Las Bienaventuranzas

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LAS BIENAVENTURANZAS Juan Manuel Martín-Moreno, SJ Introducción 1 1.- Los pobres de espíritu 3 2.- Los no-violentos 6 3.- Los que lloran 10 4.- Los que tienen hambre y sed de justicia 14 5.- Bienaventurados los misericordiosos 18 6.- Bienaventurados los limpios de corazón 21

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LAS BIENAVENTURANZAS

Juan Manuel Martín-Moreno, SJ

Introducción 11.- Los pobres de espíritu 32.- Los no-violentos 63.- Los que lloran 104.- Los que tienen hambre y sed de justicia 145.- Bienaventurados los misericordiosos 186.- Bienaventurados los limpios de corazón 21

7.- Bienaventurados los artesanos de la paz 248.- Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia 279.- El reino de los cielos 30

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INTRODUCCIÓN1.- Formulación simple de las bienaventuranzasDichosos los pobres y desgraciados de este mundo y los que se solidarizan consu causa, porque son los beneficiarios del Reino de Dios.

2. Los tres deseos de DiosYo quiero instaurar ya mi reinado definitivo sobre este mundoYo quiero que en él los más desgraciados sean los primeros, los preferidosYo quiero que los cristianos y todos los hombres de buena voluntad se dediquenardientemente a instaurarlo. En eso consiste la verdadera felicidad.

3.- Las bienaventuranzas se fundamentan en JesúsJesús las vivió primero antes de predicarlas. Son el retrato moral de Jesús ypor eso él fue el primer bienaventurado. Fue pobre, manso, recto de corazón,tuvo hambre y sed de justicia, y sufrió persecución a causa de ella. Son elprograma de identificación con Jesús. Jesús no sólo anuncia el reino, sino quelo realiza en su persona. Identificándonos con él, llega a nosotros el Reino.

4.- Las bienaventuranzas nos descubren el corazón de DiosMás que hablarnos del hombre, las bienaventuranzas nos hablan de cómo es Dios.La nueva imagen de Dios es la de aquél que prefiere a los pobres, tienedebilidad por ellos, les dedica lo mejor de su amor.

5.- Las bienaventuranzas anuncian una nueva eraSe inicia una nueva era en la historia humana, un nuevo orden en el que losdesfavorecidos de este mundo van a tener nuevas oportunidades, porque son losprivilegiados de Dios. Este mundo ya está presente, ya amanece en las personasy comunidades que viven los nuevos valores.

6.- Las bienaventuranzas son el programa de vida de la comunidad cristianaLa comunidad es el lugar donde se empieza a vivir esas nuevas actitudes y eseorden nuevo. La comunidad nos educa el corazón y crea unas estructurassociales donde vivir el estilo de Jesús de un modo coherente.

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1.- BIENAVENTURADOS LOS POBRES DE ESPÍRITULas bienaventuranzas proclaman Felices a los pobres. Lucas dice

simplemente "pobres"; Mateo habla de "pobres de espíritu". En realidad setrata de dos bienaventuranzas diferentes. Expresan los aspectos diversos,aunque no contradictorios de una misma "realidad.

Nosotros este mes estudiaremos la bienaventuranza de Mateo, yestudiaremos qué significa la "pobreza de espíritu" y cómo vivirla.

Se trata ante todo de una actitud interior, más que de una situaciónsocioeconómica. Puede haber pobres ambiciosos, o amargados o resentidos queen modo alguno serian beneficiarios de esta felicidad.

a) Quiénes son los pobres de espírituEl pobre ante sí mismo*El pobre de espíritu es ante todo desprendido con respecto a los bienes

materiales. No los ambiciona, no los atesora, no se siente dependiente deellos; no sufre cuando los pierde. No considera que esté en ellos la fuentede su felicidad. No pone en ellos su confianza con respecto al porvenir (Si5,1-3).

*El pobre de espíritu es sencillo; gusta de las cosas simples. Rechazacualquier tipo de aparatosidad, de competición, de montajes grandiosos.Siente repulsión hacia lodo lo que es fachada, aparatoso, pretencioso, am-puloso (Sal 131 Pr 15,16-17).

*El pobre de espíritu es modesto: no ama la exhibición, sino que másbien oculta con pudor cualquier cosa que pueda resultar llamativa uostentosa. No gasta más de lo que puede para tratar de impresionar (Si18,33).

*El pobre de espíritu es frugal; necesita poco, se contenta con poco.Decía ya San Francisco: "Yo necesito poco, y eso poco lo necesito muy poco"En medio de unos grandes almacenes podemos decir admirados y contentos:"¡De cuántas cosas no tengo necesidad!" (Flp 4,1I-13; 1 Tm 6,8).

*El pobre de espíritu depende de los demás, el que no es autosuficiente,el que no se avergüenza de pedir. Pobre es el que no se vale por sí mismo,sino que necesita apoyarse en los demás.

*El pobre de espíritu no se oculta a sí mismo sus limitaciones, ni seavergüenza de ellas ni las disimula ante los demás ni se sube a un pedestalconstruyéndose una imagen o una fama que no corresponden a su realidad (Rm12,3).

El pobre ante Dios*Pobre es el hombre de fe, que tiene una adhesión confiada en Dios

obtenida tras la comprobación de la total inconsistencia de si mismo y desus propios medios. "Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor piensa enmí" (Sal 110,18).

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*Pobre es el que no acapara bienes para el futuro, pues sabe que se losdarán por añadidura (Lc 12,31). Por eso no se inquieta qué comerá o beberá,o cómo se vestirá (Mt 6,25). No es altanero ni pone su confianza en loinseguro de las riquezas (1 Tm 6,11-19).

El pobre de espíritu lo pide todo como una limosna, y no como un mérito,ni como un pago, ni como derechos adquiridos. Pobre es el que nunca sesitúa como acreedor ante Dios (1 Co 4,7).

*Pobre es el que se abandona, el que no pide cuentas a Dios; el queacepta que en su pequeña inteligencia no puede comprenderlo todo (Lc 2,50).El que no se deja llevar por la rebeldía ante las desgracias inevitables,ni se queda bloqueado en sus reproches estériles. Uno es pobre cuando nuncadeja de justificar a Dios en todo lo que ocurre (Is 66,2).

*Pobre es el vagabundo que vive en la provisionalidad y no en lainstalación; el que no habita en casa de cimientos, sino en tienda de cam-paña, el que no tiene madrigueras ni nidos (Lc 9,57). El que no estrabajador fijo, sino eventual; el que no amarra seguridades que legarantice frente a la enfermedad, el accidente o la vejez. Su confianzapara el futuro está básicamente en Dios

*Pobre es el que es consciente de su impotencia, de su inseguridadradical en la vida y no se fía de sus fuerzas (Stg 4.13-17; Ga 6.3).

*Pobre ante Dios es el que no deja de reconocer sus pecados y no losdisimula ni encubre (Lc 18.13). El que no está pagado de su propiasabiduría (Rm 8,1; 1 Co 3,16).

El pobre ante los demás*Pobre es el que entra en una relación no posesiva con las personas y

las cosas. No busca retener a los demás para si, ni modelarlos a su imageny semejanza. No los utiliza ni los culpabiliza para que se acomoden a susdeseos.

*Pobre es el que no utiliza su dinero como instrumento de manipulaciónsobre los demás; no domina la vida de sus herederos a cuenta de la futuraherencia para tenerlos controlados y sumisos.

*Pobre es el que no asusta a los demás ni les apabulla con sus méritos.No quiere ser temido, ni envidiado, ni adulado, ni cortejado, nisolicitado. Hace que los otros se sientan cómodos, bajen sus barreras, dedespojen de sus máscaras (1 Ts 2,4-7).

*Pobre es el que considera a los demás como superiores (Flp 2,3), Y noexhibe distintivos que le hagan quedar por encima: tratamientos, vestidos,poses, protocolos, asientos especiales (Mt 23,5-6).

*Pobre es el que no valora a los demás por lo que tienen. No se dejaseducir por el brillo engañoso de los dones exteriores ajenos; no haceacepción de personas; no mira lo de fuera, sino el corazón (1Sm 16,7)

*Pobre es el que no escoge sus amistades en función de su dinero, sucategoría social, su atractivo físico o personal, o de sus influencias,sino que prefiere la compañía y la amistad de los sencillos de los menos

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brillantes (Stg 2,1-3).*Pobre es aquél a quien no le importa el qué dirán. El que no tiene una

fama que mantener ni que conseguir (Ga 1,10).*Pobre es el que se preocupa menos por legar a sus hijos un patrimonio,

un estatus social o unos estudios importantes, cuanto por legarles unosvalores morales, una fe, una capacidad de trabajo y disciplina, unagenerosidad y; capacidad de compartir lo que tienen.

*Pobre es el que disfruta compartiendo lo que tiene, más que gozarlo ensolitario. Pobre es el convencido de que "hace más feliz dar querecibir"(Hch 20,35).

*Pobre es el que lo tiene todo en común con sus amigos (Hch 4,32). Elque se despoja de todo lo superfluo para remediar a pobreza de los demás(Lc 18,22; 2 Co 8,9).

b) ¿De qué riquezas se trata?El apego a las riquezas va mucho más allá de los bienes materiales. De

todo puede hacer el hombre un bien exclusivo, y cerrar el puño sobre ello yutilizarlo para hacerse valer o hacerse respetar: mujer, marido, hijos,amigos, estudios, títulos universitarios, idiomas viajes, éxitosprofesionales, encanto personal, salud, influencias...

¿Está nuestro corazón desapegado de estas cosas? ¿Son fuente deansiedad? ¿Las ambicionamos? ¿Tememos perderlas? ¿Vivimos amargados por;haberlas perdido? ¿Nos estimamos en más por el hecho de poseerlas? ¿Nosgloriamos de ellas ante los demás? ¿Seríamos capaces de traicionar nuestraconciencia para conseguirlas o para conservarlas? ¿Ponemos en ella nuestraseguridad o nuestra confianza para el futuro?

¿Pasas mucho tiempo contando y recontando lo que tienes? ¿Te recreascada vez que adviertes nuevas ganancias? ¿Depende de ello tu estado de buenhumor o de fastidio?

c) Peligros de las riquezasEl evangelio nos pone en guarda continuamente contra el peligro de las

riquezas. Es más difícil que un rico se salve que el que un camello pasepor el ojo de la aguja (Mc 10,25). ¡Ay de vosotros los ricos, porque habéisrecibido ya vuestro consuelo! (Lc 6,24). “Ricos, llorad y dad alaridos porlas desgracias que están por caer sobre vosotros. Vuestra riqueza estápodrida” (STg 5,1-2). “La raíz de todos los males es el afán del dinero” (1Tm 6,10). Las riquezas dificultan la respuesta a la invitación al banquetedel reino; solo los pobres asisten (Lc 14,17-19). El joven rico se marchótriste, porque se privó del gozo de seguir a Jesús (Lc 18,23). Lapreocupación por los bienes materiales acaba ahogando la semilla que alprincipio se acogió con alegría (Lc 8,14).

Aunque la pobreza de espíritu no conlleva necesariamente una situacióneconómica determinada, sin embargo es cierto que la escasez de bienespredispone hacia una pobreza de espíritu, mientras que la abundancia de

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bienes dificulta muchos la actitud de humildad propia de una pobreza deespíritu.

El que tiene mucho se siente más seguro de sí mismo y de su futuro queel que tiene poco, y por eso no tiene tanta necesidad de poner su esperanzaen el Señor.

El que tiene mucho desea tener cada vez más, porque la ambición esinsaciable y de esa manera no encuentra descanso. No le deja disfrutartranquilamente de lo suyo.

El que tiene mucho se va creando cada vez más necesidades y acabaatrapado por ellas. Se ve obligado a un nivel de vida por convencionalismossociales, etiquetas, estatus social, y va perdiendo libertad.

El que tiene mucho fácilmente se cree más que los demás. La actitud delos aduladores que le buscan y le solicitan contribuye a irle endiosandocada vez más.

El que tiene mucho busca la compañía de los de su misma clase, y se vametiendo en un mundo muy cerrado, en el que imperan determinados estilos yescalas de valores que les van cegando a la realidad de la vida. No ven aLázaro mendigando junto a su puerta (Lc 16,20-21).

El que tiene mucho tiene también mucho que perder y por eso está llenode miedos, al ladrón, a la polilla, a la caída de la bolsa, al fracaso.

El que tiene mucho adora al ídolo Mamona del dinero y no puede servir ados señores, con lo cual deja de servir a Dios (Mt 6,24). Donde está sutesoro, allí está su corazón (Lc 12,3-4).

d) Test de tu pobreza de espíritu-¿Estarías dispuesto a perder una herencia antes que perder un hermano o

un amigo? ¿Te irías al paro perdiendo un buen empleo antes quefaltar .contra tu conciencia? ¿Perderías un ascenso por no firmar undocumento falso?

-¿Escogerías un trabajo peor remunerado, o de menos categoría, pero queda un mejor rendimiento humano, social o evangélico?

-¿Comparas mucho .lo que has conseguido en la vida con lo que hanconseguido tus hermanos o amigos de carrera?

-¿En la escala de tus fantasías ocupa un lugar importante el sueño deganar la loto? ¿Te valoras a ti mismo o a los demás por su dinero, sucultura, o su posición social?

-¿Disfrutas lo que tienes, o andas siempre agobiado por tener más? ¿Teda más alegría dar que recibir?

-¿Eres tacaño en tus limosnas, en tus contribuciones?-¿Te agobia mucho el futuro, te rodeas de seguros, o confías en Dios?

¿Acaparas cosas por si un día las necesitas?-¿Darías algo que llenes reservado para satisfacer una necesidad futura,

para aliviar una necesidad actual de tu hermano? -¿Gastas demasiado encaprichos y en gastos superfluos?

-¿Te cuesta pedir cosas, favores?

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-¿Te cuesta preguntar direcciones en la calle, informaciones? -¿Erescompetitivo en la carretera? ¿Te molesta que te adelanten en la carretera?¿Te gusta adelantar? ¿Eres competitivo en el juego? ¿Te gusta mucho ganar?,¿Te molesta perder?

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2.- BIENAVENTURADOS LOS NO-VIOLENTOS

a) ¿Quiénes son los “mansos”?La segunda bienaventuranza nos habla de los “mansos”, de los -no

violentos”. ¿A quiénes se refiere? Algunos piensan que se trata de aquelloshumillados y oprimidos que no pueden hacer vales sus derechos, losresignados que acepan su situación de inferioridad porque no les queda otroremedio.

Nosotros preferimos ver en la mansedumbre no una situación social, sinouna actitud espiritual, fruto de una opción. Manso es el que renuncia adefenderse con la fuerza, tenga o no tenga la capacidad de hacerlo. No seirrita cuando es contrariado; no es encoleriza cuando le hacen la vidadifícil; no está inclinado a querellase y mantiene el equilibrio ensituaciones conflictivas. No es pendenciero. No le gustan lasconfrontaciones. Si alguna vez tiene que enfrentarse con alguien, le cuestahacerlo, se tiene que vencer a sí mismo para hacerlo. Obtiene así de loshombres cosas que éstos no harían jamás por otra persona. Un hombre así estambién para los demás fuente de bienaventuranza.

La mansedumbre es una actitud interior del que “no se acalora por losmalvados” (Sal 37, 7-8). Abarca la condescendencia, la indulgencia, lasuavidad, pero penetrada de fortaleza, según el modo de obra de Dios que esa la vez fuerte y suave (Sb 8,1). La mansedumbre es uno de los frutos delespíritu (Ga 5,22) y una de las virtudes que caracterizan la convivencia enel seno de la comunidad cristiana: “Revestíos como elegidos de Dios, santosy amados, de entrañas de compasión, humildad, mansedumbre… (Col 3,12; Ef4,2; Ti 3,2).

Lo contrario es el carácter pendenciero, discutidor (1 Tm 3,5), laacritud, ira, cólera, gritos, maledicencia” (Ef 4,31). Hay personas aquienes les encanta discutir, llevar la contraria, poner pleitos. Solonecesitan cualquier excusa para poder embarcarse en un buen litigio en elque se sienten como pez en el agua.

En realidad la mansedumbre es hija de la pobreza de espíritu. Por esosan Francisco no quería tener posesiones, porque decía que luegonecesitarían armas para defenderlas. En la Tercera Orden franciscana (paraseglares) está prohibido llevar todo tipo de armas y de pleitear en losjuzgados. También los neocatecumenales tienen prohibido demandar a nadieante un tribunal.

En el AT el modelo de mansedumbre era el de Moisés (Nm 12,3). Sushermanos, envidiosos de él, lo atacaron y él lo aguantó todo con paciencia,sin querer defenderse, perdonándoles e intercediendo por ellos cuando ibana ser castigados con distintas plagas.

b) Jesús manso y humildePero es Jesús el principal modelo de mansedumbre. “Haceos discípulos

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míos que soy manso y humilde de corazón y encontraréis la paz para vuestrasalmas (Mt 11,29). Frente a los fariseos que imponían cargas pesadas a susdiscípulos (Mt 23,4), Jesús se muestra condescendiente, cercano,comprensivo.

De él había anunciado el profeta: “No disputará ni gritará” (Is 42,1-4).“Fue oprimido y él se humilló y no abrió la boda, llevado al degüello comoun cordero” (Is 53,7; 1 P 2,23). Ante quien le abofeteaba respondió sin irani violencia: “¿Por qué me pegas?” (Jn 18,2). Cuando Pedro trataba dedefenderle con la espada, Jesús le dijo: “Vuelve la espada a su sitio.Porque todos los que empuñan espada, a espada perecerán. O ¿No podría yorogar a mi Padre que me proporcionase más de doce legiones de ángeles?” (Mt26,52-54).

Incluso en su entrada triunfal a Jerusalén Jesús mantuvo su mansedumbreusando un burro (Mt 21,5). El asno se opone al caballo no solo como signode humildad, sino también de paz. El caballo en la profecía citada deZacarías significaba la guerra, la violencia (Za 9,10).

Jesús no se propuso vencer, sino convencer, atraer. No quiere ningunaadhesión ni ningún seguimiento que proceda de las motivaciones menosmaduras de la persona, del temor, de la coacción, de la atracción por lomaravilloso, del contagio colectivo, de la popularidad, del deseo desubirse al carro del vencedor, de la seguridad que proporcionan losdogmatismos fanáticos.

Jesús llega a la raíz de la violencia liberándonos del miedo. Todos loshombres violentos en realidad están dominados por el miedo. Temen a lafuerza que hay en el otro. Jesús nos invita a no temer a los que matan elcuerpo o a los que cometen violencia física contra nosotros, sino al odio ya la violencia que son los que pueden matar el alma arrasando en mí todocuanto hay de vivo (Mt 10,28).

c) Fortaleza de la mansedumbreLa mansedumbre no tiene nada que ver con la debilidad del carácter, la

cobardía, la inercia, la falta de personalidad.1. Para ser manso hay que hacerse violencia a uno mismo, contrariando la

propia inclinación a ser violento con los demás. En este sentido es verdadque solo los violentos que se violentan a sí mismos entrarán en el Reinoque exige violencia (Mt 11,12).

Cuando nos abofetean la mejilla y la sangre nos hierve, la reacción másespontánea es devolver el golpe, si somos lo bastante fuertes, o llenarnosde odio cuando atan nuestras manos y nos impiden devolverlo. Ser capaz defrenar ese arranque de agresividad y no entrar en la espiral de violenciaes un don divino que nos hace hijos de Dios y hermanos de Jesús que nodevolvió la bofetada (Mt 5,39).

Para Santo Tomás la mansedumbre pertenece a la virtud de la fortaleza,porque vence la ira y frena la indignación. La mansedumbre violenta laviolencia.

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El que simplemente se resigna no es manso. La no-violencia no espasotismo ni evasión.

2. El hombre manso no ataca, pero tampoco huye. No mata, pero estádispuesto a morir. En su doble negativa a escapar o a contraatacar muestrauna pasividad plenamente activa.

Tampoco el suplicar gracia o compasión al que nos ofende es una actitudpropia de la no-violencia, pues el que se arrodilla e implora rindehomenaje a la violencia ilegítima. Jesús no suplicó a sus jueces injustosque le absolvieran o se apiadasen de él. El que se pone de rodillas ante elviolento prefiere la vergüenza a los golpes, prefiere la esclavitud a lamuerte.

3. El no-violento ama la vida. Promueve derechos humanos pisoteados,pero no se aferra a la vida compulsivamente. Sabe que puede perder la suya.No es cobarde. Su amor a la vida es más fuerte que el miedo a morirviolentamente.

4. El no-violento se identifica con toda la humanidad. Trasciende losestrechos límites de su propia sociedad, de su etnia, de su religión. Paraél es tan mala la violencia cometida contra “los suyos” como la violenciacometida contra los “otros”. Todos los hombres son igualmente sus hermanos.

5. El no-violento es crítico con el poder y no lo sacraliza. Sabe quenada verdaderamente humano se construye con la fuerza. No desestima lafuerza del poder, pero se niega a utilizar las mismas armas.

6. Sabe decir no. Es capaz de desobedecer. Sabe ir a la cárcel. Enrealidad desobedece a los hombres para poder obedecer a Dios cuando hay unacontradicción entre ellos (Hch 5,29).

d) El amor a los enemigosPero la mansedumbre nace sobre todo del amor a los enemigos. Les amo

tanto a ellos como a mis amigos a quienes ellos están haciendo daño. Lesamo mucho más a ellos que a los bienes que tratan de arrebatarme.

Se nos pide “ser perfectos como el Padre es perfecto” (M 5,48). Laperfección del Padre está precisamente en su amor por los malvados,haciendo brillar su sol igualmente sobre buenos y malos. Dios odia elpecado, pero no identifica al pecador con su pecado, y por eso puede amaral pecador odiando su pecado.

Nunca hay nadie tan malo que no merezca amor. Nunca digas: “Esa personano es suficientemente buena para que yo la pueda amar”. Di más bien: “Yo nosoy suficientemente bueno para poder amarla”. El Padre, en cambio, essobradamente bueno para amar a todos los pecadores. Dios ama porque esbueno él. Y les ama, no cuando dejan de ser pecadores, sino cuando todavía

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lo son (Rm 5,8).A nosotros también se nos manda odiar el pecado, pero amar al pecador.

El hombre violento es la víctima de su propia violencia. Esa violencia quelleva primero se ha apoderado de él y lo ha deshumanizado, y así lo haconvertido en instrumento para seguir destruyendo a otros. Si yo me dejocontagiar de su violencia y me enredo en su dinámica, la violencia secobrará una nueva víctima conmigo y me acabará destruyendo como personahumana, convirtiéndome en instrumento al servicio de su dinámica de muerte.“No te dejes vencer por el mal, sino vence el mal a fuerza de bien” (Rm12,21)

Cuando te dan un tirón al bolso o te quitan una alhaja, ¿qué sientesmás? ¿Perder la alhaja o la trágica existencia de ese pobre ladronzuelo?¿Qué preferirías? ¿Recuperar la alhaja o que ese chico se rehabilitase?Cuando tu hermano te quiere quitar la herencia, ¿qué sientes más: laherencia que te quita o el ver a tu hermano tan egoísta y ambicioso?

“Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis”.”Sin devolver a nadiemal por mal, procurando el bien ante todos los hombres; en lo posible, y encuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres, no tomando lajusticia por cuenta vuestra., queridos míos… Si tu enemigo tiene hambre,dale de comer y si tiene sed, dale de beber; haciéndolo así amontonarásascuas sobre su cabeza” (Rm 12,14-20).

Es decir que la única “venganza” del cristiano es hacer el bien. Lasascuas encendidas son el reproche que supone para él tu buen comportamientoy que quizás le ayudará a desistir de su mala conducta y de esa manera“habrás ganado a tu hermano”.

“A quien te quita la túnica, dale también el manto” (Mt 5,40), porque lapaz que deriva de no ceder a la violenta contra el hermano vale mucho másque la túnica que nos h’a arrebatado.

e) ¿Qué tierra heredarán?Es cierto que a primera vista la mansedumbre ha conseguido grandes

victorias, apaga odios, hace fácil la convivencia, amansa a los enemigos ylos convierte en amigos. La mansedumbre desarma. “Quienes se dominan a símismos dominarán el mundo”, decía ya el Kempis. Gandhi dio al movimiento deno-violencia el nombre de saty-agraha (la fuerza de la verdad) y consiguióla independencia de la India. Por la no-violencia Martín Lutero Kingtriunfó contra la segregación racial en Estados Unidos.

Pero también es cierto que no siempre la mansedumbre cosecha éxitos. Noes una táctica para conseguir lo que no consigue la violencia. Lamansedumbre no es una estrategia, sino una ética. Como decía Gandhi: “Nohay caminos para la paz, la paz es el camino”.

No trata de vencer, sino de convencer- Convencer es vencer con el otro,no sobre el otro. Desarmar a alguien no es simplemente arrebatarle lasarmas, sino conseguir que él se libere de ellas. La no-violencia no es unmedio, es ya un fin. Más que un medio para conseguir algo en el futuro es

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ya un anticipo de esa sociedad ideal. Si el objetivo último es implantar elamor y la paz, la mansedumbre consigue ya parcialmente este objetivo. Yahay al menos un corazón ganado para la paz. Dios reina en el corazón queresiste el impulso agresivo.

Hablamos ya de cómo había que vencer el mal con el bien, y no con el mal(Rm 12,21). La mansedumbre no es un arma, es ya una victoria.

Pero a veces dudamos. “¿No servirá la no-violencia para que losviolentos se afiancen en su postura? Esta liberación mía personal¿redundará en una liberación del enemigo y de la sociedad? Renuncio averificarlo. El testimonio de paz es ya un medio de pacificación. Hay querenuncia a comprobaciones concretas en el presente o en el futuro próximo.Está prohibida la ansiedad, la impaciencia, la frustración o la euforiaantes posibles resultados parciales que pueden no ser definitivos.

¿Qué tierra conquistan los mansos? En el salmo 37 se trataba de unaparcela de tierra o de la conquista de la tierra prometida. Se trataba deconquista de tierras aquí abajo. En el evangelio se trata ante todo de latierra del propio corazón, del Reino de Dios presente en el individuo y enla comunidad que no practica la violencia.

A veces nos puede parecer que esta es una religión desencarnada. Enmedio de las luchas por conseguir tierras liberadas, reformas agrarias,derechos humanos, el creyente se siente incómodo con su evangeliodesencarnado y la fe en un Jesús perdido en la trascendencia y mirando soloal cielo, ajeno a las soluciones prácticas a los problemas sociales ypolíticos de la Palestina de su tiempo.

¿Se difiere realmente la consecución de la tierra para más allá de estavida? ¿Es el evangelio un opio para el pueblo que lo desmoviliza con sueñosde un paraíso futuro no terrenal? No. Más bien los que dilatan laconsecución de la tierra son los marxistas que la esperan solo tras lavictoria final, y sacrifican generaciones enteras en la lucha paraconseguirla. El cristiano no difiere la consecución de la tierra. Ya laposee en el momento mismo en que lucha por ella con la no-violencia. Yareina Dios cuando un pueblo lucha por la justicia y la liberación. No hayque esperar a la victoria. El reino de Dios ha empezado a llegar ya en elmomento en que nos enfrentamos a los poderes del mundo, pero sin utilizarsus propias armas.

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Guión para el diálogo(No se trata de discutir si estoy o no estoy de acuerdo con la palabra

de Jesús. Debo someter mi juicio humildemente al evangelio, y si hay algoque me resisto a creer, pedir luz para comprenderlo mejor y pedir perdónpor mi insensibilidad).

1. Contar una experiencia en la que no hemos respondido violentamente auna actitud violenta. Puede tratarse de un momento puntual, o de unasituación que ha habido que arrastrar durante mucho tiempo. Analiza missentimientos en esa ocasión. ¿Fue auténtica mansedumbre evangélica, o fuepasividad, miedo, cobardía, evasión de posibles conflictos, pasotismo…?¿Cómo me sentí en esa ocasión? ¿Qué resultados se derivaron de mi respuestano-violenta?

2. ¿Tengo enemigos? ¿Hay personas a quienes me resulta difícil amar?¿Oro por ellos? ¿Consigo empezar a amarles como Dios les ama?

3. Contar alguna experiencia en la que me he dejado arrastrar por ladinámica de la violencia y he respondido yo también con las mismas armascon las que me atacaban (difamación, insultos, gritos, golpes, astucias).Analiza mis sentimientos en esas situaciones. ¿Qué resultados se derivaronde mi respuesta violenta? Retrospectivamente, ¿cuál creo que debió habersido mi respuesta en esa ocasión?

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3.- BIENAVENTURADOS LOS QUE LLORANEl monje gallego que en la Edad Media compuso la Salve Regina acertó al

definir nuestro mundo como un “valle de lágrimas”. El niño llora al nacer.¡Cuántas veces hemos tenido la experiencia del salmista: “Mis lágrimas sonmi pan día y noche!” (Sal 42,4). “Estoy extenuado de gemir; baño mi lechocada noche, inundo de lágrimas mi cama; mis ojos están consumados por latristeza” (Sal 6,7-8).

Jesús va a proclamar que nuestras lágrimas son dichosas desde laperspectiva del Reino que viene. Tratemos de resumir en unas cuantas tesissu enseñanza acerca del sufrimiento:

a) Dios no quiere el sufrimientoHay que empezar dejando claro que el sufrimiento no forma parte del plan

original de Dios para el hombre. El sufrimiento tal como se vive hoy díatiene que ver con un pecado que Dios no quiere. De ahí que haya que evitardos actitudes erróneas ante el sufrimiento: la apatía o resignación y lacomplacencia o búsqueda del dolor por el dolor.

Jesús nunca buscó el dolor por el dolor. Pidió al Padre que pasase de élaquel cáliz amargo (Lc 22,42). Varias veces huyó de Jerusalén al desiertocuando estaba amenazado de muerte. No rehusó el dolor, pero tampoco lobuscó. Lo que nos redime no es el sufrimiento de Jesús, sino el amor deJesús, no su amor al sufrimiento, sino su amor al Padre y a nosotros. Elprogreso en la santidad no coincide con la intensificación del amor alsufrimiento. Por eso nunca hay que pedir al Señor que envíe sufrimientos anadie, y menos a nosotros mismos. Escribe Santa Teresa: “Yo no pediría aDios sufrimientos mayores, pues entonces serían sufrimientos míos y tendríaque soportarlos sola. Estoy muy contenta de no haberle pedido a Diossufrir. De este modo está obligado a darme valor”.

Para el autor del Génesis, el sufrimiento, la contradicción y elconflicto que hay en el mundo actual no son fruto ni de la casualidad nidel destino. El hombre es responsable de este sufrimiento. Lo introdujo enel mundo contra la voluntad de Dios que había hecho el mundo “muy bueno”(Gn 1,31).

Pero aun después de que el hombre sembrase el caos y el dolor en elmundo, Dios no lo abandonó a su suerte merecida, sino que se compadeció deél enviando a su Hijo para sanara toda enfermedad y dolencia (Mt 9,35).

El destino final del mundo, como se nos describe en el Apocalipsis, esaquel tiempo en que “enjugará las lágrimas de nuestros ojos y la muerte yano existirá más; no habrá duelo, ni gritos ni trabajos, porque todo esto yaha pasado (Ap 21,3-4).

Pero hasta entonces el sufrimiento sigue estando presente en nuestromundo que está esperando quien pueda darle un sentido. No se trata de darleuna explicación, sino un sentido. La explicación es la respuesta a un por

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qué. El sentido es la respuesta a un para qué.No esperemos respuestas a nuestros porqués. El porqué es una pregunta

que lanzo desde fuera, como observador neutro. En cambio el para qué es unapregunta que me compromete a convertirme en actor, a ser yo quien désentido a esos acontecimientos.

b) El sufrimiento es una realidad que nunca se eliminadel todo en esta vida

El hombre sufre porque es hombre. Tiene un cuerpo sensible y un almavulnerable. Su salud es frágil. Con la vejez se hace inevitable ladecrepitud corporal. El temor por la muerte propia y la de los seresqueridos es un sufrimiento que el hombre nunca podrá eliminar; es el últimoenemigo en ser vencido (1 Co 15,26).

La memoria, la imaginación, el entendimiento, la voluntad son otrastantas fuentes de sufrimiento continuo en el hombre. Ni siquiera podemosesperar que el progreso alivie del todo el dolor humano. Para muchosdeterminados avances de la medicina llegarán demasiado tarde.

Es verdad que el progreso ha aliviado muchos dolores humanos mediante laabundancia de alimentos, de medicinas, de seguridad social, de garantía delos derechos humanos.

Pero a cada dolor vencido corresponde en el hombre una ampliación en elárea de dolor posible. El sufrimiento va siempre más deprisa que losartilugios que han sido inventados para darle alcance. Desparece un dolor yaparece otro. Se llega a vencer a una enfermedad y aparecen otras nuevas.Defraudan muchas liberaciones obtenidas y enseguida aparecen nuevas formasde opresión. Y nunca eliminaremos la omnipresente fuente de sufrimiento quees la insatisfacción humana, el sufrimiento inherente a una vida queresulta siempre más exigua que nuestros proyectos y más opaca que nuestrasteorías.

Además el progreso moral del hombre resulta insignificante encomparación con los otros avances. Progresan los remedios para el dolor,pero progresan los métodos sofisticados para cuasar dolor: el gas mostaza,las radiaciones nucleares, las torturas psicológicas y la vados decerebros, la soledad de los asilos, la intoxicación de las drogas, losaccidentes de las carreteas, la proliferación de depresiones y enfermedadespsíquicas, los hogares rotos y los hijos de padres divorciados, losmarginados que contemplan impotentes el lujo desenfrenado de nuestrasociedad.

La única respuesta al sufrimiento no puede ser la lucha contra elsufrimiento. Tiene que haber otra posible victoria sobre el dolor para loscasos en los que es inevitable. Ni siquiera hay que esperar a eliminarlopara empezar a considerarnos felices.

c) Hay sufrimientos sin redimir que no sirven para nada

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El sufrimiento que viene directamente del propio pecado no recibepromesa alguna, conduce solo a la muerte. El pecado es lo que más hacesufrir, destruye el corazón del que lo comete. El sufrimiento sin redenciónle curva al hombre sobre sí mismo, le hace egoísta y le lleva a pensar soloen sí mismo. A veces puede llevarle a un sentimiento de hostilidad hacialos demás, a ser cruel con ellos, a necesitar que todos sufran como él y aarruinar la felicidad de cuantos le rodean. Ya que yo no soy feliz, que nolo sea nadie.

El sufrimiento no siempre lleva a Dios. Tanto el buen ladrón como el malladrón experimentaron la cruz, pero mientras que para uno fue causa desalvación, para el otro fue causa de endurecimiento y rebeldía (Lc 23,39-43).

No siempre el sufrimiento nos hace mejores ni más compasivos, ni máshumildes ni sensibles. Los sufrimientos extremos pueden incluso llegar aanimalizar al hombre, a destruir su psiquismo. Las humillaciones extremaspueden llegar a suprimir la más mínima conciencia de dignidad. Hay unsufrimiento que estimula, pero hay otro que aplasta y degrada.

El pecado convierte nuestra vida en un infierno, nos deja solos, nosroba el cariño de los demás. El odio, la envidia, el miedo, la ambición,los resentimientos, la lujuria irrefrenable, el desorden caótico en laorganización de nuestra vida, el descontrol de nuestra agresividad, sonfuentes de un sufrimiento que llega a las raíces de nuestro ser. Pero setrata de un sufrimiento estéril y destructivo que se enreda en un círculovicioso que lleva del pecado al sufrimiento y del sufrimiento al pecado.

d) Algunos sufrimientos pueden tener un valor redentorEl cristiano recibe una llamada a luchar contra todo tipo de sufrimiento

en este mundo. Jesús no se resignó ante el dolor que pesaba sobre loshombres, luchó contra él, yendo a la raíz misma en la que se sustenta: elpecado. La insensibilidad ante el dolor propio o ajeno no es cristiana.

Pero sin embargo hay que reconocer que el sufrimiento no es un malabsoluto. En primer lugar, saber que el dolor es pasajero ayuda asobrellevarlo con ánimo. “Sufrir pasa, haber sufrido no pasa jamás”. “Laleve tribulación de un momento nos produce sobre toda medida un pesadocaudal de gloria eterna” (2 Co 4,17).

Sobre todo cuando sabemos que el dolor es necesario para que nazca algonuevo, crecen nuestras energías e incluso llegamos a experimentar alegría.Lo que más desespera en el sufrimiento es cuando se da la conciencia deinutilidad, de esterilidad, cuando los porqués y los paraqués no recibenrespuesta.

En cambio nada ayuda tanto a sobrellevar el dolor como considerarlodolor de parto. “La mujer cuando da a luz está triste porque le ha llegadosu hora, pero cuando ha dado luz al niño no se acuerda del aprieto por elgozo de que ha nacido un hombre en el mundo” (Jn 16,21). El gemido ennuestro interior está asociado a la naturaleza que gime con dolores de

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parto (Rm 8,22-24).El sufrimiento puede tener a veces secuelas muy buenas en el hombre. Por

eso uno puede llegar a dar gracias a Dios por determinadas enfermedades,accidentes, quiebras económicas, fracasos profesionales, calumnias, desdela perspectiva de de la buena secuelas que pueden haber tenido paranosotros. Pero esto solo podemos comprenderlo después de haber sufrido, nomientras estamos sufriendo.

1) El sufrimiento nos despoja y nos revela nuestra esencial desnudez,haciéndonos sentir la necesidad de Dios. “Los males nos fuerzan a ir aDios”, decía san Gregorio. El dolor nos fuerza a abandonar una vida frívolay superficial y a enfrentarnos con los grandes interrogantes de laexistencia humana. Va cerrando puertas y dejando al hombre más solo. Cuandono le queda nada a lo que asirse, podrá volver los ojos a la única luz queaún sigue encendida. El dolor es el último cable que permite al hombrevolver a Dios.

2) El dolor viene a destruir muchas de nuestras presuntuosas certezasy de nuestras falsas seguridades. El llanto nubla los ojos, pero tambiénlos lava y purifica para que vean mejor. Decía Job al final de suexperiencia de sufrimiento: “Yo te conocía solo de oídas, mas ahora te hanvisto mis ojos” (Jb 42,5).

3) El dolor va despegándonos de las cosas. Cuando aquello a lo queestábamos apegados se revela frágil y miserable, descubrimos también lomiserable que era nuestro apego. El dolor es como el acíbar puesto en lospechos de la madre para destetar al niño.

4) El dolor es fiel compañero del amor. “El arte de amar se convierteen el arte de sufrir” (Pablo VI). Cristo no amó el sufrimiento sino a loshombres y este amor le llevó a sufrir. Pero nunca dijo: “Sufrid como yo hesufrido”, sino “Amad como yo he amado”.

e) El sufrimiento activo es causa de bienaventuranzaEn el texto de Lucas 6,21 la bienaventuranza de las lágrimas se refería

sobre todo a los que lloran pasivamente como consecuencia de la opresión ymaldad de los hombres violentos. La bienaventuranza se basaba en la promesade una próxima acción de Dios que iba a dar la vuelta a la tortilla y hacerque los que antes reían tengan que llorar, y los que lloraban empiecen areír al ver que por fin se les hace justicia. En el fondo, “ríe mejor quienríe el último”. En Lucas se promete a los pobres que ellos serán los querían los últimos.

En cambio en san Mateo los que lloran son los que “se afligen a símismos” en un sentido activo. Mateo cita al profeta Isaías (61,1-3). Setrata de un dolor agudo, visible, semejante al dolor por la pérdida de unser querido. Un dolor que se manifiesta al exterior, que se hace visible yse acompaña con gestos de luto, ceniza en el pelo, vestidos rasgados,lamentos.

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1 Se trata de los que se afligen por la realidad del pecado en que seencuentra la sociedad y el mundo, la tristeza de Israel por la miserablesituación en la que se encuentra. Se entristecen al ver cómo el mal se vaintroduciendo en la vida pública, el escándalo de los niños, el deteriorode los valores éticos, el triunfo de las ideologías.

2 Esta aflicción que tienen es el signo de su ruptura interior con elmundo presente y de su espera del reino de los cielos. Son las lágrimas delque se siente desterrado en Babilonia y añora su verdadera patria, y nopuede cantar los cantos de Sión en tierra extranjera (Sal 37). “¡Quédesgracia para mí vivir en Mesoq!. Ya estoy harto de vivir con los queodian la paz (Sal 120,5).

3 Son las lágrimas que produce la añoranza del esposo. “¿Acaso puedenafligirse los invitados a las bodas mientras el esposo está con ellos?Vendrán días en los que el esposo les será arrebatado y entonces seafligirán” (Mt 9,15). Mateo usa el verbo afligirse en lugar del verboayunar que usaba Marcos. Son las lágrimas por la ausencia del amigo.Lloramos la ausencia de Jesús cada vez que se nos oculta. “Un poco y no meveréis, lloraréis y os lamentaréis” (Jn 16,19-20). También Jesús lloró laausencia de su amigo Lázaro (Jn 11,35). Las lágrimas de los que gimenesperando el parto de un mundo nuevo (Rm 8,23), los que tienen “la tristezasegún Dios” (2 Co 7,10).

4 Son también las lágrimas de la contrición, las que derramamos pornuestros pecados, como las lágrimas de la pecadora (Lc 7,38) o las de Pedro(Lc 22,62), las lágrimas por las desgracias que van a venir sobre Jerusaléncomo consecuencia de sus pecados (Lc 13,34).

5 Las lágrimas de los que “lloran con los que lloran” (Rm 12,15), yhacen suyos los sufrimientos de los demás acogiéndolos con corazóncompasivo. Así hacía Pablo con sus cristianos: “¿Quién sufre que yo nosufra?” (2 Co 11,29).

6 Es el sufrimiento que atraemos sobre nosotros cuando somos fielesal evangelio y por eso nos odia el mundo (Jn 15,18), los sufrimientos yfatigas que nos damos a nosotros mismos en nuestras tareas apostólicas yque san Pablo sabía enumerar tan bien: “Trabajos cárceles, azotes, peligrosde muerte, naufragios, viajes fatigosos con hambre, sed, mal dormir,peligros de todo tipo, conflictos y enemistades que nos creamos (2 Co11,22-28). El desprecio que nos acarrea el vivir contra corriente de losvalores del mundo; vernos considerados como necios, débiles, despreciados,abofeteados, difamados, como la basura del mundo y el desecho de todos” (1Co 4,10-13).

7 Es el sufrimiento de hacer sufrir a los demás, a los que másqueremos y a los que más nos quieren, cada vez que tomamos actitudes queellos no comprenden. Así Jesús hizo sufrir a su madre encunado se quedó enel templo entre los doctores. “Tu padre y yo te buscábamos angustiados”.“No comprendieron la respuesta que les dio” (Lc 2,48-50). Saberse uno signode contradicción, aguafiestas, piedra de escándalo”.

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f) Ellos serán consoladosNo a cualquier dolor se le promete un consuelo. Solamente a estos

sufrimientos que describíamos en el apartado anterior se les ha prometidoun consuelo. No a los sufrimientos que produce el pecado, sino alsufrimiento de Cristo en nosotros, completando en el cuerpo la pasión deCristo en beneficio de la Iglesia (Col 1,24).

“Alegraos en la medida en la que participáis de los sufrimientos deCristo” (1 Pe 4,13). “Reboso de alegría en medio de mis tribulaciones porvosotros” (2 Co 7,4). Esta alegría es compatible con el sufrimientopresente. Su causa más profunda es la esperanza. “Que la esperanza os tengaalegres” (Rm 12,12). “Alegraos siempre en el Señor, os lo repito, alegraos,porque el Señor está cerca (Flp 4,4-5). La carta a los filipenses, que esconocida como ‘carta de la alegría’, está escrita en una cárcel.

Y este consuelo que recibimos del Señor nos capacita para poder nosotrostambién convertirnos en palabra de consolación para los demás. “El Padre delas misericordias y Dios de toda consolación nos consuela en todatribulación nuestra, para poder nosotros consolar a los que están en todatribulación, con el consuelo con el que somos nosotros consolados por Dios.Pues así como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmenteabunda también por Cristo nuestra consolación” (2 Co 1,3-5).

Guión para el diálogoRecuerda algún caso de un sufrimiento que te haya llevado a Dios y a la

larga se haya convertido en una fuente de bendición para ti.¿Cuáles son las cusas más profundas de tu sufrimiento? ¿Vienen del

pecado? ¿Vienen de tu rebeldía contra la voluntad de Dios, de opcionesequivocadas que tomaste en el pasado y ahora estás pagando? ¿Vienen de tuambición frustrada? ¿Vienen de tu falta de orden y coherencia interna, detu inconstancia, de tu falta de voluntad? ¿Vienen de tu excesivadependencia de la opinión de los demás y de que te dejas afectar demasiadopor lo que otros piensen o dejen de pensar sobre ti? ¿Vienen de lasenemistades que te has creado con tus desplantes, tus desprecios, tudesatención, tu mal humor, tus calumnias y mentiras?

O más bien ¿son tus sufrimientos más hondos los sufrimientos de Cristoen ti, tal como vienen enumerados en el apartado anterior? Solo a estosúltimos se les ha prometido una consolación y un valor redentor.

Aprende a distinguir unos de otros. Localiza en tu vida ejemplos desufrimiento de ambos tipos. Analízalos. Examina sus causas y sus efectos,cómo lo has vivido, y qué huella dejaron en ti.

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4.- BIENAVENTURADOS LOS HAMBRIENTOS DE JUSTICIAViene a coincidir la bienaventuranza de este mes con la cuaresma que es

tiempo de ayuno, y con la jornada voluntaria contra el Hambre en el mundo.Que la meditación sobre la bienaventuranza del hambre y sed de justicia nosayude a sintonizar con esta espiritualidad de la Iglesia en este tiempo.

El hambre y la sed son las dos necesidades más imperiosas en la vida delhombre y así pueden pasar a simbolizar todos nuestros deseos más profundos.El hambre roe las entrañas y se convierte en una sensación obsesiva.

En el texto de San Lucas se habla de los que tienen un hambre y una sedfísica, ese alto porcentaje de la humanidad que hoy todavía padecedesnutrición y se van a la cama con hambre por la noche.

En el texto de san Mateo se amplía el horizonte a los que tienen “hambrey sed de justicia”, tal como explicaremos enseguida. Una larga tradiciónbíblica utilizaba la metáfora del hambre y la sed para designar el deseoprofundo de Dios que hay en el corazón del hombre. La Biblia alaba alhombre de deseos, representado en la persona de Daniel (Dn 9,23; 10,11.19),es decir las personas de seos ardientes y grandes impulsos, cosa bienalejada del pasotismo y de la apatía.

“Como suspira la cierva por las aguas vivas, así mi alma suspira por ti,Señor, tiene sed del Dios vivo” (Sal 42,2-3). “Dios, tú mi Dios, yo tebusco, sed de ti tiene mi alma; mi carne tiene ansia de ti como tierrareseca, agostada, sin agua” (Sal 63,2).

a) Jesús, hombre de deseosEl pueblo de Dios sintió hambre en el desierto y el libro del

Deuteronomio da una interpretación, un sentido de pedagogía espiritual aeste hambre: “Te humilló, te hizo pasar hambre, te dio a comer el maná queni tú ni tus padres habíais conocido, para mostrarte que no solo de panvive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Dt 8,3).

También Jesús quiso pasar por esta misma experiencia. Después de hacerun ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre” (Mt 4,2). “Alamanecer, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre” (Mt 21,18). Tambiéntuvieron hambre él y sus discípulos cuando pasaban por los aminos junto alos sembrados (Mt 12,1).

Tampoco la experiencia de la sed le fue ajena a Jesús, tal como aparecesobre todo en el evangelio de san Juan que da una interpretación simbólicade esta sed junto al pozo de Sicar (Jn 4,7), y sobre todo en la cruz (Jn19,28). Jesús estaba devorado interiormente por una gran pasión, el hambrede cumplir la voluntad de Dios, que no podía saciar ningún otro alimento(Jn 4,34), y la sed de la salvación de las almas.

También los discípulos participaron de estas ansias de Jesús, y en suministerio apostólico tuvieron que pasar muchas veces por la experiencia dela privación, del hambre y de la sed. “Hasta el presente pasamos hambre,

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sed, desnudez, somos abofeteados (1 Co 4,11-13). Y en el pasajeautobiográfico en el que nos cuenta todas sus privaciones por el evangelio,no se olvida Pablo de explicitar: “el hambre y la sed” (2 Co 11,27).

b) Satisfechos o insatisfechosLa palabra insatisfacción en el evangelio es ambigua. Por una parte hay

una insatisfacción mala, la de los hombres ambiciosos que cada vez deseanmás riquezas, placeres, honores, estatus social, títulos universitarios,prestigio. La envidia también roe las entrañas como el hambre. Hay personasque nunca están contentas ni disfrutan de lo que tienen porque siempredesean más. En este sentido la espiritualidad de la alabanza nos enseña avalorar lo que tenemos y aceptar y sacar partido de los que se nos ha dado.

Pero también hay una satisfacción mala, la del pasotismo y la apatía. Lasatisfacción de la mediocridad de nuestra cultura postmoderna que pasa delas grandes palabras y los grandes planteamientos y se contenta con suración diaria de diversos tipos de droga que anestesian los deseosprofundos del corazón. La satisfacción del discreto encanto de la burguesíaque tiene una visión muy estrecha del mundo y sus problemas. Satisfechosson también los que se contentan con planteamientos simplistas, conideologías cerradas, sin capacidad de cuestionarse a sí mismos o a lo quehan aprendido. Realizan su plan redentor con sus propias leyes fijasculpabilizando que no se ajustan a su escala de valores, a sus plazos o asu ritmo de imponer la justicia.

“¡Ay de vosotros los que ahora estáis hartos!” (Lc 6,25). La peordesgracia que les cae encima a los “hartos”, los satisfechos, es que seprivan de asistir al banquete del gran Rey. El Reino se presenta como ungran banquete al que somos invitados. “¡Oh todos los sedientos venid poragua, y los que no tenéis plata, venid, comprad y comed sin plata y sinpagar vino y leche! ¿Por qué gastar plata en lo que no es pan, y vuestrojornal en lo que no sacia? hacedme caso y comed cosa buena y disfrutaréiscon algo sustancioso?”(Is 55,1-2; Si 24,19,22).

Aquellos que tienen ya sus propias fiestas, sus propias Nocheviejas muylujosas desdeñan asistir al banquete del Rey. Tienen sus propiassatisfacciones, mujer, tierras, yuntas de bueyes (Lc 14,15). Al final soloacuden al banquete del Rey quienes no tenían mejores planes o fiestas a lasque acudir. Los pobres que asisten a nuestras iglesias son muchas veces losque no tienen otro sitio donde ir: ancianos, solteronas, minusválidos, eltontito del pueblo que nunca falta a la iglesia.

Estas eran las personas que seguían a Jesús. ¡Qué suerte fue para ellosno haber tenido otras fiestas! ¡Qué pena de los ricos a quienes, por habertenido sus propias fiestas, ya no les interesó acudir a la de Jesús y sequedaron fuera del Reino!

c) La justicia del ReinoLa versión de San Mateo alude a un hambre y una sed especial, la de

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justicia: ¿A qué se refiere? 1. Situación desesperada de marginación . Aquí coincide el hambre física

y la situación de injusticia, la bienaventuranza de Lucas y la de Mateo.Los que tienen hambre no sólo desean el pan, sino también que se les

haga justicia, que se les reconozca su derecho a un puesto de trabajo, a unsalario digno, a una seguridad social, a una oportunidad... Desean unarevolución social, en la que se cambien las tornas, porque no tienen nadaque perder.

Desean la implantación del Reino de Dios, como un nuevo régimen en elque sean menos miserables.

En este sentido los satisfechos difícilmente tienen hambre de lajusticia de Dios. Son conservadores por naturaleza, y no quieren que lascosas cambien. Tienen pánico a las revoluciones, porque tienen mucho queperder.

2. Profundo deseo de un mundo más justo: No sólo los que tienen hambre ysed desean un mundo más justo también hay otros hombres que no estánsatisfechos con la sociedad actual y anhelan profundamente el Reino de Diosy su justicia social.

El Salmo 72, recoge estos deseos de un rey "que con justicia gobierne atu pueblo, con equidad a tus humildes”. Él hará justicia a los humildes delpueblo y salvará la vida de los pobres y aplastará al opresor”. Hambrientosde justicia son los que no están contentos con las estructuras de estemundo y no han pactado con él. Se sienten extranjeros y marginales y enprincipio se sienten atraídos por los programas de ruptura radical. Novotan a los partidos de derechas que solo quieren apuntalar el ordeninjusto existente.

No se han hecho un rinconcito coquetón, rodeado de muros y setos a dondeno llegan ni el dolor ni los gritos de fuera.

Tampoco son seres “apolíticos” que pasan de los problemas sociales ysolo leen en los periódicos las páginas de deportes o las revistas delcorazón.

No aceptan de entrada que el 16% de la humanidad controle el 75% de lariqueza. Sabe que si hay pobres es porque hay ricos. Más que hablar depobres habría que hablar de empobrecidos, de despojados.

De alguna manera se repite aquí lo que sucedía con los pobres. Lapobreza de espíritu difícilmente se da entre los ricos. El hambre dejusticia difícilmente se da entre los favorecidos por el actual estado decosas.

Decía Juan Pablo II que "nadie posee un sentido tan agudo de la justiciacomo los que sufren la injusticia". Cabodevilla añade: "¿Cómo podrá decirque tiene hambre de justicia aquél que vive cómodamente instalado en unasituación de injusticia?"

3. Búsqueda: Si seguimos profundizando en el sentido de hambre y sed de

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justicia vamos llegando a aspectos más generales. Se trata en general devivir en búsqueda continua, en no detenerse en situaciones provisionales,en no darse por satisfecho con la mediocridad.

Nada de este mundo puede saciar el deseo Infinito del hombre, "un ánforarota que no puede llenarse jamás".

El evangelio declara así dichosos a los que buscan, a los insatisfechos.Todo deseo humano es una parábola del gran deseo de Dios. Decía SanAgustín: "Busca lo que buscas, pero no donde lo buscas". Y San JuanClímaco: "que el eros físico sea para ti un modelo de tu deseo de Dios.Dichoso aquél que siente por Dios una pasión no menos violenta que la delamante por su amada". Sólo Dios puede calmar este deseo" "Al alma anhelantedejó satisfecha, al alma hambrienta saturó de bienes" (Sal 107,9).

En este sentido el hambre y sed de justicia es una exigencia Interior desantidad, de radicalidad, de vida de gracia, de amistad con Dios.

El deseo de justicia es también el deseo de justificación en el sentidopaulino de la palabra. Los que desean una mayor pureza de corazón, unamayor ruptura con el pecado.

4. La Justicia del Reino Sin excluir todos los sentidos anteriores, en San Mateo la justicia que

hay que hambrear es la Justicia del Reino, que tiene que superar a la delos escribas y fariseos (Mt 5,20); justicia Interior frente a todaostentación (Mt 6,1); justicia del reino que hay que buscar primeramente,apasionadamente, sabiendo que todo lo demás, alimento y vestido, se nos dapor añadidura (Mt 6,33)

En este sentido la justicia viene a equivaler con la voluntad divina.Los que tienen hambre y sed de justicia son los que tienen deseo de que secumpla en sus vidas y en el mundo la voluntad de Dios, que venga a nosotrossu Reino. "Mi alimento es hacer la voluntad del Padre" (Jn 4,34).

Esta justicia desborda la mera justicia social; llama a unasobreabundancia, a superarse continuamente a sí misma. No se conforma conel cumplimiento de determinadas leyes u obligaciones, sino que nos invita aser perfectos como el Padre es perfecto. Sabe soñar con utopías de mundosen los que sean vecinos el lobo y el cordero (Is 11,6) y las espadas secambien en azadones (Is 2,4). No cede a las visiones de los “realistas”, delos “posibilistas” que se resignan con realizaciones precarias.: Es unaiustitia semper maior.

Pero no basta con hambrear esta perfección para uno mismo; hay quedesearla para el mundo entero: "Que fluya el juicio como agua y la justiciacomo arroyo perenne" (Am 5,24)

¿Cómo desear tan intensamente esta Justicia sin comprometerse a trabajarpor ella, a ser instrumentos de Dios en su instauración en medio de loshombres?

d) Ellos serán saciados24

La llegada del Reinado de Dios trae una profunda insatisfacción a lossatisfechos de este mundo, y a la vez viene a "hartar" a los hambrientos(Lc 1,53). ¿En qué sentido se realiza esta promesa?

1.- En primer lugar, la presencia del Reino de Dios que ha llevado amuchos hombres a hacer opción por los pobres, ha sido causa de alivio a lassituaciones desesperadas de muchas personas. Pensemos en cómo cientos demiles de religiosos consagrados al Reino han llevado alivio a ancianos,huérfanos, subnormales profundos, refugiados, parados, vagabundos, lepro-sos, en miles de instituciones como hospitales, asilos, refugios,orfanatos, leproserías, comedores de caridad.

La Iglesia ha promovido cambios sociales, cooperativas, centros deinvestigación, pozos, concentraciones parcelarlas... Pero aparte de estasiniciativas corporativas de la Iglesia, apoyadas por consagrados a Dios quehabían renunciado a sus bienes y a sus familias, hay que tener en cuentatodos los desarrollos debidos al trabajo de los laicos cristianos quevocacionalmente han contribuido a un orden político más justo, a lainvestigación, a la consagración del mundo, a la agricultura, a laindustria.

Podríamos afirmar que gracias a esta implantación parcial del Reinado deDios en el corazón de muchos cristianos, muchos hambrientos han sidosaciados, y el Evangelio en su conjunto ha sido un poderoso factor demejora de la situación terrena de los desheredados de este mundo.

2.- En segundo lugar, la llegada del Reino de Dios ha venido asatisfacer el hambre de justicia de los hombres, en cuanto que ha remediadola frustración profunda de los que desean ser justos y no lo podíanconseguir con sus propios esfuerzos. "Querer el bien lo tengo a mi alcance,mas no el rea1izarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino que obroel mal que no quiero... Pobre de mí" (Rm 7,18-24). Por la fe conseguimosgratuitamente esa justicia que éramos incapaces de conseguir con nuestrospropios esfuerzos. De este modo nuestra hambre de justicia se ve saciadamediante la gracia.

3.- En tercer lugar el Evangelio sacia nuestra hambre de justicia encuanto que da un sentido a nuestra vida y a nuestra lucha en este mundo, ynos asegura de un triunfo final de la Justicia escatológica de Dios,incluso en aquellas circunstancias en que humanamente parece triunfar lainjusticia.

De esa manera el cristiano cree en el triunfo final de la justicia yesta fe le llena de satisfacción. No se trata de esperar con los brazoscruzados una justicia que baje de lo alto, ni de ofrecer un opio al puebloprometiendo futuras satisfacciones en la otra vida (Pie in the sky, empanada enel cielo).

Lo explica muy bien Cabodevilla: La esperanza teologal no niega lasesperanzas humanas concretas, ni nos desmotiva para las luchas concretas

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por satisfacer las necesidades del presente. La esperanza teologal seencarna en las esperanzas temporales, aunque las trasciende. El más alláopera ya en el más acá. Para esperar en Dios no hace falta desesperar delos hombres. Poner la esperanza sólo en Dios no nos impide ilusionarnos conlos proyectos que nos traemos entre manos.

Al contrario, la abundancia y hartura del mundo deben tener aquí yaciertos signos, cierta anticipación (2 Co 8,14-15) y así el hambre dejusticia de unos calma el hambre de pan de otros.

Quizás ciertas expectativas demasiado mundanas deben frustrarse para vercómo las promesas de Dios pertenecen a un orden cualitativamente distinto.Pero nuestra esperanza trascendente necesita apoyarse en el recuerdo deotras esperanzas felizmente cumplidas en este mundo. Para mantenerse firme,la esperanza en la justicia del más allá, necesita confortarse con algúntestimonio de justicia humana en el más acá, que actúa como signo, comoanticipo, como arras. Mateo se van alimentando las aspiraciones ilimitadasen el presente limitado, y las realizaciones imperfectas nos orientan haciaun futuro de "hartura" y perfección total.

Decía el Cardenal Suenens: "Dichosos los que sueñan sueños y estándispuestos a pagar el precio para que se hagan realidad”.

Guión para el diálogo1. Se ha hablado de una "insatisfacción mala". ¿En qué medida crees que

se da en ti esa insatisfacción? ¿En qué cosas te sientes malamenteinsatisfecho?

2. Se ha hablado también de una "satisfacción mala" equivalente apasotismo, apatía. ¿En qué medida resuena en ti la injusticia del mundo?¿Te interesa la información sobre los problemas sociales, o solo lees laspáginas de deportes o las revistas del corazón? ¿Te preocupan solo tusproblemas personales o acoges también en tus preocupaciones los males de lahumanidad?

3. ¿En qué se manifiesta en ti el "hambre y sed de justicia": deseo deestar bien informado, sensibilidad para esos temas, hacerlos presentes enla oración, colaborar en organizaciones políticas o sociales (AmnistíaInternacional, Cruz Roja, Movimientos pacifistas, Unicef, movimientosecológicos, campaña contra el Hambre...), escribir cartas a los periódicos,ir creando una opinión pública entre tus amigos y vecinos, reducir tuconsumo para aumentar tu colaboración económica, dar algún año de tu vidapara trabajar en países del tercer mundo, etc.?

4. ¿Qué sensibilidad tienes para los temas de no hacer uso derecomendaciones, chanchullos, trampas, no favorecer a tus amigos cuandoestás en puestos públicos, decir siempre la verdad en los tribunales,denunciar las injusticias que se cometen en tu entorno...?

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5. ¿Qué lugar hay en tu vida para la utopía? ¿La palabra revolución"tiene en ti resonancias positivas o negativas? ¿Eres de los que piensan quemás vale malo conocido que bueno por conocer? ¿Te resignas fácilmente a queeste mundo no hay quien lo cambie? ¿Votas a partidos políticosfundamentalmente conservadores en sus ideas de reforma social?

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5.- BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS

1. El Corazón de DiosEl atributo principal del Dios en el AT se expresa en el texto del

Éxodo: "YHWH, clemente y compasivo, lento a la ira y rico en misericordia yfidelidad" (Ex 34,6-7). En hebreo se habla de la misericordia como jesed ydenota piedad, ternura, compasión. Otra palabra para describir esta actituddivina es la de rajamim o entrañas, palabra que alude al útero, a la mater-nidad tierna de Dios. Lo contrario al ser de Dios es la falta de entrañas,propia de sus enemigos, (Is 13,18: Jr 6,23).

De Jesús nos dice el evangelio muchas veces que tenía entrañas, y que sele conmovían al ver el sufrimiento de los hombres. Ante la muchedumbrehambrienta y sin pastor (Mt 14,14; 9,36), ante la viuda de Naím (Lc 1,13) yel llanto de las hermanas de Lázaro (Jn 11), se conmovían las entrañasde .Jesús.

Por eso lo que más le horrorizaba era la insensibilidad hacia lasdesgracias y el sufrimiento del prójimo, el legalismo antepuesto a lacompasión, sobre todo cuando la misma discriminación de los marginados serecubre de racionalizaciones religiosas y se lleva a cabo en el nombre deDios.

Jesús muestra su misericordia especialmente hacia todos los colectivosde la sociedad marginal de su época: prostitutas, pecadores, enfermos ymarginados; hoy habría que incrementarla con los nuevos colectivosmarginales: minusválidos, enfermos mentales, presos, drogadictos,homosexuales, enfermos de Sida, subnormales. De la comunión de mesa con lospecadores hizo signo de la llegada del Reino, porque no necesitan al médicolos sanos, sino los enfermos (Mt 9,12-13). Llegó a escandalizar a la gentebien de su época, .acostumbrada a leer en los salmos proclamas de que nuncase sentarían en la mesa de los pecadores (Sal 141,4-5; 26,4-6).

Jesús nos muestra cómo perdona el Padre abrazando, besando, llenando deregalos, organizando fiestas (Lc 15,22-24): sin reproches, defendiendo alacusado frente a sus acusadores (Jn 8,7-11), con un inmenso gozo (Lc 15,7).

Repetidas veces usó la cita de Os 6,6: “Misericordia quiero y nosacrificios”, para reprender a los fariseos que en nombre de la ley delsábado se resistían a las obras de misericordia. “¡Hipócritas! ¿Quién deustedes no desata el sábado a su buey o a su asno para llevarlo a abrevar?Y a esa hija de Abraham que llevaba 18 años atada por Satanás, ¿no eranecesario soltarla de sus ataduras el sábado?” (Jn 13,15-16).

2. Misericordia con los pecadoresLas dos muestras fundamentales de la misericordia son el perdonar las

ofensas y prestar ayuda a los necesitados. Jesús realizó ambas a un tiempocuando al paralítico le perdonó primeramente sus pecados y a renglónseguido le hizo tomar su camilla y marchar a casa (Mc 2,5.11).

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Veamos el primer contraste entre la misericordia y la justicia. Lajusticia exige el castigo del culpable, de modo que pague por el mal que hahecho. Se interesa por la rehabilitación de los derechos conculcados.Siente por los delincuentes miedo, rencor, rechazo, repugnancia. Construyecárceles y sistemas penales represivos.

En cambio la misericordia enseña a no juzgar (Mt 1,1) y a no condenar(Lc 6,31). El amor "disculpa siempre" (1 Co. 13,1). No es que sea pueril eingenuo. No se nos pide comprender la acción mala del otro, ni mucho menosaprobarla. Simplemente renunciamos a comprender porque hemos renunciado ajuzgar, y dejamos el juicio a Dios que es quien tiene todos los datos.

La misericordia nos lleva a renunciar a la venganza personal, a la leydel talión (Mt 5,38), antes bien renuncia a la justicia humana de lostribunales (Mt 5,25). "Es ya para ustedes un fracaso tener pleitos entreustedes. ¿Por qué no sufrir más bien la injusticia? ¿Por qué no dejarsedespojar?" (1 Co 6,1-8). Pero incluso la misericordia nos obliga a norecurrir al tribunal de Dios pidiendo el castigo. Más bien nos invita a serlos abogados defensores de nuestros enemigos, a interceder por ellos."Bendigan a los que les maldicen. Oren por los que les maltratan (Lc 6,29)."Bendigan a los que les maldicen. Bendigan, sí, no maldigan" (Rm 12,14).Jesús mismo dio ejemplo en su oración en la cruz: "Padre, perdónales,porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34).

Jesús: ha venido a destruir las imágenes de Dios que le hacen garante delos sistemas de (in)justicia de este mundo, para dar una nueva imagen delPadre de la misericordia (2 .Co 1,3). Frente al Dios que premia a .losbuenos y castiga a los malos, está el Dios que "hace salir su sol sobremalos y buenos, y caer la lluvia sobre justos e injustos" (Mt 5,115). DondeMateo dice "sean perfectos como su Padre del cielo es perfecto", Lucasdice: "Sean misericordiosos como el Padre es misericordioso", aclarando quela perfección del Padre y la perfección del cristiano es la de sumisericordia.

El Dios que nos pide que amemos a los enemigos es que ama él mismotambién a sus enemigos, porque él es amor. Nos ama porque es bueno, porqueen él no cabe otro sentimiento que el de benevolencia. Si nuestro corazónfuera de veras bueno no podría odiar a nadie, lo mismo que Dios en subondad, ama a sus enemigos.

Se trata de una doctrina nueva. Quizás lo único original en la doctrinamoral de Jesús, que en lo demás se limita a repetir el Antiguo. Testamento.Lo característico de Jesús no es el amor al prójimo, sino el amor alenemigo.

En el AT los salmos de imprecación pedían la venganza divina contra losenemigos: Que las fauces del león lo devoren, que sus hijos seanestrellados contra las peñas (Sal 137,9), que sean borrados del libro de lavida (Sal 69,29), que sus hijos sean huérfanos y su mujer viuda... (Sal109,9).

Para Jesús, cuando amo sólo al prójimo, al amigo, no tengo ningún

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mérito; "Eso lo hacen también los publicanos" (Mt 5,46). Amando al amigo,en el fondo me estoy amando a mi mismo. Solo el amor al enemigo trasciendeel amor propio, y es algo verdaderamente divino.

La misericordia perdona y olvida: "no lleva cuenta del mal" (1 Co 13,5).No humilla al otro con el perdón, ni se acompaña de los reproches delperdonavidas. No se ejerce desde una conciencia de superioridad, sino desdela humildad de quien es consciente de las vigas que tiene en el ojo propio(Mt 7,3).

3. Misericordia con los que sufrenSi el primer aspecto de la misericordia era la benevolencia hacia los

pecadores y los enemigos, el segundo aspecto es la compasión hacia los quesufren cualquier tipo de necesidad o miseria.

Como ya hemos notado, Jesús se nos muestra como modelo en ambosaspectos. Nunca fue indiferente a ninguna de las miserias de los hombres.Curó a los enfermos, limpió a los leprosos, resucitó a los muertos,alimentó a las muchedumbres hambrientas, "pasó haciendo el bien y sanando atodos los que hablan caldo bajo el poder de Satanás porque Dios estaba conél" (Hch 10,38). De su actividad hacia los marginados quiso hacer signo dela llegada del Reino de Dios (Lc 1,22) y la validez de su misión.

Y más aún quiso hacer de estas obras de misericordia el contenido deljuicio por el que seremos definitivamente aprobados o descalificados."Vengan, benditos de mi Padre, reciban en herencia el Reino que les estápreparado desde la creación del mundo, porque tuve hambre y me dieron decomer..." (Mt 25,34-35).

Las caridades u obras de caridad tienen hoy día mala prensa y evocan amarquesas con abrigos de pieles que van a llevar cestas de Navidad a suspobres. La misericordia empieza por el cumplimiento de la justicia, porreivindicar los derechos, por cambiar las legislaciones, por votar apartidos con sensibilidad social, por pagar los impuestos y asegurar a losempleados, por exigir que los organismos públicos funcionen.

Pero también es verdad, como veremos enseguida, que el amor tiene queponer el espíritu, urgencia y sensibilidad que las instituciones públicasnunca sabrían dar.

Dice Cabodevilla: "Tuve hambre y me dijeron: “Acójase Vd. al seguro dedesempleo”. Tuve hambre y organizaron un gran debate sobre el presupuestonacional. Estuve en la cárcel y me pusieron un abogado de oficio. Estuveenfermo y en el Seguro me citaron para septiembre".

La tarea del cristiano es no solo garantizar que los servicios socialesfuncionen, sino darles un rostro humano, una implicación personal y cálidaque falta en las instituciones estatales.

4. Justicia y misericordiaLa misericordia sobreabunda por encima de la justicia. Es una justicia

superior. No intenta meramente moderar la venganza, como la ley del talión,30

sino renunciar a toda venganza. No sólo trata de no quitar el pan a nadie,sino de dárselo a quien no lo tiene.

No son misericordiosos los que solo reconocen una obligación moralcuando está concebida y formulada en términos jurídicos. Hay quienes nuncaincumplen un deber, pero nunca hacen nada que no venga impuesto por undeber. Pregunta Cabodevilla: “¿Aman a su prójimo los que cumplenescrupulosamente sus deberes? Sólo se aman a sí mismos; aman su buenaconciencia de cumplidores estrictos, su buena reputación de ciudadanoshonorables.

La verdadera misericordia no exige nada a cambio, ni siquiera unarespuesta de amor. El amor que exigiera reciprocidad sería sólo justicia."Si prestan solo a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué gratuidad hayen ello? También los pecadores prestan a otros pecadores para recibir otrotanto" (Lc 6,34).

En realidad si no hay misericordia, tampoco existe justicia. El amordebe llegar a sentirse vinculado, a no considerarse algo generoso, sinoalgo debido. El amor es una deuda en justicia. "No le das al pobre de lotuyo, sino que le devuelves lo suyo", decía San Ambrosio. Y san Pabloexhortaba: “Con nadie tengan otra deuda que la del amor mutuo", aclarandoque el amor es una deuda que nunca se acaba de pagar. "

La misericordia no consiste solo en hacer algo mis que la mera justicia,sino que supone hacerlo de otra manera. "Ya puedo repartir en limosna todocuanto poseo, si no tengo amor, de nada me sirve". Sin amor las obras decaridad rinden culto al diablo. Resultan tan afrentosas para el que lasrecibe como lisonjeras para el que las practica. Sólo sirven para agravar yconfirmar la desigualdad. San Vicente de Paul decía una frase tremenda:"Solo con mucho amor y delicadeza conseguiremos que los pobres nos perdonenla humillación que les causamos al dar les nuestra limosna".

5. Dar y recibir misericordiaDios ha querido establecer una relación entre la misericordia que nos

ofrece y la que ofrecemos a los demás. “Habrá un juicio sin misericordiapara quien no practicó misericordia" (Stg 2,13). "Si no perdonan, mi Padretampoco les perdonará a ustedes" (Mt 6,15). Hay una proporcionalidad entrela actitud de Dios hacia mí, y mi actitud hacia mi hermano. Si me limito aser justo, Dios me tratará con justicia; si obro con misericordia, metratará con misericordia

El perdón que damos es la condición para recibir el perdón de Dios. Porsupuesto no es la causa, es solo condición, lo mismo que el acto de abrirla ventana es condición para que la habitación se elimine, pero no es lacausa; la causa es el sol.

Pero también es verdad que únicamente quien experimenta la necesidad deser perdonado podrá perdonar como Dios manda. Quien sabe valorar los diezmil talentos de su deuda, estará dispuesto a perdonar los cien denarios quele debe su hermano. Mientras nos consideramos libres de pecado nos creemos

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en el derecho a tirar la primera piedra. (cf. Jn 1,8). Simón, el fariseodecente, no creía que necesitaba mucho perdón y por eso juzgó y condenó tanduramente a la prostituta. El hijo mayor se sentía perfecto y por eso tratócon tanta dureza a su hermano.

Decía San Bernardo: "La miseria del prójimo no se deja sentir sino a uncorazón consciente de su propia miseria. Para que tu corazón sea tocado porla miseria del otro, es preciso que reconozcas primero la tuya propia, afin de que encuentres en ti mismo los sentimientos del prójimo".

Nuestra misericordia presupone la suya. "El Señor les ha perdonado,hagan ustedes lo mismo" (Col 3,13). Si somos misericordiosos es porquehemos hecho una experiencia previa de recibir misericordia. Por esopodríamos reformular la bienaventuranza: Bienaventurados losmisericordiosos porque es señal de que han alcanzado ya misericordia.

GUIÓN PARA EL DIÁLOGO¿Cómo es tu misericordia para con los pecadores? ¿Sientes compasión por

delincuentes, drogadictos, enfermos de Sida, estafadores que pueblannuestras cárceles? ¿Te has acercado alguna vez a alguno de ellos? ¿Hastratado de ponerte en su lugar? ¿Has intentado sintonizar con lossentimientos que tendrán sus madres? Cuenta alguna experiencia y analízala.

¿Cómo es tu misericordia para con los enemigos? ¿Los tienes? ¿Sonenemigos ellos de ti o tú de ellos? ¿Has buscado la venganza alguna vez?¿Has apelado a la justicia humana? ¿Has apelado a la justicia divina o a lamisericordia divina? Cuenta alguna experiencia en la que hayas cedido elmanto al que querría arrebatarte la túnica. ¿Recuerdas alguna? ¿Cómo tesentiste? ¿Eres consciente de que también a ti tienen que perdonarte mucho?

¿Cómo es tu misericordia para con los que sufren? ¿Qué personasencuentras en tu camino botados al borde? ¿Qué rodeos das para no verlos?¿De qué personas que sufren te has hecho próximo, prójimo? ¿Para quién hassido en la vida buen samaritano? Recuerda algún nombre y cuenta cómo fue tuvivencia.

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6.- BIENAVENTURADOS LOS LIMPIOS DE CORAZÓN

1. El concepto de limpiezaComencemos describiendo la experiencia de limpieza exterior que se opone

a lo sucio, lo manchado, lo repugnante, lo asqueroso, lo que provoca elvómito. Hay en el hombre un instinto primario de rechazo hacia todo locontaminado y contaminante, lo que puede ser causa de enfermedad ycontagio. La suciedad tiene que ver con la mancha que desluce, y tambiéncon los microbios y la enfermedad; tiene que ver con la fealdad a lossentidos, el olfato, el tacto, el gusto; está asociada con el mal olor, conlo viscoso y lo que provoca la náusea.

Pero en un sentido figurado la suciedad no solo puede afectar a locorporal. Puede afectar también la suciedad a lo espiritual. Hablamos deuna persona que tiene las manos limpias: no procede con engaños, contortuosidades. El limpio es aquel que no tiene dobleces, que es auténtico,luminoso. En este sentido limpieza de corazón equivaldría a autenticidad.Manos limpias tiene el inocente, y manos sucias tiene el culpable. De unoque está mintiendo se dice que no es "trigo limpio". El prestidigitadorpara mostrar que no hay trampa ni cartón, enseña sus manos limpiasdiciendo: "Nada por aquí, nada por allí".

2.- La pureza ritualVeamos las connotaciones de la palabra limpieza en el mundo judío. Según

la ley de Moisés hay toda una serie de acciones que convierten al hombre en"impuro" (Lv capítulos 11 al 16). El concepto de impureza no es moral, notiene que ver directamente con el pecado. Muchas de las impurezas legalesdel Levítico son cosas naturales, que no tienen que ver con el pecado: lamenstruación, las enfermedades de la piel, las poluciones nocturnas, losdefectos físicos... La impureza no tiene que ver con la moral, sino con elculto. Son aquellas circunstancias que hacen al hombre inepto para elservicio cultual en el templo, es decir para "ver a Dios".

El que no había conservado esta pureza ritual sino que se habíacontaminado por el roce con objetos impuros (cadáveres, enfermos, animalesimpuros, líquidos genitales) debía purificarse antes de participar en elculto mediante una serie de abluciones prescritas. Hay una piscinaespecial, la miqvé, designada para este fin.

En las mezquitas hay una fuente a la entrada para las abluciones, ytambién en las iglesias una pila de agua bendita. El sacerdote lava susmanos en la Eucaristía antes de tocar el Cuerpo de Cristo. Esta "limpieza"es necesaria para participar en el culto, para "ver a Dios". "¿Quién subiráal monte del Señor? ¿Quién podrá estar en su recinto sacro? El de manoslimpias y puro corazón" (Sal 24,3).

Jesús denuncia a los que se fijan en las prescripciones minuciosas deesta pureza ritual, y descuidan las disposiciones morales interiores. Es el

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caso de los fariseos, "Sepulcros blanqueados, que por fuera tienen buenaapariencia, pero por dentro están llenos de huesos y de podredumbre" (Mt23,27). Los que no querían entrar en casa de un pagano, para conservar lapureza ritual requerida para comer la Pascua, y en cambio no teníanescrúpulo para ajusticiar a un inocente (Jn 18, 28).

La pureza exterior de los fariseos legalistas no sólo contradice laperversidad de sus intenciones, sino que está al servicio de ellas,enmascarándolas y fomentando su impunidad.

Para Jesús la disposición del corazón es la que hace al hombre limpio osucio, y no el comer con las manos sucias (Mt 15,10-20). "Del corazón salenlas intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsostestimonios, injurias..." "Los hombres miran las apariencias, pero Diosmira el corazón" (1 Sm 16,7). Los hombres miran la apariencia de los queoran largamente de pie en los cruces de las calles (Mt 6,5), a los quehacen sonar la trompeta cuando dan limosna (Mt 6,2), a los que ponen caracontrita los día que ayunan (Mt 6,16).

Pero el Padre "ve en lo escondido" y descubre a los que "adulteran en sucorazón" (Mt 5,27), a los farsantes que so pretexto de largas oraciones seaprovechan de los bienes de viudas piadosas e ingenuas (Lc 20,47), que"hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; se alargan lasfilacterias y ensanchan las franjas del manto" (Mt 23,5), Y pagan el diezmode la menta, el anís y el comino, y descuidan lo más importante de la Ley:la justicia, la misericordia y la lealtad" (Mt 23. 33), Filtran el mosquitoy cuelan el camello (Mt 23, 24). "Purifican por fuera la copa y el plato,mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia" (Mt. 23,25) .

Estos fariseos hipócritas hacen profesión de su "estado de perfección"como un estado social de privilegio, un motivo de arrogancia. De las monjasde Port Royal se decía que eran "puras como ángeles, pero soberbias comodemonios". El estado de perfección sería un título para el primer puesto enlos banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, para que se lessalude en las plazas y que la gente les llame 'Rabbí'" (Mt 23,6-7).

También denuncia Jesús la religiosidad de aquellos que son muy"cumplidores de sus deberes religiosos", pero en cambio no son cumplidoresde sus deberes sociales, familiares y ciudadanos. A Dios no le agrada elculto de, los que no tienen caridad.

En la Didascalia IV, 6, se prohíbe incluso recibir cualquier donativopara la Iglesia que proceda de quienes oprimen a los débiles, desatienden alos pobres o tratan injustamente a sus criados.

"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos (Mt 15,3-9). Dios rechaza el culto formal e hipócrita cuando el corazón de dondeprocede no es puro. No son las rúbricas: litúrgicas, sino la vida real laque hace nuestra ofrenda aceptable o rechazable, la que nos permite entraren el templo y "ver a Dios".

"Yo detesto, desprecio sus fiestas... Aparta de mi lado la multitud detus canciones, no quiero oír la salmodia de tus arpas. Que fluya, sí, el

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juicio como agua y la Justicia como arroyo perenne" (Am 5,21-24)."¿A mí qué tanto sacrificio de ustedes? Harto estoy de holocaustos... Al

extender sus palmas, me tapo los ojos por no verles. Aunque menudeen laplegaria, no les oigo. Sus manos de sangre están llenas; lávense,límpiense, quiten sus maldades delante de mi vista (Is 2,10-20).

La polilla que roe continuamente a las personas religiosas es el riesgode hipocresía. Aparentar dignidad, buenas obras, una vida ordenada. Sergente "decente", respetable, de "derechas de toda la vida". Frecuentar eltemplo, las procesiones, rosarios, quinarios, grupos apostólicos, y luegoser falsos, malos padres, malos esposos, malos vecinos, malos colegas,malos compañeros de trabajo.

San Pablo reprochaba a los fieles de Corinto porque iban a la Cena delSeñor, pero luego no compartían su comida Eso en realidad ya no era la Cenadel Señor (1 Cor 11, 20). El Señor no se manifestaba entre ellos porque suscorazones no estaban limpios, y sus gestos no respondían a sus actitudesinteriores.

"¿Sabéis que ayuno quiero yo? Desatar los lazos de maldad, deshacer lascoyundas del yugo, partir al hambriento tu pan y a los pobres sin hogarrecibir en casa. Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejanteno te apartes" (Is 58,6-7).

Otra faceta de la limpieza del corazón es la verdadera castidad, que esuna castidad de dentro, de pensamientos y deseos, de inocencia ysimplicidad, que no siempre coincide con la situación del celibato.

Todos hemos conocido personas muy castas por fuera, pero con una mentemuy sucia. "Para los puros, todo es puro" (Rm 14,14). El hijo mayor de laparábola en el fondo envidiaba los desórdenes sexuales de su hermano, y sesiente desgraciado por no haberlos cometido. No valoraba su propia purezacomo un bien en sí mismo y por eso no sentía compasión por la desgracia quehabla acompañado al desorden sexual de su hermano. Su corazón no era puro.En el fondo era un reprimido sexual.

Este es un peligro del celibato cuando no tiene una motivación positiva;Hay célibes que no se casan con nadie, pero se casan con el poder, con eldinero, con el estatus social privilegiado, con el derecho a censurar ycondenar las posturas ajenas. El puro de corazón es aquel que no se manchani con el mal que comete ni con las buenas obras que hace,

5. La verdadera castidadEl premio concedido a esta bienaventuranza de la limpieza de corazón es

el "ver a Dios". Según el AT nadie podía ver a Dios y seguir viviendo (Ex33,20). Por eso. Moisés, Elías y los ángeles se cubren los ojos ante Diospara no verlo (Is 6,2). Los ojos no pueden mirar "cara a cara" al sol sinquemarse. Así ahora sólo podemos ver a Dios como en un espejo, en enigma.Después podremos verle cara a cara (1 Cor 13,12).

Toda impureza nos impide ver a Dios y es un serio obstáculo a la fe.Empezamos por no vivir como pensamos y acabamos pensando como vivimos. No

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sólo la impureza de la carne, sino cualquier impureza (en el sentidoexplicado de inautenticidad) es un serio obstáculo a nuestra fe.

La mirada cargada de rencor, amargura, escepticismo, esparce a sualrededor una sombra oscura que empaña el resplandor natural que hay entodo lo creado. Todo lo ven negro porque proyectan sobre todas las cosas supropia sombra. Son como cuerpos opacos que no dejan pasar la luz.

6. Ver a Dios"La belleza está en el ojo que contempla". "Dice sobre el puente el

amigo al amigo: 'Contempla la alegría de los peces en el río', Mas el otroreplica: 'y ¿cómo tú, no-pez, conoces la alegría de los peces en el río?'El le responde: 'Por mi alegría sobre el puente".

Solamente la mirada limpia puede captar la belleza y el reflejo de Diosen todo lo que le rodea. Si el Señor limpia nuestro cristal, nos hacediáfanos, y todo a nuestro alrededor queda iluminado por la luz de Dios.

Pero no podemos limpiarnos a nosotros mismos. Es sólo Dios quien puede"crear en mí un corazón puro" (Sal 51,12). "Si no te lavo, no tendrás parteconmigo" (Jn 13,8). "La concupiscencia de los ojos" (1 Jn 2,16) es lapretensión humana de sondear los misterios y mantenerle a Dios la mirada.Pero a Dios no se le puede ver; es él quien ve. Ante él la criatura tieneque bajar los ojos. Esta es la limpieza del corazón: aceptar nuestrafragilidad y nuestro pecado. Vivir "nuestra verdad", porque humildad esverdad. Y los fariseos vivían su apariencia de perfección y se sentíanpuros, y diferentes a los demás hombres (Lc 18,11). Sólo es puro el corazónque se reconoce pecador ante Dios. Esa es nuestra más profunda verdad; sólodesde ella veremos a Dios.

Guión para el diálogoSolo los simples ven a Dios. ¿Me resulta difícil ver a Dios por mi falta

de humildad, por mi pretensión de comprenderlo todo? ¿Tienes una miradacrítica, negativa, poco luminosa que te impide reconocer a tu alrededor lahuella de Dios?

Hay personas religiosas que viven su religión de cara a la galería,buscando sólo aparentar. ¿Qué hipocresías se dan en tu vida? Descubrealguna actuación concreta (limosna, servicios, oración, sacrificios) en laque actúes para que te vean, en que te molesta cuando no se te reconoce, enla que actúas de distinta manera cuando te miran que cuando no te miran.

¿Cómo es tu castidad? ¿Son puros también tus pensamientos? ¿Te atreves aacercarte a la Eucaristía después de una caída grave sin purificar antes tucorazón? ¿Tienes una secreta envidia de los que se permiten una vida sinningún control? ¿Te gusta curiosear, juzgar y condenar a los que llevan unavida de lujuria? ¿Dudas fácilmente de las intenciones de los demás? ¿Lesespías?

¿Es tu vida consecuente con la religiosidad de la que haces gala? ¿Eresun testimonio o un antitestimonio para los miembros de tu familia, para tus

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vecinos, para tus compañeros de trabajo?

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7.- BIENAVENTURADOS LOS ARTESANOS DE LA PAZ

Una línea bien y a ver qué pasa o primero que habría que observar en estabienaventuranza es que los "pacíficos" de la traducción de nuestroscatecismos no son los "pánfilos", 'los "bonachones", sino los que "trabajanpor la paz". De este modo esta bienaventuranza adquiere una dimensiónactiva, dinámica. Por supuesto que para trabajar por la paz en un sentidoactivo, hay que tener uno la paz en su interior, porque nadie da lo que notiene, y el medio es el mensaje.

Mal podría predicar un mensaje de paz el que estuviese acelerado,nervioso; el que corretease de aquí para allá para llegar a tiempo a muchoslugares donde le toca anunciar el mensaje de la paz.

a) El príncipe de la pazSi Jesús pudo traernos la paz es porque él la poseía plenamente. Fue

anunciado por los profetas como "príncipe de la paz" (Is 9,5). Los ángelescantaron en su nacimiento porque con él descendía la paz en la tierra paralos hombres amados de Dios (Lc 2,14). Su saludo sonriente fue siempre eldeseo de la paz: "La paz esté con vosotros" (Jn 20,19). Al despedirsereiteraba esta palabra de paz, más como un don y una realidad, que como unsimple deseo: "Vete en paz" (Lc 8,48). Envió a los suyos a recorrer el mundocon el saludo de la paz: "La paz a esta casa (Lc 10,6).

Es la paz es ante todo fruto de nuestra reconciliación con Dios. Pazentre Dios y los hombres. "Estamos en paz con Dios por medio de Jesucristo"(Rm 5,1). Paz entre los hombres, entre Judíos y gentiles, hombres y mujeres,bárbaros y escitas, "para crear en sí mismo de los dos un solo Hombre nuevo,haciendo la paz y reconciliando con Dios a ambos en un solo Cuerpo por mediode la cruz. Vino a anunciar la paz: paz a vosotros (los gentiles) queestabais lejos: y paz a los que estaban cerca (los judíos)" (Ef 2,15-18). Lapaz es también un equilibrio interior, una armonía en el hombre reconciliadoconsigo mismo, con toda su realidad: la paz que "custodia nuestroscorazones" (Flp 4,7), la "paz que pone en orden nuestros corazones" (Col3,15). Sólo así, reconciliados con Dios y con nosotros mismos, podremosrecibir el "ministerio de la reconciliación" (2 Co 5,18). Reconciliados conla fuente de la vida y del amor, podremos ser reconciliadores activos de esavida y ese amor entre nuestros hermanos.

Así Jesús no es meramente "el que nos trae la paz", sino que "él esnuestra paz" (Ef 2,14).

b) Mi paz os dejoLa paz que trae Jesús es distinta de la que "da el mundo". Para

distinguirla de la del mundo, Jesús la llama "mi" paz (Jn 14,27). Vamos atratar de distinguir bien claro entre la paz que da el mundo y la paz que da

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Jesús.La paz, como la entiende el mundo es ausencia de conflictos, la paz de

transigir, de pactar con un orden injusto. La paz de "la estatua de los tresmonitos tapándose los ojos, los oídos y la boca: "no ver, no oír, nohablar".

Es la paz de una buena digestión, con la barriga llena, o la paz que danlos tranquilizantes, el valium y los opiáceos. Una paz fisiológica.

Es la paz de quien "no quiere líos", y para ello se desentiende de losproblemas de los hombres para refugiarse en el mundo de su intimidad.

La paz de quien nunca lleva la contraria a nadie y a cada uno le sigue lacorriente. La paz del "orden público" que considera subversivos a todos los"alborotadores", "sediciosos", "perturbadores" que vienen a alterar elsistema. A veces los "agentes del orden" son meros mantenedores de unsistema de "violencia institucionalizada".

Para Jesús la verdadera paz es "la obra de la justicia" (1s 32,17);tiene lugar cuando “la justicia y la paz se besan” (Sal 85,11). La paz queno se besa con la justicia no es verdadera paz. Por eso muchas veces el quetrabaja por la paz debe suscitar los conflictos, alborotar un orden injusto,convertirse en un personaje conflictivo, incómodo: "¿Pensáis que yo he ve-nido a poner paz en la tierra? No, os lo aseguro, sino división" (Lc 12,51)."No vine a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre consu padre, a la hija con su madre: a la nuera con su suegra; y enemigos decada cual serán los que conviven con él" (Mt 10,34-36).

¿Paz o espada? Hay dos dimensiones en el hombre, como en el mar. Una esla superficial y otra la profunda. Es posible que la superficie del mar estéagitada, y en cambio en el fondo reine una gran calma. AsÍ pasa con loshombres de Dios. En el exterior se ven metidos en múltiples conflictos,líos, asuntos, y sin embargo en su interior gozan de gran paz. Pensemos enlos trajines y las luchas de una Santa Teresa o de un San Juan de la Cruzpeleando contra el mundo entero para sacar adelante la Reforma del Carmelo.Impresiona pensar que las obras de Sta.Teresa no están escritas en la paz deun claustro, sino en medio de su vida andariega; y el Cántico espiritual deSan Juan de la Cruz se escribió en la cárcel de Toledo.

Decía Gandhi: "La verdad es más importante que la paz, porque la mentiraes la madre de la violencia". Todas las veces que mentimos para salvaguardaruna situación de tranquilidad, estamos sentando las bases de un desorden yuna violencia mayores que los que tratamos de evitar con nuestras mentiras ocontemporizaciones. Y lo que está desencajado tiene que doler.

c) Dentro del corazón"Cuando estén afinadas, Maestro mío, todas las cuerdas de mi alma, cada

vez que tú las toques, cantarán amor" (Tagore). La paz se empieza aconstruir desde dentro. Nace de un orden en la vida. Los Ejercicios de SanIgnacio son precisamente una metodología para "ordenar la vida sindeterminarse por ninguna afección desordenada".

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"¿De dónde nacen las guerras y contiendas entre vosotros? ¿No es devuestras pasiones que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no poseéis.Matáis. Envidiáis y no podéis conseguir. Combatís y hacéis la guerra" (Stg11-,1-2).

El gran enemigo de esa paz son nuestras actividades mal discernidas enlas cuales no buscamos tanto el Reino de Dios, cuanto desahogar nuestrosnervios, nuestras prisas, nuestros montajes grandiosos, nuestroperfeccionismo, nuestro deseo de justificarnos a nosotros mismos pornuestras obras.

La pobre Marta quería lucirse en la cocina y perdió la paz. Quería haceruna comida demasiado complicada. "Marta, Marta, te preocupas y agitas pormuchas cosas". Lo que le quitaba la paz a Marta no era su actividad, sinosus exigencias, su perfeccionismo.

Pablo desarrollaba una tremenda actividad (2 Cor 11,23-29) y sin embargopodía cantar en la cárcel de Filipos, porque vivía en paz consigo mismo,pues no buscaba la justificación en sus obras ni en sus méritos.

La indiferencia de la que nos habla San Ignacio no equivale a "apatía".Es una indiferencia activa que elimina todas las turbaciones. "Nada teturbe, nada te espante, quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta".

La humildad es otra fuente de paz. "No está hinchado mi corazón, ni misojos son altaneros, ni he buscado un camino de grandezas que supera micapacidad, sino que acallo y modero los deseos de mi corazón como un niño enbrazos de su madre" (Sal 131). "Haceos discípulos míos que soy manso yhumilde de corazón y encontraréis paz para vuestras almas. La humildad es lallave para conseguir la paz.

d) Artesanos de la pazEl que lleva la paz en su corazón, es capaz de transmitir la en su

mirada, en su porte, en su manera de trabajar, en su modo de acoger a cadapersona como si no hubiera ninguna otra en ese momento.

Un aspecto muy importante del ministerio de reconciliación es el carismade ayudar a que los enemigos hagan las paces. Esta es una tareaverdaderamente divina. Así como el meter cizaña y sembrar discordias es,tarea verdaderamente diabólica. El nombre de diablo significa esoexactamente en griego: el que divide.

'Siembra la discordia quien habla mal los suegros que enemistan al hijo,con la nuera, al hermano con el hermano, al amigo con el amigo. Los queforman bandos y partidos dentro de la comunidad diciendo: "Yo soy de Pablo,yo soy de Apolo" (cf. 1 Cor 1.12). Los que van pasando rumores corregidos yaumentados, o creando estados de opini6n sectarios, grupos de presión queactúan desde la sombra contra la autoridad constituida.

'En cambio el que trabaja por la paz, lima aristas, da versionesbenévolas, sobre los hechos, sugiere interpretaciones favorables, oculta losdatos que puedan ser más hirientes. Fomenta el diálogo. Estas personas sonuna verdadera bendición en el seno de una comunidad.

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Por supuesto que en ocasiones hay que hablar y denunciar, pero siempre ala cara, nunca con manipulaciones retorcidas ni desde' la sombra. Solocuando sea estrictamente necesario, y aceptando un pluralismo en las manerasde entender las cosas, sin excomulgar al que no piensa como yo. Decía sanAgustín: En las cosas necesarias, unidad; en las dudosas, libertad; entodas, caridad. Una verdad dicha sin amor, deja de ser verdad. Los artesanosde la paz "realizan la verdad en el amor" (Ef 4-,15).

e) El pacifismoLo que hoy está de 'moda no son los. "pacíficos", sino los "pacifistas",

No negamos que hay pacifismos que son caricaturas de la verdadera promociónde la paz; más que pacifismo habría que llamarlo antiamericanismo, o elresentimiento de quienes no son lo bastante fuertes para imponer por lafuerza su propia ideología. El pacifismo puede ser una mera táctica enespera de armarse hasta los dientes. O puede ser comodonería de cobardespostmodernos a quienes horroriza una vida de disciplina y austeridad.

Pero hay un pacifismo auténtico de quienes están dispuestos a perder supropia vida antes que matar a un semejante, o están dispuestos a afrontar ladisciplina carcelaria antes que someterse voluntariamente a un régimenmilitar que viola sus derechos humanos, o prefieren la austeridad de lacárcel a la más llevadera de un cuartel en el que actúan contra su concien-cia.

El verdadero pacifista no es un pasota. Es un hombre que luchaactivamente por la paz en el mundo, no solo participando en manifestacionesy protestas, sino entregándose a su trabajo cada día responsablemente, ycomprometiéndose en las otras guerras: la guerra contra el hambre, contra laenfermedad, contra la droga, contra el paro, contra la marginación, contrael aborto, contra la negación de los valores espirituales, contra lamanipulación informativa. '

'La palabra shalom en hebreo no designa meramente la paz como ausencia deguerras: es "la plenitud y la estabilidad completa, una perfección a nivelsocial, un idilio entre hombre y naturaleza, una situación de perfección quetiene una proyecci6n escatológica en el más allá" (L. Melús).

f) Hijos de DiosSer llamados es una voz pasiva típica en el hebreo para evitar el nombre

de Dios. Equivale a decir: "Dios los llamará hijos", los considerará sushijos. Estos artífices de la paz muestran a través de su obrar el parecidotan grande que tienen con Dios. Esta manera de actuar fomentando la paz yremoviendo los obstáculos que la impiden, es expresión de su ser más íntimo.

Uno demuestra quién e su padre por el parecido físico que guarda con él.Los que trabajan por la paz muestran que son hijos de Dios de paz, porqueactúan como él actúa. En cambio los que siembran la mentira y 1a discordiamuestran a las claras que son hijos de Dios

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Guión para el diálogo1. Recuerda y comparte alguna experiencia en que hayas intentado realizar

la paz entre personas que estuviesen peleadas, o en situaciones conflictivasfamiliares, sociales, comunitarias, sindicales.

¿Qué fue lo que hiciste? ¿Dónde estuvieron tus aciertos y tus posiblesfallos? ¿Cuál fue el resultado? ¿Cómo te sentiste?

2. Recuerda y comparte alguna experiencia en la que hayas contribuido acrear enemistades o enrarecer ambientes familiares, comunitarios. etc.

Haz la autocrítica de tu actuación. Descubre dónde estuvo tu error y losmotivos que te llevaron a actuar mal. ¿Cómo te sentiste?

3. Recuerda y comparte alguna experiencia en que te dejaste llevar delmiedo a los conflictos y te instalaste en una falsa paz, evitando líos oconflictos, o lavándote las manos por miedo a complicarte la vida.

Esa "paz" que conseguiste ¿era la que da el mundo o la que da Jesús?¿Cómo piensas que deberías haber actuado?

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8.- BIENAVENTURADOS LOS PERSEGUIDOS

La última bienaventuranza viene a confirmar lo que ya profetizó a Mariael anciano Simeón: "Este está puesto para que muchos en Israel caigan y selevanten; será como una bandera discutida; así quedará clara la actitud demuchos corazones" (Lc 2,34-35).

La persecución la tomamos en un sentido amplio, que no suponenecesariamente ni un proceso ante los tribunales, ni daños físicos. Puedeser simplemente "odio", difamación, exclusión, ridiculización, pérdida deoportunidades, deterioro de la imagen...

a) Jesús el perseguidoDesde su llegada al mundo Jesús fue objeto de contradicción, bandera

discutida. Él invita a los hombres a definirse de cara al mensajeprovocativo que nos trae. No es posible permanecer indiferente. "El que noestá conmigo, está contra mI" (Mt 12, 30). El evangelio de Jesús tropiezacon una aceptación o con un rechazo, nunca con una indiferencia.

Ya desde su nacimiento Jesús experimentó la persecución de Herodes, laamenaza de muerte, el exilio, la provisionalidad. "El dragón se detuvodelante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lodiera a luz" (Ap 12,4).

En su vida le abrumaron con toda clase de insultos injuriosos. Lollamaron samaritano (Jn 8,44), hijo de mala madre (Jn 8,19; 8,41),pueblerino (Jn l,46; 7,42), ególatra (Jn 8,53), blasfemo (Jn 10,33),endemoniado (Jn 8,48), loco (Jn 10,20; Mc 3,21), ignorante (Jn 7,15),pecador (Jn 9,25), comilón y borracho (Lc 7,34), impostor y falsario (Mt27,53), amigo de la gentuza (Mt 11,19).

Murió no la muerte gloriosa del mártir, sino la muerte .ignominiosa delmalhechor. No fue victima de "los malos", sino de "los buenos", lasautoridades políticas, los sacerdotes, los jueces, los hombres piadosos desu época .En su vida no supo infundir a los suyos el arrojo y la valentíapara acompañarle en su prisión y su muerte. Todos se avergonzaron de él yhuyeron dejándole solo (Mc 14,50).

En el evangelio se denuncia a los personajes que trataron de nadar yguardar la ropa, que se acercaron a Jesús, pero sin querer mancharse con lacontradicción que Jesús provocaba. Uno de estos personajes típicos esNicodemo, que se acercó a Jesús de noche, por miedo a los judíos. Era unhombre importante que tenía un prestigio y una categoría social reconocida.Tenía mucho que perder. Afortunadamente al final de su vida abandona laambigüedad y da la cara. Quien habla tenido miedo de ser relacionado conJesús cuando éste todavía era un hombre con cierto prestigio, no seavergüenza de defenderlo cuando ya Jesús ha sido totalmente desacreditadoante todos los tribunales (Jn 20,39).

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El mismo Pilatos cederá al chantaje de los judíos cuando le amenazan conprocesarle delante del César si se niega a condenar a Jesús. Pilatos loazota como recurso, para ver si de este modo se apiadan de él dejan deacusarlo. Pero esta treta no da resultado y al final Pilatos cede alchantaje y se lava las manos. No puede mantenerse neutral. En realidad acabacondenando a Jesús después de haberle hecho sufrir en sus intentos porsalvarle.

"Todo aquél que se declare por mí ante los hombres, yo también medeclararé por él ante mi Padre que está en los cielos, pero a quien meniegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en loscielos" (Mt 10,32-33).

Es curioso que personas que estarían dispuestas a no negar a Cristo siles pusieran una pistola al pecho, en cambio se asustan ante una burla, uncomentario irónico, un apodo, un codazo y son capaces de negar a su Señor enlos patios de tantos sumos sacerdotes, en la cantina, o en el lugar deltrabajo (cf. Mc 14,71), con lo que San Pablo llama el "silencio vergonzoso",el respeto humano (2 Co 11,2).

b) La persecución, criterio de discernimientoAsociarse a Jesús no va a mejorar nuestra imagen social, ni a darnos más

oportunidades a la hora de sacar una oposición, ni darnos votos populares enunas elecciones, ni a multiplicar el número de nuestros amigos.Desgraciadamente muchas veces nos hemos apuntado a movimientos uorganizaciones religiosas pensando obtener en ellos dividendos de populari-dad, contactos interesantes, recomendaciones, padrinazgos...

Pero ninguna de estas ventajas forma parte del patrimonio del discípulo.Jesús no ha dicho: "Dichosos los que me siguen porque caerán muy simpáticos,mejorarán su imagen, aumentará su oportunidad de conseguir un puesto detrabajo o un crédito en el banco, o una concejalía..."

Sino todo lo contrario. "Bienaventurados serán ustedes cuando lesinjurien y les persigan y digan con mentira cualquier mal contra ustedes.Alégrense y regocíjense porque su recompensa será grande en los cielos” (Mt5, 11-12).

"Les he dicho esto para que no se escandalicen. Les expulsarán de sussinagogas, e incluso llegará la hora en que todo el que les mate piense queda culto a Dios" (Jn 16,1-3). "Todos les odiarán por causa mía" (Lc 21,11).

Esta contradicción que provoca Jesús, según la profecía ya citada delanciano Simeón, sirve para que "quede clara la actitud de muchos corazones"es un principio de discernimiento para nuestras motivaciones al seguir aJesús. Aclara nuestras actitudes más o menos profundas. "Lo que fue sembradoen el pedregal es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría;pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se pre-senta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumbeenseguida" (Mt 13, 20-21).

Lo que nos debe plantear sospechas no es el que caigamos mal, o el que

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nos odien, sino precisamente las unanimidades huecas, la popularidadgeneralizada."¡Ay de ustedes cuando todos los hombres hablen bien deustedes! Pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas" (Lc6,26).

Si no encontramos oposición es quizás porque seguimos la corriente atodos, a cada uno le decimos lo que le gusta oír desde la conocida actituddel que dice a cada uno: “Seré como tú me deseas". Si nunca nos hemossentido perseguidos por nadie, nos debería cuestionar lo que dice San Pablo:"Todo el que se proponga vivir como buen cristiano, será perseguido" (2 Tm3,12).

¿Rehúyo la persecución porque no doy la cara, porque me escondo, porquetransijo, porque disimulo?' Sería bueno hacer una historia de mis propiospactos y componendas.

c) Por la justiciaPor supuesto uno siempre tiene que discernir si el motivo de la

persecución es "la justicia", o más bien me atacan por ser intolerante,fanático, imprudente, o como dice San Pedro "entrometido". No tengo derechoa asociar a Cristo con la agresividad que suscita mi intemperancia. SanPablo ponía en esto mucho cuidado: “A nadie damos ocasión alguna detropiezo, para que no se haga mofa del ministerio" (2 Cor 6,3). Y San Pedrodice: "Que ninguno de ustedes tenga que sufrir ni por criminal, o pormalhechor, ni por ladrón, ni por entrometido; pero, si es por cristiano, queno se avergüence, que glorifique a Dios por llevar ese nombre" (1 Pe 4,15-16).

Desgraciadamente las persecuciones de la Iglesia no han sido siempre laspersecuciones de Cristo. Muchas veces los que luchaban por la justicia sealejaron del cristianismo; porque este se había alejado antes de Cristo. Notoda la persecución que hubo contra la Iglesia durante la guerra española sedebió a la fidelidad de la Iglesia a las bienaventuranzas. Hay que reconocerque parte del odio que suscitaba entre las masas oprimidas se debía a suapoyo a los ricos, a su carácter burgués, a su freno sistemático a lamodernidad y a las libertades.

Lo mismo sucede con muchos individuos. Tienen manía persecutoria ycomplejo de mártires, cuando en realidad sufren no por su fidelidad a Cristosino por sus propios errores disfrazados de religiosidad. "¿Qué gloria hayen soportar los golpes cuando han faltado ustedes? Pero si obrando biensoportan el sufrimiento, esto es bella cosa ante Dios" (1 Pe 2,20).

Por eso, si después de examinar nuestra conciencia y de consultar a lacomunidad, no vemos nada reprochable en nuestro comportamiento, no seamosunos inseguros, que se culpabilizan continuamente, y se dejan culpabilizarpor los reproches de los demás. Si no les reciben en una ciudad, nonecesariamente piense que es por fallo propio, o por métodos pastoralesinadecuados. "Sacudir el polvo de los pies" (Mc 6,11), es una autoafirmaciónpositiva, de quien atribuye el rechazo no a culpa propia, sino a la actitud

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hostil de los demás. De hecho Jesús fracasó y fue rechazado, y. no podemosen absoluto atribuirlo a sus fallos personales o a lo inadecuado de susmétodos pastorales. Jesús no se sintió culpable del rechazo que suscitó.

d) El cristiano y el mundo"Si el mundo les odia, sepan que a mí me ha odiado antes que a ustedes.

Si fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no son del mundo,porque yo al elegirlos les he sacado del mundo, por eso les odia el mundo.Acuérdense de la palabra que les he dicho: el siervo no es más que su Señor.Si a mí me han perseguido, también les perseguirán a ustedes" (Jn 15,18-20).

El cristiano tiene que tomar postura respecto al mundo, entendido comolas estructuras de pecado de nuestra sociedad, los contravalores, loscriterios de vida, los grupos de presión, los eslóganes, las modascontrarias al evangelio... El Jefe de este mundo es Satanás, y Jesús notiene parte alguna con él (Jn 14,30). Tampoco el discípulo de Jesús quieretener parte alguna con él. "El que quiera ser amigo del mundo se constituyeen enemigo de Dios" "(Stg 4,4).

El mundo puede ejercer sobre el cristiano una doble tentación: seducirlocon todos sus atractivos de placeres, lujos, comodidad, popularidad..., yamenazarlo cuando no se conforma a sus dictados, cuando quiere serdiferente. El mundo no tolera que seamos diferentes. Suponemos para él unadenuncia, una amenaza si no nos sometemos a su tiranía. Por eso nos amenazacon burlas, desprecios, marginación, pérdida de oportunidades y aunagresiones físicas o torturas psíquicas. "Se extrañan de que no corranustedes con ellos hacia ese libertinaje desbordado, y prorrumpen eninjurias" (1 Pe 4,5). .

A veces esta persecución tiene lugar en el seno de la propia familia queno acepta el que no nos sometamos a los valores familiares. "Enemigos decada cual serán los de su propia casa" (Mt 10,36). La persecución de losfamiliares no siempre va a consistir en que nos torturen, o nos deshereden.A veces hay persecuciones más sutiles: silencios prolongados, malas caras,reproches, y sobre todo culpabilizaciones: "Mira lo que estás haciendosufrir a tu madre con lo buena que es y lo que te quiere"... "La vas a matarde un disgusto"... "Si me quisieras escogerías la carrera que a mi me gustapara ti, la novia que yo creo que te conviene, el puesto de trabajo de másprestigio, el carro de más cilindrada.

Hay jóvenes cristianos que optan por tener una boda sencilla y modesta.Pero los padres quieren una boda lujosa para deslumbrar a sus amistades,quieren el menú más caro en el restaurante de más lujo... Riñen a sus hijos:"¿Cómo nos vas a hacer quedar a tu padre y a mí ante nuestros amigos si tecasas tan pobretonamente?" "¿Es que quieres humillarnos?"

Muchos por no pasar por la vergüenza de tener una boda sencilla prefierenconvivir en pecado y dejar la boda para más adelante cuando puedancelebrarla con lujo. Prefieren vivir en pecado a pasar por pobretones.

La difamación puede consistir muchas el sufrir que nos tengan por un mal

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hijo, un mal esposo, un mal padre, simplemente porque nuestra escala devalores nos hace tomar opciones diferentes a las que le gustarían a nuestrafamilia....

e) Saltar de gozoEl espíritu de Jesús ahuyenta todos los miedos. “Si al dueño de la casa

lo han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus servidores! No les tengan miedo.No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; teman másbien a aquél que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna (Mt10,25-28). Los discípulos tenían cerradas las puertas de su casa por miedo.Jesús se hace presente siempre diciendo "No teman. Soy yo". La ráfaga dePentecostés abre de par en par las puertas cerradas por el miedo.

El premio a la persecución es la alegría del Reino ya presente ennosotros. "Bienaventurados seréis cuando los hombres les odien, cuando lesexpulsen, les injurien y proscriban su nombre como malo por causa del Hijodel Hombre. Alégrense ese día y salen de gozo, que su recompensa será grandeen el cielo" (Lc 6, 22-23). La alegría es un gozo desbordante que llega enel colmo de la expresividad a dar saltos de gozo. También la Primera dePedro recoge esta vivencia: "Alégrense en la medida en que participan de lossufrimientos de Cristo, para que también se alegren alborozados en larevelación de su gloria. Dichosos ustedes si son injuriados por el nombre deCristo; pues el Espíritu de gloria que es el Espíritu de Dios, reposa sobreustedes” (1 Pe 11,13-111).

La bienaventuranza a los perseguidos se realiza claramente en el episodiode Pablo y Silas en la cárcel de Filipos, cuando azotados y con los pies enel cepo, cantaban himnos llenos de alegría a mitad de la noche" (Hch 16,22-26). También los apóstoles, después de haber sido azotados, "se marcharon dela presencia del Sanedrín contentos por haber sido considerados dignos desufrir ultrajes por el Nombre" (Hch 5,41). La carta a los Filipenses sedenomina la carta de la alegría, por las muchas veces que de ella habla sanPablo, y sin embargo es una carta escrita desde la prisión.

La alegría surge de haber pisoteado de una vez para siempre el qué dirán.El respeto humano es la peor de las cárceles. Vivir para la imagen,pendientes de la aprobación o de la censura ajena, produce una graninseguridad, una alienación de nosotros mismos. Nos esclaviza a la moda, alqué dirán, a lo políticamente correcto. Vivimos en conformismo, sin sernosotros mismos, siempre por miedo al descrédito o al aislamiento

En cambio cuando ya no tenemos fama que perder, nos sentimos libres deesa tiranía. Ya no hace falta mentir diciendo a cada uno lo que desea oír denosotros. Entonces empezamos a ser nosotros mismos. La verdad nos ha hecholibres. Las humillaciones sufridas nos han llevado a la verdadera humildad yya no tememos al desprecio de los otros. Humildad es verdad, decía SantaTeresa.

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9.- EL REINO DE LOS CIELOS

a) Qué es el reino de los cielosEs una expresión típica del evangelio de San Mateo. San Lucas prefiere

hablar del "Reino de Dios". "Reino de Dios" y "Reino de los cielos"significan lo mismo. Pero los judíos tratan de evitar lo más posible usarel nombre de Dios, y utilizan otros giros, como éste de "los cielos", ycomo Mateo escribía para judeo-cristianos prefiere este nombre.

Lo que hay que tener claro es que el Reino de los cielos no tiene nadaque ver con lo que habitualmente llamamos "el cielo". "Entrar en el Reinode los cielos" no significa "ir al cielo" cuando nos morimos. Para "irse alcielo" hay que esperar a morirse, pero para ya aquí podemos entrar en elReino. ¿Qué significa, pues?

Entrar en el Reino es entrar en una dinámica, en un nuevo orden decosas, un nuevo estilo de vida. Dios inaugura un nuevo régimen en su tratocon los hombres, e invita a aceptar esta oferta, a cambiar de valores, aajustarse a unos nuevos criterios.

Ahora cuando podemos entrar ya en él. Ya está asequible. Podemos yahacernos ciudadanos de este Reino aquí en la tierra, nacionalizarnos,aceptar la única autoridad de Dios y de sus leyes, gozar ya de losbeneficios de un régimen que ofrece tantas ventajas a sus ciudadanos entodos sus distintos ministerios: paz, seguridad, libertad, prosperidad,salud, educación, fraternidad...

Para nacionalizarse en este Reino basta aceptar a Dios como único Rey,renunciando a cualquier otro tipo de reinado. Disfrutaremos del Estado-Providencia de Dios si renunciamos a nuestras propias providencias yseguridades. Por eso sólo se puede uno hacer ciudadano del Reino haciéndosepobre de espíritu, es decir, renunciando a las seguridades y a lasprovidencias que supone el dinero, el status social, el escalafón, lasrelaciones sociales... No se puede ser a la vez ciudadano del Reino de Diosy ciudadano del Reino del poder, el prestigio, la competición, el capitalahorrado, la violencia... Si queremos gozar de las providencias de Dios ensu reino, tenemos que renunciar a la seguridad que ofrecen estas otrascosas. Dios no reina sobre los que se acogen a las ventajas y seguridadesque evidentemente dan hasta cierto punto el dinero, la violencia y elstatus social privilegiado.

Dios sólo reina sobre los pobres, los mansos, los hambrientos, los noviolentos. Reina sobre ellos quiere decir: se ocupa de ellos, vela por susintereses, se les revela, les hace sentir su amor. De los ricos y violentosque ya tienen su propia fuerza Dios no se cuida ni vela por ellos (Sal 72).

Para entrar en el Reino hay que vivir en comunidad. Uno no puede aceptarel reinado de Dios más que entrando a formar parte del pueblo sobre el cuales Rey. Dios no reina sobre individuos aislados, sino sobre un pueblo. Sólo

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formando parte de este pueblo disfrutaremos de las ventajas de tener a Diospor rey.

b) Cómo entrar en el reinoA partir de una nueva conciencia. Jesús comienza siendo consciente de

Dios como su Abba, como su papá querido. En el momento en que adquirimosesta conciencia se inaugura un mundo nuevo, unas relacionesinterpersonales, nuevas, una sociedad alternativa, una nueva manera deenfrentarse con la búsqueda del pan de cada día, y de enfrentarse con elfracaso y la cruz; un nuevo modo de mirar lo imperfecto y limitado quehasta entonces nos provocaba rechazo y ahora nos provoca ternura ymisericordia.

La nueva conciencia es fuente de una nueva energía y vitalidad. Noolvidemos que la luz no es sino energía. La conciencia del amor del Padrecambia los sentimientos negativos que antes "reinaban" en nosotros: elrencor, los celos, la desesperanza, la angustia, la tristeza, ladesmotivación, la falta de sentido, la amargura de los fracasos acumulados,los nervios y la inquietud por el futuro...

Empiezan a "reinar" otros sentimientos: la ternura, la alegría, laadmiración, la alabanza, la confianza para el futuro, las ganas de vivir,el amor a las personas con quienes vivimos... Estos nuevos sentimientos nosdan una vitalidad que se manifiesta hasta en el mismo rostro que se vuelveluminoso.

El Reino empieza "dentro de nosotros" (17,27), en esta nueva conciencia,pero desde ahí comienza a invadir todo el ámbito de nuestra vida sin dejarde afectar a la más mínima parcela de nuestros criterios, nuestros valores,nuestras prioridades, nuestros gustos y disgustos, nuestro análisis de lassituaciones, nuestro estilo de vida, a la hora de elegir unos estudios, uncónyuge, un empleo, unos amigos, el barrio donde vivir, las ocupaciones deltiempo libre, el carro, la ropa...

Afecta a la manera de relacionarse con los subordinados o con los jefes,a la manera de saludar o de acoger al que llama a la puerta de casa, a lamanera de reaccionar ante una ofensa, un olvido, un desprecio, a la manerade enfrentarnos con nuestras carencias y miserias.

c) La opción preferencial del ReinoPero sobre todo las bienaventuranzas nos hacen sintonizar con el corazón

de Dios. La conciencia de Dios como Abba es la de un Padre no competitivo,que no prefiere a sus hijos más fuertes, más listos, más atractivos, máscapaces, sino que siente una especial ternura y predilección hacia el hijomás tarado, más débil.

La sociedad donde él reina tiene que estar estructurada de tal modo quesiempre se reserve el lugar de honor, de preferencia para el que tienemenos posibilidades, en donde se camine al ritmo del que va más despacio,

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para que no se quede abandonado en la cuneta por no seguir el paso de losdemás.

No puede reinar Dios en una sociedad donde se da un trato de deferenciaal más rico, al de más graduación, al que tiene mejores notas, al que corremás deprisa. Desgraciadamente en nuestra sociedad competitiva, y ennuestras familias competitivas, se lleva en palmitas al hijo más listo, almás fuerte, a aquél de quien podemos presumir delante de los amigos, al quenos hace quedar bien, al que tiene un futuro brillante, a la hija quepromete hacer "una buena boda".

Reina Dios allí donde es establece el mismo orden de preferencias quehay en el corazón de Dios: la opción preferencial por aquellos que estánmenos dotados, que se traduce en una mayor ternura hacia ellos, una mayorsolicitud, una atención a su integración social, la promoción de susderechos y su bienestar. Donde quiera que veamos una familia, unacomunidad, una parroquia, cualquier grupo humano, en el que se da este tipode estructuración social podemos decir que allí ha llegado el Reinado deDios.

d) ¿Ha llegado ya el Reino?Hace dos mil años que Jesús predicó la buena noticia de que llegaba el

Reino de Dios. Pero constatamos que en nuestro mundo no reina Dios, sinoque siguen reinando los de siempre: los más vivos, los más listos, los másfuertes. La sociedad sigue estructurada según los criterios del mundo, y nosegún los criterios de Dios. En nuestra sociedad competitiva sigue siendouna desgracia ser pobre, minusválido, tímido, torpe, feo, enfermo. Los quetienen cualquier tara lo van a tener muy crudo. En absoluto trae cuenta serasí para ocupar un buen puesto en nuestra sociedad.

¿Qué se hizo de ese Reino que Jesús anunció y que nunca acaba de llegar?¿Hasta cuándo tendrán que esperar los pobres ese cambio de que una sociedadcompetitiva se convierta en una sociedad compasiva?

Diremos que el Reino es una realidad que viene poco a poco como unpequeño grano de mostaza o una levadura (Mt 13, 31-33). "El reino de Diosviene sin dejarse observar. No se podrá decir: 'Vedlo aquí o allá" (Lc 17,21). Y no cabe duda que el Reino que inauguró Jesús, y en el que tantos desus seguidores han vivido, ha sido una gran noticia para los pobres, y hacausado a lo largo de los siglos una corriente de simpatía y solidaridadhacia ellos, que se ha concretado en miles de hospitales, leproserías,escuelas, cooperativas, programas sociales.

Pero sobre todo brillan como puntitos de luz en la noche cientos defamilias cristianas y comunidades cristianas que no se estructuran por ellucro, el máximo beneficio, la opción por los más ricos y poderosos, sinoque se constituyen como sociedades fraternales en las que los más pobresocupan el lugar central en el corazón y en la vida de la comunidad.

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e) La luz del mundoDios es glorificado allí donde viven los ciudadanos de su Reino.

"Viendo sus obras buenas, la gente glorifica al Padre que está en loscielos" (Mt 5, 16). ¿Cómo son estos ciudadanos del Reino?

Hombres y mujeres alegres, optimistas, esperanzados, en un mundo dondereina la tristeza y el pesimismo. Hombres y mujeres modestos, libres de lasnecesidades impuestas por una sociedad cuyo ídolo es el dinero, y donde esnecesario comprar el chaquetón de piel o el carro de más cilindrada, parasentirse uno válido.

Hombres y mujeres honrados en un mundo de coimas y tráficos deinfluencias, de dinero negro y defraudación a Hacienda, de comisionesilícitas, de dobles contabilidades y de dobles vidas.

Hombres y mujeres trabajadores en un mundo irresponsable; que ponenilusión y creatividad en su trabajo; que son los primeros en llegar por lamañana y los últimos en marcharse por la tarde; que no hacen pajaritas depapel ni leen los periódicos en el trabajo; que no se están yendocontinuamente a tomar café o a hacer compras en horas de trabajo; que no sellevan a casa material de la empresa: objetos de escritorio, materialsanitario, herramientas, libros de la biblioteca...

Hombres y mujeres serviciales para con quienes les necesiten; que noresponden "cada uno tiene lo suyo" cuando operan al amigo en un hospital, ocuando un anciano se queda imposibilitado. Hombres y mujeres amables en unasociedad de insultos, codazos y malos modales, de funcionarios malhumoradosen la ventanilla de oficinas siniestras.

Hombres y mujeres compasivos que no se recrean en comentar los chismesajenos, o en difundir secretos, o en destruir la fama del prójimo. Queconfían en los demás y piensan bien, aunque no acierten, en lugar de pensarmal para acertar. Personas en quien se puede "confiar", fieles, porquesabes que no te van a dejar mal, y cuando se les confía una tarea la van asacar adelante contra viento y marea sin disculparse fácilmente cuandotengan dificultades: fieles esposos, fieles padres, fieles hijos, fielesamigos, fieles socios de empresa...

Hombres y mujeres "considerados", que piensan en los demás y practicanvirtudes cívicas como la puntualidad (no tener al otro esperando), lalimpieza (no los contaminantes que van dejando tirado todo a su paso:colillas, ceniza, latas, basura, vómitos); que respetan el silencio de losotros y no imponen su propia ley (¡pobres vecinos que viven en los barriosde las cantinas!). Que hablan de obligaciones propias y no sólo dederechos. Sembradores de paz frente a la agresividad ambiental, las prisasy las tensiones.

Hombres y mujeres "agradecidos", que saben reconocer lo que se hace porellos; atentos a los detalles; que se hacen cargo de lo que cuestan lascosas; que no piensan que todo se les debe; deseosos de colaborar cuandolas cosas no funcionan. Amigos de servir y no sólo de ser servidos. Quecuando llegan a un lugar no se sientan a disfrutar pensando que las cosas

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se hacen solas, sino que se ofrecen a ayudar, y de hecho se ponen a ayudar,aunque no se note mucho.

Hombres y mujeres capaces de decir la verdad, aunque duela, aunque seperjudiquen a sí mismos, aunque pierdan oportunidades en el escalafón.

Hombres y mujeres castos, con una mente y una lengua limpia, en la queno cabe la obscenidad continua, la conversación obsesiva, los comentariosprocaces, los chistes de mal gusto...

Hombres y mujeres dispuestos a escuchar, acogedores, que tratan decomprender las razones de los demás, en un mundo de fanatismos; que no danpor descontado fácilmente que tienen la razón; lúcidos para descubrir todassus trampas, sus autoengaños, sus racionalizaciones.

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