Grafismos del grifo grumete de Otto de Greiff. Más allá de la poesía

42
políteía DIÁLOGO ENTRE BIOLOGÍA, FILOSOFÍA Y CIENCIAS DEL HOMBRE

Transcript of Grafismos del grifo grumete de Otto de Greiff. Más allá de la poesía

políteía

DIÁLOGO ENTRE BIOLOGÍA, FILOSOFÍA Y CIENCIAS DEL HOMBRE

28 IX Presentación

FUERA DE SERIE

3 Grafismos del grifo grumete de Otto de Greiff: más allá de la poesía Luis Carlos Rodríguez Álvarez

TEMA CENTRAL

41 Ecología y cultura: Cambio ambiental, evolución biológica y evolución cultural Germán Márquez

57 Vitalismo Cósmico como filosofía ética y ambiental Darío Botero Uribe

73 Mente, desarrollo y medio ambiente Julio Carrizosa Umaña

93 Historia, naturaleza y sociedad Ricardo Sánchez

117 La complejidad y la concepción unitaria de la ciencia Luis Eduardo Mora Osejo

127 El abuso del Derecho Rosa Herminia Castro de Arenas

141 El suelo en la dimensión ambiental Clara Chamorro Bello

I I I

PRESENTACIÓN

Grqfismos del grifo grumete de Otto de Greiff: más allá de la poe­sía, de Luis Carlos Rodríguez Alvarez. Junto con Use de Greiff le pedi­mos al médico Luis Carlos Rodríguez -residente en Medellín y quien fuera amigo y confidente del maestro- que escribiera un ensayo que se refiriera a todas las facetas de la vida intelectual y creativa de Otto de Greiff. El ensayo que incluimos en esta edición es un testimonio de amistad y de afecto intelectual a la memoria del maestro Otto de Greiff que conmueve; es un bello ensayo en el cual el doctor Rodríguez Alva­rez nos da la dimensión del poeta, el musicólogo, el maestro; de su no­bleza y generosidad; de su significación para la vida intelectual y musical colombiana. En uno de sus apartes dice textualmente: "Por los años veinte y treinta, Otto de Greiff era respetado como un poeta de palabras mayores, amante de los textos largos, evocador constante del mar y los paisajes nórdicos de sus ancestros, dueño de una agudí­sima sensibilidad melódica y una vasta cultura musical, que bañaba su poesía en una hechizante atmósfera y un extraño ritmo cristalino... Un espíritu clásico y moderno a la vez ".

Este número dePoliteia está dedicado a la relación entre biología, filosofía y ciencia social. Aun cuando no es propiamente un diálogo hemos querido confrontar distintos ángulos y preocupaciones sobre el tema ambiental.

Ecologíay cultura: cambio ambiental, evolución biológica y evo­lución cultural, de Germán Márquez. El profesor Germán Márquez es actualmente director del Instituto de Estudios Ambientales de la Uni­versidad Nacional de Colombia, Idea.

Respecto a las interacciones a las cuales se hace referencia resul­tan de intercambios de materia, energía e información. El hombre es una especie más; su carácter excepcional es cultural. La especie hu­mana es resultado de dos procesos convergentes, el evolutivo y el transnatural.

IX

fmtffefo

Grafismos del grifo grumete de Otto de Greiff: más allá de la poesía

Luis Carlos Rodríguez Álvarez

EXORDIO

STE TEXTO ES UNA ESPECIE DE HOMENAJE personal del autor a J—/quien fue, es y será, una de las más ilustres e interesantes personali­dades de la cultura y la civilidad colombianas del siglo XX, con oca­sión de la reciente edición del libro Grafismos del grifo grumete1, que recoge su abundante y riquísima producción poética, escrita cuando él era sólo un muchacho introvertido y sabio, y que su heredera recopiló setenta años después con paciente amor a su padre y a las letras, tras su partida definitiva...

En momentos en que el país solamente habla de guerra, corrup­ción, pobreza, politiquería y delincuencia, detenerse a estudiar la obra de Otto de Greiff Haeusler, más que un símbolo colombiano de huma­nismo, rectitud, ética, servicio comunitario, espíritu democrático, ho­nestidad e inigualable riqueza intelectual y espiritual, es un verdadero acto de afirmación de la civilidad, la cultura, la democracia y la paz.

Este modesto trabajo, elaborado desde el recuerdo de una amistad signada por el respeto, la gratitud y la admiración, se ha dividido en cinco apartados, algunos basados en los artículos que con ocasión del fallecimiento de don Otto -como siempre lo llamé-, publicó el perió­dico El Colombiano de Medellín2. El texto inicial, como principio ge­nerador del artículo, animará con alguna profundidad lo que hemos

1. Otto de Greiff, Grafismos del grifo grumete, Medellín, Editorial Universidad de Antio-

2. Luis Carlos Rodríguez Álvarez, "Don Otto de Greiff, el maestro vital...", Dominical. El Colombiano, Medellín, 24 de septiembre de 1995, pp. 12-15.

quia, 2001.

3

denominado "presencia poética" del profesor Otto de Greiff, destacando la novel escritura de este libro e in­tentando establecer un paralelo entre su desconocida poesía y el reconoci­do trabajo literario de su hermano mayor, León. El segundo apartado, a manera de opúsculo, esboza una bio­grafía muy personal del maestro, tal como lo percibimos siempre. El ter­cer ensayo repasa la actividad poé­tica traductora del políglota y estudio­so de los arcanos lingüísticos que fue siempre don Otto. El cuarto texto vuelve sobre el libro que se referen­cia, y las curiosas circunstancias que rodean su existencia. Para termi­nar, nos detendremos en las Canciones, una faceta muy bella de la producción greiffiana, que ha sido puesta en música por varios compo­sitores académicos de nuestro país.

1 PRESENCIA POÉTICA DE OTTO DE GREIFF

En este homenaje al hombre sabio y vital, al ser inmenso y univer­sal que fue don Otto de Greiff, y casi justificando la elaboración de este trabajo, no puede faltar un apartado que mire a su reconocida produc­ción poética, hasta hoy casi oculta gracias a la intensa labor que de­sarrolló en otros ámbitos, y a su exagerada timidez... Por eso, empezare­mos con esta mención.

Y es que con el hallazgo, casi inverosímil, de los manuscritos que permitieron reconstruir este libro cuasi tesoro que es Grafismos del grifo grumete, nos ha vuelto la certeza de que don Otto fue un auténtico poeta de largo aliento, quien a pesar de su juventud, estaba comprometido muy seriamente con su oficio creativo, consciente de que estaba haciendo in­negables aportes a la literatura, y que no fue sólo un escritor de versillos melosos de circunstancia o el hermano menor de un gran poeta.

Sin embargo, él mismo, sin pretensión alguna, se refería a su tarea poética como sus pecados juveniles, y se nombraba pobre autor, poeta

4

fracasado o joven escritor de versos, en honestos y continuos arreba­tos de modestia.

A pesar de que en los últimos tiempos nuestro admirado maestro fue reacio a mostrar su trabajo lírico de los años juveniles, por conside­rarlo superado en estilo y tratamiento, en su momento fue amplia y en­tusiastamente festejado y animado por otros autores nacionales e internacionales, casi todos poetas o críticos literarios. Germán Arci-niegas, J Gómez de Castro, Horacio Franco, Eduardo Carranza, Lino Gil Jaramillo, Jorge Zalamea, Luis Tejada, Antonio Llanos, Carlos Martín, Baldomero Sanín Cano, Enrique Uribe White, Tomás Vargas Osorio, Miguel Rasch Isla, Hernando Valencia Goelkel y Jorge Rojas, entre otros colombianos, y Thornton Niven Wilder, Alejandro Vallejo, Christoph Isherwood y los mismísimos Stefan Zweig y Pablo Neruda, entre los extranjeros, lo elogiaron no sólo como el magnífico traductor de varias lenguas que todos hemos conocido, sino como el intenso e in­menso poeta que vivía en él día a día.

Sandro Romero Rey, en la presentación del volumen que Colcultu-ra editó en la celebración de sus 90 años, declara:

Cometemos una cariñosa traición a nuestro homenajeado, al hacer una selección de sus poemas de juventud. A pesar de su tímida insistencia por dejar esos textos como patrimonio del olvido, nos parece interesante (...) que se sepa que la obra del periodista De Greiff no se nutre tan sólo de la erudita ilustración musical, sino que tiene raíces más profundas, en las necesidades expresivas de alguien que necesita del espí­ritu poético para poder vivir3

El asunto verdaderamente lo atormentaba... A lo mejor, la figura tutelar de su hermano León, considerado por muchos como el inmenso poeta nuestro, pudo haber opacado a Otto. El siempre extraviaba la conversación cuando se le mencionaba el tema o la cortaba directa­mente alegando que le daba pena mostrar los versos.

Algún periodista lo justificó aduciendo que...

...en el fondo, la vergüenza de mostrarlos podría explicarse por los comentarios lacónicos que le hizo su hermano León

3. Sandro Romero, en "Introducción", Otto de Greiff: 90 años, Bogotá, Colcultura-Teatro Colón, 1993, p. 8.

5

cuando él, en un arranque de orgullo, corrió a mostrárselos: "Sí, sí Otto, está bien", pero nada más4

Podemos aquí incluir un anecdótico comentario, muy popular en­tre parientes y amigos de los dos hermanos De Greiff. Era común escu­char entre sus admiradores aquello de que:

Otto era mejor poeta que matemático pero le cedió el campo a León, y éste era mejor matemático que poeta pero le cedió el campo a Otto5

Ávido, insaciable y profundo lector, infatigable estudioso, desde la in­fancia y la adolescencia Otto de Greiff fue aficionado a la poesía, en espe­cial la de tono épico... Sabía de memoria textos completos de Homero:

Claro que eso sería anticuado en estos momentos, comenta, porque ahora se dice que la poesía no puede ser descriptiva ni objetiva, sino muy personal, muy íntima6.

Como una muestra de su riguroso amor a esta forma literaria, se hace necesario recordar que en 1967 las ediciones de la Revista Ximé-nez de Quesada publicaron su clásico estudio analítico "La poesía de Rubén Darío", premio del Concurso "Simón Bolívar " (1966), patroci­nado por el Instituto Colombiano de Cultura Hispánica y la Compañía de Seguros Bolívar

Sus muchos versos juveniles de poeta fracasado, por deseo expreso del autor permanecieron ocultos...

Están pasados al olvido, porque nunca tuvieron repercusión alguna (...) Algunos poemas fueron musicalizados, pero son poemas muy breves... Yo he hecho larguísimos poemas, que posiblemente -no me queda bien decirlo- tengan un poqui-tico más de mérito, pero que nunca trascendieron. Se publi­caron a veces en periódicos de provincia y también en Bogotá, pero muchos de ellos están absolutamente inéditos, y yo no quiero pensar en ellos siquiera... La razón es que ha evolucionado mucho el gusto poético y ya son muy pasados de moda en la forma poética en que fueron escritos; es decir,

4. Bernardo Vasco, "Otto opus 86", en Revista Credencial, año 4, volumen 7, edición 46, Bogotá, septiembre 1990, p. 14.

5. Citado por Luz Posada de Greiff y Mario Gómez Vignes. 6. Bernardo Vasco, obra citada.

6

el soneto, la lira, la canción, la silva y otras formas poéticas de la literatura clásica y romántica... Mejor dicho, la poesía rimada... Ahora la poesía no es ni rítmica ni rimada, sino versos sueltos, versos libres, muy meritorios muchos de ellos... Hoy en díanadie escribe un soneto, por ejemplo...7.

Por los años veinte y treinta, Otto de Greiff fue respetado como un poeta de palabras mayores, amante de los textos largos, evocador constante del mar y los paisajes nórdicos de sus ancestros, dueño de una agudísima sensibilidad melódica y una vasta cultura musical, que bañaba su poesía de una hechizante atmósfera y un extraño ritmo cris­talino... Un espíritu clásico y modernista a la vez.

Su producción publicada, quizá escasa en número pero de gran ca­lidad, fue conocida y reconocida por amigos e intelectuales de todo el país, hasta el punto de llegar a afirmarse que:

No se podría intentar hoy una selección honrada y veraz de la poesía colombiana, prescindiendo del nombre de Otto de Greiff8

Pero sólo una relativa minoría selecta de sus logros originales fue publicada en algunos periódicos y revistas literarias de aquellos años. Así, por ejemplo, sus primeros textos, Trovador o trovero, En remotas edades, Saga escandinava y Soneto bárbaro (1919-1920) -el último de los cuales fue atribuido erróneamente a su hermano León-, De tu risa siglo XVIII y Músicas exóticas (1922), Visión prerrafaelita (1924), Cabo Norte (1929), el Trío fantástico (1925) -dedicado al maestro Gonzalo Vidal-; algunos fragmentos de El yelmo y de El gru­mete y las sirenas (1927); varios textos en la original forma del Pantum malayo (1921-1930), y otros más...

Para finalizar este apartado, y volviendo al asunto de la creación de los hermanos De Greiff, citemos un acertado comentario, en la voz de otro poeta, quien estuvo al frente de la edición del volumen:

La poesía de Otto de Greiff forma parte de un mismo proce­so creativo con la poesía de su hermano León. Creo que ahí es donde está la sabiduría del maestro Otto: en haber mante­nido oculto su trabajo durante toda la vida, y de sólo permitir

7 Otto de Greiff, entrevista concedida al autor, abril de 1993, Bogotá, inédita. 8. Eduardo Carranza, "Otto de Greiff', en La Patria, Manizales, 6 de octubre de 1928.

7

que después de su muerte se publicara. Estoy convencido de que él sabía que su hija Use iba a encontrar esos manuscritos e iba a poner una labor callada e intensa y sin declinar, con la obstinación que le es propia al pueblo antioqueño para poner estos poemas en la luz pública. Hace muchos años, tal vez desde mi infancia, empecé a estudiar la poesía de León de Greiff por un amor casi innato, cuando todavía no sabía nada de la literatura ni de la poesía, ya me había añcionado a repe­tir de memoria los versos de León de Greiff, así no los enten­diera muchas veces. Pero sólo cuando leí el libro de Otto, entendí muchas cosas de la obra de León, porque sólo es po­sible ver ciertos detalles cuando el contraste los revela (...) En los poemas de los Grafismos del grifo grumete se en­cuentra el lector a un hombre recatado, pausado, sencillo, delicado, sutil; que cuida muy bien cada fonema, cada síla­ba, cada grafía de sus trazos en los versos, para crear una poesía con una cadencia musical de una riqueza tan esplen­dorosa en su pretensión sencilla. Yo creo que para Otto de Greiff la música más grata era la música recatada y sencilla y no la música estridente. En la poesía de León de Greiff hay mayor arrojo, mayor presencia de pirotecnia verbal, mayor intención polémica, mayor intención de sacudir al otro con la poesía, con la sonoridad del poema, con la sonoridad del juego verbal, que también está presente en la poesía de Otto de Greiff, pero que es pausado, medido. Pienso que así tam­bién sucede en la vida, que así como se manifiesta el poeta arrojado en sus versos, se arroja también en la vida, y sabe­mos que quienes no lo piensan bien al comienzo, viven ex­periencias intensas que hacen la vida más corta. Quienes, como Otto, esperan y saben esperar, porque conocen la pro­fundidad del tiempo, no se desgastan en intensidades a veces fugaces, a veces espejismos, y logran vivir muchos más años. La poesía de Otto de Greiff es una revelación a la que asistimos hoy para la poesía colombiana, porque, en su sen­cillez, tiene un sentido de perfección muy estricto, un senti­do de selección muy riguroso, una autocrítica implacable y una sabiduría del tiempo. Con seguridad Otto de Greiff está presente en esta sala a través de las voces de sus lectores, de los poemas de su libro, y tal vez un poco en lo que yo les es­toy diciendo. Para mí, para la Universidad de Antioquia, es motivo de orgullo ser protagonista en un acontecimiento de

8

la magnitud de éste que ya, en el futuro sabrán o conocerán los colombianos cuál es su verdadero significado9.

2 DON OTTO DE GREIFF: EL MAESTRO VITAL

Pero ¿quién fue don Otto de Greiff Haeusler? Es muy difícil, quizás vano, el intento de escribir un ensayo sobre

el quehacer vital de una persona a quien se ha querido y admirado pro­fundamente, cuando el dolor de su partida aún no desaparece. Pero es aún más difícil -casi imposible- cuando esa persona es no sólo el ar­quetipo intelectual, sino el modelo de vida del ensayista... Y, además, el perfecto ejemplo del hombre sabio y sencillo, con alma de niño; del autodidacta y estudiante de todos los días; del trabajador constante y tenaz, acucioso y terco; del ser justo y tolerante; del artista modesto y el profesor excelso... en fin, del amado abuelo de todos, culto hasta los huesos, conocedor del alma humana y quizás la conciencia estética de muchas generaciones de colombianos del siglo XX. El maestro Otto de Greiff fue el colombiano más universal que conocimos; el más aproxi­mado a hombres del Renacimiento como Leonardo da Vinci o Giovan-ni Pico della Mirándola, en quienes se reunía el rigor científico, la erudición, la sensibilidad artística, un profundo espíritu democrático y un enorme sentido del humor.

Don Otto dejó a su partida en todos los que lo conocimos -y , por ende, lo quisimos-, el recuerdo de su tranquilo magnetismo, su gene­rosidad ilimitada y su incomparable simpatía. En sus lectores, la inse­guridad de no conocer una opinión docta en la cual pudieran apoyarse, o de no saber hacia dónde mirar y escuchar cuando de lo musical co­lombiano se tratase. En todos los colombianos, el vacío inmensurable por la pérdida de un hombre bueno y sabio, como nadie en este país...

No podemos intentar un esbozo biográfico suyo, porque la urgen­cia de una publicación como esta no permite el examen minucioso y completo de la gran cantidad de documentos y rastros vitales que dejó su incesante vivir de más de 90 años, su intenso trabajo intelectual es­crito y grabado por casi 75, y sus constantes testimonios de ir a la par

9. Luis Fernando Macías, Palabras [en el lanzamiento del libro], Bogotá, Feria Internacio­nal del Libro, 30 de abril de 2001.

9

con los acontecimientos de un siglo como el anterior, pleno de cambios y trascendencias.

Apenas diremos que don Otto de Greiff nació a principios de noviem­bre de 1903, y murió el último día de agosto de 1995, después de 91 años y nueve meses, plenos de vida culta, pa­cífica y ciudadana. Que fue hijo de una formidable familia antioqueña de ascendencias europeas (sueca y ale­mana), y, según recientes investiga­ciones, también de ancestro inca. Que fue un niño prodigio en lo académico -su madre decía que había aprendido a leer completamente solo a los tres años y medio-. Que fue desde enton­

ces un lector voraz e insaciable, estudiante precoz, brillante y juicioso, no revoltoso como su hermano mayor, "que se metió a poeta" Que fue, él mismo, poeta a pesar suyo desde la adolescencia, y que, por amor a las letras, las conoció todas en formas y decires diversos, incomprensi­bles para muchos de sus contemporáneos. Que amó la música desde siempre y para siempre. Que se fue con su familia para Bogotá y mien­tras hacía su bachillerato en la Escuela Nacional de Comercio, se afi­cionó al campo y a la botánica, pero no pudo ser agrónomo como quería, porque no existía esa carrera en el país. Que por ello escogió la ingeniería, el arte-ciencia de inventarlo todo, y regresó a Medellín para cursarla en la Escuela Nacional de Minas. Que publicó traduccio­nes y poemas propios muy tempranamente, cuando aún era estudiante. Que casi accidentalmente comenzó a escribir comentarios musicales, por los que se ha hecho más conocido, confeccionándolos todos con una pluma sencilla, amable y grata siempre. Que trazó carreteras por el suroeste antioqueño, una región riquísima del mejor café del mundo. Que ahorró sus primeros sueldos para vivir muchos meses en la Europa de entreguen-as, escuchando música desde los "gallineros" de los me­jores teatros del mundo, hablando otros idiomas, peregrinando con sus ancestros nórdicos, escribiendo y aprendiéndolo todo. Que recién de­sempacado del viaje, se quedó varado en Bogotá, en medio de la de-

10

presión económica mundial. Que, no encontrando más trabajo, fue secretario de un senador. Que luego, con la excusa de desempeñarse como ingeniero del Ferrocarril del Pacífico durante varios años, fue uno de los animadores del ambiente cultural del occidente colombia­no. Que fue uno de los primeros en Colombia en leer el Ulises de James Joyce en inglés y las novelas de E. M. Forster, y que recibió autografia-da por su autor la primera versión del Pierrot Lunaire de Arnold Schónberg. Que le dieron el puesto de secretario de la institución, y se quedó en el cargo 15 años. Que por muchos años enseñó matemáticas, cálculo infinitesimal y geometría analítica en la Universidad Nacional de Colombia. Que le tocó también ser vicerrector y rector encargado del Alma Mater, sin dejar nunca su vocación y ejercicio pedagógico, hasta que se jubiló, llevando consigo a casa el título de Profesor Eméri­to de la institución y la medalla Camilo Torres del gobierno nacional, como educador. Que se lo premió en un concurso internacional sobre la poesía de Rubén Darío, en el centenario de su natalicio, y todos cre­yeron que el ganador era su hermano León. Que fue uno de los funda­dores y animadores de la radio cultural del país. Que, como historiador de la música universal, fue también noble e incomparable pedagogo para incontables discípulos desconocidos por las ondas radiales, en las páginas de los periódicos y en los concurridos cursos universitarios. Que no soportaba que lo llamaran musicólogo o crítico musical, pues no era ni músico ni nada. Que sólo aceptaba el trato de comentarista o musicógrafo. Que había viajado por muchos países del mundo, invita­do por sus gobiernos. Que toda la vida quiso ocupar un puesto diplo­mático, pero nadie lo nombró. Que consideraba bello el ajedrez porque cada partida era única e irrepetible, y era uno de los mejores cultores del juego en el país. Que era un malísimo negociante, y que incom­prensiblemente nunca aprendió a bailar y no era capaz de conducir un automóvil. Que era tal su capacidad como traductor, que resolvía cru­cigramas en varios idiomas, un pasatiempo indescriptible para muchos otros mortales. Que era modesto hasta la exasperación. Que había reci­bido tal cantidad de condecoraciones, premios y galardones que ya no le cabían en su alcoba. Que su primer diploma -el que más quería- se lo había otorgado el Presidente Marco Fidel Suárez por la confección de un herbario. Que su colección de autógrafos y manuscritos valiosos no tiene comparación en el mundo. Que tenía una memoria tal que nunca olvidaba a quién le había prestado este libro o aquel disco, y era

11

tan democrático y generoso que les hacía las tareas escolares a los ni­ños de media capital. Que se refería a su tierra natal como la República de Antioquia y tenía un sitio escogido para comprar diariamente las arepas. Que no creía en Dios y no le gustaba discutir al respecto. Que amaba el fútbol y era hincha del equipo que le ganara al Millonarios. Que le encantaban con indescriptible pasión los dulces. Que no gusta­ba del licor y llevó una vida de abstemio absoluto. Que era lento en su hablar, chistoso, docto y gentil. Que se lamentaba todos los días de sus dolencias físicas e intelectuales: sus columnas -incluida la de El Tiem­po- y su sordera -su enfermedad profesional, los discos vertebrales, y su enfermedad personal, la ottoesclerosis (sic)-. Que era parco y me­nudo en el andar, un muy tímido y pequeño hombrecito, amable e iró­nico a la vez. Que al saludar apretaba la mano como nadie lo hacía. Que ya anciano en su fría casona del barrio Palermo, donde vivió más de cuarenta años, se escondía bajo una gruesa ruana, sin dejar su chaleco y su corbata, casi siempre torcida. Que entre los periodistas eran famo­sos sus pantalones "bota campana ". Que sus pies cansados vivían en pantuflas y su cintura no le dejaba moverse por horas de un taburete. Que siempre escribía sus traducciones, sus comentarios musicales y algunos libretos en una máquina Underwood viejísima, muy cerca del teléfono pues ya casi no lo escuchaba. Que su discoteca no tiene com­paración en el país y que en vez de biblioteca poseía un Laberinto Lu­nario como el de su hermano pero más amplio. Que no cedió a lo moderno y nunca compró un disco compacto: todos los que tenía eran regalados... Que llegó a los 91 años con las ideas claras, la pluma afina­da y la disposición de aprendizaje de un niño... Que nos quedamos con deseos de enseñarle a jugar G6, aquel juego oriental que obliga a ser matemático y poeta a la vez, cuando vimos brillar sus ojos al insinuarle que el Go es para los filósofos y guerreros lo que es el ajedrez occiden­tal para los contabilistas y comerciantes... Que todos lo queríamos para que prologara nuestro primer libro... Que respiraba vitalidad, juventud y bonhomí a por todos sus poros... Que no le alcanzó la vida para seguir junto a nosotros, iluminándonos... Que llevó una existencia tranquila, intensa, ejemplar, excepcional, y murió bajo esa ley: en la placidez del hombre que no debe nada a nadie y a todos se dio...

12

3 OTTO DE GREIFF, POETA TRADUCTOR

Una de las labores intelectuales más interesantes y conocidas de don Otto de Greiff, realizada con constante disciplina durante toda su vida, además de la crítica o el arte de comentar música -que merecerá un estudio posterior-, y fraternalmente unida con la creación poética, fue la del arte de la traducción de poesía. Su dominio amplísimo -en todos los sentidos- de ocho idiomas, y su generosidad sin límites, le permitieron al grueso público de nuestro país y de todo el continente, leer por vez primera impecables versiones castellanas de los más im­portantes autores europeos de todos los tiempos. Entre nosotros, por ejemplo, fueron desconocidos como poetas, hasta las traducciones de don Otto, figuras de la talla de Rainer María Rilke, Paul Fort, Stefan Zweig y Johann Wolfgang von Goethe.

En sus traducciones, y como regla general para todo su trabajo en este campo, don Otto procuró ceñirse siempre y dentro de lo posible a los ritmos poéticos originales, algo imaginable únicamente si el tra­ductor posee la doble condición de ser un conocedor muy profundo de las lenguas y haber nacido poeta.

¿Y por qué esta disciplina? Don Otto, otra vez exagerando su mo­destia, explicaba diciendo que se sentía obligado moral y académica­mente a guiar a los públicos que asistían a los conciertos de música vocal francesa y alemana, o de óperas italianas y rusas, en la compren­sión de las obras interpretadas; o que debía entregar su versión caste­llana de un libro técnico en portugués; o que quería compartir su afición al inglés literario con un grupo selecto; o que disfrutaba divul­gando la única versión que se podía conseguir en el mundo -la suya-de los Edda, cantos campesinos nórdicos muy antiguos, que quizás en­tonaron sus antepasados.

La verdad es que la traducción era una de las formas más deliciosas de vivir y disfrutar su constancia y su amor a las letras. Traducciones suyas del alemán, del francés, del inglés, del portugués, del italiano, del ruso y hasta de textos escandinavos, empezaron a conocerse desde la juventud, en diversas publicaciones literarias -revistas y semana­rios-, regionales y capitalinas.

En este campo, la figura cimera de Goethe ocupó muchas horas de su atención. Entre nosotros, su aspecto poco conocido de poeta lírico fue lo que más animó a don Otto a verterlo al castellano, siendo de

13

polftefa

quien más publicó. Así, por ejemplo, en 1939, la Biblioteca Revista de las Indias editó el libro Goethe. La ley de su vida de Gerhard Masur, con prólogo de Baldomero Sanín Cano y traducciones poéticas de Otto de Greiff y Guillermo Valencia, aunque sólo apareciera en la portada el nombre de este último. Posteriormente, en 1949, con ocasión del se­gundo centenario del nacimiento del gran escritor alemán, el número 110 de la misma Revista de las Indias, del Ministerio de Educación Na­cional, al mando insuperable de Jorge Zalamea, con introducción acla­ratoria del traductor, hizo una separata de muy limitado número de ejemplares, con abundantes poemas del autor del Fausto. Reciente­mente, y de manera postuma, El Ancora Editores publicó varios Poe­mas y canciones de Johann Wolfgang von Goethe en edición bilingüe.

Otra figura alemana favorita de don Otto fue Friedrich Hólderlin, el desdichado poeta loco. Ya es clásica la excelente y rigurosa traduc­ción que hizo para laRevista U.N., de la Dirección de Divulgación Cul­tural de la Universidad Nacional de Colombia, del muy extenso estudio de Ludwig Strauss sobre una muy breve y densa poesía de Hólderlin llamada Mitad de la vida. Tal estudio trata contenido y for­ma interior, ritmo y sonido, génesis y resultado. Estío e invierno, como mitades de la vida, no son juventud y vejez, sino contraste entre lo gra­to y lo ingrato. Don Otto no sólo incluye como novedad, las muchas traducciones que se han hecho del poemilla, en inglés, francés y caste­llano -de Luis Cernuda, José Vicente Álvarez, Antonio de Zubiaurre-, sino que trae una versión que denomina "literal", y lógicamente la suya, realmente magistral.

Así mismo, el maestro se hizo famoso por sus versiones de la pre­ciosa "nouvelle" El ciego Gerónimo y su hermano, del médico, drama­turgo y novelista austríaco Arthur Schnitzler; de la magnífica y sin igual elegíala canción del viejo marino del poeta, crítico y filósofo in­glés Samuel Taylor Coleridge (que también se publicó en edición bi­lingüe reciente y postumamente); de la musical pieza La siesta de un fauno del poeta simbolista francés Stéphane Mallarmé, y de innumera­bles poemas de Heinrich Heine, Friedrich Schiller y muchísimos más. Casi todas, hoy, son referencia obligada para los traductores, poetas y lectores de poesía de toda Hispanoamérica.

En un volumen de invaluable aporte a la literatura castellana, en 1975 el Instituto Colombiano de Cultura editó, a instancias del minis­tro de Educación de entonces, Juan Jacobo Muñoz, como el primer nú-

14

mero de la colección de Autores Nacionales, las Versiones poéticas de Otto de Greiff. Con este texto se hacía un homenaje al gran traductor y se redescubría, aunque veladamente, para una generación que no lo recor­daba, al poeta. Siempre se consideró la posibilidad de una "segunda edi­ción, notablemente aumentada" de esta obra, pero nunca hubo interés ni presupuesto para ello...

Asimismo, y aprovechando su co­nocimiento exhaustivo de ambos campos, el de la música y el de la tra­ducción, don Otto colaboró en la ver­sión castellana del ya clásico libro La música del hombre, extensión de la hermosa serie de televisión en ocho partes de Yehudi Menuhin y Curtís W. Davis, producida por la Cana-dian Broadcasting Corporation.

Alguna vez, aunque suponemos que era por su familiaridad con el alemán, dijo que había traducido un artículo para una revista de mate­máticas, originalmente publicado en danés.

4 LIBER SUIGENERIS

En este punto, nos referiremos a varios asuntos particularmente degustados por nosotros, cuando enfrentamos la lectura del poemario: la cronología de los textos, los temas de interés del autor, el hallazgo de los manuscritos, el título del libro y la estructura formal del volumen.

Siendo apenas un mozalbete de 15 a 16 años, Otto de Greiff comen­zó a escribir poesía. Y escogió el arte del soneto para sus primeros inten­tos. Cronológicamente, el primer texto se llamó Heterodoxo fui... y hace parte de los Sonetos bizantinos. Pero, curiosamente, está tachado por el autor en los manuscritos, con la observación "¡Condenado a muerte!"... Luego, a fines de 1919 vino Trovador o trovero, pieza que parece haber sido grata al autor, como que apareció publicada cuatro veces.

15

Poco a poco se empezaron a desgranar, en los años subsiguientes, tanto las poesías menudas como los poemas de gran envergadura, así las canciones como las construcciones a la manera delpantum malayo, esos cuatro sectores de la poesía de don Otto, en los que, como veremos más adelante, su hija Use, encargada de la edición, ha ordenado y clasi­ficado su obra, emulando al poeta en su sentido matemático de organi­zación... Y como dato interesante, iba trabajando en una y otra.

Lo que más llama la atención es que se trata de un joven aliento de poeta: escribió entre 1919 y 1930, es decir entre los 16 y los 27 años; al­gunos pocos poemas datan de los años treinta y sólo uno, más bien bre­ve pero profundo, es de 1955. Todo el grueso de su trabajo creativo se compuso mientras era estudiante de ingeniería y ejercía los primeros años en la profesión. Podemos, incluso, rastrearlo leyendo los pies de página que tan acertadamente incluyó la editora, en sus recorridos por el país, en el suroeste antioqueño, en el occidente colombiano... Y, en los años 1929 y 1930, en el viaje por el río Magdalena y el mar Caribe, rumbo a la Europa de entreguerras, todos los sitios que visitó hasta el Cabo Norte (en Noruega)... Con muy escasas excepciones, don Otto dejó constancia de la fecha y lugar de composición de cada poema.

Aparecen también las muchas formas de corrección, modificacio­nes y exclusiones, rigurosas y humorísticas a la vez, que el autor dejó consignadas en los manuscritos: Poemas completos e incompletos ta­chados, frases como "¡Condenado a muerte!", "Gran tala", "Ah, bes­tia, hombre!" y otras... Suponemos, por estos detalles, que el poeta viajaba con su cuaderno y su pluma de tinta verde, o que cargaba una l i ­breta para anotar las no pocas correcciones que se le iban ocurriendo. Posteriormente, también en el terreno de las suposiciones, pasaba todo a limpio.

Para no caer en lugares comunes, en cuanto a los temas tratados en su creación, y tal vez resumiendo descaradamente, digamos que en sus versos don Otto amó entrañablemente el mar y las faenas de los mari­neros; que paladeó las aventuras de los caballeros medievales y los cantares de gesta; que recreó a los héroes y princesas de todas las tradi­ciones y sagas; que vivió muchos amores posibles e imposibles; que se detuvo momentánea pero morbosamente en los alienados y en los lisia­dos; que soñó con tierras exóticas, sus olores, calores, colores y sabo­res; que se sumergió en los cuentos de las mil noches y una noche, y cantaba sus músicas orientales; que lógica y naturalmente hizo cons-

16

tante referencia a los compositores clásicos, y que se aventuró a com­poner él mismo sus catedrales sonoras en poemas...

Ahora, el asunto del "manuscrito encontrado en la botella"... Por muchos años -décadas para ser exactos-, el fruto poético de las inquie­tudes y sueños de sus días mozos, permaneció oculto. Curiosamente, aunque se avergonzaba de sus poemas, tampoco los desechó...

Miguel Escobar Calle, benemérito editor de Medellín, cuenta el comienzo de la historia:

Con respecto a este libro, yo tengo una anécdota: Hacia fina­les de los años ochenta, cuando yo manejaba en la Secretaría de Educación y Cultura del Departamento, la colección de Autores Antioqueños, se le aprobó a don Otto la publicación de un libro, posiblemente en dos tomos, donde él recogiera una selección de sus mejores ensayos, escritos y comenta­rios musicales... Me llamó don Otto y me dijo que esos tex­tos no valían la pena... Yo no me quedé contento con su respuesta, y solicité la ayuda del maestro Rafael Vega Bus-tamante, gran amigo y gran conocedor de música. Él lo visi­tó expresamente en Bogotá para contarle que se le querían editar sus escritos sobre música, sus grandes ensayos sobre Beethoven, sobre Chopin, sobre Mozart, y una selección de sus crónicas y reseñas... Don Rafael le insinuó incluso que si él lo autorizaba, en vista de que todo estaba muy bien orga­nizado, se encargaría personalmente de la selección, pero don Otto tampoco aceptó... Posteriormente, me envió una carta muy bella que conservo, en la cual pedía al Comité Editorial -que presidía Manuel Mejía Vallejo- que le cam­biaran los libros sobre música por un libro de poemas que él tenía... Es decir, que además de haber sido traductor de poe­sías alemanas, inglesas, francesas y demás, también había escrito poemas... Pero la aprobación que había dado el Co­mité era sobre los libros de música, y no se pudo hacer nada... ¿Qué nos muestra todo esto? Que don Otto tenía en gran aprecio ese mamotreto del grifo grumete que él mante­nía escondido...10.

10. Miguel Escobar Calle, Palabras [en la presentación del libro], Medellín, Biblioteca Públi­ca Piloto, 11 de julio de 2001.

17

ptoüftfd

Use de Greiff, la encargada de la copia y edición final de los manus­critos, comenta en la presentación del volumen:

Por razones sobre las cuales podemos especular, pero cuya verdad se llevó en secreto a la tumba, el joven poeta Otto de Greiff ocultó por varios lustros esta magna obra que ahora ve la luz pública con setenta años de retraso (...) Felizmente para las nuevas generacio­nes, para los coterráneos antioqueños y para los lectores ávidos de una estética original, y gracias, por doloroso que parezca, a que el poeta ya no podía oponerse a nuestra curiosidad detectivesca, en­contramos, primero en el garaje de la vieja casona que el director de orquesta Dimitr Manolov denominara "el castillo de los imi­tantes", en cajas de cartón arrumadas por su esposa, entonces ya fallecida, una serie de recortes de prensa con buena parte de este vasto y fascinante mundo poético. Sabiendo que, por disciplina y por la conciencia del erudito Otto de Greiff de que su producción intelectual -comentarios musicales, traducciones, notas a progra­mas de conciertos y discos, artículos de prensa, ensayos literarios y naturalmente poemas- valía la pena conservarse, así fuera en elementales archivos de manejo más personal que de consulta ge­neralizada, teníamos la certeza de que la obra poética merecía el esfuerzo de una búsqueda fructuosa. Así fue... Un buen día, a los dos años de fallecido Otto de Greiff (...), y después de haber escu­driñado en esa especie de laberinto borgiano de su casa compues­to de más de siete mil discos, libros de música, matemáticas, literatura, conocimientos generales, ajedrez, arte, programas de mano, comentarios musicales, correspondencia, autógrafos, case-tes, revistas, recibos de servicios públicos y declaraciones de renta de años y años, diplomas, condecoraciones, obras de arte de su cónyuge Noemí, recuerdos de su padre, Luis de Greiff Obregón, y todo el acervo -intelectual o prosaico- que se puede acumular en 91 años bien vividos, descubrimos, ¡por fin!, en unos cajones tra­bados de la estantería de su biblioteca, algo que parecían como cuadernos de anotaciones de estudiante de bachillerato, que, en una tinta verde deliciosamente arcaica, recogía la obra poética de este jovenzuelo oculto tras otros menesteres, a la manera de un grumete soñador11

11. Use de Greiff, "Presentación a la obra poética de Otto de Greiff', en Otto de Greiff: Gra­fismos..., obra citada.

18

Esa circunstancia nos ha hecho recordar, guardadas las proporcio­nes, lo que ocurrió con los manuscritos de Franz Kafka, rescatados por su amigo Max Brod del fuego al cual los había condenado su autor... O, jugando a la literatura, la excusa de Umberto Eco para contar la histo­ria de la abadía, gracias al hallazgo fortuito de un manuscrito medieval de Adso de Melk en El nombre de la rosa.

Luis Fernando Macías, poeta, escritor y profesor de literatura, edi­tor del poemario, apuntó en las palabras del lanzamiento del libro en Medellín:

Sólo voy a dejar una idea, que es una vieja idea, que sola­mente los editores comprendemos en su realización o en su vivencia directa... Y es que los libros tienen su tiempo, los l i ­bros tienen su momento... Uno piensa que un libro es un ob­jeto que se puede manipular, sobre el que se puede decir y sobre el que se puede ejercer dominio como sobre cualquier cosa... Pero la experiencia de ser editor, le va enseñando a uno que ni se puede manipular ni se puede decidir sobre él, ni se puede determinar su suerte: es el libro mismo el que de­termina la suerte... Es como si el libro escogiera el autor, después escogiera el editor y el momento en el que va a salir al público... Este libro es un ejemplo de eso. Es un libro que por múltiples razones estuvo escondido por mucho tiempo y escogió un momento especial para salir, escogió su editor... Quiero decir con esto que desde que leí los primeros poemas de los Grafismos del grifo grumete, cuyo título no hubiera tenido si hubiera salido publicado por la colección de Auto­res Antioqueños, porque es creación de Use de Greiff, des­cubrí, ya que venía embriagado en la poesía de León de Greiff por varios años, la misma capacidad de comprender la cultura universal, pero en un personaje más sencillo, más tímido, menos arrojado, menos interesado en darse a cono­cer. .. Una capacidad musical y rítmica para el verso y para la lengua más delicada y fina aún que la de León, que tanto nos ha sorprendido y que nunca se ha valorado en su verdadera dimensión, y un sentimiento poético de tal altura intelectual, sensibilidad y sencillez, que nos permite estar hoy ante uno de los libros de poesía más importantes que se han publicado en Colombia en los últimos años. Yo creo que para la Uni­versidad de Antioquia, además del cumplimiento de una responsabilidad histórica, es un gran honor publicar estos

19

Grafismos... Que no es la Universidad la que ha decidido ha­cerlo, sino seguramente el libro mismo, más allá de su autor, de sus cómplices y de sus editores, el que determinó que fue­ra de ese modo y en este momento...12.

Ahora, otro asunto curioso: el nombre del volumen... Tal vez oscu­ro en su concepción y difícil de pronunciar para muchos, la nomina­ción del libro tiene una bella historia, que nadie cuenta mejor que la editora:

El título de este compendio poético surgió tras haber analizado va­rias posibilidades y opinado que esta era la más indicada. Como quizás para algunos su sentido no esté claro, nos motivó denominarlo así por­que, en primer lugar, queríamos un nombre sonoro y poético en alguna medida, para no quedarnos atrás de la calidad del contenido. Así las co­sas, pretendimos un juego donde se reiterara el morfema gr del apelli­do Greiff y de los sustantivos grafismos, grifo y grumete. En segundo lugar, pensamos que, como se trataba de manuscritos, bien cabía la pa­labra grafismos. ¿Grafismos de quien? Recordemos que Greiff hace referencia al ser mitológico, el grifo. En tercera instancia, quisimos to­mar el nombre de uno de los poemas de Otto de Greiff, El grumete y las sirenas, porque sentimos que él fue una especie de grumete que le dejó al que podría considerarse el capitán la primacía de la tarea poética, y se mantuvo modestamente al margen, en una especie de autocensura que respetamos, pero que no compartimos...13.

Ahondando un poco en cada término, hemos encontrado referen­cias que nos vinculan no muy veladamente al autor. Y acá la imagina­ción nos ha brindado sus recursos de manera pródiga...

La palabragrafismo, por ejemplo, no sólo nos remite a sus simples acepciones más conocidas ("grafía", "aspecto estético de lo escrito", "forma peculiar de la escritura"), sino que nos recuerda de forma muy general las primeras impresiones verdaderamente humanas, los inicia­les rastros de humanidad, dejados en cortezas, rocas y cavernas por los primeros hombres... Ya más particularmente, nos obliga a elucubrar en las sensaciones visuales, táctiles y auditivas de la pluma -o el estiló-

12. Luis Femando Macías, Palabras [en la presentación del libro], Medellín, Biblioteca Pú­blica Piloto, 11 de julio de 2001.

13. Use de Greiff, "Presentación a la obra poética de Otto de Greiff', en Otto de Greiff, Gra­fismos..., obra citada.

20

grate— de tinta verde que usaba el joven Otto, reptando por un papel grueso y dispuesto, en la confección de sus versos...

El grifo, esa criatura legendaria o animal fantástico, habitualmente representado en la literatura y el arte provisto de cabeza, pico y alas de águila, cuerpo y piernas de león y, ocasionalmente, cola de serpiente, se presenta de diverso modo en los varios pueblos antiguos y su mito ha tenido también varias formas, según el temperamento, grado de ci­vilización y otras circunstancias de los mismos; pero hay una que nos llama poderosamente la atención: el historiador griego Herodoto refie­re que los grifos disputaron a los arimaspes el oro que había en las regiones septentrionales de Europa, entre los montes Hiperbóreos y los Arimaspos, y se constituyeron en custodios del precioso metal. Estos guardianes estaban en relación con Apolo Hiperbóreo, a quien prestaban su luz dorada, y por eso no es extraño ver el grifo en la plásti­ca antigua sustituyendo muchas veces al cisne que acompaña al padre de las Musas... El grifo es también un emblema en la heráldica y se cree que representa la fuerza y la vigilancia... Refiriéndonos a don Otto, ¿no es clara la sugerencia?

El grumete, voz afín al francés antiguo gromet, y al inglés groom, criado joven, de etimología dudosa, es un término antiguo que descri­bía al marinero de clase inferior, o al aprendiz de marinero... También muy sugerente de lo que sentía por ese tipo de figuras no muy protagó-nicas el adolescente Otto de Greiff cuando se sumergía literalmente en sus amadas novelas de aventuras por mares lejanos, bajo la luz guía de Jules Verne, Emilio Salgari y Robert Louis Stevenson.

Otro asunto importante es la estructura formal del volumen. El libro está dividido en cuatro secciones, que, a nuestro juicio, mejoran induda­blemente las posibilidades de lectura, al encontrar reunidos por exten­sión y temáticas, los diversos discursos poéticos de Otto de Greiff:

Emulando al poeta en su sentido matemático de organiza­ción, nos permitimos ordenar y clasificar esta obra en cuatro grandes sectores: Poesías, o sea, aquellos escritos breves con unidad propia; Poemas, los escritos compuestos por grupos de poemas ligados por un hilo conductor; Cancio­nes, las obras así denominadas por el propio poeta, varias de las cuales fueron musicalizadas por diversos compositores, y finalmente el conjunto de obras escritas A la manera de pantum malayo, una forma de versificación extraña para

21

1:1 *

muchos, que nos recuerda la estructura de la trova antioque-ña, aunque con una elaboración mucho más depurada14.

Estas anotaciones, en las que hemos jugado con las palabras tal como si estuviéramos charlando con don Otto en el sofá de su casa, nos han ayudado a comprender mucho del fabuloso tesoro que encierran estas creaciones.

5 DE LAS CANCIONES

Una bellísima colección -quizás no concebida como tal- de poe­mas cortos, verdaderos Lieder, precisos y elegantes que revientan de música por todas partes -como dice Romero en su texto- y que el pro­pio De Greiff denominaba Canciones, es la que nos ha de ocupar en este espacio.

Como ejemplos de la mencionada colección, se presentan los poe­mas Tres días hace que Nina dormida en su lecho está..., Iremos a los astros..., La luna sobre el agua de los lagos..., Tarde maravillosa..., y A fin de que los vientos... Vale decir que no tienen nombre específico, y que los identificamos por sus versos iniciales.

Las obras comentadas fueron noblemente musicalizadas por tres importantes compositores colombianos, autores del género académi­co, erudito, clásico o culto -para emplear alguna impropia denomina­ción-, los maestros Antonio María Valencia (Cali, 1902-1952), Carlos Posada Amador (Medellín, 1908 - Ciudad de México, 1993) y Hans Federico Neuman (Barranquilla, 1917-1992). Asimismo, una traduc­ción de don Otto de un poema original de Stefan Zweig fue vertida en música por el maestro José María Bravo Márquez (Medellín, 1902 -Apía, 1952).

Los poemas iniciales -todos fechados en 1924- fueron tomados por el pianista, compositor y director caleño Antonio María Valencia para cuatro obras vocales de gran belleza e importancia en este género, en el ámbito nacional, y merecen un estudio amplio... En dicho análisis será guía el maestro Mario Gómez-Vignes, amigo de don Otto y bió­grafo insuperable de Valencia.

14. Ibid.

22

(...) La amistad que une al compositor con Otto de Greiff va a ser fructífera en el campo creativo. Los textos están toma­dos de cuatro poemas que De Greiff había compuesto en 1924 y de los cuales sólo los tres primeros aparecieron pu­blicados en Lecturas, de Cali, el 31 de octubre de 1931. En esta misma ciudad, entre el 15 y el 16 de septiembre de 1931, Valencia pone fin a la primera de las canciones, Tres días hace que Nina dormida en su lecho está... El poema es una paráfrasis libre y expandida de unos versos de autor ignoto que conocemos musicalizados por Vincenzo Legrenzio Ciampi, que se inician con las palabras Tre giorni son che Nina, incluidos por ese compositor en su ópera Gli tre cicis-bel ridicoli {Los tres cortejadores ridículos), estrenada en Londres, en 1748. Esta arietta ha sido también atribuida a Giovanni Bañista Pergolesi. Valencia hizo de la versión de De Greiff una canción de ambiente "nórdico", pero a la vez demuestra que las lecciones de Fauré y de Duparc están bien aprendidas (...) La segunda canción con versos de De Greiff, Iremos a los astros..., fue compuesta en Cali, entre el 20 y el 21 de septiembre del mismo año que la anterior. Contraria­mente a \&Nina, aquí el texto está tratado de una manera más melódica (...) La Nina e Iremos a los astros... fueron edita­das en facsímil [en el número 4 de la Revista de las Indias] por la Sección de Publicaciones del Ministerio de Educa­ción, en 1936, cuando esa oficina estuvo bajo la dirección del poeta León de Greiff (...) Casi un año más tarde, el 11 de agosto de 1932, Valencia se decidió a continuar la musicali-zación de los poemas de Otto de Greiff. Esta nueva canción, La luna sobre el agua de los lagos..., como las dos anterio­res, es tenue, otoñal y elegiaca (...) Las figuraciones envol­ventes y los modelos rítmicos en ostinato dejan entrever una sostenida línea de conducta que convierte a estas tres can­ciones en una especie de ciclo, pese a que las temáticas poé­ticas son de suyo diferentes. Se podría hablar de ciclo en el sentido de unidad en la traducción poético-musical que hace el compositor con los versos de De Greiff (...) La última can­ción del grupo, Tarde maravillosa, se sitúa dos meses des­pués de la anterior: 14 de octubre de 1932. Esta creación de Valencia estuvo postergada varios años y, en cierto modo, separada de sus hermanas. El estreno de la totalidad del con­junto no vino a darse sino 20 años después. Tarde maravillo-

23

sa carece del vuelo lírico de las anteriores, es más conven­cional, su construcción bastante menos elaborada y su pro­ceso tonal menos móvil y audaz (...)15.

Las cuatro canciones de Valencia - De Greiff fueron revisadas por el compositor en agosto de 1940 y se conservaban en copia autógrafa en poder del poeta. Fueron publicadas en facsímil junto a Est-il morí? de Francis Careo, bajo el título de Cinco melodías para voz de mujer y piano. La revisión a que fue sometido el grupo obedecía a una puesta a punto para ser enviada al poeta autor de los textos. En Cali, con fecha 12 de enero de 1942, Antonio María Valencia remitió la partitura con la siguiente nota:

Mi querido Otto: tuyas son, por derecho natural, estas melo­días, cuyo segundo y probablemente último ejemplar pongo desde hoy al cuidado de tu benevolencia. Al escribirlas sólo pensé en destruir lo menos posible la propia y rica música de que están saturados los poemas16.

(Premonitoriamente, fue el último ejemplar). Posteriormente, el ciclo fue editado para el libro Imagen y obra de

Antonio María Valencia, del maestro Mario Gómez-Vignes. En otra muestra de su conocida modestia, el vate declara:

Sorprende en estas canciones la manera como el compositor logró sublimar con su música el pobre texto de ellas, pecado muy juvenil de su autor17.

Y apunta un breve análisis formal muy particular:

En ellas Valencia se muestra como un notable cultor de la melodía francesa, de Gustave Fauré y sus contemporáneos, con la consabida riqueza de la parte del piano, que está muy

15. Mario Gómez-Vignes, Imagen y obra de Antonio María Valencia, Cali, Corporación para la Cultura, 1991, volumen I, pp. 273 y 310-311.

16. Antonio María Valencia y Otto de Greiff, "Cinco melodías para voz de mujer y piano" Ejemplar manuscrito # 2, hecho especialmente para Otto de Greiff, autor de los cuatro primeros poemas, en Hojas de Cultura Popular Colombiana, No. 24, Bogotá, diciembre de 1952.

17. Otto de Greiff, (contracarátula del disco que contiene la grabación de las cuatro cancio­nes, interpretadas por la mezzosoprano Marta Senn, acompañada al piano por Blanca Uribe), Bogotá, Cicolac-Discos Orbe, 1985.

24

lejos de ser un simple acompañamiento (...) A su autor le anotó alguna vez Antuco que en el piano ha subrayado lo de baladas del norte con una armonía a la manera de Grieg18.

En cuanto a las interpretaciones de estas Canciones, hemos en­contrado los siguientes datos: las tres primeras fueron estrenadas en Cali, el 28 de junio de 1934, curiosamente por un tenor, Pedro Sán­chez, acompañado por el compositor al piano; y la última, en la mis­ma ciudad, el 23 de enero de 1952, por la soprano Claire Frühling-Gerlach, secundada por el compositor. Por la cercanía con el maestro Antonio María Valencia, fue su intérprete muy bien lograda la sopra­no Elvira Garcés de Hannaford, acompañada por un discípulo dilecto del compositor, el maestro Luis Carlos Figueroa, de quienes queda una grabación no comercial que don Otto nos permitió copiar alguna vez. La soprano checa Adela Gerb las interpretó en 1966, en Bogotá. Otras interpretaciones y grabaciones para recordar son las de la mez-zosoprano Martha Senn acompañada al piano por Blanca Uribe 1 9 y por Pablo Arévalo 2 0 / 2 1 ; las de la soprano Julia Ballesteros y la pianista Beatriz Acosta22 y la de la soprano Marina Tafur con el pianista inglés Nigel Foster23.

Como un feliz hallazgo musicológico, Gómez-Vignes trae en su l i ­bro sobre Valencia, además, las dos primeras canciones del ciclo, transcritas a la rica paleta orquestal, rescatadas en un borrador autógra­fo, no conocido hasta su estudio biográfico.

(...) Aún la línea del canto, aquí y allá, está levemente modificada en melodía y en ritmo, con respecto a las versiones para voz y piano (...) En la primera canción, Tres días hace que Nina..., la versión or-

18. Ibid. 19. "Cuatro canciones de Antonio María Valencia, con letra de Otto de Greiff', enLa música

de Antonio María Valencia, Bogotá, Cicolac-Discos Orbe, 1985. Grabado en los Estu­dios Vassar College, de Nueva York, EUA, mayo de 1985.

20. Otto de Greiff, "Iremos a los astros...", en Grandes poetas, grandes compositores, gran­des melodías de la canción colombiana, Bogotá, Fonade, 1997.

21. "Tres canciones para voz y piano", en Antonio María Valencia, Serie Compositores Co­lombianos, cásete # 2, Archivo Fonográfico - Sala de Conciertos, Biblioteca Luis Ángel Arango, Banco de la República, s.f.

22. Ibid. 23. Otto de Greiff, "Tres días hace que Nina dormida en su lecho está...", en Songs from La-

tin-America, Marina Tafur -soprano, Nigel Foster- piano, Londres, Lontano Records Ltda., 1999.

25

questal está trabajada con gran esmero, tratando de resaltar con colores adecuados las voces ocultas y los detalles recónditos que en la versión con piano quedan un poco velados por la uniformidad tímbrica (...) Si bien toma como punto de partida el original para piano, es enteramente una creación nueva y de dimensiones del todo novedosas (...) [En la se­gunda pieza vocal, Iremos a los astros...] la sonoridad del conjunto or­questal es más íntima que en la anterior. Aquí y allá se subrayan con sabias pinceladas las palabras del texto (...) enfatizando frases tales como "la luz de tus ojos", "las alas azules del encanto" y "noche adus­ta, pletórica de arcanos". Una vez más la versión orquestal trasciende los límites de la mera transcripción para crear un clima y una atmósfera enteramente asida a los conceptos poéticos que el verso sugiere24.

Estas versiones orquestales datan de 1943 aproximadamente, y de ellas sólo fue estrenada la segunda, Iremos a los astros..., por la sopra­no ligera mexicana Carmen Redondo y la Orquesta del Conservatorio de Cali, dirigida por el compositor, el 12 de junio de 1946.

La canción A fin de que los vientos... fue puesta en música por el compositor antioqueño Carlos Posada Amador en Medellín, en mayo de 193 5 -y revisada en México en noviembre de 1977- Presenta un bellísi­mo epígrafe en alemán -cuya traducción podría ser "Lléname (entra en mí) / y cierra las puertas silenciosamente detrás de t i " , que don Otto de Greiff parafrasea y amplía, según su costumbre, en el tercer párrafo de su propio texto-, original de un poema de Friedrich Rückert, a su vez usado en un Lied de Franz Schubert de 1823, Du bist die Ruh' (Tú eres la calma), D. 777, o en la antigua nomenclatura, op. 59 # 3.

A fin de que los vientos... es una obra vocal sobria, muy elegante, comprometida con el marco de la chanson francaise de finales del si­glo X I X 2 5 -a la manera de Fauré y Duparc, como las mencionadas an­teriormente-, y cuyo lenguaje musical está subrayado por una nueva experimentación de la sonoridad26. Fue publicada en su versión defini-

24. Mario Gómez-Vignes, obra citada, p. 419. 25. Carlos Barreiro Ortiz, "Carlos Posada Amador", en Compositores colombianos y nortea­

mericanos, vigésima audición, Bogotá, Centro Colombo-Americano, junio de 1995. 26. Carlos Posada Amador y Otto de Greiff, A fin de que los vientos... (Partitura editada), en

Música colombiana. La canción culta. Volumen 1, Bogotá, Instituto Colombiano de Cul­tura, 1992, pp. 62-67.

26

tiva, en copia manuscrita por este servidor, y luego fue recogida en una antología del género editada por Colcultura 2 7 / 2 8. En el disco La música en Antioquia, volumen 9, que la Secretaría de Educación y Cultura Departamental realizó en 1994, en homenaje al compositor antioqueño, la canción de don Otto aparece incluida en la rigurosa se­lección grabada por la soprano antioqueña Silvia Cuenca y la pianista Teresita Gómez 2 9

Esta pieza ha sido interpretada, además, por la mezzosoprano Ángela Simbaqueba, acompañada por Piedad Pérez al piano, en un concierto del Centro Colombo-Americano, el 5 de junio de 1995, con don Otto entre el público (que fue la última vez que lo vimos con vida); y por la soprano mexicana Betty Fabila, junto a su hija Betty Zanolli al piano, en la capital mexicana durante la Sexta Semana Cultural de Co­lombia en México, el 26 de julio de 1997.

El texto de la última pieza del ciclo Valencia-De Greiff, Tarde ma­ravillosa..., fue tomado también por el pianista, poeta y compositor costeño -de ascendencia holandesa- Hans Federico Neuman, para realizar una bellísima canción que dedicó a la soprano Carmina Gallo. De esta obra se conservan dos versiones, escritas ambas en 1977, con algunas pequeñas diferencias y bajo los títulos Tarde maravillosa y Canción, la primera de las cuales publicamos hace cuatro años 3 0 .

No tenemos datos de interpretaciones "por fuera de Medellín" de esta obra. En la capital antioqueña la han cantado la propia dedicataria, la maestra Carmina Gallo, acompañada por Ángela Rodríguez al pia­no, y el tenor Milton Rodríguez con la pianista ucraniana Annya Toka-reva, en sendos conciertos del programa Mil años de la música, de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.

Para concluir esta aproximación al estudio de la obra vocal del pro­fesor Otto de Greiff, oficiando como poeta o autor de textos, debemos apuntar que se conoce también una pieza del maestro José María Bravo

27. Ibid. 28. Carlos Posada Amador y Otto de Greiff, Afin de que los vientos... (Partitura manuscrita),

en Revista Universidad de Antioquia, No. 215, Medellín, septiembre-diciembre 1989, Suplemento musical.

29. Carlos Posada Amador, La música en Antioquia, volumen 9 (disco), Medellín, Secretaria de Educación y Cultura Departamental, 1994.

30. Hans Federico Neuman y Otto de Greiff, Tarde maravillosa, en Revista de la Universi­dad de Antioquia, No. 252, Medellín, abril-junio 1998, Suplemento Musical.

27

polítcía

Otto de Greiff con Cario Federici en un encuentro de la Sociedad Colombiana de Matemáticas el 25 de agosto de 1995, seis días antes de fallecer.

Márquez, adalid del canto coral en nuestro medio, llamada Cuando en tus manos frescas... en la cual musicalizó, hacia 1934, la versión que don Otto hizo del poema Tercetos a una niña de Stefan Zweig 3 1 De esta obra, la única que Pepe Bravo Márquez escribió para voz y piano, se conserva sólo la parte vocal, pero es muy fácil reconstruir el acom­pañamiento pianístico.

* * *

Hasta acá -y correspondiendo al honor que nos han hecho Use de Greiff y el director de Politeia-, estas líneas como homenaje a quien ha sido, por sus altas cualidades intelectuales y personales, el mayor ser humano que hayamos conocido... Esperamos que el afecto no haya mi­nado la objetividad. No sólo nos queda su grato recuerdo... La publica­ción del libro Grafismos del grifo grumete es apenas el comienzo de un futuro quehacer editorial que buscará revelar al grueso público el enor­me legado cultural de don Otto: la compilación de sus famosos Comen-

31. Stefan Zweig, "Tercetos a una niña", traducción de Otto de Greiff, en José María Bravo Márquez, Maestro de música, cuadernillo de la Exposición Documental - Sala del Mundo, Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina, noviembre-diciembre de 1997

28

poíítcía

torios musicales, la versión escrita de sus programas radiales, en especial su inmensa Historia ilustrada de la música, la segunda edi­ción -aumentada- de sus Versiones poéticas, la reunión en libro de su trabajo de análisis histórico musical sobre algunas obras de Beethoven y Chopin, o el Pierrot Lunaire de Schónberg, o sobre las actividades del director Olav Roots, los logros de los compositores colombianos, y muchísimos, muchísimos más.

T A R D E M A R A V I L L O S A

OTTO DE GREIFF

Andantino tranquillo

Andantino tranquillo

Música: HANS FEDERICO NEUMAN

Tar-demara - vi

29

p ü ü H rr

1 1 1 -«v «i

Ft fa mm

f r *

i r r

da toa M a t a » var - o -

r'n.. i ]

i > ¡VLi fBajB g Í r UiJ.

r t t ftyfe = * Í = I = I = = = \f^\ i . - l .

j j ¿ = f = i

3

Fr» - M » H W oa - yan - da 1 - irtaaiito.-da - tan «w

• - » • * - — , , 1 i . i — — * * —

pi rt-ka>

i » i - ^ - j ^ - r ^ s : * £ 5

M

30

polítcía

• S S * * . * - " A FIN DE QUE LOS VIENTOS Kehr' «ln btx mu-Una schUes&e ¿" Canción para soprano y piano Stitl hiríerd"-Pia pfertenru" (Rüclcert)

Música d í Carlos POSAPA AMADOR

Mo¿trato A fio dt táu los v*«- toi dt ur-áo '

i.

[j JU»J \ , M ' J J |

' J j f c 1 , • —

rit- M dt MR-t ra p«t tii-£a- r*os bajo la luí ttóc t-fát-ui-b) t i - biú la cd«-

¥ ¥ y J i

*f—* J . i J 5 fcN— T _ »

=\ *

>„ g

d<t Si- Vi - no- 1 —

— i —

T? f f .

« - — * ^ L—|f4-- N =

* u •

31

COSSANTE DE AMOR Rimaba el Rey Juan I I a una dama de su corte:

Corceles enjaezados, alfombras, ricos brocados, doncellas de los zegríes, marquesa, traeré humildoso, y escarnecido y ploroso si te ríes.

Mandolinas de París un lanudo galgo gris, -prendas de las cazadoras-y un paje, buen tañedor, que cante y rime al amor si no lloras.

Marquesa, nada te importe que las damas de la corte te envidien cuando suspiras y cuando juegas y parlas. A todas quiero olvidarlas si me miras.

Cuando reina hibierno hostil tú me memoras de Abril ¡y de sus jocundias tantas! Y juzgo que viene Mayo si entiendo tu trino gayo cuando cantas.

Marquesa, mi reino diera si de ti yo consiguiera una mirada siquiera, pero en tu desdén te engríes. Diré que pulsen las liras los juglares, si me miras. Haré que troven las moras aires persas, si no lloras.

32

polfteía

Caeré rendido a tus plantas, alba marquesa, si cantas, y un rey se verá a tus ojos como un sumiso lebrel, a tus crueldades más fiel si mayores tus enojos, si te ríes.32

HETERODOXO FUI... Heterodoxo fui. Y en mi camino, por falacias diabólicas y extrañas llegué a dudar de todas las hazañas de Jesús, el filósofo rabino.

Después, por ley de mi terrible sino, cuando enseñaba en véteras montañas, caí por sabias y sutiles mañas en poder de un monarca bizantino.

Cuando el hosco y apático Patriarca me condenó por falso y heresiarca mudo yo de estupor quedé mirándolo.

Sacó el verdugo la afilada hoja la puso al fuego hasta dejarla roja y me quemó los ojos, como a Dándolo:

EL LISIADO GAFO Este era el lisiado gafo de todas partes; dos brazos llevaba, pero uno saltaba fofo y laso al ventalle, desque la brisa

32. Creación, Bogotá, 13 de noviembre de 1921. 33. Creación, Bogotá, 1919.

33

le trujera malaire; dos brazos tenía, pero uno pendía ahorcado del gozne del muerto omoplato; dos ojos traía, y el uno se hundía entre un mar de légaña en fermento; alzaba dos ojos y el otro saltaba, ciego farol sin voltaje, en el viento; dos piernas mecía, la una arrastraba, la otra estevaba, y estevaban los dedos de pies y de manos, como el sentenciado a morir, que al venir el verdugo se crispa, y encoge los dedos, y tuerce los ojos, y vive segundos de estampa de Goya. Este era el lisiado gafo: "Manos de araña " le dijeron, que cada mano peluda era torpe remedo de tarántula alerta, de mígala en asecho. Reptante de todas las tierras helminto de todos los suelos, su vida era la sucia y borrosa, la sórdida vida de los limosneros. Si tosía silbaba, si silbaba ululaba, si ululaba gemía, si gemía cantaba, y si cantaba su canto era gafo, torcido, claudicante, falsete dislocado, como canto de ron por gaznates de marinos borrachos.

34

EL GRUMETE Y LAS SIRENAS (Fragmento)

A Gregorio Castañeda Aragón

Para tus puertos de sol y de negras lujuriosas, polícromo Willemstad que sabe todas las lenguas, Fort-de-France, puerto de sol, pávido de terremotos, Puerto España, sol y asfalto de la Punta de la Brea, Santa Marta, sol y negros, y el aroma de los mares entre el aroma fecundo de las flavas bananeras, y Cartagena de Indias, sol y sopor a través de las palmeras; para tus puertos chirriantes de sudor, te traigo puertos de mar azul, y de brumas, y de canto de sirenas.

Yo vi los puertos gigantes, grúas y muelles sin fin, y en los palos de su naves yo vi todas las banderas. Amberes, canales turbios del Escalda medioevo, Hamburgo, carbón y aceite sobre las ondas del Elba.34

Y una mañana sin sol, yo vi detrás de altas grúas, el castillo del rey Hamlet sobre la costa danesa.

Para tus puertos de luz en las Indias de Occidente, puertos lejanos te traigo de las costas de Noruega: Bergen, agua mansa y montes de retablo, donde anidan los aires de Grieg. Y Molde, milagro de primavera, y Ándalsnes, mar femenino, blancas aves, cielo claro, y canto de alegres aguas que el monte fecundo suelta.

¡Lejanos días de ayer en que la nave surcaba al norte! ¡al norte! Tus aguas, mar encinta de leyenda: Rocas ralas de las islas Lofoten, peñascos ínclitos. Fiur de Troll, la voz del alma milenaria de las Eddas.

34. Creación, Golfo de Viscaya, 3 de diciembre de 1929.

35

Las tres sirenas tienen ojos de agua marina; ojos que copian como el mar, la tarde divina. Las tres sirenas en las rocas del Cabo Norte, cantaban músicas de ensueño al horizonte. Entonces estaba el sol de media noche. Voz de celestes violonchelos y órganos santos, voz de las arpas y salterios sagrados, entre la noche blanca surge el canto.

Lejos estaban la mar de jacinto, donde un día el canto de las sirenas turbó al sutil Odiseo, y las encendidas playas de la Castilla de Oro, y el coloquio de las velas al claro sol de tus puertos. El canto subía al aire suave de Laponia, rico de la resina de verdes pinos y verdes abetos que una nave que venía de la ensenada de Arklángelsk desparramaba en las ondas inmóviles del mar quieto.

Voz de violines inefables y de agrias flautas, voz de violas y violonchelos y ágiles arpas, las tres sirenas en la noche blanca, le cantaban al suave mar de esmeralda, y sólo se oía el canto negro del agua.

Y esta es la canción del cuento del grumete y las sirenas, canción que en todos los mares cantan las gárrulas velas; velas desplegadas que coloquian al claro viento, ¡El viento claro en las islas, el viento claro en los puertos!5

35. Creación, "Mar caribe entre Puerto Colombia y Colón, 20 de diciembre de 1929". Publi­cación: Manizales, La Patria, X 1938.

36

TRES DIAS HACE QUE NINA.

Tre giorni son che Nina a letto se ne sta. Pifferi, cembali, timpani Svegliate mia Ninetta, accio non dorma piú Canción de Pergolese

Tres días hace que Nina dormida en su lecho está. ¡No hay sobre la tierra músicas que la puedan despertar! Bajan ángeles del cielo leves arpas a pulsar, brotan flores de la tierra para el aire perfumar, y las arpas de los ángeles han dejado de cantar, y las flores de la tierra marchitas todas están, que no hay en el mundo nada que la pueda despertar

¡Ángeles acongojados, con las estrellas llorad! Tres días hace que Nina dormida en su lecho está. Yes en vano que a las arpas celestes hagáis cantar, que no hay en el mundo nada que la pueda despertar

¡Florecitas de los campos, mi desventura llorad! Tres días hace que Nina dormida en su lecho está, y en vano es que vuestro aroma vaya el aire a perfumar, que no hay en el mundo nada que la pueda despertar.

Pífanos, címbalos, tímpanos, despertad a mi Niñeta para que no duerma más. Tres días hace que Nina dormida en su lecho está, ¡y no hay en el mundo nada que la pueda despertar!

36. Creación, Medellín, 14 de julio de 1924. Publicación, Bogotá, Mundo al día, 23 de enero de 1925; Bogotá, El Espectador, 20 de enero de 1963 (en el álbum de Isabel Mallarino de Ospina). *N. de los editores. Esta canción fue musicalizada por el compositor Antonio María Va­lencia (1902-1952), el 14 de octubre de 1932.

37

PANTUM MALAYO

Cobre de escamas de culebra hay en tus ojos de mulata. En matices color de zebra tu cuerpo grácil se desata. Hay en tus ojos de mulata luz de las selvas de Colombo. Tu cuerpo grácil se desata como un flamenco sobre un biombo. Luz de las selvas de Colombo, -nuez moscada, clavo y canela-como un flamenco sobre un biombo mi deseo a tus labios vuela. Nuez moscada, clavo y canela, canela lívida de Java. Mi deseo a tus labios vuela saturado de esencia brava. Canela lívida de Java, clavo mirífico y picante saturado de esencia brava, que sabe a besos de la amante. Clavo mirífico y picante en la tarde adormecedora que sabe a besos de la amante y nuez moscada enervadora... En la tarde adormecedora el bosque huraño se diluye, y nuez moscada enervadora de tus ardientes ojos fluye. El bosque huraño se diluye en matices color de zebra. De tus ardientes ojos fluye cobre de escamas de culebra37.

Creación, Bogotá, 7 de enero de 1922. Publicación, Medellín, El Colombiano, 5 de enero de 1924; Bogotá, La República, 27 de enero de 1924; Los Nuevos, No. 1; Bogotá, Univer­sidad, 1 de octubre de 1927.

38

Presentación FUERA DE SERIE Grafismos del grifo grumete de Ofto de Greiff: Mas allá de la poesía Luis Carlos Rodríguez Álvarez TEMA CENTRAL Ecología y cultura: cambio ambiental, evolución biológica y evolución cultural Germán Márguez Vitalismo Cósmico como filosofía ética y ambiental Darío Botero Uribe Mente, desarrollo y medio ambiente Julio Carrizosa Umaña Historia, naturaleza y sociedad Ricardo Sánchez La complejidad y la concepción unitaria de la ciencia Luis Eduardo Mora Osejo El abuso del Derecho Rosa Herminia Castro de Arenas El suelo en la dimensión ambiental Clara Chamorro Bello PENSADORES LATINOAMERICANOS De la guerra fría a la sucia Leopoldo Zea Un caribeño creador, Juan Bosh por diferentes meridianos de la cultura y de la política Otto Morales Benítez ACTUALIDAD La reproducibilidad mecánica y la reconceptualización del arte Ivan Solí. Traducido por Elizabeth Rodríguez Reyes LOS VITALISTAS Vitalhumanismo y religión Damián Pachón Soto En esta sección aparecen otros ensayos (ver índice p.lV)

AUTORES Y LIBROS Desarrollos posrawlsianos de la filosofía política contemporánea: republicanismo, marxismo analítico y democracia deliberativa Oscar Mejía Quintana ARTE Y CULTURA El desvanecimiento de la máscara precolombina Luz Myriam Gutiérrez, Alberto Torres RESENAS BUZON

SSN 0121-7151

9 7 7 0 1 2 1 7 1 5 0 0 8 0 0 0 2 8