El General Pedro Vicente Aguado: Hijo Adoptivo de Maiquetía, una semblanza histórica de su...

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El General Pedro Vicente Aguado: Hijo Adoptivo de Maiquetía, una semblanza histórica de su inédita vida como caudillo, 1806 1860. Autor: Msc Germán Guía C.I.: 11.635.040 Caracas, Septiembre de 2008

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El General Pedro Vicente Aguado: Hijo Adoptivo de Maiquetía,

una semblanza histórica de su inédita vida como caudillo, 1806 –

1860.

Autor: Msc Germán Guía

C.I.: 11.635.040

Caracas, Septiembre de 2008

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“...puse algunas piedras para cimentar la patria

y me hace creer que a todo trance debemos evitar

la destrucción de una obra de nuestras manos”.

Palabras del Capitán Pedro V. Aguado al General

José Gregorio Monagas, con antesala a un previo

Armisticio de rendición [Píritu] en octubre de 1846.

“Arriba de un campanario estaba la muerte en camiza (sic)”.

Tintes del poeta Leopoldo Landaeta en el marco de la

toma del campanario de la iglesia de Maiquetía por

parte de los arrojados soldados del coronel Casas en

agosto de 1859.

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INDICE

A MANERA DE INTRODUCCIÓN: CAUDILLISMO, CAUDILLO

Y CAUDILLO REGIONAL pág. 4

1.- LA VENEZUELA EMANCIPADORA Y

REPUBLICANA DONDE EL TENIENTE

PEDRO VICENTE AGUADO EMERGE COMO

UN CAUDILLO REGIONAL (1819 – 1858).

1.1. Surgimiento de un héroe independentista pág. 6

1.2. “Pela el ojo angostureño”, su bautizo como

caudillo regional en 1832 pág. 8

1.3. Un militar en la insurrección campesina

Liberal de 1846 – 1847 pág.10

1.4. Al lado de Monagas pág.18

2.- EL CONTEXTO DE LA VORÁGINE FEDERAL

EN LA VIDA DEL GENERAL PEDRO V. AGUADO

(1858 – 1860)

2.1. Su adopción como hijo notable de Maiquetía pág.24

2.2. Se alza con los federales y monta “la sampablera” pág.25

2.3. Un trágico ocaso en Monte Obscuro pág.32

Conclusiones pág.34

Anexos pág. 36

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EL GENERAL PEDRO VICENTE AGUADO, HIJO ADOPTIVO DE MAIQUETÍA:

UNA SEMBLANZA HISTÓRICA A SU INÉDITA VIDA COMO CAUDILLO, 1806

– 1860.

RESUMEN

La presente investigación monográfica documental se trata de la vida inédita de un

Prócer de la independencia venezolana y caudillo regional que ejerció fuerte influencia en

la región central del país. Este singular hombre de armas del siglo XIX venezolano tiene su

origen biológico en la ciudad de Valencia (1806). Desde muy adolescente se incorpora a las

filas activas del Ejercito Expedicionario Libertador para el año de 1819. Participa en varios

hechos de guerra y campañas contra las tropas realistas, tanto en su país natal como en la

Nueva Granada. Recibe varias condecoraciones (Cruz de Boyacá, Escudo del Magdalena,

Ilustres Próceres) por su valor, arrojo y determinación como militar. Ahora, conformada la

República soberana y de corte liberal de 1830. El hombre de armas comienza a trajinar en

la disgregada Venezuela. Este caudillo tiene desavenencias con el poder instituido por José

Antonio Páez y la oligarquía goda-liberal (1830-1847). Inicia su desobediencia con

alzamiento en la ciudad de Angostura (1832) contra el poder civil de la citada región. Se

envuelve en otras rebeliones, como la Campesina de 1846-47 al lado de Ezequiel Zamora y

otros caudillos liberales. Es derrotado por los gubernamentales y es confinado al encierro.

Pero, bajo el mandato presidencial de José Tadeo Monagas se le confiere un indulto (1847)

y pasar ser un oficial fiel al Monagato. Consagrándose como un valeroso pero

indisciplinado oficial del Ejercito Permanente. La población de Maiquetía (hoy estado

Vargas) lo acoge con gran aprecio y respeto por sus glorias pasadas. Participa en la Guerra

Federal (1859-1863) al lado del bando Liberal – liberal, se separa de su adoptada Maiquetía

por motivos de los vaivenes de la guerra, en su retirada en el poblado de Carayaca (Vargas)

emana un descabellado decreto de “Guerra a Muerte” contra el poder oligárquico en

semblanza al Libertador. Es perseguido sin descanso por las tropas gubernamentales hasta

llegar a su ocaso en las montañas de San Casimiro, herido y devorado por las fieras salvajes

de la zona para el año de 1860. Al pasar los años, los triunfantes federales le rinden un

tributo póstumo a su memoria y su accionar militar de este caudillo, creando el efímero

Distrito Aguado, perteneciente al recién creado Distrito Federal (1864).

DESCRIPTORES:

CAUDILLO – GUERRA CIVIL – HISTORIA REGIONAL – MAIQUETÍA

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A MANERA DE INTRODUCCIÓN: CAUDILLISMO, CAUDILLO Y CAUDILLO

REGIONAL

En este sencillo esbozo investigativo de la cátedra: Caudillismo e Integración

Regional, se pretende demostrar facetas de mayor preponderancia en la vida del insigne

caudillo de índole regional Pedro Vicente Aguado (1806 – 1860). Ubicándose en el

contexto formativo de la mencionada cátedra, esta temática investigativa no será una mera

descripción biográfica del personaje mencionado, sino una radiografía histórica a la inédita

vida de este hombre de armas1 del siglo XIX venezolano.

Se toma como referencia histórica regional al núcleo poblacional de Maiquetía, en

el actual Estado Vargas. Donde el General Aguado estuvo mayormente ligado a sus últimos

años de existencia. Partiendo como punto de referencia en el devenir histórico localista de

Maiquetía, como proyección a un nivel macro [nacional] del legado histórico impuesto por

los hombres y mujeres que vivieron en una época determinada en Maiquetía y por ende

situada entre las magnitudes del insoslayable tiempo y el espacio ocupado por Maiquetía en

la configuración del proceso histórico nacional.

Para los fines de este trabajo investigativo se definirá al caudillismo, caudillo y

caudillo regional venezolano del siglo XIX así:

CAUDILLISMO: Según Domingo Irwin (1991), lo propone como: “La actividad política

dominante desplegada por los caudillos en un momento histórico determinado”.(p. 7)

CAUDILLO: El mismo autor lo define como: “Un jefe guerrero, personalista y político que

emplea una banda armada que puede jefa turar como factor básico de su poder”.(ibídem)

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CAUDILLO REGIONAL: Aquel caudillo con área de poder delimitada a una región que

comparte influencias o relaciones de alianza con otra escala caudillesca superior y/o

inferior. Siendo de índole nacional o de atomización gamonal.

Dejando atrás estos importantes términos definitorios que sirven de conexión

interpretativa básica a los argumentos escritos que se presentarán a lo largo de este trabajo

de investigación con carácter histórico – regional.

En los aspectos resaltantes a detallar en esta radiografía histórica del caudillo

regional Pedro Vicente Aguado, se detallaran las siguientes facetas de su vida, como por

ejemplo: su incorporación al Ejército Libertador, su participación en rebeliones

reivindicativas al lado de los Monagas, su vida placentera en Maiquetía, su intervención en

la sampablera, y su trágico final en 1860.

Entre otros puntos investigativos no mencionados pero que se reflejan a lo largo de

este ejercicio de investigación histórica regional.

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1.- LA VENEZUELA EMANCIPADORA Y REPUBLICANA DONDE EL

TENIENTE PEDRO VICENTE AGUADO EMERGE COMO UN CAUDILLO

REGIONAL (1819 – 1858)

1.1. Surgimiento de un héroe independentista.

Pedro Vicente Aguado tiene su génesis biológica en el año 1806 en la ciudad de

Valencia (Estado Carabobo). Para el año 1806 nuestra soberanía se encontraba bajo el

dominio administrativo-militar de la Corona española. En relación a sus padres no se

detallaron los datos correspondientes su origen.

La mayoría de las obras bibliográficas que se consultaron hacen constar que nació

en Valencia en 1806, pero no ofrecen más datos importantes. Pero existen otros indicios

relacionados con su familia, el famoso diccionario biográfico de Vicente Dávila (1926),

hace mención de dos Aguados que se hace suponer que eran hermanos o familiares muy

cercanos de Pedro Vicente Aguado.

Se detalla la figura del teniente Antonio Aguado, fusilado por Boves el 10 de julio

de 1814. El otro se llamó en vida Juan Aguado que participa en la guerra de emancipación

en la batalla del Juncal (1816) pero muere en marzo de 1842.

De los datos familiares presentados por los momentos es sólo un pequeño indicio

relacionado con su desconocida niñez y por ende, juventud en su tierra natal: Valencia.

En el tránsito por su juventud Pedro Vicente Aguado se hace testigo presencial de la

vorágine independentista de 1811- 1823, de esto no queda la menor duda. A los trece años

de edad se incorpora al Ejército Libertador Expedicionario de 1819. Para el 28 de octubre

de 1819, sirve como aspirante de subteniente.

En junio de 1821 participa en la rendición de la plaza de Cartagena (Colombia), a

las ordenes del General Mariano Montilla. Para 1823 participa en varias campañas o

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acciones de guerra en rechazo a los últimos reductos realistas en Venezuela y Nueva

Granada. Lo hace en Maracaibo, Santa Marta, Sierra Morena, Molino y Angueca durante el

año de 1823, bajo la dirección de diferentes oficiales patriotas. Señala Leónidas Scarpeta y

Saturnino Vergara (1879).

Se distingue en 1823 con acciones de guerra que lo reivindica desde el concepto de

lo valeroso, aguerrido e impetuoso. Dos acciones independentistas lo consagra como héroe,

la derrota de un coronel realista Miguel Gómez con 70 granaderos e hizo prisionero al

Capitán Comandante de su infantería Rafael Rodríguez para el año 1823.

Aguado se bate con 50 cazadores a la facción realista de Santa Marta, derrotándolo

por completo y persiguiendo a los cabecillas realistas Bustamante y La Rosa hasta el

último ataque en el río Jurica, logrando la paz en la provincia de Santa Marta. Así lo detalla

con mayor claridad las hojas sueltas de Pedro Vicente Aguado del Índice de Ilustres

Próceres. (Archivo General de la Nación, 1847, Ilustres Próceres, carpeta Nº 26)

Para el 23 de agosto de 1823 Aguado es ascendido a teniente, sirve en los

batallones Barcelona, Antioquia, Anzoátegui, Junín y la Compañía Supernumeraria de

Milicias de Angostura hasta fines de diciembre de 1823.

Este ascenso a teniente se produce a los 17 años de edad. Finalizada la guerra de

emancipación tanto en Nueva Granada como en Venezuela, territorios que conformaban a

partir de 1819 una sola república bajo el nombre de Gran Colombia, Pedro Vicente

Aguado recibe condecoraciones insignes al valor, astucia y arrojo. Se le impone la Cruz de

Boyacá, el Escudo del Magdalena y se le atribuye el título de Prócer de los Libertadores de

Colombia.

1.2. “Pela el ojo angostureño”, su bautizo como caudillo regional en 1832.

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Para 1830 Venezuela se haya independiente del dominio colonial español y de la

estructura de la extinguida Colombia Grande creada por El Libertador. Aguado se radica en

su país natal después de haber permanecido fuera de el en la campaña por la libertad de

Suramérica.

En tierras de lo que hoy constituye el Estado Aragua, solicita permiso para contraer

matrimonio con la Sra. Dolores Rivero el 8 de enero de 1832, obteniendo así una licencia

por dos meses.

Posteriormente el Teniente Pedro Vicente Aguado se traslada a Ciudad Bolívar y

protagoniza con otros alzados una rebelión con el lema de “pela el ojo angostureño”.

Entre los alzados figuraban las figuras de Jorge Gutiérrez, José Tirado, Bernabé Rodríguez

y José Inés Tabares. El propósito de la asonada es contra el poder civil que representaba en

la región Eusebio Afanador Gobernador de Guayana y contra los primeros gobernadores

constitucionales de la Provincia, Bibiano Videl y Pedro Volastero. Este alzamiento es

repelido y son sometidos rápidamente según anota Tavera Acosta (s.f.).

El insigne Bartolomé Tavera Acosta expone su apreciación con motivo de la

rebelión angostureña de 1832, encabezada por Aguado donde expone lo siguiente: “...da

una idea de que la funesta práctica establecida allí de hacer quebrar á civiles contra

militares, ó viceversa, viene de muy atrás”(p. 14).

En conexión con la realidad de la Venezuela Republicana de la década de los

treinta del siglo XIX, donde esa generación de héroes se encontraba relegada del poder en

ciertos aspectos, manteniéndose en una constante rebeldía contra el poder dominante

(Oligarquía Conservadora).

Los enfrentamientos armados son muchos y algunos con distintas banderas de lucha

como por ejemplo: el alzamiento oriental pro-Gran Colombia de 1831, la rebelión de

Cayetano Gabante pro-bolivariana de 1833, todas repelidas por el General Páez. Y así otros

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descontentos de esa generación de héroes post-independencia, excluidos del proyecto de

nación patrocinado por José Antonio Páez y su círculo de colaboradores.

El destino de Aguado después de la rebelión de 1832 “pela el ojo angostureño” no

es muy claro. Se supone que fue encarcelado y al pasar el tiempo se incorpora de nuevo al

ejército. En documentos (hojas sueltas) revisados se detallan otras facetas de su vida

pública que hace conexión con el hilo biográfico planteado.

En 1833 se incorpora a la Guardia Nacional en la segunda compañía del batallón

Junín. En Cumaná es acusado por el segundo comandante José Vallenilla de haberlo

desafiado en duelo el 9 de septiembre de 1834, quedando libre por autoridad de la Ley en

virtud de la inexistencia de pruebas. También se envuelve en un reclamo de su tercera parte

de su sueldo, retenidos en Cumaná en 1834.(AGN, Ilustres Próceres, Carpeta Nº 27)

Después del alzamiento de las Reformas en 1835 contra el poder civil representado

por el Presidente José María Vargas, Aguado es promovido a Capitán para los años 1836-

37, amparado por la estructura militar de los gobiernos deliberativos subordinados al

general Páez (1830-1846).

Haciendo un balance de este capítulo, se detalla a un Aguado muy aguerrido, pero

con ciertos matices de indisciplina. El motivo de su mala conducta se supone a la

expectativa reinante de reivindicación de los hombres de armas que pasan factura a Páez

por los servicios prestados a la Patria.

1.3.- Un militar en la insurrección campesina Liberal de 1846 – 1847.

El año de 1846 tiene una notable peculiaridad política, finaliza el período

constitucional del General Carlos Soublette (1843-1847) apoyado por la Oligarquía

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Conservadora dominante desde 1830. Este sector aliado a Páez y por ende antagónico al

nuevo Partido Liberal que comienza a gobernar con Monagas a partir de 1848.

Por otro lado aumentan las fugas de esclavos tanto individuales como colectivas. A

partir de 1830 a 1846 ocurren más de cien rebeliones, revueltas de esclavos, la mayoría de

índole local o regional pero teniendo como denominador común “la libertad y la abolición

de la esclavitud”.

Muchos de estos esclavos eran hombres defraudados por las promesas de igualdad,

libertad y tierras, preconizadas por los máximos líderes del movimiento independentista

desde 1816. Aun cuando algunos eran atrapados otros se incorporaban a las filas de

bandoleros que operaban en las estepas del centro del país.

A partir de 1834 según expone Brito Figueroa (1996):

“...las protestas y rebeliones por el reparto de tierras, libertad

de esclavos, abolición de impuestos y contribuciones,

adquirieron un carácter más violento y fueron más frecuentes” (p. 113)

Emanan también las propuestas demagógicas de Antonio Leocadio Guzmán,

aunados a los principios democráticos muy de moda para el momento expuestos por

Ezequiel Zamora. Acoplada a las variantes mencionadas con anterioridad (godos y

esclavos) se suman al mar de lamentos que reclaman libertad e igualdad social, ante la

miseria paupérrima y la vil explotación dominante.

Muchos campesinos desposeídos, peones y esclavos se unen al llamado unísono de

Zamora. Este clarín llama a las filas armadas a ese colectivo defraudado ante las directrices

de una élite dominante, caracterizada por un sobreviviente sistema de casta colonial, el

marginamiento de muchos militares y las leyes económicas que amparaban y beneficiaban

a una Oligarquía opresora.

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La insurrección campesina arranca desde el 1 de septiembre de 1846, según expone

Brito Figueroa. Se inicia con la avanzada de Francisco Rangel al frente de trescientos

hombres de los valles centrales de Venezuela. Ocupa Guigue, lanza consignas como “Viva

Antonio Leocadio Guzmán”, “Tierra y hombres libres”, “Oligarcas Temblad”. A su paso

los alzados asaltan la hacienda Yuma de Ángel Quintero. Saqueaban, quemaban y mataban

a todo aquel que se oponía a su voluntad.

Los insurrectos de Rangel fueron rechazados en Villa de Cura. Páez sale a

combatirlos en defensa de los intereses de una élite dominante. Los alzados fueron

aplastados y el “indio” Rangel, huye a los montes. Ocurre un alzamiento paralelo donde

Ezequiel Zamora funge como líder.

Asimismo aparecen otros focos de rebelión que se prolongan a los llanos

occidentales y orientales, hacia la costa y hasta la serranía del interior. En los Valles de

Aragua, Rafael Flores alias “Calvareño” se alza contra el gobierno de Soublette (1846).

En los Valles del Tuy los campesinos de Tácata se levantan al mando de Marcos

Arístigueta y Pío Andará el 8 de septiembre de 1846. Entre otros levantamientos

simultáneos, haciéndose eco al primer llamado hecho por el “indio” Rangel y Zamora.

El personaje central de la trama, el capitán Pedro Vicente Aguado, los hermanos

Echeandía, Mariano Tirado, José Padilla, Tomás Galárraga, Felipe Pérez, Carmen

Bocaranda, Francisco M. Blanco, Julián Mejías, Fernando Muñoz, entre otros hombres

rebelados, se alzan en armas el 15 de septiembre de 1846 quienes a la cabeza de

cuatrocientos hombres entre libres y esclavos, armados de lanzas, machetes y garrotes,

ocuparon Río Chico y soplaron la llama de la guerra civil por el Litoral hasta Barcelona y

tierra adentro hasta Caucagua y el Tuy.

El capitán Aguado era el único al parecer con experiencia militar comprobada, ante

el propio Rangel y Zamora cabecillas de la asonada campesina de 1846-47. La escuela

militar de capacitación y formación de Aguado fue: La Guerra de Independencia en su

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etapa de cierre (1819-23). Para reafirmar este señalamiento se expone la siguiente cita,

tomada de Robert D. Mathew (1977):

“...En Barlovento, los hermanos Echeandía, acompañados por el

capitán Pedro Aguado [el único oficial militar de rango que se

unió a los rebeldes y un futuro comandante federalista] conducían

un contingente de 400 peones y esclavos y ocuparon la ciudad de

Río Chico” (p. 106)

Esta rebelión campesina (1846) se expande como una onda sísmica de rápida

efervescencia en el territorio nacional. Para el 9 de septiembre de 1846 reúnen Zamora y

Rangel en las montañas de “las Mulas”, para finiquitar los pormenores del alzamiento,

organizar y prestar asesoría a las facciones sin programa de lucha que operaban en los

llanos, valles y serranía del centro del país.

Al pasar el tiempo la insurrección comienza a dar tumbos debilitados ante la

defensiva ejecutada por el ejército constitucional de Soublette. Zamora es derrotado en el

encuentro de Sabana de Piedra ante el coronel Francisco Guerrero el 29 de septiembre de

1846. Sin embargo, el “Valiente Ciudadano” Ezequiel Zamora no es derrotado del todo, se

reorganiza en “las Mulas” y vuelve a sus andanzas revolucionarias.

Mientras que la facción de Barlovento integrada por Aguado, Tirado y el combo de

los Echeandía, reciben un golpe certero el 2 de octubre de 1846 por parte del general

constitucional José María Zamora, en el lugar de Vega Grande, entre Curiepe e Higuerote.

El objetivo principal de las tropas gubernamentales dirigidas por Páez, entre otros

veteranos de la guerra de Independencia, es sitiarlo y reducirlos a un área central (centro,

oriente) para aislarlo delo resto de los frentes facciosos partidarios de Ezequiel Zamora.

Ocurren algunos triunfos de los insurrectos, como es el caso de la batalla de la Culebra que

da un nuevo alivio a los alzados en febrero de 1847.

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Este triunfo obliga al ejército constitucional a darle seriedad al asunto. Se

elaboraron restructuraciones en el aparato militar. Se activan las milicias, columnas de

observación, incorporación de tropas al bando oligarca. Mientras que los supuestos

facciosos no del todo estaban mal organizados, poseían un Estado Mayor organizado por

Zamora con cuatro secciones: Infantería, caballería, guerrillas o “cuerpos volantes” e

información.

Cada prolongación con funciones muy distintas. Las dos primeras basadas en la

concepción clásica de Fuerzas Armadas, las últimas dos con cierta innovación, pero

Zamora no era partidario de la guerra de guerrillas. Exponiendo constantemente Zamora a

sus partidarios que “la ofensiva es la mejor defensa”, así lo puntualiza Brito Figueroa

(1996). De esta manera Zamora vuelve a derrotar a los del gobierno mediante unha serie de

acciones guerrilleras y la batalla de Cataure.

El arrojado Zamora prepara los planes para un encuentro final contra los

gubernamentales, pero Zamora se enfermó de tifus en Paguito por lo que decide luchar con

trescientos hombres contra mil ochocientos soldados del enemigo, el 1 de marzo de 1847.

Al lado de Zamora estaban Rangel, González alias “el agachado”, Rondón , Brito,

etc. El gobierno dirige sus tropas por intermedio del coronel Domingo Hernández, el

capitán Julián Castro, entre otros. En la acción de Paguito son derrotados los facciosos de

Zamora. Culminando con un saldo lamentable, muerto además Rangel y Zamora apresado

por el gobierno, constituyendo el epitafio final de la insurrección campesina, pero en otras

regiones no había sido aplastada desde octubre de 1846.

Aunque el frente de Barlovento derrotado el 2 de octubre de 1846 por el general

José María Zamora, en Vega Grande entre Curiepe e Higuerote. Esta facción todavía

respiraba gracias a la reanimación ejecutada por los hermanos Echeandía, Mariano Tirado y

el Capitán Pedro Vicente Aguado.

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El valeroso capitán Aguado vuelve a sus andanzas asalta la plaza de Barcelona con

14 hombres en la madrugada del 10 de octubre de 1846. En este asalto desesperado contra

una posición armada de 400 hombres del gobierno es derrotada, se persigue hasta capturar

al capitán Aguado en los Barrancones del Unare.

La captura de Aguado y sus partidarios en Clarines generó una disputa por parte del

gobierno, entre los generales José María Zamora y José Gregorio Monagas por definir cuál

de los dos lo apresaba primero.

Previamente Aguado había manifestado en Píritu una comunicación escrita

planteando un armisticio justo, favorable y equitativo para su vida y sus seguidores.

Propone también una entrevista con José Gregorio Monagas, deponer las armas y respeto a

sus compañeros de armas, además de garantizarle los bienes de los facciosos de Aguado y

el Dr. Echeandía. Así se observa del texto comunicativo enviado por Aguado a José

Gregorio Monagas en Píritu, en vísperas del 13 de octubre de 1846. (Vease: Gaceta de

Venezuela, 1846, Nº 822)

En Clarines fue finalmente apresado Aguado por el General José Tadeo Monagas

que lo roedó con sus tropas, sin disparar un tiro y sin escapar ningún faccioso.

Posteriormente fue entregado a los tribunales para someterlo a juicio.

Aguado es embarcado hacia La Guaira en la goleta militar “Constitución”. En

cuanto a los hermanos Echeandía se escapan en fuga por los montes del Guavires,

siguiendole los pasos para su captura, el coronel Sotillo y un contingente de indios caribes,

vaqueanos de aquellas regiones.

En otro documento emanado por el cuartel general godo de Clarines, se plantea que

Aguado fue tomado prisionero en los Barrancones de Unare y se rinde con los siguiente:

i. 34 Hombres con armas, de esos 16 montados a caballo.

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ii. Una caja de guerra (municiones, pólvora, etc).

iii. Una trompa.

iv. Un tamborán.

v. Una bandera liberal con el siguiente mote: “Gran Partido Liberal – Parroquia de

Panaquire – Constitución – Libertad – Progreso – Igualdad.

Entre los prisioneros de la facción de Barlovento estuvieron: Mariano Tirado,

Silverio Riobueno, Tomás Antonio La Rosa, Julián Mejía, Antonio Hernández, Francisco

Ordoñez y Magdaleno Martínez, entre otros, además de soldados de caballería y de

Infantería. Apresados por el oriental José Tadeo Monagas, como segundo jefe del Ejército

permanente del octubre de 1846.

Finalmente es conducido a las bóvedas de la Guaira, junto a sus compañeros de

armas de Río Chico, también se atrapa a uno de los Echeandía (Juan Bautista) pero éste se

escapa de la bóveda en complicidad con el personal de custodia a mediados de enero de

1847. Se le sigue un juicio en su contra por los tribunales de instancia del segundo distrito

de Caracas, a la orden del juez Lic. Pedro Rafael Peraza.

Finalizado el proceso de juicio en contra de Aguado y sus seguidores, se llega al

veredicto final donde se sentencia al último suplicio a Aguado, Tirado, Galarraga,

Bocaranda, Pérez y otros, en el marco de la Ley del 15 de junio de 1831. Pero a uno de los

facciosos se le coloca en libertad por el decreto de indulto del 3 de noviembre de 1846.

Emanada la sentencia de muerte por parte de la Corte Suprema durante el primer

gobierno de José Tadeo Monagas (1847-51), el capitán Aguado se encontraba literalmente

a la voluntad del Ejecutivo Nacional. En vista de la situación, la esposa de Aguado la Sra.

Dolores de Aguado junto a las esposas de los seguidores de Aguado inician una cruzada en

pro de la liberación de los indiciados de la facción liberal de Barlovento.

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Mediante una carta enviada al Presidente José Tadeo Monagas, las señoras

mencionadas solicitan la conmutación de la pena de muerte a Aguado y sus seguidores. La

señora Dolores Aguado exponía las siguientes palabras: “Clemencia a uno de los próceres

[Aguado] más señalado en la guerra de independencia. Un modelo perfecto de un tierno

padre y amoroso esposo”( AGN, 1847, Secretaria de Interior y Justicia, Tomo CCCXLIV,

folio Nº 83)

El capitán Aguado por su parte emite un último llamado escrito desde la bóveda de

la Guaira, en el marco de la sentencia de muerte en su contra, al Presidente Monagas. En el

documento escrito exponía su participación inicial en el movimiento insurreccional,

invitado por Juan B. Echeandía en septiembre de 1846 para asumir el rol de jefe de

operaciones de Barlovento.

En un primer momento, Aguado rechaza la proposión pero en vista de unos

comentarios sobre la ola de saqueos, pillaje en la zona de Barlovento, retomó la idea de

sumarse a la causa liberal. En efecto, Aguado (1847) señala lo siguiente: “...Llegué a Río

Chico ehice establecer la confianza y me encargaron su defensa (...) Impedí mil excesos

brutales que sin mí persona hubiera ocurrido.” (Carta dirigida a José Tadeo Monagas,

AGN, tomo CCCXLIV, Folios 88 – 90)

Aguado plantea su buena fe y por en de su sólida moral en el camino de convencer a

José Tadeo Monagas de la falsedad de las acusaciones sobre los excesos cometidos en el

alzamiento de Barlovento. Mencionó que le dio seriedad a la facción que conducía a través

de las siguientes disposiciones: “...Organicé la fuerza lo mejor que pude, la sometí a la

obediencia general del Ejército.” (Ídem)

De esta manera se confirma lo afirmado por Robert Mathew (1977), ante la

presencia mayoritaria de oficiales de escasa formación militar, basada en improvisadas

acciones guerrilleras (bandoleros) dejando a un lado el estudio serio de las tácticas y

estrategias para obtener una victoria arrollante.

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También para ganarse la simpatía y en consecuencia el perdón de José Tadeo

Monagas, Aguado hace mención escrita de su puño y letra sobre la desincorporación de

esclavos fugados que participaban en su facción.

“...saqué de los cuerpos a los esclavos y manumisos, los entregué a

sus respectivos amos, con la recomendación que los castiguen, para

que no volvieran a intervenir en lo que no le concierne (...) mantuve

el orden y la tranquilidad.” (ídem)

Al final menciona un enfrentamiento interno de la facción desconociendo la

autoridad de Echeandía de seguir las ordenes de incendiar pueblos a su paso. En este

sentido, Aguado afirma que trató de pasar por las armas a uno de los hermanos Echeandía,

pero el otro hermano Dr. Juan Manuel Echeansía intercedió en la problemática, evitando el

último suplicio.

El Presidente Monagas finalmente se pronuncia sobre el caso de Aguado y emite un

decreto el 8 de julio de 1847, en el que suspende el dictámen emanado de la Corte Suprema

de Justicia (26 de febrero 1847) y ordena su confinamiento por tres años en la Provincia de

Guayana.. Perdonada la vida a Aguado por parte del Presdiente Monagas, se procede a

llevarlo a Barcelona para su destino señalado en agosto de 1847.

Muerto el “indio” Rangel, Ezequiel Zamora tras la rejas, el Dr. Echeandía y

Antonio Leocadio Guzmán expulsados del país, la insurrección campesina llega a su final,

Sin embargo, Brito Figueroa señala los alcances finales de la mencionada rebelión:

“La insurrección campesina de 1846-47 no fracasó y no fue una rebelión

contra los terratenientes de una región, sino una guerra de esclavos y

desposeídos contra los terratenientes y un Estado que los avala y los

protege” (p.155)

Esta rebelion culmina con un saldo desfavorable al bando liberal que buscaba una

reinvidicacion contra los abusos de los terratenientes. El odio contra ellos acelero la lucha

contra los intereses latifundistas del aquel momento.

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1.4. Al lado de los Monagas.

A partir de 1847, los Monagas y en particular José Tadeo Monagas asciende a la

Primera Magistratura Nacional con el apoyo del General José Antonio Páez y su círculo de

Oligárquicos detentadores de poder. El momento que marca el divorcio entre Monagas y

Páez , es el asalto al Congreso el 24 de enero de 2848, donde una turba armada irrumpe en

el solio legislativo dominado por los godos, dejando un saldo lamentable de muertos y

heridos.

Esto molesta a Páez quien acusa a Monagas de ser el autor intelectual del suceso. A

partir de este momento Páez se declara en estado de guerra contra el gobierno que en lo

adelante tomará un cariz Liberal.

Mientras Aguado disfruta de unos “placenteros días” de confinación en Guayana,

Zamora le sucede la misma situación, al ser conmutada su pena de muerte por el encierro

de 10 años. Sin embargo, Zamora logra fugarse, para volver en un futuro no muy lejano a

enrolarse en las fuerzas militares de Monagas. A lo que Simón Alberto Consalvi (2001)

denomina las “Delicias de las revoluciones”.

El Presidente Monagas alista a su fuerza militar para combatir al paecismo en

beligerancia (1848-49). El capitán Aguado se incorpora es incorporado al ejército

permanente (violencia/acuerdo), junto a Zamora para lidiar contra el paecismo en armas.

Pero a partir de ese momento, Ezequiel Zamora obtiene para un futuro la jerarquía de

General de Brigada en 1854, deducida esta afirmación por el simple hecho de ofrecer un

nuevo concepto de táctica y estrategia en el complejo campo de hacer la guerra.

20

Monagas prepara a unos 10.000 hombres al servicio activo de la Milicia para luchar

contra los seguidores de Páez. Nombra al General Santiago Mariño como jefe del Ejército,

con su hermano José Gregorio Monagas como auxiliar al mando. Mientras que Páez se

moviliza desde su hato el Rastro hacia la guerra, con un contingente de 4000 hombres.

La noticia del suceso del 24 de enero de 1848 comienza a expandirse lentamente,

llega a Maracaibo el 31 de enero de ese año, por lo que muchos pobladores de la Provincia

lanzan a la lucha contra Monagas, llamando a hombres al servicio y armando algunos

buques. Todo esto mientras los godos civiles trataban de escapar del país.

Los seguidores de Páez y las fuerzas militares de Monagas chocan con fuerza en la

célebre refriega de la Mata de los Araguatos el 10 de marzo de 1848. Páez es vapuleado y

ejecuta instantáneamente una maniobra de retirada hacia la frontera con Colombia. Después

del fracaso de Páez, los alzados de Maracaibo esperaban la ofensiva del gobierno. En

efecto, Monagas ordena una invasión por la Goajira con 3500 hombres dirigidas por el

general Mariño para repeler a los paecistas maracaiberos.

Mientras que Aguado viene como oficial de rango de la mencionada expedición en

mayo de 1848. Mariño gira instrucciones a Aguado para ejecutar una maniobra de

despistaje a los paecistas en el cruce el río Limón. El comandante Aguado permanece allí

por tres días resistiendo los ataques de los contrarios. Plantea Castillo Blomquist (1991)

Pero los rebeldes propinaron un fuerte revez al gobierno en el ámbito naval. La

flota paecista tenía 10 barcos y 500 hombres, mientras que el gobierno contaba con 14

barcos y sin embargo el resultado fue la derrota para el gobierno.

Páez se dirige a Santa Marta, luego viaja a San Thomas para recuperarse y seguir

luchando contra Monagas. Por su parte Aguado se mantuvo en campaña por varios meses

debido a la presencia permanente de reductos paecistas que seguían operando en

Maracaibo.

21

En el mes de noviembre de 1848 el comandante Aguado derrota a la “Caballería de

los Dragones de Páez”. Con anterioridad el general Carlos Luís Castelli (oficial del

gobierno) había especulado con falsas acusaciones de conspiración contra Aguado.

Por otra parte Aguado ataca a los alzados paecistas en los haticos donde fue herido

en la parte lateral de la cabeza. Recuperado de las heridas, fue asignado para buscar ganado

a fin de alimentar a las tropas. Así lo puntualiza Castillo Blomquist (1991) donde el mismo

concluye que “ ...Evidentemente, Aguado gozaba de gran estimación como guerrero aunque

fuese indisciplinado”.(p. 216)

Páez vuelve a Venezuela (1849) marcha hacia Valencia pero surgen una serie de

infortunios, el General José Laurencio Silva le sigue los pasos, sólo fue atacado en tres

oportunidades, una de ellas por Ezequiel Zamora. Finalmente Páez se rinde en Macapo el

15 de enero de 1850 bajo la gran fuerza de 10000 hombres al mando del general Silva.

El saldo final del alzamiento paecista de 1849-50 es el siguiente: derrota en el área

terrestre (combates) más no en el ámbito naval; Páez es apresado y confinado a la fortaleza

de Cumaná para su posterior exilio en el extranjero; el general José Tadeo Monagas se

fortalece más en el target caudillesco nacional 1848-58; muchos de los caudillos

antagonistas de Páez pasan a formar filas dentro del aparato de gobierno de los Monagas,

muchos de ellos pequeños y medianos propietarios arruinados por la política económica del

gobierno conservador entre 1830-46.

Finalizado el primer período constitucional de José Tadeo Monagas (1847-51) surge

un nuevo proceso eleccionario para el nuevo lapso de 1851-55. Surgen varios aspirantes al

solio presidencial, entre ellos Tomás Sanabria, Antonio Leocadio Guzmán, José Gregorio

Monagas, entre otros. Al final José Tadeo inclina la balanza a favor de su hermano José

Gregorio Monagas.

22

Pasan años turbulentos durante el período de José Gregorio Monagas. Muchas son

las críticas contra su gestión, sobre todo la presencia del elemento familiar como eje

dominante en el aparato de gobierno, además de otros elementos de angustia interna por el

posible regreso de Páez, los continuos alzamientos, el terremoto de 1853, la peste que azotó

al país, entre otros males. Mientras tanto Aguado asciende al grado de Coronel por su

destacado labor en el régimen de los Monagas.

Para el año 1853 emerge otro foco de rebelión de los tantos ocurridos a lo largo de

la Venezuela decimonónica, este alzamiento tiene su génesis en la isla de Margarita.

Aguado para el momento ejerce funciones administrativas y militares en Margarita bajo el

cargo de Gobernador de Provincia y a su vez Comandante de Armas.

Los mencionados alzados estaban a las ordenes de León Campos pero carentes de

armas y pertrechos de guerra, pese a esto organizaron tropas y se aventuraron a un ataque2

el 24 de julio en el Boquerón de San Juan, fuertemente protegido por los constitucionales

fieles de Monagas. El resultado final es el vapuleo a los alzados del senador León Campos.

León Campos escapa y los demás cabecillas rendidos o capturados, después

conducido a las bóvedas de la Guaira para su posterior reclusión. Entre los reos estaban:

Cleto Rodríguez, Nicolás Fermín, Manuel Morales, Pedro José Alcazar, Diego Sucre,

Miguel Arismendi, Julián Yánez y otros.

Ahora el coronel Aguado se llena de gloria para los Monagas con la debelación del

movimiento armado en Margarita de esta manera favoreció la solidificación del aparato

militar monaguense.

2 Este tipo de ofensiva (sitio) era el denominador común de la gran mayoría de las insurrecciones ocurrida a lo

largo del siglo XIX venezolano. Estos ataques se traducían a una contundente derrota (alzados). En su

mayoría mal conducidos y armados, pero cargados de entusiasmo (ideario) ante un objetivo mejor

defendido, apertrechado y organizado.

23

Cabe destacar un juicio formulado por Tavera Acosta (1903) con relación a la

tendencia liberal o no de Aguado, en virtud de un comentario formulado por Luís Level de

Goda acerca de la vinculación de Aguado con el ideario Liberal desde 1848, en

contradicción a lo expuesto por Tavera Acosta (1903) de manera siguiente:

“...llevamos escrito en este esbozo se ve que no es cierto lo que en

la página 179 de la Historia Contemporánea de Venezuela Policía

militar de Level de Goda, cuando dice que fue formado en las filas

liberales ‘durante las guerras civiles de 1848 en adelante, bajo el

gobierno de los Monagas’. Desde este año sirvió sí sirvió en los

gobiernos monagueros”. (p. 15)

¿Liberal o no?. Eso no importa para el momento, lo que se intenta proyectar con

esta investigación son aspectos inéditos de este hombre de armas del siglo XIX, no generar

un debate dilemático en torno a su tendencia política que trató de apoyar según su

conveniencia y circunstancia política.

24

2.- EL CONTEXTO DE LA VORÁGINE FEDERAL EN LA VIDA DEL GENERAL

PEDRO V. AGUADO (1858 – 1860)

2.1. Su adopción como hijo notable de Maiquetía.

De Capitán a Coronel Pedro Vicente Aguado se desplaza de grados militares

favorables a su vida como hombres de armas, este ascenso va de la mano con su notable

actuación dentro del aparato militar monaguense como vehículo de supervivencia política y

a su vez caudillesca de los Monagas.

Tenemos a un Coronel Aguado que aplasta a los revolucionarios de Margarita de

julio de 1853, pero siguiendo la huella de Aguado y sus intensos periplos por toda

Venezuela, que se traducen a constantes cambio de residencia. En efecto, es enviado a la

Guaira estableciéndose en la fresca población de Maiquetía.

El fallecido Luís F. González (1989) historiador regional varguense hace mención

de Aguado como hijo nativo de Maiquetía, aun cuando los documentos encontrados sobre

los orígenes del personaje aseveran que el mismo nació en Valencia en 1806.

La parroquia Maiquetía nace el 20 de enero de 1670 bajo el dominio del

Gobernador Don Fernando de Villegas, como una Encomienda dada al capitán Cristóbal

Cobos, poblada inicialmente con indios Termes, Guaiqueríes y Petaquires, sin embargo, ya

existía una hacienda en Maiquetía antes de su fundación oficial por parte de la corona

española.

Cuando el Obispo Mariano Martí visita al pueblo de Maiquetía en noviembre de

1772 encuentra 400 indios de doctrina y una pequeña iglesia como centro de irradiación

del cristianismo católico dominante.

25

El poblado de Maiquetía goza de una importante reputación como pueblo sano,

tranquilo y menos caluroso que la Guaira. Maiquetía se caracterizó por poseer en décadas

atrás grandes extensiones de haciendas y vaqueras regadas por el río Santa Ana.

Existían importantes haciendas en Maiquetía entre ellas: El Tamarindo, El Palomar,

El Rincón y el Rinconcito. Posiblemente una de las mencionadas unidades de producción

pudo haber sido propiedad de Aguado como recompensa a los servicios prestados a los

Monagas.

En efecto, Rafael Martínez Salas (1982) otro historiador regional recoge que

Aguado posiblemente poseía una bienhechuría o estancia llamada San Nicolás de El Rincón

en Maiquetía, hoy una populosa comunidad con ciertos daños ocasionados por el deslave de

diciembre de 1999.

Aguado llegó a ser un personaje muy apreciado en Maiquetía en cuyas tierras había

establecido su hogar. Esto hace suponer que el personaje pasó muchos años de su vida

como un terrateniente militar en la Guaira y en especial de Maiquetía, convirtiéndolo en

hijo adoptivo de Maiquetía lejos de su natal Valencia.

2.2. Se alza con los federales y monta “la sampablera”.

En marzo de 1858 se produce el derrocamiento de la dinastía de los Monagas

después de diez de control político en Venezuela. Un alzamiento aupado por Julián Castro

determinó la caída del segundo gobierno de José Tadeo Monagas (1855-58) refugiándose

acompañado de algunos familiares en la Legación de Francia en Caracas.

Fuera del poder José Tadeo Monagas muchos de los apadrinados por el caudillo

oriental se encontraron sin derrotero fijo y no pocos fueron a parar en presidio o en

destierro.

26

Para agosto de 1858 el general Pedro Vicente Aguado se encuentra envuelto de

nuevo en una insurrección armada para derrocar al gobierno del General Julián Castro. El

movimiento armado se precipita ante la tardanza del General Juan Crisóstomo Falcón jefe

del movimiento federal de invadir a Venezuela, por lo que el general Aguado y otros

importantes militares deciden tomar la iniciativa.

El alzamiento se produce en el puerto de La Guaira con una unidad de tropa, aun

cuando logran dar el golpe las fuerzas del gobierno los envuelve y son derrotados, para

luego ser apresados en la población de Galipán. Esta movimiento se llegó a conocer como

“la Galipanada”.

El factor determinante en la derrota de la Galipanada fue la instalación de una red

telegráfica entre Caracas y la Guaira. Este novedoso invento comunicacional fue

importante desde el punto de vista táctico-logístico del ejército gubernamental, ante unas

casi inexistentes vías de comunicación terrestre. Asevera Bernandino Herrera (2001) con

un trabajo historiográfico sobre la expansión telegráfica en Venezuela en el siglo XIX.

A consecuencia de la fallida Galipanada fueron detenidos los siguientes

personajes: Antonio Guzmán Blanco, Juan Mirabal, Domingo Zuleta y otros. Guzmán

Blanco fue posteriormente absuelto pero fue expulsado del país.

Después de la Guerra de Independencia se suscitó un nuevo trance de armas

denominada por la historiografía venezolana como Guerra Larga o Revolución Federal

(1859-63). El 20 de febrero de 1859 estalla el polvorín federal en Coro, Tirso Salavarría

con 40 hombres asalta un puesto militar del gobierno en la Provincia, tomando el

armamento y enarbolando el grito de “Viva la Federación”.

27

Tres días después un grupo de exiliados al mando de Ezequiel Zamora desembarcan

en la Vela de Coro y proclaman un gobierno provisional para Venezuela, en tanto Coro es

declarado un Estado Federal.

La Guerra Federal se había extendido en cierta parte del país concentrada

netamente en los llanos bajos y altos, varios brotes en el centro y oriente en ocasiones

aisladas. Pero los Andes, Zulia y Guayana se mantuvieron a la expectativa del conflicto.

Este movimiento adquirió calor popular como la insurrección campesina de 1846

pero ahora es dirigido por la plana mayor del Partido Liberal. Mientras tanto Aguado se

encontraba a la expectativa del inicio de la revolución, hasta que el 31 de julio de 1859

ocurre el pronunciamiento contra el general Castro.

El jefe militar del gobierno en la Guaira Carlos de la Plaza es derrotado fácilmente

por Aguado. Ahora el litoral varguense se encuentra dominado por los federales en todos

sus perímetros, Aguado es apoyado por una milicia compuesta de “todos los industriales,

hacendados, artesanos y padres de familia de este pueblo [Maiquetía].

Aguado pronuncia una importante proclama, tomado textualmente de Gil Fortoul

(1925):

“Un puñado de valientes que se ha unido a mí, me impele a empuñar

con ellos las armas para rescatar la libertad perdida, por la ambición

de un hombre [Castro] que sin títulos ni precedente ha usurpado al

pueblo sus derechos. Sólo la innoble ambición de ese tirano ha

conducido la República al caos y la desgracia en que se encuentra

sumergida”. (p. 148)

Según las órdenes del gobierno provisorio de San Pablo que derroca a Julián

Castro el 1 de agosto de 1859, este gira instrucciones a Aguado para que marche junto con

su milicia a Caracas para un franco apoyo al nuevo gobierno, este auxilio sería vital para su

débil estructura.

28

Aguado siguiendo las órdenes sale a acoplarse a la nueva situación al frente de una

milicia de 600 hombres, no todos armados, presentándose el 2 de agosto de 1859 en la

puerta de Caracas (Catia), pero son interceptados por los batallones 5 de julio y

Constitución al mando del General Manuel Vicente de las Casas y una milicia en defensa

del poder constitucional.

El drama bélico no se hace esperar y se monta La Sampablera3 desde la colina de

El Calvario hasta la plaza San Pablo, posteriormente destruida por Antonio Guzmán Blanco

para construir un teatro. Los federales son apaleados y por ende el efímero gobierno

provisorio liberal esfumado. Pedro Gual asume posteriormente la Presidencia en nombre

del orden constitucional.

El combate de San Pablo se desarrolló entre fogonazo de fusiles, lanzas y machetes

durante 4 horas en Caracas, dejando un saldo lamentable de 60 muertos, muchos heridos y

numerosos prisioneros. El General Aguado escapa con pocos hombres, por las colinas de El

Calvario vía Maiquetía para recuperarse a fin de plantear un nuevo enfrentamiento.

Aguado se reorganiza en la Guaira bajo el manto del gobierno provisorio federal en

la localidad presidido por José Manuel Calimán. El gobierno en Caracas no se queda con

las manos cruzadas y envía al comandante Clemente Zárraga a repeler a los

insubordinados, sin embargo regresa cargando con la derrota esgrimida por Aguado en la

Guaira el 8 de agosto de 1859.

En el combate ocurre un incidente curioso donde Manuel Felipe de Tovar

Vicepresidente de la República llega a Maiquetía, escondiéndose en una casa del pueblo

pero es sorprendido por el súbito enfrentamiento por lo que decide embarcarse con rumbo a

3 La Sampablera: Drama ocasionado en Caracas por el combate en la plaza de San Pablo el 2 de agosto de

1859, situación que se traspoló al léxico popular como expresión que caracteriza confusión, desorden o

trifulca.

29

Puerto Cabello. Puntualiza Luis Level de Goda (s.f.) en su obra la historia de la Guerra

Federal en Venezuela.

A pesar de la derrota del bando constitucional ante la milicia federal de Aguado, el

ejército permanente preparó una oleada más poderosa que la anterior. El 1 de septiembre de

1859 marcha una expedición militar contra la Guaira y Maiquetía4 conducida por el

comandante José María Rubín y el coronel Manuel María de las Casas como segundo al

mando.

El plan de ataque se ejecuta con 1350 hombres que marcharon por el camino de los

españoles para entrar a Maiquetía, mientras que otros cien toman la ruta de las Dos

Aguadas para bajar por Galipán y llegar a la Guaira. Aunado al apoyo naval situado en la

rada de la Guaira y Maiquetía. ( González Guinan, 1926, pp. 28 – 29)

El combate en la Guaira se desarrolló por ocho horas, ya transcurrido el tiempo la

victoria gubernamental fue inminente dejando un saldo de 400 prisioneros entre ellos el

coronel Delfín Armas y los hijos de Aguado, entre muchos muertos y heridos.

Ante la derrota Aguado logra escapar serpenteando la costa por Mamo como único

camino hacia Carayaca, sin ser perseguido por los gubernamentales.

Con motivo del combate escenificado en Maiquetía surgió una anécdota en relación

al trato del General Aguado con su tropa, éste para mantener el carácter fiero de sus

hombres les subministraba aguardiente de caña con pólvora para levantar el arrojo de sus

subalternos.

Aguado llega finalmente a Carayaca donde emana un controvertido Decreto de

Guerra a Muerte contra el poder oligárquico el 3 de septiembre de 1859, en el que con

4 Francisco González Guinan: Ob. Cit., capítulo XIX, pp. 28-29.

30

crudeza ordena la muerte sin contemplación de los llamados oligarcas al mejor estilo de las

hordas del realismo en la época de la Independencia.

Desde Carayaca Aguado se dirige vía la Colonia Tovar con rumbo final a los Valles

de Aragua. En el camino se topa con una patrulla de transito por Petaquire escenificándose

una refriega, resultando vencedor Aguado.

En la Victoria se encuentra Aguado con sus partidarios en planes de reforzar su

tropa todo en espera del próximo ataque gubernamental que se disponía a llegar a tierras

Aragüeñas.

Nuevamente el comandante Rubín ataca la defensa de Aguado esta vez atrincherado

en la Victoria el 13 de septiembre de 1859, pero Aguado no pudo resistir la embestida por

lo que hubo de retirarse a Villa de Cura, en la fuga resulta herido.

Recuperado de la herida de guerra Aguado busca unirse a Ejército Federal de

Occidente para dar nuevamente la pelea esto le permite participar en las Batallas de Santa

Inés (1859) y de Coplé (1860).

Después de la batalla de Santa Inés en la sabana de Barinas, Aguado se apodera de

Yaritagua el 6 de enero de 1860, inmediatamente toma ruta hacia Barquisimeto donde lo

enfrentan los ejércitos constitucionales ante lo cual decide emprender otro camino vía

Sarare. Hace escala en San Carlos y recluta 300 hombres para seguir su marcha hacia el

centro.

En medio de esto se produce la trágica muerte de Zamora el 10 de enero de 1860

cubriendo el desaliento entre los hombres del federalismo. Juan Crisóstomo Falcón jefe

absoluto del ejército federal marcha posteriormente de San Carlos hacia Tocuyito, donde se

realizan los preparativos para la batalla de Coplé que se suscita el 17 de febrero de 1860.

31

Los constitucionales al mando del general León de Febres Cordero obtienen una

aplastante victoria sobre el ejército federal dirigido por Falcón. Las facciones federales

emprenden la retirada en desbandada por la vía del río Tiznados.

Aguado que participó en la batalla de Coplé huye junto a Julio Monagas en ruta

hacia el centro con destino al pueblo de San Sebastián de los Reyes tratando de reponerse y

formar una guerrilla. En efecto, después de la derrota la posibilidad inmediata de continuar

con la guerra era el ataque desarticulado y esporádico. (Lisandro Alvarado, 1984, p. 269)

La dupla Aguado y Julio Monagas tratan de arropar a los centralistas en posición de

combate en San Sebastián de los Reyes pero pierden muchos hombres e implementos de

guerra.

El sitio en la población ocurrido el 5 de marzo de 1860 es terrible para las tropas de

Aguado, el mismo Aguado resulta herido de gravedad por lo que nuevamente tiene que huir

acompañado de pocos seguidores y con uno de sus hijos a las montañas de San Casimiro

para evitar ser atrapados.

2.3. Un trágico ocaso en Monte Obscuro.

Refugiado en las montañas de San Casimiro específicamente en una denominada

Monte Obscuro donde no había ninguna especie de recursos se quedó allí Aguado con dos

compañeros y su hijo.

No obstante, ante la necesidad de curar las heridas del general Aguado además de

conseguir alimentos, un día Aguado es dejado solo en el refugio encontrado en la espesura

de la maleza. Al regresar sus fieles acompañantes se encuentran con un macabro hallazgo,

es el cadáver devorado por las fieras salvajes de uno de los últimos Próceres de la

Independencia de Venezuela.

32

En un comunicado emanado por el General Falcón desde el cuartel de Agua Clara

el 11 de julio de 1861, se pronuncia unas palabras en honor a la memoria de Aguado por

sus servicios prestados a la causa federal.

Una vez finalizada la Guerra Federal con la firma del Convenio de Coche en 1863

el general Falcón se convierte en Presidente de los Estados Unidos de Venezuela. Tiempo

después se hace un voto de gratitud por la mayoría de los veteranos caídos en la guerra.

Creada la figura del Distrito Federal en la Constitución de 1864 como asiento del

poder ejecutivo, se delimita el mencionado espacio y se gesta el Distrito Aguado en

memoria del personaje estudiado. Maiquetía fue la capital del mencionado distrito.

La memoria de Aguado no sólo fue recompensada con la creación de ese distrito

con su epónimo, sino también en consonancia con el decreto del 23 de septiembre de 1863

se le consideró oficialmente como Prócer de la Independencia de Venezuela. Basado en un

dato publicado por el órgano escrito oficial del gobierno federal, llamado El Federalista

(1867).

Posteriormente el Congreso Federal el 25 de mayo de 1867 dictó un decreto que

consagró un voto de gratitud a la memoria de Aguado, ordenando la exhumación de su

restos mortales para colocarlos en la Iglesia matriz del Distrito Aguado y la entrega de

10.000 pesos a su familia. (González Guinan, p. 31)

Sin embargo, el gratificación monetaria acordada no llegó a cumplirse, por lo que

la familia sobreviviente del general Aguado remitieron al General Antonio Guzmán Blanco

un comunicado, en el que solicitaban hiciera efectivo el Montepío Militar asignado por el

Congreso.

33

El sentido de trágica pobreza por la que atravesó la familia del General Pedro

Vicente Aguado pese a los reconocimientos públicos fue descrito por su hijo Francisco

Aguado en otra carta dirigida a Guzmán Blanco (Archivo de la Fundación Jhon Boulton,

Carta dirigida a Guzmán Blanco por Francisco Aguado, 1865):

“...Mi familia hoy no tiene una silleta para sentarse, un catre para

dormir, un pan para comer (...) De que sirve ser general [Francisco

Aguado fue también hombre de armas] si no me sirve para salvar

a mí familia del abismo”.

En suma, así culmina la vida de un prócer de la independencia poco trabajado por la

historiografía venezolano que lucho por la reivindicaciones sociales de los desposeídos de

ese entonces. Pero su esfuerzo fue olvidado con el pasar del inclemente tiempo y hasta su

familiares sufrieron en carne propia los estragos de la pobreza a no recibir efectivamente la

pensión del Montepío Militar a todos los militares fallecido.

34

Conclusiones

El General Pedro Vicente Aguado hombre de armas del siglo XIX venezolano

héroe de la Independencia de Venezuela y Colombia desde temprana edad, estuvo envuelto

en varias rebeliones contra el poder oligárquico establecido en 1830.

Participa al lado de los Monagas (1848-58) consagrándose como valeroso pero con

cierto grado de indisciplina a la hora del accionar bélico en que se veía envuelto.

Se asienta en la población de Maiquetía y este núcleo lo acoge con gran aprecio,

respeto y admiración. De este terruño se separó con gran signo de pesadumbre forzado por

la retirada de sus fuerzas federales.

Su participación en la vorágine Federal de 1859-63 en sus dos primeros años fue

notable, entre triunfos y reveses, hasta obtener un trágico final en la montaña de Monte

Obscuro.

Los federales en el poder (1863-68) le rinden tributo post-mortem y hasta crean un

Distrito Aguado en el espacio denominado Distrito Federal. Para ser después olvidado por

su compatriotas y desvanecerse poco a poco en el tiempo y el espacio.

El general Aguado fue un caudillo regional muy astuto, volátil y valeroso desde la

concepción tradicional de la estrategia y táctica militar. A pesar de conducir montoneras de

hombres mal equipados siempre supo relucir su formación de militar independentista al

servicio de las causas en que servía.

35

El general Aguado como muchos otros jefes de las partidas federales se

autofinanciaban de muchas maneras, vivían de los conucos y de las reses que se

encontraban a su paso. Otras fuentes de financiamiento era el secuestro de hombres

notables de origen godo, para propiciarse un pago por su rescate. Asimismo los aportes

económicos de familias ligadas al ideario liberal.

Otras prácticas menos comunes eran los empréstitos forzosos para equipar de

armas a sus seguidores y también obtener cuero de ganado, cacao, tabaco y café, para

venderlo o cambiarlo en el exterior por nuevas armas y pertrechos.

36

Fuentes

Fuentes Primarias.

a) Archivo General de la Nación (1847).“Ilustres Próceres”, Secretaría de Interior y

Justicia, 1847.

b) Archivo General de la Nación (1846). Secretaria de Interior y Justicia, tomo

CCCXL, folio 115.

c) Archivo de la Fundación John Boulton:

- Carta de Francisco Aguado, 1863-1868.

Fuente Hemerograficas.

Gaceta de Caracas, Caracas, 1846.

El Heraldo, Caracas, 1859-1860.

El Federalista. Caracas, 1867.

Fuente Gráfica.

Autor (2001).Grabado con motivo del combate del combate de San Pablo en 1859.

Cuadernos de Historia de Venezuela, Cadena Capriles.

Fuentes Secundarias

ALVARADO, Lisandro (1994). Historia de la Revolución Federal en Venezuela,

Caracas: Imprenta Nacional, Volumen V.

BRITO FIGUEROA, Federico (1996). Tiempo de Ezequiel Zamora. Caracas: Ediciones

de la Biblioteca U.C.V.

37

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de un caudillo, Caracas, Monte Ávila Editores.

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Independencia Suramericana, Caracas, Tipografía Americana.

GIL FORTOUL, José (1925). Historia Constitucional de Venezuela, Caracas, Tomo III.

GONZÁLEZ GUINAN, Francisco (1926). Historia Contemporánea de Venezuela,

Caracas: s.e.

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1858 – 1886. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República.

IRWIN, Domingo (1991). Relaciones Civiles-militares en Venezuela 1830-1910,

Caracas: Editorial Litobrit.

MAGALLANES, Manuel Vicente (1972). Historia Política de Venezuela, Madrid: s.e.

MATHEW, Robert (1977). La Violencia Rural en Venezuela (1840-50), Caracas: Monte

Ávila Editores.

MARTÍNEZ SALAS, Rafael (1982). La Guaira Histórica y otros escritos, Caracas:

Equinoccio.

HERRERA, Bernandino (2001). La Expansión Telegráfica en Venezuela 1856- 1937,

Caracas: U.C.V.

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Campeones Suramericanos, Bogotá: s.e.

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SALAZAR MARTÍNEZ, Francisco (1973). Venezuela Historias Civiles e Inciviles,

Caracas: Librería Piñango.

38

GERMÁN JOSÉ, GUIA CARIPE.

Profesor en Geografía e Historia (UPEL-IPC), Magister en Historia Republicana de

Venezuela (UCV), Doctorando en Historia (UCAB) – Profesor tiempo integral de la

Universidad Simón Bolívar – Núcleo del Litoral (estado Vargas) – Profesor

honorarios profesionales del Instituto Universitario de Profesiones Gerenciales

(Caracas).

Anexos

39

Documento N° 1.

Decreto de Indulto del General José Tadeo Monagas al reo Pedro Vicente Aguado, 8

de julio de 1847.5

JOSE TADEO MONAGAS

Presidente de la República

CONSIDERANDO

Que aunque Pedro Vicente Aguado, considerado cabecilla de la facción

de Barlovento por haberse encargado de dirigirla después del alzamiento

de Tacairigua, según consta de sentencia de muerte de la Corte Suprema

Justicia.

DECRETO

Artículo 1: Se conmuta la pena de muerte por la de tres años de confinación

en la Provincia de Guayana, bajo supervisión del Gobernador.

Artículo 2: El Secretario de Interior y Justicia queda encargado de la ejecución

del decreto.

5 Memoria de la Secretaría del Interior y Justicia, 1847

40

José Tadeo Monagas

Por su excelencia Rafael Acevedo.

Documento N° 2,

Decreto de guerra a muerte dictado por el General Pedro Vicente Aguado, 3 de

septiembre de 1859.

GENERAL PEDRO V. AGUADO

Comandante de Armas

Considerando

1) Que la clemencia con que han sido tratados los enemigos del sistema verderamente

republicano que sostenemos, lejos de atraer prosélitos, es causa de la sangre que se ha

derramado y que se derrama aún, porque perdonamos una y más veces a nuestros enemigos

con la esperanza de atraerlos al terreno de la regularidad, y se les encuentra cada vez más

empecinados en su querer discordante con todo género de progreso.

2) Que, lejos de convercerlos de sus errores continuan empeñados en llevar a cabo la idea

de destrucción a todo principio democrático y encontrado que el único medio de hacerlos

entrar en razón es el total exterminio de su raza,

DECRETO

Artículo 1: Los oligarcas conocidos como tales no encontraran en nosotros, desde hoy

en adelante, otra cosa que el cuchillo de justa compensación de la sangre venezolana

que a torrentes se derrama.

Artículo 2: Sea cual fuere la conducta que ellos han observado, siempre que de ellos se

derive hostilidad directa e indirecta a los principios federales que sostenemos, les hace

acreedores al último suplicio para destruir de esa manera el dique en que hasta hoy se

estrella todo principio de auxilio y bienandanza.

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Venezolanos que profesáis las doctrinas que le son propias a todo hombre libre, me

conocéis bastante. Mi generosidad y vuestra condescendencia, porque sois virtuosos, ha

sido la rémora de la consecución de nuestro propósito.

El secretario general queda encargado de la ejecución de este decreto.

Cuartel General en Carayaca, a 3 de septiembre de 1859. 1° de la Federación,

Pedro Vicente Aguado

Por SEE, el coronel secretario general, Lucio de Alva.6

6 Francisco Salazar: Venezuela historias civiles e inciviles, p. 168.