Ecos y desafios del Congreso Internacional de Catequesis al 11 de enero de 2014

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Ecos y desafíos del Congreso Internacional de Catequesis “Prediquen siempre el Evangelio y si fuese necesario también con las palabras”. Pero antes el testimonio: que la gente vea en sus vidas el Evangelio, que pueda leer el Evangelio.” S.S. Francisco Entre el 26 y el 28 de septiembre de 2013, en el contexto del Año de la Fe, se realizó en Roma el Congreso Internacional de Catequesis, con el lema “El catequista, testigo de la fe”. El Padre Luiz Alves de Lima nos solicitó un artículo sobre este Congreso para la revista “Catequese”, que él dirige. Se trata de una publicación bimensual editada por Unisal. Centro Universitario Salesiano de San Pablo, Brasil. Este pedido se convirtió en razón y en motivación para poner en acto, una vez más, uno de los propósitos más genuinos de nuestra identidad: “pensar la Catequesis”. Llegados desde “el fin del mundo” _”Fueron a buscar al Papa hasta el fin del mundo”_ bromeó Francisco ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, aquel 16 de marzo de 2013, una vez finalizado el cónclave. Desde el lejano sur, desde allí donde parece terminar el mundo, la delegación argentina llegó al Congreso Internacional de Catequesis. Junto a más de una decena de catequistas de nuestro país, integraron esta delegación 1 Mons. Nicolás Baisi, Obispo Auxiliar de La Plata y miembro de la Comisión Episcopal de Catequesis y Pastoral Bíblica; el Pbro. Carlos Osvaldo Paravizzini, Vicedirector de la Junta Nacional de Catequesis; el Pbro. José Luis María Rey, Director de la Junta Arquidiocesana de Catequesis de Buenos Aires; Silvina Cambría de Grimaldi, Directora Diocesana de Catequesis de Río Cuarto; Raquel Pastrana, responsable del área de Catequesis Familiar de la Arquidiócesis de Salta; y yo, José Luis Quijano en representación del Instituto Superior de Catequesis Argentino. Nos sentimos verdaderos peregrinos. “No es lo mismo ser un deambulante que un peregrino. El que deambula, camina sin sentido. El peregrino, en cambio, avanza firmemente hacia el encuentro con sus anhelos más profundos y hace de su vida una respuesta leal y generosa a la amistad que Dios le ofrece.” 2 Buscábamos vivir una honda experiencia 1 Patricia López, Mónica Bearzot de Torino, Mónica Gomez , Cristina Cavoti, Hna. Norma Beatriz Andrada, Santiago Álvarez, P.Gabriel Marronetti, P. Eugenio Uda, Laura Martínez, María Ayelen Díaz Lapergola, Cristina Pieroni de Gigena, Graciela Pagliaricci de Holmberg y Evangelina Casero. 2 Cfr. Quijano, José Luis, “Misionar el tiempo y la cultura” en “Iglesia misionera hoy”, Buenos Aires, 2008. 1

Transcript of Ecos y desafios del Congreso Internacional de Catequesis al 11 de enero de 2014

Ecos y desafíos del Congreso Internacional de Catequesis“Prediquen siempre el Evangelio y si fuese necesario también con las palabras”. Pero antes el testimonio:

que la gente vea en sus vidas el Evangelio, que pueda leer el Evangelio.” S.S. Francisco

Entre el 26 y el 28 de septiembre de 2013, en el contexto del Año de la Fe, serealizó en Roma el Congreso Internacional de Catequesis, con el lema “Elcatequista, testigo de la fe”. El Padre Luiz Alves de Lima nos solicitó unartículo sobre este Congreso para la revista “Catequese”, que él dirige. Setrata de una publicación bimensual editada por Unisal. Centro UniversitarioSalesiano de San Pablo, Brasil. Este pedido se convirtió en razón y enmotivación para poner en acto, una vez más, uno de los propósitos más genuinosde nuestra identidad: “pensar la Catequesis”.

Llegados desde “el fin del mundo”

_”Fueron a buscar al Papa hasta el fin del mundo”_ bromeó Francisco antela multitud reunida en la Plaza de San Pedro, aquel 16 de marzo de 2013,una vez finalizado el cónclave. Desde el lejano sur, desde allí dondeparece terminar el mundo, la delegación argentina llegó al CongresoInternacional de Catequesis. Junto a más de una decena de catequistas denuestro país, integraron esta delegación 1Mons. Nicolás Baisi, ObispoAuxiliar de La Plata y miembro de la Comisión Episcopal de Catequesis yPastoral Bíblica; el Pbro. Carlos Osvaldo Paravizzini, Vicedirector dela Junta Nacional de Catequesis; el Pbro. José Luis María Rey, Directorde la Junta Arquidiocesana de Catequesis de Buenos Aires; SilvinaCambría de Grimaldi, Directora Diocesana de Catequesis de Río Cuarto;Raquel Pastrana, responsable del área de Catequesis Familiar de laArquidiócesis de Salta; y yo, José Luis Quijano en representación delInstituto Superior de Catequesis Argentino.

Nos sentimos verdaderos peregrinos. “No es lo mismo ser un deambulante que unperegrino. El que deambula, camina sin sentido. El peregrino, en cambio, avanza firmementehacia el encuentro con sus anhelos más profundos y hace de su vida una respuesta leal ygenerosa a la amistad que Dios le ofrece.”2 Buscábamos vivir una honda experiencia

1 Patricia López, Mónica Bearzot de Torino, Mónica Gomez , Cristina Cavoti,Hna. Norma Beatriz Andrada, Santiago Álvarez, P.Gabriel Marronetti, P. EugenioUda, Laura Martínez, María Ayelen Díaz Lapergola, Cristina Pieroni de Gigena,Graciela Pagliaricci de Holmberg y Evangelina Casero. 2 Cfr. Quijano, José Luis, “Misionar el tiempo y la cultura” en “Iglesiamisionera hoy”, Buenos Aires, 2008.

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eclesial que nos hiciera “tocar” la amistad de Dios y, al mismo, tiempo,queríamos escuchar, aprender, reflexionar, desentrañar los desafíos deuna Catequesis renovada y cargar nuestras mochilas y voluntades connuevos proyectos.

Nos sentimos convocados, sobre todo, por una de las finalidades del Añode la Fe, finalidad que hizo suya el Congreso Internacional deCatequesis: “recuperar ‘la unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos alos que prestamos nuestro asentimiento’ (PF 10) porque la fe es, ante todo, un don de Dios y unaacción de la gracia que transforma el corazón del creyente. Además, ‘el conocimiento de loscontenidos que se han de creer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de lapersona, no está abierto por la gracia que permite tener ojos para mirar en profundidad ycomprender que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios.’ (PF 10) En esta descripción seencierran tanto la persona como el rol del catequista. En una época del fraccionamiento delsaber y de la experiencia, es urgente, sostener, promover y formar catequistas capaces de captarlos desafíos del tiempo presente, para ofrecer un testimonio capaz de hacer posible la propuestadel Dios de Jesucristo a nuestros contemporáneos.”3

“El contexto plural (con delegaciones provenientes de los diversoscontinentes) nos invitó a abrirnos a la diversidad de planteos, situaciones y propuestas y, almismo tiempo, a adentrarnos en nuestra propia identidad latinoamericana. Desde allí, desde laprofundidad de lo auténticamente nuestro, pudimos imaginar, pensar, comparar y observardesde lo propio. Distintos y coexistentes escenarios latinoamericanos se nos hicieron presentes,como animándonos en la búsqueda de una tierra prometida más humana y más justa en la quela fe se elige y se encarna como algo propio, absolutamente vital e irrenunciable.”4

Un nuevo lugar para la Catequesis

Comenzamos a partir de esta constatación: el hombre y la mujer de hoy seacercan a la Iglesia, en no pocas ocasiones, con una solicitud puntual.Regresan, a veces, después de mucho tiempo y se encuentran con undispositivo pastoral que consiste en un proceso diseñado para los quetienen fe y que, muchas veces, no tiene en cuenta la falta decontinuidad. Se produce, entonces, una dicotomía entre la solicitud delos destinatarios y lo que la Iglesia se dispone a darles. Suspropósitos son diferentes: la Iglesia ofrece el crecimiento en la fe yla inserción en Cristo y en la comunidad y los destinatarios piden,sobre todo, "ritos de paso", generalmente, de orden social.

Este escenario nos lleva a seguir pensando, no sólo en la concepción deCatequesis en términos de un nuevo paradigma catequético, como ya3Cfr. “Orientaciones y destinatarios del Congreso Internacional de Catequesis”,Roma, 2013, http://www.isca.org.ar/congreso/destinatarios.php 4 Cfr. Quijano, José Luis, “Una mirada latinoamericana en un encuentro europeo”,ISCA, Buenos Aires, 2008.

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venimos haciendo desde hace años, sino también en el lugar que ellaocupa en el proceso evangelizador. Esta reflexión a la cual nos sentimosinterpelados, desde hace tiempo, se inserta hoy en el cambio de lugarque se le ha asignado a la Catequesis en el conjunto de oficinas yorganismos que integran la curia romana. En la rica sinfonía delMagisterio petrino5 correspondiente al Año de la Fe, que culminó eldomingo 24 de noviembre, Solemnidad de Cristo Rey, se realizaron,también, algunas acciones que permiten visualizar un horizonte pastoralde renovación: la realización del Sínodo sobre la Nueva Evangelizaciónpara la Transmisión de la Fe Cristiana y el traslado de la Catequesis dela Congregación para el Clero al Pontificio Consejo para la Promoción dela Nueva Evangelización

Este cambio de lugar no es aleatorio y está cargado de sentido. “Hacermás orgánica la relación entre la Catequesis y la Nueva Evangelización permite, ante todo,consolidar el camino que el concilio Vaticano II ha querido expresar en modo innovador para lasdiversas etapas de la misión de la Iglesia en su tarea de evangelizar. Al mismo tiempo, ofrece alproyecto de la Nueva Evangelización un instrumento altamente calificado para aclararmayormente el camino que ella está llamada a recorrer.”6 Como instrumentoprivilegiado de la Nueva Evangelización, la Catequesis se interroga hoya sí misma acerca de la conversión que ha de experimentar en el actualcontexto eclesial y cultural.

Estar situada en el ámbito de la Congregación para el Clero implicaba unparadigma en el cual se la concebía prioritariamente vinculada a lossacramentos. Suponía una continuidad en un camino jalonado de "etapas"adecuadas a las distintas edades, en el que los sacramentos seinsertaban como "momentos" fuertes en el seno de una continuidad sininterrupciones. La Catequesis se asumía, casi exclusivamente, comoinstrumento de preparación para la recepción de esos sacramentos.

5 Como trasfondo y guía, nos acompañó, a lo largo del Año de la Fe, la Palabrade la Iglesia a través del Magisterio de Benedicto XVI y de Francisco. La CartaApostólica Porta fidei nos invitó a “redescubrir el camino de la fe para iluminar de maneracada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo” (Cfr. BenedictoXVI, Porta fidei Nº 2, 11 de octubre de 2011) y la Encíclica Lumen fidei nosconvocó a vivir disponibles a esa gracia que viene de Dios. “La característica propiade la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente nopuede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, endefinitiva, de Dios” (Cfr. Francisco, Lumen fidei Nº 4, 29 de junio de 2013).

6 S.E.R. Mons. Rino Fisichella, Artículo para la promulgación de Fides per doctrinam deBenedicto XVI, 16 de enero de 2013. Se han transferido al Pontificio Consejopara la Nueva Evangelización las competencias que, en materia de Catequesis, laConstitución Apostólica Pastor bonus, del 28 de junio de 1988, habíaencomendado a la Congregación para el Clero. Según el artículo 2 de Fides perdoctrinam se transfirió, también, al Consejo Pontificio para la Promoción de laNueva Evangelización el Consejo Internacional para la Catequesis, creado porPablo VI el 7 de junio de 1973. De tal Consejo asume la presidencia elpresidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.

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La ubicación de la Catequesis en el ámbito del Pontificio Consejo parala Promoción de la Nueva Evangelización supone un paradigma catequéticodiferente. Nos lleva a pensar en una Catequesis evangelizadora en lacual la dimensión misionera constituye un subrayado particular: setrata de una Catequesis que sale a buscarnos en las diversas “edades denuestra fe” y en nuestros distintos lugares de encuentro teológico conDios, para proponernos a Jesús y su Evangelio.

“La relación que induce a unir ‘Nueva Evangelización’ y ‘Catequesis’ conlleva, inevitablemente, laexigencia de una renovada interpretación del proceso catequético leído a la luz de la NuevaEvangelización; esto supone, por lo tanto, interpretarla como herramienta de la comunidadcristiana para ir al encuentro de los creyentes y de todos los que están buscando el sentido de lavida. Los primeros no deberán desestimar la exigencia de una Catequesis expresada ydesarrollada en clave misionera para recuperar la fuerza del anuncio en todos los que tienen unpapel activo en la comunidad cristiana. Para los otros, la Catequesis puede convertirse enanuncio – a veces, en un primer anuncio - , para entender gradualmente la novedad de la fe y suimportancia en la vida.”7

Voces y acontecimientos del Congreso Internacional deCatequesis

- El Congreso se inició el jueves 26 de septiembre, por la tarde,con el saludo de bienvenida del Secretario del Pontificio Consejopara la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Octavio RuizArenas.

- El “Preludio” del Congreso estuvo a cargo de Mons. RinoFisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción dela Nueva Evangelización, quien afirmó categóricamente que “pensarque la Iglesia realice un camino de Nueva Evangelización y que la Catequesis permanezcacon los mismos rasgos del pasado - aún reciente – es un riesgo que es necesario evitar…Una de las tareas de la Nueva Evangelización consta, en primer lugar, en consolidar la fede los cristianos más cercanos a la comunidad. En efecto, con frecuencia parececonvertirse en las brasas del fuego ardiente, que ya no es llama viva capaz de dar apoyo ala existencia. Por diversas razones se ha convertido en una fe débil, para muchos tambiéninsignificante para su vida, y que necesita, sin embargo, de un renovado aliciente…”

- Luego, la Prof. Bruna Costacurta, Directora del Departamento deTeología Bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma,contribuyó a colocar el ícono del encuentro del Resucitado con losdiscípulos de Emaús, como paradigma de nuestra historia decreyentes. Lo hizo a través de la Lectio Divina que unió a todoslos participantes en un significativo momento de oración.

7 Cfr. Mons. Rino Fisichella, “Preludio”, Congreso Internacional de Catequesis, 26 de septiembre de 2013.

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- Finalmente, dos relaciones para la primera jornada del Congreso:una, a cargo del Dr. Petroc Willey, Director Adjunto delInstituto del Instituto Maryvale de Birmingham, Reino Unido, (Diosbusca al hombre y se revela). “Dios nos busca a nosotros, los hombres,para revelarse a sí mismo. Su revelación es comunicación, la comunicación de símismo a nosotros. La Catequesis es, pues, la obra preciosa de la Iglesia, queconsiste en transmitir esta Revelación. La otra, a cargo del Rvdo. ManuelJosé Jiménez Rodríguez, Capellán de la Universidad Nacional deColombia y Director del Departamento de Catequesis de laConferencia Episcopal de Colombia, (La Iglesia, primer sujeto dela fe). “Es urgente demostrar que la fe no es sólo una opción individual queocurre en la interioridad del creyente (…), que no es vínculo aislado entre el yo delfiel y el Tú divino, entre el sujeto autónomo y Dios (…), que no puede ser una meraconfesión que nace del singular (LF 39). La fe cristiana no es un hecho privado, unaconcepción individualista, una opinión subjetiva.” (LF 22). La fe es don de Dios yrespuesta libre, pero no es un acto aislado. La fe es un acto eclesial. La Iglesia es laprimera en creer. La Iglesia es la primera que profesa al Señor en todos lados, ycon ella y en ella somos impulsados y llevados a profesar también nosotros: creo,creemos…”

- La segunda jornada del Congreso se inició con la oracióncomunitaria e, inmediatamente a continuación, tuvo lugar latercera relación en la cual el Prof. Mons. PierangeloSequeri, Decano de la Facultad de Teología del Norte deItalia (Milano), se refirió al dinamismo del acto de fe: memoria,evento, profecía. “Los escritos evangélicos son un verdadero dispositivometodológico de la correlación entre historia de Jesús y acceso a la fe. La memoriafidei nos enseña a reconocer con qué fuerza el evento del Señor sostiene nuestrafe, en la misma historia de la Iglesia. Es preciso mencionar aquí el carácterproblemático de la ausencia de una historia eclesiástica de la evangelización. Pordecirlo directamente, es como si la catequesis cotidiana hubiese reencontrado losEvangelios, pero no hubiera entonces llegado a los Hechos de los Apóstoles… Latransmisión de la fe y la purificación de la religión deben volver transparente –ensignos y parábolas adaptadas– el vínculo profundo de Dios con el origen y eldestino del hombre. No podemos utilizar una lengua que es comprendida sólo pornosotros: debemos encontrar palabras de vida eterna, no una jerga desupervivencia. Y no podemos perder la memoria de la fe apostólica, sin la cualseríamos simplemente una provincia ideológica del imperio secular.”

- La cuarta relación del Congreso fue titulada “Traditio et redditioSymboli. Nuestro ‘sí’ a Dios” y estuvo a cargo del P. RobertDodaro, O.S.A., Decano del Institutum Patristicum Augustinianum dela Pontificia Universidad Lateranense (Roma). Esta ponencia acercóa los participantes a esta cuestión: ¿cómo puede lograrse unadecuado equilibrio entre el respeto por la Tradición de la

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Iglesia y un método y un lenguaje adaptados a los tiempos y a lasculturas? A través de algunos ejemplos se responde a estapregunta: San Hilario de Poitiers y San Agustín cuidaron el justoequilibrio entre los términos bíblicos tradicionales y lasreformulaciones y adaptaciones de este lenguaje para ser empleadocon las poblaciones que habían sido recientemente evangelizadas ycatequizadas (inculturación teológica). Otro ejemplo emblemático es eldiscurso del beato Juan XXIII, con el cual dio apertura al Concilio Vaticano II,Gaudet mater ecclesia (11 de octubre de 1962). Se observa en él la lingüísticaapropiada en la puesta al día del modo en el que son presentadas las doctrinasantiguas y modernas de la Iglesia a los hombres y las mujeres de nuestro tiempo. 8

- Por la tarde se realizaron las siguientes comunicaciones, quefueron coronadas por la Catequesis del Papa Francisco, con la cualse puso fin a la segunda Jornada del Congreso:

1. Credibilidad de la fe, la relación entre fe y razón en latransmisión de la fe, a cargo del Rvdo. Krzysztof Kaucha,docente de Teología fundamental en la Universidad Católica deLublin (Polonia). “Fe y razón tienen necesidad una de la otra y sesostienen una a la otra. La fe no es irracional, no omite la razón ni ladestruye. La fe cristiana no es un producto natural de la razón humana,pero siempre estimula la razón a abrirse y considerar mucho más queaquello que la razón, sólo por sí misma, puede ver.”

2. Para una pedagogía del acto de fe, por el Dr. Jem Sullivan,Docente de Catequética en la Pontificia Facultad de laInmaculada Concepción de la Dominican House of Studies(Washington, DC, USA). “La Revelación de Dios inspira no sólo el contenidode la Catequesis, ella guía también la aplicación de los principios educativos encontextos catequísticos diferentes. Las teorías de la educación sirven al acto de lafe en la medida en que ellas animan la fiel transmisión del entero contenido de laRevelación y nutren la continua conversión a Dios.”A la luz de la“original pedagogía de la fe”, esta presentación propone tresprincipios pedagógicos para el acto de fe: una pedagogía

8 Los encomillados correspondientes a las relaciones del Dr. Petroc Willey, delRvdo. Manuel José Jiménez Rodríguez, del Prof. Mons. Pierangelo Sequeri y delP. Robert Dodaro fueron publicados en el Face – book de la Junta Catequísticade la Arquidiócesis de Buenos Aires. También han sido publicadas las síntesisde las comunicaciones del Rvdo. Krzysztof Kaucha, del Dr. Jem Sullivan, delRvdo. Alberto Franzini y del Prof. Joël Molinario y la última relación delCongreso, a cargo de Mons. Javier Salinas Viñals (Miembro del ConsejoInternacional para la Catequesis). https://www.dropbox.com/s/zxyl2iihpn8qo4s/Congreso%20Internacional%20de%20Catequesis%20-%20Resumen.pdf. La síntesis de todas las relaciones ycomunicaciones pueden encontrarse, a continuación del “Preludio” de Mons.Fischella, en el sitio del ISCA.http://www.isca.org.ar/congreso/expositores.php

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teocéntrica, una pedagogía cristocéntrica y una pedagogíaeclesial. La presentación cierra, finalmente, poniendo elacento en el rol indispensable del testimonio personal, fiel,alegre y humilde del catequista que enriquece en formaprofundamente humana la concreta aplicación de las teorías yde los métodos educativos en la Catequesis.

3. En el río de la “Traditio Verbi”: la armonía entre Escritura,Tradición y Magisterio, a cargo del Rvdo. Alberto Franzini,Párroco (Cremona, Italia). “Según la DV, la Revelación consiste sobretodo en la relación dialogal, que Dios ha puesto en marcha con el hombre, con elfin de comunicarse a sí mismo a aquél y de dar sentido pleno a la vida humana. LaRevelación no apareció sólo ‘verbis’ (comunicación de verdad), sino también ‘gestis’(eventos), profundamente entrecruzados entre ellos…. La Tradición y la Escriturano son tan sólo dos fuentes documentales de la Revelación, sino que son dostestimonios que, insertos vitalmente en el organismo eclesial, resuelven la tarea denotificar y de actualizar la historia de la Revelación de Dios. Si la Escritura espalabra de Dios en cuanto es puesta por escrito bajo la inspiración del EspírituSanto, la Tradición transmite integralmente la Palabra de Dios.” (DV 9).”

4. Recepción del Catecismo de la Iglesia Católica en laCatequesis. Experiencias y criterios para una plenarecepción, por el Prof. Joël Molinario, Teólogo y Directoradjunto del Instituto Superior de Pastoral Catequética(París, Francia). “Benedicto XVI en Porta fidei escribe: ‘Existe una profundaunidad entre el acto con el cual se cree y los contenidos a los cuales damos nuestroasentimiento’. La fe es apertura del corazón al don de Dios y fidelidad a laspalabras de Dios a través de la confesión de los labios. El conocimiento de lasenseñanzas es pues insuficiente, precisa Benedicto XVI, sin la apertura del corazónque convierte a la persona (cf. Porta fidei 10). La fe de la cual habla el CEC no es undon abstracto en sí mismo. El conocimiento del cual se habla en el CEC es unaestructura que armoniza la fe profesada, la fe celebrada, la fe practicada y laoración: estas cuatro partes del CEC vehiculizan el encuentro con Cristo. Ellenguaje dogmático no se opone al lenguaje de la experiencia creyente.”

- El sábado 28 de septiembre, después de la celebración de la Misasolemne y de la Professio fidei en la Básilica de San Pedro, enel Altar de la Cátedra, se realizó la oración de la mañana y tuvolugar la última relación del Congreso: La diaconía de la verdadcomo expresión de la comunidad eclesial, por S.E.R. Mons. JavierSalinas Viñals, Obispo de Mallorca y Miembro del ConsejoInternacional para la Catequesis (España). En una sociedad signadapor el relativismo, el pluralismo, el subjetivismo, laincertidumbre y la duda, persiste una sed siempre viva de verdad.La Iglesia está convocada a ser servidora de la verdad. Estadiaconía se fundamenta en Cristo, plenitud y revelador de laVerdad; en la fe como aceptación de la Verdad y en la Tradicióncomo transmisión de la Verdad revelada.

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- A continuación, S.E. Mons. Octavio, Ruiz Arenas, Secretario delPontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización,a través de una espléndida síntesis, presentó las conclusiones delCongreso. 9

- Luego, la celebración del Sacramento de la Reconciliación y laAdoración Eucarística.

- Finalmente, el domingo 29 de septiembre se realizó la Jornada delos Catequistas. El Santo Padre presidió, en la Plaza de SanPedro, la celebración de la Santa Misa a la que asistieron loscongresistas y los miles de catequistas que viajaron a Roma paraesta Jornada de cierre, acontecimiento multitudinario con el cualse puso fin a este gran encuentro del Papa Francisco con loscatequistas de todo el mundo, en el significativo contexto del Añode la Fe.

La palabra del Papa en el Congreso

El Santo Padre se dirigió en dos oportunidades a los catequistasreunidos en Roma con motivo del Congreso. Lo hizo el 27 de septiembre enel aula Pablo VI, dirigiéndose a todos los que participaban en dichoCongreso y dos días más tarde, durante la homilía de la Misa celebradacon una muchedumbre reunida en la Plaza San Pedro. En ambasoportunidades, focalizó su enseñanza en la identidad del catequista.Como cuando era el Arzobispo de Buenos Aires, en estas dosoportunidades, durante el Congreso, Francisco se dirigió a “suscatequistas”.

Los argentinos reconocimos bien su estilo y temáticas predilectas. Sinhacer teorizaciones sobre modelos catequéticos, no se detuvo en lafiligrana de una teología reservada sólo a unos pocos, no cayó enreiteradas quejas sobre los males de este tiempo ni se entretuvo envericuetos metodológicos. Sencillamente, les habló a sus catequistas aquienes, con exigencia educativa de pastor les dijo: _ “Ser catequistas esmucho más que trabajar de catequista”.

En la Catequesis del viernes 27 perfiló la identidad del catequista apartir de actitudes que manifiestan un don invalorable: el amor deCristo, amor que nos hace capaces del testimonio. Se trata, segúnmanifestó el Santo Padre de “recomenzar desde Cristo” y, para ello,precisó tres actitudes que forjan la identidad del catequista:

- La familiaridad con Jesús: sólo unidos a Él los catequistas podremos darfruto. Sentirnos en la presencia del Señor y dejarnos mirar porÉl. Esto constituye un modo de rezar y nos deja tener acceso al

9 http://www.isca.org.ar/congreso/frutos-congreso.php

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fuego de la amistad de Cristo. Nos hace sentir que Élverdaderamente nos mira, está cerca de nosotros y nos ama.

- Imitar a Jesús en el salir de uno mismo para ir al encuentro del otro: _”porque¡quién pone en el centro de la propia vida a Cristo se descentra! Más nos unimos a Jesús yÉl se convierte más en el centro de nuestra vida, más nos hace salir de nosotros mismos,nos descentra y nos abre a los otros.” El catequista es un hombre o una mujerque, a partir de Cristo, optan por vivir una verdadera cultura delencuentro.

- No tener miedo de ir con Jesús a las periferias: ahora en las palabras delObispo de Roma, y antes en las del Arzobispo de Buenos Aires,descubrimos el mismo impulso misionero que invita a salir alencuentro de los que no creen, de quienes se alejaron yaprendieron a vivir sin fe, a pesar de su humano e inefable anhelode trascendencia. Y, en este reiterado llamado del Santo Padre,una vez más, su invitación a acercarnos a las periferias, sobretodo a las periferias existenciales de los que sufren y de los quetiene el corazón desgarrado por el sinsentido. Reiterando aquellacontundente opción expresada en sus primeros meses de pontificado,Francisco volvió a decir que “prefiere una Iglesia accidentada que una Iglesiaenferma", una Iglesia inquieta, que sale, se mueve, se cuestiona y searriesga. Si salimos a llevar el Evangelio de Cristo con amor, Élcamina con nosotros y llega antes porque, en realidad, Él ya estáen aquellas periferias a las que nosotros nos dirigimos impulsadospor su llamado.

Días más tarde, el domingo 29 de septiembre, en la Plaza de San Pedro,durante la Misa, resonaban las palabras del Profeta Amós: y“¡Ay de los que sefían de Sión,... acostados en lechos de marfil!” Y el Santo Padre agregaba: _“Comen,beben, cantan, se divierten no se preocupan por los problemas de los demás”. En términossimilares Francisco se refirió, también, a aquel hombre rico delEvangelio, incapaz de compartir de verdad la riqueza de su banquete conel pobre que aguardaba, en la puerta, un poco de humana solidaridad.

La indiferencia y la falta de compasión nos deshumanizan. Comoconstatación de esta tragedia, el Papa se detiene en este hecho quepuede pasar inadvertido: ese hombre rico no tiene nombre. Esto es comono tener rostro. Podríamos decir que las “ventanas” de su identidadestán herméticamente cerradas. A nosotros puede pasarnos lo mismo:podemos pretender ser aquello mismo que poseemos, podemos encerrarnos enla pequeñez de nuestros propios límites y olvidarnos de dónde venimos yhacia dónde vamos. Podemos perder la memoria de Dios. “Si falta la memoria deDios, todo queda rebajado, todo queda en el yo, en nuestro bienestar. La vida, el mundo, losdemás, pierden la consistencia, ya no cuentan nada, todo se reduce a una sola dimensión: eltener. Si perdemos la memoria de Dios, también nosotros perdemos la consistencia, tambiénnosotros nos vaciamos, perdemos nuestro rostro como el rico del Evangelio.”

El catequista de verdad no el que simplemente trabaja de catequista, esel que cuida y alimenta la memoria de Dios, la cuida en sí mismo y sabe

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despertarla en los otros, sus interlocutores. “La fe contiene la memoria de lahistoria de Dios con nosotros, la memoria del encuentro con Dios, que es el primero en moverse,que crea y salva, que nos transforma; la fe es memoria de su Palabra que inflama el corazón, desus obras de salvación con las que nos da la vida, nos purifica, nos cura, nos alimenta. Elcatequista es precisamente un cristiano que pone esta memoria al servicio del anuncio; no paraexhibirse, no para hablar de sí mismo, sino para hablar de Dios, de su amor y su fidelidad.Hablar y transmitir todo lo que Dios ha revelado, es decir, la doctrina en su totalidad, sin quitarni añadir nada.”

El desafío de la conversión

Así como Pablo VI quiso celebrar el Año de la Fe en 1967 y concluirlocon el bello Credo del Pueblo de Dios, como bálsamo y clarificación anteuna época de crisis posconciliar, Benedicto XVI nos convocó a un segundoAño de la Fe, iniciado el 11 de octubre de 2012, “con la intención de ilustrar atodos los fieles la fuerza y belleza de la fe”.10 ¿Cómo no realizar un CongresoInternacional de Catequesis en Roma, en este contexto? En el PrimerAnuncio la persona da su adhesión al Señor. Comienza a descubrir lafuerza y la belleza de la fe en su asentimiento al Kerigma que afecta suvida entera. En la Catequesis de Iniciación el creyente realiza suunidad con el Señor, en el seguimiento que lo hace discípulo misionero yen la Catequesis Permanente profundiza su comunión con Jesucristo,ahondando en las verdades de la fe. La Catequesis es, siempre, “posibilidadde participación en el mismo Evento de la fe, en el mismo Evento – Cristo”. 11

“El Motu proprio Fides per doctrinam (…), subraya que la fe necesita ser sostenida por medio deuna doctrina capaz de iluminar la mente y el corazón de los creyentes. Para tal fin la Catequesises una etapa que la Iglesia ha desarrollado, desde los primeros tiempos, para transmitir elcontenido de la verdad que Dios ha querido comunicarnos, y ha buscado siempre la manera deexpresarse con un lenguaje que no sólo sea apto para los tiempos, sino que llegue al corazón dela gente para que pueda conocer el misterio revelado por Jesús.”12

“Entre las finalidades del Año de la Fe, se encuentra indicada la necesidad de recuperar la unidadprofunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a los que prestamos nuestroasentimiento (Pf, 10) porque la fe es, ante todo, un don de Dios y una acción de la gracia quetransforma el corazón del creyente. Además, el conocimiento de los contenidos que se han decreer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de la persona, no está abierto porla gracia que permite tener ojos para mirar en profundidad y comprender que lo que se haanunciado es la Palabra de Dios” (Pf, 10).13 Este Congreso nos ayudó a reflexionar enla formación de catequistas “que sean conscientes del gran don de la fe y, al mismo

10 Cfr. PF 4.11 Cfr. La homilía pronunciada por el Card. Mauro Piacenza durante el XIICongreso Europeo de Catequesis, 8 de mayo de 2012.12 Cfr. Conclusiones del Congreso Internacional de Catequesis 2013.13 Cfr. Orientaciones previas al Congreso Internacional de Catequesis 2013.

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tiempo, propongan el mensaje evangélico con un lenguaje que llegue al corazón del hombre y dela mujer de hoy, para que puedan convertirse en auténticos discípulos misioneros de Cristo”14.

En estas afirmaciones quedan implicados la Catequesis, los catequistas yla comunidad cristiana, como verdadera catequista. La Iglesia toda poseela función profética y la ha delegado en algunas personas que han sido,especialmente, llamadas a anunciar la Buena Noticia de Jesús. Todadelegación supone una simple entrega de la tarea en sí misma, pero nuncaes una entrega de la responsabilidad contenida en esa tarea. Si lacomunidad eclesial se despreocupara de su función profética, sedesnaturalizaría. No sería quien está llamada a ser. La Catequesis noes, por lo tanto, un ámbito cerrado y reservado a unos pocos“especialistas” del anuncio.

Esta dimensión comunitaria de la Catequesis no es, ciertamente, un rasgonuevo. De todos modos, es preciso explicitarla con una fuerza nueva anteel hambre de comunión que se manifiesta en una sociedad del éxito, elconsumo y la soledad en medio de la masificación. Uno de los dramas delhombre de hoy es su falta de ligazón a la realidad. No tiene dóndeapoyarse. Sólo el caos y el abismo parecen abrazarlo. En esta situaciónde soledad y falta de consistencia, necesita desesperadamente situarse,asirse, reencontrarse, trascender de él mismo para ir al encuentro delos otros. Sólo esas relaciones profundas, estables, sólidas yconfiables pueden llegar a producir procesos personales deidentificación como los que se realizan en el encuentro con personasconcretas que tratan de llevar, sinceramente, el cristianismo a su viday están dispuestos a hablar de ello con los demás y a darles testimonio.Todo esto configura un sentido llamado a renovar la Catequesis, laIglesia y a los catequistas, a través de un humilde y pascual proceso deconversión que lleve a todos a gestar, animar y fortalecer una cultura yuna pastoral del encuentro.

El fenómeno que algunos han denominado “modernidad psicológica”15, que ponela realización personal y la propia libertad como valores absolutos alos cuales deben subordinarse otros valores; y el fenómeno de laglobalización, con sus evidentes resultados de pluralidad, ponen a lapersona en situación de hacer su opción religiosa en un escenario en elcual las diversas propuestas se ofrecen en un nivel de igualdad en elque todo vale. El hombre y la mujer de hoy quedan, de este modo, en unamplísimo ámbito de libertad sin referencias y librado a tener queelegir sin que los valores más genuinos y más connaturales a lahumanidad se le hayan mostrado, para que puedan atraerlo por su misma yreal valiosidad.

14 Cfr. Conclusiones del Congreso Internacional de Catequesis 2013. http://www.isca.org.ar/congreso/frutos-congreso.php 15 Por ejemplo, Juan Martín Velasco en “La transmisión de la fe en la sociedadcontemporánea”.

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Aquí la Catequesis tradicional se halla casi impedida para transmitir lafe, puesto que pretende abordar un camino que supone una fe inicialinexistente, débil u olvidada. La multiplicidad de propuestas y laausencia o debilidad de referencias confunden las búsquedas religiosas.Se requiere, en estas condiciones, un anuncio kerigmático que, muchasveces, se da falsamente como supuesto. Ante este escenario se nosplantea, también, una conversión que acentúe el carácter misionero de laIglesia y sus agentes, en un contexto de Nueva Evangelización.

A un Primer Anuncio pudo haber seguido una Catequesis que no haprovocado eco en el corazón de las personas por diversas razones. EstePrimer Anuncio pudo haberse realizado, muchas veces, sin haber logradoalgún efecto significativo. Los itinerarios de los creyentes en la post– modernidad resultan a veces caóticos y sinuosos, a pesar de habercomenzado con un buen Primer Anuncio. A veces, a un buen Primer Anunciopuede seguir una buena Catequesis en los itinerarios de los querecomienzan su vida de fe. Todo esto lleva a afirmar que la fe de laIglesia no puede ser el resultado ni de una Catequesis deficiente ni dela ausencia de un Primer Anuncio verdadero y eficaz.

“La Iglesia es el sujeto primario de la evangelización, que se preocupa por anunciar el Evangeliotanto a los no creyentes, como también a los bautizados que viven en una indiferencia religiosa…Anuncia el Evangelio, invita a la conversión y al seguimiento de Cristo y acompaña no sólo a loscatecúmenos, sino que forma y acompaña a aquellos que sirven en la Iglesia como catequistas…Hoy más que nunca es necesario resaltar la dimensión misionera de la Catequesis, lo cualcomporta una seria formación de los catequistas. Una formación que logre conjugar elconocimiento de los contenidos de la fe y el testimonio de vida”16

Esperamos un kairós en el cual el olvido de Dios, que hoy empuja a lahumanidad hacia periferias de mucho dolor e incertidumbre, se transformeen ocasión de “anuncio misionero. La vida cotidiana nos mostrará dónde localizar esospatios de los gentiles, dentro de los cuales nuestras palabras se hacen no sólo audibles, sinotambién significativas y curativas para la humanidad. La tarea de la Nueva Evangelización esconducir, tanto a los cristianos practicantes, como a los que se preguntan acerca de Dios, apercibir su llamada personal en la propia conciencia.”17

A partir de estas conversiones a las que nos vemos interpelados, nosplanteamos la irrenunciable prioridad de repensar la formación de loscatequistas. Justificamos esta afirmación a través de dos postulados:

- En la Nueva Evangelización la formación no es un objetivo, sinouna condición.18

16 Conclusiones del Ingreso Internacional de Catequesis Nº 1.17 Cfr. Sínodo de los Obispos, XIII Asamblea General Ordinaria, “La NuevaEvangelización para la transmisión de la fe cristiana”, Lineamenta, Roma, 201118 Cfr. Mons. Octavio Ruiz Arenas, “La importancia de la formación permanente para los nuevos evangelizadores” en las 48º Jornadas de Cuestiones Pastorales “Confesar la fe es un reto”, 2012.

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- Una Nueva Evangelización supone una nueva Catequesis19y, por lotanto, nuevos catequistas. Catequistas testigos de su fe, paraque el mundo crea.

Respondiendo a esta prioridad, durante el Congreso, Mons. Octavio RuizArenas nos convocó a algunos sacerdotes de Chile, Argentina y de otrospaíses latinoamericanos. Convenimos realizar, en el CELAM (Colombia), enabril de 2014, un encuentro de rectores de institutos superiores deCatequética de los países de la región, para pensar la formación decatequistas en la Nueva Evangelización.

La formación de catequistas en la Nueva Evangelización

“Este Congreso de Catequesis ha pretendido ayudarnos a comprender la urgencia de sostener,promover y formar catequistas capaces de afrontar los desafíos del tiempo presente, que seanconscientes del gran don de la fe y, al mismo tiempo, propongan el mensaje evangélico con unlenguaje que llegue al corazón del hombre y de la mujer de hoy, para que puedan convertirse enauténticos discípulos misioneros de Cristo. La Iglesia, por lo tanto, tiene necesidad de proponeritinerarios de iniciación cristiana, que a partir del anuncio del kerigma conduzcan a unaverdadera conversión del corazón.”20

Algunas perspectivas complementarias

En una línea de reciprocidad, afirmamos que “el catequista en formación, sólo sivive y hace la nueva Iglesia logrará modelarse como un nuevo creyente, atravesado por unrenovado ardor misionero que ame y contagie al mundo de hoy, transmitiendo el don de la fe.Será, al mismo tiempo anfitrión y comensal invitado, al banquete del Señor Jesús que celebra lafiesta de la Salvación. De esta manera podrá suscitar y desplegar, en cada varón y mujer de sutiempo, el deseo y la apropiación de la Buena Noticia de Jesús.”21 Estamos convocados a unacatequesis del “insieme”22, donde todos podemos recorrer itinerarios quenos lleven a la conversión, incluso después de la conversión primera. LaIglesia evangeliza y es evangelizada.

En el Congreso se señaló que la relación “Nueva Evangelización –Catequesis” nos lleva a realizar una nueva interpretación del procesocatequístico, en términos de Catequesis misionera. Ella es la Catequesiscuyos interlocutores son quienes han recibido el Primer Anuncio sin queéste calara hondo en sus vidas. Un anunció que no suscitó la fe, que nocontribuyó a una primera conversión, que fue débil e ineficaz. Según se

19 Cfr. Mons. Rino Fisichella, “Preludio” en el Congreso Internacional de Catequesis, Roma, 2013.20 Cfr. Conclusiones del Congreso Internacional de Catequesis 2013.21 Cfr. el Documento de Apertura de las IV Jornadas Nacionales de Catequética, ISCA, 2008.22 Esta expresión que significa “todos juntos” ha sido empleada en el número 81 del texto del I SENAC.

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manifestó en el mismo Congreso, la Catequesis misionera es, también,aquella cuyos interlocutores están comprometidos con Cristo y con suIglesia. Un anuncio en clave misionera contribuye a que nos percatemosuna y otra vez de la novedad del Evangelio, de su vigencia y de surenovada propuesta ante distintas situaciones vitales a lo largo denuestra existencia. Se trata de un don que no obliga, hace superarel acostumbramiento y ayuda a crecer en la fe, desde lainterioridad más profunda de la persona, que da y reitera una yotra vez su “sí” a Dios.

“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es unatristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza deplaceres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propiosintereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz deDios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Loscreyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten enseres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es eldeseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristoresucitado.”23

En sintonía con todo esto, señalamos dos perspectivas complementarias enla formación de catequistas en la Nueva Evangelización: contribuir apromover identidades cristianas adultas y desarrollar una competencia específica al servicio de lacomunicación de la fe. Esto implica, al mismo tiempo, la formación en la feadulta del catequista y la formación para la comunicación de la fe. Uncatequista que crece en la fe adulta hace y renueva permanentemente laopción por el Señor Jesús, tiene un sentido de pertenencia responsable ala Iglesia y puede captar el significado de la fe para los problemas delhombre y de la sociedad.

La competencia comunicativa, por su parte, abarca la capacidad deacceso correcto a las fuentes de la Catequesis con una asimilaciónpersonal y progresiva de sus contenidos fundamentales; y la capacidad deintegrar juntamente los distintos elementos (contenidos, situación delos destinatarios, contexto eclesial, instrumentos didácticos, lenguaje,interacción), con vistas a favorecer el camino de fe de loscatequizandos. Para definir la perspectiva de la promoción deidentidades cristianas adultas utilizamos esta expresión: “la Catequesisdel catequista”. En una reflexión que escribimos en 2012, con ocasióndel día del catequista, decíamos al respecto: “Para ser entrañablemente élmismo, el catequista necesita hacerse destinatario de la Catequesis. Destinatario de itinerariosformativos diseñados para él, en los cuales la educación en la fe sea intencional ysistemáticamente favorecida. En el integral entramado de dimensiones diversas asumidas por laformación de los catequistas, tendrá un lugar privilegiado la educación de la fe, que ha de sersostenida, fortalecida, animada, informada y testimoniada a lo largo de toda la vida.”24

23 Cfr. EG Nº 2.24 Cfr. Quijano, José Luis en http://www.isca.org.ar/images/mail/carta-catequistas/index.htm

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“Una formación del catequista sólo funcional o didáctica no tiene sentido, es estéril estrategia. Almismo tiempo, la sola maduración de fe del catequista, sin hacerlo capaz de su tarea específica,es decir, la dinámica comunicativa como espacio del nacer, crecer y llegar a la madurez de la fe,deja desguarnecido el aspecto principal de su ministerio y puede quedarse en una formaciónespiritual ineficaz.”25

En el Documento de Aparecida logramos vislumbrar estas dos perspectivasa través de la unidad interna de la dinámica discípulo misionero, queatraviesa todo el documento. El discípulo se hace misionero porque élmismo ha encarnado en su vida los valores del Maestro y su vida digna,plena y feliz en Cristo atrae a otros que encuentran en Jesús el sentidode sus vidas.

“El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartircon otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, ahacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, aconstruir el Reino de Dios. La misión es inseparable del discipulado, por lo cual no debeentenderse como una etapa posterior a la formación, aunque se la realice de diversas manerasde acuerdo a la propia vocación y al momento de la maduración humana y cristiana en que seencuentre la persona.”26

Otras dos perspectivas complementarias27 pueden contribuir hoy a laconfiguración de itinerarios para la formación de catequistas en laNueva Evangelización: la propuesta de la fe (el catequista evangelizador quepropone la siempre atrayente novedad del Evangelio) y el cuidado de la fe (elcatequista pedagogo que enseña y acompaña en el camino de crecimiento y profundización de lafe). En palabras de Aparecida, podríamos expresar esto mismo diciendo “elencuentro con Cristo” y “el discipulado”28. En la mayoría de nuestrascomunidades la Catequesis está pensada y organizada en el horizonte del“cuidado de la fe”. Muchos interlocutores del Mensaje no han tenidotodavía el encuentro con Cristo que transforma su vida y,paradójicamente, los procesos catequísticos que se les propone buscancuidar una fe inexistente, abandonada u olvidada. Estos interlocutores,en reiteradas ocasiones, se han acostumbrado a vivir sin fe pero, almismo tiempo y casi sin saberlo, están en una inquieta y persistentebúsqueda religiosa.

En la mayoría de los casos, la formación de los catequistas se haconcentrado en su capacidad de educar en la fe a personas ya creyentes,

25 Así se expresaba el Hno. Enzo Biemmi en la Asociación Española de Catequetas(AECA), diciembre de 2011.26 Cfr. D.A. Nº 278.27 A partir de la presentación del Hno. Enzo Biemmi en la AECA en 2011, estasperspectivas fueron resignificadas para un contexto latinoamericano, por elPadre Quijano en el Encuentro de Comisiones Episcopales de Catequesis del ConoSur, organizado por el Departamento de Misión y Espiritualidad del CELAM yrealizado en Buenos Aires en 2013.28 Cfr. DA. Nº 278

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pensada y organizada según la lógica de la educación de una fe yapresente. Aquí está el desfasaje profundo entre la realidad y unaformación catequística eficaz. Es éste el motivo fundamental de lasdificultades de muchos catequistas y de su sensación de incapacidad.Muchas personas siguen pidiendo los sacramentos y manifiestan unaparcial pertenencia a la comunidad eclesial y, a la vez, su vida estáorientada según criterios muy secularizados. Nuestros interlocutoresreclaman dos atenciones: el segundo primer anuncio29, como propuesta quesuscita reiteradamente la fe y la profundización de la fe en un caminode discipulado. Teniendo esto en cuenta, creemos que la formación de loscatequistas no debe ser pensada como un paso absoluto y excluyente delcatequista pedagogo de la fe al catequista evangelizador, sino que lasdos dimensiones deben complementarse en la formación.

Pbro. José Luis [email protected]

29 Biemmi, Enzo, “Il secondo annuncio. La grazia di ricominciare”, Bologna, EDB, Bologna, 2011.

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