(IX) REITANO, Emir - Del mito a Ia realidad. Primeras imagenes de Ias islas Malvinas en Ia...

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ARS NAUTICA Fernando Oliveira e o Seu Tempo Humanismo e Arte de Navegar no Renascimento Europeu (1 450-1650) Fernando Oliveira and his Era Humanism and the Art of Navigaion in Renaissance Europe (1 450-1 650) Actas da lX Reunido lnternacional de Historia da Ndutica e da Hidrografia Proceedings of the lX lnternational Reunion for the History of Nautical Science and Hydrography Edi96o organizada por lndcio Guerreiro e Francisco Contente Domingues PATRIMONIA oASCAIS 1999

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ARS NAUTICA

Fernando Oliveira e o Seu TempoHumanismo e Arte de Navegar

no Renascimento Europeu (1 450-1650)

Fernando Oliveira and his EraHumanism and the Art of Navigaion in

Renaissance Europe (1 450-1 650)

Actas da lX Reunido lnternacional de Historia da Ndutica e da Hidrografia

Proceedings of the lX lnternational Reunionfor the History of Nautical Science and Hydrography

Edi96o organizada porlndcio Guerreiro e Francisco Contente Domingues

PATRIMONIA

oASCAIS 1999

Del mito a Ia realidad. Primeras imagenes de Ias

islãs Malvinas en Ia cartografia ibérica

Emir ReitanoUniversidad Nacional de La Plata, Argentina

1 - Introducción

Las Islãs Malvinas se encuentran ubicadas en el Atlântico Sur, entre los 52 y 53 gra-dos de latitud sur y entre los 57 y 62 grados de longitud oeste. Distan 483 Km de Ia costapatagónica argentina y su superfície total abarca más de 15.000 Km2. El archipiélago estácompuesto por dos grandes islãs, Gran Malvina y Soledad y más de doscientas islãs meno-res e isletas. Algunas están habitadas y en otras solo existen rebanos de ovejas. Las islãsprincipales se encuentran separadas por el Estrecho de San Carlos o Canal Falkland deno-minado así por su "descubridor" que derivo en el nombre inglês de las islãs. La denomi-nación espanola proviene de su nombre francês, les ilhes Malouines, que le impuso el na-vegante Louis Antoine de Bourgainville ai fundar el primer asentamiento en 1764. Las islãseran "visitadas" por los malouinos, marinos oriundos de Saint Maló (de donde eratambién Bourgainville) quienes navegaban hacia ellas para Ia cacería de lobos marinos.1

El tema central de nuestro trabajo trata de las primeras apariciones de estas islãs en Iacartografia ibérica de comienzos dei siglo XVI y su ubicación geográfica, como desde elmito se pasó a Ia realidad, de Ia fantasia a Ia verdad sobre un archipiélago que resultó, a tra-vés de los siglos, un enclave fundamental para el control dei Atlântico Sur y su comunica-ción con el Oceano Pacífico.

Los mapas antiguos nos presentaron las islãs australes con las formas y los tamanosmás diversos, desde los cercanos a Ia realidad hasta los contornos y las dimensiones fantás-ticas. Ejemplo de ello es Ia fusión de Ia Tierra dei Fuego a una imaginada "Terra Autralis"extendida hacia Oriente y Occidente y prolongada más allá dei Polo Sur. En otros casos elOceano Atlântico aparecia como una inmensa masa acuática cerrada, moteada por islãs quelos cartógrafos situaban próximas a Ia costa patagónica o a Ia boca oriental dei Estrecho deMagallanes.

Como sabemos, muchos de los descubrimientos fueron fortuitos, consecuencia, a ve-ces, dei viento, de las comentes, o de un error en Ia navegación que desviaba a los buquesde su rumbo original. Por otra parte, estos descubrimientos los realizaban hombres que, porIo general, andaban buscando algo completamente distinto de Io que encontraban. Enalgunos casos el hallazgo era investigado, ampliado y explotado, pêro en general el descu-bridor fortuito no estaba en condiciones de explorar Ia nueva región y cuando llegaba a supaís no podia dar detalles precisos dei lugar descubierto, o no convencia a sus oyentes de

1 HOFFMANN, Fritz y Olga. Soberania en disputa. Malvinas Falklands, 1493-1982. Buenos Aires. Instituto de Publicacio-nes Navales. 1992. pp. 1-2.

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que Io encontrado era realmente tierra y no un enganoso banco de niebla. De este modopodia existir Ia posibilidad de que sus palabras cayeran en el olvido o que Ia tierra queafirmaba haber encontrado pasara a formar parte de Ia leyenda popular, dei recuerdo, oquedara retratado en Ia cartografia de manera imaginaria e imprecisa como muchos casosconocidos en Ia historia.2

Las Islãs Malvinas fueron representadas de esta manera imprecisa y elemental en losmapas dei siglo XVI. Frecuentemente, los cartógrafos dei período en cuestión indicabansobre el Atlântico Sur formaciones islenas ubicadas a poça distancia dei borde continentalpatagónico dando lugar a las más diversas interpretaciones sobre territórios, posesiones yreivindicaciones territoriales, generando un extenso debate entre las naciones que se dispu-taban Ia supremacia sobre el território, pêro esta última es una cuestión que no abordare-mos en este trabajo.3

2 - Un paso fundamentalEl descubrimiento de Ia insularidad de Ia Tierra dei Fuego

El Océno Atlântico Austral resultó durante el siglo XVI uno de los lugares menosexplorados de Ia tierra, ello permitió que su realidad cartográfica se basara en mayor me-dida en supuestos que en realidades. Si sumamos a esto Ia fuerte presencia dei paradigmaptolemaico ejercida en Ia cutura geográfica europea durante toda Ia Edad Media e iníciosde Ia moderna, nos encontramos con una cartografia por demás imprecisa y totalmentealejada de Ia realidad para esta región dei planeta.

La geografia de comienzos dei siglo XVI estaba todavia influenciada por las concep-ciones ptolemaicas dei mundo de una manera muy sólida. Al no existir una idea de marabierto (a Io que Parry denomino "el descubrimento dei mar") comunicante con todas lasregiones dei planeta, el paradigma ptolemaico llevó a que muchos anos depués dei descu-brimiento de Ia Tierra dei Fuego se representara a Ia misma en Ia cartografia dentro de unainmensa barrera unida ai continente asiático que contenía ai Oceano Atlântico y ai Indico.El mapamundi de Lopo Homen de 1519 sento las bases para que esta idea se plasmara encasi toda Ia producción cartográfica (incluso después dei descubrimiento de Magallanes)durante Ia primera mitad dei siglo XVI.

Cuando Magallanes salió en busca dei paso interoceánico entre el Atlântico y el Pací-fico Io hizo dominado por dicha ideologia dado que no esperaba circunnavegar el conti-nente americano sino descubrir un canal navegable a través de él.

El descubrimiento de Ia insularidad de Ia Tierra dei Fuego tuvo una inportanciacientífica fundamental para el llamado "descubrimiento dei Mar" y dejó demostrada unade las falácias de las concepciones fundamentales de Ptolomeo superando su paradigma.

Vários han sido los navegantes que aportaron datos para el descubrimiento de Ia in-sularidad mencionada. Durante Ia expedición de Garcia de Loaysa ai Atlântico sur acaecidaen 1526 un temporal disperso a las naves en Ia boca dei Estrecho de Magallanes. La cara-bela San Lesmes, ai mando de Francisco de Hoces, corrió mar afuera el temporal conrumbo sur alcanzando los 55 grados y "...dijeron los de este buque les parecia que era allíacabamento de tierra... "4 Se observaba por vez primera que más allá de Tierra dei Fuegoexistían aguas libres y que, por Io tanto, el extremo meridional de América no formaba

2 PARRY, J. H. El descubrimiento dei mar. Barcelona. Crítica. 1989. pp. 69-70.3 TAIANA, Jorge. La gran aventura dei Atlântico Sur. Buenos Aires. El Ateneo. 1985. p. 261.4 SIERRA, Vicente. Historia Argentina. Buenos Aires UDEL. 1956. Vol. I, p. 449.

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parte de Ia Terra Australis Incógnita como habían supuesto Magallanes y algunos cartógra-fos de Ia época

Aparentemente el mérito de haber descubierto Ia unión dei Atlântico y el Pacíficocorresponde a Francisco de Hoces aunque este hecho no tuvo una resonancia geográfica deconsideración ni en Ia sociedad científica ni en Ia cartografia de Ia época.

La expedición de Francisco de Rivera y Alonso de Camargo a Ia región en el anodel539 también fue dispersada por un temporal en Ia boca dei Estrecho. El 12 de enero de1540, una de Ias naves, ai mando dei Capitán Alvarado (según un diário anónimo incon-cluso y atribuído ai mismo Alvarado fue a recalar en el puerto de San Juan frente a Ia Islãde los Estados. Desde ahí costeó Ia Tierra dei Fuego por su parte meridional y, aparente-mente, recorrió el cabo de San Diego y el estrecho que en 1616 cruzaron los holandesesLemaire y Schouten. Alvarado volvió a Espana a princípios de 1541. El fruto de sus resul-tados de observa en el Islario de Alonso de Santa Cruz de 1541 donde dice acerca de IaTierra dei Fuego "Esta tierra que por parte austral jace el Estrecho de Magallanes, aun-que no ha sido explorada consta de ser Ia islã mayor que hay en el mundo y es Ia tierramas próxima ai polo antártico y está contrapuesta a Ia Islândia dei Artico...".5 En Ia edi-ción de Ptolomeo hecha por Gastaldi, Ia Tierra dei Fuego aparece tal como Ia definió SantaCruz. Aunque en el Islario hable de Ia insularidad de Ia tierra austral ella no se ve en Iacartografia dado que Ia misma muestra una inmensa bahía que sale desde esta islã y seprolonga hacia el este llegando a envolver a Ias islãs senaladas como Ias islãs de Sanson yLos Patos.

Hacia 1579 cuando Ia nave de Juan de Villalobos se separo de Ia expedición de Sar-miento de Gamboa alcanzó Ia altura de 55 grados y pudo comprobar que por el lado deiOceano Pacífico no continuaba Ia tierra, confirmando Ia existência de un mar libre ai sur deIo que actualmente se denomina el Cabo de Hornos.

De todos los navegantes no peninsulares que navegaron por el Atlântico sur es a LeMaire y Schouthen a los que más le deben los geógrafos y cartógrafos. Su viaje ai sur pa-tagónico aclaro definitivamente los falsos conceptos acerca de Ia Tierra dei Fuego y el Es-trecho de Magallanes. Al pasar por el Cabo de Hornos estos marinos dejaron definitiva-mente de lado Ia teoria de que el Estrecho constituía Ia separación entre América dei Sur yel continente Antártico. Sin embargo (apesar de Io importante que fue para su época di-vulgar el pasaje que hoy no lleva sus nombres sino el de Drake) fue poço Io que estos ma-rinos realizaron por el esclarecimiento cartográfico de Ias Islãs Malvinas y el mistério queello encerraba.

Una gran expedición hacia los mares dei sur había sido concebida por Le Maire. Enmarzo de 1614 Le Maire y Schouthen obtuvieron una autorización para explorar Ia posibleexistência de un pasaje marítimo ai sur dei Estrecho de Magallanes. La expedición zarpo enjunio de 1615 dei puerto de Texel, Ias dos naves "Concord" y "Hoorn" se encontrabanai mando de los hermanos Guillermo y Iean Schouthen, ambos dirigían Ia expediciónproyectada por Isaac Le Maire. Llegaron el 7 de diciembre ai puerto patagónico deDeseado en cuyas aguas el "Hoorn" quedo totalmente destruído por el fuego. La nave ca-pitana "Concord", recargada de gente continuo Ia expedición surcando Ias aguas que di-viden Ia tierra dei fuego de una islã que denominaron "de los Estados" en homenaje a LosEstados Generales de Holanda. El estrecho surcado lleva hoy el nombre de Le Maire. Laexpedición puso proa directa ai sur llegando a Ia islã más austral a Ia que le impusieron el

5 IBIDEM, p. 449.

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29 de enero de 1616 el nombre de Cabo Hoorn en recuerdo a Ia ciudad natal de loshermanos Schouthen.6

Esta expedición hizo manifíesta y pública Ia comprobación de Ia naturaleza insularde Ia Tierra dei Fuego, descubriendo un estrecho que permitia navegar mucho más ai surde Magallanes pudiendo pasar dei Atlântico ai Pacífico a través de una singladura más se-gura.

Es factible que estos descubridores holandeses hubieran tenido alguna informaciónde Io acontecido a los marinos peninsulares y Ias peripécias vividas en esta región deiAtlântico Sur con anterioridad a su viaje, aunque Ias autoridades peninsulares no tuvieronIa decisión de los holandeses para emprender una nueva empresa descubridora en Ia re-gión. Sin embargo, como sostiene en un viejo trabajo (que por ello no deja de ser un im-portante aporte historiográfico) Marcos Savon "Descubrimientos y exploraciones en Iacosta sur durante el siglo XVI", los navegantes peninsulares fueron quienes merecieron Iagloria de Ias empresas dei Atlântico sur dado que, como dice en sus páginas, Ia hazana deDrake pudo llevarse a cabo gracias ai piloto português Nunho da Silva, a quien capturo enCabo Verde y Io enrolo de manera forzada en su empresa de conquista y exploración.7

Resulta evidente que Espana y sobre todo Portugal fueron figura activa en Ia crea-ción cartográfica dei siglo XVI y esta originalidad creativa volcada a los otros países de Eu-ropa le dió a Ias ciências ibéricas una dimensión vanguardista sobre Ias otras naciones eu-ropeas.

3 - Entre exploradores y cartógrafos: Ias primeras imágenes

Tal vez el primer explorador europeo en avistar Ias islãs haya sido Américo Vespucioel cual en su controvertido viaje ai nuevo mundo acaecido entre 1501-1502 (como sostie-nen vários autores) navego a Io largo de Ia costa oriental de América dei Sur. Sabemos, concerteza, que Vespucio navego por Brasil y probablemente Io haya hecho a Io largo de Iacosta de Uruguay y Argentina hasta Ias proximidades dei Rio de Ia Plata, posteriormente,según su relato, siguió una derrota abierta hasta llegar a Ia latitud de 52 grados. La expedi-ción de Vespucio quedo enmarcada dentro de Ias exploraciones denominadas polémicas enIa región Austral. Ningún descubridor ha sido más discutido y difamado que él, Io que sedebe a Ias grandes lagunas e inexactitudes encontradas en los relatos de sus viajes. Ladescripción de ciertas islãs que diviso en su périplo y Ia latitud mencionada en su relatopueden coincidir con Ia ubicación geográfica de Ias Malvinas, aunque sea difícil corrobo-rarlo. El relato realizado por Vespucio de Ias tierras que serían Ias Malvinas no concuerdacon Ia realidad de Ias islãs, aunque Ia latitud que senaló resulte bastante aproximada.8

La expedición de Magallanes, que realmente estuvo en Ia zona austral, estableció unabase en Ia bahía de San Julián (según su cronista a 49 grados 30' de latitud sur) y desde ahíexploraron Ia región. Esteban Gómez, capitán desertor de Ia expedición ai mando dei SanAntónio, encontro varias islãs a 51 grados de latitud sur a Ias que los miembros de Ia expe-dición llamaron Islãs de Sansón y de los Patos. Muchos autores e investigadores sostuvie-ron, y algunos hoy Io sostienen, que estas islãs descubiertas podrían haber sido Ias hoy co-nocidas como Islãs Sebaldes ai noroeste de Ias Malvinas, (llamadas así por el exploradorholandês Sebald de Weert que Ias avisto a fines dei siglo XVI), pêro Laguarda Trías sostuvo

" TAIANA, Jorge. La gran aventura dei Atlântico Sur. Op Cit. pp. 163-165.SAVON, Mário. Descubrimiento y exploración en Ia costa sur durante el siglo XVI. Buenos Aires, 1929.

8 VESPUCCI, Amérigo. Cartas de viaje. Madrid. Alianza, 1986.

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en un trabajo de 1983 que Esteban Gómez estuvo realmente en Ias Islãs Malvinas en elmencionado viaje de exploración mientras Ia flota de Magallanes invernaba en San Julián,tema que desarrollaremos en los párrafos siguientes.9

Fue Ia expedición de Magallanes Ia que habría de explorar primero y daria a conocerdespués toda Ia extensa costa desde el cabo de Santa Maria (entrada ai Rio de Ia Plata) hastael Estrecho de comunicación interoceánica, proporcionando así, por primera vez, Ias líneasexactas de esta parte dei continente. No obstante Ia escasa documentación que ha llegadode este viaje a nuestros dias, no eran poços los matemáticos y cosmógrafos de considera-ción embarcados en Ia expedición de Magallanes (como el caso de Andrés de San Martin)y, por Io tanto, se han de haber compuesto una considerable cantidad de portulanos y ma-pas a los que Pigafetta no hace mucha honra.

Pigafetta, cronista de Magallanes que trazó un esbozo de Ia región demasiado impre-ciso, coloco en su croquis-mapa unas islãs diseminadas en Ia proximidad de donde habíande estar Ias Malvinas. El mapa de Pigafetta, resulta un croquis con escasa nomenclatura ydemasiada fantasia. No titubeó el autor en delinear Ia costa dei Pacífico, que ni él ni otroeuropeo conocía, consignando también algunas islãs inexistentes en Ia región. Para Pigafe-tta el ancho dei continente sudamericano era igual en los 32 grados que en los 52 grados.A pesar de los errores estableció Ia ubicación dei cabo de Santa Maria y seflaló los cursosinteriores de los rios Paraná y Uruguay en el interior dei estuário rioplatense. Pese a ello Iaaparición en el mencionado croquis de algunas islãs de manera arbitraria nos hacen dudarde que Pigafetta haya ubicado Ias Islãs Malvinas en el mismo.10

El primer mapa conocido donde aparece un conjunto de islãs que podrían llegar aser Ias Malvinas es el atribuído ai cartógrafo português Pedro Reinei y data de 1522-23.Aparentemente, después dei regreso de Ia nave San António, desertora de Ia expedición deMagallanes, se pidió a Reinei que se trasladara a Sevilla para dibujar un mapa según Iasinstrucciones de Esteban Gómez, piloto de Ia nave, de otros oficiales y de Andrés de SanMartin, astrónomo de Ia expedición que había estudiado el oceano y Ias tierras adyacentesmientras se hallaban invernando en San Julián. La reunión en Sevilla puede haber sido en1521 y en ella seguramente también participo Diego Ribeiro, ya ai servido de Espana. Elmapa fue confeccionado aproximadamente entre 1522-23 y resulta lógico suponer queReinei y Ribeiro deben haber trabajado en conjunto para confeccionar Ia carta dei atlânticoSur.

Este mapa se nos presenta como una carta dei hemisfério sur realizada en proyecciónpolar y en ella aparecen un bloque de islãs en 53 grados 30' S que se aproximan a Ia ubica-ción real de Ias Malvinas. El diseno de Ias islãs resulta desproprocionado (pêro ello puedeatribuirse a Ias importantes dimensiones que tiene el archipiélago en Ia región y Ia necesi-dad dei autor de Ia carta en resaltarlo), no poseen denominación alguna y se encuentranmuy próximas a Ia costa. Sin embargo Ia cartografia de Ia costa patagónica hasta el estre-cho de Magallanes es asombrosamente próxima a su realidad mostrando, esta carta, Ia tota-lidad de Ia cara atlântica sudamericana por primera vez.11

Aunque los cronistas de Ia expedición de Magallanes (tanto Albo como Pigafetta) noaclararon con demasia los descubrimientos dei Atlântico sur, Ia cartografia como vemos,apoya a estos nuevos hallazgos. En los mapas de Diego Ribeiro también aparecen grupos

9 HOFFMANN, Fritz y Olga. Op Cit. p. 19. LAGUARDA TRIAS, R. Nave espafíola descubre Ia islãs Malvinas. Montevi-deo, 1983.

10 FURLONG, Guillermo. Cartografia Colonial Rioplatense. Buenos Aires. Editorial Coni. 1937, p. 178.11 ALBUQUERQUE, Luis de (Dir). Dicionário de História dos Descobrimentos Portugueses. Lisboa. Caminho, 1994. Vol.

II, pp. 940-941.

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de islãs situadas en Ias proximidades de Io que serían Ias Islãs Malvinas mapas que pasamosa describir.

Es importante senalar que Diego Ribeiro, que entro ai servido de Espana en 1519,fue nombrado cuatro anos más tarde Cosmógrafo de Ia Casa de Contratación. Por suabundante obra como cartógrafo Ribeiro fue el que sento Ias bases fundamentales hispa-nolusitanas para Ia confección de un mapa mundial y, como sostiene Crone, "fue un hitoen el desarrollo dei conocimiento dei mundo". En su carta de 1529 situo correctamente elcontinente americano como así también el euroasiático y el africano, ofreciendo de estamanera una ubicación adecuada dei Oceano Pacífico.12

^Realmente estuvo alguna de Ias naves de Magallanes en Ias Malvinas? si Ia cartogra-fia apoya, aparentemente Ia tesis dei descubrimiento ^a qué se debió el silencio de los cro-nistas? Tal vez esta última pregunta sea Ia más difícil de contestar pêro Ia primera tiene unarespuesta lógica que pasamos a detallar. En el mapa de Diego Ribeiro de 1529 aparecennueve islãs situadas a Ias altura dei puerto de San Julián y a 18 léguas de Ia costa aproxi-madamente con el nombre de Islãs Sansón.13 La posición situada resulta bastante alejadade Ia real pêro tanto Laguarda Trías como Destéfanis sostienen, en sus trabajos acerca deitema, Ia teoria de que ello se debía a que Magallanes penso probablemente que Ias islãsdescubiertas se encontraban en Ia zona perteneciente a Portugal, ai este de Tordesillas yaparentemente ordeno acercarias más a Ia costa aproximándolas a Ia jurisdicción espanola.

Diego Ribeiro, en su mapa de 1527, ubicaba un grupo de islãs dispersas cerca de Iacosta patagónica con el nombre de "Los Patos". En sus dos mapas de 1529 (tanto el deWeimar como el dei Vaticano) se ubican Ias islãs "Sanson" perfectamente diferenciadas ymás ai sur Ias denominadas "Los Patos". En su trabajo de 1532 y probablemente el últimomapa que realizo en su vida, Ias islãs de "Los Patos" y "Sansón" aparecen aún másdistantes que en los trabajos anteriores.14

De esta forma (podemos suponer) Ribeiro estaria diferenciando en sus últimas cartasIas islãs hoy denominadas Sebaldes de Ias Malvinas propiamente dichas, y de ser así resulta-ria un aporte fundamental para el conocimiento dei archipiélago y un avance digno dedestacar dentro de Ia cartografia dei siglo XVI pêro es un hecho que nos resulta muy difícilcomprobar por Io que no deja de ser un supuesto.

Las cartas de Ribeiro (sobre todo Ias de 1529) dan una idea de trabajo acabado, enellas aparecen los mares dei mundo con sus proporciones casi verdaderas, los oceanos estánconectados. Sus cartas resultan, según Parry, el más esplêndido monumento a todos losdescubridores dei mar: a Bartolomé Dias, a Colón, Vespucio, Vasco da Gama, Magallanes ytambién a aquellos hombres árabes, chinos, malayos e indios que les indicaron a los nave-gantes europeos por donde debían ir.15

Muchos investigadores y especialistas en el tema sostuvieron que aunque el pilotoEsteban Gómez, desertor de Ia expedición de Magallanes, no pasó por las Malvinas (dedu-cido por Ia derrota que siguió en su regreso a Espana, y por Ia información extraída deisumario que se le inicio) pudo haber sido informante dei descubrimiento realizado por al-guna de las naves de Magallanes que exploraron Ia región antes de su deserción. Tanto La-guarda Trías como Destéfanis coinciden en que existen pruebas de que Esteban Gómez se

12 LOPEZ, PINEIRO, J. M. Ciência y Técnica en Ia Sociedad Espanola de los siglos XVI y XVII. Barcelona, Labor, 1979.p. 227.

13 CORTESÃO, A. TEIXEIRA DA MOTA, A. Porlugaliae Monumento Cartográfica. Lisboa. INCM.1960. T. I. Estampa,Nro 40.

14 IBIDEM. T. I. Estampa, Nros 38, 39, 40, 41.15 PARRY, J. H. El descubrimiento dei mar. Op Cit. p. 339.

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reunió con Pedro Reinei y Diego Ribeiro en Espana a su arribo y el resultado de esta reu-nión se volcó en Ia obra de ambos cartógrafos.16

Sin embargo Laguarda Trías en su trabajo "Nave espanola descubre Ias Islãs Malvi-nas" no solo reconfirmó Ia presencia de una nave de Magallanes en Ias Malvinas sino quesenaló que esta nave era nada menos que Ia "San António" comandada por Mezquita ydonde Esteban Gómez era piloto. ^Cómo llegó a semejantes deducciones? El investigadoruruguayo nos presenta una carta y documento de Fray Andrée Thevet incluído en LeGrande Insulaire Tomo I de 1586, que se encuentra en Ia Biblioteca Nacional de Paris. Elmismo documento fue presentado por Roger Hervé, en su trabajo "Decouverte fortuite deUAustralie e de Ia Nouvelle Zélande par des navigateurs portuguais et espagnols 1521 et1528", pêro Laguarda Trías orienta su estúdio, a través de este documento, sobre Ias IslãsMalvinas. En el folio 229 de Le Grand Insulaire, aparece un mapa con latitud y longitudsenalando "Les isles de Sanson ou des Geants". En el legajo fray Andrée Thevet hacemención de que se informa a través de un viejo capitán y piloto de Magallanes, ai cual en-contro en Lisboa, que fue quien le entrego Ia carta y el documento con referencia a Ias"islãs de Sanson o des Geants". En Ia carta y documento se observa que Ias Malvinas tie-nen una latitud muy aproximada a Ia real pêro, más allá de este dato, Ia longitud senaladaresulta asombrosamente exacta, algo poço común para Ia época.17

Laguarda Trías supone que el viejo capitán y piloto português no es otro que Álvarode Mezquita, desertor de Ia expedición de Magallanes que desde su llegada a Espana, des-pués dei abandono de Ia mencionada expedición, estuvo prisionero en Sevilla y pudo vol-ver a Lisboa en 1523 cuando recupero su libertad luego dei retorno de Ia nave "Victoria",una vez reconocido el fin trágico de Magallanes y Ia derrota y dispersión de su flota.

Según Laguarda Trías Ias islãs fueron descubiertas por Ia nave San António mandadapor Mezquita y donde Esteban Gómez era piloto. El error de cálculo de casi dos grados enIa latitud tomada se debe haber producido por cálculo realizado por estima y no por cál-culo astronómico. Presumiblemente Ia latitud fue calculada por André de San Martin cos-mógrafo de Ia expedición de Magallanes, cartógrafo y posible autor de Ia carta. En cuantoai nombre de Ias islãs aparentemente se debe ai santo francês San Sansón cuyo dia fue eldei descubrimiento (28 de julio de 1520) y Io de Geants se debe a los gigantes patagónicosque imagino Pigafeta ai observar a los Índios pobladores de elevada estatura. Dicho nom-bre continuo aplicándosele a Ias islãs hasta comienzos dei siglo XVII en el que los cartó-grafos peninsulares comenzaron a suprimirlo, gradualmente, de los mapas, tal vez ello fueraconsecuencia de Ia reducción de viajes de flotas ibéricas a Ia región durante los cuarentaanos posteriores a Ia expedición de Fray Francisco de Ia Rivera que pasamos a enunciar.18

La expedición redescubridora dei archipiélago austral resultó ser Ia que comandoFray Francisco de Ia Ribera en 1540 con cuatro naves. De estas cuatro naves sabemos queuna pudo pasar por el Estrecho de Magallanes y llegar ai Peru, dos retornaron a Espana yuna cuarta nave, a Ia que Julius Groebel le otorgó el sugestivo nombre de "Incógnita"(dado que su nombre se perdió en Ia historia) llegó ai archipiélago.

La "Incógnita" nos ha dejado un diário de a bordo con todo Io acontecido en sunavegación. De esta nave se ignora su identidad, el nombre, sus características, quién Ia co-

16 DESTEFANI, L. Del descubrimiento dei Rio de Ia Plata ai Estrecho de Magallanes. (En: Investigaciones y Ensayos.Buenos Aires, Academia Nacional de Ia Historia. Nro 45. 1995, pp. 63-98. LAGUARDA TRIAS, R. Nave espanola descubre Iaislãs Malvinas. Op. Cii.

17 LAGUARDA TRIAS, R. Nave espanola descubre Ia islãs Malvinas. Op. Cit.18 DESTEFANI, Laurio E. Sobre el descubrimiento de Ias Malvinas. (En: Boletín dei Centro Naval. Buenos Aires, Vol.

113, Nro 779. 1995. pp. 613-614).

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mandaba y su destino, pêro su diário resulta un interesante relato de los acontecimientossucedidos en aquellos dias por aquellas latitudes.

Según el diário de Ia "Incógnita" (existente en el Archivo de índias) Ia nave intentoen dos oportunidades atravesar el Estrecho en enero de 1540 pêro fue arrojada fuera de élpor dos violentos temporales, luego de una interrupción en su relato el diário se reanuda el4 de febrero. En él senalan que en mar abierto aparecieron ocho o nueve islãs "que en Iacarta están" £,qué carta poseían estos navegantes? se pregunta Laurio Destéfanis. Enten-demos que Ia única carta existente de esa zona seria Ia de Diego Ribeiro, y Ias ocho o nueveislãs aparecen allí bajo el nombre de Sansón y los Patos.19

En estas islãs Ia expedición permaneció diez meses hasta el 3 de diciembre de 1540.El dia 5 dei mismo mes tomaron Ia latitud y se situaron en cuarenta y nueve grados, a unas70 millas ai norte de Malvinas.20

Cuando en 1541 Alonso de Santa Cruz, Cosmógrafo Mayor de Espana desde 1536,publico su Islario aclaro en el mismo que unas naves de Ia expedición de Magallanes zar-paron de San Julián "habiendo allegado y descubierto unas islãs que están ai oriente deipuerto de Sanct Julián por dieciocho léguas, que pusieron nombre de islãs de Sansón y dePatos"...."en cincuenta y un grados de altura" prácticamente Ia latitud de Malvinas.21

Las consecuencias más importantes dei viaje de Fray Francisco de Ia Rivera fueron,en primer lugar, reconfirmar los datos dei Islario General de Santa Cruz anteriormentemencionado y en segundo lugar que este cartógrafo principal de Ia Corona Espanola,luego de recibir Ia información correspondiente de los sobrevivientes retornados a Ia pe-nínsula, mostrara las islãs de Sansón como Io harán los cartógrafos que le sucedieron en sulabor. A pesar de su imprecisión el mapa sirvió para desarrollar un mejor conocimiento deiárea en cuestión. Por otro lado esta expedición informo que no se habían encontradohombres en las islãs descubiertas pêro si lugares apropiados para Ia invernada en el largotrânsito hacia el Estrecho de Magallanes. De este modo asistimos por vez primera, a Ia ra-zón más importante para Ia posesión de las Malvinas: su uso como estación intermédia enel largo itinerário hacia el Oceano Pacífico.22

Tenía especial trascendencia para Ia Corona Espanola el control de Ia boca orientaldei Estrecho de Magallanes, prueba de ello el tesón de Sarmiento de Gamboa por controlary fortalecer Ia región, dado que el Pacífico como el Caribe se estaban transformado en unmar espanol y Ia Corona intentaba mantener Ia exclusión de todos los demás europeos.

La información volcada en el Islario de Santa Cruz se repetirá en el mapa de Barto-lomé Olives, de 1562 denominado "Mundus Novus" en el mismo aparece un grupo desiete islãs llamadas Sansón, información que se repite también en otro mapa de Olives de1580. Sobre los mapas de João Martines de 1572 y 1580 las islãs son denominadas comoLos Patos e incluso en 1590 Sebastian Lopes realizo un mapa de Ia región en el cual llamóa las islãs Çamçom. Ambas denominaciones dei archipiélago perduraron en Ia cartografiadurante todo el siglo XVI.23

En 1592 apareció en Ia zona austral John Davis, desertor de Ia expedición de Tho-mas Cavendish. En Ia segunda de las grandes expediciones de Cavendish, zarpada dePlymouth a comienzos de 1591, John Davis es encomendado a mandar Ia "Desiree". Du-rante más de un ano compartió el derrotero de Ia Armada y obedeció las ordenes de Ca-vendish hasta que en mayo de 1592 ai salir de Puerto deseado en Ia Patagonia deserto a

19 IBIDEM,pp. 610-611.20IBIDEM, pp. 610-611.21IBIDEM, p. 611.22 HOFFMANN, Fritz y Olga. Op CU. p. 23.23 TAIANA, Jorge. La gran aventura dei Atlântico Sur. Op CU. pp. 264-265. HOFFMANN, Fritz y Olga. Op CU. p. 23.

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bordo de su embarcación, Davis se dirigió hacia el Atlântico austral para intentar remontarel Estrecho de Magallanes en agosto dei mismo ano. Una de Ias frecuentes y violentas tem-pestades de Ia región Io repelió mar afuera, según su relato encontro a cincuenta léguas deIa costa unas "islãs nunca antes descubiertas". Después dei temporal Davis intento variasveces remontar el Estrecho pêro el 22 de diciembre decide abandonar Ia empresa anelandoen junio de 1593 en el puerto irlandês de Bear Haven.24

No existe Ia certeza de que Davis haya avistado Ias Malvinas aunque muchos histo-riadores (y sobre todo los políticos) de Gran Bretana atribuyen a él su descubrimiento. Se-guramente no fue el primero en verias porque muchos le precedieron en su camino, sinembargo los relatos de Davis constituyen hoy el fundamento de los reclamos de Gran Bre-tana acerca de Ia soberania sobre Ias Islãs Malvinas dado que Io consideran su descubridor.

4 - Las islãs que buscan su nombre

Las primitivas denominaciones de "Çam Çom", "Sansón" o "Los Patos" que serefieren ai archipiélago deben ser tomadas con precaución ya que en algunas piezas de Iacartografia dei siglo XVI no siempre cabe admitidos como nombres atribuídos a las Malvi-nas. Inicialmente senalaron islãs imaginarias, luego estas denominaciones aparecieron de-signando arbitrariamente ai archipiélago y finalmente encontramos que diferenciaron a lasMalvinas de las Islãs Sebaldes. De todos modos, como afirmamos en párrafos anteriores,ellos predominaron en toda Ia cartografia de Ia época, por Io que podemos considerarloscomo su primera e imprecisa denominación.

Ya en el siglo XVII, después que Ia nave "Geloof' ai mando dei Capitán holandêsSebald de Veert en el 1600 bordeara unas islãs dei archipiélago de Malvinas (supuesta-mente las hoy denominadas Islãs Sebaldes) se esparció, entre algunos navegantes y cartó-grafos europeos, Ia denominación para el archipiélago de "Islãs Sebaldinas" o "Islãs Se-bald de Veert" sobre todo en los países flamencos. Los viejos navegantes espanoles y por-tugueses las conocían como Islãs de Magallanes o Islãs de leones debido a los lobos mari-nos que se podían cazar en ellas, hasta que en 1690 John Strong después de recorrer las is-lãs e internarse en el canal de San Carlos, que divide a las dos islãs más importantes dei ar-chipiélago, le dio ai mismo el nombre de Falkland en recuerdo de Lord Anthony Cary,vizeonde de Falkland. El nombre en poço tiempo abarco, para los navegantes ingleses, a Iatotalidad dei archipiélago.

El resto de las denominaciones pasaron fugazmente por Ia toponímia de Ia regiónpêro las frecuentes incursiones de marinos cazadores de focas, y balleneros procedentes deipuerto de Saint Maló vulgarizaron el término de Malouines que tomo más difusión con elviaje de Louis Antoine de Bougainville quien fundo el primer asentamiento en las mismasen el ano 1764 acompanado de hombres de aquella ciudad bretona concibiendo Ia idea decolonizarias para Francia.25

La idea de colonización francesa no prospero debido a que, ante las sucesivas expe-diciones de Bougainville, Ia Corona espanola protesto ante el gobierno francês aludiendoque las islãs pertenecían (debido a Ia proximidad territorial) a Ia Corona espanola. Losfranceses, que no deseaban crear tensiones dentro dei pacto de familia de ambas coronasBorbonas, aceptaron Ia decisión espanola prévio pago de una indeminzación por los gastoserogados por Bougainville.

24 TAIANA, Jorge. La gran aventura dei Atlântico Sur. Op Cit. pp. 156-157. HOFFMANN, Fritz y Olga. Op Cit. p. 27.25 TAIANA, Jorge. La gran aventura dei Atlântico Sur. Op Cit. pp. 263.

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Una vez recuperadas por Ia Corona Espanola en 1767 se designo un gobernador deIas islãs dependiente dei gobierno de Buenos Aires. De esta forma se termino por castella-nizar su nombre por el vocablo definitivo de Malvinas con que comenzó a designarse aiarchipiélago en Ia documentación espanola de Ia época y con que se Io designa en Ia ac-tualidad dentro dei mundo luso-hispanoparlante.

Luego de Ia independência de Ias colónias sudamericanas el problema de Ias IslãsMalvinas y su ocupación se traslado de Ia Corona Espanola ai gobierno de Ias ProvínciasUnidas dei Rio de Ia Plata cuyas autoridades mantuvieron una gobernación dependiente deBuenos Aires en Ias islãs hasta que llegó Ia ocupación britânica acaecida en 1833.

El interés de los britânicos por ocupar Ias islãs data desde 1764 cuando el ComodoroJohn Byron fue enviado a Ia región para estudiar Ias posibilidades de un asentamento en elarchipiélago dada su estratégica ubicación. La corona britânica logro definitivamente suobjetivo unos 70 anos después.

La ocupación Britânica y el desplazamiento y destitución dei Gobernador Vernet deIas Islãs inicio Ia larga fila de protestas elevadas ai gobierno britânico por parte de Ias auto-ridades argentinas que hasta el dia de Ia fecha ha generado los reclamos y conflictos res-pectivos entre ambas naciones por Ia soberania en disputa.

5 - A modo de conclusión

No es tarea sencilla Ia de establecer conclusiones definitivas cuando son más Ias hi-pótesis que Ias certezas. Muchas cuestiones dentro dei campo de Ia cartografia de este pe-ríodo se encuentran aún por resolver y muchas son también Ias dudas que se nos planteanpara llegar de una manera más adecuada a Ia realidad histórica. Dia a dia se descubren nue-vos mapas depositados durante anos en archivos y nuevas hipótesis entran a rodar acerca desu autoria y su datación, todo ello nos lleva a transitar por nuevos caminos, nos coloca antenuevas redes que desentramar y por Io tanto nuevas hipótesis surgen en dicho campo de Iainvestigación.

Lo enunciado en los párrafos anteriores nos lleva a sostener algunas hipótesis. Enprimer lugar nosotros estimamos que alguna de Ias naves de Ia expedición magallánicapudo haber avistado Ias islãs hoy denominadas Malvinas, estimamos también que tanto Pe-dro Reinei como Diego Ribeiro intentaron plasmar en sus trabajos cartográficos una ideaelemental dei atlântico sur, su contorno continental y sus islãs. Podemos creer, con justa ra-zón, que en algunos casos de Ia cartografia de Ia época Ias islãs que aparecen dibujadassean imaginarias, pêro en lo que se refiere a "Sanson" y "Los patos" su proximidad conIa realidad nos hacen dudar de ello.

Resulta indudable que el senalamiento cartográfico definitivo de Ias Islãs Malvinas serealizo durante el siglo XVIII sin embargo los siglos anteriores marcaron un precedentefundamental. Las islãs Malvinas, en un primer momento no aparecían fijadas con precisiónpor motivos elementales que son dignos de destacar: En primer lugar Ia cartografia de esteperíodo carecia de algunas cuestiones elementales de calidad en Ia confección y realizaciónde cartas, mapas y portulanos. Ejemplo de ello lo constituye Ia ubicación imprecisa de laslongitudes terrestres. El posterior desarrollo dei cálculo de las longitudes, Ia graduación delos meridianos de las cartas y Ia precisión en el trazado llevaron a que las Malvinas tomaranpoço a poço su dimensión real en Ia cartografia.

En segundo lugar el mejoramiento técnico de los navios y el estilizamiento de sus lí-neas hidrodinámicas permitieron una navegación más precisa apareciendo nuevas técnicascon que abordar Ia ciência náutica.

Una importante cuestión a tener en cuenta es Ia intencionalidad de los errores.Cuando los errores cartográficos toman cierto grado de desarrollo, apoyando intereses

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concretos de atracción sobre regiones reclamadas por cualquier razón, podemos hablarentoces de manipulación cartográfica más que de errores26 (como ya mencionamos elmapa de Diego Ribeiro de 1529 donde aparecen las supuestas Islãs Malvinas con el nom-bre de Islãs Sansón a 18 millas de Ia costa. Este hecho se debió probablemente a que Ma-gallanes penso que las islãs descubiertas se encontraban en Ia zona perteneciente a Portugal,ai este de Tordesillas y aparentemente ordeno acercarias a Ia costa aproximándolas a Iajurisdicción espanola). En muchas ocasiones influyeron en los cartógrafos consideracionespolíticas además de geográficas y muchas veces estaban tentados a dibujar Io que sus pa-tronos deseaban ver.27 Es de pensar que esta actitud haya persistido ante Ia rivalidad lu-soespanola pêro con el ingreso a Ia región de nuevas naciones que se incorporaron tardia-mente a Ia expansión ultramarina otros conflictos entraron en juego.

Otro motivo fundamental a tener en cuenta (con respecto ai largo tiempo demoradoen el senalamiento correcto dei Atlântico Sur, sus islãs y accidentes en Ia cartografia) es queel Estrecho de Magallanes no llegó a ser una ruta comercial práctica. La ruta dei Cabo deHornos resultaria mucho más segura que Ia dei estrecho, habrá que esperar ai siglo XVIII ysus adelantos técnicos aplicados a Ia navegación para que Ia misma resulte adecuada en Iautilización de fines comerciales. Los puertos dei pacífico de América y sus contactos entresi sumados ai Galeón de Manila relegaron a un segundo plano Ia ruta dei estrecho en el surcontinental.

La aparición de Ia rueda de timón aseguró que los barcos reaccionaran con eficiên-cia ante cualquier orden de gobieno y pudieran mantener un rumbo más estable conmayor facilidad Io que perfeccionó el cálculo de Ia navegación por estima. Por otra parte Iaaparición de los cronómetros navales y dei sextante lograron también que se pudiese hablardefinitivamente de una autêntica navegación astronómica.

A partir de Ia segunda mitad dei siglo XVIII cualquier punto dei oceano podia serubicado a través de dos coordenadas básicas de latitud y longitud. Los mapas surgidos deestos nuevos viajes con mejores instrumentos ya no contenían hipótesis sino certezas. TrásIa aparición de estos adelantos y nuevas singladuras náuticas no se volverá a hablar de islãsmisteriosas perdidas en los mapas pobladas por amazonas, bestias con rostros humanos yvegetaciones con extranas propiedades. Todos estos mitos irán desapareciendo ante Ia in-flexible comprobación científica y las Islãs Malvinas no fueron una excepción ai tema.28

Hacia finales dei siglo XVII se cerro Ia primera etapa de Ia historia de los descubri-mientos. Las costas de América y sus islãs en el Atlântico Sur pasaron a formar parte de Iarealidad conocida por los cartógrafos europeos. Al mismo tiempo las viejas potências co-lonizadoras de Ia península Ibérica comenzaron a dar senales de agotamiento y se resigna-ron a contenerse dentro de los limites de Io ya incorporado a su domínio.

El dibujo correcto y Ia posición exacta de las Malvinas se generalizo, por Io enun-ciado en párrafos anteriores, recién en el siglo XVIII, momento en el cual se dió un nuevoimpulso a los descubrimientos marítimos. Los mapas dei flamenco Herman Moll (1680--1732) de los franceses Longchamps y Janvier, autores dei mapa general de América de1739 y dei espanol Tomás López de Vargas Machuca de 177229 son una prueba de ello.

26 CUESTA DOMINGO, Mariano. El tratado de Tordesillas y Ia cartogafía en Ia época de los Reyes Católicos. (En: Va-rela Marcos, Jesus (cordinador). El Tratado de Tordesillas en Ia Cartografia Histórica. Valladolid. Junta de Castilla y León,1994, pp. 80-81).

27 PARRY, J. H. El descubrimiento dei mar. Op. Cit. p. 298.2^ Autores Vários . Los oceanos dominados. (En: Navegación. Exposición Universal Sevilla, 1992. Pabellón temático. Se-

villa, Sociedad Estatal, 1992, p. 59).2" TAIANA, Jorge. La gran aventura dei Atlântico Sur. Op. Cit. p. 262.

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El regreso de los exploradores dei nuevo siglo, como sostienen muchos autores, es-tuvo signado por otros planeamientos.30 Estos combinaron Ias apetencias de expansióneconómica y política de Ias nuevas potências ultramarinas con Ias ilusiones científicas de IaIlustración. Esta nueva asociación de ciência e império se consolido en esta segunda etapade Ia expansión europea por otros mundos y abrió un nuevo período en Ia historia de Iasexploraciones marítimas de Ia modernidad. En esta nueva etapa se incorporo definitiva-mente el Oceano Pacífico ai mundo dei descubrimiento, todavia incógnito para el períodoque abordamos en este trabajo. Sin embargo el trabajo de los nuevos exploradores pudorealizarse gracias ai tesón de los navegantes cosmógrafos y cartógrafos peninsulares de lossiglos que los precedieron los cuales con su voluntad y decisión dejaron hasta su vida enalgunos casos para tratar de develarnos Ia realidad geográfica de este Atlântico Sur, sus islãsy su contorno continental patagónico, que asomaba a Ia luz de Ia ciência cartográfica y, porque no, de Ia historia universal.

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