La Reina de los Mares-Langan Ruth
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TITULO REINA DE LOS MARES
AUTORA: Ruth Langan
TRADUCIDO POR Grupo [email protected]
TITULO ORIGINAL : Mistress of the seas - Harlequin
Histórico
GENERO: Romántico Histórico (1610)
PROTAGONISTAS: Courtney Thornhill Y Rory MacLaren
RESUMEN
EL FUE SU ESCLAVO ALGUNA VEZ ...
AHORA ELLA ES ESCLAVA DEL SILENCIO DE EL ... PORQUE
RORY CONOCE SU PASADO Y
SI REVELA SU IDENTIDAD, COURTNEY DEBERA PAGAR CON SU
VIDA
POR SER UNA ESPIA...
Rory fue prisionero en un barco pirata.
El ... había conocido a la legendaria REINA DE LOS
MARES, la pirata francesa que asombraba a los corsarios
británicos.
Y la belleza de Courtney había quedado grabada a fuego
en él.
Ella ... tampoco quedó inmune al encanto del
prisionero escocés.
Pero.. Ellos no pudieron permanecer juntos.
Lo que ninguno de ellos previó fue el reencuentro en
la corte inglesa.
Rory era el mejor amigo del rey Carlos I y
Courtney será la dama de compañía de la futura esposa
del rey, la princesa francesa Henrietta... y también
tendrá la misión de ser
los ojos y los oídos espías del Cardenal Richelieu.
Una historia de intriga , amor, pasión y con un
final interesante... A veces, el menor de los recuerdos
puede salvar la vida de alguien
Esa mujer era una visión que lo estaba
enloqueciendo? Rory McLaren intentaba
recuperarse del shock mientras acompañaba al Rey en
dirección al palacio. Su amigo, Carlos I, iba a conocer a
su futura esposa francesa.
Esa mujer... él ya la había visto...
Qué impostora! La bella y peligrosa pirata de quien
fuera prisionero estaba allí , altiva, como la dama de
compañía de la Reina!
Desnuda, desenmascarada. Era así como se sentía
Courtney .
En sueños había deseado reencontrar al prisionero que
le había tocado su corazón endurecido y le había llenado
su mente de fantasías.
Pero ahora... Ella quería huir.
McLaren era el consejero del Rey y conocía su pasado!
No era con la muerte que se castigaba a los espías?
JUNTOS OTRA VEZ ...
Rory MacLaren sintió su sangre escocesa hervir cuando
se enfrentó nuevamente a la belleza que había visto como
la comandante de un
famoso barco pirata .
Temblando ante su mirada penetrante, Courtney
Thornhill encaró al orgulloso noble que alguna vez había
sido el esclavo de su padre. Y el único hombre que
alguna vez se había atrevido a tocarla y besarla . Sólo
ese hombre podría exponerla públicamente
como una espía francesa....
Atrapada en un mundo de intrigas y decepciones, podrá
la Reina de los Mares guiar su corazón al destino del amor
mientras navega en un mar de pasiones y peligros?
PRÓLOGO
1610 – EN los mares de Irlanda
La cubierta del Admiral se había teñido de rojo, tanta
era la sangre. Aunque los marineros del barco de Su
Majestad luchasen con bravura, no conseguían igualarse a
los bien entrenados hombres que saltaban a bordo, venidos
del barco pirata Hawk.
Bajo la cubierta , una joven acompañaba, cada vez mas
aterrorizada, los ruidos de la batalla. Los gritos y los
gemidos de los marineros moribundos llevaban al borde de la
hishabría
Aunque el capitán del Admiral hubiese prevenido a todos
sobre los peligros de aquella misión, la escolta de dos
naves con banderas le habría dado a la joven una falsa
sensación de seguridad. En el primer día de viaje,
durante una tempestad, la primer nave había sufrido una
serie de averías y, con dificultad, había navegado en
dirección a un lejano punto de tierra. EN la víspera del
ataque, la segunda nave había desaparecido misteriosamente
en la neblina de la noche, causando gran alarma entre la
tripulación de la fragata. Durante toda la mañana la
atmosfera estuvo cargada de tensión y nerviosismo. Habría
sospechado la tripulación que su vulnerabilidad atraería un
ataque pirata en esas aguas peligrosas? O, peor todavía,
habría presentido que la nave escolta había sido
delibertadamente atraída a alejarse para facilitar el
ataque pirata al barco?
Al oír pasos aproximandose, la joven tuvo que echar
mano a todas sus fuerzas para controlar el pánico que le
apretaba la garganta. Sólo entonces se dirigió a la
criatura puesta bajo sus cuidados durante la travesía.
_ No debes hacer ningún ruido, entendiste? Ningún
ruido.
Pestañeando los ojos, la criatura asintió.
Sin vacilar, la joven abrió un guardarropa, la metió
adentro y la cubrió con un manto de tal manera que no se
revelase ningún vestigio de forma humana.
_No importa lo que pase , no importa lo que escuches,
vos no vas a permitir que ellos te encuentren. Entendiste
bien?
La criatura asintió y el pesado manto se movió un poco.
Colocándose contra la puerta, la joven permaneció quieta,
esperando. De repente, la puerta de la cabina se abrió.
Rostros oscuros la encararon sorprendidos, se pararon un
instante antes de avanzar de modo amenazador. Detrás de
ellos, se asomó a la puerta una figura alta y sombría.
_Carne inglesa _bramó uno de ellos, lanzando una
carcajada. La Agarró con rudeza por el brazo, empujándola
cerca de sí.
Al sentir el aliento caliente junto a su cara, ella
intentó esquivarlo.
_No es bonita, pero aún así tiene un cuerpo joven y
suave.
Intentando a cualquier costo esconder a la criatura y
el terror que la dominaba, la joven se mordió los labios
para contener el grito.
Lady Montieth había sido bien prevenida en cuanto al
destino de las mujeres que caían en manos de piratas. Una
joven de su estirpe, cuya familia había servido a la
realeza por tantas generaciones, tenía plena consciencia de
lo que debía hacer. No le quedaba otra alternativa.
Al ser arrojada en los brazos de otro pirata, ella sacó
del bolso un puñal y, con toda su fuerza, se lo clavó en su
propio pecho; apuntando a su corazón.
Atónitos, los hombres retrocedieron. Habían presenciado
la muerte de todos los modos posibles. Estaban inmunes al
horror. Pero la idea de que una delicada inglesa se quitase
su propia vida para no ser tocada por ellos era
inconcebible.
La visión de la sangre escurriéndose por el delicado
vestido rosa pálido los aturdió.
El hombre alto de cabellos oscuros dio un paso al
frente asumiendo el comando. Se arrodilló y , con los
dedos, sintió el débil muñeca en la garganta de la joven.
La observó por un largo rato y se levantó. Cuando habló,
fue con una voz aristocrática de un noble inglés.
_La herida es mortal. Ella morirá en breve. Boney! - Se
volvió hacia un marinero cuyas piernas y brazos eran tan
delgados como los de una muchacha. Las costillas del viejo
pirata podían ser contadas a través de su camisa .
_Retira a estos hombres y trae un catre para que ella
pueda morir con dignidad.
_Si , capitán.
El viejo empujó a los otros, expulsándolos de la cabina
y, en algunos minutos, retornó cargando un cobertor
doblado. Al inclinarse sobre la mujer, retrocedió.
_La muerte ya se la llevó, capitán.
_Envuélvela en el cobertor. Quiero que tenga una
sepultura digna.
Con cuidado, el hombrecito envolvió el cuerpo en el
cobertor, colocó el bulto la espalda y, tambaleando, la
cargó hacia la cubierta.
Inquieto, el capitán del barco pirata caminaba de un
lado al otro en la cabina hasta que, por fin se sentó y
abrió el diario de a bordo. Al encontrarse con el sello del
rey de Inglaterra en la primer hoja, lanzó un torrente de
improperios. Aunque inglés de nacimento, había sido
despojado de todas sus tierras y títulos por ese mismo
monarca. Buscando rehuiro en la corte da Francia, probó ser
un brillante y audaz capitán de los mares. Con la anuencia
tácita de Francia, navegaba los mares, protegiendo los
barcos franceses y los de sus aliados, atacando y saqueando
cualquier embarcación que navegase bajo la protección de la
bandera inglesa.
_Capitán Thornhill, los hombres están inquietos.
_De acuerdo con los documentos, este barco no
transporta ninguna carga. Aún así, contaba con la
protección de dos naves. Qué piensas de eso, Boney?
_Los hombres ya revisaron todas las bodegas _ respondió
el viejo marinero, ladeando la cabeza. _ Había muy poco que
valiese la pena salvar.
_No encontraron oro? Plata? Armas?
_Nada mas allá de una centena de rollos de telas y
algunas barriles con carne de cerdo salada. El señor nos da
su premio para que los hombres retornen al Hawk con sus
premios?
El capitán asintió distraído, absorto en el diario de
a bordo. Al retornar algunos minutos mas tarde, el viejo
encontró al capitán con una copa de whisky en la mano,
todavía examinando los documentos del barco.
_Disculpe, capitán. El señor me autoriza a llevar el
resto del whisky al Hawk?
Thornhill levantó los ojos, irritado.
_Lleva lo que quiera, Boney. Estaré con ustedes dentro
de poco.
El marinero comenzó a examinar la cabina en busca de
tesoros para saquear. Encontrando un baúl, lo abrió y
tuvo una gran decepción al ver una serie de ropas femeninas
de tamaño diminuto. Se dirigió entonces al guardarropa.
Notando un manto pesado, lo levantó y quedó paralizado,
como si no pudiese creer en sus propios ojos.
_Capitán! Venga a ver lo que encontré!
Irritado con la interrupción, Thornhill se volvió .
Los ojos se le agrandaron. Apartando a silla, corrió en
dirección al guardarropa y se detuvo, las manos en la
cintura, las piernas apartadas, encarando a la pequeña
figura. Inclinándose, la cargó, depositándola sobre el
escritorio .
Era la mas linda muchacha que el jamás hubiera visto.
Parecía tener cuatro o cinco años. Sus cabellos no eran
rojos o castaños, sino negros, formando rulos suaves que le
caían hasta la cintura. Tenía facciones perfectos, la nariz
pequeña y arqueada. El mentón era recto y la frente alta.
Pero fueron sus ojos los que cautivaron al capitán. Tenían
un extraño color ámbar mezclado con un lleva verde. EN
aquel momento los ojos de ella lo observaban tan
cuidadosamente como los de él.
Debido a su naturaleza agitada, la criatura siempre
había causado dificultades a lady Montieth. Una vez mas ella
había desobedecido sus ordenes. No debería haber permitido
que esos hombres la encontrasen. Pero no había a donde ir.
La puerta dw la cabina estaba cerrada, e o hombre delante
de ella era tan grande cuanto un gigante.
_Cuál es tu nombre, muchacha?
Ella continuó mirándolo y le pareció a Thornhill que
la niña erguía la cabeza. Estaría ella desafiándolo?
_Anda , muchacha. Suelte a lengua. Es el miedo que no
te deja hablar?
_No tengo miedo de vos.
Si la voz sonaba un poco vacilante, no había ningún
indicio de miedo en los ojos. Era desafío, sin duda. El
debía acabar con eso.
_Es bueno que tiembles delante de mi, muchacha _ dijo
Thornhill, _ Tu destino está en mis manos.
Los ojos de ella bajaron hacia sus manos, y el entonces
percibió que ella no tenía la menor idea del significado de
la palabra destino.
El, sin embrago , lo sabía muy bien.
Su mirada fue atraída por un minúsculo medallón de oro
que ella traía en una cadena sujeta al cuello. Lo Levantó,
leyó la inscripción, la leyó otra vez , y entonces tiró la
cabeza hacia atrás dejando escapar una sonora carcajada.
Al oírlo, Boney se aproximó, mirándolo como si el
hubiese perdido el juicio.
_Qué es tan gracioso, capitán? Esto.
Thornhill retiró la cadena del cuello de la muchacha y
la colocó en el suyo , dejando que el medallón se
deslizase dentro de su camisa . Se volvió entonces hacia
el baúl de la criatura, tomó unos documentos que leyó
rápidamente y se dirigió otra vez a la muchacha.
_Oh, vos me fuiste enviada por los cielos. La mas dulce
venganza que yo podría desear. _Retornando con calma al
escritorio, miró los ojos inteligentes y alertas de la
muchacha y sonrió de modo amenazador. _Aquí consta que tu
nombre es Anne Courtney Elizabeth. Cuál de ellos preferís?
_Courtney _respondió la muchacha sin vacilar.
_Que sea Courtney, entonces. Boney, lleva a Courtney al
Hawk. Manda a colocar su baúl en mi cabina.
_En su ... ? _El viejo marinero lo miraba como si el
hubiese enloquecido.
_ Te olvidas de quien da las ordenes aquí?
El capitán miró intensamente a la muchacha que
permanecía en silencio, observándolo. Por qué ella no
lloraba como las otras mujeres? Por qué no se entregaba a
las lamentaciones? Bien , eso no tenía importancia.
_Ahora ella me pertenece. Será mi hija. Cuando yo
termine de entrenarla, será la mejor pirata que jamas
navegó por estos mares.
_Capitán...
_Déjame. Llévala ahora. Obedece mis ordenes.
Volviendo a los papeles, Thornhill se sumergió otra vez
en la lectura. Cuando el viejo y la muchacha salieron,
enrolló cuidadosamente los documentos y los colocó en su
cintura, al lado del puñal.
Caminando para la cubierta, se detuvo por un momento,
sintiendo el barco mecerse bajo las olas que luego lo en-
gullirían. Al examinar el movimiento a bordo del Hawk, una
sonrisa le atenuó la expresión dura, revelando sus
facciones aristocráticos. La criatura, de pie entre dos
marineros, lo observaba. Saltó a bordo de su barco y allí
permaneció hasta que el Admiral fuese tragado por las aguas.
Pero no era exactamente el naufragio de la fragata lo que
veía. Veía su propio futuro.
Que tesoro formidable acababa de encontrar. Qué dulce
venganza había sido depositada en sus manos! . La hija de
su archi enemigo iba a de ser moldeada a su propia imagen.
Y lo mejor era que ella jamas sabría eso. Era tan pequeña,
que el podría hacerla olvidar su pasado. Con el tiempo,
este no sería mas que recuerdos difusos.
CAPITULO 1
1624
El Hawk cruzaba las aguas agitadas del Atlántico,
dejando detrás de si un estrecho rastro de espuma.
Los prisioneros, atormentados por el dolor y por las
cadenas que les prendían de los talones, iban siendo
conducidos lentamente a la cubierta del barco pirata.
Algunos habían sido capturados cuando sus barcos entraron
en combate con el Hawk. Otros fueron arrebatados de las
prisiones francesas por Thornhill. Venían de todas partes
del mundo: Africa, Persia, Córcega. Aunque poco o nada
entendiesen de las ordenes gritadas por los piratas
franceses, conocían muy bien el lenguaje del látigo. Cada
vez que tardaban en cumplir las ordenes, sentían en la
espalda el castigo impiadoso. Algunos eran llevados al
lugar de castigo y atados a los remos, donde permanecían
hasta que caían exhaustos. Eran entonces substituidos por
otros esclavos que, arrodillados, restregaban la cubierta
con trapos inmundos.
Rory MacLaren había sido forzado a arrodillarse con los
demás para limpiar la cubierta bajo el sol abrasador. Las
pesadas cadenas le apretaban los tobillos, dejándolos
inflamados y en carne viva. Cerraba los dientes,
esforzándose para olvidar el dolor que le latía en las
piernas. Allí en la cubierta, al menos, podía ver el mar e
respirar el aire salado y limpio.
Al contrario de otros prisioneros, jamas había dudado
de su supervivencia. Aunque hubiese pasado mas de un mes en
las prisiones de Francia, acusado de espionaje, y ahora
fuese considerado un esclavo del Hawk, sabía en lo profundo
de su corazón que algún día retornaría a su amada Escocia.
Era aquel pensamiento, y sólo ese , que volvía soportable
tanto sufrimiento.
Desde lo alto del palo maestro, algo colorido llamó su
atención. Enjuagando el sudor de su frente con la manga
deshilachada de su camisa, vio a la hija del capitán
balanceándose en las sogas, bien encima de las velas, con
la gracia de una bailarina.
Desde su primer día a bordo, Rory MacLaren venía
observando con creciente fascinación a la hija de
Thornhill. La primera vez que la había visto había sido en
París, en la corte, tratada como una reina, con su vestido
de satín verde, cuyo corpiño estaba todo bordado y los
puños y el cuello , forrados de una fina piel de armiño. EN
aquella ocasión, ella tenía los largos cabellos negros
sujetos y peinados a la última moda y usaba aros y un
collar de diamantes y esmeraldas. Todos los hombres de la
corte se pavoneaban a su alrededor, compitiendo por su
atención. Pero la muchacha parecía mucho mas interesada en
los asuntos de Estado que en los del corazón. Una mujer
bastante infrecuente.
En ese momento, a bordo del Hawk, ella en nada le
recordaba a la mujer que el había visto en la corte. Aquí,
parecía una criatura mas salvaje, la negra cabellera
revuelta cayendo en olas suaves hasta la cintura. Vestía
una blusa roja de mangas amplias, una faja colorida
prendida a la cintura, pantalones ajustados y botas negras
de caña alta. Al contrario de la mayoría de las mujeres que
Rory había conocido, tenía la piel bronceada,
característica poco femenina; pero la figura envuelta en
las vestimentas extravagantes era definitivamente femenina:
pechos altos y firmes y una cintura tan estrecha que el
podría rodearla con sus manos. Por un momento, casi sonrió
con la idea. Entonces, retomó su trabajo, levantando la
cabeza otra vez para observarla.
_Por todos los dioses! , ella existe realmente. Las
historias que oí no son entonces fruto de la imaginación de
algunos locos.
_Qué estás murmurando ahí? _preguntó Rory,
dirigiendose al esclavo a su lado.
_La mujer. Qué crees, escocés? No es ella la famosa
Reina de los Mares?
La mano de Rory se cerró con fuerza. Atónito, la
observó una vez mas . Era obvio. Cómo no había pensado en
eso antes? La legendaria Reina de los Mares. Hacia años,
corrían muchas historias contadas por marineros que, por
suerte, habían sobrevivido al ataque de barcos piratas.
Hablaban sobre una pirata, una mujer dotada de
extraordinaria belleza, que estaba siempre al frente en las
batallas, enfrentando a hombres dos veces mas grandes y mas
fuertes que ella. Una mujer que sabía manejar la espada y
el puñal tan bien como cualquier hombre.
Volviendo nuevamente a su tarea, Rory le lanzaba
miradas furtivas. La hija de Thornhill, la Reina de los
Mares.
Era evidente que ella podía desempeñarse en tareas
masculinas con mayor competencia que la mayoría de los
hombres. Era ella quien escalaba a los palos mas altos, sin
ningún temor, se colgaba bien encima de la cubierta, sin
que le importasen el viento o las tempestades. Sin duda,
ella conocía la posición de las estrellas y de las
corrientes oceánicas. Con frecuencia, substituía a su
padre en el timón cuando éste se retiraba a su cabina.
Desde su primer día a bordo, Rory había tenido
innumerables oportunidades de observar a la joven. Y lo
que había presenciado lo había dejado mas intrigado
todavía. Ella reía y conversaba con los tripulantes como si
fuesen sus camaradas, expresándose fluidamente en español,
francés e inglés. Conocía tantos dialectos extranjeros que
no tendría problemas en comunicarse en ninguna parte del
mundo. Trabajando al lado de ella los hombres contaban
historias obscenas y la trataban como si ella fuese uno
de ellos. Había camaradería en todos los sentidos menos en
uno, había notado Rory. Ninguno jamas la tocaba.
Ninguno. Los marineros del Hawk se cuidaban de mantener una
cierta distancia de ella. Ninguno jamas le tomaba el brazo
o le tocaba la manga de la blusa. Extraño. Era como si ella
tuviese lepra.
Rory se volvió y , protegiendo los ojos del sol,
observó la figura oscura y alta del capitán, atrás del
timón. Los ojos de Thornhill estaban fijos en la muchacha
y, como siempre, tenía la expresión enojada, sombría como
si fuese el propio demonio. No sólo los ojos y los cabellos
del capitán eran negros, pensó Rory. Su alma, también.
Todos a bordo sabían eso. El hombre adoraba atacar otros
barcos. Y, mas todavía, parecía sentir placer en matar. Que
hecho sombrío habría endurecido el corazón del capitán
amargando su alma?
_ Estás castigado, inglés. _Uno de los marineros
latigueó la espalda de Rory, mientras la fila de esclavos
era conducida por la cubierta reluciente.
En el momento que descendía del palo maestro, Courtney
oyó el estallido del látigo y estremeció. Había pasado
mas de diez años de su vida a bordo de ese barco y jamas
se había acostumbrado a tanta crueldad. Confinados en el
barco por largos períodos, los hombres, con frecuencia,
descargaban su rabia y frustración en sus propios
compañeros o en los esclavos que no tenían como defenderse
contra tales explosiones de furia.
Ella podía ver como el esclavo alto, de hombros anchos,
intentaba controlarse para soportar el dolor en silencio.
Desde el día en que había llegado a bordo con otros
esclavos, el le había llamado la atención. Era alto,
todavía mas alto que Thornhill. Pero no era su porte lo
que lo destacaba de los demás. A pesar de la palidez
resultado del tiempo pasado en prisión, había una cierta
fuerza y vitalidad que emanaba de él . Poderoso, concluyó
ella. Aunque fuese sólo un esclavo cubierto con harapos,
los tobillos sujetos con cadenas, un aura de poder lo
rodeaba. O de comando. Lo observó con mas cuidado. Algunos
lo considerarían atractivo. Los hombros eran anchos y la
espalda y los brazos, musculosos. Los cabellos, aunque
desaliñados y sucios, tenían un cierto brillo dorado. La
barba que le cubría el mentón era rubia. Los ojos azules,
de un azul mas profundo que el del océano, y contrastaban
con la piel bronceada.
Eran sus ojos los que la cautivaban; cada vez que se
encontraban con los de ella, parecían penetrar en su alma.
Esa atracción por un hombre, y aún mas de un esclavo,
la perturbaba. Ella había cruzado todos los mares de la
Tierra. Había Probado las especies de la India, las frutas
dulces y maduras del África negra. Había Vestido sedas de
la China y caminado por las playas perfumadas de las islas
misteriosas del Caribe. Había visto el sol nacer como un
enorme globo anaranjado en el océano Índico y había
navegado bajo un manto de estrellas que recubría el cielo
negro y aterciopelado del Mediterráneo. Y en el correr de
todo ese tiempo se había transformado en una mujer bella e
instruida, que se sentía completamente cómoda en el mundo
de los hombres. Ni una sola vez se había sentido
remotamente atraída por alguno de ellos.
De repente, Courtney se dio cuenta de que estaba
mirando al esclavo sin el menor pudor. Se Enrojeció y,
confundida, giró la cabeza. Cuando miró de nuevo, el
esclavo continuaba observándola de modo insistente. El
mantuvo la mirada hasta que ella percibió que no
soportaría aquella situación ni por un minuto mas . Tirando
la cabeza hacia atrás, cruzó rápido la fila de los
prisioneros en dirección a la cocina, donde podría pasar
una hora agradable en compañía de su único amigo, Boney.
El esquelético Boney caminaba entre los esclavos,
distribuyendo ungüento que olía peor que el hedor del
calabozo y quemaba la carne como las llamas del infierno.
Era un preparado hecho por Boney y, aunque fuese
horrible, producía buenos resultados. Cicatrizaba heridas y
llagas.
No era el espíritu generoso lo que motivaba al viejo
marinero a llevar el ungüento a los prisioneros, sólo por
“necesidad” o por lo menos era lo que el se decía. Después
de todo, se había vuelto pirata por libre elección. Había
sido el quien había decidido acompañar a Thornhill al
exilio. Aunque supiese de cada acto cruel que el capitán
había cometido, le dedicaba una devoción irrestricta. Jamas
lo abandonaría. Y, así, justificaba sus pequeños actos de
bondad como absolutamente necesarios.
Había sido necesario cultivar la amistad da muchachita,
forzada a vivir en ese mundo extraño y hostil. Necesario,
el se decía, para la propia supervivencia de ella. Y,
aunque reacio con los demás, con Courtney era siempre
amable. El la mimaba. Era mas que su amigo; era su mentor
y casi un abuelo . Y ninguno, ni el mismo o capitán, se
dejaba engañar por esa historia de necesidad ; era obvio
que el le sentía un inmenso cariño.
Lo mismo acontecía con ese ritual de cura. No lo hacía
por ser gentil. Boney sabía en lo profundo de su corazón
que esa medida era necesaria. Sin un tratamiento humanita-
rio, no habría mas esclavos para que el barco prosiguiese
con sus actividades. Por eso, todas las noches, después que
los esclavos eran conducidos al calabozo y encadenados a
las paredes, el caminaba entre ellos, distribuyendo su pre-
parado.
_Viejo.
Al escuchar el tono de comando, Boney se dio vuelta.
Intentando ver en la penumbra del calabozo, se encontró con
los ojos azules del esclavo. El viejo marinero admiraba la
tenacidad del escocés ante el dolor. La espalda fuerte y
los hombros del esclavo estaban cubiertos de cicatrices de
los azotes recibidos en las prisiones francesas; sus
muñecas y talones exhibían siempre las marcas de las
cadenas. Aún así, el escocés no se dejaba abatir. Demos-
traba compasión por los otros esclavos, muchas veces había
sido azotado para que otro no lo fuese y ayudando a los
gravemente enfermos a cuidar de sí mismos.
_Qué?
_ Háblame sobre la mujer.
Boney fusiló con la mirada, antes de sumergir la mano
en el balde de ungüento y restregar el líquido pegajoso
en las manos de Rory.
_Cuidado con la lengua, escocés. Jamas hablaría de
Courtney en presencia de gente tan inferior.
_Courtney. _El nombre sonó perfecto a los oídos de
Rory. _Por qué Thornhill no la deja en la corte de tu rey ?
La vida allá sería, con certeza, mucho mas amena que al
dura vida de los mares.
_El capitán no me rinde cuentas de lo que hace.
Boney siguió su camino, distribuyendo su valioso un-
güento. Cumplida su tarea, saltó los diversos cuerpos
esparcidos y se aproximó al escocés.
_Courtney es, por mucho, la mejor marinera de todo el
barco _afirmó el viejo, lleno de orgullo.
_Imagino que ella debe haber tenido un muy buen
instructor.
Satisfecho, Boney asintió y entregó al escocés una
porción mas generosa del ungüento. Mientras Rory lo
esparcía sobre sus heridas, el viejo prosiguió:
_ He estado con el capitán desde que el era un
muchacho. Es un hombre inflexible. Pero la muchacha es lo
suficientemente valiente para enfrentarlo. Ella es,
probablemente, la única persona que lo desafió y sobrevivió
para contar la historia.
Boney sabía que revelaba demasiado a ese extraño, pero
eran tan raras las oportunidades de elogiar a la muchacha
que no pudo resistirse.
_Muchas veces, yo la vi fregar la cubierta hasta que
sus manos sangraban. Pero jamas se lamentó . _Los ojos se
le apretaron con el recuerdo. _ Y jamas rompió en llantos
como la mayoría de las mujeres. _ Bajó la voz, mirando
alrededor para asegurarse de que ninguno podía escucharlo.
_Sólo una vez.
_Y cuándo fue eso?
Muchas veces, había pasado por la mente de Rory la idea
de cortar las cadenas y escapar, usando al viejo como
rehén. Pero ya había desistido. Ni su extraordinaria
fuerza sería capaz de liberarlo de las cadenas. Mas allá de
todo, desde la primer noche a bordo, se había dado cuenta
de que Boney no cargaba ninguna llave. A pesar de eso, el
viejo tenía mucha utilidad. Sabía mucho. Rory le dedicó
toda su atención.
_Fue durante una tempestad, cuando un joven amigo de
ella, Ian Horn, la salvó de ser llevada por las aguas.
Algo en la voz del viejo llamó la atención de Rory.
_Y por qué ella lloró?
_Porque el capitán había dado ordenes expresas de que
ningún hombre jamas la tocase. Bajo ningún pretexto. _Boney
se agachó para asegurarse que ninguno escuchaba. _Ella y
el muchacho se habían hecho buenos amigos, todo bastante
inocente, una vez cuando ella tenía unos siete o ocho años
y el, unos diez. Al desatarse la tempestad, ella estaba en
la cubierta y las aguas, con certeza, la habrían arrastrado
si el no la hubiese agarrado. Cuando el capitán vio lo que
había pasado, ordenó al joven Horn que estirase el brazo .
EN aquel mismo instante, delante de Courtney y de toda la
tripulación, Thornhill levantó la espada y cortó la mano
del muchacho.
Rory tragó en seco. Qué tipo de hombre recompensaría
con tal gesto a quien salvaba a su propia hija? Cuántas
otras actitudes brutales había sido la muchacha forzada a
presenciar? Se Esforzó para no demostrar el horror que
sentía.
_Hombre duro, su capitán.
_ Es verdad _replicó Boney, poniéndose de pie, ya
arrepentido de haber hecho confidencias al escocés. Si el
capitán lo supiese, acabaría con el. _El siempre cumplía su
palabra. Después de eso, ningún hombre jamas había osado
tocarla.
Luego que el viejo subiera las escaleras del calabozo
y cerrara la puerta, Rory MacLaren se echó en la oscuridad
pensando en todo lo que le había sido contado. Courtney. Un
nombre tan bonito como su propia dueña. Una historia muy
singular. Una mujer muy singular.
Hacía meses que el Hawk cruzaba los mares, sin
retornar a su puerto de embarque. Este última viaje había
sido largo y muy mucho lucrativo. La tripulación había
navegado por las aguas plácidas del istmo hasta las aguas
turbulentas de la costa de Gales. Encontraron barcos con
banderas de lugares tan distantes como Persia y Turquía,
sede del Imperio Otomano. Excepto aquellos que viajaban
bajo la protección de la bandera de Francia, todos los
otros fueron atacados. Y todos fueron derrotados por
Thornhill y sus eximios piratas.
La tripulación estaba agitada, ansiosa por colocar los
pies en tierra firme otra vez. Courtney no compartía el
entusiasmo general. A pesar de que apreciaba volver a
París y a las intrigas políticas de la corte, ella sólo se
sentía realmente feliz en el mar. Aunque hubiese sido
forzada a pasar largos temporadas en tierra, completando su
educación era solamente a bordo del Hawk que se sentía en
casa. Estaba acostumbrada al gorjeo de los pájaros, a los
gritos de la tripulación. Aún bien tarde en la noche,
echada en su catre, escuchaba los sonidos familiares: el
movimiento de los cabos mientras el Hawk se deslizaba sobre
las aguas, el golpeteo de las olas en el casco. La vida
lejos del Hawk sería impensable.
Courtney admiraba la magnífica puesta del sol. Las
velas habían sido recogidas, las anclas bajadas. El barco
se balanceaba en las olas en un ritmo suave y cadencioso.
Desde el piso inferior, venía el ruido de las cadenas
siendo retiradas de los esclavos atados a los remos que, en
seguida, eran conducidos al calabozo del barco. En breve,
los sonidos de las actividades a bordo desaparecerían por
completo.
Esa era el momento favorito de Courtney; pasar algún
tiempo en la cocina en compañía de Boney, antes de
retirarse a su cabina, donde estudiaría los mapas o leería
alguno de sus escasos libros.
Al entrar en la cocina, se sorprendió al encontrarse
con un esclavo alto, de barba rubia, de pie al lado del
viejo marinero. Al verla, los ojos del esclavo se
estrecharon.
Boney apenas levantó la vista.
_Sostén esto, Courtney _ordenó, entregándole un balde.
Haciendo que el esclavo se pusiera de espalda, Boney
comenzó a esparcir allí el ungüento. El esclavo dejó
escapar un gemido de dolor y entonces enderezó los hombros,
las manos crispadas pegadas al cuerpo.
La espalda estaba en carne viva, con marcas de azotes;
la camisa harapienta estaba empapada de sangre. Al ver la
escena, Courtney se estremeció. Entonces, considerando su
reacción como una demostración de debilidad, comentó con
frialdad:
_El debe ser un esclavo muy rebelde para merecer tal
castigo.
_Es verdad. O un idiota _comentó el viejo , colocando
una generosa porción del ungüento en otra herida. Al notar
la sorpresa de Courtney, agregó:
_ Se Ofreció para ser azotado en lugar de otro que el
consideraba que estaba demasiado débil para sobrevivir al
castigo.
Courtney sintió los ojos húmedos y trató de
controlarse. Boney sacó el balde de sus manos y lo colocó
sobre una vieja mesa de madera. Cuando ya se preparaba para
llevar al esclavo al calabozo , escuchó una voz alarmada.
_Boney! Rápido. Uno de los marineros está escupiendo
sangre.
El viejo parecía dividido entre atender al marinero y
dejar al esclavo sin vigilancia. Percibiendo su dilema,
Courtney desenvainó el puñal de la cintura.
_Yo vigilaré al prisionero, Boney. Ve a cuidar de
nuestro compañero.
_Está bien _asintió, levantando un dedo amenazador al
esclavo. _ Te conviene obedecer. Aquellos tontos que
subestimaron la fuerza que ella posee descansan ahora en lo
profundo del mar.
Mientras el viejo salía apresurado, Rory se puso en
guardia. Si pretendía escapar de ese infierno, este era
el momento. Calculó la distancia entre el, la joven y los
tripulantes que trabajaban allí cerca. Había alguna chance.
Observó el puñal en la mano de ella. El ya había enfrentado
armas mucho mas mortíferas empuñadas por hombres diez
veces mas fuertes de la que esa criatura esgrimía. Intentó
calmarse. Si hubiese alguna manera de escapar, el la
encontraría.
Todavía de espaldas , dijo en voz baja:
_El viejo se olvidó de colocar el ungüento en varias
heridas. Podría, por favor, hacerlo?
Courtney miró la espalda llena de llagas y desvió
rápidamente el rostro.
_No puedo.
_El viejo dice que sos una mujer bondadosa y com-
pasiva. El estaba mintiendo?
_No puedo tocarlo _respondió ella, con la voz
embargada.
_No puedes? _se extrañó ele. - O no quieres?
Cuando el avanzó un paso, ella retrocedió. Estirando la
mano en dirección a ella, Rory quedó sorprendido al verla
encogerse y olvidarse del puñal.
_No me toques.
_Y si yo lo hiciera ? Vas a enterrar tu puñal en mi
corazón?
_No es mi puñal lo que debes temer. Es la ira de mi
padre.
Rory sonrió de modo frío y peligroso, aproximándose
todavía mas, amenazador.
_Ya supe de las ordenes del capitán Thornhill. Boney me
contó. También supe del destino de tu amigo cuando esas
ordenes fueron desobedecidas. Pero yo no soy un muchachito
_ bajó el tono de voz y sonrió. _ Y vos no eres mas una
criatura.
Sus ojos recorrieron lentamente su figura , demorándose
en la curva de los pechos, insinuados bajo la blusa de seda
roja. Entonces levantó los ojos una vez mas y percibió
que la cara de ella se cubría de rubor.
En un movimiento rápido, le agarró la muñeca y el puñal
cayó al suelo. Sorprendida, ella abrió los ojos.
Nadie, nadie, desde que el episodio de Ian Horn había
osado tocarla. Pero este hombre era diferente de todos los
que había conocido. Sus dedos eran fuertes, tan fuertes que
podrían aplastarle los huesos como si fuesen cascaras de
huevo. En el mismo instante en que esa idea había pasado
como un relámpago por la cabeza de ella, el le apresó su
muñeca.
_No debes...
_Shhh.
Todavía sujetándole la muñeca, el levantó la otra mano
,presionando un dedo sobre los labios de ella para que se
callase. Dio un paso mas hacia delante mirándola en lo
profundo de los ojos. ojos tan particulares. Color de
ámbar, con reflejos verdes. EN ellos podía leer todas las
emociones que la perturbaba. Sorpresa. Shock. Rabia. Miedo.
Idiota!, se reprendió. Debía correr mientras todavía
tenía tiempo. Ya era demasiado arriesgado intentar
permanecer a bordo antes de que uno de los tripulantes lo
viesen. Podía oír sus voces cerca de la cocina. Pero, sería
que su libertad no valía tal riesgo? Aún así, no se movió.
Se Sentía hipnotizado por esa extraña mujer cuyos labios
suaves tocaba con los dedos ásperos. Continuaba
sujetándole la muñeca, sintiendo el pulso acelerado. Su
propio pulso tampoco estaba tan controlada.
Courtney sentía el calor de la piel de Rory contra la
suya. Sus labios sensibles temblaban cuando eran tocados
por los dedos callosos y después se relajaron. De la mano
que sujetaba su muñeca emanaba un calor que le recorría el
brazo, el hombro... todo el cuerpo parecía consumido por
fuego. El la sujetaba tan suavemente que ella podría
desprenderse con facilidad; aún así, no podía moverse. El
azul hipnótico de aquellos ojos la atraían, la aprisionaban
de tal modo que ya no podía razonar.
Ella quería sentir, sólo por un momento mas, quería
sentir los dedos calientes sobre la piel. Ser envuelta por
esos brazos fuertes, ser besada por esos labios seductores.
Cómo sería? Dios de los Cielos, de dónde habrían surgido
tales pensamientos?
Ella respiró profundamente y se apartó, rompiendo el
encanto.
_ Jamas vuelvas a tocarme. _ Por qué era tan difícil
hablar? Su garganta estaba seca; sus palabras no eran mas
que un susurro.
_Estás con miedo de lo que pueda pasar conmigo si yo te
toco? _ La sonrisa de él le provocó escalofríos en la
espalda. _ O estás con miedo de vos misma?
El sarcasmo contenido en esas palabras estaba tan
próximo a la verdad que ella las ignoró, inclinándose por
tomar el puñal. Al levantarse, notó que dos marineros
entraban en la cocina.
Esforzándose por mantener un tono de autoridad,
Courtney ordenó:
_ Simpson, lleva a este hombre de vuelta al calabozo.
Cuando alcanzó la cubierta , ella respiró profundamente
y el aire fresco de la noche la recompuso . El esclavo
estaba observándola, seguido por un marinero que empuñaba
una espada. Sería posible que el continuase tocándola
desde tan lejos? Cómo un simple contacto de un hombre podía
dejarla tan alterada? El la habría hechizado?
Levantando el rostro, caminó en dirección a la
privacidad de su cabina para intentar comprender sus
confusos pensamientos.
CAPITULO 2
Con animo renovado, Courtney se entregó al trabajo.
Había mucho que hacer en el Hawk. Diariamente, Thornhill
distribuía las tareas a cada uno de los tripulantes,
inclusive a Courtney, sin ninguna distinción. Debido a su
instrucción y al hecho de ser hija del capitán, sus
obligaciones normales se sumaban a otros deberes. La
navegación estaba bajo su responsabilidad. Había nuevas
rutas para ser estudiadas, condiciones climáticas a ser
registradas. Y, como desde la mas tierna infancia ella
buscaba la compañía de Boney en la cocina del barco, él
esperaba que al término de sus quehaceres, ella lo ayudase.
Con tanta actividad, debería ser fácil evitar al
esclavo. Debería, pero no fue así .
Allá estaba el, durante las primeras horas de la mañana
brumosa, arrastrando sus cadenas junto con los demás. Al
doblar por la esquina de la cocina, ella casi chocó con
él. De repente, se encontraron frente a frente y ella podía
jurar que, bajo aquellos fríos ojos azules, había un dejo
de burla . Por un tenso momento, el cuerpo de ella se
paralizó. Entonces retrocedió, hasta que toda la fila de
esclavos pasó.
Allá estaba ele, trabajando bajo el sol ardiente de la
tarde, dedicado ala agotadora tarea de limpiar la cubierta.
Mientras ella subía a lo palos, podía sentir, fija en ella,
aquella mirada fría y sagaz. Al alcanzar lo alto del palo,
ella volvió el rostro en dirección al sol, invadida por
una súbita alegría. Bajo la penetrante mirada del esclavo,
se sentía... bella, la cara caliente por el rubor. Qué
estaba pasando con ella? Durante todos esos años, había
sido, muchas veces, objeto de curiosidad no sólo de parte
de los tripulantes sino también de los esclavos.
Siempre los ignoraba y algunas veces hasta se había
sentido levemente ofendida. Por qué entonces la mirada de
ese hombre la afectaba tanto? El la estaba tocando, ella
notó azorada . Aunque estuviese bien sujeto por las cadenas
y sólo pudiese observarla de lejos, aún así la estaba
tocando. Un calor extraño se esparcía por su piel, el
corazón latiendo mas de prisa.
Escrutando el horizonte, focalizó un punto y frunció la
frente. Tierra a la vista. Al final de la tarde estarían
muy próximos a tierras enemigas. Habrían que alterar el
curso y apartarse lo mas rápido posible. Con suerte,
escaparían durante la noche, sin ser detectados.
Después de descender del sitio de observación, Courtney
percibió que el esclavo no la observaba mas. EN los ojos de
él, fijos en el horizonte, había una fuerte determinación.
Al final de la tarde, Courtney se inclinó sobre la
borda, observando el sol desaparecer lentamente dentro de
las aguas, las olas transformándose en un espectacular
mar de fuego.
Con el sonido de voces, ella se volvió . Boney,
adelante, sujetaba una antorcha, mientras una figura alta
lo seguía cargando un pesado bulto. Ella lo reconoció de
inmediato. Era el esclavo. Cargaba a otro prisionero,
obviamente inconsciente.
Ella corrió detrás de ellos mientras desaparecían
dentro de la cocina.
_ Colócalo aquí. _ Boney apuntó a la vieja mesa de
madera. _ No será ungüento lo que este aquí va a
necesitar _ dijo Boney, quien, con un movimiento preciso,
retiró la faca enterrada en el pecho del herido, colocando
allí varios trapos para contener la hemorragia. _ Simpson
le clavó la faca al prisionero cuando el se rehusó a tomar
el remo.
Boney levantó una de las manos del prisionero y,
soltando un insulto, la dejó caer inerte.
Courtney tragó en seco. La mano estaba tan herida y
cubierta de sangre que sería imposible para el esclavo
empuñar el remo. Sin mucho esfuerzo, el marinero podría
haber notado que este hombre estaba trabajando mas allá de
sus posibilidades. Pero, como los demás, después de tanto
tiempo en el mar, Simpson estaba dominado por el
nerviosismo del aislamiento. A qué tipo de violencia eran
los esclavos sometidos en los calabozos? De algún modo,
ella siempre había evitado pensar en el asunto; al mismo
tiempo que había oído gritos y gemidos y había visto
miembros heridos y cuerpos cubiertos de cicatrices.
Ella miró de soslayo al esclavo que la miraba en
pétreo silencio.
_ Y que hay con este otro?
_ Era el único lo suficientemente fuerte para cargar
al herido hasta la cubierta.
El rostro del moribundo estaba blanco como cera de
vela. El hombre había perdido demasiado sangre; no
sobreviviría.
De espaldas a Courtney, Boney agregó:
_ Lleva al esclavo a la cubierta hasta que alguien
pueda conducirlo a los calabozos y encadenarlo con los
demás.
Sabía el viejo marinero lo que le estaba pidiendo?,
pensó Courtney aprensiva. Tendría el la mas mínima idea del
peligro que ese esclavo representaba? No era un peligro
físico, pues el hombre estaba desarmado y encadenado. El
puñal de ella acertaría el blanco antes que el pudiese
intentar atacarla. Si fuese tan tonto como para saltar por
la borda, se hundiría en lo profundo del océano. Aún así,
él era peligroso. Una única mirada de él la desarmaba,
dejándola trémula como una hoja al viento. Un único toque
de sus mano la inmovilizaba.
_ En Caso que pienses en enfrentar a esta mujer, es
bueno que sepas que tu vida nada valdrá si algún mal le
ocurriese _ amenazó Boney, sin desviar los ojos del
moribundo.
_ Ella nada tiene que temer de mí _ replicó el, a la
luz de la antorcha revelando una sonrisa velada.
El sonido de la voz la hizo estremecer. Con
determinación, sacó el puñal de la cintura y condujo al
esclavo fuera de la cocina. El caminaba con dificultad, sus
pies y manos limitados por las cadenas.
Excepto por el timonel y Thornhill, que analizaba la
posición de las estrellas, la cubierta estaba desierta. Ni
uno ni otro notó la llegada de los dos.
Atravesando la cubierta hasta la borda, el esclavo
levantó la cabeza en dirección a la brisa suave e inspiró
profundamente.
Asegurando el puñal, Courtney se puso a su lado. El es-
clavo tenía los ojos fijos en el horizonte, en la distante
costa accidentada.
_ Conoces esas tierras? _ preguntó ella.
_ Las Conozco _ respondió el, la voz embargada de
emoción. _ Es Escocia.
_ Es tu patria?
El asintió.
_ Tu familia todavía vive allá?
Con un gesto casi imperceptible, el asintió una vez mas
.
_ Háblame de ellos.
El se volvió , la mirada nostálgica.
_ Mi hermano Malcolm es dos años mayor que yo. Cuando
nuestro padre murió, el se convirtió en el jefe de los Mac-
Laren.
_ MacLaren. Ese es tu nombre?
_ Ese es nuestro clan. MacLaren. El primogénito pasa a
ser el líder del clan.
_ No resientes que ahora tu hermano sea el líder?
Viéndolo sonreír, Courtney se dio cuenta de que él era
atractivo. La penumbra escondía la suciedad que empastaba
sus cabellos y sus ropas y disimulaba sus innumerables
cicatrices de incontables azotes. Todo lo que ella podía
divisar era la silueta de su cuerpo fuerte. Los ojos azules
parecían quemarla, tal era la intensidad de su mirada, y
los labios, casi escondidos por la espesa barba rubia, eran
suaves y seductores.
_ Yo? _ sonrió el. _ No. Eso me dejó libre para vivir
en el mar.
_ Yo sabía que vos era un hombre de mar _ murmuró
Courtney. _ Por el modo en que mantienes los pies firmes
en la cubierta, el modo en como inspiras el aire marino.
_ Es verdad. Yo tengo pasión por el mar _ admitió el. _
Y se nota que vos también.
Cómo amaba ella el mar! Especialmente en noches tan
claras como aquella, el cielo tapizado con estrellas.
_ Háblame de tu país.
Cuando el se decidió a hablar, la voz estaba cargada de
emoción.
_ Adoro Escocia, aún mas que al mar. Es una tierra
accidentada geográficamente , con altos peñascos y extensos
bosques _ prosiguió con voz suave. _ Es un lugar lindo, en
el verano se pueden ver los campos verdes entre lagos
cristalinos y las pradera cubiertas de flores hasta donde
al vista consigue llegar.
_ Debe ser maravilloso nacer en un país tan bonito como
el tuyo _ dijo ella nostálgica.
_ Ahora cuéntame sobre vos o tu país, tu casa.
_ El Hawk es mi casa _ dijo ella, después de una breve
vacilación.
_ Dónde naciste? _ preguntó el, con una sonrisa ancha.
_ No tengo patria. Solamente el Hawk.
_ Es una pena _ dijo, observándola de cerca. _ Todos
deberían tener una patria, un lugar de pertenecía . Y
Thornhill, de dónde es él?
Courtney dio una mirada furtiva en dirección al timón.
Thornhill no estaba mas en las inmediaciones. Ya se había
retirado a su cabina.
_ El dice que a Francia es su patria.
_ Pero el hombre es inglés. Su manera de hablar no deja
lugar a duda.
_ Cuida que Thornhill no te oiga. El juró fidelidad a
Luis de Francia. Juró venganza todo inglés que se cruzara
en su camino.
Por algún tiempo, Rory nada dijo, absorto en sus
pensamientos. Por mas que Thornhill afirmase lo contrario,
era obvio que el hombre había nacido y había sido criado en
Inglaterra. Qué castigo habría sufrido el capitán para
guardar tanto resentimiento contra su país? Y, si hubiese
sido castigado, por algún crimen ? De qué tipo de crimen
sería Thornhill culpable?
_ Independientemente de su juramento de venganza, ese
hombre es inglés. Eso no hace que vos, siendo su hija, seas
también inglesa?
El sonido ronco de la risa de Courtney le provocó un
temblor. Sonidos tan alegres a bordo de ese sombrío barco
pirata eran muy raros.
_ Thornhill me registró como ciudadana francesa.
_ Ciudadana, tal vez _ dijo Rory, pensativo _, pero
conocí innumerables mujeres francesas para saber que vos no
sos una de ellas.
Los cabellos negros y abundantes y los ojos, del color
de un mar bravío, sugerían ascendencia irlandesa o inglesa.
La piel aceitunada de porcelana, por la cual las inglesas
eran famosas, estaba bronceada, pero la vida a bordo
transformaba cualquier belleza blanca en una beldad morena.
_ Courtney _ dijo el, tocando sus cabellos. Eran
suaves, suaves como las plumas de ganso. Sintió un impulso
casi irresistible de hundir sus manos en aquellos cabellos.
Ella jamas, jamas había escuchado a alguien pronunciar
su nombre de aquella forma. El hacía que sonase casi
reverente, casi como una oración.
Ella dio un paso atrás, blandiendo el puñal.
_ Como sabes mi nombre?
_ Fue el viejo quien me contó.
_ Boney? _ Lo Estudió por un momento, esforzándose por
divisar sus ojos en la oscuridad.
_ El mismo.
_ Y por qué él te habría revelado mi nombre?
_ Yo quería saber cual era el nombre de la Reina de
los Mares .
Escuchando su apodo, ella lanzó una carcajada.
_ Entonces es así que soy conocida entre los hombres de
mar.
_ Así es. _ El dio un paso hacia delante y sintió que
ella retrocedía.
_ No es justo que vos sepas mi nombre y yo no sepa el
tuyo _ comentó, intentando controlarse.
_ Rory, Rory MacLaren.
_ Rory MacLaren _ repitió ella, lentamente, como si
para verificar si el nombre estaba de acuerdo con él. _ Es
un nombre digno.
Ele quedó inmóvil, perplejo por la oleada de emociones
que lo asaltó, escuchando su nombre pronunciado por los
labios de ella.
El rumor de voces venidas del calabozo indicaba que en
breve vendrían a buscar al prisionero. Dejando de lado su
sentido común , Rory dio un paso al frente, hasta que casi
se tocaron.
Levantando las pesadas cadenas, le tomó el rostro
entre sus manos. Ella se encogió y comenzó a apartarse,
pero las manos fuertes lo impedían; estaba inmovilizada y
ni siquiera podía mover el rostro.
_ No debes hacer eso. Te Ordeno que pares.
_ Es de la ira de Thornhill que tienes miedo, Courtney?
O de ser tocada por mí?
Ella quedó paralizada, con miedo de moverse, hasta de
respirar. La sensación de aquellas manos rudas en su piel
le provocaba oleadas de placer que pulsaban en sus venas.
_ No quiero que, por mi culpa, alguien sea castigado,
como pasó con mi amigo Ian Horn. Ni siquiera le deseo eso a
un esclavo, Rory MacLaren.
_ Courtney, no te sientas culpable porque el haya
perdido la mano_ la voz de Rory sonaba ahora como un
susurro imperceptible. _ El único responsable fue
Thornhill, con su crueldad. Por lo que oí contar, el
muchacho acababa de salvar tu vida.
_ Pero por salvarme el se vio obligado a tocarme. Por
esa razón, pagó un precio muy caro.
_ Es verdad.. _ Rory levantó el rostro de ella y la
observó detenidamente. Al verla enrojecer, agregó: _ Para
tocar a alguien tan bella, el precio no es tan alto cuanto
vos te imaginas.
Inesperadamente, los ojos de ella llenaron de lágrimas.
_ Fue algo que yo dije lo que te hace llorar?
_ No soy una mujer débil que rompe en llanto cuando se
siente ofendida _ orgullosa, repetía las palabras de
Thornhill, mientras se frotaba furiosamente los ojos.
_ Es verdad, vos no sos ese tipo de mujer _ asintió
el, su voz suave. _ No eres como ninguna otra mujer que yo
haya conocido. Pero las lágrimas no son señal de debilidad,
Courtney. Yo vi a mi padre llorando cuando enterramos a mi
madre. Y el MacLaren era el hombre mas valiente que conocí.
Hay algunos momentos en nuestras vidas en que somos
dominados por la emoción. En esas momentos, las lágrimas
deben ser compartidas con aquellos a quien amamos.
Por un momento ella se dejó apoyar contra él, luchando
contra las ganas casi incontrolables de llorar. Qué
estaría pasando con ella? Por qué las palabras gentiles y
el simple contacto de ese hombre le apretaban la garganta?
Un sollozo estrangulado se le escapó de los labios; trató
de controlarse, limpiando las lágrimas que le corrían por
la cara.
Courtney apenas podía creer en su comportamiento. Ella
jamas, jamas había llorado. Ni aún cuando, todavía siendo
una criatura, su vida se había transformado de modo
inexorable; ni aún cuando fue forzada a aceptar la vida
cruel de los piratas. Y no había derramado una sola lágrima
ninguna de las veces en que, por haber desobedecido alguna
de las reglas de Thornhill, había sentido en la espalda el
peso de su látigo. Ella había llorado una única vez.
Cuando la mano de Ian Horn había sido cortada como castigo
por haberla tocado. Había Llorado tanto, que parecía que su
corazón iba a estallar . Y ahora, con las palabras y el
contacto gentil de ese desconocido, se sentía avergonzada
por estar llorando una vez mas.
Con las pesadas cadenas amarradas a sus muñecas di-
ficultando cualquier movimiento, Rory trató de anidar la
cabeza de ella en su pecho. Como si fuesen una cortina de
seda, los largos cabellos negros le cubrían las manos.
Hacía tanto tiempo que no sentía el cuerpo suave de una
mujer pegado al suyo ! Se sentía embriagado con el delicado
contacto de los cabellos suaves y con el perfume femenino
que ella emanaba.
Levantando las manos sobre la cabeza de Courtney, Rory
la atrajo contra sí. La Aprisionó, no sólo con las manos,
sino también con las cadenas.
Alarmada, Courtney reaccionó, determinada a liberarse.
Llevó el puñal a la garganta de él y tiró la cabeza hacia
atrás, pronta para la lucha.
Sin embrago , el rostro que tenía delante de sí no
demostraba ninguna hostilidad. Los ojos, aquellos
penetrantes ojos azules, la aprisionaron y hechizaron de
modo tan intenso y abrasador que ella fue obligada a
desviar la vista. La boca estaba tan próxima a la de ella.
El aliento caliente en su cara la paralizaba.
_ Para liberarte, sólo debes enterrar tu puñal en mi
garganta.
_ No me tientes, Rory MacLaren.
Cuando el forzó el rostro de ella a aproximarse
todavía mas, Courtney presionó el cabo del puñal. Atónita,
no conseguía desprender los ojos de los labios de él,
hipnotizada por la idea de sentir esos labios tocando los
suyos.
_ Yo pagaría cualquier precio por tocarte _ murmuró el,
inclinándose. Sus labios rozaron los de ella y ele
prosiguió. _ Para besarlos.
Con el primer roce de los labios, ella se perdió, se
perdió en una confusión de sensaciones que le quitaron el
aliento. Los labios de él eran calientes y firmes y la mera
sensación de ellos sobre su boca le provocaban un
escalofrío en la espina dorsal. Cuando ele a besó
apasionadamente, el hielo se transformó en calor, el calor
en fuego, hasta que ella se vio aferrada a el como un
náufrago.
Él era alto, tan alto que ella tuvo que ponerse en
punta dos pies para alcanzarle los labios. Los brazos
musculosos que la sujetaban eran como tenazas, las manos
callosas alrededor de su cintura, tan fuertes que podrían
fácilmente quebrar sus costillas. Sin embargo, la
aseguraban con tanto cuidado como si ella fuese una
porcelana frágil. Su corazón se olvidó de latir. Se
Entregó completamente al placer del beso.
Rory se perdió en ella. Había fuego en esa mujer, un
fuego que el ya había sentido. Era una criatura salvaje,
que jamas se contentaría con el papel de amante pasiva.
Pero al abrazarla y besarla había descubierto algo mas.
Algo completamente inesperado. Esa mujer poseía una
dulzura, una inocencia que lo había dejado atónito y sin
aliento.
Lo que él estaba haciendo era pura locura. Si lo
sorprendiesen, su vida no valdría un centavo. Por haber
tocado ese fruto prohibido, pagaría con su propia vida. A
pesar de eso, consciente de las consecuencias, Rory era
renuente a apartarse. Quería probar, una vez mas, el gusto
de los labios de ella.
La Atrajo tan fuertemente contra sí, que podía sentir
el calor de los pechos, los latidos locos del corazón de
ella.
La sangre latía tanto en las sienes de Courtney que
ella temió enloquecer con el ruido. Jamas había sentido
tanto placer. Jamas había sentido un deseo tan intenso. Qué
había hecho con ella ese MacLaren?
Agarrándose a un último vestigio de sentido común, ella
se desprendió. Cuando el levantó la cabeza, ambos se
volvieron en dirección al sonido de pasos en la oscuridad.
Inmediatamente, Rory levantó las manos, liberándola de
la prisión de sus cadenas y de su abrazo.
Courtney retrocedió un paso. Entonces, volviendo en sí,
apuntó el puñal en dirección a la garganta de él en un
gesto amenazador.
Cargando una antorcha, dos marineros se aproximaban.
_ Boney nos mandó a llevar el esclavo de vuelta al
calabozo.
_ Está bien.
Courtney evitó la mirada severa de los tripulantes, por
miedo a que, la luz de la antorcha y sus ojos revelasen lo
que acababa de ocurrir. Pero el estado de confusión en que
se encontraba no escapaba a Rory. Con una media sonrisa,
la miró largamente antes de darse vuelta.
Courtney los vio cruzar la cubierta oscura. Aún
después de que desaparecieron por las escaleras, se esforzó
por oír el ruido de las cadenas arrastrándose por la
cubierta inferior.
Volviéndose en dirección opuesta, levantó los ojos al
cielo. Acabara de descubrir la sensación de ser abrazada
por un hombre, el placer que un beso podía provocar. Ah,
qué dulce tormento! Ella gustaría permanecer por siempre
envuelta en los brazos de Rory, sintiendo la presión de
sus labios contra los de ella.
Se Estremeció violentamente. Hacia apenas algunos
momentos, estaba consumida por las llamas. Y ahora, sin los
brazos de MacLaren , sentía frío, mucho frío.
El esclavo, Rory MacLaren, acabara de hacer lo que
ningún hombre osaría. El no sólo había desafiado a
Thornhill, sino también la había iniciado en los rituales
de un placer hasta entonces desconocidos.
Se volvió soltando uno de sus insultos favoritos de
Thornhill. Esta noche, con certeza, Rory MacLaren se asom-
braría sus sueños.
CAPITULO 3
La luz rosada del amanecer comenzaba a teñir el
horizonte. Un viento fuerte fustigaba las velas en una
danza frenética y las agua oscuras del Atlántico se
tornaban turbulentas y peligrosas en reacción a la
tempestad que se aproximaba.
En su catre, Courtney se revolvía inquieta. La noche
había sido largo, entrecortada con cortos períodos de sueño
interrumpidos por sensaciones de tranquilidad y de
inquietud.
Agitada, estaba determinada a apartar a Rory MacLaren
de sus pensamientos. Un grito venido del puesto de vigía
en los cabos superiores la hizo saltar de la cama
inmediatamente.
_ Barco a la vista!
Rápidamente, ella puso la blusa de seda roja y los
justos pantalones masculinos. Colocándose las botas de caña
alta, amarró la vaina de la espada en la cintura y escondió
su puñal bajo la faja amarilla que le envolvía la cintura.
En pocos segundos, se reunió con la tripulación en la
cubierta, pronta para reciber amigos o enemigos. Aunque su
pulso estuviese acelerado, aparentaba extrema calma. Como
de costumbre, se apostó al lado de Thornhill.
Ahuecando sus manos, el capitán gritó:
_ Bajo qué bandera navega ese barco?
_ Bandera inglesa, capitán_ se escuchó desde lo alto
del puesto de vigía.
Un murmullo de excitación recorrió toda la tripulación.
Muy raramente una embarcación atacaba a un barco pirata.
Pero esta vez , tenían delante un barco de guerra con la
misión de librar a los mares de bandidos. Una actividad fe-
bril sobrevino en el Hawk . Mucho antes que la nave inglesa
se aproximase, toda la tripulación del Hawk estaban en sus
puestos de batalla.
_ Boney! _ gritó Thornhill, tirando al viejo marinero
una pesada llave de bronce. _ Verifica que los prisioneros
permanezcan encadenados en el calabozo hasta que acabemos
con esos malditos ingleses.
A Courtney, le ordenó:
_ Es tu responsabilidad asegurarte que ninguno se
aproxime a los calabozos.
Al oír las palabras del capitán, el pecho de Courtney
se llenó de orgullo. El marinero encargado de la seguridad
de los calabozos era, en verdad, responsable de los tesoros
del barco. Mas allá del valor de los esclavos, allí
también estaban guardadas las riquezas acumuladas a lo
largo del viaje. Los baúles estaban repletos de oro y
plata, joyas preciosas, sedas finas, especies exóticas y
mercaderías raras provenientes de lejanos lugares de la
Tierra. Desenvainando la espada, ella siguió a Boney en
dirección a la popa. EN aquel exacto momento, escuchó los
primeros ingleses saltando a bordo e invadiendo el Hawk.
Mientras el viejo marinero encadenaba a los esclavos en
el calabozo, Courtney caminaba detrás de él, alerta a
cualquier intento de fuga. De la cubierta venían los
sonidos del violento combate. Se Oían gritos, clamores,
los ruidos metálicos de espadas chocándose y un ocasional
disparo de pistola.
Cuando los esclavos estuvieron bien amarrados, Courtney
corrió en dirección a la puerta, ansiosa por entrar en
lucha. Antes de que pudiese subir las escaleras, dos
marineros saltaron hacia el calabozo, cada uno blandiendo
una espada.
_ No hay ninguno mas allá de esta muchacha? _ Los dos
lanzaron una carcajada y levantaron sus armas,
Bajo las miradas atónitas del viejo Boney y de los
prisioneros, Courtney enfrentó al primero espadachín y lo
atravesó con su arma. Al oír el sonido agónico que salía de
la garganta de él, se volvió en dirección al segundo
adversario. Este, mas ágil y mas habilidoso, esquivaba
cada golpe de la espada de ella, que zumbaba cortando el
aire.
_ No hay ninguno mas allá de este insignificante
bastardo inglés? _ dijo ella con arrogancia, burlándose de
las palabras de él.
El hombre tiró la cabeza hacia atrás, soltando una
carcajada, ansioso por vencer a su delicada y frágil
oponente. Envistió, manejando hábilmente la espada. Con
igual maestría, Courtney evitó el golpe certero de su
lamina. Entonces, con tres pasos rápidos, ella lo acorraló
en un rincón . Cuando el lanzó un golpe, ella se agachó y
sin vacilar, enterró la hoja en el pecho, atravesándole el
corazón.
Por un largo momento, el pareció incrédulo. Entonces,
dejando caer su espada, intentó agarrar la lamina que le
atravesaba el pecho. Antes que lo consiguiese, Courtney,
con un ágil movimiento le arrancó la espada. Desangrándose,
el marinero cayó hacia delante , inmóvil sobre un charco de
su propio sangre.
Rory MacLaren se debatía con todas sus fuerzas,
intentando, en vano, desprenderse de las gruesas cadenas
que lo mantenían sujeto a las paredes del calabozo. Las
manos se crispaban junto a su cuerpo. Esos marineros,
aunque no fuesen escoceses, eran aliados. La victoria de
ellos en el combate significaría su libertad! Jamas
cuestionaría su lealtad al rey de Inglaterra, sin embargo ,
con cada movimiento de Courtney, ansiaba estar a su lado.
Por todos los dioses, ella era magnífica! Los marineros que
enfrentaba, dos veces mas grandes y mas fuertes que ella,
habían sido superados en agilidad y destreza, y habían sido
derrotados.
Como todos los hombres que pertenecían a su clan, el
había sido entrenado desde muy chico en el arte de la
esgrima. Se enorgullecía de su propia destreza. Pero, la
habilidad de esta mujer igualaba la de él.
Cuando el segundo hombre cayó a los pies de Courtney,
los hombros de ella se arquearon ligeramente. Los dos espa-
dachines habían llevado sus fuerzas hasta casi el límite.
En ese exacto momento, el espió y vio una sombra pasar por
la entrada del calabozo. Con la cabeza baja, era imposible
que ella percibiese la presencia de un tercer marinero
listo para atacarla.
_ Encima de ti ! _ gritó Rory.
Ella miró hacia arriba. Por una fracción de segundo sus
ojos se encontraron con los de Rory. Al girar , había
una espada apuntando a su pecho. Instintivamente, la
esquivó y dio un paso al frente, acertando al marinero en
la garganta. La sangre saltó de la herida; aún así, él
avanzó hacia ella, tirándola al suelo.
Rory y los otros fueron forzados a presenciar
impotentes, el violento combate que Courtney y el marinero
trababan en el suelo. EL enemigo consiguió rodar sobre
ella, inmovilizándola. Agarrándole las dos muñecas con una
de sus manos, el intentó alcanzar la espada. Con toda la
fuerza de que consiguió reunir, Courtney lo golpeó en el
plexo con la rodilla. Rugiendo de dolor, el marinero le
soltó las muñecas. En un pestañeo de ojos, ella sacó el
puñal escondido bajo la faja y lo clavó en el pecho del
hombre. Cuando el cayó, ella se arrastró, consiguiendo,
finalmente, liberarse. Se puso de pie, el pecho jadeante,
mientras el hombre se retorcía de dolor. Percibiendo el
agotamiento de la joven, Boney la agarró por el brazo,
conduciéndola a la escalera que los llevaría a la cubierta.
Cuando pisó el primer escalón, Boney miró hacia arriba y
la apartó con un empujón. Un objeto brillante chocó contra
el piso del calabozo, casi acertándola.
_Una antorcha! _ el viejo marino comenzó a saltar de-
sesperadamente sobre las llamas que danzaban sobre el piso
de madera.
Desanimada, Courtney vio las llamas devorando un barril
repleto de especias. Una pieza de seda colorida se llenó de
humo y desapareció con el fuego.
_Rápido. Vamos a subir _ gritó o viejo.
_Suelta a los prisioneros _ dijo Courtney, la voz
fuerte se destacaba en la confusión general.
_Vos estás loca? _ Boney le agarró el codo,
empujándola en dirección a la escalera.
_Libera a los esclavos _ le ordenó, desprendiéndose de
él. _ Hazlo ahora.
Rory y los otros observaban al viejo titubear, dividido
entre la lealtad incondicional a Thornhill y su propio sen-
tido de justicia. Antes de que pudiese discutir con ella,
otros tres marineros saltaron dentro del calabozo, Sus es-
padas brillando con el reflejo de las llamas. Mientras
Courtney enfrentaba a los adversarios, Boney giró la llave
en la cerradura y soltó la cadena que sujetaba a los
esclavos. Rory MacLaren permaneció donde estaba, mientras
los demás, entre gritos e insultos, corrían y se empujaban
rumbo a la libertad. Ningún de ellos se preocupó por el
hecho de que la responsable por su salvación estaba ahora
en peligro y en minoría.
Una vez mas , pensó Rory, el estaba siendo forzado a
optar entre su libertad y la necesidad insana de permanecer
junto a esa maldita mujer. Habría perdido el juicio? Habría
sido embrujado por ella?
En una fracción de segundo, agarrando una de las
espadas caídas, Rory tomó su decisión. Con la destreza
adquirida en toda una vida de combates, enfrentó al primer
espadachín. A su lado, ella enfrentaba a un hombre que
era el doble de su tamaño. En pocos minutos, Rory había
traspasado a su adversario con la espada. Escuchando el
grito angustiado de Courtney, él se volvió . Ella había
sido desarmada. Con un gesto victorioso, su oponente
levantó la espada, preparándose para dar fin al duelo y a
la vida de ella.
_ Courtney! _ gritó Rory, quitándole a espada.
Con un movimiento rápido, ella apartó el arma del
enemigo y, con un golpe certero, le rasgó la túnica tosca
perforándole el corazón. Gruñendo de dolor, el marinero se
unió a sus camaradas esparcidos por el suelo del
calabozo, todos muertos.
La sonrisa, triunfante que iluminó el rostro de
Courtney no le impidió ver de reojo a otro espadachín
levantando el arma sobre a cabeza de Rory.
_ Detrás tuyo!
En guardia, él dio un salto al costado y agarró la es-
pada de uno de los muertos. Mientras el enemigo se
preparaba para un nuevo ataque, Rory levantó su arma. El
marinero, empalado por la lamina de acero , dio un grito,
antes de caer hacia atrás.
La batalla todavía no había terminado. Aunque hubiese
todavía muchos adversarios para combatir, el fuego se
había transformado ahora en el mayor enemigo. Las llamas
crecían alimentadas por las piezas de tejido y consumían
todo lo que encontraban en su camino.
Levantando la tapa de un barril, Courtney agarró
puñados de la valiosa sal tirándola sobre las llamas para
ahogarlas.
Siguiendo su ejemplo, Rory miró dentro de otro barril y
despejó todo su contenido sobre las llamas remanentes.
Arenque y especias en conserva chirriaban en contacto con
el fuego, acabando por extinguirlo completamente.
Luchando para recuperar la respiración, Courtney se dio
cuenta del silencio aterrador. Aún en la cubierta, no se
oía ningún indicio de lucha. No había mas ruidos metálicos
de espadas chocando, o ecos de disparos de pistolas,
ningún sonido, excepto uno que otro gemido.
_ Sos una excelente espadachín, mi lady. _ Rory todavía
empuñaba la espada bañada en sangre, la mano descansando a
lo largo del cuerpo. _ Serías motivo de orgullo para el
clan MacLaren.
_ Y vos sos un hombre bastante extraño _ retrucó ella,
dando un paso al frente.
_ Por qué? _ La observaba, experimentando una emoción
que nada tenía que ver con la batalla que acababan de
vencer.
_ Podrías haber escogido la libertad, como los otros.
Sin embargo, decidiste permanecer y luchar. _ Ya muy
próxima, ella se paró, mirándolo. _ Salvaste mi vida.
_Tal vez, algún día, yo venga a cobrarme eso. _ La
Miró, un calor inundando su cuerpo hasta tornarse casi
insoportable. _ Pero por ahora, mi lady, este pago será
suficiente.
De repente, le sujetó el rostro entre las manos y le
cubrió la boca con un beso salvaje.
Atolondrada, Courtney quedó paralizada, sintiendo hielo
y fuego recorriéndole su espina dorsal. Parecía que el aire
le faltaba, que las fuerzas la abandonaban. El deseo la
asaltó con una urgencia aterradora.
_ Muchacha! Ven rápido! _ La voz de Boney venida desde
la cubierta rompió el encanto. _ El capitán fue herido.
Con un grito ahogado, ella se desprendió y corrió en
dirección a la escalera. En el primer escalón, sin
embargo, se volvió . A pesar de las ropas sucias y de la
espada ensangrentada, Rory MacLaren ostentaba el porte
aristocrático de un noble de la corte del rey.
_ Jamas olvidaré lo que hiciste por mí , Rory MacLaren.
Cuando mi padre esté mejor, voy a convencerlo de que te
libere.
El la observó subiendo las escaleras. La blusa roja
pegada a su cuerpo sudoroso revelaba el contorno sensual y
la faja amarilla envolvía la cintura delgada. Entonces su
mirada se deslizó mas abajo. Vestida con un pantalón
ajustado , cada movimiento que hacía lo dejaba con la
garganta seca.
_ Yo tampoco lo olvidaré, mi linda Reina de los Mares.
Llegando a la cubierta, Courtney se encontró con una
escena desoladora. El barco inglés, envuelto en llamas
provocadas por docenas de focos de fuego, se hundía. No
había señal de vida a bordo. Los tripulantes del Hawk,
aunque victoriosos, vagaban sin rumbo, trastornados por el
dolor causado por las heridas. Habían participado de
docenas de batallas y habían enfrentado espadachines de los
mas diferentes países. Sin embargo, jamas habían sufrido
tantas bajas. Y nunca antes su capitán había sido
gravemente herido.
Evaluando rápidamente la situación, Courtney asumió el
comando.
_ Boney haz que transporten a Thornhill inmediatamente
a su cabina .
_ Vos ahí _ gritó el viejo, apuntando a dos tripulantes
que parecían no estar heridos. _ Carguen al capitán a la
cabina.
_ Dónde está Simpson? _ Courtney intentaba localizar al
superior inmediato entre los muertos y heridos esparcidos
por toda la cubierta.
_ Fue herido _ dijo uno de los tripulantes. _ Está per-
diendo mucha sangre.
_ Ocúpate de él _ ordenó Courtney a un joven alto que
se apoyaba, exhausto, en la baranda . _ Todos aquellos que
puedan estar de pie cuidaran de los heridos _ agregó ella.
_ Cuando estos hayan sido tratados, quiero que los
muertos sean envueltos en pedazos de velas cosidas como
mortajas y que sean lanzados al mar. Vos ahí _ señaló a un
pirata que usaba un parche sobre el ojo. _ Recoge todas las
armas y guardalas en el calabozo.
_Si ,capitán_ dijo el.
Sus palabras fueron acogidas con un silencio mortal.
Esa denominación estaba reservada solamente para Thornhill,
pensaron todos, llenos de sospecha y alarma. Aunque fuese
la hija del capitán y una excepcional marinera, seguía
siendo una mujer.
El súbito cambio en el comportamiento de la tripulación
fue instintivamente notada por Courtney. Estaba siendo
analizada.
_ Cómo llegaremos a tierra firme? _ uno de los
tripulantes preguntó. _ Los esclavos huirán, saltando por
la borda.
_ Todos ellos, seguramente, morirán ahogados _ replicó
Courtney. Entonces, percibiendo la duda en los ojos de los
tripulantes, agregó: _ Tenemos viento para inflar las
velas. Y el sudor de cada tripulante a bordo. Podemos estar
heridos, pero todavía estamos vivos.
Mientras ella se apartaba, la tripulación la miraba con
creciente admiración.
_ Has oído al capitán_ gruñó Simpson, tomando un trapo
ensangrentado de al lado de su cuerpo.
Detrás de ella, los tripulantes del Hawk enderezaron
los hombros y retomaron a sus tareas. Si una mujer podía
sobrevivir, ellos, sin duda, ellos también podrían.
Era tarde en la noche cuando Courtney, finalmente, dejó
la cabina de Thornhill. Estaba bastante herido y había
perdido mucho sangre pero sobreviviría. Dejándolo al
cuidado del experto Boney, atravesó la cubierta .
Aunque hubiese examinado todo el barco, de proa a popa,
un marinero le comunicó que el esclavo Rory MacLaren había
desaparecido. El esclavo había partido. Ese hombre andra-
joso permanecía siendo un misterio para ella.
Miró el contorno oscuro de la tierra en el horizonte
distante.
Escocia. La patria de Rory.
Levantando el rostro en dirección a los cielos, siguió
el camino recorrido por una estrella fugaz en el manto
negro de la noche. El látigo de Thornhill sería implacable
cuando supiese que ella había decidido liberar a los
esclavos, y por lo tanto , sería responsable por las fugas
. Pero, esa noche, ni mismo ese pensamiento conseguiría
desanimarla. Muchos no sobrevivirían en el mar bravío.
Otros tantos serían capturados por otros barcos, siempre en
busca de trabajo esclavo. Pero algunos llegarían a tierra.
Y uno , pensó ella, llegaría a su casa.
_Nada, Rory MacLaren _ murmuraba ella con fe... _ Nada.
Alcanza la costa. Encuentra tu casa, tu libertad. Vuelve
con tu clan. Y vuelve a tu mayor amor, tu patria.
CAPITULO 4
Durante las semanas en que el Hawk se arrastraba peno-
samente rumbo a Francia, Rory MacLaren insistía en poblar
los pensamientos de Courtney. Ella había asumido el
comando, trabajando hombro con hombro con los marineros,
luchando para mantener su moral elevada; aún así la imagen
del esclavo restregando la cubierta bajo un sol abrasador
no se salía de su mente.
Cuando Thornhill ordenó que fuese azotada en público
por haber soltado a los esclavos, ella evocó la fuerza de
Rory frente a tamaña humillación ; fue ese ejemplo, y sólo
él, quien le dio coraje para aguantar tanto dolor.
Apretando los dientes, soportó los azotes. Momentos
después, en la cabina, permaneció echada en estoico
silencio mientras el viejo Boney aplicaba su precioso
ungüento sobre las heridas que le cubrían la espalda.
_Es la fiebre - murmuró Boney, estremeciéndose delante
de las marcas que desfiguraban la piel delicada. - La
fiebre le confundió el cerebro al capitán. Cuando él se de
cuenta de lo que hizo , su corazón se va a romper.
Ella no dijo una palabra. Aunque no fuese su na-
turaleza guardar rencor, comenzaba a pensar que esta vez
Thornhill había ido demasiado lejos. No había ella luchado
con tanta coraje como cualquier otro hombre ? No había
arriesgado su propia vida en defensa de la carga del
barco ? La carga. Se Quedó inmóvil. Los esclavos formaban
parte de la riqueza del Hawk. Y a ella le cabía impedir que
se escapasen. En vez de eso, ella los había liberado. Su
preocupación por sus vidas le había costado una fortuna a
Thornhill.
_Mi padre defendió sus derechos - susurró ella.
_Derechos? Qué derechos? - se sorprendió el viejo. -
Hacer que vos fueses azotada delante de toda la
tripulación?
_Yo exigí que los esclavos fuesen liberados. No cumplí
con mis obligaciones. Me horrorizé ante la idea de que mur-
iesen quemados y decidí darles una oportunidad. La verdad,
Boney, es que, aunque haya aprendido todos los secretos del
mar, no tengo la fuerza emocional para ese tipo de vida. -
Dio un suspiro profundo, sentándose y enrollando la camisa
en torno a su cuerpo. - Jamas conquistaré el derecho de
comandar al Hawk. Jamas seré motivo de orgullo para mi
padre.
_Mira, muchacha, ahora vos me vas a escuchar. - Bo-
ney colocó el balde de ungüento en el suelo y la tomó por
los hombros. Sus ojos brillaban como nunca, en el rostro
marcado por la intemperie. - Es preciso un coraje sin
igual para colocar la vida de los demás por delante de la
propia. _Bajó la voz. - Me Sentí orgulloso con tu actitud
en los calabozos.
Los ojos de ella se llenaron de lágrimas. Enojada con
esa demostración de debilidad, se restregó los ojos con
fuerza y escondió el rostro. Qué importancia tenía haber
agradado a su viejo amigo si era incapaz de agradar a su
propio padre ?
De espaldas a él, respondió, orgullosa:
_Gracias por tus cuidados. Me Están necesitando en la
cubierta.
Boney la observó mientras ella se abotonaba la blusa
y la falda . El la amaba tanto como si fuese su padre. Aún
así, no había nada que pudiese hacer por ella. Thornhill la
había moldeado a su propia imagen: excelente marino,
espadachín y pirata. Pero , el capitán del Hawk no había
conseguido destruir el noble origen de Courtney. La bondad
estaba profundamente arraigada en su naturaleza. Había algo
mas, pensó el viejo marinero, meneando la cabeza, preo-
cupado. Había notado el modo en que ella miraba al escocés,
cuando había ordenado que los esclavos fuesen liberados.
Aunque ella intentase negarlo, en su interior había
sentimientos, compasión y los deseos de una mujer. Y en ese
área él se sentía completamente desorientado. No sabría
como aconsejar a una joven atrapadas en las redes de su
primer amor.
Aquella noche, Courtney se echó exhausta en su catre.
Como en todas las noches desde su fuga, Rory invadió sus
sueños. Rodeados por las llamas, el permanecía junto a
ella, orgulloso y fuerte, empuñando su espada y enfrentando
a los enemigos, uno por uno . Como en todos los sueños, el
vencía la batalla y exigía a Courtney como recompensa. Así
la tomaba en sus brazos, y ella recordaba trémula su
mirada .
Censurándose por dejarse llevar por tales fantasías,
se levantó del catre y se aproximó a la escotilla. En el
horizonte, podía ver el contorno de las montañas.
Dónde estaría el esclavo ahora? Pensaría en ella alguna
vez? O ella ya se había transformado en un recuerdo
huidizo?
La llegada del Hawk a Francia fue recibida sin mucho
entusiasmo. Dos de los mejores barcos de la flota francesa
no habían vuelto a su puerto de embarque. Corrían rumores
de que habían sido atacados por un barco inglés. Para
empeorar la situación, se decía que los ingleses estaban
buscando estrechar sus lazos con España. Una alianza entre
esos dos países debilitaría todavía mas la posición de
Francia en Europa.
La única buena noticia que llegó a los tripulantes del
Hawk fue sobre la grave enfermedad que se abatiera sobre
el odiado rey James I de Inglaterra. Thornhill, que se
recuperaba, se alegró . Pero las noticias de que su hijo,
el príncipe de Gales, había mandado emisarios a Francia
para consultar al rey sobre la posibilidad de un casamiento
con la hermana de Luis XIII, Henrietta Maria, había dejado
al capitán muy irritado.
Había rumores en la corte de que el rey Luis XIII
estaba decidido a dar la mano de su hermana al príncipe de
Gales, para acabar con las luchas y fortalecer los lazos
entre Inglaterra y Francia. Cuando las noticias llegaron a
los oídos de Thornhill, el fue invadido por una furia tan
violenta, que fue obligado a permanecer en cama por varios
días.
Como un pájaro enjaulado, Courtney caminaba impaciente
en la sala de estar de sus aposentos en París. En la corte,
estaba rodeada de mujeres tontas, con trajes elegantes a la
última moda. Vestidos largos y elaborados, cuyos corpiños
ajustados, bordados con piedras preciosas, presentaban
escotes generosos, exhibiendo parte de los pechos. Los
largos cabellos eran sujetados con tiaras en torno a la
cabeza y las mas osadas dejaban algunos rulos caer sobre
los hombros desnudos. Completamente desinformadas, no les
importaba el mundo mas allá de París. Sólo les Ocupaba la
mente el número de conquistas que habían hecho y los
últimos chismes sobre la vida en la corte.
Los hombres no eran mucho mejores. Siempre
pavoneándose, cuando no estaban reunidos con el Consejo del
rey. Muchos de ellos demostraban interés en la bella mujer
tan diferente de todas las otras en la corte. Pero siempre
que era posible Courtney los ignoraba y, si alguno de
ellos osaba insistir, era rechazado con rispidez.
En la corte, se sentía confinada, y en sus aposentos,
en uma verdadera prisión. Con excepción de Courtney y del
fiel Boney, el capitán se rehusaba a ver a cualquier otra
persona. Si ella se ausentaba por mas de una hora,
Thornhill la reclamaba. Estaba rabioso , exigente y
grosero.
Aunque el capitán, poco a poco, se fuese recuperando
de sus heridas, todavía era atacado por accesos de fiebre
que lo debilitaban. El mismo médico del rey le había
recomendado que se alejase del mar y pasase al menos un
año, hasta recuperar las fuerzas en al comodidad de la
corte francesa.
Para Courtney, la idea de permanecer un largo período
en esa ciudad tan populosa era insoportable. Hacía unas
pocas semanas que habían llegado y, sin embargo, su corazón
ya suspiraba por la libertad de los mares, por el sonido
del piso de madera que revestía la cubierta del Hawk. El
aire de París era sofocante. Ella prefería el olor fuerte
del mar. Las carretas y los vendedores ambulantes, el
alarido de las multitudes la hacían desear oír los
gritos de las gaviotas y extrañar la camaradería de sus
compañeros de tripulación.
Los días se arrastraban lentamente y Courtney
esforzaba- al máximo por aparentar tranquilidad. Aguantar.
Aunque nada pudiese hacer, podía aguantar. Así como lo
había hecho a bordo del Hawk cuando era una criatura.
Como lo había hecho cuando el esclavo Rory MacLaren había
partido, dejando un doloroso vacío en su vida. Aguantar.
Los ojos de Thornhill brillaban febriles, mientras el
visitante, sentado al lado de la cama, le hablaba en voz
baja y urgente.
_El señor sirvió bien a su rey , capitán. Durante todos
estos años, hundió diez barcos ingleses al fondo del mar.
Los lamentos de las viudas inglesas se levantaron en coro,
lo que es un buen presagio para toda Francia.
_Hice lo que pude.
_Pero todavía hay mas, capitán. Mucho mas que el señor
puede hacer por su rey.
Dominado por un súbito ataque de tos, Thornhill se
cubrió la boca con un lienzo. Cuando el ataque pasó, se
dejó caer otra vez sobre las almohadas.
_Estoy enfermo. No hay nada mas que pueda hacer.
_Puede darme a la muchacha. No me confidenció una vez
que ella habría de ser el instrumento de su venganza?
_Esperé demasiado - dijo Thornhill, los ojos
brillantes de odio. - El maldito rey James morirá antes
que yo pueda poner cualquier plan en acción y así escapará
a mi venganza. Es demasiado tarde .
_Nunca es demasiado tarde , mi viejo amigo. - El visi-
tante se inclinó, mirando a Thornhill con intensidad. - El
hijo de James, el príncipe de Gales, está planeando unirse
a Henrietta Maria.
_Hijo de una víbora . - Furioso, Thornhill se sentó
erecto, agarrando la manga del visitante. - El señor tiene
que usar su influencia para impedir esa alianza.
_Y por qué yo haría algo tan estúpido? - preguntó el
otro, sonriendo con frialdad. - Existe una manera mejor de
destruir a Inglaterra que colocar nuestra princesa
francesa dentro del círculo de la familia real inglesa?
_Pero como puedes tener certeza de que Henrietta Maria
va a cooperar? - preguntó Thornhill, recostándose. -
Ella es joven y, por lo que oí decir, tiene una fuerte
personalidad.
_Ella es una católica fervorosa. Si las ordenes que
recibe vienen directamente de su confesor, no tendrá otra
elección mas que obedecer.
_El señor ordenaría a sus propios padres que hicieran
espionaje para Francia?
Los ojos del visitante se estrecharon y miraron a
Thornhill con tal intensidad, que este pestañeó, desviando
la mirada. Con a voz temblorosa de emoción, declaró:
_Haré todo lo que fuera necesario para garantizar la
seguridad de mi rey y de mi país. Cualquier cosa. Y si eso
significa exigir que el clero espíe, así será. Pretendo
emplear todos los medios que estén a mi disposición . Y es-
pero lo mismo del señor.
_De mí?
_Quiero a la muchacha.
_Por qué? Qué utilidad puede tener ella para el señor?
El visitante cruzó las manos sobre su falda .
_Ella habla francés e inglés con fluidez. Ya demostró
fuerza y coraje. Y confío que le haya enseñado a odiar a
Inglaterra tanto como su padre.
Thornhill limpió su boca con el lienzo.
_Lo que dice es verdad. Ella es valiente en los
combates y demostró completa lealtad hacia mí. Odia a
Inglaterra porque es lo que yo espero de ella. Pero esto...
- meneó la cabeza, en un gesto de reprobación. - Ella
extraña el mar y la vida a bordo del Hawk. Se va a rebelar
si no puede volver al mar...
El visitante se aproximó todavía mas, retorciendo llas
manos.
_El señor es un hombre astuto, capitán. Encontrará un
modo de convencerla.
_Me Temo que...
_No hay nada que temer. Pero finja que teme.
_No estoy entendiendo.
_Deje que la muchacha piense que en caso que no
coopere, la vida de su padre estará corriendo peligro.
Thornhill miraba al visitante mientras asimilaba el
significado de sus palabras.
_El señor dice que ella le es leal, mi amigo. Use esa
lealtad para que ella se someta a su voluntad.
Thornhill asintió.
_Es claro. Si fuera llevada a creer que si no coopero
yo sufriría algún prejuicio ella acordaría con cualquier
cosa. - Con un lienzo se enjuagó la frente empapada de
sudor.
_Cualquier cosa.
El visitante se puso de pie.
_Dejaré que elija una fecha para nuestro próximo
encuentro. Pero quiero prevenirlo. Que no se a muy adelante
. Yo ya comencé a colocar mi plan en acción.
Un cambio sutil comenzó a revelarse en el
comportamiento del capitán. Todas las mañanas, el enviaba a
Courtney a la corte, mientras recibía un cierto
visitante. Hasta el propio Boney, compañero de toda una
vida, era apartado durante esas visitas. Después,
permanecía callado por horas , pensativo, observándola con
aquel extraño brillo en la mirada.
Finalmente, el la llamó a su cuarto.
_Soy un hombre viejo - dijo Thornhill, con cautela.
_Estás diciendo pavadas - respondió Courtney,
sentándose al lado de la cama. - Es esta ciudad la que te
está agotando.
- _Es verdad... - Cerró los ojos y volvió a
abrirlos. Crees esta ciudad es aborrecible ?
Ella asintió, temerosa de decir algo que pudiese
ofenderlo.
_EN ese caso, tal vez debieses dejar este lugar.
Courtney quedó boquiabierta. Cómo ansiaba ella
liberarse de esa prisión!
_Vamos a volver al Hawk?
_No. Yo debo permanecer aquí hasta recuperar mis
fuerzas. Pero vos sos libre de partir.
_Yo? Partir sola? A dónde iría sin vos?
Le Pareció vislumbrar una ligera sonrisa en los labios
de él, pero antes de que pudiese verificarlo él
prosiguió:
_Yo ya te dijo cuanto odio a los ingleses, Courtney,
pero nunca te conté el por qué.
Courtney esperó, sorprendida con la súbita franqueza.
Nunca antes Thornhill había hablado así con ella.
_Cuando yo era mucho mas joven, el rey de Inglaterra,
James I, me despojó de todos mis títulos y de todas mis
tierras.
_Pero, por qué? Por qué el haría algo así?
Los ojos de Thornhill se estrecharon.
_Para agradar al rey, es preciso mucho mas que besarle
las manos. Existen los complots, planes que, si fuesen bien
ejecutados, pueden significar un beneficio para muchos.
_No estoy entendiendo.
Thornhill se limpió la boca con un lienzo de seda y
prosiguió, con voz suave:
_Cuando un hombre es el rey, su palabra es ley. Un
primo de James codiciaba mis tierras. Tierras - continuó
con rabia contenida - que pertenecían a mi familia desde
el padre de mi padre. James me declaró enemigo de la
Corona y confiscó todos mis títulos y tierras, dándolos a
su pariente.
_Y por qué vos no peleaste contra eso?
_No se lucha contra un decreto de un rey. Mi única
opción, excepto la propia muerte, era dejar Inglaterra y
jurar lealtad a otra Corona.
_Por qué está me estás contando eso ahora, padre ?
Los labios de él esbozaron una pálida sonrisa. Los
Limpió con un lienzo.
_Cuánto me amas, Courtney?
Amor? Ella jamas había oído esa palabra de la boca de
Thornhill. Amor? Él era su padre, el capitán del Hawk, su
maestro, su líder. En decenas de batallas, ella había
estado dispuesta p a morir antes que desobedecer cualquiera
de sus ordenes. Pero, amor?
_Yo te amo - murmuró ella, sintiendo el vacío de las
palabras, casi avergonzada de haberlas pronunciado.
_Y amas o tu rey Luis XIII?
Courtney quedó perpleja. Admitir cualquier cosa menos
que amor al rey era un crimen de alta traición, punible con
la pena de muerte.
_Yo juré lealtad y amor a mi rey.
_Ah! - El se dejó caer sobre las almohadas y cerró los
ojos por un momento. Cuando volvió a abrirlos la ,
encaró. - Vos tendrás la oportunidad de probar tu amor por
mí y por tu rey.
Un miedo terrible la invadió. Al escuchar la orden de
Thornhill, el miedo se transformó en pánico.
_Boney! Haz entrar a nuestro convidado.
Convidado? Ella no había visto a nadie cuando había
entrado a los aposentos de su padre. Sin embargo, podía oír
el sonido de voces. En seguida ,un hombre alto usando una
vestimenta púrpura de prelado de la Iglesia fue conducido
a su cuarto.
Era un hombre de estatura alta y caminaba con una
postura rígida, característica de un militar. El bigote
fino con puntas retorcidas y la barba puntiaguda le daban
un aire satánico. Pero eran los ojos los que llamaban la
atención. Ojos negros e implacables que no pestañearon al
mirar a Courtney.
_Mi hija Courtney - la presentó Thornhill al hombre
que mas parecía un espadachín que a un servidor de Dios.
- Courtney, este es el cardenal Richeliu.
Cuando el visitante le extendió la mano ,Courtney hizo
una reverencia y le besó el anillo. Atónita, se sentía
agradecida por poder inclinar la cabeza y esconder la
sorpresa en su rostro. Todos en Francia habían oído hablar
de Richeliu. Era el hombre mas poderoso de todo el país. En
la corte, se decía que era él, de fato, quien tomaba todas
las decisiones atribuidas al rey. No había ninguna duda de
que Richeliu representaba el verdadero poder del reino.
_Excelencia - murmuró ella.
_Entonces, esta es la adorable Courtney.
EL cardenal aguardó hasta que el viejo Boney
aproximase una silla al lado de la de ella. Con un gesto,
la invitó a sentarse y sólo después se sentó en el borde
de su silla, mirándola de modo tal que la obligaba a
sustentar su mirada. Los ojos oscuros la penetraban. El
sabía sacar provecho de esa fuerza.
_Tu padre alabó mucho tu lealtad a nuestro amado rey.
A pesar de sentir la garganta seca, Courtney devolvió una
sonrisa que esperaba fuese convincente.
_Mi lealtad está por encima de cualquier duda, Su
Eminencia.
_Bien. Muy bien. - El dirigió una rápido mirada al
enfermo y bajó la voz en tono conspirativo. - Tu padre y
yo tenemos algo de importancia capital que pedirte. De tu
respuesta depende la seguridad y el futuro de Francia.
Courtney tragó en seco.
_Aunque todavía no haya sido oficialmente comunicado,
el rey Luis decidió permitir que su hermana , Henrietta
Maria, se convierta en la esposa del príncipe de Gales,
que un día sucederá a su padre , James I, como rey de
Inglaterra.
Courtney se atragantó. Estando al tanto de las intrigas
de la corte, ella tenía conocimiento de que la joven y
adorable princesa sabía de los planes de su hermano. Se
decía que ella estaba aterrorizada con las conspiraciones
que existían en la corte inglesa. Henrietta Maria se
transformaría en un indefenso juguete en la lucha por el
poder entre los dos países adversarios.
Intentando no demostrar su simpatía por la joven prin-
cesa, ella dijo en voz baja:
_Y eso qué tiene que ver conmigo, Eminencia?
_Es mi deseo que vos acompañes a Henrietta Maria a
Inglaterra como su dama de compañía y confidente.
_Dama de compañía ? Pero, Eminencia, nada sé sobre esa
función.
_ Me Aseguraran que eres una joven muy inteligente.
Aprenderás todo lo que necesitas saber. Tu padre me
garantizó que habla inglés fluidamente. Henrietta Maria
necesitará de tus servicios. Una mujer francesa, en
Inglaterra, va a precisar de... una amiga fiel.
El cardenal, entonces, agregó:
_Tus lecciones comenzaran inmediatamente. Recibirás
toda la orientación necesaria antes de dejar Francia.
Dejar Francia? Dejar el Hawk y la única vida que ella
había conocido? Courtney lanzó una mirada suplicante a
Thornhill, quien permaneció en silencio mortal.
_Yo voy a pedirte un pequeño favor a cambio de la
espléndida vida que te estoy ofreciendo - dijo, irónico,
el cardenal. – Cuando llegues a Inglaterra, quiero que te
encuentres regularmente con mis... emisarios y los mantenga
bien informados sobre todo lo que pasa en la corte.
Por un momento, Courtney sintió que le faltaba el aire.
Finalmente ella comprendió lo que en realidad esperaban de
ella. El conocimiento que tenía del inglés y del francés
no serían utilizados para que la princesa se sintiese mas
cómoda. En verdad, ese hombre no se preocupaba por el
bienestar de la futura reina. Usaba a Henrietta Maria como
un mero juguete. Y, en cuanto a Courtney, pretendía
transformarla en espía para Francia. Y ella actuaría bajo
la nariz del propio rey, inmiscuyéndose en la corte
inglesa.
_El señor quiere que yo... - tragó en seco, con miedo
hasta de pronunciar la palabra. Pero una mirada al rostro
severo de Thornhill le dio animo . - El señor desea que
yo sea su informante?
_Eso te ofende?
Courtney se calló. Ya había oído comentarios sobre los
humores de Richeliu. Una única palabra de él bastaba para
que un hombre perdiera sus tierras o su propia vida.
_Pienso, Eminencia, que yo sería una espía muy mala .
Ele cambió de posición; era la única señal de que se
encolerizaba. Todavía forzándola a mirarlo levantó las
cejas.
_Tal vez me haya olvidado de enfatizar la importancia
de esta tarea. Es crucial para la seguridad de todos los
franceses sabremos lo que se dice en la corte de
Inglaterra. Es tan crucial, que estoy dispuesto a
sacrificar la vida de unos pocos por el bien de la mayoría.
Ella levantó la cabeza, desafiándolo.
_No tengo miedo a morir, Eminencia.
_Bien. Muy bien - la cortó rápidamente. - Pero no
sería su vida la que sería sacrificada.
Ella lo miró aturdida.
_Si no acuerdas con mi pedido, el capitán Thornhill
perderá la vida.
_Mi padre? - Courtney volvió su rostro al enfermo. -
El señor exige esa tarea de mí bajo la pena de matar a mi
padre?
_Nosotros somos soldados, luchando por una buena causa.
Estamos hablando aquí de cuestiones de supervivencia. Por
Francia. Y muerte a los enemigos y a aquellos que no están
dispuestos a hacer el supremo sacrificio por el Reino.
Considero enemigo a cualquier ciudadano francés que se
rehuse a luchar por su patria.
Courtney quedó paralizada. En ese momento no podía
preocuparse de su vida. En cuando a la de su padre pendía
de un hilo. Aún así, se vio compelida a preguntar:
_Que pasará se yo fuese descubierta? Mi crimen no será
castigado con la pena de muerte?
La boca del cardenal se crispó en una sonrisa; los
ojos sin embargo estaban fríos como hielo.
_ Me Dijeron que eres una mujer muy valiente y bastante
inteligente. No te dejarás sorprender. Pero si eso pasa tal
vez la princesa pueda interceder con su futuro marido para
salvarte . Por tu propio bien, vos debería establecer una
buena amistad con ella. Alguna pregunta mas ?
Ella negó, demasiado perpleja como para poder razonar
con claridad.
Mirando nuevamente a Thornhill, le pareció vislumbrar
un brillo triunfante en sus ojos. El Habría temido por su
propia vida? No, él sabía que podía contar con ella.
Aceptaría la propuesta del cardenal. Qué otra alternativa
tenía ? Ninguna. Todo eso había sido planeado
cuidadosamente . Aunque pudiese rehusarse, sin colocar en
riesgo la vida de Thornhill, ella tendría que soportar la
ira de un padre que jamas le había demostrado ningún
cariño. Un padre que le daría la espalda y que jamas
intentaría la reconciliación . El dolor del azote no sería
nada comparado al dolor del rechazo total. Durante todos
esos años, ella había probada diversas veces el amargo
sabor de la insatisfacción de él. Y de su látigo. Y aunque
él no hubiese logrado domar su espíritu ella había
aprendido que, para sobrevivir, era necesario someterse a
su voluntad .
Y ella había sobrevivido durante todos esos años sin
una sola demostración de afecto por parte de Thornhill. Con
Richeliu, la situación era mucho mas delicada.
En la corte, ella había presenciado el destino de
aquellos que incurrían en la ira de él. Aquel hombre poseía
una sed de poder insaciable. No había ningún modo por el
cual ella pudiese rehusarse... a obedecerlo.., y continuar
viva.
Richeliu se levantó, dispensándola.
_Yo me ocuparé de los preparativos. El casamiento de-
berá hacerse en breve. Vos llegarás a Inglaterra con
Henrietta Maria y su comitiva dentro de quince días.
Mientras el cardenal le extendía la mano para que ella
la besase, Courtney murmuró:
_Será como el señor desea.
_Claro que si. - El sonrió y le pareció la sonrisa mas
maligna que ella jamas había visto en su vida. - En vez de
ser forzado a sacrificar su vida, tu padre será altamente
recompensado por su lealtad. Y mientras yo esté satisfecho
con vos tu padre podrá disfrutar una vida tranquila.
Courtney observó a Richeliu y sintió una oleada de re-
pulsa. Retrocedió para salir del cuarto, ansiosa por huir
de aquellos ojos negros, de la mas perversa y amedrentadora
de las conductas. En presencia de él, ella se sentía como
si estuviese delante del propio demonio.
Corrió a sus aposentos y comenzó a caminar de un lado a
otro, presa otra vez de la desesperación y de la soledad
que la asaltaban en la infancia. Antes de la luna nueva,
mas de una vez ella debería enfrentar un mundo
desconocido, donde sería envuelta en un mar de intrigas y
mentiras. Y si fuese sorprendida no podría contar con la
protección de la princesa. Tendría que pagar con su propia
vida. Pero si huyese de la tarea fatal sería Thornhill
quien pagaría la pena.
Estaba presa en una trampa. Aunque lo procuraba, no
encontraba salida.
CAPITULO 5
Fue acordado que el casamiento entre el príncipe de
Gales y la princesa francesa sería realizado en Francia,
por representación . Ejerciendo su enorme influencia, el
cardenal Richeliu impidió que la ceremonia se llevase a
cabo en el interior de una iglesia católica. Por esa razón,
Courtney se encontraba de pie, al lado de la esbelta
princesa de cabellos oscuros, en las escaleras de la
iglesia de NotreDame de París, donde el ritual sería
celebrado.
Entre sus dos hermanos, el rey Luis XIII y Gastón, el
duque de Orleans, la bella princesa estaba magnífica en su
vestido confeccionado en un tejido muy fino bordado en
oro y plata, y con diamantes.
Courtney también estaba deslumbrada. Usaba un vestido
rojo y dorado, el pecho y las muñecas adornados con joyas
de oro y rubíes y, de pie bajo el sol de mayo, se
maravillaba con tanto esplendor a su alrededor.
Las calles estaban desbordadas con súbditos que se
apiñaban para ver, al menos de reojo a su linda princesa.
Cada canto, vendedores anunciaban sus mercaderías, desde
comida y bebida hasta recuerdos de ese día tan
importante.
En formación, la guardia de honra compuesta por mil
soldados garantizaba la seguridad. Detrás de ellos casi
había una centena de damas de compañía y las mujeres de la
familia real, en vestidos que brillaban en una profusión de
colores.
La ceremonia en las escalinatas de la catedral fue
bastante breve. El embajador , un miembro anciano de la
corte inglesa que presidía la Cámara de los Lords y que
ocupaba el puesto de secretario particular del rey de
Inglaterra, repitió los votos en nombre del príncipe de
Gales. En seguida, los miembros del séquito que no eran
protestantes entraron a la iglesia para asistir a misa.
Al final de la ceremonia, Courtney y Henrietta Maria
subieron a un magnífica carruaje tirado por dos parejas de
caballos e iniciaron el cortejo por las calles de París. En
seguida, la comitiva seguiría por el interior de Francia y
atravesaría el Canal, hasta el nuevo hogar de Henrietta
Maria.
Mientras a multitud daba vivas y la princesa saludaba,
Courtney se recostó en los almohadones, dejando escapar un
suspiro profundo. Les Llevaría como mínimo dos semanas para
llegar a su destino final. Dos semanas para dominar todo lo
que había aprendido hasta entonces. El protocolo de la cor-
te inglesa ya sería bastante difícil de dominar, pero la
incomodaba extremadamente la compañía constante de
mujeres. Se sentía bien en compañía de los hombres. Pero
las mujeres... la dejaban tensa con sus charlas sobre las
últimas novedades de la moda, o los chismes de la corte.
Suspiró otra vez, procurando relajarse. No había tenido
tiempo de pensar en el esclavo, Rory MacLaren. Aún en las
noches, sumergía en un sueño pesado resultante del
cansancio, y ni siquiera soñaba.
El corazón se le apretaba al constatar que lo había
perdido. El formaba parte de otra vida, de la vida a bordo
del Hawk. Ahora, ella había perdido todo aquello.
El dolor aumentó cuando se dio cuenta que el viaje
había comenzado. El viaje a un mundo nuevo y extraño. Un
viaje que presentaría peligros a cada momento.
James I, rey de Inglaterra, sucumbió a su enfermedad .
Su hijo, Carlos I, el príncipe de Gales, fue
inmediatamente aclamado rey. Toda Inglaterra lloró la
muerte del rey , pero en seguida, saludó al nuevo monarca.
Gritos de “Larga Vida l al rey!” hicieron eco en las
calles. Y el pueblo comentaba en voz baja: “Que él pueda
encontrar mucha felicidad al lado de su esposa nacida en
Francia, Henrietta Maria, la nueva reina de Inglaterra”.
En cada villa y ciudad del territorio francés por donde
pasaba la comitiva era saludada con espectáculos, desfiles
y fuegos de artificio. Aunque la joven soberana soportaba
todo
con coraje, Courtney estaba consciente de que ese viaje
era tan difícil y atemorizante para la reina como para ella
misma. Qué las esperaba? Desconfianza, recelos e intrigas.
Courtney rezaba fervorosamente. “Por favor, Dios, haz que
Carlos ame a su tímida y joven esposa.”
Luego de la travesía del Canal, Henrietta Maria y su
exhausto séquito pisaron suelo inglés, en Dover. Al día
siguiente, el viaje fue detenido de repente, pues fueron
sorprendidos con la noticia de que el rey estaba en camino,
al encuentro de su esposa.
_Courtney! - Henrietta Maria presionó la mano de su
dama de compañía. - El rey está venido hasta aquí? Había
sido arreglado que tendríamos una segunda ceremonia, antes
que el casamiento fuese consumado.
Las manos de la joven reina temblaron, no
consiguiendo ocultar el pánico; Courtney se compadeció de
ella.
_Estos últimos tiempos han sido muy mucho difíciles
para el rey de Inglaterra. Tal vez - dijo con el mayor
tacto posible- el rey desea estar unos días a solas con su
nueva esposa antes de presentarla a sus subditos.
_Lo crees ? - Los ojos de Henrietta estaban abiertos
del miedo.
Courtney le envolvió los hombros con el brazo. Durante
las últimas semanas, llevadas por la necesidad, habían
pasado mucho tiempo juntas, y se había vuelto mucho mas
que la reina y la dama de compañía. Una profunda amistad
estaba siendo sellada. En compañía de Courtney, la joven
reina confidenciaba todos sus recelos y esperanzas en
relación al futuro. Y, aunque Courtney guardase sus temores
para sí, ella ahora percibía que la joven princesa sufría
de las mismas angustias de los simples mortales.
_Venga, su Majestad. Debe prepararse para recibir a su
esposo.
_Esposo. - Henrietta Maria se paró por un momento
agarrando la mano de Courtney. - Y si yo no le agrado?
_Venga Majestad- Courtney sonrió e hizo que la reina
se pusiera delante de un espejo con marco de oro - , cómo
podría un hombre mirar su bello rostro y no sentirse
inmediatamente conquistado por su belleza?
El reflejo en el espejo le devolvió una sonrisa.
_Ah, Courtney, cómo pude pasar todos estos años sin tu
compañía?
_Es lo que me pregunto. - Sonrió ella.
Courtney tocó la campanilla llamando a las criadas y
una gran actividad invadió los aposentos, mientras el baño
de la reina era preparado, sus cabellos peinados y su mas
bello vestido escogido para la noche mas importante de su
vida.
Hacía mucho el sol se había puesto. Algunas Nubes
paseaban por sobre la luna llena. Excepto por un grito
ocasional de alguna ave nocturna, la noche estaba
silenciosa, en compás de espera.
_Qué será que lo está atrasando? - preguntó an-
gustiada, a punto de romper en lágrimas.
_Tal vez el rey haya sido detenido por la multitud de
súbditos ingleses, ansiosos por saludarlo a su paso.
_Pero el es el rey. No hay nada que no pueda hacer.
_Excepto volar - comentó Courtney, sonriendo.
Era un alivio ver a su amiga reír. Había habido pocas
ocasiones para el humor en la vida de la joven princesa y
Courtney temía que en el futuro habría menos todavía.
El clamor de las trompetas las asustó. De repente, los
ojos de Henrietta Maria abrieron con miedo.
_Es el rey. Oh, Courtney, qué debemos hacer?
Mientras la criada ayudaba a la reina a ponerse la
capa forrada de armiño para protegerla del frío, Courtney
la observó detenidamente.
_El vestido blanco, con diamantes y perlas, está
perfecto para el primer encuentro con su esposo. Y su
cabello, sujeto por las peinetas está adorable.
La reina se miró en el espejo y, nerviosa, estudió su
apariencia. Courtney se sentía ansiosa por su amiga.
Distraída, tomó en sus brazos la capa que una de las
criadas mantenía detrás de sí, sin preocuparse de su
propio vestido y sus cabellos.
_Si nos apresuramos, Majestad, podremos saludar al rey
y a su séquito en el patio.
_Courtney, debes permanecer a mi lado - dijo la joven,
apretándole el brazo. - No te alejes de mí ni por un
momento. La lengua que ellos hablan... es tan extraña.
Tengo miedo de no entender ninguna palabra de que lo que
digan.
Con el sonido de decenas de pasos y de voces
masculinas en el grande salón abajo, Courtney apretó la
mano de la soberana.
_Parece que el rey está apurado por conocer a su nueva
esposa. - Entonces, viendo el terror estampado en los ojos
de su amiga, prosiguió: - No tenga temor, su Majestad.
Estaré a su lado.
Al descender las escalinatas de mármol, las dos jóvenes
se encontraron con un grande número de rostros que las
miraban. De dónde habrían venido tantos hombres? Habría el
rey traído a toda su corte?
EN la mitad de la escalera, la reina vaciló. El ruido
de las conversaciones cesó. La atención de cada hombre en
aquella sala se volvió hacia las dos bellas mujeres. La
tiara de diamantes prendiendo los rulos oscuros indicaba
cual de ellas era la nueva reina. Sin embargo, la
deslumbrante belleza de la otra mujer los fascinó.
Cuando las jóvenes había llegado al último escalón, el
grupo de hombres se dividió y una figura alta se aproximó
para saludarlas.
_Mi lady - dijo el rey, tomando la mano de Henrietta
entre las suyas Si el sintió el ligero temblor de la
pequeña mano, no lo demostró. - Bien venida a tu nuevo
hogar. Bien venida a Inglaterra.
Alto y delgado, el rey tenía una apariencia casi
frágil. Los cabellos castaños ondulados suavizaban la
frente alta y las facciones angulosas. La barba le cubría
el mentón y contorneaba la boca grande y sensual. Los ojos
color avellana tenían un brillo de humor y satisfacción
mientras observaba a su nueva esposa.
_Yo le agradezco, señor - respondió la reina en
francés, que Courtney inmediatamente tradujo.
Por un largo momento, el rey posó los ojos en la bella
y la joven intérprete, antes de volverse, una vez, a su
esposa.
La reina inclinó levemente la cabeza cuando el rozó los
labios en su mano.
_Espero que la travesía del Canal haya sido agradable.
_Muy agradable, mi Lord. Los vientos estaban suaves y
el mar, calmo.
Otra vez, Courtney repitió las palabras de la reina.
_Y quién es esta joven? - preguntó el rey.
_Es lady Courtney Thornhill, mi amiga y dama de
compañía.
_Lady Thornhill - dijo el rey, mirándola con tanta
insistencia que ella se sintió enrojecer. - Espero que
acompañe a la reina en la corte hasta que ella domine
nuestro idioma.
Había sido casi demasiado fácil. No había sospechado él
que ella había sido incluida en el séquito por orden de
Richeliu? O estaría el rey planeando envolverla en alguna
celada? O, quien sabe, sólo estaba siendo gentil con su
nueva esposa? Courtney sintió su corazón dispararse , las
palmas de las manos se cubrieron de sudor.
_Será un gran placer para mí, Majestad.
_Antes de cenar, quiero presentarles los miembros de mi
Consejo.
Tomando el brazo de Henrietta, el rey se colocó de
frente a los hombres del salón. Mientras cada uno era
presentado a la reina, Courtney, al lado de ella, traducía
al francés.
Acababa de repetir los saludos del anciano Lord
Smathers, cuando notó un cambio en la inflexión de la voz
del rey. Había un calor en su tono, ausente en las otras
presentaciones.
Ella levantó los ojos y sintió que la sangre se le iba
del rostro, dejándola pálida y temblorosa. Por un instante,
pensó que sus piernas cederían bajo su peso. Tuvo que
recurrir a toda su fuerza de voluntad para no gritar.
El hombre que acababa de colocarse frente suyo era
alto, con hombros tan anchos que hacía sombra a cualquier
de los otros. La piel era saludable, quemada por el sol, y
los cabellos cortos, abundantes y ondulados le rozaban el
cuello de la capa corta arrojada sobre uno de sus hombros.
El cuello y los puños eran de seda blanca. Las botas negras
de caña alta estaban impecablemente lustradas. Hasta en la
compañía de los hombres mas aristocráticos de Inglaterra,
se destacaba entre todos los demás. Tenían las mano su
sombrero con plumas, que él mantuvo delante suyo cuando se
inclinó para saludar a la nueva reina. Pero , luego de la
reverencia, sus ojos, los mas azules que Courtney jamas
hubiera visto, estaban fijos en ella. Y, aunque el no
revelase cualquier indicio de haberla reconocido, Courtney
tuvo la clara sensación de que el se divertía.
_No des importancia a la apariencia grosera de este
truhán, señora. El siempre prefirió una vida de aventuras a
la vida mundana de la corte. Este rufián es el hijo del
buen y leal amigo de mi padre. Es el nuevo líder del clan
MacLaren en Escocia, Rory MacLaren.
Crispando las manos con tanta fuerza que sus nudillos
se pusieron blancos, Courtney repitió en francés lo que el
rey acabara de decir. Sus ojos se cubrieron de una neblina
y ella escuchó su propia voz repetir dulcemente el nombre
de él.
CAPITULO 6
Rory luchaba para controlar el torbellino de emociones
contradictorias que lo aturdían - espanto, admiración,
miedo, determinación. Cómo osaba esa pirata invadir el
venerable castillo del rey de Inglaterra ? Cómo aquella
salvaje criatura se había transformado en esa bella y
recatada mujer? Cuántas otras como ella se habían
infiltrado en el círculo intimo del rey? Aunque tuviese
que estrangular aquel lindo cuello, conseguiría arrancar
las respuestas a todas esas preguntas.
El apenas había notado a la joven reina cuya mano
besara. Fue con gran esfuerzo que él desvió la mirada en su
dirección. Tenía cabellos oscuros y una sonrisa tímida en
un rostro joven y encantador; la mano temblaba ligeramente
y él deseó hacerla sentir cómoda, pero por el momento su
mente estaba concentrada en la otra joven. Qué traía a la
pirata al suelo inglés?
_Lady Courtney Thornhill, la dama de compañía de Su
Majestad- Carlos la presentó a Rory.
Courtney Thornhill, cuyo padre había dedicado toda una
vida al exterminio de marineros ingleses y al robo de sus
barcos. La hija del pirata que, viviendo a bordo del Hawk,
había participado de todo. No le había revelado, ella misma,
que, aunque era ciudadana francesa, el barco pirata había
sido su único hogar? Por qué entonces pretendía pasar por
dama de compañía de la reina?
La presentación hecha por el rey era la oportunidad que
Rory estaba esperando. Tomando la mano de Courtney, se
inclinó para besarla.
_Mi lady.
Para Courtney, toda la situación parecía una trampa.
Intentó retroceder, pero no había donde ir. En vano, hizo
todo lo posible para que él no tocase sus manos. Cuanto
sintió los labios rozándole los dedos, un calor se le
esparció por el cuerpo. Al intentar soltar la mano, él la
sujetó con fuerza. Estaba en la trampa. Por ahora. Pero la
batalla todavía no había terminado.
_Mi Lord. _La cabeza ligeramente inclinada, ella
levantó los ojos suplicantes hacia él.
Era obvio que estaba confusa. Satisfecho, el sonrió
acariciándole la muñeca con el dedo.
_Cuáles fueron sus primeras impresiones de Inglaterra,
mi lady?
_Es ... _La s palabras no salían, tan seca estaba su
garganta. _Es un lindo país y los campos son muy verdes.
Para nosotros, habrá mucho tiempo para admirar su tierra.
_ Me Sentiré honrado en servirles de guía. Me pongo a
su entera disposición.
_El señor e muy gentil.
Con un gesto decidido, ella desprendió su mano y
enderezó los hombros. Pasado el shock inicial, Courtney
recuperó la sangre frío. Levantó el mentón en un gesto de
desafío y mantuvo la mirada sarcástica.
Cielos! , ella era magnífica, pensó Rory. Hacía apenas
algunos momentos, estaba en estado de shock delante de él.
De eso no cabía ninguna duda. Sin embargo, se había
recuperado de pronto. Poseía un espíritu fuerte, el mismo
que tanto lo había impresionado al conocerla.
Observó detalladamente a la mujer que tanto había
ocupado sus pensamientos desde que había ganado su
libertad. Temía que, con el pasar del tiempo, su mente,
hubiese fantaseado la belleza de ella. En verdad, ella era
todavía mas bonita de lo que se recordaba, si es que eso
era posible.
Atrás habían quedado los masculinos pantalones
ajustados, y la amplia blusa roja, la faja brillante en la
cintura. Lejos también había quedado la cabellera negra y
revuelta que le llegaba hasta la cintura.
Ahora los cabellos estaban cuidadosamente peinados en
una torzada ondulado que le caía suavemente sobre el
hombro. Usaba un elegante traje verde, el corpiño
incrustado con diamantes y esmeraldas. En lo alto de su
pecho , centellaba una fabulosa esmeralda. Sería un
presente de la reina? O parte del botín de algún barco?
_... el primer consejero ... _decía el rey,
presentándolo a la reina. _Lord Burlingame.
Delante de ellas surgió un hombre alto y muy bien
vestido con una túnica roja forrada en piel. Sus pantalones
estaban hechos a medida para revelar el cuerpo bien
formado. Hasta el mismo rey , espléndidamente vestido ,
empalidecía frente a ese señor. Al inclinarse para saludar
a la reina, los cabellos finos y dorados se esparcieron
sobre su frente surcada de arrugas.
_Bien venida a suelo inglés, mademoiselle _dijo él.
Aunque las palabras fuesen gentiles, Courtney no percibió
en los ojos estrechos ninguna expresión de bien venida.
_Lady Courtney Thornhill _prosiguió el rey.
_Lady Thornhill. Valió la pena la dura cabalgata hasta
Dover sólo para apreciar su belleza.
Courtney no se dejó engañar por las palabras adulado-
ras. Ellas no transmitían ninguna sinceridad. Los labios
finos y la boca ligeramente crispada revelaban crueldad .
Cuando Burlingame se curvó para besarle la mano, ella casi
retrocedió.
_Creo que será extremamente interesante acompañar a
nuestra reina francesa y a su acompañante.
La sonrisa de Burlingame, casi una amenaza, provocó
escalofríos en Courtney.
En toda su vida, fueron raras las veces en que, a
primera vista, algún hombre le había causado miedo o
aversión, pero confiaba en su intuición. Ese hombre, aunque
amigo íntimo del rey, debería ser vigilado.
_Vengan _invitó el rey. _Vamos cenar.
Mientras la pareja real conducía al cortejo rumbo a la
enorme sala de cenar, Courtney paró, los ojos fijos en el
brazo que Rory le extendía; rechazarlo atraería la atención
de los demás. Y no pretendía llamar la atención sobre sí.
Una eficiente espía de Francia no debería ser objeto de
escrutinio por parte del Consejo del rey. Para continuar
viva, debía no sólo contentar a Richeliu sino también ganar
la confianza del mismo rey. Sin poder tomar una decisión,
Courtney miraba el brazo extendido, su pánico aumentando.
Percibiendo su malestar, Rory le tomó la mano y la
colocó sobre su brazo.
_Cuando se va a algún lugar, es apropiado que una
señora acepte ser conducida por un hombre.
_Maldición _murmuró ella entre dientes. _No tienes
derecho a tocarme, Rory MacLaren. Yo podría cortarte el
brazo .
_No estamos a bordo del Hawk, mi lady. Aquí en Inglaterra
no nos sujetamos a las reglas del capitán Thornhill.
_Sé muy bien eso.
_Otra cosa _agregó, divertido. _Recuerda que no es de
buena educación que una señora diga palabrotas. Y sugiero
que obedezcas al rey, caso contrario él puede exigir tu
cabeza en una bandeja.
A disgusto, Courtney posó la mano sobre el brazo de él.
Sintió, de inmediato, los músculos fuertes bajo la camisa
de brocado. Aunque vestido como los demás, MacLaren se
distinguía. No había, en aquella sala, un solo hombre que
lo superase en una batalla.
Viendo la expresión altiva en el rostro de él , ella
apretó los dientes, pero continuó caminando a su lado.
_Es un sacrificio tan terrible andar de mi brazo, mi
lady?
_Sin duda. Especialmente cuando eso te hace tan feliz.
_Veo que será muy divertido tenerte aquí en la corte.
_No estoy aquí para tu divertimento, Rory MacLaren.
_Entonces, exactamente por qué estás aquí? Qué lleva a
la Reina de los Mares a hacerse pasar por dama de compañía
de la nueva reina de Inglaterra?
Por un segundo, Rory percibió la reacción de Courtney,
los ojos estrechándose y los labios contraídos.
Esa mujer era un enigma, un maravilloso enigma. Su
sangre escocés hervía, ansioso por enfrentar a aquella
farsante. Por primera vez, estaba realmente feliz de pasar
una temporada en el Consejo del rey. Hasta ese momento,
siempre había odiado el cargo. Extrañaba su país, sus
compañeros del clan, la emoción de las batallas.
Súbitamente, sin embargo, la idea de pasar algún tiempo en
la corte le pareció atractiva.
_MacLaren _ordenó el rey. _ Me Gustaría que vos y lady
Thornhill nos acompañasen a la mesa.
_Como desee Alteza.
Rory condujo a Courtney a una larga mesa de madera
repleta de jarras de cerveza y de bandejas con asados de
cerdo, cordero y ganso. Las Criadas circulaban, ofreciendo
una crema espesa, especias para las carnes y terrinas hume-
antes de budín de pan.
Sorprendida, Courtney acompañaba el comportamiento ru-
do de algunos de los hombres sentados a la mesa de Lord
Burlingame, que, descaradamente, pellizcaban a las criadas
y espiaban dentro de sus escotes.
_Hace mucho que los hombres del rey han estado de
viaje, mi lady _comentó Rory, percibiendo la dirección de su
mirada.
_ Y vos , mi Lord? No acompañarás a los hombres del
rey en su... diversión?
El tono rabioso lo hizo lanzar una carcajada.
_Estar sentado al lado de la misteriosa lady Thornhill
es suficiente para mí.
Courtney lo observó con atención para asegurarse que
él no se estaba burlando de ella. Pero al encontrar los
ojos azules desvió los suyos para esconder sus
sentimientos. No podía permitirse sentir algo por Rory
MacLaren. Mientras comía mecánicamente, procuró concen-
trarse en el objetivo de su misión. Una amistad con Rory
MacLaren sólo podría dificultar su trabajo.
_Está satisfecha con las habitaciones que le fueron
destinadas? _preguntó el rey a su esposa.
Aunque comprendiese bien el inglés, Henrietta Maria era
renuente a hablar el idioma, debido a su fuerte acento .
Enrojeciendo, asintió.
_Espero que no te hayas cansado demasiado con las
recepciones que tuviste a lo largo del viaje.
Nuevamente la joven reina asintió, desviando los ojos.
_Qué diablos! , Mujer, eres muda?
Los ojos de Henrietta Maria se abrieron con el tono del
rey. Nadie Jamas había osado dirigirse a ella de esa
manera. Después de todo, ella había sido educada como una
princesa real. Y no era la reina ahora? Con un acento
todavía mas fuerte que el de costumbre, ella replicó:
_Los aposentos me parecieron pasables. Desde mi in-
fancia fui educada para soportar los rigores de los viajes
en tierras extranjeras. Y, en relación a su última e
impertinente pregunta, puedo hablar como cualquier otra
persona. Sin embargo, usaré mi idioma hasta que me sienta
lo suficientemente cómoda como para comunicarme en el tuyo.
El rey arqueó las cejas, observando a su esposa con
renovado interés. Ella no era una tonta cualquiera que se
sometería a su voluntad. Muy bien. Ya había tenido muchas
mujeres sumisas. Deseaba ahora alguien que tuviese bríos.
Una mujer fuerte que enfrentase a los idiotas de la corte.
_Será como desee, madame. En público, podrás permitir
que tu dama de compañía traduzca tus palabras. - Se inclinó
y agregó: _Pero cuando estemos a solas, quiero escuchar tu
voz. Me agrada mucho.
Ella enrojeció una vez mas .
_Si mi Lord se siente feliz, yo también le estaré.
Por un momento largo y silencioso el rey se quedó
estudiándola. De repente, se puso de pie, apartando la
pesada silla de madera.
_Ven. Deseo estar a solas con mi esposa.
_Si mi Lord está de acuerdo _dijo la reina —, me
gustaría que la dama de compañía me acompañase para pre-
pararme para el lecho nupcial.
_Prepararte _La impaciencia de él con los rituales
femeninos se volvió evidente. Todo en su vida había sido
preparado con pompa y protocolo. Levantando el tono de voz,
no escondió el sarcasmo. _MacLaren. Vos y lady Thornhill
acompañaran al rey y a la reina a sus aposentos.
_Como desee, Alteza.
Rory se levantó. Una vez mas Courtney fue obligada a
tomar su brazo. Con la cabeza erguida, se retiró de la sala
de cenar, siguiendo a la pareja real. Lord Burlingame, mas
atrás, los estudiaba con atención.
En el piso superior, diversas comodidades habían sido
preparadas para el rey y la reina. Mientras Rory y el rey
tomaban cerveza delante de la chimenea de la sala de estar,
en el cuarto contiguo Courtney ayudaba a la reina a
prepararse. Una bañera había sido colocada al lado de la
chimenea y, mientras una de las criadas ayudaba a la
reina desvestirse, la otra ya tenía listos el jabón
perfumado y las toallas suaves. Luego del baño, Courtney
ayudó a la reina a ponerse la camisola de satín con
mangas amplias y cuyo escote apenas sugería los pechos
jóvenes y firmes. La cintura estrecha estaba acentuada por
larga faja rosa brillante , de donde caía una falda bordada
a mano. Los cabellos recién cepillados estaban sueltos en
ondas suaves y caían hasta la cintura. Courtney le tomó la
mano. Estaba fría. Muy fría.
_La señora parece una adorable visión, Majestad. Su
esposo quedará hechizado.
_Dios lo quiera , Courtney. Dios lo quiera.
Con una última mirada al espejo, la reina levantó el
rostro, enderezó los hombros y caminó altiva en dirección
a la sala de estar, seguida por Courtney.
Los dos hombres conversaban en voz baja, muy próximos.
Cuando la reina entró, las voces se callaron. SE Volvieron
hacia ella. En el rostro del rey, una expresión de
sorpresa, seguida de aprobación.
Colocó la jarra sobre la mesa y caminó en dirección a
ella. Tomándole la mano, murmuró:
_Eres realmente muy bonita. Mis súbditos quedaran en-
cantados con su nueva reina.
_Gracias, mi Lord.
El rei se dirigió entonces a Courtney.
_ Gracias por su ayuda, lady Thornhill. _La voz entonces
se llenó de humor: _Creo que la reina no necesitará mas de
sus servicios esta noche. Lo que tenemos que decirnos será
comprendido sin ayuda de una intérprete.
_No, mi Lord. Quiero decir, si, mi Lord. _Enrojeciendo,
Courtney se inclinó y se apartó rumbo a la puerta. —
Buenas noches, señor, señora.
_Oh, cielos _comentó el rey a su esposa. _ Me Parece
que tu dama de compañía es una virgen inocente.
El rubor cubrió el rostro de Courtney.
_MacLaren, convoca al Consejo para dar testimonio de
que casamiento real fue consumado de acuerdo con las leyes
de Inglaterra y de la sagrada Iglesia. Ah! Vos y lady
Thornhill también están invitados a presenciar el
acontecimiento.
Percibiendo la expresión atónita de Courtney, Rory le
tomó el brazo con fuerza y la empujó afuera del cuarto.
_Está bien, Majestad. Convocaré al Consejo. Pero pienso
que lady Thornhill debe retirarse a sus aposentos.
Cuando ya estaban bien apartados, Courtney se
desprendió de él.
_Estoy segura de que los hombres groseros que están en
el piso inferior hallaran mucha gracia en el ritual.
_No te sientas ofendida. Esta es una tradición muy an-
tigua en Inglaterra; es importante que el casamiento real
sea consumado, para que se asegure la continuidad del
linaje real.
_Ve entonces y dale las noticias a los hombres que se
preocupan del rey y sus futuros descendientes.
_No te enojes _dijo Rory, gentil.
_No estoy enojada. Estoy ofendida por la reina.
_Yo sé que vos la proteges de cosas como esa - habló el
en voz baja. _Pero Henrietta Maria va a entender y
aceptarlo. Ven. Voy a acompañarte hasta tu cuarto.
_Soy perfectamente capaz de encontrar el camino.
_Estoy seguro que si _el asintió riendo. _Pero estoy
curioso por ver como son los aposentos dados a la dama de
compañía de la reina. Mas allá de eso, me temo que, si
permito que camines por ahí sola, vos decidas invadir los
aposentos reales para proteger a tu reina.
_Ella es muy joven. Y está asustada.
_Ella es la reina de Inglaterra. No corre ningún
peligro.
Courtney lo observó por un largo momento. Las luces
temblorosas de las antorchas dispuestas a lo largo del
salón hacían que el rostro de él asumiese una expresión
atemorizante.
_Creo que vos, Rory MacLaren, no puedes garantizar la
seguridad de la reina.
Ele no podía argumentar eso.
_Ven, criatura irascible, voy a cumplir las ordenes del
rey y te acompañare a tu cuarto.
Caminaron por un corredor iluminado por antorchas.
Cuando Courtney se paró ante una puerta de hoja doble, Rory
se adelantó para abrirla. Los aposentos espaciosos casi se
igualaban a los ocupados por la pareja real.
_Cuánto lujo, mi lady! _exclamó Rory. _Después de tantos
años a bordo de un barco, debe extrañarte disponer de tanto
espacio.
Al oírlo mencionar al Hawk, Courtney sintió un nudo en
la garganta.
_Si , es muy extraño _murmuró, con la voz entre-
cortada.
En el mismo instante, Rory apoyó la mano en su hombro.
Con la resistencia adquirida durante los largos años en el
mar, ella retrocedió, cruzando los brazos sobre el pecho.
Fue hasta la ventana , determinada a colocar alguna
distancia entre ella y ese hombre que, de alguna forma,
continuaba amenazándola.
Rory la observaba, mientras los ojos de ella se
sumergían en la oscuridad de la noche. Percibiendo la
nostalgia que la asaltaba, desistió de presionarla como
había planeado. Pensaba en desafiarla, exigir que explicase
por qué la hija de un pirata acompañaba a la reina. Pero
en ese momento, sintiendo una oleada de ternura por aquella
bella mujer, decidió esperar. Habría muchas otras
oportunidades para cuestionarla. De eso no tenía la menor
duda. Ele no iba a permitir, de modo alguno, que la
presencia de ella en el país amenazase al rey.
Esta noche, sin embargo, ella estaba exhausta .
_Lleva tiempo acostumbrarse a un nuevo lugar _murmuró
el finalmente.
_Eso es lo que no me faltará aquí en Inglaterra _Dio un
suspiro profundo y triste. _Soy ciudadana francesa, aquí
desperdiciando mi tiempo.
Rory se aproximó lentamente, hasta colocarse bien
detrás de ella. No la tocaría, pues había visto la reacción
de ella a su contacto. Y, aunque el simple pensamiento de
tocarla provocase en él un vértigo de deseo, resistió .
_Y yo soy un escocés forzado a vivir en Inglaterra
_susurró, la voz grave y profunda.
_Por qué? _preguntó, volviéndose sorprendida con la
proximidad. Retrocedió un paso, hasta pegarse a la pared de
piedra. Sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal.
_Porque el rey desea mis consejos.
_ Y tu pueblo?
_Se ponen inquietos sin la presencia de su líder.
Él era mucho mas atractivo de lo que ella se
recordaba. Los hombros anchos, la voz profunda y ojos azul
profundo .
_Qué pasó con tu hermano Malcolm?
Rory quedó agradecido porque ella se acordarse del
nombre de su hermano. De qué mas se acordaría ella? Del
abrazo, del beso que compartieron ? No debía pensar en eso.
Como miembro del Consejo del rey debía averiguar la razón
de la presencia de ella en Inglaterra.
_El está muerto. Murió durante una batalla con un grupo
de ingleses que invadieron nuestras tierras para intentar
robar nuestras cosechas.
El dolor le nubló los ojos por un momento. La muerte.
Era siempre dolorosa. Y el dolor podía resurgir en los
momentos mas inoportunos.
_Pero vos sos amigo del rey de Inglaterra. Cómo puede
ocurrir eso entre amigos?
_Para probar su amistad, el padre de Carlos, James,
castigó a los criminales . Ellos lo pagaron con su propia
vida. Pero eso no trajo a mi hermano de vuelta.
_Y tus tierras?
_Está seguras. Por ahora. Pero si yo me ausentara por
mucho tiempo me temo que los aldeanos del Norte se
aprovecharían de un clan cuyo líder está ausente.
_Entonces pretendes volver pronto a Escocia?
_Es así.
Oyendo sus palabras, Courtney sintió un dolor agudo en
el pecho. Qué le importaba si ese escocés permaneciese o
no en Inglaterra? No tenía ella un trabajo importante que
hacer? Y la presencia de él no iba a desviarla de sus
objetivos, distrayéndola?
_Vos ahora sos el líder?
_Lo Soy.
Tu mirada fue atraída por los labios de ella. Ansiaba
tomarla en sus brazos y besarla en la boca. Durante meses,
no había pensado en otra cosa. Pero tenía que controlarse.
La apariencia de ella traía los problemas que debería haber
enfrentado en las últimas semanas. Las manos estaban
crispadas al costado de su cuerpo. Ojeras profundas le
sombreaban los ojos y ahora la dominaba una tensión
extraña que nunca había demostrado a bordo del Hawk.
Habría otras ocasiones, otros lugares. Por lo menos,
mientras tanto , en la corte, estarían siempre en
contacto.
_Necesitas descansar , mi lady. Voy a dejarte ahora.
Salió y antes de cerrar la puerta, se volvió una vez
mas.
_Bien venida a Inglaterra, Courtney _murmuró. —Y bien
venida a mi mundo.
Antes que ella pudiese responder, el ya había partido.
Volvió a la ventana.
De repente, se sintió agotada, el cansancio apenas le
permitía mantenerse en pie. Llamando a una criada se
desvistió, y se echó en la cama.
Durante toda la noche, sus sueños fueron poblados de
visiones del rey y de la reina en lados opuestos de una
gran mesa. Sentado en el medio, un espadachín enfrentaba
toda una compañía de soldados. Cuando ella agarró una
espada, lista para ayudarlo, él la empujó y ordenó que
ella se sentase y se comportase como una señora. De qué
lado estaba ella? Y él ? Todas las reglas habían sido
cambiadas. Escuchó una voz profunda y alegre:
_Bien venida a mi mundo, mi lady.
Y, aunque el rostro del espadachín estuviese cubierto,
ella despertó susurrando su nombre. Rory. Rory MacLaren.
CAPITULO 7
A la mañana siguiente, Courtney comprobó, sorprendida,
que, para el rey y su séquito, el café de la mañana
constituía una comida tan importante como la cena. A bordo
del Hawk, ella acostumbraba a trabajar por dos horas o mas,
temblando con el aire frío de la madrugada, antes del
desayuno que se limitaba a una simples taza de te . Ahora,
en suelo inglés, uno de los criados de la corte le anunció
que al levantarse sería servido el café de la mañana. El
rey, resplandeciente en su chaqueta de caza y calzas , se
sentó en la cabecera de la mesa, al lado de su esposa.
Aunque hablase poco , Henrietta Maria sonreía a su esposo y
se ruborizaba violentamente cada vez que él le susurraba
algo al oído. No había duda de que los monarcas estaban
muy felices. Si no estuviesen rodeados de tanta pompa,
podrían ser confundidos con cualquier pareja de luna de
miel, profundamente apasionados.
_Dormiste bien? _preguntó la joven reina a la dama de
compañía.
_Muy bien, Majestad.
Rory notó las ojeras profundas que circundaban los ojos
de Courtney. Era obvio que ese viaje a Inglaterra había
exigido demasiado de ella. Y aunque él quisiese esclarecer
todas sus dudas juró no apresurarse. Con tiempo,
descubriría toda la verdad. Tiempo. Sonrió para sí mismo.
No había sido el destino que lo había traído a la corte en
ese momento preciso? Se inclinó en dirección a ella.
_Mi lady, te gustaría conocer un poco del adorable
paisaje del país? . Los despeñaderos de Dover ofrecen una
magnífica vista al mar , Inglaterra es bella isla que
ahora será tu hogar.
Hogar. Courtney se tragó la protesta que le vino a la
mente.
Cómo podría considerar a ese país su hogar, si ella
venía a espiar?
_Mis deberes son para con la reina. Ella cuenta conmigo
para auxiliarla en sus tareas y también para traducir su
confuso idioma. No estoy interesada en diversiones frívolas
que me aparten de mis obligaciones.
La altivez de ella le pareció a Rory bastante
divertida. Las palabras eran de Thornhill padre . Era
evidente que ella había aprendido bien sus lecciones.
_Como quieras, mi lady. No deseo que desperdicies tu
precioso tiempo con pavadas.
Del otro lado de la sala, Lord Burlingame observaba al
hombre y a la mujer que acompañaban a los monarcas en la
mesa. SE Concentraba en las dos cabezas que, muy próximas,
conversaban en voz baja. No era él, Burlingame, el prime
consejero del rey, a quien este monarca consultaba en
cuestiones de Estado? Y, a pesar de eso, cada vez que
MacLaren retornaba a Inglaterra el monarca cubría al
escocés de favores. Favores que sólo Burlingame merecía. Si
no fuese por la presencia de MacLaren, pensó Burlingame con
creciente frustración, sería el quien estaría sentado al
lado de la adorable dama de compañía de reina.
Se Concentró en Courtney. No sólo era su belleza lo
que lo fascinaba. Toda la vida había convivido con mujeres
bonitas, aunque no tan bellas como ella. Mujeres, fuesen
jóvenes o maduras, rubias o morenas, ellas siempre lo
interesaban. En Courtney no era su rostro bonito lo que lo
impresionaba, sino su fría altivez . Fascinante e irritante
a la vez . Jamas una mujer lo había tratado con tamaña
indiferencia. En Inglaterra, esposas e hijas de los nobles
con quien él convivía tenían plena consciencia de su poder
y de su alta posición. Aunque se sintiesen mas atraídas
por otro hombre, eran lo suficientemente astutas para
dedicar toda su atención a Burlingame, hasta que él se
cansase de ellas, dispensándolas. Pero esta mujer...
Continuó observándola. Lady Courtney Thornhill era,
bajo todos los aspectos, una mujer infrecuente. Cierta vez,
en sus viajes, el había encontrado a un grupo de gitanos.
Había algo en ellos _un brillo de fuego en los ojos, un
cierto modo desafiante en su postura, una audacia _que lo
había intrigado. La dama de compañía de la reina tenía esa
misma actitud. Era eso lo que lo intrigaba.
Burlingame llevó la taza a los labios y la vació de
una sola vez. Al volver el rostro, sus ojos se cruzaron
con los de Courtney. Ella, sin el menos cambio de
expresión, desvió la mirada y prosiguió su conversación con
el rey y la reina. Los labios de Burlingame se crisparon .
Ninguna mujer, especialmente ninguna mujer francesa, osaría
tratarlo con tal desprecio. El aguardaría el momento
oportuno y le enseñaría a lady Courtney una lección que
ella jamas olvidaría.
Rory y Courtney estaban junto a los monarcas, mientras
el rey presentaba la reina a sus criados. Courtney
prestaba mucha atención a la reacción de cada uno de ellos
a la presencia de la reina, pues si algún día fuese a
necesitar de un favor en tierra una ajena, un extranjero
debe asegurarse de toda la buena voluntad posible.
Cuando las presentaciones terminaron, el rey condujo
a su esposa a los jardines. Allí, lejos de los ojos
curiosos, Charles y Henrietta se dieron las manos,
caminando lentamente entre las plantas bien cuidadas. Para
darles alguna privacidad, Rory y Courtney los seguían a
una distancia.
_Estás tan callada, mi lady. Te Sientes cansada? _preguntó
Rory.
_Cansada? No. Por primera vez, desde el principio del
viaje a Inglaterra, me siento bien. Hay algo tranquilizador
en este lugar.
_Es verdad. Comparada a Londres, Dover es una aldea
bastante calma.
_Háblame sobre Londres _pidió Courtney, parándose a la
sombra de un árbol.
La brisa suave jugaba con los cabellos de ella y Rory
sintió unas enormes ganas de extender la mano y
acariciarlos. Sin embargo, había notado la tensión que la
dominaba cada vez que eran forzados a estar juntos. Cuándo
iba a relajarse para concederle el privilegio de tomarle
las manos?
O de tocarle los labios?
_Es una ciudad de mucho movimiento y agitada
_comenzó el.
_Cómo París? _preguntó decepcionada. Cómo odiaba
París!
_No, Londres tiene personalidad propia. EN las calles
verás campesinos, gente del pueblo, comerciantes y también
aristócratas, hombres y mujeres. _Sonrió al percibir la
mirada atónita de ella. _Los londinenses tienen un profundo
sentido de lo que está correcto o errado. Y tienen un
interés todavía mas acentuado en su monarca. Si algún día
el rey deseara saber lo que piensa el pueblo, sólo
precisará caminar por las calles y los gentiles súbditos
se lo contaran.
_El rey puede caminar por las calles de Londres?!
Ella intentaba imaginar a Henrietta Maria paseando por
las calles de París. Cada vez que la familia real francesa
dejaba el palacio, viajaba en carruajes cerrados para no
ver la miseria de su pueblo.
_Puede, si. Pero, desgraciadamente, Carlos decidió
seguir la orientación de su Consejo y se apartó de sus
súbditos. Sería muy bueno para él que caminase entre la
gente de su pueblo y escuchase lo que ellos tiene para
decir. En mi país, el jefe del clan trabaja junto a su
pueblo, compartiendo aflicciones y alegrías.
El orgullo que translucía en el relato de Rory
despertó en Courtney la curiosidad sobre aquel país que
apasionaba a sus ciudadanos.
_Debe extrañar mucho a Escocia.
_Es verdad. _Incapaz de resistir , le tocó los
cabellos, dejando que se deslizasen por sus dedos.
_Aunque debo confesar que no lamento estar en
Inglaterra en este exacto momento.
Esas palabras la había hecho estremecer. Se Reprendió
por permitir que una frase tan dulce penetrase su corazón.
Pero antes que pudiese dar una respuesta seca oyó pasos
aproximándose por el camino. Se Volvieron, encontrando al
rey y la reina.
_Decidimos retirarnos a nuestros aposentos _anunció el
rey.
_Yo los acompañaré _respondió Courtney, apartándose de
Rory.
Sería un alivio distanciarse de él. Cada vez que
estaban juntos, ella se acordaba de aquella noche en el
Hawk, cuando él la había besado. Y tenía la clara impresión
de que él también se acordaba. Courtney percibió un
intercambio de miradas entre el rey y la reina.
_Deseamos estar a solas _dijo Carlos. _No vamos a
necesitar de sus servicios hasta la cena.
La cara de Courtney se cubrió de rubor, al darse cuenta
de la situación. Querían un poco de privacidad para poder
hacer ele amor.
Rory casi dejó escapar una risa ante la expresión
confusa de la joven dama de compañía.
_EN ese caso, esta es una oportunidad perfecta para
mostrar a lady Thornhill las bellezas de Dover.
_Pero yo...
_Excelente! _Henrietta Maria posó la mano sobre el
brazo extendido del rey y con un sonrisa radiante se
dirigió a Courtney: _Deberás contarme todo, y, de ese mo-
do, a través de tus ojos, podré conocer un poco de mi país.
Courtney evitó mirar a Rory pues, seguramente, estaría
burlándose de ella, de su ingenuidad y de la patética
situación en que se había colocado. Pero a pesar de la
frustración por verse obligada a pasar algunos momentos a
solas con él sentía también un cierto alivio. Aunque por
poco tiempo, podría olvidarse de sus obligaciones de dama
de compañía y disfrutar de la belleza singular de ese
extraño país.
_Como quiera, Majestad. _Dirigiendose a Rory, comentó:
_Preciso de algunos minutos para cambiarme de ropa.
_Cuando estés lista, tendré un carruaje a tu dis-
posición.
Courtney desvió los ojos y volvió a sus aposentos.
Durante toda la tarde, pasearon por prados verdes. EN
las aldeas, había visto mujeres que, con sus bebés apoyados
en sus caderas, cargaban cestas de panes frescos para ser
vendidos en el mercado. En las márgenes de un riacho de
aguas cristalinas, las criaturas jugaban, las mujeres
lavaban ropa y bañaban sus hijos. Los hombres trabajaban en
el campo o cazaban. Por donde pasaba, Courtney constataba
la felicidad de los ingleses.
_Ven. Un paseo por Dover no estará completo sin la
vista de este lugar.
Tomándole la mano, Rory la ayudó a descender del
pequeño carruaje y la condujo al borde del despeñadero.
_No es una vista maravillosa? _Rory apuntaba en
dirección al horizonte, donde mar y cielo se encontraban.
Courtney sentía un nudo en la garganta.
_Es lindo. Voy a extrañar mucho el mar.
_Aquí, en Inglaterra, siempre estarás rodeada por mar.
Este país depende del mar para su propia supervivencia.
Ella asintió, esforzándose por no llorar.
_Yo sé eso. Mi vida está aquí, al lado de la reina. No
tengo derecho a quejarme, de lamentar la pérdida de un modo
de vida tan riguroso y adverso.
_Todos nosotros sentimos nostalgia por lo que dejamos h
atrás, Courtney. _Rory le tomó la mano, sorprendido de que
ella no lo eludiese.
Mientras ella permanecía inmóvil, los ojos fijos en el
mar, el le observó la mano, bronceada por la vida al aire
libre, marcada por los años de trabajo arduo. A pesar de
eso, era una mano delicada, femenina, y sólo con tocarla
sentía su pulso acelerarse.
Cuando ella empujó la mano ,Rory comentó casualmente:
_Espero que el paseo por los campos te haya abierto el
apetito.
Para su sorpresa, Rory volvió al carruaje y descargó
una cesta. De ella retiró un cobertor que extendió a la
sombra de un árbol centenario de ramas retorcidas. Tomando
a Courtney por la mano, hizo que se sentase sobre el
cobertor. Pasó entonces a desenvolver una comida
completa. Carne fría de carnero y venado, panes todavía
calientes y tartas delicadas recubiertas de miel fueron
dispuestos delante de ella.
_Cómo fue que conseguiste todo esto? _Courtney no
conseguía esconder su sorpresa. _Es un banquete digno de
un reyes.
_Fue preparado como si fuese para reyes. Le dije a la
cocinera que deseaba tratamiento especial para la dama de
compañía favorita de la reina.
_Ella se esforzó mucho. No puedo olvidarme de
agradecerle, cuando volvamos.
_A Ella le va a gustar eso. Muchas veces el rey se
olvida de agradecer a aquellos que trabajan para él.
_Jamas hice una comida al aire libre de esta manera —
dijo ella, probando el pan tierno.
_Quedo entonces doblemente feliz por haber pensado en
esto. Cuando el rey va a cazar, no es raro que haga que
los criados lleven mesas, sillas y vajilla para asegurarse
todo la comodidad .
_No estoy acostumbrada a los excesos de la realeza.
Percibiendo lo que acababa de decir, Courtney se
arrepintió de inmediato. Comentarios de ese tipo sólo
provocarían mas preguntas. Preguntas que ella no se
atrevería a responder.
Como si hubiese leído sus pensamientos. Rory cambió de
tema.
_Después de este paseo, qué es lo que piensas de
Inglaterra?
_Las personas en Dover me parecieran sorprendentemente
felices.
Y por qué eso te sorprende?
_ Me Dijeron... _Tragó en seco. _Oí decir que el pueblo
de Inglaterra era muy oprimido por su rey. Pero tal vez
eso no se aplique a la gente de campo y sí a los que viven
en grandes ciudades, como Londres.
Rory prefirió guardarse sus pensamientos. Era obvio que
el odio había sido inculcado en Courtney por muchos años.
Los estragos no podrían ser corregidos de un día para el
otro.
_ Lo Verás por vos misma, mi lady. Cuando llegues a Lon-
dres, tendrás la oportunidad de comparar este pueblo con
los ciudadanos de Francia.
Por algún tiempo, comieron en silencio, disfrutando del
sol y la excelente comida. Para Courtney, todo era nuevo;
por primera vez disfrutaba una buena comida en compañía de
un hombre atractivo y agradable. Y Rory se estaba esme-
rando en agradarla.
De repente, ella se puso de pie, los ojos fijos en el
mar.
_Mira ! Oh, Rory, mira !
Ele se levantó y se paró a su lado. Sin pensar, ella
le posó la mano sobre su brazo. Sorprendido, Rory nada
dijo.
_Parece un barco español _murmuró, encantada.
_Que audacia la de navegar tan próximo a la costa
inglesa.
_Audacia y estupidez. Mira. _Sujetándola por los
hombros, hizo que se diese vuelta para ver otro barco
todavía mas distante. Parece un barco inglés forzando al
español a chocarse contra los despeñaderos y rocas de la
costa o a enfrentar el ataque.
_Es exactamente lo que Thornhill haría _asintió
Courtney. _Es una maniobra muy experta por parte de los
bastardos ingleses.
Cuando ella se dio cuenta de lo que acababa de decir,
se cubrió la boca con las manos. En el mismo instante, Rory
le apretó los hombros.
_Cuidado mi lady. Si tal blasfemia cayese en los oídos
del rey, el exigirá tu cabeza.
_Oh, Rory!
Ella cerró los ojos por algunos instantes, incapaz de
mantener el brillo intenso de los ojos de él. Cómo podría
ella pensar en esconder algo de ese hombre? El la conocía,
conocía su pasado. Descubrir la razón de su presencia en
suelo inglés era apenas una cuestión de tiempo.
_Courtney.
Con el sonido dulce de la voz de él, ella abrió los
ojos. Jamas había visto tanta ternura en los ojos de
alguien.
_Yo sé que todos esos años de convivencia con Thornhill
dificultan tu vida en Inglaterra. Date a vos misma algún
tiempo. -
_Es verdad _asintió ella, con un suspiro profundo.
_Tiempo... _Tragó en seco, sintiendo el pulso acelerarse.
Por qué las manos de él en sus hombros no la ofendían? Por
qué los labios de él tan próximos a los suyos no la
asustaban? _ Me Siento tan sola aquí.
_Vos no estás sola. La reina te estima mucho.
_Pero no puedo hablar de mis temores con la reina.
_Vos me tenes a mí.
La presión de las manos en sus hombros disminuyó y los
dedos de él formaron círculos suaves en los brazos suyos.
Se inclinó sobre ella hasta que los labios casi se tocaron.
Cuando el habló, su aliento se mezcló con el de ella, la
emoción los envolvió.
_Si vos lo permites, Courtney, seré tu amigo. —Se
inclinó todavía mas, rozándole los labios con los suyos.
_Mucho mas que un amigo.
Ella se retrajo, apartándose por un momento,
sorprendida con tanta audacia. Colocó los puños cerrados
entre los dos, como una barrera. Entonces, recordándose
que no estaba a bordo del Hawk, dejó escapar un largo
suspiro entrecortado. Estaban en Inglaterra, muy lejos del
control de Thornhill. Estaban en un lugar aislado en Dover
donde nadie podía verlos.
Por cuánto tiempo había soñado con ese hombre, con su
contacto, con sus besos? Ahora, finalmente, surgía la
oportunidad de revivir la experiencia de aquella noche a
bordo del Hawk, cuando el la había besado hasta que ella
perdiera la respiración. Tantas veces había repasado la
escena en su mente, que tenía la certeza de haberla
sobredimensionado. Y ahora, en este exacto momento, Rory
MacLaren estaba justo allí. No en un sueño, él era real, de
carne y hueso, tomado por el deseo.
Las manos de Courtney se abrieron, las palmas sobre el
pecho de él, e, instintivamente, ella se aproximó.
Sintiendo su reacción, Rory la envolvió en los brazos
y la atrajo hacia sí.
_Mucho, mucho mas que un amigo _susurró antes de
cubrirle la boca con la suya.
Courtney sintió una oleada de calor que la dejó sofoca-
da, sin aire. Sentía el aroma del mar un aroma que siempre
le traía sentimientos intensos. Decidido, el la atraía
contra sí, hasta sentirle los pechos pegados a su tórax.
Sus manos se movían hacia arriba, hasta envolver el cuello
de él. Su cuerpo se pegaba al de él, ya no estaba tenso y
temeroso, sino caliente y maleable.
Cuando el beso se volvió mas apasionado, ella perdió la
razón. Se Perdió en un placer insano, como jamas había
experimentado.
Con la lengua, el probaba la dulzura de su boca y ella,
con audacia, lo imitó. Mientras exploraba, lo encontraba y
se perdía, oyendo los gemidos de él. De repente los labios
de él abandonaron los de ella para buscar sus ojos, la
cara, cubriéndola de besos. Ella correspondía, la pasión
avasallante los sorprendía a ambos.
El no esperaba ser tragado por ese torbellino de
sensaciones. Tocarla, hasta ese momento, había representado
para él un desafío. Pero ese beso estaba conduciéndolo por
caminos inesperados, a algo mucho mas fuerte. Pasión?
Deseo? Si, un deseo loco y arrebatador que amenazaba con
destruir completamente su control.
Estaba embriagado por la fragancia exótica del perfume
francés que ella exhalaba. Parecía embrujado, sin fuerzas.
Sentía el sabor de los labios de ella, el sabor de un
fruto silvestre. En sus brazos, el tenía a la mujer
perfecta, suave, maleable, femenina. Pero había algo raro
en ella. Inocencia, pensó, con una poco de perversidad.
Descendió las manos hasta las caderas, atrayéndola mas
cerca todavía. Atormentado, él sabía que besos no le
bastarían. Con movimientos lentos, acarició la curva de
los pechos, los pezones erectos. Al sentirla retroceder su
cuerpo, ahogó el grito de sorpresa con un beso.
El tenía que detener eso, tenía que parar _antes que
perdiese todo el control y la arrastrase mas lejos . Aún
así, continuó abrazado a ella. Tenía el paraíso en sus
brazos y la idea de perderla provocaba un profunda dolor en
su corazón. Rory se permitió un largo y apasionado beso
mas antes de apartarse, lentamente.
Los dos estaban desconcertados e intentaban desespera-
damente no demostrarlo. La sangre latía en las sienes de
Courtney. Atontada , ella intentó se recomponerse; inspiró
profundamente la brisa salada del mar para normalizar el
ritmo de su respiración.
Rory esperó algún tiempo, hasta que pudiese confiar en
su voz.
_Si quieres esperar en el carruaje, mi lady, en poco
tiempo guardaré todo en la cesta.
Courtney no discutió. Tenía que sentarse para recuperar
el control. Mas allá de eso, ahora que conseguía razonar
otra vez, se enfurecía consigo misma por haber comportado
como una idiota. Sólo una idiota permitiría que el enemigo
se aproximase tanto. Y Rory MacLaren era el enemigo. De
Eso, Richeliu se habría asegurado .
Mientras se apartaba, Rory se inclinó, comenzando a
guardar el cobertor y la comida en la cesta. Pensar en ella
estaba lentamente llevándolo a la locura. El tenía que
poseerla. Tenía que hacerlo. Tocarla, besarla, nunca sería
lo suficiente.
CAPITULO 8
Los monarcas habían decidido quedarse en Dover por dos
días. Aunque Courtney inventase toda clase de disculpas
para permanecer en sus aposentos, le fue imposible evitar a
Rory MacLaren. En cada comida, allí estaba él, mirándola,
los ojos azules buscándola, intentando encontrar respuestas
a las preguntas que luego el habría de hacerle. Cada vez
que lo veía, pensaba en sus besos, en tu contacto y sentía
su sangre hervir.
Como era el favorito del rey, constantemente Carlos lo
invitaba a sentarse con él y su esposa. Y como Henrietta
Maria insistia en tener a Courtney siempre a su lado, era
inevitable que los dos estuviesen juntos.
Mas allá de las comidas, Courtney debía acompañar a la
reina siempre que ésta estuviese con el Consejo del rey.
Aunque Henrietta entendiese perfectamente lo que se
hablaba, se había acostumbrado a usar el subterfugio de
esperar que Courtney tradujese, para ganar algunos minutos
para pensar en la respuesta adecuada. Demostraba nítida
frialdad en relación a Lord Burlingame. A Courtney le
parecía que se consideraban enemigos. Sin duda, la soberana
resentía la influencia que Burlingame ejercía sobre su
marido. Y Burlingame, el primer consejero, temía que la
esposa francesa se transformase en una barrera entre el
rey y sus mas leales consejeros.
Frecuentemente, cuando a reina estaba sola, invitaba a
su dama de compañía a hacerle compañía. En esas horas,
Courtney se daba cuenta de la profunda soledad de su amiga.
Casada con un hombre que jamas había visto antes, forzada a
vivir en un país extranjero, la joven tenía pocos amigos a
quienes hacer confidencias. No alimentaba ilusiones en
relación a las intrigas y luchas internas que enfrentaría
en Londres. Así, comenzó a analizar a todos los que
rodeaban al rey para saber en quien podría confiar.
_El escocés. MacLaren.
Con la sola mención del nombre, Courtney se puso
tensa.
Por un momento, la reina dejó de lado el fino tejido
que bordaba, un almohadón que daría como presente a su es-
poso cuando llegasen a Londres.
_El rey lo considera un amigo fiel _prosiguió la
reina. Courtney esperó, los ojos fijos en su trabajo de
costura que tenía en las manos. Ella detestaba la costura.
Detestaba ese trabajo que parecía encantar a todas las
otras mujeres. Anhelaba estar de pie en la cubierta de su
barco, respirando la brisa de mar.
_El es atractivo, verdad?
La reina la observaba con atención.
_Lo es , Majestad.
_ Te sientes atraída por él ?
Courtney se sorprendió. No estaba acostumbrada a ser
interrogada de modo tan directo por una mujer.
_No tengo mucho tiempo para ocuparme con hombres,
Majestad.
_Ya noté eso, Courtney. Sin embargo, el rey estaría
satisfecho si vos fuese mas... mas receptiva a las
atenciones de Rory MacLaren.
_Por qué?
_El cree que su amigo se siente melancólico lejos de
su país y de su clan. Pienso también que el rey desearía
que su amigo estableciese un lazo mas profundo con
Inglaterra .
_ Y vos señora, qué piensas a respecto?
_Haré lo que agrade mi esposo _dijo a reina, sonriendo.
_ De acuerdo _Courtney bajó los ojos, concordando.
La risa de la reina la tomó por sorpresa.
_No te estoy pidiendo que derrames tu sangre por mí,
mi amiga querida. Aunque tal vez algún día yo te pida eso.
_la sonrisa desapareció, para volver en seguida, como si
estuviese decidida a no dejarse abatir por los peligros
que rondaban su nueva vida. _Existen muchas mujeres, pienso
yo, que se sentirían encantadas con tales ordenes de su
reina. MacLaren es un hombre rompe los corazones de las
jóvenes.
_Mi corazón no se rompe con facilidad, Majestad.
_Eso yo ya lo noté .
La reina colocó la aguja sobre el bordado y miró de
soslayo a la joven sentada en frente suyo . Ella también
había notado que Courtney enrojecía cada vez que se
encontraba con MacLaren.
_Ya me cansé del bordado, Courtney. Ven a dar una
vuelta conmigo por los jardines.
_Con placer, Majestad.
La reina no había pasado por alto la rapidez con que la
joven abandonaba el bordado. Seguramente, Courtney no
había sido educada en el arte de ser una mujer calma y
paciente.
Mientras caminaban por los jardines , la reina paró
para admirar un capullo de rosa. Cuando levantó los ojos,
percibió que Courtney observaba intensamente al hombre que
estaba de espaldas a ellas, a algunos metros de distancia.
Cuando el se volvió , Courtney desvió los ojos.
_Rory MacLaren _saludó la reina efusivamente. _Ven a
caminar con nosotras.
_Será un placer, señora. _El se inclinó levemente
delante de la reina y entonces incluyó a Courtney en su
gesto.
_El clima en Inglaterra está cooperando para hacerlas
sentir como en casa.
_Nosotras estamos muy agradecidas. Los jardines son
magníficos.
_Toda Inglaterra busca su aprobación, señora.
_Seguramente no toda Inglaterra se regocija con su
nueva reina nacida en Francia _comentó, sonriente. _Siento
que hay muchos, como Lord Burlingame, que habrían preferido
una noble inglesa al lado de su rey.
_Todos los ingleses leales se alegran porque su rey
haya encontrado una mujer a su nivel.
La risa de Henrietta Maria resonó en el aire de la
tarde. Volviéndose, ella posó la mano en la manga de Rory,
los ojos fijos en su rostro atractivo.
_Ahora me doy cuenta por que le gustas tanto a
Carlos . Eres siempre tan habilidoso con los elogios?
Devolviéndole la sonrisa, el respondió:
_Se Dice que la palabra de un escocés es como su espa-
da. Ambas son rectas. Ambas son verdaderas.
La reina observó el rostro de Rory por un largo
momento.
_Si le dices la verdad a tu rey, vos siempre serás su
amigo. Y también mío. _Continuó caminando. _Creo que voy a
descansar un poco antes de cenar.
_Yo la acompañaré, Majestad _Courtney se apresuró a
decir.
_No hay necesidad. _La reina sonrió con inocencia.
_Despiértame antes de que oscurezca.
Desolada, Courtney observaba a la reina apartarse.
Será que ella había planeado esto? Una vez mas se sintió
presa en una trampa. Por qué el destino la forzaba a estar
junto al hombre que podría revelar su pasado y destruir su
futuro?
Rory aguardó que la reina se apartase para entonces
hablar:
_El rey comunicó que partiremos mañana.
_Los baúles ya están listos para el viaje.
_Y vos, Courtney, estás lista para conocer Londres?
_Vos me dijiste que voy a hallar la ciudad interesante
—dijo ella, fingiendo observar una flor.
_Londres está nuevamente llena de vida. _El observaba
la curva de las caderas de Courtney y se censuró por su
debilidad. _La epidemia de tifus había dejado la ciudad
casi desierta. Los que no sucumbieron huyeron a aldeas
vecinas y al campo. Pero cuando la plaga se acabó,
Londres volvió a ser un lugar alegre.
Alegría. No había ninguna alegría en el corazón de
Courtney, cuando pensaba en lo que la aguardaba en Londres.
_Como fue que escapaste a la epidemia?
_Yo estaba en Escocia cuidando de mi asuntos _dijo el,
fascinado por los ojos de ella, que reflejaban el sol como
se hubiera sido oro fundido.
_Tus asuntos te alejan con frecuencia?
_Si. _El le ofreció el brazo, que ella vaciló en
aceptar. Continuaron el paseo, parando de vez en cuando
para observar las flores.
_Y tu clan prospera sin el liderazgo de un MacLaren?
El notó el desafío en la pregunta, pero no se dejó
llevar por la provocación.
_Los MacLaren somos un pueblo fuerte y trabajador.
Nuestro ganado es saludable y nuestras plantaciones, muy
fértiles.
_Atrayendo a aquellos que prefieren robar que trabajar.
No fue por eso que mataron tu hermano?
_Lo Fue.
Los ojos de él se estrecharon y Courtney percibió que
había tocado un punto sensible . En vez de sentirse
satisfecha, trató de cambiar de tema.
_Voy a extrañar este lugar. La reina ha estado feliz
desde la llegada de su esposo, el rey.
_El rey también parece mas tranquilo después de dejar
las tribulaciones de Londres. El Parlamento y el Consejo
del rey no le dan descanso a Carlos.
_El no podría ser persuadido de demorar el retorno por
algunos días mas?
Antes de que el respondiese, Courtney percibió que tal
idea no tenía sentido. En verdad, era ella quien ansiaba
permanecer en ese lugar, lejos de Londres, lejos de su
destino! Deseaba, de todo corazón, ser liberada de ese
terrible peso que Richeliu había colocado sobre sus
hombros.
Las palabras de Rory eran proféticas.
_El rei tiene un deber que cumplir. Así como vos y yo.
El la llevó por la alameda de los jardines. En la
entrada del patio, se inclinó.
_Sabiendo que tu viaje fue bastante cansador, te
concedí una tregua, mi lady.. Pero cuando lleguemos a Londres
deberemos tener una conversación a solas.
Courtney sintió un espasmo en el corazón pero luchó
para no demostrar sus emociones.
_Como quiera, mi Lord.
Ella permaneció observándolo mientras el caminaba en
dirección a los establos. Con una última mirada, ella se
apartó. Sabía cuales eran las preguntas que el haría. Y
sabía también que el no descansaría hasta quedar satisfecho
con sus respuestas. Odiaba mentir, pero si algún día la
verdad viese la luz ella pagaría con su propia vida.
Se volvió , sin percibir la presencia del hombre que,
escondido en las sombras, la observaba detenidamente.
Cuando él cruzó los jardines, el sol se reflejó en sus
cabellos claros, revelando también los ojos grises, fríos y
opacos.
Mientras el barco navegaba por el Támesis, Courtney
permaneció al lado del rey y de la reina .En los márgenes
del río, millares de personas se apiñaban, saludando y
dando vivas a su rey. EN las aguas, los barcos de la armada
real escoltaban la embarcación. Las campanas de todas las
iglesias de Londres repicaban en júbilo.
Cuando el barco se aproximó al muelle, soldados, res-
plandecientes en sus túnicas rojas adornadas con galones
dorados, dispararon una salva de tiros acompañada por el
retumbar de los cañones. Courtney percibió que la reina se
estremecía mientras el sonido reverberaba en los cielos.
_Estás viendo con que cariño ellos la están recibiendo?
_exclamó el rey, magnífico en su túnica roja, en la cabeza
un sombrero adornado con plumas.
_Es para vos , mi Lord. _La reina sonrió tímida. _Cómo
deben amarte!
_Entonces, ellos te amarán de la misma forma. _La
observó por un momento, intentando verla como los otros la
verían. Los largos cabellos negros sujetos por una tiara
adornada con piedras preciosas. El suntuoso vestido de
terciopelo púrpura bordado con hilos de oro y plata. Una
capa bordeada con piel de armiño había sido colocada sobre
sus hombros para protegerla de la brisa suave del río.
_Ven. _Tomándole el brazo, el rey la condujo por los
escalones en dirección a la pequeña multitud de damas y
caballeros elegantes, representando la nobleza, reunidos
allí para saludar a la pareja real.
_MacLaren _llamó el rey. _Asegúrate de que lady
Thornhill esté siempre al lado de la reina.
_Si, Majestad_ asintió Rory, tomando el brazo de
Courtney.
Enderezando los hombros, Courtney se preparó para lo
que vendría a continuación. Habría, ciertamente, recelos
acerca de Henrietta Maria. En medio de tantos desconocidos,
intentando hablar una lengua extranjera, la joven se
sentiría oprimida. Mas allá de eso, Francia estaba
enviando al confesor de la reina para atenderla a ella y a
a las criadas, todas católicas devotas. La presencia del
sacerdote sólo iría a aumentar los problemas de la reina.
Pero Courtney tenía sus propios miedos a enfrentar. Estaba
entre enemigos. Y debía permanecer siempre en guardia.
En los jardines de Stafford House, la vizcondesa
Biddles, una prima mayor del rey, lideraba la fila de los
que deseaban dar la bienvenida al monarca. Durante horas,
una procesión interminable de hombres y mujeres se
inclinaban en reverencia al ser presentados a su reina.
Tantos nombres y títulos se confundían en la cabeza de
Courtney. Como podría pretender Richeliu que ella
recordase cuales de esos hombres eran leales al rey y
cuales estarían dispuestos a vender sus secretos por un
puñado de monedas de oro?
El cardenal Richeliu le había asegurado que muchos
hombres en Inglaterra deseaban la muerte de Carlos, así
como habían deseado la muerte de su padre, James I. Y a
esos hombres poco les importaba como sus deseos serían
cumplidos, con tal de que sus nombres no estuviesen pegados
al complot. Le Cabía a ella descubrirlos y abordarlos en el
momento propicio. Cuando Richeliu lo ordenase. Al pensar
en él, un escalofrío helado le recorrió la espina dorsal.
_La señorita está pálida, mi lady _susurró Rory,
trayéndola de vuelta a la realidad. _Toma esto.
Le Extendió una jarra de cerveza que ella probó, agra-
decida.
_La presentación pronto estará terminada _dijo él,
retirándole la jarra de las manos. _Entonces, no precisarás
estar siempre alerta, podrás descansar.
Courtney tuvo ganas de llorar. Estaba tan agotada. Aún
así, tendría que permanecer en estado de alerta siempre.
_Fui presentada a tantos nobles que no consigo
recordar a ninguno de ellos.
_Pero eso es sólo por ahora. Mas adelante , algunos de
ellos se volverán tus amigos.
El sintió que las manos de ella temblaban. Sería que
tenía miedo de no hacer amigos? No sabía cuan bella era ?
No se daba cuenta de la mirada envidiosa de muchas das
mujeres al verla? O de la manera en que los hombres la
miraban? No con envidia, sino con admiración. Rory la
observó iluminada por los rayos dorados del sol de mayo. A
pesar de las reservas que tenía en relación a ella, a pesar
de las muchas dudas que danzaban en su mente, no podía
negar que se sentía atraído por ella. Era, de lejos, la
mujer mas fascinante de toda la corte.
Sin embargo, conocer la cara oculta de la bella joven a
su lado le traía problemas. El hecho de saber quien había
sido en el pasado se interpondría, para siempre, entre los
dos. El tenía que descubrir las razones de su presencia en
Inglaterra. Aún así, temía sus respuestas.
_Vamos a descansar _comunicó el rey, cuando el último
noble los saludó. _Esta noche, habrá un grande baile en
nuestro homenaje.
Mientras ella y Rory acompañaban al rey y a la reina
hasta el carruaje, Courtney sintió que tambaleaba. “No era
suficiente que estuviese vestida con esas ropas ridículas y
pasase horas interminables escuchando conversas fútiles de
mujeres que apenas conocía? Ahora querían que danzase.” Un
sentimiento próximo al terror se apoderó de ella.
_ Te Sientes mal? _preguntó Rory al ver la palidez en
su rostro.
_No, mi Lord. Tal vez yo esté demasiado cansada. El la
amparó con el brazo ayudándola a subir al carruaje y
sentándose a su lado. Con el corazón pesado, Courtney
percibió que, frente suyo, Lord Burlingame ya estaba
sentado.
_Es bueno estar en casa, no es así, Majestad? -
preguntó Burlingame con pretendida inocencia.
_Lo es , si.
_Espero que a la señora le guste el palacio_ prosiguió
Burlingame.
La reina nada dijo.
_Veo que la señora pasa bastante tiempo al aire libre,
Lady Thornhill _continuó el, con una sonrisa helada. Como
ella no respondió, el agregó suavemente. — Jamas vi a una
inglesa tan bronceada . Es casi como si... la señorita
hubiese pasado su vida bajo el sol y no en compañía de la
reina.
_No soy inglesa. El señor se olvidó de que somos
francesas?
_No me olvidé de nada, mi lady.
Un silencio embarazoso se apoderó de los ocupantes del
carruaje.
Aunque Rory no dijo nada durante el largo trayecto
hasta el palacio, Courtney sentía su mirada amiga.
Cuando alcanzaron su destino, Courtney se dirigió a los
carruajes que transportaban a las criadas.
_Para dónde estás yendo? _Rory la agarró del brazo con
firmeza, forzándola a parar.
_Debo cuidar de los baúles de la reina.
_Las criadas se encargarán de eso.
_Pero forma parte de mis obligaciones.
Aunque fuese suave la mano que la sujetaba, la voz era
autoritaria.
_No estás mas a bordo del Hawk, mi lady. No se espera que
trabajes hasta caer desmayada . Thornhill no está vigilando
cada uno de tus pasos.
Si al menos él supiese.
_Todavía puedo trabajar el día entero y parte de la
noche, si hubiera necesidad.
_De eso estoy seguro . Pero no es necesario. Ven.
Ella estudió la mano extendida hacia ella. Con un
suspiro, la aceptó y se dejó conducir al castillo. Al subir
las escalinatas de madera, admiró los imponentes tapices
colgadas en las paredes. Algunos mostraban escenas
coloridas de caza mientras otros retrataban escenas de
batallas. Otras, exhibían imágenes de bellas mujeres y
caballeros.
Courtney pestañeó y cerró los párpados. Todavía podía
ver las imágenes atemorizantes y sintió como si fuese
transportada a las escenas. Ella las conocía. Cada una de
ellas. A lo largo de la galería del piso superior, había
retratos de los monarcas que antecedieron a Carlos en el
trono de Inglaterra. Se sintió, de repente, observada, como
si ellos la conociesen y supiesen lo que ella había venido
a hacer a su país.
Rory sintió la presión de la mano de ella en su brazo y
notó la intensa palidez. Los ojos tenían un brillo febril.
Preocupado, colocó la mano sobre las de ella y percibió el
temblor que ella no podía controlar.
Cuando llegaron a los aposentos que le habían sido de-
signados, Courtney le agradeció su ayuda.
_Debes descansar, mi lady. Creo que estás al borde del
extenuación.
_Es verdad. _Ella se volvió , ansiosa por permanecer
sola. _Con un poco de descanso estaré bien.
Cerró rápidamente la puerta del cuarto. Por un largo
momento Rory permaneció en el salón, indeciso, sin saber si
debería irse o golpear otra vez la puerta para asegurarse
que ella realmente estaba bien.
Cuando la puerta se cerró, Courtney admiró los bellos
aposentos que le habían sido destinados. En la sala de es-
tar, dos sillas, revestidas de elegante brocado, estaban
dispuestas de cada lado de la chimenea. Entre ellas había
un largo banco de madera. A pesar de la agradable
temperatura, una hoguera ardía acogedora en la chimenea.
Había una calidez en ese cuarto que le tocaba lo
profundo de su alma. Hogar. Excepto por su minúscula cabina
a bordo del Hawk, jamas había tenido un hogar. Sintió que
los ojos se le llenaban de lágrimas. Los Limpió con un
gesto brusco y se dirigió al cuarto de dormir.
En silencio, dos criadas acomodaban sus baúles, coloca-
dos en un rincón del cuarto. Levantaron los ojos cuando
ella entró y luego continuaron su trabajo.
Courtney miró la enorme cama que dominaba el cuarto.
Estaba envuelta por un dosel de seda color de marfil, cuyo
diseño había sido especialmente creado para la familia
real. Uvas, hojas y frutos simbolizaban fertilidad; bosques
y lagos, riquezas; y espadas, puñales y arcos, triunfo en
las batallas.
En el cuarto de dormir, así como en la sala de estar,
dos sillas talladas estaban dispuestas junto a la chimenea.
Sobre la chimenea, el retrato de una bella mujer. Courtney
se sintió atraída por los ojos de la mujer. Estaban fijos
en ella como si pudiesen penetrarla.
El corazón se le aceleró y la piel se le cubrió de
sudor. Llamó una de las criadas para ayudarla a desvestirse
y permaneció inmóvil mientras le sacaban la ropa.
_Le gustaría tomar algo antes de descansar, mi lady?
Courtney escuchaba un extraño zumbido dentro de su
cabeza. La voz de la criada parecía distante, después
pareció mas fuerte.
_Discúlpeme, mi lady. Se siente mal?
Courtney volvió los ojos al retrato. Que extraño. La
mujer del retrato no estaba sonriendo cuando ella entró?
Por qué entonces la miraba tan seria ahora?
_Mi lady? _La pequeña criada la miraba con ojos de
reprobación.
El zumbido aumentó y el cuarto comenzó a girar.
Levantando la mano , Courtney intentó hablar. De su gar-
ganta, sólo salió un gemido ahogado.
En seguida, ella estaba cayendo, cayendo en una
oscuridad que amenazaba con devorarla. Gritó, luchó en
vano. Y entonces comenzó a sumergirse, sumergirse
profundamente en una bendita inconsciencia.
CAPITULO 9
Courtney sintió la frescura reconfortante de una mano
sobre su frente. Cómo era posible que, aunque los ojos
estuviesen cerrados, conociese todos los detalles del
cuarto de dormir, un cuarto que había visto apenas de
reojo?
Contra las paredes, estaban los baúles, ahora vacíos.
El banco de madera forrado ofrecía un rincón acogedor para
descansar o bordar.
La fragancia de leña quemada llegaba a sus fosas
nasales. EN esos castillos, con tantas corrientes de aire,
las chimeneas estaban siempre accesibles para ahuyentar el
frío. Ella sabía que dos pequeños leones tallados estaban
dispuestos en los extremos de la chimenea, símbolo de la
realeza que residía entre sus paredes.
Oculta en un nicho, había una pequeña ventana con vista
al patio. Una criatura, de pie sobre un baúl, podría
divisar un paisaje a simple vista. Cómo era posible que
ella supiese eso?
Una sonrisa se diseñó en sus labios.
_Ah. Veo que te sientes mejor.
Con el sonido familiar de la voz grave de Rory, sus
párpados se abrieron. Los ojos azules la examinaban,
preocupados.
_ Qué haces aquí en mi cuarto?
_Cuando su criada gritó por socorro, solicité ;a
presencia del médico del rey. El dijo que estás agotada
por el largo viaje y debes descansar.
_Estoy bien ahora. _Mirando a su alrededor , vio que
estaban a solas. _Dónde están los otros?
_El médico ordenó que todos saliesen para que pudieses
descansar.
_Y aún así vos resolviste quedarte.
Rory estudió cada trazo del rostro de ella como si
quisiese grabarlos en su memoria.
_Es verdad.
De repente, ella se sentó y las mantas se cayeron. La
delicada camisola revelaba las curvas suaves de tu cuerpo.
Rory se permitió el placer de mirarla, tan pálida, tan
vulnerable. Era una imagen de Courtney que el todavía no
conocía.
_Me Siento descansada. Como si hubiese dormido por
varios días _dijo, colocando los pies en el suelo.
_No dormiste mas que una hora.
Cuando intentó ponerse de pie, tambaleó un poco. En el
mismo instante los brazos de Rory la rodearon. Una oleada
de calor la invadió y Courtney la atribuyó al fuego. No se
permitiría las dulces sensaciones provocadas por la
proximidad de él. El temblor en las piernas se debía
solamente a la debilidad física. No tenía relación con la
presencia de ese hombre.
_Estoy bien. _Intentó empujarlo, pero el la mantuvo
firmemente junto a sí.
_Estás temblando, mi lady.
_No, no lo estoy.
Con toda dignidad consiguió erguirse , se apartó de
los brazos de él y dio algunos pasos vacilantes. Al
encontrarse con el retrato, desvió los ojos.
_Qué pasa , Courtney? _Rory se aproximó rápidamente,
pronto a ampararla, pero retrocedió al verla apartarse,
tensa.
Ella respiró profundamente hasta estar segura de haber
recuperado las fuerzas.
_No quiero que me toques, MacLaren.
El se retrajo. Era nuevamente la Courtney que había
conocido. La palidez y la debilidad ya habían
desaparecido. En su lugar resurgieron la fuerza y la
determinación. La cara estaba colorada.
_Muy bien, mi lady. _Mientras se preparaba para salir,
le dijo: _El médico del rey ordenó que guardases reposo
hasta mañana.
_Va a haber un baile esta noche y yo pretendo estar en
mi lugar. Junto a la reina.
_Courtney, vos precisas...
_Yo sé lo que debo hacer _replicó ella. _Puedes
comunicarle al rey que iré a la fiesta.
Por un largo momento, Rory la observó en silencio.
Entonces, inclinándose, murmuró:
_Con tu permiso, mi lady.
Cuando él se fue, Courtney llamó a las criadas.
El enorme salón resplandecía con brillos y colores. Los
hombres, vestidos con pantalones ajustados y chaquetas de
fino brocado,. estaban tan espléndidos cuanto las señoras
en sus vestidos de seda delicada, telas de satín brillantes
y terciopelos finos. La luz de mil velas se reflejaba en
las esmeraldas, diamantes, zafiros y rubíes que adornaban a
los invitados.
Courtney jamas había presenciado un espectáculo igual.
Toda la nobleza de Inglaterra estaba presente para saludar
al rey y la reina.
Guiada por el sentido de deber, Courtney se colocó al
lado de Henrietta Maria, determinada a hacer que la
presentación de la joven reina en la corte inglesa fuese lo
menos penosa posible.
_Estás adorable, Courtney _susurró la reina. _ Me
Dijeron que estabas enferma.
_Apenas cansada, Majestad. Ahora ya me siento bien.
_Eso me deja mas tranquila. Tuve miedo de ser obligada
a enfrentar los ingleses sola.
_No tema, Majestad. Yo jamas le faltaré.
Al ver a Rory MacLaren entrar en el salón y caminar en
dirección a ellas, la voz de Courtney falló.
Sin duda, él era el hombre mas atractivo del baile. A
la luz de las velas, las mechas de sus cabellos parecían
tocadas por el fuego. El azul de los ojos se acentuaba en
contraste con el tono azul de la chaqueta que usaba sobre
los pantalones ajustados. Jubones blancos alrededor del
cuello y de los puños suavizaban sus facciones viriles.
SE detuvo un momento para conversar con una mujer
bellísima que lo miraba con inocultable admiración.
Mientras hablaba, Rory miraba a su alrededor, hasta que su
mirada se cruzó con la de Courtney. Ella sintió una puntada
en el pecho como si una flecha traspasase su corazón. Cómo
era posible que
ese hombre la tocase desde tan lejos, con tal
intensidad, de un modo como nadie lo había hecho jamas ?
Con dificultad, Courtney se esforzaba por mantener la
concentración en su tarea de traducir los saludos
dirigidos a la reina. Cuando el último invitado hubo
presentado sus cumplidos, ella pudo , finalmente, darse el
lujo de apreciar el espectáculo.
Finalmente, el rey y la reina abrieron el cortejo
rumbo a la sala de banquetes. Como por un pase de magia,
Rory surgió a su lado, ofreciéndole el brazo.
_Estás adorable, mi lady.
Adorable. Esa Palabra le parecía insuficiente para
describirla. El vestido de seda rojo parecía centellar bajo
la luz de las velas cada vez que ella se movía. El corpiño,
bordado de perlas y rubíes, destacaba los pechos firmes. La
cintura, envuelta por una faja de seda , parecía fina y
delicada. Rory tuvo que usar de toda su fuerza de voluntad
para no abrazarla.
_ Gracias. Vos estás magnífico, mi Lord.
La mirada de él le escrutó la cara en busca de
resquicios del malestar que la había afligido durante la
tarde. La cara estaba rosada y los ojos brillantes.
_Has descansado, Courtney?
Percibiendo el calor de las palabras de él, ella se
tranquilizó. Era una noche por demás bella. Y sólo por
algunos momentos ansiaba olvidar la razón de su presencia
en ese lugar.
_Si. Me Siento perfecta.
El sonrió ante tamaño entusiasmo. Después de todo, esta
era la primera vez que ella participaba de un baile en la
corte inglesa. Sólo por esa noche, el apartaría sus
preocupaciones, y se permitiría el lujo de disfrutar el
placer de la compañía de ella.
_El rey pide que nos sentemos a la mesa.
Courtney colocó la mano sobre la manga de la chaqueta
de Rory. Cada vez que ella lo tocaba, el sentía un calor
extraño recorrerle el cuerpo. Juntos, siguieron a la pareja
real hasta una plataforma desde donde todos en el salón
podían admirar al rey y a su nueva esposa.
Las mesas crujían bajo el peso de enormes bandejas de
asados conteniendo lechones, venados e becerros. Faisanes,
perdices y pavos fueron dispuestos en bandejas acompañadas
co verduras y varios otras legumbres. Todos los criados del
castillo y otras siervas venidas de las aldeas vecinas
recorrían el salón atendiendo a los invitados.
Jarras de cerveza eran completadas antes de que
llegasen a la mitad.
Los Músicos tocaban, circulando por el salón de cenar,
mientras todos devoraban el banquete. Al final de la cena,
hombres y mujeres se dirigieron al gran salón de baile para
danzar.
Le Cabía al rey y a la reina abrir el baile. Mientras
Carlos conducía a su esposa a la pista de baile, Courtney
lanzó una sonrisa animando a Henrietta Maria.
_No necesitas velar por ella todo el tiempo _susurró
Rory. _ Me Parece que nuestra nueva reina es mucho mas
fuerte de lo que aparenta.
_ Es verdad. Ella es fuerte. _Courtney observaba a la
reina danzando. _Pero el viaje y el esfuerzo para enfrentar
tantas personas desconocidas la desgastaron mucho.
La misma situación se aplicaba a Courtney, pensó Rory.
Apartando su silla, él extendió la mano.
_Vamos a bailar, mi lady?
Courtney se mordió el labio. Las lecciones que había
tomado habían incluido la danza. Pero, como en relación a
la costura, eran actividades que no le atraían.
_Temo avergonzarte, mi Lord.
_Cómo ? _preguntó Rory, intentando controlar la risa.
_No soy una buena bailarina.
_Pero yo lo soy. _Le Tomó la mano, obligándola a
levantarse. _ Es sólo cuestión de seguirme.
Sin opción, Courtney levantó la punta de la falda y
fue conducida a la pista. Colocando la mano de ella sobre
su brazo, Rory se curvó profundamente. Imitando a las
otras mujeres, Courtney retribuyó la reverencia, antes de
ser enlazada por la cintura.
Los labios de él casi tocaban los suyos. Podía sentir
el aliento caliente en la frente mientras se deslizaban
suavemente al ritmo de una música lenta.
_Vos bailas muy bien, Courtney.
_No te burles de mi.
_No me estoy burlando . Pareces una flor al viento,
acompañándome perfectamente.
Una flor al viento... Era así como ella se sentía en
brazos de él. Debilitada, temblorosa, necesitando su apoyo.
Muy diferente a la antigua Courtney.
_ Vos sos muy hábil en eso. Veo que tienes bastante
experiencia, mi Lord.
_Es verdad, Courtney. Mucha experiencia.
Especialmente si contase las veces que había bailado
frente a un adversario con la espada en la mano.. Quería
reír, pero ella estaba seria.
_Lord Nevell está mirando en nuestra dirección. Pienso
que va a invitarte a bailar.
Courtney apretó la mano de Rory con tanta fuerza que él
se sorprendió.
_Qué pasa, Courtney?
_Por favor, Rory. Yo no puedo bailar con Lord Nevell.
_Y por qué no?
Ella sintió que el pánico crecía amenazando con
derrumbar su control.
_Nunca fui tocada por un hombre antes.
_Y yo, qué soy?
_Vos sabes lo que quiero decir _habló, al borde de la
histeria. _Por favor, ayúdame.
_Courtney! _Rory paró y la miró en lo profundo de los
ojos aterrorizados. _Es esta la misma mujer que subía por
los cabos del Hawk, desafiando a los vientos y las
tempestades ?
_Aquello no exigía coraje _habló en voz baja. — El Hawk
fue siempre mi hogar. Pero esto... _Ella miró alrededor y
percibió que el hombre de quien hablaban estaba detrás de
ellos. _Por favor, Rory. Sácame de aquí. Llévame a los jar-
dines. A los calabozos. A cualquier lugar donde pueda huir
de esta tortura.
_Lo Lamento mucho, mi lady. _Rory a penas contuvo la
risa. _Tendrás que pagar el precio de ser a dama de
compañía de la reina. Especialmente siendo tan bella. Todos
los hombres en el salón están ansiosos por bailar con vos.
Cuando el elegante Lord Nevell, que se consideraba uno
de los solteros mas codiciados de la corte, la tomó por la
mano ,Courtney parecía un conejo asustado. Mientras ella
giraba en los brazos del Lord , Rory sonrió y aceptó una
jarra de cerveza.
Cuando la danza terminó, el conde de Essex se inclinó y
tomó la mano de Courtney, conduciéndola a otra danza.
Mientras la pareja pasaba próxima a Rory, el notó sus ojos
fijos en el rostro atractivo del duque, y la risa
relajada.
Después de cuatro danzas, cuando Courtney pidió una
pausa para recuperar el aliento, había al menos seis
caballeros escoltándola hasta Rory.
Hacia mucho que la sonrisa había desaparecido de los
labios de él. Apenas podía controlar la rabia.
_Parece que lady Thornhill ya dominó el arte da danza.
_Es lo que parece. _Ella aceptó una jarra de cerveza y
la tomó de un solo trago. _Vos tenías razón en forzarme a
intentar. Cuando mis pies comenzaron a moverse, parecían no
querer parar mas .
_Fue lo que noté.
Si Courtney percibió la expresión de desagrado en el
rostro de Rory, no le dio mucha importancia. Cuando la
música recomenzó y el atractivo conde de Brighton le tomó
la mano, Courtney se dejó envolver y comenzó a girar
graciosamente en los brazos de él. Cada vez que pasaba al
lado de Rory, le brindaba una sonrisa radiante.
Maldita mujer! El vació una jarra mas y se quedó
observando mientras ella pasaba de los brazos de Brighton a
los de Lord Newton y entonces a los del viejo y gordo
duque de Milford. Hasta Milford parecía embrujado por los
encantos de ella.
Cuando finalmente ella paró para descansar, Rory le
tomó la mano.
_No puedo dar ni un paso mas _protestó ella.
_ No parecías cansada cuando Brighton te sacó a bailar.
_Qué hombre atractivo _comentó Courtney cuando
comenzaron a danzar.
_Pero está comprometido con la sobrina del rey. Tal
vez debiese considerar al duque de Milford. El es viudo y
muy mucho rico.
_Ah, voy a pensar en el asunto _Courtney replicó
sorprendida con el tono furioso de Rory. Qué estaría mal ?
Ella sólo había hecho lo que él le aconsejara. Con una
sonrisa soñador, agregó: _Está comenzando a gustarme la
cerveza inglesa.
Él le lanzó una mirada atónita.
_Y cuántas tomaste hasta ahora?
Encogiéndose de hombros, ella se aproximó todavía mas
a él, adorando estar en sus brazos.
_Sólo tres o cuatro jarras, mi Lord.
_Tres o cuatro...
Las trompetas sonaron cuando el rey y la reina se
levantaron para retirarse del gran salón. Como el pro-
tocolo exigía que nadie saliese antes que los reyes, en el
momento en que había dejado la sala, fueron imitados por la
mayoría de los invitados mas mayores. Muchos de los
jóvenes, a su vez, permanecerían hasta las primeras horas
de la mañana, bebiendo e danzando.
_Ven _dijo, Rory, tomando la mano de Cortney.
_ A dónde vamos ? _preguntó ella, sorprendida.
_Estoy llevándote a tu cuarto, mi lady, mientras todavía
puedes caminar.
Ella le lanzó una mirada furiosa.
_No preciso de vos para llevarme a mi cuarto. Conozco
el camino. Y sólo iré cuando quiera.
Después de eso, aceptó otra jarra y bebió la mitad de
su contenido antes de aceptar el brazo de un caballero que
pasaba. Mientras giraban por el salón, Rory podía escuchar
las risas de Cortney.
Luego que dos danzas, ella cambió de pareja. Levantando
el rostro, se encontró con los ojos fríos y grises de Lord
Burlingame.
_No soy exactamente lo que se puede llamar un hombre
paciente _anunció él, empujándola contra sí _ Y no me gusta
ser dejado de lado.
_Pero hay tantas mujeres adorables esperando para
bailar _Cortney se esforzaba para mantener un tono
simpático , pero tuvo un escalofrío al entrar en
contacto con él.
_Yo quería bailar con vos _dijo él, apretándole la
cintura. Cuando ella levantó los ojos, él la observaba
detenidamente. _La misteriosa lady Thornhill.
_Misteriosa? Mi Lord, no hay ningún misterio .
_No? _Burlingame levantó una ceja. — Como primer
consejero del rey, debo saber todo sobre aquellos que se
aproximan y que puedan influenciarlo.
_Estoy aquí para asistir a Henrietta Maria. La
influencia que yo podría tener sobre el rey es mínima o
inexistente.
El timbre de la voz de Burlingame la dejaba
petrificada.
_La mujer que duerme con el rey no pode esperar tener
mas influencias sobre él de la que tiene todo el Consejo.
A menos _susurró el _que esa mujer forme una alianza con el
primer consejero.
_El señor está sugiriendo un encuentro amoroso con la
reina, mi señor? _devolvió ella.
_No. _La reacción de ella lo divirtió. _Con la dama de
compañía de la reina.
Boquiabierta, Cortney no consiguió emitir ningún
sonido. Por primera vez en su vida, se quedó sin palabras.
Burlingame la estudiaba cada vez mas intrigado. Sería
posible? Podía esa mujer ser tan inocente como aparentaba?
O era, en verdad, una escena muy bien representada?
Desde muy temprano, las mujeres que formaban parte del
círculo real habían sido expuestas a la realidad de la
vida. La mayoría, ambicionando escalar los peldaños del
poder, aliarse a diversos hombres. A pesar de eso, aquella
mujer, una dama de compañía de la reina, parecía haber
quedado perpleja con la
sugestión.
Los ojos de él se estrecharon. Una virgen inocente. Qué
divertido sería!.
_Precisamos encontrarnos mas tarde, lady Thornhill. Voy
a esperarla después del baile.
Cuando a música terminó, él la mantuvo junto a sí un
instante mas de lo necesario. Liberándose con firmeza,
Cortney le dio la espalda, forzando el paso sin ver nada
entre la multitud de bailarines.
_El baile no terminó. Estás sólo haciendo una pausa
entre dos danzas?
Rory la había visto bailando con Lord Burlingame. EN su
posición de primer consejero, Burlingame era uno de los
hombres mas poderosos de Inglaterra. Él también se
enorgullecía de sus proezas sexuales con las mujeres de la
corte. Durante años se había vanagloriado de todas sus
conquistas. Y la manera en que la miraba no dejaba ninguna
duda en cuanto a la lujuria que la nueva beldad le había
despertado.
_Ya estás lista para dejar el baile?
Cortney, con su rostro enrojecido y los cabellos
desaliñados, se dio vuelta para encararlo. Nunca le había
parecido mas bella.
_Estoy lista, mi Lord. _Sacudió la cabeza como si así
pudiese apartar el miedo que las palabras de Burlingame le
había infundido. El muy bastardo tenía una autoestima muy
alta. Tal vez otras mujeres hubiesen caído a sus pies, pero
no era como las otras. Aún siendo tan poderoso, no podía
forzarla a una alianza que no deseaba.
Con firmeza, apartó a Burlingame de su mente. Ahora
estaba protegida, acompañada por Rory MacLaren.
Le Extendió la mano que él, con un rezongo , colocó
sobre su brazo. Inclinándose y sonriendo a sus viejos ami-
gos, Rory la guió por el gran salón y por las escaleras. El
murmullo de voces y risas iban desapareciendo.
Una antorcha iluminaba el salón en frente del cuarto de
ella. Rory la observó bajo la luz parpadeante. Los cabellos
parecían una nube oscura, cayendo en suaves rulos hasta la
cintura. Los ojos brillaban como los de un felino. Los
labios estaban rojos y húmedos.
Estaba furioso con ella por haberse divertido tanto
en los brazos de otros hombres. Quería gritarle, Quería
besarla.
El pensamiento lo asustó como si hubiese recibido un
golpe. Se Quedó inmóvil. Era verdad. Él estaba desesperado
por tocarla. Para sumergir las manos en sus cabellos. Por
besar aquellos labios que habían atormentado su mente
durante toda el viaje de Dover hasta Londres. A pesar de
eso, estaba casi con miedo de tocarla.
Y si él perdiese el control? Y si ella lo embrujase a
tal punto que él acabase por olvidarse de las preguntas que
le debía hacer? Y si comportarse como un hombre apasionado
colocase al rey en peligro? No sería mejor aferrarse al
recuerdo del último beso?
Ella representaba problemas, no tenía ninguna duda. Y
él ya los había tenido en demasía durante su vida. Si fuese
prudente, se apartaría de inmediato sin mirar hacia atrás.
Si él fuese prudente...
_Pienso, mi lady _murmuró, posando las manos en los
hombros de ella _, que la señorita baila de la misma forma
en que hace todas las otras cosas.
_Cómo sería , mi Lord?
Con sus pulgares, él acarició la piel suave de los
hombros desnudos, sintiendo el estremecimiento que ella no
consiguió esconder.
_Con gran entusiasmo.
Ella luchaba por ignorar el temblor que le recorría el
cuerpo.
_Gracias , mi Lord.
La presión de las manos sobre sus hombros se acentuó.
Él la trajo mas cerca.
_No fui yo quien te enseñó a vivir su vida al borde del
peligro.
Los ojos de él se estrecharon levemente. Un frío le
recorrió la espina dorsal. Miedo? Expectativa?
_Fuiste vos quien insistió en que yo bailase cuando mi
deseo era huir.
_Tal vez debiese haberte escuchado , hubiera huido
con vos a los jardines _dijo él, aproximándose mas todavía.
_No. No me gustaría haberme perdido la danza.
_ A mi tampoco.
Por qué ella se había imaginado a salvo junto a ese
hombre?
Rory MacLaren era el único que, con un leve contacto,
hacía que su corazón se acelerase y su sangre hirviese.
Él la atrajo hacia sí con firmeza y le cubrió la boca
con ;a suya. Sorprendida, ella intentó apartarse, pero él
había previsto esa reacción. Con la mano le sujetó la
nuca, inmovilizándola.
Instintivamente, ella colocó las manos contra su pecho
como si, así, pudiese mantenerlo apartado. Pero luego no
pensó en resistirse mas . La boca de él era suave y
caliente, los labios, insistentes. Él movía la boca
sensualmente sobre la de ella, hasta que los labios se
entreabrieron.
Las manos, que momentos antes estaban cerradas, se
abrieron, asegurándolo por la camisa. Quería resistir,
luchar contra la insensatez de permitir a Rory MacLaren
aproximarse tanto. Locura. Sensaciones la invadían,
sensaciones que ella jamas había imaginado
existiesen. .Toda la fuerza de voluntad se evaporó. Con un
suspiro, se entregó al beso.
La excitación que se apoderó de él lo dejó atónito.
Ella era esbelta, delicada. Sentía la suavidad de su cuerpo
moldeándose al suyo. Los pechos estaban pegados a su
tórax . Sus muslos, pegadas a los suyos.
Ella exhalaba un aroma de jabones y perfumes finos.
Hasta los cabellos tenían el perfume de pétalos de rosas.
Las manos de él se movían audaces por los hombros y la
espalda desnudas. Ella era tan suave que temía lastimar su
piel delicada.
Con un suspiro, ella lo empujó, la respiración
jadeante. Por un segundo, él levantó la cabeza.
_Pienso, mi Lord...
_No, Cortney _susurró él, casi tocándole los labios—,
esta noche no pienses. Siente.
Las bocas se pegaron ahogando una última protesta.
Fue un beso profundo, lleno de pasión.
Ella jamas había experimentado tanto placer. Deseos
salvajes la debilitaban, subyugándola al hombre que la
cubría de caricias. Los labios suaves se deslizaban por su
rostro, por su cuello, provocándole escalofríos, suspiros,
antes de volver a su boca.
Ella sintió el gusto de la cerveza y de gustos
prohibidos y misteriosos que la hacían ansiar mas.
Rory no esperaba ser asaltado por una ansia tan
urgente. Desafío, pasión, no eran novedad para él. En
verdad, lo excitaban. Pero jamas había conocido un deseo
tan misterioso y salvaje. No era lo que había planeado. Él
tenía que apartarse de inmediato antes que fuese demasiado
tarde. A pesar de eso, no conseguía apartarse. Quería un
beso mas, un momento mas con ella en sus brazos.
Se Permitió besarla otra vez, deleitándose con la
suavidad de sus labios y la dulzura acogedora. Entonces
levantó la cabeza y se forzó a retroceder.
Ni uno ni el otro quería admitir cuanto la experien-
cia los había afectado. Cortney rezaba para que sus piernas
parasen de temblar. Levantó la cabeza para enfrentar la
mirada de él.
Con manos temblorosas, Rory abrió la puerta.
_Buenas noches, mi lady _dijo en voz baja. _Fue una noche
memorable.
_Mi Lord. _Ella pasó al lado él, y quedó detrás de la
puerta semi abierta. La cabeza estaba erguida con altivez
que él ya conocía. _Buenas noches.
_ Pase lo que pase _dijo él, de repente, sujetándole el
brazo con firmeza —, mañana debemos conversar.
Cuando ella intentó desprenderse, él le apretó el
mentón, obligándola a enfrentar su mirada.
_ Hemos postergado esa conversación por demasiado
tiempo .
_Como quieras.
Ella se volvió y cerró la puerta. Sólo entonces, Rory
se dejó apoyar en la pared, tembloroso, la respiración
jadeante.
Él tenía que poseerla. Ya No se trataba de un simple
juego, un ejercicio de seducción. Sino de una necesidad,
urgente.
Y, aún así, sabía que lady Thornhill no era quien
fingía ser. Cuando descubriese la verdad, sería libre de no
revelar tu secreto? O estaría obligado por su lealtad al
rey a denunciarla?
Enderezándose, siguió caminando por el salón poco
iluminado. Los ojos se estrecharon . “Cuidado! “, lo llamó
la de la razón. Ella posee una fuerza mayor de la que
aparenta”
Al final del corredor, un par de ojos espiaban por una
puerta entreabierta, hasta que Rory pasó. Por lo que
acababa de presenciar, tal vez la señorita estuviese lejos
de poseer la inocencia que pretendía.
CAPITULO 10
Cortney despertó aterrorizada ante lo que tendría que
enfrentar en ese día. Rory MacLaren la confrontaría con
preguntas. Preguntas que exigirían respuestas convincentes.
Había pasado la mitad de la noche imaginando respuestas a
las eventuales preguntas.
Al final de la tarde, su presencia fue requerida en los
jardines. Mientras respondía al mensajero, sentía el
corazón dispararse. Su hora había llegado. Tenía que
convencer a Rory de la inocencia de su función en
Inglaterra como dama de compañía de la reina. La vida de
ella y la de Thornhill dependían de su habilidad para
mentir!
Ansiosa por resolver de una vez por todas el problema,
descendió corriendo las grandes escalinatas de piedra que
unían el salón al patio, casi tropezando con el borde
inferior del vestido.
EN los jardines, Rory andaba de un lado a otro, con la
cabeza baja, las manos entrelazadas en la espalda. Había
demorado la confrontación por demasiado tiempo . Esta vez,
por Dios, él iba a obtener las respuestas. Con el sonido de
pasos, levantó los ojos.
Ella usaba un vestido de seda rosa pálido que le rozaba
los tobillos como una nube diáfana. No se había tomado el
trabajo de sujetar los cabellos que le enmarcaban el rostro
y cubrían los hombros, cayendo hasta la cintura en ondas
suaves. La cara estaba enrojecida y los labios
entreabiertos como en muda exclamación.
Estaba tan encantadora que le sacaba el aliento. Él no
debería permitir que sus sentimientos perjudicasen la
conversación. No desistiría, no alteraría sus planes. EN
esos pocos minutos, se concentraría en un único objetivo:
su incuestionable lealtad al rey. Alimentaba por esa mujer
sentimientos a los cuales no tenía derecho, a no ser que
estuviese seguro de la honradez de los motivos que la
habían traído a Inglaterra. Habría de obtener respuestas
inequívocas, caso contrario, haría que se presentase ante
el Consejo.
_Mi Lord.
_Cortney.
Quedó satisfecho al notar que las manos de ella
temblaban ligeramente. Y él era la razón de su
nerviosismo. Le Indicó un banco a la sombra de un viejo
roble y se sentó a su lado.
Cortney observaba fascinada las piernas que casi
tocaban su vestido. Eran piernas fuertes e musculosas. De
dónde provenían tales pensamientos? Precisaba mantener la
cabeza fría, para sobrevivir al minucioso interrogatorio.
_ Sabes por qué mandé a llamarte?
_ Lo sé _respondió, enfrentando la mirada dura. —
Deseas explicaciones.
Él asintió, esforzándose por desviar los ojos de los
pechos redondeados.
_Como es que se explica que una pirata, en poco tiempo,
se hay transformado en dama de compañía de la reina?
Ella cerró los ojos, incapaz de continuar mirándolo.
_Mi padre creyó que ya era hora de yo tuviera un tipo
de vida mas adecuado para una mujer.
_Dama de compañía de la reina? _comentó él, incrédulo.
_No es un paso demasiado grande para quien llevaba una
vida de pirata?
_Mi padre le ha hecho muchos favores a la corte
francesa. En agradecimiento, el rey Luis, generosamente, me
ofreció la oportunidad de acompañar a su hermana a
Inglaterra.
Cualquier rasgo de gentileza desapareció de la voz de
él.
_Enviándote a un país al que Thornhill odia? No
encuentras que eso es un absurdo?
_Nuestros países están intentando buscar la paz. O tu
soberano no se caso con una princesa francesa?
_Es verdad. Eso es un comienzo. Un primer paso en
dirección a la paz entre Francia e Inglaterra. Peor me
parece difícil de creer que esa razón es lo
suficientemente fuerte para hacer cambiar de opinión de
Thornhill.
Cortney levantó los ojos .
_Mi padre fue gravemente herido en la última batalla en
que participó. _Bajó el tono de voz, mirándolo de nuevo. —
Aquella durante la cual vos conseguiste recuperar la
libertad.
Él permaneció en silencio, acordándose de la sangrienta
batalla, del rápido e intenso beso y de la extenuante fuga
a nado a mar abierto, hasta alcanzar una playa. El dulce
sabor de la libertad había compensado todo el sufrimiento
por el cual había pasado. Percibiendo que él aguardaba que
prosiguiese con el relato, ella retomó la palabra.
_Thornhill cambió mucho, está muy débil . Va a
necesitar de un largo tiempo para recuperarse. El Hawk
ya no navega.
Él sintió el temblor en su voz y tuvo que contenerse
para no reconfortarla. No podía, de modo alguno, desviarse
de su objetivo.
_Lo Siento mucho, Cortney. Yo sé cuanto amabas ese
barco.
_Es verdad _dijo ella, con la garganta apretada. _Fue
el único hogar que conocí.
Sin que se diese cuenta, Rory suavizó su voz.
_Dime ahora, con toda honestidad , cual es la verdadera
razón de tu venida a Inglaterra?
_Pasé gran parte de mi vida viajando y, así, aprendí
muchas lenguas. Por esa razón, me consideraron útil para
Su Majestad, como traductora del inglés, lengua que ella
no domina, al francés, su idioma natal.
Tenía sentido, evaluó Rory. O estaría predispuesto a
encontrar un motivo razonable para la presencia de ella en
suelo inglés? Podría la enfermedad haber erosionado el odio
ciego que Thornhill sentía por los ingleses? O estaría
incurriendo en una horrible conspiración contra su rey ?
Tomándole el mentón, Rory la obligó a levantar el
rostro y encararlo. Cortney entreabrió los labios en una
invitación silenciosa.
A bordo del Hawk, ella se había comportado con
incuestionable sinceridad. En aquella época, aunque
quisiese, no habría conseguido esconder sus emociones.
Podía haber cambiado tanto en un corto espacio de tiempo en
que habían estado separados? Con el pulgar, él acompañó el
contorno de los labios bonitos.
El gesto tierno provocó un nudo en la garganta de
Cortney.
_Si no crees en mí, llévame ahora delante del rey y de
su Consejo. Lord Burlingame te estaría agradecido por la
oportunidad de proseguir el interrogatorio.
Al oír el nombre de Burlingame, los ojos de Rory se
estrecharon. Así como todos en Inglaterra, él sabía que el
hombre era un salvaje, afecto a infringir dolor y
humillación. La idea de ver a Cortney en las garras del
consejero hacía congelar su sangre en las venas.
_No veo necesidad de llevar al rey mis sospechas.
Cortney sintió una oleada de alivio. Su maniobra había dado
buen resultado. Cuando intentó desprenderse , Rory le
apretó el mentón.
Ella abrió los ojos delante de la inesperada renuencia.
_Pero si descubro que vos mentiste, Cortney, la ira de
Burlingame no será nada comparada a la mía.
Ella se liberó de su contacto y alisó el vestido.
_Hay algo mas que desees saber, mi Lord?
_No. Estoy satisfecho. Por ahora.
_Con tu permiso, mi Lord. _Sin otra mirada, ella le
dio la espalda y se fue .
Observando el movimiento de las caderas y la
cabellera sedosa que le caía hasta la cintura, Rory se
censuró. Preguntas, una profusión de preguntas hervían en
su mente y exigían respuestas. Había Aceptado muy
fácilmente la palabra de una mujer astuta . Una mujer que
lo había hechizado a tal punto que, en su presencia, el
único pensamiento que le ocupaba la mente era el de
llevarla a la cama.
La reina y Cortney levantaran los ojos de sus trabajos
de costura cuando una criada introdujo a un anciano
sacerdote en la sala de estar de la reina.
_Padre LeFarge.
En el entusiasmo de reencontrar al padre que había
sido su confesor desde la infancia, la reina se puso de
pie, tirando el hilo y la aguja. EN el mismo instante, la
criada se inclinó para recogerlos.
_Cómo fue su viaje?
_Difícil y cansador. _El anciano, con su cabeza
completamente blanca, atravesó la sala y se detuvo en
frente de la reina, levantando la mano para darle la
bendición.
En el mismo instante, Henrietta Maria cayó de
rodillas y Cortney y la criada la imitaron. Luego de las
oraciones en latín, el padre LeFarge hizo la señal de la
cruz sobre las cabezas de las mujeres.
Mientras se sentaban, él prosiguió:
_Las aguas del Canal estaban muy turbulentas. Me Sentí
muy mal durante la travesía.
_Lo Siento mucho, padre. Haremos lo posible para que su
estadía en Inglaterra sea agradable. Los aposentos son de
su agrado?
_Son razonables, mi querida. Bastante razonables.
Cortney pensó en los elegantes aposentos que ella y la
reina habían preparado para su confesor y los comparó con
las celdas austeras que la mayoría de los sacerdotes
ocupaba.
_Estuve con tus hermanos antes de partir de Francia —
dijo el padre, de modo bastante casual. _Ellos te mandan
saludos, y cada uno te manda un mensaje especial.
Entregó a la reina las cartas selladas que ella miraba
con ansiedad.
Cómo extrañaba la reina a su país!, pensó Cortney. Y
como devoraría cada de las líneas escrita por sus fami-
liares. Cortney aguardó, ávida por algún mensaje de
Thornhill y de sus compañeros de tripulación del Hawk. Como
el padre la ignoró, continuando su conversación con la
reina, ella se forzó a no dejar translucir su decepción.
Evidentemente no había ninguna carta de Thornhill. Él
estaba enfermo y debilitado. Y tal vez Richeliu hubiese
prohibido cualquier comunicación entre ellos, hasta que
ella hubiese cumplido la misión para la cual había sido
contratada. O , pensó afligida, tal vez Thornhill estuviese
en prisión domiciliaria hasta el momento en que ella
probase su lealtad hacia Francia.
_Deseo hablarle a solas , señora _comunicó el padre
LeFargue , con toda autoridad a la reina.
Percibiendo el cambio en el tono de voz de él, Cortney
miró de reojo a la soberana. Aunque la expresión de
Henrietta Maria jamas se alterase, había una cierta tensión
en el aire.
Dirigiendose a Cortney, la reina dijo en voz baja:
_Puede dejarnos a solas. Mandaré a llamarte cuando te
precise.
_Si , Majestad.
Dejando de lado la odiada costura, Cortney se apresuró
en dirección la cocina, situada en la parte posterior del
castillo, de donde venía un aroma de pan recién salido del
horno. Allí, como frecuentemente lo hacía, pasó una hora
agradable conversando con las cocineras y criadas de la
realeza con quien había hecho amistad.
Después que la puerta se cerró, dejándolos a solas, el
padre aproximó su silla a la de la reina y bajó el tono
de voz.
_Antes de que conversemos sobre cualquier otro asunto,
voy a escuchar su confesión.
_Confesión? _La reina se tocó la garganta, demostrando
sorprendida. _Pero, por qué?
_Hace mucho tiempo que no recibes los sacramentos, mi
querida. Este viaje a un país no temeroso de Dios pondrá tu
fe a prueba.
_Mi fe es inquebrantable, padre. Y, antes de con-
fesarme, deseo hablar de mis hermanos, y oír las novedades
sobre Francia.
El Padre LeFarge cruzó las manos sobre su falda .
Henrietta Maria siempre había sido una criatura
voluntariosa. Era una pena que no hubiese nacido varón.
Pero tenía un papel que cumplir en el destino de Francia.
Y él no habría de permitir que el hecho de que ahora fuese
reina disminuyese la influencia que siempre había ejercido
sobre ella.
_Imagino lo que habrás sido obligada a soportar en las
manos del rey. La Sagrada Madre Iglesia y Francia se
sienten agradecidas por tu sacrificio. Como esposa, debes,
está claro, someterse. Cumpliendo con tus deberes de esposa
y, si Dios así lo quiere, darás al trono inglés un heredero
que ha de seguir la misma fe que su madre. Pero debo
prevenirte, mi hija, no te entregues a los deseos de la
carne.
Al oír las palabras de su confesor, Henrietta Maria
sintió la cara ruborizarse. Durante toda la vida, ella
había escuchado al padre alabar a la virtud de la castidad,
imprescindible para alcanzar la recompensa eterna. Sin
embargo , ese mismo padre nada decía sobre las decenas de
amantes que sus hermanos coleccionaban. Y ahora, cuando
finalmente ella se había casado con un hombre que no sólo
le agradaba sino que también la atraía, le decía que estaba
mal disfrutar de sus atenciones. Por qué la Iglesia debía
inmiscuirse hasta en su lecho?
El Padre LeFarge interpretó el silencio de ella como
señal de arrepentimiento. Inclinándose, dijo en tono
gentil:
_Voy a oír tu confesión, mi hija.
_No, padre. _La reina se puso de pie con toda dig-
nidad, y caminó en dirección a la ventana. Sin volverse,
agregó: _Preciso prepararme, con oraciones y meditación.
Mandaré a llamarlo cuando esté lista. Y ahora cuénteme de
las novedades de Francia.
El sacerdote no hizo ningún esfuerzo para esconder su
desagrado. Había recibido ordenes precisas de Richeliu. Él
debería ejercer su autoridad sobre la reina y , a través
de ella, garantizar que la fe católica continuase
brillando intensamente en ese país protestante. Mas allá de
eso, el cardenal había exigido que el padre LeFarge
obtuviese informaciones que Francia pudiese usar contra
Inglaterra, en caso que la frágil paz que por ahora
mantenían se rompiese. Estaba claro que él jamas quebraría
el secreto de confesión. Pero esperaba que, manteniendo
una relación estrecha con la reina, ella le hiciese
confidencias y dejase escapar informaciones útiles. Esa
pequeña demostración de resistencia, cuando él recién había
llegado, lo preocupaba. La reina, joven y rebelde, estaba
revelándose un obstáculo al éxito de su misión.
Cambiando de táctica, prosiguió:
_Toda Francia reza por vos, mi hija. _Notando la
expresión sorprendida de Henrietta, agregó: _Nuestros
leales ciudadanos temen que su princesa católica sufra
persecuciones en este país.
_Está sugiriendo que mi esposo me pondría en peligro?
El Padre LeFarge notó la leve alteración en la
fisionomía de la reina. Aunque pareciese revelada a esa
idea , había una gota de miedo en sus ojos. Decidió
provocarla un poco mas.
_No es necesario que sea tu propio marido quien empuñe
la daga . Él sólo tiene que desviar la mirada, mientras uno
de sus lacayos cumple el vil intento.
Crees que mi esposo permitiría que la reina fuese
víctima de fanáticos religiosos?
El padre extendió las manos en un gesto de
resignación.
_La Sagrada Madre Iglesia tiene una larga historia de
mártires que fueron asesinados por defender su noble
causa.
Ante la respuesta, Henrietta Maria levantó la cabeza de
un modo que el sacerdote pronto reconoció. Ella no
permitiría que se tocase ese asunto mas . En ese momento,
ella había conseguido silenciarlo. Por ahora, ella le
concedería una tregua. Por ahora. Pero habría otros días,
otras ocasiones para sembrar las simientes de la
desconfianza . Richeliu le había dado ordenes expresas
antes que dejase París. Ahora que Henrietta se había vuelto
la reina de Inglaterra, debería ser persuadida de usar su
influencia para el bien de Francia. Y, si fuera posible,
contra los intereses de Inglaterra. Por encima de todo,
Richeliu había ordenado que Henrietta no podía sucumbir a
los encantos del rey Carlos. Si eso aconteciese, la causa
de Francia y, en consecuencia, la de la Iglesia Católica,
estaría perdida por muchas generaciones. Carlos era un
hombre. Un hombre bastante experto, según las historias que
el viejo sacerdote había oído. Y Henrietta Maria no pasaba
de ser una criatura. Por la confesión hecha antes del
casamiento, el padre LeFarge sabía que era virgen. Una
muchacha en su posición no tenía como defenderse de un
hombre como el rey.
_Ven, mi hija. _el padre se levantó, la mano sobre el
hombro de ella. _Vamos a dar una vuelta a los jardines y a
hablar de cosas agradables. Tus hermanos. Francia... Los
recuerdos de tu infancia.
Con renuencia, la joven reina se dejó conducir a los
jardines. Fue una sorpresa constatar que su confesor
todavía la consideraba una criatura. Era una mujer ahora.
Era realmente una mujer, al menos cuando estaba en los
brazos de su esposo. Pero mientras el anciano hablaba de
asuntos que ella ansiaba oír se condenó por su impaciencia
de minutos antes. Él rememoró su infancia con cariño. Lo
apreciaba mucho y no debería abusar de su amistad. Con un
suspiro, se sentó en un banco de piedra y concedió al viejo
toda su atención.
Satisfecho consigo mismo, el padre LeFarge buscaba
traer a la conversación asuntos que podrían interesarla.
Richeliu lo había prevenido que, en caso que él no fuese
capaz de conquistar la total confianza de la reina,
enviaría refuerzos. Hombres mas jóvenes y mas sagaces,
miembros de la Iglesia, entre los cuales un obispo, estaban
recibiendo, en ese momento, entrenamiento en el arte del
espionaje.
Espionaje. El Padre LeFarge odiaba el término. Un
hombre de Dios no debería inmiscuirse en asuntos de
Estado. Cristo lo había ordenado “A Cesar lo que es del
Cesar y a Dios lo que es de Dios?” Pero era un mal
necesario. Lo que estaba haciendo, el viejo padre se
consolaba, era salvar la fe, valiéndose de todos los medios
disponibles. No había sido el propio Richeliu quien había
prometido recompensa, no sólo en los cielos sino también en
la Tierra, a aquel que hiciera que la reina cumpliese los
designios del cardenal?
Obispo LeFarge.
Una sonrisa le iluminó el semblante. Era un título
adorable. Título que pretendía conquistar antes de la vida
eterna.
Mientras el sacerdote y la reina conversaban, muy
próximos, las cabezas inclinadas, el rey, desde una
ventana, observaba las dos figuras en los jardines con
creciente preocupación.
Para él, Henrietta Maria había sido fuente de sorpresas
y encantamiento. No estando dispuesto a esperar hasta que
ella llegase a Londres, Carlos había decidido recibirla en
Dover, receloso de que ella se resintiese esa unión
determinada por intereses de Estados. Estaba preparado por
encontrar una mujer fina y distante que exigiera
retribución de naturaleza política o religiosa por sus
favores en la cama . En vez de eso, había encontrado una
mujer de corazón tierno y vibrante que correspondía a sus
cariños con inesperada pasión. Su esposa lo excitaba mas
que cualquier otra mujer.
Frunció el ceño al ver a su esposa prestar tanta
atención a las palabras del viejo padre. Intentó apartar
la ansiedad, condenándose por su comportamiento de amante
celoso. Pero fue en vano. No conseguía alejar el presagio
de inminente desgracia . Su experiencia, con el correr de
los años, mostraba que el clero cultivaba el habito de las
intrigas.
Los días y las semanas se había transformado en
sucesión de horas interminables pasadas en la corte,
interrumpidas por banquetes y bailes en homenaje al rey y a
la nueva reina. Como siempre, Rory y Cortney se veían
forzados a pasar muchas horas juntos. Aunque la atracción
entre los dos aumentase hasta tornarse casi insoportable,
habían conseguido mantener una conveniente distancia.
A pesar de ya haber presenciado audiencias en la corte
en sus cortas estadías en París, Cortney se sentía al mismo
tiempo fascinada y horrorizada con el enorme volumen de
asuntos de Estado tratados en público.
El rey dispensaba justicia, regalaba a sus amigos
tierras y títulos, mediaba disputas y perseguía enemigos,
tanto los verdaderos como los imaginarios. Su poder era
absoluto. Su palabra, ley.
Henrietta Maria se sentaba al lado de su esposo,
observando, escuchando, mientras Lord Burlingame se
pavoneaba en su condición de primer consejero del rey.
Desde la llegada del confesor, Burlingame no perdía ninguna
oportunidad para ejercitar su crueldad en relación a la
reina, hiriendola y humillándola.
_ Y cómo quedan nuestras leyes que prohiben a los
católicos profesar su fe, Majestad? _ preguntó
Burlingame, cuando un conde católico fue despojado de sus
títulos y tierras. _La propia reina ostenta su religión,
insistiendo en la presencia de su confesor en la corte.
Un murmullo recorrió la multitud.
_Discutiremos eso mas tarde, Lord Burlingame _respondió
el rey en voz baja.
Burlingame sabía que el monarca no había divulgado el
acuerdo sellado con Francia de que la reina y su séquito
tendrían libre acceso a sus sacerdotes. Con una audacia
pocas veces presenciada en la corte, él provocó al rey
todavía mas. Su esposa ridiculiza nuestras leyes.
Las palabras de Burlingame provocaron una incontrolable
exacerbación de los ánimos entre los presentes, espantados
con su confrontación explícita.
Henrietta Maria estaba sentada, la cabeza erguida
altiva, los ojos oscuros invadidos de cólera. Con la ayuda
de los Cielos, ella encontraría una manera de castigar al
pomposo idiota.
En silencio, a su lado, Cortney absorbía la información
que pasaría al mensajero del cardenal Richeliu. Burlingame
representaba un peligro real a Henrietta Maria y a todos
los que le fuesen leales.
Desde su primero día en la corte, Cortney había notado
que Burlingame debería ser temido. Implacable, audaz, él
manipulaba al rey , forzándolo a conceder favores a los
que lo adulaban y castigos a los que se rehusaban a
hacerlo. Si alguien fuese tan idiota a punto de atraer
sobre sí la ira del primer consejero, sentiría la fuerza
absoluta del trono sobre su cabeza.
Burlingame continuaba observando a Cortney, sin hacer
ningún esfuerzo para esconder sus deseos viles. Sentada en
silencio en la corte, ella, muchas veces, fue blanco de su
mirada malévola. La Ofendía; era como si él la hubiese
tocado de la manera mas abusiva.
La crueldad del primer consejero dejaba perplejos aún
a los hombres mas empedernidos del reino.
Lord Henry Farthingale, el duque de Abinglen, cuya
lealtad al rey era irrestricta, había sido intimado a
presentarse en la corte por insistencia de Burlingame.
Concluida la lectura de los oprobios cometidos por el
duque, el rey permaneció con la cabeza baja. Estaría él
pensando en algún modo de disculpar a su viejo amigo? O
habría, de hecho, creído en las acusaciones de Burlingame?
_Voy a estudiar el asunto _dijo Carlos decidido.
_Como primer consejero, sugiero que despojemos a este
desagradecido de sus tierras y títulos _dijo Burlingame,
caminando en dirección al trono.
Observándolo, Henrietta Maria se volvió hacia Cortney.
_Ese hombre exagera al exhibir su poder.
Perpleja con la franqueza de la reina, Cortney apenas
consiguió hablar.
_Majestad?
_Todos saben que Burlingame codiciaba a la joven es-
posa del noble duque. Cuando ella rechazó los avances de
Burlingame, él amenazó con despojar al duque de todos sus
bienes.
_ La señora quiere decir que las acusaciones son
inventadas?
_Es probable que haya algo de verdad. Pero la única
razón por la cual fueron hechas públicas residen en el
hecho de que Burlingame desea vengarse de la osadía de una
mujer que lo rechazó. Él cree que toda Inglaterra,
tierras, riquezas y personas están a su disposición.
_Cómo sabe todo eso, Majestad?
_Tengo mis medios.
Cortney se calló. Pero en su corazón sabía como la
reina obtenía sus informaciones. Era lo que mas se
comentaba en la corte. El Padre LeFarge. El padre que oía
la confesión de la reina la mantenía informada de todo lo
que le convenía. Mas allá de eso, se comentaba que el viejo
sacerdote estaba bajo las ordenes de Richeliu. Aunque le
fuese difícil imaginar al anciano inmiscuyéndose en asuntos
políticos, Cortney sabía que Richeliu haría cualquier cosa
por mantener el control sobre el trono de Francia.
_Un día, muy pronto_ murmuró la reina entre dientes
—, el primer consejero sentirá el peso de la ira de una
mujer que no le teme.
Cortney observaba, con un mezcla de miedo y fascina-
ción, Burlingame intentaba persuadir al rey de volver la
espalda a su viejo amigo t despojarlo de sus tierras y
títulos. Desde ese momento en delante, el leal duque de
Abinglen y su joven y orgullosa esposa sobrevivirían
gracias a la caridad de sus parientes.
Percibiendo como Burlingame manipulaba el poder real,
um escalofrío de miedo recorrió la espina dorsal de
Cortney, Ella debería tener mucho cuidado de no contrariar
a ese hombre. La venganza de él sería rápida y cruel.
Estaría eternamente agradecida a Rory por no haber
comunicado sus sospechas al primer consejero. Este adoraría
usar su poder para obtener de ella lo que deseaba. Tal
pensamiento le causaba repulsa y escalofríos de terror.
CAPITULO 11
El Padre LeFarge jamas había enfrentado la derrota.
Aunque extremamente doloroso, sólo le restaba volver a
Francia pues, habiendo fracasado en su misión de enviar
informaciones útiles a Richeliu, éste cumpliría su amenaza,
enviaría sacerdotes mas jóvenes y bien entrenados para
substituir al viejo prelado.
Cuando el obispo y sus auxiliares llegaron , Henrietta
Maria los recibió a solas en su sala de estar, dispensando
a Cortney y a las criadas.
Con paciencia, la reina oía las palabras del obispo
que, en nombre de la Iglesia de Francia, abogaba con
vehemencia para que ella se empeñase en la defensa de la
fe.
_La señora puede convertirse en un rayo de luz en este
país sin Dios. Yo le imploro, así como sus hermanos y el
amado cardenal Richeliu, que desafíe al Consejo y exija
libertad para los súbditos del rey que deseen practicar la
fe de sus antepasados.
_Comprendo su preocupación _dijo la reina en voz baja.
_Sin embargo, la actitud de mi esposo en relación a
aquellos que, desafiando la ley, profesan abiertamente la
fe católica ha sido bastante complaciente. No fue él quien
autorizó a su propia esposa a traer al clero al palacio?
Qué mas pueden desear ustedes?
_Libertad. Justicia _clamó el obispo. _Para los
súbditos, la misma libertad que le fue concedida a su
esposa.
La reina se calló. Había, de hecho, presenciado el
castigo de algunos que, a las claras, habían transgredido
la ley. A pesar de eso, tenía la clara impresión de que los
consejeros del rey distorsionaban la verdad, valiéndose de
la fe de un hombre para castigarlo cuando, en realidad,
codiciaban sus tierras o títulos.
_Si deseamos que la fe sobreviva en Inglaterra, señora
_insistía el obispo —, necesitamos de un líder fuerte y
elocuente. _Él hizo una pausa para causar efecto dramático.
_Por esa razón la señora ha venido al mundo. Este es su
destino. Conducir este rebaño a la verdadera fe.
Henrietta Maria bajó la cabeza, evitando los ojos de
los sacerdotes a su alrededor . En verdad, se sentía tocada
por las palabras del obispo. Sería realmente ese su
destino? Conducir a Inglaterra a la fe católica? Si ella
aceptase la autoridad que le imponían, qué pasaría con la
frágil relación entre ella y su esposo?
Carlos era un hombre orgulloso. Cómo podría él permitir
que su propia esposa lo desafiase públicamente delante de
toda Inglaterra? Tal demostración podría provocarle una
reacción adversa, propiciando al Parlamento la oportunidad
de crear leyes todavía mas severas. Peor todavía, la
confrontación pública podría destruir el amor, o el
respeto, en su propio matrimonio.
_Señora, yo le imploro...
_Basta. _Levantando la mano para callar al obispo, ella
se puso de pie . En el mismo instante, los hombres
sentados a su alrededor se levantaron lanzando miradas
confusas a la autoridad eclesiástica.
_Majestad, la señora debe oír...
_Hablaremos en otro momento . _Presionando las mano en
sus sienes, dijo: _Déjenme ahora. Deseo estar a solas.
_Como quiera, señora. Pero este asunto no puede ser
ignorado. Debe ser resuelto. _El obispo salió adelante ,
seguido de los padres que, con sus sotanas negras, parecían
una banda de aves de mal agüero.
Cuando partieron, la reina tocó la campanilla para que
hiciesen entrar a su dama de compañía.
_Qué ocurre , Majestad? _Cortney se asustó con la
palidez y el semblante perturbado de la reina. _La señora
se siente mal?
_No, Cortney. Estoy agotada. Demasiado agotada .
Envolviéndole la cintura con el brazo,’ Cortney la
condujo hasta el lecho e hizo que se recostase,
cubriéndola con una fina colcha bordada. Aproximando la
silla a la cama, le tomó la mano helada entre las suyas.
_Ellos me presionan _murmuró la reina.
Preocupada, Cortney prefirió callar.
Por un instante Henrietta Maria cerró los ojos y
entonces prosiguió en tono monótono.
_ Es casi como si quisiesen que yo no sea feliz.
_Los sacerdotes, Majestad?
_El viejo padre LeFarge. El obispo Montand. Y los
otros. Quieren hacer que me sienta culpable por amar a mi
esposo.
_Culpable ? _Cortney presionó la mano de la reina.
_Pero la Iglesia no aboga por el amor y la fidelidad
en el matrimonio ?
_La reina, al parecer, está por encima de esas
virtudes mundanas. Me Pidieron que optase entre el amor a
mi esposo y el amor a mi Iglesia. Cómo podría yo hacer
tal elección?
_Es que una mujer no puede amar a los dos?
Henrietta Maria dio un suspiro largo y sufrido.
_Según el clero que me rodea, no soy como todas las
otras mujeres. No tengo derecho a amar el hombre que me
fue destinado como esposo. Debo someterme, pero no
disfrutar nuestro amor. Y, lo que es todavía peor , debo
usar la cama matrimonial para obtener cualquier concesión
que mis hermanos y Richeliu deseen.
Lágrimas se escurrían por la cara, consternando a
Cortney. Un fuerte sentimiento de protección brotó en tu
pecho. Cómo osaban esos hombres causar tanta dolor en su
soberana?
Sin pensarlo , Cortney abrazó a la reina,
confortándola hasta que las lágrimas se secaron y sumergió
en un sueño agitado.
Richeliu. Era él quien estaba detrás de eso. Así como
Cortney, la reina estaba siendo coaccionada a cumplir sus
designios.
Poniéndose de pie, la cubrió bien con la colcha y
estudió el rostro perturbado, identificándose con su
dolor. Ambas no pasaban de ser juguetes en esa política
sucia. Juguetes en las manos de hombres inescrupulosos que
codiciaban poder. Qué destino las aguardaba? Cortney
suspiró, dejándose caer en la silla. Precisaba encontrar
alguna manera de ayudar a la reina a no sólo escapar de las
presiones, sino también resolver sus conflictos con el rey,
antes que su matrimonio fuese arruinado para siempre y el
amor naciente, segado por la beligerancia de las naciones.
Siempre que la soberana la dispensaba por algunas
horas, Cortney se dirigía a los establos, donde había un
muchacho listo para ensillarle la ligera yegua castaña. Al
galopar por los bosques que circundaban el palacio, el
viento volando sus cabellos y el sol acariciando su
rostro, las preocupaciones del día se desvanecían. Lejos de
aquellos fríos muros de piedra, en las sendas que
atravesaban los bosques, Cortney se sentía casi tan feliz
cuanto a bordo del Hawk.
Mientras cabalgaba, repasaba en su mente todo lo que
había visto y había oído desde su llegada a Londres.
Rory estaba en lo cierto sobre la ciudad. Libre de la
epidemia que la asolara, la vida en Londres era alegre y
despreocupada. La llegada del verano cubría de verde y de
flores jardines y parques. Cómo era posible, se asombraba
ella, ya sentir amor por un país que, desde la infancia,
había sido enseñada a odiar?
Las calle activas de Londres le ofrecían un cuadro
fascinante del pueblo inglés, siempre afable. Vendedores
ambulantes anunciaban sus productos mientras criaturas se
prendían a las faldas de sus madres. Señoras elegantes
volviendo de sus compras subían a carruajes exóticos,
seguidas por sus criadas que cargaban cajas de sombreros y
vestidos. Enamorados paseaban del brazo por las márgenes
del Támesis. Una Vez y otra vez , Cortney los observaba,
resintiéndose por el secreto que la separaba de los demás.
Jamas debería permitir que un hombre se aproximase a ella.
Thornhill le había enseñado muy bien. Si no fuese por Rory
MacLaren, no habría tenido ninguna dificultad. Pero no era
fácil evitar a alguien como él.
Como por encanto, se encontró con el hombre que tanto
ocupaba sus pensamientos. Cabalgaba en su dirección, mon-
tado un magnífico garañón negro.
_No sabía que te gustaba la equitación, mi lady.
Cuando los caballos se emparejaron, el garañón rozó a
la yegua, ésta asustada se empinó. Con precisión, Cortney
calmó el animal y, con las riendas, la obligó a pararse
al lado del garañón.
_Hay muchas cosas que no sabes sobre mí .
_Demasiadas Cosas , imagino _respondió él riendo. _Ven,
voy a mostrarte uno de mi lugares favoritos.
Él condujo su caballo en galope suave y la yegua lo
acompañó.
Saludando a los guardias del rey que patrullaban a
propiedad real, penetraron en un bosque denso formado por
árboles altos. Inclinados sobre los caballos, para evitar
las ramas que obstaculizaban la senda, había llegado a una
claridad verde, bien escondida en el bosque.
Al escuchar el ruido de agua, Cortney condujo su mon-
tura hasta el recreo que serpenteaba la parte montañosa del
bosque.
_Qué lugar es este?
_Pertenece a los parques del rey, aunque él nunca venga
aquí _respondió Rory, desmontando y aproximándose a ella.
_James I y mi padre acostumbraban encontrarse en este
lugar, cuando querían conversar libremente, sin temor a ser
oídos.
_Un parque secreto? Alguien sabe sobre este lugar? Rory
adoraba verla al aire libre, la cara y los labios
colorados, los cabellos despeinados al viento.
_Vengo aquí con frecuencia y nunca encontré ninguno en
mis cabalgatas. Un rincón olvidado de la propiedad; un
poco descuidada, es verdad, pero aún así un paraíso
adorable.
Cortney miraba hacia todos lados, con interés
renovado.
_Aquellos bosques allí. _Ella señaló el punto mas
distante de los campos, mas allá del muro. _Hasta dónde
llega ?
_Hasta los límites de la ciudad. Están cortados por
caminos que acaban por desembocar en una ruta que lleva al
Támesis.
Era perfecto, pensó ella, bajando de su yegua .
Levantando el borde inferior de la falda, subió a lo alto
de una colina y miró a su alrededor. Desde el punto mas
elevado, tenía una vista panorámica. Del lado izquierdo,
mas allá de los bosques, estaban el castillo y sus
jardines; a la derecha, un muro separaba el castillo y los
jardines reales. Y, mas allá del muro, se podía ver a los
londinenses paseando por las márgenes del río Támesis.
Justo allí, en el mismo parque real, ella podría
encontrarse con el mensajero de Richeliu, sin peligro de
ser sorprendida. La Preocupaba la idea de salir de los
muros del castillo, pero ahora estaría libre para cumplir
las ordenes de Richeliu dentro de los dominios reales. La
primera tarea sería encontrar una manera de distraer a la
guardia real. Su mente hervía con planes.
_ Estás tan callada, Cortney.
Ella se volvió y , por un segundo, Rory notó una som-
bra de preocupación en su rostro. La ejecución de sus
planes ciertamente iba a herirlo mucho. Era eso lo que la
mortificaba, mas que el miedo a ser descubierta y ser
castigada. Le Dolía la idea de perjudicado. Ella y
Thornhill ya le habían causado demasiado sufrimiento.
_Me Temo que me he apartado de la compañía de la reina
por mucho tiempo. Debo retornar al castillo.
Mientras caminaban en dirección a los caballos, Rory le
agarró el brazo.
_Cómo están tus cosas , Cortney? _La voz de él era
cariñosa y suave. _Ya estás acostumbrándote a la nueva
vida lejos del Hawk?
Acostumbrándose? De repente, Cortney sintió un nudo en
la garganta. Cada día, las horas demoraban mas en pasar. Y
le parecía no había salida. Delante suyo, veía sólo
conspiración, complots e intrigas tramadas por un hombre
sediento de poder, en cuyas manos estaban su vida y la de
Thornhill.
_Lo Estoy _mintió ella, sintiendo el rubor cubriéndole
la cara. _En poco tiempo voy a sentirme completamente
cómoda en tu mundo.
Con esfuerzo, él contuvo la risa. Sería que ella no
sabía que sus ojos eran mucho mas elocuentes que sus
palabras?
_Creo que las rosas brotaran en la nieve antes de que
eso acontezca _dijo él riendo, mientras la ayudaba a
montar. –Precisas tomar lecciones sobre como mentir, mi lady.
Contagiada por la risa, Cortney tomó las riendas,
aguardando que él montase el garañón.
_Sólo por eso, tendré que vencerte en una carrera hasta
los establos.
Con una lleva presión del as piernas, la yegua salió
disparando . Sin volverse, Cortney concentraba todas sus
energías para evitar las ramas que rozaban sus cabellos y
arañaban su blusa. Podía oír, detrás suyo , el ruido de
los cascos del caballo de Rory aproximándose. Como la
senda se hizo bastante estrecha, consiguió impedir que la
pasase , murmurando palabras de aliento a la yegua. Cuando,
ya estaban próximos al establo, el camino se ensanchó,
Rory la alcanzó.
_Desiste _gritó él.
_Jamas!
Siguieron a un galope desenfrenado, lado a lado, hasta
que, pasando los establos, decidieron parar. Volvieron a
paso lento, las riendas sueltas, bajo la mirada atónita de
los muchachos de la caballeriza.
_Un poco y vos estarías mordiendo el polvo .
_Montas con un hombre _comentó Rory, después de dejar
el caballo a unos de los muchachos . _Quién te enseñó a
montar?
_Thornhill. Él me dijo que, cuando uno quiere dedicarse
a algo , sólo hay una postura a asumir.
_Y cuál postura es esa?
Ella tiró la cabeza hacia atrás, muerta de risa.
_La de un vencedor.
Al darse vuelta , Cortney se encontró con un hombre de
unos cincuenta años, extremamente atractivo, que la
encaraba, asombrado.
_Lord Edgecomb _exclamó Rory, saludándolo
efusivamente. _Cuándo llegó a Londres?
_Anoche _respondió Edgecomb, sin despegar los ojos de
Cortney. _Quién es esta adorable joven?
_Lord Edgecomb, permítame presentarle a lady Cortney
Thornhill, dama de compañía de la reina Henrietta Maria.
_Lady Thornhill _saludó Edgecomb, inclinándose sobre la
mano que ella extendía. _Es un placer.
_Lord Edgecomb es el primer magistrado en la corte del
rey _explicó Rory.
El título le provocó escalofríos a Cortney. Un juez
era la última persona con quien debería hacer amistad. Se
puso a observarlo. Los ojos eran oscuros y profundos. Los
cabellos blancos, así como las cejas, le daban la
apariencia de un león feroz. Se Vestía con elegancia y
sobriedad y sus modales eran los de un noble . Aunque fuese
juez, y el mas importante de toda la corte, Cortney pronto
presintió que se trataba de un hombre justo y digno. Con-
fiando en su intuición, decidió de inmediato que ese hombre
le gustaría .
Edgecomb estaba fascinado por la linda joven. Al
contrario de las pálidas y tímidas mujeres que
acostumbraban rodear a la familia real, esa joven revelaba
una personalidad fuerte. Él la había observado galopando
sin miedo ,cabeza a cabeza con el garañón de MacLaren.
Ella estaba determinada a vencer. Una aura salvaje la
envolvía. En sus bellas facciones , especialmente en los
ojos, algo lo intrigaba, le tocaba lo profundo del
corazón.
Miró a Cortney, cuyos cabellos sueltos estaban
enmarañados con hojas y heno .
_Espero que se mire al espejo antes de presentarse
ante la reina _comentó él, retirando una hoja seca de su
pelo . _Tal vez no crea que sólo salió a dar un inocente
paseo a caballo. _Dirigiendose a Rory, agregó: _Existen
muchos campos de heno próximos al castillo, MacLaren, y
algunas personas no saben la diferencia entre heno y una
revolcada en el heno .
Tirando la cabeza hacia atrás, Rory estalló en risas.
_Si la señorita y yo hubiésemos ido a divertirnos en
los campos de heno, no volveríamos a los establos a todo
galope, llamando la atención de todos.
_De hecho _rió Edgecomb y entonces se volvió hacia
Cortney. _La señorita hace todo del mismo modo que monta a
caballo, mi lady?
_Yo sólo sé vencer, mi Lord. Jamas fui derrotada.
_Jamas?
_Fui educada para vencer. O morir en el intento.
_Creo haber descubierto una rara joya . Si no te
importa, mi querida, me gustaría de conocerte mejor.
_Será un grande placer para mí, Lord Edgecomb.
Inclinándose él rozó los labios en su mano y , en seguida,
montó su caballo que el muchacho de la caballeriza le dio
las riendas.
_Estoy muy feliz de que haya retornado a Londres,
MacLaren. El rey está precisando consejos prudentes. _ Se
quitó el sombrero , saludándola. _Estaré ansioso por volver
a verla, mademoiselle.
Él partió en su caballo y Cortney continuó observándolo
hasta perderlo de vista.
_Un hombre muy sabio _murmuró Rory.
_Sabio en qué sentido?
_En este _respondió él, aproximándose.
Antes de que ella percibiese sus intenciones, Rory
comenzó a retirar las hojas y el heno pegados a los
cabellos de ella. Y, si los muchachos de las caballerizas
no estuviesen cerca, él habría sumergido las manos en la
cabellera revuelta y la habría besado con el ardor de un
hombre loco de deseo.
CAPITULO 12
Cortney, como de costumbre, retornaba de su paseo a
caballo acompañada por Rory e Lord Edgecomb. Como siempre,
ellos no habían encontrado a nadie en el parque privado del
rey. Cada día, se convencía mas de ser ese el lugar
perfecto para encontrar al mensajero de Richeliu y
pasarle las informaciones sin correr el riesgo de ser
sorprendida.
Hacia algunos días, ella había enviado un mensaje en
código. Esta noche, mientras los empleados estuviesen
durmiendo, daría inicio a la misión para la cual había
sido enviada a Inglaterra.
Sintiendo el rostro enrojecido por la expectativa,
desmontó. Su traje húmedo olía levemente a caballo y
cuero. Sus cabellos, cayendo en mechas en torno a su rostro
y sus hombros, le daban una apariencia de gitana. Su piel,
quemada por el sol, se destacaba de las pálidas mujeres de
la corte.
_Vencí una vez mas. Qué los retuvo? _provocó Rory y
Lord Edgecomb mientras desmontaban.
_Ahora entiendo porque siempre consigues vencer
_comentó Rory, entregando las riendas a un muchacho. _Vos
haces trampa.
_Pero, cómo el señor se atreve a insinuar semejante
cosa? _Sus ojos brillaban y la boca risueña sugería a Rory
un invitación a un beso.
_Vos arrancaste antes que cualquiera de nosotros
hubiésemos montado.
Lord Edgecomb asintió.
_Y aún así, si no hubiese escogido otro camino,
nosotros te habríamos alcanzado.
_Yo no dije que deberíamos partir juntos _la voz de
ella se mezclaba con risas. _Yo sólo afirmé que llegaría a
los establos antes que cualquiera de vosotros.
_E imagino que exigirás un pago de una moneda de oro,
no es así?
_De cada uno de los señores _confirmó Cortney.
_La señorita es muy dura en las apuestas _comentó
Edgecomb, mientras buscaba la moneda en su bolso.
_Lo soy , si. Y el pago no termina ahí. El señor me
prometió un juego de cartas.
_Esta mujer no tiene compasión. _Rindo, Lord Edgecomb
le ofreció el brazo.
Ella lo aceptó, enlazando el otro brazo en el de
Rory. En medio de risas, los tres caminaban despreocupados
por la senda que conducía al palacio.
Al principio, Cortney había encontrado a Rory y a Lord
Edgecomb cerca de los establos. Luego, sin embargo,
comenzaron a combinar para pasear juntos.
Cortney comenzaba a creer que podía contar con la
amistad genuina de ambos. Sentía mucho la falta de la
compañía de los tripulantes del Hawk, especialmente del
viejo Boney. A veces, la soledad llegaba a dolerle en el
pecho.
Aunque notase que Rory todavía alimentaba sospechas
respecto a ella , no tenía dudas de que, en momentos de
peligro, podía confiar en él. Cuanto mas conocía a Edge-
comb, mas se aseguraba de que su primera impresión había
sido correcta. Se Trataba de un hombre dotado de los mas
elevados principios morales; en varias ocasiones, había
demostrado consternación por los métodos violentos y los
motivos espurios utilizados por Lord Burlingame y otros
mas.
En sus cabalgatas diarias, los dos hombres criticaban
sin reservas, delante de Cortney, las intrigas del palacio;
sin embargo, en presencia de miembros de la corte, se
abstenían de cualquier comentario.
Cuando había dejado el atajo y entraron al palacio,
hubo un brusca cambio en la atmósfera despreocupada. En el
castillo, siempre había una tensión en el aire.
_Debo apresurarme para llegar a la sala de audiencia
del rey _se disculpó Lord Edgecomb, inclinándose delante de
Cortney. _Tal vez esta noche, luego que cenemos con la
familia real, pueda aceptar tu desafío para un juego de
cartas.
Observando a Lord Edgecomb alejarse, Cortney se
dirigió a Rory.
_Existe una tristeza que envuelve a Lord Edgecomb. Una
cierta soledad. Él no tiene familia?
_No. Su mujer y su hija murieron hace años. Él tuvo
varias oportunidades de casarse de nuevo. El propio rey se
empeñó para que su amigo contrajese matrimonio con un
miembro de la familia real. Pero Lord Edgecomb, determinado
a vivir solo , rechazó la idea.
_Tal vez él no estaba en condiciones financieras para
casarse otra vez.
Tirando la cabeza hacia atrás, Rory lanzó una
carcajada.
_Lord Edgecomb posee una de las mas bellas residencias
de Londres y una casa de campo en Sussex. Mas allá de eso,
su rebaño de ganado es grande, tiene buenas tierras para
la agricultura y decenas de arrendatarios.
_Entonces, tal vez él no pueda olvidar su primer y
único amor.
_Es verdad. Debe ser difícil olvidar el primer amor.
Esas palabras provocaron una tristeza inesperada en
Cortney.
Mientras se aproximaban a los aposentos de ella, Rory
se mostraba cada vez mas pensativo.
_Oí decir que la esposa de él era muy linda. Algunos
dicen que él casi murió de dolor con la muerte de la mujer
y de la criatura.
_Pobre hombre... _Ella se detuvo frente a la puerta
de su cuarto. _EN ese caso, hoy a la noche debo vencerlo en
el juego de cartas.
_Eso no tiene sentido, mi lady.
_Perder va a hacerlo olvidar la soledad. Al menos por
esta noche.
Riendo mucho, Rory tuvo que aceptar esa lógica tan
absurda. Cada día, esa extraña mujer le parecía mas
coherente, lo que podía ser peligroso.
La Admiró, enmarcada por los rayos dorados de la tarde
que se infiltraban por las ventanas altas. La belleza de
Cortney aumentaba cada día.
Percibiendo el deseo reflejado en los ojos de él, ella
se apartó.
_ Que Tengas un buen día, mi Lord.
_Hasta la cena, Cortney.
En aquella noche, Cortney quería mantener a mente
ocupada para no pensar en lo que haría mas tarde, a
escondidas, como si fuese un bandido .
Pasó una tarde agradable y a la noche, juntamente con
Rory y Lord Edgecomb, cenó con la familia real. Después,
Cortney y Lord Edgecomb se sentaron en la mesa en frente a
la chimenea y jugaron a las cartas. La reina bordaba
mientras Carlos y Rory estaban pensativos, y en silencio,
delante de un tablero de ajedrez.
Siempre que le ganaba a Edgecomb, Cortney reía con tal
placer que atraía la atención de todos.
Finalmente, Carlos se apartó del tablero.
_No consigo concentrarme con todo ese barullo —anunció
él sombríamente.
_Eso significa que el señor está en vías de perder la
partida, Majestad? _preguntó Cortney, levantando los ojos
de las cartas.
El rey quedó boquiabierto mientras Henrietta Maria
bajaba los ojos para esconder la sonrisa.
_El rey jamas pierde un juego que requiera estrategia —
declaró Carlos, como si fuese una proclamación.
_Y ahora sabemos por qué _prosiguió ella en el mismo
tono. _El rey se rehusa a terminar a partida cuando percibe
que corre el riesgo de perder.
_Creo, Carlos, que la señorita te dio un jaque mate
_comentó risueño Lord Edgecomb.
_No voy a desistir _declaró el rey, volviendo su
atención al tablero.
Una hora después, Rory comunicó, triunfante:
_ Jaque mate, Majestad.
Esforzándose al máximo para aparentar buen humor, el
rey tomó una jarra de cerveza con Rory y Edgecomb, antes de
retirarse a sus aposentos.
_No pienses que me resentí con tu insinuación de que
estuviese perdiendo la partida _Carlos dijo a Cortney,
antes de retirarse. A Él le gustaba la manera provocativa
de la dama de compañía, tan diferente al sometimiento de
las mujeres próximas a la familia real. _Pero estoy tan
exhausto por tomar tantas decisiones que necesito de
reposo.
_Yo también debo retirarme _dijo Lord Edgecomb.
_Cuánto fue lo que perdí esta noche, Cortney?
_Tres monedas de oro. _Los ojos de ella brillaron,
mientras él le entregaba las monedas. _Es media corona.
_Cuando acompañes lady Thornhill a sus aposentos,
MacLaren _murmuró Edgecomb - , asegúrate de que tu dinero
esté bien guardado, caso contrario, te garantizo que ella
va a apoderarse de todo.
_El señor me ofende. Yo sólo me apodero del que gané
merecidamente.
_Es verdad. Y si continuas así, dentro de dos semanas,
deberé considerarme afortunado en caso todavía posea mi
casa y las tierras.
_Las cuales, según oí decir, son muy valiosas —comentó
la reina.
_Imagino que puedo ser considerado , hasta cierto
punto, un hombre rico. _Edgecomb quedó pensativo por
algunos momentos. _Tal vez algún día la señora me de la
honra de ser mi huesped, Majestad. Y también su adorable
dama de compañía.
_Será un gran placer, Lord Edgecomb.
El magistrado hizo una respetuosa reverencia a la reina
y, en seguida, aproximó su rostro al de Cortney, besándole
la cara.
_Buenas noches, mi lady. Fue una noche extremamente
agradable.
_Buenas noches, mi Lord _respondió ella, sorprendida.
Rory y Cortney pidieron permiso para retirarse y se
despidieron de la reina.
_ Has traído mucha alegría a la vida de Edgecomb _dijo
Rory cariñosamente mientras caminaban por los corredores.
_Parece que si. Siento que él me quiere. Y yo tengo
mucho afecto por él. Es un hombre extraordinario. Su
amistad me honra mucho y llena el vacío de mi soledad.
_ Has recibido noticias de Thornhill y de los otros?
La pregunta la tomó de sorpresa. No deseaba hablar de
Thornhill esa noche. Ni pensar en la misión para la cual
Richeliu la había enviado a Inglaterra.
_Las distancias son tan grandes que tornan la
comunicación bastante difícil.
Rory no respondió nada . Había notado que ella no había
recibido ninguna carta de su padre. Le había Parecido muy
extraño que un padre tan rígido con su hija mientras
estaban a bordo, ahora, cuando ella se encontraba tan lejos
, no le enviase algún mensaje.
Cuando había llegado a los aposentos, Cortney sintió un
aprieto en el pecho. últimamente, ella y Rory habían
conseguido mantener relativa distancia. Sin embargo, había
notado una cierta contrariedad en su amigo cuando Edgecomb
le había besado la cara.
Fingiendo un bostezo, cubrió la boca con la mano.
_Estás cansada, Cortney.
_Es verdad. Fue un día bastante agradable pero largo.
Rory se rehusaba a partir.
_Entonces, te deseo buenas noches _dijo Después de
todo.
_Buenas noches, Rory.
Cuando le dio la espalda, ella sintió la mano de él
posarse en su hombro. Ansiaba volverse y ofrecerle los
labios. Pero ya era tarde y casi toda Londres estaba ador-
mecida. En ese momento, ella debería ocuparse de sus
asuntos oscuros . En su vida no había lugar para
romanticismo.
_Cortney.
_Si? _respondió, de espaldas a él, sintiendo un frío
recorrerle la espina dorsal.
_Duerma bien, mi lady.
_Vos también, Rory.
Con pasos vacilantes, entró en el cuarto y se
volvió . Con un leve sonrisa, cerró la puerta y entonces,
temblorosa, se apoyó contra ella, el corazón acelerado en
el pecho. Aguardó hasta que el sonido de los pasos
desapareciese por los corredores; corrió entonces al cuarto
de dormir y comenzó a ponerse la ropa de montar.
Espiando por la puerta de la cocina, Cortney vio,
aliviada, a la cocinera sirviendo un suntuoso banquete
sobre la vieja mesa.
Al percibir su presencia, la cocinera rechoncha
levantó los ojos.
_La señorita realmente cree que él vendrá?
_Él sería un idiota si perdiese una oportunidad como
esta, Mary. Es claro que él vendrá.
_Cómo puede estar tan segura de que no será
descubierta, mi lady?
Cortney atravesó la cocina, colocando el brazo sobre
los hombros de la cocinera.
_Esta noche, los únicos que estarán en los alrededores
del castillo seremos ... _paró para causar un efecto dra-
mático _ el caballero con quien voy a encontrarme y
yo .
_Es un caballero? _preguntó Mary, con los ojos
abiertos. _Será que él va a guardar nuestro secreto?
_Puedes estar segura de eso. Ahora voy a salir y enviar
a tu amante para que esté con vos.
_Oh, lady Thornhill _rió Mary, enrojeciendo vio-
lentamente. _Mi amante.
_Si John Fenton todavía no es tu amante, Mary, no tengo
ninguna duda de que ese banquete le va a hacer cambiar de
parecer.
Con una risa, Cortney salió de la cocina andando rápido
en medio de la oscuridad rumbo a un punto entre el bosque
y las praderas, donde los guardias acostumbraban patrullar
los alrededores del castillo.
_John Fenton _llamó Cortney, dirigiendose a una figura
montada en un caballo.
Guiando su caballo en dirección a ella, el caballero
se inclinó sobre la silla.
_ Es usted, mi lady?
_Yo misma. Mary te aguarda con un banquete digno de un
rey.
_ Gracias , mi lady. Los guardias la dejarán pasar.
Se sacó el sombrero con plumas, inclinándose con
deferencia. En seguida, partió a un trote rápido.
Cuando él desapareció, Cortney se apresuró en dirección
a los establos, donde ensilló un caballo.
La noche estaba negra como el carbón . No era posible
divisar la luna. No se veía una sola estrella en el cielo.
Había sólo una oscuridad total cuando entró en el bosque
denso.
El aire estaba pesado, preanunciando lluvia. Ella
había escogido un buen momento. Estaba tan oscuro que no
conseguía distinguir el cielo encima de las ramas de los
árboles. Aunque, aunque todo estuviese saliendo de acuerdo
con lo planeado, el corazón se le disparaba en su pecho.
Sólo volvería a la normalidad después que estuviese a salvo
en su cuarto.
Vestida con pantalones ajustados prestados por uno de
los muchachos de caballeriza, los cabellos y el rostro
escondidos por un gran sombrero de fieltro oscuro, el
cuerpo protegido por una capa gruesa y oscura, ella se
tornaba invisible en el bosque oscuro.
Inclinada sobre la montura, las hojas húmedas le
rozaban el rostro. Las Ramas se partían con el encuentro
contra su cuerpo. Una ave nocturna lanzó un chillido
angustiante que la sobresaltó.
El bosque se cerraba en torno a ella como una tumba
fría y húmeda. Asustada con esa idea, hizo que su caballo
apresurara el paso, hasta que el bosque dio lugar a un
descampado.
Finalmente, había conseguido liberarse de la opresión
del bosque. La oscuridad era tan completa que apenas podía
ver la colina delante suyo. Desmontó, dejando el caballo
en el borde del descampado y subió a colina. Con los brazos
en torno a su cuerpo para protegerse del frío, paró
delante de la senda que conducía al Támesis.
En pocos minutos, oyó el ruido de los cascos y el
relincho de un caballo. Esforzándose por ver a través de
la oscuridad sólo pudo divisar la silueta del caballo y
del caballero. Ella dio la señal, un silbido corto, y el
caballero se detuvo. En seguida, escuchó la voz de un
hombre:
_Traigo saludos de su patria.
Cortney se relajó. Era la contraseña.
_ Envío saludos a nuestro buen amigo.
Cuando él se aproximó, Cortney percibió que no era mas
que un muchacho. La mano que extendió hacia ella temblaba.
Le Entregó una hoja de papel.
_El cardenal le pide que lea esto y lo destruya de
inmediato.
_Está bien . _Ella entregó al mensajero otra hoja de
papel. _Esta es una lista de quejas que están siendo
presentadas por el Consejo del rey. Richeliu debe ser
informado de que Carlos está siendo alentado por Burlingame
a perseguir a los católicos de Inglaterra.
_Qué pasará con Henrietta Maria? _preguntó el
muchacho.
_Ellos pueden usarla como ejemplo.
Por la respiración de él, ella pudo percibir el
impacto de la información. Toda Francia empuñaría las
armas si la venerada Henrietta Maria sufriese cualquier
humillación en manos de los ingleses.
Antes de irse, el muchacho guardó el pedazo de papel
en una bolsa.
_Nuestro amigo enviará otra mensaje mañana.
_No _respondió Cortney, de repente invadida por el
pánico, agarrándole la manga. _Tan pronto no puedo volver a
arriesgarme.
Escondiendo el rostro, el muchacho enterró el sombrero
en su cabeza.
_Nuestro amigo está muy preocupado por la salud de su
padre.
_Qué estás diciendo? _Cortney sintió su sangre
congelarse en sus venas.
_Richeliu previó su renuencia a cooperar. Él no se
someterá a ningún argumento. Se encontrará con el mensajero
de él siempre que le sea ordenado, en caso contrario la
salud de su padre podrá verse afectada.
Cortney tragó la blasfemia que casi se le escapa. El
muchacho transmitiría a Richeliu cualquier indicio de
vacilación que ella demostrase.
_Está bien _asintió ella. _Encontraré al mensajero
mañana.
Sin una palabra mas , el muchacho desapareció por la
senda, en la oscuridad. Por largos minutos, Cortney
permaneció allí, paralizada, la respiración, entrecortada.
Después de tantas tribulaciones, casi había provocado la
muerte de Thornhill por un simples acto de rechazo. Cuando
aprendería que Richeliu, así como Burlingame, manipulaban
el poder para alcanzar sus fines egoístas? Ambos eran
hombres implacables. Poco les importaba quien muriese o
quien viviese. Sólo se preocupaban de ampliar el alcance
de su poder. Si pretendía que ella y Thornhill
sobreviviesen, debería obedecer a todas las ordenes de
Richeliu hasta que la misión estuviese cumplida. Por mas
que se sintiese aterrorizada. Cuando la respiración comenzó
normalizarse, Cortney pasó a prestar atención a los ruidos
de la noche. Podía escuchar los sonidos ahogados de los
cascos del caballo del mensajero francés alejándose en
dirección al Támesis.
Guardó el papel en el bolsillo de sus pantalones y se
cubrió la cabeza con el sombrero. Descendió rápidamente la
colina y escogió la senda que conducía al descampado
oscuro. Acariciando el flanco de su caballo, tomó las
riendas sueltas, preparándose para montar.
Pronto , muy pronto , pensó aliviada, estaría de vuelta
en sus aposentos en el palacio.
Al colocar el pie en el estribo, de la oscuridad surgió
una mano fuerte que la agarró rudamente por el hombro.
Dios del cielo! , ella había sido descubierta. Alguien
había estado allí, escuchando la conversación que ella
había mantenido, en voz baja con el mensajero de
Richeliu.
Reconoció la voz de Lord Burlingame.
_ La señorita es una experta . Y de veras inteligente.
Nadie jamas podría encontrarnos aquí. _Ella se encogió
para que él no la tocase, invadida por la repulsa al
escuchar su risa cruel. _Y durante todo ese tiempo me hizo
creer que no aceptaba la idea de tener un affair secreto
conmigo.
CAPITULO
El grito quedó ahogado en la garganta de Cortney.
Estaba demasiado aterrorizada para emitir algún sonido.
Qué ganaría con gritar por socorro? Estaba muy lejos del
castillo para que alguien escuchase su ruego. No había
buscado el lugar mas apartado de Londres para cumplir su
inescrupulosa misión? Y ahora ese mismo propio aislamiento
se volvía contra ella.
_Creo que debes saber lo que se habla sobre vos en la
corte, mi lady. _La voz pastosa y aguda de Burlingame la
enervaba, casi tanto como la mano ruda que la agarraba por
la capa. _Se dice que la señorita es una virgen intocable.
Eso es verdad?
Cuando ella se rehusó a responder, él la abofeteó con
tanta fuerza que su cabeza quedó colgando hacia un lado.
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras él prosiguió con
violencia:
_No eres una grande dama para mí, lady Thornhill. Yo sé
que no cabalgaste hasta aquí para disfrutar del ameno
clima.
Como para confirmar las palabras de él, una serie de
rayos iluminó el cielo oscuro. Momentos mas tarde, truenos
estremecieron la tierra, retumbando a la distancia.
Cortney temblaba incontrolablemente.
Burlingame la empujó al encuentro de su pecho, hasta
que sus rostros casi se tocaron.
_ La señorita planeaba encontrarse con alguien aquí,
mi lady? Quién podría ser esa persona?
_Nadie . _Con las manos intentó, en vano, desprenderse
de las garras de él.
Sacudiéndola bruscamente por los hombros, la apartó un
poco de sí.
_Por qué razón la adorable dama de compañía de la reina
estaría vestida con esta ropa ? _Dio una carcajada,
lanzando la cabeza hacia atrás. _Pantalones de hombre, mi
lady? Y una capa de lana gruesa ? _La risa desapareció. El
rostro de él, de repente fue iluminado por un rayo, estaba
crispado de odio. _Antes del amanecer, la señorita me
contará con quien había arreglado encontrarse en este
lugar. O ... _una sonrisa cínica se dibujó en sus labios
—, voy a llevarla al Consejo del rey.
Los temblores incontrolables de Cortney le provocaban
gran excitación. Quería verla temblando de miedo. Quería
que implorase y se arrastrase delante de él. Se Excitaba a
medida que sentía su poder aumentar sobre ella. Poder. Para
él era mas vital que el alimento, el agua o la riqueza.
Poder. El poder sobre la vida y la muerte de otro hombre.
El poder de despoja a un noble de sus títulos y sus
tierras. El poder capaz de transformar la altivez de sus
mujeres en humildad, haciéndolas implorar por compasión.
Burlingame pronunció cada palabra con muy mucho cuida-
do, saboreando el efecto que causaba.
_Ahora, lady Thornhill, harás exactamente lo que te
ordene.
Cortney lo miraba con los ojos abiertos. Cuando otro
rayo clareó la noche, descubrió que tenía delante de sí el
rostro maligno del propio demonio. Los labios se retorcían
en una sonrisa feroz. Los ojos brillaban triunfantes. Las
manos, como tenazas, apretaban sus brazos con tanta fuerza
que dejó escapar un grito ahogado de dolor.
_Duele mucho, mi lady? _preguntó él, apretando todavía
mas los brazos, hasta sentirle los huesos. _Perfecto.
Quiero que sufras, tanto como me hiciste sufrir todos estos
días y noches, deseándote . _Se pegó a ella. _No tienes
derecho a rechazarme. Soy el primer consejero del rey. No
hay nada que me puedas negar. _ Le Arrancó el sombrero y
pasó la mano por sus cabellos sedosos. _Si osaras
rechazarme una vez mas, pagarás por eso, así como los otros
que han osado enfrentarme.
_No haga eso, Lord Burlingame _dijo Cortney, la voz
entrecortada. _Lo que está haciendo es un error.
_Error ? _Los ojos de él estaban enfurecidos.
Arrancándole la capa, fijo la mirada en la delicada
camisola que ella vestía por debajo. _No es un error que
una señorita se vista como un muchacho y cabalgue en medio
de la noche para encontrarse con su amante? No es un
error que ocultes tu belleza bajo una capa gruesa?
Con las mano en sus hombros, él rasgó el fino tejido .
El sonido de sus ropas siendo rasgadas llenó de lágrimas
los ojos de Cortney, que ella enjuagó con el dorso de su
mano No eran lágrimas lo que ahora necesitaba sino
coraje.
_El primer consejero no se equivoca jamas _murmuró
Burlingame. _Soy yo quien hace las leyes, mujer. Y vos me
vas a obedecer.
Observando los ojos vidriados, Cortney entonces
percibió que el hombre estaba loco. En su locura él se
consideraba mas poderoso que el propio rey.
Cuando se tiró sobre ella, Cortney levantó el pie y con
la bota atinó con toda la fuerza su virilidad. Él gritó de
dolor. Cortney se desprendió y comenzó a correr.
La lluvia, que hasta entonces apenas amenazaba con
caer, finalmente había desatado. Gruesas gotas chocaban
contra las hojas y los arbustos. Desesperada, Cortney se
metió en el bosque dejando su caballo atrás. Podía
escuchar los pasos fuertes de Burlingame.
_Vas a pagar muy caro por esto _gritó él, agarrando
una mecha de sus cabellos.
Ignorando el dolor, ella una vez mas se desprendió y
continuó corriendo. La lluvia había empapado sus
pantalones y se pegaban a su piel desnuda. Corría
ciegamente, sin importarle haberse salido de la senda
conocida y seguir penetrado el denso bosque.
Con un salto, Burlingame le agarró el tobillo, gritando
victorioso.
_Ahora, prostituta , pagarás no sólo con tu virtud sino
también con tu propia vida.
Ella cayó en el musgo, luchando para liberarse de las
manos de él.
_No me gusta que mis mujeres sean tan ágiles. —
Burlingame le sujetó las manos encima de la cabeza. La
Inmovilizó con su propio cuerpo.
Casi sin aliento, Cortney movía la cabeza de un lado al
otro, desesperada, intentando evitar que sus bocas se
tocasen.
_Estoy viendo que la única manera de hacer que dejes
de luchar es infligiéndote dolor. Tanta dolor que,
finalmente, no podrás rechazarme.
_Para poseerme antes tendrá que matarme.
_Se fuera necesario. _Él dio una carcajada y,
agarrándole las dos manos, desenvainó una daga de la
cintura. Amenazador, pasó la daga lentamente a lo largo del
cuerpo postrado de Cortney.
_Tan esbelta, mi lady. Un cuerpo... perfecto.
Jamas, jamas ella había sido tocada de manera tan ab-
yecta por hombre alguno . Durante muchos años, había sido
mantenida lejos de ellos. Hacia pocos meses, había
comenzado a soñar con el contacto cariñoso de un amante.
Todo eso sería destruido por los deseos viles de ese
hombre.
Ella sentía un hilo de sangre escurrirse por su cuerpo,
mientras él continuaba deslizando la lamina afilada sobre
ella.
Él escuchó un sollozo ahogado.
_Bien . La señorita no es tan fría e insensible como
aparenta. Ahora, mi lady, dime el nombre de aquel con quien
ibas a encontrarte esta noche. Yo mismo iré a buscarlo
mañana para contarle que fui yo quien tomó su lugar para
disfrutar... de tus favores.
Para no gritar, Cortney se mordió el labio.
Él presionó la punta afilada de la lamina en su
garganta.
_Un lindo cuello...
Ella intentó tragar, pero no lo conseguía. Cualquier
movimiento, por menor que fuese, le causaba dolor.
_Dime. Quién era el hombre?
Una voz grave resonó en la oscuridad.
_Era yo el afortunado hombre, Burlingame. Y ahora
tendrá que vérsela conmigo.
La claridad de un rayo iluminó el cielo por un instante
y Cortney vio a Rory parado al lado de ellos. En su mano
brillaba el cabo ornamentado de una espada, cuya punta es-
taba apuntada directamente a la frente de Burlingame.
Por un largo momento, Burlingame quedó petrificado. De
todos hombres de Inglaterra, este escocés era el único que
no le temía. Por ser de otra nacionalidad, el Consejo del
rey no tenía autoridad sobre sus tierras o sus títulos.
Debido a la profunda amistad con Carlos y las estrechas
relaciones de su país con Inglaterra, MacLaren no podía
ser intimidado por las amenazas de Burlingame.
_Apártese de la mujer _dijo Rory, con furia contenida.
Lo que realmente deseaba era traspasar a Burlingame con la
espada repetidas veces. Cerró la mano con fuerza en el cabo
de la espada, lista para asestar el golpe al animal que
había osado atacar a Cortney. Era eso lo que Burlingame
era. Un animal que atacaba traicioneramente. Un animal al
que le gustaba perseguir y matar a su presa. Si No
hubiera sido el código de honra lo que había guiado a Rory
desde la mas tierna edad, él se habría batido con aquel
demonio sin vacilación. Se Valió de toda su fuerza de
voluntad para no matar a Burlingame en ese exacto momento.
Burlingame se arrodilló, mirando de reojo la figura de
pie a un lado. Si fuese bien rápido, si fuese astuto
podría usar a la mujer como escudo contra la espada del
escocés. La habilidad de MacLaren con la espada era legen-
daria. Y, aunque Burlingame fuese un hábil espadachín, no
tenía chance de vencer al escocés.
_De pie cobarde. O vos sólo sabes luchar contra mujeres
indefensas?
Soltando un torrente de improperios, Burlingame se puso
de pie y desenvainó la espada.
Todavía aturdida por la llegada de Rory, Cortney rodó a
un lado t se sentó encogida sobre el musgo mojado. Él
tenía que vencer. Precisaba vencer. O ella perdería todo.
Perdería el hombre que poseía su corazón, perdería su
virtud y su propia vida. Pero si perdiese a Rory, percibió
con súbita claridad, su virtud y hasta su vida no mas
tendrían sentido.
Mientras los dos hombres levantaban las armas, las
manos de ella se crispaban. Si hubiese un arma, habría
luchado de buena voluntad con el bandido que la había
atacado. En vez de eso, estaba obligada a asistir al duelo,
indefensa.
_Entonces, MacLaren _vociferaba Burlingame, mientras
cruzaban las espadas. _ Mata a tu superior para después
escabullirte en la oscuridad para mantener un affair con
la dama de compañía de la reina.
_No le debo explicaciones. _Rory dio un paso atrás,
evitando el golpe del adversario.
_Responderás por esto a Carlos! _El consejero se
agachó, sintiendo una lamina afilada pasar cerca de su
oreja. A pesar de la lluvia, transpiraba profusamente.
_Prepárese para encontrarse con su Dios —- dijo Rory,
moviéndose con destreza para dar el golpe fatal. Con una
estocada precisa, rasgó la camisa de Burlingame desde el
puño hasta el hombro.
En estado de shock, el primer consejero dejó caer su
espada. Acorralado contra un árbol, vio la lamina rasgarle
la túnica, exponiendo su pecho desnudo. Rory se quedó
inmóvil, la punta de la espada apoyada en el pecho de su
adversario, directo a su corazón.
_No me mate, MacLaren, se lo imploro. _El puñal que
aseguraba en la otra mano cayó al suelo cuando él levantó
los de los brazos, suplicando.
Cortney escuchó la voz llorosa y aterrorizada mientras
esperaba que Rory pusiese fin a la vida del enemigo.
_Vos estabas por tomar algo muy precioso de esta
señorita _gruñó Rory.
_Piedad , MacLaren. Yo le imploro, tenga piedad.
_Es ese el hombre que jamas demostró compasión? Cuántos
hombres le imploraran por sus tierras, títulos o por sus
mujeres? _Rory dio un paso al frente, mirando con desprecio
al rostro de su enemigo. _Cómo se atreve a implorar por
piedad, señor?
_En nombre de mi soberano, Carlos I de Inglaterra,
imploro su compasión.
Atontada, Cortney se arrastró hacia delante y, con un
pequeño gemido, agarró el puñal a los pies de Burlingame.
Por un instante, Rory la miró sin decir una sola
palabra. Alrededor de ellos, a lluvia se desataba sobre el
bosque que parecía desprovisto de cualquier otro sonido.
Por primera vez, él percibió el sollozo ahogado de su
llanto.
Dios del cielo! , Cortney estaba herida. Bajó los ojos
hacia la criatura encogida a sus pies, aferrada
desesperadamente al puñal. Ella necesitaba de él. Nada
importaba mas.
_Vayase . Antes de que lo mate aquí mismo. _Mientras
Burlingame se inclinaba para recoger su espada, Rory lo
amenazó: _Nunca mas se aproxime a la señorita. O, entonces,
le juro que tendrá que vérselas conmigo.
Burlingame envainó su espada y corrió en dirección al
palacio. Antes de que él desapareciese, Rory cayó de
rodillas delante de Cortney.
Está vivo, pensó ella, mientras él la envolvía en los
brazos. Finalmente, en sus brazos, ella estaba a salvo.
_Dios del cielo, qué fue lo que él te hizo? _Con todo
cariño, Rory le cubrió su desnudez envolviéndola con su
capa. Entonces, la anidó en sus brazos, envolviéndola como
si fuese una criatura.
Ella temblaba. Temblaba tan violentamente que no se
controlaba mas . El gesto cariñoso hizo con que las
lágrimas contenidas aflorasen. Con los brazos en torno al
cuello de él, lloró tanto que pensó que su corazón se iba a
despedazar.
_Él está completamente loco _murmuró, la voz
entrecortada por los sollozos.
_Lo sé. Toda Inglaterra parece saber eso. Todos,
menos el rey.
_Oh, Rory! Quiero ir a casa.
Casa. Fue invadido por una oleada de ternura por la
mujer que tenía en sus brazos. Sería que, algún día, ella
tendría un lugar, un país que pudiese considerar su casa?
Rory montó en su caballo y la acogió contra su pecho.
Lentamente, dejaron el a bosque y llegaron al parque del
rey, donde el caballo de Cortney aguardaba pacientemente .
Agarrando las riendas, Rory las sujetó a su silla.
Entonces, todavía abrazándola, dirigió su caballo rumbo al
palacio.
Ella no pronunció una sola palabra, aferrada a él con
tal determinación que lo asustaba. Envolviéndola con el
brazo, la pegó a su pecho, como si de esa forma pudiese
protegerla del mundo sombrío que los rodeaba.
Cuando se vio protegido por los muros que rodeaban el
palacio, Rory entregó los caballos a un joven y la cargó
por las largos escalinatas hasta los aposentos de ella.
La Colocó con cuidado sobre la cama en frente a la
chimenea del cuarto de dormir. Y luego se dedicó a
reavivar el fuego .
Con paños humedecidos, le limpió el cuerpo de la su-
ciedad y de la sangre. Aunque ella quisiera eludirlo ,
estaba demasiado exhausta para luchar contra él. Rory
estaba preocupado pues, aunque le permitía tocarla ,
ella lo miraba desconfiada.
Cuando terminó de bañarla, la envolvió en su capa
caliente y confortable. Colocó diversas almohadas y se
recostó atrayéndola contra sí.
Ella no decía una sola palabra, los ojos fijos en el
fuego. Aunque Rory tuviese centenas de preguntas para
hacerle, decidió callarse. Ella había sido brutalmente
agredida y estaba en estado de shock. En ese momento
necesitaba de cuidados cariñosos y de una sensación de
seguridad. Dejando sus aprensiones de lado, se ocupó de
ella.
Cuando la anidó nuevamente contra su pecho, sintió una
oleada de calor, el deseo voraz que afloraba cada vez que
la tocaba. Ella quedaría perpleja si supiese el rumbo de
sus pensamientos. Si pudiese, él se echaría con ella y la
amaría hasta borrar de su mente todo el tormento causado
por Burlingame. Harían el amor hasta que la luz de la
mañana entrase por las ventanas. Y entonces se amarían una
vez mas, hasta que los deseos fuesen saciados.
Se esforzaba por apartar tales fantasías. Cortney, a
pesar de toda su fuerza, estaba especialmente vulnerable a
los ataques de Burlingame por haber sido excesivamente
protegida de los hombres.
La violencia de aquel animal la dejaría de aún mas re-
celosa em relación a los placeres del sexo. Por ahora, él
debería controlar su lujuria . Las necesidad de ella eran,
por lejos, mucho mas importantes. Y ella deseaba aprender
nuevamente a confiar en alguien.
Finalmente, inclinándose sobre las almohadas, percibió
que Cortney comenzaba a relajarse. En los brazos de él,
estando segura, ella mantenía la mirada fijo en las llamas
que danzaban en la chimenea, hasta que los párpados se
cerraron. Él sintió el calor de su aliento mientras se
sumergía en un sueño profundo. Suspiraba y gemía con
frecuencia. Y, en la mano crispada, sujetaba el puñal de
Burlingame.
CAPITULO 14
Los Rayos de sol penetraban por las ventanas altas,
bañando a la pareja recostada en las almohadas en una luz
dorada.
Cortney despertó temblorosa de miedo. La mano se cerró
sobre el puñal. Ningún hombre jamas volvería a tratarla
como Burlingame lo había hecho. Ningún hombre jamas
volvería a tocarla sin su permiso. Dio un suspiro profundo
para calmar los nervios a flor de piel y entonces se acordó
de que Rory la había salvado de la crueldad de Burlingame.
Allí en su cuarto, ella estaba a salvo. Segura, al lado
del hombre que la había rescatado. Sintió un peso extraño
sobre su hombro. Rory. Sin abrir los ojos, sabía que era
él. Él estaba abrazado a ella como había permanecido
durante toda a noche.
Cortney podía oír el estallido de la leña siendo
devorada por las llamas. Echada, inmóvil, absorbía las
extrañas sensaciones que la asaltaban. La respiración suave
sobre una mecha de cabellos en su frente, los brazos
fuertes envolviéndola, transfiriéndole calor... Se sentía
deliciosamente caliente.
Entonces, miró el puñal sujeto en su mano. Sus dedos
estaban doloridos y rígidos por haberlo sostenido por tanto
tiempo. Transfirió el arma a la otra mano, osando, por
primera vez, aflojar la presión. Flexionó entonces cada
dedo, sintiendo la sangre fluir.
Al abrir los ojos se encontró con Rory mirándola con
ternura.
_Eres tan adorable cuando despiertas como cuando estás
dormida _murmuró él.
Cortney enrojeció. Por cuanto tiempo habría estado él
observándola?
_Gracias, mi Lord.
_Por verte linda?
Ella sonrió encantadoramente . Su manera de ser, tan
peligrosa cuando estaba con odio y tan dulce cuando estaba
feliz, era adorable.
_Por salvar mi honra. Y mi vida.
La Sorprendió posando los labios en su frente. Con odio
inesperado, él se desahogó:
_Debería haberlo matado. Pero no podía pensar en nada
mas allá de tu seguridad.
_Shhh. _Ella le tocó los labios con el dedo, sintiendo
sucesivas oleadas de calor recorriéndole el cuerpo. —No
hables de él, Rory. DE sólo de oír ese nombre, siento mi
sangre congelarse. _Luego de algunos momentos en silencio,
ella prosiguió: _Me Siento agradecida de que mi salvador
sea un espadachín habilidoso.
_Vos estaba preparada para tomar mi espada y terminar
el trabajo, en caso que yo muriese ?
Cómo podía él jugar con la idea de perder la vida?
_Es el pensamiento ni se me ocurrió. Siempre supe que
vencerías al maldito en cualquier tipo de lucha.
_ Verdad? _Sonrió él.
Tendría ella consciencia de cuan tentadora estaba en
ese momento? La capa se le había deslizando de sus hombros,
revelando la piel clara y suave. Él observó la curva entre
sus pechos y deseó apoyar sus labios allí. El Sólo
pensamiento lo dejaba paralizado.
_Mi lord eres un espadachín casi tan bueno como yo.
Él sonrió con el comentario hecho de modo tan directo.
_ Es muy gentil de tu parte decir eso. Tu destreza
sólo es igualada por tu extrema humildad, mi lady.
_Por qué debería yo fingir humildad? Thornhill dijo que
nunca se debe ser modesto respecto a los propios talentos.
Con la mención del nombre de su padre, la sonrisa de
Rory desapareció. Él podría jurar que Thornhill tenía algo
que ver con la cabalgata nocturna de la hija.
Prudentemente, guardó sus pensamientos para sí.
_Nosotros dos formaríamos una dupla invencible,
Cortney.
Las palabras de él la emocionaron , pero resolvió
ignorarlas.
_Yo lucho sola.
_Yo no estaba me refería a las luchas. _ La boca de
Rory casi tocaba la de ella. Sus ojos se estrecharon
mientras estudiaba el contorno suave de los labios de
Cortney. Tenía que probarlos.
Rory buscó su mirada. Lentamente, deliberadamente, se
inclinó en busca de sus labios. Rozándolos levemente, los
sedujo hasta que se entreabrieron para él.
_Yo estaba hablando de amor.
El beso fue repentino, devastador. Las llamas los
invadieron; se aferraron ciegamente, abrazándose con tanta
fuerza que les faltaba la respiración.
Él sentía el corazón de ella pulsando acelerado.
Suavemente, introdujo la mano bajo la capa. Cuando tocó la
piel caliente, sintió una emoción tan fuerte que se
estremeció. Dibujó con los dedos la curva suave del
vientre, dejando los dedos correr libres sobre el cuerpo
hasta el pecho. Le Envolvió el seno y entonces sintió su
reacción asustada. Antes que ella pudiese apartarse, la
besó con pasión, los dedos haciendo círculos lentos
alrededor del pezón erecto.
La voluptuosidad de su propio deseo asustó a Cortney.
Jamas, jamas había sentido esa excitación. Se Había
apoderado de ella de modo tan súbito que no había tenido
tiempo para mantener el control. Entonces, se abandonó a
las sensaciones que parecían haberle robado toda fuerza.
Rory no esperaba esa reacción. Durante la noche, había
conseguido controlarse, mientras intentaba confortarla.
Ahora, besándola, abrazándola, daba rienda suelta a la
pasión. No era meramente el deseo que lo incitaba. Él
precisaba de ella con una urgencia nunca antes había
experimentado. Esa mujer había invadido su mente,
atormentaba su alma hasta él no dejarlo razonar. Sólo
sentir.
Para Cortney, la acogida de aquellos brazos era el pa-
raíso. Eran suaves, delicados y, al mismo tiempo, firmes.
Y ella era una mujer desprovista de cualquier artificio
cosmético femenino. Una criatura inocente en un cuerpo
perfecto de mujer. Cuando el beso se volvió mas
apasionado, la sensatez se evaporó.
_Mi lady. _Una criada golpeó la puerta y entró. Delante
de la escena inesperada, se paró en seco, alarmada.
Entonces retrocedió para dejar el cuarto.
_Lo Siento mucho, señora. Yo sólo quería ayudarla en
los preparativos de la mañana.
Cortney sumergió entre las mantas , su cara cubierta de
rubor. Viéndola tan consternada, Rory no consiguió evitar
la risa, a pesar de su propia frustración. Dijo a la
criada:
_Vuelve dentro de algunos minutos. Lady Thornhill ya
estará preparada.
Después que la criada salió, Rory desató su risa.
_Mi lady, te queda muy bien el rojo.
_Rojo? _Altiva, levantó las cejas.
_Te pones roja con mucha facilidad. Cuando la criada
hubiera terminado de contarle a los otros lo que presenció,
todos en el palacio sabrán que pasaste la noche en mis
brazos.
Ella se desprendió, y se puso de pie, envolviendo la
capa alrededor de su cuerpo con toda la dignidad posible.
_Yo diré que estaba indispuesta y que vos viniste en mi
auxilio.
_Cuanto mas intentes explicarlo, peor será.
Él se levantó y se aproximó a ella, tocándole la cara
con los dedos. Con enorme ternura, se inclinó rozándole los
labios con los suyos.
_No debes ninguna explicación, Cortney. Excepto, cla-
ro, aquella que vos me debes a mí. _Viéndola retroceder,
agregó: _Cuando te sientas mejor, conversaremos.
La puerta se cerró detrás de él, y Cortney se dejó caer
en la cama, desalentada. Él había salvado su vida. Por lo
tanto, merecía saber lo que la había hecho salir del
palacio por la noche. Sin embargo, si él supiese, estaría
obligado a llevar la información al rey. Información que le
costaría la vida.
Apresurándose para hallar sus pantalones, ella encontró
el mensaje, todavía doblada en el bolsillo. Desdoblándolo,
lo leyó con rapidez.
Mi querida
El complot para deponer al rey deberá ser puesto en acción cuando estén
identificados los individuos que puedan asociarse a nosotros. Envía nombres
en quien podamos confiar para el cumplimento de nuestra misión.
R.
Tirando el papel al fuego, Cortney se quedó observando
las llamas consumir la hoja de papel. Estaba Envuelta en
una trama de conspiración que la enojaba. Aún así, no veía
ninguna salida a no ser cooperar para que Thornhill
viviese. La elección entre su vida y la de su padre no
brindaba opción alguna.
Cortney pasó gran parte del día en sus aposentos,
alegando un fuerte malestar. Henrietta Maria la visitó al
final de la tarde, acompañada por un séquito de criadas que
traían sopas humeantes y tés de hierbas. Le Contó que Lord
Burlingame también se había ausentado de la corte.
_Me Contaron que él tiene fiebre y escalofríos . El
médico del rey afirmó que mañana él estará bien para
presentarse en la corte. Y vos? _preguntó. _Estarás lo
bastante fuerte para sentarte a mi lado en la corte mañana
?
La idea de enfrentar Burlingame hizo que el estomago
de Cortney se revolviera.
_Claro que si, Majestad. Mañana estaré bien.
_Entonces debes descansar. _La reina observaba a
Cortney reclinada en un diván delante de la chimenea.
Sentándose, corrió su mano sobre la cubierta de piel. _Tal
vez el escocés pueda ser persuadido de volver para
ayudarte a... descansar.
_Majestad!
_Oh, Cortney! _La reina le tomó la mano. _No te sientas
tan ofendida. En todo el palacio no se habla de otra cosa.
_Pero yo no... Él no... _Percibiendo que no conseguiría
explicarse , se calló.
_Mi querida. Todos hacen eso. _Henrietta Maria bajó los
ojos por un momento. _Por lo que me dijeron, hasta mismo el
propio rey.
Consternada, Cortney no consiguió encontrar las
palabras adecuadas que pudiesen traer algún alivio al dolor
revelada en la voz de la joven reina. En la corte, se
corrían rumores de que el rey, incitado por Lord
Burlingame, ya estaba decidido a abandonar a su joven
esposa y cambiarla por una noble inglesa, mas adecuada para
el trono.
_Pero vos _bromeó Henrietta Maria _ precisas aprender a
ser mas discreta. El palacio hervía de rumores hoy . Si
fueras a tomar un amante, encuentra un lugar protegido de
los ojos aviesos.
_Pero yo... _Cortney vaciló. Qué había dicho Rory?
Cuanto mas intentase explicar, peor sería la situación. —
Gracias, Majestad. No olvidaré eso.
La reina le brindó una sonrisa cariñosa.
_Ahora descansa . Hoy, en la corte, sentí tu falta.
Cuando volvió a estar a solas, Cortney se recostó y,
exhausta, recomenzó a hacer planes. Esa noche, cuando el
palacio estuviese en silencio, ella debería, una vez mas,
enfrentar los peligros del bosque. Richeliu había ordenado
que ella encontraría con el mensajero. Y, aunque temiese
los peligros de esa aventura, temía mucho mas la ira del
cardenal.
Disimulando un bostezo, Rory colocó la jarra de cerveza
sobre la mesa. El rey Carlos, sin la compañía de Lord
Burlingame cuyos comentarios cínicos siempre lo hacían
reír, exigió que Rory le hiciese compañía después de cenar.
A Rory, le parecía muy triste que el rey comenzase a
buscar placeres que lo apartasen de su joven esposa por
largos períodos. Era lamentable, pues los dos monarcas, tan
solitarios, podrían apoyarse mutuamente. Podrían, pero
probablemente no lo harían. Cada uno de ellos había sido
prevenido por sus asesores de desconfiar del otro.
Henrietta Maria, siempre aconsejada por el clero, se
sentía en la obligación de preservar la fe, especialmente
en Inglaterra, donde se perseguían a los católicos.
Carlos, incitado constantemente por Burlingame, se
sentía compelido a asegurar a su pueblo que los franceses
intrusos serían mantenidos en su debido lugar. Si eso
representase alguna humillación para la reina, que así
fuese.
_Estás muy cansado, MacLaren?
_Lo Estoy , Majestad.
_Tal vez _el rey guiñó un ojo _lady Thornhill exija
mucho de un hombre, obligándote a desvelarte toda la
noche.
Rory sonrió sin decir nada. Durante el día, había oído
los rumores, había sentido las miradas curiosos y
aguantado las risitas y los comentarios a su paso. Y no
había dicho una sola palabra sobre el asunto.
_Buenas noches, MacLaren. _El rey se levantó
tambaleante después de haber vaciado varias jarras de
cerveza.
Juntos, subieron las largas escalinatas. El rey siguió
hacia la derecha en dirección a los aposentos reales y
Rory, a la izquierda, rumbo a los aposentos reservados a
los huéspedes de la familia real.
Cuando alcanzó la puerta del cuarto de Cortney, se
paró. Se había sentido la falta de su adorable rostro en la
corte. Incontables veces, su pensamiento había vuelto hacia
ella. El miedo la habría abandonado? Finalmente ella
habría soltado el puñal o todavía lo tendría en su mano?
Se acordó de la noche anterior, ella durmiendo en sus
brazos, la respiración suave, el cuerpo caliente u
deseable. Dios del cielo! Todos los hombres del Consejo
del rey pensaban que él había tomado a lady Thornhill como
amante. Por qué vacilar? Por qué no transformar su deseo en
realidad?
Levantó la mano para golpear la puerta. Todos estaban
durmiendo a esa hora. Él la imaginaba vestida en una
inmaculada camisola blanca, los cabellos sedosos cayendo en
suaves ondas hasta la cintura.
Antes que golpease la puerta, una imagen asaltó su
mente. Cortney, desnuda, sangrando, llorando como si su
corazón se fuese a despedazar. Ella había sido agredida por
la brutalidad de Burlingame. Necesitaba tiempo. Tiempo
para recuperarse. Tiempo para confiar. Tiempo para amar.
Se volvió y prosiguió caminando. Podía esperar. Aunque
no fuese un hombre paciente, colocaría las necesidades de
ella antes de las suyas.
Cortney se inclinaba sobre el cuello del caballo de la
yegua rumbo a la oscuridad del bosque. El aire estaba
seco y frío. Como en la noche anterior, vestía pantalones,
capa oscura y el sombrero que le cubría el rostro.
la cocinera, Mary, y su amante, John Fenton, estarían
ahora en la cocina, compartiendo una comida preparada con
todo esmero y, después, compartirían el lecho de Mary.
Cortney rezaba para que el guardia del rey se mantuviese
ocupado hasta que ella cumpliese su tarea.
Su corazón se disparaba. Las manos que aseguraban las
riendas temblaban. Una lechuza chilló y ella hizo un
movimiento brusco en la silla, el puñal en la mano, lista
para la batalla. Cuando vio la sombra de la lechuza contra
el cielo claro, suspiró aliviada.
Llegando al final de la senda, desmontó y condujo a la
yegua hasta los márgenes del descampado para, en seguida,
dirigirse a la colina. Agachándose, quedó a la espera.
Pocos minutos después, surgió una persona a caballo.
_Le traigo saludos de la patria _susurró una voz.
_Cómo está nuestro amigo en común?
_Está bien . _La figura salió de las sombras. Como el
mensajero del día anterior, este también era sólo un
muchacho, vestido con pantalones y capa andrajosos. _Debe
lerr esto y, en seguida, destruirlo.
_Está bien.. _Cortney tomó el papel y lo dobló, antes
de guardarlo en el bolsillo del pantalón.
_Nuestro amigo manda a decirle que no espere mas
mensajes en los próximos quince días.
Cortney no pudo esconder el suspiro de alivio que se
le escapó de los labios. Por quince días estaría libre de
esa misión tan terrible.
_Nuestro amigo ordena que observe con mucho cuidado a
los que la rodean. Seguramente, alguien muy próximo al rey
está dispuesto a traicionarlo.
_Como voy a identificarlo?
_Observando. Muy pronto, él revelará sus verdaderas
intenciones. Cuando él aborde a nuestro amigo en común,
será notificada.
Cortney asintió. El mensajero le dio la espalda. En lo
alto de la colina, él montó su caballo y desapareció en el
bosque. Ansiosa por apartarse del lugar que tanta
aflicción le había causado, ella corrió colina abajo y ,
sin demora, montó la yegua y corrió por la senda que la
conduciría al palacio. Detrás de ella, saliendo del
escondrijo, una figura alta se arrastraba en dirección a un
caballo amarrado. La Luz de la luna se reflejó en los
cabellos color paja e iluminó el rostro de expresión
diabólica. Saltando sobre la silla, él prosiguió a paso
lento.
Cuando llegó, Cortney sacó la pesada silla de su
montura y la devolvió al establo. Entonces se apresuró en
dirección al palacio, casi cayendo en las escaleras, tal
era su prisa por llegar a la seguridad de su cuarto.
Mientras corría escaleras arriba, una figura sombría la
seguía, observándola con interés calculado.
CAPITULO 15
_Estoy diciéndole que la mujer es peligrosa.
Burlingame estaba frente al rey en una sala de
audiencia privada, al lado del escriba que registraba todo
y Lord Edgecomb que, como juez supremo de la corte de
Inglaterra, había sido, por insistencia de Carlos, invitado
para la reunión.
_Está acusando a la dama de compañía de la reina de
ser una espía, señor. Estas son acusaciones muy graves.
_Lord Edgecomb no escondió su descontento.
_Todos saben que el señor es un gran amigo de la
muchacha _replicó Burlingame, la voz estridente por la
agitación. _Pero, seguramente, no irá s colocar la amistad
por encima del deber. Estamos hablando de la seguridad de
nuestro rey.
_No voy a admitir que nadie cuestione mi lealtad al
trono inglés. Especialmente el señor, Lord Burlingame. Mi
padre y el padre de Carlos convivieron durante mucho
tiempo, se divirtieron juntos y , cuando fue necesario,
pelearon uno al lado del otro. Los Edgecomb han sido
leales al trono inglés por muchas generaciones.
_Edgecomb _habló Carlos apaciguador —, estoy seguro de
que Lord Burlingame no duda de su lealtad. _se volvió
entonces al primer consejero. _Y por qué la reina habría
de rodearse de espías?
_Por Francia, señor _respondió Burlingame, de
inmediato. _La primer lealtad de la reina es para con su
propio país. Los papistas la han convencido de que el
señor tiene un pacto con o el diablo . Y, mientras, por un
lado, ellos transforman su princesa en reina de
Inglaterra, por otro lado , envían emisarios a España para
formar una alianza que, un día, será usada contra nosotros.
_La alianza fracasará _agregó Edgecomb. _A partir del
momento en que Henrietta María vino a Inglaterra para
convertirse en su esposa, señor, España fue forzada a
aceptar que Inglaterra y Francia formaron una alianza
invencible.
_Alianza _dijo Burlingame con desprecio. _Este
casamiento no es una alianza. Es una oportunidad para traer
espías a la propia alcoba del rey.
_Mucho cuidado, Burlingame _dijo el rey con autoridad.
_Estás acusando a la reina de ser una espía.
Un silencio embarazoso dominó la sala. Finalmente,
Edgecomb habló.
_Díganos exactamente lo que vio y oyó la noche pasada.
Burlingame se levantó y comenzó a andar de un lado al
otro. Había ensayado su relato exhaustivamente, omitiendo
obviamente la parte relativa al ataque a Cortney y la
represalia de MacLaren.
_Escuché un ruido de pasos del lado de su cuarto.
Sabiendo que todos los criados ya se habían retirado, tomé
la decisión de investigar. Imaginen mi sorpresa al ver a
lady Thornhill, vestida como un muchacho, escabulléndose
por las escaleras.
_ Queda claro que el señor estaba vestido y listo
para seguirla _comentó Edgecomb, con sarcasmo.
_Yo estaba vestido, pues todavía no me iba a acostarme
_retrucó Burlingame. _La Seguí y la vi en los establos
ensillando un caballo. Cuando ella se apartó, yo ensillé mi
caballo y seguí en la dirección que ella había tomado.
_Por qué el guardia del rey no la detuvo?
_El guardia del rey, John Fenton, no estaba en su
puesto. Yo supe, mas tarde, por uno de los criados, que
Fenton y una de las cocineras del palacio, Mary, estaban
teniendo un encuentro amoroso. _Percibiendo la expresión
sombría del rey, agregó: _Encuentro sugerido y planeado
por lady Thornhill.
Carlos crispó los labios. Un soldado que fuese
descubierto descuidando sus obligaciones podría ser
castigado con azotes, prisión y hasta con la muerte, si el
rey así lo ordenase. Él encontraría un castigo adecuado
para que Fenton jamas repitiese la idiotez de poner los
favores de una mujer por encima de la seguridad de su
propio rey.
_Señor, y cómo fue posible no perder a la muchacha en
el bosque? _Edgecomb estudiaba a Burlingame con atención,
ansioso para pescarlo en alguna contradicción.
_Era noche de luna llena _Burlingame sonrió, comenzando
a gustarle su papel de narrador de historias. Estaba claro
que había capturado la atención del rey. _Era fácil
distinguir el caballo y el caballero delante mío en la
senda. Cuando salimos del bosque, llegamos a una claridad.
Según creo, señor _dijo volviéndose al rey —, es el
área llamada de parque del rey.
Carlos asintió.
_Conozco ese lugar, aunque pocas veces haya ido hasta
allá.
_Parece que lady Thornhill también lo conoce. Y debo
concluir que ella sabía que ese parque era raramente vi-
sitado. Por eso, tuvo la audacia de encontrarse con el
emisario de Francia en el propio parque del rey.
Edgecomb comenzó a sentirse incomodo. Él y Rory
visitaron ese parque muchas veces en compañía de Cortney.
Los tres lo conocían mucho bien..
_Cómo sabe que era francés?
_Yo estaba lo bastante cerca para escuchar la conver-
sación. El mensajero se anunció en francés y lady Thornhill
respondió en el mismo idioma.
_ Y el señor pudo entender lo que decían?
Burlingame sonrió.
_Tengo algunos conocimientos de francés. Lo que oí me
dejó atónito.
_ Y qué fue?
_El mensajero revelo que alguien muy próximo al rey
estaría dispuesto a traicionarlo.
Un silencio repentino y aterrador cayó sobre el grupo.
_Fue por esa razón que insistí en esta reunión
secreta —anunció Burlingame con aires de importancia. _
Alguno de los hombres próximos al rey podría estar tramando
algo contra su vida.
Lord Edgecomb observaba al primer consejero con todo el
interese. Aunque despreciase al hombre, no pudo detectar
ninguna señal de mentira en el relato. Si lo que él había
contado era verdad, el rey de Inglaterra estaba siendo
blanco de una siniestra conspiración contra su vida. Preci-
saban encontrar los traidores, y rápidamente.
Aún así, por mas que esforzase, Edgecomb no conseguía
creer que lady Thornhill estuviese conspirando contra el
rey. Había en la joven una pureza, una inocencia que lo
cautivan.
_Cuál fue la reacción de lady Thornhill?
_Ella es una espía bastante experta, Majestad. Guardó
el mensaje y asintió en aguardar hasta que todo el complot
le sea revelado.
_Cómo deberíamos lidiar con esa torpeza? _preguntó
Carlos, dirigiendose a su primer consejero.
_Estamos en una situación ventajosa. La muchacha no
sabe que fue seguida y vigilada mientras daba continuidad a
sus torpes desígnios _dijo Burlingame. Entonces, bajando el
tono de voz, agregó: _Lady Thornhill deberá encontrarse con
un emisario dentro de quince días. Cuando ella lo haga,
propongo que le preparemos una trampa.
_Exponga su plan _el rey se sentó en el borda de la
silla, agitado por la sensación de peligro.
_Debemos crear una situación donde no sólo lady
Thornhill y el mensajero sean atrapados en flagrante
delito , sino también cualquier ciudadano, francés o
inglés, envueltos en esta trama criminal. _Percibiendo la
expresión de aprobación del rey, Burlingame prosiguió:
_Todavía no está bien claro en mi mente, Majestad, pero
cuando yo lo haya elaborado el plan en todos los detalles
lo someteré a su aprobación.
_Muy bien.. Buen trabajo, Burlingame. Ahora _dijo el
rey, demostrando cierta irritación _ precisamos descubrir
quien es el hombre que está dispuesto a traicionarme.
_Creo saber quien es él _dijo Burlingame, deleitándose
con las miradas asombradas a su alrededor.
Carlos lo miró resignado.
_Y quién es?
_ No le va a gustar lo que voy a decirle, Majestad.
_Quien es, dígalo.
Hasta el escriba paró con su trabajo, mirando a
Burlingame con todo interés.
El primer consejero pensaba en la humillación que había
sufrido en las manos del hombre a quien Carlos llamaba
amigo. Ningún amigo, esposa, hombre o mujer, en toda
Inglaterra, podría ser mas íntimo del rey que el primer
consejero. Él se encargaría de que así fuese para siempre.
_MacLaren _anunció Burlingame, triunfante.
Un silencio de muerte acompañó la revelación. Edgecomb
fue el primero en recuperarse del shock.
_No es posible! Conozco a MacLaren desde su infancia y,
antes que él, a su padre. Él es como un hijo para mí. Nadie
es mas leal al rey que él.
Ignorando las protestas de Edgecomb, Burlingame
prosiguió:
_Rory MacLaren está embrujado por lady Thornhill. Hasta
los criados comentan el affair de los dos.
El rey parecía paralizado.
_MacLaren. No lo creo _retrucó, dando un puñetazo en
la mesa, haciendo que el escriba saltase para agarrar los
papeles que volaban para todos lados.
_Y por qué no, Majestad? _preguntó Burlingame, con
falsa inocencia.
_Como Edgecomb, el padre de él y el mío eran mas
cercanos que dos hermanos.
_El señor y su padre no son la misma persona,
Majestad. Así como MacLaren y el padre son personas
diferentes.
_En tiempos de peligro, nadie mas que yo desea tener
a su lado a Rory MacLaren. Yo le confiaría mi propia
vida a ese hombre.
_Es exactamente con eso que él está contando, señor
_dijo Burlingame.
El rey se levantó y fue hasta la ventana, donde
permaneció parado por un largo momento. Era posible para
una persona de su posición confiar en alguien? Su propio
padre no había sido traicionado por un amigo muy próximo?
Henrietta María no había dado la espalda a su esposo para
escuchar las maledicencias de los sacerdotes y obispos? Por
qué debería él sufrir tal agonía, ser víctima de una
traición planeada por un hombre que antes había sido su
amigo? Era sabido que, alrededor de la familia real,
gravitaban muchos que profesaban amor y lealtad cuando, en
verdad, estaban en busca de favores. Pero, Rory MacLaren?
No era concebible.
Cuando el rey se volvió , Burlingame notó la palidez
del rostro.
_Hasta que este asunto sea resuelto, sólo confiaré en
los hombres aquí presentes.
_Y MacLaren? _provocó Burlingame.
Después de algunos instantes de vacilación, el rey
gruñó:
_Vigílelo. Y comuníqueme cada uno de sus actos, cada
paso que de, cada persona con quien converse.
_ Claro , Majestad. _Burlingame ahora sonreía
abiertamente. _ Y cuando la trampa esté lista atraparemos
a cada uno de los que estén envueltos en el complot,
incluyendo a lady Thornhill y a Rory MacLaren.
_Rezo para que todo esto sea un error.
Error ? A Burlingame poco le importaba si estaba en lo
correcto o en un error . Lo que realmente le interesaba era
la caza, atrapar a la presa. No era ese el mejor deporte?
No consiguiendo controlar su creciente entusiasmo,
Burlingame abandonó la sala, ansioso por poner su plan en
práctica. MacLaren y lady Thornhill maldecirían el día en
que habían osado enfrentarlo. Antes que acabase con ellos,
se arrastrarían e implorarían. Serían destruidos
públicamente.
_Preciso salir de Londres antes que enloquezca _Hen-
rietta María andaba de un lado para otro en su sala de
estar mientras Cortney la observaba.
SE Compadecía de la joven reina. Ese mismo día, todos
en la corte habían presenciado la mas reciente humillación
que había sufrido en las manos de Lord Burlingame. Mientras
los demás permanecían en silencio, atónitos, el primer
consejero había acusado frontalmente al clero de fomentar
la rebelión entre los católicos ingleses que se oponían a
las recientes leyes que prohibían la libertad de credo.
Cuando la reina se volvió hacia el rey en busca de apoyo
contra tamaña injusticia, el rey simplemente murmuró que
nadie estaba por encima de las leyes.
Muchas damas que pertenecían a la corte murmuraban a
escondidas que el rey ya se había cansado de los encantos
de la francesa y ahora disfrutaba de los favores de una
noble inglesa. Con que rapidez, murmuraban, el rey se
había enojado con su esposa francesa! Cuánto tiempo habría
de pasar antes que ella y su séquito fuesen desterrados a
algún castillo lejano donde permanecerían hasta que la edad
avanzada o la soledad cegasen sus vidas?
_Tal vez podríamos retornar a París. _El corazón de
Cortney se apretaba de sólo pensar en volver al viejo
Boney y sus compañeros de tripulación. Hasta el melancólico
Thornhill sería preferible a las mujeres vanidosas de la
corte.
_No. El rey jamas permitiría nuestro retorno. Él está
convencido de que Francia entera está tramando algo
contra él.
Cortney desvió el rostro, incapaz de enfrentar la
mirada de la reina. Si Henrietta María pudiese saber que su
propia dama de compañía estaba siendo coaccionada a
espiar... Y por el cardenal Richeliu, el hombre mas
cercano al rey de Francia.
_Fuimos felices en Dover. Siento una ganas inmensas de
volver a sentir la brisa del mar en mi rostro.
_Es verdad. _Cortney bajó los ojos al bordado que
tenía en las manos, luchando contra las ganas de llorar.
_Preciso salir de estos aposentos. Me Estoy sofocando!
Nerviosa, la reina caminó hasta las ventanas. _Tal vez
un paseo por los jardines me calme. Cortney, me acompañas?
_Claro que si, Majestad. _Descendiendo las escalinatas
y aproximándose a los jardines, Cortney intentaba encontrar
palabras que animasen a la reina.
_Majestad, no le gustaría hacer un paseo a caballo
mañana? Los establos están repletos de caballos magníficos.
La reina paró por un momento, una sonrisa iluminando su
rostro triste.
_Soy una excelente amazona, Cortney. Sabías eso?
_No, Majestad. Hay mucho sobre la señora que yo no sé.
_Es verdad _La reina la observó en silencio. _Y hay
mucho sobre vos que yo no sé. Pero el obispo habló muy
bien respecto a vos. E insistió que serías para mí la
perfecta acompañante en estas tierras extranjeras. Yo
pienso _agregó en voz baja _que hay mucho mas sobre vos de
lo que me contaron.
_Majestad, yo... _Cortney tragó en seco. Se atrevería
ella confiar a la reina la verdad sobre su venida a
Inglaterra? O el clero ya le habría contado? Ella le debía
la verdad a Henrietta María.
_Me Gustaría que supiese...
_No es problema mío _interrumpió la reina. _Existen
muchas cosas que una mujer en mi posición no debe saber.
Dio una mirada en dirección a Cortney y desvió o
rostro. El obispo Montand le había advertido que no
profundizase mucho la amistad con su dama de compañía.
Pero no le había explicado el motivo. Pero , él no le había
enseñado cómo hacer eso. Cortney se había transformado en
mucho mas que una dama de compañía. Se Había vuelto su
amiga y confidente. Corrían rumores en la corte que una
intrincada red de intrigas estaba siendo tejida. Una red
que involucraría a todo aquel que fuese leal Francia.
Incluyendo a esa joven adorable. Cuanto menos supiese,
menores serían las chances de terminar envuelta en la
trama.
Cortney no estaba segura si debería sentirse aliviada
por la interrupción de la reina.
_Creo que ya pasé suficiente tiempo al aire libre.
La cara normalmente pálida de la reina presentaban dos
manchas rojas, dándole un aspecto febril.
_Majestad, no está enferma, verdad?
_Estoy bien.. Pero quiero reposar hasta la hora de
cenar. Se dirigió a Cortney en un tono casi de disculpas.
_Esta noche, no te voy a necesitar a mi lado.
No le contó que el rey había ordenado expresamente que
Cortney y MacLaren no fuesen invitados a su mesa. Él no le
había dedo ninguna explicación sobre el asunto, pero por la
expresión sombría en su rostro la reina percibió que los
motivos deberían ser muy graves. Para disgusto de
Henrietta María, Lord Burlingame había sido invitado, así
como varios otros miembros del Consejo.
_Está bien., Majestad. Mañana nos veremos.
_Buenas noches, Cortney.
_Gracias. Puedes dejar la bandeja aquí. _Cortney indicó
una pequeña mesa en frente de la chimenea.
Esta sería su primera noche completamente sola. Cuando
la criada dejó el cuarto cerrando a puerta, Cortney se
sintió feliz de tener algunos momentos de tranquilidad.
Comería como se le antojase, sin tener que soportar las
miradas de aquellos que siempre rodeaban los reyes.
Por primera vez, desde que había asumido las funciones
de dama de compañía, ella no precisaría traducir cada
palabra de la reina. No tendría que enfrentar las sonrisas
y los comentarios desagradables de los hombres de la corte.
Levantó la copa y probó la cerveza que todavía guardaba
la temperatura fría de las bodegas. Vaciando el contenido,
llevó a los labioso la servilleta de lino y se acordó de
los hombres a bordo del Hawk, que se limpiaban los restos
de espuma de cerveza con las mangas de sus camisas. En el
mismo instante, la nostalgia la invadió con tanta fuerza
que le provocó un aprieto en el pecho.
No había recibido ninguna línea de Boney y de los
otros. Probablemente, tendrían prohibido entrar en
contacto con ella, así como a ella le había sido
prohibido escribirles.
Probó la comida y apartó el plato. Durante toda su
vida había sido una persona solitaria. Apartada de todos.
Escuchó un ruido venido de la ventana; se levantó y fue
a investigar. La pálida luz de luna se filtraba por la
ventana, bañando el cuarto. Millones de estrellas
centellaban en el cielo. Levantando el rostro en
dirección al cielo, dio un suspiro profundo. En ese
momento, una figura oscura saltó asombrándola.
_Como se atreve...
Las palabras fueron ahogadas por la mano que le cubrió
la
boca. Antes que pudiese apartarse, fue arrastrada
contra el pecho fuerte de un hombre. La expresión de
terror desapareció cuando identificó ej rostro delante de
sí.
_Rory.
_Yo mismo, mi lady.
_Qué estás haciendo?
_Pretendo hacerte compañía _dijo él risueñamente.
Nadie debería solo en una noche tan bonita como esta.
El pulso de Cortney, que latía descompasadamente por el
susto, se aceleró todavía mas con la proximidad de él.
_Cómo supiste que estaba sola?
_Henrietta María me contó. Parece que ella protege a
los amantes.
_No somos amantes, Rory MacLaren. _Como para enfatizar
sus palabras, Cortney se desprendió de los brazos de él y
caminó hasta el otro lado del cuarto. Manteniendo cierta
distancia, ella podía razonar con mas claridad.
_Podríamos serlo.
Con el tono suave de la voz de él, ella estremeció.
_Jamas podremos serlo _afirmó.
_Por qué, Cortney?
_Porque pertenecemos a mundos diferentes. Juramos
nuestra lealtad a monarcas diferentes.
_Los reyes que son depositarios de nuestra lealtad
están ahora unidos por el matrimonio. Nuestros países
formaron una alianza. No podríamos hacer lo mismo?
_No. _Ella viró o rostro, incapaz de encararlo.
Con pasos rápidos, él acortó la distancia que los sepa-
raba. Aunque estuviese muy cerca de ella, no la tocó.
La observaba apretar nerviosamente las manos, luchando
para controlar sus sentimientos.
_Cuéntame por qué estabas cabalgando en el bosque la
noche en que Burlingame te atacó.
_No puedo.
_Debes contarme.
_No me preguntes. _Ella se volvió , los ojos llenos de
emoción que él no sabía definir si era miedo o pasión.
_Es difícil no preguntar _murmuró él, su voz cargada de
ternura.
_Déjame en paz, MacLaren. Por qué estás siempre
presionándome ?
_Yo me preocupo, Cortney. Me Preocupo por vos. Ella
sintió las lágrimas rodarle por la cara y las enjuagó con
la mano. Lágrimas? Por qué alguien se preocupaba por ella?
Alguna vez en la vida alguien le había prestado atención?
Thornhill, seguramente, jamas. Él daba ordenes que esperaba
fuesen cumplidas sin vacilación. Le había Enseñado a luchar
como un hombre y se sentía orgulloso cuando ella vencía.
Pero nunca se había interesado, de verdad, en ella. Boney?
Claro que sí, el viejo la quería . Pero las sinceras
palabras de Rory la emocionaban.
Rory la tomó por los hombros y la abrazó contra su
pecho. Con ternura infinita, le posó los labios en la
frente.
En cualquier otro momento ella se habría resistido a
él. Era su firme intención mantener distancia de ese hombre
hasta que su tarea fuese cumplida y ella retornase a
Francia, sana y salva, donde viviría de recuerdos. Pero esa
noche, con la soledad pesando en su pecho, no tenía mas
fuerzas. La necesidad de ser abrazada y confortada superó
sus determinaciones
_Déjame tocarte, Cortney. _Él le acarició los brazos,
provocándole escalofríos. _Déjame besarte —dijo él, antes
que recibiese una respuesta, la besó en la boca. _Déjame
amarte _susurró contra los labios de ella.
Un débil gemido fue ahogado por otro beso lleno de
pasión.
Él conocía el fuego que lo consumía siempre que la
tocaba. Ya no le sorprendía ser inundado por las
sensaciones que sólo ella sabía despertar. Sin embargo no
calculaba ser asaltado por un deseo tan urgente. La
levantó mientras su boca exploraba cada lugar recóndito de
la boca de Cortney. La mujer en sus brazos lo había
embrujado completamente.
Su sabor era de miel, néctar y tentación. Le Cubrió el
rostro, los párpados, el labios, con besos húmedos.
Movía los labios por el cuello de ella, fascinado por
los suspiros de placer que provocó al colocar la boca en la
curva suave entre el cuello y el hombro.
Él la deseaba con tal intensidad, que podría poseerla
allí mismo, en el suelo oscuro y frío. Controló sus deseos.
Habría tiempo. Tiempo para saborear, para disfrutar.
Con movimientos hábiles , le desató la camisola, que
se deslizó lentamente; la besó entonces entre los pechos.
La boca se movía lentamente, excitándola mas y mas. La
lengua tocaba levemente el pezón de un pecho mientras los
dedos acariciaban el otro.
Jamas ella había probado un placer tan embriagante.
Ella gemía y apretaba la cabeza él contra su pecho.
Con un susurro, la camisola de seda cayó a los pies de
ellos, quedando olvidada allí.
Cortney sentía un deseo imperioso de sentir su piel
contra la de él. Con una audacia de la cual ella jamas se
imaginó capaz, le quitó la camisa y besó su pecho
musculoso. Para retribuir las atenciones recibidas ella le
lamió y mordisqueó los pezones de él.
Cuando los dedos de ella llegaron al cinto, él la
ayudó a terminar la tarea de desvestirse y pronto las ropas
de ambos se confundieron en el suelo. Con la mirada febril,
él contemplaba la visión que tenía delante de sí: una
Reina, bañada por la luz de luna.
_Mujer, sos la criatura mas deslumbrante que jamas
haya visto.
Lentamente, ella le envolvió el cuello con sus brazos
y , ansiosa, buscó sus labios. El deseo era tan inmenso
que él tuvo que hacer un esfuerzo desesperado para
contenerse.
Los besos ya no eran tiernos. La pasión desenfrenada
exigía mas que besos.
Cargándola en los brazos, Rory la condujo al cuarto de
dormir y la colocó sobre la cama. El frío de las sabanas
bordadas transmitió una sensación reconfortante a su piel
enrojecida.
Cuando Rory se extendió a su lado, Cortney comenzó a
acariciarlo. De repente, sintió una cicatriz en el pecho y
preguntó, con voz entrecortada:
_Esto fue provocado por los azotes en el Hawk?
_Fueron tantos los azotes. En l a prisión. A bordo del
barco. No tiene importancia. Ya se curaron.
Pero había dejado marcas. Sin pensarlo dos veces, ella
pegó sus labios a la cicatriz.
Él contuvo la respiración y le agarró la cabeza para
apartarla de allí. Los largos cabellos lo envolvieron
cuando aproximó el rostro para besarla. Se Apoyó en el
codo para observarla por un instante. Luego comenzó a
deslizar las manos por el cuerpo suave hasta que se
detuvo, sorprendido, al constatar que también ella había
sido marcada. Una cicatriz le cruzaba la espalda.
_Qué es esto? _preguntó, a voz ronca.
_No es nada.
_Nada? _Otra vez dejó que su mano se deslizara por la
enorme marca en la piel. _ El maldito Thornhill Habría
ordenado que su propia hija fuese azotada?
Percibiendo su furia, Cortney intentó calmarlo.
_Como vos, Rory MacLaren, yo soporté muchos azotes
durante el tiempo en que viví a bordo del Hawk. No tiene
importancia.
_Para mí la tiene. _Le tomó el rostro entre las manos,
los ojos sumergidos en los de ella. _Todo lo que se refiere
a vos tiene importancia para mí. Yo preferiría morir a ver
tu piel siendo lacerada otra vez.
_Oh, Rory! _Una oleada de emociones se apretaba en su
garganta.
Rory recorrió su cuerpo hacia abajo dejando un rastro
de pequeños besos a lo largo de su cuerpo. El exploró su
pecho, su vientre plano y la delicada V entre sus piernas.
Los ojos de Cortney se abrieron asombrados cuando lo sintió
deslizando su lengua hacia el lugar donde sus muslos se
unían. Miró hacia abajo y con horror vio la cabeza de Rory
anidada entre sus muslos blancos. Sus manos volaron a la
cabellera de él con la idea de apartarlo de allí. Nunca se
habría imaginado que él deseaba besarla allí!.
Las manos de Rory se metieron debajo de sus glúteos
para levantarla levemente y atraerla aún mas cerca de su
boca.
Las manos de ella que supuestamente iban a detenerlo,
acariciaron el cabello de Rory y la lengua de él se movió
dentro de ella. Ella gimió una y otra vez. Extraños
escalofríos empezaron a recorrer su cuerpo. Todo su ser
parecía estar centrado en lo que Rory le hacía.
Con los ojos cerrados, ella jadeó febrilmente y sus
manos apretaron la cabeza entre sus piernas.
El deseo pulsante que él había encendido con sus besos
se hizo mas intenso arrastrándola en un torbellino de
placer que la elevó al paraíso.
Cuando ella descendió de ese edén Rory yacía a su
lado, apoyado sobre su codo y con una sonrisa amplia en su
rostro.
- Te gustó?, preguntó él en un tono
pretendidamente casual.
Courtney lo miró y vio el brillo pícaro en sus ojos.
Se enrojeció violentamente y la sonrisa de él se hizo
burlona.
“Sabes que sí” ella dijo medio irritada, sintiéndose
terriblemente avergonzada y temerosa de que Rory se riera
de ella.
Pero en vez de eso él se colocó encima de ella y la
besó apasionadamente.. Ella estaba muy consciente del
miembro de él presionado sobre su vientre y luego
friccionándose deliberadamente contra su vientre.
- Courtney - él susurró jadeante- no puedo
esperar mas...
- No quiero que esperes mas – ella respondió.
Rory se posicionó entre sus piernas, ella enlazó sus
brazos alrededor de su cuello. Terminó de separar sus
piernas con su rodilla. El murmuró palabras afectuosas con
voz ronca.
Cortney lo sintió presionar en el lugar que él tan
delicadamente había lamido y besado minutos antes, y se
puso rígida.
A pesar de su deseo irrefrenable Rory la penetró
lentamente. La había preparado para eso lo mejor posible
pero no podía evitarle el dolor de su primera unión.
Cuando entró mas profundamente en ella, ella gritó
hundiendo su cabeza en su pecho y clavó sus uñas en sus
hombros.
Rory la hizo quedarse quieta por unos instantes con él
enterrado profundamente en ella, calmándola con besos y
palabras dulces hasta que no pudo contenerse mas. Comenzó
a moverse dentro de ella, su respiración entrecortada con
jadeos llegaba directamente a los oídos de Cortney.
Al principio ella se quedó quieta debajo de él, atónita
por la explosión de la pasión de Rory, pero gradualmente,
empezó a alcanzar el ritmo frenético de él.
- Oh Dios! Courtney ...- ella lo escuchó
jadear contra su oído.
Ella susurró su nombre una y otra vez, viéndose
nuevamente atrapada en un torbellino de placer. Cuando el
nombre de Rory fue un grito supo que había alcanzado la
cima del éxtasis..
Rory, al oírla grita y al sentir sus espasmos
convulsivos, acometió con mas fuerza y profundidad. Su
cuerpo se sacudió llegando al éxtasis también.
Yacieron juntos en esa misma posición por varios
minutos mientras descendían flotando de ese pico de placer.
CAPITULO 16
Extendido sobre las almohadas, Rory estudiaba a la
mujer que dormía a su lado. Durante toda la noche había
hecho el amor, después durmieron sólo para despertar y
hacer el amor nuevamente.
Estaba sorprendido con la intensidad de la pasión de
Courtney. Ella se había entregado con la desesperación de
los solitarios.
Había Venido a su cuarto con la intención de
seducirla. Pero ya no sabía quien era el seductor y quien
el seducido . Ambos fueron sorprendidos con la violencia de
la intensidad de los sentimientos que los asaltaron.
Al percibir un leve movimiento, contuvo ansiosamente
la respiración. Muchas veces, a la luz del día, las
personas se arrepentían de una noche de pasión.
Especialmente una mujer que había sido tan protegida a
punto de haberle sido negada la posibilidad de tener
amigos.
Cortney abrió los ojos y, al encontrarse con los ojos
azules que había aprendido a amar, se enterneció.
_Sabiendo que estabas a mi lado, dormí como una
criatura.
_Lo sé. Me encantó observarte dormida. —Con la punta de
los dedos le rozó los labios. Como era posible que, tan
rápidamente, él la quisiese otra vez?
Amanecía; ya se escuchaban las primeras actividades en
el palacio; criadas pasando por los corredores, cargando
agua, comida, trayendo ropa. Cortney sintió un apretón en
su corazón. Era el momento de separarse.
_Se saltas por la terraza, nadie sabrá que estuviste
aquí.
_Estás ordenando que te deje, mi lady?
_Ordenando? No estarás ansioso por irte ?
_Preferiría quedarme aquí con vos.
_Las criadas hablarán.
_Temes los comentarios de las criadas?
Ella sonrió, enterneciéndolo.
_Yo te amo, Cortney. Di una sola palabra y me quedaré
con vos para siempre.
Amor. La palabra explotó en el pecho de Cortney y se
derramó en su corazón con la dulzura de la miel. Él la
amaba. Y ella lo amaba. Con todo tu corazón. Nunca mas
estaría sola. Nunca mas.
_Oh, Rory. Yo te amo mas que a mi propia vida.
Él la abrazó con pasión.
De repente, la sonrisa se desvaneció. Si realmente lo
amaba, no podría arrastrarlo en su trama siniestra.
Necesitaba apartarse de él. No podía perjudicar al hombre
que amaba.
Los labios y las manos de él ya estaban produciendo
magia. Por mas que lo intentase, ella no conseguía
concentrarse en nada mas allá del abrazo, de los besos y
de las caricias.
Entonces, todas las preocupaciones se desvanecieron
cuando él comenzó a hacerle cosquillas. Riendo, ella
luchaba para desprenderse.
_Ahora, mi Lord, pagarás muy caro por esto. Con una
fuerza que él no conocía, ella rodó encima de él, lo
inmovilizó y pegó los labio en su garganta. Los largos
cabellos negros le acariciaban el cuerpo desnudo.
Cortney poseía un extraordinario poder de, con un único
toque, llevarlo a la locura. Y entonces él perdió todo el
sentido común mientras ella, en salvaje cabalgata, lo
conducía al paraíso.
_Te Gustaría que convocase a los músicos, mi Lord? —
sugirió la reina, interrumpiendo los pasos nerviosos del
rey por la sala.
_No. No estoy con disposición para música.
Del otro lado da sala, su amigo lo observaba
consternado. Lord Edgecomb había pasado toda su vida en
compañía de la realeza. Conocía a Carlos desde que había
nacido y apreciaba mucho la amistad de su padre, James.
Sabía identificar el estado de animo del monarca y
también evaluar el peso de los problemas que recaían
sobre sus hombros.
Carlos se mostraba tenso y nervioso. Todos aquellos
comentarios sobre traición estaban apartándolo de aquellos
que mejor podrían confortarlo: su mujer y sus mejores
amigos. Era muy fácil saber por qué. En su posición, en
quién podría confiar? Y, como si eso no bastase, el
Consejo del rey, Burlingame en especial, se había tornado
mas agresivo en sus reivindicaciones, principalmente en
relación a la presencia del clero en la corte.
El clero tampoco era tan inocente , Edgecomb tenía que
reconocer, mientras observaba al rey beber una jarra y
pedir otra mas. En ocasión de los planes para el
casamiento de Carlos con Henrietta María, el rey James
había sido forzado a acordar que el príncipe de Gales
permitiría a su esposa francesa continuar practicando su
fe, siendo atendida por el clero católico . Era una
imposición del propio cardenal Richeliu que, de esa manera,
había garantizado a la Iglesia la oportunidad perfecta
para inmiscuirse en los asuntos de Estado. En retaliación,
las leyes de Inglaterra se modificaban continuamente,
tornándose cada vez mas represivas. Aunque la práctica de
la fe católica fuese tolerada, algunos eran abiertamente
perseguidos por demostrar su fe.
Edgecomb pasó a analizar a la reina, cuyas manos se
movían sin cesar, entre agujas e hilos. Aunque pareciese
concentrada en su bordado, miraba furtivamente a su esposo.
Era obvio que ambos se sentían atraídos el uno por el
otro. Sin embargo, fuerzas poderosas trabajaban contra
ellos.
Henrietta María era inexperta y podría ser manipulada
con facilidad. Sería muy fácil para el monarca francés
instruir a sus obispos para que, utilizando su enorme
influencia, pusiesen a la joven en contra la nueva patria
protestante. Ese tipo de manipulación provocaría, es claro,
una ruptura entre los esposos.
Quién ganaría con tales actitudes?
En Francia, el rey Luis y el cardenal Richeliu, pues
tendrían acceso a las informaciones que la reina
obtendría de su esposo. Informaciones éstas que serían de
vital importancia en caso que Francia decidiera, en el
futuro, establecer una alianza con España.
En Inglaterra, Burlingame y el Consejo del rey pues,
denunciando la influencia del clero sobre la reina,
estarían profundizando el abismo de desconfianza entre el
rey y su esposa. Cuanto mas humillasen abiertamente a
Henrietta María, mas ella buscaría protección en el clero,
apartándose de su esposo. Cuanto mayor el alejamiento,
mayores las chances de Carlos de creer en los rumores sobre
la falta de lealtad de ella.
Un alejamiento físico, ponderaba Edgecomb, sería la so-
lución perfecta para sus mentes desconfiadas. Mas todavía,
para sus corazones afligidos.
Aclaró la garganta.
_Señora, me gustaría mucho que viniese a visitar mi
casa de campo cerca de Londres. EN esta época del año, el
interior es muy bonito.
Sorprendida con la invitación , Henrietta María levantó
los ojos. Desde su llegada a Inglaterra, venía siendo
tratada como extranjera, recibiendo invitaciones sólo
cuando incluían al rey.
_Pero que idea adorable, Lord Edgecomb!. Y cuándo
podríamos ir?
_Mañana mismo, si así lo desea. Mi casa es grande y
confortable y los jardines son considerados unos de los mas
bellos de toda Inglaterra. _Dirigiendose al rey, agregó:
_Si Su Majestad no se opusiera, creo que tal vez a la
reina le gustaría extender la visita por uno o dos días.
Carlos se encogió de hombros.
_Para mi no hay diferencia. Ella puede permanecer
cuanto tiempo desee.
Si Henrietta María percibió cierta tristeza en la voz
del rey, no lo demostró.
_Llevaré mis criadas y por supuesto a mi dama de
compañía.
_Por supuesto , señora.
Era perfecto. Daría a Edgecomb la oportunidad de
conocer mejor a Cortney y, esperaba él, de disipar los
horribles rumores sobre sus actividades espurias.
_Voy a invitar también a Rory MacLaren. Él es
excelente compañía y muy buen caballero, en caso que a la
señora le guste la caza.
La reina se animó con la posibilidad de pasar algunos
días lejos del palacio y de las sospechas del Consejo del
rey. Una oportunidad de verse libre de los comentarios
maliciosos del clero, que no la dejaban en paz. Una
oportunidad de pasar algún tiempo en compañía de ese noble
inglés, cuya paciente amabilidad y sentido de humor le
hacían tan bien. Y, mejor que todo, estaría con Cortney y
Rory, el afecto que demostraban uno por el otro le llenaba
el corazón de alegría. Todos en el palacio habían notado
el sentimiento que los unía. Qué bueno sería si fuese
contagioso, suspiró.
_Ya que mi esposo no se opone, acepto con placer, Lord
Edgecomb.
_Partiré ahora para preparar su recibimiento mañana,
su Alteza. Estoy ansioso por su visita.
_Yo también, Lord Edgecomb.
Cuando Cortney supo de las nuevas, se sintió reticente
respecto a separarse de Rory. Como la reina, también
ansiaba escapar de las tensiones del palacio. Pero su
corazón estaba con MacLaren. Cuando supo que él también
había sido invitado, vibró de alegría. Se acordó de los
consejos de Henrietta María sobre la necesidad de
discreción entre amantes. Que mejor manera de evitar
habladurías que pasar algún tiempo en compañía de la reina
y del magistrado mas importante de la corte, lejos de la
curiosidad de los demás?
Entusiasmada, Cortney preparaba el equipaje con esme-
ro. Dos días. Dos días de completa calma, lejos de las
intrigas de la corte. Dos días en compañía de Edgecomb y
Henrietta María. Y, mejor que todo, dos días con Rory.
Detrás del carruaje de la reina, venía un grupo de
seis carruajes, transportando a las criadas y diversos
baúles. Deseando estar preparada para cualquier ocasión, la
soberana había traído grande variedad de trajes para la
mañana, la tarde y la noche. Había capas forradas de piel
para protegerla del frío de la noche y gran cantidad de
joyas que serían la envidia de cualquier noble inglesa.
Cortney espió por la ventana del carruaje real,
observando los campos verdes del interior de Inglaterra.
Al borde del camino, flores silvestres brotaban en
profusión. Hombres de campo, acompañados por sus familias,
caminaban detrás de las carrozas cargadas de productos para
el mercado. De cuando en cuando, se veía, a lo largo de la
ruta, bonitas casas de campo.
Rory había preferido cabalgar con los guardias del rey
que flanqueaban los carruajes. Cada vez que pasaba por la
carruaje real, Cortney se daba cuenta de cuan atractivo
estaba él con sus pantalones ajustados y la capa escarlata.
Las plumas del sombrero se movían con la brisa, dándole
un aire garboso.
_Rory MacLaren es, de hecho, un hombre guapo. _La reina
escondió su risa al ver el rubor que cubría la cara de
Cortney.
_Yo... estaba admirando la casa de campo del otro lado
del camino.
_La casa también tiene sus atractivos _rió la reina.
- Veo que no puedo le esconder nada, Majestad.
_Tus sentimientos por MacLaren están escritos en sus
ojos, Cortney.
_Así como los suyos por el rey, Majestad.
Por un breve momento, una sombra de tristeza nubló el
semblante de la soberana. Lamentando su falta de tacto,
Cortney trató de cambiar de tema.
_Estoy feliz por la oportunidad de poder pasar algún
tiempo lejos del palacio, Majestad. Tendremos la
oportunidad de conocer un poco mas a Inglaterra.
_Lo poco que vi hasta ahora es encantador.
_Y no difiere mucho del interior de Francia.
_Estoy de acuerdo. Será posible que el pueblo inglés se
asemeje a los ciudadanos franceses?
Cortney se acordó de sus viajes por el mundo entero.
Viajes que ella no comentaría, bajo pena de revelar de-
masiado sobre su pasado.
_Creo que todos los pueblos desean la paz, Majestad. Y
también la libertad para intentar alcanzar la felicidad.
_Y en cuánto a vos, Cortney? _quiso saber la reina.
_Qué deseas?
Liberarme del dominio de Richeliu, pensó ella,
estremeciéndose. Libertad para amar a Rory, sin miedo de
arrastrarlo en una corriente maligna. Cortney apartó los
pensamientos sombríos. Después de todo, esta viaje sería
una tregua para todos los problemas que la afligían.
Sonrió, inocentemente.
_Buen clima, un buen caballo y dos días enteros sin
complicaciones mayores que las de un buen juego de cartas.
La reina se reclinó sobre las almohadas, abandonándose
al descanso.
_Lo que vos deseas me parece el paraíso.
El sol ya estaba alto cuando el grupo de carruajes
paró delante de los portones de la propiedad. En el mismo
instante, un anciano, con su cabeza cubierta por finos
cabellos blancos, surgió delante de ellos. Se inclinó
profundamente.
_Sean bienvenidos. El patrón aguarda a Su Majestad.
Mientras el carruaje pasaba al lado de él, Henrietta María
levantó la mano, saludando . El anciano aguardó que todo el
grupo pasase para entonces subirse al último carruaje,
acomodándose en medio de los baúles.
Recorrían ahora una senda sinuosa. Un muro bajo de
piedras grises acompañaba las leves ondulaciones del
suelo. A lo lejos, se erguía la casa de campo de Lord
Edgecomb. Construida con las mismas piedras de los muros,
tenía cuatro pisos, con pequeñas torres sobre ellos.
Aproximándose a la casa, notaron la fila de criados
aguardándolos. Delante de todos estaba Lord Edgecomb, los
cabellos blancos reflejando los fuertes rayos del sol de
verano.
_Majestad, Bienvenida a Greystone. _Edgecomb ofreció la
mano a la reina para ayudarla a descender del carruaje.
_Gracias, Lord Edgecomb.
_Cortney, permíteme que te ayude _dijo, extendiéndole
la mano. _Espero que hayan hecho un buen viaje.
_Fue muy agradable _dijo la reina.
Rory desmontó y entregó las riendas a un muchacho,
antes de apretar efusivamente la mano del anfitrión.
Levantando la cabeza, inspiró profundamente.
_ El aire parece puro lejos de Londres.
_Concuerdo plenamente _dijo Edgecomb, sonriendo.
_Aunque me vea forzado a pasar la mayor parte del
tiempo en Londres, prefiero mucho mas la vida en el campo.
Venga, Majestad. _Con un gesto amplio, indicó la fila de
hombres y mujeres delante de la casa. _Los criados están
ansiosos para darle la bienvenida.
Al ser presentada a los empleados, Henrietta María se
esforzó por hacerlos sentir cómodos . A cada uno le
dedicaba una sonrisa y una palabra amable, desde el
mayordomo hasta la ayudante de cocina. El malestar y las
miradas curiosas fueron substituidas por sonrisas de
satisfacción por la amabilidad de la soberana.
Cuando entraron en la casa, fueron conducidos a un
salón confortable y bien amueblado, revelando la
simplicidad y el sobrio buen gusto del anfitrión.
_Vengan a sentarse y a tomar algo _invitó Edgecomb,
indicando las sillas y un sofá frente a la chimenea.
La criada se aproximó, cargando una bandeja de plata
con diversos tipos de tés y cerveza. La reina prefirió
cerveza y los demás la imitaron.
_Como el tiempo está bueno, Majestad, pensé que
podríamos cazar esta tarde.
_Me gustaría mucho _asintió la reina, entusiasmada.
_Cuando yo era una muchachita , mis hermanos acostumbraban
a tratarme como una igual. Cabalgábamos por los campos y
cazábamos constantemente. Tengo nostalgia de aquella época.
Cuando fui prometida en casamiento, me excluyeron de
aquellas aventuras . _Levantó los ojos, sonriendo. _Estoy
feliz de pasar algunos días en su compañía, Lord Edgecomb.
_EN ese caso, no debemos demorarnos. _Colocó la jarra
sobre la mesa y llamó a una criada. _Acompaña a la reina
y a la dama de compañía a sus aposentos. Hablando de eso,
Cortney, vos también acostumbrabas cazar con tus hermanos y
tu padre?
Desprevenida, Cortney intentó no demostrar tu
consternación.
_No. Yo no tengo hermanos.
Percibiendo que el anfitrión proseguiría con las
preguntas, se volvió y siguió a la reina a los aposentos.
_Cuando la señora esté descansada y quiera ponerse sus
ropas de montar, Majestad, podremos dar inicio a la caza
_informó Edgecomb.
Los aposentos preparados para la reina consistían en
una amplia sala de estar, un cuarto de dormir y, mas
apartado, un cuarto para acomodar a las criadas. En cada
aposento había una chimenea en frente de la cual estaba
dispuesto un diván forrado de seda. Vasos con flores
silvestres habían sido esparcidos sobre las mesas y sobre
el antepecho de piedra de las ventanas, perfumando todos
los ambientes.
Al lado opuesto de un amplio salón se encontraban los
aposentos destinados a Cortney. Así como los de la reina,
contenían una sala de estar y un cuarto claro e iluminado,
adornado con flores. Cortney se entusiasmó al notar la
pequeña terraza desde donde podía admirar los magníficos
jardines.
Mientras las criadas terminaban de deshacer el
equipaje, las dos jóvenes se apresuraron a vestirse en
trajes de montar. La reina escogió uno de terciopelo, rojo,
con mangas forradas de armiño. La misma piel orlaba la
falda y el escote. Usaba botas de caña alta y guantes de
cuero. Sobre los largos cabellos, sujetos en una red,
portaba un sombrero con plumas rojas.
Cortney vestía un traje simple de terciopelo verde. Los
cabellos sueltos caían en ondas suaves hasta la cintura.
Mientras la ayudaba a montar, Rory notó que ella usaba
guantes, prefiriendo controlar las riendas con las manos
desnudas. Si Thornhill pensaba haber enseñado a su hija las
costumbres de la realeza, había fallado. Aunque hubiese
abandonado las ropas de pirata, Cortney se conservaba libre
y salvaje. La idea hizo brotarle una sonrisa en los labios.
_Vamos cruzar las praderas para alcanzarnos en aquel
bosque mas abajo _explicó Lord Edgecomb, tomando el
frente.
Cada cazador era seguido de un valet que cargaba gran
variedad de armas.
_Cazar es una novedad para mí _dijo Cortney, ansiosa
por aprender. _Cómo encontraremos los animales?
Edgecomb se volvió en la silla.
_Existe mucha caza en los bosques. Envié al maestro
cazador al frente, con sus ayudantes. Cuando él encuentre
alguna cosa que nos desafíe, va a espantar al animal y los
ayudantes harán con que corran en nuestra dirección.
Cuando el grupo se aproximó al bosque, escucharon un
grito. En seguida, batiendo las alas, cuatro faisanes
volaron bien encima de ellos. Mientras Cortney miraba
embelesada, la reina aceptó un arco de su valet y apuntó.
Su flecha atinó el pecho del ave, que cayó en lentas
espirales hasta el suelo.
Rory y Edgecomb apuntaron con cuidado y derribaron dos
aves mas . Cortney tuvo dificultad para acompañar el vuelo
del cuarto faisán contra la luz do sol y se sintió ali-
viada cuando él desapareció, a salvo, detrás de un
matorral.
_Excelente puntería, Majestad.
_Después de tanto tiempo, tuve miedo de haber perdido
la habilidad _respondió ella, radiante.
_Es algo que no se pierde. Venga. _Haciendo su caballo
dar media vuelta, los condujo hacia adentro del bosque,
mientras uno de los valets recogía los faisanes.
Durante casi una hora, cabalgaron por las sendas que
cruzaban el bosque. Lord Edgecomb y Henrietta María
tomaron la delantera, seguidos por sus valets. Bien atrás,
seguían Rory y Cortney.
Usando pantalones ajustados, botas y guantes de montar,
Rory parecía perfectamente cómodo en el bosque. En el
hombro, portaba un arco.
_Parece que te sientes feliz en el campo:
_Esta parte de Inglaterra me recuerda mucho a mi
país.
_Hace mucho tiempo que estás lejos de tu patria.
_Es verdad. Demasiado Tiempo. _Le tomó las riendas,
forzando al caballo a emparejarse con el suyo . _Mas
existe una mujer que me hechizó, haciendo que yo me olvide
de mi país.
_Creo que nada en el mundo podría conseguir eso. El
amor por Escocia está en tu sangre.
_Es verdad. Así como la mujer de quien estoy hablando.
Los ojos de Cortney se llenaron de ternura.
_Un cierto jefe de un clan escocés también se volvió
mas dulce durante mi estadía en Inglaterra.
_Estoy a tu disposición, mi lady. _Hizo una reverencia
exagerada.
Antes que ella pudiese responder, un ciervo surgió
delante de ellos.
Rory tocó el brazo de Cortney para hacerla callar.
Entonces, en silencio, armó su arco y se lo ofreció a ella,
quien abrió los ojos. Quería que ella matase al ciervo. se
volvió una vez mas en dirección al animal y, con un gesto
lento de cabeza, se rehusó. Con un rápido movimiento, Rory
hizo puntería y disparó a flecha. El ciervo volvió la
cabeza en dirección al leve ruido. Antes que pudiese
escapar, la flecha lo atinó.
El ciervo se empinó, dio algunos pasos vacilantes y,
unos momentos después, cayó. Cuando los valets se aproxi-
maron, ya estaba muerto.
EN la silla de montar, Cortney estaba inmóvil, la
espalda erecta, la cabeza erguida, observando los
estertores del animal. Experimentó una inmensa sensación
de perdida.
_Por que te rehusaste a disparar? _preguntó Rory –
Seguramente debes saber manejar o arco.
_Sé . _Cortney tragó en seco. _Pero no podía matar a
una criatura tan magnífica.
Por primera vez Rory se dio cuenta de como Cortney
estaba de pálida. Aproximándose mas, le cubrió las manos
frías con las suyas.
_Pero vos ya mataste hombres.
_Durante el combate _explicó ella. _Estaban armados y
podían defenderse. Desde muy chica aprendí que era la vida
de ellos o la mía.
_Este ciervo será alimento, no sólo para Edgecomb, sino
también para los aldeanos que dependen casi totalmente del
Lord de sus tierras para su supervivencia.
_Es verdad y yo sé eso. Al menos, lo sé de aquí. —
Apuntó a su cabeza, y en seguida puso la mano en su
corazón. _ Pero aquí es muy difícil de aceptar. No puedo
permitirme quitar la vida de una criatura indefensa por el
placer de cazar.
Inclinándose sobre la silla, Rory la atrajo contra su
pecho. Ella era una eterna fuente de sorpresas. La pirata
cruel, que en una batalla luchaba ferozmente como cualquier
hombre, escondía un corazón generoso. Era una
contradicción mas en esa mujer extraña y maravillosa.
Posando los labios sobre su frente, murmuró:
_Tu secreto está a salvo conmigo, mi lady. No revelaré a
nadie que lady Cortney Thornhill se estremece delante de
sangre.
_E yo no contaré a nadie que el gran guerrero Rory
MacLaren pierde toda su fuerza cuando una mujer roza los
labios en su cuello.
De repente, él dejó de reírse. Los brazos que la
rodeaban la apretaron hasta que no podía escapar.
_Está yendo demasiado lejos , mi lady. Si no tienes
cuidado, me veré forzado a poseerte aquí mismo.
Ella suspiró, adorando la dulce sensación que se
esparcía por su cuerpo.
_Y qué harías con los valets?
_Yo podría enviarlos al encuentro del grupo de la
reina. Y rezar para que estuviesen perdidos en el bosque
hasta el atardecer.
Ella se recostó en el pecho de él por un momento.
Entonces, riendo, lo apartó de sí.
_Eres un hombre muy cruel, MacLaren. Pensando sólo en
tus placeres egoístas mientras otros sufren.
_Es verdad. Imagino que estamos obligados a continuar
con la caza, aunque ambos sepamos que hay maneras mucho
mas agradables de pasar la tarde.
La risa de Cortney se escuchaba a lo lejos. Todavía
riendo, ella desvió el caballo cuidadosamente del ciervo
abatido.
Durante el resto de la tarde, ella fue sólo una
espectadora mientras los demás participaban de la caza. Al
notar la aversión de Cortney por matar animales, Lord
Edgecomb se sintió extrañamente aliviado. Una espía
francesa no vacilaría en matar.
Lord Edgecomb había decidido, acertadamente, que la
primer comida de ellos sería simple, en una atmósfera
despreocupada. En vez de utilizar el gran salón de la
mansión, los cuatro amigos cenaron en la acogedora sala de
caza. Las paredes estaban decoradas con diversas armas y
trofeos. las sillas, dispuestas de manera informal, eran
confortables y bastante usadas. Mientras los criados se
sucedían cargando gran variedad de platos, la conversación
se fue tornando amena y descontraida, como entre amigos de
larga data.
Encantada con la consideración de su anfitrión,
Henrietta María le retribuía con historias de su infancia.
_Fui muy mimada _confeso ella. _Por mi padre y por mis
hermanos. Fue mi madre quien decidió que yo precisaba un
poco de autoridad. Me Colocó bajo los cuidados del Padre
LeFarge para que yo aprendiese humildad y paciencia.
_Pero, por qué? _quiso saber Cortney. _Yo imaginaría
que su madre estaría feliz de tener una hija fuerte y
orgullosa. Mi padre... _asustada con lo que estaba por
revelar, se detuvo, sintiendo un calor invadirle la cara.
Percibiendo tu pudor , Rory rompió el silencio incómodo
.
_En mi país, se espera que tanto los hombres como las
mujeres sean fuertes y orgullosos. _Notando la mirada
agradecida de Cortney, prosiguió: _Si un hombre muere sin
dejar hijos varones, sus hijas heredan todos sus bienes,
inclusive sus títulos.
_Quiere decir que una mujer se puede transformar en el
líder del clan? _preguntó a reina, intrigada.
_Claro. Tuvimos grandes líderes que condujeron a sus
clanes a batallas, derrotando a sus enemigos.
_Creo que nacemos en el lugar equivocado _dijo
Henrietta María, intercambiando miradas con Cortney. Los
dos sonrieron.
_Dónde naciste vos, Cortney? _preguntó Edgecomb.
_Tuviste una infancia semejante a la de la reina?
Por algunos instantes, ella se calló, buscando
desesperadamente una respuesta.
_Tuve una infancia muy común _murmuró finalmente, bajo
la mirada sorprendida de Rory. _El señor, seguramente,
preferirá escuchar las historias fascinantes de Su
Majestad.
_Vos me contaste que no tienes hermanos. Y hermanas?
_Tampoco. Pasé la mayor parte de mi infancia sola.
_Y tus padres? _insistió Edgecomb.
_Son personas muy buenas y gentiles. Siento mucho la
falta de ellos _Cuando terminarían las mentiras? Cortney
fingió bostezar.
_Perdónenme por retenerlos tanto tiempo. _Lord Edgecomb
se puso de pie. _Yo sé que el día fue largo, pero me
distraje encantado por tener huéspedes en Greystone. Hace
mucho tiempo que no tengo el placer de recibir buenos
amigos.
El fuego en la chimenea ya se extinguía y las copas
estaban vacías. Se Levantaron y se despidieron.
Cuando los huéspedes se retiraron, Lord Edgecomb
permaneció frente a la chimenea, los ojos fijos en las
cenizas. Habría sido su imaginación o lady Thornhill había
desviado el tema cada vez que él le hacía alguna
pregunta personal? Acabo de tomar su cerveza y se retiró.
Tendrían todavía un día completo. Hallaría un modo de
descubrir mas sobre ella.
En el piso superior, una criada ayudaba a Cortney a
desvestirse. Cuando se retiró, Cortney vio Rory en su
terraza.
Con una sonrisa de sorpresa, fue a su encuentro.
_Hace cuanto tiempo está ahí?
_Lo bastante para asegurarme que vos estabas sola.
_Dónde queda tu cuarto?
_Justo al lado del tuyo . _Rió bajito. _Esta terraza
une los dos cuartos. Si no fuese así, habría que derrumbar
la puerta.
Rory le tomó los hombros, mirándola intensamente.
Adoraba aquella mirada de ella, invitante y amorosa, apenas
sugiriendo pasión.
_Yo no soportaría dormir al lado _murmuró él, rozando
los labios de Cortney —, sabiendo que el paraíso me
esperaba aquí.
Él la envolvió en sus brazos, apretándola contra su
pecho. Se Besaron apasionadamente.
_Ni yo conseguiría pegar un ojo , sabiendo que estás
tan cerca.
_Durante todo el día soñé con este momento —murmuró
él, haciendo que la camisola de seda se deslizase por sus
hombros, pegando los labios a la piel sedosa.
_Rory. Oh, Rory.
Cayeron de rodillas sobre el sofá de seda, sintiendo
el calor de la chimenea. O serían las llamas de la pasión
que los tomaron por asalto, haciéndolos perder la razón?
Las bocas pegadas, los cuerpos como uno solo, se entregaron
a su loco amor . Y, entre gemidos, la pasión explotó en
ellos, al mismo tiempo, con una intensidad casi salvaje.
CAPITULO 17
Los primeros rayos de sol de la mañana penetraban por
las las cortinas acariciando a los amantes adormecidos
entre las sabanas desordenadas. Cuando Rory tocó la
cicatriz en el hombro de Cortney, ella despertó.
Tanto en las prisiones francesas, como a bordo del
Hawk, él sólo había soportado la brutalidad alimentando la
esperanza de que un día alcanzaría la libertad. Como esta
extraordinaria mujer habría soportado la violencia de la
ruda vida en el barco pirata, sabiendo que no tendría
fin?
En un impulso, posó los labios sobre la cicatriz.
Deseaba tener el poder de borrar de la memoria de Cortney
todas los dolores, todas los recuerdos crueles.
Al sentir los labios sobre la piel, Cortney entreabrió
los ojos. Por un momento, no consiguió ordenar los
pensamientos, mezclando sueños y realidad. Entonces, con un
suspiro de satisfacción, lo abrazó, murmurando a su oído:
_Buen día, mi Lord. Me Estás examinando en busca de
imperfecciones.
_Sería una tarea vana, mi lady _murmuró, los labios
entreabiertos recorriéndole el cuello. _En La señorita,
sólo encontré perfección.
_No encontraste fallas? _susurraba ella. _Ni una?
_Una, tal vez. _ la levantó por un momento para
observar sus brazos. Cabellos oscuros se esparcían por
los sabanas de lino y él sumergió la mano en ellos,
trayéndola mas cerca de sí.
_Y cuál sería?
_Yo jamas me sentiré satisfecho, por mas que te tenga,
Cortney.
Los labios de Rory cubrieron los suyos, ahogando la
risa, mientras se perdían en el encantamiento del recién
descubierto amor.
_Buen día, Lord Edgecomb.
_Ah, Cortney! _El anfitrión se puso de pie. _Sos la
primera en despertar y venir a hacerme compañía.
Ella tragó la risa que amenazaba con escapársele al
recordar a Rory, envuelto en una sabana , escapando por un
tris, cuando la criada entró para ayudarla a vestirse.
Edgecomb apartó la silla para ella.
_Estoy segura de que los otros pronto estarán aquí.
Diversas criadas entraron, cargando bandejas con fuentes
cubiertas. Cortney pasó algunos instantes levantando las
tapas de plata y elogiando los manjares. Había carne fría y
caliente, tartas y budines humeantes, así como bizcochos y
panes recién salidos del horno. Otra bandeja exhibía
gelatinas y compotas y una infinidad de dulces tentadores.
Edgecomb la observaba, mientras ella se deleitaba con
la excelente comida.
_Crees que nuestra comida es muy diferente de la
francesa?
_No tan diferente. En mis viajes, me habitúe a las
comidas exóticas.
Percibiendo lo que acababa de revelar, Cortney se
cubrió los labios con una servilleta para disfrazar la
incomodidad .
_Y por qué hiciste tantos viajes, mi querida?
_Mi padre era...capitán de un barco.
_Y vos y tu madre acostumbraban a acompañarlo en sus
viajes?
Sin saber que hacer, Cortney casi gimió.
_Mi madre estaba.. en estado delicado de salud. Pero yo
viajaba frecuentemente con mi padre.
_Que hecho extraordinario, la hija de un capitán
entrenada para ser dama de compañía de una princesa real.
_Fue... fue mi conocimiento de lenguas lo que llamó la
atención del rey Luis. Y él, entonces, sugirió a su hermana
que yo fuese entrenada para ser su dama de compañía.
_EN ese caso _continuó Edgecomb, cuidadoso —, hace poco
tiempo que ocupas el cargo.
_Es verdad. _Cortney bajó los ojos. No podría revelar
mas nada sobre sí. Como odiaba estar engañando a ese
hombre tan generoso. Buscando en su mente algún otro tema,
preguntó: _Hace muchas generaciones que esta casa pertenece
a su familia?
_No. De mi padre, heredé muchas tierras de buena
calidad y una propiedad en Sussex. Como también la casa en
Londres y algunas otras propiedades en la ciudad. Pero
esta casa, yo la compré para consolarme de la muerte de mi
mujer y de mi hija.
_Yo casi tenía la certeza de que ese lugar era el refu-
gio de un hombre _comentó ella, sonriendo con la expresión
sorprendida de él. _No presenta ningún detalle
femenino, como retratos, trabajos hechos a mano, pequeños
recuerdos de familia. El señor no tiene ningún retrato de
su esposa y de su hija?
La pregunta pareció entristecerlo.
_Tengo muchos en Londres y también en otras
propiedades. Cuando nos casamos, me sentía tan orgulloso de
mi mujer que encomendé diversos retratos. Ella era la prima
favorita de la reina. En el castillo de Londres, existen
algunos muy bonitos.
_Ella era bonita?
Él miró el horizonte por algunos momentos, como si
allí pudiese ver la imagen querida.
_Su belleza era extraordinaria. Cuando el sol daba en
sus cabellos oscuros, ellos parecían de fuego. Los ojos
eran verdes. Cuando te vi por primera vez, Cortney, sus
ojos me recordaron a los de ella. Ella hablaba con
suavidad, jamas elevaba el tono de voz.
Al oírlo describir la esposa, Cortney sintió un
estremecimiento. Él revelaba sentimientos demasiado profun-
dos y vívidos, aún después de que tantos años hubiesen
pasado.
_El señor debía amarla mucho.
_Es verdad.
_Cuénteme sobre su hija.
_No puedo _dijo, la voz embargada, sorprendiendo a
Cortney. _ Aún hoy, es muy doloroso hablar de ella. Como
la vi por última vez, tan pequeña y tan angelical, y, al
mismo tiempo, dotada de un coraje que siempre me
sorprendió. Creo que se parecía mas a su madre, aunque
muchos decían que tenía mis facciones . Después de la
muerte de la madre, nunca mas nos separamos. Ella era la mi
razón de mi vida . Viajábamos juntos a todas partes,
acompañados de gobernantas y tutores.
_Fue alguna enfermedad que la llevó?
_No. Yo había sido enviado a Irlanda como representante
del rey. Se Esperaba que, con mis poderes de persuasión, yo
pudiese apaciguar una pequeña rebelión. Sin embargo, cuando
presentí que la rebelión comenzaba a incrementarse, envié
a mi hija de vuelta a Inglaterra, donde estaría a salvo. _
Se Calló por un largo momento y después prosiguió: _Fue la
última vez que la vi. Pero agradezco a Dios por los pocos
años que la tuve a mi lado.
El semblante de él se cubrió de tristeza. Sin pensar,
Cortney le tomó la mano entre las suyas. Parecía natural
intentar reconfortar a aquel hombre tan generoso. Cuan
fácil era olvidarse de las lecciones de Thornhill. Edgecomb
le lanzó una mirada enternecida.
_Perdóneme, Lord Edgecomb. Yo no quise traerle
recuerdos desagradables.
Él le devolvió una sonrisa cariñoso y le apretó la
mano.
_Esas recuerdos nunca son desagradables. Muy por el
contrario. Fue hace mucho tiempo. Yo ya debería estar
acostumbrado. Sin embargo, al volver a acordarme, aún
después de todos estos años, me sorprendo con la intensidad
del dolor.
_El señor debía amarlas mucho.
_Mas que a mi propia vida. Yo habría dado todo, todo,
para tenerlas de vuelta.
_Y nunca hubo otra persona en su vida que llenase ese
vacío?
La entrada de una criada, él se recompuso, llevando la
servilleta a los labios.
_No. Aunque no por falta de intentos _dijo riendo, y
Cortney quedó contenta al ver que él encontraba motivos
para divertirse, aún en medio de tanta tristeza. —Mis
amigos han hecho desfilar delante de mí mujeres cuyas
edades variaban entre dieciséis y cincuenta años, esperando
que volviese casarme . _Ambos estallaron en risas.
_Ellos no consiguen entender que una mujer, y sólo ella,
fue objeto de mi amor. Cuando perdí a mi mujer y a mi
hija, perdí también mi corazón.
Pensando en Rory, Cortney lo entendió, sintiendo un
dolor agudo que la apabulló. No tenía duda de que, en caso
que lo perdiese, jamas amaría a otro hombre.
La conversación fue interrumpida por la llegada de Rory
y de la reina. Forzando una sonrisa, Lord Edgecomb saludó
calurosamente a sus invitados.
_Durmió bien., Majestad?
_Las noche entera, Lord Edgecomb. Las comodidades de su
casa son extremamente confortables.
_Y vos, Rory?
Cortney percibió un brillo divertido en los ojos de
Rory.
_Concuerdo enteramente con Su Majestad. Sus
habitaciones no podían ser mas... confortables.
_Bien. Muy bien. _Conduciendo a Henrietta María a la
mesa, Edgecomb llamó a las criadas, ansiosas por servir a
su reina.
_Si está de acuerdo, Majestad, podríamos organizar una
caza de zorros esta mañana.
_Lo adoraría, Lord Edgecomb.
_Creo también que podríamos visitar el mercado de la
aldea vecina esta tarde. Los aldeanos habían oído decir
que la reina está hospedada en Greystone y adorarían poder
contarle a sus netos que la señora pasó una hora agradable
en compañía de ellos.
La reina sonrió imaginando la escena creada por Lord
Edgecomb.
_Si el señor ctee que mi visita dará placer a los
aldeanos, estaré muy feliz de ir.
_Que bien. Esta noche, las criadas prepararán los
animales de la caza que la señora, con tanta habilidad,
consiguió, Majestad. Organicé un banquete para esta noche.
— Percibiendo la satisfacción de la reina, Edgecomb
prosiguió: _Yo sé cuanto le gustó a la señora tener
privacidad de la noche pasada, Majestad. Sin embargo, como
esta es su última noche en mi casa, me gustaría invitar a
los propietarios de tierras de los alrededores para que la
conozcan. Para ellos, será un privilegio del cual no se
olvidarán. Cortney percibió una leve sombra de preocupación
pasar por los ojos de Henrietta. Era difícil para la
soberana enfrentar la curiosidad y, tal vez, la animosidad
de los nobles. Mas difícil sería rehusar algo a Lord
Edgecomb.
_Será para mí un gran placer cenar con sus amigos, Lord
Edgecomb.
El anfitrión sonrió satisfecho; él también había
notado la reacción de la reina pero estaba seguro de que
ella disfrutaría cenar cuando se relajase, permitiéndose
conocer mejor a los buenos ciudadanos de los alrededores.
Así que la reina terminó su café de la mañana, se puso
las ropas de montar; los caballos habían sido traídos de
los establos ya ensillados, listos para la caza.
Cortney no imaginó que podría apreciar la caza de
zorros. La caza del día anterior, con tantos animales
muertos, sólo le había causado tristeza. Sin embargo, al
escuchar los perros aullando y gruñendo, ansiosos por dar
inicio a la persecución, se contagió con el entusiasmo
general. Los caballos, percibiendo la tensión, pateaban y
relinchaban. Cuando finalmente los perros fueron soltados,
se lanzaron veloces detrás del zorro, cruzando los campos.
Hasta los caballos, entrenados especialmente para ese
deporte, apenas podían ser controlados. Al sentir las
riendas aflojarse, dispararon detrás de los perros.
Henrietta María y Lord Edgecomb lideraban el grupo,
seguidos del guarda caza. Detrás venían Cortney y Rory.
Delante de ellos, los perros pararon, rastrearon el pasto y
como si hubiesen enloquecido, dieron un salto hacia delante
. Cada vez que los perros paraban, los caballos también
paraban. Cada vez que disparaban, los caballos los
imitaban.
Cortney inclinó el cuerpo hacia adelante, sintiendo el
viento acariciar sus cabellos. Le Gustaba el aroma de los
caballos y del cuero de la silla. El corazón latía al
compás de los cascos en la tierra. Cuando, al final de dos
horas de percusión, el zorro fue acorralado, Cortney se
encantó al descubrir que sería dejada en libertad. Los
perros fueron metidos en el canil y los caballos,
cubiertos de sudor por el fuerte ejercicio, fueron dejados
en los establos.
Al encontrarse con el rostro feliz de la reina,
Cortney se sintió radiante.
Mientras retornaban a la casa, con los brazos
entrelazados, Rory dijo a Cortney.
_Eres increíble. Consigues encontrar desafíos hasta en
la tranquilidad del campo.
_Estamos bien lejos del barullo de Londres, mi Lord,
pero este no es lo que se puede llamar un lugar calmo.
Ahora entiendo por que a la reina le gusta tanto la caza
del zorro . El gruñido de los perro se y el golpear de los
cascos de los caballos han hecho acelerar mi corazón.
_Observé tu rostro mientras cabalgabas, Cortney. —Él
paró tomándole el rostro entre las manos, mirándola en lo
profundo de los ojos. _Vos sos todo lo que yo preciso para
acelerar mi corazón.
Rozó suavemente los labios en los de ella, sintiendo
una oleada de calor. Cuando escuchó la voz del anfitrión,
se apartó.
_Recuérdame terminar lo que comenzamos cuando estemos
a solas.
Colocando la mano de Cortney sobre su brazo, le dio una
sonrisa deliciosa antes de juntarse al grupo.
Seis caballos blancos empujaban el carruaje de la reina
por la camino que conducía al mercado de la aldea. Al lado,
cabalgaban Lord Edgecomb y Rory, magníficos en sus trajes
de montar de terciopelo y sus sombreros con plumas.
Las noticias sobre la visita de la reina se habían
esparcido por la aldea. Durante toda la mañana, el
movimiento de carrozas y carretas en el camino se hizo
intenso. Familias enteras emprendieron un largo viaje con
la esperanza de ver, al menos por un momento, a su reina.
_Cuanta gente _Henrietta María suspiró mientras el
carruaje paraba. _ Me Pareció, al principio, que esta era
una aldea pequeña y tranquila.
_Ellos se sienten privilegiados de poder ver a su
reina _dijo Cortney, espiando por la ventana. _Para
muchos, será el acontecimiento mas importante de sus vidas.
Describirán este día a los hijos y a los nietos muchas y
muchas veces, Majestad.
_Haremos entonces que sea un día inolvidable. —Cuando
la puerta del carruaje se abrió, la reina levantó el
rostro y ofreció la mano al cochero.
De pie en el estribo, escuchó los vivas de la
multitud. Por un momento se asustó, pero, en seguida,
levantó la mano, saludando. Las aclamaciones aumentaron.
Desde el carruaje, Cortney podía observar a Henrietta
María de perfil. Mientras los aplausos proseguían, los ojos
de la reina se estrecharon y una lágrima corrió por su
cara. Con la punta de los dedos, enjuagó el borde de los
ojos y entonces continuó saludando. Cuando la reina,
finalmente, descendió del estribo, la multitud quedó
silenciosa; la reina de Inglaterra caminaba en dirección
a ellos. Un paso detrás, con el sombrero en la mano, la
seguía Lord Edgecomb, presentando a los aldeanos que se
inclinaban, reverenciando a la soberana.
Rory ayudó a Cortney a descender del carruaje. Con la
mano sobre el brazo de él, los seguían algunos pasos atrás.
Después de las presentaciones, la reina paseó por entre
las barracas del mercado, elogiando las prendas hechas a
mano y los gorros cubiertos de cintas; cumplimentaba a los
campesinos por la calidad de sus gallinas y patos. En cada
lugar que paraba, se tomaba el trabajo de intercambiar
algunas palabras con los súbditos, preguntando sobre sus
tierras, otras veces agachándose para escuchar las
palabras vacilantes de alguna criatura tímida. La visita,
planeada para durar, al máximo, una hora, se extendió por
cuatro. Cuando finalmente el carruaje de la reina tomó el
camino de vuelta, oel sol ya se había puesto.
En la plaza del mercado, los hombres se felicitaban
mientras las mujeres, abrazadas a sus hijos, comentaban so-
bre el excelente inglés de la reina. Elogiaban
abiertamente su magnífico traje y las botas delicadas y
comentaban en voz baja su amabilidad y delicadeza. Todos
concordaban que el rey había hecho una excelente elección y
que Henrietta María, la tímida princesa francesa, se había
transformado en una extraordinaria reina.
_Majestad, está deslumbrante.
Al ver a la reina surgir en el umbral de la puerta,
Lord Edgecomb y Rory interrumpieron su conversación sobre
caza. Como los invitados eran nobles del campo que
normalmente no tenían el privilegio de participar de fun-
ciones reales, Henrietta María había dado atención especial
a su apariencia. Las señoras presentes esperaban elegancia.
Ella no las decepcionaría. Sus cabellos oscuros habían sido
trenzados y sujetados con la tiara de diamantes. Pulseras,
collares y aros de diamantes adornaban su pechos, manos y
rostros, reflejando un brillo que parecía envolverla en una
aura luminosa. El traje blanco había sido bordado en oro
y plata, parecía sacado de un sueño. Zapatos blancos
cubrían sus pies delicados.
Los hombres, ella bien sabía, esperaban una cierta
altivez de parte de la reina. Ellos tampoco los
decepcionarían. Con la espalda erecta, el rostro orgulloso
levemente inclinado hacia un lado, no dejaba ninguna duda
sobre su posición.
Depositando la jarra sobre la mesa, Edgecomb se
apresuró en dirección a ella.
_ Todavía Tenemos algunos minutos antes que los
invitados comiencen a llegar, Majestad. La señora nos
acompaña con una bebida ?
_Acepto.
En ese mismo instante, una criada surgió con una
bandeja. La reina tomó una copa de cristal.
_Su amabilidad con los aldeanos esta tarde será
recordada por mucho tiempo, Majestad.
_Su pueblo me pareció encantador, Lord Edgecomb.
_es también su pueblo, Majestad. Todos los ingleses son
ahora sus súbditos.
Henrietta María se calló. Era la reina de Inglaterra.
Esposa de Carlos I de Inglaterra. Y había sido el pueblo
de esta minúscula aldea que la había llenado de orgullo y
que le diera la mayor demostración de cariño.
Edgecomb y Rory intercambiaron miradas.
Cuando Cortney surgió en el umbral de la puerta, el
corazón de Rory disparó.
Usaba un vestido de seda rojo, ajustado debajo del
pecho, acentuando la curva de los pechos firmes y altos. El
tejido caía en pliegues suaves, mostrando apenas la punta
de los zapatos. En el pecho , un collar de rubíes y
diamantes reflejaba as luces de decenas de velas.
Atravesando la sala, le tomó la mano entre las suyas.
Si estuviesen a solas, él la tomaría en sus brazos y la
besaría hasta que ambos perdiesen la respiración. En vez de
eso, se inclinó rozando los labios sobre su mano.
_Mi lady, causarás envidia entre todas las mujeres que
estarán aquí esta noche _murmuró él.
Ella percibió o deseo reflejado en los ojos azules y
enrojeció.
_Eres muy gentil, mi Lord.
El mayordomo se aproximó, anunciando la llegada de los
invitados. La reina entregó su copa a una criada y aceptó
el brazo de Lord Edgecomb. Algunos pasos atrás, seguían
Rory y Cortney, dirigiendose al amplio salón de cenar.
Allí, todos estiraron el cuello para ver, al menos de
reojo, a la reina. Cuando Henrietta María llegó al centro
del salón, todos se inclinaron.
_ Majestad_ dijo Edgecomb, usando un tono formal de la
corte. _Me Gustaría presentarle a sus súbditos leales.
Mientras las parejas formaban fila para ser presentados
formalmente, Cortney se colocó al lado de la reina, en
caso que necesitase intérprete.
Rory tocó la mano de Cortney percibió un ligero
temblor. Si esta noche estaba siendo difícil para la reina,
mas penosa todavía sería para la dama de compañía. La casa
de campo de un aristócrata inglés no era un barco pirata. Y
los ricos señores de las tierras eran muy diferentes de los
ladrones y asesinos con quien Cortney había convivido .
Pero Rory no tenía duda de que Cortney se saldría muy bien
de esa situación, como lo venía haciendo desde que había
pisado suelo inglés.
Las señoras sentadas a la mesa estaban predispuestas a
no gustarle la reina. Después de haber sido criada en la
opulencia de la corte francesa, ella parecía conseguir,
ahora en Inglaterra, que sus deseos fuesen satisfechos de
inmediato. Seguramente, el vestido que usaba había
exigido semanas de trabajo de muchas criadas. Y las joyas
que exhibía valían wl rescate de un rey.
Los hombres sentían envidia del rey. La juventud de
Henrietta María, su belleza morena y sus modos encantadores
convencieron a todos de la excelente elección que Carlos
había hecho.
Pero con el correr de la cena, mientras Lord Edgecomb
entretenía a sus invitados con historias sobre la caza del
día anterior, tanto los hombres como las mujeres había
pasado a sentir gran respeto por la monarca.
_Su Majestad maneja el arco y la flecha con la misma
destreza que un arquero del rey _elogió Edgecomb.
Los invitados observaban a la reina con interés re-
novado.
_ Y, como amazona, Su Majestad no tiene rival.
_Los adorables campos de su región hacen que sea un
placer cabalgar _comentó la reina amablemente. —Creo que me
apasioné por Inglaterra cuando llegué a Greystone.
_Y la dama de compañía? _el gordo conde de Hol-
lingwell, se dirigió a Cortney, sentada a su lado. Ella
enrojeció, sintiéndose blanco de la atención general. _La
señorita extraña a su familia y su casa en Francia?
Rory se volvió a tiempo de ver la sonrisa desaparecer
de los labios de Cortney. La voz temblaba levemente y él
esperaba que fuese el único en haberlo notado.
_Es natural que extrañe mi casa y mi familia. Sin
embargo, como Su Majestad dijo , cada día amo mas a
Inglaterra. las personas son gentiles y amables. _
Las cejas de Rory se arquearon levemente, haciéndola
enrojecer una vez mas. _Y todos me han hecho sentir
bienvenida.
Del lado opuesto de la mesa, Lord Edgecomb se sintió
incomodo. No podía negar mas que Cortney estaba siendo
deliberadamente evasiva. A menos que fuese provocada, ella
jamas mencionaba su familia o su casa. Aunque hubiese
prestado máxima atención cuando le había hablado de su
esposa e hija, ella, deliberadamente, había intentado
desviar el tema cuando las preguntas se volvían hacia ella.
Sería posible que las acusaciones de Burlingame tuviesen
fundamento? Atormentado por las dudas, fue invadido por un
gran recelo. Sin embargo, cuando la observaba, el miedo
desaparecía. Era tan dulce, sincera, parecía imposible que
fuese culpable de los horrendos crímenes que Burlingame
había sugerido.
Fue un alivio cuando la cena terminó y ellos se
retiraron a un salón menor y mas acogedor, donde los
músicos entretenían a los invitados.
Ya había pasado la medianoche cuando los invitados se
despidieron y se prepararon para el largo viaje de
regreso. Antes que los últimos carruajes desapareciesen en
el camino, la reina intentó disimular un bostezo.
_Fue un largo día, Majestad. Lamento que no haya tenido
un solo momento para reposar.
_Disfruté cada minuto, Lord Edgecomb. Habrá tiempo
suficiente para descansar cuando retorne al palacio.
Era verdad, pensó Cortney, mientras seguía a la reina
hasta los aposentos. Esta noche en especial ella no quería
descansar. Mientras se cambiaba, tenía la atención en la
terraza, esperando a su visitante nocturno. Cuando
finalmente él entró, se tiró en sus brazos.
_ Te extrañé _murmuró él.
_Y yo a vos. _Ella lo abrazó ofreciéndole los labios.
_Oh, Rory. Abrázame. Me gustaría que esta noche jamas
terminase.
Cuando el beso se volvió mas apasionado y el deseo
comenzó a fluir, Rory sintió unas ganas irresistibles de
huir con ella. Eses dos días, lejos del palacio y de los
problemas de Francia e Inglaterra y sus monarcas, habían
sido un regalo muy especial. Algo que no disfrutarían tan
seguido.
Ella se había entregado en sus brazos y él sentía una
gran ternura. Si pudiesen permanecer así para siempre...
Los pensamientos se desvanecieron cuando él la besó en
el cuello. Al oír o débil gemido que escapó de sus labios,
le besó la boca salvajemente y la cargó en sus brazos.
Era la última noche de libertad, para amarse durante toda
la noche, lejos de las intrigas de los criados.
Cortney abandonó todos sus miedos. Al día siguiente,
enfrentaría el hecho de estar profundamente envuelta en una
intriga que le podía costar la vida. Esa noche, era una
mujer apasionada. Si el amor fuese todo en la vida, ella
impediría para siempre la llegada de la madrugada.
CAPITULO 18
_Lord Edgecomb, fueron días maravillosos. Jamas me
olvidaré de estos momentos encantadores que el señor nos
proporcionó.
Cortney quedó atónita de ver a la discreta Henrietta
María abrazar a su anfitrión.
_Para mí también fueron días inolvidables, Majestad.
Acostumbramos a envolvernos tanto en asuntos de Estado
que no nos sobra tiempo para dedicarnos a los amigos. Mi
casa es su casa, siempre que sienta la necesidad de huir de
los rigores de sus obligaciones en la corte.
Edgecomb ayudó a la reina a subir en el carruaje y
entonces se volvió hacia Cortney.
_Eres una mujer muy especial, Cortney. Estaré muy
feliz de poder disfrutar tu compañía alguna otra vez.
_Estoy muy agradecida al señor. Jamas sabrá lo que
este período aquí representó para mí.
Edgecomb la abrazó cariñosamente y Cortney sintió un
aprieto en el corazón. Si al menos alguna vez su padre la
hubiese abrazado así... Cómo había ella soportado todos
esos años sin cariño y afecto?
Después que Edgecomb la ayudó a subir al carruaje, él
hizo una señal al cochero. Cuando partieron, Cortney pudo
ver, por su ventana, a Rory y a Edgecomb despidiéndose
afectuosamente.
Durante el largo viaje de vuelta, la reina converso,
relajada sobre las personas que había conocido y los hechos
que la impresionaron. Pero, cuando el carruaje se
aproximó a Londres, las dos se callaron, sumergidas en sus
pensamientos.
Rory alcanzó el carruaje a caballo y presintió, basado
en la expresión preocupada de la reina, la batalla que se
aproximaba entre el Consejo y el clero.
El rey estaba de excelente humor. Las noticias sobre la
recepción que Henrietta María había tenido en el interior
ya habían llegado al palacio, traídas por algunos de los
nobles presentes en el banquete en casa de Lord Edgecomb.
Elogiaron mucho a la esposa francesa del rey, relatando,
a quien quisiese oír, historias sobre la eximia cazadora.
Cuando describieron la gentileza de ella con los aldeanos
en el mercado, el rey escuchó con toda atención.
Aunque Burlingame, durante la ausencia de la reina,
hubiese ofrecido al rey diversas cortesanas, Carlos las
rechazó bajo el pretexto de estar muy ocupado. En verdad,
extrañaba a su joven esposa. Extrañaba su mirada furiosa
cuando Burlingame exageraba sus acusaciones. Extrañaba sus
risas en los relatos sobre su infancia. Extrañaba el cariño
de ella cuando estaban a solas.
Caminando hasta la ventana, Carlos había buscado en el
horizonte el carruaje que la traería de vuelta a casa.
Hogar. Sería que algún día ella aceptaría a Inglaterra como
su hogar?
Golpeó con el puño cerrado en la mesa. Debería haber
ignorado a infinita lista de obligaciones que Burlingame le
había presentado y haber acompañado a su esposa a la casa
de campo de Edgecomb. Podrían haberse divertido, cazando y
visitando el mercado de la aldea. El corazón comenzó a
golpear mas fuerte. Podrían pasar largos momentos haciendo
amor, como en Dover.
Escuchó las trompetas anunciando la llegada de la reina
y se apresuró en dirección al salón de entrada.
Esperándolo, allí estaba Burlingame.
_Convoqué al Consejo, Majestad.
_Mas tarde _retrucó el rey, impaciente. _Mi esposa está
llegando del campo.
_Envié un emisario a saludar a la reina es su nombre,
Majestad. Ella será informada que el rey estará con ella
cuando los asuntos de Estado estén resueltos.
_Eso puede esperar...
_Majestad, existen asuntos de vital importancia a ser
discutidos. Un monarca debe sacrificarse por su país.
Carlos miró Burlingame y vio en sus ojos una sombra de
desprecio. Burlingame tenía razón, estaba claro. Había
asuntos mucho mas importantes a ser tratados que el amor
por su esposa. Se Estaba portando como un muchacho
apasionado.
Con un suspiro, el rey se dio vuelta y rumbeó a la sala
de audiencias del Consejo. Mas tarde saludaría a Henrietta
María.
La reina descendió del carruaje, mirando ansiosa a su
alrededor. Delante , estaba el viejo canciller. Aunque
fuese un hombre muy gentil, Henrietta María le tenía
cierto fastidio por haber sido él quien actuara en nombre
del príncipe de Gales en ocasión del casamiento en las
escalinatas de Notre Dame. Para ella, él era un símbolo de
la antigua guardia que aislaba a su marido. Un muro que
ella jamas conseguiría derrumbar.
_Bienvenida, Majestad. El rey envía saludos y disculpas
por tener que tratar importantes asuntos de Estado.
Henrietta María levantó la cabeza en un gesto habitual
de desafío. Ella no permitiría que su decepción fuese
notada.
_Muchas gracias, señor canciller.
Viendo al obispo Montand, rodeado de sus auxiliares, la
reina caminó en su dirección. Luego que saludarla cariño-
samente, él la acompañé al palacio y permaneció por largo
tiempo conversando con ella en la sala de estar.
Mientras caminaban, Cortney pudo escuchar al canciller
murmurar a Rory:
_Sólo para ellos. Demonios vestidos de negro,
conduciendo a la propia esposa del rey por un camino de
destrucción.
Para Cortney, la reina jamas había parecido tan regia.
Y tan feliz.
_Yo todavía pienso que podríamos escondernos aquí en
mi cuarto y dejar la fiesta y la música para los demás. -
Cortney se colocó el vestido de seda color vino.
_El rey exige que, antes del baile, todos en el
palacio cenen con él. _Rory le besó la cara.
_Y si dijésemos que estamos enfermos?
Estudiando la imagen de ellos reflejada en el espejo,
Rory la atrajo hacia sí.
_Después de las historias que las criadas han esparcido
por el palacio en los últimos días, sobre una cierta dama
de compañía y un rufián escocés, ninguno va a creer en una
mentira tan absurda.
_Hm... _Ella dio un suspiro, apoyándose contra él.
_Estoy cansada de las fiestas del rey. Son un pretexto para
que él no esté a solas con la reina.
_Es verdad _confirmó Rory, rozándole el cuello. _La
realeza no es tan afortunada como el resto de las
personas. Nosotros, felizmente, podemos casarnos con quien
escojamos.
Libertad para casarse. Un dolor agudo atinó el pecho
de Cortney. Desvió los ojos.
_Esta noche, seré forzado otra vez a verte bailar en
los brazos de otros hombres?
_Quien sabe, mi Lord, quizás sea esta la única forma de
obligarte a notar mi presencia.
_Voy a notarla, si _bromeó él, empujándole los
cabellos. _Y cuando vuelvas a este cuarto voy a colocarte
sobre mis rodillas como a una muchacha imprudente.
_En ese caso, quién va a traerme de vuelta al cuarto?
_Lady Thornhill! _la hizo girar y la sujetó en sus
brazos. _Pretendo volver a este cuarto con la señorita.
Esta noche y todas las demás.
Sería maravilloso estar siempre allí, junto a ella.
LO Envolvió con los brazos y, de repente, volvió en sí.
Dios del cielo! , sería horrible.
El próximo encuentro con el mensajero de Richeliu es-
taba planeado para la madrugada de aquel mismo día. Ella
precisaba encontrar una manera de escabullirse sin que Rory
lo notase. Cuando los labios de él buscaron los suyos, se
relajó abandonandose al amor. Antes de enfrentar el
terrible encuentro, habría muchas horas libres. Horas de
placer en los brazos de Rory.
_Pensandolo bien., lady Thornhill _susurró él —, tal
vez podríamos llegar un póoquito atrasados a la cena del
rey.
Encantada, Cortney reía mientras él la cargaba hacia la
cama.
_Me Gustaría tener nuestra fiesta particular antes que
nos juntemos con los demás.
Ella se abandonó a los labios, a las manos que ahora
conocía tan bien como las suyas propias. Y, con un suspiro,
se sumergieron en un mundo que sólo los amantes conocen.
_ Imaginé un plan perfecto _murmuraba Burlingame al
rey en una sala de audiencias privada.
_Vamos entonces a convocar a Lord Edgecomb y al
canciller?
_No, Majestad. Sería mejor que ninguno mas supiese de
este plan. Así no correremos el riesgo de que alguien
prevenga a los culpables. No confío en Edgecomb. Él
estableció una amistad profunda con la reina y la dama de
compañía, mas allá de ser un viejo amigo de MacLaren.
El rey no podía concordar. Aunque Edgecomb fuese amigo
de la reina y de Cortney, era todavía el magistrado mas
importante del país. Se Trataba de un hombre digno, amigo
leal del rey. Sin embargo... con renuencia, el rey asintió.
La precaución de Burlingame tenía sentido.
_Cuál es su plan?
_Enviaremos a una mujer, vestida como un muchacho,
para encontrarse con el mensajero de Richeliu, antes que
él llegue al parque del rey. La mujer llevará un mensaje
falso. En seguida, enviaremos a nuestro mensajero para se
encuentre con lady Thornhill en el lugar y la hora
marcados. Él transmitirá el mensaje que nosotros determi-
naremos.
_Parece bastante simple. _Carlos ponderó por un
momento. _Cuál será el contenido de los mensajes?
Una sonrisa siniestra se esparció- por el rostro de
Burlingame.
_Vamos a ordenar que todos los cómplices de lady Thorn-
hill en Francia vengan a encontrarse con ella en el Canal
para que el plan de asesinato del rey de Inglaterra sea
divulgado. En verdad, nuestra propia marina los estará
aguardando para enviarlos al fondo del mar.
El rey ponderó las palabras de Burlingame. Sería
perfecto. Libraría al país de los espías. Y, mejor
todavía, eliminaría a todos aquellos villanos sin atraer la
ira de los ingleses hacia Henrietta María. Rumores sobre
espías ingleses y franceses conspirando contra el rey,
seguramente, colocarían al pueblo en contra de la joven
reina francesa. Carlos miró al primer consejero con
sorpresa. Él esperaba que Burlingame intentase conectar a
Henrietta María y al clero a la red de espionaje.
_Y en cuanto al hombre que iría traicionarme al
servicio de Francia? También él encontrará la muerte en el
Canal?
_No, Majestad. El traidor deberá ser traído a Londres
para enfrentar juicio público y , en seguida, será
ejecutado.
_Y cómo vamos capturarlo?
_No tengo dudas de que él la estará siguiendo. Como el
señor bien pudo observar, Majestad, MacLaren está tan
embrujado que no consigue ver lo obvio frente a sus propios
ojos.
_Por qué tiene tanta certeza de que el traidor es Rory
MacLaren?
_Él está demasiado cercano a lady Thornhill para ignorar
sus actividades ilícitas.
Rascándose la barba, el rey asintió. Todos en el
palacio habían notado la pasión entre los dos. Apenas
podían apartar los ojos uno del otro para entablar una
conversación con los demás.
Pensando en su viejo amigo, Carlos sintió un aprieto en
el corazón. Siempre había deseado que Rory encontrase una
mujer que lo mereciese, una inglesa que lo cautivase a
punto de hacerlo olvidarse de las montañas, los bosques y
del pueblo mas allá de las fronteras de Inglaterra, que
clamaban por su retorno. Pero, ahora, la esperanza se
evaporara. MacLaren. había rendido su corazón a la
francesa, lady Thornhill, una mujer que lo llevaría al
delito y hasta a la traición de su rey. Una mujer que lo
conduciría directamente a las manos de un verdugo.
_Quién es la mujer que deberá pasar por lady Thornhill?
Burlingame se recostó disfrutando la enorme sensación
de poder.
_Encontré una cortesana en una taberna que tiene largos
cabellos y una figura esbelta. Ella sabe un poco de
francés. EN la oscuridad, el rostro cubierto con un
sombrero, pasará fácilmente por la dama de compañía.
_ Y en cuanto al hombre que deberá disfrazarse del
mensajero de Richeliu?
_Será uno de sus soldados, Majestad.
_Y ella no va a desconfiar?
_No. Él domina perfectamente el idioma francés. EN este
exacto momento, él está preparando el mensaje.
Carlos se levantó y apoyó la mano en el hombro de su
primer consejero.
_Vos serviste muy bien al trono de Inglaterra, Lord
Burlingame. Su soberano jamas se olvidará de este favor.
Burlingame se dirigió al gran salón. Antes de retirarse
a sus aposentos, tomaría algunos copas de cerveza con los
miembros del Consejo.
A la mañana siguiente, no precisaría de ninguna bebida
para animarse. Estaría embriagado por el poder. Cuando los
espías estuviesen muertos y el traidor fuese llevado a
juicio, el nombre de Burlingame sería loado en todo el
país. Y cuando, pensó con una sonrisa, entrase nuevamente
en contacto con el cardenal Richeliu en Francia él
exigiría que la próxima red de espías estuviese compuesta
de profesionales. No tenía estomago para esos caballeros y
damas insignificantes que eran coaccionados a espiar bajo
amenaza a la vida de sus familiares.
Tiró la cabeza hacia atrás lanzando en una carcajada.
Él iba a expulsar del reino a los que osasen enfrentar su
autoridad, y entonces haría lo que había planeado tantos
meses antes con el cardenal francés. Él traicionaría a
Carlos y lo quitaría del trono. Como no tenía hijos, la
dinastía de los Stuart, iniciada por James I, seguido de
Carlos, habría de acabarse. Un primo distante, todavía una
criatura, sería el próximo del linaje real. Eso mismo,
pensó con una sonrisa siniestra. El próximo rey sería los
suficientemente joven para ser educado como él quisiese.
Y tan tonto que sería completamente manipulable.
De repente, Burlingame frunció el ceño, los ojos se
estrecharon . Se no había nacido rey, se contentaría con un
poco menos. Sería el poder absoluto detrás del trono.
La fiesta avanzó en la noche . El rey, de excelente
humor, condujo a su esposa sonriente en diversas danzas.
Con la cara rosada y los ojos risueños, Henrietta María,
finalmente, persuadió a Carlos que volviesen mas temprano
a sus aposentos. Cuando los monarcas partieron, los
invitados comenzaron a dispersarse.
Volviendo, aparentemente, a gozar del favoritismo del
rey, Cortney y Rory se sintieron aliviados cuando los
monarcas había dejado el salón, permitiéndoles volver al
cuarto. Detrás de ellos, una criada cargaba una bandeja con
cervezas en jarras. Todos que los había visto murmuraban
que la dama de compañía y el escocés estaban planeando su
fiesta particular a puertas cerradas. Todos, menos Lord
Burlingame. Mientras subían las escalinatas, él los
vigilaba en la penumbra. La sensación de triunfo le
contraían los labios en una expresión de mofa. Esa noche
ellos pagarían por las humillaciones que lo habían hecho
pasar.
Mientras Rory tiraba su traje sobre un sofá, Cortney
ordenó que la bandeja fuese colocada sobre una mesa frente
a la chimenea.
_Yo serviré _explicó a la criada, acompañándola a la
puerta.
Cuando quedaron a solas, ella removió la diminuta bolsa
de tela escondida en su cintura y se dirigió a la mesa. De
espaldas a Rory, puso un polvo dentro de una de las jarras
y la llenó com cerveza. Sirviendo una segunda jarra para
sí, se volvió y le dio una jarra.
_No quiero cerveza. _Rory le examinó el rostro,
deteniéndose en sus labios.
_Brindaremos por nuestro amor _murmuró Cortney.
_Levantando la jarra, tomó un trago, viendo a Rory hacer lo
mismo. _Yo te amo de verdad, Rory. _Pronunció esas palabras
con tal vehemencia que lo asustó.
_Y yo te amo , mi amor.
_No importa lo que... _Ella lo observaba mientras él
dejaba la jarra sobre la mesa. Por un momento se encontró
sin fuerzas para proseguir. Humedeció los labio secos con
la lengua e intentó una vez mas. _No importa lo que pase,
quiero que sepas que yo siempre te amaré.
_La única cosa que va a pasar es esto _él retiró la
jarra de las manos de ella y la atrajo hacia sí. Tomándole
el rostro entre las manos, la miró bien en lo profundo de
los ojos. —Vamos a pedir autorización al rey para
casarnos. Entonces, escribiré a Thornhill declarando mis
intenciones.
_Vos te casarías conmigo? _preguntó ella, los ojos
llenos de lágrimas.
_Que ningún hombre jamas diga que yo robé tu virtud
_dijo solemne, ronco de emoción. _Yo te amo, Cortney. Deseo
pasar toda mi vida a tu lado.
_Oh, Rory. Abrázame! _Un nudo le apretaba la garganta.
_Abrázame.
Él sumergió las manos en los cabellos suaves y la
atrajo .
_Quiero saber todo sobre vos _murmuró él, los labios
rozándole las sienes. _ La criatura que fuiste, la mujer
en la cual te transformaste . Las cosas de que te gustan.
Los pensamientos que pasan por tu mente. Así te conocería
tan íntimamente como a mí mismo , mi amor.
Ella se abrazó a él, embriagada por aquellas palabras.
Estaba diciendo todo lo que ella siempre ansiaba oír. EN la
misma noche en que ella estaba a punto de a traicionar al
rey...
Lágrimas comenzaron a correr por su cara, mirando la
camisa de Rory. Ella lo amaba tan desesperadamente que
prefería morir a arriesgarse a perderlo.
_ Acuéstate conmigo, Cortney. Déjame abrazarte , déjame
amarte.
Mientras él se acostaba sobre las pieles frente a la
chimenea , ella se aferró a él, anidando el rostro en el
pecho ancho. Era inútil intentar luchar contra los hechos.
Amaba a Rory MacLaren por encima de todo. No podría hacer
nada que lo dañase.
Sentía las manos de Rory acariciarle la espalda, los
cabellos. Diría al mensajero de Richeliu que todo estaba
acabado. No mas mensajes. Fuese por Francia o fuese por
Richeliu. No sería mas espía, ni para salvar la vida de
Thornhill.
Los movimientos de las manos de Rory se tornaban
lentos y pesados. Ella sintió que la respiración de él era
pesada y lenta. Apartándose un poco, observó el rostro
atractivo y tranquilo. Así como le había sido prometido, la
droga había surtido el efecto deseado. Él dormiría toda la
noche. Y cuando despertase ella estaría echada allí, a su
lado, libre, finalmente, de toda aquella trama diabólica.
Se sacó el vestido rojo, se colocó los pantalones, la
capa y saltó por la terraza. Cuando llegó al patio se
dirigió rápidamente a los establos. Pronto , pronto ,
rezaba, repitiendo las palabras como si fuesen mágicas,
estaría de vuelta en los brazos del hombre a quien amaba,
protegida para siempre de todas las bajezas del mundo.
CAPITULO 19
Pesadas nubes cubrían la luna, la noche sumergida en
total oscuridad. Cortney se agachaba en lo alto de la
colina, esforzándose por divisar algo en las sombras,
hombre o animal. Una ave nocturna chilló, haciéndola
sobresaltarse y agarrar el puñal. Cada susurro del
viento, cada golpeteo de alas o el ruido de algún animal
salvaje hacía su corazón acelerarse, sobresaltado.
John Fenton no estaba de guardia en esta noche. Hacia
semanas que Mary no sabía de él, desde que había sido
enviado para desempeñar una misión para el rey. Sin
embargo, sorprendentemente, había sido muy fácil escapar de
la red de seguridad de los guardias que patrullaban los
alrededores del palacio. Ellos habían sido extremamente
descuidados.
Ah, qué bueno sería librarse de toda esa trama
terrible. Liberarse para volver a los brazos de su amor,
dejando atrás los horribles planes de Richeliu y sus
cómplices. Se Paró frente a la senda, ansiosa por
encontrar por última vez al mensajero.
Algo se movió en las sombras y ella contuvo la
respiración. Sería un hombre o algún animal? No se movió,
alerta, mientras lo veía aproximarse.
_Le Traigo saludos de su patria _pronunció una voz en
francés perfecto.
_Cómo está nuestro amigo en común?
La figura disfrazada con la capa se aproximó un poco
mas. Era un hombre mayor que los dos primeros mensajeros. Y
mucho mejor vestido, notó Cortney. Cuánto le estaría
pagando Richeliu a este hombre para ejecutar una tarea tan
vil? Habría el maligno cardenal obligado al mensajero a
cumplir tal misión, teniendo como rehén a algún ser amado?
_ Le Traigo un importante mensaje. Escucha atención.
Como un relámpago, pasó por la mente de Cortney que los
mensajes anteriores eran escritos, con la orden de que,
luego de ser leídos, fuesen inmediatamente destruidos.
Se Alarmó por un segundo, pero luego ponderó que tal vez el
mensaje fuese demasiado importante para ser confiado a un
pedazo de papel.
_Hay un barco aguardándola en el puerto.
Al oír las palabras de él, Cortney se estremeció. Un
barco? Oh, Rory, que pasará conmigo? Por qué justamente
ahora cuando encontramos el amor. Apartó de la mente sus
temores y lamentos para concentrarse en las palabras del
mensajero.
_A dónde deberé ir?
_Otra embarcación está dejando Francia en este momento
para encontrarse con vos en el Canal. Cuando esté a bordo
de la segunda embarcación, recibirá sus ordenes.
_Van a notar mi falta en el palacio. Henrietta Mana...
_Serán notificados de su paradero.
_ Pero no está entendiendo _explicó Cortney, con
paciencia. _Mi trabajo aquí terminó. No obedeceré mas
ordenes de Richeliu, aunque él resuelva llevar adelante las
amenazas sobre la vida de mi padre.
Por un momento, el mensajero pareció confundirse con
tales palabras. La miró por algunos segundos antes de
afirmar, categóricamente:
_Su padre vendrá a su encuentro. Está a bordo del barco
que la encontrará no Canal.
_Thornhill no es mas rehén? _Cortney golpeó las manos
soltando una risa corta . _Ah, el destino está siendo
afable. Él podrá entonces dar su consentimiento. Dónde está
ese barco?
Las palabras de ella no tenían ningún sentido para el
mensajero. Sólo sabía que debería preparar una trampa para
la espía francesa que amenazaba la vida de su amado rey.
Los ojos de él brillaban.
_Sígame mi lady. Haré que no se pierda en el camino.
Asegurando las riendas de su caballo, Cortney montó y
siguió a la figura encapuchada. Pronto ella verificaría
con sus propios ojos si Thornhill, finalmente, estaba libre
de las amenazas de Richeliu. Y , en agradecimiento por
haber salvado su vida, Thornhill daría de buen grado su
consentimiento para ella se casarse con Rory.
El barco inglés era de grande porte. Dos veces mayor
que el Hawk. Al ser conducida a bordo, Cortney notó las
actividades de la tripulación a ritmo frenético. Armas
estaban siendo llevadas a bordo, así como barriles de
cerveza y vino, cobertores, ropas limpias y vendas. Se
sintió confusa. Era el mismo tipo de actividades que veía
en el Hawk antes de un ataque planeado. Centenas de veces
ella había participado de tales actividades.
_Conduce a lady Thornhill a la cabina del capitán _dijo
el mensajero en inglés.
Cuando Cortney lo miró , él ya se apresuraba a partir.
Cortney jamas había escuchado a un francés hablando tan
bien en inglés. Era por eso que Richeliu lo había con-
tratado para espiar a los ingleses. Antes que pudiese
comentar eso con él, un miembro de la tripulación la
condujo a la cubierta inferior hasta la puerta abierta de
una cabina.
_El capitán estará aquí en algunos momentos _comunicó
el marinero, antes de cerrar la puerta.
Cortney se sentó en la única silla. En pocos minutos,
oyó el ruido de las anclas siendo levantadas. El balanceo
continuo revelaba que estaban en camino. Aproximándose a
la escotilla, vio la costa retroceder hasta volverse un
punto lejano en el horizonte.
La puerta se abrió. El capitán era un hombre alto de
hombros fuertes, llevaba un traje de la marina real, un
traje abotonado sobre un vientre prominente.
_Lady Thornhill _saludó él, dando un paso hacia delante
e inclinándose. _Tendremos dos o tres horas hasta lleguemos
a nuestro destino. Si quisiera descansar, por favor,
utilice mi catre.
_ Es muy amable, capitán. Pero me Siento demasiado
excitada para descansar.
_Es claro. Estoy seguro de que es una grande aventura
para la señorita _respondió secamente. _Quiero disculparme,
mi lady, pero tengo una serie de asuntos a tratar.
Cuando él dejó la cabina, Cortney miró una vez mas al
catre, cediendo a la tentación de descansar. Ella realmente
se sentía ansiosa por ver a Thornhill, a la tripulación y
al Hawk. Boney. Simpson. Cómo los extrañaba! . Pero era un
largo viaje. Quizás a la madrugada podría reunirse con
sus amigos y sólo después del mediodía estaría de vuelta en
los brazos de Rory. Sería mas prudente descansar.
Mientras se dejaba caer agradecida en el catre, pensó
en todos los años que se había adormecido acunada por los
movimientos del Hawk. Era tan bueno estar de vuelta en el
mar.
Los ojos se cerraron. La respiración se regularizó.
Dejando de lado la aprensión y los miedos, se adormeció.
Henrietta María se sentó en medio da su cama,
observando a su marido con los ojos llenos de horror. Eso
no podría estar pasando. Lo que él acabara de decir no
podía ser verdad.
El rey había bebido demasiado. Y en el estado de
embriaguez en que se encontraba acababa de proclamar que su
dama de compañía y su mejor amigo, Rory MacLaren, estaban,
en ese momento, camino a la muerte en las aguas heladas
del Canal.
_ es una trampa muy inteligente, señora. Planeada para
atrapar a todos los espías de ambos lados del Canal.
Esperó que los ojos del rey se cerrasen. La respiración
de él era rápida y entrecortada. Cuando quiso levantarse,
él le agarró las muñecas con firmeza.
_Mujer, tendrías el coraje de prevenirla?
_Si lo que dices es verdad, ella ya no estaría mas en
el palacio, no es así, señor?
Él reflexionó por algunos momentos y entonces le soltó
las muñecas.
_Ve entonces. Tu esposo está diciendo la verdad. Desde
el principio yo tenía razón. Es el maldito clero papista
que esparcía las mentiras.
Mientras ella se masajeaba las muñecas doloridas, él le
dio la espalda, dispensándola. Al colocar sobre los hombros
la capa verde oscura, él ya roncaba ruidosamente.
Sin al menos esperar que una criada la acompañase,
Henrietta María corrió por los fríos corredores . La puerta
de los aposentos de Cortney, empujó con fuerza la tranca y
corrió a al cuarto. Sintió un aprieto en el corazón. La
cama estaba vacía.
Cuando comenzó a volverse en dirección a la salida,
notó una figura echada entre las pieles. Aunque en la
chimenea sólo hubiese cenizas, había luz suficiente para
identificarla: era Rory.
_Rory. Rory MacLaren _ la reina lo sacudió vigoro-
samente viéndolo abrir los ojos con dificultad.
La luz parecía incomodarlo y, por largos minutos,
pestañeó y recorrió con la vista el cuarto, como si no
supiese donde se encontraba.
_Dónde está Cortney? _preguntó la reina arrodillándose
al lado de él.
_Cortney? _ Se restregó los ojos, mirando en dirección
a la cama.
_Ella no está en la cama. No está en el cuarto. Hace
cuánto tiempo estás durmiendo?
Rory se sentó con dificultad.
_Perdóneme, Majestad. Estoy sintiendo como si mis
brazos y mis piernas fuesen de piedra. Como si yo hubiese
sido...
Dopado. Sus ojos fueron a la jarra de cerveza en la
bandeja y en seguida a la jarra vacía. La segunda jarra,
la de Cortney, estaba casi llena.
Levantando la jarra vacia, la olió. Entonces, con un
insulto , la lanzó al suelo.
_Ella te drogó?
Rory desvió la mirada, sin poder encarar a la reina.
Con un profundo suspiro, Henrietta María se puso de
pie, dirigiendose a Rory, murmuró con voz cansada.
_El rey acaba de revelarme que mi dama de compañía,
lady Cortney Thornhill, es una espía.
_Espía? _Rory intentó ponerse de pie y cayó sobre las
pieles . El cuarto giraba locamente así como su cabeza.
_No puede ser.
_Ella fue atraída a una trampa planeada por mi esposo y
por el primer consejero. Ella y todos los demás espías
están navegando rumbo a la muerte.
_ A dónde, Majestad? _Con grande esfuerzo, Rory se
puso de pie y le tomó el brazo.
Por un instante, la reina estudió la mano que la
tocaba. Rory, avergonzado, retiró la mano murmurando
disculpas.
_ Sólo Sé que ella está navegando en el Canal rumbo a
una trampa preparada para atraparla l.
La reina se dirigió a la puerta. Se dio vuelta,
comentando:
_Mi esposo estaba equivocado sobre una cosa.
_Sobre qué, Majestad?
_Él creyó en Burlingame cuando dijo que serías vos
quien lo traicionaría. El primer consejero convenció al rey
de que vos era cómplice de Cortney.
_Cómplice? _Él soltó un insulto en voz baja. _Yo fui
tomado por idiota por ella. _Rory desenvainó la espada y
puso la capa sobre sus hombros. _Yo nada sabía sobre los
planes de ella, señora. Y haré todo lo que esté a mi
alcance para impedir que ella siga con sus propósitos. ,
sin embargo, por todo lo que sagrado, señora, preciso
salvarla de las garras de Burlingame y en caso no sea
posible, morir intentándolo .
_Lleva esto. _ La reina escribió una nota en una hoja
de papel timbrado y la firmó. _Tal vez sirva de salvo
conducto. O entonces... _ella lo miró _ te hará mas
sospechoso todavía a los ojos de la guardia del rey.
_No son los guardias del rey lo que temo, Majestad.
En su rostro, había miedo y dolor. Los ojos se
oscurecieron de odio. Pero la mano que empuñaba la espada
estaba firme.
_Sólo temo a un hombre, a un hombre cuya sed de poder
es infinita.
Burlingame. No era necesario pronunciar el nombre de
él. Henrietta María permaneció observándolo, mientras él
se apresuraba en dirección a los establos.
Muchas horas había pasado hasta que Rory consiguió
reunir un barco con tripulación. Lo logró cobrando cada
favor que le debían. Horas invocando el nombre del rey,
utilizando el salvo conducto de la reina. Finalmente, con
los primeros rayos de la madrugada, Rory MacLaren y su
tripulación navegaban rumbo al canal.
Rory permaneció en la proa, sintiendo el viento frío
en el rostro. No acostumbraba a rezar. En tierra o mar, en
batallas feroces o guiando con seguridad su clan, era un
hombre que controlaba su propio destino. Desde la infancia,
había sido educado para aceptar lo que la vida le ofrecía y
para aceptar la inevitabilidad de la muerte.
Con Cortney, todo había cambiado. Él la amaba y
necesitaba de ella con tal desesperación que nada mas le
importaba. Con Cortney, se sentía capaz de todo. Sin ella,
su vida sería un desierto árido.
Cortney navegaba al encuentro de la muerte.
Levantó el rostro en dirección a los cielos y rezó,
como jamas lo había hecho en su vida.
_Dios del Cielo, manténla a salvo . Hasta que yo pueda
estar al lado de ella, conserva su vida.
Las palabras se repetían como en una letanía, al ritmo
de las olas golpeando en el casco. Por Encima de
cualquier cosa, Cortney debía sobrevivir. O entonces, él lo
sabía, la muerte sería la única manera de librarse de tanto
dolor.
CAPITULO 20
Era en aquella hora silenciosa, momento impreciso entre
la madrugada y el amanecer. Vistiendo pantalones de
muchacho y una camisa prestada por uno de los
tripulantes, Cortney caminaba de un lado al otro en la
proa del barco. Observaba el brillo amarillo que parecía
aflorar del agua al reflejar el cielo. Algunos focos de
neblina danzaban sobre las olas, envolviendo la embarcación
en un velo brumoso.
_Barco a la vista _una voz desde lo alto de los cabos
anunció y los tripulantes se esforzaban para localizarlo.
_Ah, allí _apuntó el capitán.
En medio de la bruma se podía vislumbrar la débil luz
de una antorcha.
El corazón de Cortney comenzó a golpear mas
rápidamente . El Hawk. El viejo Boney. Ella había sentido
la falta de su viejo amigo mas de lo que había imaginado.
Quien bueno sería volver a verlo. Contarle todo lo que
había visto y había pasado, desde su partida.
Rory. Qué diría el viejo cuando supiese que se había
enamorado del esclavo que había sobrevivido a la fuga?
Dios, cuál sería la reacción de Thornhill?
Mientras el barco se aproximaba, la agitación la
dominaba . Cómo podría haberse olvidado del genio terrible
de Thornhill? Por haber permitido la fuga de los
prisioneros, para que intentasen escapar de la muerte
segura del incendio , ella había sido azotada delante de
toda la tripulación. Thornhill no era del tipo de hombre
que olvidase. O que perdonase.
Ella iba liberarlo de las garras del cardenal
Richeliu, intentó recordarse. Liberarlo a él y a ella
misma. Eso sería suficiente para que su padre le diera su
bendición?
_Lady Thornhill _El capitán le tocó el brazo,
interrumpiendo sus pasos nerviosos.
_Si, capitán?
Tengo ordenes de llevarla hasta el barco francés.
Cuando estés lista para volver, haga una señal y enviaré
algunos tripulantes para recogerla.
_Gracias, capitán. _
Si no estuviese tan distraída, habría notado el tono
irónico en la voz de él, como si la propia presencia de
ella a bordo lo divirtiese. Divirtiese o ofendiese. Pero
ella estaba demasiado ansiosa para ver al Hawk y a sus
viejos compañeros. Estaba ciega para todo el resto.
Al subir en la escalerilla, enrolló la capa pesada
alrededor de su cuerpo, temblando con el aire frío y
húmedo de la madrugada. los hombres se inclinaban sobre los
remos y ella sólo tenía ojos para el Hawk, el corazón
disparándose. Después de todos esos largos meses, sería un
enorme privilegio visitar a su barco por la última vez.
El capitán del barco inglés, con los binoculares en
las manos, observaba mientras la escalerilla la conducía al
Hawk. Había avistado a la tripulación, y gritó a orden:
_Preparar el ataque.
Los cañones fueron sacados de sus escondrijos, sur-
giendo desde debajo de una grande cantidad de velas
dobladas. Los marineros, espadachines de elite de la marina
real, sujetaron las espadas en sus cintos y escondieron
pistolas en sus trajes y dentro de sus camisas.
Calculando la dirección del viento y la distancia
entre los dos barcos, el capitán ordenó que las velas
fuesen izadas. En pocos minutos, escondido por la neblina,
el barco inglés comenzó a disminuir la distancia que lo
separaba del Hawk. Ellos recogerían el bote cuando este
dejase a la espía a bordo del barco pirata.
En la neblina, Cortney podía ver varios hombres
caminando por la cubierta del Hawk. En su mente, los veía
ocupados con las tareas matinales. Sonrió. Cuánto había
extrañado la vida a bordo. Y cómo la extrañaría , en el
futuro. Pero su hogar, a partir de ese día, sería al lado
de Rory MacLaren. Fuesen cuales fuesen las ordenes dadas
por Richeliu a Thornhill y a los otros, ella no
participaría mas del complot. Luego que ese encuentro,
dejaría el pasado atrás y se concentraría en el futuro.
Un adorable y encantador futuro al lado de Rory.
. Reuniendo fuerzas, los remadores consiguieron
aproximar el bote y un cabo fue tirado desde el barco
pirata. Uno de los tripulantes consiguió agarrarlo,
entregándolo a Cortney. Con la boca abierta de sorpresa,
vio ala mujer delgada deshacerse de la capa ,agarrar con
firmeza el cabo y subir por él hasta el borde del Hawk.
Cuando llegó a bordo, se escabulló y desapareció de sus
vistas.
La cubierta del Hawk estaba llena de rostros conocidos
y de algunos nuevos. Cuando los hombres retrocedieron para
no tocarla, se sintió aturdida por los sentimientos que tal
tratamiento le evocaba. Cuán rápido ella se había olvidado
de la soledad. Aquí, a bordo del Hawk, ella había vuelto a
ser la mujer intocable por orden expresa de Thornhill.
Estaba tan feliz de volver a ver a esos hombres, que
deseaba apretarles las manos o abrazarlos. Adoraría que le
extendiesen las manos ,que la tocasen para hacerla sentirse
de vuelta en su hogar. Pero ellos retrocedieron a medida
que ella se aproximaba, desviando los ojos nerviosamente
como se aguardasen la ira de Dios.
_Cortney, muchacha. Qué linda que estás! _Un marinero,
escuálido caminaba rápidamente en dirección a ella. Su
cara toda arrugada se iluminó con una sonrisa.
_Boney. Oh, Boney, cuanto te extrañé.
El viejo abrió los brazos y Cortney se tiró en ellos.
Durante toda la infancia, él había sido el único hombre
que la había abrazado.
_ Me Gustaría haberte mandado una carta, pero tenía
prohibido hacerlo.
_Yo lo sé, muchacha. Lo mismo me pasó a mí . El
capitán me prohibió entrar en contacto con vos. _Él se
apartó un poco para estudiar su rostro. Percibiendo el
brillo
de una lágrima, la tocó con el dedo y la miró
intensamente. _Lágrimas. Lágrimas, muchacha? Yo ya iba a
decir que vos no habías cambiado en nada, pero veo que
cambiaste , si.
_Son lágrimas de alegría. Estoy tan feliz de estar otra
vez aquí.
_No creo que en este momento este sea un lugar alegre
para estar _comentó él secamente . _Vas a hablar con
Thornhill. Hay muchas cosas que él desea saber.
_En unos minutos, Boney. Primero quiero mirarte a vos,
hablar con vos.
_Eso queda para mas tarde, muchacha. Thornhill te
está esperando.
Muy mucho emocionada, Cortney se dirigió rápidamente a
la cabina de Thornhill.
El capitán, sentado, con la espalda erecta, sostenía
una copa de whisky. Tenía el ceño fruncido y la boca
crispada.
Cuando oyó el leve golpe en la puerta, levantó los
ojos, enojado.
Al ver a Cortney, cerró todavía mas su expresión.
_Pues bien.. No conseguiste desempeñar tu tarea sola.
Tuviste que mandar a llamarme a mí y a los hombres del
Hawk para terminar tu trabajo.
Cortney fue tomada por sorpresa. Ningún sonrisa de su
padre. Ni una sola palabra de saludo.
_ Qué estás diciendo?
_ Basta! _Thornhill tomó el contenido de la copa y la
tiró sobre la mesa. _ Qué quieres que hagamos?
_Yo? _Cortney intentaba desesperadamente comprender lo
que se pasaba. _No quiero nada, padre. EL mensajero de
Richeliu ordenó que yo viniese a encontrarte aquí en el
Canal. Eso es todo lo que sé.
Thornhill la miró, furioso. Gruñó entre dientes:
_ Tu mensajero dijo a Richeliu que mandase todos los
que estaban involucrados en esta operación para encontrarte
aquí.
_Mi mensajero? _Por algunos instantes, Cortney no
consiguió articular ninguna palabra. Se estaba Dando
cuenta de la situación y estalló : _ Y el señor entonces
decidió involucrar a Boney y a los otros tripulantes en
este maldito complot ?
_Mis hombres van a donde yo ordene. Ahora, dime cual
es tu plan.
Ella meneó la cabeza con profunda tristeza.
_El señor todavía no me entendió, no es así? _Notando
la expresión desconcertada de él, explicó en voz baja: _No
tengo plan alguno. Fuimos engañados, padres . Engañados por
Richeliu.
_Jamas! _Thornhill se levantó rápidamente de la silla
y, con pasos largas, le agarró el brazo. _ Esto ha sido
planeado hace años. Tanto el cardenal Richeliu como yo
deseamos la misma cosa: venganza. Quiero vengarme de un rey
que no tiene derecho a vivir confortablemente en Inglaterra
mientras yo soy obligado a vagar por los mares.
_Si no fue Richeliu quien nos preparó esta celada, debe
haber sido el hijo de aquel rey a quien vos tanto
desprecias.
Thornhill la abofeteó con tanta fuerza que la marca de
los dedos permaneció en su cara. Atónita, retrocedió un
paso, en el rostro una expresión insolente.
_Qué idiota he sido! _dijo, tocándose la cara dolorida.
_Me sacrifiqué creyendo que iba a salvarte de la ira de
Richeliu. Y todo este tiempo ustedes dos estaban
conspirando juntos. Yo fui apenas un juguete en sus
mezquinas conspiraciones.
Como Thornhill no respondía , ella prosiguió:
_ Ustedes me usaron, no es así ? Me Usaron!
Ella apretó los labios, lleno de rencor.
_Desde el principio, vos fuiste un medio para
alcanzar mi venganza. Una dulce Venganza contra mis
enemigos. Esa fue la única razón por la cual permití que
vivieses en vez de acompañar a tu gobernanta en el fondo
del mar. -
_Padre ...
_No soy tu padre. Y ahora que vos me falles no re-
presenta mas nada para mí.
Cortney había sido golpeada en lo profundo de su alma.
El retumbar de los cañones resonó encima de ellos.
Thornhill se puso en alerta . En el mismo instante, voces
gritaban en la cubierta superior.
_Estamos siendo atacados!
Thornhill desenvainó la espada y corrió en dirección al
combate. Detrás de él, inmóvil, Cortney apenas podía creer
en lo que él le acababa de revelar. Entonces, escuchando
los ruidos de la batalla, agarró una de las espadas de
Thornhill y corrió detrás de él. En el minuto siguiente,
enfrentó su primero adversario.
Reconoció a su oponente : uno de los marineros del
barco que la había llevado hasta allí. Una celada. Había
sido una trampa muy bien preparada y ella había caído en
ella.
Cuando el enemigo levantó la espada, Cortney lo
atravesó con la suya y lo dejó gimiendo. Subió corriendo la
escalera hasta la cubierta. A su paso, varios hombres se
enfrentaban, haciendo imposible avanzar en su camino.
Una terrible explosión sacudió el barco, como si lo
fuese a partir en dos. Corriendo hasta la borda, Cortney se
horrorizó al ver la popa del barco completamente des-
trozada. Llamas devoraban las velas. Llamas saltando en
medio de los cabos, alimentadas por la brasa.
La cubierta estaba repleta de marineros con trajes
rojos, blandiendo armas. En cada punto se desarrollaban
combates cruentos y la cubierta se cubría de moribundos.
_Muchacha. Por aquí.
El viejo Boney se equilibraba con dificultad en la
escalera que conducía a los calabozos. Evitando pequeños
focos de incendio y esquivando soldados, Cortney corrió
en dirección a su amigo y lo siguió al interior mal
iluminado del Hawk.
_Quédate aquí, muchacha. Voy a intentar encontrar un
bote y volveré a buscarte.
_ No puedes subir a la cubierta ahora, Boney.
_Tengo que ir, muchacha. Es nuestra única chance de
sobrevivir.
_Ellos son muchos. No hay nada que podamos hacer
excepto esperar, escondidos, hasta que ellos partan.
El viejo marino le tocó la cara cariñosamente.
_Hasta que el Hawk no sea tragado por las aguas, el
barco inglés no partirá. Y, por la rapidez con que las
llamas avanzan nos resta muy poco tiempo.
_EN ese caso, permaneceremos aquí y lucharemos.
_No, muchacha. No tenemos ninguna chance contra tantos
enemigos. Nuestra única esperanza es encontrar un bote.
Él giró, mirando a la escalera. Mientras Cortney
asistía a la escena horrorizada, cuatro marineros
saltaban dentro de los calabozos, empujando al viejo y
volteándolo .
Rory escuchó la explosión y vio las llamas danzando en
los cielos, antes que sus compañeros pudiesen localizar, en
la bruma de la mañana, los dos barcos. La brisa traía un
fuerte olor a humo.
Entonces, los identificó. El Hawk estaba oscilando
peligrosamente , en su cubierta había gran movimiento. El
barco inglés, a su lado, parecía casi desierto, excepto
por la presencia de los vigías en su puesto. Cuando lo
vio, Rory supo que ya habían detectado su presencia.
_Mas rápido _pidió al capitán de su barco. Los
marineros se amontonaban en la cubierta, ansiosos por
asistir a los combates.
Cuando había pasado los dos barcos, Rory, solo, saltó
a bordo del Hawk. Los tripulantes que lo habían traído
hasta allí observaban, en silencio, a sus compatriotas
enfrentando a los piratas franceses.
_Aquel hombre debe ser uno de ellos _alertó un marinero
de traje rojo.
Inmediatamente, tres espadachines blandieron sus
espadas para atacar a Rory.
Dios del Cielo!. De dónde habrían venido? Para Rory,
parecía que la mitad de la marina real estaba luchando a
bordo del pequeño barco pirata.
Con un golpe certero, atravesó al primer espadachín y
tiró al segundo sobre la cubierta, gritando de dolor. El
tercero atacó furiosamente pero Rory consiguió eludirlo .
Cuando finalmente lo volteó , pasó a buscar frenéticamente
cualquier señal de Cortney. Cada vez que pasaba al lado de
cuerpos caídos, su corazón se sobresaltaba. Cuando se
aseguraba que ella no se encontraba entre los muertos,
proseguía la búsqueda.
Luego que revisar la cubierta, se aproximó, con
cautela, a las cabinas. Estaban vacías, excepto por los
cadáveres.
Escuchando ruidos de violento combate en los calabozos,
corrió hacia allá. Saltó dentro del recinto ignorando las
escaleras. Lo que presenció lo dejó espantado :
_Cortney! detrás de ti !
Con el sonido de la voz, ella desvió su cuerpo,
escapando por un tris de la hoja afilada que llegó a
rozarle los cabellos. Con un golpe certero, enterró la
espada en el pecho del marinero inglés. Se dio vuelta
entonces para enfrentara dos espadachines mas .
Rory sintió un dolor agudo cuando una lamina le perforó
el hombro. Por un momento, fue todo lo que sintió.
Entonces, un calor se esparció en la zona y vio sangre
escurriéndose por la manga y empapando el frente de su
camisa.
Con un brazo inerte, continuó luchando . Al percibir
que estaba herido, cinco espadachines lo rodearon,
impidiendo que se aproximase a Cortney. Aunque luchase con
coraje , no podía defenderse del ataque de tantos
enemigos. En pocos minutos, sangraba profusamente por
cuatro heridas. La visión se le enturbiaba. Las palabras se
mezclaban sin tener sentido. Al recibir un golpe mas ,
cayó de rodillas. El dolor lo apabullaba.
Por qué había venido él? Para salvarla? O para
castigarla? La respuesta vino, lentamente, terriblemente .
Aún siendo una espía, aún amenazando la seguridad de su
amigo Carlos, él no podía dejar de amarla. Que Dios lo
ayudase! , él la amaba con tal desesperación que había
llegado al borde de la locura. Ella era el enemigo. Y el
enemigo se había apoderado de su corazón y de su alma.
Brazos fuertes lo forzaron a levantarse, empujándolo
contra la pared.
_Vos no eres uno de ellos. Ya te vi en compañía del
rey. Por qué combates contra tus propios hombres?
Con La voz embargada por el dolor, Rory balbuceó:
_Yo estoy luchando para salvar a la mujer. A la Reina
de los Mares.
El espadachín gritó una orden. Diversos brazos fuertes
lo encadenaron a la pared del calabozo. Aunque su vida
hubiese sido perdonada , rezaba por una muerte rápida.
Pero sus oraciones no fueron atendidas; fue obligado a
presenciar, con las manos atadas, a ver la lucha
desesperada que Cortney trababa.
_Muchacha!
Cortney oyó el grito de alerta y se volvió
Se encontró con el viejo sujetando una espada dos
veces mas grande que él. Ya había conseguido apartar a dos
adversarios. Ahora, con otros tres marineros delante suyo
, Boney blandía la espada como un loco.
_Dejen a la muchacha en paz — gritaba él, intentando
protegerla con su cuerpo. _Ella es inocente.
El mas alto de los marineros levantó la espada.
_Di adiós a tu vida, viejo!
Escuchando el grito de dolo r, Cortney se dio vuelta.
La hoja de acero entraba sobre pecho escuálido de Boney.
Él tenía la mirada fija en ella y, con las manos,
intentaba arrancarse el arma como si así pudiese disminuir
el dolor.
Cuando cayó, Cortney dio un grito ahogado y se tiró de
rodillas a su lado.
_No, Boney, no... _colocó la cabeza de él sobre el
pecho ey comenzó a llorar.
_Yo siempre te amé , muchacha _murmuró el viejo. _De
verdad.
_ LO sé, Boney, yo lo sé. _ Las Lágrimas le corrían
por la caras, mezclándose con la suciedad y la sangre.
Ella le apartó los cabellos de la frente, murmurando
palabras de cariño hasta que la respiración entrecortada
cesó por completo.
_Nunca hiciste mal a nadie, Boney. Siempre fuiste justo
y cariñoso. _Lo acunaba en su pecho, su rostro bañado de
lágrimas.
Los espadachines, atónitos, observaban en silencio a la
mujer salvaje deshacerse en llanto como si su corazón
estuviese lacerado.
_Esta es la líder de los espías. _Un marinero inglés se
arrodilló apuntando su pistola hacia Cortney. _Tenemos
ordenes de ejecutar a todos aquí mismo. Y vos, mujer, en
primer lugar.
Reuniendo el resto de fuerzas que todavía le restaban,
Rory dejó escapar un grito de dolor y desesperación,
luchando para liberar las manos que lo inmovilizaban. Uno
de los hombres apuntó la espada contra su pecho.
_Inténtalo una vez mas y pagarás con tu vida.
Del otro lado, Cortney aguardaba en silencio la
explosión que terminaría con su vida. Cuando el dedo del
marinero comenzó a presionar el gatillo, un brillo súbito
de metal ofuscó los ojos de ella. El marinero cayó hacia
atrás mientras un gancho metálico le arrancó el arma de
las manos.
Atontada, Cortney tenía los ojos fijos en el hombre que
acabara de salvarle la vida y se arrodillaba al lado de
ella.
_Ian... _Todavía sosteniendo el cuerpo sin vida de Bo-
ney, levantó la mano y le tocó la cara. _Ian Horn. Pensé
que habías muerto luego que Thornhill... Sin embargo, aquí
está .
El joven rubio removió el cuerpo de Boney de su pecho
y la ayudó a levantarse.
_No morí en aquella ocasión porque mi odio por
Thornhill fue mas fuerte que ni dolor. Decidí entonces que
la mejor manera de vengarme era jurar lealtad al rey que
él odiaba. Soy ahora un súbdito leal al trono inglés. _Su
tono de voz se endureció. _Y tenemos ordenes expresas de
lanzar a todos los espías a las aguas del Canal.
_Ella no es una espía _gritó Rory, desesperado.
Al oír la voz de su amado, Cortney se dio vuelta y lo
vio herido, empapado con su propia sangre. Intentó correr
hasta él, pero los brazos fuertes de Ian se lo
impidieron.
_Lo que este hombre dijo es verdad? Vos formas parte de
la red de espías que el cardenal Richeliu montó para
desestabilizar el trono de Inglaterra?
_En ese momento, lo que él dice es verdad. _Sin poder
enfrentar la mirada de Rory, desvió el rostro. _Yo fui
una espía. Sin embargo, vine hoy aquí para comunicar que no
participaría mas en esta trama horrible. Pero este
hombre, Rory MacLaren, jamas tuvo conocimiento de mis
actividades.
Ian Horn notó la manera como el hombre miraba a
Cortney y como ella evitaba sus ojos. Entonces, la
solitaria muchacha se había transformado en mujer. Y
finalmente pertenecía a un hombre.
_No podemos confiar en las palabras de una espía con-
fesa _dijo Ian con rispidez. _Los dos serán conducidos a la
Prisión Fleet donde permanecerán hasta que sean pronuncia-
dos inocentes _desvió los ojos —, o culpables.
Cuando los prisioneros fueron conducidos a la cubierta,
Cortney vio el cuerpo de Thornhill caído . Con un
grito sordo, corrió en su dirección. Inmediatamente,
decenas de espadachines la rodearon . Escuchando la orden
de Ian, retrocedieron , permitiéndole un último momento de
privacidad para llorar la muerte de su padre.
_Papá _se arrodilló y le tocó levemente el rostro.
Qué extraño! . Era la primera vez que le tocaba el rostro.
Él jamas la había tomado en l brazos, jamas le había dado
un beso, ni le había tomado la mano. Y ahora, muerto,
parecía un extraño. Ella nunca lo había conocido. Que le
había dicho él poco antes de ser atacados? Que no era su
padre. Y que, para él, ella no significaba nada. Nada.
Al levantarse, notó algo brillando en el cuello inerte
de Thornhill. Entreabriendo la camisa, miró el medallón de
oro y sintió algo agitarse en su memoria.
Retirando la cadena, la colgó en su propio cuello,
dejando que el medallón se escurriese por entre sus pechos.
_Ven, Cortney _ la apresuraba Ian. _Este barco pronto
estará en el fondo del Canal. Debemos apresurarnos si
queremos estar a salvo.
A Salvo. A Salvo en una prisión. A Salvo en las manos
de un verdugo.
Rory estaba siendo conducido al mismo barco que lo
había traído al Canal. Por un largo momento, sus ojos se
encontraron. Ella intentó sonreír, pero los labios le
temblaban y lágrimas llenaron sus ojos.
“Como me debes odiar”, pensó al verlo partir. “Yo te
amo, Rory MacLaren, mas que a mi propia vida.” Aunque de
sus labios no saliese un solo sonido, su alma gritaba,
deseando que él escuchase: “Si pudiese, desharía todo el
mal que le causé. Ah, si eso fuese posible!”
Él giró, luchando con las cadenas que le laceraban la
piel. Los ojos se estrecharon buscando la imagen de ella
para guardarla para siempre en su memoria. “No volveré a
verte, Cortney. Pero jamas te olvidaré.”
El viento agitaba los cabellos de él, Cortney se
acordó de la primera vez que lo había visto a bordo del
Hawk. Aún encadenado, él transmitía fuerza y dignidad.
Bajó la cabeza, sin poder enfrentar su mirada, o su
odio por ella por haber traicionado, así como a su rey.
Los marineros la apartaron bruscamente, arrastrándola a
bordo del mismo barco inglés que los trajera al combate.
Detrás de ella, poco quedaba del orgulloso Hawk. Espirales
negros de humo subían de tu esqueleto formando nubes
oscuras en el cielo. Lo que restara de la cubierta estaba
cubierto de cadáveres. La carnicería la había dejado
perpleja y horrorizada. Todos los hombres con quien había
convivido y había trabajado durante toda su vida ahora
estaban muertos. El barco oscilaba peligrosamente y, en
algunos minutos mas, desaparecería bajo las aguas del
Canal.
Cortney fue conducida a los calabozos y cuando lo
encadenaron a un pared escuchó el ruido del ancla siendo
levantada. Como una estocada en su pecho, sintió el brusco
movimiento de las aguas cuando el Hawk se estremeció y
desapareció para siempre en las aguas profundas del mar.
La puerta del calabozo había sido bien cerrada. Sola, y
sumergida en una oscuridad total , Cortney se encogió
intentando luchar contra el terror que la paralizaba. De
repente desde lo mas profundo de su memoria, algo luchaba
por aflorar. Le Pareció que ya había pasado por esa
situación antes.
Luchó para librarse de tales pensamientos, pero no pudo
impedir que su mente se sumergiese cada vez mas
profundamente en sus memorias. Eran recuerdos tenebrosos
que, a través de un proceso lento, ella había conseguido
borrar.
CAPITULO 21
Sola en su celda, echada sobre un catre inmundo,
Cortney oía los gritos y gemidos. Debido a la gravedad de
su crimen, había sido segregada de los demás prisioneros y
colocada en aislamiento. Sin embargo, a través de la
minúscula ventana cavada en la puerta de piedra, tenía
alguna idea de lo que pasaba del otro lado .
Si el infierno existiese, no sería peor que la
Prisión Fleet. Las paredes frías de piedra estaban
recubiertas de nombres de prisioneros que habían estado
allí y los habían escrito con su propia sangre, antes de
caminasen rumbo a la muerte. Por las paredes, se escurría
agua continuamente , dejando las celdas húmedas y los
prisioneros, congelados. Tiritando de frío, Cortney
observaba las ratas recorriendo los cuerpos de los
prisioneros que, de tan agotados, no tenía mas fuerzas para
apartarlas.
Hacia tres días que estaba presa. Durante ese tiempo,
no había visto a nadie, excepto al carcelero. Podía
soportar la humedad, las ratas, la soledad. Mas la falta
de certeza sobre la suerte de Rory era intolerable. Sería
que lo habían llevado de vuelta a Inglaterra o habría sido
asesinado durante el viaje y cuerpo tirado al mar? Cortney
temblaba de pánico. En Caso que hubiese llegado a salvo,
estaría él también pudriéndose en alguna celda? Sería el
cruel destino de ella causar sufrimiento a aquellos a
quien amaba?
Escuchó el ruido de las pesadas puertas de hierro
siendo abiertas. Un tenue rayo de luz penetró por la
pequeña ventana. Pasos hacían eco en los escalones de
piedra, pasos aproximándose, hasta pararse delante de su
puerta.
El corazón comenzó a golpear locamente y trató de
controlar el terror que amenazaba con sofocarla. Si era
para la ejecución que venían buscarla, serían bienvenidos,
pues la muerte después de todo la liberaría del horror.
La puerta de la celda se abrió. Por un instante, la luz
fuerte la cegó, atontándola. Consiguió ver en el umbral de
la puerta la figura del carcelero. Durante algún tiempo,
él la observó en silencio, bajo la luz de la lampara de
aceite , antes de dirigirse a alguien oculto por las
sombras.
_Aquí está ella. O mejor dicho , lo que queda de ella.
Sin embargo, no puedo imaginar lo que pueda querer con esta
mujer.
Reconociendo en la respuesta la voz desagradable,
Cortney luchó por controlar los temblores que la dominaban.
Era Burlingame.
_ Lo que Tengo que tratar es con ella. Déjeme a solas,
hombre. _Arrancó la lampara de las manos del carcelero y
cerró la puerta. A través de la pequeña ventana, ordenó:
_No vuelvas hasta que yo te llame.
Aguardó hasta que el carcelero desapareciese por las
escaleras de piedra. Sólo entonces se dio vuelta.
_Ah, ahí estás. _Levantó la lampara para examinarla.
Todavía usaba pantalones y la camisa prestada de un
marinero.
El tejido de la camisa se pegaba a sus pechos y los
pantalones resaltaban la cintura fina y la forma redondeada
de sus caderas. Los cabellos enmarañados le daban un aire
salvaje.
Burlingame depositó la lampara en el suelo y se
aproximó. Asustada, Cortney seguía cada paso suyo ,
encogiéndose contra la pared helada de la celda.
_Por qué vino hasta aquí? Para vanagloriarse de su
victoria?
La sonrisa cínica la llenó de miedo.
_Estoy aquí para ayudarte, lady Thornhill.
_Ayudarme?
EN la penumbra era imposible notar la ferocidad en la
expresión del primer consejero.
_ Estás completamente sola _Él se aproximó, tocándola
en la cara.
Con el contacto, ella se retrajo, pero no apartó la
mano. Se Quedó inmóvil, alerta.
_No estoy sola.
_Ah, lo estás . La reina, Henrietta María, no sólo negó
categóricamente cualquier conocimiento sobre tus
actividades criminales, sino que también las condenó con
vehemencia. No hará ningún esfuerzo para venir en tu
socorro. Seguro que ya debes saber lo que pasó con el
pobre MacLaren.
Satisfecho, él notó la preocupación con la mención de
ese nombre.
_Qué pasó con Rory?
_Está agonizando, mi lady.
_No! _Tapó sus oídos como si así pudiese borrar las
palabras de él. Rory muriendo? Cuánto dolor tendría que
soportar antes que la muerte también se la llevase?
_Está muriendo debido a las heridas causados por sus
compañeros piratas, según me contaron.
_Eso es mentira!
_Estás llamando mentiroso al rey Carlos?
Cortney se calló.
_Para todos los efectos, Rory MacLaren continua siendo
considerado un súbdito fiel. El rey está convencido de que
él nada sabía sobre tus actividades.
Con un suspiro de alivio, dejó que las lágrimas
corriesen . Felizmente Rory había sido declarado inocente.
Al menos, su reputación permanecería intachable. El clan
MacLaren no sería obligado a cargar con el estigma de la
traición.
_El rey creyó en él?
Los ojos de Burlingame se estrecharon.
_Parece que la reina lo encontró sedado en tu cuarto
de dormir. El rey está convencido de que vos actuaste sin
el conocimiento de tu amante.
Nada le había costado tanto en su vida como drogar a
Rory. Sin embargo, ahora se alegraba de haberlo hecho.
Ante la alegría de Cortney, Burlingame se apresuró a
decir:
_Ni el propio rey podrá salvar a MacLaren. Él morirá
en breve, si no es que ya murió. Vos también vas a morir,
mi lady, a menos que... _Colocó las manos pesadas sobre sus
hombros _me convenzas de perdonarte la vida.
_Convencerlo? Y por qué razón yo le imploraría piedad
justamente a usted ?
_Porque yo soy la persona mas cercana al rey _dijo con
los ojos brillantes de un lunático. _En verdad, soy mas
poderoso que el propio rey.
_Qué blasfemia!
_ Te parece? Burlingame le agarró los hombros e,
ignorando el gemido de dolor, la abrazó. _Cuando yo haya
librado a Inglaterra de ese rey débil, seré el hombre mas
poderoso de todo el reino. Dispondré de la vida de todos
como mejor me parezca. Tierras valiosas serán distribuidas
a los que me fueron leales. Tendré oro y piedras preciosas,
tendré las mujeres que quiera.
Lanzó una carcajada siniestra y la miró.
_Aquella que me agrade, recibirá todo lo que pueda
desear.
_Usted ... _finalmente ella comprendió —... usted es
aquel que traicionaría al rey. Por qué... _se esforzaba por
no demostrar toda a repulsa que sentía... _Por qué me está
contando todo esto?
_Porque vos puedes salvarte , mi querida. —Le Acarició
los cabellos y, de repente, tiró de un mechón, trayendo su
rostro junto al suyo. _Si imploras.
_Y si me negara? _Cortney intentaba desesperadamente
mantener el control.
_EN ese caso, morirás. Y puedes estar segura de que
será una muerte lenta y dolorosa.
Cuando ella intentó desprenderse, él, con el cuerpo,
la inmovilizó contra la pared, agarrándole el rostro con
las manos. Al luchar para evitar el beso, escuchó una
carcajada siniestra.
_Mujer no puedes repelerme sin sufrir represalias.
Después de aquel pequeño incidente en el bosque, yo juré me
iba a vengar. Y ahora llegó la hora... Primero, voy
tomarte por la fuerza De la misma manera que lo planeé
desde el primer momento en que te vi. Y, después de hacer
todo lo que tenga ganas , no tendré la menor piedad. En re-
presalia a la osadía de rechazarme , voy a matarte.
Cuanto mas ella luchaba por desprenderse , mas se
excitaba él .
_Eso mismo. Te Mataré. Diré entonces al consejo del rey
que fui forzado a defenderme cuando vine aquí con la
intención de prepararte para el juicio.
_Es una persona diabólica. Mas diabólico que el propio
Richeliu.
_Richeliu es apenas una personaje menor em mis planes.
La Besó con tal violencia que ella sintió en la boca el
gusto de sangre.
Manos fuertes rasgaban su camisa y escuchó el rasguido
del tejido. Sintiendo las manos rudas sobre sus hombros
desnudos, gritó de dolor.
Luchó desesperadamente, retorciéndose, arañando,
intentando usar, en vano, todas las fuerzas que le
quedaban. En pocos minutos, él consiguió tirarla sobre el
suelo frío de piedra, inmovilizándola bajo el peso de su
cuerpo. Todavía luchando, Cortney desprendió una de las
manos y encontró el puñal que traía siempre en el
bolsillo del pantalón.
_Si no me suelta ahora, voy a matarlo _amenazó.
_Matarme? _ Tirando la cabeza hacia atrás, soltó una
carcajada. _Estás tan débil que apenas consigues luchar. Te
someterás a mis deseos.
De golpe, ella enterró la hoja en el pecho de él,
sintiendo ropas y carne rasgándose . Por un segundo, él la
miró, incrédulo. Entonces, al ver la sangre saliendo a
borbotones de su herida, se puso de pie y , tambaleante,
corrió en dirección a la puerta trancada.
Empujó la puerta frenéticamente con gritos.
_Carcelero! Venga! Rápido!
Con gran esfuerzo, Cortney se puso de rodillas y,
atontada, vio la puerta abrirse y Burlingame tropezando
para apoyarse en el carcelero. Antes de salir, volvió
los ojos enloquecidos hacia ella.
_Vos sellaste tu propio destino, mujer. Primero, en-
frentarás un juicio público. Entonces, toda Inglaterra
asistirá al ahorcamiento de la salvaje Reina de los Mares.
Aún después de que la puerta cerrase, las palabras
continuaron haciendo eco en los oídos de Cortney. Sólo
había un hombre que sabía su apodo. El hombre que le había
jurado amor eterno. Cómo debía odiarla Rory en ese
momento!.
Al desmayarse, sumergiéndose en la oscuridad, un nombre
todavía ocupaba su mente. Rory MacLaren.
“Pase lo que pase, escuches lo que escuches, no
permitirás que ellos te encuentren , estás oyendo?”
A través de una bruma que le envolvía la mente, Cortney
intentaba desesperadamente prestar atención a las palabras
de su gobernanta . Cuando la pesada capa fue colocada
encima de ella, cerró los ojos con fuerza. Oyó el ruido de
la puerta cerrándose y, antes de volver a abrir los ojos,
aguardó por un tiempo que le pareció interminable. No
conseguía ver nada. Sólo oscuridad. Pestañeó varias veces,
pero no veía nada . Se Encontraba en un lugar minúsculo.
Sin luz y sin aire, se sentía sofocada. Parecía que el
espacio estaba comprimiéndola hasta envolverla en la nada.
Escuchó voces. Voces ríspidas y estridentes.
Peligrosas. En seguida, la voz de su gobernanta, serena
pero temblorosa por el miedo. Carcajadas de hombres. De
repente, un silencio mortal.
Cortney sabía que era una criatura voluntariosa. Papé
había dicho que ella había heredado tal virtud de su
abuelo . Papá. Casi podía verlo, escuchar su voz. Y,
entonces, la imagen se desvaneció. Intentó concentrarse en
el rostro querido. Se esforzó tanto. Pero él se escapaba.
Su rostro bonito, su voz cariñosa y adorable.
Desde su escondrijo, no se escuchaba nada mas. Aunque
supiese que debía obedecer las ordenes de lady Montieth, se
sintió compelida a desobedecer. Levantando la tapa, espió
por una rendija del armario.
Lady Montieth estaba callada , estaba en el suelo. Su
lindo vestido rosa se había manchado de rojo. Hombres que
jamas había visto antes la rodeaban, atónitos. Y aunque
Cortney casi nada supiese sobre la muerte la intuición le
dio la certeza de que su gobernanta estaba muerta.
Temblando de miedo, empujó la tapa sobre sí y retrocedió
hasta lo profundo del armario. SE Quedó inmóvil, apenas
atreviéndose a respirar. Si fuese necesario, preferiría
morir en ese rincón oscuro a revelar su presencia a los
bárbaros que había causado la muerte de su cuidadora .
Desde el escondrijo, escuchó una voz autoritaria dando
ordenes, dominando la sala.
Por cuánto tiempo mas aguantaría en la oscuridad?
Cuánto aire le restaba antes de que sofocase? Sus
pulmones clamaban por aire fresco, pero aún así se rehusó
a salir de su lugar. Se había Resignado a morir. Morir
como lady Montieth.
_Cómo está ella? _preguntaba Henrietta María, al pie
de la cama, mirando ansiosa el rostro pálido y abatido.
Del otro lado, MacLaren, con una barba desaliñada,
los ojos congestionados por las noches de insomnio,
sostenía la mano helada de Cortney.
_Aún durmiendo, todavía sufre. Aunque hable
constantemente, casi siempre son palabras inconexas.
_Tienes que hacer que despierte pronto, Rory. Lord
Edgecomb precisa tiempo para preparar su defensa.
_Ella está demasiado debilitada para enfrentar un
juicio.
_EN ese caso, ellos acabarán por ahorcarla sin juicio.
Inglaterra clama por la ejecución. Y la paciencia del rey
se está agotando.
La reina estudió el bello rostro da joven, acostada
inmóvil entre las sabanas.
_Creo que yo siempre supe que ella era una espía —
confesó, dando un suspiro profundo. _Richeliu, elogiando su
excelente dominio de idiomas, la había recomendado al
obispo para ser mi dama de compañía. _Henrietta María
apartó una mecha de cabellos de la frente de Cortney. —En
cierta ocasión, ella quiso contarme algo, pero yo se lo
impedí. Qué Dios me ayude, yo ya me había encariñado mucho
con ella. No quise escuchar la verdad.
Rory asintió. No veía que él se torturaba por las
mismas razones?
_Yo la comprendo muy bien., señora. Yo también sabía
que Cortney fingía. Soy mas culpable todavía. Sabía que
ella era la legendaria Reina de los Mares. Por algún
tiempo, fui esclavo en el barco pirata de su padre.
_Percibiendo la sorpresa de la reina, confesó: _Decidí no
revelar el secreto de ella; el amor me dejó ciego.
La reina se identificaba mucho con ese hombre. Le
volvió la espalda, intentando controlar sus lágrimas.
_Mandaré a mi criada a traer un caldo caliente. Mas
allá de eso, no hay nada mas que pueda hacer.
_La señora ya hizo mucho, Majestad.
Henrietta María atravesó el umbral de la puerta y
caminó rápidamente por entre los guardias que vigilaban el
cuarto. La guardia había sido reforzada también en las
inmediaciones de la terraza y los alrededor de los
establos. Debido al estado debilitado en que se encontraba,
el rey había concedido a la dama de compañía el privilegio
de permanecer en sus aposentos. Cuando estuviese en
condiciones, él insistiría en que enfrentase un juicio
público antes de la ejecución.
Echada inerte sobre la cama, el rostro enmarcado por
los cabellos oscuros, Cortney parecía todavía mas pálida. A
su lado, Rory la envolvía junto a su cuerpo, intentando,
en vano, hacer cesar los temblores que la asaltaban.
Cada vez que ella balbuceaba algunas palabras, muchas
de ellas sin sentido, él la abrazaba, escuchando los
relatos truncados que emergían dolorosamente de su corazón.
Si fuese posible, él borraría toda la tristeza y el
sufrimiento por los cuales ella había pasado. Ah, si al
menos eso fuese posible...
_No! _Escuchando el grito, Rory la abrazó, besándole
la frente. Ella luchaba con alguien que la torturaba en sus
pesadillas.
_No! _ LO Empujó con fuerza. Los ojos se abrieron. Por
un momento, pareció atontada.
_Rory? Oh, Rory, sos vos ? _susurró, tocándole el
rostro con los dedos vacilantes.
La piel estaba caliente. Él estaba vivo y estarían
reunidos por la muerte?
_Soy yo, mi amor. Estuviste lejos por un largo tiempo.
_Lejos ? Dónde?
_En algún lugar escondido de tu mente. Había mucho
dolor y sufrimiento allí. Yo quise ayudarte, pero no podía
llegar hasta vos. _ Le Acarició el rostro. _Pero ahora
estás de vuelta.
_De vuelta... _Ella dio un suspiro y miró el rostro
adorado que había temido jamas volver a ver. _Burlingame
me dijo que vos agonizabas.
_Burlingame? No puede ser, mi amor. Él no estuvo aquí.
_Habría sido la imagen del primer consejero que la
atormentaba en sus sueños?
_Él fue a hablar conmigo a la Prisión Fleet. Me Dijo
que Henrietta María me había abandonado y que vos estabas
próximo a la muerte.
_EN la prisión? _Los ojos de Rory se estrecharon. —
Mentiras. Mentiras para intimidarla. _Levantó los
cobertores para para mostrarle las heridas curadas . _Fui
herido, es verdad. Y,
si no fuese por la reina que hizo con que me
transportasen a acá, yo no habría sobrevivido. Y, en
cuanto a ella, puedes estar segura que te dedica un
inmenso cariño.
Cortney apenas podía creer en lo que Rory acababa de
decirle.
_Confieso que creí en él. Cuando él avanzó hacia mí, lo
apuñalé con mi propia arma. Aquella que llevo siempre
conmigo, desde cuando él me atacó en el bosque.
El relato dejó a Rory furioso e indignado.
_Burlingame afirmó haber sido atacado por uno de los
espías franceses en retaliación por su captura. Cuando te
encontré, caída en el suelo de la celda, ensangrentada e
inconsciente , con las ropas rasgadas, el carcelero me
dijo que vos misma habías hecho eso. Pensé que el mismo
carcelero te había atacado. Fue por eso que persuadí a la
reina de usar su influencia para poder sacarte de allá.
Por primera vez, Cortney miró a su alrededor.
_Estoy en el palacio?
_ Lo Estás, si. En tus aposentos. Por dos días y dos
noches, has sido atormentada por pesadillas. Terribles pe-
sadillas.
Ella se estremeció, recordando las visiones terribles
que la perseguían desde que había sido encerrada en los
calabozos oscuros del barco inglés. Con la voz embargada,
murmuró:
_No te culpo por haber revelado al rey que soy la Reina
de los Mares.
_Yo jamas podría traicionarte, Cortney. El capitán del
barco inglés fue el primero en reconocerte. Ahora, toda
Inglaterra sabe quien sos .
_Oh, Rory, abrázame _sollozó ella, aferrándose a él.
_Abrázame.
_Es todo lo que yo deseo en esta vida, mi amor.
Tiernamente, la mantuvo junto a sí, acariciándola
mientras ella continuaba relatando fragmentos de sus
sueños.
Cuando los primeros rayos de la madrugada comenzaron a
teñir de rosa los cielos, Rory descubría, maravillado, la
fuerza de carácter de esa orgullosa mujer, que había
conseguido sobrevivir a tantos horrores.
CAPITULO 22
Sentados en frente a la chimenea, Rory y Lord Edgecomb
conversaban en voz baja, las cabezas muy próximas.
_El rey faz insiste en presidir el juicio _Edgecomb
cruzaba y descruzaba nerviosamente las manos.
_Revelados, los súbditos están clamando para que el
crimen sea castigado con la muerte. Los jueces también.
_Rory pasó la mano por sus cabellos, preocupado. _Ninguno
escuchará lo que ella tiene que decir. Sólo quieren tener
la oportunidad de ver a una pirata de carne y hueso y
ridiculizarla, antes de su ejecución.
_Me Temo que tengas razón. _Edgecomb se levantó y
comenzó a andar de un lado al otro. _Si al menos me
concediesen un plazo mayor para preparar la defensa. Pero
Carlos fue categórico. Él teme una revuelta contra Francia
si este asunto no fuese resuelto rápidamente.
_Él ha sido mas que justo. Si fuese la situación fuese
a la inversa, una espía inglesa en suelo francés, hacia
mucho que ya la habrían ahorcado.
Edgecomb asintió.
_Corren rumores de que la propia Henrietta María
estaría entrenando a sus damas de compañía para espiar a
favor de Francia. Y es claro que Burlingame está por
detrás de esos rumores. Carlos está pensando en mandar de
vuelta a Francia a todo el séquito de la reina apenas se
calmen los ánimos.
_Lord Edgecomb. _Rory posó la mano en el brazo de su
amigo. _Cree que existe alguna posibilidad de salvarla?
Edgecomb meneó la cabeza tristemente.
_Burlingame va a testificar haber presenciado el
intercambio de mensajes entre ella y el mensajero, en
francés, cuando la siguió hasta el parque del rey. Y, sin
duda, relatará todo lo que oyó durante aquel encuentro. Y,
como si no fuese suficiente, contaré con el testimonio del
soldado del rey, que no sólo intercambió informaciones con
Cortney, sino que también la acompaño al lugar determinado
para el encuentro con los otros espías en el Canal. No
veo posibilidad de ella sea absuelta...
_No debe afligirse, Lord Edgecomb. Yo no soportaría la
idea de causarle mas sufrimiento.
Ambos levantaron los ojos al escuchar la voz de
Cortney. Ella estaba de pie, en el umbral de la puerta de
su cuarto. Vestía una camisola blanca de lino y, en los
hombros, un chal bordado que resaltaba la blancura de su
piel. Aunque círculos oscuros le rodeasen los ojos, levantó
la cabeza con altivez.
El corazón de Rory se contrajo al notar el esfuerzo
que ella hacía para parecer fuerte.
_Daremos al pueblo lo que desea.
_No. _Rory se aproximó a ella, pero, con un gesto,
Cortney lo hizo detener .
_Responderé a las preguntas que me hagan , Lord
Edgecomb, y caminaré en silencio a la muerte, con el con-
suelo de saber que el testimonio de la reina probará la
inocencia de Rory .
_No voy a permitir que pases por esto sola _declaró
Rory. _Soy culpable de haber escondido ciertos hechos de
Lord Edgecomb al rey. Enfrentaremos esto juntos.
_ Y enlodar para siempre la honra del nombre de los
MacLaren? Eso yo no lo voy a permitir.
_Yo también soy culpable de esconder ciertos hechos al
rey _dijo Edgecomb. _Fui testigo de tu renuencia a hablar
sobre el pasado. Aún así, debido a mi afecto por vos, me
callé.
_Yo soy la única culpable.
Los dos se miraron preocupados cuando ella retornó al
cuarto, cayendo pesadamente sobre la cama. En el estado de
debilidad en que se encontraba, estar de pie ya era un
enorme esfuerzo. Cómo podría ella enfrentar las
dificultades de un juicio?
_Entraré un pedido de prorroga del plazo. —Lord
Edgecomb atravesó la sala, se arrodilló delante de ella y
le tomó las manos. _Vos precisas descansar, mi querida.
_No. _Ella sacudió la cabeza. _Ya es hora de enfrentar
al verdugo.
Para Lord Edgecomb, era incomprensible la oleada de
emociones que esa joven despertaba en él. Ella era tan
franca, tan ajena al mal que la rodeaba. Deseaba
ardientemente protegerla de lo que estaba por vivir. Tales
sentimientos eran peligrosos. Encariñarse mucho con ella
podría perjudicar su conducta como juez. Como el mas alto
magistrado del tribunal del reino, su única obligación
consistía en descubrir la verdad. Dio un suspiro profundo.
_El juicio comenzará i al mediodía. Pase lo que pase,
diga sólo la verdad, Cortney. Si mientes, será mucho peor
para vos.
Cortney asintió. Como para animarla él le apretó la
mano, se levantó y salió rápidamente del cuarto. Con
tristeza, ella vio a Rory salir detrás de él. No lo
censuraba por eso. Él tenía todo el derecho de querer
librarse de ella lo mas rápido posible.
Cuando Lord Edgecomb comenzaba a descender los
escalones que conducían al salón, Rory lo alcanzó.
_Lord Edgecomb, me gustaría hablarle. A solas.
Por insistencia del Parlamento, la corte inglesa
estaba abierta al público. La amplia sala de audiencia del
tribunal rebalsaba de espectadores. En el trono, algunos
escalones por encima de la mesa de los jueces, el rey
resplandecía en sus vestimentas púrpuras. A su izquierda,
pálida y preocupada, se sentaba su esposa, Henrietta María.
Debido a las peligrosas implicaciones de ese juicio, la
dama había escogido un traje discreto de colores sobrios,
negro y rojo. No usaba ninguna joya o adorno. Había sido
informada respecto a los rumores que corrían sobre ella y
se preocupaba de los efectos negativos del incidente sobre
su ya debilitada reputación. A la derecha del rey, se
sentaba Lord Burlingame, el primer consejero y principal
testigo de la acusación.
Mas debajo de los monarcas, en semi círculo, se
sentaban los diez magistrados de la mas alta corte del
reino. Le Cabía a Lord Edgecomb, como el mas importante
magistrado de la corte, pronunciarse por los demos e
inquirir libremente al acusado y a los testigos , segundo
le pareciese.
De cada lado del banco de los jueces, había una hilera
de sillas reservadas a los miembros del Parlamento para
que pudiesen acompañar todos los procedimientos.
EN las primeras hileras de la sala de audiencia, se
sentaban los miembros de la familia real. Detrás de ellos,
la elite de Londres. Vizcondes, duques y condes,
acompañados de sus mujeres, en las primeros filas ,
mientras que los miembros menos importantes de la sociedad
inglesa buscaban algún lugar mas atrás.
Cuando todos tomaron sus lugares, las puertas se
abrieron para los ciudadanos comunes de Londres, que
llenaron la sala ansiosos por asistir al juicio.
Del lado afuera, dando un cierto aire festivo a la
ocasión, vendedores ambulantes anunciaban sus productos a
la multitud que no había conseguido entrar. Este era el día
que toda Inglaterra aguardaba. Por primera vez, podrían
ver en carne y hueso a la Reina de los Mares. Basándose en
historias contadas por marineros que sobrevivían a los
ataques piratas, se crearon leyendas y canciones sobre sus
aventuras.
Rory consultó a Lord Edgecomb para, en seguida,
sentarse en la mesa del Consejo, una mesa tosca , vieja,
que acostumbraba ser usada en juicios a ladrones, asesinos,
y arrebatadores de carteras. En ese día, allí se sentaría
una mujer acusada de espiar contra la corona. Un crimen
castigado con la muerte.
Cuando la puerta de la sala de audiencia se abrió,
todas las cabezas se volvieron. Un murmullo de sorpresa se
esparció por la sala.
Viendo en dirección a la puerta, Rory perdió la
respiración con la visión deslumbrante delante de sí.
Esperaba que Cortney usase un vestido sobrio y discreto
adecuado con la gravedad de la ocasión. En vez de eso,
ella se presentaba con sus pantalones ajustados y las
botas negras de caña alta. Una blusa amplia de seda roja
que mostraba la curva de los senos y una faja amarilla
brillante que acentuaba su cintura delgada. Los cabellos
oscuros caían sueltos en suaves ondas hasta la cintura.
La multitud apenas podía contenerse con la deslumbrante
aparición de la pirata.
Cortney permaneció de pie, la cabeza erguida frente a
los jueces.
Lord Edgecomb pronto se arrepintió de su enojo inicial.
Se le hubieran preguntado, él habría sugerido un vestido
sobrio, oscuro1 cerrado hasta el cuello, que le diese un
aire de inocencia y de arrepentimiento. Pero, cuando la
vio, percibió que la elección había sido perfecta. La mujer
que estaba siendo juzgada era la Reina de los Mares. Estaba
brindando a los presentes la oportunidad de observar de
cerca a legendaria pirata.
_Lady Thornhill, está siendo acusada de usar su
posición de dama de compañía de la reina para espiar para
Francia. Qué tiene que decir respecto a la acusación?
La multitud permaneció en silencio para escuchar los
argumentos de la pirata en su defensa.
_ La acusación es verdadera.
Un murmullo se esparció por el salón.
_ Espió para Francia?
_Para el cardenal Richeliu _corrigió ella, con toda
calma.
_Habla mas alto, mujer _gritó Burlingame.
Cortney levantó el rostro para enfrentar la mirada
siniestra del primer consejero.
_No espié para Francia. Fui coaccionada a espiar para
Richeliu, quien amenazó la vida de mi pa... _ recordó las
palabras de Thornhill _Del hombre que me crió.
_Y quién sería ese hombre? _preguntó Edgecomb,
encarando a Burlingame. No iba a tolerar tales intro-
misiones.
_ El Capitán Thornhill.
_Y en qué lugar fue criada ? _preguntó el juez en
tono gentil.
_A bordo de su barco, el Hawk _Rory percibió la
emoción en la voz de ella. El Hawk, el único hogar que he
conocido y que, ahora, descansaba en el fondo del mar.
_No es verdad que cuando este barco pirata atacaba a
otros barcos vos participabas de las batallas? _gritó Bur-
lingame.
_Es verdad.
La multitud se agitaba inquieta.
_Y no es verdad que la mayoría de esos barcos navegaba
bajo bandera inglesa ?
Ella asintió.
_Cuántos barcos ingleses fueron atacados por ustedes?
_proseguía Burlingame.
_Tantos que no puedo recordar.
Gritos y exclamaciones de revuelta llenaron el
recinto.
_Habrían sido cien ? _gritaba Burlingame. _Doscientos?
Cuántos marineros ingleses murieron por sus propias manos,
lady Thornhill?
En vano, Lord Edgecomb golpeaba con el martillo sobre
la mesa, exigiendo silencio. Fue sólo cuando levantó los
brazos que la multitud se contuvo.
_Responda la pregunta _insistía el consejero. Edgecomb
miró de reojo al rey que, con un imperceptible movimiento
de cabeza, asintió. El juez entonces se dirigió a Cortney,
con toda gentileza.
_Puede responder.
_No sé cuantos _respondió Cortney. _Cuando
encontrábamos barcos hostiles, atacábamos. Siempre luché
codo a codo con la tripulación. Jamas conté cuantos
adversarios tuve que matar. O cuantos intentaron matarme.
Nuevamente la multitud se agitó. Algunos se pusieron de
pie, levantando los puños amenazadores. Edgecomb,
percibiendo el ambiente hostil, luchaba con el creciente
sentimiento de frustración.
_Ese capitán que la crió, como lo llamaba?
_Fui instruida para llamarlo “ padre” .
_Y era así que la trataba?
Ella asintió.
_Y por qué ese capitán fue a vivir a Francia, abando-
nando la vida en los mares?
_Él fue gravemente herido en una batalla. Mientras se
recuperaba en París, recibió la visita del cardenal
Richeliu, que le ordenó que yo espiase para Francia,
amenazando su vida, en caso que yo me rehusase.
_Sería posible que ese plan hubiese sido elaborado con
la anuencia del propio Thornhill?
Cortney parecía atónita. Cómo podría Lord Edgecomb
haber adivinado?
_Fue lo que realmente ocurrió. Mientras yo estaba
segura .de estar salvando la vida de Thornhill, él se reía
a mis espaldas. Desde el principio, estaba asociado con
Richeliu _reveló ella, con voz fuerte y clara.
Viéndola tan orgullosa y altiva, ninguno, pensó Rory,
maravillado, imaginaría los horrores por los cuales ella
había pasado en los últimos días.
_Cómo fue que Richeliu la abordó?
Cortney describió el encuentro con el cardenal y habló
sobre su rechazo a cumplir tales ordenes.
_Pero acabó acordando.
_No tenía alternativa.
_La reina tenía conocimiento de sus actividades?
_No _Cortney miró al rostro pálido de la soberana. _Su
Majestad es inocente de cualquier culpa.
Al oír esas palabras, Carlos tomó la mano de su esposa
entre las suyas. Su mirada revelaba ternura y
arrepentimiento. En eso, un murmullo bajo dominó el salón.
Percibiendo que los sentimientos se estaban tornando favo-
rables a la reina, Burlingame se levantó.
_La reina no está bajo juicio. Ni Francia. Quien está
siendo acusada es usted , lady Thornhill, la supuesta Reina
de los Mares. _Apuntaba el dedo acusador hacia ella.
_Probaré a la corte que esta señora hizo todo lo que
estaba en su poder para llevar adelante los malignos planes
de Richeliu. Pido a la corte que escuche mi testimonio, así
como el de una cortesana contratada por mí, y también el
de uno de los soldados del rey, todos testigos de las
actividades ilícitas de la rea.
_ Puede sentarse, Lady Thornhill _dijo Edgecomb, con
gentileza. _Oiremos ahora la declaración de los testigos.
Con las piernas temblorosas, Cortney caminó en
dirección a la mesa y se sentó al lado de Rory. Cuando él
la miró de reojo, ella se rehusó a enfrentar su mirada.
Cuando él colocó las manos cruzadas sobre la mesa, ella
crispó las suyas contra su propia falda. Sentía frío. Tanto
frío! Aunque Rory estuviese a su lado, era como si un
abismo los separase.
_No deberías estar aquí conmigo _susurró ella.
_Yo juré permanecer a tu lado hasta el final.
El final. Sentía un peso en el corazón. Él sólo
estaba allí motivado por un sentido de deber. Pero, aún
sabiendo eso, le faltaba coraje para alejarlo . La
presencia de él la confortaba. Con un suspiro, levantó la
cabeza y enfrentó la mirada de los jueces delante suyo.
Por casi una hora, Burlingame describió lo que había
visto y había oído aquella noche en que ella se había
encontrado, por segunda vez, con un mensajero de Richeliu.
Obviamente evitó cualquier mención del ataque de la noche
anterior. Ninguno sabía al respecto, excepto la mujer que
pronto moriría en las manos del verdugo y el hombre
sentado al lado de ella. Burlingame estaba extremadamente
confiado. Después que acabase con ella, tenía planes para
Rory MacLaren. Sería encontrado muerto, asesinado por un
ciudadano francés, en venganza por la muerte de la leal
espía.
Cuando Burlingame terminó el relato, convocó a la
cortesana y, en seguida, al soldado del rey, y los
interrogó sobre los hechos de aquella noche fatídica. Al
terminar las declaraciones , se comentaba en voz baja
sobre la inevitabilidad de la condena.
Lord Edgecomb, que había escuchado atentamente, dio
un paso al frente.
_El señor dijo que saludó a la acusada y que ella
respondió de acuerdo con una contraseña.
_Exacto _asintió el soldado.
_Cuando le pasó el mensaje, ella le pareció
sorprendida?
_Si, señor. Yo diría que estaba sorprendida.
_Ella comentó algo con usted ?
El soldado pensó por algunos instantes.
_Ella dijo algo , si. Pero para mí no tenían ningún
sentido.
_Tal vez tengan sentido para esta corte. Podría
repetir lo que ella le dijo?
El soldado miró de reojo a Burlingame y , en seguida,
desvió los ojos. Después de todo, estaba en presencia del
rey. Nada tenía que temer del primer consejero.
_Ella no quería acompañarme. Dijo que no continuaría
mas con aquello. Dijo también que, luego de esa noche,
Richeliu debería encontrar otra persona para cumplir sus
designios.
El murmullo aumentó.
_Cómo consiguió convencerla de ir con usted ?
_Lord Burlingame me había instruido para usar
cualquier argumento para obligarla a acompañarme. Yo le
dije que su padre estaría a bordo del barco en el Canal.
_Y sabía si esto era verdad?
_No, mi Lord. Pero como ella había mencionado a su
padre deduje que debería ser importante para ella.
_Ella mencionó a su padre? _preguntó Edgecomb,
intrigado. _ Qué dijo al respecto?
El soldado dio un profundo suspiro.
_Dijo que, aunque Richeliu continuase amenazando la
vida de su padre, ella no proseguiría con aquello.
El murmullo se transformaba en barullo. Percibiendo el
cambio en el animo de la multitud, Lord Edgecomb continuó.
_Entonces, en su opinión, estaría ella siendo forzada a
espiar?
_Creo que si, mi Lord. Estaba demasiado renuente.
_ Gracias.
Edgecomb volvió a su lugar, sintiendo, por primera vez,
una pequeña esperanza. Las emociones estaban a flor de
piel. Pero la multitud era muy imprevisible. Tal vez
hubiese algún modo de revelar toda a verdad.
_Lady Thornhill. Aproxímese.
Cortney se levantó. Levantando la cabeza, se aproximó
a los jueces.
_Oyó el testimonio de estas personas. Es verdadero?
Ella asintió.
_Todo lo que se dijo a mi respecto es verdad.
Edgecomb la observó por algunos instantes y decidió
arriesgar todo. Lo que Rory le había contado sobre los
sueños atormentados de ella y los misteriosos recuerdos de
su pasado lo habían intrigado. Con todo lo que ella había
confesado, nada tenía que perder.
_ Es usted un enigma, lady Thornhill _pronunció
Edgecomb. _Criada en un barco pirata por un hombre que no
era su padre. Ciudadana francesa que parece no tener ningún
ancestro en Francia. Una mujer que domina varios idiomas y
que viajo por el mundo entero, pero que no tiene un lugar
que pueda llamar hogar. _ La Miró intensamente. _Todos
tenemos algún lugar de origen. Cómo llegó a bordo del Hawk?
Cortney tragó en seco. Cómo podría explicar los frag-
mentos de los recuerdos que conservaba?
_No tengo mucha certeza, mi Lord.
_Cuénteme lo que se recuerda de su infancia.
_ Me acuerdo de muy poco antes del Hawk. Los rostros
que forman parte de mi pasado han desaparecido de mi
memoria. No consigo acordarme del rostro de mi padre.
Algunas veces... _Paró, lo miró de reojo y prosiguió.
_Algunas veces pienso que me acuerdo. Pero entonces me doy
cuenta que es sólo un sueño.
_Háblame de sus sueños.
Lentamente, sin demostrar ninguna emoción, Cortney
habló de los primeros días a bordo del Hawk; contó todo, sin
nada que esconder. Habló sobre las lecciones de
navegación, sobre los latigazos cuando desobedecía alguna
orden de Thornhill. Contó también como Thornhill había
cortado la mano de tu joven amigo Ian Horn por haberla
tocado, cuando la había salvado de la muerte.
Aunque conociese un poco de su vida, Rory escuchaba
asombrado su historia. Si fuese posible, la amaría mas
todavía después de saber todo lo que ella había soportado.
Qué mujer admirable!. La primera consideración que había
hecho cuando la había visto en el Hawk era todavía
verdadera. Ella era magnífica.
Mirando a su alrededor, Rory constató que la multitud
estaba dominada por la misma fascinación. No se oía ni un
murmullo ni un ruido.
_Todo esto es muy interesante _rompió el silencio Lord
Burlingame en tono sarcástico, con la esperanza de romper
el encanto. _Pero se confirmó en este tribunal el hecho
que ella es una espía confesa.
_Es verdad _retrucó Edgecomb. _Pero quien de nosotros,
en idénticas circunstancias, no habría hecho la misma cosa
para sobrevivir y salvar la vida de su propio padre? Lady
Thornhill demostró una fuerza de voluntad inquebrantable
para superar todos los horrores por los cuales pasó.
La multitud murmuraba, concordando.
_Estamos perdiendo un tiempo valioso _gritó Burlingame.
_El rey pide el veredicto de culpabilidad.
Los jueces comenzaron a susurrar entre ellos.
_ Nos Contó todo Lady Thornhill? _Edgecomb sentía la
pequeña esperanza desvanecerse. Burlingame había vencido.
Ella moriría en manos de un verdugo. Y llevaría con ella
algo muy precioso: un espíritu libre y un alma bella.
Cortney reflexionó por un momento. La verdad. Lord
Edgecomb, su amigo, le había dicho que debía decir toda la
verdad. Estaba determinada a hacerlo antes de enfrentar al
verdugo.
_Creo que eso es todo, mi Lord. He intentado recordar
mi vida anterior al Hawk. Pero ella escapa de mi memoria.
Pienso que la visión de lady Montieth caída en un charco de
sangre fue demasiado para una criatura tan pequeña. No
deseando tener el mismo fin, hice todo lo que me fue
ordenado para sobrevivir en medio de hombres rudos des-
conocidos.
Cuando levantó los ojos, vio Lord Edgecomb se dejó
caer en la silla , su rostro blanco como la cera, las manos
crispadas sobre el borda da mesa.
La multitud estaba presa por la emoción cuando Rory
corrió para sostener a sus amigo.
_ Majestad_ dijo Edgecomb, con voz entrecortada. – Le
Pido un momento.
_Sin mas dilaciones _protestaba Burlingame. - Ya es
hora que la justicia sea hecha.
_Vos mencionaste el nombre de lady Montieth _prosiguió
Edgecomb, levantándose apoyado en Rory.
Viéndolo lívido, Cortney caminó en su dirección. Él se
detuvo , mirándola con tal intensidad que ella se asustó.
También él se habría vuelto contra ella?
_Lady Montieth era el nombre de mi gobernanta. Cuando
nuestro barco fue atacado por el Hawk, ella prefirió morir a
revelar donde yo estaba escondida.
_ Le Imploro, Majestad_ balbuceaba Edgecomb. —Preciso
de algunos minutos para me recomponerme. Parece que acabo
de reencontrar mi hija. La hija que creí estaba muerta
durante todos estos años.
CAPITULO 23
La sala de audiencia del tribunal se había
transformado en un caos. Las palabras emocionadas de Lord
Edgecomb provocaron una gran conmoción y no fueron pocos
los que rompieron en llantos.
Por un largo momento, Cortney permaneció petrificada,
asistiendo a Rory en acomodar a Edgecomb en un banco y
pedir una copa de agua.
Caminando como si estuviese en un transe, se dirigió a
la mesa del Consejo y se sentó, rígida, sin conseguir
entender exactamente lo que acontecía a su alrededor.
No era posible, se decía. Estaba extrañamente calma. Se
había preparado hasta mismo para la muerte . Pero jamas
podría haberse preparado para algo tan extraordinario.
Lord Edgecomb sólo podría haber sufrido una crisis
provocada por el extremo cansancio . Como para él era
repugnante la idea de que ella fuese ejecutada, debería
estar jugando su última carta para que al menos por
algunos momentos, postergar la sentencia de los jueces.
Sonrió. Que hombre mas extraordinario. A Ella le había
gustado desde el momento en que lo había visto. Pero, que
él fuera su padre, parecía una mera fantasía.
Edgecomb se levantó y fue a conferenciar con los demás
jueces. Cuando él se dio vuelta , Cortney se sorprendió con
la profundidad de la emoción en su mirada.
Luego de algunos minutos, Rory volvió a su lugar al
lado de Cortney, mirándola intensamente. No intercambiaron
una sola palabra.
Burlingame, descontrolado, gritó:
_Por todo lo que es justo y sagrado, exijo el fin de
esta farsa y el veredicto de culpable para la espía
francesa.
El rey tocó el brazo de Burlingame y le susurró
algunas palabras. Entonces, dirigiendose a Edgecomb,
preguntó:
_Está en condiciones de continuar, Lord Edgecomb?
_Lo Estoy, Majestad.
Edgecomb convocó nuevamente la presencia de Cortney en
el banco. Renuentemente, ella obedeció.
_ Es lady Thornhill su verdadero nombre? _preguntó
Edgecomb.
_ Es el nombre que me fue dado por el cardenal
Richeliu cuando me obligó a actuar como dama de compañía
de la reina.
_Hasta entonces, por que nombre era conocida?
_Cortney, mi Lord.
_Cortney, solo ese ? No tiene otro nombre?
Ella pensó por algunos minutos.
_Cuando Thornhill me descubrió escondida en el
armáario, encontró un baúl con algunos documentos en la
cabina. En uno de ellos constaba mi nombre. Él me dijo que
yo me llamaba Anne Cortney Elizabeth. Y me pidió que
escogiese uno de ellos.
_Y vos escogiste Cortney.
_Si.
_Por qué?
Ella sonrió.
_Creo que, en aquella ocasión, sentí que no estaría
desobedeciendo a lady Montieth si no les revelase el nombre
por el cual yo era conocida. Con el tiempo, Cortney pasó a
ser mi verdadero nombre.
_Todo eso es de veras interesante, mi Lord _interrumpió
Burlingame —, pero al menos que ella tenga pruebas de lo
que está diciendo no pasa de ser una historia encantadora,
inventada para ganar nuestra simpatía.
_ Tiene los documentos que Thornhill retiró del baúl?
_preguntó delicadamente Edgecomb.
_No _dijo Cortney, con pena.
Por qué él hacía brillar una chispa de esperanza para,
en seguida, extinguirla?
_Si ella no tiene pruebas, exijo que los jueces,
considerando las innumerables pruebas contra la acusada,
pronuncien el veredicto _Burlingame apenas podía controlar
su furia.
Edgecomb estudiaba el bello rostro de la joven. No
tenía ella algo de la madre, especialmente la mirada? O
estaría él intentando descubrir algo que simplemente no
estaba allí ? Hacia muchos años tenía guardado ese dolor
terrible en el corazón. Pero ahora surgía una esperanza
remota de haber encontrado a su hija...
_No hay nada entonces? Nada que Thornhill le hubiese
dejado de su infancia?
Cortney comenzó a negar con un gesto de su cabeza. Al
hacer el movimiento, sintió el medallón moverse lentamen-
te en su pecho.
_Sólo esto... _Retiró la cadena del cuello y la
entregó.
Lord Edgecomb tomó el medallón entre las manos y , al
reconocerlo, lo llevó a los labios rompiendo en llantos.
La multitud se alborozó.
Subiendo los escalones hasta el rey, entregó el
medallón a Carlos y declaró en voz alta:
_Este medallón exhibe el lema de los Edgecomb y dice
en latin: Corazón, Manos, Alma a Inglaterra, Para Siempre.
Al leer la inscripción, el rey asintió y entonces lo
entregó a Burlingame, que estaba sentado y muy enojado al
lado de él.
_Este medallón me fue dado por mi querido amigo, su
padre, el rey James I , en ocasión de la expulsión de
Inglaterra del traidor, del duque de Thornlea. Como él
había implorado piedad por ser un demente , el rey
decidió perdonarle la vida pero lo exiló para siempre de
Inglaterra. Thornlea juró vengarse de mí y de mi familia. Y
cumplió el juramento de la forma mas cruel e inhumana
posible.
Una vez mas la multitud gritaba y lloraba. La mayoría
de los súbditos todavía se acordaba de la crueldad del
traidor Thornlea, que había cometido una serie de crímenes
contra Inglaterra y contra la Corona.
Por largos minutos, Cortney permaneció con los ojos
fijos en Edgecomb. Su mente todavía no conseguía asimilar
el alcance de las revelaciones. Thornhill era un traidor a
Inglaterra? Thornhill era, en verdad, Thornlea, cuyo
nombre continuaba siendo execrado en toda Inglaterra? SE
acordó del inmenso odio reprimido de él. Qué Dios lo per-
donase! . Había sido él quien había atraído tantas
desgracias sobre ella.
_Luego de la muerte de mi adorada esposa, no me separé
mas de mi hija _contó Edgecomb. _Sin embargo, cuando
estábamos en Irlanda, presentí que la situación política
del país se agravaba y, por precaución, decidí enviarla de
vuelta a Inglaterra, en compañía de su gobernanta . Al
acompañarlas a embarcar, coloqué este medallón alrededor
del cuello de mi hija. Muchos meses mas tarde, supe que el
barco inglés, el Admiral, había sido atacado por piratas.
Según el relato, no hubo sobrevivientes.
Lord Edgecomb retiró el medallón de las manos de
Burlingame y , percibiendo al mirada de odio del
consejero, le dio la espalda, dirigiendose a los demás
jueces.
_Declaro que esta joven es Anne Cortney Elizabeth, mi
hija. Declaro también que mi enemigo mortal, el duque de
Thornlea, se lanzó a los mares como pirata y , por
venganza, robó a mi hija y la educó a su propia imagen y
con sus propios valores.
_ Majestad _gritó Burlingame, poniéndose de pie,
intentando desesperadamente encontrar un modo de volver a
controlar la sesión. _Sea o no esta mujer la hija perdida
de Lord Edgecomb, ella continua siendo una espía confesa
de Francia. No podemos permitir que el sentimentalismo nos
aparten del curso de la justicia.
El rey estudió Burlingame por un largo momento y se dio
vuelta para observar a Edgecomb y a Cortney. Aunque
cierta distancia los separase, se percibía en los ojos de
ambos el ansia de abrazarse.
_Anne Cortney Elizabeth _clamó el rey. _Crees que eres
realmente la hija de Lord Edgecomb?
Ella pareció confundida con la pregunta.
_No sé que pensar, Majestad.
_Está en mi poder concederte la libertad a cambio de tu
juramento de lealtad al trono inglés.
Cortney apenas podía creer lo que le estaba siendo
ofrecido. Los ojos se le llenaron de lágrimas y ella se
dejó caer de rodillas. Inmediatamente Lord Edgecomb se
puso a su lado, amparándola. Él le tomó la mano y ella
entrelazó los dedos en los de él. Con la voz embargada por
la emoción, declaró:
_Juraré lealtad, Majestad. Y lo haré no porque el
juramento salvaría mi vida, aunque en este momento tenga
gran deseo de vivir. Y tampoco porque agradaría a mi padre
_si él realmente fuese mi padre _por ser su gran aliado.
Sino porque encontré aquí aquello con que siempre soñé.
Fue aquí, en Inglaterra, que finalmente descubrí un hogar.
Atrás de ellos, Rory se sentía atontado con el
torbellino de emociones. Jamas podría haber imaginado que
el juicio llevase a descubrimientos de tal magnitud.
_Aproxímese, Anne Cortney Elizabeth _ordenó el rey.
Con pasos vacilantes, Cortney subió los escalones. A su
lado caminaba Lord Edgecomb.
_Arrodíllate _ordenó el rey.
Cortney se puso de rodillas a sus pies.
_Juras lealtad a Inglaterra?
Emocionada, Cortney dijo:
_Juro.
_Y juras obedecer a sus leyes y defender con tu propia
vida tu país ?
Las lágrimas le nublaban los ojos. Levantó la cabeza y
, mirando al rey y a Henrietta María, respondió.
_Juro.
_Anne Cortney Elizabeth _declaró el rey sonriendo —,
yo acepto tus votos de lealtad. Y, a cambio , te
concedo la libertad. Que tengas una vida larga y feliz
como ciudadana inglesa.
_Muchas gracias, Majestad.
_Y ahora, mi hija, sugiero que abraces a tu padre.
Hace mucho tiempo que él no te toma en sus brazos.
_Mi padre! _Con un sollozo, Cortney se levantó y se
tiró en brazos de Edgecomb.
Edgecomb la apretó contra su pecho y posó los labios
en su frente.
El rey y la reina, emocionados, se levantaron y se
abrazaron . Toda la multitud irrumpió en aclamaciones.
_Declaro terminado este juicio _formalizó uno de los
jueces.
Mientras la multitud se movía en dirección a la puerta
de la sala del tribunal, Cortney, de repente, se apartó de
su padre. Mirando al rey, se apresuró a decir:
_Perdóneme, Majestad. Mi padre me pidió una única cosa
antes que yo enfrentase el juicio. La verdad. En medio de
tantos descubrimientos, me olvidé de relatar el hecho mas
importante de todos.
Aquellos que estaban saliendo se detuvieron. Los
jueces, algunos de ellos ya de pie, esperaron para escuchar
la nueva revelación.
De soslayo , Cortney vio a Burlingame salir
subrepticiamente rumbo a una alcoba que daba al patio.
_Durante los días en que esté en la prisión, Majestad,
Lord Burlingame me visitó y confesó ser él quien había
planeado traicionarlo. Él está asociado con el cardenal
Richeliu, de Francia _reveló, provocando exclamaciones de
sorpresa.
El rey parecía haber sido acertado por un rayo.
_Esa es una acusación extremamente grave, mi hija. Está
preparadas para sustentarla?
_Lo Estoy, Majestad_ afirmó, sin vacilar.
Antes que la multitud reaccionase, Rory saltó sobre la
mesa del Consejo y corrió rumbo a la alcoba. Al ver a
Burlingame desaparecer, desenvainó su espada y lo siguió.
Las llamas de la chimenea ya se extinguían; Aún así,
Cortney y Lord Edgecomb continuaban conversando en voz
baja. Aunque él le hubiese revelado mucho sobre su
infancia, había notado que contaba sólo con la mitad de su
atención. La mente y el corazón de Cortney estaban con
Rory MacLaren en los bosques.
El rey, luego de la revelación de Cortney, había
enviado sus soldados en persecución de Burlingame , pero ,
el primer consejero llevaba una buena ventaja. Era
MacLaren quien tenía mayores posibilidades de encontrar al
traidor. Y, cuando lo hiciese, enfrentarían, seguramente,
un combate mortal.
_Vos estás exhausta, mi niña.. Intenta descansar un
poco. Cuando Rory llegue, haré que vaya a tu cuarto.
_Que sensaciones extrañas y confusas... _ poniéndose de
pie, ella caminó por el cuarto, los brazos alrededor del
cuerpo para alejar el frío. _Desde el momento en que
llegué al castillo, este cuarto me invoca algunos
recuerdos. Qué es, padre?
_Siempre que visitábamos el palacio, eran estos
nuestros aposentos. Vos dormías en un pequeña cuna al lado
de mi cama. Frecuentemente, te recostabas en este sofá con
tu niñera.
_No me acuerdo de mi madre.
_No viste el retrato de ella encima de la Chimenea?
Cortney se estremeció. Se acordaba de la reacción
extraña que había tenido cuando había llegado allí y su
atención se había detenido en los ojos de aquella mujer...
su madre!
_Lo vi _se forzó a decir, la voz embargada de emoción.
_Cuéntame, cómo era ella?
_Linda, muy linda. Vos te pareces bastante a ella, no
lo crees ? Era una mujer adorable y un tanto rebelde. Para
mí, fue un golpe terrible cuando murió durante el parto.
Pero, cuando te perdí a vos también, pensé que no lo
soportaría.
_Estamos juntos, ahora _ lo consoló, acariciándole el
rostro. _Y nada podrá separarnos otra vez.
Ella siguió caminando por el cuarto hasta la ventana.
_Recuerdo subirme en un baúl para mirar los jardines.
_Los recuerdos comienzan a resurgir. Pronto, vas a
recordar todo _comentó, percibiendo como ella estaba de
aprensiva por el retorno de Rory. _ Pero ahora precisas
descansar.
Besándola cariñosamente, la condujo hasta la cama.
_Duerma bien.. Cuando Rory llegue , haré que venga
hasta aquí.
Ella intentó protestar, pero fue vencida por el
cansancio. Despidiéndose de su padre, se sacó la ropa y
cayó en la cama, exhausta. En minutos, dormía
profundamente.
Aunque no hubiese escuchado ni un ruido, Cortney
despertó con la sensación de que no estaba sola. Sin
moverse, intentó ver en la oscuridad. Las brasas iluminaban
levemente el ambiente. Venido de algún lugar próximo al
patio, escuchó el relincho de un caballo y el golpea de
los cascos. Espiando en dirección a la terraza, notó un
leve movimiento detrás de las pesadas cortinas.
Rory. Con el corazón a los saltos, movió los
cobertores a un lado. Finalmente Rory había vuelto por
ella.
Al colocar los pies en el suelo, un brazo fuerte la
agarró por detrás, presionándole la garganta y cortando su
respiración. Antes que pudiese gritar por socorro, la mano
le tapó la boca.
_No hagas ni un solo ruido, mi lady, o morirás.
Ella abrió los ojos al reconocer a voz.
Manteniendo la mano firmemente sobre la boca,
Burlingame la arrastró en dirección a la terraza.
El corazón de Burlingame latía locamente.
_Es por tu causa que soy un hombre perseguido —susurró
en su oído. _Es mas que justo que me garantices el paso
seguro a Francia. Después de la escena tan conmovedora con
el rey, pienso que sus soldados no se animaran a atraparme
arriesgando tu preciosa vida.
Al llegar a la terraza, Cortney consiguió hablar.
_Eso es una locura. No puede forzarme a acompañarlo
durante toda el viaje hasta Francia.
_No tienes elección, mi lady. Serás mi escudo contra el
ataque de los soldados o morirás aquí. Qué prefieres?
_Existe una tercera opción _dijo una voz en la
oscuridad.
Cortney y Burlingame miraron atónitos en dirección a
la figura escondida por las sombras.
_Rory _murmuró ella, llena de emoción.
_Apártate , Cortney. Burlingame y yo tenemos algunas
cuentas que ajustar.
Antes que ella pudiese moverse, Burlingame la agarró y
desenvainó la espada.
_Baje el arma, MacLaren o le clavaré mi espada.
_Si la hiere , morirá antes de llegar a la Prisión
Fleet —amenazó Rory.
_Jamas permitiré que me lleven a prisión. _ aproximó
la hoja a la garganta de Cortney. _No hay nada que me
impida matarla ahora.
Rory no tenía dudas de que Burlingame cumpliría sus
amenazas. Lentamente, sin desviar los ojos de él, le
entregó la espada.
Cuando Burlingame extendió la mano para alcanzarla,
Rory tiró a Cortney con violencia hacia un lado.
Sorprendido, Burlingame se abalanzó. Rory se agachó y la
hoja pasó resbalando por su hombro y , con el enorme golpe
despedazó el espejo. En el momento siguiente, cuando
Burlingame levantó el arma para asestar un nuevo golpe,
Rory hizo un rápido círculo con el brazo. La luz de la
luna reflejó la hoja del puñal en su mano.
Saltando a un lado, dijo:
_Aprendí de una pirata que tiene siempre dos armas
en mi poder.
Junto a la chimenea, Cortney asistía ansiosa al
combate. Burlingame atacó, Rory se agachó justo a tiempo
y la espada se clavó en la puerta detrás suyo . Asustado,
Burlingame intentó alcanzar la espada de Rory dejada en el
suelo.
Con una patada rápida, Rory la lanzó lejos. Miró a su
adversario con un brillo de victoria en los ojos.
Aterrorizado, Burlingame comenzó a retroceder. A cada
paso, Rory avanzaba, hasta acorralarlo contra la pared.
_ No me puede matar _gemía Burlingame. _Estoy
desarmado.
_Una vez presté oídos a tu pedido de demencia _dijo
Rory, entre dientes. _Y , a causa de eso, causó mucho
dolor y sufrimiento. No puedo permitir que prosiga con sus
mentiras y sus engaños.
_Todo lo que hice fue por Inglaterra _gritó Burlinga-
me. _Carlos es un monarca débil. Está completamente
embobado con su esposa francesa. Bajo la influencia de
ella, destruirá el país.
_Y usted y Richeliu serán aquellos que fortalecerán
este país? _Rory soltó una risa sarcástica. _No puedo
imaginar que alguien pueda creer en semejante absurdo.
Usted es un hombre diabólico y sin carácter, Burlingame.
Intentó tomar a Cortney por la fuerza, así como lo hizo
con muchas mujeres honradas, que, indefensas, no pudieron
impedirlo; todo a causa de su sed de poder. Y esta misma
ambición lo llevó a traicionar a su rey. Usted ambiciona
el trono.
_Si destruyo a Carlos, todo será para mí. _Los ojos
de Burlingame brillaban enloquecidos. _Y, si me ayuda,
MacLaren, dividiré los despojos con usted .
_No deseo compartir ganancias viles . Debe morir
ahora, Burlingame, así como muchos murieron en sus manos.
Cuando Rory se aproximaba con el puñal en su mano,una
voz grave y autoritaria lo detuvo.
_Guarde su arma, mi amigo. Toda Inglaterra tiene
derecho a asistir a la muerte de este malvado.
Perpleja , Cortney se dio vuelta en dirección a la
voz. En el umbral de la puerta estaba el rey. Detrás,
Henrietta María y Lord Edgecomb.
_Escuché lo suficiente para asegurarme de que todas las
acusaciones contra Lord Burlingame son verdaderas. El
pueblo de nuestro amado país tiene derecho de asistir a su
juicio y castigo.
Dominado por la frustración, Rory obedeció y guardó el
puñal. Al comando del rey, entraron varios soldados que
agarraron a Burlingame, arrastrándolo hacia afuera.
Cuando salieron, Lord Edgecomb corrió en dirección a
Cortney.
_Estás bien., mi hija?
Ella asintió, observando a Rory recoger la espada.
Percibiendo a donde se dirigía la mirada de ella, Edgecomb
se aproximó del escocés, extendiéndole la mano.
_Soy tu deudor, Rory MacLaren. Si no hubieses en-
contrado a Burlingame a tiempo, él, seguramente, habría
herido mi hija.
Rory le apretó la mano y salió evitando la mirada de
Cortney.
_Toda Inglaterra está en deuda con vos, Rory. — Carlos
dio un paso al frente, apoyando la mano en el hombro de su
amigo. _Ven. Vamos a tomar una jarra de cerveza para
festejar nuestra buena suerte.
_Vamos. Una cerveza será muy bienvenida. _Rory se dio
vuelta inclinándose delante de Cortney y su padre. _ Les
Deseo a ambos buenas noches.
Cuando él salió, Cortney sintió un gran vacío en el
corazón. Él había salvado su vida esa noche. Aún así, la
había dejado con la certeza de que nada mas quería con
ella.
Por largo tiempo, permaneció con los ojos fijos en las
brasas, hasta que sólo quedaron cenizas. Así había sido su
amor; llamas que quemaban, hasta que la traición vino a
apagarlas . Después, sólo restaron cenizas. Cenizas frías
y sin vida.
Giró el rostro para esconder las lágrimas. Le Había
sido concedida la libertad. Había encontrado a su padre .
Pero, en medio de tanta felicidad, había perdido al único
hombre que podría amar.
CAPITULO 24
Con el pecho desnudo, Rory se apoyaba en la baranda
de la terraza, los ojos perdidos en el horizonte. El
cielo se teñía de los primeros colores del alba y el sol
se asomaba, bañando los campos de un tono rosa pálido.
Sin poder dormir, había pasado despierto la noche
pensando en Cortney. Después de tantas desventuras, ella
había encontrado finalmente su verdadero hogar y comenzaba
a descubrirse. Ya sabía de su origen noble y , lo que era
mas importante, estaba junto a su verdadero padre . Padre
e hija necesitaban recuperar el tiempo que les había sido
robado. Con las gratificaciones del presente, Cortney
olvidaría el pasado doloroso y disfrutaría merecidamente
una vida feliz. Después de mucho reflexionar, Rory había
concluido que debía apartarse de ella pues su presencia
sólo serviría para evocar el pasado sombrío. Ella merecía
algo mejor. Una mujer como Cortney debería ser mimada y
cortejada.
La temporada de él en Inglaterra se había prolongado
demasiado. Había sido Cortney quien lo había retenido, pero
ya era tiempo de enfrentar la realidad. Aunque se hubiese
encariñado a esa isla con sus verdes campos, extrañaba
enormemente a Escocia. Su país clamaba por él; el clan
exigía su liderazgo y sus consejos. Era hora de volver a
casa.
Hogar. Era natural que Cortney soñase con un hogar. Él
no tenía derecho a privarla de una victoria conquistada
tan duramente , ningún derecho de pedir que ella
abandonase su sueño recién realizado.
Apartándose de la ventana, tomó su ropa y se vistió.
Había prolongado en demasía la agonía de la partida. Había
llegado el momento. Enderezando los hombros, se dirigió al
gran salón donde los demás tomaban el desayuno.
Cortney estaba sentada entre Lord Edgecomb y Henrietta
María. Alrededor de la mesa, la conversación se animaba
con los comentarios de Edgecomb y Carlos sobre los
acontecimientos de los últimos días. El rey se regocijaba
con la buena suerte de su viejo amigo.
Cortney supo por su padre que era heredera de una
gran fortuna en joyas y oro, como también de una serie de
vastas propiedades esparcidas por toda Inglaterra. La
riqueza, sin embargo , nada le significaba. Su mirada
vagaba por la sala, reflexionando sobre su vacío interior.
Cómo era extraña la vida. Durante la juventud había soñado
con un hogar y una familia, pero ahora que sus deseos
habían sido cumplidos permanecía insatisfecha. A causa de
un hombre: Rory MacLaren. Después que le había robado el
corazón, su vida jamas sería la misma. Hogar. Fortuna. Sin
él, cómo disfrutar placeres?
Se sorprendió al verlo entrar en el gran salón
vistiendo ropas de viaje. Traía pantalones y botas negras
de caña alta y , sobre los hombros, una capa gruesa de
lana. EN la mano, sostenía un sombrero . Los cabellos
crespos subían por encima del cuello. Los rayos de sol,
filtrándose por las altas ventanas, realzaban los reflejos
rojizos de sus cabellos, que Cortney ansiaba acariciar. En
vez de eso, bajó las manos crispadas hacia su falda.
_Entonces, MacLaren. Parece que nos estás dejando.
_Si, Majestad. Ya ha llegado la hora.
A pesar del shock, Cortney permaneció impasible. La
palidez de su rostro podría ser atribuida a los
acontecimientos de la última semana. Si un temblor sacudió
su cuerpo, se explicaba por el cruel tratamiento que había
sufrido en las manos de Burlingame.
_Volverás de vez en cuando , no es verdad?
_Volveré, si, Majestad. Aunque mi corazón pertenezca a
Escocia, tengo gran cariño por Inglaterra. —Evitaba la
mirada de Cortney, le dolía su presencia silenciosa,
pálida, al lado de su padre.
_Como podría agradecerle? _Edgecomb se puso de pie y
le Extendió la mano._ Si no fuese por vos, MacLaren, yo
jamas habría rencontrado a mi hija.
_No me debe agradecimiento, mi amigo. Me Siento
feliz de saber que su largo sufrimiento ha terminado.
Henrietta María se levantó y posó la mano en el brazo de
Rory. Mientras los demás se levantaban para rodearlo, ella
le dijo tiernamente:
_Sé lo que estás haciendo, Rory MacLaren. Eres un
hombre noble y digno.
_Noble, no, Majestad. Práctico. _En tono mas bajo,
murmuró sólo para los oídos de la reina. _No tengo
derecho de interferir... Debo buscar mi futuro en otra
parte.
Pensativa, la reina se dio vuelta para observar a
Cortney. Rory evitó la confrontación final. Cuando la
mirada de él se cruzó con la de ella, sintió ganas de
abrazarla.
Ejerciendo todo tu auto control, se inclinó y rozó los
labio en su mano.
Una oleada de calor atravesó el cuerpo de Cortney.
Retiró la mano rápidamente como si hubiese sido quemada.
_Gracias por todo lo que hiciste por mí, Rory _bal-
buceó.
_No me agradezcas, mi lady. Me Siento gratificado por que
te hayas reunido con tu padre. Finalmente obtuviste lo
que deseabas . Un hogar.
_Es verdad. _Luchaba contra el nudo en la garganta que
le impedía hablar. Ella no iba a llorar allí, en
público. Habría tiempo para eso, mas tarde. En verdad mucho
tiempo. Delante de ella, preveía una vida vacía y sin
amor.
_Estás partiendo inmediatamente? _preguntó Henrietta
María.
_Si. Tendré un viaje largo y difícil por delante.
Y solitario, pensó Rory. Los días serían apenas
tolerados. Pero tendría la mente ocupada con las
dificultades del viaje. Pero las noches... Si fuesen tan
dolorosas cuanto la última, preferiría enfrentar la muerte
a tener que soportarlas.
_Feliz viaje, Rory MacLaren. _Cortney desvió el rostro,
sin conseguir mirar los ojos azules que tanto amaba. _Qué
Dios te acompañe.
_Deseo... _Por un instante, él no pudo proseguir.
Deseaba besarle la boca hasta que ella gritase su nombre.
Deseaba pasar el resto de su vida demostrándole su amor.
Algunas veces, amar significaba apartarse de quien mas
se quiere, por una razón noble. Si realmente la amaba,
debería preocuparse en primer lugar de la felicidad de
ella.
_ Qué deseas? _Ella apenas consiguió preguntar.
_ Te Deseo una vida larga y feliz, mi lady.
Él le dio la espalda, se inclinó delante del rey y de
la reina y partió.
Por un momento, ninguno pronunció una sola palabra.
Entonces, de repente, Cortney se levantó y, dominada por
las emociones, abandonó la sala.
A solas en su cuarto, se tiró en la cama desconsolada
y se soltó a llorar, derramando todas las lágrimas que
había conseguido contener en el gran salón. Rory había
partido de su vida. Para siempre. Tan rápido como había
entrado. Él la había transformado despertándola al amor.
Jamas volvería a ser la misma.
Escuchó pasos leves aproximándose y sintió, en su
hombro, una mano delicada.
Henrietta María observaba en silencio mientras su amiga
intentaba, en vano, contener el torrente de lágrimas.
_Por qué? _Cortney se secó los ojos y se sentó. —Por
qué me dejó?
_Por que te ama.
_Amor? _comenzó a llorar otra vez con desesperación.
_Eso mismo. Amor. Rory MacLaren es un hombre de gran
nobleza de carácter, capaz de sacrificarse por la
felicidad de aquellos a quien ama.
_Nobleza de carácter. _Cortney se puso de pie y se
aproximó a la ventana.
Había gran actividad en el patio. Carretas y caballos
estaban siendo cargados con baúles; la mayoría de los
caballos de montura ya habían sido ensillados.
_ La señora cree que rehusarse a perdonar mis pecados
contra Inglaterra revela nobleza de carácter?
_Es eso lo que vos piensas?
_Lo es , si. Yo le mentí . Él no me perdona por
haberlo engañado. Mas allá de eso, es un hombre de acción.
la vida amena de la corte ya lo exasperaba. Él vuelve a su
país para encontrar una mujer digna de los MacLaren.
_Si crees eso, eres una tonta. Cualquiera notaría que
es hombre que está obsesionado con vos. Cada vez que te
ve, él queda trastornado.
_No. Si fuese verdad, él me llevaría con él.
_Y negarte la felicidad de vivir en un hogar al lado
de tu padre, después de tantos años de separación? Nunca un
hombre como MacLaren buscaría otros caminos.
Cortney se detuvo, pensativa. Sería verdad? Estaría
Rory partiendo porque la amaba? Se dio vuelta mirando a la
reina por un largo momento. Mas serena, murmuró:
_Le Agradezco mucho, Majestad. Pero ahora preciso estar
algunos momentos a solas.
Henrietta María abrazó a su joven amiga y salió.
Frunció el ceño. Tal vez no debiese entrometerse, pero
sabía mucho de las incertidumbres y los problemas que
involucra un amor recién descubierto. Su propio casamiento
había sufrido terribles momentos de tensión. Pero habían
superado los primeros obstáculos hacia la felicidad. Y
tenía grandes esperanzas de que ella y Carlos
solidificarían ese amor.
Amor. Henrietta María sonreía mientras se apresuraba al
encuentro de su esposo. Era un sentimiento extraño y ter-
rible. Y maravilloso.
Rory caminaba entre hombres y caballos, verificando las
provisiones.. Estaba ansioso por iniciar el viaje. Cuando
diese la señal de partida, no habría mas retorno. Lo peor
ya había pasado.
_Está todo listo _el capitán de la guardia avisó.
_Está bien.. Dígale a los hombres que marchamos.
Cuando Rory saltó sobre la silla, algo colorido atrajo
su visión. En la terraza había visto el rostro que tan
bien conocía, pestañeó varias veces, sin poder creer en
sus ojos. Era la Reina de los Mares.
Traía pantalones ajustados y botas negras de caña alta,
la blusa de seda roja y la faja amarilla en la cintura. Los
cabellos caían en cascada hasta la cintura. Era la misma
Cortney que él había visto a bordo del Hawk: la pirata
indomable. Por una cuerda, descendió de la terraza, con la
espada en la cintura.
Con su mágica aparición, la actividad en el patio cesó
abruptamente. Los Hombres se inmovilizaron con un pie en el
estribo; otros, con bultos en las manos.
_Entonces, MacLaren. _Ella se paró y desenvainó la
espada, los pies apartados como en posición de combate.
_Pretendes volver a Escocia dejándome aquí?
_ Exactamente, mi lady.
_Te Gustaría entonces que me casase con algún conde
viejo y enfermo?
_Si fuera ese tu deseo...
_Ah! Y mis deseos merecen ser tenidos en
consideración?
Intrigado, él se preguntaba lo que ella estaba
planeando
_ Claro que si, mi lady. Tus deseos, para mí, están en
primer plano.
Cortney caminó por el patio hasta colocarse enfrente
del caballo de él. Todos los hombres la miraban extasiados,
con una mezcla de sorpresa y admiración. Jamas habían visto
mujer tan extraordinaria.
_ Mi Lord ya me perdonó por haberlo sedado?
_Perdonar? Eso ya es pasado.
_Y por yo haber sido una espía? También me perdonaste ?
_Puedo hacer yo menos que el rey? Está todo
realmente perdonado, mi lady. Lo que hiciste fue para so-
brevivir.
Cortney inspiró profundamente. Estaba arriesgándose
mucho, esperando que Henrietta María tuviese razón.
_Y por qué entonces me estás dejando, Rory MacLaren?
Rory desvió el rostro. Maldición. Cuánto tiempo podría
contenerse sin tomarla en sus brazos?
_ Te Dejo aquí para disfrutar de la compañía de tu
padre y de tu nuevo hogar.
_ Quedo extremamente agradecida por tu noble oferta.
Algún día me gustaría conocer mis propiedades, recorrer
las mismas sendas que mi madre acostumbraba recorrer. Amo a
mi padre _agregó suavemente- Y me gustaría de conocerlo
mejor. Pero ahora deseo conocer tu país, Rory MacLaren.
La Escocia que vos describes con tanto amor. Deseo viajar
por los bosques densos de los cuales vos tanto hablas,
nadar en las aguas cristalinas de tus lagos. Deseo llamar a
tu clan mi pueblo.
_Eso es imposible.
Por un momento, ella creyó estar derrotada. Él la
rechazaba. Rechazaba su amor. Entonces, agarrando el puño
de la espada para infundirle coraje, ella inspiró profun-
damente.
_Vos te sentirías avergonzado por permitir que una
pirata lleve el nombre de los MacLaren.
_Avergonzado? _retrucó él , irritado. _Cómo podría el
hombre que ama a una mujer sentirse avergonzado de ella?
Ella levantó la espada fingiendo pelear.
_Cómo puedes hablar de amor en el momento en que me
estás abandonando?
_Amor. Amor, si, Cortney. Yo te amo. Desde el momento
en que te vi. Pero sería muy egoísmo separarte de tu padre
y del hogar que jamas conociste.
_Vos sos el hogar que mi corazón desea, Rory MacLaren.
Sentado en la silla, Rory todavía intentó argumentar, su
voz embargada de emoción.
_Tu padre...
_Él irá a visitarnos . Después de todo, Escocia no
queda tan lejos.
Por un largo momento, Rory permaneció sumergido en sus
pensamientos, intentando absorber lo que ella le había
dicho.
_Desistiría de todo esto por mi país, por mi pueblo?
_Nuestro país. Nuestro pueblo _ corrigió ella, dejando
la espada de lado. _Si fuese preciso , te obligaría a
llevarme con vos. No tengo la menor duda de que en un
duelo, yo te vencería.
Rory estalló en risas.
_La modestia nunca fue una de tus virtudes, no es así,
mi lady?
_Ni la timidez una de las tuyas. Por qué entonces te
apartas de mí ahora?
_Tienes razón, Cortney. Por qué ? Ven.
Cuando él se inclinó sobre la silla, ella se tiró en
sus brazos abiertos. Rory la empujó contra al pecho y
quedó abrazado con ella sobre la silla.
_MacLaren!
Oyendo la voz del rey, Rory y Cortney miraron hacia
arriba y vieron a Carlos, Henrietta María, Lord Edgecomb y
a casi todos los criados del palacio asistiendo desde las
ventanas, terrazas y puertas, a la declaración de amor de
ellos.
_ Me Gustaría pedir su permiso, Lord Edgecomb, para
casarme con su hija.
_ te lo Concedo de todo corazón. Por la expresión de
ella, podría decir que iría hasta el fin del mundo con
vos. Los dos tienen mi bendición, Rory MacLaren. Sé que
vos la amarás tanto como yo. Te Deseo coraje y paciencia.
Si ella es como la madre, precisarás de ambas.
Rory se rió y entonces se dirigió al rey.
_Y en cuanto a Vuestra Majestad, tengo su aprobación?
Carlos envolvió con el brazo los hombros de su esposa. Am-
bos sonrieron a la joven pareja.
_ Claro que si, MacLaren. Siempre tuve la esperanza de
verte casado con una inglesa, para que así visitases mi
país con mayor frecuencia.
_ Y Vuestra Majestad debería visitar Escocia. Pedire-
mos al rey y a la reina que sean padrinos de nuestro
primogénito.
_Iremos con placer. Me Gustaría mucho que Henrietta
María conociese la tierra de mis antepasados. Será un pre-
texto para visitarlos siempre que nos fuera posible.
_Perdóname, padre _ se disculpó Cortney, en los brazos
de Rory —, por esta partida abrupta.
_Yo comprendo, mi querida .., El amor tiene sus propios
caminos y , a veces, altera nuestros planes.
_Rory, mi amigo _llamó el rey —, en nombre de la
Corona, los declaro marido y mujer. Aunque sospecho que el
clan MacLaren va a exigir una gran fiesta de casamiento
para su líder.
_Sin duda. Y nosotros haremos esa gran fiesta.
Al partir, Cortney se dio vuelta, saludando.
_Hasta la vista, padre.
Mientras abandonaban el patio, Cortney saludaba a los
criados del palacio para en seguida, abrazarse a Rory.
_Cuántos días de viaje tendremos hasta Escocia?
_Será un largo viaje _murmuró él, los labios rozando su
cara. _ Demasiado Tiempo, mi amor. Vamos a parar en el
bosque.
_Tan pronto?
_Si . No puedo esperar mas para hacer el amor con vos.
En verdad, creo que vamos a detenernos muchas veces en
este viaje.
Ella sonrió y lo besó en los labios.
_Yo te amo, Rory MacLaren _susurró yendo al encuentro
de los labios de él.
_Y yo te amo, mi adorable la reina de los Mares.
Los labios buscaron fundiéndose en un beso repleto de
ternura, un cariño que abrigaba la certeza da felicidad.
Con una señal de Rory, la larga fila de hombres y
caballos se detuvo . Todos las miradas acompañaron al
caballo del bravo escocés galopando en dirección al
bosque. Pero el hombre y la mujer, sujetos en un tierno
abrazo, sólo tenían ojos uno para el otro.
EPÍLOGO
Sentado frente a la chimenea, Rory observaba a su
mujer descender las amplias escalinatas de piedra. Desde la
llegada a Escocia, el castillo MacLaren se había vuelto un
lugar de acogedor. Un lugar de amor.
El clan la había recibido con el corazón abierto,
como si ella hubiese nacido entre ellos. Si fuera necesario
darían la vida por Cortney.
_ Estás cada día mas bonita. _La tomó en los brazos y
posó los labios en su frente.
_Estoy mas gorda _Cortney sonrió, colocando la mano
sobre su vientre. Con ternura, Rory le cubrió la mano con
las suyas.
_Cuántos días mas?
Ella sonrió. Era una sonrisa secreto, una sonrisa de
mujer.
_ Pronto . Dentro de poco tendrás a tu hijo.
_Y cómo sabes que será un muchacho?
_Yo lo sé. Lo llamaremos Malcolm, en homenaje al
hermano que perdiste .
Emocionado, él a abrazó.
_Carlos y Henrietta María viajarán con tu padre para el
bautismo. Llegarán en quince días.
_Será tan bueno volver a verlos.
Por un momento, él se preocupó.
_ Los has extrañado mucho ?
_Rory, mi amor _rozó el dedo en los labios de él antes
de besarlos —, ese tiempo que pasamos juntos, sólo nosotros
dos, fue el mas feliz de toda mi vida.
_ Para mí también, amor.
Él arrastró el sofá frente al fuego y la sentó en
su falda.
Con los ojos fijos en las llamas, Cortney rememoraba
los extraños acontecimientos que la habían traído hasta ese
bello país.
El camino recorrido por la pirata solitaria hasta
transformarse en esposa feliz había sido largo y lleno de
obstáculos. Pero , al final, ella había alcanzado mas de lo
que podría haber soñado . Hogar, esposo, hijo y amor.
Después de un largo período de peligros e intrigas, esta
era, en verdad, la gran aventura. El amor.
FIN
Novelas Romántica Histórica
Miel de pecado (Touch the sun) de Barbara Leigh y Nora
Roberts
Corazón Herido (The virgin spring) Debra Lee Brown
Hechizando al Vikingo – Jude Deveraux / Elizabeth Mayne
( Lady of the Lake)
Prometida a un Highlander- Samantha James (The promise
given)
La Flor y la Espada de Jacqueline Navin (the flower and
the sword)
Cautiva de un Highlander de Nicole Jordan (tender Feud
titulo
original)
La esposa del campeon de Claire Delacroix (titulo
original Champion's
wife)
La esposa virgen de Deborah Simmons (titulo original
Maiden bride)
La novia de Lochbarr de Margaret Moore (titulo original
Lochbarr's
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Mi guardian escoces de Terri Lynn Wilhelm (titulo
original Fool of
hearts)
Corazon de Leon de Suzanne Barclay (titulo original