Ecología política

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Ecología política Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación acreditada , como revistas especializadas, monografías, prensa diaria o páginas de Internet fidedignas . Puedes añadirlas así o avisar al autor principal del artículo en su página de discusión pegando: {{subst:Aviso referencias| Ecología política}} ~~~~ La ecología política es transversal y se ocupa de las interacciones complejas entre la economía, la tecnología, el medio ambiente y la política. Observamos el impacto de unamina a cielo abierto en el que se ponen de manifiesto estos aspectos. La ecología política es una corriente ideológica del ecologismo que se estructura principalmente en torno a la dialéctica antiproductivista frente alProductivismo , siendo este su eje principal y estructurante, en lugar del de izquierda y derecha . En este sentido, rechaza los sistemas productivistas tanto del Capitalismo como de viejos modelos del Marxismo más ortodoxo, como losestalinistas . Esto hace que sea difícil identificar a la Ecología Política con los conceptos clásicos de izquierda o derecha de la política convencional, aunque en la práctica parece tener muchos puntos en común con el ecosocialismo . En este sentido, pensadores de la Ecología Política como Andrew Dobson, consideran que tanto la ecología política como el ecosocialismo se inspiran en filosofías comunes como el Socialismo descentralizador, no burocrático, no autoritario y no productivista, el socialismo utópico y las corrientes anarquistas y libertarias. 1 Se trata de un movimiento político y cultural influenciado por muchas otras corrientes: movimientos feministas , pacifistas , libertarios y de defensa de los derechos humanos entre otros, que incide en una democracia participativa en

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Ecología políticaEste artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación acreditada, como revistas especializadas, monografías, prensa diaria o páginas de Internet fidedignas.Puedes añadirlas así o avisar al autor principal del artículo en su página de discusión pegando: {{subst:Aviso referencias|Ecología política}} ~~~~

La ecología política es transversal y se ocupa de las interacciones complejas entre la economía, la tecnología, el medio ambiente y la política. Observamos el impacto de unamina a cielo abierto en el que se ponen de manifiesto estos aspectos.

La ecología política es una corriente ideológica del ecologismo que se estructura principalmente en torno a la dialéctica antiproductivista frente alProductivismo, siendo este su eje principal y estructurante, en lugar del de izquierda y derecha.

En este sentido, rechaza los sistemas productivistas tanto del Capitalismo como deviejos modelos del Marxismo más ortodoxo, como losestalinistas. Esto hace que sea difícil identificar a la Ecología Política con los conceptos clásicos de izquierda o derecha de la política convencional, aunque en la práctica parece tener muchos puntos en común con el ecosocialismo. En este sentido, pensadores de la Ecología Política como Andrew Dobson, consideran que tanto la ecología políticacomo el ecosocialismo se inspiran en filosofías comunes como el Socialismo descentralizador, no burocrático, no autoritario y no productivista,el socialismo utópico y las corrientes anarquistas y libertarias.1

Se trata de un movimiento político y cultural influenciado por muchas otras corrientes: movimientos feministas, pacifistas, libertarios y de defensa de los derechos humanos entre otros, que incide en una democracia participativa en

lugar de representativa. En España este movimiento está impulsado, entre otros, por Jóvenes Verdes, referente juvenil del Partido Verde Europeo.2

Índice

  [ocultar] 

1 Historia y concepto

2 Corrientes de pensamiento

3 Diferencias con el "ambientalismo"

4 Ecología política y geografía

5 Pensadores de la ecología política

6 Referencias

7 Bibliografía

8 Véase también

9 Enlaces externos

Historia y concepto[editar · editar código]

Al igual que en otros movimientos de inspiración ecológica, la Ecología Política tiene como punto de partida el Club de Roma (1972) presentan su informe "Los límites

del crecimiento" que llegan a la conclusión de que existe un límite al crecimiento económico, y que de mantenerse los ritmos actuales "se alcanzará los límites absolutos de

crecimiento en la tierra durante los próximos cien años". Estos discursos tuvieron un impacto profundo en Europa, potenciado por la crisis energética e industrial de la década de los 70.

La economía clásica diferencia las riquezas producidas, artificiales, sociales, delas riquezas naturales que son captadas gratuitamente (por considerarse éstas infinitas): el aire, el agua, la luz o incluso la fuerza del vapor. Sin embargo, actualmente con la conciencia de los límites, los promotores de la economía ecológica sostienen tesis muy diferentes.

Tenemos entonces dos aspectos importantes. La economía política se interesa por el homo economicus, el hombre abstracto dividido en funciones económicas, y por lasrelaciones de intercambios sociales. La economía política empieza donde terminan la cooperación y la reciprocidad. La ecología política sin embargo se interesa porel homo ecologicus, el hombre concreto inmerso en su medio ecológico, y por las

pequeñas comunidades. Hasta ese punto es donde se deshechan la actividad y el cálculo económico.

Las luchas ecológicas acotencían en un contexto de desindustrialización y globalización en que se enmarcan los años 90. Se destacael Protocolo de Kyoto, en 1997, y la Declaración de Río (1992) donde se planteaba regular mercado y medio ambiente. Así, han proliferado gran cantidad de ONGs (Greenpeace, WWF/Adena, SEO/Birdlife, etc.), partidos verdes con gran apoyo principalmente en Europa (Die Grünen en Alemania, Europe Écologie  en Francia, el Partido Verde Europeo, etc), políticas de Estado, etc.

Corrientes de pensamiento[editar · editar código]

La ecología política se inscribe en la línea de otros movimientos políticos, como el movimiento obrero, la democracia republicana, el socialismo, el feminismo, el regionalismo, etc. Algunos pensadores comoAlain Lipietz, André Gorz o Murray Bookchin apoyan su razonamiento en una crítica del "orden existente", y encuentransimilitudes con el marxismo, bien que introduciendo las relaciones humanidad/medioambiente así como la relación entre los propios seres humanos.

Otras corrientes se identifican más con la ecología profunda y la espiritualidad.

Diferencias con el "ambientalismo"[editar · editar código]

La ecología política tiene su base en el ecocentrismo y eso la diferencia de políticas ambientalistas. El ecocentrismo toma como centro la relación entre el hombre y la naturaleza dando más importancia a la naturaleza que al hombre puesto que este forma parte de la naturaleza. Podemos hablar de Democracia ambientalista o Comunismo ambientalista, pero no de ecología ambientalista, puesto que ambos términos son incompatibles.

Un claro ejemplo de la diferencia entre ecología y ambientalismo sería el tema de los coches híbridos. Mientras que el ambientalismo propone un desarrollo sostenible y sugiere que los coches deberían usarbiocombustibles que respetan el medioambiente, la ecología dice que aunque los coches usen biocombustible es necesario extraer y producir plástico, metal, caucho, campos de cultivo de donde extraer el biocombustible, construcción de carreteras, etc por lo que chocaría conlos límites del planeta. Lo que propone en su lugar la ecología política es sustituir el modelo de estado basado en el productivismo y elconsumismo e

implantar un nuevo modelo de estado postindustrializado (entendiéndose el postindustrialismo como el fin de éste).

Los defensores de esta corriente, hablando de ecología política no hacen referencia solo a un capitalismo menos agresivo con el medio ambiente (ambientalismo, capitalismo verde) sino que hacen referencia a un cambio esencial en la estructura de la sociedad apartándose de los modelos productivistas, incluidos los del Marxismo ortodoxo. Por ello, no se suelen identificar con la izquierda o la derechaconvencionales, siguiendo la línea de los Verdes Alemanes (Die Grünen) en su manifiesto fundacional en 1984:1

La ecología no está ni a la izquierda, ni a la derecha sino que va por delante.

Ecología política y geografía[editar · editar código]

Dentro de la Geografía política anglosajona ha tomado en los últimos años cada vezmás importancia la relación de los actores sociales (en sus acciones políticas) y el medio ambiente. En este sentido, la ecología política se basa en el análisis delas acciones de diferentes actores sociales, de sus relaciones de dependencias y de sus influencias sobre el medio ambiente y los recursos naturales. Para ello es necesario un estudio histórico-temporal y a diferentes escalas geográficas. Referentes principales en esta tendencia son Blaikie, Bryant y Bailey, entre otros.

Pensadores de la ecología política[editar · editar código]

Alain Lipietz André Gorz Bernard Charbonneau Edward Goldsmith Félix Guattari Florent Marcellesi François Terrasson Iván Illich Jacques Ellul

Jean Ouimet Jean Zin Joan Martínez Alier Jorge Riechmann Laurent Ozon Nicholas Georgescu-Roegen Philippe Van Parijs René Dumont Vincent Labeyrie

IX Coloquio Internacional de Geocrítica

LOS PROBLEMAS DEL MUNDO ACTUAL SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS DESDE LA GEOGRAFÍA 

Y LAS CIENCIAS SOCIALES

Porto Alegre, 28 de mayo - 1 de junio de 2007 Universidade Federal do Rio Grande do Sul

 

LA ECOLOGÍA POLÍTICA COMO RESPUESTA AL PROBLEMAMEDIOAMBIENTAL

 Roque Juan Carrasco Aquino[1]

[email protected]  

Resumen Actualmente los problemas ambientales están siendoanalizados a partir de sus contradicciones, aún máscomprendiendo su esencia; no obstante, es imprescindibleexplicar las vicisitudes que padece la sociedad en elámbito del modo cómo se produce, consume en ladesigualdad. En este sentido la ecología política hajugado un papel fundamental para la transformación de lasactuales relaciones sociales. Si bien la ecologíapolítica es el presupuesto para replantear las formas dela producción, consumo y distribución de bienes yservicios que cierto sector de la sociedad produce,también, tiende a trazar nuevas formas y alternativaspara comprender y concebir a la naturaleza. De allí que,no concebimos una perspectiva que todo lo existente entorno a la relación sociedad naturaleza, tiene un costo,o valor de cambio, porque conduce necesariamente a la

usura, a la apropiación privada y al derroche de lo queaún pertenece a todos. Palabra clave: contradicciones ambientales, ecologíapolítica, bienes y servicios, apropiación privada yformas de producción.

Abstract Nowadays the environmental problems are being analyzedfrom his contradictions, furthermore understanding hisessence; nevertheless, it is indispensable to explain thevicissitudes that the society suffers in the area of theway how it takes is produced, consumes in the inequality.In this respect the political ecology has played afundamental role for the transformation of the currentsocial relations. Though the political ecology is thebudget to restate the forms of the production,consumption and distribution of goods and services thatcertain sector of the society produces, also, tends toplan new forms and alternatives to understand and toconceive to the nature. Of there that, we do not conceivea perspective that everything existing concerning therelation society nature, has a cost, or value of change,because he drives necessarily to the usury, to theprivate appropriation and to the waste of what stillbelongs to all. Key word: environmental contradictions, politicalecology, goods and services, private appropriation andforms of production.

  

“La libertad, en este terreno, sólo puede consistir en que elhombre socializado, los productores libremente asociados,

regulen racionalmente su intercambio de materias con lanaturaleza, lo pongan bajo su control común en vez dedejarse dominar por él como por un poder ciego, y lo llevena cabo con el menor gasto posible de fuerzas y en lascondiciones más adecuadas y más dignas de su naturalezahumana”.

Karl Marx, El Capital , Tomo III,Sección Séptima, capítulo XLVIII  

 

Desde que los problemas ambientales se presentaron comouna acción depredadora de la sociedad, la ecologíapolítica tiene un lugar especial en la explicación de loshechos que denotan formas específicas que conforman lahistoria. La ecología política es el instrumento real yobjetivo que da cuenta de las vicisitudes de la sociedad.Sin embargo, para poder comprender las contradicciones dela relación sociedad naturaleza en el contexto de lasactuales relaciones sociales de producción, es necesarioretomar los instrumentales teóricos metodológicos que nosaproximen a desdoblar sus manifestaciones. De ahí que,los problemas ambientales, sean parte de un todo que estáen la disyuntiva entre lo real y la falsa idea de lo queestá por descubrirse en la esfera de las ideologías. Son tantas las expresiones de los impactos ambientalesque, reconocer los delirios de algunos investigadorespara ocultar los fenómenos medioambientales como unescaparate de una realidad maquillada, está siendorebasada. Desde luego, el debate en torno a laexpoliación de la naturaleza, de parte de lascorporaciones, para la reproducción de sus inversiones,ya es comprendido; la esencia de la comercializaciónrentable de la naturaleza, en tanto, recursos renovablesy no renovables, es la lógica del mercado que ubica atodo objeto pieza rentable para la reproducción delcapital. En tanto, la concatenación de las partes –de los

recursos de la naturaleza- que la descomponen en piezasde consumo con privilegios se impone sobre lascomunidades y, de paso las desintegra por no subordinarsea la lógica de la privatización. Hablar de unafenomenología de lo ambiental, sin incluir lasexplicaciones la ecología política, provoca que dejemosde lado los múltiples problemas que emanan de lascontradicciones de las formas de producir, consumir ydistribuir. Con base en lo planteado, también, podemos visualizar unescenario que presenta la realidad como la antesala delas consecuencias del despojo, del derroche de losrecursos naturales y humanos; en tanto, las políticasdestinadas a la preservación, ya no de la naturaleza,sino de parte de ella o de su totalidad es subsumida porla voracidad de tres factores interrelacionados entre sí:a) por la privatización, es decir, como instancia de laideología dominante en el neoliberalismo; b) laspolíticas ambientales en la tesitura de las presiones delcapital que necesita cuando menos de los recursos (agua,energéticos y la biodiversidad) y; c) bajo las actualesrelaciones sociales de producción que subordinan a  laproducción, consumo y distribución en una lógica de larentabilidad abierta al mercado especulativo. Lo anterior lleva una tendencia hacia la catástrofe deaquella relación entre la sociedad y la naturaleza que lasegunda se convierta en el rehén de la primera. Sinembargo, esto conduce hacia una crisis; no de ella misma,sino de todo lo que consideramos como parte de lacivilización. Bien planteado quizá, lo expone Toledo, aldecir que la crisis ecológica es una crisis decivilización, ¿dónde están los movimientos políticos del

ambientalismo capaces de formular y llevar a la prácticauna alternativa civilizadora?[2] (Toledo, 2002). Con base en lo expuesto, entonces, cabe proponer laesencia de lo que consideramos como parte sustancial dela ecología política. Primero, que siendo una instanciade acción política que desdobla la ideología de la“ciencia pura” para destacar la relación delambientalismo con la ecología y las supera en tantoencuentra la lógica de ambas; segundo, permea la críticacomo un espacio de la discusión que aclara e induce haciala comprensión de las contradicciones de la mera idea delo ambiental; tercero, propone la tendencia hacia lacomprensión de la relación sociedad naturaleza, en tantoque, las desdobla en sus formas más críticas y lasdescribe como partes fundamentales para comprende esarelación (relación sociedad-sociedad, relación naturalezay las partes que la componen y la relación externa quedestacan entre ellas); cuarto, la influencia que derivade las formas de apropiación de los recursos naturales,de la depredación que existe sobre la naturaleza engeneral (incluyendo al hombre mismo) y; quinto, puedeconvertirse en un programa político que reivindique larelación sociedad naturaleza como parte sustancial de lahumanidad, en tanto que ambas son los pilares de larelaciones de producción, consumo y distribución. Una lastrasforma, mientras la otra brinda las materias primasque le dan la razón de existir de la primera. De ahí que,la ecología política esté en la transferencia constantedel quehacer de la política antes de la ideología delambientalismo per se. 

La ecología política como parte sustancial de larelación sociedad naturaleza

 Qué producir, para quién y en qué cantidad es la tríadade la que aún no se ha podido establecer una relación quelogre prescindir de la especulación. Sabemos que elmercado, rompe con esas interrogantes y las somete a sulibre albedrío. Aunado a las expresiones que la sociedadmantienen en mente, pero, aún no tiene en sus manos latoma de decisiones, para construir su propia reproducción“en sí” y “para sí”[3]. El camino que se divisa más allá delo que aflora como consecuencia de la lógica del“desarrollo” económico basado en las actuales relacionessociales de producción, es la que habrá de explicarnoslas contradicciones ambientales en el contexto de larelación sociedad naturaleza. En el marco anterior, las actuales relaciones sociales deproducción tienen una vinculación que somete a lanaturaleza a las condiciones de subordinación que sólobusca una parte de las transformaciones entre aquellarelación. Por ejemplo, siguiendo a Ana María Luna que,las relaciones con la naturaleza van más allá de las dela base económica, varían según la posición, la distancia alos medios de producción dada por el lugar en la estructurasocioclasista (Luna, Moliner A, 2000). En tanto, cabeprecisar y debemos considerar que existe una elación decausalidad múltiple del estado actual del problemaambiental. Desde el planteamiento expuesto, la ecología política, es laque nos aproxima más a las contradicciones que presentanlos problemas ambientales. Tampoco podría ser sólo laexpresión de las argumentaciones como un hecho que sereduzca a la contaminación de los ámbitos de lageografía, de la flora y fauna; por el contrario es uninstrumento de análisis que conduce hacia la comprensión

de los elementos que inciden en la transformación,apropiación y privatización de la naturaleza. Asimismo,desde el plano teórico metodológico, aporta a los avancescon talantes reflexivos; sin embargo, contribuye a lacriticas sobre los instrumentos técnicos de la técnicasin relación con los social. En tanto, en la prácticacontribuyen a la discusión y a la aportación de conceptosy categorías con tendencias hacia la transformación de larealidad. Por supuesto, desaprueba las actualesrelaciones sociales de producción, consumo y distribuciónde los recursos naturales y humanos. Si retomamos latriada con la que se ha identificado a la ecología desdemediados del siglo XIX, entonces podemos encontrar suesencia: entre los individuos de una especie, laactividad organizada de esta especie, y su medio ambientecon las especies (Lipietz, 2000). Esta relación, sinduda, se encuentra en la desigualdad basada en las formasde apropiación de la naturaleza en general. La tendencia de análisis que nos puede conducir hacia lapresentación de la apropiación de la naturaleza, o de sutransformación, deviene de un planteamiento que, desde lateoría de la regulación[4] se amplía la acumulación. Esdecir, bajo un conjunto de elementos que surgenjustamente de las relaciones sociales en las que seestablecen las formas de la producción con base en sureproducción. Desde luego que, cada una de estas formasde  regimenes de acumulación tienen su propia forma deapropiarse y explotar a la naturaleza y desde luego de suregulación en estas relaciones sociales (Raza, 1998). Alparecer tiene una explicación entre la sociedad y lanaturaleza, pero con base en las relaciones socialespredominantes. Allí es donde podremos encontrar todas lascontradicciones que afloran lo que conocemos comoproblemas o fenómenos ambientales.

 Con relación a los problemas ambientales que tenemos, enocasiones, en sus apariencias como una instancia de ladescomposición de las estructuras que la han originado,se vuelve un tanto retóricos. Sin embargo, si lastratamos de comprender en toda su magnitud, los problemasambientales tiene su origen en tres estratos de lasociedad: a) desde un planteamiento que deviene por suscontradicciones en el ámbito de la política; esta se vetransformada por las leyes emanadas de su aspectojurídico del Estado, sobre todo, en órganos de gobiernopara mantener el status quo; por supuesto, retomando de unplanteamiento de Alimona, y parafraseando a Gramsci,puede decirse que para Lipietz todas las cuestionesambientales significativas son políticas (Alimona, 2002);b); desde luego también en los lineamientos normativosque impone la clase política para distraer la atención delos problemas fundamentales del problema ambiental, no esuna consecuencia per se del consumo; por el contrario, suscontradicciones se encuentran en las formas de producir yde los patrones del consumo que son productos del modo enlos que se produce para el mercado especulativo y; c) enel ámbito de la ideología imperante, los fenómenosambientales tienen su explicación en la lógica de laacumulación y en la égida del capital que, para nodetener la caída de la tasa de ganancia, tanto losrecursos humanos como naturales entran en la esfera de lareproducción y mantenimiento del capital. No obstante,sobre las necesidades de millones de habitantes y endetrimento de la naturaleza. Con base en lo expuesto, tenemos que es imprescindibleretomar de la ecología y sobre todo de sus planteamientoscríticos basado en la ecología política que redunde en lapolítica. Ya no como un proceso que sólo se explique por

la tendencia de las exigencias de la sociedad, sinoporque allí precisamente en la política podemos encontrarla explicación de los problemas ambientales y no en losaspectos fenomenológicos o de las formas que semanifiestan coyunturalmente, o en las movilizaciones paraexigir y resolver las demandas sociales. La esencia detoda la contradicción se encuentra en las formas derelacionar los problemas ambientales con quienes laprovocan, asimismo, con las que se apropian de loproducido en la sociedad o en sociedad comunitaria y enlos que dejan parte de sus esfuerzos en el modo de laproducción y en la reproducción. El hecho de hablar hoy día de la ecología, yo agregaríaal mismo tiempo de la política, según Castillo, se tornaimprescindible por dos razones fundamentales: primero, seadquiere ‘conciencia ecológica’ sobre las condiciones devida y adjudicar el lugar central en la discusiónpolítica, lo que es inaplazable dado los alcances de losindicadores de deterioro e insostenibilidad y; segundo,desde el punto de vista de lo ecológico nos conectadirectamente al ámbito de los fundamentos para encarar laencrucijada, por ejemplo: materialismo vs., idealismo, oevolucionismo vs., teleologismo (Castillo, L., 2001).  Dado que el aspecto a considerar en el proceso sobre latendencia que marca la ecología política, consideroentonces, basado en la dialéctica, y retomando también suexpresión materialista dialéctico los principios mismosde la ecología política que, desde el pensamientomaterialista con base en la naturaleza al desplegarse elproceso dialéctico en su expresión crítica, que es a lavez un procedimiento de análisis materialista práctico,sin lugar a dudad, “un materialista de la praxis” (Buey,F., 2004), se convierte la ecología política como

instancia real para poder comprender las tendencia de laesencia del problema ambiental más allá de lo meramenteproducto del modo de producción capitalista. La ecología política entonces, es al mismo tiempo lapraxis de la transformación, es un instrumento delanálisis objetivo y de la posibilidad de aglutinar entorno a ella, los espacios de la discusión, de laorganización y de planteamientos distintos y ajenos a lacosmetería de la “intelligenisia” de ciertos académicosque tratan de maquillar una realidad contradictoria. Enconsecuencia, pensamos que de la relación existente entrela sociedad y la naturaleza, se logra comprender que laforma en la que existe entre ellas, no es solamente surelación; por el contrario, está inmersa en el contextodonde justamente se reproducen ambas. Sólo bajo esaperspectiva podremos estudiar y analizar en toda sutransformación. Decir que la sociedad es la que incide,por sí sola, en la naturaleza para posesionarse de susrecursos, es limitarse a concebir una parte de losproblemas. No obstante, es al mismo tiempo los efectoscontradictorios de la naturaleza los que modifican ytransforman el entorno, el hábitat y las relaciones conquienes la quebrantan en detrimento de ella. Empero, nosólo en el pensamiento del hombre recaen los impactos,sino en cuanto a su modo de actuar y de conservarse comotal. Esta relación dialéctica es a la que nos referimoscomo procesos que tiende hacia una gama deinterpretaciones, pero, nos son más objetivas, concretasy materiales para la transformación y su comprensión. Esta relación dialéctica es la que nos brinda laprecisión, las especificidades y las interrelaciones conel capital; por supuesto, en el contexto de lasrelaciones socioeconómicas con las cuales la ecología

política identifica las contradicciones de las formas deapropiación de la naturaleza. Ya no es la sociedad per se,sino por las actuales relaciones capitalistas, mismas quela subsumen y Amplían su reproducción. En sentido,Altvater, nos plantea que, el hombre construye suhistoria al transformar la sociedad, la naturaleza y asímismo, pero no existen límites impuestos por lanaturaleza. Por consiguiente, la naturaleza es concebidacomo un conjunto de recursos que pueden ser utilizados(Altvater, E., 2003). En una de las preocupaciones que presenta Lipietz, nosplantea una interrogante que a mi juicio, conduce a laecología política en replantear su tendencia y a precisarel ámbito de comprensión de los problemas ambientales,destaca lo siguiente: “¿cómo mantener el territoriosaludable para la supervivencia de la especie humana y detodas las especies de la naturaleza?"[5] (Lipietz, A.,2006). Más adelante reflexiona sobre un triangulo depremisas: primero, las relaciones de los individuos quenecesitan comer, respirar aire puro, etc., segundo, laactividad en la que se organiza bajo la producción tantoen la sociedad como en el territorio y, tercero, lo que serefiere a nuestra vida, el territorio que nos da aire,nos da comida, agua, etc. Con base en esta trilogía,Lipietz, matiza el objeto del pensamiento ecológico.Rescata la esencia del papel de la ecología con lapolítica. Ya entrado los años setenta, cuando surge entonces laecología política; por supuesto, cuestionando los modosde producción, consumo, también sobre el productivismosistemático; claro está, impugnando el crecimientocuantitativo a cualquier precio; al tiempo debía explicarel despilfarro sin límites que lo detuviera o acotara, lo

que estaba, entonces, provocando un peligro con relacióna la biosfera. De tal suerte que, la ecología políticapresenta tres elementos que lo identifican hoy día: a) seve azotada por las reacciones ofuscadas de los humanos;b) existe una inconciencia ante el saqueo del planeta porel sistema industrial y c) la rápida degradación de losrecursos más elementales[6] (Robin, Jacques, 2002). Con base en lo planteado hasta el momento, considero quees de mucha importancia resaltar el significado de laecología política. Aquí coincido con Lipietz, al proponerque sobre la Ecología Política, destaca su acción en lapraxis; es entonces una posición política y ecológica almismo tiempo, porque hay personas que no se ocupan deestos aspectos. Sin embargo, para algunas, por supuesto,no se dan cuenta de que nuestra vida depende de una buenarelación entre el territorio y nuestra formaorganizativa. En este sentido, entonces se desdobla losdos elementos que la componen como tal bajo elplanteamiento concreto en que la economía habla de cuántohacemos y la ecología habla de porqué lo hacemos"(Lipietz, A., 2005). 

La ecología política y la crisis ecológica Nuestra preocupación por los problemas ambientales,también tienen una relación directa con las formas deasumir la responsabilidad. Ello, no tiene que estar fuerade su contexto ni de las influencias externas que laidentifican con el quehacer de la concepción de lanaturaleza para ser dominada. Idea que, bajo lasubsunción de la naturaleza no por el hombre como génerode dominio, sino por el modo de producir, consumir ydistribuir; todos se interrelacionan para subordinar a la

sociedad, a la naturaleza, a la ideología y al territorioa los fines de la reproducción de la capital, de lasociedad y de la ideología. Sin embargo, es unareproducción que sólo se logra en la subordinación y noen la emancipación de la sociedad que no deprede a lanaturaleza y al hombre mismo. Los hechos a los que nos referimos, se encuentran entreuna crisis ecológica que sólo se manifiesta en lofenomenológico y en las complicaciones que conducen. Noobstante, en cuanto a la lógica de su esencia y suscontradicciones, desde la perspectiva de los“ambientalistas”, por la preservación per se de lo “verde”y de algunas especies exóticas, no emergen como unacontradicción real de las actuales relaciones socialescapitalistas conducidas por la globalización. Por elcontrario, tratan de explicar que los fenómenosambientales deben aplicarse las “externalidades”[7] parael mercado, o traspasando las limitaciones, la crisisambiental, es producto de “todos”, del consumo“irracional” de la sociedad y de la “educación” nula enel plano de lo ambiental. Aquí redunda una situación queimpera en los círculos de especialistas e investigadoresque se casan con esas apariencias y no tocan las fibrasmás sensibles de la realidad concreta y contradictoria dela que surgen. Bajo esa perspectiva, si bien comprendemos que, desde larelación sociedad-naturaleza en muchas de las culturasamericanas anteriores al "descubrimiento" estaba basadaen un esquema armónico[8] (con base en la cosmovisión deaquellas civilizaciones: la relación hombre-naturaleza,se presentaba como la unidad entre la diversidad desobrevivencia no del homo economicus); además, en la cualla identificación con la tierra era parte fundamental no

solamente de su cosmovisión sino de una ética productivaque, lejos de considerar a la naturaleza como un"recurso" a "usar y abusar", era generalmente sacralizada(Iturraspe, 2002). ¿Cómo interviene la ecología política para analizar la crisis ecológica? Eneste proceso donde la crisis se expresa como unainterrupción de la “continuidad” de las actividadesdesarrolladas en el ámbito de la producción, consumo,distribución ya no responde a las demandas sociales. Enconsecuencia, destaca el desprendimiento de las luchassociales expresadas por el deterioro de la naturaleza,por la sobreexplotación de los recursos humanos ynaturales, por la agudización expoliadora entre losdueños de los recursos (flora, fauna, lagos, ríos,bosques, etc.), es decir, de las comunidades enteras, porun alado; y las trasnacionales (Nestlé, Coca cola,Danone, etc., y de la influencia del imperialismonorteamericano sobre la economía mexicana: véase gráfico1, tabla 1 y gráfico 2), por apropiarse de aquellos, porel otro. De tal suerte que, permean las contradiccionesde los hechos históricos de una sociedad dominante sobreella y somete a la naturaleza; donde, las relacionessociales de producción avasallan a las clases mayorías odesposeídas; al tiempo que sucede lo anterior, larelación sociedad naturaleza, ambas se subordinan, alógica del mercado especulativo.

  

Gráfico 1. Origen de inversión extranjera.

Fuente: http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/3/4263/CapIIMexico.pdf  

 Gráfico 2. Inversión Extranjera Directa en AL.

   

Tabla 1.España: inversión directa en América Latina,1993-1998

(en millones dólares y porcentajes).  1993 1994 1995 1996 1997 1998 1993/

1998(%)

Sector primarioAgricultura,

ganadería y pescaPetróleo y

tratamiento decombustibles

00 0

1818 0

3737 0

4389 

429

1919 0

3619 17

1.90.3 1.5

ManufacturasAlimentos,

bebidas y tabacoIndustria textily confeccionesIndustria del

papel y editorialIndustria química

Otrasmanufacturas

291201520

15310045

134

10900433135

14860356

102

3834827314246

3945724721267

4.10.50.00.70.32.7

ServiciosConstrucción

ComercioTransporte y

comunicacionesElectricidad, gas

y aguaServiciosfinancieros

(banca y seguros)Hotelería

Sociedades decartera

492501069 690303

3217520

221151 

1480

755

15976416179116 19536991

34384526176217 

1356371571

683620012497810 

244955

2813

122061701271032352 

1626327796

94.01.80.611.112.0 

19.80.548.1

Total 521 3388 1743 4024 7238 12636

100.0

Fuente:CEPAL, http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/3/4263/espan

a.pdf   En tanto la ecología desprendida de lo político, no hacepolítica[9]; por el contrario el sólo significado de laecología, ajena a la política, no transforma. En tanto,la política aquella que integra y desdobla las entrañasde las relaciones con las que se somete a la naturaleza,plantea alternativas para comprender la ecologíapolítica. En este sentido, Lipietz, propone: “vamos arectificar esta imagen y redefinir lo que es la ecologíacomo política, para después analizar que aporta unarespuesta a la crisis de la política y de sus contenidos,a la crisis de lo político y de sus formas” (Lipietz,2002). De ahí entonces, comprender la crisis ecológica,sus contradicciones, sus expresiones, sus contenidos ysus tendencias actuales, es destacar que, la naturalezaen el presente, es parte constitutiva de la sociedad. Esun elemento que debe ser integrado ya en la conciencia dela humanidad. No es independiente ni tampoco es factorconvertido en objeto vendible tal mercancía en laespeculación. Por el contrario, el planteamiento que hacemos conrelación a la ecología política, nos brinda lasherramientas teóricas y metodológicas que abre el abanicopara encontrar las especificidades de la realidad. Es unhecho entonces que, la crisis ecológica es al mismotiempo una crisis económica, es a su vez, una crisis dela clase política, de paso una crisis de la sociedad y delas formas de producir, consumir y distribuir encondiciones de desigualdades socioeconómicas. En suma

podríamos ver que el espacio tiempo de nuestrasrealidades, evoca ya no un esperar para cambiar bajo lasactuales formas de apropiación de los recursos humanos ynaturales, por el contrario, o cambiamos las estructurassociales, económicas, políticas e ideológicas o seremosla generación de perdedores contra los que se apropian demanera privada lo producido en sociedad. En consecuencia, los aspectos fenomenológicos de losllamados problemas “ambientales”, por ejemplo, se ubicanen la mera contaminación, la polución, el proceso dedesertificación, la crisis hídrica, el efectoinvernadero, el adelgazamiento de la capa de ozono, losfenómenos del cambio climático, la inestabilidad en eltiempo de los climas en las regiones de los diferentespaíses, etc.,  no son las expresiones reales ni lasverdaderas explicaciones que nos inquieta; por elcontrario, no es allí donde debemos encontrar lasrespuestas. De todo lo que hemos expuesto, a nuestrojuicio entraríamos por explicarnos que papel juegan losorganismos internacionales –FMI, BM, BID, OMC, ONU, etc.-en la disminución o en la intervención para que no se demás el deterioro. Sin embargo, es preocupante, sobretodo, como se convierten las formas de apropiación de lanaturaleza y el contexto en el cual se reproduce para unsector que especula con los recursos generacionales deayer, hoy y en un futuro incierto. Bueno siempre y cuandono cambiemos las actuales relaciones de producción. Anuestro juicio, encontrar la explicación de la crisisambiental o ecológica, tiene que ser expresadas yexplicadas desde el ámbito de la política, de lasinterrelaciones de subordinación,  de las desigualdadessocioeconómicas, de las demandas sociales, de laexpulsión directa de la población del campo a lasciudades, de la intervención de las transnacionales por

privatizar los recursos más rentables para lareproducción del capital y de las relacionescapitalistas. Estos es una respuesta contundente contratoda tendencia privatizadora de la clase política que sedisfraza de “verde” para convertir a la naturaleza enocre o gris contaminada de la sociedad. Si bien es cierto que, los fenómenos ambientales tienenuna explicación técnica y valorizada en términoscuantitativos, no es así las contradicciones desde laperspectiva cualitativa. Es interesante medir, pero almismo tiempo encontrar sus interrelaciones y sustendencias. Por ejemplo, Riechmann, no plantea que, loscontaminantes que destruyen la capa de ozono tardan unos15 años en recorrer el camino desde la superficieterrestre hasta la estratosfera, donde llevan a cabo susucia tarea. Los daños que vemos ahora son laconsecuencia de nuestro comportamiento de hace 15 años.Pero al mismo tiempo, nos propone, mucha gente cree queel precio de un bien indicará su escasez a tiempo parapoder evitarse su agotamiento. Pero el canal del preciocontiene otros intereses que en el camino se acumula paravolver a rentabilizarse. De esta manera –dice- el preciodel petróleo se ve manipulado por cárteles,especuladores, naciones y empresas según su respectivopoder y según sus intereses a corto plazo. Por supuesto,Las subidas de precios pueden incluso estimular, en vezde reducir, la sobreexplotación de un recurso natural. Lapoblación de atún azul del Atlántico ha desaparecido enun 94%. Su precio como comida sushi en Tokio alcanza loscien dólares la libra (Riechmann, 2003). Es ahí, dondedeseamos encontrar las explicaciones reales de la crisisambiental antes que en las formas llenas de vacíos. 

Estos elementos nos aproximan para sumergirnos en elterreno de lo real y concreto de los problemasambientales. En un análisis que nos plantea Coronil,expresa que, reconocer el papel de la naturaleza en elcapitalismo, por supuesto, esto quiere decir, entonces,su proceso se expande y modifica los referentestemporales y geográficos que enmarcan las narrativasdominantes de la modernidad. Aquí retoma a Marx, paraexplicarlo de esta manera: afirmó que la relación entrecapital/ganancia, trabajo/salario y tierra/renta delsuelo “engloba todos los secretos del proceso social deproducción.” (1971: vol. III, 754). Desde luego, llamó aesta relación “fórmula trinitaria”. Sin embargo, pocosanalistas, incluyendo a Marx, han aplicado esta fórmula ala resolución del enigma del papel de la “tierra” en elcapitalismo (Coronil, 4, 1999). Esta es la fuenteprincipal de donde comienza la senda de la explicaciónque en líneas arriba planteamos: 1) para comprender lascontradicciones del fenómeno ambiental o destrucción dela naturaleza, debemos analizar las formas del capital entoda su dimensión; 2) el trabajo que el propietario seapropia de la clase trabajadora y lanza a millones adepender de los recursos de la naturaleza; incluso, a lasobrevivencia generacional, en tanto, es la causa de lasubordinación del hombre, en parte de ciertos recursos,por la naturaleza. Al tiempo una interrelación desigualentre el hombre hacia toda la naturaleza incluyéndonoscomo especie y; 3) la tierra como el soporte material de laapropiación, transformación y destrucción parte por elcapital. Es la base, o más bien, es el elementofundamental para cuantificar sobre su superficie lacantidad de recursos y de materias disponibles. Enocasiones el usufructuo comunitario que, es cada vezmenos y, la apropiación-destrucción por el capital en sutransformación inequitativa, desdobla la riqueza del

suelo y la tendencia de la renta en detrimento de susverdaderos dueños: los habitantes del campo, los gruposétnicos y las comunidades regionales. En este contexto, entonces, se revela que, desde laperspectiva de Barkin, las crisis derivan directamente delos avances del proyecto civilizatorio de moda: avancesen la tecnología; aumentos en la producción y en laintegración nacional e internacional y en sus secuelas,como pueden serlo la polarización social con un aumentoinaceptable en el número de pobres y la profundización desu tragedia; la escasez de satisfactores básicos; ladestrucción y la degradación del ambiente, bosques yselvas, océanos y ríos, y los demás ecosistemas quealbergan la incontable variedad de flora y fauna que nosprovee de vida y de los medios para mantenernos en elplaneta (Barkin, 170, 2001). Además de las formas del proceso que se va conformando alo largo de los diferentes momentos transitorios ehistóricos de la sociedad, el dominio de laindustrialización que abarca en todo el globo, al decirde Baigorri, engendra, por supuesto, contradiccionesecológicas que en un plazo no lejano conducirán a sudestrucción. A partir de ahí, todo consiste en laaplicación de la dialéctica. Esa explicación, nos llevahacia la dirección donde paso a paso vamos comprendiendolos impactos de la sociedad industrial; desde luego que,hoy nos remite a hablar del sistema capitalista. Enconsecuencia, lo debemos entender en la forma de uncapitalismo no como simple sistema de propiedad, sinoexactamente como modo de producción: como sistema derelaciones entre los hombres y las cosas, ya seanindividuos privados, o el Estado, quienes detenten lapropiedad de los medios de producción (Baigorri, 1978).

Es entonces, la subordinación del objeto (hombre-naturaleza) a los designios del capital. En suma, consideramos que, desde las expresiones deldesarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo ensu fase globalizada, al parecer no tiene límites salvo ensu propia destrucción; de esta manera y retomando deMiglianelli, la  ciencia y la tecnología en el sistemacapitalista están al servicio de la acumulación decapital y la máxima ganancia. En un sistema nocapitalista, ambas podrían liberarse de esta atadura ydesarrollar su potencial para beneficio de la humanidad;sólo la búsqueda de nuevas formas de reproducciónnecesarias a la sociedad y por ella, se buscaría protegerla especie y su hábitat, producir al menor costo entérminos de daño a los ecosistemas y empezar a superar labrecha entre lo natural y lo social (Miglianelli. 2005). Por otra parte cabe recordar que, en los planteamientosde los clásicos, existe un elemento que debemos dedestacar sobre la globalización. Al decir de MartínezPeinado: “La mundialización de la ley del valor, eldesarrollo desigual y la crisis económica han reguladoobjetivamente la internacionalización del capital-mercancía, del capital-dinero y del capital-productivo,en sus aspectos invariable y variable respecto a suvalorización. El agua juega un papel importante en esteproceso. Véase la imagen para el caso de América latina.Han diseñado así la distribución mundial de rentas,salarios y beneficios y explican también la polarizaciónde la riqueza y la pobreza, del derroche y el hambre, delconsumo desigual en el mundo. La superestructurasistémica ha tenido que hacer frente a todo eso sincuestionar la estructura sistémica, o negándola en su

mayor: es posible el desarrollo, la Periferia dejará deserlo (Martínez, P., 2002).

  

Imagen 1. Mega proyectos hídricos.

Fuente: http://giandelgado.blogspot.com/2005_11_01_archive.html

  Es importante en este proceso identificar cuáles son losfenómenos más apremiantes para la humanidad. En estesentido, los hechos hablan por sí mismo, a saber: Según la  Organización  Meteorológica  Mundial (OMM), el año1998 fue el vigésimo año consecutivo en  el que latemperatura media del planeta estuvo por encima de suvalor normal; siendo los últimos 14 años  los máscalientes, con  casi un grado centígrado por encima de lamedia de principios  del siglo XX. Esto lo planteo PeterWalker, Director de Política de  Desastres de la Cruz

Roja Internacional, en agosto del año pasado; tal es elcaso que, la frecuencia y severidad de eventos naturalesextremos, como  las lluvias torrenciales, sequías prolongadas y los huracanes, al igual que las enfermedades sensibles al clima, como el paludismo, eldengue y la encefalitis, se están  incrementando en todo  el mundo (Armand, 1998). Entre otros fenómenos quehabremos de enfrentar son los desperdicios de las placasde circuitos o residuos electrónicos, ver la imagen 2. 

 Imagen.2. Palcas de circuito.

  Fuente: “Placas de circuito, Nueva Orleáns 2005” porChris Jordan.

http://www.nodo50.org/worldwatch/ww/pdf/basura26.pdf

A manera de conclusión Considero que, el problema ambiental deviene de suscausas más inmediatas en tres direcciones: a) Con base en la racionalidad del capitalismo, invertiren la transformación de la naturaleza, se justifica porla sencilla razón de cubrir un consumo que demanda lasociedad. Aquí a la sociedad en su conjunto, tiene susimprecisiones. Por supuesto que nos existe la totalidadcomo un argumento homogéneo; sin embargo, la sociedadestá dividida en clases, por lo que existe unadesigualdad que pulula en todas direcciones. b) Ahora bien, desde la perspectiva de la éticaracionalista, es inaceptable el beneficio que hacenalgunos por encima de la vida en el planeta. Sobre todopor un crecimiento económico que beneficia a un sectordeterminado de la sociedad. En tanto, no se cuestiona lasrazones fundamentales de tal relación. Por ejemplo,cuáles son las formas de producir, consumir y distribuiren una sociedad donde las contradicciones se marcan comouna realidad tangible que no se puede ocultar. Allí estánlas respuestas y no desde la concepción del rescate perse de lo ambiental. c) Los problemas ambientales, tienen una instancia parasu abordaje, en cuanto a su explicación objetiva con baseen las relaciones de producción dominantes. En estesentido, la ecología política, es una herramienta que nosaproxima a comprender que, la crisis ambiental, losfenómenos ambientales, las contradicciones surgidas entrela relación y la subordinación de la sociedad por lanaturaleza o, más correctamente, la lógica capitalista

que somete a ambas, devienen justamente en ladescomposición del desarrollo basado en lasobreexplotación de los recursos humanos y naturales. Con base en los planteamientos expuestos, es demás hacerhincapié que, después de más de veinte años delplanteamiento neoliberal, aunado el crecimiento económicoque vanaglorian los epígonos del capitalismo, no existauna reducción en el desempleo masivo, ni mayoresoportunidades para las grandes mayorías de nuestrospaíses. Sin embargo, la pobreza de la regiónlatinoamericana, es un hecho real que no se lograrádisipar bajo las actuales relaciones capitalistas delpresente milenio. En consecuencia, el extraordinarioincremento en la riqueza de algunos es la negación de lapobreza de millones. Aunado, a la productividad, elavance a pasos agigantados de la ciencia y la tecnología,de los medios de comunicación, de la biotecnología y dela sociedad de la información, han demostrado que esascondiciones generales se convierten aún más en lasinstancias del capital para su reproducción. Entre otros problemas fundamentales a rediscutir en estosmomentos son: el recalentamiento del planeta, eldeterioro ambiental, la escasez del agua y suprivatización, el proceso de desertificación, lasdesigualdades sociales, el incremento de la pobreza, laexplotación infantil, el exceso del dióxido de carbono,la contaminación ambiental en el campo y en las ciudades,el aumento en los desechos tóxicos y de los residuossólidos y gaseosos, entre otros fenómenos serios queatañen a todos, debían permanecer en las agendas de losgobiernos que dicen defender a la naturalezaincluyéndonos a nosotros mismos. 

De los fenómenos tangibles, se debe a su existencia porlas formas de su producción y consumo. Gilly, en suplanteamiento nos lo describe de la siguiente manera:Mucho más que un "modelo económico", el neoliberalismo esuna forma de dominación, despojo y apropiación privadadel producto social excedente y del patrimonio social,sustentada en una subordinación de la ciencia al capitalque va más allá de todos los límites antes imaginados(Gilly, 2007).  http://www.ub.edu/geocrit/9porto/roquecar.htm

La ecología política en América Latina: un campo en construcción*

 

 

Enrique Leff

Coordenador da Rede de Formação Ambiental para a América Latina e Caribe PNUMA/México.

 

 

RESUMEN

El artículo trata de la fundación de la ecología política como campo teórico-practico. A partir del análisis de la desnaturalización de la naturaleza, el estudio plantea el papel de la política cultural, con sus necesarias características de política de la diferencia. Enseguida trata de la cadena conciencia de clase, conciencia ecológica, conciencia de especie, elementos esenciales de la ecología política. El eje de la epistemología política sirve de fundamento al análisis del tema ética y emancipación, que sirve de reflexión conclusiva.

Palavras-llave: ecologia política, América Latina.

ABSTRACT

The article faces the foundation of political ecology as a theoretical-practical field. Starting with the analysis of the denaturalization of nature,it focuses the role of the culture policy, as a policy of difference. After this, it treats the chain class consciousness, ecological consciousness, species consciousness, as necessary elements of political ecology. The axis ofpolitical epistemology serves as a reference to the analysis of ethics and emancipation, a subject taken as a conclusive consideration.

Key-words: political ecology, Latin America.

RESUMO

O artigo aborda a fundação da ecologia política como campo teórico-prático. A partir da análise da desnaturalização da natureza, o estudo enfoca o papel da política cultural, com suas necessárias características de política da diferença. Em seguida, trata da cadeia consciência de classe, consciência ecológica, consciência de espécie, elementos essenciais da ecologia política. O eixo da epistemologia política fundamenta a análise do tema ética e emancipação, que serve de reflexão conclusiva.

Palavras-chave: ecologia política, América Latina.

 

 

Emergencia de la ecología política

La ecología política se encuentra en el momento fundacional de un campo teórico-práctico. Es la construcción de un nuevo territorio del pensamiento crítico y de la acción política. Situar este campo en la geografía del saber no es tan sólo delimitar su espacio, fijar sus fronteras y colocar membranas permeables con disciplinas adyacentes. Más bien implica desbrozar el terreno, dislocar las rocas conceptuales y movilizar el arado discursivo que conforman su suelo original para construir las bases seminales que den identidad y soporte a este nuevo territorio; para pensarlo en su emergencia y en su

trascendencia en la configuración de la complejidad ambiental de nuestro tiempo y en la construcción de un futuro sustentable.

La ecología política en germen abre una pregunta sobre la mutación más reciente de la condición existencial del hombre. Partiendo de una crítica radical de los fundamentos ontológicos y metafísicos de la epistemología moderna, más allá de una política fundada en la diversidad biológica, en el orden ecológica y en la organización simbólica que dan su identidad a cada cultura, la ecología política viene a interrogar la condición del ser en el vacío de sentido y la falta de referentes generada por el dominio de lo virtual sobre lo real y lo simbólico, de un mundo donde parafraseando a Marshal Berman, todo lo sólido se desvanece en el aire. A la ecología política le conciernen no sólo los conflictos de distribución ecológica, sino el explorar con nueva luz las relaciones de poder que se entretejen entre los mundos de vida de las personas y el mundo globalizado.

Pues si la mirada del mundo desde la hermenéutica y el constructivismo ha superado la visión determinista de la historia y el objetivismo de lo real, siel mundo está abierto al azar y a la incertidumbre, al caos y al descontrol, al diseño y a la simulación, tenemos que preguntarnos, ¿que grado de autonomíatiene la hiperrealidad del mundo sobre-economizado, hiper-tecnologizado y súper-objetivado sobre el ser? ¿en qué sentido se orienta el deseo, la utopía,el proyecto, en la reconfiguración del mundo guiado por intereses individuales, imaginarios sociales y proyectos colectivos? ¿Qué relaciones y estrategias de poder emergen en este nuevo mundo en el que el aleteo de las mariposas puede llegar a conmover, derribar y reconstruir las armaduras de hierro de la civilización moderna y las rígidas estructuras del poder y del conocimiento? ¿Qué significado adquiere la libertad, la identidad, la existencia, la política?

La ecología política construye su campo de estudio y de acción en el encuentroy a contracorriente de diversas disciplinas, pensamientos, éticas, comportamientos y movimientos sociales. Allí colindan, confluyen y se confunden las ramificaciones ambientales y ecológicas de nuevas disciplinas: la economía ecológica, el derecho ambiental, la sociología política, la antropología de las relaciones cultura-naturaleza, la ética política. Podemos afirmar sin embargo que no estamos ante un nuevo paradigma de conocimiento o un nuevo paradigma social. Apenas comenzamos a indagar sobre el lugar que le corresponde a un conjunto de exploraciones que no encuentran acomodo dentro delas disciplinas académicas tradicionales. La ecología política es un campo queaún no adquiere nombre propio; por ello se le designa con préstamos metafóricos de conceptos y términos provenientes de otras disciplinas para ir nombrando los conflictos derivados de la distribución desigual y las estrategias de apropiación de los recursos ecológicos, los bienes naturales y los servicios ambientales. Las metáforas de la ecología política se hacen solidarias del límite del sentido de la globalización regida por el valor

universal del mercado para catapultear al mundo hacia una reconstrucción de las relaciones de lo real y lo simbólico; de la producción y el saber.

La ecología política emerge en el hinterland de la economía ecológica para analizar los procesos de significación, valorización y apropiación de la naturaleza que no se resuelven ni por la vía de la valoración económica de la naturaleza ni por la asignación de normas ecológicas a la economía; estos conflictos socio-ambientales se plantean en términos de controversias derivadas de formas diversas y muchas veces antagónicas de significación de lanaturaleza, donde los valores políticos y culturales desbordan el campo de la economía política, incluso de una economía política de los recursos naturales y servicios ambientales. De allí surge esa extraña politización de "la ecología".

En la ecología política han anidado así términos que derivan de campos contiguos la economía ecológica , como el de distribución ecológica, definido como una categoría para comprender las externalidades ambientales y los movimientos sociales que emergen de "conflictos distributivos"; es decir, paradar cuenta de la carga desigual de los costos ecológicos y sus efectos en las variedades del ambientalismo emergente, incluyendo movimientos de resistencia al neoliberalismo, de compensación por daños ecológicos y de justicia ambiental. La distribución ecológica designa "las asimetrías o desigualdades sociales, espaciales, temporales en el uso que hacen los humanos de los recursos y servicios ambientales, comercializados o no, es decir, la disminución de los recursos naturales (incluyendo la pérdida de biodiversidad)y las cargas de la contaminación" (Martínez-Alier, 1997).

La distribución ecológica comprende pues los procesos extraeconómicos (ecológicos y políticos) que vinculan a la economía ecológica con la ecología política, en analogía con el concepto de distribución en economía, que desplaza a la racionalidad económica al campo de la economía política. El conflicto distributivo introduce a la economía política del ambiente las condiciones ecológicas de supervivencia y producción sustentable, así como el conflicto social que emerge de las formas dominantes de apropiación de la naturaleza y la contaminación ambiental. Sin embargo, la distribución ecológica apunta hacia procesos de valoración que rebasan a la racionalidad económica en sus intentos de asignar precios de mercado y costos crematísticosal ambiente, movilizando a actores sociales por intereses materiales y simbólicos (de supervivencia, identidad, autonomía y calidad de vida), más allá de las demandas estrictamente económicas de propiedad de los medios de producción, de empleo, de distribución del ingreso y de desarrollo.

La distribución ecológica se refiere a la repartición desigual de los costos ypotenciales ecológicos, de esas "externalidades económicas" que son inconmensurables con los valores del mercado, pero que se asumen como nuevos costos a ser internalizados por la vía de instrumentos económicos, de normas

ecológicas o de los movimientos sociales que surgen y se multiplican en respuesta al deterioro del ambiente y la reapropiación de la naturaleza.

En este contexto se ha venido configurando un discurso reivindicativo en tornoa la idea de la deuda ecológica, como un imaginario y un concepto estratégico movilizador de una conciencia de resistencia a la globalización del mercado y sus instrumentos de coerción financiera, cuestionando la legitimidad de la deuda económica de los países pobres, buena parte de ellos de América Latina. La deuda ecológica pone al descubierto la parte más grande y hasta ahora sumergida del iceberg del intercambio desigual entre países ricos y pobres, es decir, la destrucción de la base de recursos naturales de los países llamados subdesarrollados, cuyo estado de pobreza no es consustancial a una esencia cultural o a su limitación de recursos, sino que resulta de su inserción en una racionalidad económica global que ha sobre-explotado a su naturaleza, degradado a su ambiente y empobrecido a sus pueblos. Sin embargo, esta deuda ecológica resulta inconmensurable, pues no hay tasas de descuento que logren actualizarla ni instrumento que logre medirla. Se trata de un despojo histórico, del pillaje de la naturaleza y subyugación de sus culturas que se enmascara en un mal supuesto efecto de la dotación y uso eficaz y eficiente desus factores productivos.

Hoy, este pillaje del tercer mundo se proyecta al futuro, a través de los mecanismos de apropiación de la naturaleza por la vía de la etno-bio-prospección y los derechos de propiedad intelectual del "Norte" sobre los derechos de propiedad de las naciones y pueblos del "Sur". La biodiversidad representa su patrimonio de recursos naturales y culturales, con los que han co-evolucionado en la historia, el hábitat en donde se arraigan los significados culturales de su existencia. Estos son intraducibles en valores económicos. Es aquí donde se establece el umbral entre lo que es negociable e intercambiable entre deuda y naturaleza, y lo que impide dirimir el conflicto de distribución ecológica en términos de compensaciones económicas.

El campo de la ecología política se abre en un horizonte que desborda el territorio de la economía ecológica. La ecología política se localiza en los linderos del ambiente que puede ser recodificado e internalizado en el espacioparadigmático de la economía, de la valorización de los recursos naturales y los servicios ambientales. La ecología política se establece en ese espacio que es el del conflicto por la reapropiación de la naturaleza y de la cultura,allí donde la naturaleza y la cultura resisten a la homologación de valores y procesos (simbólicos, ecológicos, epistemológicos, políticos) inconmensurablesy a ser absorbidos en términos de valores de mercado. Allí es donde la diversidad cultural adquiere derecho de ciudadanía como una política de la diferencia, de una diferencia radical, en cuanto que lo que está allí en juego es más y otra cosa que la distribución equitativa del acceso y los beneficios económicos derivados de la puesta en valor de la naturaleza.

 

Desnaturalización de la naturaleza

En el curso de la historia, la naturaleza se fue construyendo como un orden ontológico y una categoría omnicomprensiva de todo lo real. Lo natural se convirtió en un argumento fundamental para legitimar el orden existente, tangible y objetivo. Lo natural era lo que tenía "derecho de ser". En la modernidad, la naturaleza se convirtió en objeto de dominio de las ciencias y de la producción, al tiempo que fue externalizada del sistema económico; se desconoció así el orden complejo y la organización ecosistémica de la naturaleza, en tanto que se fue convirtiendo en objeto de conocimiento y en materia prima del proceso productivo. La naturaleza fuedesnaturalizada para convertirla en recurso e insertarla en el flujo unidimensional del valor y la productividad económica. Esta naturalidad del orden de las cosas y del mundo la naturalidad de la ontología y la epistemología de la naturaleza fue construyendo una racionalidad contra natura, basada en leyes naturales inexpugnables, ineluctables, inconmovibles.

No es sino hasta los años sesenta y setenta en adelante que la naturaleza se convierte en referente político, no sólo de una política de Estado para la conservación de las bases naturales de sustentabilidad del planeta, sino como objeto de disputa y apropiación social, al tiempo que emergen por fuera de la ciencia diversas corrientes interpretativas, en las que la naturaleza deja de ser un objeto a ser dominado y desmembrado para convertirse en un cuerpo a serseducido, resignificado, reapropiado. De allí todas las diversas ecosofías, desde la ecología profunda (Naess), el ecosocialismo (O' Connor) y el ecoanarquismo (Bookchin), que nutren a la ecología política. En estas perspectivas, la ecología viene a jugar un papel preponderante en el pensamiento reordenador del mundo. La ecología se convierte en el paradigma que, basado en la comprensión de lo real y del conocimiento como un sistema deinterrelaciones, orienta el pensamiento y la acción en una vía reconstructiva.De esta manera se establece el campo de una ecología generalizada (Morin) donde se configura toda una serie de teorías y metodologías que iluminan y asechan el campo de la ecología política, desde las teorías de sistemas y los métodos interdisciplinarios, hasta el pensamiento de la complejidad (Floriani,2003).

Se propuso así un cambio de paradigma epistemológico y societario, del paradigma mecanicista al paradigma ecológico, que si bien contraponía al fraccionamiento de las ciencias la visión holística de un mundo entendido comoun sistema de interrelaciones, interdependencias y retroalimentaciones, abriendo el conocimiento hacia la novedad y la emergencia, al caos y a la incertidumbre, la conciencia y la creatividad, no renunció a su pulsión totalizadora y objetivante del mundo. Se generó así un nuevo centralismo teórico, que si empezaba a enfrentar el logocentrismo de las ciencias, no ha penetrado el cerco de poder del pensamiento unidimensional asentado en la ley unitaria y globalizante del mercado. La ecología se fue haciendo política y lapolítica se fue ecologizando, pero a fuerza de abrir la totalidad sistémica

fuera de la naturaleza, hacia el orden simbólico y cultural, hacia el terreno de la ética y de la justicia (Borrero, 2002).

Las corrientes dominantes de pensamiento que alimentan la acción ecologista, van complejizando a la naturaleza, pero no logran salir de la visión naturalista que, desde la biosociología hasta los enfoques sistémicos y la ecología generalizada, no han logrado romper el cerco de naturalización del mundo en el que la ley natural objetiva vela las estrategias de poder que han atravesado en la historia las relaciones sociedad-naturaleza.

La ecología política es por ello el terreno de una lucha por la desnaturalización de la naturaleza: de las condiciones "naturales" de existencia, de los desastres "naturales", de la ecologización de las relaciones sociales. No se trata tan sólo de adoptar una perspectiva constructivista de la naturaleza, sino política, donde las relaciones entre seres humanos entre ellos y con la naturaleza se construyen a través de relaciones de poder (en el saber, en la producción, en la apropiación de la naturaleza) y los procesos de "normalización" de las ideas, discursos, comportamientos y políticas.

Más allá de los enfoques ecologistas que siguen dominando el pensamiento ambiental, nuevas corrientes constructivistas y fenomenológicas están contribuyendo a la desconstrucción del concepto de naturaleza, resaltando el hecho de que la naturaleza es siempre una naturaleza marcada, significada, geo-grafiada. Dan cuenta de ello los recientes estudios de la nueva antropología ecológica (Descola y Pálsson, 2001) y de la geografía ambiental (Gonçalves, 2001), que muestran que la naturaleza es producto no de una evolución biológica, sino de una coevolución de la naturaleza y las culturas que la han habitado. Son estas "naturalezas orgánicas" (Escobar), las que han entrado en competencia y conflicto con la naturaleza capitalizada y tecnologizada por una cultura globalizada que hoy en día impone su imperio hegemónico y homogeneizante bajo el dominio de la tecnología y el signo unitario del mercado.

La ecología política se establece en el encuentro, confrontación e hibridaciónde estas racionalidades desemejantes y heterogéneas de relación y apropiación de la naturaleza. Más allá de pensar estas racionalidades como opuestos dialécticos, la ecología política es el campo en el cual se están construyendoen una historia ambiental cuyos orígenes se remontan a una historia de resistencias anticolonialistas y antiimperialistas nuevas identidades culturales en torno a la defensa de las naturalezas culturalmente significadasy a estrategias novedosas de "aprovechamiento sustentable de los recursos", delos cuales basta citar la invención de la identidad del seringueiro y de sus reservas extractivistas en la amazonía brasileña, y más recientemente el proceso de las comunidades negras del Pacífico de Colombia. Estas identidades se han configurado a través luchas de resistencia, afirmación y reconstruccióndel ser cultural frente a las estrategias de apropiación y transformación de

la naturaleza que promueve e impone la globalización económica. Porto Gonçalves ha caracterizado a estos procesos culturales como movimientos de re-existencia.

 

Política cultural / Política de la diferencia

La diferencia es siempre una diferencia radical; está fundada en una raíz cuyoproceso y destino es diversificarse, ramificarse, redificarse. El pensamiento de la diferencia es el proyecto de desconstrucción del pensamiento unitario, aquel que busca acomodar la diversidad a la universalidad y someter lo heterogéneo a la medida de un equivalente universal, cerrar el círculo de las ciencias en una unidad del conocimiento, reducir las variedades ontológicas a sus homologías estructurales y encasillar las ideas dentro de un pensamiento único. La ecología política enraíza el trabajo teórico de desconstrucción del logos en el campo político, donde no basta reconocer la existencia de la diversidad cultural, de los saberes tradicionales, de los derechos indígenas, para luego intentar resolver el conflicto que emana de sus diferentes formas de valorización de la naturaleza por la vía del mercado y sus compensaciones de costos.

Hablamos de ecología política, pero habremos de comprender que la ecología no es política en sí. Las relaciones entre seres vivos y naturaleza, las cadenas tróficas, las territorialidades de las especies, incluso las relaciones de depredación y dominación, no son políticas en ningún sentido. Si la política es llevada al territorio de la ecología es como respuesta al hecho de que la organización ecosistémica de la naturaleza ha sido negada y externalizada del campo de la economía y de las ciencias sociales. Las relaciones de poder emergen y se configuran en el orden simbólico y del deseo del ser humano, en su diferencia radical con los otros seres vivos que son objeto de la ecología.

Desde esta perspectiva, al referirse a las "ecologías de la diferencia", Escobar pone el acento en la noción de "distribución cultural", como los conflictos que emergen de diferentes significados culturales, pues "el poder habita a los significados y los significados son la fuente del poder" (Escobar, 2000, p. 9). Pero si bien el poder se moviliza por medio de estrategias discursivas, la "distribución cultural" no surge del hecho de que los significados sean directamente fuentes de poder, sino de las estrategias discursivas que generan los movimientos por la reivindicación de sus valores culturales, es decir, en los procesos de legitimación de los significados culturales como derechos humanos. Pues es por la vía de los derechos (humanos)que los valores culturales entran en el juego y el campo del poder establecidopor los "derechos del mercado".

Pero en realidad la noción de distribución cultural puede llegar a ser tan falaz como la de distribución ecológica cuando se le somete a un proceso de

homologación y homogeneización. La inconmensurabilidad no sólo se da en la diferencia entre economía, ecología y cultura, sino dentro del propio orden cultural, donde no existen equivalencias entre significaciones diferenciadas. La distribución siempre apela a una materia homogénea: el ingreso, la riqueza,la naturaleza, la cultura, el poder. Pero el ser que funda los derechos es esencialmente heterogéneo, en el sentido de que implica pasar del concepto genérico del ser y del ser ahí heideggeriano, aún herederos de una ontología existencialista esencialista y universal, a pensar la política de la diferencia comoderechos del ser cultural, específico y localizado.

La ecología política en América Latina está operando así un proceso similar alque Marx realizó con el idealismo hegeliano, al "poner sobre sus pies" a la filosofía de la posmodernidad (Heidegger, Derrida), al volver al Ser y a la diferencia en la sustancia de una ecología política. La esencial diversidad del orden simbólico y cultural se convierte en la materia de la política de la diferencia.

Pero la diferencia de valores y visiones culturales no se convierte por derecho propio en fuerza política. La legitimación de esa diferencia que le davalor y poder, proviene de una suerte de efectos de saturación de la homogeneización forzada de la vida inducida por el pensamiento metafísico y laracionalidad modernizante. Es de la resistencia del ser al dominio de la homogeneidad hegemónica, de la cosificación objetivante, de la igualdad inequitativa, que surge la diferencia por el encuentro con la otredad, en la confrontación de la racionalidad dominante con lo que le es externo y con aquello que excluye, rompiendo con la identidad de la igualdad y la unidad de lo universal. De esa tensión se establece el campo de poder de la ecología política, de la demarcación del pensamiento único y la razón unidimensional, para valorar la diferencia del ser y convertirlo en un campo de fuerzas políticas.

Hoy es posible afirmar que "las luchas por la diferencia cultural, las identidades étnicas y las autonomías locales sobre el territorio y los recursos están contribuyendo a definir la agenda de los conflictos ambientalesmás allá del campo económico y ecológico", reivindicando las "formas étnicas de alteridad comprometidas con la justicia social y la igualdad en la diferencia" (Escobar, 2000, p. 6, 13). Esta reivindicación no reclama una esencia étnica ni derechos fincados en el principio jurídico y metafísico del individuo, sino en el derecho del ser, que incluye tanto los valores intrínsecos de la naturaleza como los derechos humanos diferenciados culturalmente, incluyendo el derecho a disentir de los sentidos preestablecidos y legitimados por poderes hegemónicos.

La política de la diferencia no sólo implica diferenciar criterios, opiniones y posiciones. También hay que entenderla en el sentido que asigna Derrida (1989) a la diferancia, que no sólo establece la diferencia en el aquí y el ahora, sino que la abre al tiempo, al devenir, al advenimiento de lo impensado

y lo inexistente. En este sentido, frente al cierre de la historia en torno alcerco del pensamiento único y del mercado globalizado, la política de la diferencia abre la historia hacia la utopía de la construcción de sociedades sustentables diferenciadas. El derecho a diferir en el tiempo abre el sentido del ser que construye en el tiempo aquello que es potencialmente posible desdelo real y del deseo, "lo que aún no es" (Levinas, 1977).

La ecología política reconoce en el ambientalismo luchas de poder por la distribución de bienes materiales (valores de uso), pero sobre todo de valores-significaciones asignadas a los bienes, necesidades, ideales, deseos yformas de existencia que definen los procesos de adaptación / transformación de los grupos culturales a la naturaleza. No se trata pues de un problema de inconmensurabilidad de bienes-objeto, sino de identidades-valoraciones diferenciadas por formas culturales de significación, tanto de la naturaleza como de la existencia misma. Esto está llevando a imaginar y construir estrategias de poder capaces de vincular y fortalecer un frente común de luchas políticas diferenciadas en la vía de la construcción de un mundo diverso guiado por una racionalidad ambiental (hibridación de diversas racionalidades) y una política de la diferencia. De ese otro mundo posible porel que claman las voces del Foro Social Mundial; de otro mundo donde quepan muchos mundos (Sub-comandante Marcos).

Las reivindicaciones por la igualdad en el contexto de los derechos humanos genéricos del hombre, y sus aplicaciones jurídicas a través de los derechos individuales, son incapaces de asumir este principio político de la diferenciaque reclama un lugar propio dentro de una cultura de la diversidad, pues como afirma Escobar,

Ya no es el caso de que uno pueda contestar la desposesión y argumentar a favor de la igualdad desde la perspectiva de la inclusión dentro de la culturay la economía dominantes. De hecho, lo opuesto está sucediendo: la posición dela diferencia y la autonomía está llegando a ser tan válida, o más, en esta contestación. El apelar a las sensibilidades morales de los poderosos ha dejado de ser efectiva […] Es el momento de ensayar […] las estrategias de poder de las culturas conectadas en redes y glocalidades, de manera que puedannegociarse concepciones contrastantes de lo bueno y el valor de diferentes formas de vida y para reafirmar el predicamento pendiente de la diferencia-en-la-igualdad. (Escobar, 2000, p. 21).

 

Conciencia de clase, conciencia ecológica, conciencia de especie

La política de la diferencia se sitúa en otro plano que el de una ecología política subsumida en el pensamiento ecológico. Pues la significancia de la naturaleza que mueve a los actores sociales en el campo de la ecología política no podría proceder ni fundarse en una conciencia genérica de la

especie humana. La "conciencia ecológica" que emana de la narrativa ecologistacomo una noosfera que emerge desde la organización biológica del cuerpo socialhumano esa formación discursiva desde la cual la gente habla del amor a la naturaleza, se conmueve por el cuidado del ambiente y promueve el desarrollo sostenible no es consistente con bases teóricas ni con visiones y proyectos compartidos por la humanidad en su conjunto. Por ello los "tomadores de decisiones" pueden anteponer la conciencia económica a la de la supervivencia humana y del planeta, y negar las evidencias científicas sobre el cambio climático; por ello los principios del desarrollo sostenible (las responsabilidades comunes pero diferenciadas, el consentimiento previo e informado, el pensar globalmente y actuar localmente, o el principio de quien contamina paga) se han convertido en slogans con un limitado efecto en la construcción de una nueva racionalidad ambiental. El movimiento ambientalista es un campo disperso de grupos sociales que antes de solidarizarse por un objetivo común, muchas veces se confrontan, se diferencian y se dispersan tanto por el fraccionamiento de sus reivindicaciones como por la comprensión yuso de conceptos que definen sus estrategias políticas.

Para que hubiera una conciencia de especie sería necesario que la humanidad ensu conjunto compartiera la vivencia de una catástrofe común o de un destino compartido por todo el género humano en términos equivalentes, como aquella que llevó el silogismo aristotélico sobre la mortalidad del hombre a una conciencia de sí de la humanidad cuando la generalización de la peste convirtió el simbolismo del silogismo en experiencia vivida, transformando la máxima del enunciado en producción de sentido de un imaginario colectivo (o laque fundó la cultura humana en la prohibición del incesto y de la cual el simbolismo del complejo de Edipo vino solamente a convertir en sentido trágicoy manifestación literaria una "ley cultural" vivida, que no fue instaurada ni por Sófocles ni por Freud). Pues como ha afirmado Lacan (1974/75), del enunciado de Aristóteles "todos los hombres son mortales" no se desprende el sentido que sólo anidó en la conciencia una vez que la peste se propagó por Tebas, convirtiéndola en algo "imaginable" y no sólo una pura forma simbólica,una vez que toda la sociedad se sintió concernida por la amenaza de una muertereal.

En la sociedad del riesgo y la inseguridad en que vivimos podemos afirmar que el imaginario del terror está más concentrado en la realidad de la guerra y laviolencia generalizada que en el peligro inminente de un colapso ecológico. Pareciera que el holocausto y los genocidios a lo largo de la historia humana no hubieran sido capaces de anteponer una ética de la vida a los intereses delpoder; menos aún una conciencia que responda efectivamente al riesgo ecológicoo con un imaginario colectivo que reconduzca sus acciones hacia la construcción de sociedades sustentables. La crisis ambiental que se cierne sobre el mundo aún se percibe como una premonición catastrofista de una naturaleza que se presume cada vez más controlada, más que como un riesgo ecológico real para toda la humanidad. La amenaza que se ha establecido en el imaginario colectivo y que mantiene pasmado al mundo actual es la del

terrorismo que se manifiesta en un miedo generalizado a la guerra desenfrenada, al holocausto humano, al derrumbe de reglas básicas de convivencia y de una ética de y para la vida, más que como la conciencia de larevancha de una naturaleza sometida y sobreexplotada.

Ciertamente prácticamente todo el mundo tiene hoy conciencia de problemas ecológicos que afectan su calidad de vida; pero estos se encuentran fragmentados y segmentados según su especificidad local. Estos generan una variedad de ambientalismos (Guha y Martínez Alier, 1997), pero no todas las formas y grados de conciencia generan movimientos sociales. Más bien prevalecelo contrario, y los problemas más generales, como el calentamiento global, sonpercibidos desde visiones y concepciones muy diferentes, desde quienes ven allí la fatalidad de catástrofes naturales hasta quienes lo entienden como la manifestación de la ley límite de la entropía y el efecto de la racionalidad económica. El ambientalismo es pues un kaleidoscopio de teorías, ideologías, estrategias y acciones no unificadas por una conciencia de especie, salvo por el hecho de que el discurso ecológico ha empezado a penetrar todas las lenguasy todos los lenguajes, todos los idearios y todos los imaginarios.

La ley límite de la entropía que sustentaría desde la ciencia tales previsiones y los desastres "naturales" que se han desencadenado y proliferadoen los últimos años parecen aún disolver su evidencia en los cálculos de probabilidades, en la incertidumbre vaga de los acontecimientos, en el corto horizonte de las evaluaciones y la multiplicidad de criterios en los que se elaboran sus indicadores. Lo que prevalece es una dispersión de visiones y previsiones sobre la existencia humana y su relación con la naturaleza, en la que se borran las fronteras de las conciencias de clase, pero no por ello las diferencias de conciencias alimentadas por intereses y valores diferenciados, en los que el principio de diversidad cultural está abriendo un nuevo mosaico de posicionamientos que impide la visión unitaria para salvar al planeta, a labiodiversidad y a la especie humana. Cada visión se está convirtiendo en nuevos derechos que están resquebrajando el marco jurídico prevaleciente, construido en torno al principio de la individualidad y del derecho privado, de la misma forma que esos pilares de la racionalidad económica se colapsan frente a lo real de la naturaleza y los sentidos de la cultura.

Esta recomposición del mundo por la vía de la diferenciación del ser y del sentido rompe el esquema imaginario de la interdisciplinariedad, e incluso de un "diálogo de saberes" entendido como la concertación de intereses diferenciados a través de una racionalidad comunicativa (Habermas). La conciencia de la crisis ambiental se funda en la relación del ser con el límite, en el enfrentamiento del todo objetivado del ente con la nada que alimenta el advenimiento del ser, en la interconexión de lo real, lo imaginario y lo simbólico que oblitera al sujeto, que abre el agujero de dondeemerge la existencia humana, el ser y su relación con el saber. El sujeto de la ecología política no es el hombre construido por la antropología ni el ser-ahí genérico de la fenomenología, sino el ser propio que ocupa un lugar en el

mundo, que construye su mundo de vida como "producción de existencia" (Lacan, 1974/75): la nada, la falta en ser y la pulsión de vida que van impulsando y anudando el posible saber en la producción de la existencia, forjando esa relación del ser y el saber, del ser con lo sido y lo que aún no es, de una utopía que está más allá de toda trascendencia prescrita en una evolución ecológica, sea esta orgánica o de una dialéctica ecologizada de la naturaleza (Bookchin, 1990).

La conciencia ecológica se inscribe así en una política de la diferencia referida a los derechos del ser y a la invención de nuevas identidades atravesadas y constituidas en y por relaciones de poder.

 

Ecología política / Epistemología política

La ecología política es la política de la reapropiación de la naturaleza. Perocomo toda política, no es meramente una estrategia práctica; su práctica no sólo está mediada por procesos discursivos y por aplicaciones del conocimiento, sino que es esencialmente una lucha que se da en la producción yapropiación de los conceptos. No sólo porque el ambientalismo crítico combate las ideologías que fundan la racionalidad de la modernidad insustentable (Leis, 2001), sino porque la eficacia de una estrategia de reconstrucción social implica la desconstrucción de los conceptos teóricos e ideológicos que han soportado y legitimado las acciones y procesos generadores de los conflictos ambientales. La orientación de las acciones hacia la construcción de sociedades sustentables se da en un campo de luchas teóricas y de politización de conceptos. Así, los conceptos de biodiversidad, territorio, autonomía, autogestión, están reconfigurando sus significados en el campo conflictivo de las estrategias de reapropiación de la naturaleza.

La política de la diferencia se abre a una proliferación de sentidos existenciales y civilizatorios que son la materia de una epistemología política quedesborda al proyecto interdisciplinario en su voluntad de integración y complementariedad de conocimientos (las teorías de sistemas), reconociendo lasestrategias de poder que se juegan en el campo del saber y reconduciendo el conflicto ambiental hacia un encuentro y diálogo de saberes. Ello implica una radical revisión del conocimiento, de la relación entre lo real, lo simbólico y lo imaginario, donde la solución no se orienta a copiar a la naturaleza, a subsumirse profundamente en la ecología, o a generalizar la ecología como modelo de pensamiento y comportamiento, sino a situarse políticamente en lo imaginario de las representaciones de la naturaleza para desentrañar sus estrategias de poder (del discurso del desarrollo sostenible). Se trata no sólo de una hermenéutica de los diferentes sentidos asignados a la naturaleza,sino de saber que toda naturaleza es captada desde un lenguaje, desde relaciones simbólicas que entrañan visiones, sentimientos, razones, sentidos e

intereses que se debaten en la arena política. Porque el poder que habita al cuerpo humano está hecho de lenguaje.

Es dentro de esta epistemología política que los conceptos de territorio-región funcionan como lugares-soporte para la reconstrucción de identidades enraizadas en prácticas culturales y racionalidades productivas sustentables, como hoy lo construyen las comunidades negras del Pacífico colombiano. En esteescenario,

El territorio es visto como un espacio multidimensional fundamental para la creación y recreación de las prácticas ecológicas, económicas y culturales de las comunidades [...] Puede decirse que en esta articulación entre identidad cultural y apropiación de un territorio subyace la ecología política del movimiento social de comunidades negras. La demarcación de territorios colectivos ha llevado a los activistas a desarrollar una concepción del territorio que enfatiza articulaciones entre los patrones de asentamiento, losusos del espacio y las prácticas de usos-significados de los recursos. (Escobar, 1999, p. 260)

Una ecología política bien situada se sustenta en una teoría correcta de las relaciones sociedad-naturaleza, o en la desconstrucción de la noción ideológico-científica-discursiva de la naturaleza, capaz de articular la sustancia ontológica de lo real del orden biofísico, con el orden simbólico que la significa, que la convierte en referente de una cosmovisión, de una teoría, de un discurso sobre el desarrollo sustentable. La ecología política remite directamente al debate sobre monismo/dualismo en el que hoy se desgarrala teoría de la reconstrucción / reintegración de lo natural y lo social, de la ecología y la cultura, de lo material y lo simbólico. Es allí donde se ha desbarrancado el pensamiento ambiental, bloqueado por efecto del maniqueísmo teórico y la dicotomía extrema entre el naturalismo de las ciencias físico-biológico-matemáticas y el antropomorfismo de las ciencias de la cultura; unasllevadas al polo positivo del positivismo lógico y empirista; el otro al relativismo del constructivismo y de la hermenéutica. En el naufragio del pensamiento ante su polarización extrema, pensadores y científicos se han agarrado de la tabla de salvación que les ha ofrecido la ecología como cienciapor excelencia e las interrelaciones de los seres vivos con sus entorno, llevando a una ecología generalizada que no logra desprenderse e esa voluntad de totalización del mundo, ahora guiada por el objetivo de construir un pensamiento de la complejidad (Morin, 1993). Surgen de allí todos los intentospor reconciliar a esos entes no dialogantes (mente-cuerpo; naturaleza-cultura;razón-sentimiento), más allá de una dialéctica de contrarios, unificados por un creacionismo evolucionista, de donde habría de emerger la conciencia ecológica para reconciliar y saldar las deudas de una racionalidad anti-ecológica. Este pensamiento complejo en búsqueda de un paradigma monista fundado en la ecología no ofrece bases sólidas a una ecología política capaz de guiar las acciones hacia una sustentabilidad fundada en una política de la diferencia.

La otra falla del pensamiento epistemológico reciente ha sido querer reunificar la naturaleza y la cultura sobre la base de una perspectiva fenomenológica a partir de la constatación de que las cosmovisiones de las sociedades "tradicionales" no reconocen una distinción entre lo humano, lo natural y lo sobrenatural. Empero estas "matrices de racionalidad" no constituyen "epistemologías" conmensurables, equiparables con la epistemologíade nuestra civilización "occidental". De manera que si bien podemos inspirarnos en las gnoseologías de las sociedades tradicionales para una política de la diferencia basada en el derecho de sus saberes, el campo general de la epistemología que anima y legitima la política de la globalización económico-ecológica debe desconstruirse desde el cuerpo mismo desus fundamentos.

La posmodernidad está marcada por el fin de los universalismos y los esencialismos; por la emergencia de entes híbridos hechos de organismo, símbolos y tecnología (Haraway); por la imbricación de lo tradicional y lo moderno. Pero es necesario diferenciar este reenlazamiento de lo natural, lo cultural y lo tecnológico del mundo actual de la complejidad, del mundo de vida de los primitivos que desconocen la separación entre cuerpo y alma, vida y muerte, naturaleza y cultura. Esta continuidad y fluidez del mundo primitivose da en un registro diferente a la relación entre lo real, lo simbólico y lo imaginario en la cultura moderna.

El problema a resolver por la ecología política no es sólo el dejar atrás el esencialismo de la ontología occidental, sino el principio de universalidad dela ciencia moderna. Pues la ciencia ha generado, junto con sus universales a priori, al hombre genérico que se convirtió en el principio de discriminación de los hombres diferentes. De esta manera, los derechos humanos norman y unifican al tiempo que segregan y discriminan. Por ello, la ecología política debe salir a la desconstrucción de todos los conceptos universales y genéricos: el hombre, la naturaleza, la cultura, etc., pero no para pluralizarlos como "hombres", "naturalezas" y "culturas" (con sus propias "ontologías" y "epistemologías"), sino para construir los conceptos de su diferencia. Así pues, el ecofeminismo no debe tan sólo diagnosticar los lugares asignados a la mujer en la economía, la política, la familia. Su diferencia sustantiva no radica en el lugar (diferente, subyugado) que le asigna la cultura jerárquica falocéntrica, sino en decir su diferencia con un lenguaje propio, que no es sólo el agregado de sensibilidad a la supuesta racionalidad inconmovible del machismo. La ecología política habrá de edificarse y convivir en una babel de lenguajes diferenciados, que se comunican e interpretan pero que no se traducen en un lenguaje común unificado.

Esta epistemología política trasciende el juego de interrelaciones e interdependencias del pensamiento complejo fundado en una ecología generalizada (Morin) y en un naturalismo dialéctico (Bookchin), ya que está situada más allá de todo naturalismo. Esta emerge desde ese orden que inaugura

la palabra, el orden simbólico y la producción de sentido. En esta perspectiva, la ecología política no emerge del orden ecológico preestablecido, ni de una ciencia que haría valer una conciencia-verdad capaz de vencer los intereses antiecológicos y antidemocráticos, sino en un nuevo espacio donde el destino de la naturaleza se juega en un proceso de creación de sentidos-verdades y en sus respectivas estrategias de poder. Ese reanudamiento entre lo real, lo simbólico y lo imaginario es lo que pone en juego las leyes de la naturaleza (entropía como ley límite de lo real) con lo simbólico de su teoría y con la discursividad del desarrollo sostenible. Esta cuestión epistemológica no se dirime en el campo del conocimiento, sino en el de la política que hace intervenir otros símbolos, otros imaginarios y otros reales, en el sentido de que la naturaleza (la biodiversidad) no son entidadesobjetivas desde el momento en que la naturaleza se construye desde el efecto de poder de los procesos imaginarios y simbólicos que la transforman en geopolítica del desarrollo sostenible.

 

Ética y emancipación

La ecología política busca su identidad teórica y política en un mundo en mutación, en el que las concepciones y conceptos que hasta ahora orientaron lainteligibilidad del mundo y la acción práctica, parecen desvanecerse del campodel lenguaje significativo. Sin embargo, el pensamiento dominante se resiste aabandonar el diccionario de las prácticas discursivas que envuelven a la ecología política (como a todos los viejos y nuevos discursos que acompañan ladesconstrucción del mundo) a pesar de que han perdido todo peso explicativo y resuenan como la nostalgia de un mundo para siempre pasado, para siempre perdido: el del pensamiento dialéctico, el de la universalidad y unidad de lasciencias, el de la esencia de las cosas y la trascendencia de los hechos. Y sin embargo algo nuevo puja por salir y manifestarse en este mundo de incertidumbres, de caos y confusión, de sombras y penumbras, donde a través delos resquicios y resquebrajamientos de la racionalidad monolítica del pensamiento totalitario, se asoman las primeras luces de la complejidad ambiental. Llamemos a ese algo inconformidad, lucidez mínima, necesidad de comprensión y de emancipación. Mientras los juegos de lenguaje son infinitos para seguir imaginando este mundo de ficción y virtualidad, también lo son para avizorar futuros posibles, para construir utopías, para reconducir la vida. Y el pensamiento que ya nunca será único ni servirá como instrumento de poder, busca comprender, enlazar su poder simbólico y sus imaginarios para reconducir lo real. Y si este proceso no deberá sucumbir al poder perverso y anónimo de la hiperrealidad y la simulación guiadas por el poder o por la aleatoriedad de las cosas, un principio básico seguirá sosteniendo la existencia en la razón, y es la de la consistencia del pensamiento, consistencia que nunca será total en un mundo que nunca será totalmente conocido y controlado por el pensamiento. Que nunca más será regido por razones de fuerza mayor.

La crisis ambiental marca el límite del logocentrismo y la voluntad de unidad y universalidad de la ciencia, del pensamiento único y unidimensional, de la racionalidad entre fines y medios, de la productividad económica y la eficiencia tecnológica, del equivalente universal como medida de todas las cosas, que bajo el signo monetario y la lógica del mercado han recodificado almundo y los mundos de vida en términos de valores de mercado intercambiables ytransables. De allí que la emancipación se plantee no sólo como un antiesencialismo, sino como de-sujeción de la sobre-economización del mundo. Lo anterior implica resignificar los principios liberadores de la libertad, laigualdad y la fraternidad como principios de una moral política que terminó siendo cooptada por el liberalismo económico y político por la ecualización y privatización de los derechos individuales, de fraternidades disueltas por el interés y la razón de fuerza mayor , para renombrarlos en la perspectiva de ladesujeción y la emancipación, de la equidad en la diversidad, de la solidaridad entre seres humanos con culturas, visiones e intereses colectivos,pero diferenciados.

La ecología política es una política de la diferencia, de la diversificación de sentidos; más allá de una política para la conservación de la biodiversidadque sería recodificada y revalorizada como un universal ético o por el equivalente universal del mercado, es una transmutación de la lógica unitaria hacia la diversificación de proyectos de sustentabilidad y ecodesarrollo. Estapolítica es una revolución que abre los sentidos civilizatorios, no por ser una revolución de la naturaleza ni del conocimiento científico-tecnológico (biotecnológica), sino por ser una revolución del orden simbólico, lo que implica poner el espíritu desconstruccionista del pensamiento posmoderno al servicio de una política de la diferencia, proponer la "imaginación abolicionista" como principio de libertad y de sustentabilidad:

La agenda abolicionista propone comunidades autogestionarias establecidas de acuerdo al ideal deorganización espontánea: los vínculos personales, las relaciones de trabajo creativo, los grupos de afinidad, los cabildos comunalesy vecinales; fundadas en el respeto y la soberanía de la persona humana, la responsabilidad ambiental y el ejercicio de la democracia directa "cara a cara" para la toma de decisiones en asuntos de interés colectivo. Esta agenda apuntaba a cambiar nuestro rumbo hacia una civilización de la diversidad, una ética de la frugalidad y una cultura de baja entropía, reinventando valores, desatando los nudos del espíritu, sorteando la homogeneidad cultural con la fuerza de un planeta de pueblos, aldeas y ciudades diversos. (Borrero,2002, p. 136)

El discurso de la ecología política no es el discurso lineal que hace referencia a los "hechos", sino aquél de la poesía y la textura conceptual queal tiempo que enlaza la materia, los símbolos y los actos que constituyen su territorio y su autonomía de su campo teórico-político, también llevan en ciernes la desconstrucción de los discursos de los paradigmas y las políticas establecidas, para abrirse hacia el proceso de construcción de una nueva racionalidad a partir de los potenciales de la naturaleza y los sentidos de la

cultura, de la actualización de identidades y la posibilidad de lo que "aún noes".

La ecología política no solamente explora y actúa en el campo del poder que seestablece dentro del conflicto de intereses por la apropiación de la naturaleza; a su vez hace necesario repensar la política desde una nueva visión de las relaciones de la naturaleza, la cultura y la tecnología. Más queactuar en el espacio de una complejidad ambiental emergente, se inscribe en labúsqueda de un nuevo proyecto libertario para abolir toda relación jerárquica y toda forma de dominación. Más allá de estudiar los conflictos ambientales, está constituida por un conjunto de movimientos sociales y prácticas políticasque se manifiestan dentro de un proceso de emancipación. La ecología política se funda en un nuevo pensamiento y en una nueva ética: una ética política pararenovar el sentido de la vida (Leff, 2002; PNUMA 2002).

Así, dentro de la imaginación abolicionista y el pensamiento libertario que inspira a la ecología política, la disolución del poder de una minoría privilegiada para sojuzgar a las mayorías excluidas es tarea prioritaria para la ecología política. La ecología política de América Latina deberá ser un árbol cultivado por nuestras vidas y las de tantos movimientos sociales que secobijan bajo su follaje; un árbol con ramas que enlacen diversas lenguas, una Babel donde nos comprendamos desde nuestras diferencias, donde cada vez que alcemos el brazo para alcanzar sus frutos degustemos el sabor de cada terruño de nuestra geografía, de cada cosecha de nuestra historia y cada producto de nuestra invención. De ser así, tal vez no tardemos mucho en darle nombre propio a su savia, como esos seringueiros que se inventaron como seres en estemundo bajo el nombre de ese árbol del que con su ingenio extrajeron el alimento de sus cuerpos y vida de su cultura.

 

http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0102-69922003000100003&script=sci_arttext