COMUNIDAD TERAPEUTICA CRISTO REY

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COMUNIDAD TERAPEUTICA CRISTO REY RETIRO ESPIRITUAL “LA ALEGRÍA DE VIVIR.” INTRODUCCIÓN Los ejercicios espirituales han sido durante varios siglos un medio excelente para renovar profundamente las vidas de muchos hombres y mujeres que buscaban a Dios. Hoy tienen la misma fuerza. Quizás, lo único que hay que añadir es la adaptación a los tiempos de hoy, sin cambiar sustancialmente la nervatura interna, que es la que produce en las almas las grandes decisiones. Con esta esperanza sale a la luz esta versión personalizada de los ejercicios espirituales que me ha tocado ofrecer durante muchos años, por haber comprobado por propia experiencia la fuerza, vitalidad y la alegría de vivir que ha producido en hombres y mujeres. Lleva el título, precisamente, LA ALEGRIA DE VIVIR, porque la realidad expresada por dicha frase resume la experiencia de los que hacen ejercicios espirituales. Algunos predicadores, creyendo que esta práctica ha perdido mordiente y que está fuera de moda, prefieren ensayar

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COMUNIDAD TERAPEUTICA CRISTOREY

RETIRO ESPIRITUAL “LA ALEGRÍADE VIVIR.”

INTRODUCCIÓN

Los ejercicios espirituales han sido durante varios siglos un medio excelente para renovar profundamente las vidas de muchos hombres y mujeres que buscaban a Dios. Hoy tienen la misma fuerza. Quizás, lo único que hay que añadir es la adaptación a los tiempos de hoy, sin cambiar sustancialmente la nervatura interna, que es la que produce en las almas las grandes decisiones.

Con esta esperanza sale a la luz esta versión personalizada de los ejercicios espirituales que me ha tocado ofrecer durante muchos años, por haber comprobado por propia experiencia la fuerza, vitalidad y la alegría de vivir que ha producido en hombres y mujeres. Lleva el título,precisamente, LA ALEGRIA DE VIVIR, porque la realidad expresada por dicha frase resume la experiencia de los que hacen ejercicios

espirituales.

Algunos predicadores, creyendo que esta práctica ha perdido mordiente y que está fuera de moda, prefieren ensayar

múltiples formas de motivación de las personas. Creemos que, con una adaptación adecuada, los Ejercicios Espirituales siguen teniendo una fuerza como pocos otros medios.

Sigue siendo un taller de conversión y de decisiones profundas, de entrega a la santidad y a las tareas apostólicas. Ojalá que esta convicción se vea confirmada por muchos de los jóvenes y familiares de esta comunidad terapéutica, como lo ha sido para tantos que han asistidoa los mismos.

Retiro Espiritual LA ALEGRIA DE VIVIR

Plática IntroductoriaLa felicidad a tu alcance.

Queridos amigos:

Yo creo en la tremenda fuerza renovadora de unos ejercicios espirituales. La experiencia de haberlos impartido en numerosas ocasiones me lo confirma. He visto cientos de rostros radiantes de paz yalegría después de haber hecho esta experiencia. Espero que tú también puedas decir lo mismo como tantos y tantas: “He encontrado a Cristo y, por tanto, la alegría de vivir.”

Esto es una plática introductoria; es decir, una plática para que nos pongamos de acuerdo sobre las reglas que hay que seguir en unos

ejercicios espirituales. La primera palabra que tengo que decirles es: ¡Felicidades por haber entrado a esta sección! Porque cuesta tanto, se dan tantas excusas, hay tanto miedo, tanta burla para los que realizan unos ejercicios espirituales.

Ciertamente no se van a arrepentir. Pero, al mismo tiempo que les felicito, como si tratase de algo excepcional, no les felicito, porque han hecho algo que todos debieran hacer: dedicar al menos una hora del día a su alma, a lo único necesario. Estos ejercicios son unas horas para pensar en serio sobre la vida:

¿Qué piensas de tu vida hasta hoy? ¿Eres feliz del todo? ¿Qué le falta atu vida para ser feliz de todo? ¿Estás aprovechando tu vida, la única, la que estás viviendo por primera y última vez? ¿Te sientes realizado haciendo lo que haces y viviendo como vives? ¿Qué ha pasado con tu fe, con tu Cristo? ¿Los has perdido, acaso?

Renovarse o morir; lo has escuchado muchas veces, y aquí también viene acuento esta frase: renovarte o morir. ¡Escoge! Todos necesitamos renovarnos. Las realidades más grandes de la vida, si no se renuevan, serefrescan, se mueren. Tienes que cargar gasolina de vez en cuando; necesitas repintar la casa; necesitas arreglar tantas cosas en la vida, si no, se deterioran y se vuelven inservibles. Decía una vez un señor: “No puedo hacer unos ejercicios espirituales porque estoy pintando la casa”, y le preguntaron: “¿Desde cuándo no pintas tu alma?” Y siguió un silencio. Por desgracia somos cristianos que creemos a medias. Creemos amedias en Dios; nos olvidamos de aquella frase que dijo un convertido: “Dios existe y me ama”.

No creemos en la Eucaristía más que a medias, y por eso las misas aburridas o las misas a las que no asistimos. Creemos poco en la confesión. ¿Desde cuándo no te confiesas? Creemos poco en la vida eterna: está de moda no creer en el infierno ni en el cielo.

En pocas palabras, confiamos a medias, es decir, no nos atrevemos a confiar en Dios, y por eso los problemas nos ahogan; amamos a medias, vivimos un cristianismo mediocre, y por eso no nos comprometemos en serio, no amamos a Dios sobre todas las cosas, y menos al prójimo como anosotros mismos.

Como consecuencia el cristianismo no nos llena, no nos hace felices, no nos resuelve los problemas, más aún nos pesa mucho. La verdad es que no estamos emocionadísimos de ser cristianos. Estamos, incluso, en grave peligro de cambiar de religión.

¿Qué no? Y no somos capaces de trasmitir esa fe a los demás, por ejemploa los hijos, porque nadie da lo que no tiene. Podríamos decir que estamos no en la religión católica fundada por Cristo, sino en la religión de Don Aburrido. ¿Cómo es eso? Te aburres yendo a misa, te aburres yendo a unos ejercicios espirituales, la Biblia te aburre, te aburre o te asusta confesarte; entonces dime cuál es esa maravillosa religión, quién la fundó. ¡Don aburrido!

Yo te estoy predicando aquí la religión del amor, la que fundó Jesucristo. Te reto a que te salgas de esa secta, por decirlo así, la religión que tú te has inventado, la aburrida, y te pases a la verdaderareligión católica, la que fundó Jesucristo, la religión de los hombres más felices de la historia, la religión del amor.

¿Para qué sirven los ejercicios espirituales? Más que decirlo yo, prefiero que te lo digan otros que han asistido. Te leo algún cuestionario. 

“Cuando me invitaron al retiro fue una sorpresa, pues nunca había estadoen uno, y me parecía que sería como ir a un planeta fuera de nuestra galaxia.” ¡Imagínate cómo empieza! “Tomé un día la decisión de ir, pero casi como obligado por mis familiares y por una persona que ha sido comoel fiel en la balanza de mi vida. Todavía ese día, el día que comenzaba

el retiro, dudé y le dije a mi esposa: “¡No voy!” Ella me hizo maletas... -muy bien hecho-, y tácitamente me dijo que era por mi bien.

Me di cuenta de que mi lejanía de Dios no era más que por comodidad y pereza y por una falsa intelectualidad juzgadora, que rompía la humildady aumentaba la soberbia. Sus palabras, padre, han removido mi concienciay han cambiado en unas horas mi vida.

Mi cambio lo sentí muy claro: Es como si hubiera vuelto a circular la sangre por mi cuerpo. El viernes en esos momentos de meditación que son maravillosos, recordé un cuento del que me platicaba mi abuela: Blas eraun niño de mi pueblo, al cual se le conocía como el “Cara sucia”, pues nunca quería bañarse ni limpiarse. Un día, que había llovido, se formaron charcos en las hendiduras de las calles en las que reflejaban las imágenes.

En uno de estos Blas “Cara sucia”, que nunca se había visto en un espejo, vio su imagen sucia y fea, y sintiendo repugnancia por saber queel del charco era él, inmediatamente partió a casa y, llorando, juntó sus lágrimas al agua, y se bañó durante mucho tiempo. Al terminar, vio que era un niño limpio y puro, y prometió que a partir de ese día iba a ser otro y diferente.

A mí me pasó lo mismo ayer. Me vi reflejado en el charco de mi vida, conmi mente sucia y confundida pero las pláticas y el Viacrucis han sido como el baño de Blas que han limpiado mi conciencia y mi raciocinio. La confesión ha sido el instrumento definitivo de mi cambio. Tenía mucho tiempo que no lo hacía. Y por primera vez en muchas, pero muchísimas noches, dormí sin despertar en ningún momento.” Ahora quiero leer el cuestionario de una muchacha que también fue a un retiro:

“Francamente salgo sorprendida de las maravillas que ha hecho el Señor conmigo. Siento una paz interna, como no lo había sentido más que una vez, un entusiasmo de vivir en gracia, de ser lo más parecido a María, sencilla, pura, generosa y cariñosa. Doy gracias al Señor porque es bueno y misericordioso, pues he aprendido en dos días lo que no había podido aprender en 17 años de vida que tengo. Espero ya no ser desde

ahora -y creo haberlo logrado- la niña que era yo antes. Doy gracias al Señor porque me ha hecho ver que estaba en la basura, me ha dado la mano, y me ha ayudado a levantar y volver a vivir.”

¿Para qué sirven los ejercicios espirituales, por tanto?

Sirven para renovar, vivificar las grandes verdades de la vida, o bien recuperarlas, si se hubieran perdido; para refrescar las grandes motivaciones de la existencia, por las que vale la pena vivir y sin las cuales la vida pierde su sabor. Recuperar, por lo tanto, la fe en Dios, en la vida, en ti mismo; recuperar la paz y alegría, la auténtica alegría de vivir, la felicidad de poseer a Dios. Este retiro es la oportunidad, la gran oportunidad para ver tu pasado y purificarlo, para ver tu presente y ordenarlo, y para ver tu futuro y orientarlo debidamente. Tu futuro es lo más importante de tu vida.

Y aquí te espera Cristo Rey; la solución de tu vida está cerca. Podría ser la gracia más importante de tu vida. Yo no lo puedo negar: puede depender de ella tu misma salvación eterna. ¿Quién puede decir que no? “Teme a Cristo que pasa y que no vuelve”. He visto tantos cambios en losejercicios espirituales que me considero un auténtico entusiasta de estaexperiencia espiritual.

Se viene a los mismos a curarse de las heridas, las infidelidades, las caídas mayores o menores, la mediocridad, la tibieza, los pecados, todo lo que necesite curarse en la vida. Hay que dolerse profundamente de todo ello, pero con un dolor muy sano y esperanzado; sentir coraje, náusea hacia la mediocridad y tibieza para extirparlas. Armarse de valorpara reaccionar con más amor y entrega que si nada de esto se hubiera dado en tu vida.

Ahora vamos a hacer un pequeño diagnóstico de cómo llegas a estos ejercicios espirituales:

¿Estás enfermo; incluso te consideras enfermo de gravedad, incurable? ¿Es una enfermedad crónica, constante, constantes recaídas, que te van acabando, que te van matando? Hay que tener valor para reconocer que estás enfermo de estas cosas, y querer curarte. Siempre hay tiempo de volver a empezar. La ventaja es que Cristo Rey es aquí el médico, y puede curar todo. Gritarle como el leproso: “Señor, si quieres, puedes curarme”.

¿Cómo estás: Quizás desengañado de ti mismo, sientes que no tienes remedio, lo has intentado tantas veces? Pues, intenta otra vez. Aún no lo has intentado de seguro con todas tus fuerzas. ¿Te acuerdas de Gen Gis Kan, aquel gran conquistador de China? En sus primeras batallas tuvomuchos reveses. En cierta ocasión estaba en su tienda muy triste y mirando con sus ojos al vacío, y se fijó en una hormiguita que subía porel hilo de la tienda y que se caía una, dos, hasta días veces se cayó; pero la hormiguita seguía intentándolo, hasta que, por fin, subió al techo de la tienda, que parece era su objetivo. Y en ese momento le vinouna luz a este hombre: “Voy a intentarlo otra vez, como la hormiga”, y efectivamente, al intentarlo, conquistó China. Así nos pasa a nosotros muchas veces: no lo hemos intentado con todas las fuerzas, y creemos queno podemos. ¿Estás desengañado, quizás, de Dios y de la religión? Puede ser que no conozcas bien a Dios o que tengas una idea inexacta de la religión del amor, la religión que ha hecho y sigue haciendo felices a millones. Obviamente con la condición de tomarla en serio. ¿Estás decepcionado de los demás? ¿De la vida? Tienes que saber que la vida sonríe a quien la trata bien.

Quizás tu problema es que estás insatisfecho por la vaciedad de tu vida,por esa mediocridad que produce malestar. Yo la llamaría insatisfacción provechosa porque lo malo es que no te preocupes, que te dé lo mismo. Porque de una gran insatisfacción puede surgir un gran propósito y un gran cambio en la vida. O estás atormentado por remordimientos, dudas,

egoísmos, miedos económicos, familiares, etc. O bien, temeroso. Tal vez éste es el diagnóstico más exacto: con miedo de enfrentarte a Dios y reconocer que has sido, tal vez, un hipócrita, un cuentista.

Desde luego hay que tener la certeza de que es un doloroso pero muy positivo encuentro con Dios. Temeroso de enfrentarte a ti mismo, de ver tu vida manchada, mediocre, vacía. La verdad es que cuesta reconocerlo acualquiera. Miedo de ir con los padres, de decir lo que tienes que decir, por ejemplo, en la confesión, quizás decir lo que nunca has dicho. ¿Qué va a pensar de mí? ¡Cuántas cosas les hacen pensar a los padres! O miedo al futuro. Decía alguien: “Todas las noches antes de acostarme lloro por esa fe que no tengo.” Este hombre indiscutiblemente tenía miedo de perder lo poquito que le quedaba de fe, y por tanto, del sentido de su vida.

Avanzando en esta charla, yo quisiera recalcar esta frase: “No importa cómo estás, si quieres cambiar”. Lo importante es que has entrado, y esto significa muchas cosas importantes:

Que, aunque te duela, quieres saber la verdad de tu vida; que quieres renovarte; que quieres cambiar; que quieres volver a empezar, dejando atrás lo que pasó. Con Cristo Rey todo se puede remediar mientras dura la vida. “Venid a mí -decía Él- todos los que andáis fatigados y agobiados, y yo os ayudaré.” Esta promesa es fabulosa, es gratis, la ofrece Dios que no puede engañarnos; nos la dice no un psicólogo bienintencionado sino el que lo puede todo, el mismo Jesús.

Vienes enfermo, pero con ansias de salud; triste, quizás, pero con hambre de felicidad; insatisfecho del rendimiento de tu vida, pero con ganas de dar la medida; frío y tibio, pero con ansias de calentarte; a lo mejor vienes fervoroso, y con ganas de aumentar el fervor.

Recomendaciones

¿Cómo estar en ejercicios espirituales? Voy a darles una serie de recomendaciones que son como una metodología para que los ejercicios

espirituales produzcan los frutos que han producido en otros:

Hay que dejar las prisas, el sueño, los celulares, todo lo que conecte con la problemática de la ciudad, y entrar sin nada, entrar tú solo. Sonunas horas para pensar en serio sobre tu vida. Y los protagonistas de estos días serán Dios y tú. Convencido de que, si tú sales renovado, fervoroso, todo el resto de tu vida cambiará. Y debes de pensar que tu alma debe ser lo primero y que, para lo que es fundamental en la vida, siempre hay tiempo.

Hay que empezar desde el principio con toda el alma, removiendo obstáculos, flojedad, cansancios, prejuicios, miedos, lo que sea; en concreto desterrar los prejuicios que traes en la mente, como aquél de la adicción; que el director de ejercicios espirituales habla así o no me convence o sí me convence. Tú escucha sus palabras, que son palabras a través de las cuales te habla Dios. Y sobre todo el prejuicio peor: que ya has hecho otros ejercicios espirituales, ya los conoces, que tú eres bueno, y que al leerlos simplemente quieres darte una afeitadita.

Hay que tener alma de niño, hay que hacer la oración como en la época enque la hiciste bien, quizás en otros ejercicios, quizás en otro momento de tu vida, y entrar del todo: Una decisión plena; procura tenerla rápido; sumérgete, arriésgate, lánzate; lo único que te puede suceder esque te cures, que te reanimes.

Además, estás tú sólo, como en un desierto, como en un paraje solitario,a solas con Dios. ¡Oh silencio bendito que ha arrancado de las almas santas audacias! Pablo de Tarso necesitó retirarse a un desierto despuésde convertido. Cristo estuvo cuarenta días en el desierto antes de empezar su vida pública. Yo tengo predilección por estos retiros: se ve por un lado la miseria humana y por otro la grandeza de Dios y, si ambosse encuentran, surge el milagro. Si hablas, y sigues lo mismo; si te distraes, y no pasa nada; si no haces caso a Dios, y sales amargado,

culpa tuya entera. Querer salir otro, distinto, nuevo, limpio, alegre, decidido.

Pero necesitas quererlo, pelearlo, pedirlo; así salen todos los que han hecho estos retiros con sinceridad y sin medias tintas.

Reglas para obtener los frutos del retiro

El fruto de unos ejercicios espirituales no se improvisa, y yo aquí quiero recalcar seriamente cuatro reglas sin las cuales no puedo asegurar el fruto:

Primero: Silencio; y no pongas cara rara. Es una utopía hacerlo sin silencio. Ya sabemos que es una cosa que cuesta, y más a las mujeres, pero es necesario: te renueva, te enriquece. ¿Puedes o no puedes? Te reto y te sigo retando. Hacer unos ejercicios espirituales hablando es una santa manera de perder el tiempo.

Segunda regla: Oración: que significa hablar mucho, sinceramente, de corazón, con Dios. Las ideas no entran en la cabeza sino a golpes de oración. Pedir mucho a Dios que se nos graven como fuego en el alma. Estos ejercicios serán lo que sea tu oración. Su hondura será la hondurade tu trato con Dios. Recordar los días en que la oración te quemaba, y vencías todos los enemigos. Cuando tenías un gran problema, dime si hablabas con Dios o te distraías. Hacer tus oraciones como en tus mejores tiempos, encontrar el gusto por la oración, disfrutar la intimidad con Dios. Porque orar es amar y ser amado.

Tercera regla: Generosidad: firmar en blanco. ¿Qué quieres que haga, Señor? Evidentemente que Dios te va a pedir algo, algo importante. Si note pide nada, es que no le importas a Dios.

Y añadiría una cuarta regla como recomendación, que consiste en mantenerla paz y la serenidad durante todo el tiempo. El demonio intentará

robártela y, si te la roba, estás perdido. No te dejes. Dios ciertamentete pedirá cosas difíciles, pero nunca te pedirá que pierdas la paz.

¿Cómo vas a salir? 

Tengo otro cuestionario que me gustaría que leas.

“He dejado que pasen los días antes de decidirme a escribir esta carta, pues después del retiro al que asistí, pensé que el efecto iba a pasar pronto. Pensé, también, que el bienestar y alegría que he obtenido en mireencuentro con Cristo Rey iban a ser pasajeros, pero ha sido todo lo contrario: han pasado los días, y mi amor y mi fe han crecido de forma impresionante. Después del retiro nunca volveré a ser la misma, no quiero volver a ser la misma.

He comprendido que, al estar llena de Dios, todo lo demás resulta fácil.Me encanta la canción que se canta en misa y que dice: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura”. Ha mejorado mi vida en todos los aspectos, después de buscarmejorarla por muchos otros medios. Quizás pueda pensar que estoy loca, pero para mí, mi reencuentro con Cristo Rey fue como el reencuentro con un gran amor, el primero y el único que puede avasallar con tanta intensidad y que en mi ceguera, egoísmo y racionalismo podía haber dejado de lado. Debo también confesarle que al retiro acudí con pocas expectativas; iba con el clásico “a ver qué sale...” pero es lo mejor que me pudo suceder.

No digo que yo sea de lo mejor, soy menos que nada, pero diariamente al único que trato de no fallarle es a Cristo Rey y pues con eso todos van de gane, hasta mi esposo, que ha sido el más beneficiado con el retiro.”

Primero. Puedes salir orientado, sabiendo lo que Dios quiere de ti, cuáles tu misión en la vida. Y, el saber cuál es tu camino, cuál es tu misión, es una cosa fantástica, porque muchos no lo saben.

Segundo: Motivados, es decir, con deseos de cambiar, felices, nuevos, limpios. Y,

Tercero: Decididos. Decididos a luchar, a cambiar, con unos propósitos muy firmes. Lo mejor de tu vida está por verse. ¿De veras lo crees? Ya has hecho algo bueno, y Dios lo sabe, pero puedes hacer mucho más, y a eso debes aspirar. El retiro es una fuente de renovación y rejuvenecimiento espiritual; aprovéchala. A cuántos hombres y mujeres hevisto renacer en los retiros. Si sientes deseos intensos de cambiar, de ser otro, de ser distinto, déjate inundar de esa luz y de esa gracia.

Obviamente, hay que vigilar a los enemigos: el cansancio físico y emocional, el desgaste espiritual, las pocas ganas. Se te perdona esto. Basta con que quieras que te motiven, y no pongas obstáculo. ¿Estás enojado contra algo o contra alguien? Ya sabes que el que se enoja pierde; no te conviene. Parte en mil pedazos el enojo, como Moisés rompió las dos tablas en las laderas del Monte Sinaí. Que sientes rutina, mediocridad, tibieza. Pero, entonces, ¿quieres morir o vivir? ¿Quieres vivir como un leproso, canceroso, tu vida? ¿O quieres vivir en plenitud? ¿Quieres alargar la náusea, el purgatorio de tu vida? ¡Claro que no!

Entonces a hacer los ejercicios con fuerza, como si de ellos dependiera tu salvación eterna. ¿Quién no quiere irse al cielo; quién no quiere sersanto; quién no quiere salvar miles de personas; quién se resigna a ser un semi-hombre, semi-mujer, un semi-cristiano, semi-apóstol? ¡Qué tristeforma de vivir!

Por otra parte, hay que hacer alianzas con los amigos: en primer lugar con María Santísima. Cuentas con su ayuda y protección maternal desde elmismo instante en que empieza el retiro hasta el final. ¿Sabes que tú lecaes muy bien a la Virgen? ¿Cómo lo puedo saber? Porque eres su hijo o su hija, y los hijos a una buena madre siempre le caen bien. Tienes a Jesús en la Eucaristía. Que tu ida a la capilla sea un acto de amor, de

agradecimiento, de fe, de algo positivo. Reencuéntrate con ese amigo, alque quizás le has dado la espalda.

Él nos decía: “Yo estoy con vosotros, contigo, todos los días de tu vida”. ¿Por qué te empeñas en no creerlo? Luego está el sacerdote de tu parroquia. Todas sus limitaciones no podrán impedir que representen a Dios para ti, y te ayuden de manera muy eficaz.

Como conclusión;

¿Por qué no pueden ser estos ejercicios espirituales la experiencia más grande de tu vida? Son unas horas de gloria, junto a la fuente de aguas vivas que ha beneficiado a tantos y tantos. Llegas, como la samaritana, con tu cántaro vacío, medio vacío, o por lo menos no del todo lleno.

¿No quieres terminar con tu cántaro lleno de amor, de alegría, lleno de fe, de generosidad; con cara y alma de resucitado?

RETIRO ESPIRITUAL LA ALEGRIA DE VIVIR

1ra. PláticaLlamamiento de Cristo. Si alguna vez lo vas a hacer, ¿por qué no ahora?

Estos ejercicios son un nuevo llamamiento de Cristo Rey, una nueva oportunidad, una nueva invitación de Jesús para una vida mejor. No consideres que estos ejercicios espirituales son uno de tantos como los que has hecho en tu vida, porque Cristo nunca se repite; tiene sus sorpresas, sus gracias nuevas; es un nuevo paso de Cristo Rey por tu vida, un llamamiento a la entrega total, a ser un apóstol más decidido, más programado; a volver a empezar una vez más, la definitiva, dejando ese lastre de mediocridad y poca generosidad que has venido quizás arrastrando.

Nunca es tarde para volver a empezar. En este sentido, les deseo que en estos ejercicios espirituales les ocurra algo que les decida, pero de verdad, algo que les tumbe del caballo de su soberbia, sensualidad, pereza, de su pesimismo.¿Quién te llama? ¿Quién te invita? Aquel que ha dicho de sí mismo: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no anda en tinieblas”. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. “Soy la resurrección y la vida”. Quien puede decir estas palabras, o es un gran mentiroso, o es Dios.

“Yo soy el pan de la vida”. Creo que en medio de nosotros está uno a quien no conocemos, como no lo conocía la Samaritana. “Si conocieras el

don de Dios y quién es el que te pide de beber; quién es el que te pide tu vida, tu corazón, todo lo que tú eres y tienes...” ¿Quién es Jesús? Aquél que puede llenar las más grandes aspiraciones de tu vida, resolvertodos tus problemas; el que tiene en su mano el secreto de tu felicidad en esta vida y en la otra.

La persona que más te quiere en el mundo. Y realmente tenemos que creerlo, porque todos buscamos a esa persona; a cualquiera le interesa conocer, ver a la persona que más le quiere en el mundo, y esa persona se llama Jesucristo. Ojalá descubramos en Cristo Rey todo esto, porque lo tiene y mucho más.

¡Señor, si es cierto que me quieres tanto, que yo lo vea, que lo sienta,que lo palpe y lo experimente; que no se me pase la vida ignorando que el Amor infinito, la Bondad infinita, la Hermosura misma me quería tanto, tanto como yo nunca me había atrevido a soñar!

Decía San Pablo con una convicción tremenda: “Me amó y se entregó a la muerte por mí”. Ese mismo Cristo se ha dignado amarte a ti y alargarte la mano para pedirte algo: Dame tu corazón. Nos hace falta la experiencia que tuvieron los apóstoles en el Monte tabor. Decía San Pedro: “Qué bien se está aquí”. Todos hubiéramos dicho lo mismo, porque ¡claro! allí Jesús se manifestó como era, como Dios, sin el disfraz de la naturaleza humana. Y Pedro, tú y yo hubiéramos dicho lo mismo: ¡Qué bien se está aquí! Cuando estemos en el cielo, por misericordia de Él, lo primero que diremos será: ¡Qué bien se está aquí, y, además, para siempre!

Te llama aquél a quien han seguido y por quien han dado la vida miles y miles de santos, mártires, vírgenes, apóstoles. Siempre que bajo a las catacumbas de Roma, siente una profunda nostalgia, una gran pena y un fuerte estímulo, pensando: “Todos éstos sí, y yo todavía no; yo no soy nada, soy un mediocre. Estos dieron su vida por el mismo Cristo Rey a quien yo sigo desde hace tiempo. ¿Qué pasa?”

Recuerdo que a Julio César ante una estatua de Alejandro Magno, en Sevilla, se le vio llorando, y le preguntaron: ¿Por qué ante esa estatuade Alejandro has llorado? Respuesta: “Porque él, a mis años, había conquistado el mundo, y yo todavía no he hecho ninguna conquista.”

¡Qué aleccionador es esto! Uno ve que los grandes jefes, los grandes militares tienen una persona a la que quieren imitar, que les inspira mucho. Jesús es el hombre que más inspira y más ha inspirado a millones.¿Te inspira a ti lo que ha inspirado a los santos?

Ante esa fila incontable de mártires y santos uno también tendría que llorar. Tarsicio, a los doce años, era ya mártir de la Eucaristía; san Agustín a los 31 años se decidió a ser santo, y lo fue; María Goretti a los diez años mártir de la pureza; Teresita a los 26 años muere como unareligiosa santa y patrona de las misiones. Y así un número infinito de almas grandes.

Tú tienes tantos años. ¿Qué eres? ¿Qué has hecho? Por lo menos recuerdo a dos hombres que un día se hicieron la misma pregunta: Ignacio de Loyola y Francisco de Sales. Ignacio, después del sitio de Pamplona, cuando una bala de cañón le rompió la pierna, tuvo que estar en convalecencia no sé cuantos meses allí en Loyola. En la biblioteca de lacasa había sólo libros de santos, a él no le gustaba leerlos, pero no tenía otra cosa que leer. Pensaba “¡Vaya locos!”. Siguió leyendo hasta decir: “Puede que no estén tan locos”. Avanzando en la lectura llegó a la conclusión de que “el loco soy yo, no ellos”.

Y tímidamente se preguntaba: ¿podría ser yo como uno de ellos? Pero no se animaba. Poco a poco, viendo cómo otros habían pasado las mismas dificultades que él, llegó un día a decir: “Puedo ser uno de ellos y lo voy a ser”. Ése es San Ignacio de Loyola. Si ellos hubieran pensado lo que tú a veces, que eso no es para ti, hoy no serían santos. Hubo un momento en su vida que, como tú y como yo, no eran nada; eran unos cobardes y unos mediocres; pero también hubo un día en que se decidieron, y lo lograron.

¿Llegará un día también en tu vida? Decía Agustín a los que no se querían convertir: Si alguna vez lo vas a hacer, ¿por qué no ahora? ¿Porqué no ahora, en estos ejercicios espirituales? Ellos, tú y yo seguimos al mismo Cristo. ¿Qué pasa, entonces, que a ellos Cristo les llenaba plenamente, les enloquecía, podría pedirles lo que fuera, y a ti te dicetan poco ese Cristo? ¿Para qué quieres un Cristo que no te llena, que note hace feliz, que no te resuelve los problemas y no te llena el corazón?

¿Quién es Jesucristo? Quiero a través de las palabras de un sacerdote santo explicar qué es, quién es Jesucristo. Dice él: “Cristo Rey es mi Dios, mi gran amigo, mi compañero, mi padre, mi grande y único amor y laúnica razón de mi existencia”.

Cristo Rey es mi Dios. El alma se pierde en ese infinito: Creador del mundo, el Señor de la historia, el amigo de los patriarcas, de los Profetas, el Redentor del mundo, ése es mi Dios.

Cristo Rey es el rostro de Dios, el amor de Dios, el perdón, la ternurade Dios para conmigo. Cristo Rey es mi Dios y mi todo; Él es mi herencia, mi pasión, mi destino y mi premio final en la eternidad.

Cristo Rey es mi Dios. El Dios que encuentro por doquier: en una flor, en un amanecer, en mis hermanos, en la Eucaristía; Cristo Rey es el Diosmío, el amor mío, la gloria mía, la felicidad mía. Sólo Él existe en mi camino; de Él vengo, hacia Él voy, y, cogido de su mano, camino por la vida hacia la patria celestial. “Sólo Dios, hijos, sólo Dios; Dios sana las heridas más dolorosas, consuela las penas más profundas, alegra los más tristes momentos de la vida. Dios comprende todo nuestro ideal, Diosembellece los campos, y hace cantar a los pajarillos. Dios es el objeto digno de nuestro amor, es amigo, padre, hermano; Dios nunca falta; Dios es fiel”.

Cristo Rey es mi gran amigo: El amigo de mi alma; el amigo fiel de los días malos, y de los días felices. El que comparte conmigo su vida y su palabra y sus grandes anhelos, y el que alterna el amor de un Dios con el de un pobre pecador.

Él es el gran amigo, yo el pequeño embustero; Él es todo, yo no soy nada; Él es la luz, y yo la oscuridad; Él Dios, y yo su criatura; Él, elSeñor, y yo su siervo. Pero es mi gran amigo: me lo ha dicho, me lo ha demostrado: yo le importo, Él me busca, Él me quiere. Cristo Rey es mi gran amigo. Yo quiero ser su amigo, también, felizmente y para siempre.

Cristo Rey es mi compañero. Siempre hemos caminado juntos, codo con codo, a veces cargándome, cuando ya no podía seguirle. Él ha secado mis lágrimas, ha lavado mis pies polvorientos; mi dura existencia se ha vuelto más llevadora por su dulce compañía. Hemos sufrido juntos todo elGetsemaní y Calvarios. Yo he querido ayudarle con la cruz, pero ha sido Él quien se ha convertido en mi gran Cirineo. Juntos también hemos vivido los triunfos de su Iglesia; juntos hemos caído en el mismo surco,para también florecer juntos en esa Iglesia que es suya y es mía al mismo tiempo.

Cristo Rey es mi Padre: la palabra grande que hace explotar el corazón del hombre y que enternece el corazón de Dios. ¡Padre santo, Padre mío! Me das la vida, el cariño, la ternura del mejor de los padres. Yo soy elhijo pródigo, pero el hijo amado, acariciado y protegido por mi Padre Dios.

“Te amo y me estremezco en mi pequeñez, porque me has amado desde el principio de todo tiempo, con un amor determinado, personal, enclavado en un mundo sangrante, a pesar de la pobreza de mis dones”. Padre nuestro, Padre mío que estás en los cielos y en mi vida, en mis dolores y alegrías, sobre todo en mis dolores.

Cristo Rey es mi grande y único amor: Hay en mi vida un gran amor, un

único amor que se llama Jesucristo; un amor más fuerte que la muerte, unamor que nació en la niñez, que creció incontenible con el paso de los años hasta convertirse en la pasión de mi vida.

¿Quién me arrancará del amor a Cristo Rey? Y nos sigue diciendo este hombre santo: “Quisiera que Dios repitiera con ustedes lo que hizo conmigo: pues antes de que pudiera defenderme contra el hechizo de su llamado, contra su amor devorador, caí sojuzgado”.

Termina diciendo: Cristo Rey es la única razón de mi existencia. Sin Él mi vida no tendría ningún sentido, ninguna utilidad. La vida sin Cristo Rey no me interesa, no me importa, no la quiero, no me sirve. Pero con Él mi vida será llegar a un puerto deseado, una felicidad completa, una plenitud, una aventura incomparable. La razón, el porqué de mi vida, de mis dolores, alegrías, triunfos, fracasos, incluso de mi salud y enfermedad, se llama también Cristo Rey.

Él es la única razón de mi existencia. Si Cristo Rey es, de verdad, tu Dios, tu amigo, tu compañero, tu Padre, tu grande y único amor, y la única razón de tu existencia, es que realmente lo conoces. ¿Quién te invita, pues? Este Jesucristo.¿A qué te llama?, ¿a qué te invita? Aquí descubrimos, también, en la invitación lo más grande, lo más maravilloso a lo que nos puedan invitar; me invita a realizar la empresa más grande: la conquista de mí mismo y la conquista de los demás hombres, es decir, a ser santo y salvar almas.

No hay misión más alta, más bella, más entrañable que ésa. ¿Qué quisieras haber sido tú a la hora de la muerte? Porque, si estas cosas las dices hoy a la gente, se ríen de ti. ¿De modo que ser santo y salvaralmas es lo más importante en la vida?

En esta tarea de ser santos y salvar almas, han dado su vida los valoresauténticos de la humanidad: esos hombres y mujeres cuyos nombres están escritos con letras de oro en el cielo. Tú y yo tenemos un puesto al lado de ellos. Muchos no comprenden esta misión y la dejan y la tiran.

¡Pobres engañados!

Ojalá que no te pase a ti, porque puede ser que cambies algún día lo quevale por lo que brilla. ¿Quieres buscar un dueño que te pague mejor? Serás grande si tú quieres, porque tienes la mejor misión. ¿A quién vas a envidiar? El día que esos pobres que han dejado a Cristo Rey, se enteren de lo que se perdieron, no van a tener lágrimas suficientes parallorar su torpeza. Y, si ese pobre eres tú? Recuerda que Cristo Rey te necesita. ¿Cómo decírtelo?

Ahora, vamos a pensar un poco en las condiciones que nos pone Cristo Rey; dos condiciones básicamente: La primera: seguridad en el triunfo; seguridad en el éxito: en tu éxito personal y completo como hombre, comoapóstol y como todo. El que sigue a Cristo Rey fielmente, triunfa siempre aún medio de los fracasos, es un hombre realizado, entero, feliz; como, por el contrario, el cristiano que se busca a sí mismo siempre fracasa en medio de los triunfos externos. Pronto se queda sin Dios y sin almas, y realmente su vida se convierte en una triste historia.

La segunda condición: Un premio eterno: “Vosotros que me habéis seguido,recibiréis el ciento por uno en esta vida y luego la vida eterna”. Promesas dichas por Dios.

¿Has experimentado en esta vida el ciento por uno de lo que has dado? ¡Buena señal! Siempre sale uno ganando. Y, total, ¿qué es lo que damos? ¡Qué poco inteligentes somos, porque nos fijamos en lo que nos cuesta y no en lo que se nos da, que es infinitamente más! Pablo sufrió por Cristo cien veces más que nosotros y fue testigo ocular del cielo, y no pudo decir más que esto: “Después de ver el cielo, todo lo que se sufre en este mundo es nada, es juego de niños”. ¡Cuántos sacrificios haces a veces por cosas que valen muchísimo menos!

¿Cuál será tu respuesta a Cristo Rey? ¿Quién puede decir que no a Cristo

Rey con esas condiciones y con esos regalos? Probablemente tú ya le has dado esa respuesta el día de tu bautismo, pero conviene volvérselo a decir: “No me arrepiento de ese sí que te di un día; lo sigo diciendo cada vez con más convencimiento, con más ganas, con más amor”. Y, si no he cumplido mi palabra, es tiempo de renovar ese sí, de pedir perdón y volver a empezar.

Cristo Rey espera tu respuesta. ¿Serás tú de los que algún día dé la espalda a Cristo Rey? ¿De los que, habiendo cogido en sus manos lo más grande, lo más grande del mundo, vayas a buscar otras cosas en los muladares de este mundo? ¿Habiendo tenido las manos y el corazón de Cristo Rey para ti, para siempre, las vas a perder por cobardía o pereza? ¡Mira bien lo que haces, no te vayas a arrepentir!Hoy todo es esperanza. Cristo Rey te ama mucho, lo sabe. Tú puedes; también lo sabes porque, cuando te lo has propuesto, lo has logrado. Sabes que puedes. “Cuenta conmigo” o “sigue contando conmigo.” es la única respuesta.

Yo quisiera continuar con este tema del llamamiento de Cristo Rey pensando que Él te ama infinitamente, personalmente, tiernamente, con hechos. Vamos a platicar de esto para que nuestra respuesta no solo sea fácil, sino gustosa y entrañable. Te ama infinitamente, siempre y sin medida: desde antes de nacer... y quiere seguir amándote por toda la eternidad, a menos que tú claves un puñal en ese amor. ¡Te ama cuando leeres fiel y te ama cuando le ofendes! Cuando estás alegre y cuando estástriste: más que un amigo, el más fiel de todos; más que una madre, la mejor de todas. Más que un esposo. Más que nadie, y eso no hace falta decirlo, sino sentirlo; porque el día que cualquier ser humano, aunque sea el hombre o la mujer más miserable, experimenta que Dios le ama más que nadie, su vida no podrá jamás ser la misma.

Te ama personalmente, como eres. Él comprende tu forma de ser; te ama como si fueras la única persona en el mundo. Si existieras tú solo en elmundo, no te amaría más que ahora. A ninguna persona ama en la forma

particular en que te quiere a ti, porque no hay dos amores iguales.

Te ama tiernamente, delicadamente. ¿Quién ha curado las heridas de tu alma con más amor, con manos más maternales que Cristo Rey? Hablo de heridas, hablo de turbación, desaliento, pecado, desesperanza. ¿Quién teha regalado la paz de la conciencia tras las buenas confesiones, tan dulce y limpia como el cielo azul? ¿Quién te ha otorgado ese deseo tan grande y profundo de luchar por algo en tu vida, de realizarte como el hombre o la mujer auténticos? ¿Nunca lo has sentido? ¿La gracia de sentirlo cerca, presente como la fuente que apaga la sed, como el amigo que escucha, que comprende, que perdona, que anima a seguir adelante?

Y es un amor demostrado con hechos, un amor de realidades. ¡Qué difícil es amar con realidades! Pues Cristo Rey te ama así. Cristo Rey te ha dado la Iglesia, esa madre que te ha regalado la vida, la gracia, la fe y los sacramentos; recuerda que en el bautismo te hicieron hijo de Dios y heredero de una eterna felicidad. En la Iglesia recibes el perdón, la Eucaristía, la bendición de tu amor humano.

El amor de Cristo Rey con hechos: ¡una cruz! Sangre fresca que mana de su cabeza, de sus manos benditas, de sus pies! Un río de sangre divina para purificar el río sucio y negro de tus pecados y egoísmos. Él mismo dijo: “Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos”. Ahí lo tienes en la cima del Calvario, colgado de cuatro heridas abiertas encarne viva. La cabeza doblada hacia el suelo, la cara ensangrentada que,para darle un beso, te mancharías de sangre.

Aquellas manos que han creado el mundo, las estrellas, los amaneceres y las flores; las manos que te han creado a ti, cosidas con clavos a un madero; y esos ojos divinos, los más dulces, los más hermosos, los ojos que te han mirado con más ternura, con más amor que ningunos otros ojos,ahora muertos. Ahora son los ojos más tristes que se conocen.

Amor se escribe con sangre! Amor de realidades el de Cristo Rey, amor tremendo, amor auténtico, amor para ti, todo entero para ti. Infeliz, si

no comprendes, si no correspondes a ese amor que jamás encontrarás en nadie.

Tú buscador, buscadora de amor, hambriento de amor. Si algo vas a darle,que sea hoy ante la cruz. Cristo Rey te ama con realidades: La Eucaristía. El amor prisionero, el amor tras las rejas de la indiferencia más aplastante y un olvido que no tiene nombre. Cristo Rey esperando años, esperando siglos a que tú vinieras a dirigirle una mirada, a dirigirle una palabra como ésta: “Te quiero, Señor; te quiero mucho, te quiero más que a nadie”.

Podríamos decir que es la fiesta del amor todos los días del año, porquetodos los días son días del amor de Dios. ¿Vendrás a mirarlo? ¿Vendrás adecirle alguna palabra? ¿Cuantos regalos de índole personal habría que añadir en tu vida? Cuantas veces de forma espontánea has tenido que decir: “Dios me ha consentido demasiado!” que es como decir: “Dios te haamado demasiado”.

Cristo Rey espera de ti una respuesta, una respuesta de amor. ¿Un amor infinito? Es evidente no puedes; pero sí puedes amarlo mucho más de lo que hasta aquí y hasta ahora le has amado. Un amor personal: Si Él te quiere como eres tú, quiérelo como es Él. Un amor tierno, toda la ternura de tu corazón que es grande. Y un amor de realidades. Amor con amor se paga.

Recuerdo, a este respecto, unas palabras que por venir de quien vienen -es decir de un convertido- tienen una importancia especial: Decía así Giovanni Papini: “¡Jesús, Tú ves cuán grande es nuestra pobreza. No puedes dejar de reconocer cuan improrrogable es nuestra necesidad, cuan dura y verdadera nuestra angustia, nuestra indigencia, nuestra esperanza. Sabes cuánto necesitamos de una intervención tuya, cuan necesario nos es tu retorno! Tenemos necesidad de ti, de ti solo, de ti y de nadie más. Solamente Tú que nos amas puedes sentir hacia todos nosotros, los que padecemos, la compasión que cada uno siente de sí

mismo. Tú solo puedes medir cuán grande, inconmensurablemente grande es la necesidad que hay de ti en este mundo, en esta hora del mundo.

Ningún otro, ninguno de tantos como viven, ninguno de los que duermen enel fango de la gloria, puede darnos a los necesitados, a los que estamossumidos en atroz penuria, en la miseria más grande de todas, la del alma, el bien que salva. Todos tienen necesidad de ti, incluso los que no lo saben, y los que no lo saben mucho más que aquellos que lo saben. Tú sabes cuán grande es precisamente en estos tiempos la necesidad de tumirada y de tu palabra, tú sabes bien que una mirada tuya puede conmovery cambiar nuestras almas; que tu voz puede sacarnos del estiércol de nuestra miseria. Tú sabes mejor que nosotros, mucho más profundamente que nosotros, que tú presencia es urgente e inaplazable en esta edad queno te conoce.

RETIRO ESPIRITUAL LA ALEGRÍA DE VIVIR

2da Plática

La Corredentora. María, es tu madre y la mía, la mujer más maravillosa del mundo.

En unos Ejercicios Espirituales no puede faltar una palabra llena de cariño y gratitud a la Madre de Dios y a la Madre de los hombres: a María Santísima.

Júbilo eterno nació en su corazón desde que supo que era la elegida paraMadre de Dios. Dios en su seno durante nueve meses. Ninguna Madre ha gustado la felicidad de ser madre tan profundamente, tan tiernamente como la madre de Jesús. Dios en sus brazos, alimentándose de ella, dormido dulcemente junto a ella, prestándole el calor de su cuerpo y la seguridad de una Madre. Dios Niño dormía seguro en sus brazos. Dios de la mano de María, Dios caminando, no ya entre las estrellas y rodeado delos ángeles, de la mano de su Madre, pequeñito, por las calles de Nazaret. El Hijo de María, tan guapo como ella, tan igual a ella, tan hijo de ella, cogido de su mano.

Un día, al querer tomar la mano de Jesús, sintió un dolor en su mano, undolor en sus ojos, un dolor en su corazón. Dirigió sus ojos de cielo a la mano que le hería, a aquel niño malo, vestido de harapos, descalzo, enfermo y herido. -“Ahí tienes a tu hijo, Mujer”- escuchó. Y Ella besó aaquel niño malo en la frente, diciéndole con ternura celestial: -“Hijo mío.”- Ese niño era yo...

La madre más grande se llama María. Su nombre es dulzura, es miel de colmena. Su amor es más grande que el cielo. Es Madre de Dios para obtenernos todo y Madre de los hombres para darnos todo. Dios la creó enun molde de diamantes y rubíes, y luego rompió el molde. Es la obra maestra del mejor orfebre de todos los tiempos. Le salió hermosísima, adornada de todas las virtudes, con sonrisa celestial. Y, cuando moría en el Calvario, nos la regaló.

Esa mujer es tu madre y la mía, la mujer más maravillosa del mundo; y esto nos hace temblar de regocijo, de amor y de respeto. ¡Cuántas mujeres en el mundo, queriendo parecerse a ti, María, llevan con santo orgullo tu dulce nombre! ¡Cuántas iglesias dedicadas a ti!

Tú eres todo amor: amor total a Dios y amor misericordiosísimo a los hombres, tus pobres hijos. Eres el lado misericordioso y tierno del amorde Dios a los hombres; como si tú fueses la especie sacramental a través

de la cual Dios se revela y se da como ternura, amor y misericordia. Madre de Dios: esa es tu grandeza incomparable. Eres la gota de rocío que engendra a la nube de la que tú procedes.

Nos mereces un respeto total al considerar que la sangre de tu Hijo, derramada en el Calvario, es la sangre de una mártir, es tu propia sangre, porque Dios, tu Hijo, lleva en sus venas tu sangre, María. Pero el respeto que nos mereces como Madre de Dios, se transforma en ímpetu de amor al saber que eres también nuestra madre desde Belén, desde el Calvario y para siempre. Y, por eso, después de Dios, nos quieres como nadie. Yo sé que todos los amores juntos de la tierra no igualan al que tú tienes por nosotros. Si esto es verdad, no podemos resistir la alegría tremenda que sentimos dentro de nuestro corazón.

Agradecemos a tu Hijo, al niño aquel, maravilla del mundo, que todavía contemplamos en tus brazos. Agradecemos su sonrisa, su cariño y su abrazo, que quedaron impresos a fuego en nuestro corazón para siempre! ¡Oh bendito Niño que nos vino a salvar! ¡Oh bendita Madre que nos lo trajiste! Contigo nos han venido todas las gracias, por voluntad de ese Niño. Todo lo bueno y hermoso que nos ha hecho, nos hace y nos hará felices, tendrá que ver contigo. Por eso te llamamos con uno de los nombres más entrañables: “Causa de nuestra alegría”.

Hemos sabido que tu Hijo dijo un día: “Alegraos, más bien, de que vuestros nombres estén escritos en el cielo”. Sí, escritos en el cielo por tu mano, Madre amorosísima. Cuando dijiste sí a Dios, escribiste nuestros nombres en la lista de los redimidos. Y esta alegría nos acompaña siempre porque Tú también, como Jesús, estás y estarás con nosotros todos los días de nuestra vida.

¡Qué hermosa es la vida contigo, junto a ti, escuchándote, contemplando tus ojos dulcísimos y tu sonrisa infinita! También, como a Dios, te queremos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas

nuestras fuerzas. Eres la puerta del cielo. ¡Cómo hemos soñado, desde que experimentamos el cielo en aquella cueva, en vivir eternamente en ese Paraíso, junto a Dios y junto a ti, porque eso es el cielo! La puerta de la felicidad eterna sin fin tiene una llave que se llama María. ¡Cuánto anhelamos ese momento, en que tu mano purísima nos abra esa puerta del cielo eterno y feliz!

Oh madre amantísima, eres digna de todo nuestro amor, por lo buena que eres, por lo santa, santísima que eres, la Inmaculada, la llena de gracia; por ser nuestra madre, por lo que te debemos: una deuda infinita; porque, después de Dios, nadie nos quiere tanto; por tu cantadora sencillez. Oh Virgen Clementísima, Madre del hijo pródigo - yosoy el hijo pródigo de la parábola de tu Hijo-, que aprendiste de Jesús el inefable oficio de curar heridas, consolar las penas, enjugar las lágrimas, suavizar todo, perdonar todo, perdóname todo y para siempre, Oh Madre.

Oh María, eres un regalo incomparable de Jesús para nuestra alma: Eres yte llamamos “Madre nuestra”. Eres la misma que había renunciado a ser madre del Mesías y de otros posibles hijos, porque Dios te pidió ser virgen, pero Él hizo que pudieras seguir siendo virgen y que, al mismo tiempo, fueras Madre de Cristo Rey y Madre de todos los hombres. Esa mujer eres Tú, nuestra Madre.

Y aquí me detengo a reflexionar en cómo roba Dios. ¡Dios es un ladrón! Pero roba como ninguno. Primero le dijo a Ella: “No vas a ser madre de ningún hijo; te pido que seas virgen.” Y en aquella época la máxima gloria de una mujer era ser madre, estar rodeada de hijos. Por lo tanto,la máxima desgracia era no tener ninguno. Dios le pidió ese primer sacrificio, pero, además, su corazón le diría: “Alguien va a ser madre del Mesías, pero tú no”, porque, obviamente, si ella no podía ser mamá, el Mesías sería hijo de otra mujer. Pero veamos cómo roba Dios: Esta mujer, que no iba a ser madre ni del Mesías ni de ningunos otros hijos, resultó ser, por bondad de Dios, no sólo la madre del Mesías, sino la

madre de todos los hombres. ¿Hay maternidad más rica, más maravillosa que la de María? Además, Dios no le quitó la gloria de la virginidad. Así tenemos en ella una mujer que es virgen y que es madre: Le llamamos “La Virgen María”.

María es la que supo decir un día a Dios: “He aquí la esclava del Señor,hágase en mí según tu palabra”! Que frase! La frase representaba toda suvida, la actitud profunda de su corazón. Ella era un sí total a Dios. Dios se complació en Ella, como en ninguna otra creatura, pues nunca le produjo ni un mínimo disgusto. Por eso, cuando Dios mira a María, espontáneamente sonríe. ¡Qué gloria para nosotros saber que Ella es hermana nuestra, de carne y hueso como nosotros, de nuestra raza! Una creatura única. Ella fue siempre un sí a su Hijo Jesús. Realmente su presencia en la tierra fue para Jesús, para su dura vida terrena, una tranquilidad, una dulzura incomparable.

María convirtió la vida del Hijo de Dios aquí en la tierra en una vida más llevadera. Y ella fue, y seguirá siendo un sí para sus hijos. La frase que le dirigió a Juan Diego: “¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?”es una frase que repite a todos sus hijos, que te la repite a ti y me ladice también a mí.

Eres la misma que el Viernes Santo estuviste en pie, junto a la cruz de Jesús con el corazón traspasado pero firme, y que oíste decir a tu Hijo agonizante, como un testamento: “Ahí tienes a tu hijo, a tus hijos: no te dé pena cómo son; ámalos y cuídalos como si fuera yo mismo”. Todo eso, y más, quiso decirle Jesús con aquella expresión: “Ahí tienes a tu hijo”: Por favor, Madre, recógelos, cúralos, ámalos como yo los he amado. Ahora Tú tienes que hacer de Madre del hijo pródigo, de los hijospródigos. Como yo, bésalos, ponles sandalias en los pies, una túnica nueva, y hazles una fiesta. Yo los lavo con mi sangre; Tú, Madre mía, Madre suya, con tus lágrimas”.

No cabe duda de que en el Calvario se reeditó la parábola del Hijo

pródigo. En la primera edición se habla solamente de un Padre y dos hermanos, pero faltaba la madre.

En el Calvario, en la segunda edición de la parábola, aparece la Madre, aparece María. Esa madre del Calvario, eres Tú, nuestra Madre. La misma que te has aparecido a Santa Bernardita en Lourdes, en Fátima a tres pastorcitos, la Morenita del Tepeyac como cariñosamente te llamamos los habitantes de esta tierra; que te apareciste a Juan Diego, y cuya imagenhemos ido a venerar en tu Basílica tantas veces.

Esa Virgencita eres tú, nuestra Madre. La creatura más bella y más santaque haya existido; la más amorosa de las Madres y la más poderosa de lasReinas. Esa mujer eres tú, nuestra Madre. Creatura elegida de Dios, que tienes ojos para mirarnos y corazón para amarnos. Estamos tan orgullososde que seas nuestra Madre, que casi no lo podemos creer; pero Tú eres nuestra Madre bendita por voluntad de Dios, y Tú tomas la voluntad de Dios con absoluta seriedad.

Aquí conviene reflexionar en la maternidad de María para con nosotros. Tenemos una madre de la tierra, una madre real a la que tantos millones de veces le hemos dicho: ¡Madre! ¡Mamá! en sentido tierno y delicado. Pero tenemos otra Madre más real, diría yo, que nuestra propia madre de la tierra; porque hay que pensar que el parentesco lo inventó Dios, al darnos unos papás a cada uno de nosotros: una madre y un padre. Pues bien, ese mismo Dios que creó la consanguinidad, el parentesco, hizo queesta Mujer, por su voluntad, fuera Madre nuestra: “Esa Mujer será Madre de todos vosotros, por mi querer”. Este querer está expresado claramentecomo lo hemos oído en las palabras de Jesús: “Ahí tienes a tu Madre, ahítienes a tu Hijo”.

Por eso, aunque nosotros podemos ser hijos malos, y tantas veces lo hemos sido, Tú no puedes ser mala, Tú siempre has sido la Madre perfecta. Con una Madre así no tenemos miedo, nos sentimos muy seguros. Tú velas por nosotros. Sabemos que somos hijos de una virgen y mártir; somos fruto de tus dolores de corredentora. ¡Cuánto te hemos costado, Oh

Madre Bendita! Bien sabemos, Madre, que esperas mucho de nosotros, porque él no exigir de la persona amada que sea lo mejor, sería indiferencia, lo contrario del amor. Y, como tu amor es tan grande, tan sincero, nunca te resignarás a tener unos hijos mediocres. Tu amor no nos permite ser unos mediocres. Tú esperas en nosotros, esperas nuestro sí para dárselo a Cristo. Quieres que seamos santos, pero santos de veras.

Y sabemos que, para lograrlo, te has comprometido a ayudarnos en los momentos de tentación y de dificultad. Cuando nos llegue el desaliento, en los periodos de crisis; cuando la soberbia nos saque de quicio; cuando la sensualidad quiera ahogarnos, para esos momentos contamos con una Madre que nos dice: “llámame, invócame, yo iré siempre a ayudarte”. Cuando creas que todo está perdido, que no tienes remedio, acuérdate de tu Madre, acuérdate de mí. Si supieras que para eso estoy, para darte una mano, para librarte de todos los peligros. Cuando te sientas triste,cansado, abatido, ¡acuérdate de tu Madre, acuérdate de mí!

Tu madre del cielo espera mucho de ti, se fía de ti, cuenta contigo. Y te espero en el cielo, te espero con una multitud de almas que traigas contigo. Aquí estaremos juntos para siempre.

Les invito a seguir nuestra oración en forma personalizada, en singular:

Yo sé, Madre mía, que, después de ver a Dios, el éxtasis más sublime delcielo será mirarte a tus ojos purísimos, y escuchar que me dices: “Hijo Mío”, y sorprenderme a mí mismo diciendo: Madre bendita, te quiero por toda la eternidad.

Quiero a través de esos ojos purísimos, maravillosos mirar a todos los hombres y mujeres que se crucen en mi camino, como hijos e hijas tuyas, de la Inmaculada, y como hermanos y hermanas mías.

Oh Madre maravillosa, incomparable, Oh Madre muchas veces olvidada y

desperdiciada, quiero hacer contigo una alianza de amor y confianza.

Quiero escuchar de tus labios las dulces palabras que le dijiste a Juan Diego, cuando caminaba triste aquella mañana: “No temas ni te aflija cosa alguna. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?”

Yo invito desde aquí a todos los que pasen por problemas, dificultades, dolores, tentaciones fuertes, a que mediten, que recuerden, que escuchenestas palabras dichas por su Madre María. De hoy en adelante quiero tomarte en serio. Me eres totalmente necesaria para vivir con plenitud de amor mi vida cristiana; te necesito ahora y todos los días de mi vida; te necesito a la hora de mi muerte. Quiero morir en tus brazos, Madre. Pero ahora quiero vivir junto a ti.

Y eres mi Madre, pero también mi maestra: enséñame, pues soy como un niño ignorante; enséñame a mar mucho, como tú, a Jesús, a la Iglesia, alPapa, a mis hermanos los hombres, a mi familia... Enséñame a ser tambiénun gran apóstol. Eres reina de los Apóstoles, y yo soy uno de ellos. Enséñame a vivir mi vida cristiana y mi vida consagrada con plenitud de amor. No permitas que el hijo de una Madre que vivió y murió de amor, viva y muera de hastío. Enséñame a amar, enséñame a amar sin medida, a vivir de amor y a morir de amor como Tú. ¡Gracias, Madre, por haber dicho que sí el día de la Enunciación! ¡Qué valiente! ¡Qué ejemplo para tus hijos! Pero te daré mil gracias más, si logras que yo también diga sí a la voluntad de Dios.

Quiero ahora reflexionar con ustedes en esos sufrimientos, que constituyen la colaboración que le pidió Dios como Corredentora: los dolores que María sufrió por sus hijos. Recordemos brevemente algunos deellos:

La profecía de Simeón: “Una espada traspasará tu alma”

! Qué frase y qué realidad la de la espada punzante en el Calvario! Cuando ella tenía a su Hijo muerto en los brazos también tenía su corazón atravesado por una espada... la de Simeón. Debió estremecerse y llorar a solas cuando tenía a Jesús niño en brazos o cuando dormía: Su imaginación de madre veía a aquel niño anticipadamente muerto.La huida a Egipto

¡Qué miedo, qué prisa, qué angustia! ¡Van a matar a Jesús! ¿Imaginan su rostro? Cuando San José se lo tuvo que decir: “Vámonos a Egipto porque Herodes quiere matar al niño”, perdió el color, se puso pálida, su corazón empezó a trotar, y con toda la rapidez que provocaba el dolor deuna madre hicieron un hatillo con las cosas más necesarias, y se pusieron en camino de prisa, porque la espada de Herodes perseguía a Jesús.

La pérdida de Jesús en el templo.

Tres días eternos, tres días sin dormir, sin comer, tres días de dolor punzante. “He perdido a Jesús, he perdido todo en la vida”. Para nosotros es imposible imaginar el dolor de María, y, por más que José trataba de calmarla, pues él también estaba bien preocupado, lo que Ellapasó esos tres días constituía una vida y casi una eternidad de sufrimiento.

La muerte de su esposo san José. 

San José había sido el soporte de aquella familia, el que ganaba el sustento, el que daba fortaleza a la familia. Se quedó sola con Jesús, yexperimentó el sufrimiento de la viudez.

La salida de Jesús a la vida pública.

Un día tuvo que despedirse de su madre y decirle: “Ha comenzado mi vida pública, tengo que predicar la palabra de Dios y tengo que dejarte, aunque solo sea por un tiempo”. Ese dolor fue muy agudo, muy profundo. María dejó ir a su Hijo a cumplir la voluntad de su Padre. No hizo como algunas mamás... -y no es que yo quiera echar en cara nada-. En los seminarios faltan algunos ministros porque las lágrimas de alguna mamá impidieron una vocación.

Lo que oía de la gente sobre Jesús.

Porque ella tenía el oído atento a lo que comentaban de su Hijo, y, si algunas voces eran positivas:” tu hijo es una maravilla, es un gran profeta, cura a todos, bendita Tú que lo engendraste”, la mayoría de lasvoces eran negativas. Y se volvían también contra ella. Si eres su madre, tú tienes la culpa de haber engendrado ese mal hombre, ese endemoniado. Sus mismos familiares no eran precisamente los que le decían las mejores noticias. ¡Pobre María, cuanto sufrió simplemente oyendo todas estas calumnias contra su Hijo! Y recordaba nuevamente, como una herida que vuelve a sangrar, la profecía de Simeón.

El encuentro con Jesús camino del Calvario.

Yo aquí no me atrevo a decir mis palabras, que se quedan muy pobres y muy cortas. ¡Cómo hablar del dolor de Jesús! ¡Del dolor del mejor Hijo, viendo a su Madre, y cómo hablar del dolor de la mejor Madre, viendo a su hijo cargando la cruz! Por eso, prefiero que tú medites y pidas la gracia de comprender...

La muerte en la cruz.

Cuando Jesús ya no pronunció más palabras, cuando inclinó la cabeza y quedó muerto, cayó sobre el corazón de María una montaña entera de

piedras que lo aplastaron. Y en ese momento se rompieron los diques de sus ojos, que habían estado cerrados a la fuerza, para que aquellas lágrimas no aumentaran el dolor de su Hijo. Ahora sí lloró a mares, realmente era un mar de dolor y de lágrimas María Santísima cuando lo tuvo en sus brazos, sobre sus rodillas, lo que quedaba de su amadísimo Hijo. De Él no quedaba prácticamente nada. De Dios ni la mínima dignidad. De hombre un simple deshecho: lo que queda de un cadáver al que le han ido triturando parte a parte desde la cabeza hasta los pies: un despojo! Ése era el más hermoso de los hijos de los hombres, el frutode sus entrañas. El sepulcro y la tristeza del sábado. Jesús muerto, Jesús sepultado. Ahora ni siquiera puede tener un cadáver porque hay unalosa que lo separa, la losa del sepulcro.

Y por último: la ida de Jesús al cielo. Ciertamente era el gran triunfo de su Hijo, y eso a ella la llenaba de gozo; pero quedarse sola sin su amado Hijo en esta tierra, convertía su vida en un destierro dolorosísimo, como no lo ha sentido ninguna otra Madre.

¿Por quién sufrió todos estos tormentos? ¿Por qué se hundió aquella espada en su corazón? Primero fue por amor a Jesús; lo sufrió gustosamente, amorosamente por Jesús; pero también por amor a ti y por amor a mí. Con grandísimo amor. Enternece el corazón reflexionar, comprender que María Santísima ha sufrido tanto y con tanto amor por nosotros: para que perseveraras en tu vocación cristiana, en tu vocaciónconsagrada; para que fueras santo, para que fueras al cielo, para que salvaras muchas almas. Gracias a esos sufrimientos y a su oración estás aquí. Sólo en el cielo sabremos dar las gracias.

Podemos seguir hablando de nuestra Madre como Corredentora. Aquí van algunas reflexiones que ojalá te sirvan como me han servido a mí: para de hoy en adelante estimarla más, amarla más, imitarla mejor. ¡Cuánto amor de Jesús al darnos a su propia Madre!

Una prueba impresionante de que nos has tomado en serio como hermanos es

que nos has dado a tu Madre de verdad y para siempre! Si María es Madre de Cristo y es Madre mía, Cristo y yo somos hermanos. Madre de Jesús y Madre nuestra. Decíamos que ella es toda de Jesús por derecho y toda de nosotros por regalo. Ella no nos puede ver separados de Jesús, como hijos añadidos, sino como hijos injertados en su sangre y en la de Jesús. A veces nosotros creemos que ella es nuestra Madre de cariño, como a veces se les dice a algunas personas, por ejemplo, ”mi tía de cariño”, y puede darse que a algunas personas, a una nana muy querida, le llamen su segunda mamá, pero es una mamá de cariño, no de verdad. María no es Madre nuestra de cariño, es Madre auténtica, y Ella nos ve anosotros, no como unos hijos de cariño, sino como sus hijos, y esto por un mandato de Dios. Y ya sabemos cómo se toma ella los mandatos de Dios,con absoluta responsabilidad.

¿Qué es María? María es todo amor; María Santísima es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios. Tú sola, Virgen María, le curas a Dios de todas las heridas que le hacemos los hombres. Por ti sola valió la pena la redención, aunque afortunadamente hay otras y otros que se han tomado en serio dicha Redención.

Si juntáramos el amor de todos los hijos a sus madres, el de todas las madres a sus hijos, el de todas las mujeres a sus maridos, el amor de los santos y de los ángeles a sus protegidos, todo ese amor, que es inmenso, no igualaría al amor que María tiene a una sola de nuestras almas. Estas palabras no son mías; más aún, cuando las leí por primera vez, no quise creerlas; me parecían demasiado hermosas para ser ciertas;son de San Alfonso María de Ligorio. Expresiones que han repetido otros santos, como el cura de Ars, San Griñón de Monfort, entre otros.

Yo he comprendido mejor el amor de Cristo en la Eucaristía, reflexionando en estas palabras. Si Ella, siendo una creatura humana, mequiere tanto, entonces ¿cuánto me amará Dios? ¡Si uno creyera estas palabras -yo hoy me esfuerzo en creerlas- podría morirse de pura felicidad; solamente reflexionando: cuánto me ama mi Madre María!

Si Cristo Rey por nosotros dio su sangre y su vida, ¿que no dará tambiénla Santísima Virgen por salvarnos? Ella ha muerto crucificada espiritualmente por nosotros.

A Cristo Rey le atravesaron manos y pies; a Ella una espada le atravesó el alma por nosotros. Él le dijo: “Ahí tienes a tus hijos.” ¿Cómo obedece la Santísima Virgen a Dios? ¡Entonces, cuanto amor nos tiene!

Vamos ahora a reflexionar en nuestra respuesta, porque supongo que algo tenemos que hacer. De la misma manera que, frente al amor infinito de Dios, no podemos pasar de largo -sería una ingratitud sin nombre-, tampoco podemos pasar de largo frente a un amor tan grande de Nuestra Madre, la Virgen María. Con Juan Pablo II, debemos decirle también: ¡Totus tus: Todo tuyo y para siempre!

Sin pedirnos permiso, Satanás nos sigue siempre a todas partes: a la calle, a nuestro cuarto, de vacaciones, de fin de semana; y su presenciaes maléfica. ¿Por qué no llevarnos a todas partes a la Santísima Virgen:en el pensamiento, en el corazón y, también, en una imagen o en un cuadro? Su presencia es benéfica.¿Cuáles deben ser, entonces, nuestras actitudes, nuestra respuesta? Lo primero es gloriarnos en Cristo Rey y en María. Cristo Rey en la cruz esel “culmen”, según decía San Pablo: “Líbreme Dios de gloriarme en nada si no es en la cruz de Jesucristo”. ¿Cuál es tu gloria más grande, Oh Niña eterna, tu imagen más maravillosa? Con tu Hijo muerto en tus brazosaquel Viernes Santo, Santísimo. Líbrenos Dios de gloriarnos en nada si no es en María Santísima con su hijo muerto en los brazos.

Si queremos muchísimo a la Santísima Virgen, tenemos que querer muchísimo a Jesús, a quien Ella llevó en sus brazos, al que tuvo muerto sobre sus rodillas, a quien Ella quiere más que a sí misma.

En segundo lugar, ser un niño. Ya nos lo recomendaba Jesús. Si

tuviéramos alma de niño, nos llevaríamos mil veces mejor con Cristo Rey,con nuestra Madre y con los hombres, y aun con nosotros mismos. Cuanto más sencillos seamos con la Santísima Virgen, más nos vamos a entender los dos. En el orden espiritual somos como niños; no somos más que eso; por lo tanto, comportarnos con María como niños inexpertos, pero confiados. Oh Madre, somos otros niños Jesús que corren a tu encuentro, que quieren amarte como Él, y ser amados por ti. Oh María, Tú eres nuestra victoria, nuestra paz, nuestra salvación, nuestra seguridad. Esto le debemos decir todos sus hijos, tenemos derecho a decirlo, a sentirlo, a contagiarlo a todos los tristes.

Resucitar es sentir la alegría del triunfo de Cristo Rey en nuestro corazón: “Jesucristo, Tú eres mi victoria”. Pero también es sentir el triunfo de María en su asunción: “Madre bendita, Tú también eres mi victoria”. Cuando un hijo tuyo te toma en serio, todas las cosas se vuelven posibles: el vencer todas las tentaciones, conquistar las metas más difíciles, llegar al cielo. Vamos a arriesgarnos del todo con la mujer más maravillosa del mundo, la madre más tierna, la reina más poderosa. María, es una gran diferencia tener una Madre como Tú.

Cuando estemos enojados, desanimados, impacientes, al mirar tu rostro, al contemplar tus ojos, tu sonrisa, se nos va el enojo, el desaliento y la impaciencia, Oh Madre! Cuanto más incapaces nos sintamos por falta decualidades, de tiempo, de experiencia, más nos debemos lanzar. Eso es fe, confianza y amor. Lo otro es la vanidad de siempre, el mirarnos a nosotros, a nuestra barca y a nuestras redes, y no a Cristo omnipotente y a María, omnipotencia suplicante.

No te queremos perder, Madre. El día que te perdamos, estaríamos perdidos. Cuando se junten muchos contratiempos, ayúdanos a recordar esebello nombre que tienes: “Causa de nuestra alegría”. Oh María, Tú eres nuestra salvación; contigo sí nos atrevemos; contigo si podemos; contigovamos al fin del mundo.

Yo sé que una mujer me llevará al cielo, me obtendrá la gracia de la santidad, el valor de los mártires, el celo de los apóstoles. “Todo lo puedo en Cristo que me conforta” - decía San Pablo-. Y también podríamosdecir, con el debido permiso de los teólogos: “Todo lo puedo en María que me fortalece”. Si tengo a la

Santísima Virgen, si tengo a Cristo Rey, y creo que me aman muchísimo y lo pueden todo, no debo temer, andar asustado, inquieto, desanimado jamás. ¿Se puede o no se puede con Jesús? ¿Se puede o no se puede con María?

Por último: Quiero hacer alusión a que la Santísima Virgen no sólo es nuestra Madre, es también nuestra maestra:

“Quiero ser una obra maestra en tus manos, alfarera divina. Estoy ante ti como un cantarillo roto, pero con mi mismo barro puedes hacer otro a tu gusto.” Quiero ser santo en tu escuela, María. Quiero ser un verdadero cristiano en tu escuela; quiero ser un gran apóstol en la escuela de María de Nazaret. Allí en esas bancas, como un alumno que tiene ansia de saber, quiero aprender de tus labios, de tu enseñanza, detu vida, el arte de vivir, que para ti consistió en amar.

Quiero ser un discípulo de la mejor maestra del mundo. Oh María, quiero a través de ti llegar a Jesús. El camino más fácil para conocer al Hijo es a través de su Madre. Yo quiero tener el santo orgullo de decir que fuiste tú, Santísima Virgen, quien me abrió la puerta del corazón de Jesús, quién me enseñó a amarlo. “¿Quién me arrancará del amor de Cristo?” -decía Pablo de Tarso-. Yo digo lo mismo, y añado también: “¿Quién me arrancará del amor a mi Madre?” Un santo, a quien yo conozco y a quien estimo mucho, dice: “Creo en mi nada unida a Cristo Rey”. Yo también lo digo, añadiendo: “Creo en mi nada unida a María Santísima”.

RETIRO ESPIRITUAL LA ALEGRÍA DE VIVIR

2da PláticaLa Perseverancia. A quien pone estos medios Dios le concede llegar al éxito.

Lo más importante de un retiro no es el hacerlo muy bien, sino el perseverar en el fruto obtenido durante toda la vida, o, por lo menos, el mayor tiempo posible. Hay que comenzar diciendo que es difícil ir a un retiro. Es relativamente difícil hacerlo bien; pero lo que realmente cuesta es perseverar en los propósitos.

Cuando se hacen bien unos ejercicios espirituales, las vivencias son hondas. Ya escuchamos a Cleofás y a su amigo. Nos sucede lo mismo. “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” Y además de que las vivencias son hondas, las decisiones muy firmes.

Podríamos decir que, después de cada meditación, la tuerca de la

decisión se aprieta un poco más. ¡Voy a cambiar! ¡Quiero cambiar! Sí es necesario que esa decisión sea muy firme. En realidad, si al salir de esos ejercicios, a los tres días, a la semana ya te olvidaste, significaque esos propósitos no eran tan firmes. Pero, si tú me dices, después deun año, que sigues cumpliendo aquellos propósitos, tengo que decirte queeran unos propósitos bien firmes.

Puede quedar un temor a fallar, a no perseverar, porque uno se conoce, sabe que es frágil, pero este temor hay que arrancarlo, porque no tiene razón de ser. Porque hemos de saber que hay unos medios de perseverancia, y, si esos medios se utilizan, uno persevera.

Pero hay que entender la perseverancia no al estilo angélico, sino al estilo humano: ¡Caerás! Decía un hombre santo: “Sé también que en la vida de los santos hay sus momentos de entusiasmo y sus momentos de desaliento, y sus momentos de fidelidad y sus momentos de traición. Peroesta es la historia de los santos que se resume en una lucha constante llena de esfuerzos por alcanzar la santidad.”

En una batalla tiene que haber heridas y polvo. La consigna es, por tanto, seguir luchando, levantarse siempre. Porque los santos no son personas que nunca caen sino que siempre se levantan. Hay que caer subiendo. ¡Todo menos entregarse al enemigo, el dejar de luchar! Porque,cuando uno deja de luchar, ya empezó el problema serio. Todo proceso de corrupción comienza cuando dejamos de luchar.

A veces, Dios permite que uno no obtenga el resultado de la lucha, pero Él se complace en nuestra lucha. Y así, aunque dos personas caigan en elmismo pecado, si uno ha caído después de una dura pelea, y el otro después de no luchar nada, hay una diferencia muy grande para Dios, y esprecisamente el esfuerzo por no caer.

Jesús decía: “Yo he vencido al mundo, Yo estaré con vosotros, contigo, todos los días de tu vida”. Por tanto, hay que confiar, porque no

andamos solos por la vida. Jesús va con nosotros, y eso hace la gran diferencia. “¡Confía, hijo! -nos dice- Yo he vencido al mundo, y bajo elnombre de mundo está todo eso que tú temes”.

“El que persevere hasta el final...ése se salvará” -dice Jesús-. Cambiando la frase en sentido contrario sería: “El que no persevere hasta el final, ése no se salvará”.

Así que debemos de aprender el arte no sólo de empezar, no sólo de continuar un tiempo, sino de saber terminar. Empezar es de todos, continuar es de pocos, y terminar de muy pocos. Sin embargo, si no sabemos terminar, prácticamente no ha servido de nada la lucha anterior.El infierno -dicen- está lleno de gentes que empezaron pero no perseveraron. Tenemos, por tanto, que acercarnos a los medios de perseverancia. Y perseverar un día. Hay que empezar por un día, como decía Jesús: “Bástale a cada día su afán”. Si perseveras un día, aseguras la perseverancia del segundo día. Y así, poco a poco, de día endía, puedes perseverar una semana, un mes, un año y la vida entera. Muchos son los que empiezan una carrera, la vida religiosa, el sacerdocio, el matrimonio, pero pocos son los que terminan.

¿Quiénes terminan? Los que tienen carácter y valor. Los que no se asustan ante las dificultades, los que saben mantener encendida la pasión, la motivación que tuvieron al principio. Porque, cuando uno estámuy motivado, como ahora en ejercicios, y promete algo, le resulta fácilporque todo su ser quiere lograr eso. Pero luego, si esa hoguera se va apagando, si esas motivaciones se van esfumando, costará muchísimo más trabajo, y, si la motivación y la hoguera se convierten en cenizas? entonces es muy difícil o imposible seguir trabajando.

El no terminar, el no perseverar, echa a perder muchas cosas buenas, muybuenos propósitos. ¡Cuántos magníficos propósitos habrás hecho tú en la vida, incluso en algún retiro anterior! ¿Y de qué sirve empezar las cosas, si no se persevera? ¡Cuántas cosas habremos comenzado tú y yo, y

no las hemos concluido! Perseverar es difícil. Es la virtud más difícil,pero absolutamente necesaria. Las dificultades... Tenemos que saber que habrá dificultades, todos las tienen; por lo tanto no son excusa, porqueuna cosa es que haya dificultades, y otra cosa que sea imposible vencerlas.

El secreto de la perseverancia es la unión con Cristo Rey. Oración, vidainterior: de esto hablaremos más en detalle al final de esta charla. Pero ahí está el secreto. “Sin Mí no podéis hacer nada” -decía Jesús- “Yo soy la vid y vosotros los sarmientos”. Los que conocen esa planta saben que, si un sarmiento se corta, se muere. Pero, si está unido a la vid, la savia de la vid pasa a esa rama, y entonces produce fruto. Vemoscomo los racimos cuelgan precisamente de esos sarmientos. “El que permanece en Mí y Yo en él, ése da mucho fruto”. Por eso, nunca solos, siempre con Él.

Recordemos la escena de la pesca milagrosa; una escena que Pedro aprendió muy bien, pero que tenemos que aprender todos los demás igualmente. “Señor, me mandas ir de pesca. Te tengo que decir que hemos estado toda la noche echando las redes y no hemos pescado ni un pececillo”. Hasta ahí una constatación normal, triste. Si ahí quedara todo, se quedarían las manos sin echar las redes. Pero añade: “Porque Túme lo mandas, en tu nombre, voy a echar las redes”. Y ya sabemos lo que pasó: se llenaron las redes; tuvieron que llamar a sus compañeros para que les ayudasen; llenaron las dos barcas que casi se hundían por la carga de pescado.

También aquí hay que hacer mención de la Santísima Virgen. Esa es su misión. Si un hijo pudiera decir: “Mi Madre lo puede todo”, ¡qué tranquilidad! Porque amor no le falta. Pues bien... María es la única Madre que lo puede todo. ¡Y cuánto nos quiere! Más que nadie; es la más amorosa de las madres y la más poderosa de las reinas.

Quisiera reafirmar todo esto que estamos diciendo con algunas nuevas motivaciones: Lo que es verdad aquí en Ejercicios, era verdad antes, y lo será después; es verdad aquí y es verdad fuera. Por eso, si en este momento ves algo muy claro, cuando haya oscuridad, piensa lo que pensabas en ejercicios.

Si aquí sientes algo muy profundamente, no es sólo para que lo sientas aquí, sino después, en tu vida de todos los días. Ese amor de Cristo queaquí has experimentado, no es un amor pasajero que lo sentiste hoy, y desapareció; es un amor que, antes de sentirlo, antes de venir a ejercicios, ya era verdad.

En ejercicios tuviste la gracia y la oportunidad de experimentarlo, de sentirlo, pero seguirá siendo verdad hasta el último momento de tu vida,y durante toda la eternidad, a menos que tú lo quieras interrumpir traicionando ese amor. Supongo que no lo querrás hacer. Ese amor, ese Cristo, será siempre el mismo, aunque parezca que a veces se duerme en la barca. En aquella ocasión en que Jesús iba en la barca de Pedro, se levantó una gran tempestad en el lago, y Jesús dormía. Yo digo que se hacía el dormido, porque no era un trasatlántico. Entre el ruido del viento, el traqueteo de las olas y el movimiento de la barca, era imposible estar dormido, aunque tuviera mucho sueño. Se hizo el dormido para ver qué sucedía, para ver si la fe de los apóstoles resistía también las tempestades.

Y los pobres apóstoles se llenan de miedo; no sólo la barca se llena de agua, sino que su corazón se llena de espanto; lo ven dormido, y piensan: “¿Qué va a pasarnos a todos, incluyéndolo a Él?, ¿qué va a suceder? El pánico llegó a su máxima expresión. En el momento de la desesperación le gritan, le jalan: “¡Jesús! ¿Te da lo mismo que nos estemos ahogando? ¡Date cuenta de lo que nos va pasar! Él se despierta tranquilamente y les dice al viento y al mar: ¡Calmaos! En ese instante se calman, y les dice a los Apóstoles: “¡Hombres de poca fe, ¿por qué dudaron?”. Al dar órdenes a los elementos y ser obedecido, el susto llegó a convertirse en admiración, al grado de decir: “¿Quién es éste?”

¿Quién iba a saber que a este hombre también le obedecen el viento y el mar? Y así, su fe en Jesús, entre el miedo, las olas y la tempestad, fuecreciendo más y más. También nosotros tenemos una barca que es nuestra vida. En ella va Jesús, y a veces lo sentimos, y no dudamos, porque Él nos habla, nos hace sentir lo hermoso que es vivir, contar con su misericordia; pero otras veces no lo vemos, no lo oímos, no lo sentimos:no sólo está dormido, sino que no se le ve. Ahí está la prueba de nuestra fe: a ver si en medio de esta tempestad de dudas, de problemas, de sacrificios, podemos decir: “Señor, yo sé que Tú eres más grande que todas mis tempestades y mis olas”. Y, entonces, Jesús no nos dirá: “Hombres o mujeres de poca fe”, sino nos dirá: “Les felicito por su fe”.

Algunas personas fueron felicitadas por su fe. Ya saben a quién le dijeron: “Bienaventurada tú, que has creído”. Y, cuando Tomás le dijo: “Señor mío y Dios mío”, Jesús añadió: “Bienaventurados los que, sin ver,creyeron”. Había una bienaventurada que era María y un bienaventurado que era Juan que creyó en su resurrección antes de verlo. Y hay una filalarguísima, infinita, de bienaventurados y bienaventuradas que son los hombres y mujeres que creen, aunque no ven.

Hoy esta fe se echa mucho de menos, no por rechazo a Cristo sino porque quieren ver, quiere tocar, quiere sentir”. Pero Jesús les dice, como a Tomás, que no tiene mérito, porque después de tocar, de ver y de sentir,cualquiera puede creer. Por eso, ¡bienaventurados los que, sin ver, creen! Se trata de atreverse a confiar totalmente en Jesús. Decía alguien muy acertadamente: “Dadme un alma capaz de confiar en Dios, y osdaré un santo” ¡Qué frase! El límite de nuestra confianza es el límite de nuestro poder. Esta frase la dijo el mismo Jesús a Santa Margarita María: “Si me amas, confía en mí; si me amas mucho, confía mucho. El límite de tu amor será el límite de tu confianza”. Tanto podemos, cuantoconfiamos. “Tú eres grande, Señor, Tú me amas, y esto me basta para ser feliz y confiar en el futuro. Te doy gracias por todo lo que me has dado; te doy gracias por todo lo que te he pedido, y no me lo has dado; porque a veces somos como niños que no sabemos en realidad lo que nos conviene”.

“Si Dios con nosotros, ¿quién contra nosotros?” Creo, estoy seguro, de que Dios siempre abrirá un camino allí donde no existe paso. Y, por eso,dejo mi futuro, mis problemas, mis seres queridos, mi misma persona, lospropósitos de estos ejercicios, en manos de Dios en quien tengo toda mi confianza.

Y luego viene mi parte, porque yo tengo que colaborar, aferrarme a los medios de perseverancia. Decíamos que básicamente se reducían a orar, a seguir unidos a Cristo a través de la oración, de los sacramentos, de lavida de gracia.

Y vamos ahora a explayarnos un poquito más, dado que son tan necesarios estos medios de perseverancia. Yo digo, con frecuencia, en los ejercicios:

No quisiera avanzar más hasta que tomen una decisión de vida o muerte dehacer muy bien su oración y los demás actos de piedad. De lo contrario, es inútil seguir adelante en los ejercicios; es inútil trabajar en un apostolado; es inútil caminar por la vida con ganas de éxito, si uno no es hombre o mujer de oración.

¿Oración tibia?: ¡Mediocre seguro! ¿Oración ferviente?: Todo es posible para quien ora de esta forma. Si el único fruto de unos ejercicios, de un retiro, fuera éste: el proponerse vivir mi vida de oración a fondo, sería un fruto excelente.

Leí en un libro estas palabras que me hicieron detenerme bruscamente: “Yo que tantas veces he orado, quizás sólo en dos o tres ocasiones he logrado realmente tocar a Dios, dejarme encender.” Me cuestioné: ¿Cuántas veces he hecho oración, al menos externamente? ¿Y cuantas vecesrealmente me he dejado tocar por Dios? Se necesita esa oración profunda,de cara a Dios, oír su voz. Recordemos ejemplos de personas que tocaron a Dios con su súplica y recibieron respuesta: Al leproso: “¡Quiero!

¡Queda limpio”. A la sirofenicia, aquella pobre mujer que decía: “Es cierto...pero los perritos comen las migajas que caen de la mesa de los niños”, Jesús le contestó: “Tu hija está curada por eso que has dicho”. Al ciego de Jericó: “Recupera la vista”.

La oración es una lucha. Negativamente, para alejar a los enemigos de laoración, y positivamente, para tocar a Dios, y ser tocado por Él. ¿Cómo hay que orar? Yo apelaría a esos momentos de tu vida, en que tenías un gran problema, o querías obtener de Dios alguna gracia muy importante. Dime si en esos momentos te dormías orando, bostezabas orando, si teníasganas de acabar cuanto antes la oración. Alargabas los minutos, aumentabas el voltaje del corazón y el voltaje de tu petición. Sentías la presencia de Dios, sabias llorar ante Dios; por tanto, sabías rezar! No digas que no sabes. Porque lo has hecho algunas veces, ¡claro! motivado por la necesidad.

Pero hay que procurar orar siempre bien, aunque no esté uno en un grave problema. Orar como en tus mejores tiempos o en tus mejores retiros has sido capaz de hacerlo; desde las posturas hasta la entrega total a la oración. ¡Qué actos de fe, esperanza y caridad! ¡Cómo penetraban como rayo láser las motivaciones, y cómo crecía la decisión! Ojalá así hayas estado orando en estos ejercicios. La rutina, el cansancio, la pereza y el sueño, todo eso desaparece, cuando la oración se considera muy importante, imprescindible.

Hay que tomarles cariño y simpatía a cada uno de esos actos de piedad. ¿Cuál te cuesta más? Tómalo como tarea. Así como disfrutas yendo al comedor y alimentando tu cuerpo, por lo menos con el mismo gusto debes hacer los actos de piedad que alimentan tu alma inmortal. Así como el que no disfruta los alimentos es porque está enfermo del cuerpo, así el que no disfruta de la oración está enfermo del alma.

Los actos de piedad son tu medio fundamental de perseverancia. Ese tiempo de oración al día es la clave para durar y perseverar; por lo

tanto, si quieres durar, tienes que orar. No te engañes: El día que oresbien, te irá bien. El día que no ores bien, no seas iluso. “¿Qué me pasa? - muchas veces dices- ¿Qué me está sucediendo: me siento triste, me siento apático me siento sin ganas, me siento...” ¡Has aflojado en laoración! Ya lo decía Jesús, y en un momento muy solemne, en Getsemaní: “Vigilad y orad para no caer en tentación”. Pedro tal vez pensó que no era tan necesario, tan urgente, así como algo de vida o muerte... Se durmió, mientras Jesús hacía oración. ¿Qué sucedió a las pocas horas? Negó tres veces a Cristo. “Sin Mí no podéis hacer nada”, ni el Papa, ni tú ni yo ni nadie puede hacer nada.

Veamos como Juan Pablo II dedicó mucho tiempo, mucho corazón, mucha fe ymucha inteligencia a orar a Dios y a la Santísima Virgen. Y él tenía la agenda más complicada del mundo. Por eso no hay nunca excusas para decirque no tienes tiempo para orar. Porque eso es como de ir no tienes tiempo de estar vivo.

Son esos actos de piedad tu primer deber de apóstol, más aún, son tu tarea más importante como apóstol. Cuando estás orando fervorosamente estás realizando el mejor apostolado; en la oración estás caldeándote como apóstol.

En la oración estás ganando gracias para tus almas, estás consiguiendo vocaciones, estás haciéndote santo tú y obteniendo la gracia de la santidad para muchos otros. Los actos de piedad bien hechos son parte detu vida consagrada o de tu vida de cristiano. Tenemos que recordar que orar y amar coinciden. Santa Teresa definía la oración así: “Orar es hablar de cosas de amor con quien sabemos que nos ama”. Sólo los enamorados, por tanto, saben orar. Amor y aburrimiento son inconciliables. Orar es amar y ser amado, y por eso quien realmente estáenamorado, disfruta enormemente orando. Él nunca dirá que no tiene tiempo de orar, porque siempre tendrá tiempo de amar.

Un conquistador sin oración no dura mucho. No nos hagamos ilusiones de esos seglares, incluso sacerdotes, muy movidos, muy apóstoles entre comillas, pero que no oran, que no tienen tiempo ni humor ni ganas de hacer oración. Tú no comas durante una semana, no duermas durante tres días, y proponte escalar una alta montaña: no puedes, te desmayas, te enfermas. No ores durante una semana, y proponte ser santo, proponte mantenerte en gracias de Dios. ¡No puedes! Ni tú ni nadie.

Primero se abandona la vocación, luego el apostolado fastidia, posteriormente se abandona la vocación religiosa o la vocación cristiana, por fin, se deja la fe. Y, si Dios no lo remedia, se termina de patitas en el infierno. Dejar culpablemente la oración es empezar a perder esa vocación, empezar a perder esa fe, empezar a condenarte. Y a la inversa, no comas pero haz bien tu oración; fracasa, enferma, sufre, pero no dejes de orar. Ora mucho más. El resultado será realmente espectacular.

El que sabe orar sabe de qué estoy hablando y no necesitaría mis palabras de motivación. Que pase en tu vida lo que sea, pero que no paseesto: enfriarte en tu trato con Dios en la oración.

Vamos a analizar las dudas de fe. ¿Dónde tienen su raíz? La falta de celo apostólico, el enfriarse del amor a la propia vocación cristiana, siempre es por alguna razón, y es ésta: “non preghavano”. Lo decía PabloVI tristemente de aquellos religiosos que habían abandonado su vocación.Non preghavano, no hacían oración. Y hay que decir que los que hoy siguen sin hacer oración, terminarán igual. Y, si eso nos pasa a nosotros los sacerdotes y religiosos, los que viven en el mundo, ¿van a resistir? Cada quien hace de su vida de oración, como de su vida de apostolado lo que quiere; o una aventura apasionante o una máquina de frustración. Por lo tanto, cada día deberías decirte a ti mismo: ¡Hoy tengo ganas de orar, y de orar bien, y voy a disfrutar esos ratos de intimidad con Cristo Rey, con mi mejor amigo!

Un contemplativo, si no conquista, no sirve ni para la Iglesia, ni para Cristo Rey. En realidad no hay un verdadero orante que no sea conquistador de almas. Habría que corregir la frase así: Uno que aparentemente ora, no conquista, y por tanto no sirve. El apostolado, según la definición más exacta dada por santo Tomás consiste en “contemplata aliis tradere”, dicho en latín. Traducido: “Dar a los demáslo que se ha contemplado en la oración”.

Por lo tanto, si uno no contempla el rostro de Dios, ¿de qué Dios va a hablar? De un Dios de cartón. Si uno no experimenta el amor tremendo de Dios en su propia oración, ¿de qué amor va a hablar a los demás? Uno da y predica al Dios que ve, que ama; transmite la fe que tiene, no la que no tiene. No se puede dar la fe si no se posee; no se puede compartir unamor falso, irreal ¿Tienes fe para repartir? ¿Tienes amor para compartir? ¿Tienes mensaje que te quema por dentro? Entonces eres apóstol, porque eres hombre o mujer de oración.

Hay que orar con fe, para arrancar gracias a Dios. “Todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y se os dará” Es una promesa de alguien que no engaña, ni puede engañar. Es un reto que pocos aceptan.. Yo les puedo decir que, cuando he creído en esas palabras y he tenido fesiquiera como un grano de mostaza, se realizaron las cosas, las que a míy a otros parecían imposibles. Ojalá que alguno de los que escuchan pudiera decir que ha hecho esa misma experiencia. Yo sé que la fe funciona. Creo en la fe.

Como conclusión, deberíamos decir y sentir esta escueta frase: orar o morir. Espiritualmente hablando.

Conclusión: Cuando un hombre pierde muchas cosas, o todas, pero aún le queda su perseverancia, su valor, puede rehacerse completamente. Si uno tiene perseverancia, puede prescindir muy bien de otras cualidades, Ahí puede estar tu poder.A la hora de analizar el éxito de los grandes hombres, en la mayoría de los casos, se debió a la persistencia y a la concentración de esfuerzo,

a la exactitud de propósitos. Yo no sé si será una ley espiritual consistente en esto: “A quien pone estos medios Dios le concede llegar al éxito”. La tenacidad nada tiene que ver con: “me gusta, encantaría, me muero de ganas”. Es una cosa muy distinta. El presidente Calvin Coolidge decía: “Nada en el mundo puede sustituir a la perseverancia. Eltalento no puede hacerlo: Nada más frecuente que el fracaso de los hombres talentosos. La instrucción tampoco: El mundo está lleno de pelagatos instruidos. La perseverancia y la determinación son, por sí solas, omnipotentes. El lema: “persevera” ha resuelto y siempre resolverá los problemas de la raza humana”.