En torno al soneto "A Cristo Crucificado" - Real Academia ...

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En torno al soneto "A Cristo Crucificado" El soneto "No me mueve, mi Dios, para quererte ... " ha sido objeto de recientes estudios. Uno ellos fué escrito con motivo ele las publicaciones dedicadas a San Francisco Javier por los Pa - dres Schurhammer y 'Wicki en 1945 (r); en él se halla una apre- ciable suma ele noticias sobre el soneto con una buena clasifica- ción de los textos conservados. La religiosa Mary Cyria Huff pu- blicó en 1948 una tesis con el soneto como tema (2). Maree! Ba- taillon y Eugenio Asensio han comentado este trabajo formulan- do interesantes observaciones (3). A través de estos estudios se viene a la conclusión de que (como venía ocurriendo antes) no se puede establecer quién haya sido el autor del soneto. Una pro- ( r) Georgius S•ohurhammer et Ios ep-hu s 'Wicki : Epistolae S. Fran- éisci Xaverti aliaque eius scripta. Nova editio. (Tomus II, I 54 9- 1552 .) Romae, -1945. El estudio referido se halla en el Apéndice TI de este tomo, págs. 526-535. (2) Sister Mary Cyria Huff The Sonnet "No me mueve, mi Dios ... " Its Theme in Stpani sh Tradition. The Catholic University of America Press., 'Washington, D. C.. r948. Vo 1 XXXIII de la Serie "Studies in Romaill.ce Lan'guages ancl Literature s". (3) Maree! Bataí.Jlon : El anónimo del soneto "No me 1nueve, Dios ... ", "Nueva Revista ele Filología Hi spánica", IV, 1950, págs. 254-269 . El comentario ·de Eugenio Asensio se encuentra en un estudio planteado desde otro punto de vista: El soneto "No me mueve, mi Dios .. ." y u.n a.nto .vicentino inspirados en Santa Catalina de Siena, "Revista de Filo- logía Española", XXXIV, 1950, págs. rzs-r36.

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En torno al soneto "A Cristo Crucificado"

El soneto "No me mueve, mi Dios, para quererte ... " ha sido objeto de recientes estudios. Uno d~ ellos fué escrito con motivo ele las publicaciones dedicadas a San Francisco Javier por los Pa­dres Schurhammer y 'Wicki en 1945 (r); en él se halla una apre­ciable suma ele noticias sobre el soneto con una buena clasifica­ción de los textos conservados. La religiosa Mary Cyria Huff pu­blicó en 1948 una tesis con el soneto como tema (2). Maree! Ba­taillon y Eugenio Asensio han comentado este trabajo formulan­do interesantes observaciones (3). A través de estos estudios se viene a la conclusión de que (como venía ocurriendo antes) no se puede establecer quién haya sido el autor del soneto. Una pro-

(r) Georgius S•ohurhammer et Iosep-hus 'Wicki : Epistolae S. Fran­éisci Xaverti aliaque eius scripta. Nova editio. (Tomus II, I549-1552 .) Romae, -1945. El estudio referido se halla en el Apéndice TI de este tomo, págs. 526-535.

(2) Sister Mary Cyria Huff The Sonnet "No me mueve, mi Dios ... " Its Theme in Stpanish Tradition. The Catholic University of America Press., 'Washington, D. C.. r948. Vo1• XXXIII de la Serie "Studies in Romaill.ce Lan'guages ancl Literatures".

(3) Maree! Bataí.Jlon : El anónimo del soneto "No me 1nueve, mí Dios ... ", "Nueva Revista ele Filología Hispánica", IV, 1950, págs. 254-269. El comentario ·de Eugenio Asensio se encuentra en un estudio planteado desde otro punto de vista: El soneto "No me mueve, mi Dios .. . " y u.n a.nto .vicentino inspirados en Santa Catalina de Siena, "Revista de Filo ­logía Española", XXXIV, 1950, págs. rzs-r36.

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funda investigación de las posibles fuentes e influencias ha sido la aportación más notable. Los textos que ha recogido la tesis de Cyria Huff sobre coincidencias en la exposición doctrinal entre el soneto y otras obras, han sido ampliados por Bataillon, quien ha insistido en la relación que el soneto presenta con la espiritua­lidad animada por el beneficio ele la Pasión de Cristo, en particu­lar en cuanto a los grupos italianos de los "spirituali", e indica un texto del Alfabeto Cristiano de Juan de Valdés relacionable con el soneto. Asensio, por su parte, ha señalado coincidencias de la célebre obrita con partes de las Cartas ele Santa Catalina de Siena . Parece que la opinión de Sancho en el Quijote (r) sobre lo que ha oído predicar del amor ele Dios es un buen testimonio de la expansión que habían alcanzado las ideas contenidas en la bella reducción del soneto, cuyos orígenes apuntan por tantas partes El soneto sería como una joya preciadísima de un tesoro de es­piritualidad común al pueblo español, y su valor literario se halla en la soberana manera ele expresar en el límite ele los catorce ver­sos la esencialidad de esta doctrina. Se nos presenta, pues, como fruto ele una tradición y a la vez como forma de una "corriente viva de la espiritualidad católica", según la expresión ele Ba­taillon.

En los estudios antes indicados (que han recogido la extensa bibliografía precedente) ha quedado señalada esta corriente ele una tradición enmadejada, que va y viene ele unos escritores re­ligiosos a otros, y que ele tanto en· tanto se ilumina en expresión

. poética. He tenido ocasión ele seguir de cerca, buscando datos para un estudio ele publicación próxima, la difusión ele la obra de San . Jerónimo en España (propiamente en la primera mitad del si­glo xvr), y después ele consultar muchos libros ele escaso interés literario, he tenido la fortuna de hallar dos de estas súbitas ilu­minaciones ele poesía en torno al tema ele Jesús Crucificado. N o forman parte estas obrecillas del libro que las contiene, sino que son algo aparentemente incidental: dos son etos que un lector de-

( •) Ya es bien ·conocido el texto: "-Con esa manera de amor -dijo Sancho- he oído yo pred'car que se ha de amar a N u estro Señor, por sí solo, sin que nos mueva esperanza de gloria o temor de pena. Aunque yo le querría amar y servir por lo que pudi ese" (Quijote, 1, XXXI).

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voto añadió al pie de una estampa de Cristo Crucificado existente en los preliminares de la edición de una obra de San J eróni­mo ( r). Los sonetos son éstos :

I

Tu cruz me significa, Rei del Cielo, que .buele pa;ra ti .deste desierto.

Si Tú no me despiertas, no despierto . ¿ Qué soi si no me muebes deste suelo?

Tú dizes que ·lebante yo mi 'huelo, que vaia sin tardar a Jo más cierto, que viba con tu cruz ya como muerto, que sea tu cruz sancta mi consuelo.

Señor, pues yo, tan triste, peregrino por este triste yermo ¡y seca tier·ra, tu cruz me llebe a ti por tu camino.

A ti, do mi ·salud y bien .se encierra, me ayudes a pasar, o rey benigno. Tu cruz me saque en paz de tanta guerra.

II

Tu cruz a mis entrañas inflammadas con tu gracia, lesús, es muy suabe, con tu gracia tu cruz muy dulze sabe, y haze mis angustias consoladas.

Puñales, flechas, lanzas amo1adas traspásenme por ti, tu fe se alaJbe por [mí] , pues todo bien en ti bien cabe. Yo beba los cuchillos, las espadas .

(r) La obra es una edición de las Ep·istolas del Santo, Sevilla, 1541, cuya portada es la sigu'ente: Epístolas / del glorioso doctor 1 san! hiero· ny- 1 mo. Agora 1 nueuamen 1 te im,pres- 1 sas. 1 MD [Grabadito de San Jerónimo y el león en el yermo] xl j . 1 Orla .rerracentista. A la vuelta de la portada, un grrubado de la Virgen . Después de la Epístola proemiai del traductor Juan de Malina y de la tabla se encuentra el grabado de Cristo. Véase mi artículo : Sobre la imprenta en Sevilla en el siglo XVI , "Archivo Hispalen·se", núm. 57, 1953, .págs. 37-48.

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Morir por ti, mi Dios, será mi vida. ¿Qué ay de lo criado que me aparte de ti, verdad y luz esdarescida?

Ni el mundo ni el demonio con su arte ni la carne mortal embra:bescida iamás me moberán de tu estandarte (r).

Estos sonetos no tienen ciertamente aquel ardor intenso def otro "N o me mueve ... ". Son, sin embargo, dos buenas piezas

que sirven para ampliar esta tradición de sonetos espirituales, y

resultan desde luego mejores que los que figuran en los preli­

minares ele la traducción ele Buenaventura Morales a las Obras Espirituales de Serafina de Fermo (Salamanca, I552) (2) . El

tema ele los transcritos es la meditación del hombre ante la Cruz (que, como elije, figura en el grabado de la página), y no se alzan en la declaración del sublime amor del otro. Se manifiesta clara­mente el estilo interpelativo del alma hacia ·Cristo (fundamental

aquí lo mismo que en el ele "No me mueve ... "), en el cual el pri­mer soneto ex.presa un clamor ele auxilio para pasar con bien por la guerra del mundo, y el segundo, una declaración en servicio ele Cristo y un deseo de martirio por Él como prueba de amor.

N o cabe más que dar indicios sobre su fecha y de sugerir

algo sobre su posible autor. Por de pronto, el año ele r 541 en que fué publicado el mencionado libro de las Epístolas de San Je­

rónimo señala una fecha inicial para datarlos . La letra es de me­

diados del siglo XVI . El verso cuarto del segundo soneto ha de

pronunciarse con la h- aspirada. Hay un predominio del ende-

(r) El tercer verso del segundo cuarteto del soneto segundo en ef original dice "ti". He •Corregido "mí" para seguir el ritmo de los dos pronombres personales con el que está realizado el soneto.

(z) Las Obras espiritvales de don Seraphino d'Fermo ... Trasladadas. de lengua Italiana en Romance por el Lncenciado Buenaventura de Mora­les ... Impres so en Salamanca en casa de Juan de Junta. Año de 1552 ... Los sonetos aludidos se hallan en el folio + iiij, y comienzan: "Qve vale de Aristaroho •tener la arte", y en particu·lar "O tu que vas buscando. con cuydado".

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casílabo heroico (r). Aun cuando en la página del grabado no figura indicación alguna de nombre, en la portada del ejemplar

de las Epístolas se encuentra manuscrita la indicación "ioannes

aramburu possidet", y esto parece escrito por la misma mano que

los sonetos. Por esta referencia he hallado algunos datos que creo con­

viene tener en cuenta (2). De Juan de Aramburu he podido re­

coger unas pocas noticias: fué sacerdote ele la ciudad de Vitoria

y vivió en Roma por los años de 1569 a 1590. E l manuscrito que, al parecer, contenía algunas obras suyas ha perecido en la última

guerra española (3), y sólo las pocas pero ,preciosas noticias de Macías y García permiten formarse una idea de su calidad poé­

tica, y de sus relaciones con Cristóbal Cabrera, otro poeta reli­

gioso, autor de la mayor parte de las poesías del manuscrito per­

dido. Cristóbal Cabrera es escritor más conocido que Aramburu .

(1) Me valgo de la terminología expuesta por Tomás Navarro To­más en E l Endecas-ílabo en la tercera égloga de Garcilaso, "Roma,nce Phi­lology", V, I95I·I952, págs. 20$-21!. De acuerdo con ella, errcuentro: errfático: primer soneto, r-6-ro, I. H eroico: primer soneto: 2-6-ro, 7; segundo soneto, 8 ; primer soneto, z-6-8-ro, 6; segundo soneto, 3. Meló­clico: segundo soneto, 3-6-ro, 2; 3-6-8-ro; segundo soneto, I. El predominio del endecasílabo heroico es evidente.

(2) Se encuentran contenidos en el interesante librito de Marcelo Ma­cías y García, Poetas religiosos in éditos del siglo XVI sacados a htz con noticias y ac:amcio11es, La Coruña, r8go.

(3) Descrito en el libro de la anterior nota como de la Biblioteca de Jovellanos, y qu~ él vió en la del Instituto de Gijón (sign. 54 y SS) . Doy las gracias a D. Antonio González Cabo por su amabilidad en contestar mis demandas de información, la cual fué esta triste noticia, que me comu­nicó, <le que no se salvó nada de la Biblioteca ele Jovellanos. Figura en el Catálogo de mamtscritos e in~presos notables del Instituto J avellanos ... , Oviedo, 1883, en la descripción ele los tomos señalados LIV y LV con el título y datos siguientes: "Poesía s religiosas ele Cabrera. Poesías reli­giosas inéditas de Cristóbal ele Cabrera, Presbítero. Año ISSS· Ms. imi­tando los caracteres góticos. Primer tomo, .=;ro páginas. Segundo tomo, 438 páginas. Iclem ele Aramburu". Una info rmación general sobre la bi­blioteca puede hallarse en el artículo de Bonifacio Charnorro, Bre•ve his­toria de la. Biblioteca de J avellanos, "Bj¡bJiografía Hispánica", 1944, pá­

ginas 744-745.

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Nicolás Antonio dió cabida en su Bibliotheca Hispana N ova ( 1) a un Cristophorus de Cabrera que Macías identifica con sobra­dos motivos con el autor de la más importante parte de las poe­sías del destruído manuscrito. Otros se refirieron a este escri­tor (2). Cabrera residió primero .en Niéjico y luego en Roma, y

(r) Le dedica cerca de siete columnas (Madrid, r783, tomo I, pági­nas 238-241), y recoge la referencia de treinta y una obras de este escri­tor, la mayor parte de las cuales se conservaban manuscritas de letra del propio autor en la Biblioteca Vatican·a. En la nota núm. XXII dice que un ejemplar del lnstrwmento Espiritual fué robado de la Biblioteca, y que fué repuesto por copia de un original qu e tenía en España. ¿Sería éste el de la Brblioteca de J ovella1ros? Aña;de también que escribió un suplemento a esta obra. Las consideraciones de Cabrera que recojo en el texto del artículo en cuanto a este lnstrwuento Espiritual es necesario interpretarlas ante el testimonio de una obra de carácter religioso en latín tan amplia como la que él escrib'ó. De Nico·lás Antonio es también la no­ticia de que escribió una Eva.ngélica. Lyra de sonetos meditados según lo que p·udo tocar en snma del Sa.gmdo Evangelio.

(2) En cuanto a •la parte ele la vida en América de ·Cabrera, Barto­lomé José GaJllarclo (Ensayo, tomo II, Madrid, r866, col. r64, núm. 1519) describe el libro Flores de Consolación, a.J que alude Cabrera en el pró­logo al que me he de referir en seguida. El libro, impreso en Valladolid, 1550, es, según Gallardo, una especie de manual estoico, con a;plicación práctica a todas las calamidades y quebrantos de ~a vida. Aparece (según testimonia Cabrera en este prólogo) sin indicación: de nombre •de autor, y Gallardo se guió de tma referencia manuscrita del códice en que se de­claraba ·quién lo escribió. En la dedicatoria, el traductor dice que vertió del latín el libro a instancias de'! Obispo de Méjico, y aparece dirigida a D." Juana ele Zúñiga, mujer de Hernán Cortés Y ·refiere: "el libro vino a mis manos escripto ele mario, y ele tal letra que algunas veces era menester el ingenio de Delio, el nadador, o la aclevinanza ele Eclipo para acertar lo que quería decir". Está fechada en Cuerna vaca, "el más fresco y apacible pueblo de la Nueva España 2•5 ele Mayo". Otros datos pueden recogerse en la obra de Henry Harrise, Bibliotheca Americana Vet%stis­s-in't>él, tomo II, Additions, París, r872; en la pág. IIO, núm. 102, firma de Ca:brera como notario apostólico; pág. 127, núm. 123, referencia de un Mamtnl de Adultos, Méjico, 1540, del que sólo quedan restos (véase tam­bién José Toribio Medina, La Imprenta en México, Santiago de Ghile, 1909, págs. 2-5) ; pág. 163, núm. r69, referencia de la M editatiun.c~tlae, Vallaclolicl, 1548, original de la traducción, al parecer, de las Flores de .Consolación, en la que aparecen dos estrofas con datos del escritor (véase también José Toribio Medina, Biblioteca Hispano -A1nericana, Santiago de Chile, r898, tomo I, pág. 230, núm. 135); pág. I7I, núm. r8r, referencia

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en este último lugar bien pudo conocer a Aramburu. De las obras de este Cristóbal Cabrera me interesa realzar su Instrum ento Es­piritual, obra dividida en cuatro partes : "la primera parte con­tiene doscientos y cincuenta sonetos de devoción general ; la se­gunda, otros tantos sonetos de devoción especiales; la tercera , · ciento y cincuenta sonetos a otros tantos Salmos del Salterio; la cuarta, varios metros de meditaciones, canciones y cancionetas espirituales" (I) . Una tal muchedumbre de sonetos y obras espi­rituales fué recogida en el libro manuscrito, y antecedida de un prólogo fechado en 25 de marzo de I555· ¿Qué propósito guió al poeta teólogo para que se decidiese a reunir su obra? E l pró­logo es un testimonio precioso. Por de pronto, nos dice que la poesía romance era para él un descanso entre estudios más gra­ves : "meditando .[en esta obra romance ] me recreaba, recreán­dome meditaba en aquelias horas que de otros estudios y lección más grave me levantaba cansado". Y se decidió a escribir versos espirituales en la lengua común para torcer el curso de la poesía romance y volver a lo divino la afición de los que gustaban de ella : "N o será, pues, inconveniente atraer a la virtud y divina contemplación a los que se dan a la música y canciones por la vía de sus cánticos. La forma del armonía, como consiste en el racio­nal entendimiento, en todos es una ; solamente conviene mudar la materia, poniendo en lugar de los vanos metros, otros píos y cristianos; y si son tales palabras que se pueden predicar, ¿qué más me da decir la verdad cantando, que predicando a los flaco3 que oyendo el sermón se duermen, y oyen.do la canción des­piertan? Especialmente si veo que por los cánticos espirtuales que les levantan a Dios el espíritu, olvidan los cantares que les encantaban el ánima, silbando en ellos la mala serpiente e demo­nios encantadores, a la manera ele las engañosas y perniciosas si­renas que fingen los poetas". Pero, por otra parte, la condición

de las Fl01•es de Consolación, que antes dij e que describió Gallardo. A su vez, Joaquín García I cazbalceta recogió estos elatos (Biogmfia. de D . F1·. Juan de Z1111nárraga, r88r, ed. Madrid, r929, págs. 299-305, y en la Bi!bliografía).

<(!) Tanto ésta como las siguientes citas proceden del pró logo trans­crito :por Macías er> la obra citada, págs. rg-zs. Igualmente los sonetos son de los pocos que en este libro quedaron impresos.

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eclesiástica de Cabrera limitaba en cierto modo el que qms1ese

difundir esta obra romance. Y así el "haceluelo de estos papeli­

cos borrados y echados al rincón del escritorio" fué pasado a limpio y conservado en un rincón ele la biblioteca: "Demás ele

esto, por v.entura me reprenderás que no hago lo que otros teólogos y religiosos, que, aunque hacen sus sonetos, no los di­

vulgan por su gravedad . A esto respondo que no es mi intención

ele imprimir esto ni divulgarlo, mas ele mandarlo poner después

ele mi tránsito con otros mis libros en una librería; ni tampoco pusiera aquí mi nombre, como no lo puse en otro librico que días ha escribí a ruego del primer O bispo e Arzobispo d e Méjico y ele la primera Marquesa del Valle, llamado Flores de C onsola.ción, si el estatuto no prohibiera que el autor ele la obra que se escribe, calle su nombre, como ele presente se ha acordado y mandado" . Y

en este manuscrito figuraban obras semejantes a estas dos que

copio a continuación, que he escogido sólo para mostrar su con­

formidad con el género espiritual ele los sonetos antes trans­critos :

Mi ánim a, Señor, es navegante por este mar del mundo, mar amargo, mar ancho, mar profundo, mar tan la rgo, que can sa tal viaje al caminante.

Peligros van detrás y van ·delante. La navecilla teme con el .ca rgo . No puede sin tu cruz dar su desca rgo ¡Oh! Sálveme tu cru z, tu cruz triunfante.

¡Oh E spíritu que espiras donde quieres, y guía s y ccn firma s lo que amas ! Requieren: tu favor mis menesteres.

Si Tú, mi Dios, me mueves y me inf lamas, iré do Tú, mi luz, conmigo fueres, al puerto celestial a do me llamas.

Y este otro, que dedica a San J erónimo:

A San Jerónimo, que delante de un Crucif ijo hací:I penite11da. con un canto.

Entre fragosas peñas .emboscado, do no pasaba gente ni se oía . .T erónimo con llanto enternecía b s fieras el e aq uel ye rmo despoblado. ·

EN TORNO AL SONETO "A CRISTO CRUCIFICADO" !03

En fuego divinal todo abrasado, con un pesa·do canto se hería, y con dulce ·lamento así decía, su rostro vuelto al cielo y elevado:

-Inmensa Majestad, pues pudo tanto la fuerza ele mi amor ·que ansí te ha hecho morir en esa cruz tan af'igiclo,

abl;mde la dureza ele este canto al cruel, em peclemiclo y fiero pecho que en lágrimas por ti no es derretido.

De esta breve exposición deduzco que Cabrera fué un es­c ritor que su,po conocer la amplia posibilidad que se abría ante la .creación literaria religiosa por medio de las formas poéticas del español. El empleo a lo divino del verso italianizante está, pues, declarado en I 555, y aparece en un autor que vivió largo tiem­po en Italia y que conocería bien la lengua y las letras italianas, puesto que escribió unas Meditaciones trilingites, en latín, ita­liano y español, sobre el Rosario (Roma, I584). Bien sabido es que en italiano existía la obra de Gerolamo Malipiero, Petrarca spirituale (sonetti et canzoni di Francesco Petrarca divenuto theologo et sp·irituale) (Venecia, I 536) y otras semejantes de Feliciano Umbruno da Civitella (1544) y de Gian Giacomo Sal­vatorino (1547). Pero no hay que creer que sólo este uso pudo inspirarle el volver espirituales los metros profanos. Es cono­cida de todos la corriente poética que en el siglo xv español trató a la divino cantares populares de la vieja poesía, y es ele notar el acierto con que Juan Alvarez Gato (muerto en I 509) vertió algunos villancicos. El propio Cabrera sigue esta corrien­te española cuando glosa, por ejemplo:

¿ Qué sería yo sin ti, Reina mía? ¿De mí sin ti qué sería ? (r).

Aquí vemos, pues, cómo se forma en seguida este enrejado

(r) Página 45 ele la obra de Macías.

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de influencias y gustos en torno a la obra espiritual de Cabrera, y cómo se reune el estilo tradicional y el innovador dentro de la obra de un mismo poeta.

He tenido que detenerme algún tanto en Cristóbal Cabrera porque acompaña a Juan ele Aramburu en el manuscrito, y su obra se junta con la del otro en un grado que hubiese sido ne­cesario el estudio directo del texto para decidir si las obras que se atribuyen a Aramburu son de él, o si fué un copista ele la obra de Cabrera. Macías se decide a dar como de Aramburu algunas poesías del manuscrito perdido, y a esta opinión me atengo, pues los sonetos y otras obras que le atribuye (aun sien­do del mismo corte que las de Cabrera, pues la fuerza determi­nativa del género es fuerte), son dignas de reunirse con las dos que he recogido antes en el mencionado tomo de las Epístolas de San Jerónimo. Véase, como ej em,plo, el soneto que dedica a San Francisco :

Amaba San Francisco en tanto grado al Redentor del mundo, que quisiera morir mil veces, si .posihle fuera, con Él en una <:ruz :dura en'Clavado.

Y sentir la herida del costado, los el a vos, los azotes, de manera que en él y su pobreza el mundo viera a Jesucristo en .parte retrata'do.

En esto Dios, que a nadie nunca olvida, con cinco llagas hizo que sintiese dolores y tormentos bien: extraños.

Y es maravilla que el dolor pudiese llevar a Cristo en breve de esta vida, y a Soan Francisco no, hasta dos años.

Y este otro, elogio de la buena muerte :

¡Oh muerte dulce, suave y deseada, de la alma justa y de su Dios ansiosa t Quien os tiene por brava y es.pantosa, muestra que sabe muy poquito o nada.

EN TORNO AL SONETO "A CRISTO CRUCIFIC.\DO" 1 O)

Vos sois el dulce fin de la jornada de aquesta vida triste y trwbajosa. Vos sois seguro puerto, do reposa la nave ele esta vida atormentada.

Vos sois un sueño mu,y ligero y breve, malo para el que está ele Dios ajeno, y arrsí de solo el malo sois temida.

Para el que hace con Dios lo que se debe, sois sueño deleitoso, dulce y bueno; que bien morir no es muerte, sino vida.

Resulta, pues, que los sonetos recogidos en este estudio coin­ciden con las inquietudes espirituales de Aramburu. N o está fuera de toda razón atribuírselos, si bien cabe hacer la adver­tencia de que pudo copiarlos de otro autor (¿Cristóbal Cabrera?). Sin haber hallado ninguna relación directa con el soneto "N o me mueve ... ", creo haber puesto de manifiesto que desde me­diados del siglo XVI existió una poesía espiritual, escrita por au­tores propicios a la influencia italiana; entre esta po.esía puede situarse la inspiración y los parientes del género del célebre so­

neto . Siempre queda la esperanza ele que en el estudio ele ma­nuscritos parecidos al que se perdió en Gijón, encontremos un buen día la mención del autor del hermoso soneto ahora anó-1111110.

Por otra parte, me interesa señalar el hecho de que en la de­claración del prólogo del Instrumento espiritual Cristóbal Ca­

brera dijese que estaba en relación con Fray Juan de Zumárra­ga, el primer Obispo y Arzobispo ele Méjico. El libro que allí menciona, Flores de Consolación (Valladolid, 1550), fué dedicado a la mujer de Hernán Cortés. Cabrera había vivido en Méjico,

y en I 535 figura allí como notario apostólico. Estuvo doce años en América y luego pasó a Roma. Señalo este hecho y su amis­tad con Fray Juan ele Zumárra.ga, en relación con la versión del célebre soneto, recogida en Michoacán por Fray Miguel de Ver­

gara (1638), que no ha de ser considerada sino como un afor­tunado testimonio de la conservación de la obra. Hoy esto se encuentra generalmente aceptado, pues se conoce otra versión im-

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presa en Madrid, r 628 ( I). Y creo que es de interés notar que cerca de un siglo antes de que Fray Miguel de Vergara incorpo­rase a su Arte Doctrinal .el texto del más alto soneto religioso ele España, anduvo por las tierras de Méjico y fué amigo de gentes de allá Cristóbal Cabrera, que fué autor ele buenas obras de poe­sía espiritual y más inclinado al anónimo que a la nombradía. De nuevo, pues, esta trenzada red ele influjos y posibilidades en tor­no al soneto "A Cristo Crucificado", tan agobiad ora para e: erudito, pero que ilumina un estado espiritual colectivo, y dentro ele él, como ocurre con otras buenas obras de España, hallamos que desaparece .el nombre del autor aun cuando esto se encuentre en desacuerdo con el sentido renacentista ele la fama temporal , que triunfa en estos mismos tiempos.

FRANCisco LóPEZ EsTRADA.

Universidad de Sevilla.

(r) No obstante, Alberto María Carreño insiste en su tesis de que el autor fué Fray Miguel de Guevara en el folleto "N o me mueve, mi Dios, para quererte". C onsidemciones m.tevas sobre tm viejo tema, Mé­x ico, 1942.