resisto a aceptar la ve­rosimilitud de un Zorbás «al margen» de Grecia. Y quien dice G r e c i a , dice el Mediterráneo europea Fulanos como el que Kazandzakis mete en su novela, más o menos acusados de ras­gos, los encontraríamos todavía por cualquier pueblo de nuestras costas.

Y añadamos, por último, un elogio incondicional y caluroso a la tarea que Jaume Berenguer Amenós ha realizado en su tra­ducción. En primer lugar, por su exactitud y su rigor- Según parece, estas virtudes no carac­terizan a otras versiones de la obra. La francesa, por ejemplo —sobre la cual se ha hecho la castellana—, contiene notorios errores, y supresiones, y pasajes resumidos. Kazandzakis se valia de un instrumento lingüístico bastante libre: el habla coloquial de sus gentes, dialectal a menu­do, y oromiscuando dialectos, además. No bastan los dicciona­rios para arrostrarlo. Berenguer, helenista no sólo en la especia­lidad clásica, ha salvado el es­collo con admirable soltura, y en este aspecto su t i abajo es mo­délico. También su larga pericia en el oficio de traductor le ha permitido resolver las eviden­tes dificultades de estilo que ofrece la prosa de Kazandzakis. Y aparte esto, en segundo lu­gar, la versión de Jaume Be­renguer merece las mejores ala­banzas por el tino y la ponde­ración de su catalán. Por prin­cipio, y al mismo tiempo buscan­do una equivalencia a la viva­cidad idiomática del original, ha tratado de hallar un módulo de lengua bastante elástico, próxi­mo siempre a las soluciones co­tidianas, rico en matices, y sin ultranceras manías académicas ni tica de dase media de Bar­celona. Vale la pena de subra­yarlo, porque casos así no son frecuentes.

—, Señor CorwM No se suicide; había un mor de suma. («New Yorker»)

L A B E - :

R I M T O por Alvaro

G A L L E G O S

A L A J I N E T A

POR estas tardes de mayo me T i n o el gusto de re­leer las genealogías galaicas que escribió el buen

escudero Vasco da Ponte y, una vez más, pasmé ante los gallegos a la Jineta de los siglos XTV y XV, yendo y viniendo por la tierra en levantador y disparatado tropel. Siempre que me acerco a aquella gallega edad y al tremendo alarde de sus hombres, me vie­nen a la memoria las palabras de Meredlth en su «Ensayo sobre la Comedia», cuando decía que de la lectura] del teatro español del Siglo de Oro no le ha­bla quedado más que el eco de un confuso galopar de caballos en la noche. Meredlth se referia espe­cialmente a gran parte del teatro de Lope y a las comedias de capa y espada. Pues lo mismo que a Meredlth con el teatro hispano, le pasa al más avi­sado lector del «libro de las Genealogías», de Vasco da Ponte. Allá los gallegos van, sin orden ni concier­to, en los caballos del airado capricho y la soberbia ventolera. Cuando, en un verano madrileño de hace más de veinte años, le di a leer el libro de Vasco a Rafael Sánchez Mazas, hablando en el ocio de un verano madrileño del arte militar y de los conducto­res italianos del Cuatrocientos y del Quinientos, me preguntaba Rafael por las lealtades de aquellos principes gallegos y no supe qué contestarle, que yo no les veía ninguna, fuera de la lealtad a la pura ac­ción y a la fortuna, a la avidez y a la vana grande­za. Y le ponía por ejemplo al más vano de todos, a aquel Ruy López de Agular, criado de la casa de An-drade, a quien llamaban Ruy da Pena, «porque te­nía levantada la pena de cospelto», y el tal habla Jurado no casar hasta tener treinta de a caballo, y el día que a esto llegó le mataron. T apostilla la sorna de Vasco da Ponte, dándole una lanzada al muerto en el bonete con comento que vale una can­tiga de escarnio de los Juglares antiguos: «La ver­dad sea dita que no tenia para cinco escudeiros».

Lealtades sigo sin vérselas. Cada cual tenia su partido y se hacia partido de si mismo, dándose ra­zón en el pleito, tomando Justicia por la mano, suel­tos como lobos. Ni siquiera sacaban el rey por mues­tra, a santificar sus banderías. Quizá por no atraer­lo a sus discordias, razón que le hubiese gustado a Maquiavelo, quien en su «Discurso sobre la primera década de Tito Livio» cuenta que yendo por Toscana el sieur de Lancres, «en cada castillo daba con gen­tes que le decían que eran del partido de Marzocco». Lancres censuró esta división, y dijo que si en Fran­cia alguien afirmase que era del partido del rey, se­ria castigado severamente, porque tal frase signifi­caría que «en aquel país había enemigos del rey». Los gallegos dejan al castellano fuera de cancha.

Cierro el libro del buen escudero, y toda la larga retahila de nombres, desde Ruy Soga de Lobeira hasta Gómez Pérez das Marinas, «fermoso de corpo e gesto, gentilhombre muy soltó, el mayor Justador que en su tiempo bobo en Castilla», se pone a ca­balgar la pobre tierra. ¡La tierra! ¿Cómo era. cómo estaba Galicia en aquellos días? Por el libro de Vas­c o da Ponte, por los documentos publicados por don Andrés Martínez Salazar, por f o r o s y escrituras, todo l o que veo —Fulano tenía mil cargas de pan y otras tantas de vino. Zutano quinientas, tal abadía cinco mil...—, todo lo que veo, digo, es el hormigue­r o de los siervos llevando el pan y el vino de aquí para allá, y parándose en un cruce de caminos para ver pasar, lanza en ristre, a aquellos locos condes de las mañanas locas, de los que sólo queda eso: el eco de un galopar confuso de caballos. Cabalgaban sobre los siervos que un día, cansados, les derriba­ron las oscuras torres.

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J i C A R C I O F I A L L A G I U D I A

LA PRIMAVERA ROMANA DEL SEÑOR GASTRONOMO

J AS alcachofas «alia giudia» son, clásicamente, un plato romano. Loe romanos afirman, sin embargo,

que deben esta receta i los hebreos y que forma parte de la tradición talmúdica. Nosotros no sabríamos ni' afirmarlo ni negarlo, lo único que sabemos es que estas alcachofas son excelentes y que el plato es de una gna tradición.

Es imposible que un viajero gastrónomo deje, en estos días primaverales, de pensar en la cocina ita­liana. La cocina italiana, ya en muchas ocasiones lo •temos dicho, se caracteriza por la autenticidad y la extraordinaria calidad de las primeras materias. So­bre todo, el producto de los huertos, de las legum­bres, o, mejor dicho, de toda su botánica. Ya sabe­mos que las ensaladas constituyen lo más distinguido de las comidas romanas o florentinas: en los blancos manteles se presentan los delicados espárragos, la amarga, vigorosa y refinada achicoria, las delicadas judías verdes, tan frágiles, las suavísimas espinacas, el dulce y perfumado bulbo del hinojo, las impon­derables aceitunas perfumadas, la humilde flor del nabo y las frescas lechugas.

Luego están estas cosas cocinadas Hace unas semanas hablábamos de los guisantes, tan dulces, tan perfumados, tan escasamente harinoso», tan ligeros y, luego, la alcachofa, cumbre de tantas delicadezas.

ORIGEN DE LA ALCACHOFA

Las alcachofas proceden de los países árabes como su nombre fácilmente sugiere. Hay quien quiere que sean las alcachofas aquella especie de cardo, el kinara que aparece en los platos de las grandes cocinas de la Greda clásica. Sea como fuere, hasta el siglo XV, que sepamos, no vienen a España y hasta el XVI no son conocidas en Italia. La palabra alcachofa en cas­tellano aparece por primera vez en 1423 y procede del árabe. De España pasa a Italia y de ahí viene la palabra «cardofo». De Italia pasó a Francia en el siglo XVI, posiblemente con los cocineros italianos

que llevó, de la Toscana, Catalina de Medios, a la Corte de Enrique I I , su marido. De ahí viene la palabra «anichaut», con la que los franceses denominan a la alcachofa. La primera mención en la cocina francesa la hace Rabelais, que afirma que es un alimento delicado y de digestión cómoda.

La alcachofa puede guisarse de mil maneras y los corazones de alcachofas, preparados con aceite, son, cuando están bien conservados, un agradable entremés.

UN PLATO ROMANO

Las alcachofas, a la judía, son fritas en aceite de oliva y agua, espolvoreadas de sal y pimienta, servi­das de pie, como el fruto del blanco plato. Es, como los grandes platos italianos, un plato directo, esque­mático, que tiene como base, repetimos, las grandes calidades de las materias primas.

Añadamos a esta delicia las alcachofas a la roma­na, cocidas con un ligero sabor a ajo y a hierbabue­na, suave y amarga. Las dos fórmulas de alcacho­fas romanas merecen los honores de los grandes pia­ros auténticos.

Los romanos están orgullosos, desde siglos, del plato de vaga ascendencia hebraica. Bien lo dijo el poeta Gioacchino Belli:

<Nim, c'k principe o re, cristiano che aa. Che nun magm cardofi alia Giudia».

LOS VINOS

Está por saber el vino que conviene a la alca­chofa. Dentro de los cánones estrictos de la cocina francesa anda la alcachofa entre los vegetales que ad­miten el vino con cierta dificultad. La alcachofa y el vino hemos de confesar que ligan difícilmente, y que este plato, tomado en Italia, es definido por los que lo acompañan. Queremos decir con esto que no es plato que exija un vino de una manera particular. Si lo tomamos en Roma, un blanco Frasead, bies seco, nos bastará.

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AMAT

68 —

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gran romanticismo, encaja bien con la gente que v i ­bra a comienzo de siglo, la atrae la vida intima, de r i ­queza interior: es hogare­ña, laboriosa. Da una gran importancia al recuerdo, gusta de levantar sus cas­tillos en el aire, a veces a conciencia de que se trata de simples ilusiones y de utopias, pero gusta de su­mergirse en la fantasía de la ilusión. Tiene buenos sentimientos, le cuesta cam­biar de parecer y no ad­mite que está en situación errónea. Preocupada por todo lo que representa v i ­bración de tipo espiritual.

MARIA. — Su vida es reflejo del ambiente que respira; él la anima o la puede deprimir considera­blemente. Le agrada dar. desprenderse p a r a obse­quiar a los suyos; es diná­mica, alegre, decidida, ac­tiva, impaciente, laboriosa, no le preocupa el trabajo, con la seguridad de que abarca y tiene disposición para rendir mucho frente a las ocupaciones que tenga que hacer frente. No pue­de soportar, en cambio, que le lleven la contraria: por cariño es capaz de ce­der, de renunciar. Se en­cuentra a si misma tras el sacrificio y la abnegación.

J. PONTL — Su vida marcha con un ojo de atención puesto hacia su pasado: es laborioso, muy independiente, activo, su pensamiento es maduro, no marcha con precipitación. Hay un deseo extraordina­rio de proteger a los su­yos, frente a los que se res­ponsabiliza. Su salud no se encuentra muy fuerte, está atravesando un periodo de angustia, con la sensación de que le falta tiempo y oportunidad para realizar todos los proyectos que tie­ne en cartera. Tiene habi­lidad manual. Algo de do­lor se nota y es de tipo in­termitente, sin que tenga una gran importancia.

8. F. FERRANDO.—Muy independiente, le cuesta so­meterse a la voluntad de los demás, quiere obrar a su antojo y un poco al margen de los convencio­nalismos y de las conve­niencias de los otros. No es fácil asociarse directamen­te con nadie si aquellos no están dispuestos a dejarle en completa libertad de ac­ción. No es de los que crea por si mismo problemas, pero, por otro lado, no está para concesiones ni dejará que se interfieran en sus dominios, bajo ningún as­pecto; se define con natu­ralidad y es laborioso, se­rio, consecuente y ?abe lo que quiere y los medios con los que cuenta para la obtención de lo que desea.

RICARDO. — Es ordena­do, juicioso, activo, respon­sable, limpio en su traba­jo, apto para organización, para ocupar cargos de res­ponsabilidad dentro de la esfera de lo administrativo: es afectuoso. No le falta di ­plomacia para llevar a los demás por el sendero que a usted le interesa, pero con elegancia y suavidad, sin llegar a estridencias: desestima los malos enten­didas y es capaz de ceder antes de llegar a situacio­nes de violencia. Es en sus juicios, recto y serio. Ofre­ce juventud y seguridad en sus criterios, con humani­dad y buenas sentimientos.

MARY. — No hay duda que su educación se ha for­mado bajo auspicios reli­giosos. Tiene vitalidad y energía, está acostumbra­da a renunciar, a someterse a la voluntad de los demás. Una mezcla de optimismo y de pesimismo dejan al descubierto un tempera­mento Instante mutable, propenso a altas v bajas, que va desde la euforia al ebatimiento y que también es capaz de complicar las situaciones creando posi­ciones y momentos difíciles que no tienen otra base y fundamento que una fanta­sía casi desbordada de la joven que estudio.

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E n l a C i n e m a t e c a : D A V I D W . G R I F F I T H AJAS de Quince años redactando este articulo semanal

y nunca te nos ocurrió escribir sobre David W. Grif-fith en esta sección que, por supuesto, fue creada para prestar atención a las novedades de cierto interés que se producen en la programación local. Ahora bien, como sea que desde la presentación, dios atrás, de <Kl que debe morir*, de Jules Dassin. no se ha producido estreno al­guno susceptible de llamamos la atención, creemos que se nos puede permitir referimos hog a una figura y una obra que se sitúan entre las más importantes de la his­toria del cine, t eso con motivo de haberle dedicado últi­mamente la Cinemateca Nacional, algunas sesiones de las que regularmente viene celebrando en nuestra ciudad.

Naturalmente, desde la perspectiva actual, la que co­rresponde a los que asistieron a las proyecciones de la Cinemateca, se necesita ser muy, pero muy, perspicaz para aquilatar debidamente el valor que en su día signi­ficó ¡a gesta creadora de Oriffith. el maestro de maestros que con *Sl nacimiento de una nación», intolerancia», «El lirio roto*. *Las dos huirfartas* y algunas más. tra­bajó mejor que nadie para acelerar el acceso del cine a su mayoría de edad. No inventó nada, ni siquiera el pri­mer plano, como tantas veces se ha afirmado, pero, gra­cias a una lúcida y penetrante reflexión sobre los proce­dimientos en uso, todos ellos se vieron refundidos, vigo­rizados, dotados de una mayor eficiencia, tal como quedó ejemplificado a través de las obras maestras de aquel hombre genial y emprendedor.

Asistimos entonces a una toma de conciencia, median­te la cual pudo ser posible instituir, por primera vez, una sintaxis cinematográfica. Con Griffith, el cine contó con una estética propia, estética que nacía de una reflexión sobre la «realidad cinematográfica», tal como se daba en aquellos años, y tuvo la enorme virtud de operar una reforma básica de la que el cine, por lo menos el cine norteamericano, salía como nuevo. Por otra parte, Grif­fith daba pruebas de una búsqueda tenaz de la expresión de una pasión por la verdad, de un amor ai dato exacto, todo, en función de los signos plásticos. En unos tiempos en que casi todo estaba por hacer, estos rasgos imprimían a las imágenes un acento realista que necesariamente había de impresionar profundamente a los espectadores inteligentes y sensibles Aunque, a decir verdad, no siempre el público mayoritario estuvo a la altura de lo que le proponía este realizador dispuesto a salirse de los caminos más trillados, para aventurarse por lo descono­cido.

Digamos también que con «El nacimiento de una na­ción*, el cine daba lugar, por primera vez. a tumultos públicos. Por primera vez una película llevaba una car­ga histórico-socíal capaz de apasionar a las gentes. Es este un dato que el historiador deberá subrayar siempre. Griffith usaba del cine como de «na fuerza ético-social, lo mismo que en su día pudo hacer la autora de «La ca-baña del tío Tom», con la literatura. Y cierto que el to­rrente impetuoso de recuerdos y pasiones, que era aque­lla vasta epopeya sobre la guerra de la Secesión, debía mucho a la estética de lo monumental practicada por los italianos en sus films históricos, lo mimo que tenía que ver con las soberbias cabalgatas de los primeros films de indios, pero más que una suma de adquisiciones an­teriores asistíamos a una síntesis creadora que era toda una superación de cuanto se había realizado hasta aquel momento.

Hombre que pretendía ser total en el sentido de inte­resarse por todos los aspectos fundamentales de la vida, Griffith, con generosa ambición, trató la epopeya y el drama, siempre con las preocupaciones de un cineísta que se desentiende de la diversión o del puro juego estetí-cista. para comprometerse a fondo, como diríamos aho­ra. Predicador a su manera, cada una de sus películas sobreentendía una determinada ideología. Eso resulta patente en «Intolerancia», que también se titulaba «His­toria del amor a través de las edades*. En «Las dos huér­fanas», obra de un cineísta del pueblo que piensa en el pueblo, como a su manera pudieron hacerlo Charles Dic-kens o Eugéne Sué. Y con «Las dos tormentas* atacaba la moral cerrada del puritanismo, tan influyente en la vida americana, en nombre de una moral abierta, basada en el amor del prójimo y la comprensión de las faltas ajenas.

A la hora de un inventarío definitivo, es posible que el mejor titulo de Griffith sea «El lirio roto*, con Luían Gish. Un nombre, éste, que se impone citar siempre que se habla de Oriffith, porque esta mujer resultó ser la actriz trágica más notable de la pantalla. Nunca se nos olvidará su rostro en «A través de la tormenta*, aunque por ser más reciente resulte más vivo el recuerdo de «La mujer marcada», de Víctor Seastrom En cuanto a Grif­fith, continuó trabajando hasta el advenimiento del so­noro. Llegó incluso a realizar —él. un sudista— una bio­grafía de «Abraham Lincoln», en 1930, siendo ésta su última película Ahora nos hemos alejado tanto de sus buenos tiempos, de las costumbres cinematográficas en­tonces en boga, que su. figura va resultando cada vez más vaga. Más aún. cuando se vuelven a ver sus pelícu­las, parece que somos más sensibles a sus limitaciones, a sus defectos, que los tenía, naturalmente, con su Irrepri­mible tendencia al melodrama, mas lo cierto es que fue uno de los hombres de cine más inteligentes y más em­prendedores, y que sus lecciones aprovecharían a todos, sin olvidarnos de los rusos, Pudovkin y Eisensteín. en primer término, que siempre reconocieron su deuda con el maestro americano

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Construir, si, pero no sobre la arena de héroes que matan. («Niños, madres y un general, de Benedek», 1955)

L A N E C E S I D A D D E C O N S T R U I R TTENCIENDO inercias y In-

• chande contra corriente «parecen, acá o «llá, manifesta-ciooes de un sincero deseo de construir, de hacer un cine de tendencia H — » ! • positiva. Por otro lado vemos que en los últi­mos tiempos es frecuente el que voces intoriradas se levanten, ame el silencio casi general, coa una intención: la de promover un cine constructivo. Cine al que algunos llaman «de valores positivos» y que, en la civilizadóo de cambio, de crisis y de renovación en la que esta­mos inmersos podría ocupar, de­bería ocupar el lugar de educa­dor estético, intelectual y moral que alcanzara a una amplia ca­pa activa de la sociedad. Una vez más nos vienen a la memoria frases de Lenin y de Pío X I I , de lengnaies tan frecuentemente an­tagónicos pero acordes a la boca de vislumbrar en el cine la posi­bilidad de una Universidad Po­pular.

En contra de todo ello existe, sin embargo, un conjunto de factores, casi todos relacionados con el dinero, con la riqueza y su uso que dan como resultado un cinc negativo, destructivo, imbediizame, cretinizadot. em­bustero, falso, burrificante. ador­mecedor de conciencias, tranqui­lizador por la vía de la comodi­dad, impuro en su origen y fac­tor de corrupción

En contra de todo ello existe, también, el desinterés, la inopia, el recelo, el desconocimiento, el desprecio, el miedo de unos crea­dores intelectuales y artísticos que se niegan a participar o que participan como concesión, sin asumir su auténtico papel de di ­rectores, de profesores de la men­cionada Universidad Popular.

En contra de todo ello existe todavía la incomprensión, el miedo, la defensa de estructuras caducas, la falta de valentía de enfrentarse con la nueva realidad social y política por parte de muchos representantes de los poderes públicos en todo el mun­do, más atentos a la conserva­ción de sus privilegios, al triun­fo de sus ideologías abstractas, a la protección de los intereses

de dan que a la formación de un demos plenario, capacitado, acti­vo y consciente.

El más someto examen de la programación anual nos dará la medida de hasta qué punto los tenores i d miedo son los dueños del actual cotarro cine­matográfico. En efeoo, la tradi­cional definición de cine comer­cial y cine de arte que puede ponerse en paralelo a la de cine de masas y cine de minorías, ha sido empleada una y otra vez con propósito más falsificadores que constructivos. La masa es tonta, vendría a concluirse, y la minoría inteligente. Peto, ami­gos, esta falsedad va en contra del éxito de Charioc en todo el mundo, en contra del éxito de Eisensteín, en contra de la rea­lidad. N i la masa ni la minoría tienen nada de tontas, aunque en ciertos momentos, por cir­cunstancias o por táctica se nos presenten como tales. El hombre es un ser pensante y dolado de aqu^lUc ^mrgíaf suficientes pa­ra conducirle a una relativa ple­nitud individual y colectiva.

U N CASO CLARO

Se habla también con frecuen­cia, y con desprecio por pone de bastantes, del cine de evasión En el saco de la evasión se mete todo cuanto, a primera vista, sir­ve tan sólo pata divertir. Y sin embargo, en muchas cintas que reciben tal consideración hay más elementos constructivos y destructivos de lo que aparentan mientras obras pretendidamente teñes no son más que brillan­tes sacos, repletos del orgullo, de la nadería de brillante» espí­ritus, más atemos a las pajas de millones de ojos que a las vigas monumentales de los propios.

El cine, como medio expresivo, puede alcanzar todas las metas que se proponga quien lo use. Y por ello el valor alcanzado se­rá resultante no ya de la acción de una máquina sino de la in­tención y de la ^cMín de una volición hiinwna, concreta siem­pre, tanto individual como co­lectiva.

La evasión puede ser excitan te, reposante, tranquilizadora emotiva... pero, al wiiynn tiem­po, puede ser sana o insana, em pobrecedora o enriquecedora Puede cumplir honradameme cometido de compensador o pue­de constituir un golpe bajo que no sólo no arregla nada sino que todavía contribuye a aumen­tar la desarón, la Uíx» de sr-monía del espectador. Los térmi­nos con que se juega al escribir son en cierto grado traicioneros Así, debería verse con claridad el hecho de que la única cima que realmente merece el nombre de «evasión» es la que hace dor­mir al espectador en su sillón Las películas con héroe, que ma­ta a mucha gente y que Í<« • U-mér-de-Uem no tienen oads de evasivas. Muy al contrario, son el resultado de un complejo resoné de defensa de una socie­dad p f g f s que necesita insu­flar el sentido de violencia eo sus hormigas ottmas, a fin aprestarlas al sacrificio Y así. mientras en las salas se COITK crímenes, sobre las p«mallas * cometen también crímenes en las conciencias ensuciándolas, provocándolas, entrando a sao» en lo más profundo del indivi dúo cuando este tiene la guardia bajada y ss presenta indefenso Estas cintas no sólo no son pro­hibidas sino que se dan en i*^ cines más populares y a los me jotes precios.

Las otras cintas, aquellas I " ' -con una mayor nobleza, no re­hoyen la responsabilidad de W contenido, tea éste del tipo q"1' sea, las cintas que pretenden ha­cer pensar, ayudar a pensar I también, por qué no. hacer sen­tir y ayudar a sentir se ven re­ducidas a pequeñas salas, como de catacumba. en las que (os i"1 ciados ni se dan cuenta de ¡V* están sasreniendo una situación de privilegio y aun, en un.. ocasiones, no llegan a ser con» odas públicamente o son • ficadas por los más diversos n* dios.

Con ello llegamos a la con­clusión de que quienes más nt'

7 0 —

ccsican de un cine culto y cul-lunüiador se »wi bien scmdot «Je productos de ínfima calidad v ¿e peligrosa iniroción. mientras quienes, por su posición, ra poe-¿ea ata* eo posesión de una cultua media suficiente óenea todan» to* exquisiios plato* que, cstapdo ya baño*, jamás podrán diferir f orarán iodifercmemen-ce en el cubo de la basura de la moda y ohridarán sin esfuerzo.

MUCHOS MAS PROBLEMAS

El problema expuesto no es más que uno entre muchos, mu­chísimas otros. Derirado, como ios demás, de las relaciones de la Humanidad consigo misma. Pero estos problemas, todos ellos, deben ser resueltos y. por tanto, estudiados sin miedo, enfrenta­dos con serenidad. Deben ser torneados a U luz y no escondi­dos en anieblas.

Geno que el Cine puede lle­gar a ser Unircnidad pan el Pueblo, peto ames tendrá que ser asumido con caridad, apro­vechado con inteligencia y, de verdad, construido.

Por ello debería existir un centro de estudios científico* que pudiera decir AwM. que destruyera mitos, temo» itra ci­mientos y preparara el terreno para ana auténtica construcción Todo k> demás será construir sobre la arena, coa las consecuen­cias que ello representa.

d e s t i n o ^ f 7 . d o c u m e n t a l

«EL QCK DEBE MOUK». de Jales n i te la , con Merenr i , Grcgnir* Manríee B—«i y itmm Ser­váis, t a «I Alcxsndra.

La presente campaña del Ci­ne Alexandra ea un ejemplo de un deseo de toogramadóo en la que loa interese* comerciales han sabido enmarcaras coa loe de la calidad Dentro de este prurito de programar piezas im­portantes, nos ofrece ahora «El que debe morir*, una de las máa interesantes obras de Jules Das-sín. Nuestro compañera Jasé Palau. deade su «Gaceta* co­mentó ampliamente el estreno. Asi. poca, nos limitamos a insis­tir en sus recomeodaciooes y a recordar a nuestras lectores que. a pesar de que la obra se re­siente de los añoe pasados y re­presenta la entrada de Daasin en pcligrasoa caminos estética*, no por ello ha perdido actua­lidad.

«¿HACIA EL FIN DEL MUN­DO?-, da Andrew Martoo. con Jaaette SeaM. Dana Aa-

ürge l y

Claramente inscrita en la te­mática de «ciencia-ficción», esta cinta norteamericana cuen­ta con una importante partici­pación de nuestro país En efec­to, tanto los paisajes como el

D E S T I N O " R E C O M I E N D A

MY FAIR LADY (Alcázar) Uno de loa mayores éxito* da la comedia musical amorí-cona, reproducido en la pantalla par abra de Gecrge Cuior La idea da Barocnd Show, al espectáculo de Cacil Beatón, 'ra música da Fr. Loewe, la interpretación da Rax Hamaon y Audrey Hepbum.

• • • AL FINAL DE LA ESCAPADA (Arcadia, Adama) Considerada como el manifiesto más radical de la estéti­ca propugnada por los de la «nauveOe vague».

• • • E L COLECCIONISTA (Diagonal) E* un film de WiHiam Wylor.

• • MARY POPPINS (Coüseum) Cinta disneyana con todo lo bueno y lo malo que eBo comporta, e* un espectáculo digno de ser nato por todoe y de que anta el mismo se tomen posiciones,

* • E L QUE DEBE MORIR (Alexandra) Ambicioso intento da transcribir en ka ponlaikx la novela de Nikos Kazantzaki. Resultado: de todas las películas de .'ules Dassin la máa importante pero también la más dis­cutida

• UNA LLAMADA A LAS DOCE (Asteria, Cristina) I . l e e Thompson, un especialista en el género, ha plan­teado con inteligencia esta historia de anapenaa. honor f cinismo, secundado par unos intérpretes de primera hla

• E L ESPIA QUE SURGIO D E L FRIO (Novedades) Visión alucinante del espionaje moderno, expuesta a trové* de una trama urdida con un rigor ejemplar.

• E L REY DEL JUEGO (Tívoh) Interesante para lo* abeionadoa al póquer 0 pesar ds rein­cidir en lo* lápiao* de costumbre

• 4 GANGSTERS DE CHICAGO (Fémina) Una alegre y casi di r e ñ i d a aren tura del «dan» Sinatra que no acaba de conTenaemos por culpa de un guión deiectuaeo.

• LADY L (Comedia) La deslumbrante betteza de Sofia Loren al serrido de un folletin adornado con una fotografía cauHvadaro.

' LA HISTORIA MAS GRANDE JAMAS CONTA­DA (Nuevo Cinerama) Per primera rms la historia da Chato MÍ la gran pantalla, can un esfuerzo de dignidad y una excelente interpreta­ción de Max Ton Sydow

• E L FABULOSO MUNDO DEL ORCO (F lor ida) Espectáculo popular, contecaonado sobre la base de una c,banza del cine con el circo, con resultados parciales muy estimables.

fotógrafo que se encarga de hacérnoslos llegar son de la más cercana geografía. Sin em­bargo, la cinta no pierde en ningún momento su nacionali­dad y el guión de Philip Yor-dan se limita a aplicar la fór­mula bien aprendida de lo* tan­to* por den tó emotivos, inte­lectiva* y stinalblts a que ae ha acostumbrado y que. a fuerza de repeticiones, ha acostumbra­do al espectador. La cinta, de todos moldas, resulta entreteni­da, interesante 7 hasta, en al­gún momento, emocionante. No pasará, a buen seguro, a una galería de honor, dentro de su temática de ficción, pero, como producto, es de la suficiente dig­nidad para no llegar a molestar

TIGRE SE CON DINAMITA», de Claude Ckabrel. aaa Margarct Lee. Bagar Baala y Cartea Caast-n v B a , ea * l Fkateste.

He aquí un ejemplo típico de película que no debería expor­tarse, a menos que loa arre-gladsa • y Jshlaiatiis de la ver­sión exportada fueran en ver­dad conscientes y dotadas. Pero lo divertido del caso es que la

cinta tiene tres franco-ítalo-espaóola. Y a la hora de la verdad 00 responde a ninguna da las tres. Cierto que los paisajes, algunos acto­res y tecntms son compatrio­tas nuestros; cierto también que el guión, el director y los prin­cipales intérpretes son galos... pero de Italiano no hay nada máa que ciertas porciones de dinero. La parte hispánica, por otro lado, no es en absoluto de­cisiva y la película resulta ser. a la postre, una cinta francesa pero con el carácter diluido. Se trataba, en realidad, de usar un planteamiento astuto: «El Tigre* tiene tras de si una abundante filmografia y se inscribe en el nuevo cine de acción, que tan­to éxito ha alcanzado en la úl­tima década. Nada más fácil que aprovechar tal personaje y tal género para entrar en la sá­tira... r "*^0 de tono y dura en más de una ocasión. Pero no tanto sátira de los propios films de acdón o de espionaje, sino d a r á sátira política, hecha con mucho isprW. Las alusiones al poder constituido, a los fallos de la administración, a los mie­

dos provocados, a loa chanchu­llos internacionales son ininte­rrumpidas. El mal es que las alusiones, por lo menos en la versión presentada en Barcelo­na, pierden con frecuencia su significado porque entre noso­tros ae desconocen generalmen­te cierto* intríngulis político» del país vecino y porque lo* diá­logo* suenan a nula traducción de una pieza chispeante. Que­da, además, el hecho de que «1 lo plástico aparecen saltos incongruentes, de los cuales Claude Chabrol no tiene la cul­pa, en espedal cuando la seño­rita Lee interviene activamente.

Resumiendo: lo que habría po­dido ser una dota de encargo bien hecha y llena más de hu­mor satírico que de comicidad paródica se ha quedado en pro­ducto mediocre de una sociedad financiera internacional. Por suerte, la habilidad de Cha­brol logra hacer pasar de con­trabando algunos chistes políti­cos bastante giueau* y diverti­do*.

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i m á g e n e s por VICENTE ANTONIO PINEDA

PASEO SENTIMENTAL CON DONNER p E L nuaro ciña tueco

no se ron ore nada en España. £1 reloj ge ha parado en Bergman

" ^ n S a É S ^ ^ . Después de él vienen • **H unoe nombres jórenes.

H unos valores que re-H nuevan el panorama de

p O H , una cínematografla que ' nos es tan extraña y

lejana. Los nombres in­corporados últimamen­te buscan su indepen­dencia, su libertad, y tratan fuertemente de

romper con la influencia de Bergman Es el caso de Jorn Donner. que en su libro «La faz del diablo» analiza el fenómeno Bergman con seve­ras observaciones y rigurosa objetividad. Con •Un domingo de septiembre» («En sondag i sep-tember») se revela su nombre en la «Mostra» de Venecia de 1964. Es, como afirma el jesuíta los Burvenich. «un drama de dos seres huma­nos hechas para amar y para ser amados.» La segunda realización, «Amar» («Att Alska»), es la historia de una mujer, joven aún, que al enviudar encuentra la felicidad, el amor pleno y sincero con un antiguo novio. Teme volver al orden rígido y a la monotonía de su existen­cia anterior de casada y por ello no quiere ligarse definitivamente a ese hombre. Es un an­helo de vivir, sin compromisos, sin rutinas, sin falsos prejuicios De vivir intensamente la pro­pia libertad.

Donner expresa su punto de vista sobre la rea­lidad de la vida escandinava «He tenido la impresión do que hubiera algo inconveniente, brutal y falso, en todos los directores, perio­distas, estudiosos, en todos aquellos curiosos que quieren escuchar las confidencias de la gente; yo deseo ser discreto. No por puritanismo Pero no quiero contarlo todo. Deseo observar con la cámara, pero a una cierta distando. Considero que se pueden describir cosas intimas, senti­mientos Intimos, sin tener que escandalizar por ello Esta necesidad de escandalizar, de irritar los nervios es típica de nuestra época. No creo que se pueda exponer -el hombre a la curiosi­dad tiene demasiado valor.»

El amor es tema predilecto y esencia en Don­ner. a veces una decadencia del mismo en una lucha que no se resiste a morir.

Nos llega la noticia de su tercera película, «Aqui comienza la aventura» («A ven ture t Boriar har»), que se desarrolla en Helsinki. Donner es finlandés, aunque pertenece al grupo sueco. Una mujer joven y libre. Harriet Anderson, y un hom­bre moderno se encuentran en la ciudad donde los viejos barrios contrastan con los nuevos edi­ficios. El bosque, las lagos, la naturaleza, juega un papel determinante en la aventui a sentimen­tal de esos teres. «El amor, os el mar con el bosque, la partida que abre nuevos encuen­tros.» Los personajes, esa mujer y ese hombre, se miran, se hablan, te aman, te entregan, se separan, se necesitan, se distancian y se unen plenamente Todo ello en el estilo de Donner, tratado con una sensibilidad y una sinceridad que nos descubre, sin falsedades ni hipocresías, la auténtica psicología de ambos, con una rara profundidad Donner, como él ha confesado, se siente más cerca de las clásicos suecos que de Bergman. Su primera película. «Un domingo de septiembre», que obtuvo el premio «Opera R i ­ma», en Venecia. es tá dedicada al maestro Mau-ritz StiUer Su cine es absolutamente de hoy.

tiodard

INEVITABLE GODARD TVECBXDO a no dejar

tranquilos a sus par­tidarios ni a sus adver­sarios, jean-Luc Godard es incansable Si en una ocasión nos mani­festó su pretensión de hacer m á s películas que lohn Ford, el desea lle­va trazas de cumplirse. •Masculin-Fémenin» es, hasta e) momento de escribir este comenta­rio, su última obra. Go­dard no desmaya, y cuando todavía no ha

terminado un fibn ya piensa en otro que surge como por arte de magia. Nadie puede negar su fertilidad, su constante actualidad. En seis años ha K^w4i^ once larg^^^trnjef. aparte de algu­nos •sketciis- Es un caso sorprendente de con­tinuidad y vigencia; indudablemente el más fe­cundo de la «nouveUe vague», el que resiste par encima de las circunstancias, el que en­cuentra siempre la atención de los productores. Es el único director francés cd que loe ameri­canos anticipan dinero sin necesidad de conocer el guión.

Con respeto a «Masculin-Fémenin», Godard dice: «es la producción m á s p e q u e ñ a de la his­toria del cine, tan p e q u e ñ a que quizá p a s a r á inadvertida.» Esto ppgjg considerarse una • bou-lado», pero lo cierto es que la película, guste o no Godard, se aguarda con interés y curio­sidad. Parte de dos novelas cortas de Guy de Maupassant • punto de origen sirve de inspi­ración sobre la cual introduce sus conceptas y su mundo peculiar, Godard Sin embargo, pa­rece que permanece fiel cd espiritu de Mau­passant. «Maupassant era naturalista. Mi pro­pósito es de mostrea- algunos instantes de la vida actuad. En la película presento a las jóvenes. En resumen, en la primera historia hay un mu­chacho que ama a una muebacba y en la se­gunda sucede a la inversa; «1 muchacho no ama a la muchacha. Expongo asi, sencillamen­te, algunos instantes de la vida que me intere­san. No se conoce a la juventud y, sin embar­go, en las últimas elecciones un tercio de los electores tenían menas de 35 años. . . . Por eDo quiero recoger a la Juventud en lo que ella tiene de joven.»

La película es una coproducción franco-sueca. En realidad son dos peUcntas en una. La pri­mera la interpretan sólo actores franceses. Las protagonistas van ai cine y ven un film sueco, que es en definitiva la segunda parte de «Mas­culin-Fémenin» y que, naturalmente, también ha realizado Godard Una-cantante famosa, Fran-Cois Hardy, interviene en una escena, y una cantante nueva, Cbantal Goyo, asume un per­sonaje do re junto a ellas, Joan-Rerro Leaud, el triste adolescente de «Las 400 golpes», y Britt Strandberg y Birger Malmsten, que, como sus nombres indican, son aportación sueca. Fugaz­mente aparece, como cliente de un café, Bri-gitts Bardot. Su nombre no figura en el «gené­rico».

Y Godard terminada la película, no olvida su ambicioso proyecto de llevar a la pantalla una vida de Cristo. Cedemos a la tentación de re­producir algunas de las lacónicas respuestas que ha dado a «Candide»;

—¿Va usted a m O i m una vida de Cristo? —SI. en fin, es un proyecto. —¿Hay guión? —Hay guión. —¿Qué dic? —Lo que dice la Biblia

IQiiién es para oslad Isa6sT —Un Personaje. —¿£n qué le otras eaÉs Peif HIOT ? —En que tuvo amigos, enemigos y murió.

U I S C Ü S CATALUNYA TRADICIONAL

JAZZ. Disco «EdigBa» C M. 13» Steree.

T7S muy interesante este JfcM Contiene adaptaciones al

lenguaje musical popular con­temporáneo, de otras me­lodías populares, del acerve folklórico tradicional de Cata­luña. En principio, la adaptación es perfectamente legitima si se hace con rigurosa dignidad y respeto, como es realmente el caso en esta realización que nos ocupa ahora. Una canción cual­quiera de las que mantienen su

vigencia a través de las genera, donas, para desembocar en u gaagMgpaBlüa de «tradicionali está construida lógicamente se­gún loa mMmám y loa gustos imperantes en la época de su creación; interpretarla según la estética de hoy es una iniciati­va plausible siempre que la tra­ducción no acabe en traición. En les arreglos y dirección de José M. Marti , de este disco que co­mentamos, no se descubre siac un sentimiento de homenaje por este r^**4**1" de melodias entra. ft»>»i*«_ todas las ru^^^f están tratadas con delicadeza y sen­tido exacto de su intención orí. ginaL El propio "arreglador S. M. Mart i , dirige d con jacto del cual es también el pianista Francisco Burrul l tiene a su cargo el vibráfono; Ricardo Ro­da, el saxo alto en algunos nú-mcpoSs fiBTÍQQc FVJOAA, d con-trabajo, y Juan A. Calvet la batería. Todos ellos, individual-

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• • •

o *or de

P R O Y E C T O R

NOTICIARIO DE LOS CINECLLBS En Tárrega se ha inaugurado un nuevo cineclub. Las primeras programaciones que nos llegan son «El proceso» y «En el umbral de la vidas. Según nuestras noticias, el ambiente en cada una de estas sesiones fue polémico y, en alguna ocasión, hasta agresivo.

También en Torroclla de Maulgii han comenzado las sesiones de cinefórum. Hasta el momento pre­sente se ha proyectado «Los 400 golpes», «Calle Mayor» y «El empleo».

Por fin hemos visto programado el film de Ro­ben Enrice «El rio del buho», en Ca f i de la Sel­va. Los organizadores del cineclub local progra­maron una sesión especial con esta película. Es­peremos que cunda el ejemplo.

En el (entre Social Verueda, BaUester-Cairat presentó, en sesión de debate, «El general de la Royeren, de Roberto Rossellini

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SESIONES ESPECIALES SABADO. 14 MATO

FORUM ROSER. — Carretera de Ribas. 69 (entre Lepante y Padilla). A las 22*30. y continuando el c i ­clo «Sentimientos que mueven al hombre español de boy», ae proyectará «La tía Tula», de Miguel Picazo.

LUNES. 16 MAYO INSTITUTO ITALIANO. — Paaaje Méndez Vigo, 8

A las 19 y 22, tercera sesión del ciclo dedicado a la obra de Alberto Mora v i a. con la proyección del film de Jean-Luc Godard «II disprezzo».

MARTES. 17 MAYO I N S T M V r O FRANCES. — Avda. José Antonio, «17.

A las 16*30 y 19'30, sesión de cortometrajes de arte; «Fondation Maeght». «Musée de L"Annonciade», «Pi­casso» y «Andró Masson». (Recomendamos en espe­cial esta sesión de cortos.)

VIERNES. 20 MAYO CC. VILLANUEVA T GELTRU. — A las ?2'30, se­

sión especial de cinefórum, con la presentación de «Los tarantos». A l acto ba sido invitado el realizador del f i lm. Francisco Rovira-Releta, quien será presen­tado por Juan Francisco de Lasa.

A. v. K.

fe

UNA JOVEN PELICULA FRANCESA CONCURRE A CA* NES. — Tras largas discusiones, la película que represe™ oficialmente a Francia en el actual. Festival de Cani* es «Un homme et une femme», dirigida por Claude L-Louch e interpretada por Anouk AbnCc y Jean Louis Trr Ugnanu Ha sido, pues, una película joven la que ha ^ bado per triunfar de entre la presefceelón gata. Y N podría resultar ana de las más firmes candidatas '

«Palma de Oro»

mente y «uno grupo, se condu­cen con ajuste y precisión, y producen una música sumamen­te grata hasta para cualquier desvinculado de la popularidad de loa temas tratados, lo cual es. probablemente, el mejor elo­gio que se le puede tributar a este disco.

Hay un reparo, sin embargo, y es que la palabra «jazz» como parte del titulo de la obra pue­de contribuir a suscitar coalu­siones. En rigor, la que se nos ofrece tiene poco que ver real­mente con el jazz, y hubiera si­do más claro presentarlo come música popular contemporánea Pero esto afecta sólo al texto de presentación: el contenido es muy interesante, con una buena idea realizada con inteligencia y buen gusto, y proporcionando una música agradable para cualquier dase de auditorio no necesariamente interesado por loe temas que se interpretan.

MILT JACKSON * COLEMAN uBeaa Baga». Disco «Bdtern. NÉBL UMS.

PRESENTAR a estas alturas ~ una selección de títulos co­mo «Cióse Your Eyesi, «Get Happy». «Stufíy», etcétera, pue­de hacer temer un rutinario des­file de clisés y lugares comu­nes... a menos que se traten es­tos temas con arreglos muy or i ­ginales y distintivos. Y no es asi ai de una manera ni de otra: no hay en este disco nada nue­vo, pero tampoco hay un solo surco monótono ni carente de interés. Y ello se debe a la ra­zón más sencilla: a la magistral .nspiración de dos colosos da' la improvisación jazzistica, bien sostenidos por una sección rít­mica superior a los niveles me­dios norteamericanos. Cierta­mente, cuando artistas canto Co-icman Hawkins y Mil t Jackson (y en este disco muy especial­mente el segundo, verdadero maestro del vibráfooo) se en­cuentran en vena de inspira­ción, pueden interpretar cual­quier tipo de material, desde temas originales, creados en el mismo Instante, a viejos y ma­noseados standards, y en todo caso nos ofrecerán una gran creación Porque cuando se tra­ta de artistas de esta talla, d tema que interpretan es un tac­tor puramente secundario; un mero pretexto para edificar to­da una creación propia. Todc esto no es ningún descubrimien­to, realmente, pero es una sa­tisfacción comprobarlo de nue­vo con la audición de este dis­co. Un disco que, probablemen­te, no causará pasmo ni estupor, ni pasará at la historia como gran obra maestra de la or i ­ginalidad, pero seguro que se escuchar* dentro de muchos años con el mismo placer que nos proporciona ahora. Porque en estos registros viven los va­lores eternos del jazz inmor­ta l

Junto a los dos líderes, se l u ­cen también Kenny Burrell a la guitarra y Tommy Flanagan al P'ano; ambos en un momento feliz de su carrera.

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TMK RAMSET UCWI8 T U O "The lo Crowd).. Disco nCa-det (Hlspavoz) HX-M1-«S.

r L Ramaey Lewis Trio, como conjuntos instrumental, me

recuerda muchísimo • Tr in i Ló­pez, como cantante. No cabe buscar ambición renovadora, ni preocupaciones estéticas, n i in­tencionalidad complicada... En cambio hay abundancia de no­ble simplicidad, de directo y co­municativo optimismo, de lige­reza y espontaneidad. Es el triunfo de la espontaneidad bien construida.

Escuchando al Ramsey Lewis Trio no experimentaremos so­bresaltos ni dramáticas emocio­nes, pero una cosa está garan­tizada, y es que lo pasaremos muy bien. Y nos divertiremos con él, sea cual fuera el grado de cultura musical, lo que es un gran mérito, sin lugar a dudas, ya que resalta siempre muy complicado tratar de divertir por igual al sabio y al ignoran­te- Este es el gran acierto del Ramsey Lewis Trio, que llega ahora a España como novedad, a caballo de su chita mundial «The I n Crowda, pero que en América hace ya años que go­za de muy sana popularidad, con su clásica formación de El Dee Young al cuidado de con­trabajo y violoncelo, y Red Hott a la batería.

Dentro de la discografta que conozco del Ramsey Lewis Trio, este volumen, grabado en vivo en Bobemian Caverna, de Wash­ington. D. C., en mayo del año pasado, es uno de los más re-comepdables. Las virtudes pe­culiares del grupo aparecen en él con no regateada abundancia.

LEON n U R Peetnas « • la vos de Juan Manad Sortea*. Disco uBisparox,. (45 vuelta»), HH IC-MX.

T A L vez Juan Manad Soria-no. clasificado en su labor

radiofónica y televisiva (y de doblajes cinematográficos) no figurase entre los primeras rap­sodas que mencionarte cualquie­ra que fuese interrogado. Sin embargo, he aquí una prueba de cómo Soriano sabe decir es­tos bellos textos de León Fe­lipe. Impecable en cuanto a técnica, pero con una virtud que no es común a la mayarte de sus colegas en este género y es te emoción. Este es un sentido especial que se tiene o no se tiene... y si no se tiene no se puede comunicar.

Juan Manuel Soriano, sí. El se muestra preso de un sentimiento de humana y cálida emoción y sabe impregnar de ella cada una de sus palabras. Es toda una magistral demostración de cómo se dice un texto poético para impresionar emotivamente a quien preste atención. Un

Silauso para Juan Manoel So-ano

EES DEACS. Disco «Ceauséatrie» (45 vueltas). M3*-XC.

C E me han escrito cartas a es-ta Redacción reprochándo­

me una supuesta repugnancia por los grupos Juveniles rítmi­co-vocales, las cuales son pro­ducto, sin duda alguna, de de­ducciones apresuradas. Porque, en efecto, en estas mismas pá­ginas he firmado alegatos en fa­vor de Los Beatles, nace varios años, bastante antes de que co-

«Eb Drao»

nocieran su existencia los que ahora me escriben, postulando en favor de ellos y sus colegas. Si he escrito últimamente co­mentarios adveraos para vario; grupos españoles no se debe a que no comprenda este género, ni mucho menos a que lo des­precie, sino, precisamente, lo contrario: porque me gasta d estilo «beata y aprecio los bue­nos conjuntos que lo practican es por lo que me dude lo ma­las que son muchos de loe gru­pos que escuchamos por aquí, por fama que tengan entre sus vecinos.

Uno de loe grupos locales que anteriormente me parecían bas­tante fkqos es d de «Eb Dracs», pero he aquí que en este último disco evidencian notables pro­gresos, lo cual me apresuro a registrar con el mismo rigor con que en alguna otra ocasión les he podido censurar. Han cuida­do mucho la técnica y d estilo.

dos de los fallos más comunes en los grupos que nos rodean por todas partes. La técnica —técnica musical aplicada al estilo ebeats, se supone es una exigencia ineludible y dr d t e andan muy escasos te mayoría de los conjuntos que conocemos. Y lo más penoso es que no pa­recen darse cuenta ni impor­tarles un comino. A «Els Dracs» si que debió importarles, toda vez que, en este último disco, exhiben positivas mejoras en es­te sentido. Los cuatro tanas del disco, de distintas procedencias, son tratados con sentido y tac­to y, en resumen, se puede con­siderar un buen paso adelante.

Un paso adelante que está pi­diendo otros más, todavía, pero un paso al frente es, por lo me­nos, algo plausible. Ojalá pu­diéramos aplaudirlo más a me­nuda

ALMarro M A U o n t c

(PARIS

A U R O R E )

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(PARIS-MATCH)

ROBCRT HIRSCH

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ROBERT HIRSCH R O B E R T H I R S C H

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" N O C R E O E N L O S

C I N E C L U B S E S P A Ñ O L E S

dice el nuevo presidente de la F e d e r a c i ó n Nacional

E n t r e v i s t a e x c l u s i v a p a r a D E S T I N O , p o r A . v . K I R C H N E R

\7 ALLA DO L I D m la primera cita de todo* loa compañe­

ro* de la critica cinematográfi­ca La «semanas abre laa mani­festaciones internación ale» que. en número de aeia. te celebran en el país. Allí encontramos a Femando Moreno, redactor jefe de la revista especializada cCi-nestudio». convertido en presi­dente de la Federación Nacional de Cineclubs El hecho de que un critico cinematográfico presi­da la Federación, y en este caso un critico que, a través de sus artículos, ha manifestado en más de una ocasión su descontento por la marcha de los cineclubs de! país, creemos que es motivo suficiente para entablar un diá­logo en el que pensamos incluir a los cineclubs catalanes.

—¿Cómo ha j — M i I * del nombramiento*

—Todos los cargos de la Fe­deración son renovables en la Asamblea, cada cuatro años. En esta ocasión sólo había de reno­varse el de don Luis Benitez de Lugo, como presidente. Enton­ces se hizo, durante la misma asamblea, una proclamación de MMÉMBÉM entre todos los asam­bleístas y se procedió a una pos­terior votación.

—¿Caáles faena tas candids-tas?

—Luis Benitez de Lugo, como presidente saliente, y yo.

—T el ttmÉhák de ta vota­ción te favoreció

—Pues si, por veinte contra cinco a favor de Benitez de. La­go y cinco en blanco.

—¿••I

radas? —Esto es lo ideal, pero en rea­

lidad la Federación se rige por una Junta que trabaja en Ma­drid, excepto el vicepresidente, que es de Pontevedra. La Asam­blea nacional se reúne una vez al año, generalmente en el p r i ­mer trimestre. A ella deberían asistir todos los cineclubs. pero el hecho es que cada vez asis-

74 —

ten menos. Quizá sean los des­plazamientos, quizá la falta de tiempo, o también quizá sea una apatía que los cineclubs tienen en cnanto a loa problemas de la Federación, que no son probte-mas de la Federación, sino pro­blemas de los cineclubs. E l he­cho es que hubo tan sólo treinta cineclubs representados de los ciento cuarenta que hay fede­rados.

—¿Baba algvno eatattaT —Ninguno, cosa que me sor­

prende, porque en el transcurso de los tras o cuatro últimos me­ses se han federado cuatro o cinco cineclubs de Barcelona.

—Bien, te kan istada. Ta eres i í n é ea 1

—Convocar una reunión de la Junta Rectora donde se trazó, digamos, un primer plan de ata­que. Ya cuando me votaron, ca­ri casi me pidieron una decla­ración de principios que no pode hacer, pues en aquellos momen­tos no tenia idea de que mi nombre fuera propuesto para la presidencia, n i tan sólo lo había imaginado. A partir de esta reu­nión, la Junta Rectora empezó a trabajar, muy en serio, en fun­ción de una aproximación a los cineclubs. Queremos, en princi­pio, que la Federación deje de ser esa cosa extraña que hay en Madrid, a la cual es muy difícil llegar, porque la Federación no es. n i muchísimo menos, ana oficina ministerial, a la que hay que pedir audiencia para entrar, cada vez que se necesita algo de ella. La Federación no es más que una representación, visible, de los cineclubs. Todos los que estamos en ella, gobernándola, somos cincclnbistas y nuestros problemas son los mismos que los que pueda haber en cual­quier cineclnb de cualquier pro­vincia.

—iQué erees que tí todas Isa etaeetabs?

—Esto es lo que me gustaría saber desde este mismo momen­to. Aquí, en Valladolid, hemos

tenido una reunión con los c i ­neclubs que tienen representan­tes en la Semana, pero ninguno ha sido lo suficientemente since­ro para decirme exactamente qué es lo que esperan. Verdade­ramente, yo creo que ellos tam­poco lo saben. Hoy en día, gra­cias a la labor de Benitez de Lugo —a quien momentos des­pués de votarme se le proclamó Presidente de Honor de la Fe­deración—, y a l apoyo de Gar­d a Escudero, tenemos autoriza­ción para importar películas. Hay un número tope al que no hemos llegado todavía, son U por año, aunque en caso de so­brepasar esta cifra, tenemos una autorización verbal conforme no habría dificultades- O primer año se importaron doce filma y el segundo once. Todas estas importaciones han sido defici­tarias, con excepción de «7.arir daña le metros, con la que he­mos ganado unas ocho mil pese­tas, y «Accatones, que nos ha dado un beneficio de siete u ocho mil En las demás hemos perdido, desde 41 pesetas en «Vi-vre sa vies, hasta 24.000 en «Son­risas de una noche de veranos, de Bergman, por ejemplo. En­tonces, mi primera labor, al margen de lo que los cineclubs esperan de mi, es tratar por to­dos los medios de encontrar una solución definitiva a este pro­blema. Si las película» que i m ­portamos no producen benefi­cios, al menos que podamos cu­brir los gastos, de lo contrario no podremos continuar. Hoy en día la Federación tiene un défi­cit de 100.000 pesetas.

—Creo que la primera so­lución es que todas las pelícu­las sean interesantes. Esto ea evidente, pero el primer año, de las doce que se trajeron, seis no eran interesantes. Se importaron porque haUa que echar a andar, porque nos ve­nían a las manos, porque siem­pre era mejor tener eso que na­da... La experiencia ha llegado a demostrarnos que era mucho

mejor tener nada que eso. Ea el segundo año las cosas han ido mejor, en ruantir a la ralHad Por ejemplo, hemos traído tres películas de Loáis Malta y ex­ceptuando «Zazies. las otras dos, «Le ten follet» y «Aséensenr pour l'iehateuds, han sido tam­bién deficitarias. Lo cual quiera decir que tampoco es un pro­blema de calidad. No compran­do por qué no se amortiza «Le teu follet». o «El crimináis, o una película de Bergman. en fin, son tras ejemplos «te películas que, aparentemente, debieran interesar a los cineclubistas.

crrepeten de tas ¿están suMttatadaa?

—Este es el stguialo problema a que me iba a referir. O sea, primero tratar, por todos tas medios, de no importar ni una nelirnla que no sea de una ca­lidad absoluta. Segundo, los sub­títulos. Hay veces que se puede conseguir una copia subUlularia, en francés, pero otras n a Con­cretamente, ahora estamos ges­tionando la importación de «Gertruds, de Dreyer. Esto pe­lícula es imposible exhibirla sin subtítulos. Bien, pues la impor­tación de «Gertrods nos «a a costar de dos a trescientos dó­lares más con subtítulos en cas­tellano, parque los van a hacer eacUiaivamente para nosotros.

—4* sa

ees? Qulxá podría haber «na e»-lafcsrarito esa ta r t i i i s r i i a francesa de tas salas de arte y

—También tenemos la expe­riencia de que los subtítulos en francés no son demasiado apro­vechables.

19 ta

etcétera; X*, parqne ta que ofrece ta Fe

—Este es el problema que me tiene mis inmediatamente preo­cupado. El de - la organización interna. En efecto, la Federación ha fallado macho, está fallando mucho, y en los últimos meses ha fallado más. Pero es que, en satos dos años últimos, hemos pasado de un volumen de tra­bajo, que traducido en dinero era de cien m i l pesetas de mo­vimiento anual, a cerca de los dos millones en 1M5, y segui­mos estando los —jjmnf para hacer todo el trabajo. Creo que desde este mes de mayo podre-nos wmáu gmwtitmiMtdm y espero que, todos estos fallos, no vuel­van a producirse, cuando me­nos en lo que nos concierne... Pero, hay fallos en los que no podemos intervenir Por ejem­plo, un cineclub contrata, a tra­vés de la Federación, una pe­lícula de la Filmoteca Nacional. Esta, después de nuestra consul­ta, accede a ta proyección Cuando la Federación recoge esta peHcnla para remitirla al yinerHib se encuentra con que ta Filmoteca la ha enviado, dos días antes, a otra provincia, a otro sitio, o a la Embajada de España en París o a la Casa de España en Barita. ¿Qné hace­mos entonces? El fallo se ha pro­ducido. E l culpable inmediato es la Federación, pero en realidad sólo fc—w sido los iul< i toadis ríos. En estos casos procurare­mos evitar estos conflictos, pero no podremos hacerlo totalmente mientras en aquellas entidades que colaboran con nosotros no haya un espirita de servida.

de ta : —Bueno, concretamente, esto

ha sucedido este año con tas pe líenlas de la Filmoteca y con otras que nos ha dejado en dis­tribución la Embajada France­sa. Asi, pues, en lo que se re­fiere a la organización interna, creo que estamos en vías de en­contrar la iflitaMÉ definitiva, en cuanto a la distribución de nues­tro material Yo aspiro a que ningún cineclub pueda quejar? del mal funcionamiento de nues­tra oficina. En cnanto al pro-

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Películas como «The magnificen Amberson» hay muchas para importar, pero ahora. Incluso para los cineclubs, es necesario que, además de sus

valores artísticos, sean comerciales

«...Sólo viendo mucho cine se aprende de cine...»

blema de U « c e n t r a l i z a c i ó n » que abordabas en t u pregunta, ten en cuenta que en la Junta Rec­tora, a d e m á s de los cargos d i ­rectivos, los tres vocales nacio­nales, e t c é t e r a , existe un voca l por cada zona c i n e m a t o g r á f i c a . Este es el momento de que, co­mo presidente, me queje ru ido­samente de nuestros vocales de zona. Voy a exponer e l ejemplo concreto de Barcelona: la zona de C a t a l u ñ a y A r a g ó n estaba sin vocal. Hace aproximadamen­te año y medio se c o n v o c ó a todos los cineclubs de esta zona para que tuv ie ran una r e u n i ó n y ' nombrasen un voca l . R e u n i ó n a la cual as is t í yo mismo —enton­ces como tesorero y en repre­sentación de la J u n t a — . L a reu­nión se fijó para las doce_de la mañana de no s é q u é domingo, en e l local del colegio I t i l á y Kontanals. donde hay un cine-club. Y en esta hora , de ese domingo, e s t á b a m o s a l l í M i g u e l rtinar, que no representaba a ningún cineclub. sino que era amigo de todos y v i n o para co­nocerme y char la r un ra to coc-migo, y el d i rec tor de l cineclub Milá y Fontanal*.

— ¿ R e c n e r d a s q u é otros clne-clnbs estaban federados —y por tanto tuiivsuadaa ea aqas l tiempo?

—No recuerdo a ninguno con­cretamente, pero cuando menos, en toda la zona, eran unos ocho o diez. Entonces como nos ha­bíamos reunido para nombrar un vocal, pues n o m b r é a l direc­tor del cineclub M i l á y Konta­nals. que era e l ú n i c o que se había presentado. De este s e ñ o r , un joven que y o supongo que era muy aficionado, muy cons­ciente, muy responsable, m u y es­tudiante, que d e b í a tener entre diecinueve y veinte años , no he vuelto a saber nunca nada. En este momento, la Jun ta Rectora ae la F e d e r a c i ó n Nac iona l no sabe si su vocal de la zona ca­talana e s t á v i v o o muerto . L o mismo que de é s t e , podemos de­cir de todos. Como esto no pue­de continuar de esta forma, va­mos a nombrar nuevos vocales, hasta ocupar todas las yocallas de zona y a responsabilizar a los delegados.

1 ftffpi eft 1 fjecutiTo, o co iüa l t iTO, de "estos Tócales de zana?

—En t e o r í a , e l vocal de zona aeberia ser el enlace entre la Junta Rectora y los cineclubs de su zona. Lo ideal s e r í a que ca-aa vez que se reuniera esta Jun­ta, dos veces a l mes, el vocal asistiera. Pero esto no puede ser. Pues no es posible sufragar a ú n ¡ g gastos de desplazamiento, "emitimos urgentemente a cada vocal una copla del acta de la •eunión. por correo cert if icado. '0. "o sé l o que pasa con estas ^ « s . porque por no hacer, n i q u i e r a acusan recibo de ellas, "oy d ía . la F e d e r a c i ó n , desde i«adrid, t rabaja como si no exis-"eran l o i vocales. E l poder eje-S 2 o de e8tos representantes es WW en su zona. Ellos d e b e r í a n , f, i ver c u « l q « l e r problema de V.ua'quler cineclub frente a la f ,.>m "ción- y viceversa. Esto

U i m inme<>i"to. Como u tóp i co . »er i« lo idea l , p o d r í a

Responsabilizarse de l a progra-« W & l de la» p e l í c u l a s impor-¿ n Cí,r l» F e d e r a c i ó n en sus

I B S S Hoy d í a estas p e l í c u l a s mucho t iempo v ia jando

^ Proyectan hoy en M a d r i d , pa-[ «10 m a ñ a n a en L o g r o ñ o , dentro

¡T ocu*«> d í a s en Barcelona y a - t j f m a n « « i g u i e n t e en C á c e r e s . •cetera. L o ideal s e r í a que el

voca l se pusiera de acuerdo con todos sus cineclubs, que hicie­r an una p r o g r a m a c i ó n en cade­na y que la F e d e r a c i ó n pudiera r e m i t i r a l vocal l a p e l í c u l a , pa­ra que él mismo l a distribuyese. De esta forma g a n a r í a m o s t iem­po y el coste de los transportes.

—Pero todo este t rabajo , esta responsabilidad, requiere anas horas dedicadas a la F e d e r a c i ó n que d e b e r í a n ser recompensa­das, pera ¿ d e %mé forma?

—Exactamente de l a forma en que e s t á recompensado el m í o o el de cualquier m i e m b r o de la Junta Rectora: todos los cargos son honor í f i cos .

— ¿ E s t a responsabilidad, mas que en un vocal , no d e b e r í a re­caer, po r sa Impor tancia , en ana F e d e r a c i ó n Regional?

— E l problema sigue siendo e c o n ó m i c o . L a F e d e r a c i ó n ú n i c a , l a Nacional , como y a he dicho, e s t á t raba jando con d é f i c i t E l riesgo de que hubiesen otras Fe­deraciones, t a m b i é n defici tar ias , ¿ c ó m o se iba a cubr i r? Estos c i ­neclubs, po r ejemplo, los catala­nes, ¿ c ó m o iban a mantener las dos Federaciones?

— Q n i i a con una par te de I» cuota que cobra la nacional , y coa l a a p o r t a c i ó n de un d e v a d o n ú m e r o de nuevos federados cu­yas cuotas p o d r í a n dividirse

— S í . pero el ingreso de un ele­vado n ú m e r o de nuevos fede­rados r e q u e r i r í a que. p a r a poder p rog ramar las p e l í c u l a s que i m ­portamos, se adqu i r i e r an dos co­pias en luga r de una . cuando menos. De cualquier forma, e l -problema de las Federaciones Regionales, que se h a t ra tado en la Junta , de una masera p r i v a ­da, creo que no puede resolver­se de inmediato. Personalmente veo su necesidad, aunque no es posible dar le c a r á c t e r de urgen­cia.

— A p a r t á n d o n o s ya de todos estos problemas de o r g a n i z a c i ó n , es— hombre de cine, ¿ q u é opi ­nión te merecen nuestros cine-clubs?

—Como hombre de cine, debo decir lo que digo siempre: que no creo en los cineclubs espa­ño les . Esto es q u i z á grave de­c i r l o , pero es cierto. Tengo una idea m u y concreta de lo que de­be ser un cineclub. Quizas e s t é equivocado, pero, po r ejemplo, no puedo creer nunca en un c i -neclubista que rechaza un ciclo de G r i f f i t h . No s é l o que pasa en Barcelona, pero en M a d r i d l a F i lmoteca sólo ha sido é x i t o cuando se pasaron las p e l í c u l a s de l a « n o n v e t l e v a g u e » po ique l a gente pensaba que iba a sa l i r B r i g i t t e Bardot, m á s o menos desnuda. Pero se p r o y e c t ó en el

. vacio aquel monumenta l ciclo de Von St roheim. Se ha proyectado casi en e l v a c í o e l c ic lo de Re-noi r , y se e s t á dando e l ciclo de G r i f f i t h con menos de sesenta espectadores. E l cineclub tiene l a m i s i ó n de dar a conocer todo aquel cine nuevo, que significa una r e n o v a c i ó n de conceptos, de formas, pero tiene t a m b i é n l a m i s i ó n de educar. Y mientras no se demuestre lo c o n t r a r í o n i m u ­chas palabras n i muchos l ibros os h a r á n saber tan to de cine como e l ver cine. He visto mu­cho cine, y cuanto m á s cine veo. me doy cuenta de que e l cine es m á s nuevo cuanto m á s vie jo es. E l ignorar lo que se ha he­cho duran te setenta a ñ o s en c i ­ne es u n pecado m o r t a l para e l cineclubista.

—Sin embargo, cada dia hay nueves etoectata..

— C o n c r e t á n d o m e a los federa­dos, creo que los ú l t i m o s que han llegado de Barcelona, lo han hecho con á n i m o de pro­yectar las p e l í c u l a s que impor­tamos, lo que me hace pensar que estoy en lo cierto a l decir que, a l cineclubista de hoy, le interesa exclusivamente e l cine que no p o d r á ver en las sa­las comerciales. Esto en cuanto a los cineclubs un poco m á s ele­vados intelectualmente. Luego hay los cineclubs que funcionan con arreglo a l sistema de hace diez, quince, veinte a ñ o s , del «c inefórum» A este del c inefó­r u m lo que le i m p o r t a es hacer un coloquio a l final donde no se va a hablar casi nunca de cine, porque a lo largo de veinte a ñ o s de experiencia cineclubista, te llegado a la conc lus ión de que no hay nada m á s i n ú t i l que un coloquio. Porque si uno v a a l cineclub a ve r y a hablar de

cine, en un coloquio j a m á s se h a b l a r á de cine. En un colo­qu io se h a b l a r á de los aspec­tos morales que plantea la pe­l í cu l a , sobre la v i n c u l a c i ó n po­l í t i ca o social de los h é r o e s de l a h is tor ia frente a un momen­to determinado de nuestra histo­r i a , pero j a m á s se h a b l a r á de cine. Las gentes que acuden a u n cineclub donde se celebra co­loquio normalmente , y van ex­clusivamente a l coloquio, van a desfogarse. Entonces, estos cine-clubs que funcionan en v i r t u d de l coloquio, donde no se habla de cine sino que se habla de otras cosas marginales, o aque­llos otros cineclubs que sola­mente quieren ve r un cine que no pueden ve r en las salas co­merciales, son el grueso del c i ­neclub ismo e s p a ñ o l , y e s t á cada vez m á s ausente, el a u t é n t i c o c i ­neclub ismo, e l que se plantea de la misma forma ante una pe­

l í cu l a de Von Stroheim. o ante una pe l í cu la de G r i f f i t h . o ante una p e l í c u l a de Cbapl in , que an­te una p e l í c u l a de A n t ó n ion!, de Loscy o de Resnais No se puede despreciar, en u n cineclub. n i a G r i f f i t h n i a An ton ion i . n i • Chap l in f i a Resnais, n i siquie­ra a Douglas F a i r h a n k »

—Coincido mucho ea lo que dices, pera ea las cineclubs de Upo ru ra l , de p e q u e ñ a s comu­nidades, el c i ne fó rum, coa todos sus peligras y virtudes, es ana posibil idad de ab r i r un d i á logo entre personas que no se hablan desde hace machos a ñ o s y, a t r a v é s de este d i á logo , a l p r i n ­cipio ext rac ioemategr i f leo , con­seguir elevar el n ive l cu l tu ra l .

—Si . de acuerdo, el proble­ma de los cineclubs en las g ran­des ciudades es diferente a l de los pueblos; a pesar de que yo no croo en e l coloquio, tantas veces como se me avisa y tengo t iempo voy a donde sea. Pero en las grandes ciudades esto es inadmisible.

—Una ú l t i m a pregunta: ¿ c r e e s t a la posibi l idad y el i n t e r é s que puede tener en M a d r i d . Barcelona a alguna o t ra capi­tal , l a existencia de una, o unas, salas de ensayo, i i p w l s l l i a d a s ea un cine p a n m i n o r í a s ?

—Estoy convencido de que es u r g e n t í s i m o e inevitable. Creo que esta po l í t i ca de G a r c í a Es­cudero solamente c r i s t a l i z a r á de una forma defini t iva, ante e l hecho c i n e m a t o g r á f i c o , en e l momento en que se autorice la aper tura de unas salas especia­lizadas.

Hasta a q u í la entrevista que sostuvimos con el nuevo presi­dente de la F e d e r a c i ó n Nacio­n a l de cineclubs. S e ñ o r e s lecto­res, aficionados en general , c i -neclubistas en par t icu lar , aho­ra, son ustedes quienes tienen l a palabra si desean establecer u n coloquio con todo lo dicho.

IV.

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— 7 5

P R I M E R A S REPRESENTACIONES

DEL « H A R K N E S S BALLET» J A pretentacion del tHark-

nett Bailete, en el gran Tea­tro del Liceo ha causado en el ánimo de Un espectadores una impresión magnifica, inolvida­ble. No hay te t t reüas» en esta compañía, por la sencilla rosón de Que c w a bailarín, desde el prlmeiu al último, es una «et-trellaa. rodo* ellos ton auténti­co» bailarines, en toda la ex­tensión de la polaina. Forman una tropa joven, ardiente, f la dama, conforme ellos la conci­ben, se convierte en una irre­sistible fuerza vital, un impulso libertador de todo el ser, sin Que desfallezca un solo instan­te el dominio absoluto del cuer­po y de la mente. ¡Qué admira­

ble, estupendo ejemplo, nos brindan estos bailarines! ¡Y Qué profunda satisfacción ha de ex­perimentar el director artístico de la compañía —George Stobt-ne— por poder disponer de unos instrumentos Que traducen exactamente sus ideas y <jue san perfectamente capaces de cult i­var con igual perfección todos lo* estaos r toda* la* técnicas! A todo* ello*, capitaneados por Marjorie TaUchief, dedicaremos extensos comentarios, y, por el momento, no* ocuparemos de los primeros ballets presenta­dos por el tHarknessw.

En 1904, Micha Foktne. joven bailarín del célebre teatro Ma­rio, de San Petersburgo, propu-

EXITO D E «EL VITI»

TOS aficionados catalanes estamos de enhorabuena De las seis corridas que llevamos vistas, en cinco se han lidiado rcaes

con casta y bravura poderosa, y algunas bosta con edad. Desea­mos de todo corazón que la racha continúe. No vean en este deseo un puro egoísmo. Nuestras miras van más allá Van hacia el ideal de que la plaza de Barcelona no sea sólo la primera del mundo en cantidad, sino que también ocupe este lugar por la categoría del ganado que en ella se lidia. De continuar asi la temporada, el mundo taurino no tendrá más remedio que reconocerlo.

El domingo. 8 de mayo, se jugaron seis resea de la ganadería de don Baltasar Iban, de Madrid. Todas estuvieron bien presentadas. Todas poseyeron casta, bastante bravura y bastante nobleza. Las cinco primeras llegaron a la muerte con la boca cerrada. Ninguna se cayó. Ninguna exhibió el más mínimo aire borreguii. A la quin­ta le dieron la vuelta al ruedo: el premio fue excesivo, pero el público estaba muy contento con el juego del ganado. Al margen del son que tenia el quinto toro, en cuanto a bravura, resultaron más bravos, el primero y el sexto. Segundo, tercero y cuarto, sa­lieron sueltos de algunas varas e intentaron en otras quitarte-el palo. La corrida dio un promedio de 506 kilos y recibió un total de catorce varas y ocho picotazos. El público aplaudió en el arras- . tre a la primera res y la Presidencia ordenó la vuelta al ruedo de l ^qu in ta . que nadie pedia demasiado en serio.

Jesús Córdoba no pudo, por (alta de decisión, centrarse con la brava embestida de su primer toro. Brava embestida aunque un tanto incómoda, por el hecho de que el animal se volvía muy rápido. Este toro necesitaba un torero con más ánimos y un valor más nuevo, menos castigado por las cornadas, que el del mejicano. Algo parecido ocurrió en el cuarto de la tarde. Por esta su actua­ción, podríamos decir que Jesús Córdoba está ya acabado como torero. ¡Ojalá nos equivoquemos!, ya que siempre admiramos su gran dase y su quintaesenciada elegancia.

Santiago Martin « B Vlti». cortó las dos orejas y el rabo del quinto toro de I» tarde. El torero hizo dos cosas importantes en este toro. La primera fue saber medir las fuerzas del animal y solicitar el cambio de tercio después de haber recibido éste sólo dos picotazos y una vara, o sea, cuando aún conservaba fuerzas. Es (ama de que a «El Vitl» los toros que le van. son aquellos que llegan sin fuerza a la muerte. La tarde del domingo quiso de­mostrarnos lo contrario y en parte lo consiguió. No obstante no­sotros siempre hemos creído que «El Viti» se equivocaba toreando toros sin alegría y de pocas, fuerzas, por la clara circunstancia de que su muleta los rompe brutalmente y, por lo tanto, al segundo muletazo no pueden ya ni con el r ibo. Con este toro de noble y alegre embestida, construyó. Santiago M i r t l n «El Viti». una buena faena de muleta. Esta poseyó momentos de alta calidad y hasta ráfagas de alegría, de toreo variado, lástima que en algunos mule­tazo* en la suerte natural por el lado izquierdo, el toro le engan­chara el engaño. Claro es. que la rea. al final de la arrancada, corneaba algo, intentaba coger el trapo, pero este defecto tal vez puede atribuirse a la manera de correr la muleta el torero.

La otra cosa importante, después de esta señalada de torear un toro bastante entero, fue la muerte que dio a esta res. La estoca­da tuvo emoción y cierta calidad. No es que fuese extraordina­ria, perc si puede considerarse como una muy buena estocada. El público salió de la plaza con la alegría de haber resuelto en parte, y por una tarde y en un toro, las esperanzas que tenia puestas en «El V i t i * como estoqueador. En este toro entró a matar en corto, sujeto el brazo y sin dar al salto.

En el segundo de la tarde, «El Vlti». estuvo valiente y decidido, pero perdió un tiempo infinito en enseñar a embestir a un toro que, al parecer, ya sabia hacerlo. Gran manía ésta de «El V i t i * de pasar el tiempo enseñando a embestir a los toros, tanteándolos, cuando casi está demostrado, que en vez de educarles la arran­cada, lo que hace es resabiarlos y quitarles pases.

«El Monaguillos se mostró valeroso en su primero, consiguien­do acoplarse con el animal en algunos pases. Pero, por desgracia, sólo fue en algunos y la nobleza del toro merecía se hubiese aco-

Slado en todos. Ante la encastada bravura del sexto, su valor y ecisión perdieron fuerza, y el ritmo de su pulso debió acelerarse

tanto, que no le permitió parar los pies ni un sólo instante. El toro tenia genio, pero era muy noble y muy bravo.

Estafaos muy de acuerdo con la Presidencia. La oreja para «El Viti» en su primer toro, la pedia muy poca gente, luego hizo bien no concediéndola. «El Monaguillo» tampoco la me recia.

Felicitamos a los peones: «Pinturas», «Tito de San Bernardo» y Chávez Flórez. de ü cuadrilla de «El Vi t i , por la gran labor en la brega, de los dos primeros, y en banderillas, de los tres. Es, en el momento actual, la mejor cuadrilla a pie que conocemos.

Marjorie TaOcMef en «Aríadna»

CRUZ

so a su director el argumento de un abaOet» en do* acto*, inspirado en una obra de Lon­go, novelista griego del siglo I V , titulada «Pastoral de Dofnis y Cloe». Las natas explica-twas Que acompañaban el pro­yecto contenían las primeras ideas de Foktne sobre la* refor­mas gue Quería introducir en el ballet en general. tDafnis y C l o n no fue aceptado, y hubo Que aguardar el S de junio del año 1912 para Que el «bofírf» —en un acto y tre» cuadras— se estrenara en el teatro Chále­le t, de París, por la compañía de Diaghilew. Ravel compuso su música en estrecha colaboración con Foktne y los decorados de Bakst completaban la unidad de expresión entre lo* tre* ele­mentos del espectáculo —músi­ca, escenografía, coreografía— con arreglo a los principios pre­conizado* por el joven coreógra­fo. Quien logró un ^espectáculo de arte», magnifico y complejo, más bien estático, en el Que el hombre en el escenario —el bai­larín— desempeñaba un papel secundario.

En la versión gue George Ski-bine ha creado para el «Harfe-nest Ballets, en cambio, la dan-xa juega un papel preponde­rante. SkOyine ha comprendi­do claramente la mezcla degra­d a ingenua y de audacia Que albergan el argumento y la mú­sica. Su coreografía se impone por la solidez de su concepción y su fidelidad a l tema y a t u musicalidad. Se baila intenta-mente en este €Dafnis y Cloe», en él la deneia de lo* grupos va de pareja con él movimiento arrebatador, y la* escenas de piratería y de bacanal, la evo­lución del amor de Dofnis y Cloe, desde la inocencia hasta una sensualidad más afirmada, el «crescendo» general Que el ballet exige han sido expre­sados con la tola «anula de la dama, si, en este caso, se en­tiende por danza la expresión corporal llevada a su* último* extremos, o sea, la expresión de todo el cuerpo en movimien­to, desde la cabeza a los pies. JacQues Dupont firma lo* deco­rado* y él vestuario —demasia­do abigarrado este último a juicio de uno— y todos lo* bai­larines se entregan con fogosa pasión a la interpretación del ballet.

También se baila intensamen­te, hasta la extenuación, en tSe-bastián», el ballet en un acto y tre» cuadra*. Que no* dio a conocer la compañía del mar­qués de Cueva», con coreografía de Bdward Catón. Esta de John Butler es mucho más intenta y d inámica Da origen a un ba­llet notabilísimo, con su atmós­fera de furia, de odio, de amor y de hechicería, con sus pato* y actitudes exactamente conce­bidos por el coreógrafo norte­americano para la expresión de una idea o de un sentimiento, y con su maravillosa interpre­tación. La italianisima música de Menotti contribuye a crear el ambiente de la Venecia del siglo X V I I con sus sortilegios, y a ese ettma colaboran tam­bién el decorado y el vestuario de JacQues NoS, el cual paten­tiza Que tiene lo* ojo* —y el pincel— teatrales. Se trata de auténtico* decorados y figurines de teatro como lo* amaba Dia­ghilew.

«Adriadna» te bata en la le­yenda de la hija de Minos y Pasifae. Sobre una música de André Jolivet, intensamente mi­tológica por la misteriosa gran­deza de sus modulaciones y de n i * acento*, y un libreto de Pierre-Alain JaUvet y de Al-tñn Ailey, este últ imo —coreó­grafo del ballet— ha cons­truido la legendaria epopeya.

distribuyéndola en secuencias claramente concebidas. Alvin Aüey es un bailarín y coreógrafo de color, cuya compañía ha al­canzado érito* fragosos en todo Europa, y, para cAríadna», ha creado una coreografía impre­sionante, de escalo/ríante fuer­za expresiva y de una osadía indescriptible. Con la ayuda de un decorado de Ming Cho Lee y un vestuario de Theoni Al-dredge, originalisimos ambo* —la aparición de la gigantesca Pasifae, con t u traje de bron­ce, es inolvidable—, y unas lu­ces creadoras de una atmósfera fantástica, Ailey ha logrado una tensión continua. Que mantiene en suspenso tí ánimo del pú­blico. Marjorie TaUchief, en ple­na posición de sus medio* de expresión, no* ofrece una v i ­brante Ariadna entre lo» bra­

zo* tóüdo» del impasible feteo (AH Pourfarrokh).

Y casi no queda espado pa­ra hablar del ballet más im­portante Que, /unta el momen­to de escribir esta* linea*, ha presentado la compañía de la señara Harkmett: «Tiempo in-memoriai», con miistca de Paul Crestón, coreografía de Brlan Mac Donald y decorado y ves­tuario de Rubén Ter-Arubunian. Contando con este equipo de danzarines de franca excepción. Mac Donald nos brinda un himno espectacular, sobreooge-dor, a la juventud, valiéndote de un vocabulario riquísimo. Que extrae todo* lo* recursos, aun lo* más impensados, del cuerpo humano, y logra fundir afuera del tiempo» las actitu­des primitiva* y moderna* en u n a perfecta, indestructible unidad coreográfica. Todo él ballet se ve animado por un considerable aliento épico.

Y ha quedado impreso en las memorias con tintas imborra­ble* el paso a do* de «Oor Quijotet en tí Que. junto a una Marjorie TaUchief en excelente forma artística, Attilto Labis primerísimo bailarín de la Ope­ra de París, hace resplandecer en forma ten «ación nl sus cuali­dades de artista «logante y bri­llante, tu soberbia presencia es­cénica y t u fulgurante virtuo­sismo técnico.

Han quedado vaho* ballet en tí tintero —el eipoeto man­da— y a ella* no* referiremos en los próximos número*.

S. CASCH

por Federico Rodo

«WOYZECK» EN TERRASSA T A agrupación teatral «Sis x

set», bajo la dirección de Car­ies Grao, representó, en la tra­ducción de Carme Serrallonga, la versión integra de esta pieza de Buchner, antológica en el tea­tro universal, tanto o más que por si misma, como ponto de i n ­flexión de la dramaturgia mo­derna.

La linea de fecundidad del ro­manticismo germánico, bien dis­tinta de la vía muerta a que ha­bla de llegar en los países la­tinos, se manifiesta prematura­mente tanto en Buchner como en K M i t

La Individualidad nuevamente descubierta no se agotaba en el sentimiento. El expresionismo, el teatro épico, incluso toda la (ilosofia política basada en el

hombre socialmente alienado, ha­blan de hallar en este texto bre­

ve, esquemático y prestigiado por el olvido y la temprana muerte de su autor, algo asi co­mo una chispa precursora, sólo reconocible cuando ha terminad el incendio.

No sabemos hasta qué punto, en la historia inicial de un gru­po independiente de teatro, pue­de esta pieza ser útil: sea por la brevedad y dureza sintética del texto, sea como elemento de una más amplia cultura teatral que precisa, irrecusablemente, irse desarrollando a lo largo de varías temporadas.

Los inquietos y agudos actores independientes de la vecina ciu­dad podían dar a su actuación en la obra ese carácter de des­cubrimiento, de misteriosa sin­tonía emocional que es uno de los valores indudables de estas sesiones y actividades.

L O S « P R E M I O S L A R R A » 1 9 6 5 T f N Jurado compuesto por Enrique Uovet, Francisco Gar-w cía Pavón, José María de Quinto, Pedro Alteres. Angel Fernández-Santos. Ricardo Doménech, Manuel Díaz Crespo y José Monleón ha otorgado los premios anuales que dis­cierne la revista madrileña de teatro «Primer Acto».

A estreno de obra española, desierto: destacando, como únicas notas sobresalientes del teatro español, las reposi­ciones de «La Celestina», de Fernando de Rojos, y de «La zapatera prodigiosa», de Garete Lorca.

A obra teatral extranjera: «Después de la caída», de Arthur Miller

A dirección escénica: Jooé Luis Alonso («A Electra le siente bien el luto», de CNei l l ) y Adolfo Marsillach («Des­pués de la caída», de Mi l le r ) .

A interpretación masculina, desierto. A interpretación (emenina. Nuria Espert y Julia Gutié­

rrez Caba («A Electra le sienta bien el luto», de CNei l l ) A escenografía, Francisco Nieva («Después de la caída»,

de MlDer). A teatro infantil. «Los títeres, teatro de juventudes» por

«El pequeño principe», de Salnt-Exupéry. dirigido por Fer­nández Montesinos.

Como se ve. un Jurado competente y libre se ve obliga­do a ceñirse, únicamente, a cinco espectáculos teatrales. El rigor de la calidad sigue camino bien distinto a un difun­dido optimismo de cantidad.

76 —

M U S I C A par f. m m n T

I O S

C O I V C I E R T O S

m m A V E M GrJc'Ji al Patronato Pro-

Miisica, eilamoi asistiendo t uno de los mas señala-Jos cielos musicales q** se hayan celebrado en nuestra cimdad. Después da la audi­ción integral da los Cuartetos de Beetboven por el grupo Vegh, estos conciertos entra­ron la semana pasada en su periodo álgido, con la presen­cia de la Orquesta Nacional y de solistas del máximo prestigio. La expectación y ta calidad se mantiene en la se­sión de clausura del próximo lunes, en la que los dos con­ciertos de Beahms serán inter­pretados por el joven y gran pianista Bruno Gelber.

FROHBÍCK

m : \ m M K UNQUE la Orquesta Natio-

nai es bien conocida entre nosotros, nunca habíamos dis­puesto de una oportunidad tan extensa y variada para admirarla de cerca.

sultán poco operantes ante la impositiva calidad y unanimidad del coajunio, que en el primer contacto nos emocionó, y luego nos mantuvo en permanente complacencia.

Frühbeck, de Burgos, es un ex­traordinario director, una de las más seguías y progresivas batu­tas jóvenes con que cuenta el concierto mundial. Su Consa­gración de la Primavera, de Siravinsky, superó aún —so­bre todo en la primera par­te— el impacto causado en la anterior audición barcelo­nesa. Una versión electrizan­te, por su tensión rítmica, tu despliegue de color y su pro­vocación del climax... No obs­tante, para nuestro gusto las in­terpretaciones más definitivas de Frühbeck consistieron en dos obras can diversas como la Sin­fonía Clasica de Prokofieff, que jamás se nos había explicado con tanta irónica amabilidad, y la Quinta de Beetboven, reciamen­te construida, dentro de una con­cepción sobria y profunda. No supimos captar similares aciertos en la Guana Sinfonía de Brshms, que tequíete una mayor conti­nuidad lírica, y nos satisfizo el detalle sonoro de Dafnis y Cloe, de Ravel, sin que llegáramos a experimentar toda la sugestión ambiental de la obra. Importa subrayar finalmente que los acompañamientos de Frühbeck con la Orquesta Nacional, en los distintos conciertos programa­dos, fueron absolutamente mo­délicos-

r Frubeck

Transcurridos tres años y n^ -Idio desde que Rafael Frühbeck I asumió la difícil sucesión de At -l í f u 4 , 'a <^ri'ucs,a Nacional se Inalla en un momento singular-Imente espléndido. Todas sus sec-I fu ' ^L responden con precisión, l 'Kxibilidad y excelente color JO-|noro. La cuerda es pulcra y vigo-

• el metal emite con «eguri-V contención, la madera es

I considerablemente homogénea, la IPtrcusion tiene vida y exactitud. |r 'aro que, como ocurre en ¡ios mas distinguidos grupos ins-l'/uraentales. no es imposible se I r t i *:term'«>»A»s focos suscep-uwes de mejora. Así, la cuerda

w e por lo menos en la acós-g » del Pafam— admitiría favo-'blemente algún refuerzo de so-or.dad. La madera, a su vez, po-

lr -J bcne"ci*rse de una menor ¡rín ? k cmisiÓ0 de los cla-

•etcs. Pero éstos y otros posi-a reparos, leves y aislados, re-

UJS SOlfST/IS: M \ m DIAZ, RRUNÍIAUX

T7N el Concierto de Aran juez, reapareció el guitarrista vene­

zolano Al i r io Díaz, cada día me­jor situado, según las noticias que llegan de sus conciertos y grabaciones. Al i r io Díaz suma las ventajas de una seria forma­ción musical a la imaginación táctil propia de ios guitarristas natos. La música de Rodrigo sa­lió de sus manos pulcra y per­fumada, libre de dificultades y de rutinas. Nos pareció muy conse­guida la ornamentación que aplicó al fragmento central

Es lástima que Arthur G m -miatiz baya venido solamente para mear el Concierto de Bee­tboven, obra que. por otra parte, no se halla exactamente dentro

El maestro Emilio Pujol en su clase del Conservatorio de Lisboa

P M M & G I A Y B por Xavier Montsalvatse

E M I L I O P U J O L EL pasado 7 de abr i l cumplió sos 80 aflos Emi­

lio Pujol. Es oportuno y agradable seña la r esta efemérides porque el maestro de km guita­rristas ha podido celebrarla en activo, dedicado al trabajo que en todo k> que va de siglo ha sido y sigue siendo la razón de su vida ; el es­tudio de un viejo instrumento, so dignificación y el esfuerzo tenaz e Inteligente para imponer aquí y m á s a l lá del á r e a en que se alambró, so verdadera e Ilustre tradición.

Sncesora directa de la vihuela, la guitarra, debido a su extraordinaria popularización en el siglo pasado, fue bastai deada, abandonada por lus compositores autént icos que encontraron en otros Instrumentos un medio de expresión más afín a los gustos musicales de su tiempo. La existencia de un Femando Sors no fue sufi­ciente para salvar un periodo de decadencia que empieza a superarse con la revalorisación ile los clásicos castellanos, andaluces o valen­cianos emprendida Iniclalmente por Francisco Tár rega . Este significado guitarrista castello-iiens»*. profesor en los conservatorios de Bar­celona y Madrid legó una serle de parti turas en las que el colorido pintoresco y l i terario —lleno de evocaciones a las cadencias á rabes , a la Alhambra y hasta al Carnaval de Vene-cia— no es m á s que una faceta epidérmica de un arte sazonado cara a los antiguos, a los clá­sicos del instrumento. Tá r rega , muerto en Bar-ivlisia en 19U9, fue durante ocho afios el maes­tro de Emilio Pujol, y éste ha sido su biógrafo, pnblleando sobre la vida y la obra del maestro uno de los ensayos más completos e Inteligentes que se han trazado con referencia a un músico espaftol.

A Emilio Pujol le debemos no sólo este estu­dio de la personalidad de Tá r rega sino on gran número de trabajos Importantes —algunos esen­ciales— para el conocimiento de la vihuela y la guitarra, no sólo en el aspecto histórico sino «rtétli u. técnico y práctico. Miembro del Conse­jo Superior de Investigaciones Científicas, ha transcrito y analizado en un volumen editado por este organismo, los manuscritos de Bnrfqnez de Valder ráhano —el gran vihuelista del si­glo X V I — que componen el cLibro de música de Vihuela, intitulado Silva de Sirenas». Este trabajo tuvo por antecedentes otros de no menor significado divulga (ION por el aludido Inst i tuto:

las transcripciones de las talladuras de «Los seys libras del Delphina, de Lnys de N a r v á e z ; loe «Tres libros de música en cifra para vihue­la», de Alonso de Mudarra, y contará con la nueva aportación que prepara Pujol: las trans­cripciones de la «Orphenlca Lyra», de Miguel de Fuenllana.

A l margen de la musicología estricta, Emilio Pujol ha adaptado a la guitarra actual Infinitas obras tanto de loe vihuelistas como de los com­positores de todas las épocas, desde Bach hasta loe de nuestros días y a él se deben varios tra­tados técnico-históricos del Instrumento.

Alterna el artista su actividad de Investiga­ción con una infatigable labor en el campo de la pedagogía y en el ámbito de las salas de con­cierto en las que la guitarra o la vihuela son estimadas como instrumentos de valor musical absoluto. Recitales y conferencias en Londres. Par í s , VIena, una gira por América hace tiempo que dilataron su prestigio de Intérprete y cono­cedor científico y humanista de su arte. Sus en­señanzas y clases de divulgación en la Acade­mia Chiglana de Siena, sos cá tedras actuales en el Conservatorio Nacional de Lisboa y el Supe­r ior Municipal de Música de Barcelona, sus cur­sos internacionales —el últ imo celebrado el ve­rano pasado en Lérida, su tierra natal— le han situado en un indiscutible primer lugar entre los estetas, de los teóricos y también de loe más eficientes concertistas de guitarra.

Cuando el viejo instrumento es tan diversa­mente divulgado, cuando sus técnicas, sus posi­bilidades y el alcance de su capacidad de reve­lación y difusión musical parece diversificarse y muchas veces adulterarse. Emilio Pujol con­tinúa sirviendo honestamente. Indeclinablemente defendiendo desde todos los ángulos de su ejer­cicio al instrumento de cnerdas pulsadas, la vihuela o la guitarra, recabando para éL sin concesiones, el derecho de la más alta conside­ración ar t í s t ica . El arte de los Mateo Flecha. Luis Milán, Alonso Mudarra, Gaspar Sanz. Sors o Tá r r ega perdura estudiado y difundido por Emilio Pujol, musicólogo, y revive en los Instrumentos tañidos por éL en estas guitarras barrocas o modernas, construidas por García o por Torres, en estas vihuelas que guarda como vínculos tangibles de una gran tradición mu­sical.

de sus mayores afinidades artís­ticas. Hubiera sido muy intere­sante, en cambio, oír a este in­comparable estilista en alguna sonata de Mozan y de Bach. Grumíauz mantiene las caracte­rísticas de la escuela belga de Ysaye. Su sonoridad es más re­finada que amplia, y su búsque­da expresiva rehuye los gestos grandilocuentes Nos dio una in­terpretación de Beetboven muy controlada, muy escolástica, que ganaba en gracia lo que k fal­taba en empuje.

BENEDEril / m C H E L A I \ 6 H J T T N A leyenda publicitaria ha ^ desfigurado la personalidad

de este pianista, que es paradóji­camente un hombre celoso de su intimidad artística y escéptico con respecto al magno tinglado

comercial de ios conciertos A pesar de haberse recluido en su país durante más de diez años, de haber grabado solamente un par de discos, Michelangeli no ha conseguido librarse de su des­tino de ídolo multitudinario; antes bien, su retraimiento ha si­do interpretado como excentrici­dad, y le ha proporcionado so­brenombres tan escandalosos co­mo «la Callas del piano» o «el Hamlet de Brescia». Y sin em­bargo, es todo lo contrario de un divo de su instrumento: es un intérprete conciso, objetivo, aristocrático, e z t re nudamente fiel a las partituras. En el Con­cierto de Schumann, por ejem­plo, quedó ría ra mente definida su asepsia pasional, su tendencia a sublimar ios sentimientos ele­mentales en una poética y fluida elegancia.

El recital del pasado lunes

proporciono un retrato muy completo del artista, el retrato que a él mismo le interesa di­vulgar, puesto que este repertorio es exactamente el que, desde ha­ce muchos meses, propone M i -cbelangeii, casi sin variación, para todas sus actuaciones. Efec­tivamente, en la Chacona de Bach-Bussoni pudimos admirar toda la gloriosa rotundidad que alcanza su toque, la última So­nata de Beetboven fue un im­ponente desarrollo de contrastes (alguna vez poco espontáneos y excesivos en cuanto al templo); el segundo Scherzo de Chopin representó una lección magistral de correcto emboto». Lo más bello del recital Uegó, empero, con las «Images», de Debussy. servidas por una técnica increí­blemente pura y cambiante, por un podc[ de sugestión inmenso.

C C.

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PAULO V I ANTE El DEPORTE

" E L GLADIADOR PAGADO" Mex-cé V

/"•ON este cofnentario. cerra-mas nuestra dlsqulsldán a

propósito del último Consreso que el Comité Olímpico Interna­cional celebró en Roma durante la última i w — de abril La trascendencia de a l p i f " de las decisiones adoptadas y de varios de loe actos que le rodearon, bien lo merecen. De ellas, se de­rivarán importantes consecuen­cias para el deporte.

INVITACION AL DIALOGO

El último jueves de abril. Pau­lo V I recibió a los miembros del Comité Internacional Olímpico. El Santo Padre —entre cuyas virtudes figura, en primer tér­mino, la firmeza y valentía de sus opiniones— demostró un co­nocimiento del deporte, una pro­fundidad e Identificación con el ollmpiamo. que sorprendió enor­memente a buena parte de ka 82 miembros del CIO que le vi­sitaron. Especialmente a quienes no comiilgan en el cristianismo.

El presidente. Avery Brundage. en su discurso, invitó al Santo Padre a un diálogo entre el mundo del departe y el de la espiritualidad. «El olimplsmo —afirmó Brundage— carece de dinero, no dispone de ejércitos, no tiene ninguna fueres 'oodi­va y reina sobre 123 países del mundo. Con ello sirve a la cau­sa de la pas y de la concordia. I f i l s i r "* convencidos que el co­nocimiento reciproco lleva al res­peto y al amor bada el prójimo. Vemos en cada hombre a un hermano, sea cual fuere su na­cionalidad, su rasa o su religión. Nuestras armas son la compren­sión la fraternidad y el respe­to de la dignidad humana. Mien­tras el derecho Internacional choca con dificultades para la creación de una sociedad paci­fica de naciones soberanas, mientras el principio de la su-pernactonaHdad halla ásperos y frecuentes obstámlns, la socie­dad deportiva mundial ha afir­mado sus prtndptos superiores con gran avance y gran éxito.»

La contests cVsi de Paulo V I . tuvo una rtimstdad y enjundia en verdad trascendente: s¿Qué In­terlocutor m á s váUdo y npreseo-tattvo podríamos Nos hallar que el Comité Internacional Olimpi-ooT Pero al mismo tiempo una duda asalta nuestra mente. ¿Pueden Imaginarse dos inter­locutores aaás mSmmmm ose la n a g l ó n y la « d f r i ó n flsica? Oteo de cBos, i

~ d ie espUttual; <• otro.

del fasanteie y de k x

•Pero hay m H —continuó d ~m s t U i M i i i á p — w

dúo. la taha, el al aasirii irln. ¿No apa­

rece d departe como un estímu­lo a te áwl l i te i l . un elemento de división, un factor de disgre-

' sodalT T la reügióo pre-la armonía,

la twlia I ÓM de la pas sodaL

oerosos —afir­mó d Santo Padre—, ya que en­tre el departe y la Iglesia sola­mente hallamos comu­nes. Portmiiu considerar al de­porte como educación física, o bien como educación moral y social, o. finalmente, como edu­cación internadonal. En esos tres aspectos, halla mns sola-

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mente coincidencias con Nos. contemplando las a rmonías profundas y las relaciones de parentesco entre la sana práct i ­ca del departe y su sana doctri­na. SI ha sido el mismo Dios quien ha creado el ataña y el cuerpo, la belleza moral y la be­lleza física, debemos completar su obra procurando dar perfec­ciones a El verdadero Dios es amigo de la vida, pues es tí autor de la misma, y aprue­ba d juego y la noiwpetirtów 4 se manifiestan dentro del rea-peto mutuo y tí deseo del ver­dadero mejoramiento del hom­bre.

>Es menester distinguir d de­porte de la educación física. En aquél hallamos un poderoso fac­tor de educación física y moral que permite que el diálogo con la Iglesia sea m á s cordial, ya que los puntos de vista se acercan mucho más. La práctica del de­porte impnfu» una lealtad, un respeto a í honor y al ~falr play" que hace inadmisible, antidepor­tiva y despreciable, toda tentati­

va de fraude. No podía hallarse maestro más exigente que tí de­porte, i Cuán ta dMrtpWna, espíri­tu de sacrificio, dominio de sf iiit«»K« valentía y tenacidad se derivan de la práctica deportiva!

>Bn los Juegas Olímpicos, d esfuereo. la hahindad y la fner-aa no se dirigen hada la meda­lla que conquistar, sobre el ad­versario a vencer, hada la «per­formances por la «performances. Es a la cansa a quien se sirve y no a la amhtrWi de la recom­pensa. Es ejemplar y admirable la energía con que defendéis d deporte amateur, contra la i n ­vasión dd profesionalismo, dd glsdlarinr pagartn Oponéis un DO enérgico a la Intrusión co­mercial y a la Intrusión política en tí deporte. Ya que sabéis bien que es a este precio que. única­mente, puede mantenerse el de­porte en un nivel social y edu­cativo que es d único en que puede vivir.

aPero es menester ampliar el horiaonte y contemplar el de­porte en su dimensión mundial.

¿ótoo medio de educación inter­nacional. Existe en tí deporte una característica que tí ollm-pLsrno pone tÉÉBHlHlBMNli de relieve: es su universalismo El hambre es siempre d twUww» en todas partea. El verdadero de­parte no conoce f l mi leí as, Ig­nora las discriminaciones basa­das en el color de la piel o a la afiliación a un grupo poUtlco. Cada cual se km^mt por su pro-pió valor. Las Juegos Olímpicos se han revelado causo un cxtra-ordlnarlo factor para la difusión d d Ideal de pas entre las na-dones intmtfidflnalefi. los atle­tas aprenden a conocerse, a es­timarse unos a los otros, a prac­ticar entre ellos la hospitalidad y tTriar las atendones derivadas de la cortesía in temado nal. L * guerra, ese gran enemigo d d gé­nero humano, es tamhiwi el ene­migo por excelencia de vuestras nobles y ejemplares «performan-cess. Para d observador impar­cial, d j^BBiBNg es una gran Institución de carácter univer­sal, a l servido de la pas d d mundo La Iglesia, que persigne fines de orden espiritual, es asi-wii^ny^ UZUL 9T*&D tr ,* 11 ud^Tl áC carácter universal al servicio de la pas d d mundo. De ahí que d encuentro es f ád l y tí «w t«np« natural entre la Iglesia y tí de­porte.»

La vos d d Papa, tuvo acentos de profundidad deportiva y de familiaridad olímpica, que su­peraban a los d d barón de Cou-bertln, en sus exégesis y defini­ciones del Olimplsmo. La valen­tía con que se pronunció respec­to d d «gladladnr pagado», ha levantado ya. en los escasos días posteriores a haber sido pronun­ciadas, comentarios de respeto, de aplauso y algunms de discon­formidad. Es d mejor signo d d acierto y de haberse espresado magistral y felizmente.

DOS CATALA NES EN EL OLIMPISMO

El Comité Internacional Olím­pico, colecta sus miembros a través de las personalidades que, en cada país ilewsi wBSi una función de mayor HVrwte. más acentuado olimplsmo y más sin­

cero tsi>iillii ainatetii. Muchos países, los que no han logrado un «nivel oUmpicos. no tienen miembro d d CIO. De los 123 patees pertenecientes a l moví miento olimpim, sdsmente se tknen a un M g i i t l i de su país en tí seno del olimplsmo. Aqué­llas, no san reptes» ntantes de so respectiva nación en tí CIO sino que. al revés, son rtnbajadtv res del CIO en sus respectivo-países Tampoco es cada pal» quien hace la designación, sino que es el CIO quien los elige por cooptación, ponderando mocho la independencia y espíritu abierto y deportivo de cada una de aquellas personstldades.

Muy pocos patees cuentan con más de un miembro en tí CIO, espede de «Cónclave d d depor­te mundial». Estados Unidos y Francia (éste por su honda raíz olímpica y aquélla por so actual fuena deportiva), son los únic. patees que cuentan con tres iiilieiiliiiis Otras patees de enor­me raigambre y e^tir i tn oMm-plooa. tienen a «los miembros del

Finlandia. Oran Bretaña . URSS, O n d a (patria d d olimplsmo cuente como miembro d d CIO a su actual rey). Japón, Brasil. Méjico, Sueda y Suiza.

En Roma, otro deportista a», pañol fue llamado a formar par­te d d Comité Internacional Olímpico, A pesar de que los MWMMBÍMÉIB en tí CIO son exclusivamente a título perso­nal, aquella distinción revierte. Ineluctablemente, también hacia d departe español y partícula mente, en d deporte catalán. Un buen amigo de DESUNO, Juan Antonio Samaraneh. fue •MgKte en Boma como tí se­gundo miembro español d d CIO. Su labor deportiva, su Inquietud olímpica, su formación cono at­leta y jugador —que arranea en sos tiempos de boxeador am. teur y jugador de hockey— han sido credenciales que tuvieron su importancia en la design > d ó n d e Samarach como miem­bro del CIO. Pero lo que mayor­mente pesó en aquella decisión fueron su gran preparación co­mo dirigente y la universalidad con que su labor ha sido cono-

(rente al Elche

su temporada—. d te-> vivido d suérootes

<o-de Stam/or i Brtáge

w de tm

•f. parte de m

é l éUore*. a* igaat que a l ¡ su derecho a l a f m a

la tí próxfvio torneo /erial, * nat. áeja a cubierto la ¡ m t k i i m M m d d

nal espadóte a* hoftrd jugado totalmente el mitra***• " -

de Copo' ¿TTOTÍ». *e* la que et Madrid hab rá rematado unta pMftdHdmdet que. en xa l o a i m f o , spaimirms can fo-falsteate esfmnadn.

l a Copa aos ofreció d^ tamlmgü « M a i r erperamot que tnadana tampoco guebiard la tradición, cuatro pártelos típi­camente ooperos. Resultados estrechos, nparados e inciertos en grado samo. También aos ofreció, ana v a más, d desas­tre arbitral d d f t tbo l mgSSá , w que nuestro equipo na­cional, dentro de dos mete», en Inglaterra, sufrirá las conse­cuencias, pa que nuestros jugadores viven desde hace varias temporadas, ea el más desconcertante desbarajuste por parte de los arbitros. Una vez más, también, fueron los mismos

quienes lemgteruw tes beneficios y sufrieron las con­de aquella Imñptltmd de mmttnM árbUros. B Atlé

tico de Madrid recibió aa regalo d d ssdor Sánchez Ibáñez que le vaUó d sníco gol d d penúltimo encuentro que se ha­b ré tejado « a d Estadio Metropolitano, pa que su derribo es inminente. T el Barcelona sofrió por enésima vez é e l a i a e p -atud. parcialidad y falta de entereza de la maporia de actua­les árbUros espadóles. EZ señor Bueno dio ana dora lección d doariapo último, en la primera parte del encuentro jugado ea d nuevo estadio barcelonista, de cómo no debe arbitrarse un encuentro. SI la Srlecctóa naekmal iipmñolm qae jugará d Mundial de Inglaterra no olvida pronto la forma de ar­bitrar de loe jueces espadóle», se hal lará dentro de nueve te manas ea ana situación realmente difícil. O. espectáculo de

r primera parte d d dnadagu ningún arbitro d d MUadtel habría permitido. Más de dneo /agadoi u habrían salido

d d terreno de juego, p d pdbüoo habría, finalmente, presen­t í gran partido qae d Elche p el Barcelona paeden

completará sa entrenamiento para El proasodón, tafeo semifinabsta

jugar la frente d titular, que ea d Madrid joparé en d Ber-

d qae tendrá enorme influencia d re­sultado d d miércoles ea la final de la Copa de Europa. Y d Barcelona p d AOético de Bilbao jugarán ea Elche p ea San Mames sendos partidos ásperos, difíciles e inciertos. Pero de-berían dosificarte semifinaUstas de ta Copa.

A. M. V.

cid» en el mundo entero Cuan­do tntenmctanalmrote ae habla del deporte español, el nombre M samara nch aparece en un in-torme. en IB» proyecto del ma­yor valor y estima r V c

y^iafta tuvo, anteriormente, a otro catalán Ilustre como miem­bro del C í a O harto de OUeH quien, durante 32 años, fue el B j h i » del aflmpismn en Ss-aafia. Su labor toro como f ace-¿ 2 s m á s l [ i l [ r ^ ° " ' * * d Congre­so que el CIO celebró en Barce­lona el año 1931 (primera oca-sida en oae el ollmplsmo vino a ESpafia). su gran labor de ayu­da a deportistas de toda España durante nuestra Quena Ch-U. y los I I Juegos Mediterráneos, que no llegó a presenciar. La estela de simpaUa y eficacia que dejó el barón de OUeU es una de las notas más positivas que España tiene en el OUmpiamo. El actual barón de OOeO. don Pedro Iba-rra Mac-Mahon. miembro asi­mismo del CIO desde 1863. verá su tarea compartida por Juan Antonio flamaranrh. y el depor­te español tiene abara a dos ve­ladores de singular calidad ante el ottmpismo.

UNA TAMA DIFICIL. PERO NECESARIA

La presentación de la ciudad de Madrid como candida ta a la organisadón de los Juegos Olím­picos de 1973. ha despertado di­versos comentarios, no todos coinciden tes. Vn día. que espe­ramos será bien pronto, se h a r á toda la luz necesaria sobre este particular y veremos de qué ma­nera la ciudad de Barcelona so­licitó aquella organt radán al Co­mité Olímpico Español y en qué forma éste se decidió por Ma­drid. También será interesante

conocer las condiciones que el Ayuntamiento de Madrid exigió para organixar los Juegos y en qué forma, en qué cuantía, todo el pais cataba dispuesto a sufra­gar la Olimpiada de 1973.

Pero sea de rilo lo que se quiera, es ya un hecho que M u ­nich organizará los X X Juegos Ottmptcoa. y que para la si­guiente Olimpiada queda abierta la postulación. Para lograr ta i distinción —honrosa pero difí­ci l , beneficiosa peto castaaa— no será menester llegar a deci­siones precipitadas y de útt*"10 hora. Deberá ser la ciudad es­pañola de mayor tradición ollm-

K de mayor densidad depor-mw\ un público más abierto,

más comprensivo e internacio­nal, la ciudad que, sincera y real­mente, desee acoger a la Juven­tud de todo el wiimrfrt quien presente su candidatura.

Para rilo. Barcelona tendrá sa chance. Creemos que nuestra ciudad es la más € olímpica» da España, y por ello tiene la obli­gación de intentar, seriamente, sus posibilidades para unos fu­turas Juegos. Pero es asimismo m*n*Kt*r que —al igual que la mayoría de ciudades que los han alcanzado— se prepare durante años, promoclonando su capaci­dad, preveyendo sus instalacio­nes, capacitando a su pública

Los futuras Juegos O limpíeos no recaerán en una dudad que pueda organizarías en forma grandiosa y espectacular. Debe­rán ser unos Juegos austeros, deportivos y humanos. Para

rilo. Barcelona es la dudad es­pañola que tiene mayores capa­cidades.

A oondtdón, claro está, que nuestros Ayuntamientos —éste y los que le seguirán— sepan mos­trarse dignos de rila

Munk*, ciudad que organizará los Jueqos de 1972, vive, en su amor hacia la cultura Ménica, toda la satisfacción de haber logrado la confianza del otimplsmo mundial ante la trigésima Olimpiada. Asi, las fachadas

de sus museos ofrecen ya un anticipo de las jomatUs de agosto de 1972

S i U d . n o c o n o c e I r l a n d a , e s u n m o t i v o m á s p a r a v i s i t a r l a y d e s c u b r i r s u s b e l l e z a s

En !• parta más occidental da Eu-">!»•-Wanda, templada por el in-""io de la conianla dal BoRo. ofre­ce a quienes buscan si plácido •Mfcgo todas las dafcias da un üp«mo verdadaramanta auténtico. ¿"• tewteiaL. an Manda aa noa orocacon todo su exuberante u das Prtmaw aapiandor. U a saiaa aon más

loa-cottaosa-bi«ici» con ni i I techos de paja; azulas intensos

"•taBoa. tranquilos los pueblos... S p w e » » usted deportas-an Ir-£ r )u8«'«l golf... uihasta disponer «te una playa toda para usted! En

Irlanda- circularé por carreteras de pavimento y señalización axceten-tea; encontrará vslas y montañas casi desiertos; escuchará música de olas rompiendo en la arena; par U cómodos nótelas da exquisita co­cina, con variedad da aspacteUa-

latisfacer al "gounnaf nüaaslBanta. Manda aaaparihla ni siqutera brtten oatontaaamanto por la ñocha loa anuncios lumino­sos da tea dudadas modernas... Manda as un pais de poetas, de ro­mánticas cancionaaWUArtcaa.de compañía cordial y de amistad en-

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1-3 : m / s / r U N I A S A f l f á S D i ESPAÑA

Hombres,,

UNA CAPITALIDAD QUE NO PUEDE DISCUTIRSE PUBLICABAMOS, hace unas w a t , un comentario en el que po-

oíamos de manifiesto la indiscutible capitalidad deportiva que Barcelona ostenta en nuestro pais. Dos canas, llegadas de centenares de kilómetros de nuestra ciudad, cuyo interés hacia nuestras páginas agradecemos, ponían en duda el fundamento de nuestro comentario.

Sin el menor ánimo de polémica, sino con el solo objeto de con-firmai nuestras aíinnaciooes, nos permitimos considerar las manifes­taciones de algunos deportistas, de nivel mundial, que han sido acto­res en nurura dudad de los acontecimientos deportivos que afirman y acreditan aquella capitalidad.

El campeón del mundo de mococross, el soviético Arbikof, des­pués de su victoria en d circuito de Moneada, el último domingo de marzo, manifestó:

«¡Qué gran público, cuan difícil y atractivo es el recorrido de la carrera y qué magnífica organización! >

Una semana después, en ocasión de los Campeonatos de España de natación, en competición invernal, oímos de labios de los partici­pantes en los mismos, asi como de los dirigentes de la natación na­cional, los más cumplidos elogios por d éxito y la capacidad orga­nizadora de la natación catalana

Ocho días después, la Liga Mediterránea de Watcrpolo ponía nue­vamente de manifiesto la puianxa de nuestro deporte, encuadrando aquella competición internacional, en donde el renaciente warerpolo español perfiló ya algunas de «us posibilidades.

Bajo Is lluvia y con la tristeza de su abandono reflejada en sos palshras, Jsckie Steward. después del Grao Premio de Barcelona de Automovilismo, proclamaba asimismo, el domingo siguiente, la ca­pitalidad deportiva de Barcelona, confirmándolo, momentos des­pués, d vencedor del mismo, e! gran piloto Jack Bnham.

En el primer domingo de mayo, Pilic, el primer tenista yugosla­vo, después de su eliminación en d torneo de Copa Dsvis, manifes­taba publicamente, en las pistas d d Real Club de Tenis Barcelona, su admiración por el nivel deportivo de nuestra dudad, reflejado en aquella ocasión por las instalaciones, el público y la organización de la primen eliminatoria del oficioso campeonato del mundo de tenis por equipos nacionales, en la edición de este año.

El domingo último, los pilotos participantes en la primera prueba para el campeona» del mundo de motociclismo tuvieron para nues­tra dudad y para nuestro público frases que no eran mero cumplido ni obligada atención. Eran la expresión sincera d d nivel al que Bar­celona, deportivamente, ha llegada

Ayer, hoy y mañana, nuestro tenis centra nuevamente en las pistas de Pedral bes la capitalidad deportiva de España, al disputarse en las mismas la segunda eliminatoria en Copa Davis 1966, que enfrentará a España coa Brasil. Y dentro de ocho días las últimas jomadas del Trofeo «Conde de Godo» retendrán aquella primacía nacional en el vasto y variado mundo del depone. Y la próxima semana, y la otra, nuevos acontecimientos mantendrán aquella hegemonía —sin parar mientes en d número de licencias deportivas de Csrihiña— que, se­riamente, no puede ni discutirse.

A. M. V.

El más internacional y prestigioso de los altos jabones de Europa

M X R U R G I A E S R A Ñ A