En la pista de un orden sólido. Sobre los comienzos de la escritura apocalíptica en el judaísmo...

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quiere ser cuestionada por el texto mismo. De ahí que haya una ten- dencia a confundir narración y teo- logía. Aislar un elemento de la na- rración para fijarse solo en un punto ignorando su función narra- tiva y el punto de vista desde el que se ha narrado, ¿no es violentar el texto? En cambio, hacer honor a la forma narrativa de estas páginas supone aceptar reconsiderar los elementos que la teología ha privi- legiado y, por tanto, relativizar su alcance. Una vez en su contexto, en efecto, estos elementos no se pueden tomar sin más como afir- maciones teológicas sobre el ser humano, sino que se convierten en rasgos que caracterizan a los per- sonajes de una narración que hay que interpretar antes de pronun- ciarse sobre la antropología que re- flejan. Entonces, ¿son fundantes e in- superables, las diferencias entre humano y animal, entre hombre y mujer? Si se piensa encontrar la ba- se de tal antropología en la Biblia, se debe aceptar que la cuestión de estas diferencias no es la punta de los relatos del Génesis. Más bien encontrará, por lo que hemos vis- to, una relativización de estas di- ferencias que se sitúan en la pers- pectiva de un desarrollo que pide a los humanos una toma de respon-· sabilidad existencial y ética los unos frente a ellos mismos y a los otros, y también con los demás vi- vientes y la creación confiada a sus cuidados. Tradujo y condensó: SANTI TORRES, S.J . 106 André Wénin VERONIKA BACHMANN EN LA PISTA DE UN ORDEN SÓLIDO Sobre los comienzos de la escritura apocalíptica en el judaísmo antiguo El artículo presenta tres textos judíos antiguos que el siglo 111 a.C. y el siglo I d.C., y que pertenecen a la categona de litera- tura apocalíptica: el "Libro de los vigilantes': el " Apocalipsis de los animales" y 4Esdras. La autora muestra que los textos, a pesar de /as diferencias, que se deben sobre todo a que cada uno, a su modo, ofrece una interpretación del presente contextua/mente muestran un punto en común que permite conectarlos s1. P?ra ninguno de ellos el presente es lo definitivo. En im- pone /a pregunta sobre cuál es el orden realmente solido y la exigen- cia de comprometerse en su realización aquí y ahora. Concilium 356 (2014) 341-352 En los ambi entes culturales cristianos son reconocidos como textos apocalípticos antiguos, so- bre todo, el libro de Daniel y el Apocalipsis de Juan. Ello se debe al hecho de que, a diferencia de otros escritos del mismo género, fueron integrados en el canon bí- blico católico y protestante. De ahí depende también lo que actual- mente se entiende por "apocalíp- tico", a saber, un escenario terro- rífico que co nd uce al fin del mundo, aun cuando lo que preten- dían presentar a sus destinatarios con sus imágenes poderosas no era el terror de un cambio futuro en la historia del mundo, sino la pers- pectiva esperanzada de que un cambio futuro en el transcurso del mundo pondrá un límite al terror del prese nte y a quienes lo han causado. Además del libro de Daniel y del Apocalipsis de Juan, hay nu - merosos escritos del judaísmo an- tiuuo de entre el 300 a.C. y el si- º , glo I de la era cristiana, que pueden designarse como "apocalípticos" por su percepción de la historia .Y del presente. De entre ellos exami- naremos especialmente tres: "El libro de los Vigilantes" (lHenoc 1 -36), que podría pertenecer al si- glo 111 a. C.; el denominado "Apo- calipsis de los animales" (lHenoc 85-90), que, como determinados pasajes de Daniel, aborda los acon- tecimientos históricos bajo el rei- nado de Antíoco IV; y el cuarto li- bro de Esdras (4 Esdras), un escrito que, como el Apocalipsis de Juan, procede de finales del si- g lo l. Pueden describirse todos estos 107

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quiere ser cuestionada por el texto mismo. De ahí que haya una ten­dencia a confundir narración y teo­logía. Aislar un elemento de la na­rración para fijarse solo en un punto ignorando su función narra­tiva y el punto de vista desde el que se ha narrado, ¿no es violentar el texto? En cambio, hacer honor a la forma narrativa de estas páginas supone aceptar reconsiderar los elementos que la teología ha privi­legiado y, por tanto, relativizar su alcance. Una vez en su contexto, en efecto, estos elementos no se pueden tomar sin más como afir­maciones teológicas sobre el ser humano, sino que se convierten en rasgos que caracterizan a los per­sonajes de una narración que hay que interpretar antes de pronun-

ciarse sobre la antropología que re­flejan.

Entonces, ¿son fundantes e in­superables, las diferencias entre humano y animal, entre hombre y mujer? Si se piensa encontrar la ba­se de tal antropología en la Biblia, se debe aceptar que la cuestión de estas diferencias no es la punta de los relatos del Génesis. Más bien encontrará, por lo que hemos vis­to, una relativización de estas di­ferencias que se sitúan en la pers­pectiva de un desarrollo que pide a los humanos una toma de respon-· sabilidad existencial y ética los unos frente a ellos mismos y a los otros, y también con los demás vi­vientes y la creación confiada a sus cuidados.

Tradujo y condensó: SANTI TORRES, S.J.

106 André Wénin

VERONIKA BACHMANN

EN LA PISTA DE UN ORDEN SÓLIDO Sobre los comienzos de la escritura apocalíptica en el judaísmo antiguo

El artículo presenta tres textos judíos antiguos que surgie~on en~re el siglo 111 a.C. y el siglo I d.C., y que pertenecen a la categona de litera­tura apocalíptica: el "Libro de los vigilantes': el "Apocalipsis de los animales" y 4Esdras. La autora muestra que los textos, a pesar de /as diferencias, que se deben sobre todo a que cada uno, a su modo, ofrece una interpretación del presente contextua/mente ma~cada, muestran un punto en común que permite conectarlos entr~ s1. P?ra ninguno de ellos el presente es lo definitivo. En cons~~uenoa, s~ im­pone /a pregunta sobre cuál es el orden realmente solido y la exigen­cia de comprometerse en su realización aquí y ahora.

Concilium 356 (2014) 341-352

En los ambientes culturales cristianos son reconocidos como textos apocalípticos antiguos, so­bre todo, el libro de Daniel y el Apocalipsis de Juan. Ello se debe al hecho de que, a diferencia de otros escritos del mismo género, fueron integrados en el canon bí­blico católico y protestante. De ahí depende también lo que actual­mente se entiende por "apocalíp­tico", a saber, un escenario terro­rífico que conduce al fin del mundo, aun cuando lo que preten­dían presentar a sus destinatarios con sus imágenes poderosas no era el terror de un cambio futuro en la historia del mundo, sino la pers­pectiva esperanzada de que un cambio futuro en el transcurso del mundo pondrá un límite al terror del presente y a quienes lo han causado.

Además del libro de Daniel y del Apocalipsis de Juan, hay nu­merosos escritos del judaísmo an­tiuuo de entre el 300 a.C. y el si-º , glo I de la era cristiana, que pueden designarse como "apocalípticos" por su percepción de la historia .Y del presente. De entre ellos exami­naremos especialmente tres: "El libro de los Vigilantes" (lHenoc 1-36), que podría pertenecer al si­glo 111 a. C.; el denominado "Apo­calipsis de los animales" (lHenoc 85-90), que, como determinados pasajes de Daniel, aborda los acon­tecimientos históricos bajo el rei­nado de Antíoco IV; y el cuarto li­bro de Esdras (4 Esdras), un escrito que, como el Apocalipsis de Juan, procede de finales del si­g lo l.

Pueden describirse todos estos

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escritos como literatura de revela­ción, pero el mensaje revelado ya no está vinculado a las figuras pro­féticas clásicas, sino a otros perso­najes de la historia de Israel. Como mensajeros dignos de credibilidad, se eligió a algunos antepasados o a personajes destacados por algo. Que a través de esta clase de lite­ratura surgiese una cierta diferen­ciación entre escritos proféticos y no proféticos se manifiesta, por ejemplo, en la diferente colocación del libro de Daniel en la Biblia. Mientras en la Biblia cristiana se encuentra entre Ezequiel y los do­ce profetas menores y, por consi­guiente, se cuenta entre los libros proféticos, en la Biblia hebrea per­tenece a los Ketubim (escritos), es decir, al grupo de 1 ibros además de la Torá y de los Profetas. Por su parte, el Apocalipsis de Juan po­see una tendencia profética clási­ca; en él se presenta un revelador que habla para su propia genera­ción, a la que quiere ofrecer una orientación.

Desde el punto de vista del contenido, tanto el Libro de Da­niel como el Apocalipsis de Juan presentan intercalado el presente de sus destinatarios con un trans­curso del tiempo que especifica que lo presente no es todo y que el orden dominante del momento

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no es el orden definitivo. Mientras que el libro de Daniel y el Apoca­lipsis lo explican con la mirada puesta en el futuro, los textos que presentaremos a continuación lo hacen también recurriendo al pa­sado, a los comienzos de la crea­ción. El fondo de la cuestión sue­na así: lo que se afirmará en el futuro es lo que corresponde al plan original de Dios en Ja crea­ción. Sin embargo, con ello se in­troduce la pregunta sobre cómo pudo producirse la discrepancia con el orden bueno de la creación. Cada uno de los escritos presenta al respecto su respuesta. Las res­puestas son diferentes, pues de­penden de cómo se intercalan el correspondiente aquí y ahora en un todo más amplio. Las variaciones recuerdan que, desde la perspecti­va humana, solamente puede dar­se una búsqueda de lo más grande y del todo. De ahí la invitación a que las respuestas individuales ten­gan en cuenta las alternativas de un coloquio. Precisamente así, los diferentes textos pueden también ser valiosos en el afrontamiento de las realidades y los temores ac­tuales, en el análisis de la des­orientación, de la indiferencia, de los anhelos y de las visiones de nuestro tiempo.

TRES TIEMPOS, TRES TEXTO~, TRES ANÁLISIS DE LA SITUACION

El "Libro de los Vigilantes"

Tanto el "Libro de los Vigilan­tes" como el "Apocalipsis de los animales" forman actualmente parte de una misma obra, el Pri­mer Libro de Henoc. El "Libro de los Vigilantes" (lHenoc 1-36) se presenta como una bendición del antepasado de los orígenes Henoc para una generación lejana. Al cír­culo de redacción le pudo parecer como el revelador ideal, puesto que en Gn 5,21-24 se le atribuye una especial cercanía con Dios. En el "Libro de los Vigilantes" anuncia Henoc para el lejano futuro un gran juicio: Dios se aparecerá en el Sinaí como juez, a los justos les d~rá una existencia pacífica y pe­dirá cuentas a los impíos (ce. 1-5). Tras esta lejana mirada al futuro, se cuenta un desafortunado suceso que tuvo lugar en el tiempo de los orígenes (ce. 6-8): un grupo de se­res celestiales, denominados ánge­les vigilantes, se reunieron y baja­ron a la tierra para tomar mujeres terrenales y engendrar hijos. Ade­más de la mezcla sexual, comen­zaron a difundir el saber y los co­nocimientos técnicos que los humanos desconocían anterior­mente. Aprendieron a fabricar ar­mas, joyas y maquillaje, pero tam­bién a expresarse en el ámbito de la magia y de la adivinación. Las consecuencias de la mezcla sexual y de la transmisión del conoci­miento se describen de forma ca-

tastrófica: los insaciables mestizos ángeles-hombres que.nacieron, co­menzaron a devorar cuanto tenían en su entorno, y el nuevo conoci­miento dio paso a unas relaciones interpersonales destructivas. En esta grave situación no les queda­ba a los seres otra solución que cla­mar al cielo. Los siguientes capí­tulos nos cuentan cómo los gritos de auxilio fueron oídos por el cie­lo, y Dios envió cuatro ángeles pa­ra mitigar el mal en la tierra (ce. 9-11). Por último, nos cuenta cómo Henoc mismo actuó de interme­diario entre los ángeles vigilantes y Dios (ce. 12-36). Con esta última gran sección, el texto corrobora que son imperdonables los hechos de los ángeles vigilantes. Al lector se le hace ver que los ángeles se entrometieron arbitrariamente en un todo ordenado, que Dios no so­lo había creado maravillosamente para el bienestar de todas sus cria­turas, sino para poder mitigar los pasos en falso de los ángeles.

El contenido nos permite inter­pretar el "Libro de los Vigilantes" como una llamada, aceptada por Dios, a que se restaure el modo de vida que corresponde al orden de la creación. ¿Qué podría significar esto en su contexto histórico? A partir de los manuscritos hallados puede fecharse en el siglo 111, en la época helenística. La parte sur del levante oriental pertenecía al dominio de los Tolomeos y por consiguiente estaba administrada

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por Egipto y representaba un bas­tión de contención contra el impe­rio seléucida. La población autóc­tona no solo tuvo que afrontar una renovación de las técnicas agríco­las sino, en general, unos contac­tos culturales más intensos. Y, a la inversa, la población judía tuvo la posibilidad de recorrer el "amplio mundo", mediante el servicio mi­litar o por viajes comerciales. Mientras que la gran explotación económica de la región se hizo a costa de los más pobres, otros au­tóctonos eran premiados con opor­tunidades económicas bastante efi­cientes.

Partiendo del relato de la caída de los ángeles, el "Libro de los Vi­gilantes" recuerda que este funcio­namiento del mundo no está de acuerdo con el plan creador de Dios que sustenta la vida. Descri­be el presente como una época en la que las repercusiones negativas de las acciones de los ángeles con­tinúan siendo perceptibles. En el presente de los hombres sigue cir­culando un saber funesto que les seduce a poseer más, tener más prestigio, etc., contribuyendo así, como los ángeles vigilantes, al des­equilibrio del orden bueno de la creación.

El contenido del "Libro de los Vigilantes" indica que sus destina­tarios no son las víctimas del su­puesto orden dominante, sino aquellos hombres y mujeres que ya habían hecho una opción: la de ser cómplices de los ángeles o todavía no. Sin embargo, la perspectiva de futuro que presenta el texto está

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también llena de esperanza para las víctimas del orden presente: después del severo juicio de Dios, volverá la tierra a ser para el ser humano su mejor lugar posible en la vida (5,8-9). Y quien en el mo­mento presente, aquí y ahora, no podía disfrutar de una vida dicho­sa y larga, podrá tenerla después (cap. 25).

"El Apocalipsis de los animales"

El "Apocalipsis de los anima­les" (lHenoc 85-90) es la segunda visión que Henoc tiene mientras sueña; pertenece al denominado libro de las visiones nocturnas, (1 Henoc 83-90/91) que revela a su hijo Matusalén. En la primera (83,3-5), vio Henoc la destrucción del mundo, y suplicó a Dios que dejara en la tierra un resto de sres humanos justos. La segunda visión es un relato de la historia del mun­do desde su creación. Sigue la his­toria bíblica pero integra también elementos narrativos del "Libro de los Vigilantes". A esta visión se la denomina "Apocalipsis de los ani­males" o "Visión de los animales", porque en ella los seres humanos aparecen con formas animales. La descendencia desde Adán y Eva hasta Abrahán e Isaac se describe con figuras de vacas o bueyes. Los antepasados Adán, Set, Noé, Sem, Abrahán e Isaac, son toros blan­cos. Jacob y sus descendientes se presentan como ovejas blancas, lo que explica la designación de Dios

como "Señor de las ovejas". Solo los ángeles se presentan con forma humana, mientras que Noé, y Moi­sés cambian su forma de animales por la de hombres. Por su parte, los ángeles vigilantes son descritos co­mo estrellas que cayeron del cielo y en la tierra como toros lascivos, montaron a las vacas que allí pas­taban, y las vacas parieron elefan­tes, camellos y asnos. La transmi­sión funesta del conocimiento se atribuye a la primera estrella caí­da. Con respecto a la existencia del mal en el mundo, al contrario del "Libro de los Vigilantes", la "Vi­sión de los animales" lo remite al fratricidio de Caín.

El bosquejo del recorrido de la historia llega al relato del éxodo, a la época de los jueces y de la mo­narquía y al tiempo del exilio has­ta el período del Segundo Templo. La evaluación que se hace de la re­construcción del templo en época persa es negativa: ovejas y pasto­res están obcecados. De forma drástica se presenta la visión del paso a la época helenística. Dife­rentes aves rapaces atacan ahora a las ovejas, les arrancan los ojos y no dejan en el esqueleto ni un tro­zo de carne (90,2ss). Pero precisa­mente en esta época nacen corde­ros que abren sus ojos e intentan -sin posibilidad alguna- defender­se, hasta que surge de entre ellos un macho cabrío más fuerte y con cuernos, que también es violenta­mente golpeado. Ante tal exceso de violencia, interviene el Señor de las ovejas que hunde a los agreso­res en una grieta de la tierra.

Tras la lucha se celebra un gran juicio en la tierra. Las estrellas caí­das, los malos pastores y las obce­cadas ovejas son juzgados pecado­res y quemados en ún abismo de fuego. A ello le sigue una transfor­mación del hábitat terrenal y de las estructuras sociales: la antigua ca­sa de las ovejas es reemplazada con una novedad gloriosa -alusión a una "nueva Jerusalén"- y todos los animales se inclinan ante las ove­jas (visión profética de la "peregri­nación de los pueblos a Jerusa­lén"). La espada será lacrada y ya no habrá más ovejas obcecadas.

La visión prosigue con el anun­cio de otra transformación: tras el nacimiento de un toro blanco con largos cuernos se transforman to­dos los animales en bovinos blan­cos, lo que recuerda el principio de la historia de la humanidad. Los seres humanos volverán a ser tal como fueron creados, con la dife­rencia de que ya no habrá más des­cendencias negras o rojas y, por consiguiente, ningún pecador (Caín era un toro negro) ni ningu­na víctima (el color de la piel de Abel era rojo).

A diferencia del "Libro de los vigilantes", la "Visión de los ani­males" concreta la fecha del juicio divino. El presente se interpreta como una época dominada por la violencia en la que se martiriza a las ovejas, que viven con temor de Dios. La extrema necesidad pro­voca la intervención de Dios como salvador y juez. Se tiene la convic­ción de que está cercano el mo­mento de una transformación. De

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ahí que la "Visión de los animales" esté vinculada con el libro de Da­niel en cuanto a su datación en épo­ca seléucida, cuando las penalida­des sociales y políticas condujeron al levantamiento de los macabeos. Los dos documentos interpretan el presente como una época domina­da por un soberano brutal cuyo do­minio debe vencerse (cf. Dn 7), pe­ro, a diferencia de Daniel y del "Libro de los Vigilantes", se con­sidera que, en caso de extrema ne­cesidad, se puede recurrir a la re­sistencia violenta.

4 Esdras

Como sugiere el título, en este libro denominado 4 Libro de Es­dras, el personaje actúa como me­diador de una revelación. Ya los li­bros bíblicos lo caracterizan como el tipo ideal de escriba, doctor de la Ley y sacerdote. Llegó a ser un personaje simbólico para la cons­titución de la identidad judía tras la destrucción de Jerusalén y del templo. Esdras aparece en 4 Esdras como testigo de la destrucción del templo en el año 587/586 a.C. El libro se hace pasar como un infor­me de Esdras en el que revela men­sajes celestiales recibidos en el exi­lio babilónico ante el terror de lo sucedido. ¿Cómo pudo Dios des­truir su pueblo y mantener con vi­da a su enemigo? En el coloquio con el ángel Uriel, Esdras recono­ce que todo lo que ve, vive y sabe, tiene que integrarse en un gran marco de referencia. Así supera su

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inicial postura fatalista y adquiri­rá una capacidad para ordenar su casa, exhortar a su pueblo y con­solar a los oprimidos (14,13), lo que corresponde con su propio nombre Esdras, que significa "auxilio".

El libro 4 de Esdras no consi­dera que el desorden del mundo tu­vo su origen con la caída de los án­geles, sino con la caída (moral) del primer ser humano. La falta de Adán es la causa del corazón ma­lo del ser humano y de su condi­ción mortal (3,7). La muerte deja de considerarse un hecho de la misma condición terrenal y se con­templa como síntoma de un orden corrompido del mundo. A pesar de cuanto dice sobre la maldad del co­razón, Esdras sostiene que el ser humano es capaz de elegir entre el bien y el mal. Cuando los justos sufren por las malas acciones de su prójimo, deben pensar que así se cualifican para la vida auténti­ca, mientras que se pedirá cuentas a los malvados. También 4 Esdras contempla un juicio futuro. Su ob­jetivo no es la restauración del mundo actual, sino la puesta en marcha de un segundo mundo que Dios, en sabia previsión, creó ade­más del primero. Los justos disfru­tarán allí de una vida eterna (7,13). Se transformarán sus corazones (6,26) y se garantiza una vida de paz eterna.

4 Esdras aborda la destrucción del templo de Jerusalén por los ro­manos en el año 70 d.C., y ofrece una respuesta sobre cómo debe se­guir adelante la comunidad judía. Recurriendo a Esdras, que al final

se equipara incluso a Moisés (14,lss), se busca una conexión es­trecha con la tradición, incluso más atrevida. Precisamente, las ideas esencialmente fatalistas según las cuales el mundo está condenado a la ruina, ponen en cuestión la po­sición fatalista de Esdras y de los destinatarios que, probablemente, son escribas dedicados a la ense­ñanza. Un estilo de vida justo, que se orienta por los mandamientos de Dios, continúa siendo central en 4 Esdras, tanto en tiempos buenos como malos. Y esto vale también para una época en la que ya no hay templo.

Avanzando con los textos

La coexistencia de los tres es­critos muestra cómo pueden enten­derse cada uno de acuerdo con su época, aun cuando todos reivindi­can una pretensión universal y ab­soluta. Al comparar entre sí los es­critos se pueden obtener tres intenciones fundamentales con las que aún hoy puede contarse:

1) Cada uno de los tres textos pretende hacer un análisis del pre­sente, que quiere desenmascarar el carácter funesto del orden aparente.

2) Los tres dan importancia a la oposición de los seres humanos contra el orden aparente y a que le opongan resistencia activa, aunque no ha de ser necesariamente vio­lenta. El mismo análisis crítico puede entenderse como un acto de resistencia.

3) Cada texto, de modos dife­rentes, aclara lo que debe caracte­rizar a un orden (bueno/auténtico): la interacción constructiva y salví­fica de todas las fuerzas.

Más difícil resulta abordar el optimismo de los textos que dan por supuesto que es fácil de saber lo que es un comportamiento jus­to y lo que implica un modo de vi­da inspirado en el temor de Dios. Este optimismo se ha hecho sos­pechoso en nuestra época. Lo que hoy se aconseja hacer en diferen­tes ámbitos y situaciones, tanto en cuestiones éticas individuales co­Il'.º sociales, tiene que ser pensado, discutido y también negociado. Es probable también hoy que resulte problemática la confrontación so­bre lo que es justo y lo que no lo es. De todas formas, los textos exa­minados ya apuntan a esta dicoto­mía. Ninguno de los tres textos in­v?ca una posición de superioridad, smo que cada uno trata con cuida­do y con respeto lo relativo al es­pacio vital y a la vida compartida con toda la creación y, al final, afronta también su propia respon­sabilidad culpable. Como una es­pada de dos filos, los textos se cen­tran intensamente en un orden que sea verdadero. Por una parte, pue­de invitarnos a reflexionar sobre nuestros criterios actuales de or­den, tanto exigidos como ideales, cuya discusión me parece impor­tante, a saber, quién finge hoy por interés qué es lo que está "ordena­do" y qué es lo que está "desorde­nado". Precisamente, en el ámbito de las cuestiones sobre los cargos

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eclesiásticos, sobre la aceptación de diferentes formas de familia, o sobre la economía como, por ejem­plo, cuál es el salario justo, apare­ce la actualidad de las preguntas formuladas. Por otra parte, los tex­tos analizados nos advierten sobre la necesidad de quitar la base a la ilusión de un orden que, en el fon­do, es funesto: con sus anuncios, que transforman el mundo, articu­lan plásticamente un anhelo de lo-

gros justos o del orden bueno. La idea de que Dios inicia la renova­ción nos recuerda que la transfor­mación completa no puede ser nunca una obra humana. A los se­res humanos les corresponde cola­borar, preocuparse constantemen­te en el mundo actual, que no es perfecto, por ordenamientos sóli­dos, y oponerse a Jos que aparen­temente son buenos pero, en el fon­do, son funestos. Hasta hoy.

Condensó: JOAQUIM PONS ZANOTTI

(Viene de la página 82)

SoeR1No, joN , s.¡. Prof. de cristología en la Univ. Centroamericana y director del Centro Monseñor Romero (UCA) de El Salvador. Entre sus publicaciones: La fe en jesucristo. Ensayo desde las víctimas ( 1999); El Salvador, Nueva York, Afganistán: terremotos, terrorismo, barbarie y utopía (2002) .

Mediterráneo SO; Jardines de Guadalupe ; San Salvador (El Salvador)

THEISSEN, GERD. Doctor en Teología. Profesor de Teol. del NT en la Univ. Karl Ru­precht de Heidelberg. Especialidades: cristianismo primitivo, Jesús histórico. En­tre sus obras: La religión de los primeros cristianas (2002); El Movimiento de jesús. Historia social de una revolución de las valores (2005).

Wissenschaftlich-Theologisches Seminar der Universitat Heidelberg; Kis­selgasse 1; 69117 Heidelberg (Alemania)

THEOBALD, M1cHAEL. Estudios de filosofía y teología en la Universidad de Bonn, en la que se doctoró. Fue profesor de teología bíblica en la Freie Uiversitat Berlín y actualmente es profesor titular de NT en la Facultad de teología católica de la Eberhard-Karls Univ. de Tübingen. Entre sus publicaciones: Der Romerbrief (2000); Herrenworte im jahannesevangelium (2002).

Theologicum, Zimmer 41; Liebermeierstr. 12; 72076 Tübingen, Alemania.

WéNIN, ANDRÉ. Doctor en ciencias bíblicas. Prof. ordinario de exégesis bíblica en la Fac. de Teol. de la Univ. Cat. de Lovaina (Louvain-la-Neuve) y profesor invi­tado de teología bíblica en la Univ. Gregoriana de Roma. Entre sus obras: José o la construcción de la fraternidad. Lectura narrativa y antropológica de Génesis 37-50 (2011); No sólo de pan. El deseo en la Biblia : de la violencia a la alianza (2009); Échec au Roi. L'art de racanter la violence dans le livre des juges (2013) .

Boulevard du Nord 56/10; B- 5000 Namur (Bélgica)

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FRANCESCO OCCHETTA

EL PAPA, LAS INSTITUCIONES, LA CORRUPCIÓN

El 27 de marzo del año en curso, a las siete de la mañana, cerca de 500 parlamentarios italianos -incluidos los presidentes de la Cámara y del Senado, Laura Boldrini y Pietro Grasso, acompañados por el ca­pellán de la Cámara de Diputados, Mons. Lorenzo Leuzzi- se reunie­ron en la basílica de San Pedro para participar en la misa presidida por el Papa Francisco. La celebración, que sustituía la usual en la re­sidencia de Santa Marta, fue sobria y recogida. Ni fotos ni besama­nos. Solo un folleto fotocopiado para seguir la misa. Una nota de aus­teridad en fa forma y el contenido con las que el Papa ha lanzado en la homilía un mensaje directo al corazón de la clase dirigente de to­dos los tiempos y lugares.

11 Papa, le istituzioni, la corruzione, La Civilta Cattólica 165 (2014) 158-167.

La homilía del Papa Francisco

Comentando las lecturas de la misa del día -era la tercera sema­na de cuaresma- el Papa ha invita­do a los representantes políticos a no alejarse del pueblo, subrayando al mismo tiempo cómo, para aquel que entre los pecadores va cayen­do en la corrupción, es más difícil dar marcha atrás.

Era el tema de las lecturas del día. El fragmento del capítulo sie­te de Jeremías habla de la proxi­midad de la catástrofe del exilio en Babilonia, de la profecía de Jere­mías, el único que anuncia la caí­da de Jerusalén (que sucederá en el 597 y en el 586), y de la dureza de corazón del pueblo que, en la prosperidad, no comprende los sig­nos de los tiempos. En aquel tiem-

po se pensaba que con la mera pre­sencia del templo y Ja adoración formal de Dios bastaba para salvar Jerusalén de un asedio (como el de 701 de los asirios). Comentando este fragmento , el Papa puso el acento en la lamentación de Dios: "El Señor se lamenta. Se lamenta de no ser escuchado a lo largo de la historia. Siempre es lo mismo: 'Escuchad mi voz ... Yo seré vues­tro Dios ... para que os vaya bien .. .'. Pero ellos ni escucharon ni aplicaron el oído: procedieron según la pertinacia de su mal co­razón, y se pusieron de espaldas, que no de cara" (Jr 7, 23-24).

La infidelidad del pueblo y el lamento de Dios vienen causados por el poder, considerado como un ídolo. La misma dinámica se en­cuentra en Mt 12. En el centro del

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SELECCIONES DE TEOLOGÍA Vol.54 Abril-Junio 2015

SUMARIO

Reconciliación en contexto comunitario MICHAEL THEOBALD ................................................................................... .

Ensayo sobre la ortodoxia. Cuando el Cristo es Jesús joN SOBRINO, s.¡ ...............•..........•.......•...................................••.............•...•

Hombre y mujer en el Génesis. ¿Diferencias fundantes? ANDRÉWÉNIN .........•........•..............•......... ..........••............•.....•...............•..

En la pista de un orden sólido. Sobre los comienzos de la escritura apocalíptica en el judaísmo antiguo VERONIKA BACHMANN ..••••.•••.•...........•..................••........ ........ ...••.••......••....

El Papa, las instituciones, la corrupción FRANCESCO ÜCCHETTA ............ ................................................................. .

¿jesús entre los filósofos? Sobre la interpretación cínica de jesús G ERO T HEISSEN .............................................................................. ............ ..

Rut y Jonás contra Esdras José RAMON BusTo SA1z, s.J ...................................................................... .

Buena(s) noticia(s) para las familias PATRICK GOUJON ....................................................................................... .

Pedro, de otro modo V ICTOR C ODINA, S.J .••••••... ........••...•..............••....... .....••••••...••....•••••••........•..

Apocalíptica y crisis global j oAQUIN G ARCIA RocA ••..........•........•...................•.... ...••....••........ .............

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