La Alquería de Purchena

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7 AyTM 11.1, 2004 * Área de Arqueología. Facultad de Humanidades. Universidad de Huelva. El suroeste de al-Andalus cuenta por ahora con escasa información arqueológica, y el cono- cimiento de la disposición territorial se ha afron- tado exclusivamente desde la documentación textual árabe y la toponimia actual. En los últi- mos años el Área de Arqueología de la Uni- versidad de Huelva ha dedicado una especial atención al estudio diacrónico de la configura- ción urbana de Niebla (CAMPOS, RODRIGO y GÓMEZ, 1997) y la implantación rural de la ame- lía de esta ciudad (PÉREZ, CAMPOS y GÓMEZ, 2001), que permite un acercamiento más certero tanto a la cronología de algunos monumentos de la ciudad, la mezquita o la muralla los más signifi- cativos, como al poblamiento de su alfoz. Uno de los aspectos que mejor puede resolverse con este planteamiento es el de los límites de la Kura de Niebla, pues la identificación y la categorización de los asentamientos rurales islá- micos mediante la prospección extensiva va ofreciendo un cuadro demográfico que supera con creces el aporte de la información docu- mental, y posibilita, incluso, realizar plantea- mientos de identificación de lugares menciona- dos en las fuentes árabes que hasta el momento no tenían una situación precisa. Son también muy valiosas para estas identificaciones las fuentes cris- tianas bajo-medievales, en las que se recoge documentación sobre los amojonamientos y deslindes de términos, ya que en la mayoría de La alquería de Purchena (Chucena, Huelva) Juan Aurelio Pérez Macías* Leonardo Serrano Pichardo RESUMEN En este trabajo damos a conocer los resultados de la prospección arqueológica realizada en el asenta- miento andalusí de Los Cascos (Chucena, Huelva), que hemos identificado con el despoblado medie- val de Purchena. Tras la revisión de la documenta- ción bajo-medieval sobre la zona y el estudio de los materiales arqueológicos, proponemos que la alque- ría musulmana fue repoblada tras el Repartimiento de Sevilla y se abandonó definitivamente en el siglo XV debido al proceso de señorialización del Aljara- fe sevillano. PALABRAS CLAVE: al-Andalus, aldeas, coras, división administrativa. ABSTRACT In this work we present the results of the archaeo- logical survey carried out the andalusian settlement of Los Cascos (Chucena, Huelva), that we have iden- tified with the medieval depopulated village of Pur- chena. After the study of the archaeological materials and the revision of the late-medieval documentation on the zone, we propose that the muslim alqueria (farmhouse) was populated after the sharing out of Seville and definitively abandonment in 15th century, due to the process of implantation of lordships in the sevillian Aljarafe. KEY WORDS: al-Andalus, villages, coras, admi- nistrative division.

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7AyTM 11.1, 2004

* Área de Arqueología. Facultad de Humanidades. Universidad de Huelva.

El suroeste de al-Andalus cuenta por ahoracon escasa información arqueológica, y el cono-cimiento de la disposición territorial se ha afron-tado exclusivamente desde la documentacióntextual árabe y la toponimia actual. En los últi-mos años el Área de Arqueología de la Uni-versidad de Huelva ha dedicado una especialatención al estudio diacrónico de la configura-ción urbana de Niebla (CAMPOS, RODRIGO y

GÓMEZ, 1997) y la implantación rural de la ame-lía de esta ciudad (PÉREZ, CAMPOS y GÓMEZ, 2001),que permite un acercamiento más certero tantoa la cronología de algunos monumentos de laciudad, la mezquita o la muralla los más signifi-cativos, como al poblamiento de su alfoz. Uno

de los aspectos que mejor puede resolversecon este planteamiento es el de los límites dela Kura de Niebla, pues la identificación y lacategorización de los asentamientos rurales islá-micos mediante la prospección extensiva vaofreciendo un cuadro demográfico que superacon creces el aporte de la información docu-mental, y posibilita, incluso, realizar plantea-mientos de identificación de lugares menciona-dos en las fuentes árabes que hasta el momentono tenían una situación precisa. Son también muyvaliosas para estas identificaciones las fuentes cris-tianas bajo-medievales, en las que se recogedocumentación sobre los amojonamientos ydeslindes de términos, ya que en la mayoría de

La alquería de Purchena (Chucena, Huelva)Juan Aurelio Pérez Macías*Leonardo Serrano Pichardo

RESUMEN

En este trabajo damos a conocer los resultados dela prospección arqueológica realizada en el asenta-miento andalusí de Los Cascos (Chucena, Huelva),que hemos identificado con el despoblado medie-val de Purchena. Tras la revisión de la documenta-ción bajo-medieval sobre la zona y el estudio de losmateriales arqueológicos, proponemos que la alque-ría musulmana fue repoblada tras el Repartimientode Sevilla y se abandonó definitivamente en el sigloXV debido al proceso de señorialización del Aljara-fe sevillano.

PALABRAS CLAVE: al-Andalus, aldeas, coras,división administrativa.

ABSTRACT

In this work we present the results of the archaeo-logical survey carried out the andalusian settlementof Los Cascos (Chucena, Huelva), that we have iden-tified with the medieval depopulated village of Pur-chena. After the study of the archaeological materialsand the revision of the late-medieval documentationon the zone, we propose that the muslim alqueria(farmhouse) was populated after the sharing out ofSeville and definitively abandonment in 15th century,due to the process of implantation of lordships in thesevillian Aljarafe.

KEY WORDS: al-Andalus, villages, coras, admi-nistrative division.

los casos esos límites se trazan a partir de unaorganización territorial anterior de época anda-lusí, razón por la cual en las controversias detérminos intervienen siempre pobladores mudé-jares. El territorio, tal como estaba delimitadoen la última etapa de dominio islámico, es unafuente de autoridad a la que se recurre con fre-cuencia para otorgar una determinada zona auna u otra villa, y estos pleitos pueden ser degran utilidad para que intentemos una aproxi-mación más fiel a la división territorial de al-Anda-lus, conocida en sus líneas maestras, pero conpoca proyección de detalle.

En este trabajo vamos a presentar el asen-tamiento andalusí de Purchena, en términomunicipal de Chucena (Huelva), y a partir deél esbozaremos los límites de las coras de Sevi-lla y Niebla. En esta propuesta utilizaremos lainformación que nos brindan las fuentes ára-bes anteriores a la conquista y, sobre todo, lascristianas posteriores a ella, porque a nuestroentender ofrecen las claves que permiten dibu-jar unos límites que hasta este momento notienen un contorno definido.

PURCHENA Y LOS LÍMITES DE LASCORAS DE SEVILLA Y NIEBLA

La importancia del enclave urbano de Nie-bla es de sobra conocida en la bibliografíaarqueológica, y arranca desde los inicios del Imilenio a.C. con relación al relanzamientocomercial de las relaciones entre la Ría de Huel-va y el Bajo Guadalquivir (CAMPOS y GÓMEZ, 1995;

BELÉN DEAMOS, 1995). Niebla se convirtió en unpunto intermedio sobre uno de los vados másimportantes del río Tinto, donde confluían losproductos mineros del Andévalo. Su entornode campiña acabará convirtiéndola en uno delos grandes oppida (Ilipla) y posteriormente enel principal municipium romano de la zona. Estasituación de privilegio se acrecentaría en épocavisigoda, momento en el que se convierte ensede episcopal (Elepla), sufragánea de la metro-politana de Sevilla, una división territorial de laantigüedad tardía que sería aprovechada tras laconquista musulmana para la formación de unaextensa Kura con capital en la propia Niebla(Madina Labla).

Las fuentes árabes mencionan que la coraestaba dividida en ocho distritos (ROLDÁN CAS-

TRO, 1993a), algunos de ellos de situación des-conocida. Sus límites mejor definidos sólo seconocen en la zona occidental, donde el río Gua-diana (Wadi Ana) marcaba una frontera natu-ral con la cora de Uksunuba (Faro, Portugal),y en la meridional, el océano atlántico (Bahr al-Andalus) y las marismas (al-Mara’in). Al nortelindaba con las coras de Sevilla (Isbiliya), ensus distritos de al-Munastir (Almonaster la Real)y Qatrasana (Aracena), y de Beja (Baya), a laque pertenecía el distrito de Awrus (Aroche).También lindaba a levante con la cora de Sevi-lla en sus distritos de al-BaSal, con centro admi-nistrativo en T.alyata, la vieja ciudad romana deTejada la Nueva en Escacena, y al-Barr, dondese encontraba la alquería de Mawra (Villa-manrique de la Condesa), en la frontera conel distrito de al-fiaraf y el castillo de Aznalcá-zar (hiSn al-QaSr).

De los ocho distritos los mejor identificadosson los de Huelva (Awnaba, Wilba), que debíaincorporar también la ciudad de S-haltis-h (Sal-tés), con la que formó un pequeño reino taifaen el siglo XI (BAZZANA y CRESSIER, 1989; GARCÍA

SANJUÁN, 2002), Yabal al- Uyun (Gibraleón), yel distrito de la ciudad (iqlim al-madina). F. Rol-dán (1993a) ha señalado otras identificacionesde los distritos mencionados por al-‘U∂ri, el deWastar con la ciudad romana de Ostur, en tér-mino municipal de Villalba del Alcor, marcaríala separación con el distrito sevillano de al-BaSaly la ciudad de T.alyata, y el de Qirqiya en Car-taya, en cuya jurisdicción se encontraría la ciu-dad de Labb (Lepe). Los distritos orientales quecomunicaban la capital de la cora con las tie-rras sevillanas no tienen por ahora una ubica-ción tan exacta, Barsilyana/Bar∂ilyana/Baryala-

na, se ha situado en la Dehesa de Purchena, yBisinyana y Tarkuna son de difícil ubicación, elprimero de ellos próximo a Barsilyana y elsegundo en el interfluvio Odiel-Piedras.

Es sobre esta parte oriental de la cora deNiebla, en la que se extendían los distritos deBarsilyana y Bisinyana, donde se encuentra laqarya de Purchena, y la que permite definir loslímites administrativos de la Niebla islámica conrespecto a la cora de Sevilla. Puede ser de uti-

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lidad también el trazado de los caminos que enla-zaban ambas ciudades a lo largo de la EdadMedia. El camino más antiguo era la calzadaromana que unía la desembocadura del Gua-diana con Hispalis (Ab ostio fluminis Anae…),que desde Niebla tenía estaciones intermediasen Tejada la Nueva e Itálica antes de llegar aSevilla por el vado de Alcalá del Río, caminoque ha conservado su trazado como Vereda dela Carne (SILLIÉRES, 1981). Fue denominado poral-‘U∂ri como camino de caravanas (rifaq), y enél T.alyata era una estación intermedia entreSevilla y Niebla (GÁLVEZ, 1978). Este mismo autordescribe otro camino que salía de Sevilla porel Aljarafe y tenía como estaciones las alqueríasde Mawra, Qurta, Tarwayra, y Bar∂ ilyana. Sobrela primera conocemos su ubicación en Villa-manrique de la Condesa, denominada despuésde la conquista cristiana como aldea de Muros(VALENCIA RODRÍGUEZ, 1988). El territorio deNiebla comenzaría a partir de Bar∂ ilyana, puescorresponde a uno de los distritos de su cora.El camino seguiría por el sur del Aljarafe hastaAznalcázar, donde cruzaría el río Guadiamar(Wadi al-Ahmar), Villamanrique, y desde aquí aNiebla atravesando el distrito de Bar∂ ilyana. Lasalquerías de Qurta y Tarwayra debían formarparte del distrito sevillano de al-Barr. Este cami-no se conoce hoy como Padrón de Bollullos,una vereda de carne que se dirige desde Nie-bla a Bollullos Par del Condado, Hinojos, Pilas,Villamanrique, Aznalcázar, Bormujos, y Sevilla.

Si imprecisos son los límites en la zona orien-tal de la cora según las fuentes árabes, la docu-mentación bajo-medieval cristiana del Reino deNiebla puede ayudarnos a delimitarla. Los acon-tecimientos históricos que rodean la conquis-ta de Niebla por Alfonso X en 1262 (GARCÍA

SANJUÁN, 2001), después de la capitulación deSevilla (1248) y su Repartimiento, ofrecen unosprimeros indicios que merecen comentarse.Después de la conquista de Sevilla, el tamba-leante reino taifa de Ibn Mahfuz fue útil paraque Alfonso X frenará las apetencias territo-riales de la corona portuguesa (ROLDÁN CAS-

TRO, 1993b), que había ocupado en 1238 y 1239algunas plazas de la tierra de Niebla en la mar-gen izquierda del río Guadiana (Ayamonte yAlfayat de la Peña) con la ayuda de la Ordende Santiago. La alianza mediante pacto (Sulh)

con Alfonso X le facilitaría mantenerse tem-poralmente en el poder, a la vez que permitíaal rey castellano ejercer unos derechos para lafutura incorporación de estos territorios. Apesar de esto se desencadenaría un largo con-tencioso entre las coronas portuguesa y cas-tellana por la posesión de algunas plazas toma-das por los portugueses en la margen izquierdadel Guadiana en el llamado Conflicto del Algar-be (PÉREZ EMBID, 1975; GONZÁLEZ JIMÉNEZ, 1998).Es evidente que el Repartimiento de la tierrade Sevilla antes de la conquista de Niebla, toda-vía reino vasallo, ofrece posibilidades de deli-mitación, pues las tierras que se citan en élserían de Sevilla y no de Niebla.

El propio proceso de señorialización delterritorio de Niebla en los siglos bajo-medie-vales ofrece también algunos indicios seguros.Tras la conquista del reino taifa de Ibn Mahfuz

Niebla permaneció en manos de la corona yse convirtió en un extenso concejo. Al pocotiempo, en 1267, se produjo la primera segre-gación de Huelva y Gibraleón, que serían villasindependientes, y los deslindes entre estos tresconcejos se realizarían con consejo de morossabidores de la tierra y de los términos (ANASA-

GASTI y RODRÍGUEZ, 1984). Niebla mantendría eltérmino que había tenido en tiempos de moros,salvo Huelva y Gibraleón.

A fines del siglo XIII los problemas financierosdel concejo no serían impedimento para quese iniciara la colonización del despoblado Andé-valo (LADERO QUESADA, 1992), Castillejos (Villa-nueva de Castillejos), Alfayat de la Peña, Villa-nueva de Alfayat (Villanueva de las Cruces),Cabeza de Andévalo, Facanías (Valverde delCamino), y Fuentecubierta (Cabezas Rubias).Los señoríos jurisdiccionales comienzan sinembargo a ocupar parte de su territorio, Aya-monte y Lepe pasaron de la Orden de San-tiago a Alfonso Pérez de Guzmán (1295), yPalos de la Frontera al Almirante Pay AriasCherino. Lo mismo ocurriría a Huelva y Gibra-león, esta última concedida a Alfonso de laCerda. Ya a comienzos del siglo XIV Moguerfue entregado a Alfonso Jofre Tenorio (1329)y Almonte a Alvar Pérez Guzmán. Los seño-ríos se extendieron también a Villalba, Beas yTrigueros, pero serían recuperados más tarde

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por el concejo. Finalmente, con el primer reyde la Casa de Trastámara, toda la tierra deNiebla sería convertida en señorío a favor deJuan Alonso de Guzmán en 1368. Este nuevoseñorío estaba formado por Trigueros, Beas,Rociana, Villarrasa, Lucena, Bonares, Alfayat dela Peña, Alcaría de Juan Pérez (Puebla de Guz-mán), Calañas, Facanías (Valverde del Camino),el Portichuelo (Alosno), y Paimogo (BARRAN-

TES MALDONADO, 1857).

Todo este proceso que acaba en la forma-ción del Condado de Niebla aparecen marca-dos los límites de esta tierra de Niebla, Aya-monte y el Guadiana en el Oeste, CabezasRubias (Fuentecubierta) y Cabeza de Andéva-lo en el Norte, y Almonte, La Palma y Villalbaal Este. En el interior quedaban algunas villasimportantes, Huelva, Saltés, Cartaya, Gibrale-ón, Palos, y Moguer. En el sector que más nosinteresa, el de la unión con la tierra de Sevilla,el límite sería La Palma y Villalba. Otras pobla-ciones cercanas que hoy forman parte de la pro-vincia de Huelva (Chucena, Manzanilla e Hino-jos) quedaban fuera de esos límites y eran tierrade Sevilla, tal como queda reflejado en el Repar-timiento de Sevilla (GONZÁLEZ, 1951).

El Repartimiento de Sevilla no incorpora almismo las tierras de Niebla, y cuando lo hacedeja bien claro que es una donación con efec-to tras su futura conquista. Así sucede, porejemplo, en el caso en el que Alfonso X con-firma a la Orden de Santiago la cesión que Fer-nando III le hiciera de las villas de Montemolíny Moguer a cambio de Cantillana en 1253,“…Do e otorgo a uso don Pelay Pérez, maestrode la caballería de la Orden de Santiago, et a todoslos frayres dessa misma Orden, los qyue agora etlos que serán adelante, et a todos uestros suce-sores, Montemolín et Moguer, alcaría de Niebla,quando la yo ouire por heredad para siempre…”(GONZÁLEZ JIMÉNEZ, 1991: 34-36).

La alquería de Purchena quedaba fuera deestos límites y se abandona definitivamente acomienzos del siglo XVI. A consecuencia delproceso de señorialización del aljarafe sevi-llano, pasaría a formar par te, como otrasalquerías cercanas, del Marquesado de Alca-lá de la Alameda.

R. Valencia (1988) ha propuesto que el lími-te de ambas coras estaría a la altura del Arro-yo Alcarayón, pero algunos de los lugares queconsidera tierra de Sevilla, Manzanilla y Chu-cena entre ellos, se encuentran a poniente deeste río. Purchena estuvo vinculada siempre ala tierra de Sevilla y, aunque esté cercana a laCora de Niebla, debería pertenecer al distritode Tejada (al-BaSal), porque en época bajo-medieval seguía perteneciendo al Campo deTejada. Si nuestra propuesta es correcta habríaque llevar el límite de ambas coras más a ponien-te, hacia lo que hoy son los términos munici-pales de Villalba del Alcor y Bollullos Par delCondado, y esas coordenadas las recorre elArroyo del Algarbe, que en la documentacióncastellana del Repartimiento aparece como elrío de Ibn Mahfuz, la línea de separación delReino de Sevilla y del Reino de Niebla, “...commoparte con el barrio que dicen Villimaçela, e commoparte con Pilas, e commo parte con Chiellas, ecommo parte Guadiamar con el arenal de Bray-nas fasta Guadiamar el atalaya de Marte deMures fasta el rio de Abenmafon, como el Algar-be con Sacarina, e dióles el barrio que dicenHacad Algeme..” (GONZÁLEZ, 1951: II, 262).

El denso poblamiento de aldeas que jalo-naban los campos en el camino de Sevilla a Nie-bla, descrito por al-‘U∂ri y al-Himyari, ha que-dado fosilizado en la toponimia actual en unaserie de villas, haciendas y dehesas, algunas deellas recogidas en el Repartimiento de Sevilla.J. González (1951) ya identificó muchas de estasalquerías repobladas con topónimos actuales,Bulchena (Dehesa de Purchena, Villalba delAlcor), Chucena (Chucena), Alcalá de Tejada(Hacienda de Alcala de la Alameda, Chucena),Benafic (Camino de Benafique, Villalba del Alcor),Machanilla/Mançaniella (Manzanilla), Lapiçar(Castillo del Alpizar, Paterna del Campo), Ontu-gena (Tujena, Paterna del Campo), PaternaFabula (Paterna del Campo), Escacena (Esca-cena del Campo), Bardajena (Barbacena, Esca-cena del Campo), Onuius (Hinojos), Carran-chena (Dehesa de Garruchena, Hinojos),Espechilla (Dehesa de Espechilla, Huévar delAljarafe), Leyrena (Dehesa de Lerena, Huévardel Aljarafe), etc. A estas podrían añadirse otras,como Gelorauz, que puede encontrarse en elCoto de Gelo (Hinojos), que no hay que con-

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fundir con la aldea de Gelos (Aznalcázar). Losnombres de lugar también ofrecen topónimosrelacionados con el repartimiento, como Cor-tijo Posturas (Huévar del Aljarafe) y Las Pos-turas (Hinojos).

Resulta sugestivo poder averiguar el nom-bre de esta alquería musulmana, y para ellocontamos con un buen paralelo en otro topó-nimo idéntico, la Purchena de Almería, quepertenecía a la Cora de Jaén, cuyo nombre, quea veces se confunde con Pechina, era Bursana(VALLVÉ BERMEJO, 1986). F. Roldán (1993a) haquerido identificar el distrito iliplense de Bar-dilyana con Purchena, identificación que no cre-emos posible por las razones que hemosexpuesto, pero en su recopilación recoge deIbn Abbar el nombre de una alquería de occi-dente de al-Andalus de nombre Buryana, dedonde eran oriundos los Banu Milhan. Si aten-demos al origen del nombre de la Purchenade Almería éste podría ser el nombre de estaalquería, pero no tenemos una mejor precisióngeográfica de las fuentes árabes sobre estaalquería de Buryana. Su relación con los Banu

Milhan entra en el marco de los característicosasentamientos clánicos en al-Andalus (GUICHARD,

1998), del que se conocen otros ejemplos enel Aljarafe, como la qaryat Hawzan y la qaryatal-Bihriyyin (BOSCH VILÁ, 1984). No es descabe-llado proponer por esto una evolución deltopónimo en los siguientes términos, Buryana-Bulchena-Purchena.

CONQUISTA Y REPOBLACIÓNDEL CAMPO DE TEJADA

El fracaso de la repoblación en tierras delAljarafe sevillano tuvo como consecuencia laseñorialización de esta zona en el siglo XV amanos de la pequeña nobleza sevillana de fun-cionarios reales y concejiles, algunos conversos,como Fernández Marmolejo (GARCÍA

FERNÁNDEZ, 1989).

En un principio el término de la alquería dePurchena se extendería por los actuales términosmunicipales de Chucena y Villalba del Alcor. Larazón de que el topónimo de Dehesa de Pur-chena se haya conservado sólo en Villalba del

Alcor radica en que el término de la alqueríase dividió en dos mitades. Una, dentro de Chu-cena y donde se encontraba la alquería de Pur-chena, pasó al Conde Cifuentes y acabaría incor-porándose, como veremos más adelante, alMarquesado de Alcalá de la Alameda, per-diéndose desde entonces su nombre. La otramitad era del Conde de Miranda y es la queha conservado su nombre hasta la actualidad.Este proceso es el que vamos a intentar expli-car en las líneas que siguen.

La conquista del Aljarafe corrió a cargo dela Orden de Santiago y de su maestre PelayCorrea, previa a la toma de Sevilla. Despuésde la capitulación de Sevilla, el repartimientodel Aljarafe se hizo a partir de sus cabeceras,Aznalfarache, Aznalcázar, Sanlúcar la Mayor, yTejada. En opinión de J. González (1951) lomás probable es que Tejada se entregara porcapitulación, y en ella y en sus alquerías asen-taría el rey a almocadenes y almogávares. Partede la población musulmana permanecería, yesto explicaría que a comienzos de su reinadoAlfonso X se comprometiera con el rey deTejada a una compensación tras la expulsiónde la población musulmana. Para resarcirlo leconcedió la heredad de Calentín, que compróa Orti Ortiz Calderón, a quien le había corres-pondido en el repartimiento, y a cambio con-cedió a éste otra en Alcalá de Tejada, “...A OrtiRuiz Calderon, Alcalá que es aldea de Tejada encambio por Calentín...” (GONZÁLEZ ,1951: II, 232).

Gracias a los libros de repartimiento cono-cemos algunas alquerías de Tejada, cuyos lími-tes se extendían hasta Onuius (Hinojos), queformaba ya parte de Aznalcázar. Entre los dona-díos mayores se citan los heredamientos deFernán Ruiz de Castro en Villanoua de Ano-gaychet, a la que llamaría por ello Castro, dedon Rodrigo Frólaz en Calabana, y del arzo-bispo de Santiago en Yungar.

A distintos miembros de sus mesnadas ymonasterios otorgó también heredamientos enotras alquerías de Tejada, Espechilla, Lapiçar aFernán Pérez de Pinna, Bulules, Gençena, a laque cambiaría el nombre por Villa Hermanos,Biçena, llamada por el rey Lobera, Gelo Rauz,donde dio heredamientos a portugueses y cam-

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bio por ello su nombre por Portogalesa, y Bul-chena, que fue dada a los caballeros del reyAlfonso y la llamó Ballesteros.

Un almocadén con sus almogávares here-daron también en Gelorauz, pero después trocóestas posesiones por otras en Hinojos. Jefes dela hueste (adalides) estableció en la alquería deXanis y en Caranchena almogaváres de a caba-llo. Esta última alquería marcaba el límite conNiebla, “…Caranchena, que yacie en contiendaentre el término de Seuilla e de Niebla, e tomó-la el rey por término de Seuilla, e dióla a estosalmogávares de cavallo…” (GONZÁLEZ, 1951, II:

106). También habría repartos a almocadenesy almogávares en Mançaniella y Benafic.

A los pobladores de Sevilla repartió here-dades en Tejada, y entre ellas se citan Petroni-la, Ontugena y Machanilla.

A Tejada la convirtió en Cillero Real y le dioheredades en Sufre, Muçina, Escacena, CastillaAbençameit, Cocaena, Sietfio, Paterna Fabula, yBilbiana, para que fueran repartidas entre los“caballeros pobladores” y peones.

La documentación medieval cristiana tam-bién recoge el proceso seguido en la seño-rialización de este sector. En 1253 Alfonso Xconcede al Monasterio de Iranzo unas casasen Sevilla, en la collación de San Vicente,heredad de pan en Chucena, y viñas y oliva-res en Alaquaz, “…en la muy noble çiudat deSeuilla dióles muy grant cumplimiento de casaset de grandes plaças en la collaçión de SantVicent, que es en la çapatería de la una partet de la otra part teniendo al muro de la uilla.Heredóles en tierra llana para que labrasen panen Chucena, et de dí, por les fazer más meio-ría et más gracia dióles muchas vinhas et muchosolivares en la uilla que dizen Aloquaz, que es Vleguas de Seuilla. Et sobre todo esto tuuieronlos de Yranço ell alquería que dio el rey a donGonçalvo Ybaynez de Baztán, que dizen Bar-dajena…” (GONZÁLEZ, 1951: 321; GONZÁLEZ

JIMÉNEZ, 1991: 105). En 1312 se conserva lanoticia de la donación de una viña que rea-lizan dos racioneros de la Catedral de Sevi-l la en Chucena a favor de doña Elvira(GONZÁLEZ, 1951: 373).

La hacienda de Alcalá, muy cercana a Chu-cena, conocida también como Alcalá de Teja-da, se otorgó a Rui Sánchez en 1268, “…porgran saber que avemos de fazer bien e merceda uso don Rui Sánchez, nuestro uasallo, damosuos Alcalá, alcaría del Aljarafe de Sevilla, que entiempo de moros se dezien Machar Palmet, contodo su heredamiento de tierra para pan, e devinhas, et olivar, e lo al que y á, segund lo amo-jonó por nuestro mandado Gonzalo Veseinte, nues-tro alcalde...” (SÁNCHEZ FRANCO, 1975: 25;

GONZÁLEZ JIMENEZ, 1991: 374). El término macharevidencia que junto a las alquerías había tam-bién otras formas de explotación en haciendasy cortijos (OLIVER ASÍN, 1945).

Las alquerías de Pucherna, Alcalá de Tejaday Chucena, tierra de realengo de Sevilla, aca-barían por formar el corazón del marquesadode Alcalá de la Alameda en una complicadasucesión de concesiones, confirmaciones y ven-tas. Ya con la dinastía Trastámara, en tiemposde Enrique II, se concede la villa de Chucena aJohan Martínez Barrasa, “… nuestro vasallo enuestro alcalde mayor en la mui noble ciudad deSevilla…que aiades de aquí adelante todo el seño-río real con su justo mero e misto imperio e jus-ticia e jurisdicción civil e criminal que nos habe-mos e nos pertenece haver en el nuestro lugar quedizen Chucena e en todo su término…” (SÁNCHEZ

FRANCO, 1975: 32-33). Y en 1489 los Reyes Cató-licos confirman a Payo de Ribera el privilegioconcedido por Enrique II a Juan Martínez Barra-sa sobre Chucena, “...Nos vos mandamos quelibreys e paseys nuestra carta de confirmación deun traslado de privilegio que por parte de Payo deRibera vos será mostrado que fue dado e conce-dido por el señor Rey don Enrique... sobre el lugarde Chucena…” (SÁNCHEZ FRANCO, 1975: 37-38).

En 1387 Alcalá de Tejada había pasado deRui Sánchez al converso Alfonso FernándezMarmolejo por privilegio de Juan I, “…cono-ciendo a vos, Alfonso Fernández de Marmolejo,veinticuatro de la muy noble Ciudad de Sevilla...tenemos por bien e es nuestra merced que haya-des e tengades de nos por merced de aquí ade-lante para siempre jamás veinte vecinos escusa-dos e los hayades en el nuestro lugar e heredadde Alcalá de Rui Sánchez…” (SÁNCHEZ FRAN-

CO, 1975: 30; ORTIZ DE ZÚÑIGA, 1795).

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Purchena también seguiría los mismos pasosy en 1399 era propiedad de Juan MartínezMonreal, “…Purchena, lugar de Johan MartínezMonreal, tiene de mi merced que no paguenmonedas veynte vesinos del dicho lugar…”(GONZÁLEZ JIMÉNEZ, 1993: 16 y 97).

En 1380 Juan I concedió Palos, Villalba delAlcor, La Palma, y la heredad de Torralba aAlvar Pérez de Guzmán. Al morir su mujer, Elvi-ra de Ayala, el patrimonio se dividió entre sushijas Isabel y Juana. Entre los bienes de la heren-cia aparece la dehesa de Purchena, pero igno-ramos como había pasado de Juan MartínezMonreal a la familia de Alvar Pérez de Guzmán.

Isabel se casaría con Pedro de Stúñiga y suherencia sería para sus hijos, en especial Diego,primer Conde de Miranda, que heredaría lamitad de la dehesa de Purchena (LADERO QUE-

SADA, 1977:62).

Juana se casaría con Juan Rodríguez Casta-ñeda, y a su muerte las hijas del matrimonio,Isabel y Francisca, heredaron su patrimonio. AIsabel, mujer de Alfonso de Silva, Conde deCifuentes, le correspondería entre otros luga-res la villa de Palos y la otra mitad de la Dehe-sa de Purchena, y a Francisca la villa de LaPalma y el castillo de Alpizar. La mitad de laDehesa de Purchena de Isabel Castañeda seríaenajenada por los herederos a Fernán AriasNavarro y a su mujer Juana de Mendoza, y mástarde Gonzalo de Saavedra, su sucesor, la vendea Pedro Portocarrero, señor de Moguer y Alcal-de mayor de la ciudad de Sevilla (BORRERO

FERNÁNDEZ, 1983: 51).

Tan sólo algunos años más tarde, en 1496,Rodrigo de Orellana vendió a D. Pedro Porto-carrero la mitad de Chucena con todos sustérminos, y en 1511 Gonzalo Mariño, hijo dePayo de Ribera, vendió a D. Pedro Portoca-rrero la otra mitad del lugar y heredamientode Chucena. En 1498, tras resolver algunos pro-blemas con otros herederos de Payo Ribera, D.Pedro Portocarrero instituyó un Mayorazgopara su hijo D. Garci López Pacheco, “…y esta-blecemos un Mayorazgo perpetuo, irrevocable eindivisible para siempre jamás de los bienes siguien-tes, conviene a saber, de la villa de Chucena e de

la mitad de la heredad de Purchena, que junto aella e a su término…” (SÁNCHEZ FRANCO, 1975:

41-42). Cuando D. Pedro Portocarrero comprala mitad de la Dehesa de Purchena para incor-porarla al Mayorazgo de Chucena “...avía tierrasde pan sembrar y alcornoques y tierras de her-vaje y una iglesia y ciertos solares y casas caídas,con sus aguas y abrevaderos y pastos y prados yexidos y montes…” (SÁNCHEZ FRANCO, 1975:

100). Esta descripción nos muestra a la alque-ría semidespoblada, y sabemos que desde 1473se nombra ya un solo alcalde de los dos quegeneralmente forman la estructura de gobier-no de estas pequeñas villas (COLLANTES DE

TERÁN, 1976: 51). En el padrón de 1534 figuraya como despoblado (DOMÍNGUEZ ORTIZ, 1977).Alcalá, llamada ahora de Juana d’Orta, viuda deAlfonso Fernández Marmolejo, se uniría al Mayo-razgo de Chucena en 1522, tras haber com-prado los Portocarrero sus partes a los here-deros de Pedro Fernández Marmolejo.

La crisis poblacional de Purchena a lo largodel siglo XV se encuentra bien reflejada en lascontribuciones a los servicios de Cortes otor-gados a Enrique IV para la Guerra de Grana-da entre los años 1455 y 1470, en los queaporta cantidades entre 525 mrs y 850 mrs,mientras Chucena lo hace con 2310 y 3696 mrs(GARCÍA FERNÁNDEZ, 1993). Este índice se repi-te en la contribución que se realiza a los gas-tos de los Reyes Católicos en la Guerra deSucesión contra el rey de Portugal, en los quecontrastan los 1848 mrs de Purchena y los8120 mrs de Chucena (GARCÍA FERNÁNDEZ,

1993: 92)

Felipe II nombró Márques de Alcalá de laAlameda a D. Pedro López Portocarrero en1574, y en 1597 agregan a este marquesadoel cortijo y castillo de Alpizar. Cuando en el sigloXVII Doña María Luisa Portocarrero casa conD. Antonio Luis de la Cerda, el Marquesadode Alcalá de la Alameda acaba formando partefinalmente de las posesiones de la Casa deMedinacelli (SÁNCHEZ FRANCO, 1975).

Purchena es así un buen exponente de cómola repoblación castellana intentó mantener laestructura demográfica de una zona densa-mente poblada y explotada en época islámica.

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Pero en el siglo XIV las nuevas de las relacio-nes sociales que impuso la señorialización delterritorio, hicieron cambiar este modelo deexplotación sobre la base de pequeñas aldeaspor otro en el predominaba la concentraciónde la propiedad en manos de la nobleza sevi-llana, lo que acabaría provocando definitiva-mente la desaparición de las antiguas estruc-turas de producción islámicas y despoblandomuchas de estas alquerías.

LA ALQUERÍA DE PURCHENA

Aunque el nombre de Purchena perduraen el topónimo de Dehesa de Purchena, en tér-mino municipal de Villalba del Alcor, la alque-ría de Purchena se encuentra situada en tér-mino municipal de Chucena, al suroeste delcasco urbano, en el lugar conocido como LosCascos (Figura 1), un nombre relacionado conla abundancia de material arqueológico en super-ficie. Su nombre ha perdurado en el nombrede una calle de esta localidad, la calle de Pur-chena, que en realidad es una parte del Cami-no de Almonte, que con origen en las maris-mas almonteñas se dirige a Tejada la Nueva traspasar por Purchena y Chucena. La situación dela alquería se ha conservado también en lamemoria oral de la gente de Chucena y en estacalle, que era la salida hacia ella (FRANCO

SÁNCHEZ, 2002).

En los Cascos, donde se ubicó la alqueríade Purchena, abunda el material constructivoen superficie, y el registro incluye cerámicas deépoca romana, en especial Sigillatas Hispanas yAfricanas, cerámicas islámicas, que vamos a pre-sentar en este trabajo, y, en minoría, cerámicasmodernas del tipo Azul lineal sobre Blanco(Yayal Blue on White). La cerámica medievales la más abundante y nos informa de que estaetapa fue la de mayor desarrollo demográficodel asentamiento, pero el resto de los mate-riales nos indican que la alquería islámica seoriginó a partir de los restos de una villa rús-tica romana y que perduró por lo menos hastalos comienzos del siglo XVI. El rastreo quehemos efectuado en las fuentes bajo-medieva-les sobre la zona confirma que tras la conquistacristiana fue asiento de repoblación y, aunque

abandonada por la crisis demográfica de lasegunda mitad del siglo XV, su nombre se haconservado porque su término entraría a for-mar parte del proceso de señorialización delAljarafe sevillano a partir de esa fecha.

La dispersión de material arqueológico enel asentamiento ocupa una extensión de 25.000metros cuadrados, y a pesar de que la exten-sión original haya podido ser ampliada con elarrastre de materiales por la roturación, estáindicando que la categoría jurídica de esta pobla-ción debía corresponder a una pequeña aldea,tal como se mantuvo en los dos siglos siguien-tes al repartimiento de la tierra de Sevilla. Labaja densidad de cerámicas bajo-medievales ymodernas también puede ser utilizada como uníndice del fracaso de su repoblación, que aca-baría precipitando su abandono definitivo afavor de una alquería cercana, la de Chucena,destino final de una tercera alquería de la zona,la de Alcalá de Tejada, llamada más tarde Alca-lá de la Alameda, en la que el material islámi-co es poco frecuente y en la que predominanlas cerámicas sevillanas de los siglos XV y XVI.

La cerámica islámica de Purchena puededividirse en cerámica de mesa, en la que des-tacan los ataifores y jarras, de cocina, con mar-mitas y cazuelas, de almacenamiento, tinajas yorzas, y de uso múltiple, alcadafes.

Dentro del grupo de los ataifores se dis-tinguen tres tipos:

– Ataifor en forma de casquete esférico conel borde ligeramente saliente (Figura 2: 1 a4) . Es el tipo más numeroso y llevan cubier-ta vítrea transparante. Las pastas son blan-quecinas o rojizas con lo que el vidriadoadquiere tonos melados o amarillentos segúnlos casos. No se ha conservado ningún ejem-plar en el que pueda identificarse el solero,pero los fondos con esta cubierta vítrea, queseguramente corresponden a la forma atai-for (Figura 2: 7, 8, 9, 10, 12 y 13), son anu-lares de sección rectangular o trapezoidal.Uno de los fondos está decorado con unaserie de motivos en negro (manganeso) bajoel vidriado (Figura 2: 12), y a pesar de queno se ha conservado íntregro apreciamos un

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motivo fitomórfo sobre el fondo interior yen disposición radial al centro. Sus diáme-tros en el borde oscilan entre los 24 y 30cmts y el anillo del solero entre los 4 y 10cmts. Las paredes tienen unos grosores cons-tantes no superiores a medio centímetro.

En la reciente síntesis de M. Retuerce Velas-co (1998) se incluyen en el tipo 13a de suforma A, ataifor del tipo I de Roselló (1978).Recuerdan según J. Zozaya (1980) a tiposorientales de origen chino y fatimí y se regis-tran en la frontera superior, Baleares, Valen-cia, Valle del Guadalquivir, Algarbe y Alen-tejo. Su cronología arranca desde el siglo Xcon decoraciones de verde y morado, blan-co y verde, y reflejo dorado. Sin embargo,el cuerpo menos peraltado de nuestro tipotiene paralelos más cercanos en ejemplaresde contextos de los siglos XII y XIII, en Cór-doba (FUENTES y GONZÁLEZ, 1996), Sevilla(PLEGUEZUELO y LAFUENTE, 1995), Silves (VARE-

LA GOMES, 1988), y Mértola (TORRES, PALMA,

REGO, y MACÍAS, 1991). Está también bienrepresentado en los asentamientos ruralesde los siglos XII y XIII de Niebla (PÉREZ

MACÍAS, 2002).

– Ataifor de cuerpo carenado y borde engro-sado al exterior (Figura 2: 5). Aunque elfragmento conservado no permite definir eldesarrollo del cuerpo, el borde es caracte-rístico de este tipo de ataifores. Tiene cubier-ta vítrea transparente, y el solero sería enanillo.

Aparecen en la Meseta (RETUERCE VELASCO,

1998), en la zona levantina (BAZZANA, 1984;

AZUAR RUIZ, 1989), Murcia (NAVARRO

PALAZÓN, 1986), y especialmente en Anda-lucía y sur de Portugal, Setefilla (KIRCHNER,

1990), Jerez de la Frontera (FERNÁNDEZ

GABALDÓN, 1987), Beca (CAVILLA SÁNCHEZ-

MOLERO, 1992), Torre de Doña Blanca (MIRA,

1987), Beja (BRANCO CORREIA, 1991), Mérto-la (TORRES, PALMA, REGO, y MACÍAS, 1991), ySilves (VARELA GOMES, 1988). Su cronologíase ha situado en todos estos yacimientos enépoca almohade, y será el prototipo dealgunas formas de ataifores nazaríes, queevolucionan con la pérdida de moldura dellabio (CRESSIER, RIERA y ROSELLÓ, 1991).

– Ataifor de cuerpo carenado y borde verti-cal con el labio saliente (Figura 2: 6). Tieneunos 24 centímetros de diámetro y cubier-ta vítrea transparente.

Este tipo de ataifor es característico de lossiglos XI y XII, momento en el que predo-minan las formas carenadas en la vajilla depresentación de los alimentos. Aunque exis-ten formas de ataifores carenados desdeépoca califal, se hacen corrientes a partir dela fase almoravide y terminarán por dar for-mas de carena acusada en época almoha-de (RETUERCE y ZOZAYA, 1991).

Las jarras o jarros no son abundantes y losdos fragmentos inventariados presentan unborde diferente (Figura 3: 6 y 7). En los doscasos el cuello tiene tendencia cilíndrica y elborde engrosado al exterior, en uno de losejemplares en forma de pestaña. Las pastassuelen ser claras, de tonos amarillentos o blan-quecinos. Sin conocer exactamente la forma delos cuerpos y la presencia de una o dos asasresulta problemático asignar una cronología aestos fragmentos, presentes en la cerámicaandalusí desde la época califal a la almohade(RETUERCE VELASCO, 1998).

Las marmitas presentan tres tipos, uno decuello cilíndrico y borde moldurado (Figura 3:3), de perfil muy semejante a las denominadas“lecheras” de yacimientos almohades (BAZZA-

NA y CRESSIER, 1989), las de cuerpo ovoide yborde corto saliente biselado al interior (Figu-ra 3: 4), y las de borde saliente (Figura 3: 5).

Las cazuelas son de pastas rojizas y cuer-pos ahumados al exterior y presentan dos for-mas. Una primera de fondo convexo, cuerpotroncocónico con carena alta y borde engro-sado al interior en forma triangular, con un diá-metro en el borde de 24 centímetros (Figura3: 8 y 9). La segunda de fondo plano y cuer-po troncocónico invertido con borde sencillo,de dimensiones similares al tipo anterior (Figu-ra 4: 4 a 6). Son tipos conocidos en el suro-este peninsular en los siglos XI y XIII (MACÍAS,

1996; GÓMEZ MARTÍNEZ, 2001).

Hemos definido como recipientes medianosde almacenamiento, orzas, a dos fragmentos de

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amplia embocadura, por lo general engrosadaal exterior, y cuello acampanado de unos 30centímetros de diámetro (Figura 3: 6 y 7). Seacerca a tipos conocidos en la cora de Niebla,donde ejemplares más completos tienen elfondo plano, cuerpo ovoide moldurado, y cue-llo acampanado a partir de un estrangulamientodel cuerpo, que aparecen en contextos de lossiglos XII y XIII (PÉREZ MACÍAS, 2004).

Las tinajas, de cuellos cilíndricos y bordeexvasados o engrosados (Figura 4: 1 a 3), soncorrientes también en los ajuares cerámicos delos siglos XII y XIII, con paralelos cercanos enMértola (KAWLI, 1993), Silves (VARELA GOMES,

1988), y Niebla (PÉREZ MACÍAS, 2002).

Las formas más abundantes son los alcada-fes, con los característicos tratamientos de espa-tulado en la superficie interna (Figura 5). Sucuerpo tronco-cónico de base recta ofrece, sinembargo, muchas soluciones en la forma derematar el borde, engrosado o saliente, aun-que como ya señaló Roselló (1978) se man-tuvo a lo largo del tiempo sin evoluciones tipo-lógicas. Sólo un ejemplar lleva decoración deimpresión simulando cordaje (Figura 5: 15), quese ha señalado como propio de los tipos almo-hades (LAFUENTE, 1995).

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Fig. 2.

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Fig. 3.

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Fig. 4.

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Fig. 5.