El proceso de convertirse en persona

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C. R. ROGERS EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PERSONA Mi técnica terapéutica Editorial PAIDOS México – Buenos Aires – Barcelona Indice Introducción al Lector------------------------------------------------------- ------------------------ 9

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C. R. ROGERS

EL PROCESODE CONVERTIRSEEN PERSONA

Mi técnica terapéutica

EditorialPAIDOS

México – Buenos Aires – Barcelona

Indice

Introducción al Lector------------------------------------------------------------------------------- 9

Primera ParteHABLANDO A TITULO PERSONAL

1. “Este soy yo”, El desarrollo de mi pensamiento profesional y de mi filosofíapersonal-------------------15

Segunda Parte¿CÓMO PUEDO SERVIR DE AYUDA?

2. Algunas hipótesis acerca de la posibilidad de facilitar eldesarrollo personal ------- 39

3. Características de una relación de ayuda-------------------------------------------------- 46

4. Lo que sabemos sobre la psicoterapia, objetiva y subjetivamente --------------------- 63

Tercera ParteEL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PERSONA

5. Algunas tendencias que se manifiestan en la terapia ------------------------------------ .75

6. Qué significa convertirse en persona ------------------------------------------------------- 103

7. Una concepción de la psicoterapia como proceso ---------------------------------------- 117

Cuarta ParteUNA FILOSOFIA DE LAS PERSONAS

8. “Ser la persona que uno realmente es”:Cómo ve el terapeuta los objetivos personales------------------------------------------------ 1499. Cómo ve el terapeuta una vida plena: La persona que funciona integralmente-------------------------------------------------------- 165

Quinta Parte EN BUSCA DE LOS HECHOS: LA IMPORTANCIA DE LA INVESTIGACIÓN ENEL ÁMBITO DE LA PSICOTERAPIA.

10. ¿Personas o ciencia? Una disyuntiva filosófica------------------------------------------- 179

11. El cambio de la personalidad en la psicoterapia ------------------------------------------ 201

12. La Psicoterapia centrada en el cliente en su contexto deinvestigación --------------- 216

Sexta Parte¿CUÁLES SON LAS IMPLICACIONES PARA LA VIDA?

13. Ideas personales sobre la enseñanza y el aprendizaje ------------------------------------ 241

14. El aprendizaje significativo en la psicoterapia y en la educación ---------------------- 246

15. La enseñanza centrada en el alumno según la experiencia de un participante -------- 261

16. La psicoterapia centrada en el cliente y la vida familiar ------------------------------ 275

17. El manejo de los fracasos en la comunicación personal y grupal -------------------- 287

18. Formulación provisional de una ley general de las relaciones interpersonales ----- 294

19. Hacia una teoría de la creatividad --------------------------------------------------------- 301

Séptima ParteLAS CIENCIAS DE LA CONDUCTA Y LA PERSONA20. El creciente poder de las ciencias de la conducta

---------------------------------------- 31521. La situación del individuo en el nuevo mundo de las

ciencias de la conducta ------- 332

Al lector.

Aunque en cierta medida me disgute decirlo, he sidopsicoterapeuta –o asesor (counselor) * personal-durante más de treinta y tres años. Esto significaque durante un tercio de siglo he tratado de serútil a un sector amplio de nuestra población: niños,adolescentes y adultos; personas con problemaseducacionales, vocacionales, personales ymatrimoniales; individuos “normales”, “neuróticos” y“psicóticos” (las comillas significan que, a mijuicio, estos términos son inadecuados); individuosque solicitan ayuda para sí o para terceros;personas cuyos problemas son mínimos y otras que sehallan sumidas en la desesperación. Considero ungran privilegio el hecho de haber tenido laoportunidad de conocer a tan diversa multitud depersonas de manera íntima.Sobre la base de la experiencia clínica y de lalabor de investigación realizada durante estos añoshe escrito varios libros y una gran cantidad deartículos. Los trabajos que integran este volumenfueron seleccionados entre el material de los diezaños comprendidos entre 1951 y 1961. Explicaré lasrazones por las cuales he decidido reunirlos en unlibro.En primer lugar, considero que la mayoría de ellosversan sobre problemas que atañen a la vida delindividuo en este mundo moderno tan lleno desorpresas. Este no es un libro de consejos, ni seasemeja de manera alguna a un tratado del tipo“hágalo usted mismo”, pero he podido observar enreiteradas oportunidades que estos trabajos hanresultado sugerentes y enriquecedores para loslectores. De alguna manera, y aunque en pequeñamedida, les han brindado mayor seguridad paradecidir y realizar sus elecciones individuales, ensu esfuerzo por lograr lo que se habían propuestoser. Por esta razón quisiera que estos trabajosresultaran accesibles a cualquier persona que losleyera (por ejemplo al “profano inteligente”.) Estome interesa especialmente porque todos mis librosanteriores estaban dirigidos a los profesionales dela psicología, y se hallaban fuera del alcance delas personas ajenas a ese grupo. Tengo la sincera

esperanza de que muchos lectores sin interesesparticulares en el campo de la psicoterapia o elasesoramiento lleguen a descubrir que las enseñanzasque surgen de este campo pueden resultarles útilesen su propia vida. Estoy seguro, además, de quemuchas personas que nunca han buscado apoyo en elasesoramiento

* También consultor o consejero

10(counseling), * experimentarán mayor coraje yconfianza en sí mismas al leer los resúmenes deentrevistas terapéuticas que hallarán en estaspáginas y espero también que al vivir, en suimaginación y con sus sentimientos, las luchas queotros deben librar para crecer y madurar, puedancomprender mejor sus propias dificultades.Otra razón que me ha estimulado a preparar estelibro es la creciente cantidad y la urgencia de lasconsultas por parte de aquellos que ya estánfamiliarizados con mis puntos de vista sobre elasesoramiento, la psicoterapia y las relacionesinterpersonales. Me han hecho saber que desean datossobres mis trabajos y hallazgos más recientes en unapresentación accesible y adecuada. Se sientenfrustrados al enterarse de la existencia deartículos inéditos que no pueden encontrar y aldescubrir trabajos míos en publicaciones queresultan difíciles de conseguir. Por eso quierenverlos reunidos en un libro. Este es un pedido

halagador para cualquier autor y constituye tambiénuna obligación que he tratado de cumplir. Esperocomplacer a esos lectores con la selección que hepreparado. Por consiguiente, en este aspecto, milibro está dedicado a todos aquellos que en elpasado han considerado que mi trabajo es útil parasus esfuerzos profesionales: psicólogos,psiquiatras, maestros, educadores, asesoresestudiantiles, asistentes religiosos, asistentessociales, logoterapeutas, profesionales de cienciaspolíticas, dirigentes industriales, especialistas enrelaciones laborales, y otros.Pero aún queda otro motivo, un motivo más complejo ypersonal: es la búsqueda de un auditorio adecuadopara lo que tengo que decir. Este problema me haperturbado durante más de una década. Sé que medirijo solamente a un sector reducido de psicólogos.La mayoría, cuyo pensamiento se puede resumirmediante expresiones tales como estímulo-respuesta,teoría del aprendizaje o condicionamiento operante,tienden a considerar al individuo como un objeto y,en consecuencia, lo que tengo que decir a menudo losasombra, cuando no los aburre. También sé que medirijo solamente a un grupo pequeño de psiquiatras.Para muchos, quizá para la mayoría, la verdad sobrela psicoterapia ya ha sido enunciada hace muchotiempo por Freud, y, por lo tanto, no se preocupanpor hallar nuevas posibilidades o se oponen a lainvestigación en este campo. También sé que medirijo a una pequeña parte de los disidentes que seautodenominan asesores. La mayoría se interesan porlos test predictivos, la medición y los métodos deorientación.La consecuencia de esto es que, al llegar el momentode publicar un trabajo determinado, no me haparecido bien presentarlo a cualquiera de laspublicaciones especializadas en estos campos. Hepublicado artículos en revistas de estos tipos, perola mayoría de mis trabajos más recientes hanpermanecido inéditos y fueron distribuidos en formaprivada mediante copias mimeografiadas. Ellossimbolizan mi incertidumbre respecto del modo dellegar a mi auditorio, cualquiera que éste sea.

* También consejo, consulta

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Durante este período, los editores de revistascientíficas, a menudo de escasa tirada o altamenteespecializadas, han tenido noticias de algunos deestos trabajos y han solicitado permiso parapublicarlos. Siempre accedí a estos pedidos, con lacondición de que se me permitiera publicar más tardeel mismo trabajo en otra parte si yo lo deseaba. Esasí como la mayoría de los trabajos que he escritodurante esta década han quedado sin publicar, o hanvisto la luz en alguna revista pequeña,especializada o disidente.Finalmente he llegado a la conclusión de que deseoreunir todos estos pensamientos en un libro, demanera que puedan buscar su propio público. Estoyseguro de que los integrantes de mi auditoriopertenecerán a una serie de disciplinas, algunas deellas muy alejadas de mi propio campo, como lafilosofía y las ciencias políticas. Sin embargo,creo que es posible hallar una cierta unidad en eseauditorio. Pienso que mis trabajos forman parte deuna tendencia que ya tiene y seguirá teniendoinfluencia sobre la psicología, la psiquiatría, lafilosofía y otras esferas del conocimiento. Nosabría bautizar esta tendencia, pero al pensar enella la asocio con adjetivos y expresiones talescomo fenomenológico, existencial, centrado en lapersona: con conceptos como autorrealización, llegara ser, crecimiento; con individuos (en EstadosUnidos) como Gordon Allport, Abraham Maslow, RolloMay. Por consiguiente, pienso que aunque el grupopara el cual este libro tiene algo significativo quedecir estará constituido por individuospertenecientes a diversas disciplinas, con interesesmuy variados, su factor común reside en lapreocupación por las personas y sus perspectivas, enun mundo moderno que parece resuelto a ignorarla o adesconocer su importancia.

Existe una última razón que me ha impulsado apublicar este libro, un motivo que significa muchopara mí. Me refiero a la enorme, desesperantenecesidad de nuestro tiempo de poseer másconocimientos básicos y métodos más eficaces paramanejar las tensiones en las relaciones humanas. Losasombrosos avances del hombre hacia la conquista delespacio infinito, así como del mundo, tambiéninfinito, de las partículas subatómicas parecenfacilitar el camino hacia la destrucción total denuestro mundo, a menos que logremos avances análogosen la comprensión y el manejo de las tensiones entrelas personas y grupos. Al pensar en lo limitados queson nuestros conocimientos en este campo, no puedosino sentir verdadera modestia. Aguardo conesperanza el día en que invertiremos al menos elvalor de una o dos de las grandes naves espacialesen la búsqueda de una comprensión más adecuada delas relaciones humanas. Pero también tengodolorosamente presente el hecho de que losconocimientos que ya poseemos son poco reconocidos yutilizados. Espero que en este libro quede claro queya poseemos conocimientos que, si fueran empleadosde manera adecuada, ayudarían a aliviar lastensiones raciales, económicas e internacionales hoyexistentes. Espero que resulte evidente que estasenseñanzas, usadas con propósitos preventivos,contribuirían al desarrollo de personas maduras,comprensivas y

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Sin recelos, capaces de enfrentar con éxito elsurgimiento de eventuales tensiones futuras. Silogro que un número significativo de personascomprenda que existen recursos aún no explotados,constituidos por los conocimientos referentes alcampo de las relaciones interpersonales, me sentirérecompensado con creces.

He expuesto todas mis razones para publicar estelibro. Permítaseme concluir con algunos comentariosacerca de su naturaleza. Los trabajos aquí reunidosrepresentan los principales temas que han concitadomi interés durante la década pasada. * Fueronpreparados con propósitos diversos, por lo generalpara auditorios diferentes, o redactados simplementepara mí propia satisfacción. Para cada capítulo hepreparado una nota introductoria que intenta situarel material en un contexto comprensible. Hedistribuido los trabajos comenzando por los decarácter más personal, para terminar por los demayor significado social, de manera tal que suordenamiento manifieste el desarrollo de una líneade pensamiento coherente. Al revisarlos traté deevitar las repeticiones; pero cuando se trataba dediferentes trabajos que presentaban el mismoconcepto de maneras diferentes, he preferidogeneralmente conservar estas “variaciones sobre untema”, esperando que sirvan al mismo objetivo queen la música, es decir, que enriquezcan el sentidode la melodía. Por haber surgido como trabajosindependientes, cada uno puede leerse sin relacióncon los demás, si el lector así lo desea.En términos más sencillos, el propósito de estelibro es compartir con el lector una parte de miexperiencia, es decir, una parte de mi mismo. Heaquí lo que he experimentado en las junglas de lavida moderna, en el territorio poco explorado de lasrelaciones personales. He aquí lo que he visto y loque he llegado a creer; los métodos mediante loscuales intenté verificar y someter a prueba miscreencias; algunas de las dudas, incógnitas,preocupaciones e incertidumbres que aún meperturban. Espero que algo de lo que hoy me propongocompartir llegue realmente al lector

Departamento de Psicología y PsiquiatríaUniversidad de Wisconsin

Abril de 1961

* La única excepción parcial se refiere a la teoría explicita dela personalidad. Recientemente he publicado una presentacióntécnica completa de mis teorías en un libro que deberíaencontrarse en cualquier biblioteca profesional; porconsiguiente, no he incluido ese material en el presente volumen.Me refiero al capítulo titulado “A theory of therapy,personality, and interpersonal relationships as Developer in theclient-centered framework”, en Koch, S. (comp.): Psychology: AStudy of a Science. Nueva York, Mc Graw, 1959, vol. 3, págs 184-256.

PRIMERA PARTE

HABLANDO A TÍTULO PERSONAL

Hablo como persona, desde un contexto de experiencias y enseñanzas personales.

“ESTE SOY YO”

EL DESARROLLO DE MI PENSAMIENTO PROFESIONAL Y DE MIFILOSOFÍA PERSONAL.

En este capítulo he reunido dos charlas de carácter muy personal. Hacecinco años fui invitado a dar una conferencia a los alumnos del últimocurso de la Universidad de Brandeis para presentar, nomis ideas, sino a mí mismo. Deseaban saber cómo había llegado aelaborar mis pensamientos y a ser lo que hoy soy. Me pareció unainvitación digna de ser tenida en cuenta y me esforcé por satisfacer elrequerimiento de los estudiantes. El año pasado el Student UnionForum Committee de Wisconsin me formuló una invitación similar. Seme pidió que hablara a título personal en su serie “Ultimaconferencia”, en la que se supone que, por razones no explicitadas, elprofesor da su última clase y por consiguiente pone mucho de símismo en ella. (Me pregunto cuál es la razón por la cual en nuestrosistema educacional se supone que un profesor puede mostrarse talcual es sólo en las peores circunstancias.) En la charla de Wisconsinlogré expresar mejor que en la anterior las enseñanzas personales otemas filosóficos que han llegado a adquirir significado para mí. Eneste capítulo he reunido y combinado ambas charlas, tratando deconservar en cierta medida el carácter informal que les dí en supresentación inicial.

La respuesta a cada una de estas charlas me ha hecho reconocercuán deseoso puede estar un oyente de saber algo acerca de lapersona que pronuncia una conferencia o dicta una clase. Por estarazón he colocado este capítulo al comienzo del libro, esperando queal transmitir algo de mí proporcione el contexto adecuado a loscapítulos que siguen y dé al resto del libro su verdadero significado.

Me han informado que lo que este grupo al quehoy me dirijo espera de mí es que me refiera al temaque podríamos titular “Este soy yo”. Experimentodiversas reacciones ante tal invitación, pero la quequisiera destacar es que me siento honrado yhalagado al saber que un grupo desea conocer quiénsoy, en términos personales. Puedo asegurarles quees una invitación original y muy exigente; intentaréresponder a una pregunta honesta con toda lahonestidad de que soy capaz.

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¿Quién soy yo? Soy un psicólogo cuyo principalinterés, durante muchos años, ha sido lapsicoterapia. ¿Qué significa esto?. No intentoaburrirlos con una enumeración de mis trabajos, perocitaré unos párrafos del prefacio a mi libroPsicoterapia centrada en el cliente, * para expresarde manera subjetiva lo que éste significa para mí.Mi propósito consistía en transmitir al lector algúnsentimiento sobre el tema del libro, y escribí: “¿Dequé trata este libro? Intentaré dar una respuestaque en alguna medida, transmita la experiencia vivaque el libro pretende ser.”

“Esta obra se refiere al sufrimiento y a laesperanza, a la ansiedad y a la satisfacción quellenan el consultorio de cada terapeuta. Se refierea la unicidad de la relación que cada terapeutaestablece con cada cliente ** e igualmente a loselementos comunes que descubrimos en todas estasrelaciones. Se refiere también a las experienciasaltamente personales de cada uno de nosotros. Trataacerca del cliente que en mi consultorio se sientaen un extremo del escritorio, luchando por ser élmismo, y sin embargo mortalmente temeroso de serlo;esforzándose por ver su experiencia tal como es,deseando ser esa experiencia, pero muy temeroso anteesa perspectiva. El libro trata acerca de mi mismo,sentado allí ante ese paciente, cara a cara yparticipando de su lucha con toda la sensibilidad yprofundidad de que soy capaz. Trata acerca de mí entanto me esfuerzo por percibir su experiencia y elsignificado, el sentido, el sabor que tiene para él.Trata de mí en la medida en que deploro mifalibilidad humana en la comprensión de ese cliente,y mis fracasos ocasionales en ver la vida tal comoaparece para él, fracasos que caen pesadamente sobrela intrincada, delicada trama de su crecimiento. Serefiere a mí, en los momentos en que disfruto delprivilegio de traer al mundo una nueva personalidad;cuando me aparto con respeto ante la emergencia deun yo, de una persona; cuando observo el proceso deun nacimiento en el que he desempeñado un papelimportante y facilitador. Se refiere tanto alpaciente como a mí en tanto observamos maravillados

las fuerzas potentes y armónicas que se manifiestanen esta experiencia total, fuerzas que parecenprofundamente arraigadas en el universo como untodo. Creo que el libro se refiere a la vida, en lamedida en que ésta se revela vívidamente en elproceso terapéutico, con su ciego poder y sutremenda capacidad de destrucción, pero con suimpulso sobrecompensador hacia el crecimiento,cuando se dan las condiciones propicias.”Quizás esto pueda darles una idea de lo que hago yrevelarles lo que siento acerca de mi actividadprofesional. Imagino que también se preguntarán cómoelegí esta carrera y cómo tomé algunas de lasdecisiones y elecciones, conscientes einconscientes, que fueron surgiendo en el camino.intentaré referirme a algunos de los aspectospsicológicos más representativos de miautobiografía, particularmente aquellos que serelacionan con mi vida profesional.

* Client-Centered Therapy, traducción castellana: Buenos Aires,Paidós, 1966** Se ha respetado el térrnino original a pesar de que a vecesestá viciado con la idea comercialista o de engaño. 17

Mis primeros años.

Me crié en un hogar caracterizado por estrechoslazos familiares, en una atmósfera ética y religiosamuy estricta e intransigente, que se sintetizaba enla veneración del trabajo arduo. Fui el cuarto deseis hijos. Nuestros padres se preocupaban mucho pornosotros y este bienestar constituía el objeto de suconstante esfuerzo. También controlabanestrictamente nuestra conducta de muchas manerassutiles y afectuosas. Ellos daban por sentado, y yolo aceptaba, que éramos diferentes de otraspersonas; nada de bebidas alcohólicas, ni bailes,juegos o espectáculos, muy poca vida social y muchotrabajo. Hoy me resuta muy difícil convencer a mis

hijos de que las bebidas carbonatadas tienen unaroma ligeramente pecaminoso, y recuerdo mi levesensación de maldad cuando consumí mi primeragaseosa. Pasábamos ratos agradables en familia, perono estábamos siempre juntos, de manera que fui unniño bastante solitario, que leía incesantemente yque al terminar los estudios escolares sólo habíasalido con chicas en dos oportunidades.

Cuando cumplí doce años, mis padres compraronuna granja e instalamos allí nuestro hogar. Habíados razones para hacerlo: mi padre, que se habíaconvertido en un próspero hombre de negocios,deseaba hallar un pasatiempo, pero creo que másimportante fue el hecho de que mis padresconsideraban necesario alejar a los adolescentes dela familia de las “tentaciones” de la vidasuburbana.

En la granja desarrollé dos intereses que quizáshayan orientado el rumbo de mi trabajo posterior.Quedé fascinado por las gigantescas mariposasnocturnas (estaban en boga los libros de GeneStratton-Porter) y me convertí en una autoridadsobre las exuberantes Luna, Poliphemus, Cecropia yotras mariposas que habitaban nuestros bosques.Laboriosamente crié mariposas en cautiverio, cuidélas orugas, guardé los capullos durantes los largosmeses de invierno, y en general conocí algunas delas alegrías y frustraciones del científico queintenta observar la naturaleza.

Mi padre estaba decidido a administrar su nuevagranja con un criterio científico y con ese objetocompró muchos libros sobre agricultura. Estimuló asus hijos a a emprender operaciones independientes yprovechosas por cuenta propia, y mis hermanos y yocuidamos pollos, y en algún momento críamos ovejas,cerdos y terneros. De esta manera me convertí en unestudioso de la agricultura científica, y sólo enaños recientes comprendí que aquello me ayudó aadquirir una idea básica sobre la ciencia. No habíanadie que dijera que Feeds and Feeding de Morison,no era un libro para un muchacho de catorce años, demodo que recorrí sus cientos de páginas, aprendiendoa planificar experimentos, a comparar grupos decontrol con grupos experimentales, a mentenerconstantes las condiciones de experimentación

mediante los procedimientos de selección al azar,para poder determinar la influencia de undeterminado

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alimento sobre la producción de leche o carne.Comprendí cuán difícil es verificar una hipótesis yasí aprendí a conocer y respetar los métodoscientíficos en un campo de esfuerzos prácticos.

Educación universitaria y de postgraduado.

Inicié mis estudios universitarios en Wisconsin, enel campo de la agricultura. Una de las cosas quemejor recuerdo es la vehemencia con que un profesorde agronomía se refería al aprendizaje y al empleode los datos empíricos: destacaba la inutilidad delos conocimientos enciclopédicos en sí mismos y,finalizaba con una admonición: “¡No seas un vagón demuniciones; sé un rifle!”Durante mis dos primeros años en la universidad miobjetivo profesional cambió, y a consecuencia dealgunas conferencias religiosas que tuvieron en míuna intensa resonancia emocional, perdí el interéspor la agricultura científica para decidirme por elministerio sacerdotal; ¡un ligero cambio! Dejé laagricultura y comencé a estudiar historia, porconsiderarla una preparación más adecuada.Durante mi penúltimo año en la universidad fuielegido entre una docena de estudiantes paraparticipar en una conferencia internacional de laFederación Cristiana Estudiantil Mundial que serealizaría en China. Esta fue una experiencia muyimportante para mí. La conferencia se llevó a caboen 1922, cuatro años después del fin de la PrimeraGuerra Mundial. Observé cuán amargamente se seguíanodiando franceses y alemanes, a pesar de que comoindividuos parecían muy agradables. Me vi obligado a

ampliar mi pensamiento y admitir que personas muysinceras y honestas pueden creer en doctrinasreligiosas muy diferentes. Me emancipé en ciertosaspectos fundamentales del pensamiento religioso demis padres, Y comprendí que ya no podía estar deacuerdo con ellos. Esta independencia de pensamientocausó gran dolor y tirantez en nuestras relaciones,pero al considerar esa situación desde un punto devista retrospectivo pienso que en ese momento, másque en ningún otro, me convertí en una personaindependiente. Naturalmente había un importanteelemento de revuelta y rebelión en mi actituddurante ese período; pero la ruptura fundamental seprodujo durante los seis meses de ausencia por elviaje a Oriente, y, en consecuencia, fue elaboradalejos de la influencia del hogar.

Aunque en esta exposición debo referirme sobretodo a los factores que influyeron sobre midesarrollo profesional, deseo mencionar brevementeun elemento de gran importancia en mi vida personal.En la época de mi viaje a China me enamoré de unamuchacha adorable a quien conocía desde mi infancia.No bien terminé la universidad obtuve elconsentimiento de mis padres, otorgado aregañadientes, y nos casamos inmediatamente, de modoque pudiéramos asistir juntos a la escuela degraduados. No puedo ser objetivo acerca de estetema, pero su amor

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y su constante compañerismo durante todos esos añoshan sido un factor sumamente importante yenriquecedor en mi vida.Decidí prepararme para el trabajo religiosoasistiendo al Union Theological Seminary, el másliberal del país en esa época (1924). Jamás lamentélos dos años que pasé allí. Estuve en contacto congrandes eruditos y maestros, en particular con eldoctor A. C. McGiffert, quien creía devotamente en

la libertad de inquirir y esforzarse por hallar laverdad, dondequiera que ésta nos lleve.Ahora que conozco las universidades y escuelas paragraduados, sus reglamentos y rigideces, me sientorealmente asombrado de una experiencia significativaque viví en el Union. Un grupo de nosotros sentíaque las ideas nos llegaban ya elaboradas, cuando enrealidad deseábamos explorar nuestras propias dudase incertidumbres, para descubrir hacia dónde nosllevarían. Solicitamos permiso para dirigir nuestropropio seminario y pedimos que se le reconocierapuntaje académico: sería un seminario sininstructor, y el plan de estudios estaría integradopor nuestros propios interrogantes. Las autoridadesse manifestaron comprensiblemente perplejas antenuestra solicitud, pero nos concedieron lo quepedíamos. La única restricción que nos impusieronfue que, por razones reglamentarias, un auxiliardocente joven estaría presente en nuestro seminario,pero no participaría en nuestras discusiones a menosque lo solicitáramos.

Supongo que no es necesario agregar que esteseminario constituyó una experiencia particularmenterica y esclarecedora, Siento que me impulsó duranteun buen trecho del camino que habría de recorrerhasta desarrollar mi propia filosofía de la vida. Lamayoría de aquel grupo, al buscar las respuestas asus propias preguntas, las encontraron fuera delámbito religioso, que finalmente abandonaron. Yo fuiuno de ellos. Sentía que quizá siempre meinteresarían las preguntas relacionadas con elsentido de la vida y también la posibilidad delograr un mejoramiento de índole constructiva de lavida individual, pero no podía trabajar en un campoen el que me veía obligado a creer en una doctrinareligiosa determinada. Mis creencias se habíanmodificado radicalmente y podían seguir cambiando.Me parecía horrible tener que profesar una serie decreencias para poder permanecer en una profesión.Quería encontrar un ámbito en el cual pudiera tenerla seguridad de que nada limitaría mi libertad depensamiento.

Cómo me convertí en psicólogo.

¿A qué dedicarme? En el Union me había sentidoatraído por los cursos y conferencias sobrepsicología y psiquiatría, que en esa épocacomenzaban a desarrollarse. Muchas personascontribuyeron a despertar mi interés, entre ellasGoodwin Watson, Harrison Elliott y Marian Kenworthy.

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Cornencé a asistir a más cursos en el Teachers´College, de la Universidad de Columbia, que estabasituado frente al Union Seminary. Inicié un cursosobre filosofía de la educación dictado por WilliamH. Kilpatrick, quien resultó un gran maestro.Comencé mis prácticas clínicas con niños, bajo lasupervisión de Leta Hollingworth, una personasensible y práctica. Pronto me encontré dedicado ala orientación infantil de manera tal que,gradualmente y con muy pocos esfuerzos de reajuste,me establecí en ese campo y comencé a pensar en mímismo como psicólogo clínico. Fue un paso dadosuavemente y con poca conciencia de la elección quehacía: simplemente me dediqué a las actividades queme interesaban.Mientras estaba en el Teacher´s College solicité yobtuve una beca o internado en el entonces flamanteInstitute for Child Guidance (Instituto deOrientación Infantil), patrocinada por elCommonwealth Fund. Muchas veces agradecí el hecho dehaber estado allí durante el primer año de suexistencia. La organización se encontraba en unestado caótico, pero esto significaba que cada unode nosotros podía hacer lo que quisiera. Mefamiliaricé con los enfoques freudianos dinámicos delos profesores, entre los que estaban David Levy yLawson Lowrey y descubrí que entraban en conflictocon el punto de vista estadístico riguroso,científico y fríamente objetivo entonces prevalente

en el Teacher´s College. Cuando lo recuerdo, piensoque mi necesidad de resolver ese conflicto fue unaexperiencia de inestimable valor. En aquel momentosentía que me hallaba situado en dos mundoscompletamente distintos, y que “ambos jamás seencontrarían”.Hacia el fin del internado, me ví en la necesidad deobtener un empleo para mantener a mi crecientefamilia, aunque todavía no hubiera concluído midoctorado. Los puestos no abundaban, y recuerdo elalivio y la alegría que sentí al encontrar uno. Fuiempleado como psicólogo en el Child Study Department(Departamento de Estudios Infantiles) de la Societyfor the Prevention of Cruelty to Children (Sociedadpara la Protección de la Infancia Contra laCrueldad), en Rochester, Nueva York. En estedepartamento había tres psicologos, y mi sueldo erade 2900 dólares anuales.Hoy recuerdo, entre divertido y asombrado, la maneraen que acepté el cargo. La razón por la cual mesentí tan complacido es que era una oportunidad derealizar el rabajo que yo quería. Por lo que puedorecordar, creo que en esa oportunidad no pensé quese trataba prácticamente de un callejón sin salidaen mi carrera profesional, que no podría establecercontactos con otros profesionales, y que el sueldono era bueno siquiera en relación con la época. Creoque siempre sentí que si hallaba una oportunidad dehacer lo que más me interesara, todo lo demás sesolucionaría por sí solo.

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Los años en Rochester.

Los doce años siguientes que pasé en Rochesterfueron muy valiosos. Durante los primeros ocho, porlo menos, estuve completamente dedicado a laprestación de servicios psicológicos prácticos,diagnosticando y planeando en mi trabajo con niñosdelincuentes y desvalidos que nos enviaban lostribunales y entidades; y en muchos casos haciendo“entrevistas terapéuticas”; Fue un período derelativo aislamiento profesional, durante el cual miúnica preocupación fue tratar de ser más eficaz connuestros clientes. Teníamos que seguir viviendo connuestros fracasos así como con nuestros triunfos, demodo que nos vimos forzados a aprender. Había unúnico criterio para evaluar cualquier método queempleáramos para tratar a estas criaturas y a suspadres; el criterio era “¿Funciona? ¿Es eficaz?”Pronto descubrí que estaba comenzando a formular mispropios puntos de vista a partir de mi experienciadiaria.

Recuerdo tres acontecimientos significativos,todos ellos pequeños pero importantes para mí en esemomento. Me asombra que sean todos ejemplos dedesilusiones: con una autoridad, con materiales yconmigo mísmo.

Durante mi formación me habían fascinado lostrabajos del doctor William Healy, que indicaban quela delincuencia a menudo se basa en conflictossexuales, y que si se logra hacer aflorar estosúltimos, la conducta delictiva puede desaparecer.Durante mi primero o segundo año en Rochesterrealicé un trabajo muy arduo con un jovenpiromaníaco que manifestaba un impulso incendiarioincontenible. Entrevistándolo día tras día en sulugar de reclusión, descubrí gradualmente que trassu deseo se ocultaba un impulso sexual relacionadocon la masturbación. ¡Eúrekal El caso estabaresuelto. No obstante, al ser puesto en libertadcondicional el joven reincidió.

Recuerdo el impacto que sufrí. Healy podía estarequivocado, Quizá yo estaba aprendiendo algo queHealy ignoraba. De alguna manera, este incidente mesugirió la posibilidad de que existieran errores enlas enseñanzas de las autoridades y me hizo pensarque aún quedaban conocimientos por descubrir.

Mi segundo descubrimiento, ingenuo como elprimero, fue de otra naturaleza. Poco tiempo despuésde mi llegada a Rochester coordiné un grupo deanálisis sobre entrevistas. Descubrí una publicaciónque contenía una entrevista con un progenitor,transcripta casi palabra por palabra, en la cual elentrevistador se mostraba hábil, perspicaz einteligente, y rápidamente llevaba la conversaciónal núcleo del problema. Me alegré de poder usarlacomo ejemplo de una buena técnica.

Varios años después, ante un caso semejante,recordé aquel excelente material. Cuando lo hallé yvolví a leerlo me sentí espantado. Me pareció unastuto interrogatorio judicial, en el cual elentrevistador culpaba

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al progenitor por sus motivaciones inconscientes,hasta obtener de él la confesión de su delito. Miexperiencia ya me había enseñado que no era posibleesperar beneficios duraderos para el padre ni parael hijo de entrevistas de este tipo. Entoncescomprendí que me estaba alejando de cualquierenfoque coercitivo o agresivo en las relacionesclínicas; no por motivos filosóficos, sino porquetales enfoques nunca pasan de ser sólosuperficialmente eficaces.

El tercer hecho ocurrió varios años más tarde.Ya había aprendido a ser más sutil y perseverante alinterpretar la conducta de un paciente, y a regularla aparición del material, para no inspirar rechazo.Había estado trabajando con una madre muyinteligente, cuyo hijo era una especie de demonio.El problema se relacionaba claramente con el rechazoque ella había sentido por él en épocas tempranas,pero durante muchas entrevistas no logré ayudarla acomprender esto. Indagué sus antecedentes, y contoda delicadeza reuní los elementos de juicio

surgidos; traté de presentárselos de manera que ellalograra comprender la situación, pero no pudimosavanzar. Por último me declaré vencido. Le comuniquémi opinión de que si bien ambos habíamos realizadolos mayores esfuerzos, habíamos fracasado, de modoque lo más conveniente sería suspender nuestrarelación. Ella se manifestó de acuerdo. Concluimosla entrevista, nos estrechamos la mano, y mipaciente se dirigió hacia la puerta del consultorio.Una vez allí, se volvió y preguntó: “¿Se ocupa ustedde asesorar a adultos?” Cuando le respondíafirmativamente, dijo, “Bien, entonces quisierasolicitar su ayuda.” Regresó a la silla que acababade abandonar y -comenzó a verter amargas quejassobre su matrímonio, los problemas que experimentabaen la relación con su esposo, su sentimiento defracaso y confusión; en síntesis, un material muydiferente de la estéril “historia clínica” que hastaese momento había presentado. Sólo entonces comenzóla verdadera terapia, que, por otra parte, resultómuy exitosa.

Este incidente fue sólo uno de los tantos que mepermitieron experimentar el hecho -que sólocomprendí más tarde- de que es cliente quien sabequé es lo que le afecta, hacia dónde dirigirse,cuáles son sus problemas fundamentales y cuáles susexperiencias olvidadas. Comprendí que, a menos queyo necesitara demostrar mi propia inteligencia y misconocimientos, lo mejor sería confiar en ladirección que el cliente mismo imprime al proceso.

¿Psicólogo, o qué?

Durante este período comencé a pensar que, enrealidad, yo no era un psicólogo. En la Universidadde Rochester comprendí que el trabajo que estaballevando a cabo no era psicología y que en elDepartamento de Psicología nadie se interesaba pormis enseñanzas. Concurrí a las

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sesiones de la American Psychological Association(Asociación Norteamericana de Psicología) y comprobéque en ellas se exponían trabajos sobre los procesosde aprendizaje de las ratas y experimentos delaboratorio que, al parecer, no guardaban relaciónalguna con lo que yo etaba haciendo. Sin embargo,los asistentes sociales psiquiátricos parecíanhablar mi idioma, de manera que emprendí actividadesen ese campo y me relacioné con los organismoslocales y nacionales correspondientes. Sólo cuandose creó la American Association for AppliedPsychology (Asociación Norteamericana de PsicologíaAplicada), empecé a desempeñarme activamente comopsicólogo.Comencé a trabajar en el Departamento de Sociologíade la Universidad, en el que dicté cursos cuyo temaera cómo comprender y tratar a los niños conproblemas. Pronto el Departamento de Educaciónpretendió incluir mis cursos en la categoría decursos sobre educación. (Antes de que abandonaraRochester, el Departamento de Psicología tambiénsolicitó permiso para incorporar mis cursos,aceptándome así como psicólogo). Al describir estasexperiencias advierto cuán empecinadamente seguí mispropias líneas de trabajo, sin preocuparme por elhecho de no trabajar junto con mi grupo.El tiempo no me permite referirme al esfuerzo querepresentó instalar un Centro de Orientación enRochester ni a la batalla que sostuve con algunosmiembros del grupo de psiquiatras. Fueron, en sumayor parte, rencillas administrativas que noguardan mucha relación con el desarrollo de misideas.

Mis hijos.

Durante los años en que trabajé en Rochester,transcurrió la infancia de mis hijos –un varón y unaniña-, quienes me enseñaron sobre los individuos, sudesarrollo y sus relaciones, mucho más de lo que

puede aportar cualquier aprendizaje profesional. Nocreo haber sido un muy buen padre durante susprimeros años, pero afortunadamente mi esposa fueuna excelente madre; y a medida que pasó el tiempo,pienso que yo mismo me convertí poco a poco, en unpadre más comprensivo. Sin duda alguna, durante esosaños y más tarde, fue un incalculable privilegio elhecho de estar en relación con dos niñosparticularmente sensibles y vivir junto a ellos losplaceres y dolores de su niñez, los dogmatismos ydificultades de su adolescencia y, más adelante, lainiciación de su vida de adultos y la constituciónde sus propias familias. Pienso que mi esposa y yoconsideramos que uno de nuestros mayores logros espoder mantener una real comunicación con nuestroshijos ya adultos y con sus cónyuges, y que ellostambién puedan hacer lo mismo con nosotros.

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Los años en Ohio.

En 1940 acepté un puesto en la Universidad delEstado de Ohio. Pienso que la única razón por lacual se me otorgó el cargo fue mi libro ClinicalTreatment of the Problem Child, escrito durante lasvacaciones y algunos breves períodos de licencias.Para mí sorpresa, y contrariamente a lo queesperaba, me ofrecieron una cátedra como profesorcon dedicación exclusiva. Con toda sinceridadrecomiendo a los futuros docentes que procureningresar en el mundo académico en este nivel. Muchasveces me sentí agradecido por haber podido evitar elproceso competitivo de los escalafones de lasfacultades, a menudo tan degradantes, donde con

frecuencia los individuos aprenden sólo una lección:no meter la nariz en asuntos ajenos.Al intentar enseñar a los graduados de laUniversidad de Ohio lo que había aprendido acercadel tratamiento y asesoramiento, comencé a advertirque quizá yo había desarrollado mi propio punto devista, a partir de mi experiencia. Cuando traté deformular algunas de estas ideas y exponerlas en untrabajo que presenté a la Universidad de Minnesota,en diciembre de 1940, experimenté reacciones muyintensas. Por primera vez comprendí el hecho de queuna idea mía, que quizá me parezca brillante y plenade potencialidades, puede representar una seríaamenaza para otras personas. Al convertirme en elcentro de la crítica y recibir opiniones en favor yen contra, me sentí desconcertado y asaltado pordudas y planteos. Sin embargo, sabía que teníaelementos que aportar y redacté el manuscrito deCounseling and Psychotherapy, en el que expuse loque, a mi juicio, era una orientación más eficaz dela terapia.En este punto advierto una vez más, y no sin ciertohumor, lo poco que siempre me interesó ser“realista”. Cuando presenté el manuscrito, el editorlo consideró interesante y original, pero sepreguntó en qué cursos se usaría. Le dije que sóloconocía dos: uno de ellos a mi cargo, y el otro, enotra universidad. El editor opinó que cometía ungrave error al no escribir un texto que se pudieraadoptar en los cursos existentes. Se mostró muydubitativo acerca de la posibilidad de vender dosmil ejemplares, cantidad mínima necesaria paracubrir los gastos. Decidió arriesgarse sólo cuandole anuncié que lo propondría a otra editoríal.Ignoro quién de nosotros experimentó mayor sorpresaante la acogida del libro: se vendieron setenta milejemplares hasta hoy y las ventas continúan.

Los años recientes.

Creo que desde ese momento hasta el presente mi vidaprofesional se halla suficientemente documentada enlas obras que he escrito: pasé cinco años en Ohio,doce en la Universidad de Chicago y cuatro en laUniversidad de Wisconsin. Señalaré brevemente dos o

tres puntos que, a mi juicio, revisten ciertasignificación.

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He aprendido a vivir manteniendo relacionesterapéuticas cada vez más profundas con un crecientenúmero de clientes. Esto puede ser extremadamentegratificante y, en efecto, lo ha sido. Pero enciertas ocasiones puede constituir una fuente deinquietud, cuando una persona con una alteracióngrave parece pretender de mí más de lo que puedodarle, para satisfacer sus necesidades. Sin dudaalguna, el ejercicio de la terapia es algo querequiere un desarrollo personal ininterrumpido porparte del terapeuta; y esto a veces es doloroso,aunque en definitiva resulta siempre satisfactorio.También me gustaría mencionar la importancia cadavez mayor que la investigación ha llegado a adquirirpara mí. La terapia es una experiencia en la quepuedo abandonarme a mi propia subjetividad; lainvestigación, en cambio, me exige mantenerme adistancia y tratar de enfocar esta rica experienciasubjetiva con objetividad y aplicar los métodoscientíficos para determinar si no me he engañado.Tengo la convicción cada vez más firme de que, en elfuturo, descubriremos leyes de la personalidad y dela conducta que llegarán a ser tan significativaspara el progreso o la comprensión humanas como loson hoy las leyes de la gravedad o de latermodinámica.Durante las dos últimas décadas he logradoacostumbrarme algo más al hecho de ser combatido,pero las reacciones que mis ideas provocan continúansorprendiéndome. Desde mi punto de vista, siempre heplanteado mis ideas a modo de ensayo; es al lector oal estudiante a quienes corresponde la decisión deaceptarlas o rechazarlas. Pero en diferentes épocasy lugares, psicólogos, asesores y educadorestendieron a encolerizarse ante mis puntos de vista o

se sintieron impulsados a desdeñarlos o censurarlos.Si bien todo ese furor se fue apaciguando entre losprofesionales de los campos mencionados, en añosrecientes se ha renovado entre los psiquiatras,algunos de los cuales piensan que, en ciertosentido, mi manera de trabajar representa una graveamenaza para muchos de sus principios más preciadose íncuestionables. Quizá las tormentas de la censurahayan sido iguales o aun superadas por el daño queme causan aquellos “discípulos” que ni formulancríticas ni cuestionan nada; se trata de individuosque han adquirido algo así como un nuevo punto devista para sí mismos y han presentado batalla entretodos o individualmente, empleando como armas lacomprensión, a veces correcta y otras incorrecta, demis trabajos y de mí mismo. En ciertos momentos meha resultado difícil saber si me han herido más mis“amigos” o mis enemigos.Quizás a causa de que el hecho de ser combatido meresulta particularmente perturbador, he llegado avalorar en gran medida el privilegio de aislarme, deestar solo. Pienso que los períodos más fructíferosde mi trabajo son aquellos en que fui capaz dealejarme por completo de lo que otros piensan, delas expectativas profesionales y las exigenciasdiarias, y adquirir una perspectiva global de lo queestoy haciendo. Mi esposa y yo hemos descubiertoverdaderos refugios en ciertas zonas de México y elCaribe; ahí nadie sabe que soy psicólogo, y misprincipales actividades

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consisten en pintar, nadar, bucear y capturar elpaisaje en fotografías de color.Sin embargo, en estos lugares, donde sólo dedicotres o cuatro horas diarias a mi actividadprofesional, he logrado la mayor parte de los

progresos que realicé en los últimos años. Por todoello, aprecio el privilegio de estar solo.

ALGUNAS ENSEÑANZAS SIGNIFICATIVAS.

He hecho una breve reseña de los aspectos públicosde mi vida profesional. Pero me gustaríatransmitirles algunas de las cosas que he aprendidoen las miles de horas que empleé trabajando encontacto íntimo con individuos que sufren.Quisiera aclarar que se trata de enseñanzas que hansido significativas para mí. No sé si serán lo mismopara ustedes ni tampoco deseo proponerlas como guíapara otros. Sin embargo, he aprendido que toda vezque una persona se mostró deseosa de comunicarmealgo acerca de sus tendencias internas, esto me haresultado útil, aunque sólo fuese para advertir quelas mías son diferentes. Es con esta intención queofrezco mis experiencias. En cada caso pienso queellas formaban parte de mis actos y conviccionesinternas mucho tiempo antes de que las hicieraconscientes. Sin duda alguna, se trata deexperiencias dispersas e incompletas. Sólo puedodecir que para mí fueron muy importantes y siguensiéndolo. Continuamente las repito y vuelvo aextraer alguna enseñanza. Sin embargo, confrecuencia no logro actuar de acuerdo con ellas,cosa que luego lamento. A menudo no puedo reconocersituaciones nuevas en las que podría aplicarlas.Estas enseñanzas no son inmutables; siempre semodifican. Algunas parecen adquirir mayorimportancia, otras quizá resulten menos importantesahora que en un comienzo, pero todas sonsignificativas, al menos para mí.Presentaré cada una de ellas con una frase u oraciónque transmita algo de su sentido particular. Luegola desarrollaré brevemente. No he seguido en suexposición ningún orden especial, pero cabe señalarque las primeras se refieren sobre todo a lasrelaciones con los demás. Las siguientes, en cambio,corresponden al ámbito de los valores y conviccionespersonales.

Relaciones entre individuos.

1.- Podría iniciar esta serie de enseñanzassignificativas con un enunciado negativo. En mirelación con las personas he aprendido que, en definitiva, no meresulta beneficioso comportarme como si yo fuera distinto de loque soy: mostrarme tranquilo y satisfecho cuando enrealidad estoy enojado y descontento; aparentar queconozco las respuestas cuando en verdad las ignoro;ser cariñoso mientras me siento hostil; manifestarmeaplomado cuando en realidad siento temor einseguridad. He descubierto

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que esto es cierto aun en los niveles más simples.No me ayuda aparentar bienestar cuando me sientoenfermo.Lo que quiero decir es, en otras palabras, que enmis relaciones con la gente he podido comprobar queno es útil tratar de aparentar, ni actuarexteriormente de cierta manera cuando en lo profundode mí mismo siento algo muy diferente. Nada de estome ayuda a lograr relaciones positivas conindividuos. Quisiera aclarar que, a pesar de haberaprendido esto, no siempre he podido aprovechar estaenseñanza de modo adecuado. En realidad, pienso quela mayoría de los errores que cometo en misrelaciones personales -es decir, la mayor parte delos casos en que no logro ser útil a otrosindividuos- pueden explicarse por el hecho de que, acausa de una actitud defensiva, me comporto de unamanera superficial y opuesta a mis verdaderossentimientos.

2.- La segunda enseñanza puede expresarse en lossiguientes términos: Soy más eficaz cuando puedoescucharme con tolerancia y ser yo mismo. Con el transcursode los años he adquirido una mayor capacidad de

autoobservación que me permite saber con másexactitud que antes lo que siento en cada momento:puedo reconocer que estoy enojado o que experimentorechazo hacia esta persona, que siento calidez yafecto hacia este individuo, que estoy aburrido y nome interesa lo que está pasando, que estoy ansiosopor comprender a este individuo o que mi relacióncon determinada persona me prodúce ansiedad y temor.Todas estas actitudes son sentimientos que creopoder identificar en mí mismo. En otras palabras,creo que soy más capaz de permitirme ser lo que soy.Me resulta más fácil aceptarme como un individuodecididamente imperfecto, que no siempre actúa comoyo quisiera.Quizás este punto de vista pueda resultar bastanteextraño para algunas personas. Sin embargo, loconsidero valioso a causa de que, paradójicamente,cuando me acepto como soy, puedo modificarme. Creoque he aprendido esto de mis pacientes, así como demí propia experiencia: no podemos cambiar, nopodemos dejar de ser lo que somos, en tanto no nosaceptemos tal como somos. Una vez que nos aceptamos,el cambio parece llegar casi sin que se lo advierta.Otro resultado que parece surgir del hecho deaceptarse tal como uno es, consiste en que sóloentonces las relaciones se tornan reales. Lasrelaciones reales son atractivas por ser vitales ysignificativas, Si puedo aceptar el hecho de queeste cliente o estudiante me hace sentir molesto ome provoca aburrimiento, podré aceptar con mayorfacilidad los sentimientos con que me ha decorresponder. También puedo aceptar la experiencia yla modificación de los sentimientos que surgirán enambos como consecuencia. Las relaciones reales nopermanecen estáticas, sino que tienden a sercambiantes.Por consiguiente, me resulta útil permitirme ser yomismo en mis actitudes; conocer el límite de miresistencia o mi tolerancia, saber cuándo deseomoldear o manejar a la gente, y aceptarlo como unhecho en mí

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mismo. Me gustaría poder aceptar estos sentimientoscon la misma facilidad con que acepto los deinterés, calidez, tolerancia, amabilidad y,comprensión, que también constituyen una parte muyreal de mí mismo. Sólo cuando acepto todas estasactitudes como un hecho, como una parte de mí, mirelación con la otra persona llega a ser lo que es ypuede crecer y cambiar más fácilmente.

3.- Llegamos ahora a una enseñanza capital, que hatenido gran significación para mí. Puedo expresarlaen los siguientes términos: He descubierto el enorme valorde permitirme comprender a otra persona. La manera en quehe formulado esta afirmación puede resultarlesextraña. -¿Es necesario permitirse conocer a otro?Pienso que efectivamente es así. Nuestra primerareacción ante las afirmaciones que oímos de otraspersonas suele ser una evaluación inmediata o unjuicio más que un intento de comprensión. Cuandoalguien expresa un sentimiento, una actitud ocreencia, tendemos a pensar: “Está en lo correcto”;o “Es una tontería”; “Eso es anormal”; “No esrazonable”; “Es incorrecto”; “Es desagradable”. Muypocas veces nos permitimos comprender exactamente loque su afirmación significa para él. Pienso que estose debe a que comprender es riesgoso. Si me permitocomprender realmente a otra persona, tal comprensiónpodría modificarme, y. todos experimentamos temorante el cambio. Por consiguiente, como ya dijeantes, no es fácil permitirse comprender a unindividuo, penetrar en profundidad y de manera plenae intensa en su marco de referencia. En efecto, estoes algo que ocurre con escasa frecuencia.La comprensión es doblemente enriquecedora. Cuandotrabajo con pacientes que sufren, descubro que lacomprensión del extraño mundo del Psicótico, elhecho de comprender y sentir las actitudes de unapersona que piensa que la vida es demasiado trágicapara ser soportada, comprender a un hombre que sesiente un individuo despreciable e inferior, de

alguna manera me enriquece. En estas ocasionesaprendo modificándome de modo tal que me torno unapersona diferente, con mayor capacidad de dar. Quizásea aun más importante el hecho de que micomprensión de estos individuos les permite cambiar,aceptar sus propios temores y sus extrañospensamientos, sus sentimientos trágicos y susdesesperanzas, así como sus momentos de coraje,amabilidad, amor y sensibilidad. Su experiencia y lamía revelan que cuando un individuo comprendeplenamente esos sentimientos puede aceptarlos conmayor facilidad en sí mismo. Entonces descubren quetanto ellos como sus sentimientos cambian. Se tratede una mujer que se siente manejada como un títere ode un hombre que piensa que nadie está tan solo yaislado de los demás como él, la comprensión decualquier persona me resulta valiosa. Pero también,y esto es aun más importante, ser comprendido tieneun valor MUY, positivo para estos individuos.

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4.- Otra enseñanza que ha sido muy importante paramí es la siguiente: He descubierto que abrir canales pormedio de los cuales los demás puedan comunicar sus sentimientos,su mundo perceptual privado, me enriquece, Puesto que lacomprensión es muy gratificante, me gustaríaeliminar las barreras entre los otros y yo, para queellos puedan, si así lo desean, revelarse másplenamente.

En la relación terapéutica existen una serie derecursos mediante los cuales puedo facilitar alcliente la comunicación. Con mis propias actitudespuedo crear una sensación de seguridad en larelación que posibilíte tal comunicación. Esnecesario que el enfermo advierta que se lo ve tal

como él mismo se ve, y que se lo acepta con suspercepciones y sentimientos.

Como docente también he observado que cuando puedoestablecer canales a través de los cuales otrospueden brindarse, me enriquezco. Por esa razón,intento, aunque no siempre lo logre, crear en elaula un clima en el que puedan expresarse lossentimientos y en el que los alumnos puedanmanifestar su desacuerdo con los demás y con elprofesor. A menudo pido a los estudiantes queformulen por escrito sus opiniones personales conrespecto al curso. Pueden decir de qué manera éstesatisface o no sus necesidades, expresar sussentimientos hacia el docente o señalar lasdificultades con que tropiezan en sus estudios.Estas opiniones escritas no guardan relación algunacon la calificación. En ciertas ocasiones, una mismasesión de un curso es vivida de modos diametralmenteopuestos por los distintos alumnos. Un estudiantedice: “Mi sensación acerca del clima de la clase esuna indefinible repugnancia.” Otro, un estudianteextranjero, refiriéndose a la misma semana del mismocurso, manifiesta: “Nuestra clase sigue el mejormétodo de aprendizaje, el más fructífero ycientífico. Pero para la gente que, como nosotros,ha debido trabajar durante mucho tiempo con elmétodo autoritario y magistral, este nuevoprocedimiento resulta incomprensible. Nosotrosestamos condicionados a escuchar al instructor,tomar apuntes pasivamente y leer la bibliografíaindicada para los exámenes. No es necesario señalarque se necesita bastante tiempo para abandonar loshábitos adquiridos, aunque éstos sean estériles,infértiles e ineficaces”. Ha sido altamentegratificante poder abrirme para dar cabida a estossentimientos tan diferentes.

He observado que esto se cumple también en losgrupos que coordino o en los que soy consideradolíder. Quiero reducir el temor o la necesidad dedefensa, de modo tal que las personas puedancomunicar sus sentimientos libremente. Esto ha sidomuy interesante y me ha llevado a una concepcióntotalmente nueva de lo que podría ser la dirección.

Pero no puedo explayarme aquí con respecto a estetema.

5.- En mi trabajo como asesor he aprendido aún otracosa muy importante. Puedo expresarla muybrevemente. Me ha gratificado en gran medida el hecho depoder aceptar a otra persona.

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He descubierto que aceptar realmente a otra persona,con sus propios sentimientos, no es de modo algunotarea fácil, tal como tampoco lo es comprenderla.¿Puedo permitir a otra persona sentir hostilidadhacia mí? ¿Puedo aceptar su enojo como una partereal y legítima de sí mismo? ¿Puedo aceptarlo cuandoencara la vida y sus problemas de manera muydistinta a la mía? ¿Puedo aceptarlo cuandoexperimenta sentimientos muy positivos hacia mí, meadmira y procura imitarme? Todo esto está implícitoen la aceptación y no llega fácilmente. Pienso quees una actitud muy común en nuestra cultura pensar:“Todas las demás personas deben sentir, juzgar ycreer tal como yo lo hago” Nos resulta muy difícilpermitir a nuestros padres, hijos o cónyuge sentirde modo diferente al nuestro con respecto adeterminados temas o problemas. No podemos permitira nuestros clientes o alumnos que difieran denosotros o empleen su experiencia de manerapersonal. En el plano de las relacionesinternacionales no podemos permitir a otra naciónque piense o sienta de modo distinto a como lohacemos nosotros. Sin embargo, creo que estasdiferencias entre los individuos, el derecho de cadauno a utilizar su experiencia a su manera ydescubrir en ella sus propios significados es una delas potencialidades más valiosas de la vida. Cadapersona es una isla en sí misma, en un sentido muyreal, y sólo puede construir puentes hacia otrasislas si efectivamente desea ser él mismo y estádispuesto a permitírselo. Por esa razón, pienso quecuando puedo aceptar a un individuo, lo cualsignifica aceptar los sentimientos, actitudes ycreencias que manifiesta como una parte real y vitalde sí mismo, lo estoy ayudando a convertirse en unapersona, y a mi juicio esto es muy valioso.

6.- La siguiente enseñanza que deseo enunciar puederesultar difícil de expresar. Es la siguiente:Cuanto más me abro hacia las realidades mías y de la otrapersona, menos deseo “arreglar las cosas”. Cuando trato depercibirme a mí mismo y observar la experiencia queen mí se verifica, y cuanto más me esfuerzo por

extender esa misma actitud perceptiva hacia otrapersona, siento más respeto por los complejosprocesos de la vida. De esa manera, vadesapareciendo de mí cualquier tendencia a corregirlas cosas, fijar objetivos, moldear a la gente omanejarla y encauzarla en la dirección que de otromodo querría imponerles. Experimento mayorsatisfacción al ser yo mismo y permitir que el otrosea él mismo. Sé muy bien que esto puede parecer unpunto de vista bastante extraño, casi “oriental”.¿Cuál es el sentido de la vida si no pretendemostransformar a la gente? ¿Para qué vivir si noenseñamos a los demás las cosas que nosotrosconsideramos que deben aprender? ¿Qué objeto tienela vida si no nos esforzamos por lograr que losdemás piensen y sientan como nosotros? ¿Cómo puedealguien defender un punto de vista tan pasivo comoel que yo sostengo? Estoy seguro de que lasreacciones de muchos de ustedes incluyen actitudescomo las que acabo de describir.

Sin embargo, el aspecto paradójico de mi experienciaconsiste en que, cuanto más me limito a ser yo mismoy me intereso por comprender y

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aceptar las realidades que hay en mí y en la otrapersona, tantos más cambios parecen suscitarse.Resulta paradójico el hecho de que cuanto másdeseoso está cada uno de nosotros de ser él mismo,tantos más cambios se operan, no sólo en él, sinotambién en las personas que con él se relacionan.Esta es al menos una parte muy vívida de miexperiencia y también una de las cosas más profundasque he aprendido en mi vida privada y profesional.

Valores y convicciones Rogerianas.A continuación expondré algunas otras enseñanzas queno se refieren a las relaciones entre losindividuos., sino a mis propias acciones y valores.

La primera de ellas es muy breve. Puedo confiar enmi experiencia.Una de las cosas básicas que tardé mucho, tiempo enadvertir, y que aún estoy aprendiendo, es que cuandosentimos que una determinada actividad es valiosa, efectivamentevale la pena. Dicho de otra manera, he aprendido que mipercepción de una situación como organismo total es másfidedigna que mi intelecto.Durante toda mi vida profesional he seguidoorientaciones que otros consideraron disparatadas yacerca de las cuales yo mismo experimenté ciertasdudas en diversas oportunidades. Sin embargo, jamáslamenté haber adoptado un camino que yo “sentía”,aunque a menudo en esos momentos me sintiera solo otonto. He descubierto que siempre que confié enalgún sentido interior no intelectual, mi decisiónfue prudente. En realidad, he comprobado que todavez que seguí un camino no convencional, porque meparecía correcto o verdadero, al cabo de cinco odiez años, muchos de mis colegas se unian a mí, y misoledad llegaba a su fin.A medida que aprendo a confiar más en mis reaccionescomo organismo total, descubro que puedo usarlascomo guía de mis pensamientos.He llegado a sentir cada vez más respeto por esospensamientos vagos que surgen en mí de tiempo entiempo, y que “tienen el aire” de ser importantes.Me siento inclinado a pensar que estospresentimientos o pensamientos me llevarán aimportantes hallazgos. Considero que esta actitud esun modo de confiar en mi experiencia total, de laque sospecho que es más sabia que mi intelecto. Nome cabe duda acerca de su falibilidad, pero la creomenos falible que mi mente cuando ésta opera demanera aislada. Max Weber, hombre de temperamentoartístico, expresa muy bien mi actitud cuando dice:“Al ejercer mi propio y humilde esfuerzo creativo,pongo mi confianza en lo que aún ignoro, y en lo queaún no he hecho.”

Con esta enseñanza se relaciona estrechamente elsiguiente corolario: La evaluación de los demás no es una guía para mí. Aunque losjuicios ajenos merezcan ser escuchados yconsiderados por lo que son, nunca pueden servirme

de guía. Ha sido muy difícil para mí aprender esto.Recuerdo el impacto que sufrí en los primerostiempos de mi carrera profesional, cuando unestudioso a quien juzgaba un psicólogo mucho máscompetente e informado que yo, intentó hacermecomprender el error que

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cometía al interesarme por la psicoterapia. Segúnél, jamás llegaría a ninguna parte, y como psicólogonunca tendría siquiera la oportunidad de ejercer miprofesión.En los años siguientes, en diversas oportunidades meha sorprendido saber que, en opinión de algunaspersonas, soy un embaucador, alguien que ejerce lamedicina sin autorización, el creador de una especiede terapia muy superficial y dañina, un buscador deprestigio, un místico y otras cuantas cosassimilares. También me han perturbado en igual medidalas alabanzas exageradas. Sin embargo, nada de estome ha preocupado demasiado, porque he llegado asentir que sólo existe una persona (al menosmientras yo viva, y quizá también después) capaz desaber si lo que hago es honesto, cabal, franco ycoherente, o bien si es falso, hipócrita eincoherente: esa persona soy yo. Me complazco enrecoger todo tipo de opiniones sobre lo que hago.Las críticas (amistosas y hostiles) y los elogios(sinceros o aduladores) son parte de esas pruebas. Anadie puedo ceder la tarea de sopesarlas ydeterminar su significado y utilidad.

Considerando la índole de lo que he dicho hastaahora, es probable que la siguiente enseñanza nosorprenda a nadie. Mi experiencia es mi máxima autoridad.Mi propia experiencia es la piedra de toque de lavalidez. Nadie tiene tanta autoridad como ella, nisiquiera las ideas ajenas ni mis propias ideas. Ellaes la fuente a la que retorno una y otra vez, paradescubrir la verdad tal como surge en mí.

Ni la Biblia ni los profetas, ni Freud ni lainvestigación, ni las revelaciones de Dios o delhombre, nada tiene prioridad sobre mi propiaexperiencia directa.Para decirlo en términos de los semánticos, miexperiencia es más conflable cuanto más primaria setorna. Según esto, la experiencia adquiere su máximaautoridad en el nivel ínfimo de su jerarquía. Elgrado de autoridad, por ejemplo, de las experienciasque enuncio a continuación aumenta siguiendo elorden en que las enuncio: leer una teoría de lapsicoterapia, crear una teoría de la psicoterapiabasada sobre mi trabajo con clientes y tener unaexperiencia psicoterapéutica directa con un cliente.Mi experiencia no es confiable porque sea infalible.Su autoridad surge de que siempre puede sercontrolada mediante nuevos recursos primarios. Deeste modo, sus frecuentes errores pueden ser siemprecorregidos.

Ahora expondré otra enseñanza personal: Gozo alencontrar armonía en la experiencia. Me parece inevitablebuscar el significado, el ordenamiento o las leyesde cualquier cuerpo de experiencia amplio. Este tipode curiosidad, cuya prosecución encuentro altamentesatisfactoria, me ha conducido a cada una de lasgrandes conclusiones a las que he arribado. Me llevóa buscar la armonía existente en todo lo que losclínicos hacían por los niños, y así surgió mi libroThe Clinical Treatment of the Problem Child.

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Me indujo a formular los principios generales que,al parecer, eran eficaces en el campo de lapsicoterapia, y esto a su vez me llevó a escribirvarios libros y gran cantidad de artículos, averificar la validez de los diversos tipos de leyesque creo haber descubierto en mi experiencia, a

elaborar teorías que incluyeran el conjunto deconocimientos ya adquiridos y lo proyectaran hacianuevos campos inexplorados, donde aún era necesarioprobar su aplicación.De esta manera he llegado a encarar la investigacióncientífica y la elaboración de teorías como procesosorientados hacia el ordenamiento interno de laexperiencia significativa. La investigación es elesfuerzo persistente y, disciplinado que tiende adescubrir el sentido y el orden existentes en losfenómenos de la experiencia subjetiva. Se justificapor la satisfacción que depara percibir un mundoordenado, y porque toda vez que comprendemos lasrelaciones armoniosas que regulan la naturalezaobtenemos resultados gratificantes. De este modo he llegado a admitir que la razón porla que me dedico a investigar y teorizar reside enmi deseo de satisfacer mi búsqueda de orden Ysignificado, que constituye una necesidad subjetiva.En oportunidades anteriores llevé a cabo misinvestigaciones por otras causas: para satisfacer aotros, para convencer a adversarios y escépticos,para avanzar en mi profesión u obtener prestigio ypor otras razones igualmente superficiales. Estoserrores de apreciación, que se tradujeron enactitudes incorrectas. sólo han servido paraconvencerme aún más de que la única razón sólidapara desarrollar actividades científicas es lanecesidad de descubrir el significado de las cosas.

Otra enseñanza que me ha resultado muy difícilaprender puede ser enunciada en pocas palabras: Loshechos no son hostiles.Siempre me ha llamado mucho la atencíón el hecho deque la mayoría de los psicoterapeutas, en particularlos psicoanalistas, se rehusaron siempre ainvestigar científicamente su terapia o a permitirque otros lo hagan. Puedo comprender esta reacciónporque yo también la he sentido. En especial durantenuestras primeras investigaciones, recuerdo muy bienla ansiedad con que esperaba los resultados. ¿Y sinuestras hipótesis fueran refutadas? ¿Si nuestrosenfoques fueran incorrectos? ¿Si nuestras opinionesno tuvieran fundamento? Cuando recuerdo esas épocasme parece que encaraba los hechos como enemigos

potenciales, como posibles emisarios del desastre.Quizás he tardado en aprender que los hechos nuncason hostiles. puesto que cada prueba o dato que sepueda lograr, en cualquier especialidad nos permiteacercarnos más a la verdad, y la proximidad a laverdad nunca puede ser dañina, peligrosa niinsatisfactoria. De esta manera, si bien aún medesagrada reajustar mi pensamiento y abandonarviejos esquemas de percepción y conceptualización,en un nivel más profundo he logrado admitir, conbastante éxito, que estas dolorosas reorganizacionesconstituyen lo que se conoce como aprendizaje,

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y que, aun cuando resultan especialmente difíciles,siempre nos permiten ver la vida de manera mássatisfactoria, es decir más exacta. Porconsiguiente, en este momento los campos depensamiento y especulación que más atrayentes meresultan son precisamente aquellos en que mis ideasfavoritas aún no han sido verificadas por loshechos. Pienso que si puedo abrirme camino yexplorar tales problemas, lograré una aproximaciónmás satisfactoria a la verdad, y estoy seguro de quelos hechos no me serán hostiles.

A continuación, quiero enunciar una enseñanza que hasido sumamente gratificante, porque me hace sentirmuy cerca de mis semejantes. Puedo expresarla de lasiguiente manera: Aquello que es más personal es lo queresulta más general. Ha habido épocas en que, al hablarcon estudiantes o colegas o al escribir, me heexpresado de modo tan personal que me parecía quequizá nadie más que yo podría comprender mi actitud,por ser ésta tan singularmente mía. Dos ejemplos deesto último son el prefacio al libro Psicoterapiacentrada en el cliente -que los editoresconsideraroninapropiado-, y un artículo titulado “Persons or

Science”. En estos casos, invariablemente descubríque aquellos sentimientos que me parecían íntimos ypersonales, y en consecuencia, más incomprensiblespara los demás, lograban hallar resonancia en muchasotras personas. Por esta razón creo que, si esexpresado y compartido, lo más personal y singularde cada uno de nosotros puede llegar másprofundamente a los demás. Esto me ha ayudado acomprender a los artistas y poetas, que sonindividuos que se han atrevido a expresar lo que enellos hay de original.

Hay una enseñanza profunda que quizá sea la base detodas las que he enunciado hasta ahora. Me ha sidoinculcada por los veinticinco años que pasé tratandode ser útil a los individuos que sufren. La experienciame ha enseñado que las personas se orientan en una direcciónbásicamente positiva. He podido comprobar esto en loscontactos más profundos que he establecido con misclientes en la relación terapéutica, aun conaquellos que padecen problemas muy inquietantes omanifiestan una conducta antisocial y parecenexperimentar sentimientos anormales. Cuando puedocomprender empáticamente los sentimientos queexpresan y soy capaz de aceptarlos como personas queejercen su derecho a ser diferentes, descubro quetienden a moverse en ciertas direcciones. ¿Cuálesson estas direcciones? Las palabras que, a mijuicio, las describen de manera más adecuada son:positivo, constructivo, movimiento hacia laautorrealización, maduración, desarrollo de susocialización. He llegado a sentir que cuanto máscomprendido y aceptado se siente un individuo, másfácil le resulta abandonar los mecanismos de defensacon que ha encarado la vida hasta ese momento ycomenzar a avanzar hacia su propia maduración.No me gustaría que se me comprendiera mal en esteaspecto. No ignoro el hecho de que la necesidad dedefenderse y los temores internos

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pueden inducir a los individuos a comportarse demanera increíblemente cruel, destructiva, inmadura,regresiva, antisocial y dañina. Sin embargo, uno delos aspectos más alentadores y reconfortantes de miexperiencia reside en el trabajo con estosindividuos, que me ha permitido descubrir lastendencias altamente positivas que existen en losniveles más profundos de todas las personas.

Permítaseme poner fin a esta larga enumeración conuna última enseñanza que puede enunciarsebrevemente: La vida, en su óptima expresión, es un procesodinámico y cambiante, en el que nada está congelado. En misclientes y en mí mismo descubro que los momentos másenriquecedores y gratificantes de la vida no sonsino aspectos de un proceso cambiante. Experimentaresto es fascinante y, al mismo tiempo, inspiratemor. Cuando me dejo llevar por el impulso de miexperiencia en una dirección que parece serprogresiva hacia objetivos que ni siquiera adviertocon claridad, logro mis mejores realizaciones. Alabandonarme a la corriente de mi experiencia ytratar de comprender su complejidad siemprecambiante, comprendo que en la vida no existe nadainmóvil o congelado. Cuando me veo como parte de unproceso, advierto que no puede haber un sistemacerrado de creencias ni un conjunto de principiosinamovibles a los cuales atenerse. La vida esorientada por una comprensión e interpretación de miexperiencia constantemente cambiante. Siempre seencuentra en un proceso de llegar a ser.Confío en que ahora será posible comprender conmayor claridad la razón por la cual no he abrazadouna filosofía ni un sistema de principios quepretenda imponer a los demás. Sólo puedo intentarvivir de acuerdo con mi interpretación del sentidode mi experiencia, y tratar de conceder a otros elpermiso y la libertad de desarrollar su propialibertad interna, y en consecuencia, su propiainterpretación de su experiencia personal.Si la verdad existe, la convergencia hacia ellaestará determinada, a mi juicio, por este proceso de

búsqueda libre e individual; en un sentido limitado,esto también forma parte de mi experiencia.

SEGUNDA PARTE

¿CÓMO PUEDO SERVIR DE AYUDA?

He descubierto una manera de trabajar con losindividuos que parece tener una gran potencialidadconstructiva.

2 ALGUNAS HIPÓTESIS, ACERCA DE LA POSIBILIDAD DEFACILITAR EL DESARROLLO PERSONAL.

Los tres capítulos que constituyen la parte IIcorresponden a un lapso de seis años, desde 1954hasta 1960. Curiosamente, según sus lugares deorigen, abarcan también un amplio sector del país:Oberlin, Ohio; St. Louis, Missouri y Pasadena,California. En el período en que fueron elaboradosse estaba llevando a cabo una intensa labor deinvestigación, de manera tal que las afirmacionesque en el primer capítulo revisten un carácterprovisional fueron sólidamente confirmadas en laépoca del tercero.En la siguiente charla, pronunciada en OberlinCollege en 1954, intenté exponer brevemente losprincipios fundamentales de la psicoterapia, que yahabía formulado de manera más exhaustiva en mislibros Counseling and Psychotherapy (1942) y Client-Centered Therapy (1951). Consideré muy interesantepresentar la relación de ayuda y sus resultados, sindescribir ni comentar el proceso en virtud del cualse opera el cambio.

El hecho de estar frente a una persona atribulada yconflictuada que busca y espera ayuda siempre haconstituido un verdadero desafío para mí. ¿Poseo losconocimientos, los recursos, la fuerza psicológica yla habilidad necesaria para ser útil a esteindividuo?Durante más de veinticinco años he tratado de hacerfrente a este tipo de desafíos. He debido recurrir atodos los elementos de mi formación profesional: losrigurosos métodos de evaluación de la personalidadaprendidos en el Teachers’ College de Columbia, losenfoques psicoanalíticos freudianos, los métodos delInstitute for Child Guidance, donde trabajé como

residente; los constantes avances logrados en elcampo de la psicología clínica, cuyo desarrollo heseguido paso a paso; mí relación, algo más breve,con la obra de Otto Rank, con los métodos deasistencia social psiquiátrica y con otras fuentesque sería demasiado engorroso enumerar. Pero sobretodo he realizado un continuo aprendizaje a partirde mi propia experiencia y la de mis colegas delCounseling Center, mientras nos empeñábamos pordescubrir, con nuestros propios medios, métodos máseficaces para trabajar con los pacientes.Gradualmente he desarrollado

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un método de trabajo que se basa en aquellaexperiencia, y que puede ser verificado, modificadoo perfeccionado mediante experiencias einvestigaciones posteriores.

Una hipótesis general.

Para describir en pocas palabras el cambio que se haoperado en mí, diré que durante los primeros años demi carrera profesional solía preguntarme: “¿Cómopuedo tratar, curar o cambiar a esta persona?”, entanto que ahora mi pregunta sería: “¿Cómo puedo

crear una relación que esta persona pueda utilizarpara su propio desarrollo?”De la misma manera en que he modificado los términosde mi pregunta, advierto que cuanto he aprendido esaplicable a todas mis relaciones humanas, y no sóloal trabajo con clientes atribulados. Por esta razónpienso que quizá las enseñanzas que han adquiridosignificación para mí puedan tenerla también para ellector, puesto que todos nos hallamos igualmentecomprometidos en el problema de las relacioneshumanas.Quizá debería comenzar con un aprendizaje negativo.He aprendido lenta y gradualmente que la ayuda quepuedo prestar a una persona conflictuada no revistela forma de un proceso intelectual ni de unentrenamiento. Ningún enfoque basado en elconocimiento, el entrenamiento o la aceptaciónincondicional de algo que se enseña tiene utilidadalguna. Estas maneras de encarar la terapia parecentan directas y tentadoras que, en épocas pasadas,ensayé muchas de ellas. Sin duda alguna, es posibleexplicar a una persona su manera de ser, indicarlelos pasos que lo ayudarían a progresar, hacerleconocer un modo de vida más satisfactorio- sinembargo, de acuerdo con mi propia experiencia sonfútiles e inconsecuentes. Toda su eficacia reside enla posibilidad de introducir una modificaciónefímera, que pronto desaparece y no hace sinofortalecer en el individuo la conciencia de supropia inadaptación.El fracaso de cualquier enfoque intelectual me haobligado a reconocer que el cambio sólo puede surgirde la experiencia adquirida en una relación; porconsiguiente, intentaré enunciar de manera breve einformal algunas de las hipótesis esenciales de unarelación de ayuda. Estas hipótesis han sidoreiteradamente confirmadas por la experiencia y lainvestigación.Formularé la hipótesis general en los siguientestérminos: Si puedo crear un cierto tipo de relación, la otrapersona descubrirá en sí mismo su capacidad de utilizarla para supropia maduración y de esa manera se producirán el cambio y eldesarrollo individual.

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La relación.

¿Qué significan estos términos? Permítasemeconsiderar por separado las tres frases principalesdel enunciado precedente e indicar el significadoque tienen para mí. ¿En qué consiste este tipo derelación que creo necesario establecer?

He descubierto que cuanto más auténtico puedo ser enla relación, tanto más útil resultará esta última.Esto significa que debo tener presentes mis propiossentimientos, y no ofrecer una fachada externa,adoptando una actitud distinta de la que surge de unnivel más profundo o inconsciente. Ser auténticoimplica también la voluntad de ser y expresar, através de mis palabras y mi conducta, los diversossentimientos y actitudes que existen en mí. Esta esla única manera de lograr que la relación seaauténtica, condición que reviste fundamentalimportancia. Sólo mostrándome tal cual soy, puedolograr que la otra persona busque exitosamente supropia autenticidad. Esto es verdad en el caso enque mis actitudes no me complazcan Ni me parezcanconducir a una buena relación, Lo más importante esser auténtico.

La segunda condición reside en el hecho de quecuanto mayor sea la aceptación y el agrado queexperimento hacia un individuo, más útil leresultará la relación que estoy creando. Entiendopor aceptación un cálido respeto hacia él comopersona de mérito propio e incondicional, es decir,como individuo valioso independientemente de sucondición, conducta o sentinientos. La aceptación

también significa el respeto y agrado que sientohacia él como persona distinta, el deseo de queposea sus propios sentimientos, la aceptación yrespeto por todas sus actitudes, al margen delcarácter positivo o negativo de estas últimas, y auncuando ellas puedan contradecir en diversa medidaotras actitudes que ha sostenido en el pasado. Estaaceptación de cada uno de los aspectos de la otrapersona le brinda calidez y seguridad en nuestrarelación. Esto es fundamental, puesto que laseguridad de agradar al otro y ser valorado comopersona parece constituir un elemento de granimportancia en una relación de ayuda.También encuentro la relación significativa en lamedida en que siento un deseo constante decomprender: una sensible empatía con cada uno de lossentimientos y expresiones del cliente tal como sele aparecen en ese momento. La aceptación nosignifica nada si no implica comprensión. Sólocuando comprendo los sentimientos y pensamientos queal cliente le parecen horribles, débiles,sentimentales o extraños y, cuando alcanzo a verlostal como él los ve y aceptarlo con ellos, se sienterealmente libre de explorar los rincones ocultos ylos vericuetos de su vivencia más íntima y amenudo olvidada. Esta libertad es una condíciónimportante de la relación. Se trata de la libertadde explorarse a sí mismo tanto en el nivelconsciente como inconsciente, tan rápidamente comosea posible embarcarse en esta peligrosa búsqueda.El cliente

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también debe sentirse libre de toda evaluación moralo diagnóstica, puesto que, a mi juicio, lasevaluaciones de ese tipo son siempre amenazadoras.Por consiguiente, la relación que encontré de ayudase caracteriza de mi parte, por una especie detransparencia que pone de manifiesto mis verdaderos

sentimientos, por la aceptación de la otra personacomo individuo diferente y valioso por su propioderecho, y por una profunda comprensión empática queme permite observar su propio mundo tal como él love. Una vez logradas estas condiciones, me conviertoen compañero de mi propio cliente en el transcursode la aterradora búsqueda de sí mismo que ya sesiente capaz de emprender.No siempre puedo lograr este tipo de relación. Aveces, aun cuando crea haberla alcanzado en mí, elcliente puede estar demasiado atemorizado como parapercibir lo que se le ofrece. Sin embargo, podríaafirmar que cuando soy capaz de adoptar la actitudque acabo de describir y cuando la otra personapuede también experimentarla en alguna medida,invariablemente surgirán el cambio y el desarrollopersonal constructivo. Incluyo el término”invariablemente” sólo después de largas ycuidadosas consideraciones.

La motivación del cambio.

Ya me he referido a la relación. La segunda frase demi hipótesis general decía que el individuodescubrirá en sí mismo la capacidad de utilizar estarelación para su propio desarrollo. Intentaréexplicar el significado que esta frase tiene paramí. Mi experiencia me ha obligado a admitirgradualmente que el individuo posee en sí lacapacidad y la tendencia -en algunos casos,latente- de avanzaren la dirección de su propiamadurez. En un ambiente psicológico adecuado, estatendencia puede expresarse libremente, y deja de seruna potencialidad para convertirse en algo real.Esta tendencia se pone de manifiesto en la capacidaddel individuo para comprender aquellos aspectos desu vida y de sí mismo que le provocan dolor oinsatisfacción; tal comprensión se extiende más alláde su conocimiento consciente de sí mismo paraalcanzar aquellas experiencias que han quedadoocultas a causa de su naturaleza amenazadora.También se expresa en su tendencia a reorganizar supersonalidad y, su relación con la vida de acuerdocon patrones considerados más maduros. Cualquieraque sea el nombre que le asignemos –tendencia al

crecimiento, impulso hacia la autorrealización otendencia direccional progresiva - ella constituyeel móvil de la vida y representa, en últimainstancia, el factor del que depende todapsicoterapia. No es sino el impulso que semanifiesta en toda vida orgánica y humana –deexpansión, extensión, autonomía desarrollo,maduración-, la tendencia a expresar y analizartodas las capacidades del organismo, en la medida enque tal actualización aumenta el valor del organismoo del sí mismo. Esta tendencia puede hallarseencubierta por múltiples defensas psicólogicas

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sólidamente sedimentadas. Puede permanecer ocultabajo elaboradas fachadas que nieguen su existencia;sin embargo, opino que existe en todos losindividuos y sólo espera las condiciones adecuadaspara liberarse y expresarse. Los resultados.

He intentado describir la relación que constituye labase de toda modificación constructiva de lapersonalidad; de señalar el tipo particular decapacidad que el individuo aporta a esa relación. Latercera frase de mi enunciado general sostiene queen las condiciones mencionadas se producirán elcambio y el desarrollo personal. Según mishipótesis, en una relación como la que hemosdescripto, el individuo reorganizará supersonalidad, tanto en el nivel consciente como enlos estratos más profundos; de esa manera, sehallará en condiciones de encarar la vida de modomás constructivo, más inteligente y más sociable ala vez que más satisfactorio.En este punto, puedo abandonar el terreno de laespeculación, para introducir parte del creciente

conjunto de conocimientos originados en sólidasinvestigaciones. Hoy sabemos que los individuos queviven relaciones como la que acabamos de describir,aunque no sea sino durante períodos relativamentelimitados, acusan modificaciones profundas ysignificativas de su personalidad, actitudes yconducta, y que tales modificaciones no se observanen los grupos de control que se utilizan conpropósitos de comparación. En nuestra relación elindividuo se convierte en una persona más integraday eficiente; muestra menos características de lasgeneralmente consideradas neuróticas o psicóticas, ymás rasgos de la persona sana que funciona de maneranormal. Cambia su autopercepción y se torna másrealista en su modo de conceptuarse a sí mismo.Comienza a parecerse a la persona que querría ser yse valora más;. se tiene más confianza y adquieremayor capacidad de adoptar sus propias decisiones.Alcanza una mejor comprensión de sí mismo, llega aser más abierto a su experiencia, con lo cualdisminuye su tendencia a negar o reprimir algunosaspectos de ésta y comienza a aceptar mejor susactitudes hacia los otros, pues advierte lassemejanzas que existen entre él y los demás.Su conducta acusa modificaciones similares:disminuye la frustración provocada por el stress, yse recupera más fácilmente de éste; sus amigoscornienzan a advertir que su conducta diaria es másmadura, y se torna menos defensivo, más adaptado ymás capaz de enfrentar situaciones nuevas conactitudes originales.Estos son algunos de los cambios que se operan enlos individuos que han realizado una serie deentrevistas de asesoramiento en las que la atmósferapsicológica se aproxima a la relación que hedescripto. Cada

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una de las afirmaciones formuladas se basa enpruebas objetivas. Aún es necesario efectuar muchasinvestigaciones más, pero ya no cabe dudar de laeficacia de esta relación para producir cambios enla personalidad.

Una hipótesis amplia sobre las relaciones humanas.

Lo más interesante en estos hallazgos de lainvestigación no es el simple hecho de quecorroboran la eficacia de una forma de psicoterapia-aunque esto no carezca de importancia-, sino queellos justifican una hipótesis aún más amplia, queabarca todas las relaciones humanas. Parecejustificado suponer que la relación terapéutica essólo un tipo de relación personal, y que la mísmaley gobierna todas las relaciones de esta clase. Porconsiguiente sería razonable pensar que si el padrecrea, en relación con su hijo, un clima psicológicotal como el que hemos descripto, el hijo será másemprendedor, socializado y maduro. En la medida enque el docente establezca con sus alumnos unarelación de esta naturaleza, cada uno de ellos seconvertirá en un estudiante con mayor capacidad deiniciativa, más original y autodisciplinado, menosansioso, y disminuirá su tendencia a ser dirigidopor los otros. Si el líder administrativo, militar oindustrial es capaz de crear ese clima en el seno desu organización, su personal se tornará másresponsable y creativo, más capaz de adaptarse a lassituaciones nuevas y más solidario. Pienso queestamos asistiendo a la emergencia de un nuevoámbito de relaciones humanas, en el que podemosafirmar que, en presencia de ciertas actitudesbásicas, se producirán determinados cambios.

Conclusión.

Permítaseme concluir este capítulo con unareferencia de carácter personal. He intentadocompartir con el lector parte de lo que he aprendidoen mi actividad profesional al tratar de ser útil aindividuos atribulados, insatisfechos e inadaptados.He formulado una hipótesis que poco a poco ha

llegado a adquirir significación para mí, no sólo enmi relación con los clientes, sino en todas misrelaciones humanas. Pienso que los conocimientosaportados por la experimentación convalidan estahipótesis, pero que aún es necesario continuar conla investigación. A continuación, intentaré resumirlas condiciones implícitas en esa hipótesís generaly los resultados que permite lograr la relacióndescripta:

Si puedo crear una relación que, de mi parte, secaracterice por:

una autenticidad y transparencia y en lacual pueda yo vivir

mis verdaderos sentimientos; una cálida aceptación y valoración de la

otra persona como individuo diferente, y

una sensible capacidad de ver a mi clientey su mundo tal como

él lo ve:

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Entonces, el otro individuo experimentará y comprenderá aspectos de sí

mismo anteriormente reprimidos,

logrará cada vez mayor integración personaly será más capaz

de funcionar con eficacia; se parecerá cada vez más a la persona que

querría ser; se volverá más personal, más original y

expresivo; será más emprendedor y se tendrá más

confianza; se tornará más comprensivo y podrá aceptar

mejor a los demás, ypodrá enfrentar los problemas de la vída de

una manera más

fácil y adecuada.

Pienso que cuanto acabo de decir es válido tanto enlo que respecta a mi relación con un cliente, con ungrupo de estudiantes o miembros de una organización,como con mi familia y mis hijos. Considero quetenemos una hipótesis general que ofreceposibilidades promisorias para el desarrollo depersonas creativas, adaptadas y autónomas.

3 CARACTERÍSTICAS DE UNA RELACIÓN DE AYUDA .

Desde hace mucho tiempo tengo la convicción -paraalgunos la obsesión- de que la relación terapéuticaes sólo un tipo particular de relación personal yque todas las relaciones de esa índole songobernadas por las mismas leyes. Este fue el temaque escogí cuando se me invitó a participar de laconvención de la American Personnel and GuidanceAssociation (Asociación Norteamericana de Personal yAsesoramiento) en St. Louis en 1958.En este trabajo resulta evidente la dicotomía entrelo objetivo y lo subjetivo, que representa unaspecto fundamental de mi experiencia durante añosrecientes. Encuentro muy arduo el intento depresentar un estudio completamente objetivo, o bientotalmente subjetivo. Prefiero reunir ambos mundosen estrecha yuxtaposición, aunque no sea posibleconciliarlos por completo.

Mi interés por la psicoterapia me ha llevado ainteresarme por todo tipo de relación de ayuda. Conestos términos quiero significar toda relación en laque al menos una de las partes intenta promover enel otro el desarrollo, la maduración y la capacidadde funcionar mejor y enfrentar la vida de manera másadecuada. El otro, en este contexto, puede ser unindividuo o un grupo. En otras palabras, podríamosdefinir la relación de ayuda diciendo que es aquellaen la que uno de los participantes intenta hacersurgir, de una o ambas partes, una mejor apreciacióny expresión de los recursos latentes del individuo,y un uso más funcional de éstos.Ahora es evidente que esta definición abarca unaamplia variedad de relaciones cuyo objetivo consistepor lo general en facilitar el desarrollo. Porejemplo, incluye la relación entre padres e hijos, ola que existe entre el médico y su paciente. Larelación docente-alumno cabe también en estadefinición, aunque muchos docentes no cuentan entresus objetivos el de promover el desarrollo de susdiscípulos. Comprende también casi todas lasrelaciones asesor-cliente, tanto en la esferaeducacional como profesional o personal. En esteúltimo campo, incluiría la amplia gama de relaciones

entre el psicoterapeuta y el psicóticohospitalizado, el terapeuta y el individuo alteradoo neurótico, y la relación entre el terapeuta y el

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creciente número de individuos llamados “normales”que inician la terapia para mejorar su propiofuncionamiento o acelerar su desarrollo personal.Estas son, en general, relaciones de dos miembros.Pero también deberíamos pensar en la gran cantidadde interacciones individuo-grupo que intentan serrelaciones de ayuda. Algunos administradoresdesearían que su relación con sus grupos desubordinados sea de naturaleza tal que puedapromover el desarrollo de éstos; sin duda alguna, notodos los administradores comparten la mismaopinión. En este punto cabe mencionar también lainteracción entre el líder y su grupo de terapia ola que existe entre el asesor de una comunidad yesta última considerada como grupo. En laactualidad, se pretende cada vez con mayorfrecuencia que la relación entre el asesorindustrial y un grupo ejecutivo sea de ayuda. Quizásesta enumeración permita comprender con claridad queun gran número de las relaciones en que participamospertenece a esta categoría de interacciones, cuyo

propósito consiste en promover el desarrollo y unfuncionamiento más maduro y adecuado.

La pregunta.

¿Cuáles son las características de las relacionesque efectivamente ayudan y facilitan el desarrollo?Y desde otro punto de vista, ¿es posible discernirlas características que hacen que una relación seanociva, aun cuando se pretenda con toda sinceridadfomentar el crecimiento y desarrollo?. En busca derespuestas, en especial a la primera pregunta,quisiera conducir al lector por algunas de las rutasque he explorado, para luego exponer lo queactualmente pienso sobre el tema.

LAS RESPUESTAS PROPORCIONADAS POR LA INVESTIGACIÓN.

Es lógico preguntarse, en primer lugar, si existeninvestigaciones empíricas que puedan darnos unarespuesta objetiva a estas preguntas. Hasta ahora nose han llevado a cabo muchas investigaciones en esteterreno, pero las que existen son sugestivas yestimulantes. No puedo describirlas todas, peroquisiera presentar una muestra relativamente ampliade los estudios que se han realizado, y enunciar enpocas palabras algunos de los hallazgos. Al hacerloes imposible evitar la simplificación excesiva, y noignoro que soy injusto con las investigaciones quemenciono; sin embargo, quizá logre transmitir allector la sensación de que se han hecho avancesreales, con lo cual quizá despertaré su curiosidadlo suficiente como para que se sienta impulsado arevisar los estudios personalmente, si aún no lo hahecho.

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Estudios de actitudes.

La mayoría de los estudios arrojan cierta luz sobrelas actitudes que, de parte de la persona que ayuda,hacen que una relación estimule o inhiba eldesarrollo. Consideraremos algunos de estostrabajos.Hace algunos años, Baldwin y sus colaboradoresllevaron a cabo en el Instituto Fels un cuidadosoestudio de las relaciones entre padres e hijos, quecontiene pruebas interesantes. Entre los diversostipos de actitudes parentales hacia los niños, las“permisivas-democráticas” son, al parecer, las quemás facilitan el desarrollo. Los hijos de padres quetenían actitudes cálidas y equitativas demostraronun desarrollo intelectual acelerado -determinado porel incremento de C.I.- y manifestaron másoriginalidad, seguridad emocional y control, y menorexcitabilidad que los niños procedentes de otrostipos de hogares. Si bien la iniciación de sudesarrollo social fue lenta, al alcanzar la edadescolar eran líderes populares, amistosos y noagresivos.Cuando las actitudes parentales se clasifican como“de rechazo activo” los niños manifiestan undesarrollo intelectual ligeramente demorado, unempleo poco variado de las habilidades que poseen ycierta falta de originalidad. Son inestables desdeel punto de vista emocional, rebeldes, agresivos ypeleadores. Los hijos de parejas con otros síndromesde actitud tienden a situarse en grado variableentre estos dos extremos.Sin duda alguna, estos hallazgos relacionados con eldesarrollo infantil no nos sorprenden. Sin embargo,quisiera sugerir que quizá sean igualmenteaplicables a otras relaciones, y que el asesor, elmédico o el administrador que se comporta de maneraexpresiva y afectuosa, que se muestra respetuoso desu individualidad y de la del otro y cuida de laspersonas que se hallan a su cargo sin ser posesivo,facilita la autorrealización de la misma manera quelos padres.

Me ocuparé, ahora de otro estudio minuciosorealizado en un campo diferente. Whitehorn y Betz,investigaron el éxito logrado por jóvenes médicosresidentes que trataron a pacientes esquizofrénicosen un servicio de psiquiatría. Seleccionaron, paraun estudio especial, a los siete médicos que habíanobtenido los éxitos más sobresalientes, y a otrossiete cuyos pacientes sólo habían acusado una ligeramejoría. Cada grupo había tratado aproximádamente acincuenta pacientes. Los investigadores examinarontodos los elementos de juicio accesibles, con elobjeto de descubrir las diferencias entre los gruposA (exitoso) y B. Hallaron varias diferenciassignificativas. Los médicos del grupo A tendían aconsiderar al esquízofrénico desde el punto de vistadel sentido personal que las diversas conductas delpaciente tenían para él mismo, y no a enfocarlo comouna historia clínica o un diagnóstico descriptivo.Por otra parte, solían orientar su trabajo haciaobjetivos que tenían en cuenta la personalidad delpaciente, y no hacia metas tales como reducir lossíntomas o curar la enfermedad. Se descubrió que losmédicos más eficientes otorgaban prioridad,

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en su interacción diaria, a la participaciónpersonal activa, es decir, procuraban establecer unarelación de persona a persona. Empleaban menosprocedimientos que podrían clasificarse como“aceptación incondicional pasiva”, u otros, talescomo la interpretación, instrucción o consejo y noasignaban importancia al cuidado práctico delpaciente. Por último, en comparación con el grupo B,eran mucho más capaces de desarrollar una relaciónen la que el paciente sintiera fe y confianza en elmédico.Aunque los autores advierten cautelosamente queestos hallazgos se relacionan sólo con eltratamiento de esquizofrénicos, me siento inclinado

a discrepar con ellos, puesto que sospecho que lainvestigación de cualquier tipo de relación de ayudarevelaría hechos similares.Otro estudio muy interesante analiza la manera enque la persona que recibe ayuda percibe la relación.Heine estudió a un grupo de individuos que habíanpedido tratamiento psicoterapéutico apsicoanalistas, terapeutas centrados en el cliente yterapeutas adlerianos. Independientemente del tipode terapia, estos clientes advirtieron cambiossemejantes en su persona. Pero lo que ahora nosinteresa es sobre todo su percepción de la relación.Al ser interrogados acerca de lo que, a su juicio,explicaba los cambios ocurridos, expresaron diversasopiniones, según la orientación de su terapeuta,Pero lo más significativo fue el consenso quemanifestaron en lo referente a cuáles habían sidolos principales elementos que les habían resultadode ayuda. En su opinión, las siguientes actitudesobservadas en la relación explicaban los cambiosoperados: la confianza que habían sentido en elterapeuta, la comprensión por parte de este último yla sensación de independencia con que habíanadoptado sus decisiones y elecciones. Elprocedimiento terapéutico que consideraban más útilconsistió en que el terapeuta había aclarado ymanifestado abiertamente algunos sentimientos que elcliente sólo percibía en sí mismo de manera confusay vacilante.Cualquiera que hubiera sido la orientación de suterapeuta, los clientes también coincidieron en granmedida con respecto a los elementos que habíanresultado inútiles en su relación. Las actitudes delterapeuta tales como la falta de interés, eldistanciamiento y la simpatía exagerada fueronconsideradas de escasa utilidad. En lo que serefiere a los procedimientos, manifestaron quetampoco les habían resultado útiles los consejosespecíficos y directos del terapeuta acerca de suspropias decisiones, y señalaron que también lesdisgustaba que éste se ocupara de historias pasadasy no de problemas actuales. Las sugerencias deorientación presentadas de manera moderada fueronpercibidas como algo neutral: ni del todo útiles nicompletamente inútiles.

Fiedler, en un estudio que suele citarse con muchafrecuencia descubrió que los terapeutas expertos,aun cuando pertenecieran a orientaciones distintas,establecían relaciones muy similares con susclientes. Los elementos que caracterizan a estasrelaciones y las diferencias de las que desarrollanlos terapeutas menos experimentados, no son muyconocidos. Tales elementos son: la capacidad decomprender los significados y sentimientos

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del cliente, la sensibilidad hacia sus actitudes, yun interés cálido pero exento de un compromisoemocional exagerado.Un estudio de Quinn arroja alguna luz sobre lo queimplica la comprensión de los significados ysentimientos del cliente. Los resultados de suestudio son sorprendentes porque demuestran que“comprender” los significados del cliente suponeesencialmente una actitud de querer comprender. Elmaterial de Quinn sólo consistía en aserciones delterapeuta grabadas durante las entrevistas. Losjurados ignoraban a qué respondía el terapeuta ycuál era la reacción del cliente a su respuesta; sinembargo, se vio que el grado de comprensión logradose podía evaluar con igual acierto a partir de estematerial aislado y de la respuesta en su contexto.Esto parece una prueba bastante concluyente de quelo que se transmite es una actitud de querercomprender.En cuanto a la cualidad emocional de la relación,Seeman halló que en la psicoterapia el éxito estáasociado con el creciente agrado y respeto mutuo quesurge entre el cliente y el terapeuta.Un interesante estudio de Dittes pone de manifiestolo delicada que puede ser esta relación. Empleandoun parámetro fisiológico, el reflejo psicogalvánico(RPG), para medir las reacciones de ansiedad, desentirse amenazado o de estar alerta del cliente,Dittes correlacionó las desviaciones de esta medidacon la evaluación que otro terapeuta hacía del gradode aceptación cálida e incondicional por parte delterapeuta investigado. Se observó que cada vez quelas actitudes del terapeuta variaban aunque fueraligeramente hacia un grado menor de aceptación, elnúmero de desviaciones RPG abruptas aumentabasignificativamente. Sin duda, cuando la relación esvivida como menos. aceptada, el organismo se preparaa afrontar una amenaza, aun en el nivel fisiológico.Sin pretender integrar por completo los resultadosde estos diversos estudios, al menos podemosmencionar algunos elementos significativos. Uno deellos es el hecho de que lo importante son lasactitudes y sentimientos del terapeuta, y no su

orientación teórica: sus procedimientos y técnicasrevisten menor importancia que sus actitudes.También merece señalarse el hecho de que, para elcliente, la diferencia reside en la manera en quelas actitudes y procedimientos del terapeuta sonpercibidos, y que esta percepción es fundamental.

Relaciones “fabricadas”.

Nos ocuparemos ahora de otro tipo deinvestigaciones, que algunos lectores puedenconsiderar no pertinentes, pero que, sin embargo, sehallan vinculadas con la naturaleza de una relaciónde ayuda. Estos estudios se refieren a lo quepodemos denominar “relaciones fabricadas”.Verplanck, Greenspoon y sus colaboradores handemostrado que en una relación es posible lograr uncondicionamiento operante de la conducta verbal. Enotras palabras, si el experimentador dice “Ajá, o

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“Bien”, o asiente con la cabeza después de ciertotipo de palabras o afirmaciones, esas clases depalabras quedan reforzadas y su número tiende aaumentar. Mediante el empleo de tales procedimientosse ha comprobado la posibilidad de incrementar lafrecuencia con que aparecen diversas categoríasverbales, tales como sustantivos plurales,manifestaciones hostiles o expresiones de opinionespersonales. El sujeto permanece completamente ajenoal fenómeno y no advierte la influencia de losreforzadores utilizados. Esto implica que por mediode un refuerzo selectivo podemos lograr que el otromiembro de la relación emplee una determinada clasede palabras y formule cualquier tipo de afirmacionesque hayamos decidido reforzar.Adentrándose aun más en los principios delcondicionamiento operante tal como fuerondesarrollados por Skinner y su grupo, Lindsley hademostrado que un esquizofrénico crónico puede

entrar en una “relación de ayuda” con una máquina.Esta última, similar a cualquier otra máquinaexpendedora, puede regularse de manera tal querecompense diversos tipos de conducta. Al principiosólo recompensa -con dulces, con un cigarrillo, ocon la aparición de una figura- la actitud delpaciente consistente en empujar una palanca; pero esposible disponerla de modo tal que, al empujar lapalanca repetidas veces, un gatito hambriento -visible en un compartimiento separado- reciba unagota de leche. En este caso la satisfacción esaltruista. En la actualidad, se están desarrollandoexperimentos similares en los que se recompensanconductas sociales o altruistas dirigidas a otropaciente, que se halla en un cuarto contiguo. Elúnico límite de los tipos de conducta recompensablesreside en el grado de originalidad mecánica delexperimentador.Lindsley informa que en algunos pacientes se haobservado una considerable mejoría clínica. En loque a mí respecta, no puedo evitar sentirmeimpresionado por la descripción de un paciente quepasó de un estado crónico muy deteriorado, a gozardel privilegio de deambular libremente, y cuyocambio se debió a su interacción con la máquina.Llegado a este punto, el investigador decidióestudiar la extinción experimental. Esto significa,en términos más personales, que la máquina esregulada de manera tal que, aun empujando la palancamiles de veces, no se obtiene recompensa alguna. Alcomprobar esto, el paciente regresó gradualmente, sevolvió desaliñado y poco comunicativo, hasta quehubo que retirarle los privilegios que se le habíanconcedido. A mi juicio, este hecho lamentable indicaque, aun cuando se trata de una máquina, laconfianza es condición fundamental del éxito de larelación.Harlow y sus colaboradores están realizando otrointeresante estudio sobre una relación artificial,esta vez en monos. Los pequeños monitos, separadosde su madre casi en el momento de nacer, sonenfrentados a dos objetos en una fase delexperimento. Uno de ellos, podría denominarse “madredura”, es un cilindro de tela de alambre con unatetina mediante la cual el bebé puede alimentarse.

El otro es una “madre suave”, un cilindro similar alanterior pero hecho con espuma de goma

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y recubierto de felpa. Aun cuando un monito recibatodo su alimento de la “madre dura” se puedecomprobar que siente una preferencia creciente porla “madre suave”. Mediante películas fue posibleobservar que se “relaciona” con este objeto, jugandoy disfrutando con él, que encuentra seguridad alaferrarse a él cuando hay objetos extraños cerca yque emplea esta seguridad como punto de partida paraaventurarse en el mundo amenazador. Entre las muchasdeducciones interesantes y promisorias de esteestudio, hay una que parece razonablemente clara:cualquiera que sea la cantidad de alimento que elniño reciba, nada puede reemplazar a ciertascualidades percibidas que parece necesitar y desear.

Dos estudios recientes.

Permítaseme concluir esta muestra amplia -y quizásorprendente- con el resumen de dos investigacionesmuy recientes. La primera es un experimento llevadoa cabo por Ends y Page. Trabajaron durante sesentadías con alcohólicos crónicos empedernidosinternados en un hospital y ensayaron con ellos tresmétodos diferentes de psicoterapia grupal. El métodoque consideraban más eficaz era una terapia basadaen una teoría del aprendizaje de dos factores; ensegundo término confiaban en un enfoque centrado enel cliente, y, por último, esperaban obtener losresultados menos exitosos de un enfoque conorientación psicoanalítica. Sus experimentosdemostraron que la terapia basada en la teoría delaprendizaje no sólo no era útil, sino que inclusollegó a ser perniciosa, puesto que los resultadosobtenidos con ella fueron inferiores a los del grupocontrol, que no había recibido tratamiento alguno.

La terapia con orientación analítica logró algunasadquisiciones positivas, en tanto que el grupocentrado en el cliente fue el que acusó el mayornúmero de cambios positivos. Los datos posteriores,que abarcan un período de más de un año y medio,confirmaron los hallazgos de la internación: lamejoría más duradera se observó en el grupo tratadosegún el enfoque centrado en el cliente; en segundotérmino, en el que recibió tratamiento analítico;luego en el grupo control, y por último, en el quehabía sido tratado con una terapia basada en lateoría del aprendizaje.Al rever este estudio, cuyo rasgo más originalreside en el hecho de que el método en que losautores cifraban sus esperanzas resultó el menoseficaz, creo haber descubierto una clave en ladescripción de la terapia basada en la teoría delaprendizaje. Esta consistía en a)señalar y nombrar las conductas que habían

demostrado ser insatisfactorias, b)explorar objetivamente con el cliente las razones

ocultas tras estas conductas, y c)establecer hábitos más útiles por medio de la

reeducación. No obstante, en esta interacción elpropósito de los autores consistía, según suspropias manifestaciones, en ser impersonal. Elterapeuta procura que “sólo haya un mínimo deintromisión de su propia personalidad, para locual se esfuerza todo lo humanamente posible”. Elterapeuta trata

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de “conservar el anonimáto en sus actividades; esdecir, debe evitar impresionar al paciente con lascaracterísticas de su propia personalidadindividual”. A mi juicio, ésta es quizá laexplicación del fracaso de este enfoque, tal como seobserva al interpretar los hechos a la luz de otroshallazgos de investigación. Reprimirse como personay tratar al otro como un objeto son actitudes que noparecen brindar grandes posibilidades de ayuda.

El último estudio que deseo mencionar aún no ha sidoconcluído, y su autora es Halkides. Estainvestigadora partió de una proposición teórica queformulé con respecto a las condiciones necesarias ysuficientes para el cambio terapéutico. Ella postulala existencia de una relación significativa entre elgrado de modificación constructiva de lapersonalidad del cliente y cuatro variables delasesor: a) el grado de comprensión empática del clienteexpresado por el asesor, b) el grado de actitud afectiva positiva (respetopositivo e incondicional) manifestado por el asesorhacia el cliente, c) el grado de sinceridad del asesor y la medida enque sus palabras corresponden a su propiosentimiento interno, y d) el grado en que el componente de expresiónafectiva de la respuesta del asesor concuerda con laexpresión del cliente.Con el objeto de investigar estas hipótesis,Halkides seleccionó, según múltiples criteriosobjetivos, un grupo de diez casos que podíanclasificarse como “muy exitosos” y otro del mismonúmero de casos, catalogables como “muy pocoexitosos”. Luego comparó entrevistas grabadas alcomienzo de la terapia con otras de épocasposteriores, y de cada una de ellas seleccionó alazar nueve unidades de interacción cliente-asesor -manifestación del cliente y respuesta del asesor-.De esta manera reunió en cada caso nueveinteracciones tempranas y otras tantas más tardías,lo cual representaba varios cientos de unidades queentremezcló al azar. Al caso de este proceso, lasunidades de una entrevista temprana de un casofallido podían estar seguidas de las unidades de unaentrevista tardía de un caso exitoso, etcétera.Este material fue escuchado por tres jueces encuatro oportunidades diferentes. Estos evaluadoresdesconocían los casos y sus resultados, así como lafuente de la que procedían las unidades. Calificaroncada unidad según una escala de siete puntos, enrelación con el grado de empatía, la actitudpositiva del asesor hacia el cliente, la coherenciao sinceridad del asesor y el grado en que la

respuesta de este último se equiparaba a laintensidad emocional de la expresión del cliente.Pienso que todos los que conocíamos el estudio loconsiderábamos una aventura temeraria. ¿Cómo podríanlos jurados, por el simple hecho de escucharunidades aisladas de interacción, pronunciarseseriamente acerca de cualidades tan sufiles como lasmencionadas? Y aun si fuera posible lograr laprecisión adecuada, ¿era lícito pretender relacionardieciocho intercambios asesor-cliente de cada caso -una muestra mínima de los cientos de miles deintercambios que ocurrieron en cada uno de

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ellos- con el resultado terapéutico? Lasposibilidades de éxito parecían muy escasas.Sin embargo, los hallazgos fueron sorprendentes. Losjuicios emitidos por los evaluadores resultaron muyconfiables, puesto que, exceptuando la últimavariable, la mayor parte de las correlaciones entreellos cayó en el rango de 0,80 ó 0,90. Se observóque un grado elevado de comprensión empática seasociaba significativamente en los casos másexitosos, en el nivel de probabilidad 0,001. Demanera análoga, un grado elevado de respeto positivoe incondicional se hallaba asociado con tales casos,también en el nivel 0,001. Aun la evaluación de lasinceridad o congruencia del asesor --es decir, elgrado de correspondencia existente entre suspalabras y sus sentimientos- se relacionó con elresultado positivo del caso, nuevamente en el nivelde significación 0,001. Los resultados sólo fueronambiguos con respecto a la correlación entre lasintensidades de expresión afectiva.También es interesante señalar que lascalificaciones altas de estas variables no seasociaban más significatívamente con las unidades deinteracción de entrevistas tardías que con lasentrevistas tempranas. Esto significa que las

actitudes de los asesores se mantuvieron bastanteconstantes en el transcurso del tratamiento. Si unasesor era capaz de lograr un elevado grado deempatía, tal capacidad se manifestaba desde elcomienzo hasta el fin. Si le faltaba sinceridad,esto se verificaba tanto en las entrevistastempranas como en las tardías.Esta investigación, como cualquier otra, tiene suslimitaciones. Se refiere a un cierto tipo derelación de ayuda, la psicoterapia, e investigó sólocuatro variables que se juzgaron significativas.Quizás existan muchas otras; sin embargo, representaun significativo avance en el estudio de lasrelaciones de ayuda. Quisiera enunciar los hallazgosde manera breve y simple: esta investigación pareceindicar que la calidad de la interacción entre elasesor y el cliente puede ser evaluadasatisfactoriamente sobre la base de una muestra muypequeña de su comportamiento. También revela que siel asesor es coherente, de manera tal que suspalabras concuerden con sus sentimientos; simanifiesta una aceptación incondicional por elcliente y comprende los sentimientos esenciales deeste último tal como él los ve, entonces existe unagran probabilidad de lograr una relación de ayudaefectiva.

Algunos comentarios.

Acabamos de mencionar varios estudios que arrojancierta luz sobre la naturaleza de la relación deayuda e investigan diversos aspectos del problema,enfocándolo desde contextos teóricos distintos yempleando métodos diferentes que no permitencompararlos directamente. Sin embargo, es posibleextraer de ellos algunas conclusiones que puedenformularse con cierta seguridad. Parece evidente quelas relaciones de ayuda tienen

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características que las distinguen de las que no loson. Las características diferenciales se relacionansobre todo con las actitudes de la persona queayuda, por una parte, y con la percepción de larelación por parte del “ayudado”, por la otra.Asimismo, queda claro que los estudios realizadoshasta ahora no nos proporcionan respuestasdefinitivas sobre la naturaleza de la relación deayuda, ni sobre el mecanismo mediante el cual seestablece.

¿Cómo puedo crear una relación de ayuda?

Pienso que todos los que trabajamos en el campo delas relaciones humanas enfrentamos el mismo problemarespecto de la manera en que deseamos emplear losconocimientos adquiridos. No podemos atenernosincondicionalmente a esos hallazgos, pues corremosel riesgo de destruír las cualidades personales cuyoinmenso valor demuestran esos estudios. En miopinión, debemos usarlos como parámetro para evaluarnuestra propia experiencia y luego formularhipótesis personales, que serán usadas y examinadasen nuestras relaciones posteriores.No deseo indicar el modo en que han de emplearse loshallazgos que he presentado. Prefiero señalar eltipo de preguntas que me sugieren estos estudios ymi propia experiencia clínica y mencionar algunas delas hipótesis provisionales que guían micomportamiento cuando establezco relaciones queintentan ser de ayuda, ya sea con estudiantes,subordinados, familiares o clientes. He aquí algunasde estas preguntas y consideraciones:

1. ¿Cómo puedo ser para que el otro me perciba comouna persona digna de fe, coherente y segura, ensentido profundo? Tanto la investigación como laexperiencia indican que esto es muy importante, y enel transcurso de los años he descubierto respuestasmás adecuadas y profundas a este interrogante. Enuna época pensé que si cumplía todas las condicionesexternas de la confiabilidad -respetar los horarios,respetar la naturaleza confidencial de las

entrevistas, etcétera- y mantenía una actuaciónuniforme durante las entrevistas, lograría eseobjetivo. Pero la experiencia me demostró que cuandouna actitud externa incondicional está acompañadapor sentimientos de aburrimiento, escepticismo orechazo, al cabo de un tiempo es percibida comoinconsecuente o poco merecedora de confianza. Hellegado a comprender que ganar la confianza del otrono exige una rígida estabilidad, sino que supone sersincero y auténtico. He escogido el término“coherente” para describir la manera de ser que megustaría lograr. Esto significa que debo poderadvertir cualquier sentimiento -o actitud queexperimento en cada momento. Cuando esta condiciónse cumple, soy una persona unificada o integrada, ypor consiguiente

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puedo ser tal como soy en lo profundo de mí mismo.Esta es la realidad que inspira confianza a losdemás.

2. Una pregunta íntimamente relacionada con laanterior es: ¿Puedo ser lo suficientementeexpresivo, como persona, de manera tal que puedacomunicar lo que soy sin ambigüedades? Pienso que lamayoría de los fracasos en mis intentos de lograruna relación de ayuda pueden explicarse por el hechode no haber podido hallar respuestas satisfactoriasa estas dos preguntas. Cuando experimento unsentimiento de aburrimiento o fastidio hacia otrapersona sin advertirlo, mi comunicación contienemensajes contradictorios. Mis palabras transmiten unmensaje, pero por vías más sutiles comunico elfastidio que siento; esto confunde a la otra personay le inspira desconfianza, aunque ella tampoco

advierta el origen de la dificultad. Cuando comopadre, terapeuta, docente o ejecutivo no logropercibir lo que ocurre en mí mismo a causa de unaactitud defensiva, no consigo hacer conscientes mispropios sentimientos, sobreviene el fracaso antesmencionado. Estos hechos me han llevado a pensar quela enseñanza fundamental para alguien que esperaestablecer cualquier tipo de relación de ayudaconsiste en recordarle que lo más seguro es serabsolutamente auténtico. Si en una relacióndeterminada soy coherente en una medida razonable,si ni yo ni el otro ocultamos sentimientosimportantes para la relación, no cabe duda de quepodremos establecer una adecuada relación de ayuda.Una manera de expresar esto, que quizá parezcaextraña al lector, es la siguiente: si puedo crearuna relación de ayuda conmigo mismo es decir, sipuedo percibir mis propios sentimientos yaceptarlos-, probablemente lograré establecer unarelación de ayuda con otra persona.Ahora bien, aceptarme y mostrame a la otra personatal como soy es una de las tareas más arduas, quecasi nunca puede lograrse por completo. Pero ha sidomuy gratificante advertir que ésta es mí tarea,puesto que me ha permitido descubrir los defectosexistentes en las relaciones que se vuelvendifíciles y reencaminarlas por una sendaconstructiva. Ello significa que si debo facilitarel desarrollo personal de los que se relacionanconmigo, yo también debo desarrollarme, y sí bienesto es a menudo doloroso también es enriquecedor.

3. Una tercera pregunta es: ¿Puedo permitirmeexperimentar actitudes positivas hacia esta otrapersona: actitudes de calidez, cuidado, agrado,interés, respeto? Esto es fácil. Suelo advertir enmí, y a menudo también en otros, un cierto temorante esos sentímientos. Tememos que si nospermitimos experimentar tales sentimientos haciaotras personas, nos veamos atrapados por ellas.Podrían plantearnos exigencias o biendecepcionarnos, y naturalmente

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no deseamos correr esos riesgos. En consecuencia,reaccionamos tratando de poner distancia entrenosotros y los demás, y creamos un alejamiento, unapostura “profesional”, una relación impersonal.Estoy convencido de que una de las razonesprincipales para profesionalizar cualquier campo detrabajo consiste en que esto ayuda a mantener ladistancia. En el ámbito clínico desarrollamosdiagnósticos elaborados en los que consideramos a lapersona un objeto. En la docencia Y en laadministracíón empleamos todo tipo de procedimientosde evaluación, en los que la persona también espercibida como un objeto. De esta manera, a mijuicio, logramos protegernos de los sentimientos desolicitud y cuidado que existirían si.reconociéramos que la relación se plantea entre dospersonas. Nos sentimos realmente satisfechos cuandodescubrimos, en ciertas relaciones o en determinadasoportunidades, que sentir y relacionarnos con elotro como persona hacia la que experimentamossentimientos positivos no es de manera algunaperjudicial.

4. Otra pregunta cuya importancia he podidocomprobar por mi propia experiencia es: ¿Puedo sersuficientemente fuerte como persona como paradistinguirme del otro? ¿Puedo respetar con firmezamis propios sentimientos y necesidades, tanto comolos del otro? ¿Soy dueño de mis sentimientos y capazde expresarlos como algo que me pertenece y que esdiferente de los sentimientos del otro? ¿Es miindividualidad lo bastante fuerte como para nosentirme abatido por su depresión, atemorizado porsu miedo, o absorbido por su dependencia? ¿Soyíntimamente fuerte y capaz de comprender que sufuria no me destruirá, su necesidad de dependenciano me someterá, ni su amor me sojuzgará, y que,existo independientemente de él, con mis propios

sentimientos y derechos?. Cuando logro sentir conlibertad la capacidad de ser una personaindependiente, descubro que puedo comprender yaceptar al otro con mayor profundidad. porque notemo perderme a mí mismo.

5. Esta pregunta guarda una estrecha relación con laanterior. ¿Estoy suficientemente seguro de mí mismocomo para admitir la individualidad del otro? Puedopermitirle ser lo que es: honesto o falso, infantilo adulto, desesperado o pleno de confianza? ¿Puedootorgarle la libertad de ser? ¿O siento que el otrodebería seguir mi consejo, depender de mí en algunamedida o bien tomarme como modelo? En relación conesto, recuerdo un breve e interesante estudio deFarson, en el que este autor demostró que el asesormenos adaptado y competente tiende a inducir unaadecuación a su propia personalidad y procura quesus clientes lo tomen como modelo. En cambio, elasesor más competente y adaptado puede

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interactuar con un cliente durante muchasentrevistas sin interferir la libertad de éste dedesarrollar una personalidad muy diferente de la desu terapeuta. Sin duda alguna, es preferiblepertenecer a este último grupo, tanto sea comopadre, supervisor o asesor.

6. Otra pregunta que me planteo es: ¿Puedopermitirme penetrar plenamente en el mundo de lossentimientos y significados personales del otro yverlos tal como él los ve? ¿Puedo ingresar en sumundo privado de manera tan plena que pierda tododeseo de evaluarlo o juzgarlo? ¿Puedo entrar en esemundo con una delicadeza que me permita moverme

libremente y sin destruir significados que para élrevisten un carácter precioso? ¿Puedo sentirlointuitívamente de un modo tal que me sea posiblecaptar no sólo los significados de su experienciaque él ya conoce, sino también aquellos que sehallan latentes o que él percibe de manera velada yconfusa? ¿Puedo extender esta comprensión haciatodas las direcciones, sin límite alguno? Pienso enel cliente que una vez dijo: “Cuando encuentroalguien que sólo comprende de mí una parte, por vez,sé que llegaremos a un punto en que dejará decomprender... lo que siempre he buscado es alguien aquien comprender.”Por mi parte, me resulta más fácil lograr este tipode comprensión y comunicarlo cuando se trata declientes individuales y no de estudiantes en clase omiembros del personal o de algún grupo con el queestoy relacionado. Existe una poderosa tentación de“corregir” a los alumnos, o de señalar a un empleadolos errores de su modo de pensar. Pero cuando enestas situaciones me permito comprender, lagratificación es mutua. Con mis clientes, a menudome impresiona el hecho de que un mínimo grado decomprensión empática -un intento tosco y aun fallidode captar la confusa complejidad de su significado-puede significar una ayuda; aunque no cabe duda deque la mayor utilidad se logra cuando puedo ver yplantear con claridad los significados de suexperiencia que han permanecido oscuros yencubiertos para él.

7. Otro problema se relaciona con mi capacidad deaceptar cada uno de los aspectos que la otra personame presenta. ¿Puedo aceptarlo tal cual es? ¿Puedocomunicarle esta actitud? ¿O puedo recibirlo sólo demanera condicional, aceptando algunos aspectos desus sentimientos y rechazando otros abierta ydisimuladamente? Según mi experiencia, cuando miactitud es condicional, la. otra persona no puedecambiar o desarrollarse en los aspectos que no soycapaz de aceptar. Cuando más tarde -a vecesdemasiado tarde- trato de descubrir las razones porlas que he sido incapaz de aceptarlo en todos susaspectos, suelo descubrir que ello se debió a que me

sentía temeroso o amenazado por alguno de sussentimientos.

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Si deseo brindar mejor ayuda, antes debo desarrollary aceptar esos aspectos en mí.

8. La siguiente pregunta se relaciona con un temaeminentemente práctico. ¿Puedo comportarme en larelación con la delicadeza necesaria como para quemi conducta no sea sentida como una amenaza? Eltrabajo que en la actualidad estamos llevando a cabocon el objeto de estudiar los concomitantesfisiológicos de la psicoterapia confirma lainvestigación de Dittes acerca de la facilidad conque los individuos se sienten amenazados en el nivelfisiológico. El reflejo psicogalvánico -medida de laconductividad de la piel- sufre una brusca depresióncuando el terapeuta responde con alguna palabraapenas más intensa que los sentimientos del cliente.Ante una frase como “¡Caramba, se lo ve muyalterado!” la aguja parece saltar fuera del papel.Mi deseo de evitar tales amenazas no se debe a unahipersensibilidad con respecto al cliente.Simplemente obedece a la convicción, basada en laexperiencia, de que si puedo liberarlo tanto comosea posible de las amenazas externas, podrá comenzara experimentar y ocuparse de los sentimientos yconflictos internos que representan fuentes deamenazas.

9. El siguiente interrogante representa un aspectoespecífico e importante de la pregunta precedente:¿Puedo liberar al cliente de la amenaza deevaluación externa? En casi todas las fases denuestra vida -en el hogar, la escuela, el trabajo-estamos sujetos a las recompensas Y castigos

impuestos por los juicios externos. “Está bien",-“Eres desobediente",- “Esto merece un diez”;“Aquello merece un aplazo”; “Eso es buenasesoramiento”; “Aquello es mal asesoramiento”. Estetipo de juicios forma parte de nuestra vida, desdela infancia hasta la vejez. Pienso que tienen ciertautilidad social en instituciones y organizacionestales como escuelas y profesiones. Como las demáspersonas, me sorprendo haciendo tales evaluacionescon demasiada frecuencia. Sin embargo, según miexperiencia, esos juicios de valor no estimulan eldesarrollo personal; por consiguiente no creo quedeban formar parte de una relación de ayuda.Curiosamente, una evaluación positiva resulta, enúltima instancia, tan amenazadora como una negativa,puesto que decir a alguien que es bueno implicatambién el derecho a decirle que es malo. Enconsecuencia, he llegado a sentir que cuanto máslibre de juicios y evaluaciones pueda mantener unarelación, tanto más fácil resultará a la otrapersona alcanzar un punto en el que pueda comprenderque el foco de la evaluación y el centro de laresponsabilidad residen en sí mismo. que sólo a élconcierne, y no habrá juicio externo capaz demodificar esta convicción. Por esta razón quierolograr relaciones en El significado y valor de estaexperiencia es, en definitiva, algo

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las que no me sorprenda evaluando al otro, nisiquiera en mis propios sentimientos. Pienso queesto le da la libertad de ser una personaresponsable de sus propios actos.

10. Veamos una última pregunta: ¿Puedo enfrentar aeste otro individuo como una persona que está en

proceso de transformarse o me veré limitado por mipasado y el suyo? Si en mi contacto con él lo tratocomo a un niño inmaduro, un estudiante ignorante,una personalidad neurótica o un psicópata, cada unode estos conceptos que aporto a la relación limitalo que él puede ser en ella. Martín Buber, elfilósofo existenicialista de la Universidad deJerusalén, tiene una frase -"confirmar al otro"- quereviste gran significado para mí. Dice: “Confirmarsignifica . . . aceptar la totalpotencialidad del otro. . . Puedo reconocer en él,conocer en él a la persona que ha sido . . . creadapara transformarse . . . Lo confirmo en mí mismo, yluego en él, en relación con esta potencialidadque . . . ahora puede desarrollarse, evolucionar."Si considero a la otra persona como a alguienestático, ya diagnosticado y clasificado, yamodelado por su pasado, contribuyo a confirmar estahipótesis limitada. Si, en cambio, lo acepto como unproceso de transformación lo ayudo a confirmar yrealizar sus potencialidades.En este punto, me parece que Verplanck, Lindsley ySkinner, que estudian el condicionamiento operante,se unen a Buber, el filósofo y el místico. Al menosse unen en principio, de una manera extraña. Si enuna relación sólo veo una oportunidad de reforzarciertos tipos de palabras u opiniones del otro,tiendo a confirmarlo como objeto: un objetobásicamente mecánico y manipulable. Si estoconstituye para mí su potencialidad, el otro tenderáa actuar de maneras que corroboren esa hipótesis. Sipor el contrario, veo en la relación una oportunidadde “reforzar” todo lo que la otra persona es, contodas sus potencialidades existentes, ella tenderá aactuar de maneras que confirmen esta hipótésis.Entonces, según el término empleado por Buber, lohabrá confirmado como persona viviente, capaz de undesarrollo creativo inmanente. Personalmenteprefiero este último tipo de hipótesis.

Conclusión.

Al comienzo de este capítulo analicé algunas de lascontribuciones que la investigación aporta a nuestroconocimiento de las relaciones. Esforzándome por

tener presentes esos conocimientos, consideré luegolas preguntas que surgen, desde un punto de vistainterno y subjetivo, cuando ingreso como persona enuna relación. Si pudiera responder afirmativamente atodas las preguntas que he planteado, no habría dudade que

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todas las relaciones en que participo seríanrelaciones de ayuda y estimularían el desarrollo.Sin embargo, no estoy en condiciones de dar unarespuesta afirmativa a la mayoría de estaspreguntas. Sólo puedo hacer esfuerzos orientadoshacia el logro de una respuesta positiva.Eso ha despertado en mí la sospecha de que larelación de ayuda óptima sólo puede ser creada porun individuo psicológicamente maduro. Dicho de otramanera, mi capacidad de crear relaciones quefaciliten el desarrollo de otros como personasindependientes es una función del desarrollo logradopor mí mismo. En ciertos aspectos éste es unpensamiento inquietante, pero también promisorio yalentador, pues implica que si deseo crearrelaciones de ayuda tengo una ocupación interesantepor el resto de mis días, que acrecienta y actualizamis potencialidades en el sentido del desarrollo.No puedo evitar la desagradable idea de que quizá loque he resuelto para mí en este trabajo pueda tenerpoca relación con los intereses y ocupaciones dellector. Lamentaría que así fuese, Me queda elconsuelo parcial de saber que todos los quetrabajamos en el campo de las relaciones humanas eintentamos comprender la armonía existente en él,estamos comprometidos en la empresa más importantedel mundo moderno. Si nos esforzamos seriamente porcomprender nuestra labor como administradores,

docentes, asesores educacionales o vocacionales obien como psicoterapeutas, entonces estaremostrabajando sobre el problema que determinará elfuturo de este planeta. Porque el futuro no dependede las ciencias físicas, sino de los que procuramoscomprender las interacciones entre los seres humanosY crear relaciones de ayuda. Tengo la esperanza deque las preguntas que hoy me formulo ayuden allector a adquirir mayor comprensión y perspectiva ensus propios esfuerzos por facilitar el desarrollo ensus relaciones.

4 LO QUE SABEMOS SOBRE LA PSICOTERAPIA, OBJETIVA YSUBJETIVAMENTE.

En la primavera de 1960 fui invitado por el California Institute ofTechnology (Instituto de Tecnología de California) a participar, encalidad de visitante, en su programa “Líderes de Estados Unidos”,auspiciado por la Asociación Cristiana de Jóvenes de ese instituto, queorganiza la mayor parte de los programas culturales de este último.Durante aquella visita de cuatro días debí dirigirme a un auditoriocompuesto por los profesores y el personal. Me sentía deseoso dereferirme a la psicoterapia en términos comprensibles para losespecialistas en ciencias físicas, y consideré que un resumen de loshallazgos experimentales relacionados con ella resultaría útil a talefecto. Por otra parte, deseaba dejar bien en claro que la relaciónsubjetiva personal es un requisito igualmente fundamental del éxitoterapéutico. Por consiguiente, me esforcé por presentar ambosaspectos. He introducido algunas modificaciones en el texto, pero enesencia el contenido de este capítulo es lo que presenté al auditorio enaquella ocasión.Quedé muy complacido por la acogida que recibió mi exposición y másaun. Por el hecho de que, desde entonces, varios individuos quehabían experimentado la terapia leyeron el manuscrito y se mostraronmuy entusiasmados por la descripción de la experiencia interna delcliente que figura en la segunda parte del trabajo. Esto me gratifica,puesto que tengo especial interés en comprender la manera en que elcliente vivencia la terapia.

En la última década se ha logrado un considerableprogreso en el campo de la psicoterapia, en lo querespecta a la evaluación de los efectos de estaúltima sobre la personalidad y conducta del cliente.En los últimos dos o tres años se han realizadoavances adicionales, al identificar las condicionesbásicas que, en la relación terapéutica, producen elefecto terapéutico y facilitan el desarrollopersonal en el sentido de la madurez psicológica. Enotras palabras, podemos decir que hemos logradoconsiderables adelantos en lo que se refiere aldescubrimiento de los elementos de la relación queestimulan el desarrollo personal.

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La psicoterapia no proporciona las motivaciones deeste desarrollo o crecimiento. Por el contrario,ellas parecen inherentes al organismo, de la mismamanera en que el animal humano manifiesta latendencia a desarrollarse y madurar físicamente,siempre que se den condiciones satisfactoriasmínimas. Pero la terapia desempeña un papel de granimportancia, pues libera y facilita esta tendenciadel organismo hacia el desarrollo o madurezpsicológicos, cuando ella se halla bloqueada.

CONOCIMIENTO OBJETIVO.

En la primera parte de este capítulo, me gustaríaresumir los conocimientos que hoy poseemos acerca delas condiciones que facilitan el desarrollopsicológico y también algo de lo que sabemos acercadel proceso y las características de este último.Quisiera explicar lo que para mí significa resumirlo que “sabemos”; quiere decir que limitaré misafirmaciones a los conocimientos fundados en pruebasempíricas objetivas. Por ejemplo, me referiré a lascondiciones del desarrollo psicológico. En relacióncon cada afirmación se podrían citar uno o másestudios; en estos trabajos se ha demostrado que lasmodificaciones operadas en el individuo cuandoexisten determinadas condiciones no ocurrieron enotras situaciones en que estas condiciones faltaban,o bien sólo se produjeron en un grado mucho menor.Como afirma un investigador, hemos logradoidentificar los principales agentes del cambio quefacilitan la modificación de la personalidad o de laconducta en el sentido del desarrollo personal. Porsupuesto, deberíamos agregar que este conocimiento,como todo conocimiento científico, es provisional yseguramente incompleto y está sujeto amodificaciones, contradicciones parciales yagregados, todo ello producto de un arduo trabajofuturo. No obstante, no hay razón para disculparsepor la exigua cantidad de conocimientos que hoyposeemos, los que, por otra parte, fueron logradoscon un considerable esfuerzo.

Me gustaría transmitir estos conocimientos de manerabreve y con un lenguaje sencillo.Se ha descubierto que el cambio personal se vefacilitado cuando el psicoterapeuta es lo que es;cuando en su relación con el cliente es auténtico yno se escuda tras una fachada falsa, y cuandomanifiesta abiertamente los sentimíentos y actitudesque en ese momento surgen en él. Hemos acuñado eltérmino “coherencia” con el objeto de describir estacondición. Ello significa que los sentimientos queel terapeuta experimenta resultan accesibles paraél, es decir para su propia percepción, y que, encaso necesario, es capaz de vivir estossentimientos, serlos y comunicarlos. Nunca esposible satisfacer por completo esta condición; sinembargo, el grado de coherencia alcanzado será tantomayor cuanto más logre el terapeuta aceptar lo queen él sucede, y ser sin temor la complejidad de sussentimientos.

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Algunas situaciones de la vida diaria nos revelanque cada uno de nosotros percibe de diversas manerasesta cualidad de las personas. Una de las cosas quenos molesta con respecto a los anunciospublicitarios que se difunden por radio y TV es quea menudo resulta perfectamente evidente, por el tonode voz, que el locutor está “fingiendo”,representando un papel, diciendo algo que no siente.Este es un ejemplo de incoherencia. Por otra parte,todos conocemos a ciertos individuos en quienesconfiamos, porque sentimos que se comportan como sony, en consecuencia, sabemos que estamos tratando conla persona misma y no con su aspecto cortés oprofesional. La investigación ha demostrado que lapercepción de esta coherencia es uno de los factoresque se asocian con una terapia exitosa. Cuanto másauténtico y coherente es el psicoterapeuta en la

relación, tantas más probabilidades existen de quese produzca una modificación en la personalidad delcliente.Mencionaremos ahora una segunda condición. El cambiotambién se ve facilitado cuando el terapeutaexperimenta una actitud de aceptación, cálida ypositiva, hacia lo que existe en el cliente. Estosupone, por parte del terapeuta, el deseo genuino deque el cliente sea cualquier sentimiento que surjaen él en ese momento: temor, confusión, dolor,orgullo, enojo, odio, amor, coraje o pánico.Significa que el terapeuta se preocupa por elcliente de manera no posesiva, que lo valoraincondicionalmente y que no se limita a aceptarlocuando se comporta según ciertas normas, para luegodesaprobarlo cuando su conducta obedece a otras.Todo esto implica un sentimiento positivo sinreservas ni evaluaciones. Podemos describir estasituación con la expresión respeto positivo eincondicional. Los estudios relacionados con esteproblema demuestran que cuanto más afianzada sehalle esta actitud en el terapeuta, mayores seránlas probabilidades de lograr el éxito de la terapia.La tercera condición puede denominarse comprensiónempática. Cuando el psicoterapeuta percibe lossentimientos y significados personales que elcliente experimenta en cada momento, cuando puedepercibirlos desde “adentro” tal como se le aparecenal cliente y es capaz de comunicar a este último unaparte de esa comprensión, ello implica que estatercera condición se ha cumplido.Sospecho que todos hemos descubierto que este tipode comprensión no se logra demasiado a menudo. Porel contrario, se recibe y se ofrece con pocafrecuencia. En cambio, solemos brindar un tipo decomprensión muy distinto: “Comprendo lo que loafecta”; “Comprendo sus razones para actuar así";“También he pasado por lo mismo y reaccioné de modomuy diferente”. He aquí la clase de comprensión quehabitualmente damos y recibimos: una comprensiónvalorativa y externa. Pero cuando alguien comprendecómo me siento yo, sin intentar analizarme ojuzgarme, me ofrece un clima en el que puedodesarrollarme y madurar. La investigación confirmaesta observación extraída de la vida diaria. Cuando

el terapeuta puede captar momento a momento laexperiencia que se verifica en el mundo interior desu cliente y sentirla, sin perder la

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disparidad de su propia identidad en este procesoempático, es posible que se produzca el cambiodeseado.Los estudios realizados con diversos clientesdemuestran que cuando el psicoterapeuta cumple estastres condiciones y el cliente las percibe en algunamedida, se logra el movimiento terapéutico; elcliente comienza a cambiar de modo doloroso, peropreciso y tanto él como su terapeuta consideran quehan alcanzado un resultado exitoso. Nuestrosestudios parecen indicar que son estas actitudes, yno los conocimientos técnicos o la habilidad delterapeuta, los principales factores determinantesdel cambio terapéutico.

Dinámica del cambio.

Es lógico preguntarse: “¿Por qué una persona quebusca ayuda se modifica en sentido positivo alparticipar durante cierto tiempo en una relaciónterapéutica que contiene estos elementos? ¿Cómo seopera el cambio?” Intentaré proporcionar unarespuesta breve a esta pregunta.Las reacciones del cliente que experimenta durantecierto período el tipo de relación descripta estáncondicionadas por las actitudes del terapeuta. Enprimer lugar, a medida que descubre que alguienpuede escucharlo y atenderlo cuando expresa sussentimientos, poco a poco se torna capaz deescucharse a sí mismo. Comienza a recibircomunicaciones de su propio interior, a advertir queestá enojado, a reconocer que experimenta temor obien que siente coraje. A medida que se abre a loque sucede en él, adquiere la capacidad de percibir

sentimientos que siempre había negado y rechazado.Comienza a tomar conciencia de los sentimientos queantes le habían parecido tan terribles, caóticos,anormales o vergonzosos, que nunca había osadoreconocer su existencia.A medida que aprende a escucharse también comienza aaceptarse. Al expresar sus aspectos antes ocultos,descubre que el terapeuta manifiesta un respetopositivo e incondicional hacia él y sussentimientos. Lentamente comienza a asumir la mismaactitud hacia él mismo, aceptándose tal como es y,por consiguiente, se apresta a emprender el procesode llegar a ser.Por último, a medida que capta con más precisión suspropios contenidos, se evalúa menos y se acepta mása sí mismo, va logrando mayor coherencia. Puedemoverse más allá de las fachadas que hasta entonceslo ocultaban, abandonar sus conductas defensivas ymostrarse más abiertamente como es. Al operarseestos cambios, que le permiten profundizar suautopercepción y su autoaceptación y volverse menosdefensivo y más abierto, descubre que finalmentepuede modificarse y madurar en las direccionesinherentes al organismo humano.

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El proceso.

A continuación expondré parte de este procesobasándome en hechos fundados en la investigaciónempírica. Sabemos que el cliente manifiestamovimientos relacionados con una serie de continuos.A partir de cualquier punto de cada continuo en elque se halla situado, se desplaza hacia su extremosuperior.

Con respecto a sus sentimientos y significadospersonales, se aleja de un estado en el que lossentimientos son ignorados, no reconocidos comopropios o bien no encuentran expresión. Ingresa enun movimiento en que los sentimientos sonsusceptibles de ser modificados en cada momento, asabiendas y con la aceptación del sujeto, y puedenexpresarse de manera adecuada.El proceso implica una modificación en su manera devivenciar las cosas. Al principio el sujeto está muyalejado de su experiencia. Como ejemplo, podríamosmencionar el caso de las personas que manifiestantendencia a la intelectualización, y se refieren así mismos y sus sentimientos en términos abstractos,con lo cual su interlocutor no halla manera de saberlo que realmente sucede en su interior. A partir deallí, se dirige hacia la inmediatez de su vivencia,en la cual vive plenamente y sabe que puede recurrira ella para descubrir sus significados habituales.El proceso implica una relajación de los esquemascognoscitivos de su vivencia. El cliente abandona suexperiencia anterior, interpretada según moldesrígidos, percibidos como hechos externos; y comienzaa cambiar, a combinar los significados de suexperiencia de acuerdo con constructos modificablespor cada nueva experiencia.Por lo general, la evidencia demuestra que elproceso se aleja de los moldes anquilosados, de laenajenación de los sentimientos y experiencias, dela rigidez del autoconcepto, y que el sujeto puedesuperar su anterior distanciamiento de la gente ydel funcionamiento impersonal. El individuo seacerca paulatinamente a la fluidez y adquiere lacapacidad de cambiar, reconocer y aceptar sussentimientos y experiencias, formular constructosprovisionales, descubrirse en su propia experienciacomo una persona cambiante, y establecer relacionesauténticas y estrechas; en fin, se convierte en unaunidad y alcanza la integración de sus funciones.Cada vez adquirimos nuevos conocimientos acerca deeste proceso por el cual se opera el cambio, y dudode que este breve resumen logre transmitir conexactitud la riqueza de nuestros hallazgos.

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Los resultados de la terapia.

Nos ocuparemos ahora de los resultados de lapsicoterapia y los cambios relativamente duraderosque suelen producirse. Al igual que en los temasanteriores, me limitaré a afirmar sólo aquello quese apoye en pruebas experimentales. El clientecambia y reorganiza su concepto de sí mismo, deja depercibirse como un individuo inaceptable, indigno derespeto y obligado a vivir según normas ajenas, seaproxima a una concepción de sí mismo como personavaliosa, de dirección interna, capaz de crear susnormas y valores sobre la base de su propiaexperiencia y desarrolla actitudes mucho máspositivas hacia sí mismo. Un estudio demostró que aliniciar la terapia las actitudes habituales delcliente hacia sí mismo eran negativas en el ochentapor ciento de los casos, mientras que en el períodofinal del tratamiento, la incidencia de actitudespositivas duplicaba la de actitudes negativas. Elcliente se vuelve menos defensivo y, enconsecuencia, más abierto hacia su experiencia de símismo y de los demás, más realista y diferenciado ensus percepciones. Las evaluaciones basadas en elTest de Rorschach, el Test de apercepción temática,la apreciación del asesor u otros índices demuestranque su ajuste psicológico se acrecienta. Susobjetivos e ideales cambian y adquieren un caráctermás accesible. Disminuye notablemente ladiscrepancia inicial entre el sí mismo que es y elque desea ser. Se reducen las tensiones de todo tipo-tensiones fisiológicas, malestar psicológico yansiedad-; percibe a los demás individuos con másrealismo y aceptación, describe su propia conductacomo más madura y, lo que es más importante, los quelo conocen bien comienzan a advertir también que sudescripción es verdadera.Las diversas investigaciones demuestran que estoscambios no sólo se producen durante el período deterapia; por el contrario, estudios de seguimientorealizados entre seis y dieciocho meses después deconcluido el tratamiento indican la persistencia deestas modificaciones.

Quizá los hechos que he presentado expliquen por quépienso que se acerca el momento en que podremosformular una verdadera ecuación en el delicadoterreno de las relaciones interpersonales. Basada entodos los hallazgos experimentales que poseemos,ésta sería una ecuación provisional que, a mijuicio, contendría los siguientes hechos:Cuanto más pueda el cliente percibir en el terapeutauna actitud de autenticidad, comprensión empática yrespeto incondicional por él, tanto más se alejaráde un funcionamiento estático, rígido, insensible eimpersonal, para orientarse hacia un comportamientocaracterizado por un modo fluido, cambiante ypermisivo de vivenciar los sentimientos personalesdiferenciados. La consecuencia de este movimiento esuna modificación de la personalidad y la conducta enel sentido de la salud y madurez psíquica y el logrode relaciones más realistas consigo mismo, con losdemás y con el medio.

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EL CUADRO SUBJETIVO.

Hasta este punto me he referido al proceso deasesoramiento y psicoterapia desde el punto de vistaobjetivo, acentuando los conocimientos que poseemosmediante una ecuación provisional, donde podemos, almenos por el momento, situar los términosespecíficos. Ahora quiero enfocar el mismo procesodesde un punto de vista interior; sin ignorar loshechos, me propongo presentar la misma ecuación talcomo se plantea subjetivamente, tanto en elterapeuta como en el cliente. Esto me pareceimportante porque la terapia es una experienciaaltamente personal y subjetiva. Esta experienciaposee cualidades muy diferentes de las

características objetivas que presenta cuando se laconsidera desde una perspectiva externa.

La experiencia del terapeuta.

Para el terapeuta, esta relación es una nuevaaventura. Piensa: “He aquí a esta otra persona, micliente. Me siento algo temeroso ante él, temerosode sus profundidades, tal como me ocurre con lasmías. Y sin embargo, a medida que habla, comienzo aexperimentar respeto hacia él, a sentir mi vínculocon él. Siento cuánto lo asusta su mundo y losingentes esfuerzos con que intenta mantenerlo en susitio. Quisiera captar sus sentimientos y que éladvierta que los comprendo. Quisiera que sepa queestoy a su lado, en su mundo estrecho y oprimido yque puedo observarlo relativamente libre de temor.Quizá logre convertirlo en un mundo más seguro paraél. Me gustaría que en esta relación con él missentimientos fueran tan claros y transparentes comosea posible; de esa manera, él tendría una realidaddiscernible a la cual retornar una y otra vez. Seríabueno poder acompañarlo en el espantoso viaje quedebe emprender hacia su propio interior, a encontrarlos temores ocultos, el odio y el amor que jamás seha permitido sentir. Reconozco que éste es un viajemuy humano e imprevisible para ambos y que quizá yomismo eluda en mí, sin saberlo, algunos de lossentimientos que él irá descubriendo. Hasta estepunto sé que mi capacidad de ayudarlo se verálimitada. Sé que en ciertos momentos sus propiostemores lo harán percibirme como alguiendespreocupado, un intruso que lo rechaza y no locomprende. Quiero aceptar plenamente estossentimientos en él; no obstante, espero que mispropios sentimientos se manifiesten claramente, demodo tal que él logre percibirlos en el momentopreciso. Sobre todo, quiero que encuentre en mí auna verdadera persona. No debo sentir inquietudalguna respecto de la cualidad ‘terapéutica’ de mispropios sentimientos. Lo que soy y lo que siento essuficientemente bueno como para servir de base a unaterapia, siempre que logre ser lo que soy y lo quesiento en mi relación con él. Entonces quizás él

también logre ser lo que es, de manera abierta ylibre de temor”.

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La experiencia del cliente.

El cliente, por su parte, experimenta secuenciasmucho más complejas de lo que es posible imaginar.Quizás, esquemáticamente, podamos describir en lossiguientes términos los sucesivos cambios que sufrensus sentimientos: “Le temo. Me gustaría cooperar,pero no sé si puedo confiar en él. Podría descubriren mí cosas que desconozco; cosas malas que measusten. No parece estar juzgándome, pero sin dudalo está haciendo. No puedo contarle lo que realmenteme preocupa, pero puedo comunicarle algunasexperiencias pasadas que se relacionan con miproblema actual. Parece comprenderlas, de manera quepuedo revelar algo más de mí mismo. “Pero ahora que he compartido con él algunosaspectos malos de mi mismo me desprecia. Estoyseguro, pero lo raro es que no encuentro pruebaalguna de que lo haga. Quizá lo que le conté no seatan malo al fin de cuentas. ¿Será posible que nodeba avergonzarme de esa parte de mí? Ya no sientoque me desprecia. Me hace sentir que deseocontinuar, explorarme, quizás expresar más acerca demí mismo. Encuentro en él una especie de compañero;parece que realmente comprende. “Ahora me siento nuevamente atemorizado, y esta vezmás que nunca. No había advertido que al explorarmis rincones ocultos sentiría cosas que jamás habíaexperimentado antes. Esto es raro, porque de algunamanera no son sentimientos nuevos; siento quesiempre han estado allí. Claro está que parecen tanmalos e inquietantes que nunca había permitido queafloraran. Y ahora, cuando vivo estos sentimientosen las horas de terapia, me siento terriblementeinseguro, como si mi mundo se deshiciera en pedazos.Mi mundo era seguro y sólido; ahora es blando, débily vulnerable. No es agradable sentir cosas que antessiempre me atemorizaron. La culpa es de él; y sinembargo, estoy ansioso de volver a verlo y me sientomás seguro en su compañía. “Ya no sé más quién soy; pero a veces, cuando,siento las cosas, parezco ser firme y real por unmomento. Me preocupan las contradicciones que

encuentro en mí mismo -actúo de una manera y sientolas cosas de otra, pienso una cosa y siento otra.Esto es muy desconcertante. A veces también esarriesgado y estimulante tratar de descubrir quiénsoy. En algunas oportunidades me descubro sintiendoque quizá valga la pena ser como soy, aunque no sélo que eso significa. “Estoy empezando a descubrir que compartirexactamente lo que siento en este momento, es algomuy satisfactorio, aunque a menudo doloroso. Enrealidad representa una gran ayuda tratar depercibirme y atender a lo que en mí ocurre. Ya no mesiento asustado por lo que está sucediendo en mí. Elterapeuta me inspira bastante confianza. Empleoalgunas de mis horas en su compañía tratando depenetrar en mi interior, para descubrir lo quesiento. Es una empresa que me atemoriza y, sinembargo, quiero saber. Además confío en él la mayor parte del tiempo y

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eso me ayuda. Me siento bastante vulnerable einexperto, pero sé que no quiere herirme y hastacreo que le importo. Se me ocurre que si logrosentir lo que en mí ocurre y comprender susignificado, a medida que me permito penetrar más ymás en mis propias profundidades, descubriré quiénsoy, y también sabré qué hacer. Creo esto porque aveces me sucede cuando estoy con él. “Puedo hasta decirle cómo me siento con respecto aél en cualquier momento. Esto, en lugar de destruirla relación, como yo temía al principio, pareceprofundizarla. ¿Lograré ser mis propios sentimientostambién con otras personas?. Quizás eso tampoco seamuy peligroso. “Siento como si flotara en la corriente de la vida,temerariamente y siendo yo mismo. A veces me sientoderrotado, otras herido, pero estoy aprendiendo queesas experiencias no son fatales. No sé exactamente

quien soy, pero puedo percibir mis reacciones encualquier momento y, al parecer, ellas son en cadacaso una base excelente para mi conducta. Quizásesto sea lo que significa ser yo. Naturalmente, sólopuedo hacer esto porque me siento seguro en mirelación con mi terapeuta. ¿Podría ser yo mismofuera de esta relación? Me lo pregunto una y otravez. Quizá sí.”Lo que acabo de esbozar no es un proceso que seproduzca rápidamente. Puede tardar años. Por razonesque ignoramos, también puede no ocurrir. Pero almenos esto puede sugerir el aspecto interno delcuadro de hechos que he presentado para describir elproceso de la psicoterapia, tal como se da en elterapeuta y en su cliente.

TERCERA PARTE

EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PERSONA.

He observado el proceso mediante el cual unindividuo se desarrolla y cambia en el transcurso deuna relación terapéutica.

5 ALGUNAS TENDENCIAS QUE SE MANIFIESTAN EN LATERAPIA.

Aunque en la segunda parte se incluyen algunas descripciones brevesdel proceso de modificación que sufre el cliente, el objetivo principalfue describir la relación que posibilita estos cambios. Este capítulo y lossiguientes se refieren de manera mucho más específica a la naturalezade la experiencia del cambio que experimenta el cliente.Siento un aprecio especial por este capítulo.* Fue escrito entre 1951 y1952, en momentos en que hacía grandes esfuerzos para permitirmesentir y luego expresar los fenómenos que, a mi juicio, constituyen elnúcleo de la psicoterapia. Acababa de publicarse mi libro Psicoterapiacentrada en el cliente, pero ya me sentía insatisfecho por el capítuloreferente al proceso terapéutico, que había sido escrito casi dos añosantes. Quería encontrar una manera más dinámica de comunicar loque le ocurre al cliente.A tal efecto, escogí el caso de una cliente cuya terapia había revestidogran significación para mí, y que también estaba estudiando desde elpunto de vista de la investigación. Sobre esta base traté de expresar lasdiversas percepciones del proceso terapéutico tal como afloraban enmí. Me sentía audaz y a la vez muy inseguro, al señalar que en unaterapia exitosa los clientes parecen llegar a sentir verdadero afecto porellos mismos. Experimentaba aun mayor inseguridad al postular queel núcleo de la naturaleza humana es esencialmente positivo. En esemomento no podía prever que ambas hipótesis serían confirmadaspor mi experiencia.

El proceso de la psicoterapia, tal como nos lo hahecho conocer la orientación centrada en el cliente,constituye una experiencia dinámica, única ydistinta para cada individuo; sin embargo, en él semanifiestan un orden y una armonía que asombran porla generalidad con que se observan. De la mismamanera en que cada vez me impresionan más algunosaspectos inevitables de este proceso, experimentocada vez

* De Psychoterapy: Theory an Research, compilado por O. Hobart Mowrer.Copyright 1953, The Ronald Press Company. Reimpreso con autorización delautor.76

mayor molestia ante el tipo de preguntas quehabitualmente se formulan en relación con él:“¿Curará una neurosis obsesiva?”; “Sin duda nopretenderá usted que elimine una condiciónbásicamente psicótica”; “¿Es adecuado para encararproblemas matrimoniales?”; “¿Se puede aplicar atartamudos y homosexuales?”; “¿Son permanentes lascuras?”. Estos interrogantes y otros similares sontan comprensibles y legítimos como lo seríapreguntar si los rayos gamma son una medidaterapéutica apropiada para curar sabañones. Noobstante, a mi juicio, no son las preguntas másadecuadas para adquirir un conocimiento profundo delo que la psicoterapia es o de lo que puede lograr.En este capítulo quisiera formular una pregunta queme parece más coherente, acerca de este procesoarmonioso y fascinante que denominamos psicoterapia;intentaré asimismo ofrecer una respuesta parcial.Permítaseme introducir la pregunta de la siguientemanera. Por azar, por una comprensión penetrante,por nuestros conocirnientos científicos, por el artede las relaciones humanas o bien por una combinaciónde todos estos elementos, hemos aprendido a llevar a

cabo un proceso, cuyo núcleo parece constituido porhechos encadenados y ordenados, que tienden apresentar cierta semejanza entre un cliente y otro.Conocemos al menos algunas de las condiciones quedebemos cumplir para poner en marcha este proceso.Para ello es necesario que el terapeuta asumaactitudes de total captación y profundo respeto porsu cliente tal como éste es, y actitudes similareshacia las posibilidades del cliente de enfrentarse así mismo y encarar sus situaciones. Tales actitudesdeben aflorar con calidez suficiente como paraconvertirse en un profundo agrado o afecto por laesencia de la otra persona. Por otra parte, espreciso alcanzar un nivel de comunicación tal que elcliente pueda comenzar a advertir que el terapeutacomprende los sentimientos que él experimenta y loacepta con la comprensión más profunda de que escapaz. Entonces podremos estar seguros de que elproceso se ha iniciado. Luego, en lugar depreocuparnos porque este proceso sirva a los finesque hemos previsto -independientemente de lo loablesque puedan ser nuestros objetivos-, formulémonos laúnica pregunta por medio de la cual la ciencia puedeavanzar realmente. Esta pregunta es: “¿Cuál es lanaturaleza de este proceso, cuáles parecen ser suscaracterísticas inherentes, qué orientación uorientaciones asume y cuáles son, si existen, suslímites naturales?” Cuando Benjamín Franklin observóla chispa que se originaba en la llave colocada enel extremo de la cuerda de su barrilete, no losedujeron, por fortuna, sus aplicaciones prácticasinmediatas. Por el contrario, comenzó a indagar losprocesos básicos que determinan la presencia de talfenómeno. A pesar de que muchas de las preguntasformuladas adolecían de ciertos errores, la búsquedafue fructífera, porque se inició a partir de lapregunta adecuada. Por eso creo necesario plantearla misma pregunta acerca de la psicoterapia, yhacerlo de modo imparcial. Debemos esforzarnos pordescribir, estudiar y comprender el proceso básicode la psicoterapia y no

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procurar forzarlo para que se adecúe a nuestrasnecesidades clínicas, a nuestros dogmaspreconcebidos, ni a las pruebas surgidas en otroscampos. Examinémoslo pacientemente por lo que es ensí mismo.Recientemente intenté realizar una descripción deeste tipo con respecto a la psicoterapia centrada enel cliente. No la repetiré ahora, excepto para decirque las pruebas clínicas y experimentales parecensugerir algunas características del proceso quetienden a manifestarse en casi todos los casos: unnúmero mayor de afirmaciones que revelan más insightpor parte del cliente, un mayor grado de madurez enlas conductas observadas, y un aumento de lacantidad de actitudes positivas a medida que laterapia progresa. También debemos mencionar loscambios en la percepción y aceptación del sí mismo;la incorporación a la estructura propia deexperiencias previamente negadas; el desplazamientodel centro de evaluación desde el exterior hacia elinterior del sí mismo; los cambios en la relaciónterapéutica, y ciertas modificacionescaracterísticas de la estructura de la personalidad,de la conducta, y de la condición fisiológica. Apesar de lo deficiente que pueda ser estadescripción, representa un intento de comprender elproceso de la terapia centrada en el cliente, desdeel punto de vista de las modificaciones que esteúltimo experimenta, tal como se revelan en laexperiencia clínica, en transcripciones textuales decasos grabados y en los cuarenta o más estudiosrealizados sobre este tema. El propósito del presente estudio no consiste enlimitarse a resumir el contenido de ese material,sino en exponer algunas tendencias de lapsicoterapia que no han sido suficientementeanalizadas. Quisiera describir algunas de lasorientaciones y objetivos finales que pareceninherentes al proceso terapéutico y que sólo enépocas recientes han sido discernidos con claridad;

que parecen representar avances significativos en elconocimiento y que aún no han sido investigados. Conel objeto de transmitir los significados de maneramás adecuada, emplearé material ilustrativo tomadode entrevistas grabadas de un caso. También limitarémi discusión al proceso de la psicoterapia centradaen el cliente, puesto que admito, aunque de malagana, la posibilidad de que el proceso, lasorientaciones y los objetivos de la psicoterapiapuedan diferir según las diversas orientacionesterapéuticas.

La vivencia del sí mismo potencial.

Un aspecto del proceso terapéutico que se pone demanifiesto en todos los casos podría denominarse laapercepción de la experiencia, o aun la “vivencia dela experiencia”. En el título lo he denominado“vivencia de sí mismo”, aunque éste tampoco sea untérmino adecuado. En la seguridad de la relación quebrinda un psicoterapeuta centrado en el cliente y enausencia de cualquier amenaza, real o implícita, alsí mismo, el cliente puede permitirse examinardiversos aspectos de

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su experiencia tal como realmente los siente y losaprehende a través de sus aparatos sensorial yvisceral, sin que necesite distorsionarlos paraadecuarlos al concepto que tiene de sí mismo en esemomento.Muchos de estos aspectos captados por el clientecontradicen por completo su concepto de sí mismo yhabitualmente no podrían ser experimentados en sutotalidad; sin embargo, gracias a la seguridad quele proporciona esta relación, pueden emerger a laconciencia sin distorsión alguna. A menudo siguen elsiguiente esquema: “Soy así y así, pero experimento

este sentimiento que no concuerda en absoluto con loque soy”; “Amo a mis padres, pero a vecesexperimento hacia ellos un sorprendente rencor”; “Enrealidad no valgo gran cosa, pero en ocasiones meparece sentir que soy mejor que nadie”. Al comienzoello se expresa de la siguiente manera: “Soy un símismo diferente de una parte de mi experiencia.” Mástarde, esto se convierte en una proposiciónprovisional: “Quizá contengo varios sí mismosdiferentes, o tal vez mi sí mismo contenga máscontradicciones de las que había soñado.” Másadelante la proposición se plantea más o menos así:“Estaba seguro de no poder ser mi experiencia – erademasiado contradictoria- pero ahora comienzo acreer que puedo ser toda mi experiencia.”Quizá los siguientes extractos del caso de la señoraOak transmitan parte del carácter de este aspecto dela terapia. La señora Oak era una ama de casa deunos cuarenta años, que al iniciar la terapiapresentaba dificultades en sus relacionesmatrimoniales y familiares. A diferencia de muchosclientes, mostraba un interés vehemente y espontáneopor los procesos que sentía en su interior. Susentrevistas grabadas contienen gran cantidad dematerial, según su propio marco de referencia,acerca de su percepción de lo que le estabaocurriendo. Por consiguiente, tiende a expresar enpalabras lo que parece estar implícito, pero noverbalizado, en muchos otros clientes. Por estemotivo, la mayor parte de los extractos de estecapítulo fueron tomados de su caso.La parte inicial de su quinta entrevista proporcionómaterial que ilustra la autopercepción que tenía desu experiencia, a la que antes hicimos referencia.

Cliente: Todo sucede de manera bastante confusa.Pero . . . usted sabe . . . yo sigo y sigo pensandoque para mí todo este proceso es como examinar laspiezas de un rompecabezas. Me parece que en estemomento estoy . . . estoy en el proceso de examinarlas piezas individuales, que realmente no tienenmucho sentido. Quizá sólo manipulándolas, nisiquiera comenzando a pensar en un modelo. Esto seme ocurre todo el tiempo. Y me interesa, porque yo .. .

realmente no me gustan los rompecabezas. Siempre meirritaron. Pero eso es lo que siento. Y lo quequiero decir con esto es que estoy recogiendopequeñas piezas (durante su conversación gesticulapara ilustrar sus afirmaciones) sin significadoalguno, excepto, es decir, la sensación que se tienepor el simple hecho de manipularlas, sin

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verlas como modelo, sino simplemente por el tacto,tal vez siento que . . . bueno . . . en alguna partede esto encajarán.Terapeuta: Y que, en este momento, ése es elproceso: captar la sensación, la forma y laconfiguración de las diferentes piezas con apenas unligero sentimiento de que sí, encajarán en algunaparte; pero la atención se concentra sobre todo en“¿Cómo siento esto? ¿Qué textura tiene?”C.: Eso es. Hay casi algo físico en todo esto. Un,un . . .T.: No puede describirlo sin usar sus manos. Unsentido real, casi sensorial en . . .C.: Así es. Nuevamente es . . . es un sentimiento deser muy objetiva y, sin embargo, nunca he estado tancerca de mí mísma.T.: Casi al mismo tiempo tomando distancia yobservándose, pero también estando más cerca deusted misma de esta manera . . .C.: Mmm . . . Y sin embargo, por primera vez enmeses no eltoy pensando en mis problemas. No estoy .. . realmente . . . no me estoy ocupando de ellos.T.: Tengo la impresión de que usted no hace algo asícomo . . . sentarse a trabajar sobre “mi problema”.No es eso lo que usted siente.C.: Así es. Así es. Supongo que lo que yo, lo quequiero decir es que no me estoy preocupando porarmar este rompecabezas como . . . como una cosa;

tengo que ver la figura. Puede, puede ser que . . .puede ser que realmente esté disfrutando esteproceso de sentir. O seguramente estoy aprendiendoalgo.T.: Al menos hay una sensación de que la meta máspróxima es captar el sentimiento de la cosa como lacosa misma; no que lo está haciendo para ver lafigura, sino que es una . . . una satisfacciónfamiliarizarse verdaderamente con cada pieza. Es que. . .C.: Así es. Así es. Y a veces ese tacto se convierteen algo sensorial. Es muy interesante. A veces no esdel todo placentero, estoy segura, pero . . .T.: Una especie de experiencia bastante diferente. C.: Sí. Bastante.

Este extracto indica muy claramente la liberación dematerial que ingresa en la conciencia, sinintenciones de poseerlo como parte del sí mismo, nide relacionarlo con cualquier otro materialconsciente. En términos más apropiados, se trata dela percepción de una amplia gama de experiencias sinpensamiento alguno acerca de la relación que en esemomento guardan con el sí mismo. Más tarde puedereconocerse que, todo lo que se experimentaba podríallegar a integrar el sí mismo. Por esa razón, eltítulo de este apartado es “La vivencia del sí mismopotencial”.

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El hecho de que ésta sea una experiencia nueva ypoco común se expresa en una parte de la sextaentrevista, de manera confusa en lo que respecta ala formulación verbal pero emocionalmente clara.

C.: Este . . . me sorprendí pensando que duranteestas sesiones, este . . . estuve haciendo algo asícomo cantar una canción. Ahora me suena confusoy . . . este . . . no realmente cantar . . . unaespecie de canción sin música. Tal vez una especiede poema que me surge. Y me gusta la idea; quierodecir que me sale sin nada preparado con . . . connada. Y al . . . siguiendo con eso, me surgió . . .me surgió este otro tipo de sentimiento. Bueno, depronto estaba como preguntándome: ¿Es ésta la formaque asumen las cosas? ¿Es posible que yo estésimplemente verbalizando y que, por momentos, quedecomo intoxicada con mis propias verbalizaciones? Yluego, este . . . después de eso, pensé . . .bueno . . . ¿Estaré simplemente ocupando su tiempo?Y luego una duda, una duda. Después se me ocurrióalgo más. Este . . . cómo surgió, no sé, ningunaverdadera secuencia lógica de pensamiento. La ideame sorprendió: Estamos trabajando con pedacitos,este . . ., no nos sentimos abrumados ni dudosos, nimuy preocupados, ni muy interesados cuando . . .cuando los ciegos aprenden a leer con los dedos,Braille. No sé . . . puede ser una especie de . . .todo está mezclado. Puede ser que eso sea algo queesté experimentando ahora.T.: Veamos si puedo captar algo de esa . . . esasecuencia de sentimientos. Primero, parecería queusted está, y recojo ese primer sentimiento comoalgo honestamente positivo, parecería que usted estácomo componiendo un poema aquí . . . una canción sinmúsica, pero de alguna manera algo que podría serbastante creativo, y luego el . . . el sentimientode un gran escepticismo respecto de todo eso. “Quizásólo estoy diciendo palabras, simplemente dejándomellevar por palabras que yo . . . que yo digo y talvez sean todas tonterías”. Luego una sensación deque quizás usted está casi aprendiendo una manera devivenciar las cosas que le resulta tan radicalmente

nueva como puede ser para un ciego comprender lo quesiente por medio de sus dedos.C.: Mmm . . . Mmm. (Pausa.) . . . Y a veces piensopara mis adentros, bueno, quizá podríamos ocuparnosde tal o cual hecho particular. Y luego, de algunamanera, cuando vengo acá, eso ya pierde urgencia, es. . . parece falso. Y luego parece haber este flujode palabras que no son forzadas y luegoocasionalmente se insinúa esta duda. Bueno, asume laforma de una especie de . . . “quizá sólo estéscomponiendo música” . . . A lo mejor es por eso quehoy tengo dudas acerca de, de todo este asunto,porque es algo que no es forzado. Y realmente sientoque lo que debería hacer es . . . es algo así comosistematizar la cosa. Debería esforzarme más y . . .

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T.: ¿Algo así como cuestionarse profundamente qué eslo que estoy haciendo con alguien que no está . . .que no está esforzándose por hacer, resolver lascosas? (Pausa.)C.: Y, sin embargo, el hecho de que yo . . .realmente me gusta esta cosa tan diferente, este . .. qué sé yo, llámelo sentimiento conmovedor; esdecir . . . sentí cosas que nunca había sentidoantes. Me gusta esto, sin duda. A lo mejor ésa es lamanera de hacerlo. Pero hoy no sé.

He aquí el desplazamiento que parece ocurrir casiinvariablemente cuando la terapia tiene algunaprofundidad. Puede ser descripto esquemáticamentecomo la sensación del cliente de que “vine aresolver problemas, y ahora me encuentro de un modosimple vivenciándome a mí mísmo”. Tal como ocurre enel caso que estamos viendo, este desplazamiento

suele estar acompañado de la formulación intelectualde que eso está mal y de una apreciación emocionaldel hecho de que hace “sentirse bien”.Podemos concluir este apartado diciendo que una delas direcciones fundamentales que adopta el procesoterapéutico es la libre experimentación de lasreacciones viscerales y sensoriales del organismo,sin que el sujeto haga esfuerzos por relacionarlascon el sí mismo. Esto habitualmente va acompañado dela convicción de que ese material no pertenece nipuede integrarse al sí mismo. El punto final de esteproceso reside en que el cliente descubre que puedeser su experiencia, con toda su variedad ycontradicciones superficiales y que puedesistematizarse a partir de ella, en lugar deintentar imponerle un sí mismo concebido segúnpatrones externos y de negar el acceso a laconciencia de aquellos elementos que no se ajusten atal modelo.

La vivencia plena de una relación de afecto.

Uno de los elementos de la terapia que sólo hemosdescubierto recientemente es la medida en que éstarepresenta, para el cliente, un aprendizaje que lepermite aceptar de manera plena, libre y sin temorlos sentimientos positivos de otra persona. Estefenómeno no se manifiesta con claridad en todos loscasos; parece particularmente cierto en los casosmás prolongados, pero tampoco en éstos se observacon uniformidad. A pesar de ello, es una experienciatan profunda que hemos comenzado a pensar que setrata de un elemento que reviste fundamentalsignificación en el proceso terapéutico, y que debehallarse presente en todos los casos exitosos,quizás en un nivel no verbal. Antes de analizar estefenómeno lo ilustraremos refiriéndonos al caso de laseñora Oak. Esta realizó esa experiencia de manerasorpresiva, entre la vigesimonovena y trigésimaentrevistas. La última, que la señora Oak dedicó ensu mayor parte a hablar sobre este tema, comenzóasí:

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C.: Bien, he hecho un descubrimiento notable. Sé que. . . (ríe) descubrí que a usted realmente leimporta cómo salga esto (ambos reímos). Me dio lasensación, algo así como . . . bueno . . . “a lomejor lo dejo tomar parte en la función” o algo porel estilo. Es . . . es decir, que si fuera un examensabría la respuesta correcta . . . pero de prontome di cuenta de que . . . en esta cuestión entrecliente y asesor, a usted le importa realmente loque pasa con todo esto. Y fue una revelación,una . . . no, eso no. Eso no lo describe bien. Fueuna . . . bueno, lo más parecido que se me ocurre esque fue una especie de relajación, una . . . no unadesilusión, sino una . . . (pausa) más bien unamanera de desemarañar las cosas sin tensión, si esque eso significa algo. No sé.T.: Suena como si eso no hubiera sido una nuevaidea, sino una nueva experiencia, la de sentirrealmente que a mí me importa y -si comprendí elresto de lo que dijo- hay una especie de deseo de suparte de que a mí me importe.C.: Sí.

Permitir que el terapeuta y su cálido interés porella penetraran en su vida fue uno de los rasgos mássignificativos de la terapia en el caso de la señoraOak. En una entrevista realizada una vez concluidala terapia, ella se refirió espontáneamente a estaexperiencia como a la más importante deltratamiento. ¿Qué significa esto?Sin duda este fenómeno no se relaciona con latransferencia y contratransferencia. Algunospsicólogos expertos que habían sido psicoanalizadostuvieron oportunidad de seguir el desarrollo de larelación terapéutica en un caso distinto del queahora nos ocupa. Fueron los primeros en oponerse alempleo de los términos transferencia ycontratransferencia para describir el fenómenomencionado. Su objeción se basaba en el hecho de queeste fenómeno es mutuo y apropiado, en tanto que latransferencia y contratransferencia son fenómenostípicamente unidireccionales e inadecuados a larealidad de la situación.

Sin duda una razón por la que este fenómeno ocurrecon más frecuencia en nuestro caso es que comoterapeutas hemos perdido, en cierta medida, el miedoa los sentimientos positivos (o negativos) queexperimentamos hacia el cliente. A medida que lapsicoterapia avanza, el sentimiento de aceptación yrespeto que el terapeuta siente comienza aconvertirse en algo similar a la reverencia; esto sedebe a que es testigo de la lucha valerosa yprofunda que el sujeto sostiene para llegar a ser élmismo. Pienso que, en lo profundo, el terapeutasiente la comunidad - o quizá la hermandad-inherente a todos los hombres. A consecuencia deello, experimenta hacia el cliente una reaccióncálida, positiva, afectuosa. Esto plantea unproblema al cliente, que a menudo, como en estecaso, tiene dificultades para aceptar lossentimientos positivos de otra persona. Sin embargo,una vez que los acepta, su reacción es:

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relajarse y permitir que la calidez del afecto quela otra persona siente por él reduzca las tensionesy temores con que encara la vida. Pero nos estamos adelantando a nuestra cliente.Examinemos algunos otros aspectos de estaexperiencia tal como ella la vivió. En entrevistasanteriores había hablado del hecho de que no amaba ala humanidad y había afirmado que, de algún modovago y empecinado, sentía que estaba en lo cierto,aun cuando otros la consideraran equivocada. Volvióa mencionar este problema al analizar la manera enque la experiencia de la terapia había esclarecidosus actitudes hacia los demás.

C.: Lo que después se me ocurrió, que me encontrépensando y pensando, es algo similar -y no sé bien

por qué- al mismo tipo de solicitud que siento aldecir: “No amo a la humanidad.” Lo cual siempre meha . . . quiero decir que siempre estuve convencidade eso. Así que, esto no . . . fíjese, yo sabía queestaba bien. Y creo que me esclarecí al respecto .. . ahora bien, lo que tenga que ver con estasituación, no lo sé. Pero descubrí que no, no laquiero, pero, me importa terriblemente.T.: Mmm . . . mmm . . . Ya veo . . . C.: . . . Podría expresarlo mejor diciendo que meimporta terriblemente lo que suceda. Pero el cuidadoque me inspira es . . . asume la forma . . . suesencia está en el hecho de comprender y no quererser defraudada o participar de aquellas cosas quesiento como falsas y . . . me parece que en . . . enel amor, hay una especie de factor final. Si unologra eso, de alguna manera logra bastante. Es una .. .T.: Algo así como la sensación de “eso es”. C.: Sí. Me parece que esta otra cosa, este cuidado,que no es un término apropiado . . . es decir, a lomejor necesitamos otra cosa para describir estesentimiento. No tiene sentido decir que es una cosaimpersonal, porque no lo es. Quiero decir que losiento como si fuera parte de un todo. Pero es algoque, de alguna manera, no cesa . . . Me parece queuno podría tener esta sensación de amar a lahumanidad, amar a la gente y, al mismo tiempo,seguir contribuyendo a que subsistan los factoresque vuelven neuróticas a las personas, lasenferman . . . donde, lo que yo siento es unaresistencia a esas cosas.T.: Le importa lo suficiente para querer comprendery querer evitar contribuir a cualquier cosa queaumente la neurosis o algún aspecto semejante de lavida humana.C.: Sí, Y es . . . (pausa). Sí, es algo así . . .Bueno, otra vez tengo que volver sobre lo que sientoacerca de todo esto. Es que . . . realmente no mesiento llamada a darme como . . . como si fuera unobjeto de subasta. Nada es definitivo . . . A vecesme molestaba cuando . . . cuando me tenía que decira mí misma: “No amo a la

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humanidad”; y sin embargo, siempre supe que habíaalgo positivo. En eso probablemente tenía razón. Y .. . puedo estar muy equivocada, pero me parece que .. . que eso está vinculado con el sentímientoque . . . que tengo ahora, de cómo el valorterapéutico puede ayudar hasta el fin. Ahora bien,no podría relacionarlo . . . no podría, con . . .pero ésta es la mejor manera en que puedoexplicármelo . . . vincularlo con mi . . . bueno,digamos con el proceso de aprendizaje, llevar tanlejos como sea posible mi descubrimiento deque . . . sí, usted, en efecto, se preocupa en unasituación dada. Es muy sencillo. Y sin embargo, nome había dado cuenta de eso antes. Podría habercerrado la puerta e irme, y al hablar de la terapiadecir: “Sí, el asesor debe sentir tal y cual cosa”pero, claro, no había tenido la experienciadinámica.

En este fragmento, parecería que lo que la clientedice, a pesar de estar luchando por describir suspropios sentimientos. es igualmente aplicable a laactitud del terapeuta hacia ella. La actitud delterapeuta, aun en el mejor de los casos, está libredel quid pro quo de la mayoría de las experiencias quellamamos amor. No es sino sentimiento humano quefluye de un individuo hacia otro; este sentimientoes, a mi juicio, aun más natural o básico que elsexual o parental. Consiste en sentir tantointerés por la otra persona, que no se deseainterferir en su desarrollo ni usarla con finesegoístas. La satisfacción surge del hecho de haberladejado en libertad de desarrollarse a su manera.En la entrevista citada nuestra paciente continuórefiriéndose a las dificultades que habíaexperimentado en el pasado para aceptar la ayuda olos sentimientos positivos que otros intentaban

brindarle, y a los cambios que esa actitud habíasufrido.

C.: Tengo la sensación . . . de que hay algo quehacer por uno mismo pero que de alguna manera unodebería de hacerlo junto con otra gente. (Mencionalas “incontables” oportunidades en que podría haberaceptado el afecto y gentileza de otras personas.),Siento que simplemente temía ser destruida. (Vuelvea referirse al asesoramiento y a su sentimiento conrespecto a él.) Es decir, que siempre me he jugadosola. Casi hasta . . . es decir, lo sentí . . .quiero decir que alguna vez traté deverbalizarlo . . . una especie de . . . a veces noquería que usted reafirmara lo que yo decía, ni quereflexionara, es un asunto mío. Porque bueno . . .puedo decir que son resistencias. Pero ahora eso nosignifica nada para mí . . . El . . . piensoen . . . en relación con esto en particular, esdecir, el . . . probablemente a veces el sentimientomás intenso era: “Es mío, es mío. Debo arreglármelassola.” ¿Me entiende?T.: Es una experiencia terriblemente difícil deexpresar con palabras. Sin embargo, acá en estarelación siento una diferencia: la que existe entreel sentimiento de “Esto es mío”, “Tengo que

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hacerlo”, “Lo estoy haciendo”, etcétera, y unsentimiento algo diferente, como “Podría permitirleparticipar.”C.: Sí. Ahora. Digamos, es . . . bueno, es unaespecie de . . . digamos volumen dos. Es . . . esuna . . . bueno, una especie de . . . bueno, todavíaestoy sola en la cosa, pero no lo estoy . . . fíjese. . . estoy . . .

T.: Mmm. Sí, esa paradoja es algo así como unresumen, ¿no? C.: Sí.T.: En todo esto, hay una sensación de que aúnes . . . cada aspecto de mí experiencia es mío y esoes inevitable y necesario y etcétera, etcétera. Ysin embargo eso tampoco es todo. De alguna manerapuede ser compartido o bien hay lugar para elinterés de otro, y de algún modo esto es novedoso.C.: Sí, y es . . . y es como . . . así es comodebería ser. Es decir, así es como . . . debe ser.Hay un . . . hay un sentimiento de “esto es bueno”.Es decir, eso lo expresa y lo esclarece para mí. Hayun sentimiento . . . en esto de importarle a uno,como si . . . uno estuviera retrocediendo . . .conteniéndose; y si quiero definir claramente todoesto, es como abrirse paso entre la maleza alta, quepuedo hacerlo, y que usted puede . . . es decir, nole va a molestar tener que atravesar, tampoco. Nosé, y no tiene sentido. Es decir . . .T.: Excepto que hay una sensación muy real de queeste sentimiento le hace muy bien, ¿eh?C.: Mmm.

¿No podríamos pensar que este fragmento describe laesencia del proceso de socialización? Descubrir queno implica un riesgo de destrucción aceptar elsentimiento positivo de otro, que esto no hierenecesariamente, que en realidad uno se “siente bien”al estar acompañado por otra persona en la lucha porla vida; éste puede ser uno de los aprendizajes másprofundos que un individuo puede lograr en lapsicoterapia o fuera de ella.En los momentos finales de la trigésima entrevista,la señora Oak describió en parte el aspecto novedosode esta experiencia: el nivel no verbal.

C.: Estoy experimentando un nuevo tipo, un . . .probablemente el único tipo de aprendizaje que valela pena, un . . . sé, que . . . sé que a menudo hedicho cuáles son las cosas que sé que acá no meayudan. Con eso quería decir que mis conocimientosadquiridos no me ayudan. Pero me parece que acá elproceso de aprendizaje ha sido tan . . . tandinámico, es decir, una parte tan importante

de . . . de todo, es decir, de mí, que si sólopudiera llevarme eso, es algo que, es decir . . . mepregunto si alguna vez seré capaz de darle forma deconocimiento adquirido a lo que he experimentadoacá.

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T.: En otras palabras: el tipo de aprendizaje que seha producido acá es de un carácter muy diferente ytambién de una profundidad muy diferente: muy vital,muy real. También le ha resultado muy valioso en símismo; pero su pregunta es: “Tendré alguna vez unconcepto intelectual claro de lo que ha sucedido eneste nivel de aprendizaje más profundo?”C.: Mmm. Algo así.

Los que prefieren aplicar a la psicoterapia lasllamadas leyes del aprendizaje, derivadas de lamemorización de sílabas sin sentido, deberíanestudiar con atención este fragmento. Elaprendizaje, tal como se produce en la terapia, esun fenómeno total, orgánico y frecuentemente noverbal; puede seguir los mismos principios delaprendizaje intelectual cuyo material guarda escasarelación con el sí mismo, o bien no hacerlo. Perodejemos esto que no es sino una digresión.Concluyamos esta sección resumiendo los lineamientosfundamentales. Tal vez una de las características dela psicoterapia profunda o significativa consista enel descubrimiento, por parte del cliente, de que nosupone un riesgo de destrucción permitir laincorporación, en la propia experiencia, delsentimiento positivo que otra persona, el terapeuta,siente hacia él. Quizás una de las razones por lascuales esto resulta tan difícil es porque implica,en esencia, el sentimiento de que “parece quedespierto agrado”. Este punto será considerado en lasección siguiente. Por el momento, podemos señalarque este aspecto de la terapia consiste en lavivencia libre y plena de una relación afectuosa.Esta puede expresarse en términos generales de lasiguiente manera: “Puedo permitir que otro sepreocupe por mí y puedo aceptar plenamente esasolicitud en mí mismo. Esto me permite reconocer quetambién a mí me importan profundamente los demás.”

Gustar de uno mismo.

En diversos trabajos e investigaciones publicadosacerca de la psicoterapia centrada en el cliente se

ha destacado la aceptación del sí mismo como uno delos objetivos y resultados de la terapia. Hemosmencionado el hecho de que, en una psicoterapiaexitosa, disminuyen las actitudes negativas hacia elsí mismo y aumentan las positivas. Hemos señaladotambién el aumento gradual de la autoaceptación y laaceptación de los demás. Pero al examinar estasafirmaciones y compararlas con nuestros casos másrecientes, advierto que no expresan toda la verdad.El cliente no sólo se acepta a sí mismo -frase quepuede incluir connotaciones de aceptación renuente ydesganada de lo inevitable-, sino que realmentellega a gustar de sí mismo. No se trata de unsentimiento jactancioso o de autoafirmación; es elsereno placer (le ser uno mismo.

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En el caso de la señora Oak esta tendencia semanifestó con bastante claridad en sutrigesimotercera entrevista. ¿Es significativo queesto ocurriera diez días después de la entrevista enque pudo admitir por primera vez que el terapeuta seinteresaba por ella? Cualesquiera que sean nuestrasespeculaciones con respecto a este punto, elsiguiente fragmento es un excelente ejemplo de latranquila alegría de ser él mismo que experimenta elcliente; al mismo tiempo, se advierte la actitud dedisculpa que, en nuestra cultura, parece necesarioasumirse en relación con tal experiencia. En losúltimos minutos de la entrevista, sabiendo que éstapronto llegaría a su fin, la señora Oak manifestó:

C.: Una cosa me preocupa . . . y me voy a apurarporque puedo volver a ello en otra oportunidad . . .un sentimiento que a veces no puedo evitar. Elsentimiento de estar bastante complacida conmigomisma. Nuevamente la técnica Q.* Una vez, después de

irme de aquí, elegí impulsivamente mi primeratarjeta: “Tengo una personalidad atractiva”; la miréalgo estupefacta pero la dejé ahí, es decir . . .porque, honestamente . . . eso es exactamente lo quesentía . . . un . . . bueno, en el momento memolestó, y ahora entiendo por qué. De vez en cuando,experimento algo así como el sentimiento de estarcomplacida, no es que me sienta superior, sinosimplemente . . . no sé . . . complacida. Y memolestó. Y sin embargo . . . me pregunto . . . yorara vez recuerdo las cosas que digo acá; es decir .. . me pregunté por qué sería que estaba convencida,y también me pregunté algo acerca de lo que hesentido por estar herida en . . . yosospechaba . . . en mis sentimientos al oír aalguien decir a un niño: “No llores.” Es decir,siempre sentí que eso no está bien; es decir, siestá lastimado, déjenlo llorar, Bueno . . . y ahoraeste sentimiento de placer que tengo. Hace poco hellegado a sentir que . . . que acá es algo casiigual. Es . . . no nos oponemos a que los niños sesientan complacidos consigo mismos. Es . . . esdecir, nada es inútil. Es . . . a lo mejor así escomo debería sentirse la gente.T.: Se ha sentido inclinada a mirarse casi condesdén por tener ese sentimiento; sin embargo,cuanto más lo piensa, si lo mira bien a fondo, si unniño quiere llorar, ¿por qué no habría de hacerlo? Ysi quiere sentirse complacido consigo mismo, ¿notiene todo el derecho a hácerlo? Y eso de algunamanera se vincula con esto, lo que yo.

* Esta parte requiere explicación. Durante una investigación llevada acabo por otro profesional, en diversos momentos de su terapia, se lehabían presentado a esta cliente un gran número de tarjetas; cada unacontenía una frase que describía un tipo de personalidad y ella debíaseleccionar una que, a su juicio, describiera la suya, Debía disponer lastarjetas en línea: en un extremo las que mejor la describían, en el otro,las que contenían los elementos más ajenos a su persona. Por

consiguiente, cuando la señora Oak refiere que había puesto en primerlugar la tarjeta –Tengo unapersonalidad atractiva”, significa queconsideró esto corno una cualidad suya muy característica.

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consideraría como una apreciación de usted misma queusted ha experimentado de vez en cuando.C.: Sí, sí. T.: “Soy una persona bastante valiosa einteresante.” C.: Algo así. Y luego me digo: “Nuestra sociedad nospresiona constantemente y hemos perdido eso.” Yvuelvo a ocuparme de mis sentimientos hacia míshijos. Bueno . . . quizá sean más ricos quenosotros. Tal vez nosotros . . . es algo que hemosperdido en el proceso del desarrollo.T.: Podría ser que ellos poseyeran una ciertasabiduría al respecto, que nosotros hemos perdido.C.: Eso es. Ya es hora de irme.

En este punto del tratamiento la señora Oak llegó aadvertir, como tantos otros clientes, y en partedisculpándose por ello, que había llegado a gustar ydisfrutar de sí misma. Es posible apreciar unasensación de placer espontáneo y tranquilo, unaprimitiva joie de vivre, quizá semejante a la delcordero, que retoza en la pradera o la del delfínque salta grácilmente entre las olas. La señora Oaksentía que esto es algo natural en el organismo, enel niño, algo que hemos perdido en el deformanteproceso de desarrollo.En este caso, este sentimiento ya se habíaanticipado de alguna manera, en un incidente que talvez aclare mejor su naturaleza fundamental. En lanovena entrevista la señora Oak, un poco turbada,reveló algo que había conservado siempre en secreto.La larga pausa de varios minutos que precedió a surevelación indica el esfuerzo que ésta significópara ella. Luego habló.

C.: Mire, esto es algo ridículo, pero nunca se loconté a nadie (risa nerviosa) y probablemente mehará bien. Durante años . . . Mmm . . .probablemente desde muy joven, tal vez desde losdiecisiete he . . . he tenido lo que yo misma he

llegado a llamar “destellos de cordura”. Nunca leconté esto a nadie (nueva risa turbada) . . . en locual me siento cuerda, y . . . y . . . bastanteconsciente de la vida. Y siempre con una terriblepreocupación y tristeza porque realmente estamos muyalejados, muy desviados. Es un sentimiento que tengode vez en cuando, un sentimiento de ser toda unapersona en medio de un mundo terriblemente caótico.T.: Ha sido fugaz y poco frecuente, pero ha habidoveces en que le parecía que toda usted estáfuncionando y sintiendo en el mundo, un mundo muycaótico, sin duda . . .C.: Así, es . . . Y . . . es decir . . . y sabiendorealmente cuánto nos hemos desviado de . . . de serpersonas plenas y sanas. Y naturalmente . . . uno nohabla en esos términos.

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T.: ¿Una sensación de que no sería seguro hablar desu persona que canta?*C.: ¿Dónde vive esa persona? T.: Casi como si no hubiera lugar para que semejantepersona . . . exista.C.: Por supuesto, sabe usted, eso . . . eso mehace . . . espere un poco . . . eso tal vez expliquepor qué acá me ocupo principalmente de lossentimientos. Tal vez sea eso.T.: Porque usted existe como un todo, con todos sussentimientos. ¿No está usted más consciente de sussentimientos?C.: Así es. No es . . . no rechazo los sentimientosy . . . Eso es.T.: Toda su persona de alguna manera vive lossentimientos en lugar de hacerlos a un lado.

C.: Eso es (pausa). Supongo que, desde el punto devista práctico, se podría decir que lo que deberíaestar haciendo es resolver algunos problemas,problemas cotidianos. Y sin embargo yo . . .yo . . . lo que estoy tratando de hacer esresolver . . . resolver algo distinto que es mucho .. . que es mucho más importante que los pequeñosproblemas de todos los días. Tal vez eso lo resumatodo.T.: Me pregunto si esto no distorsionará su sentido,que desde un punto de vista tenaz deba sólo pensaren problemas específicos. Pero usted ahora sepregunta si tal vez no se ha embarcado en unabúsqueda de usted misma y si tal vez eso es másimportante que hallar una solución a los problemascotidianos.C.: Creo que eso es. Creo que eso es. Eso esprobablemente lo que quiero decir.

Si es lícito reunir estas dos experiencias, yatribuirles un carácter arquetípico, entoncespodemos decir que, tanto en la psicoterapia como enalgunas experiencias fugaces de su vida anterior, laseñora Oak había experimentado una apreciación de símisma como persona que funciona plenamente; esto lehabía resultado saludable y satisfactorio, y ocurriósiempre que ella fue capaz de aceptar y vivir sussentimientos, en lugar de rechazarlos.

Pienso que ésta es una verdad muy importante acercadel proceso terapéutico, que a menudo es ignorada.La persona puede experimentar con plenitud todas susreacciones, incluidos sus sentimientos y emociones.A medida que esto ocurre, el individuo adquiere ungusto positivo, una apreciación genuina de sí mismocomo una unidad total y funcionante; éste es uno delos objetivos fundamentales de la psicoterapia.

* El terapeuta se refiere al hecho de que, en una entrevista anterior. la cliente manifestó que en laterapia estaba cantando una canción.90

El descubrimiento de que la esencia de lapersonalidad es positiva.

Uno de los conceptos más revolucionarios que sedesprenden de nuestra experiencia clínica es elreconocimiento creciente de que la esencia másíntima de la naturaleza humana, los estratos másprofundos de su personalidad, la base de su“naturaleza animal” son positivos, es decir,básicamente socializados, orientados hacia elprogreso, racionales y realistas.Este punto de vista es en tal medida ajeno a nuestracultura actual que no espero que sea aceptado; enrealidad, es tan revolucionario por lo que implica,que no debería ser aceptado sin una cuidadosainvestigación. Pero aun cuando soportaraexitosamente este análisis, aún resultaría difícilaceptarlo. La religión, en particular laprotestante, ha incorporado a nuestra cultura elconcepto de que el hombre es básicamente un pecador,y su naturaleza pecaminosa sólo puede ser negada poralgo parecido a un milagro. En psicología, Freud ysus continuadores presentaron argumentosconvincentes de que el ello, la naturaleza humanabásica e inconsciente, está compuesto primariamentepor instintos que, en caso de manifestarselibremente, acarrearían el incesto, el asesinato yotros crímenes. Según este grupo, todo el problemade la terapia reside en encauzar y controlar estasfuerzas indómitas de manera saludable yconstructiva, en tanto que en el neurótico ellas semanifiestan de modo caótico y disociado. Pero elhecho de que, en lo profundo de sí mismo, el hombrees irracional, asocial, destructivo para los demás ypara sí mismo es un concepto admitido casi sindiscusión. Sin duda se alzan algunas protestasesporádicas. Maslow defiende vigorosamente lanaturaleza humana, señalando que las emocionesantisociales -hostilidad, celos, etcétera- resultande la frustración de impulsos básicos que buscan la

seguridad y la pertenencia, deseables en sí mismas.De la misma manera, Montagu desarrolla la tesis deque la cooperación, y no la lucha, es la leyfundamental de la vida humana. Pero estas vocessolitarias son poco oídas. En general el punto devista del profesional y el del lego coinciden en quela naturaleza básica del hombre debe ser mantenerseoculta o sometida a control, o bien ambas cosas.Al repasar mis años de experiencia clínica einvestigación pienso que he tardado mucho enadvertir la falsedad de este concepto tan difundidotanto en el ámbito profesional como entre losprofanos. Creo que la razón de ello reside en elhecho de que en la terapia se manifiestancontinuamente sentimientos hostiles y antisociales,de manera que es fácil suponer que esto revela lanaturaleza más profunda, y por consiguiente básica,del hombre. Poco a poco, llegué a comprender queestos sentimientos indómitos y antisociales no sonlos más profundos ni poderosos y que la esencia dela personalidad humana es el organismo en sí,orientado hacia la socialización y laautoconservación.

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Me referiré nuevamente al caso de la señora Oak, conel objeto de definir con mayor precisión elsignificado de esta controversia. Puesto que setrata de un tema importante, transcribiré un largofragmento grabado durante una entrevista, en el quese ilustra el tipo de experiencias sobre las que hebasado mis afirmaciones precedentes. Tal vez estopueda ilustrar el proceso en el que la personalidaddel sujeto se libera de las sucesivas capas que laocultan, hasta llegar a sus elementos más profundos.

En la octava entrevista la señora Oak se despoja desu primer estrato de defensa, bajo el cual descubreuna cierta amargura y deseo de venganza.

C.: Sabe usted, en este asunto del . . . delproblema sexual, tengo la sensación de que estoyempezando a descubrir que está bastante mal,bastante mal. Estoy descubriendo que . . . me sientoamargada, realmente. Espantosamente amargada. Yo . .. y no me estoy refugiando en mí misma . . . creoque lo que probablemente siento es algo así como que“he sido engañada”. (Su voz es tensa y se advierteque siente un nudo en la garganta.) Y lo he ocultadobastante bien, hasta el punto de no preocuparmeconscientemente. Pero estoy . . . estoy comoasombrada al descubrir que en este ejerciciode . . . cómo se llama . . . de una especie desublimación, persiste, por debajo . . . siemprepalabras . . . persiste por debajo una especie defuerza pasiva que es . . . es pas . . . es muypasiva, pero al mismo tiempo es como asesina.T.: He ahí el sentimiento: “He sido engañada. Lo heocultado y creo no preocuparme; sin embargo, en unnivel más profundo, hay una especie de amarguralatente pero muy presente, y que es muy, pero muyintensa.”C.: Es muy intensa. Eso . . . sí lo sé. Esterriblemente poderosa. T.: Una especie de fuerza dominadora. C.: De la cual pocas veces soy consciente. Casinunca . . . Bueno . . . la única manera en que puedodescribirlo es . . . es una especie de cosa asesina,pero sin violencia . . . Es más como un sentimientode querer arreglar cuentas . . . Y, naturalmente . .. no voy a devolver el golpe, pero me gustaría. Deveras me gustaría.

Hasta este punto la explicación habitual pareceencajar perfectamente. La señora Oak fue capaz dever más allá de la superficie de su conducta regidapor el control social y descubrió un sentimiento deodio y un deseo de venganza. La exploración de estesentimiento se interrumpe hasta la trigesimoprimeraentrevista. Le ha costado mucho encaminarse, se

siente bloqueada emocionalmente y no puede descubrirel sentimiento que pugna por surgir.

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C.: Tengo la sensación de que no es precisamenteculpa. (Pausa. Llora.) Por supuesto . . . es decir .. . no puedo verbalizarlo aún. (En un arranque deemoción.) ¡Es que me siento terriblemente herida!T.: Mmm. No es culpa, excepto en el sentido de estarmuy herida en alguna parte.C.: (Llorando) Es . . . mire . . . a menudo me sentíyo misma culpable. En estos últimos años, cuandoescuchaba a padres que decían a sus hijos: “Nollores más” he tenido un sentimiento, una heridacomo si . . . bueno . . . ¿por qué decirles que nolloren más? Se compadecen de sí mismos . . . ¿yquién puede compadecerse de ellos mejor que ellosmismos? Bueno . . . eso es lo que . . . es decir . .. pensé que deberían dejarlos llorar. Y que deberíancompadecerse de ellos también y de una maneraobjetiva. Bueno, eso . . . eso es más o menos lo quehe estado experimentando, es decir, ahora . . .ahora mismo. Y en . . . en . . .T.: Esto descubre un poco mejor el sabor delsentimiento; es como si usted estuviera realmentellorando por usted misma.C.: Sí. Y ahí está el conflicto nuevamente. Nuestracultura es tal que . . . es decir . . . uno no darienda suelta a la lástima que siente por uno mismo.Pero esto no es . . . es decir, creo que tampoco esesa la connotación que tiene. Podría tenerla . . .T.: Piensa que existe una objeción cultural al hechode tenerse compasión; sin embargo, tampoco esesentimiento que usted tiene es precisamente el quela cultura reprueba.C.: Y por supuesto, he llegado a . . . a ver ysentir que también sobre esto . . . ¿ve? lo heocultado. (Llora.) Pero lo he ocultado debajo detanta amargura, que a su vez también tuve queocultarla. (Llorando.) ¡Quiero deshacerme de eso! Yacasi no me importa herir a alguien.T.: (Suavemente, y con tierna empatía hacia el dolorque ella está experimentando.) Usted siente queaquí, en la base de lo que está experimentando, hayverdaderas lágrimas vertidas por usted misma. Perocomo eso Usted no lo puede demostrar, no lo debedemostrar, lo ha recubierto de una amargura que le

desagrada y de la cual querría deshacerse. Casisiente que preferiría absorber el dolor antesque . . . sentir amargura. (Pausa.) Y lo que pareceestar afirmando es: “Sufro y he tratado deocultarlo.”C..- Yo no lo sabía. T.: Mmm... Realmente, como un nuevo descubrimiento. C.: (Hablando al mismo tiempo.) Nunca lo superealmente. Pero es . . . sabe . . . es casi algofísico. Es . . . es como si estuviera observandodentro de mí todo tipo de . . . de terminacionesnerviosas y trocitos de cosas que hubieran sido comoaplastadas. (Llora.)T.: Como si algunos de sus aspectos físicos másdelicados hubieran sido aplastados o heridos.

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C.: Sí. Y mire, tengo una sensación de . . . “¡Ay,pobrecita!” (Pausa.)T.: No puede evitar sentirse profundamentecompadecida de la persona que usted es.C.: No creo estar compadeciéndome de toda mipersona; es sólo un cierto aspecto de mí.T.: Lamenta verlo herido. C.: Sí. T.: Mmm . . . Mmm . . . C.: Y también, está esta maldita amargura de la quequiero deshacerme. Me . . . me crea problemas. Esporque es una amargura engañosa. Me hace jugarretas.(Pausa.)T.: Siente como si esa amargura fuera de lo quequiere deshacerse porque no le hace bien tenerlaconsigo.C.: (Llora. Pausa prolongada.) No sé. Me parece queestoy acertada al sentir que para qué diablosserviría llamar a esto culpa. Si rebuscase lascosas, tendría una historia clínica interesante,

digamos. ¿Y eso para qué serviría? Me parece que . .. que la clave está en este sentimiento que tengo.T.: Podría tomar un extremo u otro del asunto yrebuscar a partir de ahí, pero le parece que laesencia del asunto está en el tipo de experienciaque está viviendo aquí mismo.C.: Así es. Es decir si . . . no sé que va a pasarcon este sentimiento. Tal vez nada. No sé, pero meparece que cualquier comprensión que llegue aalcanzar es parte de este sentimiento de dolor, de .. . no importa mucho cómo se llame. (Pausa.) Ademásyo . . . uno no puede andar . . . por ahí con unaherida tan expuesta. Es decir . . . me parece que,de alguna manera, el proceso siguiente tiene que seruna especie de cicatrización.T.: Parece como si usted no pudiera exponersemientras una parte de usted está tan herida, demanera que se pregunta si primero no será necesariocurar la herida. (Pausa.)C.: Y sin embargo . . . sabe . . . es gracioso.(Pausa.) Es algo así como admitir la confusión máscompleta o como el viejo proverbio de que elneurótico no quiere abandonar sus síntomas. Pero esono es cierto. Es decir . . . no es cierto acá, peroes . . . sólo puedo esperar que esto transmita loque siento. De alguna manera, no me importa sentirmeherida. Es decir . . . se me acaba de ocurrir que nome importa en absoluto. Es una . . . me importamás . . . una sensación de amargura que sé que es lacausa de esta frustración; es decir . . . de algunamanera me importa más eso.T.: Veamos si esto lo describe: a pesar de que no legusta sentirse lastimada, siente que puedeaceptarlo. Es soportable. De alguna manera, lo queno puede soportar, en este momento, son las cosasque ocultaron esa herida, como la amargura.

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C.: Sí. Es prácticamente eso. Es como si . . .bueno, lo primero . . . es decir . . . como si . . .es . . . bueno, es algo a lo que yo puedo hacerfrente. Ahora bien, el sentimiento de . . . bueno,todavía puedo pasarla muy bien. Pero esta otra, esdecir, esta frustración . . . es decir . . . semanifiesta de tantas maneras . . . sólo ahoraempiezo a darme cuenta. Es decir . . . simplementeeste tipo de . . . esta clase de cosas.T.: Y una herida que usted puede soportar. Es unaparte de la vida, como tantas otras. Puede pasarlamuy bien. Lo que no le gusta, lo que no quiere, esque toda su vida se vea impregnada de frustración yamargura, y ahora se da más cuenta de eso.C.: Sí. Y de alguna manera ya no esquivo el bultoahora, lo tengo mucho más presente. (Pausa.) No sé.En este momento no sé cuál será el próximo paso, Deveras no sé. (Pausa.) Por suerte, esto es unaespecie de desarrollo, así que no seguirá muybruscamente con . . . es decir, yo . . . lo queestoy tratando de decir -creo- es que todavía estoyfuncionando. Todavía estoy disfrutando y . . T.: Quiere hacerme saber que de muchas maneras siguesiendo la de siempre.C.: Eso es. (Pausa.) Mmm, me parece que voy ainterrumpir acá e irme.

En este extenso fragmento descubrimos con claridadque, debajo de la amargura, odio y deseo de vengarsedel mundo que la ha traicionado, hay un sentimientomucho menos antisocial; una profunda experiencia dehaber sido herida. Asimismo, queda claro que, eneste nivel más profundo, no tiene intención algunade llevar a la práctica sus sentimientos homicidas.Le disgustan y quisiera deshacerse de ellos.El fragmento siguiente pertenece a latrigesimocuarta entrevista. El material es muyincoherente, como suelen serlo las verbalizacionesdel individuo que intenta expresar algo que,contiene una profunda carga emocional. En estepunto, la señora Oak intenta penetrar profundamenteen sí misma y anuncia que le será difícilexpresarlo.

C.: Todavía no sé si voy a poder hablar de eso o no.Podría intentarlo. Algo . . . es decir, es unsentimiento . . . que . . . pugna por emerger. Séque no va a tener sentido alguno. Pienso que sipuedo seguirlo y tomarlo . . . bueno, tomarlo comoun hecho, me resultará más útil. Y no sé cómo . . .es decir, me parece que quiero decir . . . quequiero hablar acerca de mí misma. Y eso es, por loque veo, lo que he estado haciendo durante todasestas horas. Pero no; esto . . . se trata de mímisma. Ultimamente me di cuenta de que rechazabaciertas afirmaciones porque me sonaban . . .distintas de lo que intentaban decir . . . o sea . .. un poco demasiado idealizadas. Y recuerdo habermedicho siempre que más que eso eran egoístas, sobretodo egoístas. Hasta que . . . se me ocurreque . . . claro, sí, eso es exactamente lo quequería decir, pero el egoísmo al que me refería

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tiene un significado totalmente distinto. He estadoutilizando la palabra “egoísta”.* Luego he tenidoeste sentimiento de . . . yo . . . nunca lo he dichoantes . . . de egoísta . . . lo cual no significanada. Una . . . voy a seguir hablando de esto . . .una especie de pulsación, siempre alerta y siemprepresente. Y me gustaría poder utilizarlo . . .servirme de él para profundizar en todo esto. Sabeusted, es como si . . . ¡diablos, qué se yo! Enalguna parte yo había adquirido y entablado relacióncon la estructura. Casi como si la conocieraladrillo por ladrillo. Es algo que es unaconciencia, es decir, la . . . de sentir que uno noes engañado ni obligado a meterse en el asunto, unasensación crucial de saber. Pero de algunamanera . . . la razón . . . está oculta y . . . no

puede formar parte de la vida cotidiana. Y hay algode . . . a veces me siento un poco mal en relacióncon todo esto, pero tampoco tan mal. ¿Y por qué?Creo que ya sé. Y es . . . también me explica muchascosas. Es algo totalmente libre de odio. Eso es,totalmente. No con amor, sino totalmente libre deodio. Pero es . . . es algo emocionante . . . talvez yo sea una de esas personas a quienes lesgusta . . . es decir . . . quizás atormentarse otratar de descifrar las cosas, de descubrirlo todo.Y me he dicho a mí misma: “Mira, este sentimientoque tienes es bastante intenso. No es constante,pero a veces lo sientes y en tanto te permitessentirlo, te sientes a ti misma.” Mire, . . . enpsicología patológica hay términos que describeneste tipo de cosas. Podría ser como el sentimientoque ocasionalmente se atribuye a las cosas acerca delas cuales uno ha leído algo. Es decir . . . aquihay algunos elementos, esta pulsación, esta emoción,este saber. Y he dicho que logré descubrir unacosa . . . es decir . . . he sido muy . . . muyvaliente; descubrí . . . digamos . . . un impulsosexual sublimado. Entonces pensé . . . bueno . . .ya lo tengo, ya está todo resuelto, ya no hay másque decir ni que hacer al respecto. Durante untiempo estuve bastante satisfecha conmigo misma. Yálo tenía. Luego tuve que admitir que no, que no lotenía. Porque eso es algo que estaba en mí desdemucho tiempo antes de sentirme tan terriblementefrustrada en lo sexual. Es decir, eso no era . . .y, sin embargo, empecé a ver un poco . . . en estamisma esencia hay una aceptación de la relaciónsexual, es decir, el único tipo que yo consideroposible. Estaba en este asunto. No es algo que hasido . . . es decir, el sexo no quedó sublimado nireemplazado ahí. No. En esto, en lo que ahí conozcohay . . . es decir . . . no hay duda de que es unsentimiento sexual diferente. Es decir . . . es unsentimiento despojado de todas las cosas que le hanocurrido al sexo, si es que con esto logroexplicarme. No hay persecución, ni lucha ni . . .bueno, ni odio de ningún tipo que . . . creo . . .me parece . . . se haya insinuado en

“Selfish” significa “egoísta”, y la señora Oak emplea la mismaconstrucción para indicar algo propio del sí mismo” (seIf-ish) [T.].

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tales cosas. Y sin embargo . . . es decir . . . estesentimiento ha sido siempre, mmm . . . un pocoinquietante.T.: Me gustaría ver si logro comprender parte de loque eso significa para usted. Es como si hubierallegado a relacionarse muy profundamente consigomisma, sobre la base de una experimentación ladrillopor ladrillo, y en ese sentido se hubiera vuelto másegoísta. También está la noción de que en realidad .. . al descubrir su propia esencia, diferenciada (detodos los demás aspectos, llegó a advertir que laesencia de ese sí mismo no sólo está libre de odio,sino que realmente se parece más a algo santo . . .algo realmente muy puro; ésa es la palabra que yousaría. Y usted puede tratar de quitarle valor aeso: puede decirse que tal vez sea una sublimación,tal vez una manifestación anormal. unaexcentricidad. etcétera. Pero en el fondo, sabe queno es así. Esto contiene los sentimientos quepodrían formar parte de una expresión sexual rica,pero parece ser algo más grande y profundo que eso.Incluso parece capaz de abarcar todo aquello que serelaciona con la expresión de lo sexual.C.: Tal vez sea algo así . . . Es una especie de . .. es decir, es como un descenso. Es como descenderhasta donde uno creía que se debía subir. Pero no,es . . . estoy segura, es algo así como ir cuestaabajo.T.: Esto es corno descender, y sumergirse casi enusted misma. C.: Sí. Y yo . . . no puedo eludir todo esto, Esdecir, me parece . . . oh. Simplemente es. Esdecir . . . me parece que lo que hace un momentotenía que decir era algo terriblemente importante.T.: Me gustaría retormar algo de lo que usted dice,para ver si puedo comprenderla, parece que este tipode idea que usted procura expresar, fuera algo encuya búsqueda usted estuviera ascendiendo. algo queno está del todo ahí. Sin embargo, la sensación esque . . . se trata en realidad de descender en buscade algo que está ahí pero más profundamente.C.: Está. En realidad . . . con eso se relacionaalgo que es . . . es decir esta . . . yo tengo una

manera -y naturalmente ya nos ocuparemos de esoalguna vez-, una manera de rechazar casi conviolencia lo que es justo, rechazo del ideal, el . .. como . . . ya lo dije; es decir . . . creo que coneso quedó más o menos claro lo que yo quería decir.Uno es un ascenso hacia no sé qué. Es decir . . .tengo una sensación . . . no puedo seguirla. Esdecir . . . parece bastante inverosímil cuando unotrata de desarmarlo. Este fue . . . me pregunto porqué . . . es decir . . . tengo una sensación muydefinida y desagradable de descenso.T.: Siente que esto no es un ascenso hacia un idealinaccesible. Esto es mi descenso hacia la realidadasombrosamente sólida, que . . .C.: Sí. T.: . . . es más, sorprendente que . . .

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C.: Sí. Es decir, algo que no se desarma. Algo quepermanece ahí . . . no sé . . . me parece quedespués de haber abstraído todo el asunto. Quedura . . .

Puesto que este material se presenta de manerasumamente confusa, sería útil extraer de él lossucesivos temas a los que la cliente se ha referido.Voy a hablar de mí misma como egoísta, pero con unanueva connotación hacia el mundo.He establecido una relación con mi propiaestructura; me conozco profundamente.Al descender hacia mi propio interior descubro algoque me emociona: un núcleo absolutamente libre deodio.Esto no puede formar parte de la vida cotidiana,inclusive puede ser anormal.

Primero pensé que no era más que un impulso sexualsublimado. Pero no, esto es más amplio, más profundo que elsexo. Uno esperaría descubrir este tipo de cosas alelevarse hacia el reino inaccesible de los ideales.Pero en realidad lo encontré en mis propiasprofundidades. Parece ser la esencia, algo duradero. ¿Es esto que describe la señora Oak, una experienciamística? Las respuestas del asesor pareceríanindicar que él lo creyó así. ¿Podemos atribuiralguna significación a una expresión al estilo deGertrude Stein?. El autor simplemente quisieraseñalar que muchos clientes han llegado aconclusiones análogas acerca de sí mismos, si bienéstas no siempre fueron expresadas de manera tanemocional. Incluso la señora Oak, en su entrevistasiguiente, la trigesimoquinta, expuso su sentimientode manera más clara y concisa, más concreta. Tambiénexplicó por qué fue tan difícil encarar esaexperiencia.

C.: Pienso que estoy tremendamente contenta dehaberme encontrado, de haberme descubierto, de haberquerido hablar de mí misma. Es decir, es una cosamuy personal, muy íntima, de la cual símplemente nose habla. Es decir . . . ahora puedo comprender misentimiento de . . . oh, una ligera aprensión.Es . . . bueno, es como si hubiera rechazado siempretodas las cosas que la civilización occidentalaprueba y preguntándome a la vez si estaría en locorrecto, es decir, si estaba en la senda apropiaday sintiendo, al mismo tiempo, que sí, que estabaacertada. Y en un caso así tiene que surgir elconflicto. Y luego esto, es decir . . . ahora estoysintiendo que . . . bueno . . . así es como yosiento. Es decir, que hay . . . esto que yo llamofalta de odio . . . es decir . . . es muy real; sedifundió a todas las cosas que hago, a las cosas enque creo . . . Creo que está bien. Tal vez es comodecirme a mí misma- “Bueno, me has estado sacudiendopor la cabeza, desde el principio, supersticiones,tabúes, doctrinas

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mal interpretadas y leyes, tu ciencia, tusheladeras, tus bombas atómicas. Pero no muerdo elanzuelo, ¿ves? no has tenido éxito.” Creo que lo queestoy diciendo es que . . . bueno . . . es decir . .. no me someto, y es . . . bueno, así es.T.: En este momento usted siente que ha tenidoconstantemente presentes las presiones culturales -no siempre muy conscientes pero que “ha habidotantas en mi vida . . . y ahora estoy penetrando másprofundamente en mí misma para descubrir lo que enrealidad siento”; ahora le parece como si estesentimiento la llevara muy lejos de su cultura; esola atemoriza un poco, pero básicamente se sientebien. Es que . . .C.: Sí. Bueno . . . ahora tengo la sensación de queestá bien, realmente . . . Pero hay algo más: unsentimiento que está empezando a surgir, a tomarforma, como yo digo. Esta conclusión . . . que ahoravoy a dejar de buscar algo que esté terriblementemal. Claro que no sé por qué, pero es algo así.Ahora estoy como diciéndome: “Bueno, en vista de loque sé, de lo que he descubierto . . . estoybastante segura de haber desterrado el miedo, yestoy segura de que no temo a ningún shock . . . esdecir . . . más bien sería bienvenido.” Pero . . .en vista de los lugares en que he estado y de lo queen ellos he aprendido y también teniendo en cuentalo que no sé . . . quizás ésta sea una de las cosasque tendré que enfrentar en el futuro, y . . . bueno. . . acabo de . . . simplemente no puedo hallarlo.¿Ve? Y ahora sin ninguna . . . sin ninguna disculpani nada que ocultar. Simplemente la afirmación deque no puedo encontrar lo que, en este momento,sería malo.

T.: ¿Es algo así? Que a medida que usted haprofundizado más y más en usted misma, y al pensaren el tipo de cosas que ha descubierto y aprendido,va creciendo e intensificándose la convicción deque, no importa cuán lejos llegue, las cosas quehallará no son calamitosas ni terribles. Son de unanaturaleza muy diferente.C.: Sí, algo así,

En el fragmento precedente, aun cuando la clientereconoce que su sentimiento se opone a laidiosincrasia de su cultura, se siente obligada aadmitir que la esencia de ella misma no es mala, niestá terriblemente errada, sino que es algopositivo. Debajo de una conducta superficialcontrolada, debajo de la amargura y el dolor, hay unsí mismo positivo y libre de odio. Creo que ésta esla lección que nuestros clientes nos han ofrecidodurante mucho tiempo y que hemos tardado muchotiempo en aprender.Si la ausencia de odio parece un conceptorelativamente neutral o ilegativo, tal vezdeberíamos dejar que la misma señora Oak explique susignificado. En la trigesimonovena entrevista, queella siente próxima al final de su terapia, vuelve areferirse a este tema.

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C.: Me pregunto si debería aclarar... para mí estáclaro, y quizá sea eso lo que realmente importa acá,mi intenso sentimiento acerca de una actitud librede odio. Ahora que lo hemos traído a un planoracional, sé que . . . suena negativo. Y sinembargo, en mi pensamiento, mi . . . no, enrealidad no en mi pensamiento sino en misentimiento, es . . . y en mi pensamiento . . . sí .

. . en mi pensamiento también . . . es algomuchísimo más positivo que esto . . . que un amor .. . y también me parece un tipo más fácil de . . .es menos limitado. Pero esto . . . me doy cuenta deque esto debe parecer un rechazo completo de tantascosas . . . de tantas creencias . . . y tal vez losea . . . no sé. Simplemente me parece más positivo.T.: Se imagina que a alguien pueda parecerle másnegativo; pero en lo que respecta al significado quetiene para usted, no le parece tan limitativo niposesivo como el amor. Le parece que realmente esmás . . . más expansible, más utilizable que . . .C.: Sí. T.: . . . que cualquiera de esos términos másestrictos. C.: Eso es lo que en realidad me parece. Es másfácil. Bueno, de todas maneras, me resulta más fácilsentirlo así. Y no sé . . . en realidad me pareceque es una manera de . . . de no . . . deencontrarse en un lugar donde uno no está obligado aagradecer ni a castigar a nadie. Es . . . ¡significatanto! Simplemente me parece que conduce a unaespecie de libertad.T.: Mmm. Mmm. Donde uno se ha desembarazado de lanecesidad de retribuir o castigar; donde simplementele parece que hay muchísima libertad para todos.C.: Así es. (Pausa.) Estoy preparada para enfrentaralgunos fracasos por el camino.T.: No espera que todo salga sobre ruedas. C.: No.

Esta es la historia -muy abreviada- de cómo unacliente descubrió que cuanto más profundamentepenetraba en sí misma, menos tenía que temer; enlugar de hallar algo muy malo en su interior, fuedescubriendo poco a poco la esencia de un sí mismoque no deseaba retribuir ni castigar a sussemejantes, un sí mismo libre de odio yprofundamente socializado. A partir de este tipo deexperiencia, ¿nos atrevemos a generalizar y afirmarque si penetramos en lo más profundo de nuestranaturaleza organísmica, descubriremos que el hombrees un animal positivo y social? Esto es lo quesugiere nuestra experiencia clínica.

Ser el propio organismo, la propia experiencia.

El material que hemos incluido en este capítulo nospermite llegar a la conclusión de que lapsicoterapia -al menos la psicoterapia centrada enel cliente- es un proceso por medio del cual elhombre se convierte en

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su propio organismo, sin autodecepción ni distorsiónalguna. ¿Qué significa esto?.Nos referimos a algo que sucede en el nivel de laexperiencia, a un fenómeno difícil de expresar conpalabras. Si este fenómeno es aprehendidoexclusivamente en el nivel verbal, este solo hechobasta para distorsionarlo. Tal vez empleandodistintas descripciones logre reavivar algunaexperiencia lejana del lector, que le permitasentir: “¡Oh! Ya sé, por mi propia experiencia, dequé se trata esto, al menos en parte.”La terapia parece significar un retorno a laexperiencia sensorial y visceral básica. Antes deltratamiento, la persona suele preguntarse, a menudoinconscientemente: “¿Qué debería yo hacer en estasituación, según los demás?”; “¿Qué esperarían mispadres o mi cultura que yo haga?”; “¿Qué es lo queyo mismo creo que debería hacer?” En consecuencia,el individuo actúa siempre según pautas de conductaque le son impuestas. Esto no significanecesariamente que en todos los casos actúe deacuerdo con las opiniones de otros; incluso puedeesforzarse por contradecir las expectativas ajenas.No obstante, actúa según las expectativas ajenas, amenudo introyectadas. Durante el procesoterapéutico, y en relación con la constanteexpansión de su espacio vital, llega a preguntarse:“¿Cómo experimento esto?”; “¿Qué significa paramí?”; “Si me comporto de cierta manera, ¿cómo puedollegar a simbolizar el significado que tendrá paramí?” Por último, actúa sobre la base de algo quepodría denominarse realismo: un equilibrio realistaentre las satisfacciones e insatisfacciones quecualquier acto le producirá.Tal vez si expreso algunas de estas ideas enfórmulas esquemáticas que sintetizan el proceso porel que atraviesan diversos clientes, logre ayudar aaquellas personas que, como yo, tienden a pensar entérminos clínicos y concretos. Para un cliente estopuede significar: “He pensado que debía amar a mispadres, pero descubro que no sólo experimento amorsino también un amargo resentimiento. Quizá puedallegar a ser una persona que experimenta libremente

amor y resentimiento.” Otro cliente puede expresarese sentimiento de la siguiente manera: “Me heconsiderado infeliz e indigno. Ahora, a veces mevivencio a mí mismo como alguien de mucho valor;otras veces como alguien de poco valor o utilidad.Tal vez puedo ser una persona que se valoriza endiversos grados.” Para otro, el sentimiento puedeser: “He pensado siempre que nadie podría querermerealmente por lo que soy. Ahora experimento elcálido afecto que otra persona siente hacia mí. Talvez puedo ser una persona digna de ser amada porotros; quizá soy esa persona.” Otro cliente: “Me haneducado enseñándome que no debo sentir aprecio pormí mismo . . . pero lo siento. Puedo llorar por mí,pero también puedo alegrarme. Tal vez sea unapersona multifacética, de la que puedo disfrutar y aquien puedo compadecer.” El cliente también puedesentir, como lo hizo la señora Oak: “He pensado queen algún nivel profundo era mala, que mis elementosbásicos eran espantosos y deplorables. Noexperimento

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esa maldad, sino más bien un deseo positivo de viviry dejar vivir. Quizás en el fondo puedo ser unapersona positiva.”¿Cómo es posible que la última parte de estasformulaciones se convierta en realidad?. Ello sedebe al agregado de la apercepción. La persona querealiza su tratamiento terapéutico completa laexperiencia común por medio del agregado de unaapercepción de su experiencia, plena y sindistorsiones; esto incluye sus reacciones visceralesy sensoriales. El cliente elimina o al menosdisminuye las distorsiones de la apercepción de suexperiencia; puede advertir todo lo que realmenteestá experimentando, y no sólo lo que se permitiríaexperimentar al cabo de una selección cuidadosaefectuada por medio de un filtro conceptual. En este

sentido, la persona toma posesión, por primera vez,de todo el potencial del organismo humano y agregalibremente una apercepción enriquecedora a losaspectos básicos de las reacciones viscerales ysensoriales. La persona llega a ser lo que es, comosuelen decir los clientes durante la terapia. Estoparece significar que el individuo llega a ser -porsu apercepción- lo que es --por su experiencia-. Enotras palabras, es un organismo humano total y quefunciona plenamente.Ya puedo adivinar las reacciones de algunoslectores: “¿Quiere decir que, como resultado de laterapia, el hombre se convierte simplemente en unorganismo humano, un animal humano? ¿Quién locontrolará? ¿Quién lo socializará? ¿Abandonará todassus inhibiciones? ¿Se habrá liberado la bestiahumana, el ello?” La respuesta -más adecuada a estaspreguntas parece ser: ”En la terapia el individuo seconvierte realmente en un organismo humano, con todala riqueza que esto implica. Es capaz decontrolarse, y sus deseos sufren un irreversibleproceso de socialización. En el ser humano no haybestia alguna. Sólo hay un hombre, al que hemoslogrado poner en libertad.”Si nuestras observaciones tienen validez, eldescubrimiento básico de la psicoterapia es, a mijuicio, que no debemos temer ser “simplemente” unhomo sapiens. Este descubrimiento indica que si anuestra vivencia sensorial y visceral -característica de todos los integrantes del reinoanimal- podemos añadir una apercepción libre yprecisa -que parece ser un rasgo distintivo delanimal humano- lograremos un organismo capaz de unrealismo constructivo y maravilloso. Tendremos,pues, un organismo consciente de las exigenciasculturales, como también de sus propias necesidadesfisiológicas -hambre o sexo-, de su deseo deestablecer relaciones amistosas y de su afán deenaltecerse. de su delicada y sensible ternura y, almismo tiempo, hostilidad hacia los otros. Cuandoesta capacidad de apercepción propia del hombrepuede, alcanzar un libre y pleno funcionamiento, nonos hallamos ante un animal temible ni ante unabestia difícil de controlar. Descubriremos, por elcontrario, un organismo capaz de lograr, mediante la

asombrosa capacidad de integración de su sistemanervioso central, una conducta equilibrada,realista, estimulante para sí mismo y para losdemás- esta conducta será la resultante de todos loselementos de su

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apercepción. En otras palabras, cuando el hombre noes totalmente un hombre, cuando no permite queafloren a su percepción diversos aspectos de suexperiencia, entonces a menudo se justificaránuestro temor hacia él y su conducta; esto secomprueba en la presente situación mundial. Perocuando es un verdadero hombre, cuando es todo suorganismo, cuando la apercepción de su experiencia -atributo propio del ser humano- actúa plenamente,podemos creer en él, y su conducta es constructiva.No será siempre convencional ni conformista; estaráindividualizada, pero también socializada.

Conclusión.

He asignado gran importancia a la sección precedenteporque representa una profunda convicción, surgidaen muchos años de experiencia. Sin embargo, deninguna manera ignoro la diferencia que existe entreconvicción y verdad. No pido a nadie que acepte miexperiencia, sino simplemente que la compare con lapropia, en busca de posibles coincidencias.Tampoco creo necesario disculparme por el carácterespeculativo de este trabajo. Hay épocas deespeculación y otras en que debemos dedicarnos aseleccionar pruebas empíricas. Esperemos que, másadelante y paulatinamente, algunas de lasespeculaciones, opiniones e hipótesis clínicas deeste trabajo sean sometidas a una verificaciónoperacional y definitiva.6 ¿QUE SIGNIFICA CONVERTIRSE EN PERSONA?.

Este capítulo se basa en una conferencia que pronuncié durante unareunión en el Oberlin College en 1954. En esa oportunidad, estabatratando de reunir de manera organizada algunas concepcionesacerca de la psicoterapia, que habían surgido de mi propiaexperiencia. Al escribirlo he introducido algunas ligerasmodificaciones.Como de costumbre, en esa ocasión trataba de que mi pensamientoreflejara la experiencia vivida en las entrevistas terapéuticas; porconsiguiente, recurrí a menudo a los datos recogidos de entrevistasgrabadas, como base para las generalizaciones que formulo.

Durante mi trabajo en el Counseling Center de laUniversidad de Chicago tuve la oportunidad detrabajar con personas afectadas por una ampliavariedad de problemas personales: el estudiantepreocupado por su posible fracaso académico; el amade casa atribulada por dificultades matrimoniales;el individuo que se siente al borde del derrumbe ode la psicosis; el profesional responsable quededica gran parte de su tiempo a fantasías sexualesy se desempeña mal en su trabajo; el estudiantebrillante, el mejor de su promoción, paralizado porla convicción de que es un inadaptado sin esperanzasni ayuda posible; el padre desesperado por elcomportamiento de su hijo; la jovencita que, a pesarde su constante éxito, sufre frecuentes accesos dedepresión; la mujer que teme que la vida y el amorpasen a su lado y sigan de largo, y que sus logrosprofesionales no sean sino una mísera recompensa; elhombre convencido de que es víctima de un comploturdido contra él por fuerzas poderosas o siniestras.Podría seguir mencionando infinidad de problemas conque la gente se acerca a nosotros, y que cubren todala gama de experiencias de la vida. Pero presentareste tipo de catálogo no es útil ni satisfactoriopara mí, puesto que como asesor sé bien que losproblemas planteados en la primera entrevista no sonlos mismos que aparecen durante la segunda o tercerasesión, y que cuando llega la décima entrevistahabrá surgido toda una serie de nuevos problemas.No obstante, he llegado a creer que a pesar de estaintrincada multiplicidad horizontal y de losestratos de complejidad vertical, tal vez exista unúnico problema. A medida que sigo la experiencia de

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muchos clientes en la relación terapéutica que nosesforzamos en crear para ellos, me parece que cadauno plantea la misma pregunta. Por debajo del nivelde la situación-problema que aqueja al individuo -esdecir, más allá de la preocupación generada por losestudios, la esposa, el empleador, su conductaextraña e incontrolable, o sus propios sentimientosinquietantes- se advierte una búsqueda primordial.Pienso que en el fondo, todos se preguntan: “¿Quiénsoy yo realmente? ¿Cómo puedo entrar en contacto coneste sí mismo real que subyace a mi conductasuperficial? ¿Cómo puedo llegar a ser yo mismo?”

EL PROCESO DE LLEGAR A SER.

Detrás de la máscara.

Aparentemente, el objetivo más deseable para elindividuo, la meta que persigue a sabiendas oinconscientemente, es llegar a ser él mismo.Quisiera aclarar lo que esto significa.Cuando una persona llega a mí, atribulada por supeculiar combinación de dificultades, es sumamenteútil crear una relación en la que se sienta segura ylibre. Mi propósito es comprender cómo se siente ensu propio mundo interno, aceptarlo tal como es ycrear una atmósfera de libertad que le permitaexpresar sin traba alguna sus pensamientos, sussentimientos y su manera de ser. ¿Cómo emplea elcliente esta libertad?En mi experiencia, he observado que la utiliza paraacercarse a sí mismo. Comienza a abandonar lasfalsas fachadas, máscaras o roles con que haencarado la vida hasta ese momento. Parece tratar dedescubrir algo más profundo, más propio de sí mismoy empieza por despojarse de las máscaras que usabaconscientemente. En una entrevista de asesoramiento,una joven estudiante describe una de las máscaras

que ha utilizado hasta ese momento y señala que lepreocupa intensamente el hecho de sí, tras de lafachada apacible y simpática que presenta, existe unsí mismo con convicciones propias.

“Estaba pensando sobre este asunto de las normas. Dealguna manera, yo había desarrollado algo así comouna habilidad especial, digamos . . . bueno . . . lacostumbre de tratar de que la gente se sienta cómodaa mi lado o de que las cosas se desarrollenapaciblemente. Siempre tenía que haber unpacificador, como el aceite que suaviza las aguas.En una pequeña reunión o fiesta o lo que fuera . . .podía lograr que todo saliera bien y aun dar laimpresión de estar disfrutando. A veces mesorprendía a mí misma manifestando una opinióncontraria a mis propias convicciones si veía que

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de otra manera mi interlocutor podía sentirse mal.En otras palabras, nunca estaba . . . es decir . . .nunca me manifesté firme y decidida acerca de lascosas. Creo que la razón por la que me cornportabade ese modo es que en casa siempre hacía lo mismo.Directamente, nunca me puse a defender mis propiasconvicciones, hasta tal punto que no sé si enrealidad tengo convicciones que defender. Nunca hesido realmente honesta en el sentido de procurar seryo misma, ni creo conocerme en realidad. Simplementehe estado interpretando un papel falso.”

En este fragmento vemos que la cliente examina lamáscara que ha utilizado hasta ese momento, adviertesu insatisfacción y se pregunta cómo puede llegar asu verdadero sí mismo, en caso de que éste exista.

En este intento de descubrir su auténtico sí mismo,el cliente habitualmente emplea la relación paraexplorar y examinar los diversos aspectos de supropia experiencia y para reconocer y enfrentar lasprofundas contradicciones que a menudo descubre.Entonces aprende que en gran medida su conducta ylos sentimientos que experimenta son irreales y nose originan en las verdaderas reacciones de suorganismo, sino que son sólo una fachada, unaapariencia tras la cual trata de ocultarse. Descubreque una gran parte de su vida se orienta por lo queél cree que debería ser y no por lo que es enrealidad. A menudo advierte que sólo existe comorespuesta a exigencias ajenas, y que no pareceposeer un sí mismo propio; descubre que trata depensar, sentir y comportarse de la manera en que losdemás creen que debe hacerlo.En relación con este problema, me ha sorprendidocomprobar la precisión con que el filósofodinamarqués Sören Kierkegaard describió, hace más deun siglo, el dilema del individuo, haciendo gala deun perspicaz insight psicológico. Este autor señalaque, por lo general, la causa de la desesperaciónreside en no elegir ni desear ser uno mismo y que laforma más profunda de desesperación es la delindividuo que ha elegido “ser alguien diferente desí mismo”. Por otro lado, “en el extremo opuesto ala desesperación se encuentra el desear ser el símismo que uno realmente es”; en esta elección radicala responsabilidad más profunda del hombre. Al leerciertas páginas de Kierkegaard, presiento que debehaber oído manifestaciones similares a las queexpresan nuestros clientes embarcados en laexploración y búsqueda de la realidad de su símismo: dolorosa y difícil.Esta exploración se torna aun más dolorosa cuandolos clientes se abocan a la tarea de abandonar lasactitudes cuya falsedad antes ignoraban. Estosclientes se embarcan en el aterrador trabajo deexplorar los sentimientos turbulentos y a vecesviolentos que abrigan en su interior. La remoción deuna máscara hasta entonces considerada una parteinuy real de uno mismo puede ser una experienciaprofundamente perturbadora; sin embargo, elindividuo avanza hacia ese objetivo cuando tiene

libertad de pensar, sentir y ser. Algunasafirmaciones de una persona

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que llevó a cabo una serie de entrevistaspsicoterapéuticas servirán para ilustrar lo quedecimos. Esta cliente emplea muchas metáforas aldescribir su lucha por llegar a su propia esencia.

“Tal, como lo veo ahora, estaba pelando misdefensas, capa tras capa. Solía crearlas,utilizarlas y luego descartarlas al darme cuenta deque seguía siendo la misma. Ignoraba qué habría enel fondo y tenía mucho miedo de averiguarlo, perodebía seguir intentándolo. Al principio creía que enmi interior no había nada. . . sólo un gran vacíodonde yo necesitaba y deseaba que hubiera un núcleomacizo. Luego comencé a sentir que enfrentaba unasólida pared de ladrillos, demasiado alta parasaltarla y demasiado gruesa para atravesarla. Un díala pared dejó de ser sólida y se volvió translúcida.Después de esto me pareció que se desvanecía, perodetrás de ella descubrí un dique que contenía aguasviolentas y tumultuosas. Sentí como si estuvierasoportando toda la fuerza de esas aguas y pensé quesi abría aun un pequeño orificio yo y todo lo que merodeaba seríamos arrasados por el torrente desentimientos que ellas representaban. Por último, nopude soportar más la tensión y cedí. Todo lo quehice, en realidad, fue sucumbir a una absoluta ytotal autocompasión, luego al odio y después deéste, finalmente al amor. Después de estaexperiencia me sentí como si hubiera saltado a laotra orilla y me encontrara a salvo, aunque todavíatitubeaba un poco. No sé qué buscaba ni a dónde medirigía, pero entonces me sentí como siempre me hesentido al vivir realmente; estaba avanzando.”

Creo que este fragmento ilustra con bastanteclaridad el sentimiento, que muchas personasexperimentan, de que si no mantienen la fachadafalsa, la pared, el dique, todo será arrasado por laviolencia de los sentimientos que descubren ocultosen su mundo privado. Sin embargo, en este extractoes posible observar la necesidad compulsiva delindividuo de buscarse y llegar a ser él mismo y elmodo en que determina su propia realidad: cuando

experimenta plenamente los sentimientos de que es enel nivel orgánico, se siente seguro de ser una partede su sí mismo auténtico, tal como esta cliente, queexperimentó autocompasión, odio y amor.

La vivencia del sentimiento.

Quisiera agregar algo más acerca de esta vivenciadel sentimiento, que en realidad consiste endescubrir los elementos desconocidos del sí mismo.El fenómeno que intento describir es de naturalezatal que resulta bastante difícil hallar para él unaexpresión significativa. En nuestra vida cotidianaexisten mil y una razones que nos impidenexperimentar plenamente nuestras actitudes: razonesoriginadas en

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nuestro pasado y en el presente, y otras surgidas dela situación social, que hacen que parezca demasiadopeligroso y potencialmente nocivo experimentarlas demanera libre y completa. Sin embargo, gracias a laseguridad y a la libertad que ofrece la relaciónterapéutica, pueden ser vivenciadas con plenitud ycon conocimiento de los límites que representan.Pueden ser experimentadas -y lo son- de una maneraque considero como “cultura pura”, en ese momento lapersona es su temor, o bien es su enojo, su ternura,o lo que fuere.Tal vez pueda explicar mejor este concepto citandoel ejemplo de un cliente, que indicará y transmitiráparte de lo que quiero decir. Este joven graduado,en una etapa avanzada de su terapia, comenzó ainterrogarse acerca de un sentimiento confuso quepercibía en él. Gradualmente lo identificó como uncierto sentimiento de temor: miedo de fracasar o deno lograr su doctorado. Luego sobrevino una pausa

prolongada. He aquí el testimonio grabado durante laentrevista:

C.: De alguna manera lo estaba dejando escurrir.Pero también lo vinculé con usted y con mi relacióncon usted. Y eso es algo que siento al respecto, unaespecie de temor de que desaparezca, pero eso esotra cosa . . . es tan difícil de captar . . . haycomo dos sentimientos que lo tironean. O bien dos“yo” de alguna manera. Uno es la persona asustadaque quiere aferrarse a las cosas y creo que aése lo puedo sentir con bastante claridad en estepreciso momento. Fíjese . . . yo necesito cosas alas cuales aferrarme . . . y me siento comoasustado.T.: Mmm. Eso es algo que usted puede sentir en estepreciso instante, lo ha estado sintiendo y tal vezlo siente también con respecto a nuestra relación.C.: Déjeme conservar esto, porque ¿sabe? de algunamanera lo necesito. ¡Puedo llegar a sentirme tansolo y atemorizado sin ese sentimiento!T.: Mmm, mmm. Déjeme seguir aferrado a esto porquede lo contrario tendría un miedo terrible. Déjemeaferrarme a esto. (Pausa.)C.: Es casi lo mismo que . . . Déjeme preparar mitesis o conseguir mi diploma, entonces . . . porquede alguna manera necesito ese pequeño mundo. Esdecir . . . T.: En ambos casos es como una especie de súplica,¿no? Permítame conseguir esto porque lo necesito demanera imperiosa. Me sentiría terriblemente asustadosi no lo tuviera. (Pausa prolongada.)C.: Tengo una sensación de . . . no puedo ver condemasiada claridad . . . es este niñito suplicante,de alguna manera, aun . . . ¿Qué es este gesto desúplica? (Junta las manos como en una plegaria.) ¿Noes gracioso? Porque . . .T.: Juntó sus manos en una especie de súplica. C.: ¡Sí, así es! Algo así como “¿no me haría elfavor?” . . . ¡Oh. esto es espantoso! ¿Quién? ¿Yosuplicando?

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Quizás este fragmento ilustre en parte lo que heprocurado descubrir: la vivencia de un sentimientohasta el último de sus límites. He aquí a nuestrocliente, viviéndose, durante un instante, como unniñito suplicante, implorante, dependiente. En esemomento todo él no es sino su súplica. No cabe dudade que inmediatamente rechaza su experiencia aldecir: “¿Quién? ¿Yo suplicando?”, pero ésta hadejado su huella. Como dice un momento después: “Estan maravilloso ver surgir estas cosas de mí. Cadavez me asombra más y luego, ahí está otra vez esesentímiento, como un miedo por tener todo esto yestar conteniéndolo o algo así.” El cliente advierteque esta experiencia se ha filtrado y quemomentáneamente él es su dependencia, lo cual loasombra sobremanera.No sólo la dependencia se experimenta de este modotan extenuante; también puede tratarse de dolor,pena, celos, furia destructiva, deseo intenso,confianza y orgullo, ternura, amor o cualquiera delas emociones de que el hombre es capaz.Lo que estas experiencias me han enseñado es que enesos momentos el individuo llega a ser lo que es.Cuando, en el transcurso de la terapia, una personallega a experimentar todas las emociones que surgenorganísmicamente,de manera consciente y abierta, seexperimenta a sí misma con toda la riqueza que enella existe. Se ha convertido en lo que es.

El descubrimiento del si mismo en la experiencia.

Prosigamos con el problema del significado de llegara ser uno mismo. Se trata de una cuestiónsorprendente y para ilustrarla, volveré a citarafirmaciones de una cliente, registradas entrediferentes entrevistas, La cliente describe lamanera en que las diversas fachadas con las que haestado viviendo han quedado inutilizadas,acarreándole así una suerte de confusión, perotambién una sensación de alivio. Dice:

“Mire, parece que toda la energía que habíadestinado a mantener la cohesión del modelo

arbitrario era innecesaria . . . un desperdicio. Unopiensa que tiene que construirse un modelo, ¡peroson tantas las piezas y es tan difícil ver cómoencajan unas con otras! A veces uno las coloca mal,y cuanto mayor es el número de piezas maldispuestas, más cuesta mantenerlas en su lugar; alfinal uno se cansa tanto que llega a preferir esaconfusión espantosa a tener que seguir construyendoel modelo. Por último, uno descubre que las piezasse acomodan por sí solas en sus lugarescorrespondientes y que surge un modelo viviente sinque sea necesario realizar esfuerzo alguno. La tareade uno es descubrirlo; en el transcurso de esedescubrimiento uno se encuentra a sí mismo yencuentra el lugar que le corresponde. Hay que dejarque la propia

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experiencia le dicte a uno su significado, en elmomento en que uno le dice lo que significa, entablauna lucha contra uno mismo.”

Veamos si puedo captar la expresión poética de estefragmento y transmitir el significado que tiene paramí. La cliente dice que ser ella misma significaencontrar el modelo, el orden subyacente que rige elflujo incesantemente cambiante de su experiencia.Ser ella misma implica descubrir la unidad y armoníaexistentes en sus verdaderos sentimientos yreacciones, y no tratar de imponer una máscara a suexperiencia o imprimirle una forma o estructura quedistorsione su verdadero significado. El auténticosí mismo se descubre naturalmente en lasexperiencias propias, sin pretender imponerse aellas.

Con estos fragmentos tomados de algunas entrevistashe tratado de sugerir lo que sucede en el clima decalidez y comprensión que crea la relación de ayudaque se establece con un terapeuta. Al parecer, demanera progresiva y dolorosamente, el individuoexplora lo que se oculta tras las máscaras quepresenta al mundo y aun detrás de la fachada con quese ha estado engañando. Experimenta con profundidady a menudo vívidamente los diversos aspectos de símismo que habían permanecido ocultos en su interior.De esta manera llega a ser él mismo, no una fachadaconformista con los demás, ni una negación cínica detodo sentimiento o una apariencia de racionalismointelectual, sino un proceso vivo que respira,siente y fluctúa; en resumen, llega a ser unapersona.

LA PERSONA QUE EMERGE.

Sospecho que algunos lectores se preguntan: “¿Peroqué tipo de persona llega a ser el individuo? Nobasta con decir que abandona las fachadas. ¿Quéclase de persona surgirá?” Puesto que uno de loshechos más evidentes es que cada individuo tiende aconvertirse en una persona diferente y única, larespuesta no es fácil. No obstante, quisiera señalaralgunas de las tendencias características que heobservado. Ninguna persona serviría para ilustrarpor completo todas estas características; lasiguiente descripción no corresponde plenamente aninguna persona real, pero sobre la base de habervivido una relación terapéutica con muchos clientes,puedo formular algunas generalizaciones.

La apertura a la experiencia.

En primer término, diré que en este proceso elindividuo se abre a su experiencia. Esta frase hallegado a adquirir gran significado para mí, puesexpresa el extremo opuesto a una actitud de defensa.La investigación psicológica ha demostrado que silos datos sensoriales se oponen

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a la imagen del sí mismo, se distorsionan; en otraspalabras, no podemos asimilar toda la informaciónque nos brindan nuestros sentidos, sino sólo la quecorresponde a nuestra imagen.Ahora bien, en una relación como la que hedescripto, esta actitud rígida o defensiva tiende aser reemplazada por una mayor aceptación de laexperiencia. Como lo he explicado en mi anteriordescripción, el individuo se vuelve más abiertamenteconsciente de sus propios sentimientos y actitudes,tal como existen en él en el nivel orgánico. Tambiénadvierte con mayor facilidad las realidadesexternas, en lugar de percibirlas según categoríaspreconcebidas. Ve que no todos los árboles sonverdes, ni todos los padres severos y descubre queno todas las mujeres lo rechazan ni todas lasexperiencias fracasadas le demuestran su inutilidad.En una situación nueva es capaz de aceptar loshechos tal como son y no los distorsiona con elobjeto de que se ajusten al modelo que le sirve deguía. Como es de esperar, esta capacidad de abrirsea la experiencia lo vuelve más realista en suactitud frente a la gente y a las situaciones yproblemas nuevos. Ello significa que sus creenciaspierden su anterior rigidez, y que puede tolerar laambigüedad y soportar gran cantidad de pruebascontradictorias, sin verse obligado a poner fin a lasituación. Pienso que esta apertura a la percepciónde lo que existe en este momento en uno mismo y enla realidad es un elemento importante en ladescripción de la persona que emerge de la terapia.Quizá pueda imprimir un significado más vívido aeste concepto con algunos ejemplos de una entrevistagrabada. En la cuadragesimoctava entrevista, unjoven profesional señaló que se había vuelto mássensible a algunas de sus sensaciones corporales y aotros sentimientos.

C.: No me parece que a nadie le sea posibledescribir todos los cambios que se sienten en unomismo. Pero sin duda, últimamente he sentido másrespeto, más objetividad hacia mi estructura física.Lo que quiero decir es que no espero demasiado de mímismo. Es decir, me parece que en el pasado luchabacontra cierto cansancio que solía sentir después decenar. Bueno, ahora estoy seguro de que realmenteestoy cansado -que no me estoy haciendo el cansado-,sino que mi tono fisiológico simplemente desciende.Antes parecía estar censurando constantemente micansancio.T.: Ahora puede permitirse estar cansado, en lugarde sentir al mismo tiempo una especie de censurahacia su cansancio.C.: Sí, como que no debería estar cansado o algoasí. Y de alguna manera me parece bastante profundopoder no combatir este cansancio; esto se acompañade una sensación real de que tengo que relajarme, demodo que no es tan terrible estar cansado. Piensoque esto también me da una pauta acerca de por quésoy así, tal como es mi padre y tal como él vealguna de estas cosas. Por ejemplo, digamos que yoestaba enfermo y se lo decía; parecía que queríahacer algo por eso, pero también decía: “¡Caramba,más problemas!”, o algo así.

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T.: Como si hubiera algo malo en el hecho de estarenfermo físicamente.C.: Sí; estoy seguro de que mi padre siente la mismafalta de respeto que yo hacia su propia fisiología.El verano pasado me torcí la espalda y me disloqué .. . la oí chasquear y todo. Al comienzo sentí undolor muy agudo; el médico me vio y dijo que no eranada serio y que el problema desaparecería siempreque no me agachara demasiado. Bueno, eso fue hacemeses . . . y últimamente he notado que . . .

¡diablos! esto es un dolor en serio y me siguedoliendo . . . y yo no tengo la culpa.T.: No demuestra nada malo acerca de usted . . . C.: No . . . y una de las razones por las que meparece que me canso más de lo debido es por estatensión constante; por eso ya pedí hora con uno delos médicos del hospital para que me vea y me saqueuna radiografía o lo que sea necesario. Creo que dealguna manera se podría decir que soy más sensible .. . o más objetivamente sensible a este tipo decosas. . . Y esto es en realidad un cambio profundo,y naturalmente mi relación con mi esposa y los doschicos está . . . bueno, usted no la reconocería sime viera . . . como usted ha . . . es decir . . . meparece que no puede haber nada más maravilloso que .. . sentir amor hacia los propios hijos y al mismotiempo recibirlo, real y genuinamente. No sé comodecir esto. Tenemos tanto más respeto . . . ambos .. . por Judy, y hemos notado . . . al participar enesto . . . hemos notado un cambio tan impresionanteen ella. . . parece ser algo bastante profundo.T.: Me parece que usted está diciendo que puedeprestarse más atención a usted mismo. Si su cuerpodice que está cansado, lo escucha y lo cree, enlugar de criticarlo; si siente dolor puedepercibirlo. Si el sentimiento hacia su mujer y sushijos es de amor, puede sentirlo, y esto parecemanifestarse también en los cambios que ustedadvierte en ellos.

En este fragmento, de menor significación pero deimportancia simbólica, puede observarse gran partede lo que he tratado de explicar acerca de laapertura hacia la experiencia. En épocas anteriores,este cliente no podía sentir dolor ni malestarlibremente, porque estar enfermo significaba serinaceptable. Tampoco podía experimentar ternura niamor hacia su hija, porque esos sentimientossignificaban debilidad, y debía mantener su fachadade fortaleza. A medida que la terapia avanzaba,llegó a aceptar las experiencias de su organismo, asentir que podía estar cansado cuando experimentabacansancio, manifestar dolor cuando su organismosentía dolor, experimentar libremente el amor que suhija le inspiraba y también sentir y expresar

fastidio hacia ella, como lo dice en otra parte dela entrevista. Podía vivir plenamente todas lasexperiencias de su organismo, sin excluirlas de suapercepción,

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La confianza en el propio organismo.

Las personas que han recibido un tratamientoterapéutico exitoso presentan una segundacaracterística que resulta difícil describir. Alparecer, el individuo descubre paulatinamente que supropio organismo merece confianza, que es uninstrumento adecuado para hallar la conducta mássatisfactoria en cada situación inmediata.Puesto que quizás esta segunda característicaparezca extraña, trataré de explicarla mejor. Talvez la descripción resultará más clara si pensamosen el individuo que enfrenta una disyuntivaexistencial: “¿Voy a visitar a mi familia durantelas vacaciones o veraneo solo?”; ¿Acepto estatercera copa que me ofrecen?”; “¿Es ésta la personacon quien me gustaría compartir mi amor y mi vida?”En tales situaciones, ¿qué ocurre con la persona queha experimentado un proceso terapéutico? En lamedida en que esa persona puede captar toda suexperiencia, tiene acceso a todos los datosrelacionados con la situación y puede utilizarloscomo base para su conducta. Conoce sus propiossentimientos e impulsos, a menudo complejos ycontradictorios y es capaz de percibir lasexigencias sociales, desde las “leyes” socialesrelativamente rígidas hasta los deseos de sus amigosy su familia. Puede evocar situaciones anterioressimilares y recordar las consecuencias de lasdiferentes conductas adoptadas en esas situaciones.Posee una percepción relativamente correcta de estasituación externa en toda su complejidad, Con laayuda de su pensamiento consciente, puede permitir asu organismo considerar, evaluar y equilibrar cadaestímulo, necesidad y demanda y sopesar sugravitación e intensidad relativas. Sobre la base deestas complejas consideraciones, es capaz dedescubrir la elección que más se aproxima a lasatisfacción de todas sus necesidades mediatas einmediatas en esa situación.Por supuesto, en esa evaluación de todos loscomponentes de una elección vital, su organismo noes de ningún modo infalible. El individuo puede

elegir mal, pero puesto que tiende a abrirse haciasu experiencia, prevé mejor las posiblesconsecuencias insatisfactorias y puede corregir másrápidamente las decisiones erróneas.Puede ser útil advertir que en la mayoría denosotros, los problemas que interfieren en estaconsideración residen en el hecho de que incluimoselementos que no forman parte de nuestra experienciay excluimos otros que efectivamente la integran. Deesta manera, un individuo puede pensar que es capazde controlarse en relación con la bebida, a pesar deque una apertura a su pasado le indicaría su error,o bien una joven puede ver sólo las cualidadespositivas de su futura pareja, cuando la aperturatotal a la experiencia le indicaría que él tienetambién defectos.Por lo general, cuando un cliente se abre hacia suexperiencia, descubre que su organismo es digno deconfianza y siente menos temor hacia sus ‘propiasreacciones emocionales. Paulatinamente aumentan la

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confianza y aun el afecto que le despiertan lavariedad de sentimientos y tendencias que en élexisten. La conciencia deja de controlar un conjuntode sentimientos peligrosos e imprevisibles y seconvierte en adecuado albergue de un cúmulo deimpulsos, sentimientos y pensamientos que seautogobiernan de manera satisfactoria, en ausenciadel severo control hasta entonces ejercido.

Un foco interno de evaluación.

Otra tendencia que se manifiesta en el proceso deconvertirse en una persona se relaciona con lafuente o centro de las relaciones y decisiones o delos juicios de valor. El individuo llegaprogresivamente a sentir que este foco de evaluación

se encuentra en él mismo. Cada vez acude menos a losdemás en busca de aprobación o reprobación, depautas por las cuales regir su vida, de decisiones yelecciones. Reconoce que en él reside la facultad deelegir, y que la única pregunta importante es:“¿Estoy viviendo de una manera que me satisfaceplenamente y que me expresa tal como soy?” Quizásésta sea la pregunta más importante que se puedaplantear el individuo creativo.Tal vez resulte útil ilustrar lo que acabo de decir.Transcribiré un breve fragmento de una entrevistacon una joven graduada que solicitó asesoramiento.Al principlo la cliente se hallaba muy alterada poruna serie de problemas y había pensado ensuicidarse. Uno de los sentimientos que descubriódurante esta entrevista fue su gran afán dedependencia, su deseo de que otro asumiera ladirección de su vida. Juzgaba duramente a aquellosque no la habían guiado lo suficiente y se refería atodos sus profesores acusándolos de no haberleenseñado cosas con un sentido profundo. Lentamentecomenzó a advertir que parte de la dificultadresidía en el hecho de que ella misma no habíaasumido iniciativa alguna de participar en esasclases. Luego sigue la parte que deseo citar.Creo que este fragmento indica lo que significa, enla experiencia, aceptar que el foco de evaluaciónreside en uno mismo. He aquí un extracto de unaentrevista posterior, en la que esta joven comenzó aadvertir que tal vez ella fuera, en parte,responsable de las deficiencias de su propiaeducación.

C.: Ahora bien, me pregunto si no habré estadoadquiriendo conocimientos superficiales, sin captarrealmente el significado de los hechos, sinprofundizarlos.T.: Tal vez se ha estado sirviendo cucharaditas aquíy allá en lugar de cavar hondo en un lugardeterminado.C.: Mmm. Por eso digo . . . (lenta ypensativamente) bueno . . . con ese tipo decimientos, bueno, en realidad depende de mí. Esdecir . . . Me parece bastante evidente que no puedodepender de

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otro para recibir educación. (Con mucha suavidad.)Tendré que conseguirla yo sola.T.: Comienza a hacérsele claro . . . sólo hay unapersona que puede educarla . . . se da cuenta de quequizá ningún otro puede darle una educación.C.: Mmm. (Pausa prolongada. Piensa.) Tengo todos lossíntomas del miedo. (Ríe por lo bajo.)T.: ¿Miedo? ¿Quiere decir que esto es algo que laatemoriza? C.: Mmm. (Pausa muy larga. Evidentemente lucha consus sentimientos.)T.: ¿Quiere agregar algo más acerca de lo que acabade decir, que realmente le da síntomas de miedo?C.: (Ríe.) Yo . . . este . . . no sé si en realidadsé. Es decir . . . bueno, en realidad me parece queme he abierto sin pensarlo (pausa), y parece queestoy muy . . . no sé . . . en una posiciónvulnerable, pero . . . este . . . yo traje esto acolación y . . . este . . . salió casi sin decirlo.Me parece que . . . es algo que dejé salir.T.: Que difícilmente forma parte de usted. C.: Bueno, me sentí sorprendida. T.: Como si “¡Bueno, por el amor de Dios’ ¿Yo hedicho tal cosa?” (Ambos reímos.)C.: Honestamente, no creo haber tenido esesentimiento nunca antes. He . . . este . . . bueno,tengo la impresión de estar diciendo algo querealmente . . . es una parte de mí, realmente.(Pausa.) O . . . este . . . (bastante perpleja)siento como si tuviera . . . este . . . no sé. Tengoun sentimiento de fuerza y sin embargo también tengoun sentimiento. . . de darme cuenta de que me damiedo.T.: O sea que decir algo como lo que acaba de decirda al mismo tiempo un sentimiento de fuerza -al

decirlo-, y, sin embargo, a la vez siente miedo delo que ha dicho, ¿es así?C.: Mmm. Estoy sintiendo eso. Por ejemplo, ahora loestoy sintiendo por dentro . . . algo que surge ouna fuerza, un desahogo; como si fuera algorealmente grande y poderoso. Y sin embargo . . .este . . . bueno, al comienzo era casi una sensaciónfísica de estar sola y separada de un . . . apoyoque tenía hasta ese momento.T.: Usted siente que se trata de algo profundo yfuerte que surge y al mismo tiempo siente que aldecirlo se separa de todo apoyo.C.: Mmm. Tal vez sea . . . no sé . . . unaalteración de una especie de esquema con el que mehe estado manejando, creo.T.: Esto trastorna un esquema más bien significativoy lo sacude hasta aflojarlo.C.: Mmm. (Pausa, luego cautelosamente pero conconvicción.) Yo, yo creo . . . no sé, pero tengo lasensación de que entonces voy a empezar a hacer máscosas que las que sé que debería hacer . . .¡Hay tantas cosas que necesito hacer! Me parece queen tantos

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aspectos de mi vida tengo que encontrar nuevasformas de conducta, pero . . . quizá . . . puedoverme haciendo algunas cosas un poco mejor.

Espero que este ejemplo permita al lector adquiriruna idea de la fuerza que se experimenta al ser unapersona única y responsable de sí misma y delmalestar que acompaña a esta asunción de la propiaresponsabilidad. Reconocer que “yo soy el que elige”y que “yo soy el que determina el valor que unaexperiencia tiene para mí”, es algo que enriquecepero también atemoriza.

El deseo de ser un proceso.

Quisiera señalar una última característica de esaspersonas que luchan por descubrirse y llegar a serellas mismas. Se trata de que el individuo parecemás satisfecho de convertirse en un proceso que enun producto. Cuando inicia la relación terapéuticaes habitual que el cliente desee lograr un objetivodeterminado: quiere solucionar sus problemas, sereficiente en su trabajo o solucionar susdificultades matrimoniales, En la libertad de larelación terapéutica, tiende a abandonar esosobjetivos; acepta con más satisfacción el hecho deno ser una entidad estática, sino un proceso detransformación.Al concluir la terapia, un cliente dice,relativamente asombrado: “Aún no he terminado latarea de integrarme y reorganizarme, pero esto sólome confunde, no me acobarda, puesto que ahora me doycuenta de que es un proceso que continúa . . .Sentirse en acción resulta estimulante; a veces unose inquieta, pero siempre es profundamentealentador. Uno se ve en acción; parece saber haciadónde se dirige aunque no siempre sabeconscientemente cuál es su meta.” Estas palabrasexpresan la confianza en el propio organismo y en eldescubrimiento de sí mismo como proceso. Describen,en términos personales, la captacíón de uno mismocomo flujo de llegar a ser y no como un productoacabado. Ello significa que una persona es unproceso en transformación, no una entidad fija yestática; un río que fluye, no un bloque de materiasólida; una constelación de potencialidades enpermanente cambio, no un conjunto definido de rasgoso características.He aquí otra aserción que también alude a eseelemento de fluidez o vivir existencial: “Todo esteconjunto de experiencias y los significados quehasta ahora he descubierto en él, parecen habermelanzado a un proceso que me fascina, pero que aveces me atemoriza un poco.Significa que me dejo llevar por mis experiencias,en una dirección que parece ser hacia adelante,hacia objetivos que apenas puedo discernir, mientrasintento comprender al menos el sentido de esa

experiencia. Tengo la sensación de flotar en lacompleja corriente de la experiencia y tengo laposibilidad fascinante de intentar comprender sucomplejidad siempre cambiante.”

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Conclusión.

He tratado de describir al lector lo que pareceocurrir en la vida de las personas con quienes hetenido el privilegio de relacionarme en su lucha porllegar a ser en ellos mismos. He intentado explicar,con toda la precisión de que soy capaz, lossignificados que parecen estar implícitos en esteproceso de convertirse en una persona. Estoy segurode que este proceso no se produce solamente en lapsicoterapia. También sé que no puedo verlo conabsoluta claridad ni de manera completa, puesto quemi comprensión y aprehensión de él cambianconstantemente. Espero que el lector lo acepte comodescripción provisional, y no como algo definitivo.Una de las razones por las cuales destaco elcarácter provisional de lo que he dicho es que deseoaclarar que no estoy afirmando: “Ustedes debenconvertirse en esto; he aquí el objetivo que debenadoptar.” En cambio, lo que deseo dejar claro es queéstos son algunos de los significados qué observo enlas experiencias que comparto con mis clientes.Quizás este cuadro de la experiencia ajena puedailuminar u otorgar mayor significado a una parte dela propia experiencia del lector.He señalado que cada individuo parece formularse dospreguntas: “¿Quién soy?” y “;Cómo puedo llegar a seryo mismo?” Afirmé que en un ambiente psicológicofavorable se verifica un proceso de transformación:el individuo abandona, una tras otra, las máscarasdefensivas con que ha enfrentado la vida yexperimenta plenamente sus aspectos antes ocultos.En estas experiencias, descubre al extraño queconvivía con él, ese extraño que es él mismo. Heintentado ofrecer mi propia descripción de losatributos característicos de la persona que emergede la terapia: una persona más abierta a todos loselementos de su experiencia orgánica, que desarrollaconfianza en su propio organismo como instrumento devida sensible, acepta pautas internas de evaluación,aprende a vivir en su vida como quien participa deun proceso dinámico y fluyente, donde el transcursode la experiencia continuamente le permite descubrir

nuevos aspectos de sí mismo. Estos son algunos delos elementos implícitos en el proceso de llegar aser una persona.7 UNA CONCEPCIÓN DE LA PSICOTERAPIA COMO PROCESO.

En el otoño de 1956 fui altamente honrado por la AmericanPsychological Association, que me otorgó uno de sus tres primerosDistinguished Scientific Contribution Awards (Premio a la ContribuciónCientífica Destacada). El premio iba acompañado de la obligación depresentar un trabajo a esa Asociación, al cabo de un año. No me atraíala idea de revisar trabajos realizados en el pasado y decidí, en cambio,dedicar el año a un nuevo intento de comprender el proceso demodificación de la personalidad. Eso hice, pero cuando se aproximabael otoño, advertí que las ideas que había desarrollado eran pococlaras, provisionales y no se hallaban correctamente estructuradaspara su presentación. No obstante, traté de ordenar las heterogéneassensaciones que me habían parecido más importantes, de las cualesemergía un concepto de proceso enteramente distinto de todo lo queantes creía haber percibido con claridad. Una vez terminado descubríque el trabajo resultaba demasiado largo para ser leído, de maneraqué, lo abrevié, y la versión resumida fue presentada el 2 deseptiembre de 1957 en la Convención de la American PsychologicalAssociation, en Nueva York. La extensión del presente capítulo se hallaa mitad de camino entre la de la versión original y la de la abreviada.A diferencia de los dos capítulos precedentes, que encaran el procesode la terapia casi enteramente desde un punto de vistafenomenológico Y desde el marco de referencia del cliente, este trabajose esfuerza por aprehender las cualidades de la expresión observablespor un tercero, y por consiguiente, encara el proceso desde un puntode vista externo.Sobre la base de las observaciones registradas en este estudio se hadesarrollado una “Escala de Proceso en Psicoterapia”, que puedeaplicarse operacionalmente a fragmentos de entrevistas grabadas.Esta escala está todavía sujeta a revisiones y mejoras pero aun en suforma actual tiene una confiabilidad inter-jueces razonable y daresultados significativos. Los casos que, mediante la aplicación deotros criterios, se conocen como exitosos, acusan también en la Escalade Proceso un mayor movimiento que los casos menos exitosos. Paranuestra sorpresa, tambien se ha comprobado que los casos exitososcomienzan en la Escala de Proceso en un nivel más elevado que loscasos fracasados. Evidentemente, no sabemos

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aún, con un grado satisfactorio de seguridad, cómo serterapéuticamente útiles a individuos cuya conducta, cuando llegan anosotros, es típica de los estadios uno y dos, tal como se describen eneste capítulo. Por consiguiente, las ideas de este capítulo, tandeficientemente planteadas e incompletas como lo eran en elmomento de su presentación, están abriendo nuevas y prometedorasvías de pensamiento e investigación.

EL ENIGMA DEL PROCESO.

Quisiera que el lector me acompañe en un viaje deexploración. El objeto del viaje y el fin de lainvestigación es aprender algo acerca del proceso dela psicoterapia, es decir, del proceso por el cualse produce el cambio en la personalidad. Deseoinformar al lector que tal objetivo aún no ha sidoalcanzado y que, al parecer, la expedición sólo hapodido penetrar unas pocas millas en el interior dela jungla. No obstante, si el lector me acompaña,puede sentirse tentado a descubrir sendas nuevas yprovechosas que permitan un avance ulterior.La razón que me ha impulsado a emprender esabúsqueda es simple. Así como muchos psicólogos seinteresan por los aspectos invariables de lapersonalidad: inteligencia, temperamento oestructura de la personalidad, durante largo tiempome he interesado por los aspectos invariables delcambio en la personalidad. ¿Pueden modificarse lapersonalidad y la conducta? ¿Cuáles son loselementos comunes a tales cambios? ¿Cuáles son loselementos comunes a las distintas condiciones que

preceden al cambio? Y lo más importante: ¿Cuál es elproceso por el que se realiza este cambio?Hasta hace poco tiempo tratábamos generalmente deaprender algo acerca de este proceso por medio delestudio de sus necesidades. Conocemos muchos hechos,por ejemplo, en relación con los cambios que seproducen en la autopercepción o en la percepción delos otros. No sólo hemos medido estos cambios alcomenzar y terminar la terapia, sino también aintervalos regulares durante su desarrollo. Sinembargo, ni siquiera esto último puedeproporcionarnos más información acerca del procesoimplícito, puesto que los estudios de resultadosparciales no son sino estudios de resultados yagregan poco a nuestro conocimiento acerca de lamanera en que el cambio se lleva a cabo.Los intentos de resolver este problema y llegar alproceso mismo me han demostrado que en cualquiercampo son muy escasos los trabajos de investigaciónque se ocupan de procesos. La investigación objetivacorta en láminas, como un micrótomo, un momentocongelado, para suministrarnos una descripciónexacta de las interrelaciones existentes en esemomento. Nuestra comprensión del movimiento que estáen curso -sea en el proceso de fermentación, lacirculación sanguínea o la fisión atómica- esgeneralmente aportada por una formulación teórica,

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complementada, cuando ello es posible, por unaobservación clínica del proceso. Por eso creo quequizás es demasiado exigente de mi parte esperar quelos procedimientos de investigación puedan arrojaralguna luz directa sobre el proceso de cambio de lapersonalidad. Tal vez esa sea una tarea quecorresponda a la teoría.

Un método rechazado.

Hace más de un año decidí hacer un nuevo intento decomprender el mecanismo de este cambio. Empecé porconsiderar los diversos modos posibles de describirla terapia en función de algún otro sistema teórico.Había elementos bastante atractivos en la teoría dela comunicación, particularmente con respecto a losconceptos de realimentación, señales de entrada ysalida y otros aspectos. También existía laposibilidad de describir el proceso de la terapiadesde el punto de vista de la teoría del aprendizajeo de la teoría de los sistemas generales. Alestudiar estos posibles modos de comprensión meconvencí de que era posible traducir el proceso dela psicoterapia a cualquiera de estos lenguajesteóricos. Pienso que esto ofrecería algunasventajas, pero también estoy seguro de que en uncampo tan nuevo como el nuestro esto no es lo másurgente.Finalmente llegué a la misma conclusión a la queotros habían llegado antes: en un campo nuevo loprimero que probablemente se necesita es informarseacerca de los acontecimientos, enfocar los fenómenoscon una actitud tan exenta de prejuicios como seaposible, adoptar el enfoque del naturalista -observador y descriptivo-, y extraer las inferenciasmás elementales, que parecen más propias delmaterial mismo.

El enfoque.

Por consiguiente, durante este último año heempleado el Método que muchos de nosotros utilizamospara generar hipótesis, un método que los psicólogosnorteamericanos parecen reticentes a exponer ocomentar. Yo mismo fui mi propio instrumento.Como instrumento poseo cualidades buenas y malas.Durante muchos años he experimentado la psicoterapiacomo terapeuta; la he experimentado también desde elotro lado del escritorio, como cliente. He pensadoacerca de ella, he realizado investigaciones y me hemantenido informado acerca de las investigacionesque otros llevaron a cabo en este terreno. Perotambién he sido parcial, he llegado a desarrollar unpunto de vista particular acerca de la terapla,y he

tratado de formular abstracciones teóricas conrespecto a ella. Estos enfoques y teorías puedenrestarme sensibilidad frente a los hechos. ¿Podríaabrirme a los fenómenos

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de la terapia de un modo fresco e ingenuo? ¿Podríapermitir que la totalidad de mi experiencia sea uninstrumento tan efectivo como lo es en potencia? ¿Obien mis distorsiones me impedirían ver conclaridad? La única manera de saberlo era intentarlo.En el transcurso de este año he escuchado durantemuchas horas entrevistas terapéuticas grabadas y heprocurado hacerlo con toda la ingenuidad de que soycapaz. Me he esforzado por absorber todos losindicios reveladores del proceso que pude detectar,todos los elementos que inciden significativamenteen el cambio. Luego he tratado de desglosar, apartir de esas sensaciones, las abstracciones mássencillas que permitieran describirlas. En estatarea he recibido el estímulo y la colaboración delpensamiento de muchos colegas, entre los quequisiera mencionar especialmente a Eugene Gendlin,William Kirtner y Fred Zimring, cuya conocidacapacidad de pensar de manera original acerca deestos asuntos me ha sido sumamente útil, y enquienes me he inspirado muy a menudo.El paso siguiente consistió en deducir, a partir deestas observaciones y abstracciones elementales,hipótesis verificables mediante pruebas. He llegadoa este punto. No me disculpo por no aportarinvestigaciones empíricas de tales formulaciones. Sila experiencia pasada es una guía fehaciente y silas hipótesis que presentaré coinciden en algunamedida con la experiencia subjetiva de otrosterapeutas puedo estar seguro de que se iniciarángran cantidad de investigaciones. Si ello es así, en

pocos años habrá pruebas suficientes que permitandeterminar el grado de verdad o falsedad de lasafirmaciones que siguen.

Las dificultades y el entusiasmo de la búsqueda.

Quizás el lector se extrañe al ver que me refierotan extensamente al proceso personal que llevé acabo en busca de algunas hipótesis sencillas y talvez inadecuadas. Esto se debe a que en todainvestigación hay una parte, la mayor, que nuncasale a la luz y sólo se alcanza a ver su partesuperior, que constituye una porción bastanteequívoca del trabajo. Ocasionalmente alguien comoMooney describe en su totalidad el método deinvestigación tal como se cumple en el individuo.También yo quiero revelar algo de la totalidad deeste estudio tal como se dio en mí, y no sólo suaspecto personal.Insisto en que me gustaría compartir con el lectorde manera mucho más plena el entusiasmo y la desazónque supone este esfuerzo por comprender el proceso.Quisiera explicarle de qué manera llegué adescubrir, en mi propia experiencia, cómo lossentimientos “golpean” al cliente -según laexpresión que ellos mismos emplean a menudo-. Elcliente se está refiriendo a algo importante cuandode pronto se siente sorprendido por un sentimiento,por algo que no puede describir con palabras sinoque es la vivencia de una realidad desconocida

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que debe explorar cautelosamente antes de darle unnombre. Como dijo un cliente: “Es un sentimiento queme toma de improviso. Ni siquiera sé con qué serelaciona.” La frecuencia con que esto sucede meresultó sorprendente.

Otro aspecto interesante es la diversidad de manerasen que los clientes se aproximan a sus sentimientos.Los sentimientos “surgen a borbotones”, se“filtran”. El cliente también “se abandona” a sussentimientos, a menudo con cautela y temor. “Quieroabandonarme a este sentimiento. Uno puede darsecuenta de lo difícil que es llegar hasta él.”Otra de estas observaciones naturales se relacionacon la importancia que el cliente atribuye a laexactitud de la simbolización. Busca la palabraprecisa para describir el sentimiento que haexperimentado. No le satisfacen las aproximaciones yevidentemente se esfuerza por lograr unacomunicación más fiel consigo mismo, puesto quecualquiera de las palabras entre las cuales elcliente elige transmitiría con la misma exactitud elsentido de lo que quiere decir.También he llegado a apreciar lo que yo llamo“momentos de movimiento”, momentos en los cuales elcambio parece estar produciéndose efectivamente. Másadelante trataré de describirlos y me referirétambién a sus concomitantes fisiológicos, más omenos evidentes.Otro aspecto que quiero señalar es la profundadesesperación que sentí en ocasiones mientrasdeambulaba ingenuamente por la increíble complejidadde la relación terapéutica. ¡No es extraño queprefiramos enfocar la psicoterapia protegidos porprejuicios rígidos! Sentimos que debemos introducirun orden en ella. Casi no nos atrevemos a esperarhallar en ella un orden preestablecido.He enunciado algunos de los descubrimientos,desconciertos y desilusiones que enfrenté altrabajar en este problema. De ellos surgieronalgunas ideas más formales que ahora deseo exponer.

Una condición básica.

Si estudiáramos el proceso de crecimiento de lasplantas, al conceptualizarlo tomaríamos en cuentaciertas condiciones constantes de temperatura,humedad y luz solar. De la misma manera, al intentarconceptualizar el proceso de cambio de lapersonalidad en la psicoterapia daré por supuestasun conjunto de condiciones óptimas que facilitan

este cambio. Hace poco he tratado de explicitarestas condiciones. Para nuestro propósito actual,creo que puedo resumirlas en una palabra. Aldesarrollar las consideraciones que siguen daré porsentado que el cliente experimenta la sensación deser plenamente recibido. Quiero decir con esto queel cliente se siente recibido psicológicamente porser el terapeuta tal como es, cualesquiera que seansus sentimientos (miedo, desesperación, inseguridad,ira), su modo de expresión (silencio, gestos,lágrimas o palabras) o lo que descubra que él es enese momento. Este término recibido

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implica el concepto de ser comprendido empáticamentey ser aceptado. También corresponde señalar que loque hace que la condición de ser recibido sea óptimaes el hecho de que el cliente la experimente así yno su mera existencia en el terapeuta.Por consiguiente, al referirme al proceso de cambiodaré por supuesta en todo momento la existencia deuna condición de recepción óptima.

El continuo emergente.

Al intentar aprehender y conceptualizar el procesode cambio, busqué inicialmente elementos queseñalaran o caracterizaran el cambio mismo.Consideré el cambio como una entidad y busqué susatributos específicos. Lo que emergió gradualmenteen mi comprensión al someterme a mí mismo a lamateria prima de cambio fue un continuo denaturaleza diferente de lo que antes habíaconceptualizado.Comencé a advertir que los individuos no pasan de unestado de consolidación u horneostasis a una nuevaconsolidación, aunque este proceso no deja de serposible. El continuo más significativo se presentaen el pasaje de la consolidación a la mutabilidad,de una estructura rígida a un flujo, de la estasisal proceso. Concebí la hipótesis provisional de quetal vez las cualidades de la expresión del clienteen un punto determinado podrían señalar su posiciónen el continuo, su ubicación en el proceso delcambio.Poco a poco fui desarrollando este concepto deproceso y discriminé en él siete etapas; deseodestacar, sin embargo, que se trata de un continuo,y que aunque identifiquemos siete etapas ocincuenta, existirán infinitos puntos intermedios.Pensé que cualquier cliente, considerado comototalidad, habitualmente exhibe conductas que seagrupan constituyendo una franja relativamenteestrecha de este continuo. Es decir, parece pocoprobable que el cliente manifieste absoluta fijezaen una esfera de su vida y total movilidad en otra;considerado en su conjunto, tiende a situarse en

alguna etapa de este proceso. Sin embargo, segúncreo, el proceso que deseo describir se ajusta conmayor exactitud a determinadas zonas del significadopersonal; mi hipótesis es que en ellas el cliente seencuentra decididamente en una cierta etapa y noexhibe al mismo tiempo características de otras.

LAS SIETE ETAPAS DEL PROCESO.

Permítaseme describir la manera en que, a mi juicio,se desarrollan las etapas sucesivas del proceso porel cual el individuo pasa de la fijeza al flujo, deun punto próximo al extremo rígido del continuo aotro más cercano al extremo “en movimiento”. Si misobservaciones son

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acertadas, quizá sea posible determinar en qué puntodel continuo del cambio de la personalidad seencuentra un individuo dado, mediante un cateo yobtención de muestras de las cualidades que presentasu experiencia y su expresión, siempre que lohagamos en un clima en que él se sienta plenamenterecibido.

Primera etapa.

Por lo general, el individuo que se encuentra enesta etapa de fijeza y se halla alejado de lavivencia no solicitará espontáneamente la ayuda delpsicoterapeuta. De todas maneras es posible ilustraren alguna medida las características de esta fase.

Existe cierta reticencia a comunicar el sí mismo. Lacomunicación sólo se refiere a hechos externos.

Por ejemplo: “Bueno, le voy a decir, siempre parecemedio tonto hablar de uno mismo, excepto en momentosde terrible necesidad.” *

Los sentimientos y significados personales no se reconocen ni seadmiten como propios. Los constructos personales (tomo de Kelly este término tan útil) sonextremadamente rígidos. Las relaciones íntimas y comunicativas se consideran peligrosas. En esta etapa no se reconocen ni perciben los problemas. No hay deseos de cambiar.Por ejemplo: “Pienso que estoy prácticamente sano.”

La comunicación interna sufre un intenso bloqueo.Tal vez estos breves enunciados y ejemplostransmitan en cierta medida la fijeza psicológica deeste extremo del continuo. El individuo no advierteo advierte muy poco la marea y el flujo de vida quese da en su interior. Sus maneras de construir laexperiencia están predeterminadas por su pasado ylos hechos del presente no logran afectarlas. Sumodo de experimentar está “ligado a su estructura”.(según el término ideado por Gendlin y Zimring); esdecir, reacciona “a la situación presentedescubriendo que se parece a una experiencia pasada,lo cual implica reaccionar a ese pasado y sentir esoy no el presente”. La diferenciación de lossignificados personales en la experiencia es burda oglobal; la experiencia se ve sólo en términos deblanco y negro. La persona no comunica su sí mismo,solamente se refiere a acontecimientos externos;tiende a sentirse exenta de problemas, y los quellega a reconocer

* A menos que se indique lo contrario, los ejemplos elegidos parailustrar nuestras afirmaciones han sido tomados de entrevistas grabadas.La mayor parte de ellos pertenecen a entrevistas no publicadas hastaahora, pero algunos fueron extraídos del informe de dos casos de Lewis,Rogers y Shlien.

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los percibe como ajenos a él. Hay un intenso bloqueode la comunicación interna entre el sí mismo y laexperiencia. El individuo que se encuentra en estaetapa puede ser descripto con términos tales comoestasis o fijeza, que significan precisamente loopuesto al flujo o al cambio.

Segunda etapa.

La segunda etapa se inicia sólo cuando el sujetopuede vivir la experiencia de ser plenamenterecibido. Sabemos muy poco acerca de cómo lograr queel individuo que se halla en la primera etapa lleguea sentirse recibido. Esto a veces se consigue pormedio de la terapia de juego o de la grupal, en lasque la persona puede ser expuesta a un climareceptivo sin tener que adoptar ninguna iniciativa,y donde tiene tiempo suficiente para llegar a sentirque es recibido. Sea como fuere, cuando llega aexperimentar que es recibido, se produce un ligeroaflojamiento y fluidez de la expresión simbólica, locual se caracteriza por lo siguiente:

La expresión comienza a fluir en relación con temas ajenos al símismo.

Ejemplo: “Sospecho que mi padre a menudo se hasentido muy inseguro en sus relaciones comerciales.”

Los problemas se perciben como externos al sí mismo.Ejemplo: “La desorganización sigue reinando en

toda mi vida.”

No hay sentido de la responsabilidad personal en relación con losproblemas.

Ejemplo: Esta característica se pone demanifiesto en la cita anterior.

Los sentimientos se describen como objetos que no pertenecen alsujeto o que corresponden al pasado.

Ejemplo: Asesor: “Si quiere explicar algo acercade lo que la hizo venir . . . “ Cliente: “El síntomaera . . . era . . . simplemente estar muydeprimida.” Este es un excelente ejemplo de cómo se

perciben y comunican los problemas; el cliente serefiere a ellos como si fueran externos. La clienteno dice “estoy deprimida”, ni siquiera “estabadeprimida”. Maneja su sentimiento como un objetoremoto, ajeno, totalmente exterior al sí mismo.

Pueden manifestarse sentimientos, pero no se los reconoce como talesni como propios. La posibilidad de vivenciar está limitada por la estructura del pasado.

Ejemplo: “Supongo que la compensación a la quesiempre recurro es, en lugar de tratar decomunicarme con la gente o relacionarme con ellacomo se debe hacer, compensar con . . . bueno,digamos . . . estar en

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un nivel intelectual.” En este momento, el clientecomienza a advertir que su vivencia está limitadapor su pasado. Su afirmación también ilustra hastaqué punto se halla alejado de la experiencia en estenivel; es como si tratara de mantener su experienciaa varios kilómetros de distancia.

Los constructos personales son rígidos y no se reconocen como talessino que se consideran como hechos objetivos.

Ejemplo: “Nunca puedo hacer nada bien . . .nunca puedo terminarlo.”

La diferenciación de los significados y sentimientos personales es muylimitada y burda.

Ejemplo: La cita precedente es una buenailustración de esta característica. “Nunca puedo” esun caso de diferenciación en blanco y negro, comotambién lo es el empleo de “bien” en este sentidoabsoluto.

Pueden expresarse contradicciones, pero son pocas las que sereconocen como tales.

Ejemplo: “Quiero saber cosas, pero me quedo unahora mirando la misma hoja.”

En relación con esta segunda etapa del proceso decambio, podemos señalar que cierto número declientes que acuden voluntariamente en busca deayuda se encuentran en ella. Nosotros (yprobablemente todos los terapeutas) pocas vecestenemos éxito con ellos. Esta parece ser unaconclusión razonable del estudio de Kirtner si biensu marco conceptual es ligeramente diferente.Sabemos muy poco acerca de cómo puede una personaque se halla en esta etapa llegar a experimentar quese lo recibe.

Tercera etapa.

Si el ligero avance y el flujo que se establece enla segunda etapa no quedan bloqueados, sino que elcliente, en estos aspectos, se siente plenamenterecibido tal como él es, se produce un ulteriordesarrollo y flujo de la expresión simbólica. Heaquí algunas características que parecen pertenecer,en conjunto, a este punto del continuo.

Las expresiones referentes al sí mismo como objeto fluyen con mayorlibertad.

Ejemplo: “Me esfuerzo por ser perfecto conella . . . alegre, amistoso, inteligente,conversador . . . porque quiero que me ame.”

Las experiencias relacionadas con el sí mismo también se expresancomo si fueran objetos.

Ejemplo: “Y también está el asunto de . . .bueno. . . qué posibilidades de matrimonio una sedeja abiertas, y si la vocación profesional es

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importante . . . y eso es lo que uno es en esemomento . . . limita los contactos que uno puedehacer.” En este fragmento, el sí mismo de la clientees un objeto tan remoto que tal vez sería preferiblesituar esta afirmación entre la segunda y terceraetapa.

El sí mismo también se expresa como un objeto reflejado, que existeprincipalmente en los demás.

Ejemplo: “Me puedo ver sonriendo dulcemente,como mi madre o bien haciéndome la gruñona einteresante, como a veces hace mi padre . . .metiéndome en las personalidades de todo el mundo,excepto en la mía.”

Con frecuencia se expresa o describen sentimientos o significadospersonales no pertenecientes al presente.

Por lo general, como es lógico, se trata decomunicaciones de sentimientos pasados.

Ejemplo: Había “tantas cosas que no podíacontarle a la gente. cosas malas que hice. Me sentíahipócrita y ruin”.

Ejemplo: “Y el sentimiento que me vino era elsentimiento que recuerdo exactamente de cuando eraniño.”

La aceptación de los sentimientos es mínima. La mayor parte de ellosse revela como algo vergonzoso, malo, anormal o inaceptable poralguna otra razón.Los sentimientos se exhiben y luego a veces son reconocidos comotales.La experiencia se describe como algo perteneciente al pasado o biencomo algo totalmente ajeno al sí mismo.

Esto se ve claramente en el ejemplo anterior.

Los constructos personales son rígidos, pero pueden ser reconocidoscomo constructos y no como hechos externos.

Ejemplo: “Me sentía culpable de tantas cosas demi juventud que en todo momento creía merecer uncastigo. Si no era por una razón, era por otra.” Esmuy evidente que el cliente reconoce que él haconstruido su experiencia, Y que ésta no es un hechoconsumado.

Ejemplo: “Tengo tanto miedo de que siempre quehaya afecto haya también sumisión. Odio la sumisión,

pero no puedo evitar igualarla al afecto: si voy arecibir afecto quiere decir que tengo que acceder atodo lo que la otra persona quiera hacer.”

La diferenciación de sentimientos y significados es ligeramente másnítida y menos global que en las etapas anteriores.

Ejemplo: “Es decir. . . antes sólo lo decía,pero esta vez lo siento realmente. No me extrañahaberme sentido tan miserable en todas las otrasocasiones en que me sentí como ahora . . . que . . .me jugaron sucio muchas veces. Por otra parte yotampoco me porté como un angelito en esos casos, loreconozco.”

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Se reconocen las contradicciones de la experiencia.Ejemplo: Un cliente explica que tiene grandes

esperanzas de hacer algo importante, pero al mismotiempo le parece que puede fácilmente terminarsiendo un fracasado.

Las elecciones personales suelen considerarse ineficaces.El cliente “elige” hacer alguna cosa pero luego

observa que su conducta no corresponde a su eleccióninicial. Pienso que muchas personas que acuden en busca deayuda psicológica se encuentran aproximadamente enla tercera etapa. Pueden permanecer en este puntodurante mucho tiempo, describiendo sentimientosajenos al presente y explorando el sí mismo como sifuera un objeto, antes de estar en condiciones depasar a la siguiente etapa.

Cuarta etapa.

Cuando el cliente se siente comprendido, aceptadocon agrado y recibido tal como es en los diferentesaspectos de su experiencia, los constructos de latercera etapa adquieren gradualmente másflexibilidad y los sentimientos comienzan a fluircon mayor libertad; esto caracteriza el movimiento

progresivo a lo largo del continuo. Podemos intentardetectar algunos rasgos de esta relajación yagruparlos en una cuarta fase del proceso.

El cliente describe sentimientos más intensos, del tipo “presente-pero-no-ahora”.

Ejemplo: “Bueno, realmente me . . . me llegóhondo.”

Los sentimientos se describen como objetos del presente.Ejemplo: “Me descorazona sentirme dependiente,

porque significa que es como si no tuvieraesperanzas en mí mismo.”

En algunas oportunidades se expresan sentimientos en tiempopresente, que irrumpen casi en contra de los deseos del cliente.

Ejemplo: Después de hablar sobre un sueño en elque aparecía un observador circunstancial, peligrosopor haber presenciado sus “crímenes”, el clientedice a su terapeuta: “Oh, bueno, no tengo confianzaen usted.”

Hay una tendencia a experimentar los sentimientos en el presenteinmediato; esta posibilidad va acompañada de desconfianza y temor.

Ejemplo: “Me siento atado . . . por una cosa uotra. ¡Debo ser yo! No hay ninguna otra cosa quepueda hacerlo; no le puedo echar la culpa a nadiemás. Hay un nudo . . . en alguna parte de mí . . .¡Me da ganas de enfurecerme. . . y llorar . . . yhuir!”

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La aceptación franca de sentimientos es escasa, si bien se observa enalguna medida.

Los dos ejemplos precedentes señalan que elcliente puede aceptar su experiencia lo suficientecomo para acercarse a algunos sentimientos que leprovocan temor, pero la aceptación consciente detales sentimientos es escasa.

La experimentación está menos “ligada a la estructura” del pasado, esmenos remota y en ocasiones puede producirse con escasa distanciatemporal.

Los dos ejemplos anteriores también ilustranadecuadamente esta manera menos limitada devivencia.

La construcción de la experiencia adquiere mayor flexibilidad. Sedescubren algunos constructos personales, se los reconoce conclaridad como tales y se comienza a cuestionar su validez.

Ejemplo: “Me divierte. ¿Por qué? Bueno, porquees un poco tonto de mi parte . . . y me siento unpoco tenso al respecto, o algo incómodo . . . y unpoco desvalido. (Su voz se suaviza y se lo vetriste.) El humor ha sido el baluarte de toda mivida; tal vez resulta inadecuado cuando estoytratando de observarme a mí mismo. Una cortina quese corría en caso necesario . . . me siento comoindeciso en este momento. ¿En qué estaba? ¿Quéestaba diciendo? Solté algo . . . de donde me estabasosteniendo hasta ahora.” Este fragmento ilustra elimpacto que supone para el cliente el hecho decuestionar uno de sus constructos fundamentales; eneste caso se trata de su empleo del humor comodefensa.

La diferenciación de sentimientos, constructos y significadospersonales aumenta constantemente y existe cierta tendencia aprocurar la exactitud en la simbolización.

Ejemplo: Esta cualidad se pone de manifiesto encada uno de los ejemplos de esta etapa.

Se advierte la preocupación que inspiran las contradicciones eincongruencias entre la experiencia y el sí mismo.

Ejemplo: “No estoy viviendo de acuerdo con loque soy. En realidad debería estar haciendo más delo que hago. ¡Las horas que habré pasado sentado enel inodoro en esta posición y mamá diciéndome: ‘Nosalgas hasta que hayas hecho algo’! ¡Producir! . . .Eso ocurrió con miles de cosas.”

En este caso el cliente se preocupa por suscontradicciones y cuestiona su manera de construirla experiencia.

Existen sentimientos de responsabilidad propia en relación con losproblemas, si bien son vacilantes.

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A pesar de que una relación íntima aún le parece peligrosa, el clientese arriesga y se atreve a relacionarse en cierta medida a partir de sussentimientos.Varios de los ejemplos citados ilustran estacaracterística, en particular el caso en que elcliente dice: “Oh, bueno, no tengo confianza enusted.”No cabe duda de que esta etapa y la siguienteconstituyen la mayor parte de la psicoterapia, talcomo la conocemos. Estas conductas son muy comunesen cualquier tipo de terapia.Es importante recordar que ninguna persona estásituada por completo en una u otra etapa delproceso, en un momento dado. Al escuchar grabacioneso leer transcripciones de entrevistas, observo queen una entrevista deterninada las expresiones yconductas del cliente pueden ser, por ejemplo, máscaracterísticas de la tercera etapa, con frecuentesmanifestaciones de la rigidez típica de la segunda,o con actitudes más flexibles, propias de la cuartafase. En una entrevista así es muy difícil encontrarejemplos de la sexta etapa.Lo anterior se refiere a la variabilidad existenteen todas las etapas del proceso en que puede

hallarse el cliente. Si nos limitáramos a algúncampo definido de significados personales delcliente, relacionados entre sí, podríamos postularuna regularidad mucho mayor; por ejemplo, podríamosdecir que la tercera etapa casi nunca se observaantes que la segunda, o que la cuarta difícilmentesigue a la segunda sin que medie la tercera fase.Naturalmente, este tipo de hipótesis provisionalpuede ser sometido a verificación empírica.

Quinta etapa.

A medida que avanzamos en el continuo podemosseñalar un nuevo punto, que denominaremos quintaetapa. Si en la etapa anterior el cliente ha llegadoa sentirse recibido en sus expresiones, conductas yexperiencias, ello determina un aumento de laflexibilidad, de la libertad y del flujoorganísmico. Nuevamente podemos esquematizar lascualidades de esta fase del proceso.*

Los sentimientos se expresan libremente en tiempo presente.Ejemplo: “Esperaba sufrir un intenso rechazo . .

. siempre espero eso . . . hasta me parece sentirlocon usted . . . Es difícil hablar de esto porque conusted quiero portarme tan bien como sea posible.” Eneste

* A medida que ascendemos en la escala, los ejemplos impresos resultanmenos adecuados. Esto se debe a que, en estos niveles superiores, lacalidad de la vivencia adquiere mayor importancia; una transcripción sólopuede sugerirla, nunca transmitirla por completo. Tal vez más adelantesea posible disponer de una serie de ejemplos grabados.

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caso se expresan francamente los sentimientosreferentes al terapeuta y al cliente en relación coneste último, emociones a menudo muy difíciles derevelar.

Está muy próxima la posibilidad de experimentar plenamente lossentimientos. Estos “surgen a borbotones”, “se filtran”, a pesar deltemor y la desconfianza que al cliente le inspira la posibilidad deexperimentarlos de manera plena e inmediata.

Ejemplo: “Se me escapó y en realidad no locomprendo. (Pausa prolongada.) Estoy tratando deentender qué es ese terror.”

Ejemplo: La cliente se está refiriendo a unacontecimiento externo. De pronto adopta un airedoloroso, sorprendido.T.: “¿Qué . . . qué le sucede ahora?” C.: “No sé. (Llora.) . . . debo haberme acercadodemasiado a algo de lo que no quería hablar, o algoasí.” En este caso el sentimiento ha estado a puntode filtrarse en su conciencia, muy a pesar de ella.

Ejemplo: “En este momento me siento bloqueado.¿Por qué tengo la mente en blanco ahora? Me sientocomo si me hubiera estado aferrando a algo y hubierasoltado otras cosas, y una voz dentro de mí dice:‘¿Qué más tengo que conceder?’

Comienza a aparecer una tendencia a advertir que vivenciar unsentimiento implica un referente directo.

Los tres ejemplos anteriores ilustran estaafirmación. En cada caso, aunque el cliente sabe queha experimentado algo, no sabe con exactitud de quése trata; sin embargo, comienza a advertir que elpunto de referencia de estas cogniciones vagasreside en su propio interior, en su acontecerorganísmico, que le permite verificar susimbolización y sus formulaciones cognoscitivas. Amenudo esto último se pone de manifiesto enexpresiones que indican la proximidad o distanciaque siente entre él y ese punto de referencia,

Ejemplo: “En realidad no estoy apuntando a esocon el dedo; simplemente lo estoy describiendo.”

Los sentimientos que “surgen a borbotones” suelen despertar sorpresay temor y casi nunca placer.

Ejemplo: El cliente se refiere a sus anterioresrelaciones familiares: “Eso ya no tiene importancia.Mmm . . . (Pausa.) De alguna manera aquello teníamucho significado . . . pero no tengo la menor ideade por qué . . . Sí, ¡eso es! Ahora puedo olvidarloy . . . bueno, no es tan importante. ¡Caramba! ¡Todaaquella desdicha y complicación!”

Ejemplo: El cliente ha estado expresando sudesesperanza. “Todavía estoy asombrado por la fuerzade todo esto. Es tan parecido a mi modo de sentir.”

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Los sentimientos del sí mismo se reconocen como propios cada vez enmayor medida; hay un deseo de ser esos sentimientos, de ser el “yoverdadero”.

Ejemplo: “La verdad de este asunto es que no soyel tipo dulce y tranquilo que aparento ser. Lascosas me irritan; a veces siento deseos de burlarmede la gente y ser egoísta, y no sé por qué tengo queaparentar que no soy así.”

Este ejemplo revela que el cliente acepta cadavez más todos sus sentimientos.

La experiencia adquiere mayor flexibilidad; ya no es algo remoto, y amenudo se produce con una demora mínima.

La demora entre el acontecimiento organísmico yla vivencia subjetiva de él comienza a disminuir. Heaquí una cliente que describe perfectamente estasituación.

Ejemplo: “Todavía me cuesta trabajo imaginarmequé significan esta tristeza y este llanto. Sólo séque lo siento cuando me aproximo a cierto tipo desentimientos . . . y habitualmente, cuando tengoganas de llorar, me sirve para atravesar una especiede muro que levanté por todo lo que pasó. En cuantome siento herida por algo, automáticamente seconvierte en un escudo que me protege de las cosas y

siento que ya no puedo palpar ni sentir gran cosa denada . . . y que si pudiera sentir, o si me pudierapermitir sentir la sensación que tengo cuando mesiento herida, podría empezar a llorar en esepreciso instante, pero no puedo.”En este fragmento vemos que la paciente considera susentimiento como referente interno, al que puedeacudir en busca de mayor claridad. Percibe sutendencia al llanto y advierte que no es sino unavivencia retrasada y parcial del hecho de haber sidoherida. También reconoce que sus defensas no lepermiten, por el momento, experimentarinmediatamente el dolor que supone sentirse herida.

La experiencia se construye de modos mucho menos rígidos. Sedescubren nuevos constructos personales y se los examina y cuestionacríticamente.

Ejemplo: Un hombre dice: “Esta idea de tener queagradar . . . de tener que hacerlo . . . es algo quehe asumido como básico durante toda mi vida. (Lloraen silencio.) El hecho de que tengo que agradar es,sabe usted, uno de los axiomas incuestionables. Notengo alternativa, simplemente tengo que hacerlo.”El cliente advierte con claridad que este supuestoes un constructo, cuyo carácter incuestionable seestá desvaneciendo,

Existe un tendencia intensa y notoria a diferenciar con exactitud lossentimientos y significados.

Ejemplo: “ . . . cierta tensión que crece en mío cierta desesperanza, o una sensación de cosaincompleta . . . y en realidad mi vida está bastanteincompleta en este momento . . . no sé. Parece ser,a lo que más

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se aproxima es . . . a la desesperanza.”Indudablemente este cliente está tratando de

descubir el término que simboliza su experiencia conla mayor exactitud.

Las contradicciones e incongruencias de la experiencia son encaradascada vez con mayor claridad.

Ejemplo: “Mi mente consciente me dice que soyuna persona valiosa. Pero en alguna parte de miinterior no lo creo. Pienso que soy una rata . . .inservible. No tengo fe para nada.”

Aumenta la aceptación de la propia responsabilidad en los problemasque se encaran, y aumenta también la preocupación acerca de en quémedida el cliente ha contribuido a ellos. Los diálogos que se sostienenen el interior del sí mismo se van liberando, la comunicación internamejora y su bloqueo se reduce.

Hay ocasiones en que estos diálogos severbalizan.

Ejemplo: “Hay algo dentro de mí que dice: ‘¿Quémás tengo que abandonar? ¡Ya me has quitado tanto!’Este soy yo hablando conmigo mismo, la parte de míque queda entre bambalinas hablando con la parte demí que sube al escenario. Ahora se está quejando;dice: ‘¡Te estás acercando demasiado! ¡Aléjate!’”

Ejemplo: A menudo en estos diálogos el clienteprocura escucharse a sí mismo, verificar susformulaciones cognoscitivas con el referenteinmediato de su experiencia. Al hacer esto, uncliente dice: “¿No es gracioso? Nunca se me habíaocurrido mirarlo de esta manera. Simplemente estoytratando de verificarlo. Siempre me pareció que latensión obedecía a causas mucho más externas. . .que no era algo que yo usara de esta manera. Pero escierto . . . es realmente cierto.”Confío en que los ejemplos de esta quinta fase dellegar a ser un proceso contribuyan a arrojar algunaluz sobre varios puntos. En primer lugar, esta fasese encuentra a cientos de kilómetros psicológicos dedistancia de la primera. Aquí, a diferencia de laprimera etapa, muchos aspectos del cliente están enestado fluído. El cliente se halla mucho más próximoa su ser orgánico, siempre en proceso; se encuentraen mucho mejores condiciones para integrar el flujode sus sentimientos. Sus constructos de laexperiencia se han debilitado y han sido sometidosreiteradamente a prueba, contrastándolos con

referencias y pruebas internas y externas. Laexperiencia adopta un grado de diferenciación muchomás elevado y la comunicación interna, ya enmovimiento, puede alcanzar una exactitud muchomayor.

Ejemplos del proceso en un sector.

Hasta aquí se ha hablado fundamentalmente como si elcliente fuera una totalidad que, como tal, seencuentra íntegramente en una determinada etapa;quiero reiterar ahora, antes de pasar a describir laetapa

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siguiente, que en ciertos sectores del significadopersonal el proceso puede descender por debajo delnivel general del cliente. Esto se debe a que hayexperiencias que se apartan pronunciadamente delconcepto del sí mismo. Quizá sea posible,transcribiendo los sentimientos de un cliente en unsector determinado, ilustrar el modo de cómo esteproceso opera en un segmento restringido de laexperiencia total.En un caso que Shlien registró en su totalidad, lacalidad de la expresión del sí mismo en lasentrevistas revela que la cliente se hallaaproximadamente entre la tercera y la cuarta etapasde nuestro continuo. Cuando la cliente ingresa en elsector de las relaciones sexuales el proceso sedesarrolla en un nivel inferior del continuo.En la sexta entrevista siente que hay cosas quejamás podría referir a su terapeuta; luego, “al cabode una larga pausa, menciona con voz casi inaudibleuna sensación de comezón en la zona rectal, a la quesu médico no había hallado explicación”. En estecaso el problema es visto como algo completamenteajeno al sí mismo, la calidad vivencial está muyremota, Parece un ejemplo típico de nuestradescripción de la segunda etapa del proceso.

En la décima entrevista la comezón se ha desplazadoa sus dedos. Luego, con gran turbación, describejuegos consistentes en desvestirse Y otrasactividades sexuales infantiles. También en estecaso está relatando actividades externas al símismo, describiendo los sentimientos como cosas delpasado, aunque ha avanzado en el continuo. Concluyediciendo: “porque soy simplemente mala, sucia, esoes todo”. He aquí una expresión acerca del sí mismoy un constructo rígido e indiferenciado. Aquí seponen de manifiesto las características de latercera etapa de nuestro proceso, y lo mismo ocurrecon la afirmación siguiente acerca del sí mismo, querevela su mayor grado de diferenciación de lossignificados personales. “Pienso que por dentro soyhipersexuada, y por fuera no soy lo suficientementeatractiva como para provocar la respuesta quedeseo . . . Me gustaría ser la misma por dentro ypor fuera.” Esta última expresión incluye elementosde la cuarta etapa, puesto que la cliente comienza acuestionar un constructo personal.En la duodécima entrevista lleva esta duda aun másallá, decidiendo que ella simplemente no nació parala promiscuidad. Esta actitud revela característicaspropias. de la cuarta etapa, puesto que la clienteenfrenta con decisión su manera ya arraigada deinterpretar su experiencia. En esta entrevistatambién reúne el coraje necesario para decir a suterapeuta: “Usted es un hombre, un hombre buen mozoy los hombres como usted son todo mi problema. Seríamás fácil si usted fuera mayor . . . más fácil, perono mejor, al fin de cuentas.” Se siente incómoda yturbada por haber dicho esto y manifiesta que “escomo estar desnuda, tanto me he revelado anteusted”. En este caso expresa un sentimientoinmediato; lo hace con reticencia y temor, pero loexpresa, no lo describe. La vivencia se halla máscercana y está limitada por su estructura: seproduce con escasa postergación, pero

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con una decidida falta de aceptación. La nítidadiferenciación de significados se ve con claridad enla frase “más fácil, pero no mejor’. Todas éstas soncaracterísticas de la cuarta etapa de nuestroproceso.En la decimoquinta entrevista describe muchasexperiencias y sentimientos pasados acerca del sexo;estas descripciones presentan los rasgos típicos dela tercera y cuarta etapas. En determinado momentodice: “Quería lastimarme a mi misma, así que empecéa salir ¡con hombres que me lastimarían . . . con supene. Gocé, mientras me lastimaban, de modo que tuvesatisfacción al ser castigada por el goce queexperimentaba. “ He aquí una manera de construir laexperiencia, que esta vez la cliente percibe talcomo es y no simplemente como un hecho externo.También se ve con claridad que el constructo escuestionado, si bien este cuestionamiento sólo estáimplícito. La cliente reconoce y en parte sepreocupa por los elementos contradictorios incluidosen la vivencia de su goce, mientras siente al mismotiempo que merece un castigo. Estas cualidades sontípicas de la cuarta etapa e inclusive quizá de unestadio más avanzado.Un poco más tarde, describe la intensa vergüenza quehabía sentido en el pasado ante su capacidad degozar del sexo. Sus dos hermanas, las “hijas puras yrespetadas” no lograban alcanzar el orgasmo, demanera que “yo siempre era la mala”. He aquínuevamente elementos de la cuarta etapa. Luego sepregunta de pronto: “¿O en realidad tengo suerte?”Esta pregunta presenta algunas características de laquinta etapa: expresión de sorpresa intrigada,sentimientos que “surgen a borbotones”,experimentación inmediata de este asombro ycuestionamiento de su constructo personal anterior.En un clima de aceptación, la cliente ha avanzado eneste proceso y ha alcanzado un punto que se halla aconsiderable distancia de la segunda etapa.Espero que este caso ejemplifique cómo, al sentirserecibido, un individuo puede relajarse cada vez yentrar en movimiento, en proceso, en un sector dadodel significado personal. Tal vez ilustre también el

hecho de que este proceso en el que aumenta lafluidez de la personalidad no se produzca en minutosu horas, sino en semanas o meses. Se trata de unproceso que avanza con irregularidad: a vecesretrocede un trecho, otras parece no avanzar sinoextenderse lateralmente hasta cubrir un territoriomás amplio, pero, por último, continúa fluyendohacia adelante.

Sexta etapa.

Si he logrado transmitir al lector una idea delalcance y el carácter de la relajación delsentimiento, la vivencia y la construcción de laexperiencia que se produce en cada etapa, estaremosen condiciones de iniciar el estudio de la etapasiguiente, que la observación señala

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como crucial. Veamos si puedo explicar lascualidades que, a mi juicio, son características deesta fase.Si el cliente sigue sintiéndose plenamente recibidoen la relación terapéutica, elementos de la quintaetapa serán reemplazados por una fase distintiva y amenudo dramática, cuyas características son lassiguientes:

Ahora el cliente puede experimentar como inmediatos los sentimientosque antes estaban “atascados”, inhibidos en su cualidad de proceso. Estos sentimientos fluyen hasta sus últimas consecuencias. Un sentimiento del presente es experimentado directamente, demanera inmediata y rica. Se acepta esta cualidad inmediata de la experiencia y el sentimientoque la constituye. Ya no hay temor, necesidad de negarlo o lucharcontra esto.

Todas las oraciones precedentes intentan describiraspectos ligeramente diferentes de un fenómeno quecuando ocurre se presenta como algo claro ydefinido. Debería emplear ejemplos grabados para queel lector pudiera comprender con mayor claridad estaidea, pero trataré de ilustrarla sin ellos. Elsiguiente fragmento, tomado de la octogésimaentrevista de un joven cliente, tal vez logreesclarecer la manera en que éste ingresó en la sextaetapa.

Ejemplo: “Hasta podría concebir la posibilidadde preocuparme tiernamente por mí mismo . . . Sinembargo, ¿cómo podría yo ser tierno, preocuparme pormí mismo, si son una y la misma cosa” Y sin embargolo puedo sentir con tanta claridad . . . Mire, comocuidar a una criatura. Uno quiere darle esto yaquello . . . Puedo darme cuenta de lasintenciones hacia los demás . . . pero nunca puedoverlas para conmigo mismo, que yo podría hacer estopor mí, ¿sabe? ¿Es posible que realmente quieracuidarme a mí mismo y hacer de ello uno de losprincipales objetivos de mi vida? Eso significa quetendría que tratar a todo el mundo como si yo fuerael guardián de la posesión más valiosa y codiciada,que este yo estaría entre el yo valioso que quieroproteger y el resto del mundo . . . Es casi como sime amara a mí mismo . . . sabe . . . es raro, . . .pero es verdad.”T.: Parece un concepto bastante extraño y difícil decomprender; porque habría usted de decir: “Tendríaque enfrentar al mundo como si una parte de miresponsabilidad primaria residiera en cuidar esteprecioso individuo que soy yo . . . y al que amo.”C.: Que también me importa . . . de quien me sientotan cerca. ¡Uf! Esto sí que es algo raro.T.: Le parece sobrenatural. C.: Sí, de alguna manera esto me toca de cerca, estaidea de amarme y cuidarme. (Sus ojos se humedecen.)Es muy linda . . . muy linda.

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La grabación ayudaría a comprender que en estemomento el cliente está experimentando de manerainmediata un sentimiento que nunca había podidofluir en él antes. Este sentimiento fluye ahorahasta sus últimas consecuencias, sin inhibición; esexperimentado con aceptación y sin intento alguno deeludirlo o negarlo.

El cliente vive subjetivamente en la experiencia, pero sin advertirlo.El cliente, por medio de sus palabras, puede

tomar distancia de la experiencia para sentirlo ysentir cosas acerca de ella, como en el ejemploanterior. No obstante, la grabación nos permite verque sus palabras están en la periferia de lavivencia que ocurre en su interior y en la que élestá viviendo. Su mejor expresión verbal de este es:“¡Uf! Esto sí que es algo raro.”

El sí mismo como objeto tiende a desaparecer.En este momento el sí mismo es este sentimiento. Esun estar en el momento, con escaso conocimientoconsciente del sí mismo, pero sobre todo con unaconciencia reflexiva, como la llama Sartre. El símismo es, subjetivamente, en el momento existencial.No es algo que uno percibe.

En esta etapa la experimentación adquiere verdaderas característicasde proceso.

Ejemplo: Un cliente, que se aproxima a estafase, manifiesta un sentimiento de temor acerca dela fuente de ciertos pensamientos secretos quetiene. Continúa diciendo: “Las mariposas son lospensamientos más próximos a la superficie. Debajo deellos hay un flujo más profundo, del cual me sientomuy alejado. Este flujo más profundo es como un grancardumen de peces que se mueven debajo de lasuperficie. Me veo sentado, sosteniendo en una manouna línea de pescar con un alfiler doblado en laotra punta’ tratando de encontrar un aparejo másapropiado . . . o mejor aún, tratando de zambullirme. . . y todo esto mientras veo los peces que saltanen la superficie del agua. Eso es lo que me da

miedo. Mi imagen es que yo mismo quiero ser uno delos peces.”T.: “Quiere estar allá abajo fluyendo como ellos.” Si bien aun en este cliente, la vivencia no asumepor completo la forma de un proceso y, porconsíguiente, aquél no se sitúa del todo en la sextafase del continuo, la anticipa con tanta claridadque su descripción da una idea cabal de susignificado.

Otra característica de esta etapa es la relajación fisiológica que laacompaña.Con frecuencia es posible observar que el clientetiene los ojos húmedos por las lágrimas, suspira ymanifiesta signos de relajación muscular. Tambiénsuele haber otros concomitantes fisiológicos. Meatrevería a decir que, si pudiéramos verificarlo,descubriríamos, en este punto, que mejoran lacirculación sanguínea y la conductibilidad de los

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impulsos nerviosos. El siguiente fragmento es unejemplo del carácter “primitivo” de esassensaciones:

Ejemplo: El cliente, un hombre joven, acaba deexpresar su deseo de que sus padres mueran odesaparezcan: “Es como querer que se vayan y quererque nunca hayan existido . . . Y me avergüenzo tantode mí, porque cuando me llaman . . . voy volando . .. ¡zum! De alguna manera todavía son muy poderosos,no sé. Hay algo umbilical . . . casi lo puedo sentirdentro de mí . . . ¡zum! (Gesticula y simula serarrastrado, aferrándose a su ombligo).”T.: “Realmente lo tienen agarrado por el cordónumbilical.” C.: “Es cómico, pero se siente como algo real . . .es como una sensación quemante, y cada vez que dicenalgo que me produce ansiedad la puedo sentirexactamente aquí. (Señala su ombligo.) Nunca se mehabía ocurrido pensarlo.”

T.: “Como si el hecho de que haya problemas en lasrelaciones entre ustedes, para usted fuera comosentir una tensión que se ejerce sobre su ombligo.”C.: “Sí, lo siento acá, en las entrañas. Estasensación que tengo es tan difícil de definir.”El cliente está viviendo subjetivamente elsentimiento de dependencia de sus padres, sinembargo no sería correcto decir que la estápercibiendo. Está en ese sentimiento,experimentándolo como una tensión ejercida sobre sucordón umbilical.

En esta etapa la comunicación interna es libre y relativamente exentade bloqueos.Pienso que los ejemplos anteriores ilustran estepunto con bastante claridad. Por cierto, laexpresión “comunicación interna” ha dejado de seradecuada, porque como vemos en los fragmentoscitados, el momento crucial es aquel en el que seproduce la integración, en el cual ya no esnecesaria la comunicación entre diferentes focosinternos puesto que todos se integran en uno.

La incongruencia entre la experiencia y la percepción se experimentavívidamente a medida que se transforma en congruencia. En este momento de vivencia desaparece el constructo personalpertinente y el cliente se siente libre de su sistema anteriormenteequilibrado.Espero aclarar el significado de estas doscaracterísticas con el siguiente ejemplo. Un jovencliente ha enfrentado dificultades para aprehendercierto sentimiento desconocido. “Eso es casiexactamente el sentimiento . . . es que estabavivíendo y encarando una gran parte de mi vida comosi estuviera asustado por algo.” Refiere que susactividades profesionales sirven para inspirarlealguna seguridad y proporcionarle “un pequeño mundoen donde sentirme seguro, ¿sabe? Y eso por la mismarazón. (Pausa.) Estaba como dejándolo deslizar, perotambién lo relacioné con usted y con nuestrarelación y siento que me da miedo la

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posibilidad de que este sentimiento me abandone. (Sutono de voz cambia para adecuarse a su sentimiento.)Déjeme tener esto, porque ¿sabe? de alguna manera lonecesito. Puedo llegar a sentirme tan solo yatemorizado sin ese sentimiento”.T.: “Mmm. Mmm. ¡Déjeme seguir aferrado a esto porquede lo contrario tendría un miedo terrible! . . .También es una especie de súplica, ¿no?.C.: “Tengo una sensación de . . . es este niñitosuplicante, este gesto de implorar.” (Junta lasmanos como en una plegaria.)T.: “Acaba de juntar sus manos en una especie desúplica.” C.: “¡Sí, así es! Algo así como ‘¿no me haría elfavor?’ . . . ¡Oh, esto es espantoso! ¿Quién? ¿Yosuplicando? . . . Esa es una emoción que nunca sentícon claridad. . . algo que nunca he estado. . .(Pausa.) Tengo un sentimiento tan confuso. Por unlado, es lo maravilloso que resulta ver que surgende mí todas estas cosas nuevas. Todas las veces measombra tanto, y siempre está el mismo sentimiento,el miedo de tener tanto de esto. (Lágrimas.) . . .No me reconozco. He aquí algo que nunca habíaadvertido, que ni siquiera había sospechado . . .que yo podría querer ser alguna cosa, o ser decierta manera.”

Este fragmento revela que el cliente vivenciaplenamente la actitud de implorar y reconoce conabsoluta claridad la discrepancia que existe entreesta vivencia y su concepto de sí mismo. Sinembargo, la vivencia de la discrepancia señala elmomento de la desaparición de esta última. A partirde entonces, el cliente será un individuo que sienteque implora, así como percibe muchos otrossentimientos. Puesto que en este momento se extinguesu anterior constructo de sí mismo, se sienteindependiente de su viejo mundo. Esta es unasensación maravillosa que, a la vez, provoca temor.

El momento de la vivencia plena se convierte en un referente claro ydefinido.

Los ejemplos anteriores intentan señalar tambiénque el cliente a menudo no advierte con claridad quées lo que acaba de “golpearlo” en ese momento. Noobstante, esto no parece demasiado importante,puesto que el hecho en cuestión es una entidad, unreferente al que puede recurrir una y otra vez paradescubrir más acerca de él. Es probable que luego secornpruebe que la súplica y el sentimiento de“amarme a mí mismo” presentes en estos ejemplos noson exactamente como aparecen descriptos. A pesar deello constituyen puntos de referencia sólidos, a loscuales el cliente puede acudir cuantas veces quiera,hasta satisfacer su necesidad de saber qué son. Talvez se trate de un acontecimiento fisiológicodefinido con claridad, de un sustrato de la vidaconsciente al que el cliente puede recurrir conpropósitos de investigación. Gendlin ha llamado miatención acerca de esta significativa cualidad de lavivencia como referente. Sobre esa base este autorintenta desarrollar con extensión la teoríapsicológica.

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La diferenciación de la vivencia es penetrante y clara.Puesto que cada uno de estos momentos es un

referente, una entidad específica, no hayconfusiones entre unos y otros. El proceso dediferenciación nítida se desarrolla sobre cada uno.

En esta etapa ya no hay más “problemas” externos ni internos. El cliente vive subjetivamente una fase de su problema, que ha dejadode ser un objeto.

Pienso que, en cualquiera de los ejemploscitados, cometeríamos un grosero error siafirmáramos que el cliente percibe su problema como

algo interno o, en otras palabras, que lo manejacomo un problema interno. Debemos explicar que dealgún modo el cliente ha ido mucho más allá y,naturalmente, ha avanzado un gran trecho en relacióncon el momento en que percibía su problema como algoexterno. La mejor descripción consistiría en decirque el cliente no percibe ni maneja su problema,sino que simplemente vive una parte de él de maneraconsciente y aceptándolo.Me he detenido en este sexto punto del continuoporque lo considero fundamental. Mi observación meindica que estos momentos de experímentacióninmediata, total y aceptada son, en cierto sentido,casi irreversibles. En lo que respecta a losejemplos citados, mi hipótesis es que cada vez que,en el futuro, estos clientes enfrenten unaexperiencia de cualidades y característicassimilares, ésta será reconocida conscientemente comolo que es en cada caso: una tierna solicitud por unomismo, un vínculo umbilical con los padres o ladependencia implorante propia de una criatura.Podemos señalar también que una vez que laexperiencia se ha hecho totalmente consciente y hasido aceptada por completo, puede ser enfrentada ymanejada con éxito, como cualquier otra realidadclara.

Séptima etapa.

En aquellos sectores en que el cliente ha alcanzadola sexta etapa ya no es imprescindible que searecibido plenamente por el terapeuta, aunque estosigue siendo útil. No obstante, puesto que la sextaetapa es, por lo general, irreversible, el clientecon frecuencia parece ingresar en la séptima y,última sin gran necesidad de ayuda por parte delterapeuta. Esta fase puede desarrollarse tanto en larelación terapéutica como fuera de ella; a menudo elterapeuta infiere que su cliente ha entrado en laséptima etapa por las referencias de éste, sin queello se verifique en las horas de las entrevistas.Intentaré describir algunas de las característicasde esta fase, tal como creo haberlas observado.

Los sentimientos nuevos se experimentan de manera inmediata y ricaen matices, tanto dentro como fuera de la relación terapéutica.

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La vivencia de esos sentimientos se utiliza como un referente claro.El cliente se esfuerza conscientemente por utilizarestos referentes con el objeto de saber de maneramás clara y diferenciada quién es él, qué quiere ycuáles son sus actitudes. Esto es cierto aun cuandose trata de sentimientos que resultan desagradableso provocan temor.

La aceptación de estos cambiantes sentimientos como propiosaumenta y coexiste con una confianza básica en el proceso mismo.Esta confianza no está puesta inicialmente en losprocesos conscientes, sino en el proceso organísmicototal. Un cliente describe su impresión acerca de laexperiencia característica de la sexta etapa,expresándose en términos propios de la séptima fase:“Acá, en terapia, lo que valió fue sentarse y decir:‘Esto es lo que me molesta’ y darle vueltas duranteun tiempo hasta que, en un crescendo emocional, algoaparece y la cosa se acaba . . . cambia de aspecto.Aun entonces, no puedo explicar exactamente qué eslo que pasó. Es que saqué a relucir algo, lo sacudíy le di un par de vueltas; cuando lo puse nuevamenteen su lugar me sentí mejor. Es un poco frustrante,porque me gustaría saber con exactitud qué es lo queestá pasando... Es cómico, porque parece como si yono hiciera absolutamente nada al respecto . . . miúnica participación activa consiste en . . . estaralerta y capturar los pensamientos al vuelo a medidaque aparecen . . . Y hay como una sensación de“Bueno, ahora que lo he visto bien, ¿qué hago conesto?” No es algo con botones para manipular, ninada. Sólo hay que hablar de eso un poco y dejarlo.Aparentemente todo consiste en eso. Sin embargo, medeja con una especie de sentimiento deinsatisfacción . . . un sentimiento de no haberlogrado nada por mí mismo. Como si se hubieralogrado sin que yo lo sepa y al margen de miconsentimiento . . . El hecho es que no estoy segurode la calidad de la readaptación porque no llegué averla, a controlarla . . . Todo lo que puedo haceres observar los hechos . . . que veo las cosas deuna manera algo distinta, estoy menos ansioso ymucho más activo. En general mis asuntos están

mejorando y estoy muy contento con la manera en quese han dado las cosas. Pero me siento un poco comoun espectador.” Momentos más tarde, después deaceptar a regañadientes el proceso que se desarrollaen él, agrega: “Creo que cuando mejor me desempeñoes cuando mi mente consciente sólo se ocupa dehechos y dejo que su análisis continúe por sí mismo,sin prestar ninguna atención.”

La vivencia ha perdido casi por completo sus aspectos limitados por laestructura y se convierte en vivencia de un proceso; esto significa quela situación se experimenta e interpreta como nueva, y no como algopasado.

El ejemplo que he citado para la etapa seissugiere la cualidad que estoy tratando de describir.Otro ejemplo, en un plano más específico, es

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el que da un cliente que, en una entrevista decontrol, una vez finalizado el tratamiento, explicalas nuevas características que ha asumido su trabajocreativo. Antes trataba de ser ordenado: “Empezarpor el principio y avanzar de manera uniforme haciael final.” Ahora advierte que el proceso que sedesarrolla en él no es así. Dice: “Cuando, estoytrabajando sobre una idea, toda la idea sedesarrolla como la imagen latente que aparece alrevelar una fotografía. No empieza por un lado paracompletarse hacia el otro. Aparece en todas partesal mismo tiempo. Al principio lo único que se ve esel contorno difuso, y uno se pregunta qué es lo queva a salir; luego algunos elementos van encajandogradualmente acá y allá y pronto la imagen se haceclara . . . toda de una vez.” Sin duda el cliente nosólo ha llegado a confiar en este proceso, sino quelo experimenta tal como es, no en términos de algúnacontecimiento pasado.

Poco a poco el sí mismo se convierte simplemente en la concienciasubjetiva y reflexiva de la vivencia. El si mismo se percibe cada vezmenos como un objeto y, en cambio, se lo siente con mayor frecuenciacomo un proceso que inspira confianza.La misma entrevista con el cliente al que acabo dereferirme puede proporcionarnos un ejemplo de estacaracterística. En esta entrevista el cliente serefiere a su experiencia desde el comienzo de lapsicoterapia; por consiguiente, vuelve a tomarconciencia de sí mismo. Sin embargo, está claro queno es ésta la calidad de su experiencia diaria.Después de mencionar muchos cambios dice: “Enrealidad no había relacionado ninguna de estas cosascon la terapia hasta esta noche . . . (En broma.)¡Ja! A lo mejor pasó algo y todo, porque desdeentonces mi vida ha sido distinta: mi productividady confianza aumentaron, me volví más audaz ensituaciones que antes hubiera evitado, y menos osadoen otras en que de lo contrario me hubiera vueltoinsoportable.” Es evidente que sólo ahora adviertelo que era anteriormente su sí mismo.

Los constructos personales se replantean provisionalmente, para serluego validados mediante las experiencias ulteriores, pero aun en casode serlo, se los plantea con mayor flexibilidad. Un cliente describe la modificación que uno de susconstructos sufrió en una y otra entrevista, haciael final de la psicoterapia. “No sé qué (cambió), pero me siento indudablementedistinto cuando recuerdo mi infancia, y parte de lahostilidad que sentía hacia mi madre y mi padre seha desvanecido. Reemplacé mi resentimiento haciaellos por una especie de aceptación del hecho de quehicieron conmigo una cantidad de cosas indeseables.Pero lo reemplacé por una especie de sentimiento deentusiasmo al saber que . . . bueno . . . ahora queestoy descubriendo lo que estaba mal, yo puedo haceralgo al respecto: corregir sus errores.” Vemos quesu manera de construir su experiencia con sus padresse ha modificado notablemente.

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Podemos tomar otro ejemplo de una entrevista de uncliente que siempre sintió que debía complacer a lagente: “Me imagino . . . cómo sería . . . que noimporta si yo no le gusto a usted . . . que gustarleo no gustarle no es lo más importante para mí. Sisólo pudiera decirle eso a la gente . . . ¿sabe? . .. la idea de decir algo espontáneamente . . . sinque me importe si agrada o no . . . ¡Dios mío! Unopodría decir prácticamente cualquier cosa. Pero esoes cierto, usted sabe.” Más tarde se pregunta conincredulidad: “¿Quiere decir que estaría bien que yosea lo que realmente quiero ser?” El cliente estáluchando por construir algunos aspectosfundamentales de su experiencia.

La comunicación interna es clara: los sentimientos y símbolos secorrelacionan de manera adecuada y hay términos nuevos paradescribir sentimientos nuevos. El cliente experimenta la elección efectiva de nuevas maneras de ser.Puesto que todos los elementos de la experiencia sonaccesibles a la conciencia, la elección se vuelvereal y efectiva. Este cliente comienza a advertirlo:“Estoy tratando de estructurar una manera de hablarque me permita perder el miedo. Tal vez la manera dehacerlo sea pensando en voz alta, pero tengo tantospensamientos que sólo podría hacerlo parcíalmente.Tal vez podría lograr que mis palabras fueranexpresión de mis verdaderos pensamientos, en lugarde tratar simplemente de emitir los sonidosadecuados en cada situación.” En este caso elcliente percibe la posibilidad de una elecciónefectiva.Otro cliente refiere una discusión que sostuvo consu esposa: “No estaba tan enojado conmigo mismo; nome odiaba demasiado a mí mismo. Me di cuenta de queme estaba portando como un chiquilín y de algunamanera elegí hacer eso.” No es fácil encontrar ejemplos para ilustrar estaséptima etapa porque son relativamente pocos losclientes que la alcanzan por completo. Intentaréresumir las cualidades de este extremo del continuo.Cuando el individuo ha alcanzado la séptima etapa desu proceso de cambio, ingresa en una nueva

dimensión. El cliente ha incorporado la cualidad demovimiento, fluidez y cambio a cada aspecto de suvida psicológica; esto se convierte en sucaracterística fundamental. Vive conscientemente sussentimientos, los acepta y confía en ellos. Susmaneras de construir la experiencia cambianconstantemente, puesto que sus constructospersonales son modificados por cualquier nuevoacontecimiento vital. Su vivencia tiene carácter deproceso; consiste en sentir lo nuevo de cadasituación y volver a construirlo, haciéndolo enfunción del pasado sólo en la medida en que elpresente sea idéntico a aquél. El clienteexperimenta de manera inmediata y al mismo tiemposabe que está experimentando; procura diferenciarcon exactitud sus sentimientos y los significadospersonales de su experiencia. La comunicacióninterna entre los diversos aspectos del sí mismo eslibre y exenta

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de bloqueos; el individuo se comunica libremente enlas relaciones con los demás, que ahora no estánesteretipadas, sino que son relaciones de persona apersona. Es consciente de sí mismo, pero no comoobjeto; se trata más bien de una concienciareflexiva, un vivir subjetivamente en el sí mismo enmovimiento. Sabe que se relaciona con sus problemasde manera responsable. En realidad experimenta unarelación plenamente responsable con todos losaspectos fluidos de su vida. Vive en sí mismo comoen un proceso siempre cambiante.

Algunas preguntas acerca de este continuo delproceso.

Permítaseme anticipar algunas de las preguntas quepueden plantearse acerca del proceso que he tratadode describir.

¿Es éste el proceso por el cual se modifica lapersonalidad o sólo es uno de los tantos posibles?Lo ignoro. Tal vez haya diversos tipos de procesosque pueden introducir cambios en la personalidad;sólo puedo afirmar que éste parece ser el que sedesarrolla cuando el individuo se siente plenamenterecibido.¿Puede este proceso aplicarse a todas laspsicoterapias o sólo se lleva a cabo en el marco deuna determinada orientación psicoterapéutica? No nosserá posible responder a esta pregunta hasta tantono tengamos registros de casos de otrasorientaciones. No obstante, me aventuraria a pensarque tal vez los enfoques terapéuticos que asignangran importancia a los aspectos cognoscitivos de laexperiencia y poca a sus aspectos emocionales debendesencadenar un proceso de cambio enteramentedistinto.¿Coinciden todos los psicoterapeutas en que esteproceso de cambio es deseable, se mueve endirecciones satisfactorias? No lo creo. Pienso quehay quienes no valoran la fluidez. Nos hallamos anteuno de los juicios de valor social que tendrán quepronunciar los individuos y las culturas. Un procesode cambio de esta naturaleza puede ser evitadofácilmente; para eso bastará con reducir o evitarlas relaciones en que el individuo se sientaplenamente recibido tal como él es.¿Es rápido el cambio a lo largo de este continuo?Mis observaciones indican todo lo contrario. Miinterpretación del estudio de Kirtner, que difíerede la suya en algunos aspectos, señala que uncliente puede iniciar la terapia en la segunda etapay terminarla aproximadamente en la cuarta, y tantoél como el terapeuta sentirse legítimamentesatisfechos del progreso alcanzado. Casi nuncaocurre que un cliente que, al iniciar sutratamiento, presenta los rasgos típicos de laprimera etapa pueda ingresar en la séptima fase. Siesto ocurriera, requeriría años.¿Están correctamente agrupadas las descripciones encada etapa? Estoy seguro de haber cometido muchoserrores al agrupar mis observaciones. También mepregunto qué elementos importantes habré omitido

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y si los diversos componentes de este continuo nopodrían describirse atendiendo a los múltiplesmatices que pueden presentar. Todas estas preguntaspueden lograr respuestas empíricas si la hipótesisque planteo posee suficientes méritos a los ojos delos investigadores.

Resumen.

A manera de introducción, he tratado de bosquejar agrandes rasgos la dinámica de un proceso de cambioque se produce cuando el cliente se siente recibido,aceptado, comprendido tal como es. Este procesopresenta diversos aspectos, separables al comienzo,pero que luego constituyen una unidad a medida queel proceso continúa.El proceso implica una relajación de lossentimientos. En el extremo inferior del continuo,se los describe como remotos, no reconocidos comopropios y alejados del presente. Luego aparecen comoobjetos presentes que en cierta medida sonreconocidos como propios por el individuo. Más tardese expresan claramente como sentimientos propios, entérminos más próximos a la vivencia inmediata. En unpunto más alto de la escala se los experimenta yexpresa en el presente inmediato, y disminuye eltemor que este proceso inspira. También en estemomento, aun aquellos sentimientos que hastaentonces habían sido negados hacen su aparición enla conciencia, son experimentados y reconocidos comopropios. En el extremo superior del continuo, una delas características del individuo consiste en quevive en el proceso de experimentar un flujo desentimientos siempre cambiantes.Este proceso implica también un cambio en la manerade experimentar. El continuo comienza por una fijezaen la que el individuo se halla muy alejado de su

vivencia y es incapaz de estructurar a simbolizar susignificado implícito. Antes de que sea posibleextraer significados de la vivencia, ésta debesituarse en el pasado, por razones de seguridad, entanto que el presente se interpreta en función deesos significados pasados. Una vez superado elalejamiento con respecto a su vivencia, el individuopasa a reconocer que ésta es un proceso inquietanteque ocurre en su interior. Paulatinamente lavivencia se convierte en un referente interno másaceptado, al cual se puede acudir en busca designificados más apropiados. Por último, elindividuo adquiere la capacidad de vivir de maneralibre y permisiva en un proceso fluido de vivencia yde emplear a ésta como principal referente de suconducta.En este proceso de cambio el cliente pasa también dela incoherencia a la coherencia. El continuo partede un máximo de incoherencia -que el individuodesconoce-, atraviesa etapas en que se agudiza elreconocimiento de las contradicciones ydiscrepancias que existen en él, y llega aexperimentar la incoherencia en el presenteinmediato, de

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manera tal que ésta desaparece. En el extremosuperior del continuo sólo puede haber unaincoherencia pasajera entre vivencia y conciencia,puesto que el individuo no necesita defenderse delos aspectos amenazadores de su experiencia.La manera y la medida en que el individuo puede ydesea comunicarse en un clima receptivo tambiénsufren cambios. El continuo se extiende desde unafalta absoluta de voluntad de comunicar el sí mismohasta un punto en que éste es una percepción rica y

cambiante de la experiencia interna, fácilmentecomunicable cuando el individuo así lo desea.En el transcurso de este proceso se relajan losesquemas cognoscitivos de la experiencia. Después deconstruir la experiencia según moldes rígidos que seperciben como hechos externos, el cliente comienza adesarrollar constructos flexibles y cambiantes delsignificado de la experiencia, es decir, constructosque resultan modificados por cada nueva experiencia.La relación del individuo con sus problemas semodifica. En un extremo del continuo no se adviertenlos problemas ni hay intenciones de cambiar. Poco apoco el cliente descubre que los problemas existen.En una etapa posterior, reconoce su participación enla génesis de éstos y advierte que no han surgido defuentes totalmente externas. Comienza a aumentar elsentido de la propia responsabilidad en losproblemas. Más tarde se vive o se experimenta algúnaspecto de ellos. Por último, la persona los vivesubjetivamente y se siente responsable de laparticipación que ha tenido en su desarrollo.También cambia la manera de relacionarse delindividuo. En un extremo del continuo el sujetoevita las relaciones íntimas, que percibe comopeligrosas. En el otro extremo, vive de maneraabierta y libre su relación con el terapeuta y conlos demás; su conducta en tales relaciones se basaentonces en su vivencia inmediata.En términos generales, el proceso avanza desde unestado de fijeza, donde todos los elementos yaspectos descriptos son discernibles y comprensiblespor separado, hacia los momentos de mayor fluidez enla psicoterapia, en los cuales todos estos aspectosse entretejen y unifican. En la vivencia inmediata ala que accede en esos momentos el cliente, elsentimiento y el conocimiento se compenetranmutuamente, el sí mismo está presente de manerasubjetiva en la experiencia, la volición no es sinola consecuencla subjetiva del equilibrio armónico dela orientación organísmica. De esa manera, a medidaque el proceso se aproxima a este punto, la personase convierte en una unidad de flujo y movimiento. Hacambiado pero lo que parece más importante es que seha convertido en un proceso integrado de cambio.CUARTA PARTE

UNA FILOSOFÍA DE LAS PERSONAS

He desarrollado algunas impresiones filosóficasacerca de la vida y los objetivos hacia los que elindividuo se encamina al sentirse libre.

8 “SER LA PERSONA QUE UNO REALMENTE ES”: COMO VEUN TERAPEUTA LOS OBJETIVOS PERSONALES

En la actualidad, la mayoría de los psicólogos consideran un insulto elhecho de que se les atribuyan pensamientos filosóficos. No compartoeste punto de vista. No puedo evitar sentir curiosidad acerca delsignificado de las cosas que observo. Algunos de estos significadosparecen tener implicaciones alentadoras para nuestro mundomoderno.En 1957 mi amigo el doctor Russell Becker, quien fue alumno mío yluego colega, me invitó a dar una conferencia especial en unaasamblea general en el Wooster College, en Ohio. Decidí desarrollarcon mayor claridad para mí mismo el significado de las orientacionespersonales que los clientes parecen asumir en el ambiente de libertadde la relación terapéutica. Al terminar el trabajo, abrigaba seriasdudas acerca de si había sido capaz de expresar algo original osignificativo. El largo y cerrado aplauso que me dispensó el audítoriodisipó en cierta medida mis temores.El tiempo transcurrido me permite ser más objetivo con respecto a loque dije en aquella ocasión; al analizar el contenido de estaconferencia, siento satisfacción por dos motivos. Pienso que expresa demanera adecuada las observaciones que he condensado en dos tesismuy importantes: una es mi confianza en el organismo humano,cuando éste funciona libremente; la otra es la calidad existencial deuna vida satisfactoria, tema del que se ocupan algunos de nuestrosfilósofos más modernos, y que ya fuera expresado de modoinmejorable por Lao-tsé hace más de veinticinco siglos, cuando dijo:“La manera de hacer es ser.”

Las preguntas.

¿Cuál es mi objetivo en la vida?” “¿Para qué meestoy esforzando?” “¿Cuál es mi propósito?” Estasson preguntas que todo individuo se plantea en unmomento u otro de su vida, a veces con una actitudserena y ineditativa, otras, sumido en la agonía dela incertidumbre o en la desesperación, Sonpreguntas muy antiguas, que el hombre se haplanteado y respondido en cada siglo de la historia,pero también

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preguntas que cada individuo debe formularse yresponder por sí mismo. Como asesor las oigoexpresadas de muchas maneras diferentes a medida quehombres y mujeres que padecen tratan de aprender,comprender o elegir las orientaciones que adopta suvida.En un sentido, no hay nada nuevo que decir acerca deestas preguntas. Por ierto, la frase que he citadoen el título de este capítulo fue tomada de la obrade un hombre que luchó por responder estosinterrogantes hace más de un siglo. Pareceríapresuntuoso expresar simplemente otra opiniónpersonal acerca de este tema de los objetivos ypropósitos; sin embargo, puesto que durante muchosaños he trabajado con individuos conflictuados einadaptados, creo poder discernir una trama, unatendencia, una comunidad o una armonía en elconjunto de respuestas provisionales que elloshallan para sí mismos. En consecuencia, me gustaríacompartir con el lector mi impresión acerca de loque los seres humanos parecen esforzarse poralcanzar, cuando están en libertad de elegir.

Algunas respuestas.

Antes de intentar introducir al lector en el mundode mi propia experiencia con mis clientes desearíarecordarle que las preguntas que he mencionado noson preguntas retóricas y que tanto antes como ahoraha habido discrepancias entre las respuestas. Cuando

en el pasado los hombres se interrogaron acerca delpropósito de la vida, algunos respondieron con laspalabras del catecismo: “El objetivo principal delhombre es glorificar a Dios.” Otros pensaron que setrataba de prepararse para la inmortalidad. Huboquienes se propusieron un fin mucho más terreno:disfrutar, liberar y satisfacer sus deseossensuales. Otro grupo, que hoy tiene muchosrepresentantes, opina que el propósito de la vida esobtener posesiones materiales, status, conocimientoso poder. No faltan quienes se dedican plena ydevotamente a una causa externa, tal como elcristianismo o el comunismo. El propósito de Hitlerfue convertirse en el líder de una raza superior queejercería el poder sobre el resto del mundo. Muchosorientales, por el contrario, se han esforzado poreliminar todo deseo personal y ejercer un máximo decontrol sobre ellos mismos. Menciono estaselecciones tan variables para señalar algunos de losdiferentes objetivos por los que han vivido loshombres y sugerir que hay muchas metas posibles.En un importante estudio realizado poco tiempoatrás, Charles Morris investigó objetivamente lasorientaciones vitales que preferían los estudiantesde seis países diferentes: India, China, Japón,Estados Unidos, Canadá y Noruega. Como era deesperar, halló importantes diferencias entre losfines de estos grupos nacionales. Por medio de unanálisis factorial de sus datos trató de determinarlas dimensiones de valor implícitas que parecíandeterminar los miles de preferencias

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individuales. Sin profundizar en los detalles de suanálisis, podríamos observar las cinco dimensionesque se pusieron de manifiesto y que, combinadas de

diversas maneras positivas y negativas, parecen serresponsables de las elecciones individuales.La primera de estas dimensiones de valor implica lapreferencia por una participación en la vidaresponsable, moral y autorrestringida, que aprecia yprocura conservar lo que el hombre ha logrado.La segunda asigna gran importancia a la lucha porsuperar los obstáculos que se presentan. Implica unaconfiada aceptación del cambio, tanto en lo querespecta a la resolución de los problemas personalesy sociales como a la superación de los obstáculosque presenta el mundo natural.La siguiente dimensión destaca el valor de una vidainterior autosuficiente y de una ricaautopercepcíón. El individuo renuncia al controlsobre las personas y cosas, a favor de unacomprensión profunda y simpática de sí mismo y delos demás.La cuarta dimensión atribuye especial valor a lareceptividad hacia las personas y la naturaleza. Lainspiración se considera como algo que procede deuna fuente externa, ajena al sí mismo, la personavive y se desarrolla respondiendo devotamente a esafuente.La quinta y última dimensión destaca el placérsensitivo, el goce de uno mismo. Se valorizan losplaceres más simples de la vida, el abandono a losrequerimientos del mundo, la actitud libre y abiertahacia la vida.La importancia de este estudio reside en el hecho deque es uno de los primeros en que se midieronobjetivamente las respuestas que diferentes culturasdan a la pregunta “¿Cuál es el propósito de lavida?” y de que, en consecuencia, nos permiteaumentar nuestros conocimientos al respecto. Tambiénha contribuido a definir algunas de las dimensionesbásicas en función de las cuales se realiza laelección. Como dice Morris al referirse a estasdimensiones: “Es como si las personas de diversasculturas tuvieran en común las cinco notasprincipales de las escalas musicales sobre las quecomponen diferentes melodías.” (5, pág. t85.)

Otro criterio.

A pesar de todo, este estudio no me satisface porcompleto. Ni las “Maneras de vivir” que Morrispresentó a los alumnos como posibles elecciones nilas dimensiones factoriales parecen incluir la metavital que ha surgido de mi experiencia con misclientes. Las personas que durante las horas deterapia luchan por encontrar un modo de vida paraellos mismos siguen un patrón de conducta generalque no corresponde exactamente a ninguna de lasdescripciones de Morris.La mejor manera en que puedo enunciar esta metavital, tal como ella surge en mi relación con losclientes, es utilizando las palabras de

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Sören Kierkegaard: “ser la persona que uno realmentees” (3, pág. 29). Sé muy bien que esto puede parecerdemasiado simple, incluso absurdo. La frase “ser loque uno es” parece más un enunciado de hechosevidentes que la formulación de un objetivo. ¿Quésignifica esta expresión? ¿Qué implica? Quierodedicar las observaciones siguientes a estos temas.Comenzaré diciendo que parece significar e implicaralgunas cosas extrañas. Mi experiencia con losclientes y mi propia búsqueda de mí mismo me hanllevado a sostener puntos de vista que no hubierasido capaz de defender hace diez o quince años.Espero que el lector reciba mis posiciones conescepticismo crítico y las acepte sólo en la medidaen que ellas encuentren un verdadero correlato consu propia experiencia.

LAS ORIENTACIONES QUE ADOPTAN LOS CLIENTES.

Veamos si puedo identificar y explicar algunas delas tendencias que observo en el trabajo con misclientes. En mi relación con estos individuos, mimeta ha sido crear un clima que les proporcione toda

la seguridad, calidez y comprensión empática que mesiento capaz de brindar auténticamente. No me haparecido útil ni satisfactorio interferir en laexperiencia del cliente con explicacionesdiagnósticas, interpretaciones, sugerencias oconsejos. Por consiguiente, las tendencias queobservo parecen surgir del cliente mismo, y no demí.*

Dejan de utilizar las máscaras.

Al principio observo que el cliente, con dudas ytemores, acusa una tendencia a alejarse de un símismo que él no es. En otras palabras, aun cuandoignore hacia dónde se dirige, procura alejarse dealgo. Por supuesto, al hacer esto, comienza adefinir lo que es, aunque en términos negativos.En un comienzo, el cliente puede expresar estosimplemente como el miedo a manifestar que es. Unjoven de dieciocho años dice, en una de sus primerasentrevistas: “Sé que no soy tan violento y temo quelo descubran. Por eso hago estas cosas . . . Algúndía van a descubrir que no soy tan violento.Simplemente estoy tratando de postergar ese día todolo que puedo . . . Si usted me conoce como yo meconozco . . . (Pausa.) No le voy a decir qué clasede persona pienso que soy en realidad. Hay una solacosa en la que no voy a cooperar, y es en eso . . .

* A pesar de esto, no puedo negar la posibilidad de que alguien demuestreque las tendencias que describiré a continuación pueden en cierta medidahaber sido iniciadas por mí, de manera sutil. Las describo como si semanifestasen en el cliente en el transcurso de esta relación que lebrinda seguridad. porque ésa me parece la explicación más plausible.

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No veo de qué le serviría saber lo que yo pienso demí mismo para formarse su propia opinión sobre mí.”La expresión de este miedo forma parte del procesode su transformación en lo que realmente es. Enlugar de ser sólo una máscara, se está acercando ala posibilidad de ser él mismo, es decir, unapersona atemorizada que se oculta tras una fachada,porque se considera demasiado espantosa como paramostrarse tal cual es.

Dejan de sentir los “debería”.

Otra tendencia de este tipo se manifiesta en elhecho de que el cliente se aleja de la imagencompulsiva de lo que “debería ser”. Algunosindividuos han internalizado hasta tal punto elconcepto inculcado por sus padres según el cual“debería ser bueno” o “debo ser bueno”, que sólo pormedio de una intensa lucha interior pueden abandonaresta meta. Una mujer joven, al describir su relacióninsatisfactoria con su padre, comienza diciendocuánto le importaba lograr el amor de éste: “Piensoque en todo este sentimiento acerca de mi padrerealmente yo quería lograr una buena relación con él. . . Quería que él se preocupara por mí y, sinembargo, no podía conseguirlo.” Siempre sentía quedebía satisfacer todas sus exigencias yexpectativas, y esto era . . . “demasiado. Sicumplía una de ellas, aparecía otra y otra y otra ynunca llegaba a satisfacerlas todas. Es como unaexigencia sin fin”. La cliente siente que ha sidocomo su madre, sumisa y complaciente, y ha tratadode satisfacer todas las exigencias de su padre. “Yrealmente no quería ser ese tipo de persona. Piensoque no es bueno ser así, pero creo que sentía queasí hay que ser si uno desea que los demás piensenen uno y lo amen. ¿Y quién querría amar a unapersona así, tan débil?” El asesor respondió:“¿Quién amaría a un felpudo?” La respuesta fue: “¡Almenos a mí no me gustaría ser amada por el tipo depersona capaz de querer a un felpudo!”Aunque estas palabras no revelan parte alguna del símismo al que la cliente podría estar aproximándose,el hastío y desdén de su voz y su expresión ponen de

manifiesto que se está alejando de un sí mismo quetiene que ser bueno, que tiene que ser sumiso.Otro hecho curioso es que algunos individuosdescubren que se han sentido obligados aconsiderarse malos y que se están alejando de eseconcepto de sí mismos. Un joven ilustra claramenteeste alejamiento: “No sé de dónde saqué estaimpresíón de que sentir vergüenza de sí mismo era elsentimiento más apropiado para mí . . . Simplementetenía que avergonzarme de mí mismo . . . Existía unmundo en el que sentir vergüenza de mí mismo era lomejor que podía sentir . . . Si uno es alguien quemerece reprobación, supongo que lo mejor que puedehacer para respetarse un poco a sí mismo esavergonzarse de aquella parte de uno que los demásno aprueban . . .“

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“Ahora me niego firmemente a hacer cosas conforme ami antiguo punto de vista . . . Es como si estuvieraconvencido de que alguien me ha dicho: ‘Tendrás queavergonzarte de ser como eres, ¡así que hazlo! Y loacepté durante mucho, mucho tiempo, diciendo:‘Bueno, así soy yo.’ Y ahora me enfrento a esealguien diciéndole: ‘No me interesa lo que digas.¡No pienso sentirme avergonzado de mí mismo!’ “ Sinduda alguna, este cliente está abandonando elconcepto de sí mismo que consideraba malo yvergonzoso.

Dejan de satisfacer expectativas impuestas.

Otros clientes se alejan de las pautas de conductaque la cultura les impone. Como lo ha señaladoenérgicamente Whyte en su libro, en nuestra culturaindustrial actual, por ejemplo, existen intensaspresiones que impulsan al individuo a adquirir lascaracterísticas que se espera hallar en el “hombre-organización”. Las personas deben integrar un grupo,subordinar su individualidad a las necesidades deéste y convertirse en “hombres cabales capaces demanejar a hombres cabales”.Jacob concluyó recientemente un estudio sobre losvalores de los estudiantes en los Estados Unidos, yresume sus hallazgos de la siguiente manera: “Elprincipal efecto de la educación superior sobre losestudiantes consiste en lograr la aceptación, porparte de éstos, de un cuerpo de normas -Y actitudescaracterísticas de los universitarios de ambos sexosen la comunidad norteamericana . . . El objetivo dela experiencia universitaria es . . . socializar alindividuo, refinar, pulir y modelar sus valores, demanera tal que pueda adaptarse cómodamente a lajerarquía del egresado de una universidad de EstadosUnidos” (1, pág. 6).Frente a estas presiones que impulsan alconformismo, observo que, cuando los clientes sesienten en libertad de ser como quieren, comienzan adesconfiar de la organización. universidad o culturaque tiende a modelarlos en una dirección determinaday cuestionar los valores que se pretende imponerles.

Uno de mis clientes dijo con gran vehemencia:“Durante mucho tiempo traté de vivir de acuerdo concosas que tienen significado para otra gente y quepara mí en realidad no tenían ningún sentido. Enalgún nivel yo sentía mucho más que eso.” Tal cornoocurre con los demás, también él tiende a alejarsede lo que se espera que haga.

Dejan de esforzarse por agradar a los demás.

Observo que muchos individuos que se han formadotratando de agradar a los demás, cuando se sientenlibres, abandonan esa actitud. Un profesional,recordando parte del proceso que ha experimentado, yya próximo al final de la terapia, escribe: “Porúltimo, sentí que tenía que empezar a hacer lo quequería hacer y no lo que pensaba que debería

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hacer, independientemente de lo que los demásesperaran que hiciera. Esto significa una inversióntotal de mi vida. Siempre sentí que tenía que hacercosas porque eso es lo que se esperaba de mí o bien,lo que es más importante, para gustar a la gente.¡Al diablo con todo eso! Creo que desde ahora voy aser simplemente yo, rico o pobre, bueno o malo,racional o irracional, lógico o ilógico, famoso oinfame. Le agradezco el haberme ayudado aredescubrir las palabras de Shakespeare: ‘Sé sincerocontigo mismo.’ “Se podría decir que en la libertad y seguridad deuna relación comprensiva, los clientes definen sumeta en términos negativos, al descubrir algunas delas direcciones en las que no desean moverse.Prefieren no ocultarse a sí mismos sus propiossentimientos, ni hacerlo tampoco con las personasque para ellos son significativas. No desean ser loque “deberían” ser, independientemente de que esa

obligación sea impuesta por los padres o por lacultura y definida en términos positivos onegativos. No desean adecuar su conducta nimoldearse ellos mismos con el único propósito deagradar a los demás. En otras palabras, desechantodo lo que hay de artificial en su vida o lo queles es impuesto o definido desde afuera. Adviertenque ya no valoran esos propósitos o metas, a pesarde que hasta ese momento han vivido de acuerdo conellos.

Comienzan a autoorientarse.

¿Qué implica, en términos positivos, la experienciade estos clientes? Trataré de describir algunas delas direcciones que se observan en su movimiento.En primer término, el cliente comienza a avanzarhacia la autonomía; esto significa que eligepaulatinamente las metas que él desea alcanzar. Sevuelve responsable de sí mismo; decide cuálesactividades y maneras de comportarse sonsignificativas para él y cuáles no lo son. Piensoque esta tendencia hacia la autoorientación haquedado ampliamente ilustrada en los ejemplos yacitados.No deseo dar la idea de que mis clientes se muevenen esta dirección de manera alegre y confiada. Lalibertad de ser uno mismo asusta por laresponsabilidad que implica, el individuo seaproxima a ella con cautela y temor, al comienzocasi sin confianza alguna.Tampoco quiero que el lector piense que el clientesiempre hace una elección correcta. Asumir ladirección de uno mismo de manera responsablesignifica que uno realiza su elección Y luegoaprende a partir de las consecuencias; ellorepresenta para los clientes una experienciaapaciguadora pero excitante. Como dijo uno de ellos:“Me siento asustado, vulnerable y sin apoyo, perotambién siento que en mí surge una especie defuerza,” Esta reacción se observa a menudo, cuandoel cliente asume la dirección de su propia vida y desu conducta.

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Comienzan a ser un proceso.

La segunda observación resulta difícil de formular,porque no existen palabras adecuadas para hacerlo.Los clientes parecen convertirse cada vez másabiertamente en un proceso de constante cambio yadquieren mayor fluidez. No los perturba descubrirque varían día a día, que no siempre sienten lomismo ante una experiencia o una personadeterminada, que no siempre son consecuentes consigomismos. Se hallan en un continuo cambio y parecensentirse satisfechos por ello. El esfuerzo poralcanzar conclusiones y estados definitivosdisminuye.Un cliente dice: “No cabe duda de que las cosasestán cambiando, puesto que ya no puedo predecir másmi propia conducta. Antes podía hacerlo; ahora no séqué voy a decir en el momento siguiente. Es unsentimiento peculiar . . . A veces me asombro dehaber dicho ciertas cosas . . . Todo el tiempo veocosas nuevas. Es una aventura, eso es . . . hacia lodesconocido . . . Está empezando a gustarme, estoycontento, aun respecto de las cosas viejas ynegativas.” Primero, el cliente comienza apercibirse a sí mismo como un proceso fluido en lahora de la terapia; luego verá que estacaracterística se manifiesta en toda su vida. Nopuedo evitar recordar la descripción que haceKierkegaard del individuo que existe realmente. “Unindividuo que existe se encuentra en constanteproceso de devenir . . . y expresa todos suspensamientos en función de proceso. Con él . . .sucede lo mismo, que con un escritor y su estilo,puesto que sólo tiene estilo aquel que nunca haconcluido nada y ‘agita las aguas del idioma’ cadavez que comienza, de manera que la expresión máscomún se le aparece con la frescura de sunacimiento” (2, pág. 79). Creo que esto expresaperfectamente el movimiento que describen losclientes en la terapia: hacia un proceso depotencialidades nacientes y no hacia una meta fija.

Comienzan a ser toda la complejidad de su sí mismo.

La experiencia de estos clientes implica tambiénconvertirse en un proceso complejo y rico. Tal vezsea útil incluir un ejemplo. Uno de nuestrosasesores, que ha recibido gran ayuda en su propiapsicoterapia, conversó conmigo acerca de su relacióncon un cliente muy difícil y alterado. Observé quesólo quería referirse al cliente brevemente. Sobretodo deseaba tener presente la complejidad de suspropios sentimientos en la relación: su preocupaciónempática por el bienestar del cliente, la calidezque éste le inspiraba, su ocasional frustración yaburrimiento, cierto temor de que el clientedesarrollara una psicosis, su inquietud acerca de loque los demás pensarían si el caso no terminababien. Comprendía que si lograba ser todos sussentimientos cambiantes y a veces contradictorios enla relación, de manera abierta y transparente, todo

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se resolvería de manera satisfactoria. Si, por elcontrario, sólo era una parte de sus sentimientos yadoptaba una fachada o una máscara defensiva,indudablemente la relación no sería buena. Estedeseo de ser todo uno mismo en cada momento -toda lariqueza y complejidad, sin elementos ocultos otemidos- es común a todos aquellos que se hanmostrado capaces de gran movimiento en lapsicoterapia. No es necesario agregar que se tratade una meta difícil de alcanzar, incluso imposibleen sentido absoluto. No obstante, la tendencia queimpulsa a los clientes a convertirse en toda lacomplejidad de su sí mismo cambiante en cada momentosignificativo es una de las más notables.

Comienzan a abrirse a la experiencia.

“Ser la persona que uno realmente es” implicatambién otras características. Una de ellas, quequizá ya haya sido señalada de manera implícita, esque el individuo comienza a vivir en una relaciónfranca, amistosa e íntima con su propia experiencia.Esto no ocurre con facilidad. A menudo, en cuanto elcliente descubre una nueva faceta de sí mismo, larechaza inmediatamente. Sólo cuando esedescubrimiento se lleva a cabo en un clima deaceptación, el individuo puede admitirprovisionalmente, como una parte de sí mismo, loselementos hasta entonces negados. Después deexperimentar su propio aspecto infantil ydependiente, un cliente dice, impresionado: “¡Es unaemoción que nunca he sentido claramente . . . quenunca he sido!” No puede tolerar la experiencia desus sentimientos infantiles, pero poco a poco llegaa aceptarlos, a asumirlos como una parte de sí mismoy logra aproximarse a ellos vivir en ellos, cuandose manifiestan.Otro joven, que padecía un serio problema detartamudez, se permite el acceso a algunos de sussentimientos ocultos, cuando ya está por concluir laterapia. Dice: “Fue una pelea espantosa. Nunca mehabía dado cuenta. Me imagino que debía de serdemasiado doloroso llegar a esa altura. Es decir,sólo ahora estoy empezando a sentirlo. ¡Oh, el dolorespantoso . . . fue terrible hablar! Es decir,primero quería hablar y después ya no quería hacerlo. . . Estoy sintiendo . . . creo que sé . . . es unatensión . . . una tensión terrible . . . stress, ésaes la palabra . . . tanto stress que he estadosintiendo. Estoy empezando a sentirlo ahora, despuésde tantos años . . . es terrible. Ahora apenas sipuedo respirar, siento un ahogo por dentro, algo queme aprieta adentro . . . Me siento aplastado.(Comienza a llorar.) Nunca me había dado cuenta deeso . . . nunca lo supe.” “ Se está abriendo a unaserie de sentimientos internos que, si bien no sonnuevos para el cliente, nunca habían sidoexperimentados plenamente, hasta ese momento. Ahoraque puede permitirse experimentarlos, le pareceránmenos terribles y podrá vivir más cerca de su propiavivencia.

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Poco a poco los clientes aprenden que la vivencia esun recurso que puede brindarles ayuda, y no unenemigo temíble. Esto me recuerda el caso de uncliente que, próximo a finalizar su terapia, cadavez que se veía perturbado por un problema se tomabala cabeza entre las manos y se decía: “¿Qué es loque estoy sintiendo ahora? Quiero acercarme a estesentimiento. Quiero saber qué es.” Luego esperaba,tranquilo y paciente, hasta poder discernir el matizexacto de los sentimientos que se manifestaban enél. Con frecuencia pienso que el cliente trata deescucharse a sí mismo y captar los mensajes ysignificados que le comunican sus propias reaccionesfisiológicas. Ya no teme a lo que puede hallar. Sabeque sus propias reacciones y experiencias internas ylos mensajes de sus sentidos y vísceras sonamistosos, y desea aproximarse a sus fuentes deinformación más íntimas.Maslow, en su estudio acerca de lo que llama “genteque se autorrealiza”, ha observado esa mismacaracterística. Refiriéndose a estas personas dice:“Su facilidad de penetrar en la realidad, suaceptación y espontaneidad más propias de un animalo un niño suponen una conciencia superior de suspropios impulsos, deseos, opiniones y reaccionessubjetivas en general” (4, pág. 210).Esta apertura hacia lo que ocurre en el interior deuno mismo se asocia con una actitud similar hacialas experiencias de la realidad externa. Estaspalabras de Maslow bien podrían aplicarse a ciertosclientes que he conocido cuando dice: “Las personasque se autorrealizan tienen la maravillosa capacidadde apreciar una y otra vez, de manera fresca eingenua, las bondades básicas de la vida con temor,placer, maravilla y aun con éxtasis,independientemente de lo viciadas que estasexperiencias aparezcan ante los ojos de otraspersonas” (4, pág. 214).

Comienzan a aceptar a los demás.

Esta apertura a la experiencia interna y externa serelaciona estrechamente con una análoga actitud de

aceptación hacia las demás personas. A medida que elcliente adquiere la capacidad de aceptar su propiaexperiencia, también se halla en condiciones deaceptar la experiencia de otros. Valora y aprecia suexperiencia y la ajena por lo que ésta es.Refiriéndose a los individuos que se autorrealizan,Maslow dice: “Uno no se queja del agua porque estámojada, ni de las rocas porque son duras . . . Lapersona que se autorrealiza encara la naturalezahumana en sí mismo y en los demás de la misma maneraen que el niño mira al mundo con ojos muy abiertos,inocentes y sin crítica, simplemente apreciando yobservando lo que corresponde y sin discutir lascosas ni pretender que sean diferentes” (4, pág.207). Observo que los clientes desarrollan en laterapia esta actitud de aceptación de lo que existe.

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Comienzan a confiar en sí mismos.

Otra manera de describir esta tendencia que observoen cada cliente sería decir que valoriza el procesoque él es y confía en sí mismo cada vez más.Observando a mis clientes he llegado a comprendermejor a las personas creativas. El Greco, porejemplo, al mirar algunas de sus primeras obras debehaber pensado que “los buenos artistas no pintanasí”. Pero de alguna manera confió en su propiavivencia de la vida, en el proceso de sí mismo, enuna medida suficiente como para poder seguirexpresando sus percepciones singulares. Es como sihubiera podido decirse: “Los buenos artistas nopintan así, pero yo pinto así.” En otro terreno,Ernest Hemingway, por ejemplo, debía saber que “losbuenos escritores no escriben así”. Por fortunadecidió ser Hemingway, ser él mismo, en lugar de

adecuarse al modelo externo del buen escritor.Einstein parece haber olvidado sin dificultad algunael hecho de que los buenos físicos no pensaban comoél. Su inadecuada preparación académica en física nofue un obstáculo ¡que le impidiera continuar sulabor; simplemente prosiguió hasta ser Einstein,hasta desarrollar sus propios pensamientos y ser élmismo con toda la honestidad y profundidad de queera capaz. Este fenómeno no ocurre solamente en elartista o el genio. Entre mis clientes he conocido amuchas personas sencillas que se convirtieron enindividuos creativos en su propio ámbito; estosucedió cuando desarrollaron mayor confianza en losprocesos que ocurrían en su interior y tuvieron elcoraje de experimentar sus propios sentimientos,vivir según sus valores internos y expresarse demaneras personales.

La orientación general.

Veamos si puedo enunciar de modo más conciso esteproceso que observo en los clientes, cuyos elementoshe tratado de describir. Al parecer, el individuologra poco a poco ser el proceso que es realmente ensu interior de manera consciente y aceptándolo. Dejade ser lo que no es; es decir, se despoja de susmáscaras. Ya no intenta ser más de lo que es, conlos consiguientes sentimientos de inseguridad odefensa exagerada que ello supone. Tampoco trata deser menos, puesto que esto acarrea sentimientos deculpa o autodesprecio. Presta atención a lo queocurre en los niveles más profundos de su serfisiológico y emocional y descubre que cada vez esmayor su deseo de ser el sí mismo que efectivamentees, y de realizarlo con mayor exactitud yprofundidad. Un cliente, al comenzar a sentir laorientación que está asumiendo, pregunta maravilladoe incrédulo: “¿Quiere decir que si yo fuerarealmente lo que tengo ganas de ser todo estaríabien?” Su propia experiencia ulterior, al igual quela de muchos otros clientes, proporciona unarespuesta

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afirmativa a este interrogante. Ser lo que unorealmente es; he aquí la orientación vital que elcliente más valora, cuando goza de libertad paramoverse en cualquier dirección. No se tratasimplemente de una elección de valor intelectual;por el contrario, ésta parece ser la mejor manera dedescribir las conductas inseguras y provisionalesmediante las cuales avanza, con una actitudexploratoria, hacia lo que desea ser.

ALGUNOS ERRORES.

En opinión de muchas personas, la orientación vitalque he intentado describir resulta muy pocosatisfactoria. En la medida en que este juicioimplica una valoración diferente, simplemente lorespeto como tal. Sin embargo, he podido advertirque muchas veces esta divergencia de opiniones sedebe a ciertas interpretaciones erróneas, que ahoraquisiera aclarar.

¿Esta orientación implica inmovilidad?.

Algunos piensan que ser lo que uno es significapermanecer estático. Creen que un propósito o valorcomo el enunciado es sinónimo de fijeza oinmovilidad. Nada podría estar más lejos de laverdad. Ser lo que uno es significa ingresar delleno en un proceso. Cuando uno desea ser lo querealmente es, el cambio se ve estimulado, inclusoalcanza sus máximas posibilidades. Por cierto, lapersona que acude a la terapia, por lo general,niega sus sentimientos y reacciones. A menudo se haesforzado durante años por cambiar, pero seencuentra fijado en estas conductas que loperturban. Las perspectivas de cambio surgen sólo

cuando puede ser él mismo, ser aquello que hastaentonces había negado en sí mismo.

¿Implica ser malvado?.

Una reacción aun más común consiste en pensar queser lo que uno realmente es significa ser malo,perverso, incontrolado, destructivo y que sería comodejar libre a un monstruo. Conozco muy bien estetemor, puesto que lo encuentro en casi todos losclientes: “Si dejo, salir mis sentimientoscontenidos, y si por alguna casualidad llego a viviren esos sentimientos, ocurriría una catástrofe.”Casi todos los clientes que se acercan a la vivenciade sus aspectos desconocidos exhiben esta actitud,sea expresándola verbalmente o no. Su experienciadurante el desarrollo de la terapia contradice esostemores. El cliente descubre que puede ser su enojo,cuando ésta es su reacción verdadera,

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y que un enojo que se acepta y se manifiesta sintemor no resulta destructivo. Advierte que puede sersu miedo, y que serlo de manera consciente noinplica daño alguno; que puede tenerse lástima, yque eso no es “malo”. Puede sentir y ser sussentimientos sexuales, “haraganes” u hostiles sinque el mundo se derrumbe. La razón de ello reside enque cuanto más capaz es de permitir que estossentimientos fluyan y formen parte de él, tanto másapropiado será el lugar que éstos ocupen en laarmonía tatal de sus sentimientos. Descubre quetiene otros sentimientos con los que éstos semezclan y equilibran. Se siente amoroso, tierno,considerado y cooperativo, así como también hostil,

libidinoso o enojado. Experimenta interés, gusto ycuriosidad, pero también desgano o apatía. Se sientevaliente y audaz pero también temeroso. Cuando vivecon sus sentimientos, aceptando su complejidad,éstos funcionan en una armonía constructiva y no loarrastran de manera incontrolable hacia el malcamino.Algunas personas suelen alegar que si un individuofuera lo que realmente es, liberaría la bestia quehay en él. Esta opinión me divierte, porque piensoque deberíamos observar mejor a las bestias. El leónse considera a menudo el símbolo de la “bestiavoraz”. ¿Qué hay de cierto en eso?. A menos que elcontacto con los seres humanos lo haya pervertido,presenta mucha de las cualidades que he descripto.Por cierto, mata cuando tiene hambre, pero no matapor matar, ni se alimenta en exceso. Conserva susilueta mejor que algunos de nosotros. Mientras noes más que un cachorro, es débil y dependiente, peroavanza hacia la independencia; no se aferra a ladependencia. Durante su infancia es egoísta ycentrado en sí mismo, pero al llegar a la edadadulta demuestra una notable cooperatividad;alimenta, cuida y protege a su cría; satisface susdeseos sexuales, pero no se entrega a orgíassalvajes y lujuriosas. Sus diversas tendencias ynecesidades se armonizan entre sí. Básicamente es unejemplar de felis leo constructivo y confiable. Loque deseo sugerir es que no hay motivo para sentirhorror ante la idea de ser realmente y de maneraprofunda un miembro original de la especie humana.En cambio, signifique que uno vive de manera francay abierta el complejo proceso de ser una de lascriaturas más sensibles, creativas y capaces derespuesta de nuestro planeta. Ser plenamente lapropia unicidad como ser humano no es un procesoque, a mi juicio, merezca ser considerado malo. Talvez sería más apropiado decir que es un procesopositivo, constructivo, realista y digno deconfianza.

IMPLICACIONES SOCIALES.

Me ocuparé ahora delas implicaciones sociales delmodo de vida que he intentado describir. Lo he

presentado como una orientación plena de significadopara muchos individuos, ¿Tiene, o bien podría

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tener, algún sentido o significación para grupos uorganizaciones? ¿Esta orientación podría seradoptada exitosamente por un sindicato, un gruporeligioso, una empresa industrial, una universidad ouna nación? Pienso que ello es factible. Observemos,por ejemplo, el comportamiento de nuestro propiopaís, los Estados Unidos, en sus relacionesexteriores. Si revisamos las afirmaciones denuestros líderes de los últimos años y leemos susdocumentos, descubriremos que, por lo general,nuestra diplomacia se basa en propósitos moraleselevados, que siempre concuerda con la políticaseguida anteriormente, que no tiene interesesegoístas y que jamás ha errado sus juicios odecisiones. Creo que tal vez el lector coincidiráconmigo en que si oyéramos a un individuo hablar enestos términos advertiríamos inmediatamente que setrata de una máscara y, que esas afirmaciones deninguna manera pueden representar el proceso realque en él se desarrolla.Reflexionemos un instante acerca de cómo podríamospresentarnos en la diplomacia si, como nación,manifestáramos abiertamente y aceptáramos lo querealmente somos. No sé con precisión qué somos, perosospecho que si intentáramos expresarnos tal comosomos, nuestro mensaje a los países extranjerosdebería plantearse más o menos en estos términos:Como nación estamos advirtiendo lentamente nuestrainmensa fuerza, así como también el poder Y laresponsabilidad que ella supone.Tendemos, a veces a ciegas y de manera torpe, aaceptar una posición de liderazgo mundialresponsable.

Cometemos muchos errores. A menudo somosinconsecuentes. Estamos lejos de ser perfectos. Nos asusta mucho la fuerza del comunismo, un enfoquede la vida distinto del nuestro.Adoptamos una actitud competitiva hacia elcomunismo; nos sentimos irritados y humilladoscuando los rusos nos superan en algún campo.Tenemos algunos intereses egoístas en el exterior,tales como el petróleo en Medio Oriente.Por otra parte, no deseamos ejercer dominio sobrelos pueblos. Tenemos sentimientos complejos y contradictoriosacerca de la libertad, la independencia y, laautodeterminación de individuos y países,favorecemos su desarrollo y estamos orgullosos delapoyo que les hemos prestado en el pasado. Noobstante, a menudo nos asusta el significado queestas posibilidades pueden tener.Tendemos a valorar y, respetar la dignidad y elvalor de cada individuo, pero cuando sentimos miedoolvidamos esta tendencia.Supongamos que éste es nuestro planteo, abierto yfranco, en el campo de las relaciones exteriores.Estaríamos tratando de ser la nación que realmentesomos, en toda nuestra complejidad y aun en nuestrascontradicciones. ¿Cuáles serían los resultados? Creoque serían similares

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a las experiencias del cliente capaz de ser quienes. Veamos algunos de los resultados probables:Nos sentiríamos mucho más cómodos, porque notendríamos nada que ocultar.Podríamos enfocar el problema inmediato y no agotarnuestras energías en demostrar nuestra moral onuestra coherencia.

Seríamos capaces de emplear toda nuestra imaginacióncreativa para resolver el problema en cuestión y nopara defendernos.Podríamos manifestar abiertamente tanto nuestrosintereses egoístas como nuestra preocupaciónsimpática por los demás, y dejar que estos deseoscontradictorios encuentren el equilibrio que nosresulte aceptable como pueblo.Podríamos cambiar libremente y desarrollar nuestraposición de liderazgo, puesto que no estaríamoslimitados por conceptos rígidos acerca de lo quehemos sido o deberíamos ser.Descubriríamos que inspiramos mucho menos temor,porque los demás no se sentirían inclinados asospechar que ocultamos algo tras una máscara.Nuestra propia apertura induciría a los demás aadoptar una actitud similar.Tenderíamos a desarrollar soluciones para losproblemas mundiales sobre la base de las verdaderascuestiones planteadas, y no en función de lasmáscaras que adoptan las partes en conflicto.Lo que intento sugerir con este ejemplo hipotéticoes que las naciones y organizaciones, así como losindividuos, podrían descubrir que ser lo que uno esrealmente resulta una experiencia muy gratificante.Pienso que este punto de vista contiene el germen deun enfoque filosófico de la vida, y que es algo másque una tendencia observada en la experiencia de losclientes.

Resumen

Este capítulo comenzó con la pregunta que todoindividuo se plantea: ¿Cuál es la meta, el propósitode mí vida? He tratado de decirles lo que heaprendido de mis clientes, quienes, en el transcursode la relación terapéutica, en la que se sientenlibres de amenazas y dueños de su elección, exponenorientaciones y metas que presentan ciertoselementos fundamentales.He señalado que poco a poco tienden a abandonar laactitud de ocultar su verdadero sí mismo y acomportarse de acuerdo con las expectativas ajenas.En su movimiento característico, el cliente sepermite ser libremente el proceso cambiante y fluido

que él es. Se aproxima hacia una apertura confiada alo que sucede en su interior; aprende a escucharse.Esto significa que se convierte en una armonía desensaciones y reacciones complejas y abandona laclaridad y simplicidad de la rigidez.

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Al aumentar la aceptación de su ser como tal (is-ness), comienza a aceptar a los demás de la mismamanera atenta y comprensiva. Confía en sus complejosprocesos internos y los valoriza a medida que seabren camino hacia la expresión. Es realista ensentido creativo y creativo en sentido realista.Descubre que ser este proceso en sí mismo significallevar al máximo sus propias posibilidades de cambioy desarrollo. En cada momento descubre que ser suverdadero sí mismo en este sentido fluído no essinónimo de maldad ni de falta absoluta de control;en cambio, se siente orgulloso de ser un hombresensible, abierto, realista y orientado hacia supropio interior, que se adapta con valor eimaginación a las complejidades de una situacióncambiante. Su experiencia lo lleva a lograr, en suconciencia y expresión, la armonía y congruencia contodas sus reacciones orgánicas. Para decirlo con laspalabras, más bellas, de Kierkegaard, significa “serla persona que uno realmente es”. Espero haberdejado en claro que se trata de un paso que noresulta fácil dar y que el movimiento en estadirección casi nunca se completa. Es un modo de vidaconstante.Al intentar explorar los límites de este concepto,he sugerido que esta orientación no se limitanecesariamente a los clientes que realizan laexperiencia de la psicoterapia ni a los individuosque buscan una meta en la vida. Podría aplicarsetambién y con el mismo sentido a grupos,organizaciones o países, y en todos los casos, seobtendría el mismo tipo de gratificaciones.Admíto que el modo de vida que acabo de esbozar esuna elección de valor que indudablemente discrepacon los objetivos de conducta que generalmente seeligen o persiguen. No obstante, puesto que esteconcepto surge de individuos cuya libertad deelección es mayor que la habitual y parece expresaruna tendencia uniforme en todos ellos, lo ofrezco ala consideración del lector.

9 ¿CÓMO VÉ EL TERAPEUTA UNA VIDA PLENA?: LAPERSONA QUE FUNCIONA INTEGRALMENTE

En 1952 o 1953, durante una de mis escapadas invernales hacia climasmás cálidos, escribí un trabajo que titulé “El concepto de la personaque funciona de manera integral.” Mi propósito era estudiar a lapersona que emerge al cabo de una psicoterapia altamente exitosa. Lapersona fluida, relativista e individualizada que parecía ser elresultado lógico de los procesos de la terapia me inspiraba ciertotemor, y me formulé dos preguntas: ¿Es acertada mi lógica? En caso deserlo, ¿es éste el tipo de persona que yo valoro? Con el fin de darmetiempo para meditar acerca de estos problemas, encargué copias deeste trabajo y durante los años siguientes distribuí cientos de ellas alos interesados que las solicitaban. En cuanto me afirmé en las ideasque en él sostenía, lo presenté a una de las principales revistas depsicología. El director dijo que lo publicaría, pero que, a su juicio, elartículo debería adaptarse a un esquema psicológico másconvencional y sugirió muchas modificaciones fundamentales. Esto mehizo pensar que su forma original tal vez no sería aceptable paramuchos psicólogos, y abandoné la idea de publicarlo. Desde entoncesha despertado el interés de personas muy distintas, y el doctorHayakawa ha escrito un artículo al respecto en el ETC, revista desemántica. Por consiguiente, cuando contemplé la posibilidad depublicar el presente libro, éste fue uno de los primeros trabajos en quepensé.Sin embargo, al releerlo descubrí que durante los años quetranscurrieron desde su elaboración, muchos de sus temas centraleshabían sido incluidos, y tal vez mejor formulados, en otros trabajosque ahora publico. Por consiguiente, una vez más debí desecharlo, nosin cierto fastidio, y opté por presentar, en cambio, un trabajo sobre mienfoque de una vida plena, basado en “La persona que funciona demanera integral”; pienso que este artículo expresa los aspectosesenciales de aquél, de modo más breve y accesible. Como concesión alpasado he convertido el antiguo título en subtítulo del presentecapítulo.

Mis ideas acerca del significado de una vida plenase basan sobre todo en mi experiencia de trabajo conlos clientes, en la relación íntima que se denominapsicoterapia. Estas ideas no se apoyan en un marcode

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referencia escolástico o filosófico, sino que tienenun sustrato empírico, basado en la propiaexperiencia y adquirido por medio de la observacióny participación en la lucha de personasconflictuadas y empeñadas en lograr la vida plenaque anhelan.Debo aclarar desde el comienzo que mi experiencia sedebe a la posición de privilegio que me ofrece unaorientación psicoterapéutica desarrollada a travésde los años. Es posible que todas las psicoterapiassean básicamente similares. No obstante, puesto queya no estoy tan seguro de ello como antes, deseoaclarar que mi experiencia terapéutica se hadesarrollado según los métodos que a mi juicioresultan más efectivos. Me refiero a la psicoterapia“centrada en el cliente”.Pienso que las experiencias terapéuticas que másenseñanzas me han brindado acerca de la vida plenafueron aquellas en las que hubo mayor movimiento;por eso intentaré describir brevemente cómo seríauna terapia de este tipo llevada a cabo de maneraóptima en todos sus aspectos. Si la terapia fuerainmejorable, intensiva y totalizadora, ellosignificaría que el terapeuta ha sido capaz deiniciar una relación subjetiva e intensamentepersonal con su cliente y que se ha relacionado conél, no como un científico con su objeto de estudio,ni como un médico que espera diagnosticar y curar,sino como una persona con otra persona. Esto implicaque el terapeuta considera a su cliente como unapersona de valor propio e incondicional,cualesquiera que sean su condición, su conducta o

sus sentimientos; significa que el terapeuta secomporta de manera auténtica y enfrenta al clientecon los sentimientos que vivencia orgánicamente, sinescudarse detrás de ninguna máscara defensiva. Enese caso, el terapeuta es capaz de permitirsecomprender a su cliente, sin que barreras internasle impidan sentir de la misma manera que éste encada momento de la relación, y puede transmitirleparte de su comprensión empática. Asimismo puedesentirse cómodo al iniciar una relación de estetipo, sin saber en términos cognoscitivos haciadónde lo llevará, pero sintiéndose satisfecho decrear un clima en que el cliente pueda disfrutar detoda la libertad necesaria para llegar a ser élmismo.Para él cliente, esta terapia óptima representa unaposibilidad de indagarse y descubrir en sí mismosentimientos extraños, desconocidos y peligrosos.Esta exploración sólo es posible si advierte que selo acepta incondicionalmente. De esta manera elindividuo se familiariza con los aspectos de suexperiencia que en el pasado había excluido de suconciencia, por sentirlos demasiado amenazadores operjudiciales para la estructura del sí mismo;descubre que puede vivenciarlos plenamente en larelación y ser, en cada momento, su miedo, su enojo,su ternura o su fuerza. A medida que vive estossentimientos tan diversos en todos sus grados deintensidad, advierte que se ha experimentado a símismo y que él es todos esos sentimientos. Compruebatambién que su conducta cambia en sentidoconstructivo, de acuerdo con su sí mismorecientemente experimentado. Por último, elindividuo comprende que ya no debe temer a

167 la experiencia sino aceptarla como parte de su símismo cambiante y en desarrollo.

Este es un breve bosquejo de los logros de lapsicoterapia centrada en el cliente, cuando sufuncionamiento es óptimo. Lo presento como unadescripción sintética del contexto en que se hanoriginado mis ideas sobre la vida plena.

Una observación negativa.

Mis esfuerzos por vivir de manera comprensiva lasexperiencias de mis clientes me han llevado aextraer la siguiente conclusión negativa acerca dela vida plena: pienso que ésta no es un estado deinmovilidad. Según creo, tampoco es un estado devirtud, ni de resignación, éxtasis o felicidad, niuna condición en la que el individuo se encuentraadaptado, logrado o realizado. En términospsicológicos, no se trata de un estado de reducciónde pulsiones ni tensiones ni implica tampoco lahomeostasis.Pienso que, tal como han sido empleados, todos estostérminos sugieren que con sólo alcanzar uno o variosde estos estados, se habrá logrado el objetivo de lavida. Sin duda alguna, para muchas personas lafelicidad o la adaptación son sinónimos de una vidaplena, y los sociólogos a menudo se han referido ala reducción de la tensión o a la consecución de lahomeostasis o el equilibrio como si estos estadosconstituyeran la meta del proceso de vivir.Mi experiencia no convalida ninguno de estos puntosde vista, lo cual me causa cierta sorpresa ypreocupación. Las descripciones anteriores suponenestados de fijeza e inmovilidad y no incluyen laexperiencia de los individuos que se manifestaron enconsiderable movimiento durante la relaciónterapéutica y que, en los años subsiguientes,parecen haber logrado verdaderos progresos en sucamino hacia una vida plena. Pienso que estaspersonas se considerarían insultadas si se lascalificara de “adaptadas” y desmentirían cualquierdescripción que las representara como “felices”,“resignadas” o aun “realizadas”. De acuerdo con loque sé sobre ellos, me parece erróneo afirmar quetodas sus tensiones han disminuido o que seencuentran en un estado de homeostasis. Porconsiguiente, me veo en la obligación de preguntarme

si existe alguna posibilidad de generalizar susituación, o bien alguna definición de la vida plenaque corresponda a los hechos tal como los heobservado. Esto no es fácil y las afirinaciones quesiguen son sólo provisionales.

Una observación positiva.

Si intentara expresar en pocas palabras los hechosque he observado en relación con estas personas,podría formular la siguiente descripción:La vida plena es un proceso, no una situaciónestática.

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Es una orientación, no un destino. La orientación que constituye una vida plena eselegida por el organismo en su totalidad siempre quedisfrute de una libertad psicológica que le permitamoverse en cualquier dirección. Esta orientación, seleccionada organísniícamente,parece tener ciertas cualidades generalesdiscernibles, comunes a una amplia gama deindividuos únicos.Puedo integrar estas afirmaciones en una definiciónque al menos sirva como base para el análisis: Desdeel punto de vista de mi experiencia, una vida plenaes el proceso de movimiento en una dirección que elorganismo humano elige cuando interiormente es librede moverse en cualquier sentido; las cualidadesgenerales de la orientación elegida parecen tenercierta universalidad.

CARACTERÍSTICAS DEL PROCESO.

A continuación intentaré definir las característicasde este proceso de movimiento, tal como surgen delas personas en tratamiento.

Una mayor apertura a la experiencia.

En primer término, este proceso parece implicar unacreciente apertura a la experiencia. Esta frase hacobrado para mí cada vez mayor significación, ya quehe expresado que se trata del polo opuesto a ladefensa. En otras ocasiones he descripto la defensacomo la respuesta del organismo a experiencias quese perciben o anticipan como amenazadoras,incoherentes con la imagen que el individuo tiene desí mismo o de su relación con el mundo. Durante untiempo, el individuo logra que estas experienciasamenazadoras resulten inofensivas distorsionándolaso impidiendo su ingreso en la conciencia. Enrealidad es muy difícil ver con exactitud laspropias experiencias, sentimientos y reacciones quediscrepan significativamente con la imagen que unotiene de sí mismo. En lo que respecta al cliente,gran parte del proceso de la terapia consiste endescubrir constantemente que está experimentandosentimientos y actitudes que hasta entonces no habíasido capaz de advertir y “poseer” como una parte desí mismo.Si una persona pudiera abrirse por completo a suexperiencia, todos los estímulos -endógenos oexógenos- se difundirían libremente a través delsistema nervioso sin sufrir las distorsionesimpuestas por los mecanismos de defensa, y no seríanecesario el mecanismo de “subcepción”, por el cualel organismo es alentado acerca de las experienciasamenazadoras para el sí mismo. Por el contrario, lapersona “vivirá” el estímulo, que sería totalmenteaccesible a la conciencia, trátese del impacto

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de una configuración de forma, color o sonidoambiental sobre los nervios sensitivos, una huellaanémica del pasado o una sensación visceral demiedo, placer o repugnancia.Por consiguiente, un aspecto de este proceso quedenomino “vida plena” parece ser un movimiento quese aleja del polo de las actitudes defensivas paraacercarse al de la apertura a la experiencia. Elindividuo adquiere mayor capacidad de escucharse así mismo y experimentar lo que ocurre en suinterior; se abre a sus sentimientos de miedo,desánimo y dolor, asi como a los de coraje, ternuray pánico. Puede percibir sus sentimientos y vivirlossubjetivamente, tal como existen en él. Es más capazde vivir de manera plena las experiencias de suorganismo sin verse obligado a impedirles el accesoa la conciencia.

Tendencia al vivir existencial.

A mi juicio, una segunda característica del procesode una vida plena consiste en una mayor tendencia avivir íntegramente cada momento. Este pensamientopuede ser mal interpretado con suma facilidad yquizá yo tampoco lo comprenda con claridad.Intentaré explicar lo que esto significa.Pienso que todo momento es nuevo para la persona quese abre a su nueva experiencia de manera plena y sindefensa alguna. Nunca antes habrá existido laconfiguración compleja de estímulos internos yexternos que existe en este momento. Porconsiguiente, esta persona deberá reconocer que “loque yo sea y haga en el momento siguiente dependeráde ese momento, y ni yo ni los demás podemospredecirlo de antemano”. Con frecuencia vemos quelos clientes expresan este tipo de sentimientos.Una manera de expresar la fluidez de este vivirexistencial es decir que el sí mismo y lapersonalidad emergen de la experiencia, que ahora nodebe ser distorsionada o moldeada para ajustarse adeterminada estructura preconcebida del sí mismo.Esto significa que el individuo se convierte a lavez en observador y partícipe del proceso de laexperiencia organísmica, y no se ve obligado aejercer control sobre él.

Este vivir en el momento no implica una ausencia derigidez, de organización estricta y de imposición dela estructura sobre la experiencia. Significa, encambio, un máximo de adaptabilidad, undescubrimiento de la estructura en la experiencia,una organización fluida y cambiante del sí mismo, yde la personalidad.Pienso que esta tendencia al vivir existencial seobserva con mucha claridad en las personas que sehan embarcado en el proceso de la vida plena; hastase podría decir que ésta es su característicaesencial. Esta tendencia implica descubrir laestructura de la experiencia en el proceso devivirla. Por otra parte, la mayoría de nosotrosincorporamos a nuestra experiencia una estructura yevaluación preconcebidas que nunca

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abandonamos por completo, y mediante las cualesdistorsionamos y simplificamos la experiencia, cuyafluidez dificulta su introducción en nuestroscasilleros, cuidadosamente preparados para alojarlo.Una de las cualidades principales de los clientesque veo aproximarse a la vida plena y maduraconsiste en que abren su espíritu a lo que estásucediendo ahora y descubren la estructura de eseproceso, cualquiera que sea su naturaleza.

Mayor confianza en el organismo.

Otra característica que debemos señalar es que lapersona que vive el proceso de una vida plenaexperimenta mayor confianza en su organismo comomedio para alcanzar la conducta más satisfactoria encada situación existencial. Nuevamente intentaréexplicar lo que quiero decir con esto.Al elegir el rumbo que adoptarán en una situacióndeterminada, muchas personas se apoyan en ciertos

principios por los que se guían, en el sistemanominativo de algún grupo o institución, en eljuicio de los otros (desde esposa y amigos hasta un“Correo sentimental”) o en su propia conducta en unasituación similar del pasado. Sin embargo, cuandoobservo a los clientes cuyas experiencias tanto mehan enseñado, descubro que esos individuos soncapaces de confiar en sus reacciones organísmicas enuna situación nueva, porque han descubierto que sise abren a su experiencia, la orientación más útil ydigna de confianza consiste en hacer lo que les“parece bien”, pues de esa manera hallarán unaconducta realmente satisfactoria.He aquí la línea de pensamiento que sigo siempre quetrato de comprender las razones de esta actitud. Lapersona totalmente abierta a su experiencia tieneacceso a todos los datos relacionados con unasituación, sobre la base de los cuales podría elegirsu conducta: las exigencias sociales, sus propiasnecesidades complejas y tal vez contradictorias, susrecuerdos de situaciones similares, su percepción dela unicidad de la situación actual, etcétera. Porcierto, los datos son, por lo general, muycomplejos, pero el individuo puede permitir que todosu organismo, junto con su conciencia, considerecada estímulo, necesidad y exigencia, evalúe suintensidad e importancia relativas y descubra, luegode sopesar los distintos factores, el rumbo quemejor puede satisfacer sus necesidades en esasituación particular. Tal vez hallemos una analogíaútil si comparamos a esta persona con unacomputadora electrónica gigantesca. Puesto que elindividuo está abierto a su experiencia, ingresan enla máquina todos los datos provenientes de lasimpresiones sensoriales, de su memoria, de losaprendizajes anteriores y de sus estados visceralese internos. La máquina incorpora todas estas fuerzasmultitudinarias que ingresan como datos yrápidamente computa el curso de acción que deberáseguir, que representa el vector de satisfacción denecesidades más

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económico en esa situación existencial. Esta estambién la conducta de la persona que procuramosdescribir.La inclusión de información que no pertenece a lasituación presente y la exclusión de los datos quesí se relacionan con ella son los dos defectos quemás a menudo restan conflabilidad al proceso. Cuandoel proceso de computación considera recuerdos yenseñanzas como si fueran esta realidad, y no merosrecuerdos o enseñanzas, aparecen respuestas deconducta equivocadas. El error también se originacuando se impide el acceso a la conciencia deciertas experiencias amenazadoras y, porconsiguiente, éstas quedan excluidas de lacomputación o bien son incorporadas a ella, pero demanera distorsionada. Sin embargo, a la persona quevive una vida plena su organismo le merece absolutaconfianza, puesto que utiliza todos los datosdisponibles y de esa manera el conjunto resulta másadecuado. Por eso mismo su conducta se aproxima enuna medida considerable a la satisfacción de todassus necesidades: de estímulo, de relación con losdemás y otras similares.En esta evaluación, balance y computación, elorganismo no es infalible. Siempre ofrece la mejorrespuesta posible según los datos existentes, peroen ocasiones pueden faltar datos, No obstante, laapertura a la experiencia permite corregirrápidamente cualquier error o evitar la prosecuciónde una conducta insatisfactoria. Volviendo alejemplo de la máquina, diremos que las computacionesestán en un constante proceso de corrección, porquese verifican continuamente, mediante la evaluaciónde la conducta adoptada.Tal vez al lector le desagrade mi analogíacibernética. Volvamos entonces a los clientes queconozco. A medida que pueden abrirse más a todas susexperiencias, descubren que pueden confiar en sus

reacciones. Si “tienen ganas” de mostrar su enojo,lo hacen y comprueban que esto les producesatisfacción, puesto que al mismo tiempo percibentodos sus deseos de afecto, asociación y relación.Se asombran de su propia capacidad intuitiva pararesolver -en función de conducta- las relacioneshumanas complejas e inquietantes; sólo más tardecomprenden que sus reacciones internas han sidosorprendentemente eficaces para lograr una conductaexitosa.

Tendencia a un funcionamiento pleno.

Me gustaría integrar estos tres elementos de ladescripción de la vida plena para estructurar unaimagen más coherente. Al parecer, la persona quegoza de libertad psicológica tiende a convertirseen un individuo que funciona más plenamente; puedevivir en y con todos y cada uno de sus sentimientosy reacciones; emplea todos sus recursos orgánicospara captar la situación existencial externa einterna, con toda la precisión de que es capaz;utilíza de manera consciente toda la información quesu sistema nervioso puede suministrarle, pero sabeque su

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organismo puede ser más sabio que su apercepción, ya menudo lo es; permite que todo su organismofuncione libremente y con toda su complejidad alseleccionar, entre múltiples posibilidades, laconducta que en este momento resultará mássatisfactoria; puede confiar en este funcionamientode su organismo, no porque sea infalible, sinoporque, por el contrario, se encuentra dispuesto aaceptar las consecuencias de cada uno de sus actos ya corregirlos si éstos demuestran no sersatisfactorios.

Este individuo puede experimentar todos sussentimientos y éstos le inspiran menos temor;selecciona sus propias pruebas y está más abierto alas que proceden de cualquier otra fuente; se dedicade lleno a ser y convertirse en sí mismo y asídescubre que es un ser auténticamente social, dotadode un sentido realista; vive por completo en elmomento, pero aprende que ésta es la mejor manera devivir en cualquier ocasión. Se convierte en unorganismo que funciona de modo más integral y,gracias a la conciencia de sí mismo que fluyelibremente en su experiencia, se transforma en unapersona de funcionamiento más pleno.

ALGUNAS IMPLICACIONES.

Cualquier enfoque acerca de lo que constituye unavida plena contiene necesariamente muchasimplicaciones, y el que estamos desarrollando no esuna excepción. Espero que estas implicacionesestimulen la reflexión del lector. Hay dos o tres deellas a las que quisiera referirme en particular.

Libertad y determinismo. Una nueva perspectiva.

La primera de estas implicaciones puede no resultarevidente a primera vista. Se relaciona con laantigua polémica acerca del “libre albedrío”, queahora veo bajo una nueva luz.Durante cierto tiempo he permanecido perplejo antelo que en psicoterapia se plantea como la paradojaentre libertad y determinismo. Las experienciassubjetivas en las que el cliente siente dentro de síel poder de elegir son algunas de las máscompulsivas de la relación terapéutica. Es libre deconvertirse en sí mismo u ocultarse tras un disfraz,de progresar o regresar, de comportarse de manerasdestructivas para él y los demás o bien de manerasque aumenten su valor; en fin, es libre de vivir omorir, tanto en el sentido fisiológico comopsicológico de estos términos. No obstante, encuanto nos internamos en este campo de lapsicoterapia con métodos objetivos de investigación,quedamos sometidos a un determinismo absoluto, comocualquier otro científico. Desde este punto de

vista, cada pensamiento, sentimiento y acto delcliente está determinado por su pasado, y no puedehaber nada parecido a la libertad.

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El dilema que intento describir no difiere del quese manifiesta en otros campos; simplemente estáenfocado con mayor precisión y parece más insoluble.Sin embargo, si consideramos la cuestión en términosde mi definición de la persona que funciona demanera integral, podremos analizarla desde una nuevaperspectiva. Podríamos decir que en el momentoóptimo de la terapia, la persona experimenta lalibertad más completa y absoluta. Decide seguir elcurso de acción que representa al vector máseconómico en relación con todos los estímulosinternos y externos, porque ésa es la conducta mássatisfactoria. Pero desde otro punto de vistaigualmente valedero, podríamos decir que este mismocurso de acción está determinado por todos losfactores de la situación existencial. Comparemosahora esto con la imagen de una persona que poseedefensas organizadas: este individuo elige seguir uncurso de acción, pero descubre que no puedecomportarse tal como lo había decidido; estápredeterminado por los factores de la situaciónexistencial, que incluyen sus actitudes defensivas ysu negación o distorsión de algunos datosimportantes. Por consiguiente, no cabe duda de quesu conducta no será satisfactoria; su comportamientoestá determinado, pero él no es libre de realizaruna elección efectiva. Por otra parte, la personaque funciona de modo integral no sólo experimentasino que también hace uso de la más absolutalibertad cuando elige de manera espontánea yvoluntaria aquello que, por otra parte, también estáabsolutamente determinado.

No soy tan ingenuo como para suponer que estoresuelve de manera definitiva la oposición entre losubjetivo y lo objetivo, entre libertad y necesidad.A pesar de ello, pienso que cuanto más plena sea lavida de una persona, tanto mayor libertad de elegirexperimentará y tanto más coincidirá su conducta consus intenciones.

La creatividad como elemento de la vida plena.

Por cierto, la persona que se embarca en el procesodireccional que he denominado “vida plena” es unapersona creativa. Su apertura sensible al mundo y suconfianza en su propia capacidad de entablarrelaciones nuevas en su medio la convierten en eltipo de persona de quien surgen productos creativosy cuya manera de vivir es igualmente original. Noestá necesariamente “adaptada” a su cultura, y contoda seguridad no es un conformista. Pero encualquier momento y en cualquier cultura, lleva unavida constructiva, en la medida en que unasatisfacción adecuada de sus necesidades le permitaarmonizar con el medio. En algunas situacionesculturales, tal vez este individuo puede sentirsedesgraciado en ciertos aspectos, pero, sin duda,seguirá avanzando hasta ser él mismo y comportarsede una manera que le permita satisfacer por completosus necesidades más profundas.

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Pienso que cualquier estudioso de la evoluciónreconocería en esa persona las mayores posibilidadesde adaptarse y sobrevivir en condiciones ambientalescambiantes. Se trata de un individuo capaz deajustarse creativa y sólidamente a las situacionesnuevas o viejas, y digno de figurar en la vanguardiade la evolución humana.

Conflabilidad básica de la naturaleza humana.

Es evidente que otra implicación del enfoque que hepresentado es que la naturaleza del ser humano esconstructiva y digna de confianza, cuando funcionalibremente. Esta es para mí una conclusiónineludible, que surge de una experiencia de uncuarto de siglo con la psicoterapia. Cuando logramosliberar al individuo de sus actitudes defensivas ylo ayudamos a abrirse a la amplia gama de suspropias necesidades, así como también a las diversasnecesidades ambientales y sociales, podemos confiaren que sus reacciones serán positivas, progresistasy constructivas. No es necesario preguntarse quiénlo socializó, ya que una de sus necesidades másprofundas es precisamente la de asociarse ycomunicarse con los demás. A medida que se conviertaen si mismo, su socialización adquirirá visos másrealistas. Tampoco es necesario preguntarse quiéncontrolará sus impulsos agresivos; en cuanto se abraa todos ellos, su necesidad de sentirse apreciadopor los demás y su tendencia a brindar afecto serántan intensas como sus impulsos de agresión o deapoderarse de las cosas para sí. Será agresivo enlas situaciones que así lo requieran, pero noempleará esta actitud como válvula de escape. Amedida que progrese su apertura hacia laexperiencia, su conducta total en ésta y otrasesferas será más equilibrada y realista, másapropiada para la supervivencia y el progreso de unanimal altamente social.No simpatizo con el tan divulgado concepto de que elhombre es básicamente irracional y que sus impulsos,liberados de todo control, lo conducirían a ladestrucción de sí mismo y de los demás. La conducta

del hombre es absolutamente racional y se mueve conuna complejidad sutil y armoniosa hacia losobjetivos que el organismo se propone alcanzar. Latragedia de la mayoría de nosotros consiste en quelas defensas nos impiden advertir este aspectoracional, de manera que conscientemente nos movemosen cierta dirección, en tanto que organísmicamentelo hacemos en otra. Pero en la persona que vive elproceso de una vida plena, la cantidad de barrerasdefensivas disminuye, y esto le permite participaren los designios de su organismo. El único controlsobre los impulsos que parecería existir -o quesería necesario- es un equilibrio natural e internoentre las distintas necesidades y la adopción deconductas que sigan el vector más próximo a lasatisfacción de todas ellas. La experiencia de satisfacer por completo unanecesidad como, por ejemplo, la agresión, el sexo,de una manera tal que impida la satisfacción deotras, tales como el compañerismo, o la ternura, esmuy común

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en la persona cuyas defensas están sólidamenteorganizadas, y su frecuencia disminuye a medida quese avanza en el proceso. El individuo participa enlas actividades de autorregulación de su organismo,vastas y complejas -los servomecanismos psicológicosy fisiológicos-, de manera tal que vive en armoníacreciente consigo mismo y con los demás.

La mayor riqueza de la vida.

La última implicación que deseo mencionar es queeste proceso de vivir una vida plena abarca unespectro más amplio y supone mayor riqueza que lavida mezquina de la mayoría de nosotros. Ser partede este proceso significa que uno se embarca en laexperiencia de vivir más sensiblemente; ésta es una

empresa que muchas veces asusta y otras tantassatisface, pero que en definitiva implica mayorriqueza y variedad. Pienso que los clientes cuyaterapia ha acusado movimientos significativos vivenmás íntimamente sus sentimientos de dolor, perotambién disfrutan más de sus satisfacciones; sientenel odio con mayor claridad, pero también el amor; elmiedo es una experiencia que conocen másprofundamente, pero también lo es el coraje. Larazón por la que pueden llevar una vida plena resideen la confianza que poseen en sí mismos comoinstrumentos idóneos para enfrentar la vida.Espero haber aclarado el motivo por el cualconsidero que calificativos tales como feliz,resignado, bienaventurado o satisfecho no me parecenapropiados para la descripción general de esteproceso que he denominado una vida plena, aun cuandola persona que se halla embarcada en él experimentecada uno de estos sentimientos en un momento dado.Los adjetivos que me parecen más adecuados sonenriquecedor, estimulante, gratificante,inquietante, significativo. Estoy convencido de queeste proceso de la vida plena no es para cobardes,ya que convertirse en las propias potencialidadessignifica crecer, e implica el coraje de ser ysumergirse de lleno en el torrente de la vida. Apesar de esto, resulta profundamente estimulante verque cuando el ser humano disfruta de libertadinterior, elige como la vida más satisfactoria esteproceso de llegar a ser.QUINTA PARTE

EN BUSCA DE LOS HECHOS: LA IMPORTANCIA DE LAINVESTIGACIÓN EN EL AMBITO DE LA PSICOTERAPIA

He procurado verificar mi experiencia clínica con larealidad, no sin cierta perplejidad filosóficaacerca de cuál es la “realidad” más válida.

10 ¿PERSONAS O CIENCIA? UNA DISYUNTIVA FILOSÓFICA.

Aprecio el presente trabajo, pues escribirlo me resultó particularmentesatisfactorio y porque aún expresa de manera adecuada mis puntos devista. Pienso que una de las razones por las que más me agrada resideen el hecho de que fue escrito sólo para mí, ya que no tenía intenciónde publicarlo ni de usarlo con ningún propósito que no fuera el deesclarecer un interrogante y un conflicto que se planteaban en miinterior.Si dirijo mi atención al pasado, puedo reconocer el origen de esteconflicto: se trataba de la contradicción entre el positivismo lógico enel que fui educado, y que respetaba profundamente, y el pensamientoexistencial de orientación subjetiva que se estaba desarrollando en mípor resultarme especialmente útil en la labor terapéutica.No soy un estudioso de la filosofía existencial. Entré en contacto con lasobras de Sören Kierkegaard y Martín Buber gracias a la insistencia dealgunos estudiantes de teología que realizaban cursos conmigo enChicago. Me aseguraron que coincidiría con el pensamiento de estoshombres, y estuvieron bastante acertados. Si bien Kierkegaard planteamuchas cosas con las que no estoy de acuerdo de ninguna manera, aveces aparecen en su obra ciertos elementos que revelan unacomprensión profunda y convicciones que expresan maravillosamentealgunas ideas que siempre he tenido pero nunca fui capaz de expresar.A pesar de que Kierkegaard vivió hace cien años, no puedo dejar deconsiderarlo un amigo sensible y muy perspicaz. Pienso que elpresente trabajo demuestra mi deuda con él, sobre todo porque lalectura de sus obras me permitió perder rigidez y sentirme másdeseoso de expresar mi propia experiencia y confiar en ella.Otra circunstancia que me impulsó a escribir este artículo fue el hechode que en el momento de redactar la mayor parte de él me encontrabalejos de mis colegas, pasando el invierno en Taxco. La sección final viola luz un año más tarde en Granada, una isla del Caribe.Al igual que con otros trabajos del presente volumen, hice prepararcopias de este trabajo para que lo leyeran mis colegas y alumnos.Después de varios años, siguiendo las sugerencias de otras personas,lo presenté a la revista American Psychologist, que, para mi sorpresa,aceptó publicarlo.

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Lo incluyo ahora porque, en mi opinión, expresa mejor que cualquierotro trabajo que yo haya escrito el contexto en que para mí se sitúa lainvestigación, y explica la causa de mi “doble vida” de subjetividad yobjetividad.

INTRODUCCIÓN.

Este es un trabajo sumamente personal, escrito sobretodo para mí mismo con el objeto de esclarecer unproblema que ha adquirido para mí un carácter cadavez más acuciante. Sólo puede interesar a otros enla medida en que su curiosidad personal coincida conla mía. En consecuencia, dedicaré esta introduccióna explicar el origen y desarrollo de este escrito.Mientras adquiría experiencia como terapeuta,realizando la labor estimulante y enriquecedora dela psicoterapia, y mientras me desempeñaba comoinvestigador científico para indagar algunasverdades acerca de esta última, fui tomandoconciencia del abismo existente entre estas dostareas. Cuanto mejor realizo mi trabajo terapéutico-al menos, eso creo- tanto más advierto -de maneraalgo vaga- que, en los momentos en que mejor medesempeño, sigo por completo los dictámenes de misubjetividad. Análogamente, al convertirme en uninvestigador más eficiente, más “práctico” y máscientífico (creo) he sentido un creciente malestaral descubrir la distancia que existe. entre mirigurosa objetividad de científico y unasubjetividad casi mística de psicoterapeuta. Elresultado de ello es el presente trabajo.Lo primero que hice fue dejarme llevar por elterapeuta que hay en mí procurando hacerlo de la

manera más adecuada y en el menor espacio -lanaturaleza esencial de la psicoterapia, tal como lahe vivido con muchos clientes-. Deseo subrayar quese trata de un enfoque muy fluido y personal que,escrito por otra persona o por mí mismo hace dosaños o dentro de dos años, sería diferente enalgunos aspectos. Luego adopté el punto de vista yla actitud del científico y, como empedernidobuscador de hechos en el ámbito psicológico, intentéimaginar el sentido que la ciencia puede asignar ala terapia. Finalmente llevé adelante el debate queya existía en mí, formulando las preguntas legítimasque cada punto de vista planteaba al otro.Una vez llegado a este punto, descubrí que sólohabía agudizado el conflicto. Ambos puntos de vistaparecían más irreconciliables que nunca. Decidíanalizar el material en un seminario de profesores yestudiantes, cuyos comentarios resultaron muyútiles. Durante el año siguiente, continué meditandoacerca del problema hasta que ambas imágenescomenzaron a integrarse en mí interior. Más de unaño después de haber escrito las primeras secciones,traté de expresar en palabras esta integraciónprovisional y tal vez efímera.

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El lector que se ocupe de seguir mis conflictos enrelación con este tema descubrirá que el conjunto haadquirido forma de drama y que yo mismo contengotodas las dramatis personae: el primer protagonista,el segundo, el conflicto y finalmente la resolución.Puesto que por el momento no hay más que agregar,permítaseme presentar al primer protagonista -yomismo como psicoterapeuta - y describir con toda laprecisión de que soy capaz lo que parece ser laexperiencia de la terapia.

LA ESENCIA DE LA PSICOTERAPIA EN FUNCIÓN DE SUEXPERIENCIA.

Ingreso en la relación sustentando la hipótesis -almenos cierta convicción- de que mi aprecio, miconfianza y mi comprensión del mundo interior de laotra persona conducirán a un proceso importante dellegar a ser. No la inicio como científico ni comomédico que puede diagnosticar y curar con precisión,sino como persona: entro en una relación personal,porque en la medida en que vea al individuo como unobjeto, aquél tenderá a convertirse realmente en unobjeto.Por consiguiente me arriesgo, pues sé que, si alprofundizar en la relación se produce un fracaso, sedesarrolla una regresión, o bien el cliente merechaza y rechaza igualmente la relación que leofrezco, me perderé a mí mismo o una parte de mí. Enciertas ocasiones este riesgo es muy real y seexperimenta con gran intensidad.Me abandono a la inmediatez de la relación, en lacual participa no sólo mi conciencia sino miorganismo total. No respondo conscientemente demanera planificada y analítica; por el contrario.reacciono frente al otro de modo irreflexivo, puestoque mi reacción se apoya en mi sensibilidadorganísmica total ante él, y todo esto ocurre demanera inconsciente. Vivo la relación sobre estabase.La esencia de algunos de los aspectos más profundosde la terapia parece consistir en una unidad devivencia. El cliente es libre de experimentar susentimiento con toda intensidad, como “culturapura”, sin inhibiciones ni cuidados intelectuales,sin verlo limitado por su percepción de sentimientoscontradictorios. Por mí parte, soy capaz deexperimentar con igual libertad mi propiacomprensión de este sentimiento, sin pensamientosconscientes al respecto, sin aprensión ni temoracerca de dónde me llevará, sin ningún tipo deespeculaciones diagnósticas o analíticas y sininterponer barreras cognoscitivas o emocionales queimpídan “abandonarme” por completo a la comprensión.Cuando en la relación se logra experimentar de esta

manera integrada, original y completa, el vínculoadquiere esa cualidad “de otro mundo” que muchosterapeutas han señalado: un sentimiento de que larelación es una especie de trance del que tanto elcliente como yo emergemos al final de la hora comoquien sale de un pozo o de un túnel profundo.

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En estos momentos hay una relación “yo-tú”, según lafrase de Buber, un vivir en la experienciaintemporal que se desarrolla entre el cliente y yo.Esto es precisamente lo contrario de la tendencia aver al cliente o a mí mismo como objeto: es el puntomáximo de la subjetividad personal.Con frecuencia advierto que no sé, en términoscognoscitivos, cual es el destino de esta relacióninmediata. Es como si ambos, el cliente y yo, nosdeslizáramos, a menudo con temor, en el flujo delllegar a ser, un proceso que nos arrastra. Puestoque el terapeuta ya se ha permitido flotar, enocasiones anteriores, en este río de la experienciade la vida y lo ha hallado gratificante, cada vezsiente menos temor a sumergirse en él. Mi propiaconfianza facilita las cosas para el cliente, quepoco a poco comienza a dejarse flotar. A vecesparece que esta corriente de experimentación conducea un objetivo determinado. Tal vez en este sentidolo más acertado sería decir que su caráctergratificante reside en el proceso mismo y laprincipal recompensa consiste en permitirnos, tantoal cliente como yo, dejarnos llevar luego por elproceso del devenir, independientemente uno delotro.A medida que la terapia avanza, el cliente descubreque se atreve a convertirse en sí mismo, a pesar delas duras consecuencias que sin duda deberásobrellevar en cuanto lo haga. ¿Qué significaconvertirse en uno mismo? Al parecer, significa quedisminuye el temor a las propias reaccionesorganísmicas irreflexivas y aumenta la confianza yaun, el afecto que despierta la diversidad desentimientos y tendencias complejos y ricos en elnivel orgánico u organísmico del individuo. En lugarde actuar como el guardián de un conjunto deimpulsos peligrosos e impredecibles, de los cualessólo unos pocos emergen a la superficie, laconciencia se convierte en cómodo albergue de unarica variedad de impulsos, sentimientos ypensamientos, que demuestran ser capaces deautogobernarse muy satisfactoriamente cuando noexiste una vigilancia temerosa o autoritaria.

Este proceso de llegar a ser uno mismo implica unaprofunda experiencia de elección personal. Elindividuo advierte que puede escoger entre seguirocultándose bajo un disfraz o arriesgarse a ser élmismo; descubre que es un agente libre, dotado delpoder de destruir a otro o a sí mismo, pero tambiénde la capacidad de mejorarse y mejorar a los demás.Ante esta disyuntiva, que le presenta la realidad demanera descarnada y le exige adoptar una decisión,el individuo elige moverse en la dirección de ser élmismo.Pero el hecho de ser él mismo no “resuelveproblemas”. Simplemente inicia una nueva manera devivir, donde los sentimientos se experimentan conmayor profundidad, y de manera más intensa. Elindividuo se siente más original, y por consiguientemás solo, pero gracias al mayor realismo que haadquirido, elimina el elemento artificial de susrelaciones con los demás y, en consecuencia, éstasse tornan más profundas y satisfactorias, puesto quelogra incluir en ellas los aspectos más reales de laotra persona.

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Otro modo de ver este proceso -o esta relación-sería considerar que constituye un aprendizaje porparte del cliente (y también del terapeuta, aunqueen menor grado); sin embargo, es un aprendizaje pococomún. Casi nunca se destaca por su complejidad y,en los casos más profundos, resulta difícilverbalizarlo. A menudo se trata de aprendizajes muysencillos, tales como “Yo soy diferente de losdemás”; “Lo odio”, “Tengo miedo de sentirmedependiente”; “Me tengo lástima”; “Estoy centrado enmí mismo”; “Tengo sentimientos de ternura y amor”;“Podría llegar a ser lo que quiero ser”, etcétera. Apesar de su aparente simplicidad, estos aprendizajes

tienen una significación nueva y difícil de definir.Podemos imaginarla de varias maneras: sonaprendizajes referentes al sí mismo, puesto que sebasan en la experiencia, y no en símbolos; seasemejan al aprendizaje del niño que sabe que “dosmás dos son cuatro” pero un buen día, jugando condos objetos y otros dos, realiza de pronto en suexperiencia un aprendizaje totalmente nuevo: que“dos más dos sí son cuatro”.También podemos decir que estos aprendizajesrepresentan un intento tardío de hacer coincidirsímbolos y significados en el mundo de lossentimientos, tarea ya lograda en el ámbitocognoscitivo. En el plano íntelectual, seleccionamosun símbolo y lo combinamos cuidadosamente con elsignificado que una experiencia tiene para nosotros.Por ejemplo, cuando digo que algo ocurrió“gradualmente”, antes de pronunciar esa palabra, heexaminado con rapidez (sobre todo de manerainconsciente) otros términos tales como“lentamente”, “imperceptiblemente”, “paso a paso”,etcétera, que he rechazado por considerar que nodescriben la experiencia con precisión. Pero en elámbito de los sentimientos, nunca hemos aprendido asimbolizar la experiencia con exactitud. ¿Qué esesto que siento surgir en mí mismo, en la seguridadque me da una relación de aceptación? ¿Serátristeza, furia, remordimiento, lástima de mí mismo,rabia por las oportunidades perdidas? Me muevo contorpeza alrededor de un amplio conjunto de símbolos,probándolos todos, hasta que uno “encaja”, “suenabien”, parece coincidir con la experienciaorganísmica. Al desarrollar esta búsqueda, elcliente descubre que debe aprender el lenguaje delsentimiento y la emoción como si fuera una criaturaque aprende a hablar, o bien, lo que es aun peor,reconoce que debe abandonar un lenguaje falso antesde aprender el verdadero.Tratemos de definir esta clase de aprendizaje desdeotro punto de vista; esta vez lo haremosdescribiendo lo que no es. Se trata de un tipo deaprendizaje que no puede enseñarse, puesto que suesencia reside en el autodescubrimiento. En lo querespecta al “conocimiento” estamos acostumbrados apensar que una persona lo enseña a otra, siempre que

ambas posean la motivación y capacidad adecuadas;pero en el aprendizaje significativo que se produceen la terapia, una persona no puede enseñar a otra,ya que esto destruiría la esencia misma delaprendizaje. Yo podría enseñar a un cliente que leconviene ser él mismo, que no es peligroso percibirlibremente sus sentimientos, etcétera. Cuanto mejor

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aprenda esto, menos lo habrá incorporado de manerasignificativa, basado en su propia experiencia y enel descubrimiento de su verdadero sí mismo.Kierkegaard considera a este último tipo deaprendizaje como verdadera subjetividad y señala conrazón que no puede ser comunicado ni transmitidodirectamente. Si una persona desea inducir esteaprendizaje en otra, todo lo que puede hacer escrear ciertas condiciones que lo hagan posible, deningún modo imponerlo.Por último, podemos decir en relación con esteaprendizaje que el cliente adquiere la capacidad desimbolizar un estado total y unificado; es decir, dedescribir de manera integrada el estado delorganismo en lo que respecta a la experiencia, alsentimiento y al conocimiento. Para complicar aunmás las cosas, parece que no siempre es necesarioexpresar esta simbolización. Habitualmente se hace,porque el cliente desea transmitir al terapeuta almenos una parte de sí, pero tal vez esto no seaimprescindible. El único aspecto necesario es elreconocimiento interno del estado total, unificado einmediato que yo soy “en este momento”. La esenciade la terapia es, por ejemplo, descubrir que en esteinstante mi unicidad consiste simplemente en que“estoy muy asustado ante la posibilidad deconvertirme en alguien diferente”. El cliente capazde sentir esto estará en condiciones de reconocerestados semejantes que aparezcan en el futuro. Contoda seguridad, también podrá advertir e identificarcon mayor precisión otros sentimientos existencialesque surjan en él. Así se aproximará a un estado demáxima autenticidad, donde será, de manera másintegrada, lo que es organísmicamente. Esta pareceser la esencia de la terapia.

LA ESENCIA DE LA PSICOTERAPIA EN FUNCIÓN DE LACIENCIA.

Ahora cederé la palabra al segundo protagonista: yomismo como científico.El objetivo que se persigue al analizar loscomplejos fenómenos de la psicoterapia desde el

punto de vista de la lógica científica y con losmétodos de la ciencia consiste en alcanzar unacomprensión de los fenómenos. En términoscientíficos, esta última representa un conocimientoobjetivo de los acontecimientos y las relacionesfuncionales existentes entre ellos. La cienciatambién brinda la posibilidad de predecir ycontrolar estos acontecimientos con mayor precisión,pero ésta no es una consecuencia necesaria de susesfuerzos. Si la ciencia lograra todos sus objetivosen el terreno de la psicoterapia, tal vez sabríamosque cierto elementos se asocian con determinadosresultados. En ese caso, sería posible tambiénpredecir el resultado de un caso particular derelación terapéutica según los elementos que incluya(esto siempre dentro de ciertos límites deprobabilidad). De esta manera se podrían, controlar los

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resultados de la terapia mediante el simple manejode los elementos que forman parte de la relaciónterapéutica.Debe quedar claro que, independientemente de laprofundidad que nuestra investigación científicapueda alcanzar, ésta jamás nos serviría paradescubrir ninguna verdad absoluta; sólo puededescribir relaciones dotadas de un alto grado deprobabilidad. Tampoco podríamos llegar a extraerconclusiones de carácter general acerca de laspersonas, las relaciones o el universo; sólopodremos describir relaciones entre acontecimientosobservables. Si la ciencia, siguiera, en el campo dela psicoterapia, los mismos pasos que ha dado enotros ámbitos, los modelos de trabajo que seobtendrían (durante la elaboración de la teoría) sealejarían cada vez más de la realidad tal como la

perciben los sentidos. La descripción científica dela terapia y de la relación terapéutica se pareceríacada vez menos a la experiencia de estos fenómenos.Desde el comienzo, resulta evidente que, por ser laterapia un fenómeno complejo, las mediciones serándifíciles. A pesar de ello, “todo lo que existemerece ser medido”, y puesto que se considera a laterapia una relación significativa con implicacionesde vasto alcance, vale la pena superar lasdificultades con el objeto de descubrir las leyesque gobiernan la personalidad y las relacionesinterpersonales.En la psicoterapia centrada en el cliente, ya existeuna teoría de carácter provisional (aunque no es unateoría en el sentido estrictamente científico) quenos proporciona un punto de partida para laselección de hipótesis. Para los fines del presenteanálisis, tomemos algunas de las hipótesispreliminares que pueden extraerse de esa teoría yobservemos las características que presentan desdeel punto de vista científico. Por ahora omitiremosenunciar la teoría en términos de lógica formal, másaceptables, y consideraremos sólo unas pocashipótesis.Comencemos por enunciar tres de ellas en su formaprimitiva:

1. La aceptación del cliente por parte del terapeutadetermina en el cliente una mayor aceptación de símismo.2. Cuanto más perciba el terapeuta al cliente comopersona y no como objeto, tanto más llegará elcliente mismo a percibirse como persona y no comoobjeto.3. En el transcurso de la psicoterapia se verificaen el cliente un tipo de aprendizaje de sí mismoexitoso y vivencial.

¿Cómo haríamos para expresar y verificar cada una deestas hipótesis* en términos operacionales? ¿Cuálesserían los resultados generales de estasverificaciones?

* Algunos se sorprenderán al ver que hipótesis relacionadas conexperiencias tan subjetivas son tratadas como temas de una cienciaobjetiva. Sin embargo, el pensamiento psicológico más acabado ha superadoampliamente el conductismo primitivo y ha reconocido que la objetividadde la psicología como ciencia reside en su método, no 186

El presente trabajo no se propone contestar estaspreguntas en detalle, ya que la investigaciónrealizada hasta ahora suministra algunas respuestasgenerales. En el caso de la primera hipótesis, sepodrían seleccionar o elaborar ciertos instrumentospara medir la aceptación; éstos serían tests deactitudes, objetivos o proyectivos, la técnica Q, oalgo semejante. Tal vez estos mismos instrumentos,con instrucciones o actitudes mentales ligeramentedistintos, podrían utilizarse para medir laaceptación del cliente por parte del terapeuta y laautoaceptación de aquél. Se asignaría entonces uncierto puntaje operacional al grado de aceptacióndel terapeuta, mientras las mediciones previas yposteriores al tratamiento indicarían el cambio enla autoaceptación del cliente. La relación entre elcambio y la terapia podría determinarse comparandolos cambios operados durante el tratamiento con losocurridos durante un período de control o en ungrupo de control. Finalmente podríamos descubrir sihubo alguna relación entre la aceptación por partedel terapeuta y la autoaceptación del cliente,definidas en términos operacionales, y determinar lacorrelación entre ambas.La segunda y tercera hipótesis suponen una verdaderadificultad en lo que respecta a la medición, pero nohay motivo para pensar que se trata de un obstáculoinsuperable, puesto que el grado de precisión de lasmediciones psicológicas aumenta constantemente. Elinstrumento que desearíamos emplear para verificarla segunda hipótesis sería algún test de actitudes odel tipo Q, que nos permitiría evaluar la actituddel terapeuta hacia el cliente y la de éste hacia símismo. En este caso el continuo se extenderá desdela consideración objetiva de un objeto externo hasta

una vivencia personal y subjetiva. Los parámetros dela tercera hipótesis serían fisiológicos, ya queparece posible suponer que el aprendizaje basado enla propia experiencia tiene concomitantesfisiológicos mensurables. Otra posibilidadconsistiría en inferir el alcance del aprendizajebasado en la propia experiencia a partir de sueficacia, y evaluar así la eficiencia delaprendizaje en diferentes terrenos. Esto últimoexcede las posibilidades de nuestra metodologíaactual, pero tal vez en un futuro no muy lejano sepueda definir y verificar con criterio operacional.Daremos algunos ejemplos para ilustrar nuestroanálisis en términos más concretos. Imaginemos quela aceptación por parte del terapeuta conduce a laautoaceptación del paciente, y que la correlaciónentre estas dos variables es aproximadamente 0,70.Podría suceder que no fuera posible verificar lasegunda hipótesis según su enunciado original, peroque, en cambio, descubriéramos que la autoaceptacióndel paciente aumenta en la misma medida en que suterapeuta lo percibe como persona. Esto

en su contenido. Por consiguiente, los sentimientos y las aprensiones,tensiones, satisfacciones o reacciones más subjetivas pueden encararsedesde un punto de vista científico, siempre que sea posible definirloscon precisión en términos operacionales Stephenson, entre otros, defendiócon energía este punto de vista (en sus Postulados del Conductismo) y,mediante su técnica Q ha contribuido a objetivar material muy subjetivocon fines de estudio científico.

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nos indicaría que el hecho de que la terapia secentre en el cliente es efectivamente un elemento deaceptación, pero que guarda escasa relación con laposibilidad de que éste se convierta en persona.Supongamos también que logramos confirmar la tercerahipótesis, al comprobar que en la terapia se produceun cierto tipo de aprendizaje descriptible, basado

en la propia experiencia, que no se observa en losgrupos de control.Si pasamos por alto los prerrequisitos yramificaciones de los hallazgos y obviamos lasderivaciones inesperadas que podrían surgir en ladinámica de la personalidad (puesto que es difícilimaginarlas de antemano), el párrafo precedente nosda cierta idea de lo que la ciencia puede ofrecer eneste terreno. Puede suministrarnos una descripciónmás exacta de los acontecimientos y cambios que seproducen en la terapia; iniciar la formulación dealgunas leyes provisionales acerca de la dinámica delas relaciones humanas y, por último, enunciar entérminos claros y empíricamente verificables laprobable correlación existente entre las condicionesdel terapeuta -o de la relación- y las conductas delcliente. Ya que la ciencia ha alcanzado estos logrosen campos tales como la percepción y el aprendizaje,tal vez pueda hacer lo mismo en el terreno de lapsicoterapia y del cambio de la personalidad. Laseventuales formulacíones teóricas deberían unificartodas estas esferas y enunciar las leyes que parecengobernar las alteraciones de la conducta humana, seaen las situaciones que clasificamos como percepcióny aprendizaje o en los cambios más globales ymolares que ocurren durante la psicoterapia y queincluyen tanto la percepción como el aprendizaje.

ALGUNOS TEMAS DE DISCUSIÓN.

He aquí dos métodos diferentes para percibir losaspectos esenciales de la psicoterapia, dos puntosde vista dispares acerca de cómo internarse en lossectores desconocidos de este territorio. Tal comoaquí se presentan -y como son, por lo general, en larealidad-, ambas descripciones no parecen tenerpuntos comunes; cada una representa una maneradefinida de concebir la terapia, y ambas son, alparecer, caminos eficaces para llegar a sus verdadessignificativas. Cada vez que estos puntos de vistason sustentados por individuos o grupos diferentessurge la discordia; cuando una persona, como yo, porejemplo, considera que ambos enfoques son acertados,se siente conflictuado por sostener ambasorientaciones. Aunque en un nivel superficial puedan

reconciliarse o considerarse complementarios, piensoque, en un plano más profundo, surgen entre ellosmuchas contradicciones. Quisiera plantear algunos delos problemas que se me presentan en relación conestos puntos de vista.

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Las preguntas del científico.

En primer lugar deseo enunciar algunas preguntas queel punto de vista científico formula al punto devista basado en la propia vivencia (en ambos casosse trata de denominaciones provisionales). Elcientífico práctico escucha el relato vivencial yluego dice:

1. “En primer término: ¿cómo sabe usted que esteinforme, o cualquier otro informe anterior oposterior es cierto? ¿Cómo sabe que guarda algunarelación con la realidad? Si hemos de confiar en quela experiencia interna y subjetiva revela la verdadsobre las relaciones humanas o sobre las maneras demodificar la personalidad, entonces el yoga, ladoctrina cristiana, la dianética y las alucinacionesde un psicótíco que se cree Jesucristo son todasciertas, tan ciertas como este informe. Cada unarepresenta la verdad tal como la percibe en suinterior un individuo o un grupo. Si queremos evitareste atolladero de verdades múltiples ycontradictorias debemos volver al único método capazde acercarnos más que ningún otro a la realidad: “elmétodo científico.”2. “En segundo lugar, este enfoque basado en lapropia vivencia impide el perfeccionamiento de lahabilidad terapéutica o el descubrimiento de loselementos menos satisfactorios de la relación. Amenos que consideremos que la presente descripciónes perfecta -lo cual es poco probable-, o admitamosque el nivel de la experiencia inmediata en larelación terapéutica es el más efectivo que se puedaalcanzar -lo cual es igualmente improbable-, habrádefectos, imperfecciones y puntos oscuros en laversión que estamos considerando. ¿Cómo sedescubrirán y corregirán esas deficiencias? El puntode vista basado en la propia vivencia no puedeproponer más que un método de ensayo y error paraalcanzar este objetivo; éste es un proceso lento queno ofrece verdaderas garantías. Incluso las críticasy sugerencias ajenas son de poca utilidad, porcuanto no surgen de la experiencia misma y, por

consiguiente, carecen de la autoridad vital que éstapodría conferirles. En este caso, el métodocientífico y los procedimientos del modernopositivismo lógico tienen mucho que ofrecer.Cualquier experiencia susceptible de ser descriptapuede serlo en términos operacionales, Se puedenformular hipótesis y verificarlas, para luegoseparar lo verdadero de lo falso. Este parece ser elúnico camino seguro para progresar, corregirse yacrecentar los conocimientos.”3. El científico hace aún otro comentario: “Estadescripción de la experiencia terapéutica pareceimplicar que en ella hay elementos que no puedenpredecirse, que opera con algún tipo deespontaneidad o libre albedrío operativo (perdonandola expresión). Es como si parte de la conducta del cliente -y quizátambién parte

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de la del terapeuta- no estuviera predeterminada, nofuera un eslabón de una secuencia de causa y efecto.No deseo ponerme metafísico, pero ¿puedo preguntarsi esto es derrotismo? Puesto que indudablementepodemos descubrir las causas de gran parte de laconducta -usted mismo habla de crear las condicionespara que surjan determinadas conductas-, ¿por quédarse por vencido en cierto momento? ¿Por qué noproponerse al menos descubrir las causas de toda laconducta? Esto no significa que el individuo debaconsiderarse un autómata, pero no detendremosnuestra búsqueda de los hechos por creer que algunaspuertas permanecerán cerradas para nosotros.”4. Finalmente, el científico no puede comprender porqué el psicoterapeuta, el experimentalista, habríade impugnar el único instrumento y método gracias al

cual se han alcanzado la mayoría de los progresosque valoramos. “Al curar la enfermedad, prevenir lamortalidad infantil, lograr cosechas más abundantes,conservar alimentos, fabricar todas las cosas quehacen más cómoda la vida -desde los libros hasta elnilón- y comprender el universo, ¿cuál es la piedrafundamental? Es el método de la ciencia, aplicado atodos éstos y a muchos otros problemas. Es ciertoque también ha desarrollado instrumentos bélicos -esdecir, ha servido tanto a los propósitosdestructivos como constructivos del hombre-, peroaun en estos casos su utilidad social potencial esmuy grande. ¿Por qué habríamos de poner en duda lavalidez de este enfoque en el campo de las cienciassociales? Por cierto, los progresos han sido lentosy todavía no se ha formulado otra ley tantrascendente como la de la gravedad, pero ¿hemos deabandonar este enfoque por pura impaciencia? ¿Quéalternativa nos ofrece iguales esperanzas? Siestamos de acuerdo en que los problemas socialesrequieren urgente solución y si la psicoterapiapuede iluminar la dinámica más importante ysignificativa de la modificación de la conductahumana, se deben aplicar a ella los cánones másrigurosos del método científico; tal vez asíalcanzaremos con más rapidez un conocimientoprovisional de las leyes que gobiernan la conductaindividual y la modificación de las actitudes.”

Las preguntas del experimentalista.

Aunque a juicio de algunas personas las preguntasdel científico ponen punto final a la cuestión, suscomentarios están lejos de satisfacer al terapeutaque ha vivido la experiencia de la psicoterapia. Poreste motivo, presenta varias objeciones al enfoquecientífico.1.“En primer lugar, la ciencia siempre tiene

relaciones con el otro, el objeto, Diversosepistemólogos, e incluso Stevens, el psicólogo,señalan

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que uno de los elementos básicos de la cienciaconsiste en que siempre se relaciona con el objetoobservable, el otro observable. Esto es cierto auncuando el científico experimente consigo mismo,puesto que para hacerlo se trata a sí mismo comoindividuo observable. Jamás se relaciona con el yoque vive la experiencia. Ahora bien, estacaracterística de la ciencia ¿no significa que debemantenerse siempre ajena a una experiencia como lapsicoterapia, que es muy personal, altamentesubjetiva en un aspecto, y que depende por completode la relación entre dos individuos, cada uno de loscuales es un yo que vive la experiencia? Porsupuesto, la ciencia puede estudiar losacontecimientos que ocurren, pero siempre permaneceajena a lo que está sucediendo. Si quisiéramosemplear una analogía podríamos decir que la cienciapuede hacer una autopsia de los acontecimientosmuertos de la psicoterapia, pero por su naturalezamisma nunca puede penetrar en su fisiologíaviviente. Por esta razón, los terapeutas reconocen -por lo general intuitivamente- que cualquierprogreso en la terapia, cualquier conocimiento nuevoen este campo, cualquier hipótesis significativadebe surgir de la experiencia de terapeutas yclientes, y nunca puede provenir de la ciencia.Usaremos una nueva analogía: ciertos cuerposcelestes fueron descubiertos simplemente mediante elestudio de los datos científicos referentes a latrayectoria de las estrellas; más tarde losastrónomos buscaron estos astros hipotéticos y losencontraron. Parece muy poco factible que ocurraalgo semejante con la terapia, puesto que la cienciano tiene nada que decir acerca de la experienciapersonal interna que ‘yo’ tengo en la psicoterapia.

Sólo puede referirse a los acontecimientos quesuceden en ‘él’.”2. “Puesto que el campo de la ciencia es el ‘otro’,el ‘objeto’, todo lo que ella toca se transforma enobjeto. Esto nunca ha sido un problema en lasciencias físicas, pero ha creado ciertasdificultades en el campo de las ciencias biológicas.Un gran número de médicos opinan que la tendenciacreciente a considerar el organismo humano como unobjeto, a pesar de su utilidad científica, puederesultar lamentable para el paciente. Preferiríanque se lo volviera a considerar como persona. Sinembargo, es en las ciencias sociales donde esteproblema adquiere visos de gravedad, ya quesignifica que las personas que estudia el científicosocial son siempre objetos. En la terapia, tanto elcliente como el terapeuta se convierten en objetosde disección, y no en una persona con quien esposible iniciar una relación viviente. A primeravista, esto puede no parecer importante; podemosdecir que el individuo considera a los demás comoobjetos cuando asume el papel de científico y quepuede, si así lo desea, abandonar este papel yconvertirse en una persona. Pero si indagamos más,veremos que ésta no pasa de ser una respuestasuperficial. ¿Qué ocurrirá si nos proyectamos haciael futuro y suponemos que estamos en posesión de lasrespuestas a la mayoría de las preguntas queinvestiga la psicología contemporánea? Entonces nosveríamos obligados a tratar a los demás -y aun anosotros mismos- como a objetos. El conocimiento de todas las relaciones humanassería tan amplio que, en lugar de vivir lasrelaciones

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irreflexiblemente nos limitaríamos a conocerlas. Yapodemos vislumbrar el comienzo de tal situación enla actitud de los padres muy cultos que saben que elafecto ‘es bueno para el niño’. El saber esto a

menudo les impide ser ellos mismos libre eirreflexivamente -ya sean afectuosos o no-. Vemosque el desarrollo de la ciencia en un ámbito como elde la psicoterapia es irrelevante desde el punto devista de la experiencia, o bien puede dificultar latarea de vivir la relación como un hecho personal.”3. El experimentalista tiene aún otra preocupación:“Cuando la ciencia transforma a las personas enobjetos, como ya dijimos, ello produce otraconsecuencia: su resultado final es que promueve lamanipulación. Esto último no tiene igual vigencia enproblemas como la astronomía, pero en las cienciasfísicas y sociales el conocimiento de losacontecimientos y sus relaciones conduce al manejode algunos elementos de la ecuación. Esto esincuestionablemente cierto en lo que respecta a lapsicología, y no lo es menos en relación con lapsicoterapia. Si conocemos a la perfección elproceso de aprendizaje, empleamos ese conocimientopara manejar a las personas como si fueran objetos.Esta afirmación no pretende ser un juicio de valoracerca de la manipulación. Un juicio de esanaturaleza puede plantearse en términos éticos.Utilizando los conocimientos a que me refiero,incluso seremos capaces de llegar a manejarnos anosotros mismos como objetos. De esta manera, si séque cuando se repasa un tema varias veces elaprendizaje es más rápido que cuando uno seconcentra en la lección durante largos períodos,puedo emplear este conocimiento para manejar miaprendizaje del castellano. Pero el conocimientootorga poder. Cuando conozco las leyes delaprendizaje, las uso para manejar a otros por mediode las diversas formas de la propaganda o de lapredicción y el control de las respuestas. No esexagerado afirmar que el aumento del caudal deconocimientos en las ciencias sociales preludia eladvenimiento del control social, el control de lamayoría por la minoría. Esto implica una tendenciaigualmente intensa al debilitamiento o a ladestrucción de la persona existencial. Cuando todosson considerados objetos, pierde fuerza, se devalúao se destruye el individuo subjetivo, el sí mismointerior, la persona en proceso de transformación,la conciencia irreflexiva de ser, todo el aspecto

interno del vivir. Hay dos libros que ilustranmagníficamente esa situación. Uno de ellos, WaldenTwo,* de Skniner, constituye una descripción delparaíso hecha por un psicólogo. A menos que hayadeseado escribir una sátira mordaz, Skinner debehaber pensado que su paraíso era un lugarenvidiable. En todo caso, es el paraíso de lamanipulación; a menos que uno forme parte de unconsejo gubernamental, las posibilidades de serrealmente una persona son ínfimas. El otro libro,Brave New Worid,** de Huxley, es sólo una sátira,pero describe vívidamente el debilitamiento de lapersonalidad humana que, según el autor, se asocia

* Hay versión castellana: Walden Dos. Barcelona** Hay versión castellana: Un mundo feliz, México, Diana.

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con el aumento de conocimientos psicológicos ybiológicos. En térmínos concretos, parece que eldesarrollo de las ciencias sociales (tal como ahorase las concibe y estudia) conduce a la dictadurasocial y a la pérdida de la personalidad individual.Los peligros que Kierkegaard vio hace un sigloparecen ahora mucho más reales que antes, a causadel mayor caudal de conocimientos que hoy existe.”4. “Finalmente -dice el experimentalista-, ¿noindica todo esto que las consideraciones éticas sonmás importantes que las científicas? No se me ocultael valor de la ciencia como instrumento y sé quepuede ser un instrumento muy valioso, pero, a menosque se halle en manos de personas éticas, ¿no puedeconvertirse en un ídolo al que se inmolan víctimas?Hemos tardado mucho tiempo en reconocer laexistencia de este problema, ya que en el caso delas ciencias físicas sólo adquirió verdaderaimportancia después que hubieron pasado variossiglos. En las ciencias sociales los conflictoséticos surgen con más rapidez, puesto que se trata

de personas; pero en la psicoterapia aparecen auncon mayor urgencia y profundidad. En ella losubjetivo, lo interno y lo personal alcanzan suexpresión máxima; las relaciones se viven, no seestudian; el resultado no es un objeto, sino unapersona que siente, elige, cree y actúa como tal yno como un autómata. He aquí también uno de losaspectos fundamentales de la ciencia: la exploraciónobjetiva de los aspectos más subjetivos de la vida,la reducción a hipótesis, y eventualmente ateoremas, de lo que se ha considerado más personal,más íntimo y privado. Puesto que hemos descripto contanta precisión ambos puntos de vista, debemosllevar a cabo una elección: una elección de valorespersonal y ética. Podemos hacerla por omisión, al noplantearnos la disyuntiva, o bien podemos realizaruna elección que nos permita conservar de algunamanera ambos valores, pero de todos modos estamosobligados a elegir. Propongo que meditemos larga yprofundamente antes de abandonar los valores queconducen a ser una persona, a vivenciar y vivir unarelación, a llegar a ser, que pertenecen al sí mismocomo proceso. al sí mismo en el momento existencial,al sí mismo interno y subjetivo que vive.”

El dilema.

He aquí los puntos de vista opuestos que aparecenexplícita y más a menudo implícitamente en elpensamiento psicológico actual. He aquí los términosdel conflicto tal como surge en mí: ¿Hacia dónde nosdirigimos? ¿En qué dirección nos movemos? ¿Se haplanteado correctamente el problema o es unafalacia? ¿Cuáles son los errores de apreciación?. Sihemos captado su esencia, ¿estamos obligados aelegir uno u otro enfoque?. En tal caso, ¿cuál deellos elegiremos? ¿No existirá una alternativa másamplia, capaz de incluir ambos puntos de vista sinperjudicar a ninguno de los dos?

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UN CONCEPTO MODIFICADO DE LA CIENCIA.

Durante el año transcurrido desde que escribí almaterial precedente, he discutido esporádicamenteeste asunto con alumnos, colegas y amigos. Estoy muyagradecido a algunos de ellos por haberme sugeridoideas que luego se arraigaron en mí.* Poco a poco hellegado a creer que el error más importante delplanteo original residía en la definición deciencia. Quisiera corregir aquel error en estasección e integrar los nuevos puntos de vista en lasiguiente. Creo que el mayor inconveniente residíaen considerar a la ciencia como algo que “estáallí”, que se escribe con mayúscula y es un “cuerpode conocimientos” que existe en el espacio y en eltiempo. Como muchos otros psicólogos, pensaba en laciencia como en una colección sistematizada yorganizada de datos verificados provisionalmente, yveía en su metodología un medio para acumular ycomprobar conocimientos que contaba con laaprobación social. La consideraba algo así como undepósito del que todos podían sacar agua -con unagarantía de pureza del 99 %-. Cuando se la encara deesta manera externa e impersonal parece razonablever en la Ciencia no sólo un modo excelso dedescubrir conocimientos, sino también algo quesupone una tendencia a la despersonalización, a lamanipulación, una negación de la libertad básica deelegir, cuya vigencia he comprobado en lapsicoterapia. A continuación deseo definir elenfoque científico desde una perspectiva distinta y,así espero, más exacta.

La ciencia en las personas.

La ciencia sólo existe en las personas. Todas lasetapas de un proyecto científico -su comienzo, sudesarrollo y su conclusión provisional- es aquelloque resulta aceptable para el sujeto y sólo puedecomunicarse a aquellos que están en condicionessubjetivas de recibir comunicación. También la

utilización de la ciencia queda en manos de personasque buscan los valores significativos para ellas.Estas afirmaciones resumen en pocas palabras elcambio que deseo introducir en mi descripción de laciencia. Analicemos las diversas fases de la cienciadesde este punto de vista.

*Quiero agradecer especialmente los trabajos, publicados e inéditos, de Robert M. Lipgar, Ross L.Mooney, David A. Rodgers y Eugene Streich y las discusiones mantenidas con ellos. Mi propiopensamiento se ha enriquecido tanto por su contacto y se ha entretejido con el de estos autoreshasta tal punto que no sabría cómo reconocer los aportes específicos. Sólo sé que el material quepresento a continuación expresa muchas de sus ideas. También he aprendido mucho de lacorrespondencia que mantuve con Anne Roe y Walter Smet acerca de este trabajo).

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La etapa creativa.

La ciencia se origina en una persona determinada quepersigue metas, propósitos y valores de significadopersonal y subjetivo. Su “deseo de descubrir” formaparte de esta búsqueda en ciertos campos. Porconsiguiente, si ha de ser un buen científico debesumergirse en la experiencia, ya sea en ellaboratorio de física, en el mundo de la vidavegetal o animal, en el hospital, la clínica o ellaboratorio psicológico. Esta inmersión es total ysubjetiva y se asemeja a la ya descripta delterapeuta en la terapia. El científico siente sucampo de interés, lo vive; no se limita a pensar enel problema en cuestión: deja que su organismo asumael mando y reaccione ante el medio, tanto en elnivel cognoscitivo como en el inconsciente. Asíllega a sentir más cosas que las que podríaverbalizar acerca de su campo de trabajo y reaccionaorganísmicamente en función de relaciones nopresentes en su apercepción.De esta inmersión completa y subjetiva emerge unaconfiguración creativa, un sentido de orientación,un planteo vago de relaciones hasta entoncesignoradas. Esta configuración creativa se talla, seprecisa y se formula en términos más claros hastaconstituir una hipótesis: una profesión de fepreliminar, personal y subjetiva. El científicorecurre al sentimiento de que “existe tal o cualrelación, y la existencia de este fenómeno revisteimportancia desde el punto de vista de mis valorespersonales”.Estoy describiendo la fase inicial de la ciencia, tal vez la másimportante, que los científicos norteamericanos -en particular lospsicólogos- suelen minimizar o ignorar. No se trata de que se la hayanegado, sino de que, por lo general, se la ha olvidado. Kenneth Spence,refiriéndose a este aspecto de la ciencia, ha dicho que simplemente “sela da por sentada”.* Como ocurre con muchas otras experiencias quese dan por sentadas, también se lo suele olvidar. No cabe duda de quetoda ciencia y toda investigación científica individual se han originadoen la matriz de la experiencia inmediata, personal y subjetiva.

La confrontación con la realidad.

Mediante un proceso creativo, entonces, elcientífico ha alcanzado su hipótesis, su profesiónde fe. Pero, ¿concuerda ésta con la realidad? Laexperiencia nos demuestra que es fácil engañarnos yconfiar en cosas

* Tal vez sea oportuno mencionar el origen de esta frase: “. . . losdatos de todas las ciencias tienen una misma fuente, a saber, laexperiencia inmediata de un observador: el científico mismo. Es decir, laexperiencia directa, matriz inicial a partir de la cual se desarrollantodas las ciencias, ya no es motivo de preocupación para el científicocomo tal. Simplemente la da por sentada y luego procede a la tarea dedescribir los acontecimientos que en ella ocurren, y a descubrir yplantear la naturaleza de las relaciones que existen entre ellos.”Spence, Kenneth W., en Marx, M. H. (comp.): Psychological Theory, NuevaYork, Macmillan, 1951, pág. 173).

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que luego ella misma la señala como falsas ¿Cómosaber si esta creencia inicial guarda algunarelación real con los hechos observados? Puedoresponder a esto de varias maneras. Por ejemplo,puedo tomar una serie de precauciones al observarlos hechos, para asegurarme de no estar engañándomea mí mismo; puedo consultar a otros que tambiénhayan procurado evitar el autoengaño y aprender asínuevas maneras de detectar aquellas ideas que noofrecen garantías por basarse en observaciones malinterpretadas; en síntesis, puedo comenzar a usartoda la compleja metodología que ha acumulado laciencia. Descubro que la formulación de mi hipótesisen términos operacionales evitará muchos callejonessin salida y conclusiones falsas; que los grupos decontrol me permiten evitar inferencias erróneas; quelas correlaciones, cocientes tau y razones críticasy todo el conjunto de procedimientos estadísticos meayudarán a formular sólo referencias razonables.Valoro pues la metodología científica por lo querealmente es: un modo de evitarme decepciones

respecto de mis presentimientos subjetivos,desarrollados a partir de mi relación con elmaterial de estudio. En este contexto, y tal vezsolamente en éste, ocupan un lugar significativo lavasta estructura del operacionalismo, el positivismológico, la planificación de investigaciones, lostests de significación estadística, etcétera. Talesinstrumentos no tienen validez en sí mismos; sólosirven para verificar, mediante la confrontación conel hecho objetivo, la creación subjetiva que aparececomo sentimiento, presentimiento o hipótesis.Aun cuando el científico aplique estos métodosrigurosos e impersonales, las elecciones siguensiendo subjetivas y se hallan exclusivamente a sucargo. ¿A cuál de estas hipótesis dedicaré mitiempo? ¿Qué tipo de grupo de control será el másadecuado para evitar el autoengaño en estainvestigación? ¿Qué alcance deberá tener el análisisestadístico? ¿En qué medida he de creer en loshallazgos? Cada uno de éstos es un juicionecesariamente personal y subjetivo que destaca elhecho de que la espléndida estructura de la cienciareposa sobre el empleo que las personas hagan deella. La ciencia es, hasta ahora, el mejorinstrumento que hayamos podido crear para verificarnuestra captación organísmica del universo.

Los hallazgos.

Si como científico estoy satisfecho de la manera enque he desarrollado mi investigación, si no hedesechado ninguna prueba, si he seleccionado y usadocon inteligencia todas las precauciones contra elautoengaño que tomé de otros o elaboré por micuenta, entonces podré dar crédito,provisionalmente, a los hallazgos que hayan surgidoY los emplearé como punto de partida paraulteriores, investigaciones y búsquedas.Pienso que en lo mejor de la ciencia, el propósitoprimordial consiste en suministrar una hipótesis ocreencia más satisfactoria y fidedigna para

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el investigador mismo. En la medida en que elcientífico intenta demostrar algo a otra persona -error que yo mismo he cometido a menudo- estáutilizando la ciencia para superar su propiainseguridad personal y le está impidiendo cumplir sufunción verdaderamente creativa al servicio de lapersona.Con respecto a los hallazgos de la ciencia, elfundamento subjetivo se manifiesta con claridad enel hecho de que a veces el científico puederehusarse a creer en sus propios hallazgos. “Elexperimento demostró tal cosa y tal otra, pero nocreo que sea cierto”; he aquí algo que todocientífico ha experimentado alguna vez. Ciertosdescubrimientos. muy fructíferos han surgido de unaincredulidad persistente en los descubrimientos propiosy ajenos, por parte de un científico. En últimainstancia, éste puede llegar a confiar más en susreacciones organísmicas totales que en los métodosde la ciencia, No cabe duda de que esta actitudpuede conducir a graves errores, así como también averdaderos descubrimientos científicos, pero es unaprueba más del papel preponderante de losubjetivo.en el uso de la ciencia.

La comunicación de los hallazgos científicos.

Esta mañana, mientras vadeaba un arrecife de coralen el Caribe, creo haber visto un gran pez azul. Sisupiera que el lector también lo vio,independientemente de mí, tendría más confianza enmi propia observación. Esto se conoce comoverificación intersubjetiva y desempeña unimportante papel en nuestra comprensión de laciencia. Si guío al lector -en la realidad, en unaconversación o mediante una publicación- llevándolopor el camino que he seguido en determinadainvestigación, y éste opina que no me he engañado,que he descubierto una nueva relación adecuada a misvalores y que tengo motivos para depositarprovisionalmente mi confianza en esta relación

recién descubierta, entonces nos hallaremos ante loscomienzos de la Ciencia con mayúscula. Una vezllegados a este punto quizá pensemos que hemoscreado un cuerpo de conocimientos científicos. Enrealidad no hay tal cuerpo de conocimientos: sólohay creencias provisionales que existensubjetivamente en un número de personas diferentes.Si estas creencias no son provisionales nosencontramos ante un dogma, no una ciencia. Si, porotra parte, el investigador es el único que cree enel hallazgo, tal vez sea un asunto personal yextraviado, un caso de psicopatología, o bien unaverdad poco común descubierta por un genio a quiennadie está aún en condiciones subjetivas de creer.Esto me lleva a formular algunos comentarios acercadel grupo capaz de depositar provisionalmente suconfianza en cualquier hallazgo científico.

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¿A quién comunicar los hallazgos?

Por supuesto, los descubrimientos científicos sólopueden transmitirse entre quienes comparten lasmismas reglas básicas de investigación. Loshallazgos de la ciencia acerca de la infecciónbacteriana no impresionarán al aborigen australiano;él sabe que en realidad la enfermedad se debe a losmalos espíritus y* sólo estará en condiciones deaceptar los hallazgos científicos si antes haadmitido que el método científico es una maneraadecuada de evitar el autoengaño.No obstante, aun quienes han aceptado las reglasbásicas de la ciencia sólo pueden dar crédito a undescubrimiento si existe una predisposiciónsubjetiva a creer. Hay muchos ejemplos de esto; para

mencionar sólo uno diremos que muchos psicólogosestán dispuestos a creer en las pruebas quedemuestran que el sistema de clases magistralesproduce un incremento significativo en elaprendizaje, pero de ninguna manera creerán que lacapacidad de reconocer naipes sin verlos puedaatribuirse a una habilidad denominada percepciónextrasensorial. Sin embargo, las pruebas científicasde esto último son mucho más exactas que las que serefieren al punto anterior. De modo análogo, cuandose dieron a conocer por primera vez los llamados“estudios de lowa”, que señalaban que lascondiciones ambientales pueden provocarconsiderables alteraciones en la inteligencia, sedesató una ola de incredulidad entre los psicólogosy cundieron los ataques contra los métodos usados,que fueron tachados de deficientes. Las pruebas quehoy apoyan esos hallazgos no son superiores a lasque existían en un comienzo, pero ahora los mismospsicólogos están mucho más dispuestos a creer en laveracidad de aquella afirmación. Un historiador dela ciencia ha señalado que si hubieran existidoempiristas en la época de Copérnico, habrían sidolos primeros en dudar de sus hallazgos.En consecuencia, el hecho de que una persona crea ono en los hallazgos científicos propios o ajenosdepende, al parecer, en cierta medida, de supredisposición a creer provisionalmente en ellos.*Una de las razones por las qe en general noadvertimos este hecho subjetivo es que

* Bastará con un ejemplo tomado de mi propia experiencia. En 1941, unestudio realizado bajo mi supervisión demostró que era posible predecirla adaptación futura de los delincuentes juveniles mediante la evaluaciónde su autocomprensión y autoaceptación realista. El instrumento eraburdo, pero permitía obtener predicciones más acertadas que lasevaluaciones del medio familiar o social, las habilidades heredadas,etcétera. En ese momento, simplemente no estaba dispuesto a creer en ese

hallazgo, puesto que pensaba, como la mayoría de los psicólogos, que losverdaderos factores determinantes de la delincuencia futura eran el climaemocional familiar y la influencia del grupo de pares. Sólo más tarde,cuando mi experiencia en la psicoterapia se desarrolló y profundizó, pudeconfiar provisionalmente en los hallazgos de este estudio y de otroposterior (1944) que los confirmó. (Véase C. R. Rogers, B. L. Keil y H.McNeil: “The role of self-understanding in the prediction of behavior”,en J. Consult. Psychol., 12, 1948. págs, 174-186.

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en las ciencias físicas -en especial- la experiencianos ha enseñado a creer cualquier hallazgo logradomediante el uso apropiado de las reglas del juegocientífico.

El empleo de la ciencia.

No sólo el origen, desarrollo y conclusión de laciencia residen en la experiencia subjetiva de laspersonas, sino que esta última determina también lautilización de los hallazgos científicos. La“ciencia” misma nunca podrá despersonalizar, manejaro controlar a los individuos; sólo las personaspueden hacerlo. Esta es, sin duda, una observaciónsuperflua y trivial, pero creo que es importantecomprender su significado profundo. El empleo de loshallazgos científicos en el campo de la personalidades y será un asunto librado a una elección personalsubjetiva -el mismo tipo de elección que se hace enel transcurso de la psicoterapia-. En la medida enque, por razones de defensa, la persona hayaimpedido el acceso a la conciencia de determinadosaspectos de su experiencia, aumenta su probabilidadde que adopte decisiones destructivas para lasociedad. En la medida en que permanezca abierta atodas las fases de su experiencia, podemos confiaren que usará los hallazgos y métodos de la ciencia(o cualquier otro instrumento o capacidad) de maneraconstructiva, tanto en el plano personal como en elsocial.* En realidad no existe una entidadamenazadora llamada “Ciencia”, capaz de afectarnuestro destino; sólo hay personas. Si bien muchasson amenazadoras y peligrosas por su necesidad dedefenderse y aunque el conocimiento científicomoderno multiplica la amenaza y el peligro social,esto no es todo. Existen otros dos aspectossignificativos: 1) hay muchas personas relativamenteabiertas a su experiencia y, en consecuencia,constructivas para la sociedad; 2) tanto laexperiencia subjetiva de la psicoterapia como loshallazgos científicos al respecto señalan que losindividuos se hallan motivados para el cambio ypueden ser ayudados en esta tarea; la dirección de

este cambio es hacia una mayor apertura a laexperiencia y, por consiguiente, hacia una conductaque tiende a mejorar al individuo y su sociedad, yno a destruirlos.En síntesis, la Ciencia nunca puede amenazarnos,sólo las personas pueden hacerlo. Aunque losindividuos puedan tornarse destructivos en su manejode los instrumentos que el conocimiento científicopone en sus manos, éste es sólo un aspecto de lacuestión. Ya conocemos de manera subjetiva yobjetiva los principios básicos mediante los cualesel individuo puede alcanzar una conducta social másconstructiva, propia de su proceso organísmico dellegar a ser.

* He estudiado más profundamente el fundamento racional de este enfoqueen otro trabajo: “Toward a theory of creativity”.199

UNA NUEVA INTEGRACIÓN.

Esta línea de pensamiento me ha permitido lograr unanueva integración en la que el conflicto entre el“experimentalista" y el “científico” tiende adesaparecer. Esta integración puede no resultaraceptable para otras personas, pero reviste grantrascendencia para mí. Sus principios fundamentaleshan sido señalados implícitamente en la secciónanterior; ahora trataré de enunciarlos teniendopresente las discusiones que se suscitan entrequienes sostienen cada uno de estos puntos de vistaopuestos.La ciencia, así como la terapia y los restantesaspectos de la vida, tiene sus raíces y su base enla experiencia subjetiva e inmediata de una persona;surge de la vivencia organísmica, interna y total,que sólo puede comunicarse de manera parcial eimperfecta; es una fase de la vida subjetiva.

Pienso que las relaciones humanas son valiosas ygratificantes; por eso entablo un tipo de relaciónque se conoce como relación terapéutica. En ella lossentimientos y el conocimiento se funden en unaexperiencia unitaria que se vive -no se estudia-, laconciencia no es reflexiva y yo soy un participante-no un observador-. Puesto que la armonía exquisitaque parece existir en el universo y en esta relacióndespierta mi curiosidad, puedo abstraerme de laexperiencia y verla desde afuera, convirtiendo a losdemás y a mí mismo en objetos de esa observación.Como observador empleo, todos los elementos quesurgen de la experiencia viviente; para evitarengañarme y lograr una idea más adecuada del ordenexistente uso todos los cánones de la ciencia. Laciencia no es algo impersonal, sino simplemente unapersona que vive de manera subjetiva un aspectoparticular de sí mismo. Para alcanzar unacomprensión más profunda de la terapia (o decualquier otro problema), es necesario vivirla uobservarla según las reglas de la ciencia, o bienque se comuniquen entre sí ambos tipos deexperiencia en el interior del individuo. En cuantoa la experiencia subjetiva de elegir, no sólo esfundamental en la terapia, sino también en el empleodel método científico por parte de una persona.El destino que yo asigne al conocimiento obtenidomediante este método -ya sea para comprenner,mejorar y enriquecer o bien para controlar, manejary destruir- queda librado a una elección subjetivaque depende de mis propios valores personales. Si,por tener miedo y necesitar defenderme, excluyo demi conciencia amplias esferas de la experiencia, sisólo puedo ver los hechos que confirman miscreencias actuales y soy ciego a todos los demás, sino veo más que los aspectos objetivos de la vida ysoy incapaz de percibir los subjetivos e impido quemi percepción funcione en todo el espectro de susensibilidad, es posible que me convierta en un sersocialmente destructivo -ya sea mediante losconocimientos y métodos de la ciencia o mediante elpoder y la fuerza

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emocional de una relación subjetiva-. Si, en cambio,permanezco abierto a mi experiencia y permíto queingresen en mi conciencia todas las sensaciones demi complejo organismo, lo más probable es que meemplee a mí mismo y que utilice mi experienciasubjetiva y mí conocimiento científico en un sentidorealista y constructivo.Este es el grado de integración que he logrado entredos enfoques que antes parecían contradictorios. No resuelve por completo los problemas planteados en lasección anterior, pero parece apuntar hacia algún tipo de respuesta. Vuelve a abordar el problema y loreplantea colocando a la persona subjetiva y existencial, junto con los valores que ella sostiene, en la base de la relación terapéutica y científica. Esto sucede porque también la ciencia, en su comienzo, es una relación “yo-tú” con una persona o un grupo, y sólo es posible ingresar en estas relaciones como persona subjetiva.11 EL CAMBIO DE LA PERSONALIDAD EN LA PSICOTERAPIA.

El siguiente trabajo presenta los rasgos más destacados de unainvestigación en gran escala realizada en el Counseling Center de laUniversidad de Chicago, desde 1950 hasta 1954, gracias al generosoapoyo de la Fundación Rockefeller, a través de su Medical SciencesDivision. Cuando se me invitó a presentar un trabajo al FifthInternational Congress of Mental Health de Toronto, en 1954, decidídescribir algunas partes de aquel programa de investigación. Un mesdespués de haber presentado el trabajo apareció nuestro libro con ladescripción completa del estudio, publicado por la University ofChicago Press. Si bien Rosalind Dymond y yo fuimos los compiladores ytambién autores de ciertas partes de este volumen, los demáscolaboradores merecen igual reconocimiento por el libro y por elinmenso trabajo realizado, del cual este artículo toca sólo algunos delos puntos más importantes. Estos autores son: John M. Butler,Desmond Cartwright, Thomas Gordon, Donald L. Grummon, Gerard V.

Haigh, Eve S. John, Esselyn C. Rudikoff, Julius Seeman, Rolland R.Tougas y Manuel J. Vargas,Un motivo especial para incluir este trabajo en el presente volumen esque resume parte de los avances prometedores alcanzados en laevaluación de ese aspecto cambiante, vago, altamente significativo ydeterminante de la personalidad, que denominamos el sí mismo.

El propósito de este trabajo consiste en presentaralgunas de las características más importantes de laexperiencia en la que mis colegas y yo intentamosevaluar los resultados de un tipo de psicoterapiaindividual mediante métodos científicos objetivos.Con el objeto de hacer más comprensibles estosaspectos, describiré de manera breve el contexto enque se llevó a cabo la investigacióncorrespondiente.Durante muchos años he trabajado con psicólogoscolegas en el terreno de la psicoterapia. A partirde nuestra experiencia en este campo hemos tratadode determinar cuáles son los elementos útiles paralograr una modificación constructiva de lapersonalidad y la conducta del individuo inadaptadoo conflictuado que solicita la ayuda del terapeuta.Sobre la base de esta experiencia, poco a poco hemoselaborado un enfoque de la psicoterapia que ha sidodenominado “no directivo” o “centrado en el

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cliente”. Este enfoque y su fundamento teórico hansido descriptos en una serie de libros 1, 2, 5, 6, 8 ymuchos artículos.Una de nuestras constantes metas ha sido someter ladinámica y los resultados de la terapia a unainvestigación rigurosa. Pensamos que la psicoterapiaes una experiencia profundamente existencial ysubjetiva tanto en el cliente como en el terapeuta,llena de complejas sutilezas y matices deinteracción personal. Pero también creemos que siesta experiencia es significativa, si en ella elaprendizaje profundo produce una modificación de lapersonalidad, estos cambios deben ser susceptiblesde investigación.Durante los últimos catorce años hemos llevado acabo muchos estudios acerca del desarrollo y losresultados de este tipo de terapia. (Véase 5,particularmente los capítulos 2, 4 y 7, que resumenestos trabajos.) En los últimos años hemos ampliadomás los límites de esta investigación mediante unaserie de estudios coordinados, destinados aesclarecer los resultados de esta forma depsicoterapia. Deseo presentar algunos rasgossignificativos del correspondiente programa deinvestigación.

Tres aspectos de nuestra investigación.

Pienso que, para el lector, los tres aspectos mássignificativos de nuestra investigación son:

1.Los criterios empleados en nuestro estudio de lapsicoterapia, que difieren del pensamientoconvencional en este campo.

2.El diseño de la investigación, en el cual hemosresuelto ciertas dificultades que hasta ahorarepresentaban un inconveniente para la obtenciónde resultados exactos.

3.Los progresos logrados en la medición objetiva defenómenos subjetivos sutiles.

Estos tres elementos de nuestro programa sonaplicables a cualquier intento de medir unamodificación de la personalidad; por consiguientepueden utilizarse al investigar cualquier tipo de

psicoterapia o cualquier procedimiento destinado alograr cambios en la personalidad o en la conducta.A continuación, nos ocuparemos de estos treselementos de manera ordenada.

Los criterios de investigación.

¿Cuál es el criterio de investigación en el campo dela psicoterapia? Este problema, que enfrentamos aliniciar la planificación, nos dejó perplejos. Por logeneral se acepta que el propósito de lainvestigación en este campo consiste en determinarel grado de “éxito” logrado en la

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psicoterapia o la “curación” alcanzada. A pesar desufrir la influencia de estas ideas, después decuidadosas consideraciones decidimos abandonar esosconceptos, pues pensamos que no es posibledefinirlos con precisión y que en realidadconstituyen juicios de valor, lo cual les impideformar parte de la ciencia en este ámbito. No existeacuerdo general acerca de la naturaleza del “éxito”,ya sea que se considere tal la desaparición desíntomas, la resolución de conflictos, la mejoríadel comportamiento social u otro tipo de cambio. Elconcepto de “curación” también es inadecuado, puestoque en la mayoría de estas alteraciones nosencontramos frente a conductas aprendidas y no anteuna enfermedad.Como consecuencia de nuestro modo de pensar, duranteel estudio no nos hemos preguntado: “¿Se logró eléxito? ¿Se curó el estado del cliente?” En cambio,nos hemos formulado una pregunta más adecuada desdeel punto de vista científico: “¿Cuáles son losconcomitantes de la terapia?”

Con el objeto de tener una base para responder aesta pregunta, extrajimos de nuestra teoría de lapsicoterapia una descripción teórica de los cambiosque, según nuestra hipótesis, se producen durante eltratamiento. El propósito del estudio era determinarsi los cambios previstos por la hipótesis ocurren ono, y si lo hacen en grado mensurable. De estamanera, a partir de la psicoterapia centrada en elcliente, hemos elaborado las siguientes hipótesis:durante la terapia se experimentan sentimientos cuyoacceso a la conciencia había sido negadoanteriormente y se los asimila al concepto del símismo; el concepto del sí mismo se vuelve máscoherente con el del sí mismo ideal; durante laterapia y después de ella, la conducta observada enel cliente se torna más socializada y madura; en eltranscurso del tratamiento y después de él aumentanlas actitudes de autoaceptación por parte delcliente, lo cual coincide con un aumento de suaceptación de los demás.Estas son algunas de las hipótesis que hemos podidoinvestigar. Tal vez resulte evidente que hemosabandonado por completo la idea de un criteriogeneral para nuestros estudios y lo hemosreemplazado por una serie de variables definidas yespecíficas para las respectivas hipótesisinvestigadas. Esto significa que esperábamos poderenunciar nuestras conclusiones de la siguientemanera: la psicoterapia centrada en el clientepróduce cambios mensurables en las característicasa, b, d y f, por ejemplo, pero no modifica lasvariables c y e. Cuando el profesional y el legotengan a su disposición enunciados de este tipo,estarán en condiciones de emitir un juicio de valory pronunciarse acerca del “éxito” del proceso queorigina esos cambios. Sin embargo, tales juicios devalor no podrán alterar los sólidos datos que nosproporciona nuestro conocimiento científico acercade la dinámica efectiva del cambio en lapersonalidad, que aumenta lenta pero constantemente.Por consiguiente, en lugar del criterio global yhabitual de “éxito”, nuestro estudio tiene muchoscriterios específicos, todos ellos extraídos denuestra teoría de la psicoterapia y definidosoperacionalmente.

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La resolución del problema de los criterios nosresultó de gran ayuda para seleccionar de modointeligente los instrumentos de investigación queempleamos en nuestra batería de tests. Lejos depreguntarnos qué instrumentos medirían el éxito o lacuración, - nos formulamos preguntas específicasrelacionadas con cada hipótesis: ¿Qué instrumentopuede evaluar el concepto de sí mismo de cadaindividuo? ¿Cuál nos dará una medida adecuada de lamadurez de una conducta? ¿Cómo podemos medir elgrado de aceptación de los otros por parte de unindividuo? Aunque las preguntas sean difíciles, esposible descubrir respuestas operacionales; por esonuestra decisión respecto de los criterios nosresultó de gran ayuda para resolver el problema dela instrumentación del estudio.

El diseño de la investigación.

Un buen número de autores serios han mencionado elhecho de que no existen pruebas objetivas de que lapsicoterapia produzca una modificación constructivade la personalidad. Hebb afirmó que “no hay pruebas’que demuestren que la psicoterapia es valiosa” (4,pág. 271). Eysenck, después de revisar algunos delos estudios disponibles, señala que los datos “nodemuestran que la psicoterapia, ya sea freudiana ode otro tipo, facilite la recuperación de lospacientes neuróticos” (3, pág. 322).Preocupados por esa lamentable situación, estábamosansiosos por planificar nuestra investigación demanera suficientemente rigurosa como para que laconfirmación o negación de nuestras hipótesispudiera establecer dos cosas: a) si se habíaproducido o no un cambio significativo, y b) si esecambio, en caso de haberse manifestado, se debía ala terapia o a algún otro factor. En el complejoterreno de la psicoterapia no es fácil proyectar undiseño de investigación que alcance estos objetivos,pero creemos haber logrado un verdadero progreso enese sentido.Una vez elegidas las hipótesis que deseábamossometer a prueba y los instrumentos más adecuados

para su verificación operacional, nos hallamos encondiciones de dar el paso siguiente. Esta serie deinstrumentos objetivos de investigación se usaronpara medir diversas características de un grupo declientes antes de la terapia, después de terminadoel tratamiento y durante un control realizado deseis meses a un año más tarde, tal como se indica enla figura 1. Los clientes que participaron podíanconsiderarse típicos de los que asisten alCounseling Center de la Universidad de Chicago, y elobjetivo fue recolectar los datos, incluyendo lagrabación de todas las entrevistas, en un mínimo de25 clientes. Se decidió llevar a cabo un estudiointensivo de un grupo de tamaño moderado, y no unanálisis superficial de un grupo muy numeroso.Se separó una porción del grupo de terapia parautilizarla como grupo de autocontrol; a sus miembrosse les administró la batería de instrumentos deinvestigación, luego aguardaron durante un períodode

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control de dos meses y se les volvió a administrarla batería por segunda vez antes de iniciar elasesoramiento. Esto se hizo porque pensamos que siun individuo cambia simplemente porque está motivadopor la terapia o porque su personalidad tiene ciertaestructura especial, este cambio se observarádurante el período de control.Como grupo equivalente de control seleccionamos ungrupo de individuos que no serían sometidos aterapia. La edad y distribución de edades coincidíanen ambos grupos; la coincidencia era algo menor encuanto al nivel socioeconómico, sexo y relaciónentre estudiantes y no estudiantes. Se administrarona este grupo los mismos tests que al grupo deterapia a intervalos equivalentes, y a una parte deél se le administró la batería completa cuatroveces, para que quedara en condiciones de

comparación estricta con el grupo de terapia deautocontrol. La razón por la cual se emplea un grupoequivalente como control es que si en los individuosse producen cambios debidos al paso del tiempo, a lainfluencia de variables aleatorias, o como resultadode la administración reiterada de los tests, talesmodificaciones se harán presentes en este grupo.El fundamento lógico de este plan de doble controles el siguiente: si durante el período de terapia ydespués de él, el grupo tratado acusa

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modificaciones significativamente mayores que lasproducidas durante el período de autocontrol o las

sufridas por el grupo equivalente de control,entonces es razonable atribuir estos cambios a lainfluencia de la terapia.En este breve informe no puedo entrar en loscomplejos detalles de los diversos proyectosllevados a cabo según el esquema de este diseño deinvestigación. Se ha preparado una exposición másamplia, que abarca trece proyectos concluidos hastaahora. Baste decir que se obtuvieron datos completossobre 29 pacientes tratados por 16 terapeutas, asícomo también datos exhaustivos sobre el grupo decontrol. La evaluación cuidadosa de los hallazgos deinvestigación nos permite extraer conclusiones comolas siguientes: durante la terapia y después determinada ésta, se producen cambios profundos en laautopercepción del cliente; las características y laestructura de la personalidad de éste sufren cambiosconstructivos que lo aproximan al estado defuncionamiento pleno; también cambian lasorientaciones definidas como integración yadaptación personal y aumenta la madurez de laconducta del cliente, según las observaciones de susallegados. En todos los casos el cambio essignificativamente mayor que el que se produce en elgrupo de control o en los mismos clientes durante superíodo de autocontrol. Los hallazgos sólo resultanalgo confusos y ambiguos en relación con lashipótesis referentes a las actitudes democráticas yde aceptación de los demás.A nuestro juicio, las investigaciones ya concluidasbastan para invalidar afirmaciones como lasformuladas por Hebb y Eysenck. Al menos en lo querespecta a la psicoterapia centrada en el cliente,poseemos en este momento pruebas objetivas decambios positivos en la personalidad y la conducta,que adoptan orientaciones habitualmente consideradascomo constructivas y pueden atribuirse a la terapia.Esta afirmación sólo es posible porque hemosadoptado múltiples criterios específicos y un diseñode investigación rigurosamente controlado.

La evaluación de los cambios en el sí mismo.

Puesto que sólo puedo presentar una parte muypequeña de los resultados, seleccionaré la muestra

del terreno en el que se produjo un avance mássignificativo de la metodología y donde se hanlogrado los hallazgos más estimulantes; es decir,describiré nuestros intentos de medir la percepciónde sí mismo por parte del cliente y la relaciónentre ésta y otras variables.Para obtener una idea objetiva de la autopercepcióndel cliente empleamos la nueva técnica Q,desarrollada por Stephenson. Se estructuró un“universo” de afirmaciones acerca del sí mismo, apartir de entrevistas grabadas y otras fuentes.Algunas afirmaciones típicas son: “Soy una personasumisa”; “No confío en mis emociones”; “Me sientotranquilo y nada me molesta”; “El sexo me inspiratemor”; “En general me gusta la gente”; “Tengo unapersonalidad atractiva”; “Tengo miedo de lo

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que los demás piensen de mí.” El instrumentoempleado fue una muestra integrada por cienafirmaciones seleccionadas al azar e impresas paramayor claridad. Teóricamente, disponíamos de unamuestra de todas las maneras en que un individuopuede percibírse a sí mismo. Cada cliente recibiólas cien tarjetas con afirmaciones y se le dieroninstrucciones acerca de su empleo: debía seleccionarlas que lo representaban “en este momento” yreunirlas en nueve grupos, desde las frases máscaracterísticas de sí mismo hasta las más atípicas;también se le indicó que colocara un cierto númerode tarjetas en cada pila, para obtener unadistribución normal. El cliente seleccionó lastarjetas de esta manera en diferentes ocasiones:antes, durante y después de la terapia y en diversasoportunidades durante el tratamiento. Cada vez queseparaba las tarjetas que mejor lo describíanseleccionaba también las que representaban lapersona que querría ser: su si mismo ideal.

De esta manera obtuvimos representaciones detalladasy objetivas de la autopercepción del cliente y de susí mismo ideal, en diferentes momentos. Al evaluarlos resultados se correlacionaron entre sí lasdiversas selecciones; los cocientes altos indicabansemejanza o falta de cambio, los bajos señalabandiferencias o un cambio acentuado.Para ilustrar el empleo de este instrumento en laverificación de nuestras hipótesis acerca del símismo presentaré los resultados del estudio de uncliente (7, cap. 15) en relación con diversashipótesis. Pienso que esto pondrá de manifiesto elcarácter promisorio de los hallazgos mejor que lasconclusiones generales de nuestro estudio de lapercepción del sí mismo, aunque también trataré demencionar al pasar tales resultados.El caso de donde tomaremos nuestro material era unamujer de 40 años, muy desgraciada en su matrimonio.Su hija adolescente había sufrido una crisisnerviosa, de la cual la madre se sentía culpable. Setrataba de una persona muy perturbada, cuyaevaluación diagnóstica la había calificado degravemente neurótica. Puesto que no formaba partedel grupo de autocontrol inició la terapiainmediatamente después de que se le huboadministrado la primera batería de tests. Tuvo 40entrevistas durante un período de 5 meses y medio,al cabo de las cuales concluyó la terapia; cuando sele administraron tests de control, siete meses mástarde, decidió tener 8 entrevistas más; 5 mesesdespués se hizo un segundo estudio de control y elasesor juzgó que había habido considerablemovimiento en la terapia.La figura 2 presenta algunos datos acerca del cambioen la autopercepción de esta cliente. Cada círculorepresenta una selección del sí mismo o del sí mismoideal. La selección de tarjetas se hizo al iniciar yterminar la terapia, así como también después de laséptima y vigesimoquinta entrevistas, y en las dossesiones de control realizadas después de finalizadoel tratamiento. Se presentan las correlaciones entremuchas de estas selecciones.Examinemos ahora estos datos en relación con una delas hipótesis que nos interesaba someter a prueba, asaber, que el sí mismo percibido

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por el cliente cambiará más durante la terapia quedurante un período sin tratamiento. En este casoparticular la modificación fue mayor durante laterapia (r = 0,39) que durante cualquiera de loscontroles posteriores (r = 0,74; 0,70) o durante elperíodo de control de doce meses después definalizado el tratamiento (r = 0,65). En este casola hipótesis se confirma; el hallazgo general -quese verificó en casi todos nuestros clientes- fue queel cambio en la percepción del sí mismo erasigníficativamente mayor durante la terapia quedurante el estudio de seguimiento o las entrevistasde control posteriores, y también significativamentemayor que el que se produjo en el grupo de control.Consideremos una segunda hipótesis. Se había hechola predicción de que durante la terapia y después deconcluida ésta, el sí mismo percibido sería valoradomás positivamente, es decir, se volvería máscongruente con el sí mismo ideal.Cuando esta cliente inicia el tratamiento, el símismo real y el ideal difieren de maneraconsiderable (r = 0,21). Durante y después de laterapia esta discrepancia se reduce, hasta que elúltimo estudio de control demuestra una congruenciadefinida (r = 0,79), que confirma nuestra hipótesis.Esta es una constante de nuestros hallazgosgenerales, que demostraron un aumento significativode la congruencia entre el sí mismo real y el idealpara todo el grupo, a medida que avanzaba eltratamiento.El examen detallado de la figura 2 muestra que alconcluir nuestro estudio la cliente se percibe comoalguien muy parecido a la persona que deseaba ser alcomienzo (rIA/SC2 = 0,70). También puede observarseque, al finalizar el tratamiento, su sí mismo ideal

se parece más a su si nusmo inicial que su idealoriginal (rSA/IC2 = 0,36).Consideremos ahora la hipótesis según la cual elcambio en la percepción del sí mismo no esaleatorio, sino que se verifica en un sentido quejueces expertos calificarían de adaptación.Como parte de nuestro estudio, se mostraron lastarjetas de la técnica Q a un grupo de psicólogosclínicos ajenos a esta investigación y se les pidióque seleccionaran las que eligiría una persona “bienadaptada”, para tener criterio de selección con elcual comparar la percepción del sí mismo decualquier cliente. Se desarrolló un puntaje sencillopara expresar el grado de similitud existente entrela percepción de sí mismo de un cliente y larepresentación de la persona “adaptada” elaboradapor los psicólogos consultados. Se denominó “puntajede adaptación” a la calificación obtenida en cadacaso; cuanto mayor era el puntaje, mayor era tambiénla “adaptación”.En las seis selecciones de tarjetas que aparecen enla figura 2, los puntajes de adaptación obtenidospor la cliente que estamos considerando fueron: 35,44, 41, 52, 54 y 51; estos datos comienzan por el símismo que ella percibía antes del tratamiento yterminan en la segunda entrevista de control,realizada después de concluida la terapia. Esmanifiesta la tendencia al aumento de la adaptación,definida en términos operacionales. Esto también severificó en el resto del grupo, entre

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cuyos integrantes se observó un notable aumento delos puntajes de adaptación durante el transcurso dela terapia, y una ligera regresión de ellos duranteel período de seguimiento. Los individuospertenecientes al grupo que no recibió tratamientoprácticamente no acusaron cambio alguno. Porconsiguiente, nuestra hipótesis queda demostrada

para esta cliente en particular y para todo elgrupo.Cuando se hace un análisis cualitativo de lasdiferentes selecciones de tarjetas surgen hallazgosque vuelven a confirmar esta hipótesis. Al compararla imagen inicial del sí mismo con la del final dela terapia, se observa que en este momento lacliente se siente cambiada de muchas maneras.Experimenta mayor confianza en si misma, secomprende mejor, se siente más cómoda consigo mismay entabla relaciones más satisfactorias con losdemás; se siente menos culpable y resentida, menosmanejada e insegura y ya no necesita tanto ocultarsea sí misma. Estos cambios cualitativos sonsemejantes a los de otros clientes y en generalcoincide con la teoría de la psicoterapia centradaen el cliente.Desearía señalar algunos otros hallazgos de interésque aparecen en la figura 2.Vemos con claridad que la representación del símismo ideal es mucho más estable que la del sí mismoreal; todas las correlaciones son superiores a 0,70y la idea de la persona que la cliente querría sercambia relativamente poco durante todo el período.Esta se verifica en casi todos nuestros clientes.Si bien no habíamos planteado una hipótesis acercade este punto, esperábamos que los clientesalcanzaran una mayor coherencia entre el sí mismoreal y el ideal, algunos mediante una modificaciónde sus valores, y otros mediante un cambio en su símismo. Las pruebas han demostrado que esto esincorrecto y que -con pocas excepciones- lo que máscambia es el concepto de sí mismo.En el caso de nuestra cliente, no obstante, se operauna modificación en el sí mismo ideal; la direcciónde este ligero cambio merece un comentario. Sicalculamos el “puntaje de adaptación” de lasrepresentaciones sucesivas del sí mismo ideal deesta cliente, vemos que el puntaje medio para lastres primeras es 57, en tanto que el promedio de lastres últimas es 51. En otras palabras, el sí mismoideal está menos “adaptado” y resulta más accesible;es decir, en cierta medida es un objetivo menosexigente. También en este aspecto la cliente

representa una tendencia que se manifestó en todo elgrupo.Otro hallazgo se relaciona con el “sí mismo”recordado, que aparece en la figura 2. En el segundoestudio de control -después de terminado eltratamiento- se solicitó a la cliente que eligieralas tarjetas que mejor describían cómo era ella alcomienzo de la terapia. Este sí mismo recordadoresultó muy diferente de la imagen que la clientehabía dado al iniciar el tratamiento. Su correlacióncon la representación dada en aquella oportunidadfue sólo de 0,44. Más aún, se trataba de una imagenmucho menos favorable, que discrepaba ampliamentecon

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su ideal (r = -0,21) y obtuvo un puntaje deadaptación muy bajo -26 puntos, a diferencia de los35 de la imagen inicial de sí misma-.Esto indica que en la selección de los rasgos del símismo recordado, podemos medir objetivamente lareducción de las defensas que se produjo durante losdieciocho meses que duró el estudio. En la sesiónfinal, la cliente es capaz de dar una imagen muchomás veraz de la persona inadaptada y alterada queera al iniciar la terapia. Como luego veremos, hayotras pruebas que confirman este cuadro. Porconsiguiente, la correlación de - 0,13 entre el símismo recordado y el sí mismo final ilustra lamodificación operada durante el estudio mejor que lacorrelación de 0,30 existente entre el sí mismoinicial y el final. Ocupémonos ahora de otra hipótesis. Según nuestrateoría, en la psicoterapia centrada en el cliente laseguridad psicológica de la relación terapéutica lepermite a éste admitir en su conciencia sentimientoso experiencias que en otras circunstanciasreprimiría o negaría. Estas experiencias antes

negadas pueden ahora incorporarse al sí mismo; porejemplo, un cliente que acostumbraba reprimir todossus sentimientos de hostilidad puede llegar aexperimentarlos libremente en la terapia. A partirde ese momento su concepto de sí nuismo sereorganiza para incluir su descubrimiento de que aveces abriga sentimientos hostiles hacia otraspersonas. En la medida en que ello sucede, su imagende sí mismo se vuelve una representación más precisade la totalidad de su experiencia.Intentamos expresar esta parte de nuestra teoríamediante una hipótesis operacional que enunciamos dela siguiente manera: durante la terapia y una vezfinalizada ésta, se observará una crecientecoherencia entre el sí mismo que percibe el clientey el que percibe el evaluador encargado deldiagnóstico. Suponemos que una persona experta endiagnósticos psicológicos captará mejor que elcliente la totalidad de experiencias conscientes einconscientes que éste vive. Por consiguiente, si elcliente incorpora a su imagen consciente de sí mismolos sentimientos y experiencias anteriormentereprimidos, tal imagen será más parecida a la que seha formado de él la persona encargada de sudiagnóstico.El método empleado para verificar esta hipótesisconsistió en reunir los cuatro tests (de apercepcióntemática) administrados a la cliente en cada ocasióny someterlos a la opinión de un juez. Con el objetode evitar cualquier error no se informó al psicólogoel orden en que los tests habían sido aplicados.Luego se le pidió que seleccionara las tarjetas Qcorrespondientes a cada uno de los tests, pararepresentar con ellas a la cliente según eldiagnóstico surgido del test en cuestión. Esteprocedimiento nos dio una evaluación diagnósticaobjetiva, expresada en función del mismo instrumentoque había empleado la cliente para describirse a símisma; de esta manera fue posible hacer unacomparación directa y objetiva, mediante lacorrelación entre las diferentes selecciones Q.

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La figura 3 ilustra los resultados de este estudiopara esta cliente en particular. La parte superiordel diagrama simplemente condensa la información dela figura 2; la línea inferior contiene lasselecciones del psicólogo a cargo del diagnóstico, ylas correlaciones nos permiten someter a pruebanuestra hipótesis. Se observará que al comienzo dela terapia no hay relación entre la percepción de símisma por parte de la cliente y la del psicólogo (r= 0,00). La situación continúa casi igual (r = 0,05)hasta el final de la terapia, pero al llegar a lasentrevistas posteriores de control (la primera deellas no aparece en la figura) la percepción de símisma por parte de la cliente se asemeja bastante ala del psicólogo (primer control, r = 0,56; segundocontrol, r = 0,55). Esto confirma la hipótesis deque aumenta significativamente la coherencia entreel sí mismo que percibe el cliente y el que detectael psicólogo encargado del diagnóstico.Este aspecto del estudio presenta otros hallazgos deinterés. Puede verse que al iniciar el tratamiento,la imagen de la cliente que percibe el psicólogodifiere mucho del ideal que ella tiene (r = -0,42).Al concluir el estudio la cliente se parece bastantea su ideal del momento (r = -46) y más aún al idealque sustentaba al iniciar la terapia (r = 0,61),siempre a juicio del psicólogo. Esto nos permiteafirmar que la percepción de sí misma por parte dela cliente, y toda su personalidad, se hanaproximado sustancialmente a la persona que deseabaser cuando comenzó el tratamiento.Otro hecho digno de señalarse es que el concepto queel juez tiene de la cliente ha cambiado más que laautopercepción de ésta (r = -0,33), comparado con r= 0,30). Esto es interesante, en vista de la tandivulgada opinión profesional de que los clientestienden a sobreestimar los cambios sufridos. Tambiénexiste la posibilidad de que al cabo de dieciochomeses de tratamiento, la personalidad final de unindividuo se destaque más por sus diferencias con la

personalidad inicial que por sus semejanzas conella.Un último comentario sobre la figura 3 se relacionacon el “sí mismo recordado”. Señalemos que estaimagen recordada del sí mismo guarda una correlaciónpositiva con la impresión diagnóstica (r = 0.30).esto confirma la afirmación anterior de que el símismo recordado representa una imagen más exacta ymenos defensiva que la que la cliente fue capaz deofrecer al comenzar el tratamiento.

Resumen y conclusión.

En este trabajo se intentó bosquejar en líneasgenerales la exhaustiva investigación Sobrepsicoterapia que, se está llevando a cabo en laUniversidad de Chicago y se mencionaron algunosrasgos de este trabajo.

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Se rechazó un criterio global para el estudio de lapsicoterapia y se adoptaron criterios de cambioespecíficos, definidos operacionalmente y basados enuna teoría sobre la dinámica de la psicoterapia. Elempleo de muchos criterios específicos nos hapermitido lograr verdaderos avances científicos enla determinación de los cambios que se producenconcomitantemente con la psicoterapia centrada en elcliente.Un segundo rasgo es el nuevo enfoque del problema delos controles en los estudios sobre psicoterapia, noresuelto hasta ahora. Nuestro diseño deinvestigación incluyó dos procedimientos de control:1) un grupo equivalente que permite comprobar lainfluencia del tiempo, de la repetición de los testsy de las variables aleatorias, y 2) un grupo deautocontrol en el que se comparan los resultadosobtenidos en el tratamiento de un cliente con suspropios datos procedentes de un período anterior sintratamiento; esto último da cuenta de la influenciade las variables de la personalidad y la motivación.Este diseño de doble control nos ha permitidoafirmar que los cambios observados durante laterapia que no puedan explicarse en términos de lasvariables controladas deben atribuirse altratamiento mismo.Este estudio también nos permite, demostrar losprogresos alcanzados en el desarrollo deinvestigaciones objetivas y rigurosas acerca deelementos sutiles del mundo personal del cliente. Sehan presentado pruebas sobre el cambio en elconcepto que el cliente tiene de sí mismo; la medidaen que el sí mismo percibido por el cliente llega aparecerse al sí mismo que valora y se vuelve mássatisfactorio, mejor adaptado y más coherente con laimagen que de él se forma el psicólogo encargado deevaluarlo. Estos hallazgos tienden a confirmar lasformulaciones teóricas referentes a la función quedesempeña el concepto de sí mismo en el procesodinámico de la psicoterapia.Deseo terminar con dos conclusiones. Una de ellas esque el programa de investigación descripto demuestrados cosas: que es posible obtener datos objetivos -

según los cánones de la investigación científicarigurosa- sobre las modificaciones que lapsicoterapia impone a la personalidad y a laconducta, y que eso ya se ha logrado para unaorientación psicoterapéutica en particular. Estosignifica que en el futuro se podrán obtener pruebasigualmente sólidas acerca de los cambios logrados enla personalidad por otras formas de psicoterapia.A mi juicio, la segunda conclusión es aun másimportante. El progreso metodológico de los últimosaños implica que las muchas sutilezas del procesoterapéutico hoy estan abiertas a la investigación.He intentado ilustrar esto con el estudio de loscambios en el concepto del sí mismo, pero conmétodos semejantes también se podrían estudiarobjetivamente las relaciones cambiantes entrecliente y terapeuta, las actitudes de“transferencia” y “contratransferencia”, losdiversos orígenes del sistema de valores delcliente, etcétera. Pienso que casi cualquierinterpretación teórica que se considere relacionadacon la modificación de la personalidad o con elproceso de la psicoterapia es hoy posible deinvestigación científica. La prosecución de esteobjetivo arrojará nueva luz sobre la dinámica de lapersonalidad, en especial sobre el proceso de sumodificación en el transcurso de una relacióninterpersonal.

12 LA PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE EN SUCONTEXTO DE INVESTIGACIÓN. *

¿Cómo podría explicar a un auditorio europeo, ajeno, en ciertamedida, a la tradición norteamericana de investigación empírica enpsicología, los métodos, los hallazgos y la importancia de los estudiosacerca de psicoterapia centrada en el cliente? Esta fue la tarea que eldoctor G. Marian Kinget y yo nos propusimos emprender, al escribir unlibro sobre la psicoterapia centrada en el cliente, que fue publicado enholandés y luego en francés. El doctor Kinget se ocupó de presentar losprincipios clínicos de esa forma de terapia; yo me hice cargo de laexposición de las teorías fundamentales (al igual que en la versióninglesa: “A Theory of Therapy. Personality and Interpersonal,Relationships”. en Koch, S. (compilador): Psychology: A Study of aScience, McGrawHill, 1959, vol. 111, págs. 184-256. En aquellaoportunidad me interesaba presentar a los lectores la investigación

realizada para verificar o refutar nuestras teorías. El resultado es estetrabajo que, con ligeras modificaciones, incluyo en el presentevolumen; espero que despierte el interés del público europeo y el deotras partes del mundo.Deseo disculparme ante el lector por un pequeño detalle: tres párrafos,que describen el desarrollo y empleo de la técnica Q para evaluar lapercepción del sí mismo, son casi idénticos a otros del capítulo 2. Optépor no suprimirlos, para posibilitar así la lectura de cada uno de lostrabajos, sin necesidad de recurrir al otro.Este capítulo se remonta a nuestros primeros esfuerzos deinvestigación, en 1940, y termina con una descripción de variosproyectos inconclusos, que nos exigen un máximo de esfuerzo, en1961. De esta manera he tratado de presentar al menos una pequeñamuestra de los afanes de más de veinte años de investigación.

* Versión ligeramente modificada del capítulo 12 de Rogers, Carl R. yKinget, G. Marian: Psychoterapie en Menselijke Verhoudingers: Theory enPraktjk van de Non-directive Therapie. Utrecht, Holanda, Uitgeverij HetSpectrum, 1960.

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La estimulación de la investigación.

Una de las características más importantes de laorientación terapéutica centrada en el cliente esque, desde su comienzo, no sólo ha estimulado la

investigación, sino que ha existido en un contextode pensamiento investigador. La cantidad y variedadde estudios realizados es sorprendente. En 1953,Seeman y Raskin hicieron un análisis crítico de lastendencias y orientaciones de la investigación en elcampo de la psicoterapia centrada en el cliente conadultos; en este estudio describieron o mencionaroncasi cincuenta trabajos realizados sobre el tema. En1957, Cartwright publicó una bibliografía comentadasobre la investigación y elaboración de teorías enese campo, en la cual incluyó 122 referencias. Esteúltimo autor, al igual que Seeman y Raskin, omitiótodas las publicaciones referentes a lainvestigación sobre terapia lúdica y terapia grupalcentrada en el cliente. No cabe duda de que lateoría y la práctica de la psicoterapia centrada enel cliente han puesto en marcha una enorme cantidadde estudios empíricos. Parece razonable preguntarnosla causa de este hecho.En primer lugar, la teoría de la psicoterapiacentrada en el cliente nunca ha sido considerada undogma ni una verdad incuestionable, sino unaenunciación de hipótesis o un instrumento paraacrecentar nuestros conocimientos. En general,pensamos que una teoría, o cualquier elemento de unateoría, sólo es útil si puede comprobarseempíricamente. En nuestra opinión, la verificaciónobjetiva de cada aspecto significativo de nuestrahipótesis era la única manera de separar losconocimientos de los prejuicios individuales y delas impresiones generales por las expectativas delobservador. Si una investigación es objetiva, elloimplica que otro investigador, al reunir y elaborarlos datos de manera idéntica, deberá llegar adescubrimientos iguales o semejantes y extraer lasmismas conclusiones. En resumen, desde el comienzopensamos que el campo de la psicoterapia seenriqueció gracias a la verificación abierta yobjetiva de todas las hipótesis, con métodoscomunicables y reproducibles.Una segunda razón del efecto estimulante que elenfoque centrado en el cliente ejerce sobre lainvestigación reside en la conciencia de que elestudio científico puede comenzar en cualquier partey en cualquier nivel de refinamiento, ya que la

ciencia es una orientación y no un grado determinadode desarrollo instrumental. Desde este punto devista, la grabación de una entrevista constituye elcomienzo -aunque modesto- de una tarea científica,puesto que resulta más objetiva que el simplerecuerdo de la entrevista. Cualquierconceptualización elemental de la terapia ycualquier instrumento para evaluar estos conceptos -por burdos que sean- suponen una actitud máscientífica que la de no intentarlos. De esta manera,los investigadores sintieron que podían comenzar atrabajar con espíritu científico en los campos quepara ellos

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revestían mayor interés. De esta actitud han surgidouna serie de instrumentos de creciente precisiónpara analizar protocolos de entrevistas, y se hadado el primer paso en la evaluación de constructosaparentemente tan intangibles como el concepto de símismo o el clima psicológico de una relaciónterapéutica.Así llegamos a lo que considero la tercera razón deléxito alcanzado por nuestra teoría en lo querespecta a la estimulación de las investigaciones.En general, nos hemos limitado a aquellosconstructos de la teoría que son defíníbles entérminos operacionales. Esto parece haber satisfechouna urgente necesidad de los psicólogos y otrosestudiosos, que deseaban profundizar losconocimientos en el campo de la personalidad, perose veían impedidos de hacerlo a causa de laexistencia de constructos teóricos no susceptiblesde ser definidos en términos operacionales.Consideremos, por ejemplo, el fenómeno generalimplícito en términos tales como “sí mismo”, “yo”,“persona”. Si se desarrolla una teoría que incluyelos aspectos conscientes e inconscientes del

individuo -como lo han hecho algunos autores-, nohay, por el momento, manera satisfactoria de darleuna definición operacional, Pero si se limita elconcepto de sí mismo a los aspectos conscientes,este constructo puede definirse con mayor precisiónoperacional mediante la técnica Q, el análisis delos protocolos de entrevistas, etcétera, con lo quese inaugura todo un campo de investigación. Con eltranscurso del tiempo, es probable que los estudiosresultantes permitan dar una definición operacionalde todos los acontecimientos inconscientes.El empleo de constructos definibles en términosoperacionales ha tenido aun otro efecto: ha hechopor completo innecesario el uso de los términos“éxito” y “fracaso”, que no tienen utilidadcientífica alguna como criterios en los estudiosacerca de la psicoterapia. En lugar de pensar enestos conceptos globales y mal definidos, losinvestigadores pueden formular prediccionesespecíficas en términos de constructos definiblesoperacionalmente. Luego estos constructos puedenconfirmarse o refutarse sin que se emitan juicios devalor acerca de si el cambio representa un “éxito” oun “fracaso”. De esta manera se ha eliminado uno delos principales obstáculos que se oponian aladelanto científico en este terreno.Otra de las razones de la eficacia que este sistemaha tenido en las investigaciones reside en el hechode que los constructos son de carácter general.Puesto que la psicoterapia es un microcosmos derelación interpersonal, aprendizaje y cambiosignificativos, los constructos desarrollados paraordenar este campo tienen amplias probabilidades deutilización. Algunos, tales como el concepto de símismo, la necesidad de respeto positivo o lascondiciones del cambio de personalidad puedenaplicarse a una extensa gama de actividades humanas.Por consiguiente, estos constructos pueden emplearsepara estudiar problemas tan diversos como elliderazgo industrial o militar, las modificacionesde la personalidad

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de un psicótico, el clima psicológico de una familiao de un aula o la interrelación entre los cambiospsicológicos y fisiológicos.Por último, deseo mencionar un hecho afortunado. Adiferencia del psicoanálisis, por ejemplo, lapsicoterapia centrada en el cliente siempre haexistido en un contexto universitario. Esto suponela posibilidad de tamizar los conocimientos yseparar continuamente la verdad del error, en unasituación de seguridad personal. Significa tambiénexponerse a la crítica amistosa de los colegas, talcomo hacen los estudiosos de la química, la biologíao la genética. Sobre todo, implica que la teoría yla técnica se hallan a disposición de las mentesjóvenes, curiosas y emprendedoras. Los estudiantesgraduados cuestionan e indagan, sugieren planteosalternativos e inician estudios empíricos paraconfirmar o refutar las diversas hipótesis teóricas.Esto ha contribuido a hacer de la psicoterapiacentrada en el cliente una orientación abierta ycapaz de autocrítica, y no un punto de vistadogmático.Por estas razones, la psicoterapia centrada en elcliente ha incorporado, desde un comienzo, elproceso de cambio mediante la investigación. Apartir de un punto de vista limitado, basado sobretodo en la técnica y sin verificación empírica, seha desarrollado hasta convertirse en una complejateoría de la personalidad, las relacionesínterpersonales y la psicoterapia, y ha acumuladouna considerable cantidad de conocimientos empíricosperfectamente verificables.

El período de investigación inicial.

La historia de las investigaciones objetivas en elcampo de la psicoterapia es breve. Hasta 1940 sehabían hecho algunos intentos de grabar entrevistasterapéuticas, pero ese material no había sidoempleado con fines de investigación y nadie había

pensado seriamente en utilizar los métodos de laciencia para evaluar los cambios que parecíanproducirse durante el tratamiento. Por consiguientenos estamos refiriendo a un terreno que, en ciertosentido, permanece en pañales. Sin embargo, al menosse ha abierto un proceso.En 1940, un grupo de nosotros logró grabarexitosamente una entrevista terapéutica completa, enla Universidad del Estado de Ohio. Nuestra gransatisfacción pronto se desvaneció, porque alescuchar el material grabado, tan amorfo y complejo,perdimos las esperanzas de utilizarlo como datos entrabajos de investigación. Parecía casi imposiblereducirlo a elementos que pudieran manejarseobjetivamente.No obstante, se lograron algunos progresos. Elentusiasmo y la habilidad de los estudiantesgraduados compensó la falta de fondos y equiposadecuados; su espíritu ingenioso y creatívo logrótransformar los datos elementales de la terapia encategorías básicas de técnicas terapéuticas yrespuestas del cliente. Porter analizó de manerassignificativas la conducta del terapeuta; Snyderexaminó las respuestas del cliente en

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varios casos y descubrió algunas tendenciasmanifiestas en ellas; otros aportaron también sucapacidad creativa y, poco a poco, la posibilidad derealizar investigaciones en este campo se convirtióen un hecho real.Estos primeros estudios a menudo fueron nointelectualizados, se basaban en cifras inadecuadasy su planificación resultaba deficiente, pero suaporte como avanzada fue inmenso.

ALGUNOS ESTUDIOS ILUSTRATIVOS.

Con el objeto de dar una idea de la gran cantidad deinvestigaciones realizadas, describiré varios

estudios de manera detallada, para que el lectorpueda adquirir una noción clara de su metodología yde los hallazgos específicos. Estos estudios, quepresento en orden cronológico, no fueronseleccionados por su calidad científica, sino porquerepresentan diferentes tendencias que se fueronmanifestando en la investigación a medida que éstase desarrollaba.

El foco de evaluación.

En 1949 Raskin llevó a cabo un estudio sobre lafuente de valores o el foco del proceso deevaluación. Su premisa fue que la tarea del asesorno consiste en pensar por el cliente, ni acerca delcliente, sino con él. En los dos primeros casos elfoco de evaluación indudablemente reside en elasesor, pero en el tercero, éste se esfuerza porpensar y empatizar con el cliente en el marco dereferencia de este último, y por respetar susprocesos de valoración.Raskin se preguntó si durante la terapia cambia elfoco de evaluación del cliente. En otras palabras,se propuso averiguar si, en el transcurso deltratamiento, sus valores y normas comienzan adepender en menor medida de los juicios yexpectativas ajenos, y sí, en cambio, se fundan enuna mayor confiabilidad de su propia experiencia.Para poder estudiar este problema objetivamente,Raskin emprendió los siguientes pasos:

1. Tres jueces escucharon independientemente variasentrevistas grabadas, de las cuales seleccionaronlas afirmaciones relacionadas con los valores ynormas del cliente. Se observó una correlaciónsuperior al 80 por ciento entre las diferentesselecciones, lo cual indicó que se trabajaba con unconstructo discriminable.2. Después de seleccionar 22 de estos ítems pararepresentar una amplia gama de fuentes de valores,Raskin los entregó a 20 jueces y les pidió que losclasificasen en cuatro grupos, según el continuo enestudio, separados por intervalos iguales entre losgrupos.

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Los doce items clasificados con mayor frecuencia seusaron para construir e ilustrar una escala de focosde evaluación que iba de 1,0 a 4,0. El grado 1representaba una dependencia total de la evaluaciónajena; el 2 comprendía los casos en que había unapreocupación. notable acerca del juicio de losdemás, pero también cierta insatisfacción por estadependencia; en el grado 3 se incluían lasexpresiones características del individuo, que nosólo respeta su propio juicio -al igual que losvalores y expectativas ajenas- sino que tambiénconoce la diferencia entre autoevaluación ydependencia de los valores de los demás; el grado 4,por último, se reservó para los casos en que eraevidente la confianza del individuo en su propiaexperiencia y juicio como fuentes básicas devalores.Un ejemplo del grado 3 puede dar una imagen másvívida de esta escala. La siguiente afirmación seclasificó en esa fase: “Por lo visto, he tomado una decisión que mepregunto si será acertada. Cuando uno pertenece auna familia donde el hermano entró en la universidady todos tienen bastante capacidad, me pregunto siestá bien ver que soy como soy y que no puedo haceresas cosas. Siempre traté de ser lo que otrospensaban que debería ser, pero ahora me pregunto sino sería mejor darme cuenta de que soy como soy.”(6, pág. 151)3. Luego Raskin empleó la misma escala para evaluar59 entrevistas pertenecientes a diez casos breves,grabados en su totalidad y ya sometidos a otrasinvestigaciones. Después de clasificarlas, peroantes de analizarlas, quiso determinar laconfiabilidad de sus juicios. Para esto eligió alazar una frase relacionada con el núcleo de

evaluación en cada una de las 59 entrevistas y lassometió al juicio de otro juez que ignoraba suorigen y el momento de la terapia a que pertenecíanlas entrevistas. La correlación entre ambas seriesde clasificaciones fue 0,91, lo cual puso demanifiesto un alto grado de confiabilidad.4. Después de crear una escala de intervalosiguales y demostrar que se trataba de un instrumentoconfiable, Raskin intentó averiguar si el foco deevaluación se había desplazado durante la terapia.El puntaje promedio de las primeras entrevistas enlos diez casos fue 1,97; el de las últimas, 2,73; ladiferencia fue significativa en el nivel 0,01. Deesta manera, quedó confirmado ese aspecto de lateoría de la psicoterapia centrada en el cliente.Hubo aún otra confirmación: estos diez casos fueronestudiados con otros métodos objetivos, de modo quese contaba con más de un criterio para pronunciarseacerca del grado de éxito obtenido. Si examinamoslos cinco casos considerados como más exitososveremos que en ellos el desplazamiento del foco deevaluación fue más notorio que en el resto: elpromedio de las primeras entrevistas fue 2,12, entanto que el de las últimas alcanzó a 3,34.

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En muchos aspectos este estudio es representativo deun gran número de trabajos de investigaciónrealizados. Sobre la base de cierta hipótesisperteneciente a la teoría de la psicoterapiacentrada en el cliente, se crea un instrumento paramedir diversos grados del constructo en cuestión.Luego el instrumento se somete a prueba, paradeterminar si efectivamente mide lo que se proponemedir y si cualquier persona experta que lo utiliceobtendrá resultados iguales o similares. Más tardese lo aplica a los datos de la terapia, empleando unprocedimiento que permita evitar cualquier posibleerror o desviación. (En el caso de Raskin, elcontrol, realizado por otro juez, de los 59 ítemsseleccionados al azar demostró que en sucalificación no había desviación alguna, conscienteo inconsciente.) Los datos obtenidos mediante elempleo del instrumento creado pueden, pues,analizarse para determinar si conforman o no lahipótesis en cuestión. En este caso la hipótesis seconfirmó; con ella quedó también demostrada lateoría según la cual los clientes de este tipo depsicoterapia tienden a apoyarse menos en los valoresy expectativas de los otros y comienzan a confiarmás en las evaluaciones de sí mismos basadas en suspropias experiencias.Los dos únicos defectos importantes del estudiofueron el pequeño número de casos estudiados y labrevedad del tratamiento (característico de aquellaépoca). Sin embargo, es probable que si sereprodujera el trabajo con un número mayor de casosde más duración, los resultados fueran los mismos.Por su nivel de intelectualización, este estudio sehalla a mitad de camino entre los primeros- trabajos-muy elementales- y los más recientes -planificadoscon minuciosidad-.

Relación entre función autónoma y psicoterapia.

Thetford emprendió un estudio bastante diferente,concluido en 1949. Su hipótesis excedía el alcancede la teoría de la terapia ceutrada en el cliente,pues predecía consecuencias fisiológicas coherentes

con ella, pero que nunca habían sido propuestashasta el momento.En pocas palabras, este autor planteaba que si laterapia permite al individuo modificar su esquema devida y reducir la tensión y ansiedad que le inspiransus problemas personales, también se modificarán lasreacciones de su sistema nervioso autónomo -en unasituación de stress, por ejemplo-. En esencia,postulaba que los cambios del esquema de vida y elalivio de las tensiones internas que se producen enel cliente durante la terapia se manifestaríanmediante cambios en su función autónoma, que escapaal control consciente del individuo. Sus preguntaseran: ¿Cuál es la profundidad de los cambioslogrados por la psicoterapia centrada en el cliente?¿Basta esta profundidad para afectar elfuncionamiento organísmico total del individuo?Si bien el procedimiento de investigación fue muycomplejo, intentaremos describirlo en rasgosgenerales. Se reunió un grupo de terapia

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compuesto por diecinueve individuos que concurríanal Centro de Asesoramiento de la Universidad deChicago en busca de ayuda personal y se los invitó aparticipar en una investigación sobre lapersonalidad. Puesto que todos los invitadosaccedieron -con excepción de unos pocos, que nopudieron modificar sus horarios para concurrir a lasentrevistas-, el grupo era representativo de losalumnos que concurrían al Centro para tratarse. Tresindividuos comenzaron un tratamiento individual,otros tantos iniciaron una terapia combinada,individual y grupal, y seis fueron sometidos a unaterapia de grupo. Como control se reunió un grupo dediecisiete individuos a quienes no se suministrótratamiento alguno, cuya edad y nivel educacionaleran semejantes a los del grupo de terapia.

Todos los individuos, ya pertenecieran al grupo deterapia o al de control, se sometieron al mismoprocedimiento experimental, cuyos aspectos mássignificativos expongo a continuación. Losindividuos fueron conectados mediante electrodos aun polígrafo que registraba la conductancia de lapiel palmar (RGP) y la frecuencia cardíaca yrespiratoria. Después de un período de reposo,necesario para establecer la línea de base, seinformó a los individuos que se estudiaría suinteligencia, para lo cual se examinaría su memoriapara los números. La cantidad de dígitos utilizadaque los sujetos debían retener aumentabaprogresivamente, hasta que el individuo seequivocaba. Después de un descanso de dos minutos sevolvía a comenzar con una serie de númerosdiferentes, hasta provocar otro fracaso, al queseguía un tercero, al cabo de un nuevo período dereposo. Debido a que todos eran estudiantes, el amorpropio puesto en la tarea y la frustraciónconsiguiente resultaban muy claros, ya que laexperiencia parecía arrojar dudas sobre su capacidadintelectual. Después de otro período de descanso, sedespidió a los participantes y se les comunicó quese los volvería a llamar en otra oportunidad. Enningún momento se insinuó que el experimento podríarelacionarse con la terapia, y las pruebasdescriptas se realizaron en otro edificio.Después de completar el tratamiento, losparticipantes fueron citados nuevamente y sometidosal mismo procedimiento experimental: tres episodiosde frustración y recuperación; paralelamente sellevaron a cabo mediciones autónomas continuas. Losmiembros del grupo de control también fueron citadosy sometidos al mismo procedimiento.Se calcularon diversos índices fisiológicos en ambosgrupos. Las únicas diferencias significativas serelacionaron con la velocidad de recuperaciónobservada en ambos tests. En general, puede decirseque el grupo de terapia se recuperó de lafrustración más rápidamente en la prueba final queen la inicial, mientras que los resultados del grupode control fueron inversos (su recuperación fue máslenta durante la segunda serie de frustraciones).

Permítaseme aclarar esto. El “cociente derecuperación” –basado en el RPG- del grupo deterapia acusó un cambio significativo en el nivel0,02 y tendiente a una recuperación más veloz de lafrustración.

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El cambio en el “coeficiente de recuperación” delgrupo de control tuvo una significación del 10 porciento, y se desplazó en el sentido de unarecuperación más lenta. En otras palabras, duranteel lapso transcurrido entre ambos tests su capacidadde enfrentar la frustración se redujo. Más aún, otramedición basada en la RGP, el “porcentaje derecuperación”, también demostró que el grupo deterapia se recuperaba en menos tiempo con mayorrapidez durante el segundo test -con 5 por ciento designificación-, en tanto que el grupo de control noacusó cambio alguno. En cuanto a la actividadcardiovascular, la frecuencia cardíaca en el grupotratado se alteró menos durante la segunda prueba -modificación significativa en el nivel 5 porciento-, mientras que en el grupo de control no seobservaron cambios. Otros índices acusaron cambioscoincidentes con los ya mencionados, pero de menorsignificación.En general, puede decirse que durante la serie deentrevistas terapéuticas los individuos tratadoselevaron su umbral de frustración y se capacitaronpara recuperar su equilibrio homeostático másrápidamente después de una experiencia frustrante.El grupo de control, en cambio, acusó una ligeratendencia a presentar un umbral más bajo para lasegunda frustración y una recuperación de lahomeostasis indudablemente más lenta.En términos más sencillos, este estudio pareceindicar que después de la terapia, el individuo esmás capaz de tolerar situaciones de stress emocionaly frustración, y enfrentarlas con menor inquietud.Esto último es cierto, aun cuando en la terapia nose consideraran la frustración o el stress enparticular; la capacidad de encarar una frustraciónmás exitosamente no es un fenómeno superficial, sinoque se manifiesta en reacciones autónomas que elindividuo no puede controlar de manera consciente,por desconocerlas.Este trabajo de Thetford es un ejemplo de losestudios más avanzados y promisorios que se hayanrealizado en este campo. Fue más allá de laformulación original de la teoría de la psicoterapia

centrada en el cliente y formuló una prediccióncoherente y tal vez implícita en ella, pero que enese momento excedía ampliamente sus límites. Predijoque si la terapia capacita al individuo para manejarmejor el stress en el nivel psicológico, esto debemanifestarse también en su funcionamiento autónomo,y la investigación demostró la veracidad de supredicción. No cabe duda de que la confirmación deuna teoría resulta tanto más sorprendente cuanto másremotas sean las predicciones sometidas a prueba yluego confirmadas.

Respuesta del cliente a diferentes técnicas.

En 1950, Bergman realizó una pequeña investigaciónen la que las entrevistas grabadas fueron usadaspara llevar a cabo estudios microscópicos delproceso terapéutico. El autor se planteó elsiguiente

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ínterrogante: ¿Qué relación existe entre el métodoo técnica que emplea el asesor y la respuesta delcliente?. Decidió seleccionar sus ejemplos de diez casosgrabados (los mismos que estudiaron Raskin y otros),en los que el cliente pedía al asesor unaevaluación. En los diez casos había 246 ejemplossimilares, es decir, situaciones en las que elcliente pedía alguna solución a sus problemas o bienuna evaluación de su adaptación o progreso, unaconfirmación de su propio punto de vista o unasugerencia acerca de cómo proceder. Cada uno deestos requerimientos se registró en el estudio bajoel rótulo de “unidades de respuesta”, las cualesconsistían en la afirmación completa del cliente -que incluía el pedido-, la réplica inmediata del

asesor y, por último, la expresión posterior delcliente en respuesta a las palabras de aquél.Bergman observó que las contestaciones del asesor aestos requerimientos podían clasificarse de lasiguiente manera:

1.Una respuesta basada en una evaluación. Estapodía ser una interpretación del materialaportado por el cliente, una expresión deacuerdo o discrepancia con él, o bien lassugerencias o información que se había pedido alasesor.

2.Una respuesta de “estructuración”. El asesorpodía explicar su propio rol, o bien elfuncionamiento de la terapia.

3.Un pedido de aclaración. El asesor podíacomunicar al cliente que el significado de surequerimiento no le resultaba claro.

4.Una reflexión acerca del contexto en que seformuló el pedido.

5.El asesor respondía con un intento de comprenderlas circunstancias en que se planteó el pedido,pero sin reconocer este último como tal.

6.Una reflexión acerca del pedido. En este caso elasesor se esforzaba por comprender el pedido delcliente o su significado en el contexto de otrossentimientos.

Según Bergman, las expresiones del cliente enrespuesta a las palabras del asesor podían agruparseen las siguientes clases:

1.El cliente vuelve a solicitar una evaluación, yasea mediante una repetición del pedido original,una extensión o modificación de él, o bien pormedio de un nuevo pedido.

2.Independientemente de su aceptación o rechazo dela respuesta del asesor, el cliente abandona elintento de examinar sus actitudes y problemas(en general comienza a referirse a material demenor importancia),

3.El cliente continúa examinando sus actitudes yproblemas.

4.El cliente verbaliza una comprensión derelaciones entre sentimientos, es decir, expresaun insight.

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Después de verificar la exactitud de suclasificación del material del asesor y el cliente yhallarla satisfactoria, Bergman procedió a analizarsus datos. Lo que hizo fue determinar lasasociaciones entre las clases observadas con mayorfrecuencia que la que puede atribuirse a meracasualidad. He aquí algunos hallazgossignificativos.La relación entre las clases de pedido inicial delcliente y su propia respuesta subsiguiente fue sólocasual. Lo mismo sucedió con la asociación entre lostipos de pedido inicial y la respuesta del asesor.Por consiguiente, ni la respuesta de éste ni laexpresión posterior del cliente parecían ser“causadas” por el pedido inicial.Por otra parte, se descubrió una interacciónsignificativa entre la respuesta del asesor y laexpresión subsiguiente del cliente:

1.Con una frecuencia mayor que la debida al azar,la reflexión del asesor acerca de un sentimientoorigina en el cliente un examen continuo del símismo, o insight. Esta relación es significativaen el nivel 1 por ciento.

2.Las respuestas del asesor de tipo 1 y 2 (basadasen una evaluación e interpretativas, o bien de“estructuración”) inducen a un abandono de laexploración del sí mismo, también con mayorfrecuencia que la atribuible a la casualidad. Lasignificación en este caso también es del 1 porciento.

3.El pedido de aclaración tiende a provocar unarepetición del pedido del cliente, o bien adisminuir el insight y la exploración del símismo. Estas consecuencias son significativas enlos niveles 1 y 5 por ciento respectivamente.

Bergman concluye que la exploración del sí mismo yel insight, aspectos positivos del procesoterapéutico, son estimulados por las respuestas que“reflejan sentimientos”; en cambio, las respuestasde evaluación, interpretación o “estructuración”

tienden a originar en el cliente reaccionesnegativas para el proceso de la terapia.Este estudio constituye un ejemplo de unaconsiderable cantidad de investigaciones en las quese ha examinado de manera detallada y molecular unacantidad de entrevistas terapéuticas grabadas con elobjeto de examinar cierto aspecto de la teoría de lapsicoterapia centrada en el cliente. En estostrabajos se han estudiado objetivamente los hechosinternos de la terapia, en busca de datos que puedanaumentar nuestra comprensión del proceso.

Un estudio del concepto de sí mismo.

En muchas oportunidades se han investigado lasmodificaciones producidas en el concepto que elcliente tiene de sí mismo, ya que éste es unconstructo de fundamental importancia en la teoríade la personalidad

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y de la psicoterapia centrada en el cliente. Acontinuación resumiremos un estudio de Butler yHaigh sobre este tema.En los estudios de este tipo, se ha empleado amenudo la técnica Q, desarrollada por Stephenson yadaptada para el estudio del sí mismo. Puesto que enla investigación de Butler y Haigh se utilizó uninstrumento basado en esta técnica, será convenientedescribirla brevemente antes de detallar loshallazgos de los autores mencionados. A partir de una serie de grabaciones de casos deasesoramiento se reunió un grupo muy numeroso deafirmaciones referentes al sí mismo. Entre éstas seseleccionaron 100, que fueron impresas a fin delograr mayor claridad. El objetivo era abarcar todala variedad de imágenes del sí mísmo que puedepercibir un individuo. La lista incluía frases como:“A menudo me siento resentido”; “Soy sexualmente

atractivo”; “En realidad estoy alterado",- “Mesiento incómodo hablando con la gente”; “Me sientotranquilo y nada me molesta”.En el estudio de Butler y Haigh, se presentaron acada participante 100 tarjetas que contenían las 100afirmaciones. En primer término, debía “disponer lastarjetas de una manera que lo describiese tal comoél se sentía ese día” y distribuirlas en nuevegrupos desde las frases que mejor lo representabanhasta las que menos relación guardaban con su manerade ser; también se le indicó que colocara un númerodeterminado de tarjetas en cada grupo, para obteneruna distribución aproximadamente normal. (Lascantidades correspondientes fueron 1, 4, 11, 21, 26,21, 11, 4 y 1.) Una vez hecho esto, se le pidió quevolviera a seleccionar las tarjetas, esta vez “paradescribir a la persona que más le gustaría ser”.Esto significaba que cada frase permitiría conocerla imagen que el cliente tenía de sí mismo enrelación con una característica determinada, asícomo también el valor que asignaba a esta última.Por supuesto, se pueden establecer correlacionesentre las diversas selecciones de tarjetas: se puedecorrelacionar el sí mismo anterior a la terapia conel que emerge de ella, el sí mismo real con elideal, o bien el sí mismo ideal de un cliente con elde otro. Las correlaciones elevadas indican pocadiscrepancia o poco cambio, las bajas señalan locontrario. El estudio de las tarjetas que durante laterapia han cambiado de lugar -es decir han pasadode un grupo a otro- permite evaluar la naturaleza dela modificación sufrida por el cliente. Gracias algran número de frases usadas, la investigaciónestadística no pierde riqueza clínica. Sin dudaalguna, este procedimiento ha permitido a losinvestigadores convertir percepcionesfenomenológicas sutiles en datos objetivos ymanipulables.Volvamos al empleo de la técnica Q en el estudio deButler y Haigh. Las hipótesis fueron: 1) que laterapia centrada en el cliente disminuye ladiscrepancia entre el sí mismo que el clientepercibe y el que valoriza;

2) que esta disminución de la discrepancia es másnotable en los clientes en los cuales se haobservado -en una evaluación realizada sobre la base

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de criterios o variables independientes-, mayormovimiento durante la terapia.En un programa de investigación mucho más inclusivose aplicó a 25 clientes la técnica Q para laselección del sí mismo y del sí mismo ideal, endistintos momentos: antes de comenzar la terapia, alconcluirla, y en un control de seguimiento entreseis y doce meses después de terminada. El mismoprocedimiento se utilizó con un grupo de control alque no se administró tratamiento alguno, cuyo sexo,edad y nivel socioeconómico eran aproximadamenteequivalentes a los del grupo de estudio.Los hallazgos son interesantes. Las correlacionesentre el sí mismo y el sí mismo ideal en losclientes oscilaron entre -0,47 (que revela unanotable discrepancia) hasta 0,59 (puntaje que indicauna buena valoración del sí mismo tal como es). Lacorrelación media en el momento de iniciar laterapia fue -0,01, al terminarla, 0,34 y en elcontrol de seguimiento, 0,31. Esto representa uncambio altamente significativo, que confirma lahipótesis. Conviene destacar que la correlacióndisminuye muy poco durante el período deseguimiento. El cambio es más notable en los 17casos que, según la evaluación de los asesores elTest de apercepción temática, acusaron una mejoriamás acentuada durante la terapia; en ellos elpromedio inicial fue 0,02 y el correspondiente altiempo de seguimiento, 0,44.Quince miembros del grupo constituyeron un subgrupode “autocontrol”. Se les había administrado el testcuando solicitaron asesoramiento por primera vez, yluego esperaron 60 días hasta iniciar eltratamiento. Los tests fueron aplicados nuevamente

al cabo de ese período, al final del tratamiento yen ocasión de los controles siguientes. En estosquince clientes, la correlación entre el sí mismo yel ideal fue -0,01 al comienzo y también al cabo delperíodo de 60 días. Esto demuestra que el cambiooperado durante la psicoterapia se asociadecididamente con el tratamiento y no es una simpleconsecuencia del paso del tiempo ni de su decisiónde solicitar asesoramiento.En el grupo de control se observaron resultados muydistintos: la correlación inicial fue 0,58 y no semodificó, ya que en el último control apenas seelevó a 0,59. Indudablemente, estos individuos nosufrían las mismas tensiones que el grupo tratado,tendían a valorizarse más y no acusaron cambiosapreciables en este aspecto.Este estudio nos autoriza a pensar que una de lasmodificaciones asociadas con la psicoterapiacentrada en el cliente reside en el hecho de que elcliente modifica su percepción del sí mismo ycomienza a valorizarse más. Este cambio no estransitorio, sino que persiste después deltratamiento. La reducción de las tensiones internases muy significativa; sin embargo, aun al finalizarla terapia, los individuos tratados valoran su símismo un poco menos que el grupo de control que noha recibido tratamiento. (En otras palabras, laterapia no logra una “adaptación perfecta”, ni puedeerradicar por completo la tensión.) También

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es evidente que los cambios operados no se debensimplemente al tiempo transcurrido ni a la decisiónde comenzar un tratamiento, sino que se asociandecididamente con la terapia.Este estudio es uno de los muchos que han procuradoesclarecer la relación entre psicoterapia y

percepción del sí mismo. Otros trabajos (véaseRogers y Dymond) han señalado que lo que más cambiadurante la terapia es el concepto del sí mismo, noel sí mismo ideal. Este último también sufre unligero cambio, en el sentido de que se torna menosexigente o más realista. Los psicólogos consideranque la imagen del sí mismo alcanzada durante laterapia supone un mayor grado de integración (estaevaluación excluye cualquier desviación por parte delos jueces); opinan que este nuevo sí mismo disfrutade mayor libertad interior, así como también demayor comprensión y aceptación de la propiaresponsabilidad, y que el individuo tratado sesiente más satisfecho y cómodo en sus relaciones conlos demás. De esta manera, poco a poco hemos logradoacrecentar nuestro conocimiento objetivo de loscambios originados por la psicoterapia en el símismo que el cliente percibe.

¿Puede la Psicoterapia cambiar la conductacotidiana?.

Los estudios hasta ahora mencionados en el presentecapítulo y otros que también podrían citarsedemuestran que la psicoterapia centrada en elcliente produce muchos cambios: el individuomodifica su manera de elegir y establecer valores;enfrenta la frustración con menos tensiónfisiológica y cambia su manera de percibirse yvalorarse. Pero estas conclusiones aún no respondenlas preguntas que preocupan al lego y a la sociedad:¿Se puede observar una variación en la conductahabitual del cliente? ¿Son positivos estos cambios?Con el objeto de contestarlas, un grupo de colegas yyo emprendimos un estudio de los cambios en lamadurez de la conducta del cliente que fue publicadoen 1954.La teoría de la psicoterapia centrada en el clientepostula que los cambios operados en el interior delindividuo durante el tratamiento le permitirán, unavez finalizado éste, conducirse de maneras menosdefensivas y más socializadas y aceptar la realidaden sí mismo y en el medio social que lo rodea, todolo cual demuestra que su sistema de valores se hasocializado. Esto significa que adoptará conductas

más maduras y que tenderán a desaparecer lasactitudes infantiles. Lo más difícil era encontraruna definición operacional de esta hipótesis que nospermitiera someterla a verificación empírica.Existen pocos instrumentos capaces de evaluar lacalidad de la conducta diaria; el más adecuado paranuestros propósitos fue desarrollado por Willoughbyhace varios años, con el nombre de Escala de MadurezEmocional (Escala ME). Este autor elaboró una seriede ítems que describen conductas y los hizo evaluarpor 100 psicólogos y psiquiatras

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clínicos para juzgar el grado de madurezcorrespondiente a cada uno. Sobre la base de estosjuicios seleccionó 60 ítems para integrar su escala.Los puntajes oscilaban entre 1 (inmadurez máxima) y9 (madurez máxima). A continuación se enumeranalgunos de ellos, para dar al lector una idea decómo estaba constituida la escala.

1.S (el sujeto) habitualmente solicita ayuda parasolucionar sus problemas (ltem 9).

2.En condiciones normales, S maneja un automóviltranquilamente, pero se enfurece cuando otrosconductores le impiden avanzar (ltem 12).

3.Cuando S no tiene más remedio que admitir suinferioridad en determinado aspecto se sienteperturbado, pero se consuela pensando en lasactividades en que se desempeña mejor que losdemás (ltem 45).

4.S organiza y ordena sus esfuerzos al perseguiralgún objetivo; evidentemente considera quesistematizarse es un medio para alcanzarlo (Item17).

5.S acoge cualquier oportunidad legítima deexpresión sexual; el tema no lo avergüenza,atemoriza ni preocupa (ltem, 53).

Una vez elegido el instrumento de trabajo, estuvimosen condiciones de plantear nuestra hipótesis entérminos operacionales. Su enunciado fue elsiguiente: Después de completar una psicoterapiacentrada en el cliente, tanto éste como los que loconocen bien considerarán que su conducta es másmadura, lo cual se manifestará mediante un puntajemás alto en la Escala ME.El método de investigación era necesariamentecomplejo, ya que es difícil obtener evaluacionesprecisas y fidedignas de la conducta cotidiana. Estetrabajo formó parte de un programa de investigaciónmás amplio, que incluyó casi treinta clientes y ungrupo de igual número de miembros con fines decontrol. Se siguieron los pasos enumerados acontinuación:

1.Antes de la terapia, el cliente debió evaluarsea sí mismo según la Escala ME.

2.Se le solicitaron los nombres de dos amigos quelo conocieran bien y estuvieran dispuestos aevaluarlo. El contacto con ellos se estableciópor correo, y enviaron sus evaluaciones según laEscala ME directamente al Centro deAsesoramiento.

3.A los amigos que evaluaron al cliente, se lessolicitó la evaluación de un tercero que ésteconociera bien. El objeto de esta medida fuedeterminar la confiabilidad de sus evaluaciones.

4.A la mitad del grupo de terapia, que cumpliríafunciones de autocontrol, se le aplicó la EscalaME en dos oportunidades: cuando el individuomanifestó deseos de iniciar la terapia y 60 díasmás tarde, en el momento de comenzarla. En estasdos ocasiones se recogió también la evaluciónemitida por sus allegados.

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5.Al terminar el tratamiento, tanto el clientecomo sus dos amigos repitieron la evaluaciónsegún la Escala ME.

6.Entre los seis a doce meses posteriores a lafinalización de la terapia se solicitaron nuevasevaluaciones al cliente y a sus amigos.

7.Los miembros del grupo de control evaluaron suconducta según la Escala ME en las mismasocasiones que el grupo que recibió tratamiento.

Este plan nos permitió reunir una gran cantidad dedatos susceptibles de análisis. Presentamos ahorauna reseña de los principales hallazgos.La Escala ME demostró poseer un grado satisfactoriode confiabilidad, en manos de cualquier evaluador -ya fuera el cliente mismo o sus amigos-observadores-a pesar de que la coincidencia entre los distintosjueces no fue muy estrecha.Las evaluaciones de la conducta de los miembros delgrupo de control que no recibieron tratamiento novariaron de manera significativa durante ninguno delos períodos en que se subdividió el estudio.Los clientes que integraban el grupo de autocontroltampoco cambiaron significativamente durante ellapso de 60 días que precedió al comienzo de laterapia, ya sea según su propia evaluación o la desus amigos.A diferencia de lo que se esperaba, tampoco cambió -según el observador- la conducta del cliente en eltranscurso del tratamiento ni durante el período queabarcó la terapia y el seguimiento. Esto, porsupuesto, contradecía nuestra hipótesis. Nos parecióconveniente averiguar si este hallazgo negativocorrespondía a todos los clientes,independientemente del movimiento observado durantesu psicoterapia. Con este objeto se subdividieronlos clientes en grupos de movimiento máximo,moderado y mínimo, según el juicio emitido por losasesores.Así se observó que en los casos de movimiento máximolos amigos consideraron que la madurez de laconducta del cliente había aumentado (5 por cientode significación). En el grupo de movimientomoderado sólo hubo un pequeño cambio, mientras que

en el de movimiento mínimo el cambio fue negativo,en el sentido de una conducta menos madura.Hubo una correlación clara y significativa entre eljuicio del terapeuta acerca del movimiento en laterapia y las observaciones de los amigos conrespecto a los cambios producidos en la conductadiaria del cliente. Esta correlación reviste uninterés especial, puesto que el juicio del terapeutasólo se fundaba en las reacciones del clientedurante las horas de terapia, ya que desconocía elcomportamiento de éste fuera de ellas; los amigos,por su parte, formularon sus evaluaciones sobre labase de la observación externa, pues ignoraban loque sucedía en el tratamiento.

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En general estos hallazgos coincidieron con laspropias evaluaciones de los clientes, con unaexcepción digna de destacar. Los clientes que, ajuicio de los asesores, habían acusado ciertomovimiento durante la terapia, consideraron que sumadurez había aumentado y sus propias evaluacionesfueron casi idénticas a las de los observadores. Encambio, los clientes cuya terapia había sido lamenos exitosa –en opinión de los asesores- y quesegún las observaciones mostraron un deterioro en lamadurez de su conducta, se autodescribieron entérminos que implicaban un aumento de madurez, tantoal final del tratamiento como en los controlesposteriores. Esto parece demostrar que cuando laterapia resulta un fracaso los clientes se defiendenmediante una autoevaluación superior compensadora.Por consiguiente, en general parece justificadosuponer que cuando la psicoterapia centrada en elcliente ha logrado un progreso o movimiento, laconducta diaria del individuo se modifica en elsentido de una mayor madurez; este cambio esobservable y significativo. Cuando el asesor sienteque ha habido poco o ningún movimiento en laterapia, la conducta se deteriora y acusa mayorinmadurez. Este último hallazgo reviste especialinterés, puesto que es la primera prueba de que losesfuerzos infructuosos por obtener ayuda en larelación con un psicoterapeuta centrado en elcliente pueden acarrear consecuencias lamentables.Si bien estas consecuencias negativas no sonintensas, de todos modos justifican estudiosulteriores.Este trabajo ilustra los esfuerzos realizados en lainvestigación de diversos resultados de lapsicoterapia en el campo de la conducta. Tambiénsugiere algunas de las dificultades surgidas alplanificar un estudio suficientemente riguroso, quepermita comprobar sin duda alguna que a) huboverdaderos cambios en la conducta y b) esos cambiosse deben a la terapia y no a algún otro factor.Una vez completado este estudio global de loscambios en la conducta cotidiana, tal vez seríapreferible que los futuros trabajos en este terreno

se realicen en el laboratorio, ya que en esascondiciones es posible controlar mejor los cambiosen la conducta adaptativa y de resolución deproblemas, la respuesta a la amenaza o frustración,etcétera. El estudio descripto más arriba fue uno delos primeros en demostrar que una terapia exitosaproduce modificaciones positivas en la conducta yque un tratamiento infructuoso puede originarcambios negativos.

La calidad de la relación terapéutica y elmovimiento observado en la terapia.

El último estudio que deseo presentar fue realizadohace algún tiempo por Barrett-Lennard. Este autor sebasó en un planteo teórico mío acerca de lascondiciones necesarias para el cambio terapéutico ypostuló que sí se cumplían cinco condiciones de larelación, se operaría

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en el cliente el cambio deseado. Con el objeto deinvestigar este problema desarrolló un Inventario deRelación -diferente para el cliente y el terapeuta-que serviría para estudiar cinco dimensiones de larelación. Hasta este momento sólo ha analizado losdatos referentes a la percepción de la relación porparte del cliente. Veamos cuáles fueron sushallazgos.En una serie de casos nuevos -donde estaba seguro depoder lograr diversas evaluaciones objetivas delcambio operado- Barrett-Lennard aplicó su Inventariode Relación a cada cliente, después de la quintaentrevista. Mencionaré varios ítems de cada variablepara aclarar mejor la naturaleza de su trabajo.El autor estaba interesado, por ejemplo, en evaluarla medida en que el cliente se sentía comprendidoempáticamente. Para ello elaboró una serie de ítems,

que el cliente debía calificar según una escala deseis puntos, desde los más ciertos hasta losabsolutamente falsos. Como podrá verse, estos ítemsrepresentan diferentes grados de comprensiónempática:

El terapeuta comprende lo que yo siento acerca de miexperiencia. Trata de ver las cosas a través de mis ojos. A veces piensa que me siento de cierta manera porquese siente él así. Comprende lo que digo desde unpunto de vista lejano y objetivo. Comprende mis palabras pero no mi modo de sentir.

Otro elemento que Barrett-Lennard quiso evaluar fueel nivel de comprensión y agrado que el terapeutasiente hacia el cliente. Con ese objeto redactó lossiguientes ítems, ordenados según su grado de verdado falsedad:

Le importo. Se interesa por mí. Siente curiosidad acerca de qué es lo que memoviliza, pero no se interesa realmente por mí comopersona. Le resulto indiferente. Me desaprueba.

Para determinar si el respeto que el cliente sientehacia su asesor es incondicional y si depende de laopinión de éste, se incluyeron ítems de este tipo:

El hecho de que yo exprese sentimientos “buenos” o“malos” no parece afectar lo que siente por mí. Algunas veces, reacciona ante mis cosas de maneramás positiva y amistosa que otras. Su interés en mí depende del tema de conversaciónque yo elija.

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Para evaluar la coherencia o autenticidad delterapeuta en la relación se usaron ítems como:

En nuestra relación se comporta tal como él es. Simula comprenderme o gustar de mí más de lo que enrealidad lo hace. A veces su respuesta externa ante mí es bastantediferente de su reacción interna. Está fingiendo.

Barrett-Lennard también quiso evaluar otra variableque juzgó importante: la disponibilidad psicológicadel asesor o su deseo de darse a conocer. Esto sevaloró mediante ítems tales como los siguientes:

Me comunicará libremente sus propios pensamientos ysentimientos cuando yo quiera conocerlos. Se siente incómodo en cuanto le pregunto algo acercade él mismo. No quiere decirme lo que siente por mí.

Algunos hallazgos son interesantes. Por ejemplo, losclientes atribuyeron las cuatro primeras cualidadescon mayor frecuencia a los terapeutas más expertosque a los de menor experiencia, con el “deseo dedarse a conocer” ocurrió lo contrario.En los clientes más alterados de la muestra, lascuatro primeras evaluaciones se correlacionaronsignificativamente con la evaluación objetiva delcambio en la personalidad y con el grado de cambioobservado por el terapeuta. La comprensión empáticay el cambio se asociaron entre sí de manera tambiénmuy significativa, pero la autenticidad y el nivelde independencia en la consideración se asociaronigualmente con los tratamientos exitosos. El deseode darse a conocer no se relacionó de manerasignificativa con otras variables.Por consiguiente, podemos afirmar con ciertaseguridad que una relación terapéutica tiene mayoresprobabilidades de ser efectiva cuando el terapeutamanifiesta una mayor coherencia o autenticidad,mayor consideración, respeto incondicional y agrado

hacia el cliente. Estas cualidades parecen ser losprincipales factores determinantes del cambio en lapersonalidad y la conducta. Lo expuesto permiteafirmar que estas cualidades pueden medirse uobservarse en pequeñas muestras de la interacción enun momento relativamente temprano de la terapia y,que aun en estas condiciones es posible predecir susresultados.Este trabajo es uno de los más interesantes que sehan realizado para poner a prueba aspectos cada vezmás sutiles de la teoría de la psicoterapia centradaen el cliente. Por esa razón, este estudio no seocupa de problemas técnicos ni deconceptualizaciones, sino que aborda directamentecualidades íntangibles de la actitud y laexperiencia. Pienso que la investigación enpsicoterapia está hoy en condiciones de estudiaresos

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aspectos intangibles. También creo que los estudiosrealizados en este nivel indican la posibilidad deobtener datos útiles y discriminativos, como puedenserlo, por ejemplo, las pruebas que confirman lafunción de las cuatro primeras variables antesmencionadas y la falta de pruebas para la quinta.Merece destacarse el hecho de que todas lascualidades de la relación que se hallan asociadascon el progreso durante la terapia se refieren aactitudes. Si bien es posible que la amplitud de losconocimientos profesionales o las habilidades ytécnicas también sean un factor de cambio, elpresente estudio sugiere que para estimular unproceso terapéutico positivo pueden bastar ciertascualidades de la actitud y de la experiencia por sísolas, independientemente del conocimientointelectual o de la capacitación médica opsicológica.

Esta investigación también representa un avance enotros aspectos del tema, ya que fue una de lasprimeras especialmente diseñadas para estudiar loselementos causales o determinantes del cambio en lapsicoterapia. Los progresos de la teoría y losperfeccionamientos metodológicos nos permitenesperar un número cada vez mayor de investigacionessobre la dinámica de la modificación de lapersonalidad. Tal vez así un día podamos identificary evaluar las condiciones que producen un cambioconstructivo en la personalidad y la conducta.

ALGUNAS INVESTIGACIONES EN CURSO.

En los Estados Unidos están proliferando lasinvestigaciones relacionadas con la psicoterapia;incluso los psicoanalistas están iniciando diversosenfoques objetivos acerca del proceso de la terapiaanalítica. Sería imposible enumerar los estudios queen la actualidad se están llevando a cabo, ya que elcuadro es muy complejo y cambia con rapidez; por esarazón, me limitaré a esbozar los lineamientosgenerales de varios proyectos de investigación sobrepsicoterapia centrada en el cliente, con los cualesme encuentro personalmente relacionado.En la Universidad de Chicago, el doctor John Shlienestá investigando los cambios que se producendurante la terapia breve, de duración limitada, ycomparándolos con los de la terapia habitual, sinlímites de tiempo. El tratamiento de los clientesconcluye al cabo de un número determínado deentrevistas (veinte en la mayoría de los casos,cuarenta en otros). Los investigadores estáninteresados en estudiar el empleo del tiempo porparte de los individuos y la posibilidad de acortarla duración de la terapia.Otro estudio, estrechamente relacionado con elanterior, se ocupa de la terapia adleriana breve. Encolaboración con el doctor Rudolph Dreikurs y suscolegas, Shlien está llevando a cabo un trabajosobre terapia adleriana, paralelo al que acabamos dedescribir. Si todo se cumple como

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es de esperar, se podrá establecer una comparacióndirecta entre dos psicoterapias muy diferentes, laadleriana y la centrada en el cliente, en las que seusarán los mismos tests previos y posteriores altratamiento -que tendrá en ambos casos la mismaduración-; para ello se dispone de los registrosgrabados de todas las entrevistas. Creemos que estoresultará de importancia fundamental y podrá ampliarde manera considerable nuestros conocimientos acercade los elementos comunes y dispares de las diversasformas de terapia. En la Universidad de Chicago, los doctores DesmondCartwright, Donald Fiske, William Kirtner y un grupode colaboradores, están investigando, con unaperspectiva muy amplia por cierto, los numerososfactores asociados con el cambio terapéutico. Muchosde éstos nunca habían sido considerados antes ypodrían relacionarse con el progreso de la terapia,o bien con su ausencia.En la Universidad de Wisconsin, los doctores RobertRoessler, Norman Greenfield, Jerome Berlin y yohemos iniciado un conjunto de estudios que, entreotras cosas, aclararán, según esperamos, loscorrelatos autónomos y fisiológicos de lapsicoterapia centrada en el cliente. En una parte dela investigación se tomarán registros continuos delRPG, temperatura cutánea y frecuencia cardíaca delos clientes durante la hora de terapia; luego secompararán estos datos con el material, queproporcionan las entrevistas grabadas. Tal vez estonos permita acrecentar nuestros conocimientos acercade la naturaleza fundamental, fisiológica ypsicológica, del proceso del cambio en lapersonalidad.Un proyecto menor, a cargo de varios investigadores,se ocupa del estudio objetivo del proceso de lapsicoterapia. En otro de mis trabajos’ formulé,sobre la base de la observación, una descripción de

las etapas que se suceden con irregularidad en elproceso terapéutico. En este momento estamostratando de convertir aquel cuadro teórico en unaescala operacional que sirva para estudiarentrevistas grabadas, y procuramos verificar suvalidez y confiabilidad. En la Universidad de Wisconsin se está desarrollandoun estudio cuyos principales investigadores somos eldoctor Eugene Gendlin y yo. En este trabajo nosocupamos de comparar el proceso terapéutico enpacientes esquizofrénicos (agudos y crónicos) y enindividuos normales. Cada terapeuta tomará tresclientes de igual edad, sexo y nivel socioeconómico;uno de ellos será un esquizofrénico crónico, otro,un caso agudo, y el tercero, una persona deadaptación “normal”, perteneciente a la comunidad.Por la variedad de los tests previos y posteriores ala terapia que se usarán y por el hecho de quedispondremos de los registros grabados de todas lasentrevistas, esperamos que este estudio permitallegar a descubrimientos interesantes. Además, estetrabajo lleva la verificación de las hipótesis de lapsicoterapia centrada, en el cliente a un nuevocampo: el del tratamiento del psicótico intemado.Parte de la hipótesis fundamental del estudiosostiene que dadas las condiciones necesarias de laterapia (como en el estudio de Barrett-Lennard), enla persona

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esquizofrénica se observará el mismo proceso decambio terapéutico que en el individuo normal.Tal vez estas breves descripciones basten parademostrar que el cuerpo de investigación objetivaque han originado la teoría y la práctica de lapsicoterapia centrada en el cliente sigue creciendoy ramificándose.

SIGNIFICADO FUTURO DE LA INVESTIGACIÓN.

Al terminar este capítulo quisiera formular algunoscomentarios sobre preguntas tales como “¿Hacia dóndenos conduce este proceso?”; “¿Qué objeto tiene todaesta investigación?”Pienso que su principal importancia reside en elhecho de que la existencia de conocimientos acercade la psicoterapia verificados objetivamenteprovocará la desaparición gradual de las “escuelas”de psicoterapia, inclusive la centrada en elcliente. A medida que se conozcan mejor lascondiciones que facilitan el cambio terapéutico, lanaturaleza del proceso de la psicoterapia, losfactores que la bloquean o inhiben y los resultadoscaracterísticos del tratamiento en función delcambio en la personalidad o en la conducta, seatribuirá menos importancia a las formulacionesdogmáticas y puramente teóricas. Las diferencias deopinión, los distintos procedimientos terapéuticos ylos diversos juicios emitidos acerca de losresultados dejarán de ser un simple tema de debate odiscusión y se someterán a verificación empírica.En la medicina actual no existe una “escuela detratamiento penicilínico” opuesta a alguna otra. Porsupuesto, existen diferencias de juicio y opinionesdispares, pero también hay confianza en que éstasserán resueltas en un futuro próximo, medianteinvestigaciones cuidadosamente planificadas. Deigual manera, pienso que para resolver diferencias,la psicoterapia se volcará hacia los hechos y nohacia el dogma.La investigación en este terreno debería dar origena una psicoterapia cambiante y cada vez másefectiva, que no tendrá ni necesitará un nombreespecífico, ya que habrá incorporado lo que loshechos hayan demostrado acerca de cualquierorientación terapéutica.Tal vez debería terminar acá; no obstante, deseoagregar unas palabras dirigidas a aquellos queaborrecen la investigación en un terreno tandelicado, personal e intangible como lapsicoterapia. Hay quienes piensan que al someter unarelación tan íntima a un examen objetivo de algunamanera se la despersonaliza, se la despoja de sus

cualidades más esenciales, se la reduce a un fríosistema de hechos. Quisiera señalar que hasta elmomento no han sido ésos sus efectos, sino que se haobservado lo contrario. Las investigaciones másexhaustivas demostraron que los cambiossignificativos del cliente tienen que ver conexperiencias muy sutiles y subjetivas (eleccionesinternas, mayor unidad en la persona total y unsentimiento diferente acerca de uno mismo). Algunosestudios recientes

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sugieren que el terapeuta más eficiente es auténticoy cálidamente humano, y sólo le interesa comprendercada uno de los sentimientos de esa persona quesurge en su relación con él. Indudablemente, no haynada que indique que el terapeuta frío, intelectual,analítico, que se preocupa exclusivamente por loshechos sea eficaz. Una de las paradojas de lapsicoterapia es que para profundizar susconocimientos en este terreno el individuo debesometer sus creencias más apasionadas y susconvicciones más firmes a la verificación impersonalde la investigación empírica, pero para ser eficazcomo psicoterapeuta sólo debe emplear estosconocimientos para enriquecer y acrecentar su símismo subjetivo, luego ser ese sí mismo, librementey sin temor, en su relación con el cliente.

SEXTA PARTE

¿CUALES SON LAS IMPLICACIONES PARA LA VIDA?

He descubierto que la experiencia psicoterapéuticaTiene implicaciones significativas y profundas respecto de la educación, comunicación entre las personas, la vida familiar y el procesocreativo.

13 IDEAS PERSONALES SOBRE LA ENSEÑANZA Y ELAPRENDIZAJE.

Este es el capítulo más breve del libro, pero si mi experiencia tienevalor, es también el más explosivo. Su historia (a mi juicio) es bastantedivertida.Con varios meses de anticipación, me había comprometido aparticipar en una asamblea organizada por la Universidad de Harvardsobre el tema “La influencia sobre la conducta humana; su enfoque enel aula”. Los organizadores me solicitaron que preparase unademostración de “enseñanza centrada en el alumno”, es decir,enseñanza basada en los principios terapéuticos aplicados a laeducación. Pensaba que sería muy artificial y poco satisfactorio pasardos horas tratando de ayudar a un grupo intelectualizado a decidircuáles eran sus propios propósitos y responder a los sentimientos quesurgieran en sus miembros, de modo que no sabía qué decirles.En ese momento viajé a México para pasar mis vacaciones de invierno,allí pinté, escribí, tomé fotos y me sumergí en las obras de SörenKierkegaard. Estoy seguro de que su honestidad al llamar las cosas porsu nombre influyó sobre mí más de lo que yo mismo creía.Cuando se aproximó la hora de volver debí enfrentarme con miobligación. Recordé que en ciertas oportunidades había logrado iniciaren clase discusiones muy significativas, expresando alguna opiniónmuy personal, y que luego había tratado de comprender y aceptar lasreacciones y sentimientos, a menudo muy dispares, que despertaba enel auditorio. Esta me pareció una manera adecuada de cumplir con elcompromiso contraído en Harvard.Por consiguiente, comencé a escribir, con la mayor honestidad de queera capaz, acerca de mis experiencias en la enseñanza -según ladefínición que dan los diccionarios de esta palabra-, e hice lo mismocon mi experiencia respecto del aprendizaje. Me alejé mucho de lospsicólogos, educadores y colegas cautelosos; simplemente expresé loque sentía, con la seguridad de que si estaba equivocado, la discusiónme ayudaría a corregírme.Puedo haber sido ingenuo, pero no pensé que el material fueraexplosivo. Después de todo, los miembros de la asamblea erandocentes accesibles y

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capaces de autocrítica y los vinculaba su interés común por el métodode discusión en el aula. Cuando estuve frente a ellos expuse mis puntos de vista tal comofiguran más adelante; eso no me llevó mucho tiempo, y en cuantoterminé declaré abierta la discusión. Esperaba una respuesta, pero noprecisamente el tumulto que se desató, ya que se manifestaronsentimientos muy intensos: Muchos sintieron que yo representaba unaamenaza para su trabajo, que en realidad me había expresado mal yque yo mismo no debía creer en algunas de las cosas que dije, pero seoyó también una que otra tímida voz de aprobación por parte dealguien que había sentido las mismas cosas que yo, pero nunca sehabía animado a expresarlas.Me permito decir que ni un solo miembro del grupo recordó que setrataba de una reunión programada para tratar el tema de laenseñanza centrada en el alumno, pero espero que al pensar en ellacada uno haya advertido que vivió una experiencia de esa enseñanzaespecíficamente. En aquella ocasión rehusé defenderme replicando alas preguntas y ataques provenientes de todos los ángulos; en cambio,me esforcé por aceptar y empatizar con la indignación, frustración ycríticas que surgían de los participantes; señalé que sólo habíaexpresado algunos puntos de vista muy personales y que no habíasolicitado ni esperado que los demás estuvieran de acuerdo. Despuésde la tormenta, los miembros del grupo comenzaron a expresar conmayor franqueza sus propios puntos de vista acerca de la enseñanza;con frecuencia éstos diferían radicalmente entre sí y también de losmíos. Fue una sesión muy estimulante, y me pregunto si alguno de losparticipantes habrá podido olvidarla.Por la mañana siguiente, cuando me disponía a abandonar la ciudad,escuché uno de los comentarios más significativos, proveniente de unode los miembros de la asamblea. Todo lo que dijo fue: “Por usted,mucha gente no durmió anoche.”Nunca intenté publicar este pequeño fragmento. Mis ideas sobre lapsicoterapia ya me habían convertido en una “figura controvertida”

entre psicólogos y psiquiatras, y no tenía interés alguno en agregar alos educadores en la lista. Sin embargo, los miembros de la asambleareprodujeron y difundieron mi exposición, de manera que varios añosmás tarde, dos revistas solicitaron permiso para publicarla.Después de esta larga reconstrucción histórica, tal vez el capítulomismo sea una desilusión. Personalmente, nunca creí que fueraincendiario. Expresa algunos de mis criterios más profundos sobre elproblema de la educación.

Deseo presentar algunas breves observaciones; esperoque si provocan cierta reacción en ustedes, ello meayude a esclarecer mis propias ideas.

Me resulta muy difícil pensar, sobre todo cuandopienso en mis propias experiencias y trato de captarsu significado inherente y más genuino.

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En un comienzo el pensamiento resulta muygratificante, porque parece descubrir el sentido yla armonía de una multitud de acontecimientosseparados; pero pronto se vuelve desalentador,porque advierto que esos pensamientos, tan valiosospara mí, pueden parecer ridículos a la mayoría delas personas. Mi impresión es que cuando trato deencontrar el sentido de mi propia experiencia, éstacasi siempre me conduce en direcciones que otrosconsideran absurdas.Por consiguiente, en los próximos minutos trataré deresumir el significado que ha tenido para mí miexperiencia en el aula y en la terapia individual ygrupal. Mis palabras no pretenden ser conclusionespara otros, ni deseo proponerlas como guía. Son sólolos significados provisionales de mi experienciahasta abril de 1952 y algunas de las difícilescuestiones que plantea su carácter absurdo.Presentaré cada idea o significado en un párrafoindividual, no porque requieran un orden lógico

particular, sino porque cada una tiene para mí supropia importancia.

a. Considerando los propósitos de esta asamblea, lasiguiente idea bien puede figurar en primer lugar:Mi experiencia me dice que no puedo enseñar a otra persona cómoenseñar. En última instancia, intentar algo asíresulta inútil.b. Pienso que cualquier cosa que pueda enseñarse a otra personaes relativamente intrascendente y ejerce poca o ninguna influenciasobre la conducta. Esto suena tan absurdo que no puedoevitar cuestionarlo en el mismo momento en que loenuncio.c. Cada vez estoy más convencido de que sólo me interesa elaprendizaje capaz de influir significativamente sobre la conducta.Tal vez esto, no sea más que un punto de vistapersonal.d. He llegado a sentir que el único aprendizaje que puede influirsignificativamente sobre la conducta es el que el individuodescubre e incorpora por sí mismo.e. El aprendizaje basado en el propio descubrimiento, la verdadincorporada y asimilada personalmente en la experiencia, nopuede comunicarse de manera directa a otro. En cuanto elindividuo, a menudo con un entusiasmo muy natural,trata de transmitir esa experiencia de modoinmediato, la transforma en enseñanza y susresultados pierden trascendencia. Hace poco me sentíaliviado al descubrir que Sören Kierkegaard, elfilósofo dinamarqués, llegó a la misma conclusiónmediante su propia experiencia y la expresó con granclaridad hace un siglo, lo cual confiere mayorlógica a mi enunciado.f. Como consecuencia de lo anterior, advierto que heperdido el interés en ser un educador.g. Cuando trato de enseñar, los resultados a vecesme espantan, ya que además de ser incoherentes, enocasiones la enseñanza parece tener éxito. Cuandoesto sucede veo que las consecuencias sonperjudiciales: el individuo desconfía de su propiaexperiencia y esto impide el aprendizajesignificativo.

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Por consiguiente, he llegado a sentir que los resultados de laenseñanza son intrascendentes o bien dañinos.h. Cuando reviso los resultados de mis experienciaspasadas en el terreno de la enseñanza, todos meparecen iguales: hubo un perjuicio o bien no ocurriónada significativo, lo cual es francamenteperturbador.i. Por consiguiente, pienso que sólo me interesa aprender,incorporar preferiblemente cosas importantes que ejerzan unainfluencia trascendente sobre mi propia conducta.j. Me enriquece aprender, ya sea en grupos, enrelaciones con otra persona -como en la terapia opor mi propia cuenta.k. Pienso que una de mis mejores maneras de aprender -perotambién una de las más difíciles- consiste en abandonar mispropias actitudes de defensa, al menos temporariamente, y tratarde comprender lo que la experiencia de la otra persona significapara ella.l. Otra de mis maneras de aprender consiste en plantear mispropias incertidumbres, tratar de esclarecer mis dudas yacercarme así al significado real de mi experiencia.m. Todo este conjunto de experiencias, y lossignificados que hasta ahora he descubierto en élparecen haberme lanzado a un proceso fascinante, quea veces me inspira temor. Consiste en dejarme llevar por miexperiencia, en un sentido que parece ser progresivo, haciaobjetivos que apenas puedo discernir, mientras trato decomprender al menos el sentido básico de esa experiencia. Tengouna sensación de flotar en la compleja corriente dela experiencia con la posibilidad fascinante decomprender su complejidad siempre en transformación.

Temo haberme alejado de cualquier tipo de discusiónacerca del aprendizaje o de la enseñanza.Permítaseme introducir una observación práctica: ensí mismas, estas interpretaciones de mi propiaexperiencia pueden parecer extraña, y desviadas,pero no particularmente sorprendentes. Al comprendersus implicaciones, tiemblo al advertir cuánto me healejado del mundo del sentido común, que todosconsideran correcto. La mejor manera de ilustrar

esto es decir que si las experlencias de otroshubieran coincidido con las mías, y si los demáshubieran descubierto en ellos los mismossignificados que yo, se podrían deducir muchasconsecuencias:

a. Esta experiencia implicaría nuestro abandono dela enseñanza.Aquellos que desean aprender se acercarían unos aotros para hacerlo.

b. Dejaríamos de lado los exámenes. ya que sóloevalúan el aprendizaje de tipo intrascendente.

c. Por la misma razón, dejaríamos de calificar connotas.

d. También abandonaríamos los títulos para evaluarla eficiencia de las personas, puesto que un títuloseñala un fin o la

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conclusión de algo, mientras que el que aprende sólose interesa en el proceso continuo de aprender. e. Abandonaríamos el enunciado de conclusiones, yaque éstas no son capaces de proporcionar enseñanzassignificativas.

Opino que debo finalizar en este punto, o correré elriesgo de perderme en fantasías. Lo que más deseosaber es si hay algo en mi pensamiento interior, talcomo he intentado describirlo, que evoque laexperiencia que otros han vivido en el aula, y ental caso, cuáles son los significados que para esaspersonas existen en su experiencia.14 EL APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO EN LA PSICOTERAPIAY EN LA EDUCACIÓN.

El Goddard College, en Plainfield, Vermont, es una pequeñauniversidad piloto que, además de sus esfuerzos por los alumnos, amenudo organiza asambleas y encuentros de trabajo para

educadores, en los que se ocupan de problemas de importancia. Enfebrero de 1958 me invitaron a dirigir uno de esos encuentros sobre“Las implicaciones de la psicoterapia para la educación”. Maestros ydirectivos educacionales del Este de los Estados Unidos, especialmentede la región de Nueva Inglaterra, se abrieron camino a través de laventisca para poder reunirse con sus colegas y trabajar juntos durantetres días.Para esa ocasión, traté de replantear mis puntos de vista sobre laenseñanza y el aprendizaje de manera menos perturbadora que en elcapítulo anterior, pero sin eludir las implicaciones radicales de unenfoque terapéutico. El resultado es el presente capítulo. Para quienesya conocen la Parte II de este libro, las secciones tituladas “Lascondiciones del aprendizaje en psicoterapia y “El proceso deaprendizaje en la terapia” resultarán reiterativas y podrán obviarlas,ya que enuncian las condiciones básicas de la terapia, tal como fuerondescriptas anteriormente.A mi juicio, este capítulo constituye la expresión más satisfactoria de lahipótesis de la psicoterapia centrada en el cliente, llevada al terreno dela educación.

Aquí se presenta una tesis acerca de lasimplicaciones de la psicoterapia en el campo de laeducación. Se trata de un punto de vistaprovisional, que sostengo no sin ciertas dudas, yaque hay muchas preguntas al respecto que aún no hepodido responder. Sin embargo, pienso que resultaconsiderablemente claro y, por consiguiente, es unbuen punto de partida para percibir luegodiferencias aun más nítidas.

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APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO EN LA PSICOTERAPIA.

Permítaseme comenzar diciendo que mi ampliaexperiencia como psicoterapeuta me ha convencido deque en la terapia se facilita el aprendizajesignificativo, y éste se lleva a cabo en la relacióninterpersonal. Al decir aprendizaje significativo,pienso en una forma de aprendizaje que es más queuna mera acumulación de hechos. Es una manera deaprender que señala una diferencia -en la conductadel individuo. en sus actividades futuras, en susactitudes y en su personalidad-; es un aprendizajepenetrante, que no consiste en un simple aumento delcaudal de conocimientos, sino que se entreteje concada aspecto de su existencia.

Ahora bien, la idea de que en la terapia se produceese tipo de aprendizaje no es sólo un sentimientosubjetivo mío, sino que se apoya en lainvestigación. En lo que respecta a la psicoterapiacentrada en el cliente, orientación terapéutica conla que estoy más familiarizado y en relación con lacual se ha llevado a cabo la mayor parte de lasinvestigaciones, sabemos que la exposición delindividuo a ese tipo de tratamiento produceaprendizajes o cambios de la siguiente naturaleza:

La persona comienza a verse de otra manera. Se acepta a sí mismo y acepta sus sentimientos másplenamente. Siente mayor confianza en sí mismo y se impone suspropias orientaciones.Se vuelve más parecido a lo que quisiera ser.Sus percepciones se tornan más flexibles, menosrígidas. Adopta objetivos más realistas. Se comporta de manera más madura.

Sus conductas inadaptadas cambian, incluso las muyantiguas, como el alcoholismo crónico.Se vuelve más capaz de aceptar a los demás. El individuo recibe mejor las pruebas de lo que estásucediendo fuera y dentro de él.Las características básicas de su personalidadcambian en sentido constructivo.Opino que tal vez esto baste para indicar que setrata de aprendizajes significativos que introducenuna verdadera diferencia en su vida.

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APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO EN LA EDUCACIÓN.

Creo estar en lo cierto al afirmar que también loseducadores se interesan por un aprendizaje distinto.El simple conocimiento de hechos no deja de tener suvalor; por ejemplo, el individuo que sepa quién ganóla batalla de Poltava, o bien cuándo se ejecutó porprimera vez el opus enésimo de Mozart puede llegar aganar 64.000 dólares. No obstante, pienso que, engeneral, los educadores no pueden sentirsesatisfechos al pensar que la adquisición de estetipo de conocimientos constituye la educación. Estome recuerda la categórica afirmación de un profesorde agronomía que tuve durante mi primer año en launiversidad. Todo lo que aprendí en sus clases se hadesvanecido por completo, pero recuerdo que, durantela Primera Guerra Mundial, comparó el conocimientode datos con las municiones y coronó su pequeñodiscurso con la siguiente exhortación: “¡No seasvagón de municiones; sé un rífle!” Pienso que lamayoría de los educadores coincidirán en que elconocimiento existe fundamentalmente para que selo utilice.En la medida en que los educadores se interesen enaprendizajes funcionales, innovadores, que impregnena la persona en su totalidad y modifiquen sus actos,harán bien en recurrir a la psicoterapia en busca deideas directrices. La posibilidad de adaptar a laeducación el proceso de aprendizaje que se produceen la psicoterapia parece prometedora.

LAS CONDICIONES DEL APRENDIZAJE EN LA PSICOTERAPIA.

Veamos cuáles son las condiciones esenciales queposibilitan el aprendizaje que se desarrolla en laterapia. Quisiera detallar, con toda la claridad deque soy capaz, las condiciones que parecen cumplirsetoda vez que se verifica este fenómeno.

Frente a un problema.

En primer término, el cliente encara una situaciónque percibe como un problema serio y significativo:

ve que actúa de maneras que no puede controlar, estáabrumado por confusiones y conflictos, su matrimoniofracasa, o bien no se siente feliz en el trabajo. Enotras palabras, se halla frente a un problema que hatratado de manejar, pero no ha podido hacerlo; enconsecuencia, está ansioso por aprender, aunque almismo tiempo teme descubrir en sí mismo cosas que loperturben. Por todo ello, una de las condicionescasi siempre presentes es un

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deseo inseguro y ambivalente de aprender o cambiar,que surge de la dificultad del individuo alenfrentar la vida.¿Qué condiciones encuentra este individuo al iniciaruna psicoterapia? Hace poco he hecho una descripciónteórica de las condiciones necesarias y suficientesque el terapeuta debe aportar si desea obtener uncambio constructivo o un aprendizaje significativo.En este momento, se están sometiendo a laverificación empírica diversos aspectos de lateoría, pero aún debe considerársela una formulaciónbasada en la experiencia clínica y no un hechodemostrado. Permítaseme describir brevemente lascondiciones esenciales que debe aportar elterapeuta.

Coherencia.

Si ha de ocurrir un cambio, parece imprescindibleque el terapeuta sea una persona unificada,integrada o coherente en la relación. Esto significaque debe ser exactamente lo que es, y no un disfraz,un rol, una simulación. Para referirme a esta

correspondencia adecuada entre experiencia yapercepción he elegido el término “coherencia”. Elterapeuta sólo puede ser totalmente congruente encuanto advierte con precisión lo que experimenta enese momento de la relación; a menos que posea unconsiderable grado de coherencia, es difícil que severifique en su cliente un aprendizajesignificativo.

A pesar de que el concepto de coherencia, enrealidad es muy complejo, pienso que todosreconocemos esta condición de manera intuitiva y pornuestro sentido común en los individuos con quienesvivimos día a día. En un caso sabemos que lo quecierta persona dice no sólo significa lo que estádiciendo, sino que además sus sentimientoscorresponden precisamente a lo que está expresando.Así, cuando esa persona se muestra enojada,afectuosa, avergonzada o entusiasmada, sabemos quelo está en todos los niveles: en el nivelorganísmico, en su apercepción consciente, en suspalabras y mensajes. Más aún, advertimos que aceptasus sentimientos inmediatos. De una persona asísolemos decir que sabemos “exactamente dónde estáparado”; en nuestra relación con ella nos sentimoscómodos y seguros. En otra persona reconocemosinmediatamente que lo que dice no es sino un disfrazo una fachada; nos preguntamos qué siente realmente,qué experimenta tras esa fachada. También podemospreguntarnos si él sabe lo que siente en realidad,puesto que advertimos que no reconoce lossentimientos que está experimentando en su interior.Estas personas nos inspiran cautela y precaución ylas relaciones que entablamos con ellas no lespermiten abandonar las defensas ni lograr unaprendizaje o un cambio significativo.Por consiguiente, la segunda condición de la terapiaexige que el terapeuta se caracterice por una buenamedida de coherencia en la relación.

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Debe ser él mismo libre y profundamente y aceptarsetal como es, la experiencia real de sus sentimientosdebe corresponder a una apercepción exacta de esossentimientos y reacciones a medida que semanifiestan y cambian.

Respeto positivo e incondicional.

La tercera condición reside en el hecho de que elterapeuta debe experimentar un interés cálido haciael cliente -un cuidado no posesivo, que no exijagratificación personal-. Es una atmósfera quesimplemente demuestra que “Me preocupo”, y no que“Me preocuparé por usted si se comporta de tal ocual manera”. Standal ha denominado a esta actitud“respeto positivo e incondicional”, puesto que noincluye condiciones de valor; a menudo he empleadoel término “aceptación” para referirme a esteaspecto del clima terapéutico. Implica tanto laaceptación de las expresiones de sentimientos“malos”, dolorosos, temerosos y anormales por partedel cliente, como la de los sentimientos “buenos”,positivos, maduros, seguros y sociables. Supone laaceptación del cliente y la preocupación por él comopersona diferente, la aceptación de sus propiossentimientos y experiencias y de los significadospersonales que distribuye a estos últimos. En lamedida en que el terapeuta sea capaz de crear esteclima generador de seguridad mediante el respetopositivo e incondicional, es más factible que severifique en su cliente un aprendizajesignificativo.

Comprensión empática.

La cuarta condición de la psicoterapia consiste enque el asesor debe experimentar una comprensiónprecisa y empática del mundo del cliente, tal comoéste lo ve desde su propio interior. La empatía,condición esencial de la terapia, supone sentir elmundo privado del cliente como si fuera el propio,pero sin perder en ningún momento la cualidad de

“como sí”. El terapeuta debe ser capaz de sentir elenojo, temor o confusión del cliente como si fueranpropios, pero sin asociarlos con su propio enojo,temor o confusión. Cuando el terapeuta capta conclaridad el mundo del otro y se desplaza en éllibremente, puede comunicarle su comprensión de loque el cliente ya sabe y transmitirle también lossignificados de su experiencia que éste mismoignora. La importancia de esa penetración empáticaen la terapia quedó demostrada en el estudio deFiedler, donde se observaron las siguientescaracterísticas en las relaciones creadas porterapeutas expertos:

El terapeuta es muy capaz de comprender lossentimientos del paciente.Nunca duda de lo que el paciente quiere decir.

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Las observaciones del terapeuta se adaptanperfectamente al estado ánimo y satisfacción delcliente.El tono de voz del terapeuta transmite su totalcapacidad de compartir los sentimientos delpaciente.

Quinta condición.

La última condición del aprendizaje significativo enla terapia reside en que el cliente debeexperimentar o percibir, al menos en cierta medida,la coherencia, aceptación y empatía del terapeuta.No basta con que esas condiciones existan; esimprescindible lograr comunicarlas al cliente.

EL PROCESO DE APRENDIZAJE EN LA TERAPIA.

De acuerdo con nuestra experiencia, cuando existenestas cinco condiciones, se produce inevitablementeun cambio. Las percepciones inflexibles que elcliente tiene de sí mismo y de los demás se relajany se abren a la realidad. Revisa susinterpretaciones rígidas del significado de suexperiencia, cuestiona muchos “hechos” de su vida yadvierte que son meros “hechos” porque así los haconsiderado él. Descubre sentimientos antesignorados y los experimenta, a menudo vívidamente,en la relación terapéutica. De esta manera aprende aabrirse más a toda su experiencia y a aceptar laspruebas internas y externas de ésta. Aprende a sersu experiencia, a ser los sentimientos que ha temidoasí como los que ha considerado más aceptables.Llega a ser una persona más fluida, que cambia yaprende.

La clave del cambio.

En este proceso no es necesario que el terapeuta“motive” al cliente ni le proporcione la energía queorigina el cambio. Tampoco el cliente aporta lamotivación, al menos conscientemente. Digamos que lamotivación para el aprendizaje y el cambio surgen dela tendencia autorrealizadora de la vida mísma, deesa inclinación del organismo a fluir en todas lasdirecciones de desarrollo potencial, en la medida enque estas experiencias sean enriquecedoras.Si bien podría ahora explayarme sobre este tema, mipropósito no es enfocar el proceso de la terapia yel aprendizaje que en ella ocurre, ni tampoco lamotivación de este aprendizaje, sino las condicionesque los hacen posibles. Por consiguiente, melimitaré a finalizar esta descripción de la terapiaafirmando que es un tipo de aprendizajesignificativo que se produce cuando se cumplen lascinco condiciones siguientes:

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Cuando el cliente se encuentra frente a un problemaserio y significativo.Cuando el terapeuta es, en la relación, una personacoherente, alguien capaz de ser lo que es.Cuando el terapeuta siente respeto positivo eincondicional hacia el cliente.Cuando el terapeuta experimenta una comprensiónempática adecuada del mundo privado del cliente y selo comunica.Cuando, en cierta medida, el cliente experimenta lacoherencia, aceptación y empatía del terapeuta.

IMPLICACIONES PARA LA EDUCACIÓN.

¿Qué significan estas condiciones en relación con laeducación? Sin duda, por su propia experiencia, eldocente estará mejor capacitado que yo pararesponder esta pregunta, pero igualmente trataré desugerir algunas implicaciones.

El contacto con problemas.

En primer lugar, las condiciones enunciadas implicanque el aprendizaje significativo o trascendente seproduce con mayor facilidad cuando el individuo seenfrenta con situaciones que son percibidas comoproblemas. Creo haber observado ciertos hechos quecorroboran esta afirmación, por ejemplo: en mispropios intentos de coordinar cursos y grupos de unamanera acorde con los lineamientos surgidos de miexperiencia terapéutica, he descubierto que esteenfoque resulta, por cierto más efectivo en lostalleres que en los cursos regulares, y en loscursos de divulgación que en los cursos de temalimitado. Todas las personas que acuden a lostalleres o a los cursos de divulgación están encontacto con problemas que reconocen como tales. Elestudiante que sigue los cursos universitarioshabituales. Y sobre todo los cursos obligatorios,tiende a encararlos como una experiencia en la queha de permanecer pasivo o insatisfecho. o bien ambascosas a la vez; es decir, vive una experiencla que,

a su juicio, no guarda relación alguna con suspropios problemas.

Sin embargo, he aprendido que cuando los estudiantesuniversitarios ven en el curso una experiencia quepuede servirles para resolver problemas que lespreocupan o interesan, hay una asombrosa sensaciónde libertad y un verdadero progreso. Esto se aplicatanto a cursos de matemática como a los depsicología de la personalidad.Pienso que la situación actual de la educación rusatambién aporta pruebas que confirman misconclusiones: cuando toda una nación se enfrenta conel urgente problema de superar su propio atraso -enla

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agricultura, la producción industrial, el desarrollocientífico y bélico- se observa un asombrosoaprendizaje trascendente, del cual los Sputniks sonsólo un ejemplo.La primera implicación que las condicionesenunciadas tienen para la educación podría ser,entonces, la de permitir al estudiante de cualquiernivel entrar en contacto real con los problemas másimportantes de su existencia, de manera tal quepueda percibir aquellas cuestiones que desearesolver. Sé bien que tanto ésta como otrasimplicaciones que mencionaré se oponen totalmente alas tendencias actuales de nuestra cultura. Másadelante me referiré a ese tema.Pienso que, desde el punto de vista de la educación,mi descripción de la psicoterapia implica que eldocente debe crear en el aula un clima que permitala realización de aprendizajes significativos. Estaimplicación general presenta varios aspectos, queexaminaremos en las secciones siguientes.

La autenticidad del docente.

Al parecer, la coherencia del docente facilita elaprendizaje. Esto significa que aquél debe ser lapersona que es, advertir con claridad las actitudesque adopta y aceptar sus propios sentimientos. Deesa manera, llega a ser una persona real en surelación con sus alumnos; una persona que puedeenojarse, pero también ser sensible o simpática.Puesto que acepta sus sentimientos como suyos, nonecesita imponerlos a sus alumnos ni tratar de quesientan del mismo modo. Es una persona, no lamaterialización sin rostro de una exigencia delprograma de estudios, ni un conducto estéril através del cual se transmiten conocimientos de unageneración a otra.Sólo puedo presentar una prueba para apoyar estepunto de vista. Cuando pienso en los maestros quefacilitaron mi propio aprendizaje, me parece quetodos tuvieron en común esta cualidad de serpersonas auténticas. Me pregunto si al lector leocurriría lo mismo. Creo que quizá lo más importanteno es que el docente cumpla con el programa o empleelas técnicas audiovisuales más modernas, sino quesea coherente y auténtico en su relación con losestudiantes.

Aceptación y comprensión.

Otra implicación para el maestro es que elaprendizaje significativo sólo puede producirse siel docente es capaz de aceptar al alumno tal comoéste es y comprender sus sentimientos. Tal como indican las condiciones tercera y cuartaantes enunciadas, el docente capaz de aceptarcálidamente al alumno, sentir respeto positivo eincondicional y empatizar con

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los sentimientos de miedo, inquietud y desilusiónimplícitas en el descubrimiento del material nuevo,habrá recorrido un buen trecho del camino queconduce al cumplimiento de las condiciones delaprendizaje. En su libro The Teacher and The Child,Clark Moustakas brinda muchos ejemplos excelentes desituaciones individuales y grupales, desde el jardínde infantes hasta la escuela secundaria, que revelanel esfuerzo del maestro por alcanzar esta meta.Algunos se sentirán molestos al saber que cuando eldocente adopta estas actitudes y se muestra deseosode aceptar los sentimientos de sus alumnos, no sóloestá expresando actitudes hacia la labor educacionalen sí misma, sino también sentimientos hacia lospadres, sentimientos de odio al hermano o hermana,en fin, toda la gama de actitudes. ¿Es legítimo quetales sentimientos se manifiesten en el medioeducacional? En mi opinión, efectivamente lo es.Puesto que se vinculan con el llegar a ser de lapersona y con su aprendizaje y funcionamientoadecuados, el manejo comprensivo que permite laaceptación de esos sentimientos guarda una indudablerelación con el aprendizaje de una operaciónaritmética complicada o de la geografía de Pakistán.

Provisión de recursos.

Este aspecto nos lleva a una nueva implicación de lapsicoterapia en el terreno de la educación. En laterapia, los recursos para aprender a conocerseresiden en el propio cliente; son muy pocos losdatos útiles que el terapeuta puede aportar, ya queéstos pertenecen al individuo mismo. Ello no es asíen la educación, donde la materia prima estáconstituida por muchos recursos distintos:conocimientos, técnicas y teorías. En términos deterapia, pienso que estos materiales o recursosdeberían ponerse a disposición de los alumnos, perono imponerse a ellos. Para esto es necesario unamplio espectro de ingenuidad y sensibilidad.No es necesario mencionar los recursos pedagógicoshabituales: libros, mapas, cuadernos, materiales,

grabaciones, lugar donde trabajar, instrumentos,etcétera. Ocupémonos momentáneamente del modo en queel docente se usa a sí mismo y emplea suconocimiento y experiencia como recursos. Si sehalla en condiciones de aceptar el punto de vistarecién descripto, tal vez desee ponerse adisposición de su clase de alguna de estas maneras:Un educador con esas características querría que susalumnos sepan que él posee conocimientos y unaexperiencia especial en un campo de estudiodeterminado y que tales recursos se hallan adisposición de ellos; sin embargo, no querría quelos estudiantes sintieran que deben usarlosnecesariamente de la misma manera en que él losemplea.Les haría saber que su propia manera de pensar enese campo, así como también su organización de élestán a su alcance, aun en la forma de conferencias,si así lo desean. Esto es un ofrecimiento, no unaobligación,

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y los estudiantes pueden aceptarlo o rechazarlo,según sus necesidades.Querría presentarse a sí mismo como un descubridorde recursos. Siempre que algún individuo, o bientodo el grupo, manifestara interés por algún recursocapaz de mejorar su aprendizaje, estaría dispuesto aconsiderar las posibilidades de obtenerlo.Se esforzaría por lograr que la cualidad de surelación con el grupo le permita manifestarlibremente sus sentimientos, sin imponerlos niconvertirlos en una influencia restrictiva sobre losalumnos. Así podría compartir la excitación y elentusiasmo de su propio aprendizaje, sin procurarque los estudiantes sigan sus pasos, o bien lossentimientos de desinterés, satisfacción,contrariedad o placer que les inspiran lasactividades individuales o grupales, evitando que

esto se convierta en una forma de coerción para elalumno. Nuestro educador querría poder decirse:“Esto no me gusta”, y que el estudiante, con iguallibertad, le responda: “Pero a mí sí.”De esa manera, cualquiera que sea el recurso al queacuda -un libro, un lugar donde trabajar, unaoportunidad de observar un proceso industrial, unaclase magistral basada en su propio estudio, uncuadro, gráfico o mapa o bien sus propias reaccionesemocionales-, sentiría que se trata de ofrecimientosque el estudiante puede utilizar si los consideranecesarios, y desearía que éste lo comprendiera dela misma manera. Un maestro con estascaracterísticas tendría siempre presente que esosrecursos son guías, y no expectativas, órdenes,imposiciones o exigencias; simplemente, se ofreceríaa sí mismo, con todos los recursos que puededescubrir, para ser usado según convenga.

La motivación básica.

Debemos comprender que la actitud descripta se apoyaen una confianza básica en la tendenciaautorrealizadora de los estudiantes. La hipótesis detrabajo de este educador es que, cuando se hallan encontacto real con los problemas de la vida, losalumnos desean aprender, crecer, descubrir y crear.Su función, pues, consistiría en desarrollar unarelación personal con los educandos y en crear en elaula un clima tal que permita el desarrollo de esastendencias naturales.

Algunas omisiones.

He enunciado algunas de las implicaciones que elenfoque terapéutico tiene para el procesoeducacional. Profundizaré la descripción mencionandoalgunos puntos que no han sido abarcados por mianterior exposición.

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No me he referido aún a las clases magistrales,charlas o exposiciones de temas que habitualmente seimponen a los alumnos. Si éstos así lo desean y lomanifiestan de manera implícita o explícita, todosesos procedimientos pueden formar parte de laexperiencia. Incluso en ese caso, el docente quetrabaja con una hipótesis basada en la psicoterapiacapta con rapidez cualquier modificación de lavoluntad de sus alumnos. Por ejemplo, supongamos queéstos le han pedido que dé una conferencia al grupo(lo cual es muy diferente de lo que habitualmenteocurre en la clase); si en el transcurso de sucharla el docente percibe un clima de aburrimiento ydesinterés, deberá esforzarse por comprender esesentimiento que ha surgido en sus alumnos, ya que surespuesta a los sentimientos y actitudes de éstos esmás importante que su interés en exponer el tema dela conferencia.No he incluido ningún programa de evaluación delaprendizaje del alumno basado en criterios externos;en otras palabras, no me he referido a los exámenes.Opino que el hecho de verificar el rendimiento delalumno para comprobar si éste satisface algúncriterio planteado por el docente se oponedirectamente a las implicaciones de la psicoterapiapara el aprendizaje significativo. En la terapia esla vida quien toma examen; el cliente lo enfrenta yen algunos casos lo aprueba; otras veces fracasa.Pero siempre sabe que puede usar los recursos que leproporcionan la relación terapéutica y suexperiencia en ella, para organizarse de una maneraque le permita afrontar las pruebas de la vida mássatisfactoriamente. Pienso que éste debe ser tambiénel paradigma de la educación. He aquí unaexplicación de lo que eso significa:En ese tipo de educación, una parte de los recursosproporcionados por el educador se relacionan, porejemplo, con las exigencias que plantean muchassituaciones de la vida. El estudiante estaría encondiciones de comprender que no puede estudiaringeniería sin antes adquirir sólidos conocimientosde matemática; que no puede conseguir un empleo ental o cual empresa a menos que tenga un título

universitario; que no puede convertirse en psicólogosi no realiza un trabajo de investigación paraobtener el doctorado; que no puede llegar a sermédico sin saber química; que ni siquiera puedemanejar sin rendir antes un examen sobre losreglamentos del tránsito. Estos requisitos no losplantea el docente sino la vida. La función deleducador consiste en aportar los recursos con que elestudiante puede aprender a cumplir esas exigencias.En el ámbito educacional, podría haber otrosparámetros de evaluación similares; por ejemplo, elindividuo debería saber que no puede ingresar en elClub de Matemática si no obtiene cierto puntaje enun examen de matemática reglamentario; que no puederevelar una película fotográfica hasta tanto no hayademostrado poseer un conocimiento adecuado de lastécnicas químicas y de laboratorio; o que no puedetrabajar en la sección de literatura de unapublicación o periódico si no demuestra haber leídomucho y ser capaz de escribir creativamente. Ellugar natural de evaluación en la vida es como unboleto de admisión, no un garrotazo

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dirigido al individuo recalcitrante. Nuestraexperiencia en la psicoterapia sugiere que estoúltimo también es cierto en la educación. Así elestudiante sería una persona que se respeta y motivaa sí misma, libre de elegir o no la posibilidad deesforzarse por tener esos boletos de ingreso; estole impediría caer en el conformismo, sacrificar sucreatividad y vivir de acuerdo con normas ajenas.Todos sabemos que los dos elementos a que acabo dereferirme -las clases magistrales que el docenteimpone al grupo y la evaluación que hace delindividuo- constituyen los dos componentesprincipales de la educación actual, Porconsiguiente, cuando digo que la experiencia enterapia indica que ambos deberían erradicarse, no

cabe duda de que las implicaciones de lapsicoterapia para la educación son realmenteinquietantes.

Resultados probables.

Si pensamos en cambios tan drásticos como los que heintentado describir, cabe preguntarse siobtendríamos resultados que nos permitieranconfirmar nuestros puntos de vista. Se han efectuadoalgunas investigaciones sobre los resultados de laenseñanza centrada en el alumno, pero éstas distanmucho de ser adecuadas. Por una parte, lassituaciones analizadas eran considerablementediferentes en lo que respecta a la medida en queellas se cumplían en las condiciones enunciadas; porotra, la duración de los estudios fue muy limitada,pues la mayoría de ellos sólo duraron unos pocosmeses, si bien un estudio último, con niños deextracción social baja, se prolongó durante todo unaño; por último, no en todos se usaron controlesadecuados.En general, según estos trabajos, podemos decir queen las situaciones donde al menos se intenta crearel clima descripto, los hallazgos son lossiguientes: el aprendizaje de hechos y del programade estudios es aproximadamente igual al de lasclases convencionales, en algunos casos mayor, enotros menor. En relación con el grupo convencional,el de enseñanza centrada en el alumno logra un gradomás elevado de adaptación personal, un mayoraprendizaje independiente de temas que no formanparte del programa, y más creatividad yresponsabilidad de sí mismo. Esta diferencia esestadísticamente significativa.Al considerar estos estudios y tratar de dar otrosmejores, capaces de brindar información másconcluyente, advertí que los hallazgos provenientesde ese tipo de investigaciones jamás responderán anuestras preguntas, puesto que todos losdescubrinuentos de esa índole deben evaluarse enfunción de los objetivos que asignamos a laeducación. Si pensamos que la adquisición deconocimientos es la meta más importante, podemosconsiderar inútiles las condiciones descriptas, y

descartarlas, ya que no existen pruebas de quecontribuyan a acrecentar el conocimiento de datos,sea en lo que respecta a la facilidad o rapidez paraincorporarlos o al

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monto de aprendizaje fáctico. En ese caso, podríamosadoptar medidas como la que creo que propone ungrupo de miembros del Congreso de los EstadosUnidos: la creación de una escuela de capacitaciónpara científicos, basada en el modelo de lasacademias militares. En cambio, si atribuimosespecial valor a la creatividad y deploramos elhecho de que nuestras ideas básicas en físicaatómica, psicología y otras ciencias se hayanoriginado en Europa, es probable que deseemosaplicar los métodos de facilitación del aprendizaje,que prometen mayor libertad a la mente. Siapreciamos la independencia y nos disgusta elconformismo cada vez mayor que nuestro sistemaactual introduce en nuestros conocimientos, valoresy actitudes, tal vez estemos dispuestos a crearcondiciones de aprendizaje capaces de favorecer launicidad, la autoorientación y el aprendizajeautoiniciado.

ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES.

He tratado de describir en términos generales eltipo de educación que, según nuestros conocimientosen el campo de la psicoterapia, parece ser el másadecuado. Traté de poner de manifiesto, en pocaspalabras, el significado del esfuerzo del educadorpor desarrollar una relación o una atmósfera queestimulen la automotivación, la autorrealización yel aprendizaje trascendente. Pero esta orientaciónse opone a las tendencias y prácticas actualmentevigentes en el ámbito educacional. Deseo mencionar

algunos de los interrogantes y problemas que debemosencarar si queremos analizar este enfoque de maneraprovechosa.En primer lugar, ¿cómo concebimos las metas de laeducación? El enfoque que he descripto presenta, ami juicio, ciertas ventajas en lo que respecta a laposibildad de lograr algunos objetivos. pero nootros. Debemos saber con claridad cuáles sonnuestros propósitos en la educación.¿Cuáles son los verdaderos resultados del tipo deeducación que he descripto? Necesitamos muchas másinvestigaciones rigurosas y pertinaces para conocerlos resultados de este tipo de educación, comparadacon la convencional. Luego podremos elegir sobre labase de los hechos.Aun cuando adoptáramos este enfoque para facilitarel aprendizaje, persistirían muchos interrogantesdifíciles de responder. ¿Podemos permitir que losestudiantes entren en contacto con problemas reales?Toda nuestra cultura actual -mediante lascostumbres, la ley, los esfuerzos de los sindicatosy la administración empresaria, las actitudes de lospadres y los maestros- procura mantener a losjóvenes alejados del contacto con los problemasreales. No deben trabajar, ni tenerresponsabilidades, ni ocuparse de asuntos civiles opolíticos; no hay lugar para ellos en los problemasinternacionales; simplemente deben mantenerse alresguardo de cualquier contacto directo con losproblemas reales de la vida individual o grupal. Nose les exige colaborar en las tareas del hogar,

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mantenerse económicamente, contribuir al desarrollode la ciencia ni ocuparse de problemas morales. Estaes una tendencia muy arraigada que ha mantenido suvigencia durante más de una generación. ¿Cómoerradicarla?

Otro problema es si podemos permitir que elconocimiento sea organizado por el individuo o biensi debe ser organizado para él. En este aspecto, loseducadores coinciden con los padres y los líderesnacionales al insistir en que el alumno debe serguiado e incorporar conocimientos previamenteorganizados para él, ya que no es posible confiar ensu capacidad para ejecutar por sí mismo esta tarea.Refiriéndose a los estudiantes secundarios, HerbertHoover dice: “No podemos esperar que muchachos deesa edad decidan el tipo de educación que necesitan,a menos que tengan algún tipo de orientación.” Lamayoría de las personas consideran que esto es tanobvio que sólo un desequilibrado podríacuestionarlo; hasta el rector de una universidad sepregunta si la libertad es realmente necesaria en laeducación y si no hemos sobreestismado su valor; ensu opinión, puesto que los rusos han progresadobastante sin ella, los norteamericanos deberíamosseguir su ejemplo.Otro interrogante que debemos responder es sideseamos oponernos a la vigorosa tendencia actual aconsiderar la educación como un ejercicio delconocimiento de datos, Todos deben aprender losmismos hechos de la misma manera. El almiranteRickover afirma que “de algún modo debemos idear lamanera de introducir normas uniformes en laeducación norteamericana . . . Por primera vez lospadres tendrían un buen parámetro para evaluár laacción de las escuelas. Si la escuela local siguieraenseñando temas tan agradables como ‘adaptación a lavida’ . . . en lugar de francés o física, sucalificación sería evidentemente inferior”. Estaafirmación corresponde a un enfoque que en laactualidad es el que prevalece. Hasta Max Lerner,defensor de las ideas progresistas en la educación,llega a decir: “Todo lo que la escuela puede haceres proporcionar al estudiante los instrumentos queluego éste podrá emplear para convertirse en unhombre educado” (5, pág. 741). Por cierto, no creeque se pueda lograr un aprendizaje trascendente ennuestro sistema educacional y siente que eseobjetivo sólo puede alcanzarse fuera de él. Todo loque la escuela puede hacer es brindar los mediosnecesarios.

Una de las maneras menos dolorosas de inculcar eseconocimiento de hechos es la “máquina de enseñar”ideada por B. F. Skinner y sus colaboradores. Estegrupo ha demostrado qué el maestro es un instrumentoobsoleto e ineficaz para enseñar arítmética,trigonometría, francés, apreciación literaria,geografía o cualquier otra disciplina. No dudo deque estas máquinas de enseñar que premianinmediatamente las respuestas “correctas” pronto sedesarrollarán y su uso se difundirá cada vez más.Esta es una nueva contribución procedente del campode las ciencias de

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la conducta, con las que debemos transar. ¿Puedeesta “máquina” reemplazar al enfoque antesdescripto, o sólo lo complementa? He aquí uno de losproblemas que debemos considerar al encarar elfuturo.Espero haber dejado claro en mi exposición que lacompleja pregunta acerca de la naturaleza delaprendizaje significativo y la manera de alcanzareste último plantea problemas serios y profundos. Eneste momento no bastan respuestas tímidas. Heintentado definir el aprendizaje significativo talcomo se manifiesta en la psicoterapia y lascondiciones que lo facilitan, e indicar algunas desus implicaciones para la educación; en otraspalabras, he propuesto una respuesta a estaspreguntas. Tal vez se puedan emplear mis conceptoscontra los dos obstáculos que representan la opiniónpública y los conocimientos actuales en el campo delas ciencias de la conducta, e iniciar así eldescubrimiento de nuevas respuestas.

15 LA ENSEÑANZA CENTRADA EN EL ALUMNO SEGÚN LAEXPERIENCIA DE UN PARTICIPANTE.

En otras partes de este volumen el lector ya habrá podido comprobarque no puedo contentarme simplemente con exponer mi punto devista sobre la psicoterapia. Considero esencial describir también lapercepción que el propio cliente tiene acerca del tratamiento, ya queésta es la verdadera materia prima a partir de la cual he desarrolladomis puntos de vista. De la misma manera, descubrí que no podíadarme por satisfecho con sólo formular mis opiniones acerca delsignificado de la educación basada en las enseñanzas de lapsicoterapia; debía presentar también la percepción que el estudiantetiene de ella.Para ello revisé los diversos informes y “hojas de reacciones”procedentes de estudiantes de diferentes cursos, que había acumuladodurante varios anos. Hubiera podido satisfacer mi propósito citandoextractos de esos testimonios, pero por último decidí usar dosdocumentos del doctor Samuel Tenenbaum. El primero de ellos fueredactado por este últtmo inmediatamente después de participar enuno de mis cursos; el segundo fue una carta que recibí de él un añomás tarde. Le estoy profundamente agradecido por habermeconcedido su autorización para utilizar esos testimonios personales.Presentaré ahora el contexto en que ellos surgieron, a fin de que ellector pueda comprenderlos de manera más adecuada.En el verano de 1958 fui invitado por la Universidad de Brandeis adictar un curso de cuatro semanas sobre el tema “El proceso demodificación de la personalidad”. Personalmente, no tenía grandesesperanzas acerca de este curso, puesto que sería uno de los tantos enque los estudiantes se reúnen durante dos horas tres veces porsemana, y no un encuentro intenso de trabajo, como yo lo prefiero.Supe de antemano que el grupo sería muy heterogéneo: docentes,candidatos al doctorado en psicología, asesores, varios sacerdotes -uno de ellos extranjero-, psicoterapeutas con clientela privada ypsicólogos escolares. En general, el grupo era más maduro yexperimentado que el promedio de un curso universitario. Me sentímás tranquilo: me esforzaría por hacer del curso una experienciasignificativa para todos nosotros, pero dudaba de que tuviera lamisma influencia que habían tenido, por ejemplo, otros talleres sobreasesoramiento psicológico que yo había conducido.

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Quizás el éxito logrado se debió a las modestas expectativas que teníaacerca del grupo y de mí mismo. Creo que fue uno de mis intentos mássatisfactorios en lo que se refiere a la tarea de facilitar el aprendizajeen cursos o talleres. Esto debe tenerse presente al leer los testimoniosdel doctor Tenenbaum.Por otra parte, quisiera señalar que me siento mucho más seguro alenfrentarme con un nuevo cliente que al entrar en contacto con ungrupo nuevo, ya que creo manejar las condiciones de la psicoterapiade una manera que me permite confiar en el proceso que se inicia;cuando trabajo con grupos, en cambio, mi confianza es mucho menor.En algunas ocasiones, aun cuando tenía razones para suponer quetodo saldría bien, no se produjo el aprendizaje vital, basado en lainiciativa de los propios alumnos y autodirigido; en otrasoportunidades, cuando abrigaba serias dudas acerca del éxito quepodría obtener, todo salió maravillosamente. Esto significa quenuestras ideas acerca del proceso de facilitación del aprendizaje en laeducación no son tan completas ni exactas como las que tenemossobre el proceso terapéutico.Pero volvamos al curso de verano en Brandeis, que fue sin duda unaexperiencia muy significativa para la mayoría de sus participantes, ajuzgar por sus informes posteriores. Me interesó especialmente el deldoctor Tenenbaum, escrito tanto para sus colegas como para mí. Setrataba de un estudioso maduro -no un joven impresionable-, uneducador especializado que ya contaba con el mérito de haberpublicado una biografía de William H. Kilpatrick, el filósofo de laeducación; por consiguiente, sus apreciaciones sobre la experiencia meparecieron particularmente valiosas.No deseo sugerir que comparto todas las impresiones del doctorTenenbaum, ya que son sobre todo sus discrepancias las que confierenmayor utilidad a sus observaciones. Lo que más me preocupó fue elhecho de que la experiencia le pareciera basada en un enfoque“Rogers”, y que pensara que sólo en virtud de mi persona y mis puntosde vista ella había sido lo que fue.Por esa razón me causó gran placer una carta que me envió un añomás tarde, relatándome sus propias experiencias en la enseñanza. Estoconfirmó lo que yo ya había aprendido de una gran variedad deindividuos: que la enseñanza no se convierte en una experienciadinámica simplemente gracias a la personalidad de un maestrodeterminado, sino que se debe al funcionamiento de ciertos principios,que cualquier “facilitador” puede poner en práctica con sólo adoptarlas actitudes adecuadas.Pienso que los dos testimonios del doctor Tenenbaum explicarán larazón por la cual los docentes que han experimentado el tipo de

aprendizaje grupal que se describe más abajo nunca pueden volver amétodos educacionales más estereotipados. A pesar de lasfrustraciones y fracasos ocasionales, con cada nuevo grupo el maestroprocura descubrir las condiciones capaces de provocar estaexperiencia de aprendizaje vital.

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CARL R. ROGERS Y LA ENSEÑANZA NO DIRIGIDA.

por Samuel Tenenbaum, Ph.D.

Como persona interesada en la educación, heparticipado en una metodología tan única y especialque me siento obligado a compartir mis experiencias.A mi juicio, la técnica es tan radicalmente distintade las que se aceptan y utilizan habitualmente, ytan revolucionaria que merece ser conocida portodos. Llamar a este proceso enseñanza “no dirigida”es una descripción tan buena como cualquier otra, yhasta creo que el mismo Carl Rogers elegiría esenombre.Tenía alguna idea sobre el significado de esetérmino, pero francamente no estaba preparado parahallar algo tan sorprendente. No es que esté atado aconvencionalismos; mis orientaciones educacionalesse basan en el enfoque de William Heard Kilpatrick yJohn Dewey, y cualquiera que conozca siquiera enparte el pensamiento de estos autores sabe bien quesus concepciones no tienen nada de estrecho nimojigato. Pero el método que el doctor Rogers empleóen un curso que dictó en la Universidad Brandeis eratan extraño que sólo pude creerlo porque yo mismoparticipé de la experiencia. Espero que midescripción permita a los lectores apreciar lossentimientos, las emociones, la calidez y elentusiasmo que este método suscitó en nosotros.

El curso carecía por completo de estructura; ningunode nosotros -ni siquiera el instructor- sabía, enningún momento, qué ocurriría a continuación, quétema de discusión habría de surgir, qué preguntas seformularían ni qué necesidades personales,sentimientos y emociones se pondrían de manifiesto.Esta atmósfera de libertad no estructurada -toda lalibertad que los seres humanos pueden permitirseunos a otros- fue creada por el propio doctorRogers, quien de manera amistosa y tranquila sesentó junto con los estudiantes (aproximadamente 25)alrededor de una gran mesa redonda y nos dijo quesería bueno que todos nos presentáramos y tratáramosde explicar nuestro propósito. Se produjo unsilencio tenso, hasta que un estudiante levantótímidamente la mano y habló. Después de una nueva pausa incómoda se oyó la voz deotro alumno.Luego las manos comenzaron a elevarse con mayorrapidez, El instructor en ningún momento instó anadie a hablar.

EL ENFOQUE NO ESTRUCTURADO.

Más tarde, Rogers informó al grupo que había traídoconsigo gran cantidad de material -reimpresiones deartículos, folletos, libros- y presentó unabibliografía de lecturas recomendadas. En ningunmomento manifestó deseos de que los estudiantesleyeran determinado libro o

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hicieran cualquier otra cosa. Sólo recuerdo queformuló un pedido: ¿estaría alguien dispuesto aacomodar ese material en una habitación reservada atal efecto para los estudiantes del curso?Inmediatamente hubo dos voluntarios. También dijoque tenía cintas con grabaciones de entrevistas y

películas cinematográficas, lo cual causó granexcitación. Los estudiantes quisieron saber si esotambién estaba a su disposición, a lo cual el doctorRogers respondió afirmativamente. Luego el cursodecidió cuál sería la mejor manera de verlas yoírlas: los estudiantes se ofrecieron a manejar losgrabadores y conseguir un proyector de películas. Lamayor parte de esta actividad fue iniciada yorganizada por los alumnos.A esto siguieron cuatro sesiones difíciles yfrustrantes, durante las cuales el curso no parecíamoverse en ninguna dirección. Los estudianteshablaban al azar y decían cualquier cosa que se lesocurriera; todo parecía caótico, sin sentido, unapérdida de tiempo. Por ejemplo, un estudiante serefería a cierto aspecto de la filosofía de Rogers;otro, sin prestarle atención alguna, orientaba ladiscusión en cualquier otro sentido, y un tercero,sin atender a ninguno de los anteriores, traía acolación un tema completamente diferente. En ciertosmomentos se advertían vanos esfuerzos por lograr unadiscusión coherente, pero en general la claseadolecía de una notable falta de continuidad yorientación. El instructor escuchaba todas lascontribuciones con interés y respeto y jamás sepronunciaba acerca de la corrección o adecuación deninguna de ellas.La clase no estaba preparada para un enfoque de esanaturaleza y por consiguiente sus miembros ignorabancómo proceder. Se sentían tan perplejos y frustradosque finalmente exigieron al instructor que asumierael papel que le asignan la costumbre y la tradición,y se pronunciara en términos autoritarios acerca delo que estaba bien o mal. ¿Acaso no habían viajadodesde lejos para oír al oráculo mismo? ¿No eranafortunados? ¿No estaban a punto de ser iniciados enlos rituales y prácticas correctas por el mismísimogran hombre, el fundador del movimiento que lleva sunombre? Los anotadores estaban preparados para elmomento culminante en que se oiría la voz deloráculo, pero la mayoría de ellos quedaron enblanco.Lo sorprendente es que, desde el principio, losmiembros del grupo se sentían unidos aun cuandoestuvieran furiosos; fuera del aula había una cierta

excitación, ya que aunque se sintieran frustrados sehabían comunicado en clase como nunca lo habíanhecho antes y también de una manera muy diferente ala habitual. El grupo estaba ligado por unaexperiencia común y única. En la clase de Rogershabían expresado sus propios pensamientos; laspalabras no surgían de un libro, ni reflejaban elpensamiento del instructor ni el de cualquierautoridad. Las ideas, emociones y sentimientossurgían de ellos mismos, y éste era un procesoliberador y estimulante.En esta atmósfera de libertad obtenida sin necesidadde regateos y para la cual no estaban preparados,los estudiantes hablaron como pocas veces suelenhacerlo. Durante este período el instructor sufriómuchos

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ataques, que en algunas ocasiones parecieronrepresentar para él verdaderos golpes. Sin embargo,a pesar de ser él nuestra fuente de irritación, porextraño que ello pueda parecer, nos inspiraba ungran afecto, puesto que no nos parecía bienenojarnos con un hombre tan comprensivo y sensible alos sentimientos e ideas de los demás. Todoscoincidíamos en que debía haber algún malentendidoque pronto se comprendería y solucionaría y todovolvería a estar bien. Pero nuestro instructor, muyamable en su manera de tratarnos, tenía un “caprichoa toda prueba”. En este punto no parecía comprendernuestras expectativas, y si lo hacía era sin dudaobstinado y empecinado, ya que rehusabaceder. Y lapuja continuaba: todos mirábamos a Rogers y Rogersnos miraba a nosotros. Finalmente, en medio de laaprobación general, un estudiante dijo: “Nosotrosestamos centrados en Rogers y no en el alumno.Vinimos a aprender de Rogers.”

EL PENSAMIENTO ESTIMULANTE.

Otro participante descubrió que Rogers había sufridola influencia de Kilpatrick y Dewey; partiendo deesta idea dijo que ya se imaginaba lo que aquél seproponía; quería que los alumnos pensaran de maneraindependiente y creativa. que entraran en relaciónconsigo mismos para llegar así a la “reconstrucción”de la persona -según el sentido que Dewey asigna aeste término- y de sus propios puntos de vista,actitudes, valores y conducta. Esta sería unaverdadera reconstrucción de la experiencia, unaprendizaje auténtico. Naturalmente, no quería queel curso terminara con un examen basado en libros detextos y clases magistrales, después del cual sedesignaría a los alumnos la acostumbrada nota final,que por lo general significa cumplimiento y olvido.*Desde el comienzo del curso Rogers había expresadosu opinión de que nadie puede enseñar nada a nadie,pero este participante señaló que el pensamiento seinicia cuando el camino se bifurca y el individuodebe hacer frente al famoso dilema del que hablaDewey; es decir, cuando llegamos a una encrucijada yno sabemos cuál de las sendas nos conducirá anuestro destino, entonces empezamos a examinar lasituación, y comienza el pensamiento.También Kilpatrick estimuló el pensamiento originalen sus alumnos y por eso rechazó el aprendizajerepetitivo que ofrece un libro de texto y optó porpresentar problemas cruciales para el análisis, quedespierta el interés y provoca cambios profundos enla persona. ¿Por qué

* Deseo destacar que el doctor Rogers no asentía ni disentía. En general no acostumbrabaresponder a las formulaciones de los estudiantes, a menos que una observación fuera dirigidaespecíficamente a él, y aun en esos casos podía decidir no contestar. Pienso que su principalobjetivo era atender las contribuciones de los estudiantes con inteligencia y comprensión).

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no pueden los estudiantes -reunidos en comisiones obien individualmente- traer a colación esosproblemas para su discusión?* Rogers escuchó enactitud comprensiva y dijo- “Veo que a usted todoesto le preocupa profundamente.” Eso fue todo. Simal no recuerdo, el estudiante que tomó la palabra acontinuación obvió las formulaciones del alumno quelo había precedido y, de acuerdo con la costumbreque parecía haberse establecido en la clase, comenzóa hablar de otro texto absolutamente distinto.Periódicamente, durante la sesión, los estudiantesse referían en términos favorables a la sugerenciaprecedente, y comenzaban a exigir que Rogersasumiera el papel tradicional del maestro. A estaaltura de las cosas, iba aumentando la frecuencia eintensidad de los ataques contra Rogers; hasta mepareció verlo doblegarse en algunas ocasiones. (Enprivado luego negó que se hubiera sentido afectado.)Durante una de las sesiones, un estudiante sugirióque Rogers nos diera clase durante una hora y quededicáramos la hora siguiente a la discusión. Estasugerencia pareció coincidir con sus planes, ya quemanifestó tener consigo un trabajo no publicado, queestaba a nuestra disposición y que podríamos leerpor nuestra cuenta. Pero el estudiante dijo que esoya no sería lo mismo, que faltarían la persona, elautor, el énfasis, la inflexión, la emoción y todoslos matices que dan valor y significado a laspalabras. Rogers preguntó a los estudiantes si eraeso lo que querían, y ante su respuesta afirmativa,leyó durante más de una hora, Después de losintercambios vívidos y mordaces a que nos habíamosacostumbrado, la lectura fue por cierto unadesilusión, aburrida e infinitamente soporífera.Esta experiencia puso punto final a todos lospedidos de clases magistrales. Más tarde aldisculparse por este episodio (”Es mejor –másperdonable- cuando son losalumnos quíenes lo exigen.”), dijo: “Me pidieron unaclase magistral. Es cierto que soy un recurso, pero¿qué sentido tendría el hecho de darles una clase?.Traje conmígo una gran cantidad de material: textosde muchísimas conferencias, artículos, libros,grabaciones y películas.”

Cuando llegamos a la quinta sesión no quedaba dudade que algo había ocurrido: los estudiantesconversaban entre sí pasando por alto a Rogers,pedían la palabra y querían hablar; lo que habíasido un grupo indeciso, vacilante y susceptible seconvirtió en un grupo de interacción, un ejemplo decohesión que progresaba de manera única ydesarrollaba

* Un estudiante confeccionó una lista de ellos y distribuyó copias entre los compañeros, pero lainiciativa no pasó de ahí.En relación con esto puede mencionarse otro ejemplo más. En la primera sesión Rogers trajo aclase grabaciones de entrevistas terapéuticas. Explicó que no se sentía cómodo en el papel demaestro, que había venido “cargado” y que las grabaciones le daban una cierta seguridad. Unestudiante insistía constantemente en que las escuchásemos. Al cabo de considerable presión porparte de la clase Rogers accedió a regañadientes, pero no se dedicó a esto más de media hora.Aparentemente prefería que los estudiantes crearan grabaciones vivientes y no que escucharanotras que sólo podían tener para ellos una significación meramente académica.

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una forma de discusión y un pensamiento que ningúnotro grupo podría repetir o reproducir. Elinstructor también se incorporó, pero su papel, másimportante que cualquier otro, de alguna manera seamalgamó con el grupo; este último –no elinstructor- era lo importante, el centro, la base deoperaciones.¿Qué fue lo que originó esta situación? Sólo puedoexponer mis conjeturas al respecto. Creo que sucediólo siguiente: durante cuatro sesiones losestudiantes se negaron a creer que el instructorrehusara desempeñar su papel tradicional; creían queiba a determinar las tareas, constituirse en centrode actividades y manejar el grupo. Tardaron cuatrosesiones en advertir que estaban equivocados, que elinstructor no se presentaba a ellos más que con supropia persona y, que si realmente querían quesucediera algo tendrían que proporcionar elcontenido. Esta fue, por cierto, una situación

incómoda y difícil. Ellos eran los encargados dehablar, con todos los riesgos que eso implicaba.Como parte del proceso compartieron, formularonobjeciones, coincidieron y manifestaron susdesacuerdos. En última instancia, participaron consu persona, con su sí mismo más profundo; de estasituación nació este grupo único y especial, estanueva creación.

LA IMPORTANCIA DE LA ACEPTACIÓN.

Como ustedes saben, Rogers piensa que si una personavive una relación donde se la acepta plenamente, ysi en esta aceptación no hay juicio, sino sólocompasión y simpatía, el individuo podrá entablaruna lucha consigo mismo, desarrollar el corajesuficiente como para abandonar sus defensas yenfrentarse con su verdadero sí mismo. He visto esteproceso en funcionamiento. Entre los primerosesfuerzos por comunicarse y encontrar un modusvivendi, en el grupo había habido intercambiosprovisionales de sensaciones, emociones e ideas. Sinembargo, después de la cuarta sesión los miembros deeste grupo, reunidos al azar, se aproximaron unos aotros cada vez más y se revelaron sus verdaderaspersonalidades. En su interacción, hubo momentos deprofunda intuición, revelación y comprensión denaturaleza casi aterradora; fueron lo que Rogersllamaría “momentos de terapia”, esos momentosfructíferos en los que ante nuestros ojosmaravillados se pone de manifiesto el alma humana;luego la clase se sumía en un silencio casireverente, y cada miembro del grupo se impregnaba deuna calidez y amor rayanos en lo místico. Creo queni yo ni ninguno de los otros habíamos vivido antesuna experiencia como ésta. Era un aprendizaje y unaterapia al mismo tiempo. Y al decir terapia noestoy, pensando en enfermedad, sino en algo quepodría caracterizarse por un cambio saludable en lapersona, un aumento de su flexibilidad, su apertura,su voluntad de atender. En este proceso todos nossentimos potenciados, más libres y abiertos a ideas

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nuevas; todos nos aceptamos más a nosotros mismos ya los otros e hicimos ingentes esfuerzos porcomprender y aceptar.Este mundo no era perfecto, y se manifestaba ciertahostilidad cada vez que los miembros del grupoestaban en desacuerdo sobre un punto. Sin embargo,en ese contexto las agresiones se suavizaban como sihubieran desaparecido los filos; si el ataque erainmerecido los agredidos cambiaban de tema y elgolpe se perdía en el aire. En mi propio caso, conel trato prolongado llegué a aceptar y respetar aaquellos estudiantes que al principio me irritaban.Mientras trataba de comprender lo que estabasucediendo pensé: una vez que uno se acerca a unapersona y percibe sus pensamientos, emociones ysentimientos, ésta no sólo se vuelve comprensiblesino también buena y deseable. Los participantes másagresivos aprovecharon la oportunidad de hacer usode la palabra con más frecuencia de la que lescorrespondía; no obstante, eventualmente el grupomismo hizo sentir su autoridad, en virtud de supropia existencia, sin imponer reglas. Así, a menosque una persona estuviera muy enferma o fuerainsensible, todos en una u otra medida cumplieroncon lo que se esperaba de ellos. El problema -elindividuo hostil, el dominante, el neurótico- no fuedemasiado agudo, pero si se hubiera controlado concronómetro el empleo del tiempo en las reuniones,veríamos que ninguna de ellas estuvo exenta de unperíodo de charla sin sentido y pérdida de tiempo.Sin embargo, al observar el proceso, me convencí deque tal vez tal pérdida de tiempo fuera necesaria ypensé que quizás ésa fuera la mejor manera deaprender del hombre. De hecho, al recordar toda laexperiencia, estoy muy seguro de que en el contextotradicional hubiera sido imposible aprender tanto ytan bien. Si aceptamos la definición de Dewey, paraquien la educación es una reconstrucción de la

experiencia, ¿cómo puede una persona aprender mejorque relacionándose consigo misma, con su verdaderapersonalidad, con sus impulsos, emociones, actitudesy valores fundamentales? Ninguna serie de hechos oargumentos, aun cuando su ordenamiento obedezca auna lógica brillante, puede compararse siquiera conuna experiencia de ese tipo.En el transcurso de este proceso he visto a personasfirmes, inflexibles y dogmáticas transformarse antemis ojos en pocas semanas y convertirse enindividuos simpáticos, comprensivos y capaces deaceptar sin emitir juicios. He visto a personasneuróticas y compulsivas relajarse y aceptarse mejora sí mismas y a los demás. En un caso, cuando nosreferimos a este punto, un estudiante cuyo cambio meimpresionó particularmente, me dijo: “Es cierto. Mesiento menos rígido, más abierto al mundo. Y estoymás satisfecho conmigo mismo por esa razón. Creo queen ninguna otra parte aprendí tanto.” He visto apersonas tímidas perder algunas inhibiciones, y apersonas agresivas volverse más sensibles ymoderadas.Se podría decir que esto parece ser esencialmente unproceso emocional, pero no creo que ésa fuera unadescripción correcta, ya que la

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experiencia tuvo también un claro contenidointelectual. Ahora bien, este contenido intelectualfue trascendente y fundamental para el individuo, enel sentido de que significó mucho para él comopersona. Un estudiante planteó la siguientepregunta. “¿Hemos de ocuparnos sólo de lasemociones? ¿No hay lugar para el intelecto?. A locual respondí “¿Hay aquí alguien que en cualquierotro curso haya leído o pensado tanto como en éste?”La respuesta era evidente: habíamos pasado horasleyendo; la habitación reservada para nosotros

estaba ocupada hasta las diez de la noche, y aun aesa hora muchos se iban sólo porque los porteros dela universidad querían cerrar el edificio. Losestudiantes escucharon las grabaciones y vieron laspelículas, pero lo más importante es queconversaron, conversaron y conversaron. En el cursotradicional el docente da la clase e indica lostemas de lectura; los estudiantes toman notas en suscuadernos, dan un examen y se sienten satisfechos ofrustrados, según el resultado. Sin embargo, en casitodos los casos se trata de una experiencia cerradaen sí misma, con sentido de finalidad, en la cuallas leyes del olvido entran en funcionamiento rápidae inexorablemente. En el curso de Rogers losestudiantes leyeron y pensaron dentro y fuera delaula y fueron ellos mismos -no el instructor- losencargados de elegir entre el material de lectura lomás significativo para cada uno.Debo admitir que este tipo de enseñanza no directivano fue exitosa en el 100 por ciento de los casos.Hubo tres o cuatro estudiantes que consideraron quetoda la idea era sencillamente desagradable. Inclusoal terminar el curso, aunque casi todos se sentíanentusiasmados, hubo quien expresó sentimientosintensamente negativos y quien vertió durascríticas. Estos estudiantes hubieran querido obtenerdel instructor una mercancía intelectual acabada quepudieran memorizar y devolver en el momento delexamen; así estarían seguros de haber aprendido loque debían. Como uno de ellos expresó: “Si tuvieraque escribir un informe sobre lo que aprendí en estecurso, ¿qué podría decir?” Por supuesto, eso seríamucho más difícil que en un curso convencional, yquizá fuera casi imposible.El método era libre, dinámico, abierto y deaceptación incondicional. Un estudiante podíainiciar una discusión interesante y quizá se leuniera un segundo participante, pero un tercero bienpodía llevarnos en otra dirección mencionando unasunto personal sin interés para la clase, y todosnos sentiríamos frustrados. Pero eso se parecía a lavida, que fluye como un río, aparentemente fútil,con un contenido que nunca es el mismo, sin quenadie sepa lo que ocurrirá en el momento siguiente.En el curso había expectativas, actitudes de alerta,

vida. Era lo más parecido a la vida que se puedalograr en un aula. Para la persona que gusta de laautoridad y deposita su fe en hechos prolijamenteacumulados, este método puede resultar amenazador,puesto que no le brinda seguridad, sino sólo unaapertura, un fluir sin límites.

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UNA NUEVA METODOLOGÍA.

Creo que gran parte del estímulo y la exitación quecaracterizaron a esta clase se debieron a esta faltade límites. Durante el almuerzo en el comedor, losalumnos de Rogers se podían reconocer por susdiscusiones animadas y su deseo de reunirse; aveces, como las mesas eran pequeñas, se sentabanunos detrás de otros y comían con el plato en lafalda. Al decir de Rogers, el proceso no reconocefinalidad alguna; él mismo jamás hace un resumen delo aprendido (contra todas las leyes habituales dela enseñanza). Los temas de discusión quedan sinresolver y los problemas planteados en clase estánsiempre en estado de flujo. En su necesidad de sabery, llegar a un acuerdo, los estudiantes se reúnen,buscando comprensión y límites. Ni siquiera haylímites en relación con las notas. Una notarepresenta un fin, pero el doctor Rogers no ponenotas. Es el estudiante quien la sugiere y, enconsecuencia, aun este signo de conclusión queda sinresolución, sin fin, sin límites. Análogamente,puesto que el curso no está estructurado, cada unojuega en él su propia persona; habla basándose en símismo y no en el libro de texto. Así se comunica conlos otros como persona, y a diferencia de lo queocurre en el curso tradicional donde se encarantemas impersonales, se desarrolla esta calidez eintimidad que recordamos.Tal vez la mención de algunos gestos de afecto entrelos miembros del grupo transmita una idea de éstasensación de intimidad: una estudiante invitó a laclase a su casa a una comida al aire libre; otro, unsacerdote español, estaba tan entusiasmado con elgrupo que habló de iniciar una publicación para noperder contacto entre nosotros una vez terminado elperíodo de clases; un grupo interesado en elasesoramiento estudiantil se reunió por su cuenta;otro miembro hizo gestiones para que toda la clasevisitara un hospital psiquiátrico para niños yadultos y viera el trabajo experimental que eldoctor Lindsley estaba realizando con pacientespsicóticos; también hubo quienes aportaron

grabaciones y publicaciones para incorporar almaterial de la biblioteca preparado para nuestrouso. El espíritu de buena voluntad y amistad semanifestó de maneras nunca vistas. Jamás he podidoobservar nada parecido en ninguno de los muchísimoscursos que he seguido. A propósito de esto, merecedestacarse el hecho de que los miembros de estegrupo se habían reunido al azar, provenían deambientes muy diversos y sus edades oscilaban entrelímites muy amplios.Pienso que lo que se ha descripto más arribarepresenta un verdadero aporte creativo a lametodología del aula, que difiere radicalmente de laantigua. No dudo de su capacidad de estimular a laspersonas y hacerlas más libres, ampliar sumentalidad y quitarles rigidez, puesto que yo mismohe sido testigo de su poder. Opino que la enseñanzano dirigida tiene implicaciones tan profundas queaun los que aceptan este

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punto de vista no pueden delimitarlas por completo.Creo que su importancia se extiende más allá delaula hasta abarcar todos los ámbitos donde los sereshumanos tratan de comunicarse y convivir.En sentido más restringido, simplemente comometodología del aula, este enfoque garantiza ladiscusión, la búsqueda y la éxperimentación másamplias. Puesto que su enfoque, su práctica y sufilosofía difieren por completo de las antiguas,brinda la posibilidad de inaugurar una nuevadimensión del pensamiento, fresca y original. Piensoque este enfoque debería ensayarse en todos losniveles de la enseñanza: primario, secundario,universitario, dondequiera que los seres humanos sereúnan para aprender y progresar. En esta etapa nodeberíamos preocuparnos demasiado por sus

limitaciones y defectos, puesto que el método no seha perfeccionado y aún no sabemos acerca de él todolo que quisiéramos. Como técnica nueva, presentainicialmente una desventaja: sentimos ciertareticencia a abandonar lo anterior, afirmado por latradición, la autoridad y la respetabilidad de lacual somos producto. En cambio, si encaramos laeducación como una reconstrucción de la experiencia,¿no significa eso que el individuo debe llevar acabo su propia reconstrucción? Debe hacerlo por sucuenta, mediante la reorganización de lo másprofundo de su sí mismo, de sus valores, de susactitudes y de su propia persona. ¿Hay algún métodomejor para enriquecer al individuo, para lograr queél y sus ideas se comuniquen con los demás y paradestruir las barreras que lo aíslan en el seno de unmundo donde el hombre debe aprender a formar partede la humanidad, para conservar su propia seguridady salud mental?

UNA EXPERIENCIA PERSONAL EN LA ENSEÑANZA.

(Carta del doctor Samuel Tenenbaum, Ph.D.,al doctor Carl Rogers, un año más tarde.

Me siento obligado a escribirle acerca de mi primeraexperiencia en la enseñanza, después de haberconocido su pensamiento y sufrido su influencia.Usted puede saber -o no- que yo sentía verdaderafobia por la enseñanza. Después de haber trabajadocon usted comencé a advertir con mayor claridad queel origen de mis dificultades residía sobre todo enmi concepto del papel que debía desempeñar comodocente el de motivador, director y jefe deproducción de una actividad. En clase, siempre temía`”quedar a un lado” -creo que ésta es una expresiónsuya, y ha llegado a gustarme- ante un conjunto deestudiantes indiferentes, desinteresados, lánguidos,y yo hablando y hablando hasta perder mi equilibrio,y las oraciones que no se forman y suenanartificiales y el tiempo que pasa cada vez máslentamente. Ese es el horror que imaginaba. Piensoque todos los docentes viven en un momento u

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otro parte de esta experiencia, pero yo sentía todode una vez, y me enfrentaba a la clase conpresentimientos oscuros, incómodo y sin serrealmente yo mismo.Pero he aquí mi experíencia. Me invitaron a dictardos cursos de verano en la Graduate School ofEducation, de la Universidad de Yeshiva, pero teníauna excusa perfecta: no podía hacerlo porque estaríaen Europa. Entonces me ofrecieron un curso interinointensivo de 14 sesiones durante el mes de junio,que tal vez no interferiría en mis planes. Ya nohubo evasiva posible y por consiguiente acepté; lohice porque no quería seguir eludiendo la situacióny, además, porque me había decidido a enfrentarla deuna vez por todas. Si no me gustaba enseñar (no hedado clase durante los diez últimos años), al menospodría aprender algo; si me gustaba, también podríaaprender; si tenía que sufrir, ésa sería la mejormanera, porque el curso era intensivo y el factortiempo muy breve.Usted sabe bien que mis ideas sobre la educacióncontienen elementos de Kilpatrick y Dewey; peroahora había una tercera influencia: usted. Cuandoestuve frente a esta clase por primera vez hice algoque nunca había hecho antes: fui sincero acerca demis sentimientos. Aunque según las pautastradicionales el docente debe saber y los alumnosaprender, admití tener debilidades, dudas, dilemas yNO SABER. Puesto que me destroné de mi función comomaestro de la clase y de mi mismo, mi verdaderapersonalidad surgió con mayor libertad y pronto pudeexpresarme fácil y creativamente. Con esto quierodecir que las ideas se me ocurrían a medida quehablaba, y que eran ideas originales e interesantes.Quiero mencionar otra diferencia importante. Puestoque tuve la influencia de la metodología deKilpatrick, siempre acepté de buen grado la

discusión más amplia; sin embargo, debo admitir queen general deseaba y esperaba que los estudiantesconocieran el texto y el material de clase que habíapreparado para ellos. Peor aún, aunque estimulaba ladiscusión, por sobre todas las cosas quería que unavez terminada, las conclusiones finales de la clasecoincidieran con mi modo de pensar. Porconsiguiente, ninguna discusión lo fueverdaderamente, en el sentido de ser abierta, libree inquisitiva; tampoco las preguntas fueron reales,es decir, capaces de estimular el pensamiento- porel contrario, todas eran intencionadas, puesto queyo tenía mis propias convicciones definidas acercade lo que consideraba una respuesta buena ocorrecta. En consecuencia, me acercaba a la clasecon una serie de temas y mis alumnos eran enrealidad instrumentos mediante los cuales manejabalas situaciones que me permitieran incluir los temasque, a mi juicio, eran dignos de interés.En este último curso no tuve el coraje de renunciarpor completo a la elección de determinados temas declase, pero pude prestar verdadera atención a misalumnos; les brindé comprensión y simpatía. Aunquededicaba horas y horas a preparar las sesiones, enninguna

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ocasión recurrí a las voluminosas anotaciones conque antes solía ingresar en el aula. Di libertad alos estudiantes, y en ningún caso intenté indicarlesel camino que debían seguir; permití la discusiónmás variada y seguí a los alumnos dondequiera queésta los condujese.Recuerdo haber comentado esto a un educadorprominente, quien manifestó, en tono de desencanto ydesaprobación: “Usted insistirá, naturalmente, enque los alumnos piensen.” Me defendí citando aWilliam James, quien, en efecto, señaló que el

hombre es una gota de razón en un océano deemociones, y le dije que me interesaba más lo quepodría llamar una “tercera dimensión"-. la partesensible de los estudiantes.No puedo decir que seguí todos sus pasos, doctorRogers, puesto que, desgraciadamente, en ciertasocasiones no pude evitar expresar opiniones eincluso dictar clase. Pienso que eso es malo, porqueen cuanto los alumnos escuchan la opinión de laautoridad dejan de pensar y se esfuerzan poradivinar lo que el profesor piensa y responderle loque más le agrada para conquistar su simpatía. Situviera que repetir la experiencia cometería menoserrores. De todas maneras, creo haber tenido éxitoen mi intento de dar a cada estudiante un sentido dedignidad, respeto y aceptación, y en ningún momentopasó por mi mente la idea de controlarlos,evaluarlos o calificarlos.El resultado -y también la razón por la cual leescribo- fue para mí una experiencia inigualada einexplicable en términos ordinarios. Yo mismo nopuedo explicarla; sólo puedo sentirme agradecido deque me haya sucedido a mí. En este curso que dictéencontré algunas cualidades idénticas a las queexperimenté en su curso del año pasado. Me di cuentade que estos alumnos en particular me gustaban másque cualquier otro grupo de personas que jamáshubiera conocido, y descubrí -y ellos manifestaronlo mismo en su informe final- que comenzaban asentir calidez, afecto y aceptación por suscompañeros. Verbalmente y por escrito dejaronconstancia de lo emocionados que estaban, de cuántohabían aprendido y de lo bien que se sentían. Paramí fue una experiencia nueva, que me abrumó y mehizo más humílde. Creo haber tenido alumnos que merespetaron y admiraron, pero nunca había vivido enclase una experiencia que brindara tanto calor eintimidad. Dicho sea de paso, siguiendo su ejemplo,evité establecer tareas prefijadas tales comolecturas o preparación de clases.Los informes que recibí fuera del aula meconfirmaron que no era victima de una “percepcíónprejuiciosa”. Los estudiantes habían dicho de mícosas tan agradables que los miembros del personaldocente quisieron asistir a las clases. Al finalizar

el curso, mis alumnos escribieron al decano,Benjamín Fine, refiriéndose a mí en términoselogiosos, que él repitió en una carta que luegorecibí.Estaría faltando a la verdad si dijera que sólo mesentí abrumado por lo que ocurrió. He enseñadodurante muchos años, pero jamás había experimentadonada parecido a lo que sucedió en aquellaoportunidad.

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Por mi parte, en el aula nunca había presenciado talrevelación de la personalidad total de losestudiantes, un compromiso tan profundo quemovilizara en ellos tantas cosas. Más aún, mepregunto si el contexto tradicional, con suinsistencia sobre el tema de la clase, sus exámenesy sus notas, deja lugar para el “llegar a ser” de lapersona que lucha por realizarse, y para susprofundas y múltiples necesidades. Pero esto es unadisgresión. Sólo puedo informarle lo que sucedió ymanifestar mi agradecímiento y humildad ante laexperiencia vivída. Quiero que usted sepa esto,porque ha contribuido a enriquecer mi vida y mipersonalidad.*

* El hecho de que para el doctor Tenenbaum esto no fue una experienciaaislada quedó confirmado por otra comunicación personal que me dirigiómuchos meses más tarde y en la que dice: -Después del primer grupocoordiné otro, en el que se desarrollaron actitudes semejantes, pero másacentuadas, porque creo haberme sentido más cómodo y haber manejado mejorla técnica. En este segundo grupo se produjo la misma revelación de lapersonalidad y se manifestó igual excitación y entusiasmo, la mismacalidez y el mismo misterio que impregnan a la persona que muda su piel.Los estudiantes de mi clase me dijeron que en los demás cursos sebuscaban con la vista, atraídos entre sí como si fueran únicos ydiferentes, como si estuvieran ligados por una experiencia especial. Eneste segundo grupo también observé que los estudiantes habíandesarrollado tanta intimidad que al terminar el semestre intentaban hacerreuniones anuales para mantener viva esa experiencia y no perderse unos aotros. También hablaron de cambios radicales y fundamentales en supersona, en sus puntos de vista, valores, sentimientos y actitudes haciasí mismos y hacia los demás.”16 LA PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE Y LA VIDAFAMILIAR.

Hace varios años fui invitado a hablar ante un grupo local sobre untema de mi elección. En esa oportunidad decidí encararespecíficamente las modificaciones observadas en las relacionesfamiliares de nuestros clientes. Así surgió el presente trabajo.

A medida que un número cada vez mayor de nuestrosterapeutas y asesores se ocupan de individuos ygrupos con problemas, surge un acuerdo general conrespecto al hecho de que nuestra experiencia tieneimplicaciones importantes para todos los sectores delas relaciones interpersonales. Se ha intentado

especificar las implicaciones en algunos campos -porejemplo, en la educación, en el liderazgo de grupo yen las relaciones intergrupales- pero nunca hemostratado de explicar lo que significa para la vida dela familia. De este tema quisiera ocuparme acontinuación, para dar una idea tan clara como seaposible del significado que el enfoque centrado enel cliente puede tener para el más íntimo de todoslos círculos interpersonales: el grupo famíliar.No deseo encarar este tema desde un punto de vistaabstracto o teórico. Lo que quiero es explicaralgunos de los cambios que nuestros clientesexperimentaron en sus relaciones familiares mientrastrataban de alcanzar una vida más satisfactoria,mediante sus contactos con un terapeuta. Recurrirécon frecuencia a citas literales de sus afirmacionespara poder transmitir al lector el verdadero saborde la experiencia vivida por el cliente y permitirlesacar sus propias conclusiones.Si bien algunas experiencias de nuestros clientesparecen oponerse a lo que comúnmente se consideraparte de una vida familiar constructiva, no tengoespecial interés en analizar esas diferencias.Tampoco me interesa establecer un modelo general devida familiar, ni proponer una forma de vida paradeterminado problema hogareño. Sólo deseo aportar laprueba de la experiencia de personas muy reales ensituaciones muy reales y con frecuencia difícilesque surgen en el hogar. Tal vez las luchas de

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estos individuos por lograr un modo de vidasatisfactorio tengan algún significado para ellector.¿En qué sentido cambia, pues, la vida familiar deestas personas como consecuencia de la Psicoterapiacentrada en el cliente?

Mayor expresión de los sentimientos.

En primer lugar, la experiencia nos indica quenuestros clientes comienzan a expresar susverdaderos sentimientos con mayor sinceridad, tantoa los miembros de su familia como a las demáspersonas. Esto se aplica de igual modo a lossentimientos que habitualmente consideramosnegativos -resentimiento, enojo, vergüenza, celos,desagrado, disgusto y a los de aceptación comopositivos -ternura, admiración, agrado, amor-. Escomo si en el tratamiento el cliente descubriera quepuede abandonar la máscara que ha estado usando yconvertirse en él mismo. Un hombre, que antes habíamantenido siempre -o creía haber mantenido- unaactitud tranquila y objetiva hacia la conducta de sumujer, de pronto se siente irritado con ella yexpresa libremente su enojo. Es como si el mapa dela expresión de sentimientos se adecuara mejor alverdadero territorio de la experiencia emocional.Padres e hijos, marido y mujer, todos aprenden aexpresar los sentimientos que en ellos existen y ano ocultarlos a los demás y a sí mismos.Tal vez este punto quede aclarado con un par deejemplos. Una mujer joven, la señora M., acude alasesor. Se queja de que su esposo Bill, es muyreservado y desconsiderado y manifiesta que no lehabla ni comparte con ella sus pensamientos. Sufrenincompatibilidad sexual y se están alejando uno delotro rápidamente. A medida que reconsidera susactitudes hay un cambio drástico en el cuadro quepresenta: expresa su profundo sentimiento de culpa

por su vida premarital, en la que tuvo relacionescon varios hombres, en su mayoría casados; advierteque a pesar de ser alegre y espontánea con la gente,con su esposo se muestra rígida, controlada, carentede espontaneidad; también admite que le exige serexactamente lo que ella quiere que él sea. A estaaltura del tratamiento el asesoramiento seinterrumpe a causa de un viaje que obliga alterapeuta a alejarse de la ciudad. La cliente leescribe acerca de sus sentimientos, y dice: “Si tansólo pudiera decirle estas cosas a él (su esposo)podría ser yo misma en casa. Pero ¿qué pasaría consu fe en la gente? Si usted fuera mi marido y seenterara de la verdad, ¿.me consideraría repugnante?Me gustaría ser una ‘buena muchacha’ en lugar de una‘muñeca’. He complicado mucho las cosas.”A esta carta siguió otra, de la cual merece citarseun extenso párrafo. La cliente manifiesta haberestado muy nerviosa y haberse comportado de maneramuy antipática al recibir visitas sorpresivas unanoche. Después de que se fueron “Me sentí unaporquería por haberme portado tan mal . . .

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Todavía me sentía tan hosca, culpable, furiosaconmigo misma y con Bill . . . y tan triste comocuando llegaron. “Así que decidí hacer lo que realmente había estadodeseando y postergando, porque me parecía que eramás de lo que podía esperar de cualquier hombre:decirle a Bill qué era lo que me hacía comportarmede esa manera tan espantosa. Fue aun más difícil quedecírselo a usted . . . y eso ya había sido bastantedifícil. No se lo pude decir con tantos detalles,pero me las arreglé para dar salida a algunos deesos sentimientos sórdidos acerca de mis padres, ymás aún acerca de esos ‘malditos’ hombres. Nunca le

había oído nada tan afectuoso como en aquellaoportunidad; me dijo: ‘Bueno, tal vez pueda ayudarteen eso’ . . . al referirme a mis padres. Y aceptósin dificultad todas las cosas que yo había hecho.Le expliqué por qué me sentía tan fuera de lugar enmuchas situaciones . . por qué nunca me sentíautorizada a hacer una cantidad de cosas. . . nisiquiera a aprender a jugar a las cartas.Conversamos, discutimos y realmente profundizamos enmuchos sentimientos de ambos. No le conté todo sobrelos hombres -cómo se llamaban- pero le di ciertaidea de la cantidad. Bueno. . . fue tan comprensivoy las cosas se han aclarado tanto que ahora TENGOCONFIANZA EN Él. Ya no temo contarle las pequeñastonterías que se me ocurren, y si pierdo el miedotal vez pronto dejen de ocurrírseme. Cuando leescribí la otra noche estaba a punto de huir. . .hasta pensé en irme de la ciudad. (Escaparme detodo.) Pero comprendí que si no lo encaraba de unabuena vez tendría que seguir huyendo sin poder serfeliz. Hablamos de tener hijos y aunque decidimosesperar a que Bill esté más próximo a terminar susestudios, estoy contenta con el acuerdo. Bill opinaigual que yo sobre las cosas que queremos hacer pornuestros hijos . . . y lo que es más importante, loque no queremos hacerles. De manera que si no recibemás cartas desesperadas ya sabrá que las cosas estánsaliendo bien. “Ahora, yo me pregunto. . . ¿sabía usted todo eltiempo que ésa era la única cosa que yo podía hacerpara lograr que Bill y yo nos acercáramos? Porque yoinsistía en que eso no era justo para él. Pensé quedaría por tierra con su fe en mí y en todo el mundo.Había levantado entre nosotros una barrera tan altaque lo sentía casi un extraño. Sólo pude decidirme ahablar cuando comprendí que si no averiguaba almenos cuál sería su respuesta ante las cosas que memolestaban estaría cometiendo una injusticia con él:le estaría negando la oportunidad de probar que esdigno de confianza. Me demostró mucho más que eso:que sus propios sentimientos también lo estuvierontorturando, en relación con sus padres y con muchagente en general”.No creo que esta carta requiera comentarios.Simplemente significa que cuando la cliente

experimentó en la terapia la satisfacción de serella misma y manifestar sus sentimientos profundosya no pudo comportarse de otra manera con su esposo.Descubrió que tenía que ser y expresar sussentimientos más hondos, aun cuando estoaparentemente pusiera en peligro su matrimonio.

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En la experiencia de nuestros clientes hay otroelemento aun más sutil. Como la señora M., descubrenque la expresión de sentimientos resultaprofundamente satisfactoria, mientras que antes leshabía parecido destructiva y desastrosa. Ladiferencia parece deberse a lo siguiente: cuando unapersona vive escondida tras un disfraz, sussentimientos reprimidos se acumulan hasta un puntocrítico, a partir del cual cualquier incidente puedehacerlos estallar. Cuando esto sucede y lossentimientos arrasan a la persona -en una tormentatemperamental, una depresión profunda, unainundación de autocompasión o estados semejantes- engeneral los efectos son desgraciados, puesto que laintensidad de las emociones no concuerda con lasituación concreta y toda la reacción adquiere visosirracionales. La explosión desencadenada por uninconveniente en la relación puede liberar lossentimientos ocultos o negados en docenas desituaciones análogas, pero en el contexto en que semanifiestan en conjunto resultan ilógicos y, porconsiguiente, no se los comprende.He aquí donde la psicoterapia rompe el círculovicioso. Puesto que el cliente puede expresar lasemociones que ha estado sintiendo, con toda suacumulación de angustia, furor o desesperación ypuesto que puede aceptar estos sentimientos comopropios, ellos pierden su carácter explosivo. De esamanera, se vuelve más capaz de manifestar, encualquier relación familiar, los sentimientos queésta le inspira. Puesto que entonces talessentimientos no soportan esa sobrecarga del pasado,resultan más adecuados y fáciles de comprender. Pocoa poco el individuo comienza a expresar sussentimientos en cuanto surgen, sin darles tiempo deque fermenten y lo envenenen.

Las relaciones se viven sobre una base real.

El asesoramiento tiene aún otro efecto sobre lavivencia de la vida familiar por parte de nuestrosclientes. Este consiste en el sorprendentedescubrimiento de que una relación puede ser vivida

sobre la base de los sentimientos auténticos y queno es necesario escudarse tras simulacionesdefensivas. Esto tiene un sentido profundo yreconfortante, como ya vimos en el caso de la señoraM. El hecho de comprobar que puedan expresarsesentimientos de vergüenza, furia y disgusto sindestruir por ello la relación inspira seguridad;descubrir que uno puede manifestar ternura,sensibilidad y temores sin ser traicionado por esoda más fuerzas para vivir. Al parecer, la razón porla cual esto funciona de manera constructiva resideen parte en el hecho de que en la terapia elindividuo aprende a reconocer y expresar sussentimientos como propios, no como algo que serefiere a otra persona. Por eso, decir al cónyuge:“Estás haciendo todo mal” tal vez sólo genere unapelea, mientras que decirle: “Me siento muydisgustado por lo que estás haciendo” no es sinoenunciar un hecho acerca de los sentimientos de lapersona que habla: algo que nadie puede negar. Ya noes, una acusación al otro, sino un sentimiento que

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existe en uno mismo. “Eres el culpable de missentimientos de inadaptación” es un argumentodiscutible, pero “Me siento fuera de lugar cuandohaces tal o cual cosa” simplemente aporta un hechoreal al conocimiento de la relación.Pero esto no sólo se verifica en el nivel verbal; lapersona que acepta en sí sus propios sentimientosdescubre que puede basarse en ellos para vivir unarelación real. Ilustraré este punto con una serie defragmentos de entrevistas grabadas del caso de laseñora S.Esta señora vivía con su hija de diez años y sumadre -de setenta-, quien, a causa de la “malasalud” de la cliente, dominaba la casa. La abuelacontrolaba a la señora S., la cual, por su parte,

era incapaz de controlar a su hija Carol. La clientese sentía resentida con su madre, pero no podíamanifestarlo, porque “Me he sentido culpable toda mivida. Crecí sintiéndome culpable de que todo lo queyo hacía . . . de alguna manera afectaba la salud demamá . . . De hecho, hace algunos años, las cosasllegaron a un punto tal que empecé a soñar por lanoche que . . . que la sacudía y . . . y tenía lasensación de querer deshacerme de ella. Y . . . y meimagino cómo podría sentirse Carol. Ella no se anima. . . y yo tampoco”.La señora S. sabe que la mayoría de la gente piensaque todo le iría mejor si se separara de su madre,pero no puede hacerlo. “Sé que si me alejara de ellano podría ser feliz Y me preocuparía muchísimo porella . . . ¡y me sentiría tan mal por haber dejadosola a una pobre anciana!”. Al lamentarse de la dominación y control que sufrecomienza a comprender su propio papel en lasituación: un papel cobarde. “Siento que tengo lasmanos atadas. Tal vez yo sea más culpable que mamáde todo esto. En realidad estoy segura de eso,porque me volví cobarde para todo lo que serelaciona con ella. Hago lo imposible para evitarlas escenas que arma por cualquier cosita.”A medida que se comprende mejor llega a la decisióninterior de intentar vivir en la relación de acuerdocon lo que considera correcto, y no según los deseosde su madre. Al comienzo de una entrevista dice losiguiente: “Bien, hice un descubrimiento fabuloso:que tal vez la culpa sea mía, por haber consentidodemasiado los gustos a mi madre . . . es decir, porhaberla malcriado. De modo que esta mañana tomé unadecisión y creo que esta vez va a tener efecto.Decidí quedarme tranquila e impasible y . . . sitenía uno de sus ataquecitos simplemente ignorarla,tal como se hace con las rabietas de los niños quequieren llamar la atencíón. Eso hice. Se enojó poruna mínucia, se levantó de la mesa y se encerró ensu cuarto. Yo no la seguí para pedirle disculpas Yrogarle que volviera a la mesa; simplemente laignoré. Bueno, en unos minutos volvió y se sentó, yaunque estaba enfurruñada pronto se le pasó. Así quevoy a seguir portándome de la misma manera duranteun tiempo y . . . “

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La señora S. advierte claramente que el fundamentode su nueva conducta reside en su aceptación genuinade sus sentimientos hacia su madre. Dice: “Bueno,¿por qué no enfrentarlo? Mire usted, yo me sentíatan mal y pensaba que era una persona tandespreciable por estar resentida con mi madre. Ahoradigo bueno ’estoy resentida con ella’ y lo lamento,pero así es y hay que sacarle tanto provecho comosea posible.”En la medida en que se acepta más a si misma sevuelve más capaz de satisfacer algunas de suspropias necesidades así como las de su madre. “Hayuna cantidad de cosas que he estado queriendo hacerdurante años y que ahora mismo voy a empezar ahacer. Ahora mamá bien puede quedarse sola en casahasta las diez de la noche. Tiene un teléfono juntoa la cama . . . y si hay un principio de incendio ose siente mal, están los vecinos . . . Así que voy aempezar unos cursos nocturnos en la escuela pública,y voy a hacer un montón de cosas que toda mi vidaquise hacer, y dejaré de ser una mártir que se quedaen, casa lamentándose de . . . tener que quedarse ytratando de conformarse con no hacer las cosas quequiere. Ahora las voy a hacer, y pienso que cuandoyo no esté en casa ella estará muy bien.”Sus sentimientos recién descubiertos pronto sonpuestos a prueba en su relación con la madre. “Mamátuvo un ataque al corazón bastante grave el otrodía. Le dije que lo mejor sería que fuera alhospital y . . . que seguramente habría queinternarla. La arrastré a lo del médico, que dijoque su corazón estaba sano y que debería salir ydivertirse, así que ahora se irá a visitar a unaamiga durante una semana, y va a ir al cine y pasarun buen rato con ella. De manera que . . . cuandollegó el momento de prepararse para ir al hospital -¡qué cruel soy por contradecirla delante de Carol yesas cosas!- bueno, se echó atrás y cuando tuvo queenfrentar el hecho de que ella. . . y su corazónestá sano como el de un toro, bueno, entoncesdecidió usarlo para entretenerse un poco. Así quetodo está muy bien. Todo sale bien.”

Hasta este punto parece que la relación hubieramejorado para la señora S., pero no para su madre.Sin embargo, eso no es todo. Un poco más tarde dice:“Mamá todavía me inspira mucha, mucha lástima. Nosoportaría ser como ella. Es más, llegué al extremode odiarla; no podía soportar su contacto, ni . . .es decir . . . rozarla ni nada parecido. Y eso noera algo momentáneo, porque estuviera enojada o algopor el estilo. Pero. . . también me di cuenta de quesentía cierto afecto por ella; dos o tres noches,casi sin pensarlo, entré en su cuarto Y la besé; yoque antes apenas solía saludarla desde la puerta. Y.. . me sentí más amable con ella; el resentimientoque le tenía está desapareciendo junto con eldominio que ella tenía sobre mí. Ayer mismo, cuandola estaba ayudando a prepararse para salir, learreglé el cabello cuando hacía siglos que noaguantaba ni tocarla, y he aquí que le estabaacomodando los rizadores y todo. Y de pronto me dicuenta de que no me molestaba ni un poquito hacerlo,y que en realidad era agradable.”

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Estos fragmentos describen un patrón de cambio enlas relaciones familiares que ya conocemos bien.Aunque apenas tiene el coraje de admitirlo, laseñora S. se siente enojada con su madre, como siella no tuviera sus propios derechos. Al parecer, lamanifestación de esos sentimientos en la relaciónsólo podría causar dificultades. Sin embargo, encuanto les permite formar parte de la situación aunprovisionalmente, descubre que puede actuar con másseguridad e integridad. La relación mejora en lugarde deteriorarse. Lo más sorprendente de todo es quecuando vive la relación sobre la base de sussentimientos reales, la señora S. descubre que elresentimiento y el odio no son los únicos

sentimientos que abriga hacia su madre, También haygusto, afecto y gozo en esa relación. Naturalmente,puede haber momentos de discordia, desagrado y peleaentre ambas, pero también habrá respeto, comprensióny agrado. La cliente y su madre parecen haberaprendido lo mismo que tantos otros clientes: que noes necesario vivir una relación sobre una base desimulación, sino que es posible vivirla en funciónde la diversidad de sentimientos fluctuantes queexisten en cada uno.Los ejemplos que presenté parecerían indicar quesólo es difícil expresar o vivir sentimientosnegativos. Sin embargo, no es así. El señor K., unjoven profesional, experimentaba tantas dificultadespara descubrir los sentimientos positivossubyacentes tras su disfraz como para reconocer losnegativos. El siguiente fragmento ilustrará elcambio operado en su relación con su hija de tresaños.El cliente dice: “Lo que estuve pensando mientrasmanejaba hacia acá era . . . cómo cambió mi manerade ver a nuestra hijita . . . Esta mañana estabajugando con ella . . . y . . . simplemente, bueno, .. .¿por qué me cuesta tanto encontrar palabrasahora? Fue una experiencia realmentemaravillosa. . . muy cálida, muy feliz y placentera,y me parece haberla visto y sentido tan cerca demí. He aquí lo que considero significativo:antes . . . podía hablar de Judy; podía decir cosaspositivas sobre ella, contar las gracias que hace yhablar de ella como si me sintiera un padreverdaderamente feliz, pero todo tenía ciertairrealidad. . . como si estuviera diciendo esascosas porque debía sentirlas y porque así es como unpadre debe hablar de su hija, Y eso no era del todocierto, porque yo tenía en realidad sentimientosnegativos y confusos. Ahora pienso que es lacriatura más maravillosa del mundo.”

T.: “Antes sentía que ‘debo ser un padre feliz’, . .esta mañana usted es un padre feliz, . . “C.: “Así es exactamente como me sentí esta mañana.Judy se metió en mi cama . . . y después me preguntósi quería volver a dormirme y le dije que sí;entonces dijo que iría a buscar sus frazadas . . . y

luego me contó un cuento . . . como tres cuentos enuno . . . todo mezclado . . . y yo sentí que eso eslo que quiero en realidad... quiero vivir estaexperiencia. Sentí que era . . . me sentí crecido,

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adulto, creo. Sentí que era un hombre. . . ahorasuena extraño, pero el hecho es que me sentí unpadre adulto, responsable y amante, suficientementegrande, serio y feliz como para ser el padre de esacriatura, mientras que antes me sentía débil eindigno de algo tan importante como ser padre.”

Este cliente descubrió la posibilidad de aceptar sussentimientos positivos hacia él mismo como buenpadre y su amor por su hijita. Ya no necesita fingirque la quiere ni temer que tras su actitud exteriorse esconda un sentimiento diferente.El lector no se sorprenderá al saber que poco tiempodespués este mismo cliente también logró expresarcon mayor libertad el enojo o la impaciencia que aveces sentía hacia su hijita. Aprendió que lossentimientos que existen merecen ser vividos y queno es necesario encubrirlos.

Mejoramiento de la comunicación bidireccional.

La experiencia terapéutica provoca aun otro cambioen el modo de vivir las relaciones familiares denuestros clientes: éstos aprenden a iniciar ymantener una auténtica comunicación bidireccional,Una de las experiencias humanas más gratificantes -ytambién una de las menos frecuentes- es la decomprender por completo los pensamientos ysentimientos de otra persona, con los significadosque tienen para ella, y a la vez ser comprendido porel otro. Los individuos que acuden a nosotros enbusca de ayuda suelen referirse al placer de

descubrir la posibilidad de establecer esacomunicación tan genuina con sus propios familiares.Esto parece deberse en gran parte a su experienciade comunicación con el asesor. El sentirsecomprendido representa un alivio tal y una relacióntan maravillosa de las defensas, que el individuodesea crear esa misma atmósfera para otras personas.Es una experiencia que brinda gran alivio descubriren la relación terapéutica que el otro es capaz decomprender todo: nuestros pensamientos másespantosos, nuestros sentimientos más extraños yanormales, nuestros sueños y esperanzas másridículos y nuestras conductas más malvadas. Uno nopuede menos que pensar en la posibilidad de hacerextensivo a otros este recurso.Pero parece haber una razón aun más importante porla cual estos clientes pueden comprender a los demásmiembros de su familia: cuando vivimos ocultos trasun disfraz y tratamos de actuar según pautas que noconcuerdan con nuestros sentimientos, no osamosprestarnos atención unos a otros; siempre debemosmantener la guardia alta, o correremos peligro deque alguien atraviese nuestra barrera. Pero cuandoun cliente vive de la manera que he descripto,cuando tiende a expresar sus sentimientos verdaderosen cuanto surgen y vive sus relaciones familiares

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sobre la base de sus sentimientos reales, ya nonecesita adoptar una actitud defensiva y puedeatender y comprender a los otros miembros de sufamilia. En otras palabras, puede permitirse ver lavida tal como la ve la otra persona en ese momento.La experiencia de la señora S. puede ilustrar partede lo que intento decir. Se trata de la mismacliente a la que me he referido en la secciónprecedente. En una entrevista de seguimiento después

de finalizado el tratamiento se le solicitó querefiriera algunas de sus propias reacciones ante suexperiencia. Dijo lo siguiente: “Al principio no mepareció que fuera un asesoramiento, ¿sabe? Penséque, bueno, sólo estaba hablando, pero. . . si lopienso un poco más debo reconocer que esasesoramiento, y del mejor. Porque consejos herecibido muchos -y excelentes- de médicos,familiares y amigos. . . y jamás me sirvieron. Ypienso que para llegar a la gente uno no puedelevantar barreras y esa clase de cosas, porqueentonces la reacción que provoca no es la verdadera.. . Pero lo pensé bastante, y ahora estoyintentándolo un poquito con Carol (ríe), o al menosestoy tratando, usted sabe. Y . . . la abuela ledice ‘¿Cómo puedes ser tan mala con tu pobre abuela,vieja y enferma?’. . . y yo sé bien cómo se sienteCarol al oírla. Tiene ganas de pegarle por ser taninsoportable. Pero he tratado de no insinuarle cosasni orientarla, sino de sacarla de ahí y hacerlesentir que estoy con ella, no importa lo que haga, ytambién trato de que me diga lo que siente y suspequeñas reacciones, y está saliendo bien. Porejemplo, Carol me dijo ya hace mucho que ‘la abuelaestá vieja y enferma, mamá’, a lo que respondí quesí. Y como no la condeno ni la alabo, en este pocotiempo está empezando a. . . bueno, a poder decirciertas cosas que tiene en la cabeza . . . sin queyo la fuerce ni trate de hacerlo . . . así que miactitud está dando frutos con ella. Hasta me pareceque también sirve un poco con mamá.”Una vez que la señora S. pudo aceptar sus propiossentimientos, expresarlos y vivir en ellos, sesintió también más deseosa de comprender a su hija ya su madre y de sentir empátícamente las reaccionesde ellas frente a la vida. Su abandono de lasdefensas le permitió escuchar con aceptación ycaptar su manera de sentir la vida. Este tipo dedesarrollo parece característico del cambio operadoen la vida familiar de nuestros clientes.

Respeto por la individualidad del otro.

Hemos observado una última tendencia que quisieradescribir. Nuestros clientes tienden a permitir que

cada miembro de la familia tenga sus propiossentimientos y sea una persona independiente. Estopuede parecer una afirmación extraña, perorepresenta en realidad un paso radical. Muchos denosotros tal vez desconozcamos la tremenda presiónque ejercemos sobre nuestras esposas o esposos ynuestros hijos para que tengan

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los mismos sentimientos que nosotros. A menudo escomo si dijéramos: “Si quieres que te ame debessentir igual que yo. Si yo siento que tu conducta esmala, debes sentir lo mismo; si opino que ciertameta es deseable, debes sentir lo mismo.” Ennuestros clientes vemos una tendencia exactamenteopuesta. Hay un deseo de que la otra persona tengasentimientos, valores y objetivos diferentes de lossuyos. En resumen, desean que sea un individuodiferente.Pienso que esta tendencia se desarrolla a medida quela persona descubre que puede confiar en sus propiossentimientos y reacciones, que sus impulsos másprofundos no son destructivos ni catastróficos y queél mismo no necesita ser vigilado, ya que esperfectamente capaz de encarar la vida sobre unabase real. En cuanto aprende que puede confiar en símismo, en su propia unicidad, se vuelve más capaz deconfiar en su esposa o en su hijo y de aceptar lossentimientos y valores únicos que existen en esaotra persona. -Las cartas de una pareja de amigos míos ilustranparte de lo que estoy diciendo. Como estabaninteresados en mi trabajo consiguieron un ejemplarde un libro que yo había escrito y lo leyeron; elefecto del libro fue, al parecer, semejante al de lapsicoterapia. La esposa me escribió una carta, enuno de cuyos párrafos describía sus reacciones:

“Para que no crea que somos completamente frívolos,hemos estado leyendo Psicoterapia centrada en elcliente. Ya casi lo he terminado. Pienso que no sele pueden aplicar los calificativos habituales queuno usa para referirse a los libros. En realidad fuebastante parecido a una experiencia deasesoramiento. Me hizo pensar en algunas relacionesinsatisfactorias de nuestra familia, en particularmi actitud hacia Phillip (su hijo, de 14 años). Medi cuenta de que hacía largo tiempo que no ledemostraba amor porque estaba muy resentida por suaparente indiferencia y su desinterés por cumplircon cualquiera de las cosas que a mí siempre meparecieron importantes. Desde que dejé de asumir lamayor parte de la responsabilidad por sus objetivos-como he hecho siempre con Nancy, por ejemplo- hanaparecido cambios sorprendentes en sus actitudes.Ningún terremoto, pero sí un comienzo prometedor. Yano lo sermoneamos más por sus deberes escolares, yel otro día nos contó que se había sacado la notamás alta en un examen de matemática. Por primera vezen el año.”Algunos meses más tarde me escribió el esposo.“Apenas si reconocería a Phil -dice-. Aunque no esmuy conversador, tampoco es ya la esfinge que todosconocíamos; en el colegio le va mucho mejor, aunqueno esperamos que sea el alumno más distinguido de supromoción. Gran parte del mérito por esta mejoría selo debemos a usted, porque Phillip empezó a florecercuando pude confiar en él y dejé de forzarlo aimitar la gloriosa imagen de su padre a esa edad.¡Ah!. . . ¡Quién pudiera deshacer los errorescometidos!”Este concepto de confiar en el individuo ypermitirle ser él mísmo ha adquirido para mí gransignificación. A veces imagino lo que sucedería

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si una criatura recibiera este trato desde elcomienzo de su vida, si pudiera tener sus propiossentimientos y nunca necesitara negarlos pararecibir amor; si también sus padres fueran libres deexperimentar y expresar sus propios sentimientos,que a menudo serían distintos de los del hijo, o aundistinto entre sí. Esto significa que el niñocrecería respetándose como persona única; que auncuando tuviera que modificar su conducta conservaríala “propiedad” de sus sentimientos; que sucomportamiento representaría un equilibrio realistaentre sus propios sentimientos y los ajenos. Piensoque sería un individuo responsable que se dictaríasus propias orientaciones sin tener que ocultarse así mismo sus sentimientos ni vivir escudado tras undisfraz. En definitiva, estaría relativamente librede las fallas de adaptación que inutilizan a tantosde nosotros.

El cuadro general.

Si he podido discernir con exactitud las tendenciasque se perfilan en la experiencia de nuestrosclientes, creo que la psicoterapia centrada en elcliente tiene muchas implicancias para la vidafamiliar, que ahora quiero volver a enunciar entérminos más generales.He podido observar que, en definitiva, el individuose siente satisfecho si puede expresar sus emocionesintensas o persistentes, en el momento en que éstassurgen a la persona a quien están dirigidas y contoda la profundidad que adquieren. Esto es más útilque rehusarse a admitir su existencia y permitir quese acumulen hasta un punto en que pueden resultarexplosivos o proyectarlos hacia una situación ajenaa la que les dio origen.Al parecer, el individuo descubre que, en últimainstancia, es mejor vivir una relación familiarsobre la base de los verdaderos sentimientospersonales que en ella existen, y no en función deuna farsa. También advierte que habitualmenteresulta infundado el temor de que al admitir lossentimientos genuinos, se destruya la relación. Esto

es cierto sobre todo cuando los sentimientos seexpresan como propios, no como una afirmación sobreun tercero.Nuestros clientes descubren que cuando puedenexpresarse con mayor libertad y cuando lasmanifestaciones externas de la relación concuerdanmejor con las actitudes fluctuantes subyacentes,pueden despojarse de algunas de sus defensas yprestar verdadera atención a la otra persona. Amenudo logran -por primera vez- comprender cómo sesiente el otro y captar las razones por las cualesse siente así. De esta manera la interacción entreambos se impregna de una comprensión mutua.Por último, aumenta el deseo de que las demáspersonas también sean ellas mismas. Si estoy másdeseoso de ser yo mismo, también estoy más preparadopara permitirte ser tú mismo, con todo lo que esoimplica.

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Esto significa que el círculo familiar tiende aconvertirse en un conjunto de personas singulares,con objetivos y valores individuales, unidas entresí por los sentimientos reales -positivos ynegativos- que existen entre ellas y por el vínculosatisfactorio que crea la comprensión mutua de almenos una parte de sus respectivos mundospersonales.Pienso que una terapia que ayuda al individuo aconvertirse más plena y profundamente en él mismo,le permite también lograr mayor satisfacción en susrelaciones familiares realistas, que, por otraparte, tienden al mismo fin: facilitar a cadamiembro del grupo familiar. el proceso dedescubrirse y llegar a ser sí mismo.17 EL MANEJO DE LOS FRACASOS EN LA COMUNICACIÓNPERSONAL Y GRUPAL.

El presente trabajo es uno de los más antiguos entre los que integraneste libro. Lo escribí en 1951 para presentarlo a la CentennialConference on Cominunications de la Northwestern University, donderecibió el título de “La comunicación: su bloqueo y sus facilitaciones”.Desde entonces ha sido publicado unas seis veces, por distintos gruposy en diferentes revistas, incluyendo el Harvard Business Review y el ETC,revista de la Society for General Semantics. A pesar de que algunos de los ejemplos de este artículo quizá seanalgo limitados en lo que respecta a su localización temporal, lo incluyoahora porque creo que se refiere en términos adecuados a lastensiones entre grupos nacionales e internacionales. En aquelmomento, las sugerencias acerca de las tensiones entre EstadosUnidos y Rusia parecían idealistas y desesperanzadas. Hoy pienso quemuchos las aceptarían como un planteo sensato.

Quizá parezca curioso que una persona cuyosesfuerzos profesionales se concentran en lapsicoterapia se interese en los problemas de lacomunicación, ¿Qué relación existe entre el hecho deprestar ayuda terapéutica a individuos condesajustes emocionales y la preocupación de estaasamblea por los obstáculos que impiden lacomunicación? En realidad la relación es muyestrecha. La tarea de la psicoterapia consisteprecisamente en manejar los fracasos de la

comunicación. La persona con alteracionesemocionales -el “neurótico"- experimentadificultades, en primer lugar, porque se hainterrumpido la comunicación en su interior, ysegundo, porque a consecuencia de ello se haalterado su comunicación con los demás. Si esto noqueda claro lo explicaré en otros términos. En elindividuo “neurótico” quedan bloqueadas algunaspartes de sí mismo -llamadas inconscientes,reprimidas o negadas a la conciencia-, de manera talque ya no se comunican con su aspecto consciente ode relación con el mundo. Mientras esta situación semantiene, su contacto con los demás padecedistorsiones, de manera que el individuo sufre en suinterior y en sus relaciones personales. La tarea dela psicoterapia consiste

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en ayudarlo a lograr una buena comunicación consigomismo, mediante una relación especial con elterapeuta. Una vez que lo ha conseguido, puedecomunicarse mejor y más libremente con los demás.Podríamos decir que la psicoterapia es comunicaciónefectiva en los hombres mismos y en sus relacionesrecíprocas. Si invertimos los términos de estaformulación, ella seguirá siendo cierta: unacomunicación efectiva o libre en los hombres o entreellos siempre es terapéutica.

Por consiguiente, sobre la base de mi experiencia enlo que respecta a la comunicación en elasesoramiento y la psicoterapia, hoy quieropresentar dos ideas: una de ellas es, a mi juicio,uno de los principales factores del bloqueo de lacomunicación; la otra se refiere a lo que, segúnnuestra experiencia, ha demostrado ser un métodofundamental para mejorarla o facilitarla.Deseo exponer mi hipótesis de que la principalbarrera que se opone a la comunicación interpersonales nuestra tendencia espontánea a juzgar, evaluar,aprobar o reprobar las afirmaciones de la otrapersona o del otro grupo. Permítaseme ilustrar estocon algunos ejemplos sencillos. Al salir de estareunión es probable que algunos de ustedes escuchenafirmaciones como: “No me gustó la conferencia quedio este hombre.” ¿Qué responde uno a estaobservación? Casi invariablemente la respuesta seráde aprobación o rechazo de la actitud expresada;dirán: “A mí tampoco. Me pareció espantosa", o bien:“A mí me pareció muy buena.” En otros términos, lareacción primaria consistirá en evaluar las palabrasdel interlocutor desde el propio punto de vista, esdecir, según el propio patrón referencial.Tomemos otro ejemplo. Supongamos que yo díga conconvicción:Pienso que en esta época los republicanos estándemostrando tener mucho sentido común.” ¿Quérespuesta surge en la mente de quien me oye expresaresta opinión? Con toda seguridad tal respuesta seráuna evaluación; coincidirá conmigo, estará endesacuerdo, o bien emitirá un juicio sobre mí, comopor ejemplo: “Debe ser un conservador”, o “Parececonvencido de lo que dice.” Tomemos un caso delámbito internacional. Rusia afirma con vehemencia:“El tratado con Japón es un complot por parte de losEstados Unidos.” Al unísono respondemos: “¡Eso esuna mentira!”Esta última ilustración introduce otro elementorelacionado con mi hipótesis. Si bien la tendencia ahacer evaluaciones es común en cualquier interacciónverbal, se ve muy favorecida por las situaciones queentrañan un compromiso emocional. Por esa razón,cuanto más intensos sean nuestros sentimientos, másse reducen las posibilidades de comunicación mutua.

Sólo habrá dos ideas, dos sentimientos, dos juicios,que se negarán mutuamente en el espacio psicológico.Estoy seguro de que todos podrán advertir este hechoen su propia experiencia; si alguna vez presenciaronuna discusión acalorada en la que no participaronemocionalmente, habrán pensado luego: “Bueno, enrealidad no se referían a la misma cosa.” Y así es.Cada uno de los participantes estaba emitiendo unjuicio, una evaluación desde su propio marco dereferencia, no había nada que pudiera llamarsecomunicación en sentido genuino. Esta tendencia a

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reaccionar ante cualquier afirmación emocionalsignificativa mediante una evaluación basada en elpropio punto de vista es -repito- el mayor obstáculopara la comunicación personal.¿Cómo resolver este problema y superar esteobstáculo? Pienso que estamos logrando grandesprogresos en ese sentido y quiero presentarlos contoda la sencillez de que soy capaz. Cuando podemosescuchar comprensivamente nos ponemos en condicionesde evitar la evaluación, y se verifica entonces unacomunicación real. ¿Qué significa esto? Significaver las actitudes e ideas del otro desde su punto devista, captar su manera de sentirlas, situarse en suesquema referencial respecto del tema de discusíón.Expresado en tan pocas palabras, esto puede parecersimple hasta el absurdo, pero no lo es. Es unenfoque que ha demostrado ser sumamente eficaz en elcampo de la psicoterapia. Es nuestra mejor arma paramodificar la estructura básica de la personalidad deun individuo y mejorar sus relaciones y sucomunicación con los demás. Si puedo atender a loque él me dice, comprender cómo lo siente, apreciarel significado y sentir el matiz emocional que tienepara él, entonces estaré liberando poderosas fuerzasde cambio en su persona. Si puedo comprenderrealmente cuánto odia a su padre, a la universidad oa los comunistas, si logro captar el matiz emocional

de su temor a la locura, a las bombas atómicas o aRusia, eso me ayudará a modificar esos odios ytemores y a establecer relaciones armoniosas yrealistas con las mismas personas y situaciones alas que teme y odia. Nuestra investigación nos haenseñado que esa comprensión empática -comprensióncon la persona, no sobre ella- es un acercamientotan efectivo que puede lograr cambios notables en lapersonalidad.Algunos lectores podrán sentir que, a pesar deprestar verdadera atención a la gente, nunca hanobservado ese tipo de resultados. Lo más probable esque su actitud no haya sido exactamente la que hedescrípto. Por fortuna, puedo sugerir un pequeñoexperimento de laboratorio mediante el cual puedensometer a prueba la calidad de su comprensión. Lapróxima vez que discuta con su cónyuge, su amigo ocon un pequeño grupo de amigos, interrumpa el debatepor un instante y a título de prueba, instituya lasiguiente regla: “Sólo se podrá hablar después dehaber reproducido con exactitud las ideas ysentimientos del interlocutor y haber obtenido laaprobación de éste.” El significado de esta prácticaes evidente: antes de presentar el propio punto devista, es necesario situarse en el marco dereferencia del otro, comprender sus pensamientos ysentimientos lo suficiente como para resumirlos demanera satisfactoria para él. ¿Suena sencillo, no esasí? Pero si lo prueban descubrirán que es una delas cosas más difíciles que hayan intentado hacer.Sin embargo, una vez que hayan comprendido el puntode vista ajeno deberán reconsiderar drásticamentesus propios comentarios. También verán que ladiscusión se despoja de emociones, que disminuyenlas diferencias, y las únicas que quedan sonracionales y comprensibles.

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¿Pueden imaginar lo que significaría este enfoque sise lo aplicara en campos más amplios? ¿Qué pasaríacon una discusión entre trabajadores y patronos quefuera llevada de manera tal que los primeros, sinverse obligados a ceder, pudieran plantear el puntode vista de los segundos de un modo que a éstos lesresultara aceptable; y a la inversa, si lospatronos, aun sin aprobar la posición de lostrabajadores, pudieran comprender su actitud?Significaría que se ha establecido una verdaderacomunicación, y casi se podría garantizar el logrode una solución razonable.Entonces, si este enfoque es un canal eficaz para lacomunicación y las relaciones -como todosseguramente comprobarán si realizan el experimentosugerido- ¿por qué razón no se le da hoy un uso másamplio? Trataré de enumerar las dificultades que seoponen a su empleo.En primer lugar, requiere coraje, cualidad no muydifundida. Me siento en deuda con el doctor S. I.Hayakawa, especialista en semántica, por haberseñalado que el ejercicio de la psicoterapia segúnestas normas implica correr un verdadero riesgo yexige valor. Si uno comprende realmente a otrapersona, si desea entrar en su mundo individual ysaber cómo siente la vida sin emitir juicios devalor, corre el riesgo de modificarse. Tal vez unoadoptaría su punto de vista o sufriría la influenciade las actitudes o de la personalidad del otro. Esteriesgo de cambiar es uno de los más temibles quepodemos enfrentar. Si entro en el mundo privado deun individuo neurótico o psicótico, ¿no correré elriesgo de perderme en él? La mayoría de nosotrosteme arriesgarse. Si tuviéramos ante nosotros a unorador ruso comunista o bien al senador JosephMcCarthy, ¿cuántos osaríamos ver el mundo desde susrespectivos puntos de vista? La mayoría de nosotrosno prestaría atención; nos sentiríamos obligados aevaluar, porque escuchar sería demasiado peligroso.Por consiguiente, la primera condición es el coraje,y no siempre lo tenemos.Pero existe un segundo obstáculo. Las dificultadespara comprender el contexto en que se mueve el otro

son mayores precisamente cuando las emocionesalcanzan su máxima intensidad. Este es también elmomento en que se hace más necesario adoptar laactitud descripta, si se desea establecer una realcomunicación. Nuestra experiencia en psicoterapianos enseña que esta barrera no es insuperable. Engeneral puede ser de gran ayuda la presencia de untercero, capaz de hacer a un lado sus propiossentimientos y evaluaciones, escuchar de maneracomprensiva a cada persona o grupo y esclarecer lospuntos de vista y posiciones que cada uno defiende.Hemos comprobado que esto resulta muy efectivocuando se trata de pequeños grupos donde existenactitudes contradictorias o antagónicas. Cuando laspersonas que intervienen en una disputa adviertenque se las comprende y que alguien capta su modo dever la situación, las afirmaciones se vuelven menosexageradas y defensivas y desaparece la necesidad deaferrarse a la idea de que “yo tengo toda la razón ytú estás completamente errado”. La influencia de esecatalizador permite a los miembros del grupoaproximarse cada vez más a la verdad objetiva

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implícita en la relación; así se establece. lacomunicación mutua y se posibilita cierto tipo deacuerdo. Por consiguiente, podemos afirmar que sibien las emociones exaltadas dificultan elentendimiento con un oponente, nuestra experienciademuestra que un líder o terapeuta neutral ycomprensivo puede catalizar la superación de eseobstáculo en un grupo pequeño.Esta última frase, no obstante, sugiere un nuevoinconveniente para la utilización del enfoque queacabo de describir. Hasta ahora nuestra experienciaha sido con pequeños grupos, entre cuyos integrantesexistía una relación directa e inmediata y quepresentaban tensiones laborales, religiosas oraciales, o bien tensiones personales cuando setrataba de grupos de terapia. En estos pequeños

grupos, nuestra experiencia, confirmada por unreducido número de investigaciones, demuestra que unacercamiento atento y empático logra unacomunicación más exitosa, una mayor aceptación delos demás, actitudes más positivas y una mayorcapacidad de resolución de problemas. Las posicionesdefensivas, las afirmaciones exageradas y laconducta valorativa y crítica disminuyen en suintensidad y frecuencia. Pero estos hallazgosprovienen de grupos reducidos. ¿Por qué no tratar delograr comprensión entre grupos más amplios que sehallan a gran distancia geográfica unos de otros? ¿Oentre grupos cara a cara que no hablan por sí mismossino como representantes de otros, como por ejemplolos delegados ante las Naciones Unidas?Honestamente, ignoramos la respuesta. Pienso que lasituación existente podría plantearse así: comocientíficos sociales tenemos una soluciónprovisional -de tubo de ensayo- para el problema delfracaso en la comunicación; pero se necesitaránfondos adicionales, una considerable labor deinvestigación y un pensamiento creativo denaturaleza superior para confirmar la validez deesta solución de laboratorio y adaptarla al enormeproblema del derrumbe de las comunicaciones entrelas clases, grupos y naciones.Incluso con nuestros limitados conocimientosactuales, podemos vislumbrar algunos pasos quedeberían darse, aun en el caso de grupos numerosos,para incrementar la capacidad de atender a esosgrupos y reducir la cantidad de evaluaciones quesobre ellos se hacen. Supongamos por un momento queun grupo internacional con orientación terapéuticase dirigiera a los líderes rusos en los siguientestérminos: “Queremos lograr una auténtica comprensiónde sus puntos de vista y más aún, de sus actitudes ysentimientos hacia los Estados Unidos. En casonecesario, resumiremos estos enfoques y sentimientosuna y otra vez, hasta que ustedes consideren quenuestra descripción se ajusta a su modo de ver lasituación.” Luego supongamos que formulan la mismaproposición a los líderes de los Estados Unidos. Siuna vez hecho esto, el grupo difundiera estos puntosde vista, procurando explicar con precisión lossentimientos pero sin llamarlos por su nombre, ¿no

podrían obtenerse resultados maravillosos? Tal vezde esa manera no sería posible garantizar el tipo decomprensión que estamos describiendo, pero lafacilitaría muchísimo. Cuando alguien neutral nosdescribe las actitudes de una persona que nos odia,podemos

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comprender los sentimientos de ésta mucho mejor quecuando ella nos está amenazando con el puño en alto.Lamentablemente, aun en un primer paso como el quehemos descripto hallamos otro obstáculo que impideel logro de esta actitud de comprensión. Nuestracivilización todavía no cree en las cienciassociales lo suficiente como para utilizar sushallazgos; en el campo de las ciencias físicas, encambio, ocurre todo lo contrario. En la guerra,cuando se descubrió en el laboratorio una soluciónal problema de la goma sintética, se dedicaronmillones de dólares y todo un ejército de talentos ala tarea de utilizar ese descubrimiento, puesto quesi se podían fabricar unos miligramos de gomasintética seguramente sería posible producir milesde toneladas. Y efectivamente así fue. Pero si en elámbito de las ciencias sociales se descubre unamanera de facilitar la comunicación y elentendimiento mutuo entre grupos pequeños, no haygarantía alguna de que se utilicen esos hallazgos.Tal vez todavía tengan que transcurrir una o dosgeneraciones antes de que se destinen recursoseconómicos e inteligencias a explotar estedescubrimiento.Para terminar, deseo resumir mis conclusiones acercade esta solución en pequeña escala al problema delas barreras que obstaculizan la comunicación, yseñalar algunas de sus características.He dicho que nuestra investigación y nuestraexperiencia nos permiten pensar que es posibleevitar los fracasos en la comunicación y latendencia a la evaluación, que es precisamente uno

de los principales obstáculos que se oponen a ella.La solución reside en crear una atmósfera donde cadauna de las partes llegue a comprender a la otradesde el punto de vista de ésta. En la práctica estose logra, aun cuando los sentimientos sean muyintensos, mediante la influencia de una personadeseosa de comprender empáticamente los puntos devista de cada uno de los integrantes del grupo,quien, en consecuencia, actúa como un catalizador,capaz de facilitar la comprensión recíproca.Este procedimiento tiene ciertas característicasimportantes: puede ser iniciado por una de laspartes sin esperar, a que la otra esté dispuesta, eincluso por un tercero neutral, siempre que éstelogre un mínimo de cooperación de una de las otrasdos partes.Mediante este procedimiento es posible eliminar lashipocresías, las exageraciones defensivas, lasmentiras y las “máscaras falsas” que originan casitodos los fracasos de la comunicación. En cuanto losindividuos descubren que el propósito no es juzgarsin comprender, las distorsiones que servían a finesdefensivos desaparecen con asombrosa rapidez.Este enfoque conduce firme y rápidamente aldescubrimiento de la verdad y a una apreciaciónrealista de los obstáculos objetivos que puedenimpedir la comunicación. Si una de las partes logradespojarse de sus defensas, ello induce a la otra aimitarla, así ambas se aproximan a la verdad.

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Esta fórmula poco a poco logra una comunicaciónmutua orientada hacia la resolución de problemas yno hacia el ataque a personas o grupos. Se generauna situación en la que yo comprendo cómo ve elproblema el otro y éste, por su parte, capta mipropio punto de vista. Así, definido en términos

precisos y realistas, el problema cederá, sin dudaalguna, ante un abordaje inteligente, y si esparcialmente insoluble, se lo aceptará como tal sindificultad.Por consiguiente, ésta parece ser la solución delaboratorio al fracaso de las comunicaciones engrupos reducidos. ¿Podemos tomar esta respuesta enpequeña escala e investigarla, perfeccionarla,desarrollarla y aplicarla a los fracasos de lacomunicación, trágicos y casi fatales, que hoyamenazan la existencia misma de nuestro mundomoderno? Pienso que se trata de una posibilidad y undesafío dignos de consideración.18 FORMULACIÓN PROVISIONAL DE UNA LEY GENERAL DELAS RELACIONES INTERPERSONALES.

Hace no mucho tiempo, durante el verano, me dediqué a meditarsobre un problema que me atormentaba: ¿Es posible enunciar en unasola hipótesis los elementos que hacen que una relación facilite oinhiba el desarrollo personal? Escribí un breve trabajo para mí mismoy tuve ocasión de darlo a conocer a un grupo y en una reunión convarios ejecutivos industriales. A todos les pareció interesante peroespecialmente a los líderes industriales, quienes discutieron susventajas y desventajas en lo que respecta a problemas tales como lasrelaciones entre supervisor y supervisado, obreros y empleadores, lacapacitación de ejecutivos y las relaciones entre los miembros delpersonal superior.En mí opinión se trata de un documento de carácter muy provisional yno estoy, del todo seguro de que se ajuste a la realidad. Lo incluyo enel presente libro porque, a juicio de muchas personas, contienesugerencias valiosas y porque su publicación podría inspirar estudiosdestinados a verificar su validez.

Muchas veces me he preguntado qué aplicación tienenen el ámbito de las relaciones en general loshallazgos procedentes del campo de la psicoterapia.Durante los últimos años he pensado mucho en eseproblema y he tratado de enunciar una teoría de lasrelaciones interpersonales como parte de laestructura más amplia de la teoría de lapsicoterapia centrada en el cliente (1, sección IV).El presente trabajo se propone encarar uno de losaspectos de esa teoría desde un punto de vistaligeramente diferente del habitual. Deseo referirmea la armonía subyacente que percibo en todas las

relaciones humanas, armonía que determinará eldesarrollo, el progreso y la apertura de ambosparticipantes, o bien provocará en ellos lainhibición del crecimiento psicológico, elsurgimiento de actitudes defensivas y el bloqueo deambas partes.

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El concepto de coherencia.

El término “coherencia” ocupará un lugar fundamentalen mi exposición. Este constructo ha sido elaboradopara incluir un grupo de fenómenos que parecenimportantes desde el punto de vista de lapsicoterapia y las interacciones personales.Intentaré definirlo.Hemos empleado el término coherencia para indicaruna exacta adecuación entre vivencia y conciencia,pero su significado puede extenderse para incluirtambién la corespondencia entre vivencia, concienciay comunicación. Quizás el ejemplo más sencillo seala situación del niño recién nacido. Si experimentahambre en el nivel fisiológico y vísceral, suconciencia parece concordar con esta experiencia y

su comunicación es coherente con ella. Estáhambriento e insatisfecho en todos sus niveles, eneste momento está integrado o unificado en suhambre. Por otra parte, si está saciado y contento,esto también supone una coherencia integral, que severifica en todos sus niveles: visceral, conscientey de comunicación. Es una persona unificada en todosentido. Tal vez una de las razones por las cualesla mayoría de la gente gusta de los niños resida ensu comportamiento genuino, integrado o coherente. Siun bebé expresa afecto, rabia, satisfacción o temor,no dudamos de que él es su experiencia en todosentido. Se muestra temeroso, cariñoso, hambriento,según su necesidad.Para encontrar un ejemplo de incoherencia debemosbuscarlo más allá de la infancia. Un caso muy comúnes el individuo que se enoja con facilidad alparticipar en una discusión: se sonroja, su tono devoz revela ira, agita el dedo ante su oponente. Encuanto un amigo dice: “Bueno, no nos enojemos poresto”, nuestro hombre, con sinceridad y sorpresa,responde: “¡No estoy enojado! ¡Esto no me inspiraningún sentimiento!. Simplemente estaba señalandohechos lógicos”. Al escuchar esto, los demásmiembros del grupo se echan a reír.¿Qué es lo que ocurre en este caso? Parece evidenteque, en el nivel fisiológico, el individuoexperimenta un sentimiento de furia, que no aflora asu conciencia. Conscientemente, no experimenta nicomunica enojo alguno. Hay una verdaderaincoherencia entre experiencias y conciencia y entreexperiencia y comunicación.También debemos señalar que, en realidad, su mensajees ambiguo y oscuro. Sus palabras exponen hechoslógicos, pero su tono de voz y los gestos que loacompañan transmiten un mensaje muy diferente “Estoyenojado contigo.” Pienso que este carácter ambiguo ycontradictorio de la comunicación es típico de lapersona que intenta comunicarse durante un momentode incoherencia. El presente ejemplo ilustra ademásotra faceta del concepto de incoherencia: elindividuo mismo no es capaz de juzgar con acierto supropio grado de coherencia; por esa razón, lacarcajada del grupo revela la impresión general de

que este hombre está experimentando ira, aunque élno lo crea así, lo que el

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grupo percibe con claridad es invisible a los ojosde este sujeto. En otras palabras, parece que en esemomento el individuo no es capaz de evaluar su gradode coherencia, En cambio, es posible lograr ciertosprogresos en lo que respecta a la medición de estacantidad desde un marco referencial externo; porotra parte, hemos podido extraer importantesenseñanzas a partir de la capacidad de algunaspersonas para reconocer su propia incoherencia ensituaciones pasadas. Por consiguiente, si el hombrede nuestro ejemplo se encontrara bajo tratamiento -protegido por la aceptación que reina en laatmósfera terapéutica- podría recordar esteincidente y decir: “Me doy cuenta de que en esemomento estaba terriblemente enojado, aunque creyeralo contrario.” En otros términos, podría reconocerque, en aquella oportunidad, sus defensas leimpidieron advertir la ira que experimentaba.Veamos un ejemplo de otro aspecto de laincoherencia. La señora X, que ha estado ahogandobostezos y observando a hurtadillas su reloj pulseradurante horas, al retirarse de una reunión dice a suanfitriona: “¡He disfrutado tanto de esta velada!Fue una fiesta deliciosa”. En este caso, no se tratade incoherencia entre experiencia y conciencia, sinoentre experiencia y comunicación. La señora X sabemuy bien que se aburrió. Observemos que cuando hayincoherencia entre la experiencia y el conocimientoconscíente de ésta hablamos de defensa o negación ala conciencia, mientras que la incoherencia entreconciencia y comunicación se considera hipocresía oengaño.El constructo de la coherencia tiene un corolariodifícil de apreciar; puede enunciarse en lossiguientes términos: si en este momento un individuo

es enteramente coherente, si su experienciafisiológica real tiene una representación conscienteadecuada y su comunicación es coherente con suapercepción, el mensaje que emite nunca puedereferirse a un hecho externo. Si fuera coherente nopodría decir: “Esa roca es dura”, “El es tonto”,“Eres malo”, “Ella es inteligente”. La causa de estoes que nunca experimentamos esos “hechos”. Unaapercepción adecuada de la experiencia siempre seexpresaría en términos de sentimientos, impresiones,significados correspondientes a puntos de referenciainternos. Nunca sé que él es tonto ni que tú eresmalo; sólo puedo percibír que eso es lo que a mí meparece. De la misma manera, en sentido riguroso, nosé que la roca es dura, aunque esté seguro deexperimentar su dureza si caigo sobre ella. (Y aunentonces, debo admitir que el físico la percibe comouna masa muy permeable de átomos y moléculas de altavelocidad.) Si una persona fuera siempre coherente,todas sus comunicaciones se emitirían en un contextode percepción personal, lo cual tiene implicacionesmuy importantes.Por otra parte, debemos recordar que el hecho de queuna persona hable siempre en un contexto depercepción personal no implica necesariamentecoherencia, puesto que cualquier forma de expresiónpuede utilizarse como defensa. Por consiguiente, sibien en un momento de coherencia la persona comunicasus percepciones y sentimientos como

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tales y no como hechos referentes a otra persona oal mundo externo, debemos tener presente que talactitud no siempre constituye un índice decoherencia. Sin embargo, tampoco sostengo locontrario.Tal vez lo que he dicho baste para poner demanifiesto que el concepto de coherencia esconsiderablemente complejo y presenta una gran

cantidad de características e implicaciones. No esfácil definirlo en términos operacionales, aunquealgunos estudios que se están llevando a cabo en laactualidad -y otros ya terminados- proporcionanpruebas operacionales burdas de que lo que elindividuo experimenta difiere de su apercepción deesa experiencia. Creo que en el futuro sedesarrollarán trabajos de carácter más específico.Para completar nuestra definición de coherencia,podemos decir, en términos más sencillos, que casitodos somos capaces de reconocer la coherencia oincoherencia de las personas a quienes tratamos. Enalgunos casos advertimos que determinado individuono sólo dice exactamente lo que siente y piensa,sino que además expresa de manera abierta y francasus sentimientos más profundos, sean de ira,competencia, afecto o cooperación. Con respecto aesa persona sentimos que “sabemos exactamente dóndeestá parado”. En el caso de otro individuo, encambio, comprobamos que sus palabras deben ser undisfraz, una máscara; nos preguntamos qué siente enrealidad y si sabe lo que está sintiendo, y tendemosa ser cuidadosos y precavidos en nuestra relacióncon él.Naturalmente, las perponas difieren entre sí en loque respecta a su grado de coherencia; incluso elmismo individuo varía en diferentes momentos, deacuerdo con lo que vivencie y según su posibilidadde aceptar conscientemente esa experiencia o sunecesidad de defenderse de ella.

La coherencia y la comunicación en las relacionespersonales.

Tal vez algunos ejemplos referentes a dos individuosimaginarios -Pablo y Juan- nos ayuden a comprenderla significación del concepto de coherencia en elámbito de las relaciones personales.

1. Cualquier mensaje de Pablo a Juan se caracterizapor cierto grado de coherencia; esto resulta obvio apartir de lo dicho anteriormente.2. Cuanto mayor sea la coherencia entre experiencia,conciencia y comunicación en Pablo, mayores seránlas posibilidades de que Juan capte el mensaje con

claridad. Pienso que esto ya ha sido suficientementeexplicado. Si todos los matices de la palabra, eltono y el gesto de Pablo están unificados y soncoherentes, es poco probable que Juan les asigne unsignificado ambiguo u oscuro.3. Cuanto más claro sea el mensaje de Pablo, más loserá también la respuesta de Juan. Es decir, auncuando Juan pueda ser muy incoherente

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en su vivencia del tema en discusión, su respuestaserá más clara y coherente que si hubieraexperimentado el mensaje de Pablo como algo ambiguo.4. Cuanto más coherente sea Pablo en relación con eltema acerca del cual se están comunicando menor serásu necesidad de defenderse y estará en mejorescondiciones de prestar atención a la respuesta deJuan. En otras palabras, Pablo expresa lo queverdaderamente siente, y por consiguiente, leresulta más fácil escuchar a su interlocutor. Si nose ve obligado a conservar un disfraz, puede captarmejor el mensaje de Juan.5. Por su parte, Juan se siente comprendidoempáticamente. Advierte que en todo lo que haexpresado hasta el momento (ya fueran cosascoherentes o no), Pablo lo ha comprendido de unamanera que se aproxima bastante al modo en que élmismo se ve y a su propio punto de vista acerca deltema de discusión.6. Para Juan, sentirse comprendido implicaexperimentar aprecio hacia Pablo. Sentir que uno escomprendido significa sentir que uno representa algoespecial en la experiencia del otro -en este caso,Pablo-.7. En la medida en que Juan a) experimenta a Pablocomo coherente o integrado en esta relación; b)siente que Pablo experimenta un respeto positivohacia él, y c) siente que es empáticamente

comprensivo, se establecen las condiciones de larelación terapéutica. En otro trabajo he intentadodescribir las condiciones que, según nuestraexperiencia, son necesarias y suficientes para laterapia, y no repetiré ahora esa descripción.8. En la medida en que Juan experimenta una relaciónque por sus características se asemeja a la queexiste entre terapeuta y cliente, van desapareciendoen él los obstáculos que impedían la comunicación.En consecuencia, tiende a comunicarse tal cual es,es decir, de manera más coherente, y poco a poco sunecesidad de defenderse disminuye.9. Después de haberse comunicado más libremente y demanera menos defensiva, Juan se halla en mejorescondiciones de escuchar y recibir el mensaje dePablo sin imponerle distorsiones que sirvan apropósitos de protección. Esta afirmación repite laformulada en el punto 4, pero ahora se plantea desdeel punto de vista de Juan.10. En la medida en que Juan es capaz de prestaratención, Pablo se siente comprendido empáticamente(como Juan en el punto 5), experimenta el aprecio deJuan hacia él (un hecho equivalente al descripto enel punto 6) y comienza a experimentar la relacióncomo terapéutica (de modo análogo al punto 7). Deesta manera tanto Pablo como Juan se han vueltorecíprocamente terapéuticos.11. Esto significa que en cierta medida se produceen ambos el proceso de la terapia y que losresultados del tratamiento serán los mismos para losdos: un cambio de la personalidad en el sentido demayor unidad e integración, menos conflicto, másenergía utilizable para el logro de una vidasatisfactoria y mayor madurez en la conducta.

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12. Un factor capaz de interrumpir esta cadena dehechos parece ser la introducción de materialamenazador. Por ejemplo, si, en el punto 3, Juanincluye en su respuesta material nuevo que excedelos límites de la coherencia de Pablo y se relacionacon un ámbito en el que éste es incoherente, esprobable que ya no pueda captar el mensaje de Juan,que se defienda contra la comunicación que recibe yque responda con un mensaje ambiguo. De esa manerael proceso comienza a invertirse.

Enunciado provisional de una ley general.

Considerando todo lo que acabamos de decir, pareceposible sintetizar nuestra exposición en unprincipio general. Procuremos enunciarlo.Si suponemos a) que entre dos personas existe unavoluntad mínima de contacto, b) que ambas soncapaces de recibir mensajes de la otra aunque sudeseo de hacerlo sea mínimo y c) que el contacto seprolonga durante cierto período, postulamos que severificará la siguiente relación:

Cuanto mayor sea la coherencia entre experiencia,conciencia y comunicación por parte de un individuo,mayores serán las posibilidades de que la relaciónque establece con el otro presente una tendencia auna comunicación recíproca de coherencia cada vezmayor y determíne una comprensión mutua más precisade los mensajes, mejor adaptación y funcionamientopsicológico de ambas partes y más satisfacción mutuaen la relación.Recíprocamente, cuando mayor incoherencia haya entreexperiencia y apercepción consciente, más factibleserá que la relación origine ulteriores mensajestambién incoherentes y provoque un deterioro de lacomprensión, peor adaptación y funcionamientopsicológico en ambos individuos e insatisfacciónmutua en la relación.

Si quisiéramos lograr mayor precisión formal,podríamos enunciar esta ley, general de manera quequede claro que lo fundamental es la percepción porparte del receptor del mensaje. La ley formuladapodría expresarse en los siguientes términos

(suponiendo, por supuesto, la existencia de lascondiciones ya mencionadas):

En la medida en que Y experimente la coniunicacíónde X como una coherencia entre experiencia,apercepción y comunicación, la relación que surjaimplicará: (etcétera, tal como se detalló antes) .

Planteada en estos términos, la “ley” se convierteen una hipótesis susceptible de verificación, ya queno puede ser muy difícil evaluar la percepción de lacomunicación de X por parte de Y.

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La elección existencial.

Aunque a título provisional, quisiera exponer otroaspecto de este problema, pues reviste particularsignificación en la relación terapéutica y tambiénen relaciones de otro tipo, en las que, sin embargo,no es tan notorio.Tanto el cliente como el terapeuta a menudo seenfrentan, en la relación, con una elecciónexistencial: “¿Me animaré a comunicar toda lacoherencia que siento? ¿Soy capaz de hacer coincidirmi mensaje con mi experiencia y mi apercepción de miexperiencia? ¿Me atrevo a comunicarme tal como soy,o quizá debería restringir o modificar el mensaje?”El carácter conflictivo de este problema reside enque, con frecuencia, el individuo advierte conclaridad la posibilidad de ser rechazado o sentirseamenazado si se expresa con absoluta coherencia.Comunicar la apercepción de la experiencia sinretaceo alguno implica arriesgar las relacionespersonales. Pienso que de la opción entre correr oeludir ese riesgo depende el hecho de que unarelación se vuelva cada vez más terapéutica paraambos participantes o adopte una direccióndesintegradora.En otras palabras, no puedo decidir que miconciencia será coherente con mi experiencia, ya queesto depende de mis necesidades de defensa, quedesconozco. Pero hay una opción existencialpermanente: la de permitir o impedir que mi mensajesea coherente con la conciencia, que sí tengo, de loque estoy experimentando. De esta elección que serealiza en cada uno de los momentos de una relacióndepende la dirección del movimiento, en función dela ley enunciada.19 HACIA UNA TEORÍA DE LA CREATIVIDAD.

En diciembre de 1952, un grupo de fomento perteneciente a laUniversidad del Estado de Ohio impulsó la realización de unaasamblea sobre creatividad, de la cual participaron artistas, escritores,bailarines y músicos, así como también educadores de estos diversoscampos. Concurrieron además otros profesionales interesados en elproceso creativo: filósofos, psiquiatras y psicólogos. Fue una reunión

vital y enriquecedora, al cabo de la cual escribí algunas notas acercade la creatividad y, los elementos que pueden estimular su desarrollo.Más tarde esos apuntes se convirtieron en el presente capítulo.

Creo que la sociedad necesita desesperadamentecontar con individuos creativos que desarrollen unaconducta creativa; en mi opinión, es en esa urgenciadonde reside la justificación de una teoríaprovisional de la creatividad que contemple lanaturaleza del acto creativo, las condiciones en lasque éste se produce y los factores que lo estimulanen sentido constructivo. Una teoría de esascaracterísticas quizá podría ser un incentivo y unaguía para ulteriores estudios en ese campo.

La necesidad social.

Muchas de las críticas más serias que puedenformularse con respecto a nuestra cultura y sustendencias se relacionan con la escasez decreatividad. Enumeremos brevemente algunas, deellas: En el campo educacional, tendemos a crear presionesconformistas, estereotipos, individuos con educación“completa”, y no pensadores libremente creativos yoriginales.Entre los quehaceres a los que dedicamos nuestrotiempo libre predominan los entretenimientos pasivosy las actividades grupales reglamentadas, exentas detoda creatividad.En las ciencias existe un gran número de técnicos,pero son pocas las personas capaces de crearhipótesis y teorías fructíferas.En la industria, la creación está reservada a unospocos -el administrador, el diseñador, el directordel departamento de investigación-,

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en tanto que para la mayoría la vida carece deesfuerzos originales o creativos.En la vida individual y familiar hallamos un cuadrosimilar. Existe una fuerte tendencia al conformismoy al estereotipo en las ropas que usamos, losalimentos que consumimos, los libros que leemos ylas ideas que sostenemos. El individuo original odiferente es “peligroso”.¿Por qué preocuparse por todo esto? Si como pueblodisfrutamos más del conformismo que de lacreatividad, ¿qué factor nos impide hacerlo? piensoque la decisión de elegir el conformismo sería muyrazonable si sobre todos nosotros no pendiera unagran amenaza. En una época en que conocimientoconstructivo y destructivo avanza a pasosagigantados hacia una fantástica era atómica, laadaptación auténticamente creativa parece ser, parael hombre, la única posillidad de mantenerse a laaltura del cambio caleidoscópico que se opera en sumundo. Se nos dice que un pueblo generalmente pasivoy ligado a su cultura no puede hacer frente a losmúltiples problemas que surgen en un ambiente dondelos descubrimientos científicos y las invenciones sedesarrollan en progresión geométrica. A menos quelos individuos, grupos y naciones puedan imaginar,elaborar y revisar creativamente nuevos modos derelacionarse con estos complejos cambios, lacomprensión desaparecerá. Si el hombre no lograadaptarse a su medio de maneras nuevas y originalesy con la rapidez que requiere el acelerado avance dela ciencia, nuestra cultura se extinguirá. El precioque pagaremos por nuestra falta de creatividad noserán sólo la inadaptación individual y lastensiones grupales, sino también el aniquilamientointernacional.

Por consiguiente, pienso que son de fundamentalimportancia las investigaciones acerca del procesocreativo y de sus condiciones de aparición,desarrollo y facilitación.Espero que las secciones siguientes puedan sugeriruna estructura conceptual para esas investigaciones.

El proceso creativo.

La creatividad se puede definir de diversas maneras.Antes de intentar una definición y con el objeto deaclarar el sentido de los párrafos que siguen,permítaseme presentar los elementos que, a mijuicio, constituyen proceso creativo.En primer lugar, como científico, considero que lacreación debe generar un producto observable. Sibien mis fantasías pueden resultar muy novedosas, noes posible definirlas como creativas a menos que sepresenten como un producto observable, es decir,simbolizadas mediante palabras, expresadas en unpoema o una obra de arte o concretadas en uninvento.Tales productos deben ser construcciones originales.Esta originalidad surge de las cualidades singularesdel individuo en su interacción con los

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materiales de la experiencia. La creatividad imprimeel sello del individuo en el producto, pero éste noes el individuo ni sus materiales, sino quesintetiza la relación entre ambos.Creo también que el proceso creativo no se restringea un contenido determinado. No hay diferenciasfundamentales entre la creatividad expresada alpintar un cuadro, componer una sinfonía, crearnuevos mstrumentos para matar, desarrollar unateoría científica, descubrir procedimientos

originales en el terreno de las relaciones humanas oelaborar nuevas formas de la propia personalidad -tal como ocurre en la psicoterapia-. (De hecho, esmi experiencia en este último campo y no en lasartes la que me ha inspirado un interés especial porla creatividad y el modo de facilitarla. Elconocimiento íntimo de la manera original y eficazen que el individuo se remodela en la relaciónterapéutica infunde confianza en el potencialcreativo de todos los individuos.)

En consecuencia, según mi definición del proceso creativo, éste suponela aparición de un producto original de una relación, qué surge, poruna parte, de la unicidad del individuo y, por otra, de los materiales,acontecimientos, personas o circunstancias de su vida.

Deseo agregar algunas observaciones a estadefinición. Ella no establece distinción algunaentre creatividad “buena” y “mala”. Un hombre puededescubrir un nuevo modo de aliviar el dolor,mientras otro idea una forma de tortura más sutilpara los prisioneros políticos. Pienso que ambosactos son creativos, aun cuando el valor social decada uno de ellos sea muy diferente. Si bien másadelante formularé algunos comentarios acerca deestas evaluaciones sociales, no las he incluido enmi definición porque son muy variables. TantoGalileo como Copérnico realizaron descubrimientoscreativos que en su época se consideraron herejías,fruto de la perversidad, en tanto que hoy se lesatribuye un valor excepcional y un carácterconstructivo. No queremos empañar nuestra definicióncon términos basados en la subjetividad.Otro modo de plantear el mismo problema es señalarque el producto debe ser aceptable para cierto grupoen determinado momento, ya que de lo contrario nopodrá pretender que la historia lo juzgue como algocreativo. Sin embargo, este hecho no sirve a nuestradefinición a causa del mencionado carácterfluctuante de las evaluaciones y también porquemuchos productos creativos seguramente nunca hanrecibido atención social y han desaparecido sinsiquiera haber sido evaluados. Por este motivoomitimos en nuestra definición el concepto deaceptación grupal.

Asimismo debemos señalar que no establecemosdistinciones entre los diversos grados decreatividad, puesto que también es un juicio devalor de naturaleza extremadamente variable. Segúnnuestra definición, el acto del niño que inventa unnuevo juego con sus compañeros, el de Einstein alenunciar la teoría de la relatividad, el del ama decasa

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que prepara una nueva salsa, el de un joven autorque escribe su primera novela, son todos actoscreativos, y no hay razón alguna para evaluarlos entérminos cuantitativos.

La motivación de la creatividad.

El móvil de la creatividad parece ser la mismatendencia que en la psicoterapia se revela como lafuerza curativa más profunda: la tendencia delhombre a realizarse, a llegar a ser suspotencialidades. Con esto me refiero al impulso aexpandirse, crecer, desarrollarse y madurar que semanifiesta en toda vida orgánica y humana, es decir,la tendencia a expresar y realizar todas lascapacidades del organismo o del sí mismo. Estatendencia puede quedar profundamente enterrada bajocapas y capas de defensas psicológicas sedimentadaso bien ocultarse tras máscaras elaboradas que niegansu existencia; sin embargo, mi experiencia meinclina a creer que existe en todos los individuos yque sólo espera las condiciones propicias paraliberarse y expresarse. Esta orientación del hombreconstituye el principal móvil de la creatividadcuando el organismo entabla nuevas relaciones con elmedio en un esfuerzo por ser totalmente él mismo.A continuación intentaremos ocuparnos directamentedel complejo problema del valor social de un actocreatívo. Con toda seguridad, a muy pocos nosinteresa facilitar la creatividad destructiva. Almenos, sabemos que no queremos fomentar eldesarrollo de individuos cuyo genio creativo seexprese en el descubrimiento de nuevas y, mejoresmaneras de robar, explotar, torturar o matar a otrosseres humanos, o de formas artísticas o deorganización política que llevan a la humanidad porla senda de la destrucción, física o psicológica.Pero, ¿cómo discriminar de manera tal que podamosestimular una creatividad constructiva?La distinción no se puede establecer mediante elexamen del producto, porque la esencia misma de locreativo es su carácter original, lo cual nos privade patrones para juzgarlo. En efecto, la historia

pone de manifiesto que cuanto más original sea elproducto y mayor el alcance de sus implicaciones,mayores serán las probabilidades de que suscontemporáneos lo juzguen perverso. La creaciónauténtícamente significativa, sea de una idea, unaobra de arte u un descubrimiento científico, correel riesgo de ser considerada en el primer momentocomo errónea, mala o tonta. Más tarde puede parecerobvia, algo que resulta evidente para todos, y sólomucho tiempo después recibe la evaluación definitivaque la califica de contribución creativa. Al parecerningún hombre es capaz de evaluar satisfactoriamenteun producto creativo contemporáneo; esto es tantomás cierto cuanto más novedoso sea el producto encuestión.Tampoco es útil examinar los propósitos delindividuo que participa en el proceso creativo.Quizá la mayoría de las creaciones y descubrimientosque han demostrado poseer gran valor social,surgieron de propósitos

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más relacionados con el interés personal que con losvalores sociales; por otra parte, la historiaregistra los resultados lamentables de muchascreaciones cuyo objetivo manifiesto era lograr elbienestar social -por ejemplo, diversas utopías, elprohibicionismo, etcétera-. En efecto, debemosenfrentar el hecho de que el individuo crea sobretodo porque eso lo satisface, y porque lo sientecomo una conducta autorrealizadora; admitamos que noconduce a ninguna parte tratar de distinguir entrepropósitos “buenos” y “malos” en el procesocreativo.¿Acaso debemos abandonar todo intento de discriminarentre la creatividad potencialmente constructiva yla potencialmente destructiva? No creo que sejustifique una conclusión tan pesimista. En estepunto, los recientes hallazgos clínicos en el campo

de la psicoterapia nos dan esperanzas. Se hadescubierto que cuando el individuo está “abierto” atoda su experiencia (frase que luego definiremosmejor) su conducta será creativa y su creatividadpuede considerarse esencialmente constructiva.La diferenciación puede plantearse en pocas palabrasde la siguiente manera. En la medida en que elindividuo niega el acceso a la conciencia (oreprime, si se prefiere ese término) de grandessectores de su experiencia, sus formacionescreativas podrán ser patológicas, socialmentenegativas, o ambas cosas a la vez. Si, en cambio,permanece abierto a todos los aspectos de suexperiencia y las diversas sensaciones ypercepciones que se producen en su organismo accedena la conciencia, los productos de su interacción conel medio tenderán a ser constructivos, tanto para élcomo para los demás. Por ejemplo, un individuo contendencias paranoides puede crear una teoría muyoriginal acerca de la relación entre él y suambiente y tomar como pruebas de ella todo tipo declaves sutiles. Su teoría tendrá escaso valorsocial, tal vez porque hay un inmenso espectro deexperiencias que este individuo no puede recibir ensu conciencia. Por otra parte, Sócrates, a quien suscontemporáneos también consideraron “loco”,desarrolló ideas nuevas que demostraron sersocialmente constructivas; tal vez esto se deba aque permaneció abierto a su experiencia, sinactitudes defensivas.El razonamiento en que se apoya mi exposición quizáse aclare en el resto del presente trabajo. Sinembargo, se basa principalmente en eldescubrimiento, realizado en el campo de lapsicoterapia, de que el individuo más capaz deabrirse a todos los aspectos de su experiencia estáen mejores condiciones de comportarse de una maneraque calificaríamos de socializada. Si puede percibirsus impulsos hostiles, pero también su deseo deamistad y aceptación; las exigencias de su cultura,pero también sus propias metas; sus deseos egoístas,y al mismo tiempo, su preocupación tierna y sensiblepor el otro, se comportará de manera armoniosa,integrada y constructiva. Cuanto más se abra a suexperiencia, su conducta tenderá a demostrar que la

naturaleza de la especie humana se orienta hacia unavida social constructiva.

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Condiciones internas de la creatividad constructiva.

¿Qué condiciones internas del individuo se asocianmás íntimamente con un acto creativo potencialmenteconstructivo? En mi opinión, algunas de ellas son: A. Apertura a la experiencia: Extensionalidad. Estacualidad se opone a la actitud psicológica dedefensa, que caracteriza al individuo que paraproteger la organización de su sí mismo se veobligado a impedir el acceso a la conciencia deciertas experiencias o a admitirlas sólo bajo formasdistorsionadas. En una persona abierta a laexperiencia cada estímulo se transmite con mayorfacilidad a través del sistema nervioso, sin sufrirlas deformaciones por los procesos de defensa. Elestímulo puede originarse en el ambiente y asumir elaspecto de un impacto de forma, color o sonido sobrelos nervios sensoriales, o en las vísceras, o biencomo huella mnémica en el sistema nervioso central;en todos los casos tiene libre acceso a laconciencia. Esto significa que en lugar de percibirsegún categorías predeterminadas (”Los árboles sonverdes”; “La educación universitaria es buena”; “Elarte moderno es tonto”) el individuo es conscientede este momento existencial tal como es; así puedevivir muchas experiencia que exceden los marcos delas categorías habituales (este arbol es de colorlavanda; esta educación universitaria es dañina;esta escultura moderna tiene un efecto poderososobre mí). Esto último sugiere otro modo de describir laapertura a la experiencia; ella significa falta derigidez, permeabilidad a los límites de losconceptos, creencias, percepciones e hipótesis,posibilidad de admitir la ambigüedad dondequiera queésta exista, capacidad de recibir informacióncontradictoria sin sentirse impulsada a poner fin ala situación. Significa, en fin, lo que elespecialista en semántica general llama “orientaciónextensional.”En mi opinión, esta apertura de la conciencia a loque existe en un momento determinado es unacondición importante de la creatividad constructiva.

Sin duda, se halla presente en toda las formas decreatividad, de manera igualmente intensa pero conlímites más estrechos. Por ejemplo, el artistainadaptado e incapaz de reconocer o percibir en símismo las fuentes de su infelicidad puede, noobstante, percibir de manera aguda y sensible, en suexperiencia, la forma y el color; el tirano (enpequeña o gran escala), a pesar de que no puedeenfrentar su propia debilidad, puede ser muyconsciente de las grietas de la coraza psicológicade aquellos con quienes trata. Cuando la apertura selimita a una fase de la experiencia, la creatividades posible; sin embargo, puesto que la apertura sólose relaciona con una fase de la experiencia, elproducto de la creatividad puede resultardestructivo para los valores sociales. En la medidaen que el individuo sea capaz de alcanzar unaapercepción sensible de todos los aspectos de suexperiencia, estaremos más seguros de que sucreatividad será constructiva en sentido personal ysocial.

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B. Un foco de evaluación interno. Quizá la condiciónfundamental de la creatividad sea que la fuente olugar de los juicios evaluativos debe residir en elindividuo mismo. Para el individuo creativo, elvalor de su producto no está determinado por elelogio o la crítica ajena, sino por él mismo. ¿Hecreado algo satisfactorio para mi? ¿Expresa algunaparte de mí mismo: mi sentimiento o mi pensamiento,mi dolor o mi éxtasis? Estas son las únicaspreguntas importantes para el creador o paracualquier persona que vive un momento creativo.Esto no significa que ignore u olvide el juicio delos demás; en cambio, sólo implica que la base de laevaluación reside en él, en su propia reacciónorganísmica ante su producto y en su apreciación de

este último. Si la persona lo “siente” como un “yoen acción”, como una realización de potencialidadeshasta entonces inexistentes y que ahora semanifiestan, su producto será satisfactorio ycreativo, y ninguna evaluación externa podrámodificar el sentido de ese acto fundamental.C. La capacidad de jugar con elementos y conceptos.Si bien esta condición es menos importante que lasdos anteriores, parece ser igualmente necesaria. Conla apertura y la falta de rigidez que mencionamos alhablar de la primera condición se asocia lacapacidad de jugar espontáneamente con ideas,colores, formas y relaciones, aventurar nuevascombinaciones de elementos, dar forma a hipótesisabsurdas, convertir lo dado en un problema, expresarlo ridículo, traducir una forma en otra, transformaren improbables las equivalencias, De este juego yesta exploración libres surgen la intuición, lavisión nueva y significativa de la vida. Es como sien el despilfarro de míles de posibilidadesaparecieran una o dos formas evolutivas concualidades que les confieren un valor permanente

El acto creativo y sus concomitantes.

Siempre que se cumplan estas condiciones la creaciónserá constructiva, pero no podemos formular unadescripción precisa del acto creativo, puesto que supropia naturaleza lo hace indescriptible. Es lodesconocido que no se puede conocer hasta queocurre, lo improbable que se vuelve probable. Sóloen un sentido muy general, podemos decir que un actocreativo es la conducta espontánea que tiende asurgir en un organismo abierto a todas sus vivenciasinternas y externas y capaz de ensayar de maneraflexible todo tipo de relaciones. De esta multitudde posibilidades semielaboradas, el organismo, aligual que una computadora gigantesca, selecciona laque mejor satisface una necesidad interna, la queestablece una relación más efectiva con el medio ola que supone una manera más sencilla y gratificantede percibir la vida.Sin embargo, el acto creativo tiene una cualidadsusceptible de descripción. En casi todos susproductos observamos cierto carácter selectivo,

cierto acento puesto en la disciplina, un intento dedestacar la

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esencia: el artista pinta superficies o texturas demanera simplificada, ignorando las variacionessutiles que existen en la realidad; el científicoenuncia una ley básica de relaciones, obviando lascircunstancias o acontecimientos particulares quepudieran ensombrecer su belleza desnuda; el escritorselecciona las palabras y frases que dan unidad a suexpresión. Podemos decir que ésta es la influenciade la persona concreta, del “yo”. La realidad existeen una multiplicidad de hechos confusos, pero “yo”estructuro mi relación con ella; yo tengo “mi”propia manera de percibirla. Esta selectividad oabstracción (¿inconscientemente?) disciplinadaconfiere a los productos creatívos su cualidadestética.Si bien no podemos avanzar más allá de este punto ennuestra descripción del acto creativo, es posiblemencionar algunos de sus concomitantes en elindividuo. El primero es lo que podemos llamar “elsentimiento de Eureka": “¡Es esto!” “¡Lo hedescubierto!” “¡Esto es lo que quería expresar!”Otro concomitante es el sentimiento de estaraislado. Pienso que la mayoría de las creacionessignificativas surgen acompañadas de un sentimientoque podríamos expresar de la siguiente manera:“Estoy solo. Nadie ha hecho esto nunca. Me heaventurado en un territorio desconocido, Debo estarerrado o perdido, o ser un tonto o un anormal.”Otra experiencia que habitualmente acompaña a lacreatividad es el deseo de comunicarse. No creo quehaya un ser humano capaz de crear y no desearcompartir su obra, ya que ésa es la única manera dealiviar su soledad y de asegurarse de que perteneceal grupo. Podrá confiar sus teorías sólo a su diario

íntimo, escribir sus descubrimientos en algún códigocríptico, esconder sus poemas en un cajón bajollave, encerrar sus cuadros en un ropero, pero deseacomunicarse con un grupo que lo comprenda, aunquetal grupo sólo exista en su imaginación. No crea lascosas para comunicarse, pero una vez que haproducido algo desea compartir con los demás estenuevo aspecto de la relación entre él y su medio.

Condiciones que promueven la creatividadconstructiva.

Hasta ahora he intentado describir la naturaleza dela creatividad, señalar la cualidad de laexperiencia individual que le confiere un carácterconstructivo, enumerar las condiciones necesariaspara el acto creativo y enunciar algunos de susconcomitantes. No obstante, si deseamos satisfacerla necesidad social que mencionamos al comienzo,debemos saber si es posible fomentar la creatividadconstructiva y cómo hacerlo.La naturaleza misma de las condiciones internas dela creatividad implica que éstas no pueden forzarse,sino que es necesario aguardar que aparezcanespontáneamente. El campesino no puede hacer que lasemilla germine; sólo puede proveer las condicionesnutritivas adecuadas para su desarrollo. Lo mismosucede con la creatividad. ¿Cómo podemos establecerlas condiciones externas capaces de estimular yenriquecer las condiciones

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internas ya descriptas? Mi experiencia en lapsicoterapia me inclina a pensar que creandocondiciones de seguridad y libertad psicológica, seeleva al máximo la posibilidad de que surja unacreatividad constructiva. Expondré estas condicionesdetenidamente, llamándolas X e Y.

X. Seguridad Psicológica. Esta condición puedeestablecerse mediante tres procesos relacionadosentre sí.1. Aceptación incondicional del individuo. Siempreque un maestro, padre, terapeuta u otra persona confunciones similares siente básicamente que éste esvalioso por derecho propio y en su propiodesarrollo, no importa cuál sea su condición ocomportamiento actual, estará estimulando lacreatividad. Tal vez esta actitud sólo puede sergenuina cuando el maestro, el padre, el terapeutacaptan las potencialidades del individuo y puedendepositar en él una fe incondicional, cualquiera quesea su estado actual.Cuando el individuo percibe esta actitud se sienteen una atmósfera de seguridad; poco a poco aprendeque puede ser lo que es sin disimulos ni disfraces,ya que se lo respeta y valora independientemente delo que haga. Por consiguiente, pierde rigidez, puededescubrir lo que significa ser él mismo e intentarrealizarse de maneras nuevas y espontáneas. En otraspalabras, avanza hacia la creatividad.2. Crear un clima carente de evaluación externa.Cuando dejamos de juzgar al otro individuo enfunción de nuestros propios criterios de evaluación,fomentamos su creatividad. Para el individuorepresenta una liberación encontrarse en un ambientedonde no se lo evalúa ni se lo examina de acuerdocon patrones externos. La evaluación siempre es unaamenaza, siempre crea una necesidad de defenderse ydetermina que el individuo niegue el acceso a laconciencia de algún sector de la experiencia. Si unproducto es bueno según normas externas, entonces nodebo admitir el desagrado que me provoca; si lo quehago es malo en función de pautas exteriores, nopuedo reconocer que mi actitud sea una parte de mímismo. En cambio, si se eliminan los juicios basadosen principios externos, puedo permanecer más abiertoa mi experiencia y admitir con mayor agudeza ysensibilidad mis propios gustos, así como tambiénlas cosas que me desagradan, la naturaleza de losmateriales y mi reacción ante ellos. Entonces puedocomenzar a reconocer que el centro de evaluaciónreside en mí mismo, con lo cual avanzo hacia lacreatividad.

Para disipar las posibles dudas o temores por partedel lector, debemos señalar que el hecho de que laevaluación externa pierda importancia para unindividuo no significa el fin de las reaccionespersonales. En realidad, ello puede darnos mayorlibertad para reaccionar. “No me gusta tu idea” (ocuadro, invento o libro) no es un juicio, sino unareacción. El sentido de esa expresión es sutil peronítidamente diferente del que se halla implícito enla frase. “Lo que estás haciendo está mal (o bien) yesta cualidad que le asigno proviene de una fuenteexterna.” La primera afirmación permite al individuoconservar su propio foco de evaluación y

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supone la posibilidad de que yo sea incapaz deapreciar algo que en realidad es muy bueno.La segunda, en cambio, ya sea una alabanza o unacrítica, deja a la persona a merced de fuerzasexteriores; le dice que no puede preguntarsesimplemente si el producto en cuestión es unaexpresión válida de sí mismo, sino que debepreocuparse por lo que piensan los demás. El queemite un juicio como el que estamos analizando alejaal otro de la creatividad.3. Comprensión empática. Cuando esta condición seagrega a las otras dos obtenemos un máximo deseguridad psicológica. Si digo que “acepto" a unindividuo, pero no lo conozco, mi aceptación es muysuperficial, por cierto, y el otro advierte quepuedo cambiar de opinión en cuanto llegue aconocerlo. Pero si lo comprendo empáticamente, siprocuro entender su conducta y a él mismo desde supropio punto de vista, si entro en su mundo privadoy lo veo tal como él lo ve -y sigo aceptándolo-,entonces se sentirá seguro. En esta atmósfera lapersona puede dejar en libertad a su auténtico símismo y permitirle expresarse en formaciones nuevas

y variadas en su relación con el mundo. En estoreside el estímulo básico de la creatividad.

Y. Libertad psicológica. Cuando un maestro, padre,terapeuta u otra persona con funciones facilitadoraspermite al individuo una absoluta libertad deexpresión simbólica, fomenta su creatividad. Estaaceptación incondicional lo deja en libertad depensar, sentir y ser lo que guarda en lo másprofundo de sí mismo; estimula la apertura y eljuego espontáneo con los perceptos, los conceptos ylos significados, todo lo cual forma parte de lacreatividad.Obsérvese que me refiero a una libertad de expresiónsimbólica, ya que convertir en conductas todos losimpulsos, sentimientos y formaciones puede nocumplir una función liberadora en todos los casos.En ciertas ocasiones la conducta debe restringirse alos límites impuestos por la sociedad; la expresiónsimbólica, en cambio, no necesita restricciones. Porconsiguiente, destruir un objeto odiado (sea lapropia madre o un edificio rococó) mediante ladestrucción de un símbolo resulta liberador, entanto que el ataque real puede generar culpa yrestringir la libertad psicológica del individuo.(La formulación de este párrafo no me satisfacetotalmente, pero por el momento no puedo elaborar unenunciado que se ajuste mejor a mi experiencia.)La aceptación incondicional que intentamos describirno es de suavidad, indulgencia ni estímulomanifiesto. Se trata simplemente del permiso de serlibre, lo cual también significa que el individuo esresponsable. La persona es tan libre de temer unanueva aventura como de esperarla ansiosamente; librede asumir las consecuencias de sus errores, como lasde sus logros. Este tipo de libertad de ser unomismo de manera responsable promueve el desarrollode un foco de evaluación seguro dentro de uno mismo,y por consiguiente, da origen a las condicionesinternas de la creatividad constructiva.

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Conclusión.

He intentado presentar una serie de conceptos más omenos organizados acerca del proceso creativo, conel objeto de lograr que algunas de estas ideas sesometan a una verificación objetiva y rigurosa.Enuncio esta teoría y espero que se lleven a cabolas investigaciones correspondientes, porque piensoque el desarrollo actual de las ciencias físicas nosexige imperiosamente conductas creativas si, comoindividuos y como grupo social y cultural, hemos deadaptarnos a nuestro nuevo mundo y sobrevivir en él.SEPTIMA PARTE

LAS CIENCIAS DE LA CONDUCTA Y LA PERSONA.

Me preocupa profundamente la posibilidad de que lasciencias sociales en desarrollo se utilicen paracontrolar al individuo y despojarlo de supersonalidad.

Sin embargo, creo que estas ciencias puedenemplearse para ayudar a las personas a mejorar.

20 EL CRECIENTE PODER DE LAS CIENCIAS DE LACONDUCTA.

Hacia fines de 1955, el profesor B. F. Skinner, de Harvard, me invitó aparticipar con él en un debate amistoso en la convención de laAmerican Psychological Association, que se realizaría en el otoño de1956. Sabía que nuestras ideas acerca del empleo del conocimientocientífico para modelar o controlar la conducta humana eran muydiferentes, y por esa razón sugirió que un debate resultaría útil, puesnos ayudaría a aclarar el problema. Skinner deploraba el hecho de quela mayoría de los psicólogos no se mostraran dispuestos a hacer usode su poder. “Por el momento los psicólogos no se atreven a asumir elcontrol donde ello es posible ni a desarrollarlo donde no lo es. En lamayor parte de los servicios todavía se da importancia a lapsicometría, y esto se debe, en cierta medida, a la reticencia a asumirla responsabilidad del control . . . Es curioso, pero nos sentimosimpulsados a ceder el control activo de la conducta humana a quienesse apoderan de él con propósitos egoístas.” Ambos coincidimos en que una discusión de esa naturaleza sería útilpara estimular el interés en un asunto de verdadera importancia. Eldebate se llevó a cabo en septiembre de 1956 y atrajo a un auditorionumeroso y atento. Como suele ocurrir en los debates, la mayor partede los asistentes sintió, al retirarse. que se habían confirmado suspuntos de vista originales. El texto de la discusión se publicó en larevista Science, nov. 30. 1956. 124, págs. 1057-1066.Más tarde. al recordar esta experiencia, lamenté que hubiera sido undebate. Si bien tanto Skinner como yo habíamos tratado de evitar quese convirtiera en una verdadera discusión, el tono había sidointransigente. Sentí que se trataba de una cuestión demasiadoimportante para plantearla como una discusión entre dos personas obien como una elección entre blanco y negro. Por eso, durante el añosiguiente me dediqué a redactar más extensamente y con un tono quecreo menos beligerante mi propia percepción de los elementos de esteproblema, que un día constituirá una decisión trascendental para lasociedad. El tema se dividió en dos partes, que constituyen los doscapítulos siguientes.

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En el momento de escribir estos trabajos no tenía intenciones deusarlos según un plan preconcebido. No obstante, me he basado enellos al dictar un curso sobre “Tendencias contemporáneas” en laUniversidad de Wisconsin, y este año las empleé como base de unseminario de profesores y estudiantes en el California Institute ofTechnology.

Las ciencias que se ocupan de la conducta son aúnmuy jóvenes. En general se considera que esteconjunto de disciplinas científicas incluye lapsicología, la psiquiatría, la sociología, lapsicología social, la antropología y la biología,aunque en ocasiones se agregan las demás cienciassociales, como por ejemplo la economía y lapolítica, y se tienen en cuenta la matemática y laestadística como disciplinas instrumentales. Si bientodas ellas tratan de comprender la conducta humanay animal, y aunque la investigación en estos camposprogresa a pasos agigantados, todavía se trata de unterreno donde la confusión predomina sobre losconocimientos sólidos. Los estudiosos de estasdisciplinas tienden a destacar nuestra granignorancia científica sobre la conducta y la escasezde leyes generales que se han descubierto. Comparanel estado actual de estas ciencias con el de lafísica, y al comprobar la relativa precisión de susmediciones y predicciones y la elegancia ysimplicidad de la legalidad científica descubiertaen este último terreno, reconocen la novedad, lajuventud e inmadurez de las ciencias conductales.Sin negar la validez de este juicio, creo que aveces es tal la insistencia con que se destaca lasuperioridad de la física en el sentido mencionado,que el público en general no logra vislumbrar laotra cara de la moneda. A pesar de estar aún en sujuventud, las ciencias de la conducta han logradograndes progresos y se aproximan cada vez más almodelo científico que podríamos denominar “si . . .entonces . . .”. Con esto quiero decir que hanavanzado mucho en el descubrimiento de relacionesregidas por leyes, de manera que si se cumplenciertas condiciones, entonces se observarán ciertasconductas predecibles, Pienso que muy pocos conocen

la extensión, amplitud y profundidad de los avancesrealizados en las últimas décadas en el campo de lasciencias de la conducta. Son aún menos los queparecen advertir los profundos problemas de ordensocial, educacional, político, económico, ético yfilosófico que plantean estos progresos.En este capítulo y en el próximo me propongo cumplirvarios objetivos. En primer término, me gustaríaesbozar, de manera impresionista, un cuadro de lacreciente capacidad de las ciencias conductales paracomprender, predecir y controlar la conducta humana.Luego quisiera señalar los serios problemas que esoslogros nos plantean, tanto desde el punto de vistaindividual como social, para entonces sugerir unasolución provisional que para mí es significativa.

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EL “COMO” EN LAS CIENCIAS DE LA CONDUCTA.

Tratemos de forjarnos una idea acerca de lasignificación de los conocimientos en el terreno delas ciencias de la conducta, analizando brevementealgunos estudios específicos y examinando susignificado. He intentado seleccionar ejemplos quepusieran de manifiesto la diversidad de los trabajosque se están llevando a cabo en la actualidad. Meveo limitado por el alcance de mis propiosconocimientos y no pretendo afirmar que los ejemplosescogidos representen realmente una muestraseleccionada al azar de las ciencias de la conducta.Estoy seguro de que, puesto que soy psicólogo, elegígran parte de los ejemplos en el campo de miespecialidad; también preferí los que se relacionansobre todo con la predicción y el control potencialde la conducta, en lugar de aquellos cuya principalsignificación reside en el hecho de que aumentan

nuestra comprensión de la conducta. Sé que con elcorrer del tiempo estos últimos estudios conducirántambién a la predicción y control, pero su relacióncon ese tipo de problemas no se advierte aún contanta claridad.Al presentar estas muestras del conocimientocientífico las enunciaré en palabras sencillas, sinemplear los diversos términos que exige unaexactitud rigurosa. Cada una de las afirmacionesgenerales que formularé se apoya en investigacionesadecuadas, aunque, como todo hallazgo científico,cada enunciado expresa un cierto grado deprobabilidad, no una verdad absoluta. Más aún, todaslas conclusiones actuales pueden sufrirmodificaciones, correcciones o ser refutadasmediante estudios más exactos o más imaginativos quesurjan en el futuro.

La predicción de la conducta.

Teniendo presentes estos requisitos y factores deselección, veamos algunos de los avances de lasciencias de la conducta, en los cuales predomina elelemento de predicción. El patrón en que se basancada uno de estos adelantos puede generalizarse dela siguiente manera: “Sí un individuo posee lascaracterísticas mensurables a, b y c, entoncespodemos predecir que existe una elevada probabilidadde que manifieste las conductas x, y y z.”De esta manera, sabemos cómo predecir, conconsiderable exactitud, qué individuos alcanzarán eléxito, como estudiantes universitarios, ejecutivosindustriales, corredores de seguros, etcétera. Nointentaré documentar esta afirmación, pues elloocuparía demasiado espacio, ya que deberíamosreferirnos a problemas tales como el examen deaptitudes, los tests vocacionales y la selección depersonal. A pesar de que los especialistas, en estoscampos conocen bien el grado de inexactitud de suspredicciones, el hecho es que una gran cantidad deindustrias, universidades y otras organizacionesaceptan con fines prácticos el trabajo de lasciencias de la

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conducta. Hemos llegado a admitir que el científicode la conducta es capaz de seleccionar (con uncierto margen de error) a aquellos individuos que,entre un grupo de desconocidos, serán mecanógrafos,maestros, empleados o físicos eficientes.Este campo crece continuamente. Se están realizandoesfuerzos para determinar, por ejemplo, lascaracterísticas del químico creativo y aquello quelo diferencia del químico meramente exitoso.También, y a pesar de no haberse obtenido éxitosimportantes, se ha intentado, y se intenta en laactualidad, determinar las características quedistinguen al psiquiatra y psicólogo clínicopotencialmente exitosos. La ciencia avanza confirmeza en su capacidad de pronunciarse acerca de siun individuo posee o no las características que seasocian con cierto tipo de actividad ocupacional.Sabemos cómo predecir el éxito en las escuelasmilitares superiores y en el desempeño durante elcombate. Para mencionar sólo un estudio en esteterreno nos referiremos al de Williams y Leavitt,quienes descubrieron que podían formularpredicciones satisfactorias acerca del probableéxito de un infante de marina en la Escuela deOficiales y en la lucha, mediante las evaluacionesemitidas por sus compañeros. También comprobaronque, en este caso, los soldados allegados al sujetoen cuestión eran mejores instrumentos psicológicosque los tests objetivos que ellos podían usar. Estoilustra no sólo el empleo de ciertas medidas parapredecirla conducta, sino también la disposición aemplear esos instrumentos, convencionales o no, unavez que demuestran su poder predictivo.Podemos predecir en qué medida un futuro ejecutivocomercial será radical o conservador. En uno de suslibros, Whyte menciona este caso como un ejemplo dela gran cantidad de tests que se usan regularmenteen las corporaciones industriales. Veamos un caso:

entre un grupo de jóvenes ejecutivos que aspiran aun ascenso, la gerencia general puede seleccionar alos que demuestren (con cierto margen de error) elgrado de conservadorismo o radicalismo que elprogreso de la empresa requiere. Su elección puedebasarse en el conocimiento de la medida en que cadapostulante abriga una hostilidad oculta hacia lasociedad, una homosexualidad latente o tendenciaspsicóticas. Los tests capaces de proporcionar talesevaluaciones (o los que intentan hacerlo) se usanhabitualmente en muchas empresas, tanto paraseleccionar los miembros del nuevo personal superiorcomo para evaluar a quienes ya ocupan puestos clave,con el objeto de elegir a los que recibirán mayoresresponsabilidades.Sabemos cómo predecir cuáles miembros de unaorganización serán delincuentes o crearán problemas.Un joven psicólogo cuyas realizaciones son muyprometedoras ha ideado un breve y simple test delápiz y papel que permite predecir con bastanteexactitud cuáles empleados de un comercio de ramosgenerales serán deshonestos, indignos de confianza ocrearán problemas. Según el psicólogo mencionado,mediante este test es posible identificar conbastante precisión a los perturbadores potencialesde cualquier grupo organizado. Esta posibilidad deidentificar a los individuos

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que suscitarán problemas, en la medida en que serefiere a cuestiones específicas, sólo es unaextensión de nuestros conocimientos sobre lapredicción en otros terrenos. Desde el punto devista científico, predecir cuáles serán losindividuos que ocasionarán dificultades es lo mismoque predecir quiénes serán buenos tipógrafos.Sabemos que un empleado competente, usando unacombinación de puntajes de tests y tablasactuariales, puede dar una imagen predictiva másadecuada de la personalidad y conducta de un

determinado individuo que un clínico experimentado.Paul Meehl ha demostrado que la cantidad de tests depersonalidad que se han desarrollado y lainformación acumulada mediante el uso de talesinstrumentos son tan abundantes que no se requierenhabilidades intuitivas especiales, conocimientosamplios, experiencia ni entrenamiento para hacer unadescripción precisa de la personalidad de unindividuo. Este autor señala que en muchos lugares,tales como clínicas de higiene mental, hospitales deveteranos, hospitales psiquiátricos, etcétera,significa pérdida de tiempo emplear profesionalesaltamente capacitados para hacer diagnósticos depersonalidad mediante la aplicación de tests,entrevistas con los pacientes y otros procedimientosafines. Meehl ha comprobado que un empleado puederealizar esta tarea de manera más satisfactoria, consólo establecer un contacto mínimo e impersonal conel paciente. En primer término, es necesarioadministrar una cierta cantidad de tests y evaluarsus resultados, luego, el perfil de puntajes se debeverificar con tablas actuariales preparadas sobre labase de cientos de casos. Esto proporciona unadescripción adecuada y predictiva de lapersonalidad, con lo cual el empleado sólo tiene quecopiar la combinación de características que serelacionan estadísticamente con la configuración delos puntajes.A partir de los hallazgos de Meehl, es posibleextraer una conclusión lógica que nos permiteavanzar un paso más allá en el desarrollo de losinstrumentos psicológicos para la medición,apreciación y evaluación de las característicashumanas y la predicción de ciertos patrones deconducta sobre la base de esas evaluaciones. Enrealidad, no hay ningún motivo para conservar alempleado que propone Meehl. Una computadoraelectrónica bien programada podría evaluar lostests, analizar los perfiles, brindar una imagen másadecuada de la persona y predecir su conducta demanera aún más satisfactoria que un ser humano.Podemos determinar cuáles son las personas que sedejan influir con facilidad y se adaptan a laspresiones grupales y cuáles las que nunca ceden antetales ínfluencias. Dos estudios independientes pero

que arrojan resultados similares demuestran que losindividuos cuyas respuestas a las figuras del Testde apercepción temática exhiben ciertos temas dedependencia, o quienes, en otro test, acusansentimientos de inadaptación social, inhibición desu agresividad y tendencias depresivas, seránpersuadidos con facilidad y cederán ante laspresiones grupales. Estos pequeños estudios no sondefinitivos, pero tenemos motivos para suponer quesu

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hipótesis básica es correcta y que éste u otrosparámetros más adecuados lograrán predecir conexactitud cuáles miembros de un grupo son fácilmenteinfluibles y cuáles no sucumbirán, aun bajo intensaspresiones grupales.Sobre la base de la manera en que los individuosperciben el movimiento de un punto luminoso en unahabitación oscura, podemos predecir su tendencia aser prejuiciosos o no. Se ha estudiado mucho eletnocentrismo, es decir, la tendencia a mantener unadistinción rígida entre el grupo o los grupospropios y los externos, lo cual supone unahostilidad hacia estos últimos y una actitud sumisay de aceptación incondicional hacia los primeros.Una de las teorías sostiene que la persona másetnocéntrica es incapaz de tolerar la ambigüedad oincertidumbre de una situación. Basándose en estateoría, Block y Block pidieron a un grupo desujetos que describieran el movimiento que percibíanen un tenue punto luminoso durante su permanencia enun cuarto totalmente oscuro. (En realidad no habíamovimiento alguno, pero casi todos los individuoscreyeron advertirlo.) También administraron a losmismos sujetos un test de etnocentrismo. Tal como sehabía predicho, se observó que aquellos que enpruebas sucesivas establecieron una norma regularpara el grado de movimiento que percibían, tendían a

ser más etnocéntricos que los sujetos cuyapercepción del movimiento variaba en las diferentespruebas. El mismo estudio se repitió en Australiacon una ligera variante y los hallazgos seconfirmaron y amplíaron. Se observó que losindividuos más etnocéntricos tenían menos capacidadde tolerar la ambigüedad y observaban menosmovimiento que los sujetos libres de prejuicios.También se mostraron más pendientes de los demás alhacer sus estimaciones y cuando se hallaban encompañía de otra persona tendían a adaptarse aljuicio emitido por ésta.Por consiguiente, no es exagerado decir que deacuerdo con la manera en que un individuo percibe elmovimiento de una luz débil en un recinto oscuro,podemos extraer importantes conclusiones acerca desu grado de rigidez, prejuicios y etnocentrismo.Los ejemplos mencionados, que demuestran lacapacidad de estas ciencias para predecir laconducta y seleccionar individuos que se comportaránde una manera determinada, representan una muestrade las nuevas aplicaciones de un campo de la cienciaque se encuentra en vías de desarrollo. Pero lo queestos ejemplos insinúan también puede provocar unescalofrío de aprensión. En cuanto se piensa uninstante resulta evidente que los avances que hedescrípto son sólo el comienzo, y que si unindividuo o un grupo tuviera en sus manosinstrumentos aún más desarrollados y contara con elpoder de usarlos, las implicaciones sociales yfilosóficas serían realmente temíbles. Así secomprende por qué un científico como von Bertalanflyafirma: “Además de la amenaza de la tecnologíafísica, los peligros de la tecnología psicológica amenudo son ignorados.”

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Condiciones que determinan conductas grupalesespecíficas.

Pero antes de ocuparnos de este problema socialobservemos otro aspecto de las ciencias de laconducta y veamos otra serie de estudiosilustrativos. Esta vez nos dedicaremos a lasinvestigaciones que demuestran la posibilidad delograr el control de grupos. En este sentido nosinteresan las investigaciones cuyos hallazgos seajustan al siguiente patrón: “Sí en un grupo existeno se establecen las condiciones a, b y c, entoncesexiste una elevada probabilidad de que semanifiesten las conductas x, y y z.”En un grupo de trabajo, ya sea en el ámbito de laindustria o de la educación, sabemos cómo crearcondiciones que determinen un aumento de laproductividad y la originalidad y un mejor estado deánimo más satisfactorio. Los estudios de Coch yFrench de Nagle y de Katz, Maccoby y Morsedemuestran en general que cuando los operariosindustriales participan en la planificación y lasdecisiones, cuando los supervisores son sensibles alas actitudes del obrero, y cuando la supervisión noes suspicaz ni autoritaria, aumenta la producción yse eleva la moral de los trabajadores.Recíprocamente, sabemos cómo crear las condicionesque originan una disminución de la producción ygeneran un peor estado de ánimo, ya que lascondiciones inversas producen el efecto opuesto.En cualquier grupo, sabemos cómo establecercondiciones de liderazgo, tales que determinen unmayor desarrollo de la personalidad de los miembros,así como también una productividad y originalidad, yun mejor espíritu de grupo. En grupos tan disparescomo breves seminarios universitarios y en unaplanta industrial dedicada a la fabricación dematrices, Gordon y Richard demostraron que cuando ellíder o los líderes presentan actitudes que puedenconsiderarse terapéuticas, se obtienen resultadossatisfactorios. En otras palabras, si el líderacepta los sentimientos de los miembros del grupo ylos propios; si comprende a los demás de manerasensible y empática, si permite y estimula la

discusión libre y delega responsabilidades en elgrupo, entonces hallaremos muestras de desarrollo dela personalidad en sus integrantes y el grupofuncionará de manera más eficiente, con mayorcreatividad y mejor espíritu.Sabemos cómo establecer condiciones que aumenten larigidez psicológica de los miembros de un grupo. Enun cuidadoso estudio, Beler comparó dos grupos deestudiantes en relación con sus capacidades, enespecial la de razonamiento abstracto. Luego seanalizó la personalidad de cada uno de losestudiantes de un grupo mediante la administracióndel test de Rorschach y se les hizo conocer losresultados, después de lo cual, se volvieron aevaluar las capacidades de ambos grupos. El grupoque había conocido la evaluación de sus respectivaspersonalidades acusó una menor flexibilidad y unanotable disminución en su capacidad de desarrollarun razonamiento abstracto; en relación con el grupode control,

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sus miembros se volvieron más rígidos, más ansiososy desorganizados en su pensamiento.Es interesante señalar que esta evaluación -que elgrupo experimentó como algo amenazador- se parece amuchas evaluaciones que se hacen en nuestrasescuelas y universidades al amparo de la palabraeducación. Sin embargo, por el momento sólo nospreocupa señalar que sabemos muy bien cómoestablecer condiciones que disminuyan la efectividaddel funcionamiento con respecto a tareasintelectuales complejas.Tenemos amplios conocimientos acerca de cómoestablecer condiciones que influyan sobre lasrespuestas del consumidor y/o la opinión pública.Pienso que en este punto no es necesario mencionarlas investigaciones realizadas; basta con referirse

a las propagandas de cualquier revista, losentretenimientos de la televísión y sus ratings y elaumento de las ventas de cualquier empresa queinicia una campaña publicitaria bien planificada.Sabemos cómo influir sobre la conducta adquisitivade los individuos y lo hacemos creando condicionesque satisfacen necesidades inconscientes delconsumidor, que nosotros hemos sido capaces dedetectar. Se ha demostrado que algunas mujeres queno compran café instantáneo porque “les desagrada elsabor” en realidad lo rechazan, en un nivelinconsciente, porque se asocia con el hecho de seruna mala ama de casa, es decir, con rasgos deholgazanería y derroche.” Este tipo de estudios,basados en técnicas proyectivas y entrevistas“profundas” han llevado a organizar campañas deventas cuyo objetivo consiste en estimular lasmotivaciones inconscientes del individuo: sus deseossexuales, agresivos o de dependencia; o bien, comoen este caso, el deseo de ser aprobado.Estos estudios citados a título de ejemplo ponen demanifiesto nuestra capacidad potencial para influirsobre la conducta de los grupos o controlarla. Sitenemos el poder o la autoridad para establecer lascondiciones necesarias, surgirán las conductasprevistas. No cabe duda de que tanto los estudioscomo los métodos son aún burdos, pero con todaseguridad se desarrollarán otros más refinados en elfuturo.

Condiciones que producen efectos específicos en losindividuos.

Tal vez más sorprendente aún que el aspecto al queacabamos de referirnos sea el caudal deconocimientos que estas ciencias han acumulado conrespecto a las condiciones que provocan determinadasconductas en el individuo. La posibilidad depredicción científica y control de la conductaindividual resulta de mayor interés para cada uno denosotros. Veamos algunos ejemplos aislados de estecampo de conocimientos.Sabemos cómo establecer las condiciones necesariaspara que muchos individuos consideren correctosdeterminados juicios. aun cuando se opongan a las

pruebas que les suministran sus propios sentidos.Por ejemplo, podrán afirmar que la figura A. ocupauna superficie mayor

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que la figura B, aun cuando sus sentidos lesindíquen claramente que eso no es así. Losexperimentos de Asch, luego mejorados porCrutchfield, demuestran que cuando una persona seconvence de que los demás integrantes del grupocoinciden en que la figura A es más grande que B,entonces su juicio tenderá a adecuarse al consensogeneral, aunque en muchos casos el individuo estéplenamente convencido de que en realidad su propiaobservación es acertada.No sólo podemos predecir que un cierto porcentaje deindividuos actuarán de esta manera y estarándispuestos a contradecir el testimonio de suspropios sentidos, sino que Crutchfíeld también hadeterminado los atributos de la personalidad de lossujetos que manifiestan este tipo de conducta; enconsecuencia, mediante procedimientos de selecciónsería posible formar un grupo cuyos integrantescederían casi siempre a las presiones que losimpulsen al conformismo.Sabemos cómo modificar las opiniones de un individuoen una dirección preestablecida, sin que ésteadvierta los estímulos que determinan el cambioSmith, Spence y Klein proyectaron sobre una pantalladurante un lapso muy breve un rostro masculinoestático e inexpresivo y solicitaron a los sujetosespectadores que observaran cómo cambiaba suexpresión. A continuación proyectaron de maneraintermitente la palabra “enojado”, en exposicionestan breves que los sujetos no podían advertirconscientemente el estímulo. Sin embargo, tendierona percibir un cierto enojo en el rostro que aparecíaen la pantalla. Cuando se siguió el mismoprocedimiento con la palabra “feliz” los sujetos

manifestaron que la expresión era de felicidad.Sufrieron claramente la influencia deestímulos subliminales que no advirtieron ni podíanadvertir.Sabemos cómo influir sobre los estados de ánimo,actitudes y conductas psicológicas mediante elempleo de drogas. Para ilustrar esto nos referiremosal área limítrofe entre la química y la psicología.Desde las drogas que ayudan a mantenerse despiertomientras se estudia o se maneja un automóvil y elllamado “suero de la verdad”, que reduce lasdefensas psicológicas del individuo hasta laquimioterapia que hoy se practica en los serviciosde psiquiatría, la amplitud y complejidad delconocimiento alcanzado en este campo es asombroso.Cada vez son más las investigaciones para descubrirdrogas específicas, para dar energía al individuodeprimido, calmar al excitado, etcétera. Sabemosque, en algunos casos, se administran drogas a lossoldados antes de iniciar el combate, a fin deeliminar el miedo, y algunas marcas registradas dedrogas tranquilizantes, tales como el Miltown, ya sehan incorporado al lenguaje de todos losnorteamericanos e inclusive a las películas dedibujos animados. Aun cuando queda mucho pordescubrir en este campo, el doctor Skinner, deHarvard, afirma: “En un futuro no muy lejanoposiblemente sea posible mantener en cualquierestado las condiciones de la vida normal conrespecto a las motivaciones y emociones.” Si bienéste parece un punto de vista algo exagerado, supredicción podría estar justificada en ciertamedida.

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Sabemos cómo crear condiciones psicológicas que,durante la vigilia, produzcan alucinaciones vívidasy otras reacciones anormales en el individuo normal.Este dato surgió de manera inesperada como productocolateral de una investigación llevada a cabo en laMcGill University. Se descubrió que la supresión oel debilitamiento de todas las vías de estimulaciónsensorial produce reacciones anormales. Si se obligaa individuos sanos a permanecer inmóviles -parareducir los estímulos kinestésicos- en un cuartopequeño, con los ojos cubiertos por antiparrastraslúcidas que no permiten la percepción, los oídostapados por almohadillas de espuma de goma, y conlas manos recubiertas de guantes para impedir lassensaciones táctiles, al cabo de cuarenta y ochohoras en la mayoría de los sujetos se presentanalucinaciones e ideas extrañas que guardan ciertasemejanza con las del psicótico. Se ignora cuálesserían los resultados si esta supresión sensorial seprolongara durante más tiempo, ya que la experienciapareció potencialmente tan peligrosa que losinvestigadores se rehusaron a continuarla.Sabemos cómo llegar a algunas zonas conflictivas dela experiencia de un individuo empleando sus propiaspalabras. Cameron y sus colaboradores seleccionaronbreves afirmaciones emitidas por un paciente duranteentrevistas terapéuticas grabadas, que parecíanrelacionarse significativamente con la dinámicasubyacente del caso. La pequeña oración se graba enuna cinta magnetofónica sin fin. Cuando el pacienteoye sus propias palabras repetidas una y otra vez,el efecto es muy intenso; cuando ya las ha oídoveinte o treinta veces ruega que se interrumpa lagrabación. Al parecer la repetición atraviesa lasdefensas del individuo y deja al descubierto toda laesfera psíquica relacionada con esa afirmación. Porejemplo, una mujer que se siente muy inadaptada ytiene dificultades matrimoniales, al referirse a sumadre durante una entrevista, dice entre otrascosas: “Eso es lo que no puedo entender: que alguienpegue a un niño pequeño.” Esta oración se grabó y sele hizo oír repetidas veces. Esto le permitió elacceso a todos sus sentimientos hacia su madre, con

la cual comprendió que “el no poder confiar en quemi madre no me haría daño me hizo desconfiar de todoel mundo”. Este es un ejemplo muy sencillo de lapotencia del método, que no sólo puede ser útil,sino también profundamente desorganizador, sipenetra las defensas con demasiada profundidad orapidez,Conocemos las actitudes que un asesor o un terapeutadeben mantener para lograr ciertos cambiosconstructivos en la personalidad y conducta delcliente. Los estudios que se han realizado en añosrecientes en el terreno de la psicoterapiajustifican esta afirmación. Los hallazgos de esosestudios pueden sintetizarse de la siguiente manera.Si el terapeuta crea una relación en la que a) esauténtico e internamente consecuente consigo mismo;b) acepta al cliente y lo aprecia como persona devalor; c) comprende de manera empática el mundoprivado de sentimientos y actitudes del cliente,entonces se producirán en éste ciertos cambios.Algunos de estos cambios consisten en que el

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cliente a) se vuelve más realista en suautopercepción; b) se tiene más confianza y toma suspropias decisiones; c) se valora a sí mismo máspositivamente; d) tiende menos a reprimir elementosde su experiencia; e) exhibe una conducta másmadura, socializada y adaptada; f) le ocasiona menosperturbaciones el stress y se recupera de él conmayor rapidez y, por último, g) se aproxima más auna persona sana, integrada y de funcionamientopleno, en lo que respecta a la estructura de supersonalidad. Estos cambios no se observan en ungrupo de control, y parecen asociarse definidamentecon el hecho de que el cliente se encuentra en unarelación terapéutica. Sabemos cómo desintegrar la estructura de lapersonalidad de un individuo, eliminando la

confianza que siente en sí mismo, destruyendo suconcepto de sí y haciendo que dependa de otrapersona. Hinkle y Wolff emprendieron un estudio muyminucioso de los métodos de interrogatorio usadospor los comunistas -sobre todo en China- con losprisioneros, que nos da una idea bastante apropiadadel proceso que popularmente se conoce como “lavadode cerebro”. Su estudio demuestra que no se hanusado métodos mágicos ni novedosos, sino unacombinación de reglas empíricas. En general se tratade una horripilante inversión de las condiciones dela psicoterapia que resumimos en el párrafoanterior, Si el individuo sospechoso se sienterechazado y permanece aislado durante un largotiempo, se intensifica su necesidad de una relaciónhumana. El interrogador explota esto creando unarelación en la que demuestra un máximo de rechazo, yhace todo lo posible por despertar culpa, conflictoy ansiedad. Sólo manifiesta aceptación hacia elprisionero cuando éste “coopera” y se muestradispuesto a ver los acontecimientos desde el puntode vista del que lo interroga. El inquisidor rechazapor completo ‘el marco de referencia interno delprisionero o su percepción personal de losacontecimientos. Poco a poco, su necesidad desentirse aceptado lleva al preso a admitir verdadesa medias como verdades completas, hasta quefinalmente abandona su propio enfoque de sí mismo yde su conducta y acepta el punto de vista de lapersona a cargo de su interrogatorio. Se siente muydesmoralizado y desintegrado como individuo, talcomo si fuera un títere. Llegado a este punto,quiere “confesar” que es un enemigo del estado y queha cometido todo tipo de actos de traición que enrealidad nunca llevó a cabo, o que tuvieron para élun significado muy diferente.En cierto sentido no es correcto decir que estosmétodos son productos de las ciencias de laconducta, ya que fueron desarrollados por la policíarusa y china, no por científicos. Los incluyo eneste momento porque opino que estos métodos podríanhaber resultado mucho más eficaces mediante elempleo del conocimiento científico que hoy poseemos.En síntesis, nuestros conocimientos acerca de cómocambiar la personalidad y la conducta pueden usarse

en sentido constructivo o destructivo, para crear opara destruir personas.

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Condiciones que producen efectos específicos enanimales.

Tal vez ya he presentado amplias pruebas del poder amenudo temible de este joven ámbito de la ciencia.Sin embargo, antes de ocuparme de las implicacionesde todo esto, quisiera extenderme un poco más, paramencionar sólo una parte de los conocimientos quetenemos acerca de la conducta de los animales. Mirelación con este campo es más limitada, peroquisiera citar tres estudios cuyos hallazgosresultan particularmente sugestivos.Sabemos cómo establecer las condiciones necesariaspara que un patito desarrolle un afecto duraderohacia un zapato viejo, por ejemplo. Hess ha llevadoa cabo estudios sobre el fenómeno del imprinting,investigado por primera vez en Europa. Ha demostradoque en los patitos silvestres, por ejemplo, hay unaspocas horas cruciales -desde la decimotercera hastade decimoséptima a partir de su salida del huevo- enque la cría se apega a cualquier objeto que se lepresente. El apego será tanto mayor cuanto másintensos sean sus esfuerzos por seguir al objeto. Enlos casos habituales esto resulta en un apego a lamadre, pero con igual facilidad la cría puedeestablecer un vínculo indeleble con cualquierobjeto: un señuelo de pato silvestre, un ser humano,o, como ya he dicho, un zapato viejo. ¿Existentendencias semejantes en los bebés humanos? Nopodemos evitar las conjeturas.Sabemos cómo eliminar en una rata un intenso miedohacia algún objeto o hecho concreto, mediante elelectroshock. Hunt y Brady adiestraron a un conjuntode ratas sedientas para obtener agua presionando unpalanca. Los animales hacían esto con libertad ygran frecuencia. Una vez que el hábito se huboestablecido se les inspiró un miedo condicionadomediante un chasquido que se oía un momento antes deadministrar una descarga eléctrica apenas dolorosa,Al cabo de un tiempo las ratas respondieron conintensas reacciones de miedo y dejaron de presionarlas palancas cada vez que escuchaban el chasquido,aun cuando éste no fuera seguido de un estímulo

doloroso. Sin embargo, esta reacción condicionada demiedo desapareció casi por completo cuando losanimalitos recibieron una serie de descargaseléctricas convulsionantes. Al cabo de esta serie deelectroshocks las ratas no demostraron temor yoperaron la palanca con toda libertad, aun cuando sehiciera oír el chasquido. Los autores interpretansus resultados con mucha precaución, pero resultaevidente el parecido entre este experimento y laterapia de electroshock que se administra a losseres humanos.Sabemos cómo entrenar palomas de manera que dirijanun proyectil explosivo hacia un blancopredeterminado. El interesante informe que haceSkinner de este experimento, que data de la guerra,es sólo uno de los muchos ejemplos impresionantesdel llamado condicionamiento operante. Este autortomó una serie de palomas y “moldeó” su conducta depicoteo, premiándolas cada vez que se aproximabanpicoteando a un

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objeto previamente seleccionado por él. Así, porejemplo, podía tomar un mapa de una ciudadextranjera y, adiestrar a las palomas para quepicotearan sólo el sector que incluía algunaindustria vital, como podría serlo una fábrica deaviones; o bien podía entrenarlas para quepicotearan las imágenes de ciertos tipos de barcosen alta mar. Luego sólo fue una cuestión técnica -aunque muy compleja, sin duda- convertir suspicoteos en timón de un proyectil. Colocando dos otres palomas en el extremo de un proyectil simulado.pudo demostrar que aunque éste se desviaraconsiderablemente de su curso, las aves siemprepodían reorientarlo hacia su “blanco” mediante elpicoteo.

En respuesta a lo que los lectores se estarán sinduda preguntando, debo decir que este hallazgo nuncase usó en la guerra a causa del desarrolloinesperadamente rápido de los dispositivoselectrónicos, pero podemos estar seguros de quehubiera funcionado a la perfección.Skinner ha podido enseñar a las palomas a jugar alping pong, por ejemplo, y junto con suscolaboradores ha logrado suscitar en animales muchasconductas que parecen “inteligentes” e“intencionales”. En todos los casos el principio esel mismo: el animal recibe un refuerzo positivo -alguna pequeña recompensa- por cada conducta quecoincide con el propósito elegido por elinvestigador. Al comienzo tal vez sólo las conductasmás elementales cumplan la orientación deseada, peroluego se van moldeando hasta convertirse en unconjunto de actos refinados, exactos, específicos ypreseleccionados. De la amplia gama de conductaspotenciales de un organismo, se refuerzan conductascada vez más especializadas, hasta lograr las quesirven al propósito particular del investigador.Los experimentos con seres humanos son algo menosprecisos, pero se ha demostrado que mediante uncondicionamiento operante de ese tipo (tal comopodría serlo el hecho de que el investigadorasintiera con la cabeza) se puede obtener un aumentode la cantidad de palabras en plural o de lasopiniones personales que el sujeto expresa, sin queéste advierta la razón del cambio de sucomportamiento. Según Skinner, gran parte de nuestraconducta se origina en un condicionamiento operante,a menudo inconsciente, por parte de ambos miembrosde una relación. Este autor quisiera hacerconsciente e intencional el mencionadocondicionamiento, para que de esa manera fueraposible controlar la conducta.Sabemos cómo proporcionar a los animales unaexperiencia muy satisfactoria que sólo consiste enestimulaciones eléctricas, Olds ha descubierto quepuede implantar electrodos diminutos en el áreaseptal del cerebro de ratas de laboratorio. Cuandouno de estos animales oprime una palanca que seencuentra en la jaula, los electrodos transmiten unacorriente de intensidad ínfima. Esto parece ser una

experiencia tan gratificante que la rata inicia unaverdadera orgía, provocándose el estímulo hastaquedar exhausta. Cualquiera que sea la naturalezasubjetiva de la experiencia, ésta parece ser tansatisfactoria que el animal la

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prefiere a cualquier otra actividad. No entraré enespeculaciones acerca de la aplicabilidad de esteprocedimiento a los seres humanos ni de lasconsecuencias que esto tendría.

El cuadro general y sus implicaciones.

Espero que esta gran cantidad de ejemplos habránotorgado un significado concreto a la afirmación deque las ciencias de la conducta están realizandograndes avances en lo que respecta a la comprensión,predicción y control de la conducta humana. Sabemoscómo seleccionar individuos que se comportarán dedeterminada manera; establecer condiciones grupalesque originen diversas conductas predecibles porparte de los integrantes del grupo y crear unasituación que llevará a un individuo a adoptar uncomportamiento específico en una situación dada. Conrespecto a los animales, nuestra capacidad decomprensión, predicción y control va aún más lejos,y tal vez prefigura futuros pasos en el desarrollode las ciencias de la conducta.Si la reacción de los lectores se asemeja a la míatal vez piensen que la situación que acabo dedescribir presenta aspectos muy temibles. A pesar dela inmadurez y la ignorancia de esta joven ciencia,el estado actual de sus conocimientos ya planteaposibilidades que representan un verdadero peligro.Supongamos que un individuo o un grupo poseyeraneste tipo de conocimientos y el poder necesario parausarlo con un propósito determinado. En ese caso sepodrían seleccionar individuos capaces de ejercer el

liderazgo y otros cuya función consistiría en seguira los primeros; sería posible ayudar a las persunasa desarrollarse y mejorar, pero también se podríadebilitar y desintegrar su personalidad. Losindividuos capaces de suscitar problemas podríandescubrirse antes de que comenzaran a actuar; elestado de ánimo de las personas podría modificarse avoluntad; se podría influir sobre la conductaapelando a motivaciones inconscientes; en fin,llegaríamos a una verdadera pesadilla en la que losseres humanos serían manejados como objetos. Porcierto, esto es una fantasía descabellada pero noimposible. Tal vez ésa sea la razón que impulsó aRobert Oppenheimer, uno de nuestros científicos mástalentosos, a formular una advertencia a partir desu propio dominio: la física. Afirma que haysemejanzas entre la física y la psicología, y queuno de estos puntos comunes reside en la “medida enque nuestro progreso crea profundos problemas dedecisión en el ámbito público. Durante la últimadécada, los físicos se han destacado por suscontribuciones. Cuando la psicología adquiera uncuerpo de conocimientos sólido y objetivo acerca dela conducta y sentimientos humanos habrá creado unpoder de control que planteará problemas mucho másgraves que cualquiera de los físicos”.Quizás algunos lectores piensen que he magnificadoel alcance del problema. Pueden asimismo señalar quesólo unos pocos de los hallazgos

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científicos que he mencionado han recibido unaaplicación que afecte significativamente lasociedad, y que, en su mayoría, si bien sontrascendentes para el científico de la conducta,ejercen escasa influencia práctica en nuestracultura.

Estoy de acuerdo con esta última opinión. En estemomento las ciencias de la conducta están en unaetapa equivalente a la física de hace variasgeneraciones. Como ejemplo bastante reciente de loque quiero decir, consideremos la discusión quesurgió a principios de siglo cuando se planteó laposibilidad de que una máquina más pesada que elaire fuera capaz de volar. La ciencia de laaeronavegación se hallaba en la etapa inicial de sudesarrollo y carecía de exactitud, de manera quehabía estudios que expresaban puntos de vistaradicalmente distintos con respecto al tema dediscusión. Lo más importante es recordar que elpúblico no pensaba que esa ciencia tuviera valoralguno ni que pudiera influir significatívamentesobre la cultura; preferían apelar a su sentidocomún que les decía que el hombre de ningún modopodía volar en un aparato más pesado que el aire.Comparemos aquella actitud hacia la aeronavegacióncon la actual. Hace pocos años se nos informó que laciencia anunciaba el lanzamiento de un satéliteespacial, lo cual era un proyecto realmentefantástico. Pero el público había llegado a tenertanta fe en las ciencias naturales que no se elevóuna sola voz de incredulidad. La única pregunta quese formuló fue: “¿Cuándo?”Tenemos muchos motivos para creer que lo mismosucederá con las ciencias de la conducta. Alprincipio el público las ignora o adopta una actitudincrédula frente a ellas; luego, en cuanto descubreque los hallazgos de una ciencia merecen másconfianza que el sentido común, comienza aemplearlos. El uso difundido de los conocimientos deuna ciencia crea una gran demanda, lo cual exige ladedicación de hombres, dinero y esfuerzos; porúltimo el desarrollo de la ciencia en cuestióninicia una curva de ascenso vertiginoso. Parece muyprobable que con las ciencias de la conducta sucedaalgo semejante. Por consiguiente, si bien sushallazgos no ti enen aún muchas aplicaciones, nocabe duda de que mañana su uso será muy amplio.

Las preguntas.

Tenemos el germen de una ciencia de gran importanciapotencial, un conjunto de instrumentos cuyo podersocial dejará atrás el de la energía atómica. Porcierto, los interrogantes que plantea estedesarrollo serán de vital importancia para estageneración y las siguientes. Veamos algunos deellos:¿Cómo emplearemos el poder de esta nueva ciencia? ¿Qué sucede con el individuo en este “mundo feliz”?

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¿En qué manos estará el poder de utilizar este nuevoconocimiento?¿Con qué fines, propósitos o valores se lo empleará?Comenzaré a considerar las respuestas en elsiguiente capítulo.

21 LA SITUACIÓN DEL INDIVIDUO EN EL NUEVO MUNDO DELAS CIENCIAS DE LA CONDUCTA.

En el capítulo precedente traté de resumir losavances de las ciencias de la conducta en lo querespecta a su capacidad de predecir y controlar elcomportamiento e intenté señalar cuál sería el nuevomundo hacia el que, en mi opinión, nos estamosacercando a pasos agigantados. Ahora quiero imaginarcómo podríamos responder, adaptarnos y vivir en este“mundo feliz” como individuos, como grupos, comocultura. ¿Qué posición adoptaremos frente a estosnuevos desarrollos?Analizaré dos respuestas que se han dado a estapregunta y luego formularé algunas consideracionesque podrían constituir una tercera actitud.

Negar e ignorar.

Una actitud que podemos adoptar es la de negar queestán ocurriendo estos adelantos científicos yalegar que ningún estudio de la conducta humana esrealmente científico. Podemos afirmar que el animalhumano es incapaz de mantener una actitud objetivahacia sí mismo y que, por consiguiente, no puedeexistir una verdadera ciencia de la conducta.También podemos señalar que el hombre es siempre unagente libre y que, en consecuencia, nos es posibleestudiar su comportamiento desde un punto de vistacientífico. Hecho curioso, hace poco tíempo tuveoportunidad de oír a un famoso economista, quedefendía esta actitud durante una asamblea sobreciencias sociales. Por otra parte, uno de losteólogos más destacados de los Estados Unidosescribe: “En todo caso, ninguna investigacióncientífica de conductas pasadas puede servir de base

para la predicción de conductas futuras” (3, pág.47).La actitud del público en general es parecida. Sinnegar necesariamente la posibilidad de una cienciade la conducta, el hombre de la calle se limita aignorar los desarrollos que en ella se producen. Sinduda se siente perturbado durante un tiempo cuandooye decir que los comunistas han tratado de cambiarlas ideas de los soldados prisioneros mediante el“lavado de cerebro”. Puede reaccionar con un ligerofastidio al

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conocer las revelaciones del libro de Whyte, quedemuestra la medida en que las modernas empresasindustriales utilizan los hallazgos de las cienciasde la conducta con fines de manejo comercial. Perolo principal es que nada de esto lo preocupa más delo que pueden haberlo preocupado las primerasafirmaciones acerca de la fisión atómica.Si así lo deseamos, podemos compartir su actitud deignorar el problema. Podemos ir aun más lejos -comolos intelectuales que acabo de citar- y afirmar, enrelación con las ciencias de la conducta, que “talcosa no existe”. Pero puesto que estas reacciones nome parecen muy inteligentes, pasaré a descubrir un

punto de vista más intelectualizado y también másdifundido.

La formulación de la vida humana en términoscientíficos.

Los científicos de la conducta tienden a dar porsentado que los hallazgos de su campo se usarán parapredecir y controlar la conducta humana. Sinembargo, la mayoría de los psicólogos y demáscientíficos no se han detenido a pensar en lo queesto significaría. El doctor B. F. Skinner, deHarvard, representa una excepción a esta tendenciageneral, pues ha estimulado explícitamente a lospsicólogos a emplear los poderes de control queposeen, con el objeto de crear un mundo mejor. En unintento de ilustrar su pensamiento, hace algunosaños escribió un libro titulado Walden Dos, en elcual describe lo que a su juicio sería una comunidadutópica, en la que las enseñanzas de las ciencias dela conducta se utilizarían en todos los aspectos dela vida: el matrimonio, la crianza de los hijos, laconducta ética, el trabajo, el juego y la activiladartística. En los párrafos siguientes lo citaré endiversos oportunidades.También algunos autores de ficción han advertido elsignificado de la creciente influencia de lasciencias de la conducta. En su novela Un mundofeliz, Aldous Huxley ha pintado el cuadrohorripilante de una felicidad de dulzura falsa yempalagosa en un mundo manejado por la ciencia,contra el cual el hombre finalmente se rebela, En1984 George Orwell describe el mundo creado por unpoder dictatorial, donde las ciencias de la conductase usan como instrumento para ejercer el controlabsoluto de la conducta y el pensamiento de losindividuos.Los autores de ciencia ficción también han procuradodescribirnos algunos de los posibles desarrollos deun mundo donde la conducta y la personalidad estántan sujetas a los dictámenes de la ciencia comopueden estarlo los compuestos químicos o losimpulsos eléctricos.Trataré de presentar un cuadro simplificado de laspautas culturales que surgen cuando tratamos de

moldear la vida humana de acuerdo con las pautas delas ciencias de la conducta.En primer lugar existe la conciencia -algo que casise da por sentado- de que el conocimiento científicosupone el poder de manejar. El doctor Skinner dice:“Debemos aceptar el hecho de que un cierto tipo

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de control de los asuntos humanos es inevitable. Nopodemos usar el sentido común en estos asuntos, amenos que alguien se dedique a planificar y crearlas condiciones ambientales que afectan la conductade los hombres. Los cambios en el medio siempre hansido una condición del desarrollo de pautasculturales, y apenas podemos emplear los métodos máseficaces de la ciencia sin introducir modificacionesen mayor escala . . . En ocasiones anteriores laciencia ha traído a la luz procesos y materialespeligrosos. Será difícil y sin duda peligrosoutilizar al máximo los hechos y técnicas de unaciencia del hombre sin cometer algún errormonstruoso. No es éste el momento de desilusionarse,plantear consideraciones emocionales ni adoptaractitudes que ya no son útiles” (10, págs. 56-57),También se acepta que el poder de control debeejercerse. Skinner le asigna un uso benévolo, aunqueadmite el peligro de que no sea así. Para Huxley, selo utiliza con buenas intenciones, pero lo que enrealidad resulta es una pesadilla. Orwell describelas consecuencias del uso malintencionado de esepoder, para aumentar el grado de control que ejerceun gobierno dictatorial.

Los pasos del proceso.

Observemos algunos de los elementos implícitos en elcontrol del comportamiento humano por medio de lasciencias de la conducta. ¿Cuáles serían los pasosdel proceso mediante el cual una sociedad podría

organizarse de manera tal que la vida humana seformulara en función de la ciencia del hombre?En primer término, sería necesario seleccionar losobjetivos deseados. En un trabajo reciente el doctorSkinner sugiere que uno de los propósitos de latecnología de la conducta sería el siguiente: “Queel hombre sea feliz, educado, hábil, juicioso yproductivo” (10, pág. 47). En Walden Two, donde laficción le permite expresar mejor sus puntos devista, es más explícito. Su héroe dice: “Bueno, ¿quéme dice usted de la creación de personalidades? ¿Leinteresaría eso? ¿El control del temperamento? Démeusted las especificaciones y le daré el hombre. ¿Quéme dice del control de la motivación y la creaciónde intereses que harán a los hombres más productivosy más exitosos? ¿Le parece utópico? Sin embargo,algunas de las técnicas ya están a nuestro alcance,y la experimentación dará origen a otras. ¡Piense enlas posibilidades!. . . Controlemos las vidas denuestros hijos y veamos qué es lo que podemos hacerde ellos” (12, pág. 243).En esencia, lo que Skinner quiere decir es que elconocimiento actual en el campo de las ciencias dela conducta, sumado al que alcanzaremos en elfuturo, nos permitirá especificar el tipo deresultados que deseemos obtener en función deconducta y personalidad, hasta un

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extremo que hoy parece increíble. Esto es al mismotiempo una gran oportunidad y una carga muy pesada.El segundo elemento de este proceso resulta familiara todo científico que haya trabajado en el terrenode la ciencia aplicada. Una vez establecida la meta,empleamos el método de la ciencia -es decir, laexperimentación controlada- para descubrir los

medios que nos permitan alcanzar el fin propuesto.Por ejemplo, si. nuestros conocimientos actualesacerca de los elementos que condicionan laproductividad de un individuo son limitados,ulteriores investigaciones y experimentosseguramente nos brindarán nuevos datos al respecto.Si llevamos adelante la investigación tambiéndescubriremos medios más efectivos. El métodocientífico se corrige, y por consiguiente creamejores métodos para alcanzar los objetivoselegidos.El tercer elemento del control del comportamientohumano mediante las ciencias de la conducta es elproblema del poder. Mientras se descubren métodospara lograr nuestra meta, alguna persona o grupoprocurará obtener el poder necesario para manejarlas condiciones o métodos descubiertos. En generalse ha pasado por alto el problema que esto implica.La esperanza de que el poder descubierto por lasciencias de la conducta quede en manos de loscientíficos o de algún grupo bien intencionado notiene demasiado fundamento histórico. Parece muchomás probable que la actitud que hoy adoptan estoscientíficos los coloque en la misma situación de loscientíficos alemanes especializados en proyectilesteledirigidos: en un comienzo se dedicaron atrabajar devotamente para Hitler con el objeto dedestruir a Rusia y Estados Unidos; hoy, según quiénlos haya capturado, se dedican en Rusia a prepararla destrucción de los Estados Unidos, o bientrabajan en los Estados Unidos para lograr ladestrucción de Rusia. Si los científicos de laconducta sólo se preocupan por los avances de suciencia es muy probable que lleguen a servir a losintereses de cualquier individuo o grupo gobernante.Pero esto es en cierto sentido una disgresión. Elhecho fundamental es que una persona o un grupotendrán el poder de utilizar los métodosdescubiertos por estas ciencias y los emplearán paralograr los objetivos que ellos se propongan.El cuarto paso del proceso mediante el cual unasociedad podría formular su vida en función de lasciencias de la conducta consiste en exponer a losindividuos a los métodos y situaciones yamencionados. En la medida en que los individuos se

sometan a condiciones preestablecidas, aumenta laprobabilidad de que desarrollen la conductaesperada. Por consiguiente, los hombres se vuelvenproductivos -si ésa era la intención- o sumisos, ocualquier cosa en la que se desee convertirlos.Para comprender, en alguna medida, lascaracterísticas de este aspecto del proceso según elpunto de vista de uno de sus defensores, volvamos acitar al héroe de Walden Two: “Ahora que sabemoscómo funciona el refuerzo positivo y por qué nofunciona el negativo, podemos

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proponernos metas más precisas y obtener mejoresresultados en nuestros planes culturales. Podemoslograr un tipo de control bajo el cual losindividuos se sientan libres, a pesar de ajustarse aun código mucho más estricto que cualquiera de losdel sistema antiguo. Hacen lo que desean, no lo quese los obliga a hacer. Esa es la fuente delimpresionante poder del refuerzo positivo, donde nohay restricciones ni rebelión. Mediante unaplanificación cuidadosa controlamos, no la conductafinal, sino la inclinación a comportarse de unamanera determinada, las motivaciones y los deseos.El hecho curioso es que en ese caso nunca surge elproblema de la libertad” (12, pág. 218).

El cuadro y sus implicaciones.

Trataré de sintetizar el cuadro de la influencia delas ciencias de la conducta sobre el individuo y lasociedad tal como lo ve el doctor Skinner y tal comosurge de las actitudes y los trabajos de la mayorparte de los científicos de la conducta. No hay dudade que esta ciencia progresa; el creciente poder decontrol que ella hace posible quedará en manos dealguna persona o algún grupo, quienes a su vez

decidirán los propósitos o metas con que loadministrarán; sobre la mayoría de nosotros seejercerá entonces un control tan solapado que nisiquiera podremos advertirlo. No interesa si elgobierno esté a cargo de un consejo de psicólogossabios (si estos términos no son contradictorios) ode un Stalin o un Hermano Grande, ni si el objetivosea la felicidad, la productividad, la resolucióndel complejo de Edípo, la sumisión o el amor haciael Hermano Grande, porque en todos estos casos nosorientaremos inevitablemente hacia la meta prefijaday tal vez hasta creeremos que ése es nuestro deseo.Si este razonamiento es correcto, quizá sea posiblepensar que marchamos hacia alguna forma de sociedadcompletamente controlada: un Walden Two o un 1984.El hecho de que avancemos hacia ella de maneraprogresiva -y no súbitamente- no cambia los problemafundamentales que nos depara la perspectiva de queel hombre y su conducta se conviertan en un productoplanificado por una sociedad científica.Podemos preguntarnos: “¿Qué pasará con la libertadindividual? ¿Qué ocurrirá con los conceptosdemocráticos sobre los derechos del individuo?”También en este punto el doctor Skinner es bastantepreciso. Dice simplemente: “La hipótesis de que elhombre no es libre es esencial para la aplicacióndel método científico al estudio de la conductahumana. La supuesta libertad interna, responsabledel comportamiento del organismo biológico externo,sólo es un sustituto precientífico de las causas quese descubren en el curso de un análisis científico.Todas estas causas alternativas existen fuera delindividuo” (11, pág. 447).En otra parte explica más detenidamente el mísmoconcepto. “A medida que aumenta la utilización de laciencia nos vemos obligados a

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aceptar la estructura teórica mediante la cual éstarepresenta sus hechos.La dificultad reside en que esta estructura discrepacon la concepción tradicional y democrática delhombre. Cada nuevo descubrimiento de un hecho queinfluye sobre la conducta humana le resta alindividuo participación personal en la determinaciónde su comportamiento; cuanto más amplias son estasexplicaciones, más se tiende a cero la contribucióndel individuo mismo. Los poderes creativos de que elhombre se jacta, sus logros originales en el arte,la ciencia y la moral, su capacidad de elegir ynuestro derecho de considerarlo responsable de lasconsecuencias de su elección, nada de eso aparece eneste nuevo autorretrato. Alguna vez creímos que elhombre era capaz de expresarse libremente en elarte, la música y la literatura, de investigar lanaturaleza y buscar su propia salvación, que podíainiciar una acción y cambiar su curso espontánea ycaprichosamente si así lo deseaba. Pensábamos queaun bajo la coacción más extrema conservaría ciertaposibilidad de elegir y que podría resistircualquier esfuerzo que se hiciera por controlarlo,aunque ello le costara la vida. Pero la cienciainsiste en que la acción se inicia bajo el influjode fuerzas opuestas al individuo y que la palabracapricho sólo describe una conducta cuyas causas aúnignoramos” (10, págs. 52-53).Según Skinner, la filosofía democrática de lanaturaleza humana y el gobierno cumplió un propósitoútil en cierta época. “Cuando los hombres se uníancontra una tiranía era necesario señalar que el serhumano era un individuo, que tenía derechos y podíagobernarse a sí mismo. A menudo el único recurso delrevolucionario era dar al hombre común una nuevaidea de su valor, de su dignidad y su poder desalvarse en ese momento y para siempre” (10, pág.53). Skinner considera que ésta es hoy una filosofíaobsoleta y un verdadero obstáculo “si nos impideaplicar la ciencia del hombre a los problemashumanos” (10, pág. 54).

Una reacción personal.

Hasta el momento he intentado dar una imagenobjetiva de algunos desarrollos en el terreno de lasciencias de la conducta y del tipo de sociedad quesurgiría de la aplicación de esos avances. Noobstante, el mundo que acabo de describir -un mundoque Skínner explícitamente (y muchos otroscientíficos implícitamente) desea y espera ver en elfuturo- me inspira un fuerte desagrado. A mí juicio,esto destruiría la persona humana que he llegado aconocer en los momentos más profundos de lapsicoterapia. En esos momentos entro en relación conuna persona espontánea y responsablemente libre, quees consciente de su libertad de elegir y de lasconsecuencias de su decisión. Jamás podré creer que,como afirma Skinner, todo eso es sólo una ilusión,ni que la espontaneidad, la libertad, laresponsabilidad y la elección no tienen existenciareal.

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Pienso que, en la medida de mis posibilidades, hedesempefiado un papel en el progreso de las cienciasde la conducta, pero si el resultado de misesfuerzos y los de otros estudiosos es latransformación del hombre en un robot creado ycontrolado por una ciencia que él mismo fundó,entonces lamento haber contribuido a su desarrollo.Si la vida plena del futuro consiste en condicionara los individuos mediante el control de su ambientey de sus gratificaciones, de manera tal que resulteninexorablemente productivos, juiciosos, felices, olo que sea, nada de esta vida plena me interesa ya.Pienso que esa es una falsificación de la vidaplena, que incluye todo, excepto aquello que la haceplena.Entonces me pregunto: ¿Hay alguna falla en la lógicade este desarrollo? ¿Existe alguna alternativarespecto del significado de las ciencias de laconducta para el individuo y la sociedad? Creo poderdetectar la falla en cuestión y concebir unaposibilidad más, que ahora trataré de exponer.

Objetivos y valores en relación con la ciencia.

Pienso que el punto de vista que acabo de presentarse basa en una percepción defectuosa de la relaciónentre los objetivos y valores y la tarea científica.Opino que se subestima demasiado la significacióndel propósito de una iniciativa científica. Quisieraenunciar una tesis que incluye dos elementos que, ami parecer, merecen consideración. Luego elaboraréel sentido de ambos puntos.1. En cualquier trabajo científico -ya se trate deuna ciencia “pura” o aplicada- hay una elecciónsubjetiva previa del propósito o valor a cuyoservicio se destinará esa tarea.2. La elección subjetiva de valor que origina elesfuerzo científico debe ser siempre exterior a esteúltimo, y nunca puede llegar a formar parte de laciencia implicada en ese esfuerzo.Para ilustrar el primer punto me referiré a lostrabajos del doctor Skinner. Cuando éste insinúa quela tarea de las ciencias de la conducta es convertir

al hombre en “productivo”, “juicioso”, etcétera, nohay duda de que realiza una elección. Podría haberelegido, por ejemplo, hacer de los hombres seressumisos, dependientes y gregarios. Sin embargo, enotro contexto él mismo afirma que en la imagencientífica del hombre no existen la “capacidad deelegir”, la libertad de iniciar una acción ni dedecidir su curso. Opino que ésta es una profundacontradicción o paradoja, que ahora trataré deaclarar.La ciencia, por cierto, se basa en la premisa de quela conducta está predeterminada: a un acontecimientoconcreto le sigue un hecho que es su consecuencia.Por esa razón, todo está determinado, nada es libre,la elección es imposible. Pero debemos recordar quela ciencia misma y cada esfuerzo científico enparticular, cada cambio en el curso de unainvestigación, cada interpretación del significadode un hallazgo y cada

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decisión respecto del empleo que se dará aldescubrimiento se apoya en una elección personalsubjetiva. La ciencia en general presenta la mismasituación paradójica que el doctor Skinner. Eselección subjetiva y personal, realizada por unhombre, lo que pone en marcha las operaciones de laciencia, que luego proclama que la elección personalsubjetiva no existe. Más adelante agregaré algunoscomentarios acerca de esta constante paradoja,He subrayado el hecho de que cada una de estasdecisiones que inician o estimulan la empresacientífica es un juicio de valor. El científicoinvestiga una cosa y no otra, porque siente que laprimera tiene más valor para él; escoge el método deestudio que más valora; da a sus hallazgos unainterpretación u otra, según cuál de ellas sea laque, a su juicio, se acerca más a la verdad o tiene

mayor validez, es decir, según cuál se aproxime mása un criterio que él valora. Pero estos juicios devalor no forman parte de la actividad científicamisma, sino que siempre y necesariamente quedanfuera de ella.Me interesa aclarar que de ninguna manera estoyafirmando que los valores no pueden llegar a sertemas de la ciencia. No es cierto que la cienciasólo se ocupe de ciertas clases de “hechos” queexcluyen los valores. La realidad es más compleja, ytrataré de ilustrarla con uno o dos ejemplossencillos.Si considero que el objetivo de la educación debelimitarse a la escritura, la lectura y la aritméticaelemental, los métodos de la ciencia puedenproporcionarme información cada vez más exactaacerca de la manera en que puedo alcanzarlo. Siconsidero la capacidad de resolver problemas comouna meta de la educación, también el métodocientífico podrá prestarme alguna ayuda.Ahora bien, si lo que quiero determinar es que lacapacidad de resolver problemas es “rnejor” que laenseñanza elemental, el método científico tambiénpuede estudiar esos dos valores, pero sólo entérminos de un tercer valor que debo elegirsubjetivamente -y esto es fundamental-. Este tercervalor puede ser, por ejemplo, el éxitouniversitario. Entonces ya puedo averiguar cuál delas habilidades que comparo se asocia másestrechamente con este parámetro. También puedotomar como criterio la integración personal, eléxito profesional o la responsabilidad del individuocomo ciudadano y determinar sí la capacidad deresolver problemas o la enseñanza elemental es“rnejor” para alcanzar cualquiera de estos valores.Pero el valor o propósito que confiere significado auna tarea científica particular siempre debe serajeno a ella.Si bien nos estamos ocupando sobre todo de laciencia aplicada, lo dicho hasta ahora parece regirpor igual para la llamada ciencia pura. En laciencia pura la elección subjetiva de valor eshabitualmente el descubrimiento de la verdad. Peroésta es una elección personal, y la ciencia nuncapuede determinar sí es la mejor, excepto a la luz de

algún otro valor. Los genetistas rusos, por ejemplo,tuvieron que decidir qué era mejor: buscar la verdado descubrir hechos que apoyaran un dogma

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gubernamental. ¿Cuál elección es “mejor”? Podríamosllevar a cabo una investigación científica de esoscriterios alternativos, pero sólo a la luz de algúnotro parámetro elegido subjetivamente. Si, porejemplo, valoramos la supervivencia de una cultura,podríamos comenzar a investigar -mediante losmétodos científicos -qué se asocia más con estevalor: la búsqueda de la verdad o el apoyo a undogma del gobierno.Mi idea es que cualquier empresa científica, pura oaplicada, tiende a perseguir un propósito o un valorelegido subjetivaniente por un individuo. Esimportante que esta elección sea explícita, puestoque el valor particular que se investiga nunca puedeser evaluado, verificado, confirmado ni refutado porla actividad científica a la que da origen ysentido. El propósito o valor inicial siempre estánecesariamente más allá del alcance de la tareacientífica que él mismo pone en marcha.Esto significa, entre otras cosas, que si elegimosun objetivo o una serie de objetivos específicospara los seres humanos y nos dedicamos a controlarla conducta humana para garantizar el cumplimientode esos propósitos, quedaremos atrapados por larigidez de nuestra elección inicial, porque unatarea científica de esa naturaleza ya no podrácambiar sus metas. Sólo las personas pueden hacerlo.Por consiguiente, si eligiésemos como meta un estadode felicidad permanente (objetivo que Aldous Huxleyridiculiza con razón en Un mundo feliz) y toda lasociedad participara en un programa científicoexitoso mediante el cual todos los hombres fuesenfelices, quedaríamos apresados en una colosalrigidez en la que nadie sería libre de cuestionar el

objetivo cumplido, puesto que nuestras operacionescientíficas no tendrían la trascendencia necesariapara cuestionar sus propósitos. Sin elaborardemasiado este punto me limitaré a señalar que larigidez exagerada, sea en los dinosaurios o en lasdictaduras, tiene antecedentes de supervivencia muybreve.En cambio, si nuestro esquema considera laposibilidad de liberar a algunos individuos“planificadores” que no tengan que sernecesariamente felices, a quienes no se controle yque, por consiguiente, puedan elegir otros valores,esto tendría varios significados. Significaría queel propósito elegido no es suficiente nisatisfactorio para los seres humanos y necesita sercompletado. También implicaría que si es necesariocrear una élite libre, el resto estará constituidoen su mayoría por esclavos de aquellos que tienen asu cargo la elección de los objetivos, no importacuán rimbombante sea el nombre que les asignemos.Sin embargo, es posible que un esfuerzo científicoconstante desarrolle sus propios objetivos, que loshallazgos iniciales modifiquen las orientacionessubsiguientes; que los descubrimientos ulterioresintroduzcan en ellas nuevos cambios, y que laciencia de alguna manera desarrolle su propia meta.Muchos científicos parecen defender este punto devista de manera implícita. Sin duda es unadescripción razonable, pero ignora un elementoimportante: que la elección subjetiva actúa en cadacambio de orientación. Los descubrimientos de unaciencia o los

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resultados de un experimento nunca pueden revelarnoscuál será el propósito siguiente. Aun en la cienciamás pura el científico debe decidir cuál es elsignificado de los hallazgos y elegir subjetivamenteel próximo paso en la prosecución de su objetivo. Sinos referimos a la aplicación del conocimiento

científico, hoy sabemos con desesperada seguridadque el conocimiento de la estructura atómica nolleva implícita necesariamente ninguna elecciónrespecto de la finalidad que cumplirá. Esta es unaelección personal y subjetiva que muchos individuosdeberán realizar.Vuelvo así al enunciado con el que inicié estasección, y que ahora repito en otras palabras. Laciencia adquiere significado como prosecuciónobjetiva de una meta elegida subjetivamente por unapersona o un grupo. Este propósito o valor nuncapuede ser investigado por el método ni por elestudio científico al que dio origen y significado.Por consiguiente, cualquier discusión acerca delcontrol de los seres humanos mediante las cienciasde la conducta debe ocuparse principalmente de lospropósitos subjetivos que se pretenden alcanzar pormedio de la aplicación de la ciencia.

Un cuerpo de valores alternativos.

Si el razonamiento que he presentado es válido,entonces nos abre nuevas posibilidades. Si encaramoscon franqueza el hecho de que la ciencia parte de unconjunto de valores que son producto de una elecciónsubjetiva, estamos en libertad de seleccionar losvalores que queremos alcanzar, En ese caso, no nosdejaríamos engañar por metas tales como lograr unestado de felicidad controlada, productividad,etcétera. Quisiera sugerir una alternativaradicalmente distinta.Supongamos que partimos de una serie de propósitos,valores y objetivos muy diferentes de los que hemosconsiderado hasta ahora, que los podemos plantearlibremente como opción que puede aceptarse orechazarse, y que seleccionamos un conjunto devalores que se relaciona con los elementos fluidosde un proceso, no con sus atributos estáticos. Talesvalores podrían ser, por ejemplo, los siguientes:El hombre como proceso de llegar a ser, como procesoen el cual se alcanza valor y dignidad mediante eldesarrollo de las potencialidades;El individuo humano como proceso deautorrealización, que avanza hacia experiencias másestimulantes y enriquecedoras;

El proceso por el cual el individuo se adapta demanera creativa a un mundo siempre nuevo ycambiante;El proceso mediante el cual el conocimiento setrasciende a sí mismo, tal como la teoría de larelatividad excedió los marcos de la físicanewtoniana, para ser a su vez sobrepasada en elfuturo por una nueva percepción.

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Si seleccionamos valores como éstos, las preguntasque planteamos a nuestra ciencia y a la tecnologíade la conducta cambian. Algunas de esas preguntaspodrían ser las siguientes:¿Puede la ciencia ayudarnos a descubrir nuevos modosde vida, enriquecedores y gratificantes y relacionesinterpersonales más significatívas y satisfactorias?,¿Puede la ciencia revelarnos cuáles son lasposibilidades con que cuenta la raza humana paraparticipar más inteligentemente en su propiaevolución física, psicológica y social? ¿Puede la ciencia enseñarnos a liberar la capacidadcreativa de los individuos, que parece tan necesariapara sobrevivir en esta era atómica fantástica? Eldoctor Oppenheimer ha señalado que el caudal deconocimientos, que antes requería siglos o mileniospara duplicarse, hoy lo hace en una generación o enuna década. Por consiguiente, si hemos de adaptarnosefectivamente, deberemos descubrir la mejor manerade liberar la creatividad. En síntesis, ¿puede la ciencia descubrir métodos quepermitan al hombre convertirse en un proceso dedesarrollo continuo y trascendente en lo querespecta a su conducta, su pensamiento y susconocimientos? ¿Puede predecir y desencadenar unalibertad esencialmente “imprevisible”?Una de las virtudes del método científico reside enque, a la vez que es capaz de anticipar ydesarrollar objetivos de este tipo puede servirtambién para propósitos estáticos, como, porejemplo, estar bien informado, ser feliz yobediente. Tenemos algunas pruebas de esto.

Un pequeño ejemplo.

Espero que el lector me perdone por buscar ejemplosen la psicoterapia, pero éste es el campo que mejordomino.Tal como Meerloo y otros han señalado, lapsicoterapia puede ser uno de los instrumentos mássutiles para el control de una persona por otra. Elterapeuta puede modelar a un individuo a su

semejanza y convertirlo en un ser sumiso yconformista. Cuando ciertos principios terapéuticosse llevan a un extremo, hablamos de lavado decerebro, lo cual es un ejemplo de desintegración dela personalidad y reconstrucción de la persona segúnpautas impuestas por el individuo que ejerce elcontrol. De esta manera, los principios de laterapia pueden constituir el método más eficaz parael control de la personalidad y la conducta humanas.¿Cabe preguntarse, sin embargo, si la psicoterapiapuede ser algo diferente?Opino que los desarrollos de la psicoterapiacentrada en el cliente dan una imagen optimista delo que las ciencias de la conducta pueden hacer paraalcanzar los objetivos y valores antes enunciados.Además de ser una orientación psicoterapéuticarelativamente nueva, este desarrollo

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tiene implicaciones importantes en relación con laposibilidad de control de la conducta por parte dela ciencia. Quiero describir nuestra experienciarespecto de los temas de la presente exposición.La psicoterapia centrada en el cliente guarda unaestrecha relación con la predicción y previsión dela conducta. Como terapeutas adoptamos ciertasactitudes sin consultar antes al cliente. Hemosdescubierto que la eficacia del terapeuta aumentasí: a) es auténtico, integrado y real en larelación; b) acepta al cliente como personaindependiente e individual y admite cada uno de susaspectos fluctuantes a medida que éste los expresa yc) su comprensión sensible y empática le permite verel mundo a través de los ojos del cliente. Lasinvestigaciones realizadas nos autorizan a predecirque en presencia de estas actitudes se observaránciertas consecuencias en términos de conducta. Esto

supone la posibilidad de predecir el comportamientoy, por consiguiente, de controlarlo. Pero esprecisamente aquí donde se perfila la diferencia másnítida con respecto al cuadro que presentamos en lassecciones anteriores.Las condiciones que hemos decidido establecerpredicen conductas en las que el cliente asume supropia dirección, se vuelve menos rígido y másabierto a las pruebas que le proporcionan sussentidos, mejor organizado e integrado y se aproximamas al ideal que se ha propuesto. En otras palabras,mediante el control externo hemos establecidocondiciones que, según nuestra predicción, lograránun mejor control interior del individuo en suprosecución de objetivos internos. Hemos estipuladolas condiciones que permiten predecir diversos tiposde conducta -de autoorientación, de sensibilidad alas realidades internas y externas, de adaptabilidadflexible- cuyas particularidades son imprevisiblespor su naturaleza misma. Las condiciones que hemosestablecido nos autorizan a predecir una conductaesencialmente “libre”. Nuestras investigacionesúltimas han confirmado en gran medida nuestraspredicciones, y nuestra dedicación al métodocientífico nos hace pensar que en un futuro próximose crearán medios más eficaces para alcanzar estosobjetivos. También se llevan a cabo investigaciones en otrasesferas -la industria, la educación, la dinámica degrupos-, que parecen apoyar nuestros propioshallazgos. Pienso que es posible afirmar, con ciertacautela, que el progreso científico ha logradoidentificar las condiciones de la relacióninterpersonal que, si están presentes en B,producirán mayor madurez en la conducta de A, menordependencia de los demás, mayor expresividad comopersona, un incremento de la variabilidad,flexibilidad y eficiencia de su adaptación y unaumento de su responsabilidad y autoorientación. Apesar de la preocupación expresada por algunos, nohemos observado que la conducta creativamenteadaptada que resulta de esa variabilidad deexpresión sea demasiado caótica ni fluida. Por elcontrario, el individuo abierto a su experiencia ycapaz de decidir sus propios objetivos es armonioso

-no caótico- y puede ordenar sus respuestasimaginativamente hacia la consecución de sus propias

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metas. Sus actos creativos no son un accidente máscaótico que el desarrollo de la teoría de larelatividad que realizó Enstein.Así llegamos a coincidir en lo fundamental con laafirmación de John Dewey: “La ciencia ha forjado sucamino liberando -no suprimiendo- los elementos dela variabilidad, la invención, la innovación y lacreación original en los individuos” (7, pág. 359).Creemos que el progreso en la vida individual ygrupal se verifica de la misma manera, es decir,permitiendo la variación, la libertad y lacreatividad.

Una concepcíón del control de la conducta humana.

No hay duda de que el punto de vista que intentoexpresar se opone radicalmente a la concepciónhabitual de la relación antes mencionada entre lasciencias de la conducta y el control delcomportamiento humano. Para destacar aun más elcontraste, enunciaré esta posibilidad de manera talque sea posible establecer un paralelo con los pasosque describí antes.1. Podemos asignar valor al hombre como procesoautorrealizador de llegar a ser y valorar igualmentela creatividad y el proceso mediante el cual elconocimiento trasciende sus propios límites.2. Podemos utilizar los métodos de la ciencia paradescubrir las condiciones que necesariamentepreceden a estos procesos, y mediante unaexperimentación continua, descubrir maneras másadecuadas de lograr estos propósitos.3. Los individuos y grupos pueden establecer estascondiciones con un mínimo de poder o control. Según

los conocimientos actuales, la única autoridadnecesaria es la que resulta imprescindible paraasignar ciertas cualidades a la relación personal.4. Los conocimientos actuales indican también que,en estas circunstancias, los individuos se vuelvenmás responsables, se acrecienta su autorrealización,se tornan más flexibles, más originales y variados,más adaptados creativamente.5. Una elección inicial de esta naturaleza daríacomienzo a un sistema social o a un subsistema dondecontinuamente cambiarían y trascenderían losvalores, los conocimientos, las capacidadesadaptativas y aun el concepto de la ciencia, y dondese atribuiría especial importancia al hombre comoproceso de llegar a ser.Por supuesto, el punto de vista que propongo noconduce a ninguna utopía, y su resultado final no sepuede vaticinar. Implica un desarrollo gradualbasado en una elección subjetiva y constante depropósitos instrumentados por las ciencias de laconducta. Los individuos sólo pueden serresponsables de sus decisiones personales en una“sociedad abierta” -según el término definido porPopper- y opuesto por completo a su concepto de lasociedad cerrada, de la que Walden Two sería unejemplo.

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También deseo que quede claro que lo más importantees el proceso, no los resultados estáticos. Opinoque sólo podremos hallar el camino hacia unasociedad abierta si decidimos atribuir valor aciertos elementos cualitativos del proceso de llegara ser.

LA ELECCION.

Espero haber contribuido a aclarar el espectro deposibilidades que nosotros y nuestros hijosenfrentaremos en relación con las ciencias de laconducta. Podemos decidir emplear nuestroscrecientes conocimientos para esclavizar a la gentede maneras nunca soñadas, despersonalizarla ycontrolarla con métodos tan bien seleccionados quetal vez nunca adviertan que han perdido suindividualidad. También podemos utilizarlos parahacer a los hombres necesariamente felices,juiciosos y productivos, como propone el doctorSkinner. Si así lo deseamos, podemos convertir, alos hombres en seres sumisos, dóciles yconformistas. En el otro extremo del espectro,podemos decidir utilizar las ciencias de la conductacon su espíritu de libertad, no de control; paragenerar una variabilidad constructiva, no unconformismo pasivo; para desarrollar la creatividad,no la inercia; para facilitar el proceso interno dellegar a ser de cada persona; para lograr que losindividuos, los grupos y el concepto mismo de laciencia trasciendan sus límites actuales y hallennuevas maneras de adaptarse y enfrentar la vida ysus problemas. La decisión está en nuestras manos, yquizá, puesto que somos hombres, cometeremoserrores y elegiremos algunas veces valores casidesastrosos y otras, valores altamenteconstructivos.Si decidimos utilizar nuestro conocimientocientífico para liberar a los hombres, deberemosaceptar abierta y francamente la gran paradoja delas ciencias de la conducta. Admitiremos que elestudio científico de la conducta las explica entérminos causales. Este es el hecho más nnportantede la ciencia. Pero la elección personalresponsable, que es el elemento esencial de unapersona, el núcleo de la experienciapsicoterapéutica y que existe antes que cualquierindagación científica, desempeña su papel igualmentefundamental en nuestras vidas. Deberemos tenerpresente que negar la realidad de la experimentaciónde una elección personal responsable indica tantoempecinamiento y estrechez mental como negar laposibilidad de que exista una ciencia de laconducta. La contradicción aparente de estos dos

importantes elementos de nuestra experiencia tienequizá la misma significación que la oposición entrelas teorías ondulatoria y corpuscular de la luz,ambas ciertas pero incompatibles. La negación denuestra vida subjetiva no nos puede deparar másprovecho que la negación de su aspecto objetivo.Por lo tanto, sostengo que la ciencia no puedeexistir sin una elección personal de los valores porlos que hemos de regirnos. Estos valores queescojamos permanecerán siempre fuera de la cienciaque los utiliza.

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Los objetivos y propósitos que elegimos nunca puedenpertenecer a la ciencia que los adopta. Para mí estosignifica que la persona humana, con su capacidad deelección subjetiva, siempre será más importante quecualquiera de sus actividades científicas. A menosque renunciemos a nuestra capacidad de elecciónsubjetiva como individuos y como grupos, siempreseremos personas libres, no simples objetos de unaciencia de la conducta que nosotros mismos hemoscreado.